V. El derecho al trabajo y a la seguridad social y el desarrollo rural

Anuncio
V. El derecho al trabajo y a la seguridad
social y el desarrollo rural
Desarrollo rural, trabajo y seguridad social
En nuestro país, el derecho al trabajo comparte con el derecho a la seguridad
social una historia y trayectoria jurídica común, razón por la cual se analizan
en un solo apartado de este estudio. De forma complementaria a los derechos
de los trabajadores fueron surgiendo los sistemas de seguridad como una
vía para trasladar a las instituciones públicas el deber de asistencia a los
trabajadores y como una estrategia de protección contra los riesgos que se
originan en los centros de trabajo.
Los dos derechos surgen de un mismo artículo constitucional, el 123,
asimismo, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales consagra en sus artículos del 6 al 10 aspectos relacionados con el
derecho al trabajo y a la seguridad social. No obstante se profundizará en
ellos de forma diferenciada puesto que cada uno cuenta con una ley
reglamentaria.
El derecho al trabajo y a la seguridad social poseen un mismo
fundamento jurídico, y su propósito es uno solo: conseguir que las personas
y las comunidades tengan una vida digna, es decir, con las necesidades más
relevantes satisfechas para asegurar su supervivencia. La diferencia estriba
en que el derecho al trabajo tiene el propósito de proteger al trabajador en
su relación frente al patrón, en tanto la seguridad social tiene la finalidad de
satisfacer el derecho a la salud, la asistencia médica y el acceso a los servicios
sociales necesarios para el bienestar individual y colectivo.
De acuerdo con la ley mexicana, la primera obligación del Estado en
relación con el derecho al trabajo consiste en crear las condiciones para que
las personas que quieran hacerlo puedan trabajar. Además, este derecho
146
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
establece que el trabajador debe contar con condiciones laborales dignas,
un salario decoroso, una jornada laboral de ocho horas, igual remuneración
por igual tarea, protección de mujeres y menores, y algunas formas de
protegerlo en su desigual relación frente al patrón, como son los derechos
de asociación y a convocar a huelgas.
La seguridad social, por otro lado, busca contrarrestar las injusticias
que genera la actividad productiva y nivelar las relaciones de desigualdad
que se producen en la relación entre capital y trabajo. El objetivo de la
seguridad social, de acuerdo con su regulación en la legislación mexicana,
es proteger el derecho humano a la salud y a la asistencia médica, así como
garantizar un mínimo de subsistencia, y está dirigido a los trabajadores y
sus familias. Las formas de protección son diversas, e incluyen seguro de
invalidez, de vejez, servicios de guardería, de vivienda, de maternidad, etc.
Esto se traduce en protección a los niños, a las mujeres, a los ancianos y a las
personas con discapacidad, y aunque de forma indirecta estos servicios se
ofrecen a los familiares de los trabajadores, no se necesita formar parte de
una relación laboral para tener acceso a ellos.
Es importante aclarar que en el caso de los trabajadores en el ámbito
rural, nos acercamos al terreno del derecho agrario, tema que también se
trata en este estudio pues son los campesinos quienes se convierten en los
sujetos de la relación trabajo-desarrollo rural. No obstante, hay instrumentos
que sí tratan específicamente el tema de los trabajadores rurales. En la Ley
Federal del Trabajo, así como en la Ley del Seguro Social, existen disposiciones que se enfocan a los trabajadores del campo. Éstas serán las disposiciones que se analizarán en este apartado.
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
147
El derecho laboral y la seguridad social
en la historia mexicana
Para esclarecer la situación actual de estos derechos es necesario repasar
brevemente algunos aspectos trascendentales en lo que respecta a su
nacimiento y desarrollo en la historia mexicana a partir de la Revolución.
En primer lugar, es importante señalar que se partirá de la trayectoria del
derecho al trabajo, ya que en gran medida de él se desprende la seguridad
social.
Este derecho ha cumplido una función histórica importante en nuestro
sistema jurídico, ya que fueron –y siguen siendo– las luchas por los derechos
de los trabajadores las que impulsaron a los derechos sociales modernos.
Habría también que recordar que una de las razones fundamentales
por las que estalló la Revolución mexicana fue la injusta situación laboral
que hasta ese momento prevalecía como producto de la ideología liberal.
Miles de personas trabajaban en condiciones de injusticia para que una
minoría patronal se enriqueciera con el producto de dicho esfuerzo. Las
movilizaciones obreras pugnaban por derechos; los casos de Cananea, Sonora
(1906) y Río Blanco, Veracruz (1907) son emblemáticos de la lucha por
salarios justos, contra las pésimas condiciones de trabajo y ante la prohibición
de unirse y manifestarse.
Era la época en que las fuerzas obreras comenzaron a pugnar por una
serie de derechos, por lo que entre los años 1904 y 1907 aparecieron las
primeras leyes sociales en México. Posteriormente, con la promulgación
del Plan de Guadalupe por Venustiano Carranza comienza una etapa en la
cual se promulgan leyes laborales en diversos estados de la República, entre
148
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
los cuales se encontraba Yucatán, en donde se creó el Consejo de Conciliación
y el Tribunal de Arbitraje en 1915 y, finalmente, la Ley del Trabajo.1
Sin embargo, hay que aclarar que el perfil burgués de Carranza le
impedía estar en contacto y pugnar por las causas obreras; él mismo
se había opuesto años atrás al derecho de huelga, pero la correlación de
fuerzas lo obligó a pactar con diversas fuerzas para poder llevar a cabo su
proyecto de una república presidencialista. Al finalizar el proceso
constituyente, la redacción del artículo 123 contenía principios con un
importante contenido social que, aunque dentro del esquema liberal, daban
respuesta a una serie de necesidades urgentes de los trabajadores.2 A partir
de entonces el derecho al trabajo fue consagrado en el artículo 123 de la
Constitución y reconocido como derecho social. Cabe señalar que desde
1857 el texto constitucional establecía la libertad de trabajo, hoy consagrado
en el artículo 5º constitucional, pero no fue sino hasta el término de la
Revolución cuando al trabajo se le dio una dimensión social.
Ahora bien, el artículo 123 constitucional, como ya expresamos, regula
también elementos que forman parte de la seguridad social. A este respecto
cabe señalar que la Constitución mexicana de 1917 proclamó originariamente
un seguro social voluntario.
La fracción XXIX del artículo 123 constitucional en su redacción original
señaló que: “Se consideran de utilidad social: el establecimiento de Cajas de
Seguros Populares, de invalidez, de vida, de cesación involuntaria de trabajo,
de accidentes y otros con fines análogos, por lo cual, tanto el Gobierno
Federal como el de cada Estado, deberán fomentar la organización de
Instituciones de esta índole, para infundir e inculcar la previsión popular”.
El 6 de enero de 1929 se reforma la fracción XXIX del artículo 123 en
la que se establece la facultad exclusiva de la Federación para legislar
en materia laboral y en la que se declara de utilidad pública una Ley del
Seguro Social que se publica hasta 1943. En consecuencia, esta fracción del
apartado A prevé la existencia de un sistema de seguridad social en la que se
1
Véase Néstor De Buen, “El nacimiento del derecho al trabajo”, en Néstor De Buen y
Emilio Morgado (coords.), Instituciones de derecho del trabajo y de la seguridad social, Instituto
de Investigaciones Jurídicas-UNAM, Serie G: Estudios doctrinales, núm. 188, México,
1997, pp. 37-38.
2
Ibid., pp. 43-44.
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
149
señala que “es de utilidad pública la ley del seguro social, y ella comprenderá
seguros de invalidez, de vejez, de vida, de cesación involuntaria del trabajo,
de enfermedades y accidentes, de servicios de guardería y cualquier otro
encaminado a la protección y bienestar de los trabajadores, campesinos, no
asalariados y otros sectores sociales y sus familiares”.
El marco jurídico nacional vigente en materia federal se compone
principalmente por el artículo 123 constitucional, la Ley Federal del Trabajo
y la Ley del Seguro Social, documentos que serán revisados en este apartado.
También se compone de una serie de ordenamientos entre los que
encontramos a la Ley de Asistencia Social, la Ley del Instituto de Seguridad
y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, la Ley Federal de los
Trabajadores al Servicio del Estado reglamentaria del apartado «B» del
artículo 123 constitucional, y la Ley del Instituto de Seguridad Social para
las Fuerzas Armadas Mexicanas.
Derecho laboral, seguridad social
y desarrollo rural
Teniendo en cuenta el origen de estos derechos y la importancia que revisten
para el sistema jurídico de nuestro país, podemos adentrarnos al estudio de
su relación con el desarrollo rural.
Conviene señalar que el derecho al trabajo y a la asistencia social tienen
un vasto contenido sustantivo y su aplicación en el ámbito rural no difiere
de la aplicación urbana, sino en los casos específicos en los que se dirige al
campo. Esto quiere decir que aún cuando las normas sobre el trabajo y
asistencia social no tienen como destinatario específico en toda la ley a las
comunidades rurales, se deben aplicar sin discriminación en el campo.
También es importante recordar que la regulación es de carácter federal
por encontrarse en la propia Constitución, en leyes federales y en tratados
internacionales cuya aplicación es para toda la República.
Quedaría por revisar la cuestión relativa a la importancia de estos derechos
para el desarrollo rural. Como se ha explicado a lo largo de este estudio, los
derechos son interdependientes y si uno de ellos no se está satisfaciendo se
afectan otros derechos. En el caso de la violación del derecho al trabajo en el
ámbito rural, se estaría afectando el derecho a la vida, a la alimentación y a
la vivienda; igualmente, si se viola el derecho a la seguridad social en
el ámbito rural se afectaría el derecho a la salud, y éste, a su vez, a otros.
Estos derechos, como se ha expuesto en la parte introductoria, forman parte
de los elementos indispensables para que los seres humanos puedan vivir
dignamente.
El primer presupuesto para el desarrollo rural en materia laboral y de
seguridad social es que estos derechos estén consagrados en nuestro sistema
152
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
jurídico, como en efecto sucede. El segundo presupuesto es que estos
derechos puedan ser ejercidos plenamente por las personas, pero
lamentablemente en este aspecto no se ha logrado un avance adecuado y
una aplicación estricta del derecho. Sin embargo, no es materia de este
estudio tratar los temas desde una perspectiva práctica, por lo cual sólo se
menciona este grave problema sin analizarlo detalladamente.
Por otra parte, como se verá a continuación, si bien distintos instrumentos
recogen el derecho al trabajo y a la seguridad social, no todos lo hacen
desde una perspectiva rural, pese a que su aplicación en el territorio federal
presupone la incidencia en el campo. Cada uno de ellos (sólo se mencionarán
algunos de los más importantes) contienen elementos relacionados con el
desarrollo rural que deberán aplicarse interrelacionadamente sin darle más
importancia a uno en específico.
Este estudio se llevará a cabo en primer lugar mediante la revisión de
algunos instrumentos internacionales que contienen estos derechos, como
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(PIDESC)1 y los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT ) sobre la materia, para posteriormente avocarnos al estudio del
ordenamiento nacional compuesto por la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos (artículo 123) y por las leyes reglamentarias en las
materias (Ley Federal del Trabajo y la Ley del Seguro Social). La
metodología que se propone tiene su justificación en que los instrumentos
internacionales han desarrollado y construido de manera más completa e
integral los derechos en su carácter de interdependientes, cuestión que interesa
particularmente para el desarrollo rural.
1
Se revisará también la Observación General número 18 del Comité de Derechos
Económicos Sociales y Culturales denominada “El derecho al trabajo”.
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
153
Contenido del derecho al trabajo
y a la seguridad social en los
instrumentos internacionales
Cabe hacer aquí la anotación de que los derechos al trabajo y a la seguridad
social, a diferencia de otros, están ampliamente construidos en la legislación
nacional. Esto se debe a la trayectoria histórica mediante la cual se han
trabajado y perfeccionado, pues estos derechos fueron de los primeros que
se organizaron en una dimensión social, lo cual evidentemente ha permitido
que a través del tiempo se hayan creado mecanismos mucho más efectivos
para hacerlos exigibles y justiciables.1
No obstante, es conveniente llevar a cabo una revisión de los
instrumentos internacionales pues tambien forman parte del derecho
mexicano y su aplicación efectiva constituye uno de los elementos
indispensables para determinar si se está propiciando el desarrollo rural. El
caso específico del PIDESC permite que en el ámbito internacional se dé un
seguimiento a la aplicación de sus disposiciones a través de los informes
que lleva a cabo el Comité de DESC, lo que nos permite verificar, en cierta
medida, si el Estado mexicano toma las medidas necesarias para garantizar
estos derechos.
1
Se esperaría que lo mismo ocurriera con todos los demás derechos para hacer posible
su justiciabilidad y exigibilidad, y es momento de avanzar hacia este objetivo, pues aunque
estamos todavía a tiempo de lograrlo, la legislación ha perdido en gran medida el carácter
progresista y vanguardista que la distinguió en otro tiempo.
154
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
Declaración Universal de Derechos Humanos
Esta Declaración establece en su artículo 23 el derecho al trabajo y a elegirlo
libremente, a tener salario igual por trabajo igual, a una remuneración
equitativa que sirva para lograr la dignidad humana, y a fundar sindicatos
para defender los intereses de los trabajadores. Asimismo, en su artículo 24
establece el derecho al descanso, a una duración razonable del trabajo y a
vacaciones periódicas pagadas. Éstas son condiciones que, como veremos,
son recogidas por otros instrumentos internacionales y nacionales.
En materia de seguridad social, la Declaración Universal de Derechos
Humanos establece en su artículo 22: “Toda persona, como miembro de la
sociedad, tiene derecho a la seguridad social[…]”, y en su artículo 25:
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure,
así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación,
el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales
necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo,
enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios
de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
Esta Declaración da la pauta para que los demás instrumentos jurídicos
construyan y perfeccionen el contenido de estos derechos, y aunque son
enunciados de una manera muy general permiten vislumbrar grosso modo el
contenido de los mismos.
Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (PIDESC)
Uno de los instrumentos internacionales que nos es más útil para comprender
el contenido del derecho al trabajo y a la seguridad social es el PIDESC, el
cual establece una serie de derechos para las personas y obligaciones para el
Estado en materia laboral.
En su artículo 6 reconoce el derecho al trabajo escogido libremente y la
obligación del Estado de tomar las medidas necesarias para satisfacer este
derecho; el Estado, también, dice este artículo: “deberá figurar la orientación
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
155
y formación técnico profesional, la preparación de programas, normas y
técnicas encaminadas a conseguir un desarrollo económico, social y cultural
constante y la ocupación plena y productiva, en condiciones que garanticen
las libertades políticas y económicas fundamentales de la persona […]”.
Con esto se establece el vínculo de obligatoriedad del Estado con la población
en materia laboral, pues este derecho, como todos los demás, exige de los
poderes públicos una coordinación para satisfacerlo progresivamente. La
relación del desarrollo con el derecho al trabajo, como lo señala este capítulo,
es directa y sólo podrá propiciarse en tanto los esfuerzos gubernamentales
estén encaminados a protegerlo y garantizarlo.
El PIDESC reconoce en su artículo 7 el derecho al goce de condiciones
de trabajo equitativas y que aseguren una remuneración mínima a los
trabajadores, salario igual por trabajo igual y condiciones dignas para los
trabajadores y sus familias; asimismo, incluye la seguridad y la higiene en
el trabajo, igual oportunidad para ser promovidos, el descanso, la limitación
de horas de trabajo y vacaciones periódicas pagadas.
El artículo 8 reconoce, en la dimensión colectiva del derecho al trabajo,
el derecho a formar sindicatos y afiliarse a ellos libremente para proteger sus
intereses, así como a recurrir a la huelga. Las cuestiones relativas a la defensa
de los intereses de los trabajadores forman parte esencial del contenido del
derecho al trabajo, pues así como el Estado debe pugnar por satisfacer el
derecho, los trabajadores deben contar con los medios idóneos para actualizar
sus derechos.
En materia de seguridad social, el PIDESC señala en su artículo 9 que
“Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda
persona a la seguridad social, incluso al seguro social”.
Asimismo, en su artículo 10 establece que:
Se debe conceder a la familia […] la más amplia protección y asistencia
posibles […]; se debe conceder especial protección a las madres durante
un periodo de tiempo razonable antes y después del parto. Durante dicho
periodo, a las madres que trabajen se les debe conceder licencia con
remuneración o con prestaciones adecuadas de seguridad social; se deben
adoptar medidas especiales de protección y asistencia en favor de todos
los niños y adolescentes, sin discriminación alguna […] debe protegerse
a los niños y adolescentes contra la explotación económica y social. Su
empleo en trabajos nocivos para su moral y salud, o en los cuales peligre
156
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
su vida o se corra el riesgo de perjudicar su desarrollo normal, será
sancionado por la ley. Los Estados deben establecer también límites de
edad por debajo de los cuales quede prohibido y sancionado por la ley el
empleo a sueldo de mano de obra infantil.
Sobre la regulación que hace el PIDESC en torno a la seguridad social, es
necesario apuntar que por medio de este instrumento se enriquece la
construcción del derecho al enfatizar la necesidad de proteger a grupos en
desventaja como las mujeres embarazadas y los niños y adolescentes.
Sin embargo, cabría advertir sobre la ausencia de una observación
general del Comité DESC en materia de seguridad social. Asimismo, no
contiene disposiciones cuyo propósito sea regular o propiciar el desarrollo
rural, no obstante, como ya se ha señalado, esto no es indispensable pues las
propias normas, al no hacer distinción sobre a quiénes deben aplicarse,
generan obligaciones para el Estado ante todas las personas, incluyendo
por supuesto el ámbito rural.
Observación General núm. 18: El derecho al trabajo
(artículo 6 del PIDESC)
Las Observaciones Generales de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales emitidas por el Comité de DESC de las Naciones Unidas tienen
la función de precisar y tratar con mayor profundidad los derechos contenidos
en el PIDESC.
En el ámbito laboral, la Observación General número 18 (OG 18)
expone una serie de aspectos que deben vigilarse en las relaciones laborales.
Para nuestro estudio conviene subrayar algunas en particular.
En primer lugar, la OG 18 establece que el derecho al trabajo es un
derecho fundamental y esencial para la realización de otros derechos humanos y constituye una parte inseparable e inherente de la dignidad humana.
Aquí cabría recordar que a lo largo de este estudio se ha insistido, como
señala la OG 18, en la necesidad de entender todos los derechos como interdependientes; el caso del derecho al trabajo no es la excepción, pues éste
depende de la satisfacción de otros derechos y asimismo otros derechos dependen de su pleno cumplimiento.
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
157
El derecho al trabajo implica que todo ser humano pueda decidir
libremente sobre aceptar o realizar un trabajo. También supone no ser
obligado de alguna manera a ejercer o efectuar un trabajo y a no ser privado
injustamente de empleo. También el trabajo, nos dice la OG 18, debe ofrecer
una remuneración que permita a los trabajadores vivir y asegurar la vida de
sus familias. Éstas son premisas básicas dentro del ámbito laboral y aquí, en
el punto sobre la remuneración suficiente, entramos al tema del salario
mínimo que se tratará más adelante.
El punto 10 de la OG 18 señala que “el trabajo doméstico y agrícola
debe ser debidamente regulado mediante legislación nacional, de forma
que los trabajadores domésticos y agrícolas disfruten del mismo nivel de
protección que otros trabajadores”. Basado en el principio de igualdad, este
punto exige que el poder legislativo no distinga en forma perjudicial para
regular el trabajo agrícola; no olvidemos, sin embargo, que es posible llevar
a cabo acciones afirmativas2 tendientes a beneficiar a un sector tan
desaventajado como lo es el rural.
La OG 18 también pone énfasis en la igualdad entre el hombre y la
mujer en el trabajo, en la necesidad de apoyo para el empleo de los jóvenes,
en proteger a los menores (frente a todas las formas de trabajo que puedan
perjudicar su desarrollo o su salud física o mental), en combatir la
discriminación a personas mayores o con discapacidad y en proteger los
derechos de los migrantes a la oportunidad de empleo. Como se señaló con
anterioridad, es importante el esfuerzo del PIDESC, y en particular de la
OG 18, por proteger a los más vulnerables.
Respecto a las obligaciones del Estado, la OG 18 señala que se debe
garantizar el derecho al trabajo sin discriminación; asimismo, se hace
hincapié en el hecho de que existen tres obligaciones generales del Estado:
1. respetar el derecho; 2. proteger el derecho contra terceros; y 3. aplicar el
derecho.
2
No es posible adentrarnos en la explicación de las acciones afirmativas puesto que es
un tema complejo que no podría ser estudiado aquí; sin embargo, creemos pertinente hacer
la anotación de su existencia y aplicación en el ámbito rural. En resumen, se refieren a la
posibilidad de incorporar disposiciones que beneficien a una parte de la población que debido
al sistema jurídico, político, económico y social se encuentran en una situación de desventaja
con la finalidad de lograr mayor equidad y justicia social.
158
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
Cada una de estas obligaciones generales a su vez se traduce en
obligaciones jurídicas específicas, algunas relacionadas con nuestro estudio.
En el punto 23, la OG 18 señala que los Estados Partes tienen la obligación
de respetar el derecho al trabajo absteniéndose de denegar y/o limitar el
acceso igualitario a trabajo digno a todas las personas, especialmente a las
personas y grupos desfavorecidos y marginados, miembros de minorías y
trabajadores migratorios. Asimismo, en el punto 24 establece que los Estados
deben tomar medidas para prohibir el trabajo de niños menores de 16 años.
El punto 25 determina que
las obligaciones de proteger el derecho al trabajo incluyen, entre otras,
los deberes de los Estados Partes de[…] garantizar que las medidas de
privatización no socaven los derechos de los trabajadores. Las medidas
específicas para aumentar la flexibilidad de los mercados laborales no
deben restar estabilidad al empleo o reducir la protección social del
trabajador.
También precisa este mismo punto que “los Estados Partes deben adoptar
medidas efectivas para aumentar los recursos asignados a la reducción de la
tasa de desempleo, en particular entre las mujeres, las personas desfavorecidas
y los marginados”. Aquí cabría hacer la anotación de lo acertado de la OG
18 al detectar estas dos importantes amenazas (medidas de privatización y
afán por aumentar la flexibilidad de los mercados laborales). De acuerdo
con ello, cabe señalar que el Estado debe contrarrestarlas y priorizar la
protección del trabajador ante el avance del capital. Resulta muy complicado
que los trabajadores por sí solos puedan detener el poder de los intereses
económicos, por ello requieren que el Estado, a través de las dependencias
correspondientes, realice esta labor con el ánimo de proteger al sector
trabajador en las zonas urbanas y, sobre todo, en las rurales.
Organización Internacional del Trabajo (OIT)
En el derecho internacional, la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), organismo especializado de las Naciones Unidas, también ha
construido una gran cantidad de instrumentos y convenios que obligan a
los Estados a garantizar condiciones dignas de trabajo y a ofrecer mecanismos
de seguridad social.
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
159
La OIT nace por la necesidad de proteger a los trabajadores de la
explotación y para proteger también su vida y salud y la de sus familias ante
las relaciones desiguales entre capital y trabajo. Tiene su fundamento en el
intento de Naciones Unidas por mantener la paz en el mundo evitando que
el malestar de los trabajadores explotados y sin derechos ocasionara más
conflictos. Así, el preámbulo de la constitución de la OIT señala que
“considerando que existen condiciones de trabajo que entrañan tal grado de
injusticia, miseria y privaciones para gran número de seres humanos, que el
descontento causado constituye una amenaza para la paz y armonía
universales […] convienen en la siguiente Constitución de la Organización
Internacional del Trabajo” .3
Su mandato es el de procurar
fomentar la justicia social y los derechos humanos y laborales internacionalmente reconocidos[…] la OIT formula normas internacionales del
trabajo, que revisten la forma de convenios y de recomendaciones, por las
que se fijan unas condiciones mínimas en materia de derechos laborales
fundamentales: libertad sindical, derecho de sindicación, derecho de negociación colectiva, abolición del trabajo forzoso, igualdad de oportunidades y de trato, así como otras normas por las que se regulan condiciones
que abarcan todo el espectro de cuestiones relacionadas con el trabajo.4
Muchos son los convenios, recomendaciones y protocolos de la OIT, pero
para efectos de este estudio sólo se hará referencia a aquellos que México ha
ratificado y que se relacionan con el derecho al trabajo y a la seguridad
social, con especial atención en aquellos que estén dirigidas al ámbito rural,
los cuales se mencionan a continuación.
C11 Convenio sobre el derecho de asociación (agricultura), 19215
En el artículo 1 se señala que todo miembro de la OIT que haya ratificado
este convenio “se obliga a asegurar a todas las personas ocupadas en la
agricultura los mismos derechos de asociación y de coalición que a los
3
http://www.ilo.org/public/spanish/about/iloconst.htm#pre [20 de marzo de 2007].
http://www.ilo.org/public/spanish/about/index.htm [20 de marzo de 2007].
5
Ratificado por México el 20 de mayo de 1937.
4
160
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
trabajadores de la industria, y a derogar cualquier disposición legislativa o
de otra clase que tenga por efecto menoscabar dichos derechos en lo que
respecta a los trabajadores agrícolas”.
C12 Convenio sobre la indemnización por accidentes del trabajo
(agricultura), 19216
Establece en su primer artículo que “Todo Miembro de la Organización
Internacional del Trabajo que ratifique el presente Convenio se obliga a
extender a todos los asalariados agrícolas el beneficio de las leyes y
reglamentos que tengan por objeto indemnizar a las víctimas de accidentes
sobrevenidos a causa del trabajo o durante la ejecución del mismo”.
C141 Convenio sobre las organizaciones de trabajadores rurales, 19757
Este Convenio tiene por finalidad regular aspectos determinados sobre las
organizaciones de trabajadores rurales, los cuales define en su artículo 2
como “todas las personas dedicadas, en las regiones rurales, a tareas agrícolas o artesanales[…]” y “personas que trabajan por cuenta propia […]
cuya principal fuente de ingresos sea la agricultura y que trabajen la tierra
por sí mismos o únicamente con ayuda de sus familiares, o recurriendo
ocasionalmente a trabajadores supletorios[…]”.
Definidos ya los trabajadores rurales, el Convenio señala en su artículo
3 que éstos tienen derecho a constituir las organizaciones que deseen y
afiliarse a las ya existentes, así como a guiarse por los principios de libertad
sindical, estableciendo que “las organizaciones de trabajadores rurales
deberán tener un carácter independiente y voluntario, y permanecer libres
de toda injerencia, coerción o represión”.
Finalmente, en el artículo 4 se determina que “uno de los objetivos de
la política nacional de desarrollo rural deberá ser facilitar el establecimiento
y expansión, con carácter voluntario, de organizaciones de trabajadores
6
7
Ratificado por México el 1 de noviembre de 1937.
Ratificado por México el 28 de junio de 1978.
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
161
rurales fuertes e independientes, como medio eficaz de asegurar la
participación de estos trabajadores”.
A este respecto cabe señalar, tomando en cuenta lo establecido en los
artículos 3 y 4 de este Convenio, que uno de los factores para lograr un
verdadero desarrollo rural debe basarse en dos elementos: en primer lugar,
la libertad de los trabajadores para organizarse y formar sindicatos que
permanezcan independientes y libres de injerencia, coerción y represión; y
en segundo lugar, la obligación del Estado de propiciar, como uno de los
objetivos de la política nacional, el establecimiento y libre desarrollo de
organizaciones de trabajadores rurales capaces de participar en las mismas
de forma independiente.
C169 Convenio sobre pueblos indígenas y tribales, 19898
Este convenio nos permite reflexionar sobre la dificultad teórica de tratar de
una misma forma a las comunidades indígenas y a las rurales, sin embargo,
no se puede soslayar que muchos indígenas trabajan en el ámbito rural y
que muchos campesinos son indígenas. Por ello es importante revisar las
disposiciones en materia laboral y de seguridad social que contiene el Convenio sobre pueblos indígenas y tribales en relación con el desarrollo rural.
En este sentido, la parte III de este Convenio, denominada “Contratación
y Condiciones de Empleo”, señala en su artículo 20 que los gobiernos
deberán adoptar en cooperación con los pueblos medidas especiales para
garantizar a los trabajadores protección en materia de contratación y
condiciones de empleo cuando no se encuentren eficazmente protegidos,
así como evitar alguna discriminación en materia de trabajo, con especial
atención en acceso al empleo, remuneración igual por trabajo igual, asistencia
social y médica, seguridad e higiene en el trabajo, prestaciones de seguridad
social y derecho de asociación.
También establece que las medidas adoptadas deberán garantizar que
estos trabajadores (incluidos los trabajadores estacionales, eventuales y
migrantes empleados en la agricultura o en otras actividades) sean tratados
jurídicamente con igualdad de condiciones con respecto a los demás
8
Ratificado por México el 5 de septiembre de 1990.
162
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
trabajadores. Asimismo, se deberá garantizar que no trabajen en condiciones
peligrosas para su salud, que no estén sujetos a sistemas de contratación
coercitivos, y que exista igualdad en el empleo para hombres y mujeres.
La parte IV llamada “Formación Profesional, Artesanía e Industrias
Rurales”, contenida en los artículos 21, 22 y 23, señala que las personas en
los pueblos indígenas deberán disponer de medios de formación profesional
iguales al resto de la población (art. 21). La artesanía, las industrias rurales
y comunitarias y las actividades tradicionales y relacionadas con la economía
de subsistencia de los pueblos interesados deberán reconocerse como factores
importantes del mantenimiento de su cultura y de su autosuficiencia y
desarrollo económicos. También, en la medida de lo posible, cuando los
pueblos lo deseen se les deberá proporcionar una “asistencia técnica y
financiera apropiada que tenga en cuenta las técnicas tradicionales y las
características culturales de esos pueblos y la importancia de un desarrollo
sostenido y equitativo” (art. 23).
El Convenio 169 dedica la parte V a la seguridad social y a la salud, y
establece en el artículo 24 que los regímenes de seguridad social se deberán
extender a los pueblos interesados sin discriminación. Aquí cabría hacer
una crítica sobre la noción de “pueblos interesados” porque evidentemente
cualquier pueblo está interesado en que se cumplan plenamente sus derechos.
Lamentablemente, la aplicación de este Convenio obedece en ocasiones a
que exista un previo interés de la comunidad, lo cual debe dejar de ser
requisito pues el mismo Convenio reitera que deberá aplicarse sin
discriminación.
El artículo 25 establece que los gobiernos deberán verificar que los
servicios de salud se brinden en estos pueblos o propiciar que estos servicios
se presten bajo su responsabilidad y control; de esta manera se contempla
también que los servicios se organicen comunitariamente (si es posible) y
en cooperación con los pueblos interesados teniendo en cuenta sus
“condiciones económicas, geográficas, sociales y culturales, así como sus
métodos de prevención, prácticas curativas y medicamentos tradicionales”.
Existen otros convenios de la OIT ratificados por México que, si bien
no se enfocan estrictamente al ámbito rural, sí ofrecen varios elementos que
deben verificarse en el ámbito laboral y de seguridad social en general, por
lo que vale la pena nombrarlos: el Convenio sobre el trabajo forzoso de
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
163
1930, el Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de
sindicación de 1948, el Convenio sobre igualdad de remuneración de 1951,
el Convenio sobre la discriminación (empleo y ocupación) de 1958, el
Convenio sobre seguridad y salud de los trabajadores de 1981, el Convenio
sobre los servicios de salud en el trabajo de 1985 y el Convenio sobre las
peores formas de trabajo infantil de 1999.
Restaría sólo señalar la existencia del Convenio 184 sobre la seguridad
y la salud en la agricultura de 2001, que contiene una serie de elementos
importantes que deben aplicarse en el ámbito rural en materia de seguridad
y salud en el trabajo en la agricultura como medidas de prevención y
protección en el campo, trabajadores jóvenes, temporales, estacionales,
trabajadoras, y otros tantos contenidos útiles e importantes para el sector
rural. Ésta es sin lugar a dudas la Convención que guarda mayor relación
con este estudio en materia de seguridad social, sin embargo, México aún
no la ha ratificado por lo que no es posible entrar en detalle y hacer referencia
a ella en un estudio sobre la legislación aplicable, de modo que sirva este
comentario para dar cuenta de su existencia y de la necesidad de que México,
un país con numerosas comunidades rurales, la apruebe y ratifique.
Finalmente, restaría por señalar que existen otros instrumentos
internacionales ratificados por México que regulan el derecho al trabajo y a
la seguridad social, como la Convención sobre los Derechos del Niño y la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, que se enfocan respectivamente a la protección de los niños
y de las mujeres.
Legislación nacional
Constitución Federal
El artículo 123 de la Constitución establece una serie de elementos para
regular el derecho al trabajo que, a su vez, son retomados por la ley
reglamentaria. El artículo 123 consta de dos apartados: en el A se regula el
trabajo entre los obreros, jornaleros, empleados domésticos, artesanos y en
general, todo contrato de trabajo; y en el apartado B se regula la relación
entre los Poderes de la Unión, el Gobierno del Distrito Federal y sus
trabajadores; es decir, los trabajadores al servicio del Estado. Nosotros nos
enfocaremos al apartado A porque es éste el que regula a obreros, jornaleros,
artesanos y contratos en general, lo cual nos sitúa en el ámbito rural.
En primer lugar, el artículo establece que “toda persona tiene derecho
al trabajo digno y socialmente útil […]”, y señala también los elementos
irrenunciables que deben existir en una relación de trabajo, obligaciones
del patrón, derechos de los trabajadores, la jurisdicción estatal y federal, etc.
Sin embargo, en este estudio sólo se señalará que cada uno de los elementos
contenidos en el apartado A de este artículo se relacionan con el desarrollo
rural pues mientras que no se garantice una jornada límite, días de descanso,
salarios mínimos, derecho de huelga, derecho a agruparse en sindicatos,
etc., no podrá propiciarse este desarrollo. Con esto lo que se quiere dejar
claro es que si bien la Constitución no establece explícitamente el vínculo
entre la respeto y satisfacción de este derecho con el desarrollo rural, éste se
deduce, y por ello se puede determinar que está relacionado directa y
166
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
proporcionalmente con la plena efectividad de este derecho (y, por ende, de
los demás derechos sociales).
Ahora bien, en el ámbito rural estos mismos elementos deben
presentarse, pues al estar regulado el derecho en la Constitución genera
obligaciones y reconoce derechos de todos sin importar en que ámbito se
desenvuelvan (rural o urbano).
El artículo 123 señala que “El Congreso de la Unión […] deberá
expedir leyes sobre el trabajo, las cuales regirán: A.- Entre los obreros,
jornaleros, empleados domésticos, artesanos y de una manera general, todo
contrato de trabajo[…]” y a continuación establece el marco constitucional
del derecho al trabajo y la seguridad social (duración de la jornada;
prohibición de labores insalubres o peligrosas, prohibición de la utilización
del trabajo de los menores de catorce años, descanso, trabajadoras durante el
embarazo, salarios mínimos, despido injustificado, derecho a coaligarse,
derecho a la huelga, condiciones nulas, responsabilidad de empresarios y
patrones, etcétera).
Entre estas cuestiones se tratan aspectos específicos del ámbito rural,
éste es el caso de la fracción XII del apartado A que establece que: “Toda
empresa agrícola, industrial, minera o de cualquier otra clase de trabajo,
estará obligada, según lo determinen las leyes reglamentarias, a proporcionar
a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas” mediante un fondo
nacional de la vivienda en el cual las empresas realicen depósitos con la
finalidad de que los trabajadores puedan adquirir una vivienda a crédito.
La forma en que los trabajadores pueden adquirir las propiedades se establece
en la Ley del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los
Trabajadores. Cuando lo anterior se haga fuera de las poblaciones, se deberán
establecer escuelas, enfermerías y demás servicios necesarios a la comunidad.
Además, esta misma fracción establece que en esos centros de trabajo,
cuando la población sea mayor a doscientas personas, deberá destinarse un
terreno “que no será menor de cinco mil metros cuadrados, para el
establecimiento de mercados públicos, instalación de edificios destinados a
los servicios municipales y centros recreativos”.
En materia de seguridad social, la Constitución en su artículo 123
establece la responsabilidad de los empresarios por accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales, así como la obligación del patrón de observar
los preceptos legales sobre higiene, seguridad y prevención.
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
167
Señala también el artículo 123 en la fracción XXIX del apartado A que
“Es de utilidad pública la Ley del Seguro Social, y ella comprenderá seguros
de invalidez, de vejez, de vida, de cesación involuntaria del trabajo, de
enfermedades y accidentes, de servicios de guardería y cualquier otro
encaminado a la protección y bienestar de los trabajadores, campesinos, no
asalariados y otros sectores sociales y sus familiares”.
Ley Federal del Trabajo
Dentro del ordenamiento interno es la Ley Federal del Trabajo la que rige
las relaciones laborales comprendidas en el artículo 123, apartado A, de la
Constitución. Esta Ley establece que el trabajo es un derecho y un deber
social, no un artículo de comercio, y exige respeto para las libertades y
dignidad de quien lo presta y debe efectuarse en condiciones que aseguren
la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el trabajador y su
familia.
La Ley Federal del Trabajo contiene disposiciones enfocadas al ámbito
rural en el artículo 132 fracción XX, en la cual señala que es obligación de
los patrones, en concordancia con la fracción XII del apartado A del artículo
123 constitucional, la siguiente:
Reservar, cuando la población fija de un centro rural de trabajo exceda de
doscientos habitantes, un espacio de terreno no menor de cinco mil metros
cuadrados para el establecimiento de mercados públicos, edificios para
los servicios municipales y centros recreativos, siempre que dicho centro
de trabajo esté a una distancia no menor de cinco kilómetros de la
población más próxima.
También, en la fracción XXI de ese mismo artículo establece la obligación
de los patrones de “Proporcionar a los sindicatos, si lo solicitan, en los centros
rurales de trabajo, un local que se encuentre desocupado para que instalen
sus oficinas, cobrando la renta correspondiente […]”.
Pero es en el capítulo VIII “sobre los trabajadores del campo” del título
sexto, bajo el rubro de “Trabajos Especiales”, donde la legislación laboral
intenta regular la materia laboral en el ámbito rural.
168
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
Al respecto, la Ley nos ofrece una definición de trabajadores del campo
en su artículo 279, los cuales son “los que ejecutan los trabajos propios y
habituales de la agricultura, de la ganadería y forestales, al servicio de un
patrón”.
En este capítulo encontramos que se reconoce una serie de derechos a
los trabajadores rurales, tales como la presunción de que se es trabajador de
planta si se ha trabajado tres meses o más continuamente para un patrón, lo
cual aplica para, entre otras cosas, contabilizar la antigüedad del trabajador;
y la consideración de que el propietario del predio es solidariamente
responsable con el arrendatario o aparcero (en caso de existir contrato de
arrendamiento o de aparcería respectivamente) de las relaciones con sus
trabajadores. Asimismo, se establece que se redactarán por escrito las
condiciones de trabajo. Estas medidas tienen la finalidad de respaldar al
trabajador en cuanto a seguridad social, responsabilidades y condiciones de
trabajo.
Por otro lado, la Ley Federal del Trabajo enumera en el artículo 283
una serie de obligaciones especiales para el patrón, a saber: pagar los salarios
en el lugar donde el trabajador ha prestado sus servicios semanalmente o en
periodos aun más cortos; proporcionar gratuitamente habitaciones “adecuadas
e higiénicas” a los trabajadores de acuerdo con el número de dependientes
o familiares, así como mantenerlas en buen estado; proporcionar a los
trabajadores y familiares asistencia médica o trasladarlos a un lugar donde
puedan recibirla.
Este artículo obliga tambien a los patrones a permitir que los trabajadores
tomen dentro del predio el agua necesaria para usos domésticos y de sus
animales; practiquen la caza y la pesca para el autoconsumo; tengan derecho
al libre tránsito; y celebren sus fiestas regionales en los lugares acostumbrados;
y los obliga también a fomentar las cooperativas de consumo entre
trabajadores y la alfabetización de ellos y de sus familiares. De esta forma,
el patrón queda impedido jurídicamente para obstaculizar al trabajador en
diversas actividades necesarias para la vida, así como para interferir en
actividades culturales y, más aún, se le obliga a fomentar aspectos de suma
importancia para el desarrollo rural como las cooperativas o la alfabetización.
Por último, en el artículo 539 del capítulo “Sobre el servicio nacional
del empleo, capacitación y adiestramiento”, se establece que corresponde a
la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en materia de promoción de
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
169
empleos “practicar estudios para determinar las causas del desempleo y del
subempleo de la mano de obra rural […]”. Este punto resulta determinante
para conocer aspectos relacionados con el trabajo en el campo, y corresponde
a dicha Secretaría realizar los esfuerzos necesarios para combatir en él los
problemas de empleo. Aquí la cuestión del desarrollo rural está en función
de la actuación de esta entidad pública.
Ley del Seguro Social
La Ley del Seguro Social también es reglamentaria del artículo 123
constitucional y en sus principios se encuentra que la seguridad social tiene
por finalidad garantizar el derecho a la salud, la asistencia médica, la
protección de los medios de subsistencia y los servicios sociales necesarios
para el bienestar individual y colectivo, así como el otorgamiento de una
pensión que, en su caso y previo cumplimiento de los requisitos legales,
será garantizada por el Estado.
De conformidad con el artículo 8, para recibir las prestaciones de la ley
los derechohabientes deben cumplir con los requisitos establecidos en ella y
en sus reglamentos.1
La Ley distingue entre trabajador permanente y trabajador eventual
del campo en el artículo 5-A, el cual señala que el segundo es aquel que es
contratado para diversas actividades del campo y que presta sus servicios a
un solo patrón por periodos que no sean superiores a veintisiete semanas,
pues en caso de excederlas se le considerará permanente. El problema que
encontramos aquí y que en mayor medida amenaza un verdadero desarrollo
rural, es decir, que no permite mejorar el bienestar con base en la satisfacción
de las necesidades materiales y culturales de la población, es el originado
por la falta de mecanismos que propicien que los trabajadores se encuentren
siempre protegidos, pues en ocasiones los patrones no dan cuenta del número
de trabajadores que prestan servicios en sus tierras.
Por tanto, la noción de desarrollo rural que aquí utilizaremos está en
estrecha relación con las posibilidades reales que tengan las comunidades
1
En el Reglamento de la Seguridad Social para el Campo se especifican algunos puntos
que no son tratados en este apartado.
170
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
rurales (incluyendo núcleos campesinos y pueblos indígenas) de mejorar
su bienestar con base en la satisfacción de las necesidades materiales y
culturales de la población. Desde una perspectiva jurídica, esto supone la
posibilidad real de ejercer de forma interdependiente todos los derechos
fundamentales, especialmente aquellos que les permitan garantizar las
necesidades básicas para tener una vida digna como comunidades rurales.
En esta Ley encontramos un término derivado de la seguridad social
denominado solidaridad social que comprende acciones de salud comunitaria,
asistencia médica, farmacéutica y hospitalaria. A este respecto, el artículo
215 dispone que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) organizará,
establecerá y operará las unidades médicas de servicios de solidaridad social
que servirán a los núcleos de población que constituyan polos de profunda
marginación rural y que sean señalados como sujetos de solidaridad social
por el Ejecutivo Federal.2 Las prestaciones de solidaridad social, de acuerdo
con el artículo 217, serán financiadas por la Federación y por los propios
beneficiados con aportaciones en efectivo o con la realización de trabajos
personales que beneficien a la comunidad. Lamentablemente, los “polos
de profunda marginación rural” no son pocos y es obligatorio para el Estado
propiciar el desarrollo en cada uno de ellos, sin embargo, a qué lugar se
deben destinar recursos es decisión del Ejecutivo Federal.
La Ley del Seguro Social contiene un capítulo sobre la seguridad social
en el campo, en éste se establece que son esta Ley y los reglamentos en la
materia los que regulan la seguridad social en el campo.
Señala el artículo 234 de este capítulo que los sujetos de la seguridad
social en el campo son las personas que tengan el carácter de trabajadores
independientes, los ejidatarios, comuneros, colonos y pequeños propietarios,
así como los ejidos y otras formas superiores de organización. Todos ellos,
señala el artículo 235, podrán tener acceso a la seguridad social en los términos
2
Al respecto, el artículo 238 apunta que “los indígenas, campesinos temporaleros de
zonas de alta marginalidad y todas aquellas familias campesinas, cuya condición económica se
ubique en pobreza extrema, tendrán acceso a las prestaciones de solidaridad social, bajo la
forma y términos que establecen los artículos 214 a 217 de esta Ley”.
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
171
del artículo 133 o mediante el seguro de salud para la familia establecido en
el artículo 240.4
El artículo 237 establece que los trabajadores asalariados, eventuales y
permanentes en actividades del campo son sujetos de aseguramiento del
régimen obligatorio.5 En el caso de que el IMSS no cuente con instalaciones
en determinados lugares, la Ley establece mecanismos alternativos para que
se pueda asegurar el cumplimiento de las obligaciones patronales en relación
con la salud, maternidad y guarderías.
La Ley establece en su artículo 237-B una serie de obligaciones, además de las ya señaladas por la ley y sus reglamentos, para los patrones en
materia de seguridad social en el campo, éstas son: proporcionar datos sobre
particularidades de la actividad; altas y bajas de trabajadores, así como modificaciones a salarios; entregar datos sobre días laborados y de salarios totales devengados. Asimismo, el artículo 237-D especifica que el IMSS “podrá
verificar que los patrones del campo se encuentran al corriente en cuanto al
cumplimiento de las obligaciones a su cargo derivadas de esta Ley, previamente al otorgamiento de los subsidios, apoyos o beneficios[…] que dichos patrones del campo soliciten al Gobierno Federal, a través de la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación”. Aquí
interviene una cuestión importante, pues si se aplican eficientemente estas
condiciones, esta política puede promover el desarrollo rural, ya que si el
beneficio lo obtiene quien haya cumplido satisfactoriamente sus obligaciones con los trabajadores se estaría generando un círculo que permite el crecimiento económico derivado de la protección y el respeto del derecho al
trabajo y a la seguridad social.
3
Artículo 13. “Voluntariamente podrán ser sujetos de aseguramiento al régimen
obligatorio: III. Los ejidatarios, comuneros, colonos y pequeños propietarios.”
4
Artículo 240. “Todas las familias en México tienen derecho a un seguro de salud para
sus miembros y para ese efecto, podrán celebrar con el Instituto Mexicano del Seguro Social
convenio para el otorgamiento de las prestaciones en especie del seguro de enfermedades y
maternidad, en los términos del reglamento respectivo”.
5
Artículo 11. “El régimen obligatorio comprende los seguros de: I. Riesgos de trabajo;
II. Enfermedades y maternidad; III. Invalidez y vida; IV. Retiro, cesantía en edad avanzada
y vejez, y V. Guarderías y prestaciones sociales”.
Conclusiones
En primer lugar, cabría hacer hincapié en que el derecho al trabajo y a la
seguridad social, a diferencia de otros derechos, tiene una historia jurídica
y de lucha que ha permitido su construcción en términos más precisos y
garantistas.
Aun así, se enfrentan a dos problemáticas dentro del ámbito rural: la
primera se refiere a que, aunque los documentos jurídicos contienen
disposiciones muy claras de protección al trabajador, no resulta del todo
satisfactoria su aplicación en la realidad pues hay resquicios que permiten a
algunos patrones dejar de atender sus obligaciones frente al trabajador
sin hacerse acreedores a una determinada sanción. También en este punto
cabe hacer referencia al difícil tema de la migración, en donde las personas
llegan a sufrir inseguridad, explotación y discriminación, como es el caso
de los jornaleros indígenas que no cuentan con medidas de seguridad y
capacitación para el trabajo. Asimismo, existen graves problemas de
discriminación en las maquiladoras en donde los trabajadores provienen en
su mayoría provenientes de zonas rurales.1
Sin embargo, como el objetivo de este trabajo es avocarnos a la ley y no
a su aplicación no profundizaremos en este punto, pero queda la anotación
porque sin lugar a dudas es uno de los problemas que aquejan al campo y
su desarrollo.
1
Véase “Condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo”, en Informe de organizaciones
de la sociedad civil sobre la situación de los DESCA en México 1997-2006, México, pp. 27-31.
174
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
La segunda problemática es la referente al modelo actual, pues aunque
estos derechos alcanzaron altos estándares de protección, hoy en día los
defensores del neoliberalismo se han lanzado contra algunas medidas
protectoras del trabajador y han pretendido flexibilizar los mercados laborales
en detrimento de la estabilidad en el empleo y de la protección social del
trabajador, logrando con la implementación de este modelo una afectación
importante en materia de seguridad social pues hoy en día existe un
importante mercado en relación con la protección al trabajador mediante
los fondos para el retiro y sistemas privados de salud que buscan obtener
lucro.
Específicamente en materia de seguridad social, conviene resaltar quizás
el problema más grave al que nos enfrentamos hoy en día, que es el referente
al conflicto entre dos ideas contrarias y excluyentes, pues por un lado la
seguridad social se sostiene en principios sociales que buscan proteger a los
más desaventajados, y por el otro existen posturas neoliberales que pretenden
eliminar la “gratuidad” de estos servicios y han estado pugnando por generar
mercados a través de la seguridad social. Evidentemente, la salud y la
seguridad de las personas no pueden estar sujetas al mercado, y si bien la
seguridad social que presta el Estado no tiene una finalidad económica, sí
busca ofrecer una vida digna a las personas, lo cual es mucho más importante
para el desarrollo. Con esto lo que se pretende ilustrar es que las medidas
que a principios del siglo pasado sirvieron para proteger a los más
desaventajados, hoy pueden servir al capital para aumentar la desigualdad
y afectar a sectores vulnerables como el rural.
Es necesario referirnos a la forma en que el derecho al trabajo y a la
seguridad social se vinculan con el desarrollo rural a través de la importante
función que cada uno de ellos desempeña en nuestra sociedad. Estos
derechos, como otros, determinan la posibilidad de que las personas tengan
una vida digna, presupuesto indispensable para el desarrollo. El derecho al
trabajo, desde su perspectiva individual, permite a las personas que laboren
con la finalidad de tener acceso a la satisfacción de sus necesidades básicas,
y en su dimensión social busca principalmente garantizar al trabajador
protección en la relación con el patrón, todo ello requisito para que las
personas puedan ejercer sus demás derechos. El derecho a la seguridad
social, vinculado estrechamente con el derecho al trabajo, tiene la finalidad
de proteger la salud del trabajador y de su familias y que todos ellos tengan
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
175
acceso a servicios sociales, médicos, a tener una vivienda, a seguros de
invalidez, cesantía, etc., presupuestos necesarios para tener una vida digna.
Todo ello en conjunto es necesario para el desarrollo rural. Por ejemplo,
el trabajador que no está protegido por la seguridad social no puede tener
acceso sin dificultades a los sistemas de salud o vivienda, lo cual implicaría
un detrimento en su calidad de vida; por ello insistimos en que aun cuando
el legislador no haga una alusión específica en sus disposiciones al ámbito
rural, se considera que todos los elementos que se hallan en todos los
instrumentos jurídicos se dirigen también a la población rural.
Ahora, podemos hacer referencia a que en el ámbito rural existen
necesidades y circunstancias muy específicas, y sin perjuicio de los párrafos
anteriores, diversos ordenamientos contienen disposiciones dirigidas al
campo, las cuales lógicamente también forman parte de los elementos a
revisar para determinar si la legislación favorece el desarrollo rural.
Los instrumentos internacionales nos ofrecen un panorama de los
estándares mundiales de construcción de los derechos: la Declaración
Universal de Derechos Humanos, el PIDESC y la Observación General
núm. 18, así como los documentos de la OIT, en ese orden, tratan los temas
laborales de forma uniforme y sólo cabría señalar que están en armonía con
los establecido por la legislación interna.
Convendría recordar lo relativo a la obligación del Estado –señalada
por el PIDESC– de conseguir, a través de la formación técnico-profesional,
programas, normas y técnicas, un desarrollo económico, social y cultural,
en nuestro caso, para el sector rural. Asimismo, como hemos señalado, para
favorecer el desarrollo rural la OG 18 determina que es necesario un
tratamiento igual para trabajadores agrícolas respecto de los demás
trabajadores. El Estado, nos dice también la OG 18, debe poner especial
atención en el desempleo entre mujeres, desfavorecidos y marginados, en
los que el sector rural se encuadra de manera especial.
Como podemos apreciar, diversos instrumentos internacionales regulan
estos derechos, pero es a través de la OIT que han surgido los documentos
más específicos en la materia con la finalidad de combatir la explotación, la
injusticia y la miseria. Al ser la OIT una organización especializada en estos
temas, se ha percatado de algunos puntos que requieren especial atención
en materia laboral y de seguridad social relacionados con el campo, éste es
el caso de los derechos de asociación en la agricultura, libre sindicalización,
176
LEGISLACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL
aplicación de leyes que beneficien a víctimas de accidentes en el caso de los
asalariados agrícolas; y en el caso de indígenas, la protección en la contratación
y en las condiciones de empleo, la lucha contra la discriminación en el
trabajo y la seguridad social, etcétera.
Los contenidos de estos Convenios lo son también de la legislación
nacional en su mayoría, y su ratificación por el Estado refuerza jurídicamente
aspectos que el Estado debe cumplir como obligación interna y ante la
comunidad internacional. Como se puede apreciar, estos Convenios hacen
referencia a la aplicación igual del derecho para el sector rural y para la
protección contra la discriminación. Cabe señalar que al ser dirigidas
específicamente a la población del campo se encaminan a la resolución directa
de sus problemas concretos, y por ello se vuelven documentos importantes
para el desarrollo rural. Finalmente, respecto a la OIT se apunta sobre la
necesidad de ratificar los documentos que permitan avanzar hacia el
mejoramiento de las condiciones de vida en el campo, como es el caso del
Convenio 184 de 2001 sobre la Seguridad y la Salud en la Agricultura.
En lo que respecta a la legislación nacional, la Constitución se apega a
los lineamientos internacionales y regula los aspectos fundamentales que
deben estar presente en las relaciones obrero patronales. La posibilidad de
propiciar el desarrollo rural en materia laboral radica en la plena efectividad
con respecto a la aplicación de estos derechos conjuntamente con los demás.
Además de las condiciones mínimas de trabajo que deben estar presentes
en toda relación de trabajo y en la seguridad social, en el ámbito rural la
Constitución señala una serie de obligaciones para las empresas agrícolas
que son fundamentales para la vida digna del trabajador y su familia, como
la habitación y servicios indispensables.
En la Ley Federal del Trabajo, reglamentaria del apartado A, las
disposiciones no afectan u obstaculizan el desarrollo rural y muchos de sus
preceptos de hecho lo propician; sin embargo, el problema de la Constitución
y esta Ley reglamentaria es su aplicación. Convendría, para profundizar en
el tema y dar respuestas mucho más complejas, un estudio posterior sobre
los problemas a los que se enfrenta el derecho en la práctica y específicamente
la legislación laboral.2
2
Como ejemplo, cabe señalar la falta de independencia y libertad decisoria de los
sindicatos, las condiciones en ocasiones peligrosas para la vida en la que laboran cientos de
campesinos, las pruebas a que son sometidas las mujeres para trabajar en la maquila, etcétera.
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL DESARROLLO RURAL
177
En lo que se refiere a Ley del IMSS, lo que podemos concluir es que
ésta contiene disposiciones que al no cambiar con la adopción del nuevo
modelo neoliberal, siguen ofreciendo garantías indispensables para la vida,
la salud y la seguridad del trabajador rural, de sus familias y de sus
comunidades; sin embargo, la tendencia indica que este modelo neoliberal
ha logrado ganar terreno y se corre el riesgo de que en algunos años más la
protección que brinda la seguridad social quede todavía más reducida. La
crisis provocada de algunas instituciones del Estado, entre ellas el IMSS, es
el argumento predilecto de los defensores de que la seguridad social abra
sus puertas al mercado. Esto pone en peligro el desarrollo rural, ya que al
verse afectada una institución como el IMSS, ideada para proteger a los que
menos tienen, se afecta irremediablemente la vida de la gente en el campo.
Todavía puede detenerse el daño que ha generado y generará a las personas
la disminución de su protección. No se puede permitir que las conquistas
de los obreros y campesinos se vean amenazadas por los intereses del capital.
Descargar