El método histórico en América - Ibero

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Max Uhle ( 1 8 5 6 - 1 9 4 4 )
El método histórico en América
E s t e artículo inédito, titulado en alemán " D i e h i s t o r i sche Methode in Amerika" , no tiene fecha. S i n embargo,
parece haber sido e s c r i t o hace unos sesenta años, cuando Max Uhle dirigía el Museo Nacional en L i m a . Ciertos
indicios para determinar e s t e dato resultan de los años
de edición de algunas monografías dedicadas a las cultur a s antiguas del Ecuador (Manta, Isla la Plata) y de C o s ta Rica - mencionadas en el texto - que han sido publicadas entre los años 1901 y 1907 por George A. D o r s e y ,
Marshall H. S a v i l l e y C . V . Hartman. La alusión a l a s
colecciones arqueológicas del Museo de La P l a t a , que el
autor debe haber visitado con ocasión del XVII Congreso
Internacional de Americanistas en mayo de 1910, nos da
una fecha limite mínima. El manuscrito autógrafo s e encuentra - junto con el legado integral de Max Uhle - en
el Instituto Ibero-Americano (Fundación Patrimonio Cultural Prusiano) de B e r l í n .
El descubrimiento de América significó el hallazgo de mundos donde s e gún las ideas del momento no los había. L a s actividades de los siglos post e r i o r e s consistían en f o r m a r s e una idea cada vez más c l a r a a c e r c a de los
hechos anteriormente desconocidos por el Viejo Mundo. S e empezó con la
determinación del tipo humano que poblaba aquellas i s l a s , A medida que
pasaba el tiempo llegaban curiosidades, herramientas peculiares como nunca s e había visto en otras regiones, p o r r a s , adornos de plumas e t c . Lo e x traño y lo nuevo aumentaban. S e relataba e x p e r i e n c i a s , vestimentas y c o s tumbres r a r a s : todo e r a nuevo para el europeo que c a s i nunca había t r a s cendido su círculo inmediato. S e empezó a diferenciar nombres de tribus,
más tarde tribus y lenguas de los pobladores s a l v a j e s , y también s e llegó
a conocer poblaciones de paises que al p a r e c e r no c a r e c í a n de civilización.
Ahí principió la investigación. S e aprendía y compilaba las lenguas, se
hacia inventarios de pueblos y t r i b u s , mapas de n o s y r e g i o n e s . S e inició
la clasificación de lenguas, y s e describía l a s poblaciones y sus monumentos. S e media los mounds y s e reflexionaba s o b r e el milagro de que todo
ésto habiendo sido desconocido anteriormente, s e encontrase junto en e s e
mundo nuevo.
Las colecciones de objetos provenientes de pueblos existentes y de r e s tos excavados se volvían cada vez más completos . S e estudiaba poblaciones
* Traducido del alemán por Jürgen Gölte,
p a r t i c u l a r e s , sus usos y c o s t u m b r e s , de tal modo que ahora ya s e empieza
a r e c o n s t r u i r los a l t a r e s que ellos habían erigido. Curiosidades cada vez
más nuevas eran excavadas: hay que pensar solamente en las investigaciones en Arizona y Nuevo México, en la región de los Mixteca, en Costa R i c a
y Venezuela, en la i s l a de La Plata y el interior de la Argentina.
Todo obedece a la idea de r e a l i z a r la suma de conceptos nuevos que el
Nuevo Mundo por su descubrimiento implantó en nuestras m e n t e s . Aún ahora
presenciamos un período de descubrimientos que nos llevan hasta la mínima
de sus e x p r e s i o n e s . Lo que Sophus Ruge describe tan acertadamente como
el p r i m e r descubrimiento de América está en sus consecuencias inmediatas,
cada vez más detalladas, en pleno c u r s o .
i P e r o es ésto todo lo que un mundo descubierto exige de nosotros? i E x iste un mundo que s e nos presenta con una faz unidimensional? ¿Qué s e n tido tiene la acumulación de antigüedad t r a s antigüedad - las cuales por c i e r to pueden s e r ordenadas en secuencias y s e r i e s innumerables - cuando un
pensamiento mínimo nos tiene que decir que todos estos t e s o r o s a r r e b a t a dos al suelo nunca han existido juntos al mismo tiempo, y cuando queda d e s conocido su lugar en la secuencia de los fenómenos? No s e puede suponer
que lo que s e había usado a lo último, sea arrancado p r i m e r o al suelo. L a s
piezas más antiguas muchas veces se encuentran muy c e r c a de la superfic i e , como s i hubieran aguardado a su descubridor. Hay que a c o r d a r s e s o lamente de los hallazgos en Egipto que datan del cuarto milenio antes de
Cristo y que muchas veces s e encuentran a sólo medio metro de la superficie.
i Todo un mundo descubierto hace cuatrocientos años! Y a nosotros s e p r e senta únicamente con la faz de la época de su descubrimiento. E s t e mundo
ha existido siempre antes, al igual que nuestro continente europeo. Y , como
ya lo dijo Heráclito: " V i v i r es llegar a s e r , solamente el llegar a s e r e s lo
que p e r m a n e c e " , a s i s e puede comprender lo existente solamente por el modo como ha llegado a e x i s t i r , que es su determinante.
Ahí están acumuladas las antigüedades en nuestros m u s e o s . Nadie considera que s e trata de los cimientes demolidos de una gran construcción h i s t ó r i c a , del proceso de desarrollo del nuevo continente, el cual tiene que r e edificar la investigación. Aún hoy en día p a r e c e producir una alegría algo
pueril el hallazgo de nuevos tipos de objetos bellos: s e piense solamente en
los c e r a m i c s , los mosaicos de los Pueblo, los objetos líticos de la i s l a de
La Plata en el Ecuador.
iOué sentido, sin embargo, tiene el hallazgo de nuevos tipos, la elaboración de un cuadro s i s t e m á t i c o - como en la zoología - cada vez más a m plio, la creación de nuevas f i c h a s , que a diferencia de los de la zoología no
llevan puestos los nombres de las e s p e c i e s en latín, pero en e s e n c i a son lo
mismo? El ordenamiento de los fenómenos, por un orden s i s t e m á t i c o , que
prosiga en nuestros museos, aunque p a r e z c a que ya no falte mucho en el
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campo de la arqueología. Lo que si s e debe a c a b a r cuanto antes es que s e
tenga en la s i s t e m á t i c a - por lo menos en el campo arqueológico - esta a l e gría con los objetos y objetitos que tal o cual museo adquiere para exhibirlos como la "última novedad" .
Hasta ésto s e podria d e j a r p a s a r , s i no tendría que levantar la acusación
de que s e está dejando demasiado de lado la preguntapor su lugar e n l a h i s t o r i a . iQué nos han enseñado aquellos c e r a m i o s , que hace poco se t r a j o de
Arizona y s e publicó tan bellamente, s o b r e el tiempo del cual provienen?
La pregunta por el lugar en la h i s t o r i a , que s e ha dejado completamente de
lado en la publicación, seguramente se hubiese podido a c l a r a r más por diferentes observaciones en el lugar del hallazgo. Ahora que los c e r a m i o s
- apartados de su situación original - tienen su lugar de curiosidad bien
arreglado en el museo, queda muy dudoso que s e pueda solucionar estos
problemas alguna vez, porque tanto no habrá existido nunca de e s t e material r a r o .
Yo considero, que debemos a este continente, descubierto hace c u a t r o cientos años, que nos preocupemos de la formación histórica de sus c i v i lizaciones, las que se halló con su descubrimiento, con más r i g o r , e n e r gía, método y mucho más exclusivismo de lo que s e le dedica hasta el momento. S e compara las lenguas con buenos resultados, s e mide cráneos sin
muchos resultados, s e compara objetos de tribus mutuamente apartados
con buenos resultados, — pero en el campo arqueológico, que e s el más
fructífero para la investigación del parentesco y la sucesión de las c i v i l i zaciones , que más fácilmente nos puede a c e r c a r a la historia de las c i v i lizaciones a m e r i c a n a s , no se hace c a s i nada. Los mounds no solamente s e
debería estudiar y e x c a v a r , sino hay que investigar sobre todo el lugar que
les podría c a b e r en la historia y el d e s a r r o l l o de las civilizaciones indígenas. Lo mismo se puede a f i r m a r en cuanto a los bancos de conchas, no s o lamente s e tendría que analizarlos en algunos s i t i o s , sino en todos y mucho más metódicamente, ya que el hecho de vivir sobre ellos en c i e r t o s p e n o d o s es mucho más importante que todos los pequeños objetos y o b s e r vaciones que s e pueda e x t r a e r de e l l o s .
La secuencia histórica monumental de las civilizaciones mexicanas no s e
ha investigado aún, s i s e considera bién, en lo más mínimo, y cuánto podríamos aprovechar de tal investigación, ya que no nos podemos deshacer
de la idea de que la cultura peruana haya tenido influencias de la parte c e n tral del continente. Las antiguas culturas del Ecuador y de Colombia son
un cementerio - s o b r e su antigüedad y sus interdependencias no sabemos
nada. Cuanto más sabio e s el hombre común que cuando s e habla de los
asientos Uticos de Manta inmediatamente formula la pregunta por su antigüedad. ¿Dónde s e ha levantado hasta el momento esta pregunta sin r e puesta en el campo científico? iQue inmensidad de t e s o r o s se acumulan en
el Museo de La Plata y cuán poco sabemos sobre los pueblos que los han
fabricado, que sin alguna duda vivían durante varios milenios! Finalmente
lleva la pregunta por estadios cada vez más antiguos a descubrimientos que
de otro modo aún quedarían ignotos.
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Veo en mi imaginación toda la secuencia histórica de las culturas p r e colombinas , tal como s e presentará ante los ojos de la humanidad como r e sultado de la investigación rigurosa, y muchas veces dificultosa. Estoy convencido que las culturas de todos los paises colindantes con el pacifico en
su génesis histórica estén interrelacionadas como t r a m a y u r d i m b r e . Esto
debería s e r un resultado de las investigaciones conjuntas en los campos más
d i v e r s o s . Como apéndice de los t r a b a j o s arqueológicos a p a r e c e r á el p r e sente de muchas poblaciones en regiones apartadas que r e c i é n entonces se
podrá comprender correctamente en su dimensión h i s t ó r i c a . Cuando todo
esto s e haya hecho y registrado, r e c i é n en aquel momento conoceremos el
continente etnológicamente con más p r e c i s i ó n , ya que entonces tendremos
conocimientos de la evolución milenaria de las civilizaciones a m e r i c a n a s .
P o r su proceso de desarrollo s e comprende el c a r á c t e r de los fenómenos
existentes.
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