1 1El arte islámico: introducción histórica El Islam

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El arte islámico: características generales. La mezquita y el palacio en el arte hispano
musulmán.
1El arte islámico: introducción histórica
El Islam es la tercera de las grandes religiones monoteístas surgidas en el Próximo Oriente
y cuya irrupción en la historia se produce en el año 622, año de la Hégira, fecha en que
Mahoma abandona La Meca para dirigirse a Medina. El estado teocrático fundado por
Mahoma se extenderá fuera de Arabia formando un imperio, dando lugar a un arte y una
cultura originales. El arte islámico de época Omeya está muy influido por el arte bizantino, ya
que la capital es trasladada a Damasco, como se ve en mezquita de la Roca, en Jerusalén, de
planta central, cubierta por gran cúpula. En época abbasí la capital se traslada a Bagdag y la
cultura islámica se ve fuertemente influida por la persa, de la que toma la cerámica vidriada de
azul cobalto y el modelo de palacio entorno a un patio central.
2. Caracteristicas generales
Lo esencial del arte musulmán radica en la arquitectura y la ornamentación pues por
motivos religiosos estaban prohibidas las representaciones naturalistas lo cual condujo a un
escaso interés por la pintura y la escultura.
La tipología básica es la mezquita, el palacio, los baños. El edificio más característico es
la mezquita, lugar de reunión de la comunidad musulmana. En primer lugar nos encontramos
un amplio patio ( sahn ) a cielo descubierto, como los atrios de las basílicas paleocristianas )
que suele estar rodeado de arquería y presentar en su centro una fuente para las abluciones (
sabil . En uno de sus lados se sitúa la torre alminar o minarete, desde la cual el almuédano
llama a los fieles a la oración y que puede ser de distintas plantas, siendo las más frecuentes la
cuadrada, octogonal o circular. Precede este patio a la gran sala de oración ( haram) con
numerosas naves separadas por columnas o pilares, orientada hacia la Meca, en cuyo muro del
fondo ( quibla) se abre una pequeña capilla ( mihrab ) que concentra el mayor lujo decorativo
al ser el lugar más santo de la mezquita, precedida generalmente de un espacio acotado por
arquerías ( macsura ) desde donde el califa dirige los rezos. Es fácil adivinar en la mezquita el
esquema de la basílica paleocristiana: precedida de un atrio ( el equivalente al sahn ), con un
cuerpo principal dividido en distintas naves ( el haram ) y el ábside ( que dará lugar al mihrab
de la mezquita). Hay varios modelos de mezquitas, unas con las naves paralelas al muro de la
quibla, otras con naves perpendiculares al muro de la quibla como es el caso de la mezquita de
Córdoba.
Los palacios musulmanes responden al modelo de palacio-ciudad oriental,
un espacio múltiple, lleno de variadas dependencias, donde se distinguen las
habitaciones privadas del califa o emir, muy lujosas, las dependencias de gobierno y
recepción de embajadas, la alcazaba militar con murallas y torreones y el espacio
popular, una ciudad en sí misma, con mezquita, baños, hospital, zoco y las casas de los
servidores. Así ocurrió en Medina Azahara en Córdoba, pero también en la Alhambra
de Granada . Los primeros palacios omeyas siguen modelos bizantinos: un espacio rectangular
rodeado de muralla con torres semicirculares que encierra un patio en torno al que se
distribuyen las estancias. Un ejemplo es la ALjafería de Zaragoza, del siglo XI. Otros palacios
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siguen modelos persas: un patio central rectangular alrededor del cual se distribuyen las
estancias, con una estancia principal cuadrada cubierta por bóveda: modelo de palacio
llamado qubba. Uno de los ejemplos mejor conservados es el conjunto de palacios de la
Alhambra de Granada. Los baños presentan un espacio central cubierto con cúpula calada
como elemento más característico.
En cuanto a los elementos constructivos, la islámica es una arquitectura adintelada y
abovedada. Se prefieren las cubiertas de madera empleando bóvedas para pequeños espacios.
Las bóvedas empleadas pertenecen a tipos diversos, siendo abundantes las de crucería califal,
en las los nervios no se cruzan en el centro sino que dejan un espacio cuadrado o de varias
figuras poligonales. Son frecuentes también las bóvedas las gallonadas, aquellas cuyos cascos
se asemejan a los gajos de una naranja. Como elementos de soporte se emplean los muros, las
columnas con capitel derivado del corintio y los pilares ( sobre todo en época almorávide). En
el período califal es muy típico el capitel corintio de “ avispero”, trabajado a trépano en tanto
que en el nazarí se emplean columnas muy finas de fuste monolítico con doble capitel, uno
inferior cilíndrico con decoración de lazos y tres collarinos, y otro superior cúbico.
Un rasgo del arte islámico es la diversidad de arcos empleados simultáneamente en
un mismo edificio buscando un efecto estético. En el arte hispanomusulmán tiene gran
importancia el arco de herradura, tomado de la arquitectura hispanovisigoda, que al principio
presenta dos arcos concéntricos para luego descentrarse el intradós y el extradós dando lugar
a un arco de herradura original, propio del arte hispanomusulmán que luego se extiende por
todo el Islam. Cuando el arco de herradura se construye sobre un arco apuntado se llama
túmido, también se emplean el polilobulado, el de medio punto, peraltado y desde época
almorávide el arco de cortina. Cada vez se complican más hasta convertirse en un simple
entramado decorativo. En época califal se alternan dovelas de distintos colores ( rojo y blanco)
o superficies decoradas y lisas y en época nazarí son típicos los arcos de medio punto
peraltados y cairelados y los arcos cortina con mocárabes. Complemento indispensable del
arco es el alfiz, moldura decorativa que encuadra el arco y que es un motivo típicamente
andalusí nacido en el período califal.
En los elementos de construcción el arte islámico podemos decir en general que se
emplean materiales pobres buscando la rapidez en la ejecución y el menor coste. Todavía en el
período Omeya se emplean muros de sillería, como vemos en la mezquita de Córdoba, pero en
los siglos posteriores se construye sobre todo con tapial ( muro hecho de tierra amasada), el
ladrillo, el mampuesto, el yeso, la madera. Igualmente en la decoración interior se abandonan
mármoles, frescos, mosaicos y emplean yeserías, madera, cerámica vidriada. Es una
arquitectura de materiales pobres.
La pobreza de los materiales constructivos se compensará con la exacerbación de lo
decorativo: hay un predominio de lo constructivo sobre lo decorativo. Con una mentalidad
muy oriental, los exteriores de los edificios aparecen un tanto descuidados exteriormente para
concentrar todo el lujo decorativo en el interior de los edificios. El edificio pretende
deslumbrar donde es más fácil: con una exuberante decoración. Una decoración tan
abundante que da lugar a un autentico horror vacui, pues los elementos ornamentales lo
invaden todo. En los temas decorativos se excluyen los temas animados ( por prohibición
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coránica) y gozan de predilección los de carácter vegetal presentados de forma estilizada (
atauriques ) y los de trazado epigráfico o línea geométrica en los dibujos de lazo ( lacería ) o la
decoración de sebka a base de rombos mixtilíneos. Los motivos geométricos pueden ser
círculos, cuadrados, rombos o de otro tipo, que son sometidos a división, multiplicación y
rotación. Es pues, una decoración ante todo basada en motivos abstractos y más
concretamente geométricos. Estos elementos decorativos cubren suelos, paredes y techos
formando un espacio continuo. En resumen, el amor por la geometría y el gusto por lo
decorativo serán rasgos distintivos de todo arte islámico.
4 La mezquita y el palacio en el arte hispanomusulmán.
. Período emiral, califal siglos( VIII al X d.C) y primeros taifas
Tras la conquista del reino visigodo, Al Andalus es administrado por un
gobernador o Emir, dependiente del Califa, hasta que Ab el-Rahmán III se proclame
califa en Córdoba en el año 929.
Mezquitas y palacios serán los máximos exponentes del arte islámico cordobés,
que aceptó desde el primer momento elementos hispanorromanos ( aparejos romanos a
soga y tizón ) y visigodos ( arco de herradura). El edificio emblemático es la mezquita
de Córdoba que sigue el modelo clásico de mezquita con patio, alminar y sala de
oración con naves perpendiculares al muro de la quibla. Empezada a construirse en el
siglo VIII d. C , experimenta progresivas ampliaciones en las cuales podemos apreciar
la evolución del arte hispanomusulmán del siglo VIII al X. La mezquita se ordena en
naves perpendiculares a quibla, que mira al Sur en vez hacerlo al Oriente, orientación
peculiar de las mezquitas hispano-musulmanas. La gran longitud de las naves obligó a
buscar un sistema que aumentara la altitud de los soportes para evitar la sensación de
agobio provocado por naves bajas y largas. Para ello se recurre a un sistema original
de superposición de soportes: las columnas monolíticas de piedra con capitel corintio (
reaprovechado del anterior edificio visigodo) se coronan con una pieza cruciforme en la
que se apean los arcos de herradura y sobre el que se levanta un pilar que soporta a su
vez arcos de medio punto. Esta pieza cruciforme se remata en su parte inferior con
modillones de rollos, para hacerlos más estéticos
La mezquita de Córdoba experimentó sucesivas ampliaciones. La primera
mezquita es la parte más antigua fue mandada levantar por Abd el Rahman I en el siglo
VIII d.C reaprovechando algunos elementos de una antigua iglesia visigoda de San
Vicente. La segunda mezquita se debe a ampliación impulsada por Abd el Rahman II
en el siglo IX, que manda derribar el muro de la kibla y prolongar el haram hacia el sur
con ocho tramos. Ya en el siglo X Abd el Rahman III transforma esta segunda
mezquita, ampliando el patio, dotándolo de pórticos y construyendo el alminar, de
planta cuadrada que hoy se conserva en el interior de la torre de la catedral. La tercera
mezquita es iniciativa del califa Al Hakam II que manda derribar de nuevo la kibla para
ampliar la mezquita hacia el sur y manda construir un muro de la kibla doble, con 10
habitaciones para el tesoro ( en parte derribadas tras la reconquista cristiana para
construir la llamada capilla del Cardenal) y en él se abre un mihrab octogonal con
mosaicos bizantinos y un nuevo tipo de arco de herradura con arcos no concéntricos .
Para subrayar aún más el espacio de la kibla se construye la macsura, un espacio
acotado, delante del mihrab, coronado con tres cúpulas gallonadas, tres en línea frente al
mihrab y otra en el haram. La última ampliación se sebe al gobierno de Almanzor, que
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al no poder ampliar más el haram hacia el sur lo hace mediante 8 naves hacia el este, lo
que descentra el eje del mihrab.
También es interesante la mezquita toledana de Bab al Mardub, convertida
desde el siglo XII en iglesia cristiana con el nombre de El Cristo de la Luz y que tiene
una planta de cruz griega inscrita en un cuadrado sobre la cual se acoplan unas bóvedas
de crucería de estirpe cordobesa. Se trata más bien de un pequeño oratorio por lo que
carece de patio y alminar.
En cuanto a los palacios destaca la ciudad- palacio de Medina Azahara del
siglo X, sede real y de gobierno, próximo a Córdoba, era de planta rectangular y
totalmente amurallado. El palacio-ciudad estaba escalonado en tres terrazas jerárquicas
hacia el valle, la superior era la zona norte, más elevada, estaba ocupada por el alcázar
defensivo y las dependencias palaciegas y habitaciones del califa, entre huertas y
albercas; la intermedia, orientada hacia oriente, era para oficinas burocráticas y
viviendas de los ministros; la baja o meridional era la propia ciudad, la medina
propiamente dicha, con mezquita, centro artesano, zoco, baños y casas de la población
segmentada en barrios. Extramuros, como en toda ciudad islámica, quedaban los
arrabales con sus numerosas actividades artesanales. Destacan los salones
rectangulares divididos en cinco naves, como el llamado salón rico (era el corazón
palaciego de la ciudad) con arcos de herradura califal, capiteles de avispero y la colorista
alternancia blanca y roja de la arquitectura califal
La destrucción de la unidad política del califato cordobés, a fines del primer
tercio del siglo XI, determina la creación de los reinos de Taifas, unos reinos
independientes que, sin contar con los medios económicos de Córdoba, intentan
inspirarse y emular sus modelos arquitectónicos: es, pues, un epílogo del arte califal.
Destaca el palacio la Aljafería de Zaragoza, de la segunda mitad del siglo XI residencia de los
reyes de este reino taifa. La Aljafería sigue el modelo de palacio omeya del desierto (Siria,
Jordania) del siglo VIII d. C, de planta trapezoidal y rodeado por una gruesa muralla de
piedra con torres cilíndricas. En el centro se encuentra un patio rectangular, llamado el patio
de Santa Isabel, que en los lados menores tiene dos albercas delante de pórticos que dan
acceso a las estancias. En la parte norte del patio se encuentra el Salón del Trono o Salón
Dorado y la pequeña mezquita privada, situada en el costado oriental del pórtico de acceso. En
su interior aloja un mihrab en el ángulo suroriental, cuyo nicho, por tanto, se orienta en
dirección a la Meca, como ocurre en todas las mezquitas excepto en la de Córdoba.
.Arte Almorávide y Almohade ( Siglos XI y XII)
La rivalidad entre los distintos reyezuelos taifas propició la presencia en AlAndalus de pueblos bereberes que formaron poderos reinos unificando Al Andalus, los
almorávides y luego los almohades. La principales novedades almorávide son el uso del
pilar como elemento de soporte ( no la columna califal); el arco de cortina, formado
por dos porciones de circunferencia con centros exteriores y que se cruzan en la clave
formando ángulo; y un elemento decorativo llamado mocárabe, que se dispone a modo
de estalactita colgando de la bóveda y que suelen presentar forma de lazo o prisma. Con
los almohades la abundante decoración lo cubre todo, anticipando el arte nazarí.
Emplean con abundancia los paños sebka, decoración geométrica a partir de redes de
rombos. Destaca como monumento más representativo la mezquita de Sevilla de la que
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tan sólo queda el minarete ( la Giralda ) y algunos arcos del llamado patio de los
naranjos. De entre los edificios militares destaca la Torre del Oro, una torre albarrana
o torre avanzada con el objeto de vigilar lugares estratégicos tales como puentes o
puertas de acceso
. Arte nazarí de la Alhambra
La severa derrota almohade en las Navas de Tolosa ( 1212 ) evidenció el empuje
incontestable de los reinos cristianos y resquebrajó el poder musulmán, dividiéndolo en
nuevos reinos taifas, de los que el de los nazaríes de Granada fue el más rico y poderoso
hasta su desaparición en 1492.
La Alhambra es un conjunto de palacios rodeados por murallas, que se han ido
yuxtaponiendo a lo largo del tiempo, destacando la aportación constructiva en tiempos de los
reyes granadinos Yusuf I y Mohamed V. La Alhambra tiene una doble funcionalidad: es
residencia de la familia real y al tiempo sede del gobierno. Se suelen distinguir varias partes en
la colina de la Alhambra: en primer lugar la alcazaba, a continuación el palacio real formado
por varios palacios, como el de Comares, el de los Leones y el palacio del partal. Hay además
una residencia de verano, el del Generalife. Los palacios siguen modelos persas que se aplican
en el Partal, que servirá de modelo a los palacios de Comares y los Leones: un patio central
rectangular con un estanque en el centro ( o una fuente en el caso del palacio de los leones)
alrededor del cual se distribuyen las distintas estancias. El acceso del patio al palacio se hace a
través de un patio porticado. Entre las estancias privadas destacan la sala de los Abencerrajes y
la Dos hermanas, entre las privadas, el salón de embajadores
El gusto por la abundancia de elementos decorativos que cubran la totalidad del
espacio que ha ido aumentando a lo largo del arte hispanomusulmán llega aquí al
máximo: los muros se cubren en su parte inferior con alicatados de elementos
geométricos y el resto con yeserías. Se utilizan los arcos con una función más
ornamental, los de medio punto peraltados y cairelados y los arcos cortina de los que
cuelgan mocárabes. Como elementos de soporte se prefieren las típicas columnas de
fuste muy estilizado, con un capitel muy original formado por dos cuerpos, uno
cilíndrico con decoración de cintas y otro sobrepuesto, de forma cúbica
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