Jurisprudencia de Mendoza 1 SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

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Jurisprudencia de Mendoza
SUPREMA CORTE DE
JUSTICIA
CONTRATO DE TRABAJO.
Despido
incausado.
Indemnización. Tope. Agente de
propaganda médica.
El sistema tarifado del art.245
cuyo tope son los tres salarios promedio del
convenio, que en el caso es el de la
actividad de los agentes de propaganda
médica, por tratarse precisamente de un
tope máximo de un sistema legal instituido
por el órgano competente, no puede ser
dejado de lado, atento a que se ha arribado
a la conclusión que el mismo en el caso
concreto no aparece como irrazonable ni
arbitrario.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº64167 Laboratorio Bik Liprandi
SACI en j: 6538 Reconst. en j 4254 Moya,
G. c/Laboratorio Bik Liprandi S.A.C.I.
p/Ord. s/Inconstitucionalidad y Casación.
Mendoza, 22 de junio de 1999
Sala Segunda
L.S.289-100
CUESTIONES:
1) ¿Son procedentes los recursos interpuestos?
2) En su caso, ¿qué solución corresponde?
3) Pronunciamiento sobre costas.
Sobre la primera cuestión
el Dr.Nanclares, dijo:
I- Laboratorios Bik Liprandi
interpone recursos de
inconstitucionalidad y de casación
en contra de la sentencia dictada por
la Quinta Cámara del Trabajo de la
Primera Circunscripción Judicial,
mediante la cual se admite la
demanda planteada por la parte
actora en reclamo de indemnización
por despido y por cartera de clientes
y por la suma de $24.460.
A fs.34 se admiten
formalmente los recursos de
inconstitucionalidad y de casación,
por lo que corresponde su
tratamiento.
Se cuestiona la sentencia por
incurrir en arbitrariedad, al carecer
de la debida fundamentación, por
apartarse del texto expreso del
art.245 de la L.C.T., conforme al
texto de la ley 24013 y de la
doctrina de la Corte Suprema de
Justicia en flagrante violación de
normas constitucionales y haberse
violado el principio de congruencia,
y por ende el derecho de defensa en
juicio al introducir de oficio una
inconstitucionalidad que debió ser
planteada en la primera oportunidad
procesal y de casación por cuanto se
incurre en una errónea interpretación
y aplicación de la norma citada.
A)
Recurso
de
Inconstitucionalidad.
Se funda en los arts.150
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incs.3 y 4 del C.P.C., por cuanto la
resolución impugnada ha incurrido
en un grave vicio de arbitrariedad, al
carecer su decisorio de la debida
fundamentación y al omitir la
aplicación del tope fijado por el
art.245 L.C.T., texto según la ley
24013, todo lo cual afecta su
derecho de defensa, el derecho de
propiedad y la defensa en juicio.
Relata que el señor Gabriel
Moya demanda a Laboratorios Bik
Liprandi por la suma de $11.977,30
o lo que en más o en menos resulte
de la prueba a rendirse. Asimismo
dice que se desempeñó como
A.P.M. bajo dependencia de la
demandada el 18-11-85 hasta el
30.04.92 en que fue despedido sin
justa causa. Practicada la liquidación
final en la que se incluyen las
indemnizaciones por antigüedad,
omisión de preaviso y clientela, su
mandante advirtió que varios rubros
habrían sido mal liquidados, por lo
que se remitió carta documento
emplazando por el pago de las
diferencias respectivas, la que fue
rechazada. Al fundar en derecho
señala que la resolución 65/92 del
M.T.N. establece los topes
indemnizatorios aplicables a los
trabajadores despedidos según el
sistema del art.245 L.C.T.,
determinándose tales topes en el
anexo I que los fija por actividad o
convenio. En virtud de lo dispuesto
por el art.153 de la ley 24013 el tope
resulta de computar tres veces el
promedio de todas las
remuneraciones previstas en el
respectivo C.C.T. al momento del
despido y excluída la antigúedad. El
actor se encuentra comprendido en
el C.C.T.119/75 para A.P.M., en
cuyo artículo 2 se define la
remuneración normal y habitual
integrada por sueldo y comisiones.
El tope fijado para este sector es
violatorio del art.153 L.C.E. por
cuanto su cálculo no ha tomado en
cuenta todas las remuneraciones
percibidas por los A.P.M. en el
período, sino sólo el sueldo básico.
El Dr.Ronchetti Mosso
contesta la demanda, niega
genéricamente los hechos invocados
en la demanda. Reconoce la relación
laboral su tiempo de duración y la
categoría profesional del actor.
E n t i e n d e q u e d eb e
rechazarse la pretensión del actor ya
que si bien es cierto que el C.C.T.
aplicable prevé un sueldo fijo y
diversos adicionales, éstos se
efectivizan sólo si en la modalidad
de trabajo se dan las condiciones allí
previstas. La tarea del visitador o
A.P.M. es la promoción de
productos de un laboratorio, por lo
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que los adicionales se pagan sólo a
quienes realizan esta tarea. Que el
cálculo del tope para los
trabajadores comprendidos en el
C.C.T. busca tomar en cuenta las
remuneraciones o rubros comunes a
la totalidad de ellos, excluyéndose
los adicionales, cuyo pago depende
del cumplimiento de diversas
modalidades.
En este orden de cosas el
M.AT.N., conforme la ley 24013
tiene competencia no sólo para fijar
los montos que correspondan en
cada caso, sino para determinar
cuáles son los rubros a computar;
por lo que la resolución 65/92 es
irreversible, más allá de que
t am p o co s e ha planteado
f o r m a l m e n t e
s u
inconstitucionalidad.
La Cámara al dictar
sentencia resuelve hacer lugar a la
demanda y condenar a la firma
recurrente a pagar al actor la suma
de $24.460, la que incluye intereses
calculados a la fecha y la rechaza
por la suma de $4.550 en concepto
de diferencias en deducción de
aportes jubilatorios, obra social y
aporte sindical.
Las observaciones de la
sentencia son las siguientes: a)
apartarse de los precedentes de la
Corte Suprema de Justicia de la
Nación; b) Exégesis irrazonable de
la norma aplicada y violación del
principio de congruencia. Le
reprocha asimismo falta de
fundamentación al apartarse de los
precedentes de la Corte de la Nación
e invocar la doctrina de un fallo que
ha sido anulado. También indica que
el fallo de la Cámara se aparta de la
doctrina de la Corte en la causa
“Villarreal Adolfo c/Roemmers”. Se
acude al mero cotejo entre
remuneración y tope, que ha sido
descartado por la Corte como
fundamento válido. Se desconoce la
doctrina de la Corte Suprema de que
el módulo de resarcimiento no debe
ser necesariamente idéntico a la
remuneración. Se desconocen las
facultades privativas de los otros
poderes que han sido reconocidos
por la Corte Suprema y cita los
casos “Grosso” y “Ulman”, en
cuanto señalan la facultad privativa
del legislador de regular lo relativo
a las consecuencias del despido
arbitrario. No se dan los
fundamentos de la injusticia de la
norma y no se cumple con la
construcción de otra norma que
venga a llenar un vacío legal. Se
aparta, de la tradición legislativa
nacional sobre la indemnización
limitada del despido arbitrario y la
fijación del tope responde a una
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política legislativa que no puede ser
motivo de juzgamiento por el Poder
Judicial.
La resolución 65/92 no viola
el art.245, disposición que regula el
tope y que deviene de la
autorización dispensada a la
autoridad administrativa para
practicar los cálculos aritméticos y
determinar los rubros de convenio a
incluir. La sentencia, en cuanto al
fondo, resulta vulnerable. La misma
invoca precedentes relativos a la
época en que la indemnización por
despido se regía por el salario
mínimo. En cambio, en autos, el
caso del actor se rigió por un tope
que resulta del libre acuerdo
realizado por las partes de la
convención colectiva y la Corte
expresamente ha señalado que dicho
tope, al ser calculado sobre la base
del convenio colectivo realizado con
la participación de los A.P.M., es
una garantía de justa composición
de intereses.
En punto al derecho de
propiedad y su afectación, la
sentencia cuestionada lo obliga al
pago de una indemnización que es
muy superior a lo realmente
adeudado.
B) Recurso de Casación:
Se invoca la errónea
interpretación y aplicación del
art.245 de la L.C.T. y los
fundamentos giran en torno a
similares consideraciones efectuadas
en
el
recurso
de
inconstitucionalidad.
II. La actora y recurrida
solicita el rechazo de los recursos de
inconstitucionalidad y de casación.
En tal sentido considera la parte
recurrida que no ha existido
apartamiento de la doctrina sentada
por la C.S.J.N. Es el recurrente, el
que a su juicio, no ha interpretado
correctamente los casos que invoca
para fundar su recurso, pretendiendo
aplicar los principios generales sin
advertir las diferencias esenciales
que tornan ajustada a derecho la
sentencia recurrida.
El
apartamiento de la
doctrina de la C.S. gira en torno de
la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de los topes
indemnizatorios fjados por el
art.245 de la L.C.T., tanto para
cuando se fijaban en referencia al
salario mínimo, vital y móvil, como
para cuando ya estaba vigente la
modificación introducida por el
art.153 de la ley 24013.
En forma clara se ha
establecido que el tope fijado por la
resolución 65/92 del Ministerio de
Trabajo no es aplicable al caso por
violentar el principio protector del
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art.14 bis de la Constitución
Nacional.
Indica que en el caso
M ar ian etti se d i scu t ía l a
constitucionalidad de los topes de
los salarios mínimos, vitales y
móviles que implicaba el art.245 de
la L.C.T.. En el presente caso no se
discute ni se decidió la
inconstitucionalidad del tope fijado
por resolución 65/92. Los criterios
para la no aplicación de ese tope son
cuestiones de hecho -compulsa
salarial y conclusiones pericialesque han quedado firmes y que no
han sido discutidas por el
laboratorio, por arbitrariedad.
Asimismo la referencia al
caso “Villarreal” que también da
como fundamento de la
arbitrariedad invocada, se centra en
la constitucionalidad del tope fijado
por el art.245, cuestión que no ha
sido introducida en el caso “Moya
c/Laboratorio Bik Liprandi”. No
está en juego la división de poderes,
ni el poder judicial está modificando
el sistema tarifado, ni se discute la
razonabilidad del sistema tarifado o
si el mérito o conveniencia del
sistema de cálculo puede ser
modificado o reglado.
Nada hay en la sentencia que
la torne arbitraria. La pobreza
argumental del recurrente lo lleva a
fundar la arbitrariedad sólo en
referencia a los casos de la C.S.J.N.
que resultan inaplicables, sin que
medien otros elementos. De los
elementos de prueba valorados en la
sentencia, se desprende la
legitimidad de la sentencia.
Sobre las posibilidades de
declarar de oficio la
inconstitucionalidad, defiende tales
atribuciones ya que los jueces son
custodios del cumplimiento de
principios y de garantías
constitucionales. Los jueces deben
aplicar las normas, pudiendo
apartarse del derecho invocado por
las partes. Finalmente no encuentra
afectado ninguno de los tres
p r i n ci pi os d e i n d e f e n s i ó n
establecidos en el C.P.C.
En punto al recurso de
casación sostiene la parte recurrida
que de la lectura del escrito de
impugnación, no se efectúa una
crítica razonada del fallo atacado,
demostrando en qué consiste el error
interpretativo o de aplicación del
tribunal, remarcando la infracción
técnico jurídica de modo de ubicar
la cuestión justiciable dentro del
marco del derecho. Sólo ha
efectuado una repetición de
fundamentos del recurso de
inconstitucionalidad. Se hace
referencia al rechazo de un recurso
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idéntico que esta Sala II desestimó
en el caso “Ruberti Rinaldo
c/Rousell Argentina” (L.S.277-144).
III. Mi opinión.
Debo comenzar por
mencionar que esta Sala II con otra
integración resolvió una causa
idéntica a la presente “Ruberti
Rinaldo en j: Ruberti Rinaldo
c/Roussell Argentina”(L.S.277-144)
en la que se rechazan las
impugnaciones
por
inconstitucionalidad y por casación
que oportunamente hizo el
laboratorio medicinal demandado en
contra de una sentencia similar que
admite las indemnizaciones por
antigüedad en una suma superior a
la establecida por la resolución del
Ministerio de Trabajo 65/92 del
Ministerio de Trabajo de la Nación.
He meditado mucho este
voto y pienso que el análisis allí
formulado debe ser reexaminado,
teniendo en cuenta básicamente los
pronunciamientos emitidos por la
Corte Suprema de Justicia de la
Nación en el caso “Marianetti” y en
los casos “Grosso” y “Ulman”, en
los que el cimero tribunal ha
entendido que es constitucional el
sistema de topes indmenizatorios del
art.245 de la L.C.T., modificado por
la ley 24013.
El art.153 de la ley 24013
dispone la sustitución del art.245 de
la L.C.T. (T.O.1976) por el
siguiente: “art.245. Indemnización
por antigüedad o despido. En los
casos de despido dispuesto por el
empleador sin justa causa, habiendo
mediado o no preaviso, éste debe
abona r al tr a ba jador una
indemnización equivalente a un mes
de sueldo por cada año de servicio o
fracción mayor de tres meses,
tomando como base la mejor
remuneración mensual, normal y
habitual percibida durante el último
año o durante el tiempo de
prestación de servicios si éste fuera
menor.
Dicha base no podrá exceder
el equivalente de tres meses el
importe mensual de la suma que
resulta del promedio de todas las
remuneraciones previstas en el
convenio colectivo de trabajo
aplicable al trabajador al momento
del despido por la jornada legal o
c o n v e n c i o n al , ex c l uí d a l a
antigüedad. Al Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social le
corresponderá fijar y publicar el
monto que corresponda juntamente
con las escalas salariales de cada
convenio colectivo de trabajo
Para aquellos trabajadores no
amparados en convenios colectivos
de trabajo establecidos en el párrafo
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anterior será el que corresponda al
convenio de actividad aplicable al
establecimiento donde preste
servicios o al convenio más
favorable, en el caso que hubiera
más de uno.
Para aquellos trabajadores
remunerados a comisión o con
remuneraciones variables, será de
aplicación el convenio de la
actividad a la que pertenezcan o
aquel que se aplique en la empresa o
establecimiento donde preste
servicios, si éste fuere más
favorable.
El importe de esta
indemnización en ningún caso podrá
ser superior a dos meses del sueldo
calculado en base al sistema del
primer párrafo.
Simplificando la explicación
del texto, entiendo que existen las
siguientes reglas: a) un mes de
sueldo por cada año de servicio y
tomando la mejor retribución
habitual; b) No mayor a tres meses
del importe mensual que resulte del
promedio de todas las
remuneraciones previstas en el
C.C.T.; c) para trabajadores no
amparados en el convenio el que
corresponda al convenio aplicable al
establecimiento o al convenio más
favorable; d) nunca podrá ser
inferior a dos meses de sueldo
calculados con la mejor retribución
habitual (sistema de cálculo del
primer párrafo).
El problema esencial se
presenta con el supuesto de
actividades donde lo sueldos son
poc o significativos y la s
remuneraciones habituales se
integran con comisiones por ventas,
cobranzas, etc. La cuestión es cómo
hay que establecer el importe
mensual de la suma que resulte
promedio de todas las
remuneraciones previstas en el
convenio colectivo. Concretamente
como toma el Ministerio de Trabajo
esos montos si no es sólo y
exclusivamente con las escalas
salariales de las diversas categorías
que integran el convenio colectivo
de la actividad de que se trate.
Cuando esta Corte se
p ro nu nc i ó
p o r
l a
inconstitucionalidad del tope del
art.245, se hizo antes que el
Superior Tribunal del país se
expidiera y en el contexto de un
salario mínimo vital y móvil muy
depreciado frente a la realidad
económica que se analizaba.
Hoy las circunstancias
económicas han cambiado. Desde
1991 estamos en un período de
estabilidad económica de precios y
salarios. Se han formado diversas
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Jurisprudencia de Mendoza
convenciones colectivas y se han
determinado escalas salariales, a
través de las negociaciones de las
partes y que la Corte ha reconocido
como justa composición de
intereses.
De tal modo y a priori no
puedo determinar como exigua la
indemnización que el legislador no
quiere que supere el monto de los
tres salarios promedios
determinados por el Ministerio de
Trabajo.
De allí es que me pregunto,
de qué otro modo el Ministerio de
Trabajo pudo determinar el salario
por eso, si no es por el cálculo
efectuado en la resolución 65/92, es
decir tomando el promedio de las
escalas salariales y sin tener en
cuenta las retribuciones por
comisiones y ventas, salvo para la
operación inicial y no para el tope
previsto por el art.245 de la L.C.T.
La Corte Suprema de
Justicia de la Nación ha establecido
que es arbitraria la sentencia que se
aparta de la doctrina establecida por
dicho tribunal y el mismo se ha
expedido por la constitucionalidad
del art.245 de la L.C.T. y tales
decisiones deben ser acatadas.
No encuentro en cambio
posibilidades de asignarle a la
resolución 65/92 un apartamiento a
las directivas del art.245 de la
L.C.T. Por el contrario, la norma es
específica para el caso de
remuneraciones a comisión o con
remuneraciones variables, que se
aplique el convenio de la actividad a
la que pertenezcan o aquel que se
aplique en la empresa o
establecimiento. El convenio
aplicado por el Ministerio de
Trabajo es el de la actividad de los
agentes de propaganda médica,
conforme lo ordena la norma
sustantiva.
En tal sentido, la
inaplicabilidad de la norma de la
Resolución 65/92 constituye una
derivación irrazonable del derecho
vigente, ya que la misma no es sino
la puesta en ejecución de las
directivas dadas por el art.245 de la
L.C.T.
Por lo tanto, desde mi
perspectiva existe arbitrariedad en la
sentencia dictada por la Cámara y
debe ser revocada, debiendo
ajustarse los límites de la
indemnización a los topes previstos
por la resolución del Ministerio de
Trabajo 65/92.
En punto al recurso de
casación, el mismo debe ser
sobreseído, atento al resultado a que
se arriba en el tratamiento del
recurso de inconstitucionalidad. Así
Jurisprudencia de Mendoza
voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Böhm y Salvini, adhieren por
los fundamentos al voto que
antecede.
Sobre la segunda cuestión
el Dr.Nanclares, dijo:
A)
Recurso
de
Inconstitucionalidad:
Atento el resultado a que se
arriba en la cuestión anterior de
hacer lugar al recurso de
inconstitucionalidad deducido a
fs.14/30 de autos, corresponde por
imperativo del art.154 del C.P.C.,
anular la sentencia recurrida en lo
que ha sido materia del recurso, es
decir considerandos de la segunda
cuestión y dispositivos I de la
sentencia de fs.65/72 de los
principales Nº6538 “Reconstrucción
en j 4254 Moya, Gabriel
c/Laboratorio Bik Liprandi S.A.C.I.
p/Ord”, correspondiendo que esta
Corte se avoque a su resolución
Conforme los fundamentos
vertidos en la primera cuestión de la
presente sentencia, la declaración de
inaplicabilidad de la resolución
65/92 constituye una derivación
irrazonable del derecho vigente,
desde que se trata de la puesta en
ejecución de las directivas del
art.245 de la L.C.T. El sistema
tarifado cuyo tope son los tres
salarios promedio del convenio, que
en el caso es el de la actividad de los
agentes de propaganda, por tratarse
precisamente de un tope máximo de
un sistema legal instituido por el
órgano competente, no puede ser
dejado de lado, atento a que se ha
arribado a la conclusión que el
mismo en el caso concreto no
aparece como irrazonable ni
arbitrario.
Como consecuencia del
resultado a que se arriba en la
presente, deberá remitirse la causa al
tribunal de origen a fin de que por
intermedio del departamento
contable de las cámaras laborales se
realice nuevamente la liquidación
conforme a las pautas fijadas en la
primera cuestión y una vez
efectuados los cálculos, deberá
modificarse la regulación de
honorarios contenida en los
dispositivos IV, V y VI, debiendo
adecuarla a los nuevos montos de
condena, del mismo modo que con
los montos correspondientes a la
Tasa de Justicia, aportes Ley 5059 y
derecho fijo.
B) Recurso de casación:
Atento el resultado a que se
arriba en el tratamiento del recurso
de inconstitucionalidad, corresponde
sobreseer el recurso de casación. Así
voto.
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10
Jurisprudencia de Mendoza
Sobre la misma cuestión los
Dres.Böhm y Salvini, adhieren al
voto que antecede.
Sobre la tercera cuestión el
Dr.Nanclares, dijo:
A)
Recurso
de
inconstitucionalidad.
Atento al resultado a que se
arriba en el tratamiento de las
cu e st iones q ue anteceden,
corresponde imponer las costas a la
recurrida vencida (art.148 y 36 inc.I
del C.P.C.).
B) Recurso de casación:
Atento al resultado a que se
arriba en el tratamiento de las
cu e st i ones qu e anteceden,
corresponde imponer las costas por
su orden. Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Böhm y Salvini, adhieren al
voto que antecede.
Con lo que terminó el acto,
procediéndose a dictar la sentencia
que a continuación se inserta:
SENTENCIA:
Mendoza, 22 de junio de
1999.
Y VISTOS:
Por el mérito que resulta del
acuerdo que antecede la Sala
Segunda de la Excma.Suprema
Corte de Justicia fallando en
definitiva,
RESUELVE:
1) Hacer lugar al recurso de
inconstitucionalidad interpuesto por
la demandada a fs.14/30 y en
consecuencia anular la sentencia
recurrida en lo que ha sido materia
del recurso, es decir considerandos
de la segunda cuestión y
dispositivos I, IV, V, VI de la
sentencia de fs.65/72 de los autos
principales n.6538, caratulados:
Reconstrucción en j 4245 Moya, G.
c/Laboratorio Bik Liprandi S.A.C.I.
p/Ord.”, debiendo remitirse la causa
al tribunal de origen a fin de que por
intermedio del departamento
contable de las Cámaras Laborales
se realice nuevamente la liquidación
conforme a las pautas fijadas en la
primera cuestión y una vez
efectuados los cálculos, deberá
modificarse la regulación de
honorarios contenida en los
dispositivos IV y V, debiendo
adecuarla a los nuevos montos de
condena.
2) Imponer las costas del
recurso de inconstitucionalidad a la
recurrida vencida. (Art.148 y 36-I,
C.P.C.).
3) Sobreseer el recurso
extraordinario de casación deducido
a fs.14/30 de autos, con costas en el
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orden causado.
4) Diferir la regulación de
honorarios para su oportunidad.
5) Líbrese cheque por la
suma de pesos setenta y cinco ($75),
con imputación a la boleta de
depósito obrante a fs.3, en favor del
recurrente.
6) Dar a la suma de pesos
setenta y cinco ($75), depositada a
11
fs.4, el destino previsto por el art.47
inc.IV del C.P.Civil.
Notifíquese. Ofíciese.
Fdo.:Dr.Jorge H.Nanclares,
Dr: Carlos Böhm y Dr.Herman
A.Salvini.
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C O S A
J U Z G A D A .
Inmutabilidad. Cosa juzgada
írrita. Acción autónoma de
nulidad. Fraude. Error. Acción de
nulidad y recurso de revisión.
La Corte Federal tiene dicho que
el respeto a la cosa juzgada es uno de los
pilares fundamentales sobre los que se
asienta nuestro régimen constitucional y
por ello no es susceptible de alteración ni
aún por vía de invocación de leyes de orden
público, toda vez que la estabilidad de las
sentencias, en la medida en que constituyen
un presupuesto ineludible de la seguridad
jurídica es también exigencia del orden
público con jerarquía superior (CSN,
1 /3 /1 9 9 4 , R o c a t a g li a ta c /In s titu to
Municipal de Previsión Social, D.J. 1995-2440; 2 7 /12 /19 96, Chocobar c/Caja
Nacional de Previsión para el personal del
Estado, JA 1997-II-557; 29/10/1996,
Egües, A. c/Provincia de Bs.As, LL 1998A-116).
P e ro
la
garantía
de
la
inmutabilidad de la cosa juzgada, como
tantas otras de raigambre constitucional, no
es absoluta (Fallos de la C.N. 301-1067).
La consecuencia lógica de las dos
nociones anteriores es que la acción
impugnativa es un remedio extraordinario y
excepcional.
Dado que la Constitución Nacional
promete “asegurar la Justicia”, el carácter
excepcional de la revocación o nulidad de
la cosa juzgada írrita no le impide tener
base constitucional. “La cosa juzgada nula
o írrita necesita, por imperio de la
Constitución, haya normas procesales o no
las haya para su impugnación, ser volteada
para rescatar la verdad material u objetiva”.
“Destronar la cosa juzgada nula o írrita es
una de las batallas constitucionales y
procesales más elocuentes y necesarias para
dar prioridad a la verdad objetiva y, con
ella a la justicia cuyo afianzamiento ordena
imperativamente el preámbulo”.
Dada la finalidad de la acción
autónoma de nulidad, es obvio que no basta
para su rechazo afirmar que existe cosa
juzgada, pues justamente el objeto de la
acción es rescindir el fallo, anularlo, atacar
los efectos de la cosa juzgada. Por eso,
algunos autores sostienen, incluso, que
salvo el supuesto excepcional de la clara
improcedencia de la acción deducida, la
excepción de cosa juzgada no puede
oponerse como de previo y especial
pronunciamiento.
El dolo y el fraude están
mencionados expresamente en los remedios
que el derecho romano y las leyes de
Partida crearon para la revocación de la
sentencia pasada en autoridad de cosa
juzgada.
Los primeros casos admitidos en la
jurisprudencia nacional hacen mención a
actitudes dolosas, fraudulentas, en suma, a
verdaderos ilícitos. Así, en el leading case
de la CSN del 19/2/1971, recaído in re
Campbell Davidson c/Provincia de Bs.As.,
la Corte Federal afirmó que no puede
reconocerse eficacia final a la sentencia
dictada en juicio en que se ha incurrido en
estafa procesal.
Aunque no se dé un verdadero
fraude procesal, se ha entendido que
corresponde anular la sentencia dictada en
clara violación al principio de bilateralidad,
puesto que la cosa juzgada supone la
existencia de un juicio regular donde se ha
garantizado el contradictorio y fallado
libremente los jueces.
La Corte Federal ha abierto las
puertas de la nulidad a casos de error
Jurisprudencia de Mendoza
esencial; en tal sentido, ha declarado la
nulidad de una sentencia suya en que se
remitió a una decisión anterior que nunca
había dictado (Ver sentencia del 23/4/1987,
Felcaro, José c/Facultad de Arquitectura,
J.A. 1991-II-153).
La acción autónoma de nulidad
procede en aquellos supuestos en que existe
una “grave deficiencia en el material de
percepción del órgano judicial que
determina un error en el conocimiento de
los hechos que fundamentan la decisión de
la sentencia”.
La circunstancia de que el código
procesal regule el recurso de revisión no
impide el ejercicio de la acción autónoma
de nulidad.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº65863 Puebla, Ricardo A. en j:
72528 Bco. de Previsión Social SA
p/Acción de nulidad s/Inc. y su acum
n.65865 Escobar Luis G en j: 72528/13225
Bco. de Previsión Social p/Acción de
Nulidad.
Mendoza, 2 de setiembre de 1999.
Sala Primera
L.S.290-443.
CUESTIONES:
1) ¿Son procedentes los recursos interpuestos?
2) En su caso, ¿qué solución corresponde?
3) Costas.
A la primera cuestión la
D ra.Aída Kemelmajer d e
Carlucci, dijo:
I. Plataforma fáctica.
13
Los hechos relevantes para la
resolución de este recurso son,
sintéticamente expuestos, los
siguientes:
1. El 20/12/1994, el abogado
Ricardo Puebla solicitó intensa
búsqueda del expediente n. 66462
Bco. de Previsión Social c/Ser Con
SRL; el 19/12/1994, a fs.4
patrocinado por el abogado Luis
Gabriel Escobar, peticionó
reconstrucción del expediente.
Acompañó fotocopia de la cédula de
notificación de la demanda
interpuesta contra su cliente SerCon SRL y copia del incidente de
caducidad oportunamente planteado;
la conclusión vertida en ese escrito
es: “En consecuencia, desde la
notificación de la demanda con
fecha 1/6/1993 y que consta a fs.56
y vta. hasta el presente no se ha
realizado por la parte actora acto útil
idóneo de ninguna clase”. “Ninguno
de los actos realizados con
posterioridad a la notificación de la
demanda (Acredita c ión de
personería, pedido de suspensión de
términos, constitución de un nuevo
domicilio) son actos útiles para
impulsar el procedimiento”. A
fs.12/57 se agregó la prueba
instrumental acompañada por la
actora al demandar. A fs.63 el
tribunal tuvo por reconstruído el
14
Jurisprudencia de Mendoza
expediente, y a fs.69/70 hizo lugar a
la caducidad deducida, impuso las
costas a la actora y dejó constancia
de la reserva realizada por los
abogados de estimar sus honorarios.
A fs.75, a pedido del abogado
Escobar se ofició al Banco para que
remitiera copia de la comunicación
A 1162 del BCRA. Sin constancia
alguna de la recepción, a fs.76 vta.
el Juzgado hizo lugar a un pedido de
reiteración del oficio con
transcripción de lo dispuesto por el
art. 239 del Cód.Penal. A fs.79 corre
agregada copia de la comunicación
A 1162.
2. El 28/9/1995 los abogados
Luis Gabriel Escobar y Ricardo
Puebla iniciaron juicio por
estimación de honorarios. Invocaron
el auto que hizo lugar a la caducidad
y solicitaron se les regulara sus
honorarios por el incidente de
caducidad y por su participación en
el principal. La petición tramitó por
autos nº 71330 y se notificó al
Banco de Previsión en el domicilio
legal constituido en el principal
(estudio Dr.Elaskar).
A fs.11 vta. compareció el
abogado Alberto Elaskar y
manifestó que había dejado de
pertenecer al cuerpo de abogados
del Banco de Previsión por lo que
solicitaba se notificara la estimación
de honorarios al actor (el Banco
oficial) en su domicilio social. El
juzgado proveyó “téngase presente
con noticia de la parte actora”. No
obstante, no se practicó nueva
notificación. A fs.16 el tribunal
practicó doble regulación de
honorarios conforme los montos
estimados por los profesionales (por
los procedimientos caducos, y por el
incidente de caducidad). La
resolución se notificó por cédula
nuevamente al Dr.Elaskar.
3. El 21/11/1995, los
abogados Ricardo Puebla y Luis
G.Escobar iniciaron ejecución de
honorarios contra el Banco de
Previsión Social en autos n. 71750.
Nuevamente notificaron al por
entonces todavía Banco Oficial en el
estudio del Dr.Elaskar quien se
presentó y declinó la notificación.
Insistió en que ya no ejercía la
representación de la entidad
financiera. Con fundamento en el
art.21 del CPC el tribunal no hizo
lugar a lo solicitado, declaró rebelde
a la demandada y dictó sentencia
haciendo lugar a la ejecución
iniciada por los abogados. La
sentencia volvió a ser notificada en
el domicil i o del an t er ior
representante, quien una vez más
c o m p a r ec i ó y d e c l i n ó l a
notificación. Esta vez el tribunal
Jurisprudencia de Mendoza
decidió notificar al banco en el
domicilio social denunciado. La
cédula de fs.23, sin embargo, con
firma de los profesionales
beneficiarios de los honorarios, se
diligenció en el mismo domicilio
que las anteriores. A fs.16, el
14/3/1996 se trabó embargo sobre
dinero de la demandada. A fs.29 los
abogados solicitaron se emplazara al
gerente del Banco a depositar los
fondos embargados; el decreto que
hizo lugar a lo peticionado se
notificó en el domicilio del banco
deudor de las costas.
A fs.30 se notificó al Banco
en el domicilio del anterior
representante, la vista de la
liquidación practicada. A fs.34, el
Dr.Elaskar declinó una vez más la
notificación y pidió sanciones para
los profesionales por lo que
entendió era una falta ética. A fs.35
el tribunal no hizo lugar a lo
peticionado.
A fs.40 vta. a pedido de los
profesionales, el tribunal libró tres
cheques por las sumas de
$15.883,15, $1.429,48 y $714,74.
A fs.47, mediante nuevo
apoderado, el Banco de Previsión
Social solicitó la reintegración de
los fondos entregados; sostuvo que
no obstante que el tribunal había
dispuesto notificar la sentencia en el
15
domicilio del banco para evitar
nulidades, ésta fue notificada en el
domicilio del anterior representante.
Posteriormente denunció la
interposición de la acción autónoma
de nulidad lo que motivó la
suspensión del llamamiento de autos
para resolver el incidente de nulidad
interpuesto conjuntamente con el
reintegro de los fondos.
4. El 18/4/1996 el Banco de
Previsión Social inició acción
autónoma de nulidad de la cosa
juzgada írrita. El fundamento central
de la petición reside en que se han
regulado honorarios a quienes nunca
han tenido actividad profesional en
el expediente pues no hay
constancias de que hayan sido
representantes ni patrocinantes de la
demandada originaria Ser Con SRL,
desde que ésta nunca contestó la
demanda. Si se hubiese contestado
la demanda, este acto procesal
habría sido calificado de útil; por el
contrario, también el auto que hizo
lugar a la caducidad invoca como
último acto útil la notificación de la
demanda; es decir, no existió
actividad profesional que justificara
la regulación de honorarios.
También se invocó error en la
regulación por comprender rubros
que no fueron oportunamente
solicitados.
16
Jurisprudencia de Mendoza
5.Los demandados se
opusieron a la procedencia de la
acción. Invocaron la autoridad de la
cosa juzgada, la imposibilidad de
volver sobre actos firmes y el
consentimiento a los actos
posteriores por parte de las
autoridades del Banco de Previsión.
6. A fs.108/110 el juez de
primera instancia rechazó la acción
autónoma de nulidad por haber
consentido los actos posteriores a la
regulación; fundó su decisión en los
arts.21 y 31 del CPC.
7.La demandada recurrió. A
fs.166/179 vta., la Cámara de
Apelaciones revocó la sentencia e
hizo lugar a la acción autónoma de
nulidad de cosa juzgada írrita con
estos argumentos:
a) Los apelados sostienen
que los agravios no son una
verdadera crítica a lo decidido en
primera instancia. El tribunal
considera, en cambio, que ante la
simple duda de que los fundamentos
del recurso puedan llegar a poseer la
mínima identidad de agravios,
corresponde entrar a merituar el
contenido de la fundamentación del
recurso, sobre todo cuando, aunque
en subsidio, los apelados han
contestado los agravios.
b) El tribunal debe, entonces,
verificar lo acontecido en los
expedientes anteriores.
c) El planteo de la actora se
centra en la existencia de un error
esencial en el juzgador, al haber
regulado honorarios por una
actividad no desarrollada.
d) Es verdad que conforme
el art.21del CPC el domicilio legal
subsiste mientras no se constituya
uno nuevo, y que según el art.31 la
representación cesa por renuncia
notificada al representante, lo que en
este caso no ha ocurrido. Estos
conceptos permiten decir que el
Banco de Previsión Social consintió
la liquidación efectuada en el
expediente 71330 y la regulación de
honorarios allí practicada. En tal
sentido, la sentencia de primera
instancia se funda en los principios
relativos a la cosa juzgada y su
inmutabilidad.
Precisamente, por ser
honorarios que se encuentran firmes,
en una decisión que ha pasado en
autoridad de cosa juzgada, es que la
actora ha solicitado la acción
autónoma de nulidad de cosa
juzgada írrita, afirmando que allí se
han reconocido honorarios por
servicios profesionales inexistentes.
Pues bien, de los propios
términos de la denuncia de la
caducidad de instancia se deduce
que efectivamente los profesionales
Jurisprudencia de Mendoza
nunca contestaron la demanda y que
toda su actividad se redujo al
incidente de caducidad pero no al
principal.
e) Al contestar esta demanda
autónoma de nulidad de la cosa
írrita, los profesionales actuantes
insisten en la validez de las
notificaciones efectuadas en el
domicilio del anterior representante
del Banco, pero en ningún momento
niegan el hecho fundante de la
demanda, cual es que no hubo
servicios profesionales
efectivamente prestados en el
trámite ordinario. Ni siquiera
tangencialmente se refieren al tema.
f) No ocurre lo mismo con
los honorarios regulados por la
actuación en el incidente de
caducidad de instancia, que
efectivamente se prestaron.
g) Establecido sin duda
alguna el error esencial denunciado
( i n e x i st enci a d e s ervi ci o s
profesionales en el trámite
principal), la cuestión a delimitar es
si ese error esencial puede fundar la
invalidez de una decisión que ha
pasado en autoridad de cosa
juzgada.
h) La doctrina nacional
afirma que estos errores pueden ser
corregidos por la vía de la
pretensión autónoma declarativa
17
invalidatoria. Cabe analizar,
entonces, si se dan los requisitos de
esta acción a la luz de la sentencia
dictada por el Superior Tribunal de
Jujuy siguiendo la doctrina de la
Corte Federal en el caso Campbell y
de otros precedentes similares de las
Cámaras de Apelación de la
Provincia.
i) La acción debe ser
merituada con condiciones de
excepcionalidad para no lesionar el
valor seguridad jurídica.
En el caso el error esencial
respecto de la regulación de
honorarios en el principal es claro
pues no hay razón alguna que
justifique una regulación que no
responde a ninguna actividad
profesional, produciéndose un
enriquecimiento sin causa de los
abogados, que han percibido
retribuciones sin servicios
profesionales que las justifiquen.
j) Mantener la regulación
supone una contradicción absoluta
con una legislación que es de orden
público y que dispone regulaciones
en función de trabajo personal de los
profesionales.
En cambio, respecto de los
honorarios regulados por la
caducidad de instancia deben
mantenerse las regulaciones
efectuadas, aún cuando pudiesen
18
Jurisprudencia de Mendoza
contener errores respecto de los
montos liquidados, pues estos
errores no son esenciales y son
contingencias propias de cualquier
tipo de proceso.
k) El tribunal no se puede
desentender del valor justicia por lo
que en variados precedentes ha
corregido, aún de oficio, errores
materiales que pueden deslizarse en
las resoluciones.
II. Los motivos de los
Recursos de Inconstitucionalidad
deducidos.
Los recurrentes afirman que
la decisión recurrida es
inconstitucional. Alegan que la
garantía de la inmutabilidad de la
cosa juzgada t i ene rango
constitucional e invocan causales de
arbitrariedad de la sentencia. Los
ataques de ambas impugnaciones
contra la sentencia recurrida,
sintéticamente expuestos,
desprovistos de sus repeticiones, son
los siguientes:
1. La decisión viola el
principio de cosa juzgada, en claro
perjuicio del derecho de propiedad y
de defensa desde que tanto la
sentencia que impuso costas, como
la que reguló honorarios por el
principal y los procedimientos
caducos fueron notificadas y
consentidas por el Banco.
2. Aunque la sentencia
reconoce que el escrito de expresión
de agravios es defectuoso, hace
lugar parcialmente al recurso
violando el principio de igualdad
procesal.
3. Los jueces de Cámara no
tratan los argumentos vertidos por la
parte recurrida (da la impresión que
ni siquiera leyeron el escrito de
contestación) y se desentienden de
las constancias de la causa; así,
ignoran que conforme las
constancias de los autos n.66462, el
Banco de Previsión Social tuvo
pleno conocimiento de las
actuaciones del expediente
principal, mediante notificación en
el domicilio real y legal. Esta
Suprema Corte siempre ha negado la
revisión de sentencias cuando se
denuncian vicios que han sido
consentidos por las partes.
4. La sentencia que se
impugna viola el principio de
congruencia e incurre e n
razonamientos groseros como es
invocar carácter de orden público de
la ley arancelaria e ignorar que ese
carácter no contradice la cosa
juzgada; afirmar que si hay debido
proceso no hay acción de nulidad,
pero declarar viable la acción
aunque reconoce que hubo debido
proceso; dice que el
delito
Jurisprudencia de Mendoza
comprobado no debe rendir frutos,
pero luego declara procedente la
acción de nulidad basada en un
error.
5. El fallo se funda en la sola
voluntad de los jueces; el error
básico de la Cámara consiste en dar
por cierto que los profesionales no
tuvieron ninguna actividad en el
expediente principal y en afirmar
que nada se ha dicho respecto de
esta circunstancia; sin embargo, el
tribunal no hace ninguna
investigación sobre el particular y se
desentiende de todos los argumentos
vertidos por los profesionales. En tal
sentido, la Cámara deja de
considerar que:
El
expediente,
misteriosamente, se perdió
justamente después de haberse
interpuesto la caducidad de
instancia.
-Fueron los propios
abogados de la demandada en el
principal quienes solicitaron la
reconstrucción del expediente y
acompañaron toda la prueba.
-En el trámite de la
reconstrucción, el Banco fue
emplazado a acompañar toda la
documentación a su alcance;era esa
institución quien estaba obligada a
la conservación de todos los
escritos, más aún siendo una entidad
19
oficial.
6. La Cámara pretende hacer
prevalecer el valor justicia por
encima de la seguridad que emana
de la cosa juzgada, pero con
criterios erróneos y, de este modo,
premia la negligencia procesal, el
apartamiento del deber de lealtad y
probidad profesional, y el que no
permite volverse sobre los propios
actos.
7. Desconoce que la acción
de nulidad exige que no haya culpa
del perjudicado por la cosa juzgada;
en el caso de autos, en cambio, el
Banco ha actuado con total desidia.
8. El tribunal omite toda
referencia al hecho del
consentimiento al supuesto error de
hecho, a los actos propios, a la culpa
o negligencia en usar los remedios
procesales pertinentes y a la
convalidación operable por tratarse
el supuesto error de hecho de una
nulidad
procesal relativa y
subsanable.
9. Es contradictoria, pues
luego de afirmar que se trata de una
acción excepcional hace lugar a la
misma sin el cumplimiento de los
recaudos que ella misma enumera.
10. Tampoco ha tratado
otros argumentos decisivos
oportunamente incorporados, cuales
son:
20
Jurisprudencia de Mendoza
-El error de la vía elegida.
< El código procesal
establece que no puede iniciar la
acción ordinaria posterior quien no
opuso defensas en la ejecución, que
es justamente lo que ha acontecido
en autos.
< Se parte erróneamente de
que la vía es la acción autónoma de
nulidad, ignorando toda la
preceptiva local, que viabiliza la
modificación de la acción de nulidad
por la del recurso de revisión y no
por cualquier otra que
antojadizamente elija el recurrente.
- El vencimiento del plazo
previsto en el art.246 del CPC:
Aunque éste se compute del
modo más favorable a la
contraparte, es decir, a partir de la
traba del embargo, la acción fue
deducida fuera del plazo
11.Si hubo un error en la
regulación (sea de hecho o de
derecho), éste
no puede ser
corregido, pues la decisión pasó en
autoridad de cosa juzgada y ésta
tiene protección constitucional.
12. El tribunal confunde
groseramente los errores procesales
con los errores esenciales de los
actos jurídicos.
III. Puntos de partida.
De la amplísima gama de
problemas que plantea la revisión de
la cosa juzgada abordaré,
exclusivamente, aquellos
relacionados con los agravios
deducidos. Sin embargo, creo
conveniente enunciar los puntos
iniciales de los que se derivan las
argumentaciones restantes.
1. La cosa juzgada y su
vinculación a las garantías
constitucionales.
La Corte Federal tiene dicho
que el respeto a la cosa juzgada es
uno de los pilares fundamentales
sobre los que se asienta nuestro
régimen constitucional y por ello no
es susceptible de alteración ni aún
por vía de invocación de leyes de
orden público, toda vez que la
estabilidad de las sentencias, en la
medida en que constituyen un
presupuesto ineludible de la
seguridad jurídica es también
exigencia del orden público con
jerarquía superior (CSN, 1/3/1994,
Rocatagliata c/Instituto Municipal
de Previsión Social, D.J. 1995-2440; 27/12/1996, Chocobar c/Caja
Nacional de Previsión para el
personal del Estado, JA 1997-.II557; 29/10/1996, Egües, A.
c/Provincia de Bs.As., LL 1998-A116).
Por esta razón, “la alteración
de los derechos adquiridos que las
leyes puedan llegar a disponer para
Jurisprudencia de Mendoza
asegurar el bien común no puede
alcanzar a la inmutabilidad de la
cosa juzgada” (Chocobar c/Caja
Nacional de Previsión para el
personal del Estado, JA 1997-II557). (Un listado de los resúmenes
más significativos de la sentencias
del Superior Tribunal de la Nación
sobre este tema se encuentra en
Amadeo, José L., La cosa juzgada
según la Corte Suprema, Bs.As.,
ed.Ad Hoc, 1998, págs.19/22).
Con criterios análogos, el
Tribunal Constitucional de España
ha considerado la inalterabilidad de
la cosa juzgada como un aspecto del
derecho constitucional a la tutela
judicial efectiva (Ver Jurisprudencia
citada por De la Oliva, Andrés,
Madrid, ed.Centro de Estudios
Ramón Areces SA, 1991, n 106, y
ss. Para el tema en Italia ver CerinoCanova, Augusto, La garanzia
costituzionale del giudicato civile,
en Studi in onere di Enrico Tullio
Liebman, Milano, ed.Giufré, 1979,
t.III, págs.1853 y ss).
2. La inmutabilidad de la
cosa juzgada no es un concepto
absoluto.
Pero la garantía de la
inmutabilidad de la cosa juzgada,
como tantas otras de raigambre
constitucional, no es absoluta
(Compulsar, a vía de ej., sentencia
21
de la CN publicada en Fallos 3011067).
Los grandes maestros del
Derecho Procesal moderno enseñan
que “la cosa juzgada es una
exigencia política; no es de razón
natural sino de exigencia práctica”
(Couture, Eduardo, Fundamentos
del Derecho Procesal Civil, Bs.As,.
Depalma, 1993, nº263); que “nada
tiene de irracional que se admita la
impugnación de la cosa juzgada, ya
que su autoridad misma no es
absoluta y necesaria, sino
establecida por consideraciones de
utilidad y oportunidad, de tal
ma ne ra que esas misma s
consideraciones pueden, a veces,
aconsejar su sacrificio para evitar el
desorden y el mayor daño que se
derivaría de la conservación de una
sentencia intolerablemente injusta
(Chiovenda, G. Principios de
Derecho Procesal Civil, Madrid,
ed.Reus, 1941, vol.II, pág.511).
Criterios análogos se
escuchan desde todos los puntos del
país:
-Desde Córdoba, Arbones
dice: “Al decir cosa juzgada, no nos
estamos refiriendo a algo
inanimado, pétreo, sino a algo vivo
y práctico, por ende maleable como
toda idea cuya estabilidad no
depende de su naturaleza sino de
22
Jurisprudencia de Mendoza
una ficción, de un criterio político:
la estabilidad del orden jurídico que
la decisión fija en el caso particular
(Arbones, M., Reflexiones en torno
a la cosa juzgada y su
impugnabilidad, Cuaderno nº1 del
Departamento de Derecho Procesal
de la U.N. Córdoba, Advocatus,
1996, pág.21).
-En Rosario, Peyrano afirma:
“La cosa juzgada es obra humana y
como tal debe ser considerada. Y
toda obra humana es, como se sabe,
falible. Seamos humildes y
aceptemos (Aunque sea con
reservas) la procedencia de
procedimientos que tienden a evitar
que la cosa juzgada constituya un
valor en sí misma cuando sólo lo
tiene en cuanto sirve a otros
referentes (Peyrano-Chiappini, La
acción autónoma de nulidad de
sentencia firme y la aneja pretensión
cautelar, JA 1986-IV-921; con
anterioridad había escrito La acción
revocatoria de la cosa juzgada
fraudulenta, Zeus, 14-D-11).
-La Suprema Corte de
Buenos Aires resuelve hace más de
veinte años que “Los motivos de
seguridad jurídica, economía
procesal y necesidad de evitar
sentencias contradictorias, que dan
fundamento a la institución de la
cosa juzgada, no son absolutos, y
deben ceder frente al deber de
afirmar otros valores jurídicos de
raigambre constitucional”
(SCBs.As., 10/5/1977, Zavaleta D.
c/Kocourek, ED 78-309)
La doctrina bonaerense
apoya al Superior Tribunal: “La cosa
juzgada no es una noción de orden
lógico, sino un concepto de
naturaleza procesal”; “su autoridad
no es absoluta y necesaria, de
manera que cabe admitir su
revocación cuando ello es
imprescindible para impedir los
efectos de sentencias
intolerablemente injustas
(Berizonce, Roberto, Medios de
impugnación de la cosa juzgada, en
Rev. del Colegio de Abogados de La
Plata, año XII, nº26, Enero-Junio de
1971, pág.259 y 268 y en Rev.Arg.
de Derecho Procesal, 1971 nº2
págs.185 y 192); como decía
Kohler, “hay que rendir pleno honor
a la cosa juzgada y reconocerse la
importancia social de una sentencia
firme, pero no hay que exagerar las
cuestiones jurídicas haciendo de
ellas un tabú sagrado (Cit. por
Hitters, Juan C., Revisión de la cosa
juzgada, La Plata, ed.Platense, 1977,
pág.10; también citado por
Boebmer, Gustav, Aprovechamiento
abusivo de sentencias firmes
injustas, en El derecho a través de la
Jurisprudencia de Mendoza
jurisprudencia. Su aplicación y
creación, Barcelona,ed.Bosch, 1952,
pág.299. Para ampliar, ver Kohler,
Giuseppe, Moderni problemi del
diritto, Bari, ed.Gius Laterza e figli,
1909, págs.155 y ss.).
Estas voces no son
exclusivas de los últimos años. Hace
varias décadas, con gran autoridad,
d e c í a E s t e b a n Im a z : L a
inmutabilidad es una cuestión de
política legislativa, basada en la
conveniencia o no de la institución;
cabe pues concebir regímenes
jurídicos que ignoren los efectos de
la cosa juzgada como también
proscribirla respecto de
determinadas cuestiones (Imaz,
Esteban, La esencia de la cosa
juzgada, LL 70-856 y en La esencia
de la cosa juzgada y otros ensayos,
Bs.As., ed.Arayú, 1954; conf.Avila,
R.A. y Ramos, A., La cosa juzgada
y sus modos de impugnación,
RDCO, 1976 año 9, pág.587).
Por lo antes expuesto,
parafraseando a Risolía,
retóricamente se habló de la
“soberanía y crisis de la cosa
juzgada “ (Palacio Norberto R.,
Cosa juzgada: ¿un mito?, en
Rev.Arg. de Derecho Procesal,
1971, nº4 pág.487).
3. Los remedios para
modificar una decisión pasada en
23
autoridad de cosa juzgada son de
carácter excepcional.
La consecuencia lógica de
las dos nociones anteriores es que la
acción impugnativa es un remedio
extraordinario y excepcional (Ver,
entre muchos. S.C.Bs .As,.
10/5/1977, Zavaleta D. c/Kocourek,
ED 78-309)
En otros términos, “frente a
la negativa anterior que propiciaba
la santidad de la cosa juzgada, se
admite ahora revisar la sentencia
firme, sin que ello signifique
levantar la esclusa, salvo en pequeña
medida, porque si se la cierra
impidiendo revisar, adquiere carta
de ciudadanía y se legitima el
fraude, y si se la abre anchamente, la
cosa juzgada se desmorona”
(Couture, Eduardo, La acción
revocatoria de la cosa juzgada
fraudulenta, LL 16, Sec.Doc.
pág.105; conf. Camusso, Jorge, La
revisión de la cosa juzgada, su
ponencia al X Congreso Nacional de
Derecho Procesal, Actas y
Ponencias, Salta, 1979, pág.281). En
suma debe transitarse con cautela,
dando pasos medidos (Vallejo,
Lucio, Medios de impugnación de la
cosa juzgada, su ponencia al X
Congreso Nacional de Derecho
Procesal, Actas y Ponencias, Salta,
1979, pág.301 y en JA Doctrina
24
Jurisprudencia de Mendoza
1976, pág.522).
4. La revisión -aunque
excepcional- también tiene rango
constitucional.
Dado que la Constitución
Nacional promete “asegurar la
Justicia”, el carácter excepcional de
la revocación o nulidad de la cosa
juzgada írrita no le impide tener
base constitucional (Voto del
Dr.Galdós, Cám.Civ. y Com. de
Azul, 11/5/1997, Gil, Omar
c/Capitanio, LL Buenos Aires 1998575, con comentario favorable de
Arazi, Roland, Cosa juzgada y
negligencia y JA 1998-IV-462; del
mismo anotador compúlsese,
Acción de revisión de cosa juzgada
írrita, en Rev. de Derecho Procesal,
Santa Fe., ed.Rubinzal, 1999, nº2,
pág.377). Dice Bidart Campos: “La
cosa juzgada nula o írrita necesita,
por imperio de la Constitución,haya
normas procesales o no las haya
para su impugnación, ser volteada
para rescatar la verdad material u
objetiva”. “Destronar la cosa
juzgada nula o írrita es una de las
batallas constitucionales y
procesales más elocuentes y
necesarias para dar prioridad a la
verdad objetiva y, con ella a la
justicia cuyo afianzamiento ordena
imperativamente el preámbulo”
(Bidart Campos, G., La raíz
constitucional de la nulidad de la
cosa juzgada, ED 136-619)
5. La excepción de cosa
juzgada en el proceso en el que
tramita la acción autónoma de
nulidad.
Dada la finalidad de la
acción autónoma, es obvio que no
basta para su rechazo afirmar que
existe cosa juzgada, pues justamente
el objeto de la acción es rescindir el
fallo, anularlo, atacar los efectos de
la cosa juzgada. Por eso, algunos
autores sostienen, incluso, que salvo
el supuesto excepcional de la clara
improcedencia de la acción
deducida, la excepción de cosa
juzgada no puede oponerse como de
previo y especial pronunciamiento
(Ver Peyrano, Jorge, Acción de
nulidad de sentencia firme, en El
proceso atípico, Bs. As., ed.
Universidad, 1993, n 10 pág.179).
Esta aclaración inicial
obedece a que diversos argumentos
de los quejosos, a lo largo de todas
las instancias, importan un simple
abroquelamiento en la existencia de
la cosa juzgada sin atacar los
argumentos que el tribunal de
apelaciones vierte en torno a la
acción autónoma.
I V .
A n á l i s i s
particularizado de las quejas.
1. El error esencial como
Jurisprudencia de Mendoza
causal que justifique,
excepcionalmente, la mutabilidad
de
una decisión pasada en
autoridad de cosa juzgada.
Los recurrentes parecen
compartir los principios antes
expuestos, pero denuncian
contradicción en el razonamiento
judicial y aseveran que la sentencia
comienza diciendo que la acción
procede cuando hay delito pero
termina acogiendo la acción por un
mero error.
El razonamiento de los
quejosos lleva a la siguiente
afirmación: La acción de nulidad
por cosa juzgada írrita sólo es
procedente cuando la conducta es
dolosa o fraudulenta y no cuando el
vicio consiste en un error.
No comparto esa conclusión.
Explicaré por qué:
a) Es verdad que el dolo y el
f r au d e están mencionados
expresamente en los remedios que el
derecho romano y las leyes de
Partida crearon para la revocación
de la sentencia pasada en autoridad
de cosa juzgada (Ver, entre muchos,
Hitters, Juan C., Revisión de la cosa
juzgada, La Plata, ed. Platense,
1977, pág,.38 y ss. Vescovi,
Enrique, La revisión de la cosa
juzgada, ED 84-835 y en Actas y
ponencias del X Congreso de
25
Derecho Procesal, Salta, 1979,
pág.271 y ss; Ledesma, Angela, A
propósito de la acción autónoma de
nulidad, LL 1998-F-824 y La Ley
Noroeste 1998-15; para los
antecedentes del antiguo derecho
francés y sus diferencias con el
derecho romano ver Lacoste, P., De
la chose jugée en matiére civile,
criminelle, disciplinaire et
administrative, 3ª ed., París,
ed.Sirey, 1914, nº122 y ss.).
También lo es que los primeros
casos admitidos en la jurisprudencia
nacional, hacen mención a actitudes
dolosas, fraudulentas, en suma, a
verdaderos ilícitos. Así en el leading
case de la CSN del 19/2/1971,
recaído in re Campbell Davidson
c/Provincia de Bs.As., la Corte
Federal afirmó que no puede
reconocerse eficacia final a la
sentencia dictada en juicio en que se
ha incurrido en estafa procesal (en el
caso se invocaron graves hechos
imputados al gobernador de la
provincia de Bs.As. y el interventor
del Poder Judicial que llevaron a
fijar una suma irrisoria en un
proceso por expropiación cuya
sentencia había pasado en autoridad
de cosa juzgada. El tribunal cita
entre sus precedentes las sentencias
publicadas en Fallos 254-320 y
Fallos 238-18 y remite la causa al
26
Jurisprudencia de Mendoza
tribunal de grado para que valore la
prueba rendida; ver ED 36-289 con
nota favorable de Morello, Augusto,
Pretensión autónoma de sentencia
declarativa revocatoria de la cosa
juzgada írrita y en Rev.Arg. de
Derecho Procesal, 1971, nº1,
pág.58, con nota aprobatoria de
Palacio, Lino E., Nulidad de
sentencia firme por vicios
extraformales. Un resumen de los
precedentes del caso Campbell y los
casos Tibold y At lántica,
precedentes de éste, pueden
compulsarse en Hitters, Juan C.,
Revisión de la cosa juzgada, La
Plata, ed. Platense, 1977,
nº217/218).
b) Es igualmente correcto
que esos conceptos (dolo,fraude,
delito) fueron receptados por la
jurisprudencia de los tribunales
inferiores. Así por ej., se ha resuelto
que:
-Aún cuando se encuentre
firme, corresponde declarar la
nulidad del decisorio que declaró
adquirido por prescripción un
automotor si ordenar su registación
implicase una seria distorsión en el
sistema dominial de automotores
pues el pronunciamiento en cuestión
es la culminación de una serie de
actos o quizás delito originario (en
el caso, el automotor que se
pr et en dí a u su cap i r no s e
corresponde con aquel que figura en
los registros respectivos objeto que
en su oportunidad contó con
identidad registral y que al momento
de la solicitud de inscripción resulta
de imposible determinación a raíz
de las modificaciones introducidas
en sus partes) (Cám.Nac.Civ. Sala
C. 27/11/1997, Santoro H. c/Votta
s/Prescripción, ED 178-384).
-Son anulables las sentencias
fraudulentas o dictadas en virtud de
cohecho, violencia o maquinación
(Cám.Apel. Junín 23/8/1989, Casa
Nieto S.A. (Amouroux, Doc.Jud.
1990-1-739 y en ED 136-619, con
notas aprobatorias de Payá,
Fernando, Frente al fraude procesal
cabe por vía de incidente anular la
sentencia dictada y de Bidart
Campos, Germán, La raíz
constitucional de la nulidad de la
cosa juzgada)
- La irrevisibilidad de la cosa
juzgada cede ante el fraude procesal
(Cám.Nac.Civ. Sala B 13/6/1996,
Murchinson de Acuña c/Murchinson
SA y otros, LL 1997-E.584, con
nota de Palacio, Lino E., La cosa
juzgada fraudulenta y los límites
temporales de su impugnación), etc.
c) Pero allí no termina el
listado. Aunque no se dé un
verdadero fraude procesal, se han
Jurisprudencia de Mendoza
entendido que corresponde anular la
sentencia dictada en clara violación
al principio de bilateralidad. En tal
sentido, la Corte Federal ha dicho
que la cosa juzgada constituye uno
de los principios esenciales en que
se funda la seguridad jurídica y debe
respetarse salvo los supuestos en
que no haya existido un auténtico y
verdadero proceso judicial, puesto
que aquella supone la existencia de
un juicio regular donde se ha
garantizado el contradictorio y
fallado libremente los jueces
(CSN,10/11/92, Márquez, Lucas S.,
Doc.Jud.1994-1-34;Conf.C.S.N.
6/5/1997, Sicilingo A., Doc. Jud.
1998-2-824). Continuó de este
modo el camino abierto veinte años
antes, cuando resolvió que “No a
toda sentencia judicial puede
reconocérsele fuerza de resolución
inmutable sino sólo a aquellas que
han sido precedidas de un proceso
contradictorio y en el que el vencido
haya tenido adecuada y sustancial
oportunidad de audiencia y prueba
(CSN, 29/12/1971, Bemberg, Otto
c/Gobierno Nacional, ED 49-319).
d) Y hay más aún: la Corte
Federal ha abierto las puertas de la
nulidad a casos de error esencial;
en tal sentido, ha declarado la
nulidad de una sentencia suya en la
que se remitió a una decisión
27
anterior que nunca había dictado
(Ver sentencia del 23/4/1987,
Felcaro, José c/Facultad de
Arquitectura, J.A. 1991-II-153).
-La doctrina mayoritaria
apoya esta solución. Así se ha dicho
que la acción autónoma de nulidad
procede en aquellos supuestos en
que existe una “grave deficiencia en
el material de percepción del órgano
judicial que determina un error en
el conocimiento de los hechos que
fundamentan la decisión de la
sentencia (Barrios, Eduardo J., La
revisión de la cosa juzgada, su
ponencia al X Congreso Nacional de
Derecho Procesal, actas y ponencias,
Salta, 1979, pág.329) y que “el
dictado de la sentencia cuya eficacia
se pretende cancelar debe haber
obedecido a la interferencia de un
entuerto, entendido esto último
como cualquier circunstancia
(objetiva o subjetiva, dolosa o
fortuita) que ha incidido para que
aquélla no reflejara la verdadera
voluntad del ordenamiento” (Ver
Peyrano, Jorge, Acción de nulidad
de sentencia firme, en El proceso
atípico, Bs.As, ed. Universidad,
1993, nº10 pág.180).
-Esta solución tiene vieja
prosapia. En 1936, Antonio Butera,
profesor de la Universidad de Roma,
decía que los textos romanos y los
28
Jurisprudencia de Mendoza
del antiguo derecho francés se
fundaban en el principio de que “el
dolo y el error son los principales
enemigos de la verdad;
consecuentemente, una sentencia
que no sea la expresión de la verdad,
es una sombra vana y es necesario
suprimirla porque es una amenaza y
un daño en la vida jurídica. Por eso,
que la ley admita cancelar una
d ec i sión que ha asumido
ilegalmente la verdad, de la cual
debe ser la íntima y genuina
expresión, y sustituirla por otra que
procure al interesado el bien al cual
aspira nada tiene de irracional”
(Butera, Antonio, La rivocazione
delle sentenze civili, Torino, Utet,
1936, nº1 pág.3 y nº56 pág.132 y ss;
conf. al interpretar la causal de error
prevista en el ordenamiento procesal
civil italiano de principios de siglo,
Attardi, Aldo, La revocazione,
Padova, Cedam, 1959, pág.190 y ss;
De Stefano, Giuseppe, La
revocazione, Milano, ed.Giuffré,
1957, pág.179 y ss.).
En suma: la regla “res
judicata pro veritate habetur”,cede
en casos excepcionales, cuando el
ordenamiento, visto en su totalidad,
no puede aceptar una solución
irracional, ilógica, que choca
decididamente contra hechos
indiscutidos y principios jurídicos
mayoritariamente aceptados.
-Los tribunales inferiores
han seguido estas enseñanzas. Así se
ha resuelto que, dado que la
inmutabilidad de la cosa juzgada no
es un concepto absoluto, es posible
proceder a la corrección de una
cantida fijada en una sentencia que
ha pasado en autoridad de cosa
juzgada si al expresar
numéricamente el derecho se ha
cometido un grosero error, éste no
ha sido la real pretensión y
consecuentemente tampoco la
sentencia refleja el derecho que se
ha querido reconocer (Cám.Civ. y
Com. Trabajo Presidencia Roque
Sáenz Peña, 29/8/1996, Kirstein
c/Molino, con nota aprobatoria de
Vázquez Ferreyra, Roberto, Lo
absurdo como fundamento del
apartamiento de la cosa juzgada, JA
1997-I-524).
Recientemente, el Superior
Tribunal de Córdoba revocó la
decisión del 14/8/1996 de la 2ª
Cám.Civ. y Com. Córdoba recaída
in re Centro Financiero SA
Cía.Financiera (ver fallo de cámara
en J.A. 1996-IV-481), con
comentario desfavorable de la
decisión que rechazó la acción, de
Godoy, Daniel, Acción revocatoria
por cosa juzgada írrita) y anuló una
regulación de honorarios, pasada en
Jurisprudencia de Mendoza
autoridad de cosa juzgada, que
posteriormente devino abusivamente
alta; en el caso, entre otros
elenentos, se invocó que esas
regulaciones a los asesores de un
síndico compensaban tareas que no
requerían asesoramiento letrado. El
fallo del Superior Tribunal se
publica en La Ley Córdoba 1999699 y en Foro de Córdoba, año X
nº53, 1999, pág.127). El tribunal
sigue la línea argumental de quienes
propician la revocación de la cosa
juzgada por “iniquidad” (Para este
tema, ver Arbonés, Mariano,
Revocación de la cosa juzgada por
iniquidad, su ponencia al X
Congreso Nacional de Derecho
Procesal, Actas y Ponencias, Salta,
1979).
2. La acción autónoma y el
recurso de revisión.
Los recurrentes se quejan de
no haber sido oídos en el argumento
vertido ante los jueces de grado en
el sentido de la improcedencia de la
vía elegida (acción autónoma de
nulidad) desde que el Código
Procesal Civil de Mendoza regula el
recurso de revisión; de allí parece
derivar la consecuencia que si la
nulidad articulada no encuadra en
ninguno de los incisos a los que
remite el art.155 del C.P.C. de
Mendoza, la cosa juzgada no puede
29
ser mutada.
La queja no responde a los
“nuevos aires” del derecho procesal
que han hecho entrar una “batería”
de remedios (compulsar
recomendaciones de las Primeras
Jornadas de Derecho Procesal,
Rosario, 1969, en Díaz, Clemente,
Revocación de la sentencia firme, en
Rev.Arg. de Derecho Procesal nº4
pág.515). Consecuentemente,
mayoritariamente se afirma que la
circunstancia de que el código
procesal regule el recurso de
revisión no impide el ejercicio de la
acción autónoma de nulidad. En este
camino, el Superior Tribunal de
Córdoba, que en la década de los
ochenta negaba la acción con
fundamento en la existencia
legislativa del recurso de revisión
(29/10/1982 in re Segura
c/Cargnelutti), ha modificado esta
posición en sus sentencias del
26/11/1996, Barrera c/Nemeth, y del
13/4/1999, Ruiz, Daniel y Mieres en
Banco Central de la República
Argentina (Este último fallo se
publica en La Ley Córdoba 1999699 y Foro de Córdoba, año X, nº53,
1999, pág.127; para esta evolución
jurisprudencial ver Bianciotti,
Ricardo, Cosa juzgada y acción
autónoma de nulidad, La Ley
Córdoba Junio de 1999 nº5,
30
Jurisprudencia de Mendoza
pág.781). En suma, como se lee en
el voto del Dr.Ferrer en el
precedente citado del 13/4/1999, “en
el estado actual de la doctrina y la
jurisprudencia no resulta posible
formular una enumeración concreta
de las causales, pero claramente
desbordan los muy acotados límites
del recurso de revisión”. La frase del
prestigioso juez del Superior
Tribunal reafirma una convicción
anticipada antes de su ingreso a la
magistratura. “La acción autónoma
de nulidad o revocación de sentencia
firme está definitivamente instalada
en nuestro sistema procesal; la ardua
tarea de formular sus límites y
determinar los motivos por los
cuales quede legitimado el
quebranto de la más alta expresión
de la función jurisdiccional, la cosa
juzgada, no puede lograrse
encorsetando la novedosa instancia
impugnativa en los viejos moldes
del recurso de revisión” (Ferrer,
Adán L., Revisión de la cosa
juzgada, La Ley Córdoba, 1984,
pág.1135).
Esta opinión tiene un fuerte
punto de coincidencia con quienes
afirman que la acción es deducible,
esté o no prevista legalmente. En tal
sentido, es frecuente leer: “La
acción autónoma de nulidad,
legislada o no en el proceso civil,
ha sido reconocida por nuestra
jurisprudencia de modo unánime,
claro está, en casos excepcionales”
(Ledesma, Angela, A propósito de la
acción autónoma de nulidad, LL
1998-F-824 y La Ley Noroeste
1998-15); “no es óbice para su
procedencia la falta de un
procedimiento ritual específico”
(Maurino, Alberto L., Revisión de la
cosa juzgada. Acción autónoma de
nulidad, en Rev: de Derecho
Procesal, Santa Fe., Ed. Rubinzal,
1999, nº2, pág.119), etc. Nada
nuevo hay bajo el sol: hace ya medio
siglo se resolvió que “aunque las
leyes procesales vigentes no prevén
la impugnación de las resoluciones
judiciales sino por las vías de la
excepción, el incidente y el recurso,
ello no significa que se encuentren
vedados otros medios” (Cám.1ª Civ.
y Com. de La Plata, 2/5/1955,
Arrambide c/Cano, J.A. 1955-III-16,
con comentario de Ibáñez Frocham,
Manuel, Nulidad de sentencia por
acción o derogabilidad de la cosa
juzgada. Aclaro que el anotador
entiende que en el caso no existía
cosa juzgada por tratarse de un
proceso meramente informativo y se
muestra contrario a la acción
autónoma).
3. El consentimiento tácito
a las nulidades procesales y la
Jurisprudencia de Mendoza
acción autónoma de nulidad.
Los recurrentes afirman que
los jueces de grado tampoco han
atendido a un argumento esencial,
cual es el consentimiento prestado a
los actos procesales por no haberlos
impugnado por las vías
corespondientes.
La queja se desentiende de
un argumento decisivo: la acción
deducida no es una nulidad procesal
sino de derecho material. En
coincidencia con este criterio se ha
resuelto que “el fundamento jurídico
de la pretensión autónoma de
nulidad impetrada contra una
sentencia pasada en autoridad de
cosa juzgada consiste en que el
perjudicado, de una manera
improcedente, queda gravado con
una sentencia cuya rectitud ya no
puede ser cuestionada con los
medios procesales normales.
Trátase, por tanto, de un defecto de
derecho material y no de derecho
procesal” (Cá m .Ap el.J unín,
23/8/1989, Casa Nieto SA
c/Amouroux, Doc.Jud. 1990-1-739
y en ED 136-619, con notas
aprobatorias de Payá, Fernando,
Frente al fraude procesal cabe por
vía de incidente anular la sentencia
dictada, y de Bidart Campos,
Germán, La raíz constitucional de la
nulidad de la cosa juzgada). Con
31
criterio análogo se afirma que “la
vía idónea para la revisión de los
fallos firmes cuando existen graves
vicios que producen una evidente
situación de injusticia es la acción
autónoma de nulidad y no el
incidente (Cám.1ª C.C. Lomas de
Zamora, sala II, 12/5/1998, Bruzzo
c/Municipalidad de Avellaneda, La
Ley Buenos Aires 1998-759).
4. La “culpa” y la acción
autónoma de nulidad.
Los abogados afirman que la
acción autónoma no es el medio
para salvar las negligencias
procesales.
Comparto la afirmación
como regla general; sin embargo,
varias son las razones para rechazar
el planteo de los quejosos:
-Tengo para mí que las
negligencias que se imputan al
Banco de Previsión Social y a su
anterior representante están cargadas
de un exceso de rigor ritual, rayana
en lo intolerable (para las relaciones
entre la doctrina del exceso ritual y
la acción autónoma de nulidad ver
voto del Dr.Galdós, Cám.Civ. y
Com. de Azul, 11/5/1997, Gil, Omar
c/Capitanio, LL Buenos Aires 1998575, con comentario favorable de
Arazi, Roland, Cosa juzgada y
negligencia y JA 1998-IV-462). Es
cierto que el domicilio procesal
32
Jurisprudencia de Mendoza
su b si st e m i e ntras no sea
expresamente cambiado (Art.21 del
CPC) y que la representación cesa
por renuncia (Art.31 inc.2 del CPC),
pero insitir tozudamente en que
subsiste la representación, porque no
se ha pronunciado la palabra
renuncia, no obstante que el
abogado que intervino en el juicio
principal ha declinado la
notificación cinco veces
argumentando que ya no es
representante del banco, me parece
una negación voluntaria y conciente
de la verdad jurídica objetiva.
-La presunta negligencia del
anterior representante del Banco, de
alguna manera se “compensa” con:
< La conducta -al menos
culposa- de los abogados que
peticionan regulación de honorarios
por servicios no prestados;
< El error judicial esencial
(probablemente también culposo) de
regular estos honorarios, siguiendo
lo que es tradicional en los procesos
que concluyen por caducidad, sin
tomar las mayores previsiones
exigidas por el hecho de que el
expediente en que se dictaba la
resolución estaba reconstruido;
< La falta ética de los
profesionales pretensores frente al
colega, en cuyo domicilio siguen
notificando, no obstante la
manifestación expresa de que él ha
cesado en la representación,
abroquelándose en que no pronuncia
la palabra renuncia;
< No es casual que algunas
sentencias paradigmáticas en la
materia hacen referencia a la
eficacia de las notificaciones, sobre
todo en supuestos en que, como el
de autos, el domicilio de la
cont ra par t e no puede ser
desconocido para los profesionales
(Ver, por ej., SCBs.As., 10/5/1977,
Zavaleta D c/Kocourek ED 78-309).
-Por otro lado, la regla de
que la acción de nulidad no salva las
negligencias procesales tampoco es
absoluta. Con buen criterio se ha
resuelto que “es procedente la
revisión de la sentencia de trance y
remate pasada en autoridad de cosa
juzgada que se funda en un cheque
cuya falsedad se acreditó
posteriormente en el expediente
penal, no obstante la negligencia
probatoria en que incurrió la parte al
no acreditar temporáneamente esa
falsedad cuando opuso esa
excepción en el juicio ejecutivo. De
lo contrario se haría prevalecer la
verdad formal en desmedro del valor
justicia” (ver excelente voto del
Dr.Galdós, Cám.Civ. y Com. de
Azul, 11/5/1997, Gil Omar
c/Cappitanio, L.L. Buenos Aires
Jurisprudencia de Mendoza
1998-575, con comentario favorable
de Arazi, Roland, Cosa juzgada y
negligencia y JA 1998-IV-462).
5. La extemporaneidad de
la acción deducida.
Los quejosos afirman que el
tribunal de grado no ha oído sus
argumentos relativos a la
extemporaneidad de la acción
deducida.
El argumento tampoco puede
prosperar:
a) Esta cuestíón no integró la
primera instancia. Una lectura
detenida de los escritos de fs.30/34
y 36/39 muestra que los
demandados nunca opusieron la
excepción de prescripción, ni
invocaron que se tratara de plazos
de caducidad.
b) Una vez más olvidan que
la acción deducida tiene carácter
sustancial, no es la acción ordinaria
posterior al juicio ejecutivo, e
ignoran el amplio debate doctrinal y
jurisprudencial al que la cuestión de
la prescripción o la caducidad de la
acción ha dado lugar (Para este
debate ver Palacio, Lino E., La cosa
juzgada fraudulenta y los límites
temporales de su impugnación, LL
1997-E-586 y ss; Hitters, Juan C.,
Revisión de la cosa juzgada, La
Plata, ed.Platense, 1977, nº235); así,
por ej., para un importante sector, el
33
plazo de la prescripción surge del
Código Civil y no de los códigos de
procedimiento (Conf.ST Jujuy,
23/5/1996, LL 1997-B-15, con nota
de Spinosa, Luis A., Acción de
nulidad autónoma de la cosa
juzgada. Declaración de nulidad de
una sentencia firme y en La Ley
N.O.A., 1998-149).
6.
La
presunta
insuficiencia de la expresión de
agravios y la inconstitucionalidad
denunciada.
Los recurrentes se agravian
porque el tribunal, no obstante
reconocer la insuficiencia de la
expresión de agravios, ingresa en el
estudio del recurso con el argumento
de que los recurridos han contestado
en subsidio.
La queja es insuficiente para
fundar
el
vicio
de
inconstitucionalidad: más allá del
hecho de que la Cámara no afirma
categóricamente la insuficiencia del
recurso (pues se limita a decir que
los apelados solicitan la deserción
por falta de fundamentación, pero es
jurisprudencia del tribunal abrir la
causa a estudio, aunque haya dudas
sobre la suficiencia), lo cierto es que
ninguno de los dos escritos de
fs.20/30 y 79/127 indican
concretamente de qué modo, al
hacerlo, el tribunal de grado violó el
34
Jurisprudencia de Mendoza
derecho de defensa en juicio, nudo
gordiano para la procedencia del
recurso de inconstitucionalidad. En
efecto, las quejas giran en torno a la
cosa juzgada, pero no denuncian
imposibilidad (ni siquiera dificultad)
para defenderse de los argumentos
esgrimidos por el apelante.
7. Otras presuntas
contradicciones de la sentencia
recurrida.
a) Los abogados perdidosos
afirman que la Cámara de
Apelaciones incurre en argumentos
absurdos pues el hecho de que una
ley sea de orden público no autoriza
a avasallar la cosa juzgada.
La acusación tampoco
alcanza para la nulidad de la
sentencia. El argumento de la
Cámara apunta a la necesidad de
que los servicios profesionales se
presten para que la regulación tenga
causa; que la ley que así lo disponga
sea de orden público es sólo un
punto para enfatizar el
razonamiento, pero no es la
motivación decisiva.
b)
Tampoco
hay
contradicción lógica en afirmar que
las notificaciones fueron válidas y
acoger parcialmente la acción de
nulidad deducida; más allá de
compartirse o no el criterio del
tribunal sobre la mentada validez, el
tribunal explicita que la acción
deducida tiende, justamente, a hacer
caer los efectos de la cosa juzgada
aparentemente existente.
c) El fundamento central del
fallo (la aseveración de que los
abogados no cumplieron ninguna
actividad en el proceso principal que
justifique la regulación de otros
honorarios que no sean por la
caducidad de instancia) está en pie
no obstante la extensión de los
recursos deducidos. En efecto:
-No es cierto que la Cámara
de Apelaciones no ha analizado el
punto; por el contrario, afirma sin
réplica de los quejosos que
conforme surge de los principales la
demanda nunca fue contestada, pues
la última actuación útil fue la
notificación.
-Las demás razones
(momento en que el expediente se
p i e r d e , q u i é n e s p i d en l a
reconstrucción, colaboración
prestada con el tribunal, etc.) son
excusas que en nada conmueven ese
argumento decisivo: la demanda no
se contestó y no hay pruebas de otra
actividad útil prestada por los
profesionales que reclaman
honorarios que no sea el incidente
de caducidad de instancia que ha
recibido su propia regulación.
8. La exclusiva voluntad de
Jurisprudencia de Mendoza
los jueces y la tensión entre
seguridad y Justicia.
Los quejosos sostienen que
la sentencia se funda en la sola
voluntad de los jueces y que bajo el
pretexto de la injusticia han dictado
una sentencia que vulnera la
seguridad jurídica. El argumento
tampoco es audible por diversos
motivos:
a) He mostrado a lo largo de
este voto que la decisión del a quo
tiene amplio respaldo doctrinal y
jurisprudencial.
b) Coincido con Hitters en
que la revisión de la cosa juzgada no
atenta en sí contra la seguridad, en
tanto y en cuanto se la regule en
forma orgánica y la ejerza un órgano
jurisdiccional con atribuciones
suficientes. No obstante, si en algo
la rozara, sería en aras de cristalizar
la justicia (Hitters, Juan C.,
Revisión de la cosa juzgada, La
Plata, ed.Platense, 1977, nº129).
Retóricamente se ha dicho: “porque
Sócrates quedó injustamente
sacrificado a la seguridad, desde
entonces ningún juez digno querrá
renovar un semejante conflicto
axiológico” (García, Alicia, La
revisión de la cosa juzgada
fraudulenta, en Autores varios,
Estudios de nulidades procesales,
Bs.As., Hammurabi, 1980, pág.147).
35
V. Por qué la sentencia
recurrida no configura un
peligroso precedente para la
seguridad jurídica sino que
equilibra los valores
constitucionales en juego.
En mi opinión, la sentencia
que se confirma ni siquiera ingresa
en el campo de las decisiones
judiciales que han hecho lugar a la
acción para hacer prevalecer el valor
equidad sobre el de la seguridad.
En efecto:
1. En el sublite, el tema no
es la iniquidad, sino la inexistencia;
no se dice que los honorarios
regulados son excesivamente altos,
sino que no deben ser regulados
porque no responden a ningún
servicio prestado en el principal, no
tienen causa, y consecuentemente,
están fundados exclusivamente en
un puro formulismo vacío de todo
contenido substancial, en otros
términos, en una pura ficción
procesal. La consecuencia de la
sentencia de Cámara pone las cosas
en su lugar: los abogados perciben
honorarios por los servicios
prestados (incidente de perención) y
no por actividad que no cumplieron.
2. Aunque el tribunal de
grado acepta la regularidad de las
notificaciones, esta Sala no puede
cerrar los ojos a un exceso de rigor
36
Jurisprudencia de Mendoza
ritual al que se agrega un dudoso
comportamiento de los
profesionales hacia su colega.
VI. Conclusiones.
Por todo lo expuesto y si mi
voto cuenta con la adhesión de mis
distinguidos colegas de Sala, los
recursos deben ser rechazados.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren
por sus fundamentos al voto que
antecede.
A la segunda cuestión la
Dra.Aí da Kemelmajer de
Carlucci, dijo:
Corresponde
omitir
pronunciamiento sobre este punto,
puesto que ha sido planteado para el
eventual caso de resolverse
afirmativamente la cuestión anterior.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren al
voto que antecede.
A la tercera cuestión la
Dra.Aída Kemelmajer de
Carlucci, dijo:
Atento el resultado al que se
arriba en el tratamiento de las
cu e st i ones qu e anteceden,
corresponde imponer las costas a la
parte recurrente que resulta vencida
(arts.36-I y 148, C.P.C.)
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren al
voto que antecede.
Con lo que terminó el acto,
procediéndose a dictar la sentencia
que a continuación se inserta:
SENTENCIA:
Mendoza, 2 de setiembre de
1999.
Y VISTOS:
Por el mérito que resulta del
acuerdo precedente, la Sala Primera
de la Excma.Suprema Corte de
Justicia, fallando en definitiva,
RESUELVE:
I. Rechazar los recursos
extraordinarios
de
Inconstitucionalidad deducidos a
fs.20/30 y 79/129 de autos.
II. Imponer las costas a los
recurrentes vencidos.
III. Regular los honorarios...
IV. Dar a la suma de pesos
dieciocho ($18), de la que da cuenta
la boleta de depósito obrante a fs.3,
y de pesos setenta y cinco ($75),
correspondiente a la boleta d e
depósito de fs.39, el destino previsto
por el art.47 inc.IV del C.P.C.
Notifíquese. Ofíciese.
Fdo.: Dra. Aída Kemelmajer
de Carlucci, Dr.Fernando Romano y
Dr.Carlos Moyano.
Jurisprudencia de Mendoza
DELITO. Principio de
insignificancia.FALSIFICACIÓN
DE
INSTRUMENTO
PUBLICO.PECULADO.
CONCURSO REAL.
La alegada nimiedad del daño, no
tiene ninguna relevancia en lo que hace a la
tipicidad del delito en estudio ni de algún
otro, ya que la pretendida aplicación del
principio de la insignificancia o bagatela, al
no tener sustento en la ley, violaría el
principio de legalidad consagrado en la
Constitución Nacional, dejando al solo
arbitrio de los jueces, establecer si la
conducta ilícita es o no punible, usurpando
de esa forma una facultad reservada al
legislador.
La conducta del encartado de
imprimir su propia impresión digital,
falsificando las planillas de recibo de pago
de cinco pensiones, es un hecho
independiente al de la sustracción de los
bienes como elemento material del
peculado.
Si bien la falsificación de
instrumentos públicos, constituyó un medio
instrumental para cometer los
demás
sucesos, tal accionar se consumó cuando el
imputado falsificó el documento (imprimió
en las planillas su propia impresión digital)
lo que por sí solo produce una lesión a la fe
pública, que resulta autónoma de las
lesiones causadas por los hechos calificados
como peculado, y que impide que sea
absorbida por éstos.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº54815 Fiscal y actor civil c/Castro
Otto Néstor p/Falsificación de instrumento
público y fraude a la administración
pública en concurso ideal en forma
37
reiterada s/Casación.
Mendoza, 28 de setiembre de 1999.
Sala Segunda
L.S.291-223.
CUESTIONES:
1)¿Es procedente el recurso de casación interpuesto?
2) En su caso, ¿qué solución corresponde?
3) Pronunciamiento sobre costas.
Sobre la primera cuestión
el Dr.Salvini, dijo:
I- A fs.144/148 vta. la
defensa del imputado Otto Néstor
Castro, interpone recurso de
casación contra la sentencia dictada
a fs.130 y vta. y sus fundamentos de
fs.131/136, en cuanto se condena al
nombrado a las penas de dos años de
prisión en forma condicional e
inhabilitación absoluta perpetua,
como autor de los delitos de
peculado de caudales públicos y
falsificación material de instrumento
público en concurso real (arts.261,1º
parr.; 292 1º párr., última parte y 55
del C.P.), que se le atribuyen en la
causa nº16190 tramitada ante la
Cámara Segunda en lo Criminal.
II. Motivos de agravio.
a) Señala el quejoso, que el
hecho por el que fue condenado
Castro, encuadra en el denominado
38
Jurisprudencia de Mendoza
“principio de la insignificancia” o
“bagatela”, porque escapa a la “ratio
legis” la imposición de una grave
pena, a quien, a valores pecuniarios
actuales al momento de presentar el
recurso, ha afectado en $0,188 el
patrimonio del Estado Provincial,
por lo que éste no se ha
empobrecido, ni se ha visto dañada
su actividad administrativa.
(Recurso, fs.144 vta./145 vta.).
Entiende que un hecho
insignificante como el atribuído a
Castro, no obstante su “tipicidad
formal”, no es “materialmente
antijurídico”. Que esto conlleva a un
doble error “iuris”, en primer lugar
a la inobservancia del art.19 C.N.,
que impide catalogar como delitos a
conductas intrascendentes, y además
por la errónea actuación del art.261
del C.P., en tanto se subsume en él,
una conducta que por su
insignificancia, no tiene esencia
delictuosa. (Recurso, fs.145
vta./146).
b) En segundo lugar, refiere
que el estampar la impresión digital
del encartado en la planilla de
pagos, no es otra cosa que el
despliegue ardidoso destinado al
logro del indebido beneficio, sin que
se justifique su imputación a los
términos del art.55 de dicho cuerpo
legal, siendo por el contrario, un
hecho único de encuadramiento
plural. (Recurso, fs.146 y vta.).
Señala también que existe un
error en la aplicación de la ley
sustantiva, en cuanto no era
competencia del i mputado
“custodiar” los dineros devueltos, ni
tampoco “administrarlos”, por lo
que falta para poder subsumir el
hecho en la figura del peculado la
relación funcional pertinente. Que
por ello el correcto encuadramiento
legal es el del art.174 inc.5 del C.P.,
ya que mediante ardid se apoderó de
fondos del erario público, cuya
custodia, percepción o
administración escapaban a su
competencia funcional. (Recurso,
fs.146 vta./147).
c) Por último, expresa que si
se acoge la calificación legal
propiciada, se ha producido la
prescripción de la acción penal,
tomando como término inicial el
20/03/87, fecha del decreto de fs.68
vta. por el que se admite la prueba
propuesta por el Ministerio Público,
sin interrupción hasta la realización
del debate. Al respecto señala que
no se debe otorgar carácter de
secuela de juicio al decreto de
fijación de audiencia para debate, o
en todo caso, sólo a aquel decreto
que efectivamente permitió la válida
apertura de dicha audiencia, que en
Jurisprudencia de Mendoza
el caso concreto se dictó cuando ya
la acción estaba prescripta.
(Recurso, fs.147/148).
III. Solución del caso:
a) Más allá de cuál haya sido
en el caso concreto el bien jurídico
lesionado, en cuanto a la pretendida
aplicación del principio de
“insignificancia o bagatela”, es
dable reiterar lo expresado
recientemente en el fallo registrado
en L.S.289-150, donde expresé:
“...entiendo que la alegada nimiedad
del daño, no tiene ninguna
relevancia en lo que hace a la
tipicidad del delito en estudio ni de
algún otro, ya que la pretendida
aplicación del principio de la
insignificancia o bagatela, al no
tener sustento en la ley, violaría el
principio de legalidad consagrado en
la Constitución Nacional, dejando al
solo arbitrio de los jueces, establecer
si la conducta ilícita es o no punible,
usurpando de esa forma una facultad
reservada al legislador”.
“En ese sentido ha expresado
Roberto E Spinka que: “en
definitiva, la tesis de Zaffaroni no
advierte que el peligro que el
finalismo pretende limitar, es decir
la omnipotencia del legislador, por
la vía del principio de la
insignificancia no hace más que
transformarse en el peligro de una
39
omnipotencia judicial, pues de
aceptarse en nuestro sistema
quedaría en manos de los Jueces excediendo lo que es una tarea
pr opia me nte inter pr eta tiva :
determinar, según sus propias
valoraciones, cuál es, por ejemplo
en el caso del hurto, el valor mínimo
de la cosa que hace que su
apoderamiento sea punible, cuando
con arreglo a a la regla legal (CP
art.162), que es la expresión de una
generalidad efectuada a través de
sus legítimos representantes (CN
art.1º), da lo mismo a los fines de la
tipicidad un valor ínfimo o uno
cuantioso. ¿Sobre qué bases dirá el
Juez que privar a otro de su libertad
por 100 metros no es delito? ¿O lo
será hacerlo por 150 mts., o por 200,
o en vez de ello será delito no
permitirnos bajar del vehículo que
nos transporta en la parada
subsiguiente, o en la que le
sigue...?” (“El principio de la
insignificancia o de bagatela - ¿Una
solución de base legal o de justicia
abstracta?”, Opúsculos de Derecho
Penal y Criminología, pág.51,
Marcos Lerner Editora Córdoba,
1986)”.
“Sobre el tema es dable
recordar, que de acuerdo a los
arts.40 y 41 del Código Penal, los
tribunales fijarán la condena de
40
Jurisprudencia de Mendoza
acuerdo a las circunstancias
particulares de cada caso, entre
otras, a la naturaleza de la acción y
de los medios empleados para
ejecutarla, y la extensión del daño y
del peligro causado, como a las
condiciones personales del sujeto.
Así pues, conforme al sistema legal
vigente, los jueces pueden
determinar la medida de la pena,
pero no están autorizados por la ley
para absolver, basándose en la
cuantificación de la afectación del
bien jurídico”.
“En todo caso, si en alguna
hipótesis se considerara excesivo
algún mínimo de pena, la solución
debe lograrse a través de una
reforma legislativa, pero nunca a
través de la creación de una causa
supra legal de atipicidad”.
b) En mi opinión tampoco se
da en el caso la denunciada errónea
aplicación del art.55 del C.P., ya que
la conducta por parte del encartado
de imprimir su propia impresión
digital, falsificando así las planillas
de recibo de pago de cinco
pensiones, es un hecho
independiente al de la sustracción de
los bienes como elemento material
del peculado (ver fundamentos,
fs.133 vta./134).
En la especie se verifica, que
existen dos bienes jurídicos
independientes afectados por el
hecho ilícito, pues si bien la
falsificación de instrumentos
públicos, constituyó un medio
instrumental para cometer los demás
sucesos, tal accionar se consumó
cuando el imputado imprimió en las
planillas su propia impresión digital,
lo que por sí solo produce una lesión
a la fe pública, que resulta autónomo
de las lesiones causadas por los
hechos calificados como peculado, y
que impide que sea absorbida por
éstos.
Por otra parte, respecto al
agravio referido a la calificación
legal (art.261 del C.P.), que el
tribunal de juicio diera a los hechos
investigados, por entender el
quejoso que falta la relación
funcional requerida por el peculado
respecto a los fondos en cuestión, se
debe partir para su tratamiento de la
base fáctica que ha quedado fijada
en la sentencia sobre este aspecto.
En los fundamentos del fallo
cuestionado, conforme el voto de la
mayoría, el tribunal a-quo refiere
que la testigo Carrizo, declaró que
Castro recibía las planillas y el
dinero de las devoluciones no
pagadas, encargándose de depositar
ese dinero en el banco. (Ver
Fundamentos, fs.132 vta.), a partir
de ello se ha tenido por acreditado
Jurisprudencia de Mendoza
que el imputado, “...era el
funcionario o empleado público
(entendidas estas acepciones con el
significado que les da el art.77 C.P.)
encargado de la custodia temporal
de las sumas que eran devueltas a la
Dirección, hasta darles el destino
que correspondía (depósito
bancario) una vez verificadas por él
las planillas correspondientes a los
pagos o devoluciones de pensiones”
(Fundamentos, fs.133 vta.).
De todo esto emerge, que la
custodia de esos bienes le había sido
encargada y era una de las funciones
que cumplía el imputado como
empleado de la Dirección de
Asistencia a la Ancianidad e
Invalidez, por lo que la tenencia del
referido dinero se debía a esa razón,
que era parte de la normal actividad
de esa repartición estatal, y no una
situación excepcional.
Por ello, entiendo que en la
especie, ha sido correcto el
encuadramiento legal de los hechos
referidos en la figura del peculado
(art.261 del C.P.).
c) Por último, también
corrresponde el rechazo del motivo
de agravio acerca de la prescripción
de la acción penal, en primer lugar
porque está fundado en el cambio de
la calificación legal dada por el
tribunal de juicio a los hechos, y lo
41
dicho al respecto en el punto
anterior, conlleva a la imposibilidad
de que se dé en el caso la
prescripción de acuerdo a como es
pretendida en el recurso.
Más allá de ello, es dable
recordar en cuanto a la capacidad
interruptiva del primer decreto de
fijación de audiencia de debate, que
este Cuerpo viene sosteniendo, que
dicho acto tiene idoneidad
interruptiva de la prescripción de la
acción penal. (L.S.210-461; 216352; 240-423, entre otros), por lo
que tampoco corresponde hacer
lugar al planteo del quejoso al
respecto.
Por todo lo expuesto, y
opinión concordante del
Sr.Procurador General, estimo que
debe rechazarse el remedio
intentado.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Nanclares y Romano adhieren
por sus fundamentos al voto que
antecede.
Sobre la segunda cuestión
el Dr.Salvini, dijo:
Corresponde
omitir
pronunciamiento sobre este punto,
puesto que se ha planteado para el
eventual caso de resolverse
afirmativamente la cuestión anterior.
Así voto.
42
Jurisprudencia de Mendoza
Sobre la misma cuestión los
Dres.Nanclares y Romano adhieren
al voto que antecede.
Sobre la tercera cuestión el
Dr.Salvini, dijo:
Atento al resultado a que se
arriba en el tratamiento de las
cu e st i o n e s q ue anteceden,
corresponde imponer las costas a la
parte recurrente (art.582 del C.P.P.).
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Nanclares y Romano adhieren
al voto que antecede.
Con lo que terminó el acto,
procediéndose a dictar la sentencia
que a continuación se inserta:
SENTENCIA:
Mendoza, 28 de setiembre
de 1999.
Y VISTOS:
Por el mérito que resulta del
acuerdo precedente la Sala Segunda
de la Excma.Suprema Corte de
Justicia fallando en definitiva,
RESUELVE:
1) Rechazar el recurso de
casación interpuesto a fs.144/148
vta. de autos.
2) Imponer las costas a la
parte recurrente (art.582 del C.P.P.).
3) Regular los honorarios...
Notifíquese.
Fdo.:Dr.Herman A.Salvini,
Dr.Jorge H.Nanclares y Dr.Fernando
Romano.
Jurisprudencia de Mendoza
DERECHO TRIBUTARIO.
Obligaciones fiscales.
Prescripción. Facultades de las
provincias. Normas locales y
nacionales.
Ninguno de los precedentes
jurisprudenciales de la Corte Federal ha
negado la autonomía del derecho tributario
provincial en forma expresa.
El problema de la validez o no de
las prescripciones de las acciones fiscales
provinciales es totalmente casuístico y debe
analizarse no en función del apartamiento
de la legislación de fondo sino de la
irrazonabilidad de la disposición provincial,
porque la razonabilidad como parámetro de
justicia es fundamento de la
inconstitucionalidad de las leyes.
“No admito la primacía de los
arts.67 inc.11 (hoy 75 inc.12) y 31 de la CN
por encima de las facultades tributarias de
las provincias, por el solo hecho de su
interpretación literal o por pura ortodoxia
en su aplicación. Sólo la acepto como
causal de inconstitucionalidad de las
normas locales si como consecuencia del
apartamiento de éstas frente a la legislación
nacional sustantiva -sea de derecho privado
o de derecho público, como ocurre con el
derecho penal tributario- se diere la colisión
entre ella y una ley local irrazonable en su
aplicación al caso y
violatoria de
declaraciones y derechos constitucionales
(García Belsunce, Horacio, La autonomía
del derecho tributario frente a la legislación
tributaria provincial, ED 87-895 y ss
conf.Bruzzon, Juan Carlos, Autonomía del
Derecho Tributario Facultad provincial de
fijar especiales plazos de prescripción
impositivos Retroactividad de las leyes
fiscales, ED 174-124).
43
En
suma, corresponde
la
aplicación de las normas tributarias locales,
siempre que no vulnere el principio de
razonabilidad constitucional y sin perjuicio
que “en ausencia de normas por parte del
derecho tributario se aplique
supletoriamente el derecho civil”.
En consecuencia, la provincia
puede, en principio, fijar plazos de
prescripción de las obligaciones fiscales,
siempre que en el caso concreto ellos
guarden razonabilidad y no contraríen la
unificación del derecho común creando un
verdadero caos legislativo.
En principio, podría afirmarse que
un plazo de diez años no es irrazonable
pues además de coincidir con el plazo de
prescripción decenal del Código Civil
concuerda con la prescripción fiscal
aplicable a los contribuyentes no inscriptos
(Art.59 inc.b ley 14683).
Sin embargo, en mi opinión, al
momento de decidir, ese plazo se torna en
irrazonable al integrarlo al resto del
sistema, por lo que en el caso, el plazo de
prescripción para accionar por el cobro de
los débitos tributarios, intereses y sanciones
venció a los cinco años de ser exigibles los
respectivos créditos.
Suprema Corte de Justicia
E xpte.Nº61151 Castro y C ía
S.R.L.c/Gobierno de la Provincia s/A.P.A.
Mendoza, 22 de marzo de 2.000
Sala Primera
L.S.294-227
CUESTIONES :
1) ¿Es procedente la acción procesal
administrativa interpuesta?
2) En su caso, ¿qué solución corres-
44
Jurisprudencia de Mendoza
ponde?
3) Costas.
A la primera cuestión la
Dra.Aída Kemelmajer de
Carlucci, dijo:
I.. Plataforma fáctica.
1. En abril de 1995, Castro y
Cía S.R.L. fue objeto de una
inspección por parte del organismo
impositivo provincial.
Oportunamente, solicitó un plan de
pagos, pero al realizar esa
presentación, la DGR le reclamó
también la deuda por impuesto a los
ingresos brutos de los períodos nº7
y 9 de 1988. Efectivamente, el
28/9/1994 el Departamento de
Actividades Económicas de la DGR
había emplazado a la empresa a
presentar los comprobantes de pago
de esos tributos. El contribuyente no
respondió el emplazamiento. El
30/11/1994 el departamento
resolvió: “Aprobar la determinación
tributaria practicada; aplicar al
contribuyente una multa por
infracción a sus obligaciones
sustanciales por los períodos
mencionados; intimar para que
dentro de los 15 días ingresara la
suma adeudada en concepto de
impuestos y la multa. El total
adeudado asciende a $43.369,07".
2. Castro y Cía S.R.L.
co m par eci ó en ex p edient e
2389/C/95, opuso la excepción de
p r es cri pci ón e i nvo c ó l a
inconstitucionalidad de toda norma
local que previese un plazo más
prolongado que el quinquenal
determinado por el art.4027 inc.3
del Cód.Civil.
Por otra parte, en expediente
nº5508, iniciado el 18/9/1995,
solicitó se realizara un plan de pago
de 10 cuotas y que la multa no
superase el 10%, desde que la
impuesta (50%) era injusta.
3. El 10/10/1995, mediante
resolución nº429, la Dirección
General de Rentas rechazó el
recurso deducido que calificó de
recurso de revocatoria. Entró en lo
sustancial, aunque indicó que había
sido deducido fuera del plazo
previsto en el art.89 de la Ley 3909.
Los ar gu m en t os del act o
administrativo, sintéticamente
expuestos son: La situación está
regida por el art.49 inc.c del Código
Fiscal que establece el plazo
decenal; la autoridad administrativa
no puede declarar la
inconstitucionalidad de la ley; el
plan de pagos solicitado debe ser
peticionado conforme las pautas de
la Ley 6253. En definitiva, se
emplazó nuevamente a depositar,
bajo apercibimiento de iniciar el
Jurisprudencia de Mendoza
apremio.
4. El contribuyente interpuso
recurso de apelación. Insistió en la
prescripción y en la reducción de la
multa solicitada. Por resolución
nº25, el 6/6/1996, el Tribunal
Administrativo Fiscal rechazó
formalmente el recurso, con el
argumento de que la revocatoria
había sido deducida fuera de
término, por lo que el acto
administrativo que condenaba al
pago del tributo y de la multa había
quedado firme.
El 13/9/1996, mediante
decreto 1340, el Poder Ejecutivo
provincial ratificó en todas sus
partes la resolución nº25.
II. Relación sucinta de las
cuestiones planteadas.
1. Posición de la parte
actora.
a) Escrito de demanda.
-La actora pretende la
declaración de la prescripción del
crédito tributario (ingresos brutos
correspondientes a 1998) reclamado
en 1994.
Funda su pretensión en los
siguientes argumentos:
< A la fecha del reclamo
estaba vencido el plazo quinquenal
previsto en el art.4027 inc.3, al que
está sometido el Estado provincial
por imperativo del art.3951, ambos
45
del Código Civil.
< El orden de prelación de
las leyes, y la jurisprudencia de la
Corte Federal en el caso de las tasas
debidas a OSN, imponen la
declaración de inconstitucionalidad
de la ley local que fija el plazo
decenal.
-La actora también hace
mención a que el tribunal omitió
pronunciamiento sobre su petición
de reducción de la multa y que al
resolverse lo que peticiona debería
permitirse a la actora el acceso a un
plan de consolidación exactamente
igual al vigente, “por cuanto la
demora en el ingreso de los tributos
se debe a la oposición de la
dirección a liquidar la deuda sin
incluir los períodos de 1988".
-En subsidio, pide se dé a
esta acción procesal administrativa
el trámite de una denuncia de
ilegitimidad, desde que el tribunal
administrativo no trató el fondo del
asunto, por considerar que el recurso
de revocatoria se interpuso fuera de
término, sin advertir que la
Dirección, al abordarlo, le había
restituído los términos.
b) Escrito de ampliación de
demanda.
< En su escrito de fs.25/26 la
actora invoca el art.48 del Código
Fiscal, que dispone que prescriben
46
Jurisprudencia de Mendoza
por el transcurso de cinco años las
facultades del fisco para verificar y
rectificar las declaraciones juradas
de los contribuyentes. Sostiene que
dado que él se presentó en 1988, lo
que se le reclama es fruto de una
rectificación, por lo que el crédito
estaría prescripto, al estarlo la
facultad de modificación.
2. Posición de la
demandada.
a) El Gobierno provincial
invoca las facultades locales no sólo
para crear impuestos sino también
para imponer los plazos de
prescripción. No contesta el
argumento esgrimido por la actora
en su ampliación de demanda.
b) La Fiscalía de Estado
también defiende estas facultades,
por ser materia de derecho público
provincial. Cita un precedente de
esta Sala registrado en L.S. 263-119.
Sostiene que es inaplicable el plazo
quinquenal aceptado por la Corte
Nacional para los créditos de O.S.N.
(11/12/1990) pues el propio
tribunal, en ese fallo, reafirmó las
facultades locales al distinguir entre
impuestos y tasas.
3. Cuestiones fuera de la
litis.
Previo a analizar los puntos
en debate, estimo necesario explicar
por qué omitiré el tratamiento de
determinadas cuestiones:
a) El escrito de demanda
contiene una ligera y desubicada
crítica al argumento decisivo
utilizado por el Gobierno provincial
en el acto definitivo que causó
es t ad o ( fi r m e z a d e l act o
administrativo previo porque el
recurso de revocatoria había sido
deducido fuera de término). No
obstante que la frase está ubicada en
el insólito pedido en subsidio
(considerar la acción procesal
administrativa como una denuncia
de ilegitimidad), lo sustancial está
dicho: el organismo fiscal restituyó
los términos al administrado pues no
rechazó formalmente el recurso de
revocatoria (en efecto, en los
considerandos ingresó a la cuestión
de fondo y en la parte dispositiva,
no mencionó la expresión rechazo
formal).
b ) La p r es c r i p c i ó n
quinquenal prevista en el art.48 del
Código Fiscal no fue invocada a la
autoridad administrativa, por lo que
no se le dio oportunidad de
pronunciarse sobre esta cuestión. No
obstante, insisto que la demandada
guardó silencio en su contestación
del traslado.
III. La cuestión normativa
debatida en autos y la autonomía
del derecho tributario.
Jurisprudencia de Mendoza
Dados los fundamentos del
acto administrativo impugnado y el
modo como se ha trabado la litis,
entiendo que la cuestión jurídica a
resolver gira, esencialmente, sobre
el siguiente punto:
¿Puede la provincia fijar
para los créditos impositivos que
ella crea un plazo de prescripción
distinto al previsto en el Cödigo
Civil?
El tema es parte de uno de
mayor extensión, cual es el de la
autonomía del derecho tributario.
Se ha señalado con acierto que en
nuestro país, a diferencia de lo que
acontece en Europa, la cuestión de
la autonomía de esta rama no se
reduce a resolver si frente al silencio
n o r m a t i v o d e b e a p l i c a rs e
subsidiariamente el derecho civil o
el derecho administrativo. Por el
contrario, en Argentina, hay un
derecho tributario nacional y otro
provincial. La pregunta es, entonces:
¿Puede existir un derecho tributario
provincial que cree instituciones
propias que modifiquen concepto e
instituciones de la legislación de
fondo? (Ver García Belsunce,
Horacio, La autonomía del derecho
tributario frente a la legislación
tributaria provincial, ED 87-889).
La dificultad del tema lo
muestra sin tapujos la
47
jurisprudencia. Resulta difícil
encontrar fallos de tribunales
colegiados votados por unanimidad.
Así por ej. en el leading case de la
Corte Federal del 10/8/1956 recaído
in re Liberti A.C. c/Provincia de
Buenos Aires (J.A.1956-III-572 y
fallos 235-571), votó en minoría el
Dr.Alfredo Orgaz, presidente del
tribunal (aclaro que en el caso no
estaba en juego un plazo de
prescripción sino la personalidad
jurídica de la sociedades).
García Belsunce, en
magistral síntesis de esta
jurisprudencia, enumera las
siguientes pautas emergentes de la
primera sentencia mencionada:
1. Las provincias, aunque
gocen de todas las facultades
i m p o s i t i v a s n o d e l e ga d a s
expresamente a la Nación, han
aceptado las limitaciones que
provienen de los códigos de fondo,
de manera tal que al crear sus
figuras tributarias no deben alterar la
legislación sustantiva en defensa de
la unidad de la legislación común en
toda la Nación, que hace a su vez a
la unidad nacional.
2. El voto mayoritario no
niega ni analiza la autonomía del
derecho tributario, pero lo limita al
derecho tributario nacional por
razones estrictamente
48
Jurisprudencia de Mendoza
constitucionales. Esto puede
implicar, aunque no se lo haya
querido decir, negar en la práctica y
en los hechos la autonomía del
derecho tributario provincial.
3.El voto en disidencia del
presidente del tribunal sienta
principios rectores al afirmar que lo
único que han querido las
provincias, al delegar en la Nación
la facultad exclusiva de dictar los
códigos de fondo, es que exista un
régimen uniforme en materia de
relaciones privadas, el Código Civil
no es limitativo del derecho público
ni tampoco subsidiario de éste. El
derecho tributario, como derecho
público,debe desembarazarse de los
conceptos de los códigos privados y
resolver sus problemas de acuerdo
con su lógica particular.
IV. Las facultades
tributarias de las provincias y la
determinación de los plazos de
p re s c r i p c i ó n . P r i n c i p a l e s
posiciones asumidas en la
Jurisprudencia.
El problema no es nuevo, ni
en la doctrina ni en la
jurisprudencia, por lo que resumiré
las principales posiciones y sus
fundamentos.
1. Tesis que niega a las
provincias la posibilidad de fijar
plazos de prescripción en las
acciones relativas a créditos
fiscales.
Esta posición, liderada por el
prestigioso Superior Tribunal de
Córdoba, se funda en las siguientes
razones:
a) La provincia tiene facultad
para crear el tributo, pero una vez
creado y generada la obligación que
tendrá como acreedor al fisco
provincial y como deudor al sujeto
imponible, ésta como todas las
obligaciones, se rige por el Código
Civil; así por ej., se extinguirá por
pago, novación, transacción, etc.
conforme las normas del código de
fondo. No hay razón para sostener
un criterio distinto respecto de la
prescripción.
b) La prescripción, por
constituir un medio de liberación del
deudor por el transcurso del tiempo
fijado por la ley sirve a la seguridad
jurídica en cuanto determina la
estabilidad de los derechos de
fondo. Se trata de una figura de
orden público, que ampara los
intereses de la sociedad (véase nota
al Art.3596) por lo que no es
admisible que una norma de inferior
jerarquía al código civil pueda
regular sobre est a materia, lo que
obliga al órgano jurisdiccional a
aplicar la de rango superior.
c) Esta solución no
Jurisprudencia de Mendoza
desconoce la autonomía del derecho
tributario; tratándose de principios
contenidos en el Código Civil,
aplicable a todo el ordenamiento
jurídico por su carácter de derecho
común, sólo razones de justicia y
conveniencia para el cumplimiento
de los fines sociales del derecho
tributario justifican el apartamiento
de aquéllos. Por el contrario, en el
caso existen sobrados motivos que
justifican la aplicación de la
prescripción abreviada en atención
al deber del fisco de recaudar
impuestos a fin de satisfacer las
necesidades de la comunidad.
d) No se advierte la
imposibilidad del ente prestatario de
los servicios de obrar con adecuada
diligencia dentro de un plazo como
el de 5 años, ya bastante prolongado,
puesto que los modernos sistemas
de computación pueden ser
utilizados en momento oportuno
para detectar la nómina de los
deudores y promover las acciones
legales pertinentes en resguardo de
sus intereses.
e) Si cada provincia pudiese
crear un diferente plazo de
prescripción se configuraría un
supuesto de desigualdad ante la ley
pues mientras en el Estado Nacional
los tributos prescribirían a los cinco
años, en las provincias ello
49
sucedería en los plazos más
prolongados que a cada legislatura
local se le ocurriese. f) Desde lo
axiológico, también debe desecharse
el plazo decenal, pues es
inconveniente para el propio Estado,
al amparar la desidia de sus
gobernantes y para los
contribuyentes, cuyos patrimonios
podrían verse gravemente afectados
si se permitiese la acumulación por
años y años de obligaciones que el
Estado debió y estuvo en
condiciones de reclamarles, pero
que sumadas resultan imposibles de
afrontar.
Para esta posición-aunque no
todas las sentencias desarrollan la
totalidad de las razones antes
expuestas- compúlsese, entre otros,
T.S. Córdoba, 29/5/1996, Provincia
de Córdoba c/Llosa, La Ley
Córdoba 1996-1230 (voto del
Dr.Luis Moisset de Espanés, al que
adhiere el resto de los miembros del
prestigioso tribunal), que confirma
la decisión de la Cám.1º
Civ.Com. y Contencioso de Río
Cuarto, 2/11/1993, Provincia de
Córdoba c/Llosa, publicada en La
Ley Córdoba 1994-837; Cám.Crim.
y Correccional Civil Com. y Familia
y Trabajo, Dean Funes, 30/6/1995,
Provincia de Córdoba c/Roldán, La
Ley Córdoba 1996-385; Cám.1
50
Jurisprudencia de Mendoza
C.C.Bahía Blanca, sala I,
24/8//1999, Provincia de Bs.As. en
j: Oustry y otra p/Concurso
Preventivo, La Ley Bs.As. 19991330; Cám.Civ. y Com. de Mar del
Plata Sala 1ª, 25/9/1996, Provincia
de Bs.As. c/Gispert, J.A.1997-III367 y en La Ley Bs.As. 1997-II1412 (y jurisprudencia de ese
tribunal allí citada. Vota en
disidencia el Dr.De Carli). Cabe
señalar que esta posición fue
sostenida en un antiguo fallo de la
Suprema Corte de Tucumán del
28/11/1945: “La prescripción de
cinco años estatuida para lo que
debe pagarse por años o plazos
periódicos más cortos (art.4027) es
aplicable a las tasas municipales, en
vista de la forma normal en que ellas
se cobran según las ordenanzas
respectivas (LL 1946-III-497, con
nota de Resonbusch, Erwin, La
prescripción de los impuestos de
contribución territorial municipales
y de las tasas de Obras Sanitarias).
2. Tesis que acuerda a la
provincia la facultad de crear el
impuesto y prever plazos de
prescripción.
Esta posición argumenta del
siguiente modo:
a)Todo lo referido a la
potestad tributaria está regido por el
derecho local. Es el estado
provincial el que tiene poder de
imperio para crear al tributo y, por
consiguiente, para establecer las
reglas a que el mismo se encuentra
sometido.
b) No es lógico que las
provincias se hayan reservado el
derecho a crear tributos y que, al
mismo tiempo, hayan delegado en el
poder central la facultad de
establecer de qué manera y en qué
tiempo deberán ejercer sus acciones
de cobro. Por el contrario, parece
indiscutible que quien tuvo un poder
legisferante para hacer nacer en
cabeza propia una acción de cobro,
lo tenga para fijar el término de vida
con que habrá nacido dicha acción.
c) No debe creerse que el
tema de la prescripción es ajeno a
las leyes tributarias.Antes bien, el
mismo legislador del Código Civil
(el nacional) ha sancionado leyes
como la 23495 que contienen
distintos modos de suspensión de la
acción. Dicho en otros términos:
desde que la materia impositiva
nacional no está sujeta a la
legislación civil, ninguna razón hay
para considerar que la local debe
estarlo.
d) La cuestión debe ser
examinada a partir del art.3951 del
C.C., que establece que el estado
está sometido a las mismas
Jurisprudencia de Mendoza
prescripciones que los particulares
“en cuanto a sus bienes o derechos
susceptibles de ser propiedad
privada. En el caso, se habla de
impuestos. Es erróneo, entonces,
que nada pueden establecer las leyes
locales en materia de prescripción;
lo que les está vedado es hacerlo
sobre aquellas que corresponden a
derechos susceptibles de ser
propiedad privada del Estado. Pero
en todo lo relativo al dominio
público, como en la materia relativa
al derecho fiscal, las provincias
pueden establecer plazos de
prescripción diferentes.
e) El impuesto de ingresos
brutos no es la compensación de un
servicio; no es una tasa;
consecuentemente, es inaplicable la
jurisprudencia de la Corte Federal
en el caso de la prescripción de las
obligaciones de Obras Sanitarias.
f) Los plazos de prescripción
son muy variados y, sin embargo,
nadie afirma que existe una
desigualdad constitucional. La
desigualdad existiría si, a
obligaciones que reconocen un
mismo tipo de causa eficiente se les
confiriera un distinto plazo por el
solo hecho de que unas tengan como
acreedor a un particular y otras al
Estado (por ej. la obligación de
pagar un determinado servicio que
51
puede ser prestado tanto por un
particular cuanto por el Estado);
pero esta hipótesis de trabajo no
tiene vinculación con la que es
objeto de análisis (impuesto a los
ingresos brutos).
g) Las argumentaciones
axiológicas respecto de lo que es
conveniente para el Estado y para
los particulares son privativas del
legislador pero no del Juez, que no
puede juzgar la conveniencia o
inconveniencia de las leyes.
Esta posición es liderada por
la Suprema Corte de la Provincia de
Bs.As. (Acuerdo 58.937, 31/3/1998,
Municipalidad de Vicente López
c/Maitini s/Apremio) y, en el
ámbito doctrinal, por Spota (Tratado
de Derecho Civil, t.I Parte General
vol.10, Depalma, Bs.As., 1968,
nº2170 bis pág.118); comparten la
posición, entre otras, las siguientes
sentencias, Superior Tribunal de
Justicia de Chubut, 28/2/1994,
Munic ipa lida d de Ra wson
c/Supertiendas El Sheik, Boletín
Judicial de Chubut, nº4, 1994,
pág.65; Cám.Civ.Com.
Contencioso-Administrativo, Río
Cuarto, 13/3/1996, Provincia de
Córdoba c/Sibilla, La Ley Córdoba,
1996 pág.1199; Cám.Civ. y Com.
San Isidro, Sala I, 31/10/1996,
Municipalidad de Vicente López
52
Jurisprudencia de Mendoza
c/Svartz, La Ley Bs.As, 1997-493 y
ED 174-124, con nota de Bruzzon,
Juan Carlos, Autonomía del
Derecho Tributario. Facultad
provincial de fijar especiales plazos
de prescripción impositivos.
Retroactividad de las leyes fiscales;
C ám . 1º C C San Ni co l ás ,
24/10/1996, Provincia de Bs.As.,
c/Capdevila, La Ley Bs.As., 19971439; Cám.Civ y Com. de Quilmes,
sala I, 5/9/1995, Municipalidad de
Berazategui c/Pérez Sánchez, La
Ley Buenos Aires, 1996-218, Sala
II, 16/12/1994, Municipalidad de
Florencio Varela c/Río de la Plata,
La Ley Bs.As. 1995-326).
3.Tesis ecléctica: facultad
provincial, siempre que se ejerza
constitucionalmente, es decir,
razonablemente.
Lidera esta posición el
afamado especialista de Derecho
tributario, Dr.Horacio García
Belsunce, quien se inclina por
“defender la autonomía del derecho
tributario provincial hasta donde ella
no afecte, en estricta interpretación,
las declaraciones, derechos y
garantías de la Constitución
Nacional”.
Explica el autor: “Ninguno
de los precedentes jurisprudenciales
de la Corte Federal ha negado la
autonomía del derecho tributario
provincial en forma expresa. Según
todos, y en el caso particular lo dice
expresamente el voto de la mayoría
en el caso Liberti, la autonomía del
derecho fiscal no es ilimitada en los
órdenes locales y esta afirmación
nos lleva a la necesidad de una
definición”; en otros términos, nos
lleva a definir cuáles son estos
límites.
En principio sigue diciendo
el autor que vengo glosando, “la
uniformidad o unidad de la
legislación nacional si bien no es un
precepto, declaración o garantía
constitucional, sino una forma de
concretar el amplio mandato, de
naturaleza más política que jurídica,
que surge de su preámbulo, no está
amenazada porque la legislación
tributaria provincial pueda apartarse
de la legislación de fondo si de ella
no surge una violación evidente de
las declaraciones, derechos y
garantías constitucionales. Por eso,
coincide con la solución de la
mayoría (aunque no con los
fundamentos) en el caso Liberti,
pues en el caso, la legislación local
llevaba a un caos legislativo
inadmisible, no porque en sí mismo
implicara apartarse de las normas
del Código de Comercio al
transformar y desconocer la
naturaleza del derecho del socio
Jurisprudencia de Mendoza
frente a la sociedad, sino porque la
independencia de los ordenamientos
tibutarios provinciales y la falta de
criterios o convenios de uniformidad
entre los estados locales y el estado
nacional, afectaban gravosamente al
contribuyente imponiendo la
transmisión de las acciones del
causante en los distintos Estados (en
uno, porque se aplicaba el domicilio
de la sociedad, el otro porque elegía
para atribuir el hecho imponible el
lugar de domicilio del causante, etc.)
Pero este caos no puede
predicarse de la discusión planteada
sobre la validez o no de las
prescripciones de las acciones
fiscales provinciales “También que
el problema es totalmente
casuístico. Si la prescripción para el
cobro del impuesto fuere
determinada por la legislación
provincial en cinco años (como en el
orden fiscal nacional) o en tres años,
el contribuyente no podría invocar
esa violación, pues al acortar el
plazo para ejercer la acción que nace
de su derecho al cobro del impuesto
es el propio Estado que, en el
ejercicio de su poder legislativo, así
lo ha dispuesto. Por el contrario, si
el ordenamiento provincial
extendiera la prescripción a treinta o
cuarenta años o acortara el plazo de
la prescripción de la acción de
53
repetición de impuestos pagados en
exceso a un término notoriamente
inferior al de la prescripción
ordinaria del derecho común, sí
podría el contribuyente invocar una
lesión a su derecho de propiedad,
pero en ambos casos, fundado no en
el apartamiento de la legislación de
fondo, sino en la irrazonabilidad de
la disposición provincial, porque la
razonabilidad como parámetro de
justicia es fundamento de la
inconstitucionalidad de las leyes y
en este caso la justicia -como forma
de concretar y realizar el derecho- se
ve burlada frente a una disposición
que pretende poner sobre el contribuyente la espada de Damocles del
cobro de un gravamen durante un
período ridículamente extenso, de la
misma manera que en el caso
contrario (el del acortamiento del
plazo de prescripción de la acción
de repetición por el contribuyente)
le cercena un derecho al reducir,
también irrazonablemente, esa
prescripción a términos que pueden
prácticamente hacerle impracticable
el ejercicio del mismo...” Y
concluye: “No admito la primacía de
los arts.67 inc.11 (hoy 75 inc.12) y
31 de la CN por encima de la s
facultades tributarias de las
provincias, por el solo hecho de su
interpretación literal o por pura
54
Jurisprudencia de Mendoza
ortodoxia en su aplicación. Sólo la
acepto como causal de
inconstitucionalidad de las normas
locales si como consecuencia del
apartamiento de éstas frente a la
legislación nacional sustantiva -sea
de derecho privado o de derecho
público, como ocurre con el derecho
penal tributario- se diere la colisión
entre ella y una ley local irrazonable
en su aplicación al caso y violatoria
de declaraciones y derechos
constitucionales (García Belsunce,
Horacio, La autonomía del derecho
tributario frente a la legislación
tributaria provincial, ED 87-895 y
ss. Conf.Bruzzon, Juan Carlos,
Autonomía del Derecho tributario,
Facultad provincial de fijar
especiales plazos de prescripción
impositivos. Retroactividad de las
leyes fiscales, ED 174-124).
Quizás pueda ubicarse en
esta posición a Argañarás, quien
luego de recordar que la ley 11585
establece plazos de prescripción
para los impuestos y las multas,
afirma que “no podría desconocerse
similar atribución a las legislaturas
locales , pues lo harían en ejercicio
de los poderes que el art.105
reconoce a las provincias, y porque
al fijar plazos de prescripción que
no excedan de los que establece el
código civil, se autolimitan en
beneficio de los contribuyentes”
(Argañaraz, Manuel, La
prescripción extintiva, Bs.As. Tea,
1966, nº185).
En suma, esta tesis sostiene
la aplicación de las normas
tributarias locales, siempre que no
vulnere el principio de razonabilidad
constitucional y sin perjuicio que
“en ausencia de normas por parte
del derecho tributario, se aplique
supletoriamente el derecho civil”
(compulsar Boffi Boggero, Luis
María, Tratado de las Obligaciones,
Bs.As., Astrea, 1977, t.4 nº1487
pág.295).
V. La jurisprudencia de la
Corte Federal.
¿Que posición ha tomado la
Corte Federal en este debate? La
respuesta no es fácil, como lo
muestran dos temas que analizaré a
continuación.
1. ¿Regla general o regla
específica para la acción del
contribuyente contra el Estado
por repetición del pago indebido?
La Corte Federal afirma
desde antiguo que “no incumbe a las
legislaturas provinciales, sino al
Congreso, establecer las normas
referentes a la prescripción de las
acciones a las cuales se hallan
sujetos no s ol am ente los
particulares, sino también la Nación
Jurisprudencia de Mendoza
y las provincias (Fallos 175-300;
176-115; 180-96; 183-143; 190-142;
193-231;205-200; 203-174;282-20).
Sin embargo, esta afirmación
se lee, casi exclusivamente, en los
numerosos casos en los que ha
declarado la inconstitucionalidad de
las leyes locales que prevén plazos
breves para ejercer la acción de
repetición del pago de impuestos
indebidamente percibidos.
Así por ej., en Liebig’s
Extract of Meat c/Provincia de
Entre Ríos del 7/2/1972, por
unanimidad de sus miembros, la
Corte declaró inconstitucional la ley
provincial que preveía un plazo de
cinco años para demandar la
restitución del pago de lo indebido.
Es decir, en este caso, la ley
provincial preveía un plazo menor al
del Código Civil (Acción que en el
derecho común se rige por el plazo
decenal, al no estar expresamente
prevista en otra norma) y no se
trataba de un crédito del Estado
sino de la obligación del Estado de
restituir (Fallos 203-274). La misma
doctrina reiteró en la causa Nidera
c/Provincia de Entre Ríos. Con
anterioridad, la Suprema Corte de la
Provincia de Buenos Aires se había
manifestado en igual sentido
(sentencia del 26/11/1963, La Ley
Repertorio XXV, pág.242, sumario
55
89) y en los autos Los Teros
c/Provincia de La Pampa
(30/3/1973. J.A.18-1973-390). En
realidad, la solución tiene vieja
prosapia, pues respecto de esta
acción de repetición de lo pagado
sin causa, el tribunal venía
pronunciándose desde antiguo (Ver,
por ej. sentencias del 20/7/1936,
Banco de la Nación Argentina
c/Provincia de Bs.As., L.L.-3-292;
2/10/1936, Diehl de Miguens
c/Provincia de Bs.As., L.L. 4-179;
3/3/1939, Roth de von Pannwitz
c/Provincia de Buenos Aires, L.L.
13-707; 20/7/1942, García Rogelio
y otros c/Provincia de Entre Ríos,
LL 27-548).
Esta jurisprudencia no
debiera ser un impedimento para la
tesis permisiva respecto a los
créditos del Estado contra los
particulares, pues como lo remarca
Argañarás, lo que no se le permite a
las provincias es “fijar un plazo de
prescripción o de caducidad de las
acciones que la ley civil reconoce a
los particulares contra el Fisco,
como es el caso de la repetición de
impuestos indebidamente pagados,
cuando ese plazo para la repetición
es menor que el lapso de
prescripción que el Código Civil fija
para el ejercicio de las acciones”
(Argañaras, Manuel, La prescripción
56
Jurisprudencia de Mendoza
extintiva, Bs.As., Tea, 1966 nº185).
No obstante, la negativa de
las atribuciones provinciales
también ha sido pronunciada para
anular una decisión que por
aplicación de la ley local rechazó la
excepción de prescripción en un
caso en que el Estado reclamaba el
impuesto a la transmisión gratuita
de bienes e invocaba que el acto que
aparentaba ser oneroso era, en
realidad, un acto gratuito simulado,
por lo que debía tributar. Ante la
excepción de prescripción opuesta
por el contribuyente, la provincia
invocó el plazo previsto en la ley
local. La Corte repitió la fórmula
antes transcripta y remitió el
expediente al juzgado de primera
instancia para que se pronunciara
sobre la cuestión propuesta
aplicando las normas relativas a la
prescripción contenidas en el
Código Civil (CSN 2/8/1943,
Provincia de Entre Ríos c/Tegbi, LL
31-697).
2. El caso Obras Sanitarias
de la Nación c/Colombo.
El 11/12/1990, el Superior
Tribunal de la Nación, por mayoría
modificó su jurisprudencia y aplicó
a la tasa de Obras Sanitarias de la
Nación, la prescripción quinquenal
(LL 1991-A-414, ED 140-734 y JA
1991-I-220). Concluyó de este modo
un caos jurisprudencial motivado en
la diversidad de criterios de la Corte
Federal y de la Cámara Nacional
Civil en pleno (decisión del
30/3/1983, LL 1983-B-615; JA
1983-II-387, ED 103-553, que
mediante este plenario modificó el
criterio que había sostenido desde el
dictado de otro plenario en 1922)
(Para el debate previo y el cambio
jurisprudencial de la Corte ver, entre
muchos, Albanese, Susana,
Prescripción de los plazos para
exigir el pago de tasas por servicios
que presta Obras Sanitarias de la
Nación, LL 1988-A-336; Alcaraz de
Ceravolo, Trascendencia de un
plenario sobre prescripción de
deudas de Obras Sanitarias, Rev. del
Notariado nº789 pág.669; Astuena,
N. Prescripción en el cobro de tasa
de Obras Sanitarias, Rev. del
notariado nº801 pág.572; del mismo
autor, Nuevo plenario ratificatorio
de la prescripción quinquenal de
deudas por servicios de Obras
Sanitarias, Rev. del Notariado
nº807, pág.2459; Bidart Campos,
Germán, Prescripción de las tasas de
Obras Sanitarias, ED 140736;Brusson, Juan C., El plazo de
prescripción de las tasas que percibe
OSN, ED 114-128; del mismo autor,
Fallo plenario versus jurisprudencia
de la Corte, ED 117-346; del mismo
Jurisprudencia de Mendoza
autor, La Corte modifica su teoría
sobre la prescripción de la tasa de
O.S.N. ED.140-735; Cassol, O.S.N.
¿Prescripción decenal o quinquenal?
Rev.del Notariado nº811, pág.1575;
Corti, A.H. Una doctrina de la Corte
que merece revisión, LL 1985-C-35;
Etchegaray, Natalio, Aplicación
práctica de la prescripción de las
deudas con OSN, Rev.Notarial
n.868, pág.827; Novellino,
Norberto, Un voto de ayer para un
plenario de hoy, LL 1983-B-615;
Spisso, Rodolfo, El término de
prescripción de la acción fiscal por
servicios sanitarios. Un aporte
tendiente a superar la controversia,
ED 122-929; del mismo autor,
Saludable cambio de la doctrina de
la Corte Suprema, ED 140-735;
Taiana de Brandi, Nelly, En aras de
la seguridad jurídica y por la
eficiencia de las empresas
prestatarias de servicios públicos, en
Rev.del Notariado nº825 pág.587).
La actora invoca este
precedente como directamente
aplicable al caso; el Gobierno
Provincial, por el contrario, entiende
que es ajeno a la cuestión planteada.
Algunos autores sostienen que si
bien en ese caso no estaba en juego
la facultad provincial de legislar
sobre prescripción, los fundamentos
del fallo son aplicables a todas las
57
situaciones donde se cuestione la
extensión del plazo de prescripción
ante disposiciones encontradas
(Bruzzon, Juan Carlos, Autonomía
del Derecho Tributario, Facultad
provincial de fijar especiales plazos
de prescripción impositivos.
Retroactividad de las leyes fiscales,
ED 174-124).
Cualquiera sea la posición
que se adopte, es necesario analizar
los fundamentos de la solución antes
anticipada.
En mi opinión, el fallo da
argumentos tanto en favor del actor,
como de la demandada, como de la
tesis intermedia . Explicaré por qué
mencionando los números de los
considerandos respectivos:
-En
favor
de
la
demandada.
Considerando 6: La
vinculación existente entre la actora
y los contribuyentes es una relación
de derecho público.
Considerando 7: “En materia
de interpretación de las leyes
tributarias puede decirse que su
exégesis debe efectuarse a través de
u na r az on ab l e y d i scr et a
interpretación de los preceptos
propios del régimen impositivo y de
las razones que los informan con
miras a determinar la voluntad
legislativa, debiendo recurrise a los
58
Jurisprudencia de Mendoza
principios del derecho común, con
carácter supletorio posterior, cuando
aquellas fuentes no resulten
decisivas”.
O sea, la Corte entiende que,
en materia tributaria primero hay
que recurrir a la legislación de
derecho público y sólo con carácter
supletorio posterior debe acudirse al
Código Civil. En otros términos, las
leyes tributarias pueden crear plazos
de prescripción. Es cierto que el
Tribunal lo afirma respecto de leyes
tributarias nacionales, pero como
dice García Belsunce, en principio,
lo que se predica del poder tributario
nacional debiera sostenerse respecto
del provincial.
Considerandos 8, 9 y 10:
Distingue entre tasa e impuestos. Se
concluye que el plazo decenal no
rige para las tasas, pero sí para los
impuestos.
-En favor de la actora:
Considerando 11: En
realidad, el plazo decenal ha
quedado limitado a casos residuales,
puesto que la enumeración del
art.110 de la Ley 11683, que prevé
el plazo quinquenal cubre la gran
mayoría de los impuestos
nacionales.
Considerando 12: El plazo
de prescripción quinquenal, que
regula la generalidad de los
recursos impositivos, viene a
coincidir con el art.4027 inc.3, por
lo que la aplicación de igual plazo a
las tasas retributivas de servicios
representa una solución armónica
con la aplicable a la mayor parte de
las relaciones juridicas de derecho
tributario y a las de derecho privado.
Considerando 13: La
solución concuerda con los
princi pi os qu e fun dan la
prescripción abreviada en los
créditos con venc imie ntos
periódicos que el deudor debe
afrontar con sus recursos ordinarios,
ya que dicha abreviación tiende a
evitar que la desidia del acreedor
ocasione trastornos económicos al
deudor por la acumulación de un
número crecido de cuotas. No se
advierte, por otra parte, la
imposibilidad del ente prestatario de
los servicios de obrar con adecuada
diligencia dentro de un plazo como
el de 5 años, ya bastante prolongado
puesto que los modernos sistemas
de computación pueden ser
utilizados en momento oportuno
para detectar la nómina de deudores
y promover las acciones legales
pertinentes en resguardo de sus
intereses.
-A favor de la tesis
intermedia:
El criterio de interpretación
Jurisprudencia de Mendoza
de las normas tributarias contenido
en el considerando 7 antes
transcripto es un gran espaldarazo a
la tesis intermedia.
VI. La jurisprudencia de
esta Corte relativa a los plazos de
prescripción. En materia de
derecho público provincial.
Esta Corte, al menos en su
actual integración, no se ha
pronunciado sobre los plazos de
prescripción en materia tributaria.
En cambio, como lo recuerda
el Sr.Procurador, sí lo ha hecho en el
terreno del empleo público. En el
caso decidido el 24/2/1998 in re
Lampasona, María c/Dirección
General de Escuelas (L.S:277-411,
publicado en LL 1998-D-327,
Doc.Jud.1998-2-1082 y Foro de
Cuyo 31-198) analicé los
precedentes de esta Corte. La
doctrina que surge de este último
fallo de la Sala es que “dado que la
relación de empleo público se rige
por el derecho administrativo, la
prescripción del reclamo
administrativo para el cobro de
salarios promovido por una maestra
jubilada se rige, como principio, por
la legislación del derecho público y
sólo ante el silencio de esa
normativa debe acudirse a la
legislación supletoria, esto es, según
el criterio mayoritario, el Código
59
Civil”.
VII. La tesis de las
facultades provinciales limitadas
al principio de razonabilidad y el
caso sometido a decisión.
La dificultad de la cuestión
planteada surge, sin hesitación, del
r ecor ri d o h ech o s ob re l a
jurisprudencia nacional y provincial.
En mi opinión, los
precedentes de esta Corte son
compatibles con la corriente que he
denominado intermedia; es decir, la
provincia puede, en principio fijar
plazos de prescripción, siempre que
en el caso concreto ellos guarden
razonabilidad y no contraríen la
unificación del derecho común
creando un verdadero caos
legislativo.
En principio, podría
afirmarse que un plazo de diez años
no es irrazonable pues además de
coincidir con el plazo de
prescripción decenal del Código
Civil concuerda con la prescripción
fiscal aplicable a los contribuyentes
no inscriptos (Art.59 inc.b ley
14683).
Sin embargo, en mi opinión,
al momento de decidir, ese plazo se
torna en irrazonable al integrarlo al
resto del sistema.
1. Recuérdese lo dicho: el
fundamento de la prescripción
60
Jurisprudencia de Mendoza
quinquenal reside en impedir que la
acumulación de las prestaciones por
la negligencia o tolerancia del
acreeedor termine por agobiar a un
deudor que hubiese podido cumplir
si se le hubiese exigido
regularmente el pago.
2. Consecuentemente, en
esta época, signada por adelantos
técnicos que permiten conocer al
instante la situación de miles de
contribuyentes, “importa un abuso
de derecho otorgarle al Estado un
plazo de diez años para que averigüe
y determine la posición fiscal de los
sujetos pasivos del impuesto”
(Bruzzon, Juan Carlos, Autonomía
del Derecho tributario, Facultad
provincial de fijar especiales plazos
de prescripción impositivos.
Retroactividad de las leyes fiscales,
ED 174-124).
3. El legislador mendocino,
en el año 1998, mediante Ley 6553
modificó el código fiscal y sustituyó
el art.48 que ahora dispone:
“Prescriben por el transcurso de
cinco años las facultades del Fisco
en el caso de los contribuyentes y
responsables inscriptos en los
impuestos autodeclarados para:....c)
Accionar para el cobro de los
débitos tributarios, intereses y
sanciones”.
(Señalo al pasar, que
desconociendo toda la
jurisprudencia de la Corte Federal
antes citada, mantenida invariable
desde los años treinta, el legislador
mendocino insiste tozudamente, en
el mismo artículo, en aplicar el
plazo quinquenal para “la acción de
repetición de los débitos tributarios,
intereses y sanciones”).
4. No se trata de aplicar la
nueva ley a la situación preexistente
en contra de lo dispuesto por el
art.4051 del CC, sino en interpretar
la antigua, frente a un problema tan
conflictivo y dudoso, a la luz de los
principos que el legislador más
próximo en el tiempo considera los
más razonables.
5. No se me escapa que el
actor reclamó en sede administrativa
la declaración de prescripción para
acogerse a especiales beneficios
fiscales y que, siendo estos actos
potestativos del poder recaudador,
no sería arbitrario que
normativamente se impusiese como
requisito del acogimiento pagar los
impuestos adeudados de los últimos
diez años pero ingresar en esta
cuestión sería contemplar elementos
extraños a la litis, en clara violación
del derecho de defensa en juicio.
V. Conclusiones.
Por todo lo expuesto, y si mi
voto es compartido por mis colegas
Jurisprudencia de Mendoza
de Sala, corresponde acoger la
acción procesal administrativa
deducida y afirmar que, en el caso,
el plazo de prescripción para
accionar por el cobro de los débitos
tributarios, intereses y sanciones
venció a los cinco años de ser
exigibles los respectivos créditos.
Así voto.
Sobre la misma cuestión el
Dr.Romano, adhiere por sus
fundamentos al voto que antecede.
A la segunda cuestión la
Dra.Aída Kemelmajer de
Carlucci, dijo:
Atento como ha sido votada
y resuelta la cuestión anterior,
corresponde acoger la Acción
Procesal Administrativa deducida
por Castro y Cía S.R.L., a fs.18/22 y
25/26 del expte.nº61151; afirmar
que, en el caso, el plazo de
prescripción para accionar por el
cobro de débitos tributarios,
intereses y sanciones venció a los
cinco años de ser exigibles los
respectivos créditos. En su
consecuencia, se anulen las
resoluciones nº429/25 de la
Dirección Gral. de Rentas, nº25/96
del Tribunal Administrativo Fiscal
como el Decreto nº1340/96
ratificatorio de esta última, la
demandada deberá dictar el acto
administrativo pertinente dentro del
61
plazo establecido por el Art.68 del
C.P.A.
Así voto.
Sobre la misma cuestión el
Dr.Romano, adhiere al voto que
antecede.
A la tercera cuestión la
Dra.Aída Kemelmajer de
Carlucci, dijo:
No obstante el acogimiento
de la acción procesal administrativa,
las costas deben ser impuestas en el
orden causado, dadas las siguientes
circunstancias:
1. El actor no impugnó
suficientemente un argumento
decisivo del acto administrativo
impugnado, cual es que el órgano
recaudador no está facultado para
declarar la inconstitucionalidad de
una ley provincial.
2. En el caso, el argumento
alcanza ribetes de alta significación,
desde que la declaración de
inconstitucionalidad en concreto de
la disposición legal se funda en un
concepto jurídico indeterminado,
como es el de razonabilidad, y no
existe jurisprudencia de la Corte
Federal incontrovertible que apoye
la tesis del contribuyente.
Así voto.
Sobre la misma cuestión el
Dr.Romano, adhiere al voto que
antecede.
62
Jurisprudencia de Mendoza
Con lo que terminó el acto,
procediéndose a dictar la sentencia
que a continuación se inserta:
SENTENCIA:
Mendoza, 22 de marzo de
2.000.
Y VISTOS:
Por el mérito que resulta del
acuerdo precedente, la Sala Primera
de la Excma.Suprema Corte de
Justicia, fallando en definitiva,
RESUELVE:
I. Acoger la Acción Procesal
Administrativa deducida por Castro
y Cía S.R.L., a fs.18/22 y 25/26 del
expte.nº61151 con los alcances
determinados en la segunda
cuestión.
II. Imponer las costas en el
orden causado.
III. Regular los honorarios...
Fdo.:Dra.Aída Kemelmajer
de Carlucci y Dr.Fernando Romano.
Jurisprudencia de Mendoza
DESINDEXACION. Pautas de
aplicación. Honorarios.
En cuanto a la aplicación de la ley
24283, es doctrina de esta Sala que:
-Si no se verifica la existencia de
un mecanismo de actualización, utilizado
par ala determinación de la suma reclamada
por el acreedor, no corresponde su
aplicación.
-El fin perseguido por el legislador
al sancionar la ley 24283 consistió en la
restitución, en aquellas situaciones
generadas por la aplicación de sistemas
destinados originariamente a corregir la
alteración de la equivalencia de las
prestaciones, de la proporcionalidad entre
créditos y obligaciones, consecuentemente,
no fue restringir la justa compensación
derivada de la desvalorización monetaria, ni
corregir la modificación del precio de los
bienes, sino reducir los beneficios que
e q uiv o c a d o s s is te m a s in d e xa to rio s
concedieron por encima del mecanismo
lógico de la corrección monetaria.
-Siendo esa su finalidad, resulta
invocable aún cuando exista sentencia
firme, puesto que su aplicación no viene a
alterar la cosa juzgada sino que
simplemente adecua el “quantum” de la
condena
determinada
en
el
pronunciamiento.
“El pago de los honorarios
profesionales se halla, en principio, incluido
en el ámbito de aplicación de la ley en
cuestión. Tratándose de honorarios su valor
actual y real depende de su relación con los
valores económicos en juego, esto es, con la
base regulatoria y en lo que a ella
concierne, debe existir la posibilidad de
tomar como referencia un patrón de medida
o dicho en otros términos, un bien de
63
comparación.
Establecida una relación inicial
entre los honorarios y los
valores
económicos que constituyeron la base para
su determinación, es factible examinar si el
m e c a nism o ind e xa to rio disto rsio nó
gravemente esa misma relación para
proceder en tal caso, a la reformulación de
su expresión monetaria. En cambio, es
ajena a los supuestos de aplicabilidad de la
ley una com paración con valores
económicos que no fueron tenidos en
cuenta para arribar a la decisión cuyos
efectos de cosa juzgada se pretende
enervar.
La jurisprudencia de la Corte
Federal autoriza a recalcular la base
regulatoria a la que se ha llegado por
aplicación de índices monetarios; sólo exige
que pueda establecerse un razonable
“patrón de medida respecto de un bien
sustituto porque de otro modo, abrir una
etapa probatoria en busca de parámetros de
comparación que no se desprende
inmediatamente de la causa, equivaldría a
desbaratar este juicio y sustituirlo por otro,
con grave desmedro de la seguridad
jurídica.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº63073 Suc. de Luis Alcover en j:
70150 Avecilla Luis R. y Martínez Parra
Francisco c/Suc. deLuis Alcover p/Ejec. de
Honorarios s/Cas.
Mendoza, 2 de setiembre de 1999.
Sala Primera
L.S.290-470
CUESTIONES:
1) ¿Es procedente el recurso de casación interpuesto?
2) En su caso, ¿qué solución corres-
64
Jurisprudencia de Mendoza
ponde?
3) Costas.
A la primera cuestión la
Dra.Aída Kemelmajer de
Carlucci, dijo:
I- Plataforma fáctica.
Los hechos relevantes para la
resolución de este recurso son,
sintéticamente, los siguientes.
1. En Diciembre de 1983 los
Sres.Carlos y Miguel Alguacil
iniciaron acción de daños y
perjuicios contra la empresa de Luis
Alcover. Reclamaron 483.230
australes y/o lo que en más o en
menos resultara de la prueba a
rendir, con más sus intereses y
reajuste monetario. Entre los daños
reclamados estaba la restitución o
compra de una electrobomba
(estimada en A150.000), 300 metros
de cable de alta tensión (estimado en
A 30.000); los gastos por limpieza
del pozo (por los que pagó A 3.230);
pérdida de la cosecha de ajo
($270.000) y daño moral ($30.000).
El juez de primera instancia
hizo lugar parcialmente a la
demanda y condenó a pagar a los
actores la suma que resulte “de la
pericia a practicarse en autos por los
daños producidos que sufriera la
electrobomba, el cable submarino de
alta tensión y la cañería de 8
pulgadas, como también la cantidad
de A 0,18, suma que debía
actualizarse a partir de la fecha de la
f actura de fs.3. Rechazó la demanda
por los rubros pérdida de cosecha de
papa y daño moral. Impuso las
costas a la demandada por la parte
que prosperaba la demanda y a la
actora en la parte en que se
rechazaba (fs.199/204)
Apelaron ambas partes, pero
el recurso de la actora fue declarado
desierto. A fs.241/244 la Cámara
hizo lugar parcialmente al recurso
de apelación y eliminó de la
condena el rubro reparaciones de la
electrobomba; es decir que condenó
a los actores a pagar la suma que en
definitiva resulte de la pericia a
practicarse por los daños
representados pro 40 metros de
cañería, 42 metros de cable y la
suma actualizada de A 0,18
correspondiente al gasto de limpieza
del pozo. Impuso las costas de la
segunda instancia a la actora apelada
en cuanto prospera el recurso y a la
demandada apelante en cuanto se lo
rechaza. Difirió la regulación de
honorarios hasta tanto quedaran
determinadas las sumas indicadas.
2. A fs.256 el perito
determinó los valores
correspondientes al costo del cable y
a la cañería. La estimación se
Jurisprudencia de Mendoza
notificó a las partes, pero el trámite
no concluyó debido a que la actora,
a fs.267/270 interpuso un incidente
de nulidad mediante el cual
pretendió se declarara nulo todo lo
actuado a partir de fs.140 en razón
de que en 1987 se había declarado
su quiebra. Esta pretensión
nulificatoria, a la que se allanó la
demandada, fue rechazada en las
tres instancias.
3. Bajados los autos, a
fs.326, los abogados de la demandada solicitaron regulación de
honorarios. A fs.328, el 4/10/93,
sobre la base de los valores fijados
en la pericia y lo peticionado por los
letrados, el juez de primera instancia
reguló los honorarios reajustando las
cifras originales de 1982 (A
1.826,22, suma por la que prosperó
la demanda y A 450.000 suma por la
que fue rechazada) y los reajustó
hasta el 31/3/91. En lo que a este
recurso interesa, reguló los
honorarios a cargo de la demandada
del Dr.Francisco Martínez Parra en
la suma de $260 y del Dr.Luis
Ramón Avecilla en $130. Dispuso
también que esta sumas devengarían
el interés de la ley 3939 hasta su
efectivo pago.
4. A fs.368 la Cámara reguló
los honorarios diferidos en el
dispositivo 3º de su sentencia de
65
fs.241/244, en cuanto se rechaza el
recurso (es decir a costa de la
demandada) al Dr.Francisco
Martínez Parra en $23.455,53 y al
Dr.Avecilla en $7.036,66. El
tribunal aclaró que se trataba de
valores actualizados al 31/3/91 e
integrados con los intereses legales
del 5% anual calculados a la misma
fecha. Esta regulación no fue
recurrida.
5. En noviembre de 1995 los
abogados Luis Avecilla y Francisco
Martínez Parra iniciaron ejecución
de honorarios contra los sucesores
de Luis Alcover por la suma de
$30.492,19. El tribunal libró
mandamiento.
6. Requeridos de pago, los
herederos iniciaron incidente de
desindexación. Argumentaron del
siguiente modo:
La demanda incoada contra
los sucesores de Luis Alcover
terminó con una sentencia que
acogió parcialmente la demanda; esa
condena comprendía el valor de 40
mts. de cañería de 8 pulgadas, 42
mts. de cable y la suma actualizada
desde la fecha de la factura de 0,18
pesos correspondiente al gasto de
limpieza del pozo. Todos los demás
rubros se rechazaron. No hay dudas
que los honorarios de los
profesionales que asistieron a la
66
Jurisprudencia de Mendoza
actora y son a cargo de la
demandada deben ser una
proporción respecto del valor real y
actual de esos bienes. Cualquier otro
cálculo sería un palmario
apartamiento de lo dispuesto por la
ley 24283 puesto que ella abarca
“cualquier otra prestación”, entre la
que se encuentra, indudablemente,
el crédito por honorarios
profesionales. Acompañó prueba
para acreditar que los valores reales
y actuales de esos bienes son
$2.353,20 y, en función de los
porcentajes legales, depositó la
suma de $616,24.
7. Los profesionales
beneficiarios de la regulación se
opusieron a la pretensión
indexatoria.
8. Se rindió prueba
informativa sobre el valor de los
bienes que integraron la condena
originaria (fs.48, 49, 50).
9. A fs.57/59 el juez de
primera instancia rechazó el
incidente.
10.
Apelaron
los
demandados. A fs.88/93 la Cámara
de Apelaciones rechazó el recurso
con estos argumentos:
a)
El
incidente
desindexatorio, a diferencia de lo
afirmado por el juez de primera
instancia, no es extemporáneo pues
la ley permite su invocación
mientras la deuda no haya sido
pagada.
b) La aplicación de la ley
requiere la existencia de una
prestación actualizada
monetariamente en su valor
mediante la aplicación de índices.
c) En autos se discute el
valor asignado a una prestación
profesional, pero no se hace patente
que el valor de esa prestación haya
sido incrementado por actualización
monetaria al momento del reclamo
del pago de los honorarios. Por el
contrario, el monto de lo requerido
se conforma exactamente al monto
de los honorarios regulados. Se
advierte entonces que los
incidentantes no plantean la
desindexación de los honorarios
ejecutados sino de la base
regulatoria tomada en consideración
para establecerlos. De esta forma, lo
que se demanda es una revisión del
monto de la condena en lo principal.
d) Dado que no consta que
se haya iniciado una pretensión
desindexatoria del monto de
condena, lo que se persigue es que
se regulen honorarios considerando
valores que no coincidirían con el
monto de condena, que permanece
inalterable y que debe tomarse como
base regulatoria conforme con lo
Jurisprudencia de Mendoza
dispuesto por la ley arancelaria
local.
e) De aceptarse la posición
de la incidentante, se podría obtener
indirectamente, a través de un
planteo desindexatorio de los
honorarios, una revisión de un
monto de condena, sin cumplir con
el requisito previo de efectuar el
pago, por lo menos, de lo que se
estima el valor real y actual de lo
debido, presupuesto de la
liquidación de la que debería surgir
ese nuevo valor.
f) Otro dato a tener en cuenta
es que los honorarios controvertidos
fueron fijados el 31/3/1991, o sea,
no admiten ningún incremento
indexatorio de modo que los valores
otorgados a las prestaciones en esos
t ér mi n o s es cap ar ían a l a
desindexación de la ley 24283.
g) Tampoco es aplicable al
caso la ley 24432, pues se reclaman
honorarios regulados en la segunda
instancia y la demandada tampoco
ha deducido esta pretensión.
h) La pretensión de la
demandada llevaría a desindexar los
honorarios en la proporción en que
prosperó la demanda y no los que
deben ser pagados por lo que no
prosperó; la diferencia equivaldría a
un 1300% entre una y otra
regulación.
67
II. Los motivos de la
casación deducida.
El recurrente denuncia
inaplicación de la ley 24283.
Argumenta de la siguiente manera:
1. En el leading case Sades
S.A. c/Estado Nacional, la Corte
Federal ha aceptado que la ley
24283 se aplica a los créditos por
honorarios pues su valor real y
actual depende de la relación con los
valores económicos en juego. Esta
es también la jurisprudencia de
todos los tribunales que han tenido
esta cuestión bajo su decisión.
2. El razonamiento de la
Cámara es contradictorio: comienza
afirmando que la ley se aplica a los
honorarios pero concluye que ello
no es posible si no se desindexa el
capital.
3. Es lógico que la única
manera de desindexar los honorarios
es estableciendo el verdadero valor
del monto de condena.
4. El hecho de que unos
honorarios queden desindexados y
otros no, no priva de fundamento a
la petición pues la desindexación es
un derecho que la ley concede al
deudor que ejercita esa pretensión.
5. La pretensión deducida
tampoco supone modificar el monto
de condena. El incidente se ha
planteado exclusivamente respecto
68
Jurisprudencia de Mendoza
de los honorarios.
6. También yerra la Cámara
cuando excluye de la desindexación
a los honorarios regulados en
segunda instancia.
III. El dictamen del Señor
Procurador.
El Sr. Procurador señala que
aunque el recurso es formalmente
improcedente, el tribunal debe tener
en consideración el error material
grosero que tiene la regulación de la
segunda instancia. La base
regulatoria indexada al 31/3/1994
ascendió a$2.164 (fs.328 de los
autos nº51908) y los honorarios
regulados a ambos profesionales por
su intervención ante la Cámara
fueron de $30.492.19 cuando éstos,
conforme al art.15 de la ley 3641
debieron ser del 40'% de los
regulados en primera instancia, es
decir, el 40% de $390 que
resultarían ser $156.
IV.Hechos definitivamente
fijados.
Está fuera de toda duda que:
1. Las costas a cargo de la
parte demandada eran
exclusivamente por la parte que la
demanda prosperó ($2.164),
mientras que los a cargo de la actora
eran por los que la demanda fue
rechazada ($182.567)
2. La base regulatoria
aceptada por ambas sentencias (1º y
2º instancia) comprende la
depreciación monetaria operada
desde. 1982 hasta 1991.
V. Pautas de interpretación
de la norma cuya aplicación se
reclama según los precedentes de
esta Sala.
La imperfecta y discutida ley
24283 ha sido objeto de
interpretación en varios precedentes
de esta Sala (Ver, entre otras,
sentencias del 9/12/1997, Fenoy en
j:Empresa Constructora San Martín
c/Pérez, L.S.276-96, publicada en
J.A. 1998-II-459 y Foro de Cuyo 29156; 26/12/1997, Santo Giuliano
c/Aurelia Burniego, L.S.276-359;
2/10/1995, Pinotti en j., Reinoso en
j. 80208 Pescarmona e hijos,
L.S.260-78, publicado en J.M., 47131; 28/7/1995, Gallardo de
Beltramone c/Aldo Tomasi Romero,
L.S.258-23; 26/7/1995, Cerámica
Las Heras S.A:, L.S.257-453
publicado en ED 165-585 y TSS
1995-793; en estas sentencias se ha
citado numerosa doctrina y
jurisprudencia que avalan la
posición asumida, a cuyas
referencias cabe remitirse).
De estos precedentes surge
que es doctrina de esta Sala que:
-Si no se verifica la
existencia de un mecanismo de
Jurisprudencia de Mendoza
actualización, utilizado para la
determinación de la suma reclamada
por el acreedor, no corresponde
aplicar la ley desindexatoria 24283
(Conf.entre otros, Cám..Nac.Civ.
Sala F, 21/3/1997, Latronico A.
c/Municipalidad de Bs.As, Doc.Jud.
1997-3-749).
-El fin perseguido por el
legislador al sancionar la ley 24283
consistió en la restitución, en
aquellas situaciones generadas por
la aplicación de sistemas destinados
originariamente a corregir la
alteración de la equivalencia de las
prestaciones, de la proporcionalidad
entre créditos y obligaciones (CSN
12/5/1996, Caja Complementaria de
Previsión c/Provincia de Tucumán,
LL1996-D-551); consecuentemente,
no fue restringir la justa
compensación derivada de la
desvalorización monetaria, ni
corregir la modificación del precio
de los bienes, sino reducir los
beneficios que equivocados sistemas
indexatorios concedieron por
encima del mecanismo lógico de la
corrección
monetaria
(Conf.Cám.Nac.Civ. Sala F.,
21/3/1997, Latronico A.
c/Municipalidad de Bs.As Doc.Jud.
1997-3-749, ED 174-269 y LL
1997-F-49).
-Siendo esa su finalidad,
69
resulta invocable aún cuando exista
sentencia firme, puesto que su
aplicación no viene a alterar la cosa
juzgada sino que simplemente
adecua el “quantum” de la condena
determinada en el pronunciamiento.
VI. Ley desindexatoria y
honorarios.
Analizaré los argumentos de
la sentencia recurrida y los agravios,
a la luz de la jurisprudencia de la
Corte de la Nación sobre puntos
vinculados a la cuestión debatida.
1. La jurisprudencia de la
Corte Federal y su acatamiento
por otros tribunales del país.
Para no traicionar la palabra
de la Corte Federal, transcribiré los
considerandos pertinentes de las
sentencias que han abordado la
cuestión debatida.
Se lee en los considerandos
11 y 12 de la sentencia del
24/8/1995 recaída in re Sade S.A.
c/Estado Nacional (Ver LL 1995-D800, Doc.Jud.1996-1-134 y JA
1995-IV-8) 11. “El pago de los
honorarios profesionales se halla, en
principio, incluido en el ámbito de
aplicación de la ley en cuestión por
cuanto ésta abarca la actualización
del valor de cualquier otra
prestación y, por tanto, debe
inferirse que la voluntad legislativa
ha sido comprender las prestaciones
70
Jurisprudencia de Mendoza
dinerarias. Tratándose de honorarios
su valor actual y real depende de su
relación con los valores económicos
en juego, esto es, con la base
regulatoria y en lo que a ella
concierne, debe existir la posibilidad
de tomar como referencia un patrón
de medida, o dicho en otros
términos, un bien de comparación.
Así como antes de la vigencia de la
ley 24283 esta Corte ha prescindido
de los resultados absurdos a que
conducía, en ciertos supuestos, la
aplicación automática de fórmulas
matemáticas, así tampoco la
aplicación de la ley 24283 debe ser
un procedimiento puramente
mecánico sino que, como todo
juzgamiento, corresponde aplicar el
derecho vigente en las particulares
circunstancias de la causa”. 12 “Que
es útil recordar que en el sublite no
existe patrón de comparación
posible que no implique volver a
tramitar un juicio, con la
consiguiente violación del derecho
de defensa de los litigantes; en
efecto, tomar como tope un cálculo
que se efectuaria a partir del costo
actual de la mano de obra con una
incidencia dada, en una obra de las
características de la que se halla en
el origen del litigio, representaría se
tramite un nuevo proceso y no es
ciertamente esa la inteligencia
razonable respecto de la inclusión de
la prestación dineraria por
honorarios en el ámbito de
aplicación de la ley 24283. En el
subjudice, ...el objeto de la demanda
fue una prestación dineraria sin que
pueda ser razonable establecer un
patrón de medida respecto de un
bien sustituto. Adviértase que abrir
una etapa probatoria en busca de
parámetros de comparación que no
se desprenden inmediatamente de la
causa, equivaldría a desbaratar este
juicio y sustituírlo por otro, con
grave desmedro de la seguridad
juridica. Cabe concluir, entonces,
que se trata de un supuesto en el que
resulta inaplicable el mecanismo de
la ley 24283 y sus
reglamentaciones” (para una crítica
a la excepción formulada por la
Corte, considerando incoherente
esta posición con la asumida para
los créditos laborales, ver
Ghersi,Carlos y otras, Análisis de la
tendencia jurisprudencial en la Corte
Suprema de Justicia de la Nación
por la aplicación de la ley 24283,
J.A.1997-IV-1187).
Más recientemente, la Corte
Federal en el caso Banco Sidesa SA
s/Quiebra, resuelto el 2/4/1998
debió juzgar los siguientes hechos:
La Corte había declarado
inadmisible un recurso
Jurisprudencia de Mendoza
extraordinario deducido por el
Banco Central contra la decisión que
reguló los honorarios del letrado del
a c re e d o r prend ar i o , quien
consecuentemente practicó una
liquidación -no observada por el
Banco- que el juzgado aprobó y que
arrojó la suma de $3.080.827,90.
Posteriormente, el Banco Central
dictó una resolución por la cual
aprobó la consolidación de la deuda
en los términos de la ley 23982 por
la suma de $674.453,78, monto
equivalente a la actualización del
producido de la venta de las
acciones y títulos prendarios; la
entidad financiera estimó que la
remuneración del letrado no podía
superar esa suma en virtud de lo
dispuesto en la ley 24283. El juez de
primera instancia hizo lugar a la
pretensión desindexatoria, pero la
Cámara Nacional Civil sala D
revocó la decisión porque entendió
que modificar la base regulatoria
suponía ir contra la cosa juzgada. La
Corte Suprema, luego de recordar lo
resuelto en el caso Sade, rechazó el
recurso interpuesto por el Banco
Central contra la decisión de la Sala
D con estos argumentos: “9. En el
sublite, la regulación de honorarios
del letrado del acreedor prendario
fue determinada sobre la base de la
incidencia que los trabajos
71
realizados tuvieron en la suerte del
privilegio que favorecía la totalidad
del crédito del Banco Central. Aún
cuando fuese posible, en teoría,
postular una diferente comprensión
del interés económico
comprometido en la defensa
efectuada por el letrado, lo cierto es
que esa hipótesis no puede ser
invocada como sustento de la
aplicabilidad de la ley 24283 al
caso. 10. Que en efecto, establecida
una relación inicial entre los
honorarios y los valores económicos
que constituyeron la base para su
determinación, es factible examinar
si el mecanismo indexatorio
distorsionó gravemente esa misma
relación para proceder, en tal caso, a
la reformulación de su expresión
monetaria. En cambio, es ajena a los
supuestos de aplicabilidad de la ley
una comparación con valores
económicos que no fueron tenidos
en cuenta para arribar a la decisión
cuyos efectos de cosa juzgada se
pretende enervar.11. Que en tal
sentido, carecen de eficacia los
agravios de la recurrente por los que
i n ten t a d e m os t rar qu e l a
actualización de los honorarios no
guarda relación con valores
emergentes del propio trámite de la
quiebra -el monto que arrojó la
venta de las acciones prendadas o el
72
Jurisprudencia de Mendoza
de realización del activo de la
fallida- puesto que esos parámetros
no tuvieron significación alguna en
el momento de adoptarse la decisión
que fijó el monto que, actualizado,
origina esta controversia...14. Que
en síntesis, la recurrente no ha
suministrado elementos aptos para
demostrar que sobrevino una falta
de proporcionalidad entre el monto
de la regulación de honorarios y los
valores económicos que constituyen
su referencia, de modo que autorice
a disponer su reducción por la
aplicación de lo dispuesto en la ley
24283. En tal sentido, tampoco ha
invocado la virtualidad de un
procedimiento indexatorio más
equitativo que el empleado en la
liquidación aprobada para preservar
mejor esa proporcionalidad de lo
adeudado con los intereses en
juego” (ED 181-410 y LL 1998-C501).
Con
las
palabras
pronunciadas por la Corte en la
sentencia recaída in re Sade, la sala
A de la Cámara Federal de Córdoba
rechazó la pretensión desindexatoria
de los honorarios porque en el caso
no existía patrón de comparación
posible que no implique tramitar un
nuevo juicio con la consiguiente
violación del derecho de defensa de
los litigantes (Cám.Fed.Córdoba,
sala A, 28/11/1995, Empresa de
Ferrocarriles Argentinos c/Canteras
Malagueño SA La Ley Córdoba
1996-918).
Idéntico criterio ha seguido
la Cámara Federal Contencioso
Administrativo que ha dicho “El
valor real y actual de los honorariosen los términos de la ley- depende
de su relación con los valores
económicos en juego,esto es, con la
base regulatoria y, en lo que a ella
concierne, debe existir la posiblidad
de tomar como referencia un patrón
de medida, un bien de comparación”
(13/3/1997, Ede All, José c/Entel,
La Ley Suplemento de
Jurisprudencia de Derecho
Administrativo, 25/8/1997, pág.33).
Del mismo modo, la sala B
de la Cámara Nacional Civil, luego
de afirmar la regla de la aplicación
de la ley 24283 a los créditos por
honorarios, resolvió que quien
introduce la cuestión, en el mismo
escrito, debe ofrecer la prueba
tendiente a demostrar que el
resultado a que se llega con la
indexación de la deuda no guarda
relación con el valor real actual del
bien, cosa o prestación. La
comparación de valores que la ley
requiere -dijo- ha de estar referida,
por un lado, al de la prestación
existente al tiempo del auto
Jurisprudencia de Mendoza
regulatorio, y por el otro, a la
expresión dineraria actual de su
retribución, determinada por
aplicación del índice
correspondiente; luego, extender la
confrontación a la evolución
registrada en el mismo período, por
los valores de los bienes con los que
se vinculó la tarea profesional,
según criterios de ponderación de la
realidad económica útiles para
precisar si la aplicación de tales
índices conducen, en el caso
c o n c ret o, a u n res ul t a d o
objetivamente irrazonable en la
necesaria proporcionalidad entre los
honorarios así establecidos y la
cuantía del patrimonio sobre el que
recayó la labor. Es que, a efectos de
considerar el límite del valor
superior a que la ley acude, no
tratándose en la especie de una cosa
sino de una prestación, tal límite
estará dado por la relación existente
entre el bien sobre el que versó la
tarea profesional y la retribución que
en proporción al mismo fue tenida
por adecuada” (Cám.Nac.Civ. Sala
B, 17/11/1995, Locantore de Alter,
Dora A., J.A.1997-1-8).
La Cámara Civil y
Comercial de San Isidro sala II, por
su parte, resolvió desindexar los
honorarios profesionales a su valor
real y actual, a cuyo efecto, dijo,
73
corresponde establecer su relación
con los valores económicos en
juego, que en el caso están dados
por el monto de la condena
(8/7/1997, Ortega de Charlone
c/Khaled Paul, La Ley Bs.As, 1998415)
En la misma línea, la
Cámara Civil y Comercial de
Mercedes Sala I confirmó una
decisión de primera instancia que
d es i nd ex ó l o s ho no rar io s.
Apoyándose en la primera sentencia
de la Corte Federal reseñada dijo
que “el valor actual y real de los
honorarios del abogado, a los
efectos de la aplicación de la ley
24283 depende de su relación con
los valores económicos en juego,
esto es, con la base regulatoria y en
lo que a ella concierne debe existir
la posibilidad de tomar como
referencia un patrón de medida, no
siendo aplicable la ley 24283 si no
existe patrón de comparación
posible que no implique volver a
tramitar el juicio” (13/2/1996,
Ferreras M. c/Estancia Bella Vista
S.A., La Ley Buenos Aires, 1996,
pág.393).
2. Desindexación de
h o n o r a r i os regu l a d o s e n
decisiones que han pasado en
autoridad de cosa juzgada.
No ignoro que la prestigiosa
74
Jurisprudencia de Mendoza
Sala C de la Cámara Nacional Civil
ha resuelto que, en razón de que la
última parte del artículo dispone que
la norma no es aplicable a “las
situaciones jurídicas no
consolidadas”, la ley 24283 es
“inaplicable cuando existe
regulación de honorarios confirmada
en la alzada, pues de lo contrario se
afectaría el derecho de propiedad del
acreedor al modificar en la etapa de
ejecución un monto ya fijado en
forma definitiva” (Cám.Nac.Civ.
Sala C, 29/11/1994, Da Costa,Mario
c/Club Universitario Buenos Aires,
JA 1996-I-5 y L.L. 1995-C-450).
No obstante, advierto que el
criterio jurisprudencial mayoritario
afirma que la ley es aplicable aún a
los juicios con sentencia firme; el
criterio de la Sala C podría llegar a
significar que el deudor se vea
forzado a pagar una suma
tremendamente elevada en concepto
de honorarios (porque estaban
firmes sobre los montos indexados)
y que, sin embargo, pague un capital
totalmente deflacionado, porque se
hizo lugar a la pretensión
desindexatoria. En mi opinión, ese
resultado sería inconstitucional
pues, sin razón que lo avale y sin
consentimiento de los sujetos
implicados, la ley trataría de modo
diverso al titular del crédito
indexado (que debe soportar la
desindexación aunque la decisión
que tiene a su favor haya pasado en
autoridad de cosa juzgada) y el
crédito por honorarios, que aunque
debe ser un porcentaje razonable de
ese valor, no soportaría la
correlativa desindexación.
2. Desindexación del
capital y desindexación de los
honorarios.
La Cámara de Apelaciones
acepta la regla sentada por la Corte
Federal (la ley 24283 se aplica a los
créditos por honorarios), pero uno
de sus argumentos para rechazar la
petición es que a través de la
desindexación de honorarios se
producirá una desindexación del
capital.
El argumento no es correcto:
a) La desindexación opera a
través del ejercicio de una
pretensión en juicio. El deudor
puede limitar esa pretensión
desindexatoria a algunos créditos
(por ej., los honorarios), pues nada
lo obliga a demandar al mismo
tiempo la desindexación del capital.
b) Es obvio que si reclama la
desindexación del capital y la
pretensión se desestima “también
debe rechazarse lo atinente a los
honorarios, pues al no alterarse la
base regulatoria considerada
Jurisprudencia de Mendoza
oportunamente, ninguna
modificación cabría introducir”
(CSN, 21/5/1996 Caja
Complementaria de Previsión para
la actividad docente c/Provincia de
Tucumán, LL 1996-D-551).
Pero este no es el caso de
autos; el deudor limitó su pretensión
desindexatoria a los honorarios y
está facultado para hacerlo (quizás
tiene interés en no discutir el crédito
con su acreedor, a quien sigue unido
por vínculos comerciales, pero sí los
del abogado,con quien no está
vinculado por otro lazo que no sea
la condena en costas).
c) Como se ha visto, la
jurisprudencia de la Corte Federal
autoriza a recalcular la base
regulatoria a la que se ha llegado por
aplicación de índices monetarios;
sólo exige que pueda establecerse un
razonable “patrón de medida
respecto de un bien sustituto porque
de otro modo, abrir una etapa
probatoria en busca de parámetros
de comparación que no se
desprenden inmediatamente de la
causa, equivaldría a desbaratar este
juicio y sustituirlo por otro, con
grave desmedro de la seguridad
jurídica”.
La cuestión a dilucidar es,
entonces, si en el sublite existe tal
razonable patrón de medida que se
75
desprenda inmediatamente de la
causa y que no implique reeditar el
juicio.
En mi opinión, la respuesta
es afirmativa. Explicaré por qué:
-A diferencia de lo
acontecido en los casos en que la
Corte Federal rechazó la pretensión
indexatoria, en éste, la condena no
comprendía exclusivamente una
suma de dinero, sino que se remitía
a valores que debían ser fijados en
una pericia. Este modo de resolver
recoge el criterio tantas veces
invocado por esta Sala, aún antes de
la sanción de la ley 24283, según el
cual salvo el supuesto de sumas
previamente abonadas, el daño no se
debe liquidar a valores históricos y
luego proceder a su reajuste
conforme índices monetarios sino
que los valores debidos deben
cuantificarse al momento de la
sentencia (Ver, entre muchos, fallos
del 24/2/1994, Bodegas y Vdos,
Crotta, publicado en ED 157-513,
con nota de Chiaramonte, J.P., La
doctrina de la realidad económica.
Valor de los bienes y la ley 24283).
Sin embargo, el perito no siguió esta
metodología, pues en su escrito de
fs.256, presentado en octubre de
1991, fijó el precio del cable y del
caño a marzo de 1982. De allí que,
cuando el juez determinó la base
76
Jurisprudencia de Mendoza
regulatoria, procedió al mero
reajuste monetario de esos valores a
marzo de 1991.
El trámite seguido en este
incidente desindexatorio, en cambio,
respeta no sólo a las pautas de la ley
24283, sino el verdadero sentido de
la sentencia condenatoria, que
insisto, salvo la restitución del
precio de la factura que debía
indexarse, simplemente condenó al
pago de valores que debían ser
fijados al momento de la pericia y
no en tiempos históricos.
Por lo demás, no se trata de
desbaratar el juicio y sustituírlo por
otro, porque:
> No existe ninguna decisión
judicial que apruebe expresamente
la labor del perito y condene a pagar
determinada suma al actor por la
parte que prosperó la demanda;
> la prueba se ha rendido en
autos y no es extraña al proceso,
pues cumple con lo ordenado en la
sentencia.
IV. Conclusiones.
Por todo lo expuesto, y si mi
voto es compartido por mis colegas
de Sala, corresponde acoger el
recurso de casación deducido.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren
por sus fundamentos al voto que
antecede.
A la segunda cuestión la
Dra .Aída Kemelmajer d e
Carlucci, dijo:
1. Una regla básica de
interpretación.
He sostenido en mi voto del
9/12/1997 recaído in re “Fenoy,
Leandro A. y otra en j: 14473/11019
Empresa Constructora San Martín
SACIF c/Angel Fenoy Pérez
p/Ordinario s/Inc.Cas.” (L.S.276-96
publicado en JA 1998-II-458, Foro
de Cuyo 29-156, en el que se
mencionan otros precedentes), y en
otras sentencias posteriores, como
por ej., las registradas en LS 261356, etc. y más recientemente en la
del 1/9/1999 recaída in re
Camionera Mendocina, que la ley
24283 se mueve dentro de la
llamada jurisdicción de equidad.
En materia de honorarios,
esto implica que el tribunal debe
intentar recomponer los valores de
modo que se mantenga la relación
existente entre el bien sobre el que
versó la tarea profesional y la
retribución que en proporción al
mismo fue tenida por adecuada.
2 .
Es pe ci a l e s
circunstancias fácticas que deben
ser tenidas en cuenta a la hora de
la regulación.
La heterodoxia de este
Jurisprudencia de Mendoza
expediente muestra una serie de
circunstancias imposibles de
soslayar, cuales son:
a) Los honorarios fueron
regulados en Junio y Agosto de
1994 (fs.359/362 y 368), cuando la
ley desindexatoria ya había sido
sancionada.
b) Los abogados de la
demandada consintieron la
regulación de fs.368 que, como lo
señala el Sr.Procurador, contiene un
error material grosero, que salta a la
vista del litigante menos avezado.
En efecto, el monto correspondiente
a los rubros admitidos indexados a
Abril de 1991, con más los intereses
del 5% anual alcanzaba a $3.246.
Era absolutamente imposible,
entonces, que los honorarios
regulados por la Cámara a los
abogados de la actora, por la labor
desarrollada en la Cámara de
Apelaciones, alcanzaran cifras
superiores a los $30.000. Es
inexplicable el error del tribunal y
más insólito aún el silencio de la
parte demandada que consintió una
regulación que tomaba como base el
total de lo reclamado.
c) A su vez, los abogados
iniciaron la ejecución de honorarios
contra el demandado
(cuantitativamente vencedor),
conociendo que su actividad
77
profesional sólo había logrado
incorporar al patrimonio de su
cliente un porcentaje mínimo de los
rubros y montos reclamados.
d) En la ejecución de
honorarios la demandada no opuso
como defensa el grueso error
material que se deslizó en el título.
e) Para mayores, parte de la
labor de los profesionales que
ejecutan sus honorarios se desarrolló
cuando el mandato había fenecido,
pues la quiebra de su cliente fue
declarada en 1987 (aunque en 1989
concluyó por acuerdo resolutorio) y,
ante la primera presentación del
síndico en este expediente
reseñando estos datos, no obstante
que en Noviembre de 1991 ya había
cesado el estado de quiebra, el
abogado “renunció al mandato a
efectos de no entorpecer cualquier
tramitación del proceso falencial”.
f) En función de todos estos
antecedentes es que esta Sala fijó y
realizó tres audiencias de
conciliación (43, 50 y 62) no
obstante lo cual no se logró que las
partes en conflicto autocompusieran
sus intereses.
3. El juego del principio de
proporcionalidad.
Todas estas circunstancias
colocan diversos valores
constitucionales en situación de
78
Jurisprudencia de Mendoza
conflicto: el consentimiento de las
partes a las decisiones judiciales, el
principio de la realidad económica,
la equidad del caso, la interdicción
al ejercicio abusivo del derecho,etc.
Es imprescindible, entonces, que
esta Sala, en función del principio
de proporcionalidad, trate de
conciliarlos, sin que ninguno de
ellos quede completamente
eliminado sino simplemente
balanceado con los demás.
En función de todos estos
elementos, entiendo que el tribunal
debe mantener posición
equidistante, tanto respecto de los
montos que resultan de la pretensión
desindexatoria de la recurrente,
cuanto de la desmesurada posición
de los abogados que ejecutan.
En tal sentido y si bien la
justificación jurídica de esta
decisión fundada en razones de
equidad torna procedente el
apartamiento de los montos del
título ejecutado, tampoco sería
ajustado a las circunstancias del
caso, sin embargo, dictar ahora la
resolución correcta que tuvo que ser
pronunciada por la instancia de
grado, y que tampoco fue reclamada
por el interesado en aquella ocasión.
A su vez, los titulares del
crédito ejecutado han debido
soportar todo el tiempo que
demandó el trámite de ejecución de
honorarios y el resultado del
incidente desindexatorio que
const i t u ye c ier ta me nte un
procedimiento excepcional.
Por estas razones y más allá
de que los montos de las
regulaciones no debieron superar la
suma global de $156
aproximadamente, no parece
equitativo conforme las vicisitudes
de esta causa, disminuir a menos del
10% las sumas ejecutadas, valor que
significa, en lenguaje común, la
mínima expresión de aquéllas.
Considero
entonces
equitativo regular los honorarios de
los profesionales Dres.Francisco
Martinez Parra y Luis Ramón
Avecilla por su labor desarrollada en
la Cámara de Apelaciones, en
cuanto el recurso se rechazó y a
cargo de la demandada en las sumas
de $2.300 y $700. Los honorarios de
primera instancia se mantienen en
las sumas oportunamente fijadas.
Ambas sumas regulatorias, en razón
del modo como han sido
establecidas en este decisorio, esto
es, calculadas a valores actuales y en
forma prudencial, devengan un
interés del 5% anual (ley 4087)
desde la fecha de su regulación
(agosto de 1994) y hasta la fecha de
la presente. A partir de ésta,
Jurisprudencia de Mendoza
devengará el interés que resulte de
aplicar la tasa activa promedio anual
del Banco de la Nación Argentina, y
hasta el efectivo pago, conforme
criterio reiterado de este Cuerpo
(L.S:281-483; 282-133; 268-155).
4. Una última reflexión.
Dado el modo como se ha
trabado esta litis, la modificación de
los honorarios alcanza sólo a los
créditos que titularizan los
ejecutantes a cargo de la parte
demandada.
Sin embargo, llamo a la
reflexión a todos los abogados que
han intervenido en estos autos y los
exhorto a evitar nuevas
intervenciones de los tribunales
vinculados a esta causa; los jueces
de la provincia debemos destinar
nuestros esfuerzos a solucionar los
problemas de los justiciables, y los
profesionales del distinguido foro
m e n d o c i no deben intentar
solucionar sus propios confictos sin
recargar aún más la carga
tribunalicia, sobre todo cuando el
conflicto deviene de sus propias
inadvertencias.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren
por sus fundamentos al voto que
antecede.
A la tercera cuestión la
79
D ra .Aída Kemelmajer d e
Carlucci, dijo:
Atento el modo como se
resuelve esta cuestión y tratándose,
insisto, de una jurisdicción de
equidad expresamente admitida por
el legislador, entiendo que las costas
de las tres instancias deben ser
impuestas en el orden causado.
Los honorarios de los
profesionales intervinientes deben
ser calculados conforme las pautas
del art.10, desde que el resultado
final al que se llega, aunque tiene un
valor económico determinado, ha
sido cuantificado equitativamente
por el tribunal, con independencia
de la tarea profesional desarrollada.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren al
voto que antecede.
Con lo que terminó el acto,
procediéndose a dictar la sentencia
que a continuación se inserta;
SENTENCIA:
Mendoza, 2 de setiembre de
1999.
Y VISTOS:
Por el mérito que resulta del
acuerdo precedente, la Sala Primera
de la Excma.Suprema Corte de
Justicia, fallando en definitiva.
80
Jurisprudencia de Mendoza
RESUELVE:
I. Hacer lugar parcialmente
al recurso de casación interpuesto a
fs.11/16. Consecuentemente se
modifica la regulación de honorarios
practicada en el dispositivo “b” de la
resolución dictada a fs.368 de los
autos n.70158 “Avecilla, Luis
Ramón y Martínez Parra, Francisco
c/Suc. de Luis Alcover
p/Ejec.Hon”., y se regulan los
honorarios en cuanto se rechaza el
recurso de apelación, a los
Dres.Francisco Martínez Parra, y
Luis Ramón Avecilla, en las sumas
respectivas de $2.300 y 700. Ambas
sumas devengan un interés del 5%
anual desde el mes de agosto de
1994 hasta la fecha de esta
sentencia, y desde ésta en adelante,
la tasa activa anual promedio que
cobra el Banco de la Nación
Argentina.
II. Imponer las costas del
incidente desindexatorio en ambas
instancias ordinarias y en esta sede,
en el orden causado.
III. Regular los honorarios...
IV. Líbrese cheque a la
orden del recurrente por la suma de
pesos setenta y cinco ($75), con
imputación a la boleta de depósito
de fs.1.
Notifíquese.
Fdo.:Dra.Aída Kemelmajer
de Carlucci, Dr.Fernando Romano y
Dr.Carlos E.Moyano.
Jurisprudencia de Mendoza
HONORARIOS.
Proporcionalidad.
Peritos.
En principio y como regla la
regulación del perito debe practicarse en
razón del informe pericial producido,
cualquiera sea la índole del juicio, fuero o
jurisdicción y en función a la escala
determinada a estar a lo que impone el art.7
de la ley 3522. No obstante, siempre los
honorarios de los peritos que actúan en una
causa judicial deben guardar cierta relación
de proporcionalidad con los de los
profesionales del derecho.
Tal valoración
corresponde
efectuarla en función de la suma que
hubiere correspondido conforme a la ley
arancelaria en caso de juicio completo y no
la que correspondió en el caso concreto. Lo
contrario implicaría hacer depender siempre
los honorarios de los peritos de la actuación
de los profesionales del derecho sin
considerar si la misma fue parcial o total.
Expte.Nº65243 Gasparoni Ernesto Hugo en
J 36397 (23289) Gasparoni, Ildebrando y
ots. c/Ernesto H.Gasparoni p/Div. de
Condominio s/Inc.Cas.
Mendoza, 12 de julio de 1999.
Sala Primera
L.S.289-347.
CUESTIONES:
1) ¿Es procedente el recurso de casación interpuesto?
2) En su caso, ¿qué solución corresponde?
3) Costas.
A la primera cuestión el
81
Dr.Fernando Romano, dijo:
Los antecedentes relevantes
de la causa nos informan que los
Sres.Ildebrando, Domingo y Pedro
Gasparoni, dedujeron demanda por
división de condominio en contra
del Sr.Ernesto Gasparoni.
Habiéndose allanado este
último a la demanda de tal modo
instaurada, el juez de primera
instancia dicta sentencia a fs.67/70,
declarando la existencia del
condominio y la procedencia de la
división y estableciendo la fijación
de una audiencia para que las partes
acordaran la partición, bajo
apercibimiento de designarse en su
defecto un perito contador.
Una vez hecho efectivo el
apercibimiento dispuesto, se designa
en definitiva un perito contador,
quien acepta el cargo y realiza las
operaciones de inventario, avalúo y
división (fs.117/135 y su aclaración
a fs.144/148), las que quedan
aprobadas en definitiva a fs.155.
Una vez regulados los
honorarios de los profesionales que
actuaron como patrocinante y
mandatario de los actores, tomando
como base regulatoria el monto de
valuación de los bienes sujetos a
división y de conformidad con los
arts.2, 5, 9 inc.b) y 31 de la ley
3641, a fs.209 se regulan los
82
Jurisprudencia de Mendoza
honorarios profesionales de la perito
contadora en función de lo legislado
por los arts.7, 11 y 12 de la ley
3522.
Apeladas las regulaciones de
los profesionales de los actores
como así los correspondientes a la
perito actuante, la Cámara confirma
dichas regulaciones por resolución
obrante a fs.291/292.
En lo que aquí interesa, la
sentenciante establece que los
honorarios de la Perito contadora,
habían sido regulados conforme a
las pautas de los arts.7, 11 y 12 de la
ley 3522. Que en principio los
honorarios de los auxiliares de la
justicia, como son los peritos, deben
guardar una razonable proporción
con los de los abogados, pero
cuando hay una ley arancelaria que
regula la actuación profesional, no
puede dejar de aplicarse. En tal caso
podrá aquel otro principio servir
como pauta orientadora para
moverse dentro de ella pero no para
dejar de aplicarla salvo que existiera
un pronunciamiento judicial expreso
de su inaplicabilidad. Que la labor
realizada por la perito ha revestido
real importancia, dada la
complejidad del caso, la importancia
de los bienes en juego y el resultado
final de la misma, por eso estima
que la regulación efectuada no es
elevada ya que los porcentajes
aplicados son los más bajos de la
escala, a los que considera justos y
equitativos. C o n t r a
esta
resolución se alza la demandada
interponiendo recurso extraordinario
de casación conforme con el inc.2
del art.159 del CPC en función de
los siguientes argumentos:
1) Se han desinterpretado los
arts.7, 11 y 12 de la ley 3522.
Sostiene al efecto que la
sentenciante se ha ceñido al texto
expreso de la ley, dejando de lado su
interpretación armónica con las
demás normas arancelarias y con los
criterios de igualdad y razonabilidad
que deben imperar en toda
regulación de honorarios.
2) La resolución de la
Cámara conduce a un resultado
disvalioso desde que establece una
remuneración para el perito que
supera largamente los honorarios
regulados a los abogados
patrocinantes de las partes. No se
ciñe a ningún criterio de
razonabilidad o de igualdad al no
guardar proporcionalidad con los
honorarios de los profesionales que
han promovido el juicio y actuado
en todas sus etapas a diferencia de la
contadora que sólo actuó en la
ejecución de la sentencia.
Solución al caso:
Jurisprudencia de Mendoza
El análisis en sustancia del
fallo recurrido me persuade que no
asisten al quejoso motivos de
agravio suficientes para hacer lugar
al recurso intentado, aún cuando ello
lo sea por motivos distintos a los
sostenidos por la Cámara.
En primer lugar y con
respecto a la desinterpretación de los
arts.7, 11 y 12 de la ley 3522,
entiendo que la queja no puede
prosperar, toda vez que conforme
surge de la resolución recurrida, la
sentenciante confirmó la resolución
de primera instancia que aplicó
estrictamente la escala prevista en
dichas disposiciones, al entender
que si existe una normativa
específica que regula la actividad
profesional, es ésta la que debe
aplicarse.
En principio, se concuerda
con la recurrente en considerar que
el problema de la interpretación de
la ley arancelaria, en el caso la de
los profesionales de ciencias
económicas y su adecuación con los
honorarios de los profesionales del
derecho que actuaron en la causa, es
de neto corte normativo y por tanto
revisable por la vía casatoria.
No obstante, se observa que
la desproporción que funda el
aspecto fáctico de la queja, no se da
en el caso de autos, conforme con
83
los principios que paso a exponer.
En principio y como regla,
esta Sala tiene dicho que la
regulación debe practicarse en razón
del informe pericial producido,
cualquiera sea la índole del juicio,
fuero o jurisdicción y en función a la
escala determinada a estar a lo que
impone el art.7 de la ley 3522. No
obstante este principio rector
(L.S:215-345; 238-271) también
tiene sentado este tribunal, que
siempre los honorarios de los peritos
que actúan en una causa judicial
deben guardar cierta relación de
proporcionalidad con los de los
profesionales del derecho. Así se ha
sostenido que: “tratándose del
servicio profesional de un perito
contador, en principio sus
honorarios deben fijarse de
conformidad con las leyes dictadas
al efecto, esto es la ley 3522 y la
4229. Pero sólo en principio, pues
hay que tener en cuenta, para llegar
a una aplicación justa de la
normativa, otro principio rector que
rige en materia arancelaria y que no
es otro que el relativo a la
proporcionalidad correspondiente a
los técnicos auxiliares de la justicia
en relación a los montos que se
determinan para regular los
honorarios de los abogados...”
(L.S.171-375; 215-345; 238-271).
84
Jurisprudencia de Mendoza
Siendo así, corresponde
entonces determinar, conforme con
los precedentes citados por el
ocurrente los honorarios que se
regularan a la perito actuante en
función de la ley 3522, resultan
desproporcionados respecto a las
regulaciones efectuadas en el
proceso a los demás profesionales
del derecho intervinientes, como lo
sostiene la recurrente. Entiendo que
tal desproporcionalidad no existe,
más allá de la inidoneidad de la vía
casatoria para acceder al examen de
tales aspectos.
Si bien de la simple lectura
de las regulaciones efectuadas en la
causa surgen diferencias notorias
entre los honorarios de la perito y
los de los abogados, de las que
surgiría cierta desproporcionalidad,
la misma desaparece cuando
analizamos los fundamentos de tal
diferencia.
En efecto, de la sumatoria de
las regulaciones efectuadas a fs.191
y vta. y 212 a los profesionales del
derecho que actuaron como
patrocinantes surgen que la misma
totaliza la suma de $89.831
($67.373 correspondientes al
Dr.Gianello y $22.458 del Dr.Aníbal
Abalos), mientras que a la perito
contadora se le reguló la suma de
$134.747.
No obstante ser dicha suma
mucho mayor, debemos considerar
que los honorarios de los abogados
fueron reducidos en un 50% de la
escala completa por tratarse de un
proceso en el que luego de
interpuesta y notificada la demanda,
se produjo el allanamiento de la
contraria, de conformidad con el
art.12 de la ley 3641. Quiere decir
entonces, que si tomamos el total de
la escala lo que hubiere
correspondido como juicio
completo, en la regulación, sería la
suma de $179.662.
Entiendo que es respecto de
este monto al que debe atenderse a
fin de interpretar la existencia o no
de proporcionalidad entre la
regulación efectuada a la perito
contadora y a los profesionales del
derecho. Es decir que en todo caso
tal valoración corresponde
efectuarla en función de la suma que
hubiere correspondido conforme a la
ley arancelaria y no la que
corespondió en el caso concreto. Lo
contrario implicaría hacer depender
siempre los honorarios de los peritos
de la actuación de los profesionales
del derecho sin considerar si la
misma fue parcial o total.
Comparando entonces el
monto de la regulación de los
honorarios de la perito $134.747 con
Jurisprudencia de Mendoza
el de la escala completa esto es la
suma de $179.662, entiendo que el
mismo
guarda cierta
proporcionalidad ya que representa
aproximadamente el 75% de este
último.
Por los fundamentos dados,
y si mi voto es compartido por el
resto de mis colegas de Sala, debe
rechazarse la casación articulada.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Moyano y Kemelmajer de
Carlucci, adhieren por sus
fundamentos al voto que antecede.
A la segunda cuestión el
Dr.Fernando Romano, dijo:
Corresponde
omitir
pronunciamiento sobre este punto,
puesto que ha sido planteado para el
eventual caso de resolverse
afirmativamente la cuestión anterior.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Moyano y Kemelmajer de
Carlucci, adhieren al voto que
antecede.
A la tercera cuestión el
Dr.Fernando Romano, dijo:
Atento el resultado al que se
arriba en el tratamiento de las
cuestiones anteriores, corresponde
imponer las costas a la parte
recurrente vencida (Arts.148 y 36 I
del C.P.C.)
85
Así voto.
Sobre la msima cuestión los
Dres.Moyano y Kemelmajer de
Carlucci, adhieren al voto que
antecede.
Con lo que terminó el acto,
procediéndose a dictar la sentencia
que a continuación se inserta:
SENTENCIA:
Mendoza, 2 de julio de 1999
Y VISTOS:
Por el mérito que resulta del
acuerdo precedente, la Sala Primera
de la Excma.Suprema Corte de
Justicia, fallando en definitiva,
RESUELVE:
I- Rechazar el recurso
extraordinario de casación deducido
a fs.7/10 de autos.
II. Imponer las costas a la
parte recurrente vencida.
III-. Regular los honorarios...
IV- Dar a la suma de pesos
setenta y cinco ($75) de la que da
cuenta la boleta de depósito obrante
a fs.1, el destino previsto por el
art.47 inc.IV del C.P.C.
Notifíquese. Ofíciese.
Fdo.Dr.Fernando Romano,
Dr.Carlos E.Moyano y Dra.Aída
Kemelmajer de Carlucci.
86
Jurisprudencia de Mendoza
LEGITIMA DEFENSA.
E x c e s o . E M O C I O N
VIOLENTA.Requisitos.
Sólo caben en el art.35 C.P. los
casos de conductas que comienzan siendo
conformes a derecho y se prolongan en el
tiempo, fuera del amparo del tipo
permisivo, por haber cesado sus caracteres.
Para exceder los límites de algún ámbito, es
necesario haber estado antes dentro del
mismo. Quien en ningún momento estuvo
dentro del tipo permisivo, en modo alguno
puede exceder sus límites.
Cuando la reacción desmedida del
imputado, frente a la agresión de la víctima
no encuentra justificación en las
circunstancias externas que rodearon al
hecho, sino más bien en la personalidad del
encartado, se excluye la aplicación de la
emoción violenta.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº65257 Fiscal c/Saez
p/Homicidio s/Casación.
Mendoza, 31 de mayo de 1999.
Sala Segunda
L.S.288-178
Efrain
CUESTIONES:
1) Es procedente el recurso interpuesto?
2) En su caso, ¿qué solución corresponde?
Sobre la primera cuestión
el Dr.Böhm, dijo:
I. A fs.110/114, el Defensor
Oficial de Efraín Saez Guajardo,
interpone recurso extraordinario de
casación contra las sentencia de
fs.101/108 en cuanto lo condena a la
pena de ocho años de prisión,
accesorios legales y costas como
autor responsable del delito de
Homicidio (art.79 del C.Penal).
II. Los motivos de la
casación penal.
El recurrente funda la queja
en el motivo que autoriza el artículo
503 inc.1 del C.P.Penal.
Sostiene el impugnante que
no tiene intención de cuestionar la
plataforma fáctica probada por el aquo, porque en ella misma se
encuentra la clave para distinguir
entre el hecho y el derecho
conculcado que pretende demostrar.
Aduce que no se aplicó al
caso el art.34 inc.6 del C.Penal. En
tal sentido discrepa con el a-quo.
(fs.113) en cuanto a la interpretación
del requisito de la “racionalidad del
medio empleado”.
También se agravia porque
la Cámara no trató los institutos del
exceso en la legítima defensa (art.35
del C.Penal), ni el de la emoción
violenta (art.81 inc.a) del C.Penal.
III. La solución del caso.
Entiendo que hay que
analizar si es de aplicación al caso
concreto convocante el instituto de
la Legítima Defensa, ya que la
aplicación de dicha causa de
Jurisprudencia de Mendoza
justificación excluiría el tratamiento
del Exceso en la Legítima Defensa
y, también, el análisis de la figura
delictiva atenuada del Homicidio en
Estado de Emoción Violenta.
Comparto ampliamente el
dictamen del Señor Procurador
General que rola agregado a
fs.122/125 de autos, en el que se
sostiene que no resulta de aplicación
al caso concreto la Legítima
Defensa, teniendo en cuenta que la
plataforma fáctica y el razonamiento
para establecerla no ha sido
impugnado en el sublite. Ello así
porque en el caso de marras, no se
da una de las condiciones necesarias
para encuadrar la conducta en la
causal de justificación del art.34
inc.6 del C.Penal, cual es la
“necesidad del medio empleado para
impedirla o repelerla”.
Ello es así porque de la
plataforma fáctica establecida en la
sentencia cuestionada resulta
probado que la agresión ilegítima
del occiso consistió en la aplicación
de golpes a mano abierta sobre el
hoy imputado Saez Guajardo,
resultando así, como bien lo ha
establecido el Tribunal de Mérito,
una manifiesta desproporción entre
el medio de ataque y el de defensa.
(Ver fs.105 de autos).
Dadas las circunstancias, el
87
imputado tenía, en el momento de
los hechos, otros medios para
repeler el ataque, como por ejemplo,
amenazar al agresor con el cuchillo,
en vez de asestar con el mismo la
puñalada causante de la muerte (ver
fs.103 vuelta).
Entrando a analizar la
posible aplicación del instituto
jurídico del Exceso en la Legítima
Defensa, comparto lo expresado por
Zaffaroni, quien sostiene que sólo
caben en el art.35 los casos de
conductas que comienzan siendo
conformes a derecho y se prolongan
en el tiempo, fuera del amparo del
tipo permisivo, por haber cesado sus
caracteres. Para exceder los límites
de algún ámbito, es necesario haber
estado antes dentro del mismo.
Quien en ningún momento estuvo
dentro del tipo permisivo, en modo
alguno puede exceder sus límites.
Por último, en cuanto a la
posibilidad de aplicación al subjudice de la figura del Homicidio en
Estado de Emoción Violenta, la
reacción desmedida del imputado,
frente a la agresión de la víctima no
encuentra justificación en las
circunstancias externas que rodearon
al hecho, sino más bien en la
personalidad del encartado, lo que
excluye la aplicación de la figura
delictiva atenuada de referencia.
88
Jurisprudencia de Mendoza
En este sentido ha dicho
Soler que no cualquier motivo, aún
cuando se llegue a un estado de
emoción violenta, será suficiente a
los fines de la atenuación del
Homicidio. No se trata de acordar
un privilegio a los sujetos accesibles
a la cólera.
Resulta así que el fallo
censurado no adolece de ningún
vicio “in iudicando” toda vez que,
sobre la base de la plataforma
fáctica establecida, la que no ha sido
impugnada por la vía de la falta o
insuficiencia de la motivación, se ha
procedido a efectuar una correcta
subsunción de los hechos
investigados en la figura delictiva
que corresponde.
Concluyendo, entiendo que
debe ser rechazado el Recurso
Extraordinario de Casación
intentado, compartiendo en un todo
el dictamen del Señor Procurador
General del Tribunal.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Doctores Herman A.Salvini y Jorge
Nanclares adhieren por los
fundamentos al voto que antecede.
Sobre la segunda cuestión
el Dr.Böhm, dijo:
Corresponde
omitir
pronunciamiento sobre este punto
puesto que se ha planteado para el
eventual caso de resolverse
afirmativamente la cuestión anterior.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Doctores Herman A.Salvini y Jorge
Nanclares adhieren al voto que
antecede.
Con lo que terminó el acto,
procediéndose a dictar la sentencia
que a continuación se inserta:
SENTENCIA:
Mendoza, 31 de mayo de
1999.
Y VISTOS:
Por el mérito que resulta del
acuerdo precedente la Sala Segunda
de la Excma.Suprema Corte de
Justicia fallando en definitiva
RESUELVE:
1) Rechazar el recurso de
casación interpuesto por la defensa
del imputado Efraín Sáez Guajardo
a fs.110/114, de autos.
Notifíquese.
Fdo.:Dr.Carlos Böhm,
Dr.Herman A.Salvini y Dr.Jorge.
H.Nanclares.
Jurisprudencia de Mendoza
89
RECURSO DE APELACIÓN.
Jurisdicción plena. Presupuestos
p r o c e s a l es d e la acción
SUCESIONES.Renuncia a la
herencia. Acción de
inoponibilidad. Integración de la
litis.
inoponibilidad de la renuncia a la herencia
formulada por su deudor, sea o no la
renuncia un acto unilateral, los herederos
beneficiados deben ser llamados a juicio
pues de otro modo la litis no está integrada
correctamente y la sentencia que se dicte no
tendrá eficacia frente a los principales
interesados en la decisión.
El recurso de apelación es de plena
jurisdicción, en el sentido de que el
tribunal, dentro de la competencia abierta
por los agravios del apelante, examina las
cuestiones de hecho y de derecho con la
amplitud otorgada a los jueces ordinarios de
la causa.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº65245 Barbero Julio P en j:
108723 Barbero, Julio P en j. Yanardi
Lorenzo O . p/Suc. p /R ev.R enuncia
s/Inc.Cas.
Mendoza, 26 de agosto de 1999.
Sala Primera
L.S.290-353.
El factor decisivo para que una
cuestión pueda ser tratada y resuelta en
apelación no es que haya sido examinada
por las partes y resuelta por el primer juez,
sino que puede ser examinada y resuelta por
hallarse comprendida en la demanda.
A su vez, la regla tantum
appellatum quantum devolutum delimita el
ámbito del conocimiento del Tribunal de
Apelación respecto de lo que ha sido objeto
de enjuiciamiento durante la primera
instancia.
Una consecuencia lógica de estas
reglas es que si el juez de primera instancia
podía controlar de oficio el cumplimiento
de los presupuestos procesales, también el
tribunal de apelación debe resolver respecto
de ellos, especialmente, los vinculados a las
posibles nulidades que hubieran podido
producirse.
Por tanto si un tribunal de grado
califica una determinada relación como litis
consorcio necesario ¿tiene facultades para
controlar de oficio la correcta integración
de la littis?
Cuando un acreedor demanda la
CUESTIONES:
1) ¿Son procedentes los recursos
interpuestos?
2) En su caso, ¿qué solución corresponde?
3) Costas.
A la primera cuestión la
D ra.Aída Kemelmajer d e
Carlucci, dijo:
I. Plataforma fáctica
Los hechos relevantes para la
resolución de este recurso son,
sintéticamente, los siguientes.
1. El Sr.Julio Pedro Barbero
inició una acción por revocatoria de
la renuncia de los derechos
hereditarios que el Sr.Daniel Alberto
Yanardi realizó mediante escritura
pública pasada ante la escribana
90
Jurisprudencia de Mendoza
Martha Méndez García el
29/7/1993. Relató que en diciembre
de 1986 se dictó sentencia en una
ejecución cambiaria de la que
resulta que el Sr.Yanardi es deudor
del Sr.Barbero por la suma de A 216
con más sus intereses y costas. Dado
que el demandado no tenía bienes,
se trabó una inhibición.
Posteriormente, el Sr.Daniel
Yanardi renunció a los derechos
hereditarios en la sucesión de su
padre Lorenzo Yanardi con el
propósito de que sus acreedores no
pudiesen cobrar sus acreencias sobre
los bienes recibidos. Invocó en su
favor el art.3351 del Código Civil.
La demanda se interpuso,
exclusivamente, contra el deudor
renunciante de la herencia.
2. El demandado compareció
y opuso la excepción de
prescripción a los términos del
art.4033 del Código Civil.
3. Se rindió prueba y,
finalmente, el juez de primera
instancia rechazó la excepción de
prescripción deducida, hizo lugar a
la demanda y declaró inoponible al
actor la renuncia a la herencia
formulada (fs.63/65).
4. Apeló el demandado,
insistió en la excepción de
prescripción y la posibilidad del
acreedor de conocer la existencia de
la escritura pública que
instrumentaba la renuncia.
5 . La C á m a r a d e
Apelaciones revocó la decisión y
rechazó la demanda con estos
fundamentos:
a) El tribunal puede hacer
lugar al recurso por
razones
distintas a las invocadas por el
recurrente pues el tribunal ad quem
recobra la plena jurisdicción sobre el
asunto que se le difiere por el
recurso de apelación y juzga como
el primer juez.
b) La acción pauliana tiene
carácter personal y es de naturaleza
resarcitoria y conservatoria.
c) Esta acción debe
deducirse contra el deudor y contra
las personas a las cuales el acto ha
favorecido (el adquirente del
derecho); existe, como enseña la
doctrina, un litis consorcio necesario
desde que a todos puede afectar lo
que en definitiva se decida. La
relación juridica sustancial es
inescindible.
d) En el caso, la renuncia del
heredero aprovechó a los otros
herederos, que acrecen a la porción
del renunciante, considerando la ley
que ese acrecimiento operó desde el
mismo momento del llamamiento
hereditario. Hay, entonces, un litis
consorcio necesario entre el
Jurisprudencia de Mendoza
renunciante y los otros herederos a
quienes la renuncia ha beneficiado.
e) El hecho de que las partes
en el juicio no hayan mencionado
esta circunstancia, no impide que la
Cámara resuelva de este modo, pues
no está obligada a dictar una
se n t e n ci a q u e re s u l ta de
cumplimiento imposible.
II. Orden de tratamiento
de los recursos.
Las cuestiones debatidas en
ambos recursos están estrechamente
enlazadas. Después de algunas
cavilaciones, he decidido tratar los
agravios en el orden en el que han
sido propuestos por el litigante (que
responde al modo tradicional en que
esta Sala los trata), aunque quizás
éste sería uno de aquellos casos en
los que, desde el punto de vista
lógico, sería preferible comenzar por
el recurso de casación.
III. El recurso de
inconstitucionalidad.
1. Los agravios.
El recurrente sostiene que la
sentencia dictada es inconstitucional
por violar el derecho de defensa en
juicio al apartarse de cuestiones
sometidas a su decisión. Funda su
queja en que, segun su opinión, el
tribunal de grado no pudo
pronunciarse sobre cuestiones ajenas
a las defensas opuestas por los
91
litigantes y a las quejas expresadas
al fundar agravios. Cita autores
nacionales y jurisprudencia de la
Corte Federal que avalarían su
posición.
2. La cuestión planteada en
autos.
Teniendo en consideración
los motivos de la inconstitucionalidad denunciada, el tema a
decidir es si, advertido el tribunal de
alzada que en primera instancia no
se ha integrado adecuadamente la
litis, por no haberse demandado a
los litisconsortes (calificados de
necesarios), puede el tribunal de
apelación declarar nulo lo actuado,
sin que la cuestión haya sido
planteada al juez de primera
instancia, ni haya sido objeto de
agravios en el recurso de apelación.
3. Las facultades de los
tribunales de alzada.
a) Los precedentes de esta
Sala.
El tema de las atribuciones
de los tribunales de apelación ha
sido abordado en diversos
precedentes de esta Sala.
En uno de ellos, recordé las
dos posiciones doctrinales y
jurisprudenciales básicas en torno a
la naturaleza del recurso de
apelación: la que sostiene que el
tribunal resuelve sobre la relación
92
Jurisprudencia de Mendoza
procesal y la que afirma que
resuelve únicamente sobre la
sentencia (Para estas posiciones ver
Etkin, Alberto, Recurso de
apelación. Facultades del tribunal de
grado JA 1954-II-325),. Luego,
reiteré el criterio de esta Sala que,
coincidentemente con la Corte
Nacional, recoge la primera posición
y afirma que “el recurso de
apelación es de plena jurisdicción,
en el sentido de que el tribunal,
dentro de la competencia abierta
por los agravios del apelante,
examina las cuestiones de hecho y
de derecho con la amplitud
otorgada a los jueces ordinarios de
la causa” (Ver sentencia del
15/6/1987,Bco. Comercial del Norte
S.A. c/Urrutigoity, LS 199-6;
Jur.Mza 33-55; J.A.1988-I-324;
RDCO 1987-1057). En otros
términos, las potestades de la
Cámara de Apelaciones quedan
limitadas a las materias litigiosas
sometidas al
iudex a quo,en
correlación con el alcance y
extensión de los agravios de los
justiciables.
b) Fundamentos de la regla
citada.
-La base normativa
provincial es, especialmente, el
art.141 IV del C.P.C. de Mendoza
que dispone: En los demás casos se
pronunciará sentencia sobre todas
las cuestiones litigiosas, aunque la
sentencia de primer grado no
contenga pronunciamiento sobre
ellas.
-La doctrina explica esta
norma y las análogas de otros
códigos procesales del siguiente
modo:
“El factor decisivo para que
una cuestión pueda ser tratada y
resuelta en apelación no es que haya
sido examinada por las partes y
resuelta por el primer juez, sino que
puede ser examinada y resuelta por
hallarse comprendida en la
demanda. De ahí que la prohibición
de nuevas demandas en apelación no
implique el rechazo de nuevas
razones siempre que se hallen dentro
de los límites de la demanda ya
propuesta al primer juez” (De
Nevares, Guillermo F., Los
tribunales de alzada frente a la
relación procesal, JA 1946-II-126,
que hace suyas las palabras de
Carnelutti, pero señala que más
adelante el autor italiano se inclina
por una tesis diversa).
Con alcances similares se
afirma: “la interposición del recurso
opera un desplazamiento de la
jurisdicción del juez de primer grado
hacia el tribunal de alzada, que de
tal suerte viene a quedar investido,
Jurisprudencia de Mendoza
con respecto a la causa, de un poder
decisorio cuya extensión y
contenido coinciden, en principio,
con los poderes del juez apelado” ;
por eso una vez que la apelación ha
sido deducida por el vencido, “el
tribunal de alzada debe conocer de
la relación controvertida en el
proceso, con la única excepción de
aquellas proposiciones que la parte
dispositiva de la sentencia de
primera instancia haya desestimado
y que el apelante no haya
reproducido en la alzada” (Palacio,
Lino, Los poderes decisorios del
tribunal de alzada frente a la
relación controvertida en el proceso,
J.A.1957-II-485).
A su vez, la regla tantum
appellatum cuantum devolutum
(para un estudio acabado de los
orígenes y posterior evolución del
adagio ver Mercader, Amílcar,
Facultades del tribunal de alzada y
límites de la oficiosidad de los
jueces en el proceso civil, JA 1959IV-191) delimita el ámbito del
conocimiento del Tribunal de
Apelación respecto de lo que ha sido
objeto de enjuiciamiento durante la
primera instancia. La solución se
incardina, entonces, con la
limitación que supone el juego de
los principios procesales de
congruencia y dispositivo, que
93
obligan a todo juez a fallar acorde
con las pretensiones de las partes
(Ver, entre muchos, Loutayf Ranea,
Roberto, El recurso ordinario de
apelación en el proceso civil,
Bs.As., ed.Astrea, 1989, t.1, nº37).
Todas estas reglas deben ser
interpretadas sistemáticamente; una
consecuencia lógica de esta
metodología es que si el juez de
primera instancia podía controlar de
oficio el cumplimiento de los
presupuestos procesales, también el
tribunal de apelación debe resolver
respecto de ellos, especialmente, los
vinculados a las posibles nulidades
que hubieran podido producirse” y
todo ello, incluso, contra de los
intereses del apelante que puede ver
cómo las alegaciones formuladas en
la alzada respecto a la resolución
por él impugnada, no son estimadas,
por atender, entre otros posibles, a
vicios de carácter procesal no
advertidos o no alegados por
ninguna de las partes durante la
instancia, ni durante la vista del
recurso” (Solé Riera, Jaume, El
recurso de apelación civil,
Barcelona, ed.Bosch, 1993,
pág.258).
Con idéntico criterio se lee:
El principio de no tratamiento por
la alzada de cuestiones no
propuestas a la consideración del a
94
Jurisprudencia de Mendoza
quo sufre excepciones; entre otras,
la existencia de los presupuestos
procesales, que podrá ser relevada
de oficio, dadas ciertas condiciones
(Rivas, Adolfo, Tratado de los
recursos ordinarios, Bs.As.,
ed.Abaco, 1991, t.2 pág.851).
Con gran claridad y cita de
Pietro Castro, dice desde el libro
uno de los actuales integrantes de la
Corte bonaerense: “La apelación
sobre el fondo no impide al tribunal
revisar los presupuestos procesales
susceptibles de apreciación de
oficio”; “la Cámara tiene amplias
libertades para inspeccionar de
oficio los presupuestos procesales”
(Hitters, J.C., Técnica de los
recursos ordinarios, La Plata,
ed.Platense, 1985, nº225).
4. La aplicación de la regla
formulada a la situación
planteada en autos.
La pregunta que esta Sala
debe responder es entonces:
Si un tribunal de grado
califica una determinada relación
como litis consorcio necesario
¿tiene facultades para controlar de
oficio la correcta integración de la
litis?
La doctrina nacional que
aborda la cuestión se pronuncia por
la afirmativa; mayoritariamente se
sostiene que la Cámara de
Apelaciones está facultada para
declarar la falta de integración de la
litis y, consecuentente, debe
abstenerse de entrar al fondo de la
cuestión propuesta (Compulsar
Azpelicueta, J.J. y Tessone, Alberto,
La Alzada, Poderes y deberes, La
Plata, ed.Platense, 1993, pág.61 y
doctrina por ellos citada).
La jurisprudencia de nuestro
país ha dado igual respuesta. En tal
sentido se ha resuelto: “La
verificación de la proponibilidad
subjetiva que debe ostentar toda
pretensión, es decir, de la presencia
actual o eventual en el proceso de
todos aquellos sujetos
imprescindibles para el logro de una
sentencia válida, debe efectuarse por
el juez no sólo a pedido de parte,
s i n o t a m b i é n d e o f i ci o ”
(Cám.Nac.Fed.Contencioso
Administrativo, sala IV, 12/12/1995
Impsat c/Ministerio de Economía,
LL 1998-A-255; conf. Voto
ampliatorio Dr.Conde, Cám.Civ. y
Com. de Morón, sala II, 30/4/1996,
Cirigliano c/Cosentini, La Ley
Bs.As, 1996-845).
Idéntica solución da el
Supremo Tribunal de España, país al
que estamos unidos por una fuerte
tradición común en materia
procesal: “si en virtud de recursos,
los autos llegan al tribunal de
Jurisprudencia de Mendoza
segunda instancia o al propio
Tribunal Supremo, cualquiera de
ellos puede apreciar de oficio la
existencia del litisconsorcio
necesario, aún cuando nadie la haya
alegado”. “El litisconsorcio
necesario puede ser apreciado de
oficio por los tribunales, porque a
ellos incumbe cuidar de que el
litigio se ventile con todos los que
claramente puedan resultar
afectados por las declaraciones de la
sentencia, procediendo en este caso,
a la abstención de decidir sobre el
fondo, al estar mal constituída la
relación jurídico procesal, por
infracción de un litisconsorcio
pasivo necesario y sin sentar cosa
juzgada material, absolver sólo de la
instancia al demandado” (Ver, entre
muchas, sentencias del 4/12/1997,
en Rev.General del Derecho, año
LIV, nº646-647, Julio-Agosto de
1998, pág.972; del 16/5/1992, en
Rev.General del Derecho, año LIV,
nº642, Marzo de 1998, pág.2112.
Compulsar, además, jurisprudencia
de ese tribunal prolijamente
estudiada por Dávila Millán, María
E., Litisconsorcio necesario, 2º ed.,
Barcelona, ed.Bosch, 1992, 7.4;
puede también consultarse Cobo
Plana, J.J., El litisconsorcio pasivo
necesario de la doctrina del Tribunal
Supremo y de las audiencias
95
provinciales, Madrid, ed.Aranzadi,
1993, pág.61; conf.Navarro Hernán,
Manuel, Partes, legitimación y litis
consorcio en el proceso civil,
Madrid, ed.colex, 1998, pág.277 con
numerosas citas de sentencias del
Tribunal Supremo de España; conf.
Solé Riera, Jaume, El recurso de
apelación civil, Barcelona,
ed.Bosch, 1993, pág.262; Barberi
Llobregat, José, Apreciación judicial
de oficio del litisconsorcio pasivo
necesario. Posibilidad de subsanar el
defecto litisconsorcial en la
comparecencia previa del juicio de
menor cuantía, en Cuadernos
Civitas de Jurisprudencia Civil,
nº36, 1994, págs.1145/1151; el autor
señala algunas contradicciones en la
jurisprudencia del Supremo). En
otros términos, si el actor no
demanda a todos los que resulten
afectados directamente por la
sentencia, no tiene derecho a
obtener una sentencia de fondo
(Font. Serra, Eduardo, Comentario a
la sentencia del Tribunal Supremo,
sala 1ª del 21/3/1993, Rev.General
del Derecho. Año L, nº595, abril de
1994, pág.3625; conf.Samanes Ara.
Carmen, Comentario a la sentencia
del Tribunal Supremo, sala 1ª del
28/9/1993, Rev.General del
Derecho, año L, nº598/99, Julio Agosto de 1994, pág.8200). Esta
96
Jurisprudencia de Mendoza
jurisprudencia ha sido convalidada
por el Tribunal Constitucional
Español en decisión nº77 del
12/6/1986, en un caso que guarda
sustancial analogía con el sublite
(La sentencia está parcialmente
transcripta en González Granda,
Piedad. El litisconsorcio necesario
en el proceso civil, Granada,
E.Comares, 1996, pág.261). En
efecto, se trataba de un recurso
interpuesto contra una sentencia del
Tribunal Supremo que decidió ex
officio la existencia de un
litisconsorcio pasivo necesario, lo
que lo llevó a no decidir sobre el
fondo del asunto. El actor había
alegado indefensión e
incongruencia. El prestigioso
tribunal que en España concentra la
declaración de inconstitucionalidad
de las normas sostuvo que la
existencia de un litisconsorcio
necesario y la correcta integración
de la litis es un presupuesto
procesal, verificable de oficio y, no
existiendo incongruencia, tampoco
hay indefensión que justifique su
intervención.
5. Efectos de la decisión de
la Cámara que verifica de oficio la
defectuosa integración de la litis.
De lo expuesto en los puntos
anteriores deduzco, entonces, que la
decisión de la Cámara de
Apelaciones no es inconstitucional,
desde que estaba facultada para
verificar la existencia de un
presupuesto procesal verificable de
oficio también por el juez de
primera instancia (Art.45 del C.P.C.
de Mendoza).
Debo recordar, sin embargo,
que doctrina y jurisprudencia se
encuentran divididas en punto a cuál
es el efecto o consecuencia de una
decisión de este tipo; mientras para
algunos el órgano debe declarar la
nulidad del procedimiento,
incluyendo obviamente a la
sentencia de primer grado, a fin de
retrotraer el proceso a la etapa
anterior a la apertura de prueba, para
convocar de oficio a los
litisconsortes necesarios no citados,
otros consideran que la pretensión
debe ser desestimada (Para la
doctrina y jurisprudencia que
comparten una y otra tesis y, en
especial, para las argumentaciones
que avalan la primera alternativa,
véase, especialmente Aspelicueta,
J.J. y Tessone, Alberto, La alzada.
Poderes y deberes, La Plata,
ed.Platense, 1993, pág.61).
Aunque la letra aislada del
art.45 del C.P.C. Mendoza podria
dar pie para sostener que el tribunal
quizás pudo no rechazar la demanda
sino mandar integrar la litis (“si así
Jurisprudencia de Mendoza
no sucediera, el juez de oficio o a
solicitud de cualquiera de los
litigantes dispondrá la integración
de la litis, quedando en suspenso el
desarrollo del proceso mientras se
cita al que se omitió”), entiendo que,
dado el carácter extraordinario y
revisor del recurso deducido, no es
prudente que esta Sala ingrese al
análisis de esta cuestión y mucho
m e n o s q u e m odi f i q u e e l
pronunciamiento, por las siguientes
razones:
- La doctrina y la
jurisprudencia de nuestro país se
debate en una gran disputa en torno
al límite temporal de la facultad
judicial antes reseñada (hasta la
producción de la prueba mientras no
se haya dictado sentencia, etc. Para
esta cuestión ver, entre muchos,
Rivas, Adolfo, Tratado de las
tercerías, Bs.As., ed.Abaco, 1996,
t.2 nº456, en especial nota nº79,
Martínez, Hernán, Procesos con
sujetos múltiples, Bs.As., ed.La
Rocca, 1987, t.I pág.191).
-La Corte Nacional, aunque
en casos aislados, se habría
pronunciado en el mismo sentido
que la sentencia recurrida (rechazo
de la pretensión) (Ver
J u r i s p r u d e n ci a c i t a d a p o r
Azpelicueta, J.J. y Tessone, Alberto,
La alzada, Poderes y deberes, La
97
Plata, ed.Platense, 1993, pág.61 nota
46).
-El recurrente peticiona
exclusivamente la nulidad de la
sentencia por contener presuntos
vicios que la tornarían
inconstitucional; nada dice sobre
una posible modificación de sus
alcances.
6. Una aclaración final
respecto de los efectos de la
sentencia dictada que se confirma.
Consecuencia ineludible de
la revocatoria de la sentencia de
primera instancia es considerar que
la jurisdicción no se ha pronunciado
sobre la pretensión sustancial
deducida ni sobre la excepción de
prescripción opuesta como
resistencia, pues la situación creada
implica la imposibilidad de fallar
sobre el fondo de la cuestión
(González Granda, Piedad, El
litisconsorcio necesario en el
proceso civil, Granada, ed.Comares,
1996, pág.217; en igual sentido
para la acción de simulación,
Morello, Augusto Mario, Falta de
legitimación, integración de la litis y
cosa juzgada formal, ED 57-597, en
justa crítica a un fallo de la Corte
Federal del 30/7/1974 recaída in re
Sosa E. c/Stella que hizo lugar
erróneamente- en el segundo juicio,
a la excepción de cosa juzgada).
98
Jurisprudencia de Mendoza
IV. El recurso de casación.
1. Los motivos de la
casación deducida.
El quejoso denuncia:
a) Inaplicación de los
arts.141 y 90 del C.P.C.
Sostiene que la Cámara de
Apelaciones no estaba autorizada
para analizar los requisitos y
presupuestos de la acción pauliana y
la integración de la relación procesal
porque su jurisdicción se abrió
exclusivamente para tratar los
agravios deducidos que no
contemplaban la cuestión relativa a
los presupuestos de la acción
deducida.
b) Inexistencia de litis
consorcio necesario.
Afirma que la renuncia a la
herencia no es un acto bilateral sino
unilateral, en el que no intervino
ningún tercero y que los supuestos
terceros no sufrieron ningún
perjuicio. Por ello, en modo alguno
resulta obligatoria la situación de
personas que carecen de interés
legítimo.
El primer motivo de
casación ya ha sido analizado al
tratar el recurso de
inconstitucionalidad, por lo que me
limitaré al segundo, vinculado a la
existencia del litis consorcio
necesario.
2. Los legitimados pasivos
en la acción de inoponibilidad
prevista en el art.3351.
a) Temas no esenciales
para resolver el litigio.
No es necesario que el
tribunal se pronuncie sobre si la
acción regulada por el art.3351 del
Código Civil es o no una
manifestación de la acción pauliana;
si es conjuntamente una acción
pauliana y una acción subrogatoria;
si es una acción autónoma, diversa
de la prevista en el art.961 y ss. del
Cód.Civil, etc. (Para todas estas
cuestiones, otras que han generado
debate doctrinal y los antecedentes
franceses ver, fundamentalmente,
Guaglianone, Aquiles H., El
heredero renunciante y su acreedor,
Bs.As,. A.Perrot, 1966; Ferrer,
Francisco A.M., Los acreedores del
heredero y la sucesión, Bs.As.,
A.Perrot, 1992, nº21. Para idéntico
debate en el derecho español,
consultar, Bayod López, María del
Carmen, La llamada aceptación de
la herencia por los acreedores,
M a d ri d, ed.Tecn o s , 1 9 9 8 ,
págs.85/95; y en el derecho italiano,
entre otros, Ferrero, P. y Podetti, D.,
La rinuncia all hereditá, en obra
colectiva dirigida por Pietro
Rescigno, Successioni e donazioni,
Padova, Cedam, 1994, pág.386).
Jurisprudencia de Mendoza
Todos estos son temas no relevantes
respecto al punto en conflicto.
b) El tema a decidir.
El interrogante que debe
recibir respuesta en este recurso de
casación es exclusivamente el
siguiente:
¿Con quién debe integrarse
la litis cuando un acreedor demanda
la inoponiblidad de la renuncia a la
herencia formulada por su deudor?
c) La respuesta doctrinal y
sus fundamentos.
Uno de los autores
“clásicos” del derecho sucesorio
argentino afirmó en 1958: “La
demanda debe interponerse contra el
renunciante y contra sus coherederos
o herederos de grado posterior. La
intervención de estos últimos es de
rigor, porque son los
verdaderamente interesados en el
mantenimiento del acto que se
impugna y porque de otra manera
podría el renunciante volver de una
manera indirecta sobre su actitud”
(Fornieles, Salvador, Tratado de las
sucesiones, 4º ed., Bs.As., Tea,
1958, nº106)
De allí en más, con palabra
similares, la doctrina nacional repite
esa enseñanza (Ver, a vía de ej.,
Zannoni Eduardo, Derecho de las
sucesiones, 4º ed., Bs.As., Astrea,
1997, nº292; Pérez Lasala, José L.,
99
Derecho de Sucesiones, Bs.As.,
Depalma, 1978, t.I, nº359; Maffía,
Jorge, Tratado de las sucesiones,
Bs.As., Depalma, 1981, t.I nº261;
Borda, Guillermo, Tratado de
Derecho Civil. Sucesiones, 6º ed.,
Bs.As., A. Perrot, 1987, t.I, nº285;
Ferrer, Francisco A.M., Los
acreedores del heredero y la
sucesión, Bs.As., A.Perrot, 1992,
nº24 y sus citas, especialmente nota
68).
A idéntica solución se llega
cuando se interpreta el art.1001 del
Cód.Civil español. Aunque su texto
difiere del argentino Si el heredero
repudia la herencia en perjuicio de
sus propios acreedores, podrán
éstos pedir al juez que los autorice
para aceptarla en nombre de aquél),
la doctrina coincide en que la
autorización tramita con citación del
deudor renunciante y los
beneficiados por la renuncia (Ver, a
vía de ej., Lacruz, J.L. y Albadalejo,
M., Derecho de sucesiones. Parte
General., Barcelona, ed.Bosch,
1961, Nº266).
Se lee en una obra reciente:
“Si la herencia ya ha sido aceptada
por otros herederos... el resultado
del pleito sí les afecta directamente,
pues dependiente del éxito o no de
la acción de los acreedores, se
conservará su situación patrimonial
100
Jurisprudencia de Mendoza
o bien se verá modificada, al tener
que aplicar al pago de los créditos
del actor una parte del lucro
hereditario, en la medida que le
hubiera correspondido al deudor
repudiante y en función del
montante del crédito que oponga y
justifique el actor” (Bayod López,
María del Carmen, La llamada
aceptación de la herencia por los
acreedores, Madrid, ed.Tecnos,
1998, pág.147; aún más, la autora a
quien vengo glosando afirma que los
principales legitimados son los
herederos aceptantes por tener el
interés principal, dudando, incluso,
del interés jurídico del renunciante).
d) Consecuencias.
Los claros términos antes
transcriptos no dan lugar a dudas: la
sentencia recurrida no contiene un
error de derecho relevante, pues lo
cierto es que, sea o no la renuncia un
acto unilateral, los herederos
beneficiados deben ser llamados a
juicio, pues de otro modo la litis no
está integrada correctamente y la
sentencia que se dicte no tendrá
eficacia frente a los principales
interesados en la decisión.
V. ¿Exceso ritual
manifiesto?
Además de las razones dadas
en respuesta a los dos recursos
deducidos, y más allá de las
motivaciones del litigante, quiero
expresar que la solución dada por el
tribunal de grado no adolece de
exceso de rigor ritual desde que:
1. El recurrente no ha
negado la existencia de otros
herederos; por el contrario, sus
argumentaciones parten de la base
de que hay otros sucesores
concurrentes.
2. La sentencia dictada por el
juez de primera instancia presenta,
en el vocabulario chiovendano,
rasgos ciertos de ser inutiliter data
(Sentencia inútil, inservible,
ineficaz) pues, como se ha reseñado,
los herederos aceptantes, que no han
sido demandados en autos y,
c o n s e c u en t e m e n t e n o h an
intervenido, son los principales
interesados, los únicos sobre los
cuales recaerían las consecuencias
económicas de la decisión y
respecto de quienes la decisión tiene
real eficacia. Por eso, casi podría
afirmarse que la sentencia dictada es
de cumplimiento imposible (Para
esta cuestión ver Parra Quijano,
Jairo, La intervención de terceros en
el proceso, Bs.As., Depalma, 1986,
pág.78 doctrina y jurisprudencia
extranjera citada; aclaro que lo
expuesto no implica desconocer la
crítica formulada por la doctrina a
Chiovenda en el sentido que la
sentencia no es nunca inutiliter data,
porque una utilidad parcial subsiste
siempre; ver, Martínez, Hernán,
Jurisprudencia de Mendoza
Procesos con sujetos múltiples,
BsAs., ed.La Rocca, 1987, t.1
pág.118; González, Atilio C., La
pluralidad en el proceso civil y
comercial, Bs.As., Astrea, 1984,
nº30).
3. La falta de eficacia frente
a los principales interesados es
notoria, manifiesta, no requiere de
ninguna investigación de hecho.
VI. Conclusiones
Por todo lo expuesto, y si mi
voto es compartido por mis colegas
de Sala, corresponde el rechazo de
los recursos deducidos.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren
por sus fundamentos al voto que
antecede.
A la segunda cuestión la
Dra.Aída Kemelmajer de
Carlucci, dijo:
Corresponde
omitir
pronunciamiento sobre este punto,
puesto que ha sido planteado para el
eventual caso de resolverse
afirmativamente la cuestión anterior.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren al
voto que antecede.
A la tercera cuestión la
Dra.Aída Kemelmajer de
Carlucci, dijo:
Atento el resultado al que se
101
arriba en el tratamiento de las
c ue stione s que ante c ede n,
corresponde imponer las costas a la
parte recurrente que resulta vencida
(Arts.36-I y 148, C.P.C.).
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren al
voto que antecede.
Con lo que terminó el acto,
procediéndose a dictar la sentencia
que a continuación se inserta:
SENTENCIA:
Mendoza, 26 de agosto de 1999.
Y VISTOS:
Por el mérito que resulta del
acuerdo precedente, la Sala Primera
de la Excma.Suprema Corte de
Justicia, fallando en definitiva,
RESUELVE:
I. Rechazar los recursos
extraordinarios de inconstitucionalidad y casación deducidos a
fs.13/18 de autos.
II. Imponer las costas a la
parte recurrente vencida.
III. Regular los honorarios.
IV. Dar a la suma de pesos
treinta y seis ($36), de la que da
cuenta la boleta de depósito obrante
a fs.1º, el destino previsto por el
art.47 inc.IV del C.P.C.
Notifíquese. Ofíciese.
Fdo. Dra.Aída Kemelmajer
de Carlucci, Dr.Fernando Romano y
Dr.Carlos E.Moyano.
102
Jurisprudencia de Mendoza
SEGURO. Cláusulas de exclusión
o limitación subjetiva del riesgo.
Interpretación. Cónyuge del
asegurado. Dolo o culpa grave.
Efectos.
Aunque las resoluciones de la
Superintendencia General de Seguros
fuesen ley para las partes, y admitiese la
modificación contractual, “la validez de la
cláusula d e exclusió n exigiría su
in c o rp o ra c ió n e n la s c o n d ic io n e s
particulares de la póliza y no en las
condiciones generales, pues esto último lo
veda el art.158 de la Ley de Seguros”.
Las normas referidas a casos de
delimitación subjetiva del riesgo (o no
se g uro ) d e ben ser interp retad a s
literalmente; es decir, sólo es computable el
dolo o la culpa grave personal del sujeto
mencionado en la norma.
El cónyuge de la asegurada,
conductor, aunque haya actuado con dolo o
culpa grave, es simplemente una “persona
autorizada para el uso” y requiriéndose,
c o m o lo so stie n e la d o c trin a y
jurisprudencia mayoritaria, que la culpa
grave liberadora sea p ersonal del
asegurado, no se tipifica, en el caso, la
causal de culpa grave.
La solución coincide con
autorizada opinión autoral que afirma: “No
obstante que la cláusula 29 de la póliza
alude también al conductor, el dolo o culpa
grave debe ser personal del asegurado para
que genere la falta de responsabilidad del
asegurador. El art.70 sólo alude al dolo o
culpa del tomador o el beneficiario, por lo
cual la extensión de la causa de exención de
responsabilidad del asegurador a los casos
de culpa del conductor que efectúa la
cláusula 29 carece de eficacia al separarse
de esa norma legal, que no puede derogar el
acuerdo de partes (art.158 LS) (Brebbia,
Roberto, Problemática jurídica de los
automotores, Bs.As. Astrea, 1984, t.2,
pág.129).
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº67575 La Buenos Aires Compañía
Argentina de Seguros S.A. en j:
106633/32854 León Vda. de Juri María por
sí y por sus hijos menores c/Cía de Seguros
La Bs.As. S.A. s/Inc.Cas.
Mendoza, 17 de abril de 2000.
CUESTIONES:
1) ¿Son procedentes los recursos de
inconstitucionalidad y casación interpuestos?
2) En su caso ¿qué solución corresponde?
3) Costas.
A la primera cuestión la
Dra.Aída Kemelmajer d e
Carlucci, dijo:
I- Plataforma fáctica.
Los hechos relevantes para la
resolución de los recursos son,
sintéticamente, los siguientes:
1. El 22 de mayo de 1995 la
Sra. María Cecilia León Vda. de
Juri, por sí, por sus hijos menores y
como administradora definitiva del
sucesorio de Ernesto Simón Juri,
inició demanda ordinaria contra La
Bs.As. Cía de Seguros por la suma
de $107.000. Invocó los siguientes
hechos: es propietaria de una coupé
Jurisprudencia de Mendoza
BMW dominio M-296788; haber
contratado con la demandada un
seguro de automotores mediante
póliza 510206 en la que se estipuló
como suma asegurada el “valor de
reposición” para el caso de
destrucción total. Relató que el
2/6/1994 a las 3.35 horas, su esposo,
Ernesto Simón Juri, conduciendo el
referido vehículo tuvo un accidente
en el que perdió la vida; el
automotor quedó destruído en más
del 95%. Reclamó $57.000 valor en
plaza, a la fecha del evento, de un
vehículo de similares características
y $50.000 como daños y perjuicios
por la falta de cumplimiento del
contrato de seguro. Manifestó que la
aseguradora rechazó el siniestro
invocando culpa grave y lo
dispuesto por el art.114 de la Ley de
Seguros y las condiciones generales
del contrato.
2. La aseguradora se opuso
al progreso de la demanda. Sostuvo
que existe culpa grave dado que el
dosaje realizado al conductor
Ernesto Simón Juri arrojó como
resultado que se encontraba en
estado de alcoholización grave.
Adujo que se trataba de un supuesto
de limitación subjetiva del riesgo y
que las condiciones contractuales de
la póliza son obligatorias para las
partes. Dijo también que no se daba
103
el presupuesto previsto en la póliza
dado que los restos del BMW
superan con amplitud el 20% del
valor en plaza.
Ninguna de las partes
acompañó la póliza.
3. Se rindió la siguiente
prueba:
a) Instrumental:
-Resultado del dosaje de
alcohol (fs.16).
-36 fotografías.
b) Pericial mecánica
(fs.38/44).
4. A fs.54 las partes
acordaron: que la actora desiste del
rubro daños y perjuicios estimados
en la suma de $50.000, por lo que su
pretensión debe quedar limitada al
valor del automotor siniestrado; que
la Sra.León de Juri también desiste
de la demanda entablada por sus
hijos menores, por lo que la presente
litis debe estimarse trabada
exclusivamente por la mencionada
señora por derecho propio; las
costas del desistimiento se
impondrán en el orden causado; la
accionada reconoce la legitimación
sustancial activa de la Sra.León de
Juri y la existencia del contrato de
seguro, desistiendo de todo planteo
en contrario.
5. A fs.72/75 la jueza de
primera instancia desestimó la
104
Jurisprudencia de Mendoza
demanda. Se fundó en los siguientes
argumentos:
a) Ninguna de las partes ha
acompañado la póliza de seguros.
Sin embargo, el demandado la
reconoce expresamente en su
responde y por lo tanto debe tenerse
por cierto que la actora es la
tomadora y beneficiaria de un
seguro respecto del automotor en
cuestión, vigente a la fecha del
siniestro, en el cual se ha estipulado
un valor de reposición para el caso
de destrucción total del rodado.
b) A fs.11 del expte. penal
obra el resultado del dosaje
alcohólico realizado por el Cuerpo
Médico Forense, del que resulta una
alcoholización grave de 180
cgrs./1000 ml de sangre.
c) El art.70 de la 17418
dispone: “El asegurador queda
liberado si el tomador o el
beneficiario provoca el siniestro
dolosamente o por culpa grave”; por
su parte el art.114 establece: “El
asegurado no tiene derecho a ser
indemnizado cuando provoque
dolosamente o por culpa grave el
hecho del que nace su
responsabilidad”.
d) La culpa grave difiere del
concepto de culpa del derecho civil
pues no está referida al
incumplimiento de las obligaciones
convencionales o legales ni tampoco
a sucesos que den lugar al
nacimiento de las mismas. La culpa
grave y el dolo delimitan el riesgo.
La gravedad de la culpa opera sobre
el riesgo.
e) Por aplicación de estos
conceptos no cabe duda que
conducir con una alcoholemia de
180'/1000 constituye un supuesto de
culpa grave, y y como tal, un caso
de exclusión de cobertura.
f) Cabe ahora preguntarse si
la culpa grave del conductor es
eximente de la cobertura, toda vez
que no es imputable a la tomadora
ni beneficiaria del seguro, es decir la
actora.
g) La mayoría de la doctrina
y la jurisprudencia considera que los
supuestos previstos en los arts.70 y
114 de la ley son supuestos de “no
seguro”, cuyos términos deben
interpretarse literalmente y, por
ende, sólo el dolo o la culpa grave
personal están contemplados. Por lo
tanto, la culpa grave del conductor
no sería oponible a la asegurada por
la aseguradora.
h)Sin embargo, la resolución
nº17878 de Supertintendencia de
Seguros de la Nación y las
posteriores han incluído dentro de
las condiciones generales de la
póliza una cláusula de asimilación
Jurisprudencia de Mendoza
del asegurado y el conductor. Así la
cláusula 20 prescribe que el
asegurador queda liberado si el
asegurado o el conductor provoca,
por acción u omisión el siniestro
dolosamente o con culpa grave,
salvo que exista relación de
dependencia entre el conductor y el
asegurado.
i) Las resoluciones de
superintendencia de seguros son
obligatorias para las aseguradoras y
el contrato de seguro es un típico
contrato con cláusulas
predispuestas.
j) No hay divergencia entre
los litigantes que el contrato en
discusión no es un seguro de
responsabilidad civil porque la
Sra.León no reclama el
resarcimiento frente a terceros
damnificados por un ilícito sino un
daño patrimonial cual es el valor de
reposición del automotor dañado.
k) Siendo así, no se trata de
un supuesto de aplicación del 114
sino del art.70 de la Ley de Seguros
que no contempla la responsabilidad
ni el daño a terceros, por lo que falta
la víctima; no se trata de obtener la
indemnidad del asegurado a través
de la indemnización de la víctima,
sino de reparar un siniestro
ocasionado por culpa grave del
conductor asimilado al asegurado
105
por la resolución de
Superintendencia de Seguros de la
Nación.
l) La referida norma no es de
las cláusulas que el 158 de la Ley de
Seguros prohíbe modificar y por lo
tanto la cláusula 20 que asimila el
concepto de asegurado y conductor
es plenamente válida.
ll) Por lo tanto, si el
conductor utilizaba el rodado con el
consentimiento de su cónyuge y lo
destruyó conduciendo en estado de
ebriedad, es decir, con culpa grave,
se tipifica un caso de exclusión de
cobertura que libera a la aseguradora
desde que el automotor no fue usado
contra la voluntad expresa o
presunta de la titular del seguro.
m) Así las cosas, es posible
apartarse de la posición sustentada
por la Suprema Corte Provincial en
el caso “Huarpe Coop. de Seg.”
(L.S.203-26) pues este precedente se
refiere a un seguro de
responsabilidad civil y deja a salvo
la posibilidad de la aplicación de la
cláusula que asimila el asegurado y
el conductor para otros seguros que
no sean el seguro de responsabilidad
civil.
6. Apeló la actora. A
fs.98/101 la Cámara de Apelaciones
hizo lugar al recurso con los
siguientes fundamentos:
106
Jurisprudencia de Mendoza
a) La sentencia no se ha
apartado del marco litigioso desde
que éste ha quedado limitado a
establecer si existió culpa grave que
exima de responsabilidad a la
aseguradora o no; dentro de ese
espectro, la cuestión de si la culpa
grave del conductor es o no causal
liberatoria, está comprendida en la
litis.
b) La solución del caso exige
definir el término asegurado usado
en el art.114 y el de tomador y
beneficiario referido en el art.70 de
la Ley 17418; precisado sus
alcances, hay que expedirse sobre la
validez de la cláusula contractual
que extiende la liberación de
responsabilidad no sólo ante la
culpa grave del asegurado sino
también a la del conductor, cuando
se trata obviamente de diferentes
personas.
c) Concepto de asegurado:
la figura del tomador resulta de
separar, en los casos de seguros por
cuenta de terceros, la calidad de
contratante (tomador) y la del titular,
del interés cubierto por el seguro
(Asegurado); el texto del art.70
conforme el cual “el asegurador
queda liberado si el tomador o el
beneficiario provoca el siniestro
dolosamente o por culpa grave” es
incorrecto; en efecto si hay alguien
respecto del cual la exclusión de
culpa grave resulta referible, es el
asegurado, esto es el titular del
interés asegurado. Los actos de
terceros (a excepción del caso del
tomador en los seguros por cuenta)
resultan neutros a la exclusión y no
pueden ser opuestos al asegurado
que ha contratado la cobertura para
cubrirse también de los actos de
éstos.
Para dar solución razonable
cabe interpretar de manera amplia la
expresión beneficiario, entendiendo
por tal, a este efecto, no sólo a las
personas designadas por el
asegurado para recibir la prestación,
sino también al propio asegurado
considerado como aquel que recibe
el beneficio del seguro.
Considerando que la culpa
grave del art.70 opera como
exclusión de cobertura establecida
por la ley y que por su propia
naturaleza está referida al
asegurado, cabe destacar que
constituye una exclusión personal;
es decir, sólo el asegurado tiene
aptitud para generar ante una
conducta suya gravemente culposa,
el desplazamiento del hecho fuera
del ámbito de la cobertura
asegurativa.
En cambio, la culpa grave de
terceros, aún cuando fueran
Jurisprudencia de Mendoza
familiares o dependientes, no
elimina la cobertura; se considera
que el asegurado busca también
ampararse de situaciones como esas,
en la que su actuación personal ha
resultado ajena a la causación del
daño. No rigen aquí ni la
representación ni las
responsabilidades reflejas.
El caso fallado por la Corte
local que las partes mencionan
estaba referido a un supuesto de
seguro de responsabilidad civil y se
entendió que la exclusión de
responsabilidad de la aseguradora
no operaba por cuanto quien
incurrió en culpa grave era un
tercero y además porque la
extensión contractual de la
exclusión a los actos gravemente
culposos del conductor significaba
alterar el derecho imperativo
normado por el art.158 de la ley,
según el cual toda modificación del
art.114 debe favorecer y no
perjudicar al asegurado.
El fallo recibió elogios, pero
también críticas, pues se le atribuye
el error de haber sostenido que el
conductor es un tercero cuando en
realidad no lo es. El conductor a que
se refieren las pólizas en los seguros
de responsabilidad civil, es también
un asegurado, aunque innominado,
que no sólo figura en las pólizas
107
como coprotagonista de la causal de
exclusión, sino como beneficiario en
caso de ver comprometida su
responsabilidad civil. Se afirma,
entonces, que al conductor también
se le debe indemnidad, y por tanto
es un verdadero asegurado y no un
tercero; la ley admite la figura del
seguro por cuenta y la más común
de las coberturas (R.C.automóviles)
contiene esa figura al cubrir al
conductor autorizado. Por tanto, el
conductor es tan asegurado como el
asegurado nominado y su culpa
grave exime al asegurador.
Pero el caso en examen no
guarda identidad con el resuelto por
la Corte mendocina pues se trata de
un seguro de daño total del
automotor; también en este seguro
de daños se predica que, conforme a
la póliza (no adjuntada) la culpa
grave del conductor que destruye la
cosa asegurada, libera a la
aseguradora. Pero en este caso, sería
un verdadero desatino sostener que
el conductor es también asegurado,
pues de ser así, conduciría al
absurdo de considerarlo beneficiario
de la indemnización aunque el
supuesto conductor haya sido un
simple amigo del asegurado
nominado sin ninguna relación con
la cosa.
Stiglitz señala, hablando del
108
Jurisprudencia de Mendoza
derecho francés, que las precisiones
que demanda la expresión asegurado
se resuelven del siguiente modo: en
el seguro de cosas, es aquel cuya
cosa está asegurada y que tiene un
interés en la conservación
(propietario o titular de un derecho
real, como el acreedor hipotecario).
En el seguro contra la
responsabilidad civil el asegurado es
aquel cuya responsabilidad está
cubierta, sea que lo haya contratado
el mismo o lo hayan contratado por
su cuenta otros.
De tal modo en el seguro que
nos ocupa, el conductor no es
asegurado; sólo lo es el dueño del
bien siniestrado, y sólo la culpa
grave personal del asegurado libera
a la aseguradora (art.70 ley de
seguros). Aquí, a diferencia del
seguro de responsabilidad civil, el
conductor es un tercero.
d) La segunda cuestión a
resolver es la relativa a la extensión
convencional de la delimitación
subjetiva del riesgo. La primera
conclusión en el sentido que el
conductor no es un asegurado sino
un tercero, no resuelve el problema,
desde que también se sostiene que
contractualmente la póliza ha
asimilado al conductor con el
asegurado, de manera que la culpa
grave del conductor (tercero)
igualmente liberaría al asegurador.
En este punto, la aseguradora
demandada tropieza con serias
dificultades para el logro de su
cometido:
-En primer lugar, no trajo la
póliza de la que resultaría probada la
eximente; las directivas del órgano
de superintendencia constituyen
derecho interno que vincula a las
aseguradoras pero no a los
asegurados, en tanto esa directiva no
esté contenida en la póliza, que por
hipótesis pudiera no estarlo y de allí
la necesidad de su demostración.
En segundo lugar,si también
por hipótesis se estima que la
ausente póliza incluye al conductor
no asegurado que incurre en culpa
grave como motivo de exclusión de
la cobertura, tal inclusión
modificatoria del art.70 debería estar
en las condiciones particulares de la
póliza y no en las condiciones
generales, pues esto último lo veda
el art.158 de la Ley de Seguros. La
ausencia de póliza impide verificar
si en el caso la culpa grave del
conductor estaba prevista en las
condiciones particulares. La
exigencia legal no es un capricho
pues en la exposición de motivos se
señala que con esta regla se procura
llamar la atención del asegurado
sobre las verdaderas normas que
Jurisprudencia de Mendoza
rigen el contrato.
Esta consideración supone
que el art.70 no es una norma
imperativa, sino derogable
convencionalmente, lo que es
discutible. Pero aún con tal
estimativa, la ley exige que la
modificación a la delimitación
subjetiva del riesgo a supuestos no
previstos legalmente obre en las
condiciones particulares, lo que no
consta en esta causa.
Por lo demás, como sostiene
Stiglitz, las delimitaciones causales
subjetivas se inspiran en motivos
morales o de orden público por lo
que, en principio, quedan limitadas
a la persona del asegurado. Sólo
contra él rige la exclusión de
cobertura por lo que, toda limitación
que por condición general extienda
el no seguro a una persona distinta
del asegurado importa una cláusula
abusiva en tanto amplía
inequitativamente los derechos del
asegurador y restringe los del
asegurado. El efecto de la cláusula
abusiva es su invalidez (art.37 de la
ley 24240). Pero en el caso no es
necesario declararla pues no se ha
probado que existiera, porque la
póliza no fue acompañada.
6. Esta es la decisión que la
actora recurre a través de los
recursos de inconstitucionalidad y
109
casación.
II. El recurso de
inconstitucionalidad deducido.
1. Los agravios del
recurrente.
La aseguradora denuncia la
inconstitucionalidad de la sentencia
recurrida. Argumenta del siguiente
modo:
a) Naturaleza de las
resoluciones
de
la
Superintendencia de Seguros d e
la Nación.
La sentencia de Cámara
aduce que las cláusulas aprobadas
por la Superintendencia de Seguros
de la Nación son reglamentos
internos no oponibles a los
asegurados y que, de ser oponibles,
la cláusula que asimila el conductor
al asegurado sería abusiva.
El
error
de
este
razonamiento puede ser canalizado
por el recurso de inconstitucionalidad, pues las pólizas de seguro
son reglamentos administrativos y
este remedio permite solicitar la
nulidad de la sentencia cuando se
hubiese alterado una garantía
constitucional cuestionando la
validez de la ley o reglamento.
b) Limitación subjetiva.
La sentencia considera que la
limitación subjetiva del riesgo sólo
alcanza al asegurado.
110
Jurisprudencia de Mendoza
Esta interpretación es
inconstitucional por contrariar el
principio de legalidad. Es predicable
en el seguro de la responsabilidad
civil, pero no en el seguro de daños,
sobre todo cuando la culpa grave es
imputable al marido de la asegurada;
esta errónea e irrazonable
interpretación se patentiza cuando se
considera a éste como a un tercero.
El cónyuge no es un tercero, es el
beneficiario del seguro de daños ya
que, de haber fallecido la esposa
(propietaria asegurada), el cónyuge
y los descendientes hubieran sido
los beneficiarios iure proprio. Por
eso, la sentencia lesiona el derecho
de propiedad de la compañia
aseguradora el principio de legalidad
del art.34 de la Cónstitución
Provincial, y el principio de
razonabilidad previsto por los
art s. 47 y 48 del mismo
ordenamiento.
c) Cláusula abusiva.
Los fundamentos del fallo de
esta Corte del año 1988 apuntan a
que, por razones de solidaridad, las
cláusulas abusivas predispuestas
deben ser declaradas tales para
proteger al tercero. La doctrina
criticó tal interpretación; así por
ejemplo, Wetzler Malbrán sostuvo
que distinguir entre conductor y
asegurado implica violentar la letra
expresa de una cláusula contractual
aprobada por la Superintendencia.
d) Falta de racionalidad en
la interpretación del art.70.
Aún cuando por vía de
hipótesis se admitiese la nulidad de
la cláusula que asimila conductor a
asegurado, tal conclusión no sería
aplicable al caso de autos, pues el
cónyuge conductor no es un tercero
y la exclusión de los familiares tiene
un límite: si el siniestro es causado
por el marido, el hijo o los
familiares hasta el tercer grado de
consanguinidad o afinidad, la
exoneración de culpa grave debe
prosperar. La sentencia ha
confundido el seguro de daños con
el seguro de responsabilidad civil en
los que cabe la protección de la
parte más débil (el tercero), mas no
en el seguro de daños.
2. La improcedencia
formal del recurso de
inconstitucionalidad.
El recurrente pretende la
apertura de la vía extraordinaria
fundado en que el tribunal de grado
ha cuestionado la validez de un
reglamento, dado que, en su
opinión, esa es la naturaleza jurídica
de las cláusulas de las pólizas
aprobadas por la Superintendencia
General de Seguros.
Aún cuando por vía de
Jurisprudencia de Mendoza
hipótesis se admitiese la naturaleza
reglamentaria de las decisiones de la
Superintendencia, la argumentación
n o p e r m i t e ab ri r l a v í a
extraordinaria. En efecto, el art.150
inc.1, dispone que el recurso de
inconstitucionalidad procede
cuando en un litigio se haya
cuestionado la validez de una
resolución o reglamento, como
contraria a la Constitución
Nacional o Provincial, en el caso
que se ventila.
La sentencia de grado no
declara las cláusulas invocadas
como contrarias a la Constitución;
por el contrario, se ha limitado a
señalar su inoponibilidad en el
ámbito de la legalidad, pero en
ningún momento ha ascendido al
nivel constitucional.
La violación de las garantías
constitucionales que se denuncian
(propiedad y legalidad) pasan en
todo momento por la interpretación
del art.70 de la ley de seguros; la
irrazonabilidad denunciada, que
podría dar fundamento a la
inconstitucionalidad por
arbitrariedad, también se conecta a
la interpretación de las disposiciones
legales. Consecuentemente, la
cuestión debatida debe ser analizada
en el recurso de casación, vía a la
que quedan reservados los
111
p r o b l e m as rel at i vos a l a
interpretación y aplicación
normativa.
Aún cuando así no se
entendiera, debe advertirse que si la
causal deducida es la arbitrariedad
de sentencia (terminología que en
ningún momento se utiliza a lo largo
del recurso de inconstitucionalidad),
el remedio deducido no cumple con
los principios impuestos por esta
Sala, que de modo reiterado exige
para la procedencia de tan grave
causal que “se invoque y demuestre
la existencia de vicios graves en el
pronunciamiento judicial
consistentes en razonamientos
groseramente ilógicos o
contradictorios, apartamiento
palmario de las circunstancias del
proceso, omisión de considerar
hechos y pruebas decisivas o
carencia absoluta de
fundamentación” (L.S.188-446;
188-311; 192-206;209-348, 238106; 271-201; 271-328; 272-35;
272-469, etc.); también incumple el
recaudo de atacar todos y cada uno
de los argumentos decisivos en los
que se funda la sentencia recurrida,
requisito exigible pues el hecho de
que exista algún razonamiento
equivocado
no
lleva
inexorablemente a que la sentencia
deba ser anulada, si se funda en
112
Jurisprudencia de Mendoza
otros razonables que se mantienen
en pie por no existir agravios o
queja contra ellos (Ver LA 90-472;
L.A.120-363; L.S.240-215; L.S.27686;L.S.276-96; L.S.271239;L.S.270-277). Tal lo que ocurre,
en el sublite, con el argumento
decisivo desarrollado por la Cámara
en el sentido que, aunque se
estimase que la cláusula de
exclusión es oponible, se requeriría
que se pruebe que esa exclusión
figura en las condiciones
particulares, siendo insuficiente
que aparezca en las condiciones
generales y, dado que la póliza no se
acompañó, el requisito no ha podido
ser verificado por el Tribunal.
3. Conclusiones del recurso
de inconstitucionalidad.
Por lo anteriormente
expuesto, entiendo que el recurso de
inconstitucionalidad debe ser
rechazado formalmente, declaración
a la que no obsta el auto de fs.26,
conforme criterio reiterado de este
Tribunal (L.S.169-68; 188-237; 1861; 191-341).
III. El recurso de casación
deducido.
1. Los motivos de la
casación deducida.
La recurrente reclama la
aplicación y correcta interpretación
del art.70 de la Ley 17418.
Argumenta del siguiente modo:
a) El cónyuge no es tercero.
En el caso no se trata de un
seguro contra la responsabilidad
civil donde se debe indemnizar a un
tercero, sino el daño causado a un
bien propio asegurado por la
propietaria, que ha sido destruido
por su cónyuge, quien conducía en
total estado de ebriedad. Considerar
que el cónyuge que destruyó el auto
asegurado es un tercero constituye
una interpretación arbitraria de la
ley. El cónyuge no es un tercero, y
por ende la cláusula de exoneración
es plenamente operativa;
considerarlo tal es desnaturalizar su
carácter de beneficiario. La doctrina,
a diferencia de lo hecho por la
Cámara, no distingue; se sostiene
que el beneficiario está calificado
dentro de la figura del tomador y
que la exclusión de culpa grave se
aplica al asegurado, al tomador o al
beneficiario aún en los seguros por
cuenta ajena. En el caso, el cónyuge
es beneficiario ya que si la
propietaria (esposa) hubiese
f al le c i d o , h u b i e s e p o d i d o
comparecer iure propio.
b) Naturaleza de las
resoluciones
de
la
Superintendencia.
La Cámara ha negado a las
resoluciones de Superintendencia de
Jurisprudencia de Mendoza
Seguros su carácter reglamentario y
ha sostenido que la póliza debió
acompañarse, desde que las
condiciones generales son derecho
interno que vincula a las
aseguradoras pero no a los
asegurados. Esta interpretación
controvierte principios elementales
referidos a los reglamentos
administrativos. Las llamadas
condiciones generales de la póliza
no requieren su previa aceptación
por las partes pues les basta la
aprobación o autorización de la
autoridad administrativa. En suma,
la póliza no requiere de acreditación
por haber sido aprobada por la
Superintendencia de Seguros de la
Nación con aplicación obligatoria.
La Suprema Corte de Justicia ha
dado validez a las pólizas aprobadas
por el poder administrador frente al
tomador y también al conductor
asegurado; sin embargo, la Cámara
ha considerado que la ausencia de
póliza impide verificar este aspecto,
olvidando su carácter reglamentario
y obligatorio. La interpretación
judicial ha alterado una de las
condiciones esenciales del seguro
cual es el alea; además declara un
abuso sin indicar cuál es la
desproporción entre las prestaciones
(desequilibrio objetivo) ni el
aprovechamiento de la ligereza,
113
inexperiencia, necesidad
(desequilibrio subjetivo) Por lo
demás, no puede considerarse
abusiva la limitación cuando el
conductor, cónyuge del asegurado,
conducía en absoluto estado de
ebriedad. Por último, la Cámara ha
hecho una interpretación arbitraria,
más allá de los límites de la
razonabilidad, de la interpretación
jurisprudencial hecha por esta Corte
en el juicio “Rojas en j Huarpe...”.
2. Algunos principios
liminares que dominan el recurso
de casación en la provincia de
Mendoza.
Esta Sala ha decidido de
modo reiterado que, conforme lo
disponen los incis. 3 y 4 del art.161
del C.P.C. y su nota, es
imprescindible que el recurrente
señale en qué consiste la errónea
interpretación legal y de qué forma
ese vicio ha determinado que la
resolución recurrida sea total o
parcialmente contraria a las
pretensiones del recurrente;
consecuentemente, no basta invocar
una norma, ni enunciar su contenido
sino que el quejoso debe explicitar
cuál es la interpretación que
corresponde o el principio que debe
aplicarse y a qué resultados lleva
(L.S.67-227; L.A.86-153; 98-197).
En otros términos, la sola
114
Jurisprudencia de Mendoza
afirmación de una tesis jurídica no
basta para configurar un agravio
reparable por casación, desde que es
absolutamente necesario la
demostración del error de
interpretación atribuido, a fin de que
los argumentos de la queja alcancen
la entidad requerida por el
Cód.Proc.Civil (L.S.127-1; 105-432;
147-442; 156-214).
Es que como ha dicho la
Suprema Corte de Tucumán, el
propósito del recurso de casación es
derrumbar, destruir, aniquilar una
resolución y no pronunciar una tesis
diferente. Por tanto, la presentación
debe contener una crítica puntual de
la sentencia impugnada y el
recurrente debe rebatir todos y cada
uno de los fundamentos en que se
apoya el fallo recurrido para arribar
a las conclusiones que motivan el
agravio (CS Tucumán, sala civil y
penal, 16/6/1994, Gjugum Martín
c/Amancay S.A:, Doc.Judicial 19951-477).
3. La aplicación de estos
principios al sublite.
Abordaré los agravios en un
orden diferente al que han sido
esgrimidos; en mi opinión, de este
modo se responde con un esquema
más lógico.
4. Naturaleza de las
resoluciones
de
la
Superintendencia General de
Seguros.
a) He adelantado al abordar
el recurso de inconstitucionalidad
que el recurrente deja incólume un
argumento central del fallo
recurrido, cual es que aunque las
resoluciones de la Superintendencia
General de Seguros fuesen ley para
las partes, y el art.70 admitiese
modificación contractual (cuestión
discutible) “la validez de la cláusula
d e e x c l u s i ó n e x i gi rí a s u
incorporación en las condiciones
particulares de la póliza y no en las
condiciones generales, pues esto
último lo veda el art.158 de la Ley
de Seguros”; consecuentemente,
dado que la póliza no ha sido
agregada, la aseguradora no ha
probado un recaudo imprescindible
para hacer valer una cláusula de no
seguro que extiende el ámbito
subjetivo de la previsión legal.
La carencia de crítica en el
quejoso es grave; en efecto, el
art.158 dispone: “cuando las
disposiciones de las pólizas se
aparten de las normas derogables no
podrán formar parte de las
condiciones generales”; por su parte,
el Tribunal da un fundamento
altamente convincente respecto a la
razonabilidad del requisito legal:
que el asegurado pueda conocer una
Jurisprudencia de Mendoza
claúsula convencional de exclusión
que extiende el ámbito de aplicación
de una disposición legal.
Por lo demás, la propia
demandada reconoce en su alegato
(ver fs.65 vta.) que la resolución
nº523 obliga a que las exclusiones a
la cobertura consten como anexo de
las pólizas, con letra clara y en
forma destacada. La exigencia
responde a pautas análogas del
derecho comparado, concretamente
el derecho español, ordenamiento al
que estamos unidos por una
t r a d i c i ó n jurí d i ca c o m ú n ,
especialmente en el derecho
mercantil; en efecto, es criterio
uniforme en ese país que las
cláusulas de exclusión que no
surgen de la ley, han de aparecer
destacadas en alguna forma y estar
específicamente aceptada por el
asegurador, ratificándola con su
firma ad hoc, sin que valgan
referencias genéricas” (Audiencia
Provincial de Madrid, 23/12/1994,
Rev.General de Derecho, año LI,
nº607, abril 1995, pág.3767); y
específicamente para el seguro
voluntario, se afirma que “la
excepción de cobertura del riesgo en
los supuestos de conducción en
estado de embriaguez es admitida
por la jurisprudencia y buena parte
de la doctrina, pero se exige que la
115
cláusula que la contenga haya sido
aceptada y firmada por el tomador
del seguro, bien en la póliza o en
documento complementario,
estimándose insuficiente la firma en
la última página del folleto en el que
figuran las condiciones generales
(Ver, por ej., Audiencia Provincial
de Madrid, 30/3/1995, Rev.General
de Derecho, año LI, nº609, Junio
1995, pág.7404; Audiencia
Provincial de Barcelona,
26/11/1997, Rev.General de
Derecho, año LIV, nº646/647,
Agosto de 1998, pág.10092; para
estos requisitos en la legislación
española ver Font Ribas, Antoni,
Exclusión de cobertura y cláusulas
limitativas. La limitación del objeto
y la limitación de derechos en el
contrato de seguros, en Rev. de
Derecho Privado y Comunitario,
nº20, pág.140 y jurisprudenci a
transcripta en Hernández Moreno,
Alfonso, Contrato de seguro:
exclusión de cobertura y cláusulas
limitativas, Barcelona, ed.Cedecs,
1998).
La carencia del instrumento
suscripto por las partes impide
verificar si en el caso se han
cumplido los referidos requisitos.
b) La motivación judicial
sólo ha recibido de la recurrente una
respuesta: las resoluciones de la
116
Jurisprudencia de Mendoza
Superintendencia son obligatorias y
así lo ha sostenido esta Sala en
sentencia del 24/12/1992, Gallardo
A. c/Ponce W., y otros (J. de
Mendoza 42-61).
La argumentación es
errónea; la obligatoriedad de las
cláusulas de exclusión contenidas en
las resoluciones de la
Superintendencia respecto del
beneficiario ha sido suficientemente
controvertida por esta Sala en la
sentencia del 24/5/1988 (L.S.26326: J.A.1989-I-944 y L.L.1988-E15, con nota aprobatoria de Rubén y
Gabriel Stiglitz) sin que las
argumentaciones allí vertidas hayan
merecido ninguna réplica del
recurrente, no obstante que esta
decisión ha sido motivo de análisis
de la actora y de los tribunales de
grado. Dijo este tribunal en esa
sentencia que “la aprobación
administrativa sólo significa que el
órgano de control no tiene nada que
oponer a las condiciones generales
del contrato por adhesión, pero no
supone elevar al plano legislativo las
condiciones generales redactadas
por una empresa, ni que les dé
eficacia para der ogar las
disposiciones legales imperativas
que las contradigan”. La carencia de
crítica a esta conclusión me inclinan
a mantener la doctrina del Tribunal.
Por lo demás, no es cierto
que en el precedente del 24/12/1992
esta Sala haya admitido el carácter
reglamentario de esas resoluciones a
los efectos de la exclusión de la
garantía; en esa decisión, como
luego se verá, se hizo referencia a
los efectos expansivos del carácter
de asegurado en beneficio del
adherente, criterio lógico de
interpretación en los contratos de
adhesión.
c) En suma, ha quedado
definitivamente resuelto y es
irrevisable en esta instancia
extraordinaria que la demandada no
ha probado que la póliza contuviese,
en la parte relativa a las
condiciones especiales, una cláusula
limitativa del riesgo respecto a la no
asunción del daño causado por culpa
grave o dolo del conductor no
tomador del seguro. Tampoco se ha
probado que la cláusula de
exclusión apareciera en letra clara y
en forma destacada.
A n t e e s t a ca r en c i a
argumental, resulta inútil ingresar en
los agravios referidos a que la
cláusula no es abusiva, porque
queda en pie que la demandada no
ha probado la existencia de una
cláusula de no seguro incorporada
en las condiciones especiales siendo
éste un requisito de validez de la
Jurisprudencia de Mendoza
incorporación.
5. El carácter en que actúa
el cónyuge no tomador en el
seguro de cosas.
El quejoso no discute el
criterio mayoritario en la
jurisprudencia y doctrina nacional
que afirma que las normas referidas
a casos de delimitación subjetiva del
riesgo (o no seguro) deben ser
interpretados literalmente; es decir,
sólo es computable el dolo o la
culpa grave personal del sujeto
mencionado en la norma (Ver
doctrina y jurisprudencia citada en
el precedente de esta Sala del
24/5/1988, tantas veces
mencionado; también la citada por
Amadeo, Ley de seguros, Bs.As.,
ed.Ghersi, 1986 nº574/578). Esta
solución se funda en que no
tratándose del asegurado sino de
otras personas (aunque sean sujetos
por los cuales el asegurado debe
responder), no se dan razones ni
jurídicas ni morales que justifiquen
la liberación o el no seguro (Ver,
entre muchos, Cám.Apel.C.C.Junín,
26/10/1988, Zabaleta c/Ponteprimo,
ED 136-548, con nota de Barbato,
N.H., Exclusiones a la cobertura en
el contrato de seguro). Es que la
noción de riesgo asegurable se
condiciona a que el evento previsto
no dependa de la voluntad de las
117
partes, que no haya sido”provocado”
por éstas (Ver Halperín-Morandi,
Seguros, 2º ed., Bs.As., Depalma,
1986, t.II, pág.523; Zunino, Jorge O.
Régimen de Seguros, Ley 17418, 2ª
ed., Bs.As., Astrea, 1997, pág.138)
por lo que no cabe extender la
exclusión subjetiva a la culpa grave
de quien no es estrictamente “parte”
del contrato.
La
queja
gira,
exclusivamente, sobre el siguiente
pivote argumental: el cónyuge del
tomador no es un tercero; por lo
tanto, el daño causado por su culpa
grave excluye la responsabilidad de
la aseguradora por directa aplicación
del art.70 de la L.S. la
argumentación es jurídicamente
incorrecta. Veamos:
a) La norma en cuestión.
Dice el art.70: “El
asegurador queda liberado si el
tomador o el beneficiario provoca
el siniestro dolosamente o por culpa
grave”.
La norma no menciona al
asegurado, pero hay acuerdo en que
debe considerárselo incluido (Ver
Barbato, Nicolás H., La culpa grave
en el contrato de seguro, en obra
colectiva, La responsabilidad,
Homenaje al profesor I. Goldenberg,
Bs.As., A. Perrot, 1995, pág.735).
b) El precedente del
118
Jurisprudencia de Mendoza
tribunal.
En los considerandos de la
sentencia impugnada, la Cámara de
Apelaciones crítica la
fundamentación dada por esta Sala
en el tantas veces mencionado caso
Huarpe en j. Rojas c/Huarpe del
2 4 / 5 / 1 9 8 8 ( L. L. 1 9 8 8-E-15 ,
J.A.1989-I-944). Afirma que en el
seguro de responsabilidad civil el
conductor es también un asegurado,
por lo que no pudo ser calificado de
tercero; cita un autor que
impugnando la solución de esta
Sala, concluye que la culpa grave
del conductor también excluye la
responsabilidad de la aseguradora
(Perucci (h), Héctor A., La culpa
grave en el contrato de seguro LL
1998-E-1000, nota 19. Esta solución
es aceptada por un sector de la
jurisprudencia, a la que adhiere
Roitman, Horacio, Seguros, Rev. de
Derecho Privado y Comunitario
nº11 pág.398). De cualquier modo,
la sentencia recurrida, emanada de la
1ª Cámara de Apelaciones de
Mendoza, señala que lo resuelto en
este precedente no es aplicable al
sublite, pues no está en juego un
seguro de responsabilidad civil sino
un seguro de cosas, y en este tipo de
seguros, evidentemente, asegurado
es quien tiene interés en la
conservación de la cosa (propietario
de la cosa asegurada, o acreedor
hipotecario) y está claro que el
conductor no es asegurado; de lo
contrario, se llegaría al absurdo de
considerar asegurado -con derecho a
percibir la indemnización- al amigo
a quien se le facilitó en préstamo el
vehículo; concluye, pues, que la
aseguradora debe responder aunque
el conductor no tomador haya
actuado con culpa grave.
No vale la pena dialogar
entre jueces de diferentes instancias,
ni con la doctrina interpretativa de
los fallos, cuando ese intercambio
no es decisivo para el caso a
resolver. Señalo, sin embargo, que
el criterio de este Tribunal en el
precedente citado fue seguido por
otros prestigiosos magistrados del
país (Ver, a vía de ej., sentencia de
la Cám.Civ. y Com. de Bahía
Blanca, sala 2, 7/8/1997, Castelli de
Gullini c/Fernández, J.A.1998-II577) y que, en mi voto del
24/12/1992, Gallardo A c/Ponce W.,
y otros (J.A.1994-I-277, J. de
Mendoza, 42-61; RDCO 1993-A483) explicité, con citas doctrinales
y jurisprudenciales, los alcances que
correspondía dar a la noción de que
el conductor es también un
“asegurado indeterminado pero
determinable”. Concluí entonces:
“es verdad que a los efectos de las
Jurisprudencia de Mendoza
cláusulas del no seguro esta Sala
negó identidad a los términos
asegurado y conductor; por el
contrario, distinguió entre la culpa
grave del asegurado y la del
conductor, declarando nula la
cláusula de la póliza que extiende el
no seguro a la culpa grave de éste
último. Sin embargo, esa distinción,
neta a los efectos de la
irresponsabilidad de la aseguradora,
desaparece a la hora de determinar
frente a quien la aseguradora asume
la obligación de indemnidad. Esa
obligación de indemnidad, conforme
las pólizas generales aprobadas por
el poder administrador, se asume,
como se ha visto, frente al tomador
y también frente al conductor
autorizado”.
Pero, como bien lo señala el
Tribunal a quo, la situación de autos
no es sustancialmente idéntica a la
de aquel precedente, pues en el
sublite no se trata de un seguro
contra la responsabildad civil, sino
de un seguro de daños a las cosas
(en el caso, el automotor), en el que
el asegurador se obligó a resarcir el
daño causado por la destrucción
total o el deterioro parcial del
automotor (para esta noción ver
Brebbia, Roberto, Problemática
jurídica de los automotores, Bs.As.,
Astrea, 1984, t.2, pág.122).
119
c) Carácter del cónyuge
del contratante en el seguro de
cosas.
-Esta fuera de discusión que,
en el sublite, el cónyuge a quien se
le imputa culpa grave no es el
“tomador”, (asegurado,
c ontr ayente , e stipula nte o
suscriptor), pues el seguro fue
contratado por quien es la titular
registral del automóvil (la cónyuge
sobreviviente, actora en juicio) y no
por el conductor (ulteriormente
fallecido en el accidente).
-Tampoco
es
el
“asegurado” de un contrato
concluido por cuenta ajena, porque
no se ha acreditado que el seguro
haya sido tomado por la actora con
esta modalidad contractual, ni
mucho menos que el cónyuge
hubiese aceptado el contrato
suscripto por su esposa pagando las
primas, cumpliendo con las cargas
que la ley de seguros impone al
asegurado, etc.(Para estas nociones
ver, entre otros, Stiglitz, Rubén,
Derecho de Seguros, 2ª ed., Bs.As.,
A.Perrot, 1998, nº92, t.I pág.144;
Piedecasas, Miguel, Régimen legal
del seguro, Santa Fe, ed.Rubinzal,
1999, pág.139).
El cónyuge de la actora
(conductor a quien se le atribuye
culpa grave) no era el titular del
120
Jurisprudencia de Mendoza
interés asegurable, pues el siniestro
no dañó directamente un bien que
integraba su patrimonio, desde que
él no tenía un derecho sobre la cosa,
pues no se discute que el automotor
asegurado estaba inscripto a nombre
de la tomadora (la actora).
-El recurrente parece
insinuar que es un beneficiario;
aduce que el automotor asegurado
era un bien ganancial y,
consecuentemente, si hubiese sido al
revés, si hubiese muerto la
tomadora, él hubiese podido
comparecer iure proprio a percibir
el seguro.
El planteo es erróneo. Para
saber si el cónyuge del tomador es o
no beneficiario no cabe argumentar
sobre un hecho eventual no sucedido
(si el tomador hubiese muerto, el
cónyuge supérstite se habría
beneficiado por ser un bien
ganancial). Lo que debe analizarse
es si el cónyuge conductor, de no
haber muerto, se hubiese
beneficiado directamente con el
pago del seguro (para la noción del
beneficiario ver Stiglitz, Rubén,
Derecho de seguros, 2ª ed. Bs.As., A
.Perrot, 1998, nº94, t.I pág.146); la
respuesta a este interrogante es
indudablemente negativa. En efecto:
En el sistema normativo
argentino, el régimen patrimonial
del matrimonio es de comunidad,
pero de administración separada
(art.1276 del Cód.Civil). En
consecuencia, la indemnización
pagada por la aseguradora como
indemnización por la destrucción de
un bien ganancial, tiene ese mismo
carácter (en razón del principio de
subrogación real), pero es de
administración del cónyuge
tomador-asegurado en el caso, la
actora). El “beneficio” del cónyuge
(conductor no tomador) en la
indemnización es sólo mediato, pues
su derecho se limita a que, de
subsistir esa suma (o un bien que la
subrogue) al momento de la
disolución de la sociedad conyugal,
pasa a integrar la masa común a
dividir (Para estas nociones ver,
entre muchos, Zannoni, Eduardo,
Derecho de Familia, 3ª ed., Bs.As,.
Astrea, 1998, t.I, nº378 y ss.). Tengo
el convencimiento de que ese
interés, sometido a la mencionada
eventualidad, no puede configurar
en el cónyuge no tomador la calidad
de
beneficiario pues, insisto,
mientras la socieda conyugal no se
disuelve, el cónyuge no contratante
no tiene un derecho sobre la
indemnización pagadas; su interés
se reduce al derecho a que, de existir
al momento de la disolución, la
suma pagada por la aseguradora
Jurisprudencia de Mendoza
pase a integrar la masa a dividir. En
suma, el cónyuge no es el
“destinatario de las consecuencias
jurídicas previstas en el contrato del
seguro” (Para este concepto ver
Zavala de González, Matilde,
Doctrina Judicial. Solución de
casos, Córdoba, Alveroni, 1997, t.2
pág.352).
-En realidad, el cónyuge
conductor es simplemente una
“persona autorizada para el uso” y
requiriéndose, como lo sostiene la
doctrina y jurisprudencia
mayoritaria, que la culpa grave
liberadora sea personal del
asegurado, no se tipifica, en el caso,
la causal de culpa grave (Para la no
exclusión de la cobertura cuando
quien conduce es la persona
autorizada por el tomador ver
Stiglitz, Rubén y Berizonce, R.,
¿Culpa grave del asegurado o de la
persona autorizada? Un supuesto de
incongruencia, LL 1984-C-237).
d) Otras pautas de
interpretación.
-La solución a la que llega la
Cámara de Apelaciones cuya
confirmación propongo a mis
colegas del tribunal es la que mejor
se adecua al principio
jurisprudencial y doctrinal conforme
el cual “debe interpretarse
restrictivamente la cláusula de
121
exención de responsabilidad de la
aseguradora en caso de culpa grave,
en cuanto implica una limitación a
la obligación de responder contraída
por la aseguradora en beneficio del
asegurado, que es en definitiva el
objeto propio del contrato” (Ver,
entre muchos, Stiglitz, Rubén,
Derecho de Seguros, 2ª ed., Bs.As.,
A.Perrot, 1998, nº429, t.I pág.628;
conf. Cám.Civ. y Com. de Quilmes,
sala I, 26/11/1996, La Ley Bs.As.,
1998-108). El carácter restrictivo de
este tipo de cláusulas ha sido
admitido por la Corte Federal quien,
aunque para otro supuesto, ha
resuelto que “No corresponde
interpretar las cláusulas
predispuestas de un contrato de
seguro de modo tal que, por vía
analógica, se restrinja el riesgo
cubierto por la póliza” (CSN,
6/12/1994, Berlari Norma c/Omega
Coop. de Seguros Ltda. y otros,
J.A.1995-II-650, Doc.Jud. 1995-I667 y LL 195-I-667).
-La solución también
coincide con autorizada opinión
autoral que afirma: “No obstante
que la cláusula 29 de la póliza alude
también al conductor, el dolo o
culpa grave debe ser personal del
asegurado para que genere la falta
de responsabilidad del asegurador.
El art.70 sólo alude al dolo o culpa
122
Jurisprudencia de Mendoza
del tomador o el beneficiario, por lo
cual la extensión de la causa de
exención de responsabilidad del
asegurador a los casos de culpa del
conductor que efectúa la cláusula 29
carece de eficacia al separarse de esa
norma legal, que no puede derogar
el acuerdo de partes (art.158 LS )
(Brebbia, Roberto, Problemática
jurídica de los automotores, Bs.As.,
Astrea, 1984, t.2, pág.129).
Esta corriente tiene sólido
sustento en el argumento conforme
el cual la culpa grave debe ser
personal del asegurado por lo que no
resulta relevante la de parientes,
empleados, amigos u otras personas
vinculadas al asegurado (Barbato,
Nicolás H., La culpa grave en el
contrato de seguro, en obra colectiva
La responsabilidad, Homenaje al
profesor I.Goldengberg, Bs.As., A.
Perrot, 1995, pág.736). Esta
jurisprudencia es consecuencia del
principio no discutido de que el
sujeto que lleva a cabo la conducta
reprimida (Culpa grave o dolo) debe
ser el “titular del derecho a la
indemnización del seguro” “el
sujeto de la exclusión debe reunir
esa calidad para que el supuesto
ex c l u ye n t e s e c o nfigure”;
consecuentemente, no se excluye la
responsabilidad de la aseguradora si
la culpa grave es atribuible a un
director de la sociedad que usa el
vehículo asegurado de titularidad de
la sociedad o a un condómino que
usa el automotor asegurado por la
totalidad de los condóminos
(Barbato, Nicolás, Culpa grave y
dolo en el derecho de seguros.
Bs.As,. Hammurabi, 1994, Nº47/50,
pág.195 y ss.).
4. Conclusiones del recurso
de casación.
Por todo lo expuesto y si mi
voto es compartido por mis colegas
del Tribunal corresponde rechazar el
recurso de casación deducido.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren
por sus fundamentos al voto que
antecede.
A la segunda cuestión la
Dra.Aída Kemelmajer d e
Carlucci, dijo:
Corresponde
omitir
pronunciamiento sobre este punto,
pues ha sido planteado para el
eventual caso de resolverse
afirmativamente la cuestión anterior.
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres.Romano y Moyano, adhieren al
voto que antecede.
A la tercera cuestión la
Dra.Aí d a Kemelmajer de
Carlucci, dijo:
Jurisprudencia de Mendoza
Atento el resultado al que se
arriba en el tratamiento de las
c u e st i o n es que anteceden,
corresponde imponer las costas a la
parte recurrente que resulta vencida
(Arts.36-I y 148 del C.P.C.).
Así voto.
Sobre la misma cuestión los
Dres Romano y Moyano, adhieren al
voto que antecede.
Con lo que terminó el acto,
procediéndose a dictar la sentencia
que a continuación se inserta:
SENTENCIA:
Mendoza, 17 de abril de
2000.
Y VISTOS:
Por el mérito que resulta del
acuerdo precedente, la Sala Primera
de la ExcmaSuprema Corte de
123
Justicia fallando en definitiva,
RESUELVE:
I- Rechazar los recursos
extraordinarios
de
inconstitucionalidad y casación
deducidos a fs.13/20 vta. de autos.
II. Imponer las costas a la
recurrente vencida.
III. Diferir la regulación de
honorarios para su oportunidad.
IV. Dar a la suma de pesos
ciento cincuenta ($150), de la que
dan cuenta las boletas de depósito
obrantes a fs.1 y 2, el destino
previsto por el art.47 inc.IV del
C.P.C.
Notifíquese. Ofíciese.
Fdo.: Dra.Aída Kemelmajer
de Carlucci, Dr.Fernando Romano y
Dr.Carlos E.Moyano.
124
Jurisprudencia de Mendoza
CAMARAS DEL TRABAJO
Primera Circunscripción
TRIBUNALES DEL TRABAJO.
Competencia. COOPERATIVA
DE TRABAJO Y RELACIÓN
LABORAL. Intermediación.
Pruebas.Carga. PERSONAS
JURIDICAS. Teoría de la
penetración. ACCIDENTE DE
TRABAJO. Accidente “in
itinere”. Requisitos. Prueba.
Carga.
La competencia por la materia se
determina por la naturaleza de la demanda
y no por las defensas opuestas por la
demandada, por lo que si en la demanda se
formulan reclamos fundados en leyes
laborales, el planteo y resolución
corresponde a la justicia del trabajo.(Voto
de
la mayoría).
“La L.C.T. no ha derogado, ni
pugna contra la ley de cooperativas. La
L.C.T. sólo intenta que por vía de la ley de
cooperativas un inescrupuloso no esté
especulando con el trabajo de una persona.
A su vez los principios generales del
derecho y aún en los que fundamentan la
legislación laboral, nos previenen que aquel
que es socio deuna cooperativa o participa
de una relación jurídica en que que hay
prestación de servicio, no puede prevalerse
del Régimen de Contrato de Trabajo para
lograr beneficios que no le corresponden”.
Siendo una relación de socios la
que se estableció y no existiendo indicios
de que esa relació n estuviera
desnaturalizada para encubrir una verdadera
relación de trabajo, debe ser respetada.
(Voto de la mayoría).
El decreto 2015/94 no autoriza el
funcionamiento de cooperativas de trabajo
erecho cuyo objeto sera contratar servicios
cooperativos para terceros, utilizando la
fuerza de trabajo. A su vez la resolución
1510/94 especifica la prohibición. Pero
ambas normas rigen para el futuro por lo
que no resultan aplicables a la sociedad
cooperativa demanda si fue autorizada para
funcionar en el año 1988, es decir, mucho
antes de la entrada en vigencia de tales
normas. (Voto de la mayoría)
En principio, acreditada la
e x is te n c i a d e r e c a u d o s f o r m a l e s
(constitución e insc ripción de la
cooperativa) juega la presunción iuris
tantum que la relación socio-cooperativa de
trabajo está excluida del ámbito del
Derecho del Trabajo. Por lo tanto, quien
afirma lo contrario tiene a su cargo aportar
los elementos de prueba que lo acrediten,
conforme a la teoría de la Carga de la
Prueba dinámica, estamos en el supuesto,
en el cual resulta admisible producir
“pruebas leviores”: “...es decir, pruebas que
por las especiales circunstancias del caso
deben ser reputadas eficientes por más que
no lo serían en otro supuestos. (Voto de la
Dra.Campellone en disidencia).
Cuando la cooperativa actúa como
simple empresa intermediaria en la
contratación de sus asociados por una
empresa usuaria, se tipifica una forma
específica de fraude laboral que torna
operativa la responsabilidad solidaria del
art.29 de la ley de contrato de trabajo y
hace caer el vínculo asociativo.
Las cooperativas de trabajo no
pueden actuar como las empresas de
servicios eventuales, es decir como
Jurisprudencia de Mendoza
empresas colocadoras de personal en
terceros establecimiento
La legitimidad del régimen
so cietario deb e ser p rud entemente
ponderada, refiriendo siempre la eficacia
del negocio a la época en que se formó la
sociedad.
Si no ha quedado probado por la
parte demandada que la actora realmente
actuara concurriendo a las asambleas, se le
notificara de las mismas o se le reclamara
por no participar en ellas y si , por el
contrario, ha quedado acreditado que la
actora cumplía horarios, tenía dierectivas,
actuaba bajo el control de un supervisor y
tenía fiscalización jerárquica, y que el
E sta tuto , atrib u ye al C o n sejo d e
administración facultades para establecer
los presupuestos administrativos y fijar los
precios de los productos elaborados los
servicios producidos por la cooperativa,
establecer el valor monetario de las
remuneraciones por la jornada de trabajo o
servicio laboral aportado por los asociados,
acordar anticipos a cuenta de los mismos y
coordinar la actividad laboral y realizar las
designaciones de asociados en las tareas,
lugares, horarios que corresponda, debe
concluirse que existió una dependencia
fáctica, jurídica, técnica y económica de la
actora que configura un rol de empleada
dependiente que desfigura la calidad de
socia de la cooperativa esgrimida por la
demandada. (Del voto en disidencia de la
Dra.Campellone).
El ordenamiento jurídico permite
la constitución de personas jurídicas, a fin
de alcanzar determinados fines.
Cuando el uso de este instrumento
se desvía, la persona jurídica pierde sentido,
se convierte en una esquema instrumental,
titular aparente de una relación jurídica o de
una actividad, para posibilitar a sus titulares
125
re a le s e l inc ump lim ie nto de sus
obligaciones, con la limitación indebida de
su responsabilidad.
Entra a jugar en este caso, como
marco conceptual y axiológico la teoría de
la desestimación de la forma o de la
penetración de la persona jurídica. (Voto de
la Dra.Campellone en disidencia).
Cámaras del Trabajo
Expediente Nº 28063 Jopia Marcela F.
c/Cooperatibva de Trabajo Sist. de
Informaciones Generales Ltda y Angulo
Hnos S.A. p/Ordinario
Mendoza, 6 de marzo de 2.000
Primera Cámara
CUESTIONES:
1) Competencia del Tribunal
2) Relación laboral
3) Rubros reclamados.
4) Costas.
A la primera cuestión el
Dr.Luis César Salassa dijo:
Que corresponde nos
expidamos sobre la competencia de
la Cámara del Trabajo para entender
en este proceso.
Reiteradamente hemos
resuelto que la competencia por la
materia se determina por la
naturaleza de la demanda y no por
las defensas opuestas por la
demandada. La competencia de los
tribunales de trabajo se determina
por las acciones deducidas, por lo
que si en la demanda se formulan
126
Jurisprudencia de Mendoza
reclamos fundados en leyes
laborales, el planteo y resolución
corresponde a la justicia del trabajo.
Siguiendo a Deveali, en
Tratado de Derecho del Trabajo,
Tomo V, pág.207 “Basta que el
accionante pretenda que lo vinculó
con el demandado un contrato de
trabajo o de empleo, de aprendizaje
o... y reclame un beneficio fundado
en las disposiciones de dicho
contrato, para que nazca la
competencia de los tribunales del
trabajo”.
En nuestro caso se invoca
una relación cooperativa en fraude a
la ley laboral y se reclama la
indemnización por accidente in
itinere fundada en ley 24028.
Por otra parte la accionada
en primer lugar niega la relación
laboral invocada y luego plantea la
incompetencia en razón de la
materia, lo que implica un
contrasentido, ya que resultaría
imposible entrar a considerar el
planteo realizado en primer término
si el tribunal no fuese competente
para resolverlo.
En
consecuencia
corresponde rechazar la excepción
de incompetencia opuesta por la
cooperativa demandada por
improcedente, y declarar la
competencia del tribunal para
entender y resolver la cuestión
planteada. Así voto.
Los Dres.J.L.Cano y
A.Campellone, dijeron que por sus
fundamentos adhieren al voto que
antecede.
A la segunda cuestión el
Dr.Luis César Salassa dijo:
Sintéticamente la litis en este
aspecto queda comprendida en la
pregunta: hay relación laboral o
societaria.
De la prueba aportada
tenemos la solicitud de la actora
obrante a fs.238, del 27 de abril de
1994, la pericia contable y los
informes obrantes a fs.105/113,
115/7 y 119/20 y los recibos de
anticipo a cuenta de resultado de
fs.200/236. Ninguna de estas
pruebas está cuestionada y
consecuentemente está acreditado
que S.I.G. es una cooperativa que
funciona regularmente.
Los expedientes penales
ofrecidos como prueba resultan
irrelevantes a los efectos de
determinar si nos encontramos
frente a una relación en fraude a la
ley laboral.
Así tenemos que la solicitud
de asociación se encuentra suscripta
por la actora (ver fs.238),
instrumento que no ha sido
cuestionado. Se sostiene que las
Jurisprudencia de Mendoza
acciones las suscribe con
posterioridad. El estatuto que obra a
fs.239/257, en su art.9 establece los
requisitos para ser asociados, entre
los cuales está la obligación de
presentar una solicitud ante el
Consejo de Administración y
suscribir cinco cuotas sociales,
acompañar documentación, la que se
tratará por el Consejo quien tiene
obligación de reunirse una vez al
mes para tratar las notas de ingreso
de postulantes. El art.10º entre las
obligaciones de los asociados
establece la obligación de integrar
las cuotas suscriptas, sin especificar
el plazo para cumplir con esta
obligación. A su vez el art.13
dispone la exclusión del socio -entre
otros supuestos- en caso de mora en
la integración, pero no determina a
partir de que momento se hace
exigible la obligación de integrar las
cuotas sociales suscriptas. A su vez
el art.15 establece que las cuotas
sociales serán pagaderas
(integradas) Al contado o
fraccionadamente en montos y
plazos que fijará el Consejo de
Administración para lo cual se
tendrá en cuenta lo establecido en el
art.25 de la ley 20337. El art.18 se
refiere a la mora por no integración
de cuotas en las condiciones
previstas en el estatuto.
127
Por ende esta argumentación
carece de sustento, en tanto no surge
del estatuto el plazo de integración y
no caben dudas de que el afirmar la
solicitud fue para ser socia y no para
ser empleada. En segundo lugar la
cooperativa toma conocimiento del
postulante a ser socio y luego debe
reunirse una vez al mes para decidir
si acepta o no al postulante. para el
caso la aceptación se constata con
los recibos que comienzan en mayo
de 1994 y llegan a febrero de 1996
Vale la pena señalar que la demanda
se inicia en octubre 1995 sin
cuestionar su condición de socia de
la cooperativa y percibiendo los
anticipos a cuenta de resultados
hasta febrero de 1996.
El testigo Mariano Arroyo
dijo en la audiencia de vista de
causa que lo asociaron, llenando un
formulario y contratándole un
seguro; lo que confirma que son
socios.
Los recibos son todos
anticipos a cuenta de resultados,
desde mayo de 1994 a febrero de
1996.
La pericia contable obra a
fs.92/94, informa que la Cooperativa
demandada lleva su contabilidad
conforme establece la ley 20337 de
entidades cooperativas, que lleva los
libros contables obligatorios,
128
Jurisprudencia de Mendoza
exigidos también por el estatuto en
su art.23 y 24. Sostiene que
mensualmente los asociados
perciben una retribución
denominada anticipos de retornos. A
fs.94 informa que la actora está
registrada como asociada a la
cooperativa, percibiendo
mensualmente una retribución o
anticipo de retorno según surge de
los bonos que se acompañan en
autos. Contestando al cuestionario
formulado por la codemandada
Angulo Hnos S.A. informa que la
cooperativa emitía mensualmente
factura en forma global por servicios
que prestaban de vigilancia y
seguridad en los distintos
Supermercados Vea de Angulo
Hnos S.A. las facturas contienen el
detalle de horas prestadas por el
servicio de vigilancia y seguridad y
el valor de la hora
Que del informe de fs.116
emitido por la Dirección de
Cooperativas surge que la
cooperativa demandada cuenta con
autorización para funcionar
mediante resolución 136/88
tramitada en expediente 245-5-88.
Que la última asamblea la realizó el
31 de agosto de 1996 (téngase
presente que el informe fue emitido
el 29 de abril 97), sin que los
balances hayan sido objeto de
observación alguna. Según estatuto
el ejercicio cierra el 30 de abril
(art.25) y la asamblea que trata los
balances debe realizarse dentro de
los cuatro meses siguientes (art.33),
po lo que la última asamblea
realizada que informa la Dirección
de Cooperativa lo fue en tiempo útil.
Cabe señalar que el decreto
20145/94 no autoriza el
funcionamiento de cooperativas de
trabajo cuyo objeto sea contratar
servicios cooperativos para terceros,
utilizando la fuerza de trabajo. A su
vez la resolución 1510/94 especifica
la prohibición. Pero ambas normas
rigen para el futuro. La demandada
Cooperativa de Trabajo Sistema de
Informaciones Generales Ltda fue
autorizada para funcionar en el año
1988 y sigue autorizada según
informe de fs.116 y cuya
autorización obra en copia
certificada a fs.262; por lo tanto que
se absuelvan posiciones diciendo
que prestan servicios de seguridad,
limpieza y mantenimiento es
irrelevante. A más de ello el objeto
de la cooperativa es claro al
especificar en su art.5º que la
Cooperativa tiene por objeto en base
al aporte laboral individual o
colectivo de los asociados asumir
trabajos de vigilancia, protección,
seguridad, custodia de personas, etc.
Jurisprudencia de Mendoza
Igual valor merecen los
testimonios de Cotelka y Arroyo en
tanto sostienen que la actividad de la
actora era de vigiladora en el Vea.
No hay que olvidar que los mismos
testigos dijeron que prestaba
servicios en la Cooperativa
entregando uniformes. Esta
actividad no para una tercero sino
para la cooperativa misma, lo que
desvirtúa el constante argumento de
que la cooperativa prestaba servicios
a un tercero a costa del trabajo de
los asociados. Por lo contrario, estas
afirmaciones denotan que la
cooperativa estaba prestándole un
servicio a su asociada.
Ello agregado al informe del
señor perito contador, pone en
evidencia que la Cooperativa
funciona regularmente como tal.
Además no hay indicios de un
acuerdo fraudulento. Cabe consignar
que la actora pretende se considere
fraudulenta a la cooperativa porque
contrata sus servicios a un tercero y
a él destina el beneficio del trabajo.
El argumento, si bien puede
tener sustento en las prohibiciones
del decreto 2015 y en la resolución
1510, no es contundente.
La cooperativa de trabajo, tal
como su nombre lo indica, lo que
provee a sus asociados es trabajo. La
actora por sí sola no podría hacer el
129
trabajo de vigilador de los
supermercados. En cambio con la
organización y los demás asociados
cooperativos sí lo puede hacer. Y
este es un servicio, que es obvio se
debe prestar a terceros, pues no tiene
sentido que se vigilen entre sí los
asociados.
Las razones por las que
entiendo que las cooperativas de
trabajo no debe regularse por la ley
de contrato de trabajo las vengo
sosteniendo desde que era integrante
de la Segunda Cámara del Trabajo,
en juicios como SMATA c/TAC o
en autos Nº9758 caratulados
“Alvarado Alberto c/Transporte
Aut. de Cuyo Coop. Ltda TAC
p/Ord.” (L.S.47-126), y en éste
último ampliando el voto del
Dr.Enrique H.Catapano, dije: “Así,
cabe consignar, que no obstante la
generalidad que pretende la
redacción del art.27 L.C.T.
(T.O.1976), para que sea de
aplicación a una relación laboral la
L.C.T. requiere siempre la
existencia de una persona que presta
el servicio (en forma personal y
habitual) y de otra que importe las
instrucciones y directivas, para el
cumplimiento de la actividad que se
presta. O dicho de otra manera que
tenemos que tener para que haya
relación de trabajo los dos términos
130
Jurisprudencia de Mendoza
que hacen posible la subordinación”.
Sostengo que la autoridad
máxima de la cooperativa es la
asamblea. “No hay dudas tampoco
que de ella (la asamblea) participan,
o podían participar segùn su libre
arbitrio, todos los socios. De modo
que no es posible aquí distinguir
entre quien da la orden o instrucción
y quien la cumple, y cómo hacerlo si
es el mismo socio que presta su
trabajo quien determina cómo ha de
prestarlo, a través de la Asamblea.
No podemos descubrir la
subordinación. No la hay”.
“Pero nuestro precedente
análisis de los hechos, nos advierte
que tampoco rige la presunción del
art.27 de la L.C.T. (T.O.1976).
Dicho artículo tiene por fin evitar el
fraude a la legislación laboral,
disimulando relaciones o contratos
de trabajo con ropajes de otras
figuras jurídicas. Pero por supuesto
no excluye la ley laboral la
existencia de otras relaciones
jurídicas. Y para que esto se
concrete en el plano de la realidad el
art.27 hace operar la presunción de
la existencia del contrato de trabajo
cuando hay prestación de servicios,
aún cuando se utilicen figuras no
laborales, salvo que por las
circunstancias, no sea dado calificar
de empresario a quien presta el
servicio”. “Según el art.5º segundo
párrafo L.C.T. (T.O.) “A los mismos
fines, se llama “empresario” a quien
dirija la empresa por sí, o por medio
de otras personas”.
En una cooperativa
legalmente constituída la Asamblea
representa a todos los accionistas y
tiene pleno gobierno de la sociedad.
No hay dudas que es la autoridad
máxima y no hay dudas que en ella
pueden participar todos los socios.
Por ello no es posible distinguir
entre quien da la orden y quien la
cumple.
Ello se refleja en el estatuto
que en su art.58 dispone que es el
Consejo de Administración el que
fija los precios de los productos
elaborados o servicios producidos
por la cooperativa, establecer el
valor monetario de la jornada de
trabajo o servicio laboral aportado
por los asociados y acordar anticipos
a cuenta de los mismos, coordinar la
actividad laboral y realizar las
designaciones de asociados en las
tareas, lugares y horarios que
corresponda. Debe señalarse que el
Consejo de Administración está
compuesto por asociados (art.50)
elegidos por los asociados en
asamblea.
Y sigue el voto: “...dijimos
que la ley intenta por medio de
Jurisprudencia de Mendoza
presunciones evitar el fraude al
régimen del contrato de trabajo.
Esto es lógico. De otra manera
serían meras expresiones de anhelo
los fines del régimen laboral. Pero
esta protección que se intenta no
puede desconocer otras relaciones
cuando las mismas son auténticas.
Es más, afirmamos que las reconoce
al crear la presunción. En realidad,
lo único que hace es prevenir para
que se preste la debida atención a
los hechos, a la realidad, para evitar
caer en el equívoco preparado o
provocado por una de las partes”. El
fin legal es prevenir contra patrones
en los que prima el interés, el
beneficio y la especulación aún con
la relación de trabajo.
“Pero la presunción no nos
puede llevar al otro extremo. No es
posible, que advertidos de la
existencia de una relación jurídica
en la que hay prestación de trabajo,
de inmediato y sin más la
incluyamos en el R.C.T. esto no lo
quiere, ni lo dice la ley”.
“La L.C.T. no ha derogado,
ni pugna contra la ley de
cooperativas. La L.C.T. sólo intenta
que por vía de la ley de cooperativas
un inescrupuloso no esté
especulando con el trabajo de una
persona. A su vez los principios
generales del derecho y aún los que
131
fundamentan la legislación laboral,
nos previenen que aquel que es
socio de una cooperativa o participa
de una relación jurídica en la que
hay prestación de servicio, no puede
prevalerse del Régimen de Contrato
de Trabajo para lograr beneficios
que no le corresponden”.
Siendo una relación de
socios la que se estableció y no
existiendo indicios de que esa
relación estuviera desnaturalizada
para encubrir una verdadera relación
de trabajo, debe ser respetada. En el
presente caso estamos según lo
probado ante una cooperativa de
trabajo, en la que no se pueden
distinguir los dos extremos de la
subordinación, o sea el que la ejerce
y al que la ataca, puesto que el que
trabaja es el que a su vez participa
de la reglamentación del trabajo.
Estaríamos
ante
una
autosubordinación.
Con la prueba reseñada
tengo acreditado que la
codemandada Cooperativa de
Trabajo Sistemas de Información
General Ltda es una cooperativa de
trabajo, legalmente inscripta y de
funcionamiento regular, que la
actora ha sido una de sus asociadas,
que tenía la facultad de elegir y ser
elegida, que la retribución era
abonada como anticipo a cuenta de
132
Jurisprudencia de Mendoza
resultados y no se ha probado que la
cooperativa se constituyera en
fraude a la ley laboral.
“Tal conclusión se extrae
luego de una interpretación del
art.27 L.C.T., que no resulta de
aplicación en un ente donde el
aporte de todos los asociados
consisten en su actividad personal,
donde todos participan por igual de
las decisiones, conforman su
propios estatutos y tienen la
posibilidad de elegir y ser elegidos.
La autogestión impide considerar la
existencia de subordinación laboral
entre los socios y el ente” (del voto
del Dr.Nanclares, autos Nº46265Moricci Roberto Juan en j: 17369
Moricci Roberto c/Autotransportes
de Cuyo Coop. Ltda. p/Sum.
s/Inc.Cas. 27-101992).
Con la prueba evaluada y
merituada en su armónico conjunto
concluyo que la relación establecida
entre la señora Marcela Jopia y la
demandada Cooperativa de Trabajo
Sistema de Informaciones Generales
Ltda no configura una relación
laboral subordinada encuadrable en
la ley 21297 de Contrato de Trabajo,
por lo que mi voto es negativo. Así
voto.
El Dr.J.L.Cano dijo los
fundamentos expuestos en esta
segunda cuestión son los mismos
que ya virtiera en autos Nº217369,
caratulados “Moricci, Roberto C.
Autotrasportes Automotores de
Cuyo Cooperativa Ltda” de fecha 12
de julio de 1988, originarios de la
Cámara Quinta del Trabajo (hoy
Tercera Cámara del Trabajo)
integrada conjuntamente con los
Dres.Enrique Héctor Catapano y
Angélica Campellone, y que no han
variado, por lo que adhiere al voto
que antecede.
A la segunda cuestión la
Dra.Angélica Campellone en
disidencia, dijo:
Considero que en el sub
iudice no se cumplen los requisitos
fácticos reales, para configurar la
relación de la actora y demandada,
como puramente societaria en una
cooperativa de trabajo.
Por el contrario, de un
consciente análisis de las pruebas
aportadas surgen los siguientes
elementos: 1º En los recibos d e
fs.193/236 se liquida a la actora con
distintas designaciones: primero
Haberes y segundo adelantos
excedente repartible, el mismo
monto mes por mes;
2º De los recibos surge que se
liquida retribución en proporción a
horas trabajadas (fs.229, 211, 212,
200, 202, 203, 204, 206 y 209). Es
decir reitero que indistintamente se
Jurisprudencia de Mendoza
liquidan un solo monto y se lo llama
haberes, retribución o adelanto de
antecedentes;
3º A fs.246 el art.28 del Estatuto
dice que: “Serán excedentes
repartibles sólo aquellos que
provengan de la diferencia entre el
costo y el precio del servicio
prestado por los asociados. De los
excedentes repartibles se destinará:
a) el diez por ciento a reserva legal.
b) el cinco por ciento al fondo de
acción asistencial y laboral; c) el
cinco por ciento al fondo de
educación y capacitación
cooperativa y d) el resto se
distribuirá entre los asociados en
proporción al trabajo efectivamente
prestado por cada uno”.
El art.59 inc.c) dice que es
función y atribución del Consejo de
Administración establecer el valor
monetario de las remuneraciones
por la jornada de trabajo o servicio
laboral aportado por los asociados.
Es decir que tenemos dos
cosas distintas: 1) una
remuneración, 2) un excedente
repartible, no tienen según los
estatutos de la cooperativa la misma
naturaleza.
Llego a la conclusión
después del minucioso cotejo de los
recibos incorporados en el sub
iudice que se remuneraba a la
133
actora los servicios prestados para
terceros, en proporción a las horas
trabajadas y que en ningún momento
figuran discriminados en esos
medios de prueba lo que debió ser
independiente y calculado de otro
modo, como dice el estatuto en base
a la diferencia entre costo y precio.
En suma hay una total prescindencia
del resultado económico de la
cooperativa de la cual la actora si
era socia debía participar, porque
este aspecto es de la esencia del
régimen cooperativo, lo define y la
diferencia de otro tipo de
asociación.
Asimismo los meses de
agosto y noviembre 1994 según
recibos le son abonados sin haber
cumplido número de horas porque
no trabajó.
4º Según pericia de fs.93, a la
pregunta de la demandada de si “se
reparten anticipos de retorno”. La
contestación es que mensualmente
los asociados perciben una
retribución denominada anticipo de
retorno. Lo que no solicitó el
demandado es que en la pericia se
compulsara si al final del ejercicio
se hacía el ajuste para discriminar la
diferencia entre el anticipo pagado y
el retorno total del excedente si lo
había.
“La teoría según la cual la
134
Jurisprudencia de Mendoza
remuneración del socio de la
cooperativa de trabajo no es
remuneración porque no puede ser
otra que su participación en los
resultados de la empresa no resiste,
según creo, un examen crítico serio.
En primer lugar, la participación en
los resultados no sólo es
incompatible
con
la
remuneración,sino que puede ser
una forma de ella. En segundo lugar,
la explicación de que el precio de
los servicios cooperativos es sólo un
precio provisorio y que el definitivo
sólo se conoce al realizar el balance,
ya que meramente se toma como
pauta el precio del mercado y sólo al
final del ejercicio surgirá una
diferencia en más o en menos sobre
aquel precio provisorio -diferencia
que será generalmente positiva si la
administración ha sido sana y que
siendo positiva, constituirá o que se
llama excedente repartible, o sea la
diferencia exacta entre el costo y el
precio del servicio prestado a los
asociados-, no resulta convincente
en el caso de la remuneración de la
cooperativa de trabajo. En efecto,
para empezar en este caso el tal
precio -si así se lo quisiera llamarno sería un precio que el asociado
paga por un servicio de cooperativa,
sino el precio de su trabajo
subordinado, con lo que hay sólo
una forma distinta de mencionar la
remuneración de este último, es
decir, un mero juego de palabras.
Además, que una remuneración sea
provisoria y que después puede
aumentar con un excedente
repartible, no cambia su carácter de
remuneración” (Ley de Contrato de
Trabajo, Justo López, Norberto
Centeno y Fernández Madrid, Tomo
I, pág. 215/6).
Retornos:
“En rigor de verdad, en una
cooperativa de trabajo genuina los
socios no perciben salarios sino que
obtienen un retorno en la proporción
previamente establecida, ello no
impide que puedan percibir
regularmente determinadas sumas
destinadas a asegurar su propia
subsistencia que constituyen
anticipos de su participación
societaria. Al respecto se ha dicho:
“el retorno en las cooperativas de
trabajo se debe realizar en
proproción al trabajo prestado por
los socios, con lo cual el pago por
separado de las horas efectivamente
trabajadas colisiona abiertamente
con dicho precepto legal y tal
circunstancia evidencia la sola
apariencia del esquema societario en
tanto resulta inequívoco Que en tal
caso el demandante no participa d e
los resultados de la sociedad,
Jurisprudencia de Mendoza
gozando de las ganancias o
soportando las pérdidas. Esto
demuestra que no estaba sujeto al
riesgo propio de todo cooperativista,
lo cual excluye su caracterización
como socio y posibilite su inclusión
como trabajador dependiente”
(C.N..Trab. Sala II, sent. 770145/9795).
Prueba:
“Vázquez Vialard al analizar
el tema que nos ocupa afirma que,
en principo, acreditada la existencia
de recaudos formales (constitución
e inscripción de la cooperativa)
juega la presunción iuris tantum que
la relación socio-cooperativa de
trabajo está excluída del ámbito del
Derecho del Trabajo. Por lo tanto,
quien afirma lo contrario tiene a su
cargo aportar los elementos de
prueba que lo acrediten. “Sin duda
la demostración de que no obstante
la apariencia no se trata de una
cooperativa de trabajo, puede
hacerse a través de hechos y
circunstancias serias que lleven a la
convicción de que ese presunción
queda descartada en la particular
situación fáctica” (D.T. 1996-A-,
pág.1201)
Considero que la conducta
procesal de la parte demandada, no
se condice con su deber de poner al
Tribunal en conocimiento de cómo
135
sucedió el accidente, en primer lugar
porque conforme a la teoría de la
Carga de la Prueba dinámica,
estamos en el supuesto, en el cual
resulta admisible producir “pruebas
leviores”: “...es decir, pruebas que
por las especiales circunstancias del
caso deben ser reputadas eficientes
por más que no lo serían en otros
supuestos. Además debemos
rescatar el rendidor concepto,
manifestación, sin duda, de una
nueva “cultura” del proceso judicial,
caracterizada por la vigencia del
principio de solidaridad y el deber
de cooperación de todos en procura
d e un rendimiento del Servicio de
Justicia más eficiente que el actualsurgió a propósito del juicio de
simulación (aunque no se agota en
el mismo), donde se encuentra
aceptable que, en buena medida, la
tarea probatoria es común a ambas
partes. Jurisprudencia Argentina,
1992, T.IV, octubre-diciembre,
pág.744".
Considero que estamos
frente a un supuesto del
funcionamiento de una carga
probatoria compartida, en virtud de
que debe “La llamada doctrina de
las cargas probatorias dinámicas
puede y debe ser utilizada por los
estrados judiciales en determinadas
situaciones en las cuales no
136
Jurisprudencia de Mendoza
funcionaba adecuada y valiosamente
las previsiones legales que, como
norma, reparte los esfuerzos
probatorios. La misma importa un
desplazamiento del onus probandi
según fueren las circunstancias del
caso, en cuyo mérito aquél puede
recaer, vgr. en cabeza de quien está
en mejores condiciones técnicas,
profesionales o fácticas para
producirlas, más allá del
emplazamiento como actor o
demandado o de tratarse de hechos
c o n s t i t u t i v o s , i m p e di t i v o s ,
modificativos o extintivos”. De tal
forma, se procedió inclusive a
“ampliar” de alguna manera el
campo de la doctrina de las “cargas
probatorias dinámicas”, puesto que
se aclaró que no sólo regía cuando
una de las partes está en mejores
condiciones fácticas o de hecho para
producir alguna prueba” (Voces
jurídicas, t.1/1996). (Sup.Corte de
Justicia de Mza., autos nº54919,
caratulados “Barroso y ots en j
118.900, Aves, c/Barroso”).
Una vez más, reitero,
estamos en presencia de un pago por
h o r a s trab aj adas , l l am a d o
confusamente retribución - anticipo
de retorno.
Esta prueba debió aportarla
la demandada a fin de probar la
calidad de asociada de la actora a la
cooperativa a fin de desobligarse.
Considero que de acuerdo
con el criterio sustentado por mí, el
demandado también tenía a su cargo
demostar que el funcionamiento y la
estructura legal de la cooperativa
eran coincidentes.
Asimismo comparto el
siguiente criterio doctrinario:
“...cuando la cooperativa actúa
como simple empresa intermediaria
en la contratación de sus asociados
por una empresa usuaria, se tipifica
una forma específica de fraud e
laboral que torna operativa la
responsabilidad solidaria del art.29
de la ley de contrato de trabajo y
hace caer el vínculo asociativo” y
“así se ha señalado que las
cooperativas de trabajo no pueden
actuar como las empresas de
servicios eventuales, es decir como
empresas colocadoras de personal
en terceros establecimiento, puesta
esta es una forma sencilla de alterar
toda la estructura de la ley laboral y
de privar de la tutela respectiva al
personal, so pretexto de la existencia
de actos cooperativos entre el
trabajador y la empresa donde presta
servicios”. (voto del Dr.Fernández
Madrid- CNTr., salas VI, sent. del
23.6.94, Roldán Quintinc, Vior
SRL- DT, 1996 A, pág.1201)
Este aspecto económico
Jurisprudencia de Mendoza
contable es el punto central de la
configuración o no de la relación
societaria.
Surge como argumento
central que este aspecto no se
cumplió y como argumentos
coadyuvantes los siguientes:
1º En primer lugar la actora ingresa
a prestar servicios en forma efectiva
de vigiladora, y lo hace en el VEA II
de Carril Sarmiento en abril de
1994, y es asociada luego de sufrido
el accidente, es decir luego del día 1
de julio de 1994.
La suscripción de acciones,
la actora la efectúa el 1 de junio de
1994, cuando en realidad ingresó el
27 de abril de 1994 y es en esta
instancia cuando se deben suscribir
las acciones (arts.9 del Estatuto fs.242 de autos), ya que estos son
actos simultáneos que debe cumplir
quien quiera asociarse. Sólo la
integración del capital puede ser
efectuada con posterioridad.
2º La actora suscribe las cinco
acciones pero no se le exige el
cumplimiento de la documentación
que debe adjuntar. Según el art.9º
del Estatuto toda persona que se
quiera asociar deberá presentar una
solicitud por escrito ante el Consejo
de Administración, de acuerdo a los
recaudos señalados, prometiendo
cumplir las disposiciones del
137
presente Estatuto y de los
reglamentos que en su consecuencia
se dicten y suscribir cinco cuotas
sociales. El postulante deberá elevar
al Presidente del Consejo de
Administración la solicitud
especificada en el anexo 1,
acompañada de la documentación
que allí se detalla. Y establece como
sanciones por la falta de integración
de las cuotas el resarcimiento de
daños e intereses , además la mora
en la integración importa la
suspensión de los derechos sociales.
Que en el acta de consejo
Nº109 - libro de actas de consejo
Nº2- fs.123- incluye a la actora en la
foja 2123 parte inferior anotada
sobre corrector, sobre el nombre de
otro asociado que se lee a trasluz, lo
salvan al final con birome de tinta
diferente.
El testigo Mariano Arroyo
dijo que luego del accidente de
Jopia les hicieron llenar el
formulario, decidieron asociarlos
hacerles seguro y llamaron a viarios
vigiladores para ello.
La solicitud de ingreso
carece de fecha cierta en realidad la
actora suscribe sus acciones el º1 de
junio 94 tal como surge del libro de
asociados.
Respecto al comportamiento
real de la actora como asociada de la
138
Jurisprudencia de Mendoza
cooperativa no ha quedado probado
por parte de la demandada que
realmente actuara como tal,
concurriendo a las asambleas, se le
notificara de las mismas, o se le
reclamara por no participar en ellas.
No se acreditó con
documentación idónea que fuera
notificada o participara de las
asambleas cooperativas ni que
hubiera ejercido sus derechos de
asociada, en oportunidad alguna.
3º Respecto de la subordinación ha
quedado acreditado que la actora
cumplía horarios, tenía directivas,
actuaba bajo el control de un
supervisor y tenía fiscalización
jerárquica. Esta situación condice
con lo dispuesto por el Estatuto en
el art.58 respecto de las atribuciones
del Consejo de Administración que
dispone que establece los
presupuestos administrativos y fija
los precios de los productos
elaborados o servicios producidos
por la cooperativa, establece el valor
monetario de las remuenraciones
por la jornada de trabajo o servicio
laboral aportado por los asociados,
acuerda anticipos a cuenta de los
mismos y coordina la actividad
laboral y realiza las designaciones
de asociados en las tareas, lugares y
horarios que corresponda.
En conclusión existió una
dependencia fáctica, jurídica,
técnica y económica de la actora que
configura un rol de empleada
dependiente que desfigura la calidad
de socia de la cooperativa esgrimida
por la demandada.
“La legitimidad del régimen
societario debe ser prudentemente
ponderada, refiriendo siempre la
eficacia del negocio a la época en
que se formó la sociedad, en el sub
iudice dice se perfecciona o concreta
con la suscripción de las acciones,
después de que ocurre el accidente
porque la ley no deja librada a una
de las partes la elección según
convenga a sus intereses , conforme
la evolución del giro, para invocar la
participación como socio o sus
derechos como dependiente, sería
como otorgarle la posibilidad de
aportar después de conocer el
resultado del juego” (LT T.XIII-23).
En el sub iudice la
demandada después del accidente y
no al momento de la solicitud de la
actora -reitero- hace que la actora
concrete cumpliendo una obligación
esencial, la suscripción de las
acciones. También el testigo dijo
que los asociaron después del
accidente de la actora.
Ponderando esta conducta,
consi der o no l egí t i m o el
otorgamiento de la calidad de socio
Jurisprudencia de Mendoza
por voluntad unilateral de la
empresa.
Es necesario ponderar que la
cooperativa de trabajo es una
empresa laboral definida por el
art.5º de la L.C.T., lo cual no impide
que tenga caracteres singulares:
a) es una empresa personalizada, no
hay separación entre sociedadpersona jurídica y empresa, los
mismos integrantes de la empresa
son los integrantes de la sociedad,
sin excepción alguna.
b) La condición igualitaria del
trabajador - socio, debe asegurar una
participación igualitaria en la total
gestión y dirección de la empresa.
Estos requisitos advierto que
no se han configurado. Cabe hacer
aplicación del criterio sustentado
por mí en forma reiterada.
Al respecto he dicho que
“respecto a la demandada, el art.26
de la ley 21297 reitero, nos habla de
la persona jurídica como empleador
y el ordenamiento jurídico permite
la constitución de personas
jurídicas, a fin de alcanzar
determinados fines.
Cuando el uso de este
instrumento se desvía, la persona
jurídica pierde sentido, se convierta
en un esquema instrumental titular
aparente de una relación jurídica o
de una actividad, para posibilitar a
139
sus titulares reales, los
codemandados el incumplimiento de
sus obligaciones, con la imitación
indebida de su responsabilidad.
Entra a jugar en este caso,
como marco conceptual y axiológico
la teoría de la desestimación de la
forma o de la penetración de la
persona jurídica.
Hay un fin jurídico que
impone un límite en su uso: por lo
tanto, toda estructura que vaya
contra lo normal para obtener
conveniencias individuales, no
responde a la realidad.
En esos casos se admite que
se corre o se perfore el velo de la
ficción, se levante la cortina, se mire
detrás de la máscara, se descubra
más allá de los bastidores, para ir al
hombre y a fin de restablecer la
justicia o la equidad violada
mediante el esquema societario. La
verdad real prima sobre la formal.
En cuanto a sus efectos, la
aplicación de la teoría del caso
concreto no extingue la personería
que se impugna, sólo se aparta la
pantalla a fin de asegurar la justicia
o la equidad, se va a la realidades
los hechos. Tiene puntos de contacto
con la acción pauliana: a diferencia
de la simulación de la sociedad
queda como tal, en el caso se
prescinde de su existencia. La
140
Jurisprudencia de Mendoza
declaración sólo beneficia al que la
ha pedido.
En el derecho del trabajo en
base a los principios generales que
rigen, en especial el de la protección
del trabajador subordinado, la
doctrina y jurisprudencia han
aplicado principios similares a lo
que informa dicha doctrina a fin de
desentrañar la realidad de los hechos
encubiertos en figuras jurídicas
simuladas o fraudulentas.
Dado que esta rama del
derecho en su capítulo de las
relaciones individuales se refiere a
la protección de trabajo humano en
relación de dependencia, al interés
fundamental se ha dirigido a
determinar las simulaciones y
fraudes que se dan en este tipo de
vínculo jurídico.
La doctrina de la penetración
o teoría de la desestimación de la
persona jurídica puede aplicarse en
derecho del trabajo cuando detrás de
la persona jurídica aparente de un
empleador se trata de cubrir la
responsabilidad patrimonial del
responsable, a través de la
insolvencia de la sociedad
interpuesta.
“La aplicación de la Teoría
de la penetración implica
fundamentalmente la existencia de
un abuso que causa un agravio a la
justicia o equidad en perjuicio de
alguien, por lo que, en el caso
concreto de situaciones producidas
en derecho del trabajo, es requisito
indispensable que la sociedad
pantalla del empleador real sea
insolvente, ya que si no habría razón
para aplicar el remedio, pues no se
produciría una utilización abusiva
de la misma” (Derecho del Trabajo,
agosto 1989, pág.1360).
“Se ha dicho que “El hecho
de la realidad y la experiencia de
todos los días enseñarán que la
cooperativa de trabajo puede servir
para la violación de las normas
laborales mediante la interposición
o intermediación de personas en
detrimento de los trabajadores; tal
hipótesis se presentaría en el
supuesto de que los obreros o
empleados de un establecimiento en lugar de estar en relación directa
de dependencia- se les organizara en
este tipo de sociedad que a su vez
trabajara para un tercero, no les
alcanzaría la protección de la ley
laboral, estarían fuera de las normas
sobre accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales,
asignaciones familiares,
enfermedades y accidente s
inculpables y demás aplicables”
(García Petit, op. cit., en nota
pág.159, conf.Cessari,
Jurisprudencia de Mendoza
L’interposizione fraudolente nel
diritto del lavoro, Milán 1959,
pág.70/72 y 121/129, nº21). Se
señala también, que esa
consecuencia podría ser remediada,
al menos parcialmente por el art.102
L.C.T y, en definitiva,
fundamentalmente por el art.14
L.C.T. (García Petit, op. y lug. cits.)
pero implicaría precisamente que la
cooperativa de trabajo sólo es válida
frente al orden público laboral
cuando cumple las normas laborales
imperativas. En definitiva la
cooperativa es una empresa
personificada que organiza el
trabajo subordinado de sus
asociados, de los que viene a ser
empresariamente empleadora y a
cuya actividad laboral debe aplicar
todas las normas laborales
imperativas” (citado por Justo
López, Ley de Contrato de Trabajo
comentada, Atomo I, pág.217).
No me cabe ninguna duda
que estamos frente a una común
prestación de servicios de índole
subordinada, sujeta a órdenes del
supervisor, cumpliendo horarios,
pago por horas trabajadas.
“Basta, que en un caso -y así
lo considero al de autos- en que se
den configuraciones fácticas
distintas para no encuadrarlas dentro
de aquella normativa cooperativa,
141
priorizando lo que aquí resulta en
sustancia de las características de la
prestación o vinculación laboral,
sobre el ámbito objetivo de la
estructura. La empresa Cooperativa
de Trabajo, puede válidamente estar
registrada y habilitada, pero si en las
relaciones de dación de trabajo no se
corresponde con tal habilitación,
nada impide al juzgador atender la
situación analizada, desvincularse
de aquella y encuadrar
normativamente esa relación dentro
del contexto legal pertinente. en el
caso el laboral. En el caso de uatos,
el actor, y también surge de los
testigos compañeros de labor, son
simples trabajadores que sólo se han
limitado a ejecutar tareas bajo
dependencia y sujetos a órdenes
para las que fueron tomados; más
allá de documentaciones no
adecuadas o congruentes a esa
situación real por lo que ésta no
basta para obstaculizar la
procedencia y viabilidad de los
dispositivos legales, el amparo y
protección de los trabajadores. Así
lo merituó, atento haber sido
impugnado en la demanda y a
resultar claro de las probanzas la
existencia de un esquema de fraude
laboral, que consigue la omisión de
obligaciones de orden público
laboral; y que llevan a la
142
Jurisprudencia de Mendoza
desnaturalización de institutos que
las leyes han consagrado en vista a
situaciones que legítimamente
pudieran darse. No basta mencionar
que por la ley 20337 de sociedades
cooperativas y por su inscripción en
el registro de empresas eventuales dec.1455/85- le estaría prohibido
tener trabajadores en relación de
dependencia,
si
los
comportamientos ejecutados por la
empresa importan una
desnaturalización de aquellos
objetivos que se intentan regular”
(D.T.LII- A, pág.292).
“Se impone reiterar que
estamos en presencia de evidente
fraude laboral y conculcadas normas
protectorias como las que emanan
de arts.4, 5, 12, 13, 14, 22, 37, 45,
58, 60 y 61 de la L.C.T., por lo que
cabe desechar la invocada defensa
articulada en los respondes de
ambas demandadas. No estamos por
el contrario ante un típico acto
cooperativo, por las circunstancias
ampliamente explicitadas y si es
claramente escindible la prestación
de la laboral y el carácter personal
de ella, efectuada por el trabajador,
con la entidad que se la ofreció,
considerándose un tercero hacia
ésta”. (DT LII-A-, pág.293).
Por lo tanto si en el contexto
de la asociación no se dan los
elementos configurantes -voluntad
autónoma de ambas partes- y si en el
transcurso la relación no se
corresponde con los objetivos de la
habilitación como cooperativa, nada
impide, atento la situación analizada
desvincular la relación y encuadrarla
normativamente dentro del contexto
legal pertinente (arts.9 L.C.T. y 77
C.P.L.).
Como conclusión de est a
primera cuestión considero con
plena convicción que la actora a
pesar de todos los requisitos
formales que tampoco se
cumplieron totalmente de acuerdo a
las normas y estatutos (fecha -actasuscripción de las acciones posterior
a la fecha del accidente, etc.) No
reviste la calidad de socia sino de
e m p l e ada en rel aci ón d e
dependencia conforme ley 21297 de
contrato de trabajo.
Aún en el extremo de duda
es de aplicación el art.9º de la
L.C.T. porque aplicar la ley a la
relación implica el gravísimo
perjuicio de colocarla en el total
desamparo frente a un accidente
laboral sufrido y despojarla en
nombre de la aplicación mecánica
puramente lógica forma de la
indemnización que le corresponde
por la pérdida de un ojo, órgano
vital.
Jurisprudencia de Mendoza
El deber de los jueces
establecido por dicho artículo 9º
LCT es que en caso de duda en la
interpretación decidan en el sentido
más favorable para el trabajador.
A la tercer a cuestión el
Dr.Luis César Salassa dijo:
Atento al resultado al que se
ha arribado al tratar la segunda
cuestión -relación laboral- resulta
inoficioso analizar y resolver el
reclamo formulado por la actora.
No habiéndose acreditado la
relación laboral invocada no
corresponde expedirse respecto de la
solidaridad de Angulo Hnos S.A.
pretendida por la actora, por falta de
sustento fáctico para ello.
Por lo expuesto la demanda
iniciada contra Cooperativa de
Trabajo Sistema de Informaciones
Generales Limitada y Angulo
Hnos.S.A. se rechaza.
El Dr.J.L.Cano dijo que por
sus fundamentos adhiere al voto que
antecede.
A la tercera cuestión la
Dra.Angélica Campellone en
disidencia dijo:
Reclama la actora la
indemnización por incapacidad
proveniente de accidente in itinere
encuadrado en la ley 24028 a la
Cooperativa demandada y a Angulo
Hnos S.A. invocando la solidaridad
143
de la ley de contrato de trabajo.
Trabada asì la litis,
corresponde en primer término
determinar la ocurrencia del
accidente in itinere, luego las
leisones e incapacida y por último
la relación entre la incapacidad y el
accidente que se denuncia y es un
caso los responsables por el reclamo
efectuado.
Accidente in itinere:
Establece el art.3º de la ley
24028 que el empleador será
igualmente responsable cuando el
daño se produzca en el trayecto
entre el domicilio del trabajador y su
lugar de trabajo, o viceversa siempre
que el recorrido no hubiera sido
interrumpido en interés particular
del trabajador o por cualquier causa
extraña al trabajo.
Siguiendo la disposición
legal la jurisprudencia ha reseñado
los requisitos para la procedencia
del reclamo en los siguientes
términos: “Por ocurrir fuera del
control directodel empleador, el
accidente in itinere debe revestir
ciertos requisitos indispensables
para admitir su existencia, como ser:
a) que el recorrido habitual no haya
sido interrumpido, es decir que haya
concordancia cronológica, y b) que
el recorrido no haya sido alterado
por motivos particulares o sea que
144
Jurisprudencia de Mendoza
exista concordancia topográfica,
vale decir que el mismo se debe
producir en el trayecto habitual y
normal entre el domicilio y el lugar
de trabajo o viceversa, debiendo
hacerse la interpretación de la
prueba con carácter restrictivo, ya
que no debe quedar duda alguna
sobre el acontecimiento del
infortunio...”(CNAT, Sala IV,
Fernández Miguel, IL nº7, julio de
1978 id. Sala IV Fernández Miguel
c/Ultragráfica SACIFI).
La carga de la prueba de un
accidente in itinere está a cargo del
actor. Así se ha resuelto
reiteradamente, diciendo que “quien
invoca un accidente in itinere debe
probar cada uno de los elementos
que lo tipifican, a saber: cómo
ocurrió, qué se produjo en el camino
de ida o de regreso al trabajo y que
ese viaje no se interrumpió, o sea
que el hecho sucedió dentro del
tiempo que habitualmente se
empleaba para el trayecto”. (CNAT,
sala VII, 30/4/81, Pereyra Sixto C.
Construcciones Norman S.A;
LTXXIX-899).
“Al ocurrir el accidente in
itinere sin el posible control de la
patronal a quien se hace responsable
de sus secuelas las probanzas deben
ser concluyentes, sin dejar lugar a
dudas que se hayan cumplido los
requisitos establecidos en el art.11º,
2º, párrafo de la ley 9688", (CNT,
sala IV, sentenc, 41.351 27/5/7i7i).
El accidente laboral que
padece la actora -agresión física d e
un tercero- en el itinerario del
empleo a su caso, el posible agresor
y los motivos, relacionados u
originados en el lugar de trabajo a
raíz de las funciones de vigilancia
que cumplía en el supermercado
están expresamente reconocidas en
la carta documento que obra a fs.38
del expediente Nº21098 caratulados
“Sosa Luis Matías p/Incumplimiento
de los deberes de funcionario
público y encubrimiento” originario
del Cuarto Juzgado Correccional” y
que envía el Presidente de la
Cooperativa empleadora de la actora
al Jefe de Policía. Allí se pone en
conocimento que la Cooperativa es
objeto de una campaña conta el
derecho de trabajar mediante
acciones criminales de
amedrentamiento que van desd e
amenaza de muerte hasta la puesta
en práctica de las mismas. “Como es
el hecho ocurrido contra nuestra
asociada Marcela Jopia el día 1 de
julio de 1994 a las 21.15 hs. En
oportunidad que esperaba un micro
para volver a su hogar desde el
Supervea 2, la agredió un mechero
reventándole un ojo”.
Jurisprudencia de Mendoza
Asimismo se encuentra
acreditado por las actuaciones de
fs.1, 7, 11, 12, 134, 18/21 del mismo
expediente y por las actuaciones
Nº237.198 originarias del Segundo
Juzgado de Menores.
En autos la prueba es
concluyente, se acredita el
accidente, el trayecto normal y
habitual y su no interrupción por las
causas que dispone el art.3º de la ley
24028.
En consecuencia el carácter
de in itinere del accidente sufrido
por Jopia se encuentra acreditado.
Las lesiones sufridas por la
actora surgen del informe pericial
médico obrante a fs.125 y
siguientes. El perito informa que la
actora sufrió un traumatismo de
globo ocular izquierdo con lesiones
graves del mismo que hicieron
necesario extraer el mismo siendo
implantado en la órbita
correspondiente una prótesis ocular.
El informe pericial indica
detalladamente las lesiones y su
consecuencia y a su vez estima que
dichas lesiones le producen una
disminución de la capacidad visual
con una manifiesta disminución de
la perspectiva visual y del campo
visual, presentando una incapacidad
parcial y permanente que establece
145
en un cuarenta y cinco por ciento
(45%).
También determina que las
lesiones e incapacidad resultante
han sido causadas directamente por
el accidente sufrido, por lo que la
relación causal entre accidente y
dolencias también la tengo por
acreditada.
La pericia médica no fue
observada por las partes.
Consecuentemente entiendo
que como consecuencia del
accidente in itinere sufrido por la
actora esta presenta una incapacidad
parcial y permanente del 45%
encuadrado en ley 24028, y el
reclamo formulado progresa por
dicho porcentaje de incapacidad.
Asimismo si según bonos de
sueldo - remuneración o anticipo de
excedentes, se le descontaba a la
actora un importe variable como
autoseguro, la cooperativa debió
denunciar cual era la compañía de
seguros con la cual contrató y a la
que se le pagaba la póliza
correspondiente, para que cubriera
el riesgo de accidente de sus
asociados, para de ese modo probar
que los descuentos eran reales.
El
cálculo
de
la
indemnización debe efectuarse
tomando como base el salario
informado por el perito a fs.93 de
146
Jurisprudencia de Mendoza
$15,87, el coeficiente de edad de la
actora a la fecha del accidente que
es de 21,95 (65:22) y 45% de la
incapacidad. Ello arroja a la fecha
de consolidación del daño -julio de
1994- la suma de $21.067,43.
Solidaridad:
¿Eventualidad o permanencia de los
servicios de vigilancia en el
supermercado?
El codemandado habiendo
reconocido la prestación de tareas,
debió acreditar el hecho de los
mismos ya que pretende eludir las
responsabilidades que le son
atribuídas en virtud de la
solidaridad. En efecto para que se
configure la situación contemplada
en el art.298 de la L.C.T. 3º párrafo,
el trabajo contratado por la empresa
de servicios eventuales y el
codemandado quedará exento de su
responsabilidad solidaria respecto
del demandado principal debió
acreditar que se trataba de una
prestación con carácter eventual
(art.99 L.C.T.).
Cuando se trate de servicios
eventuales temporarios y concretos
y se requiera al efecto la
colaboración de una empresa
reconocida para la contratación de
trabajadores, no rige lo dispuesto en
este artículo. No sería en tales casos
responsable la empresa beneficiaria.
Esta excepción fue introducida por
la reforma en la ley original y debe
ser interpretada prudentemente a fin
de no desvirtuar el fin perseguido en
el primer párrafo del artículo (L.C.T.
comentada anotada concordada,
Sardegna, pág.114, punto 2).
Esta prueba le compete al
codemandado solidario. Al respecto
es criterio mayoritario el siguiente:
“Para que las tareas desempeñada s
por el actor resulten encuadradas en
la excepción del último párrafo del
art.289 L.C.T. no basta con que la
empresa de servicios eventuales sea
una empresa reconocida a aquel
efector por la autoridad de
aplicación, sino que es necesario
que los servicios prestados por el
trabajador encuadren en las
hipótesis contempladas en el art.99
L.C.T. (L.C.T. Manuales de
Jurisprudencia, t.9, pág.77 ítem 11).
“La empresa de servicios
eventuales puede a su vez tener
personal permanente o eventual;
éste último sólo en los supuestos en
que se hayan requerido trabajadores
para atender una demanda
extraordinaria de trabajo y la
empresa de servicios haya tenido
que contratarlos a ese solo fin pero
esta demostración es a su cargo y
debe hacerse en juicio, no pudiendo
resumirse que todos los trabajadores
Jurisprudencia de Mendoza
son eventuales, pues en este caso no
existiría propiamente la empresa
(L.C.T. Manuales de Jurisprudencia,
At.9, pág.76 ítem 3).
“Aunque la proveedora de
servicio se encuentra reconocida
como “intermediaria” si se presentó
a proveer personal para tareas
continuas y normales -no eventuales
ni temporaria- debe asumir la
responsabilidad solidaria por el
deber de ocupación de la
destinataria y el derecho que tenía el
actor de seguir siendo su empleado.
La causa fuente jurídica de tal
responsabilidad la constituyen los
arts.78 y 29 L.C.T. (L.C.T.
Manuales de Jurisp. T.9, pág.77,
ítem 9).
“Por el sólo hecho de que la
empresa demandada sea de las que
se conocen como prestadoras de
servicios eventuales no puede
concluirse que los trabajadores que
a ella se vinculan lo hagan en forma
eventual. Por el contrario el
principio general es el del contrato
de trabajo por tiempo
indeterminado, y no hay razón para
excepcionar a dichas empresas
eventuales por el solo hecho de
serlo, a menos que se acredite que
las modalidades de las tareas o la
actividad razonablemente
a p r e ci ad a s , j u s t i f i q u e n l a
147
eventualidad de la contratación”
(ob.cit. T.9, pág.77).
“El art.29 de la ley de
contrato de trabajo determina la
solidaridad por responsabilidades
emergentes de la relación laboral
entre la intermediaria y la empresa
para la cual el trabajador prestó
servicios con excepción de que se
trataran de servicios eventuales y de
una empresa de servicios
temporarios reconocida al efecto por
la autoridad administrativa” (ob.cit.
T.9, pág.78, ítem 22).
“La eventualidad de los
trabajos es una de las condiciones
esenciales para viabilizar la
excepción contenida en el art.29 d e
la ley de contrato de trabajo ya que
tal recaudo delimita el papel de la
empresa de servicios temporarios,
sin que baste determinar la duración
del vínculo laboral resultante,
imponiendo un plazo fijo a la
prestación de un servicio que, por su
propia naturaleza es permanente,
porque, ante tal supuesto dicha
relación debe ser juzgada bajo el
principio general que rige la
subempresa de mano de obra,
estableciéndose una relación directa
entre el dependiente y quien utiliza
y se beneficia con tales servicios”
(ob.cit. pág.79,. T.9, ítem23).
No habiéndose acreditado
148
Jurisprudencia de Mendoza
dichos extremos, así como tampoco
que la codemandada estuviese
acreditado como servicios, como así
tampoco que se reuniera los
requisitos establecidos en los incisos
a, b, c, d, e y f del art.3 del decreto
1455/85.
En efecto, la vigilancia de un
supermercado es una actividad
esencial y permanente, que hace a la
posibilidad o no de su
funcionamiento, más aún a la
seguridad y protección de las
personas que trabajen en él, de los
proveedores de mercadería, y de los
clientes o compradores, más aún en
el contexto social y económico que
hoy vivimos, con los problemas de
inseguridad y alto índice d e
delincuencia. En el sub iudice se ha
configurado de manera concreta la
necesidad de que frente a los robos
de mercaderías actúe el personal d e
vigilancia con el riesgo y en este
caso el daño concreto a sus
personas.
Por lo tanto no se configuran
los supuestos del art.99 L.C.T. al
cual se subordina el tercer párrafo
del mencionado artículo para que
funcione la excepción a la
solidaridad consagrada por dicha
norma.
En efecto el art.40 del
dec.1455/85 dice expresamente que
“La extensión de los derechos y
deberes de las partes frente a la ley
laboral, dependerá de la índole de la
relación de los requisitos exigidos
por cada uno de los institutos de las
modalidades del contrato entre la
empresa de servicios eventuales y el
trabajador y del carácter de la
prestación de este último respecto de
la empresa usuaria. A este efecto,
entiéndese que la excepción a la
regla de la solidaridad resultante del
art.29 última parte, del régimen de
contrato de trabajo, decae de pleno
derecho y no podrá ser opuesta toda
vez que el trabajador asignado
cumpliere tareas de carácter
permanente en la empresa usuaria,
fuera de los supuestos previstos en
el artículo anterior.
En el subiudice la figura de
la interposición está usada para
desdibujar la relación de
dependencia, también con la
empresa de supermercado para la
cual prestaba un servicio necesario y
esencial de vigilancia y la
cooperativa que es una agencia d e
colocación de mano de obra. De esta
forma se altera la télesis y estructura
de la ley laboral y se priva como en
este caso de la tutela al personal
bajo la apariencia de una relación de
socio cooperativo.
Considero por lo tanto que la
Jurisprudencia de Mendoza
usuaria debe responder como
empleadora y la cooperativa como
intermediaria en forma solidaria
(art.2º L.C.T.), por las
consecuencias del accidente sufrido
por la actora, que fue colocada a
cumplir tareas riesgosas o
peligrosas, de lo contrario por la
situación de fraude, reitero, la
trabajadora quedaría totalmente
desprotegida.
A la cuarta cuestión el
Dr.Luis César Salassa dijo:
El art.82 del C.P.L. obliga al
cálculo de cuando la sentencia es
condenatoria contra el empleador.
En la presente causa no hay condena
contra el empleador, razón por la
cual no se aplican intereses al
capital reclamado.
De conformidad con lo
dispuesto por el art.4 inc.a de la ley
3641 de aranceles los honorarios
profesionales de los letrados de las
partes se regulan sobre la base del
capital con más los intereses
correspondientes a tasa activa y ley
3939.
Las costas se imponen en el
orden causado, atento a la naturaleza
de la cuestión planteada (art.31
C.P.L.)
El Dr.J.L.Cano dijo que por
sus fundamentos adhiere al voto que
antecede.
149
La Dra.A.Campellone dijo
que las costas se deben imponer a
las demandas en forma solidaria.
En consecuencia la presente
sentencia se rechaza por la suma de
$18266,40 y la base regulatoria
asciende $35.838,68, que resulta
luego de aplicar al capital los
intereses correspondientes a la tasa
activa y 5% anual desde la fecha d e
inteposición de demanda y hasta la
presente sentencia.
Con lo que se dio por
terminado el acuerdo que antecede,
pasándose a dictar sentencia
definitiva en autos, la que a
continuación se inserta:
Mendoza, marzo 6 de 2000
Y VISTOS:
El acuerdo que antecede, el
tribunal en definitiva por mayoría de
votos
RESUELVE:
I- Rechazar en todas sus
partes la demanda iniciada por
Marcela Fabiana Jopia contra
Cooperativa de Trabajo Sistema de
Informaciones Generales Angulo
Hnos S.A. por la suma de pesos
dieciocho mil doscientos sesenta y
seis con cuarenta centavos
($18.266,40) en concepto de
indemnización por incapacidad
150
Jurisprudencia de Mendoza
proveniente de accidente de trabajo
fundado en ley 24028.
II- Imponer las costas en el
orden causado.
III- Regular los honorarios...
IV- Regular los honorarios...
V- Regular los honorarios...
VI-Regular los honorarios...
VII- Regular los honorarios..
VIII. Emplazar a los
condenados en costas para que
dentro del término de diez días d e
quedar firme y ejecutoriada la
presente sentencia, abonen los
aportes correspondientes a Derecho
Fijo, Tasa de Justicia y Aportes Ley
5059. Notifíquese la presente
resolución a la Caja Forense,
Dirección General de Rentas y
Colegio de Abogados.
Regístrese y Notifíquese.
Fdo.:Dr.Luis César Salassa,
Dr.José Luis Cano y , en disidencia,
Dra.Angélica Campellone.
Jurisprudencia de Mendoza
Cuarta Circunscripción Judicial
INSPECCIONES DE CAUCE.
Naturaleza
jurídica.
DEPARTAMENTO GRAL DE
IRRIGACIÓN. Relación con las
inspecciones de cauce.
Las inspecciones de cauce tienen
raigambre constitucional conforme la
normativa contenida en el art.187 de la
Constitución Provincial, y gozan de
autarquía y plena capacidad para actuar en
el ámbito del derecho público y privado,
toda vez que de la referida normativa se
desprende que éstas eligen sus propias
autoridades y administran sus propios
fondos.
La referida autarquía ha quedado
determinada legalmente a partir de la
sanción de la Ley provincial Nº6405, pero
es dable hacer notar que la misma enla
práctica ya se apicaba con mucha
anterioridad.
“Existe
en M end o za
una
descentralización administrativa de doble
grado, pues el Departamento General de
Irrigación es autónomo respecto del
Gobierno Provincial, y los canales son
autárquicos respecto del Departamento
General de Irrigación, pues no dependen de
él salvo las facultades de control de
legalidad. Si bien la naturaleza jurídica de
las Inspecciones de cauce no ha sido
expresamente definida en nuestra provincia,
la doctrina y jurisprudencia sobre el
particular son prácticamente unánimes en
consagrar la autarquía de la comunidad de
usuarios como así su personalidad
pública...:
151
En consecuencia, la defensa
sustancial realizada por la demandada debe
ser acogida ya que la acción debió ser
planteada en contra de la Inspección de
cauce pertinente y
no contra el
Departamento General de Irrigación.
Cámaras del Trabajo
Cuarta Circunscripción Judicial
Expte.Nº1878
Vargas
Fermín
c/Departamento General de Irrigación de
la Provincia de Mendoza p/Sumario.
Tunuyán, Mendoza, 31 de marzo de 1998.
Primera Cámara
En la ciudad de Tunuyán,
provincia de Mendoza, a los treinta
y un días del mes de marzo de mil
novecientos noventa y ocho, se
reúnen en la Sala de Acuerdos los
Señores Jueces que integran la
Excma. Primera Cámara del
Trabajo, de Paz y Tributario de la
Cuarta Circunscripción Judicial,
Dres. Leopoldo Dante
Barbera,Beatriz Sáez de Silvano y
Miguel Héctor Najul, a efectos de
dictar sentencia definitiva en los
autos Nº 1878 caratulados “Vargas
Fermín c/ Departamento General de
Irrigación de la provincia de
Mendoza p/ Sumario”, de los que
RESULTA:
1) A fs.6/7 vta. corre
agregada la demanda interpuesta por
el Dr. Gustavo A. Navarro, en
representación del Sr. Fermín
152
Jurisprudencia de Mendoza
Vargas, a mérito del poder apud acta
adjuntado a fs.1, contra Departamento General de Irrigación de la
provincia de Mendoza por el cobro
de la suma de pesos cuatro mil
seiscientos nueve con cincuenta
centavos ($4.609,50), con más los
intereses legales a partir de la fecha
del distracto y hasta el momento del
efectivo pago, por el cobro de:
Indemnización por despido,
Preaviso, S.A.C. 1996, Licencia
1.996, S.A.C. 1.995, Licencia 1.995,
S.A.C. 1.994, Licencia 1.994,
Haberes mayo, junio, julio 1995
$350 cada uno, Haberes caídos
mayo, junio, julio 1.996 $350 cada
uno, Indemnización arts. 8 y 15 Ley
24.013.
Expresa que el actor ingresó
a prestar servicios para la
demandada en relación de
dependencia desde el 1 de mayo de
1.990, en la limpieza de los canales
de riego, cupos, del Departamento
de Tunuyán, pertenecientes a la
demandada, principalmente en los
canales ubicados en la Primavera,
Tunuyán, Mendoza, cumpliendo
jornadas de 8 a 9 horas, de 8 horas a
12 ó 13 horas, de lunes a viernes y
sábados de 8 a 12 ó 13 horas.
Relata la actora que al inicio
de la temporada 1.996 se vio
sorprendido por no haber sido
convocado a trabajar, por lo que
concurre reiteradas veces a la
Delegación del Departamento
General de Irrigación de la Ciudad
de Tunuyán para informarse de la
causa de la incomunicación,
informándole en este
establecimiento que ya habían
tomado otro personal y que
prescindían de su trabajo. Por tal
motivo la actora notifica a la
demandada mediante carta
documento Nº 06.720.129 5 que se
consideraba injuriado y despedido
por exclusiva culpa del empleador y
lo emplaza en 48 horas a abonar la
indemnización por despido, a
registrar la relación laboral con
fecha de ingreso mayo de 1.990 en
la categoría de limpiador de cupos,
todo bajo apercibimiento de iniciar
acciones legales y bajo
apercibimiento de los arts. 8 y 15 de
la ley 24.013.
Expresa que la demandada
contesta en la carta documento Nº
06.275.542 6 AR su rechazo sin
indicar cuál es la improcedencia;
esto motivó que la actora enviara el
telegrama Nº 25 de fecha 8 de
agosto de 1.996, el que contesta la
demandada por carta documento Nº
04.720.259 2 AR donde manifiesta
que el Departamento General de
Irrigación no es competente en el
Jurisprudencia de Mendoza
problema planteado y que debe
aclarar su situación laboral con la
Inspección de Cauce donde prestó
sus servicios.
Manifiesta que ante la
negativa de abonar los rubros
reclamados inicia acciones
judiciales.
Junto con la demanda ofrece
pruebas, acompaña liquidación de lo
reclamado, funda en derecho y
solicita se haga lugar a la demanda
en todas sus partes con costas.
2) A fs. 8 el Tribunal ordena
correr traslado de la demanda a la
accionada.
A fs. 5/18vta. Se presenta el
Dr. Osvaldo Daniel Asensio por el
Departamento General de Irrigación,
a mérito del poder general para
juicios agregado a fs. 12/14, y
contesta el traslado conferido en
autos solicitando el oportuno
rechazo de la demanda con costas.
Plantea excepción de falta
legitimación sustancial pasiva (sine
actione agit) diciendo que existe
diferencia entre el Departamento
General de Irrigación y las
inspecciones de cauce, ya que éstos
últimos poseen personería para ser
sujeto pasivo y activo, y que pueden
caracterizarse como pequeños entes
autárquicos, que son controlados por
el Departamento General de
153
Irrigación, en cuanto a la disposición
de sus rentas. Por tal motivo la
demandada sita el art. 2 de la Ley
6405, que establece: “las
inspecciones de cauces, son
personas de derecho publico sin
fines de lucro, gozaran de autarquia
y plena capacidad para actuar en los
ambitos del derecho publico y
privado...”
Dice la demandada en su
contestación en subsidio que en caso
de ser verdad la relación laboral, lo
ha sido con algún organismo que
tiene a cargo la distribución de agua
en los cauces secundarios y
terciarios, denominados de red
menor.
Manifiesta
que
el
Departamento General de Irrigación,
tiene a cargo la red hidrológica
principal, primaria, es decir los ríos
de la Provincia y no sus
ramificaciones, siendo éstas a cargo
de las Inspecciones de Cauce.
Expresa la demandada que
respondiendo al reclamo efectuado
por la actora por carta documento,
se le respondió que no éramos
responsables de la relación laboral,
sin embargo insistió en sede
judicial, por tal motivo solicita se
rechace la demanda con expresa
imposición de costas.
3) A fs. 19 se ordena
154
Jurisprudencia de Mendoza
notificar al señor Fiscal de Estado,
haciéndose éste parte a fes. 24/25, y
solicitando el rechazo de la demanda
con costas.
4) A fs. 25 vta. se le corre
traslado de las contestaciones de
demanda al actor, el que contesta
fes. 26 y vta., ratificando en un todo
la demanda incoada contra el
Departamento General de Irrigación.
Manifiesta la actora que
desconoce si la demandada se vale
de otras personas para cumplimentar
sus actividades, de ser así también
es responsable del cumplimiento de
sus obligaciones laborales.
Ratifica el trabajo del actor
fue realizado para el Departamento
General de Irrigación, porque era
quien le abonaba, daba las órdenes y
directivas, trasladaba al lugar de
trabajo, por lo que no puede eludir
sus obligaciones laborales.
Deduce la actora que si el
que cobra y obtiene los beneficios
de los derechos de riego es el
Departamento General de Irrigación,
es éste quien debe hacerse cargo de
sus obligaciones.
A fs. 28 y vta. el Tribunal
ordena sustanciar las pruebas
ofrecidas por las partes y fija
audiencia de conciliación, la que se
da por fracasada a fes. 38.
A fs. 43 y vta. El Perito
Contador Rafael Antonio Molina
presenta su informe pericial.
A fs. 50 se fija fecha de vista
de causa, la que se realiza según
constancias de fes. 65, dictándose el
veredicto a fs. 66, quedando en
consecuencia la causa en estado de
dictar sentencia, planteándose el
Tribunal las siguientes cuestiones a
resolver, en el mismo orden de
sorteo practicado con anterioridad.
Primera cuestión: Existencia de la
relación laboral.
Segunda cuestión: Procedencia de
la demanda.
Tercera cuestión: Costas.
Sobre la primera cuestión
el Dr. Leopoldo Dante Barbera
dijo:
Previo al tratamiento de esta
primera cuestión se debe resolver la
excepción de falta de legitimación
sustancial pasiva planteada por la
demandada en su escrito de
responde, ya que el Departamento
General de Irrigación expone que el
actor en su demanda manifestó que
las tareas que desempeñaba fueron
la de limpiador de cupos en los
canales de riego ubicados en la
Primavera-Tunuyán-Mendoza.
Entiendo que la defensa
sustancial realizada por la
Jurisprudencia de Mendoza
demandada debe ser acogida en
cuanto aduce que la acción debió ser
planteada en contra de la Inspección
de cauce pertinente y no contra el
Departamento General de Irrigación,
toda vez que las Inspecciones de
cauces son personas de derecho
público sin fines de lucro, que gozan
de autarquía y plena capacidad para
actuar en el ámbito del derecho
público y privado.
Las Inspecciones de cauce
tienen raigambre constitucional
conforme la normativa contenida en
el art. 187 de la Constitución
provincial, toda vez que de la
referida normativa se desprende que
estas eligen sus propias autoridades
y administran sus propios fondos.
Es cierto que la referida
autarquía ha quedado determinada
legalmente a partir de la sanción de
la Ley provincial Nº 6.405, pero es
dable hacer notar que la misma en la
práctica ya se aplicaba con mucha
anterioridad, y así ya venían
sosteniendo diversos tratadistas y
los Tribunales de nuestra provincia.
En concordancia con lo expuesto
debo citar al respecto el trabajo de
César Raúl Magnani publicado en a
Revista El Derecho de fecha 24 de
setiembre de 1.985, donde luego de
hacer un análisis pormenorizado del
tema, en sus partes pertinentes nos
155
señala que: “...Desde el punto de
vista jurídico puede afirmarse que
las comunidades de usuarios
mendocinas son entes de derecho
público que se constituyen de pleno
derecho (ministerio legis), con
funciones y atribuciones
determinadas por la Constitución y
las leyes, lo que las erige como
verdaderos entes autárquicos -tanto
funcionales como financieros-, por
cuanto se trata de personas jurídicas
públicas, con capacidad de elegir
sus propias autoridades y elaborar
sus presupuestos, sin vinculación
jerárquica a otra autoridad y sólo
sujetas al control de legalidad del
Departamento General de Irrigación.
...Con la sanción de la ley de aguas,
aparece legislada la figura del
inspector de cauce, como única
autoridad a cargo de las
comunidades de regantes con
funciones de juez de hijuela y
teniendo a su cargo la distribución
del agua y la administración de sus
rentas. ...Como contrapartida y en lo
que al Departamento General de
Irrigación le concierne, sólo se
encuentra facultado as la
supervisión y contralor formal de
legalidad, careciendo de facultades
de control de gestión y de mérito.
Adviértase que el art. 1º de la ley de
aguas, confiere la administración del
156
Jurisprudencia de Mendoza
recurso a las autoridades creadas
por ella y que si bien el
departamento General de Irrigación
es la autoridad principal en el
gobierno del recurso, coexisten con
él otras entidades u organismos
creados por constitución y por ley
para igual función en los cauces
menores de riego, que son
precisamente las Inspecciones de
cauce. El propio texto de la ley
2503 hace referencia concreta en su
art. 1º a las autoridades de aguas de
los cauces de riego y desagües de la
provincia, diferenciando
perfectamente a estas autoridades,
de las del Departamento General de
Irrigación. En otros términos, el
Departamento General de Irrigación,
como organismo de aplicación de la
ley de aguas, administra el recurso y
sus rentas a nivel de ríos, diques y
canales matrices. En tanto que los
canales secundarios, ramas, ramos,
hijuelas y desagües se administran a
través de los propios usuarios
agrupados en las Inspecciones de
cauce. ...A igual conclusión arriban
doctrinariamente los especialistas en
el tema. Así el doctor Cano al
analizar el tópico manifiesta: “Que
existe en Mendoza una
descentralización administrativa de
doble grado, pues el Departamento
General de Irrigación es autónomo
respecto del Gobierno provincial, y
los canales son autárquicos respecto
del Departamento General de
Irrigación, pues no dependen de él
salvo las facultades de control de
legalidad. ...De todos los
antecedentes reseñados, no cabe
menos que concluir en que, si bien
la naturaleza jurídica de las
Inspecciones de cauce no ha sido
expresamente definida en nuestra
provincia, la doctrina y
jurisprudencia sobre el particular
son prácticamente unánimes en
consagrar la autarquía de la
comunidad de usuarios como así su
personalidad pública. ...”
La Ley 6.405 en su art. 2º
dispone que: “Las Inspecciones de
cauce son personas de derecho
público, gozarán de autarquía y
plena capacidad para actuar en los
ámbitos del Derecho Público y
Privado. ...”.
Respecto de la autarquía de
que gozan diversos entes públicos
existen varios fallos que avalan esta
postura entre los que puedo citar los
siguientes: “La entidad autárquica
no está subordinada jerárquicamente
a ningún ot ro o rgani smo
administ r a tivo ( Minis t e r i o,
Dirección Técnica, etc.) Pues sus
atribuciones derivan directamente de
la Ley y no de su superior
Jurisprudencia de Mendoza
jerárquico; en consecuencia, tales
atribuciones las ejerce bajo su
responsabilidad.
Por eso es
demandable a causa de sus actos y
demandante en defensa de sus
intereses”.
(Expediente 22.511
“Miguel Yáñez y Hnos. c/ Poder
Ejecutivo p/ Contencioso
Administrativo”-l: 5067, fs. 149, 274-61); “Los elementos que dan a
todo organismo descentralizado
individualidad propia de entidad
autárquica son los siguientes: Que
envista personalidad jurídica para
sus relaciones propias a los fines de
su creación; que el objeto inspirado
en propósitos de bien común, se
dirija a un fin público, mediante
funciones de igual naturaleza a
cargo de los organismos que
representa; que en su
desenvolvimiento aparezca la
afectación de recursos financieros
que perciba y dispongan de
conformidad a la Ley y que su
existencia no resulta de la actividad
del poder central”. (Expediente
14.945 “Compañia Argentina de
Teléfonos c/ Poder Ejecutivo de la
p r o v i n ci a p / C o n t e n c i o s o
Administrativo”-L.S.050, fs. 218,
05-7-51).
Debo destacar también que
el actor no desconocía esta
situación, toda vez que cuando
157
emplazó a el Departamento General
de Irrigación al pago de los rubros
reclamados, ésta le hizo saber que
esa repartición no era competente en
el problema planteado y que debía
dirigirse a la Inspección de cauce
que oportunamente requirió de sus
servicios.
De acuerdo a los dichos del
propio actor al absolver posiciones y
de las testimoniales rendidas en
ocasión de la audiencia de vista de
causa también se desprende que las
tareas que el Señor Fermín Vargas
realizaba consistían en la limpieza
de los cupos de los canales de riego
y que no lo hacía en los cauces del
río; por otra arte no existe ninguna
documentación demostrativa de su
relación laboral con el
Departamento General de Irrigación
de la Provincia de Mendoza.
De lo expuesto surge que no
existió relación laboral del actor con
la accionada Dirección General de
Irrigación. Lo que asi voto.
Sobre la segunda cuestión
el Dr. Leopoldo Dante Barbera
dijo:
Habiéndose acogido
favorablemente la excepción de falta
de legitimación sustancial pasiva
planteada por la demandada y
votado por la negativa en el
tratamiento de la primera cuestión,
158
Jurisprudencia de Mendoza
rechazándose en consecuencia la
existencia de la relación laboral con
la accionada, se hace innecesario el
tratamiento de la procedencia del
reclamo, debiéndose rechazar por lo
tanto los rubros peticionados por el
actor. Lo que asi voto.
Sobre la tercera cuestión el
de. Leopoldo Dante Barbera dijo:
Las costas deben ser
soportadas por el actor por resultar
vencido (arts. 31 y 108 del C.P.
Laboral en concordancia con los
arts. 35 y 36 del C.P.Civil). Lo que
asi voto.
Sobre las mismas
cuestiones los Dres. Silvano y
Najul dijeron:
Que adhieren a los votos
precedentes en razón de los
fundamentos que los informan.
Con lo que se dio por
terminado el acto, pasándose a
continuación a dictar la
SENTENCIA Nº 1.023
Tunuyán, Mza., 31 de marzo
de 1.998.
Por lo que resulta del
Acuerdo precedente, el Tribunal
fallando en definitiva
demandada.
II. Rechazar la demanda
interpuesta por el Señor Fermín
Vargas en contra del Departamento
General de Irrigación de la provincia
de Mendoza por los fundamentos
expuestos con anterioridad.
III. Las costas son a cargo
de la actora (arte. 31 y 108 del
C.P.B. Laboral en concordancia con
los arte. 35 y 36 del C.P.Civil).
IV. Regular....
V. Regular...VI. Emplazar a la parte
actora en el término de diez (10)
dias hábiles para hacer efectivo el
aporte ley nº 5059 por la suma de
pesos ciento doce con ochenta y
cuatro centavos ($112,84), y en el
término de treinta (30) dias hábiles
para hacer efectiva la tasa de justicia
por la sumas de pesos ciento doce
con ochenta y cuatro centavos
($112,84) y derecho fijo por la
sumas de pesos cinco con sesenta y
cuatro centavos ($5,64), todo bajo
apercibimiento de ley (art. 297 del
C. Fiscal y ley nº 4976).
Copiese.
Notifiquese.
Registrese.
RESUELVE:
I.- Hacer lugar a la
excepción de falta de legitimación
sustancial pasiva planteada por la
Fdo.: Dr. Miguel H. Najul,
Dr. Leopoldo D. Barbera y Dra.
Beatriz E. Sáez de Silvano.-
Jurisprudencia de Mendoza
JUZGADO EN LO PENAL DE
MENORES
MENORES. Responsabilidad
penal. Normativa aplicable.
La normativa de la Convención
Internacional de los Derechos del Niño,
incorporada al derecho interno por el art.75,
inc.22 de la Constitución Nacional, posee
jerárquíca constitucional y por ende
superior a la legislación común, como son
las leyes 22278/22803.
Juzgado en lo Penal de Menores
Expte. N 21.209/3 : “P.M.J.Y y otro por
Robo”
Mendoza,22 de junio de 2.000
Tercer Juzgado
FUNDAMENTOS SENTENCIA
5/2000
En la ciudad de Mendoza, a
los 26 días del mes de febrero del
año dos mil, se procede a la
redacción de los fundamentos de la
sentencia recaída en autos Nº
21.209/3 caratulados “P.M.J.Y. y
otro por Robo” seguida a instancia
de la Sra. Agente Fiscal en contra de
P.M.J.Y., alias “Snupi” D.N.I. Nº ,
argentino, nacido en Mendoza, el 27
de Mayo de 1.983, soltero, sin
ocupación, hijo de N. y S. a fin de
dar a conocer los fundamentos
159
tenidos en cuenta en la sentencia
dictada el 22 de Junio del corriente
año en la causa mencionada “ut
supra”.
Después de oídos en Juicio
Abreviado la Sra. Agente Fiscal
Dra. María Laura Guajardo, titular
de la Tercera Fiscalía en lo Penal de
Menores así como la defensora
técnica del imputado Dra. María del
Carmen Riste titular de la Tercera
Defensoría Penal de Menores, el
Juzgador se plantea las siguientes
cuestiones a resolver. Primera:
¿Están probados los hechos
incriminados y la autoría y
responsabilidad del acusado?
Segunda: En su caso, cuál es la
calificación legal que corresponde?
Tercera: ¿Cuál es el tratamiento
tutelar o pena que corresponde en su
caso conforme lo previsto por art. 4
ley 22.278 y cc. Convención
Internacional de los Derechos del
Niño?
Sobre la primera cuestión:
Se ha traído a juicio en la presente
causa a J.Y.P.M. por el delito de
Robo, previsto y sancionado por el
art. 164 del Código Penal en
perjuicio A O R Sumario Nº Nº
614/2000 de fecha 15 de Marzo de
2.000 originario de Seccional 33º de
Capit al y de acuerdo al
requerimiento Fiscal de fs. 57.
160
Jurisprudencia de Mendoza
Según la requisitoria Fiscal surge
acreditado en autos que el día 14 de
marzo del 2.000 aproximadamente a
las dos horas el imputado J Y P M
junto a otro menor D L L declarado
inimputable por su edad, violentaron
la cerradura del baúl del automóvil
Renault 11, dominio SKH-673, de
propiedad de A.O R, el que estaba
estacionado en la cochera del
domicilio del denunciante, sito en
Barrio I M., Casa., de Las Heras y
sustrajeron de su interior un gato
mecánico tipo tijera. El imputado
junto al otro menor interviniente
fueron aprehendidos por el Oficial
Pablo Blangero y el Agente José
Gómez e indicaron el lugar en el que
dejaron los objetos sustraídos. Los
f un c i o n ar io s p ol i ci al es s e
constituyeron en el lugar, logrando
el secuestro de un gato mecánico y
de una rueda de auxilio completa
con llanta color negro R-13 marca
Good Year. El gato secuestrado fué
reconocido por la víctima como de
su propiedad.
-Pruebas
de
la
responsabilidad penal: la
materialidad del hecho investigado
se encuentra probada por todo el
plexo incorporado a la presente
cau sa que se detallan a
continuación: acta de procedimiento
de fs. 1, croquis ilustrativo de fs. 2,
las testimoniales policiales de fs. 43
y 44, la ilustrativa testimonial
prestada por la víctima donde
ex pr e sa que fue a le rta do
telefónicamente por un vecino, que
dos jóvenes estaban abriendo su
vehículo que se encontraba
estacionado en la cochera abierta de
su casa, eran entre la una y dos de la
madrugada. Verifica las puertas y se
encontraban cerradas, no así el baúl,
que forzado fue abierto y sustrajeron
de su interior un gato mecánico.
Desde la placita que se encuentra
frente a su domicilio, dos jóvenes
tenían el gato en la mano, le hacían
señas con el mismo y se reían, luego
salieron luego para el lado de la
plazoletita. Entró a su casa y llamó
a la policía. Salió nuevamente a la
calle, vio un móvil al que le indicó
por dónde se fueron los chicos. Al
rato volvió la policía y le avisó que
los habían aprehendido y que los
llevaban a la Seccional 33º. Entró a
la Seccional, le trajeron el gato que
reconoció, no así una rueda de
auxilio que le mostraron. Que en la
Seccional vio aprehendidos a los
mismos jóvenes que le mostraron
desde la plaza el gato sustraído.
Se incorporan además al
presente declaración indagatoria del
causante donde niega los hechos,
secuestro, examen médico de fs. 7,
Jurisprudencia de Mendoza
entrevista psicosocial de fs. 19, acta
de nacimiento de fs. 23,
evaluaciones psiquiátricas
psicológicas de fs. 29, 32 y 33,
control social de fs. 37 y 51,
cer ti fi cado de trat am i en t o
psicológico de fs. 45.
Superado el tramo de la
recolección del material probatorio
que corresponde, se impone la tarea
de la ponderación de la misma
apelando para ello a las enseñanzas
de la lógica, la psicología y la
experiencia común, disciplinas que
le dan contenido al método de la
sana crítica racional, adoptado por
nuestro digesto ceremonial como
medio de control del juicio crítico al
que se arribe (art. 430 del Código
Procesal Penal).
Son coincidentes los dichos
de los policías actuantes con los de
la víctima y especialmente los
resultados de su gestión, la
aprehensión de los jóvenes
reconocidos por la víctima como
quienes le mostraron su gato, el
secuestro del elemento sustraído,
que dan como resultado la
recuperación por parte de Romero
del elemento de su propiedad.
Efectuada la ponderación de
los elementos rendidos concluyo,
con el Sr. Agente Fiscal, que han
sido acreditados, con plena certeza,
161
los extremos que fundamentan la
imputación delictiva realizada en el
requerimiento acusatorio y que
constituyen el objeto del
pronunciamiento en esta primera
cuestión.
Se ha probado en forma
indubitada que en la madrugada del
día 14 de Marzo, entre las una y dos
horas el encartado J Y P M junto a
otro menor, violentaron la cerradura
del baúl del automóvil Renault 11,
dominio SKH-673 de propiedad de
A O R el que se encontraba
estacionado en la cochera abierta de
su domicilio sito en Barrio I
Manzana... Casa... de Las Heras, y
sustrajeron de su interior un gato
mecánico tipo tijera.
Sobre la segunda cuestión:
C al i ficación legal que l e
corresponde.
a juicio de esta
judicatura, J Y P M de filiación “ut
supra” consignada en autos es autor
penalmente responsable del delito
de Robo previsto y reprimido por el
art. 164 del Código Penal.
En el presente caso, se
comete un robo, ya que “Comete un
robo, el que se apoderare
ilegítimamente de una cosa mueble,
total o parcialmente ajena, con
fuerza en las cosas... sea que la
violencia tenga lugar antes del robo
para facilitarlo..El robo es en
162
Jurisprudencia de Mendoza
realidad, un hurto calificado por la
violencia que vence las defensa de
la cosa..” “El hecho se comete con
fuerza en las cosas, si estas o sus
resguardos son forzados por el
autor, mediante el ejercicio de una
energía física humana o artificial..”
(Nuñez Ricardo C. Manual de
Derecho Penal Parte Especial
Edición actualizada por Víctor F.
Reinaldi Año 1.999 página 214).
“La fuerza física se da siempre que
el apoderamiento exija del agente el
despliegue de energía que importe el
vencimiento de la resistencia”
(Creus Carlos, Derecho Penal Parte
Especial, tomo I, 6º Edición
actualizada Ed. Astrea Bs. As 1997).
El autor desplegó fuerza, al
violentar la cerradura del baúl del
automóvil, a los fines de apoderarse
ilegítimamente de su contenido un
gato mecánico que luego fue
secuestrado.
Sobre la tercera cuestión:
Corresponde merituar el tratamiento
tutelar de reeducación que debe
aplicarse en el presente caso
conforme la normativa prevista en
nuestra ley de fondo 22.278/22803 y
los artículos 3, 10 y 37 al 40 de la
Convención Internacional de los
Derechos del Niño.
Conforme las evaluaciones
practicadas por profesionales de
Comisaría del Menor agregada a fs.
19, los progenitores del causante se
separaron hace cuatro años, la madre
volvió a formar pareja y no existía
contacto entre ésta y el joven en el
mes de marzo del corriente año, lo
que afecta al joven en su conducta.
Convivía con el progenitor al igual
que su hermano. No tenía tareas
asignadas ni actividades que
desarrollara en su tiempo libre,
abandonó sus estudios en segundo
año secundario, se resalta la
tendencia a juntarse con pares
negativos, no aceptaba las
limitaciones impuestas por adultos.
Entre sus problemas psicológicos se
destaca la dificultad para manejar
sus impulsos y ansiedades,
problemas en el reconocimiento de
límites y acatamiento de autoridad,
rasgos de oposicionismo e
impulsividad sin canalizar. Se
recomendó estricto seguimiento
social y tratamiento psicológico.
Estos parámetros fueron
confirmados en la evaluación
psiquiátrica practicada por
profesionales del Cuerpo Auxiliar
Interdisciplinario del Poder Judicial
agregado a fs. 29 donde se considera
conveniente que realice tratamiento
psicológico tendiente a modificar su
patrón conductual caracterizado por
conductas agresivas.
Jurisprudencia de Mendoza
A fs. 30 de autos se resuelve
el reintegro del joven a su
progenitor Sr. N Y P M con
seguimiento social, informando la
necesidad de que se practique
tratamiento psicológico.
A fs. 37 y 51 se agregan
controles sociales donde el
progenitor manifiesta que el joven
no consigue trabajo, que no lo puede
mandar a hacer cursos de
capacitación porque insume gastos
que no puede asumir. Del segundo
control surge que no tiene
posibilidades de trabajo estable ni
de cambiar el entorno, donde están
ocurriendo hechos muy graves como
tiroteos entre bandas jóvenes
provocando ya varias muertas,
agravado por el problema de la
droga.
A fs. 45 presenta certificado
de tratamiento psicológico.
A fs. 50 se presenta la
progenitora Sra. Silvia Beatriz
Maravilla y expone que atento que
su hijo vive con el progenitor en
Barrio San Martín, el entorno y la
falta de límites provocan que su hijo
pueda reiterar conductas como las
investigadas en autos. Que ella se
irá a vivir a Miami, que desea llevar
a su hijo consigo, para sacarlo de
ese entorno y amistades. Que allí el
joven tendrá posibilidades de
163
trabajo, de estudio y estará
contenido moral y materialmente.
En la audiencia sustanciada
a fs. 59/60 reiteran sus progenitores
la necesidad de que el joven viaje
con su madre a Miami, que es la
única posibilidad de reinserción y
reeducación, manifestando el mismo
su conformidad.
Conforme los postulados del
arts. 4 de la ley 22.278/22.803 una
vez declarada la responsabilidad
penal, y que haya sido sometido a un
tratamiento tutelar no inferior a un
año, el juez si considera innecesario
aplicarle sanción, puede absolverlo
y en ese caso podrá prescindir del
requisito del inciso 2, o sea que haya
cumplido 18 años de edad.
En el presente caso, ha sido
declarada la responsabilidad penal,
pero el año de tratamiento no ha
sido cumplido. Surge de lo actuado,
antecedentes del joven, los
resultados de las evaluaciones
practicadas y los controles sociales
que ese tratamiento y resocialización
es casi imposible en el contexto
familiar y social actual, ya que vive
con su hermano y el progenitor, el
que no ha podido reencausarlo y
ponerl e l í mites, y ambos
progenitores y causante solicitan al
tribunal que se autorice a vivir al
joven con su progenitora en Miami,
164
Jurisprudencia de Mendoza
donde sí podrá estudiar, trabajar y
ser controlado afectivamente.
El joven merece esta nueva
oportunidad, que se podrá concretar
si se absuelve de pena y se permite
el viaje que brindará las
posibilidades que como joven es
acreedor.
La inclusión por el Art. 75
inc. 22 de once tratados de Derechos
Humanos, entre ellos, los más
importantes para el tema que nos
convoca: La Convención de los
Derechos del Niño y El Pacto de
San José de Costa Rica ha incidido
de manera determinante en la
aplicación de los mismos, ya sea en
forma directa o sancionando leyes
en su consecuencia.
Si bien, con anterioridad, por
ley 23.849 promulgada el 16/10/90
nuestro país aprobó y ratificó la
Convención con reservas -art. 21 b),
c), d), e); art. 24 f) y 38), no había
una toma de conciencia de su
imperioridad y aplicación. Fue
relevante que la Corte Suprema de
Justicia de la Nación se expidiera
sobre su operatividad en el caso
“Ekmekdjian c/ Sofovich que
consagró “la aplicabilidad de los
tratados cuando contengan,
descripciones concretas de tales
supuestos de hecho que hagan
posible su aplicación inmediata de
la norma.”
La normativa de la citada
Convención, a criterio de esta
judicatura, por lo expuesto
precedentemente, aplicable y con
jerarquía constitucional, que está por
encima del derecho interno, (ley
22.278/22.803) prevé explícitamente
un catálogo de derechos del niño y
consagra su Interés Superior.
Podemos decir que éste es “la plena
satisfacción de sus derechos”. El
contenido del principio, son los
propios derechos.
Interés y
derechos en este caso se identifican.
Todo Interés Superior, pasa a estar
mediado, por referirse estrictamente
a lo declarado derecho. Por su
parte, sólo lo que es considerado
derecho puede ser “interés
superior”.
El ejercicio de la
autoridad, cualquiera que sea su
naturaleza jurídica, se orienta y
limita por los derechos que el
ordenamiento jurídico reconoce al
niño y joven. Entre los derechos
consagrados tenemos el art. 10 “toda
solicitud hecha por un niño (joven)
o por sus padres para entrar en un
Estado Parte o salir de él, a los
efectos de reunión de la Familia
deberá ser atendida por los Estados
Parte de manera positiva,
humanitaria y expeditiva”. El joven
y su progenitora desean vivir juntos
Jurisprudencia de Mendoza
y la misma se radicará fuera del
país. También es relevante lo
previsto por el art. 40 del citado
cuerpo legal, al decir “los Estados
Partes reconocen el derecho de todo
niño de quien se alegue que ha
infringido las leyes penales o a
quien se acuse o declare culpable de
haber infringido esas leyes a ser
tratado de manera acorde al fomento
de su sentido de la dignidad y el
valor, que fortalezca el respeto ..por
los derechos humanos y las
libertades fundamentales de terceros
y en la que se tengan en cuenta la
edad del niño y la importancia de
promover la reintegración del niño y
de que este asuma una función
constructiva en la sociedad”. Este
objetivo se logrará, conforme lo ya
merituado si el mismo convive con
su progenitora y en otro entorno
social, por lo que considero justo
absolverlo de pena en esta instancia,
aún cuando no se ha cumplido el
año de tratamiento.
Y VISTOS: Estos autos Nº
21.209/3, caratulados “P.M.J.Y y
otro por Robo” por los cuales se
celebra el día de la fecha la
audiencia prescripta por ley 6.354
arts. 156 y 158 en el Tercer Juzgado
Penal de Menores a cargo de la Dra.
María A. Fontemachi en causa
sustanciada contra P.M.J.Y.
165
argentino, nacido en Mendoza el 27
de Mayo de 1.983, soltero, sin
ocupación, domiciliado en Barrio
San Martín, Manzana 29, Casa 7 de
ciudad Mendoza, hijo de N. y S.,
domiciliado en Manzana Casa de
Barrio S.M. de Ciudad Mendoza.
De lo que resulta de la merituación
de la presente causa y de
conformidad con las normas de
aplicación supletoria arts. 428, 432
y C.C del Código Procesal Penal, y
conforme lo prevé el art. 432 fijar
fecha para la lectura de los
fundamentos el día 27 de junio a las
11 horas.
FALLA:
1. Declarar autor responsable
a J.Y.P.M. ya filiado del delito de
Robo previsto y reprimido por el art.
164 del Código Penal.
2. Absolver de aplicación de
pena conforme lo previsto por el art.
4 de la Ley 22.278/22.803, y art. 3,
40 y C.C.. Convención Internacional de los Derechos del Niño (art.
75 inc. 22 de la Constitución
Nacional.
Copiese. Notifiquese.
Archivese.
Fdo.: María Fontemachi de
Bianchi.
166
Jurisprudencia de Mendoza
SINTESIS DE FALLOS
Suprema Corte de Justicia
ARBITRARIEDAD.
Omisión.
Prueba.
El vicio de arbitrariedad por
omisión equivale a que el medio
probatorio sea verdaderamente
olvidado, ignorado o preterido, pero
d e n t r o d e l a s f a cu l t a d e s
discrecionales está la de seleccionar
los medios probatorios en que apoya
sus convicciones.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº64373 Stenta Castro
Enrique Adrián en j: 25542 Stenta
Castro E.A. c/Ricardo Clop e hijos
Est. de serv. p/Ord. s/Inc.
Mendoza, 1 de julio de 1999.
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini
L.S.289-420
CONCURSO REAL.
Referencias:
Ver Delito Rev.Nº56 pág.....
(Jurisprudencia de Mza,. 2da.Serie)
CONSOLIDACIÓN DE
PASIVOS. EMERGENCIA.
C onst it uc ionalidad . Cor te
Suprema de Justicia de la Nación.
Criterios.
Si bien las sentencias de la
Corte Nacional no son obligatorias
para los tribunales inferiores fuera
de las causas en que se dicten, la
autoridad de tales pronunciamientos,
unida a razones de economía
procesal, impone acatarlos,
evitándose con ello el dispendio que
implica la reiteración insustancial de
las mismas cuestiones.
Como consecuencia de los
principios expuestos en el punto
anterior, si conforme la Corte
Federal, la Ley 5812 es
constitucional, corresponde así
resolverlo y declarar su aplicabilidad
al caso concreto.
Suprema Corte de Justicia.
Expte.Nº59815 Municipalidad de
San Rafael en j: 109.396 Romani
Ana María c/Municipalidad de San
Rafael p/Ejec. Hon. s/Inc.Cas.
Mendoza, 2 de julio de 1999.
Sala Primera
Kemelmajer de Carlucci-RomanoMoyano.
L.S.289-293
CONTRATO DE TRABAJO.
Jurisprudencia de Mendoza
Categoría de revista.
Remuneración. Consentimiento
tácito.
Sin desconocer lo dispuesto
por los arts.91 y 98 del C.P.L., esta
Corte se ha expedido que su ámbito
queda acotado al caso de
suspensiones injustificadas por
razones disciplinarias, dejando sin
efecto la doctrina del
consentimiento tácito respecto de las
rebajas en las remuneraciones,
concluyendo entonces que el paso
del tiempo, revistando el trabajador
en una categoría diferente, no puede
considerarse como una conformidad
o asentimiento del encasillamiento.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº64841 Secondini, Tarcisio
en j: 6754 Secondini, T. c/Obras
Sanitarias Mza. S.E. p/Ord.
s/Inconstitucionalidad.
Mendoza, 23 de setiembre de 1999.
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini
L.S.291-186
CONTRATO DE TRABAJO.
Despido. Indemnización por
antigüedad. Cálculo. Bonificación
anual por eficiencia.
167
La “bonificación anual por
eficiencia” no debe ser tenida en
cuenta como remuneración normal y
habitual, para el cálculo de la
indemnización por antigüedad.
Suprema Corte de Justica
Expte.Nº61537 Linares Francisco
en j: 23474 Linares Francisco
c/Energía Mendoza. S.E. p/Ord.
s/Inc.Cas.
Mendoza, 17 de agosto de 1999.
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini
L.S.290-218
CONTRATO DE TRABAJO.
Falta de registración.
I n d emni za ci ó n es p eci a l .
Requisitos.
Para la procedencia de los
arts.8 y 15 de la L.C.T. los únicos
requisitos exigidos en la ley son la
intimación fehaciente y vigencia de
la relación laboral.
La inexistencia de conflicto
no surge del texto d ela ley ni de su
decreto reglamentario, por lo cual
no puede exigirse su concurrencia
para la procedencia d elas
indmenizaciones. Por tanto es viable
el rechamo si la carta documento
remitida por el actor contenía la
168
Jurisprudencia de Mendoza
intimación del art.11 y el pedido de
reintegro a las tareas.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº64997 Ideme, Alejandro en
j 25252 ideme, Alejandro
c/O.S.P.A.G.A. (Obra Social p/El
Personal Aguas Gaseosas) p/Ord.
s/Inconstitucionalidad y Casación.
Mendoza, 24 de agosto de 1999.
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini
L.S.290-325
CONTRATO DE TRABAJO.
Registración laboral.
Indemnización especial. Despido
indirecto anticipado al
vencimiento del plazo legal.
Si la actora dio por
finalizada la relación laboral antes
de que venciera el término de 30
días acordado por el art.8 u 11 de la
ley 24013, en mérito de tal ruptura
intempestiva, perdió la posiblidad
de ser beneficiaria de las multas
previstas en la norma.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº64839 Alvarez Susana G.
en j: 26027 Alvarez, S. c/Dante
M o r á n
p / O r d .
s/Inconstitucionalidad y Casación.
Mendoza, 25 de junio de 1999.
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini
L.S.289-121
CONTRATO DE TRABAJO.
Remuneración. Disminución:
reclamo y despido indirecto.
La norma del art.91 del
Cód.Proc.Laboral no es una
instancia obligatoria de agotamiento
frente a una injuria grave de
diferencias salariales, sino más bien
una opción del trabajador que puede
utilizar o no frente a la eventualidad
de conservar o tener por rescindida
la relación laboral, máxime en el
caso de rebajas salariales más o
menos sustanciales.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº61983 Roca Guillermo
Daniel en j: 25360 Roca Guillermo
Daniel c/Círculo Médico Mendoza
p/Ord. s/Inc.Cas.
Mendoza, 24 de setiembre de 1999
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini
L.S.291-198
CONTRATO DE TRABAJO.
Jurisprudencia de Mendoza
Venta del establecimiento.
Solidaridad. Alcances.
Parece claro que las normas
de los arts.225 y 228 de la L.C.T. se
aplican al caso de transmisión del
establecimiento, siempre y cuando
desde luego la relación se refiere a
la responsabilidad o a la solidaridad
entre transmitente y cesionario.
Empero, no se extiende la
responsabilidad y la solidaridad del
cesionario, cuando ha existido más
de una operación de transferencia
del establecimiento de tal modo que
no hay una relación directa entre
cedente y cesionario, sino que hay
una cadena de cesiones que
interfiere en esa relación jurídica.
Suprema Corte de Justica
Expte.Nº65035 Cáceres Marcelino
y ot en j; 26517 Baimen S.A: en j:
21129 Cáceres, M.y ot. c/Las
Compuertas S.A.C.P.A. p/Ord. y
Terc. s/Casación.
Mendoza, 23 de agosto de 1999.
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini
L.S.290-306
COSTAS.
Acogimiento
demanda.
Imposición.
parcial de la
169
En los casos en que la
demanda prospera parcialmente,
debe aplicarse , como regla, la
norma del art.4 inc.b de la Ley 3641
y sólo como excepción el régimen
eximitorio de costas previsto para
supuestos especiales, tales como los
casos en los que se trata de rubros
de difícil determinación o que
dependan básicamente de la
prudente fijación judicial, salvo que
se trate del rechazo de algún rubro
de la demanda por su improcedencia
cualitativa o cuando se constate
e v i d e n t e d es p r o p o r c i ó n o
irrazonabilidad en la petición
original.
En consecuencia, debe
atenderse al progreso sustancial y
cualitativo de la acción, aún cuando
la misma no hubiese prosperado
cuantitativamente en la medida del
reclamo.
Si respecto del daño moral
existió un rechazo sustancial y
cualitativo del rubro ya que el
sentenciante entendió que la actora,
carecía de legitimación para su
reclamo, corresponde la imposición
de costas a la actora sobre la
totalidad de la suma reclamada por
este concepto.
Si el monto de condena por
l u c r o c e s a n t e, s e r ed u j o
considerablemente en función de la
170
Jurisprudencia de Mendoza
atribución al actor del 50% de la
culpa en el hecho el rechazo en este
aspecto fue sustancial y no
meramente cuantitativo por lo que
no debe hacerse excepción a la regla
contenida en el art.4 de la ley 3641.
En cambio, carece de efectos
causídicos la disminución del 30%
efectuada por el inferior sobre el
mismo rubro en uso de facultade s
propias excluyentes, y en función de
la expresa advertencia del
demandante, al someterse a la libre
determinación judicial del rubro,
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº 63845 Urrutigoity
Guillermo y ots. en j: 29949/22805
Gómez Moreira c/Filiberto García
en j: 19263 Huarpe Coop. p/Liq.
s/Casación.
Mendoza, 22 de junio de 1999.
Sala Primera
Romano-Moyano.Kemelmajer de
Carlucci.
L.S.289-046
COSTAS. Proceso laboral.
Eximición. Fundamentos.
Al aplicar la regla
excepcional de eximición de costas
en el proceso laboral, no basta la
mención del precepto legal que
faculta al juez, es necesario
mínimamente dar las razones por las
cuales ha eximido de las costas al
vencido en el proceso. Ello, desde
que la condena en costas es
constitutiva, nace de la sentencia y
naturalmente como elemento
derivado de la sentencia requiere
una correcta fundamentación.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº65181 Pacífico Titarelli
S.A. en j: 24564 Puebla, María L.
c/Pacífico Titarelli S.A. p/Ord.
s/Inconstitucionalidad.
Mendoza, 5 de octubre de 1999
Sala Segunda
Nanclares-Salvini
L.S.291-387
DAÑOS Y PERJUICI O S .
Accidente de tránsito. Prioridad
de paso.
La prioridad de paso requiere
para su aplicación que los dos
vehículos se aproximen a la
intersección de las calzadas al
mismo tiempo (L.S.153-165). No
rige la regla que obliga a ceder el
paso a quien se presenta por la
derecha, si queda demostrado que el
rodado que circulaba por la
izquierda llega primero al cruce
(L.S.163-376).
Jurisprudencia de Mendoza
La priorida de paso no es un
bill de indemnidad para peligrosas
maniobras, para audacias
conductivas o temerarios avances
(L.S.163-473), y no libera al
conductor de tomar las precauciones
debidas, para evitar accidentes, tales
como mantener una velocidad
precaucional y tener en todo
momento el pleno dominio sobre el
vehículo (L.S.144-299)
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº65067 Fiscal c/Pereyra
Delia C. y otros por Lesiones
culposas s/Casaciòn.
Mendoza, 1 de julio de 1999
Sala Segunda
Böhm-Salvini-Nanclares.
L.S:289-288
DAÑOS Y PERJUICIOS.
Responsabilidad por riesgo de la
cosa. Intervención de varias cosas
riesgosas. Compensación o
acumulación. Tesis dominante.
En materia de responabilidad
por daños derivados del riesgo de
las cosas, la tesis de la
c o m p en s aci ó n d e r i e s go s ,
actualmente, no tiene respaldo;
doctrina y jurisprudencia
mayoritaria se inclinan por la
doctrina de la acumulación.
171
Tanto en la justicia
provincial cuanto en la nacional, la
doctrina judicial es:
“En caso de colisión entre
dos cosas generadoras de riesgo,
como son dos automotores en
movimiento, no se produce una
neutralización o compensación entre
las presunciones de atribución de
responsabilidad recíprocas que
surgirían del art.1113, respecto a los
dueños o guardianes de cada una de
las cosas riesgosas intervinientes,
que oblige a dirimir la cuestión por
la vía del art.1109 del mismo
ordenamiento a través de la prueba
de la culpa de cada uno,
subsistiendo plenamente, por el
contrario, el factor de imputación
objetivo contemplado por la primera
norma, de resultas de lo cual cada
dueño o guardián debe afrontar los
daños causados al otro”
Suprema Corte de Justica
Expte.Nº65985 Aroca Cacault
Fabián en j: 141.648/3577 Stofik J.
c/Jorge Aroca y otra por su hijo
menor p/Daños y Perjuicios
s/Inc.Cas.
Mendoza, 1 de setiembre de 1999.
Sala Primera
Kemelmajer de Carlucci-RomanoMoyano.
L.S.290-431
172
EMOCION
Requisitos.
Jurisprudencia de Mendoza
VIOLENTA.
Referencias:
Ver Legitima Defensa, Rev.Nº56
pág.
(Jiurisprudencia de Mza.,
2da.Serie).
EMPLEADO PUBLICO.
Encasillamiento. Derecho a la
carrera. Revisión judicial.
El derecho a la carrera del
empleado público comprende el de
es t ar co n s t an t em en t e bien
encasillado o ubicado en el
escalafón.
-En principio, el poder
administrador y el poder legislativo
tienen amplias atribuciones para
real i z a r en c asillam iento s
escalafonarios; consecuentemente,
los actos administrativos que los
disponen son, como regla,
insusceptibles de revisión judicial.
-Los encasillamientos
pueden ser anulados por la
jurisdicción cuando cercenen
indebidamente los derechos
reconocidos a los agentes.
-Pero, dado que los actos
administrativos se presumen
legítimos, tal posibilidad, exige que
el escalafonamiento sea
indubitablemente erróneo o que
implique una cesantía encubierta, un
trato vejatorio, etc.
En el derecho positivo el
derecho a la carrera se vincula, en
principio, con el nivel escalafonario
alcanzado y no con la función que
efectivamente desempeña el agente;
se refiere al agrupamiento, tramo y
categoría y no a la función que se le
haya asignado, si ésta última no
fuera inherente a aquéllos.
Consecuentemente, el
presupuesto jurídico de la acción,
cuya prueba incumbe al actor, es
haber alcanzado escalafonariamente
una jerarquía superior a la otorgada
en el nuevo encasillamiento y no
que simplemente se le atribuyeron
las funciones.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº58981 Battel de Del Río,
Rosa Liliana c/Municipalidad de
Godoy Cruz p/A.P.A.
Mendoza, 30 de agosto de 1999.
Sala Primera
Kemelmajer de Carlucci-Romano
L.S.290-386
EMPLEADO PUBLICO.
Sanciones. Revisibilidad judicial.
Graduación. Razonabilidad.
Pautas.
Los
jueces
no
pueden
Jurisprudencia de Mendoza
controlar cualquier sanción
disciplinaria impuesta a los agentes
estatales y la magnitud de las
sanciones dsiciplinarias está, en
principio, reservada al razonable
criterio de la autoridad
administrativa, salvo ilegitimidad o
arbitrariedad manifiesta.
En otros términos: la
apreciación de los hechos, la
gravedad de la falta y la graduación
de las sanciones pertenecen, en
principio, al ámbito de las facultades
discrecionales del tribunal
administrativo y los jueces pueden
ejercer control siempre que se
acredite arbitrariedad manifiesta.
La graduación de la sanción
debe realizarse mediante la
aplicación de criterios de
proprocionalidad valorados en
relación con el caso concreto.
Para la determinación de la
noción de proporcionalidad es
razonable que la sanción se gradúe,
entre otras pautas, en función de: la
perturbación del servicio, la
reiteración de los hechos, la
jerarquía alcanzada y el posible
abuso de autoridad en el ejercicio
del cargo.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº62769 Pungitore Roberto
c/D.G.E. s/A.P.A.
173
Mendoza, 29 de junio de 1999.
Sala Primera
Kemelmajer de Carlucci-RomanoMoyano.
L.S.289-239.
EMPLEADO PUBLICO.
Traslado. Motivación. Viáticos.
La Administración tiene
derecho a disponer traslados “Todo
lo relativo a los traslados de los
agentes es de resorte exclusivo de la
Administración, siempre que se
respeten las remuneraciones, salvo
si la modificación resulta
gravosamente vejatoria o merezca el
calificativo de cesantía encubierta”.
El requisito de la motivación
del acto que dispone la adscripción
o el traslado se satisface con la
expresión “razones de servicio”. Las
razones de servicio son motivación
suficiente, pero no deben ocultar
sanciones encubiertas.
La mayoría de las
definiciones de “viático” lo
conectan a gastos realizados. Aún
las definiciones más amplias en
torno al viático, que lo desvinculan
del gasto, y lo refieren a “la cantidad
de dinero que el empleado recibe del
empleador por la circunstancia de
tener que desarrollar su tarea
174
Jurisprudencia de Mendoza
dependiente fuera del lugar donde se
halla ubicada la empresa o
establecimiento para el que presta
servicios, como retribución por la no
disponibilidad plena de su tiempo
libre y el sacrificio que le impone
ese alejamiento de su residencia,
involucrando a la vez la cobertura
de los gastos que, estimativamente,
habrá de efectuar en alimentación,
alojamiento, transporte,
comunicaciones, etc.
No corresponde, en
consecuencia, el pago de viáticos a
quien ha sido trasladado a otra
repartición, si en la nueva función
no ha tenido que realizar gasto
alguno ni la misma se ha
desarrollado fuera del lugar de
ubicación de la oficina y residencia.
Lo contrario conllevaría al
enriquecimiento sin causa del
reclamante.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº63113 Hug Luis Alfredo
c/Gobierno de la Provincia de
Mendoza s/A.P.A.
Mendoza, 2 de julio de 1999.
Sala Primera
Kemelmajer de Carlucci-RomanoMoyano
L.S. 289-316
FALSIFICACIÓN
DE
INSTRUMENTO PÚBLICO.
Referencias:
Ver Delito Rev. Nº56 pág
(Jurisprudencia de Mza., 2da Serie)
HONORARIOS. Sucesión
temporal de leyes. Concursos y
quiebras.
La Corte Federal, por
mayoría, y con especial referencia a
la nueva ley de concursos en materia
arancelaria a los procesos en
trámite, ha dicho que “a fin de no
privar a los profesionales del
derecho patrimonial adquirido al
amparo de una legislación anterior,
no corresponde aplicar la norma
arancelaria que entró en vigencia
con posterioridad a la aceptación y
ejecución de la tarea encomendada,
en el caso el art.287 de la ley 24522,
sin que obste a ello la circunstancia
d e h a l l ar s e p e n d i e n t e l a
determinación de los honorarios,
toda vez que la regulación judicial
sólo agrega un reconocimiento -y
cuantificación - de un derecho
preexistente a la retribución del
trabajo profesional (CSN 6/2/1997,
Greco Hnos.. SS s/Quiebra,
Incidente de rendición de cuentas
por Furlotti, S.A., ED 172-441.
Jurisprudencia de Mendoza
En consonancia con las
pautas fijadas por la Corte Federal la
ley 19551 se aplica a los servicios
cumplidos durante su vigencia,
debiendo distinguirse según las
etapas cumplidas.
En el caso, estimo que
corresponde dividir la labor del
abogado patrocinante de la
concursada en tres etapas, otorgando
a cada una de ellas igual porcentaje:;
present a ción en concurso,
verificación de créditos y obtención
del acuerdo.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº65717 Hynes Jorge en j:
22224 Eustaquio González Galiño e
hijos Sociedad de Hecho s/Concurso
p/Inc.Cas.
Mendoza, 2 de julio de 1999.
Sala Primera
Kemelmajer de Carlucci-RomanoMoyano
L.S.289-374
HONORARIOS. Tope.
La propia ley 24432
reconoce que las provincias tienen el
derecho a adherir o no a sus
disposiciones.
No existiendo norma
provincial que adhiera al sistema. El
175
mismo adquiere un carácter
meramente supletorio del
ordenamiento jurídico provincial. O
sea, primero se aplica el orden
provincial (la ley 3641) y luego
supletoriamente la ley 24432).
En tal sentido, corresponde
compatibilizar, si ello es posible la
norma nacional de la ley 24432 y la
provincial n.3641 y de la siguiente
manera:
La regulación de los
honorarios profesionales se
establece siguiendo los principios de
las leyes arancelarias locales,
respetando el tope establecido por la
ley 24432 que es constitucional y se
asienta sobre bases éticas
indiscutibles.
Es decir, que el sistema de la
ley 24432 es perfectamente
compatible con el orden procesal
mendocino y puede realizarse una
interpretación sistemática de ambas
disposiciones, sin necesidad de que
una excluya a la otra.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº62279 Byron Jacksonn
Argentina I.C.S.A. en j: 25944
Ramirez, Pablo A. c/Byron Jackson
Arge ntina I .C.S.A. p / Or d.
s/Inconstitucionalidad y Casación
Mendoza, 24 de setiembre de 1999.
Sala Segunda
176
Jurisprudencia de Mendoza
Nanclares-Böhm-Salvini
L.S.291-212
INTERESES.Obligaciones
laborales. Sobretasa.
En principio la sobretasa del
art.2 de la ley 3939 no aparece como
irrazonable, salvo que en el caso
concreto transforme a la deuda en
excesivamente onerosa.
Suprema Corte de Justicia
Expte Nº65359 Fedecar S.R.L. en j:
26921 Chacón Miguel Angel y ot
c/Fedecar S.R.L. p/Ord. s/Inc.
Mendoza, 21 de setiembre de 1999.
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini
L.S.291-153
JUBILACIONES. Principio de
igualdad. Monto. Reducción.
El principio de igualdad no
tiene carácter absoluto. La
razonabilidad es la pauta para
ponderar la medida de la igualdad,
por lo que el legislador puede crear
categorías, habilitantes a condición
de que el criterio empleado para
discriminar sea razonable, en
consecuencia, las únicas
desigualdades inconstitucionales son
las arbitrarias.
“El art.16 de la CN no
impone la uniformidad de la
legislación en materia previsional, ni
impide la existencia de regímenes
jubilatorios distintos en tanto no
exista discriminación irrazonable”.
“Si bien las prestaciones
previsionales en cuanto derechos
adquiridos se incorporan al
patrimonio del beneficiario con el
amparo del art.17 de la C.N., el
monto de los beneficios puede ser
disminuído sin menoscabo de esa
garantía cuando median para ello
razones de orden público o de
beneficio general, en tanto y en
cuanto la reducción no sea
confiscatoria o arbitrariamente
desproporcionada”.
Dicho en otros términos: “el
derecho jubilatorio se desglosa en
dos aspectos:
a) el status de jubilado y
b) El goce o disfrute en una
cantidad dineraria.
El primero, es intangible, e
integra el patrimonio del
beneficiario como un contenido del
derecho de propiedad. El segundo,
puede soportar reducciones,
mientras éstas no sean
confiscatorias.
Jurisprudencia de Mendoza
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº56617 Marinelli, Francisco
Miguel c/Caja de Jubilaciones y
Pensiones de la Provincia s/A.P.A.
Mendoza, 11 de agosto de 1999.
Sala Primera.
Kemelmajer de Carlucci-RomanoMoyano
L.S.290-088.
LEYES
FISCALES.
Interpretaciòn. Pautas.
“La exégesis de las leyes
fiscales debe efectuarse mediante
u na r az o nab le y d i scr et a
interpretación de los preceptos
propios del régimen impositivo y de
las razones que lo informan, con
miras a determinar la voluntad
legislativa”, debe tenerse presente
que las normas fiscales no persiguen
como única finalidad la recaudación
y toda interpetación debe realizarse
atendiendo esencialmente a la
realidad económica de que se trate”.
Sin embargo, “La aplicación
del principio interpretativo de la
realidad económica no puede
conducir a desvirtuar lo establecido
específicamente por las normas
legales que regulan concretamente la
relación tributaria.
Por tanto la ley no se
177
interpreta ni pro fisco ni pro
c o n t r i b u ye n t e ; co m o t o d a
interpretación, la de la ley fiscal
supone desentrañar su significado y
para tener éxito en este intento, la
regla es:
“Hay que indagar el fin de la
norma a través de sus palabras
apreciadas con criterio lógico y
razonable y de acuerdo al sentido
económico que es propio de su
contenido y naturaleza”.
Consecuentemente, existen
barreras que no se pueden
sobrepasar y ellas son
fundamentalmente dos: la letra de la
ley, y el fin de la norma.
Suprema Corte de Justicia
Expte Nº 62441 Marasco, Arístides
c/Gbno de la Provincia de Mendoza
s/A.P.A.
Mendoza, 29 de junio de 1999.
Sala Primera.
Kemelmajer de Carlucci-RomanoMoyano.
L.S.289-259.
OBRA PUBLICA. Instituto
provincial de la vivienda Plan
sismo. Pliego de condiciones.
Pagos a cargo del Estado.
Interpretación. Reglas.
178
Jurisprudencia de Mendoza
Es posible la interpretación
armónica de los arts.78 y 81 del
pliego de condiciones generales y el
artículo 16 de los pliegos de
condiciones particulares de todas las
obras contratadas por el plan sismo
de reconstrucción de viviendas por
intermedio del I.P.V. En efecto,
estimo que es posible compatibilizar
las normas presuntamente en
conflicto y de la siguiente manera:
a) existe un plazo de quince días
para que la administración haga el
pago de los certificados en tiempo y
forma,
b) existe una norma que reconoce el
pago de moratorios cuando el
mismo sea cancelado más allá de los
sesenta días;
c) luego, existe un plazo que va
desde los dieciséis días hasta el día
cincuenta y nueve en que el I.P.V.
no está en mora, pero tampoco
abona sus obligaciones en el estricto
plazo legal de quince días.
Es en estos casos de pagos
fuera de los quince y dentro de los
sesenta días en que la
administración debe reconocerle el
pago del complemento financiero.
En este sentido sí tiene
razonabilidad la concordancia de
ambas normas. Pues se supone que
un plazo de quince días es razonable
para el pago en tiempo y forma. Hay
un segundo plazo entre los dieciséis
y cincuenta y nueve días en que la
administración no paga en término
pero jurídicamente no se lo
considera en mora. Allí entre los
quince días y los dos meses se
justifica que la Administración
reconozca el complemento
financiero, que como lo dice la parte
actora constituyen a mí juicio
compensatorios, que aparecen prima
facie como razonables si el pago no
ocurre dentro de los quince días.
También aparece como razonable
que la contratista soporte cierto
costo financiero por los quince días
iniciales, plazo apropiado para hacer
las liquidaciones y en todo caso es
un cierto sacrificio del contratista,
frente al hecho de reconocerle el
complemento cuando ocurra el pago
entre los dieciséis y cincuenta y
nueve días, donde la privación del
uso del capital es mayor y por ende
razonable que le sea reconocido por
el Estado.
Es un principio de
hermenéutica jurídica fundamental
buscar armonizar las normas y que
la contradicción debe ser
considerada tal, sólo y cuando la
misma sea verdaderamente
insalvable, que no exista ninguna
posibilidad lógica de compatibilizar
una norma con la otra y que la
Jurisprudencia de Mendoza
opción sea mantener una sobre la
derogación o no consideración de la
otra y en tal caso prima la particular
sobre la general.
Sin embargo, cuando es
posible fáctica y jurídicamente tener
por vigentes las dos normas, no
existe en rigor de verdad un
conflicto en sentido estricto, sino
sólo aparente, el que se supera con
una interpretación armónica y
racional, que permita la vigencia de
ambas, otorgando en tal sentido
seguridad jurídica a los contratos.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº51391 Cimalco
S.A.c/Instituto Provincial de la
Vivienda s/A.P.A.
Mendoza, 1 de octubre de 1999.
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini.
L.S. 291-294
(Controlado de computadora)
OBRERO DE VIÑA. Régimen
legal.
Es el convenio colectivo
154/91 y las normas de la L.C.T.,
los que rigen la actividad
desempeñada por el sr.Agustín Sosa
como obrero común de viñas,
quedando excluido del ámbito legal
de la ley 21248. Ello en razón de
179
que el convenio mencionado utsupra es de fecha anterior al rnta,
por lo que resulta ajustado a derecho
encuadrar el caso en las
disposiciones de la L.C.T.,para
resolver sobre la procedencia de los
rubros reclamados por la actora,
desde que la propia ley 22248 en su
art.144 excluye de su ámbito a las
relaciones regidas por convenios
anteriores a su vigencia.
Ya se sostuvo en numerosos
precedentes de esta Sala, que ante el
silencio de la propia convención
colectiva regente de la actividad
subexamine, se recurrió a la
normativa del régimen de la ley de
contrato de trabajo en el
entendimiento que este sistema es el
marco protectorio mínimo previsto
para el trabajador, (autos nº63651,
“Coria de Villegas en j: 4050...” y
autos nº60365 “Echegas S.A. en j11985 Ferreyra, Manuela c/Echegas
S.A....”
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº64225 S.A.M.E.I. Lorenzo
Guerrero Ltda. en j: 14232 Sosa,
Agustín c/S.A.M.E.I. Lorenzo
Guerrero Ltda. p/Ord. s/Casación.
Mendoza, 29 de junio de 1999
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini.
L.S.289-416
180
Jurisprudencia de Mendoza
PECULADO
Referencias:
Ver Delito Rev.Nº56 pág.
(Jurisprudencia de Mza., 2da.Serie).
PERSONERIA. Ratificación.
Plazo. Necesidad de concesión
expresa
La ratificación de lo actuado
por el gestor es posible, aunque haya
vencido el plazo concedido,
mientras no se haya denunciado el
desglose.
La carga procesal del seudo
mandante no se cumple presentando
el escrito que solicita la concesión
del plazo; en otros términos: él no
puede desentenderse de la respuesta
judicial; si el tribunal no contesta a
su petición de concesión del plazo
debe requerirla mediante las vías
procesales correspondientes pues si
no hace su situación encuadra en la
regla del art.29 inc.I que significa
“no dar curso a la petición”.
Suprema Corte de Justicia
Epxte.Nº64811 Agroindustrias Inca
SA en j: 25320 Agroindustrias Inca
S.A. en j 34805/24595 Vera H.
c/Agroindustrias Inca S.A: p/Ord.
p/Incidente de nulidad s/Inc.Cas.
Mendoza, 1 de setiembre de 1999.
Sala Primera
Kemelmajer de Carlucci-RomanoMoyano.
L.S.290-419
PRESCRIPCIÓN. Interrupción.
Demanda. Falta de personería.
Ratificación.
La demanda entablada por
quien carece de mandata al efecto no
interrumpe el curso de la
prescripción. Sin embargo, ese
principio sufre una excepción si
ulteirormente se acredita que el
mandato había sido otorgado con
anterioridad al acto interruptivo.
“No interrumpe el curso de
la prescripción la demanda iniciada
por quien carecía de mandato al
momento de la interposición si es
ratificada con posterioridad al
cumplimiento del plazo”.
Suprema Corte de Justicia
Expte Nº 65127 Benito Juan C en j:
105946/23701 Catania, Miriam I
c/Juan Carlos Benito p/Ordinario
s/Cas.
Mendoza, 18 de agosto de 1999
Sala Primera
Kemelmajer de Carlucci-Romano
L.S.290-240
Jurisprudencia de Mendoza
RECURSO DE CASACIÓN.
SUSPENSIÓN DEL JUICIO A
PRUEBA.
La suspensión del juicio a
prueba no se encuentra comprendido
entre las resoluciones definitivas
que menciona el art.504 de la ley
ritual, por lo que no corresponde su
tratamiento en esta instancia
extraordinaria.
“... el instituto (de la
probation) es esencialment e
provisorio y la decisión tomada
puede ser revocada; no pone fin a la
acción ni a la pena, sino que el
efecto inmediato es sólo la
suspensión del juicio, por lo que la
característica de definitividad está
notoriamente desdibujada”.
“Debería la Legislatura
Provincial reglamentar los efectos
de la suspensión del juicio a prueba,
y entre varios de ellos introducir una
norma expresa, al art.553 del
C.P.P.”.
La existencia de esta norma
como excepción expresa de la
definitividad y que permite conceder
el recurso de casación, ponen en
evidencia la necesidad y la utilidad
que sea la ley -y no los jueces-, la
que modifique el sistema procesal”.
Suprema Corte d eJusticia
181
Expte.Nº65153 Fiscal c/Stanziola
Eduardo Carlos por Lesiones
culposas graves s/Casación.
Mendoza, 5 de julio de 1999
Sala Segunda
Böhm-Nanclares
L.S.289-399.
SUCESIONES. Renuncia a la
herencia. Acción de
inoponibilidad. Integracion de la
littis.
- Ver recurso de Apelación.
Rev.Nº56 pág. (Jurisprudencia de
Mza., 2da. Serie).
VIAJANTE DE COMERCIO.
Despido. Indemnización por
antigüedad y preaviso. Cálculo y
comisiones.
El art.245 de la L.C.T.
establece como criterio general para
calcular las indemnizaciones por
antigüedad, que la misma será
equivalente a la mejor retribución
normal y habitual en el período de
seis meses.
Es decir, que la ley no ha
querido que se tomen en cuenta
remuneraciones excepcionales, sino
182
Jurisprudencia de Mendoza
aquellas que de un modo u otro se
cobren todos los meses. La
normalidad y la habitualidad, no
hacen a mi juicio al monto, sino
esencialmente al concepto.
“Para proceder al cálculo de
la indemnización por antigüedad, en
el caso de viajantes de comercio,
cuya remuneración es variable, no
debe recurrirse a un promedio, sino
a la mejor remuneración normal y
habitual en términos absolutos
estableciendo la mejor retribución
de comisiones, concepto que debe
incluirse en el cálculo. Pero ese
concepto es inaplicable al preaviso,
toda vez que el art.232 difiere del
anteriormente citado y prevé un
supuesto fáctico distinto, pues no
hay razones para presumir que
durante el plazo de preaviso emitido
el trabajador pudiera devengar una
remuneración idéntica a la mejor o a
la menor, y aquí sí se justifica el
empleo de un promedio
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº64773 Villalón, Alberto D
y ot en j. 5418 Velasco, Aurelio M.
c/Escorial S.A.I.C. p/Sum.
s/Casación.
Mendoza, 13 de agosto de 1999.
Sala Segunda
Nanclares-Böhm-Salvini.
L.S.290-161.
VIOL AC I O N.
vestibular.
Penetración
Si la penetración se produce
en el plano vestibular del órgano
sexual del sujeto pasivo, el hecho
ecuadra en el delito de violación del
art.119 C.P.
De consiguiente, no es
requisito para el delito de violación,
que el himen pierda su contextura
orgánica.
Suprema Corte de Justicia
Expte.Nº65909 Fiscal c/F.O.G. por
Violación s/Casación.
Mendoza, 6 de setiembre de 1999.
Sala Segunda
Böhm-Salvini-Nanclares
L.S.291-007
Jurisprudencia de Mendoza
CAMARAS DE
APELACIONES EN LO
CIVIL,COMERCIAL, MINAS,
DE PAZ Y TRIBUTARIO
Segunda Cámara
CADUCIDAD DE INSTANCIA.
Acto útil.
El decreto que tuvo por
contestado el traslado del responde
de la demanda es acto útil.
Cámaras Civiles
Expte.Nº157661/24547 Albornoz
Jorge Osvaldo c/Daniel Javier
Hansen p/D y P.
Mendoza, 28 de abril de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.A.82-188.
CADUCIDAD DE INSTANCIA.
Acto útil. Ratificación actuaciones
mandatario.
La ratificación de las
actuaciones del mandatario que
invocó el art.29 del C.P.C. no
i m pl i c a r ea l i z a r u n a c t o
impulsorio,sino solamente darle
183
validez a la actuación convalidada a
la fecha en que ésta se realizó
(art.1936 C.Civil) Lo contrario
i m po rt ar ía u na e n c u b i er ta
ampliación de términos o una
restitución de los mismos, atentando
contra el principio de preclusión.
Cámaras Civiles
Expte.Nº157661/24547 Albornoz
Jorge Osvaldo c/Daniel Javier
Hansen p/D y P.
Mendoza, 28 de abril de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.A.82-188
CAUTELARES. Juicio ejecutivo.
Las resoluciones relativas a
ampliación, limitación, sustitución y
levantamiento de embargo, son
apelables en forma abreviada en el
juicio ejecutivo. El art.236 ap V del
C.P.C., debe aplicarse con
preferencia al art.245 del mismo
cuerpo legal, que limita la apelación
del demandado a la sentencia
cuando hubiera opuesto
excepciones.
Cámaras Civiles
Expte.Nº72918/24858 Catalini
Carlos Walter y ot c/Riquelme
184
Jurisprudencia de Mendoza
Héctor E. p/Ej.Hon.
Mendoza, 8 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil
Caso-Varela de Roura-Marzari
Céspedes.
L.A.82-201
COMPRAVENTA. Frutos de la
cosecha.
El artículo 452 inc.3 del C.
de Comercio, excluye de la
calificación de compraventa
mercantil la que hacen los
labradores de los f rutos de su
cosecha.
Cámaras Civiles
Expte.Nº64552/24336 Michelini
Eduardo J. c/Miguel Núñez p/Ord.
Mendoza, 6 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-065.
CONCURSO. Facultades
síndico. Liquidación.
del
En el nuevo ordenamiento
concursal el Síndico conserva el
carácter de liquidador falencial,
debiendo proceder a realizar los
bienes, aconsejando el modo más
conveniente e interviniendo en la
enajenación, obteniendo su
legitimación en función de ser
sustituto procesal del quebrado,
siendo el Juez quien debe ordenar el
procedimiento (art.274) y arbitrar
las medidas para una mejor
enajenación. Los acreedores carecen
de personería para discutir la forma
de realización de los bienes, puesto
que quien los representa es el
Síndico.
Cámaras Civiles
Expte.Nº24748 Corvalán Carlos M
en j: 41164 Corvalán Carlos Mario
p/Quiebra. Recurso directo.
Mendoza, 13 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil
Marzari Céspedes-Caso-Varela de
Roura
L.A.82-220.
CONCURSO. Fallido.
Legitimación procesal.
El art.110 de la ley 24522
mantiene como regla la pérdida de
legitimación procesal del fallido,
pero ha ampliado los supuestos
excepcionales en que admite su
intervención: Es así como se le
atribuye legitimación en los
incidentes de verificación y de
revisión. Ello tiene en cuenta el
Jurisprudencia de Mendoza
interés del fallido en obtener la justa
composición del pasivo, al que debe
hacer frente con la liquidación de
sus bienes, por lo que la ley 24522
prevé expresamente su participación
en los arts.34, 40, 56, 84, 94, 96,
100, 117, 218 y 272.
El fallido carece de
legitimación procesal para recurrir
las resoluciones y providencias que
se dicten en orden a los bienes
desapoderados.
Cámaras Civiles
Expte.Nº24748 Corvalán Carlos M.
en j: 41164 Corvalán Carlos Mario
p/Quiebra -Recurso directo.
Mendoza, 13 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Marzari Céspedes-Caso-Varela de
Roura.
L.A.82-220.
CONTRATOS. Locación de cosas.
Prestaciones accesorias. Pago de
facturas. Prescripción de la
acción.
La acción por cobro de
facturas, cuyo pago ha sido
efectuado por quien no estaba
contractualmente obligado, sino que
debían ser canceladas por el
inquilino, prescribe a los diez años.
185
No se trata de obligaciones
accesorias a la locación, cuyo cobro
prescribiría a los cinco años, sino
del pago efectuado por quien no
estaba obligado a hacerlo y tiene
derecho a repetirlo.
Cámaras Civiles
Expte.Nº101147/24538 Comes
Mirta Inés c/Walter Pérez y ots p/D
y P.
Mendoza, 23 de abril de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-032
CONTRATO DE SEGURO. Falta
de pago de prima. Mora. Efectos.
De acuerdo al art.31 de la ley
de seguros, la mora en el pago de la
prima es automática y tiene como
consecuencia la suspensión de la
garantía, precisamente hasta que se
actualicen los aportes adeudados.
Cámaras Civiles
Expte.Nº127340/24466 Cataldi
Alfonso c/Luis Antonio Le Daca,
Daniel H. Maldini, Luciana
F.Cogno de Maldini- Suc.Seg. p/D.
y P.
Mendoza, 16 de mayo de 1997.
186
Jurisprudencia de Mendoza
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura- Caso- Marzari
Céspedes.
L.S.90-076.
CONTRATO DE SEGURO.
Negación de su existencia.
Vigencia. Prueba.
La negativa del asegurador
citado sobre la responsabilidad que
se le atribuye (por no haber
contratado el seguro, por no estar
vigente la póliza, o por estar
suspendida su cobertura por falta de
pago del premio), pone en cabeza
del actor asegurado la carga
pertinente de tener que demostrar lo
contrario, por resultar un hecho
controvertido.
Cámaras Civiles
Expte.Nº127340/24466 Cataldi
Alfonso c/Luis Antonio Le Daca,
Daniel H.Maldini, Luciana F.Cogno
de Maldini-Suc.Seg. p/D. y P.
Mendoza, 16 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-076.
CONTRATO
DE
SEGURO.
Nulidad. Siniestro anterior a su
celebración.
El contrato de seguro es nulo
si al tiempo de su celebración el
siniestro ya se había producido.
Cámaras Civiles
Expte.Nª127340/24466 Cataldi
Alfonso c/Luis Antonio Le Daca,
Daniel H.Maldini, Luciana F.Cogno
de Maldini-Suc.Seg. p/D y P.
Mendoza, 16 de mayo de 1997.
L.S.90-076.
CONTRATO DE SEGURO.
Prima. Falta de pago. Prueba.
La falta de pago de la póliza
invocada por la compañía
aseguradora, debe ser acreditada por
ella para eximirse de
responsabilidad.
Cámaras Civiles
Expte.Nº127340/24466 Cataldi
Alfonso c/Luis Antonio Le Daca,
Daniel H.Maldini, Luciana F.Cogno
de Maldini-Suc.Seg. p/D y P.
Mendoza, 16 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Caso -Marzari
Céspedes.
L.S.90-076.
Jurisprudencia de Mendoza
COSTAS. Daño moral. Base
regulatoria.
La base de la condena en
costas por daño moral está dada por
el monto del tal reclamo.
Cámaras Civiles
Expte.Nº103319/22943 Alonso
Eduardo Raúl c/Antonio Raúl
Yordano p/D y P.
Mendoza, 16 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Caso-Varela de Roura-Marzari
Céspedes.
L.S.90-083.
DAÑOS Y PERJUI CIOS.
Accidente de tránsito. Cosas
riesgosas.
En accidentes en que
intervienen dos o más cosas
peligrosas y no se ha podido precisar
cuál es el daño que cada cosa
riesgosa produce en la otra, puesto
que se las causan mutuamente, cada
uno debe soportar su propio daño.
Se trata de un problema de falta de
acreditación de la causación del
daño.
Cámaras Civiles
Expte.Nº848872/24333 Segura Luis
187
c/Antonio Alberto Vega p/D y P.
Mendoza, 13 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Marzari Céspedes-Varela de Roura
L.S.90-129
DAÑOS Y PERJUICIOS.
Accidente de tránsito. Menor de
edad. Inhabilidad para conducir.
El actor no está habilitado a
reclamar una indemnización por el
solo hecho de que el otro
interviniente en el accidente fuese
un menor no habilitado para circular
al mando de un vehículo. Esa
infracción tiene una sanción
administrativa, pero no puede
erigirse en fundamento de una
indemnización civil, a tal punto de
enervar las infracciones cometidas
por el otro automovilista
interviniente en el accidente.
Cámaras Civiles
Expte.Nº64243/24582 Fernández
Oscar c/Jorge Miguel Conill y
Federico Gabrieli Conill p/D y P.
Mendoza, 19 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Marzari CéspedesCaso.
L.S.90-137
188
Jurisprudencia de Mendoza
DAÑOS Y PERJUICIOS.
Accidente de tránsito. Peatón.
El conductor del camión
debió ante la presencia del peatón
detener su rodado; el no hacerlo
demuestra su imprudencia, pues los
peatones son una contingencia
natural del tránsito.
Cámaras Civiles
Expte.Nº148239/24665 Ballester
Vda. de Scarcciante Miriam E
c/Félix H.Puebla Pereyra p/D y P.
Mendoza, 25 de abril de 1997.
Segunda Cámara Civil
Caso-Varela de Roura-Marzari
Céspedes.
L.S.90-042.
DAÑOS Y PERJUICI O S .
Accidente de tránsito. Peatón.
Culpa de la víctima.
Un automovilista puede
prever que una persona que está
parada en medio de la calle avance
intentando proseguir su camino,pero
no puede exigírsele que prevea la
posibilidad que un peatón que ya lo
superó en el cruce por delante suyo,
retroceda -de espalda- sobre sus
pasos para volver a colocarse en su
línea de desplazamiento. Este
imprudente movimiento de la
víctima es lo que provocó el
accidente.
Cámaras Civiles
Expte.Nº99687/24444 Hessler
Gunther Albin Ricardo c/María
R.Jimenez Levantino p/D y P.
Mendoza,5 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil
Caso-Marzari Céspedes-Varela de
Roura.
L.S.90-109.
DAÑOS Y PERJU ICIOS.
Accidente de tránsito.
Responsabilidad por riesgo o vicio
de la cosa. Prueba.
Cuando existen dos
versiones contradictorias entre actor
y demandado -avaladas por sendos
testimonios también encontrados-,
en el que no se ha logrado formar
convicción de cómo sucedió el
hecho dañoso, debe rechazarse la
demanda al no haber probado el
accionante el presupuesto de su
acción de resarcimiento, esto es que
el daño de su vehículo se produjera
por culpa del accionado. Aún
ubicándonos en la doctrina del
riesgo creado, receptado por el
segundo párrafo del art.1113, la
responsabilidad que atribuye la
Jurisprudencia de Mendoza
norma no resultaría aplicable. La
misma supone daño causado por el
riesgo o vicio de la cosa, en la que
se presume la responsabilidad del
dueño o guardián cuando la cosa
riesgosa o peligrosa causare un
daño. No se presume que el daño
haya sido causado por la cosa
peligrosa, sino la responsabilidad
del dueño o guardián cuando ese
daño se hubiere producido. Pero la
prueba de que el daño fue
ocasionado por la cosa riesgosa no
escapa al principio general de que la
misma incumbe a quien alega el
hecho.
Cámaras Civiles
Expte.Nº84872/24333 Segura Luis
c/Antonio Alberto Vega p/D y P.
Mendoza, 13 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Marzari Céspedes-Varela de RouraL.S.90-129
DAÑOS Y PERJUICIOS. Daños
causados por animales.
Responsabilidad del dueño o
guardián.
La responsabilidad del dueño
o guardián del animal por los daños
que éste causare surge de lo
dispuesto en el art.1124 del C.Civil,
atribuyéndole la culpa de no arbitrar
189
todos los cuidados o vigilancia
necesarios para que no pueda dañar
a terceros, y si el daño se produce, la
presunción es que tales cuidados o
vigilancia han sido omitidos o
resultaron insuficientes.
La responsabilidad por el
hecho dañoso causado por el animal
doméstico recae sobre el dueño, si
éste no prueba que el suceso se
debió al hecho de un tercero, a la
culpa exclusiva del damnificado, o
que el animal fue excitado por un
tercero, o que el daño provino de
caso fortuito o fuerza mayor.
Cámaras Civiles
Expte.Nº65606/24397 García Hugo
Jorge p/sí y p/su hijo menor
c/Muscolo M. de Greñon María
Elisa p/Ord.
Mendoza, 6 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Marzari CéspedesCaso
L.S.90-115.
DESINDEXACIÓN. Pruebas.
Cuando se solicita la
aplicación de la ley 24283 debe
probarse el presupuesto de hecho
que la justifica, es decir, no basta
limitarse a invocar el pedido de
190
Jurisprudencia de Mendoza
desindexación, sino que debe
demostrarse y convencerse al juez
que el índice aplicado en el caso no
guarda relación con la economía real
y el valor de los bienes involucrados
y se torna objetivamente injusto.
Cámaras Civiles
Expte.Nº101147724538 Comes
Mirta Inés c/Walter Pérez y ots p/D
y P.
Mendoza, 23 de abril de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-032.
EJECUCION HIPOTECARIA.
Excepción inhabilidad de título.
Si bien la excepción de
inhabilidad de título no está
contemplada por el art.266 del
C.P.C., que enumera las defensas
oponibles contra la ejecución
hipotecaria, se admite su
consideración, siempre que
fundamentalmente se haya
cuestionado requisitos esenciales
que hagan a la viabilidad del título
que se ejecuta aunque siempre
ciñéndose a las condiciones que
hacen a su procedencia como título
ejecutivo, descartando los planteos
de fondo o sustanciales referidos al
negocio subyacente.
Resulta improcedente la
excepción de inhabilidad de título,
cuando se alega que se intimó el
pago de una suma mayor a la
debida, pero no se depositó lo que
realmente se creía adeudar. Esto
hace a la citada buena fe que debe
existir en el cumplimiento
contractual y a la seriedad de la
defensa que se opone.
Cámaras Civiles
Expte.Nº116879/24639 Banco Velox
S.A. c/Cayetano Munaffo p/Ej. Hip.
Mendoza, 25 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil
Marzari Céspedes-Caso-Varela de
Roura.
L.S.90-156.
EJECUCION HIPOTECARIA.
Nulidad escritura.
En la ejecución hipotecaria
no es procedente articular la nulidad
de la escritura, no sólo por cuanto
no se encuentra entre las
excepciones previstas (art.266
C.P.C.), sino también porque su
admisión implicaría desnaturalizar
el carácter breve del juicio
ejecutivo. Esta solución obviamente,
no obsta a que el ejecutado haga
Jurisprudencia de Mendoza
valer los derechos que pretenden
han sido vulnerado en el juicio de
conocimiento posterior, que autoriza
el art.246 del mismo Código.
Cámaras Civiles
Expte.Nº116879/24639 Banco Velox
S.A. c/Cayetano Munaffo p/Ej. Hip.
Mendoza, 25 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil
Marzari Céspedes-Caso-Varela de
Roura
L.S.90-156.
EJECUCION HIPOTECARIA.
Requisitos.
El título hipotecario resulta
creado por la ley sustancial, de
modo que aún ante el silencio de la
ley procesal, procedería lo mismo la
ejecución. Pero los códigos
procesales como el nuestro, incluyen
entre los títulos que traen aparejada
ejecución, en primer término, los
instrumentos públicos; y la escritura
pública -forma de rigor para el
contrato de préstamo con garantía
hipotecaria- es el primero de los
instrumentos públicos que menciona
el art.979 del C.Civil.
Cámaras Civiles
Expte.Nº116879/24639 Banco Velox
191
S.A. c/Cayetano Munaffo p/Ej. Hip.
Mendoza, 25 d ejunio de 1997.
Segunda Cámara Civil
Marzari Céspedes-Caso-Varela de
Roura
L.S.90-156.
EJECUCION HIPOTECARIA.
Rubros comprendidos. Gastos
judiciales.
Los costos y gastos, como
los daños , a que el deudor pueda
ser condenado, por causa de la
inejecución de una obligación,
participan como accesorio del
crédito principal, de las seguridades
hipotecarias constituídas por ese
título.
Cámaras Civiles
Expte.Nº116879/24639 Banco Velox
S..A. c/Cayetano Munaffo p/Ej.
Hipot.
Mendoza, 25 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Marzari Céspedes-Caso-Varela de
Roura.
L.S.90-156.
ESCRIBANO.
Escrituración.
Gastos
Las partes intervinientes
192
Jurisprudencia de Mendoza
están obligadas a restituir al Notario,
cuando fue éste quien satisfizo, las
deudas fiscales o privadas de
impuestos relativos al acto de
escrituración. Este debe quedar
totalmente desinteresado hasta la
completa terminación e inscripción
del acto formalizado, pues de lo
contrario procede su restitución por
la vía ejecutiva (art.16, ley 553).
Cámaras Civiles
Expte.Nº103591/24551 Cona de
L a z z a r o
J o s e f i n a
c/Const.Sudamericana S.A.C.I.F.I. y
A p/Ac.Ej.
Mendoza, 28 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Marzari Céspedes-Varela de RouraCaso.
L.S.90-095.
FACTURAS. Contenido.
Toda factura, en tanto
implica la instrumentación de una
venta, debe estar emitida por el
vendedor, dirigida al comprador,
debe constar el objeto de la
contratación, es decir, lo que se
vende y el precio total de dicha
venta. Sólo será firmada por el
comprador en el supuesto de que no
se pague en el mismo acto de
recepción de la mercadería, no así
cuando la misma se emita con
simultaneidad a la entrega de
mercadería y su pago. Es evidente,
que cuando se realiza una venta de
contado, no se emite recibo, sino
que basta al comprador tener en su
poder la factura de la compra
realizada.
Cámaras Civiles
Expte.Nº64552/24336 Michelini
Eduardo J. c/Miguel Núñez p/Ord.
Mendoza, 6 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-065
FACTURAS. Valor probatorio.
Venta al contado.
Las facturas por una venta de
contado deben obrar en poder del
comprador, quien las reclama
cuando paga por lo adquirido.
Cámaras Civiles
Expte.Nº64552/24336 Michelini
Eduardo J. C. c/Miguel Núñez
p/Ord.
Mendoza, 6 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Varela de Roura-Caso-Marzari
Jurisprudencia de Mendoza
Céspedes.
L.S.90-065
HIPOTECA.
Especialidad.
193
Gastos.
Ejecución.
En los casos en que la
escritura hipotecaria instrumenta
también al crédito garantizado,
procederá de todos modos la vía
ejecutiva, pues el título que
documenta el crédito, trae aparejado
ejecución por tratarse de un
instrumento público. Por lo que no
se viola el principio de especialidad
de la hipoteca, si el instrumento
público comprueba una obligación
exigible de dar cantidades de dinero
líquido o fácilmente liquidable, por
lo que ninguna duda puede alegarse
sobre la aptitud ejecutiva del título y
del resguardo del derecho de
defensa del ejecutado.
Cámaras Civiles
Expte.Nº116879/24639 Banco Velox
S.A. c/Cayetano Munaffo p/Ej. Hip.
Mendoza, 25 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil
Marzari Céspedes-Caso-Varela de
Roura.
L.S.90-156
HIPOTECA. Especialidad. .
No es necesario que el
monto total de los punitorios,
gastos y demás accesorios legales se
determine al momento de iniciarse
la ejecución. Pues obviamente que
ello no se sabrá -sin que se afecte el
principio de especialidad- hasta que
no concluya el proceso con la
cancelación del crédito y accesorios
legales, los cuales recién se
determinarán en la liquidación
pertinente.
Cámaras Civiles
Expte.Nº116879/24639 Banco Velox
S.A. c/Cayetano Munaffo p/Ej. Hip.
Mendoza, 25 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Marzari Céspedes- Caso- Varela de
Roura.
L.S.90-156.
HIPOTECA. Inmuebles
comprendidos. Principio de
especialidad.
Para garantizar el pago de
una obligación se puede constituir la
hipoteca sobre uno o más inmuebles
y todos y cada uno de ellos responde
por la totalidad de la deuda.
194
Jurisprudencia de Mendoza
Cámaras Civiles
Expte.Nº116879/24639 Banco Velox
S.A. c/Cayetano Munaffo p/Ej. Hip.
Segunda Cámara Civil
Marzari Céspedes-Caso-Varela de
Roura.
L.S.90-156
HONORARIOS.
sociedad conyugal.
Disolución
La regulación de honorarios
debe efectuarse conforme a lo
dispuesto por el art.9 inc.k de la ley
arancelaria cuando se dicta sentencia
de divorcio por mutuo acuerdo y se
homologa un convenio sobre
división de la sociedad conyugal.
Para practicar regulación es
necesario contar con elementos en el
proceso, que determinen el valor de
los bienes existentes al momento de
la demanda. Caso contrario
corresponde diferir honorarios hasta
que los interesados aporten
elem ent os necesarios para
determinar la base regulatoria.
Cámaras Civiles
Expte.Nº 69420/24595 F.O.B.
c/G.J.E. p/Div.Vinc.
Mendoza, 27 de mayo de 1997
Segunda Cámara Civil
Caso-Varela de Roura
L.A.82-252
HONORARIOS. Escribano.
Gastos. Impuestos. Cobro.
La ley le acuerda al notario
dos vías escalonadas para recuperar
la suma que desembolsó por gastos
de escrituración que correspondían
efectuar a las partes: podrá (no es
imperativo) retener los testimonios
y documentos mientras no se le
hayan cancelado las sumas
adeudadas; o si decidió entregarlos,
la ley lo mune de la posibilidad de
perseguir su cobro por la vía
ejecutiva, concediéndole tal carácter
a la liquidación que efectúe, donde
se incluirán los honorarios y los
impuestos o gastos, que son los
referidos a la operación notarial
otorgada y que están a cargo de las
partes.
Cámaras Civiles
Expte.Nº103591/24551, Cona de
Lazzaro J os efi na c/Const.
Sudamericana S.A.C.F.I. y A. P/
Ac.Ej.
Segunda Cámara Civil.
Marzari Céspedes-Varela de RouraCaso.
L.S.90-095.
Jurisprudencia de Mendoza
HONORARIOS.
Título ejecutivo.
Escribano.
La
liquidación
de
honorarios, puestos y/o gastos
correspondientes a documentos
notariales otorgados, conformada
por el Colegio Notarial, tiene
carácter de título ejecutivo (art.16,
ley 5053).
Su antecedente lo constituye
el art.84 de la ley 3058, el cual
prescribía que: la cuenta por
honorarios, impuestos y gastos
firmada y sellada por notario,
conformada por las partes y visada
por el Colegio, servirá de título
ejecutivo para entablar demanda
contra el responsable de pago, quien
sólo podrá oponer las excepciones
que para esta clase de juicios prevé
la ley procesal.
En el texto vigente, se ha
prescindido de la conformidad que
debían prestar los intervinientes en
el acto, exigiendo sólo la de la
Entidad Notarial, pero en ambas
normas se hace expresa mención a
los impuestos o gastos que se
incluyan en la misma.
Cámaras Civiles
Expte.103591/24551 Conas de
Lazza ro Jos efi na c/Const.
Sudamericana S.A.C.F.I. y A.
195
p/Ac.Ej.
Mendoza, 28 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Marzari Céspedes-Varela de RouraCaso.
L.S.90-095.
HONORARIOS. Estimación.
El incidente de estimación
de honorarios debe tramitarse
contradictoriamente, a los términos
del art.21 de la ley 36421, y en la
instancia correspondiente,
posibilitando de ese modo que la
parte interesada en la determinación
de los honorarios cuyo pago se le ha
impuesto pueda controlar la
valuación de los bienes que
componen la sociedad conyugal y
que constituyen la base regulatoria.
Cámaras Civiles
Expte.Nº69420/24595 F. O. B. c/G.
J. E. p/Div.Vinc.
Mendoza, 27 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Caso-Varela de Roura
L.A.82-252
HONORARIOS. Simulación.
Norma arancelaria aplicable.
La acción de simulación
196
Jurisprudencia de Mendoza
ejercida por los terceros, reviste el
carácter de una acción patrimonial,
pues con ella se procura la
reconstrucción del patrimonio de
una persona. Ello justifica que
nuestra ley arancelaria expresamente
disponga en el inc.d) del art.89, que
en los procesos motivados por el
ejercicio de la acción de simulación
de actos jurídicos y similares, se
considerará monto del proceso el
que corresponda al bien cuya
transmisión haya sido cuestionada.
Cámaras Civiles
Expte.Nº22951/24701 Obra social
del personal del papel cartón y
químicos en j: 16613 Alsina Rosich
y Cía-Conc.Inc.Verif
Mendoza, 7 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil
Caso-Varela de Roura-Marzari
Céspedes.
L.A.82-199.
INTERESES. Tasa.
Cámaras Civiles
Expte.Nº68124/24477 Banco Feigin
S.A. c/Helena Castro Aubone y ots
p/Ord.Med.Prev.
Mendoza, 9 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil
Marzari Céspedes-Caso-Varela de
Roura
L.A.82-215
HONORARIOS. Verificación de
crédito.
Actualmente no corresponde
admitir un interés punitorio que
supere entre el 24% y el 30% anual,
pues al hacerlo se atentaría contra
los principios morales. Basta al
respecto poner de resalto que en
fallo plenario de la C.Civ y Com de
Mar del Plata de fecha 16-4-96 se
redujo el tope del 30% anual de la
tasa de interés al 24% también anual
comprensivo de compensatorios y
punitorios pactados.
El artículo 10 de la Ley de
Aranceles no resulta aplicable en los
casos en que se pretende la
verificación de un crédito por una
suma determinada de dinero, por
cuanto se trata de un proceso con
monto determinado.
Cámaras Civiles
Expte.Nº164236/24295 Banco
Quilmes S.A. c/Roberto
R.Castignani, Marta Giménez
p/P.V.E.
Mendoza, 5 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Jurisprudencia de Mendoza
197
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-056
considerado prudente aceptar una
tasa que varía entre el 24% y el 30%
comprendiendo tanto el interés
punitorio como el compensatorio.
INTERESES. Tasa.
Cámaras Civiles
Expte.Nº116879/24639 Banco Velox
S.A. c/Cayetano Munaffo p/Ej. Hip.
Mendoza, 25 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Marzari Céspedes-Caso-Varela de
Roura.
L.S.90-156
A fin de no vulnerar la regla
moral contenida en los arts.953 y
665 del C.C., teniendo en cuenta la
situación económica del país, en
especial a partir de la sanción de la
ley 23928 y la del mercado de
capitales, la suma de a ponderar en
juicios de naturaleza ejecutiva compensatorios y punitorios- no
puede superar en conjunto el 30%
anual (C.Nac.Sala C. 22-9-94,
J.A.1995-III-317; C.Nac.Civ. Sala
F, 13-10-94; J.A. 1995-III-320).
Cámaras Civiles
Expte.Nº164236/24295 Banco
Quilmes S.A. c/Roberto
R.Catignani, Marta Giménez
p/P.V.E.
Mendoza, 5 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Czaso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-056
INTERESES. Tasa aplicable.
La
jurisprudencia
ha
INTERESES. Usura. Reducción.
Fundamento.
La facultad de la justicia
para reducir un interés que considere
usurario se funda en el principo de
que nada contrario al orden público
y a las buenas costumbres puede
tener amparo judicial. La usura es
esencialmente incompatible con las
buenas costumbres. El punto en que
el interés del préstamo comienza a
tener carácter usurario, depende de
las circunstancias económicas del
momento.
Cámaras Civiles
Expte.Nº164236/24295 Banco
Quilmes S.A. c/Roberto
R.Castignani, Marta Giménez
198
Jurisprudencia de Mendoza
p/P.V.E.
Mendoza, 5 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Caso- Marzari
Céspedes.
L.S.90-056
INTERESES PUNITORIOS.
Naturaleza. Características.
Los
punitorios son
moratorios expresamente previstos
en el contrato, y representan una
modalidad de la cláusula penal
moratoria. Son frutos civiles de un
capital, lo que significa que su
importe no es discrecional, sino que
se origina en un porcentaje que se
calcula con referencia a un capital
determinado. Existe lo que se llama
proporcionalidad al capital-tiempo.
Cámaras Civiles
Expte.Nº164236/24295 Banco
Quilmes S.A. c/Roberto
R.Castignani, Marta Giménez
p/P.V.E.
Mendoza, 5 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-056.
JUICIO ORDINARIO. Prueba
documental atribuida al actor.
Impugnación.
En el juicio ordinario no hay
traslado al actor de la defensa
opuesta por la accionada, de allí que
éste carezca de la oportunidad
procesal para impugnar el recibo
presentado por la demandada al
contestar la demanda, en el que
figura su firma. Tampoco debe
hacerlo el accionante en el momento
de ofrecer prueba, sino que es una
carga impuesta al oferente de la
prueba gestionar una audiencia para
que el actor se expida respecto a la
firma y contenido del recibo
acompañado.
Cámaras Civiles
Expte.Nº103319/22943 Alonso
Eduardo Raúl c/Antonio Raúl
Yordano p/D y P.
Mendoza, 16 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Caso-Varela de Roura-Marzari
Céspedes.
L.S.90-083
L OC AC IO N D E C OS A S.
Ocupación indebida. Daños y
perjuicios.
La
indemnización
por
Jurisprudencia de Mendoza
retención indebida del inmueble
procede en todos los casos en que el
i n q u i l i n o ha p erm an e c i d o
ocupándolo después de la
intimación justificada del locador a
restituirlo. La indemnización tiene
por objeto, resarcir al propietario,
del alquiler que hubiere podido
cobrar de un tercero durante el
tiempo en que no tuvo, por una
causa ilícita, la libre disposición del
bien.
portador
Càmaras Civiles
Expte.Nº101147/24538 Comes
Mirta Inés c/Walter Pérez y ots. p/D
y P.
Mendoza, 23 de abril de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-032
PAGARE. Naturaleza jurídica.
PAGARE. Letra de cambio.
Cláusula sin protesto. Efectos.
Prueba.
La cláusula sin protesto no
libera al portador de la obligación de
presentar la letra de cambio en los
términos prescriptos ni de dar
avisos. La prueba de l a
inobservancia de los términos
incumbe a quien la invoca contra el
199
Cámaras Civiles
Expte.Nº132090/14592 Banco Velox
S.A. c/Diego P.Raganato María
C.Destefanis de R., César F.Díaz y
Elda A.Nara de D. p/Camb.
Mendoza, 13 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Caso-Varela de Roura- Marzari
Céspedes.
L.S.90-070.
Los pagarés no constituyen
un medio de pago sino que
conforme lo señala la doctrina, son
la forma de instrumentación de un
negocio jurídico unilateral en virtud
del cual el librador se obliga a pagar
al tomador o a quien éste legitime
una determinada suma de dinero.
Cámaras Civiles
Expte.Nº170138/24706 Di Leo
Benito Ramón c/Ventimiglia
Eduardo p/Desalojo.
Mendoza, 5 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Marzari CéspedesCaso.
L.S.90-105.
PAGO.Integridad. Imputación.
200
Jurisprudencia de Mendoza
Si la obligación se integra
con capital e , el deudor no tiene
libertad para pagar la deuda
principal dejando impagos los . Ello
es consecuencia del principio de
i n t e gr i d a d d el pago, que
quebrantaría el deudor si le
permitiera por vía de impugnación
imponer un pago parcial. El pago
hecho por cuenta de capital , se
imputará primero a los , a no ser que
el acreedor diese recibo por cuenta
de capital.
Cámaras Civiles
Expte-.Nº164236/24295 Banco
Quilmes S.A. c/Roberto
R.Castignani, Marta Giménez
p/P.V.E.
Mendoza, 5 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-056.
Cámaras Civiles
Expte.Nº139759/24573 BUCI Coop
Ltda c/José Felipe Lucero p/Ej. Hip.
Mendoza, 12 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil
Marzari Céspedes-Varela de Roura.
L.S:90-122
Siguiendo el razonamiento
del Juez, exteriorizado en los
considerandos, debe el apelante
expresar con claridad y corrección,
de manera ordenada y concisa, por
qué la sentencia no es justa, los
motivos de la disconformidad, cómo
el Juez ha merituado mal la prueba,
ha omitido alguna que puede ser
decisiva, ha aplicado mal la ley, ha
dejado de decidir cuestiones
planteadas, etc. El litigante debe
expresar, poner de manifiesto,
mostrar, lo más objetiva, clara y
sencillamente posible, los agravios,
es decir el daño o perjuicio injusto
que la sentencia le ocasiona.
RECONOCIMIENTO DE
DEUDA. Concepto. Efectos.
El reconocimiento de deuda
es un acto jurídico mediante el cual
un sujeto admite estar obligado. Es
declarativo de una obligación
preexistente y no constitutivo de una
nueva, por ello mismo, no
constituye novación de la deuda
original.
RECURSO DE APELACIÓN.
Expresión de agravios.
Cámaras Civiles
Expte.Nº137959/24562 Romero
Eduardo Daniel c/Carlos Jorge Luis
201
Jurisprudencia de Mendoza
Fratini V. p/D y P.
Mendoza, 21 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Caso-Varela de Roura.
L.S.90-090
RECURSO DE APELACIÓN.
Límites.
Si el tema de la
determinación del valor de las
reparaciones del automóvil del
actor, fue propuesta al dictamen del
perito mecánico, y si la conclusión
de éste, no fue oportunamente
observada a través de los medios
procesalmente previstos y ni
siquiera se formuló un planteo
similar al que ahora se pretende
introducir ante esta Alzada, en
oportunidad de alegar. Se trata de un
cuestionamiento novedoso que no
resulta atendible en el marco de este
recurso de apelación.
Cámaras Civiles
Expte.Nº91941/24433 Villegas
Yanzon Juan Carlos c/Jorge Santos
Perez Burzota y ot. p/D. y P.
Mendoza. 19 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil.
Caso-Marzari Céspedes-Varela de
Roura.
L.S.90-149.
SENTENCIA.
Omisión.
Fundamentos.
La omisión de fundamentos,
a menos que sea total, no puede ser
motivo de nulidad de la sentencia,
ya que la extensión de los
considerandos es cuestión propia de
la necesidad de expresión del
pensamiento del juez.
Cámaras Civiles
Expte.Nº91941/24433 Villegas
Yanzon Juan Carlos c/Jorge Santos
Perezbursota y ot p/D y P.
Mendoza, 19 de junio de 1997.
Segunda Cámara Civil
Caso-Marzari Céspedes-Varela de
Roura.
L.S.90-149.
TARJETA
Cupones.
DE
CRÉDITO.
El no haber adjuntado los
cupones de tarjeta de crédito en
nada afecta la exigibilidad de la
deuda, si aquélla fue reconocida en
el instrumento ejecutado.
Cámaras Civiles
Expte.Nº164236/24295 Banco
Quilmes S.A. c/Roberto
R.Castignani, Marta Gimenez,
202
Jurisprudencia de Mendoza
p/P.V.E.
Mendoza, 5 de mayo de 1997.
Segunda Cámara Civil
Varela de Roura-Caso-Marzari
Céspedes.
L.S.90-056.
Tercera Cámara
ACUMULACION
DE
PROCESOS. SUSPENSIÓN DEL
PROCEDIMIENTO.
En los incidentes de
acumulación de procesos la
suspensión de los trámites del
proceso se produce ministerio
legis”, desde que se inicia el artículo
y mientras se lo sustancia. No
modifica lo dicho la circunstancia
que el iudex a quo al dar trámite al
pedido de acumulación, no haya
dispuesto ex presamente la
suspensión de los procedimientos,
pues, como se dijo, la misma se
produce por ministerio legal.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23163 Fernández Carmen
c/Julián Carlos Salaverri p/Cobro
de Alquiler.
Mendoza, 5 de mayo de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Staib-Barrera-Garrigos
L.A. 081-184
ALIMENTOS. Obligados.
Es
verdad que en la
actualidad la obligación alimentaria
es un deber que recae sobre ambos
padres. Empero, es dable señalar el
deber fundamental del padre de
contribuir con su obligación
alimentaria, la que se genera a partir
del nacimiento de los hijos y le
exige la realización de todos los
esfuerzos que fueren necesarios para
cumplir con la misma. Lo atinente a
la madre transita por otros carriles,
en la medida que si bien debe
evaluarse sus posibilidades
económicas, ello no funciona como
una liberación de las obligaciones
del padre, sino como una
participación que a la progenitora
corresponde en beneficio de sus
hijos. Esa obligación se atempera
cuando ejerce la tenencia, pues
compensa en gran medida su deber
-sobre todo en hijos de muy corta
edad- además su contribución es de
índole predominantemente no
pecuniaria, brindándole cuidado y
dedicación, lo que debe ser valorado
como un aporte en beneficio del
menor.
Jurisprudencia de Mendoza
Cámaras Civiles
Expte.Nº23023 Grimalta Vera
Miguel Fernando p/Alimentos
definitivos.
Mendoza, 8 de abril de 1997.
Tercera Cámara Civil
Staib-Barrera-Garrigos
L.S.77-198.
AMPARO. Medidas precautorias.
El art.35 del dec.2589/75,
autoriza al juez, dentro de la
generalidad de las medidas
precautorias que existen, a disponer
únicamente medidas de no innovar,
mediante la cual se persigue el
mantenimiento de la situación de
hecho o de derecho al momento de
ser decretada, sin que la misma
tenga efectos retroactivos, por
cuanto la misma, no impone nada
positivo, sino algo negativo,
abstenerse.
Cámaras Civiles
Expte.Nº232880 Lista renovación
Azul A.M.S.A. c/A.M.S.A. p/Acción
Amparo.
Mendoza, 2 de abril de 1997.
Tercera Cámara Civil
Garrigós-Staib-Barrera
L.A.081-120
C A D U C I D A D
D E
203
INSTANCIA.Acto útil. Desglose.
Un acto puede ser válido
pero no útil a los efectos d e
interrumpir el curso de la caducidad,
así cuando se desglosan actuaciones
que ni siquiera revisten el carácter
de válidas sino de inoficiosas, y por
ende, inútiles para producir algún
efecto interruptivo de la caducidad.
Càmaras Civiles
Expte.Nº22854 Fernández María
Cristina y otro c/Brandi Fontana
p/Daños y Perjuicios.
Mendoza, 24 de octubre de 1997.
Tercera Cámara Civil
Staib-Garrigós-Barrera
L.A.84-010.
C A D U C I D A D
D E
INSTANCIA.Acto útil.
Fallecimiento del actor.
Notificación herederos.
Esta Cámara ha sostenido
que sólo el acto útil interrumpe el
plazo de caducidad y precisando el
concepto de aquél ha precisado que
es necesario, para poder considerar
útil el acto realizado, que mediante
esa actividad cumplida, ya sea por la
parte o también en colaboración el
Tribunal, el juicio de ese paso
204
Jurisprudencia de Mendoza
adelante hacia el fin último que es la
sentencia. Por ello, se establece que
el fallecimiento del actor y los actos
siguientes para notificar a sus
herederos y lograr su comparecencia
no son útiles, por cuanto mientras se
efectúan el proceso continúa en el
mismo estado procesal.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23265 Luque Eliseo
c/Héctor Luis Quintal p/Cobro
alquileres.
Mendoza, 28 de octubre de 1997.
Tercera Cámara Civil
Garrigós-Staib-Barrera de Mayol
L.A.80-49.
CADUCIDAD DE INSTANCIA.
Incidente. Beneficio de litigar sin
gastos.
La solicitud de beneficio de
litigar sin gastos, constituye un
incidente accesorio del principal y,
por ende, susceptible de caducar si
no se insta su desarrollo en el plazo
legal.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23329 Furtado Humberto
A. En A:Castro Guillermo José
c / N i co l á s F u r t a d o F l o r e s
p/Beneficio litigar sin gastos.
Mendoza, 14 de noviembre de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Garrigós-Staib
L.A.084-092
CADUCIDAD DE INSTANCIA.
Suspensión procedimiento.
Excepción previa.
La
deducción
y
sustanciación de una excepcin
previa, provoca la suspensiónd del
procedimiento principal, siendo
improcedente el planteo de
caducidad mientras no se haya
resuelto la excepción procesal,
porque el actor se encuentra
inhibido de realizar cualquier acto
impulsorio del principal. Pero esta
situacion se da siempre y cuando la
excepción se sustancie y resuelva en
la forma prevista en el art.212 inc.4
del C.P.C. Por el contrario, si la
excepción procesal se sustancia
junto con la relación principal, es
perfectamente posible que la parte
demandada promueva la caducidad
de instancia, aunque el litigante haya
planteado una defensa dilatoria.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23681 Piñeyro Catalina
Elena c/Carlos Rogelio Morán
p/Ordinaria.
Mendoza, 31 d e octubre de 1997.
Jurisprudencia de Mendoza
Tercera Cámara Civil.
Staib-Garrigós.
L.A.084-039.
CADUCIDAD DE INSTANCIA.
Suspensión del procedimiento.
Fuerza mayor.
Para darse el supuesto de
fuerza mayor, es necesario que la
causa obstativa sea de tal naturaleza
que detenga totalmente el proceso, y
que la parte interesada, desplegando
la actividad habitual requerida para
la conservación de su derecho, no
disponga de medios eficaces para
hacerlo. Debe tratarse de un
obstáculo absoluto, vale decir, que
debe existir para todos y de carácter
imprevisible e inevitable.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23265 Luque Eliseo
c/Héctor Luis Quintal p/Cobro
alquileres.
Mendoza, 28 de octubre de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Garrigós.Staib-Barrera de Mayol.
L.A.80-49
COSTAS. Imposición. Criterios.
En materia de costas este
205
tribunal sigue el criterio de
distinguir entre diversos daños: a)
los que no ofrecen dificultades
probatoria s insalvables o
excesivamente onerosas, ni
dependen principalmente del arbitrio
judicial, imponiéndose, en tal caso,
las costas en la extensión del
vencimiento, aunque se hubiera
utilizado la expresión “y/o lo que en
más o en menos resulte de la prueba
a rendir; b) los que dependen
legalmente del arbitrio judicial o de
previas o costosas pericias técnicas,
en cuyo caso no puede predicarse
temeridad, ni negligencia. En tale s
casos resulta ilógica e incongruente,
reajustar equitativa y
prudencialmente en la proporción
que la demanda procede y
matemáticamente en lo que se
rechaza.
Cámars Civiles
Expte.Nº22727 Antinori Rubén
c/Taber Rogelio y Sanatorios
Patricias S.A. p/Daños y Perjuicios.
Mendoza, 15 de abril de 1997.
Tercera Cámara Civil
Barrera-Garrigós-Staib
L.S.077-226
COSTAS. Pago parcial.
Imposición.
Es criterio reiterado de esta
206
Jurisprudencia de Mendoza
Cámara que, en el caso de pago
parcial, se debe considerar que si
resulta admitida la excepción, las
costas deben imponerse al ejecutado
por el importe por el que prospera la
acción y al ejecutante por el monto
del pago parcial. La regulación debe
practicarse sobre los montos que se
admiten para los profesionales de la
parte actora y por el que se rechaza
a los demandados.
Cámars Civiles
Expte.Nº23281 Banco de Galicia y
Buenos Aires c/Carlos Arturo
Genesoni y otros p/Ejecución
Mendoza, 24 de abril de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Garrigós-Staib-Barrera
L.S.077-246.
DAÑ OS Y PERJUICIOS.
Automotor. Citada en garantía.
Conductor menor de edad.
Corresponde el rechazo de
responsabilidad de la citada en
garantía, como supuesto de no
seguro, por haber sido conducido el
automotor interviniente por un
menor no habilitado. La ley de
seguros sólo prohíbe al asegurador
oponer las defensas surgidas
después del siniestro, pero nada se
opone a que pueda plantear en el
mismo juicio las eximentes y las
causales de no seguro, nacidas con
anterioridad al siniestro.
Cámaras Civiles
Expte.Nº Nº22738 Quiroga Pablo
H. c/Gonzalo Carzola p/Daños y
Perjuicios.
Mendoza, 4 de febrero de 1997.
Tercera Cámara Civil
Barrera-Staib-Garrigos.
L.S.077-111
DAÑOS Y PERJU ICIOS.
Automotor. Daño resarcible.
Tiempo de inmovilización del
rodado.
Para fijar el monto del
perjuicio sufrido por la privación del
uso del automóvil debe tenerse en
cuenta el tiempo real o probable de
las reparaciones y no los derivados
por la falta de recursos para
realizarlos,
Cámaras Civiles
Expte.Nº22961 Spinelli Francisco
Eduardo c/María Eugenia Battistoni
p/Daños y Perjuicios.
Mendoza, 11 de abril de 1997.
Tercera Cámara Civil
L.S.077-218
Jurisprudencia de Mendoza
DAÑOS Y PERJUICIOS.Daño
resarcible. Daño psíquico.
Hermano de la víctima.
Es evidente que a causa de la
terrible experiencia vivida (muerte
por aplastamiento de la hermanita),
el menor reclamante sufrió un daño
personal directo. Más allá de cuál
sea la calificación dogmática que
pudiera corresponder, el daño
psíquico como tal existe y debe ser
encuadrado como daño emergente
en la medida que su tratamiento
implica un desembolso real y
efectivo por parte del padre, para
obtener la recuperación del hijo
afectado por el accidente. El menor
ha sido víctima de la lesión psíquica
cuya causa adecuada ha sido el
evento acaecido y se halla por tanto,
legitimado para ser reclamado por
sus padres como representantes
legales de aquél (se fija el daño en
$11.520).
Cámaras Civiles
Expte.Nº23555 García Rosendo y
Elena Aima de García c/Aldo
Nelson Carreño y Aldo Jesús
Carreño p/Daños y Perjuicios.
Mendoza, 26 de agosto de 1997.
Tercera Cámara Civil
Barrera de Mayol-Staib-Garrigós.
L.S.079-069.
207
D AÑOS Y PERJUICI O S .
Imputación. Culpa concurrente.
La culpa concurrente se
configura cuando el daño resulta de
la conexión de la culpa del
damnificado con la culpa del autor
parcial del daño. Empero, sólo
puede existir culpa concurrente
cuando la conducta de los culpables
ha sido eficaz en la producción del
daño y ha actuado con autonomía.
Una culpa irrelevante de alguno de
los partícipes, es decir, indiferente
con respecto al resultado dañoso, no
sería computada, como lo es en el
caso, la circulación sin luces de la
bicicleta sobre la que se desplazaba
el demandado.
Cámars Civiles
Expte.Nº22534 García Omar Walter
c/Pedro Francisco Alfaro p/Daños y
Perjuicios.
Mendoza, 2 de abril de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Staib-Barrera-Garrigós.
L.S.077-188
DAÑOS Y PERJUICIOS.Muerte
hijo menor de edad. Pérdida de
chance. Daño moral.
En los casos de muerte d e
208
Jurisprudencia de Mendoza
hijos menores de edad que no
ayudan materialmente a los padres,
el daño moral generado es muy
superior al daño material. En su
cuantificación no puede influir la
buena o la mala posición anterior de
la familia, dado que el destino de la
reparación no puede desnaturalizar
el interés jurídico protegido (se fija
el daño en $40.000 para cada uno de
los progenitores).
Los progenitores tienen
derecho a reclamar el daño material
causado por la muerte de un hijo
menor de 10 años, por tratarse de un
daño cierto y actual producido para
los padres de condición humilde,
para los cuales la colaboración de
los menores en el sostenimiento del
hogar es casi de rigor, siendo la
condición humilde de los padres un
medio eficaz de prueba del daño. La
muerte del hijo significa un “riesgo
de inseguridad” por la eliminación
de quien podía aportar en el futuro
esa ayuda (el daño se fija en
$10.000).
Cámaras Civiles
Expte.Nº23355 García Rosendo y
Elena Aima de García c/Aldo
Nelson Carreño y Aldo Jesús
Carreño p/Daños y perjuicios.
Mendoza, 26 de agosto de 1997
Tercera Cámara Civil
Barrera de Mayol-Staib-Garrigos.
L.S.079-069.
DAÑOS Y PERJUICIOS.
Responsabilidad. Eximentes. Caso
fortuito.
Los caracteres constitutivos
del caso fortuito como eximentes de
la responsabilidad son la
imprevisibilidad y la inevitabilidad.
Lo primero implica que el hecho
debe ser imposible de prever, lo que
debe ser apreciado objetivamente en
relación a un deber moral de prever
en relación a las circunstancias del
art.512 del C.C. La inevitabilidad
significa que el hecho debe ser
imposible de evitar aplicando
atención, cuidado y esfuerzo normal
en relación al hecho de que se trat a
y las circunstancias concretas d e
lugar, tiempo y persona. En el caso,
la presencia de niños jugando en la
arteria por la que el camión debía
salir marcha atrás -advertida por el
conductor- no puede ser considerado
un hecho imprevisible ni inevitable,
pues, nada se ha acreditado acerca
de movimientos sorpresivos de las
víctimas, que pudieron eximir de
responsabilidad al agente.
Cámaras Civiles
Jurisprudencia de Mendoza
Expte.Nº23355 García Rosendo y
Elena Aima de García c/Aldo
Nelson Carreño y Aldo Jesús
Carreño p/Daños y Perjuicios.
Mendoza, 26 de agosto de 1997.
Tercera Cámara Civil
Barrera de Mayol-Staib-Garrigós.
L.S.079-069.
D AÑOS Y PERJUICIOS .
Responsabilidad profesional.
Médicos. Prueba. Carga.
La superioridad procesal que
poseen los profesionales en razón de
sus conocimientos técnicos de las
circunstancias que rodean el
tratamiento o la intervención
quirúrgica, confiere alto relieve a la
s presunciones judiciales y los
obliga en esta materia, por hallarse
en mejores condiciones de hacerlo,
a la prueba de los hechos.
Cámaras Civiles
Expte.Nº22727 Antinori Rubén
c/Taber Rogelio y Sanatorios
Patricias S.A. p/Daños y Perjuicios.
Mendoza, 15 de abril de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Barrera-Garrigós-Staib
L.S.077-226
EMBARGO
PREVENTIVO.
209
Requisitos. Peligro en la demora.
Prueba.
En relación al requisito del
peligro en la demora, este Tribunal
tiene sentado que este presupuesto
debe acreditarse en forma objetiva y
por hechos que lo pongan de
manifiesto y que puedan ser
apreciados en sus posibles
consecuencias aún por terceros. En
el caso, los hechos mencionados por
la actora -presencia temporal de
otras personas en el departamentocomo base de la existencia de este
requisito, no tiene la consistencia
necesaria para convencer al juzgador
que el presunto deudor pretende
ocultar su patrimonio para impedir
el pago del crédito y menos se ha
comprobado que trate de sustraer
sus bienes, el vehículo a pesar de la
precautoria sigue a su nombre.
Cámaras Civiles
Expte., Nº23602 Tutera Claudi
Eliana c/Carlos Aguirre Gaviola
p/Medida precautoria.
Mendoza, 31 de octubre de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Garrigós-Staib
L.A.60-48.
EMPLEADOS
PUBLICOS.
210
Jurisprudencia de Mendoza
Sueldo. Inembargabilidad.
En el caso, teniendo la
ejecución como causa un préstamo
en dinero, siendo la co-demandada
incidentante empleada pública,
como lo declara la propia actora, y
no habiendo acreditado el acreedor
embargante (entidad financiera)
haber hecho certificar el crédito
oportunamente por la dependencia
donde la deudora presta sus
servicios, no revistiendo el carácter
de deuda contraída con afectación
de haberes, deviene la
inembargabilidad del sueldo a los
términos del decreto ley 6754/43
cuya vigencia es innegable.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23676 Préstamos S.A.
c/Lucio Rodolfo Díaz Sosa y Dora
Graciela Díaz p/Ejecución
cambiaria.
Mendoza, 5 de noviembre de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Staib-Garrigós.
L.A.084-054.
FALTA
Efectos.
DE
PERSONERIA.
Este tribunal ha resuelto que
si bien la procedencia de la defensa
de falta de personería en el juicio
ejecutivo tendría que llevar al
rechazo de la demanda, si se
subsana el defecto, como en el caso
de autos, resultaría un excesivo rigor
formal aquella solución si no se han
opuesto defensas sustanciales.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23843 Aguilera Pedro por
su hija Telma Belén c/Rubén
Nocheli p/Daños y Perjuicios.
Mendoza, 5 de diciembre de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Garrigós-Staib-Barrera de Mayol.
L.A.084-151
HONORARIOS.
Base
regulatoria. Ejecución de
sentencia.
Es aplicable la base
regulatoria propia de los procesos no
compulsorios a la ejecución de
sentencia en el juicio sumario. Ello
así ya que éste último no es
compulsorio, aunque el
procedimiento posterior a su
sentencia sea de esa naturaleza, no
debe perderse de vista que lo que se
está ejecutando es la sentencia
recaída en el juicio sumario. El
tercio a que hace referencia el art.18
de la ley arancelaria se aplica a la
Jurisprudencia de Mendoza
ejecución de la sentencia de remate
por cuanto es esta decisión la que
recae en un juicio compulsorio.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23715 Bazán Marcos
c/Héctor O.Donaire p/Sumario.
Mendoza, 20 de noviembre de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Staib-Garrigós-Barrera de Mayol.
L.A.084-099.
HONORARIOS. Base regulatoria.
Embargo preventivo.
En las medidas precautorias
con monto, por ejemplo el embargo,
es de aplicación el art.9 inc.a de la
ley arancelaria sobre el monto del
embargo, calculándose un tercio de
la escala.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23712 Meilán de Caruso
Dolores B. c/José Luis Gill
p/Embargo Preventivo.
Mendoza, 7 de noviembre de 1997.
Tercera Cámara Civil
Staib-Garrigos
L.A.69-403.
HONORARIOS. Perito ingeniero.
Base regulatoria. .
211
Los honorarios de los peritos
ingenieros se rigen por las
disposiciones del Decreto 4761/51 y
sus modificatorias, no
encontrándose en dicha legislación
una norma que autorice la
regulación complementaria, que
tenga por base los devengados por
el capital reclamado en el proceso
en que se efectuara el peritaje. Esto
es,naturalmente, sin perjuicio de los
que le pudieren corresponder desde
la fecha de la regulación y hasta el
efectivo pago.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23491 Palma Ana Inés
c/Pérez C.Daniel p/Daños y
Perjuicios.
Mendoza, 3 de noviembre de 1997.
Tercera Cámara Civil
Staib-Garrigós.
L.A.084-045.
JUZGADOS DE PAZ
LETRADOS. Competencia por
valor. Determinación.
A los efectos de fijar la
competencia por valor de los
juzgados de paz letrados, se
comprende los montos nominales
reclamados y los
y reajustes
monetarios pactados, devengados
212
Jurisprudencia de Mendoza
con anterioridad a la interposición
de la demanda. Por ello, se entiende
que a tales fines resulta suficiente la
estimación del ejecutante acerca de
los punitorios, previstos en el anexo
de contrato de prenda con registro.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23679 Montemar
Compañía Financiera c/Luis Miguel
Vázquez p/Ejecución prendaria.
Mendoza, 25 de noviembre de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Barrera de Mayol-Staib-Garrigós
L.A.084-114
LOCACION DE COSAS. Canon.
Vencimiento del contrato.
Vencido el término del
contrato y reclamada la restitución
no cesa la obligación de pagar los
alquileres, y ello sin perjuicio de
reclamar daños al locatario por el
uso y goce de la cosa locada
posterior al vencimiento del contrato
y al pedido de restitución. Los
alquileres deben correr aún cesado
el contrato hasta la efectiva entrega
del inmueble, porque el canon no es
sino la contraprestación del uso y
goce de la cosa ajena.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23222 Ruggeri Raúl Pedro
c/Ramón Angel Arriga p/Cobro de
Alquileres.
Mendoza, 13 de marzo de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Garrigos-Barrera-Staib
L.S.077-163
MEDIDAS PRECAUTORIAS.
A c c e s o r i e d a d . Req u i si to s.
Verosimilitud del derecho.
Este Tribunal tiene sentado
que las medidas cautelares
autónomas no existen, siempre
revisten el carácter de incidentes aún
cuando sean deducidas antes del
juicio principal. Por ello, se
concluye que la falta de indicación
de la peticionante del juicio
principal al cual accedería la
precautoria, limitándose a pedirla
con la sola mención de la relación
locativa que la une al apelado, sin
producir prueba al respecto, no
alcanza para tener por cumplida la
exigencia de la verosimilitud del
derecho invocado.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23602 Tutera Claudi
Eliana c/Carlos Aguirre Gaviola
p/Medida precautoria.
Mendoza, 31 de octubre de 1997.
Jurisprudencia de Mendoza
Tercera Cámara Civil.
Garrigós-Staib
L.A.084-034.
NOTIFICACIÓN. Domicilio real.
Subsistencia.
El denuncio del domicilio
real es una carga de la parte o sea un
imperativo establecido en su propio
interés, cuya omisión le acarrea la
consecuencia dañosa que surge de la
norma. Es por ello que, si ante la
denuncia por el actor del domicilio
real del demandado, éste fue
encontrado en tal domicilio y
notificado personalmente, este
domicilio subsiste mientras no sea
expresamente cambiado, aún en el
supuesto de demandado rebelde.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23273 Ormeño Lucio
Valeriano c/Francisco Crisafulli
p/Incumplimiento contrato.
Mendoza, 10 de noviembre de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Garrigós-Barrera de Mayol-Staib.
L.A.084-073
PERSONERIA.Poder apud acta
otorgado antes de concluirse el
beneficio de litigar sin gastos.
213
Corresponde hacer lugar a la
excepción previa de falta de
personería, cuando el actor inició la
acción resarcitoria valiéndose de un
poder “apud acta” otorgado antes de
haberse finalizado el trámite del
beneficio de litigar sin gastos,. La
ley de rito sólo autoriza que se
otorgue poder “apud acta” ante el
Secretario, a quien promueve aquél
beneficio y para su trámite, una vez
cumplida esa etapa previa se faculta
al solicitante a otorgar poderes ante
el Secretario, nunca antes.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23693 López Juan José
c/Major Perforaciones S.A. p/Daños
y perjuicios.
Mendoza, 12 de noviembre de 1997.
Tercera Cámara Civil
Staib-Garrigós.
L.A.084-079.
RECURSOS. Apelación.
Expresión de agravios.
Las manifestaciones vertidas
en el escrito de expresión de
agravios, configuran sólo disensos
subjetivos sin respaldo fáctico ni
jurídico, constituyendo exposición
retórica acerca de la posibilidad d e
interpretar los hechos de manera
214
Jurisprudencia de Mendoza
diversa a la efectuada por el a quo,
que no alcanzan a demostrar los
posibles errores del sentenciante en
la apreciación de los hechos o en
subsunción jurídica del caso. Las
razones expuestas en el memorial
constituyen modalidades propias del
debate dialéctico, mas no de la
impugnación judicial mediante el
recurso d e apel aci ón. La
insuficiencia del recurso es, pues,
marcadamente verificable y por
tanto, inidóneo para el fin que se
persigue con él, razón por lo cual,
corresponde la deserción del mismo.
Cámaras Civiles
Expte.Nº22854 Fernández María
Cristina y otro c/Brandi Fontana
p/Daños y Perjuicios.
Mendoza, 24 de octubre de 1997.
Tercera Cámara Civil
Staib-Garrigós-Barrera
L.A.84-010.
RECURSO DE APELACIÓN.
Incidente desafectación bien de
familia.
Cabe reconocer
la
procedencia del recurso de apelación
contra la decisión que declara la
desafectación de un bien de familia,
ya que conforme la normativa
procesal todas las resoluciones
relativas a la ampliación, limitación,
sustitución y levantamiento del
embargo, serán apelables en forma
abreviada, en el primer caso sin
efecto suspensivo, y con tal efecto
las demás. Se colige que, por el
contenido de la resolución
(Desafectación del inmueble al
régimen de bien de familia), por la
naturaleza y trascendencia de la
cuestión debatida (garantía
constitucional de la vivienda), y en
base a una interpretación armónica
de la normativa vigente; el incidente
de desafectación planteado, se
encuentra también incluído en el
supuesto de apelabilidad y por lo
tanto, goza del beneficio recursivo
allí dispuesto.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23350 Araujo José en j:
BUCI S.A. c/Josè Enrique Araujo
p/Ejecución.
Mendoza, 24 de abril de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Staib-Barrera-Garrigós
L.A.081-163
RECURSO DE REPOSICIÓN.
Efectos suspensivos del proceso.
El recurso de reposición
Jurisprudencia de Mendoza
debe ser considerado, en cuanto a su
naturaleza jurídica y efectos, como
un incidente y, por ende, suceptible
d e producir efectos suspensivos
sobre el trámite del principal o
proceso, con mayor razón cuando la
causa no pudo proseguir hasta tanto
no se resolviera aquél.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23047 Bocatura Elida
c/Pieles Luxor p/Ordinario
Mendoza, 14 de abril de 1997.
Tercera Cámara Civil.
Staib-Barrera-Garrigós.
L.A.081-143
RECURSO DE REPOSICIÓN.
Resolución. Apelabilidad.
Esta Cámara se ha expedido
reiteradamente en el sentido de que
la resolución que recae en el recurso
de reposición, no es apelable
conforme a lo determinado por el
art.133 del C.P.C. y su nota.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23811 Sheuen S.A. c/Terra
Green S.A. p/Ejecución hipotecaria.
Mendoza, 24 de octubre de 1997
Tercera Cámara Civil
215
Staib-Garrigós-Barrera.
L.A.084-014.
RECUSACION SIN CAUSA.
Tercerista.
No resulta congruente que
un tercero, con pretendidos y
limitados derechos patrimoniales,
prevalezca sobre los sujetos
esenciales del proceso principal.
Admitir que el interés que ostenta el
tercerista respecto del inmueble
hipotecado, en carácter de
a dquirente por bole to de
compraventa, lo faculte para obtener
el desplazamiento del juez
competente en la ejecución
hipotecaria, no sólo es contraria al
carácter restrictivo que impera
respecto del instituto recusatorio,
sino que avanza sobre las facultades
privativas de las partes.
Cámaras Civiles
Expte.Nº23766 Sosa Miguel A. en j:
S.A.Argentina Arabe c/Juan Torrisi
p/Ejecución hipotecaria por
Tercería.
Mendoza, 10 de noviembre de 1997.
Staib-Garrigós-Barrera
L.A.084-071.
216
Jurisprudencia de Mendoza
CAMARAS DEL CRIMEN
Sexta Cámara
ABUSO DESHONESTO.
Resistencia de la víctima.
Elemento subjetivo.
La aceptación del acto o
repugnancia de la víctima no se
puede
hacer depender
exclusivamente del vigor y carácter
de la violencia ejercida por el autor,
sino también del efecto real sobre la
capacidad moral de resistencia de la
víctima”.
La edad de la víctima y la
del victimario, la circunstancia de
encontrarse viviendo en la casa del
imputado, en mérito a la
hospitalidad que le brindaban los
padres de éste, la amistad existen
entre ambas familias, constituyen
factores que razonablemente
concurrieron a aminorar la
oposición de ésta al sometimiento
que sobre ella ejercía el imputado y
por ende la intensidad de la fuerza
que necesariamente debió esgrimir
el imputado a tal fin, lo que en
manera alguna permite colegir que
hubo aceptación de parte de la
menor.
Cuando la materialidad del
accionar delictivo se integra por
actos de neta significación
impúdica, basta el dolo común para
la tipificación del delito de abuso
deshonesto.
Cámaras del Crimen
Expte.Nº2113/154362 Fiscal
c/A.D.L.H. p/Abuso deshonesto
Mendoza, 16 de marzo del 2000
Sexta Cámara
De Paolis de Aymerich-GulleBrizuela.
CALUMNIA Y FALSA
DENUNCIA. Diferencias.
El delito de falsa denuncia
“requiere como presupuesto típico,
que no se trate de una atribución a
una persona determinada, ya que si
ello se da, se podrá estar en un
supuesto de calumnia judicial que
ahora queda incluído en el art.109
del C.P.”
Cámaras del Crimen
Expte Nº1077 Fiscal c/Anzaldo
Ayala Nabor y Alcocer Juana
p/Falso testimonio y falsa denuncia.
Mendoza, 19 de agosto de 1999.
Sexta Cámara
De Paolis de Aymerich-BrizuelaAraujo de Carranza.
Jurisprudencia de Mendoza
CULPA. Infracción al deber de
cuidado. Medios mecánicos de
defensa. Daños. Responsabilidad.
Legítima defensa. Culpa de la
víctima.
Al instalar un cable
electrificado, con potencialidad
letal, a escasa distancia (veinte o
treinta centímetros, de la alambrada
que rodea su vivienda, el imputado
creó un riesgo prohibido no sólo por
las reglamentaciones vigentes que
imponen al usuario de energía
eléctrica la obligación de mantener
las instalaciones en condiciones de
seguridad, sino además, por los
riesgos ordinariamente aceptados en
el desenvolvimiento de la vida
social, es decir, infringíó las reglas
de normalidad social, al aumentar el
riesgo para el bien jurídico más allá
de lo aceptado por éstas e infringió
el deber de cuidado que le era
exigible, habiendo excedido los
límites del riesgo permitido.
Se ha sostenido que la
responsabilid ad p or daños
provocados con defensas mecánicas
predispuestas, debe ser analizada a
la luz de las existencias de la
legítima defensa (Jiménez de Asúa,
op.cit., t.IV, pág.228, Soler, op. cit.
pág.cit). Más tampoco para que
217
concurra la aplicación de esta
eximente de antijuridicidad del
hecho, es necesario, entre otros, que
el sujeto haya actuado con ánimo de
defensa.
Sobre el punto, se ha
enseñado:“no basta sin embargo,
para que exista defensa que la
acción del autor vaya dirigida contra
quien luego resultó que era su
agresor. La defensa... no se define
con un criterio puramente objetivo,
sino que sólo se da cuando la
conducta del autor es
subjetivamente una reacción frente
al agresor. Sin una voluntad de
defensa así concebida, no se puede
hablar, por consiguiente, de defensa.
La a c c i ó n c r i m i n a l s ó l o
temporalmente coincidente con una
agresión contra el autor que la
ignora, no se legitima como defensa
para impedir o repeler la agresión”.
De modo tal, que el
resultado letal causado no puede
devenir justificado en mérito a que
el imputado actuó en el legítimo
ejercicio de un derecho, por cuanto
la concurrencia de esta causa de
justificación, sólo procedería en
caso que el medio empleado
ostentara el carácter de
“offendicula” y hubiera sido
empleado en defensa de los
derechos del imputado, llámese, su
218
Jurisprudencia de Mendoza
propiedad, el domicilio, etc.
El alambre electrificado no
es una “offendicula”, habida cuenta
que tienen tal condición “los
escollos, obstáculos, impedimentos
que oponen su resistencia normal,
conocida, notoria, que advierte (o
previene) al intentar violar el
derecho ajeno... son los vidrios del
muro, los alambres de púas, los
setos espinosos, las rejas con lanzas,
etc. cuya colocación está sin duda
justificada por el propietario por
usar éste su derecho”.
Se ha comprobado en el
debate que la víctima desplegó una
conducta culposa, imprudente, al
haber pretendido ingresar a una
propiedad ajena, sin autorización de
quien tuviera derecho a concederla,
conociendo la presencia en ella de
perros guardianes, con la intención
de recuperar una pelota que había
caído dentro de ella.
No obstante, tal extremo, no
enerva la responsabilidad del
imputado, habida cuenta que en
materia penal no existe la
compensación de culpas, por cuanto
la imputación penal es personal.
Tal conducta imprudente no
puede apreciarse como causa
eficiente del resultado, sino a lo
sumo, como una cooperación en el
proceso causal desenvuelto
exclusivamente por el imputado.
Cámaras del Crimen
Expte.Nº2142/23784/80909 Fiscal
c/Cignacco Garro, Luis A.
p/Homicidio Culposo.
Mendoza, 23 de febrero del 2.000.
De Paolis de Aymerich-GulleBrizuela.
DEFRAUDACION. Falsificación
de instrumento como medio
comisivo. Concurso ideal.
Encuadra en las figuras
penales de Falsificación de
Instrumento Privado en Concurso
Ideal con Estafa, (arts.292, 54 y 172
del C.P.), la conducta de quien , al
falsificar la Boleta que había sido
autorizada por ($140), logra hacer
incurrir en error a la cajera, quien
procede a entregarle ($6.140)
logrando que dicho importe no
pueda ser debitado a ninguna
cuenta, por haber también
falsificado el número de Caja de
Ahorro, surgiendo el perjuicio para
la Entidad Bancaria.
Existe Concurso Ideal,
porque utilizó el instrumento
falsificado, para lograr la prestación
patrimonial perjudicial.
Cámaras del Crimen
Expte.Nº2015/154.780
Fiscal
Jurisprudencia de Mendoza
c/Muñiz Contreras, Lila Elizabeth p/
Falsificaciòn de instrumento
privado en concurso ideal c/Estafa.
Mendoza, 12 de octubre de 1999.
Sexta Cámara
Brizuela-De Paolis de AymerichGulle.
FALSO TESTIMONIO.
Retractación.
“La retractación de la
falsedad ya consumada en un acto
procesal posterior, no elimina el tipo
del falso testimonio, ni la
culpabilidad del autor, porque en
este caso el agente no hace uso de su
facultad de ampliar o enmendar su
exposición todavía incompleta, sino
que se limita a exponer lo contrario
de lo ya expuesto en forma
definitiva”.
Cámaras del Crimen
Expte.Nº1644/135338/135.151
Fiscal c/ibaceta Ochoa, Beatriz
Edith p/Falso testimonio.
Mendoza, 7 de abril de 1999
Sexta Cámara
De Paolis de Aymerich-GulleBrizuela.
H O MI C I D I O “ CRI M I N I S
CAUSA”. Elementos.
219
La calificación del homicidio
criminis causa por conexión
impulsiva, exige que antes del
homicidio se haya consumado o
tentado otro delito. La esencia de la
mayor gravedad del hecho reside en
el despecho del criminal por el
fracaso de su anterior conducta
delictiva. El disgusto del ya
delincuente lo impulsa a delinquir
una vez más, matando... El
homicidio es aquí, en sí mismo, el
objeto del deseo del autor.
La esencia de todas las
figuras comprendidas en el
homicidio criminis causa es
subjetiva. Reside en la
preordenación de la muerte a la
finalidad delictiva o post delictiva o
a la satisfacción del despecho que
mueve al homicida. No basta la
simple concomitancia del homicidio
con otro delito o a la precedencia o
posterioridad de éste”.
“No es necesaria, sin
embargo, una preordenaciòn
anticipada, deliberada y resuelta de
antemano. La ley sólo exige que, en
el ánimo del autor, en el momento
del hecho, el fin delictuoso o la
malquerencia producida por el
desengaño sufrido en su anterior
empeño delictuoso, funcionen como
motivos específicamente
determinantes del homicidio.
220
Jurisprudencia de Mendoza
Cámaras del Crimen
Expte.Nº2301/11669 y acums.
Fiscal c/Baro Rondino, Maximiliano
p/Hurto.
Mendoza,8 de setiembre de 1999.
Sexta Cámara
De Paolis de Aymerich-GulleBrizuela.
vence sin escalamiento, en el otro se
la vence escalando”.
Cámaras del Crimen
Expte.Nº2516/87141 y acumul.
Nº2517/2518Fiscal c/Aveiro Corzo
Roberto C. p/Robo agravado.
Mendoza, 7 de julio del 2.000
Sexta Cámara
De Paolis de Aymerich-
HURTO. Agravantes. Fractura.
Escalamiento.
La fuerza empleada
configuró una fractura, si existe
quebrantamiento, corte, destrucción
con daño de características
especiales...; no hay fractura cuando
la defensa no se la ha quebrantado
destructivamente”.
Concurre la agravante de
escalamiento, toda vez que el autor
se valió de un esfuerzo considerable
para vencer defensas preconstituídas
de la propiedad, tal, el portón de dos
metros de altura, el que transpuso
para salir con los efectos sustraídos.
Es exacto no calificar el
hurto cuando se trata de la simple
elevación de la cosa, (por ej., el que
arroja la cosa del otro lado de la
tapia), pero es distinto que el agente
salga con la cosa escalando; en un
caso la defensa predispuesta se
PRUEBA ILEGITIMA. Nulidad.
Secreto profesional. Violación.
Deber de reserva y obligación de
denuncia.
Un proceso que reconoce
como única fuente de iniciación, la
confesión de autoría que realiza la
imputada, divulgada por la violación
del deber de reserva en la que
incurre la profesional médica
tratante implica una severa
afectació n de la garantía
constitucional de prohibición de
declarar contra sí mismo y del
debido proceso (art.18 C.N.).
Ello así por cuanto la
profesional reveló un secreto que le
había sido confiado por su titular en
razón del ejercicio de su profesión,
no constituyendo justa causa de
revelación, la obligación de
denuncia que la ley procesal impone
Jurisprudencia de Mendoza
a los profesionales de la salud de los
atentados personales y
envenenamientos que conozcan al
prestar los auxilios de su profesión,
(Art.183 del C.P.P.), toda vez que la
regla es la primacía del deber de
reserva impuesto por la ley
sustantiva (art.156 del C.P.), por
sobre la obligación procesal de
denuncia, prioridad reconocida
incluso en la misma ley procesal
(art.183 del C.P.P.).
“Con referencia al particular
caso del médico, debe observarse
que la obligación de guardar secreto
221
es genérica, de manera que la
obligación de denunciar no existe
nunca que medie el secreto.”
Cámaras del Crimen
Expte.Nº2294/7589 Fiscal c/Illanes
Löpez Patricia A. p/Aborto.
Mendoza, 8 de mayo de 2.000
Sexta Cámara
Brizuela- De Paolis de AymerichGulle.
222
Jurisprudencia de Mendoza
CAMARAS DEL TRABAJO
Cámara Primera
ACCIDENTE DE TRABAJO.
Accidente “in itinere”. Requisitos.
Prueba. Carga.
Referencias:
-Ver Tribunales del Trabajo
Rev.Nº56 pág.......(Jurisprudencia de
Mza., 2da. Serie).
COOPERATIVA DE TRABAJO
Y RELACION LABORAL.
Intermediación. Pruebas. Carga.
Referencias:
Ver Tribunales del Trabajo Rev. Nº
56 pág. (Jurisprudencia de Mza.,
2da. Serie).
PERSONAS JURIDICAS. Teoría
de la penetración.
Referencias:
Ver Tribunales del Trabajo.
Rev.Nº56 pág. (Jurisprudencia de
Mz.a, 2da. Serie).
Cuarta Circunscripción Judicial
Cámara Primera
DEPARTAMENTO GENERAL
DE IRRIGACIÓN. Relación con
las inspecciones de cauce
Referencia:
Ver Inspeccciones de cauce.
Naturaleza Jurídica Rev.Nº56 pág.
(Jurisprudencia
Jurisprudencia de Mendoza
223
LOS DOS FALLOS DEL CASO “FAYT”: LA CORTE
COMO SUPRAPODER
Por Juan Fernando Armagnague
La Corte Suprema dictó dos fallos que han tenido gran repercusión y
tendrán trascendencia institucional, en el caso “Fayt, Carlos c/ Estado Nacional”.
El 14 de julio de 1999, rechazó la recusación que se había formulado
contra sus Ministros para fallar el caso y, muy pocos días después (recuérdese el
período del feriado judicial), el 19 de agosto, declaró nula, por inconstitucional,
la reforma de la Constitución de 1994, en cuanto: a) el sancionado tercer párrafo
del inciso 4º del art. 99, dispone: “..un nuevo nombramiento, precedido de igual
acuerdo, será necesario para mantener en el cargo a cualquiera de esos
magistrados, una vez que cumplan la edad de setenta y cinco años”, y b) la
cláusula transitoria undécima que señala: “la caducidad de los nombramientos
y la duración limitada previstas en el art. 99 inc. 4º, entrarán en vigencia a los
cinco años de la sanción de esta reforma constitucional”1
La demanda había prosperado en primera instancia (debemos recordar
que el Dr. Fayt no fue el único magistrado que inició este tipo de pretensión, sino
que hubo otras acciones de otros jueces).
En cambio, en la Cámara Federal se había estimado que ninguna
declaración sobre la constitucionalidad era necesaria, porque la reforma no era
aplicable al Dr. Fayt, que no había sido designado por el nuevo régimen2. En tal
sentido, recuérdese que el art. 99 inc. 4º de la Ley Fundamental dice: “...para
mantener en el cargo a cualquiera de esos magistrados”, y el Dr. Fayt no estaría
entre “esos”.
Por su parte, el procurador de la Corte, emitió dos dictámenes el día 12
1
Ver ambos fallos en L.L. 1999-E-305/322 y 61/66, con nota de
VENTURA Adrián, “Inamovilidad de los jueces y la nulidad de un punto de la
reforma constitucional”
2
L.L.1999-C-219/223 y 1999-D-134/139, con nota de GOZAINI,
Osvaldo Alfredo; “La acción declarativa frente a los principios Iura Novt Curia
y de Congruencia”.
224
Jurisprudencia de Mendoza
de julio de 1999; el primero referido al fondo de la cuestión planteada; en el otro
recusó y solicitó la excusación de los Ministros. Este último, como hemos
señalado fue rechazado dos días después.
Con relación al primer fallo, no nos parece trascendente la cuestión de si
puede o no el Sr. Procurador recusar a los Ministros a la luz del art. 33-a-5 de la
Lay 24.946.
En cambio, la excusación o no de los miembros del más Alto Tribunal es
una cuestión que hace al sistema republicano de gobierno.
Realmente, estimamos que la rapidez con que se resolvió la recusación
fue asombrosa, no cumpliendose de este modo con el art. 24 inc. 2 del
C.P.C.C.N., (deberes de los jueces, “decidir las causas, en lo posible, de acuerdo
con el orden en que hayan quedado en estado”) y, más que “celeridad”, por el
contrario, sustancialmente constituye una “defensa” de su actuación y una
“respuesta” frente a la entrada en vigencia de este aspecto de la Reforma.
En efecto, en un solo considerando se dice que no hay “interés personal”;
no hay “interés económico o pecuniario” y como si esto fuera poco, un
argumento que calificamos de muy desafortunado: “ninguno de los magistrados
que suscriben la presente ha promovido una acción análoga a la planteada en
esta causa por el Dr. Fayt” (ignoramos si el párrafo que dice “suscriben la
presente” guarda alguna relación con la falta de firma en el fallo del Dr.
Petracchi).
La causa de la rapidez parece haber sido que los últimos días del mes de
julio de 1999 eran previos al plazo previsto en la cláusula transitoria undécima,
que se cumplía el 1º de agosto de 1999, con todas las dudas que generaba el
efecto suspensivo del recurso extraordinario y la caducidad automática de los
nombramientos. Aún así, el fallo sobre el fondo fue dictado recién el 19 de
agosto, como ya hemos dicho.
En cuanto a ese segundo Fallo, el que decidió el fundo de la cuestión, las
cuestiones referidas a los límites de la reforma y de la posibilidad de su
juzgamiento, fueron objeto de análisis en varios momentos distintos: 1) En
primer lugar, en la propia Convención a través de los convencionales Enrique
Paixao, Humberto Quiroga Lavié y Raúl Alfonsín; quienes sostuvieron que la
norma iba a entrar en vigencia cinco años después de la sanción de la Reforma;
2) En la doctrina que siguió a la sanción de la reforma a partir de 1.994; 3) En el
caso “Fayt”, tanto en los escritor agregados al proceso como en los dictámenes
Jurisprudencia de Mendoza
225
y sentencias; 4) En la doctrina posterior que comenta este Fallo.
Podríamos decir que el tema del debate posterior al Fallo recién
comienza. Al respecto, podemos también añadir que el caso Fayut resuelto por
la Corte, introduce un peligroso precedente en el ámbito institucional argentino:
un poder constituído como la Corte ha declarado nula por inconstitucional una
cláusula de la Constitución Nacional. De este modo convierte a la Corte en un
supra poder, ajeno a la separación del poder constituyente con los poderes
constituidos que representa uno de los pilares en que se sustenta el edificio
constitucional de la República.
(En la página siguiente, se transcriben los fallos a que hace referencia el
presente trabajo).
226
Jurisprudencia de Mendoza
Fallo CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA DE LA NACION, ,
CAPITAL FEDERAL
“Fayt, Carlos Santiago c/ Estado
Nacional s/ proceso de
conocimiento”
(EduardoMoline O'Connor Augusto César Belluscio - Enrique
Santiago Petracchi (por su voto) Antonio Boggiano - Guillermo
A.-F.López - Gustavo A. Bossert Adolfo Roberto Vázquez -)
SENTENCIA, 0000000000 del 19
de Agosto de 1999
Buenos Aires, 19 de agosto de 1999.
Vistos los autos: "Fayt, Carlos
Santiago c/ Estado Nacional s/
proceso de conocimiento".
Considerando: 1º) Que la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo Federal
-Sala III- revocó la sentencia dictada
en la instancia anterior en cuanto
había declarado la invalidez de la
reforma constitucional y la confirmó
en cuanto a la procedencia de la
acción declarativa. En los términos
del art. 322 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación
afirmó que el art. 99, inciso 4º,
párrafo tercero, de la Constitución
Nacional reformada, no altera la
garantía de inamovilidad de que
goza el actor, juez de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación,
en razón de su designación bajo el
régimen constitucional anterior a la
reforma de 1994. Contra ese
pr o n u n ci am i en t o, l a p ar te
demandada interpuso el recurso
extraordinario federal, que fue
concedido a fs. 221/221 vta. 2º) Que
los argumentos por los cuales el
Estado Nacional pretende la
apertura del recurso extraordinario
son los siguientes: a) es errónea la
línea divisoria entre magistrados
federales designados bajo el régimen
previsto por la Constitución, en su
texto anterior a la reforma de 1994,
y los magistrados nombrados por el
nuevo régimen; no existen derechos
adquiridos frente a la modificación
de la norma que otorgaba el
ejercicio vitalicio del cargo; b) el
nuevo texto constitucional no
modificó la garantía de la
inamovilidad de los jueces, pues el
art. 99, inciso 4º, de la Ley
Fundamental contiene, tal como fue
la intención de los señores
convencionales, una exigencia de
carácter objetivo e impersonal; c) la
reforma constitucional en el punto
que se halla en discusión, es válida
y responde a los términos de la
Jurisprudencia de Mendoza
norma que la convocó y que le
atribuyó competencia; ello es así,
pues tanto el art. 2 de la ley 24.309,
como el "Núcleo de Coincidencias
Básicas", contemplaron como
materia de revisión lo relativo a la
"designación de los jueces
federales"; d) la sentencia está
viciada por incongruencia, por no
aplicar una norma constitucional sin
pronunciarse sobre su validez; e)
también incurre en arbitrariedad, por
no rebatir los fundados argumentos
de su parte, contrarios a la
admisibilidad de la acción
declarativa en el sub lite. 3º) Que en
lo concerniente a la procedencia
formal de la demanda en los
términos del art. 322 del Código
Procesal Civil y Comercial de la
Nación, los agravios de la
demandada son inadmisibles por los
fundamentos expuestos por el señor
Procurador General de la Nación en
el dictamen que antecede, a cuyos
argumentos corresponde remitirse
por razones de brevedad. 4º) Que el
Tribunal comparte, asimismo, la
opinión vertida por el señor
Procurador General en el capítulo
VII de su dictamen, en cuanto al
fundamento y alcance de la
admisibilidad formal del recurso
federal, pues se halla en tela de
juicio la validez e interpretación de
227
cláusulas de la Constitución
Nacional y de otras normas
federales relativas al cumplimiento
del procedimiento previsto en el art.
30 de la Ley Fundamental, y la
decisión definitiva del superior
tribunal de la causa es contraria al
derecho que en ellas fundó el
apelante. Cabe recordar que en la
tarea de establecer la inteligencia de
las normas federales a las que se
refiere el art. 14 de la ley 48, la
Corte no se encuentra limitada por
las posiciones del tribunal inferior y
del recurrente, sino que le incumbe
realizar una declaratoria sobre el
punto disputado, según la
interpretación que rectamente le
otorga (doctrina de Fallos: 308:647;
317:1773; 320:2647, entre muchos
otros). 5º) Que la conclusión
precedente importa afirmar el
carácter justiciable de la cuestión
sub examine, pues son aplicables las
consideraciones efectuadas por el
Tribunal, al respecto, en el
precedente de Fallos: 318:1967. En
efecto, la presente resulta -en primer
lugar- una "causa", pues el actor ha
invocado ante el Poder Judicial la
protección de un derecho: el de
mantener la inamovilidad en el
cargo de juez de este Tribunal para
el cual fue designado según el
procedimiento vigente para entonces
228
Jurisprudencia de Mendoza
en la Constitución Nacional y de
acuerdo al alcance que dicha
garantía le reconocía. El Estado
Nacional ha resistido tal pretensión,
de modo que se configura una
controversia entre partes que
sostienen derechos contrapuestos,
esto es una controversia "definida y
concreta" (Fallos: 242:353) que
remite al estudio de puntos regidos
por normas constitucionales e
infraconstitucionales de naturaleza
federal, lo cual es propio del
mencionado poder (arts. 1º y 2º, ley
27; arts. 116 y 117 de la
Constitución Nacional). No obsta a
lo afirmado la circunstancia de que
lo atinente al contenido de una
reforma constitucional haya sido
atribuido válidamente a un poder
distinto del judicial, pues aun en
tales hipótesis siempre este
departamento, a la luz de la
Constitución, está habilitado para
juzgar en los casos que se le
planteen, si el acto impugnado ha
sido expedido por el órgano
competente, dentro del marco de sus
atribuciones y con arreglo a las
formalidades a que está sujeto. El
mandato de la Constitución que pesa
sobre el Poder Judicial es el de
descalificar todo acto que se oponga
a aquélla (Fallos: 32:120); planteada
una causa, no hay otro poder por
encima del de esta Corte para
resolver acerca de la existencia y de
los límites de las atribuciones
constitucionales otorgadas a los
otros poderes y del deslinde de
atribuciones de éstos entre sí. No
admite excepciones, en esos
ámbitos, el principio reiteradamente
sostenido por este Tribunal, desde
1864, en cuanto a que "es el
intérprete final de la Constitución"
(Fallos: 1:340). Si la esencia de
nuestro sistema de gobierno radica
en la limitación de los poderes de
los distintos órganos y en la
supremacía de la Constitución,
ningún departamento puede ejercer
lícitamente otras facultades que las
que le han sido acordadas (Fallos:
137:47) y es del resorte de esta
Corte juzgar "la existencia y límites
de las facultades privativas de los
otros poderes" (Fallos: 210:1095) y
"la excedencia de las atribuciones"
en la que éstos puedan incurrir
(Fallos: 254:43). En suma, incluso
en los casos en que la interpretación
constitucional lleve a encontrar que
determinadas decisiones han sido
atribuidas con carácter final a otras
ramas del gobierno, el Tribunal
siempre estará habilitado para
determinar si el ejercicio de una
potestad de dicha naturaleza ha sido
llevado a cabo dentro de los límites
Jurisprudencia de Mendoza
de ésta y de acuerdo con los
recaudos que le son anejos. El
quebrantamiento de algunos de los
mentados requisitos o el desborde
de los límites de la atribución,
harían que la potestad ejercida no
fuese, entonces, la de la
Constitución y allí es donde la
cuestión deja de ser inmune a la
revisión judicial por parte del
Tribunal encargado -por mandato de
aquélla- de preservar la supremacía
de la Ley Fundamental. 6º) Que,
además, la doctrina del control
judicial sobre el proceso de reforma
de la Constitución fue elaborada por
el Tribunal hace más de treinta años,
pues surge de la recta interpretación
de la sentencia dictada in re: "Soria
de Guerrero, Juana Ana c/ Bodegas
y Viñedos Pulenta Hnos. S.A.". En
ese precedente, se aplicó a la
actividad de una convención
reformadora el principio
jurisprudencial que limitaba las
facultades jurisdiccionales respecto
del procedimiento de "formación y
sanción" de las leyes. Sin embargo,
se afirmó que esa regla general sólo
cedería si se demostrase la falta de
concurrencia de los "requisitos
mínimos e indispensables" que
condicionan la sanción de la norma
constitucional reformada (conf.
considerandos 3º y 4º de Fallos:
229
256:556). Al respecto, es elocuente
que el Congreso de la Nación -al
emitir en diciembre de 1993 la
declaración de necesidad de la
reforma y fijar mediante una ley,
según la práctica constitucional
argentina, los puntos a revisar- haya
expresado mediante términos
inequívocos -aun cuando no era
necesario- su conocimiento y
aceptación del carácter justiciable de
los límites del poder reformador,
puesto que al prever la sanción de
nulidad de las "modificaciones,
derogaciones y agregados que
realice la Convención Constituyente
apartándose de la competencia
establecida..." (art. 6º de la ley
24.309), dicha prescripción
presupone la existencia de un poder
dotado de facultades suficientes para
realizar el control sobre el alcance
de las disposiciones y derogaciones
adoptadas por la convención, que
permita privar de efectos a las
realizadas en infracción a los límites
impuestos, el cual no puede ser otro
que aquel que tiene como atribución
esencial la de preservar la
supremacía constitucional: el
Judicial. Por lo demás, la invalidez
del procedimiento de reforma de la
Constitución dista de ser una
m a t e r i a novedos a en l o s
antecedentes que dieron lugar a
230
Jurisprudencia de Mendoza
nuestra Carta Magna, pues Alberdi
prevenía en 1852 sobre la ineficacia
de la pro- posición de reformas que
no estuvieren apoyadas por dos
terceras partes del Congreso, o por
dos terceras partes de las legislaturas
provinciales (art. 39 del proyecto de
constitución acompañado a Las
Bases). 7º) Que en cuanto al fondo
del asunto, la facultad de reformar la
Constitución no puede exceder el
marco de la regulación
-constitucional- en que descansa.
Este Tribunal ha afirmado
recientemente esta doctrina respecto
del poder constituyente derivado
provincial (Fallos: 316:2743), con
cita de la opinión coincidente de
Manuel Gorostiaga, en el sentido de
que las facultades atribuidas en
nuestro sistema constitucional a las
convenciones constituyentes están
limitadas (conf. Manuel Gorostiaga,
"Facultades de las Convenciones
Constitucionales", Rosario, 1898,
págs. 52 y 53). Restricción que
también resulta del texto del art. 30
de la Constitución Nacional que,
tras declarar la posibilidad de que
aquélla sea reformada "en el todo o
en cualquiera de sus partes" y
conferir al Congreso de la Nación la
función de declarar la necesidad de
la reforma, atribuye su realización a
"una Convención convocada al
efecto" (el énfasis es agregado);
precisamente, la expresión que se
subraya, situada al final del artículo
citado, pone de manifiesto que la
convención se reúne con la finalidad
de modificar aquellas cláusulas
constitucionales que el Congreso
declaró que podían ser reformadas y
sobre las que el pueblo de la Nación
tuvo oportunidad de pronunciarse al
elegir a los convencionales y no
otras, sobre las que no concurren
dichos requisitos. 8º) Que tanto es
esencial esta característica de la
convención reformadora de contar
con poderes limitados que por ello,
metodológicamente, la declaración
de necesidad de reforma de la
Constitución Nacional no se incluye
entre las atribuciones del Congreso
que reglamenta la parte segunda de
la Ley Fundamental, sino en la
primera parte que contempla las
"Declaraciones, derechos y
garantías", pues es una afirmación
sobre la naturaleza de la propia
Constitución que se sitúa como ley
suprema del país. El constituyente
originario quiso que el
procedimiento del art. 30 reflejase
verdaderamente la voluntad
soberana del pueblo en cada una de
sus etapas y que toda reforma fuese
fruto de una reflexión madura. Por
ello, al órgano donde naturalmente
Jurisprudencia de Mendoza
está representado ese poder
soberano le compete declarar la
necesidad de reforma e incluir las
partes o puntos cuya revisión
justifica la convocatoria y a otro
cuerpo legislativo distinto, también
representativo de la soberanía, le
corresponde llevar a cabo la
actividad reformadora dentro de ese
marco. En un régimen republicano,
fundado sobre el principio de la
soberanía del pueblo, debe ser la
misma constitución política del
Estado la que establezca y asegure
su propia existencia,
imposibilitando reformas inopinadas
o antojadizas (conf. Juan A.
González Calderón, Derecho
Constitucional Argentino, tomo 1,
Buenos Aires, 1917, págs. 330, 334,
335, 340). En la adecuación o en el
exceso respecto de esos límites
reside la cuestión a resolver en el
sub lite y este Tribunal centrará su
juicio en las relaciones entre la ley
24.309 y el ejercicio de la actividad
reformadora. Cabe recordar que no
se trata de confrontar un acto
legislativo material típico con un
acto emanado de la convención
reformadora, pues la declaración por
el Congreso de la necesidad de
reforma bajo las condiciones que
expresa el texto de la Constitución,
es un acto del poder
231
preconstituyente -aun cuando en la
historia constitucional argentina se
haya implementado mediante la
forma de leyes-, que se funda
directamente en la Constitución. 9º)
Que, por ello, no parece conducente
-como postula el señor Procurador
General- un examen de la intención
de los convencionales que resulta de
los debates realizados en el seno de
la convención, sino la
profundización de la intención de
quienes fijaron los puntos
habilitados para su revisión, tal
como resulta de la letra y del
espíritu de la ley 24.309 y de sus
antecedentes. Sin duda, quien tiene
poderes para realizar un cometido,
debe contar con las facultades
implícitas necesarias para llevar a
buen término la misión deferida.
Mas predicar la presencia de
poderes de dicha naturaleza es
únicamente reconocer ciertas
atribuciones que son
imprescindibles para el ejercicio de
las expresamente concedidas, que
puedan considerarse adecuadas y
compatibles con el diseño general de
la Constitución, pero que no son
substantivas ni independientes de
l o s p o d e r e s e x p r e s am en t e
concedidos, sino auxiliares y
subordinadas (Fallos: 300:1282;
301:205). La invocación de la
232
Jurisprudencia de Mendoza
denominada teoría de los poderes
implícitos no puede justificar un
desconocimiento de que el principio
que sostiene el diseño institucional
de la república es que ningún poder
puede arrogarse mayores facultades
que las que le hayan sido
expresamente conferidas, pues si de
un poder expreso pudiera implicarse
otro de análoga consistencia se
destruyen los límites de la concesión
y no tardaría en echarse por tierra
todo el aludido equilibrio de la
Constitución (Fallos: 318:1967).
Esos poderes implícitos, en el caso,
son los que resultan de la finalidad,
el sentido y el alcance de la reforma,
que se definieron en los acuerdos de
fuerzas políticas que precedieron la
declaración del Congreso y que, en
la historia constitucional argentina,
han contribuido a formar el
consenso necesario para el
cumplimiento del procedimiento
establecido en el art. 30 de la
Constitución Nacional (conf. debate
de la ley 24.309, Diario de Sesiones
Cámara de Diputados de la Nación,
sesión del 20/21 de diciembre de
1993, pág. 4092). Esta finalidad,
sentido y alcance, se expresaron en
las llamadas "coincidencias básicas"
y se hicieron constar en el art. 2º de
la ley 24.309. 10) Que la sanción
explícita de nulidad contenida en el
art. 6º de la ley 24.309, para todo
aquello que comportase una
modificación, derogación o
agregado a la competencia
establecida en los arts. 2º y 3º de ese
cuerpo normativo, revela el carácter
de restricción explícita que el
Congreso atribuyó a aquello que
alterase o excediese el marco de la
habilitación, sin perjuicio de la
prohibición contenida en el art. 7º de
la ley bajo examen. Sin duda, la
sanción representa un énfasis
innecesario -que revela la indudable
intención de los representantes del
pueblo, según resulta del debate en
el seno del Congreso-, dirigido a
aventar los "fantasmas" que
pudiesen obstruir la convocatoria a
una reforma sobre la base de
infundados argumentos relativos a
los peligros de una convención de
poderes ilimitados (conf. debate de
la ley 24.309, Diario de Sesiones
Cámara de Senadores, sesión del 21
de octubre de 1993, intervención del
senador Eduardo Menem, pág.
3869). 11) Que la sección tercera del
título primero de la segunda parte de
la Constitución Nacional, relativa al
Poder Judicial, trata en el capítulo I:
"De su naturaleza y duración". El
art. 96 de este capítulo, en la
numeración anterior a la reforma,
disponía, en lo que interesa en el sub
Jurisprudencia de Mendoza
lite: que "Los jueces de la Corte
Suprema y de los tribunales
inferiores de la Nación conservarán
sus empleos mientras dure su buena
conducta...". Esta norma,
consagrada en el tex to
constitucional de 1853, no fue
incluida entre las cláusulas que la
convención reformadora estaba
habilitada para revisar, según los
arts. 2º y 3º de la ley 24.309. En
ningún caso se mencionó el
recordado art. 96 y, antes bien, esa
cláusula mantuvo intacta su
redacción en el texto sancionado en
1994 (art. 110). 12) Que en el
"Núcleo de Coincidencias Básicas"
tampoco aparece explícita ni
implícitamente la mención a la
garantía de inamovilidad con el
contenido con el cual había sido
establecida para los jueces federales
por el citado art. 96 de la
Constitución. En ningún párrafo de
los puntos I y J del "Núcleo de
Coincidencias Básicas", relativos a
la designación y a la remoción de
los magistrados federales -temas que
correspondían a las reformas de los
arts. 86, inc. 5, y 45 de la
Constitución Nacional-, aparece
algún contenido que pudiera
interpretarse racionalmente como
relativo a la posibilidad de fijar un
término a la garantía de
233
inamovilidad de los jueces federales
con motivo del cumplimiento de una
edad determinada. El único punto
vinculado de alguna manera a la
cesación de la garantía de la
inamovilidad en los términos en
vigencia fue el relativo al modo de
remoción de los magistrados
federales de tribunales inferiores,
que debía instrumentarse por un
jurado de enjuiciamiento (punto J,
ap. 2, del citado "Núcleo..."), en
tanto, con relación a los miembros
de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, la reforma debía
mantener la remoción "únicamente
por juicio político, por mal
desempeño o por delito en el
ejercicio de sus funciones, o por
crímenes comunes" (punto J, ap. 1).
13) Que si bien el art. 2, inciso a, de
la ley 24.309 habilitó a modificar el
art. 99 -numeración anterior a la
reforma- del capítulo I, sección
tercera, título primero, de la segunda
parte de la Constitución Nacional, y
que el art. 2, inciso c, de la ley que
se ex amina, autorizó la
incorporación de un nuevo artículo
en este capítulo -que, como se ha
dicho, está dedicado a tratar la
naturaleza del Poder Judicial de la
Nación-, ello sólo se correlaciona
con el apartado H del "Núcleo de
Coincidencias Básicas" y responde a
234
Jurisprudencia de Mendoza
la voluntad de crear el Consejo de la
Magistratura, cuyo rol institucional
y atribuciones conciernen al Poder
Judicial de la Nación. 14) Que no
puede razonablemente admitirse
que, con motivo de la reforma de
una cláusula relativa a las
atribuciones del Poder Ejecutivo
Nacional, a saber, la intervención
del señor presidente de la Nación en
la designación de los magistrados
federales -art. 99, inciso 4, de la
Constitución reformada- materia que
estaba explícitamente habilitada
puesto que el art. 86, inc. 5, del
texto anterior, había sido incluido en
el art. 2, inciso a, de la ley 24.309-,
la convención reformadora
incorpore una cláusula nítidamente
extraña a las atribuciones del Poder
Ejecutivo de la Nación, puesto que
todo lo concerniente a la
inamovilidad de los jueces es
inherente a la naturaleza del Poder
Judicial de la Nación y configura
uno de los principios estructurales
del sistema político establecido por
los constituyentes de 1853, al punto
que es uno de los dos contenidos
sobre los que se asienta la
independencia de este departamento
y que ha sido calificada por el
Tribunal, antes que de un privilegio
en favor de quienes ejercen la
magistratura, como una garantía en
favor de la totalidad de los
habitantes (Fallos: 319:24). 15) Que,
por las razones expuestas, esta Corte
no comparte la afirmación de que el
Congreso, en cumplimiento de su
función preconstituyente, habilitó
una modificación de significativa
trascendencia a la garantía de la
inamovilidad de los magistrados
judiciales federales a partir del
cumplimiento de una edad
determinada, ya que una alteración
tan substancial no reconoce
habilitación suficiente en las
facultades implícitas que se derivan
de la expresa atribución de reformar
-en los términos del apartado I del
"Núcleo de Coincidencias Básicas"
incorporado a la ley 24.309- el
régimen de designación, ni jamás
puede entenderse como implicado
en una mera adecuación o
actualización de las facultades del
Poder Ejecutivo. El tribunal a quo,
además, se equivoca al fundar la no
aplicación al actor de las cláusulas
impugnadas en la doctrina de los
derechos adquiridos al amparo de un
régimen constitucional diferente. La
discusión que versa sobre la
posibilidad de invocar derechos
adquiridos frente a las disposiciones
sancionadas regularmente por una
convención reformadora de la
Constitución Nacional, resulta
Jurisprudencia de Mendoza
abstracta en la presente causa, pues
el art. 99, inciso 4, párrafo tercero
de la Constitución reformada, no
puede aplicarse al actor por vicio de
nulidad absoluta, en virtud de
haberse configurado un manifiesto
exceso en las facultades de que
disponía la convención, conforme al
procedimiento reglado por el art. 30
de la Constitución Nacional y a lo
dispuesto en la declaración de
necesidad instrumentada mediante la
ley 24.309. 16) Que esta sentencia
no comporta un pronunciamiento
sobre aspectos de naturaleza
substancial que conciernen a la
conveniencia o inconveniencia de la
norma impugnada -juicio que no
está en las atribuciones propias del
Poder Judicial-, sino en la
comprobación de que aquélla es
fruto de un ejercicio indebido de la
limitada competencia otorgada a la
convención reformadora. En un
pronunciamiento reciente (causa
G.405 XXXIII "Gómez Diez,
Ricardo y otros c/ P.E.N. - Congreso
de la Nación", sentencia del 31 de
marzo de 1999) este Tribunal ha
puntualizado la necesidad de
preservar al Poder Judicial de "la
sobrejudicialización de los procesos
de gobierno" (considerando 9º), mas
con parejo énfasis ha destacado en
dicho precedente que esa
235
autorrestricción en modo alguno
supone que este poder abdique del
control de constitucionalidad de las
normas o actos emanados de los
otros poderes del Estado -como es
una convención reformadora-,
cuando se observen -como en el
caso- los recaudos constitucionales
que habiliten su jurisdicción
(considerando 18). De ahí, pues, que
la transgresión verificada en el sub
lite determina que esta Corte deba
restablecer la vigencia de la
Constit ución Nacional, e n
cumplimiento de la primera y más
elevada
misión
que
constitucionalmente le corresponde.
Con igual celo por esta función
propia, los jueces de la Nación
incluidos los actuales magistrados
de esta Corte Suprema, tras la
reforma de 1994, hemos jurado
"cumplir y hacer cumplir la
Constitución Nacional conforme al
texto sancionado en 1853, con las
reformas de 1860, 1866, 1898, 1957
y las modificaciones realizadas por
la reciente Convención
Constituyente, en los términos de las
normas que habilitaron su
funcionamiento" (acordada de la
Corte Suprema 58, Fallos: 317:570;
Libro de Actas de la Corte Suprema,
folios 339, 343, 347, donde constan
nuestros juramentos). Este
236
Jurisprudencia de Mendoza
compromiso republicano impone el
deber de decidir este asunto con
arreglo a las consideraciones
precedentes. Por ello, oído el señor
Procurador General, se declara
procedente el recurso extraordinario
en los términos señalados, se revoca
la sentencia apelada y, en los
términos del art. 322 del Código
Procesal Civil y Comercial de la
Nación, se hace lugar a la demanda
y se declara la nulidad de la reforma
introducida por la convención
reformadora de 1994 en el art. 99,
inc 4, párrafo tercero -y en la
disposición transitoria undécima- al
art. 110 de la Constitución Nacional.
Costas al vencido (art. 68 Código
Procesal Civil y Comercial de la
Nación). Notifíquese y devuélvanse
los
autos.
Julio
S.
Nazareno-Eduardo Moliné
0'Connor-Augusto César
B e l l u s c i o - A n t o n i o
Boggiano-Guillermo A. F.
López-Gustavo A. Bossert
(disidencia parcial)-Adolfo Roberto
Vázquez (según su voto). Voto del
Señor Ministro Doctor Don Adolfo
Roberto Vázquez. Considerando: 1º)
Que la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Contencioso
Administrativo Federal -Sala IIIrevocó la sentencia dictada en la
instancia anterior en cuanto había
declarado la invalidez de la reforma
constitucional y la confirmó en
cuanto a la procedencia de la acción
declarativa. En los términos del art.
322 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación afirmó que
el art. 99, inc. 4º, párrafo tercero, de
la Constitución Nacional reformada,
no altera la garantía de inamovilidad
de que goza el actor, juez de la
Corte Suprema de Justicia de la
Nación, en razón de su designación
bajo el régimen constitucional
anterior a la reforma de 1994.
Contra ese pronunciamiento, la parte
demandada interpuso el recurso
extraordinario federal, que fue
concedido a fs. 221/221 vta. 2º) Que
los argumentos por los cuales el
Estado Nacional pretende la
apertura del recurso extraordinario
son los siguientes: a) es errónea la
línea divisoria entre magistrados
federales designados bajo el régimen
previsto por la Constitución, en su
texto anterior a la reforma de 1994,
y los magistrados nombrados por el
nuevo régimen; no existen derechos
adquiridos frente a la modificación
de la norma que otorgaba el
ejercicio vitalicio del cargo; b) el
nuevo texto constitucional no
modificó la garantía de
inamovilidad de los jueces, pues el
art. 99, inc. 4º, de la Ley
Jurisprudencia de Mendoza
Fundamental contiene, tal como fue
la intención de los señores
convencionales, una exigencia de
carácter objetivo e impersonal; c) la
reforma constitucional en el punto
que se halla en discusión es válida y
responde a los términos de la norma
que la convocó y que le atribuyó
competencia; ello es así, pues tanto
el art. 2 de la ley 24.309, como el
"Núcleo de Coincidencias Básicas",
contemplaron como materia de
revisión lo relativo a la "designación
de los jueces federales"; d) la
sentencia está viciada por
incongruencia, por no aplicar una
norma constitucional sin
pronunciarse sobre su validez; e)
también incurre en arbitrariedad por
no rebatir los fundados argumentos
de su parte, contrarios a la
admisibilidad de la acción
declarativa en el sub lite. 3º) Que en
lo concerniente a la procedencia
formal de la demanda en los
términos del art. 322 del Código
Procesal Civil y Comercial de la
Nación, los agravios de la
demandada son inadmisibles por los
fundamentos expuestos por el señor
Procurador General de la Nación en
el dictamen que antecede, a cuyos
argumentos corresponde remitirse
por razones de brevedad. 4º) Que el
Tribunal comparte, asimismo, la
237
opinión vertida por el señor
Procurador General en el capítulo
VII de su dictamen, en cuanto al
fundamento y alcance de la
admisibilidad formal del recurso
extraordinario, pues se halla en tela
de juicio la validez e interpretación
de cláusulas de la Constitución
Nacional y de otras normas
federales relativas al cumplimiento
del procedimiento previsto en el art.
30 de la Ley Fundamental, y la
decisión definitiva del superior
tribunal de la causa es contraria al
derecho que en ellas fundó el
apelante. 5º) Que la conclusión
precedente importa afirmar el
carácter justiciable de la cuestión
sub examine, pues son aplicables las
consideraciones efectuadas por el
Tribunal, al respecto, en el
precedente de Fallos: 318:1967. En
efecto, la presente resulta -en primer
lugar- una "causa", pues el actor ha
invocado ante el Poder Judicial la
protección de un derecho: el de
mantener la inamovilidad en el
cargo de juez de este Tribunal para
el cual fue designado según el
procedimiento vigente para entonces
en la Constitución Nacional y de
acuerdo al alcance que dicha
garantía le reconocía. El Estado
Nacional ha resistido tal pretensión,
de modo que se configura una
238
Jurisprudencia de Mendoza
controversia entre partes que
sostienen derechos contrapuestos,
esto es una controversia "definida y
concreta" (Fallos: 242:353) que
remite al estudio de puntos regidos
por normas constitucionales e
infraconstitucionales de naturaleza
federal, lo cual es propio del
mencionado poder (arts. 1º y 2º, ley
27; arts. 116 y 117 de la
Constitución Nacional). 6º) Que la
cuestión de fondo sometida a
conocimiento de esta Corte ha sido
considerada en anterior oportunidad
por el voto del juez Vázquez en la
sentencia del día 22 de junio del
corriente año recaída en la causa
I.90 XXIV "Iribarren, Casiano
Rafael c/ Santa Fe, Provincia de s/
acción declarativa". El análisis
efectuado en ese caso, con
adecuación a las circunstancias
propias del sub lite, constituirá el eje
de la presente decisión. 7º) Que, en
ese orden de ideas, corresponde
recordar que el Congreso Nacional,
en ejercicio de sus poderes
preconstituyentes, sancionó la ley
24.309 declarativa de la necesidad
de la reforma parcial de la
Constitución Nacional de 1853 con
las modificaciones de 1860, 1866,
1898 y 1957 (art. 1º). Que en los
arts. 2º y 3º de esa ley se fijaron los
puntos y artículos que quedaban
habilitados para su tratamiento,
debate y resolución por la
convención reformadora convocada
para sancionar la reforma. 8º) Que
una detenida lectura de tales
preceptos muestra que ninguno
habilitó la modificación de los
alcances de la garantía de
inamovilidad vitalicia consagrada en
el art. 96 de la Constitución
Nacional de 1853 (actual art. 110),
en virtud de la cual los jueces de la
Corte Suprema y de los tribunales
inferiores de la Nación conservarán
sus empleos mientras dure su buena
conducta. En tal sentido, el art. 2º de
la ley 24.039 autorizó a la
convención reformadora
exclusivamente a modificar el texto
de los arts. 45, 46, 48, 55, 67 (inc.
27), 68, 69, 70, 71, 72, 76, 77, 78,
80, 81, 82, 83, 84, 85, 86 (incs. 1, 3,
5, 10, 13 y 20), 87 y 99 de la Carta
Magna. Por su parte, el art. 3º
habilitó solamente la reforma de los
arts. 63, 67, 86, 106, 107 y 108 del
texto constitucional de 1853. Es
decir, en ningún caso se mencionó al
recordado art. 96 y, antes bien, esta
última cláusula mantuvo intacta su
redacción en el texto sancionado en
1994 (art. 110). 9º) Que, por otro
l a d o , en e l "N ú c l e o d e
Coincidencias Básicas" contenido
en el propio art. 2º de la ley 24.309,
Jurisprudencia de Mendoza
cuyo objetivo era aclarar la
finalidad, sentido y alcance de las
reformas que quedaban habilitadas
para su tratamiento y resolución por
la convención reformadora, tampoco
se contempló en forma explícita o
implícita la posibilidad de modificar
los alcances de la garantía de
inamovilidad vitalicia del art. 96 de
la Constitución Nacional de 1853, y
mucho menos disponer que la
superación de cierta edad por parte
de los jueces federales obraría por sí
misma como causal de cesación de
esa garantía. Que, sobre el
particular, debe ser observado que
en ningún párrafo de los puntos I y J
del citado "Núcleo de Coincidencias
Básicas"
(referidos,
respectivamente, a la designación de
los magistrados federales y a su
remoción), se prevé como tema
habilitado el relativo al
establecimiento de la caducidad de
la garantía de inamovilidad de los
jueces por cumplimiento de cierta
edad. Es más: en lo que
específicamente concierne a la
remoción, el punto J del "Núcleo de
Coincidencias Básicas" señaló
expresamente, como contenido
material de la reforma, que las
únicas causales admitidas para el
desplazamiento de los magistrados,
tanto de la Corte Suprema como de
239
los tribunales inferiores, serían la de
mal desempeño, delito en el
ejercicio de las funciones o autoría
de crímenes comunes. Tales
causales ya estaban previstas, como
únicas y excluyentes de otras, en el
texto constitucional de 1853 (art.
45). 10) Que, en lo que aquí cabe
destacar, las modificaciones a la
Constitución de 1853 que autorizó
la ley 24.309 con incidencia en la
cesación de la garantía de
inamovibilidad vitalicia consagrada
por el art. 96, se refirieron pura y
exclusivamente al modo de
remoción de los magistrados
federales de tribunales inferiores, lo
cual debía instrumentarse según la
nueva Constitución a través de un
Jurado de Enjuiciamiento (punto J,
ap. 2, del "Núcleo de Coincidencias
Básicas"), implicando la reforma
que para tales magistrados ya no
sería necesario el juicio político,
extremo que se mantenía sólo para
los jueces de la Corte Suprema de la
Nación (cit. punto J, ap. 1). 11) Que
tampoco puede ser afirmado que lo
dispuesto por el sancionado art. 99,
inc. 4º, párrafo tercero, hubiera
estado habilitado dentro del elenco
de modificaciones y reformas
autorizadas por la ley 24.309
relativamente a las atribuciones del
Poder Ejecutivo Nacional. En ese
240
Jurisprudencia de Mendoza
orden de ideas, en el punto A del
"Núcleo de Coincidencias Básicas"
contenido en el art. 2º de la ley
24.309, se clarificó exclusivamente
sobre cuál debía ser el alcance que
asumirían las reformas al art. 86 de
la Constitución de 1853, con el fin
de que sus incs. 1, 10, 13 y 20 se
adecuaran en su redacción a la
aparición de la nueva figura del jefe
de Gabinete de Ministros. Como se
ve, la cuestión no concernía a la
aquí tratada. Que, asimismo,
ninguno de los temas habilitados por
el art. 3º de la ley 24.309 respecto de
las atribuciones presidenciales
guardaba relación, ni siquiera
incidental, con la regla finalmente
introducida en el art. 99, inc. 4º,
párrafo tercero. Al respecto, dicha
disposición de la ley declarativa de
la reforma constitucional sólo aludió
a la posibilidad de establecer -por
nuevo inc. al art. 86 de la
Constitución de 1853- el acuerdo
del Senado para la designación de
ciertos funcionarios de organismos
de control y del Banco Central,
excluida la Auditoria General de la
Nación (punto D), y a la
actualización de las atribuciones del
Poder Ejecutivo Nacional (punto E),
lo cual, bien entendido, significaba
"...eliminar y dejar sin efecto
aquellas normas (del artículo) 86
que habían sido derogadas por
desuetudo, ya que no se aplicaban y
el tiempo las había tornado inútiles,
inservibles y obsoletas..." (confr.
Diario de Sesiones de la
Convención Nacional Constituyente,
intervención del convencional
Llano, versión taquigráfica de la
34a. Reunión, 3a. Sesión Ordinaria
del 18.8.94, pág. 4629. En análogo
sentido, convencional Auyero, pág.
4616; convencional Cullen, pág.
4658), pero no introducir ex novo
aspectos no habilitados expresa y
claramente por el Congreso de la
Nación. 12) Que en el seno de la
Convención Nacional Constituyente
hubo quienes destacaron muy
especialmente, por una parte, la
ausencia de una habilitación legal
para que el cuerpo sancionara una
cláusula como la que finalmente se
introdujo en el art. 99, inc. 4º,
párrafo tercero, de la Constitución
de 1994, y, por la otra, que no había
sido propuesta tampoco por la ley
24.309 la modificación del alcance
y efectos de la garantía de
inamovilidad vitalicia de los jueces
establecida por el art. 96 de la
Constitución de 1853 (confr. cit.
Diario de Sesiones de la
Convención Nacional Constituyente,
intervención del convencional
Cullen, págs. 4660/4661;
Jurisprudencia de Mendoza
convencional Maeder, pág. 4665).
13) Que los propios antecedentes de
la ley 24.309 corroboran lo que se
ha expuesto hasta aquí en orden a
que no era tema de reforma
constitucional habilitado el atinente
a la cesación de la garantía de
inamovilidad por cumplimiento de
cierta edad. En efecto, sobre el
particular guardaron un significativo
silencio: a) el documento del 1º de
diciembre de 1993, relativo a los
puntos de acuerdo sobre la reforma
constitucional de las comisiones del
radicalismo y del justicialismo para
ser puestos a consideración de los
organismos partidarios; b) el
Acuerdo para la Reforma de la
Constitución Nacional del 13 de
diciembre de 1993 firmado por el
señor presidente de la Nación y
presidente titular del Partido
Justicialista, y por el presidente del
Comité Nacional de la Unión Cívica
Radical; y c) el debate parlamentario
de la ley 24.309, tanto en la
Honorable Cámara de Senadores
como en la de Diputados de la
Nación. 14) Que, a esta altura, es
menester poner de relieve que, de
ningún modo, los poderes
conferidos a una Convención
Constituyente pueden reputarse
ilimitados, porque el ámbito de
aquéllos se halla circunscripto por
241
los términos de la norma que la
convoca y le atribuye competencia.
En sentido coincidente vale destacar
que, las facultades atribuidas a las
convenciones constituyentes están
condicionadas "...al examen y crítica
de los puntos sometidos a su
resolución, dentro de los principios
cardinales sobre que descansa la
constitución..." (Manuel Gorostiaga,
"Facultades de las Convenciones
Constitucionales", págs. 52 y 53,
Rosario, 1898; Fallos: 316:2743).
15) Que lo dicho precedentemente
no se ve alterado por la invocación
que se ha hecho en autos acerca del
necesario reconocimiento que debe
hacerse sobre la existencia de
facultades implícitas en cabeza de la
convención reformadora. Sin duda,
quien tiene poderes para realizar un
cometido, debe contar con
facultades implícitas necesarias para
llevar a un buen término la misión
deferida. Mas predicar la presencia
de facultades de esa naturaleza es
únicamente reconocer ciertas
atribuciones imprescindibles para el
ejercicio de los poderes
expresamente concedidos, pero que
no son substantivas ni
independientes de estos últimos,
sino auxiliares y subordinadas. De
ahí que no quepa inferir que una
modificación de significativa
242
Jurisprudencia de Mendoza
trascendencia, como es la que atañe
a establecer una limitación por razón
de edad a la garantía de la
inamovilidad de los magistrados
judiciales federales, hubiera
quedado habilitada suficientemente
en las facultades implícitas que se
derivan de la expresa atribución de
reformar -en los términos del
apartado I del "Núcleo de
Coincidencias Básicas" incorporado
a la ley 24.309- el régimen de
designación, ni jamás puede
entenderse como implicado ese tema
en el de la adecuación o
actualización de las facultades del
Poder Ejecutivo. 16) Que toda vez
que la ley 24.309 que declaró la
n e c e s i d a d d e l a r e fo r m a
constitucional, dispuso
expresamente en su artículo sexto
que "...serán nulas de nulidad
absoluta todas las modificaciones,
derogaciones y agregados que
realice la Convención Constituyente
apartándose de la competencia
establecida en los arts. 2º y 3º de la
presente ley de declaración..." (art.
6º), resulta incuestionable que esta
Corte en su carácter de interprete
final de la Constitución Nacional, se
halla facultada para cumplir con el
mandato implícito contenido en tal
precepto resolviendo lo propio. La
misma presencia del art. 6º de la ley
24.309 presupone la existencia de
un poder dotado de facultades
suficientes para realizar el control de
la competencia actuada por la
convención reformadora, que
permita privar de efectos aquello
realizado en infracción a los límites
impuestos, el cual no puede ser otro
que aquel que tiene como atribución
esencial la de preservar la
supremacía constitucional: el
Judicial. 17) Que, en las condiciones
que anteceden, por razón de no
responder a habilitación alguna
contenida en la ley 24.309,
corresponde considerar nula de
nulidad absoluta la cláusula del art.
99, inc. 4º, párrafo tercero, de la
Constitución Nacional sancionada
en 1994 (art. 6º de la ley citada), así
como, por lógica implicancia, la
disposición transitoria undécima.
18) Que tal conclusión torna
abstracto el tratamiento de la
cuestión que versa sobre la
posibilidad de distinguir la situación
de los magistrados designados bajo
el régimen constitucional vigente
hasta 1994 frente a los nombrados
con posterioridad, como asimismo
la que versa sobre la imposibilidad
de invocar derechos adquiridos
frente a las disposiciones
sancionadas regularmente por una
convención reformadora de la
Jurisprudencia de Mendoza
Constitución Nacional. 19) Que,
valga aclararlo, esta sentencia no
comporta un pronunciamiento sobre
aspectos de naturaleza substancial
que conciernen a la conveniencia o
inconveniencia de la cláusula
impugnada -juicio ajeno a la tarea
que incumbe al Poder Judicial-, sino
que se asienta en la comprobación
de que aquélla es fruto de un
ejercicio indebido de la limitada
competencia otorgada a la
convención reformadora. 20) Que,
por lo demás, el juramento que el
Tribunal ha brindado a la
Constitución Nacional sancionada
en Santa Fe, Paraná, en el año 1994,
no importó enervar el irrenunciable
deber que le compete de ejercer el
control pertinente en los casos que
requieran del examen de la validez
de las disposiciones sancionadas por
la convención en ejercicio de su
poder constituyente derivado (ley
24.309), ni menos aún, el
desempeño en modo alguno de la
función legitimante que le confiere
el propio ordenamiento que se
manda jurar. Por ello, oído el señor
Procurador General, se declara
procedente el recurso extraordinario;
se revoca la sentencia apelada y, en
los términos del art. 322 del Código
Procesal Civil y Comercial de la
Nación, se hace lugar a la demanda,
243
por lo que se declara nula de nulidad
absoluta la cláusula contenida en el
art. 99, inc. 4º, apartado tercero de la
Constitución Nacional (art. 6º de la
ley 24.309), así como, por lógica
implicancia, su disposición
transitoria undécima. Costas al
vencido (art. 68 del código citado).
Notifíquese y devuélvanse los autos.
A d o l fo R o b e r t o Vá z q u e z .
Disidencia parcial del Señor
Ministro Doctor Don Gustavo A.
Bossert Considerando: 1º) Que la
Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Contencioso Administrativo
Federal -Sala III- revocó la sentencia
dictada en la instancia anterior en
cuanto había declarado la invalidez
de la reforma constitucional y la
confirmó respecto a la procedencia
de la acción declarativa. En los
términos del art. 322 del Código
Procesal Civil y Comercial de la
Nación afirmó que el art. 99, inc. 4º,
párrafo tercero, de la Constitución
Nacional reformada, no altera la
garantía de la inamovilidad de que
goza el actor, doctor Carlos
Santiago Fayt, juez de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación,
en razón de su designación bajo el
régimen constitucional anterior a la
reforma de 1994. Contra ese
p ro nu n c i a m i e nt o , l a p ar te
demandada interpuso el recurso
244
Jurisprudencia de Mendoza
extraordinario federal, que fue
concedido a fs. 221/221 vta. 2º) Que
los argumentos por los cuales el
Estado Nacional pretende la
apertura del recurso extraordinario
son los siguientes: a) es errónea la
línea divisoria entre magistrados
federales designados bajo el régimen
previsto por la Constitución, en su
texto anterior a la reforma de 1994,
y los magistrados nombrados por el
nuevo régimen; no existen derechos
adquiridos frente a la modificación
de la norma que otorgaba el
ejercicio vitalicio del cargo; b) el
nuevo texto constitucional no
modificó la garantía de la
inamovilidad de los jueces, pues el
art. 99, inc. 4º, de la Ley
Fundamental contiene, tal como fue
la intención de los señores
convencionales, una exigencia de
carácter objetivo e impersonal; c) la
reforma constitucional en el punto
que se halla en discusión, es válida
y responde a los términos de la
norma que la convocó y que le
atribuyó competencia; ello es así,
pues tanto el art. 2º de la ley 24.309,
como el "Núcleo de Coincidencias
Básicas", contemplaron como
materia de revisión lo relativo a la
"designación de los jueces
federales"; d) la sentencia está
viciada por incongruencia, por no
aplicar una norma constitucional sin
pronunciarse sobre su validez; e)
también incurre en arbitrariedad por
no rebatir los fundados argumentos
de su parte, contrarios a la
admisibilidad de la acción
declarativa en el sub lite. 3º) Que en
lo concerniente a la procedencia
formal de la demanda en los
términos del art. 22 del Código
Procesal Civil y Comercial de la
Nación, los agravios de la
demandada son inadmisibles por los
fundamentos expuestos por el señor
Procurador General de la Nación en
el dictamen que antecede, a cuyos
argumentos corresponde remitirse
por razones de brevedad. 4º) Que el
Tribunal comparte, asimismo, la
opinión vertida por el señor
Procurador General en el capítulo
VII de su dictamen, en cuanto al
fundamento y alcance de la
admisibilidad formal del recurso
federal, pues se halla en tela de
juicio la validez e interpretación de
cláusulas de la Constitución
Nacional y de otras normas
federales relativas al cumplimiento
del procedimiento previsto en el art.
30 de la Ley Fundamental, y la
decisión definitiva del superior
tribunal de la causa es contraria al
derecho que en ellas fundó el
apelante. 5º) Que en la tarea de
Jurisprudencia de Mendoza
establecer la inteligencia de las
normas federales a las que se refiere
el art. 14 de la ley 48, la Corte no se
encuentra limitada por las
posiciones del tribunal inferior y del
recurrente, sino que le incumbe
realizar una declaratoria sobre el
punto disputado, según la
interpretación que rectamente le
otorga (doctrina de Fallos: 308:647;
317:1773; 320:2647, entre muchos
otros). 6º) Que la independencia de
los jueces hace a la esencia del
régimen republicano y su
preservación no sólo debe ser
proclamada sino respetada por los
otros poderes y sentida como una
vivencia insustituible por el cuerpo
social todo. Al respecto, ha dicho la
Suprema Corte de Estados Unidos
de Norteamérica que una justicia
libre del control del Ejecutivo y del
Legislativo es esencial, si existe el
derecho de que los procesos sean
resueltos por jueces exentos de la
potencial dominación de otras ramas
del gobierno ("United States v.
Will", 449 U.S. 200, 217-218; 1980,
citado en el fallo de esta Corte I.90
XXIV "Iribarren, Casiano Rafael c/
Santa Fe, Provincia de s/ acción
declarativa", sentencia del 22 de
junio de 1999, considerando 11). 7º)
Que el principio general de la
inamovilidad de los jueces
245
establecido en el art. 110 de la
Constitución Nacional, esencial para
la preservación de su independencia
de criterio, ha sido limitado por el
citado art. 99, inc. 4º, de la
Constitución Nacional que tras
establecer los actos necesarios para
el nombramiento de los jueces,
dispone "un nuevo nombramiento,
precedido de igual acuerdo, será
necesario para mantener en el cargo
a cualquiera de esos magistrados,
una vez que cumplan la edad de
setenta y cinco años. Todos los
nombramientos de magistrados cuya
edad sea la indicada o mayor se
harán por cinco años, y podrán ser
repetidos indefinidamente, por el
mismo trámite". Conforme a la
disposición transitoria undécima, la
limitación temporal establecida en el
art. 99, inc. 4º, entrará en vigencia
cinco años después de la sanción de
la reforma constitucional que fue
sancionada el 22 de agosto de 1994.
8º) Que el primer método de
interpretación al que debe acudir el
juez es el literal, conforme al cual
debe atenderse a las palabras de la
ley. Esta Corte ha señalado que la
primera fuente de la ley es su letra y
cuando ésta no exige esfuerzos de
interpretación debe ser aplicada
directamente, con prescindencia de
consideraciones que excedan las
246
Jurisprudencia de Mendoza
circunstancias del caso
contempladas por la norma, y ello es
así pues no cabe apartarse del
principio primario de sujeción de los
jueces a la ley, ni atribuirse el rol de
legislador para crear excepciones no
admitidas por ésta, pues de hacerlo
podría arribarse a una interpretación
que, sin declarar la
i n co ns t it ucionalidad de l a
disposición legal, equivaliese a
prescindir de su texto (Fallos:
313:1007). 9º) Que conforme a
dicho principio interpretativo, la
limitación a la inamovilidad que
impone el citado art. 99, inc. 4º, ha
sido establecida respecto de quienes
después de la sanción de la reforma
constitucional "cumplan la edad de
setenta y cinco años". Conforme a
ello, tal limitación no afecta la
inamovilidad del juez Fayt puesto
que el actor, nacido el 1º de febrero
de 1918 (ver fs. 92), ya había
superado esa edad al sancionarse la
reforma. La limitación del art. 99,
inc. 4º, alcanza tanto a los jueces
designados con posterioridad a la
reforma constitucional como a
quienes hemos sido designados con
anterioridad a dicha reforma, pero
impone como condición un hecho
incierto y futuro limitando su
aplicaci ó n a quienes con
posterioridad a la reforma cumplan
75 años; el uso del tiempo futuro en
la norma no deja dudas sobre su
alcance. Sostener lo contrario, darle
a la condición de un hecho futuro
impuesta por la norma un
significado propio de otra expresión
capaz de abarcar el pasado,
significaría el absurdo hermenéutico
de convertir la limitación
excepcional en regla general. 10)
Que la limitación al principio básico
de la inamovilidad de los jueces, por
su naturaleza, como toda excepción
o límite a principios generales, debe
ser interpretada estrictamente y no
extendiendo lo que surge del texto
de la norma (doctrina de Fallos:
316:2940, considerando 18). Un
principio general admite casi
siempre excepciones y lo restrictivo
de la excepción es también ya
establecido y expresado en el
derecho romano bajo la expresión
exceptionis strictissimae
interpretationis (Rafael Bielsa,
Metodología Jurídica, Santa Fe,
Librería y Editorial Castellví S.A.,
1961, pág. 146). 11) Que "la citada
interpretación no admite discusión
en tanto se observe que el principio
de inamovilidad de los jueces es
requisito esencial para la debida
preservación de las instituciones
republicanas, razón por la cual
resulta necesario interpretar en
Jurisprudencia de Mendoza
forma restrictiva...las disposiciones
constitucionales que permiten la
separación del cargo de aquellos
magistrados nombrados de
conformidad con las leyes (Fallos:
312:1686, disidencia del juez
Belluscio). Este razonamiento se
impone toda vez que el sistema
constitucional de designación y
remoción de los jueces y las leyes
que reglamentan la integración de
los tribunales, ha sido inspirado en
móviles superiores de elevada
política institucional con el objeto
de impedir el predominio de
intereses subalternos sobre el interés
supremo de la justicia y de la ley.
Tal sistema se ha estructurado sobre
u n p i lar f u n d a m en t al : la
independencia propia del Poder
Judicial, requisito necesario para el
247
control que deben ejercer los jueces
sobre los restantes poderes del
Estado (Fallos: 310:804 pág. 815 y
312:1686, disidencia del juez
Belluscio). Por ello, con el alcance
de los fundamentos dados en esta
sentencia, se confirma lo resuelto
por el a quo en cuanto hace lugar a
la acción declarativa del señor juez
doctor Carlos Santiago Fayt. Costas
por su orden. Notifíquese y
remítase.
Gustavo a. Bossert.
248
Jurisprudencia de Mendoza
LAS COOPERATIVA DE TRABAJO Y EL “SUPUESTO
FRAUDE A LA LEY LABORAL”
Por Dra. Andrea N. Mugular de Tejada
En fallo contundente y ejemplificador, la 3º Cámara Laboral de Mendoza,
abordó el tema de la cooperativas de Trabajo y la compleja relación que se
presenta por socios cooperativos que prestan servicios en terceras personas, más
las implicancias que genera su actividad en el mercado del trabajo.
En dicho fallo se rechaza demanda instada por ex socio cooperativo
contra la empresa Viñas La Heredad S.A. y la cooperativa de trabajo COOPTEA
LTDA., en atención a que con claridad meridiana se adentraron los jueces
actuantes en la médula del sistema cooperativo actual, interpretando el caso en
cuestión a la luz de la legislación vigente en el tema
Al respecto tomaremos de base al fallo ut supra mencionado para,
partiendo de allí, esclarecer los temas más álgidos en materia de cooperativas de
trabajo que actualmente nos mueve a quienes trabajamos con y para las mismas.
PRIMERA CUESTIÓN: Las cooperativas de trabajo generan por su
sola actuación en el campo laboral, fraude a dicha ley?
SEGUNDA CUESTIÓN: Cómo considerar la relación del socio con la
cooperativa de trabajo?
Para analizar el sistema cooperativo no haremos otra cosa que partir de
la realidad por la que atraviesa el mismo, el cual en su fiscalización y regulación
es disputado por diversos entes como son la Subsecretaría de Trabajo, Dirección
General Impositiva, actual Administradora Fiscal de Ingresos Públicos, el
INACYM y la Dirección Provincial de Cooperativas.
Es así, las cooperativas de Trabajo en la actualidad se ven tironeadas por
los entes de mención, sin saber si es tan grave el problema que generan con su
actuación o es que en realidad se ignora y desconoce el régimen tan particular
que las sustenta y las coloca al margen de la relación laboral que regula nuestra
Ley de Contrato de Trabajo 20.744; por ello merece mención especial el fallo de
referencia atento a que hecha luz sobre el asunto en cuestión.
A los efectos de enmarcar el sistema cooperativo diremos que las
cooperativas de Trabajo nacen bajo la Ley de Cooperativas Nº 20.337/73,
Jurisprudencia de Mendoza
249
rigiendo para las mismas supletoriamente las disposiciones de la Ley 19.550, en
cuanto “concilien con ésta”. Es así, aparentemente desde su nacimiento se vieron
encuadradas dentro de las zonas grises del derecho atento que eran parientes de
las sociedades comerciales, aunque sin serlo, para luego, como veremos a
continuación, actuar en un ámbito que la legislación laboral defiende y es uno de
los pilares de su existencia “el trabajador en relación de dependencia”.
Para continuar con el análisis legislativo diremos que son innumerables
las disposiciones emitidas por: ANSES, DGI. INAC. INACIM, etc. todos entes
como dijimos que se arrogan facultades para la regulación del accionar de las
Cooperativas de Trabajo; hasta finalmente la mención del Dec. 20155/94, del
P.E.N. que pretendió condenar a su desaparición a las cooperativas de trabajo
“...no autorizando a partir de su entrada en vigencia el funcionamiento de
cooperativas de trabajo que para el cumplimiento de su objetivo social prevean
la contratación de los servicios cooperativos por terceras personas utilizando la
fuerza de trabajo de sus asociados...” (Art. 1 Dec. 2015/94). Dicho decreto
mereció además del repudio de toda la comunidad cooperativa un fuerte rechazo
a sus fundamentos a todas luces inconstitucionales para quienes defendemos a
las cooperativas en el ámbito administrativo y judicial.
Como vemos se ha pretendido desde su nacimiento regular, controlar y
fiscalizar su accionar desde diversos ámbitos, desconociendo su natural
fiscalizador, que no es otro que el INACYM (Instituto Nacional de Acción
Cooperativa y Mutual) a nivel nacional y la DIRECCIÓN PROVINCIAL DE
COOPERATIVAS en la Provincia de Mendoza; lo contrario importarías
desvirtuar la existencia de tales institutos y sus facultades por ley de creación.
Dicho repaso es a los efectos de que aclarado el marco regulatorio, volvemos a
la PRIMERA CUESTION: Incurren las Cooperativas de Trabajo en fraude a
las Ley Laboral?
En virtud a todo lo expuesto y lo que se observa a diario en el actuar
judicial, la respuesta parece traer consigo una presunción “iuris tantum” de que
así es, por eso lo ejemplificador del fallo en cuestión.
Debemos analizar entonces qué tipo de Cooperativa de Trabajo es: en el
caso en cuestión la jueza pre-opinante Dra. Rauek de Yanzon estableció que “la
cooperativa de Trabajo COPTEAS LTDA, según acta constitutiva cuenta con
aprobación de las Dirección de cooperativas, fundando en ello la habilitación
para funcionar de la cooperativa en cuestión”.
250
Jurisprudencia de Mendoza
Es allí donde nos queremos detener, no se puede sin mas invocar
FRAUDE LABORAL en toda cuestión judicial o extrajudicial en que interviene
una cooperativa de trabajo a través de un socio prestando servicios en terceras
personas, como si su ropaje la pusiera por sí misma en infracción a la ley laboral,
poniendo en tela de juicio su accionar. Por ello lo importante del fallo, el análisis
que se hace del cumplimiento de la Cooperativa de referencia con relación a las
normas a las que ella se debe (es decir las propias del derecho cooperativo),
como así también la subordinación a sus autoridades naturales INACYM y
Dirección provincial de cooperativas.
Dicho esto no implica que queden a resguardo las relaciones laborales
que también se pueden dar dentro del ámbito cooperativo, pero en lo que
ponemos el acento es contra la presunción de “fraude laboral”, que tiñe
actualmente la labor de las cooperativas de Trabajo en nuestra Provincia. Para
finalizar sobre este punto es clara la Resolución 4328/97 de DGI, la que en su
art. 1º establece “...Los asociados a Cooperativas de Trabajo legalmente
constituídas, autorizadas a funcionar po el Instituto Nacional de Acción
Cooperativa, deberán ingresar sus aportes con destino al Régimen Nacional de
la Seguridad de los Trabajadores Autónomos...”, por lo que como vemos, la
AFIP también en dicha resolución pone énfasis en la regularidad en su creación,
como elemento a tener en cuenta para la regularidad en su gestión.
Con relación a la SEGUNDA CUESTIÓN: ya hemos anticipado que el
marco regulatorio surge de la Ley de cooperativas 20.337, supletoriamente ley
de sociedades Nº 19.550, más las resoluciones INAC. INACYM, ANSES, DGI,
DPC. etc. que regulan específicamente su actuación.
Finalmente llegamos al punto más álgido del presente trabajo cual es:
¿qué pasa cuando el socio cooperativo se arroga el carácter de empleado en
“relación de dependencia” y demanda a la empresa en la que
presta eventualmente servicios?
Para responder a esta pregunta sirve el fallo que hoy traemos a colación,
atento a que la Cámara como ya expusiéramos, analiza en primer lugar la
regularidad en la constitución de la Cooperativa en cuestión, para luego analizar
el carácter de la relación del demandante con la Cooperativa en cuestión. Es en
este punto donde observamos claridad en el fallo, atento a que de la
documentación analizada da carácter regular a COPTEA LTDA, además de
adentrarse a considerar el carácter del demandante, carácter que concluye es el
Jurisprudencia de Mendoza
251
de socio cooperativo y no de empleado en relación de dependencia de la firma
demandada. Así es analizada toda la prueba, se observa que el vínculo que unía
al demandante con su cooperativa era de naturaleza social y no laboral; era socio
de la cooperativa en cuestión, no pudiendo alegar a la vez el carácter de
empleado de la firma demandada y/o de la cooperativa.
Arribamos entonces a unas conclusión importante en el análisis del tema
en cuestión, aunque tal conclusión no surge de la resolución de marras, surge del
análisis de sus considerandos: el vínculo del socio con la cooperativa es de
naturaleza social, sin perjuicio de que haya cooperativas de trabajo que posean
empleados bajo relación de dependencia. Así lo expone cuando dice “...En
conclusión siendo socio de la cooperativa durante la prestación, no habiendo
invocado fraude y siendo la cooperativa regularmente constituida, así como
el contrato de locación con la codemandada Viñas la Heredad S.A.
demostrada, corresponde concluir que no ha existido relación laboral entre
el actor y las demandadas...” “En consecuencia se impone el rechazo de la
acción intentada... (Pereyra c/ Viñas La Heredad S.A. p/Ord.”).
Finalmente, para quienes defendemos el sistema cooperativo es
importante concluir que no se puede utilizar el mismo, para luego dar media
vuelta y ampararse en un régimen a todas luces diferente al que se recurre por
conveniencia, vulnerándose de esta manera los intereses superiores que el
cooperativismo defiende en cada instancia.
De la lectura del fallo de mención y todo lo arriba expuesto, concluímos
en la “genuina particularidad” que caracteriza a nuestro régimen cooperativo, al
que pretendemos defender a través de la presente ilustración, esperando haber
cumplido medianamente nuestro objetivo
(En la página siguiente se transcribe el fallo a que hace referencia el presente
trabajo)
252
Jurisprudencia de Mendoza
COOPERATIVAS
DE
TRABAJO. Fraude laboral.
Invocación. Prueba
En el caso específico de las
cooperativas de trabajo no hay razones para
presumir el fraude; por eso aún los autores
que admiten la compatibilización entre la
figura del socio empleado en esta clase de
cooperativas, afirman que en caso de
conflicto judicial, el trabajador, al
promover la demanda deberá invocar la
situación fraudulenta y probar la misma si
fuera negada por la Cooperativa.
Cámaras del Trabajo
Expte. nº 26.464: “Pereyra Francisco
Antonio C/Viñas La Heredad y ots. p/Ord.”
Tercera Cámara
En la ciudad de Mendoza, a
los veintisiete días del mes de
octubre de 1999, reunidos en su Sala
de Acuerdos, los Sres. Jueces de la
Excma. Tercera Cámara de Trabajo,
Dres. Ines Rauek de Yanzón,
Mónica Adela Arroyo y Enrique
Héctor Catapano, trajeron para
sentencia definitiva los autos Nº
26.464, caratulados: “Pereyra
Francisco Antonio c/ Viñas La
Heredad S.A y ot. p/Ord de cuyas
constancias,
RESULTA:
I.
Que a fs. 9 obra
agregada la demanda que interpone
Francisco Antonio Pereyra contra
Viñas La Heredad S.A. y contra
C.O.P.T.E.A. Ltda., por la que
reclama el pago de la sumas de $
3.904,06 con más costas e intereses.
Afirma que ingresó a
trabajar para la accionada el 22 de
noviembre de 1993, como obrero de
bodegas, sereno. Que el día 13 de
mayo de 1997, la demandada dejó
sin trabajo a la actora. Por tanto
envió carta documento solicitando
se aclare su situación laboral.
La empresa La Heredad S.A.
opta por negar la relaciónlaboral
vinculante mientras que la empresa
intermediadora encargada de
proporcionar mano de obra rechaza
por improcedente el reclamo
efectuado. El actor decide enviar
comunicación optanto por la
extinción de la relación laboral
vinculante por exclusiva culpa de la
empresa. Solicita por tanto las
indemnizaciones correspondientes a
despido incausado.
Practica liquidación. Ofrece
prueba documental, informativa,
testimonial, de absolución de
posiciones. Funda en derecho,
citando doctrina y jurisprudencia.
II.- Corrido traslado de la
demanda los accionados responden
a fs. 66 en forma conjunta.
Excepciona oponiendo la
falta de legitimación sustancial
activa. Afirma que el actor se
asocia a la Cooperativa de Trabajo
Jurisprudencia de Mendoza
Coptea en octubre de 1994, siendo
admitido como socio el 9/11/94,
carácter de socio que ostenta hasta
el 29/4/97 fecha en las que el actor
informa a la cooperativa que por
motivos personal es q ui ere
desvincularse.
Aclara que el actor no es
empleado de firma Viñas la Heredad
S.A. como empleado en relación de
dependencia por aplicación de la
LCT, el reclamo dev i ene
improcedente.
Contesta solicitando el
rechazo de la demanda interpuesta
contra Viñas La Heredad y Coptea.
Niega expresamente que el
actor sea empleado en relación de
dependencia desde el 11/11/93
conforme lo expresa en la demanda.
Que la cooperativa en
virtgud de la locación de servicios
firmada oportunamente con Viñas
La Heredad S.A. los asociados de la
cooperativa prestan servicios desde
el 1/julio/94 y entre ellos prestaba
servicio el actor.
Esta prestación la efectuó
hasta el 26/3/97 donde la empresa
informa la finalización de la
locación. Se le informa al Sr.
Pereyra que el contrato finaliza en
abril y también la posibilidad de ser
reubicado en otra empresa a lo que
manifestó que quería se le dé baja
como socio, porque se iba a vivir a
253
la Provincia de La Rioja. Solicitó
además se le entregue lo que le
corresponde en concepto de anticipo
de retorno. Se resuelve el pago de
anticipo correspondiente.
Luego el 13s/5/97 el actor
intima a que se le aclare la situación
laboral. Se le responde el 16/5/97
que el reclamo es improcedente
atento que se invoca un régimen que
no corresponde. Finalmente el
19/5/97 se da por despedido sin
justa causa.
Ante la S.R.S.S. se sostiene
los mismos argumentos por lo que
se llega al fracaso de la instancia
conciliatoria.
Funda
en
derecho
describiendo el régimen
cooperativo, la no aplicación del
decreto nro. 2015/94, las
fiscalización.
Ofrece prueba documental,
pericial caligráfica, instrumental,
testimonial. Hacer reserva del caso
federal.
III. A fs. 80 se admite la
prueba ofrecida, a fs. 114 obra el
dictamen pericial caligráfico, a fs.
126 es remitido el expediente de la
S.T.S.S. A fs. 129 se fija fecha para
la realización de la audiencia de
vista de causa.
A fs. 127 obra el acta donde
consta la realización de la misma,
llamándose autos para sentencia.
254
Jurisprudencia de Mendoza
Por lo que el tribunal, de
conformidad con lo establecido por
el art. 69 CPL modificado por ley
664, pasa a plantear y resolver en el
orden del sorteo practicado las
siguientes cuestiones:
Primera
cuestión:
existencia de la relación laboral.
Segunda
cuestión:
procedencia de la demanda.
Tercera cuestión: las
costas.
Sobre la primera cuestión
la Dra. Rauek de Yanzón dijo:
la actora ha demandado a
Viñas La Heredad S.A. y a
COPTEA Ltda. Sosteniendo que
ingresó el 11/11/93 y egresó el
13/5/97. Afirma que se desempeñó
como sereno de bodega y que
mantuyvo una relaicón laboral. Que
la empresa contratante optó por
negar la relación laboral vinculante
y la empresa intermediadora
encargada de proporcionar mano de
obra rechaza por improcedente el
reclamo efectuado.
Ante esta
actitud opta por extinguir la relación
vinculante laboral por exclusiva
culpa de la empresa.
Las demandadas a fs. 66
sostienen la falta de legitimación
sustancial pasiva. Afirman que el
actor es un socio de la cooperativa
de trabajo que solicitó su admisión
en octubre de 1994, negó la fecha
de ingreso sostenida por el actor en
la demanda y afirmó que ingresó
como asociado solicitándo lo su
admisión en octubre de 1994. Que
fue admitido en 9/11/94; que se
desvinculó el 29/4/97; que era socio
de Coptea que es un cooperativa de
trabajo que funciona desde 3/1/92,
que atento la fecha de formació0n
no le es aplicable el decreto nro.
2015 salvo en cuanto a las
fiscalizaciones; que la coperativa
contrato
ó una locación de servicios con
viñas la Heredad y que los asociados
de Coptea prestaban servicios, entre
ellos el actor. Que el 26/3/97
finaliza esta locación de servicios,
que el 25/4/97 el actor informa la
finalización de tareas y solicita el
pago de anticipo de retorno porque
se iba a vivir a otra zona y pide la
baja de la sociedad. Luego intima y
se da por despedido; que ante la
Subsecretaría de Trabajo también
explicitó en rechazo por ser socio de
la cooperativa.
Corrido traslado al actor 8
art. 47 CPL, éste simplemente
solicita sustanciaión.
Así trabada la litis
corresponde analizar la prueba
producida a fin de verificar la
procedencia de la acción entablada.
a) testimonial: del único
Jurisprudencia de Mendoza
testigo que declaró en la causa surge
probada la fecha de ingreso. Así el
Sr. Pinta, sostuvo haber ingresado a
trabajar en septiembre hasta
noviembre de 1994, en la bodega y
que era cuidador.
b) Instrumental: con la
documentación de fs. 41, fs. 18 y 38
se comprueba que COPTEA Ltda.,
es una cooperativa de trabajo, según
acta constitutiva, con aprobación de
la Dirección de Cooperativas (fs.
38) y que funciona desde 14/10 de
1992 (fs. 41).
También se demuestra que el
actor era socio de la cooperativa la
solicitud de fs. 112 de firma no
discutida pero sin embargo
acreditada su autenticidad con la
pericia califráfica ya rendida en
autos (fs. 114).
Además se
demuestra esta calidad de socio con
los recibos de fs. 113, 114, 115, 116,
117, correspondiente a los meses de
enero, abril, a marzo y febrero de
1997.
Se demostró que ambas
demandadas estaban unidas por un
contrato de locación de servicios
que finaliza el 26/3/97.
Por acta nro. 145 de fs. 52
autenticada por escribano y no
cuestionada por la actora se
demuestra que se informó a la actora
la finalización del trabajo con la
Bodega codemanda, que pidió la baj
255
y el pago de anticipo de retorno al
día 25/4/97.
Por telegramas de fs. 118,
1120, 114, 124 y 122 obra los
telegrama ya discutidos en cuanto a
su recepción y contenido por las
partes tanto de la intimación como
del rechazo y negativa de relación
laboral.
Hechos admitidos y
controvertidos. Hechos probados.
Se encuentra probado que:
- el actor ingresó a trabajar
en la Bodega de Viñas la Heredad
S.A. en octubre de 1994 (testimonio
ya citado); que el actor solicitó
admisión de la Cooperativa de
trabajo en octubre de 1994 (fs. 47 y
112) y fué admitido el 9/11/94 como
socio;
- que se desvincula como
socio el 29/4/97 (fs. 52) de la
cooperativa y solicita el aporte de
retorno;
- que prestaba su actividad
como socio en tareas de sereno en la
Bodega de Viñas La Heredad.
- que Coptea Ltda. Le
abonaba por esas tareas (fs. 113,
114, 115, 116, 117).
- que Coptea Ltda. efectuó
un contrato de locación de servicio
con Viñas La Heredad S.A.
- Que la Cooperativa se
formó el 3/1/92 y el 14/10/92 se le
autorizó a funcionar (fs. 18 y 41) y
256
Jurisprudencia de Mendoza
el 17/3/92 obtiene la aprobación de
la Dirección de Cooperativas (fs.
38).
Analisis del derecho, de la
doctrina y jurisprudencia.
Sobre es t os hechos
corresponde aplicar el derecho para
concluir acerca de la procedencia de
la pretensión deducida.
En primer lugar ante la
afirmación de la actora de poseer
relación laboral con las demandadas
éstas oponen su calidad de socio y le
niegan relación de carácter laboral.
¿Es COPTEA Ltda. una
sociedad cooperativa de trabajo?
Hemos
concluído
afirmativamente esta pregunta
conforme la prueba aportada.
Este Tribunal, generalmente
con preopinión del Dr. Enrique
Catapano, ha tenido oportunidad de
resolver innumerables casos de
Cooperativas de Trabajo, donde se
ha analizado en profundidad sus
características.
Entre ellos podemos citar:
Expte nro. 17.368; Morici c/ TAC
P/Ord. (10julio/88; Expte. nro.
24867, Parronchi c/ Lab.
Fotográfico Fotofilm P/ord.,
confirmado por la Sala II, S.C.J. en
autos nro. 62.705 (21/sep./99);
Expte. nro. 24.152 Parronchi c/ lab.
Fotofilm. De julio de 1997; expte
nro. 25.656 Loza Silvia c/ Martín y
Monteavaro y ot.p/Ord. de octubre
de 1999; Expte. nro. 25654 Loza
Evangelina E. C/ Martín y
Monteavaro y ot. P/ Ord. de Octub.
De 1999 y expte nro. Loza, Adriana
c/ Martín y Monteavaro y ot. De
octub. De 1999. Expte nro. 24640 Avila c/ Dalvian S.A. (Mayo de
1993).
En estos casos se han dado
las más diversas situaciones en
cuanto a las cooperativas de trabajo.
En el presente caso,
conforme la fáctica, la cooperativa
de trabajo Coptea Ltda. es una
sociedad regularmente constituida,
con objeto específico. Posee todas
las aprobaciones tanto de la
Dirección Provincial de
Cooperativas como de la Dirección
Nacional de Acción Cooperativa.
Debemos tener presente que
el decreto 2015/94 no autorizó a
partir de su publicación, el
funcionamiento de cooperativas de
trabajo que, para el cumplimiento de
su objeto social, prevean la
contratación de los servicios
cooperativos por terceras personas
utilizando la fuerza laboral de sus
asociados. Pero a las cooperativas
ya formadas cuyo objeto, le impone
mayores controles y fiscalización sin
prohibir su funcionamiento.
La cooperativa demandada
es formada antes del dictado del
Jurisprudencia de Mendoza
referido decreto.
Por tanto debemos concluir
que es una cooperativa regularmente
constituida y su objeto es lícito.
Existencia de fraude:
¿Las partes han invocado
fraude laboral de algún otro tipo? Ni
la actora ni menos aún las
demandadas han alegado la
existencia de fraude laboral.
Nuestro Superior Tribunal
de Justicia, en la composición de su
sala I como en la Sala II, así como
este Tribunal y parte de la doctrina,
es conteste en afirmar que de no
introducirse por las partes el
cuestionamiento de fraude el
juzgador de oficio, no puede
declararlo sin correlato de nulidad
por sentencia extra petita.
“En opinión de la Dra.
Kemelmajer de Carlucci en el caso
específico de las cooperativas de
trabajo no hay razones para
presumir el fraude; por eso aún los
autores
admiten
la
compatibilización entre la figura del
socio empleado en esta clase de
cooperativas, afirma que en cado de
conflicto judicial, el trabajador, al
promover la demanda deberá
invocar la situación fraudulenta y
probar la misma si fuera negada por
la cooperativa” (S.C. Mza., Sala II,
1991, Ríos c/ TAC, Rev. T.S.S:
1992-328, citado por Livellara,
257
Carlos y Silvina, en “Las
cooperativas de trabajo y la
legislación laboral, Ambitos
diversos y supuestos de fraude
laboral”, en REV. De Foro nº 37,
1999 pag. 163).
Esta
doctrina
fue
nuevamente expuesta por la SCJ
Mza, sla II, en los autos Lucero c/
Cooperativa Eléctrica: “La
interpretación doctrina citada, deja a
a salvo el caso de fraude laboral, en
que sí existe obligación solidaria del
transmitente cuando la cesión del
establecimiento ha sido utilizada
como una pantalla para ocultar un
fraude laboral. Pero en el caso de
autos no se ha invocado tal
situación: estando vedado al
Juzgador calificar un acto como
fraude laboral al margen de las
pretensiones de las partes, ya que
ello implicaría fallar extra petita
(SCJ Mendoza, Sala II, 2/4/94
“Coop. Eléctrica de Godoy Cruz
Edif. Serv. Públicos y Consumo
Ltada. En J: 22.315 Lucero Ricardo
Manuel c/ Coop. Eléctrica de Godoy
Cruz p/ Ord. s/ Inconst. “). “La
atribución para resolver más allá de
lo pedido, no lo faculta al juez para
decidir extra petita, fuera de lo
peticionado por las partes, desde que
tal defecto altera los principios
procesales elementales y rompe las
reglas del debido proceso y de la
258
Jurisprudencia de Mendoza
defensa en juicio” (SCJ Mza., Sala
II, 9/6/94 “Triunfo Coop. Seg. Ltda.
en J: 2074 Quiroga de Avila Lidia
Rene c/ Depósitos Guadalupe S.S.
P/ sumario s/ Inconst.”).
Comentando el fallo “Avila
Guillermo c/ Dalvian S.A.” (Con
preopinión del Dr. Catapano), el Dr.
Livellara expresa: “Frente a ello,
quien invoque la existencia de una
relación laboral fraudulentamente
encubierta y pretenda los
consiguientes derechos que la
legislación laboral reconoce, deberá
acreditar que si bien “aparece” como
asociado de una cooperativa de
trabajo no obsta la posibilidad de
gozar de los derechos de tal (...) Y
que en realidad es un trabajador
dependiente sin derecho a participar
de la conducción y demás beneficios
sociales que le reconoce la ley
20337. En tal caso, en virtud del
art. 14 LCT las normas de derecho
comercial son desplazadas por el
ordenamiento laboral por cuanto
aquélla sanciona con nulidad los
procedimientos fraudulentos y
dispone la aplicación de la LCT.”
(Livellara Carlos y Silvina, Ob cit.
Pag. 158).
En autos no se ha invocado
la existencia de un fraude laboral, se
invoca una relación de trabajo y se
encuentra probada la relación de
socio de una cooperativa de trabajo.
No se ha cuestionado ni
controvertido la relación de la
sociedad cooperativa con sus
asociados. Es decir, la controversia
que se mantienen en doctrina con
sus posiciones diferenciales: los
asociados, son sólo socios; son
socioes empleados, y son empleados
(véase el respecto Fernández
Madrid- Caubet-Roson de Panells,
Manual Práctico de Contratación
Laboral, 2da. edició0n, Errepar, pag.
95).
Ello parte de conocer la
existencia de otra categoría como es
la de empleados de la sociedad
cooperativa (CSJN: 5/11/69 LT t.
XVIII -A- pag. 135).
(Ver
Fernández Madrid, Cooperativas de
trabajo Proveedoras de servicios a
terceros, Sumario de fallos Errepar,
nro. 169, sept. 1999, pag. 7-69).
En conclusión, siendo socio
de la cooperativa durante la
prestación, no habiéndose invocado
fraude, y siendo la cooperativa
regularmente constituída, así como
el contrato de locación con la
codemandada Viñas La Heredad
S.S. demostrada, corresponde
concluir que no ha existido
relación laboral entre el actor y
las demandadas.
En consecuencia, se impone
el rechazo de la acción intentada,
por la suma de $ 3.904,06.
Jurisprudencia de Mendoza
Al solo efecto regulatorio
corresponde aplicar un interés de la
tasa activa que fija el Banco Nación,
conforme lo tiene resuelto este
Tribunal, con el voto como
preopinante de la Dra. Rauek de
Yanzón, en los autos Nº 25.564
caratulados: “Aznares Juan c/
Fábrica Ladrillos Feccovi p/ ord. “
del 29/5/98 por considerarlo
equitativo, en el presente caso, a fin
de mantener incólume el contenido
económico del fallo (cfr. S.C.J.
Mendoza in re 50.371 Triunfo
Coop. Seg. Ltda. en J: Peñaloza c/
Monteverdi 1/12/93, L.S. 241 fs.
126 y art. 8 Decs. 529/91 y 942/91
reglam. De la ley 23.928) con más
5% anual que establece el art. 2 de
la ley 3939 al sólo efecto
regulatorio.
Así voto.
A la misma cuestion los
Sres. Jueces Dres. Arroyo y
Catapano dijeron: que por
fundamentos similares adhieren al
voto que antecede.
Sobre la tercera cuestión la
Dra. Rauek de Yanzón dijo:
Las costas de imponen en el
orden causado atento que el tema de
las cooperativas de trabajo es de una
gran diversidad de leyes, doctrinas,
tipos y formas múltiples en la
práctica; que un trabajador aún
conocedor de sus derechos, puede
259
incurrir en confusión y no se
advierte en lapresente mala fe (art.
31 CPL).
Así voto.
A la mismas cuestión los
Sres. Jueces Dres. Arroyo y
Catapano Dijeron.
Que por
fundamentos similares adhieren al
voto que antecede.
Con lo que terminó el
acuerdo, pasando el Trubnal a dictar
sentencia que a conrtinuación se
inserta.
Mendoza, 27 de octubre de
1999.
Y VISTOS: El acuerdo que
precede el Tribunal juzgando en
definitiva
RESUELVE:
I. Rechazar la demanda
interpuesta por FRANCISCO
Antonio Pereyra contra Viñas La
heredad S.A. y Coptea Ltda, por la
sumas de pesos tres mil novecientos
cuatro con 06/100 ($3.904,06) por
improcedente con costas en el orden
causado.
II. Ordenar se practique
liquidación por el departamento
contable.
III. Diferir la regulación de
honorarios hasta que existe base
regulatoria firme.
IV.
Firma la presente,
remítanse a orígen los expedientes
venidos ad effectum videndi.
260
Cópiese.
Notifíquese.
Jurisprudencia de Mendoza
Regístrese
y
Fdo.Dra. Inés Rauek de
Yanzón, Dr. Enrique H. Catapano, y
Dra. Mónica Adela Arroyo.-
Jurisprudencia de Mendoza
261
DERECHO A LA IDENTIDAD Y ART. 255 DEL
C.CIVIL
Dra. María Fontemachi
ex Juez Quinto Juzgado de Menores
Juez Tercer Juzgado Penal de Menores
Profesora titular de Derecho de Minoridad y Familia I y II de la
Licenciatura en Minoridad y Familia de la Universidad del Aconcagua
I. Introducción:
Sin perjuicio de lo prescripto por el art. 30 de la ley 8.204 que dice
“Están obligados a solicitar la inscripción del nacimiento 1º el padre o la
madre...”, el derecho del niño a su identidad, y a conocer a sus padres, ha
sido consagrado en nuestro ordenamiento jurídico a partir de la ratificación
de la Convención de los Derechos del Niño, el 16 de octubre de 1.990 y es
norma constitucional a partir del 24 de Agosto de 1.994, según el contenido
del art. 75 inc. 22 que la incorpora al texto de la carta magna.
II. Derecho a la Identidad:
Es el derecho a la memoria, derecho personalísimo inherente a la
personalidad. Según Tabernero Lastiri3, toda persona tiene derecho a
indagar sobre su procedencia, el origen de su vida. Necesita conocer su
propia historia, ello constituye el acervo cultural y sociológico que se
trasmite de generación en generación. La curiosidad por el origen está
orientada a conocer una parte de la propia historia.
Estos interrogantes sobre la procedencia, comienzan en la infancia
como ocurre con todos los niños, pero se vuelven más perentorios en la
adolescencia, período en que se intensifica la búsqueda de la propia
identidad. “La identidad, como el resto de los derechos humanos, es un
derecho preexistente al derecho positivo”. “Derecho íntimamente ligado
3
Tabernero Lastiri Cuaderno de Familia En-Dic. 1.990 Vol 7.
262
Jurisprudencia de Mendoza
con el origen, entendiendo éste como el nacimiento, el origen, la raíz y causa
de una cosa. Pareciera que origen e identidad tienen igual significado, pero
es a partir del origen que el hombre adquiere los elementos de su identidad:
nombre.”4
Las normas de protección de la infancia como las mencionadas
“proponen una visión distinta no sólo de los derechos y necesidades de los
niños, sino del rol que los estados deben cumplir para que esos derechos y
necesidades sean efectivamente garantizados”5 Específicamente a través de
la justicia, que interpreta el plexo jurídico y establece de acuerdo a la
normativa constitucional preeminencia de los derechos.
El interés superior del menor es conocer su verdadera identidad,
hacia ese objetivo debe estar dirigida la acción de la justicia. No sólo por
ser un derecho natural, sino por el daño que le causa a un niño el
ocultamiento sobre su identidad parental, aún la Corte Suprema se ha
expedido al respecto en la voz del señor ministro Dr. Petracchi al decir
“Reviste capital importancia, además, la situación traumática que se
genera en los procesos de ocultamiento al niño de su verdadera identidad”.
Creo que cada uno tiene que cuestionarse, qué significaría el vivir
en una mentira, o lo que es peor, en el ocultamiento de quién es el hombre
que nos engendró.
III Artículo 255 del Código Civil
Teniendo en cuenta lo antedicho, creo que el artículo 255 del C.
Civil que dice: “En todos los casos en que un menor aparezca inscripto
como hijo de padre desconocido, el Registro Civil efectuará la
comunicación al Ministerio Público de Menores, quien deberá procurar la
determinación de la paternidad y el reconocimiento del hijo por el
presunto padre. En su defecto podrá promover la acción judicial
correspondiente, si media conformidad de la madre para hacerlo”,
4
Mendoza Elena El derecho a la Identidad, artículo 8º de
la convención de los Derechos del Niño Revista Derecho de
Familia Nº 10 Ed. Abeledo Perrot, pág. 60
5
Mendoza Elena Ob. Cit. Pág. 59.
Jurisprudencia de Mendoza
263
consagra el derecho a la intimidad de la madre como preeminente al
Derecho del Niño a conocer su identidad, a conocer quiénes son sus padres,
no condice con la norma constitucional ni con la jurisprudencia, que día a
día consagra el interés superior del niño, por sobre todo otro derecho que
puedan invocar los adultos, aún sus padres.
Los antecedentes de la doctrina por ejemplo en el Tercer Congreso
Internacional de Derecho de Daños celebrado en Buenos Aires del 26 al 29
de mayo de 1.993, referido al resarcimiento de daños al niño por negarle el
derecho a conocer la identidad de su padre, refiere en:
- Despacho A de la Comisión de Reflexión nº 1 “Que la madre del menor
que omitió el consentimiento para establecer la paternidad del mismo y
tampoco inició acción de filiación, aparentemente puede incurrir en
responsabilidad pasible de ser resarcida, atento al derecho de identidad
consagrado por la ratificación de la Convención de los Derechos del Niño
y art. 33 de la Constitución Nacional. La conformidad de la madre que
exige el art. 255 del C.C. hoy es un poder jurídico.
Despacho B expresa: “El art. 255 C.C. otorga a la madre el derecho
de reservar el nombre del padre del menor, para preservar su intimidad.
De ello se desprende que su negativa no genera responsabilidad. A partir
de la ratificación de los Derechos del Niño, no obstante la consagración del
derecho a la intimidad, no se establece preeminencia alguna entre este
derecho a la identidad y el derecho a la intimidad de la madre, ambos
personalísimos. En consecuencia el libre ejercicio de este derecho a la
intimidad de la madre, no la hace pasible de reparación alguna”.
Josefa Méndez Costa6 aborda el tema de conflicto de derechos
reconocidos en la constitución. “La incorporación de los Tratados de
Derechos Humanos a la Constitución Nacional en virtud de la reforma de
1.994, ha producido un desplazamiento de la interpretación de los derechos
que consagran, la cual venía haciéndose en el contexto de una norma
fundamental que reconoció, desde siempre, muchos de ellos y abrió el cauce
a los que fueron perfilándose progresivamente en la amplitud del art. 33,
6
Méndez Costa Josefa Artículo publicado en Suplemento
Especial de Revista Jurídica La Ley del 15 de Noviembre de 1.995,
pág. 72/79.
264
Jurisprudencia de Mendoza
la coordinación de estos con los admitidos a través de la aprobación y
ratificación de tratados y convenios internacionales, produce conflicto entre
un derecho reconocido en ellos y un derecho reconocido en la redacción
originaria, o sea entre un derecho constitucional de fuente internacional y un
derecho constitucional originario”.
Referido al consentimiento de la madre, para la actuación del
Ministerio Público de Menores dice “la protección al derecho de la
intimidad de la madre, está sobreentendido en la exigencia de su
conformidad para que el M.P. de Menores accione por filiación del menor
inscripto en el R.C. y Cap. de las Personas sin nombre de padre. Desde las
primeras interpretaciones del precepto, la citación de la madre fue
caracterizada como una primera invitación desprovista de sanción alguna
por su no comparecencia o su negativa a proporcionar el nombre del padre,
estimándose indispensable que perdure la conformidad materna durante el
trámite del juicio, en caso de retiro, obligaría al desistimiento de la acción
por parte del Ministerio” (conf. Bossert y Zannoni)
En la II Jornadas Bonaerenses arribaron a despachos distintos..
En el XII Encuentro Nacional de Magistrados y Funcionarios de la
Justicia de Menores (Sta Fe 1.992) se inclinó por la prescindencia del
consentimiento materno, pues el Asesor de Menores está obligado a
accionar, para asegurar el derecho a la Identidad si cuenta con la
información pertinente, inclinándose por priorizar el amparo del hijo
atendiéndose a su interés superior”.
Creo que es fundamental exaltar el derecho del niño, persona
inocente e irresponsable de su situación, por sobre el interés y derecho a la
intimidad de la madre, que si es responsable de su situación y de brindarle,
sino un padre en la realidad, ya que el hecho de reconocer sola a su hijo
seguramente deviene de un abandono anterior del gestor de su embarazo,
debe brindarle la posibilidad de conocer el nombre, y de accionar en un
futuro por sus derechos.
La progenitora, como representante del derecho de su hijo, debe
accionar, pero en caso de inacción el Ministerio Público Fiscal y Pupilar o
Ministerio Público de Menores, debe procurar el reconocimiento como
representante promiscuo de los intereses del incapaz, en caso de conocer la
identidad del progenitor no reconociente y así velar por este derecho del
niño que posibilitará un posterior reconocimiento de otros derechos, como
Jurisprudencia de Mendoza
265
el de visitas y alimentos, que no son disponibles por su progenitora, sino que
son personalísimos del niño.
IV Conclusión
Creo que debemos ir cambiando la mentalidad a este respecto, si
bien la ley es clara y los postulados de la Convención también, en la
conciencia social, a pesar de declamar lo contrario, siempre se tiene en
cuenta el derecho y la potestad del adulto y no del niño.
Por esto, como dije al comenzar el presente, es fundamental la
actuación Judicial, a través del Ministerio Público Fiscal y Pupilar o
Ministerio de Menores y de la Justicia de Familia, para reflotar sus derechos
y concretar su cumplimiento.
266
Jurisprudencia de Mendoza
SUMARIO
ABUSO DESHONESTO. Resistencia de
la víctima. Elemento subjetivo...............216
ACCIDENTE DE TRABAJO. Accidente
“in itinere”. Requisitos.Prueba.Carga....222
ACUMULACION PROCESOS.Suspensión del procedimiento...........................202
ALIMENTOS. Obligados......................202
AMPARO. Medidas precautorias...........203
ARBITRARIEDAD. Prueba. Omisión...166
CADUCIDAD DE INSTANCIA.Acto
útil..........................................................183
CADUCIDAD DE INSTANCIA. Acto
útil. Desglose..........................................203
CADUCIDAD DE INSTANCIA. Acto
útil. Fallecimiento del actor. Notificación herederos........................................203
CADUCIDAD DE INSTANCIA. Acto
útil. Ratificación actuaciones mandatario........................................................183
CADUCIDAD DE INSTANCIA. Incidente. Beneficio de litigar sin gastos......204
CADUCIDAD DE INSTANCIA. Suspensión procedimiento.Excepción previa.........................................................204
CADUCIDAD DE INSTANCIA.Suspensión del procedimiento.Fuerza mayor..........................................................205
CALUMNIA Y FALSA DENUNCIA
Diferencias.............................................216
CAUTELARES. Juicio ejecutivo...........183
COMPRAVENTA. Frutos de la cosecha..........................................................184
CONCURSO. Facultades del síndico.
Liquidación.............................................184
CONCURSO. Fallido. Legitimación
procesal..................................................184
CONCURSO REAL...............................166
CONSOLIDACION DE PASIVOS.
EM ERGENCIA. Constitucionalidad.
Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción. Criterios. Acatamiento...................166
CONTRATOS. Locación de cosas.
Prestaciones accesorias. Pago de facturas.Prescripción de la acción..............185
CONTRATO DE SEGURO. Falta de
pago de prima.Mora.Efectos................185
CONTRATO DE SEGURO. Negación
de su existencia.Vigencia. Prueba......186
CONTRATO DE SEGURO. Nulidad
Siniestro Anterior a su celebración.......186
CONTRATO DE SEGURO. Prima.
Falta de pago. Prueba.........................186
CONTRATO DE TRABAJO. Categoría de revista. Remuneración. Consentimiento tácito...................................187
CONTRATO DE TRABAJO. Despido. Indemnización por antigüedad
Cálculo. Bonificación anual por eficiencia....................................................167
CONTRATO DE TRABAJO. Despido incausado.Indemnización.Tope. Agente de propaganda médica......................1
CONTRATO DE TRABAJO.Falta de
registración. Indemnización especial.
Requisitos...............................................167
CONTRATO DE TRABAJO. Registración laboral. Indemnización especial. Despido indirecto anticipado al
vencimiento del plazo legal....................168
CONTRATO DE TRABAJO. Remuneración. Disminución: reclamo y despido indirecto........................................168
CONTRATO DE TRABAJO. Venta
del establecimiento.Solidaridad.Alcances...........................................................168
COOPERATIVAS DE TRABAJO.
Fraude laboral. Invocación. Prueba........252
COOPERATIVA DE TRABAJO Y RELACION LABORAL. Intermediación.
Pruebas. Carga........................................222
COSA JUZGADA. Inmutabilidad. Cosa juzgada írrita.Acción autónoma de nulidad.Fraude .Error. Acción de nulidad y
Jurisprudencia de Mendoza
recurso de revisión...................................12
COSTAS. Daño moral. Base regulatoria187
COSTAS. Imposición. Acogimiento
parcial de la demanda.............................169
COSTAS. Imposición. Criterios............205
COSTAS. Pago parcial. Imposición.......205
COSTAS. Proceso laboral. Eximición
Fundamentos..........................................170
CULPA. Infracción al deber de cuidado.
Medios mecánicos de defensa. Daños.
Responsabilidad. Legítima defensa.Culpa de la víctima......................................217
DAÑOS Y PERJUICIOS. Accidente
de tránsito. Cosas riesgosas....................187
DAÑOS Y PERJUICIOS. Accidente
de tránsito. Menor de edad. Inhabilidad
para conducir..........................................187
DAÑOS Y PERJUICIOS. Accidente
de tránsito. Peatón..................................188
DAÑOS Y PERJUICIOS. Accidente de
tránsito. Peatón. Culpa de la víctima......188
DAÑOS Y PERJUICIOS. Accidente de
tránsito. Prioridad de paso......................170
DAÑOS Y PERJUICIOS. Accidente de
tránsito.Responsabilidad por riesgo o vicio de la cosa. Prueba.............................188
DAÑOS Y PERJUICIOS. Automotor.
Citada en garantía. Conductor menor de
edad........................................................206
DAÑOS Y PERJUICIOS. Automotor.
Daño resarcible. Tiempo de inmovilización del rodado.......................................206
DAÑOS Y PERJUICIOS. Daños causados por animales. Responsabilidad
del dueño o guardián..............................189
DAÑOS Y PERJUICIOS.Daño resarcible .Daño psíquico. Hermano de la
víctima....................................................207
DAÑOS Y PERJUICIOS. Imputación.
Culpa concurrente...................................207
DAÑOS Y PERJUICIOS.Muerte hijo
menor de edad.Pérdida de chance.Daño moral.................................................207
267
DAÑOS Y PERJUICIOS. Responsabilidad. Eximentes. Caso fortuito...........208
DAÑOS Y PERJUICIOS. Responsabilidad por riesgo de la cosa. Intervención de varias cosas riesgosas .Compensación o acumulación. Tesis dominante.......................................................171
DAÑOS Y PERJUICIOS. Responsabilidad profesional. Médicos.Prueba.
Carga......................................................209
DEFRAUDACION. Falsificación de
instrumento como medio comisivo
Concurso ideal.......................................218.
DELITO. Principio de insignificancia.
Falsificación de instrumento público.
Peculado. Concurso real.........................37
DEPARTAMENTO GENERAL DE
IRRIGACION. Relación con las inspecciones de cauce................................222
DERECHO TRIBUTARIO. Obligaciones fiscales. Prescripción.Facultades de las provincias.Normas locales
y nacionales.............................................43
DESINDEXACION. Pautas de aplicación. Honorarios...................................63
DESINDEXACIÓN. Pruebas.................189
EJECUCION HIPOTECARIA. Excepción de inhabilidad de título..............190
EJECUCION HIPOTECARIA. Nulidad de escritura....................................190
EJECUCION HIPOTECARIA. Requisitos...................................................191
EJECUCION HIPOTECARIA. Rubros comprendidos. Gastos judiciales...........................................................191
EMBARGO PREVENTIVO. Requisitos. Peligro en la demora. Prueba........209
EM OCION VIOLENTA. Requisitos.....172
EMPLEADO PUBLICO. Encasillamiento .Derecho a la carrera. Revisión judicial..........................................172
EMPLEADO PUBLICO. Sanciones.
Revisabilidad judicial. Graduación.
268
Jurisprudencia de Mendoza
Razonabilidad. Pautas............................172
EM PLEADOS PUBLICOS. Sueldo.
Inembargabilidad....................................209
EM PLEADO PUBLICO. Traslado.
Motivación. Viáticos..............................173
ESCRIBANO. Gastos de escrituración.........................................................191
FACTURAS. Contenido.........................192
FACTURAS.Valor probatorio.Venta al contado...........................................192
FALSIFICACION DE INSTRUMENTO
PUBLICO...............................................174
FALSO TESTIMONIO. Retractación....219
FALTA DE PERSONERIA. Efectos.....210
HIPOTECA. Ejecución. Especialidad....193
HIPOTECA. Especialidad. Gastos.........193
HIPOTECA. Inmuebles comprendidos.Principio de especialidad.................193
HOMICIDIO “CRIMINIS CAUSA.
Elementos...............................................219
HONORARIOS. Base regulatoria.
Ejecución de sentencia...........................210
HONORARIOS. Base regulatoria.
Embargo preventivo...............................211
HONORARIOS. Disolución sociedad
conyugal.................................................194
HONORARIOS. Escribano. Gastos.
Impuestos. Cobro...................................194
HONORARIOS. Escribano. Título ejecutivo...................................................195
HONORARIOS. Estimación..................195
HONORARIOS.Peritos.Proporcionalidad..........................................................81
HONORARIOS. Perito ingeniero.Base regulatoria. ........................................211
HONORARIOS. Simulación. Norma
arancelaria aplicable...............................195
HONORARIOS Sucesión temporal de
leyes. Concursos y quiebras....................174
HONORARIOS. Tope............................175
HONORARIOS. Verificación de créditos........................................................196
HURTO. Agravantes. Fractura. Esca-
lamiento..................................................220
INSPECCIONES DE CAUCE. Naturaleza jurídica. Departamento General de
Irrigación. Relación con las inspecciones de cauce............................................151
INTERESES. Obligaciones laborales
Sobretasa................................................176
INTERESES. Tasa.................................196
INTERESES. Tasa.................................197
INTERESES. Tasa aplicable..................197
INTERESES. Usura. Reducción. Fundadamento..................................................197
INTERESES PUNITORIOS.Naturaleza
Características........................................198
JUBILACIONES. Principio de igualdad.
Monto. Reducción..................................176
JUICIO ORDINARIO. Prueba documental atribuida al actor. Impugnación.........198
JUZGADOS DE PAZ
LETRADOS.
Competencia por valor. Determinación..211
LEGITIMA DEFENSA. Exceso.Emoción violenta.Requisitos...........................86
LEYES FISCALES.
Interpretación.
Pautas.....................................................177
LOCACION DE COSAS.Canon.Vencimiento del contrato.................................212
LOCACION DE COSAS. Ocupación indebida. Daños y perjuicios.....................198
MEDIDAS PRECAUTORIAS. Accesoriedad. Requisitos. Verosimilitud del derecho.......................................................212
MENORES.Responsabilidad penal.Normativa aplicable......................................159
NOTIFICACION. Domicilio real. Subsistencia..................................................213
OBRA PUBLICA. Instituto provincial
de la vivienda. Plan sismo. Pliego de
condiciones. Pagos a cargo del Estado
terpretación. Reglas................................177
OBRERO DE VIÑA. Régimen legal......179
PAGARE.Letra de cambio.Cláusula sin
protesto. Efectos. Prueba........................199
PAGARE. Naturaleza jurídica................199
269
Jurisprudencia de Mendoza
PAGO.Integridad. Imputación................199
PECULADO...........................................180
PERSONAS JURIDICAS. Teoría de
la penetración.........................................222
PERSONERIA. Poder apud acta otorgado antes de concluirse el beneficio
de litigar sin gastos.................................213
PERSONERIA. Ratificación. Plazo.
Necesidad de concesión expresa............180
PRESCRIPCION. Interrupción. Demanda. Falta de personería. Ratificación.........................................................180
PRUEBA ILEGITIMA. Nulidad. Secreto profesional . Violación. Deber
de reserva y obligación de denuncia.......220
RECONOCIM IENTO DE DEUDA.
Concepto. Efectos...................................200
RECURSOS. Apelación. Expresión
de agravios.............................................213
RECURSO DE APELACION. Expresión de agravios...............................200
RECURSO DE APELACION. Incidente desafectación bien de familia........214
RECURSO DE APELACIÓN. Jurisdicción plena. Presupuestos procesales de la acción .Sucesiones. Renuncia a la herencia.Acción de inoponiponibilidad. Integración de la littis..........89
RECURSO DE APELACIÓN. Límites...........................................................201
RECURSO DE CASACION .SUSPENSION DEL JUICIO A PRUEBA..........................................................181
RECURSO DE REPOSICION.Efectos suspensivos del proceso....................214
RECURSO DE REPOSICIÓN.Resolución. Apelabilidad............................215
RECUSACION SIN CAUSA.Tercerista.........................................................215
SEGURO. Cláusulas de exclusión o
limitación subjetiva del riesgo. Interpretación. Cónyuge del asegurado.
Dolo o culpa grave. Efectos...................102
SENTENCIA. Fundamentos. Omisión...201
SUCESIONES. Renuncia a la herencia.Acción de inoponibilidad. Integración de la littis........................................181
TARJETA DE CRÉDITO. Cupones......201
TRIBUNALES DEL TRABAJO.
Competencia. Cooperativa deTrabajo
y relación laboral. Intermediación.
Pruebas. Carga. Personas juridicas.
Teoría de la penetración. Accidente de trabajo. Accidente “in itínere”.
Requisitos. Prueba. Carga.....................124
VIAJANTE DE COMERCIO. Despido. Indemnización por antigüedad
y preaviso. Cálculo.Comisiones.............181
VIOLACION. Penetración vestibular....182
DOCTRINA
Los dos fallos del caso fayt. La Corte
como suprapoder por Juan F.Armagnague......................................................223
Las Cooperativas de Trabajo y el supuesto fraude a la ley laboral por Andrea M.Mugular de Tejada.....................248
Derecho a la identidad y art.255 del
C.Civil por María Fontemacchi..............261
270
Jurisprudencia de Mendoza
INDICE DE ACTORES
Corvalán Carlos......................................184
“A”
“D”
Aguilera Pedro........................................210
Agroindustrias Inca S.A.........................180
Albornoz Jorge Osvaldo.........................183
Alcover Luis Suc. de................................63
Alonso Eduardo Raúl......................187/198
Alvarez Susana.......................................168
Antinori Rubén................................205/209
Araujo José.............................................214
Aroca Cacault Fabián.............................171
Di Leo Benito Ramón............................199
“B”
Ballester Vda. de Scarcciante Miriam ...188
Banco de Galicia y Bs.As. c/Genesoni..205
Banco Feigin S.A. c/ Helena Castro
Aubone..................................................195
Banco Quilmes S.A. c/Roberto Castignani y ots.....................196/97/98/200/01
Banco Velox S.A. c/Cayetano Munafó.............................................190/91/93/97
B a n c o
V e l o x
c / D i e g o
Raganato....................
199
Barbero Julio...........................................89
Battel de Del Río Rosa L........................172
Bazán Marcos.........................................210
BUCI Coop. Ltdo c/José F.Lucero........199
Benito Juan.............................................180
Bocatura Elida........................................214
Byron Jackson Argentina I.C.S.A...........175
“C”
Cáceres Marcelino..................................168
Castro y Cía S.R.L...................................43
Cataldi Alfonso................................185/86
Catalini Carlos Walter............................183
Cimalco S.A...........................................177
Comes Mirta Inés........................185/89/98
Cona de Lazzaro Josefina............191/94/95
“F”
F.O.B. c/G.J.E...................................194/95
Fedecar S.R.L.........................................176
Fernández Carmen.................................202
Fernández María Cristina..................203/13
Fernández Oscar.....................................187
Fiscal c/A.D.L.H....................................216
Fiscal c/Aveiro Corzo Roberto...............220
Fiscal c/Anzaldo Ayala, Nabor y ot........216
Fiscal c/Baro Rondino Maximiliano.......219
Fiscal c/Cignacco Garro, Luis................217
Fiscal c/F.O.G........................................182
Fiscal c/Ibaceta Ochoa, Beatriz..............219
Fiscal c/Illanes López Patricia................220
Fiscal c/Muñiz Contreras Lila E.............218
Fiscal c/Pereyra Delia.............................170
Fiscal c/Sáez Efraín..................................86
Fiscal c/Stanziola Eduardo C..................181
Fiscal y act. civil c/Castro Otto Néstor....37
Furtado Humberto..................................204
“G”
García Hugo Jorge..................................189
García Omar W alter...............................207
García Rosendo.................................207/08
Gasparoni Ernesto Hugo..........................81
Grimalta Vera Miguel F.........................202
“H”
Hessler Gunther Albin Ricardo..............188
Hynes Jorge............................................174
Hug Luis Alfredo....................................173
“I”
271
Jurisprudencia de Mendoza
Ideme, Alejandro....................................167
“J”
Piñeyro Catalina.....................................204
Préstamos S.A. c/Lucio R. Díaz Sosa.....209
Puebla Ricardo A.....................................12
Pungitore Roberto..................................172
Jopia Marcela.........................................124
“Q”
Quiroga Pablo H.....................................206
“L”
“R”
La Buenos Aires Cía de Seguros c/León102
Laboratorios Bik Liprandi S.A.C.I.............1
Linares Francisco..................................167
Lista renovación Azul A.M.S.A.............203
López Juan José......................................213
Luque Eliseo......................................203/05
“M ”
Marasco Arístides...................................177
Marinelli Francisco M............................176
Meilán de Caruso Dolores B..................211
Michelini Eduardo J..........................184/92
Montemar Cía Fin. c/Luis M. Vázquez..211
Municipalidad. de San Rafael en j:Romani .......................................................166
Roca Guillermo Daniel...........................168
Romero Eduardo Daniel.........................200
Ruggeri Raúl Pedro................................212
“S”
S.A.M.E.I. Lorenzo Guerrero Ltda.......179
Secondini Tarcisio..................................166
Segura Luis........................................187/88
Sheuen S.A.............................................215
Sosa Miguel A........................................215
Spinelli Francisco Eduardo....................206
Stenta Castro Enrique Adrián.................166
“T”
“O”
Tutera Claudi Eliana........................209/212
Obra Social del Personal del papel cartón y químicos c/Alsina Rosich..............196
Ormeño Lucio Valeriano........................213
“U”
Urrutigoity Guillermo.............................169
“P”
“V”
P.M.J.Y..................................................159
Pacífico Titarelli S.A..............................170
Palma Ana Inés.......................................211
Pereyra Francisco Antonio.....................252
Vargas Fermín........................................151
Villalón Alberto D..................................181
Villegas Yanzón Juan Carlos..................201
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