Instrucción 3/2008, de 28 de abril, de la Dirección General de

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Instrucción 3/2008, de 28 de abril, de la Dirección
General de Hacienda, por la que se complementa la
Instrucción 1/2008, de 31 de marzo, de la Dirección
General de Hacienda, por la que se establecen
determinados criterios para la aplicación de la Norma
Foral 6/2006, de 29 de diciembre, del Impuesto sobre la
Renta de las Personas Físicas y sus disposiciones de
desarrollo, en materia de tratamiento fiscal de la
dependencia.
La Norma Foral 6/2006, de 29 de diciembre, del Impuesto sobre la Renta
de las Personas Físicas, regula, en su artículo 84, una deducción por
discapacidad, cuyo importe varía en función de cuál sea el grado de minusvalía y
la necesidad de ayuda de tercera persona que acredite el contribuyente,
determinándose ambos criterios (el grado de minusvalía y los puntos de ayuda de
tercera persona) de conformidad con lo previsto en los Anexos I y II del Real
Decreto 1.971/1999, de 23 de diciembre, respectivamente.
En concreto, en dicho artículo 84 de la Norma Foral 6/2006 se establece el
siguiente cuadro de deducciones:
Grado de minusvalía y necesidad de ayuda de
tercera persona
Igual o superior al 33% e inferior al 65% de
minusvalía
Igual o superior al 65% de minusvalía
Igual o superior al 75% de minusvalía y obtener
entre 15 y 39 puntos de ayuda de tercera persona
Igual o superior al 75% de minusvalía y obtener
40 o más puntos de ayuda de tercera persona
Deducción (euros)
700
1.000
1.200
1.500
Este precepto se encuentra desarrollado en el artículo 67 del Reglamento
del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, aprobado mediante Decreto
Foral 207/2007, de 20 de noviembre, donde, si bien se indica que la condición de
discapacitado puede acreditarse ante la Administración Tributaria por cualquiera
de los medios de prueba admitidos en derecho, se añade que la misma se
considera, en todo caso, acreditada cuando sea certificada por el órgano
competente de la Diputación Foral, por el Instituto de Mayores y Servicios
Sociales o por el órgano correspondiente de la Comunidades Autónomas. Es
decir, cuando alguno de estos organismos certifique el grado de minusvalía y los
puntos de ayuda de tercera persona del contribuyente según lo dispuesto en los
Anexos I y II, respectivamente, del Real Decreto 1.971/1999, de 23 de diciembre.
No obstante todo lo anterior, el pasado 1 de enero de 2007 entró en vigor
la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y
Atención a las Personas en Situación de Dependencia, cuyo objetivo fundamental
es garantizar a los ciudadanos un marco estable de recursos y servicios para
atender las situaciones de dependencia, ampliando y complementando la acción
protectora que hasta ahora venían desarrollando las Administraciones Públicas.
Esta Ley introduce en nuestro ordenamiento el concepto de dependencia,
que se define en su artículo 2 como el estado de carácter permanente en que se
encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la
discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental,
intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas
importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las
personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros proyectos
para su autonomía personal.
Asimismo, esta Ley establece, como no podía ser de otra manera, grados
de dependencia. Concretamente, recoge en su artículo 26 que la situación de
dependencia se clasifica en tres grados, los cuales, a su vez, se subdividen en dos
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niveles en función de la autonomía de las personas y de la intensidad del cuidado
que requieran.
En concreto, en el citado artículo 26 se prevén los siguientes grados:
a)
Grado I. Dependencia moderada: cuando la persona necesita ayuda
para realizar varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día
o tiene necesidades de apoyo intermitente o limitado para su autonomía personal.
b)
Grado II. Dependencia severa: cuando la persona necesita ayuda
para realizar varias actividades básicas de la vida dos o tres veces al día, pero no
requiere el apoyo permanente de un cuidador o tiene necesidades de apoyo
extenso para su autonomía personal.
c)
Grado III. Gran dependencia: cuando la persona necesita ayuda
para realizar varias actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por
su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, necesita el
apoyo indispensable y continuo de otra persona o tiene necesidades de apoyo
generalizado para su autonomía personal.
Estos grados y niveles se determinan mediante la aplicación del Baremo
de Valoración de la Dependencia, aprobado por Real Decreto 504/2007, de 20 de
abril, el cual difiere de los regulados en el Real Decreto 1.971/1999, de 23 de
diciembre, y está llamado a sustituir al previsto en el Anexo II de este último
Real Decreto (baremo para determinar la necesidad de asistencia de otra
persona). Por otro lado, el reconocimiento de la situación de dependencia se
efectúa mediante resolución expedida por la Administración Autonómica
correspondiente a la residencia del solicitante (por las Diputaciones Forales en el
ámbito del País Vasco), y tiene validez en todo el territorio del Estado.
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Como ya se ha indicado, la Ley 39/2006 amplía el catálogo de
prestaciones que las Administraciones Públicas venían otorgando a las personas
con discapacidad, al tiempo que facilita al ciudadano el procedimiento para que
le sea reconocida su situación, al ser la Administración la responsable de tramitar
el procedimiento necesario, a través, fundamentalmente, de la aplicación de un
cuestionario y de la observación directa de la persona en su entorno por parte de
un profesional cualificado con la formación adecuada en el Baremo de
Valoración de la Dependencia.
Sin embargo, la aplicación de las nuevas prestaciones de atención a la
dependencia reguladas en la Ley 39/2006 se está llevando a cabo de forma
progresiva y gradual, atendiendo al calendario recogido en su disposición final
primera. En la que se prevé que durante el primer año (contado a partir del 1 de
enero de 2007) tendrán derecho a prestación quienes sean valorados en el Grado
III de Dependencia, niveles 1 y 2.
Por todo lo cual, puede ocurrir que en 2007 haya contribuyentes que
tengan reconocido un Grado III de dependencia (Gran Dependencia), en sus
niveles 1 ó 2, pero que no posean ningún certificado acreditativo de su porcentaje
de minusvalía ni de sus puntos de necesidad de ayuda de tercera persona,
determinados ambos según lo establecido en los Anexos I y II, respectivamente,
del Real Decreto 1.971/1999, de 23 de diciembre.
En consecuencia, y teniendo presente que la reciente Instrucción 1/2008,
de 31 de marzo, de la Dirección General de Hacienda, por la que se establecen
determinados criterios para la aplicación de la Norma Foral 6/2006, de 29 de
diciembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y sus
disposiciones de desarrollo, no había tenido en consideración las consecuencias
derivadas de la aplicación de la Ley 39/2006, es preciso complementar el
contenido de la misma.
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En virtud de todo lo expuesto,
RESUELVO:
Único. Práctica de la deducción por discapacidad en relación con
aquellas personas que tengan reconocido un Grado III de dependencia (Gran
Dependencia), en sus niveles 1 ó 2.
A los efectos de lo dispuesto en el artículo 84 de la Norma Foral 6/2006,
de 29 de diciembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, y en el
artículo 67 de su Reglamento de desarrollo, en el ejercicio 2007 se entenderá
acreditado un grado de minusvalía igual o superior al 75% y la obtención de
entre 15 y 39 puntos de ayuda de tercera persona en aquellos casos de
contribuyentes que tengan reconocido un Grado III de dependencia (Gran
Dependencia) en su nivel 1, de conformidad con lo dispuesto en la normativa
reguladora de la promoción de la autonomía personal y atención a las personas en
situación de dependencia.
A estos mismos efectos, en el ejercicio 2007 se entenderá acreditado un
grado de minusvalía igual o superior al 75% y la obtención de 40 ó más puntos
de ayuda de tercera persona en aquellos casos de contribuyentes que tengan
reconocido un Grado III de dependencia (Gran Dependencia) en su nivel 2, de
conformidad con lo dispuesto en la normativa reguladora de la promoción de la
autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia..
En Bilbao, a 28 de abril de 2008.
EL DIRECTOR GENERAL DE HACIENDA
Fdo.: Félix Ayarza Palma
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