María Manuela

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María Manuela
Zarzuela en tres actos
Texto original de GUILLERMO y RAFAEL FERNÁNDEZ SHAW
Música de FEDERICO MORENO TORROBA
PERSONAJES Y REPARTO
MARÍA MANUELA ......................................... TOÑY ROSADO
MERCEDES ..................................................... LINA HUARTE
PETRILLA ......................................... SELICA PÉREZ CARPIO
SEÑORA DE COMPAÑÍA .................................... LOLA LEMOS
DAMA DE LA CRUZ ROJA 1.ª ...................... LUCÍA ÁLVAREZ
DAMA DE LA CRUZ ROJA 2.ª ... CARMEN MARTÍNEZ SIERRA
JOVENCITA ........................................................ ELIA LÓPEZ
GONZALO ................................................ ALBERTO AGUILÁ
LORENZO ............................................ GERARDO MONREAL
AMADEO ........................................................ ANÍBAL VELA
PÉREZ .............................................. JUAN BAUTISTA OSMA
LÓPEZ .............................................. JOSÉ RAMÓN HENCHE
RODRÍGUEZ ................................................. GREGORIO GIL
PORTERO 1.º ........................................ SALOMÓN DELGADO
PORTERO 2.º ........................................ JOSÉ LUIS CANCELA
DON EDELMIRO ............................................ JUAN PEREIRA
UJIER / ENCARGADO DEL CAFÉ ............... MIGUEL GRANIZO
PAPÁ ....................................................... PATRICIO TORMO
.
Estrenada el 1 de febrero de 1957 en el Teatro de La Zarzuela de Madrid.
ACTO PRIMERO
«LA REAL FÁBRICA DE TAPICES».– Obrador de tapices de la Real Fábrica de Tapices de
Madrid. Es la primavera del año 1920. Las operarias con su maestra María Manuela, y
los operarios con Lorenzo el carpintero, se afanan en su trabajo cantando y riendo. Con
ellos trabajan el encargado del taller, señor Amadeo, y Gonzalo el dibujante.
TODOS
Lo mismo los tapices
que los amores
se tejen en la vida
con ilusiones.
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M.ª MANUELA
LORENZO
M.ª MANUELA
LORENZO
M.ª MANUELA
LORENZO
M.ª MANUELA
LORENZO
M.ª MANUELA
LORENZO
TODOS
M.ª MAN., LOR. Y TODOS
GONZALO
CHICAS
GONZALO
CHICAS
GONZALO
2
Y, poco a poco,
el tapiz del cariño
nos vuelve locos.
Afánate, tapicero,
afánate en tu labor;
que puedes ser el primero
de los artistas del obrador.
Afánate, compañero,
que puedes ser el mejor.
Felices, María Manuela.
Lorenzo, muy buenos días.
¿Mucha faena?
No mata;
aquí la carpintería
da pocas preocupaciones.
¡Si yo fuese bordador...!
¿Por qué?
Para ver de frente
tantos capullos en flor.
¿Has visto el tapiz?
Ya está rematao.
Y he visto esa cara,
en la que el pintor
estuvo inspirao.
¡Jesús, qué importante
me queréis hacer!
Eso, al dibujante,
que es hombre galante
con toda mujer.
El golpe de campana
dentro de mí resonó
porque me dice que es la hora
de una caricia de sol.
Sol, que en invierno es la gloria
y que nos hace vivir!
¡Sol, cuyos rayos son flecos
en el mantón de Madrid!
¡Bendito sol!
¡Madrileñazo!
¡Abrázame!
¡Menudo abrazo!
¡Confórtame
con tu calor!
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CHICAS
M.ª MANUELA
LORENZO
TODOS
¡Eso quisiera
el buen señor!
¡Límpiese usted
que está de huevo!
¡Vamos allá a
tomar el sol!
¡Hasta volver
al obrador!
¡Sol, que en invierno es la gloria
y que nos hace vivir!
¡Sol, cuyos rayos son flecos
en el mantón de Madrid!
Madrileña y menestrala, la bondadosa María Manuela goza de las simpatías de sus
compañeros, y se conmueve cuando ve o adivina en ellos alguna desgracia. Tal ocurre
con el joven Gonzalo, el dibujante de cartones para los tapices del taller, por cuya vida
se interesa. Gonzalo, en efecto, oculta un misterio; pero esto lo ignora María Manuela.
Quien lo descubre es Amadeo, el encargado del taller, que fuerza al muchacho a que le
diga la verdad; y esta es, sencillamente, que Gonzalo –jugador y mujeriego– es el hijo
primogénito de un Grande de España, y como su padre, al desheredarle por su mala
cabeza le ha arrojado de su casa, le ha forzado a ganarse modestamente el sustento con
sus trabajo de artista, ya que posee indudables condiciones para ello. Y allí está, en la
fábrica, ignorado de todos, sin que nadie –salvo Amadeo ahora– conozca su verdadera
condición. María Manuela se interesa por la historia del dibujante y éste ha de
inventarse una historia digna de un folletín de Luis del Val para convencerla de que él
fue un niño abandonado –recién nacido– en el quicio de un portal.
GONZALO
M.ª MANUELA
GONZALO
M.ª MANUELA
Era una noche fría...
era una noche oscura...
un envoltorio en blanco...
y una mujer que cruza.
En un portal se queda
el envoltorio blanco.
Suena la voz del viento...
suena un temblor de llanto.
¡Lo daba el corazón!
Un pobrecito niño
sin padres se quedó
y de las buenas almas
implora compasión.
¡Dios mío, qué dolor!
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3
GONZALO
M.ª MANUELA
GONZALO
M.ª MANUELA
GONZALO
M.ª MANUELA
GONZALO
M.ª MANUELA
GONZALO
M.ª MANUELA
LOS DOS
¡Ay!
Estas cosas que suceden
y que hoy nos desconsuelan
eran antes solamente
folletones de novela.
¡Me da usted compasión!
El niño llora y llora...
unos gitanos llegan...
oyen que llora el niño
y en brazos se lo llevan.
¡Pobre del niño triste!
¡Qué flaco va creciendo!
¡Como no habrá nacido
para titiritero!
¡Qué lástima me da!
Y cuando llega a hombre
desesperado va
porque ningún cariño
le compadecerá.
¡Jesús! No siga más.
¡Ay!
Estas cosas que suceden
y que hoy nos desconsuelan
eran antes solamente
folletones de novela.
¡Me da usted compasión!
¡Ay!
¡Folletones pavorosos...
...de novelas por entregas!
¡Jesús! No siga más.
María Manuela cree que Gonzalo es un pobre desgraciado que necesita ayuda, y a éste
le divierte esta ingenuidad porque en el fondo está enamorado de ella.
GONZALO
4
María Manuela,
madrileña menestrala,
hoy realzas mi acuarela
transportada a este tapiz.
María Manuela,
yo no sé cómo has venido
a ser honra y a ser gala
de este espléndido jardín.
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María Manuela,
te mentí sin compasión
con la historia divertida
de mi humilde condición.
María Manuela,
bien merezco tu perdón
por haber hecho en la tela,
con los rasgos de tu cara,
la pastora gentil
de un soñado Trianón.
María Manuela,
madrileña menestrala,
en la magia de la tela
¡cómo gana mi cartón!...
Seré feliz porque has de ser
pastora, tú, de mi Trianón.
_____
M.ª MANUELA
En los claros días
de la Corte del Rey Sol,
hubo una pastora
que a Palacio se acercó.
Y un pastor galán,
que rondaba allí,
con dulce voz
le dijo así:
«La mujer
que busca el amor
no debe olvidar
que soñar
es siempre mejor.
Y al soñar
con su amor
tendrá que mentir
si dice querer
despertar.»
Pero la pastora,
pastorcilla del Trianón,
que también sabía
los afanes del pastor,
para responder
al pastor galán
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5
le dijo así
con gravedad:
«Todo aquel
que busca el amor
no debe olvidar
que soñar
es siempre mejor.
Y al soñar
con su amor
tendrá que mentir
si dice querer
despertar.»
Mercedes, una de las nuevas aprendizas, complica la situación de Gonzalo al ser
sorprendida por éste, quien reconoce en ella a «Fifí», la condesita de Pinos Blancos, con
la que flirteó en sus buenos tiempos. Por ganar una apuesta, Mercedes se propuso
encontrarle en Madrid y lo ha logrado; siguiendo su pista hasta la fábrica entró en ella, a
su vez, como aprendiza.
LORENZO
MERCEDES
6
¡Olé, rosita bonita!
¡Rosa, rosita de olor!
Eso es igual que el piropo
que canto yo en mi pregón:
«¡Rosas! ¡Rositas!
¡De olor y qué bonitas!»
Pregonando mis rosas
pongo tanta ilusión
que mi canto parece
que te ofrece su olor.
Florecieron en marzo,
cuando nace el amor,
y a las caras se asoman
de las niñas en flor.
«¡Rosas! ¡Rositas!
¡De olor y qué bonitas!
¡Vaya un ramito!
¿Lo quiere el señorito?
Cómpreme usté
dos por un real!»
Rubores
de jardines
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que van
pidiendo amores...
¡Ay, qué bonitas!
No me deje plantada,
que me mata el dolor
si no vendo mis flores
con mi alegre canción.
Pregonando mis rosas,
etc...
María Manuela sorprende a Gonzalo y a Mercedes en amigable coloquio y en una
situación casi amorosa, por lo que arroja del taller a la aprendiza por considerarla poco
serie y se enfurece con Gonzálo, de quien también está enamorada. Mercedes, al igual que
Gonzalo, finge también una historia triste que la ingenua María Manuela, siempre
crédula, acepta de buen grado. Y todo vuelve a respirar optimismo cuando el taller,
pasada la hora de la comida, recobra su actividad laboriosa.
LORENZO
M.ª MANUELA
GONZALO
M.ª MANUELA
LORENZO
GONZALO
M.ª MANUELA
MERCEDES
LORENZO
MERCEDES
M.ª MANUELA
¿Y mis herramientas?
Pero ¡anda la mar!
¿Qué ha sucedido
a la chica?
¡Ná!
Se ha desmayado...
Ya se le pasó.
¡Y que está preciosa
con el tipitón!
Tiene usted un corazón
digno de una emperatriz.
Esa que hay en el tapiz
de pastora del Trianón.
Si lo tengo es por usted
que me ha dado la lección:
eso es lo que hay que tener
más que nada, corazón.
Sus piropos
me hacen gracia.
Son la fija.
Eso es labia.
La aprendiza
le hace cara,
él la tiene
en la canasta...
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7
GONZALO
M.ª MANUELA
LORENZO
MERCEDES
GONZALO
M.ª MANUELA
LOS CUATRO
GONZALO
M.ª MANUELA
LORENZO
MERCEDES
TODOS
8
Yo no sé si estará bien
que le encienda su rubor.
¡No lo diga, por piedad,
porque mata mi ilusión!
¡Me quiere y se lo calla
pacientemente!
¡Le quiero y me lo callo
por ser prudente!
¡Quién me dijera
que, a la chita callando,
tan feliz fuera!
¡Lo que digo es la fetén!
¿Me lo dice de verdad?
¡Su ilusión quiero saber!
¡Algún día la sabrá!
¡Ah!...
Tiene usted un corazón
digno de una emperatriz.
Esa dama del tapiz
que por algo pinté yo.
¡Algún día lo sabrá!
Porque quiero tener yo
un secreto que guardar
con muchísima ilusión.
¡Lo que digo es la fetén!
¡Venga usté a tomar el sol
pa que rabien más de tres
y me envidien más de dos!
¡Ay, qué labia tiene usté!
¡No me azare, por piedad!
¡Sus piropos tienen miel
de un riquísimo panal!
En la vida juvenil,
cuando luce un claro sol
lo importante es no olvidar
los secretos del amor.
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ACTO SEGUNDO
«EN LA PUERTA DEL PRÍNCIPE».– Gonzalo, aunque desheredado por su familia, no ha
perdido su condición de primogénito de Grande de España, lo cual le obliga a firmar en
mayordomía su asistencia a la Capilla Pública del próximo día del Corpus Christi. Un
grupo de obreros, modesta pero decorosamente vestidos, se dirigen al interior del
Palacio Real.
GONZALO
CORO
GONZALO
¡Vaya un pie
chiquitito y bonito!...
¡Viene usted
derramando sal!...
¡Eso es gracia,
salero y pimienta!
¡Viva el rumbo,
mi General!
Es el piropo
piropo madrileño,
lo más gracioso
que se caza por el aire.
Es pura sal
en alas del amor.
Es el donaire personal
que se convierte en una flor.
Es el piropo
piropo sandunguero,
un mensajero
de la hermosa Primavera.
Por una flor
graciosa y postinera
una mujer
se deja camelar.
¡A ti y a ti, preciosa!
¡A ti y a ti, morena!
¡Clavel y yerbabuena!
¡Bonita! ¡Salerosa!
¡Es el piropo!... etc.
A ti mujer,
Es el piropo
piropo sandunguero,
un mensajero
de la hermosa Primavera.
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CORO
GONZALO
Por una flor
graciosa y postinera
una mujer
se deja camelar.
¡A ti y a ti, preciosa!
¡A ti y a ti, morena!
¡Clavel y yerbabuena!
¡Bonita! ¡Salerosa!
¡Clavel!
El encuentro del donjuanesco Gonzalo y la atrevida «Fifí», que ríen de sus respectivas
travesuras, hacen felices a ambos;
GONZALO
MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
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¡Qué buena está la mañana!
¡Cómo reluce hoy el sol!
No me esperaba encontrarte.
Pues a mí me lo decía
el corazón.
¡Qué guapa estaba la Reina!
¡Y qué simpático el Rey!
¡Tú sí que estás deliciosa!
¡Es que no soy la aprendiza
del taller!
¿Y ese chico carpintero
cómo no te acompañó?
¡Si supieras que hasta el alma
se ha metido el muy ladrón!...
Menos mal que la maestra
no es difícil de pelar...
¡Si supieras que ese cuento
a la historia pasó ya!
¡De verdad
lo lamento!
Es barbián el muy ladrón.
A mí me gustan barbianes
cuando me hacen el amor.
Pues no vayas muy deprisa
que te puedes resbalar.
Aplíquese «usted» el cuento
si no quiere desbarrar.
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GONZALO
MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
LOS DOS
MERCEDES
GONZALO
¡Quién pudo figurarse
que el «dandy» que tú eras
modelo de elegancias
espléndido y feliz,
sería con el tiempo
pintor de fantasía
que andaba dibujando
cartones de tapiz!
¡Quién pudo figurarse
que fuera la aprendiza
la misma bella dama
que estoy hablando aquí!
Si fue por mi cariño
tu loca travesura,
mi afán te corresponde
queriéndote, Fifí.
Pero, ¿tú qué te has creído?
No lo hice por amor.
Solamente fue una alegre
aventura de Fifí.
¡Una alegre travesura
divertida, de Fifí!
Pero es que yo...
No estás tan mal...
Te juro sin pamplinas,
que digo la verdad.
No jures, que es pecado.
¿Lo quieres comprobar?
¿Te apuestas a que no?
¿Te apuestas a que sí?
Aprende a soportar
las bromas de Fifí.
¡Queremos los dos
tener razón!
¡No dejo/dejas de tener
buen humor!
¡No fue por tu cariño
mi loca travesura!
¡Fue sólo una aventura
alegre de Fifí!
Si fue por mi cariño
tu loca travesura,
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MERCEDES
GONZALO
MERCEDES
GONZALO
¡mi afán te corresponde
queriéndote, Fifí!
Olvídame tú,
será lo mejor.
¡Yo volveré!
¡Y volverá
también
su amor!
¡No volverá
jamás
su amor!
De Palacio sale el grupo de obreros con Lorenzo; tras ellos salen unas señoras, ataviadas
con trajes largos y mantillas negras a la cabeza, y unas enfermeras con sus uniformes
blancos de la Cruz Roja. Comienza a oírse, lejano, el pasodoble que acompaña a la tropa
que va a la parada militar en la Plaza de la Armería.
LORENZO
TODOS
LORENZO
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Las mujeres españolas
son la rosa y el clavel
que florecen encendidos
bordeando el redondel.
Son sus caras sus banderas
y sus gritos su canción,
y las niñas de sus ojos
las mejores compañeras
de una tarde de pasión.
Las mujeres españolas
son la rosa y el clavel,
que florecen encendidos
bordeando el redondel...
Son sus caras sus banderas
y sus gritos su canción,
y las niñas de sus ojos
las mejores compañeras
de una tarde de pasión.
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«CAMINO DE PALACIO».– En el asiento de un coche de caballos, del tipo llamado «Milord»
va Mercedes elegantemente vestida y cubierta con una magnífica capa de Corte.
MERCEDES
¿Dónde vas, marquesita maja,
sobre tu «milord»:
en tu coche inglés,
lindo y seductor?...
Como soy una nueva Dama
de Su Majestad,
a Palacio voy
con puntualidad.
Soy mujer, y lo que deseo
con gran ilusión
es no producir
una decepción;
y, si pasa cierto personaje
que no sé quién es,
sólo quiero que comprenda todo,
todo mi interés.
Yo no sé
si le encontraré;
pero, en fin,
esa es mi intención,
para hablar
a quien me sé
¡tanto me da
un salón
que un «milord» inglés!
Por favor
querido Cayetano
corre un poco más.
Mira que,
si vamos tan despacio,
no voy a llegar.
¡Por favor
corre más!
¡Por favor,
fustiga tus caballos,
que no llegaré...
y tengo que triunfar!
Y si pasa cierto personaje
que no sé quién es,
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sólo quiero que comprenda todo,
todo mi interés.
¡Un gentil galán!...
Tropezar con él
es toda mi ambición;
porque eso puede ser
encontrar
mi propio corazón
«CAPILLA PÚBLICA».– Galerías del Palacio Real. María Manuela, confundida entre el
gentío, presencia el paso del cortejo real. En una de las primeras representaciones de la
Grandeza, aparece Gonzalo. La sorpresa de María Manuela es tan desoladora, que no
puede impedir el caer desmayada. Gonzalo, que la ha visto, tiene que continuar en su
puesto. María Manuela es llevada a la sacristía.
«LA SACRISTÍA DE LA CAPILLA».– En un sillón se encuentra sentada María Manuela,
con la mantilla caída sobre los hombros, y a su lado, atendiéndola, Petrilla. Gonzalo puede
llegar al fin junto a ella y le confiesa, no sólo la verdad de su origen, sino la verdad de
su corazón.
M.ª MANUELA
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¿Por qué
se ha de mentir a la gente?
¿Por qué
no proclamar la verdad?
Si fue
para engañarme valiente,
valor
le pongo yo a mi ansiedad.
Un amor estremecido
por los más puros anhelos,
y un afán de perfecciones
que era gloria de los Cielos.
Se me van en un segundo
de sorpresa y de estupor...
¡Pobre amor, que no ha podido
merecer un buen amor.
Su cariño era falso,
con el viento se fue...
Y encerrado en mi alma
se quedó mi cariño,
¡que era de oro de ley!
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Un amor que yo veía
asomar en sus miradas
y una hoguera que en mi pecho
se encendía en llamaradas,
apagaron de repente
su creciente resplandor.
¡Pobre amor, que entre las sombras
hoy oculta su dolor!
_____
GONZALO
M.ª MANUELA
GONZALO
M.ª MANUELA
GONZALO
M.ª MANUELA
GONZALO
M.ª MANUELA
GONZALO
¡María Manuela!
¡Calle! ¡Qué horror!
¡Váyase pronto!
¡No me atormente
con más ofensas!
¡Oye, por Dios!
¿No le impone respeto
este santo lugar?
¿No le asusta agraviarme
otra vez con engaños
de cobarde impiedad?
¡Óyeme, por tu vida!
Yo te pido perdón;
pero escucha bajito
por qué fue mi ficción.
¡Déjeme...!
¡Óyeme...!
¡Márchese!
¡No!
Yo siempre fui
para mi hogar
un soñador
que quiere despertar.
Yo siempre fui
befa y baldón
del que mi padre se quejaba
sin cesar.
Pero una vez
en que te vi
me deslumbré
con tu brillante resplandor.
Llegaste tú,
llegó tu amor;
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15
M.ª MANUELA
GONZALO
M.ª MANUELA
LOS DOS
16
¡y para mí
llegó también
mi salvación!
Y al amor...
al amor que me diste
en aquel...
en aquel magno día,
yo jamás...
yo jamás pagaría
con decir...
con decir la verdad.
Del amor...
del amor que en ti puse,
con la fe...
con la fe que alentaba,
yo jamás...
yo jamás esperaba
tan cruel...
tan cruel galardón.
Yo siempre fui
para mi hogar
un soñador
que quiere despertar.
Yo siempre fue
para mi hogar
la sola luz
que había de alumbrar.
Y para mí
¡llegó el amor!
Y para mí
la perdición
también
llegó.
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ACTO TERCERO
«EL IDEAL ROOM».– Terraza del «Ideal Room» en el Parque del Retiro de Madrid. Es
de noche. María Manuela llega acompañada por Petrilla, una operaria del taller, que
discute continuamente con Amadeo, su marido.
MARÍA MANUELA
Así como es ella
debieras ser tú!:
decidida y valiente,
salerosa y graciosa
como un cascabel.
¿Por qué no?
¿Por qué un hombre sin lacha,
sin pudor y embustero
se burla de ti?
¿Y a ti, qué?
¡Tú, eres tú!...
¡Y él, es él!
Eres tú,
María Manuela;
bonita y graciosa,
con sal y fachenda
y mucho de aquí.
Y, de ti para mí,
mi querida María...
¡ay, María Manuela!...
¡si los tienes así!
¿No los ves a tus pies
cuando por las mañanas...
¡ay, María Manuela!...
sales para el taller?
Cuando vienes y vas
por la puerta de Atocha...
¡ay, María Manuela!...
¡cómo vienen y van,
y se quedan así...
¡ay, María Manuela!...
atontaos
y alelaos
por ti!
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17
Eres tú,
María Manuela;
bonita y graciosa,
con sal y fachenda
¡y mucho de aquí!
Lorenzo, en su traje de faena como tramoyista, llega a la terraza del café
acompañado por varios carpinteros más.
LORENZO
LORENZO Y CORO
LORENZO
18
En la madrugá o al desayuno
y en la sobremesa del almuerzo,
al atardecer, como en la cena,
un café se toma el madrileño.
Un café de Moka o Puerto Rico,
o un caracolillo brasileiro,
con su poco o mucho de achicoria
¡es lo que espabila y mata el sueño!
Pero, amigo,
donde esté
un recuelo
de café,
con su media
tostá...
¡Café con media!,
media tostada,
media de abajo
muy bien untada
de mantequilla
con un pincel...
Este es el disloque
y la fetén.
¡¡Café!!
Y es que en el Cuartel o en el Mercado,
en la Redacción o el Ministerio,
una taza bien torrefactada
hace revivir al madrileño.
El café en Levante o San Isidro,
Colonial, Varela o Gato Negro,
llena de optimismo al ciudadano
con su olor de néctar de lo bueno.
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LORENZO Y CORO
LORENZO
Pero, amigo,
donde esté
un recuelo
de café
que nos haga
soñar...
¡Café con media!,
media tostada,
media de abajo
muy bien untada
de mantequilla
con un pincel...
¡Este es el disloque
y la fetén!
¡¡Café!
Gonzalo vuelve a encontrarse con Mercedes –«Fifí»–, con la que coquetea; pero «Fifí»
le dice que todo ha terminado entre ellos. Gonzalo confiesa que no se arrepiente de nada,
pues todo lo ha hecho con la mejor de las intenciones, y continuará su romance con
María Manuela. La primera reacción de ésta es la indignación y rechaza tajantemente a
Gonzalo; pero cuando él se retira entristecido, la maestra le manda recado diciéndole
que, a pesar de todo, le espera para almorzar en el taller.
MARÍA MANUELA
GONZALO
MERCEDES
MARÍA MANUELA
AMADEO
PETRILLA
LOS DOS
MARÍA MANUELA
GONZALO
MERCEDES
¡No!
¡María Manuela!
¡Maestra!
¡Aquí estoy!
Ni usted, señorita,
ni usted, don Gonzalo,
están en razón.
Yo no soy una mujer
que se toma y que se deja.
¡Yo no soy un bibelot!
¡Yo no soy una cualquiera!
¡Olé las mujeres!
¡Viva la maestra!
¡Y que parecía
una mosca muerta!
¡Conque ya lo saben!
¡María Manuela!
¡Yo se lo regalo!
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19
MARÍA MANUELA
MERCEDES
MARÍA MANUELA
GONZALO
MARÍA MANUELA
GONZALO
PETRILLA
MARÍA MANUELA
MERCEDES
MARÍA MANUELA
MERCEDES
AMADEO
PETRILLA
GONZALO
¡No quiero miserias!
¡No quiero limosnas!
¡María Manuela!
Puede usted llevarse
a este caballero.
Él no fue el culpable
de lo del suceso.
Todo lo ocurrido
fue por culpa mía.
¡María Manuela!
Yo, que no sabía
en aquel momento
lo que le quería...
¡No! Perdón...
¡Maestra!
Y por mi cariño,
¡porque le quería!
¡Ya nadie le quiere....
nadie! ¡Ni yo misma!
Perdón, María Manuela.
Perdone el mal que le he hecho.
Estaba usted en su derecho...
De todos modos, perdón.
Que Dios te ampare, Gonzalo.
¡Adiós!
¡Mi madre, qué lío!
¡De padre y muy señor mío!
¡María Manuela, perdón!
_____
¡María Manuela,
madrileña y menestrala;
mi cariño ha de ser gala
de tu hermoso corazón!
20
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