Capítulo I. Anatomía y fisiología del aparato respiratorio

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Capítulo I. Anatomía y fisiología
del aparato respiratorio
Elena Pueyo Mayayo y Luis Carlos Redondo Castán
INTRODUCCIÓN
El hombre posee un aparato respiratorio pulmonar que tiene la
fu ción de intercambiar gases entre la atmósfera y la sangre, por lo que
se encuentra íntimamente ligado al aparato circulatorio encargado de
transportar los nutrientes y el oxígeno hasta las células con el fin de que
éstas puedan realizar su metabolismo y obtener energía que permita al
organismo su correcto funcionamiento.
El aparato respiratorio humano está constituido por las vías respiratorias y por los pulmones.
Las vías respiratorias son simples conductos o cavidades por las
que pasa el aire. Estas vías son las fosas nasales, la faringe, la laringe, la
tráquea, los bronquios y los bronquiolos.
Los pulmones son los órganos en los que se produce el intercambio gaseoso entre el aire y la sangre.
Los pulmones son dos órganos esponjosos que ocupan la mayor
parte del tórax. El pulmón derecho es mayor que el pulmón izquierdo,
ya que éste presenta una depresión donde se aloja el corazón.
Dentro de los pulmones están los denominados alvéolos pulmonares.
Las fases sucesivas del proceso respiratorio son:
1- La ventilación, es decir, la entrada del aire en los pulmones y
la salida del mismo, mediante los movimientos de
inspiración y espiración.
2- El intercambio gaseoso entre el aire y la sangre, que se
produce en los alvéolos pulmonares.
3- El transporte de los gases por medio de la sangre.
4- El intercambio gaseoso entre la sangre y los tejidos.
5- La respiración celular.
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MANUAL DE VENTILACIÓN MECÁNICA
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
El aparato respiratorio se encuentra formado por las vías respiratorias
y los pulmones.
Las vías respiratorias son: fosas nasales, faringe, laringe, tráquea, bronquios y bronquíolos.
LAS FOSAS NASALES
Las fosas nasales son dos amplias cavidades situadas sobre la
cavidad bucal. Se abren al exterior por los orificios o ventanas nasales y
comunican con la faringe a través de dos orificios denominados coanas.
El suelo está constituido por el paladar, y el techo por los huesos nasales, el frontal y etmoides. Las dos fosas nasales están separadas entre sí
por el tabique nasal, constituido por los huesos etmoides y vómer y el
cartílago nasal. De las paredes laterales salen tres repliegues laminares
óseos denominados cornetes.
Las fosas nasales
están en comunicación con
los senos (cavidades huecas
de algunos huesos que
forman la estructura ósea
del cráneo y de la cara) y
con las glándulas lacrimales a través de los conductos
lacrimales. Internamente las
fosas nasales están tapizadas
por un tejido epitelial ciliado
que posee glándulas secretoras de mucus. Estas células
captan el polvo y humedecen el aire inspirado. Gracias
al movimiento de los cilios,
el mucus es dirigido hacia
la faringe. La membrana
que recubre internamente
las fosas nasales recibe el
nombre de pituitaria. Tapizando los cornetes podemos distinguir, la pituitaria
roja y la pituitaria amarilla.
La pituitaria roja está muy
vascularizada y su función
es elevar la temperatura del
aire inspirado. La pituitaria
Aparato respiratorio.
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Anatomía y fisiología del aparato respiratorio
amarilla se localiza en la parte superior de las fosas nasales, contiene
las terminaciones de los nervios sensitivos olfatorios.
Además las ventanas de las fosas nasales están provistas de pelillos, que participan en la filtración del aire inspirado.
LA FARINGE
Es un conducto de unos 14 cm que forma parte también del aparato digestivo.
Está comunicado con:
• Las fosas nasales, a través de las coanas.
• La cavidad bucal, a través del istmo de las fauces.
• La laringe.
• El oído medio a través de las trompas de Eustaquio (comunican
la faringe con el oído medio y permiten equilibrar la presión del
aire a ambos lados de la membrana del tímpano).
• El esófago.
En la parte superior y posterior de la faringe se encuentran una
serie de formaciones de tejido linfático denominadas amígdala faríngea
o adenoides, con función defensiva. Cuando se hipertrofian producen
amigdalitis y en ocasiones se suelen extirpar (amigdalectomía) para
evitar infecciones.
LA LARINGE
Es un conducto de unos 4 cm, situado en el extremo superior
de la parte anterior del cuello, donde hace prominencia mediante un
saliente denominado vulgarmente nuez.
Está formada por nueve piezas cartilaginosas unidas por músculos y ligamentos y sujeta al hueso hioides (hueso con forma de herradura situado en la base de la lengua) y está tapizada interiormente por
un epitelio ciliado.
Los principales cartílagos de la laringe son:
• Tiroides: es el más grande. Tiene forma arqueada abierta por
detrás. Está formado por dos placas verticales unidas en ángulo
en la parte anterior del cuello formando la nuez o bocado de
Adán, que es más prominente en los hombres que en las mujeres.
• Cricoides: tiene forma de anillo, más estrecho por delante que
por detrás. Se sitúa por debajo del anterior y mantiene la laringe
siempre abierta.
• Cartílagos aritenoides (dos): estos cartílagos son de pequeño
tamaño, se hallan englobados por los músculos y situados
encima de la parte ancha del cricoides.
• Epiglotis: es un cartílago ancho, con forma de lengüeta, capaz
de abatirse sobre el orificio de la glotis durante la deglución e
impedir que los alimentos se introduzcan en las vías respiratorias.
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MANUAL DE VENTILACIÓN MECÁNICA
En el interior de la laringe se encuentran unos repliegues de
naturaleza muscular-ligamentosa denominados repliegues ventriculares o también llamados cuerdas vocales superiores o falsas, unos
espacios denominados ventrículos laríngeos o de Morgagni y, otros
repliegues, las denominadas cuerdas vocales. El espacio que queda
entre las cuerdas vocales se denomina glotis y da paso a la tráquea.
La laringe es un órgano con doble función: permite el paso de
aire inspirado - espirado a su través y también es el órgano fonador.
En la respiración normal, las cuerdas vocales se encuentran
abiertas para permitir el paso del aire con facilidad. Cuando se tensan
y se juntan, el aire espirado provoca una vibración, es decir, emitimos
sonidos que posteriormente modulamos con la lengua y labios, transformándolos en palabras.
Las características de los sonidos que emitimos tienen relación
con la estructura de la laringe. El tono de la voz es más agudo cuanto
más estrecha es la hendidura de la glotis; el volumen es tanto mayor
cuanto más aire es expulsado; y el timbre de la voz depende de la caja
de resonancia que forman la laringe, la cavidad bucal y la cavidad nasal,
principalmente.
TRÁQUEA
A continuación de la laringe se encuentra la tráquea, un conducto
tubular de unos 12 cm de longitud y unos 2 cm de diámetro, situado delante
del esófago, recorre la parte anterior del cuello, penetrando en la cavidad
torácica, donde se bifurca en dos bronquios a nivel de la primera costilla. Está constituida por una serie de cartílagos semicirculares abiertos, en
forma de C, con la abertura orientada hacia la parte posterior del cuerpo.
Debido a que los cartílagos son rígidos, siempre se mantiene abierta la luz
del tubo traqueal. Los dos extremos de cada cartílago están dirigidos hacia
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Anatomía y fisiología del aparato respiratorio
el interior, y se hallan unidos por fibras musculares lisas. Esta disposición
evita que se produzcan rozamientos al bajar el bolo alimenticio por el esófago durante la deglución.
La tráquea está tapizada por un epitelio cilíndrico pseudoestratificado ciliado con células caliciformes secretoras de mucus, capaz de expulsar las partículas sólidas (polvo, polen,...), bacterias,... que puede llevar el
aire. Los cilios de las células epiteliales retienen estas partículas y las arrastran junto con el mucus hacia la faringe desde donde pasan al esófago y
posteriormente al estómago o son eliminadas al exterior por expectoración.
Cuando el movimiento ciliar resulta insuficiente, se produce la tos, para
ayudar a expulsar la expectoración,
BRONQUIOS Y BRONQUIOLOS
En su parte inferior ya hemos indicado que la tráquea se divide en
dos tubos llamados bronquios.
Los bronquios son dos conductos constituidos por una serie de cartílagos circulares cerrados (siendo el bronquio izquierdo más largo y delgado que el derecho). A los dos o tres centímetros de la bifurcación traqueal
los bronquios se introducen en los pulmones junto con las arterias y las
venas pulmonares por una zona denominada hilio. El bronquio derecho se
divide en tres ramas y el bronquio izquierdo en dos. Todas ellas se ramifican apareciendo una serie de conductos denominados sucesivamente bronquios secundarios, terciarios, etc., con un diámetro cada vez menor. Los
bronquios continúan ramificándose hasta formar bronquiolos y originan así
el llamado árbol bronquial. Los anillos cartilaginosos desaparecen en los
bronquiolos.
Los bronquiolos terminan en los conductos alveolares en cuyo
extremo se hallan los sacos alveolares que presentan unas expansiones globosas denominadas alvéolos pulmonares.
PULMONES
Son dos órganos elásticos de textura esponjosa y color rosado.
Ocupan casi toda la cavidad torácica (formada por las costillas, el esternón,
la columna vertebral y separada de la cavidad abdominal por el músculo
diafragma). Tienen forma de pirámide de caras curvas, cuyo vértice se sitúa
en la parte superior y cuya base se apoya en el diafragma.
El pulmón derecho es mayor que el izquierdo y presenta dos surcos
que lo dividen en tres lóbulos. El pulmón izquierdo sólo presenta dos lóbulos separados por un surco y en su cara interna muestra una depresión destinada a alojar el corazón.
El espacio que separa a los dos pulmones se denomina mediastino,
y en él se alojan, además del corazón, vasos sanguíneos como la arteria
aorta y las arterias pulmonares, venas cavas, venas pulmonares, el esófago
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MANUAL DE VENTILACIÓN MECÁNICA
Alveolo.
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y en individuos jóvenes la
glándula del timo.
Los pulmones están
protegidos por una doble
capa, las denominadas
pleuras, que delimitan una
cavidad cerrada de muy
escaso espesor, llamada
cavidad pleural y llena
de un líquido lubricante
(líquido pleural) que facilita el movimiento de los
pulmones, evitando el
rozamiento.
Estructuralmente
están formados por:
a) La ramificación del
árbol bronquial.
b) Por la ramificación de
arterias, venas y nervios.
c) Por tejido conjuntivo
que rellena y une los
espacios que quedan entre las ramificaciones anteriores.
Así pues, los pulmones presentan varios cientos de lobulillos. Cada
bronquiolo penetra en uno de los lobulillos y allí se vuelve a ramificar,
formando los capilares bronquiales, que van a parar a las vesículas o sáculos pulmonares. Estas presentan unas expansiones globosas denominadas
alvéolos pulmonares. Cada alvéolo pulmonar está recubierto por una serie
de finos capilares sanguíneos, de tal forma que entre el aire que hay en los
alvéolos y la sangre de los capilares sólo existen dos capas de células: un
fino endotelio (epitelio pavimentoso monoestratificado) de los capilares y
el epitelio de la pared alveolar, y a través de ellos, difunden fácilmente los
gases.
Se calcula que cada pulmón adulto posee unos 150 millones de
alvéolos y que estirados ocuparían una superficie de unos 150 m2.
La superficie de la red de capilares aplicada a esa superficie respiratoria supera los 90 m2. A través de dicha superficie respiratoria se produce
el intercambio gaseoso entre aproximadamente medio litro de sangre y casi
cinco litros de aire. Gracias a que los glóbulos rojos son elásticos, pueden
atravesar los estrechos capilares que bordean a los alvéolos y sólo tardan
Anatomía y fisiología del aparato respiratorio
0,7 segundos en recorrerlos. Los glóbulos rojos tardan unos 5 segundos en
recorrer todos los vasos sanguíneos de los pulmones.
FISIOLOGÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
RESPIRACIÓN
La respiración celular es un proceso del metabolismo de las células en el que se oxidan moléculas orgánicas para producir energía que es
almacenada en forma de ATP. En los procesos de respiración aerobia se
consume oxígeno (O2) y se libera como producto de desecho gaseoso, dióxido de carbono (CO2).
Para que el oxígeno del aire llegue hasta las células y el dióxido de
carbono sea eliminado de las mismas, es necesaria la participación del aparato circulatorio en el proceso.
Las sucesivas fases del proceso respiratorio son:
a) La ventilación pulmonar: inspiración y espiración del aire.
b) El intercambio gaseoso entre los alvéolos pulmonares y los
capilares sanguíneos.
c) El transporte de gases por medio de la sangre.
d) El intercambio gaseoso a nivel tisular: entre la sangre y los
tejidos.
e) La respiración celular.
Los dos primeros apartados los abordaremos en este capítulo y
los siguientes se desarrollarán en el capítulo correspondiente al aparato
circulatorio.
VENTILACIÓN PULMONAR
Los diferentes procesos mecánicos mediante los cuales se renueva
constantemente el aire contenido en los pulmones. Se produce mediante
los movimientos respiratorios: inspiración (inhalación, entrada de aire) y
espiración (expulsión de aire).
El número de movimientos respiratorios en una persona adulta en
condiciones de reposo es de unas 16 por minuto.
INSPIRACIÓN
La inspiración es un fenómeno activo. Se produce cuando la caja
torácica aumenta de volumen. Esto origina una depresión en el aire intrapulmonar y hace que el aire penetre en los pulmones.
El aumento de volumen se consigue mediante la elevación de las
costillas, que arrastran a la pleura parietal, gracias a la contracción de los
músculos intercostales, supracostales y escalenos (respiración torácica), y
mediante el descenso del diafragma (respiración abdominal). En la mujer
predomina la inspiración torácica, y en el hombre la abdominal.
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MANUAL DE VENTILACIÓN MECÁNICA
Una inspiración normal permite la entrada de 0,5 litros de aire, una
inspiración forzada permite que entren 1,5 litros más, el llamado aire complementario. En la inspiración forzada intervienen además, los músculos
pectorales y los esternocleidomastoideos.
ESPIRACIÓN
Es un proceso pasivo que se realiza mediante la relajación de los
músculos intercostales y el diafragma, con la consiguiente presión de la
caja torácica sobre los pulmones, ayudada además por la elasticidad del
tejido pulmonar, que tiende a recuperar su forma primitiva.
Una espiración normal permite la salida de 0,5 litros de aire, y una
espiración forzada permite que salgan, además, 1,5 litros de aire complementario más otros 1,5 litros que componen el llamado aire de reserva. Esto
último se consigue gracias a los músculos abdominales rectos y oblicuos,
que al contraerse proyectan hacia arriba el paquete intestinal que abomba
más el diafragma. En los pulmones siempre quedan aproximadamente 1,5
litros de aire que no se pueden movilizar, el llamado aire residual. La capacidad pulmonar total es, pues, de 5 litros.
El número de inspiraciones varía con la edad y con la actividad
del individuo; en el adulto en reposo varía entre 12 y 18 inspiraciones por minuto. La espiración es más prolongada que la inspiración. El
ritmo de inspiraciones está controlado por el bulbo raquídeo y depende
también, de la concentración de dióxido de carbono en la sangre.
Para estudiar la ventilación pulmonar, se mide el volumen de aire
que entra y sale de los pulmones (espirometría). Se lleva a cabo con un
espirómetro, que produce una gráfica, o espirograma, la cual muestra
los cambios del volumen pulmonar bajo diferentes tipos de respiración.
INTERCAMBIO GASEOSO ENTRE LOS ALVÉOLOS PULMONARES Y LA SANGRE
El intercambio entre los gases llegados a los pulmones y los contenidos en la sangre se realiza sólo a nivel de los alvéolos pulmonares,
gracias a que en ellos el espacio que separa ambos conjuntos de gases
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Anatomía y fisiología del aparato respiratorio
es mínimo, unas 0,6 m. El resultado es que las concentraciones de gases
en el aire alveolar y en la sangre se igualan, por lo que el aire espirado
es muy distinto del aire atmosférico inspirado.
El intercambio gaseoso se realiza por simple difusión (movimiento de moléculas de una zona de mayor concentración a otra en que
la concentración es menor, sin consumo de energía).
El oxígeno, que llega desde el aire alveolar a la sangre, es inmediatamente captado por la hemoglobina de los eritrocitos formándose
oxihemoglobina y volviéndose, pues, a la situación inicial de menor
concentración de oxígeno en la sangre que en el aire inspirado, por lo
que vuelve a pasar más oxígeno al plasma y de éste, a los eritrocitos.
El 98 % del oxígeno se transporta en forma de oxihemoglobina,
y el 2 por 100 restante va disuelto en el plasma. El dióxido de carbono
llega a los pulmones en un 63% como ion; bicarbonato en el plasma, un
30% en los eritrocitos, unido a la hemoglobina, formando carbaminohemoglobina (HbNH-COOH); y en un 7%, como dióxido de carbono,
que pasa de la sangre al aire alveolar por difusión.
El ion bicarbonato y la carbaminohemoglobina dan lugar a más
dióxido de carbono disuelto en el plasma, que vuelve a pasar al aire
alveolar, y así hasta que las concentraciones de CO2 en la sangre y en el
aire alveolar se igualan.
Así pues, el factor que determina el sentido y la velocidad de esta
difusión es la presión parcial, o presión que cada gas ejerce de forma
individual (en una mezcla como el aire, la presión resultante es igual a
la suma de las presiones parciales de los gases que la componen).
La presión parcial de un gas es directamente proporcional a su
concentración. Por ejemplo, el oxígeno, que constituye el 21% del volumen del aire, tiene una presión parcial (p02) equivalente al 21% de la
presión total del aire (presión atmosférica), es decir, unos 160 mm de
mercurio.
En una mezcla de gases, cada gas fluye desde una región donde
su presión parcial es más alta a otra donde es más baja, comportándose
como si no existieran otros gases. El aire atmosférico que penetra en los
alvéolos tiene una presión parcial de oxígeno superior a la que hay en
la sangre de los capilares que los rodean, por lo que el oxígeno difunde
a la sangre. Algo semejante sucede con el dióxido de carbono, pero en
sentido contrario.
EFECTOS NOCIVOS DEL NITRÓGENO Y DEL MONÓXIDO
DE CARBONO
Los gases que se encuentran en la sangre son el nitrógeno (N2), el
oxígeno (O2) y el dióxido de carbono (CO2).
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MANUAL DE VENTILACIÓN MECÁNICA
El nitrógeno es el gas más abundante, pero no interviene en el
proceso respiratorio, por lo que su concentración en la sangre apenas
sufre variaciones. Cuando su presión parcial aumenta, resulta tóxico
para el sistema nervioso. Esto puede ocurrir en los submarinistas al
sobrepasar la cota de 30 o 40 m de profundidad, situación en que se
produce un estado de euforia y confusión denominado borrachera de
las profundidades. Por ello, para inmersiones profundas, el nitrógeno se
suele sustituir por helio, que no es tóxico.
Cuando la presión disminuye, como puede suceder con las
cabinas espaciales, o cuando se asciende al finalizar una inmersión, el
nitrógeno forma en la sangre burbujas que pueden obstruir capilares y
originar embolias.
La hemoglobina, además de con el oxígeno, tiene una gran afinidad con el monóxido de carbono (CO), unas 250 veces más que con el
oxígeno; por ello, si en el ambiente hay monóxido de carbono, éste se
pone en el lugar del oxígeno y se forma la carboxihemoglobina (HbCO),
que también es roja, e inutiliza a la hemoglobina para el transporte de
oxígeno. Este proceso se conoce con el nombre de envenenamiento por
monóxido de carbono.
INTERCAMBIO GASEOSO ENTRE LA SANGRE Y LOS TEJIDOS
En el organismo, la sangre que circula por los capilares cede oxígeno a los tejidos y se enriquece en dióxido de carbono.
La oxihemoglobina de los eritrocitos libera oxígeno, que pasa al
plasma sanguíneo, ya que en éste hay poco, debido a que el que tenía
ha pasado a los tejidos, en los que había menos por haberse consumido
en sus células durante la respiración celular llevada a cabo en las mitocondrias. Así pues, la sangre que ha pasado por unos capilares es pobre
en oxihemoglobina.
En la respiración mitocondrial se produce dióxido de carbono.
El dióxido de carbono, a nivel de los capilares, pasa de los tejidos al plasma sanguíneo y desde allí al interior de los eritrocitos, en los
cuales una parte se transforma en bicarbonato (CO2 + H2O HCO3 +
H+), y otra parte se combina con la hemoglobina formando carbaminohemoglobina:
HbNH2 + CO2 HbNH-COO + H+
Así pues, la sangre que ha pasado por unos capilares es rica en
iones bicarbonato y en carbaminohemoglobina.
Se ha observado que el aumento de la concentración de iones H+,
debido a la síntesis de carbaminohemoglobina, favorece la descarga de
oxígeno hacia los tejidos (HbO2 Hb + O2). Así pues, un aumento de
CO2 en la sangre provoca un descenso de O2.
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Anatomía y fisiología del aparato respiratorio
RESPIRACIÓN CELULAR
La sangre aporta a cada una de las células del cuerpo las moléculas sencillas resultantes de la digestión (glucosa, glicéridos, aminoácidos y nucleótidos). En el citoplasma, la glucosa es transformada
en ácido pirúvico, y los glicéridos, en ácidos grasos y glicerina. Los
aminoácidos se transforman en cetoácidos y los grupos amino se utilizan para la biosíntesis de nuevos aminoácidos o son excretados por la
célula en forma de amoniaco (NH3), de urea (CO[NH2]2) o ácido úrico
(C5O3N4H4). Los nucleótidos se descomponen en ácido fosfórico (que
queda disuelto), en una pentosa (que es excretada en forma de amoniaco, de urea o de ácido úrico).
El ácido pirúvico, los ácidos grasos y la glicerina pasan al interior de las mitocondrias, donde se transforman en acetil-CoA. Este,
mediante el ciclo de Krebs, se descompone en hidrógenos, que son captados por los aceptores de hidrógeno (NADP, NAD y FAD) formándose
NADPH2, etc., y en CO2 que sale al citoplasma. De allí pasa a la sangre
y ésta lo lleva a los pulmones, donde es expulsado hacia el exterior.
Finalmente los NADPH2, etc., obtenidos, gracias a las enzimas de las
crestas mitocondriales, se unen con el oxígeno aportado a la célula también por la sangre y, mediante la llamada cadena respiratoria, se produce agua y se desprende una gran cantidad de energía, que es utilizada
para sintetizar moléculas de ATP (ADP + P + energía ATP).
REGULACIÓN DE LA VENTILACIÓN
La regulación nerviosa. Existen tres centros nerviosos quecontrolan la respiración. Son el centro inspirador, el centro espirador y el
centro neumotáxico; los dos primeros están en el bulbo raquídeo, y el
tercero, en la protuberancia bulbar.
El centro respirador envía impulsos nerviosos al diafragma y a los músculos intercostales para que dichos músculos
aumenten el volumen de la caja torácica.
Al mismo tiempo, envía impulsos al centro
neumotáxico, el cual estimula a su vez al
centro espirador. Este último envía dos tipos de impulsos: unos hacia
el diafragma y los músculos intercostales para que se relajen y disminuyan el volumen de la caja torácica, y otros que van al centro inspirador
para detenerlo momentáneamente.
Además, el centro espirador es estimulado a través del nervio
vago por los receptores de tensión que hay en los pulmones, que envían
sus impulsos cuando el volumen de los alvéolos supera un cierto umbral.
También es estimulado por los receptores de tensión de los músculos
que intervienen en la respiración.
Cuando se destruye el bulbo raquídeo, se interrumpe el ritmo
respiratorio y, consecuentemente, se produce la muerte del organismo.
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MANUAL DE VENTILACIÓN MECÁNICA
Los centros nerviosos superiores pueden modificar voluntariamente el ritmo respiratorio interrumpiéndolo durante aproximadamente
un minuto o acelerándolo cuando se nota que se ha hecho insuficiente,
pudiendo así adaptarlo al lenguaje hablado y al canto.
Durante la deglución, el ritmo respiratorio queda interrumpido
momentáneamente por la acción del nervio glosofaríngeo.
La regulación química. La concentración de dióxido de carbono
en la sangre es el factor que más influencia tiene en el ritmo respiratorio. Basta un aumento de un 0,26% en la concentración de dióxido para
que el ritmo respiratorio se multiplique por dos. Las inspiraciones, en
este caso, además de ser más seguidas, son más profundas (hiperpnea),
mientras que las espiraciones son forzadas (disnea). La concentración
de dióxido de carbono en la sangre aumenta cuando se hace ejercicio,
cuando se tiene la nariz tapada, cuando se está mucho tiempo en un
lugar cerrado, etc.
Si la concentración de dióxido de carbono desciende, puede
llegar a detenerse momentáneamente el ritmo respiratorio (apnea). Esto
se produce cuando voluntariamente se realiza una hiperventilación
mediante una respiración profunda continuada y lenta.
Esto puede provocar mareos, ya que, al disminuir la concentración de dióxido de carbono en la sangre, se modifica el pH.
Las variaciones en la concentración de dióxido de carbono en
la sangre son captadas por los quimiorreceptores que hay en el cayado
de la aorta y en el seno carotídeo, y éstos influyen directamente en |os
centros respiratorios. Dichos centros también son estimulados por las
variaciones en las concentraciones de oxígeno y del ion H+.
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