La “devolución”de los niños adoptivos

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La “devolución”de los niños adoptivos:
reflexiones a través de los conceptos de narcisismo, idealización y alteridad
Las motivaciones para la adopción de niños y adolescentes se discuten
en el psicoanálisis a través de las fantasías inconscientes, que, si no son suficientemente preparadas, pueden hacer que el proceso se convierte en un problema (Levinzon, 2006). Debido a las dificultades, hay padres que se arrepienten y deciden “devolver” al niño.
La situación de "devolución" implica sufrimiento mental intenso, ya que,
mediante el establecimiento de una ruptura del vínculo emocional, le procura al
niño una reedición de la historia de abandono y les acarrea a los padres culpa y
angustia, a pesar de lo que pueda representar un alivio momentáneo. Aunque
parezca evidente la importancia de reflexionar sobre el tema para la práctica
clínica, la cuestión se ha discutido poco, según lo declarado por Ghirardi (2009,
p 67.): "Rodeado de un tabú, poco se ha dicho sobre el tema, que permanece
muchas veces oculto e invisible".
En prácticas durante seis meses en la clínica pediátrica de una institución pública en Rio de Janeiro, de las siete consultas llevadas a cabo, tres involucraban la cuestión de la "devolución" de niños adoptivos. Me encontré con
situaciones en las que la adopción no se ha formalizado legalmente, así que
uso aquí el término "adoptivo", según lo propuesto por Levinzon (2006): "El establecimiento de relaciones parentales entre personas que no están vinculados
por lazos biológicos" (p. 25).
Las condiciones encontradas fueron: una pareja que adoptó a un niño
abandonado (sin parentesco biológico con la familia adoptiva); una pareja que
tenía la custodia de un adolescente debido a la muerte de su madre (con quien
la madre adoptiva tenía un parentesco lejano); una mujer que trajo a sus nietos
a vivir a su casa tras el abandono de su hija. En el primer caso, la pareja quería
"devolver" al hijo adoptivo porque el niño comenzó a manifestar comportamientos agresivos con ellos. En el segundo caso, la madre adoptiva no quería seguir con el adolescente, ya que tenía conductas de desobediencia y robo. En el
tercer caso, la abuela dijo que ya había cuidado a sus propios hijos y que se
encontraba en otro momento de su vida, en el que tenía planes individuales y
no tenía la intención de ser madre otra vez.
Proyectos relacionados a la filiación, ya sea biológica o adoptiva, se
pueden considerar como proyectos del ámbito del narcisismo. Según Freud
(1914/1996), los padres tienden a atribuirle al niño todas las perfecciones y a
ocultar sus deficiencias, lo que nos permite reconocer en la actitud una "reviviscencia y una reproducción de su propio narcisismo" (p. 97). Los padres depositan en sus hijos sacrificios, frustraciones y aspiraciones, y pueden idealizar las
características del niño de modo que las expresiones de su subjetividad, la evidencia de la alteridad, no se puedan aceptar (Ghirardi, 2009).
En los procedimientos de afiliación, hay un niño "imaginado", que corresponde a los deseos y expectativas de los padres, y hay una necesidad de
dar cabida a esas expectativas hacia el niño "real". Cuando el niño adoptado
vive una historia previa de privación ambiental grave, es común encontrarse
con padres adoptivos que no se imaginan que podrían enfrentarse a una situación que requiere una dedicación y paciencia más importantes que lo habitual.
La idealización del proceso de adopción tiene, entonces, efectos desastrosos,
ya que los padres prueban sentimientos de decepción, confusión e incluso a
veces de arrepentimiento por la adopción (Levinzon, 2006). Cuando la adopción está motivada por sentimientos de altruismo, la situación es aún peor, porque recae sobre el niño la expectativa de que debe retribuirles a los padres su
acto de "bondad", lo que aumenta la demanda con respecto a la conducta del
niño (Ghirardi, 2009).
En estudios de casos sobre el tema, Levy, Pinho y Faria (2009) señalan
la experiencia de la jueza del 1er Juzgado de la Infancia y la Juventud de Campo Grande, quien describe como razón de parte de los padres que devuelven a
sus hijos adoptivos la siguiente queja: los padres "cuidaron, alimentaron, se
encargaron [del niño], pero éste no supo corresponder a tal dedicación, posiblemente por las tendencias agresivas heredadas de sus padres" (Ibid., p. 59).
Los autores también señalan la pesquisa realizada por Weber, quien encontró
que el 15% de la muestra consideraba correcto devolver al hijo adoptivo por
motivos de desobediencia y rebeldía.
Levy et al. (2009) realizaron una investigación documental en el Juzgado
de la Niñez, la Juventud y la Tercera Edad de la Capital de Estado - RJ anali-
zando procesos de devolución en el período comprendido entre noviembre de
2007 y marzo de 2008. Los autores encuentran como supuesta justificación
para la devolución del niño: la conducta del niño (60%) y problemas de relación
con ella (40%). El estudio subraya que las quejas estaban relacionadas a una
conducta esperada como coherente con la edad y con las circunstancias de la
historia de abandono/adopción. La hipótesis formulada fue la de que una dificultad de formar un vínculo de pertenencia, debido a la falta de correspondencia del niño a las expectativas de los padres, indicaría la presencia de un "‘cosificación’ del niño, quien pierde su dimensión de sujeto, convirtiéndose en producto desechable" (ibid., p. 61).
Como Levy et al. (2009), en nuestras consultas también aparecieron
quejas sobre las conductas esperadas de parte de los niños de acuerdo a su
grupo de edad, como por ejemplo, la curiosidad acerca de los órganos sexuales y la agresividad. En la teoría de Winnicott, la agresividad en la infancia ha
recibido un papel importante porque es lo que promueve el pasaje de la relación para el uso del objeto. Teniendo en cuenta los actos agresivos del niño, el
ambiente familiar debería responder sobreviviendo a ellos, ya que es ante la
supervivencia a la destrucción que el objeto adquiere autonomía y se convierte
en "diferente de mí". Winnicott (1975) también afirma que no hay ira en la destrucción del objeto. Sin embargo, en las familias que desean devolver a los niños adoptados, a menudo se observa una dificultad en el tratamiento de la
agresividad del niño que está "tomada sólo como pura maldad, y no como una
reacción comprensible ante el espectro de un nuevo abandono "(Levy et al.,
2009, p. 62).
Estamos de acuerdo con Ghirardi (2009) y Levy et al. (2009) acerca de
la necesidad de crear un vínculo de filiación. En la filiación biológica, bien como
en la adoptiva, se debe construir tal vinculo e introducir al niño en una historia
familiar. Por lo tanto, es esencial que los padres puedan "redimensionar al niño
que imaginaron, a través de la historia que van a construir con el niño; alguien
que no debe ser percibido como un objeto adquirido para cubrir una falta, sino
como un ser del que vendrán recompensas y frustraciones" (Levy et al., 2009,
p. 63). La recepción del niño en la familia supone que éste se vuelva parte del
imaginario de los padres como un hijo, y el reconocimiento de un niño como un
hijo es una adquisición psíquica, que depende de la capacidad de los adoptantes de insertarlo en un campo relacional de la alteridad (Ghirardi, 2009).
Referencias
Freud, S. (1996). Sobre o narcisismo: uma introdução. Em Salomão, J. (trad.),
Edição Standard Brasileira das Obras Psicológicas Completas de Sigmund
Freud. (Vol. 14, pp. 77-108). Rio de Janeiro: Imago Editora (Trabalho original
publicado em 1914)
Ghirardi, M. L. A. M. (2009). A devolução de crianças adotadas: ruptura do laço
familiar. Pediatria Moderna, 45(2), 66-70
Levinzon, G. K. (2006). A adoção na clínica psicanalítica: o trabalho com os
pais adotivos. Mudanças – Psicologia da Saúde, 14(1), 24-31
Levy, L., Pinho, G. R. P., & Faria, M. M. (2009). “Família é muito sofrimento”:
um estudo de casos de “devolução” de crianças. Psico, 40(1), 58-63
Winnicott, D. W. (1975). O brincar e a realidade. Rio de Janeiro: Imago Editora
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