materia familiar - Poder Judicial del Distrito Federal

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DIRECCIÓN DE ANALES DE JURISPRUDENCIA Y PUBLICACIONES
PRIMERA SALA FAMILIAR
MAGISTRADAS
REBECA FLORENTINA PUJOL ROSAS,
ADRIANA CANALES PÉREZ Y CLEOTILDE SUSANA SCHETTINO PYM.
PONENTE
MGDA. ADRIANA CANALES PÉREZ.
Recurso de apelación interpuesto por el actor, por conducto de su mandatario judicial, en contra de la sentencia definitiva dictada por la Juez Vigésimo Primero de lo
Familiar del Distrito Federal, en juicio ordinario civil.
SUMARIOS: DERECHOS DE AUTOR, VALIDEZ DE LA TRANSMISIÓN DE DERECHOS ACORDE A LA LEY FEDERAL MEXICANA DE LA MATERIA. En términos del
artículo 4o. de la Ley Federal de Derechos de Autor, vigente en marzo de mil novecientos
noventa y tres, autorizaba la transmisión, por cualquier medio legal, de los derechos que
el artículo 2o. concede en su fracción III al autor de una obra, los cuales comprenden la
publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación, y cualquiera utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse por cualquier medio según
la naturaleza de la obra y de manera particular por los medios señalados en los tratados
y convenios internacionales vigentes en que México sea parte”. Luego entonces, no se
exigía para la validez del acto, su ratificación ante notario público o el otorgamiento de
una escritura pública para la transmisión o cesión de esos derechos.
DERECHOS DE AUTOR, VALIDEZ DE LA TRANSMISIÓN DE DERECHOS CONFORME AL CÓDIGO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA. Acorde al Código de los
Estados Unidos de América, Capítulo 2 del Título 17 intitulado “Propiedad y
Transferencia de Derechos de Autor”, Sección 204 “Ejecución de Transferencias de
Propiedad de Derechos de Autor” o “Ejecución de Cesiones de Titularidad de Derechos
de Autor”, incisos a) y b), para la validez de la transferencia de propiedad de derechos de
autor, solo se requiere que dicho acto se realice mediante instrumento de traspaso o una
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nota o memorándum de la transferencia por escrito y firmada por el propietario de los
derechos traspasados, no así en escritura pública ni ante notario.
DERECHOS MORALES Y PATRIMONIALES INMERSOS EN LA LEY FEDERAL DE
DERECHOS DE AUTOR. DIFERENCIAS. La Federal de Derechos de Autor reconoce
derechos morales y derechos patrimoniales. Los derechos morales son conferidos, por
disposición de la ley, de manera primigenia al autor como perpetuo titular de éstos,
sobre las obras de su creación, teniendo el carácter de inalienables, imprescriptibles,
irrenunciables e inembargables, asimismo el ejercicio de los derechos morales corresponde al creador de la obra y a sus herederos, y en ausencia de éstos corresponderá al
Estado. En cambio, los derechos patrimoniales permiten la explotación de las obras
literarias o artísticas al autor, heredero o al adquirente por cualquier medio legal la
publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación y cualquiera utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse por cualquier medio
según la naturaleza de la obra y de manera particular, por los medios señalados en los
tratados y convenios internacionales vigentes en que México sea parte, conforme al
artículo 4o. de la ley en mención.
México, Distrito Federal, veintitrés de noviembre del año dos mil doce.
Vistos los autos del toca número ****/2012, para resolver el recurso de apelación
interpuesto por el actor EDUARDO por conducto de su mandatario judicial en contra
de la sentencia definitiva de fecha primero de junio del año dos mil doce, dictada por
la C. Juez Vigésimo Primero de lo Familiar del Distrito Federal en los autos del juicio
ordinario civil, promovido por EDUARDO en contra de MARIO, su sucesión, MARIO
ARTURO y C..., INC., expediente número ***/2010, antes ***/2002, antes ****/2000,
antes **/98; y
RESULTANDO:
1. La sentencia definitiva, materia de este recurso, concluyó con los siguientes puntos resolutivos:
PRIMERO. Fue procedente la vía ordinaria civil intentada, en la que el señor
EDUARDO, no probó su pretensión y el señor MARIO ARTURO y la sucesión de
MARIO, justificaron parcialmente sus excepciones, resultando innecesario entrar al
estudio de las mismas en su totalidad por lo expuesto en el considerando III de esta
resolución.
SEGUNDO. Se absuelve a MARIO ARTURO y la sucesión de MARIO, de todas y
cada una de las prestaciones que les fueron reclamadas, en consecuencia;
TERCERO. Se declara que MARIO ARTURO, en su carácter de único y universal
heredero de la sucesión de MARIO a la que se acumuló el juicio que hoy se resuelve,
es el único y legítimo propietario y titular de todos los derechos que le correspondían
a la fecha de su fallecimiento al señor MARIO, derivados de las treinta y nueve películas descritas en el cuerpo de esta sentencia, derechos que incluyen enunciativa pero no
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limitativamente los patrimoniales de los derechos de autor, tales como de explotación,
distribución, venta, renta, reproducción, etc., de las películas y los derechos derivados
de los contratos celebrados por el señor MARIO con C..., INC.
CUARTO. No se hace especial condena en costas al no actualizarse alguna de las
hipótesis previstas en el artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles.
QUINTO. Notifíquese personalmente a las partes.
2. Inconforme con dicha sentencia definitiva, el actor EDUARDO, por conducto de su
mandatario judicial Zeferino, interpuso en su contra recurso de apelación y expresó agravios ante la juez de primera instancia. Por su parte, MARIO ARTURO, por su propio
derecho y como albacea de la sucesión testamentaria a bienes de MARIO, por conducto
de su mandatario judicial Julio Dante, contestó los agravios y a su vez interpuso apelación adhesiva. El a quo admitió el recurso de apelación en ambos efectos, así como la apelación adhesiva y remitió los autos originales, así como el escrito de expresión de agravios y su contestación a esta Sala, quien confirmó la calificación de grado hecha por la
juez y se turnó el toca a esta ponencia para dictar la resolución que hoy se pronuncia; y
CONSIDERANDO:
I. El apelante expresó como agravios los que obran a fojas noventa y cuatro a doscientos noventa y uno del presente toca. La apelación adhesiva aparece a fojas doscientos noventa y cuatro a trescientos doce del toca.
II. El apelante EDUARDO expresó como agravios los siguientes, que fueron exhibidos en una unidad de las conocidas como USB en cumplimiento a lo ordenado por esta
Sala en el auto de fecha catorce de agosto del año dos mil doce; mismos que se incorporan previamente cotejados respetando la ortografía y redacción con que aparecen en la
mencionada unidad USB, como sigue:
I. VIOLACIÓN A LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 4 DE LA LEY FEDERAL
DE DERECHOS DE AUTOR, VIGENTE EN MARZO DE MIL NOVECIENTOS
NOVENTA Y TRES, Y A LOS ARTÍCULOS 55, 281, 282, 402 Y 403 DEL CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL DISTRITO FEDERAL Y POR SU FALTA DE
OBSERVANCIA Y CUMPLIMIENTO A LAS TESIS DE JURISPRUDENCIA:
“DOCUMENTOS, RECONOCIMIENTO DE FIRMA EN LOS”. “El hecho de reconocer la firma
puesta en un documento, entraña el reconocimiento de su contenido, aun cuando se
alegue que se firmó por error, dolo o intimidación, pues para que el reconocimiento de
la firma no surtiera el efecto indicado, sería necesario que quien firmó probare, en los
autos laborales, el error, el dolo o la intimidación que alegue”. Sexta Época, Quinta
Parte: Volumen CXX, pág. 65. Amparo directo 2135/66. Leobardo López Ruiz. 11 de
enero de 1967. 5 votos. Ponente: Alfonso Guzmán Neyra. Volúmenes 151-156, pág. 63.
Amparo directo 8611/68. Gustavo Figueroa Ruiz. 24 de marzo de 1969. 5 votos.
Ponente: Alberto Orozco Romero. Volúmenes 151-156, pág. 63. Amparo directo
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2326/71. Alfredo Ruiz Camas. 5 de agosto de 1971. 5 votos. Ponente: Euquerio
Guerrero López. Volúmenes 151-156, pág. 63. Amparo directo 3498/74. Nohemí
Irabién Vera. 19 de marzo de 1975. 5 votos. Ponente: Jorge Saracho Álvarez.
Volúmenes 151-156, pág. 63. Amparo directo 1872/76. Secretario de Relaciones
Exteriores. 6 de octubre de 1977. Unanimidad de 4 votos. Ponente: David Franco
Rodríguez. Instancia: Cuarta Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Séptima
Época. Volumen 151-156 Quinta Parte. Pág. 122. Tesis de Jurisprudencia.
“DOCUMENTOS PRIVADOS, EFECTOS DEL RECONOCIMIENTO DE LA FIRMA DE LOS”. “Basta
que se reconozca la firma de los documentos privados, para que se consideren auténticos en su integridad salvo prueba en contrario; en la inteligencia de que la carga de
la prueba de la objeción pesa sobre quien trata de destruir esa presunción”. Sexta
Época: Amparo directo 6407/57. Carlos F. Baeza. 25 de julio de 1958. Cinco votos.
Amparo directo 4521/57. Juventino Espinosa Sánchez. 26 de junio de 1959. Unanimidad de cuatro votos. Amparo directo 5058/58. Miguel Cárdenas, suc. de y coag. 14 de
marzo de 1960. Cinco votos. Amparo directo 3260/59. Luis Héctor y Francisco José
Ávila Garza. 12 de abril de 1962. Cinco votos. Amparo directo 6810/60. Transportes
Nacionales del Centro “Estrella Blanca”, S. C. L. 10 de enero de 1964. Unanimidad de
cuatro votos. Instancia: Tercera Sala. Fuente: Apéndice de 1995, Sexta Época. Tomo IV,
Parte SCJN. Pág. 161. Tesis de Jurisprudencia.
“DOCUMENTOS, RECONOCIMIENTO DE FIRMA DE LOS”. “El hecho de reconocer como
auténtica la firma contenida en un documento, implícitamente significa hacer lo propio con el texto del mismo, a menos que se demuestre su alteración o las causas o
razones que se aduzcan para impugnar como no auténtico dicho texto”. Séptima
Época: Amparo directo 9444/68. Juan Ramírez Rosas. 25 de septiembre de 1969. Cinco
votos. Amparo directo 896/71. Kamal Abbud Neme. 28 de junio de 1971. Cinco votos.
Amparo directo 3208/71. Francisco Mejía Mejía. 25 de septiembre de 1971.
Unanimidad de cuatro votos. Amparo directo 4664/71. Gilberto Camacho Sánchez. 10
de marzo de 1972. Cinco votos. Amparo directo 1198/73. Baltazar Solís Guzmán. 18 de
junio de 1973. Cinco votos. Instancia: Cuarta Sala. Fuente: Apéndice de 1995, Séptima
Epoca. Tomo V, Parte SCJN. Pág. 113. Tesis de Jurisprudencia.
“DOCUMENTOS PÚBLICOS, CONCEPTO DE, Y VALOR PROBATORIO”. “Tienen ese carácter los
testimonios y certificaciones expedidos por funcionarios públicos, en el ejercicio de
sus funciones, y, por consiguiente, hacen prueba plena”. Quinta Época: Tomo I, pág.
654. Amparo directo. Chiprout Jacobo. 7 de noviembre de 1917. Unanimidad de once
votos. Tomo III, pág. 660. Amparo en revisión. Pérez Cano José. 6 de septiembre de
1918. Unanimidad de once votos. Tomo III, pág. 1331. Amparo en revisión. Calderón
Silvestre y vecinos de la Villa de Nombre de Dios. 20 de diciembre de 1918.
Unanimidad de nueve votos. Tomo IV, pág. 978. Queja. Astorga J. Ascensión. 1o. de
mayo de 1919. Mayoría de siete votos. Recurso de súplica 5/24. Shiemann Guillermo.
9 de junio de 1924. Unanimidad de once votos. Nota: En los Apéndices al Semanario
Judicial de la Federación correspondientes a los Tomos de Quinta Época, así como en los
Apéndices 1954, 1965 y 1975, la tesis aparece publicada con el rubro: “DOCUMENTOS
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PÚBLICOS”.
Quinta Época. Registro: 394182. Instancia: Pleno. Jurisprudencia. Fuente:
Apéndice de 1995. Tomo VI, Parte SCJN. Materia(s): Común. Tesis: 226. Página: 153.
“DOCUMENTOS PÚBLICOS. NO PRUEBAN ACTOS INCIDENTALES”. “Hacen fe respecto del
acto o actos contenidos en ellos, y no de aquéllos que como incidentales o accesorios
aparecen en los mismos documentos”. Quinta Época: Amparo directo 1196/19.
Ramírez vda. de Russek Matilde. 29 de abril de 1921. Mayoría de siete votos. Amparo
directo 1197/19. Ramírez vda. de Russek Matilde. 29 de abril de 1921. Mayoría de
siete votos. Amparo directo 1198/19. Ramírez vda. de Russek Matilde. 29 de abril de
1921. Mayoría de siete votos. Amparo directo 1200/19. Ramírez vda. de Russek
Matilde. 29 de abril de 1921. Mayoría de siete votos. Amparo directo 1202/19.
Ramírez vda. de Russek Matilde. 29 de abril de 1921. Mayoría de siete votos. NOTA:
En los Apéndices al Semanario Judicial de la Federación correspondientes a los Tomos de
Quinta Época y en los Apéndices 1917-1954, 1917-1965 y 1917-1975, la tesis aparece
publicada con el rubro: “DOCUMENTOS PÚBLICOS”. Quinta Época. Registro: 394183.
Instancia: Pleno. Jurisprudencia. Fuente: Apéndice de 1995. Tomo VI, Parte SCJN.
Materia(s): Común. Tesis: 227. Página: 154.
“ESCRITURAS PÚBLICAS”. “Conservan el valor probatorio que la ley les concede,
mientras no se demuestre, en el juicio correspondiente, su falsedad”. Quinta Época:
Tomo VI, pág. 560. Amparo civil en revisión. Briseño Jacinto. 25 de marzo de 1920.
Mayoría de siete votos. Tomo XIII, pág. 763. Recurso de súplica. Cía. Mexicana
Molinera de Nixtamal. 22 de octubre de 1923. Unanimidad de diez votos. Tomo XIII,
pág. 985. Amparo civil directo. Villarreal Ramón y coag. 17 de noviembre de 1923.
Unanimidad de diez votos. Tomo XIV, pág. 908. Amparo civil en revisión. Castañeda
Ezequiel. 11 de marzo de 1924. Mayoría de siete votos. Tomo XIV, pág. 1139. Amparo
civil directo. Molina Olegario. 2 de abril de 1924. Unanimidad de nueve votos. NOTA:
Los datos de los Apéndices al Semanario Judicial de la Federación 1917-1965, 1917-1975 y
1917-1985 corresponden a la Cuarta Parte, Tercera Sala. Quinta Época. Registro:
392381. Instancia: Pleno. Jurisprudencia. Fuente: Apéndice de 1995. Tomo IV, Parte
SCJN. Materia(s): Civil. Tesis: 254. Página: 173.
En efecto, el resultando número veintiocho y los apartados o incisos que conforman el considerando III (tres romano) de la sentencia impugnada, que por su extensión se dan por reproducidos en este acto en obvio de repeticiones, son infundados,
ilegales y van contra constancias de autos, además de ser contradictorios, por lo
siguiente:
I. La a quo, a fojas ciento dos y ciento tres de la sentencia impugnada, si bien adminicula la testimonial de Melvy con las declaraciones que dicha testigo rindió ante el
Ministerio Público, el tres de febrero de mil novecientos noventa y cinco, en la averiguación previa SC/****/93-10 y ante el Juez Décimo Noveno Penal del Distrito
Federal, el diez de diciembre de mil novecientos noventa y seis, en la causa ***/95,
declaraciones que en copia certificada obran en autos y les da valor probatorio en términos de la tesis que invoca, denominada “COPIAS CERTIFICADAS DE UNA AVERIGUACIÓN
PREVIA. VALOR PROBATORIO DE ESTAS EN EL JUICIO CIVIL”, también lo es, que dicha juzgaMATERIA FAMILIAR
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dora no valoró y/o no analizó y mucho menos confrontó esas declaraciones con la
declaración que la testigo rindió ante el Juzgado Vigésimo Primero Familiar del Distrito
Federal, el siete de diciembre de dos mil once, en el juicio en que se actúa ***/2010. De
haberlo hecho no le hubiese dado valor jurídico a la testimonial de Melvy en relación a
las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que la testigo dice se otorgó el agreement
de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres.
Para claridad, a continuación se transcriben esas declaraciones:
1. Declaración rendida por Melvy, ante el Juzgado Vigésimo Primero de lo Familiar
del Distrito Federal, el día siete de diciembre de dos mil once: “1”. “Que diga la testigo
si conoce o conoció al señor MARIO ARTURO y en caso afirmativo que precise desde
cuándo y por qué lo conoció? A lo que contestó: Lo conoció de vista de saludarnos
cuando nos encontrábamos hola que tal, no existe ninguna relación personal y lo
conozco desde 1990”. “2”. “Que diga la testigo si conoce o conoció al señor MARIO y
en caso afirmativo que precise desde cuándo y por qué lo conoció? A lo que contestó
previa traducción del perito: Que sí, desde 1990, también de vista de pasada saludando
hola cómo está”. “3”. “Que diga la testigo si conoce o conoció al señor EDUARDO y en
caso afirmativo que precise desde cuándo y por qué lo conoció? A lo que contestó: Que
sí, nada más de vista desde 1990, decir hola”. “4”. “Que diga la testigo si sabe de trato,
asunto o negocio alguno que hubiese tenido el señor MARIO con algún notario en
Houston, Texas en los Estados Unidos de Norteamérica y en caso afirmativo que lo precise? A lo que contestó: Que no está enterada de que haya habido tratos con algún otro
notario”. “5”. “Que diga la testigo si sabe qué requisitos se necesitan para fungir como
notario en la Ciudad de Houston, Texas en los Estado Unidos de Norteamérica y en
caso afirmativo que los precise? A lo que contestó: Que no, debe contar con antecedentes penales, debe gozar de buen prestigio moral, y firmar los documentos que se le presenten”. “6”. “Si sabe la testigo cuál es la función de los notarios en la ciudad de
Houston, Texas en los Estados Unidos de Norteamérica y en caso afirmativo que los
precise? A lo que contestó después de la debida traducción hecha por el perito:
Habitualmente las funciones son preguntar a la persona que se presenta ante ellos, si
entiende el documento que quieren certificar y si así es, se les pide que lo firmen ante su
presencia, y ella da fe de que lo firmaron ante ella”. “7”. “Que diga la testigo si sabe de
trato, asunto o negocio alguno que hubiese tenido el señor EDUARDO con algún notario en Houston, Texas en los Estados Unidos de Norteamérica y en caso afirmativo que
lo precise? A lo que contestó previa traducción del perito: Solo el asunto que me presentó, precisando que fue a verla para presentarle un documento denominado agreement
para que yo estampara en él mi sello de notaria, cree que tenía fecha de alrededor de
marzo de 1993”. “8”. “Que diga la testigo si sabe de trato, asunto o negocio alguno que
hubiese tenido en el mes de marzo del año de 1993 EDUARDO con algún notario en
Houston, Texas en los Estados Unidos de Norteamérica y en caso afirmativo que lo precise? A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí, se trata del documento
denominado agreement que le presentó”. “9”. “Que diga la testigo (sic) sien el trato,
asunto o negocio que respondió al contestar la pregunta que antecede, estuvo presente
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el señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no estuvo presente”. “10”. “Que diga la testigo si sabe dónde se encontraba el señor MARIO el día 4 de
marzo de 1993, y en caso afirmativo que lo precise. A lo que contestó previa traducción
del perito: Que sí, era paciente en el Hospital Metodista de Houston”. “11”. “Que diga
la testigo si físicamente presenció la firma de documento alguno por el señor MARIO
entre el 21 de febrero al 27 de marzo de 1993, y en caso afirmativo precise qué documento o documentos fueron en su caso firmados. A lo que contestó previa traducción
del perito: Jamás vio que firmara algo”. “12”. “Que diga la testigo si conoció el documento (sic) fecha 4 de marzo de 1993 denominado agreement que sirve como base de la
acción en este juicio. A lo que contestó previa traducción del perito: Que el señor
EDUARDO, se presentó ante ella, le exhibió un documento cuyo título era agreement y
le pidió que estampara mi sello en la última página, yo no me enteré del contenido del
documento, el señor EDUARDO, firmó el documento ante mí, pero el documento ya
estaba firmado por el señor MARIO”. “13”. “Que diga la testigo, en su caso, los motivos
y circunstancias por las que conoció el documento indicado en la pregunta anterior. A
lo que contestó previa traducción del perito: Porque el señor EDUARDO, vino a mi oficina diciendo que necesitaba protocolizarlo y por ese motivo recurrió a mí”. “14”. “Que
diga la testigo si físicamente presenció a las partes que aparecen firmando el documento indicado en la pregunta número 12, el haber puesto de su puño y letra las firmas respectivas y en caso afirmativo que precise las circunstancias de modo, tiempo y lugar en
que se dieron las firmas. A lo que contestó previa traducción del perito: Esto tuvo lugar
en el consultorio del doctor VÍCTOR, la única firma que presencié fue la que estampó el
señor EDUARDO, alrededor de las once de la mañana en el consultorio del doctor
VÍCTOR, y firmó el señor EDUARDO, que es quien me trajo el documento”. “15”.
“Que diga la testigo si sabe qué acto certifica el asiento notarial en el documento indicado en la pregunta número 12, precisándolo de la manera más detallada posible. A lo
que contestó previa traducción del perito: Di fe del documento, al que solo eché un vistazo, no lo leí, sí observe que al final aparecía una lista aparentemente de películas o
algo semejante”. “16”. “Que nos diga la testigo cuál es su actividad principal. A lo que
contestó previa traducción del perito: En 1993, yo era secretaría del doctor FRANCISCO. El doctor P… compartía (sic) o la recepción con el doctor VÍCTOR, y yo conocía a
la gente que acudía a las consultas. Actualmente, tengo un negocio en casa, se trata de
servicios de contabilidad y notariales”. “17”. “Que diga la testigo si es abogada. A lo
que contestó previa traducción del perito: Que no”. “18”. “Que diga la testigo si aparte
de su actividad principal desarrollaba en 1993 otra actividad y cuál es esta. A lo que
contestó previa traducción de perito: también tenía mi negocio de prestar servicios contables que atendía en casa, ese negocio de servicios contables era un negocio de medio
tiempo”. “22”. “Que diga si prestó sus servicios como notaria a señor EDUARDO. A lo
que contestó previa traducción del perito: Que sí”. “23”. “Que diga la testigo si el señor
MARIO requirió los servicios como notario de la testigo. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no”. “24”. “Que diga la testigo que servicios prestó como notaria al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: Únicamente
estampé mi firma y mi sello en el documento”. “25”. “Que diga en qué fecha prestó los
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servicios como notaria al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del
perito: En marzo de 1993, no recuerdo la fecha”. “26”. “Que diga en qué lugar prestó los
servicios como notaria al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del
perito: En el consultorio del doctor VÍCTOR”. “27”. “Que diga si el señor MARIO se
encontraba presente cuando prestó sus servicios como notario al señor EDUARDO. A
lo que contestó previa traducción del perito: Que no estuvo presente”. “28”. “Que diga
si el día 4 de marzo de 1993, acudió al Hospital Metodista a la Torre denominada
Fondren, al piso 12 al cuarto asignado al señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no, jamás acudí ahí”. “29”. “Que diga si vio al señor MARIO, firmar cualquier documento en la fecha comprendida del 21 de febrero al 27 de marzo de
1993. A lo que contestó previa traducción del perito: Jamás vi al señor MARIO firmar
documento alguno”. “30”. “Que diga si sabe en qué idioma se dirigió a ella el señor …
para contratar sus servicios como notaria. A lo que contestó previa traducción del perito: Creo que fue en español”. “31”. “Que diga si el señor MARIO le solicitó que acudiera al cuarto que este tenía asignado en el Hospital Metodista de Houston, Texas. A lo
que contestó previa traducción del perito: Jamás”. “32”. “Que diga si el señor EDUARDO le pidió que fuera al Hospital Metodista de Houston Texas, por instrucciones del
señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del perito: Jamás”. “33”. “Que diga
si en el Hospital Metodista de Houston Texas, existen personas que realizan función de
Notarios. A lo que contestó previa traducción del perito: Me parece que sí, supongo que
sí”. “34”. “Que diga si ella estampó su sello y firma en el documento de fecha 4 de
marzo de 1993 denominado agreement. A lo que contestó previa traducción del perito: Sí
lo hice”. “35”. “Que diga qué persona le presentó el documento de fecha 4 de marzo de
1993, denominado agreement. A lo que contestó previa traducción del perito: El señor
EDUARDO”. “36”. “Que diga qué acto avala la firma y el colocado en el documento de
fecha 4 de marzo de 1993, denominado agreement. A lo que contestó previa traducción
del perito: Que presencié que el señor EDUARDO firmaba ese documento”. “37”. “Que
diga cuál fue la solicitud que le formuló el señor EDUARDO para que ella estampara su
sello y firma en el documento de fecha 4 de marzo denominado agreement. A lo que contestó previa traducción del perito: Vino al consultorio en busca de un notario, el personal del consultorio del doctor VÍCTOR, le informó que MELVY es notaria, y entonces
me llamaron y fui al consultorio del doctor VÍCTOR, ahí fue donde conocí al señor
EDUARDO, quien tenía prisa pues me dijo que tenía que tomar un avión y le urgían
mis servicios, me dio el documento que ya ostentaba la firma del señor MARIO, me
pidió que firmara el documento a mí no me constaba que MARIO lo hubiera firmado,
pero el señor MARIO me pidió que firmara y le pregunté que me diera su palabra de
honor de que el señor MARIO había firmado y de que le constaba el contenido del
documento, el señor EDUARDO me dijo sí, pero me urge porque tengo que tomar un
avión”. “38”. “Que diga si vio firmar el documento denominado agreement de fecha 4
de marzo de 1993 al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito:
sí, creo que sí”. “39”. “Que diga si vio firmar el documento denominado agreement de
fecha 4 de marzo de 1993, al señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del
perito: no, no lo vi”. “40”. “Que diga si vio al señor MARIO en la habitación que ocupa14
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ba cuando estuvo hospitalizado en el Hospital Metodista en la ciudad de Houston
Texas. A lo que contestó previa traducción del perito: no jamás lo vi”. “41”. “Que nos
diga, si sabe quién iba con EDUARDO cuándo este le presentó el documento de fecha
4 de marzo de 1993 denominado agreement. A lo que contestó previa traducción del
perito: Estaba solo”. “42”. “Que diga si el señor MARIO, solicitó sus servicios en alguna ocasión como notario público. A lo que contestó previa traducción del perito: No
jamás”. “43”. “Que diga, si el documento 4 de marzo de 1993, denominado agreement
fue el único documento que le presentó el señor EDUARDO para que ella pusiera su
firma y sello. A lo que contestó previa traducción del perito: sí”. A continuación se procede a formular las repreguntas previa su calificación de legales. En relación a la quinta directa: “1.” “Dirá la testigo si es requisito de los Notarios en Texas, E.U.A. que sean
veraces y asienten lo que ven y oyen. A lo que contestó previa traducción del perito:
Que sí”. En relación a la sexta directa: “3.” “Dirá el testigo si un notario de Texas, E.U.A.
debe actuar con probidad. A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí claro”.
“4.” “Dirá el testigo si sabe qué valor tienen la certificación de un notario cuando dice
“firmado y jurado ante mí”. A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí”. “8.”
“Dirá el testigo si se considera una falta de un notario asentar que se firmó y juró ante
ese notario, sin que en realidad lo haya presenciado. A lo que contestó previa traducción del perito: depende de las circunstancias”. En relación a la octava directa: “1.”
“Dirá el testigo (sic) se leyó el 4 de marzo de 1993 el documento denominado agreement,
mismo que firmó al calce con la leyenda “firmado y jurado ante mi”. A lo que contestó
previa traducción del perito: Que no, porque el señor EDUARDO, tenía mucha prisa”.
“2.” “Dirá el testigo si entendió de que se trataba el documento agreement, mismo que
firmó al calce con la leyenda: “firmado y jurado por mi”. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no lo leí porque el señor EDUARDO tenía mucha prisa y el
documento ostentaba la firma del señor MARIO y de hecho di fe porque pretendía
hacerle un favor al señor MARIO, al percatarme de que el documento ya estaba firmado por éste a quien conocía de manera casual”. En relación a la trigésimo cuarta directa: “1.” “Dirá el testigo que leyenda puso como antefirma suya en el documento denominado agreement, de fecha 4 de marzo de 1993. A lo que contestó previa traducción del
perito: Estado de Texas, Condado de Harris firmado y jurado ante mí”. En relación a la
trigésimo sexta directa: “2.” “Dirá el testigo qué significa en su antefirma “firmado y
jurado ante mí”. A lo que contestó previa traducción del perito: Significa que vi a la persona firmar y que quien firma está de acuerdo con el documento y sabe de qué se
trata”.”3.” “Dirá el testigo si tiene algún valor su afirmación en un acto en el que funge
como notario. A lo que contestó previa traducción del perito: Bueno, nada más que
estuve presente cuando se firmó”.
2. Declaración rendida por Melvy, ante el Ministerio Público, el tres de febrero de mil
novecientos noventa y cinco, en la Averiguación Previa SC/****/93-10 y ante el Juez
Décimo Noveno Penal del Distrito Federal, el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y seis, en la causa ***/95: “5.” ....” Dijo: Que al tener a la vista un documento a
fojas 22 en tamaño carta que en el lado superior izquierdo tiene escrita la palabra “city”,
y del lado opuesto la palabra “date” y (sic) en medio de estas dos, un poco más abajo, la
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palabra agreement, y después, un texto de diez líneas en el idioma inglés y en el lado inferior derecho inmediato a este texto una firma ilegible con una línea recta horizontal,
atravesando dicha firma y bajo de ésta, el nombre de MARIO y del lado izquierdo, bajo
del texto a que ha hecho referencia, la siguiente frase, “subcribed and sworn to” e inmediatamente abajo de esta frase aparece suscrito también “refore me this 4 day of march
1993”, y un poco más abajo de esto, del mismo lado izquierdo, una firma ilegible sobre
una línea horizontal y bajo de esta línea, la leyenda “notary public”, y del lado derecho,
un sello ilegible, y un poco más abajo, la palabra “acceptance”, y un poco más abajo de
esta palabra, un párrafo constante de cuatro líneas escrito en el idioma inglés y del lado
inferior derecho, una firma ilegible sobre una línea horizontal y bajo de ésta, el nombre
de EDUARDO, inmediatamente abajo de ésta en forma inclinada, un sello del notario
público y del lado izquierdo inmediatamente abajo del párrafo que se ha hecho referencia, se encuentra la frase “subscribed and sworn to” y abajo de esta frase, la siguiente
fecha “before me this 4 day of march 1993”, y abajo de esto, una firma ilegible sobre una
línea horizontal y abajo una leyenda “notary public”, manifiesta, que el señor EDUARDO fue a requerir los servicios de un notario a la oficina donde trabaja la declarante, ubicada …, TEXAS, … el día 4 cuatro de marzo de 1993 mil novecientos noventa y tres,
como a las 10:30 horas manifestándole a la declarante, que le autorizara un documento,
el cual exhibió en una sola hoja tamaño carta, escrito por un solo lado en el idioma
inglés, el cual es el mismo que tiene a la vista en este momento sin las firmas de la declarante ni los sellos ni las fechas ni las firmas de EDUARDO, queriendo aclarar, que el día
y la hora señaladas con anterioridad el señor …, no solo hizo un documento sino varios,
uno de los cuales es el que ha tenido a la vista como ha manifestado, y en relación a éste,
lo requirió que lo notarizara que avalara la firma la declarante que ya venía impresa con
el nombre de MARIO, esto en cuanto al (sic) primero párrafo de dicho documento, que
se refería a que don MARIO, transfiere inmediatamente a EDUARDO, de la ciudad de
México, todos los derechos, títulos e intereses de cualquier clase que tiene invertidos en
treinta y nueve películas apuntadas en el anexo (a) y que esa lista, es parte de la cesión,
y que ante esto, le contestó la declarante que no podía poner el sello para avalar dicha
firma, porque no había visto firmar al señor …, entonces, él insistió que en base a las
leyes mexicanas esa necesario llevar la firma de un notario y se sello, que le urgía mucho
y que ante esto, la emitente le dijo “que si le daba su palabra de honor de haber visto que
don MARIO, había hecho dicha firma ante su presencia”, contestándole, “que bajo su
palabra de honor EDUARDO había visto que MARIO, había puesto la firma que llevaba
dicho documento”, ante esto, fue como accedió la declarante a firmar del lado izquierdo
dicho documento y estampando su sello del lado derecho, creyendo en la palabra de
honor de EDUARDO, toda vez que en los Estados Unidos de Norteamérica, la palabra
de “honor tiene mucha fuerza”, y es por lo que aceptó firmarlo y ponerle el sello, además
de la fecha en donde solo puso el 4 y la palabra marzo, por lo que, todo lo demás ya
venía puesto; por lo que hace al segundo párrafo que porta dicho documento en cuatro
líneas escritas en idioma inglés el cual se refiere a EDUARDO, acepta la cesión referente
al primer párrafo y da gracias por dicha preferencia, ante esto la declarante le dijo que si
estaba de acuerdo con el contenido de dicho documento, contestándole que él estaba de
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acuerdo, por tanto, la emitente le pide que firme en el lado inferior izquierda, arriba de
donde venía el nombre de EDUARDO, y una línea continua horizontal y enseguida procede la emitente a poner su firma en el lado inferior derecho arriba de la palabra “notary
public”, y de la línea horizontal continua y arriba de ésta donde venía la fecha el número 4 y la palabra “march”, y su sello del lado inferior derecho, dejando muy claro, que la
declarante jamás en ningún momento estuvo en la habitación que ocupaba el señor
MARIO cuando estuvo hospitalizado en el Hospital Metodista de la ciudad de Houston,
Estado de Texas, antes de morir, y mucho menos presenció, cuando don MARIO puso la
aparente firma que como de él aparece en el documento que había tenido a la vista y que
fue el que le presentó EDUARDO, el cual reitera, al momento en que lo tuvo a la vista en
los Estados Unidos ya que iba firmado y que mucho menos tuvo comunicación con el
señor …; deposado que ratificó ante el Juez Instructor, en fecha 10 diez de diciembre de
1996 mil novecientos noventa y seis, ratificando asimismo copia certificada del documento denominado agreement, que aparece a fojas 194, del tomo I, de autos, así como las
notas de declaración certificadas por el cónsul general de México en Houston, Texas, que
aparecen a fojas 442 y 443 del mismo tomo I, de fecha 31 de agosto de 1994, así como
escrito original que obra a fojas 743 del tomo IV de fecha 9 de diciembre de 1994, y a preguntas que se le formularon contestó: que la ocupación que tiene en los Estados Unidos
de Norteamérica es secretaria; que al tener a la vista la foja 104 del tomo I de autos, en el
cual aparece la leyenda Melvy, notaria pública, Condado de Harris, Estado de Texas,
comisión hasta 4/16/97, y en relación a su contestación de que es secretaria, es que el ser
notario público es parte de las funciones que tienen muchas secretarias, pero el ser notario no es mi profesión; que tiene unos quince años de desempeñar la función de notaria;
que las funciones de los notarios públicos en Norte América son: preguntarle a la persona si comprende el documento, si está de acuerdo con dicho documento y ver si esa persona firma, entonces pone su firma y el sello, pero que eso, no legaliza el documento;
“que simplemente yo vi que firmaste”; que sí está presente en el local de este juzgado la
persona que se llama EDUARDO; indicando señalándolo con el dedo índice de su mano
izquierda al procesado EDUARDO; que conoce a dicha persona desde hace ocho años;
que lo conoce porque lo veía cuando iba a la oficina del doctor …, que las oficinas del
doctor … y la declarante están juntas ya que el área de recepción es grande, y el doctor …
está de este lado, indicando con su mano derecha y nosotros estamos de este lado, indicando con su mano izquierda; que cuando se presentó el señor EDUARDO con el documento, no lo acompañaba nadie, iba solo; que sí supo en dónde se encontraba el señor
MARIO en el momento en que notarizó el documento al señor EDUARDO; que estaba
en el Hospital Metodista; que no sabe cuánto tiempo estuvo en el Hospital Metodista el
señor MARIO; que después de que notarizó el documento, la declarante sí volvió a ver
al señor EDUARDO, que no recuerda cuándo, pero fue una vez que volvió a ir a la oficina; que recuerda que notarizó ese documento como a las diez y media de la mañana; que
no estuvo en la habitación del señor MARIO durante todo el tiempo que estuvo en el
Hospital Metodista; que sí sabía que existía parentesco entre el señor MARIO y EDUARDO; que se enteró de ese parentesco por pláticas en la oficina del señor …; que sí está en
el local de esta juzgado la persona que indicó como un señor alto, alrededor de 60 años,
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fuerte, de cabello castaño canoso, que se identificó como el abogado del señor EDUARDO, indicando en este acto con el dedo índice de su mano izquierda al defensor del
encausado; que no recuerda a la persona que señaló como hombre bajo, lentes oscuros
que refiere en su declaración; que tampoco recuerda a la señora que dijo ser notaria de
San Antonio, Texas. Que diga qué entiende por notarizar, contestó: atestiguar la firma de
alguien: Que diga si el documento que se le pone a la vista a fojas 87 del tomo I esta notarizada bajo su firma en la fecha en que aparece en el mismo, contestó: que dicho documento sí está notarizado con su firma; que diga si antes de notarizarlo bajo su sello y
firma leyó su contenido, contestó: Que sí (sic) legó el documento antes de notarizarlo;
Que diga si conoce o conoció personalmente al señor MARIO, contestó: Que sí conoció
personalmente al señor MARIO, ya que sabía quien era; Que diga cuándo lo conoció,
contestó: que lo conoció tal vez hace unos nueve años; Que diga dónde lo conoció, contestó: que lo vio en las oficinas del señor …; Que diga si el día 4 de marzo de 1993, con
motivo de su actividad como notario vio al señor MARIO, contestó: que no lo vio; Que
diga si recuerda haber firmado como notario público algún otro acto que notarizara en la
que participara el señor MARIO, ese mismo día 4 de marzo de 1993, contestó: que no
recuerda; Sí recuerda haber visto el día 4 de marzo de 1993, algún otro documento que
estuviere firmado por MARIO, contestó: que no recuerda; Que diga si teniendo a la vista
el documento que obra a fojas 152 del tomo I, reconoce su firma y sello que calza el
mismo, así como la fecha que aparece en el mismo, contestó, que sí recuerda el documento y reconoce como suya la firma, así como el sello que (sic) aparecen al calce al igual que
la fecha; que diga si recuerda, qué persona fue quien le encomendó o pidió notarizar
dicho documento que tiene a la vista, contestó: que no recuerda; Que diga si ante su fe
como notario público, firmó ese documento el señor MARIO el día 4 de marzo de 1993,
contestó, que nunca firmó enfrente de mi nada; Que diga qué entiende por la última
frase que existe al pie del documento que tiene a la vista, contestó: dicho y firmado ante
mi presencia el día 4 de marzo de 1993; Que diga qué quiere decir o qué entiende por
suscrito y jurado ante mí el día 4 de marzo de 1993, conforme la leyenda que aparece en
el documento que obra a fojas 87 y se le pone a la vista, contestó: que entiende que dicho
y firmado ante mí que el día 4 de marzo de 1993, esto es algo que se le pone a todo documento que lleva sello de notario, este sello tiene que ir en cada documento si ves a la persona firmar o si tomas la palabra de una persona donde ya viene la firma puesta; a petición de quien recibió a la indagatoria en donde acompañó la carta de fecha 7 de septiembre de 1993, contestó: que la emitente nunca fue ante el Ministerio Público; Que diga
cómo se enteró que venía a declarar en esta fecha a este juzgado, contestó: Que vino a
declarar el día de hoy ante este Tribunal, porque se había quedado pendiente la última
vez que vino; Que diga qué autoridad en los Estados Unidos le designó como notario
público para poder ejercer sus funciones como tal, contestó: que el Estado de Texas autorizó a la emitente como notario; Que no conoce la institución del Ministerio Público en la
República mexicana; que para ser notaria tiene que aplicar con el Estado de Texas, tener
su récord, que no es estar en la cárcel y que haya demanda en esa área”.
De la transcripción de las declaraciones de Melvy, se desprenden las siguientes
contradicciones substanciales:
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DECLARACIÓN DE MELVY
ANTE EL JUZGADO 21 FAMILIAR
DECLARACIÓN DE MELVY ANTE
LAS AUTORIDADES PENALES
1. Al contestar la pregunta directa número 12, En su declaración de 3 de febrero de 1995, que
la testigo manifestó que “no” se enteró del con- rindió ante el Ministerio Público y en su declatenido del agreement.
ración de 10 de diciembre de 1996, que rindió
ante el Juez 19 de lo Penal del Distrito Federal,
Al contestar la pregunta directa número 15, la
en la causa ***/95, una vez que dicha testigo tuvo
testigo manifestó que “no” leyó el agreement,
a la vista el agreement de 4 de marzo de 1993, manipero que “si” observó que al final aparecía una
festó:
lista aparentemente de películas o algo semejante.
Al contestar las preguntas que a continuación
se transcriben, referidas al agreement de 4 de
Al contestar la primera repregunta en relación
marzo de 1993:
a la octava directa, manifestó que “no” leyó el
agreement de 4 de marzo de 1993.
1. “Que diga, si antes de notarizarlo bajo su sello
y firma leyó su contenido”, manifestó: “Que si
Al contestar la segunda repregunta en relación
leyó el documento antes de notarizarlo”.
a la octava directa, manifestó que “no” leyó el
agreement de 4 de marzo de 1993.
2. “Que diga si teniendo a la vista el documento
que obra a fojas 152 del Tomo I, reconoce su
2. Al contestar la pregunta directa número 14,
firma y sello que calza el mismo, así como la
la testigo manifestó que la firma del agreement
fecha que aparece en el mismo”, manifestó:
“tuvo lugar en el consultorio del doctor
“que sí recuerda el documento y reconoce como
VÍCTOR”, a “las once de la mañana en el consuya la firma, así como el sello que aparece al
sultorio del doctor VÍCTOR”.
calce al igual que la fecha”.
Al contestar la pregunta directa número 26, la
...“que el señor EDUARDO fue a requerir los
testigo manifestó que sus servicios como notaservicios de un notario a la oficina donde trabaria los prestó al señor EDUARDO. “En el conja la declarante, ubicada en la …HOUSTON,
sultorio del doctor VÍCTOR”.
TEXAS, …, el día 4 cuatro de marzo de 1993 mil
novecientos noventa y tres, como a las 10:30
horas manifestándole a la declarante, que le
autorizara un documento, el cual exhibió en
una sola hoja tamaño carta, escrito por un solo
lado en el idioma inglés, el cual es el mismo que
tiene a la vista en este momento”... (se hace referencia al agreement de 4 de marzo de 1993).
...“que recuerda que notarizó ese documento
como a las diez y media de la mañana”.
...“que las oficinas del doctor … y la declarante
están juntas ya que el área de recepción es grande, y el doctor … está de este lado, indicando
con su mano derecha y nosotros estamos de este
lado, indicando con su mano izquierda”.
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La declaración de Melvy, rendida ante el Juzgado Vigésimo Primero de lo Familiar
del Distrito Federal, el siete de diciembre de dos mil once, es falsa y contradictoria con
las declaraciones que realizó ante el Ministerio Público y el Juez Décimo Noveno de lo
Penal del Distrito Federal en cuanto a las circunstancias de modo, tiempo y lugar en
que la testigo dice se otorgó el agreement de cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres, ya que ante el Juzgado Vigésimo Primero de lo Familiar, declaró “no”
haber tenido conocimiento del contenido del agreement y que “no” lo leyó y ante el
Ministerio Público y el Juzgado Décimo Noveno Penal del Distrito Federal, declaró
que “sí” lo leyó y lo “recuerda”, reconociendo como suya la firma y el sello que obran
en éste. Ante el Juzgado Vigésimo Primero de lo Familiar, declaró que el agreement de
cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, se otorgó o firmó “en el consultorio del doctor VÍCTOR” a las “once de la mañana” y ante las autoridades penales referidas, manifestó que el agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y
tres, se otorgó o celebró a las “10:30 horas” en “la oficina donde trabaja la declarante”.
Por tanto, su testimonio es falso y falto de credibilidad, por lo que la a quo, debió
negarle valor probatorio, inclusive, Melvy, al contestar la pregunta directa número 4
cuatro, misma que a continuación se transcribe: “Que diga la testigo si sabe de trato,
asunto o negocio alguno que hubiese tenido el señor MARIO con algún notario en
Houston, Texas en los Estados Unidos de Norteamérica y en caso afirmativo que lo
precise”, textualmente manifestó: “Que no está enterada de que haya habido tratos
con algún otro notario”, de lo que se infiere que MARIO, sí trató con ella el cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres, además la declarante se contradice y falsea
su declaración al contestar las preguntas directas números tres y treinta y siete, relacionadas al tiempo que tiene de conocer al señor EDUARDO y al lugar donde lo conoció. En efecto, al contestar la pregunta número tres, manifestó que a dicha persona lo
conoció “de vista desde 1990” y al contestar la pregunta número treinta y siete, textualmente dijo: “Vino al consultorio en busca de un notario, el personal del consultorio del doctor VÍCTOR, le informó que MELVY es notario, y entonces me llamaron y
fui al consultorio del doctor VÍCTOR, ahí fue donde conocí al señor EDUARDO”. De
lo que se infiere que la testigo conoció a la parte actora el cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres en el consultorio del doctor VÍCTOR y no en mil novecientos noventa. Además, lo dicho por la testigo contradice lo que declaró ante las autoridades penales citadas. Ante éstas, declaró que el señor EDUARDO, se presentó “en la
oficina en donde trabaja la declarante” que se ubica al lado izquierdo de la oficina del
doctor R. y en ese lugar se otorgó el agreement y al dar respuesta a la pregunta número treinta y siete, señaló que del consultorio del doctor R. la mandaron llamar para
atender al señor EDUARDO y en ese lugar lo conoció y se firmó y selló el agreement,
por lo que a mayor abundamiento la a quo debió negarle valor probatorio a ese testimonio por no ser acorde ni conteste a las circunstancias de modo, tiempo y lugar en
que la testigo dice se otorgó o firmó el agreement de cuatro de agosto de mil novecientos noventa y tres.
La a quo, para darle valor probatorio a la declaración de Melvy, le bastó decir que
se trata de una “testigo única” y que el actor consintió esa declaración por no haber
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presentado el incidente de tachas de testigo. Afirmaciones dogmáticas, absurdas e
ilegales que no pueden estimarse como un real y verdadero análisis de las declaraciones de Melvy, ni tampoco como un acertado juicio del arbitrio judicial, ya que no se
valoró ni se tomó en consideración las contradicciones substanciales de Melvy en sus
declaraciones de tres de febrero de mil novecientos noventa y cinco, diez de diciembre
de mil novecientos noventa y seis y siete de diciembre de dos mil once. El hecho de
que no se haya interpuesto el incidente de tachas de testigo, no significa que el actor
haya consentido o pasado con o por el dicho de esa testigo, porque el demandante
nunca formuló una manifestación expresa en ese sentido y porque las tachas a que se
refieren los artículos 363 y 371 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, son circunstancias personales que concurren en el testigo en relación con
alguna de las partes, que pudieran afectar su imparcialidad, haciendo dudoso su
dicho, tales como parentesco, amistad, dependencia económica, etc.; en tanto que su
credibilidad sobre como acontecieron los hechos que declaró ante la justicia familiar y
ante las autoridades penales, determina la falsedad de su dicho, lo que sale ya de los
alcances del incidente de tachas de testigo, además de que el Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, no establece como sanción “la conformidad o consentimiento” de la contraparte con el dicho de los testigos de no interponerse el incidente de tachas. En esa virtud, la valoración de la a quo no se apega a las
constancias de autos ni a las reglas de la lógica y de la experiencia, por lo que es violatoria de los preceptos legales invocados al inicio del presente agravio.
Se insiste en que lo declarado por Melvy, no merece credibilidad porque se condujo con falsedad al incurrir en contradicciones substanciales respecto a las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que la testigo dijo se otorgó el agreement de cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres, contradicciones que ya fueron descritas y
analizadas, inclusive, la juez alteró la litis al darle valor jurídico probatorio a ese testimonio, ya que la parte demandada al contestar el hecho cinco de la demanda, trajo y
transcribió como parte de la litis las declaraciones que dicha testigo realizó ante el
ministerio público, el tres de febrero de mil novecientos noventa y cinco, en la averiguación previa SC/****/93-10 y ante el Juez Décimo Noveno Penal del Distrito
Federal, el diez de diciembre de mil novecientos noventa y seis, en la causa ***/95, por
lo que la testigo debió ser acorde y conteste en su declaración de siete de diciembre de
dos mil once con los hechos que declaró el tres de febrero de mil novecientos noventa
y cinco y el diez de diciembre de mil novecientos noventa y seis, lo que no hizo por la
serie de contradicciones substanciales en que incurrió y que han quedado descritas en
el cuerpo de este escrito, por lo que el tribunal de alzada, debe revisar en función de
los presentes agravios la incorrecta e ilegal apreciación o valoración que realizó la a
quo a ese testimonio, negarle valor jurídico probatorio y declarar que el agreement de
cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, tiene plena validez jurídica, máxime de que se trate o no de un documento público, el Código Anotado de los Estados
Unidos de América, capítulo 2 del título 17, intitulado “Propiedad y Transferencia de
Derechos de Autor”, sección 204, incisos a) y b) “Ejecución de Transferencias de
Propiedad de Derechos de Autor” o “Ejecución de Cesiones de Titularidad de
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Derechos de Autor”, exhibido por la Dirección del Instituto de Investigaciones de la
Universidad Nacional Autónoma de México, Departamento de Legislaciones, establece
que: “Para la transferencia de la propiedad de derechos de autor no se requiere para su
validez un certificado de reconocimiento, sino única y exclusivamente que la transferencia obre en una nota o memorándum que esté por escrito y firmada por el propietario de los derechos traspasados”. Dicha sección e incisos en lo conducente disponen:
“Que la transferencia de la propiedad de derechos de autor que no es mediante
operación de ley, no tiene validez a menos que un instrumento de traspaso o una nota
o memorándum de la transferencia esté por escrito y firmada por el propietario de los
derechos traspasados. Un certificado de reconocimiento no se requiere para la validez
de una transferencia, sin embargo, es evidencia prima facie de la ejecución de la transferencia si en el caso de una transferencia ejecutada en los Estados Unidos, el certificado es emitido por una persona autorizada para administrar juramentos dentro de los
Estados Unidos”.
Además, el artículo 4o. de la Ley Federal de Derechos de Autor, vigente en marzo
de mil novecientos noventa y tres, mes y año en que se celebró y firmó el agreement,
disponía que los derechos de autor de una obra podían transmitirse por cualquier
medio legal, incluida la enajenación y la concesión de uso o explotación temporal,
como el arrendamiento.
El artículo 4o. invocado, ordenaba:
“Los derechos que el artículo 2o. concede en su fracción III al autor de una obra,
comprenden la publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición,
adaptación, y cualquiera utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse
por cualquier medio según la naturaleza de la obra y de manera particular por los
medios señalados en los tratados y convenios internacionales vigentes en que México
sea parte. Tales derechos pueden ser transmisibles por cualquier medio legal, incluida
la enajenación y la concesión de uso o explotación temporal, como el arrendamiento”.
En consecuencia, el Código Anotado de los Estados Unidos de América y la Ley
Federal de Derechos de Autor invocados, no exigían formalidad alguna para la transmisión o enajenación de los derechos y desde luego, no exigían la ratificación del acto
ante notario público o el otorgamiento de una escritura pública para la transmisión o
cesión de esos derechos.
En esa virtud, el agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres,
tiene validez jurídica plena, máxime que en el supuesto sin conceder de que la notario
Melvy, no haya hecho saber a MARIO, la importancia del citado documento, no le quita
ni le resta su validez jurídica, ya que las legislaciones en comento no establecen dicha
invalidez o sanción. En todo caso, esa omisión, sería causa de una responsabilidad administrativa de la notario, pero dicha omisión en ningún momento provoca o hace ineficaz
el agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, tan es así, que el
Código Anotado de los Estados Unidos de América, establece que para la transferencia
de la propiedad de los derechos de autor no se requiere para su validez un certificado de
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reconocimiento, sino única y exclusivamente que la transferencia obre en una nota o
memorándum que esté por escrito y firmada por el propietario de los derechos traspasados. Inclusive, la a quo, en su sentencia, fojas ciento cuarenta y cuatro y ciento sesenta y
siete, reconoce que la firma que aparece en el nombre del señor MARIO o como del
señor MARIO, sí fue puesta por dicha persona, dándole valor probatorio a los dictámenes periciales de los señores Alejandro René Cancino Romay, perito de la parte actora y
Doraye Rueda del Valle, perito tercero en discordia. Por consiguiente, el agreement de
cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, tiene valor probatorio pleno, máxime
que como se desprende de dicho documento y así lo reconoce la a quo en la foja cincuenta y cuatro de la sentencia que se impugna, el agreement se encuentra debidamente legalizado por el cónsul general de México en Houston, Texas, Estados Unidos de América, el
veintinueve de abril de mil novecientos noventa y cuatro, señor Francisco González de
Cossío, con su debida traducción al idioma español. A mayor abundamiento, la firma
de la notario Melvy y la firma del Secretario del Estado de Texas, Estados Unidos de
América, fueron respectivamente legalizadas. La de la notario, por John Hannah, secretario del estado de Texas y la de éste por el cónsul general de México en Houston, Texas,
Estados Unidos de América, señor Francisco González de Cossío, cumpliéndose en todos
sus términos con los artículos 546 del Código Federal de Procedimientos Civiles, 329 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal y 97 del Reglamento de la Ley
Orgánica del Servicio Exterior Mexicano, vigente en abril de mil novecientos noventa y
tres, fecha en que se legalizaron las firmas. Además, el agreement se encuentra inscrito en
el Registro Público del Derecho de Autor, desde el veintiocho de septiembre de mil novecientos noventa y tres, bajo el número ..., como se desprende del certificado de inscripción que obra en autos y que surte plenos efectos contra terceros, atento lo dispuesto por
el artículo 32 de la Ley Federal del Derecho de Autor. Certificación e inscripción que
hacen prueba plena en términos de lo dispuesto por los artículos 327, fracción II y 403 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. En consecuencia, está plenamente acreditado, que la parte actora, es la titular y propietaria de los derechos de autor
de las treinta y nueve obras cinematográficas señaladas en el documento denominado
“Exhibit A”, “Películas…” anexo al agreement de cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres. Esto a la luz de los artículos 168 y 171 de la Ley Federal del Derecho de
Autor vigente. Por lo anterior, el agreement reúne los requisitos legales exigibles y cumple
con las leyes federales de derechos de autor, tanto de nuestro país, como las de los
Estados Unidos de América. Las treinta y nueve películas, fueron producidas –consta en
autos– en la República mexicana, por empresas mexicanas y consecuentemente se
encuentran bajo el amparo e influencia de la Ley Federal del Derecho de Autor. Las partes contratantes, son de nacionalidad mexicana, en tanto que los efectos del contrato
deben surtirse en México, por lo que la ley aplicable es la mexicana, a saber la Ley
Federal del Derecho de Autor, de conformidad con lo establecido en el artículo 13, fracción IV del Código Civil Federal y su correlativo del Código Civil para el Distrito
Federal.
Ahora bien, al no tener valor jurídico probatorio la testimonial de Melvy, el documento base de la pretensión deducida por la parte actora, denominado agreement o
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“convenio” de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, queda intocado en
la forma y términos de su otorgamiento, de su texto y de sus suscripciones o firmas
por quienes pactaron y por ende, correspondió a la parte demandada y no al actor, en
términos de lo dispuesto por los artículos 281 y 282 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal, demostrar por otros medios su alteración o las causas
o razones que se aduzcan para impugnar como no auténtico dicho texto, máxime que
los codemandados al contestar el octavo hecho de la demanda que dio origen al presente juicio, lo confesó lisa y llanamente. En ese hecho, la parte actora, transcribe la
contestación que la parte demandada, señor MARIO ARTURO y sucesión del señor
MARIO, dio a la demanda que el señor EDUARDO, le instauró en vía de tercería
excluyente de dominio.
La parte demandada en la tercería excluyente de dominio, señor MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, al contestar el hecho dos de la demanda de tercería,
en su inciso a) del inciso 1), si bien niega que el señor MARIO hubiese celebrado el
agreement o el contrato de cesión de derechos a título gratuito, argumentando que
dicho contrato fue falsificado, también lo es de que en el mismo hecho reconoce textualmente, refiriéndose al señor EDUARDO, que: … “se aprovechó una firma
estampada sobre una hoja en blanco por mi padre MARIO” … “que aprovechó una
firma estampada sobre una hoja en blanco, este documento fue llenado inclusive
sobre la firma del autor de la sucesión MARIO, llenaron el documento en blanco” …
“demostraré que fue llenada esa hoja en blanco cuya firma ya existía, porque como él
era sobrino, hijo de un hermano de mi padre de nombre Eduardo, y dada la confianza que el autor de la sucesión le tenía, se aprovechó de esta situación y obtuvo una
firma en blanco” … “véase la falta de consentimiento, porque aprovechándose de una
firma estampada sobre una hoja en blanco por mi padre, este actor tercerista hábilmente la llenó y ahora pretende aparecer como dueño”.
Asimismo, la parte demandada, señor MARIO ARTURO y sucesión del señor
MARIO, al oponer la tercera excepción que denominó “3a”. “Opongo la de inexistencia jurídica del documento agreement o acuerdo de fecha 4 de marzo de 1993”, en el
inciso a) de dicha excepción, confiesa la procedencia de la firma estampada en el agreement. Textualmente, afirma: “a)” “No hubo consentimiento del autor de la sucesión,
porque aprovecharon la firma sobre una hoja que se encontraba en blanco, y llenaron
su contenido, sobre lo firmado está lo escrito a máquina, reitero, en el caso concreto el
actor aprovechó esa hoja que había aparentemente firmado mi padre en blanco y sin
contenido alguno”…
Confesión o reconocimiento que hace prueba plena y que perjudica a la parte
demandada, señor MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, por haber sido
hecha con conocimiento de causa por persona capaz de obligarse, sin coacción ni violencia y por tratarse de hechos propios de la demandada y que le perjudican, además
de que dicha prueba confesional no va acompañada de otras pruebas que la hagan
inverosímil o descubran la intención de defraudar a terceros. En este sentido, son aplicables las siguientes tesis de jurisprudencia:
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PRUEBA CONFESIONAL. ALCANZA PLENO VALOR CUANDO ES CLARA Y PRECISA. Si bien es
cierto que la prueba confesional puede decidir una controversia y ser bastante para
resolverla, haciendo inútil el estudio de otros medios de convicción, esto sólo es admisible cuando la confesión es expresa, clara y perfectamente referida a los términos de
la controversia, de manera que, sin lugar a dudas, implique el reconocimiento de la
pretensión o bien de la excepción opuesta. Instancia: Tribunales Colegiados de
Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Época: Novena Época.
Tomo VII, Abril de 1998. Tesis: I.1o.T. J/34 Página: 669. Tesis de Jurisprudencia.
PRUEBA CONFESIONAL, VALOR DE LA. Tratándose de la prueba confesional, sólo tiene
valor probatorio pleno lo que el confesante admite en su perjuicio, pero no en lo que
le beneficia, pues para que esto tenga valor necesita ser demostrado. Instancia: Tercera
Sala. Fuente: Apéndice de 1995. Época: Séptima Epoca. Tomo IV, Parte SCJN. Tesis:
329 Página: 222. Tesis de Jurisprudencia.
Al haber confesado la parte demandada, que la firma es del señor MARIO, atento
lo dispuesto por los artículos 281 y 282 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal y a la parte final de la segunda jurisprudencia transcrita, “PRUEBA
CONFESIONAL, VALOR DE LA”, correspondió a la parte demandada acreditar que el contenido del agreement se asentó con posterioridad a su firma y en esa virtud, que dicho
documento sea fraudulento o haya sido falsificado. Inclusive, si los codemandados
aceptaron que Melvy firmó, selló y certificó el agreement de cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres, a mayor abundamiento, correspondió a éstos acreditar las
objeciones que en vía de excepción opusieron a ese documento, tal y como lo establecen las tres primeras tesis de jurisprudencia transcritas al inicio del presente agravio e
intituladas “DOCUMENTOS, RECONOCIMIENTO DE FIRMA EN LOS”, “DOCUMENTOS PRIVADOS,
EFECTOS DEL RECONOCIMIENTO DE LA FIRMA DE LOS” y “RECONOCIMIENTO DE FIRMA DE LOS”.
Para tales efectos, la parte demandada ofreció la prueba pericial en grafoscopía,
grafología, caligrafía y documentología, así como todo lo actuado en la causa penal
***/95, radicada ante el Juzgado Décimo Noveno de lo Penal del Distrito Federal y la
pericial médica. Respecto a la pericial en grafoscopía, la perito de la parte demandada,
licenciada Oliva u Olivia Hernández Landa García, en los capítulos “VI.
DISCUSIÓN” in fine y “VII. CONCLUSIONES AL CUESTIONARIO DE LA DEMANDADA”, que obran a foja 34 de su dictamen, concluye que la firma del agreement se
asentó antes de que se hiciera el texto a máquina. Textualmente dice: “Se encontró que
la firma se asentó antes de que se hiciera el texto a máquina”. “2) La firma se estampó
antes del texto a máquina en el documento agreement de fecha 4 de marzo de 1993”. El
perito de la parte actora, licenciado Alejandro René Cancino Romay, al dar respuesta
a la segunda pregunta del interrogatorio formulado por la parte demandada, establece que la firma del agreement, se estampó después del texto que la compone.
Textualmente la respuesta dice: “R: La firma estampada en el documento denominado agreement de fecha 04 de marzo de 1993, fue estampada después del texto que lo
compone, esto es posible apreciarse por los cruzamientos que existen entre la firma y
el texto”. Foja 13 del dictamen. La perito tercero en discordia, licenciada Doraye
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Rueda del Valle, al dar respuesta a la misma pregunta, concluye que no puede determinarse porque las tintas utilizadas en la formación del documento, se absorbieron.
Textualmente dice: “No puede determinarse, porque la tinta de la máquina empleada
para el texto y la tinta del bolígrafo empleado para la ejecución de la firma dubitada se
absorbieron. Hasta el momento no existe ciencia ni técnica exactas que permitan
determinarlo”, foja 13 del dictamen.
Los tres peritos llegan a conclusiones completamente diferentes. Sin embargo, el
hecho de que el texto del documento se hubiese asentado con posterioridad a su
firma, dicha circunstancia por sí sola no lo hace un documento ilícito o fraudulento, si
la voluntad del señor MARIO, fue ceder los derechos de las películas al señor
EDUARDO. La parte demandada no aporta ninguna otra prueba para acreditar que
esa no fue la intención del señor MARIO o que se trata de un documento falsificado o
fraudulento. Los tres peritos en sus respectivos dictámenes, concluyen que el agreement o “exhibit” y su anexo referente a las películas cuyos derechos se cedieron, constan o se hicieron en o con papeles diferentes y su redacción se hizo con máquinas y
tintas diferentes y en diversos momentos, lo que coincide con las afirmaciones de la
parte actora, señor EDUARDO y sus testigos Virgil, Armando, Arturo y Fernando,
quienes fueron acordes y contestes al manifestar que el agreement o “convenio” de
fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, fue elaborado por el señor
Virgil, en el idioma inglés, por instrucciones del señor MARIO. Documento mecanografiado por el señor Armando, quien lo envió vía fax al ** *** ***, perteneciente al
señor Arturo, quien lo entregó al señor EDUARDO, sin firma. Asimismo, son acordes
y contestes al manifestar que el señor Virgil, preparó finalmente ese documento y el
señor Arturo, lo revisó a petición del señor MARIO. Documento firmado por éste. A
cuyos dichos el tribunal de apelación les debe otorgar entera fe y crédito por tratarse
de testigos presénciales y que intervinieron en la elaboración y revisión del documento agreement o “convenio” de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa
y tres, sin que de autos consten pruebas que afecten su credibilidad o que acrediten
circunstancias no expresadas en sus declaraciones que afecten dicha credibilidad.
Nótese que a la parte demandada, no le fue admitido el incidente de tachas que promovió en contra de los testigos Virigil y Armando. En este sentido, los tribunales
federales han sentado las siguientes tesis de jurisprudencia:
TESTIGOS PRESENCIALES, IDONEIDAD DE LOS. “Para la validez de una prueba testimonial, no solamente se requiere que las declaraciones sobre un hecho determinado sean
contestadas de manera uniforme por todos los testigos, sino que, además, el valor de
dicho medio de convicción depende de que los atestes sean idóneos para declarar, en
cuanto esté demostrada la razón suficiente por la cual emiten su testimonio, o sea, que
se justifique la verosimilitud de su presencia en donde ocurrieron los hechos.
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Apéndice de 1995, Octava
Epoca. Tomo VI, Parte TCC. Pág. 740. Tesis de jurisprudencia.
TESTIMONIAL. VALORACIÓN DE LA PRUEBA. La valoración de la prueba testimonial
implica siempre dos investigaciones: la primera relativa a la veracidad del testimonio
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en la que se investiga la credibilidad subjetiva del testigo, la segunda investigación es
sobre la credibilidad objetiva del testimonio, tanto de la fuente de la percepción que el
testigo afirma haber recibido como en relación al contenido y a la forma de la declaración. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación, Octava Época. Tomo VIII, agosto de 1991. Pág. 141. Tesis de jurisprudencia.
En esa virtud, la parte demandada no acredita que el agreement de cuatro de marzo
de mil novecientos noventa y tres, sea un documento falsificado o haya sido falsificado.
La parte demandada, en su escrito de pruebas, ofreció la fotocopia certificada de
todo lo actuado en la causa penal ***/95, radicada ante el Juzgado Décimo Noveno de lo
Penal del Distrito Federal, sin embargo, dicha prueba le fue desechada por las causas
que se expresan en la sentencia ejecutoria de fecha dos de septiembre de dos mil cinco,
emitida por la Primera Sala Familiar del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal, en el toca ***/2005. No obstante lo anterior, la parte actora ofreció la misma
prueba que le fue admitida. Asimismo, le fue admitida como prueba superveniente la
sentencia ejecutoria de trece de marzo de mil novecientos noventa y ocho, dictada por
la Novena Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en el toca
***/98, por la que se absuelve al señor EDUARDO, del delito de fraude genérico en
grado de tentativa. De la sentencia de primera instancia, de fecha cuatro de diciembre
de mil novecientos noventa y siete, se desprende que el señor EDUARDO, fue declarado culpable penalmente del delito de fraude genérico en grado de tentativa. De la
sentencia ejecutoria citada de fecha trece de marzo de mil novecientos noventa y ocho,
se desprende que el tribunal de apelación, revocó la sentencia de primera instancia de
cuatro de diciembre de mil novecientos noventa y siete y por ende, absolvió al señor
EDUARDO, del delito tantas veces mencionado. Por tanto, la parte demandada, señor
MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, no acreditó en el presente juicio que
el agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, sea un documento
fraudulento o ilícito.
3. Porque la exposición que la licenciada Oliva u Olivia Hernández Landa García,
formula para concluir que el señor MARIO, no firmó el agreement de cuatro de marzo
de mil novecientos noventa y tres, la basa o apoya, primero, véase fojas 18 a 21 de su
dictamen, en un “certificado” en el que el médico tratante del señor MARIO, describe
las circunstancias del estado de salud de dicha persona. El “certificado” no fue exhibido por la perito, ni expone las circunstancias de modo, tiempo y lugar de dicho documento, esto es, no indica la persona que se lo entregó, su fecha y lugar de entrega, ni
indica quién es el médico tratante del señor MARIO, y en segundo, en los dictámenes
de los doctores Luis, Carlos y María del Carmen, emitidos en la causa penal ***/95,
radicada ante el Juzgado Décimo Noveno de lo Penal del Distrito Federal.
Los dos primeros párrafos de la foja 18, capítulo “IV.c. CONDICIONES FÍSICAS
DEL FIRMANTE”, textualmente dicen:
Las circunstancias que (sic) se señala su médico tratante (página 1 del certificado) es
que el Sr. MARIO, en la fecha de su ingreso al Hospital Metodista de Houston el 21 de
febrero de 1993 padecía cáncer del lóbulo superior del pulmón, metástasis hepáticas,
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infartos cerebrales crónicos, historia de hipertensión, historia de cáncer de próstata. Se
le había colocado catéter porta en la vena subclavia izquierda para administración de
medicamentos, sueros y nutrición parenteral desde el 1o. de marzo de 1993, con revisión y reinserción del catéter el 16 de marzo de 1993 (no dice donde se reinsertó); el Sr.
Mario reporta que su padre trató de bajarse de la cama, se cayó y hubo necesidad de
cambiar de lugar el catéter, porque presentó flebitis, que se colocó en mano derecha. Los
tratamientos recibidos fueron quimioterapia (cisplatino y etoposido), radioterapia y
analgesia sedante (duragesic, ativan, hidrocodeína, homatropina, alprazolam, marinol) opioides, benzodiazepinicos y un canabinoide. Además se le administró medicación previa como minipres y parche de nitroglicerina para su condición cardiaca, zofran
para controlar náusea como efecto secundario de la quimioterapia, además en forma
rutinaria se le administraron laxantes, antiácidos simples.
Entre los antecedentes médicos que menciona en la página dos, hay un ataque cardiaco en 1971, desde entonces desarrolló fibrilación auricular, hipertensión que se
formó más tarde y produjo embolia cerebral en mayo de 1987, que cursó con un periodo transitorio de confusión y dificultad motora en el lado izquierdo del cuerpo, el 22
de junio de 1987 cuadro de pánico patológico, inercia de colon y extirpación severa, en
septiembre de 1987 habían aparecido cambios importantes en su personalidad en
humor y actitud de beligerancia, ensimismamiento y conducta inapropiada. En tomografía axial computarizada demostró cicatriz crónica del (sic) embolia de mayo (sic) de
mayo de 87, hematoma subdural y edema, con tratamiento agresivo se logró reducción casi total de hematoma y edema. En 1987 a 1989 problemas de aparato digestivo,
fijación patológica a su estreñimiento, anemia presión arterial elevada, taquicardias y
arritmia cardiaca. En junio de 88 sigmoidectomia y en agosto del mismo año recesión
de próstata.
Párrafos a los que no debe dárseles valor probatorio, porque como ya se dijo, la
perito no exhibió el “certificado” o fuente de donde obtuvo esos datos y porque el
doctor Víctor Manuel, quien fue como lo reconocen ambas partes, el médico tratante
del señor MARIO y su coordinador de la atención médica durante todo el tiempo que
estuvo internado en el Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados Unidos de
América y que por ende, se trata de un testigo único y de calidad, en su testimonio
juramentado que más adelante se transcribe y en su declaración o reconocimiento
formulado ante el cónsul de México en Houston, Texas, Estados Unidos de América,
el doce de de junio de dos mil ocho; expuso claramente que el señor MARIO, a) en mil
novecientos ochenta y uno, tuvo un ataque al corazón y b) en mil novecientos ochenta y siete, tuvo un accidente vascular cerebral, probablemente embolico y en esa
época, presentó una hematoma subdural frontal bilateral que se resolvió sin cirugía,
sosteniendo que en cada instancia, el señor MARIO, tuvo una recuperación neurológica total y que al ingresar al Hospital Metodista de Houston, Texas, se practicó al
señor MARIO, un examen neurológico que mostró que estaba alerta, sin presentar
deficiencias motoras, sensorias, cerebelosas o neurológicas. También se le practicó un
RM (MRI) del cerebro, que no mostró metástasis.
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La perito, en la foja 19 de su dictamen, textualmente indica, que:
“El 12 de diciembre de 1989 el ... presentaba alteraciones de su personalidad y
depresión, su juicio operacional estaba afectado debido a sus lesiones orgánicas cerebrales y continuaba siendo funcional en circunstancias particulares”.
“El 20 de enero de 1990 se reportaron alteraciones en su lenguaje y desorientación
debido a posible ataque isquémico cerebral. El 1o. de enero de 1991 de nuevo tuvo
explosiones emocionales, dificultad de expresión y periodos de confusión por la
misma causa. El 15 de junio de 1991 presentaba dificultad de concentración, atención
y memoria (sic) reciente, debido a edad y embolia”.
Estas circunstancias, datos o hechos, no son señalados por las partes del presente
juicio y tampoco son señalados por el doctor Víctor Manuel, en su testimonio juramentado y en su declaración rendida ante el cónsul de México en Houston, Texas, ni
por los peritos Luis, Carlos y María del Carmen, por lo que no pueden tomarse en
consideración, además de que como ya se dijo, dicha perito no exhibió el “certificado”
o fuente de donde obtuvo esos datos.
En las fojas 19 in fine, 20 y 21, la perito hace referencia al “CURSO HOSPITALARIO Y NEUROLÓGICO DEL 2 AL 6 DE MARZO DE 1993”, indicando que:
“En el análisis del estado neurológico durante hospitalización del 21 de febrero al
27 de marzo de 1993 y enfocando del 2 al 6 de marzo (sic) concluye que se trata de:
Paciente senil con rasgos de demencia orgánica debido a embolias cerebrales
con antecedentes de hematoma subdural cerebral, atrofia cerebral, confirmada con
resonancia magnética cerebral precediendo al ingreso y acentuándose durante internamiento debido a factores asociados de cáncer; ataque al estado general, falta de
apetito, pérdida de peso (8K en 8 semanas), desnutrición; dificultad de oxigenación
cerebral por el Síndrome de vena cava superior comprimida por el tumor, disminución del retorno venoso sanguíneo del cerebro y acumulación tóxica cerebral de bióxido de carbono, disfunción hepática por metástasis de hígado; las drogas mayores
utilizadas para controlar dolor, sedar prevenir náusea y estimular apetito”.
CURSO HOSPITALARIO Y NEUROLÓGICO DEL 2 AL 6 DE MARZO DE 1993
“1”. “Aptitud física total y capacidad de discernimiento alteradas debido a los factores preexistentes y los nuevos asociados”.
“2”. “Desde el 2 de marzo, estuvo confortable, adormilado, se le podía despertar,
comía irregularmente, incapaz de tomar decisiones en estado de semi vigilia (nota del
día 3). El 4 de marzo tos y dificultad para respirar algo mejoradas y desarrolló dificultad para deglutir. Asistido por enfermeras e hijo realizó actividades en cuarto y aseo.
No reporta dolor, está preocupado por estreñimiento. La mayor parte del tiempo está
sedado debido a los medicamentos, cansado, orientado en lugar y persona pero no en
tiempo, estado de conciencia errática y capacidad de discernir (pensamiento) severamente afectada”.
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“3”. “El grado de conciencia fue errático sin estar en coma, incapaz de mantener
estado de alerta adecuado para comprender situaciones complejas o de cierta magnitud. Podía decir no tengo dolor, no tengo hambre, no he ido al baño, tengo náusea
(pensamiento funcional), no le era posible una conversación más elaborada”.
“4”. “Su estado general era de una persona senil, con cáncer terminal, y conciencia,
decisiones y funcionamiento mental alterados por enfermedad extrema y por medicamentos”.
“5”. “No estaba capacitado para suscribir un documento redactado en inglés (sus
conocimientos del idioma eran limitados)”.
“Los peritos de la Procuraduría del Distrito y la de la General de la República confirman lo anterior”.
“Si a una persona enferma se le administra suero y demás medicamentos por vía
intravenosa insertada la aguja, debido a que con el movimiento el suero y medicamentos se infiltran y tienen que buscar otra vena y volver a poner el suero, generalmente
inmovilizan el brazo con lo que se conoce como un avión (tablillas en cruz sujetas por
cinta adhesiva). La aguja dentro de la vena produce dolor y dificultad para mover
brazo y mano. Para evitar infiltraciones en pacientes muy inquietos o inconscientes se
introducen catéteres en venas, esto requiere de una pequeña cirugía, no lo realiza ninguna enfermera. En estas condiciones tampoco se somete a un paciente a pruebas
psicológicas o a realizar escritos. Es por ello que posiblemente no se pidió interconsulta de psiquiatría y de psicología”.
“El efecto de los tranquilizantes y drogas para amortiguar el dolor y sufrimiento
físico en etapa terminal (cáncer de pulmón) es de somnolencia y obnubilación de la
conciencia, su médico tratante se refiere a él como conciencia errática. A partir de 1987
se inicia el proceso demencial el cual se fue agravando por la edad, hipertensión y los
accidentes vasculares, con el cáncer de pulmón y por el Síndrome de vena cava
superior, que enfatizan los peritos de la Procuraduría del D.F. El tratamiento de quimioterapia también influyó en su estado mental y los cambios de conducta que
debieron sobreponerse a lo anterior, además del agotamiento físico”.
“El cáncer alojado en lóbulo superior de pulmón derecho, también debió obstaculizarle el movimiento del brazo”.
“El documento cuestionado tiene fecha de 4 de abril, coincide con los peritos
médicos forenses, que el Sr. … en las condiciones que se encontraba voluntariamente
no podía ni debía firmar. El estado físico, emocional e intelectual lo incapacitaban. En
caso de firmar, la firma presentaría los signos del sufrimiento físico, indicios de sus
padecimientos físicos y mentales”.
Más adelante, se valoran los dictámenes de los doctores Luis, Carlos y María del
Carmen, peritos en la causa penal ***/95, mismos que como se verá carecen de valor
jurídico probatorio en el presente juicio, por lo que los hechos, circunstancias o datos que
expone la perito y que han quedado transcritos, no tienen valor jurídico probatorio,
máxime de que la perito no exhibió el “certificado” o fuente de donde obtuvo esos datos.
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Inclusive, la perito a fojas 32 in fine y 33 de su dictamen, sin ser materia de la pericial en grafoscopía y sin que dicha perito haya acreditado ser médico neurólogo, hace
una serie de precisiones en relación al estado físico y mental del señor MARIO, para
concluir que la firma del agreement se asentó antes de que se hiciera el texto del
documento a máquina. Textualmente expone:
“Una persona que firma o escribe reclinado en cama y con soporte de mesa de hospital hace base de la línea en arco, por el obstáculo de la cama sobre espalda y ante
brazo que dificulta los movimientos de extensión. Es decir que primero asciende y
luego desciende, pero no a la inversa, como sucede con la firma cuestionada. A lo que
habría que agregarle que el cáncer se alojaba en el pulmón derecho, que le impedía el
aporte de oxígeno al cerebro y producía intoxicación por bióxido de carbono, por el síndrome de vena cava superior, y quizá alguna molestia para los movimientos del lado
derecho. La falta de oxígeno en cerebro produce temblores como los observados en
intoxicaciones.
Los padecimientos físicos, el proceso degenerativo parte demencial y parte por
accidente vascular cerebral, las dificultades respiratorias, el cáncer en el pulmón derecho, el día en que supuestamente firmó, tenía suero para alimentación parenteral y
administración de medicamentos de los considerados tranquilizantes mayores tanto
para sedarlo como para aliviarle los dolores. Lo anterior produce un estado de somnolencia y dificultad para sostener el quirógrafo, en tales condiciones lo más probable
era que se negase a hacerlo. En caso de hacerlo, no presentaría un estado físico más
sano y una personalidad diversa”.
Por otra parte, la base del renglón en “V” es más propia de que en el transcurso de
la ejecución de la firma se volteara a observar otra cosa, a veces se observa en las imitaciones serviles.
De la observación del documento se encontró que se utilizó (sic) par el agreement o
cesión de derechos un tipo de papel diferente al usado en el anexo o listado de películas, además de distinta máquina y distinto tipo de escritura.
Las características gráficas de la firma indican un predominio cerebral derecho,
en el que se encontró atrofia cerebral, sin que se encontraran en la firma indicios de
dicha atrofia.
No es posible determinar si utilizaba la mano derecha, no se encontraron indicios de que la mano adiestrada para escribir fuera la izquierda, pero esto no es
determinante.
A estas precisiones, no se les da valor probatorio, porque como ya se expuso, éstas
no fueron materia del dictamen, la perito no acreditó ser médico neurólogo y no indicó la o las fuentes de dichas precisiones.
En otro orden de ideas y en relación a la excepción que la parte demandada denominó textualmente “3a”. “Opongo la de inexistencia jurídica del documento agreement
o acuerdo de fecha 4 de marzo de 1993”, incisos b), c), d) y e), no se acredita y la misma
es infundada, por lo siguiente:
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Referente al inciso b), es infundada, porque si bien es cierto que el agreement se
redactó en el idioma inglés de los Estados Unidos de América, también lo es de que la
parte demandada, señor MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, atento lo
dispuesto por el artículo 282, fracciones I y IV del Código de Procedimientos Civiles
para el Distrito Federal, debió acreditar que el señor MARIO, no hablaba ni entendía
el idioma inglés. No aportó prueba en ese sentido.
En relación al inciso c), es infundada, porque el hecho de que el anexo “A” del
agreement no se encuentre firmado por los contratantes, no significa que éste y el agreement sean nulos o inexistentes, ya que los contratantes claramente establecieron que
dicho anexo que contiene el listado de las treinta y nueve películas, cuyos derechos se
transfirieron al señor EDUARDO, forma parte del convenio de cesión de cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres. Por tanto, no era necesaria su firma. En el
agreement la intención del señor MARIO, fue la de trasmitir la propiedad y titularidad
de todos los derechos patrimoniales a favor del señor EDUARDO, y la propia notario
público Melvy, certificó que ante su presencia se suscribió y juró dicho acuerdo de
voluntades junto con su anexo “A” y, para constancia lo firmó, por lo que no hay duda
de que el anexo “A” es parte integrante del agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, y, por ende, al legalizar ese convenio, como parte sustancial se
incluyó el listado de las treinta y nueve películas que son precisamente el objeto directo del acuerdo de voluntades o cesión de derechos. A mayor abundamiento, la parte
demandada, señor MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, no aportó prueba
plena o presuncional suficiente para desvirtuar que las treinta y nueve películas listadas en el anexo “A” no forman parte integrante del convenio de cesión de derechos,
exhibido como base de la pretensión del señor EDUARDO.
Respecto al inciso d), es infundada, por las razones jurídicas que se exponen al
analizar más adelante las excepciones que la parte demandada marcó como números
“7a”, “8a”, “9a” y “10a”. Razones que desde ahora y en obvio de repeticiones deben
tenerse por reproducidas como si se insertaran a la letra; y
Tocante al inciso e), es infundada, por las razones jurídicas que se exponen al analizar la eficacia y validez jurídica del agreement de fecha cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres. Razones que en obvio de repeticiones se tienen por
reproducidas en este acto como si se insertaran a la letra.
Respecto a las excepciones que la parte demandada denominó textualmente “4a”.
“Opongo la de nulidad relativa por falta de forma”, “6a”. “Opongo la de inexistencia
jurídica o de nulidad absoluta o relativa” y “12a”. “La nulidad por falta del supuesto
contrato de cesión de derechos a título gratuito de fecha 4 de marzo de 1993, en que el
señor EDUARDO, pretende fundar su demanda de tercería excluyente de dominio”,
no se acreditan y son infundadas por las razones jurídicas que se exponen al analizar
la eficacia y validez jurídica del agreement de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres. Razones que en obvio de repeticiones se tienen por reproducidas
en este acto como si se insertaran a la letra.
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A mayor abundamiento, no se acreditan dichas excepciones y éstas son infundadas, porque el artículo 4o., in fine, de la Ley Federal de Derechos de Autor, vigente en
marzo de mil novecientos noventa y tres, ordenaba que la transmisión de los derechos
podía hacerse por cualquier medio legal, como la cesión de derechos, nunca estableció
como forma la escritura pública, amén de que en el agreement no se cuantifican los
derechos que se enajenan o transfieren al señor EDUARDO.
Tomando en consideración que la parte demandada, señor MARIO ARTURO y
sucesión del señor MARIO, no acreditó las excepciones cuyos títulos quedaron transcritos, se concluye que éstas no destruyen, impiden ni modifican los efectos jurídicos
de la pretensión deducida por la parte actora, señor EDUARDO, en base al agreement
de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres. Tampoco destruyen, impiden
ni modifican los efectos y validez jurídica de dicho título o documento.
En esa virtud y porque el testimonio de Melvy, por las contradicciones descritas,
carece de valor jurídico probatorio respecto a las circunstancias de modo, tiempo y
lugar en las que la testigo dijo se otorgó el agreement de cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres y porque la parte demandada debió probar sus excepciones, lo que no hizo, es infundado e inoperante el “Análisis comparativo enfocado a
las circunstancias de modo, tiempo y lugar respecto a la suscripcion del agreement”
que realizó la a quo a fojas setenta y uno a ciento cuatro de su ilegal sentencia y más
infundado e ilegal resulta lo afirmado por dicha juzgadora al considerar que lo
declarado por esa testigo “se traduce en una confesión que no requiere de prueba”, ya
que violenta los artículos 55 y 308 a 325 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, porque la testigo no es parte en sentido material ni formal en el juicio
en que se actúa y en todo caso para darle valor de prueba confesional, la a quo debió
observar para su recepción y desahogo las reglas que para toda prueba confesional
establecen los artículos 308 a 325 invocados, lo que no hizo, por tanto, dicha sentencia
constituye un sofisma jurídico y lo valorado por la juez va contra constancias de
autos, por lo que el tribunal de alzada debe revocar dicha sentencia, máxime si al agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, se le da la categoría de
documento público, éste tiene valor probatorio pleno y no se perjudica en cuanto a su
validez por las excepciones que se aleguen para destruir la pretensión que en él se
funda, tal y como lo dispone el artículo 403 del código procesal civil en comento.
II. La a quo, por negligencia o por ignorancia inexcusable y contra constancias de
autos, deja de observar y cumplir con lo dispuesto por los artículos 281 y 282 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal y con las tesis de jurisprudencia transcritas al inicio del presente agravio intituladas “DOCUMENTOS PÚBLICOS,
CONCEPTO DE, Y VALOR PROBATORIO”, “DOCUMENTOS PÚBLICOS. NO PRUEBAN ACTOS INCIDENTALES” y “ESCRITURAS PÚBLICAS”.
Si al agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, se le ha dado
la calidad de documento público, este por sí mismo o por su propia naturaleza,
atento lo dispuesto por las tres jurisprudencias citadas y el artículo 403 del código
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procesal civil tantas veces mencionado, hace prueba plena respecto de los actos contenidos en el mismo documento, mientras no se demuestre su falsedad.
Por esas razones, el actor nunca tuvo ni tiene la carga de demostrar, como ilegalmente lo pretende la a quo, el estado de salud y mental del señor MARIO en el otorgamiento del agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres y durante el
periodo que estuvo internado en el Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados
Unidos de América, que comprende del veintiuno de febrero al veintisiete de marzo
de mil novecientos noventa y tres. Conforme a dichas jurisprudencias y a lo dispuesto por los artículos 281 y 282 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, la carga de la prueba para destruir dicho documento, correspondió a la parte
demandada, máxime si ésta opuso las siguientes excepciones, cuyos títulos transcribo:
“1a. Acumulacion”.
“2a. Cosa juzgada”.
“3a. Inexistencia jurídica del documento agreement o acuerdo de fecha 4 de marzo
de 1993”.
“4a. Nulidad relativa por falta de forma”.
“5a. Incapacidad del Sr. MARIO”.
“6a. Inexistencia jurídica o de nulidad absoluta o relativa”.
“7a. La derivada del hecho de que el señor MARIO nunca tuvo derechos de ninguna especie sobre las cinco películas a que me refiero al final del punto VII del capítulo
de “HECHOS QUE SIRVEN DE FUNDAMENTO A LAS EXCEPCIONES Y DEFENSAS QUE OPONGO“.
“8a. La derivada del hecho de que a la fecha del supuesto convenio de cesión a título
gratuito (en realidad un supuesto contrato de donación) en que el actor en este juicio
funda su acción, el señor MARIO, ya no conservaba porcentaje alguno respecto a los
derechos sobre las veintiséis películas mencionadas al principio del punto VII del capítulo de “HECHOS QUE SIRVEN DE FUNDAMENTO A LAS EXCEPCIONES Y DEFENSAS QUE OPONGO”, puesto que del 50% de esos derechos que se le trasmitieron el 5 de
enero de 1996, en virtud de la liquidación de la sociedad conyugal que tuvo con la señora VALENTINA, y que terminó con la muerte de ésta, solo le correspondía el 15% ya que
el otro 35% le correspondía al señor JACQUES, actualmente a la señora NATALIA
(NATASHA), y consecuentemente, al haberle cedido a la señora JOYCE el 32.5% de esos
derechos (en realidad solo le pudo ceder el 15% que le restaba) se agotó el porcentaje que
sobre esos derechos le correspondía, y por tanto, el supuesto convenio de cesión gratuita o contrato de donación en el que el actor funda su acción careció de objeto y no llegó a
tener existencia por lo que hace a las películas a que antes me referí, hechas y producidas
antes del fallecimiento de la señora VALENTINA, y si pudiese tener algún efecto, esto
solo podría ser respecto del 32.5% de los derechos sobre las películas que hizo el señor
MARIO, con posterioridad al fallecimiento de la señora VALENTINA, ya que también
respecto de los derechos sobre estas últimas películas, el 35% corresponde actualmente a
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la señora NATALIA (NATASHA), y el 32.5% de los propios derechos a la señora JOYCE,
quedando el señor MARIO, como titular solo respecto del 32.5% de los derechos sobre las
películas que hizo con posterioridad al fallecimiento de la señora VALENTINA, películas
que son las nueve que se relacionan al final del hecho II del capítulo que antecede de
“REFERENCIAA LOS HECHOS DE LA DEMANDA DE TERCERÍA EXCLUYENTE DE
DOMINIO DEL SEÑOR EDUARDO”, y podría tener también efectos, pero solo a partir
del 1o. de enero del año 2001, respecto del 15% de los derechos de explotación, venta,
renta, etc., sobre las películas que hizo el señor MARIO, antes del fallecimiento de la
señora VALENTINA, y respecto de otro 32.5% sobre las películas que hizo con posterioridad al fallecimiento de la señora VALENTINA (el 32.5% que corresponde a la señora
JOYCE hasta el 31 de diciembre del año 2001)”….. “La excepción que estoy oponiendo,
doctrinalmente tiene el carácter de excepción impropia o defensa por lo que deberá usted
de analizarla y tomarla en cuenta, sin importar la forma en que haya llegado al conocimiento de usted, pues por su naturaleza impidió el nacimiento del derecho en que el
actor funda su pretensión, destruyendo así su acción. (Respecto a la naturaleza y efectos
de las defensas y excepciones impropias, puede consultarse lo dicho y transcrito al respecto por los ilustres juristas EDUARDO Pallares y Felipe de J. Tena; el primero en su
Diccionario de derecho procesal, 2a. edición, página 171 y el segundo en su libro Títulos de
Crédito, 3a. edición, páginas 164 a 169”.
“9a. La consistente en que como la acción reivindicatoria que ejercita el señor …, a
través de este juicio que promueve, recae sobre todos los derechos de autor, explotación,
renta, venta, etc., de las treinta y nueve películas que precisa en el capítulo de prestaciones de su demanda de tercería, puesto que también reclama el reconocimiento por
declaración judicial de ser el único y legítimo propietario y titular de los mencionados
derechos sobre esas películas, dicha acción y el juicio resultan totalmente improcedentes,
ya que aun suponiendo sin conceder que el supuesto convenio celebrado entre el señor
MARIO y el señor EDUARDO tuviera existencia y validez jurídicas, la materia de ese
convenio solo fueron, y así lo reconoce el señor ... al contestar la vista que se le dio con las
excepciones opuestas por la sucesión del señor MARIO, todos los derechos títulos e intereses de cualquier clase que tuviera el señor MARIO el 4 de marzo de 1993, sobre las películas de que se trata. Y si como ya vimos, a la mencionada fecha el señor MARIO, ya no
tenía derechos de ninguna especie sobre las veintiséis películas que hizo hasta la muerte
de la que fue su esposa, VALENTINA, y los únicos derechos que a la citada fecha podía
tener el señor MARIO, eran el 32.5% de los derechos sobre las nueve películas que hizo
con posterioridad a la muerte de la señora VALENTINA, resulta incuestionable que el
señor EDUARDO no tiene derecho a que se le reconozca como el único y legítimo propietario y titular de los derechos de autor, explotación, venta, renta, etc., de todas y cada
uno de las treinta y nueve películas que precisa en el capítulo de prestaciones de su
demanda de tercería excluyente de dominio, ni a ejercitar acción reivindicatoria sobre
tales derechos”.
“10a. La consistente en que si la materia del supuesto convenio celebrado entre el
señor MARIO y el señor EDUARDO, suponiendo sin conceder que dicho convenio
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tuviera existencia y validez jurídicas, fueron sólo los derechos que a la fecha de dicho
convenio, 4 de marzo de 1993, tenía el señor MARIO, sobre las treinta y nueve películas de que se trata y en el propio convenio no se precisa cuáles eran esos derechos que
tenía el señor MARIO, ese convenio no puede servir de fundamento a las reclamaciones del señor ..., puesto que en él no se especifican ni se precisan cuáles fueron los
derechos materia del mismo, y tampoco el señor EDUARDO precisa en parte alguna
de su demanda cuáles eran esos derechos que tenía el señor MARIO, a la fecha del
mencionado convenio, deficiencias que su Señoría no (sic) podría suplir, por cuanto
que el procedimiento respectivo es de estricto derecho”.
“11a. La consistente en que no se cubrieron los requisitos que exige la ley mexicana para un convenio como el que el señor EDUARDO dice haber celebrado con el
señor MARIO”.
“12a. La nulidad por falta del supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito de fecha 4 de marzo de 1993, en que el señor EDUARDO, pretende fundar su
demanda de tercería excluyente de dominio”.
“13a. La de inexistencia por falta de consentimiento del supuesto contrato de
cesión de derechos a título gratuito de fecha 4 de marzo de 1993, en que el señor
EDUARDO pretende fundar su demanda de tercería excluyente de dominio y las
acciones que en ella pretende hacer valer”.
“14a. La de inexistencia por falta de consentimiento del supuesto contrato de
cesión de derechos a título gratuito de fecha 4 de marzo de 1993, en que el señor
EDUARDO pretende fundar su demanda de tercería excluyente de dominio y las
acciones que en ella pretende hacer valer”.
“15a. La de inexistencia por falta de consentimiento del supuesto contrato de
cesión de derechos a título gratuito de fecha 4 de marzo de 1993, en que el señor
EDUARDO pretende fundar su demanda de tercería excluyente de dominio y las
acciones que en ella pretende hacer valer”.
“16a. La improcedencia de la demanda promovida por el señor EDUARDO, y de
las prestaciones que en ella reclama, ya que el señor ..., no acompañó a dicha demanda el documento original en el que pretende fundar su derecho”.
“17a. La improcedencia de la demanda promovida por el señor EDUARDO, y de
las prestaciones que en ella reclama, ya que siendo el documento en el que se consigna el supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito en el que pretende fundar sus reclamaciones, un supuesto documento público procedente del extranjero,
para que pudiera (sic) ser fe en el Distrito Federal la firma que en él aparece como de
la notaria pública del Estado de Texas de los Estados Unidos de América MELVY,
debió haber (sic) venido debidamente legalizada en los términos del artículo 329 del
Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal y 546 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, por lo que al no estar legalizada la firma de dicha notaria
pública, el documento de que se trata no hace fe en el Distrito Federal”.
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“18a. La de inexistencia por falta de objeto del supuesto contrato de cesión de
derechos a título gratuito en que el señor EDUARDO, pretende fundar su tercería
excluyente de dominio y las acciones que en ella ejercita, toda vez que mediante el
supuesto contrato de referencia se pretende donar “todos mis derechos, títulos e intereses de cualquier clase que sean que (sic) ahora tengo en las treinta y nueve películas
listadas en el anexo “A” del presente”, siendo que según dispone el artículo 3o. de la
nueva Ley Federal de Derechos de Autor, los derechos a que se refieren las fracciones
I y II del artículo 2o. de la propia ley, se consideran unidos a la persona y son perpetuos, inalienables, imprescriptibles e irrenunciables y sólo se trasmiten a los herederos
legítimos o a cualquier otra persona pero por virtud de disposición testamentaria”.
“19a. La de improcedencia del juicio y la acción del señor EDUARDO, y de las
acciones que en ella ejercita, ya que en dicho juicio reclama la declaración judicial de
ser el único y legítimo propietario y titular de los derechos de autor, explotación,
renta, venta, etc., de todas y cada una de las treinta y nueve películas que precisa en el
inciso b) del capítulo de prestaciones de su demanda de tercería, como acabamos de
ver, según dispone el artículo 3o. de la Ley Federal de Derechos de Autor, los derechos
de autor a que se refieren las fracciones I y II del artículo 2o. de la propia ley, se consideran unidos a la persona y son perpetuos, inalienables, imprescriptibles e irrenunciables y
sólo se trasmiten a los herederos legítimos o a cualquier otra persona pero por virtud de
disposición testamentaria”.
“20a. La nulidad del supuesto contrato de derechos a título gratuito en que el
señor EDUARDO pretende fundar su juicio y las acciones que en ella ejercita, ya que
mediante ese supuesto contrato se estarían donando o cediendo “todos mis derechos,
títulos e intereses de cualquier clase que sean que ahora tengo en las treinta y nueve
películas listadas en el anexo “A” del presente”, y de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 7o. del Reglamento para el Reconocimiento de Derechos Exclusivos de Autor,
Traductor o Editor, “queda prohibida la cesión total de estos derechos y privilegios. El
autor o traductor deberá conservar siempre una participación en ellos, siendo nulo
cualquier convenio que no respete esta condición”“; y
“21a. Se oponen todas aquellas excepciones y defensas que deriven del contenido
de la presente contestación y las cuales deberán estudiarse y analizarse aun cuando no
se expresen sus nombres con tal de que con claridad hayan quedado expuestos los
argumentos en que se hacen consistir”.
Por tanto, a la parte demandada le correspondió acreditar dichas excepciones, por
lo que ofreció y le fueron admitidas las pruebas que se describen en la sentencia que se
impugna a fojas dieciséis a veinte y veintisiete a treinta y dos. Excepciones que no
acreditó por las razones jurídicas que se exponen más adelante en el capítulo que
hemos denominado “En esa virtud, el tribunal de apelación, deberá revocar la sentencia definitiva impugnada y con plenitud de jurisdicción deberá entrar al estudio de
fondo de la pretensión y excepciones deducidas en el juicio, así como a la valoración
de las pruebas admitidas a las partes y hecho declarar que la parte actora, señor
EDUARDO, probó su pretensión y los codemandados MARIO ARTURO y sucesión
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de MARIO, no probaron sus excepciones, condenándolos al cumplimiento de todas y
cada una de las prestaciones reclamadas en la demanda, origen del proceso en que se
actúa. En efecto”:...
Por consiguiente, la valoración que la a quo realiza a las pruebas pericial médica y
pericial en grafoscopía, ofrecidas por la parte demandada y no por la parte actora, es
tendenciosa y se encuentra fuera de contexto, ya que la demandada las ofreció para
acreditar la incapacidad mental que el señor MARIO, supuestamente padecía el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres y para acreditar que en virtud de la
supuesta incapacidad, el señor MARIO, no pudo firmar el agreement de cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres. Hechos o circunstancias que no acreditó. Por
el contrario, al ser las periciales en mención, pruebas colegiadas, el perito en medicina
de la parte actora, doctor Alfonso, y su perito en grafoscopía, licenciado Alejandro
René Cancino Romay, concluyeron:
1. El doctor Alfonso, que no puede determinarse ningún grado de incapacidad a
nivel cognoscitivo en el señor MARIO, ya que su expediente clínico no reporta ninguna alteración en el paciente de este tipo, por el contrario, los reportes son de alerta, cooperativo y que entiende el proceso de su enfermedad y tratamiento. Se reporta en el
expediente clínico que el paciente se recuperó satisfactoriamente del accidente cerebral
que sufrió en mil novecientos ochenta y siete y que no existen secuelas neurológicas. En
apoyo a su dictamen, exhibió el testimonio juramentado que el doctor Víctor Manuel
(médico tratante de MARIO) rindió el veintitrés de febrero de dos mil cinco, en las oficinas de Sears & Crowford, 1200 Rithwell, Houston, Texas, 77002, ante Annd Shea, estenógrafa certificada para el Estado de Texas, conforme a las Reglas de Procedimiento
Civil de Texas, Tribunal de Distrito del Condado de Harris, Texas, Distrito Judicial 80,
Causa número *** **, mismo que fue ratificado el nueve de marzo de dos mil cinco, ante
Rita T. Colman, notaria pública del Estado de Texas, apostillado y certificado conforme
a la Convención de la Haya del cinco de octubre de mil novecientos sesenta y uno, por
el Secretario del Estado de Texas, el veintiocho de septiembre de dos mil cinco, y protocolizado ante la licenciada Ana Patricia Bandala Tolentino, titular de la Notaría Pública
número ciento noventa y cinco del Distrito Federal, según consta en el instrumento
público número treinta y un mil ochocientos tres, de fecha diecisiete de octubre de dos
mil cinco. Dicho testimonio que se ofreció como prueba para mejor proveer por la parte
actora, no se objetó ni impugnó de falso por la parte demandada. En el testimonio juramentado, el doctor Víctor Manuel, en su carácter de director médico de la Clínica de
Esclerosis Múltiple Maxine Mesinger y director de la Unidad de Neurología Jones 10 y
de la Unidad de Cirugía de Otorrino y Oftálmica del Hospital Metodista de Houston,
Texas, así como en su carácter de médico tratante de MARIO, a quien atendió directamente y supervisó su tratamiento contra el cáncer en dicho Hospital, durante el periodo comprendido del veintiuno de febrero al veintisiete de marzo de mil novecientos
noventa y tres, reconoce que el señor MARIO, durante todo ese periodo, se encontró
alerta, orientado y consciente, con capacidad de querer y entender, especialmente los
días tres, cuatro, cinco y siete de marzo de mil novecientos noventa y tres. El doctor
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niega que el señor MARIO, el día cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres,
haya estado sedado e inconsciente o que se hubiese encontrado disminuido de sus
facultades físicas y mentales. Por escrito presentado el diecisiete de junio de dos mil
ocho, la parte actora ofreció como prueba superveniente el reconocimiento que del contenido del disco de video digital, el Dr. Víctor Manuel, hizo ante el cónsul de México en
Houston, Texas, Estados Unidos de América, el día doce de junio de dos mil ocho, por
el que reconoce expresamente los hechos o circunstancias de modo, tiempo y lugar que
declaró respecto a las facultades físicas y mentales del señor MARIO, durante todo el
tiempo que permaneció internado en el Hospital Metodista de Houston, Texas, así
como al tratamiento y medicamentos que se le aplicaron a dicha persona y que constan
en su testimonio juramentado mencionado. La parte demandada no objetó ni impugnó
dicho testimonio.
El perito tercero en discordia, doctor Ricardo Ramos Ramírez, en su dictamen concluyó que del análisis y estudio que fue realizado al expediente clínico del señor
MARIO, así como de los dictámenes periciales oficiales y de los dictámenes de los
peritos tanto de la parte demandada como de la parte actora, así como del testimonio
juramentado rendido por el doctor Víctor Manuel, llega a concluir que no existen elementos para considerar que el señor MARIO, se encontrara disminuido mentalmente
para discernir, entender actos y términos legales al día cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres.
2. El licenciado Alejandro René Cancino Romay concluyó que la firma estampada
en el documento agreement de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y
tres, que se atribuye en su ejecución al señor MARIO, sí corresponde al puño y letra de
dicha persona, se trata de una firma auténtica; y la perito tercero en discordia, licenciada Doraye Rueda del Valle, concluyó que la firma que se contiene en el agreement y
que aparece como del señor MARIO, sí corresponde, por su ejecución, al puño y letra
de esta persona.
Por tanto, la parte demandada no acreditó la presunta incapacidad mental del
señor MARIO y tampoco probó que la firma que aparece como de dicha persona en el
agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, sea falsa o haya sido
falsificada. Sin embargo, la a quo, en la valoración que realizó a esas pruebas, concluyó que con éstas el actor no acreditó que el día cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres, el señor MARIO, haya estado lúcido, conclusión por demás tendenciosa e ilegal que denota la parcialidad con la que se conduce para favorecer los intereses
de la parte demandada, ya que conforme a las tesis de jurisprudencia transcritas y a lo
dispuesto por los artículos 281 y 282 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, la carga de la prueba de sus excepciones fue para los codemandados
y no para el actor. En consecuencia, la a quo con dicha valoración alteró las normas del
procedimiento y las reglas de la carga de la prueba, por lo que el tribunal de alzada
deberá revocar la sentencia impugnada.
II. FALTA DE CONGRUENCIA EN LA SENTENCIA DEFINITIVA DE FECHA
PRIMERO DE JUNIO DE DOS MIL DOCE, DERIVADA DE LA DETERMINACIÓN
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DE LA IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN PRINCIPAL, CUANDO EXISTEN EN
CONSTANCIAS DE AUTOS, ELEMENTOS DE PRUEBA SUFICIENTES PARA
ESTABLECER CONDENA AL DEMANDADO AL RESPECTO
La a quo, en la sentencia definitiva que se combate, viola en perjuicio del actor lo
dispuesto en el artículo 81 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal,
que imponen la obligación a dicha juzgadora de dictar sus resoluciones a los límites precisos de la discusión jurídica, la cual se limitará a resolver sobre los puntos controvertidos, debiendo ser claras, precisas y congruentes con las demandas, contestaciones y
demás pretensiones deducidas por las partes; deberán ocuparse exclusivamente de las
personas, cosas, acciones y excepciones que hayan sido materia del juicio, decidiendo
todos los puntos litigiosos.
También funda un motivo de inconformidad la jurisprudencia, visible en la novena época, Tribunales Colegiados de Circuito, Apéndice 1997, Tomo VI, Civil, jurisprudencia SCJN, Tesis: III.1o.C. J/16, página: 628 bajo el siguiente rubro y texto:
No. Registro: 197,938, Jurisprudencia, Materia(s): Civil, Novena Época, Instancia:
Tribunales Colegiados de Circuito, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo: VI, Agosto de 1997, Tesis: III.1o.C. J/16, Página: 628.
SENTENCIAS, PRINCIPIO DE CONGRUENCIA EN LAS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO).
Las sentencias deben ser congruentes con la demanda, su contestación y con las demás
pretensiones deducidas oportunamente en el pleito, según lo dispone el artículo 79,
antes de su reforma, del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco (de
similar redacción al actual 87). Por otro lado, de lo preceptuado por los numerales 291,
primer párrafo y 296 del propio ordenamiento, se infiere que, dentro del procedimiento civil, sólo pueden ser materia de prueba los hechos a que se contrae la litis, es
decir, los que son objeto del debate. De esta suerte, no es jurídicamente factible que en
el fallo se tomen en cuenta hechos que, aun cuando aparezcan probados, no fueron
alegados oportunamente por las partes.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO. Amparo directo 937/89. Guillermina Michel Michel de Velasco. 9 de febrero de
1990. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretario: Sergio
Mena Aguilar. Amparo directo 1127/92. Josefina Ruiz Ruiz. 16 de abril de 1993.
Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretaria: Alicia
Marcelina Sánchez Rodelas. Amparo directo 977/95. María del Consuelo Rosales
Soria. 19 de octubre de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Arturo González
Zárate. Secretario: José Luis Fernández Jaramillo. Amparo directo 1377/96. Pablo
Morales Barajas. 13 de diciembre de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos
Arturo González Zárate. Secretario: José Luis Fernández Jaramillo. Amparo directo
884/97. Elva Silvia Ramírez. 19 de junio de 1997. Unanimidad de votos. Ponente:
Carlos Arturo González Zárate. Secretario: José Luis Fernández Jaramillo.
Así, de conformidad con el dispositivo legal y jurisprudencia antes mencionados,
tenía la jueza natural los elementos de prueba suficientes e idóneos para decretar la
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procedencia de la acción hecha valer por mi mandante en el presente juicio; como se
expone a continuación:
Para mejor entendimiento, trascribo la parte que causa agravio al actor en la sentencia definitiva de fecha primero de junio de dos mil doce, que en su parte relativa,
expresa:
PRIMERO. Fue procedente la vía ordinaria civil intentada, en la que el señor
EDUARDO, no probó su pretensión y el señor MARIO ARTURO y la sucesión de
MARIO, justificaron parcialmente sus excepciones, resultando innecesario entrar al
estudio de las mismas en su totalidad por lo expuesto en el considerando III de esta
resolución.
SEGUNDO. Se absuelve a MARIO ARTURO y la sucesión de MARIO, de todas y
cada una de las prestaciones que les fueron reclamadas, en consecuencia;
TERCERO. Se declara que MARIO ARTURO, en su carácter de único y universal
heredero de la sucesión de MARIO a la que se acumuló el juicio que hoy se resuelve,
es el único y legítimo propietario y titular de todos los derechos que le correspondían
a la fecha de su fallecimiento al señor MARIO, derivados de las treinta y nueve películas descritas en el cuerpo de esta sentencia, derechos que incluyen enunciativa pero no
limitativamente los patrimoniales de los derechos de autor, tales como de explotación,
distribución, venta, renta, reproducción, etc., de las películas y los derechos derivados
de los contratos celebrados por el señor MARIO con C..., INC.
CUARTO. No se hace especial condena en costas al no actualizarse alguna de las
hipótesis previstas en el artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles.
QUINTO. Notifíquese personalmente a las partes.
Sentencia la anterior, que se pretende sostener de una indebida valoración de
todas y cada una de las pruebas aportadas en el expediente como se expone más adelante, toda vez que el actor demandó las siguientes prestaciones:
I) Del señor MARIO ARTURO y de la sucesión de MARIO, las prestaciones que a
continuación se transcriben:
“A) Que se declare judicialmente que soy único y legítimo propietario y titular de
todos los derechos derivados de las treinta y nueve películas que enseguida listaré,
derechos que incluyen enunciativa pero no limitativamente los derechos patrimoniales
de los derechos de autor tales como de explotación, distribución, venta, renta, reproducción, etc., de las películas y los derechos derivados de los contratos celebrados por
MARIO con C..., INC., por haber operado la cesión de los derechos que a mi favor
hiciera en vida MARIO, en el documento base de la acción denominado agreement, de
fecha 4 de marzo de 1993. Las treinta y nueve películas son”: ...
“B) Como consecuencia de lo anterior, que se declare por sentencia ejecutoriada
que tengo la libre disponibilidad de las liquidaciones de las regalías que tiene consignadas C..., INC., ante el Juzgado Federal en Los Ángeles, California, Estados Unidos
de América, así como de las regalías que por tal concepto se sigan generando.
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“C) La cesación de los actos tendientes a perturbar mis derechos de propiedad a
que me refiero en los dos incisos anteriores.
“D) El pago de los perjuicios que me causan los demandados al impedirme, con
maniobras extrajurídicas e ilegales disponer del numerario que han generado las películas y que no me ha sido entregado, impidiéndome, en consecuencia, la obtención
de los intereses bancarios más altos que paga el mercado bursátil de México; cantidad
que debe ser determinada por peritos en ejecución de sentencia.
“E) “El pago de los daños que me han causado los demandados al obstaculizar en
forma ilegal la libre disposición de las regalías que han producido las treinta y nueve
películas citadas, daños que consisten en: gastos de transportación y hospedaje del
actor y sus abogados a la ciudad de Los Ángeles, California, llamadas telefónicas,
honorarios de abogados y peritos a quienes me he visto obligado a contratar y pagar
sus honorarios debido a la oposición, como ya dije, de los demandados a que acceda
yo a las regalías que, como titular de los derechos de las ya citadas treinta y nueve
películas, me corresponden; cantidades que deben ser fijadas por peritos en ejecución
de sentencia; y
“F) El pago de los gastos y costas que se generen con motivo del presente juicio”.
II) De C..., INC., las prestaciones que a continuación se transcriben:
“A) El reconocimiento de que soy el único y legítimo propietario y titular de todos
los derechos derivados de las treinta y nueve películas que enseguida listaré, derechos
que incluyen enunciativa pero no limitativamente los derechos patrimoniales de los
derechos de autor tales como de explotación, distribución, venta, renta, reproducción,
etc., de las películas y los derechos derivados de los contratos celebrados por MARIO
con C..., INC., por haber operado la cesión de los derechos que a mi favor hiciera en
vida, MARIO, en el documento base de la acción denominado agreement, de fecha 4 de
marzo de 1993. Las películas son”: …
“B) La entrega de las cantidades que tenga en su poder, haya recibido y siga recibiendo por concepto de las liquidaciones de las regalías que han producido y sigan
produciendo las multicitadas treinta y nueve películas y que correspondan, por su
porcentaje al actor”.
Siendo el caso, que posteriormente el actor se desistió de las prestaciones reclamadas a C..., INC.
Luego, respecto de las enderezadas contra MARIO, mi mandante se fundó en las
consideraciones de hecho y de derecho que obran en la demanda, las que en obvio de
repeticiones se dan por reproducidas como si se insertaran a la letra (visible en el
tomo I del expediente).
Ahora bien, el agravio radica precisamente en: i) la indebida valoración de parte
de la juez de origen de las pruebas aportadas por el actor en el presente juicio; ii) la falta
de análisis de todos y cada una de las pretensiones solicitadas en el escrito de demanda,
pues como puede advertirse de la trascripción de los puntos resolutivos del fallo recu42
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rrido, existe omisión de pronunciarse por parte de la jueza con relación a todas y cada
una de las prestaciones reclamadas a los diversos codemandados, y de ello deriva la
notoria causa de revocación solicitada en este recurso y ante la falta de reenvío pido a
sus Señorías realicen el debido análisis por separado de todas cada una de las prestaciones que el actor reclamó a los diversos codemandados, y con ello colmar tanto el principio de exhaustividad y de congruencia que debe revestir toda determinación judicial.
En vista de lo expuesto en el presente apartado, al constatarse la falta de exhaustividad y de congruencia de la sentencia apelada, es inconcuso que debe revocarse el
fallo recurrido, para el efecto de que se analicen todas y cada una de las prestaciones
solicitadas en el escrito de demanda y se vierta en el fallo el análisis de los mismos y
con ello se respete el derecho de petición de mi mandante, consagrado en el artículo
8o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
III. FALTA DE APLICACIÓN EN EL FALLO RECURRIDO DEL DERECHO
EXTRANJERO BAJO EL CUAL SE SUSCRIBIÓ EL DOCUMENTO BASE DE LA
ACCIÓN
Causa agravio a mi mandante la circunstancia que la sentencia definitiva que se
combate carece en su texto de la aplicación del derecho extranjero bajo el cual se suscribió el documento base de la acción y como ya fue establecido por diversas autoridades
judiciales que han conocido de los recursos de apelación hechos valer al respecto dentro del proceso judicial en que se actúa, sin que fuera necesario que el actor probara la
vigencia del derecho extranjero, pues tal requisito no le es exigible, atento al contenido
de los criterios judiciales sostenidos por nuestros tribunales federales que se citan más
adelante.
Se afirma lo anterior, pues en caso que la jueza familiar hubiera aplicado al caso
concreto el derecho extranjero aplicable en la fecha de suscripción del documento
base de la acción, y en tal caso hubiera llegado a la sensata conclusión de declarar la
procedencia de la acción formulada en la demanda, y contrario a ello, solamente invoca el derecho interno y con base en este determina la improcedencia de la pretensión;
sirve de apoyo a lo anterior, los siguientes criterios de jurisprudencia:
DERECHO
EXTRANJERO.
NO
ES NECESARIO PROBARLO SI LA RECLAMACIÓN CORRESPON-
DIENTE SE FUNDA EN LA APLICACIÓN DE LEYES MEXICANAS Y MEDIA LA CIRCUNSTANCIA, ADEMÁS, DE QUE EL TÍTULO CIRCULÓ EN TERRITORIO NACIONAL.
Si de autos aparece que los
documentos base de la acción, aunque expedidos en territorio extranjero y a cargo de
un banco también extranjero, se endosaron primero en territorio nacional donde igualmente circularon, resultaba innecesario probar la existencia del derecho extranjero,
desde luego porque la reclamación no se fundó en disposiciones de orden extranacional, sino en las contenidas en la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, y
además porque al haberse endosado el documento en territorio mexicano y haber circulado en éste, es claro que la falta de pago posterior, atentó contra la confianza que el
público nacional debe tener en cuanto a la circulación de los cheques y contra los
fines señalados en la exposición de motivos de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, como fueron los referentes a facilitar las relaciones económiMATERIA FAMILIAR
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cas internacionales para asegurar las mayores posibilidades de circulación de títulos,
para obtener mediante los mismos la máxima movilización de riqueza compatible
con un régimen de seguridad, para fomentar la circulación de títulos capacitados y
para garantizar al tenedor de buena fe, de los defectos o contingencias de la relación
fundamental que les dio origen. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA
CIVIL DEL TERCER CIRCUITO. Amparo directo 336/89. Ignacio Mendoza
Rodríguez. 14 de junio de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Hidalgo
Riestra. Secretario: Jorge Quezada Mendoza. Octava Epoca. Registro: 228303.
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación.
III, Segunda Parte-1, enero a junio de 1989. Materia(s): Civil. Página: 269.
DERECHO EXTRANJERO. PARA DEMOSTRARLO RESULTA APLICABLE LO DISPUESTO EN LA
CONVENCIÓN INTERAMERICANA SOBRE PRUEBA E INFORMACIÓN ACERCA DEL DERECHO
EXTRANJERO, PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL VEINTINUEVE DE ABRIL
DE MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y TRES. De la interpretación sistemática de los artículos 14,
fracción I, del Código Civil Federal; 86 bis del Código Federal de Procedimientos
Civiles, y de la exposición de motivos del decreto publicado el doce de enero de mil
novecientos noventa y ocho, que adicionó el segundo de esos preceptos, se desprende
que para probar el derecho extranjero son atendibles las convenciones internacionales
en donde México ha sido parte integrante, al formar éstas parte del derecho nacional,
en términos de lo dispuesto en el artículo 133 constitucional. Sobre el particular, destaca la Convención Interamericana sobre Prueba e Información acerca del Derecho
Extranjero, firmada en Montevideo, Uruguay, el ocho de mayo de mil novecientos
setenta y nueve, y publicada en el órgano oficial informativo de la Federación el veintinueve de abril de mil novecientos ochenta y tres, de cuyos artículos 1o. y 3o. se
advierte la existencia de la cooperación entre los Estados-partes de ese convenio con la
finalidad de obtener con mayor facilidad y menor tiempo los elementos de prueba
idóneos e información acerca de un derecho extranjero de un país que tenga que aplicarse en otro, los elementos de prueba idóneos y la información acerca del derecho
extranjero requerido para ser aplicado a un determinado caso, siendo éstos, entre
otros de la misma naturaleza: a) El documento consistente en copia certificada de textos legales con indicación de su vigencia o precedentes judiciales; b) La prueba pericial
consistente en dictámenes de abogados o expertos en la materia; y, c) Los informes del
Estado requerido sobre el texto, vigencia, sentido y alcance legal de su derecho sobre
determinados aspectos. Cabe destacar que los dos primeros presupuestos a probar
están dirigidos a la parte que invoca el derecho extranjero, los que se estiman esenciales para que el Juez de instrucción tenga todos los elementos necesarios para establecer
la forma de aplicación de las normas extranacionales, y el último está encauzado a las
autoridades jurisdiccionales, quienes podrán solicitar los informes que ahí se refieren,
según lo establecido en el citado artículo 86 bis del Código Federal de Procedimientos
Civiles; no siendo este presupuesto determinante para acreditar el derecho extranjero
y su aplicación, dado que es una potestad del órgano jurisdiccional ejercerla o no,
según su arbitrio judicial. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL
DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 10623/2001. Juan Cortina del Valle. 18 de
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octubre de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Armando Cortés Galván. Secretario:
Israel Flores Rodríguez. Novena Epoca. Registro: 187245. Instancia: Tribunales
Colegiados de Circuito. Tesis Aislada. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. XV, abril de 2002. Materia(s): Civil. Tesis: I.3o.C.303 C. Página: 1248.
En vista de lo expuesto en el presente apartado, al omitir la juez familiar citar en su
sentencia y menos aún aplicar el derecho extranjero bajo el cual se celebró el documento base de la acción, y aún con tal deficiencia determinó la improcedencia de la
pretensión, es inconcuso que sus Señorías deben corregir tal omisión y con base en el
análisis y aplicación del derecho extranjero debe revocarse el fallo apelado que dictó
el juez natural en fecha primero de junio del año en curso, para el efecto de conceder
al demandante las prestaciones reclamadas en la demanda y, en consecuencia, condenar a los enjuiciados a las prestaciones solicitadas en el presente juicio.
Para mejor entendimiento, trascribo la parte que causa agravio en la sentencia definitiva de fecha primero de junio de dos mil doce, que en su parte relativa, expresa:
“PRIMERO. Fue procedente la vía ordinaria civil intentada, en la que el señor
EDUARDO, no probó su pretensión y el señor MARIO ARTURO y la sucesión de
MARIO, justificaron parcialmente sus excepciones, resultando innecesario entrar al
estudio de las mismas en su totalidad por lo expuesto en el Considerando III de esta
resolución.
SEGUNDO. Se absuelve a MARIO ARTURO y la sucesión de MARIO, de todas y
cada una de las prestaciones que les fueron reclamadas, en consecuencia;
TERCERO. Se declara que MARIO ARTURO, en su carácter de único y universal
heredero de la sucesión de MARIO a la que se acumuló el juicio que hoy se resuelve,
es el único y legítimo propietario y titular de todos los derechos que le correspondían
a la fecha de su fallecimiento al señor MARIO, derivados de las treinta y nueve películas descritas en el cuerpo de esta sentencia, derechos que incluyen enunciativa pero no
limitativamente los patrimoniales de los derechos de autor, tales como de explotación,
distribución, venta, renta, reproducción, etc., de las películas y los derechos derivados
de los contratos celebrados por el señor MARIO con C..., INC.
CUARTO. No se hace especial condena en costas al no actualizarse alguna de las
hipótesis previstas en el artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles.
QUINTO. Notifíquese personalmente a las partes.”
Sentencia la anterior, que se pretende sostener de una indebida valoración de
todas y cada una de las pruebas aportadas en el expediente como se expone más adelante, toda vez que el actor demandó las siguientes prestaciones:
I) Del señor MARIO ARTURO y de la sucesión de MARIO, las prestaciones que a
continuación se transcriben:
“A) Que se declare judicialmente que soy único y legítimo propietario y titular de
todos los derechos derivados de las treinta y nueve películas que enseguida listaré,
derechos que incluyen enunciativa pero no limitativamente los derechos patrimoniaMATERIA FAMILIAR
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les de los derechos de autor tales como de explotación, distribución, venta, renta,
reproducción, etc., de las películas y los derechos derivados de los contratos celebrados por MARIO con C..., INC., por haber operado la cesión de los derechos que a mi
favor hiciera en vida MARIO, en el documento base de la acción denominado agreement, de fecha 4 de marzo de 1993. Las treinta y nueve películas son”:...
“B) Como consecuencia de lo anterior, que se declare por sentencia ejecutoriada
que tengo la libre disponibilidad de las liquidaciones de las regalías que tiene consignadas C..., INC., ante el Juzgado Federal en Los Ángeles, California, Estados Unidos
de América, así como de las regalías que por tal concepto se sigan generando.
“C) La cesación de los actos tendientes a perturbar mis derechos de propiedad a
que me refiero en los dos incisos anteriores.
“D) El pago de los perjuicios que me causan los demandados al impedirme, con
maniobras extrajurídicas e ilegales disponer del numerario que han generado las películas y que no me ha sido entregado, impidiéndome, en consecuencia, la obtención
de los intereses bancarios más altos que paga el mercado bursátil de México; cantidad
que debe ser determinada por peritos en ejecución de sentencia.
“E) “El pago de los daños que me han causado los demandados al obstaculizar en
forma ilegal la libre disposición de las regalías que han producido las treinta y nueve
películas citadas, daños que consisten en: gastos de transportación y hospedaje del
actor y sus abogados a la ciudad de Los Ángeles, California, llamadas telefónicas,
honorarios de abogados y peritos a quienes me he visto obligado a contratar y pagar
sus honorarios debido a la oposición, como ya dije, de los demandados a que acceda
yo a las regalías que, como titular de los derechos de las ya citadas treinta y nueve
películas, me corresponden; cantidades que deben ser fijadas por peritos en ejecución
de sentencia; y
“F) El pago de los gastos y costas que se generen con motivo del presente juicio”.
II) De C..., INC., las prestaciones que a continuación se transcriben:
“A) El reconocimiento de que soy el único y legítimo propietario y titular de todos
los derechos derivados de las treinta y nueve películas que enseguida listaré, derechos
que incluyen enunciativa pero no limitativamente los derechos patrimoniales de los
derechos de autor tales como de explotación, distribución, venta, renta, reproducción,
etc., de las películas y los derechos derivados de los contratos celebrados por MARIO
con C..., INC., por haber operado la cesión de los derechos que a mi favor hiciera en
vida MARIO, en el documento base de la acción denominado agreement, de fecha 4 de
marzo de 1993. Las películas son”: …
“B) La entrega de las cantidades que tenga en su poder, haya recibido y siga recibiendo por concepto de las liquidaciones de las regalías que han producido y sigan
produciendo las multicitadas treinta y nueve películas y que correspondan, por su
porcentaje al actor”.
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Siendo el caso, que posteriormente el actor se desistió de las prestaciones reclamadas a C…, INC.
Mi mandante se fundó para ello en las consideraciones de hecho y de derecho que
obran en la demanda, las que en obvio de repeticiones se dan por reproducidas como
si se insertaran a la letra (visible en el tomo I del expediente).
Ahora bien, el agravio radica precisamente en la indebida valoración de parte de
la juez de origen de las pruebas aportadas por mi mandante en el presente juicio, en
particular de las documentales exhibidas y que obran en autos.
IV. FALTA DE APLICACIÓN EN EL FALLO RECURRIDO DEL CÓDIGO ANOTADO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA –CAPÍTULO 2 DEL TÍTULO 17
INTITULADO “PROPIEDAD Y TRANSFERENCIA DE DERECHOS DE AUTOR”,
SECCIÓN 204 “EJECUCIÓN DE TRANSFERENCIAS DE PROPIEDAD DE DERECHOS
DE AUTOR” O “EJECUCIÓN DE CESIONES DE TITULARIDAD DE DERECHOS DE
AUTOR”, INCISOS A) Y B)–, EL CÓDIGO CIVIL FEDERAL, LA LEY FEDERAL DE
DERECHOS DE AUTOR, VIGENTE EN MARZO DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y TRES, LA LEY FEDERAL DEL DERECHO DE AUTOR VIGENTE, EL CÓDIGO
FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES, EL CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL, EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL DISTRITO
FEDERAL Y LA LEY ORGÁNICA DEL SERVICIO EXTERIOR MEXICANO
Para un mejor entendimiento al motivo de inconformidad y del incorrecto estudio
que respecto al acto jurídico que nos ocupa realiza la jueza de primer grado, se trascribe la parte de la sentencia recurrida:
“ACTO JURÍDICO. El documento base de la acción contiene una cesión de derechos,
constituyendo un acto jurídico que ha sido definido por el maestro Rafael Rojina
Villegas, como : “…acto jurídico –igual al negocio de los alemanes– o sea: una manifestación de voluntad hecha con el primordial propósito –objeto– de crear, transmitir,
modificar o extinguir derechos y obligaciones o situaciones jurídicas concretas…”
Entendiéndose como la manifestación externa de la voluntad de un sujeto de derecho,
que: crea, reconoce, modifica, transmite, declara o extingue derechos u obligaciones.
Existen dos clasificaciones de actos jurídicos: a) Unilaterales; b) Bilaterales: Convenios
y Contratos. En la Ley el artículo 1792 del Código Civil para el Distrito Federal prevé
que “el convenio es el acuerdo de dos o más personas para crear, transferir, modificar
o extinguir obligaciones”. Y el numeral 1793 ordenamiento en cita señala que “Los
convenios que producen o transfieren obligaciones y derechos toman el nombre de
contratos”. ELEMENTOS DEL ACTO JURÍDICO. En este sentido es indispensable recordar lo
que al efecto destaca el profesor Raúl Ortiz Urquidi, cuando apunta: “… Hay que
distinguir dos tipos de elementos: a) Los esenciales, llamados también de existencia
porque basta con que falte alguno de ellos para que el negocio sea jurídicamente
inexistente; y b) Los de validez, que no siendo, como los esenciales, necesarios para
la existencia del negocio, cualquiera de ellos que falte sólo origina la nulidad, mas no
la inexistencia del negocio. Es decir la falta del elemento no impedirá que el negocio
exista, pero eso sí, que exista herido de nulidad, herido de invalidez. ELEMENTOS ESENMATERIA FAMILIAR
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CIALES O DE EXISTENCIA: “El acto jurídico… precisa de dos elementos básicos siempre, y
excepcionalmente tres: 1. Una o más voluntades jurídicas. Una en el acto llamado
unilateral; dos o más en el acto llamado bilateral o plurilateral; 2. Que esa o esas
voluntades tengan como finalidad producir una consecuencia sancionada por el
Derecho, esto es, que se persiga un objeto; 3. En ocasiones, cuando el Derecho lo
exige, cumplir con una forma solemne, llamada solemnidad, que requiere de estos 3
elementos básicos. Entonces, en términos del maestro Ernesto Gutiérrez y González,
si no se dan estos dos o tres elementos; la voluntad o voluntades según sea el caso, y
el objeto, no se podrá crear un acto jurídico; no existirá un acto jurídico”. El artículo
1794 del Código Civil para el Distrito Federal para la existencia del contrato se
requieren: Consentimiento. Objeto que pueda ser materia del contrato. Como se ve,
los componentes imprescindibles de todo acto jurídico, son: 1. CONSENTIMIENTO. “El
consentimiento, o por mejor decir, la voluntad, pues no debe olvidarse que al lado de
los contratos (que son a los que se refiere el precepto, siendo por ello que éste habla
del consentimiento, puesto que los contratos, por definición, son actos bilaterales
que necesariamente suponen en un concurso –consensus– de voluntades) al lado de
los contratos repetimos, existen los negocios unilaterales, en los que no hay sino una
sola voluntad: la de su autor… Para que la voluntad (primer elemento esencial del
negocio jurídico) pueda legalmente obligar y por ello producir los efectos jurídicos
deseados por el autor o las partes, se requiere: I. que sea expresada por persona
capaz y III, que no esté viciada…”. Por su parte, Rafael Rojina Villegas, expone: “El
consentimiento es el acuerdo o concurso de voluntades que tiene por objeto la creación o transmisión de derechos y obligaciones. En los convenios, lato sensu, el consentimiento es el acuerdo o concurso de voluntades para crear, transmitir, modificar o
extinguir obligaciones y derechos. Todo consentimiento, por tanto implica la manifestación de dos o más voluntades, y su acuerdo sobre un punto de interés jurídico. El
consentimiento, dada su naturaleza, se forma por una oferta o policitación y por la
aceptación de la misma… Cuando el consentimiento no existe, falta al contrato un elemento esencial y, por tanto, es inexistente. Tal parece que es absurdo suponer, desde el
punto de vista jurídico y práctico, este problema de la ausencia del consentimiento
que motiva la inexistencia del contrato. Esto ocurre en los siguientes supuestos: 1o.
Cuando las partes sufren un error respecto a la naturaleza del contrato; 2o. Cuando las
partes sufren error respecto a la identidad del objeto. 3o. En los contratos simulados…”. Una acepción más, dice que “el consentimiento es el acuerdo de dos o más
voluntades sobre la producción de efectos de Derecho y es necesario que ese acuerdo
tenga una manifestación exterior, o dicho en una forma más amplia, que sirve para el
convenio y el contrato: Es el acuerdo de dos o más voluntades que tienden a crear,
transferir, conservar, modificar o extinguir, efectos de derecho y es necesario que esas
voluntades tengan una manifestación exterior”. A su vez el artículo 1803 del Código
Civil para el Distrito Federal, prevé: “El consentimiento puede ser expreso o tácito. Es
expreso cuando se manifiesta verbalmente, por escrito o por signos inequívocos. El
tácito, resultará de hechos o actos que lo presupongan o que autoricen a presumirlo,
excepto en los casos en que por ley o por convenio la voluntad deba manifestarse
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expresamente.” 2. OBJETO: “Consistiendo dicho objeto no en la cosa o en el hecho
material, sino natural y propiamente en la prestación, pues el objeto perseguido por
todo negocio jurídico no es otro que la producción de consecuencias de derecho, que
a su vez consisten en la creación, la transmisión, la modificación y la extinción de
derechos y obligaciones”. A decir del maestro Ernesto Gutiérrez y González, el objeto
de la obligación tiene dos acepciones, la primera de ellas reviste tres posibilidades.
Así, la primera acepción el objeto de la obligación, es una conducta que debe observar
el obligado, ya sea de dar, hacer o obtenerse o no hacer, y la segunda forma del objeto, es la cosa material que se debe dar; por lo que, el objeto del contrato no se debe
confundir con el objeto de la obligación, se puede afirmar que le vocablo objeto tiene
tres significados a propósito del contrato: 1. Objeto directo del contrato (crear y transmitir derechos y obligaciones); 2. Objeto indirecto del contrato (es el objeto directo de
la obligación que es una conducta de dar, hacer o no hacer); 3. La cosa física material
que la persona deba entregar. El artículo 1824 del Código sustantivo Civil, expresa que
“son objetos de los contratos: La cosa que el obligado debe dar; El hecho que el obligado debe hacer o no hacer. El numeral 1825 del mismo Código, señala que “la cosa
objeto del contrato, debe: Existir en la naturaleza, ser determinada o determinable en
cuanto a su especie, estar en el comercio”. 3. LA SOLEMNIDAD: “La solemnidad es el
conjunto de elementos de carácter exterior del acto jurídico, sensibles, en que se plasma la voluntad de los que contratan, y que la ley exige para la existencia del mismo.
El efecto de esta forma en el acto jurídico, es darle existencia, y así por el contrario ante
su falta, por ministerio de la ley la voluntad de los que pretendan contratar no produce los efectos deseados y sus voluntades no alcanzan el rango de acto jurídico, y se
puede decir con la tesis clásica que el acto no existe”. “La solemnidad, al igual que la
forma, es una mera formalidad, pero de rango tal que si llega a faltar hace que el negocio no nazca, no exista jurídicamente; mientras que si la faltante es la forma (y en esto
precisamente se distinguen forma y solemnidad) la sanción ya no será la inexistencia,
sino la nulidad: El negocio existirá, herido de invalidez, es cierto, y en razón de lo cual
podrá ser anulado pero existirá”. El artículo 1833 del Código Civil, establece que
cuando la ley exija determinada forma para un contrato, mientras éste no revista esa
forma no será válido, salvo disposición en contrario; pero si la voluntad de las partes
para celebrarlo consta de manera fehaciente, cualquiera de ellas puede exigir que se
dé al contrato la forma legal. b) ELEMENTOS DE VALIDEZ. Los elementos de validez, “son
cuatro de conformidad con el artículo 1795, contrario sensu, de nuestro Código Civil,
en relación con el 1859 del propio Código; a saber: I. La capacidad legal (así la llama el
Código en dicho artículo 1795, o capacidad de ejercicio, como luego veremos que la
llama la doctrina); II. La ausencia de vicios de la voluntad, en otras palabras: una
voluntad no viciada, una voluntad libre y consciente; III. La licitud en el objeto, motivo o fin del negocio; IV. La forma, pero sólo en los casos en que la ley la requiera.”
Sentado lo anterior, analizaremos los requisitos de validez mencionados, de donde
resulta: 1. Capacidad de las partes: “La capacidad en Derecho, no es una, pues hay dos
especies de ella: la de goce y la de ejercicio, en la inteligencia de que a la de goce se le
llama también capacidad de derechos o titularidad, y a la de ejercicio capacidad de
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obrar o negociar. La capacidad de goce es la aptitud que toda persona tiene para ser
titular de derechos y obligaciones. Y decimos ‘toda persona’, porque en efecto todas
las personas, por el solo hecho de ser personas, la tienen, ya que no es posible concebir la existencia de nadie sin ella. Por ello mismo se dice que la capacidad de goce es
inmanente de la personalidad y que en el fondo se identifica con ésta. La capacidad de
ejercicio es la aptitud que tienen determinadas personas para hacer valer sus derechos
y cumplir sus obligaciones por sí mismas. Adviértase que aquí ya no decimos que esta
capacidad –como en el caso de la de goce– la tenga toda persona, ya que los menores,
los locos, etc., carecen de ella… “. Resultando aplicable, por similitud jurídica, al caso
que nos ocupa las siguientes tesis de jurisprudencia: INTERDICCIÓN, ACTOS ANTERIORES A
LA DECLARACIÓN. La capacidad es condición de validez de los actos jurídicos, y siendo
la salud mental un elemento de la capacidad, si falta no puede ser válido el acto celebrado por el enfermo, haya o no declaración de interdicción, y por tanto, los actos de
los incapacitados no son válidos aunque sean anteriores a la declaración del estado de
interdicción y al nombramiento del tutor. TESTAMENTO. CUANDO ES NECESARIO EL EXAMEN MÉDICO DEL TESTADOR (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE CHIHUAHUA). El reconocimiento
médico del testador, para determinar si estaba en estado de lucidez que le permitiera
testar válidamente, no se limita a los casos en que se haya declarado el estado de
interdicción, o sea que por sentencia este reconocida la enajenación mental del testador, cuando la ley establece, como es el caso del artículo 1143 del Código Civil del
Estado de Chihuahua, que están incapacitados para testar “los que habitual o accidentalmente no disfrutan de su cabal juicio”, lo que quiere decir que uno es el caso
habitual o permanente (caso de la interdicción) y otro el de ausencia cabal accidental,
verbigracia el caso de una enfermedad grave. Amparo directo 6431/63. Ramón
Vargas Flores. 18 de agosto de 1966. Cinco votos. Ponente: Enrique Martínez Ulloa. El
Artículo 1798 del Código Sustantivo expresa que “son hábiles para contratar todas las
personas no exceptuadas por la ley”. 2. Vicios de la voluntad: La manifestación externa de la voluntad o voluntades debe estar expresada y formada de manera consciente y libre. Por vicios de voluntad se alude a las causas por las cuales la voluntad se
forma defectuosamente; el vicio de la voluntad es todo elemento que interviene en la
formación de ésta privándolo al sujeto del conocimiento de la realidad (error, dolo) o
la libertad de decidir (violencia). El artículo 1812 del Código Civil, señala que “el
consentimiento no es válido si ha sido dado por error, arrancado por violencia, sorprendido por dolo”. 3. Licitud en el objeto, motivo o fin del acto: Debemos de recordar que el objeto del contrato es el contenido de la conducta del deudor, aquello a lo
que se obliga; y el motivo o fin es el propósito que le induce a su celebración, el porqué se obliga. Pues bien para que el contrato sea válido es indispensable que tanto a
lo que se obligó el deudor como el que porque de su proceder sean lícitos, es decir, no
contrarios a lo dispuesto por las leyes de interés público (que no quebranten una prohibición o un mandamiento legal). El artículo 1830 del Código Civil establece que es
lícito el hecho que es contrario a las leyes de orden público o a las buenas costumbres.
4. Formalidad: Consiste en que los autores del acto, expresen su voluntad en la forma
prescrita por el ordenamiento jurídico. El artículo 1832 prevé que en los contratos
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civiles cada uno se obliga en la manera y términos que aparezca que quiso obligarse,
sin que para la validez del contrato se requieran formalidades determinadas, fuera de
los casos expresamente designados por la ley. El artículo 1883 expresa que “Cuando la
ley exija determinada forma para un contrato, mientras que éste no revista esa forma
no será válido, salvo disposición en contrario”. 5. Nulidad relativa: Artículo 2227 del
Código Civil. La nulidad es relativa cuando no reúne todos los caracteres enumerados
en el artículo anterior, siempre permite que el acto produzca provisionalmente sus
efectos. El artículo 2228 del Código Civil la falta de forma establecida por la ley, si no
se trata de actos solemnes, así como el error, el dolo, la violencia, la lesión, y la incapacidad de cualesquiera de los autores del acto, produce la nulidad relativa del mismo.
Artículo 2230 c.c. la nulidad por causa de error, dolo, violencia, lesión o incapacidad,
solo puede invocarse por el que ha sufrido esos vicios del consentimiento, se ha
perjudicado por la lesión o es el incapaz. NULIDAD ABSOLUTA Y RELATIVA. La nulidad
absoluta y la relativa se distinguen en que la primera no desaparece por confirmación
ni por prescripción; es perpetua y su existencia puede invocarse por todo interesado.
La nulidad relativa en cambio no reúne estos caracteres. Sin embargo, en ambas el
acto produce provisionalmente sus efectos, los cuales se destruyen retroactivamente
cuando los tribunales pronuncian la nulidad. No. Registro: 392,419. Jurisprudencia.
Materia(s): Civil. Sexta Época. Instancia: Tercera Sala. Fuente: Apéndice de 1995. Tomo
IV, Parte SCJN. Tesis: 292 Página: 197. NULIDAD RELATIVA, SUS BENEFICIOS PROCESALES.
Las notas distintivas de la nulidad relativa son las inherentes a que siempre permite
que el acto produzca sus efectos provisionalmente; no destruye retroactivamente los
efectos del acto anulado; no todo interesado puede invocarla ya que en el caso de
error, dolo, violencia, lesión o incapacidad de alguno de los contratantes, sólo puede
ser invocada por quien sufre los vicios del consentimiento, el perjudicado por la lesión
o el incapaz; puede desaparecer por prescripción o confirmación expresa o tácita y
tiene lugar cuando existe falta de alguna formalidad establecida por la ley (salvo el
caso de actos solemnes), error, dolo, violencia, lesión o incapacidad de los contratantes. Así las cosas, una de sus características más importantes es que la irregularidad
que la conformó pueda ser purgada y, por tanto, que el acto respectivo pueda ser convalidado para surtir plenos efectos. En consecuencia, tratándose de un procedimiento
judicial en el que se invoca la nulidad de un acto, si la defensa radica en que la nulidad de que se trata fue relativa y no absoluta, con lo que se busca atemperar la consecuencia de la nulidad respectiva, esta materia debe ser deducida precisamente en el
juicio, lo cual implica que se demuestre ante el Juez que la convalidación ocurrió; en
tal virtud, el máximo beneficio que puede aportar a quien la invoca sería la posibilidad de acreditar durante el procedimiento que el vicio de nulidad quedó purgado y,
por tanto, que se actualizó la convalidación del acto impugnado, toda vez que, de no
ser así, el acto en comento indefectiblemente debe ser declarado nulo. INEXISTENCIA Y
NULIDAD RELATIVA DE UN CONTRATO, SON SANCIONES JURÍDICAS DISTINTAS (LEGISLACIÓN DEL
ESTADO DE MÉXICO). Conforme a una interpretación objetiva y sistemática de los artículos 1623, 1624 y 2078 del abrogado Código Civil para el Estado de México (cuyo texto
es similar a lo dispuesto por los numerales 7.10, 7.13 y 7.16 del código sustantivo
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vigente) se sigue que todo contrato, en cuanto acto jurídico, podrá declararse inexistente sólo cuando le falte el consentimiento o el objeto que pueda ser materia de él; así,
de acuerdo con una intelección armónica de tales preceptos, es obvio que la ausencia
de dicho consentimiento y del objeto implicarán que no pueda concebirse la existencia de cierto acto jurídico. En cambio, la nulidad relativa o invalidez accidental de los
contratos tiene lugar cuando no comprendan las condiciones especiales a que se refiere el diverso artículo 1624 del invocado código sustantivo, consistentes en la falta de
capacidad legal de las partes o de una de ellas, vicios del consentimiento, ilicitud en el
objeto o en el fin del contrato, o bien porque el consentimiento no se haya manifestado
en la forma establecida por la ley. No obstante, si se reúnen las condiciones especiales de
existencia, el acto respectivo nace a la vida jurídica, aunque luego pudiere producirse
dicha nulidad, de no satisfacerse sus requisitos de validez; de consiguiente, acorde con
lo anterior, es notoria la diferencia sustancial entre la inexistencia y la nulidad relativa de
un acto jurídico. NULIDAD ABSOLUTA Y RELATIVA. La nulidad absoluta y la relativa se distinguen en que la primera no desaparece por confirmación ni por prescripción; es
perpetua y su existencia puede invocarse por todo interesado. La nulidad relativa en
cambio no reúne estos caracteres. Sin embargo, en ambas el acto produce provisionalmente sus efectos, los cuales se destruyen retroactivamente cuando los tribunales
pronuncian la nulidad. NULIDADES ABSOLUTAS Y NULIDADES RELATIVAS. Conforme a la
doctrina, los actos inexistentes se caracterizan por la ausencia de uno o varios de sus
elementos orgánicos o específicos que son: voluntad, objeto y forma; no engendran
efecto jurídico alguno, y su inexistencia puede ser invocada por cualquiera que tenga
interés en prevalerse de ella. La nulidad es absoluta, cuando nace de la violación de
una regla de orden público, y relativa, en los demás casos; los actos nulos, aun los
afectados de nulidad absoluta, producen efectos jurídicos mientras no sean destruidos
por una decisión judicial, ya que por imperfectos que sean, desde el momento en que
han nacido, desempeñan la función de un modo regular. Bajo ese contexto, y tomando en consideración que durante el desarrollo de la sentencia se ha valorado diverso
material probatorio de manera particular arrojando una conclusión respecto de cada
una de ellas, exponiéndose las razones lógico jurídicas para arribar a la misma; ahora,
en este apartado se justiprecian de manera conjunta con base a lo establecido en el artículo 402 del Código de Procedimientos Civiles que a la letra dice: “Los medios de
prueba aportados y admitidos, serán valorados en su conjunto por el juzgador, atendiendo a las reglas de la lógica y de la experiencia. En todo caso el tribunal deberá
exponer cuidadosamente los fundamentos de la valoración jurídica realizada y de su
decisión”. Por su parte la Autoridad Federal señala lo siguiente: NULIDAD E INEXISTENCIA. SUS DIFERENCIAS SON MERAMENTE TEÓRICAS. Aun cuando el artículo 2224 del Código
Civil para el Distrito Federal emplea la expresión “acto jurídico inexistente”, en la que
pretende basarse la división tripartita de la invalidez de los actos jurídicos, según la
cual se les agrupa en inexistentes, nulos y anulables, tal distinción tiene meros efectos
teóricos, porque el tratamiento que el propio código da a las inexistencias, es el de las
nulidades, según puede verse en las situaciones previstas por los artículos 1427, 1433,
1434, 1826, en relación con el 2950 fracción III, 2042, 2270 y 2779, en las que, teórica52
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mente, se trata de inexistencias por falta de objeto, no obstante, el código las trata
como nulidades, y en los casos de los artículos 1802, 2182 y 2183, en los que, la falta de
consentimiento originaría la inexistencia, pero también el código los trata como nulidades. No. Registro: 392,423. Jurisprudencia. Materia(s): Civil. Sexta Época. Instancia:
Tercera Sala. Fuente: Apéndice de 1995. Tomo IV, Parte SCJN. Tesis: 296. Página: 199.
Por tanto, atendiendo a las consideraciones expuestas en el apartado correspondiente
al análisis del acto jurídico en relación a la doctrina, artículos y algunos criterios emitidos por la autoridad federal arriba citados, frente al material probatorio analizado en
esta sentencia, se hacen evidentes para la suscrita múltiples situaciones que generan,
entre otras, las siguientes reflexiones: A) Respecto a la firma del C. MARIO, en el agreement si bien es cierto queda fuera de litis el hecho de que él la haya estampado; también lo es que es incierto el momento exacto en que el C. MARIO, llevó a cabo dicho
acto, pues: 1. Contrario a lo aseverado por el actor y en el documento, quedó desvirtuado que al menos la firma de MARIO, no fue ante la notario público, dada la aceptación contundente que envuelve el testimonio de la propia fedataria pública que llevó
a cabo el acto, constituyendo uno de los argumentos por lo que se concluyó que carece de certeza jurídica por todos los razonamientos expuestos, sobre todo, en el inciso
B) de esta sentencia. 2. Si no fue ante la notario, entonces, no podemos hablar de una
fecha cierta en que el C. MARIO firmara el documento, porque ella misma acepta que
no lo vio firmar y que el agreement ya contenía la firma del C. MARIO, cuando el C.
EDUARDO, le presentó el documento en cuestión. 3. Si la firma ya estaba contenida
en el documento supracitado y según la notario público, la protocolización fue “alrededor de las once de la mañana del cuatro de marzo de mil novecientos noventa y
tres” y, por su parte, el C. EDUARDO, nunca hizo alusión a hora específica en que se
firmó el documento por parte del C. MARIO, ni en la demanda, ni durante el procedimiento, tampoco al absolver posiciones y, tampoco el agreement contiene la hora en
que se estampó. Por tanto, existe esa laguna de tiempo importantísima entre las siete
horas con treinta minutos a las once de la mañana del cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, por las condiciones de salud en que se encontraba MARIO. 4.
Entonces, bien pudo haber sido firmado ese día en ese lapso de tiempo aludido en el
punto anterior, o cualquier otro día anteriores a la fecha contenido en el agreement,
durante su estancia en el Hospital cuando estuvo recibiendo múltiples tratamientos y
medicamentos que pudieron haber tenido efectos acumulativos en el paciente como
lo refiere el perito de la parte demandada. 5. Además, la perito tercero en discordia en
materia de grafoscopía, en este juicio, concluyó respecto de la firma dubitada (la de
MARIO), que no podía determinarse si fue estampada antes o después del texto del
documento. O sea que dicha persona pudo haber firmado sin conocer el objeto del documento y los alcances del mismo. 6. Existen contradicciones entre la confesión de
EDUARDO, y la testimonial de la C. MELVY, en cuanto a las circunstancias de modo
y lugar en que supuestamente se firmó el agreement, pues como se analizó detenidamente en el cuadro comparativo correspondiente de las que cabe resaltar que él sostiene que MARIO, firmó en el cuarto de habitación que ocupaba en el Hospital
Metodista ante la notario público en comento; y ella dice que jamás estuvo en ese
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cuarto y que nunca vio firmar a MARIO. 7. Por otro lado, la perito tercero en discordia
en materia de grafoscopía, concluyó que no se podía determinar si la firma del C.
MARIO plasmada en el agreement, había sido puesta antes o después del contenido
del documento, pues las tintas de ambos apartados se habían absorbido y no existe
técnica que pueda determinarlo. 8. La perito antes citada refiere que la hoja de papel
que contiene el agreement y el anexo “A” en donde se relacionan las películas son de
papel diferente y que fueron elaborados con diferente máquina de escribir y que tampoco se puede determinar cuál de los dos se elaboró primero. B) En cuanto a la capacidad del C. MARIO, al momento de suscribir el agreement: 1. Si la notario público no vio
a MARIO, firmar el documento, entonces no constató que tuviera capacidad legal
para haber suscrito ese documento; y menos aún que conocía los efectos y alcances del
agreement, y que ese era su deseo. 2. La propia notario acepta que nunca pidió información al médico tratante sobre ese punto. 3. El propio EDUARDO, confiesa que el C.
MARIO, estaba “con plena lucidez”; sin embargo, su afirmación la sostiene por un
lado en que así lo reportan los “récords médicos”, pero también reconoce que al no ser
médico carece de conocimientos para interpretarlos; además, éstos no obraban en su
poder, sino en todo caso en el de los médicos tratantes. 4. El médico tratante del C.
MARIO, basa su testimonio juramentado afirmando que dicho paciente todo el tiempo estuvo alerta, y para ello se basó en los récords médicos y notas de los doctores y
enfermeras de cada dos horas, que atendieron al C. MARIO; sin embargo, nunca los
anexó al informe materia del testimonio juramentado. 5. Concretamente del día cuatro
de marzo de mil novecientos noventa y tres, sólo alude al reporte de las 7:30 a.m. y,
sólo de manera general, refiere que el C. MARIO, recibió quimioterapia y que hubo
una disyuntiva en relación al medicamento que debía suministrarse al paciente, sin
especificar a qué hora se le aplicó la quimioterapia; así como los medicamentos y
dosis que le fueron suministrados al C. MARIO; y los efectos que ambos tratamientos
tuvieron en el paciente; si éstos tuvieron un efecto acumulativo y en todo caso, si le
permitió gozar de capacidad o si estuvo despierto y alerta después de un tratamiento
tan fuerte como lo es la quimioterapia. 6. Los peritos en medicina, tanto el ofrecido
por el actor, como el tercero en discordia, concluyeron que no es posible emitir un dictamen basándose solamente en opiniones periciales, pues para hacerlo se requiere
consultar, cuando menos, el expediente clínico completo del paciente, ya que no existían bases reales para emitir opinión válida. 7. Lo anterior robustece contundentemente, el criterio sustentado por la juzgadora al restar valor probatorio al informe
médico del doctor tratante del C. MARIO, quien, se reitera, no exhibió los récords
médicos y demás documentación que conformó el expediente clínico completo. 8.
EDUARDO confiesa que el C. MARIO, tenía un catéter en la mano, sin recordar en
cuál de ellas, pero que la persona referida era diestra, y también puntualiza enfáticamente que “en especial ese día tenía libertad de movimientos”. Las anteriores reflexiones son sólo algunas que se citan (ya que existen otras), y con éstas se generan
múltiples interrogantes, tales como: ¿Cuándo, en qué lugar y bajo qué condiciones en
realidad se firmó el agreement? ¿El C. MARIO tenía capacidad legal para manifestar
su voluntad y otorgar su consentimiento en dicho documento dadas las circunstan54
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cias físicas y médicas que lo rodeaban? ¿Por qué el médico tratante del C. MARIO,
doctor VÍCTOR MANUEL, rindió su informe sin sustentarlo en los récords médicos
y demás documentos o estudios que conformaron el expediente clínico del paciente
en comento? ¿El C. MARIO conoció el contenido del documento que constituye el
objeto del agreement para que pudiera otorgar su consentimiento en dicho acto juridico?
¿Los medicamentos suministrados y tratamientos a que fue sometido el C. MARIO,
le permitieron tener capacidad para celebrar el acto? ¿Qué pasó después de las 7:30
a.m. el día cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, con las condiciones de
salud del C. MARIO? ¿Si tenía medicamentos suministrados por vía intravenosa, en
realidad tenía libertad de movimientos para suscribir ese día el agreement?, y ¿por
qué refiere EDUARDO, que en especial ese día existía tal? ¿Por qué el agreement y su
anexo fueron elaborados en diferentes tipos de hojas y tintas? ¿El anexo “A” donde se
enumeran las películas, en realidad formó parte del agreement y lo conoció MARIO,
entonces por qué no lo firmó? y, ¿por qué están con diferentes tintas y hojas si supuestamente conforman un solo acto jurídico? ¿Si el C. MARIO, en el caso de que se tratase
de mexicanos con quienes celebraba algún contrato, los suscribía en el idioma español
(como lo reconoce expresamente el C. EDUARDO al absolver posiciones). ¿Por qué el
agreement necesariamente se redactó en idioma inglés y no en español si su sobrino
EDUARDO es mexicano? ¿Por qué se ordena la elaboración del agreement en Estados
Unidos de Norteamérica, se envía a la ciudad de México y vuelve a regresar al lugar
mencionado en primer lugar, donde se encontraba internado el C. MARIO? Por todas
las reflexiones y preguntas anteriores que se hicieron de manera enunciativa mas no
limitativa; por la valoración hecha a cada una de las pruebas en lo particular en las
que se contiene las razones lógico jurídicas en las que se sustenta el valor probatorio
que la suscrita concedió o no respectivamente; por las circunstancias particulares que
revisten al presente asunto; porque existen hechos plenamente acreditados y, valorando conjuntamente todos y cada uno de estos aspectos se genera en el ánimo de la
suscrita un elemento convictivo que se aúna a todo lo anterior, consistente en la presunción humana establecida en los artículos 379 y 380 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal que a la letra dicen: ARTÍCULO 379. “Presunción es la
consecuencia que la ley o el juez deducen de un hecho conocido para averiguar la verdad de otro desconocido: la primera se llama legal y la segunda humana”. ARTÍCULO
380. “Hay presunción legal cuando la ley la establece expresamente y cuando la consecuencia nace inmediata y directamente de la ley; hay presunción humana, cuando
de un hecho debidamente probado se deduce otro que es consecuencia ordinaria de
aquél”. Por tanto, esta a quo arriba a la firme convicción de que el actor no probó las
pretensiones hechas valer con base en el agreement; pues, como documento público
carece de valor probatorio ya que el mismo se vio desvirtuado por la propia fedataria
pública que lo protocolizó colocándose dicho documento en la hipótesis prevista por
el legislador al permitir, “salvo prueba en contrario”, aunado al resto del material
probatorio valorado en esta resolución, por lo que en dicho carácter no produce efecto alguno en la República mexicana. Por otro lado, aun en el supuesto sin conceder de
que el actor no le hubiera otorgado el carácter de público a la cesión de derechos, tamMATERIA FAMILIAR
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poco produciría efectos porque, a juicio de la suscrita, quien comparte la doctrina y la
jurisprudencia que establece que las diferencias entre la nulidad y la inexistencia son
meramente teóricas, porque el propio Código, en diversos numerales, da a las inexistencias el tratamiento de nulidades; considera que el agreement es inexistente, en términos de lo establecido por el artículo 1794, fracción I del Código Civil para el Distrito
Federal, porque dadas las condiciones físicas y de salud y, al cúmulo de tratamientos
y medicamentos suministrados, al C. MARIO; a las lagunas que existen en cuanto a
los récords médicos, y demás elementos valorados en esta resolución, resulta inconcuso que el C. MARIO, no estaba con plena capacidad legal para externar su voluntad
en ese documento; y ponderando que el consentimiento es un acuerdo de voluntades,
entonces, no se dio dicho requisito para que el acto se pudiera considerar existente;
por tanto, al no haber consentimiento, no se perfeccionó, como lo establece la primera parte del numeral 1796 del citado código, aplicado a contrario sensu. Además, tampoco reúne el requisito previsto en la fracción II del artículo 1794 del Código en cita, es
decir, el objeto como requisito de existencia del acto jurídico, pues aun cuando los
derechos que al cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres en que está fechado el agreement, le correspondían al C. MARIO, respecto de las películas que refiere el
actor, existen, es algo lícito y permitido por la ley; como ya se analizó de acuerdo al
dictamen de la perito tercero en discordia en materia de grafoscopía antes referida, no
puede determinarse si la firma del C. MARIO, fue estampada antes o después del
contenido del agreement; por tanto, al no haber certeza jurídica de que lo anterior se
hubiera verificado en un solo momento, no puede afirmarse que el C. MARIO haya
celebrado el acto jurídico con el objeto inserto en el documento, pues dadas las imprecisiones, contradicciones y circunstancias genéricas que revisten el agreement y el presente
asunto, ya valoradas a lo largo de esta resolución; se genera en la suscrita la fuerte presunción de que el documento fue firmado en blanco; además recordemos que no se
sabe en realidad, cuándo sucedió esto y qué, tanto el agreement como el anexo se elaboraron con diferentes tipos de tintas y papel. Ahora bien, para aquellos que colocan a la
capacidad como elemento de validez del acto jurídico sin concatenarlo con la voluntad y por ende, con el consentimiento; entonces, el agreement está viciado de nulidad
relativa por falta de capacidad del C. MARIO, como lo establece el artículo 1795, fracción I del Código Civil arriba citado y ya no puede ser convalidado dado que éste
falleció y precisamente fue su sucesión, quien, en términos del numeral 2230 del multicitado Código, hace valer en vía de excepción la nulidad relativa o inexistencia del
agreement, con la finalidad de que no produzca efectos; de ahí que no cobre vigencia el
artículo 1851 del código sustantivo de la materia, porque si no hubo capacidad plena
de lucidez, no podemos hablar de la existencia de voluntad y mucho menos de un
consentimiento, como para aquellos casos en los que existe el consentimiento y el
contrato celebrado no se encuentra cuestionado con tantas características peculiares
como al agreement lo revisten. En ese tenor, son aplicables las siguientes jurisprudencias: “PRESUNTIVA. SU VALORACIÓN. Los tribunales, según la naturaleza de los hechos, la
prueba de ellos y el enlace más o menos necesario que exista entre la verdad conocida
y la que se busca, apreciarán en conciencia el valor de las presunciones, hasta el grado
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de poder considerar que su conjunto forma prueba plena.” Tesis VI.2o.C. J/217,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, SEGUNDO TRIBUNAL
COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO CIRCUITO, Jurisprudencia
(Común), [J]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XV, Enero de 2002; Pág. 1205.
“PRESUNCIONES HUMANAS. Deben ser polibásicas, es decir, que concurra una pluralidad
de indicios que se dirijan a otras presunciones, descartando la más débil a favor de la
más convincente, pues la concurrencia de varios indicios que apuntan hacia la formación de una misma presunción, partiendo de puntos diferentes, aumenta la fuerza
demostrativa de cada uno de ellos y también la fortaleza probatoria en su conjunto.”
Tesis I.4o.C. J/23, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO,
Jurisprudencia (Común), [J]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXIV, agosto de 2006;
Pág. 2019. ”PRESUNCIONES. Esta prueba, considerada según la doctrina como prueba
artificial, se establece por medio de las consecuencias que sucesivamente se deduzcan
de los hechos, por medio de los indicios, hechos que deben estar en relación tan íntima con otros, que de los unos, se llegue a los otros por medio de una conclusión muy
natural; por lo que es necesaria la existencia de dos hechos, uno comprobado y el otro
no manifiesto aún, y que se trate de demostrar, racionalizando del hecho conocido al
desconocido.” Tesis 325, Apéndice de 1995, Quinta Época, Jurisprudencia (Civil), [J];
5a. Época; 1a. Sala; Ap. 1995; Tomo IV, Parte SCJN; Pág. 220. “PRESUNCIONES. DEBEN
ESTUDIARSE DE OFICIO. Basta que existan las presunciones para que se examinen, sin
necesidad de que las partes las ofrezcan expresamente como pruebas, toda vez que
siendo las consecuencias que se infieren de otros hechos, al ofrecerse las tendientes a
la demostración de estos últimos, necesaria y tácitamente se tiende a demostrar los
que se deduzcan de ellos, e implícitamente se ofrece también la prueba de presunciones.” Tesis 326, Quinta Época, Jurisprudencia (Civil), [J]; 5a. Época; 4a. Sala; Ap. 1995;
Tomo IV, Parte SCJN; Pág. 221. “PRUEBA PRESUNCIONAL HUMANA. PRINCIPIOS QUE LA
RIGEN (CÓDIGO DE COMERCIO). Los artículos 1283 a 1286 del Código de Comercio fijan
los principios a que debe sujetarse la prueba presuncional humana al establecer: que
dicha prueba no sirve para probar aquellos actos que, conforme a la ley, deben constar en forma especial; que la presunción debe ser grave (digna de ser aceptada por
personas de buen criterio); precisa (que el hecho en el cual se funde sea parte, antecedente o consecuencia de aquel que se quiere probar), y que cuando fueren varias
las presunciones han de ser concordantes (tener un enlace entre sí). Para cumplir
con esos principios, el juzgador debe apegarse a las reglas de la sana crítica. Tesis
I.4o.C. J/24, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, CUARTO
TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO,
Jurisprudencia (Civil), [J]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXIV, agosto de 2006;
Pág. 2064. Por ende, el agreement no produce efectos jurídicos como lo pretendió
hacer valer el actor; de ahí que resultan procedentes las excepciones y defensas
esgrimidas respecto a la inexistencia y nulidad del acto jurídico contenido en el
documento base de la acción, por todos y cada uno de los razonamientos expuestos
a lo largo de esta resolución”.
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Respecto de lo anterior considero que se viola el Código Anotado de los Estados
Unidos de América –Capítulo 2 del Título 17 intitulado “Propiedad y Transferencia de
Derechos de Autor”, Sección 204 “Ejecución de Transferencias de Propiedad de
Derechos de Autor” o “Ejecución de Cesiones de Titularidad de Derechos de Autor”,
incisos a) y b)–, el Código Civil Federal, la Ley Federal de Derechos de Autor, vigente en
marzo de mil novecientos noventa y tres, la Ley Federal del Derecho de Autor vigente,
el Código Federal de Procedimientos Civiles, el Código Civil para el Distrito Federal, el
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal y la Ley Orgánica del Servicio
Exterior Mexicano, vigente en abril de mil novecientos noventa y tres, puesto que acorde a los preceptos legales y ordenamientos legales en cita, se tiene que:
a. la legislación que rige la forma de la cesión de derechos materia de este juicio, no
exige la solemnidad de protocolizarlo ante notario público.
b. la juez se excedió en el fallo recurrido, porque la voluntad de las partes de elegir
llevar un documento privado ante notario no puede estar por encima de la ley y si la
ley extranjera no exigía la protocolización ante notario público, no puede ahora la juez
familiar del Distrito Federal exigir una formalidad que no deriva de la ley.
c. que derivado de la circunstancia que fue perfectamente establecido que la cesión
de derechos base de la acción no requería hacerse en escritura pública, de ello se tiene
como incorrecto e ilegal la determinación de la juez de primera instancia al restarle
valor al agreement, señalando que la notario público no estuvo al momento de la firma
del documento, pues dicha circunstancia de conformidad al derecho vigente y aplicable al momento de celebrarse el acto, no era necesario y menos aún exigible para que
el documento tuviera validez y fuerza legal.
d. que la apreciación de la jueza de origen, del testimonio rendido por el notario
ante quien se certificó el documento base de la acción, quien manifestó que no fue signado el documento base de la acción ante su presencia, de ninguna forma se traduce
en inseguridad jurídica, y por el contrario qué certeza tendrían los justiciables de llevar a protocolizar algún documento ante un fedatario público, si dicho funcionario se
va a retractar de su actuación; en tanto que es de explorado derecho que su sello y
firma debidamente autorizadas dotan al documento de fe pública.
e. de los preceptos legales en cita se advierte con meridiana claridad que si la notario dice que conoce las obligaciones del notario entonces no podía aventurarse a certificar algo que no cumplía los requisitos necesarios para estampar su sello y su firma.
f. de los ordenamientos invocados puede válidamente concluirse que si la juez
pidió la interpretación a un perito en la materia para determinar cuál era el derecho
aplicable al documento (Genis) y este aseveró que como dicho instrumento había sido
presentado ante notario público ello le concedía pleno valor.
De lo hasta aquí expuesto, se tiene que el documento exhibido por el actor denominado agreement o “convenio”, de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, que a la letra dice:
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“Yo, MARIO, de la ciudad de México, República mexicana, por una consideración
buena y válida, de carácter mutuo y recíproco, cuyo recibo y suficiencia es acusado
por mí, a través del presente transfiero y entrego con efectividad inmediata a favor de
EDUARDO, también de la ciudad de México, México, todos mis derechos, título e
interés de la índole que fuese y que posea yo sobre las treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte integral de este convenio, incluyendo sin carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas
películas e incluyendo sin carácter limitativo, el ejercicio de todos mis derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones referentes a dichas películas. MARIO”.
Firma ilegible. Rúbrica. “SUSCRITO Y JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”.
“NOTARIO PÚBLICO”. Firma ilegible. Rúbrica. Aparece un sello que dice: “MELVY.
Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
“ACEPTACIÓN”. “Yo, EDUARDO, de la ciudad de México, República mexicana,
por el presente apruebo y recibo la transferencia y cesión anterior y reconozco que es
por una consideración buena y válida, mutua y recíproca, cuyo recibo y suficiencia
acuso a través del presente”. “EDUARDO”. Firma ilegible. Rúbrica. “SUSCRITO Y
JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”. “NOTARIO PÚBLICO”. Firma ilegible.
Rúbrica. Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi
nombramiento termina el 16 de abril de 1993”. Anexo a dicho agreement o “convenio”
se encuentra constante de dos fojas útiles, el documento denominado “Exhibit A”
“PELÍCULAS...”.
…
“Melvy, notario público” “Nombramiento termina 4/16/93”. Firma ilegible.
Rúbrica. “Harris” “County”. Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público,
Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
Con lo antes expuesto, puede válidamente afirmarse que el documento basal
supracitado es idóneo y suficiente para conceder a mi mandante las prestaciones que
reclamó al demandado, máxime que fue suscrito bajo los lineamientos legales aplicables como son las disposiciones de los Estados Unidos de América, específicamente
por el Código de los Estados Unidos de América, Capítulo 2 del Título 17 intitulado
“Propiedad y Transferencia de Derechos de Autor”, Sección 204 “Ejecución de
Transferencias de Propiedad de Derechos de Autor” o “Ejecución de Cesiones de
Titularidad de Derechos de Autor”, incisos a) y b).
Se insiste, el documento base de la acción, contrario a lo que se menciona en la sentencia, sí cumple con los requisitos de existencia y validez aplicables en el derecho
extranjero bajo el cual fue celebrado, dado que se realizó ante la notario público de
Texas, Melvy. Es decir, el documento base de la acción cumple a cabalidad con la
Sección 204, incisos a) y b) del Título 17, Capítulo 2, del Código de los Estados Unidos
de América, y con lo dispuesto por los artículos 13, fracción IV, del Código Civil
Federal y su correlativo del Código Civil para el Distrito Federal, y el artículo 4o. de la
Ley Federal de Derechos de Autor, legislación que no exige formalidad alguna ni el
otorgamiento de una escritura pública para la cesión o transmisión de derechos.
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De ahí que, contrario a lo que dice la jueza, el convenio fundante de mis pretensiones, surte plenamente efectos jurídicos en la República mexicana, toda vez que las firmas de las autoridades intervinientes fueron debidamente legalizadas; además de
que como podrán Ustedes apreciar, dicho documento se encuentra inscrito en el
Registro Público del Derecho de Autor con el número ***** desde el veintiocho de septiembre de mil novecientos noventa y tres, lo que se avala por el licenciado Maximino
Alberto Genis Jerez, subdirector jurídico de Propiedad Intelectual de la Universidad
Nacional Autónoma de México, en su informe presentado el dieciséis de julio de dos
mil tres, quien afirma que el ahora inconforme es el titular y propietario de los derechos de autor de las obras cinematográficas ya señaladas.
Por todo lo anterior, y de acuerdo a la doctrina francesa y alemana que son las que
hacen un estudio acucioso respecto del acto jurídico que fuera recogido por el Código
napoleónico y más tarde plasmado en el Código Civil mexicano que nos rige a la
actualidad y cuya teoría es tomada como base para doblegar mi pretensión, la cual
respeto pero no comparto dado que siguiendo los lineamientos de dicho Código
napoleónico y actualmente plasmados en los artículos 1794 y 1795 del Código Civil
para esta entidad federativa que si bien únicamente habla del contrato no menos cierto es que es de explorado derecho que éste es una derivación del acto jurídico lato
sensu, por lo que también aplican las disposiciones para el acto jurídico.
Es así como considero que la sentencia que por esta vía se combate está fundada
en meras apreciaciones subjetivas que hace un lado definitivamente que el acto jurídico existente tiene una existencia perfecta, por lo que es un acto válido y que puede
oponerse y surtir sus efectos legales en contra de los enjuiciados para que con base en
este se establezca condena en su contra, además, quedará de manifiesto a lo largo de
este recurso que existen elementos para aplicar en todo caso la presunción como prueba a favor del actor y obsequiar todas y cada una de las peticiones que solicitara en su
escrito inicial de demanda.
La validez, por consiguiente, la definimos como la existencia perfecta del acto,
por reunir éste sus elementos esenciales y no tener ningún vicio interno o externo.
Contrario a lo asentado por la juez familiar del Distrito Federal, que alegó en su
sentencia una supuesta nulidad del documento base de la acción alegando vicios en
su formación; que en este caso el acto jurídico denominado agreement puede afirmarse que tal documento es perfecto, pues cumple con los requisitos de existencia y validez del lugar y fecha de su celebración y por ende al existir en el mundo jurídico el
acto de cesión de derechos mencionado que da origen a que el actor reclamó las prestaciones mencionadas al inicio del presente escrito, entonces, estas devienen procedentes, puesto que se funda en un documento válido y existente jurídicamente.
De ahí que la validez faculta al acto jurídico no sólo de existencia perfecta, sino
que va a producir los efectos jurídicos para los cuales estaba concebido. Por ende, el
nacimiento del acto jurídico, cumpliendo con sus requisitos de validez, va a darle eficacia dentro del mundo del Derecho así como a los resultados que produzca.
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A continuación expongo nuevamente los elementos de validez de acto jurídico
que considero sí se revisten en el agreement tantas veces mencionado:
Los siguientes son los elementos de validez de los actos jurídicos:
1) Que el acto tenga fin, motivo, objeto y condición de lícitos (en el caso, el fin,
motivo y objeto del convenio base de la acción son lícitos, pues la cesión de derechos
se encuentra debidamente aprobado por las leyes aplicables).
2) Que la voluntad se exteriorice de acuerdo con las formas legales o de alguna
manera (en el caso concreto se exteriorizó por medio de las firmas respectivas de las
personas que intervinieron en el acto jurídico y la validación del documento de su
autenticidad al haberse presentado ante un fedatario público).
3) Que la voluntad se exprese sin vicio alguno (error, dolo o lesión.) Lo que ocurrió
en la especie, pues la única circunstancia alegada por la juez familiar en su sentencia
es la edad y un supuesto estado de enfermedad o interdicción, que no se encuentra
demostrada en el expediente).
4) Que la voluntad se otorgue por persona capaz. (En el presente caso, todos lo que
intervinieron en el acto jurídico contenido en el convenio base de la acción fue expuesto por persona con capacidad jurídica para celebrar actos jurídicos).
5) Que el objeto sea susceptible en el ordenamiento jurídico, es decir que sea legítimo. (En este caso, el objeto del convenio es permitido por las leyes aplicables).
Me permito abundar a efecto de insistir en la validez y existencia legal del documento exhibido como base de la acción al mencionar los efectos de inscribir un documento en
el Registro Público:
1. El principio de la publicidad. La publicidad del registro significa que todas las personas que lo soliciten sin necesidad de demostrar un interés jurídico, tienen derecho a
consultar los asientos que obren en los folios y los documentos archivados que se
relacionen con las inscripciones, y además, tienen derecho a obtener copias certificadas
de las inscripciones, o de las constancias que figuren en los folios, y a obtener certificaciones de existir o no asientos relativos de los bienes que se señalen; y correlativos a estos
derechos, existe la obligación de los encargados del Registro a permitir las consultas y a
expedir las copias y certificados que se le soliciten.
En nuestro sistema registral, al igual que en el francés, la inscripción tiene un efecto declarativo, al igual porque publica sólo la existencia del derecho real de que se
trata y que nació de un acuerdo extraregistral; no tiene un efecto sustantivo, ni tiene
tampoco un efecto constitutivo. La razón primordial del Registro Público, es la de dar
publicidad a la situación jurídica que guarden los inmuebles; sin embargo, por la efectividad del sistema, el Código Civil permite el registro de bienes muebles y de las personas morales civiles privadas.
De lo anterior, se pone de manifiesto que los requisitos de existencia del contrato
son el consentimiento, el objeto, y ocasionalmente la solemnidad (que dicho sea de
paso, en la presente no aplica, tal y como se analizo líneas arriba); ahora bien, estos
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elementos se encuentran total y absolutamente colmados en el acto que se intentó
doblegar, esto es, existe el consentimiento expreso de los contratantes, lo que se comprueba de manera directa con el propio documento en el que aparece claramente la
firma de los mismos, sin que sea válido el razonamiento de la jueza respecto a que: 1)
Es incierto el momento exacto en que MARIO llevó a cabo dicho acto, dado a que en
ninguna parte del procedimiento el actor hizo alusión a la hora específica en que se
firmó el documento; 2) Lo que le lleva a determinar que entonces el documento no se
firmó ante la notario público.
Los razonamientos vertidos por la juzgadora en el fallo que se recurre, son a todas
luces ‘subjetivos’ e infundados, basados en meras ‘suposiciones’ de la que pretende
desvirtuar el contenido de la firma del señor MARIO, cuya voluntad fue ceder al
actor las películas que en el documento se contienen, sin que sea óbice para lo mismo,
el hecho del momento en que se hubiera signado el documento.
En vista de lo expuesto en el presente apartado, al haberse acreditado la existencia
y validez del documento base de la acción, es inconcuso que debe revocarse el fallo
apelado que dictó la jueza natural en fecha primero de junio del año en curso, para el
efecto de condenar a los enjuiciados de todas y cada una de las prestaciones reclamadas en la demanda.
V. INDEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LAS PARTES EN EL FALLO RECURRIDO (DOCUMENTO BASE DE LA ACCIÓN)
En el presente agravio, abundo en las causas y motivos por las cuales el agreement
(documento base de la acción) cumple con los requisitos legales para su existencia y
validez, con la formalidad exigida por la ley del lugar en donde fue otorgado, esto es,
el Estado de Texas, Estados Unidos de América, de acuerdo a lo que establece el artículo 13, fracción IV, del Código Civil Federal y su correlativo del Código Civil para
el Distrito Federal, que señala que la determinación del derecho se hará conforme a la
forma de los actos jurídicos y se regirá por el derecho del lugar en que se celebren, aun
cuando podrán sujetarse a las formas prescritas en dicho Código cuando el acto haya
de tener efecto en el Distrito Federal, o en la República tratándose de materia federal.
De esta forma, se insiste, respecto de los elementos de validez, relativos a: incapacidad; vicios del consentimiento; porque su objeto, motivo o fin sea ilícito y porque el
consentimiento no se haya manifestado en la forma que la ley establece. Mismos que
no tuvieron vigencia en el contrato multi mencionado.
Entonces, considero que los razonamientos elaborados por la jueza natural y que
pretende encuadrar en una aparente ‘incapacidad’ de MARIO, al momento de otorgar
el documento que nos ocupa, y para lo que afirma que: “… En cuanto a la capacidad
del C. MARIO, al momento de suscribir el agreement: 1. Si la notario público no vio a
MARIO, firmar el documento, entonces no constató que tuviera capacidad legal para
haber suscrito ese documento; y menos aún que conocía los efectos y alcances del
agreement, y que ese era su deseo. 2. La propia notario acepta que nunca pidió información al médico tratante sobre ese punto. 3. El propio EDUARDO, confiesa que el C.
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MARIO, estaba “con plena lucidez”; sin embargo, su afirmación la sostiene por un
lado en que así lo reportan los “récords médicos”, pero también reconoce que al no ser
médico carece de conocimientos para interpretarlos; además, éstos no obraban en su
poder, sino en todo caso en el de los médicos tratantes. 4. El médico tratante del C.
MARIO, basa su testimonio juramentado afirmando que dicho paciente todo el tiempo estuvo alerta, y para ello se basó en los récords médicos y notas de los doctores y
enfermeras de cada dos horas, que atendieron al C. MARIO; sin embargo, nunca los
anexó al informe materia del testimonio juramentado. 5. Concretamente del día cuatro
de marzo de mil novecientos noventa y tres, sólo alude al reporte de las 7:30 a.m. y,
sólo de manera general, refiere que el C. MARIO, recibió quimioterapia y que hubo
una disyuntiva en relación al medicamento que debía suministrarse al paciente, sin
especificar a qué hora se le aplicó la quimioterapia; así como los medicamentos y
dosis que le fueron suministrados al C. MARIO; y los efectos que ambos tratamientos
tuvieron en el paciente; si éstos tuvieron un efecto acumulativo y en todo caso, si le
permitió gozar de capacidad o si estuvo despierto y alerta después de un tratamiento
tan fuerte como lo es la quimioterapia. 6. Los peritos en medicina, tanto el ofrecido
por el actor, como el tercero en discordia, concluyeron que no es posible emitir un dictamen basándose solamente en opiniones periciales, pues para hacerlo se requiere
consultar, cuando menos, el expediente clínico completo del paciente, ya que no existían bases reales para emitir opinión válida. 7. Lo anterior robustece contundentemente, el criterio sustentado por la juzgadora al restar valor probatorio al informe
médico del doctor tratante del C. MARIO, quien, se reitera, no exhibió los récords
médicos y demás documentación que conformó el expediente clínico completo. 8.
EDUARDO, confiesa que el C. MARIO, tenía un catéter en la mano, sin recordar en
cuál de ellas, pero que la persona referida era diestra, y también puntualiza enfáticamente que “en especial ese día tenía libertad de movimientos…”. Aseveraciones que
también pretende corroborar con mi propia confesional al realizar el cuadro comparativo siguiente:
CAPACIDAD LEGAL
EDUARDO
(Posiciones absueltas)
Respuestas del absolvente y
reflexiones de la suscrita juzgadora
38. Que Usted sabe que la señora MELVY se
abstuvo de practicar examen alguno para
determinar la capacidad mental del señor
MARIO.
R= que no es cierto, aclarando que ella no es
doctora para llevar tales exámenes.
Reflexión: como ya hemos visto en la trascripción de la testimonial de MELVY, ella siempre
niega haber visto a MARIO.
55. Que Usted sabe que el señor MARIO fue R= que si es cierto, aclarando que no recuerdo
hospitalizado del 21 de Febrero al 27 de marzo las fechas.
de 1993.
Reflexión: Si no recuerda las fechas como se
afirma que es cierto.
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56. Que Usted sabe que el señor MARIO fue R= que sí es cierto, no recuerdo las fechas.
hospitalizado del 21 de Febrero al 27 de marzo
de 1993 en el Hospital Metodista de Houston, Reflexión: idem.
Texas.
80. Que Usted constató la imposibilidad física R= que no es cierto, aclarando que todos esos
que el señor MARIO presentaba de los días días que menciona estuvo perfectamente lúci1o., 2, 3, 4, 5, 6, de marzo de 1993.
do, como lo muestran los records médicos.
Reflexión: como él lo reconoce al no ser médico
carece de conocimientos para interpretar
récords médicos, además no estaban en su
poder sino en todo caso, en el de los médicos
tratantes, entonces no puede afirmar que estuviera “perfectamente lúcido”; máxime que
como se ha analizado, no obran en autos los
récords que corroboren su dicho, y además él
no recuerda las fechas.
82. Que Usted se abstuvo de pedir la valora- R= que sí es cierto, aclarando que el señor estación mental del señor MARIO.
ba perfectamente bien de su facultades mentales ese día como lo muestra los records médicos.
Reflexión: Idem.
94. Que Usted sabe que el señor MARIO recibía diversos tratamientos médicos.
R= que sí es cierto.
95. Que Usted sabe que uno de los tratamien- R= que sí es cierto.
tos médicos del señor MARIO era quimioterapia.
96. Que Usted sabe que uno de los tratamien- R= que sí es cierto, aclarando que como no soy
tos médicos del señor MARIO era radiotera- médico no sé cuántos tratamientos tomó.
pia.
Reflexión: al reconocer que no es médico, se
corrobora que no le es dable interpretar
records médicos, y basar en ellos la afirmación
de que el C. MARIO, estuviera “plenamente
lúcido”.
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98. Que Usted sabe que el 1o. de marzo de R= que sí es cierto, aclarando que fue con anes1993, el señor MARIO tuvo una intervención tesia local.
quirúrgica.
99. Que Usted sabe que el 1o. de marzo de R= que no es cierto, que no recuerdo sus trata1993, el señor MARIO con motivo de la inter- mientos médicos.
vención quirúrgica a que fue sometido, tuvo
Reflexión: ¿cómo niega que MARIO, hubiera
que ser sedado.
sido “sedado”, si no es médico?
100. Que Usted sabe que el señor MARIO se le R= que sí es cierto.
suministraban diversos medicamentos.
101. Que Usted sabe que la primera semana de R= que no es cierto, aclarando que mientras yo
marzo de 1993, el señor MARIO, estuvo bajo lo vi estaba perfectamente lúcido.
los efectos de medicamentos y sedantes.
Reflexión: aquí ya no basa la “lucidez” de
MARIO, en los récords médicos, sino porque
lo vio, pero como no es médico eso no lo puede
determinar a simple vista.
102. Que Usted sabe que el día 4 de marzo de R= que no es cierto.
1993, el señor MARIO, presentaba diversos
síntomas con molestias y dificultades para
deglutir.
169. Que Usted sabe, que el señor MARIO el día R= que sí es cierto, aclarando que no recuerdo
4 de marzo de 1993, tenía medicamentos sumi- exactamente que tratamiento tenía ese día pero
nistrados por vía intravenosa.
estaba perfectamente lúcido, según los récords
médicos.
Reflexión: nuevamente basa la lucidez de
MARIO, en los récords médicos que, como ya
se dijo, al no ser médico no estaba en la posibilidad de interpretarlos, amén de que no existen
en autos.
170. Que Usted sabe que el señor MARIO el R= que sí es cierto, aclarando nuevamente qué
día 4 de marzo de 1993, tenía medicamentos medicamentos tenía ni en qué mano (sic).
suministrados por vía intravenosa en la mano
derecha.
171. Que Usted sabe, que el señor MARIO era
diestro.
R= que sí es cierto.
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172. Que Usted sabe, que el señor MARIO el R= que no es cierto, aclarando que ese día en
día 4 de marzo de 1993, tenía medicamentos especial y antes y después tenía toda clase de
suministrados por vía intravenosa, lo que le movimiento.
impedía libertad de movimientos.
Reflexión: llama la atención de la suscrita que
el absolvente haya referido el término “en
especial ese día”; dado que era innecesario
puntualizar un dato que no le había sido cuestionado y que pareciera tendría como finalidad
afianzar la presunta firma del agreement, en esa
fecha; máxime que no clarifica en que radica
“lo especial” de ese día.
182. Que Usted sabe que el doctor VÍCTOR R= que sí es cierto, creo que sí pero no recuerMANUEL, coordinó la atención médica del do las fechas.
señor MARIO del 21 de Febrero al 27 de marzo
de 1993 en el Hospital Metodista de la Ciudad
de Houston, Texas.
Sexta posición verbal: Que usted carece de R= que sí es cierto.
conocimientos para interpretar récords médicos
Reflexión: entonces, todas las respuestas en las
que basa la “plena lucidez” que refiere del C.
MARIO, carecen de sustento, pues se reitera
que en primer lugar no es médico como él lo
reconoce; no sabe interpretar los récords; no
estaban en su poder sino en el del(s) médico(s)
tratantes.
Ahora bien, con respecto a la capacidad jurídica de MARIO que, contrario a lo que
afirma la jueza, y pese a lo que mi mandante hubiera referido, quedó plenamente
actualizada con el testimonio juramentado del médico tratante VÍCTOR, quien aseguró que el mencionado todo el tiempo estuvo alerta, y para ello se basó en los récords
médicos y notas de los doctores y enfermeras de cada dos horas. Por lo que considero
que tal testimonio es el que goza de mayor asidero probatorio, dado que al tratarse de
un profesional en medicina, es quien para el efecto que nos ocupa, capacidad, cuenta
con la mayor pericia para determinar la misma; de ahí que una vez más se aprecian
las consideraciones subjetivas de la juzgadora, y a guisa de ejemplo se aprecian las
siguientes interrogantes: ¿Cuándo, en qué lugar y bajo qué condiciones en realidad se
firmó el agreement? ¿El C. MARIO, tenía capacidad legal para manifestar su voluntad
y otorgar su consentimiento en dicho documento dadas las circunstancias físicas y
médicas que lo rodeaban? ¿Por qué el médico tratante del C. MARIO, doctor VÍCTOR
MANUEL, rindió su informe sin sustentarlo en los récords médicos y demás docu66
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mentos o estudios que conformaron el expediente clínico del paciente en comento? ¿El
C. MARIO, conoció el contenido del documento que constituye el objeto del agreement
para que pudiera otorgar su consentimiento en dicho acto juridico? ¿Los medicamentos
suministrados y tratamientos a que fue sometido el C. MARIO, le permitieron tener
capacidad para celebrar el acto? ¿Qué pasó después de las 7:30 a.m. el día cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres, con las condiciones de salud del C. MARIO?
¿Si tenía medicamentos suministrados por vía intravenosa, en realidad tenía libertad
de movimientos para suscribir ese día el agreement?, y ¿por qué refiere EDUARDO,
que en especial ese día existía tal?; ¿Por qué el agreement y su anexo fueron elaborados
en diferentes tipos de hojas y tintas?, ¿el anexo “A” donde se enumeran las películas,
en realidad formó parte del agreement y lo conoció MARIO, entonces por qué no lo
firmó? y, ¿por qué están con diferentes tintas y hojas si supuestamente conforman un
solo acto jurídico? ¿Si el C. MARIO, en el caso de que se tratase de mexicanos con
quienes celebraba algún contrato, los suscribía en el idioma español (como lo reconoce expresamente el C. EDUARDO al absolver posiciones), ¿Por qué el agreement necesariamente se redactó en idioma inglés y no en español si su sobrino EDUARDO, es
mexicano? ¿Por qué se ordena la elaboración del agreement en Estados Unidos de
Norteamérica, se envía a la ciudad de México y vuelve a regresar al lugar mencionado en primer lugar, donde se encontraba internado el C. MARIO?
En vista de lo expuesto en el presente apartado, al haberse acreditado la total congruencia entre las pruebas aportadas en juicio (contrato base de la accion), con los hechos
narrados en la demanda, es inconcuso que debe revocarse el fallo apelado que dictó la
jueza natural, para efecto de condenar a los codemandados a las prestaciones que
reclamo en el presente juicio.
VI. INDEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LAS PARTES EN EL FALLO RECURRIDO (DOCUMENTO BASE DE LA ACCIÓN)
La resolución que hoy se combate causa agravio a la parte actora, en virtud de que
la juez absuelve a la parte demandada de todas y cada una de las prestaciones que les
fueron reclamadas, y declara que “MARIO ARTURO, en su carácter de único y universal heredero de la sucesión de MARIO a la que se acumuló el juicio que hoy se
resuelve, es el único y legítimo propietario y titular de todos los derechos que le
correspondían a la fecha de su fallecimiento al señor MARIO, derivados de las treinta
y nueve películas descritas en el cuerpo de esta sentencia, derechos que incluyen
enunciativa pero no limitativamente los patrimoniales de los derechos de autor, tales
como de explotación, distribución, venta, renta, reproducción, etc., de las películas y
los derechos derivados de los contratos celebrados por el señor MARIO con C...,
INC.”; determinando que “mi mandante no probó su pretensión y el señor MARIO
ARTURO y la sucesión de MARIO, justificaron parcialmente sus excepciones; lo anterior es así, porque en autos quedó plenamente probado que el C. MARIO cedió los
derechos al C. EDUARDO en el documento denominado agreement, el cual fue valorado indebidamente por la juez, al señalar:
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“…el análisis del documento basal debe hacerse bajo las reglas establecidas y aplicables para los documentos otorgados o certificados, ante fedatario público, desde
luego, como ya se dijo, ponderando el lugar en que se celebró como ha quedado de
manifiesto, pues por razones de congruencia si constituye el parámetro de la acción
ejercitada, corresponde a esta juzgadora analizarlo bajo ese enfoque y con base en la
legislación que rige y obra en autos como una situación firme, es decir, con base en el
informe rendido por Maximino Alberto Genis Jerez, como ya fue analizado”.
Pues tal como ésta lo señaló en su resolución, la legislación aplicable a este asunto
es la remitida, el dieciséis de julio de dos mil tres, por el licenciado Maximino Alberto
Genis Jerez, subdirector jurídico de Propiedad Intelectual de la Universidad Nacional
Autónoma de México, y las traducciones del Código Anotado de los Estados Unidos,
que hizo la perito traductora María Inés Ojeda Pasquera, el veintiséis de agosto de dos
mil tres; de donde se desprende que el licenciado supracitado acompañó a su informe,
precedentes del Tribunal de Apelaciones (Court of Appeals) del Estado de Texas,
Estados Unidos de Norteamérica, en donde se relatan los elementos indispensables
del documento de cesión de derechos; la anotación 20 de la Ley de Derechos de Autor
de Estados Unidos permite la transmisión de los derechos por escrito cuando se firma
por el propietario de los derechos; asimismo dijo el informante que de acuerdo a un
precedente, los elementos de la donación son la intención de hacer la donación y la
aceptación de la misma y puntualizó lo siguiente:
“…Las treinta y nueve (39) películas que fueron objeto de transmisión a favor del
C. EDUARDO, según el contrato denominado agreement de fecha 4 de marzo de 1993,
fueron producidas en la República mexicana, por empresas mexicanas, consecuentemente se encuentran bajo el amparo e influencia de la Ley Federal de Derecho de
Autor.
Ambas partes en el contrato denominado agreement son de nacionalidad mexicana,
en tanto que los efectos del contrato deben surtirse en México, por lo que la ley aplicable es la mexicana, a saber: la Ley Federal del Derecho de Autor y el Código Civil para
el Distrito Federal, de conformidad con lo establecido en el artículo 13 fracción IV, del
propio Código Civil.
De conformidad con lo dispuesto por los artículos 94, 97, último párrafo y 98 la
Ley Federal del Derecho de Autor vigente, al momento en que fueron producidas las
películas cinematográficas de que se trata y al instante previo a la celebración de la
transmisión de los derechos derivados de las mencionadas películas, los derechos
patrimoniales de autor correspondían al productor de las mismas, que en el caso que
nos ocupa era P. F. y P. F. I.
El documento denominado agreement reúne los requisitos legales exigibles y cumple con las leyes federales de derechos de autor, tanto de nuestro país y del Distrito
Federal, como las de los Estados Unidos de Norteamérica.
…el contrato encabezado agreement al haber sido otorgado ante la fe del notario
público Melvy, es un documento que genera certeza en cuanto a su ejecución atento a
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la misma naturaleza de la función del fedatario público, cuya obligación primaria es la
de evidenciar que se le ha advertido al firmante u otorgante del instrumento respecto
de la importancia del propio documento, y que el firmante del documento ha declarado, esto es ratificado que la identidad y firma del otorgante, y las razones para otorgar
dicho instrumento son genuinas, a pesar de que la figura del notariado en México y en
el Estado de Texas son diferentes, pero ambas coinciden en cuanto a la función de los
notarios de dar fe o certificar los actos que se realizan en su presencia. En el Estado de
Texas para ser notario como en México tener la profesión de licenciado en derecho, sin
embargo, ello no impide que el notario en Texas sea un fedatario público. Se acompaña copia aparte relativa al Código de Gobierno de Texas para su ilustración.
En virtud de que el instrumento denominado agreement se encuentra inscrito en el
Registro Público del Derecho de Autor del Instituto Nacional del Derecho de Autor,
está plenamente acreditado que el C. EDUARDO es el titular y propietario de los
derechos de autor de las obras cinematográficas arriba listadas. Esto a la luz de los
artículos 168 y 171 de la Ley Federal del Derecho de Autor vigente”.
Así tenemos que el agreement está elaborado conforme al derecho de los Estados
Unidos de América, específicamente por el Código de los Estados Unidos de América,
Capítulo 2 del Título 17 intitulado “Propiedad y Transferencia de Derechos de Autor”,
Sección 204 “Ejecución de Transferencias de Propiedad de Derechos de Autor” o
“Ejecución de Cesiones de Titularidad de Derechos de Autor”, incisos a) y b), que
establecen que la transferencia de la propiedad de derechos de autor que no es
mediante operación de ley, no tiene validez a menos que un instrumento de traspaso
o una nota o memorándum de la transferencia esté por escrito y firmada por el propietario de los derechos traspasados. Un certificado de reconocimiento no se requiere
para la validez de una transferencia, sin embargo, es evidencia prima facie de la ejecución de la transferencia si en el caso de una transferencia ejecutada en los Estados
Unidos, el certificado es emitido por una persona autorizada para administrar juramentos dentro de los Estados Unidos.
Por su parte, el artículo 4o. de los derechos de autor, señala que: “Los derechos que
el artículo 2o. concede en su fracción III al autor de una obra, comprenden la publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación y cualquiera utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse por cualquier medio según la
naturaleza de la obra y de manera particular por los medios señalados en los tratados,
convenios internacionales vigentes en que México sea parte”. “Tales derechos pueden
ser transmisibles por cualquier medio legal, incluida la enajenación y la concesión de
uso o explotación temporal, como el arrendamiento”.
Por lo cual es de concluirse que de acuerdo a las legislaciones antes citadas no era
necesario que la transmisión o enajenación de los derechos de los que se habla, sea en
escritura pública; sino que el único requisito que se exige es que sea firmada por el
propietario de los derechos traspasados o el agente debidamente autorizado de dicho
propietario.
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Cabe hacer notar a ustedes, respetables magistrados, que el multimencionado
Código de los Estados Unidos tiene carácter Federal, igual que la Ley Federal de
Derechos de Autor de México, por lo tanto el mismo es aplicable en cualquier Estado
de la Unión Americana, ya sea en Texas, California, Illinois o en cualquier otro lugar.
Así las cosas, en el caso que nos ocupa, el documento base de la acción denominado agreement es válido, toda vez que fue elaborado por escrito y firmado por el señor
MARIO, quien era el legítimo propietario de las películas que le fueron transmitidas
por éste a mi representado.
Por lo anterior, causa agravio al actor, la afirmación de la juez en los siguientes términos:
“es claro que, aun cuando la legislación que rige la forma de la cesión de derechos
materia de este juicio, no exigiera la solemnidad de protocolizarlo ante la notario
público MELVY, el C. EDUARDO, en su momento eligió elevar el acto jurídico a un
documento público y por lo tanto, resulta incuestionable que dicha protocolización
debe observar las características o formalidades requeridas en el lugar en que se celebró, que también fueron remitidas por el Lic. Maximino Alberto Genis Jerez y forman
parte del informe que se encuentra firme”.
Ello es así porque la juez se excedió al señalar que aun cuando el agreement no exigiera la solemnidad de protocolizarlo ante la notario público MELVY, tenía que ser
valorado como documento público, porque el actor había elegido elevar el acto jurídico a tal documento público; pues con independencia de que haya sido o no de esa
manera, la a quo no puede anteponer la voluntad de las partes de elegir llevar un
documento público ante notario, por encima de lo estrictamente establecido en la ley;
por lo que, y si la ley no exigía la protocolización ante notario público, la juzgadora no
tenía porqué analizarlo como tal.
VII. INDEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LAS PARTES EN EL FALLO RECURRIDO (DOCUMENTO BASE DE LA ACCIÓN)
La sentencia recurrida causa perjuicio al actor en virtud de que la a quo, en relación
al ofrecimiento de la prueba testimonial a cargo de Melvy, señaló lo siguiente:
“…aun cuando el demandado no haya ofrecido textualmente la prueba testimonial de la C. MELVY refiriéndola como “testigo única”, ello es innecesario porque de
la sola lectura del ofrecimiento se advierte lo anterior, pues se reitera, el enjuiciado
manifestó que con cada una de ellas pretendía demostrar diversos hechos…”
Apreciación que resulta contraria a derecho, ya que al tratarse de un juicio ordinario civil el que se está ventilando, debe cumplir con todas las formalidades y disposiciones señaladas en la Ley para su tramitación, sin que admita suplencia por parte de
la juzgadora; por lo cual, el demandado debía cumplir con lo establecido en el artículo 291 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, que establece lo
siguiente:
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“ARTÍCULO 291. Las pruebas deben ofrecerse expresando con toda claridad cuál es
el hecho o hechos que se tratan de demostrar con las mismas así como las razones por
los que el oferente estima que demostrarán sus afirmaciones, declarando en su caso en
los términos anteriores el nombre y domicilio de testigos y peritos y pidiendo la citación de la contraparte para absolver posiciones; si a juicio del tribunal las pruebas
ofrecidas no cumplen con las condiciones apuntadas, serán desechadas, observándose lo dispuesto en el artículo 298 de este ordenamiento”.
Por su parte, el demandado ofreció las pruebas testimoniales a cargo del doctor
Víctor Manuel, del doctor Rafael y de la C. Melvy, manifestando en todas y cada una
de estas probanzas al momento de su ofrecimiento:
“La presente prueba se relaciona con la contestación formulada por el suscrito y
mi representada a todos los hechos que constituyen la dolosa e improcedente demanda de la parte actora, así como con las excepciones y defensas opuestas”.
Es decir, resulta claro que las testimoniales supracitadas se ofrecieron de manera
colegiada, al haber sido relacionadas con todos los hechos de la demanda; con lo que
se refleja que la intención del demandado, no era ofrecer la prueba en cuestión de
manera singular, sino tal como lo hizo, colegiadamente, pues de lo contrario lo hubiera señalado así, afirmando que la C. Melvy era un “testigo único” por haber presenciado solamente ella el hecho que pretendía probar; ello a la luz de la propia
Jurisprudencia señalada por la a quo, cuyo texto es el siguiente:
“TESTIGO ÚNICO Y TESTIGO SINGULAR. DIFERENCIAS”. “En el procedimiento penal se
reconoce como medio de prueba la testimonial. Ahora bien, cuando se desahoga la
declaración respectiva, podemos encontrar la figura del testigo único y la del singular,
las cuales difieren entre sí en cuanto al número de personas que presenciaron el hecho
sobre el cual declaran. En esa tesitura, el testigo singular surge a la vida jurídica cuando existe pluralidad de personas que percibieron la realización de un hecho, pero éste
se pretende probar dentro del procedimiento sólo con la declaración de uno de ellos.
Mientras que la figura del testigo único se presenta cuando el hecho que se pretende
probar se soporta en el dicho de la única persona que lo presenció”. Tesis XX.2o. J/15.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época 174 829. 1 de 16. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CIRCUITO. XXIII, junio de 2006. Pág.
1090, Jurisprudencia (Penal). [J]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXIII, junio de
2006; Pág. 1090.
VIII. INDEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LAS
PARTES EN EL FALLO RECURRIDO (DOCUMENTO BASE DE LA ACCIÓN)
Redunda en perjuicio del apelante los argumentos de la juez vertidos en la resolución que se impugna, que hace consistir en lo siguiente:
“…la fedataria pública dejó de observar los requisitos arriba señalados para la
protocolización del acto jurídico denominado agreement; según la legislación aplicable
ya definida al caso que nos ocupa, resultando de suma relevancia el hecho de que no
basta con haber presenciado que el señor EDUARDO, firmara el documento, pues por
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“firmante” según la trascripción de la ley aportada por el licenciado Maximino
Alberto Genis Jerez, es claro que debemos entender a las personas diversas al notario
público que celebran en conjunto el acto jurídico; por ende, forzosamente debió presenciar la firma del C. MARIO, amén de explicarle el contenido del documento y su
importancia, sobre todo, porque no le era desconocido, como ella misma manifiesta a
lo largo de su testimonio, el estado de salud en que éste se encontraba, identificarlo y
constatar que la firma y las razones para suscribir el acto jurídico eran genuinas, amén
de cerciorarse personalmente aún no siendo perito en medicina, que su estado de
salud le permitía al menos en apariencia física y por la manera de contestar o expresarse del C. MARIO, estar en posibilidad de comprender los alcances del acto jurídico
y la aceptación de los mismos, lo que desde luego no llevó a cabo la notario público”.
Pues, tal como lo manifestó la testigo en mención, en audiencia del siete de diciembre del año dos mil once, ella no es licenciada en derecho, de modo que la explicación
que puede darle del documento a las personas es de acuerdo a lo que se desprende
del mismo y si la notario público vio estampada la firma del C. MARIO, no tenía por
qué cuestionar de qué manera había sido plasmada dicha firma, pues por sí sola da la
certeza del consentimiento de la persona que la pone, para llevar a cabo el acto jurídico contenido en ese documento; máxime que la notario púbico, sabía que el cedente
era paciente en el Hospital Metodista de Houston y como lo declaró, dio fe del agreement, porque ostentaba la firma de MARIO y ella pretendía hacerle un favor a dicha
persona; así que, la testigo llevó a cabo la protocolización del acto jurídico conforme a
lo señalado en la ley, y a las circunstancias que en ese momento prevalecían, sobre
todo la estancia del cedente en el hospital, pues por razones lógicas no podía exigir la
presencia de éste en el momento de la protocolización, y mucho menos si el documento ya contenía la firma de éste.
Por tanto, la juez causa agravio a mi mandante porque resta valor al agreement,
sustentándose únicamente en el testimonio de la C. Melvy, sin considerar las circunstancias que prevalecían al momento de la protocolización del documento.
Aunado a lo anterior, la C. Melvy, como notario público, tiene fe pública, por ende,
los documentos que certifica, al contener su sello y firma debidamente autorizados
dotan al documento de pleno valor probatorio; por lo cual, la sentencia recurrida
causa perjuicio al actor cuando señala que:
“…al tratarse de un documento público el base de la acción, indiscutiblemente, el
testimonio de la fedataria pública que nos ocupa resulta trascendente e imperante
sobre las manifestaciones del C. EDUARDO, porque es propiamente la persona que
protocolizó el documento quién implícitamente acepta en las respuestas dadas que no
fueron observadas a cabalidad las obligaciones como fedataria pública transcritas y
remitidas por el Lic. Maximino Alberto Genis Jerez, que como ya se ha reiterado, forman parte de la legislación que impera en este asunto como la verdad legal en cuanto
a las normas que rigen el agreement.
Además, a juicio de la suscrita el testimonio único de la notario constituye un elemento de prueba que desvirtúa el agreement, pues se traduce en una confesión que no
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requiere de prueba, dado que resultaría contrario a derecho el que un testigo llamado
a juicio tenga que probar su dicho, más bien corresponde al juzgador el justipreciarlo
con base en las circunstancias del caso, para concederle o no valor probatorio, y en la
especie, se reitera que la notario público constituye una testigo idónea, y suficiente al
constarle directamente los hechos, ser la única testigo de ello, por ser obvia su presencia en la protocolización del agreement; por la aceptación manifiesta que envuelve el
haber sido omisa en el cumplimiento de la obligación multialudida y que rige este
asunto como ha quedado de manifiesto.”
Pues la a quo no debió anteponer o darle mayor valor al testimonio de la fedataria
pública, que certificó un documento de acuerdo a las circunstancias en que le fue presentado; que al propio instrumento que ya gozaba de pleno valor, sin que hubiera
lugar a cuestionarlo; pues de lo contrario, qué seguridad tendrían las personas de llevar a protocolizar algún documento ante un fedatario público, si dicho instrumento
notarial va a ser valorado indebidamente.
Por lo razonado con antelación, el acto de certificación de la notaria MELVY, está
de acuerdo a la Ley del Notariado del Estado de Texas, es perfectamente válido, de
acuerdo a lo que señala el Código Gubernamental de Texas Ann 406.00 al 406.24, que
sus partes conducentes textualmente dice:
“Un notario público es un servidor público con jurisdicción estatal autorizado
para tener conocimiento, verificar instrumentos que la ley prevé y sean verificados
(principalmente instrumentos negociables, facturas y pagarés), tomar juramentos,
tomar declaraciones y certificar copias de documentos que no sean registrables en los
registros públicos.
Un notario público es, en estricto sentido “un servidor público” y un “oficial del
estado de Texas”, adecuadamente ubicado en la comunidad a fin de que el notario
esté al servicio del público.
Todos los notarios públicos otorgan un juramento oficial para desempeñar lealmente los deberes de su encargo, para asegurar dicho comportamiento, el notario
público es requerido para otorgar fianza de $10,000.00 en la Secretaría de Estado.
La obligación principal de un notario público es demostrar que una parte sin interés alguno (el notario público) ha notificado debidamente a quien firma un documento la importancia de dicho instrumento y que la persona que firma dicho documento
ha declarado que la identidad del firmante, firma y razones para firmar dicho documento ha declarado que la identidad del firmante, firma y razones para firmar dicho
instrumento son verdaderos.
La firma y sello de un notario público no prueba estos hechos de manera concluyente, pero otorga una prueba juris tantum de los mismos, y que permite a las personas, en actividades comerciales, confiar en la verdad y certeza del notario público
como un tercero que no tiene interés personal en la transacción.
Un notario público es personalmente responsable por fraude o negligencia al llevar a cabo las tareas de su encargo. La fianza asegura que la persona que sufra un
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daño pueda recuperar cuando menos $10,000.00 pero no protege al notario público de
responsabilidad personal por todos los daños que se causen por la infracción de un
deber oficial. Además de la responsabilidad civil, los notarios públicos pueden ser
sujetos de persecución criminal así como la revocación o suspensión de su comisión
pública notarial por parte de la oficina del Secretario de Estado.
La oficina de la Secretaría de Estado puede revocar o suspender la comisión de
cualquier notario público por una causa razonable de acuerdo a lo establecido en el
Código Gubernamental de Texas Ann (406.009 y las reglas de los notarios públicos).
ESTATUS
LIBRO DE REGISTRO Y REGISTROS PÚBLICOS
El Código Gubernamental de Texas Ann (406.009) ordena a un notario público
mantener un libro de registros. Este registro debe mantenerse independientemente de
que se cobren honorarios por los servicios públicos como notario.
Un notario público, así como un empleado de la corte que notarice documentos
para la corte, deberán conservar en un libro los registros de: (1) la fecha de cada instrumento notarizado, (2) la fecha de notarización, (3) el nombre del firmante, otorgante o
ejecutor (4) la residencia del firmante, otorgante o ejecutor o residencia declarada, (5)
si el firmante, otorgante o ejecutor es conocido personal del notario, si se identificó
con una identificación expedida por la oficina gubernamental o mediante un pasaporte expedido en los Estado Unidos, o si fue presentado al notario público, y si este fue
el caso, el nombre y residencia, o residencia declarada de la persona que lo presentó
con el firmante, otorgante o ejecutor (6) si el instrumento fue comprobado por un testigo, la residencia del testigo, si el testigo es conocido personal del notario público o
fue presentado, y si este es el caso, el nombre y residencia de la persona que presentó
al testigo (7) el nombre y residencia del cesionario, (8) si se transfiere o impone gravamen a algún inmueble a través del instrumento, el nombre del cesionario original y el
condado donde se ubica el inmueble y (9) una breve descripción del instrumento.
SELLO NOTARIAL
El Código Gubernamental de Texas Ann 406.013 ordena a un notario público utilizar un sello oficial para autentificar los actos oficiales del notario público. La Sección
406.013 establece:
Un notario público deberá proveerse de un sello oficial que muestre claramente
cuando sea realzado, estampado o impreso en un documento las palabras “notario
público, Estado de Texas” alrededor de una estrella de cinco picos, el notario público
y la fecha de expiración de la comisión del notario público. El notario público autentificara todos los actos oficiales con el sello oficial.
El sello oficial deberá ser de forma circular de dos pulgadas de diámetro o de
forma rectangular de no más de una pulga de ancho y dos pulgadas y media de largo.
El sello deberá tener un borde en forma de sierra.
El sello deberá ser fijado por un sello impreso o estampado que realce o imprima
un sello que reproduzca de manera legible los elementos del sello requeridos bajo
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métodos fotográficos. Una tinta indeleble deberá ser usada para fijar con una estampa
la impresión del sello sobre un instrumento para autentificar el acto oficial del notario
público.
La sub-sección c, no se aplica en el caso de un documento autentificado transmitido de manera electrónica, excepto cuando un documento autentificado transmitido
de manera electrónica pueda reproducir legiblemente los elementos requeridos del
sello.
REVOCACIÓN O SUSPENSIÓN DE
LA COMISIÓN POR PARTE DEL SECRETARIO DE ESTADO
El Secretario de Estado puede, por una causa razonable, rechazar una solicitud,
suspender o revocar la comisión de un notario público.
Una acción del Secretario de Estado de acuerdo con lo que establece una sección,
está sujeta a los derechos de notificación, audiencia, adjudicación y apelación.
Corresponde conocer de una apelación interpuesta de conformidad con lo que
establece esta sección a la corte de distrito del condado de Travis.
En esta sección, el término “causa razonable” incluye:
Una convicción concluyente acerca de un delito que involucre infamia moral.
Una declaración falsa hecha con conocimiento en una solicitud.
La falta de cumplimiento con lo establecido en la Sección 406.017.
Una convicción concluyente de una violación a la ley concerniente a las regulaciones de la conducta de los notarios públicos en este u otros estados.
La imposición al notario público de una de pena administrativa, penal o civil por
la violación de una ley o reglamento que establezca las obligaciones de un notario
público.
Realizar una notarización cuando la persona para quien la notarización se lleve a
cabo no comparezca personalmente ante el notario al momento de llevar a cabo la
notarización.
ACTOS PROHIBIDOS
La sección que se contiene a continuación, provee al notario público no puede realizar al llevar a cabo las tareas oficiales de los notarios, si un notario público realiza los
siguientes actos, el notario puede ser sujeto de posible persecución criminal, responsabilidad civil y la revocación suspensión de la comisión notaria pública del notario.
Un notario público no puede:
Llevar a cabo actos que impliquen una práctica ilegal.
Preparar, planear, seleccionar o dar consejo referente a documentos legales usar la
frase “notario” o “notario público” para anunciar servicios notariales.
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Cobrar demás por servicios de notario público.
Notarizar un documento sin que el firmante esté presente ante el notario.
Notarizar la propia firma del notario.
Expedir identificaciones.
Firmar un certificado notarial con otro nombre que aquel bajo el cual el notario fue
comisionado o certificar copias de documentos registrables en registros públicos.
DEFINICIONES NOTARIALES
Conocimiento: Una declaración formal ante un oficial autorizado, como lo es un
notario público, por alguna persona que firma un documento y confirma que la firma
es autentica. Así mismo, el certificado del oficial en dicho documento indicando que el
documento ha sido de su conocimiento”.
De ahí que tal como lo manifestó el licenciado Maximino Alberto Genis Jerez, subdirector jurídico de Propiedad Intelectual de la Universidad Nacional Autónoma de
México, en su interpretación que le fue requerida, está plenamente acreditado, a la luz
de los artículos 168 y 171 de la Ley Federal del Derecho de Autor, que el actor es el
titular y propietario de los derechos de autor de las cintas cinematográficas enlistadas
en el agreement, que se insiste reúne todos los requisitos exigidos por la Ley, como se
aprecia de la siguiente transcripción del documento:
“Yo, MARIO, de la ciudad de México, República mexicana, por una consideración
buena y válida, de carácter mutuo y recíproco, cuyo recibo y suficiencia es acusado
por mí, a través del presente transfiero y entrego con efectividad inmediata a favor de
EDUARDO, también de la ciudad de México, México, todos mis derechos, título e
interés de la índole que fuese y que posea yo sobre las treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte integral de este convenio, incluyendo sin carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas e incluyendo sin carácter limitativo, el ejercicio de todos mis derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones referentes a dichas películas”.
“MARIO”. Firma ilegible. Rúbrica.
“SUSCRITO Y JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”. “NOTARIO
PÚBLICO”. Firma ilegible. Rúbrica.
Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
“ACEPTACIÓN”.
“Yo, EDUARDO de la ciudad de México, República mexicana, por el presente
apruebo y recibo la transferencia y cesión anterior y reconozco que es por una consideración buena y válida, mutua y recíproca, cuyo recibo y suficiencia acuso a través
del presente”.
“EDUARDO”. Firma ilegible. Rúbrica.
“SUSCRITO Y JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”. “NOTARIO
PÚBLICO”. Firma ilegible. Rúbrica.
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Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
Anexo a dicho agreement o “convenio” se encuentra constante de dos fojas útiles, el
documento denominado “Exhibit A” “PELÍCULAS...”.
…
“Melvy, notario público” “Nombramiento termina 4/16/93”. Firma ilegible.
Rúbrica.
“Harris” “County”
Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
En consecuencia de lo antes precisado, deberá ser revocada la sentencia impugnada y darse pleno valor probatorio al documento base de la acción, agreement, declarando como único titular y propietario de los derechos de autor de las cintas cinematográficas arriba enlistadas.
IX. INDEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LAS PARTES EN EL FALLO RECURRIDO (SUPUESTA CONTRADICCIÓN ENTRE LA
CONFESIÓN DEL SUSCRITO Y LA TESTIMONIAL DE MELVY)
Para mejor entendimiento a sus Señorías, reproduzco la parte considerativa de la
sentencia apelada en la cual la jueza de primera instancia hizo notar una supuestas
‘aparentes contradicciones’ entre la confesión del actor y de la testimonial de Melvy,
en cuanto a las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que supuestamente se
firmó el agreement, y que reproduzco a continuación:
ANÁLISIS COMPARATIVO ENFOCADO A LAS CIRCUNSTANCIAS DE
MODO, TIEMPO Y LUGAR RESPECTO A LA SUSCRIPCIÓN DEL AGREEMENT
EDUARDO
(Posiciones absueltas)
En cuanto a las circunstancias de tiempo tenemos:
MELVY
(Preguntas y repreguntas contestadas)
Afirma que el agreement se firmó el cuatro de En diversas preguntas acepta que la fecha del
marzo de mil novecientos noventa y tres; agreement es cuatro de marzo de mil novecienempero, nunca precisa la hora.
tos noventa y tres; y manifiesta que fue alrededor de las once de la mañana.
En cuanto a las circunstancias de lugar:
Se desprende: que el absolvente aseguró que la Afirma que el señor EDUARDO la buscó en su
notario público conoció el documento en el cuar- oficina que se encuentra en el Hospital Metodista
to de hospital asignado a MARIO; que estuvo donde el señor MARIO estaba hospitalizado;
con él y la notaria en dicho cuarto en dos ocasio- que el lugar en que prestó sus servicios como
nes, y que ahí se encontraron. Y por otro lado, notaria fue en el consultorio del doctor VÍCTOR;
también acepta haber acudido en busca de la no- que jamás acudió al cuarto hospitalario del señor
tario al consultorio del doctor VÍCTOR MA- MARIO y que jamás lo vio en dicha habitación.
NUEL.
QUE JAMÁS SE ENCONTRÓ CON EDUARDO
EN EL CUARTO DE MARIO.
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En cuanto a las circunstancias de modo:
Confiesa que la notario público conoció el
documento en el cuarto de hospital asignado a
MARIO; que estuvo con él y la notaria en
dicho cuarto en dos ocasiones, y que ahí se
encontraron; que el documento fue firmado en
ese acto tanto por él como por MARIO, y que
eso lo presenció la notario y después de lo
anterior ella firmó y selló el documento en
cuestión; que la firma del documento se llevó
en ese lugar y que la notario puso su firma y su
sello después que el señor MARIO y el absolvente firmaron el acuerdo. Por otro lado en la
posición 173 (Que Usted que el señor MARIO
el día 4 de marzo de 1993, tenía medicamentos
suministrados por vía intravenosa que le
imposibilitaban a utilizar su mano derecha);
contestando, que no es cierto, aclarando que
entre otras cosas firmó dos documentos, el
agreement estando yo presente y la ampliación
de contrato con ... estando yo ausente pero en
presencia de la NOTARIO MELVY, así que
podía hacer todos sus movimientos. (aquí
surge la interrogante) ¿Estuvo o no la notario
presente cuando presuntamente firmó MARIO
el agreement, pues en la aclaración que hace
solo refiere la presencia de la notario en la
ampliación de contrato al que hace referencia,
no así en el agreement?
La notario dice que el C. EDUARDO, cuando
la buscó en su oficina para requerir sus servicios como notario, él ya llevaba el agreement
diciendo que necesitaba protocolizarlo, que
eso tuvo lugar en el consultorio del doctor
VÍCTOR; que únicamente presenció la firma
que estampó el C. EDUARDO, que dio fe al
documento al que sólo dio un vistazo; que
nunca acudió al cuarto de MARIO, que jamás
lo vio firmar documento alguno y jamás se
encontró ahí con EDUARDO; que el C.
EDUARDO jamás le pidió que acudiera al
cuarto en comento; que sí estampó su sello y
firma en el documento y que avala que presenció al C. EDUARDO firmar el agreement; quien
le dijo que tenía mucha prisa porque tenía que
tomar un avión y le urgían sus servicios; que el
documento ya ostentaba la firma de MARIO
pero no le constaba que en realidad este lo
hubiera firmado y que no leyó el documento.
- Por lo que hace a la fedataria pública supracitada, en todo momento negó haber presenciado alguna firma del C. MARIO y haber estado
en su habitación.
“Aparentes inconsistencias” que no logran emerger con la magnitud ni dirección
que pretende la juzgadora, sino por el contrario, si analizamos con cuidado el contenido de las mismas, se evidencia que ambas personas ubican el documento basal en el
Hospital en que estuvo internado MARIO, además de que la propia notario acepta haber
estampado su firma y sello en el documento antes citado, por lo que certificó la validez del
mismo; además suponiendo sin conceder, que el documento se encontrara firmado al
momento de presentarse ante la notario; tal circunstancia tampoco demerita el contenido del acto, toda vez que al efecto y como se analizará más profusamente en los
agravios siguientes, se cuenta con el testimonio juramentado del médico Víctor
Manuel, quien autentificó la capacidad de MARIO para otorgar el acto que nos ocupa;
máxime que también es importante mencionar que el ‘agreement’ ni siquiera necesitaba ser presentado ante el notario o bien de una fe notarial para tener plena validez.
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Circunstancias todas las anteriores que fueron total y absolutamente soslayadas por la
resolutora.
Sentado lo anterior, considero que tales ‘aparentes’ contradicciones se desvirtúan con la contingencia en el mundo fáctico de la firma como tal. Sin que tampoco
sea válido el aserto relativo a que ‘la hoja de papel que contiene el agreement y el
anexo “A” en donde se relacionan las películas son de papel diferente’; tal manifestación también es meramente subjetiva, dado que si el papel coincide o no, lo cierto
es que es claro que el señor MARIO sabía y conocía el objeto del contrato que estaba firmando, relativo a las películas, de ahí que nuevamente considero, y también
causa agravio, que la jueza únicamente juzgue con base en presunciones, o en cuestiones subjetivas.
De igual modo y es claro que también se actualiza el segundo de los elementos consistente en el objeto tanto en su acepción amplia como limitada, sin que sea válido que
la hoja de las películas venga aparte, dado que es inconcuso que MARIO sabía el contenido total de las películas realizadas; aunado a que la propia notario público Melvy
acepta que sabía el contenido del documento. Por lo que la a quo debió concluir que el
documento que nos ocupa tiene plena eficacia y validez jurídica. En efecto, en dicho
documento o título, se estipuló claramente que el señor MARIO, cedió a favor del
señor EDUARDO, todos los derechos, títulos e intereses de cualquier clase que tuviera
respecto de las treinta y nueve películas listadas, esto es, que en forma clara expuso el
señor MARIO, su voluntad de ceder cualquier clase de derecho e interés que tuviere a
su favor en la fecha de la celebración del contrato citado. Por su parte, el señor
EDUARDO, aceptó dicha cesión, por lo que el acuerdo de voluntades en los términos
en los que se realizó, son claros y no dejan duda sobre la intención de las partes celebrantes, es decir, el ceder “todos los derechos, títulos e intereses de cualquier clase” que
tuviera el señor MARIO, respecto de las treinta y nueve películas que se especificaron
en dicho contrato, y al admitir la hoy parte actora la cesión de esos derechos.
Por otro lado, es importante puntualizar que existen múltiples contradicciones, entre
las propias manifestaciones esgrimidas por la notario público MELVY, que desde
luego, debieron hacer que la juzgadora no otorgara valor probatorio a su dicho, pues
en primer lugar, si depuso sobre los mismos hechos necesariamente tuvo que haber
sido coincidente, pues una misma persona no puede vertir dos declaraciones discordantes sobre un mismo suceso, menos aún, en su carácter de fedataria pública, dado
que el documento que se celebra ante ella por sí solo tiene valor probatorio pleno, en
términos del artículo 403 del Código de Procedimientos Civiles; en la especie, la notario antes referida incurre en diversas contradicciones al deponer ante la jueza
Vigésimo Primero de lo Familiar en el juicio que nos ocupa y en la causa penal número ***/95 seguida ante el Juez Décimo Noveno Penal del Distrito Federal, tal y como
se puede advertir de la sola lectura de ambas declaraciones que en este apartado se
reproducen en lo toral, para que Ustedes CC. Magistrados adviertan las contradicciones aludidas:
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Manifestaciones ante las diversas autoridades en materia penal: “…Lo declarado
por la testigo Melvy, notaria pública de la ciudad de Houston Texas, Estados Unidos
de Norteamérica, ante el Ministerio Público del conocimiento, en fecha tres de febrero de mil novecientos noventa y cinco: Que el señor EDUARDO fue a requerir los servicios de un notario a la oficina donde trabaja la declarante, ubicada en la calle …
Houston, Texas, …, el día 4 cuatro de maro de 1993 mil novecientos noventa y tres,
como a las 10:30 diez horas con treinta minutos, manifestándole a la declarante, que le
autorizara un documento, el cual exhibió en una sola hoja tamaño carta, escrito por un
solo lado en el idioma inglés, el cual es el mismo que tiene al avista en este momento
sin las firmas de la declarante ni los sellos ni las fecha ni las firmas e EDUARDO, queriendo aclarar que el día y la hora señaladas con anterioridad el señor… , no solo hizo
un documento sino varios, uno de los cuales es el que ha tenido a la vista como ha
manifestado, y en relación a éste, lo requirió que lo notarizara, que avalara la firma la
declarante que ya venía impresa con el nombre de MARIO, esto en cuanto al primero
párrafo de dicho documento, que se refería que don MARIO, transfiere efectivo inmediatamente a EDUARDO, de la ciudad de México, todos los derechos, títulos e intereses de cualquier clase que tiene invertidos en treinta y nueve películas apuntadas en el
anexo (a) y que esa lista, es parte de la cesión, y que ante esto, le contestó la declarante que no podía poner el sello para avalar dicha firma, porque no había visto firmar al
señor …, entonces, él insistió que en base a las leyes mexicanas era necesario llevar la
firma de un notario y su sello, que le urgía mucho y que ante esto, la emitente le dijo
que si le daba su palabra de honor de haber visto que don MARIO había hecho dicha firma anjte
su presencia, contestándole que bajo su palabra de honor EDUARDO, había visto que
MARIO, había puesto la firma que llevaba dicho documento, ante esto, fue como accedió la
declarante a firmar del lado izquierdo dicho documento y estampando su sello del
lado derecho, creyendo en la palabra de honor de EDUARDO, toda vez que en los Estados
Unidos de Norteamerica, la palabra de honor tiene mucha fuerza, y es por lo que aceptó firmarlo, ponerle el sello, además de la fecha en donde solo puso el 4 y la palabra marzo,
por lo que, todo lo demás ya venía puesto; por lo que hace al segundo párrafo que
porta dicho documento en cuatro líneas escritas en idioma inglés, el cual se refiere a
EDUARDO, acepta la cesión referente al primer párrafo y da gracias por dicha preferencia, ante esto, la declarante le dijo, que si estaba de acuerdo con el contenido de
dicho documento, contestándole que él estaba de acuerdo; por tanto la emitente le
pide que firme en el lado inferior izquierdo, arriba de donde venía el nombre de
EDUARDO, y una línea continua horizontal y enseguida procede la emitente a poner
su firma, en el lado inferior derecho, arriba de la palabra “notary public”, y de la línea
horizontal continua y arriba de ésta donde venía la fecha el número 4 y la palabra
“march”, y su sello del lado inferior derecho, dejando muy claro, que la declarante
jamás, en ningún momento, estuvo en la habitación que ocupaba el señor MARIO,
cuando estuvo hospitalizado en el Hospital Metodista de la ciudad de Houston,
Estado de Texas, antes de morir, y mucho menos presenció, cuando don MARIO puso
la aparente firma que como de él aparece en el documento que había tenido a la vista
y que fue el que le presentó EDUARDO, el cual reitera, al momento en que lo tuvo a
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la vista en los Estados Unidos, ya iba firmado y que mucho menos tuvo comunicación
con el señor … Deposado que ratificó ante el juez instructor, en fecha diez de diciembre de mil novecientos noventa y seis, ratificando asimismo copia certificada del
documento denominado agreement, que aparece a fojas 194, del tomo I, de autos, así
como las notas de declaración certificadas por el cónsul general de México en
Houston, Texas, de fecha 31 de agosto de 1994, así como escrito original de fecha 9 de
diciembre de 1994, y a preguntas que se le formularon, contestó; que la ocupación que
tiene en los Estados Unidos de Norteamérica es secretaria; que al tener a la vista la foja
104 del tomo I de autos en el cual aparece la leyenda MELVY, notaria pública
Condado de Harris, Estado de Texas, comisión hasta 4/16/97, y en relación a su contestación de que es secretaria, es, que al ser notario público es parte de las funciones
que tienen muchas secretarias, pero el ser notario, no es mi profesión; que tiene unos
quince años de desempeñar la función de notaria; que las funciones de los notarios
públicos de Norte América son: preguntarle a la persona si comprende el documento,
si está de acuerdo con dicho documento y ser si esa persona firma, entonces pone su
firma y el sello, pero que eso, no legaliza el documento; “que simplemente yo vi que
firmaste”; que si está presente en el local de este juzgado la persona que se llama
EDUARDO; indicando, señalándolo con el dedo índice de su mano izquierda, al procesado EDUARDO; que conoce a dicha persona desde hace ocho años; que lo conoce
porque lo veía cuando iba a la oficina del doctor …, que las oficinas del doctor … y la
declarante están juntas ya que el área de recepción es grande, y el doctor … está de
este lado, indicando con su mano derecha y nosotros estamos de este lado, indicando
con su mano izquierda; que cuando se presentó el señor EDUARDO con el documento no lo acompañaba nadie, iba solo; que si supo en donde se encontraba el señor
MARIO en el momento en que se autorizó el documento al señor MARIO ...; que estaba en el Hospital Metodista, que no sabe cuánto tiempo estuvo en el Hospital
Metodista el señor MARIO; que después de que notarizó el documento, la declarante
sí volvió a ver al señor EDUARDO; que no recuerda cuándo, pero fue una vez que
volvió a ir a la oficina, que recuerda que notarizó ese documento como a las diez y
media de la mañana; que no estuvo en la habitación del señor MARIO durante todo el
tiempo que estuvo en el Hospital Metodista; que si sabía que existía parentesco entre
el señor MARIO y EDUARDO, que se enteró de ese parentesco por pláticas en la oficina del señor …; que si está en el local de este juzgado la persona que indicó como un
señor alto, alrededor de sesenta años, fuerte, cabello castaño canoso, identificado
como el abogado del señor EDUARDO, indicando en este acto con el dedo índice de
su mano izquierda; que no recuerda a la persona que señaló como persona baja… que
tampoco recuerda a la persona notaria de San Antonio Texas… que por notarizar atestiguar la firma de alguien… que diga si el documento que se le pone a la vista a fojas
87 del tomo I está notarizado bajo su firma en la fecha en que aparece en el mismo,
contestó: que dicho documento si está notarizado con su firma; que diga si antes de
notarizarlo bajo su sello y firma leyó su contenido; que sí leyó el documento antes de
notarizarlo; que diga si conoce o conoció personalmente al señor MARIO, contestó:
Que sí conoció personalmente al señor MARIO, ya que sabía quién era; que diga
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cuando lo conoció: que lo conoció tal vez hace unos nueve años… que lo vio en las oficinas del señor R...; que diga si el día cuatro de marzo de mil novecientos noventa y
tres con motivo de sus actividades cono notario vio al señor MARIO; que no lo vio;
que diga si recuerda haber firmado como notario público algún otro acto que notarizara en la que participara el señor MARIO, ese mismo día 4 de marzo 1993; a lo que
contestó: que no recuerda… que diga si teniendo a la vista el documento que obra a
fojas 152 del tomo I, reconoce su firma y sello que calza el mismo, así como la fecha
que aparece en el mismo, contestó; que sí recuerda el documento y reconoce como
suya la firma, así como el sello que aparece al calce al igual que la fecha; que diga si
recuerda qué persona fue quien le encomendó o pidió notarizar el documento que
tiene a la vista, contestó: que no recuerda; que diga si ante su fe como notario público
firmó el documento el señor Mario el día cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, contestó: Que nunca firmó, enfrente de mí, nada; que diga qué entiende por
la última frase que existe al pie del documento que tiene a la vista; contestó; dicho y
firmado ante mi presencia el cuatro de marzo de 1993; que diga qué quiere decir o qué
entiende por suscrito y jurado ante mí el día cuatro de marzo de 1993, conforme a la
leyenda que aparece en el documento… contestó: que entiende que dicho y firmado
ante mí que el día cuatro de marzo de 1993, esto es algo que se le pone a todo documento que lleva sello del notario, este sello tiene que ir en cada documento si veza
(sic) la persona firmar o si tomas la palabra de una persona donde ya viene la firma
puesta; a petición de quién recibió a la indagatoria en donde acompañó la carta de
fecha siete de septiembre de mil novecientos noventa y tres, contestó: Que la emitente nunca fue ante el Ministerio Público… que el Estado de Texas autorizó a la emitente como notario; que no conoce la institución del ministerio público en la República
mexicana; que para ser notaria tiene que aplicar con el Estado de Texas, tener su
récord, que no es estar en la cárcel y que haya demanda en esa área…”
Aseveraciones esgrimidas ante la Juez 21 de lo Familiar: “… a preguntas de los
interrogatorios que obran en autos previamente calificadas contestó: 1. Que diga la
testigo si conoce o conoció al señor MARIO ARTURO y en caso afirmativo que precise desde cuándo y por qué lo conoció? A lo que contestó: Lo conoció de vista de saludarnos cuando nos encontrábamos hola que tal, no existe ninguna relación personal y
lo conozco desde 1990. 2. Que diga la testigo si conoce o conoció al señor MARIO y en
caso afirmativo que precise desde cuándo y por qué lo conoció? A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí desde 1990, también de vista de pasada saludando
hola cómo está. 3. Que diga la testigo si conoce o conoció al señor EDUARDO.. y en
caso afirmativo que precise desde cuándo y por qué lo conoció? A lo que contestó:
Que sí, nada más de vista desde 1990, decir hola. 4. Que diga la testigo si sabe de trato,
asunto o negocio alguno que hubiese tenido el señor MARIO con algún notario en
Houston, Texas en los Estados Unidos de Norteamérica y en caso afirmativo que lo
precise? A lo que contestó: Que no está enterada de que haya habido tratos con algún
otro notario. 5. Que diga la testigo si sabe qué requisitos se necesitan para fungir como
notario en la ciudad de Houston, Texas en los Estados Unidos de Norteamérica y en
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caso afirmativo que los precise? A lo que contestó: Que no debe contar con antecedentes penales, debe gozar de buen prestigio moral, y firmar los documentos que se le
presenten. 6. Si sabe la testigo cuál es la función de los notarios en la ciudad de
Houston, Texas en los Estados Unidos de Norteamérica y en caso afirmativo que los
precise? A lo que contestó después de la debida traducción hecha por el perito:
Habitualmente las funciones son preguntar a la persona que se presenta ante ellos, si
entiende el documento que quieren certificar y si así es, se les pide que lo firmen ante
su presencia, y ella da fe de que lo firmaron ante ella. 7. Que diga la testigo si sabe de
trato, asunto o negocio alguno que hubiese tenido el señor EDUARDO con algún
notario en Houston, Texas en los Estados Unidos de Norteamérica y en caso afirmativo que lo precise? A lo que contestó previa traducción del perito: Solo el asunto que
me presentó, precisando que fue a verla para presentarle un documento denominado
agreement para que yo estampara en él mi sello de notaria, cree que tenía fecha de alrededor de marzo de 1993. 8. Que diga la testigo si sabe de trato, asunto o negocio alguno que hubiese tenido en el mes de marzo del año de 1993 EDUARDO con algún
notario en Houston, Texas en los Estados Unidos de Norteamérica y en caso afirmativo que lo precise? A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí se trata del
documento denominado agreement que le presentó. 9. Que diga la testigo si en el trato,
asunto o negocio que respondió al contestar la pregunta que antecede, estuvo presente el señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no estuvo presente. 10. Que diga la testigo si sabe donde se encontraba el señor MARIO el día 4 de
marzo de 1993, y en caso afirmativo que lo precise. A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí era paciente en el Hospital Metodista de Houston. 11. Que diga
la testigo si físicamente presenció la firma de documento alguno por el señor MARIO
entre el 21 de febrero al 27 de marzo de 1993, y en caso afirmativo precise que documento o documentos fueron en su caso firmados. A lo que contestó previa traducción
del perito: Jamás vio que firmara algo. 12. Que diga la testigo si conoció el documento fecha 4 de marzo de 1993 denominado agreement que sirve como base de la acción
en este juicio. A lo que contestó previa traducción del perito: Que el señor EDUARDO,
se presentó ante ella, le exhibió un documento cuyo título era agreement y le pidió que
estampara mi sello en la última página, yo no me enteré del contenido del documento, el señor EDUARDO, firmó el documento ante mí, pero el documento ya estaba firmado por el señor MARIO. 13. Que diga la testigo en su caso los motivos y circunstancias por las que conoció el documento indicado en la pregunta anterior. A lo que contestó previa traducción del perito: Porque el señor EDUARDO, vino a mi oficina
diciendo que necesitaba protocolizarlo y por ese motivo recurrió a mí. 14. Que diga la
testigo si físicamente presenció a las partes que aparecen firmando el documento indicado en la pregunta número 12, el haber puesto de su puño y letra las firmas respectivas y en caso afirmativo que precise las circunstancias de modo, tiempo y lugar en
que se dieron las firmas. A lo que contestó previa traducción del perito: Esto tuvo
lugar en el consultorio del doctor VÍCTOR, la única firma que presencié fue la que
estampó el señor EDUARDO, alrededor de las once de la mañana en el consultorio
del doctor VÍCTOR, y firmó el señor EDUARDO, que es quien me trajo el documenMATERIA FAMILIAR
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to. 15. Que diga la testigo si sabe qué acto certifica el asiento notarial en el documento
indicado en la pregunta número 12, precisándolo de la manera más detallada posible.
A lo que contestó previa traducción del perito: Di fe del documento al que solo eché
un vistazo no lo leí, si observé que al final aparecía una lista aparentemente de películas o algo semejante. 16. Que nos diga la testigo cuál es su actividad principal. A lo que
contestó previa traducción del perito: En 1993, yo era secretaría del doctor FRANCISCO. El doctor … compartía la recepción con el doctor VÍCTOR, y yo conocía a la gente
que acudía a las consultas. Actualmente, tengo un negocio en casa, se trata de servicios de contabilidad y notariales. 17. Que diga la testigo si es abogada. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no. 18. Que diga la testigo si aparte de su actividad principal desarrollaba en 1993 otra actividad y cuál es ésta. A lo que contestó previa traducción del perito: también tenía mi negocio de prestar servicios contables que
atendía en casa, ese negocio de servicios contables era un negocio de medio tiempo.
22. Que diga si prestó sus servicios como notaria al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí. 23. Que diga la testigo si el señor MARIO
requirió los servicios como notario de la testigo. A lo que contestó previa traducción
del perito: Que no. 24. Que diga la testigo qué servicios prestó como notaria al señor
EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: Únicamente estampé mi
firma y mi sello en el documento. 25. Que diga en qué fecha prestó los servicios como
notaria al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: En marzo
de 1993, no recuerdo la fecha. 26. Que diga en qué lugar prestó los servicios como
notaria al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: En el consultorio del doctor VÍCTOR. 27. Que diga si el señor MARIO se encontraba presente
cuando prestó sus servicios como notario al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no estuvo presente. 28. Que diga si el día 4 de marzo de
1993, acudió al Hospital Metodista a la Torre denominada Fondren, al piso 12 al cuarto asignado al señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no,
jamás acudí ahí. 29. Que diga si vio al señor MARIO, firmar cualquier documento en
la fecha comprendida del 21 de febrero al 27 de marzo de 1993. A lo que contestó previa traducción del perito: Jamás vi al señor MARIO firmar documento alguno. 30. Que
diga si sabe en qué idioma se dirigió a ella el señor ... para contratar sus servicios
como notaria. A lo que contestó previa traducción del perito: Creo que fue en español.
31. Que diga si el señor MARIO le solicitó que acudiera al cuarto que este tenía asignado en el Hospital Metodista de Houston, Texas. A lo que contestó previa traducción
del perito: Jamás. 32. Que diga si el señor EDUARDO le pidió que fuera al Hospital
Metodista de Houston Texas, por instrucciones del señor MARIO. A lo que contestó
previa traducción del perito: Jamás. 33. Que diga si en el Hospital Metodista de
Houston Texas, existen personas que realizan función de notarios. A lo que contestó
previa traducción del perito: me parece que sí, supongo que sí. 34. Que diga si ella
estampó su sello y firma en el documento de fecha 4 de marzo de 1993 denominado
agreement. A lo que contestó previa traducción del perito: Sí lo hice. 35. Que diga qué
persona le presentó el documento de fecha 4 de marzo de 1993, denominado agreement. A lo que contestó previa traducción del perito: El señor EDUARDO. 36. Que
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diga qué acto avala la firma y el colocado en el documento de fecha 4 de marzo de
1993, denominado agreement? A lo que contestó previa traducción del perito: Que presencié que el señor EDUARDO firmaba ese documento. 37. Que diga cuál fue la solicitud que le formuló el señor EDUARDO para que ella estampara su sello y firma en
el documento de fecha 4 de marzo denominado agreement? A lo que contestó previa
traducción del perito: Vino al consultorio en busca de un notario, el personal del consultorio del doctor VÍCTOR, le informó que MELVY es notaria, y entonces me llamaron y fui al consultorio del doctor VÍCTOR, ahí fue donde conocí al señor EDUARDO,
quien tenía prisa pues me dijo que tenía que tomar un avión y le urgían mis servicios,
me dio el documento que ya ostentaba la firma del señor MARIO, me pidió que firmara el documento, a mí no me constaba que MARIO lo hubiera firmado, pero el señor
MARIO ... me pidió que firmara y le pregunté que me diera su palabra de honor de
que el señor MARIO había firmado y de que le constaba el contenido del documento,
el señor EDUARDO me dijo sí sí, pero me urge porque tengo que tomar un avión. 38.
Que diga si vio firmar el documento denominado agreement de fecha 4 de marzo de
1993 al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: sí creo que
sí. 39. Que diga si vio firmar el documento denominado agreement de fecha 4 de marzo
de 1993, al señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del perito: no, no lo vi.
40. Que diga si vio al señor MARIO en la habitación que ocupaba cuando estuvo hospitalizado en el Hospital Metodista en la ciudad de Houston Texas. A lo que contestó
previa traducción del perito: no, jamás lo vi. 41. Que nos diga si sabe quién iba con
EDUARDO, cuando este le presentó el documento de fecha 4 de marzo de 1993 denominado agreement. A lo que contestó previa traducción del perito: Estaba solo. 42. Que
diga si el señor MARIO, solicitó sus servicios en alguna ocasión como notario público.
A lo que contestó previa traducción del perito: No, jamás. 43. Que diga si el documento 4 de marzo de 1993, denominado agreement fue el único documento que le presentó el señor EDUARDO para que ella pusiera su firma y sello. A lo que contestó previa
traducción del perito: sí. A continuación se procede a formular las repreguntas, previa
su calificación de legales. En relación a la quinta directa: 1. Dirá la testigo si es requisito de los notarios en Texas, E.U.A., que sean veraces y asienten lo que ven y oyen. A
lo que contestó previa traducción del perito: Que sí. En relación a la sexta directa: 3.
Dirá el testigo si un notario de Texas, E.U.A. debe actuar con probidad. A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí, claro. 4. Dirá el testigo si sabe qué valor tienen la certificación de un notario cuando dice “firmado y jurado ante mí”. A lo que
contestó, previa traducción del perito: Que sí. 8. Dirá el testigo si se considera una
falta de un notario asentar que se firmó y juró ante ese notario, sin que en realidad lo
haya presenciado. A lo que contestó previa traducción del perito: depende de las circunstancias. En relación a la octava directa: 1. Dirá el testigo si leyó el 4 de marzo de
1993 el documento denominado agreement, mismo que firmó al calce con la leyenda
“firmado y jurado ante mi”. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no,
porque el señor EDUARDO, tenía mucha prisa. 2. Dirá el testigo si entendió de qué se
trataba el documento agreement, mismo que firmó al calce con la leyenda: “firmado y
jurado por mi”. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no lo leí porque el
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señor EDUARDO tenía mucha prisa y el documento ostentaba la firma del señor
MARIO y de hecho di fe porque pretendía hacerle un favor al señor MARIO, al percatarme de que el documento ya estaba firmado por éste a quien conocía de manera
casual. En relación a la trigésimo cuarta directa: 1. Dirá el testigo qué leyenda puso
como antefirma suya en el documento denominado agreement, de fecha 4 de marzo de
1993. A lo que contestó previa traducción del perito: Estado de Texas, Condado de
Harris firmado y jurado ante mí. En relación a la trigésimo sexta directa: 2. Dirá el testigo qué significa en su antefirma “firmado y jurado ante mí”. A lo que contestó previa traducción del perito: Significa que vi a la persona firmar y que quien firma está de
acuerdo con el documento y sabe de que se trata. 3. Dirá el testigo si tiene algún valor
su afirmación en un acto en el que funge como notario. A lo que contestó previa traducción del perito: Bueno nada más que estuve presente cuando se firmó. Siendo
todas las preguntas y repreguntas que conforman los interrogatorios bajo los cuales
debía desahogarse la prueba testimonial en estricto cumplimiento a lo ordenado por
la Alzada, quien a su vez cumplimentó la ejecutoria de amparo citada al inicio de la
presente diligencia…”
De lo anterior, se puede constatar que la notario público incurre en contradicciones
de esencia o torales y no accidentales o secundarias, a manera de ilustrativa y no limitativa, enuncio las siguientes:
A la notario público en la causa penal se le pregunta literalmente: Que diga si antes
de notarizarlo bajo su sello y firma leyó el documento, respuesta: que sí leyó el documento
antes de notarizarlo; sin embargo, ante la Jueza 21 Familiar, al preguntarle que diga la testigo si sabe qué acto certifica el asiento notarial en el documento indicado en la pregunta número 12, precisándolo de la manera más detallada posible. A lo que contestó previa traducción
del perito: Di fe del documento al que solo eché un vistazo, no lo leí, sí observé que al
final aparecía una lista aparentemente de películas o algo semejante.
Otra más, ante las autoridades penales describe en su narrativa el objeto o contenido del agreement, manifestando claramente que se trataba de lo siguiente: “don
MARIO, transfiere efectivo inmediatamente a EDUARDO, de la ciudad de México,
todo los derechos, títulos o intereses de cualquier clase, que tiene invertidos en treinta y nueve películas apuntadas en el anexo A, y que esa lista, es parte de la cesión…”.
No obstante, ante la jueza que dictó la sentencia que hoy se recurre, nada manifestó al
respecto, por el contrario, negó haber leído el documento y desconocer su contenido,
lo que desde luego evidencia y pone de manifiesto que el dicho de la notario no debió
generar certeza en el ánimo de la juzgadora, porque el que es mendaz en parte lo es en
todo; y no puede la notario contradecirse en cuestiones fundamentales como lo es el
afirmar que no leyó el documento y ante otra autoridad afirmar también que si lo leyó y desglosar su contenido.
Por otro lado, en cuanto a la hora en que se celebró el agreement, la fedataria pública en comento, afirma categóricamente ante las autoridades penales supracitadas, que
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fue a las diez y media de la mañana; y ante la jueza familiar ya citada, adujo que fue a
las once de la mañana. Aunado a esto asevera que únicamente avala el documento
con su firma y sello siempre que atestigua que ante ella se firmó el documento, lo cual
en efecto tuvo verificativo, tan es así que la propia notario público lo firmó y sello y
manifestó ante la juez natural que sus funciones son preguntar a la persona que se
presenta ante ellos si entiende el documento que pretende certificar y si es así, se les
pide que lo firmen ante su presencia y ella da fe de que lo firmaron ante ella; por ende, no
puede ahora retractarse de que haya testificado que el acto jurídico se verificó con
todas las formalidades que dicha fedataria debía y llevó a cabo, de lo contrario, no
hubiera protocolizado el documento como ella misma lo reconoce en el contexto de
sus declaraciones.
Por lo anterior, y con independencia del análisis exhaustivo que debe llevarse a
cabo de las diversas manifestaciones de la notario, de las que se reitera se advierten
múltiples contradicciones que afectan la credibilidad de su testimonio, pues no son
coincidentes en los procedimientos respectivos, lo que permite presumir un previo
aleccionamiento con la única finalidad de restarle valor probatorio al agreement, sin
embargo, como se ha puesto a guisa de ejemplo, la fedataria pública incurre en contradicciones o errores respecto de hechos fundamentales que bajo la lógica y el sentido
común no son concebibles, dado que ella fue quien protocolizó el documento y a
quien directamente le constan las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se
verificó; por ello, resulta dudoso que diga que sí leyó el documento y, por otro lado,
que no lo hizo, que sí conoció el contenido del mismo e incluso alude a una serie de
películas y, por otro lado, niega que así haya sido y afirma que desconoció el contenido del documento, pues solo echó un vistazo.
De igual forma, cuando ante las autoridades penales le preguntan a dicha notario
que diga si recuerda qué persona fue quien le encomendó o pidió notarizar dicho documento que
tiene a la vista (agreement); contestó: que no recuerda; y ante la Juez Vigésimo Primero de
lo Familiar claramente dijo al contestar las preguntas siete y ocho que consistieron en
“7. Que diga la testigo si sabe de trato, asunto o negocio alguno que hubiese tenido el
señor EDUARDO con algún notario en Houston, Texas en los Estados Unidos de
Norteamérica y en caso afirmativo que lo precise? A lo que contestó previa traducción
del perito: solo el asunto que me presentó, precisando que fue a verla para presentarle un documento denominado agreement para que yo estampara en él mi sello de notaria, cree que tenía fecha de alrededor de marzo de 1993. 8. Que diga la testigo si sabe
de trato, asunto o negocio alguno que hubiese tenido en el mes de marzo del año de
1993 EDUARDO con algún notario en Houston, Texas en los Estados Unidos de
Norteamérica y en caso afirmativo que lo precise. A lo que contestó previa traducción
del perito: que sí, se trata del documento denominado agreement que le presentó.
Como vemos, es otra contradicción más de la notario pública, pues no puede decir
ante una autoridad que no recuerda quién le llevó el documento y ante otra, dieciséis
años después, recordar que fue EDUARDO quien le presentó el agreement para su firma.
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También se hace necesario señalar que la jueza otorgó valor probatorio al testimonio de la notario por haber sido la fedataria que elaboró el documento, sin embargo,
surge la fuerte presunción de que dicha persona no es veraz en su dicho; dado que
existen inconsistencias de fuerte magnitud que traen como consecuencia su incredibilidad, y por ende, el negarles total y absoluto valor probatorio, con independencia de
que no se haya tachado su dicho, pues la justipreciación de la probanza corresponde
a la autoridad judicial en el momento procesal oportuno con independencia de que
haya sido o no tachado su dicho, es decir, que no por el solo hecho de no haberse iniciado el incidente en comento, equivale a otorgarle valor probatorio a una testimonial
que por sí sola está plagada de contradicciones, ambiguedades e imprecisiones.
De lo anteriormente expuesto se advierte la indebida valoración hecha por la juez
natural de la testimonial de la notario público Melvy, por lo cual deberá ser revocada
la sentencia y valorar conforme a lo establecido por la Ley y a los criterios emitidos
por la Autoridad Federal al respecto, de los cuales son de poner de manifiesto, los que
robustecen mis afirmaciones, cuyo texto es el siguiente:
“PRUEBA TESTIMONIAL. CARECE
DE VALOR PROBATORIO SI ES DOGMÁTICA E IMPRECISA
SOBRE EL HECHO O ACTO QUE REFIEREN LAS DECLARACIONES”.
“Resulta ineficaz la prueba
testimonial ofrecida por la parte quejosa para desvirtuar la negativa de los actos reclamados de las autoridades ordenadoras, si las declaraciones de los testigos son dogmáticas e imprecisas sobre la sustancia del hecho o acto que refieren”. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL TERCER CIRCUITO.
Amparo en revisión 190/96. J. Jesús Rodríguez Barba. 12 de septiembre de 1996.
Mayoría de votos. Ponente: Guillermo David Vázquez Ortiz. Disidente: Rogelio
Camarena Cortés. Secretario: Joel Fernando Tinajero Jiménez. Votos Particulares
AMPARO DIRECTO 3053/93. Tesis III.1o.A.17 K. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta. Novena Época. 200 981 3 de 22. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN
MATERIA ADMINISTRATIVA DEL TERCER CIRCUITO. IV, Noviembre de 1996.
Pág. 492. Tesis Aislada (Común). [TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; IV,
Noviembre de 1996; Pág. 492.
“PRUEBA TESTIMONIAL, APRECIACIÓN DE LA. DECLARACIONES PERFECTAS”. “La perfección en las declaraciones engendra sospecha sobre la sinceridad de los testigos, por lo
que no puede estimarse contraria a las reglas de la lógica la apreciación del juzgador
que, ante las respuestas de los testigos en los mismos términos y hasta con idénticas
palabras, deduzca que han sido aleccionados previamente, pues tal calificación emana
de un juicio prudente, acorde con las exigencias de la sana crítica”. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo en revisión 337/89. Sufragio
Zacatenco Islas. 9 de noviembre de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván
Rojas. Secretario: Jorge Núñez Rivera. Amparo en revisión 345/88. Consuelo
Maldonado Becerra. 10 de noviembre de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: José
Galván Rojas. Secretario: Jorge Núñez Rivera. Tesis. Semanario Judicial de la Federación.
Octava Época. 211 800, 4 de 22. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO
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CIRCUITO. XIV, Julio de 1994. Pág. 741. Tesis Aislada (Civil). [TA]; 8a. Época; T.C.C.;
S.J.F.; XIV, Julio de 1994; Pág. 741.
“PRUEBA TESTIMONIAL. NEGATIVA A OTORGARLE
EFICACIA PROBATORIA, NO SE FUNDA-
MENTA EN EL INCIDENTE DE TACHAS, SINO EN EL CONTENIDO DE LAS DECLARACIONES Y EN
CUALQUIER CIRCUNSTANCIA QUE LES RESTE CREDIBILIDAD”. “Es inexacto que la contraparte
de la oferente deba necesariamente combatir las declaraciones de los testigos mediante el incidente de tachas, para que el juzgador esté en aptitud legal, al valorarlas, de
negarles valor probatorio, toda vez que los motivos que pueden afectar la credibilidad
del testimonio, están contenidos, por una parte, en las contestaciones que el testigo dé
a cada una de las preguntas que le formule el juez, después de la protesta de conducirse con verdad, en términos del artículo 363 del Código de Procedimientos Civiles
para el Distrito Federal y, por otra, en la incongruencia existente entre lo expresado
por la actora y el dicho de sus testigos”. QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN
MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 805/94. Martha Lilia
Domínguez Avila. 3 de marzo de 1994. Unanimidad de votos. Ponente: Efraín Ochoa
Ochoa. Secretario: EDUARDO Francisco Núñez Gaytán. Tesis I.5o.C.550 C. Semanario
Judicial de la Federación. Octava Época. 212 937, 6 de 22. QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO. XIII, Abril de 1994. Pág. 420.
Tesis Aislada (Civil). [TA]; 8a. Época; T.C.C.; S.J.F.; XIII, Abril de 1994; Pág. 420.
“PRUEBA TESTIMONIAL. COINCIDENCIA EN LAS DECLARACIONES DE LOS TESTIGOS”. “Si los
testigos declaran en relación a un mismo hecho resulta obvio que sus declaraciones
deben ser coincidentes para merecer crédito, y de esa coincidencia no puede inferirse
que necesariamente los testigos fueron previamente aleccionados, si la parte quejosa
no acredita que incurrieron en errores o falsedades”. TRIBUNAL COLEGIADO EN
MATERIA DE TRABAJO DEL TERCER CIRCUITO. Amparo directo 185/90. Nicéforo
Cerón Bedolla. 22 de agosto de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús
Rodríguez Martínez. Secretario: José de Jesús Murrieta López. Amparo directo
382/89. Elena Margarita Peña Lomelí. 17 de enero de 1990. Unanimidad de votos.
Ponente: Alfonsina Bertha Navarro Hidalgo. Secretario: Antonio Hernández Lozano.
Amparo directo 198/88. Salvador Palomera Colmenares. 28 de septiembre de 1988.
Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Bertha Navarro Hidalgo. Secretario:
Antonio Hernández Lozano. Octava Epoca, Tomo V, Segunda Parte-1, página 379 (2
asuntos). Véase: Tesis relacionada a la jurisprudencia 307 de la Cuarta Sala de la H.
Suprema Corte de Justicia de la Nación, página 279 del Apéndice al Semanario Judicial de
la Federación correspondiente a 1917-1985. Nota: Este criterio ha integrado la jurisprudencia III.T. J/16, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo VI, noviembre de 1997, página 453, de rubro: “TESTIGOS. COINCIDENCIA EN
SUS DECLARACIONES.” Tesis. Semanario Judicial de la Federación. Octava Época. 224 640, 7
de 22, TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL TERCER CIRCUITO. VI, Segunda Parte-1, Julio a Diciembre de 1990. Pág. 240. Tesis Aislada
(Laboral, Común). [TA]; 8a. Época; T.C.C.; S.J.F.; VI, Segunda Parte-1, julio a diciembre
de 1990; Pág. 240.
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“PRUEBA TESTIMONIAL. TESTIGOS, UNIFORMIDAD EN LAS DECLARACIONES DE LOS”. “Si
varios testigos deponen sobre los mismos hechos; es obvio que sus declaraciones
deben ser coincidentes para que sean verosímiles y dignas de crédito y aunque utilicen las mismas palabras, si no se evidencian errores o falsedades que los hagan incurrir en contradicción, no es dable concluir que fueron aleccionados”. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 154/89. Editora
Tolotzin, S.A. de C.V. 26 de abril de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: José Angel
Mandujano Gordillo. Secretario: Carlos Manuel Bautista Soto. Tesis. Semanario Judicial
de la Federación. Octava Época. 228 967, 8 de 22. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO
DEL SEGUNDO CIRCUITO. III, Segunda Parte-2, enero a junio de 1989. Pág. 614.
Tesis Aislada (Común). [TA]; 8a. Época; T.C.C.; S.J.F.; III, Segunda Parte-2, enero a
junio de 1989; Pág. 614.
“PRUEBA TESTIMONIAL. VALOR DE LAS DECLARACIONES CONTENIDAS EN CERTIFICACIÓN
RELATIVA A ACTUACIONES DE AVERIGUACIÓN PREVIA”. “Las declaraciones de testigos que se
contengan en una certificación de actuaciones penales, relativas a una averiguación
previa, no pueden directamente, y por sí mismas, valer dentro del juicio civil como
prueba testimonial, ya que tales declaraciones no se rinden de acuerdo con las reglas
previstas en la ley adjetiva civil, no teniendo la contraparte la oportunidad de repreguntar a los testigos; por lo que, cuando mucho, sus deposiciones solamente podrían
considerarse como meros indicios, en el caso de que estuvieran adminiculadas con
otras probanzas”. Amparo directo 5121/73. Jesús Coronado Calamaco. 12 de febrero
de 1975. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Rafael Rojina Villegas. Secretario:
Jaime M. Marroquín Zaleta. Nota: En el Informe 1975, la tesis aparece bajo el rubro
“TESTIGOS. VALOR DE LAS DECLARACIONES CONTENIDAS EN CERTIFICACIÓN RELATIVA A
ACTUACIONES DE AVERIGUACIÓN PREVIA.”. Tesis. Semanario Judicial de la Federación.
Séptima Época. 241 502, 12 de 22. Tercera Sala. 74 Cuarta Parte. Pág. 62. Tesis Aislada
(Civil). [TA]; 7a. Época; 3a. Sala; S.J.F.; 74 Cuarta Parte; Pág. 62.
“PRUEBA TESTIMONIAL, APRECIACIÓN DE LA. DECLARACIONES PERFECTAS”. “La perfección en las declaraciones engendra sospecha sobre la sinceridad de los testigos, por lo
que no puede estimarse contraria a las reglas de la lógica la apreciación del juzgador
que, ante las respuestas de los testigos en los mismos términos y hasta con idénticas
palabras, deduzca que han sido aleccionados previamente, pues tal calificación emana
de un juicio prudente, acorde con las exigencias de la sana crítica”. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo en revisión 337/89. Sufragio
Zacatenco Islas. 9 de noviembre de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván
Rojas. Secretario: Jorge Núñez Rivera. Amparo en revisión 345/88. Consuelo
Maldonado Becerra. 10 de noviembre de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: José
Galván Rojas. Secretario: Jorge Núñez Rivera. Semanario Judicial de la Federación,
Octava Época, Tomo XIV, julio de 1994, página 741, Tribunales Colegiados de Circuito.
Tesis 1307. Apéndice 2000. Octava Época. 914 915, 20 de 22, SEGUNDO TRIBUNAL
COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Ap. 2000. Pág. 954. Tesis Aislada (Civil). [TA];
8a. Época; T.C.C.; Ap. 2000; Tomo IV, Civil, P.R. TCC; Pág. 954.
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Además, otro motivo de inconformidad lo constituye el hecho de que la juzgadora soslayara que el actor fue absuelto del delito de FRAUDE GENÉRICO EN GRADO
DE TENTATIVA, mediante sentencia ejecutoria de trece de marzo de mil novecientos
noventa y ocho, dictada por la Novena Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, en el toca ***/98, y que tal absolución se debió primordialmente a
que la Alzada ponderó que MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, no lograron acreditar en el presente juicio que el agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, sea un documento fraudulento o ilícito; razonamiento el anterior que forma una pieza más de prueba en favor del actor para acreditar las pretensiones reclamadas en la presente, y que de manera evidente fueron soslayadas por la
juzgadora natural, dado que contrario a lo que se resolvió, las valoraciones hechas por
los magistrados integrantes de la Novena Sala Penal, demuestran la validez plena del
agreement que tantas y tantas veces se ha pretendido desvalorar por los demandados,
siendo que ha quedado plenamente demostrado que todas y cada una de sus afirmaciones se han logrado doblegar por el actor, lo que obedece a la veracidad y formalidad jurídica del documento.
En vista de lo expuesto en el presente apartado, al haberse acreditado la total congruencia entre las pruebas aportadas en juicio (supuesta contradicción entre la confesión del demandante y la testimonial de MELVY), es inconcuso que debe revocarse el
fallo apelado que dictó la jueza natural, para efecto de condenar a los codemandados a
las prestaciones reclamadas en el presente juicio.
X. INDEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LAS PARTES EN EL FALLO RECURRIDO (TESTIMONIO JURAMENTADO)
Otro motivo de inconformidad que causa la juzgadora en la sentencia dictada lo
constituye precisamente el razonamiento que hace al tenor siguiente: “Del testimonio
juramentado supracitado, se advierte que el doctor Víctor Manuel, manifestó que con
el propósito de poner fin a toda especulación, había hecho un “cuidadoso estudio” de
los records médicos perteneciente al Sr. ... por su cuidado médico a través de su consultorio desde 1986 y que están en su posesión; así como un “estudio completo” de la
acta médica y récords del Hospital Metodista por su hospitalización del 21 de febrero
al 27 de marzo de 1993, que incluye todos los procedimientos quirúrgicos y médicos a
los que fue sometido, las observaciones escritas de las enfermeras y del personal
médico con respecto a su estado físico y mental y sus reacciones al tratamiento e intervenciones de acuerdo con lo documentado por el personal que lo atendió durante los
tres turnos de cada uno de los días que permaneció hospitalizado en el Hospital
Metodista”; empero no exhibe a su testimonio juramentado los “records” que alude,
para sustentar el mismo, manifestando, sólo respecto del cuidado médico de MARIO
en su consultorio, que están en su posesión; y por lo que hace a los récords del
Hospital Metodista no manifiesta en dónde se encuentran éstos…”. Al respecto, llamo
la atención de Ustedes, señores magistrados, en el sentido de que las manifestaciones
del doctor Víctor Manuel, contrario a lo que apunta la juzgadora, no constituye un
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peritaje sino un reporte que, en su calidad de médico de cabecera, hizo precisamente
el profesionista que mejor que nadie conoció y trató el estado de salud de MARIO, por
lo cual resulta inaplicable la jurisprudencia señalada por la a quo que sostiene que es
necesario fundamentar el estudio; motivo por el cual también resulta insostenible y
causa agravio el argumento de que eran necesarios los ‘récords médicos’, dado que es
el propio médico tratante quien está avalando el estado de salud del otorgante del
documento que se pretende destruir, a lo que se adminicula que respecto de éste las
propias enfermeras reportaron que su apariencia, comportamiento y conversación
eran adecuadas según la situación, que las emociones eran apropiadas y que no se
presentaron cambios en el humor. Máxime que el citado reporte médico no es aislado
sino que además se erigió como un ‘testimonio juramentado’, es decir una declaración
con todas las formalidades legales, que tiene valor probatorio pleno en términos de
los artículos 278 y 279 de la Ley adjetiva civil, mismo que no fue objetado, además de
que dicho reconocimiento que del contenido del disco de video digital, el Dr. Víctor
Manuel, hizo ante el cónsul de México en Houston, Texas, Estados Unidos de
América, el día doce de junio de dos mil ocho, siendo que dicho profesionista fue
quien estuvo tratando directamente al paciente, indicó y revisó los medicamentos y
tratamientos suministrados, así como los récords que alude, tan es así que en ellos
basó su reporte médico, como lo adujo en su propio testimonio juramentado y para
clarificar las múltiples especulaciones que había en torno a MARIO, en el sentido de
que: Lo alimentaban clínicamente en vida, aclarando no ser éstas sus afirmaciones,
sino que habían sido hechas sin su conocimiento y que nadie estaba autorizado para
decir nada más en su lugar, tal y como se evidencia en la parte toral que transcribo a
continuación:
“Lo que acabo de decir refleja aquello que aparece en los récords médicos tocante
a la condición física y mental del Sr. ... durante su hospitalización en febrero y marzo
de 1993 en el Hospital Metodista de Houston. Él era un caballero de ochenta y un años
que estaba enfermo con cáncer y débil. Yo se que hubieron numerosas declaraciones
hechas a la prensa y a otros medios de comunicación por parte de otras personas relativas a la condición médica de ... en el tono siguiente”:
“Cuando firmó el Acuerdo, a ... lo mantenían clínicamente en vida a través de una
serie de aparatos“.
“Como ... estaba recibiendo quimioterapia y lo alimentaban artificialmente y estaba bajo sedantes era imposible que firmara documentos”.
“El día en que se ejecutó el acuerdo ... había sido operado y no estaba capacitado a firmar su nombre“ y “... no pudo haber firmado el Acuerdo el 4 de marzo
de 1993, ya que... estaba inconsciente y ya le habían declarado la muerte cerebral”.
“Sin embargo, estas afirmaciones o declaraciones no son verídicas y yo no las
hice y ni la información ni las declaraciones salieron de mí. Esas declaraciones fueron hechas sin mi conocimiento y sin mi participación en ninguna forma”. “Esto es
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todo lo que tengo que decir al respecto y nadie está autorizado a decir nada más en mi
lugar”.
Por lo que se insiste, no era necesario que exhibiera los récords, ni mucho menos
los reportes de cada dos horas de las enfermeras y médicos tratantes. Situaciones que
de manera evidente se pasaron por alto al momento de otorgar valor probatorio al
agreement y al tener por certera la plena capacidad de MARIO.
Tampoco era necesario, como lo señala la a quo, que el doctor Víctor Manuel especificara los tratamientos y dosis de los medicamentos suministrados, pues él como
médico principal encargado del cuidado de MARIO, escribió el Resumen de hospitalización en el que se incluyen los diagnósticos finales, los procedimientos operativos
principales; los nombres de los especialistas y de los asesores que participaron en el
cuidado del paciente y los nombres de otros doctores que se consultaron; el historial
de antecedentes médicos que explica la razón por la cual se encuentra el paciente en el
hospital, incluyendo sus síntomas, los resultados de estudios de laboratorios o de
imágenes nucleares de que se tenga conocimiento y una relación de los antecedentes
médicos significantes para determinar la condición del paciente y el tratamiento que
debe proporcionarse; también aducen que en el resumen se proporciona una revisión
de los sistemas que arroja los resultados de un examen físico que se realizó con la finalidad de ayudar a planear el tratamiento del paciente, y un informe detallando el
curso del paciente durante la hospitalización que refleja la manera en que respondió el
paciente a los procedimientos, intervenciones y medicamentos proporcionados, cualquier decisión significante tomada, así como también la condición del paciente al ser
dado de alta del hospital; por lo cual, el reporte médico en mención reflejaba perfectamente el estado de salud de MARIO, toda vez que se insiste, fue elaborado por el
médico tratante y si en algún momento el señalado paciente hubiera presentado alguna alteración ‘en sus condiciones físicas, mentales, sensoriales, emocionales e intelectuales’, o el paciente hubiera presentado algún efecto acumulativo, como se señala en
la sentencia impugnada, que le impidiera autodeterminarse libremente y poder firmar el ‘agreement’ –contrario a lo referido por la a quo– dada la magnitud del mismo,
entonces, se hubiera asentado en el reporte en comento; lo cual no sucedió, sino contrario a ello, se desprende lo siguiente: que las enfermeras reportaron que su apariencia, comportamiento y conversación eran adecuadas según la situación, y que las
emociones eran apropiadas y que no se presentaron cambios en el humor. Con base en
todo lo anterior, y contrario a lo resuelto en la sentencia que por esta vía se combate,
considero que debe darse valor probatorio pleno al documento en comento, a fin de
demostrar que el señor MARIO siempre estuvo alerta.
XI. INDEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LAS PARTES EN EL FALLO RECURRIDO (PERITAJES MÉDICOS)
La sentencia impugnada causa agravio al actor porque la jueza valora de manera
indebida la prueba pericial ofrecida por el actor, a cargo del doctor Alfonso, al señalar
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que “acepta que no se puede determinar con opiniones de otros médicos la incapacidad mental o física de un paciente, y su estado de conciencia; sino que se necesita
conocer el expediente completo y practicar estudios específicos para determinarlos”;
pues el verdadero valor que adquiere dicha pericial es para hacer patente que para llegar a diagnósticos definitivos respecto a la incapacidad del paciente es necesario contar con
estudios específicos que no fueron realizados, y el motivo por el cual no se realizaron es porque,
como ya se señaló, MARIO siempre estuvo alerta, sin el menor indicio de inconsciencia del
paciente; de ahí que la a quo haya valorado también de forma indebida la prueba pericial médica ofrecida por el demandado, al considerar que no se puede determinar la
capacidad mental del paciente, si no se cuenta con los estudios enunciados por dicho
perito, pues no debe perderse de vista que el médico tratante de MARIO es neurólogo y de haberlo considerado necesario para su paciente, le hubiera practicado no sólo
los estudios señalados por el perito de la parte demandada, sino algunos otros para
determinar su estado de salud. La misma suerte corre la indebida valoración que hizo
la juzgadora de la prueba pericial rendida por el perito tercero en discordia, al considerar que no se tiene la certeza del estado mental de MARIO porque manifestó que:
“no existen elementos para considerar que el señor MARIO se encontrara disminuido
para discernir, entender actos y términos legales, el día cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres”; pues esta opinión es contundente para demostrar que el aludido paciente gozaba de plena capacidad física y mental.
Tampoco puede restarse valor probatorio a la manifestación del perito en mención
cuando afirma que “por el tiempo que fueron aplicados los medicamentos y la radioterapia y por las dosis empleadas, no se puede hablar de que existiera efecto acumulativo medicamentosos adverso en el organismo de MARIO, en el área psicológica y
mental, máxime que no se consignan en ningún momento tales efectos en el expediente clínico”; por el sólo hecho de que no se cuente con las notas de enfermería, pues, se
insiste, ello no era necesario si se contaba con el resumen del médico tratante de
MARIO.
XII. INDEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LAS PARTES EN EL FALLO RECURRIDO (INTERDICCIÓN)
En concordancia con el agravio anterior, la sentencia impugnada causa agravio al
actor por considerar erróneamente que no es necesario agotar un juicio de interdicción
para demostrar la incapacidad de una persona; ello es así en virtud de que la capacidad se presume y la incapacidad se tiene que acreditar, pues de conformidad con los
artículos 450, fracción II, del Código Civil para el Distrito Federal y 902, 904 y 905 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, la incapacidad de una persona, solo puede acreditarse cuando se hubiesen practicado directamente a la persona
o presunto incapaz dos reconocimientos médicos de médicos alienistas o de la especialidad correspondiente, designados por el juez en juicio de interdicción y que dichos
exámenes se hayan practicado en presencia del juez y del Ministerio Público; así también lo ha determinado la jurisprudencia en los siguientes textos:
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INCAPACIDAD MENTAL. El certificado de un médico, no es bastante para declarar de
plano la incapacidad mental y, por consecuencia, la incapacidad jurídica de un individuo; sino que es necesario el juicio de interdicción respectivo; y no estando, por tanto,
en el caso previsto por el artículo 1o 3o. de la Ley Reglamentaria, la personalidad del
representante del pretendido incapaz, debe justificarse en los términos del artículo 8o.
de la propia Ley. Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación,
Quinta Época. Tomo XXV. Pág. 605.
INTERDICCIÓN, JUICIO DE, COMO PRUEBA DE LA INCAPACIDAD MENTAL DE UNA PERSONA
(LEGISLACIÓN DE YUCATÁN). Si en las diligencias de interdicción se practicó un reconocimiento por los peritos médicos nombrados por el juez, quienes dictaminaron en el
sentido de que la persona cuya interdicción se solicitaba, estaba afectada de una enfermedad mental; pero las mencionadas diligencias no concluyeron por sentencia que
estableciera el estado de interdicción de esa persona, y ni siquiera se practicó en ella el
segundo reconocimiento que previene el Artículo 951 del Código de Procedimientos
Civiles de Yucatán de mil novecientos dieciocho, las mismas diligencias no pueden
probar la demencia, aducida como causa de nulidad de testamento, ni puede admitirse que ese padecimiento se demuestre con las declaraciones de los testigos que depusieron en aquellas diligencias, pues la Suprema Corte de Justicia ha sostenido que
para que se tenga por existente la incapacidad mental atribuida a una persona, es
necesario el juicio de interdicción respectivo. Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario
Judicial de la Federación, Quinta Época. Tomo XCVI. Pág. 2145.
XIII. INDEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LAS
PARTES EN EL FALLO RECURRIDO (PERITAJE GRAFOSCOPÍA)
La sentencia apelada causa agravio al actor, toda vez que en ella se señala que a
pesar de que quedó plenamente acreditado que la firma que contiene el documento
agreement, sí corresponde al puño y letra de MARIO, no se pudo precisar los momentos en que fueron estampados la firma y el contenido; si el C. MARIO, firmó en una
hoja en blanco como lo aduce la parte demandada, o una vez que estaba el contenido
del documento; y si el anexo “A” es parte integrante del agreement de cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres, con pleno conocimiento de los firmantes,
de su contenido.
Lo anterior es así porque precisamente en la jurisprudencia señalada por la a quo,
se establece lo siguiente:
“DOCUMENTOS PRIVADOS DE FECHA CIERTA”. “Es verdad que conforme a lo dispuesto
por el artículo 2034, fracción III del Código Civil, y las tesis de jurisprudencia emitidas, respectivamente, por la otrora Tercera Sala y la actual Primera Sala, ambas de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyos rubros son: “DOCUMENTOS PRIVADOS,
FECHA CIERTA DE LOS.” e “INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO, INEFICACIA DEL CONTRATO PRIVADO DE COMPRAVENTA DE FECHA INCIERTA, PARA ACREDITARLO.”, los hechos que hacen cierta la fecha en un documento privado, son: la inscripción en el Registro Público de la
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Propiedad; la entrega del documento a un funcionario público en razón de su oficio,
y la muerte de cualquiera de los que lo firmen. Sin embargo, la circunstancia de que el
documento privado en sí no tenga alguna de esas características, no veda a quien lo
exhibe de su derecho para acreditar, por cualquier otro medio, su certeza; pero esos
hechos que se invoquen y demuestren deben ser tales, que de ello surja como consecuencia necesaria la existencia del documento al tiempo en que se verificaron, es decir,
deben ser capaces de eliminar la posibilidad de que sea de una fecha diversa”. No.
Registro: 178,462. Jurisprudencia. Materia(s): Civil. Novena Época. Instancia:
Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. XXI, Mayo de 2005. Tesis: I.4o.C. J/20. Página: 1279.
Es decir, de la jurisprudencia transcrita se desprende que la fecha cierta de un
documento privado, es el día en que se presenta ante un funcionario público, en este
caso, el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, la notario público Melvy,
protocolizó la cesión de derechos realizada por MARIO al actor, contenida en el agreement, estampando su sello y firma en dicho documento, en el cual estaba incluido el
exhibit o anexo “A”, donde aparecen listadas las películas, como ya se analizó dicha
protocolización la hizo conforme a lo establecido en la ley y, al rendir su testimonio en
este juicio, declaró que el agreement contenía la referida lista de películas; por lo tanto
no se puede decir que no haya fecha cierta de la firma y que hay duda en relación a si
el exhibit forma o no parte del documento.
Además, MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, tanto en la tercería
excluyente de dominio, acumulada a este juicio, como en su contestación de demanda en este procedimiento, al oponer la tercera excepción que denominó “3a”.
“Opongo la de inexistencia jurídica del documento agreement o acuerdo de fecha 4 de
marzo de 1993”, en el inciso a) de dicha excepción, confiesa que la firma estampada
en el agreement sí es de MARIO y aun cuando manifiesta que “se aprovechó una
firma estampada sobre una hoja en blanco por mi padre MARIO”; esto no lo probó,
ni aportó prueba plena o presuncional suficiente para desvirtuar que las treinta y
nueve películas listadas en el anexo “A” no forman parte integrante del convenio de
cesión de derechos del documento base de la acción; incluso el actor negó las posiciones que se le formularon en relación a las circunstancias que la parte demandada afirma en su contestación a la demanda prevalecieron para suponer que el señor
MARIO, no firmó el agreement.
Por tanto, deberá ser revocada la sentencia para declarar al actor como único titular de los derechos de las películas multialudidas, en base al valor pleno que tiene el
agreement.
XIV. INDEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LAS PARTES EN EL FALLO RECURRIDO (TESTIMONIALES)
Otro motivo de inconformidad lo constituye el hecho de que la jueza natural valorara indebidamente las testimoniales ofrecidas por mi mandante a cargo de EDUAR96
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DO y Roberto ..., a quienes inclusive les llamó ‘testigos de oídas’, aseveración que no
comparto dado que se debió tomar en consideración que los órganos de prueba mencionados son padre y hermano del actor, respectivamente, por ende, no sólo son sus
parientes cercanos sino que también lo fueron del cesionario MARIO, por lo que es
evidente que dado el parentesco son quienes mejor que nadie pudieron verificar, a través de sus sentidos, el trato que tenía el mencionado para con el actor. De ahí que considero que con lo anterior se doblega el aserto que los denomina ‘testigos de oídas’,
ahora bien, les pido a ustedes magistrados que valoren que en ningún momento
manifiesto que el objeto de dicha prueba fuera que a los testigos les constara la elaboración del documento, sino que se pretendió dar elementos que ponderen el trato que
le daba MARIO al actor, que siempre fue de cariño, atenciones, confianza, así como
que MARIO ARTURO se ostenta ‘indebidamente’ como propietario de los derechos
sobre las películas cedidas al actor por su propietario; por lo que llamo a ustedes la
atención nuevamente en la indebida valoración que sobre este particular se realizara
en la sentencia que por esta vía se combate.
Asimismo, me duelo de la incorrecta valoración que realizara la a quo respecto de
la testimonial a cargo de Roberto ..., misma que sin más argumento que el de ser un
‘testigo singular’ se soslaya por completo, es decir, ni siquiera se entra al estudio de su
deposado sino que simplemente se desvalora, lo que coloca al actor en total y absolutamente en estado de indefensión, por lo que pido se analice el contenido total de su
declaración en la que se pretende demostrar que MARIO era propietario de los derechos de las películas cedidas, así como la fecha de fallecimiento de éste y que su único
y universal heredero fue MARIO ARTURO. Y si bien, para acreditar tales eventos se
ofreció la declaración de Leonor Margarita, empero, tales hechos no solo se demuestran con las citadas declaraciones, sino también con todo un caudal de pruebas que
obran en el expediente, como documentales, otros atestos, por mencionar algunos.
Razones que logran desvirtuar los razonamientos de la jueza natural, quien soslaya lo
anterior y le niega asidero probatorio al testigo propuesto.
Otra fuente de inconformidad y que irroga agravio lo constituye el hecho de que
se le negara valor probatorio a lo declarado por Arturo y Fernando, aduciendo para el
efecto que ‘éstos no fueron acordes en sus manifestaciones’, y pretende basar su afirmación en meras cuestiones accidentales que surgen en los testimonios de ambos
órganos de prueba; empero si se analiza con cuidado el contenido de las mismas, se
apreciará que, contrario a lo advertido por la jueza, esas declaraciones logran adminicularse perfectamente entre sí, dado que ambos mencionan la existencia del ‘agreement’, así como del ‘anexo’ al mismo, por lo tanto las cuestiones accesorias a la elaboración de dicho documento, mientras no incidan en el contenido o existencia de éste,
no tienen por qué ser valoradas tan rigoristamente como en su caso lo hizo la jueza
natural, situación que causa agravio, ya que se le niega valor probatorio a estos dos
testigos que sí logran aportar elementos muy importantes y que logran demostrar que
el actor es el único y legítimo propietario de los derechos de las películas a que se
refiere el presente asunto.
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Un agravio más lo constituye la incorrecta valoración que hace la jueza respecto de
los deposados a cargo de Virgil y Armando, cuya declaración de igual manera fue desvalorada y para lo que se adujo en la parte medular que: ‘… carece de valor probatorio el testimonio de Virgil y Armando, en virtud de que no depusieron respecto a los
hechos para los que fueron ofrecidos y, sobre los que declararon no fueron acordes y
contestes, constituyendo la declaración de Virgil, un testigo singular, que fue ofrecido
de manera colegiada…’; valoración que deviene a todas luces infundada, dado que del
análisis acucioso a las testimoniales mencionadas, se tiene que, contrario a lo referido
por la juzgadora, sí son coincidentes además de que ubican perfectamente al documento ‘agreement’, la forma en que se elaboró el mismo, que además se hizo siguiendo
una formalidad, y un dato además sumamente importante es que a uno de los órganos
de prueba le consta que MARIO tuvo plena capacidad para otorgar el mismo, por lo
que considero señores magistrados que tales declaraciones sí logran tener pleno valor
probatorio y que si bien sus declaraciones no son ‘idénticas’ como lo pretende la juzgadora, tal circunstancia obedece a que cada persona puede aprehender su ‘objeto de
conocimiento’ de manera muy diferente, es decir cada persona capta los hechos externos, los procesa y relata de manera diversa, sin que sea necesario que los órganos de
prueba se conduzcan idénticamente, sino que aporten los datos que les consta, y que
en el caso del actor, los testigos mencionados sí aportan datos sumamente importantes
e insoslayables para demostrar la verdad de los hechos que rodearon a la elaboración
del agreement, su anexo y el otorgamiento del mismo por parte de MARIO.
Con independencia de lo anterior, es decir, que se demostró con cada una de las
pruebas que el agreement tiene plena validez con base en elementos probatorios objetivos que valorados en lo particular y conjuntamente conllevan a la conclusión de la
plena eficacia de dicho documento; en todo caso y siguiendo el criterio utilizado por
la juzgadora de primera instancia de emitir su resolución con base en elementos subjetivos como lo son las presunciones humanas; entonces, resulta inconcuso que existen múltiples elementos convictivos de esa especie que favorecen no a la parte demandada sino al recurrente, que concatenados necesariamente se debe concluir que el
documento base de la acción tiene plena eficacia probatoria tal como se lo atribuye el
artículo 403 del código procesal de la materia, pues la juzgadora debió presumir a contrario sensu que la notario era contradictoria en sí misma en sus declaraciones, que esto
se contrapone con el dicho del recurrente; que el médico tratante de MARIO, testificó
ante fedatarios públicos que siempre estuvo alerta; que los peritos médicos nunca
negaron esa situación; que la pericial en grafoscopía concluyó que sí es la firma y el
hecho de que no haya podido precisar si fue antes o después el contenido no significa
que se depare un perjuicio al actor, beneficiando a la contraparte sino por el contrario
debe ser un elemento que se tome en favor del demandante aunado a todos los otros
vertidos en este recurso; las testimoniales ofrecidas por el demandante, aludidos en
este recurso, son acordes y coincidentes en beneficio de los intereses de su oferente en
el sentido de que les consta el trato que MARIO le daba, por lo que es creíble que éste
le hubiera cedido los derechos de las películas a que alude el cuerpo de la presente;
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que el documento sí reúne a cabalidad los elementos de existencia y validez del acto
jurídico realizado, señalados por la Ley; asimismo obra en autos la sentencia absolutoria por el delito de fraude genérico en grado de tentativa y que se basa primordialmente en que no se logró demostrar ante las autoridades penales la falsedad del agreement; del mismo modo obra que ante las autoridades civiles fue declarada la caducidad del juicio ordinario civil de nulidad del agreement, por causas imputables al promovente en ese juicio, evidenciando su falta de interés.
Por tanto, la juzgadora debió conceder valor probatorio al agreement y por ende
obsequiar todas y cada una de las prestaciones derivadas de los efectos jurídicos de
dicho documento, pues se reitera que por un lado existen elementos probatorios objetivos que por sí solos hacen procedente la acción intentada y, por otro, debió utilizar la
presunción a que alude en la sentencia que hoy se recurre, empero a favor de la parte
actora y apelante, dado que existen múltiples elementos convictivos que lo favorecen
y en su caso, tuvo que aplicar en beneficio del actor las jurisprudencias que citó en su
sentencia y que hoy me permito transcribir y solicito atentamente, CC. Magistrados
apliquen en beneficio de mi mandante.
“PRESUNTIVA. SU VALORACIÓN”. “Los tribunales, según la naturaleza de los hechos,
la prueba de ellos y el enlace más o menos necesario que exista entre la verdad conocida y la que se busca, apreciarán en conciencia el valor de las presunciones, hasta el
grado de poder considerar que su conjunto forma prueba plena.” Tesis VI.2o.C. J/217,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, SEGUNDO TRIBUNAL
COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO CIRCUITO, Jurisprudencia
(Común), [J]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XV, enero de 2002; Pág. 1205.
“PRESUNCIONES HUMANAS”. “Deben ser polibásicas, es decir, que concurra una pluralidad de indicios que se dirijan a otras presunciones, descartando la más débil a
favor de la más convincente, pues la concurrencia de varios indicios que apuntan
hacia la formación de una misma presunción, partiendo de puntos diferentes, aumenta la fuerza demostrativa de cada uno de ellos y también la fortaleza probatoria en su
conjunto.” Tesis I.4o.C. J/23, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO, Jurisprudencia (Común), [J]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXIV, Agosto
de 2006; Pág. 2019.
“PRESUNCIONES”. “Esta prueba, considerada según la doctrina como prueba artificial, se establece por medio de las consecuencias que sucesivamente se deduzcan de
los hechos, por medio de los indicios, hechos que deben estar en relación tan íntima
con otros, que de los unos, se llegue a los otros por medio de una conclusión muy
natural; por lo que es necesaria la existencia de dos hechos, uno comprobado y el otro
no manifiesto aún, y que se trate de demostrar, racionalizando del hecho conocido al
desconocido.” Tesis 325, Apéndice de 1995, Quinta Época, Jurisprudencia (Civil), [J];
5a. Época; 1a. Sala; Ap. 1995; Tomo IV, Parte SCJN; Pág. 220.
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“PRESUNCIONES. DEBEN ESTUDIARSE DE OFICIO”. “Basta que existan las presunciones
para que se examinen, sin necesidad de que las partes las ofrezcan expresamente
como pruebas, toda vez que siendo las consecuencias que se infieren de otros hechos,
al ofrecerse las tendientes a la demostración de estos últimos, necesaria y tácitamente
se tiende a demostrar los que se deduzcan de ellos, e implícitamente se ofrece también
la prueba de presunciones.” Tesis 326, Quinta Época, Jurisprudencia (Civil), [J]; 5a.
Época; 4a. Sala; Ap. 1995; Tomo IV, Parte SCJN; Pág. 221.
“PRUEBA PRESUNCIONAL HUMANA. PRINCIPIOS QUE LA RIGEN (CÓDIGO DE COMERCIO)”.
“Los artículos 1283 a 1286 del Código de Comercio fijan los principios a que debe sujetarse la prueba presuncional humana al establecer: que dicha prueba no sirve para
probar aquellos actos que, conforme a la ley, deben constar en forma especial; que la
presunción debe ser grave (digna de ser aceptada por personas de buen criterio); precisa (que el hecho en el cual se funde sea parte, antecedente o consecuencia de aquel
que se quiere probar), y que cuando fueren varias las presunciones han de ser concordantes (tener un enlace entre sí). Para cumplir con esos principios, el juzgador debe
apegarse a las reglas de la sana crítica.” Tesis I.4o.C. J/24, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN
MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO, Jurisprudencia (Civil), [J]; 9a. Época;
T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXIV, agosto de 2006; Pág. 2064.
III. Por razón de método, en principio, se analiza el agravio expresado por el apelante relativo a “II. Falta de congruencia en la sentencia definitiva de fecha primero de
junio de dos mil doce, derivada de la determinación de la improcedencia de la acción
principal, cuando existen en constancias de autos, elementos de prueba suficientes
para establecer condena al demandado al respecto.”. Dicho agravio fue incorporado
en su totalidad en párrafos anteriores, por lo que debe tenerse por reproducido en este
espacio como si a la letra se insertara para evitar repeticiones innecesarias. Este agravio es fundado y suficiente para revocar la sentencia definitiva apelada, por lo
siguiente:
Atento a lo dispuesto por el artículo 81 del Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal, “las sentencias deben ser claras, precisas y congruentes con las
demandas, contestaciones y demás pretensiones deducidas por las partes; deberán
ocuparse exclusivamente de las personas, cosas, acciones y excepciones que hayan
sido materia del juicio, decidiendo todos los puntos litigiosos”.
En el caso concreto, como esta Sala advierte de la lectura de la demanda, el actor
EDUARDO demandó de MARIO ARTURO y de la sucesión de MARIO, las siguientes
prestaciones:
A) Que se declare judicialmente que soy único y legítimo propietario y titular de
todos los derechos derivados de las treinta y nueve películas que enseguida listaré,
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derechos que incluyen enunciativa pero no limitativamente los derechos patrimoniales de los derechos de autor tales como de explotación, distribución, venta, renta,
reproducción, etc., de las películas y los derechos derivados de los contratos celebrados por MARIO con C..., INC., por haber operado la cesión de los derechos que a mi
favor hiciera en vida MARIO, en el documento base de la acción denominado agreement, de fecha 4 de marzo de 1993. Las treinta y nueve películas son”: …
B) Como consecuencia de lo anterior, que se declare por sentencia ejecutoriada que
tengo la libre disponibilidad de las liquidaciones de las regalías que tiene consignadas
C..., INC., ante el juzgado federal en Los Ángeles, California, Estados Unidos de
América, así como de las regalías que por tal concepto se sigan generando.
C) La cesación de los actos tendientes a perturbar mis derechos de propiedad a
que me refiero en los dos incisos anteriores.
D) El pago de los perjuicios que me causan los demandados al impedirme, con
maniobras extrajurídicas e ilegales disponer del numerario que han generado las películas y que no me ha sido entregado, impidiéndome, en consecuencia, la obtención de
los intereses bancarios más altos que paga el mercado bursátil de México; cantidad
que debe ser determinada por peritos en ejecución de sentencia.
E) El pago de los daños que me han causado los demandados al obstaculizar en
forma ilegal la libre disposición de las regalías que han producido las treinta y nueve
películas citadas, daños que consisten en: gastos de transportación y hospedaje del
actor y sus abogados a la ciudad de Los Ángeles, California, llamadas telefónicas,
honorarios de abogados y peritos a quienes me he visto obligado a contratar y pagar
sus honorarios debido a la oposición, como ya dije, de los demandados a que acceda
yo a las regalías que, como titular de los derechos de las ya citadas treinta y nueve
películas, me corresponden; cantidades que deben ser fijadas por peritos en ejecución
de sentencia; y
F) El pago de los gastos y costas que se generen con motivo del presente juicio.
Asimismo, el actor demandó de C..., INC., las siguientes prestaciones:
A) El reconocimiento de que soy el único y legítimo propietario y titular de todos
los derechos derivados de las treinta y nueve películas que enseguida listaré, derechos
que incluyen enunciativa pero no limitativamente los derechos patrimoniales de los
derechos de autor tales como de explotación, distribución, venta, renta, reproducción,
etc., de las películas y los derechos derivados de los contratos celebrados por MARIO
con C..., INC., por haber operado la cesión de los derechos que a mi favor hiciera en
vida, MARIO, en el documento base de la acción denominado agreement, de fecha 4 de
marzo de 1993. Las películas son”: …
B) La entrega de las cantidades que tenga en su poder, haya recibido y siga recibiendo por concepto de las liquidaciones de las regalías que han producido y sigan
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produciendo las multicitadas treinta y nueve películas y que correspondan, por su
porcentaje al actor.
Al respecto, como consta en autos, el actor se desistió de las prestaciones reclamadas a C… P…, INC.
Por otra parte, en cuanto a las prestaciones que el actor le reclamó al demandado,
que ya quedaron señaladas en párrafos anteriores, esta Sala advierte que en la sentencia que se revisa, no existe el pronunciamiento relativo a dichas prestaciones en su totalidad, por lo cual, al haber resultado fundado el agravio expresado, esta Sala, en reparación al mismo y con la plenitud de jurisdicción con que resuelve, procede al estudio
de la litis planteada en primera instancia y a la valoración de las pruebas que aportaron
las partes, lo cual se hace como más adelante se señala. Apoya lo anterior la tesis de
jurisprudencia que señala:
SENTENCIAS, PRINCIPIO DE CONGRUENCIA EN LAS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO).
Las sentencias deben ser congruentes con la demanda, su contestación y con las
demás pretensiones deducidas oportunamente en el pleito, según lo dispone el artículo 79, antes de su reforma, del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco
(de similar redacción al actual 87). Por otro lado, de lo preceptuado por los numerales
291, primer párrafo y 296 del propio ordenamiento, se infiere que, dentro del procedimiento civil, sólo pueden ser materia de prueba los hechos a que se contrae la litis, es
decir, los que son objeto del debate. De esta suerte, no es jurídicamente factible que en
el fallo se tomen en cuenta hechos que, aun cuando aparezcan probados, no fueron
alegados oportunamente por las partes”.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO.
Amparo directo 937/89. Guillermina Michel Michel de Velasco. 9 de febrero de
1990. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretario: Sergio
Mena Aguilar.
Amparo directo 1127/92. Josefina Ruiz Ruiz. 16 de abril de 1993. Unanimidad de
votos. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretaria: Alicia Marcelina Sánchez
Rodelas.
Amparo directo 977/95. María del Consuelo Rosales Soria. 19 de octubre de 1995.
Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Arturo González Zárate. Secretario: José Luis
Fernández Jaramillo.
Amparo directo 1377/96. Pablo Morales Barajas. 13 de diciembre de 1996.
Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Arturo González Zárate. Secretario: José Luis
Fernández Jaramillo.
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Amparo directo 884/97. Elva Silvia Ramírez. 19 de junio de 1997. Unanimidad de
votos. Ponente: Carlos Arturo González Zárate. Secretario: José Luis Fernández
Jaramillo.
No. Registro: 197,938
Jurisprudencia, Materia(s): Civil
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: VI
Agosto de 1997
Tesis: III.1o.C. J/16
Página: 628
Respecto de los demás agravios expresados por el apelante, esta Sala considera que
resultan inoperantes porque al haber resultado fundado el agravio que se ha estudiado, la consecuencia es que esta Sala habrá de estudiar la litis en la forma que fue planteada en primera instancia y habrá de valorar nuevamente las pruebas recibidas a las
partes, por lo cual a ningún fin práctico conduciría el análisis de los mencionados agravios, ya que el apelante no tendría mayor beneficio al que ha obtenido. Apoya lo anterior la tesis emitida por la autoridad judicial federal que señala:
AGRAVIOS EN LA APELACIÓN. Si la Sala de apelación consideró fundado uno de los
agravios, y éste es suficiente para revocar la sentencia de primer grado, se justifica la
omisión del estudio de los demás; pero si a juicio de dicha Sala ninguno de los agravios es fundado, debe examinarlos uno por uno, declarando las razones en las que se
apoye para desecharlos.
Amparo civil directo 940/52. Mae Hale de Prat Ella. 16 de julio de 1952. Mayoría
de tres votos. El Ministro Carlos I. Meléndez no intervino en la votación de este asunto por las razones que constan en el acta del día. Disidente: Hilario Medina. Relator:
Hilario Medina.
No. Registro: 222,65
Tesis aislada
Materia(s): Laboral
Octava Época
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Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
VII, junio de 1991
Página: 380
IV. Una vez precisado lo anterior, esta Sala, con la plenitud de jurisdicción con que
actúa, procede al estudio de la litis del juicio que nos ocupa, como sigue:
En el caso concreto, en los autos que esta Sala tiene a la vista cuyo valor probatorio
es pleno, atento a lo dispuesto por los artículos 327 fracción VIII y 403 del Código de
Procedimientos Civiles, consta lo siguiente:
En escrito recibido en el Juzgado Sexto de lo Civil, que conoció en principio de
este asunto, EDUARDO demandó de MARIO ARTURO, de la sucesión de MARIO,
por conducto de su albacea MARIO ARTURO, las siguientes prestaciones: “A) La
declaración judicial de que el actor es propietario y titular de …todos los derechos
derivados de las treinta y nueve películas…” que incluyen enunciativa pero no
limitativamente los derechos patrimoniales de los derechos de autor tales como de
explotación, distribución, venta, renta, reproducción de las películas y derechos
derivados de los contratos celebrados por MARIO con C..., INC., por haber operado la cesión de los derechos que a mi favor hiciera en vida MARIO, en el documento base de la acción denominado agreement, de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres. Las treinta y nueve películas son: …; B) Como consecuencia
de lo anterior, se declare que tiene la libre disponibilidad de las liquidaciones de las
regalías que tiene consignadas C..., INC., ante el juzgado federal en Los Ángeles,
California, Estados Unidos de América, así como las regalías que por tal concepto
se sigan generando; C) La cesación de los actos tendientes a perturbar sus derechos
de propiedad “…a que me refiero en los dos incisos anteriores…”; D) El pago de
los perjuicios que “…me causan los demandados al impedirme, con maniobras
extrajurídicas e ilegales, disponer del numerario que han generado las películas y
que no me ha sido entregado, impidiéndome en consecuencia, la obtención de los
intereses bancarios más altos que paga el mercado bursátil en México; cantidad que
debe ser determinada por peritos en ejecución de sentencia…”; E) El pago de los
daños “…que me han causado los demandados al obstaculizar en forma ilegal la
libre disposición de las regalías que han producido las treinta y nueve películas
citadas, daños que consisten en: gastos de transportación y hospedaje del actor y
sus abogados en la ciudad de Los Ángeles, California, llamadas telefónicas, honorarios de abogados y peritos… cantidades que deben ser fijadas por peritos en eje104
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cución de sentencia…”; F) El pago de los gastos y costas que se generen con motivo del juicio”.
EDUARDO también demandó de C..., INC., lo siguiente: “A) El reconocimiento de
que el actor es propietario y titular de …todos los derechos derivados de las treinta y
nueve películas… que incluyen enunciativa pero no limitativamente los derechos
patrimoniales de los derechos de autor tales como de explotación, distribución, venta,
renta, reproducción, de las películas y derechos derivados de los contratos celebrados
por MARIO con C..., INC., por haber operado la cesión de los derechos que a mi favor
hiciera en vida MARIO, en el documento base de la acción denominado agreement, de
fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres. Las treinta y nueve películas
son: …; B) La entrega de las cantidades que tenga en su poder, haya recibido y siga
recibiendo por concepto de las liquidaciones de las regalías que ha producido y sigan
produciendo las multicitadas treinta y nueve películas que correspondan por su porcentaje al actor”.
El actor EDUARDO, basó su demanda en los siguientes hechos:
En el hecho 1 de la demanda el actor sostuvo: “… soy hijo del señor EDUARDO,
quien a su vez fue hermano de MARIO.
En el hecho 2 de la demanda el actor señaló: “…Fui hombre muy cercano a MARIO,
quien me prodigó cariño, atenciones y confianza…”.
En el hecho 3 de la demanda el actor manifestó que MARIO fue en vida (y hasta que
hizo la cesión de sus derechos a mi favor) propietario de los derechos de autor de las
treinta y nueve películas siguientes: …
En el hecho 4 de la demanda el actor afirmó que: “MARIO le cedió al actor EDUARDO, a título gratuito, los derechos de autor de las citadas treinta y nueve películas, así
como cualesquiera derechos que se deriven de la contratación, explotación, distribución, renta, venta, etcétera, de todas y cada una de esas treinta y nueve películas. El
documento en cuestión en donde aparece MARIO como cedente y EDUARDO como
cesionario, dice…” (en su traducción al español): ( lo transcribe).
En el hecho 5 de la demanda, EDUARDO afirmó que el documento mencionado en
el punto que antecede, fue elaborado en el idioma inglés por el licenciado VIRGIL, por
instrucciones expresas de MARIO, que le dio telefónicamente al mencionado licenciado; que el documento fue mecanografiado por el señor ARMANDO quién era el asistente del licenciado M..., y enviado por fax de la ciudad de Chicago, Illinois, Estados
Unidos de Norteamérica (Oficina de Virgil) a la ciudad de México a la oficina del licenciado Arturo y el documento final que fue preparado a máquina en esta última oficina,
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le fue entregado a EDUARDO, en original, hasta ese momento no firmado, junto con el
fax. Que tanto el licenciado Virgil, como el señor Armando, hicieron una declaración
jurada ante el notario público del Estado de Illinois el veintiocho de noviembre de mil
novecientos noventa y siete, respecto de lo afirmado.
En el hecho 6 de la demanda, el actor narró que el veinte de abril del año mil
novecientos noventa y tres, falleció MARIO, y en su disposición testamentaria nombró a MARIO ARTURO, como su único y universal heredero. Dicha sucesión se radicó en un principio en el Juzgado Décimo Sexto de lo Familiar del Distrito Federal.
En los hechos 7, 8, 9, 11, 12, 13, 14 y 15 de la demanda, el actor sostuvo que el doce
de mayo de mil novecientos noventa y cuatro, EDUARDO presentó tercería excluyente de dominio respecto de los derechos aducidos por el actor sobre los bienes
mencionados en los puntos que anteceden. El juicio de referencia, según lo narrado
por el actor, concluyó con la sentencia de doce de abril de mil novecientos noventa y
cinco, en la cual se decretó la exclusión de los derechos de propiedad derivados de
las treinta y nueve películas precisadas en el considerando quinto de esa resolución,
y por ende se reconocieron los derechos de propiedad de dichas películas a favor de
EDUARDO, “…sin perjuicio de mejores derechos que pudiera existir a favor de terceras personas respecto a las películas …, y que en su caso deberán dilucidarse en el
juicio correspondiente…”. Sentencia que fue apelada y la Décima Cuarta Sala de este
Tribunal, en el toca ****/95, confirmó la sentencia impugnada. En contra de dicha
sentencia, MARIO ARTURO interpuso juicio de amparo, que resolvió el Primer
Tribunal Colegiado del Primer Circuito en Materia Civil en el amparo directo ***/95,
en el cual se otorgó el amparo y protección de la justicia de la unión al quejoso, porque no fue exhibido en el juicio el documento base de la acción en original. En cumplimiento a dicha ejecutoria, la Décima Cuarta Sala del Tribunal Superior de Justicia,
dictó resolución en la cual revocó la sentencia emitida por el Juez Décimo Sexto de lo
Familiar en el juicio mencionado; y, absolvió a la parte demandada de las prestaciones reclamadas. Que en aquel juicio –esto es, en la tercería excluyente de dominio–
MARIO ARTURO al contestar la demanda afirmó que la firma de MARIO se asentó
en un documento en blanco, que el documento fue llenado sobre la firma del autor
de la sucesión MARIO.
En el hecho 10 de la demanda, el actor manifestó que “…la firma de MARIO
estampada en el documento agreement fue puesta, como se expresa en el mismo
documento, frente y ante la fe de la notaria pública por el Estado de Texas, MELVY,
lo que, a pesar de cualquier manifestación ulterior de ésta, dada la certificación de la
notaria, cualquier cosa contraria tendría que ser probada a plenitud y demostrar las
razones por las cuales se retractó (si es que lo hizo) de su certificación, o explicar las
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razones legales por las cuales afirma, que no es cierto (sin conceder) que se firmó y
juró en su presencia.”
En el hecho 16 de la demanda, el actor sostuvo que MARIO ARTURO tanto en lo
personal como en su calidad de albacea de la sucesión demandada, se ha ostentado
como propietario de los derechos de las treinta y nueve películas que le fueron cedidos
por MARIO; que MARIO ARTURO presentó querella en contra de EDUARDO por el
supuesto delito de fraude, iniciándose la averiguación previa SC/*****/93/10; y que
tanto al contestar la demanda de tercería excluyente de dominio mencionada con anterioridad como en la citada averiguación previa, la parte demandada afirmó que “…la
sucesión a bienes de MARIO es propietaria de treinta y nueve películas...”.
En el hecho 17 de la demanda, EDUARDO afirmó que la empresa C..., INC., para no
perjudicar los intereses de ninguna de las partes, acudió al Juzgado Federal del Distrito
Central de California, caso número CV93-****WJR(Ex), y consignó ante esa autoridad,
a través del Bank of America, en Los Ángeles California, Estados Unidos de América,
las cantidades que por concepto de regalías de las películas supracitadas tenía depositadas; que actualmente es el First Trust California, quien maneja los depósitos que en
consignación hace C..., INC. Que en el juicio seguido en Los Ángeles California, se
dictó sentencia el veinte de octubre de mil novecientos noventa y cuatro, en la que se
ordenó que el dinero proveniente de las regalías de las películas se depositaran en el
Bank of America y se entregara: “…a quien presentara una sentencia final, al depositario en los procesos mexicanos, o dé las instrucciones por escrito conjuntas de MARIO
ARTURO, la sucesión de MARIO y EDUARDO”.
En el hecho 18 de la demanda, el actor afirmó que las partes que participaron en ese
procedimiento denominado “Interpleader” MARIO ARTURO y EDUARDO, convinieron en aceptar la decisión de los tribunales de México.
En el hecho 19 de la demanda, el actor afirmó que el juicio sucesorio a bienes de
MARIO, se encuentra en la etapa de la sección primera, y no ha existido adjudicación
de la masa hereditaria y no se puede establecer quién es el propietario de las películas
y sus derechos conexos. Que no se han formado las secciones II, III y IV y por lo mismo
no aparecen en el inventario las treinta y nueve películas.
En el hecho 20 de la demanda, EDUARDO afirmó que no obstante que los tribunales mexicanos no han realizado una declaración de propiedad respecto de las treinta y
nueve películas, MARIO ARTURO se presentó el once de diciembre de mil novecientos
noventa y seis, al First Trust California, y solicitó mediante fax, se le hiciera entrega de
los fondos que hasta esa fecha existían por concepto de liquidación de regalías consignadas por C..., INC.
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En el hecho 21 de la demanda, el actor sostuvo que el documento base de la acción
al que se refirió en el hecho cuatro de la demanda, tiene plena validez porque contiene
los requisitos previstos en el artículo 2340 del Código Civil, pues contiene la voluntad
de MARIO de ceder a título gratuito las treinta y nueve películas materia del documento denominado agreement y su anexo “A” y contiene también en el propio documento
la aceptación de EDUARDO, lo que comprueba que se aceptó la donación y se hizo
saber al donante pues ambos firmaron en el mismo documento.
En el hecho 22 de la demanda, el actor sostuvo que C..., INC., es una empresa de
nacionalidad americana, radicada en Los Ángeles California, Estados Unidos de
América, y MARIO celebró en su calidad de propietario de las películas (derechos que
le fueron cedidos posteriormente), diversos contratos de distribución de películas con
aquella empresa, por lo que ésta tiene obligación de entregar periódicamente a MARIO
o a su causahabiente (en este caso EDUARDO) ciertas cantidades de dinero, que al mes
de septiembre de mil novecientos noventa y siete sumaban $1,254,502.00 (un millón
doscientos cincuenta y cuatro mil quinientos dos dólares norteamericanos). Que se
siguen generando regalías y existen liquidaciones pendientes y futuras a favor de
MARIO o su causahabiente EDUARDO, que C..., INC., no sabe a quién entregar –por
estar en litigio– los derechos derivados de tales películas, por lo que demanda a la
empresa en mención para el efecto de que lo reconozca como titular y propietario de
los derechos patrimoniales de derechos de autor de las treinta y nueve películas y en lo
sucesivo le haga entrega de las regalías que le corresponden.
En el hecho 23 de la demanda, EDUARDO sostuvo que la parte demandada le ha
puesto diversos obstáculos para hacer uso del dinero depositado en First Trust
California, consistentes en: a) Haber iniciado en su contra una denuncia penal por el
delito de fraude genérico en grado de tentativa, que fue consignada ante el Juez
Décimo Noveno de lo Penal del Distrito Federal, quien el cuatro de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, dictó sentencia condenatoria, que fue apelada por el
actor; b) Se presentó el catorce de noviembre de mil novecientos noventa y seis, ante
C..., INC., ostentándose como el legítimo propietario de las treinta y nueve películas
mencionadas; c) Se presentó el once de diciembre de mil novecientos noventa y seis,
al banco First Trust California, para solicitar se le hiciera entrega de los fondos existentes a esa fecha consignados por C..., INC. También hizo una relación de gastos
erogados consistentes en pagos de honorarios a abogados en Estados Unidos de
América, gastos de teléfono, viajes, hospedaje, traducción, mensajería, copias, durante los años 1994, 1995, 1996 y 1997, por un gran total de $109,381.89 (ciento nueve mil
trescientos ochenta y un pesos 89/100 M.N.) y $12,201.54 (doce mil doscientos uno
dólares americanos).
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No existen hechos 24 y 25 y en el hecho 26 de la demanda, el actor sostuvo que las
“ilegales actuaciones” de MARIO ARTURO han impedido que él tenga acceso a las
cantidades depositadas en el First Trust California, y se le impide obtener en México,
en moneda nacional, el interés bancario más alto en el mercado bursátil, lo que le
causa perjuicios económicos que deben ser determinados por perito en ejecución de
sentencia.
En escrito recibido en el juzgado el veintitrés de febrero de mil novecientos
noventa y ocho, MARIO ARTURO, por su propio derecho y como albacea y único y
universal heredero de la sucesión testamentaria a bienes de MARIO, contestó la
demanda y adujo su improcedencia; y, en cuanto a los hechos, el demandado contestó lo siguiente:
Hecho 1. Parcialmente cierto.
Hecho 2. Ser cierto que el actor fue hombre cercano a MARIO y que se encargaba de algunos negocios de su señor padre, quien en vida siempre le exigía cuentas
y resultados.
Hecho 3. Ser falso ya que: “el extinto MARIO, así como la sucesión que represento
continúa siendo propietaria de las siguientes películas: … Que es falso “que fuera propietario de los derechos de autor de esas películas el actor” y también el demandado
dijo ser falso que el autor de la sucesión hubiera otorgado su consentimiento para
ceder los derechos de las películas mencionadas al actor, que en el fondo es una
supuesta donación pero que no existe jurídicamente. Que es falso que el autor de la
sucesión sea propietario de las películas:... Que la sucesión “… a bienes (sic) continúa
siendo propietaria de los derechos autorales y el derecho de explotación en la forma y
términos a que se refieren los artículos 1, 2 y 3 de la Ley Federal de Derechos de Autor,
y con la salvedad de la aportación del cincuenta por ciento de los mismos a la sociedad
conyugal, formada por el matrimonio de mi padre con la señora VALENTINA, hoy la
sucesión de esta última….”
Hecho 4. El demandado manifestó ser falso que MARIO hubiese celebrado con
EDUARDO el contrato de cesión de derechos a título gratuito o donación y le hubiese
transmitido el derecho de explotación, renta o venta de las treinta y nueve películas
mencionadas. El enjuiciado también manifestó ser falso que su padre hubiese ratificado el consentimiento para esa cesión ante la presencia de MELVY, notario público del
Estado de Texas. Que esa supuesta cesión es inexistente por falta de objeto y consentimiento, por lo siguiente: porque su padre nunca otorgó su consentimiento porque se
aprovechó una firma aparentemente estampada sobre una hoja en blanco “y al parecer
correspondía tal firma a mi padre señor MARIO lo cual desde luego no acepto…”; pero
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que ese documento fue llenado en blanco, lo cual demostraría el demandado mediante prueba pericial caligráfica y grafoscópica. El demandado también sostuvo que en los
últimos meses su padre “no se encontraba bien de sus facultades físicas y mentales”.
Que también existe inexistencia jurídica porque el objeto de la misma “dizque de la
inexistente donación que agregan en el exhibit “A” o anexo, el mismo se encuentra en
blanco y no se encuentra firmado” por el autor de la sucesión; que también hay falta de
consentimiento porque el anexo “A” no se encuentra firmado. Que lo anterior se
robustece porque la notaria MELVY del Condado de Harris, Estado de Texas, el día
siete de septiembre de mil novecientos noventa y tres, manifestó textualmente lo
siguiente: “A quien corresponda: –documento titulado agreement y notarizado por mí
el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres–; la notarización de dicho documento refleja únicamente el reconocimiento de la firma de el Sr. EDUARDO en el papel
presentado ante mí por el mismo en esa fecha, presentándose él solo en mi oficina
localizada en la calle del Dr. FRANCISCO, …, Houston, Texas, Scurlock Tower. La
firma sobre el nombre “MARIO”, ya venía impresa antemano en susodicho documento por lo tanto no atestigüé personalmente la ejecución de esa acción”… El enjuiciado
afirmó que “… lo dice la misma notaria que en el documento base de la acción ante ella
MELVY, mi padre no estampó su firma, ella misma reconoce que es falso de toda falsedad, lo que en realidad sucedió según ella misma lo dice es que no atestiguó personalmente la ejecución de esa acción, lo que robustece aún más… la inexistencia del consentimiento del autor de la sucesión señor MARIO…”.
El enjuiciado afirmó que MARIO, no sabía hablar inglés “mucho menos los términos técnicos legales que ahí se emplean propios de un abogado… no puede expresarse el consentimiento cuando no se conoce un idioma con fluidez…”. Que la hoja en la
que aparecen las películas tiene otro tipo de máquina de escribir totalmente diferente a la primera hoja, que “falsificaron el número de renglones al llenarlo, aprovechando la hoja en blanco…”
La parte demandada también afirmó que existe inexistencia jurídica porque su
padre no podía ceder gratuitamente los derechos a que se refiere el artículo 2o., fracciones I y II y artículo 3o. de la Ley Federal de Derechos de Autor, ya que se trata de
derechos personalísimos, que sólo se transmiten a los herederos legítimos o a cualquier persona a falta de disposición testamentaria, por lo cual el demandado es su
titular.
El enjuiciado señaló que ese acto jurídico también es inexistente porque al ser una
donación, el donatario debió hacer saber su aceptación al donador, lo cual no se realizó, por lo que no se cumplió con lo previsto por el artículo 2340 del Código Civil.
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Que dicha cesión de derechos o donación tiene un valor económico muy cuantioso,
por lo que debió realizarse en escritura pública y al no haberse realizado de esta forma,
resulta nula por falta de forma y nunca se ha convalidado.
Que es inexistente dicha supuesta cesión porque cuando el enjuiciado no se encontraba, el actor se aprovechaba para ocupar su puesto pretendiendo arrancarle el cariño
de su padre.
Que no es factible que su padre cediera los derechos de treinta y cuatro películas
de forma gratuita, porque sólo era titular del treinta y cinco punto cinco por ciento de
los derechos autorales de explotación y que el treinta y cinco por ciento restante le
pertenece a NATASHA y el treinta y dos punto cinco por ciento pertenece temporalmente a la señora JOYCE, hasta el año dos mil; que las películas registradas hasta el
fallecimiento de VALENTINA, le pertenecían a su sucesión, en un cincuenta por ciento por las capitulaciones matrimoniales celebradas por sus progenitores con motivo
de su matrimonio.
La parte demandada sostuvo que hubo falta de consentimiento porque el actor
sabía que existía una limitación en la capacidad de ejercicio de su padre en el mes de
marzo de mil novecientos noventa y tres, porque su progenitor estuvo hospitalizado
hasta el veintiocho de marzo de mil novecientos noventa y tres, en el Hospital
Metodista de Houston, Texas, Estados Unidos de América; en donde se le suministraron quimioterapia, radioterapia y sedantes que producen estado de inconsciencia y
que “traen como consecuencia nulificar su inteligencia o alteración en el mismo que le
produce en realidad un estado de inconciencia (sic) transitoria”. Que lo anterior lo
demuestra con una misiva del doctor VÍCTOR M., y del doctor RAFAEL, y del doctor
RAFAEL y del doctor M…, por lo que “su padre se encontraba incapacitado para
hacer la cesión de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, y otorgar
su consentimiento al existir una incapacidad de ejercicio en los términos del artículo
450, fracción II, del Código Civil, que existe una inhabilidad que invalida el supuesto
contrato en los términos de lo establecido por los artículos 2225, 2226 en relación al
638 del Código Civil, que se encuentra viciado porque no han transcurrido diez años
del documento que se tilda de inexistente y nulo…”
Hecho 5. El demandado negó que MARIO, hubiese dado instrucciones telefónicas a persona alguna para elaborar y redactar el documento base de la acción, objetó las declaraciones rendidas por VIRGIL y ARMANDO. El enjuiciado afirmó que
“tales personas en su actuar podrían ser consideradas como cómplices en los
hechos delictuosos cometidos en perjuicio del suscrito y de la sucesión que represento, por el hoy actor y que inclusive originaron ya la condena a este último en
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primera instancia en el proceso penal que se siguió en su contra” ante el Juez
Décimo Noveno Penal en la sentencia emitida el siete de diciembre de mil novecientos noventa y siete, en el expediente número ***/95. Transcribiendo el demandado diversas consideraciones emitidas por dicho juzgador.
Hecho 6. El demandado dijo ser cierto que él es el único y universal heredero en la
sucesión testamentaria a bienes de MARIO y que aún no se ha efectuado a la acreditación de la herencia.
Hecho 7. El demandado manifestó ser cierto que el doce de mayo de mil novecientos noventa y cuatro el actor le demandó una tercería excluyente de dominio.
Hecho 8. El demandado dijo ser cierto este hecho.
Hecho 9. El enjuiciado manifestó ser falso. Y afirmó que su padre tenía imposibilidad de firmar el documento base de la acción en el mes de marzo del noventa y tres;
objetando de incorrectos y erróneos los dictámenes de los peritos que indicó el actor
en el procedimiento penal.
Hecho 10. El enjuiciado señaló ser falso que MARIO, haya puesto su firma en el
documento agreement frente a la notaria pública por el Estado de Texas, MELVY; refiriéndose el demandado a que “la notario Melvy en su declaración rendida en el juicio
penal ***/95 ante el Juzgado Diecinueve de lo Penal de esta ciudad, esta última manifestó que la firma sobre el nombre de mi señor padre en el documento ya venía impresa cuando solicitó su intervención y fe pública el hoy actor…” y que el juez penal consideró ficticio el documento base de la acción habiendo especialmente considerado el
testimonio de la mencionada notaria. El demandado también señaló que “suponiendo
sin conceder que el documento hubiese sido auténtico, tampoco demuestra y acredita la titularidad que pretende mi contrario, ya que en el mismo no se especifica las
supuestas películas que se cederían…”; que el anexo se hizo en diferente máquina de
escribir, que se encuentra redactado en idioma diferente al “documento base de la
acción, y que no se encuentra firmado por su señor padre”.
Hecho 11. Que es cierto.
Hecho 12. Que es cierto.
Hecho 13. Que es cierto
Hecho 14. Que en la tercería excluyente de dominio ya fue absuelta la sucesión que
representa de las prestaciones que se le reclamaron, por lo cual el actor no puede ejercitar de nueva cuenta dicho reclamo, por lo que el demandado opuso la excepción de
cosa juzgada.
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Hecho 17. Es cierto.
Hecho 18. Es cierto.
Hecho 19. Es cierto que a la fecha no existe adjudicación de la masa hereditaria en la
sucesión de su progenitor.
Ser cierto que en el procedimiento de tercería promovido por el actor con anterioridad, no existió declaración de propiedad de las películas a favor del enjuiciado.
El demandado afirmó que el Registro de Derechos de Autor y el Instituto Nacional
de Derechos de Autor, tienen plenamente reconocido al autor de la sucesión que
representa como titular de los derechos sobre treinta y cuatro de las treinta y nueve
películas reclamadas por el actor.
Hecho 20. Que no es cierto que tenga que efectuarse una declaración de propiedad
a favor del enjuiciado por los tribunales mexicanos para ejercer los derechos correspondientes de las películas, ya que acreditando que éstas pertenecieron al autor de la sucesión y que el enjuiciado se encuentra legítimamente facultado como albacea para
representarla, puede como una obligación que la ley impone a los albaceas defender el
patrimonio de la herencia y realizar las actividades necesarias para conservarlo o recuperarlo, por lo cual la carta enviada por el demandado al Banco extranjero indicado
por el actor es correcta y veraz.
Hecho 21. Ser falso porque su padre jamás otorgó su consentimiento en la fecha
indicada para transmitir el dominio y titularidad sobre los derechos que tiene sobre sus
películas; que además es aplicable al caso la sección 204 del Título 17, relativo a
Derechos de Autor del Código de Estados Unidos, que previene que para el caso de
transferencia de la titularidad de derechos de autor que deba ejecutarse en un país
extranjero el certificado debe ser expedido por un funcionario de los Estados Unidos,
ya sea diplomático o consular o por persona autorizada para recibir protesta de decir
verdad, cuya autoridad esté probada por un documento que certifique el cargo y que
en el caso la notario púbico que aparentemente autentificó el documento, ya declaró
que en realidad no vio a su padre estampar la firma en el documento, por lo cual resulta la ineficacia y nulidad del documento.
Hecho 22. Ser cierto, pero desconociendo derechos al actor respecto a las reclamaciones a la empresa C..., INC.
Hecho 23. El demandado negó haber obstaculizado al actor como éste lo indica.
Afirmó haber realizado las conductas que indicó el actor en los incisos A), B) y C) del
hecho que se contesta, pero negó haberlas realizado en forma ilegal. El enjuiciado
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desconoció obligación alguna de pagar los gastos indicados por el actor, porque el
demandado afirmó que la conducta que él ha realizado es legal en defensa de la
sucesión que representa, además de que dice el enjuiciado, el actor fue condenado
penalmente.
Hecho 26. “Que en su número progresivo debería ser el 24”. El demandado dijo ser
falso este hecho y lo negó. Al contestar este hecho el enjuiciado también señaló que
para que
…quede plenamente claro la falta de acción y de derecho en mi contraria
para reclamar las absurdas prestaciones que me demanda, paso a describir
en realidad cómo se dieron los hechos:
I. Los señores MARIO, de nacionalidad mexicana, y VALENTINA, en
ese entonces de nacionalidad rusa, contrajeron matrimonio bajo el régimen
de sociedad conyugal el 27 de octubre de 1934.
II. En el convenio de sociedad conyugal que celebraron los señores
MARIO y VALENTINA con motivo de su matrimonio, se consignaron las
siguientes espitulaciones (sic):
“I. Contraemos este matrimonio bajo el régimen de sociedad conyugal,
refiriéndose a bines (sic) futuros por no haberlos presentes”.
“II. La sociedad comprende todos los bienes muebles e inmuebles que
adquiramos en el matrimonio, el producto de unos y otros y el producto de
nuestro trabajo”.
III. Participaremos por mitad en dichos bienes y productos”.
IV. El marido administrará la sociedad, pero no podrá vender ni gravar
los bienes sin el consentimiento de la esposa”.
“V. Llegado el caso, liquidaremos la sociedad con sujeción a las bases
establecidas por el Código Civil”.
III. La señora VALENTINA falleció el 5 de enero de 1966, sin haber dejado testamento.
IV. La sucesión intestada de la señora VALENTINA se radicó ante el entonces
Juzgado Décimo Primero de lo Civil, Segunda Secretaria (sic), hoy Juzgado
Vigésimo del Arrendamiento Inmobiliario, y actualmente está conociendo de ella el
Juzgado Vigésimo Octavo de lo Familiar del Distrito Federal.
V. Por auto de 9 de febrero de 1995, fui designada (sic) albacea de la sucesión de
la señora VALENTINA, y en comparecencia de 14 del propio mes de enero, acepté
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dicho cargo y me fue discernido con toda la suma de facultades que a los albaceas
corresponden.
VI. Como ya antes dije, el señor MARIO y la señora VALENTINA, estuvieron
casados bajo el régimen de sociedad conyugal, y como a la fecha de su matrimonio
ninguno de los contrayentes tenia (sic) bienes, su sociedad conyugal recayó sólo sobre
bienes futuros incluyendo los que fueron productos de su trabajo, estipulándose que
el administrador de la sociedad, que lo fue el señor MARIO, no podría disponer de los
bienes que integraran el patrimonio de la sociedad conyugal, sin el consentimiento de
su cónyuge, es decir sin el consentimiento de la señora VALENTINA.
VII. Durante el matrimonio de la señora VALENTINA con el señor MARIO, éste
adquirió los derechos de autor, explotación, venta, renta, etc., sobre las veintiséis películas que hizo desde su casamiento con la señora VALENTINA hasta el fallecimiento
de ésta, películas que por primera vez fueron exhibidas en nuestro país, por lo que en
virtud de la sociedad conyugal que habia (sic) entre ellos, dichos derechos de autor
ingresaron al patrimonio de esa sociedad conyugal, siendo de advertir que el señor
MARIO administró y explotó discrecionalmente estos derechos directamente o por
conducto de diversas sociedades.
Las películas antes mencionadas son las siguientes:
…
Respecto de las siguientes cinco películas …, debo añadir que el señor MARIO
nunca tuvo ningún derecho sobre ellas.
VIII. A la muerte de la señora VALENTINA, sus herederos adquirieron derecho a
la masa hereditaria como a un patrimonio común, muentras (sic) que no se haga la
división, según dispone el artículo 1288 del Código Civil del Distrito Federal.
IX. Así pues, si en la cláusula III de las capitulaciones matrimoniales celebradas
por los señores MARIO y VALENTINA se estableció que participarían por mitad en
los bienes y productos que adquirieran con posterioridad a la fecha de la celebración
de su matrimonio, a la muerte de la señor (sic) VALENTINA, el 50% de los bienes que
formaban el patrimonio de su sociedad conyugal con el señor MARIO, pasó a formar
parte de la masa hereditaria de su sucesión.
X. Entre los bienes que al momento del fallecimiento de la señora VALENTINA,
pasaron a formar parte de la masa hereditaria de su sucesión, se encuentra el 50% de
los derechos de autor, en los términos y con la amplitud que establece la nueva Ley
Federal de Derechos de Autor, sobre las veintiséis películas relacionadas en el punto
VII que antecede, toda (sic) ellas hechas en este país por el señor MARIO durante su
casamiento con la señora VALENTINA y exhibidas por primera vez en nuestro país, y
aunque por un error ese 50% de derechos no se incluyó en ninguna forma ni en el
inventario y avalúo de los bienes de la sucesión de la señor (sic) …, ni en el proyecto
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de división, partición y adjudicación de dichos bienes, y por tanto ese 50% de derechos no se adjudicó al señor MARIO ARTURO, como heredero, ni el resto de esos
derechos se adjudicó como gananciales al cónyuge supérstite, señor MARIO, no cabe
duda alguna de que, atento a lo dispuesto por el artículo 1288 del Código Civil del
Distrito Federal, el 50% de esos derechos de autor pasó a formar parte de la masa
hereditaria de la señor (sic) I..., cuya titularidad corresponde a sus herederos como un
patrimonio común, mientras no se haga la división de los mismos.
XI. La señor (sic) NATALIA es actualmente la única y legítima propietaria y titular
del 35% de los derechos de autor, explotación, venta, renta, etc., sobre las treinta y cuatro películas hecha (sic) por MARIO, que a continuación se relacionan, haciendo notar
a Usted que lo anterior es perfectamente conocido por el señor EDUARDO, quien
además lo reconoció expresamente ante el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos,
Distrito Central de California.
Las películas antes mencionadas, son las siguientes:
…
XII. La señor (sic) JOYCE es actualmente la única y legítima propietaria y titular
del 32.5% de los derechos de autor, per (sic) sólo de los que se refieren a la explotación,
venta, renta, etc., hasta el 31 de diciembre del año 2000, sobre las renta (sic) y cuatro
películas hechas por MARIO que a continuación se relacionan, haciendo notar a
Usted que lo anterior es perfectamente conocido por el señor EDUARDO, quien además lo reconoció así ante el Tribunal del Distrito de los Estados Unidos, Distrito
Central de California.
Las películas antes mencionadas son las siguientes:
…
XIII. El señor MARIO, estuvo hospitalizado en el Hospital Metodista de Houston,
Texas, Estados Unidos de América, del 21 de febrero al 27 de marzo de 1993, en la inteligencia de que pra (sic) evitarle las molestias que podrían provocarle las visitas de
(sic) periódicas (sic) o de cuelesquiera (sic) otras peroas (sic) que no fueran familiares o
amigos íntimos, en su hoja clínica se puso el nombre de MARIO, y con este nombre se
le registró también en dicho hospital. druante (sic) su estancia en ese Hospital, a su
lado estuvo permanentemente su hijo, el señor MARIO ARTURO, quien lo auxiliaba
en todas las actividades que debido a su estado no podía (sic) realizar por si (sic)
mismo, pues se encontraba sedado y semi-inconciente, no podía caminar solo ni vestirse, no pidia (sic) alimentarse ni asearse ni cepillarse los dientes, no tenía control de
esfínteres, y casi no podía hablar, y menos en inglés, idioma que no dominaba, por lo
que era su mencionado hijo MARIO ARTURO, quien sí domina el inglés, el que lo
auxiliaba también como intérprete, traduciéndole al español lo que le decían (sic) los
médicos y el demás personal del referido Hospital que no hablaban español, y tradu116
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ciendo al inglés las pocas palabras que el señor MARIO podía dirigir a sus médicos y
al personal de dicho Hospital.
XIV. Durante el tiempo en que el señor MARIO estuvo hospitalizado en el
Hospital Metodista de Houston (del 21 de febrero al 28 de marzo de 1993), le estuvieron administrando quimioterapia y radioterapia, y medicamentos como morfina, sisplatinum, v-p16, xanax, marinol, zofrán, duragesic, phenergan, etc., lo que trajo como
consecuencia que durante el periodo en que estuvo hospitalizado, y específicamente
el 4 de marzo de 1993, el señor MARIO, estuvo sedado, casi dormido, alterado y disminuido en sus facultades mentales, y en sun (sic) estado de inconsciencoa (sic) transitoria que prácticamente le impedía hablar, por lo que el 4 de marzo de 1993, estaban
(sic) incapacitado para firmar y celebrar el supuesto contrato de cesión de derecho a
título gratuito que el señor MARIO, (sic) pretende fundar su demanda de terceria (sic)
excluyente, motivo por el cual dicho instrumento contractual es inexistente por falta
de consentimiento.
XV. El 4 de marzo de 1993, el señor MARIO, permaneció hospitalizado en el
Hospital Metodista de Houston, y en ningún momento abandonó ese Hospital.
XVI. El 4 de maro (sic) de 1993, el señor MARIO, no firmó ningún documento, y
menos el supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito en que el señor
MARIO E., (sic) pretende fundar su demanda de terceria (sic) excluyente de dominio,
ni en el Hospital Metodista de Houston ni en ningún otro lugar, y menos en la oficia
(sic) de la notaria MELVY.
XVII. El día 4 de marzo de 1993, la notaria pública MELVY, nunca estuvo en el
Hospital Metodista de Houston, ni mucho menos en el cuarto en el que estaba el
señor MARIO, a quien nunca llegó a ver personalmente ni a dirigirle la palabra, ni en
ese lugar ni en ningún otro.
XVIII. El día 4 de marzo de 1993, el señor MARIO, ni compareció ni estuvo nunca
ante la presencia de la notaria pública MELVY, y muchos menos firmó ante ella el
supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito en que l (sic) señor ... pretende fundar su demanda de terceria (sic) excluyente.
XIX. El día (sic) de marzo de 1993, el señor EDUARDO, nunca estuvo en el
Hospital Metodista de Houston, y mucho menos en el cuarto del señor MARIO, a
quien ese día nunca vio.
XX. El 4 de marzo de 1993, el señor EDURADO (sic) ..., le presentó a la notaria
pública MELVY, el supuesto contrato gratuito de cesión de derechos en el quese (sic)
pretende fundamentar la terceria (sic) excluyente de dominio de que se trata, documento ya que tenía estampada con anterioridad una firma arriba del nombre del
señor MARIO, por lo que dicha notaria pública no presenció la firma del mencionado
contrato por parte del señor MARIO, y así lo ha sostenido dicho (sic) notaria no obsMATERIA FAMILIAR
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tante las amenazas que le formuló uno de los abogados del bufete que patrocina al
señor ....
XXI. Por todo lo anterior, es un hecho increíble (sic) que conforma (sic) la inexistencia del contrato gratuito de cesión de derechos que nos ocupa y la mal (sic) fe desplegada por el señor ... para apoderarse de los derechos de autor cuyo dominio reclama,
que el señor MARIO, le haya cedido la totalidad de los derechos de autor que no
tenía más que parcialmente sobre treinta y cuatro de las obras cinematograficas (sic)
de que se trata y que, además, le cediera también los derechos de autor sobre las
siguiente (sic) obras cinematograficas (sic) respecto de las cuales no tenía absolutamente ningún derecho: “…, películas (sic) respecto de las cuales el señor ..., sin más
fundamento que su (sic) propias afirmaciones, da por sentado que estaban integramente (sic) dentro del patrimonio del señor...
XXII. En efecto, en el texto del contrato con el que el señor ..., pretende fundamentar su dominio sobre las 39 peliculas (sic) cinematograficas (sic) relacionadas en el
anexo (sic) “A”, de dicho contrato, se expresa que “Yo MARIO, de la ciudad de
México, México, por una contraprestación (sic) buena valiosa (sic), mutua y recíproca,
recibo y suficiencia de la cual se reconoce por el presente, por el presente traspado (sic)
y transfiero efectivo y de inmediato, a EDUARDO, también de la ciudad de México,
México, todos mis derechos, títulos e intereses de cualquier clase que sean que ahora
tengo en las 39 peliculas (sic) listadas en el anexo “A” del presente ...” pero en los
hechos constitutivos de la demanda de terceria (sic) excluyente de dominio propuesta por el señor EDUARDO, se soslaya maliciosamente precisar cuales (sic) eran los
derechos que en la fecha del citado contrato tenía el señor MARIO, sobre las obras
cinematográficas (sic) relacionadas en el mencionado anexo “A”, toda vez que en esta
demanda simplemente, se acudió al expediente (sic) frívolo de reclamar en forma
incongruente con lo estipulado en el contrato, entre otras prestaciones, “El reconocimiento por declaración judicial de ser el suscrito EDUARDO, el único y legítimo propietario y titular de los derechos de autor, explotación, renta, venta, etc., de todas y
cada una de las 39 peliculas (sic) que a continuación se precisan”, conducta procesal
que por su notoria incongruencia con los supuestos derechos materia del contrato en
comento, no constituye un interes (sic) legitimamente (sic) protegido por ninguna
acción de dominio o de cualquier otra naturaleza.
XXIII. Con anterioridad al 4 de marzo de 1993, fecha del espurio contrato gratuito
de cesión de derechos en que el señor ... pretende fundamentar su injustificada terceria (sic) excluyente de dominio, C..., INC., realizaba la explotación comercial de las
treinta y cuatro películas (sic) cinematograficas (sic) relacionadas en los hechos XI y XII
del presente escrito, distribuyendo las correspondientes contraprestaciones por la
explotación comercial de las citadas obras cinematograficas (sic) entre los titulares de
derechos sobre las mismas, en la siguiente proporción: a la señora NATASHA, el 35%;
a la señora JOYCE, el 32.5% y el resto, o sea el 32.5% al señor MARIO, lo que confirma
plenamente, aún bajo el supuesto falso de que el (sic) dicho intrumento (sic) contrac118
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tual no tuviera los vicios que padece de inexistencia y de falta de validez, que el señor
MARIO, no era el único titular de los derechos de autor sobre las citadas obras conematograficas (sic) y quem (sic) por lo tanto, jurídicamente no pudo haber transmitido
al señor ... lo que no tenía en su patrimonio.
XXIV. El hecho de que el señor EDUARDO, haya afirmado que el 4 de marzo de
1993, celebró un contrato de cesión de derechos a título gratuito con el señor
MARIO, mediante el cual este (sic) lo (sic) “dono” (sic) los derechos que tenía sobre
39 peliculas (sic), constituye una conducta maliciosa tendiente a apoderarse de
cuantiosos y valiosos bienes que ni siquiera pertenecen en su integirdad (sic) a la
cuesión (sic) del seór (sic) …, con la que se continua (sic) la pauta que ha seguido la
linea (sic) de la conducta del señor (sic) EDUARDO, quien también pretendió apoderarse de un automóvil (sic) marca Chrysler, modelo 1991, Le Baron, acudiendo en
forma reprochable al expediente (sic) de acusar calumniosamente al señor MARIO
ARTURO, único y universal heredero de la sucesión testamentaria del señor
MARIO, de la comisión del delito de abuso de confianza, dizque en perjuicio de su
patrimonio, tal y como aparece en la (sic) actuaciones ministeriales que integran la
averiguación previa número SC/*****/93-10, de la cual no puedo exhibir copia certificada, pues no tengo en ella el carácter de denunciante, que sería el único que
podría obtener dicha copia certificada, en los términos del acuerdo A/027/90 del C.
Procurador General de Justicia del Distrito Federal, por lo que estoy solicitando de
su Senoría (sic) que se sirva solicitar de la mencionada dependencia, la expedición y
remisión a ese H. Juzgado de la copia certicicada (sic) de la averiguación a que me
acabo de referir, y asimismo pretendió apoderarse de diversas obras de arte y bienes muebles con valor de varios millones de dólares, según sus propias afirmaciones cpn (sic) base en un falso contrato gratuito de cesión de derechos fechado el 1o.
de enero de 1993, en el que ostensiblemente se falsificó la firma del senor (sic)
MARIO, documento con el que el senor (sic) ..., utilizandolo (sic) con título de propiedad a su favor, requirió primero judicialmente en la via (sic) de jurisdicción
voluntaria al doctor EDUARDO López Betancourt, la entrega de las obras de arte y
de los bienes muebles en cuestión, y posteriormente, acusó a este profesionista de
abuso de confianza por no haberle entregado dichas obras de arte y bienes muebles,
como se acredita con la copia certificada que deberá expedirse a solicitud de ese H.
Juzgado, de las diversas constancias que integran la averiguación previa número
SC/****/93-8, en la cual la sucesión que represento no es denunciane (sic), motivo
por el cual no tengo legitimación para solicitar y obtener su expedición, en los términos del acuerdo antes mencionado, siendo de advertir que el doctor López
Betancourt, nunca pagó al señor MARIO, el valor de los bienes de que se trata, ya
que los recibos con los que este doctor pretendió acredigar (sic) el mencionado pago,
nunca fueron firmados por el señor MARIO, es decir, que ne (sic) dichos documentos liberatorios se falsificó la firma del señor...
Así pues, la linea (sic) de conducta seguida por el señor EDUARDO, ya configura
toda una maquinación encaminada al apoderamiento, a como dé lugar, de la mayor
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cantidad de bienes de la propiedad de la sucesión testamentaria del señor MARIO,
evadiendo artificiosa y dolosamente principios fundamentales de derechos (sic)
civil y fiscal, por medio de maniobras y afirmaciones falsas, falsificaciones (hechas
no se sabe por quien), acusaciones calumniosas, etc., de todo lo cual se deriva una
fuerte presunción de veracidad respecto de las afirmaciones que se han hecho en el
sentido de que el señor MARIO, no firmó el contrato gratuito de cesión de derechos
a que se ha hecho referencia el 4 de marzo de 1993, por las condiciones físicas en las
que se encontraba en el Hospital Metodista de la ciudad de Houston Texas, Estados
Unidos de America (sic), lo que se confirma plenamente por la circunstancia de
que, contra las falsas afirmaciones del señor ..., la notaria pública de Texas, MELVY,
no presenció la ejecución o firma de dicho instrumento contractual por parte del
señor MARIO.
REFERENCIA A LOS HECHOS DE LA DEMANDA DE TERCERÍA EXCLUYENTE DE DOMINIO DEL SEÑOR EDUARDO
I. Por los hechos relatados y por las razones aducidas en todos y cada uno de los
puntos del capítulo que antecede, “HECHOS QUE SIRVEN DE FUNDAMENTO A
LAS EXCEPCIONES Y DEFENSAS QUE OPONGO”, son falsos y por tanto niego
los hechos relatados por el señor EDUARDO en los puntos I, II, III, IV, y X, del capitulo (sic) de hechos de su demanda.
II. Aunqueno (sic) son hechos propios, reconozco como cierto lo afirmado por el
señor ..., en los puntos V; VI; VII; VIII; IX y XI del capitulo (sic) de hechos de su demanda,
aunque respecto de los afirmados por dicho señor en el punto VIII del capitulo (sic) de
hechos de su demanda, aclara que la sucesión del señor (sic) MARIO, no tenía ningún derecho sobre las cinco películas (sic) a que me refiero al final del punto VII del
capitulo (sic) que antecede, de este escrito y sólo el 32.5% de los dechos (sic) sobre
nueve de las treinta y nueve películas (sic) a que se refiere el señor (sic) ..., nuve (sic)
peliculas (sic) que fueron hechas por el senor (sic) MARIO, después del fallecimiento de la senora (sic) *******, y que son las siguientes:
…
La parte demandada no opuso reconvención.
A continuación el demandado señaló ser inaplicable el derecho invocado por el
actor y opuso las siguientes excepciones y defensas:
1. La de acumulación, conforme a lo dispuesto por la fracción IV del artículo 778 del
código de procedimientos civiles, al juicio sucesorio a bienes de MARIO.
2. La de cosa juzgada, conforme a los hechos narrados por el actor, porque en el
caso resuelto en la tercería excluyente de dominio, concurrieron identidad de cosas,
consistente en la declaración de que el actor es el único y legítimo titular de los
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derechos sobre treinta y nueve películas, con el mismo documento base de la
acción, siendo que en ambos procedimientos el actor ejercitó tal acción, aun cuando
en este juicio extiende su reclamación al actor en lo personal; por lo que tienen las
mismas calidades tanto el actor como la sucesión que representa, aun cuando en
este proceso MARIO ARTURO también comparece por derecho propio, por lo que
se surte la presunción impuesta por el artículo 422 del Código de Procedimientos
Civiles; que en la tercería excluyente de dominio, fue materia del fondo del asunto
la falta de presentación del documento original base de la acción, por lo que en la
sentencia se resolvió absolver a la sucesión que representa de las prestaciones reclamadas, por lo que el actor se encuentra impedido para volver a intentar el reclamo
formulado ahora en juicio ordinario, por lo cual no puede ahora subsanar sus omisiones anteriores y promover cuantos juicios se le ocurran en contra de la sucesión
que representa MARIO ARTURO, o de él en lo personal; que todas las acciones
accesorias reclamadas también resultan improcedentes.
3. La de inexistencia jurídica del documento agreement o acuerdo de fecha cuatro
de marzo de mil novecientos noventa y tres; porque existen hechos que demuestran
que no existe consentimiento en el acuerdo mencionado, y hay falta de objeto. Que
no hubo consentimiento del autor de la sucesión, porque aprovecharon (sic) la firma
sobre una hoja que se encontraba en blanco y rellenaron (sic) su contenido por lo
que al no existir consentimiento es inexistente el supuesto acuerdo; también hay
inexistencia porque “mi padre” no podía haber dado su consentimiento en un
documento redactado en el idioma inglés, porque él no lo hablaba; mucho menos
con los tecnicismos legales que tiene, lo que revela toda la maquinación; también es
inexistente, por falta de objeto, porque el anexo de dicho documento, en donde se
enlistan las supuestas treinta y nueve películas, no está firmado por “mi padre”,
por lo que también al faltar su consentimiento en el mismo objeto de la donación, es
inexistente; además, había imposibilidad jurídica de transmitir los derechos, porque
los derechos de explotación sobre las 34 (sic) películas se habían transmitido a la
señora NATASHA y el 35.5% a la señora JOYCE, hasta el año dos mil por lo que “mi
padre” era titular del 32.5% de dichos derechos de explotación, por lo que no podía
válidamente ceder algo de lo que ya no era titular; también existe inexistencia jurídica por falta de consentimiento, porque el actor no le hizo saber a “mi padre” en
vida su aceptación en términos del artículo 2340 del Código Civil.
4. La excepción de nulidad relativa por falta de forma; porque el documento base de
la acción, debió hacerse en escritura pública porque el valor de lo cedido es de varios
millones de dólares; atento a lo previsto por los artículos 1795, 2227, 2228, y 2237 del
Código Civil.
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5. La excepción de incapacidad del señor MARIO, porque suponiendo sin conceder
que la firma se hubiera otorgado ya redactado el texto, su padre se encontraba en un
estado de inconsciencia que le impedía a través de su inteligencia conocer y saber y
poder obligarse por sí mismo o manifestar su voluntad, porque se encontraba hospitalizado en la ciudad de Houston, Texas, Estados Unidos de América; y porque los medicamentos ingeridos le provocaban “disminución en su inteligencia”; por lo que no
pudo suscribir dicho documento.
6. La de inexistencia jurídica o de nulidad absoluta o relativa, porque el título fundatorio
de la acción se encuentra afectado de la inexistencia jurídica por los múltiples razonamientos formulados al contestar la demanda.
7. La excepción derivada de que MARIO nunca tuvo derechos sobre las cinco películas a que “me refiero al final del punto VII del capítulo de hechos que sirven de fundamento a las excepciones y defensas que opongo”.
8. La derivada de que a la fecha del supuesto convenio de cesión a título gratuito, el
señor MARIO ya no conservaba porcentaje alguno respecto de los derechos sobre las
veintiséis películas mencionadas al principio del punto VII del capítulo de “hechos que
sirven de fundamento a las excepciones y defensas que opongo”. El demandado incluyó cuadro explicativo respecto de los derechos sobre las películas anteriores al fallecimiento de VALENTINA, como sigue: “ derechos sobre películas anteriores al fallecimiento de VALENTINA: 100%; derechos de VALENTINA por sociedad conyugal: 50%; derechos que le quedaron al señor MARIO: 50%; derechos cuyo titularidad
corresponde actualmente a la señora NATASHA: -35%; derechos que conservaba el
señor MARIO: 15%; derechos cedidos por el señor MARIO a la señora JOYCE: -32.5%;
derechos que conservaba el señor MARIO al 4 de marzo de 1993: 0%; derechos que tendría el señor MARIO a partir del año 2001: 15%; derechos del señor MARIO sobre películas posteriores al fallecimiento de la señora VALENTINA: 100%; derechos cuya titularidad corresponde actualmente a la señora NATASHA: -35%; derechos que conservaba el señor MARIO: 65%; derechos cedidos por el señor MARIO a la señora JOYCE: 32.5%; derechos que conservaba el señor MARIO al 4 de marzo de 1993: 32.5%; derechos que tendría el señor MARIO a partir del año 2001 (la cesión a JOYCE dura hasta
el 31 de diciembre del año 2000): 62.5%.” El demandado también afirmó que MARIO
nunca tuvo derechos sobre las siguientes películas:…; y, las películas que el señor
MARIO hizo después del fallecimiento de la señora VALENTINA, son las siguientes:
…
9. La consistente en que “…la acción reivindicatoria…” que ejercita el señor ... es
improcedente, porque aun suponiendo sin conceder que el supuesto convenio base de
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la acción tuviera existencia y validez jurídicas, su materia sólo fueron todos los derechos títulos e intereses de cualquier clase que tuviere MARIO el cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres; y, como ya se vio, a esa fecha no tenía derechos de ninguna
especie.
10. La derivada de que no se especifican ni se precisan cuáles fueron los derechos
materia del documento base de la acción, que tenía el señor MARIO a la fecha del
mencionado documento.
11. Excepción consistente en que no se cubrieron los requisitos que exige la ley
mexicana para la celebración de un convenio como el que el señor EDUARDO dice
haber celebrado con MARIO, puesto que las películas de que se trata fueron hechas
en México, por un mexicano, domiciliado en México, y se exhibieron por primera vez
en este país; y atento al artículo 13, fracción III, del Código Civil para el Distrito
Federal, la constitución, régimen y extinción de derechos reales sobre bienes muebles
se rigen por el derecho del lugar de su ubicación que es diversa a la regla contenida
en la fracción IV del citado artículo 13 del Código Civil, que señala que la forma de
los actos jurídicos se regirá por el derecho del lugar en que se celebren; y en el caso el
donatario nunca hizo saber su aceptación al donador por lo que la donación no llegó
a perfeccionarse; y, aunque en el documento en el que consta la supuesta donación
aparece la firma de EDUARDO, como aceptándola, esa firma, no puesta en presencia
de MARIO, no constituye aceptación, porque no se le comunicó en vida al donante.
En el caso concreto no puede aplicarse el derecho de los Estados Unidos, atento a lo
dispuesto por el artículo 15, fracción I, del Código Civil del Distrito Federal.
12. La excepción consistente en la nulidad por falta del supuesto contrato de
cesión de derechos a título gratuito de fecha cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres, en que el señor EDUARDO, pretende fundar su demanda de tercería
excluyente de dominio (sic), ya que al regirse dicho contrato por las leyes de nuestro
país, y al ser cuantiosa esa donación, ese supuesto contrato debió hacerse constar en
escritura pública, atento a lo dispuesto por el artículo 2344 del Código Civil para el
Distrito Federal, incluso su aceptación; y, al no haberse hecho así, el contrato resulta
nulo, y carece de validez por falta de forma.
13. La excepción de inexistencia por falta de consentimiento del supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, en el que EDUARDO pretende fundar su demanda de tercería
excluyente de dominio (sic) y las acciones que en ella pretende hacer valer, porque
dicho supuesto contrato no fue firmado por el señor MARIO ante la notaria pública
MELVY.
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14. La excepción consistente en inexistencia por falta de consentimiento del supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito de fecha cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres, en el que EDUARDO pretende fundar su demanda de tercería excluyente de dominio (sic) y las acciones que en ella pretende hacer valer, ya que
dicho contrato se encuentra redactado en idioma inglés y el señor MARIO no dominaba ese idioma por lo que no podía manifestar su voluntad en un idioma que no dominaba, y menos en el estado en que se encontraba el día cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, por la quimioterapia y los medicamentos que le estaban administrando; además de que era ilógico que tratándose de un contrato entre mexicanos y
que iba tener efectos en México, se redactara en inglés.
15. La excepción de inexistencia por falta de objeto del supuesto contrato de cesión
de derechos a título gratuito de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y
tres, en el que EDUARDO pretende fundar su demanda de tercería excluyente de
dominio (sic) y las acciones que en ella pretende hacer valer, ya que aunque en el documento en que se hizo constar el supuesto contrato se menciona que su objeto son derechos sobre treinta y nueve películas listadas en el anexo “A”, que “forma parte del presente convenio”, dicho anexo del documento en mención, redactado en español, no
aparece firmado por nadie, por lo que no se puede tener certeza alguna sobre cuales
habrían sido las películas a que el señor MARIO quiso hacer referencia en el supuesto
contrato y cualquier persona poco escrupulosa y de mala fe como EDUARDO, pudo
haber añadido ese anexo sin firma alguna, sin contar con el consentimiento de MARIO,
lo que se robustece con el hecho de que se hayan incluido cinco películas sobre las cuales el señor MARIO no tenía ningún derecho y nunca cobró nada por la explotación,
venta, renta, etcétera de ninguna de ellas.
16. La excepción de improcedencia de la demanda promovida por el señor
EDUARDO y de las prestaciones que en ella reclama ya que el señor ... no acompañó
a dicha demanda el documento original en el que pretende fundar su derecho violando los artículos 96 y 336 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal,
ya que sólo acompañó una copia certificada por notario público, que no es un documento original.
17. La de improcedencia de la demanda promovida por EDUARDO, y de las prestaciones reclamadas, porque el documento base de la acción procede del extranjero y
para que pueda hacer fe en el Distrito Federal la firma de la notaria pública del Estado
de Texas, Estados Unidos de América, MELVY, debió venir legalizada conforme al artículo 329 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal y el 546 del
Código Federal de Procedimientos Civiles.
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18. La excepción de inexistencia por falta de objeto del supuesto contrato de
cesión de derechos a título gratuito en el que el señor EDUARDO pretende fundar
su tercería excluyente de dominio (sic) y las acciones que en ella ejercita, toda vez
que mediante el contrato en mención se pretende donar “todos mis derechos, títulos e intereses de cualquier clase que sean que ahora tengo de las treinta y nueve
películas listadas en el anexo “A” del presente”, siendo que según dispone el artículo 3o. de la nueva Ley Federal de Derechos de Autor, los derechos a que se refieren
las fracciones I y II del artículo 2o. de la propia Ley, se consideran unidos a la persona y son perpetuos, inalienables, imprescriptibles e irrenunciables y sólo se transmiten a los herederos legítimos o a cualquier persona pero en virtud de disposición
testamentaria.
19. La excepción de improcedencia de juicio por los razonamientos expresados en
el punto que antecede.
20. La excepción de nulidad del supuesto contrato de cesión de derechos a título
gratuito en que el señor EDUARDO pretende fundar su juicio y las acciones que en
ella ejercita, atento a lo dispuesto por el artículo 7o. del Reglamento para el
Reconocimiento de Derechos Exclusivos de Autor, Traductor o Editor, que señala:
“…queda prohibida la cesión total de estos derechos y privilegios. El autor o traductor deberá conservar siempre una participación en ellos, siendo nulo cualquier convenio que no respete esta condición…”.
21. Todas aquellas excepciones y defensas que se deriven de la contestación.
La parte demandada hizo reserva de su derecho de impugnar la falsedad del documento conforme al artículo 340 del Código de Procedimientos Civiles.
En escrito recibido en el juzgado el veintidós de febrero del dos mil uno, EDUARDO y C..., INC., por conducto de su apoderado Luis Carlos, manifestaron: el actor
desistirse de la instancia en contra de la mencionada codemandada, quien aceptó
dicho desistimiento, en atención al juicio que se ventila en Estados Unidos de
Norteamérica. En auto de veintiocho de marzo del año dos mil uno, el a quo tuvo a
EDUARDO, desistiéndose de la instancia intentada en contra de C..., INC., continuándose con el juicio en cuanto a los demás codemandados.
Ahora bien, en principio, debe precisarse que atento al artículo 281 del Código de
Procedimientos Civiles, cada parte asume la carga de la prueba de los hechos constitutivos de sus pretensiones, esto es, el actor se encuentra obligado a acreditar los
hechos de su demanda, y es obligación del enjuiciado justificar las excepciones y
defensas opuestas.
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Bajo la premisa anterior, el actor EDUARDO, en el hecho cuatro de la demanda,
afirmó que MARIO le cedió a EDUARDO, a título gratuito, los derechos de autor de
treinta y nueve películas, así como cualesquiera derechos que se deriven de la contratación, explotación, distribución, renta, venta, etcétera, de todas y cada una de
esas treinta y nueve películas. El actor exhibió con su demanda, en original en texto
en inglés, del documento denominado agreement. En dicho documento esta Sala
advierte a simple vista que en la parte media del documento, después de un texto,
del lado derecho, aparece una firma ilegible sobre una línea y abajo el nombre
MARIO. En el mismo documento en idioma inglés, en la parte final de la hoja, también del lado derecho, aparece una firma ilegible sobre una línea y abajo el nombre
de EDUARDO. En el lado izquierdo del documento en mención, en idioma inglés,
justo frente a la firma de MARIO, aparece una leyenda y bajo esa leyenda, una firma
colocada sobre una línea y abajo dice notary public. En el mismo documento, en idioma inglés, del lado izquierdo, en frente de la firma ilegible de EDUARDO, nuevamente aparece una leyenda y debajo se estampó la misma firma sobre una línea y
abajo dice notary public. La firma que aparece arriba de estas líneas dice Melvy. En el
documento en inglés que se describe, esta Sala advierte que aparecen dos sellos rectangulares, de lado derecho, estampados justo bajo las firmas de MARIO y EDUARDO. Dichos sellos también fueron colocados al lado derecho de las firmas que dicen
Melvy. En el mismo documento original, en la siguiente hoja, dice en la parte superior “Exhibit A” y un poco abajo, en idioma español, dice PELÍCULAS … y un listado del número uno al treinta y tres. En la siguiente hoja, en la parte superior, esta
Sala advierte la misma leyenda exhibit a (Cont.) y una lista que inicia en el número
treinta y cuatro al treinta nueve, también en idioma español. En la parte media de
esta hoja que se describe, aparece al lado izquierdo una firma sobre una línea y
debajo de la línea dice: Melvy Notary Public Commission ends 4/16/93 y debajo de
dicha leyenda esta Sala observa un sello rectangular con el que concluye el documento. Justo enfrente de la firma que dice Melvy, esta Sala observa otra línea y
sobre la línea dice Harris y debajo de la línea dice County. En la traducción al español del documento que se describe, esta Sala advierte que en la parte superior en
forma centrada dice: (traducción del inglés). Debajo de dicha leyenda, del lado
izquierdo dice Ciudad y justo enfrente, del lado derecho, dice fecha.
Abajo dice Convenio. Dicha traducción la realizó el perito traductor autorizado Willy
De Winter, según aparece en el sello correspondiente y en su texto que no fue objetado
por las partes, a la letra dice:
Yo, MARIO, de la ciudad de México, República mexicana, por una consideración
buena y válida, de carácter mutuo y recíproco, cuyo recibo y suficiencia es acusado por mí,
a través del presente transfiero y entrego con efectividad inmediata a favor de
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EDUARDO, también de la ciudad de México, México, todo mi derecho, título e interés de
la índole que fuese y que posea yo sobre las treinta y nueve películas mencionadas en el
Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte integral de este convenio, incluyendo sin
carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas e incluyendo
sin carácter limitativo, el ejercicio de todos mis derechos contractuales existentes,
deberes y obligaciones referentes a dichas películas.
“MARIO”. Firmado.
“SUSCRITO Y JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”. Firmado “NOTARIO
PÚBLICO”.
(Aparece un sello de la notario público que dice): “MELVY. Notario público,
Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
“ACEPTACIÓN”.
“Yo, EDUARDO de la ciudad de México, República mexicana, por el presente
apruebo y recibo la transferencia y cesión anterior y reconozco que es por una consideración buena y válida, mutua y recíproca, cuyo recibo y suficiencia acuso a través
del presente”.
Firmado “EDUARDO”.
“SUSCRITO Y JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”. Firmado. “NOTARIO
PÚBLICO”.
(Aparece un sello rectangular que dice): “MELVY. Notario público, Estado de
Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
Sello del traductor.
En el anexo “Exhibit A”, “PELÍCULAS...”, que esta Sala describió en párrafo anterior, el listado que esta Sala tiene a la vista, en idioma español, dice lo siguiente:
…
“Melvy, notario público” “Nombramiento termina 4/16/93”. Firma ilegible.
Rúbrica.
“Harris” “County”
Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
El documento original en inglés, esto es el agreement y el exhibit A, que se conforma de tres hojas, se encuentra integrado mediante un listón rojo, sostenido por tres
sellos dorados a otro documento que sería la primera hoja del documento base de la
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acción. En esta primera hoja, esta Sala advierte la legalización de la firma de la notario público Melvy, que hizo el secretario de Estado del Estado de Texas, Estados
Unidos de América, así como del período de su función como notario público del
Estado de Texas, que corrió del dieciséis de abril de mil novecientos ochenta y
nueve, al dieciséis de abril de mil novecientos noventa y tres, según la firma que
aparece al calce del documento y que se lee John Hannah Jr. estampada el día veintisiete de septiembre de mil novecientos noventa y tres. En ese mismo documento,
esta Sala observa un documento adherido a la parte final, en la que aparece que el
cónsul general de México en Houston, Texas, Estados Unidos de América, señor
Francisco González de Cossío, el día veintinueve de abril de mil novecientos noventa y cuatro, certificó la firma del Secretario de Estado del Estado de Texas, Estados
Unidos de América, John Hannah Jr. Con lo anterior, a juicio de esta Sala, se satisface lo ordenado por el artículo 546 del Código Federal de Procedimientos Civiles, 329
del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, y 97 del Reglamento
de la Ley Orgánica del Servicio Exterior Mexicano, vigentes en abril de mil novecientos noventa y tres.
Además, el actor exhibió el certificado de inscripción que acredita que el agreement se encuentra inscrito en el Registro Público del Derecho de Autor, desde el
veintiocho de septiembre de mil novecientos noventa y tres, bajo el número *****;
que es un documento público que tiene pleno valor probatorio términos de lo dispuesto por los artículos 327, fracción II y 403 del Código de Procedimientos Civiles
para el Distrito Federal; certificado de inscripción éste que surte plenos efectos contra terceros, atento lo dispuesto por el artículo 32 de la Ley Federal del Derecho de
Autor.
Ahora bien, del texto mismo del documento denominado agremeent y su anexo
“A” de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres –base de la acción–
se desprende que dicho documento se otorgó en el Estado de Texas, Estados Unidos
de América.
Al respecto, debe considerarse que el artículo 13, fracción IV, del Código Civil
Federal y su correlativo del Código Civil para el Distrito Federal, estatuye que “la
forma de los actos jurídicos se regirá por el derecho del lugar en que se celebren”.
El Código de los Estados Unidos de América, Capítulo 2 del Título 17 intitulado
“Propiedad y Transferencia de Derechos de Autor”, Sección 204 “Ejecución de
Transferencias de Propiedad de Derechos de Autor” o “Ejecución de Cesiones de
Titularidad de Derechos de Autor”, incisos a) y b). Dicha normatividad establece lo
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204. Ejecución de las transferencias de la propiedad de derechos de autor.
(a) La transferencia de los derechos de autor, que no sea por operación de ley, no es
válida a menos que el instrumento de trasmisión o una nota o memorando o transferencia, esté por escrito y haya sido firmado por el propietario de los derechos que se transmiten o un representante debidamente autorizado del propietario
(b) No se requiere un certificado de reconocimiento respecto de la validez de la transferencia, pero es evidencia prima facie de la celebración de la transferencia si:
(1) En caso de una transferencia celebrada en los Estados Unidos, el certificado fue
emitido por una persona autorizada para administrar juramentos dentro de los
Estados Unidos; o
(2) En caso de que la transferencia se haya realizado en un país extranjero, el certificado sea emitido por un diplomático o funcionario consular de los Estados Unidos,
o por una persona autorizada para tomar juramento cuya autoridad haya sido aprobada por un certificado de dicho funcionario.
Por otra parte, el artículo 4o. de la Ley Federal de Derechos de Autor, vigente en
marzo de mil novecientos noventa y tres, ordenaba: “Los derechos que el artículo 2o.
concede en su fracción III al autor de una obra, comprenden la publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación, y cualquiera utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse por cualquier medio según la naturaleza de la obra
y de manera particular por los medios señalados en los tratados y convenios internacionales vigentes en que México sea parte. Tales derechos pueden ser transmisibles por
cualquier medio legal, incluida la enajenación y la concesión de uso o explotación temporal, como el arrendamiento.”
Adicionalmente a lo anterior, como consta en los autos que esta Sala revisa, el Juez
Décimo Primero de Distrito en materia Civil en el Distrito Federal, en la sentencia emitida el veinticuatro de noviembre del dos mil cuatro, en el expediente ****/2003-VII,
hizo el pronunciamiento relativo a la normatividad relacionada con el derecho extranjero aplicable al agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, sosteniendo, que “las normas aplicables al contrato denominado agreement ya habían sido
remitidas al a quo por la Dirección del Instituto de Investigaciones de la Universidad
Nacional Autónoma de México, Departamento de Legislaciones”.
Al respecto, el subdirector jurídico de Propiedad Intelectual de la Universidad
Nacional Autónoma de México, en el informe presentado el dieciséis de julio de dos
mil tres –en respuesta al requerimiento que le realizó la titular del Juzgado Vigésimo de
lo Familiar quien conocía del asunto que se revisa, consistente en: “remitir las normas
o precedentes vigentes al contrato denominado agremeent, celebrado entre MARIO y
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EDUARDO, en la ciudad de Houston Texas, Estados Unidos de Norteamérica, el día
cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres; así como la Ley de Derechos de
Autor de los Estados Unidos de Norteamérica y su interpretación por cuanto hace a
actos de cesión de derechos de autor mexicano (extranjeros)”–, remitió a la juzgadora
las disposiciones aplicables del Código Anotado de los Estados Unidos de
Norteamérica, así como diversos precedentes relevantes del caso en consulta y su opinión personal. En el auto de trece de agosto del año dos mil tres, la juzgadora designó
a María Inés Ojeda Pesquera como perito traductora y la juez ordenó la traducción del
mencionado Código Anotado de los Estados Unidos de Norteamérica. La perito exhibió la traducción ordenada en escrito que presentó el veintiséis de agosto del año dos
mil tres. En lo que interesa, dicho Código establece:
Código Anotado de los Estados Unidos de América, Capítulo 2 del Título 17 intitulado “Propiedad y Transferencia de Derechos de Autor”, Sección 204 “Ejecución de
Transferencias de Propiedad de Derechos de Autor” o “Ejecución de Cesiones de
Titularidad de Derechos de Autor”, incisos a) y b). Dicha normatividad establece lo
siguiente:
204. Ejecución de las transferencias de la propiedad de derechos de autor.
(a) La transferencia de los derechos de autor, que no sea por operación de ley, no es
válida a menos que el instrumento de trasmisión o una nota o memorando o transferencia, esté por escrito y haya sido firmado por el propietario de los derechos que se transmiten o un representante debidamente autorizado del propietario.
(b) No se requiere un certificado de reconocimiento respecto de la validez de la transferencia, pero es evidencia prima facie de la celebración de la transferencia si:
(1) En caso de una transferencia celebrada en los Estados Unidos, el certificado fue
emitido por una persona autorizada para administrar juramentos dentro de los
Estados Unidos; o
(2) En caso de que la transferencia se haya realizado en un país extranjero, el certificado sea emitido por un diplomático o funcionario consular de los Estados Unidos,
o por una persona autorizada para tomar juramento cuya autoridad haya sido aprobada por un certificado de dicho funcionario.
Luego entonces, atento a la legislación antes citada, aplicable al caso concreto, e
incluso a lo señalado por la autoridad judicial federal en la ejecutoria en mención,
esta Sala válidamente concluye que el documento denominado agreement y su anexo
“A”, que ya fue transcrito en otra parte de esta sentencia, que fue otorgado por escrito y firmado por quienes en él intervinieron en los Estados Unidos de Norteamérica;
dicho documento, en cuanto a su forma se rige por el derecho aplicable en el Estado
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de Texas, Estados Unidos de América, esto es, el Código de los Estados Unidos de
América, Capítulo 2 del Título 17 intitulado “Propiedad y Transferencia de
Derechos de Autor”, Sección 204 “Ejecución de Transferencias de Propiedad de
Derechos de Autor” o “Ejecución de Cesiones de Titularidad de Derechos de
Autor”, incisos a) y b) ya transcritos.
Atento a dicha ley, esto es el derecho aplicable en el Estado de Texas, Estados
Unidos de América, ya citado, esta Sala concluye que en cuanto a su forma, para la
validez de la transferencia de la propiedad de derechos de autor, solo se requería
que dicho acto se realizara por escrito y que estuviera firmado por el propietario de los
derechos traspasados, como así aconteció en el caso concreto, como así quedó
demostrado con las pruebas admitidas a las partes cuya valoración probatoria más
adelante se precisará.
Por otra parte, esta Sala también concluye, en base a la legislación en consulta, que
sólo era una evidencia prima facie de la ejecución de la transferencia –si esto se realizaba en los Estados Unidos–, que su certificado fuese emitido por una persona autorizada para administrar juramentos dentro de los Estados Unidos”. Pero sin que la ley exigiera este último requisito para dar validez a dicho acto.
En cuanto al fondo del asunto, esto es la cesión de los derechos de autor a que se
refiere el documento denominado agreement y su anexo “A”, como ambas partes lo
reconocieron en la demanda y su contestación, lo que corresponde a los derechos de
autor, la Corte americana decidió de manera firme y definitiva y aceptada por los colitigantes en este juicio, que deberían estarse a lo que resolvieran los Tribunales
Mexicanos, ya que la ley aplicable en cuanto al contenido del documento es la ley
mexicana.
Una vez precisado lo anterior, debe considerarse que el artículo 4o. de la Ley
Federal de Derechos de Autor, vigente en marzo de mil novecientos noventa y tres,
autorizaba la transmisión, por cualquier medio legal, de “los derechos que el artículo
2o. concede en su fracción III al autor de una obra, los cuales comprenden la publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación, y cualquiera utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse por cualquier medio según la
naturaleza de la obra y de manera particular por los medios señalados en los tratados
y convenios internacionales vigentes en que México sea parte”.
Luego entonces, como ya se ve, dichas leyes aplicables al caso concreto, no exigían
para la validez del acto, su ratificación ante notario público o el otorgamiento de una
escritura pública para la transmisión o cesión de esos derechos.
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Ahora bien, respecto de la forma del documento base de la acción denominado
agreement y su anexo “A”, el enjuiciado, al contestar la demanda, opuso como excepciones las siguientes:
4. La excepción de nulidad relativa por falta de forma; porque el documento base de
la acción, debió hacerse en escritura pública porque el valor de lo cedido es de varios
millones de dólares; atento a lo previsto por los artículos 1795, 2227, 2228, 2229 y 2237
del Código Civil.
Dicha excepción, a juicio de esta Sala, es infundada porque como ya se dijo en
párrafos anteriores, en la resolución firme emitida por el C. Juez Décimo Primero de
Distrito en Materia Civil en el Distrito Federal, en la sentencia emitida el veinticuatro
de noviembre del dos mil cuatro, en el expediente ****/2003-VII, la autoridad federal
hizo el pronunciamiento relativo a la normatividad relacionada con el derecho extranjero aplicable al agreement de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, sosteniendo que las normas aplicables al contrato denominado agreement ya habían sido remitidas al a quo por la Dirección del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad
Nacional Autónoma de México, Departamento de Legislaciones. Y, en el informe en mención, el cual no fue desvirtuado por el enjuiciado y tiene pleno valor probatorio, el
subdirector jurídico de Propiedad Intelectual de la Universidad Nacional Autónoma
de México, remitió a la jueza las disposiciones aplicables del Código Anotado de los
Estados Unidos de América que ya fueron transcritas en párrafos anteriores, las cuales
no exigían para la validez del acto, esto es, del documento denominado agreement y su
anexo “A” su ratificación ante notario público o el otorgamiento de una escritura
pública para la transmisión o cesión de esos derechos. De ahí que sea infundada la
excepción en estudio relativa a que el documento base de la acción, debió hacerse en
escritura pública porque el valor de lo cedido es de varios millones de dólares.
Además, la legislación en comento, no establece ninguna regla especial que haga referencia a la cuantía de los bienes cedidos.
Con respecto a la forma del documento base de la acción denominado agreement y
su anexo “A” el demandado también opuso la excepción marcada con el número 11.
Excepción consistente en que no se cubrieron los requisitos que exige la ley mexicana
para la celebración de un convenio como el que el señor EDUARDO dice haber celebrado con MARIO, puesto que las películas de que se trata fueron hechas en México,
por un mexicano, domiciliado en México, y se exhibieron por primera vez en este
país; y atento al artículo 13, fracción III, del Código Civil para el Distrito Federal, la
constitución, régimen y extinción de derechos reales sobre bienes muebles se rigen por
el derecho del lugar de su ubicación que es diversa a la regla contenida en la fracción
IV del citado artículo 13 del Código Civil, que señala que la forma de los actos jurídi132
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cos se regirá por el derecho del lugar en que se celebren; y que en el caso, el donatario
nunca hizo saber su aceptación al donador por lo que la donación no llegó a perfeccionarse; y, aunque en el documento en el que consta la supuesta donación aparece la
firma de EDUARDO, como aceptándola, esa firma, no puesta en presencia de
MARIO, no constituye aceptación, porque no se le comunicó en vida al donante. En el
caso concreto no puede aplicarse el derecho de los Estados Unidos, atento a lo dispuesto por el artículo 15 fracción I del Código Civil del Distrito Federal.
Dicha excepción es infundada, porque como esta Sala advierte del texto del documento denominado agreement y su anexo “A”, de cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres, dicho documento se encuentra “suscrito y jurado” por el señor MARIO,
quien señaló en el texto que calza, en lo que interesa lo siguiente:
“Yo, MARIO, de la ciudad de México, República mexicana, por una consideración
buena y válida, de carácter mutuo y recíproco, cuyo recibo y suficiencia es acusado por
mí,…”. Y, por otra parte, en el mismo documento, también “suscrito y jurado” por el
señor EDUARDO “…apruebo y recibo la transferencia y cesión anterior y reconozco
que es por una consideración buena y válida, mutua y recíproca, cuyo recibo y suficiencia acuso a través del presente.”. Lo anterior deja claro que MARIO tuvo conocimiento de la aceptación que hizo EDUARDO de la transferencia o cesión realizada, o
donación gratuita.
Dicha suscripción y juramento se realizó por ambas partes, esto es MARIO y
EDUARDO, según consta en el documento en mención, ante “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”. Y aparecen las
firmas de dichas personas y el sello de la notario público en mención. Documento que
ya fue ampliamente descrito en otra parte de esta sentencia, al igual que el anexo de las
películas que en el mismo se menciona y que forma parte del documento denominado
agreement y su anexo “A”.
Con el documento en mención en el que aparecen las firmas de ambas partes, esto es,
MARIO y EDUARDO, se acredita plenamente la relación jurídico contractual entre las
partes que intervinieron en dicho acto, así como su forma y términos. En dicho documento también constan los requisitos de existencia que el artículo 1794 del Código Civil
Federal y su correlativo del Código Civil para el Distrito Federal, exigen para toda clase
de contratos, esto es, el consentimiento y el objeto, así como la aceptación a la donación
gratuita y el conocimiento que de dicho acto tuvo el donador, conforme al artículo 2340
del Código Civil respecto de lo cual se abundará en otra parte de esta sentencia.
Sin que esta Sala deje de advertir que en el hecho 2 de su demanda, el actor afirmó:
“Fui hombre muy cercano a MARIO, quien me prodigó cariño, atenciones y confianMATERIA FAMILIAR
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za…”. Y la parte demandada al dar contestación al hecho en comento, señaló ser cierto que el actor fue hombre cercano a MARIO y que se encargaba de algunos negocios
de su señor padre quien en vida siempre le exigía cuentas y resultados. Y, conforme al
hecho en mención y su contestación, y atendiendo al texto en inglés del documento
denominado agreement y su anexo “A”, de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, esta Sala tiene a la vista el Dictionary of Law, New Large Type Edition, Running
Press, 38 South Nineteenth Street, Philadelphia, Pennsylvania 19103, Edited by Peter J.
Dorman Library of Congress Cataloging in Publication Data, KF156.S8 340’.03. ISBN0914294-43-1pbk. Copyright 1976 Running Press, pp. 79, en la cual aparece el significado de la expresión “good consideration”, que a la letra dice: “Valuable consideration.
More precisely, consideration of natural love and affection, as between family members; founded on natural duty”. Expresión ésta que, sin mayor necesidad de traducción
por ser de conocimiento básico del idioma inglés, confirma la cercanía familiar que
existió entre MARIO y EDUARDO que fue plasmada en el documento base de la
acción.
Con respecto al consentimiento, conviene precisar en este espacio la opinión del
maestro licenciado José Fuentes García contenida en su estudio jurídico denominado
“Inexistencia, nulidad y anulabilidad del negocio jurídico”, publicado en la publicación especial, Lecturas de Anales de Jurisprudencia 75 Aniversario, tomo 208, Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, pp. 521 a 716, quien señala lo siguiente:
…Desde el punto de vista de la forma en que debe ser declarada la voluntad,
puede haber negocios jurídicos consensuales, formales o solemnes. Son consensuales,
todos los negocios que se perfeccionan por el mero consentimiento de las partes,
manifestado por cualquier medio, puede ser verbal, o puede tratarse de un consentimiento tácito, mediante hechos que necesariamente lo supongan, o derivarse del lenguaje mímico, que es otra forma de expresar el consentimiento, sin recurrirá a la palabra o la escritura. El negocio jurídico formal, en oposición al consensual, es aquél que
para su validez requiere que la voluntad se manifieste observando determinadas formas ya sea escritura pública o privada según los casos. Se distinguen además, desde
este punto de vista, los negocios jurídicos solemnes, que son aquellos en que la forma
sea elevada, como dice Bonnecase, por la técnica jurídica, a un elemento esencial del
negocio, de tal manera que si no se observa la forma, el negocio no existe. …Algunos
autores afirman, que la evolución del derecho ha consistido en el paso del formalismo
al consensualismo, de tal manera que en la actualidad los negocios jurídicos y especialmente los contratos tienen en principio validez por la sola manifestación de la
voluntad, sin necesidad de recurrir a formalidades determinadas. Sólo por excepción
cuando la ley exige una forma especial, se deroga la regla general. Tal parece que ésta
es la posición que ha adoptado nuestro código civil en el artículo 1832 que dice: “En
los contratos civiles cada uno se obliga en la manera y términos que aparezca que
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quiso obligarse, sin que para la validez del contrato se requieran formalidades determinadas, fuera de los casos expresamente designados por la ley”. Pero también en el
Derecho contemporáneo, se sostiene, que por razones de seguridad respecto a las partes y con relación a terceros, y para evitar controversias, que de otra manera serían frecuentes, se requiere la escritura, para la validez de determinados contratos de cierta
trascendencia por su cuantía o por la naturaleza de los derechos que se transmiten o
se constituyen, especialmente tratándose de derechos reales inmobiliarios, ha habido
un renacimiento del formalismo…
Ahora bien, respecto del consentimiento otorgado por el señor MARIO en la celebración del documento denominado agreement y su anexo “A”, ya transcritos en otra
parte de esta sentencia, el demandado al contestar el hecho cuatro de la demanda, afirmó que la supuesta cesión es inexistente por falta de objeto y consentimiento, por lo
siguiente: porque su padre nunca otorgó su consentimiento porque se aprovechó una
firma aparentemente estampada sobre una hoja en blanco y “al parecer correspondía
tal firma a mi padre señor MARIO lo cual desde luego no acepto …”; pero que ese
documento fue llenado en blanco, lo cual demostraría el demandado mediante prueba
pericial caligráfica y grafoscópica. El demandado también sostuvo que en los últimos
meses su padre “no se encontraba bien de sus facultades físicas y mentales”. El enjuiciado también afirmó que MARIO, no sabía hablar inglés “mucho menos los términos
técnicos legales que ahí se emplean propios de un abogado… no puede expresarse el
consentimiento cuando no se conoce un idioma con fluidez…”. Que la hoja en la que
aparecen la películas tiene otro tipo de máquina de escribir totalmente diferente a la
primera hoja, que “falsificaron el número de renglones al llenarlo, aprovechando la
hoja en blanco…”. Y, así mismo, el enjuiciado opuso las siguientes excepciones:
3. La de inexistencia jurídica del documento agreement o acuerdo de fecha cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres; porque existen hechos que demuestran que
no existe consentimiento en el acuerdo mencionado, y hay falta de objeto. Que no hubo
consentimiento del autor de la sucesión, porque aprovecharon la firma sobre una hoja
que se encontraba en blanco y rellenaron su contenido por lo que al no existir consentimiento es inexistente el supuesto acuerdo; también hay inexistencia porque “mi
padre” no podía haber dado su consentimiento en un documento redactado en el idioma inglés, porque él no lo hablaba; mucho menos con los tecnicismos legales que tiene,
lo que revela toda la maquinación; también es inexistente, por falta de objeto, porque el
anexo de dicho documento, en donde se enlistan las supuestas treinta y nueve películas, no está firmado por “mi padre”, por lo que también al faltar su consentimiento en
el mismo objeto de la donación, es inexistente; además, había imposibilidad jurídica de
transmitir los derechos, porque los derechos de explotación sobre las 34 (sic) películas
se habían transmitido a la señora NATASHA y el 35.5% a la señora JOYCE, hasta el año
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dos mil por lo que “mi padre” era titular del 32.5% de dichos derechos de explotación,
por lo que no podía válidamente ceder algo de lo que ya no era titular; también existe
inexistencia jurídica por falta de consentimiento, porque el actor no le hizo saber a “mi
padre” en vida su aceptación en términos del artículo 2340 del Código Civil y la donación se perfecciona hasta que el donatario hace saber al donante su aceptación.
Ahora bien, en cuanto a la excepción opuesta por el enjuiciado relativa a que no
hubo consentimiento del autor de la sucesión, porque “aprovecharon la firma sobre
una hoja que se encontraba en blanco y rellenaron su contenido”; esta Sala después de
valorar las pruebas ofrecidas por el enjuiciado para justificar dicha excepción, concluye que es infundada por lo siguiente:
En relación a la prueba pericial en grafoscopía, grafología, caligrafía y documentoscopía que le fue admitida al enjuiciado, se valora como sigue:
El perito admitido al actor, el licenciado Alejandro René Cancino Romay, previa la
aceptación y protesta del cargo que le fue conferido, rindió su dictamen de fecha veintitrés de mayo de dos mil seis, el cual fue ratificado ante la presencia judicial y el perito en mención concluyó que: “La firma estampada en el documento ‘agreement’ de
fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, que se atribuye en su ejecución al señor MARIO, sí corresponde al puño y letra de dicha persona, se trata de una
firma auténtica”.
La perito admitida al demandado, licenciada Oliva u Olivia Hernández Landa
García, previa la aceptación y protesta del cargo que le fue conferido, rindió su dictamen empastado de fecha primero de junio de dos mil seis, el cual fue ratificado ante la
presencia judicial, y dicha perito concluyó lo siguiente: “La firma que calza el documento denominado ‘agreement’ de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y
tres, no fue estampada por el señor MARIO”.
Ante lo contradictorio de los dictámenes periciales en mención, en el auto firme de
veinticinco de agosto de dos mil ocho, la juzgadora designó a la licenciada Doraye
Rueda del Valle como perito tercero en discordia, quien previa la aceptación y protesta del cargo conferido, rindió su dictamen de fecha veinticinco de noviembre de dos
mil ocho, el cual ratificó ante la presencia judicial. La perito tercero en discordia concluyó lo siguiente: “La firma que se contiene en el documento denominado agreement y
que aparece como del señor MARIO, sí corresponde, por su ejecución, al puño y letra
de esta persona”.
El resultado de dicha probanza, a juicio de esta Sala, no le favoreció al enjuiciado,
porque dos de los tres peritos concluyeron que la firma que se contiene en el documen136
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to denominado agreement sí corresponde, por su ejecución al puño y letra del señor
MARIO. Sin que la conclusión a la que arribó la perito designada por el demandado
produzca convicción en quien esto resuelve, porque como ya se dijo, es contraria a dos
opiniones de profesionales de la materia y porque además, como esta Sala advierte, en
el hecho ocho de la demanda, el actor hizo referencia a la contestación que hizo el
demandado MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, a la diversa demanda que
presentó EDUARDO, en su contra, en la tercería excluyente de dominio que se resolvió
con anterioridad.
Asimismo, esta Sala tiene a la vista la resolución emitida por el Primer Tribunal
Colegiado del Primer Circuito en Materia Civil, el veinte de junio de mil novecientos
noventa y seis, en el amparo directo número ***/95, que ofreció como prueba la parte
demandada y le fue admitida, en la cual el Tribunal Federal resolvió el amparo solicitado por el oferente de la prueba con motivo del diverso juicio de tercería excluyente
de dominio. En dicha resolución esta Sala advierte que en la relación de constancias
que hizo la autoridad federal, aparece que la parte demandada en aquel juicio, esto es,
la sucesión del señor MARIO, representada por su albacea y único y universal heredero MARIO ARTURO, al contestar el hecho dos de la demanda de tercería, en su inciso
número 1), inciso a), afirmó que: “…se aprovechó una firma estampada sobre una hoja
en blanco por mi padre señor MARIO” … “que aprovechó una firma estampada sobre
una hoja en blanco, este documento fue llenado inclusive sobre la firma del autor de la
sucesión MARIO, llenaron el documento en blanco” … “ mediante prueba pericial
caligráfica o grafoscópica …demostraré que fue llenada esa hoja en blanco cuya firma
ya existía, porque como él era sobrino, hijo de un hermano de mi padre de nombre
Eduardo, y dada la confianza que el autor de la sucesión le tenía, se aprovechó de esta
situación y obtuvo una firma en blanco” … “véase la falta de consentimiento, porque
aprovechándose de una firma estampada sobre una hoja en blanco por mi padre, este
actor tercerista hábilmente la llenó y ahora pretende aparecer como dueño”.
Luego entonces, dicha afirmación del demandado –que reiteró en el juicio que
ahora se resuelve al oponer la excepción marcada con el número tres relativa a la de
inexistencia jurídica del documento agreement o acuerdo de fecha cuatro de marzo de
mil novecientos noventa y tres que se estudia en este espacio– constituye una aceptación del demandado de que la firma que aparece en el agreement sí corresponde al
puño y letra de MARIO. Dicha aceptación fue realizada por el enjuiciado en forma
espontánea, por lo cual tiene plena eficacia probatoria y es considerada por este
Tribunal porque desvirtúa lo afirmado por su perito, licenciada Oliva u Olivia
Hernández Landa García, por lo que, como ya se dijo, su dictamen no produce convicción en este Tribunal.
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Por otra parte, la afirmación del enjuiciado de que el documento denominado agreement fue llenado sobre la firma de MARIO; dicha afirmación no fue demostrada en
autos por lo siguiente:
La perito del demandado, licenciada Oliva u Olivia Hernández Landa García, en los
capítulos “VI. DISCUSIÓN”, in fine y “VII. CONCLUSIONES AL CUESTIONARIO
DE LA DEMANDADA”, que obran a foja 34 de su dictamen, concluyó que la firma del
agreement se asentó antes de que se hiciera el texto a máquina. Así, dicha perito afirmó:
“Se encontró que la firma se asentó antes de que se hiciera el texto a máquina”. “2) La
firma se estampó antes del texto a máquina en el documento agreement de fecha 4 de
marzo de 1993”.
Por su parte, el perito del actor, el licenciado Alejandro René Cancino Romay, al dar
respuesta a la segunda pregunta del interrogatorio formulado por la parte demandada,
estableció que la firma del agreement, se estampó después del texto que la compone.
Así, dicho perito sostuvo que: “R: La firma estampada en el documento denominado
agreement de fecha 04 de marzo de 1993, fue estampada después del texto que lo compone, esto es posible apreciarse por los cruzamientos que existen entre la firma y el
texto”.
Por último, la perito tercero en discordia, licenciada Doraye Rueda del Valle, al dar
respuesta a la segunda pregunta, afirmó que: “…No puede determinarse, porque la
tinta de la máquina empleada para el texto y la tinta del bolígrafo empleado para la ejecución de la firma dubitada se absorbieron. Hasta el momento no existe ciencia ni técnica exactas que permitan determinarlo…la hoja de papel blanco titulada ‘Exhibit A’,
películas del Sr MARIO’ elaborada con máquina de escribir también de tinta negra,
pero que es una máquina de escribir diferente a la de la hoja de papel que le antecede,
y también un papel diferente, menos grueso y más blanco… entonces son documentos
elaborados con diferente máquina de escribir, en diferente papel, que están unidos por
una leyenda final, pero sin que puedan determinarse los tiempos de elaboración porque, hasta el momento, no existe ciencia ni técnica exacta para determinar la antigüedad de las tintas… no se pueden determinar los tiempos de elaboración de los documentos inspeccionados, porque hasta el momento no existe ciencia ni técnica exactas
para determinar la antigüedad de las tintas”.
Atento a lo anterior, es claro que los tres peritos llegaron a conclusiones completamente diferentes, por lo cual a juicio de esta Sala debe concluirse que no fue plenamente acreditada la afirmación del demandado de que para la elaboración del documento
denominado agreement “aprovecharon la firma sobre una hoja que se encontraba en
blanco y rellenaron su contenido” y que por esa razón es que no existió consentimien138
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to de MARIO en el documento denominado agreement. Sin que exista prueba en contrario de lo anterior. Además, porque el resultado de la prueba confesional rendida por
EDUARDO no le favoreció al excepcionista, porque ninguna de las ciento ochenta y
dos posiciones que calificó la juzgadora, y las siete posiciones verbales que también se
calificaron, hicieron referencia a que “no hubo consentimiento del autor de la sucesión,
porque aprovecharon la firma sobre una hoja que se encontraba en blanco y rellenaron
su contenido por lo que al no existir consentimiento es inexistente el supuesto acuerdo”, como lo señaló la parte demandada en la excepción que se estudia.
Asimismo, el enjuiciado no aportó al juicio alguna probanza que demostrara su
afirmación de que el documento denominado agreement sea un documento falsificado
o fraudulento, toda vez que en auto de diez de septiembre del año dos mil dos, la juez
desechó la impugnación de documento falso que pretendió la parte demandada; y, en
relación al recurso de apelación que éste interpuso en contra del mencionado auto, la
Segunda Sala Familiar de este Tribunal, en la ejecutoria de treinta y uno de octubre del
año dos mil dos, confirmó el auto apelado. Adicionalmente a lo anterior, a juicio de esta
Sala, la afirmación del enjuiciado de que el documento denominado agreement sea un
documento falsificado o fraudulento, también quedó desvirtuada con las copias certificadas de todo lo actuado en la causa penal ***/95, que fue radicada ante el Juzgado
Décimo Noveno de lo Penal del Distrito Federal, y con la prueba superveniente que fue
admitida a EDUARDO consistente en la sentencia ejecutoria de trece de marzo de mil
novecientos noventa y ocho, dictada por la Novena Sala Penal del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, en el toca ***/98, en la cual se absolvió al señor EDUARDO, del delito de fraude genérico en grado de tentativa. Así, en la sentencia de primera instancia dictada en el juicio penal en mención, de fecha cuatro de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, aparece que el señor EDUARDO, fue declarado culpable
penalmente del delito de fraude genérico en grado de tentativa. Sin embargo, en la sentencia ejecutoria citada de fecha trece de marzo de mil novecientos noventa y ocho,
consta que el tribunal de apelación, revocó la sentencia de primera instancia de cuatro
de diciembre de mil novecientos noventa y siete y absolvió al señor EDUARDO del
delito mencionado. Con dichos documentos públicos, cuyo valor probatorio es pleno,
conforme a lo dispuesto por los artículos 327, fracción VIII y 403 del Código de
Procedimientos Civiles, a juicio de esta Sala queda plenamente demostrado que la
parte demandada, señor MARIO ARTURO y sucesión del SEÑOR MARIO, no acreditaron en el presente juicio que el agreement de cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres, sea un documento fraudulento o ilícito.
En este espacio conviene precisar que respecto de la elaboración del documento
denominado agreement y su anexo “A”, el actor afirmó en el hecho cinco de su demanMATERIA FAMILIAR
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da, que dicho documento fue elaborado en el idioma inglés por el licenciado Virgil por
instrucciones expresas que MARIO, que le dio telefónicamente al mencionado licenciado; que el documento en mención fue mecanografiado por el señor Armando quien era
el asistente del licenciado M...; que una vez mecanografiado el documento denominado agreement y su anexo “A”, fue enviado por fax de Chicago, Illinois, Estados Unidos
de Norteamérica (oficina de Virgil) a la ciudad de México a la oficina del licenciado
Arturo y el documento final, que fue preparado a máquina en esta última oficina, y le
fue entregado a EDUARDO, en original, hasta ese momento no firmado, junto con el
fax. Que tanto el licenciado Virgil como el señor Armando, hicieron una declaración
jurada ante el notario público del Estado de Illinois el veintiocho de noviembre de mil
novecientos noventa y siete, respecto de lo afirmado. Que lo anterior justifica la diferencia de papel y máquinas que se utilizaron en la elaboración del agreement y su anexo
“A”. Dicha afirmación del actor, a juicio de esta Sala, fue demostrada con el resultado
de la prueba testimonial que rindieron los testigos admitidos al actor, de nombres
Virgil, Armando y, Arturo para demostrar que el agreement de fecha cuatro de marzo de
mil novecientos noventa y tres, fue elaborado por el señor Virgil, en el idioma inglés,
por instrucciones del señor MARIO. Que dicho documento fue mecanografiado por el
señor Armando, quien lo envió vía fax al …, perteneciente al señor Arturo, quien lo
entregó al señor EDUARDO, sin firma. Y el señor Arturo, lo revisó a petición del señor
MARIO. Se afirma lo anterior, porque esta Sala, al valorar el testimonio de Virgil,
advierte lo siguiente:
El licenciado Virgil y Armando rindieron su testimonio el día cinco de marzo del
año dos mil dos en la ciudad de Chicago, Illinois, Estados Unidos de América, ante
el cónsul de México en aquella ciudad, quien se encontraba autorizado para desahogar diligencias encomendadas por autoridades judiciales mexicanas. Dicho testimonio se rindió para de cumplimentar la carta rogatoria que libró el Juez Décimo
Noveno Familiar en el Distrito Federal, en el juicio que se resuelve. En dicha diligencia, Virgil, se identificó con su pasaporte estadounidense. Y el testigo Armando se
identificó con su licencia para conducir en los Estados Unidos de América. Dicha
diligencia se celebró en base al interrogatorio de preguntas y repreguntas contenido
en la carta rogatoria que remitió el juez exhortante, por lo cual cuenta con todas las
formalidades legales. Y, a la pregunta cuatro, el testigo Virgil contestó “que sí conoció a MARIO… en la ciudad de México y previamente a través de sus películas
desde su infancia… que las personas que lo presentaron con MARIO, fueron
EDUARDO y Arturo… que conoció a MARIO en el verano u otoño de 1989, en casa
del mismo…”. Al contestar la pregunta veintidós, Virgil, dijo que el motivo por el
cual conoció a MARIO fue a causa de una demanda levantada contra MARIO en la
Ciudad de Houston, Texas, Estados Unidos de América…”. En el interrogatorio de
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repreguntas aparece lo siguiente: “Pregunta siete. Que Virgil manifestó que sabe
que existió un trato legal entre EDUARDO y MARIO… de lo que se desprenden las
siguientes respuestas correspondientes al interrogatorio de preguntas: Uno. Virgil
manifestó que sabe del trato legal porque MARIO le pidió que elaborara un contrato de cesión de derechos a título gratuito traspasando todos sus derechos de cualquier naturaleza para la explotación y beneficio de treinta y nueve películas en las
cuales el actor principal era MARIO a su sobrino EDUARDO… Dos. Virgil dijo que
entiende por trato legal un acuerdo que en este caso por escrito y entre dos personas
por el cual una cede a la otra cierta propiedad y ésta la recibe y da fe de recibo y
aceptación de la propiedad otorgada… Tres. Virgil manifestó que el trato legal que
refiere existió entre EDUARDO y MARIO consistente en la cesión de todos los derechos legales y patrimoniales sobre treinta y nueve películas estelarizadas por
MARIO que otorga esos derechos a EDUARDO… Cuatro. Que Virgil manifestó, a la
pregunta de quién le dio el carácter de trato legal al acuerdo, que él utilizó conocimientos legales para preparar el acuerdo con el fin de efectuar los deseos expresados por MARIO… Cinco. Virgil manifestó que supo del trato legal porque MARIO
le ordenó la preparación del documento referente a las treinta y nueve películas, lo
cual hizo… Seis. Virgil a pregunta de que si presenció el trato legal, dijo que él elaboró el documento y se lo hizo llegar a MARIO, y ambos MARIO y EDUARDO confirmaron el recibo y haber ejecutado y firmado el documento ante un notario público y después se lo hicieron llegar al propio Virgil para transmitirlo a la empresa C...
P…”. En dicho documento en la pregunta ocho dice: Que Virgil, señaló que la clase
de trato que se celebró entre MARIO y EDUARDO fue una cesión legal y patrimonial de todos los derechos y la titularidad patrimonial de treinta y nueve películas
estelarizadas por MARIO que cede esos derechos a EDUARDO… de lo que se desprenden las siguientes respuestas al interrogatorio de repreguntas: Uno. Virgil dijo
que sabe de la clase de trato porque MARIO le consultó como su abogado con el
propósito de ceder todos sus derechos de toda naturaleza legal y patrimonial sobre
sus películas a EDUARDO… Tres. Virgil manifestó que se refiere a la existencia de
una relación contractual entre MARIO y EDUARDO, a que ambas personas le
expresaron su deseo de participar o llevar a cabo el acuerdo, uno cediendo los derechos sobre las películas y el otro aceptándolo… Pregunta Once. Que VIRGIL dijo
que el contenido del documento es el de cesión legal a título gratuito de las treinta y
nueve películas a EDUARDO… De lo que se desprenden las siguientes respuestas
correspondientes al interrogatorio de repreguntas. Uno. De acuerdo con Virgil el
documento se elaboró conforme a las leyes y estatutos de los Estados Unidos de
América y a las leyes comunes del Reino Unido y los Estados Unidos y con atención
a conceptos internacionales de leyes… Dos. Que Virgil dijo que la figura jurídica
que es aplicable al documento es la de un contrato de cesión a título gratuito incluMATERIA FAMILIAR
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yendo formal aceptación del mismo… Cuatro. De acuerdo a Virgil el documento se
basa en las leyes que rigen la creación de contratos y las leyes que rigen los contratos a título gratuito con intención donativa y con aceptación formal y reconociendo
los derechos de propiedad alineamiento (sic) de la propiedad y disposición de propiedad entre vivos… Cinco. Los términos y condiciones, de acuerdo con Virgil son
los de un contrato de cesión a título gratuito incondicional y a perpetuidad por ciertas consideraciones previas aludidas en el contrato de cesión por la parte donativa… Pregunta doce. Que ambos (refiriéndose a Armando quien también rindió su
testimonio en esa misma diligencia) manifestaron que el documento se elaboró por
orden de MARIO. De lo que se desprenden las siguientes respuestas correspondientes al interrogatorio de repreguntas. Uno. Virgil manifestó que la orden se dio
por teléfono… Dos. Virgil dijo que la orden se dio en el mes de febrero de mil novecientos noventa y tres… Tres. De acuerdo con Virgil, EDUARDO no participó como
parte de la orden… Cuatro. De acuerdo con Virgil, el contenido de la orden fue
aproximadamente en este tenor: “Mi querido licenciado quiero que por favor me
prepare ese documento del que hablamos en el que le cedo mis derechos sobre treinta y nueve películas a mi sobrino Eduardo”… Pregunta Quince. Que ambos manifestaron (refiriéndose a Armando quien también rindió su testimonio en esa misma
diligencia) que el documento se elaboró en idioma inglés. De lo que se desprenden
las siguientes preguntas correspondientes al interrogatorio de repreguntas. Uno.
Ambos manifestaron que el idioma natural de las partes es el español. Virgil, dijo
que la orden de elaborar el documento en idioma inglés fue de MARIO… Tres.
Ambos manifestaron que el idioma en el que se desenvolvía MARIO era el español.
Cuatro. Ambos se dieron cuenta del idioma del documento porque Virgil lo redactó,
mientras que Armando lo transcribió... Pregunta veintidós. Que Virgil sabe que
MARIO tuvo pleno conocimiento del contenido del documento porque lo discutió
varias veces con él, de lo que se desprende las siguientes respuestas correspondientes al interrogatorio de repreguntas. Uno. Virgil se cercioró que MARIO tuvo pleno
conocimiento del contenido del documento por vía telefónica… Pregunta veintiséis. Que Virgil sabe que MARIO tuvo pleno conocimiento del contenido del documento porque discutió el contenido y aseguró a MARIO que se efectuaba de conformidad con sus deseos… De lo que se desprenden las siguientes respuestas correspondientes al interrogatorio de repreguntas… Uno. Virgil manifestó que MARIO
tuvo pleno conocimiento del contenido del documento antes del cuatro de marzo y
que en esta fecha lo reconfirmó… Dos. Virgil se percató de ello por conversación
telefónica con MARIO… Cuatro. Virgil dijo que la actitud de MARIO al conocer el
contenido del documento fue de normalidad y de satisfacción con el contenido del
documento efectuando sus deseos… Pregunta Veintisiete. Que Virgil y Armando,
saben que se ha producido con anterioridad una declaración sobre la existencia del
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documento y que la persona que hizo la declaración fue el propio Virgil y también
Armando en el Consulado General de México en Chicago, el veintiocho de noviembre de mil novecientos noventa y siete ante tres cónsules y que la declaración se la
requirieron abogados de México…”
Dicha probanza, a juicio de este Tribunal, merece valor probatorio pleno, porque
si bien el actor ofreció la prueba testimonial que nos ocupa a cargo de dos testigos;
cabe considerar que el actor precisó en forma clara cuál fue la actividad en la que
cada uno de los testigos intervino lo cual así fue precisado tanto por el testigo Virgil,
como por el testigo Armando, por lo que al tratarse de testigos únicos, su dicho
merece ser valorado respecto del hecho atribuido a cada testigo.
Por otra parte, respecto del testimonio rendido por los testigos ARTURO y FERNANDO, en la audiencia celebrada el veinticinco de febrero del año dos mil dos,
cabe considerar que el testigo ARTURO en lo que interesa dijo: “…que el de la voz
en el año de mil novecientos ochenta y nueve se desempeño (sic) como abogado del
señor MARIO, representándolo en un asunto que este (sic) tuvo en Houston, Texas,
Estados Unidos… a la PRIMERA. que si (sic) conoció al señor MARIO, durante toda
la vida y tuvo trato con él a partir de mil novecientos ochenta y nueve hasta antes de
su fallecimiento, por haber sido su abogado conjuntamente con el licenciado FERNANDO en México y VIRGIL ..., en los Estados Unidos. SEGUNDA. que si (sic)
conoce al señor EDUARDO desde mil novecientos ochenta y seis y lo conoce con
motivo de la compra que el emitente hizo a MARIO Y/O a MARIO ARTURO del
despacho …, de la avenida Insurgentes Sur, colonia Hipódromo Condesa de esta
ciudad, posteriormente lo represente (sic) en un juicio y lo trate (sic) en el juicio que
se siguió en contra de MARIO. TERCERA. que si (sic) existió una relación entre
MARIO y EDUARDO y esta relación era de distintos tipos: MARIO era tío de
EDUARDO; EDUARDO era hombre de confianza y muy cercano a MARIO y
MARIO, en el año de mil novecientos noventa y tres estando este (sic) en Houston,
Texas le trasmitió los derechos patrimoniales de treinta y nueve películas a EDUARDO, esto por instrucciones del primero dadas al licenciado Virgil. Quien redacto
(sic) en el idioma inglés, el documento de trasmisión de los derechos patrimoniales
referidos, enviándolos por fax, a la oficina del deponente al teléfono…, el emitente recibió
dicho fax para que fuera mecanografiado en original en su oficina…”. Luego, con el
dicho del testigo mencionado –al cual esta Sala le concede valor probatorio pleno, al
no estar contradicho con alguna otra probanza, y ser el testigo único idóneo por
haber intervenido en forma directa en el acto respecto del cual depuso–, el actor
acreditó el hecho que narró en su demanda, relativo a que en la oficina de dicho profesionista se mecanografió el documento que fue remitido de la oficina de VIRGIL,
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esto es el agreement base de la acción. Apoya lo anterior la tesis de jurisprudencia
que señala:
TESTIGO ÚNICO Y TESTIGO SINGULAR. DIFERENCIAS. En el procedimiento penal se reconoce como medio de prueba la testimonial. Ahora bien, cuando se desahoga la declaración respectiva, podemos encontrar la figura del testigo único y la del singular, las
cuales difieren entre sí en cuanto al número de personas que presenciaron el hecho
sobre el cual declaran. En esa tesitura, el testigo singular surge a la vida jurídica cuando existe pluralidad de personas que percibieron la realización de un hecho, pero éste
se pretende probar dentro del procedimiento sólo con la declaración de uno de ellos.
Mientras que la figura del testigo único se presenta cuando el hecho que se pretende
probar se soporta en el dicho de la única persona que lo presenció.
Novena Época.
Número de registro 174 829
Tesis XX.2o. J/15
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CIRCUITO. XXIII
Junio de 2006
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Además, en actuaciones no existe prueba que afecte la credibilidad de dichos testigos quienes sí refirieron los hechos que narró el actor en su demanda en lo que a cada
uno de ellos correspondió respecto de la elaboración del documento denominado agreement y su anexo “A”. Por lo cual cabe concluir que el demandado no justificó la excepción marcada con el número tres, que se estudia.
En base a lo anterior, esta Sala concluye que con el testimonio así recibido, quedaron
desvirtuadas la contestación que hizo el demandado al hecho cinco de la demanda, en
cuanto a que negó que MARIO, hubiese dado instrucciones telefónicas a persona alguna para elaborar y redactar el documento base de la acción.
Por otra parte, la afirmación del enjuiciado de que Virgil y Armando “podrían ser
consideradas como cómplices en los hechos delictuosos cometidos en perjuicio del
suscrito y de la sucesión que represento, por el hoy actor y que inclusive originaron ya
la condena a éste último en primera instancia en el proceso penal que se siguió en su
contra” ante el Juez Décimo Noveno Penal en la sentencia emitida el siete de diciembre
de mil novecientos noventa y siete, en el expediente número ***/95. Dicha afirmación,
a juicio de esta Sala carece de todo sustento legal, porque conforme a lo dispuesto por
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el artículo 281 del Código de Procedimientos Civiles, el demandado se abstuvo de
acreditar su dicho con prueba idónea.
Con independencia de lo anterior, a juicio de esta Sala, el testimonio rendido por
FERNANDO, no es de considerarse, porque el actor no narró en su demanda cuál fue
la intervención de dicha persona en la elaboración del documento denominado agreement y su anexo “A”.
En otro orden de ideas, con respecto de la afirmación del enjuiciado de que hay
inexistencia porque “mi padre” no podía haber dado su consentimiento en un documento redactado en el idioma inglés, porque él no lo hablaba. Dicha excepción es
infundada, porque a juicio de esta Sala la circunstancia de que MARIO no hablara el
idioma inglés, no puede ser suficiente para afirmar que el mencionado MARIO no
hubiere suscrito el documento base de la acción, esto es, el agreement y su anexo “A”,
sobre todo si se considera lo expresado por el licenciado Virgil al rendir su testimonio
ante el cónsul de México en Chicago, y en el cual el testigo Virgil afirmó que él fue
quien redactó dicho documento por instrucciones que en forma verbal y vía telefónica
le dio en forma directa MARIO quien era su cliente ya que el mencionado profesionista le atendía sus asuntos legales. Instrucciones estas que consistieron en la elaboración
en inglés de un contrato de cesión de derechos a título gratuito traspasando todos los
derechos de cualquier naturaleza para la explotación y beneficio de treinta y nueve
películas en las cuales el actor principal era MARIO a su sobrino EDUARDO. Y, asimismo, el licenciado VIRGIL manifestó que él se cercioró que MARIO tuvo pleno conocimiento del contenido del documento por vía telefónica y que lo sabe porque él discutió el contenido y aseguró a MARIO que el documento se efectuaba de conformidad
con sus deseos, sin que en autos exista ninguna probanza que contradiga el dicho del
mencionado testigo.
Además, como esta Sala advierte de la lectura de las copias certificadas de diversas actuaciones celebradas en el juicio de tercería excluyente de dominio que se
valoran como instrumental de actuaciones y a las que se concede valor probatorio
pleno, que se encuentran en la bolsa número ocho de documentos, a fojas sesenta y
cinco y siguientes, aparece un documento en inglés, con título “assignment and agreement”). En dicho documento constante de cinco hojas, en la parte final, se lee lo
siguiente: “Dated: April 19, 1991” y el nombre de MARIO …, así como la firma
sobre la línea relativa a dicho nombre. Ahora bien, a juicio de esta Sala, el documento en mención produce la convicción de que para MARIO no le era ajeno el firmar
documentos redactados en idioma inglés, del tipo de agreement. En dichas copias
certificadas, esta Sala también advierte un documento a fojas setenta y nueve, en
idioma inglés, que en la parte media dice “SUPERIOR COURT OF THE STATE OF
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CALIFORNIA FORT HE COUNTY OF LOS ANGELES” “case no. bs 003 ***”. Dicho
documento, que consta de siete fojas, en la última hoja, en la parte final dice “Dated
Dec 23 1991”, apareciendo también una línea y en la parte de arriba se lee el nombre
“RICHARD E. DENNER JUDGE”, bajo dicho nombre dice “Judge of the Superior
Court”. En esa misma hoja aparecen varias firmas, una de ellas corresponde a
MARIO. Luego, a juicio de esta Sala, el documento en mención confirma que
MARIO sí firmaba documentos redactados en el idioma inglés. Por ello, la afirmación de la parte demandada de que MARIO no comprendía el idioma y no lo hablaba, no es suficiente para concluir que dicha persona no podía haber suscrito el documento base de la acción que se encuentra redactado en idioma inglés.
Por otra parte, como ya se valoró en párrafos anteriores, en autos quedó plenamente demostrado que la firma que aparece en el documento denominado agreement, base de la acción, sí pertenece al puño y letra del señor MARIO, por lo que no
puede afirmarse la ausencia de su consentimiento en la celebración de dicho acto
jurídico, por todo lo anterior es que la excepción en estudio es infundada.
En otro contexto, el enjuiciado, en una parte de la contestación al hecho cuatro y
en una parte de los hechos en los que el demandado fundó sus excepciones, señaló
que hubo falta de consentimiento porque el actor sabía que existía una limitación en
la capacidad de ejercicio de su padre en el mes de marzo de mil novecientos noventa y tres, porque su progenitor estuvo hospitalizado hasta el veintiocho de marzo de
mil novecientos noventa y tres, en el Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados
Unidos de América; en donde se le suministraron quimioterapia, radioterapia y
sedantes que producen estado de inconsciencia y que “traen como consecuencia
nulificar su inteligencia o alteración en el mismo que le produce en realidad un
estado de inconsciencia transitoria”. Que lo anterior lo demuestra con una misiva
del doctor Víctor M., y del doctor Rafael S., y del doctor Rafael y del doctor M…, por
lo que “su padre se encontraba incapacitado para hacer la cesión de fecha cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres, y otorgar su consentimiento al existir una
incapacidad de ejercicio en los términos del artículo 450, fracción II, del Código
Civil, que existe una inhabilidad que invalida el supuesto contrato en los términos
de lo establecido por los artículos 2225, 2226 en relación al 638 del Código Civil, que
se encuentra viciado porque no han transcurrido diez años del documento que se
tilda de inexistente y nulo…”. Y al respecto, el demandado opuso la excepción de
incapacidad del señor MARIO, y adujo que suponiendo sin conceder que la firma se
hubiera otorgado ya redactado el texto, su padre se encontraba en un estado de
inconsciencia que le impedía a través de su inteligencia conocer y saber y poder
obligarse por sí mismo o manifestar su voluntad, porque se encontraba hospitaliza146
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do en la ciudad de Houston, Texas, Estados Unidos de América; y porque los medicamentos ingeridos le provocaban “disminución en su inteligencia”; por lo que no
pudo suscribir dicho documento.
En este espacio conviene citar a Samuel Antonio González Ruiz, quien en la
Enciclopedia Jurídica Mexicana, tomo II, letra C, del Instituto de Investigaciones
Jurídicas, edición especial, México, Porrúa, Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal, Universidad Nacional Autónoma de México, 2008, pp. 48 y 49 respecto de
la capacidad, afirma lo siguiente:
CAPACIDAD. I. (Del latín capacitas, aptitud o suficiencia para algunas cosas.)
Jurídicamente se entiende como la aptitud legal de una persona para ser sujeto de
derechos y obligaciones, o como la facultad o posibilidad de que esta persona
pueda ejercitar sus derechos y cumplir sus obligaciones por sí misma. Hans Kelsen
considera al respecto, que debe entenderse por capacidad la aptitud de un individuo para que de sus actos se deriven consecuencias de derecho. A la capacidad se
le estudia desde dos aspectos diferentes: a) la de goce y b) la de ejercicio. La capacidad de goce es un atributo de la personalidad (que se adquiere con el nacimiento y
se pierde con la muerte) en virtud de la cual una persona puede ser titular de derechos y obligaciones. La capacidad de ejercicio es la aptitud que requieren las personas para
ejercitar por sí mismas sus derechos y cumplir sus obligaciones; se adquiere con la mayoría
de edad o con la emancipación y se pierde junto con las facultades mentales (por locura,
idiotismo, imbecilidad o muerte). Los sordomudos que no sepan leer y escribir, los
ebrios consuetudinarios y los que hacen uso de drogas enervantes también carecen
de capacidad de ejercicio (a. 450, CC ). El a. 22 del CC después de especificar que la
capacidad jurídica se adquiere con el nacimiento y se pierde con la muerte, amplia
sus fronteras temporales determinando que, para los efectos del ordenamiento
civil, un individuo entra bajo la protección de la ley y se le tiene por nacido desde
el momento de su concepción, disposición que es complementada, para su perfeccionamiento, por el a. 337 del CC, en el que se establece que, para efectos legales,
sólo se tiene por nacido el feto que, desprendido enteramente del seno materno,
vive 24 horas o es presentado vivo ante el Registro Civil. La carencia de capacidad de
ejercicio da lugar al concepto de incapacidad que siempre será excepcional y especial, por lo
que no puede concebirse a una persona privada de todos sus derechos. Los incapaces, en
los términos del a. 23 del CC, pueden ejercitar sus derechos o contraer y cumplir
obligaciones por medio de sus representantes. En los menores de edad, la incapacidad presenta grados. Es absoluta o total cuando el menor no ha sido emancipado.
La emancipación hace salir parcialmente al menor de su incapacidad (aa. 641 y 643,
CC). La capacidad de ejercicio, para los efectos de los actos jurídicos, tiene un doble
aspecto: a) capacidad general, referida a aquella aptitud requerida para la realización de cualquier tipo de actos jurídicos, y b) la capacidad especial como la aptitud
requerida a determinadas personas en la realización de actos jurídicos específicos;
p.e., el arrendamiento, en donde al arrendador se le pide que tenga, además de la
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capacidad para contratar (general), el dominio o administración del bien material
del contrato (capacidad especial). Las personas morales gozan también de una
capacidad de goce y ejercicio, que adquieren al momento de constituirse como
tales; sin embargo, su capacidad no es total, pues por lo regular se ven afectadas
con ciertas limitaciones. Al respecto, el CC, estipula, en su a. 26, que las personas
morales se encuentran limitadas por el objeto de su institución y por la naturaleza
de su estatuto (a. 28, CC).
Por su parte, el maestro Rafael Rojina Villegas, en su obra Derecho civil mexicano.
Introducción y personas, tomo primero, 4a. ed., México, Cárdenas Editor y Distribuidor,
1969, pp. 445 y 446, afirma lo siguiente:
…7. La regla general es la capacidad de goce y de ejercicio. La ley considera para
las distintas formas de incapacidad de ejercicio, que en rigor, se trata de casos excepcionales; la regla es la capacidad de ejercicio, es decir, existiendo la capacidad de goce
debe existir la capacidad de ejercicio, excepto para los menores de edad y para los que
sufran perturbaciones mentales o carezcan de inteligencia. Estas disposiciones generales se encuentran en el Libro correspondiente a las Obligaciones y Contratos. En el
artículo 1798 del Código Civil se dice que la regla es la capacidad. Por lo tanto, la incapacidad como excepción debe estar expresamente declarada en la ley. De este artículo 1798 de
deduce la siguiente consecuencia de gran interés jurídico: la incapacidad no puede
imponerse por contrato; únicamente la ley puede decretarla. “La capacidad de obrar
es la regla (arts. 774, 1389, arg. Artículo 1425). La incapacidad de obrar, o sea la ineptitud para obrar -su término antitético- es la excepción; de ahí que las normas que fijan
los casos de incapacidad (taxativos), no son posibles de interpretación analógica.
Quien afirma la incapacidad –sea el mismo sujeto que se considere incapaz, sea un tercero–
debe cumplir la carga de la respectiva prueba. La capacidad de obrar puede ser anulada, o
disminuida, por efecto de diversas situaciones de hechos, o de derecho (enfermedades
psíquicas o físicas, edad, etc.), que determinan, con diversa intensidad, la incapacidad
legal (de obrar) (arg. Arts. 1389, 1425, 1442, 1993), esto es, de cumplir por sí actos,
especialmente de contenido patrimonial; incapacidad que puede ser general (o total),
o sea sancionada para todo género de actos; y parcial, o sea para determinados actos”.
(Francesco Messineo, Manual de derecho civil y comercial, traduc. de Santiago Sentis
Melendo, Buenos Aires, 1954. T. II, págs. 110 y 111)...
Ahora bien, el artículo 1798 del Código Civil rige: “Son hábiles para contratar todas
las personas no exceptuadas por la ley.”
El artículo 1800 del Código Civil dispone: “El que es hábil para contratar, puede
hacerlo por sí o por medio de otro legalmente autorizado.”
Conforme a lo anteriormente señalado y a los preceptos legales en mención, vale
afirmar que la capacidad de ejercicio es la aptitud que requieren las personas para ejer148
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citar por sí mismas sus derechos y cumplir sus obligaciones; se adquiere con la mayoría de edad o con la emancipación y se pierde sólo por las causas previstas en la ley, ya
que no puede concebirse a una persona privada de todos sus derechos. En un juicio,
quien afirma la incapacidad debe acreditarlo fehacientemente.
En el caso concreto, fue el enjuiciado quien en su contestación a la demanda afirmó
que MARIO no estaba en posibilidad de otorgar su consentimiento para suscribir el
agreement y su anexo “A” al existir una incapacidad de ejercicio en los términos del artículo 450, fracción II, del Código Civil; el demandado también sostuvo que existía una
limitación en la capacidad de ejercicio de su padre en el mes de marzo de mil novecientos noventa y tres, porque su progenitor estuvo hospitalizado hasta el veintiocho de
marzo de mil novecientos noventa y tres, en el Hospital Metodista de Houston, Texas,
Estados Unidos de América; en donde se le suministraron quimioterapia, radioterapia
y sedantes que producen estado de inconsciencia y que “traen como consecuencia nulificar su inteligencia o alteración en el mismo que le produce en realidad un estado de
inconsciencia transitoria”. Luego, esta Sala procede a valorar las pruebas que fueron
admitidas al enjuiciado para acreditar la excepción en estudio, lo que se hace como
sigue:
Respecto del resultado de la prueba confesional a cargo del actor EDUARDO,
esta Sala concluye que dicha probanza en nada beneficia a los intereses del demandado MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, porque el actor al absolver las
posiciones números cincuenta y cuatro, cincuenta y cinco, cincuenta y seis, ochenta
y dos, noventa y cuatro, noventa y cinco, noventa y seis, noventa y ocho, cien, ciento cuarenta y seis, ciento cuarenta y siete, ciento cuarenta y ocho, ciento sesenta y
nueve, ciento setenta, ciento setenta y nueve, ciento ochenta, ciento ochenta y uno,
ciento ochenta y dos, primera posición verbal, segunda posición verbal, tercera
posición verbal y sexta posición verbal; confesó ser cierto que MARIO, estuvo hospitalizado del veintiuno de febrero al veintisiete de marzo de mil novecientos
noventa y tres en el Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados Unidos de
América. Y también el actor confesó que el día cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres, él se abstuvo de pedir la valoración mental del señor MARIO. Y, también el actor confesó tener conocimiento de que MARIO recibía tratamiento médico,
consistente en quimio y radioterapia, y conocer que a dicha persona le eran suministrados diversos medicamentos. También el actor confesó saber que el día primero de
marzo de mil novecientos noventa y tres, el señor MARIO tuvo una intervención
quirúrgica. Y saber que el día cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres,
MARIO, tenía medicamentos suministrados por vía intravenosa en su mano derecha. También el actor confesó saber que el doctor Víctor Manuel, fue el médico traMATERIA FAMILIAR
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tante del señor MARIO, así como el que coordinó la atención médica de dicha persona durante todo el tiempo de su hospitalización en el Hospital Metodista de
Houston, Texas, Estados Unidos de América. El actor también confesó que el señor
MARIO, fue hospitalizado en febrero de mil novecientos noventa y tres, en el
Hospital Inglés ABC, de la ciudad de México, y que de dicho hospital fue trasladado en ambulancia aérea al Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados Unidos
de América y que él carece de conocimientos para interpretar récords médicos. Sin
embargo, las mencionadas respuestas no demuestran que MARIO, el día cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres, estuviese incapacitado mentalmente para
suscribir el documento denominado agreement, base de la acción. Por otra parte, el
actor al responder las posiciones números ochenta y tres, ochenta y cuatro, ochenta
y cinco, noventa y siete, ciento uno, ciento dos, ciento setenta y dos y ciento setenta
y tres, dijo no tener conocimiento de que el día cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres, el señor MARIO, haya permanecido dormido, haya recibido visitas
o haya tenido diversos síntomas con molestias y dificultades para deglutir. También
el actor dijo no saber que el hijo del señor MARIO, el día cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres, haya estado permanentemente al cuidado de su padre.
El actor también dijo no saber que los tratamientos de quimio y radioterapia hayan
empezado el día primero de marzo de mil novecientos noventa y tres o que durante la primera semana de marzo de mil novecientos noventa y tres, el señor MARIO,
haya estado bajo los efectos de medicamentos y sedantes y el actor también negó
que los medicamentos suministrados por vía intravenosa al señor MARIO, lo hayan
imposibilitado para utilizar su mano derecha o la libertad de sus movimientos. Por
lo cual, el resultado de dicha probanza no favoreció a los intereses de su oferente,
sin que esta Sala deje de advertir que se calificaron de legales posiciones que no
tuvieron relación con la contestación a los hechos y excepciones que opuso la parte
demandada, quien jamás refirió en su contestación a la demanda, entre otras cosas,
que MARIO, fue hospitalizado en febrero de mil novecientos noventa y tres, en el
Hospital Inglés ABC, de la ciudad de México, y que de dicho hospital fue trasladado en ambulancia aérea al Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados Unidos
de América; o que el día cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, el señor
MARIO, haya permanecido dormido, haya recibido visitas o haya tenido diversos
síntomas con molestias y dificultades para deglutir; o que los medicamentos suministrados por vía intravenosa al señor MARIO, lo hayan imposibilitado para utilizar
su mano derecha o la libertad de sus movimientos, por lo cual el resultado de una
probanza no puede tener como consecuencia el incluir hechos no narrados por las
partes en la demanda o contestación, ya que ello implica variar la litis en la forma
originalmente planteada. Apoyan lo anterior las tesis emitidas por la autoridad judicial federal que señalan:
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ACCIÓN. SU DEFICIENCIA NO PUEDE SER SUBSANADA POR EL RESULTADO DE LAS PRUEBAS
Si en la demanda natural el actor no precisó todos aquellos
hechos en los que hacía descansar la procedencia de su acción, aun cuando las pruebas que haya aportado en el juicio se hubieran referido a los omitidos, tal circunstancia no podría tener como efecto subsanar las deficiencias de la demanda, ya que en
ésta es donde se deben plasmar la acción y los hechos de los que se hace derivar, siendo la base de donde el demandado debe y puede desplegar su defensa; de ahí que,
pretender perfeccionar o subsanar deficiencias de la demanda a través del resultado
de cualquier probanza, no sería jurídico y traería como consecuencia que el reo quedara en estado de indefensión.
APORTADAS EN EL JUICIO.
Jurisprudencia
Materia(s): Civil
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 54, junio de 1992
Tesis: VI.2o. J/197
Página: 59
DEMANDA, HECHOS NO CONTENIDOS EN LA, NI EN SU CONTESTACIÓN. NO PUEDEN ESTAR
SUJETOS A PRUEBA. Los colitigantes están obligados a narrar sucintamente en la deman-
da y su contestación los hechos fundatorios de las pretensiones deducidas y de las
excepciones opuestas, a efecto de estar en posibilidad de acreditarlos durante la secuela del procedimiento; por lo que, ante tal omisión, resulta indebido que hasta el
momento del ofrecimiento y desahogo de las pruebas se precisen esos hechos, porque
al hacerlo, además de variar la litis del juicio colocarían a las partes en estado de indefensión al no haber tenido la oportunidad de contestar y probar los hechos que no fueron materia de debate.
Materia(s): Civil
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XII, diciembre de 1993
Página: 857
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En este espacio, conviene precisar que con respecto a la intervención quirúrgica
que le fue realizada al señor MARIO el día primero de marzo de mil novecientos
noventa y tres, esta Sala advierte que en las copias certificadas por el Juzgado
Décimo Noveno Penal del expediente clínico en idioma inglés de “… MARIO”, con
traducción al español, que se valora como instrumental pública, aparece un informe
operativo respecto de un procedimiento quirúrgico que se realizó a “… MARIO”, el
día primero de marzo de mil novecientos noventa y tres, que en lo que interesa
señala lo siguiente: “Diagnóstico preoperatorio: Administración de quimioterapia
durante largo plazo. Diagnóstico posoperatorio: Administración de quimioterapia
durante largo plazo. Título de la operación: Inserción de percutánea con catéter
porta ruso en la vena subclavia izquierda con fluoroscopía en el brazo C y anestesia
local con xilocaína al 2%. ANESTESIA: Procedimiento quirúrgico en detalle: Se llevó
al paciente al quirófano y se colocó en posición supina en la mesa de operaciones. Se
prepararon la región torácica superior y el cuello y se cubrieron en la forma usual y
se anestesió la región subclavia con 3 cc de xilocaína al 2%. La vena subclavia se
localizó en el punto medio de la clavícula y se penetró usando la técnica Seldinger.
La sangre venosa se retira y se observa que se verifica la colocación de la aguja e
inserción del alambre guía mediante fluoroscopía. El lugar de punción cutánea se
agranda con un bisturí del # 11. El dilatador y el estuche tubular avanzan sobre la
guía justo en la vena subclavia. Se quitan el alambre guía y el dilatador y se inserta
el catéter ruso en el lumen del estuche tubular y avanzan en la SVC. Nuevamente se
verifica la posición y la punta del catéter mediante fluoroscopía. Se quita el estuche.
El túnel del catéter subcutáneo se crea usando el trocar, que sale en el punto medio
entre el pezón y el extremo del esternón. El catéter se fija al trocar y pasa a través del
túnel, dejando un colgajo de piel de 3 cm. En el lugar de salida del catéter del túnel
subcutáneo. Se corta el catéter a la medida y se fija al recipiente de inyección. Se
aspira el catéter ruso para asegurar la abertura, posteriormente se irriga con solución salina normal. La punción venosa y las guías de estuche del catéter se cierran y
se coloca un campo estéril que asegura el catéter. Se toma una radiografía de tórax
con un aparato portátil para verificar la posición del catéter. Los campos pulmonares estaban claros sin evidencia de neumotórax. El paciente toleró bien el procedimiento quirúrgico y regresó a su habitación en condiciones estables.”. Dicha constancia es contundente respecto del procedimiento quirúrgico al que se sometió al
paciente “MARIO …”, quien según lo admitieron ambas partes era en realidad el
señor MARIO, y no demuestra que dicha persona se haya encontrado incapacitado
para firmar el documento denominado agreement y su anexo “A”.
En cuanto a la prueba testimonial que fue admitida a la parte demandada a cargo
de los doctores VÍCTOR MANUEL y RAFAEL, esta Sala advierte que en la audiencia
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celebrada el día diez de marzo de dos mil seis, MARIO ARTURO y la sucesión del
señor MARIO, se desistieron a su perjuicio de la testimonial a cargo del doctor
RAFAEL y en auto firme dictado en la misma audiencia, el a quo tuvo a la parte demandada desistiéndose de dicha probanza a su perjuicio.
Por otra parte, en relación a la prueba testimonial admitida al enjuiciado a cargo del
doctor VÍCTOR MANUEL, esta Sala advierte que en el auto firme de fecha once de
julio de dos mil siete, la juez dejó de recibir dicha probanza por falta de interés jurídico de su oferente y se condenó a la parte demandada, a pagar a la parte actora, la
indemnización que por daños y perjuicios establece el artículo 301 del Código de
Procedimientos Civiles.
La parte demandada también ofreció como prueba y le fue admitida, dos cartas de
fechas de trece de agosto de mil novecientos noventa y tres y de catorce de septiembre
de mil novecientos noventa y tres del doctor RAFAEL. Y, la carta de trece de agosto de
mil novecientos noventa y tres del doctor VÍCTOR MANUEL.
Al respecto, esta Sala advierte que en el auto firme de veintiuno de septiembre de
dos mil siete, el a quo dejó de recibir la carta de trece de agosto y la carta de catorce
de septiembre de mil novecientos noventa y tres, del doctor RAFAEL, porque atento a las certificaciones que realizó la Secretaria de Acuerdos del Juzgado, de fechas
nueve y diecisiete de febrero de dos mil seis, las cartas citadas del doctor RAFAEL
no obran en autos ni en los documentos detallados en el oficio número mil ciento
setenta y seis, de fecha once de junio de dos mil dos, remitidos por el Juzgado
Décimo Noveno de lo Familiar; por lo cual en relación a la prueba de reconocimiento de contenido y firma de dichas cartas de trece de agosto y catorce de septiembre
de mil novecientos noventa y tres, a cargo del doctor RAFAEL, el a quo resolvió que:
“…Tomando en consideración que dichas cartas no obran en autos ni en el seguro
de este juzgado, que dichas cartas no fueron remitidas por el Juzgado Décimo
Noveno de lo Familiar del Distrito Federal, que dichas cartas no se encuentran en
los seguros o archivos de las autoridades judiciales que se mencionan en este auto,
ni las tienen bajo su resguardo y que la parte demandada oferente en su escrito presentado el treinta de octubre de dos mil seis, solo anexó copia simple de la carta de
fecha trece de agosto de mil novecientos noventa y tres a cargo del doctor VÍCTOR
MANUEL, manifestando que esa copia es el único documento que obra en su poder,
por lo que no exhibió copia simple de las cartas de fechas trece de agosto y catorce
de septiembre de mil novecientos noventa y tres a cargo del doctor RAFAEL, ni
aportó medio probatorio de su existencia o presentación; este tribunal declara que
existe imposibilidad jurídica y material no solo para desahogar la prueba de reconocimiento de contenido y firma de las cartas de fechas trece de agosto y catorce de
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septiembre de mil novecientos noventa y tres a cargo del doctor RAFAEL, sino también para proceder y declarar su reposición, por lo que se deja de recibir dicha prueba…”
En relación a la prueba de reconocimiento de contenido y firma de la carta de
fecha trece de agosto de mil novecientos noventa y tres a cargo del doctor VÍCTOR
MANUEL, esta Sala advierte que en el auto firme de veintiuno de septiembre de
dos mil siete se declaró su reposición en base a una copia simple; pero en autos no
consta la exhibición de su original por la parte demandada, oferente de la prueba, y
dicha carta en copia simple fue objetada por el actor. Y, esta Sala también advierte
que en el auto firme de fecha dieciocho de enero de dos mil ocho, el a quo declaró
desierta la prueba de reconocimiento de contenido y firma de la carta a cargo del
doctor VÍCTOR MANUEL en mención. Asimismo, en diverso auto de ocho de
febrero del dos mil ocho, la juez declaró precluído el derecho de la parte demandada a impugnar el auto de dieciocho de enero del año dos mil ocho en mención, por
lo cual dicho proveído quedó firme.
Luego entonces, con las pruebas antes mencionadas que le fueron admitidas a la
parte demandada, esto es, la testimonial de los doctores VÍCTOR MANUEL –que se
dejó de recibir– y RAFAEL –de la cual se desistió el demandado–; así como las cartas de trece de agosto y catorce de septiembre de mil novecientos noventa y tres, del
doctor RAFAEL y su reconocimiento, que se dejaron de recibir; y la carta de trece de
agosto de mil novecientos noventa y tres del doctor VÍCTOR MANUEL que se recibió repuesta y fue objetada por el actor; y su reconocimiento, que se declaró desierto; esta Sala concluye que, con una copia simple de una carta repuesta aparentemente suscrita por el doctor VÍCTOR MANUEL, el demandado no acreditó sus afirmaciones relativas a que MARIO no estaba en posibilidad de otorgar su consentimiento para suscribir el agreement y su anexo “A” al existir una incapacidad de ejercicio
en los términos del artículo 450, fracción II, del Código Civil; ya que existía una limitación en la capacidad de ejercicio de su padre en el mes de marzo de mil novecientos noventa y tres, porque su progenitor estuvo hospitalizado hasta el veintisiete o
veintiocho de marzo de mil novecientos noventa y tres, (como así lo dice el demandado) en el Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados Unidos de América; en
donde se le suministraron quimioterapia, radioterapia y sedantes que producen
estado de inconsciencia y que “traen como consecuencia nulificar su inteligencia o
alteración en el mismo que le produce en realidad un estado de inconsciencia transitoria”; porque a juicio de esta Sala, dicha documental carece de valor probatorio al
haber sido objetada y no reconocida por su suscriptor. Apoyan lo anterior las tesis
de jurisprudencia emitidas por la autoridad judicial federal, que señalan:
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DOCUMENTOS
PRIVADOS PROVENIENTES DE TERCEROS.
SU
VALOR PROBATORIO CUANDO
SON OBJETADOS POR LA PARTE CONTRARIA A SU OFERENTE Y ESTA NO OFRECE SU PERFECCIONA-
MIENTO. Las documentales privadas provenientes de terceros carecen de valor probatorio pleno cuando son objetadas por la parte contraria de la oferente y ésta no ofrece
su perfeccionamiento mediante el reconocimiento a cargo de su suscriptor.
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Novena Época
Tomo XXVI
Julio de 2007
Pág. 2281
Tesis de jurisprudencia
DOCUMENTOS SIMPLES PROVENIENTES DE TERCERO, QUE SON OBJETADOS. Basta que sean
objetados en su contenido por la parte a quien perjudican, para que los documentos
simples provenientes de tercero, presentados en juicio como prueba, pierdan su valor
probatorio. En tal caso la parte que los presentó tiene la carga de la prueba de su contenido, mediante otras pruebas. En caso de que sean ratificados por su autor, pero sin
sujeción a las reglas de la prueba testimonial, se estará frente a un testimonio singular
carente de fuerza probatoria, rendido además con violación al derecho de la parte contraria para repreguntar; finalmente, si la declaración del suscriptor del documento se
recibió en el juicio contradictorio respectivo, ajustándose a las reglas procesales, el
valor probatorio deberá ser apreciado como el de un testigo”.
Instancia: Tercera Sala.
Fuente: Apéndice de 1995,
Sexta Época. Tomo IV,
Parte SCJN. Pág. 163.
Tesis de jurisprudencia.
DOCUMENTOS PRIVADOS, PROVENIENTES DE TERCERO. Los documentos privados provenientes de tercero, cuando no son ratificados por quienes los suscriben, deben equipararse a una prueba testimonial rendida sin los requisitos de ley, por lo que carecen de
valor probatorio.
Instancia: Cuarta Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
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Séptima Época
Volumen 151-156
Quinta Parte
Pág. 121
Tesis de Jurisprudencia
Para demostrar el hecho y excepción en estudio opuesta por la parte demandada,
esta Sala advierte que el enjuiciado también ofreció como prueba la pericial en
medicina a cargo de su perito el doctor Danilo José Nassar Fontalvo, quien previa la
aceptación y protesta del cargo, rindió su dictamen de fecha veinticinco de septiembre de dos mil seis, habiendo ratificado dicho dictamen ante la presencia judicial.
Al respecto, esta Sala advierte que la parte demandada, al ofrecer dicha probanza, solicitó que los peritos se basaran en los dictámenes periciales rendidos por los
peritos médicos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, doctores
LUIS, CARLOS y MARÍA DEL CARMEN, en la causa penal número ***/95, radicada ante el Juzgado Décimo Noveno de lo Penal del Distrito Federal, así como en el
expediente clínico del señor MARIO. Con respecto de dichos dictámenes periciales,
rendidos en la causa penal en mención, esta Sala advierte que la perito tercero en
discordia en la causa penal ***/95, doctora MARÍA DEL CARMEN, en la primera
conclusión de su dictamen, reconoció que el expediente clínico del señor MARIO,
carece de elementos de tipo médico especializado suficientes, que permitan establecer con certeza, si dicha persona se encontraba o no en condiciones de capacidad
total en el área cognoscitiva, durante su estancia en el Hospital Metodista de
Houston, Texas. Dicha conclusión a la letra dice: “Primera”. “El expediente clínico
de MARIO o MARIO … no contiene elementos de tipo médico especializado suficientes, que permitan establecer con certeza, si el antes mencionado se encontraba o
no en condiciones de capacidad total en el área cognoscitiva (funciones cerebrales
superiores), durante su estancia intrahospitalaria en la Institución (sic) denominado
Methodist Texas Medical Center, lugar en donde fue atendido”. Por su parte, los
doctores LUIS y CARLOS, en sus dictámenes periciales de dos de julio de mil novecientos noventa y seis, que también se rindieron en la causa penal número ***/95,
radicada ante el Juzgado Décimo Noveno de lo Penal del Distrito Federal, y que
analizó el perito médico que designó el demandado; dichos doctores concluyeron
que desde el punto de vista neurológico y con base en los hallazgos clínicos estudiados, no era posible determinar que el señor MARIO, se encontrara física y mentalmente disminuido para discernir. De acuerdo con los elementos mostrados, no es
posible establecer el grado de alteración exacto, inclusive, manifestaron que era difí156
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cil determinar sin observar al paciente, cuál es su grado de conciencia. Sus conclusiones dicen textualmente: Pregunta: “Si desde el punto de vista neurológico, el
señor MARIO, podía estar en aptitud física total y con su capacidad de discernimiento inalterada”. Respuesta: “Desde el punto de vista neurológico y con base en
los hallazgos clínicos arriba comentados, no es posible determinar que el C. MARIO,
se encontraba física y mentalmente disminuido para discernir”. Pregunta: “En caso
de existir alteración en la aptitud física y en la capacidad de discernir, determinar
hasta qué grado”. Respuesta: De acuerdo con los elementos mostrados, no es posible establecer el grado de alteración exacto, pero se puede inferir clínicamente, que
el paciente presentaba un Karnofssky no mayor del 40%”. Pregunta: “Determinar el
grado de conciencia que pudiera haber tenido el día 4 de marzo de 1993”.
Respuesta: “Es difícil determinar, sin observar al paciente, cual es su grado de conciencia; sin embargo, por los hallazgos del expediente clínico, se establece con toda
seguridad que no estaba en plenas facultades físicas y mentales, mas aun por el efecto de los sedantes”.
Ahora bien, el perito de la parte demandada, doctor Danilo José Nassar
Fontalvo, en su dictamen de veinticinco de septiembre de dos mil seis, concluyó que
el señor MARIO, el día cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, no estaba en condiciones neurológicas, psicológicas y físicas normales para poder discernir,
así como, entender actos y términos legales para una adecuada y razonable toma de
decisiones, porque, sus actos eran viscerales, esto es, instintivo, porque no tenía
actividades complejas neuronales, ya que, su condición física y mental le impedía
realizar actividades neuronales complejas. Sin embargo, dicha conclusión del perito
de la parte demandada, a juicio de este Tribunal, no produce convicción de lo así
afirmado por el perito mencionado, porque dicho perito no analizó un estudio cierto, médico o científico del estado mental del señor MARIO, durante todo el tiempo
que permaneció en el Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados Unidos de
América. Se afirma lo anterior, porque el perito de la parte demandada en mención,
al contestar la pregunta número diez del interrogatorio formulado por EDUARDO,
reconoció que al señor MARIO, no se le practicaron análisis específicos para determinar su estado mental. Dicha pregunta dice textualmente: “Que diga el perito,
según las periciales propuestas por la parte demandada si se contienen análisis
específicos, encefalogramas o cualquier clase de estudio que se hubiera practicado
al señor MARIO, para determinar su estado mental”. Respuesta. “No se realizaron
los análisis específicos que se refiere en este punto a estudio, porque no eran parte
del tratamiento al que lo sujetaron. No obstante lo anterior, es necesario precisar,
que el electroencefalograma, no es útil para evaluar el estado mental.”
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Asimismo, el perito admitido a la parte demandada, doctor Danilo José Nassar
Fontalvo, al dar respuesta a la pregunta once del interrogatorio formulado por la parte
actora relativa a: “Que diga el perito que (sic) estudios se requieren practicar a un
paciente para determinar su incapacidad mental y, en su caso, si dichos estudios se
practicaron en la persona del señor MARIO”, respondió: “ESTUDIO”: “Los estudios que
se requieren de un paciente en etapa terminal orgánica, internado en un hospital y para
determinar incapacidad mental son”: “CONDUCTA”: “Observándose la congruencia de
la forma general de ser, del paciente con los requerimientos de la situación, forma de
reacción al entorno”. “CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE”: “Habla incesante como bajo presión de ideas, habla es (sic) casa como se encuentra en depresión y enfermedad terminal orgánica”. “Inconsecuencias relacionado a capacidad de juicio sin sentido en cualquier contexto”. “Lenguaje incongruente con el nivel de educación”. “La forma del
habla y capacidad de asociación”. “ESTADO DE ÁNIMO O AFECTO”: “El nivel de sentimiento y sus cambios de reaccionar, depresión, ansiedad, calma, aflicción, con el propósito
de poder describirlo de manera integral, preciso como lo está sintiendo el paciente, y
no etiquetarlo convencionalmente “deprimido”. “Los pacientes con daños o secuelas
encefálicas, así como en etapa terminal oncológica, como en el caso concreto, lo fue el
señor MARIO, muestran fluctuaciones en su estado de ánimo con una conducta llamada “labilidad anímica”, que influye enormemente en tomar decisiones y asociación de
ideas, aunado al estado febril que es característico de los enfermos terminales de cáncer, su estado físico y mental se minó aún más”. “CONTENIDO DEL PENSAMIENTO”:
“Explorar alucinaciones, percepciones defectuosas, significados falsos, ideas delirantes, capacidad de juicio y abstracción”. “FUNCIONES DEL SENSORIO”: “Como orientación
en persona, lugar y tiempo, memoria y concentración”. “AUTOCOGNICIÓN Y JUICIO”: “En
el contexto del examen mental, un paciente tiene autocognición si él se ve como un
“enfermo” que necesite ayuda o tratamiento como pruebas de juicios, preguntar si
estuviese en un cine y hay un incendio ¿Qué haría usted?, etc.”. “ASOCIACIÓN LIBRE”:
“Se instruye al paciente para que diga cualquier cosa que le venga a la mente con la
menor crítica para analizar pensamientos y fantasías de pasado, presente y futuro”.
“Todas estas evaluaciones se describen con el propósito de demostrar que pueden ser
evaluadas en un procedimiento llamado historia clínica y ser más relevante y con
mayor credibilidad, si es realizado por un experto en la materia como el conocimiento
y criterio de su neurólogo, el Dr. VÍCTOR MANUEL”. “Aunado a lo anterior se
encuentra documentado en el expediente clínico que el día 22 de febrero de 1993, al
ingreso en su hospitalización el doctor M…, dispuso se le practicara al señor MARIO,
una resonancia magnética cerebral, en la que se evidencia un infarto cerebral en el
territorio de la arteria cerebral media, comprometiendo lóbulo frontal, temporal y (sic)
pariental derecho”.
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Luego entonces, del dictamen pericial así rendido por el perito de la parte
demandada, esta Sala advierte que dicho perito no tuvo a la vista ningún estudio
científico, que haya determinado que existiera incapacidad mental en el señor
MARIO, durante el mencionado periodo de su hospitalización. Ya que los peritos
que dictaminaron en el proceso penal mencionado, tampoco basaron su dictamen
en estudios que se hubieran realizado a MARIO para determinar si existía en él,
incapacidad mental, lo que se robustece con la conclusión dada por la perito tercero en discordia, doctora MARÍA DEL CARMEN, en el sentido de que “El expediente clínico de MARIO o MARIO … no contiene elementos de tipo médico especializado suficientes, que permitan establecer con certeza, si el antes mencionado
se encontraba o no en condiciones de capacidad total en el área cognoscitiva (funciones cerebrales superiores), durante su estancia intrahospitalaria en la
Institución (sic) denominado Methodist Texas Medical Center, lugar en donde fue
atendido”.
Por su parte, el perito de la parte actora, doctor ALFONSO, previa aceptación y
protesta del cargo, en su dictamen presentado el dieciséis de marzo de dos mil seis,
presentado y ratificado el diecisiete de marzo citado, concluyó que no podía determinarse ningún grado de incapacidad a nivel cognoscitivo en el señor MARIO, ya
que su expediente clínico no reportaba ninguna alteración en el paciente de este
tipo; que por el contrario, los reportes eran de alerta, cooperativo y que entendía el
proceso de su enfermedad y tratamiento. Que en el expediente clínico del paciente
se reportó que MARIO se recuperó satisfactoriamente del accidente cerebral que
sufrió en mil novecientos ochenta y siete y que no existían secuelas neurológicas.
El perito del actor, en apoyo a su dictamen, exhibió el testimonio juramentado que
el doctor VÍCTOR MANUEL –quien era el médico tratante de MARIO– rindió el
veintitrés de febrero de dos mil cinco, en las oficinas de Sears & Crowford, 1200
Rithwell, Houston, Texas, 77002, ante Annd Shea, estenógrafa certificada para el
Estado de Texas, conforme a las Reglas de Procedimiento Civil de Texas, Tribunal
de Distrito del Condado de Harris, Texas, Distrito Judicial 80, causa número **-****,
mismo que fue ratificado el nueve de marzo de dos mil cinco, ante Rita T. Colman,
notaria pública del Estado de Texas, apostillado y certificado conforme a la
Convención de la Haya del cinco de octubre de mil novecientos sesenta y uno, por
el Secretario del Estado de Texas, el veintiocho de septiembre de dos mil cinco, y
protocolizado ante la licenciada Ana Patricia Bandala Tolentino, titular de la
Notaría Pública número ciento noventa y cinco del Distrito Federal, según consta
en el instrumento público número treinta y un mil ochocientos tres, de fecha diecisiete de octubre de dos mil cinco. En dicho testimonio juramentado, el doctor
VÍCTOR MANUEL en su carácter de director médico de la Clínica de Esclerosis
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Múltiple Maxine Mesinger y director de la Unidad de Neurología Jones 10 y de la
Unidad de Cirugía de Otorrino y Oftálmica del Hospital Metodista de Houston,
Texas, así como en su carácter de médico tratante de MARIO, a quien atendió
directamente y supervisó su tratamiento contra el cáncer en dicho Hospital, reconoció que el señor MARIO, durante todo ese periodo, se encontró alerta, orientado
y consciente, con capacidad de querer y entender, especialmente los días tres, cuatro, cinco y siete de marzo de mil novecientos noventa y tres. El doctor VÍCTOR
MANUEL negó que el señor MARIO, el día cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres, haya estado sedado e inconsciente o que se hubiese encontrado disminuido de sus facultades físicas y mentales.
Al haber resultado contradictorios los dictámenes de los peritos de las partes, la
juzgadora en el auto firme de nueve de septiembre de dos mil nueve, designó
como perito tercero en discordia al médico neurólogo, doctor Ricardo Ramos
Ramírez. Por escrito presentado el quince de octubre de dos mil nueve, el perito
tercero en discordia en mención, aceptó y protestó el cargo. Por otra parte, la
Primera Sala Familiar del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en sendas sentencias ejecutorias emitidas en los tocas ****/2009 y ****/2009, los días dieciocho de noviembre y nueve de diciembre de dos mil nueve, respectivamente,
confirmó la designación del doctor Ricardo Ramos Ramírez, como perito tercero en
discordia, así como la aceptación y protesta de ese cargo.
Así las cosas, en el escrito de cinco de enero de dos mil diez, ratificado ante la
presencia judicial, el perito tercero en discordia doctor Ricardo Ramos Ramírez,
emitió su dictamen, concluyendo textualmente que: “Del análisis y estudio que fue
realizado al expediente clínico del señor MARIO … (MARIO) así como de los dictámenes periciales oficiales y de los dictámenes de los peritos tanto de la parte
demandada como de la parte actora, así como del testimonio juramentado rendido
por el doctor VÍCTOR MANUEL, llego a concluir que no existen elementos para
considerar que el señor MARIO … (MARIO) se encontrara disminuido mentalmente para discernir, entender actos y términos legales al día cuatro de marzo de
mil novecientos noventa y tres”.
Esta Sala advierte que en el auto de fecha tres de marzo de dos mil diez, la juez
mandó dar vista a las partes con el dictamen pericial rendido por el perito tercero
en discordia doctor Ricardo Ramos Ramírez. Así, en desahogo de la vista dada, el
actor –con su escrito presentado el cinco de marzo de dos mil diez– manifestó su
conformidad con dicho dictamen; y, la parte demandada en su escrito presentado
el treinta de marzo del mismo año objetó el dictamen que rindió el perito tercero en
discordia y solicitó una junta de peritos. Así las cosas, el día dieciocho de mayo de
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dos mil diez se celebró la junta de peritos que solicitó la parte demandada. A dicha
junta de peritos comparecieron la parte actora, por conducto de su mandatario
judicial así como su perito doctor ALFONSO, y también compareció el perito tercero en discordia doctor Ricardo Ramos Ramírez. A la junta de peritos en mención,
no compareció la parte demandada, MARIO ARTURO y la sucesión de MARIO, ni
su perito, doctor Danilo José Nassar Fontalvo, a pesar de estar debidamente notificados en términos de ley. Dado que la parte demandada no compareció y que la
parte actora no formuló preguntas a su perito ni al perito tercero en discordia, la
prueba pericial en medicina se tuvo por desahogada en términos de los dictámenes
periciales rendidos por los peritos de las partes y por el perito tercero en discordia
y en esos términos, se tuvo por consumada dicha junta.
Ahora bien, esta Sala, después de valorar en sus términos la prueba pericial
médica ofrecida por la parte demandada para demostrar que hubo falta de consentimiento porque el actor sabía que existía una limitación en la capacidad de
ejercicio de su padre en el mes de marzo de mil novecientos noventa y tres, porque su progenitor estuvo hospitalizado hasta el veintisiete o veintiocho de marzo
de mil novecientos noventa y tres –como indistintamente lo señala el demandado– en el Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados Unidos de América; en
donde se le suministraron quimioterapia, radioterapia y sedantes que producen
estado de inconsciencia y que “traen como consecuencia nulificar su inteligencia
o alteración en el mismo que le produce en realidad un estado de inconsciencia
transitoria”. Que “su padre se encontraba incapacitado para hacer la cesión de
fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, y otorgar su consentimiento al existir una incapacidad de ejercicio en los términos del artículo 450,
fracción II, del Código Civil, que existe una inhabilidad que invalida el supuesto
contrato en los términos de lo establecido por los artículos 2225 y 2226 en relación
al 638 del Código Civil, que se encuentra viciado porque no han transcurrido diez
años del documento que se tilda de inexistente y nulo…”. Que su padre se encontraba en un estado de inconsciencia que le impedía a través de su inteligencia
conocer y saber y poder obligarse por sí mismo o manifestar su voluntad, porque
se encontraba hospitalizado en la Ciudad de Houston, Texas, Estados Unidos de
América; y porque los medicamentos ingeridos le provocaban “disminución en
su inteligencia”; por lo que no pudo suscribir dicho documento. Esta sala concluye que dicha prueba pericial no favoreció a los intereses del enjuiciado y no
demuestra los hechos y excepción opuesta por la parte demandada, porque como
ya quedó ampliamente señalado en párrafos anteriores, la incapacidad mental de
una persona debe quedar plenamente demostrada, porque su capacidad de ejercicio sólo puede verse afectada cuando exista una declaración judicial que así lo
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determine, cuando previamente se hubiesen practicado directamente a la persona
o presunto incapaz los dos reconocimientos de médicos alienistas que exigen los
artículos 450, fracción II, del Código Civil para el Distrito Federal y 902, 904 y 905
del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal; siempre y cuando
los dos peritos médicos de la especialidad dictaminen en forma incontrovertible
la incapacidad mental de una persona, lo que en el caso concreto no aconteció, por
ello no es posible conceder el alcance probatorio pretendido por la parte demandada al dictamen rendido por el perito designado de su parte. Y, en oposición a
dicho dictamen, existen los dos dictámenes tanto el que rindió el perito del actor,
como el rendido por el perito tercero discordia, que llegan a una conclusión contraria a la del perito del enjuiciado. Sin que esta Sala deje de advertir que el oferente de dicha probanza se abstuvo de comparecer a la junta de peritos que autorizó la juzgadora, en la cual bien pudo hacer uso de su derecho de interrogar a los
peritos respecto de sus dictámenes emitidos, lo que el demandado no realizó así,
bajo su exclusiva responsabilidad. Luego entonces, con el resultado de esta probanza, a juicio de este tribunal, no puede establecerse ninguna ausencia de voluntad ni ausencia de consentimiento ni estado de incapacidad alguno en la persona
de MARIO al momento de suscribir el documento denominado agreement y su
anexo “A”, base de la acción, por lo que como ya se dijo, esta excepción también
resultó infundada. Apoyan lo anterior las tesis emitidas por la autoridad judicial
federal que señalan:
INCAPACIDAD MENTAL. El certificado de un médico, no es bastante para declarar de
plano la incapacidad mental y, por consecuencia, la incapacidad jurídica de un individuo; sino que es necesario el juicio de interdicción respectivo; y no estando, por tanto,
en el caso previsto por el artículo 3o. de la Ley Reglamentaria, la personalidad del
representante del pretendido incapaz, debe justificarse en los términos del artículo 8o.
de la propia Ley.
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Quinta Época
Tomo XXV
Pág. 605
INCAPACIDAD. Para demostrar la incapacidad de una persona para comparecer en
juicio, no basta el certificado médico, expedido por facultativos, sino que es indispensable que el estado de interdicción haya sido declarado por una autoridad judicial.
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DIRECCIÓN DE ANALES DE JURISPRUDENCIA Y PUBLICACIONES
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Quinta Época
Tomo XXXV
Pág. 247
INCAPACITADOS, PRUEBA PERICIAL EN CASO DE. La prueba pericial no es suficiente para
acreditar la incapacidad de una persona, si los peritos médicos no examinaron directamente al afectado, pues apoyaron su dictamen en certificados de otros facultativos y
en los testimonios que favorecen el interés de quien lo tiene en que se declare el estado de interdicción, y sin tomar en cuenta declaración contraria al contenido de los testimonios mencionados.
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Quinta Época
Tomo CXXV
Pág. 1406
INTERDICCIÓN. Un dictamen médico legal que haya sido rendido ante un juez de lo
penal y en una averiguación de esa índole, no es bastante para tener por comprobado
que una persona está incapacitada y sujeta a interdicción.
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Quinta Época
Tomo XXXIII
Pág. 2884
INTERDICCIÓN, JUICIO DE, COMO PRUEBA DE LA INCAPACIDAD MENTAL DE UNA PERSONA
(LEGISLACIÓN DE YUCATÁN). Si en las diligencias de interdicción se practicó un reconocimiento por los peritos médicos nombrados por el juez, quienes dictaminaron en el
sentido de que la persona cuya interdicción se solicitaba, estaba afectada de una enfermedad mental; pero las mencionadas diligencias no concluyeron por sentencia que
estableciera el estado de interdicción de esa persona, y ni siquiera se practicó en ella el
segundo reconocimiento que previene el Artículo 951 del Código de Procedimientos
Civiles de Yucatán de mil novecientos dieciocho, las mismas diligencias no pueden
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probar la demencia, aducida como causa de nulidad de testamento, ni puede admitirse que ese padecimiento se demuestre con las declaraciones de los testigos que depusieron en aquellas diligencias, pues la Suprema Corte de Justicia ha sostenido que
para que se tenga por existente la incapacidad mental atribuida a una persona, es
necesario el juicio de interdicción respectivo.
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Quinta Época
Tomo XCVI
Pág. 2145
INCAPACITADOS, NULIDAD DE LOS CONTRATOS CELEBRADOS POR LOS. El Código Civil
vigente suprimió la excepción que a las reglas generales establecía el artículo 420 del
de 1884, en relación con los actos ejecutados por las personas sujetas a interdicción,
pues se limita a prescribir: Artículo 435, “Son nulos los actos de administración ejecutados y los contratos celebrados por los incapacitados, sin la autorización del tutor,
salvo lo dispuesto en la fracción IV del artículo 537”; lo que quiere decir que quedan
declarados nulos solamente los actos hechos por el incapaz sin la autorización del
tutor, y no puede haber tutor ni incapaz, sino por sentencia con arreglo al Código de
Procedimientos Civiles, porque no siendo la menor edad, las otras incapacidades son
legales conforme al artículo 450, esto es, los mayores de edad privados de inteligencia
por locura, idiotismo o imbecilidad, aun cuando tengan intervalos lúcidos (fracción
II), los sordomudos (fracción III), los ebrios consuetudinarios (fracción IV); y el estado
de interdicción se declara mediante el procedimiento especial señalado en los artículos 904 y 905 del Código de Procedimientos Civiles, o por un juicio de interdicción en
forma, en donde debe recaer sentencia irrevocable. Puede decirse que conforme al
código vigente en el Distrito Federal, ya no es causa de excepción la que establecía el
código de 84, y que ninguna nulidad puede pronunciarse anteriormente a la sentencia
que declara el estado de interdicción de una persona.
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Quinta Época
Tomo CXXV
Pág. 1405
No pasa inadvertido para esta Sala que el testimonio juramentado del doctor
VÍCTOR MANUEL, médico especialista en neurología, que fue exhibido por el perito
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de la parte actora y quien –como lo reconocieron ambas partes– fue el médico tratante
del señor MARIO y también coordinó su atención médica durante todo el tiempo que
MARIO estuvo internado en el Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados Unidos
de América; dicho testimonio juramentado fue ofrecido como prueba para mejor proveer por EDUARDO, el cual no se objetó ni impugnó de falso por la parte demandada.
Ahora bien, en los autos firmes de treinta y uno de marzo y dieciocho de abril, ambos
del año dos mil seis, la juzgadora ordenó que el testimonio se “valorará” en el momento procesal oportuno conforme a los artículos 278 y 279 del Código de Procedimientos
Civiles, lo cual esta Sala realiza como sigue: El testimonio juramentado del mencionado doctor VÍCTOR MANUEL a la letra dice:
“…Yo soy el doctor Víctor Manuel. Estoy especializado en neurología y ejerzo en
Houston, Texas, donde soy director médico de la Clínica de Esclerosis Múltiple
Maxine Mesinger y soy también director de la Unidad de Neurología Jones 10, y de la
Unidad de Cirugía de Otorrino y Oftálmica del Hospital Metodista de Houston,
Texas”.
“Tuve la oportunidad de atender a las necesidades neurológicas y médicas de
MARIO (“Sr. …”), conocido por su nombre artístico de por muchos años previo a su
fallecimiento incluyendo su hospitalización en el Hospital Metodista en Houston
desde febrero 21 hasta marzo 27 de 1993. Se que ha habido considerable controversia
en la prensa y en otros medios sobre el estado físico y mental del Sr. ... durante la mencionada hospitalización”.
“Con el propósito de poner fin a toda especulación, he hecho un cuidadoso estudio de los records médicos pertenecientes al Sr. ... por su cuidado médico a través de
mi consultorio desde 1986 y que están en mi posesión y he hecho a la vez un estudio
completo de la acta médica y records del Hospital Metodista por su hospitalización
del 21 de febrero al 27 de marzo de 1993 que incluye todos los procedimientos quirúrgicos y médicos a los que fue sometido y también incluye las observaciones escritas de
las enfermeras y del personal médico con respecto a su estado físico y mental y sus
reacciones al tratamiento e intervenciones de acuerdo con lo documentado por el personal que lo atendió durante los tres turnos de cada uno de los días que permaneció
hospitalizado en el Hospital Metodista”.
“Cuando un paciente es dado de alta del Hospital, el médico principal encargado
del cuidado del paciente escribe un resumen de hospitalización el cual fue elaborado
por mí en el caso del Sr. .... El resumen incluye los diagnósticos finales, los procedimientos operativos principales; los nombres de los especialistas y de los asesores que
participaron en el cuidado del paciente y los nombres de otros doctores que se consultaron; el historial de antecedentes médicos explica la razón por la cual se encuentra el
paciente en el hospital, incluyendo sus síntomas, los resultados de estudios de laboratorios o de imágenes nucleares de que se tenga conocimiento y una relación de los
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antecedentes médicos significantes para determinar la condición del paciente y el tratamiento que debe proporcionarse. En el resumen se proporciona una revisión de los
sistemas que arroja los resultados de un examen físico que se realizó con la finalidad
de ayudar a planear el tratamiento del paciente. Por último, el resumen contiene también un informe detallando el curso del paciente durante la hospitalización que refleja la manera en que respondió el paciente a los procedimientos, intervenciones y
medicamentos proporcionados, cualquier decisión significante tomada, así como también la condición del paciente al ser dado de alta del hospital”.
“El resumen de la hospitalización del Sr. MARIO tocante a su hospitalización
durante febrero y marzo de 1993 en el Hospital Metodista contiene los siguientes
datos”.
“Hospital Metodista”
“Texas Medical Center”
“Houston, Texas”
“Resumen de Hospitalización”
Admitido el día 21/2/1993
Se dio de alta 27/3/1993
“DIAGNÓSTICOS FINALES
“Carcinoma del lóbulo superior derecho del pulmón”.
“Metástasis del hígado”.
“Infartos cerebrales crónicos”.
“Antecedentes de alta presión”.
“Antecedentes de cáncer de la próstata”.
“PROCEDIMIENTOS OPERATIVOS PRINCIPALES”
“Quimioterapia”.
“Radioterapia”.
“Inserción de Port-A-Cath”
“Revisión de línea central de nutrición parenteral”.
“CONSULTANTES”
“M... L..., M.D. Oncología”.
“Radioterapia”.
“Rafael, M.D., Cirugía Torácica”.
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“Antecedentes médicos”: “El paciente es un distinguido caballero de México de
ochenta y un años de edad admitido con evidencia reciente de neoplasma en el lóbulo superior derecho con desplazamiento de la vena cava superior por el mediastinum
valorado por un CT scan realizado el 17 de febrero de 1993 en el Hospital ABC de la
Ciudad de México. CT scan del abdomen mostró una metástasis en el hígado y un
scan de los huesos demuestra posible envolvimiento de la primera costilla”.
“La biopsia mediante aspiración de la lesión del tumor pulmonar sugirió un
tumor de células pequeñas”.
“Los antecedentes de este caballero, de acuerdo con lo evaluado en el registro gráfico de datos clínicos, incluyen un ataque al corazón en 1981 y ha tenido fibrilación
atrial intermitente desde entonces”.
“En 1987 tuvo un accidente vascular cerebral, probablemente embólico, en el
hemisferio derecho, con recuperación muy adecuada. También presentó en esa época
un hematoma subdural frontal bilateral que se resolvió sin cirugía. En cada instancia
tuvo una recuperación neurológica total. En 1988 se le hizo una sigmoidectomía a
causa de diverticulitis. Se le hizo un RPTU en agosto de 1988 con implante de semillas
de oro radioactivas para radioterapia con acelerador lineal”.
“Estudio de sistemas”: “El paciente ha perdido 8 kilogramos en dos meses.
Presenta una constipación crónica y ha estado bastante anoréxico. Fumó en el pasado
hasta 1975”.
“Examen físico”: “Nada fuera de lo común”.
“Curso en el Hospital”: “El paciente fue examinado en consulta por los doctores
nombrados y se realizaron los procedimientos aludidos. Tuvo una estancia prolongada, pero con tolerancia adecuada a la quimioterapia en la cual recibió, en una única
sesión, VP16 y Cisplatinum. Continuó bastante anoréxico y consecuentemente se inició hiperalimentación”.
“Eventualmente, al paciente le dieron parches de duragésico; se le inició tratamiento con megace con la esperanza de mejorar su apetito y se le dio prednisona.
Hacia el final de su hospitalización, el paciente decidió descontinuar la radioterapia y
también la quimioterapia. Se le dio de alta para que regresara a su casa el 27/3/93”.
“Al ser dado de alta, el paciente se encontraba estable y cómodo”. “S.S./R.”.
“El resumen de hospitalización proporciona a primera vista factores acerca de la
condición del paciente durante su hospitalización. Sin embargo, para obtener datos
más detallados y específicos respecto a la condición del paciente durante su hospitalización y de su condición física y mental durante cada día de su permanencia en el
hospital, podemos referirnos a las notas redactadas por los doctores que lo atendieron
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en sus visitas y a las de las enfermeras en cada una de sus rondas día y noche, cuando
revisan al paciente aproximadamente cada dos horas”.
“Un estudio de las notas de los doctores y las enfermeras en el registro gráfico hospitalario del Sr. ... arroja lo siguiente”:
“Al admitirlo yo anoté que estaba emaciado ya que había perdido ocho kilogramos en dos meses. Realicé un examen neurológico que mostró que estaba alerta y
que no presentaba deficiencias motoras, sensorias, (sic) cerebelosas o neurológicas”. “El doctor …, oncólogo y su asistente, la doctora Eileen S..., realizaron un examen físico el día 22/2/03 e indicaron que el Sr. ..., de ochenta y un años de edad,
hispano, estaba delgado sin aflicción aguda con antecedente de carcinoma de la
próstata que se presenta con cáncer del pulmón pero en buen estado funcional.
Una RM (MRI) del cerebro no mostró metástasis y se organizó un plan para su tratamiento con quimioterapia”.
“El informe operativo del primero de marzo de 1993 muestra que el paciente
fue sometido a (sic) un inserción percutánea de un Porta Russian Catéter en la vena
subclavia izquierda con fluoroscopia de brazo C y anestesia local con 2% de xylocaína. El paciente toleró bien el procedimiento y regresó a su habitación en condiciones estables”.
“El día 3 de marzo de 1993 el oncólogo, doctor L..., escribió en el acta que el
paciente estaba recibiendo su tercera dosis de VP-16 sin nauseas ni vómito; que comió
bien el día anterior, que los pulmones estaban limpios a percusión y auscultación; el
abdomen estaba suave y que podemos tomar en consideración dejar salir al paciente
a un hotel el viernes después de la radioterapia (para recibir tratamiento como paciente externo). Yo escribí en esa misma fecha de 3/3/93 que dentro de las circunstancias
el paciente estaba bien pero no se ha decidido con respecto a permanecer en el hospital durante el periodo de la radioterapia por que al irse al hotel podría ser expuesto a
la pérdida de su privacia, pero él decidirá sobre esto”.
“El día 4 de marzo de 1993, (sic) las 7:30 a.m. los doctores … reportaron que el
paciente no tenía quejas de nausea o vómito indicando una tos leve y mejora en eficiencia respiratorio. Toleró bien la quimioterapia y continuará con la radioterapia con
disposición final a decidirse. Yo anoté que el paciente prefiere zantac en vez de pepcid
y no quiere xylocaina viscosa.”
“El día 5 de marzo de 1993 los doctores …, reportaron que el paciente estaba en la
ducha y que había desayunado el día de hoy y algo de cena anoche y se sentía bien
con una actitud mejorada y alegre y que estaba planeando permanecer en el hospital
por la duración de la radioterapia. Ellos alentaron al paciente para que realizara visitas al exterior”.
“El 7 de marzo de 1993 los doctores … reportaron que el paciente estaba sentado
en una silla sin quejas de dolor o de insuficiencia respiratoria y alerta”.
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“El día 8 de marzo de 1993 yo reporté que el paciente se encontraba bien bajo las
circunstancias y que estaba enfadado por qué le extraían sangre de las venas periféricas y no a través del port-a-cath. También reporté que el paciente estaba alerta y estable sin quejas nuevas”.
“El 9 de marzo de 1993 los doctores … reportaron que el paciente se encontraba
descansando cómodamente y con resultados de laboratorio aceptables”. “El día 22 de
marzo de 1993 yo (sic) noté que el paciente estaba considerando regresar a su casa en
México el 27 de marzo de 1993”.
“El 23 de marzo de 1993 los doctores … hablaron sobre el paciente con el doctor …,
el radioterapista, y todos expresaron acuerdo en que el paciente debería completar su
serie de radioterapias antes de regresar a México”.
“El día 24 de marzo de 1993, los doctores ... reportaron que el paciente se encontraba descansando cómodamente y estaba considerando quedarse ha recibir el resto de
la radioterapia como paciente externo”.
“El 24 de marzo de 1993, yo reporté que el paciente se encuentra más cómodo el
día de hoy y quedó de acuerdo en permanecer una semana más para recibir radioterapia”. “El 24 de marzo de 1993 yo reporté que el paciente cambió de opinión nuevamente después de discutir la situación con su hijo, su nuera y su sobrino y su familia
en México. Yo escribí que él me llamó que fuera a su habitación y me dio instrucciones
para que yo notificara a los servicios de oncología y de radioterapia que él había decidido descontinuar la radioterapia en ese momento para regresar a su casa el día 27 de
marzo de 1993. Además anoté que el paciente está consciente de que al tomar esa decisión y al descontinuar la terapia también, su tiempo de sobrevivencia se reduciría”.
“Las R.N.´s o Enfermeras Registradas están entrenadas para hacer valoraciones neurológicas y psicosociales a los pacientes durante cada turno de su trabajo en los tres
turnos”. “Estas valoraciones asisten a los doctores en sus evaluaciones y en el manejo
de los pacientes así como para determinar cualquier progreso realizado y para recetar
medicinas o suspenderlas. Estas valoraciones neurológicas en el Metodista requieren
que las enfermeras indiquen si el paciente se encuentra “Despierto, alerta y orientado
en cuanto a nombre, lugar y propósito”. En el caso del Sr. ... las enfermeras reportaron
que estaba despierto, alerta y orientado en cuanto a nombre, lugar y propósito durante cada uno de los días y en cada turno de su hospitalización a menos que estuviera
dormido o (sic) somnoliento. Las valoraciones psicosociales requieren que las enfermeras reporten si la “apariencia, comportamiento y conversación del paciente son
adecuadas según a la situación; si las emociones son apropiadas y si se presentan
cambios en el humor”. Nuevamente, en el caso del Sr. ..., las enfermeras reportaron
que su apariencia, comportamiento y conversación eran adecuadas según la situación,
y que las emociones eran apropiadas y que no se presentaron cambios en el humor.
Esto fue registrado por las enfermeras durante cada uno de los días y en cada turno de
su hospitalización a menos que estuviera dormido. En realidad, los doctores y las
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enfermeras nunca reportaron que el Sr. ... estuviera confundido”. En casi todos los
casos, las medicinas ordenadas para el Sr. ... se recetaban en pequeñas dosis y aquellas
que se recetaban PRN (en caso de necesidad) para el dolor, con frecuencia no se proporcionaban porque el paciente no las requería”.
“Lo que acabo de decir refleja aquello que aparece en los récords médicos tocante
a la condición física y mental del Sr. ... durante su hospitalización en febrero y marzo
de 1993 en el Hospital Metodista de Houston. Él era un caballero de ochenta y un años
que estaba enfermo con cáncer y débil. Yo sé que hubieron numerosas declaraciones
hechas a la prensa y a otros medios de comunicación por parte de otras personas relativas a la condición médica de ... en el tono siguiente”:
«Cuando firmó el Acuerdo, a … lo mantenías clínicamente en vida a través de una
serie de aparatos».
«Como ... estaba recibiendo quimioterapia y lo alimentaban artificialmente y estaba bajo sedantes era imposible que firmara documentos».
«El día en que se ejecutó el acuerdo ... había sido operado y no estaba capacitado a
firmar su nombre» y «... no pudo haber firmado el Acuerdo el 4 de marzo de 1993, ya
que ... estaba inconsciente y ya le habían declarado la muerte cerebral».
“Sin embargo, estas afirmaciones o declaraciones no son verídicas y yo no las hice
y ni la información ni las declaraciones salieron de mí. Esas declaraciones fueron
hechas sin mi conocimiento y sin mi participación en ninguna forma”. “Esto es todo lo
que tengo que decir al respecto y nadie está autorizado a decir nada más en mi lugar”.
Dicha probanza, esto es, testimonio juramentado que rindió el doctor VÍCTOR
MANUEL, antes transcrito, quien es médico especializado en neurología, director
médico de la Clínica Esclerosis Múltiple Maxine Mesinger, director de la Unidad de
Neurología Jones 10 y de la Unidad de Cirugía de Otorrino y Oftálmica del Hospital
Metodista de Houston, Texas, el día veintitrés de febrero de dos mil cinco en las oficinas de Sears & Crawford, 1200 Rothwell, Houston, Texas 77002, ante Ann Shea,
estenógrafa certificada para el Estado de Texas, conforme a las Reglas de
Procedimiento Civil de Texas, Tribunal de Distrito del Condado de Harris, Texas,
Distrito Judicial 80, Causa número **-****. Testimonio ratificado el nueve de marzo
de dos mil cinco, ante Rita T. H..., notaria pública del Estado de Texas, apostillado y
certificado conforme a la Convención de La Haya del 5 de octubre de 1961, por el
Secretario del Estado de Texas, el veintiocho de septiembre de dos mil cinco, y protocolizado ante la licenciada Ana Patricia Bandala Tolentino, titular de la Notaría
Pública ciento noventa y cinco del Distrito Federal, según consta en el instrumento
público treinta y un mil ochocientos tres, de fecha diecisiete de octubre de dos mil
cinco; a juicio de este Tribunal, tiene pleno valor probatorio, porque la parte deman170
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dada no aportó al juicio prueba que contradijera lo manifestado por el mencionado
doctor VÍCTOR MANUEL, quien es médico especialista en neurología, y en aquélla
época fungía como director médico de la Clínica Esclerosis Múltiple Maxine
Mesinger, director de la Unidad de Neurología Jones 10 y de la Unidad de Cirugía
de Otorrino y Oftálmica del Hospital Metodista de Houston, Texas, a quien ambas
partes reconocieron como el médico tratante del señor MARIO y también coordinó
su la atención médica durante todo el tiempo que MARIO estuvo internado en el
Hospital Metodista de Houston, Texas, Estados Unidos de América y con la cual, a
juicio de esta Sala, se demuestra que las condiciones físicas y mentales del señor
MARIO, en la fecha de la firma del documento base de la acción, no eran las que
corresponden a un incapaz, por lo cual MARIO, tenía la plena disposición de externar su voluntad y consentimiento en los actos que suscribiera.
Por otra parte, esta Sala también considera que como consta en autos, la parte
actora, en el escrito presentado el diecisiete de junio de dos mil ocho, ofreció como
prueba superveniente el reconocimiento del contenido del disco de video digital,
que el doctor VÍCTOR MANUEL hizo ante el cónsul de México en Houston, Texas,
Estados Unidos de América, el día doce de junio de dos mil ocho, por el que reconoció expresamente los hechos o circunstancias de modo, tiempo y lugar que declaró
respecto a las facultades físicas y mentales del señor MARIO, durante todo el tiempo que éste permaneció internado en el Hospital Metodista de Houston, Texas, así
como al tratamiento y medicamentos que se le aplicaron a dicha persona y que
constan en su testimonio juramentado mencionado. Dicha prueba superveniente
que ofreció EDUARDO, se admitió en el auto firme de veinticinco de agosto de dos
mil ocho. En dicho reconocimiento el doctor VÍCTOR MANUEL textualmente señaló que MARIO: “…En 1987 tuvo un accidente vascular cerebral, probablemente
embolico, en el hemisferio derecho, con repercusión muy adecuada. También presentó en esa época un hematoma subdural frontal bilateral que se resolvió sin cirugía. En cada instancia tuvo una recuperación neurológica total. En 1988 se le hizo
una sigmoidectomía a causa de diverticulitis. Se le hizo un RPTU en agosto de 1988
con implante de semillas de oro radioactivas para radioterapia con acelerador lineal”… “Al admitirlo yo anoté que estaba emaciado ya que había perdido ocho kilogramos en dos meses. Realicé un examen neurológico que mostró que estaba alerta
y que no presentaba deficiencias motoras, sensorias, (sic) cerebelosas o neurológicas”. “El doctor M... L..., oncólogo y su asistente, la doctora Eileen S..., realizaron un
examen físico el día 22/2/03 e indicaron que el Sr. ..., de ochenta y un años de edad,
hispano, estaba delgado sin aflicción aguda con antecedente de carcinoma de la
próstata que se presenta con cáncer del pulmón pero en buen estado funcional. Una
RM (MRI) del cerebro no mostró metástasis y se organizó un plan para su trataMATERIA FAMILIAR
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miento con quimioterapia”... “El 24 de marzo de 1993, yo reporté que el paciente se
encuentra más cómodo el día de hoy y quedó de acuerdo en permanecer una semana más para recibir radioterapia”. “El 24 de marzo de 1993 yo reporté que el paciente cambió de opinión nuevamente después de discutir la situación con su hijo, su
nuera y su sobrino y su familia en México. Yo escribí que él me llamó que fuera a su
habitación y me dio instrucciones para que yo notificara a los servicios de oncología
y de radioterapia que él había decidido descontinuar la radioterapia en ese momento para regresar a su casa el día 27 de marzo de 1993. Además anoté que el paciente
está consciente de que al tomar esa decisión y al descontinuar la terapia también, su
tiempo de sobrevivencia se reduciría”... “En realidad, los doctores y las enfermeras
nunca reportaron que el Sr. ... estuviera confundido”. En casi todos los casos, las
medicinas ordenadas para el Sr. ... se recetaban en pequeñas dosis y aquellas que se
recetaban PRN (en caso de necesidad) para el dolor, con frecuencia no se proporcionaban porque el paciente no las requería”... “Lo que acabo de decir refleja aquello
que aparece en los records médicos tocante a la condición física y mental del Sr. ...
durante su hospitalización en febrero y marzo de 1993 en el Hospital Metodista de
Houston. Él era un caballero de ochenta y un años que estaba enfermo con cáncer y
débil. Yo se que hubieron numerosas declaraciones hechas a la prensa y a otros
medios de comunicación por parte de otras personas relativas a la condición médica de ... en el tono siguiente”: «Cuando firmó el Acuerdo, a ... lo mantenían clínicamente en vida a través de una serie de aparatos». «Como ... estaba recibiendo quimioterapia y lo alimentaban artificialmente y estaba bajo sedantes era imposible
que firmara documentos». «El día en que se ejecutó el acuerdo ... había sido operado y no estaba capacitado a firmar su nombre» y «... no pudo haber firmado el
Acuerdo el 4 de marzo de 1993, ya que ... estaba inconsciente y ya le habían declarado la muerte cerebral». “Sin embargo, estas afirmaciones o declaraciones no son
verídicas y yo no las hice y ni la información ni las declaraciones salieron de mí.
Esas declaraciones fueron hechas sin mi conocimiento y sin mi participación en ninguna forma”. “Esto es todo lo que tengo que decir al respecto y nadie está autorizado a decir nada más en mi lugar”.
Dicha probanza fue remitida al juzgado de origen en el oficio número 2774, de
fecha siete de agosto de dos mil ocho, por la Juez Séptimo de lo Civil del Distrito
Federal, al que acompañó tres juegos de copias certificadas constantes de doscientas
doce, ciento dieciocho y cuarenta y seis fojas útiles, debidamente foliadas, selladas y
cotejadas, de la fotocopia certificada de la Comisión Rogatoria que con fecha doce
de junio de dos mil ocho, diligenció el cónsul de México en Houston, Texas, Estados
Unidos de América, en relación a la prueba de reconocimiento del contenido del
disco de video digital a cargo del doctor Víctor Manuel.
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De dicha carta rogatoria, se deduce que la prueba de reconocimiento a cargo del
doctor VÍCTOR MANUEL, se preparó y practicó respetando todas las formalidades
que para el desahogo de esa prueba establece la legislación procesal mexicana.
También se desprende que en el día y hora señalados para la diligencia de reconocimiento, el doctor VÍCTOR MANUEL, fue protestado para conducirse con verdad y
advertido de las penas en que incurren los falsos declarantes ante la autoridad. De
dicha carta, se desprende que en todo momento se respetó el derecho de contradicción reconocido a la parte demandada en juicio, señor MARIO ARTURO y sucesión
del señor MARIO. Además, la parte demandada no impugnó ni objetó la prueba
superveniente en mención, por lo cual, a juicio de este tribunal, dicha probanza
adquiere eficacia probatoria considerándose además que el reconocimiento del doctor VÍCTOR MANUEL, que contiene el documento que se valora, es el mismo que el
testimonio juramentado que dicho profesionista realizó el veintitrés de febrero de
dos mil cinco, y que ha quedado transcrito en párrafos anteriores de esta sentencia
y al cual también se concedió valor probatorio pleno para demostrar que MARIO
durante el tiempo que permaneció internado en el Hospital Metodista de Houston,
Texas, Estados Unidos de América permaneció en pleno uso de sus facultades mentales.
Por todo lo cual, en autos no existe prueba que demuestre lo afirmado por el enjuiciado en la excepción en comento, por lo que como ya se dijo, dicha excepción resultó infundada.
En otro orden de ideas, el actor en el hecho tres de la demanda, afirmó que
MARIO; fue, en vida, “y hasta que hizo la cesión de sus derechos a mi favor” propietario de los derechos de autor de las treinta y nueve películas siguientes: … El
enjuiciado contestó que dicho hecho era falso, y el demandado manifestó que “el
extinto MARIO así como la sucesión que represento continúa siendo propietaria de las
siguientes películas: … El demandado también señaló que es falso que el actor sea el
“propietario de los derechos de autor de esas películas” y también el demandado
dijo ser falso que el autor de la sucesión hubiera otorgado su consentimiento para
ceder los derechos de las películas mencionadas al actor, que en el fondo es una
supuesta donación pero que no existe jurídicamente. Que es falso que el autor de la
sucesión sea propietario de las películas: … “… a bienes (sic) continúa siendo propietaria de los derechos autorales y el derecho de explotación en la forma y términos
a que se refieren los artículos 1o., 2o. y 3o. de la Ley Federal de Derechos de Autor,
y con la salvedad de la aportación del cincuenta por ciento de los mismos a la sociedad conyugal, formada por el matrimonio de mi padre con la señora VALENTINA,
hoy la sucesión de esta última….”. En la contestación al hecho cuatro de la demanda –en lo que interesa–, el demandado manifestó ser falso que MARIO hubiese celebrado con EDUARDO el contrato de cesión de derecho a título gratuito o donación
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y le hubiese transmitido el derecho de explotación, renta o venta de las treinta y
nueve películas mencionadas. Que esa supuesta cesión es inexistente por falta de
objeto. Que también existe inexistencia jurídica porque el objeto de la misma “dizque de la inexistente donación que agregan en el exhibit “A” o anexo, el mismo se
encuentra en blanco (sic) y no se encuentra firmado” por el autor de la sucesión.
Que también existe inexistencia jurídica porque su padre no podía ceder gratuitamente los derechos a que se refiere el artículo 2o., fracciones I y II y artículo 3o. de la
Ley Federal de Derechos de Autor, ya que se trata de derechos personalísimos, que
sólo se transmiten a los herederos legítimos o a cualquier persona a falta de disposición testamentaria, por lo cual el demandado es su titular. Que ese acto jurídico
también es inexistente porque al ser una donación, el donatario debió hacer saber su
aceptación al donador, lo cual no se realizó, por lo que no se cumplió con lo previsto por el artículo 2340 del Código Civil. Que no es factible que su padre cediera los
derechos de treinta y cuatro películas de forma gratuita, porque sólo era titular del
treinta y cinco punto cinco por ciento de los derechos autorales de explotación y que el
treinta y cinco por ciento restante le pertenece a NATASHA y el treinta y dos punto
cinco por ciento pertenece temporalmente a la señora JOYCE, hasta el año dos mil;
que las películas registradas hasta el fallecimiento de VALENTINA, le pertenecían a
su sucesión en un cincuenta por ciento por las capitulaciones matrimoniales celebradas por sus progenitores con motivo de su matrimonio. Que existe “una inhabilidad
que invalida el supuesto contrato en los términos de lo establecido por los artículos
2225, 2226 en relación al 638 del Código Civil, que se encuentra viciado porque no
han transcurrido diez años del documento que se tilda de inexistente y nulo…”.
Al contestar el hecho diecinueve, la parte demandada señaló que el Registro de
Derechos de Autor y el Instituto Nacional de Derechos de Autor, tienen plenamente reconocido al autor de la sucesión como titular de los derechos sobre treinta y
cuatro de las treinta y nueve películas reclamadas por el actor.
Asimismo, respecto de la falta de objeto en estudio, el enjuiciado opuso las
siguientes excepciones: la de inexistencia jurídica del documento agreement o acuerdo de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres; porque hay falta de
objeto porque el anexo de dicho documento en donde se enlistan las supuestas
treinta y nueve películas no está firmado por “mi padre”, por lo que también al faltar su consentimiento en el mismo objeto de la donación, es inexistente; además,
había imposibilidad jurídica de transmitir los derechos, porque los derechos de
explotación sobre las 34 (sic) películas se habían transmitido a la señora NATASHA
y el 35.5% a la señora JOYCE, hasta el año dos mil por lo que “mi padre” era titular
del 32.5% de dichos derechos de explotación, por lo que no podía válidamente ceder
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algo de lo que ya no era titular; también existe inexistencia jurídica por falta de consentimiento, porque el actor no le hizo saber a “mi padre” en vida su aceptación en
términos del artículo 2340 del Código Civil.
El demandado también opuso como excepción la señalada en el número siete,
relativa a que MARIO nunca tuvo derechos sobre las cinco películas a que “me
refiero al final del punto VII del capítulo de hechos que sirven de fundamento a las
excepciones y defensas que opongo”.
La excepción marcada con el número ocho, relativa a que a la fecha del supuesto
convenio de cesión a título gratuito, el señor MARIO ya no conservaba porcentaje
alguno respecto a los derechos sobre las veintiséis películas mencionadas al principio del punto VII del capítulo de “hechos que sirven de fundamento a las excepciones y defensas que opongo”.
La excepción marcada con el número diez, relativa a que no se especifican ni se
precisan cuáles fueron los derechos materia del documento base de la acción, que
tenía el señor MARIO a la fecha del mencionado documento.
La excepción marcada con el número once, relativa a que no se cubrieron los
requisitos que exige la ley mexicana para la celebración de un convenio como el que
el señor EDUARDO dice haber celebrado con MARIO, puesto que las películas de
que se trata fueron hechas en México, por un mexicano, domiciliado en México, y se
exhibieron por primera vez en este país; y atento al artículo 13, fracción III, del
Código Civil para el Distrito Federal, la constitución, régimen y extinción de derechos reales sobre bienes muebles se rigen por el derecho del lugar de su ubicación
que es diversa a la regla contenida en la fracción IV del citado artículo 13 del Código
Civil, que señala que la forma de los actos jurídicos se regirá por el derecho del
lugar en que se celebren; y en el caso el donatario nunca hizo saber su aceptación al
donador por lo que la donación no llegó a perfeccionarse; y, aunque en el documento en el que consta la supuesta donación aparece la firma de EDUARDO, como
aceptándola, esa firma, no fue puesta en presencia de MARIO, por lo que no constituye aceptación, porque no se le comunicó en vida al donante. La parte demandada
también manifestó que en el caso concreto no puede aplicarse el derecho de los
Estados Unidos, atento a lo dispuesto por el artículo 15, fracción I, del Código Civil
del Distrito Federal.
La excepción marcada con el número veinte, de nulidad del supuesto contrato de
cesión de derechos a título gratuito en que el señor EDUARDO pretende fundar su
juicio y las acciones que en ella ejercita, atento a lo dispuesto por el artículo 7o. del
Reglamento para el Reconocimiento de Derechos Exclusivos de Autor, Traductor o
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Editor, que señala: “…queda prohibida la cesión total de estos derechos y privilegios. El autor o traductor deberá conservar siempre una participación en ellos, siendo nulo cualquier convenio que no respete esta condición…”.
Ahora bien, esta Sala advierte que en escrito de veintiuno de agosto de dos mil
dos, EDUARDO ofreció pruebas en contra de la excepción superveniente interpuesta por la parte demandada en su escrito de catorce de agosto de dos mil dos. Dicha
excepción superveniente que opuso la parte demandada en el mencionado ocurso,
cuya resolución debe emitirse en esta sentencia, como así lo ordena el artículo 273
del código de procedimientos civiles, por razón de método, será analizada en otra
parte de esta sentencia, pero las pruebas que le fueron admitidas a EDUARDO en
contra de dicha excepción –en auto firme de veintiocho de agosto del año dos mil
dos– y que esta Sala valora en este espacio, también por razón método y por constituir instrumental de actuaciones, son las siguientes:
La copia certificada por el Instituto Nacional del Derecho de Autor del contrato
de cesión de derechos de fecha veintiuno de enero de mil novecientos sesenta y
tres, celebrado por P. F., S.A., en su carácter de “la cedente” y el señor MARIO,
como “la cesionaria”, respecto de las películas …. Dicho contrato se encuentra registrado ante el Instituto Nacional de Derechos de Autor, desde el año de mil novecientos noventa y siete, con el número ******/1997.
La copia certificada por el Instituto Nacional del Derecho de Autor del contrato
de cesión de derechos de fecha veinte de septiembre de mil novecientos setenta y
dos, celebrado por P. F. I., S.A. de C.V., en su carácter de la “cedente” y el señor
MARIO, como “cesionaria”, respecto de las películas tituladas …. Dicho contrato se
encuentra registrado desde el año de mil novecientos noventa y siete, ante el
Instituto Nacional de Derechos de Autor, con el número ******/1997.
Ahora bien, esta Sala advierte que los contratos en mención no fueron objetados
por la parte demandada en cuanto a su autenticidad y certeza, por lo que producen
efectos contra terceros y hacen prueba plena atento a lo dispuesto por los artículos
327, fracción II y 403 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
Dichas probanzas demuestran que las películas que en dichos documentos se señalan, fueron adquiridas por el señor MARIO, desde los años mil novecientos sesenta y
tres; y mil novecientos setenta y dos, por lo que esta Sala concluye que el día cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres, MARIO sí estuvo en aptitud legal de trasmitir sus derechos patrimoniales de autor respecto de dichas obras, conforme a las
leyes federales de derechos de autor de los Estados Unidos de América y a las de
México como a las leyes locales aplicables del Estado de Texas y del Distrito Federal,
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vigentes el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, como ya fue precisado en otra parte de esta sentencia.
En otro orden de ideas, esta Sala advierte que la parte demandada, al contestar el
hecho tres de la demanda, afirmó que “el extinto MARIO así como la sucesión que
represento continúa siendo propietaria de las siguientes películas: …. Y que es falso
que el autor de la sucesión sea propietario de las películas: … Dicha confesión tiene
pleno valor probatorio por haber sido realizada en forma espontánea y no favorece
a los intereses del excepcionista.
Además, esta Sala advierte que en la audiencia celebrada el treinta de agosto de
dos mil uno, durante el desahogo de la prueba confesional a cargo de MARIO
ARTURO, por su propio derecho y en representación de la sucesión del señor
MARIO; dicho demandado al absolver las posiciones uno a la veintinueve y treinta
y cinco a la treinta y nueve; y cuarenta y dos a la setenta de los pliegos respectivos,
confesó ser cierto que el señor MARIO, fue propietario de las películas … Del resultado de dichas probanzas, cuyo valor probatorio es pleno, esta Sala concluye que en
autos quedó demostrado que MARIO, sí fue el propietario de las películas mencionadas, por lo que estuvo en la posibilidad de disponer de ellas el cuatro de marzo de
mil novecientos noventa y tres, esto es, en la fecha en que se firmó el documento
denominado agreement y su anexo “A”.
En cuanto a la excepción y pruebas supervenientes a que se refieren los codemandados, MARIO ARTURO y sucesión de MARIO en su escrito presentado el
catorce de agosto de dos mil dos; excepción relativa a que “…el día de ayer, 13 de
agosto de 2002 el señor licenciado JOAQUÍN, vicepresidente jurídico de la empresa
T…, S. A. de C. V., mediante la carta de la misma fecha, me hace llegar la notificación de la carta –comunicado de fecha 3 de julio de 2002– suscrito por el señor CARLOS, representante legal de la empresa C..., INC., … hace de su conocimiento que el
Juez de Distrito, señor William Rea, de la Corte de Distrito del Distrito Central de
California, Estados Unidos de Norte América, resolvió la fase II del caso CV-**-0615
WJR (CTx) mediante la sentencia pronunciada el día diez (sic) de Junio de 2002, (sic)
que la propiedad de los derechos de las películas pertenecen a la referida C..., INC.,
de la que el referido Lic. B… (sic) me proporcionó copia, misma que exhibo al presente ocurso…”. Para acreditar su excepción, entre otras probanzas, el excepcionista ofreció copia simple de la resolución de siete de junio de dos mil dos, dictada por
el Juez William J. Rea, Juez de Distrito de la Corte Central del Distrito Central de
California, Estados Unidos de Norte América, en la segunda fase del caso CV-**0615 WJR…” (que es la fecha de la resolución que exhibió en copia simple en inglés,
en el escrito con el que el demandado interpuso la excepción que se resuelve).
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Asimismo, el excepcionista afirmó que el documento en mención, fue aportado al
juicio con anterioridad como superveniente. Al respecto, en las constancias que esta
Sala tiene a la vista, advierte que en el diverso escrito presentado al juzgado el doce
de julio del año dos mil dos, la parte demandada ofreció diversas pruebas supervenientes, entre otras, en el punto 34, ofreció la “resolución de fecha siete de junio de
2002 dictada por el Juez William J. Rea, Juez de Distrito de la Corte Central del
Distrito Central de California, Estados Unidos de Norte América, en la segunda
fase del caso CV-**-0615 WJR. En dicho ocurso, MARIO ARTURO, sostuvo que
acompañó a dicho escrito el documento original en mención, certificado y apostillado y con su traducción al español. A este ocurso, le recayó el auto de doce de julio
del año dos mil dos, que dictó la juez en la audiencia celebrada en esa misma fecha.
En dicho auto la juzgadora con fundamento en el artículo 101 del Código de
Procedimientos Civiles reservó su resolución para la definitiva. Precisado lo anterior, esta Sala, concluye que debe declararse infundada la excepción superveniente
que se resuelve, porque la documental en mención, no favoreció a los intereses de la
parte demandada, porque la sentencia emitida el siete de junio del año dos mil dos
por el Juez William J. Rea, Juez de Distrito de la Corte Central del Distrito Central de
California, Estados Unidos de Norte América, en la segunda fase del caso CV-**0615 WJR, no es un documento que demuestre en forma fehaciente que MARIO, en
la fecha en que suscribió el documento denominado agreement y su anexo “A”, de
cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, no fuese el propietario de las
películas que en dicho documento se describen, ya que el documento en mención
refiere un litigio diverso, respecto del cual las partes no hicieron ninguna referencia
en los hechos de la demanda y de la contestación. En efecto, en el hecho 17 de la
demanda, EDUARDO afirmó que la empresa C..., INC., para no perjudicar los intereses de ninguna de las partes, acudió al Juzgado Federal del Distrito Central de
California, caso número CV93-****WJR(Ex), y consignó ante esa autoridad, a través
del Bank of América, en Los Ángeles California, Estados Unidos de América, las
cantidades que por concepto de regalías de las películas supracitadas tenía depositadas; que actualmente es el First Trust California, quien maneja los depósitos que
en consignación hace C..., INC. Que en el juicio seguido en Los Ángeles California,
se dictó sentencia el veinte de octubre de mil novecientos noventa y cuatro, en la
que se ordenó que el dinero proveniente de las regalías de las películas se depositaran en el Bank of América y se entregara: “…a quien presentara una sentencia final,
al depositario en los procesos mexicanos, o dé las instrucciones por escrito conjuntas de MARIO ARTURO, la sucesión de MARIO y EDUARDO..”. Y, en el hecho 18
de la demanda, el actor afirmó que las partes que participaron en ese procedimiento denominado “Interpleader” MARIO ARTURO y EDUARDO, convinieron en
aceptar la decisión de los Tribunales de México. La parte demandada en la contesta178
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ción a la demanda manifestó ser ciertos los hechos 18 y 19 que narró el actor. Siendo
éste juicio al único que aludieron las partes y que es parte de la litis; mismo que
como esta Sala advierte del documento en inglés en copia simple que exhibió el
excepcionista, en la hoja dos de antecedentes, con el número dos, señala en inglés
con traducción libre de quienes esto juzgan, con base en sus conocimientos básicos
del idioma inglés, lo siguiente: “…this action commenced on January 30, 1997, when
EDUARDO (“…”). ...’ nephew filed a complaint seeking declaratory relief against
C... and I..., individually and as executor of the estate of ...….” Es decir, que la acción
inició en enero 30 de 1997, cuando EDUARDO –sobrino de ...– inició la acción contra C… e I…. Por lo anterior, como ya se dijo, la excepción superveniente que se
resuelve resultó infundada y la prueba superveniente en mención, ofrecida para
acreditar dicha excepción superveniente opuesta por la parte demandada, no resultó favorable a su oferente.
Adicionalmente a lo anterior, como consta en autos, EDUARDO, en la demanda
reclamó diversas prestaciones a C..., INC., pero en escrito presentado el veintidós de
febrero del dos mil uno, suscrito por EDUARDO y LUIS CARLOS, como actor y
como representante de C..., INC., dichas partes hicieron del conocimiento del juez el
convenio que celebraron para el desistimiento del actor de las prestaciones que
reclamó a dicha codemandada. En dicho convenio consta lo siguiente:
EDUARDO como parte actora en este juicio y LUIS CARLOS como apoderado de
la codemandada C..., INC., personalidad que se tiene acreditada y reconocida en los
autos del juicio listado al rubro, ante usted, con todo respeto comparecemos para
exponer:
Que con el objeto de dar cumplimiento a la orden que emitió el juez William J. Rea,
titular del Juzgado de Distrito del Distrito Central de California, Estados Unidos de
Norteamérica, venimos a manifestar a su Señoría para su aprobación, las siguientes
consideraciones y cláusulas.
CONSIDERACIONES:
1. Además de intervenir en el presente juicio las partes intervienen en los juicios
identificados como CASO NÚMERO CV-**-4969-WJR (EX) y CASO NÚMERO CV-**0615-WJR (CTX) que se tramitan ante el Juzgado de Distrito del Distrito Central de
California, Estados Unidos de América, a cargo del Juez William J. Rea, en el último
de los cuales el juez dictó ciertas órdenes de fechas 11 de mayo y 11 de agosto de 2000.
las partes desean cumplir con dichas órdenes de fechas 11 de mayo y 11 de agosto de
2000 y formulan el presente escrito, en parte para cumplir con dichas órdenes.
2. Considerando, asimismo, que el incluir a C..., INC., como codemandada en el
presente juicio, la actora tuvo la intención de que dicha codemandada le reconociera
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como válido y surtiendo todos sus efectos jurídicos la cesión de derechos que hizo a
su favor el señor don MARIO (…) que se contiene en el documento denominado agreement de fecha 4 de marzo de 1993 presentado como base de la acción y que como consecuencia de esa cesión, dicha parte actora es titular de los derechos que el cedente
tenía sobre tales películas.
3. Considerando, finalmente, que el objetivo de la orden del Juez William J. Rea se
obtendría en México si la parte actora se desiste de la instancia únicamente en contra
de C..., INC., continuando el juicio en contra de los codemandados MARIO y la sucesión de don MARIO, es deseo de las partes someter a su Señoría las cláusulas que a
continuación se detallan, a efecto de que previa aprobación, se acepte en sus términos
el desistimiento de la instancia, por lo que otorgan las siguientes:
CLÁUSULAS:
PRIMERA. DESISTIMIENTO DE LA INSTANCIA. Con fundamento en lo dispuesto por el
artículo 34 último párrafo del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, la parte actora, señor EDUARDO se desiste únicamente de la Instancia en
contra de C..., INC., sin que se extingan las acciones que tenga contra dicha empresa.
SEGUNDA. LIMITACIÓN DEL DESISTIMIENTO. El desistimiento de la instancia referido en
la cláusula anterior, se hace única y exclusivamente respecto de C..., INC., y no así respecto de la demanda presentada en contra de los codemandados MARIO y la sucesión de don MARIO, respecto de quienes deberán continuar este juicio con la reclamación de todas las prestaciones contenidas en la demanda.
TERCERA. ACEPTACIÓN DEL DESISTIMIENTO. Por su parte C..., INC., por conducto de su
apoderado, acepta expresamente el desistimiento de la instancia que presenta la parte
actora y no se reserva derecho o acción alguna para el cobro de gastos y costas del presente juicio por el desistimiento mencionado, quedando por tanto desligada del presente juicio.
CUARTA. CONDICIÓN. En atención a que el desistimiento de la instancia que se contiene en el presente escrito se formula para cumplir lo ordenado por el juez extranjero, sin que la parte actora pierda ningún derecho procesal en contra de los codemandados MARIO y la sucesión de don MARIO, tal desistimiento queda condicionado a
que sea aceptado en sus términos únicamente respecto de la instancia promovida en
contra de C..., INC., y no respecto de la demanda promovida en contra de los codemandados antes mencionados, por lo que en caso de que la autoridad judicial interpretara que este desistimiento de la instancia pudiera aplicarse también a los codemandados mencionados, el presente desistimiento quedará sin efecto y las partes que
comparecen a este escrito, continuarán el juicio por sus trámites legales.
QUINTA. Ambas partes solicitan a su Señoría que al no contener el presente escrito
cláusula contraria a la moral o al derecho, lo apruebe en sus términos y en consecuen180
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cia, se tenga a la actora por desistida de la instancia únicamente respecto de C..., INC.;
ordenando se continúe el juicio contra los codemandados MARIO y la sucesión de
don MARIO…
En el auto firme de veintiocho de marzo del año dos mil uno, la juzgadora tuvo
a EDUARDO desistiéndose de la instancia intentada sólo en contra de C..., INC., y
ordenó se continuara el juicio en contra de los demás codemandados.
En otro contexto, como ya se dijo en otra parte de esta sentencia, el artículo 13,
fracción IV, del Código Civil Federal y su correlativo del Código Civil para el
Distrito Federal, rige que la forma de los actos jurídicos se regirá por el derecho del
lugar en que se celebren.
Conforme a dicha norma, también como ya se dijo en otra parte de esta sentencia, el documento denominado agreement y su anexo “A” base de la acción, fue otorgado en el Estado de Texas, Estados Unidos de América. Por ello, la forma del documento en mención se rige por el derecho de los Estados Unidos de América, específicamente por el Código de los Estados Unidos de América, Capítulo 2 del Título 17
intitulado “Propiedad y Transferencia de Derechos de Autor”, Sección 204
“Ejecución de Transferencias de Propiedad de Derechos de Autor” o “Ejecución de
Cesiones de Titularidad de Derechos de Autor”, incisos a) y b). Dicha legislación, en
lo que interesa señala que la transferencia de la propiedad de derechos de autor que no es
mediante operación de ley, no tiene validez a menos que un instrumento de traspaso o
una nota o memorándum de la transferencia esté por escrito y firmada por el propietario de
los derechos traspasados. Un certificado de reconocimiento no se requiere para la validez
de una transferencia, sin embargo, es evidencia prima facie de la ejecución de la transferencia si en el caso de una transferencia ejecutada en los Estados Unidos, el certificado es emitido por una persona autorizada para administrar juramentos dentro
de los Estados Unidos.
Así las cosas, la transferencia de los derechos de autor de las treinta y nueve
películas que se mencionan en el documento denominado agreement y su anexo “A”
que ya fue transcrito en otra parte de esta sentencia, se celebró, firmó e incluso juró
por sus suscriptores, por escrito, ante la notario público del Estado de Texas, MELVY,
no obstante en cuanto a la forma del documento en mención, la ley aplicable no exigía para
la validez de la transferencia que el documento en mención se hubiera celebrado ante una
notario pública ni que se hubiera otorgado en escritura pública.
Es importante precisar en este espacio que con respecto de la celebración del
documento denominado agreement y su anexo “A” que fue jurado y firmado por
quienes lo suscribieron ante la fe de la notario pública MELVY; y el resultado de la
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prueba testimonial de la señora MELVY, este Tribunal realizará mayores pronunciamientos al valorar dicho testimonio.
Luego entonces, respecto de la forma del documento denominado agreement y su
anexo “A” esta Sala concluye que sí se cumplió con los requisitos señalados por la
invocada Sección 204, incisos a) y b) del Título 17, Capítulo 2, del Código de los
Estados Unidos de América, y con lo dispuesto por los artículos 13, fracción IV, del
Código Civil Federal y su correlativo del Código Civil para el Distrito Federal, y el
artículo 4o. de la Ley Federal de Derechos de Autor, vigente en marzo de mil novecientos noventa y tres, que señalaba que: “Los derechos que el artículo 2o. concede
en su fracción III al autor de una obra, comprenden la publicación, reproducción,
ejecución, representación, exhibición, adaptación y cualquiera utilización pública de
la misma, las que podrán efectuarse por cualquier medio según la naturaleza de la obra
y de manera particular por los medios señalados en los tratados, convenios internacionales vigentes en que México sea parte”. “Tales derechos pueden ser transmisibles por cualquier medio legal, incluida la enajenación y la concesión de uso o
explotación temporal, como el arrendamiento”.
A mayor abundamiento, esta Sala considera que el documento denominado agreement y su anexo “A” surte plenamente efectos jurídicos en la República mexicana,
toda vez que el actor exhibió los documentos que demuestran que la firma de la
notario público MELVY, y la firma del secretario del Estado de Texas, Estados
Unidos de América, fueron respectivamente legalizadas. La de la notario, por John
Hannah, en su carácter de secretario del Estado de Texas y la de éste por el cónsul
general de México en Houston, Texas, Estados Unidos de América, señor Francisco
González de Cossío, por lo cual se cumplió con los requisitos previstos por el artículo 546 del Código Federal de Procedimientos Civiles, en relación con el artículo 329
del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, y 97 del Reglamento
de la Ley Orgánica del Servicio Exterior Mexicano, aplicable en las fechas en que se
legalizaron las firmas en mención, conforme a lo especificado por esta Sala en la
descripción que se hizo del documento base de la acción en otra parte de esta sentencia, lo que debe tenerse por reproducido en este espacio como si se insertara a la
letra para evitar repeticiones innecesarias. Además, el actor acreditó que el documento denominado agreement y su anexo “A” se encuentra inscrito en el Registro
Público del Derecho de Autor desde el veintiocho de septiembre de mil novecientos
noventa y tres, bajo el número *****, libro 17, fojas 18, como se desprende del certificado de inscripción que obra en autos, que esta Sala tuvo a la vista, y que surte plenos efectos contra terceros, atento lo dispuesto por el artículo 32 de la Ley Federal
del Derecho de Autor. Certificación e inscripción que hacen prueba plena en térmi182
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nos de lo dispuesto por los artículos 327, fracción II y 403 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
Esta Sala también advierte que en el documento base de la acción que exhibió el
actor, denominado agreement y su anexo “A” que contiene el convenio de cesión de
derechos de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres que celebraron
MARIO, como titular y propietario de las treinta y nueve películas que se listan en
su anexo “A” y EDUARDO, como aceptante y adquirente, en el cual aparece la
firma de ambos interesados, lo que implica su voluntad y consentimiento para la
celebración de dicho acto jurídico; en dicho documento denominado agreement y su
anexo “A”, consta la relación jurídico contractual entre dichas partes; sin que para
demostrarse la existencia y validez de dicha relación contractual, hubiera sido necesaria la intervención de la notario público MELVY. Se afirma lo anterior, porque el
Código aplicable en el lugar de celebración del acto, esto es, en el Estado de Texas,
Estados Unidos de América, no lo exigía. Con dicho documento base de la acción,
también quedaron demostrado los elementos o requisitos de existencia que exige el
artículo 1794 del Código Civil Federal y su correlativo del Código Civil para el
Distrito Federal para toda clase de contratos, a saber, el consentimiento y el objeto.
Se afirma lo anterior, porque con las firmas de ambos contratantes, se acredita que el
señor MARIO, como titular y propietario de las películas que se señalan en el anexo
“A”, las transfirió incluyendo sus derechos patrimoniales y el cumplimiento de los
deberes y obligaciones contractuales inherentes a las mismas al señor EDUARDO y
que esta última persona, en ese acto, aceptó, y adquirió acusando recibo, tales derechos, deberes y obligaciones. Esta Sala también advierte que en dicho documento,
esto es el agreement y su anexo “A”, el aceptante de la cesión de los mencionados
derechos, le hizo saber al cedente o donador, su aceptación, y que el donante se hizo
conocedor de manera expresa de dicha aceptación, como consta en texto del documento base de la acción firmado por MARIO, cumpliéndose en esa forma con los
requisitos que la ley mexicana en el artículo 2340 del Código Civil exige para el perfeccionamiento de la donación.
En efecto, como esta Sala advierte en el documento denominado agreement y su
anexo “A”, base de la acción, aparece que: 1. MARIO transfirió y entregó “con efectividad inmediata a favor de EDUARDO, también de la ciudad de México, México,
todos mis derechos, título e interés de la índole que fuese y que posea yo sobre las
treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista
forma parte integral de este convenio, incluyendo sin carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas e incluyendo sin carácter limitativo, el
ejercicio de todos mis derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones refeMATERIA FAMILIAR
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rentes a dichas películas”. 2. En dicho documento también aparece que EDUARDO
“por el presente apruebo y recibo la transferencia y cesión anterior y reconozco que
es por una consideración buena y válida, mutua y recíproca, cuyo recibo y suficiencia acuso a través del presente”. Y 3. En el documento que se analiza, esta Sala también advierte que MARIO en ese mismo acto, se dio por enterado de la aceptación
de la cesión de derechos o donación que en dicho acto realizó, como así lo revela la
expresión “cuyo recibo y suficiencia es acusado por mí”. Esta Sala también advierte
que en el documento en mención, se señaló que “las treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte integral de este convenio”; por lo que es claro que el objeto material de la cesión o donación realizada fueron los derechos de la índole que fuese y que el señor MARIO “posea sobre” las
treinta y nueve películas mencionadas en dicho anexo. Esta Sala también advierte
que en el documento en mención, aparecen las firmas de ambas partes, esto es,
MARIO y EDUARDO. Como así lo advirtió esta Sala en el documento original en
texto en inglés, del documento denominado agreement. Como ya se dijo, en dicho
documento esta Sala advierte a simple vista que en la parte media del documento,
después de un texto, del lado derecho, aparece una firma ilegible sobre una línea y
abajo el nombre MARIO. En el mismo documento en idioma inglés, en la parte final
de la hoja, también del lado derecho, aparece una firma ilegible sobre una línea y
abajo el nombre de EDUARDO. En el lado izquierdo del documento en mención, en
idioma inglés, justo frente a la firma de MARIO, aparece una leyenda y bajo esa
leyenda, una firma colocada sobre una línea y abajo dice notary public. En el mismo
documento en idioma inglés, del lado izquierdo, en frente de la firma ilegible de
EDUARDO, nuevamente aparece una leyenda y debajo se estampó la misma firma
sobre una línea y abajo dice notary public. La firma que aparece arriba de estas líneas
dice Melvy. En el documento en inglés que se describe, esta Sala advierte que aparecen dos sellos rectangulares, de lado derecho, estampados justo bajo las firmas de
MARIO y EDUARDO. Dichos sellos también fueron colocados al lado derecho de las
firmas que dicen Melvy. En el mismo documento original, en la siguiente hoja, dice
en la parte superior EXHIBIT A y un poco abajo, en idioma español, dice PELÍCULAS
DEL SEÑOR MARIO y un listado del número uno al treinta y tres. En la siguiente
hoja, en la parte superior, esta Sala advierte la misma leyenda EXHIBIT A (Cont.) y
una lista que inicia en el número treinta y cuatro al treinta nueve, también en idioma
español. En la parte media de esta hoja que se describe, aparece al lado izquierdo una
firma sobre una línea y debajo de la línea dice: Melvy Notary Public Commission
ends 4/16/93 y debajo de dicha leyenda esta Sala observa un sello rectangular con el
que concluye el documento. Justo enfrente de la firma que dice Melvy, esta Sala
observa otra línea y sobre la línea dice Harris y debajo de la línea dice County.
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Conforme a lo antes dicho, a juicio de esta Sala, en el agreement la voluntad del
señor MARIO, fue la de trasmitir la propiedad y titularidad de todos los derechos
patrimoniales así como los deberes y obligaciones que le correspondieran sobre las
películas listadas en el anexo “A” a favor del señor EDUARDO, y la voluntad de
este último fue la de aceptar dicha transmisión y así lo hizo saber a don MARIO, tal
y como lo exige la figura jurídica de donación a título gratuito prevista en el Código
Civil mexicano. En este espacio resulta oportuno insistir en la afirmación que esta
Sala realizó en otra parte de esta sentencia, en relación a la expresión “good consideration”, contenida en el Dictionary of Law, New Large Type Edition, Running Press,
38 South Nineteenth Street, Philadelphia, Pennsylvania 19103, Edited by Peter J.
Dorman Library of Congress Cataloging in Publication Data, KF156.S8 340’.03.
ISBN0-914294-43-1pbk, Copyright 1976 Running Press, pp. 79, en la cual aparece el
significado de la expresión “good consideration”, que a la letra dice: “Valuable consideration. More precisely, consideration of natural love and affection, as between
family members; founded on natural duty.”. Expresión ésta que, sin mayor necesidad de traducción por perito por ser de conocimiento básico del idioma inglés, confirma voluntad de los contratantes MARIO y EDUARDO para que el documento
denominado agreement y su anexo “A”, de cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres surtiera todos sus efectos legales.
Ahora bien, como esta Sala ya lo apuntó en párrafos anteriores, la circunstancia
de que la propia notario público MELVY, haya certificado que ante su presencia se
suscribió y juró dicho acuerdo de voluntades denominado agreement junto con su
anexo “A” y, para constancia lo firmó, no produce ningún efecto en el otorgamiento de dicho acto jurídico, porque la ley aplicable en el Estado de Texas, Estados
Unidos de América, que es el lugar su otorgamiento, no exigía dicha formalidad, ni
solemnidad alguna. No obstante lo anterior, a juicio de esta Sala, dicha certificación
otorga al documento en mención valor probatorio de un documento público y así se
valora. Sin que lo anterior se vea desvirtuado por el testimonio que rindió la señora
MELVY por las razones que esta Sala expondrá en el análisis de la prueba testimonial en mención, que se realizará en otra parte de esta sentencia.
Así las cosas, en el documento denominado agreement y su anexo “A”, base de la
pretensión del actor, también se cumplió lo dispuesto por los artículos 1851 y 1852
del Código Civil Federal y sus correlativos del Código Civil para el Distrito Federal,
que establecen que si los términos de un contrato son claros y no dejan duda sobre
la intención de los contratantes se estará al sentido literal de sus cláusulas y que,
cualquiera que sea la generalidad de los términos de un contrato, no deberán entenderse comprendidos en él, cosas distintas ni cosas diferentes de aquellos sobre los
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que los interesados se propusieron contratar; de ahí que, el documento denominado
agreement y su anexo “A” o cesión de derechos de fecha cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres, tiene plena eficacia y validez jurídica.
Ahora bien, la parte demandada, señor MARIO ARTURO y sucesión del señor
MARIO, no aportó al juicio prueba que demostrara la ausencia de objeto en el documento denominado agreement y su anexo “A” por lo siguiente:
Con respecto a las pruebas supervenientes que los codemandados MARIO ARTURO y SUCESIÓN DE MARIO, ofrecieron con su escrito de doce de septiembre de dos
mil uno, esto es, el contrato de distribución celebrado por el señor EDUARDO, como
licenciante y C..., INC., como licenciatario de treinta y nueve películas cinematográficas; dicha documental que fue admitida a su oferente y cuyo valor probatorio es pleno,
a juicio de esta Sala, carece del alcance probatorio pretendido por su oferente para
demostrar la falta de objeto en el documento denominado agreement y su anexo “A”,
porque con dicha probanza, la parte demandada solo demostró la forma, términos y
condiciones de ese contrato; pero la probanza en mención no es idónea para demostrar
la invalidez jurídica del documento denominado agreement y su anexo “A” de cuatro
de marzo de mil novecientos noventa y tres. Por otra parte, esta Sala concluye que con
el mencionado contrato de distribución celebrado por el señor EDUARDO, como licenciante y C..., INC., como licenciatario de treinta y nueve películas cinematográficas, la
parte demandada no desvirtuó que MARIO, era el propietario y/o titular de los derechos de autor de las treinta y nueve películas descritas en el documento base de la
acción, por lo que debe concluirse que dicha probanza no le favoreció a la parte
demandada para acreditar la excepción de falta de objeto en estudio.
Por otra parte, la diversa prueba superveniente que la parte demandada ofreció en
su escrito de cuatro de octubre de dos mil uno, esto es, la sentencia del juez William J.
Rea, Juez de Distrito de Estados Unidos, en el caso “NO. CV 97-**** WJR (CTx)”; dicha
documental fue admitida y tiene pleno valor probatorio, pero carece del alcance probatorio pretendido por el demandado para demostrar la ausencia de objeto en el documento base de la acción. Se afirma lo anterior porque esta Sala advierte que la prueba
en mención solo demuestra que ese tribunal sostuvo que bajo la ley mexicana los productores son los autores de las películas y que sólo los productores o los sucesores de
los productores son elegibles para poseer los derechos de restitución correspondientes
a las películas. El documento en mención también acredita que los contendientes en el
juicio que dio origen de esa sentencia, fueron C..., INC., AUTHORS RIGHTS RESTORATION CORPORATION y MARIO, en lo personal y a nombre de la sucesión de
MARIO. En dicho documento, esta Sala también advierte que la conclusión final de la
autoridad judicial que dictó la sentencia en mención, señala: “Al final la falta de clari186
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dad evidenciada por las leyes previas a 1996 que regían los derechos de autor no puede
obscurecer una de sus características fundamentales: La doctrina de la colaboración. Esta
doctrina sin nombrar expresamente al productor de una película como el autor, logra el
siguiente hecho aún mejor –a saber, da derecho al productor de una película de ser tratado como podría serlo cualquier otro autor. Es decir, bajo la doctrina de la colaboración,
en consecuencia bajo las leyes de México, el productor de una película es el autor de la
película. La ley mexicana da derecho al productor a los mismos derechos que al autor
de un componente individual con una sola limitación, el requisito de dar crédito a los
colaboradores. Por tanto, este Tribunal sostiene que bajo la ley mexicana los productores son los autores de las películas. En consecuencia son sólo los productores o los
sucesores de los productores quienes son elegibles para poseer los derechos de restitución correspondientes a las películas”. Además, esta Sala advierte que en dicha sentencia, no se juzgó respecto de la titularidad de los derechos de autor, derivados del documento denominado agreement y su anexo “A” de cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres, el cual es base de la acción en el juicio que se analiza. En dicha sentencia, tampoco se resolvió sobre la validez jurídica del documento denominado agreement
y su anexo “A” de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres. Y por lo anterior,
a juicio de esta Sala puede afirmarse que la sentencia en mención no favoreció a los
intereses de la parte demandada porque con dicho documento no se demostró la falta
de objeto en el documento base de la acción en este juicio.
En cuanto a la prueba superveniente que la parte demandada ofreció en su escrito de veintinueve de octubre de dos mil uno, la cual le fue admitida, consistente en
la resolución de diez de octubre de dos mil uno dictada por la ministro Margaret
Garner Mirabal, del Tribunal de Apelaciones para el Primer Distrito de Texas, apelación número 01-99-0****-CV; dicha probanza, a la cual se concede pleno valor probatorio, a juicio de esta Sala carece del alcance probatorio pretendido por su oferente, porque con el documento en mención solo se demuestra que el aviso de apelación de “L…” del once de noviembre de mil novecientos noventa y nueve, no se
presentó en tiempo y que dicho tribunal no tiene jurisdicción para considerar una
apelación. Lo anterior se demuestra con la conclusión final de dicha autoridad judicial en la cual se señaló que: “Concluimos que la orden del 21 de abril de 1998 fue
una sentencia final y que el aviso de apelación de L… del 11 de noviembre de 1999
no se presentó en tiempo. Sin un aviso de apelación a tiempo, no se invoca la jurisdicción de este tribunal, y este tribunal no tiene jurisdicción para considerar una
apelación. Como resultado, otorgamos la petición de … de desistimiento y desechamos esta apelación por la falta de jurisdicción”. Además de lo anterior, como
esta Sala advierte, la sentencia en mención no hizo ningún pronunciamiento sobre
el objeto del documento base de la acción, por lo cual dicha sentencia no resultó
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favorable a los intereses de la parte demandada para acreditar la excepción de falta
de objeto del documento denominado agreement y su anexo “A”.
En otro contexto, la parte demandada en su escrito de doce de julio del año dos
mil dos, ofreció las siguientes pruebas supervenientes:
1) Treinta y tres certificados de registro, forma Gatt, números PA 927-947, PA 927939, PA 927-940, PA 927-941, PA 927-942, PA 927-943, PA 927-944, PA 927-993, PA 927994, PA 927-995, PA 927-996, PA 927-997, PA 927-998, PA 927-999, PA 927-000, PA 927002, PA 927-003, PA 927-004, PA 927-005, PA 927-006, PA 927-057, PA 927-059, PA 927060, PA 927-061, PA 927-062, PA 927-064, PA 927-065, PA 927-066, PA 927-067, PA 927058, PA 728-273, PA 728-274 y PA 728-275; y
2) Las resoluciones de diez de mayo y trece de septiembre de mil novecientos
noventa y nueve, así como las dos de siete de junio de dos mil dos, dictadas por el
juez William J. Rea, Juez de Distrito de la Corte Central del Distrito Central de
California, Estados Unidos de América, en la segunda fase del Caso CV 97-****
WJR.
Con respecto de las pruebas documentales supervenientes en mención, esta
Sala advierte que en la diligencia celebrada el doce de julio del dos mil dos, la juez
resolvió que el pronunciamiento de su admisión quedaba reservado para la sentencia definitiva. Ahora bien, respecto de dichas probanzas, esta Sala considera lo
siguiente:
En cuanto a los treinta y tres certificados de registro, forma Gatt, que fueron precisados en párrafos anteriores; que esta Sala tiene a la vista en copia simple, toda
vez que el oferente de la prueba refirió que los había exhibido en diverso ocurso de
veinticinco de febrero del año dos mil dos; el cual no obra en los autos que se revisan correspondientes al tomo IV, ya que en las actuaciones realizadas en el mes de
febrero del año en mención, solo obran las de fechas doce, catorce, dieciocho, veinte, veintidós, audiencia celebrada el día veinticinco, veintisiete, y un escrito de la
parte demandada de veintiséis de febrero en el cual solicitó se adicionaran copias
certificadas a las que había solicitado su contraparte; por lo que las copias simples
de los documentos que se valoran, carecen de eficacia probatoria alguna. No obstante lo anterior, debe decirse que el registro de los certificados de registro forma
Gatt ya señalados, se realizó el once y doce de febrero de mil novecientos noventa y
nueve; esto es, con posterioridad al registro del documento denominado agreement
y su anexo “A” de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres; documento éste último que, como consta en autos, fue inscrito en el Registro Público del
Derecho de Autor, el veintiocho de septiembre de mil novecientos noventa y tres,
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bajo el número *****. Certificado de inscripción este último que surte plenos efectos
contra terceros conforme a lo dispuesto por el artículo 32 de la Ley Federal del
Derecho de Autor y ya fue valorado en otra parte de esta sentencia.
Ahora bien, si los treinta y tres certificados de registro, forma Gatt ya citados tienen fechas de registro de once y doce de febrero de mil novecientos noventa y
nueve; entonces, es claro que la primera inscripción, esto es, la del documento
denominado agreement y su anexo “A” debe prevalecer sobre los treinta y tres certificados en mención, como así lo dispone el artículo 171 de la Ley Federal del
Derecho de Autor vigente. Por lo anterior, el documento en mención no favoreció a
los intereses de su oferente, porque no demuestra la inexistencia de objeto en el
documento base de la acción. Además, las copias simples de los treinta y tres certificados de registro forma Gatt, en comento, carecen de alcance jurídico para destruir, impedir o modificar los efectos jurídicos de los contratos de cesión de derechos de fechas veintiuno de enero de mil novecientos sesenta y tres y veinte de septiembre de mil novecientos setenta y dos, celebrados el primero por P. F., S.A. y el señor
MARIO, y el segundo, por P. F. I., S.A. de C.V. y el señor MARIO, que fueron inscritos en el Registro Público del Derecho de Autor, desde el año de mil novecientos
noventa y siete, con los números ****** y ******, mismos que no fueron impugnados
por la parte demandada en cuanto a su autenticidad y certeza, por lo que producen
efectos contra terceros y hacen prueba plena en términos de lo dispuesto por los
artículos 327, fracción II y 403 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, y demuestran que MARIO estaba en aptitud legal de transmitir los derechos, deberes y obligaciones objeto del documento denominado agreement y su
anexo “A”.
En relación a las resoluciones de diez de mayo y trece de septiembre de mil
novecientos noventa y nueve, así como las dos de siete de junio de dos mil dos, dictadas por el juez William J. Rea, Juez de Distrito de la Corte Central del Distrito
Central de California, Estados Unidos de América, en la segunda fase del Caso CV
97-**** WJR, que ofreció la parte demandada; dichas probanzas a juicio de esta Sala,
no favorecieron a los intereses de su oferente para demostrar la inexistencia de objeto en el documento denominado agreement y su anexo “A”, porque el alcance de
dichas documentales guarda estrecha relación con el convenio que celebró EDUARDO con LUIS CARLOS, como apoderado de la codemandada C..., INC., para desistirse de la instancia que intentó el actor en contra de dicha codemandada, “… con el
objeto de dar cumplimiento a la orden que emitió el juez William J. Rea, titular del
Juzgado de Distrito del Distrito Central de California, Estados Unidos de
Norteamérica, …”; toda vez que como lo manifestaron dichas partes en el convenio
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en mención, “… Además de intervenir en el presente juicio las partes intervienen en
los juicios identificados como Caso número CV-**-4969-WJR (EX) y Caso número
CV-**-0615-WJR (CTX) que se tramitan ante el Juzgado de Distrito del Distrito
Central de California, Estados Unidos de América, a cargo del juez William J. Rea,
en el último de los cuales el juez dictó ciertas órdenes de fechas 11 de mayo y 11 de
agosto de 2000…”; sin que en dichas sentencias extranjeras ofrecidas por la parte
demandada exista algún pronunciamiento relativo a la validez del documento
denominado agreement y su anexo “A”. A mayor abundamiento de lo anterior, no
debe perderse de vista que ambas partes, esto es, el actor y la parte demandada, en
los hechos 17 y 18 de la demanda y los correlativos de la contestación, aceptaron
que respecto de los procesos tramitados en los Estados Unidos de Norteamérica,
estarían a lo que un tribunal mexicano resolviera con respecto al documento denominado agreement y su anexo “A”.
Por otra parte, el hecho de que el anexo “A” del documento denominado agreement no se encuentre firmado por los contratantes, no tiene como consecuencia que
dicho anexo y el agreement sean nulos o inexistentes, ya que los contratantes claramente establecieron que dicho anexo que contiene el listado de las treinta y nueve
películas, cuyos derechos se transfirieron al señor EDUARDO, forma parte del convenio de cesión de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres. En efecto, en
el documento base de la acción se advierte lo siguiente: “Yo, MARIO, de la ciudad
de México, República mexicana, por una consideración buena y válida, de carácter
mutuo y recíproco, cuyo recibo y suficiencia es acusado por mí, a través del presente transfiero y entrego con efectividad inmediata a favor de EDUARDO, también de
la ciudad de México, México, todos mis derechos, título e interés de la índole que fuese y
que posea yo sobre las treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del
presente, cuya lista forma parte integral de este convenio, …”. Por lo que los términos de dicho documento son claros y contundentes en cuanto al alcance de dicho
documento. A mayor abundamiento, la parte demandada, señor MARIO ARTURO
y sucesión del señor MARIO, no aportó al juicio prueba que desvirtuara que las
treinta y nueve películas listadas en el anexo “A” no forman parte integrante del
convenio de cesión de derechos exhibido como base de la pretensión del señor
EDUARDO; de ahí lo infundado de la excepción de la parte demandada.
En otro orden de ideas, la parte demandada también adujo en sus excepciones
que existe inexistencia porque MARIO no podía ceder gratuitamente los derechos a
que se refiere el artículo 2o. fracciones I y II y artículo 3o. de la Ley Federal de
Derechos de Autor, ya que se trata de derechos personalísimos, que sólo se transmiten a los herederos legítimos o a cualquier persona a falta de disposición testamen190
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taria, por lo cual el demandado es su titular. Dicha excepción, a juicio de esta Sala,
es infundada por lo siguiente:
La Ley Federal de Derechos de Autor vigente en la fecha de celebración del
documento base de la acción, el artículo 2o. regía: “Son derechos que la Ley reconoce y
protege en favor del autor de cualquiera de las obras que se señalan en el artículo 1o.
los siguientes: I. El reconocimiento de su calidad de autor. II. El de oponerse a toda
deformación, mutilación o modificación de su obra, que se lleve a cabo sin su autorización, así como a toda acción que redunde en demérito de la misma o mengua
del honor, del prestigio o de la reputación del autor. III. El usar y explotar temporalmente la obra por sí mismo o por terceros, con propósitos de lucro y de acuerdo con las condiciones establecidas por la ley”.
Por su parte, el artículo 3o. de la Ley Federal de Derechos de Autor vigente en el
año mil novecientos noventa y tres disponía: “Los derechos que las fracciones I y II
del artículo anterior conceden al autor de una obra, se consideran unidos a su persona y son perpetuos, inalienables, imprescriptibles e irrenunciables; se transmite el
ejercicio de los derechos a los herederos legítimos o a cualquier persona por virtud
de disposición testamentaria”.
El artículo 4o. de la Federal de Derechos de Autor vigente en el año mil novecientos noventa y tres ordenaba: “Los derechos que el artículo 2o. concede en su
fracción III al autor de una obra, comprenden la publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación, y cualquiera utilización pública de la
misma, las que podrán efectuarse por cualquier medio según la naturaleza de la
obra y de manera particular por los medios señalados en los tratados y convenios
internacionales vigentes en que México sea parte. Tales derechos pueden ser transmisibles por cualquier medio legal, incluida la enajenación y la concesión de uso o
explotación temporal, como el arrendamiento”.
Atento a los citados preceptos legales, aplicables al caso concreto, debe decirse
que la Federal de Derechos de Autor reconoce derechos morales y derechos patrimoniales. Los derechos morales son conferidos, por disposición de la ley, de manera primigenia al autor como perpetuo titular de éstos sobre las obras de su creación,
teniendo el carácter de inalienables, imprescriptibles, irrenunciables e inembargables, asimismo el ejercicio de los derechos morales corresponde al creador de la
obra y a sus herederos, y en ausencia de éstos corresponderá al Estado. En cambio,
los derechos patrimoniales permiten la explotación de las obras literarias o artísticas al autor, heredero o al adquirente por cualquier medio legal y comprenden la
publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación y cualMATERIA FAMILIAR
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quiera utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse por cualquier
medio según la naturaleza de la obra y de manera particular, por los medios señalados en los tratados y convenios internacionales vigentes en que México sea parte,
conforme al artículo 4o. de la ley en mención.
Ahora bien, en la demanda, el actor reclamó de la parte demandada, entre otras
prestaciones la contenida en el inciso A), relativa a: “Que se declare judicialmente
que soy único y legítimo propietario y titular de todos los derechos derivados de las
treinta y nueve películas que enseguida listaré, derechos que incluyen enunciativa
pero no limitativamente los derechos patrimoniales de los derechos de autor tales
como de explotación, distribución, venta, renta, reproducción, etc., de las películas
y los derechos derivados de los contratos celebrados por MARIO con C... INC., por
haber operado la cesión de los derechos que a mi favor hiciera en vida MARIO, en
el documento base de la acción denominado agreement, de fecha 4 de marzo de
1993. Las treinta y nueve películas son…”. De la transcripción anterior, esta Sala
advierte que el actor demandó el reconocimiento en su favor de los derechos patrimoniales que se derivan del documento denominado agreement y su anexo “A” de cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres. Por ende, dichos derechos patrimoniales son los contenidos en el documento base de la acción en mención, no así los
derechos morales a que hace referencia el excepcionista, por la simple razón de que
los derechos morales son irrenunciables e intransferibles e inherentes a la persona
del autor, por lo cual no son susceptibles de transmisión conforme a las disposiciones legales ya citadas.
Precisado lo anterior, esta Sala advierte que el documento base de la acción, en lo
que interesa, dice:
Yo, MARIO, de la ciudad de México, República mexicana, por una consideración
buena y válida, de carácter mutuo y recíproco, cuyo recibo y suficiencia es acusado por
mí, a través del presente transfiero y entrego con efectividad inmediata a favor de
EDUARDO, también de la ciudad de México, México, todos mis derechos, título e interés de la índole que fuese y que posea yo sobre las treinta y nueve películas mencionadas en el
Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte integral de este convenio, incluyendo sin
carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas e incluyendo
sin carácter limitativo, el ejercicio de todos mis derechos contractuales existentes, deberes y
obligaciones referentes a dichas películas.
Conforme a los términos del documento base de la acción, y a los preceptos
legales aplicables al caso concreto antes invocados, a juicio de esta Sala, debe
entenderse que respecto de MARIO su voluntad fue la de transferir todos sus derechos, título e intereses de la índole que fuese y que él poseyera sobre las treinta y
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nueve películas listadas en el anexo “A”, incluyendo la explotación, renta, venta,
etc., de dichas películas, así como el ejercicio de sus derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones referentes a dichas películas. De lo anterior debe entenderse que MARIO solo podía referirse a los derechos patrimoniales incluyendo los
derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones que él poseyera respecto
de las películas mencionadas, porque los derechos morales sobre las mismas, eran
inalienables, imprescriptibles, irrenunciables e inembargables por ser inherentes a
su persona.
Luego, si del documento denominado agreement, y su anexo “A” no se deduce
que la intención del señor MARIO hubiese sido la transmisión de los derechos
morales a que se refieren las fracciones II y III del citado artículo 2o. y artículo 3o. de
la Ley Federal de Derechos de Autor vigente en marzo de mil novecientos noventa
y tres; entonces, es claro que la excepción que se analiza es infundada.
Por otra parte, en relación a la gratuidad aducida por el excepcionista, a juicio de
esta Sala, dicha excepción es infundada, porque conforme al artículo cuarto de la
Ley Federal de Derechos de Autor aplicable al caso concreto, los derechos patrimoniales de autor son transmisibles por cualquier medio legal, sin excluir la transmisión gratuita.
El demandado también opuso como excepción que existe nulidad en el documento base de la acción porque el artículo 7o. del Reglamento para el
Reconocimiento de Derechos Exclusivos de Autor, Traductor o Editor, señalaba que:
“…queda prohibida la cesión total de estos derechos y privilegios. El autor o traductor deberá conservar siempre una participación en ellos, siendo nulo cualquier convenio que no respete esta condición…”. Dicha excepción es infundada, porque el
Reglamento y artículo que mencionó el excepcionista tenía relación con los preceptos legales contenidos en el Título VIII, Libro II, del texto original del Código Civil
para el Distrito y Territorios Federales, de mil novecientos veintiocho. Dicho título
fue derogado según el artículo Segundo Transitorio de la Ley Federal Sobre el
Derecho de Autor de fecha treinta y uno de diciembre de mil novecientos cuarenta
y siete, publicada en el Diario Oficial de la Federación el catorce de enero de mil novecientos cuarenta y ocho, la cual entró en vigor el día treinta de enero de ese mismo
año, por lo que el Reglamento para el Reconocimiento de Derechos Exclusivos de
Autor, Traductor o Editor, en mención, al entrar en vigor la Ley Federal Sobre el
Derecho de Autor, quedó automáticamente sin materia. Por otra parte, y por
exhaustividad, con independencia de que el excepcionista únicamente fundó su
excepción en el Reglamento en mención, ya derogado; la Ley Federal Sobre el
Derecho de Autor, de fecha treinta y uno de diciembre de mil novecientos cuarenta
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y siete, en ninguno de sus ciento treinta y cuatro artículos, estableció alguna normatividad idéntica o parecida a la del artículo 7o. del Reglamento citado. De igual
forma, la Ley Federal sobre el Derecho de Autor, de fecha veintinueve de diciembre
de mil novecientos cincuenta y seis, publicada en el Diario Oficial de la Federación, el
treinta y uno de diciembre citado y que entró en vigor a los treinta días de su publicación, vigente el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, fecha del
documento denominado agreement y su anexo “A” materia de la presente controversia, que abrogó la Ley Federal Sobre el Derecho de Autor, de fecha treinta y uno de
diciembre de mil novecientos cuarenta y siete, tampoco estableció alguna normatividad idéntica o parecida a la del artículo 7o. del Reglamento mencionado. Luego,
de lo anterior se concluye que en el caso concreto no tiene aplicación un Reglamento
que quedó sin materia al derogarse el Título VIII, Libro II, del Código Civil para el
Distrito y Territorios Federales, así como al haberse derogado dicho Reglamento
por el artículo Segundo Transitorio de la Ley Federal Sobre el Derecho de Autor, de
fecha treinta y uno de diciembre de mil novecientos cuarenta y siete, al disponer que
quedaban también derogadas “todas las disposiciones que se opongan a la presente Ley”. Por lo anterior, la excepción en estudio opuesta por la parte demandada es
infundada.
Por otra parte, el enjuiciado también opuso como excepción que no es factible
que su padre cediera los derechos de treinta y cuatro películas de forma gratuita,
porque las películas registradas hasta el fallecimiento de VALENTINA, le pertenecían a su sucesión en un cincuenta por ciento por las capitulaciones matrimoniales
celebradas por sus progenitores con motivo de su matrimonio. Dicha excepción a
juicio de esta Sala es infundada, porque en relación a la sociedad conyugal que
constituyeron con motivo de su matrimonio civil los señores MARIO y VALENTINA, la cual se encuentra plenamente demostrada en los documentos que esta Sala
revisa, consistentes en las copias certificadas del acta de su matrimonio y las capitulaciones matrimoniales de la sociedad conyugal, debe considerarse que la parte
demandada, no compareció a juicio en representación de la sucesión de la señora
VALENTINA; sino en lo personal y en representación de la sucesión de MARIO, de
ahí que no tenga legitimación alguna para aducir en vía de excepción derechos de
los cuales la parte demandada, no acreditó detentar ni representar en el juicio. En
este espacio conviene precisar que como esta Sala advierte en las actuaciones que
tiene a la vista, el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito,
en el proceso de amparo D.C. ***/2005, relacionado con el D.C. ***/2005 en la ejecutoria de fecha once de agosto de dos mil cinco, analizó la excepción en mención
y emitió el siguiente pronunciamiento: “Ahora bien, los quejosos fundan su inconformidad para que sea denunciado el juicio a la sucesión mencionada, en las excep194
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ciones octava y novena de su escrito de contestación a la demanda, pero sin que en
el procedimiento hubieran solicitado o denunciado tal llamamiento, máxime que
en la tercería excluyente de dominio formulada por EDUARDO, los aquí quejosos
tuvieron conocimiento de la pretensión del reconocimiento de derechos que alegó
la sucesión citada, y por tanto, tuvieron la debida oportunidad de realizar la
denuncia correspondiente en el juicio del que deriva el acto reclamado, una vez
que contestaron la demanda”. No obsta a lo anterior, que en las excepciones octava
y novena, los aquí quejosos hubieran manifestado la existencia del probable derecho a favor de la sucesión de VALENTINA, puesto que la excepción, desde un
punto de vista general, consiste en un derecho de defensa, y constituye la facultad
legal que tiene el demandado de oponerse a la pretensión que el actor ha aducido
ante los órganos jurisdiccionales. Las excepciones tienden a destruir la acción que
se ejerce, pero no pueden constituir un derecho, es decir, no conducen a obtener
una declaración a favor del excepcionante, y en el caso, no habrían podido generar
la declaración del derecho sobre las películas a favor de la sucesión cuyo llamamiento ahora se alega; y para que la excepción, en dado caso, hubiera tenido el
efecto que ahora pretenden los inconformes, era necesario que al juez de la causa
hubieran solicitado dicho llamamiento al contestar la demanda, para que una vez
que estuviera entablada la relación procesal, continuar en todas y cada una de sus
partes; máxime que en el concepto en examen no fue precisada la prueba sobre la
cual fundan la denuncia a juicio. Además, es posible afirmar que independientemente de las resultas del juicio, y en la hipótesis de que la sociedad conyugal no
haya sido liquidada por lo que hace a las películas en litigio, la sucesión a bienes de
VALENTINA, podrá deducir sus derechos en la forma en que lo estime conveniente en contra de EDUARDO o de la sucesión quejosa, así como MARIO ARTURO,
según sea el caso, y por ello, no queda indefensa tal sucesión”. Luego entonces, respecto de esta excepción, las partes en este juicio habrán de estar a lo que ya fue
resuelto por la autoridad federal, que constituye la verdad legal y debe respetarse.
Sin que esta Sala deje de advertir que la juez del conocimiento –en el auto de veintisiete de mayo del año dos mil diez– determinó “…en relación a la petición que
hace en el sentido de integrar un litisconsorcio pasivo necesario, con la sucesión de
la señora VALENTINA, no es procedente, porque dicha figura jurídica resulta
indispensable cuando existe una comunidad litigiosa en términos del artículo 53
del Código de Procedimientos Civiles, lo cual no se da en la especie, por la razón
de que la señora VALENTINA, hoy su sucesión, no intervino en el acto jurídico que
constituye el documento base de la acción, pues en el –agreement de cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres– únicamente participó el hoy actor como
“cesionario” y MARIO, como “cedente”, por ende, no se desprende comunidad
jurídica que adecue lo previsto en el artículo 53 antes citado, amén de que, el objeMATERIA FAMILIAR
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to del contrato en comento ahí descrito es: “(…) todos mis derechos, títulos e intereses
de cualquier clase que sean que ahora tengo en las treinta y nueve películas listadas en el
anexo A (…)”, por lo que, el patrimonio de la señora VALENTINA, antes aludida,
no forma parte del objeto litigioso que habrá de resolverse en este juicio ya que la
litis sólo versa sobre los derechos antes mencionados. Corrobora lo anterior, la
jurisprudencia que a continuación se transcribe: “LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO.
REQUISITOS QUE SE REQUIEREN PARA LA EXISTENCIA DE. Existe litisconsorcio pasivo necesario, cuando las cuestiones que en el juicio se ventilan, afectan a más de dos personas, de tal manera que no es posible pronunciar sentencia válida, sin oírlas a
todas ellas; además se requiere que los demandados se hallen en comunidad jurídica con respecto al objeto litigioso o tengan un mismo derecho o se encuentren obligados por igual causa de hecho, o jurídica”. Tribunales Colegiados de Circuito.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época. Tomo II,
diciembre de 1995. Pág. 440…”. Este auto fue recurrido por la parte demandada,
pero fue confirmado por esta Sala en la resolución emitida el dos de agosto del dos
mil diez, en el toca de apelación número ****/2010. Sin que esta Sala tenga conocimiento de que dicha resolución haya sido impugnada mediante juicio de amparo y
que éste se haya concedido al quejoso. Por lo anterior, la excepción en mención
resultó infundada. Además, por exhaustividad, no pasa inadvertido para esta Sala
que la parte demandada al contestar la demanda, en el capítulo que denominó
hechos que sustentan las excepciones afirmó que: “…X. Entre los bienes que al
momento del fallecimiento de la señora VALENTINA, pasaron a formar parte de la
masa hereditaria de su sucesión, se encuentra el 50% de los derechos de autor, en
los términos y con la amplitud que establece la nueva Ley Federal de Derechos de
Autor, sobre las veintiséis películas relacionadas en el punto VII que antecede, toda
(sic) ellas hechas en este país por el señor MARIO durante su casamiento con la
señora VALENTINA y exhibidas por primera vez en nuestro país, y aunque por un
error ese 50% de derechos no se incluyó en ninguna forma ni en el inventario y avalúo de los bienes de la sucesión de la señor (sic) …, ni en el proyecto de división,
partición y adjudicación de dichos bienes, y por tanto ese 50% de derechos no se
adjudicó al señor MARIO ARTURO, como heredero, ni el resto de esos derechos se
adjudicó como gananciales al cónyuge supérstite, señor MARIO, no cabe duda
alguna de que, atento a lo dispuesto por el artículo 1288 del Código Civil del
Distrito Federal, el 50% de esos derechos de autor pasó a formar parte de la masa
hereditaria de la señor (sic) …, cuya titularidad corresponde a sus herederos como
un patrimonio común, mientras no se haga la división de los mismos….”.
La parte demandada también opuso como excepción que MARIO en la fecha en
que se otorgó el documento denominado agreement y su anexo “A”, no conservaba
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porcentaje alguno de los derechos de las películas ya mencionadas. Y que en el
supuesto de que el documento base de la acción tuviese validez, sólo le corresponderían al actor los porcentajes derivados de esas películas a la fecha del documento
denominado agreement y su anexo “A” pero que en el documento en mención no se
especificaron los derechos que se cedían, ni el señor EDUARDO los especificó.
Dicha excepción, a juicio de esta Sala es infundada, por lo siguiente:
Como consta en el documento base de la acción en este juicio, el objeto del documento denominado agreement y su anexo “A”, fue la transferencia de los derechos,
títulos e intereses de la índole que fuese y que posea el señor MARIO, sobre las treinta y
nueve películas mencionadas en el anexo “A” de ese documento, incluyendo sin
carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas e incluyendo sin carácter limitativo, el ejercicio de todos sus derechos contractuales existentes,
deberes y obligaciones referentes a esas películas. Luego, en el supuesto de que el
cedente MARIO, en el momento de la firma o celebración del documento denominado agreement y su anexo “A”, no hubiera obtenido porcentaje por la explotación o
renta de las películas; dicha circunstancia no impide, modifica o destruye los efectos
jurídicos de dicha cesión, dado que la explotación o renta de las películas no constituye ningún derecho de propiedad sobre éstas. Y, los efectos de la cesión de los
derechos de las películas que se describen en el anexo “A”, del documento denominado agreement, no se limitaron o condicionaron a cierto tiempo o fecha o exclusivamente a la fecha de su suscripción. Por otra parte, el enjuiciado no aportó prueba
con la que acreditara que esas películas y sus derechos se hubiesen transferido en
propiedad a terceras personas. Se afirma lo anterior, porque como esta Sala advierte, en las posiciones que formuló la parte demandada al actor EDUARDO, en la
audiencia celebrada el treinta de agosto de dos mil uno; dichas posiciones textualmente dicen: “…70. Que usted sabe que la señora JOYCE obtuvo del señor MARIO
el 32.5% de la cantidad que éste recibiera por la explotación de las 33 películas de su
propiedad… 143. Que usted sabe que el señor MARIO a la muerte del señor JACK
continuó entregando el 35 por ciento de la cantidad obtenida por la explotación de 33
películas de su propiedad a la señora NATALIA. 144. “Que usted en los Estados
Unidos de Norteamérica reconoció que la señora NATALIA, detentaba el 35 por
ciento de los derechos de explotación, venta y renta de 33 películas producidas por el
señor MARIO. 145. Que usted en los Estados Unidos de Norteamérica ante el
Tribunal de Distrito de la Corte Central de California, reconoció que la señora
NATALIA, detentaba el 35 por ciento de los derechos de explotación, venta y renta de
33 películas producidas por el señor MARIO..”; si bien el actor las confesó; sin
embargo en ninguna de las posiciones así formuladas, el actor confesó o hizo referencia a alguna enajenación, venta, donación o cesión en propiedad de esos dereMATERIA FAMILIAR
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chos, por lo cual con el resultado de dicha probanza, la parte demandada no acreditó la excepción en estudio.
Por otra parte, es cierto que la parte demandada señala los porcentajes que por
la explotación de las películas se entregaban a las señoras JOYCE y NATALIA, pero la
parte demandada en ningún momento afirmó y menos aún demostró en el juicio
que las personas mencionadas, esto es, NATALIA y JOYCE fuesen propietarias o
titulares de las películas o de los derechos de propiedad de éstas. Sin que en las
pruebas que aportó el enjuiciado al juicio, se advierta que exista alguna que acredite que en la fecha de celebración del documento denominado agreement y su anexo
“A”, esto es, el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, o con anterioridad a esa fecha, el señor MARIO hubiese enajenado, cedido, donado o vendido la
propiedad de esos derechos a terceras personas diferentes al señor EDUARDO. Por
tanto, esta excepción resultó infundada.
No pasa inadvertido para esta Sala que ambas partes acordaron en la sentencia
de octubre de mil novecientos noventa y cuatro, emitida en el Caso número CV93**** WJR (Ex) por el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos, Distrito Central de
California, que en copia certificada exhibió la parte actora y cuya celebración confesó la parte demandada al contestar los hechos diecisiete y dieciocho de la demanda,
que a la señora NATALIA o NATASHA, se le entregara el treinta y cinco por ciento
de las regalías o participaciones generadas por las películas del señor MARIO y a
éste el sesenta y cinco por ciento de esas regalías. A la señora JOYCE, se le entregara el cincuenta por ciento de ese sesenta y cinco por ciento, derecho del que gozó
hasta el día treinta y uno de diciembre de dos mil. Por tanto, el señor MARIO, al
cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, fecha del documento denominado agreement y su anexo “A”, sí era el titular de los derechos relativos a sus películas
ya mencionadas. Además, como esta Sala advierte, en la sentencia en mención, no se
declaró a dichas señoras, esto es, a NATALIA o NATASHA y a JOYCE como propietarias o titulares de las películas; sino que sólo se determinaron los porcentajes que
se entregarían a éstas por las regalías de las películas en los porcentajes acordados,
circunstancia que no afecta ni destruye el objeto del documento denominado agreement y su anexo “A”. Independientemente de lo anterior, es claro que NATALIA o
NATASHA y JOYCE, son personas ajenas a este juicio y sus derechos están a salvo.
A mayor abundamiento, como consta en el documento base de la acción, el objeto de la cesión de derechos que en el mismo se contiene, no sólo consistió en la
transferencia o enajenación de derechos, títulos e intereses de cualquier clase que tuviese el señor MARIO, sobre las treinta y nueve películas listadas en el anexo “A”, sino
también el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de los deberes y obligaciones
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contractuales existentes respecto a dichas películas, lo que se vino cumpliendo con
la entrega de las regalías o participaciones a la señora NATASHA, y hasta el día
treinta y uno de diciembre de dos mil, a la señora JOYCE.
Luego, al ser claros los términos en los cuales MARIO, por su propia voluntad,
transfirió y entregó a EDUARDO, todos sus “derechos, título e interés de la índole que
fuese y que posea yo sobre las treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del
presente, cuya lista forma parte integral de este convenio, incluyendo sin carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas e incluyendo sin carácter
limitativo, el ejercicio de todos mis derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones
referentes a dichas películas”; entonces, también resulta claro que el cesionario de
dichos derechos título e interés de la índole que fuese y que tuviera el cedente en la
fecha del documento en mención, también adquirió la obligación de responder de
todos los “derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones referentes a
dichas películas”, de los cuales también era titular MARIO en la fecha en que se
firmó el documento en cita. De ahí que la excepción en estudio resulte infundada.
El demandado también opuso como excepción la señalada en el número siete,
relativa a que MARIO nunca tuvo derechos sobre las cinco películas a que “me refiero al final del punto VII del capítulo de hechos que sirven de fundamento a las excepciones y
defensas que opongo”. Dicha excepción a juicio de esta Sala es infundada, porque la
circunstancia de que MARIO, como lo afirmó el excepcionista, no tuviese derechos
de ninguna especie sobre las películas …; ello no destruye la validez del documento base de la acción, ni implica que haya existido falta de objeto en dicho convenio
de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres. En todo caso, en la
hipótesis de que existiera alguna persona con mejor o mayor derecho sobre dichas
películas, la anterior circunstancia habría de ser resuelta a la luz del mismo documento denominado agreement y su anexo “A”, interpretado en forma integral, ya
que el mismo hace referencia a derechos y obligaciones que también transfirió
MARIO a EDUARDO. De ahí que la excepción en estudio resulte infundada.
Con respecto a la excepción que opuso la parte demandada relativa a que existe
una inhabilidad que invalida el supuesto contrato en los términos de lo establecido
por los artículos 2225, 2226 en relación al 638 del Código Civil, que se encuentra
viciado porque no han transcurrido diez años del documento que se tilda de inexistente y nulo…”. Esta excepción a juicio de esta Sala es infundada, porque conforme
al estudio que ya se ha realizado a lo largo de esta sentencia respecto de la forma,
consentimiento y objeto del documento denominado agreement y su anexo “A”, ha
quedado establecido que en el documento en mención se encuentran plenamente
satisfechos tanto el consentimiento, como el objeto, y la forma en la cual debió otorMATERIA FAMILIAR
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garse, por lo que no existe causa de nulidad alguna que deba declararse, por lo que
esta excepción es infundada.
Por otra parte, en relación a las excepciones que opuso la parte demandada identificadas como: “…12. La nulidad por falta del supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito de fecha 4 de marzo de 1993, en que el señor EDUARDO, pretende fundar su demanda de tercería excluyente de dominio… 13. La de inexistencia por falta de consentimiento del supuesto contrato de cesión de derechos a título
gratuito de fecha 4 de marzo de 1993, en que el señor EDUARDO pretende fundar
su demanda de tercería excluyente de dominio y las acciones que en ella pretende
hacer valer… 14. La de inexistencia por falta de consentimiento del supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito de fecha 4 de marzo de 1993, en que el
señor EDUARDO pretende fundar su demanda de tercería excluyente de dominio y
las acciones que en ella pretende hacer valer… 15. La excepción de inexistencia por
falta de objeto del supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito de fecha
cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, en el que EDUARDO pretende
fundar su demanda de tercería excluyente de dominio (sic) y las acciones que en ella
pretende hacer valer,… 18. La excepción de inexistencia por falta de objeto del
supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito en el que el señor EDUARDO pretende fundar su tercería excluyente de dominio (sic) y las acciones que en
ella ejercita… 19. La excepción de improcedencia de juicio por los razonamientos
expresados en el punto que antecede.”; así como los hechos que narró la parte
demandada que sirvieron de fundamento para sustentar dichas excepciones, así
como los relativos expresamente con relación a la tercería excluyente de dominio en
mención. Dichas excepciones, a juicio de esta Sala son infundadas, porque en el juicio que se resuelve no se controvirtió en relación a una tercería excluyente de dominio, sino que se ejercitó diversa acción en base a las prestaciones que se dejaron indicadas en la demanda, que deben tenerse por reproducidas en este espacio como si a
la letra se insertaran, para evitar repeticiones innecesarias.
En cuanto a la excepción de improcedencia de la demanda y de las prestaciones
reclamadas por el actor, porque –dice el excepcionista– éste no acompañó a dicha
demanda el documento original en el que pretende fundar su derecho violando los
artículos 96 y 336 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, ya
que sólo acompañó una copia certificada por notario público, que no es un documento original. Dicha excepción es infundada, porque como esta Sala advierte del
documento base de la acción que tiene a la vista, fue exhibido en original.
La parte demandada también opuso como excepción la señalada en el punto
nueve de su escrito de contestación a la demanda, consistente en que “…la acción
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reivindicatoria…” que ejercita el señor ... es improcedente, porque aun suponiendo
sin conceder que el supuesto convenio base de la acción tuviera existencia y validez
jurídicas, su materia sólo fueron todos los derechos títulos e intereses de cualquier
clase que tuviere MARIO el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres; y,
–dice el excepcionista– a esa fecha MARIO no tenía derechos de ninguna especie.
Dicha excepción, a juicio de esta Sala es infundada, porque, como se desprende de la
simple lectura de la demanda, el actor no interpuso una acción reivindicatoria,
entendiéndose por ésta –atento a lo dispuesto por el artículo 4o. del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal– la acción real que tiene el propietario de un bien material, mueble o inmueble, contra el poseedor del mismo, para
recuperarlo y obtener la entrega de los frutos y accesiones de la cosa. En el caso concreto, el actor EDUARDO, en los hechos de la demanda, no hizo referencia a que él
haya sido poseedor de los derechos patrimoniales de las treinta y nueve películas
que le fueron cedidos por MARIO en el documento denominado agreement y su
anexo “A”, de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, y no
demandó del enjuiciado que se le restituyera en la posesión de esos derechos y/o de
esas películas, que es el objeto de la acción reivindicatoria. Por ello, es infundada la
excepción en estudio.
La parte demandada también opuso las excepciones señaladas como: “11. La
consistente en que no se cubrieron los requisitos que exige la ley mexicana para un
convenio como el que el señor EDUARDO dice haber celebrado con el señor
MARIO”; y “17. La improcedencia de la demanda promovida por el señor EDUARDO, y de las prestaciones que en ella reclama, ya que siendo el documento en el que
se consigna el supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito en el que
pretende fundar sus reclamaciones, un supuesto documento público procedente del
extranjero, para que pudiera (sic) ser fe en el Distrito Federal la firma que en él aparece como de la notaria pública del Estado de Texas de los Estados Unidos de
América MELVY, debió haber venido debidamente legalizada en los términos del
artículo 329 del Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal y 546 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, por lo que al no estar legalizada la firma
de dicha notaria pública, el documento de que se trata no hace fe en el Distrito
Federal”. Dichas excepciones se estudian conjuntamente por la relación conceptual
que en ellas se advierte y son infundadas por lo siguiente:
Como ya se dijo en otra parte de esta sentencia, el artículo 13, fracción IV, del
Código Civil Federal y su correlativo del Código Civil para el Distrito Federal, aplicables en el caso concreto, señalan que la forma de los actos jurídicos se regirá por el
derecho del lugar en que se celebren.
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Así las cosas, el documento denominado agreement y su anexo “A”, de fecha
cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, que es el documento base de la
pretensión del actor, se otorgó en el Estado de Texas, Estados Unidos de América.
Luego, en base al precepto legal en mención, su forma se rige por el derecho de los
Estados Unidos de América, específicamente por el Código de los Estados Unidos
de América, Capítulo 2 del Título 17 intitulado “Propiedad y Transferencia de Derechos
de Autor”, Sección 204 “Ejecución de Transferencias de Propiedad de Derechos de
Autor” o “Ejecución de Cesiones de Titularidad de Derechos de Autor”, incisos a) y b).
Dicha legislación, como también ya quedó precisado en otra parte de esta sentencia,
dispone que “la transferencia de la propiedad de derechos de autor que no es
mediante operación de ley, no tiene validez a menos que un instrumento de traspaso o una nota o memorándum de la transferencia esté por escrito y firmada por el
propietario de los derechos traspasados. Un certificado de reconocimiento no se
requiere para la validez de una transferencia, sin embargo, es evidencia prima facie
de la ejecución de la transferencia si en el caso de una transferencia ejecutada en los
Estados Unidos, el certificado es emitido por una persona autorizada para administrar juramentos dentro de los Estados Unidos”.
En el caso concreto, como se desprende del documento base de la acción, la
transferencia de los derechos de autor de las películas señaladas en el documento
denominado agreement y su anexo “A”, de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, se celebró, firmó y juró por escrito por ambas partes, esto es,
MARIO como cedente y EDUARDO, en su carácter de cesionario ante la notario
público del Estado de Texas, Melvy. En consecuencia, se cumplió con la Sección
204, incisos a) y b) del Título 17, Capítulo 2, del Código de los Estados Unidos de
América, y con lo dispuesto por los artículos 13, fracción IV, del Código Civil
Federal y su correlativo del Código Civil para el Distrito Federal, y el artículo 4o.
de la Ley Federal de Derechos de Autor, vigente en marzo de mil novecientos
noventa y tres, que a la letra dispone: “ARTÍCULO 4o. Los derechos que el artículo
2o. concede en su fracción III al autor de una obra, comprenden la publicación,
reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación y cualquiera utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse por cualquier medio según
la naturaleza de la obra y de manera particular por los medios señalados en los tratados, convenios internacionales vigentes en que México sea parte”. “Tales derechos pueden ser transmisibles por cualquier medio legal, incluida la enajenación y
la concesión de uso o explotación temporal, como el arrendamiento”.
En este espacio es conveniente insistir que la legislación aplicable en cuanto a la
forma del documento base de la acción, no exigía solemnidad alguna para la trans202
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misión o enajenación de los derechos, ya que bastaba que la citada transmisión o
enajenación de los derechos, se realizara mediante una nota o memorándum, esto
es, que dicho acto se realizara por escrito y se encontrara firmada por el propietario de los derechos traspasados, como así sucede con el documento denominado
agreement y su anexo “A”, el cual se otorgó por escrito y fue firmado por el propietario
de los derechos traspasados, esto es por MARIO, como así quedó demostrado con
las pruebas que se aportaron al juicio y que ya fueron valoradas suficientemente en
otra parte de esta sentencia. De ahí que la afirmación de la parte demandada de
que para la validez del documento denominado agreement y su anexo “A”, haya
sido necesario que dicho acto se hubiese realizado en escritura pública resulte
infundado.
Ahora bien, el documento denominado agreement y su anexo “A”, surte plenamente efectos jurídicos en la República mexicana, porque como consta en el documento original que esta Sala tiene a la vista, 1. La firma de la notario público Melvy,
y la firma del secretario del Estado de Texas, Estados Unidos de América, fueron
respectivamente legalizadas. La de la notario, por John Hannah, secretario del
Estado de Texas y la de éste por el cónsul general de México en Houston, Texas,
Estados Unidos de América, señor Francisco González de Cossío, cumpliéndose en
todos sus términos con los artículos 546 del Código Federal de Procedimientos
Civiles, 329 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, y 97 del
Reglamento de la Ley Orgánica del Servicio Exterior Mexicano, vigente en abril de
mil novecientos noventa y tres, fecha de la legalización de firmas, y 2. El documento denominado agreement y su anexo “A”, se encuentra inscrito en el Registro
Público del Derecho de Autor, desde el veintiocho de septiembre de mil novecientos
noventa y tres, bajo el número *****, como se desprende del certificado de inscripción que obra en autos y que surte plenos efectos contra terceros, atento lo dispuesto por el artículo 32 de la Ley Federal del Derecho de Autor. Certificación e inscripción que hacen prueba plena en términos de lo dispuesto por los artículos 327, fracción II y 403 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. Luego
entonces el documento base de la acción en mención, sí reúne los requisitos legales
exigibles y cumple con las leyes federales de derechos de autor, tanto de nuestro
país y del Distrito Federal, como las de los Estados Unidos de América, y las leyes
estatales o locales del Estado de Texas. Las películas que ampara el “anexo” del
documento denominado agreement, fueron producidas en la República mexicana,
por empresas mexicanas y consecuentemente se encuentran bajo el amparo e
influencia de la Ley Federal del Derecho de Autor. Las partes contratantes son de
nacionalidad mexicana, en tanto que los efectos del contrato deben surtirse en
México, por lo que la ley aplicable es la mexicana, a saber la Ley Federal del Derecho
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de Autor, situación que también fue resuelta por los tribunales de los Estados
Unidos de América, a lo cual se sujetaron las partes contendientes en este juicio,
como ya fue suficientemente estudiado por esta Sala en otra parte de esta sentencia;
y el Código Civil para el Distrito Federal, de conformidad con lo establecido en el
artículo 13, fracción IV del propio Código Civil, por ello, la excepción en estudio es
infundada.
En este espacio, conviene destacar la afirmación de la parte demandada contenida en la contestación al hecho cuatro de su demanda, relativa a que es falso que su
padre hubiese ratificado el consentimiento para esa cesión ante la presencia de
MELVY, notario público del Estado de Texas. Que el día siete de septiembre de mil
novecientos noventa y tres, la mencionada MELVY manifestó textualmente lo
siguiente: “A quien corresponda: –documento titulado agreement y notarizado por
mí el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres– la notarización de dicho
documento refleja únicamente el reconocimiento de la firma de el Sr. EDUARDO en
el papel presentado ante mí por él mismo en esa fecha, presentándose él solo en mi
oficina localizada en la calle del Dr. FRANCISCO, …, Houston, Texas, Scurlock
Tower. La firma sobre el nombre “MARIO”, ya venía impresa de antemano en susodicho documento por lo tanto no atestigüé personalmente la ejecución de esa
acción”… El enjuiciado afirmó que “…lo dice la misma notaria que en el documento base de la acción ante ella MELVY, mi padre no estampó su firma, ella misma
reconoce que es falso de toda falsedad, lo que en realidad sucedió según ella misma
lo dice es que no atestiguó personalmente la ejecución de esa acción, lo que robustece aún más… la inexistencia del consentimiento del autor de la sucesión señor
MARIO…”. Ahora bien, en el documento denominado agreement y su anexo “A”,
esta Sala advierte lo siguiente:
Yo, MARIO, de la ciudad de México, República mexicana, por una consideración
buena y válida, de carácter mutuo y recíproco, cuyo recibo y suficiencia es acusado por mí,
a través del presente transfiero y entrego con efectividad inmediata a favor de
EDUARDO, también de la ciudad de México, México, todos mis derechos, título e interés de la índole que fuese y que posea yo sobre las treinta y nueve películas mencionadas
en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte integral de este convenio, incluyendo
sin carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas e incluyendo sin carácter limitativo, el ejercicio de todos mis derechos contractuales existentes,
deberes y obligaciones referentes a dichas películas.
MARIO. Firma ilegible. Rúbrica.
SUSCRITO Y JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993. NOTARIO PÚBLICO.
Firma ilegible. Rúbrica.
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Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
“ACEPTACIÓN”.
Yo, EDUARDO de la ciudad de México, República mexicana, por el presente
apruebo y recibo la transferencia y cesión anterior y reconozco que es por una consideración
buena y válida, mutua y recíproca, cuyo recibo y suficiencia acuso a través del presente.
EDUARDO. Firma ilegible. Rúbrica.
“SUSCRITO Y JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”. “NOTARIO
PÚBLICO”. Firma ilegible. Rúbrica.
Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
Anexo a dicho agreement o “convenio” se encuentra constante de dos fojas útiles, el
documento denominado “Exhibit A” “PELÍCULAS...”.
…
Melvy, notario público” “Nombramiento termina 4/16/93”. Firma ilegible.
Rúbrica.
“Harris” “County”
Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
Precisado lo anterior, con respecto a la afirmación de la parte demandada contenida
en la contestación al hecho cuatro de la demanda que se estudia, esta Sala realiza las
siguientes precisiones:
Como ya fue suficientemente razonado en otra parte de esta sentencia, conforme a
la legislación vigente en la fecha del documento base de la acción en Estados Unidos de
América, con respecto a la forma del documento base de la acción, la Sección 204, incisos a) y b) del Título 17, Capítulo 2, del Código de los Estados Unidos de América, aplicable al acto jurídico en mención, sólo exigía la forma escrita y la firma del titular de los
derechos transferidos; no así que el documento relativo a dicho acto jurídico se realizara ante notario público, o en escritura pública o con alguna solemnidad especial. De ahí
que para la existencia y validez del documento denominado agreement y su anexo “A”
no haya sido un requisito indispensable que fuera otorgado ante la fe de la notario
público mencionada por la parte demandada. Por ende, en el supuesto no concedido
de que la firma de MARIO que aparece en el documento denominado agreement y su
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anexo “A” no hubiera sido otorgada ante notario público, dicho supuesto hipotético no
puede llevar a concluir –como lo pretende la parte demandada– que haya existido
falta de consentimiento de MARIO para la celebración de dicho acto. Lo anterior
adquiere relevancia jurídica, si se considera que en base al estudio de las pruebas ya
valoradas en otra parte de esta sentencia, se encuentra plenamente demostrado en
autos que la firma que aparece en el documento base de la acción del señor MARIO, sí
pertenece a su puño y letra, y éste sí tenía la capacidad para intervenir en dicho acto y
comprender su alcance, porque también como ya quedó demostrado con las pruebas
valoradas en otra parte de esta sentencia, en la fecha del documento denominado agreement y su anexo “A” el señor MARIO no se encontraba en estado de interdicción. Se
afirma lo anterior porque si bien en autos está demostrado que en la fecha en mención
MARIO se encontraba quebrantado en su salud; sin embargo, en autos no se demostró
que su capacidad mental estuviera afectada, por lo que MARIO sí tenía la libre disposición de su persona y estaba en posibilidad de celebrar el documento denominado
agreement y su anexo “A”. Siendo que además, como esta Sala también ya lo razonó en
otra parte de esta sentencia, para el señor MARIO no era extraño ni ajeno firmar documentos en inglés del tipo del agreement.
Por otra parte, en cuanto a la afirmación de la parte demandada contenida en su
contestación al hecho cuatro de la demanda, relativa a que el día siete de septiembre de
mil novecientos noventa y tres, la mencionada MELVY manifestó textualmente lo
siguiente: “A quien corresponda: –documento titulado agreement y notarizado por mí
el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres– la notarización de dicho documento refleja únicamente el reconocimiento de la firma de el Sr. EDUARDO en el papel
presentado ante mí por él mismo en esa fecha, presentándose él solo en mi oficina
localizada en la calle del Dr. FRANCISCO, …, Houston, Texas, Scurlock Tower. La
firma sobre el nombre “MARIO”, ya venía impresa de antemano en susodicho documento por lo tanto no atestigüé personalmente la ejecución de esa acción”.
Esta Sala procede a valorar la mencionada afirmación que el excepcionista le adjudicó en su contestación a la demanda, a MELVY del día siete de septiembre de mil
novecientos noventa y tres. Así, esta Sala tiene a la vista copia certificada por el C.
Secretario de Acuerdos del Juzgado Décimo Octavo de lo Familiar, quien certificó que
dicho documento obra en original como parte de la tercería excluyente de dominio que
promovió EDUARDO en contra de la sucesión de MARIO; el cual se encuentra en la
bolsa ocho de documentos. En dicho documento, redactado en idioma español, con el
texto mencionado, en la parte inferior esta Sala advierte que bajo la firma de Melvy,
dice notaria pública, Condado de Harris, Estado de Texas, comisión hasta 4/16/97, sin
ningún sello respecto de lo anterior ni la certificación del secretario de Estado del
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Estado de Texas, Estados Unidos de América, de que en esa fecha la mencionada
Melvy, fuese notaria pública ni el término de su comisión. En el lado opuesto de la
hoja, aparece un sello de Ángeles González, y la leyenda “mi comisión expires January
30, 1994” y fuera del sello mencionado los números 10-15-93. Tampoco aparece la certificación del secretario de Estado del Estado de Texas, Estados Unidos de América, de
que en esa fecha la mencionada Ángeles González fuese notaria pública ni el término
de su comisión. Por lo cual no existe ninguna certeza jurídica de que las mencionadas
personas en esa época fuesen notarias públicas. En la parte inferior del documento
aparece un sello del Consulado General de México, Houston, Texas Servicio Exterior
Mexicano, y la leyenda: “El suscrito C. Francisco González de Cossío, cónsul general
de México, en Houston, Texas, Estados Unidos de América, certifica que la firma que
antecede es de Ángeles González, notario público en y por el Estado de Texas, puesto
(a) en el (la) Acuerdo en el (la) adjunto (a) coincide con el (la) que se tiene registrado en
esta oficina. Houston, Texas, 15 de octubre de 1993”. Al final del documento en mención, una firma y la leyenda: “Nota: Esta legalización no prejuzga de la validez del contenido del documento anexo”. Ahora bien, a juicio de esta Sala, si bien el documento
que se valora es un documento público en términos de lo dispuesto por los artículos
327, fracción VIII y 403, del Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal; sin
embargo, a juicio de esta Sala, dicho documento no tiene el alcance probatorio que pretende el inconforme para demostrar que MARIO no estampó su firma en el documento base de la acción y por ello exista falta de consentimiento de MARIO. Se afirma lo
anterior porque lo que dijo MELVY –de quien no existe ninguna certeza jurídica de que
en el momento en que suscribió el documento que se valora se desempeñara como
notario público, pues el documento en mención no contiene ni el sello ni la certificación
correspondiente–; en el documento que se valora es que “…La firma sobre el nombre
“MARIO”, ya venía impresa de antemano en susodicho documento por lo tanto no
atestigüé personalmente la ejecución de esa acción”. Luego entonces, lo que afirmó
MELVY respecto de la firma de MARIO en el documento base de la acción es que ella
no atestiguó personalmente la ejecución de esa acción, mas no que dicha firma no haya
sido puesta del puño y letra de MARIO, por lo cual bajo ninguna circunstancia el documento que se valora es idóneo para demostrar ausencia de consentimiento de MARIO
en el documento base de la acción, más aún porque frente a dicho documento que
extendió “a quien corresponda” la mencionada MELVY, existe una prueba pericial rendida en el juicio con la cual quedó plenamente demostrado que la firma que aparece en
el documento denominado agreement y su anexo “A”, corresponde al puño y letra de
MARIO.
Por otra parte, esta Sala advierte que en el documento denominado agreement y su
anexo “A”, consta la leyenda: “MARIO”. Firma ilegible. Rúbrica. “SUSCRITO Y JURAMATERIA FAMILIAR
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DO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”. “NOTARIO PÚBLICO”. Firma ilegible. Rúbrica.
Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”. De lo anterior, esta Sala concluye que en la
leyenda en mención, se asentó que el nombramiento de MELVY terminaba el dieciséis
de abril de mil novecientos noventa y tres; y que la comunicación que se valora es de
fecha siete de septiembre de mil novecientos noventa y tres, sin que en autos exista
alguna prueba que demuestre en forma fehaciente de que a esa fecha, esto es, al siete
de septiembre de mil novecientos noventa y tres que es la fecha del documento que se
valora, MELVY fuese notario público y con ese carácter haya realizado tales afirmaciones, por lo cual el documento en mención también carece del alcance probatorio pretendido por su oferente. Por otra parte, de la misma leyenda que aparece en el documento denominado agreement y su anexo “A”, esta Sala advierte que siendo notario
público la mencionada MELVY ella certificó que el documento denominado agreement
y su anexo “A”, fue “SUSCRITO Y JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”. Luego
entonces, a juicio de esta revisora, una comunicación dirigida “A quien corresponda”,
suscrita por MELVY en lo personal, no puede desvirtuar el acto en el que ella intervino
en ejercicio de su función como notario público, con la responsabilidad que dicha actividad implica conforme a la ley aplicable en el Estado de Texas, Estados Unidos de
América. De ahí que el documento que se estudia no tenga el alcance probatorio pretendido por su oferente para demostrar que no existió consentimiento en MARIO al
suscribir el documento base de la acción. Sin que esta Sala deje de advertir que conforme a la legislación vigente en la fecha del documento base de la acción en Estados
Unidos de América, que ya fue ampliamente comentada en otra parte de esta sentencia; con respecto a la forma del documento base de la acción –que es en lo que resulta
aplicable dicha legislación al presente asunto– dicha ley sólo exigía la forma escrita y la
firma del titular de los derechos transferidos; que es un requisito con el cual cumplieron
quienes intervinieron en dicho acto jurídico, esto es MARIO y EDUARDO; pero la ley
en comento no exigía que el documento relativo a dicho acto jurídico, esto es, el documento denominado agreement y su anexo “A”, para su validez o existencia, se realizara ante notario público, o en escritura pública o con alguna solemnidad especial. De ahí
que no pueda considerarse que para el supuesto no concedido de que dicho documento no hubiera sido firmado por MARIO ante la mencionada notaria, ello pudiese tener
como consecuencia la falta de consentimiento de MARIO en la celebración de dicho
acto jurídico.
Por otra parte, en cuanto al resultado del testimonio que rindió MELVY ante la juez
del conocimiento en la audiencia celebrada el siete de diciembre de dos mil once, en
cumplimiento a la sentencia de veinticinco de mayo de dos mil once dictada por esta
Primera Sala Familiar de este Tribunal, para cumplimentar la ejecutoria de amparo
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pronunciada por el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito,
dicho testimonio esta Sala lo valora como sigue:
En principio, esta Sala advierte que en el acta de la audiencia donde se recibió el testimonio de MELVY, consta que dicha persona fue presentada por el oferente de la
prueba MARIO ARTURO. La testigo dijo que “habla y comprende el idioma español
siempre y cuando le hablen despacio”. La juez acordó que la testigo fuera asistida por
el perito traductor, para un correcto entendimiento de las preguntas que se le formularan. Así, MELVY, al dar sus generales, dijo ser de sesenta y tres años de edad, estado
civil divorciada, “originaria de China, Nuevo León, México, ocupación notaria pública,
con domicilio en … Houston, Texas”; la testigo se identificó con su pasaporte expedido
en los Estados Unidos de Norteamérica, y no consta en la diligencia en mención, que la
testigo haya exhibido algún documento que demostrara su dicho de que actualmente
es notario público.
La testigo MELVY rindió su testimonio al tenor de las siguientes preguntas y repreguntas (que se transcriben con la ortografía y redacción con la que aparecen en el acta
de la audiencia mencionada): “…1. Que diga la testigo si conoce o conoció al señor
MARIO ARTURO y en caso afirmativo que precise desde cuándo y por qué lo conoció?
A lo que contestó: Lo conoció de vista de saludarnos cuando nos encontrábamos hola
que tal, no existe ninguna relación personal y lo conozco desde 1990. 2. Que diga la testigo si conoce o conoció al señor MARIO y en caso afirmativo que precise desde cuándo y por qué lo conoció? A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí desde
1990, también de vista, de pasada, saludando hola cómo está. 3. Que diga la testigo si
conoce o conoció al señor EDUARDO y en caso afirmativo que precise desde cuándo y
por qué lo conoció? A lo que contestó: Que sí, nada más de vista desde 1990, decir hola.
4. Que diga la testigo si sabe de trato, asunto o negocio alguno que hubiese tenido el
señor MARIO con algún notario en Houston, Texas, en los Estados Unidos de
Norteamérica y en caso afirmativo que lo precise? A lo que contestó: Que no está enterada de que haya habido tratos con algún otro notario. 5. Que diga la testigo si sabe
qué requisitos se necesitan para fungir como notario en la ciudad de Houston, Texas,
en los Estados Unidos de Norteamérica y en caso afirmativo que los precise? A lo que
contestó: Que no debe contar con antecedentes penales, debe gozar de buen prestigio
moral, y firmar los documentos que se le presenten. 6. Si sabe la testigo cuál es la función de los notarios en la ciudad de Houston, Texas, en los Estados Unidos de
Norteamérica y en caso afirmativo que los precise? A lo que contestó después de la
debida traducción hecha por el perito: Habitualmente las funciones son preguntar a la
persona que se presenta ante ellos, si entiende el documento que quieren certificar y si
así es, se les pide que lo firmen ante su presencia, y ella da fe de que lo firmaron ante
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ella. 7. Que diga la testigo si sabe de trato, asunto o negocio alguno que hubiese tenido
el señor EDUARDO con algún notario en Houston, Texas, en los Estados Unidos de
Norteamérica y en caso afirmativo que lo precise? A lo que contestó previa traducción
del perito: Solo el asunto que me presentó, precisando que fue a verla para presentarle
un documento denominado agreement para que yo estampara en él mi sello de notaria,
cree que tenía fecha de alrededor de marzo de 1993. 8. Que diga la testigo si sabe de
trato, asunto o negocio alguno que hubiese tenido en el mes de marzo del año de 1993
EDUARDO con algún notario en Houston, Texas, en los Estados Unidos de
Norteamérica y en caso afirmativo que lo precise? A lo que contestó previa traducción
del perito: Que sí, se trata del documento denominado agreement que le presentó. 9.
Que diga la testigo si en el trato, asunto o negocio que respondió al contestar la pregunta que antecede, estuvo presente el señor MARIO. A lo que contestó previa traducción
del perito: Que no estuvo presente. 10. Que diga la testigo si sabe donde se encontraba
el señor MARIO el día 4 de marzo de 1993, y en caso afirmativo que lo precise. A lo que
contestó previa traducción del perito: Que sí, era paciente en el Hospital Metodista de
Houston. 11. Que diga la testigo si físicamente presenció la firma de documento alguno por el señor MARIO entre el 21 de febrero al 27 de marzo de 1993, y en caso afirmativo precise qué documento o documentos fueron en su caso firmados. A lo que contestó previa traducción del perito: Jamás vio que firmara algo. 12. Que diga la testigo si
conoció el documento fecha 4 de marzo de 1993 denominado agreement que sirve como
base de la acción en este juicio. A lo que contestó previa traducción del perito: Que el
señor EDUARDO, se presentó ante ella, le exhibió un documento cuyo título era agreement y le pidió que estampara mi sello en la última página, yo no me enteré del contenido del documento, el señor EDUARDO, firmó el documento ante mí, pero el
documento ya estaba firmado por el señor MARIO. 13. Que diga la testigo en su caso los
motivos y circunstancias por las que conoció el documento indicado en la pregunta
anterior. A lo que contestó previa traducción del perito: Porque el señor EDUARDO,
vino a mi oficina diciendo que necesitaba protocolizarlo y por ese motivo recurrió a mí.
14. Que diga la testigo si físicamente presenció a las partes que aparecen firmando el
documento indicado en la pregunta número 12, el haber puesto de su puño y letra las
firmas respectivas y en caso afirmativo que precise las circunstancias de modo, tiempo
y lugar en que se dieron las firmas. A lo que contestó previa traducción del perito: Esto
tuvo lugar en el consultorio del doctor VÍCTOR, la única firma que presencié fue la que
estampó el señor EDUARDO, alrededor de las once de la mañana en el consultorio del
doctor VÍCTOR, y firmó el señor EDUARDO, que es quien me trajo el documento. 15.
Que diga la testigo si sabe qué acto certifica el asiento notarial en el documento indicado en la pregunta número 12, precisándolo de la manera más detallada posible. A lo
que contestó previa traducción del perito: Di fe del documento al que solo eché un vistazo, no lo leí, sí observé que al final aparecía una lista aparentemente de películas o
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algo semejante. 16. Que nos diga la testigo cuál es su actividad principal. A lo que contestó previa traducción del perito: En 1993, yo era secretaría del doctor FRANCISCO.
El doctor … compartía la recepción con el doctor VÍCTOR, y yo conocía a la gente que
acudía a las consultas. Actualmente, tengo un negocio en casa, se trata de servicios de
contabilidad y notariales. 17. Que diga la testigo si es abogada. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no. 18. Que diga la testigo si aparte de su actividad
principal desarrollaba en 1993 otra actividad y cuál es esta. A lo que contestó previa
traducción del perito: también tenía mi negocio de prestar servicios contables que atendía en casa, ese negocio de servicios contables era un negocio de medio tiempo. 22.
Que diga si prestó sus servicios como notaria al señor EDUARDO. A lo que contestó
previa traducción del perito: Que sí. 23. Que diga la testigo si el señor MARIO requirió
los servicios como notario de la testigo. A lo que contestó previa traducción del perito:
Que no. 24. Que diga la testigo qué servicios prestó como notaria al señor EDUARDO.
A lo que contestó previa traducción del perito: Únicamente estampé mi firma y mi sello
en el documento. 25. Que diga en qué fecha prestó los servicios como notaria al señor
EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: En marzo de 1993, no
recuerdo la fecha. 26. Que diga en qué lugar prestó los servicios como notaria al señor
EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: En el consultorio del doctor VÍCTOR. 27. Que diga si el señor MARIO se encontraba presente cuando prestó sus
servicios como notario al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del
perito: Que no estuvo presente. 28. Que diga si el día 4 de marzo de 1993, acudió al
Hospital Metodista a la Torre denominada Fondren, al piso 12, al cuarto asignado al
señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del perito: Que no, jamás acudí ahí.
29. Que diga si vio al señor MARIO, firmar cualquier documento en la fecha comprendida del 21 de febrero al 27 de marzo de 1993. A lo que contestó previa traducción del
perito: Jamás vi al señor MARIO firmar documento alguno. 30. Que diga si sabe en qué
idioma se dirigió a ella el señor ... para contratar sus servicios como notaria. A lo que
contestó previa traducción del perito: Creo que fue en español. 31. Que diga si el señor
MARIO le solicitó que acudiera al cuarto que este tenía asignado en el Hospital
Metodista de Houston, Texas. A lo que contestó previa traducción del perito: Jamás. 32.
Que diga si el señor EDUARDO le pidió que fuera al Hospital Metodista de Houston
Texas, por instrucciones del señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del
perito: Jamás. 33. Que diga si en el Hospital Metodista de Houston Texas, existen personas que realizan función de notarios. A lo que contestó previa traducción del perito:
Me parece que sí, supongo que sí. 34. Que diga si ella estampó su sello y firma en el
documento de fecha 4 de marzo de 1993 denominado agreement. A lo que contestó
previa traducción del perito: Sí lo hice. 35. Que diga qué persona le presentó el documento de fecha 4 de marzo de 1993, denominado agreement. A lo que contestó previa
traducción del perito: El señor EDUARDO. 36. Que diga qué acto avala la firma y el
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colocado en el documento de fecha 4 de marzo de 1993, denominado agreement. A lo
que contestó previa traducción del perito: Que presencié que el señor EDUARDO firmaba ese documento. 37. Que diga cuál fue la solicitud que le formuló el señor
EDUARDO para que ella estampara su sello y firma en el documento de fecha 4 de
marzo denominado agreement. A lo que contestó previa traducción del perito: Vino al
consultorio en busca de un notario, el personal del consultorio del doctor VÍCTOR, le
informó que MELVY es notaria, y entonces me llamaron y fui al consultorio del doctor
VÍCTOR, ahí fue donde conocí al señor EDUARDO, quien tenía prisa pues me dijo que
tenía que tomar un avión y le urgían mis servicios, me dio el documento que ya ostentaba la firma del señor MARIO, me pidió que firmara el documento, a mí no me constaba que MARIO lo hubiera firmado, pero el señor MARIO ... me pidió que firmara y
le pregunté que me diera su palabra de honor de que el señor MARIO había firmado y
de que le constaba el contenido del documento, el señor EDUARDO me dijo sí sí, pero
me urge porque tengo que tomar un avión. 38. Que diga si vio firmar el documento
denominado agreement de fecha 4 de marzo de 1993 al señor EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: sí, creo que sí. 39. Que diga si vio firmar el documento denominado agreement de fecha 4 de marzo de 1993, al señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del perito: no, no lo vi. 40. Que diga si vio al señor MARIO en
la habitación que ocupaba cuando estuvo hospitalizado en el Hospital Metodista en la
ciudad de Houston, Texas. A lo que contestó previa traducción del perito: no, jamás lo
vi. 41. Que nos diga si sabe quién iba con EDUARDO cuando este le presentó el documento de fecha 4 de marzo de 1993 denominado agreement? A lo que contestó previa
traducción del perito: Estaba solo. 42. Que diga si el señor MARIO, solicitó sus servicios en alguna ocasión como notario público. A lo que contestó previa traducción del
perito: No, jamás. 43. Que diga si el documento 4 de marzo de 1993, denominado agreement fue el único documento que le presentó el señor EDUARDO para que ella pusiera su firma y sello. A lo que contestó previa traducción del perito: sí. A continuación, se
procede a formular las repreguntas, previa su calificación de legales. En relación a la
quinta directa: 1. Dirá la testigo si es requisito de los Notarios en Texas, E.U.A. que sean
veraces y asienten lo que ven y oyen. A lo que contestó previa traducción del perito:
Que sí. En relación a la sexta directa: 3. Dirá el testigo si un notario de Texas, E.U.A.,
debe actuar con probidad. A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí claro.
4. Dirá el testigo si sabe qué valor tienen la certificación de un notario cuando dice “firmado y jurado ante mí”. A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí. 8. Dirá
el testigo si se considera una falta de un notario asentar que se firmó y juró ante ese
notario, sin que en realidad lo haya presenciado. A lo que contestó previa traducción
del perito: depende de las circunstancias. En relación a la octava directa: 1. Dirá el testigo si leyó el 4 de marzo de 1993 el documento denominado agreement, mismo que
firmó al calce con la leyenda “firmado y jurado ante mí”. A lo que contestó previa tra212
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ducción del perito: Que no, porque el señor EDUARDO, tenía mucha prisa. 2. Dirá el
testigo si entendió de qué se trataba el documento agreement, mismo que firmó al calce
con la leyenda: “firmado y jurado por mí”. A lo que contestó previa traducción del
perito: Que no lo leí porque el señor EDUARDO tenía mucha prisa y el documento
ostentaba la firma del señor MARIO y de hecho di fe porque pretendía hacerle un
favor al señor MARIO, al percatarme de que el documento ya estaba firmado por éste
a quien conocía de manera casual. En relación a la trigésimo cuarta directa: 1. Dirá el
testigo qué leyenda puso como antefirma suya en el documento denominado agreement, de fecha 4 de marzo de 1993. A lo que contestó previa traducción del perito:
Estado de Texas, Condado de Harris firmado y jurado ante mí. En relación a la trigésimo sexta directa: 2. Dirá el testigo qué significa en su antefirma “firmado y jurado ante
mi”. A lo que contestó previa traducción del perito: Significa que vi a la persona firmar
y que quien firma está de acuerdo con el documento y sabe de qué se trata. 3. Dirá el
testigo si tiene algún valor su afirmación en un acto en el que funge como notario. A lo
que contestó previa traducción del perito: Bueno, nada más que estuve presente cuando se firmó…”.
Ahora bien, en cuanto a la prueba testimonial que esta Sala valora, conviene citar en
este espacio la ponencia del magistrado Rafael Avante Martínez titulada “La prueba
testimonial en el procedimiento civil”, que fue publicada en la publicación especial de
Lecturas de Anales de Jurisprudencia, 75 Aniversario, del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, Dirección General de Anales de Jurisprudencia y Boletín Judicial,
México, D.F., 2008, pp. 263 y sig.; que lo que interesa señala:
…Una vez fijada la litis, en el procedimiento civil encontramos el periodo probatorio, en donde, la parte demandante, deberá acreditar los hechos en que funde su pretensión, así como la parte enjuiciada de igual manera tendrá oportunidad de justificar
los hechos que acrediten sus excepciones. De los diversos medios de prueba que existen, tocaremos solamente algunos aspectos de la prueba testimonial; en efecto, doctrinalmente esta prueba encuentra sus orígenes de acuerdo con el tratadista Manuel
Mateos Alarcón, en la remota antigüedad, toda vez que era el único medio con el cual
contaban los hombres para hacer constar los actos jurídicos que celebraban o los
hechos de los cuales derivaban sus derechos; posteriormente, mediante el uso de la
caligrafía a medida que progresó la civilización, la prueba testimonial disminuyó en su
eficacia, dándose mayor fe a los documentos, en razón de que éstos últimos representan mayor
seguridad, pues lo asentado en ellos perdura a través del tiempo, a diferencia de lo sujeto a prueba por testigos, que se encuentran expuestos a cuestiones fuera de control por parte de quien
pretende probar, como por ejemplo la pérdida de memoria del testigo, su interés de no decir la
verdad, sujeto también a las pasiones humanas, que eventualmente pueden torcer un hecho a
base de declaraciones inexactas; lo anterior ha traído como consecuencia que en la actualidad la prueba testimonial haya caído en cierto desprestigio, tanto más, cuando que, durante el
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procedimiento un elevado porcentaje de las partes en litigio hacen uso de este medio de prueba,
más con el propósito de retardar el procedimiento, que con la finalidad esencial de probar sus
aseveraciones. Un testimonio es la declaración de una persona que sin ser parte, acude
al juicio para decir lo que sabe sobre hechos relacionados con la controversia, conocidos
por ella directamente, a través de sus sentidos; sin que se deba perder de vista que ese
conocimiento, es aplicando su propia experiencia al calificar el hecho a que se refiere.
En la obra Principios de derecho procesal civil, de Rafael de Pina, este autor señala que la
palabra testigo puede contener dos aceptaciones íntimamente relacionadas, la primera que se refiere a las personas que concurren a la celebración de un acto jurídico y forman parte de él, adquiriendo cierto carácter de solemnidad y estampando su firma,
por lo que durante el procedimiento el medio de prueba lo será el documento respectivo. La
segunda, que es la que realmente interesa para este trabajo, es cuando la persona
conocida como testigo, comunica al Juzgador el conocimiento que posee respecto de
determinado hecho, declaración que eventualmente puede influir en la decisión del
conflicto planteado…
Por su parte, el maestro Alberto Trabucchi, en su obra Instituciones de Derecho Civil,
que fue publicada en la Colección Clásicos del Derecho por el Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, Dirección General de Anales de Jurisprudencia y Boletín
Judicial, edición facsimil, México, D.F., 2008, pp. 173 y sig., al abordar el tema “El negocio jurídico en general”, respecto de la forma, que lo que interesa, señala:
…LA FORMA. Las primeras palabras de la definición del negocio afirman que
para que la voluntad produzca efectos jurídicos debe haberse manifestado al exterior. En este sentido habíamos hablado de la forma como elemento esencial del
negocio, entendiendo la forma en general como un medio de manifestación de la
voluntad negocial; en efecto, decían los autores antiguos (y ello sin perjuicio de la mens
sobre la vox): nemo sine voce dixisse existimatur… La voluntad puede ser expresada con
palabras, escritos o signos que tengan como finalidad directa su declaración... La
forma se establece por la ley; pero también las partes pueden en virtud de la autonomía de su voluntad fijar la necesidad de observar una determinada forma para
sus acuerdos futuros (forma voluntaria (43); en dichos casos se presume que la
forma se establece ad substantiam (art. 1.352, v. infra parágrafo 279) …El requisito del
que hemos hablado no debe confundirse con la forma escrita que a veces se exige expresamente como medio insustituible de prueba (por ejemplo, para la transacción, v. art.
1.967) (forma ad probationem). Cuando la forma se requiere ab substantiam, la voluntad manifestada de modo diverso es como si no existiese… Cuando, por el contrario,
la forma escrita es requerida ad probationem, se excluye la prueba por testimonios y presunciones simples, bastando un documento escrito…
Una vez precisado lo anterior, el testimonio así rendido por MELVY, a juicio de esta
Sala, no favoreció a los intereses de la parte demandada, porque su dicho no demuestra que haya existido falta de consentimiento en la persona de MARIO en la celebración del
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documento denominado agreement y su anexo “A”, porque existen diversas probanzas
en autos, que ya fueron valoradas en otra parte de esta sentencia, como la pericial en
grafoscopía y documentoscopía y la confesional de la parte demandada, que demuestran sin lugar a dudas que la firma que aparece en el documento denominado agreement y su anexo “A”, fue puesta por el puño y letra de MARIO, como titular y propietario de las treinta y nueve películas, listadas en el documento en mención, las cuales
transfirió así como su derechos patrimoniales al igual que el ejercicio de sus derechos
y el cumplimiento de los deberes y obligaciones contractuales existentes a la fecha de la
firma de dicho documento al señor EDUARDO, quien en ese mismo acto, aceptó, juró
y adquirió tales derechos, deberes y obligaciones y lo hizo saber a MARIO, quien se dio
por enterado de la aceptación del cesionario, toda vez que el texto que calza la firma de
MARIO así lo señala. Por tanto, se encuentran probados los elementos o requisitos de
existencia y validez del documento base de la acción. Por ello, el dicho de la testigo
mencionada, que no se encuentra robustecido con algún otro elemento de prueba, no
es suficiente para probar que hay existido falta de consentimiento en la celebración de
dicho acto jurídico en la persona de MARIO.
Por otra parte, esta Sala advierte que la testigo refirió hechos que no fueron narrados por el oferente de la prueba en su contestación a la demanda, tales como: “10.
“Que diga la testigo si sabe dónde se encontraba el señor MARIO el día 4 de marzo de
1993, y en caso afirmativo que lo precise. A lo que contestó previa traducción del perito: Que sí era paciente en el Hospital Metodista de Houston. 12. Que diga la testigo si
conoció el documento fecha 4 de marzo de 1993 denominado agreement que sirve como
base de la acción en este juicio. A lo que contestó previa traducción del perito: Que el
señor EDUARDO, se presentó ante ella, le exhibió un documento cuyo título era agreement y le pidió que estampara mi sello en la última página, yo no me enteré del contenido del documento, el señor EDUARDO firmó el documento ante mí, pero el documento ya estaba firmado por el señor MARIO. 13. Que diga la testigo en su caso los motivos y circunstancias por las que conoció el documento indicado en la pregunta anterior. A lo que contestó previa traducción del perito: Porque el señor EDUARDO, vino a
mi oficina diciendo que necesitaba protocolizarlo y por ese motivo recurrió a mí. 14.
Que diga la testigo si físicamente presenció a las partes que aparecen firmando el documento indicado en la pregunta número 12, el haber puesto de su puño y letra las firmas
respectivas y en caso afirmativo que precise las circunstancias de modo, tiempo y lugar
en que se dieron las firmas. A lo que contestó previa traducción del perito: Esto tuvo
lugar en el consultorio del doctor VÍCTOR, la única firma que presencié fue la que
estampó el señor EDUARDO, alrededor de las once de la mañana en el consultorio del
doctor VÍCTOR, y firmó el señor EDUARDO, que es quien me trajo el documento. 15.
Que diga la testigo si sabe qué acto certifica el asiento notarial en el documento indicaMATERIA FAMILIAR
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do en la pregunta número 12, precisándolo de la manera más detallada posible. A lo
que contestó previa traducción del perito: Di fe del documento al que solo eché un vistazo, no lo leí, sí observé que al final aparecía una lista aparentemente de películas o
algo semejante. 26. Que diga en qué lugar prestó los servicios como notaria al señor
EDUARDO. A lo que contestó previa traducción del perito: En el consultorio del doctor VÍCTOR. 28. Que diga si el día 4 de marzo de 1993, acudió al Hospital Metodista a
la Torre denominada Fondren, al piso 12 al cuarto asignado al señor MARIO. A lo que
contestó previa traducción del perito: Que no, jamás acudí ahí. 30. Que diga si sabe en
qué idioma se dirigió a ella el señor ... para contratar sus servicios como notaria. A lo
que contestó previa traducción del perito: Creo que fue en español. 31. Que diga si el
señor MARIO le solicitó que acudiera al cuarto que este tenía asignado en el Hospital
Metodista de Houston, Texas. A lo que contestó previa traducción del perito: Jamás. 32.
Que diga si el señor EDUARDO le pidió que fuera al Hospital Metodista de Houston
Texas, por instrucciones del señor MARIO. A lo que contestó previa traducción del
perito: Jamás. 35. Que diga qué persona le presentó el documento de fecha 4 de marzo
de 1993, denominado agreement. A lo que contestó previa traducción del perito: El
señor EDUARDO. 37. Que diga cuál fue la solicitud que le formuló el señor EDUARDO para que ella estampara su sello y firma en el documento de fecha 4 de marzo
denominado agreement. A lo que contestó previa traducción del perito: Vino al consultorio en busca de un notario, el personal del consultorio del doctor VÍCTOR, le informó que MELVY es notaria, y entonces me llamaron y fui al consultorio del doctor
VÍCTOR, ahí fue donde conocí al señor EDUARDO, quien tenía prisa pues me dijo que
tenía que tomar un avión y le urgían mis servicios, me dio el documento que ya ostentaba la firma del señor MARIO, me pidió que firmara el documento, a mí no me constaba que MARIO lo hubiera firmado, pero el señor MARIO ... me pidió que firmara y
le pregunté que me diera su palabra de honor de que el señor MARIO había firmado y
de que le constaba el contenido del documento, el señor EDUARDO me dijo sí, pero
me urge porque tengo que tomar un avión. 40. Que diga si vio al señor MARIO en la
habitación que ocupaba cuando estuvo hospitalizado en el Hospital Metodista en la
ciudad de Houston, Texas. A lo que contestó previa traducción del perito: no jamás lo
vi. 41. Que nos diga, si sabe quién iba con EDUARDO cuando este le presentó el documento de fecha 4 de marzo de 1993 denominado agreement. A lo que contestó previa
traducción del perito: Estaba solo. 42. Que diga si el señor MARIO, solicitó sus servicios en alguna ocasión como notario público. A lo que contestó previa traducción del
perito: No, jamás. 43. Que diga si el documento 4 de marzo de 1993, denominado agreement, fue el único documento que le presentó el señor EDUARDO para que ella pusiera su firma y sello. A lo que contestó previa traducción del perito: sí.”. Atento a las preguntas y respuestas mencionadas, si la testigo refirió circunstancias que no fueron
narradas en la contestación a la demanda que nos ocupa por el oferente de la prueba;
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entonces, lo así manifestado por la testigo carece de eficacia probatoria alguna, porque
ninguna prueba puede perfeccionar hechos no narrados por las partes. Por eso, el
dicho de la testigo no resultó favorable al oferente de la prueba, ni puede ser considerado por esta Sala porque se alteraría la litis en la forma que fue planteada por las partes. Apoyan lo anterior las tesis de jurisprudencia emitidas por la autoridad judicial
federal que señalan:
ACCIÓN. SU DEFICIENCIA NO PUEDE SER SUBSANADA POR EL RESULTADO DE LAS PRUEBAS
Si en la demanda natural el actor no precisó todos aquellos
hechos en los que hacía descansar la procedencia de su acción, aun cuando las pruebas que haya aportado en el juicio se hubieran referido a los omitidos, tal circunstancia no podría tener como efecto subsanar las deficiencias de la demanda, ya que en
ésta es donde se deben plasmar la acción y los hechos de los que se hace derivar, siendo la base de donde el demandado debe y puede desplegar su defensa; de ahí que,
pretender perfeccionar o subsanar deficiencias de la demanda a través del resultado
de cualquier probanza, no sería jurídico y traería como consecuencia que el reo quedara en estado de indefensión.
APORTADAS EN EL JUICIO.
Jurisprudencia
Materia(s): Civil
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 54, Junio de 1992
Tesis: VI.2o. J/197
Página: 59
DEMANDA, HECHOS NO CONTENIDOS EN LA, NI EN SU CONTESTACIÓN. NO PUEDEN ESTAR
SUJETOS A PRUEBA. Los colitigantes están obligados a narrar sucintamente en la deman-
da y su contestación los hechos fundatorios de las pretensiones deducidas y de las
excepciones opuestas, a efecto de estar en posibilidad de acreditarlos durante la secuela del procedimiento; por lo que, ante tal omisión, resulta indebido que hasta el
momento del ofrecimiento y desahogo de las pruebas se precisen esos hechos, porque
al hacerlo, además de variar la litis del juicio colocarían a las partes en estado de indefensión al no haber tenido la oportunidad de contestar y probar los hechos que no fueron materia de debate.
Materia(s): Civil
Octava Época
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TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DEL DISTRITO FEDERAL
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XII, diciembre de 1993
Página: 857
Por otra parte, esta Sala advierte que la testigo al contestar la pregunta “34. Que
diga si ella estampó su sello y firma en el documento de fecha 4 de marzo de 1993
denominado agreement.” La testigo, previa traducción del perito contestó “Sí lo hice”. Y
en cuanto a las repreguntas, que se hicieron a la testigo en mención, en “Relación a la
trigésimo cuarta directa: 1. Dirá el testigo qué leyenda puso como antefirma suya en el
documento denominado agreement, de fecha 4 de marzo de 1993. A lo que contestó previa traducción del perito: Estado de Texas, Condado de Harris firmado y jurado ante
mí.” En relación a la trigésimo sexta directa: 2. Dirá el testigo qué significa en su antefirma “firmado y jurado ante mí”. A lo que contestó previa traducción del perito:
Significa que vi a la persona firmar y que quien firma está de acuerdo con el documento y sabe
de qué se trata. 3. Dirá el testigo si tiene algún valor su afirmación en un acto en el que
funge como notario. A lo que contestó previa traducción del perito: Bueno, nada más
que estuve presente cuando se firmó…”. Luego entonces, las respuestas que así dio la
testigo confirman que ella estampó su sello y firma en el documento de fecha cuatro de
marzo de mil novecientos noventa y tres denominado agreement y su anexo “A” y, que
ella puso como leyenda en su antefirma en el documento denominado agreement, de
fecha 4 de marzo de 1993 … Estado de Texas, Condado de Harris firmado y jurado ante
mí.”; y que dicha expresión significa “que vi a la persona firmar y que quien firma está
de acuerdo con el documento y sabe de qué se trata”. Afirmaciones éstas que confirman que la mencionada testigo intervino en la firma del documento denominado agreement y su anexo “A”, el cual se firmó y se juró ante ella por MARIO y EDUARDO, que
es lo único que formó parte de la litis en cuanto a la suscripción del documento en
mención. Por lo cual, el testimonio de MELVY no favoreció a los intereses de la parte
demandada.
A mayor abundamiento de lo anterior, como lo ha sostenido la autoridad judicial
federal en la tesis aislada que esta Sala comparte, y que más adelante se transcribe, la
modificación o rectificación que realice el notario público con posterioridad al acto en
el que intervino en el ejercicio de dicha función, carece de valor legal. Luego entonces,
por las consideraciones antes emitidas, el resultado de la prueba confesional que rindió
la testigo MELVY no favoreció a los intereses de la parte demandada, por lo que dicho
testimonio no desvirtúa el valor probatorio de la certificación que hizo la notario público MELVY en el documento base de la acción. Apoya lo anterior la tesis de la autoridad
judicial federal que señala:
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TESTIMONIO DE NOTARIO PÚBLICO RENDIDO EN INTERPELACIÓN, NINGÚN EFECTO LEGAL
Si bien los razonamientos y exposiciones que se asientan en el protocolo
de un notario, constituye prueba al tenor del artículo 411 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito y Territorios Federales, la modificación o rectificación que dicho funcionario relate posteriormente, carece de valor legal y, por ende,
no procede estimarse como prueba.
PRODUCE EL.
Amparo directo 794/70. María Victoria Rivas viuda de Osio por sí y en representación de la sucesión de Luis Osio y Torres Rivas. 9 de noviembre de 1973.
Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Enrique Martínez Ulloa.
Séptima Época
Registro: 387739
Instancia: Tercera Sala
Tesis Aislada
Fuente: Informes
Informe 1973, Parte II,
Materia(s): Civil
Tesis:
Página: 68
En otro orden de ideas, la parte demandada, en su contestación al hecho diez de la
demanda, señaló ser falso que MARIO haya puesto su firma en el documento agreement frente a la notaria pública por el Estado de Texas, MELVY; refiriéndose el demandado a que “la notario Melvy en su declaración rendida en el juicio penal ***/95 ante el
Juzgado Diecinueve de lo Penal de esta ciudad, esta última manifestó que la firma
sobre el nombre de mi señor padre en el documento ya venía impresa cuando solicitó
su intervención y fe pública el hoy actor…”; y que el juez penal consideró ficticio el
documento base de la acción habiendo especialmente considerado el testimonio de la
mencionada notaria.” Al respecto, cabe considerar que como consta en los autos que se
revisan, en la sentencia de esta Sala emitida el dos de septiembre del año dos mil cinco
en el toca de apelación número ***/2005 formado para cumplimentar la ejecutoria de
amparo pronunciada con fecha once de agosto de dos mil cinco, por el Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, en el amparo D. C. ***/2005,
promovido por MARIO ARTURO y sucesión testamentaria a bienes de MARIO, en
contra de actos de esta Sala, consistentes en la sentencia de fecha dos de mayo de dos
mil cinco, pronunciada dentro del toca que substanció el recurso de apelación interMATERIA FAMILIAR
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puesto por MARIO ARTURO, en contra de la sentencia definitiva de fecha cuatro de
febrero de dos mil cinco, que dictó la C. Juez Vigésimo de lo Familiar en el Distrito
Federal, en los autos del juicio ordinario civil promovido por EDUARDO en contra de
MARIO ARTURO Y OTROS; en dicha sentencia de esta Sala, se modificó el auto de
veinte de junio de dos mil uno, que dictó el Juez Décimo Noveno de lo Familiar del
Distrito Federal que en ese momento conocía del juicio que se resuelve, y no se admitieron a la parte demandada –entre otras– las siguientes probanzas: “12. La copia certificada de todo lo actuado en la causa penal ***/95; y, 16. Consistente en la declaración
ministerial de fecha tres de febrero de mil novecientos noventa y cinco que rindió la
señora Melvy en la averiguación previa SC/****/93-10 que forma parte de la causa
penal ***/95 seguida ante el Juez Décimo Noveno de lo Penal. Luego, si las pruebas
que ofreció el enjuiciado para acreditar su contestación al hecho diez de la demanda no
le fueron admitidas; entonces, es claro que la parte demandada no probó su afirmación
contenida en dicho hecho”.
Independientemente de lo anterior, esta Sala advierte que en la sentencia emitida
por la Novena Sala Penal de este Tribunal el trece de marzo de mil novecientos noventa y ocho, en el toca número ***/98 que resolvió el recurso de apelación que interpuso
el agente del ministerio público, su coadyuvante, el defensor y el procesado, en contra
de la sentencia condenatoria de fecha cuatro de diciembre del año mil novecientos
noventa y siete, emitida por el C. Juez Décimo Noveno Penal del Distrito Federal, en la
causa número ***/95 instruida por el delito de fraude genérico en grado de tentativa en
contra de EDUARDO –sentencia que fue admitida como prueba superveniente al actor
en el juicio que se resuelve–, y cuyo valor probatorio es pleno, conforme a lo dispuesto por los artículos 327, fracción VIII y 403 del Código de Procedimientos Civiles;
dicha Sala resolvió lo siguiente: (que se transcribe en forma literal respetando la
redacción y ortografía) “… El ilícito de FRAUDE previsto por el artículo 386 del
Código Penal, tiene los elementos siguientes: a) Que se engañe a uno o se haga aprovechamiento del error en que éste se halle; y b) Que por este medio se obtenga ilícitamente una cosa o se alcance un lucro indebido. El engaño constituye una mentira
dolosa cuyo objeto es producir en la víctima una falsa representación de la verdad,
con la finalidad de obtener un lucro indebido y debe existir una relación de causalidad entre uno y otro; y, en el caso que se revisa ha sido considerado como instrumento de delito empleado por el pasivo para producir el engaño y pretender obtener un
lucro por la cantidad de setecientos veinte mil seiscientos sesenta y tres dólares, el
documento de fecha 4 de marzo de 1993 que ha sido dominado agreement, en el que
MARIO, “ya fallecido”, y que fue artísticamente conocido como... le cede los derechos
de treinta y nueve películas en las que intervino como actor principal a EDUARDO,
documento cuya legalidad no ha sido desvirtuada por ninguna declaratoria en contrario de
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autoridad competente, a pesar de haber sido impugnado ante la autoridad familiar por
MARIO ARTURO en su carácter de albacea y único y universal heredero a bienes de
MARIO; puesto que tanto el Juez Décimo Sexto de lo Familiar, como la Cuarta Sala
del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en el toca número ****/95, de
fecha 11 de octubre de 1995, le conceden plena validez y la resolución en la que la
autoridad federal (Primer Tribunal Colegiado del Primer Circuito en Materia Civil)
con fecha 20 de junio de mil 1996 le concede la protección de la Justicia Federal a las
sucesiones de MARIO y VALENTINA, fue debido a que el actor EDUARDO, omitió
presentar el original del documento base de la acción (“el denominado agreement”) en
su demanda inicial, habiéndolo exhibido en copia certificada. Por otra parte, el documento en cuestión tampoco ha sido declarado falso, puesto que el Ministerio Público nunca ejercitó acción penal por el delito de FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS, previsto por
los artículos 244, en relación con el 245 del Código Penal, sin que pase desapercibido
para esta Sala, que de acuerdo con los dictámenes oficiales en materia de grafoscopía,
la firma atribuida a MARIO, en el documento cuestionado (agreement) era la suya y
conforme al dictamen tercero en discordia en materia de mecanografía, que se rindió
ante el Juzgado Familiar antes mencionado, la firma del citado señor … fue puesta
después de elaborado el documento, y no se probó plenamente que el cedente (MARIO), no se hubiera encontrado en el pleno uso de sus facultades mentales cuando
firmó dicho documento. Por lo tanto, para que el empleo del documento de cesión de
derechos de fecha 4 de marzo de 1993, denominado agreement pudiera ser el medio
idóneo para producir el engaño, necesariamente tendría que estar afectado en su legalidad,
lo que no ha ocurrido hasta ahora. En tal virtud no puede considerarse la existencia de
una conducta de acción, relativa a la realización de los actos ejecutivos consistentes
en el engaño para la obtención de un lucro indebido llevados a cabo por el pasivo y
que no se hubiera consumado por causas ajenas a la voluntad del agente; por lo que
al faltar el primero de los elementos del tipo del ilícito de FRAUDE EN GRADO DE
TENTATIVA, previsto por el artículo 386 (hipótesis de engaño para obtener un lucro
indebido) en relación con el 12 del Código Penal, como lo es la conducta; sin necesidad de entrar al estudio de los restantes, es procedente declarar la absolución del
enjuiciado EDUARDO, por el citado delito por el que lo acusa el ministerio público y
se ordena su absoluta libertad (lo anterior en suplencia de agravios)…”. Esta resolución de la autoridad penal, desvirtúa la afirmación de la parte demandada contenida
en su contestación al hecho diez de la demanda, en el sentido de que el juez penal
consideró ficticio el documento base de la acción habiendo especialmente considerado el testimonio de la mencionada notaria pública MELVY. Por todo lo anterior, la
excepción derivada de la contestación al hecho diez que hizo la parte demandada, es
infundada.
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Luego entonces, conforme a lo antes dicho, el testimonio rendido por MELVY, ante
la juez de los autos, que no se encuentra robustecido por alguna otra probanza, a juicio
de esta Sala carece de eficacia probatoria, por las razones que ya fueron expresadas en
párrafos anteriores, y dicho testimonio no resta la eficacia probatoria del documento
denominado agreement y su anexo “A”, en el que consta la firma de la notario público
Melvy, y la firma del secretario del Estado de Texas, Estados Unidos de América, las
cuales fueron respectivamente legalizadas. La de la notario, por John Hannah, secretario del Estado de Texas y la de éste por el cónsul general de México en Houston, Texas,
Estados Unidos de América, señor Francisco González de Cossío, cumpliéndose en
todos sus términos con los artículos 546 del Código Federal de Procedimientos Civiles,
329 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, y 97 del Reglamento
de la Ley Orgánica del Servicio Exterior Mexicano, vigente en abril de mil novecientos
noventa y tres, fecha de la legalización de firmas; por lo que debe prevalecer el valor
probatorio del documento en mención, sobre el dicho de la testigo aludida. Más aún si
se considera que esta Sala no le concede ningún valor superior al dicho de la mencionada testigo sobre la certidumbre jurídica de un documento público, en este caso el
multimencionado documento denominado agreement y su anexo “A”, base de la acción
en este juicio, en base a lo afirmado por la testigo. Apoyan lo anterior las tesis emitidas
por la autoridad judicial federal que señalan:
INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO. PUEDE ACREDITARSE CON EL CONTRATO PRIVADO TRAS-
LATIVO DE DOMINIO CUYAS FIRMAS SE RATIFICAN ANTE NOTARIO, PORQUE ES UN DOCUMENTO
DE FECHA CIERTA (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA). Esta Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que un documento privado es de fecha
cierta, entre otros supuestos, desde el momento en que se entrega a un funcionario en
razón de su oficio. Ahora bien, entre las funciones de los notarios está la de dar fe
pública para hacer constar los actos y hechos jurídicos a los que los interesados deban
o quieran dar autenticidad y fuerza probatoria, así como la de expedir las certificaciones que procedan legalmente, de manera que la certificación de una ratificación de firmas que calzan un contrato privado otorga la certeza de que al menos en la fecha en
que ésta se efectúa, ya se había celebrado el acto traslativo de dominio, evitando con
ello el riesgo de un fraude contra los acreedores. Así, mientras no se declare judicialmente su falsedad, la certificación del notario convierte al documento privado en uno
público con valor probatorio pleno de la celebración del acto jurídico que se ratificó,
no respecto del contenido del documento, pero sí en cuanto a la ratificación de las firmas; de ahí que constituye prueba suficiente para acreditar ante el juzgador que la
propiedad del bien se transmitió antes de que se practicara el embargo que motiva la
interposición del juicio de amparo, es decir, sirve para justificar la existencia de un
agravio en contra del comprador ante la privación de su propiedad y, por tanto, para
acreditar el interés jurídico para solicitar la protección constitucional.
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Contradicción de tesis 173/2006-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Primero, Segundo y Tercero, todos en Materia Civil del Sexto Circuito. 25
de abril de 2007. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: José de Jesús Gudiño Pelayo.
Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Roberto Lara Chagoyán.
Tesis de jurisprudencia 96/2007. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de fecha trece de junio de dos mil siete.
Novena Época
Registro: 171436
Instancia: Primera Sala
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVI, Septiembre de 2007
Materia(s): Civil
Tesis: 1a./J. 96/2007
Página: 191
NOTARIOS. VALOR DE SUS ACTUACIONES. Es absurdo el criterio de que, al solicitar de
un Notario la fe de hechos, sea necesaria llamar a quienes pudieran tener interés, fundado o no, en ese acto notarial, y de allí que agravia el desconocimiento del valor probatorio de esos documentos públicos, los que solo pierden su valor cuando se declara
judicialmente la existencia de una simulación.
Amparo en revisión 3192/56. Autotransportes de Primera Clase México Tepic, S.
A. de C. V. y Coags. 9 de mayo de 1957. Unanimidad de cinco votos. Ponente: Alfonso
Francisco Ramírez.
Quinta Época
Registro: 315730
Instancia: Segunda Sala
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
CXXXII,
Materia(s): Civil
Tesis:
Página: 267
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TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DEL DISTRITO FEDERAL
DOCUMENTOS PRIVADOS. ADQUIEREN FECHA CIERTA A PARTIR DE QUE SE PRESENTAN ANTE
UN FEDATARIO PÚBLICO POR RAZÓN DE SU OFICIO, SIN IMPORTAR QUE ÉSTE SEA EXTRANJERO. Si
la apostilla exhibida en autos recae sobre un documento, a través del cual un notario
público hizo constar que ante él compareció una persona a certificar que realizó una
traducción del idioma inglés al español de ciertos documentos incluido, por ejemplo,
el título sobre el cual la tercerista hizo descansar su dominio sobre el bien embargado,
este último documento, así como el relativo al de su apostilla, adquieren fecha cierta desde el día en que fueron legalmente autorizados. Lo anterior es así, toda vez
que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sustentado en reiteradas ocasiones que la fecha cierta de un documento privado es aquella que se tiene, entre otros
supuestos, a partir del día en que se presente ante un funcionario público por razón
de su oficio, sin importar que éste sea extranjero.
TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO SÉPTIMO CIRCUITO.
Amparo directo 143/2011. Guillermina Acosta Lucio. 7 de abril de 2011.
Unanimidad de votos. Ponente: Artemio Hernández González. Secretario: Héctor
Manuel Flores Lara.
Novena Época
Registro: 161095
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXXIV, Septiembre de 2011
Materia(s): Civil
Tesis: XVII.53 K
Página: 2112
RATIFICACIÓN NOTARIAL. ES VÁLIDA AUN CUANDO SE HAGA CONSTAR EN UNA HOJA DIVER-
SA A AQUELLAS EN LAS QUE CONSTA EL DOCUMENTO A RATIFICAR, SIEMPRE QUE LA RATIFICA-
CIÓN CUMPLA CON EL PRINCIPIO DE CERTEZA QUE DEBEN REVESTIR LOS ACTOS NOTARIALES
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA). Conforme al artículo 128 de la Ley del Notariado
del Estado de Puebla vigente (123 de la Ley abrogada), cuando se trate de ratificación
del contenido de documentos y firmas, o de la simple comprobación de éstas, en los
documentos respectivos se hará constar la comparecencia y reconocimiento o ratificación de los firmantes, así como su identidad y capacidad, debiendo asentar el notario
al final del documento respectivo la razón “Doy fe” (de acuerdo con la disposición
vigente) o la expresión “ante mí” (según el numeral abrogado), con su firma y sello.
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Ahora bien, si se toma en cuenta, por un lado, que dichos preceptos legales no obligan
a que la ratificación se plasme en el propio papel del documento que se ratifica y, por
otro, que la validez de un acto notarial de ratificación depende de que se cumpla con
el principio de certeza de que debe estar dotado el ejercicio de la fe pública que ostenta el notario, es indudable que la ratificación notarial de un documento es válida aun
cuando conste en hoja diversa a las que contienen el acto a ratificar, si en cumplimiento al indicado principio, el fedatario público hace uso de los diversos recursos con que
cuenta para generar seguridad jurídica sobre los documentos que pasan y se otorgan
ante él, como son, entre otros, que en la certificación consten los datos suficientes que
hagan identificable el acto que se ratifica, el uso del sello de la notaría, el entresello del
documento, el folio y rúbrica de las hojas o la aplicación de hologramas, lo cual sirve
para evitar que se cuestione la autenticidad de los actos notariales.
Contradicción de tesis 17/2008-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Segundo y Tercero, ambos en Materia Civil del Sexto Circuito. 4 de junio
de 2008. Mayoría de cuatro votos. Disidente: José Ramón Cossío Díaz. Ponente: José
de Jesús Gudiño Pelayo. Secretario: Jesús Antonio Sepúlveda Castro.
Tesis de jurisprudencia 66/2008. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de fecha veinticinco de junio de dos mil ocho.
Novena Época
Registro: 168280
Instancia: Primera Sala
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVIII, Diciembre de 2008
Materia(s): Civil
Tesis: 1a./J. 66/2008
Página: 148
En otro contexto, en relación a la “excepción” opuesta por la parte demandada,
señor MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, que textualmente denominó
“acumulación”, esta Sala realiza las siguientes consideraciones.
En principio, debe decirse que la acumulación no es propiamente una excepción
procesal por no estar comprendida dentro del catálogo previsto por el artículo 35 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
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Por otra parte, en los autos que esta Sala tiene a la vista, constan sendas ejecutorias de fechas veinticinco de junio de mil novecientos noventa y ocho, emitida por la
Quinta Sala Civil de este Tribunal en el toca número ***/98/2; y, diecinueve de
agosto de mil novecientos noventa y ocho pronunciada por la Décimo Cuarta Sala
del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal en el toca número ****/98. En
dichas resoluciones se declaró la acumulación del presente juicio a la sucesión testamentaria a bienes del señor MARIO, y se declaró competente para conocer de dicho
juicio al Juez Décimo Octavo de lo Familiar del Distrito Federal, que en aquél entonces conocía del asunto que se resuelve. De lo anterior se concluye que la acumulación propuesta por la parte demandada quedó resuelta desde las fechas indicadas,
por lo que debe estarse a las mencionadas resoluciones firmes emitidas al respecto.
En otro contexto, la parte demandada, señor MARIO ARTURO y sucesión del
señor MARIO, también opuso como excepción la de “cosa juzgada”. Al respecto,
como esta Sala advierte de los autos que tiene a la vista, dicha excepción se resolvió
en la sentencia ejecutoria de fecha veintinueve de marzo de mil novecientos noventa y nueve, emitida por la Décimo Cuarta Sala del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, en el toca ***/99 que substanció el recurso de apelación que interpuso EDUARDO en contra del auto dictado en la audiencia celebrada el once de
diciembre de mil novecientos noventa y ocho, por el C. Juez Décimo Octavo de lo
Familiar del Distrito Federal –que entonces conocía de este asunto–; en dicha resolución de la Sala mencionada, se revocó el auto apelado y la Sala del conocimiento
declaró infundada la excepción de cosa juzgada en mención. Además, como consta
en el oficio número 7131 de fecha once de septiembre del año dos mil que le remitió
la Sala en mención al juez de origen, se sobreseyó el amparo que promovió C...,
INC., en contra de la mencionada resolución de la Décimo Cuarta Sala del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, que emitió en el toca ***/99. Por todo lo
anterior, esta Sala concluye que la excepción de cosa juzgada que opuso la parte
demandada, quedó resuelta en definitiva en la sentencia emitida por la Décimo
Cuarta Sala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal en el toca número
***/99, por lo que en respeto al principio de firmeza procesal y seguridad jurídica,
debe estarse a lo resuelto por la autoridad señalada.
Por otra parte, en la sentencia ejecutoria de fecha once de agosto de dos mil
cinco, emitida por el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito, en el proceso de amparo D.C. ***/2005, relacionado con el D.C. ***/2005,
que resolvió el amparo promovido por MARIO ARTURO y sucesión testamentaria
a bienes de MARIO, en contra de la sentencia que pronunció esta Sala el dos de
mayo de dos mil cinco, en el toca formado para substanciar el recurso de apelación
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interpuesto por MARIO ARTURO, en contra de la sentencia definitiva de fecha cuatro de febrero de dos mil cinco, que dictó el a quo en el juicio que se resuelve y que
esta Sala tiene a la vista, el Tribunal Colegiado en mención –en el séptimo considerando de dicha ejecutoria– declaró infundados los conceptos de violación tercero y
cuarto, así como una parte de la ampliación al segundo que expresó el quejoso
MARIO ARTURO y sucesión de MARIO. En dicha ejecutoria de la autoridad judicial federal, se argumentó que: “…En suma, debe concluirse que en el presente caso
no existe cosa juzgada, en virtud de que en el primer proceso no se resolvió el fondo
sustancial controvertido que se reclama en el segundo, ya que la declaración de
improcedencia de la acción en el primer juicio, se basó en la falta de exhibición del
original del documento identificado como agreement, y en el segundo de ellos,
EDUARDO corrigió esa deficiencia mediante la exhibición del original del documento omitido”. “Es de la esencia de la institución de la cosa juzgada que no haya
dos juicios sobre la misma litis; de allí la improcedencia de un segundo litigio, a
condición de que sea resuelto el fondo substancial de la controversia que le fue
planteada, es decir, que se haya asumido el estudio de la litis sometida a su consideración”. “Para que tácitamente se hubieran dejado a salvo los derechos de
EDUARDO, era necesario que no fuera analizado el fondo del asunto, es decir, que
no se analizaran los elementos constitutivos de la acción, y que así se advirtiera de
la sentencia emitida en la tercería del juicio ***/93”. “De otra manera, EDUARDO
estaría jurídicamente imposibilitado para deducir el derecho que estima le asiste,
derivado del documento identificado como agreement, cuando el propósito de la
excepción de cosa juzgada es sólo el imposibilitar el ejercicio de una acción en que
ha sido resuelto el fondo substancial controvertido, y como se ha dicho, la autoridad
que pronunció la resolución reclamada en el toca ***/99, correctamente advirtió este
aspecto”. “Si en la sentencia definitiva del primer juicio (tercería excluyente de
dominio), con motivo del amparo D.C. ***/95, se concretó a estudiar exclusivamente uno de los elementos, que consideró esencial para la procedencia de la acción,
más no entró al análisis del fondo de las pretensiones propuestas, ni decidió sobre la
causa de pedir, en tal circunstancia, aunque reunidos aquellos elementos, no existe
la figura jurídica en cuestión”. “Sirve de apoyo a lo anterior, la jurisprudencia
número VI.2o.C. J/213, sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Sexto Circuito, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
correspondiente al mes de octubre de dos mil uno, Novena Época, Tomo XIV, página ochocientos setenta y ocho, que es del tenor literal siguiente”: “COSA JUZGADA,
EXCEPCIÓN DE”. “La excepción de cosa juzgada no es procedente cuando la sentencia
en que se funda no decidió sobre el mérito o fondo de las pretensiones planteadas ni
sobre la causa de pedir o de excepcionarse”. “Lo anterior conlleva a concluir que el
aspecto relativo a la excepción de cosa juzgada es ajustada a derecho y por tanto
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queda firme”. Luego entonces, conforme a la sentencia en mención de la autoridad
federal, la diversa sentencia emitida por el Primer Tribunal Colegiado del Primer
Circuito en Materia Civil, en el diverso amparo ***/95 que resolvió el juicio de
amparo promovido por MARIO ARTURO en contra de la sentencia que dictó la
Décimo Cuarta Sala de este Tribunal en el toca ****/95; resoluciones éstas relacionadas con el diverso juicio de tercería excluyente de dominio que promovió EDUARDO en contra de la sucesión de MARIO de la cual conoció el C. Juez Décimo Sexto
de lo Familiar; que ofreció como prueba la parte demandada en este juicio, no le
favoreció a su oferente, para demostrar la excepción de cosa juzgada que se estudia,
debiendo estar el inconforme a lo resuelto en dicha ejecutoria y en las diversas sentencias arriba mencionadas; por lo que esta Sala concluye que no se actualizan los
supuestos del artículo 422 del Código de Procedimientos Civiles mencionados por
el excepcionista y de ahí que esta excepción resulte infundada.
Por todo lo anterior, toda vez que la parte actora acreditó su acción y la parte
demandada no justificó sus excepciones opuestas; en consecuencia, al encontrarse
plenamente acreditada la legalidad del documento denominado agreement y su
anexo “A” de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, celebrado
entre MARIO como cedente y EDUARDO como cesionario y al no existir prueba en
contrario; a juicio de esta Sala, debe declararse que el señor EDUARDO, es el único
y legítimo propietario y titular de todos los derechos, título e interés de la índole que
fuese y que poseía MARIO hacia el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres,
sobre las treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del documento
denominado agreement, cuya lista formó parte integrante de ese convenio, incluyendo sin carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas así
como el ejercicio de todos los derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones referentes a las mismas; entre otros, los derechos derivados de los contratos
celebrados por el señor MARIO con C..., INC. Las películas integrantes del anexo
“A” del documento denominado agreement, son las siguientes:
…
Respecto de la prestación reclamada por el actor a la parte demandada, mencionada en el inciso B) del capítulo de prestaciones, relativa a que: “Como consecuencia de lo anterior, que se declare por sentencia ejecutoriada que tengo la libre disponibilidad de las liquidaciones de las regalías que tiene consignadas C..., INC., ante el
juzgado federal, en Los Ángeles, California, Estados Unidos de América, así como
de las regalías que por tal concepto se sigan generando”. Dicha prestación se estudia
como sigue:
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Como esta Sala advierte de la lectura de la demanda, el actor EDUARDO afirmó
en el hecho 17 de su demanda, que la empresa C..., INC., para no perjudicar los intereses de ninguna de las partes, acudió al Juzgado Federal del Distrito Central de
California, caso número CV93-****WJR(Ex), y consignó ante esa autoridad, a través
del Bank of America, en Los Ángeles California, Estados Unidos de América, las
cantidades que por concepto de regalías de las películas supracitadas tenía depositadas; que actualmente es el First Trust California, quien maneja los depósitos que
en consignación hace C..., INC. Que en el juicio seguido en Los Ángeles California,
se dictó sentencia el veinte de octubre de mil novecientos noventa y cuatro, en la
que se ordenó que el dinero proveniente de las regalías de las películas se depositaran en el Bank of America y se entregara: “…a quien presentara una sentencia final,
al depositario en los procesos mexicanos, o dé las instrucciones por escrito conjuntas de MARIO ARTURO, la sucesión de MARIO y EDUARDO...”. En el hecho 18 de
la demanda, el actor manifestó que las partes que participaron en ese procedimiento
denominado “Interpleader”, esto es, MARIO ARTURO y EDUARDO, convinieron
en aceptar la decisión de los tribunales de México. En el hecho 22, el actor señaló que
C..., INC., es una empresa de nacionalidad americana, radicada en Los Ángeles
California, Estados Unidos de América, y MARIO celebró en su calidad de propietario de las películas (derechos que le fueron cedidos posteriormente), diversos
contratos de distribución de películas con aquella empresa, por lo que ésta tiene
obligación de entregar periódicamente a MARIO o a su causahabiente (en este caso
EDUARDO) ciertas cantidades de dinero, que al mes de septiembre de mil novecientos noventa y siete sumaban $1,254,502.00 (un millón doscientos cincuenta y
cuatro mil quinientos dos dólares norteamericanos). Que se siguen generando regalías y existen liquidaciones pendientes y futuras a favor de MARIO o su causahabiente EDUARDO, que C..., INC., no sabe a quién entregar por estar en litigio los
derechos derivados de tales películas, por lo que demanda a la empresa en mención
para el efecto de que lo reconozca como titular y propietario de los derechos patrimoniales de derechos de autor de las treinta y nueve películas y en lo sucesivo le
haga entrega de las regalías que le corresponden. Para acreditar su dicho, el actor
ofreció como prueba la copia certificada de la sentencia dictada por el Juzgado
Federal del Distrito Central de California, en el caso CV93-**** WJR (Ex) de fecha
veinte de octubre del año mil novecientos noventa y cuatro, que esta Sala tiene a la
vista en copia certificada por el C. Secretario de Acuerdos del Juzgado Décimo
Octavo de lo Familiar, quien certificó que dicho documento obra en original como
parte de la tercería excluyente de dominio que promovió EDUARDO en contra de la
sucesión de MARIO; y que aparece en la bolsa ocho de documentos. Esta documental tiene pleno valor probatorio atento a los artículos 327, fracción VIII y 403, del
Código de Procedimientos Civiles para demostrar la afirmación del actor.
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Ahora bien, la parte demandada, al contestar la demanda, confesó ser ciertos los
hechos 17, 18 y 22, y respecto de este último, la parte demandada agregó “pero desconociendo derechos al actor respecto a las reclamaciones a la empresa C..., INC.”.
Al respecto, debe decirse que, como se sabe, cuando un hecho se reconoce expresamente en la contestación de la demanda, dicha confesión debe prevalecer porque es
un reconocimiento espontáneo, liso y llano y sin reservas, respecto de una circunstancia fundamental de la litis que alega la parte contraria y que a este último le
incumbiría probar. Luego, el efecto de la confesión dentro del ámbito del principio
dispositivo que rige el procedimiento civil, es el de tener por demostrado el hecho
que podría haber sido objeto de controversia. De ahí que, al no haber existido controversia en cuanto a los hechos así narrados por el actor, debe declararse procedente la prestación reclamada a la parte demandada y en consecuencia, declararse que
EDUARDO tiene la libre disponibilidad de las liquidaciones de las regalías que
tiene consignadas C..., INC., ante el juzgado federal, en Los Ángeles, California,
Estados Unidos de América, así como de las regalías que por tal concepto se sigan
generando conforme a la cesión que hizo en su favor MARIO en los términos del
documento denominado agreement y su anexo “A”, que ya quedaron especificados
en esta sentencia. Apoya lo anterior la tesis emitida por la autoridad judicial federal
que señala:
DEMANDA, CONFESIÓN DE LA. EFECTOS. La contestación de la demanda tiene un destino definido y preciso que se basa principalmente en la intención del reo de defenderse, negando el derecho de su contraparte o destruyendo los fundamentos en que se
apoyan las reclamaciones de la demanda y por ello su aspecto principal es la referencia a los puntos de hecho en que el actor trata de configurar su acción a efecto de destruirlos, negándolos o rebatiéndolos. Por consecuencia, cuando un hecho se reconoce
expresamente en la contestación de la demanda, dicha confesión debe prevalecer porque es un reconocimiento espontáneo, liso y llano y sin reservas, respecto de una circunstancia fundamental de la litis que alega la parte contraria y que a éste último le
incumbiría probar. Así pues, el efecto de la confesión dentro del ámbito del principio
dispositivo que rige el procedimiento civil, es el de producir como consecuencia causal la comprobación del hecho que podría ser objeto de controversia, pero que una vez
reconocido y confesado se debe tener como fehacientemente probado, sin que pueda
retractarse el confidente, a menos que demuestre que lo confesado se hubiere hecho
para defraudar a terceros.
Amparo directo 6125/72. Raymond J. Gambon. 12 de agosto de 1974. Unanimidad
de cuatro votos. Ponente: David Franco Rodríguez.
Séptima Epoca, Cuarta Parte: Volumen 66, página 23. Amparo directo 5988/72.
Orville L. Counselman y otra. 26 de junio de 1974. Cinco votos. Ponente: Enrique
Martínez Ulloa.
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Nota: En el Volumen 66, página 23, la tesis aparece bajo el rubro “DEMANDA, VALOR
DE HECHOS CONFESADOS EN LA CONTESTACIÓN DE LA.”.
Séptima Época
Registro: 241625
Instancia: Tercera Sala
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
68 Cuarta Parte
Materia(s): Civil
Tesis:
Página: 17
En cuanto a la prestación reclamada por el actor a la parte demandada, relativa a:
“C) La cesación de los actos tendientes a perturbar mis derechos de propiedad a que
me refiero en los dos incisos anteriores”; “D) El pago de los perjuicios que me causan
los demandados al impedirme, con maniobras extrajurídicas e ilegales, disponer del
numerario que han generado las películas y que no me ha sido entregado, impidiéndome, en consecuencia, la obtención de los intereses bancarios más altos que paga el mercado bursátil de México; cantidad que debe ser determinada por peritos en ejecución
de sentencia” y “E) El pago de los daños que me han causado los demandados al obstaculizar en forma ilegal la libre disposición de las regalías que han producido las treinta y nueve películas citadas, daños que consisten en: gastos de transportación y hospedaje del actor y sus abogados a la ciudad de Los Ángeles, California, llamadas telefónicas, honorarios de abogados y peritos a quienes me he visto obligado a contratar y
pagar sus honorarios debido a la oposición, como ya dije, de los demandados a que
acceda yo a las regalías que, como titular de los derechos de las ya citadas treinta y
nueve películas, me corresponden; cantidades que deben ser fijadas por peritos en ejecución de sentencia”; esta Sala analiza conjuntamente dichas prestaciones por su relación conceptual.
Al respecto –como ya se dijo– el actor afirmó en el hecho 23 de la demanda, que la
parte demandada le ha puesto diversos obstáculos para hacer uso del dinero depositado en First Trust California, consistentes en: a) La parte demandada inició en su contra
una denuncia penal por el delito de fraude genérico en grado de tentativa, que fue consignada ante el Juez Décimo Noveno de lo Penal del Distrito Federal, quien el cuatro
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de diciembre de mil novecientos noventa y siete, dictó sentencia condenatoria, que fue
apelada por el actor; b) La parte demandada se presentó el catorce de noviembre de mil
novecientos noventa y seis, ante C..., INC., ostentándose como el legítimo propietario
de las treinta y nueve películas mencionadas; c) La parte demandada se presentó el
once de diciembre de mil novecientos noventa y seis, al banco First Trust California,
para solicitar se le hiciera entrega de los fondos existentes a esa fecha consignados por
C..., INC., manifestando –el demandado– que había recibido sentencia mexicana que
así lo declaraba. Asimismo, el actor hizo una relación de gastos erogados consistentes
en pagos de honorarios a abogados en Estados Unidos de América, gastos de teléfono,
viajes, hospedaje, traducción, mensajería, copias, durante los años 1994, 1995, 1996 y
1997, por un gran total de $109,381.89 (ciento nueve mil trescientos ochenta y un pesos
89/100 M. N.) y $12,201.54 (doce mil doscientos uno dólares americanos). Y, en el
hecho 26, el actor sostuvo que las “ilegales actuaciones” de MARIO ARTURO han
impedido que él tenga acceso a las cantidades depositadas en el First Trust California,
y se le impide obtener en México, en moneda nacional, el interés bancario más alto en
el mercado bursátil, lo que le causa perjuicios económicos que deben ser determinados
por perito en ejecución de sentencia.
Con respecto a lo anterior, la parte demandada al contestar el hecho 23 de la demanda, señaló: “…que efectivamente dichas conductas fueron efectuadas por el suscrito
pero de ninguna manera en forma ilegal, ya que se hicieron en ejercicio de los derechos
que le correspondían a mí señor padre y que hoy son de su sucesión, por lo que se desconoce que sean conductas ilegales o ilegítimas”… “y en relación a los gastos que señala el actor consistentes en pago de honorarios, viáticos y diversos”… “carezco de obligación alguna para cubrirle los ilusorios e inexistentes daños y perjuicios que pretende…”. Además, el enjuiciado afirmó que el actor fue condenado penalmente. En cuanto al hecho 26, la parte demandada dijo ser falso y lo negó.
En relación a lo afirmado por el actor en el mencionado hecho veintitrés de la
demanda, esta Sala advierte que la parte demandada al contestar dicho hecho,
manifestó ser ciertas las conductas que le imputó el actor, esto es, que la parte
demandada inició en contra del actor una denuncia penal por el delito de fraude
genérico en grado de tentativa, que fue consignada ante el Juez Décimo Noveno
de lo Penal del Distrito Federal; que la parte demandada se presentó el catorce de
noviembre de mil novecientos noventa y seis, ante C..., INC., ostentándose como
el legítimo propietario de las treinta y nueve películas mencionadas; y que la parte
demandada se presentó el once de diciembre de mil novecientos noventa y seis, al
banco First Trust California, para solicitar se le hiciera entrega de los fondos existentes a esa fecha consignados por C..., INC.; manifestando que había recibido
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sentencia mexicana que así lo declaraba; aun cuando la parte demandada aclaró
que las conductas mencionadas “se hicieron en ejercicio de los derechos que le
correspondían a mi señor padre y que hoy son de su sucesión”. Esta última justificación que señaló la parte demandada, desde luego debió ser demostrada en el
juicio.
De lo anterior, a juicio de esta Sala, válidamente puede concluirse que la confesión que hizo la parte demandada al hecho veintitrés narrado por el actor, tiene
plena eficacia probatoria porque es un reconocimiento espontáneo, liso y llano y
sin reservas, respecto de una circunstancia fundamental de la litis que alegó la
parte contraria –esto es el actor– y que a este último le incumbiría probar. Luego,
si el efecto de la confesión dentro del ámbito del principio dispositivo que rige el
procedimiento civil, es el de tener por demostrado el hecho que podría haber sido
objeto de controversia; entonces, cabe concluir que en términos de la confesión
que así hizo la parte demandada, el actor probó el hecho en estudio.
Además de lo anterior, esta Sala advierte que en cuanto a la denuncia penal que
inició la parte demandada en contra del actor por el delito de fraude genérico en
grado de tentativa que fue consignada ante el Juez Décimo Noveno de lo Penal del
Distrito Federal, como ya se precisó en otra parte de esta sentencia, en la resolución emitida por la Novena Sala Penal de este Tribunal el trece de marzo de mil
novecientos noventa y ocho, en el toca número ***/98 que resolvió el recurso de
apelación que interpuso el agente del ministerio público, su coadyuvante, el
defensor y el procesado, en contra de la sentencia condenatoria de fecha cuatro de
diciembre del año mil novecientos noventa y siete, emitida por el C. Juez Décimo
Noveno Penal del Distrito Federal, en la causa número ***/95 instruida por el
delito de fraude genérico en grado de tentativa en contra de EDUARDO –que fue
admitida como prueba superveniente al actor en el juicio que se resuelve– dicha
Sala revocó la resolución del juez penal mencionado y absolvió a “EDUARDO…”,
por el citado delito por el que lo acusó el ministerio público y se ordenó su absoluta libertad.
Por otra parte, esta Sala advierte que el demandado también confesó ser cierto que
las partes del presente juicio, acordaron ante el Juzgado Federal del Distrito Central de
California, caso No. CV93-**** WJR (Ex), entre otras cuestiones, el aceptar la decisión
de los tribunales mexicanos para que determinaran en forma definitiva quién de ellos
es propietario de las treinta y nueve películas, sus derechos patrimoniales de autor, sus
derechos derivados, etc. Luego, es claro que las partes requieren de la sentencia mexicana que haga el pronunciamiento correspondiente y que haya causado ejecutoria,
para que, en todo caso, C..., INC., a través del banco que corresponda, pague las resMATERIA FAMILIAR
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pectivas regalías de las películas a que se refiere el anexo “A” del documento denominado agreement, base de la acción en esta litis, conforme al acuerdo aprobado por el juzgado en mención, en el cual en lo que interesa se señaló lo siguiente:
…M”. “Las PARTES MEXICANAS, JETT, GELMAN y C… desean establecer la
acción y los derechos presentes y futuros de los respectivos demandados en y para la
participación de las películas de conformidad con las siguientes cláusulas y disposiciones”:… “d)”. “Los rendimientos de la cuenta de depósito deberán pagarse dentro
de los treinta días posteriores a la fecha de presentación de la sentencia final, al depositario, en los procesos mexicanos o dé las instrucciones escritas al depositario de ... y
los bienes.
Ahora bien, a juicio de esta Sala, el acuerdo que las partes celebraron ante el juzgado federal del Distrito Central de California, caso No. CV93-**** WJR (Ex), y sancionado judicialmente, lleva a la conclusión de que los contratantes –EDUARDO, MARIO
ARTURO y la sucesión de MARIO, que en dicho documento aparecen como “las partes mexicanas”–, contrajeron diversas obligaciones. La primera, “de hacer o llevar a
cabo un hecho”, esto es, el de litigar en México lo relativo a la propiedad o titularidad
de las treinta y nueve películas multicitadas, lo que ambas partes han venido haciendo.
Pero debe existir una sentencia ejecutoriada que habrá de servir de base para recibir el
pago de las regalías en el extranjero. Lo cual implica que las partes en este juicio, atento a lo que ellos mismos convinieron ante el juez extranjero en el proceso mencionado,
deben prestar u observar dicha obligación hasta obtener la sentencia en comento para
que pueda darse el supuesto de verse cumplida conforme a lo convenido, con independencia de quien resulte vencedor. De ahí que, si como lo aceptó la parte demandada al
contestar el hecho veintitrés de la demanda, MARIO ARTURO solicitó el cobro de las
regalías sin haber obtenido la sentencia correspondiente; ello lleva a concluir que la
parte demandada no cumplió con la obligación que contrajo ante el mencionado juzgado extranjero en contravención a lo dispuesto por el artículo 1797 del Código Civil, por
lo que la parte demandada se ubicó en la hipótesis establecida en el numeral 2104 del
Código Civil que en la parte que nos ocupa dice: “El que estuviere obligado a prestar
un hecho y dejare de prestarlo o no lo prestare conforme a lo convenido, será responsable de los daños y perjuicios en los términos siguientes…”.
No es óbice a lo anterior la afirmación de la parte demandada en cuanto a que “…se
hicieron en ejercicio de los derechos que le correspondían a mí señor padre y que hoy
son de su sucesión, por lo que se desconoce que sean conductas ilegales o ilegítimas”;
porque con independencia de que en el juicio sucesorio testamentario a bienes de
MARIO esta Sala no advierte que exista una resolución firme que haya declarado a
MARIO ARTURO como adjudicatario de las películas a que se refiere el anexo “A” del
documento denominado agreement, base de la acción en esta litis; lo cierto es que según
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su confesión, la parte demandada tenía pleno conocimiento del acuerdo de voluntades
que hicieron ambas partes ante el juzgado federal del Distrito Central de California,
caso No. CV93-**** WJR (Ex), el cual fue sancionado judicialmente; por lo cual es claro
que la parte demandada también tenía pleno conocimiento de que para estar en posibilidad de solicitar el pago de las regalías, requerían de una sentencia mexicana firme
que los declarara propietarios de esos derechos; y no obstante lo anterior, incurrieron
en las conductas narradas por el actor en los incisos A) y B) del hecho veintitrés en
estudio, esto es, la parte demandada se presentó el catorce de noviembre de mil novecientos noventa y seis, ante C..., INC., ostentándose como el legítimo propietario de las
treinta y nueve películas mencionadas; y la parte demandada se presentó el once de
diciembre de mil novecientos noventa y seis, al banco First Trust California, para solicitar se le hiciera entrega de los fondos existentes a esa fecha consignados por C...,
INC.; manifestando que había recibido sentencia mexicana que así lo declaraba.
Por otro lado, conforme al acuerdo de voluntades que hicieron ambas partes ante el
Juzgado Federal del Distrito Central de California, caso No. CV93-**** WJR (Ex), el cual
fue sancionado judicialmente, cabe considerar que tanto el actor como la parte demandada también contrajeron una obligación de “no hacer”. Se afirma lo anterior, porque,
a juicio de esta Sala, si para obtener el pago de las regalías multialudidas las partes en
este juicio necesitaban presentar una sentencia mexicana firme ante el banco multicitado; ello lleva a concluir una obligación en ambos de no solicitar el pago de las regalías
sin dicho documento. De ahí que, si la parte demandada, no obstante lo anterior, confesó que solicitó el pago de las regalías –sin existir una sentencia mexicana firme que
así lo legitimara–; entonces, lo anterior lleva a concluir que la parte demandada también incumplió con dicha obligación de no hacer y así las cosas, el enjuiciado se ubicó
en la hipótesis prevista en el artículo 2028 del Código Civil, que establece: “El que
estuviere obligado a no hacer alguna cosa, quedará sujeto al pago de daños y perjuicios
en caso de contravención…”.
Ahora bien, respecto de los daños y perjuicios en el Código Civil para el Distrito
Federal se señala lo siguiente:
ARTÍCULO 2108. Se entiende por daño la pérdida o menoscabo sufrido en el patrimonio por la falta de cumplimiento de una obligación.
ARTÍCULO 2109. Se reputa perjuicio la privación de cualquiera ganancia lícita, que
debiera haberse obtenido con el cumplimiento de la obligación.
ARTÍCULO 2110. Los daños y perjuicios deben ser consecuencia inmediata y directa
de la falta de cumplimiento de la obligación, ya sea que se hayan causado o que necesariamente deban causarse.
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Con respecto a los daños y perjuicios, también tiene aplicación la tesis de jurisprudencia emitida por la autoridad judicial federal, de observancia obligatoria para esta
Sala, atento a lo dispuesto por el artículo 192 de la Ley de Amparo que señala:
CONDENA GENÉRICA O EN CANTIDAD LÍQUIDA, PARA DETERMINARLA EN RELACIÓN CON EL
PAGO DE FRUTOS, INTERESES, DAÑOS O PERJUICIOS. EL JUZGADOR DEBE ATENDER A LA NATURALEZA PRINCIPAL O ACCESORIA DE LA PRETENSIÓN RELATIVA Y A LA FORMA EN QUE SE DEMANDE.
Sobre el particular pueden actualizarse y definirse jurídicamente las siguientes hipótesis: 1) cuando la pretensión de pago de frutos, intereses, daños o perjuicios, no es el
objeto principal del juicio, pero en la demanda y durante el juicio se dan las bases para
determinar la procedencia de la prestación, se impone decretar una condena genérica
para que en el periodo de ejecución de sentencia se cuantifique el monto exacto, resultando irrelevante que se formule en cantidad líquida o no, en virtud del carácter de
prestación accesoria; 2) cuando se pretende el pago de frutos, intereses, daños o perjuicios como objeto principal del juicio, sin especificar su monto en la demanda natural, dada la indeterminación cuantitativa de la obligación relativa, resulta procedente
la condena genérica si el actor acredita la causa eficiente en la que descansa su petición, por lo que en ejecución de sentencia puede cuantificarse válidamente el numerario exacto, siempre que se proporcionen las bases para tal efecto, y 3) cuando el actor
solicita el pago de frutos, intereses, daños o perjuicios como objeto principal del juicio
y, además, la formula en cantidad líquida, está obligado a demostrar durante el procedimiento, en primer lugar, el hecho en que descansa su pretensión y, también, que
tiene derecho a recibir ese preciso numerario, pues en este supuesto no basta que
acredite la causa eficiente para que proceda la condena respectiva, sino que a su vez es
menester que compruebe que le asiste derecho para exigir el pago de tal cantidad, por
ende, estos aspectos relevantes no pueden determinarse en ejecución de sentencia,
porque además de que es la prestación principal en el juicio, debe atenderse a los
principios de preclusión y de litis cerrada que no permiten que el actor tenga una
nueva oportunidad para acreditar la suma exacta que tenía derecho a demandar,
supuesto en el que no procede la condena genérica.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 1463/2003. Hilda Yolanda Cervantes Galicia y otro. 20 de febrero
de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: Armando Cortés Galván. Secretario: Israel
Flores Rodríguez.
Amparo directo 551/2005. Jorge Luis Almaral Mendívil. 20 de octubre de 2005.
Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretario: Raúl Alfaro Telpalo.
Amparo directo 552/2005. Quálitas Compañía de Seguros, S.A. de C.V. 20 de octubre de 2005. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretario: Raúl
Alfaro Telpalo.
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Amparo directo 257/2007. Roberto de Uslar de la Peña y otro. 11 de mayo de 2007.
Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretario: Raúl Alfaro Telpalo.
Amparo directo 418/2007. Llantera Panamericana, S.A. de C.V. 6 de septiembre de
2007. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretario: José Luis
Evaristo Villegas.
Novena Época
Registro: 170821
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVI, diciembre de 2007
Materia(s): Civil
Tesis: I.3o.C. J/44
Página: 1437
Una vez precisado lo anterior, respecto de la pérdida o menoscabo sufrido en el
patrimonio del actor por la falta de cumplimiento de la obligación que contrajo la
parte demandada ante el juzgado federal del Distrito Central de California, caso
No. CV93-**** WJR (Ex), el cual fue sancionado judicialmente, según su propia
confesión, esta Sala advierte que el actor en el hecho veintitrés de su demanda hizo
una relación de gastos erogados consistentes en pagos de honorarios a abogados
en Estados Unidos de América, gastos de teléfono, viajes, hospedaje, traducción,
mensajería, copias, durante los años 1994, 1995, 1996 y 1997, por un gran total de
$109,381.89 (ciento nueve mil trescientos ochenta y un pesos 89/100 M. N.) y
$12,201.54 (doce mil doscientos uno dólares americanos), que constituye la pérdida o menoscabo sufrido en su patrimonio por el aludido incumplimiento de la
obligación contraída por la parte demandada en los términos ya manifestados en
párrafos que anteceden. Ahora bien, conforme a la ley y jurisprudencia aplicables
al caso concreto, esta Sala advierte que respecto del reclamo en comento que formuló el actor, éste se ubica en la hipótesis a que alude la jurisprudencia aplicable
en el punto 1, relativa a que “cuando la pretensión de pago de frutos, intereses,
daños o perjuicios, no es el objeto principal del juicio, pero en la demanda y durante el juicio se dan las bases para determinar la procedencia de la prestación, se
impone decretar una condena genérica para que en el periodo de ejecución de sentencia se cuantifique el monto exacto, resultando irrelevante que se formule en
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cantidad líquida o no, en virtud del carácter de prestación accesoria…”. Luego, si
con la confesión que hizo la parte demandada al hecho veintitrés narrado por el
actor, se demostró plenamente las conductas en que incurrió la parte demandada,
incumpliendo con la obligación que contrajo MARIO ARTURO ante un juez
extranjero, sin encontrarse justificada la causa de su actuación, porque no existe
sentencia que lo haya declarado como adjudicatario de los derechos derivados de
las películas contenidas en el anexo “A” del documento denominado agreement,
base de la acción en esta litis; entonces, lo que procede es condenar a la parte
demandada al pago de los daños reclamados por el actor, los que se cuantificarán
en ejecución de sentencia.
Por otra parte, en cuanto a los perjuicios reclamados por el actor a la parte
demandada por la falta de cumplimiento de la obligación que contrajo la parte
demandada ante el juzgado federal del Distrito Central de California, caso No.
CV93-**** WJR (Ex), el cual fue sancionado judicialmente, según su propia confesión, esta Sala advierte que en el hecho veintiséis de la demanda, el actor sostuvo
que las “ilegales actuaciones” de MARIO ARTURO han impedido que él tenga
acceso a las cantidades depositadas en el First Trust California, y se le impide obtener en México, en moneda nacional, el interés bancario más alto en el mercado bursátil, lo que le causa perjuicios económicos que deben ser determinados por perito
en ejecución de sentencia. Ahora bien, conforme a la ley y jurisprudencia aplicables al caso concreto, esta Sala advierte que respecto del reclamo en comento que
formuló el actor, éste se ubica en la hipótesis a que alude la jurisprudencia aplicable en el punto 1, relativa a que “cuando la pretensión de pago de frutos, intereses,
daños o perjuicios, no es el objeto principal del juicio, pero en la demanda y durante el juicio se dan las bases para determinar la procedencia de la prestación, se
impone decretar una condena genérica para que en el periodo de ejecución de sentencia se cuantifique el monto exacto, resultando irrelevante que se formule en
cantidad líquida o no, en virtud del carácter de prestación accesoria…”. Luego, si
con la confesión que hizo la parte demandada al hecho veintitrés narrado por el
actor, se demostró plenamente las conductas en que incurrió la parte demandada,
incumpliendo con la obligación que contrajo MARIO ARTURO ante un juez
extranjero, sin encontrarse justificada la causa de su actuación, porque no existe
sentencia que lo haya declarado como adjudicatario de los derechos derivados de
las películas contenidas en el anexo “A” del documento denominado agreement,
base de la acción en esta litis; y si dicha conducta ha impedido que el actor tenga
acceso a las cantidades depositadas en el First Trust California, lo cual desde luego
le impide al actor obtener en México, en moneda nacional, el interés bancario más
alto en el mercado bursátil; entonces, lo que procede es condenar a la parte deman238
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dada al pago de los perjuicios reclamados por el actor, los que se cuantificarán en
ejecución de sentencia.
Asimismo, vista la conducta confesada por la parte demandada al dar contestación al hecho veintitrés de la demanda, la cual no se encuentra justificada porque
en el juicio sucesorio a bienes de MARIO no existe resolución judicial firme que
haya reconocido a MARIO ARTURO como adjudicatario de los derechos de las
películas a que se refiere el anexo “A” del documento denominado agreement, base
de la acción en esta litis; en consecuencia, debe condenarse a MARIO ARTURO y a
la sucesión de MARIO, a que no perturben los derechos de propiedad que tiene el
señor EDUARDO, derivados del documento denominado agreement y su anexo
“A” de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres base de la acción
en el presente juicio.
Por último, en cuanto al pago de costas que le reclamó el actor a la parte demandada, esta Sala considera lo siguiente:
El artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles rige:
La condenación en costas se hará cuando así lo prevenga la ley, o cuando, a
juicio del juez, se haya procedido con temeridad o mala fe. Siempre serán condenados:
I. El que ninguna prueba rinda para justificar su acción o su excepción, si se
funda en hechos disputados;
II. El que presentare instrumentos o documentos falsos, o testigos falsos o
sobornados;
III. El que fuere condenado en los juicios ejecutivo, hipotecario, en los interdictos de retener y recuperar la posesión, y el que intente alguno de estos juicios si no
obtiene sentencia favorable. En estos casos la condenación se hará en la primera
instancia, observándose en la segunda lo dispuesto en la fracción siguiente;
IV. El que fuere condenado por dos sentencias conformes de toda conformidad
de su parte resolutiva, sin tomar en cuenta la declaración sobre costas. En este caso,
la condenación comprenderá las costas de ambas instancias.
V. El que intente acciones que resulten improcedentes por falta de uno de los
requisitos de procedibilidad de la misma, o haga valer excepciones notoriamente
improcedentes.
VI. El que oponga excepciones procesales improcedentes o haga valer recursos
e incidentes de este tipo, a quien no solamente se le condenará respecto de estas
excepciones, recursos e incidentes, sino que si la sentencia definitiva le es adverMATERIA FAMILIAR
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sa, también se le condenará por todos los demás trámites, y así lo declarará dicha
resolución definitiva, y
VII. Las demás que prevenga este código.
Atento al precepto legal en cita, debe considerarse que, la condena en costas procede
en dos supuestos: el primero, cuando así lo prevenga la ley, esto es, cuando se actualice
alguna de las siete fracciones que establece el precepto legal en mención; y, el segundo,
deriva de la facultad discrecional del juzgador al advertir que uno de los litigantes haya
actuado con temeridad o mala fe. Pero en este caso, la condena debe sustentarse en una
operación de entendimiento del juzgador en cuanto a la actuación procesal de los litigantes temerarios, o que hayan actuado con mala fe, o litiguen sin justa causa.
Ahora bien, el doctor Rafael De Pina Vara, en su Diccionario de Derecho, define la
“mala fe” como la “Disposición de ánimo de quien realiza cualquier acto jurídico con
el propósito de obtener una ventaja injusta en perjuicio de alguien, que el derecho sanciona en todo caso”. Por su parte, el maestro EDUARDO Pallares, en su Diccionario de
derecho civil, sostiene como principio general que: “La temeridad consiste en el hecho
de que el litigante sepa o deba saber que no le asiste la justicia, y, no obstante ello, inicia el juicio o se opone a una justa demanda. Concluye que en su opinión: La temeridad
no consiste en la ausencia de una justa causa para litigar, sino en el conocimiento de
dicha ausencia, en el hecho de que no obstante el actor o el demandado saben que carecen de pruebas o de que su pretensión no está fundada en la ley, promueven el juicio o
resisten a la demanda iniciada en contra de ellos. La facultad otorgada a los jueces para
decidir si un litigante ha procedido con temeridad o mala fe, no constituye un poder
arbitrario. Los jueces están obligados a realizar un estudio minucioso respecto de la
conducta procesal de las partes para decidir si en un caso particular ha habido temeridad o mala fe.”.
La autoridad judicial federal ha emitido el criterio en el sentido de que para que a
un litigante se le tenga por “temerario” debe proceder con notoria mala fe, malicia
notable o litigar sin justa causa. La temeridad o mala fe, entonces, puede consistir en
diversos actos u omisiones del litigante, pues no sólo consiste en la falta de prueba de
los hechos en que se funda la demanda o la contestación, sino en ejercitar acciones a
sabiendas de ser improcedentes, oponerse a una acción sin causa justificada con pleno
conocimiento de que son injustificadas, en la interposición de recursos o excepciones
frívolos e improcedentes con el solo propósito de entorpecer el curso del procedimiento. Apoya lo anterior la tesis de jurisprudencia de aplicación obligatoria para este órgano jurisdiccional, atento a lo ordenado por el artículo 129 de la Ley de Amparo, que
señala:
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COSTAS. CONCEPTO DE TEMERIDAD O MALA FE PARA DECRETAR SU CONDENA. De conformidad con lo establecido en el artículo 1084 del Código de Comercio la condena en costas en los juicios mercantiles procede en dos supuestos: el primero, es
cuando así lo prevenga la ley, y el segundo, deriva de la facultad discrecional del
juzgador cuando advierta que uno de los litigantes haya actuado con temeridad o
mala fe. El primer supuesto prevé la condena forzosa y se rige por las cuatro primeras fracciones y el segundo por el ejercicio del arbitrio judicial del juzgador. El
numeral en comento otorga al juzgador la facultad de determinar la temeridad o
mala fe examinando los casos en que proceda aplicar la sanción por esos conceptos. El arbitrio judicial no consiste en la simple y llana voluntad del juzgador, sino
en una operación de entendimiento que importa el análisis de la actuación procesal de los litigantes temerarios, siendo aquellos que litigan sin justa causa. La
generalidad de los juristas opina que para que a un litigante se le tenga por temerario debe proceder con notoria mala fe, malicia notable o litigar sin justa causa.
La temeridad o mala fe, entonces, puede consistir en diversos actos u omisiones
del litigante, pues no sólo consiste en la falta de prueba de los hechos en que se
funda la demanda o la contestación, sino en ejercitar acciones a sabiendas de ser
improcedentes, oponerse a una acción sin causa justificada con pleno conocimiento de que son injustificadas, en la interposición de recursos o excepciones frívolos
e improcedentes con el solo propósito de entorpecer el curso del procedimiento.
DÉCIMO PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Amparo directo 655/2003. Arrendadora Capital, S.A. de C.V., Organización
Auxiliar del Crédito, Grupo Financiero Capital, S.A. de C.V. 23 de octubre de 2003.
Unanimidad de votos. Ponente: María del Carmen Sánchez Hidalgo viuda de Magaña
Cárdenas. Secretario: Francisco Javier Rebolledo Peña.
Amparo directo 570/2004. Fianzas Monterrey, S.A. (antes Fianzas Monterrey
Aetna, S.A.). 7 de septiembre de 2004. Unanimidad de votos. Ponente: María del
Carmen Sánchez Hidalgo viuda de Magaña Cárdenas. Secretario: Lucio Leyva Nava.
Amparo directo 790/2004. Instituto Mexicano del Seguro Social. 12 de noviembre
de 2004. Unanimidad de votos. Ponente: María del Carmen Sánchez Hidalgo viuda de
Magaña Cárdenas. Secretario: Lucio Leyva Nava.
Amparo directo 55/2005. J. Abraham Escamilla Morales y otra. 18 de febrero de
2005. Unanimidad de votos. Ponente: María del Carmen Sánchez Hidalgo viuda de
Magaña Cárdenas. Secretaria: Alicia Avendaño Santos.
Amparo directo 465/2005. Minera La Negra, S.A. de C.V. 16 de agosto de 2005.
Unanimidad de votos. Ponente: María del Carmen Sánchez Hidalgo viuda de Magaña
Cárdenas. Secretaria: Alicia Avendaño Santos.
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Véase: Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo XV-II, febrero de
1995, página 288, tesis VI.1o.216 C, de rubro: “COSTAS EN MATERIA MERCANTIL. EN DETERMINADOS SUPUESTOS SÍ PUEDE CONDENARSE A SU PAGO ATENDIENDO A LA TEMERIDAD O LA
MALA FE DE LAS PARTES.” y Séptima Época, Volúmenes 97-102, Séptima Parte, página 34,
tesis de rubro: “COSTAS, TEMERIDAD Y MALA FE PARA LA CONDENACIÓN EN. CONCEPTO.”
Novena Época
Registro: 177044
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXII, octubre de 2005
Materia(s): Civil
Tesis: I.11o.C. J/4
Página: 2130
Precisado lo anterior, en el caso concreto, respecto de la conducta asumida por la
parte demandada en el juicio que se resuelve, esta Sala advierte que el treinta de octubre de dos mil nueve, la parte demandada, MARIO ARTURO y sucesión del señor
MARIO, presentó incidente de recusación del perito tercero en discordia, doctor
Ricardo Ramos Ramírez. Y, en el auto de seis de noviembre de dos mil nueve, la juzgadora desechó de plano dicha recusación por considerarla notoriamente frívola e improcedente. Dicha resolución se encuentra firme por no haber sido impugnada por la
parte demandada, señor MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, de lo que se
deduce que fue consentida. Luego, cabe concluir que con dicha conducta de la parte
demandada, se ubicó en la hipótesis prevista por la fracción VI del artículo 140, del
Código de Procedimientos Civiles invocado.
Esta Sala también advierte que la parte demandada, ofreció como pruebas que le
fueron admitidas, la testimonial a cargo del doctor VÍCTOR MANUEL, así como el
reconocimiento de contenido y firma de las cartas de trece de agosto y catorce de septiembre de mil novecientos noventa y tres, a cargo de los doctores VÍCTOR MANUEL
y RAFAEL. Ahora bien, en cuanto a la prueba testimonial admitida a la parte demandada a cargo del doctor VÍCTOR MANUEL, a desahogar en Houston, Texas, Estados
Unidos de América, esta Sala advierte que en el auto de once de julio de dos mil siete,
el a quo dejó de recibir esa prueba y se condenó a la parte demandada, MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO, a pagar a la parte actora, la indemnización que por
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daños y perjuicios establece el artículo 301 del Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal. Dichos daños y perjuicios se cuantificarán en el momento procesal
oportuno en la vía y forma legalmente procedentes. Dicho auto de once de julio del dos
mil siete, se encuentra firme por no haberse impugnado por la parte demandada, lo
cual implica que lo consintió.
Ahora bien, a juicio de esta Sala, la parte demandada ofreció la prueba testimonial
a cargo del doctor VÍCTOR MANUEL, con el objeto de dilatar el procedimiento. Se
afirma lo anterior porque como consta en autos, la parte demandada realizó las
siguientes conductas procesales: 1. La parte demandada recibió la carta rogatoria para
su diligenciación ante el Consulado de México en Houston, Texas, Estados Unidos de
América, el dieciocho de octubre de dos mil seis. La carta rogatoria se presentó ante el
Consulado citado hasta el día cuatro de diciembre de dos mil seis. De la fecha en que la
parte demandada recibió la carta rogatoria a la fecha en que se presentó ante el
Consulado, transcurrieron cuarenta y cinco días naturales de los noventa días naturales que se le concedieron para desahogar la prueba, lo cual ya implica una dilación
innecesaria del procedimiento, ante la conducta omisiva de la parte oferente de la
prueba. 2. La parte demandada, después de la presentación de la carta rogatoria ante el
Consulado, no realizó trámite alguno para que se diligenciara dicha carta y no solicitó
al Juzgado Vigésimo de lo Familiar del Distrito Federal, la emisión de resoluciones o
instrucciones para su pronta diligenciación. Por tanto, la prueba testimonial no se
desahogó dentro de los noventa días naturales concedidos para su desahogo. Dicho
término que venció el dieciocho de enero de dos mil siete y 3. El Consulado devolvió
sin diligenciar la carta rogatoria a la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la
Secretaría de Relaciones Exteriores, el veintitrés de mayo de dos mil siete. La parte
demandada no hizo ninguna gestión en ese sentido, por lo que del dieciocho de enero
del año dos mil siete (fecha de vencimiento del término de noventa días naturales para
el desahogo de la prueba) al veintitrés de mayo de dos mil siete (fecha en que se regresó la carta rogatoria), transcurrieron ciento veinticinco días naturales. La parte demandada no solicitó la emisión de resoluciones o instrucciones para la devolución de la
carta rogatoria en mención, ni se desistió de esa probanza. Lo anterior demuestra una
absoluta falta de interés de la parte demandada en el desahogo de la prueba testimonial que fue admitida a cargo del doctor VÍCTOR MANUEL. Luego entonces, como ya
se dijo, a juicio de esta revisora, la parte demandada ofreció dicha probanza solo para
dilatar el procedimiento, dado que no realizó actos tendientes a impulsar su desahogo
y no se desistió de la prueba en mención.
En relación al reconocimiento de contenido y firma de las cartas de trece de agosto
y catorce de septiembre de mil novecientos noventa y tres, a cargo del doctor RAFAEL,
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a desahogar en Los Ángeles, California, Estados Unidos de América, admitidas como
prueba a la parte demandada; esta Sala advierte que en el auto de veintiuno de septiembre de dos mil siete, la juzgadora dejó de recibir las cartas de trece de agosto y
catorce de septiembre de mil novecientos noventa y tres, del doctor RAFAEL y por
ende, se dejó de recibir la prueba de reconocimiento de contenido y firma de dichas
cartas a cargo del profesionista mencionado. Dicho auto de veintiuno de septiembre
del año dos mil siete se encuentra firme por no haberse impugnado por la parte
demandada, por lo cual se concluye que consintió el auto en mención. Respecto de
dichas probanzas, a juicio de esta Sala, cabe concluir que la parte demandada, ofreció las pruebas en mención, específicamente la de reconocimiento de contenido y
firma de documentos a cargo del doctor RAFAEL, con el objeto de dilatar el procedimiento. Se afirma lo anterior, porque como consta en actuaciones: 1. La parte
demandada no aportó prueba con la que acreditara haber presentado los originales
de las cartas a reconocer de trece de agosto y catorce de septiembre de mil novecientos noventa y tres. 2. La parte demandada no aportó prueba para que en todo caso,
se repusieran esos documentos, no obstante los requerimientos que para esos efectos se le hicieron, tal y como se desprende de la resolución firme de veintiuno de
septiembre de dos mil siete, y 3. La parte demandada en la audiencia de desahogo
de pruebas y alegatos, celebrada el diez de marzo de dos mil seis, se desistió de la
prueba testimonial a cargo del doctor RAFAEL. Con lo anterior queda clara la falta
de interés de la parte demandada en la preparación y desahogo de la prueba en
mención, y con ello el retraso en el procedimiento.
Con respecto a la prueba admitida a la parte demandada consistente en el reconocimiento de contenido y firma de la carta de trece de agosto de mil novecientos noventa
y tres, a cargo del doctor Víctor Manuel, a desahogarse en Houston, Texas, Estados
Unidos de América, esta Sala advierte que en el auto de dieciocho de enero de dos mil
ocho, la juez dejó de recibir dicha probanza. Dicha resolución se encuentra firme por
no haber sido impugnada por la parte demandada, de donde se deduce su conformidad con dicho auto. Respecto de la prueba en mención, esta Sala advierte que en el
auto de veintitrés de noviembre del año dos mil siete la juez ordenó su preparación
ordenando poner a disposición de la parte demandada el exhorto internacional a diligenciar ante el Consulado de México en Houston, Texas, Estados Unidos de América
para el desahogo de la misma. Sin embargo, la parte demandada no cumplió con los
actos ordenados por la juzgadora para su preparación y desahogo. De lo anterior se
deduce la falta de interés de la parte demandada en el desahogo de la prueba de reconocimiento de contenido y firma de la carta de trece de agosto de mil novecientos
noventa y tres, a cargo del doctor VÍCTOR MANUEL lo que implica que ofreció dicha
probanza para dilatar el procedimiento.
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Por otra parte, esta Sala también advierte que con fecha trece de mayo de dos mil
diez, la parte demandada solicitó llamar a juicio a la sucesión de la señora VALENTINA, por considerar que en el caso existe un litisconsorcio pasivo necesario, que
impedía resolver en definitiva el fondo del presente juicio; no obstante que la parte
demandada tenía conocimiento que lo anterior ya había sido resuelto por la autoridad federal. Así las cosas, en el auto del veintisiete de mayo de dos mil diez, la juez
consideró que no existía “comunidad litigiosa” para llamar a juicio a la sucesión de
VALENTINA, como se advierte del contenido integral de dicho proveído, pues
entre otros razonamientos la juez señaló que en el agreement documento base de este
juicio, se advertía que la cesión versaba sólo sobre los derechos de MARIO, por lo que
el patrimonio que en todo caso pudiera corresponder a la sucesión de VALENTINA,
no formaba parte del objeto litigioso materia de este juicio. Dicha resolución fue
impugnada por la parte demandada y confirmada en la sentencia de fecha tres de
agosto del dos mil diez, pronunciada por esta ad quem en el toca ****/2010. Al respecto, es importante destacar que la mencionada solicitud del promovente y el
recurso interpuesto, eran ociosos e innecesarios, porque como era del conocimiento
de la parte demandada, ya existía una determinación jurídica firme preestablecida
por la autoridad federal en el juicio de amparo C.C. ***/2005 relacionado con el D.C.
***/2005, que declaró improcedente la excepción en comento. Lo anterior, a juicio de
esta Sala, también constituye una conducta de la parte demandada tendiente a retardar innecesariamente el procedimiento. Se afirma lo anterior, porque como esta Sala
advierte de la lectura de la ejecutoria de fecha once de agosto de dos mil cinco, emitida por el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, en el
proceso de amparo D.C. ***/2005, relacionado con el D.C. ***/2005, promovidos
por MARIO ARTURO, y sucesión del señor MARIO; y, EDUARDO, en el quinto
considerando, se analizó precisamente lo relativo al llamamiento a juicio de la sucesión de la señora VALENTINA, así como la sociedad conyugal de dicha señora con
el señor MARIO, concluyéndose que la parte demandada en el juicio en que se
actúa, en su escrito de contestación a la demanda debió solicitar dicho llamado, lo
que no hizo, por lo que la autoridad federal declaró infundado el décimo concepto
de violación que en ese sentido hizo valer la quejosa y parte demandada en el presente juicio, señor MARIO ARTURO y sucesión del señor MARIO. En dicho considerando, fojas 260 y 261 de la ejecutoria citada, la autoridad federal señaló lo
siguiente:
Ahora bien, los quejosos fundan su inconformidad para que sea denunciado el juicio a la sucesión mencionada, en las excepciones octava y novena de su escrito de contestación a la demanda, pero sin que el procedimiento hubieran solicitado o denunciado tal llamamiento, máxime que en la tercería excluyente de dominio formulada por
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EDUARDO, los aquí quejosos tuvieron conocimiento de la pretensión del reconocimiento de derechos que alegó la sucesión citada, y por tanto, tuvieron la debida oportunidad de realizar la denuncia correspondiente en el juicio del que deriva el acto
reclamado, una vez que contestaron la demanda”. “No obsta a lo anterior, que en las
excepciones octava y novena, los aquí quejosos hubieran manifestado la existencia del
probable derecho a favor de la sucesión de VALENTINA, puesto que la excepción,
desde un punto de vista general, consiste en un derecho de defensa, y constituye la
facultad legal que tiene el demandado de oponerse a la pretensión que el actor ha
aducido ante los órganos jurisdiccionales”. “Las excepciones tienden a destruir la
acción que se ejerce, pero no pueden constituir un derecho, es decir, no conducen a
obtener una declaración a favor del excepcionante, y en el caso, no habrían podido
generar la declaración del derecho sobre las películas a favor de la sucesión cuyo llamamiento ahora se alega; y para que la excepción, en dado caso, hubiera tenido el
efecto que ahora pretenden los inconformes, era necesario que al juez de la causa
hubieran solicitado dicho llamamiento al contestar la demanda, para que una vez que
estuviera entablada la relación procesal, continuar en todas y cada una de sus partes;
máxime que en el concepto en examen no fue precisada la prueba sobre la cual fundan
la denuncia a juicio”. “Además, es posible afirmar que independientemente de las
resultas del juicio, y en la hipótesis de que la sociedad conyugal no haya sido liquidada por lo que hace a las películas en litigio, la sucesión a bienes de VALENTINA,
podrá deducir sus derechos en la forma en que lo estime conveniente en contra de
EDUARDO o de la sucesión quejosa, así como MARIO ARTURO, según sea el caso, y
por ello, no queda indefensa tal sucesión.
Atento a las expresadas constancias, a juicio de esta Sala, válidamente se concluye: 1. La ejecutoria de once de agosto de dos mil cinco, emitida por el Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, en el proceso de amparo
D.C. ***/2005, relacionado con el D.C. ***/2005, promovidos por MARIO ARTURO,
y sucesión del señor MARIO; y, EDUARDO, declaró infundados los conceptos de
violación de los quejosos para llamar al presente juicio a la sucesión de la señora
VALENTINA. 2. En consecuencia, la nueva solicitud que la parte demandada hizo a
la juez para integrar el litisconsorcio pasivo necesario para llamar al presente juicio
a la sucesión de la señora VALENTINA, se considera notoriamente innecesaria al
igual que la apelación, y sólo provocó dilatar el juicio en que se actúa.
En otro contexto, como esta Sala advierte, en los juicios de amparo acumulados a
que se hizo referencia en el párrafo anterior, la autoridad judicial federal ordenó
admitir la prueba pericial en neurología ofrecida por los demandados. Ahora bien,
como ya quedó precisado en otra parte de esta sentencia, cuando se hizo la valoración de la prueba en mención, esta Sala destacó que al haber resultado substancialmente contradictorios los dictámenes rendidos por los respectivos peritos, la juzgadora designó un perito tercero en discordia, cuyo dictamen fue coincidente con el
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dictamen que rindió el perito de la parte actora; siendo éste el motivo por el cual los
demandados solicitaron tuviera verificativo la junta de peritos a que se refiere el
artículo 350 del código de procedimientos civiles. Así, en obsequio a dicha solicitud
de la parte demandada, la juez dictó el auto de cuatro de mayo del año en curso, en
el que la juzgadora dejó a cargo de los demandados la presentación de su perito a la
junta solicitada por ellos. Dicha resolución se encuentra firme en términos del artículo 133 del código procesal de la materia. Ahora bien, como esta Sala advierte de
los autos que revisa, y también ya se precisó en otra parte de esta sentencia, la junta
de peritos se realizó el dieciocho de mayo del dos mil diez, pero los oferentes de la
prueba dejaron de asistir a la misma, y de presentar a su perito, por lo que se tuvo
por agotada la junta de peritos. Dicha resolución se encuentra firme por no haber
sido impugnada por la parte demandada, de lo que se infiere su consentimiento con
la misma. Ahora bien, respecto de dicha conducta procesal de la parte demandada,
esta Sala advierte su falta de interés jurídico para el desahogo de la prueba en mención, en concreto la junta de peritos por ellos solicitada, con el consecuente retraso
en el procedimiento.
En atención a todas las actuaciones señaladas cuyo valor probatorio es pleno, y a
los razonamientos expuestos en los párrafos que anteceden, esta Sala concluye que
en la especie, la parte demandada se ubicó en la hipótesis prevista en la fracción VI,
del artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles y actuó con temeridad por lo
cual procede condenarlo a pagar al actor las costas causadas con motivo del juicio
que se resuelve, cuya cuantificación deberá realizarse en ejecución de sentencia.
V. En relación a la apelación adhesiva que interpuso la parte demandada MARIO
ARTURO por su propio derecho y como albacea de la sucesión testamentaria a bienes de MARIO por conducto de su mandatario judicial Julio Dante; el adherente
expresó las consideraciones siguientes, que fueron exhibidas en una unidad de las
conocidas como USB en cumplimiento a lo ordenado por esta Sala en el auto de
fecha catorce de agosto del año dos mil doce; mismos que se incorporan previamente cotejados con el escrito que obra en el toca en que se resuelve, respetando la ortografía y redacción con que aparecen en el referido escrito y por existir discrepancia
con el contenido de la mencionada unidad USB, y por razón de método, después de
la transcripción de cada una de ellas, esta Sala realizará el estudio correspondiente,
lo que se hace como sigue:
PRIMERO. En la resolución la juez a quo considera:
(Página 69) ...”En consecuencia, la Fedataria Pública dejó de observar los requisitos arriba señalados para la protocolización del acto jurídico denominado agreement,
según la legislación aplicable ya definida al caso que nos ocupa…”
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En dicho Considerando omite la juzgadora expresar, que la legislación que regula
la actuación de los Notarios Públicos en el Estado de Texas, como lo es, entre otros, el
Código de Gobierno del Estado de Texas, cuya copia fue exhibida como anexo el escrito de Maximino Alberto Genis Jerez, en su artículo Sec. 406.0165 establece, que un
notario puede firmar un documento de un individuo que se encuentre físicamente
inhabilitado en presencia de un testigo que no tenga interés legal directo o indirecto
en el documento. El notario deberá requerir una identificación del testigo y deberá
expresar que se da fe en presencia del testigo, insertando su nombre.
La firma del documento denominado agreement, contrario a lo establece el artículo 406.0165 del Código Gubernamental de Texas (Tex. Gov’t Code §), carece de la certificación del traslado de la notaria al cuarto del hospital en el que se encontraba internado para la atención de su salud, el señor MARIO, así como no existe constancia
alguna de la presencia del testigo desinteresado que haya participado en el acto.
En el caso que nos ocupa, de acuerdo a las evidencias existentes en el expediente,
las que deben estudiarse en su conjunto atendiendo a la lógica así como a la experiencia, particularmente las constancias del Hospital Metodista y las opiniones médicas de
los médicos tratantes, demuestran la incapacidad de MARIO para trasladarse de su
cuarto en el Hospital, a la oficina del doctor VÍCTOR, sitio en el que tuvo verificativo
la firma del documento denominado agreement.
No aparece en autos que la señora MELVY, hubiere solicitado la comparecencia de
un testigo sin interés en el asunto, ni que se hubiere trasladado de la oficina en la que
se desempeñaba como recepcionista del doctor VÍCTOR, al cuarto del Hospital
Metodista en donde se encontraba internado el señor MARIO quien, conforme a lo
que manifiesta el médico tratante, ese día 4 de marzo de 1993, recibió tratamiento de
quimioterapia. Siendo un hecho probado por el contenido del propio agreement, que la
señora … en sus servios (sic) prestados al señor EDUARDO, como notaria, no asentó
nada sobre el particular.
Por el contrario, dada la declaración contundente de la señora MELVY, se demuestra con certeza, que el documento en cuestión, no fue jurado y firmado por el autor de
la sucesión ante la presencia de ésta, como notaria contratada por EDUARDO y por
ende, NO HUBO participación del señor, MARIO, como se aprecia en el deposado de
MELVY, mismo que se recibió por la a quo en la audiencia de fecha siete de diciembre
del año dos mil once, consecuentemente, por afirmación expresa de la propia señora
REYNA, no se acredita, la relación jurídica existente entre MARIO como cedente y
EDUARDO como cesionario, toda vez que para que exista un convenio o contrato, se
requiere como elemento esencial de validez, el consentimiento de las partes y en la
especie, solo consta que EDUARDO fue quien estampó su firma ante la notaria, no así
MARIO, consecuentemente es evidente la nulidad absoluta que presenta el cuestionado agreement.
La señora MELVY en su declaración testimonial, expresa que EDUARDO se presentó a las oficinas del doctor VÍCTOR para pedirle sus servicios como notaria; y que
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procedió a presenciar la firma de éste en el documento; y que estaba enterada que el
señor MARIO se encontraba en el área hospitalaria; y que ella no se trasladó a ese
lugar; y que no presenció la firma de éste en el documento denominado agreement. La
estadía de MARIO en el área hospitalaria el día 4 de marzo de 1993, se encuentra acreditada con las notas de enfermería de esa fecha, que aparecen en el expediente médico que obra en autos, siendo un hecho probado, que el autor de la sucesión NO se
trasladó al consultorio del doctor VÍCTOR, para firmar el cuestionado documento
ante la presencia de la señora REYNA.
Este agravio expresado por el adherente es infundado por lo siguiente:
Como fue afirmado por esta Sala al estudiar la litis planteada en el juicio principal
–por haber resultado fundado el segundo agravio que expresó el apelante–, atento a lo
dispuesto por el artículo 281 del Código de Procedimientos Civiles cada parte asume la
prueba de los hechos constitutivos de sus pretensiones. Como ya se dijo, esta Sala
advierte que en los hechos de la demanda, el actor no mencionó hechos referentes al
lugar y hora de la firma del documento denominado agreement y su anexo “A”.
Asimismo, en el escrito de contestación a la demanda, el hoy adherente tampoco señaló hechos relativos al lugar y hora de la firma del mencionado documento base de la
acción. Por ello, cuando esta Sala valoró la prueba testimonial que rindió la señora
MELVY ante la juez de origen, esta revisora le negó a dicha prueba el alcance probatorio pretendido por su oferente –en lo conducente–, por la razón de que la citada testigo refirió hechos que no formaron parte de la litis y porque como es bien sabido, ninguna prueba puede perfeccionar los escritos de demanda y su contestación, ya que las
pruebas son solo para demostrar los hechos narrados por las partes y no para perfeccionar la demanda o su contestación. Esta Sala también advirtió que la testigo en mención, en la audiencia en la que rindió su testimonio, dijo ser notaria pública, pero no
demostró con ninguna prueba su dicho, por lo que su testimonio no fue recibido ni
puede ser valorado con dicho carácter. Por otra parte, como también se analizó por esta
Sala, tratándose de la valoración de las pruebas, ningún testimonio puede desvirtuar el
valor probatorio de un documento, en el caso concreto, de un documento que tiene
pleno valor probatorio, conforme a lo dispuesto por el artículo 327, fracción II, del
Código de Procedimientos Civiles aplicable, que señala: “Son documentos públicos:
...II. Los documentos auténticos expedidos por funcionarios que desempeñan cargo
público en lo que se refiere al ejercicio de sus funciones;…”. Esto es, el documento
denominado agreement y su anexo “A”, el cual, como consta de su texto, se suscribió,
firmó y juró por quienes en él intervinieron el cuatro de marzo de mil novecientos
noventa y tres, ante MELVY, quien también en su función de notaria pública, firmó el
documento en mención –en tres ocasiones–, en el cual también aparecen tres sellos que
dicen: “MELVY, Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de
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abril de 1993”. Razonando, además, esta Sala que, como lo ha sostenido la autoridad
judicial federal en la tesis aislada que esta Sala comparte y que más adelante se transcribe, la modificación o rectificación que realice el notario público con posterioridad al
acto en el que intervino en el ejercicio de dicha función, carece de valor legal. Luego
entonces, por las consideraciones antes emitidas, el resultado de la prueba testimonial
que rindió la testigo MELVY no favoreció a los intereses de la parte demandada, por lo
que dicho testimonio no desvirtúa el valor probatorio de la certificación que hizo la
notario público MELVY en el documento base de la acción. Apoya lo anterior la tesis de
la autoridad judicial federal que señala:
TESTIMONIO DE NOTARIO PÚBLICO RENDIDO EN INTERPELACIÓN, NINGÚN EFECTO LEGAL
Si bien los razonamientos y exposiciones que se asientan en el protocolo
de un notario, constituye prueba al tenor del artículo 411 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito y Territorios Federales, la modificación o rectificación que dicho funcionario relate posteriormente, carece de valor legal y, por ende,
no procede estimarse como prueba.
PRODUCE EL.
Amparo directo 794/70. María Victoria Rivas viuda de Osio por sí y en representación de la sucesión de Luis Osio y Torres Rivas. 9 de noviembre de 1973.
Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Enrique Martínez Ulloa.
Séptima Época
Registro: 387739
Instancia: Tercera Sala
Tesis Aislada
Fuente: Informes
Informe 1973, Parte II
Materia(s): Civil
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Por otra parte, el argumento del adherente en relación a que “la firma del documento denominado agreement, contrario a lo que establece el artículo 406.0165 del
Código Gubernamental de Texas (Tex. Gov’t Code §), carece de la certificación del
traslado de la notaria al cuarto del hospital en el que se encontraba internado para la
atención de su salud, el señor MARIO, así como no existe constancia alguna de la presencia del testigo desinteresado que haya participado en el acto” y que “No aparece
en autos que la señora MELVY, hubiere solicitado la comparecencia de un testigo sin
interés en el asunto, ni que se hubiere trasladado de la oficina en la que se desempe250
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ñaba como recepcionista del doctor VÍCTOR, al cuarto del Hospital Metodista en
donde se encontraba internado el señor MARIO”. Dichos argumentos del adherente
también son infundados por la razón antes expresada, toda vez que lo que hoy afirma no formó parte de la litis en la forma que fue planteada por las partes. Se afirma
lo anterior, porque de la simple lectura de la demanda, se advierte que el actor no
hizo referencia a la hospitalización del señor MARIO; sino que fue el enjuiciado
quien en los hechos que soportan sus excepciones, en lo que interesa, textualmente
señaló lo siguiente:
…XV. El 4 de marzo de 1993, el señor MARIO, permaneció hospitalizado en el
Hospital Metodista de Houston, y en ningún momento abandonó ese Hospital.
XVI. El 4 de maro (sic) de 1993, el señor MARIO, no firmó ningún documento, y
menos el supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito en que el señor
MARIO, (sic) pretende fundar su demanda de terceria (sic) excluyente de dominio, ni
en el Hospital Metodista de Houston ni en ningún otro lugar, y menos en la oficia de
la notaria MELVY.
XVII. El día 4 de marzo de 1993, la notaria pública MELVY, nunca estuvo en el
Hospital Metodista de Houston, ni mucho menos en el cuarto en el que estaba el
señor MARIO, a quien nunca llegó a ver personalmente ni a dirigirle la palabra, ni en
ese lugar ni en ningún otro.
XVIII. El día 4 de marzo de 1993, el señor MARIO, ni compareció ni estuvo nunca
ante la presencia de la notaria pública MELVY, y muchos menos firmó ante ella el
supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito en que l (sic) señor ... pretende fundar su demanda de terceria (sic) excluyente.
XIX. El día (sic) de marzo de 1993, el señor EDUARDO, nunca estuvo en el
Hospital Metodista de Houston, y mucho menos en el cuarto del señor MARIO, a
quien ese día nunca vio…
Pero, el hoy adherente, en su contestación a la demanda jamás refirió que la notaria
en mención se haya trasladado al cuarto del hospital en el que se encontraba internado
el señor MARIO para la atención de su salud y la parte demandada tampoco señaló en
los hechos de su contestación a la demanda, que la notaria pública que menciona se
haya abstenido de solicitar la presencia del testigo desinteresado que haya participado
en el acto. Ya que lo que el demandado afirmó al contestar su demanda fue que: es
falso que su padre hubiese ratificado el consentimiento para esa cesión ante la presencia de
MELVY, notario público del Estado de Texas. Que el día siete de septiembre de mil
novecientos noventa y tres, la mencionada MELVY manifestó textualmente lo siguiente: “A quien corresponda: –documento titulado agreement y notarizado por mí el cuatro
de marzo de mil novecientos noventa y tres– la notarización de dicho documento refleMATERIA FAMILIAR
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ja únicamente el reconocimiento de la firma de el Sr. EDUARDO en el papel presentado ante mí por él mismo en esa fecha, presentándose él solo en mi oficina localizada en la calle del Dr. FRANCISCO, …, Houston, Texas, Scurlock Tower. La firma
sobre el nombre “MARIO”, ya venía impresa antemano en susodicho documento
por lo tanto no atestigüé personalmente la ejecución de esa acción”.…El enjuiciado
afirma que “… lo dice la misma notaria que en el documento base de la acción ante
ella MELVY, mi padre no estampó su firma, ella misma reconoce que es falso de toda
falsedad, lo que en realidad sucedió según ella misma lo dice es que no atestiguó
personalmente la ejecución de esa acción, lo que robustece aún más… la inexistencia
del consentimiento del autor de la sucesión señor MARIO…”. Y en la contestación al
hecho diez de la demanda, la parte demandada señaló ser falso que MARIO, haya
puesto su firma en el documento agreement frente a la notaria pública por el Estado de
Texas, MELVY; refiriéndose el demandado a que “la notario Melvy en su declaración rendida en el juicio penal ***/95 ante el Juzgado Diecinueve de lo Penal de esta
ciudad, esta última manifestó que la firma sobre el nombre de mi señor padre en el
documento ya venía impresa cuando solicitó su intervención y fe pública el hoy
actor…” Luego, si la parte demandada no señaló en su demanda los hechos que
narró Melvy al rendir su testimonio ante la juez del conocimiento; entonces, es claro
que dicho testimonio no puede tener ningún alcance probatorio en el juicio.
Adicionalmente a lo anterior, esta Sala también razonó al estudiar el juicio principal,
que en autos se encuentra plenamente demostrado con el resultado de la prueba
pericial en grafoscopía que la firma que aparece en el documento denominado agreement y su anexo “A”, sí fue puesta del puño y letra del señor MARIO, por lo cual es
claro que en esa forma se plasmó su consentimiento en el documento base de la
acción. Y esta Sala también razonó en esta sentencia que aun cuando se demostró
que el estado de salud de MARIO en la fecha en que se firmó el documento base de
la acción era delicado y se encontraba hospitalizado; sin embargo, no existe en autos
prueba que haya demostrado que MARIO haya sido incapaz de estampar su firma
en el documento base de la acción, además de que no se encontraba en estado de
interdicción; lo anterior porque la capacidad se presume y para determinar la incapacidad de una persona, se requiere prueba fehaciente que así lo demuestre, lo cual
no obra en autos. Por lo que dicho requisito de validez del documento base de la
acción sí quedó plenamente demostrado en autos. Y de ahí lo infundado del agravio
en estudio.
El apelante expresó como segundo agravio el siguiente:
SEGUNDO. La juzgadora omite en los considerandos que conforman la sentencia
de fecha primero de junio del presente año, el razonamiento respecto de que en el
documento denominado agreement de fecha 4 de marzo de 1993; no se especifica con
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claridad, cuáles son esos derechos que “pudiera tener MARIO” sobre las treinta y
nueve películas que lista el actor en su demanda, ya que como se puede corroborar de
esa constancia procesal, solo se expresa lo siguiente: “...Yo, MARIO, de la ciudad de
México, México, por una contraprestación (sic) buena y valiosa (sic), mutua y recíproca, recibo y suficiencia de la cual se reconoce, por el presente transfiero, efectivo de inmediato, a
EDUARDO, también de la ciudad de México, México, todos mis derechos, títulos o
intereses de cualquier clase que sean que pudiera yo tener en las treinta y nueve películas listadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte del presente convenio, inclusive pero sin limitarse, a la explotación, renta, venta, etc. De dichas películas
inclusive, pero sin limitarse al ejercicio de todos mis derechos, deberes y obligaciones
contractuales que existen, respecto a dichas películas ...”; esto es, el autor de la
sucesión, supuestamente a cambio de una contraprestación buena y valiosa, transfirió, los derechos que pudiera tener en treinta y nueve películas que dice, listó en el
anexo “A”.
Por su parte, el actor insertó la leyenda: “...Yo, EDUARDO, de la ciudad de
México, México, por la presente apruebo y recibo el anterior traspaso y transferencia
y reconozco que es por una contraprestación (sic) buena y valiosa (sic), mutua y recíproca, de
la cual acuso recibo...”. Esto es, “acepta”, “aprueba”, pero sobre todo reconoce que es por
una contraprestación.
Los señores MARIO y EDUARDO omiten precisar la naturaleza, origen y cuantía
de la contraprestación a que se refieren “supuestamente” en el agreement, esto es objeto y precio, elementos esenciales de existencia de todo contrato.
Este agravio es infundado con base en las siguientes consideraciones jurídicas:
Como ya lo precisó esta Sala en otra parte de esta sentencia, el documento denominado agreement y su anexo “A”, en ningún momento refiere una “contraprestación” ni
se advierte de su lectura que quienes intervinieron en dicho acto jurídico hayan pactado alguna carga para alguna de las partes contratantes. En efecto, el texto del documento base de la acción, en su traducción al español, no objetada por las partes, es el
siguiente:
Yo, MARIO, de la ciudad de México, República mexicana, por una consideración
buena y válida, de carácter mutuo y recíproco, cuyo recibo y suficiencia es acusado por
mí, a través del presente transfiero y entrego con efectividad inmediata a favor de
EDUARDO, también de la ciudad de México, México, todos mis derechos, título e
interés de la índole que fuese y que posea yo sobre las treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte integral de este convenio,
incluyendo sin carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas
e incluyendo sin carácter limitativo, el ejercicio de todos mis derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones referentes a dichas películas.
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“MARIO”. Firma ilegible. Rúbrica.
“SUSCRITO Y JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”. “NOTARIO
PÚBLICO”. Firma ilegible. Rúbrica.
Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
“ACEPTACIÓN”.
“Yo, EDUARDO de la ciudad de México, República mexicana, por el presente
apruebo y recibo la transferencia y cesión anterior y reconozco que es por una consideración buena y válida, mutua y recíproca, cuyo recibo y suficiencia acuso a través del
presente”.
“EDUARDO”. Firma ilegible. Rúbrica.
“SUSCRITO Y JURADO ante mí hoy 4 de marzo de 1993”. “NOTARIO
PÚBLICO”. Firma ilegible. Rúbrica.
Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
Anexo a dicho agreement o “convenio” se encuentra constante de dos fojas útiles, el
documento denominado “Exhibit A”, “PELÍCULAS...”.
…
“Melvy, Notario público” “Nombramiento termina 4/16/93”. Firma ilegible.
Rúbrica.
“Harris” “County”
Aparece un sello que dice: “MELVY. Notario público, Estado de Texas. Mi nombramiento termina el 16 de abril de 1993”.
Asimismo, como esta Sala también ya lo precisó en otra parte de esta sentencia,
a la cual se remite al adherente, en el hecho 2 de su demanda, el actor afirmó: “Fui
hombre muy cercano a MARIO, quien me prodigó cariño, atenciones y confianza…”. Y la parte demandada, al dar contestación al hecho en comento, señaló ser
cierto que el actor fue hombre cercano a MARIO y que se encargaba de algunos
negocios de su señor padre quien en vida siempre le exigía cuentas y resultados. Y,
conforme al hecho en mención y su contestación, y atendiendo al texto en inglés
del documento denominado agreement y su anexo “A”, de cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres, esta Sala tiene a la vista el Dictionary of Law, New
Large Type Edition, Running Press, 38 South Nineteenth Street, Philadelphia,
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Pennsylvania 19103, Edited by Peter J. Dorman Library of Congress Cataloging in
Publication Data, KF156.S8 340’.03. ISBN0-914294-43-1pbk. Copyright 1976
Running Press, pp. 79, en la cual aparece el significado de la expresión “good consideration”, que a la letra dice: “Valuable consideration. More precisely, consideration of natural love and affection, as between family members; founded on natural duty.”. Expresión ésta que, sin mayor necesidad de traducción por ser de conocimiento básico del idioma inglés, confirma la cercanía familiar que existió entre
MARIO y EDUARDO que fue plasmada en el documento base de la acción, sin
que en la misma se advierta alguna naturaleza económica, sino que más bien se
encuentra basada en lazos familiares y afectivos relacionados con la familia.
Así, las afirmaciones: “Yo, MARIO, de la ciudad de México, República mexicana, por una consideración buena y válida…”, no así “contraprestación buena y valiosa” como en forma inexacta lo afirma el adherente; y, “Yo, EDUARDO de la ciudad
de México, República mexicana, por el presente apruebo y recibo la transferencia
y cesión anterior y reconozco que es por una consideración buena y válida…”; no así
“ contraprestación buena y valiosa” como en forma inexacta lo afirma el adherente; dichas afirmaciones de quienes intervinieron en el acto jurídico en mención, no
pueden entenderse en el sentido que refiere el adherente como contraprestación
de naturaleza económica esto es “valiosa”. Ni en el texto en inglés del documento
base de la acción puede desprenderse tal afirmación del adherente, porque en
dicho texto, como ya se dijo, se lee la expresión “good consideration”, cuyo alcance ya quedó precisado. Sin que el hoy adherente se haya opuesto en ningún
momento a la traducción que del documento base de la acción obra en autos.
Ahora bien, la palabra consideración, según el Diccionario de la lengua española significa “en atención a”. Así mismo, en el diccionario The Free Dictionary By Farlex,
consultado por esta revisora en Internet en la página de Google el día veintiuno de
septiembre del año dos mil doce, aparece: “ consideración 1. Reflexión minuciosa
sobre una cosa. 2. Respeto hacia una persona o cosa. 3. Crítica o juicio que se tiene
sobre algo”. Por otra parte, la palabra válida según el diccionario The Free
Dictionary By Farlex, consultado en la página de Google el día veintiuno de septiembre del año dos mil doce, significa “válido 1. Que tiene valor y fuerza legal o
capacidad para producir su efecto. 2. Que se puede aceptar o dar por bueno.
Aceptable. Válido-da Firme, que vale legalmente…”. Luego entonces, dicha “consideración buena y válida” mutua y recíproca, expresada por ambas partes que
intervinieron en el documento base de la acción, a juicio de esta Sala, no tiene una
connotación económica sino de legalidad y firmeza, como así fue la voluntad de
los contratantes, que asentaron su firma en dicho documento, y sin que en autos
exista prueba en contrario.
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En el documento denominado agreement y su anexo “A”, se asentó claramente
que MARIO, cedió a favor de EDUARDO, “por una consideración buena y válida…
todos los derechos, títulos e intereses de la índole que fuese y que posea yo sobre las
treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte
integral de este convenio, incluyendo sin carácter limitativo, la explotación, renta,
venta, etc., de dichas películas e incluyendo sin carácter limitativo, el ejercicio de
todos mis derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones referentes a dichas películas”. Lo anterior significa que MARIO en el documento base de la acción expresó su voluntad firme, reflexionada y legal, de ceder cualquier clase de derecho e
interés que él posea (“que posea yo”) sobre las “treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte integral de este convenio” en la
fecha de la celebración del contrato citado a EDUARDO. Y no así, los derechos que
MARIO “pudiera yo tener” como en forma inexacta lo señala el adherente. Por su
parte, EDUARDO en el documento base de la acción, hizo una aceptación expresa, firme, reflexionada y legal de dicha cesión. De lo cual acusó recibo MARIO
(cuyo recibo y suficiencia es acusado por mí). Y por su parte, MARIO se hizo sabedor
de dicha aceptación, como así lo revela la frase contenida en el documento en análisis “Yo, MARIO, de la ciudad de México, República mexicana, por una consideración buena y válida, de carácter mutuo y recíproco, cuyo recibo y suficiencia es acusado por mí…”. De ahí que esta Sala llegue al convencimiento de que el acuerdo de
voluntades en los términos en los que se realizó, son claros y no dejan duda sobre
la intención de las partes que intervinieron en dicho acto y sobre su objeto.
Además, dicho documento, en cuanto a su forma –como se razonó en otra parte de
esta sentencia–, cumplió con la formalidad que exigía la ley del lugar en donde fue
otorgado, esto es, el Estado de Texas, Estados Unidos de América, de acuerdo a lo
que establece el artículo 13, fracción IV, del Código Civil Federal y su correlativo
del Código Civil para el Distrito Federal, que señala que la determinación del
derecho se hará conforme a la forma de los actos jurídicos y se regirá por el derecho del lugar en que se celebren, aun cuando podrán sujetarse a las formas prescritas en dicho Código cuando el acto haya de tener efecto en el Distrito Federal, o
en la República tratándose de materia federal. Por lo anterior es que el agravio en
estudio resultó infundado.
El adherente expresó como tercer agravio el siguiente:
TERCERO. Los considerandos formulados por la a quo, son omisos independientemente de la certidumbre de la NO comparecencia del señor MARIO ante la
señora REYNA para firmar en su presencia el agreement, lo que conlleva a la falta
del consentimiento, elemento esencial para validez de un convenio o contrato; en
el documento denominado agreement, no se expresa la clase de contraprestación a
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que se refiere EDUARDO y que sin comprobar, se atribuye a MARIO, ni se menciona que esa contraprestación ya se hubiere satisfecho o sería satisfecha en un
futuro y si esa “contraprestación”, es de las permitidas por la ley. No se especifica
tampoco el real objeto de la transferencia, pues aunque se expresa que, no se
encuentra limitada, se refiere a los derechos contractuales que “pudiera tener”
MARIO. En ninguna forma se dice en el agreement, que la transferencia se refiera
a los derechos de autor de las películas, sino solamente a los derechos contractuales, tales como renta, venta, explotación de una lista de películas que conforma un
anexo que se identifica con la letra “A”.
Al no estar definido y debidamente identificado el objeto del contrato, este
último resulta inexistente por faltarle ese elemento esencial de existencia, que es el
objeto, no es posible interpretar correctamente el sentido de la cláusula única del
agreement, pues, como se dice, es sumamente vago. ¿Cuáles son esos derechos
que pudiera yo tener? Pueden ser tan reducidos como amplios, de acuerdo al
deseo de quien pretenda interpretarlos. ¿Cuál es esa contraprestación consistente
en una consideración mutua y valiosa a que se refiere el agreement? ¿Es pago en
efectivo, es permuta, se prestó o se prometió prestar en el futuro esa consideración, se prestó por ambas o solo por una de las partes?, es evidente que la juzgadora NO razonó en su determinación, precisamente los elementos de validez e
inexistencia que presenta el agreement.
Resulta aplicable el criterio contenido en la siguiente tesis:
9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXV, marzo de 2007; Pág. 1654
Registro: 173 069
CONTRATOS. PARA DETERMINAR
LA VERDADERA INTENCIÓN DE LOS CONTRATANTES ES
NECESARIO ANALIZAR CONJUNTAMENTE EL SENTIDO DE SUS CLÁUSULAS, LA NATURALEZA Y EL
OBJETO DEL CONSENSO DE VOLUNTADES AL CELEBRAR EL ACTO JURÍDICO.
Con base en las
reglas de interpretación de los contratos, previstas en los artículos 1851 a 1857 del
Código Civil Federal y especialmente en lo establecido en los dispositivos 1851,
segundo párrafo, 1852, 1853 y 1855, de los que se desprende que la intención de los
contratantes es la que debe prevalecer en un pacto por sobre cualquier cosa; se concluye que cuando existen cláusulas que aparentemente establecen una situación determinada, pero en realidad se refieren a otra muy distinta, resulta necesario, para desentrañar la verdadera intención de los contratantes, considerar, además del sentido que
resulte del análisis conjunto de las cláusulas, la naturaleza y el objeto del consenso de
voluntades al celebrar el acto jurídico, pues ello proporcionará mayor claridad sobre
la finalidad del acuerdo y por consecuencia, de la forma en que los interesados se propusieron contratar.
SÉPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
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Amparo directo 796/2006. Pemex Exploración y Producción. 25 de enero de 2007.
Unanimidad de votos. Ponente: Julio César Vázquez-Mellado García. Secretaria:
Alicia Ramírez Ricárdez.
Por la falta de consentimiento del autor de la sucesión en la suscripción del documento denominado agreement o cesión de derechos (donación), de fecha 4 de marzo
de 1993, de conformidad a lo dispuesto por los artículos 1794 fracciones I y II y 2224
del Código Civil para el Distrito Federal y para toda la República en materia Federal
en vigor, da como resultado la nulidad absoluta o inexistencia del mismo.
En efecto, no hubo consentimiento del autor de la sucesión para obligarse y contratar en los términos propuestos en el documento de referencia, ya que suponiendo
sin conceder, que la firma que se atribuye al de cujus y que calza el documento denominado agreement fuera de su autoría, esa firma no fue estampada el día, mes y año
que en el documento en cuestión se consigna, para ceder o donar película alguna al
actor señor EDUARDO, como lo refiere la notario pública del Estado de Houston,
Texas, Estados Unidos de Norte América; quien al rendir su testimonio en la audiencia celebrada el siete de diciembre del 2011, expresó que, no presenció la firma que sobre
el nombre de MARIO, aparece estampada, por lo tanto, no existe certeza que sea del
puño y letra de éste, presunción más que fundada para determinar procedente la
excepción de nulidad absoluta opuesta por mi mandante.
Existe ausencia de consentimiento y por lo tanto es improcedente la acción ejercitada por la actora, toda vez que estamos ante la presencia de un convenio sin consentimiento, y esto se da, independientemente de las causas expresadas con antelación,
por el error respecto a la naturaleza del contrato; adicionalmente, por el error respecto a la
identidad del objeto.
Doctrinariamente, lo anterior tiene su fundamento en lo expresado por el maestro
Rafael Rojina Villegas en la obra intitulada Derecho civil mexicano. Obligaciones, tomo
quinto, volumen I, página 273, en donde textualmente señala que:
…3. AUSENCIA DEL CONSENTIMIENTO. Cuando el consentimiento no existe, falta al
contrato un elemento esencial y, por tanto, es inexistente. Tal parece que es absurdo
suponer desde el punto de vista jurídico y práctico, este problema de la ausencia del
consentimiento, y difícil parece imaginar ejemplos en los que pueda existir un aparente contrato sin consentimiento. Sin embargo, tiene interés no sólo teórico, sino práctico, abordar este problema, porque tenemos casos en que existe una apariencia de consentimiento que motiva la inexistencia del contrato. Esto ocurre en los siguientes
supuestos: 1o. Cuando las partes sufren un error respecto a la naturaleza del contrato.
2o. Cuando sufren error respecto de la identidad del objeto… Primer caso: Cuando las
partes sufren error sobre la naturaleza del contrato, propiamente no hay consentimiento, porque una parte cree, por ejemplo vender, y la otra cree recibir en donación
la cosa… Segundo caso: Este se presenta cuando hay error sobre la identidad del objeto, y ocurre generalmente respecto de cosas semejantes…
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En el caso concreto el documento denominado agreement, tiene la naturaleza aparentemente de un contrato de “cesión de derechos” cuando en realidad es un “contrato de donación” y hay falta de consentimiento del autor de la sucesión, porque no se
perfeccionó el contrato ya que el hoy demandado, no hizo saber al de cujus, la aceptación
de la donación de 29 películas, por lo que en términos de lo dispuesto en el artículo 2340
del Código Civil resulta inexistente el cuestionado agreement o cesión de derechos de
fecha 4 de marzo de 1993.
Es aplicable a lo antes sustentado, el criterio del ilustre tratadista Rafael Rojina
Villegas en su obra Compendio de derecho civil, contratos, primera edición, año 1962, que
textualmente establece:
“En la donación se abandona el sistema de la recepción y se adopta el de la información, ya que no se perfecciona sino hasta el momento en que el donante conoce los
términos de la aceptación. El donatario debe aceptar con las mismas formalidades que
se requieren para donar, además debe notificar su aceptación al donante y debe hacerlo en vida del mismo. Cumplidos estos requisitos, el contrato se ha formado. De aquí
que si el donante muere antes de que se le notifique la aceptación, el contrato no llega
a formarse y los herederos del donante no están obligados a sostener la oferta. En
cambio, en los demás contratos, si el oferente muere, los herederos están obligados a
sostener la oferta siempre y cuando la aceptación se haga en tiempo y no se haya
conocido por el aceptante su muerte”.
Así mismo, es aplicable la ejecutoria de los tribunales colegiados de circuito, que
textualmente se lee:
Octava Época
Instancia: TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: III, Segunda Parte-1, enero a junio de 1989
Página: 305.
DONACIÓN, ACCIÓN DE OTORGAMIENTO DE CONTRATO DE. Para que el contrato de
donación se perfeccione se requiere la aceptación por escrito por parte del donatario y
la comunicación de ésta al donante; si no se comprueba la satisfacción del referido
requisito de aceptación, necesario para el perfeccionamiento del contrato, el donatario
no puede demandar a los herederos del donante que se eleve a escritura pública el
acto unilateral de la donación.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Amparo directo 50/89. Carmen Silva de Romero. 17 de marzo de1989.
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Unanimidad de votos. Ponente: Óscar Vázquez Marín. Secretaria: Myriam del P.S.
Rodríguez Jara.
La parte actora, señor EDUARDO, no acreditó que haya hecho del conocimiento
del autor de la sucesión, la aceptación de la supuesta donación que le otorgó, toda vez,
que el día 4 de marzo de 1993, la notaria señora MELVY, bajo protesta de decir verdad,
ante esta juzgadora declaró que: no presenció que el señor MARIO, haya firmado documento alguno el día 4 de marzo de 1993, asi mismo, en ningún otro día vio al autor de la sucesión
firmar el documento en cuestión y mucho menos, explicó a este el contenido y alcance del
mismo, ya que ella misma asevera que no lo entendió, porque en los Estados Unidos, los notarios simplemente atestiguan acciones, pero no formalizan actos jurídicos, así como tampoco,
presenció, la parte actora, señor EDUARDO haya dado a conocer su aceptación de la donación
del señor MARIO.
De conformidad con lo dispuesto por los artículos 2340 y 2346 del Código Civil del
Distrito Federal, aplicable en todo nuestro país en materia federal, la donación es perfecta desde que el donatario la acepta y se hace saber la aceptación, y la aceptación no
surte efectos si no se hace en vida del donante.
Y como es el caso concreto, el donatario, señor EDUARDO, nunca hizo saber su
aceptación al donador, señor MARIO, en vida de éste, resulta que la donación de que
se trata no llegó a perfeccionarse.
No pasa inadvertido que en el documento en que consta la donación, aparece la
firma de la parte actora, señor EDUARDO como aceptándola, esa firma no fue puesta en presencia del señor MARIO, ni existe constancia alguna en autos de que la aceptación del referido señor EDUARDO haya sido comunicada formalmente al autor de
la sucesión en vida de éste.
Por otra parte, no se surten los efectos que la actora pretende, toda vez que, el
documento denominado agreement, derivada de su falta de objeto, toda vez, que el simple análisis resultante de la lectura, el objeto indirecto derivado de la obligación de dar
aparentemente consignada en el cuestionado contrato, consistente en la cosa cuyo
dominio o uso se trasmite, y como requisitos esencialmente la ley exige en sus artículos 1824 y 1825 del Código Civil que: Que la cosa (que en el caso concreto con las películas), debe ser físicamente posible. Que la cosa debe ser jurídicamente posible.
Es evidente que le objeto indirecto de la obligación adquirida aparentemente por
el autor de la sucesión, es física y jurídicamente imposible, porque:
La relación de películas “cedidas adjunta al documento denominado agreement e
identificada como exhibit “A”, no consigna la firma del autor de la sucesión, y por lo
tanto, el objeto indirecto es confuso e incierto, ya que, no contiene la voluntad del titular del derecho, de efectivamente ser esas las películas las que quería “ceder” mediante la suscripción del cuestionado documento de fecha 4 de marzo de 1993.
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Existe la presunción de que, el autor de la sucesión, no era propietario de las películas intituladas …, por lo tanto, el objeto indirecto como se apuntó con antelación es
confuso, incierto e impreciso.
El objeto indirecto del supuesto documento denominado agreement se encuentra
fuera del comercio, toda vez que los derechos de autor, son inalienables y su transmisión es únicamente por sucesión.
Lo anterior tiene su fundamento en lo dispuesto en capítulo II, intitulado “De Los
Derechos Morales”, de la Ley Federal del Derecho de Autor, la que en los artículos 18
y 19 establece:
“ART. 18. El autor es el único primigenio y perpetuo titular de los derechos morales sobre las obras de su creación”.
“ART. 19. El derecho moral se considera unido al autor y es inalienable, imprescriptible, irrenunciable e inembargable”.
El objeto indirecto del documento denominado agreement, se encuentra indeterminado, toda vez que no existe una remuneración onerosa y temporal respecto a
los derechos supuestamente transmitidos como lo previene los artículos 30, párrafo segundo y 31, de la Ley Federal del Derecho de Autor, disposiciones que al letra
establecen:
“ART. 30. Toda transmisión de derechos patrimoniales de autor será onerosa y
temporal. En ausencia de acuerdo sobre el monto de la remuneración o del procedimiento para fijarlo, así como, sobre los términos para su pago, la determinarán los tribunales competentes”.
“ART. 31. Toda transmisión de derechos patrimoniales deberá prever a favor del
autor o del titular del derecho patrimonial, en su caso una participación proporcional
en los ingresos de la explotación de que se trate, o una remuneración fija y determinada. Este derecho es irrenunciable”.
Es de hacer notar, que el documanto (sic) en estudio, no establece dentro del
objeto de la obligación, los términos y condiciones de la transmisión que consigna,
asimismo, los alcances de dicha transmisión, por lo tanto, la indefinición e imprecisión de su objeto, da la presunción de la ineficacia de éste para transmitir en la
forma que lo pretende la actora los derechos que el autor de la sucesión tenía al
momento de la elebaración (sic) de cuestionado documento, independientemente
que aquí es importante destacar, que no existe probado en autos por la actora, cuáles eran esos derechos que pretende que se le reconozcan y que en esos momentos
pertenecían al autor de la sucesion.
La imposibilidad jurídica de transmitir los derechos consignados en el documento denominado agreement, acorde a lo dispuesto por los artículos 1827 y 1828 del
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Codigo Civil en vigor, deviene de la imposibilidad jurídica del hecho reconocido por
la actora de que el 35 por ciento de los derechos de explotación sobre 34 películas, lo
venía disfrutando la señora NATASHA; el 35.5 por ciento, la señora JOYCE, desde
antes del fallecimiento del autor de la sucesión, y por tanto, el de cujus era titular de
32.5 por ciento de los derechos de explotación.
Pero, aún la nulidad absoluta, que es evidente, presenta el documento denominado agreement, por la falta de consentimiento del autor de la sucesión fuera insuficiente; además, éste presenta una nulidad relativa por falta de forma, toda vez que, no se
cubrieron los requisitos que exige nuestra legislación para la celebración de un convenio como el que la actora celebró sin la evidente presencia de la notaria que para el
caso contrató, señora MELVY, con el señor MARIO, la materia de ese supuesto convenio son derechos de autor, para la explotación, venta, renta etc., de películas hechas
por el autor de la herencia en nuestro país, esos derechos de autor, tienen indudablemente el carácter de bienes muebles y deben considerarse ubicados en nuestro país
conforme a la Ley Federal de Derechos de Autor y a los tratados y convenciones internacionales, en los que México es parte, puesto que las películas de que se trata fueron
hechas en México y por un mexicano domiciliado en México, y se exhibieron por primera vez en este país, en tal virtud, de conformidad con lo dispuesto por el artículo
13, fracción III, del Código Civil para el Distrito Federal, la constitución, régimen y
extinción de derechos reales sobre bienes muebles, se rige por el derecho de lugar de
su ubicación (lex rei sitae), que es una disposición complementaria que restringe el
ámbito de aplicación de la regla contenida en la fracción IV del citado artículo 13, que
establece que la forma de los actos jurídicos se regirá por el derecho del lugar en que
se celebre (locus regit actum), es decir, que dicha disposición complementaria contenida en la fracción III, del citado artículo, somete las formalidades de los actos jurídicos
a un régimen especial nacionalista, o lo que es lo mismo, a la ley del país de ubicación
de los bienes.
La disposición complementaria arriba mencionada, consignada en la fracción
III del artículo 13 del Código Civil, no viene más que a confirmar el contenido de la
fracción II del artículo 121 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, que establece que los bienes muebles se regirán por la Ley del lugar de
su ubicación.
La nulidad por falta de forma, es procedente, toda vez que, el hecho de que el
supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito de fecha 4 de marzo de 1993,
en el que la parte actora señor EDUARDO funda la titularidad de su derecho respecto a treinta y nueve películas, que le atribuye al autor de la sucesión, siendo en realidad la naturaleza de ese un acto de donación, ese contrato se rige por las leyes de
nuestro país, por lo que, siendo un hecho notorio que el valor de los derechos materia
de la supuesta donación es indudablemente superior a cinco mil pesos, en ese supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito, debió hacerse constar en escritura
pública, según dispone el artículo 2344 del Código Civil para el Distrito Federal, y
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también la aceptación de esa cesión, debió hacerse constar en escritura pública, según
dispone el artículo 2346 del propio Código, y al no haberse hecho así, resulta indudable que ese contrato de cesión de derechos es nulo y carece de validez por falta de
forma, en la inteligencia de que por tratarse de una donación, la forma requerida por
la Ley es ad substantiam y constitutiva de los derechos reales sobre los bienes donados.
En el texto del contrato con el que la parte actora señor EDUARDO funda su
dominio sobre treinta y nueve películas cinematográficas que aparecen relacionadas
en el denominado “Exhibit A”, que no es otra cosa que anexo “A”, se expresa que: “…
YO, MARIO, de la ciudad de México, México, por una contraprestación (sic) buena y
valiosa (sic), mutua y recíproca, recibo y suficiencia de la cual se reconoce por el presente, por el presente traspaso y transfiero, efectivo y de inmediato, a EDUARDO,
también de la ciudad de México, México todos mis derechos, títulos e intereses de
cualquier clase que sean que ahora tengo en las treinta y nueve películas listadas en el
anexo “A” del presente…”, se abstiene de precisar cuáles eran los derechos que en la
fecha del supuesto contrato tenía el señor MARIO sobre las cinematográficas relacionadas en el mencionado anexo “A” toda vez que demanda simplemente entre otras
prestaciones: “…El reconocimiento por declaración judicial de ser el suscrito EDUARDO, el único y legítimo propietario y titular de los derechos de autor, explotación,
renta, venta, etc., de todas y cada una de las treinta y nueve películas que a continuación se precisan…”.
Este agravio, por razón de método, se estudia como sigue:
En lo relativo a “la certidumbre de la no comparecencia del señor MARIO ante la
señora REYNA para firmar en su presencia el agreement, lo que conlleva a la falta del
consentimiento, elemento esencial para validez de un convenio o contrato”. Dicho
agravio es infundado, porque como esta Sala ya lo razonó suficientemente en otra
parte de esta sentencia, el resultado de la prueba testimonial de la señora REYNA, no
favoreció a los intereses de su oferente, porque dicha persona al rendir su testimonio
introdujo circunstancias que no fueron materia de la litis, lo cual afectó la credibilidad
de su dicho, y porque su testimonio así recibido de ninguna manera puede ser tomado
en consideración ni puede restar el valor probatorio del documento base de la acción.
Remitiéndose en este espacio al adherente a todo lo expresado por esta Sala en el análisis de la prueba en comento. Además, como ya se expresó también en otra parte de
esta sentencia, en autos se encuentra suficientemente demostrado que la firma que
aparece en el documento denominado agreement sí fue puesta del puño y letra de
MARIO, por lo que el dicho de MELVY, no implica la ausencia de consentimiento de
MARIO en el documento base de la acción, por lo cual dicho requisito de validez del
documento base de la acción sí se encuentra demostrado en autos, sin que exista prueba en contrario. Por tales razones, este agravio también es infundado.
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En cuanto al agravio del adherente relativo a que: “en el documento denominado agreement, no se expresa la clase de contraprestación a que se refiere EDUARDO
y que sin comprobar, se atribuye a MARIO, ni se menciona que esa contraprestación
ya se hubiere satisfecho o sería satisfecha en un futuro y si esa “contraprestación”, es
de las permitidas por la ley. No se especifica tampoco el real objeto de la transferencia, pues aunque se expresa que, no se encuentra limitada, se refiere a los derechos
contractuales que “pudiera tener” MARIO. En ninguna forma se dice en el agreement, que la transferencia se refiera a los derechos de autor de las películas, sino
solamente a los derechos contractuales, tales como renta, venta, explotación de una
lista de películas que conforma un anexo que se identifica con la letra “A”. Al no
estar definido y debidamente identificado el objeto del contrato, este último resulta
inexistente por faltarle ese elemento esencial de existencia, que es el objeto, no es
posible interpretar correctamente el sentido de la cláusula única del agreement, pues,
como se dice, es sumamente vago. ¿Cuáles son esos derechos que pudiera yo tener?
Pueden ser tan reducidos como amplios, de acuerdo al deseo de quien pretenda
interpretarlos. ¿Cuál es esa contraprestación consistente en una consideración
mutua y valiosa a que se refiere el agreement? ¿Es pago en efectivo? ¿Es permuta?
¿Se prestó o se prometió prestar en el futuro esa consideración, se prestó por ambas
o solo por una de las partes?, es evidente que la juzgadora no razonó en su determinación, precisamente los elementos de validez e inexistencia que presenta el agreement.”; para evitar repeticiones innecesarias, se remite al adherente a lo expresado
por esta Sala en el estudio del segundo agravio que él expresó, toda vez que los
argumentos que aquí expresa, son repetitivos de los ya estudiados por esta Sala, los
cuales por las razones ya expresadas son infundados.
Con respecto a la manifestación del adherente relativa a “…que la falta de consentimiento del autor de la sucesión en la suscripción del documento denominado
agreement o cesión de derechos (donación), de fecha 4 de marzo de 1993, de conformidad a lo dispuesto por los artículos 1794, fracciones I y II y 2224 del Código Civil
para el Distrito Federal y para toda la República en materia federal en vigor, da
como resultado la nulidad absoluta o inexistencia del mismo… no hubo consentimiento del autor de la sucesión para obligarse y contratar en los términos propuesto en el documento de referencia, ya que suponiendo sin conceder, que la firma que
se atribuye al de cujus y que calza el documento denominado agreement fuera de su
autoría, esa firma no fue estampada el día, mes y año que en el documento en cuestión se consigna, para ceder o donar película alguna al actor señor EDUARDO,
como lo refiere la notario pública del Estado de Houston, Texas, Estados Unidos de
Norte América; quien al rendir su testimonio en la audiencia celebrada el siete de
diciembre del 2011, expresó que, no presenció la firma que sobre el nombre de MARIO,
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aparece estampada, por lo tanto, no existe certeza que sea del puño y letra de éste,
presunción más que fundada para determinar procedente la excepción de nulidad
absoluta opuesta por mi mandante… Existe ausencia de consentimiento y por lo
tanto es improcedente la acción ejercitada por la actora, toda vez que estamos ante
la presencia de un convenio sin consentimiento...”; el consentimiento que expresó
MARIO en el documento denominado agreement y su anexo “A”, ya fue suficientemente estudiado por esta Sala en otra parte de esta sentencia, conforme a la valoración de las pruebas que obran en autos, por lo que para evitar repeticiones innecesarias, el adherente deberá estar a lo ya manifestado por esta Revisora, debiendo concluirse en base a todo lo ya razonado que este agravio es infundado.
En cuanto al agravio del adherente de que en el documento base de la acción
existe “…error respecto a la naturaleza del contrato; adicionalmente, por el error respecto
a la identidad del objeto.”; y que “…En el caso concreto el documento denominado
agreement, tiene la naturaleza aparentemente de un contrato de “cesión de derechos” cuando en realidad es un “contrato de donación” y hay falta de consentimiento del autor de la sucesión, porque no se perfeccionó el contrato ya que el hoy
demandado, no hizo saber al de cujus, la aceptación de la donación de 29 películas, por lo
que en términos de lo dispuesto en el artículo 2340 del Código Civil resulta inexistente el cuestionado agreement o cesión de derechos de fecha 4 de marzo de 1993….
La parte actora, señor EDUARDO, no acreditó que haya hecho del conocimiento del
autor de la sucesión, la aceptación de la supuesta donación que le otorgó, toda vez
que el día 4 de marzo de 1993, la notaria, señora MELVY, bajo protesta de decir verdad, ante esta juzgadora declaró que: no presenció que el señor MARIO, haya firmado
documento alguno el día 4 de marzo de 1993, así mismo, en ningún otro día vio al autor de
la sucesión firmar el documento en cuestión y mucho menos, explicó a este el contenido y
alcance del mismo, ya que ella misma asevera que no lo entendió, porque en los Estados
Unidos, los notarios simplemente atestiguan acciones, pero no formalizan actos jurídicos, así
como tampoco, presenció, la parte actora, señor EDUARDO haya dado a conocer su aceptación de la donación del señor MARIO… Y como es el caso concreto, el donatario, señor
EDUARDO, nunca hizo saber su aceptación al donador, señor MARIO, en vida de
éste, resulta que la donación de que se trata no llegó a perfeccionarse… No pasa
inadvertido que en el documento en que consta la donación, aparece la firma de la
parte actora, señor EDUARDO como aceptándola, esa firma no fue puesta en presencia del señor MARIO, ni existe constancia alguna en autos de que la aceptación
del referido señor EDUARDO haya sido comunicada formalmente al autor de la
sucesión en vida de éste…”; esta Sala también en otra parte de esta sentencia, ya
razonó suficientemente cómo se perfeccionó el contrato de donación al que alude el
adherente, y en qué forma el donatario le hizo saber al donador en vida su aceptaMATERIA FAMILIAR
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ción a la donación que recibió y aceptó, por lo cual para evitar repeticiones innecesarias, en este espacio deberán tenerse por reproducidas todas las consideraciones
que esta Sala ya expresó en otra parte de esta sentencia; consideraciones por las cuales el agravio en estudio es infundado.
En relación al agravio del adherente de que el “…objeto indirecto de la obligación adquirida aparentemente por el autor de la sucesión, es física y jurídicamente
imposible, porque: la relación de películas “cedidas adjunta al documento denominado
agreement e identificada como exhibit “A”, no consigna la firma del autor de la sucesión, y
por lo tanto, el objeto indirecto es confuso e incierto, ya que, no contiene la voluntad del titular del derecho, de efectivamente ser esas las películas las que quería “ceder” mediante la suscripción del cuestionado documento de fecha 4 de marzo de 1993. Existe la presunción de
que, el autor de la sucesión, no era propietario de las películas intituladas … por lo tanto, el
objeto indirecto como se apuntó con antelación es confuso, incierto e impreciso. El objeto
indirecto del supuesto documento denominado agreement se encuentra fuera del comercio,
toda vez que los derechos de autor, son inalienables y su transmisión es únicamente por sucesión…”; este agravio también ya fue suficientemente estudiado por esta Sala en otra
parte de esta sentencia, por lo que para evitar repeticiones innecesarias, en este
espacio deberán tenerse por reproducidas todas las consideraciones que esta Sala ya
expresó en otra parte de esta sentencia; consideraciones por las cuales el agravio en
estudio es infundado.
El adherente señala, en otra parte del agravio en estudio, que “el objeto indirecto
del documento denominado agreement, se encuentra indeterminado, toda vez que no existe
una remuneración onerosa y temporal respecto a los derechos supuestamente transmitidos
como lo previene los artículos 30, párrafo segundo y 31 de la Ley Federal del Derecho de
Autor, disposiciones que a la letra establecen: “ART. 30. …Toda transmisión de derechos
patrimoniales de autor será onerosa y temporal. En ausencia de acuerdo sobre el
monto de la remuneración o del procedimiento para fijarlo, así como, sobre los términos para su pago, la determinarán los tribunales competentes”. “ART. 31. Toda
transmisión de derechos patrimoniales deberá prever a favor del autor o del titular
del derecho patrimonial, en su caso una participación proporcional en los ingresos
de la explotación de que se trate, o una remuneración fija y determinada. Este derecho es irrenunciable”. Respecto de este agravio, en principio vale decir que es un
argumento que no formó parte de la litis planteada en primera instancia, por lo
cual no existe ninguna obligación de realizar consideración al respecto, en estricta
observancia a los principios de firmeza procesal y seguridad jurídica. Sin embargo,
solo por exhaustividad, esta Sala lo contesta y concluye que dicho agravio es infundado
porque los artículos que señala el adherente no estaban en vigor en la fecha de celebra266
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ción del documento denominado agreement y su anexo “A”, y por lo tanto no resultan aplicables al caso concreto. En efecto, los preceptos legales citados por el adherente forman parte de la nueva Ley Federal del Derecho de Autor, publicada en el
Diario Oficial de la Federación el veinticuatro de diciembre de mil novecientos noventa y seis, esto es, con posterioridad a la fecha de celebración del documento base de la acción
que lo fue el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, mismos que no pueden
ser aplicables en forma retroactiva; y cuyos textos íntegros son los siguientes:
“ARTÍCULO 30. El titular de los derechos patrimoniales puede, libremente, conforme
a lo establecido por esta Ley, transferir sus derechos patrimoniales u otorgar licencias de uso exclusivas o no exclusivas. Toda transmisión de derechos patrimoniales
de autor será onerosa y temporal. En ausencia de acuerdo sobre el monto de la
remuneración o del procedimiento para fijarla, así como sobre los términos para su
pago, la determinarán los tribunales competentes. Los actos, convenios y contratos
por los cuales se transmitan derechos patrimoniales y las licencias de uso deberán
celebrarse, invariablemente, por escrito, de lo contrario serán nulos de pleno derecho. ARTÍCULO 31. Toda transmisión de derechos patrimoniales deberá prever en
favor del autor o del titular del derecho patrimonial, en su caso, una participación
proporcional en los ingresos de la explotación de que se trate, o una remuneración
fija y determinada. Este derecho es irrenunciable.”
Por otra parte, el agravio del adherente en cuanto a que “…el documanto (sic) en
estudio, no establece dentro del objeto de la obligación, los términos y condiciones de la
transmisión que consigna, asimismo, los alcances de dicha transmisión, por lo tanto, la indefinición e imprecisión de su objeto, da la presunción de la ineficacia de éste para transmitir en
la forma que lo pretende la actora los derechos que el autor de la sucesión tenía al momento
de la elebaración (sic) de cuestionado documento, independientemente que aquí es importante destacar, que no existe probado en autos por la actora, cuáles eran esos derechos que pretende que se le reconozcan y que en esos momentos pertenecian al autor de la sucesion. La
imposibilidad jurídica de transmitir los derechos consignados en el documento denominado
agreement, acorde a lo dispuesto por los artículos 1827 y 1828 del Codigo Civil en vigor,
deviene de la imposibilidad jurídica del hecho reconocido por la actora de que el 35 por ciento de los derechos de explotación sobre 34 películas, lo venía disfrutando la señora NATASHA; el 35.5 por ciento, la señora JOYCE, desde antes del fallecimiento del autor de la sucesión, y por tanto, el de cujus era titular de 32.5 por ciento de los derechos de explotación, pero
aún, la nulidad absoluta, que es evidente, presenta el documento denominado agreement, por
la falta de consentimiento del autor de la sucesión fuera insuficiente; además, éste presenta
una nulidad relativa por falta de forma, toda vez que, no se cubrieron los requisitos que exige
nuestra legislación para la celebración de un convenio como el que la actora celebró sin la evidente presencia de la notaria que para el caso contrato, señora MELVY, con el señor
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MARIO, la materia de ese supuesto convenio son derechos de autor, para la explotación,
venta, renta etc., de películas hechas por el autor de la herencia en nuestro país, esos derechos
de autor, tienen indudablemente el carácter de bienes muebles y deben considerarse ubicados
en nuestro país conforme a la Ley Federal de Derechos de Autor y a los tratados y convenciones internacionales, en los que México es parte, puesto que las películas de que se trata fueron hechas en México y por un mexicano domiciliado en México, y se exhibieron por primera vez en este país, en tal virtud, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 13, fracción
III, del Código Civil para el Distrito Federal, la constitución, régimen y extinción de derechos
reales sobre bienes muebles, se rige por el derecho del lugar de su ubicación (lex rei sitae),
que es una disposición complementaria que restringe el ámbito de aplicación de la regla contenida en la fracción IV del citado artículo 13, que establece que la forma de los actos jurídicos se regirá por el derecho del lugar en que se celebre (locus regit actum), es decir, que
dicha disposición complementaria contenida en la fracción III, del citado artículo, somete las
formalidades de los actos jurídicos a un régimen especial nacionalista, o lo que es lo mismo,
a la ley del país de ubicación de los bienes. La disposición complementaria arriba mencionada, consignada en la fracción III del artículo 13 del Código Civil, no viene más
que a confirmar el contenido de la fracción II del artículo 121 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, que establece que los bienes muebles se
regirán por la Ley del lugar de su ubicación. La nulidad por falta de forma, es procedente, toda vez que, el hecho de que el supuesto contrato de cesión de derechos a
título gratuito de fecha 4 de marzo de 1993, en el que la parte actora señor EDUARDO funda la titularidad de su derecho respecto a treinta y nueve películas, que le
atribuye al autor de la sucesión, siendo en realidad la naturaleza de ese un acto de
donación, ese contrato se rige por las leyes de nuestro país, por lo que, siendo un
hecho notorio que el valor de los derechos materia de la supuesta donación es indudablemente superior a cinco mil pesos, en ese supuesto contrato de cesión de derechos a título gratuito, debió hacerse constar en escritura pública, según dispone el
artículo 2344 del Código Civil para el Distrito Federal, y también la aceptación de
esa cesión, debió hacerse constar en escritura pública, según dispone el artículo
2346 del propio Código, y al no haberse hecho así, resulta indudable que ese contrato de cesión de derechos es nulo y carece de validez por falta de forma, en la inteligencia de que por tratarse de una donación, la forma requerida por la Ley es ad substantiam y constitutiva de los derechos reales sobre los bienes donados. En el texto del
contrato con el que la parte actora señor EDUARDO funda su dominio sobre treinta y
nueve películas cinematográficas que aparecen relacionadas en el denominado
“Exhibit A”, que no es otra cosa que anexo “A”, se expresa que: “…YO, MARIO, de la
ciudad de México, México, por una contraprestación (sic) buena y valiosa (sic), mutua
y recíproca, recibo y suficiencia de la cual se reconoce por el presente, por el presente
traspaso y transfiero, efectivo y de inmediato, a EDUARDO, también de la ciudad de
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México, México todos mis derechos, títulos e intereses de cualquier clase que sean
que ahora tengo en las treinta y nueve películas listadas en el anexo “A” del presente…”, se abstiene de precisar cuáles eran los derechos que en la fecha del supuesto
contrato tenía el señor MARIO sobre las cinematográficas relacionadas en el mencionado anexo “A” toda vez que demanda simplemente entre otras prestaciones:
“…El reconocimiento por declaración judicial de ser el suscrito EDUARDO, el único
y legítimo propietario y titular de los derechos de autor, explotación, renta, venta,
etc., de todas y cada una de las treinta y nueve películas que a continuación se precisan…”. Las consideraciones anteriores, ya también fueron analizadas por esta Sala
en otra parte de esta sentencia, por lo que para evitar repeticiones innecesarias, en
este espacio deberán tenerse por reproducidas todas las circunstancias especiales,
razones particulares y causas inmediatas que esta Sala ya expresó en otra parte de
esta sentencia; razones por las cuales el agravio en estudio es infundado.
En el cuarto agravio, el adherente expresó lo siguiente:
CUARTO. En sus considerandos, la juzgadora deja de analizar, de acuerdo con la
legislación aplicable, que es la legislación mexicana en cuanto al fondo del contrato o
agreement, de acuerdo a la opinión del Maximino Alberto Genis Jerez y a lo dictado
por la propia juzgadora, que la Ley Federal de Derechos de Autor, vigente en la fecha
del nulo e inexistente contrato del 4 de marzo de 1993, permitía la transmisión de los
derechos patrimoniales de autor, sólo en forma temporal.
En efecto, los artículos 2o. y 4o., de la Nueva Ley Federal de Derechos de Autor,
publicada en el Diario Oficial de la Federación del 31 de diciembre de 1956, reformada y
adicionada por Decreto del cuatro de noviembre de 1966, publicado en el Diario
Oficial del 21 de noviembre de 1966, vigente en marzo de 1993, se dispone:
ARTÍCULO 2o. Son derechos que la Ley reconoce y protege a favor del autor de
cualquiera de las obras que se señalan en el artículo 1o. los siguientes:
(1) El reconocimiento de su calidad de autor;
(2) El oponerse a toda deformación, mutilación o modificación de su obra que se
lleve a cabo sin su autorización, así como a toda acción que redunde en demérito de la
misma o mengua del honor, del prestigio o de la reputación del autor. No es causa de
la acción de oposición de libre crítica, científica, literaria o artística de las obras que
ampara esta ley y
(3) El usar o explotar temporalmente la obra por sí mismo o por terceros, con propósito de lucro y de acuerdo con las condiciones establecidas por la Ley.
ARTÍCULO 4o. (Reformado por Decreto publicado en el Diario Oficial del 11 de
enero de 1982, después reformado por el artículo único del decreto de 11 de julio de
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1991, publicado en Diario Oficial del 17 del mismo mes y año, en vigor a los 30 días de
su publicación, vigente en marzo 4 de 1993)
“4o. Los derechos que el artículo 2o., concede en su fracción III al autor de una
obra, comprenden la publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición,
adaptación y cualquiera utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse
por cualquier medio según la naturaleza de la obra y de manera particular, por los
medios señalados en los tratados y convenios internacionales vigentes en que México
sea parte.
Tales derechos pueden ser transmisibles por cualquier medio legal, incluida la enajenación
y la concesión de uso o explotación temporal, como el arrendamiento”.
De la correcta interpretación de los artículos citados, se desprende que la Ley
Federal de Derechos de Autor, vigente el 4 de marzo de 1993, fecha en la que se suscribió el documento, que solo se contempla la transmisión temporal de los derechos a que
se refieren ambos dispositivos legales en la fracción III del artículo 2o. y en el último
párrafo del artículo 4o. de la ley en cita.
En el documento en análisis, no se expresa esa temporalidad, y por ese solo hecho,
la transmisión resulta nula, pues no se encontraba contemplada en esa fecha, por la
Ley de la materia, la transmisión definitiva de esos derechos. Tampoco se expresa en el
agreement si se trata solamente de los derechos patrimoniales de autor, pues se expresa que se transfieren todos los derechos que pudiera yo tener, entre los que se contemplan, desde luego, los derechos morales, pues no se hace exclusión expresa de los
derechos morales, tampoco se hace mención contundente de que se refiere únicamente a los derechos patrimoniales.
Este agravio es infundado. En principio, es importante precisar que la parte demandada, en su contestación al hecho cuatro de la demanda afirmó que su padre no podía
ceder gratuitamente los derechos a que se refiere el artículo 2o. fracciones I y II y artículo 3o. de la Ley Federal de Derechos de Autor, ya que se trata de derechos personalísimos, que sólo se transmiten a los herederos legítimos o a cualquier persona a falta
de disposición testamentaria, por lo cual el demandado es su titular. Pero la parte
demandada jamás se excepcionó en su contestación a la demanda en relación a que en
el documento base de la acción no se expresa la temporalidad que se menciona en la
fracción III de la Ley Federal de Derechos de Autor aplicable en cuanto al fondo del
documento base de la acción y por ese solo hecho, la transmisión resulte nula. Por lo
que éste es un argumento extraño a la litis planteada en primera instancia, por lo cual
la juzgadora no tuvo ninguna obligación de pronunciarse al respecto. Y sin que en este
momento procesal resulte posible introducir nuevos elementos en la litis que se planteó en primera instancia, en respeto a las formalidades del procedimiento y a la garantía de audiencia del actor y a la igualdad procesal. No obstante lo anterior, solo para
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cumplir con el principio de exhaustividad en el estudio de la apelación adhesiva, en
observancia a lo dispuesto por el artículo 81 del Código de Procedimientos Civiles, esta
Sala procede a su estudio como sigue:
Como esta Sala advierte, en el documento denominado agreement y su anexo “A” de
cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, no se hizo mención expresa a la
temporalidad que hoy alegan MARIO ARTURO y sucesión de MARIO; sin embargo,
dicha omisión no es causal de nulidad de dicho convenio, porque la Ley Federal de
Derechos de Autor, vigente en marzo de mil novecientos noventa y tres, mes y año en
que se celebró el documento base de la acción, no establecía dicha nulidad, lo que tampoco se encuentra previsto en la actual Ley Federal del Derecho de Autor.
Se afirma lo anterior, porque como se sabe, por Decreto publicado en el Diario
Oficial de la Federación, el veintiuno de diciembre de mil novecientos sesenta y tres y que
entró en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación, se
reformó y adicionó la Ley Federal de Derechos de Autor promulgada el veintinueve de
diciembre de mil novecientos cincuenta y seis, para quedar sus artículos 2o., fracción
III y 23, fracción I, en los siguientes términos:
ARTÍCULO 2o. Son derechos que la Ley reconoce y protege en favor del autor de
cualquiera de las obras que se señalan en el artículo 1o. los siguientes... III. El usar y
explotar temporalmente la obra por sí mismo o por terceros, con propósitos de lucro y de acuerdo con las condiciones establecidas por la ley.
ARTÍCULO 23. La vigencia del derecho a que se refiere la fracción III del artículo 2o.
se establece en los siguientes términos: I. Durará tanto como la vida del autor y 30 años
después de su muerte. Transcurrido ese término, o antes si el titular del derecho muere
sin herederos, la facultad de usar y explotar la obra pasará al dominio público, pero
serán respetados los derechos adquiridos por terceros con anterioridad.
Luego, por Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, el once de enero de
mil novecientos ochenta y dos y que entró en vigor al día siguiente de su publicación
–en vigor en la fecha de celebración del documento base de la acción– se reformó el
artículo 23 de la Ley Federal de Derechos de Autor, en los siguientes términos:
La vigencia del derecho a que se refiere la fracción III del artículo 2o. se establece en los
siguientes términos: I. Durará tanto como la vida del autor y 50 años después de su muerte.
Transcurrido ese término, o antes si el titular del derecho muere sin herederos, la
facultad de usar y explotar la obra pasará al dominio público, pero serán respetados los
derechos adquiridos por terceros con anterioridad.
Por otra parte, el artículo 1o. de la Ley Federal de Derechos de Autor y el artículo
2o., de la Ley Federal del Derecho de Autor, establecen que sus disposiciones son de
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orden público y de interés social. En consecuencia, son irrenunciables y de observancia
general. Lo anterior significa que todo contratante, como sucede en la especie, debe
estarse a la temporalidad fijada por dichas leyes. Precisado lo anterior, válidamente
esta Sala concluye que el documento denominado agreement y su anexo “A” de cuatro
de marzo de mil novecientos noventa y tres no es nulo por la circunstancia de que
quienes intervinieron en dicho acto no se hayan referido en forma expresa a la temporalidad de la cesión que en dicho documento se contiene, atento al artículo 23, fracción
I, de la Ley Federal de Derechos de Autor, vigente en la fecha de celebración del documento base de la acción en este juicio. De ahí que este agravio resulte infundado.
En cuanto al agravio del adherente en relación a que en la sentencia emitida por el
a quo “tampoco se expresa en el agreement si se trata solamente de los derechos patrimoniales de autor, pues se expresa que se transfieren todos los derechos que pudiera yo
tener, entre los que se contemplan, desde luego, los derechos morales, pues no se hace
exclusión expresa de los derechos morales, tampoco se hace mención contundente de
que se refiere únicamente a los derechos patrimoniales”; con respecto a dicho agravio,
como ya se analizó por esta Sala en otra parte de esta sentencia, el mismo es infundado, por lo siguiente:
El artículo 2o. de la Ley Federal del Derecho de Autor vigente en la fecha del documento base de la acción, en lo que interesa, regía: “Son derechos que la ley reconoce y
protege en favor del autor de cualquiera de las obras que se señalan en el artículo 1o.
los siguientes: I. El reconocimiento de su calidad de autor; II. El de oponerse a toda
deformación, mutilación o modificación de su obra, que se lleve a cabo sin su autorización, así como a toda acción que redunde en demérito de la misma o mengua del
honor, del prestigio o de la reputación del autor. No es causa de la acción de oposición
la libre crítica científica, literaria o artística de las obras que ampara esta ley, y... III. El
usar y explotar temporalmente la obra por sí mismo o por terceros, con propósitos de
lucro y de acuerdo con las condiciones establecidas por la ley”.
El artículo 3o. de la ley Federal del Derecho de Autor vigente en la fecha del
documento base de la acción señalaba: “Los derechos que las fracciones I y II del
artículo anterior conceden al autor de una obra, se consideran unidos a su persona
y son perpetuos, inalienables, imprescriptibles e irrenunciables; se transmite el ejercicio de los derechos a los herederos legítimos o a cualquier persona por virtud de disposición testamentaria”.
Luego entonces, debe decirse que la Federal de Derechos de Autor reconoce derechos morales y derechos patrimoniales. Los derechos morales son conferidos, por disposición de la ley, de manera primigenia al autor como perpetuo titular de éstos, sobre
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las obras de su creación, teniendo el carácter de inalienables, imprescriptibles, irrenunciables e inembargables, asimismo el ejercicio de los derechos morales corresponde
al creador de la obra y a sus herederos, y en ausencia de éstos corresponderá al Estado.
En cambio, los derechos patrimoniales permiten la explotación de las obras literarias o
artísticas al autor, heredero o al adquirente por cualquier medio legal la publicación,
reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación y cualquiera utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse por cualquier medio según la
naturaleza de la obra y de manera particular, por los medios señalados en los tratados
y convenios internacionales vigentes en que México sea parte, conforme al artículo 4o.
de la ley en mención.
Ahora bien, en la demanda el actor reclamó de la parte demandada, entre otras
prestaciones, la contenida en el inciso A), relativa a “Que se declare judicialmente que
soy único y legítimo propietario y titular de todos los derechos derivados de las treinta y nueve películas que enseguida listaré, derechos que incluyen enunciativa pero no
limitativamente los derechos patrimoniales de los derechos de autor tales como de
explotación, distribución, venta, renta, reproducción, etc., de las películas y los derechos derivados de los contratos celebrados por MARIO con C..., INC, por haber operado la cesión de los derechos que a mi favor hiciera en vida, MARIO, en el documento
base de la acción denominado agreement, de fecha 4 de marzo de 1993. Las treinta y
nueve películas son…”. De la transcripción anterior, esta Sala advierte que el actor
demandó el reconocimiento en su favor de los derechos patrimoniales que se derivan
del documento denominado agreement y su anexo “A” de cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres. Por ende, dichos derechos patrimoniales son los contenidos en el documento base de la acción en mención, no así los derechos morales
que menciona el adherente, por la simple razón de que los derechos morales son
irrenunciables e intransferibles e inherentes a la persona del autor por lo cual no son
susceptibles de transmisión conforme a las disposiciones legales ya citadas. De ahí
que conforme a los términos del documento base de la acción, y a los preceptos legales aplicables al caso concreto, a juicio de esta Sala, debe entenderse que respecto de
MARIO su voluntad fue la de transferir todos sus derechos, títulos e intereses de la
índole que fuese y que él poseyera sobre las treinta y nueve películas listadas en el anexo
“A”, incluyendo la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas, así como el ejercicio de sus derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones referentes a
dichas películas. De lo anterior debe entenderse que MARIO solo podía referirse a los
derechos patrimoniales incluyendo los derechos contractuales existentes, deberes y
obligaciones que él poseyera respecto de las películas mencionadas, porque los derechos morales sobre las mismas, eran inalienables, imprescriptibles, irrenunciables e
inembargables por ser inherentes a su persona.
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Luego, si del documento denominado agreement, y su anexo “A” no se deduce que
la intención del señor MARIO, hubiese sido la transmisión de los derechos morales a
que se refieren las fracciones II y III del citado artículo 2o. y artículo 3o. de la Ley
Federal de Derechos de Autor vigente en marzo de mil novecientos noventa y tres;
entonces, es claro que el agravio del adherente es infundado.
El adherente expresó como quinto agravio el siguiente:
QUINTO. Omitió la juzgadora en los considerandos que formula en la sentencia
definitiva del primero de junio del 2012, referir que la legislación aplicable en cuanto
al fondo, es la mexicana, de acuerdo a la opinión de Maximino Alberto Genis Jerez,
quien también opina, que resultan aplicables los tratados internacionales, como lo es
la Convención de Berna para la Protección de los Derechos de Obras Literarias
Artísticas, de fecha septiembre 9 de 1886, de la que forma parte México, tratado que
regula de manera especial, la legislación que regula las obras cinematográficas y establece en su artículo 14 bis, que la propiedad de los derechos de autor de una obra cinematográfica será materia de la legislación en el país en donde se reclama. De la misma
manera, el artículo 5o., de dicho convenio internacional establece que la protección en
el país de origen de la obra debe ser regido por la ley local.
En la especie, se trata de mexicanos y de películas hechas en México, actuada por
artistas mexicanos; por lo que, el supuesto acto de transmisión en forma definitiva de
los derechos de explotación y de autor de las películas se reclama ante los tribunales
mexicanos, por lo tanto, resulta aplicable en cuanto al fondo y forma la legislación
mexicana, situación que no se contrapone con la opinión de Maximino Alberto Genis
Jerez, sino que se complementa, pues en éste concluye, que resultan aplicables los tratados internacionales.
Esto es así, ya que incluso como obra acreditado en autos, el señor EDUARDO,
ejercitó su acción en México; y el Juez de Distrito de la Corte Central de California,
William Rea, dictó (sic) que obra en autos, en la que resolvió que hasta en tanto, un tribunal mexicano, determine quién es el titular de los derechos que pertenecieron a MARIO, respecto de 34 películas, las cantidades que se recauden por su explotación se depositarían
en un fideicomiso por parte de la compañía distribuidora denominada C… I…
La acción ejercitada por la actora ante la Corte Federal del Distrito Central de
California de los Estados Unidos de Norteamérica, denominada interpleader, se resolvió como éste mismo lo aseveró, con la resolución dictada por el Juez de Distrito de la
referida Corte, señor William Rea, quien determinó que, las partes mexicanas litigaran
ante las Cortes mexicanas, declarándose sin jurisdicción para resolver respecto al
supuesto derecho de ... derivado del espurio documento denominado agreement, lo
cual, y la determinación de la a quo, contrario al criterio sustentado por quien imparte
y aplica el derecho derivado del Código Anotado de los Estados Unidos de América,
autoridad judicial que acertadamente sentenció, carecer de jurisdicción para entrar al
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estudio del mismo y por esto, sentenció a ... para que acudiera ante la autoridad judicial de su país (México), sentencia que es firme, porque éste no la recurrió y por lo
tanto, se sometió a la misma.
La opinión de Maximino Alberto Genis Jerez se limita a tratar de esclarecer la
forma jurídica de transmitir los derechos de autor, pero no se refiere, pues eso es función del juzgador, a determinar, si de acuerdo a las constancias de autos se considera
que hay elementos probatorios suficientes para concluir, que mediante el documento
denominado agreement efectivamente se transmitieron los derechos que pudieran
corresponderle al señor MARIO de treinta y cuatro películas; porque el estudio u opinión del profesional citado, es teórica y no puede ni debe invadir la esfera del juzgador, pues la aplicación del derecho es la labor de éste.
No se debe pasar por alto, que el licenciado Genis Jerez, solo emitió una opinión
en forma genérica, sin tomar en cuenta las circunstancias en las que se produjo ese
documento; ya que éste solo fue consultado para emitir una opinión de los puntos que
la juzgadora estimó que éste podía aportar elementos de estudio, sobre todo en la
cuestión del derecho americano; pero su opinión es eso, una simple opinión, toda vez
que su estudio no fue una prueba pericial con el valor que ésta conlleva; adicionalmente
el consultado ignoraba que la señora MELVY, cuando actuó como notaria y participó
en la confección del agreement, no presenció la firma que se le atribuye al señor
MARIO, y tampoco sabía, que el autor de la sucesión, se encontraba postrado en cama
y que el día de la supuesta firma había sido sometido a la tortura de la aplicación del
tratamiento de quimioterapia. No lo hizo, por que no era su función, pues de lo contrario se le hubiera solicitado que dictara la sentencia definitiva y substituyera en sus
funciones al juzgador.
Otra razón jurídica que no fue requerida, ni abordada por Maximino Alberto
Genis Jerez, pues no era de su competencia, es el hecho de que, específicamente, en el
caso concreto, existen además de los tratados internacionales y leyes federales, la que
se deriva de lo que establece el artículo 15 del Código Civil del Distrito Federal,
mismo que resulta aplicable y que dispone:
“ARTÍCULO 15. No se aplicará el derecho extranjero:
I. Cuando artificiosamente se hayan evadido principios fundamentales del derecho mexicano, debiendo el juez determinar la intención fraudulenta de tal evasión; y
II. Cuando las disposiciones del derecho extranjero o el resultado de su aplicación sean contrarios a principios o instituciones fundamentales del orden público
mexicano.”
Por los antecedentes de la supuesta firma del agreement, por parte de MARIO ante
la señora MELVY y la forma en la que se condujo EDUARDO, quien buscó un notario
en la zona de consultorios, específicamente, el del doctor VÍCTOR, a fin de utilizar sus
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servicios y según detalla la propia señora REYNA en su testimonial ante la a quo, ...,
fue solo ante su presencia y le dijo que tenía mucha prisa porque se regresaba a
México; es decir, no compareció MARIO, pues éste se encontraba en el área hospitalaria, lugar al que no acudió la referida MELVY, y bajo la presión de que tenía que tomar
un avión, le rogó firmara el documento tal y como estaba, diciéndole que ya llevaba la
firma; dándole su palabra de honor de que la firma la había puesto el señor MARIO,
a lo que accedió la señora REYNA, sin presenciar la firma del supuesto cedente o
donante; son más que evidentes, los artificios que utilizó para conseguir la firma de
MELVY, en su calidad de notaria, con el deliberado propósito de eludir la legislación mexicana en materia de transmisión de derechos por la vía escogida en el agreement, que es la de
donación onerosa, dado que se establece una contraprestación, figura inexistente en la
donación gratuita, que según las leyes mexicanas, por el monto que excede de cinco
mil pesos, debió haberse hecho en escritura pública, es decir, en los términos de la ley
mexicana, sin que exista pretexto para no hacerlo, toda vez que de acuerdo a lo que
establece la Ley del Servicio Exterior Mexicano, los cónsules de México, y el que se
ubica en Houston, Texas, no es excepción, son notarios por receptoría y están capacitados para tirar escrituras públicas. No se debe pasar por alto, que la residencia de
MARIO era la ciudad de México, México, así como la de EDUARDO y la permanencia de MARIO en esa ciudad era meramente circunstancial, pues se encontraba no en
viaje de negocios, sino en tratamiento médico, así que el acto (inexiste y nulo) aún
celebrado en Houston, Texas, debe regirse por las leyes mexicanas, tal y como lo disponen los artículos 13 fracción V y 15 del Código Civil para el Distrito Federal.
No existe excusa legal para que no se hubiera solicitado la comparecencia del notario por receptoría en Houston, Texas, dada la importancia y el monto de la operación,
que representaría, no solo la totalidad de los derechos patrimoniales de autor de las
obras cinematográficas, sin hacerse reserva de ninguna naturaleza para el supuesto
donante, sino también la transmisión de los derechos morales de autor, que solo son
transmisibles por herencia, pero que en el agreement, no se excluyen sino que, por la
expresión “sin limitación” de los derechos supuestamente donados, se entienden
incluidos éstos, pues con toda claridad se expresa en el agreement que son materia de
la transmisión …”todos mis derechos, títulos e intereses, de cualquier clase que sean
(se incluyen los de la clase de derechos morales) que ahora tengo en las treinta y
nueve películas listadas en el anexo “A”, lo que produce la nulidad absoluta del acto,
toda vez que se violentan disposiciones de la Ley Federal de Derechos de Autor, cuyas
disposiciones son de orden público e interés social, tal y como lo dispone el artículo
1o. de la propia ley y conforme lo que señala el artículo 8o. del Código Civil del
Distrito Federal, los actos ejecutados contra esas leyes, son nulos.
Resulta también aplicable lo que establece el artículo 13 del Código Civil del
Distrito Federal que dice:
“ARTÍCULO 13. La determinación del derecho aplicable en el Distrito Federal se
hará conforme a las siguientes reglas:
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I. En el Distrito Federal serán reconocidas las situaciones jurídicas válidamente
creadas en otras entidades de la República;
II. El estado y la capacidad de las personas se rige por las leyes aplicables en el
Distrito Federal;
III. La constitución, régimen y extinción de los derechos reales sobre inmuebles, así
como los contratos de arrendamiento y de uso temporal de tales bienes, y los bienes
muebles que se encuentren en el Distrito Federal, se regirán por las disposiciones de
este Código, aunque sus titulares sean extranjeros;
IV. La forma de los actos jurídicos se regirá por el derecho del lugar en que se celebren. Sin embargo, los celebrados fuera del Distrito Federal, podrán sujetarse a las formas prescritas en este Código cuando el acto haya de tener efectos en el Distrito
Federal; y
V. Salvo lo previsto en las dos fracciones anteriores, los efectos jurídicos de los
actos y contratos celebrados fuera del Distrito Federal que deban ser ejecutados en su
territorio, se regirán por las disposiciones de este Código, a menos que las partes
hubieran designado válidamente la aplicabilidad de otro derecho”.
Pero ni aún a la luz de las leyes aplicables del Estado de Texas, el documento
denominado agreement, cumple con los requisitos para transmitir la propiedad de los
derechos (de cualquier clase que sean), de las películas motivo del presente litigio, ya
que, tomando en cuenta la reciente declaración de MELVY ante el juzgado de origen,
es evidente que, no se trasladó al área hospitalaria, ni requirió la asistencia de un testigo con su debida identificación, como lo exige el artículo 406.0165 del Código
Gubernamental de Texas (Tex. Gov’t Code §) pues no aparece la certificación del traslado de la notaria a la cama de MARIO y la petición del testigo presencial del acto.
Por su parte, el Código de Práctica Civil de Texas (Civil Practice and Remedies Code)
en el capítulo 121 relativo al reconocimiento y prueba de instrumentos escritos
(Chapter 121. Acknowledgments and proofs of written instruments) Sec. 121.001, designa a
los notarios públicos como aquellos que pueden certificar la existencia de un reconocimiento de documento escrito (inciso (a), sub inciso (3).
Por su parte, la Sec. 121. 004 establece el método de certificación y deberá:
(1) Hacer un certificado del reconocimiento del documento;
(2) Firmar el certificado y
(3) Sellar el certificado con el sello oficial.
Officers who may take acknowledgments or proofs. (a) An acknowledgment or proof of
a written instrument may be taken in this state by:
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(1) a clerk of a district court;
(2) a judge or clerk of a county court;
(3) a notary public;
Sec. 121.004. Method of acknowledgment. (a) To acknowledge a written instrument
for recording, the grantor or person who executed the instrument must appear before
an officer and must state that he executed the instrument for the purposes and consideration expressed in it.
(b) The officer shall:
(1) make a certificate of the acknowledgment;
(2) sign the certificate; and
(3) seal the certificate with the seal of office.
En el caso que nos ocupa, la notario no cumplió con esos lineamientos, pues no
selló el Anexo “A” del agreement, en su primera página y solo lo estampó en la segunda, de tal manera que el listado de la primera página de ese anexo “A”, queda sin certificar y por lo mismo sin demostrarse su existencia.
Más aún, al no haber realizado el certificado, en la totalidad del anexo “A” y carecer el mismo de firmas, tanto de los supuestos comparecientes, como de la propia
MELVY, carece de valor probatorio alguno.
Este agravio es infundado, por lo siguiente:
Como ya lo analizó esta Sala en otra parte de esta sentencia, la legislación aplicable
al documento base de la acción, conforme a lo dispuesto por el artículo 13 del Código
Civil para el Distrito Federal y su correlativo del Código Civil Federal es, en cuanto a la
forma del documento, la legislación vigente en el lugar donde se firmó, esto es en el
Estado de Texas, Estados Unidos de América (fracción IV del citado artículo). Y, en
cuanto al fondo del documento denominado agreement y su anexo “A” la legislación
mexicana (fracción V del artículo en mención). Se afirma lo anterior porque el texto del
citado artículo 13 del Código Civil para el Distrito Federal y su correlativo del Código
Civil Federal dispone lo siguiente:
ARTÍCULO 13. La determinación del derecho aplicable en el Distrito Federal se hará
conforme a las siguientes reglas:
I. En el Distrito Federal serán reconocidas las situaciones jurídicas válidamente
creadas en otras entidades de la República;
II. El estado y la capacidad de las personas se rige por las leyes aplicables en el
Distrito Federal;
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III. La constitución, régimen y extinción de los derechos reales sobre inmuebles, así
como los contratos de arrendamiento y de uso temporal de tales bienes, y los bienes
muebles que se encuentren en el Distrito Federal, se regirán por las disposiciones de
este Código, aunque sus titulares sean extranjeros;
IV. La forma de los actos jurídicos se regirá por el derecho del lugar en que se celebren. Sin
embargo, los celebrados fuera del Distrito Federal, podrán sujetarse a las formas prescritas en este Código cuando el acto haya de tener efectos en el Distrito Federal; y
V. Salvo lo previsto en las dos fracciones anteriores, los efectos jurídicos de los actos y contratos celebrados fuera del Distrito Federal que deban ser ejecutados en su territorio, se regirán
por las disposiciones de este Código, a menos que las partes hubieran designado válidamente la
aplicabilidad de otro derecho.
Por otra parte, respecto de la opinión que emitió el subdirector del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México,
Departamento de Legislaciones –como también ya lo consideró esta Sala en otra parte
de esta sentencia– dicha opinión es eso, solo una opinión. Sin que este órgano jurisdiccional haya emitido su pronunciamiento en base a la misma, porque lo resuelto en esta
sentencia se encuentra debidamente fundado y motivado conforme a las disposiciones
legales aplicables y en base a los hechos que fueron parte de la litis y a las pruebas
admitidas a las partes que fueron debidamente valoradas.
Por otra parte, con respecto a la aplicación de la Convención de Berna para la
Protección de los Derechos de Obras Literarias Artísticas, de fecha nueve de septiembre de mil ochocientos ochenta y seis, de la que forma parte México, a la que hace referencia el inconforme, que fue completada en París el cuatro de mayo de mil ochocientos noventa y seis, revisada en Berlín el trece de noviembre de mil novecientos ocho;
completada en Berna el veinte de marzo de mil novecientos catorce y revisada en
Roma el dos de junio de mil novecientos veintiocho; en Bruselas el veintiséis de junio
de mil novecientos cuarenta y ocho; en Estocolmo el catorce de julio de mil novecientos sesenta y siete; en París el veinticuatro de julio de mil novecientos setenta y uno y
enmendado el veintiocho de septiembre de mil novecientos setenta y nueve; aplicable
en la fecha de celebración del documento base de la acción; en el artículo 5o. regía:
1) Los autores gozarán, en lo que concierne a las obras protegidas en virtud del
presente Convenio, en los países de la Unión que no sean el país de origen de la obra,
de los derechos que las leyes respectivas conceden en la actualidad o concedan en lo
sucesivo a los nacionales, así como de los derechos especialmente establecidos por el
presente Convenio.
2) El goce y el ejercicio de estos derechos no estarán subordinados a ninguna formalidad y ambos son independientes de la existencia de protección en el país de oriMATERIA FAMILIAR
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gen de la obra. Por lo demás, sin perjuicio de las estipulaciones del presente
Convenio, la extensión de la protección así como los medios procesales acordados al
autor para la defensa de sus derechos se regirán exclusivamente por la legislación del
país en que se reclama la protección.
3) La protección en el país de origen se regirá por la legislación nacional. Sin
embargo, aun cuando el autor no sea nacional del país de origen de la obra protegida
por el presente Convenio, tendrá en ese país los mismos derechos que los autores
nacionales.
4) Se considera país de origen:
(a) para las obras publicadas por primera vez en alguno de los países de la Unión,
este país; sin embargo, cuando se trate de obras publicadas simultáneamente en
varios países de la Unión que admitan términos de protección diferentes, aquél de
entre ellos que conceda el término de protección más corto;
(b) para las obras publicadas simultáneamente en un país que no pertenezca a la
Unión y en un país de la Unión, este último país;
(c) para las obras no publicadas o para las obras publicadas por primera vez en un
país que no pertenezca a la Unión, sin publicación simultánea en un país de la Unión,
el país de la Unión a que pertenezca el autor; sin embargo,
(i) si se trata de obras cinematográficas cuyo productor tenga su sede o su residencia habitual en un país de la Unión, éste será el país de origen, y
(ii) si se trata de obras arquitectónicas edificadas en un país de la Unión o de obras
de artes gráficas y plásticas incorporadas a un inmueble sito en un país de la Unión,
éste será el país de origen.
ARTÍCULO 14 BIS. 1) Sin perjuicio de los derechos del autor de las obras que hayan
podido ser adaptadas o reproducidas, la obra cinematográfica se protege como obra
original. El titular del derecho de autor sobre la obra cinematográfica gozará de los
mismos derechos que el autor de una obra original, comprendidos los derechos a los
que se refiere el artículo anterior.
2) (a) La determinación de los titulares del derecho de autor sobre la obra cinematográfica queda reservada a la legislación del país en que la protección se reclame.
(b) Sin embargo, en los países de la Unión en que la legislación reconoce entre
estos titulares a los autores de las contribuciones aportadas a la realización de la obra
cinematográfica, éstos, una vez que se han comprometido a aportar tales contribuciones, no podrán, salvo estipulación en contrario o particular, oponerse a la reproducción, distribución, representación y ejecución pública, transmisión por hilo al público,
radiodifusión, comunicación al público, subtitulado y doblaje de los textos, de la obra
cinematográfica.
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(c) Para determinar si la forma del compromiso referido más arriba debe, por aplicación del apartado (b) anterior, establecerse o no en contrato escrito o en un acto escrito equivalente, se estará a lo que disponga la legislación del país de la Unión en que el
productor de la obra cinematográfica tenga su sede o su residencia habitual. En todo
caso, queda reservada a la legislación del país de la Unión en que la protección se
reclame, la facultad de establecer que este compromiso conste en contrato escrito o un
acto escrito equivalente. Los países que hagan uso de esta facultad deberán notificarlo al Director General mediante una declaración escrita que será inmediatamente
comunicada por este último a todos los demás países de la Unión.
(d) Por «estipulación en contrario o particular» se entenderá toda condición restrictiva que pueda resultar de dicho compromiso.
3) A menos que la legislación nacional no disponga otra cosa, las disposiciones del
apartado 2) (b) anterior no serán aplicables a los autores de los guiones, diálogos y
obras musicales creados para la realización de la obra cinematográfica, ni al realizador
principal de ésta. Sin embargo, los países de la Unión cuya legislación no contenga
disposiciones que establezcan la aplicación del párrafo 2) (b) citado a dicho realizador
deberán notificarlo al Director General mediante declaración escrita que será inmediatamente comunicada por este último a todos los demás países de la Unión.
Los citados preceptos legales a que alude el adherente de la Convención en mención, son armónicos al citado artículo 13 del Código Civil para el Distrito Federal y su
correlativo del Código Civil Federal, por lo cual debe estarse a lo ordenado en dicho
precepto legal, como así fue resuelto por esta Sala en otra parte de esta sentencia.
En cuanto a lo dispuesto por el artículo 15 del Código Civil del Distrito Federal, que
señala el adherente, y que rige:
No se aplicará el derecho extranjero:
I. Cuando artificiosamente se hayan evadido principios fundamentales del derecho mexicano, debiendo el juez determinar la intención fraudulenta de tal evasión; y
II. Cuando las disposiciones del derecho extranjero o el resultado de su aplicación sean contrarios a principios o instituciones fundamentales del orden público
mexicano.
Al respecto, es infundado el agravio del adherente porque como también ya se dijo
en otra parte de esta sentencia, en cuanto a “…los antecedentes de la supuesta firma
del agreement, por parte de MARIO ante la señora MELVY y la forma en la que se condujo EDUARDO, quien buscó un notario en la zona de consultorios, específicamente,
el del doctor VÍCTOR, a fin de utilizar sus servicios y según detalla la propia señora
REYNA en su testimonial ante la a quo, ..., fue solo ante su presencia y le dijo que tenía
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mucha prisa porque se regresaba a México; es decir, no compareció MARIO, pues éste
se encontraba en el área hospitalaria, lugar al que no acudió la referida MELVY, y bajo
la presión de que tenía que tomar un avión, le rogó firmara el documento tal y como
estaba, diciéndole que ya llevaba la firma; dándole su palabra de honor de que la firma
la había puesto el señor MARIO, a lo que accedió la señora REYNA, sin presenciar la
firma del supuesto cedente o donante;…” que menciona el adherente en el agravio que
se contesta; dichos argumentos son extraños a la litis planteada en la demanda y su
contestación, y son afirmaciones que introdujo MELVY, quien no es parte en el juicio. Y
también, porque como esta Sala ya lo razonó suficientemente, el dicho de la testigo
MELVY bajo ninguna circunstancia puede perfeccionar las omisiones del demandado
en el escrito de contestación de demanda ni alterar la litis en la forma que fue planteada, por lo que su dicho no mereció ninguna eficacia probatoria en el juicio.
Por otra parte, la afirmación del adherente de que “…en el agreement, que es la de
donación onerosa, dado que se establece una contraprestación, figura inexistente en la
donación gratuita, que según las leyes mexicanas, por el monto que excede de cinco
mil pesos, debió haberse hecho en escritura pública, es decir, en los términos de la ley
mexicana, sin que exista pretexto para no hacerlo, toda vez que de acuerdo a lo que
establece la Ley del Servicio Exterior Mexicano, los cónsules de México, y el que se
ubica en Houston, Texas, no es excepción, son notarios por receptoría y están capacitados para tirar escrituras públicas…”; dicha afirmación también ya fue resuelta por esta
revisora en otra parte de esta sentencia y se determinó que en el documento denominado agreement y su anexo “A”, no se estableció una contraprestación onerosa, sino una
“consideración buena y válida”, que no tiene una connotación pecuniaria. Y como la
propia parte demandada lo afirmó en su contestación a la demanda, en el documento
en mención, se plasmó una donación gratuita, cuyo estudio también ya realizó esta
Sala remitiéndose al adherente al mismo. Por otra parte, respecto a que el documento
denominado agreement y su anexo “A” debió otorgarse en escritura pública, lo anterior
también ya fue analizado por esta Revisora, remitiéndose al adherente a lo resuelto en
otra parte de esta sentencia, para evitar repeticiones innecesarias.
En cuanto al agravio del adherente relativo a que la “…transmisión de los derechos
morales de autor, que solo son transmisibles por herencia, pero que en el agreement, no
se excluyen sino que, por la expresión “sin limitación” de los derechos supuestamente
donados, se entienden incluidos éstos, pues con toda claridad se expresa en el agreement que son materia de la transmisión …”todos mis derechos, títulos e intereses, de
cualquier clase que sean (se incluyen los de la clase de derechos morales) que ahora
tengo en las treinta y nueve películas listadas en el anexo “A”, lo que produce la nulidad absoluta del acto, toda vez que se violentan disposiciones de la Ley Federal de
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Derechos de Autor, cuyas disposiciones son de orden público e interés social, tal y
como lo dispone el artículo 1o. de la propia ley y conforme lo que señala el artículo 8o.
del Código Civil del Distrito Federal, los actos ejecutados contra esas leyes, son nulos.”;
dicho agravio ya fue estudiado por esta Sala en otra parte de esta sentencia y se concluyó infundado por lo que debe tenerse por reproducido en este espacio lo ya considerado al respecto por esta Sala, para evitar repeticiones innecesarias; por lo que es infundado el agravio del adherente.
Con respecto al agravio del adherente relativo a que “…Pero ni aún a la luz de las
leyes aplicables del Estado de Texas, el documento denominado agreement, cumple con
los requisitos para transmitir la propiedad de los derechos (de cualquier clase que
sean), de las películas motivo del presente litigio, ya que, tomando en cuenta la reciente declaración de MELVY ante el juzgado de origen, es evidente que, no se trasladó al
área hospitalaria, ni requirió la asistencia de un testigo con su debida identificación,
como lo exige el artículo 406.0165 del Código Gubernamental de Texas (Tex. Gov’t
Code §) pues no aparece la certificación del traslado de la notaria a la cama de MARIO
y la petición del testigo presencial del acto.”. Dicho agravio es infundado, porque como
ya se dijo suficientemente en esta sentencia, las afirmaciones que introdujo MELVY, al
presente asunto, no son de considerarse porque dicha persona no es parte en el juicio.
Y también, porque como esta Sala ya lo razonó suficientemente, el dicho de la testigo
MELVY bajo ninguna circunstancia puede perfeccionar las omisiones del demandado
en el escrito de demanda ni alterar la litis en la forma que fue planteada, por lo que su
dicho no mereció ninguna eficacia probatoria en el juicio. Por lo anterior, en el caso
concreto, atento a la litis planteada por las partes y las pruebas aportadas al juicio para
demostrar los hechos de la demanda y la contestación a la demanda y las excepciones
opuestas, no existen las violaciones a las leyes que señala el adherente.
El agravio relativo a que la notario “…no selló el Anexo “A” del agreement, en su
primera página y solo lo estampó en la segunda, de tal manera que el listado de la primera página de ese anexo “A”, queda sin certificar y por lo mismo sin demostrarse su
existencia.”. Dicho agravio es infundado, porque como también ya se razonó por esta
Sala en otra parte de esta sentencia, el anexo “A” del documento denominado agreement, forma parte integrante del mismo, como así se desprende de su propio texto y el
hecho de que la primera hoja del anexo “A” no contenga el sello de la notario público
ante quien se firmó y juró el documento en mención por quienes en él intervinieron, no
tiene como consecuencia la inexistencia del documento, porque no existe disposición
alguna que así lo prevea en la ley aplicable en cuanto a la forma del documento en
mención, que lo es la del Estado de Texas, Estados Unidos de Norteamérica, concretamente, el Código de los Estados Unidos de América, Capítulo 2 del Título 17 intitulaMATERIA FAMILIAR
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do “Propiedad y Transferencia de Derechos de Autor”, Sección 204 “Ejecución de
Transferencias de Propiedad de Derechos de Autor” o “Ejecución de Cesiones de
Titularidad de Derechos de Autor”, incisos a) y b); que es la ley aplicable en cuanto a la
forma, en el lugar en donde se otorgó dicho documento, conforme a lo dispuesto por el
citado artículo 13, fracción IV, del Código Civil para el Distrito Federal y su correlativo
del Código Civil Federal. Por lo que este agravio es infundado.
El adherente expresó como sexto agravio el siguiente:
SEXTO. Al abordar la juzgadora la existencia o inexistencia del acto jurídico del
documento denominado agreement, dejó de considerar lo siguiente:
De la inexistencia y de la nulidad
ARTÍCULO 2224. El acto jurídico inexistente por la falta de consentimiento o de objeto que pueda ser materia de él, no producirá efecto legal alguno. No es susceptible de
valer por confirmación, ni por prescripción; su inexistencia puede invocarse por todo
interesado.
No se demostró que el documento atribuido al señor MARIO haya sido firmado
por éste, luego no hay consentimiento.
La figura que se le pretendió dar al agreement artificiosamente es la de donación
gratuita establecida por el artículo 2332 del Código Civil del Distrito Federal, misma
que no se da en la especie, por que se estipula una “contraprestación”, consistente en
una “consideración recíproca y valiosa”.
ARTÍCULO 2332. Donación es un contrato por el que una persona transfiere a otra,
gratuitamente una parte o la totalidad de sus bienes presentes.
No se ajusta tampoco el acto jurídico a la donación onerosa, pues en el documento
que se analiza se refiere a derechos, “que pudiera yo tener”, es decir a derechos futuros, cosa prohibida por el artículo 2333 del Código Civil del Distrito Federal.
ARTÍCULO 2333. La donación no puede comprender los bienes futuros.
Si se hubiera tratado de una donación onerosa, la transmisión de los derechos en la
donación debió efectuarse mediante escritura pública, cuando los bienes donados tengan un valor superior a cinco mil pesos, como lo estipula el artículo 2344 del Código
Civil del Distrito Federal.
ARTÍCULO 2344. Si el valor de los muebles excede de doscientos pesos, pero no de
cinco mil, la donación debe hacerse por escrito.
Si excede de cinco mil pesos, la donación se reducirá a escritura pública.
El valor de los bienes, supuestamente donados, excede de cinco mil pesos, como la
actora incluso lo acreditó, entonces debió hacerse por escritura pública, cosa que no se
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hizo. Es verdad que en el agreement no se cuantifican los bienes que supuestamente se
ceden o mejor dicho, se donan, pero también lo es que existe en autos un avalúo de las
películas, que rebasa en demasía los cinco mil pesos, por lo que, es inconcuso que se
debió haber realizado la donación en escritura pública. La supuesta ratificación de firmas ante notario público no constituye una escritura pública, conforme a la ley del
notariado del Distrito Federal. En todo caso, se debió acudir, o hacer comparecer al
cónsul mexicano en Houston, Texas, para que se formalizara la escritura pública respectiva de acuerdo a las reglas establecidas por la Ley de Servicio Exterior Mexicano,
conforme a lo siguiente:
ARTÍCULO 44. Corresponde a los jefes de oficinas consulares:
I. Proteger, en sus respectivas circunscripciones consulares, los intereses de México
y los derechos de sus nacionales, de conformidad con el derecho internacional y mantener informada a la Secretaría de la condición en que se encuentran los nacionales
mexicanos, particularmente en los casos en que proceda una protección especial;
II. Fomentar, en sus respectivas circunscripciones consulares, el intercambio
comercial y el turismo con México e informar periódicamente a la Secretaría al
respecto;
III. Ejercer, cuando corresponda, funciones de Juez del Registro Civil;
IV. Ejercer funciones notariales en los actos y contratos celebrados en el extranjero
que deban ser ejecutados en territorio mexicano, en los términos señalados por el
Reglamento. Su fe pública será equivalente en toda la República, a la que tienen los
actos de los notarios en el Distrito Federal;
Por su parte, la Ley del Notariado del Distrito Federal establece:
ARTÍCULO 26. La función autenticadora es la facultad otorgada por la Ley al notario
para que se reconozca como cierto lo que éste asiente en las actas o escrituras públicas
que redacte, salvo prueba en contrario.
La función autenticadora deberá ejercerla de manera personal y en todas sus
actuaciones de asesoría, instrumentación y juicio, conducirse conforme a la prudencia
jurídica e imparcialmente.
La función notarial es el conjunto de actividades que el notario realiza conforme a
las disposiciones de esta Ley, para garantizar el buen desempeño y la seguridad jurídica en el ejercicio de dicha función autenticadora. Posee una naturaleza compleja: es
pública en cuanto proviene de los poderes del Estado y de la Ley, que obran en reconocimiento público de la actividad profesional de notario y de la documentación
notarial al servicio de la sociedad. De otra parte, es autónoma y libre, para el notario
que la ejerce, actuando con fe pública.
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ARTÍCULO 100. Escritura es el instrumento original que el notario asienta en los
folios, para hacer constar uno o mas actos jurídicos y que firmado por los comparecientes, autoriza con su sello y firma.
El documento en análisis no reviste la forma exigida por el artículo 2334 del
Código Civil del Distrito Federal, que es la de escritura pública, por lo que, al no respetarse la solemnidad, carece dicho documento de eficacia traslativa de los derechos
de las películas.
Así las cosas, como no se cumplió con los requisitos que señalan las reglas de la
donación, de hacerse en escritura pública y dada la testimonial de MELVY en el sentido de que, no presenció la firma de MARIO y la afirmación de que éste se encontraba
en el área hospitalaria, en tanto que la notario se encontraba en su oficina y ante la
imposibilidad del señor MARIO de asistir a las oficinas del doctor VÍCTOR, lugar en
el que la señora prestaba sus servicios como recepcionista, y tomando en cuenta que en
el expediente médico se encuentran los reportes médicos y de enfermería que refieres,
que el paciente se encontraba sedado, aunque “alerta” y si bien esa circunstancia, de
acuerdo a las periciales médicas no impedían que MARIO tuviera la consciencia de
realizar una operación legal, sí obligaba a la MELVY a comprobar el estado de salud
del firmante así como presenciar la firma del documento, asentando todos los detalles
de su estado de salud. Así lo exige la ley mexicana en la Ley del Notariado del Distrito
Federal y así lo exige, también, el Código Gubernamental del Estado de Texas.
En el caso que nos ocupa, de acuerdo a las evidencias existentes en el expediente,
especialmente las constancias del Hospital Metodista, demuestran la probable incapacidad de MARIO para trasladarse de su cuarto en el Hospital, a la oficina del doctor
VÍCTOR, sitio en el que tuvo verificativo la firma del documento denominado agreement. Este, contrario a lo que establece el artículo 406.0165 del Código Gubernamental
de Texas (Tex. Gov’t Code §), carece de la certificación del traslado de la notaria a la
cama de MARIO y la petición del testigo presencial del acto. Más aún, la propia notaria MELVY, declara que la firma fue puesta en el local de la oficina del doctor … y que
no compareció MARIO, lo que afecta de inexistencia y, por ende, nulidad absoluta el
documento, conforme a la siguiente disposición legal, prevista en la Ley del
Notariado del Distrito Federal:
ARTÍCULO 105. Para que el notario haga constar que los otorgantes tienen capacidad bastará con que no observe en ellos manifestaciones de incapacidad natural y que
no tenga noticias de que estén sujetos a incapacidad civil.
En este caso, la notaria no hizo certificación alguna del estado de salud de MARIO.
La ausencia de MARIO al momento de firmarse el documento denominado agreement según el testimonio de la referida señora MELVY REYNA, y la no certificación de
la misma en el sentido de que a su juicio MARIO, tenía la capacidad de entender lo
que firmaba y que no hubiere certificado si observaba en él manifestaciones de inca286
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pacidad natural, por tratarse de un enfermo en etapa terminal y con la secuela inmediata de una aplicación de quimioterapia, lo menos que se debió asentar es que
MARIO se encontraba en cama, con reciente tratamiento contra el cáncer y que se le
explicó y entendió el trascendente acto que debería firmar. La sola ausencia de estas
certificaciones deviene en la nulidad del documento, esto, sin considerar que no se
puede demostrar que MARIO lo hubiere firmado ante la notaria.
No puede pasar inadvertido, que no existía urgencia para celebrar de la forma tan
atropellada e imprevista el agreement, tomando en cuenta, que el señor EDUARDO, lo
utilizó hasta después de la muerte del autor de la sucesión, y que bien pudo formalizar con los elementos formales que la ley exige, dicha transmisión cuando el señor …,
regresó a la ciudad de México, y más, sin embargo, prefirió esperar a su deceso, para
como lo pretende, apropiarse de treinta y nueve películas y sus derechos, de las que le
pertenecían al autor de la herencia, únicamente 34; la presunción apunta (sic).
En relación al valor del anexo “A”, este de acuerdo a lo que se mencionó con antelación, no reviste la forma del código gubernamental de Texas ni del Código de
Prácticas Civiles de ese estado, siendo evidente, que éste carece de formalidad alguna,
que presuntivamente refleje la voluntad y consentimiento del señor …, para donar,
ceder, traspasar o el nombre que se le quiera dar, treinta y nueve películas de las cuales 5 de ellas, no eran de su propiedad, en forma distinta a la prevista en la ley mexicana,
y pretendiendo se le aplicara la del Estado de Texas, aun cuando él sabe y está acreditado en autos, en el denominado Case No. 97-**** WJR (CTx) el Juez de Distrito de la
Corte de Distrito de los Estados Unidos, Distrito Central de California, que era incompetente para conocer de los derechos transmitidos en el denominado agreement, luego
entonces, a fin de dar congruencia, debe definirse sin ambigüedad alguna, que la
legislación aplicable y que norma el espurio documento denominado agreement, lo es
nuestra legislación, esto es, la mexicana.
Máxime que EDUARDO estaba obligado a probar que al agreement le es aplicable
la legislación de Texas, de conformidad con los criterios jurisprudenciales que a continuación se citan:
Octava Época
Instancia: TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: VI, Segunda Parte-1, julio a diciembre de 1990
Página: 282
SUCESIONES. LA CARGA DE LA PRUEBA DEL DERECHO EXTRANJERO Y DE LA NO RECIPROCI-
DAD INTERNACIONAL, INCUMBE A QUIEN PRETENDE EXCLUIR AL HEREDERO NACIDO EN PAÍS
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DIVERSO.
De conformidad con lo dispuesto por los artículos 86 bis del Código
Federal de Procedimientos Civiles y 284 bis del Código de Procedimientos Civiles
para el Distrito Federal, se debe probar el derecho extranjero por la parte que lo
invoca. La falta de reciprocidad internacional no puede derivarse de disposiciones
aisladas de un ordenamiento extranjero, por lo que es insuficiente que se recabe la
copia parcial de un código civil de otro país; asimismo, debe aportarse una constancia de la Secretaría de Relaciones Exteriores que demuestre la falta de reciprocidad internacional entre los gobiernos de México y del otro país, que determinen la
posibilidad de que los mexicanos puedan heredar a los extranjeros y estos últimos
a los mexicanos, acorde a las disposiciones que rigen en esa materia a ambos estados, atento a lo que establece la fracción IV del artículo 1313 del Código Civil para
el Distrito Federal; de igual manera, deben aportarse dictámenes periciales a cargo
de profesionales en el derecho del lugar en donde rige la ley extranjera, certificados
por el servicio consular, a efecto de establecer la forma de aplicación de las normas
extranacionales y al no satisfacerse tal carga probatoria, no procede excluir como
heredera a una persona de origen extranjero.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 3123/90. Lilia Cámara Dorantes, por derecho propio como albacea de la sucesión a bienes de Rafael Luis Vázquez Fraga. 16 de agosto de 1990.
Unanimidad de votos. Ponente: Manuel Ernesto Saloma Vera. Secretario: Guillermo
Campos Osorio.
Novena Época
Instancia: TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XV, abril de 2002
Tesis: I.3o.C.303 C
Página: 1248
DERECHO EXTRANJERO. PARA DEMOSTRARLO RESULTA APLICABLE LO DISPUESTO EN LA
CONVENCIÓN INTERAMERICANA SOBRE PRUEBA E INFORMACIÓN ACERCA DEL DERECHO
EXTRANJERO, PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL VEINTINUEVE DE ABRIL
DE MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y TRES. De la interpretación sistemática de los artículos 14,
fracción I, del Código Civil Federal; 86 bis del Código Federal de Procedimientos
Civiles, y de la exposición de motivos del decreto publicado el doce de enero de mil
novecientos noventa y ocho, que adicionó el segundo de esos preceptos, se desprende
que para probar el derecho extranjero son atendibles las convenciones internacionales
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en donde México ha sido parte integrante, al formar éstas parte del derecho nacional,
en términos de lo dispuesto en el artículo 133 constitucional. Sobre el particular, destaca la Convención Interamericana sobre Prueba e Información acerca del Derecho
Extranjero, firmada en Montevideo, Uruguay, el ocho de mayo de mil novecientos
setenta y nueve, y publicada en el órgano oficial informativo de la Federación el veintinueve de abril de mil novecientos ochenta y tres, de cuyos artículos 1o. y 3o. se
advierte la existencia de la cooperación entre los Estados-partes de ese convenio con la
finalidad de obtener con mayor facilidad y menor tiempo los elementos de prueba
idóneos e información acerca de un derecho extranjero de un país que tenga que aplicarse en otro, los elementos de prueba idóneos y la información acerca del derecho
extranjero requerido para ser aplicado a un determinado caso, siendo éstos, entre
otros de la misma naturaleza: a) El documento consistente en copia certificada de textos legales con indicación de su vigencia o precedentes judiciales; b) La prueba pericial
consistente en dictámenes de abogados o expertos en la materia; y, c) Los informes del
Estado requerido sobre el texto, vigencia, sentido y alcance legal de su derecho sobre
determinados aspectos. Cabe destacar que los dos primeros presupuestos a probar
están dirigidos a la parte que invoca el derecho extranjero, los que se estiman esenciales para que el Juez de instrucción tenga todos los elementos necesarios para establecer la forma de aplicación de las normas extranacionales, y el último está encauzado a
las autoridades jurisdiccionales, quienes podrán solicitar los informes que ahí se refieren, según lo establecido en el citado artículo 86 bis del Código Federal de
Procedimientos Civiles; no siendo este presupuesto determinante para acreditar el
derecho extranjero y su aplicación, dado que es una potestad del órgano jurisdiccional
ejercerla o no, según su arbitrio judicial.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 10623/2001. Juan Cortina del Valle. 18 de octubre de 2001.
Unanimidad de votos. Ponente: Armando Cortés Galván. Secretario: Israel Flores
Rodríguez.
Los argumentos que expresa el adherente en el agravio que se analiza, ya fueron
estudiados por esta Sala en otra parte de esta sentencia puesto que se revocó la sentencia que emitió la juez de los autos por lo que esta Sala, con la plenitud de jurisdicción con que resuelve, hizo el estudio correspondiente a la litis como fue planteada
por las partes en la demanda y contestación y valoró las pruebas que ambos aportaron para justificar los hechos constitutivos de sus pretensiones, por lo que el
adherente debe estar a lo ya razonado para evitar repeticiones innecesarias. Una
vez precisado lo anterior, este agravio es infundado. Además, porque como ya se
ha insistido suficientemente en esta sentencia, la forma del documento denominado agreement y su anexo “A” no se rige por lo dispuesto en el artículo 2334 del
Código Civil del Distrito Federal, ni en ninguno de los preceptos legales que menMATERIA FAMILIAR
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ciona el adherente. Se afirma lo anterior, porque como ya se dijo en esta sentencia,
conforme al artículo 13, fracción IV, del Código Civil para el Distrito Federal y su correlativo del Código Civil Federal, “IV. La forma de los actos jurídicos se regirá por el
derecho del lugar en que se celebren…”. Luego entonces, el documento denominado
agreement y su anexo “A” el cual fue otorgado en el Estado de Texas, Estados Unidos de
Norteamérica, en cuanto a su forma, se rige por la ley aplicable en aquel país, esto es,
el Código Anotado de los Estados Unidos de América, Capítulo 2 del Título 17 intitulado “Propiedad y Transferencia de Derechos de Autor”, Sección 204 “Ejecución de
Transferencias de Propiedad de Derechos de Autor” o “Ejecución de Cesiones de
Titularidad de Derechos de Autor”, incisos a) y b). Dicha normatividad establece lo
siguiente:
204. Ejecución de las transferencias de la propiedad de derechos de autor.
(a) La transferencia de los derechos de autor, que no sea por operación de ley, no es
válida a menos que el instrumento de trasmisión o una nota o memorando o transferencia, esté por escrito y haya sido firmado por el propietario de los derechos que se transmiten o un representante debidamente autorizado del propietario.
(b) No se requiere un certificado de reconocimiento respecto de la validez de la transferencia, pero es evidencia prima facie de la celebración de la transferencia si:
(1) En caso de una transferencia celebrada en los Estados Unidos, el certificado fue
emitido por una persona autorizada para administrar juramentos dentro de los
Estados Unidos; o
(2) En caso de que la transferencia se haya realizado en un país extranjero, el certificado sea emitido por un diplomático o funcionario consular de los Estados Unidos,
o por una persona autorizada para tomar juramento cuya autoridad haya sido aprobada por un certificado de dicho funcionario.
Esta Sala también ya consideró que el artículo 4o. de la Ley Federal de Derechos de
Autor, vigente en marzo de mil novecientos noventa y tres, ordenaba: “Los derechos
que el artículo 2o. concede en su fracción III al autor de una obra, comprenden la publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación, y cualquiera
utilización pública de la misma, las que podrán efectuarse por cualquier medio según la
naturaleza de la obra y de manera particular por los medios señalados en los tratados y
convenios internacionales vigentes en que México sea parte. Tales derechos pueden ser
transmisibles por cualquier medio legal, incluida la enajenación y la concesión de uso o
explotación temporal, como el arrendamiento.”
Y esta Sala también atendió que el Juez Décimo Primero de Distrito en materia Civil
en el Distrito Federal, en la sentencia emitida el veinticuatro de noviembre del dos mil
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cuatro, en el expediente ****/2003-VII, hizo el pronunciamiento relativo a la normatividad relacionada con el derecho extranjero aplicable al agreement de cuatro de marzo de
mil novecientos noventa y tres, sosteniendo, que “las normas aplicables al contrato
denominado agreement ya habían sido remitidas al a quo por la Dirección del Instituto
de Investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, Departamento
de Legislaciones”.
Luego entonces, atento a la legislación antes citada aplicable al caso concreto, e
incluso a lo señalado por la autoridad judicial federal en la ejecutoria en mención, esta
Sala válidamente concluye que el documento denominado agreement y su anexo “A”,
que ya fue transcrito en otra parte de esta sentencia, que fue otorgado por escrito y firmado por quienes en él intervinieron en los Estados Unidos de Norteamérica; dicho
documento, en cuanto a su forma se rige por el derecho aplicable en el Estado de Texas,
Estados Unidos de América, esto es, el Código de los Estados Unidos de América,
Capítulo 2 del Título 17 intitulado “Propiedad y Transferencia de Derechos de Autor”,
Sección 204 “Ejecución de Transferencias de Propiedad de Derechos de Autor” o
“Ejecución de Cesiones de Titularidad de Derechos de Autor”, incisos a) y b). Atento a
dicha ley, esta Sala concluye que para la validez de la transferencia de la propiedad de
derechos de autor, solo se requería que dicho acto se realizara mediante instrumento de
traspaso o una nota o memorándum de la transferencia por escrito y firmada por el propietario de los derechos traspasados, no así en escritura pública ni ante notario. Por
otra parte, esta Sala también concluye, en base a la legislación en consulta, que sólo era
una evidencia prima facie de la ejecución de la transferencia –si esto se realizaba en los
Estados Unidos–, que su certificado fuese emitido por una persona autorizada para
administrar juramentos dentro de los Estados Unidos. Pero sin que la ley exigiera este
último requisito para dar validez a dicho acto.
Por su parte, el artículo 4o. de la Ley Federal de Derechos de Autor, vigente en
marzo de mil novecientos noventa y tres, autorizaba la transmisión, por cualquier
medio legal, de “los derechos que el artículo 2o. concede en su fracción III al autor de
una obra, los cuales comprenden la publicación, reproducción, ejecución, representación, exhibición, adaptación, y cualquiera utilización pública de la misma, las que
podrán efectuarse por cualquier medio según la naturaleza de la obra y de manera particular por los medios señalados en los tratados y convenios internacionales vigentes
en que México sea parte”.
Luego entonces, como ya se ve, dichas leyes aplicables al caso concreto, no exigían
para la validez del acto, su ratificación ante notario público ni el otorgamiento de una
escritura pública para la transmisión o cesión de esos derechos, por lo cual el agravio
del adherente es infundado. Se insiste, los argumentos que el adherente expresa en este
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agravio, ya fueron analizados por esta Sala a lo largo de esta sentencia, por lo que para
evitar repeticiones innecesarias deben tenerse por reproducidos en este espacio como
si a la letra se insertaran, debiendo estar el adherente a lo ya resuelto por esta revisora.
El adherente expresó en el sexto agravio, lo siguiente:
SEXTO. (sic) La juzgadora omite considerar en la sentencia de fecha primero de
junio de 2012, que:
El documento denominado agreement no reviste la forma de un contrato de compraventa, por que no se especifica el objeto, ni el precio, aun cuando se habla de una
contraprestación.
ARTÍCULO 2248. Habrá compra-venta cuando uno de los contratantes se obliga a
transferir la propiedad de una cosa o de un derecho, y el otro a su vez se obliga a
pagar por ellos un precio cierto y en dinero.
ARTÍCULO 2249. Por regla general, la venta es perfecta y obligatoria para las partes
cuando se han convenido sobre la cosa y su precio, aunque la primera no haya sido
entregada ni el segundo satisfecho.
Tampoco se da la figura legal de la cesión de derechos, pues en el documento agreement no se especifica esta figura y por regla general, la cesión de derechos no es una
forma específica que esté regulada para transmitir la propiedad, sino que se regula esa
cesión de derechos al contrato con el que más afinidad tenga, como en el caso que nos
ocupa, en donde se manifiesta que “Yo, MARIO, de la ciudad de México, México, por
una contraprestación (sic) buena y valiosa, mutua y recíproca, recibo y suficiencia de
la cual se reconoce, por el presente transfiero, efectivo de inmediato, a EDUARDO,
también de la ciudad de México, México, todos mis derechos, títulos o intereses de
cualquier clase que sean que pudiera yo tener (sic) en las treinta y nueve películas listadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte del presente convenio,
inclusive pero sin limitarse, a la explotación, renta, venta, etc. De dichas películas
inclusive, pero sin limitarse al ejercicio de todos mis derechos, deberes y obligaciones
contractuales que existen, respecto a dichas películas”. Por su parte, existe la leyenda:
“Yo, EDUARDO, de la ciudad de México, México, por la presente apruebo y recibo el
anterior traspaso y transferencia y reconozco que es por una contraprestación buena y
valiosa, mutua y recíproca, de la cual acuso recibo”.
Esto es, contiene la manifestación de transferir derechos, por una contraprestación
y se hace la aceptación de esa transferencia por parte de EDUARDO, luego, se
demuestra que la figura que se empleó fue la de la donación onerosa, que, en este
caso, por tratarse de bienes superiores a cinco mil pesos, debió hacerse en escritura
pública, como lo establece el artículo 2334 del Código Civil del Distrito Federal
9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XI, marzo de 2000; Pág. 972
Registro: 192 218
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CESIÓN DE DERECHOS. AFINIDAD CON EL CONTRATO DE DONACIÓN Y NO CON EL DE CESIÓN
DE CRÉDITOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO). El artículo 14 constitucional faculta al
juzgador para aplicar la ley de manera analógica, cuando un caso no está previsto
expresamente en la ley y ésta se da cuando hay una relación entre un caso plasmado
en la norma jurídica y otro que no se encuentra comprendido en ella, pero por similitud con aquél, permite igual tratamiento jurídico. La cesión de derechos reales no
está regulada en la legislación sustantiva del Estado de México y dado su parecido
con la cesión de créditos, conforme aquella regla general pudiera establecerse que es
posible aplicar las reglas de ésta a aquélla, dado que a través de esa figura opera una
traslación de obligaciones y derechos; sin embargo, el artículo 1687 del ordenamiento
legal citado, establece las normas de interpretación de los contratos que no estén especialmente reglamentados en ese código, los cuales se regirán por las reglas generales
de los contratos; por las estipulaciones de las partes y en lo que fueren omisas por las
disposiciones del contrato con el que tengan más analogía, de los que se reglamentan
en ese cuerpo legal. De ahí que pese a la semejanza del contrato de cesión de créditos
con el de derechos reales, ello no basta para estarse a la analogía precisada, en virtud
de que en uno se involucran derechos personales y en otro derechos reales que son de
naturaleza distinta. Por lo cual, si los cedentes manifestaron su libre voluntad de ceder
un bien inmueble, ello implica la traslación del derecho real de su propiedad y ello
sólo guarda afinidad con el acto jurídico contemplado en el artículo 2186, que regula
el contrato de donación, por el que una persona transfiere a otra gratuitamente una
parte o la totalidad de sus bienes.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO.
Amparo directo 63/99. Aurelio Gómez Cisneros. 16 de noviembre de 1999.
Unanimidad de votos. Ponente: Ricardo Romero Vázquez. Secretario: José Fernando
García Quiroz.
9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXI, febrero de 2005; Pág. 1660
Registro: 179 355
CONTRATO DE CESIÓN DE DERECHOS. A TRAVÉS DE ÉSTE NO SÓLO PUEDEN TRANSMITIRSE
DERECHOS PERSONALES, SINO TAMBIÉN DERECHOS REALES. La cesión de derechos es un acto
jurídico que en la cotidianidad se constituye como un continente, susceptible de ser
llenado o colmado con diverso contenido. Es decir, se trata de un acto formal cuyo
contenido material se verá regulado, no tanto por las normas especiales que se contienen en la ley para tal efecto, sino por las reglas del diverso contrato cuya apariencia
ocurre y sólo de manera aislada podrán aplicarse las normas específicas que las rigen.
Así, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 2031 del Código Civil para el
Distrito Federal, a la cesión de derechos, en cuanto al contenido material de dicho acto
continente, le serán aplicables las normas del diverso acto con el que se asemeje o
guarde mayor identidad. Por ende, la cesión de derechos, dado su carácter mimético,
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es un acto jurídico apto y eficaz para la transmisión de derechos, tanto personales
como reales, acorde con las facultades y obligaciones que a cargo del cedente y cesionario, deriven de dicho pacto en cuya regulación deben atenderse las disposiciones
legales que normen el diverso acto que informe su contenido material y respecto del
cual guarde cierta similitud, semejanza o identidad.
SEXTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 3256/2004. Herlinda Olivares Zúñiga. 20 de mayo de 2004.
Unanimidad de votos. Ponente: María Soledad Hernández de Mosqueda. Secretario:
Ricardo Mercado Oaxaca.
Nota: Esta tesis contendió en la contradicción 48/2007-PS resuelta por la Primera
Sala, de la que derivó la tesis 1a./J. 89/2008, que aparece publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXIX, enero de 2009, página
109, con el rubro: CESIÓN DE DERECHOS. ES UN CONTRATO SUBJETIVAMENTE VÁLIDO PARA
ACREDITAR LA POSESIÓN CON JUSTO TÍTULO PARA EFECTOS DE LA PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA
(LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL Y DEL ESTADO DE MÉXICO ABROGADA).
Este agravio es infundado, por lo siguiente:
Esta Sala insiste que la sentencia que emitió la juzgadora el primero de junio de dos
mil doce, fue revocada por las razones que ya se expresaron en otra parte de esta sentencia. Consecuentemente con lo anterior, esta Revisora, con la plenitud de jurisdicción
con que resuelve, procedió al estudio de la litis planteada por las partes en primera instancia, atento a los hechos y a las excepciones y defensas que plantearon, en las cuales,
en lo que interesa, la parte demandada afirmó que:
…Que ese acto jurídico también es inexistente porque al ser una donación, el
donatario debió hacer saber su aceptación al donador, lo cual no se realizó, por lo que
no se cumplió con lo previsto por el artículo 2340 del Código Civil. …Que dicha
cesión de derechos o donación tiene un valor económico muy cuantioso, por lo que
debió realizarse en escritura pública y al no haberse realizado de esta forma, resulta
nula por falta de forma y nunca se ha convalidado…
…4. La excepción de nulidad relativa por falta de forma; porque el documento
base de la acción, debió hacerse en escritura pública porque el valor de lo cedido es de
varios millones de dólares; atento a lo previsto por los artículos 1795, 2227, 2228, 2229
y 2237 del Código Civil.
…el donatario nunca hizo saber su aceptación al donador por lo que la donación
no llegó a perfeccionarse; y, aunque en el documento en el que consta la supuesta
donación aparece la firma de EDUARDO, como aceptándola, esa firma, no puesta en
presencia de MARIO, no constituye aceptación, porque no se le comunicó en vida al
donante…
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Luego entonces, los argumentos que ahora expresa el adherente, ya fueron analizados por esta Sala en otra parte de esta sentencia, por lo que en todo caso, deben tenerse por reproducidos en este espacio como si se insertaran a la letra, para evitar repeticiones innecesarias.
Por otra parte, la afirmación del adherente de que el documento denominado agreement no reviste la forma de un contrato de compraventa, porque no se especifica el
objeto, ni el precio, aun cuando se habla de una contraprestación; dicha afirmación del
adherente es infundada, porque en principio, la parte demandada jamás refirió en la
contestación a la demanda dicho argumento, por lo que no formó parte de la litis y no
puede tenerse por introducido mediante apelación adhesiva porque ello es contrario a
las formalidades del procedimiento y a la naturaleza jurídica del recurso de apelación
adhesiva.
Además, como esta Sala ya también lo razonó en esta sentencia, en el texto del
documento denominado agreement y su anexo “A”, no se desprende que las partes que
en él intervinieron, hayan convenido una contraprestación económica. Se afirma lo
anterior porque el documento en mención, en la parte que interesa, señala:
Yo, MARIO, de la ciudad de México, República mexicana, por una consideración
buena y válida, de carácter mutuo y recíproco, cuyo recibo y suficiencia es acusado
por mí, a través del presente transfiero y entrego con efectividad inmediata a favor de
EDUARDO, también de la ciudad de México, México, todos mis derechos, título e
interés de la índole que fuese y que posea yo sobre las treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte integral de este convenio, incluyendo sin carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas e incluyendo sin carácter limitativo, el ejercicio de todos mis derechos contractuales existentes,
deberes y obligaciones referentes a dichas películas.
Sin que el alcance de las expresiones “consideración buena y válida” signifique
contraprestación valiosa, como en forma infundada lo pretende el adherente, remitiéndosele en este espacio a lo resuelto por esta Sala en otra parte de esta sentencia.
El adherente expresó en el séptimo agravio lo siguiente:
SÉPTIMO. La juzgadora omite considerar en la sentencia de fecha primero de
junio de 2012, que:
Ninguno de los cuatro testigos, ARTURO, VIRGIL, ARMANDO y FERNANDO,
presenciaron la firma del documento agreement, ni existe evidencia alguna que aquel
documento que se dice firmó MARIO, fuera el mismo que redactó VIRGIL, que mecanografió ARMANDO, que leyó ARTURO y que le fue comentado a FERNANDO.
Ninguno de estos testigos describió el contenido del documento, de donde nace la
falta de valor probatorio del atestado de éstos.
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El atestado del testigo ARTURO en la audiencia de fecha veinticinco de enero de
dos mil dos, carece de valor probatorio alguno para determinar la transmisión de los
derechos derivados de las treinta y nueve películas, en virtud de que el testigo no presenció la firma por parte de MARIO y lo único que queda acreditado, es que un documento, con las mismas características del que fue mecanografiado en su oficina y
entregado a EDUARDO sin firma. Documento que dice, le fue remitido vía fax por
VIRGIL y que se encontraba redactado en idioma inglés, sin que dicho testigo hubiera expresado, que conociera ese idioma, ni por qué razón fue mecanografiado en
México, cuando el señor MARIO se encontraba, por motivo de enfermedad, en los
Estados Unidos, país en el que fue redactado por VIRGIL, abogado de MARIO en
aquel país, siendo lo lógico que se le hubiera remitido directamente, sin triangularlo
con México a su destinatario, el hoy autor de la sucesión.
Tampoco da las razones por las cuales considera el testigo que el documento
reúne las características legales para transmitir los derechos derivados de las
películas.
No tiene valor probatorio alguno la declaración del testigo FERNANDO, en virtud
de que no le consta, que MARIO hubiera firmado el documento denominado agreement, pero además se trata de un testigo de “oídas”, porque todo lo que refiere en relación al documento denominado agreement, lo sabe porque se lo comentó el licenciado
ARTURO; y que sabe que el documento denominado agreement era un convenio de
transmisión de derecho, por la explicación que le dio el referido licenciado ARTURO,
sin que expresara el testigo, si leyó el documento pues refiere: “que sí debió haberlo
leído”, pero no afirma haberlo hecho.
El testimonio escrito de ARMANDO, dado que tampoco presenció la firma por
parte del señor MARIO en el documento base de la acción, carece de valor probatorio
alguno, pues solo refiere ser asistente del licenciado VIRGIL y que éste le ordenó, que
mecanografiara el documento denominado agreement, cosa que realizó y se lo remitió
al licenciado ARTURO, vía fax.
El documento firmado por VIRGIL en relación a la instrucción que le diera
MARIO para que preparara un documento de cesión de derechos, carece de valor probatorio alguno para acreditar la cesión de esos derechos, porque tampoco refiere que
haya presenciado la firma, por parte del señor MARIO en dicho documento.
Este agravio también es infundado. Se afirma lo anterior porque en cuanto a la
valoración de la prueba testimonial que menciona el adherente, esta Sala ya hizo el
estudio correspondiente en otra parte de esta sentencia por lo que para evitar repeticiones innecesarias, se debe tener por reproducido en este espacio lo resuelto por esta
revisora al respecto.
Por lo anteriormente considerado, al haber resultado fundado el segundo agravio expresado por el apelante e inoperantes los demás al haber asumido jurisdic296
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ción esta Sala, e infundados los agravios expresados en la apelación adhesiva; se
revoca la sentencia definitiva apelada y se substituye en su parte considerativa
con los argumentos expuestos por esta Sala y cuyos puntos resolutivos quedan
como más adelante se señala.
VI. Por no estar el presente asunto en alguna de las hipótesis previstas por el artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, no se hace condena en costas en esta segunda instancia.
Por lo expuesto y fundado, es de resolverse y se
RESUELVE:
PRIMERO. Es fundado el segundo agravio del apelante e inoperantes los demás; en
la apelación adhesiva, son infundadas las consideraciones expresadas por el adherido
en la apelación; en consecuencia:
SEGUNDO. Se revoca la sentencia definitiva apelada, cuyos puntos resolutivos
deben quedar como sigue:
PRIMERO. Se tramitó el juicio ordinario civil promovido por EDUARDO, en contra de los codemandados MARIO ARTURO y la sucesión de MARIO, en el cual el
actor acreditó su acción y los codemandados no justificaron sus defensas y excepciones, incluida la excepción superveniente opuesta en el escrito presentado el catorce de
agosto del dos mil dos; en consecuencia:
SEGUNDO. Se declara que conforme al documento denominado agreement y su
anexo “A” de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, el señor
EDUARDO, es el único y legítimo propietario y titular de todos los derechos, “título
e interés de la índole que fuese y que posea yo sobre las treinta y nueve películas mencionadas en el Anexo “A” del presente, cuya lista forma parte integral de este convenio, incluyendo sin carácter limitativo, la explotación, renta, venta, etc., de dichas películas e incluyendo sin carácter limitativo, el ejercicio de todos mis derechos contractuales existentes, deberes y obligaciones referentes a dichas películas”; por virtud de
la transferencia y entrega con efectividad inmediata que le hizo a dicha persona en
vida, el señor MARIO.
TERCERO. Como consecuencia de lo anterior, se declara que el señor EDUARDO,
a partir del cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres, tiene la libre disponibilidad de las liquidaciones de las regalías que tiene consignadas C..., INC., ante el
juzgado federal, en Los Ángeles, California, Estados Unidos de América, así como de
las regalías que por tal concepto se sigan generando, en los términos del citado documento denominado agreement y su anexo “A” de fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y tres.
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CUARTO. Se condena al señor MARIO ARTURO y a la sucesión de MARIO, a no
perturbar los derechos de propiedad que tiene el señor EDUARDO, con base en el
documento denominado agreement y su anexo “A” de fecha cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y tres.
QUINTO. Se condena a los codemandados MARIO ARTURO y sucesión de
MARIO, al pago de los daños y perjuicios reclamados por el actor, mismos que habrán
de cuantificarse en ejecución de sentencia.
SEXTO. Se condena a los codemandados MARIO ARTURO y sucesión de MARIO,
a pagar a EDUARDO, las costas causadas en esta instancia, mismas que se cuantificarán en ejecución de sentencia.
SÉPTIMO. Notifíquese.
TERCERO. No se hace condena en costas en esta instancia.
CUARTO. Notifíquese y remítase testimonio de esta resolución debidamente autorizada al juzgado de su origen y, en su oportunidad, archívese el toca como asunto total
y definitivamente concluido.
Así, por mayoría de votos, lo resolvieron y firman las CC. Magistradas que integran
la Primera Sala Familiar del H. Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, licenciadas Cleotilde Susana Schettino Pym y Adriana Canales Pérez, siendo ponente en el
presente asunto la última de las mencionadas, por excusa del magistrado doctor
Lázaro Tenorio Godínez, en términos del artículo 40 de la Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal; con el voto particular de la magistrada Rebeca
Florentina Pujol Rosas, ante el Secretario de Acuerdos, licenciado Justino Aranda
García, quien autoriza y da fe.
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