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Locos pirados de todos los calibres,
.
drogadictos, traficantes, jugadores de Pl.?gpong, agentes triples, aro~nt~ de los paJ21"OS,
3 UNIVERSITARIAS 3
. rcas de etnias en extinCion,
lobos
patria
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solitarios, aulladores a la luna...
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Paco Pérez Arce:
El· Movimiento
del 29
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Edmundo Jacobo:
De la destrucción
de la Universidad
de -Guanajuato
a la debacle de
Baja California
Andrés Ruiz:
Sealtiel Alatriste:
¡Viva
Paul
la cultura en
r:ft.~~~g
Su emento
iem re!
Núm. 1314 México, D.F.
11 de Junio de 1987
Newman!
LA UNIVERSIDAD
DE ELLOS,
LA UNIVERSIDAD
DE NOSOTROS
Mauricio Ciechanower: Fontanarrosa
Fontanarrosa:
/lE/
monito/~
un cuento
35
Locos, PIRADOS DE TODOS LOS
CALIBRES, DROGADICTOS,
TRAFICANTES, JUGADORES DE
PING PONG, AGENTES TRIPLES,
AMANTES DE LOS PAJA~OS,
PATRIARCAS DE ETNIAS EN
EXTINCION, LOBOS SOLITARIOS,
AULLADORES A LA LUNA...
La
literatura
de una
marginalidad
levemente
,
parano~ca
Una entrevista con
Jerome Charyn
Paco Ignacio Taibo II
J
.rome Charyn es sin duda. uno de los
mejores escritores norteamericanos contemporáneos. Hay 20 libros que lo atestigu~n; algunos co.mo War críes over Cavenue, Metrópolis o Blue
eyes, de sobra lo atestiguan. Sin embargo, esta
contundente opinión que abre la nota, no es compartida. Estamos de acuerdo ciudadanos tan diferentes y tan alejados entre sí por gustos y manías, como uno de los editores del suplemento literario de Le Monde, que situó Blue Eyes como
una de las mejores 10 novelas de los pasados cinco
años; un cronista del Village Voice de NY, Vázquez de Parga uno de los más serios estudiosos de
las literaturas marginales, que prologó en Barcelonflla primera novela de Charyn publicada en
español, y el que escribe esta nota, quien piensa
que son más los que no están de acuerdo, y muchos más los que no tienen opinión, porque Charyn, como su literatura, se ha movido esencialmente en el lado oscuro de nuestra sociedad.
Mientras brinco a un borracho y eludo a dos
watusis de 1.95 que quieren venderme un paraguas viejo en el West Village de NY, pienso que
los pasos que me llevan a la casa de Charyn, están motivádos sobre todo por la injusticia de que
su última novela Paradise man no haya sido seleccionada entre las finalistas para el Edgar que
los autores norteamericanos conceden a la mejor
novela policiaca norteamericana y que será hecho público esa misma noche.
Con grandes dificultades para abrirse paso en
los Estados Unidos, donde la crítica culta lo mira
con recelo por abrirse camino en la literatura popular, y los vendedores del mercado de masas lo
ven con desconfianza por provenir de la literatura de élite. Triunfador absoluto en Francia, donde sus novelas policiacas son reconocidas como la
36
renovaClon más importante del género desde
ChandIer, desconocido por los lectores en español, aplaudido en Inglaterra, Charyn, con sus
casi 50 años a cuestas, comienza a derrotar obstáculos y barreras, mientras escribe cada vez mejor y escribe cada vez más.
.
La suya, es una extraña combinación de obsesiones: lo racialmente marginal, el submundo, el
ghetto, lo popular como objeto inalcanzable, la
literatura de masas, la novela policiaca y de espionaje, pero también la novela experimental y
el comic, y también la gran guía secreta de la
ciudad por la que habla, la única ciudad que
podría haber creado a un personaje así: Nueva
York.
Lo que sigue, es la reconstrucción de una conversación con Charyn en su casa en Nueva celebrada a mediados de mayo. Una conversación de
dos horas cuyas notas consumieron siete hojas de
un horroroso block amarillo con letra muy apretada, .; llenas de palabras sueltas en inglés, palabras rusas e yidish traducidas por Charyn, palabras en su español de habitante del ghetto
multiracial más gtande del mundo.
Ir
-¿Desde cuándo escribes? ¿Naciste en el 37,
no?
En el 37. Escribo de tiempo completo desde
1963. Como profesional. Pero yo sabía que tenía
que escribir desde el 59, en el college. Por eso sólo
aceptaba trabajos que no me impidieran escribir.
Yo lo sabía. Sabía que tenía que escribir. Ganar
dinero solo para poder comer y tener tiempo para
escribir. En esos años era vigilante de una plaza
donde había juegos infantiles, pagado por la ciudad de Nueva York para cuidar a los niños, pero
mi horario era el mismo de la escuela de los niños, de manera que no cuidaba a nadie. Era un
fantasma que leía como loco a mitad de una pequeña plaza que se hacia en el ~rucede dos avenidas, con un par de columpios desocupados. Fui
maestro en una escuela pública, pero sólo daba
dos horas de clase diarias, una hora. Era suplente
de los maestros que faltaban. Era el tipo que entraba, nadie sabía por qué estaba yo allí, daba
una clase y desaparecía. De nuevo un fantasma.
En 1963 escribí algunos relatos en la revista
Commentary, una revista liberal que publicaba
a muchos autores judíos. Recibí en respuesta cartas de seis editoriales, contesté a la-' que me
parecía más amable. Nunca supe si me equivoqué o no. Entonces me publicaron una novela,
"Once upon a droshky". Un droshky es una especie de carrito de tres ruedas originalmente ruso.
Hay muchos en Nueva York.
-Tu literatura está repleta de ajustes de cuentas con el pasado, de personajes marginales, muchos de ellos rusos y judíos, polacos y alemanes en
Nueva York. ¿De dónde vienes? ¿Cuáles son tus
orígenes?
-Una familia ruso-polaca de emigrantes, claro está. En un ghetto de Nueva York en el Bronx.
Una familia que llegó a Norteamerica en los años
20. Una emigración pobre, dura, sin destino. Los
hijos de estos emigrantes no se integraban a la sociedad norteamericana, no ascendían, peor aún,
descendian. Cada vez más pobres. No nos quedaba mucho más que el gangsterismo o la literatura
como forma de salir de aquello.
Durante muchos años no hablé inglés, sólo polaco o yidish. Nunca supe lo que era una cuenta
de cheques. Hasta ahora me molesta mucho usar
una. Esa es una cosa para los negocio....
Yo sabía que tenía que salir de aquello. Y el camino fue una secundaria fuera del ghetto, la Music and Art. Una institución increíble, donde sin
quererlo se encontraban todas las clases sociales.
Fue un choque extraño, porque eso era lo que yo
estaba buscando y sin embargo estaba perdiendo
algo. La sensación todavía me dura. La familia
'se quedó atrás. Mis pensamientos vuelven una y
otra vez al ghetto. Me asusta verme envuelto con
comerciantes. Me ponen muy nervioso los ahogados. Tengo problemas con la propiedad. Esta
casa en la que vivo quieren volverla cooperativa,
pero me asusta un poco ser propietario; creo que
voy a decir gue no. no me atrevo.
-Fuiste de la generación que peleó desde las
universidades contra la guerra de Vietnam, ¿No
es así?
-Sí. En los 60 las universidades se abrieron
para los escritores. Fui a dar clases a Stamford
University desde el 65 al 68. Muy activo contra la
guerra en el 68. Mucho de mi tiempo fue para
tratar de parar la guerra. A mí me gustaban los
vietnamitas. Pero las universidades son malas para un escritor. Crean un ambiente falso que no es
bueno. Luego fui a dar a la Universidad de
Nueva York. Igual.
-¿Qué escribiste en esos años?
-Novelas extrañas, muy experimentales. Tenía cinco lectores y el número iba descendiendo.
Yo me decía¡ tienes que hacer algo. Esto no es
escribir.
Tenía que ir hacia la novela popular. Siempre
había estado interesado en el crimen, era parte
esencial del mundo de mi infancia. Pero la universidad, la academia me arrastró hacia la literatura "mayor", me hizo perder mi espacio entrampado en los problemas del estilo. Por eso, en
plena crisis, volví a la literatura criminal, encontré la literatura criminal. Me ayudó mucho
mi hermano que era policía... En 1975 edité
"Blue eyes" ("Ojos azules", Plaza Jenés, en España) que tuvo un pequeño éxito; luego en 1976 escribí rápidamente otras dos: "Marylyn the Wild"
(Marylyn la salvaje) y "The education of Patrick
Silver" ("La educación de Patrick Silver". Había
encontrado uno de mis caminos. La novela criminal trabajaba sobre el mundo que yo conocía. El
crimen es política, el crimen condensa todo.
-Nuestro colega Jdan Madrid ha hablado de
la nueva literatura criminal como "la antiepopeya del sistema capitaliSta"; yo mismo he andado
con la frase a cuestas de "la literatura que trabaja
sobre el lado oscuro de la sociedad", ¿qué opinas?
-El lado oscuro... Eso. Me gusta la ficción en
la que todo está en movimiento. Estoy quebrando los límites de la GOnvención. Para los lectores
norteamericanos esto es muy difícil. Los Estados
Unidos tienen un gran problema con su sentido
del humor.
-Cuéntame UD. poco cómo fue el éxito de tus
libros fuera de Estados Unidos.
- Yo sabía que mis novelas habían sido edita-das en Francia, pero nada más. Un día toca la
puerta de mi casa un periodista francés, de Liberation, y me dice así nada más: "Te aman en
Francia". Me sorprendí. El periodista a su regreso se comunicó con la editorial y me enviaron copias de 100 artículos publicados por la prensa
francesa. Yo no acababa de creerlo. Enloquecí.
Fuí a Francia. Hice lo que quise. Hice textos para
un comic que tuvo un éxito enorme publicado en
A suivre y que se llamó "La esposa del mago".
Luego se editó en un volumen dentro de la colección Black Box en Inglaterra, mis cuatro primeras novelas policiacas, 'The Isaac quartet (El
cuarteto de Isaac). Tuvo muy buena prensa. Esto
rebotó en los Estados Unidos y aumentó el interés
por mis lib~. Hay ediciones de bolsillo de algunos ya. Pera sigue siendo desconcertante. Aunque soy un autor con 20 libros publicados, cada
nueva edición me hace sufrir. ¿Lo van a leer? Cada vez que sale un libro nuevo tiemblo. En Estados Unidos se vive en el limbo. Yo sigo aún sin poder encontrar a mis lectores. He tenido un mOQtón de premios, pero sigo sin encontrar a mis lectores. Esto es una locura, pero te permite ser libre. No tengo una fórmula para el éxito, por lo
tanto puedo seguir escribiendo 10 que quiero. No
hay ningún modelo que copiar. Ojos azules ya está en su tercera edición en paperback, pero la tercera no vendió más que la segunda. No se entiende nada. Mis libros se dedican a violar las reglas
del mercado editorial. Gritos de guerra sobre la
avenida C tuvo una crítica excelente, pero aún
no hay edición de bolsillo. A ver qué pasa con él.
-Tus novelas se mueven en una ciudad de
Nueva York muy reconocible, llena de locos, comedores de veneno, deshechos humanos que volvieron de Vietnam, refugiados que tratan de reproducir en UD barrio la tierra original, cazadores de dólares, madres universales, policías
corruptos, todo tipo de paranoicos, traficantes,
jugadores de ping pong... Y todo esto en un ambiente que a veces se describe de una manera hiperrealista, y otras se va redondeando con un toque absurdo, un toque kafkiano, yo diría...
-Así veo Nueva York,así me veo a mí mismo.
Momentos de lucidez en un contexto de locura.
Me encanta Nueva York, las calles, los rostros de
la cultura en
l'WEXICO
en la cultura
I~
•
1' ..... 11
cfp S;"", 111 re!
Director General: José Pagés Llergo
Director: Paco Ignacio Taibo II
Jefe de redacción: Gerardo de la Torre
lNeflo: Beatriz Mira
Redacción: Francisco Pérez Arce,
Mauricio Ciechanower, Rogelio
Vizcaino, Emiliano Pérez Cruz, Luis
Hemández, Cosme Omelas, Jorge
Belannino Femandez Tomás, Jesús
Anaya Rosique, Andrés Ruiz, Orlando
Ortiz, Víctor Ronquillo, Juan Manuel
Payán, Héctor R. de la Vega, Carlos
Puig, Angel Valtierra, Pilar Vázquez,
Annando Castellanos.
Investigación Gráfica: Paloma Saiz.
la gente en la calle. Me fascina el anonimato de
este país que está jodido. Los negros en Estados
Unidos no existen. Los parias no existen. Son fantasmas en su país. Yo los veo a todos. Las presiones económicas son tan grandes que los adolescentes abandonan las escuelas como robots a la
cacería del dólar. Yo crecí en una cultura de
emigrante. El dinero era para vivir. Esto ha desaparecido. Cagar en Nueva York cuesta dinero.
Enloquezco en mi casa escribiendo, salgo a la calle y revivo.
-En Ojos azules hablas de México, tus personajes hacen una breve pasada por la ciudad de
México, y logras darle al D.F. ese mismo tono
irreal que le das a Nueva York.•• además, la novela está fechada en Barcelona...
-Escribí la novela en Barcelon'a. Todo el
tiempo trabajando, no tenía ni un solo amigo.
Barcelona era una ciudad barata. Yo era un fantasma absoluto. No hablaba con nadie. Sin embargo cuando llegué a España, supe por qué tenía que escribir esa novela allí. Vi las calles con
balcones de Madrid y la gente hablando de uno a
otro. Lloré. Pertenecía a países como ese. El Prado. Los dibujos de Gaya. Eran mis historias. Supe que había encontrado la tierra perdida que
nunca había tenido en los Estados Unidos. No había nada malo en mí. Viví en Barcelona como un
loco furioso y feliz. Escribía a todas horas, paseaba por las ramblas en las noches, siempre sin miedo. No hablé con nadie durante meses, sólo con
la muchacha de una tienda de fotocopias donde
yo copiaba mi novela para mandar partes a los
Estados Unidos. Comí paella todos los días, sin
fallar ...
-Así se explican muchas cosas de Oios
azules... La irrealidad de Nueva York vista desde
lejos. La carga emocional tremenda que tiene toda la novela... ¿Y México?
-Estuve en México cuatro días para poder escribir ese capítulo. I Uf! La ciudad con las caras
más tristes del mundo. Museos modernos y diez
calles más allá los barrios más miserables. Pe'ro
nunca tuve miedo en las calles. Eran mías. Yo les
pertenecía. Calles llenas de energía. Un paisaje
urbano maravilloso. Un hombre lleno de vida
arreglando una bicicleta...
-¿Cómo puede vivir en Nueva York si tu
mundo es otro?
-Soy un fantasma, te lo dije. Vivo en el anonimato. Voy áI cine todos los días. Me siento en
la segunda fila, frente a una pantalla enorme.
Adoro las películas policiacas, tienen que ver con
la realidad. Hago el amor y voy al cine. Ahora estoy divorciado. Me cuesta trabajo mantener una
relación cotidiana. Aún no sé cómo vivir. Me
enloquece estar solo, me enloquece estar acompañado. Me siento frustrado. Escribo en ellímite, en el borde. En una· situación solitaria. Busco
caminos para llegar a la gente que pienso que
quiere leer lo que yo escribo. Hago guiones de cine. Ultimamente uno para Artbur Peno: gangsters, judios rusos. Escribo sobre un asesino a sueldo que fracasó en su trabajo porque se hizo demasiado famoso y perdió el anonimato...
-Acabo de leer "Metrópolis", tu guía secreta
sobre Nueva York, y Die parece el mejor libro que
he leído en mi vida sobre esta ciudad. Una especie de crónica que se vuelve memoria, se hace novela y regresa a ser la guía más alucinante sobre
Nueva York que se haya escrito. Es un libro que
me sorprende que no se haya publicado en español.
-Edítalo tú. Seguro que allá les va a gustar
mucho y me van a entender mejor. Aquí está a
, mitad de camino entre ser un enorme éxito o un
absoluto fracaso. No Sé muy bien qué pasa...
Pienso que la culpa no es mía.
Y Jerome Charyn se queda mirando a la ventana, con esos ojos tristes bordeados por unas enormes ojeras que parecen cicatrices. Mira una ciudad de Nueva York extraña, seis pisos abajo de su
departamento. La ciudad que ha contado y contará mejor que nadie.
37
L
as avenidas A. B. e y D lo,man un sncio apéndice al Bajo East Side de Manhattan. Estas cuadras alfabéticas se han convertido en territorio apache, la tierra de la muerte y la cocaína.
Aunque se conservan reductos de ucranianos, rusos, polacos, italianos y alemanes sobre y en los
alrededores de la avenida A, estos reductos tienen
poca presencia en los asuntos interhacionales del
nuevo territorio apache. La población es aún
abrumadoramente católica, pero aún los fieles y
esperanzados en la ayuda de la virgen María,
cuando se les pregunta sobre Alfabetville contestan que Cristo se quedó en la avenida A.
Esto es algo más que un chiste de vecindario.
Baja por la Primera Avenida y ven a verlo. Tómate un café express en JohnY's,bajo láS escaleras. Todavía no estás en territorio apache, no importa lo que te hayan dicho tu papi y tu mami.
. No pueden juzgar lo terrenal desde una terraza
en Riverdale. No vas a encontrar tiendas Dean
and Deluca, pero la Primera Avenida aún tiene el
sabor de Manhattan, ese sentido de miscelánea:
la riqueza escondida tras una ventana, la horda
de taxis, un restaurante hunanés... No te sentirás
solitario en la Primera Avenida. Pero muévete'In,
poco hacia la avenida A, y comenzarás a oler la'
luna. Los restaurantes no han desaparecido.
Pu~des elegir aún tu propio café ruso. Siéntate y
toma un poco de estofado de calabaza, dí que
Doris Q'uin te envió. Doris, de la revista Spy. Te
harán probar dorados panqués, pondrán una fresa en tu té, y pensarás que la avenida A es tu pro-[
pio becerro dorado. La desazón no empezará
hasta después de pagar la cuenta. No tiene nada!
que ver con la fresa, la fresa estaba bien. Es un.
vago terror que comienza a domi!larte. El tráfico 1
parece diferente. Los automóviles se mueven con
mayor lentitud en la avenida A. Puedes volverte
viejo silbando y no aparecerá ningún taxi. Has
entrado en territorio apache aún sin saberlo. Los
taxis son mucho más sospechosos que Cristo, la
Primera avenida es su frontera.
.GRITOS·DE
GUERRA
EN LA
AVENIDA e
Jerome
Charyn
El escenario
para una
novela'
La ausencia de taxis no es el único signo del
territorio apache. Cristo no maneja un taxi. 'Pero
en la avenida A descubrirás el primer restaurante
hunanés que quebró en Nueva York. De repente
te das cuenta de que no recuerdas cuándo viste el
último drugstore; y te das cuenta de lo mucho
que tiene que ver lá farmacia de la esquina con tu
cultura, un pedazo de la civilización en la que
confías. Hay un centro de ayuda médica donde
debería estar la farmacia. En lugar del farmacéutico del vecindario, una pequeña fábric.a de
doctores y dentistas para Alfabetville.
Luego está el centro de ayuda legal, con frases
en la ventana escritas en polaco, español, yidish,
chino, ruso e italiano para anunciarse; como un
alfabeto del mundo.
Hombres y mujeres de rostros agrios se sientan
tras la ventana con listas de agravios en las rodillas, largos pergaminos, largos, contra casatenientes, maridos, esposas, hijos, madres, los Estados Unidos. Pasas rápidamente ante la ventana, porque no' quieres aparecer en esas listas como una cruel mujer de la avenida A.
A podría ser tan sólo una excéntrica avenida
más. Se pueden comprar blintezes de blueberry,
pan negro. Pero avanza uI1'poco más en el distrito, todas las contraseñas amables ha huido de
estas calles. Ni siquiera queda 1 ilus n delobservadordela miseria. La avenida B v' los coloementál,
res de la pobreza de una manera ta
que no tiene sentido disimularla. Las mueblerías
no tienen muebles en los aparadores, a lo más un
sillón o un arcón roto. Alfabetville ho está cargada con ninguno de los sueños del Pequeño San
Juan. Las bodegas son minisupers con una absurda idea del comercio: sacos de papas se encuentran tras las puertas de rejil~a sin que nadie
38
Esta descripción de
Alfabetville, traspatio de
Manhattan, Nueva York,
sirve ·de marco para la
novela Gritos de guerra
sobre la avenida e y la
introduce.
El libro será publicado en
español en 1988.
los moleste, como si fueran ofertas a los dioses de
la avenida B, quienes nunca han oído hablar en
español, nunca han vivido en Puerto Rico o cerca
de Madison y la calle 5 y sólo pueden imagínar el
hablar criollo de esta calle particular.
Pero la B es casi la civilización comparada con
la C. F.n la C no hay dioses. Es el lado obscuro de
un doset vacío. Los policías usan capas de Batman en la avenida C. No están celebrando Halloween.Es un mensaje que envían a los francotiradores ocultos tras las ventanas, de que no se encuentran patrullando; esto es territorio apache y
ellos sólo están de paso. Los policías sin capa de
Batman tienen el mal hábito de ser asesinados.
Pero no hay que interpretar esto como anarquía.
Pistoleros casi niños patrullan las calles.Protejen
a los tratantes de cocaína del distrito y desaniman con su presencia a los narcos de la parte alta
de la ciudad para que no se muden a Alfabetville.
Y no deberíamos de olvidarnos de los soldados
de Saigón Sara}¡, dama tigre de la avenida C, que
opera desde una escuela religíosa abandonada,
una escuela judía convertida en fortaleza y club
nocturno privado. Algunos de sus soldados son
veteranos de Vietnam. La misma Sarah fue alguna vez enfermera en las cercanías de Saigón. Eso
dice. La dama tigre es una reciente adquisición
del barrio. ¿Estaremos siendo testigos de una clasemediarización del barrk>? Visité la escuela
judía hace un mes y rogué tras la reja metálica
para que Sarah me concediera una entrevista. La
dama tigre no me echó encima sus tropas, pero se
mostró tacaña a la hora de hablar con el Spy. No
pude lograr que charlara mucho conmigo tras los
dientes metálicos de la reja.
-Saigón, ¿qué tipo de operación diriges en esta calle?
-Un hospital de beneficencia- dijo la dama
tigre.
-¿Dónde están las ambulancias?, si me permites preguntarlo.
-En los 'túneles.
Miré haCIa el norte y el sur de la ex escuela.
-¿Túneles, Saigón?
-Si -dijo-o Los túneles bajo la avenida C.
Es!! fue su última palabra para el Spy. Tuve
que empezar a repasar los parámetros de este doset vacío. ¿Era Sarah una anticuada intermediaria Stue aportaba su experiencia en Alfabet·
ville? ¿l}ué era lo que importaba y exportaba?
No eran camas de hospital.
. No había cambiado la apariencia de las calles.
Bardas, puertas metálicas, y ventanas tapiadas
ron tablones. Una vieja dama vivió en el interior
de un refrigerador, una calle al norte de la fortaleza. Ninguno de los soldados dlJ Sarah la
arrastró a la ex escuela. ¿Hay un hospital para
muñecas en la escuela judía?
¿Y qué con la influencia de Saigón Sarah en la
frontera este, la avenida D? ¿Realiza vigilancia
policiaca sobre la ininterrumpida línea de edificios en construcción que parecen el primitivo
paisaje lunar? Me sospecho que no. Saigón Sarah
tiene su propia luna por la que preocuparse.
Las rocas de la avenida D son ¡SÓlo el recordatorio de que Alfabetville se traga lo nuevo y lo
viejo, lo convierte en decorado, un escenario para dinosaurios. Conectando la D al norte se encuentra la más torva roca de t~das, la Planta
eléCtrica Con Ed's, con sus jaulaS y cornisas moviéndose hacia el cielo, y enormes chimeneas que
sostienen un paraguas sobre esta parte del territorio apache. No hay nada aquí que pueda identificarse ni siquiera con el último de los paisajes humanos. La planta eléctrica no es una visión infernal. Ningún demonio que se autorespete habría
edificado un lugar así. E! el fin del mundo. Un
monolítico castillo autocomplaciente de energía.
¿Quedan dudas de por qué Cristo se detuvo en
la avenida A?
Habría saltado al río después de la D o de la
planta eléctrica y habría nadado sin parar hasta
Belén. (Traducción Taibo ll).
MOVIMIENTO
ESTUDIANTIL
Y VASCONCELISMO
1929:
Francisco
P~rez
Arce
AUTONOMIA y POLITICA
E
n abril de 1929, funcionarios académicos de indiscutible calidad intelectual, como
Narciso Bassols (Director dela Facultad de Derecho), Antonio Castro Leal (Rectorcde laUniversidad) y Daniel Cosía Villegas (Secretario de la
Universidad), coincidían enlque era inaplazable
una reforma para elevar la calidad de los estudios
universitarios.
"El ausentismo en la Universidad -escribe
Skirius- tanto entre profesores como entre estudiantes, se fue haciendo con los años un problema grave, pero en 1929 adquirió matices marcadamente poüticos. Reformas rigurosas podían
cambiar todo aquello y obligar a los jóvene$ a
volver a sus libros".
"Narciso Bassols, con pleno conocimiento y
aprobación del rector -escribió en sus Memorias, Daniel Cosío Villegas- decidió implantar
el sistema de reconocimientos trimestrales escritos, en lugar del único examen oral de fin de año.
Las razones académicas eran obvias: así se obligaría a los estudiantes a un estudio contínuo, en
lugar del atiborramiento de fin de año; la prueba
escrita salva la improvisación y la palabrería de
la contestación oral... Pero la medida no podía
ser más inoportuna políticamente hablando. Los
estudiantes pidieron el abandono de la medida,
que les fue negado. El 6 de mayo estalló la huelga: un par de días después, Puig (Jefe del Departamento del DF), sin duda para crearle problemas a Ezequiel Padilla como secretario de Educación, autoridad superior al rector, mandó un
piquete de policías y después a los bomberos para
atacar a los estudiantes que celebraban un mítin
en la calle de San Ildefonso... una vez que corrió
~ngre .~tudiantil, la huelga se hizo inconteroble...
•
El asunto de los exámenes trimestrales y todo el
p.roblema del nivel académico, pasó no a segundo
ni a tercer plano, siDO que prácticamente quedó
en el olvido.
El presidente Emilio Portes Gil envió a los es- tudiantes una señal de apertura haciendo declaraciones en tono más que conciliador: "Los sucesos ocurridos el día de ayer han sido profundamente lamentados por mi. Estimo conveniente
que esta situación anómala termine cuanto antes.
A tal efecto la presidencia de la República ha dictado las medidas necesarias... que inicialmente
consisten en el retiro de las fuerzas de policía que
custodiaban los edificios escolares. En consecuencia los estudiantes pueden, C<?n toda libertad, volver a sus escuelas y deliberar en ellas
cuanto lo deseen... (Emilio Portes Gil: Quince
años de política mexicana). En la misma dec.laración invitaba a los estudiantes a que acudieran
directamente a él, dispuesto como estaba a escucharlos y considerar sus demandas. Cosa que los
estudiantes hicieron de inmediato haciéndole llegar un pliego cuyas peticiones principales eran
las renuncias del secretario y subsecretario de
Educación, y del rector de la Universidad; la destitución del jefe de la Policía (Valente Quintana)
y del jefe de Comisiones de Seguridad (Pablo Meneses); la constitución de un Consejo Universitario con participación paritaria de los estudiantes;
y la reincorporación de la educación secundari~ a
las preparatorias. El pliego estaba firmado el 27
de mayo de 1929 por el secretario del Comité de
Huelga, Ricardo García Villalobos.
La respuesta del Presidente sorprendió a todos.
Fue una respuesta aud~ que los estudiantes y la
mayoría de los universitarios recogieron con entusiasmo, y que aceptaron sin muchos titubeos: el
Presidente ofreció la autonomía universitaria.
El movimiento estudiantil no había demandado la autonomía, su exigencia en cuanto a gestión
académica se había limitado a la paridad en un
Consejo. La respuesta del Presidente superaba
con mucho lo que el movimiento se había p.opuesto: empezaron pidiendo el retomo a los exá-
menes anuales; después pidieron un consejo paritario, y les respondieron ofreciendo la autonomía
universitaria.
Se trataba de una medida extraordinariamente
hábil del Presidente porque además de solucionar
el conflicto políticamente -(con sorprendidos
aplausos aún de sus opositores), evitaba aceptar
las renuncias y destituciones que atentarían contra el principio de autoridad. El mismo lo explica
en el citado libro Quince años de política mexicana: "Llegué a la conclusión de que lo que ellos
pedían no resolvía fundamentalmente ninguno
de los graves problemas planteados y sí implicaba
un quebrantamiento de la autoridad gubernamental; pues acudir a la destitución de funcionarios o a la aceptación de renuncias, era tanto como J;"elajar el principio de autoridad. En mi opi':
nión, los escándalos callejeros que _habían dado
margen a la represión que la policía y los bomberos se habían visto obligados' a ejecutar, se debían
exclusivamente a la torpeza y falt~ de previsión
con que procedleron las autoridadés universitarias, únicas responsables de aquellos-lamenta~les
acontecimientos... Como por otra parte, los estudiantes eran azuzados constantemente porJíderes
poüticos interesadoS.en provocar situaciones '/Em-tajosás, consideré necesario ahondar,.tanto como
fuera posible, en la serie-de problemas universitarios que desde hacía mucho tiempo se venían presentando al gobierno... Así fue como, el contestar
el memorial que presentaron a mi consideración
los estudiantes, les manlfesté que el Ejecutivo iba
desde luego a someter al Congreso de la Unión un
proyecto de Ley que otorgara a la Universidad
Nacional la autonomía a que tenía pleno derecho
y que venía solicitándose desde hacía -algunos
años".
¿De dónde vino la autonomía?
¿De dónde llegó esta autonomía aparentemente
39
-- -_ ...
--~--
no pedida? Aunque Mauricio Magdaleno sugiere
que un Directorio estudiantil lo exigía, el hecho
~ que la petición no fue formulada por el Comité
de Huelga. Y el hecho también es que la ocurren-o
cía política del Presidente (la idea en efecto había
existido desde los tiempos de Justo Sierra) funcionó como antídoto efectivo contra la agitación
estudiantil; cosa que sobremanera interesaba al
Pr~idente en ese momento tan delicado.
Puede decirse que la autonomía nació como
necesidad políti en una coyuntura explosiva
compuesta por os elementos: la aún presente
rebelión cristera; los todavía frescos 75 días de rebelión escobarista (que había levantado a 30 mil
hombres, y cuyo sofocamiento representó, además de una amplia movilización militar, un elevado costo financiero); y la oposición civilista al
gobierno de Calles, cada vez más nucIeada en
torno a la campaña presidencial de José Vasconcelos.
El movimiento estudiantil estaba íntimamente
ligado al vasconcelismo. Así lo muestran los testimonios que enseguida se transcriben de Mauricio
Magdaleno y Juan Bustillo Oro:
Magdaleno: "(Los estudiantes universitarios)
eran todos, o casi todos, vasconcelistas y, al pronto, cuando menos se lo pensó el Presidente, se
echaron a la calle en plan de rebeldia. Muchos de
ellos combatían al gobierno desde un año antes y
se habían declarado enemigos jurados de Obregón. La campaña reeleccionista de éste constituyó una monstruosa apostasía para la gran masa
estudiantil, pese a que algunos de ellos -un grupo precario, por cierto- se manifestaron obregonistas. Una vez muerto el caudillo, el estudiantado universitario, inclusive los que se proclamaron
partidarios de Gómez y Serrano, se afilió al vasconcelismo... Para nosotros lo de menos era lo
que se discernía en el conflicto. Lo hicimos
nuestro simplemente porque implicaba una activísima manera de oposición... (Mauricio Magda40
•
leno: Las palabras perdidas) Bustillo Oro: "Los
había muy buenos (oradores) entre nuestros compañeros de los tiempos estudiantiles, pero algunos se encontraban fuera de la capital; otros
guardándose para la lucha universitaria que se
avecinaba y que se emprendería como acción ÍDdirecta del vasconcelismo... Guan BustilIo Oro:
'Vientos de. los- veintes)";
Así, pues, es la coyuntura conflictiva, y más
específicamente la creciente ola del vasconcelismo, lo que magnificó la huelga estudiantil y le
dio una salida tan rápida como inesperada.
UAnte la magnitud del co'1flicto -sigue Magdaleno- una vez más Portes Gil exhibió una consumada habilidad. Midió los alcances de la huelga y obró en consec'lencia. Los caudillos estudiantiles, más estudiantiles que vasconcelistas,
acudieron al llamado presidencial, pese a nuestra
obstinada decisión de mantener el movimiento
en pie de lucha. Nos ganó la partida Portes Gil y
el 4 de junio el Congreso lo facultó para dictar la
ley que creó la autonomía universitaria. Una ley
que sólo demagógicamente satisfizo la demanda
estudiantil, pero que nos privó de una tan activa
solidaridad política".
Del triunfo a la imposición
El triunfo estudiantil fue completo. Obtuvieron
también la renuncia del Rector (13 de junio) y acto seguido entregaron la Universidad a las autori.
dades. El decreto de autonomía fue publicado el
9 de julio. Y el día 10 fue designado Ignacio García Téllez para hacerse cargo provisionalmente
del despacho de Rectoría. Las clases se reanudaron el 11 de julio, tras 68 días de huelga. Qohn
W.F. Dulles: Ayer en México).
Las reacciones en torno a la solución del
conflicto fueron casi unánimemente favorables.
Universitarios y políticos estuvieron de acuerdo
en lo oportuno de la medida. (El propio Vascon- .
celos tuvo palabras elogiosas para Portes Gil "por
haber resuelto la crisis como un caballero civilizado, es decir. con ideas y no con balas. Ha roto
la tradición caudillesca" dijo de él Vasconcelos,
en El Universal, el3 de junio de 1929. Qohn Skírius, José Vasconcelos y la cruzada de 1929).
Aunque tampoco faltó la ironía sangrienta: Skirius habla de la propaganda del Partido Nacional
Revolucionario (recién fundado) que se burlaba
de la autonomía pintando el escudo de la Universidad, con todo y la frase acuñada por Vasconcelos: "Por mi raza hablará el espíritu", como un
enorme chupete para calmar a mIos infantiles estudíantes insolentemente encaramados en las cabezas de u distinguidos administradores".
Al mismo tiell)po que se solucionaba el problema universitario, Calles, el embajador· norteamericano Morrow, y el propio Emilio Portes Gil,
daban pasos hacia la conciliación del conflicto
con la iglesia católica; precisamente en el mes de
junio, la jerarquía eclesiástica aceptó la reanudación de los servicios religiosos. Del 2 al5 de julio
se realizaba la Convención del Partido Antireeleccionista que ~ligió como su candidato a la presidencia a José Vasconcelos, luego de que éste
había real~ado giras triunfales por diversos estados de la República.
Así, al término de ese primer semestre de 1929,
había cambiado notablemente el panorama político. Mauricio Magdaleno lo sintetizaba lacónicamente:
.
UHacia los últimos días de mayo (sería mejor:
de junio) éramos los únicos enemigos del gobier.no (los vasconcelistas). Ya no había rebelión armada, ni cristeros en Jalisco y Guanajuato, y
Aguascalientes y Colima, ni Jlniversitarios en las
calles. Estábamos solos frente a la imposición":
NOTAS SOBRE CRISIS,
CULTURA YUNIVERSIDAD
Andrés Ruiz
, xico atraviesa por una crisis generalizada que repercute en todos los órdenes de la
vida nacional. No es posible ocultar la pauperizaci6n creciente de los niveles de vid'a de los sectores populares, producto del encarecimiento y la
inflación galopantes, acompañados de la congelación de los salarios y de una virtual prohibición
del ejercicio del derecho de huelga. La recesión
arroja a la desocupación y al subempleo a un importante porcentaje de la fuerza de trabajo, la
que crece al mismo ritmo acelerado de la población, mientras las industrias operan por debajo
de su capacidad instalada, hecho que se ha incrementado con la llamada "reconversión industrial", que traducida a términos cotidianos ha resultado una operación de reajuste de personal de
magnitudes sin precedente en el país, mientras
crece la cifra de la deuda externa.
Es evidente que esta crisis afecta también las
expresiones superestructurales. En el terreno de
la cultura, el ai lamiento y la cosificación de los
organismo estatales promotores de la misma, y
por otro lado la creciente identificación de 10
productores culturales como trabajadores, así lo
muestran; lo que da como resultado una situación cualitativamente distinta en el ambiente
cultural de nuestro país.
En este contexto la cuestión universitaria hov.
no puede ser abordada en los estrechos términ~
de ayer ni con los reduci,dos parámetros conceptuales y culturales del pasado, no tanto porque el
proceso de descalificación se ha profundizado y
la universidaQ no puede adecuar e a su nuevo papel sino, sobre todo, porque se ha operado una
profunda fractura entre la universidad y el mercado de trabajo, con el consecuente desempleo
del trabajo intelectual, en medio de una crisis generalizada de las profesiones liberales, lo que
convierte a los trabajadores intelectuales en asalariados, generando contradicciones dentro y
fuera de la universidad.
Así vemos cómo se ha dado una emergencia insólita de una conciencia crítica sobre el papel de
la universidad y la transformación de la cultura.
conciencia crítica que por las contradicciones
que produce en su enfrentamiento con el Estado
pone en evidencia el papel central de la autonomía.
Es precisamente por esto que el problema de la
reforma de la universidad no puede ser separado
del discurso más general y de las nuevas interrogantes que la crisis económica del país pone en un
primer plano, acentuando los rasgos más característicos de esta institución cultural, que en su
concepción tradicional es incapaz de abordar en
toda su complejidad los problemas del presente,
como bien lo demostró el reciente movimiento estudiantil encabezado por el Consejo Estudiantil
Universitario (CEU).
La enorme extensión,de los aparatos de la reproducción genera una transformación y un desarrollo inauditos de los sectores medios intelectuales, así como en sus condiciones de vida y de
trabajo, que posibilitan una insubordinación antiautoritaria. De la universidad de masas a la organización estatal de la investigación, de las organizaciones asistenciales y sanitarias a la difusión de los medios masivos de comunicación, de
la extensión de la red de los servicios al confinamiento de la administración pública, se opera un
desarrollo y una estandarización insospechada
del trabajo intelectual.
Sin embargo, vemos que se ponen en movimiento los investigadores y los artistas, al igual
que los intelectuales secundarios de las universidades y los servicios, que revelan y descubren la
relación estrecha entre saber y dominio, entre
ciencia y capital, entre cultura y relaciones de
poder en la sociedad presente.
Es entonces que la cuestión del dIscurso universitario no puede prescindir de una atenta reflexión sobre diversos puntos, como por ejemplo
la separación de la universidad de los problemas
reales, lo que descubre la profunda contradicción
de una institución que si no es reformada radicalmente, estará imposibilitada para aportar los
cuadros técnicos, científicos e intelectuales suficientes para la transformación de la sociedad.
Además de que la reforma no sólo debe referir e a
las formas de gobierno exclusivamente, sino
abarcar las múltiples contradicciones que agitan
!'tIa vieja universidad, adecuándola sin modificarla.
os encontramos además con la contradicción
del creciente número de estudiantes y el desempleo del trabajo intelectual, lo que plantea
una cuestión más general que no se agota en los
recintos universitarios, sino que compete a la sociedad en su conjunto: el derecho al estudio y al
trabajo.
Pero si la vieja universidad de élite ha terminado para siempre, la nueva universidad de ,masas
no puede continuar siendo una institución para41
los conflictos reales (aunque esta separación sea
voluntariosamente negada o hábilmente disimulada), lo que deriva en una contraposición no clasista entre cultura y poder, o en una argumentación tendenciosa entre autonomía intelectual y
participación política.
sitaria e improductiva, que mantiene la poca seriedad de los estudios, del debate cultural y del
desarrollo de la investigación científica.
La indispensable democratiz~ción de los órganos de gobierno y de gestión universitarias, será
legítima, sólo que de su inspiración democrática
surjan las respuestas a los criterios de una más alta capacidad y de un estímulo creciente de la actividad didáctica y no convertirse, por decirlo de
algún modo, en su contrapartida. Sobre este tema se hace necesario desarrollar una amplia iniciativa en la universidad pero, sobre todo, es necesario reanudar y revitalizar la confrontación de
las fuerzas políticas involucradas en el proceso.
Esta tesis es contraria a la tendenciosa y encubridora tesis del Estado, q'ue' sostiene que las
fuerzas políticas deben abstenerse de participar
al interior de las universidade!¡; estas tesis contrapuestas actualizan la polémica de la "monocultura burguesa", en contra de la creciente hegemonía de la ideología de las fuerzas democráticas,
monocultura, que niega en la práctica el pluralis-.
mo y la libertad de la cultura, y que muestra un
estado de ánimo de ciudadela asediada, dominada por la angustia del inminente arribo de los
nuevos bárbaros, como pudimos constatar con la
actitud de las autoridades uoiversitarias ante las
demandas del CEU.
Se da también una posición neovanguardista,
que configura un comportamiento intelectual
que decreta autónomamente una actitud política, que atribuye unilateralmente al propio acto
desacralizante una capacidad de verdadeI:a incidencia, aunque este tipo de experiencia termine,
finalmente, refutando en los hechos la relación
real con la política.
Las dos posiciones, en suma, de modo igual y
contrario, recuperan y reproponen (más o menos
implícitamente), un papel intelectual ajeno a la
sociedad, que hoy resulta del todo estéril y por
añadidura peligroso: por el sustancial extrañamiento del proceso de disgregación y crisis.
Las dos posiciones convergen y se alientan. Así
vemos una relación creciente entre autonomismo
y extremismo, en una suma de actitudes marginales que muchas veces resultan reunidas en una
relación exquisitamente intelectual, particularísima y sustancialmente privilegiada.
Es real que muchas de estas expresiones encuentran su origen en desaveniencias reales, en la crisis de identidad de ciertos sectores medios y en la
pérdida de relevancia social de los intelectuales
ante el auge tecnocrático.
Análisis sorprendente, por su tono alarmista y
escandaloso, cuando es formulado y reiterado
por el partido que ha gobernado el país por más
de 50 años sin dar solución a los múltiples y crecientes problemas del desarrollo de la cultura y
que hoy ve amenazado su control. sobre las universidades. Este análisis es el resultado de ciertas
concepciones que han venido emergiendo en los
años recientes, como resultado de la incidencia
cada vez mayor de las fuerzas democráticas en el
terreno. universitario y cultural en general.
en su reflexión. De .tal manera que se tiende a absolver a la cultura de su responsabilidad política,
trocando la exigencia de la sociedad por una descarga de responsabilidad del político sobre el intelectual.
Así es que la crisis enfatiza las características
contradictorias de dispersión, pero con la presencia de elementos consistentes y crecientes que enmarcan su papel en el desarrollo de masas del trabajo intelectual. En este sentido, el hecho núevo
se representa en la suma de fuerzas sociales e intelectuales, en el universo de la producción material y cultural, y la creciente vinculación entre
ambos, sectores que con clara conciencia de las
condiciones reales y de la exigencia de trastocar
la lógica capitalista de la crisis en varios niveles, .
participan activamente y tienden crecientemente
a conjuntar esfuerzos.
Se trata de fuerzas que luchan por superar la
vieja autonomía individualista, como sectores
con afinidad metodológica y convergencia ideológica, que se definen concretamente en el terreno de una relación crítico-constructiva entre
el trabajo intelectual y la práctica social, entre la
reflexión y la experiencia, o más concretamente,
entre cultura y política, dando vida a nuevos papeles de participación específicos y de gran al"
cance.
, Los científicos, los artistas plásticos, los actores, los traductores, los escritores, los milit~ntes
políticos, los teóricos, los críticos literarios, 'los
ideólogos, los cineastas, los periodistas y editoreS
de libros, los difusores culturales, nos enfrentamos a la contradicción interna de esta compleja
problemática, la contradicción entre autonomía
y compromiso, literatura y política y ciencia,
creación individual y trabajo en equipo, oposición política y contestaéión literaria, mediación
del consenso y profesionalidad técnica, crítica al
sistema y una función actualizada dentro de él.
. Nuevos problemas para la concepción tradicional del trabajo intelectual y cultural, que en sus
nuevos destacamentos prefigura una fuerte tendencia a la reflexión autocrítica y a la relectura
crítica de la realidad, pero matizada por un
espíritu optimista y una disposición a la elaboración de la estrategia que permita resolver, paso a
paso, las propias contradicciones, para llegar a
una discusión radical de la concepción tradicional del papel de la cultura.
En este
~ e e expresa la posición que considera a los I
tuales como "algo" externo a la
política (aunque se afirme lo contrario), en el que
los intelectuales se atribuyen una especie de política endógena que los separa de la relación con
(Ponencia leída en la mesa "La aportación U11iversítaria al desarrollo de la cultura", como parte
del programa de las Jornadas del XII Aniversario
de la ENEP-Iztacala).
Es el resultado también de la situación política
y de la definitiva crisis del proceso de identificación entre el partido en el poder y las masas universitarias; crisis que provoca a un tiempo situaciones contradictorias pero complementarias,
que llevan al PRI a batirse y a defender palmo a
palmo el terreno político de las universidades,
pero que también lo obligan a definirse.
En esta polémica ocupan su lugar los sectores
más reaccionarios, los que se pronuncian abiertamente sobre el carácter demoniaco de la ciencia y
la modernización del Estado, alentando y presionando, al mismo, para que adopte me<;Jidas de
fuerza en contra de aquellas universidades en cuyo seno la hegemonía y la iniciativa políticas se
hallan en manos de· los sectores democráticos.
De esta manera, resulta evidente que la universidad debe recuPerar su identidad y fisonomía
culturales con ,respecto a las fuerzas que proponen una forma de gobierno muy reducida a la
gestión del poder por 'el poder mismo, la que anteponen a la concepción del pluralismo como sistema y como única forma de propiciar la superación sobre la cultura y la ideología domin~ntes.
Este es un nuevo y positivo proceso que puede
surgir de la misma crisis.
Hay sectores dentro del trabajo cultural popular que afirman que la lucha obrera y popular ha
producido nuevos valores y una,nueva conciencia, lo cual es evidentemente cierto. Es totalmente cierto, también, que de la lucha de los años recientes, sobre todo, emergen nuevos comportamientos, nuevas interrogantes y fuerzas que empujan hacia la liberación de la opresión actual.
No obstante, no es posible reducirse a la simple
enunciación de una exigencia, por lo que es necesario afrontar el problema del único modo concreto: traduciéndolo sobre el terreno de las instituciones culturales. Las nuevas interrogantes crecen en la conc!encia' de grandes sectores de jóvenes, de tal manera que la cuestión hoyes la transformación y la renovación, la cuestión de la de-
42
mocracia y de la participación activa de las masas en las instituciones culturales. En este momento, la profundidad y vastedad de la crisis exigen una adecuada orientación ideológica y cultural hacia grandes sectores de la población, misma
que debe oponerse al flujo creciente del pesimismo.
Cierto que la distancia entre lo cultural y lo
político ha caracterizado por muchos años la política de la universidad, como también es cierto
que n9 ha sido liquidada del todo en su práctica y
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DE LA DESTRUCCION DE
LA UNIVERSIDAD DE
GUANAjUATO A LA
DEBACLE DE
"
BAJA CALIFORNIA
Edmundo Jacobo
H
ace tiempo Paco Ignacio -como es su costumbre, a gritos, de piso a piso de un
edificio de la UAM-A- sugirió que escribiera
algo como lo que aquí se narra, pero nunca es fácil referirse a un pasado con el que uno está directamente involucrado, y menos aún cuando esa
historia es peregrinaje no precisamente producto
de victorias, a pesar de lo aleccionador que
puedan ser las derrotas.
Sin embargo, el recienté artículo de Luis Cervantes J. sobre la Universidad de Guanajuato
(Siempre!, Num. 1768), me hizo cambiar de opinión y reconsiderar el difícil trance üuro que no
es drama) de rascarle a un pasado aún fresco y
por lo tanto no saldado ... En este caso 1a distancia no es olvido.
Caí en Guanajuato en septiembre de 1972, tras
las huellas primigenias y genéricas de la filosofía
y lo que encontré no fue precisamente ese conocimiento entre mágico y mítico que todo provinciano ingenuo cree poder encontrar al reverso de
las estampas de Sócrates, Hegel, Marx o Nietzche.
Lo que finalmente el Bajío le ofreció a este
adolescente norteño y rocanrolero, criado entre
el desierto y el supermarket, .fue la posibilidad de
descubrir que la yunta de bueyes no sólo era imagen plasmada en un libro de Historia de la SEP,
lo que tal vez sí era la pretensión de una ciencia
universal.
El "granero de México" conminó, después de
dejar caer sobre uno el peso de su historia de retablos, batallas y leyendas, al trabajo popular, a
transitar de la desesperación e indignación al
compromiso más lleno de intención que de idea.
Así, no fue difícil pasar de Paulo Freire y las
cooperativas (más cargadas de cristianismo redentor que de posibilidad transformadora, más
educativas para los educadores que para los educandos) al sindicalismo.
En este proceso estudiábamos a Kant y a Hegel
en casa de Ernesto Scheffler, ya que Valenciana
sigue siendo hasta la fecha sólo un bello convento
de la Colonia. En la clandestinidad (¡Sí!, esa de
uno en uno y por las noches) entre Silao y Salamanca leíamos emocionados a San Marx. Recuef"do cómo Luis Cervantes (iniciado en estas cosas)
nos proponía sus largas bibliografías revolu-
cionarias y Raymundo Sánchez su misticismo socialcristiano.
También por esos años transcurrieron dos
inundaciones: las de Irapuato y Silao. Precisamente en el aburrimiento de una hepatitis (producto de la segunda) surgió el SITUG (Sindicato
Independiente de Trabajadores de la Universidad de Guanajuato), (ohl ilusión de independencia combatiente, más allá del mal, más acá del
bien.
El SITUG tenía tres grandes vertientes: la realidad de un mísero salario acompañado de
contratos semestrales, el decidido arrojo de un
puñado de químicos cansados de laboratorios
asépticos y la ausencia de un horizonte de Universidad que pudiera vivirse como proyecto de
vida.
De pronto estábamos en las carreteras: Salamanca. Irapuato, ~n, Silao, Celaya, Salvatierra y de regreso a Guanajuato, entre demandas de divorcios y carcajadas de escepticismo, a
pesar de las cuales para mayo de 1977, el sindicato universitario representaba al 80% de los trabajadores del Alma Mater que proclama en sus
sienes: "La verdad os hará libres".
Se trataba sin duda de un atrevimiento: nada
más lejano del académico que el trabajador, por
lo tanto nada más distante de la Universidad que
un sindicato. Tales argumentos, tales rectores:
Trueba Olivares descendiente de poetas y sinarquistas, aunque más que la parentela, escudo
ideológico, el interés inmediato de quien defiende el poder caciquil, que en este país vaya que
cuenta.
Se trataba también de una prueba para un gobernador que como Luis H. Ducoing presumía
de liberal y asp~raba a altos vuelos, los que en
suspiro quedaron. Finalmente, el exlíder de los
diputados cedió a la fuerza de la costumbre, lo
venció la tentación del gobierno fácil, aquél que
se hace al amparo del ¡>oqer añejo, interesado sólo en sí mismo.
•
Veintiocho días de huelga, de marchas, rompehuelgas, de solidaridad, indecisiones y finalmente la voz del entonces tesorero del estado:
"Señores. aquí había de dos sopas y una ya se
acabó". Veintiocho días que nos llevaron finalmente a una larga "negociación" (encerrona defi-
nitiva e impositiva) con Ducoing en palacio de
gobierno, como testigo más que mudo el entonces
rector. Vaya diálogó aquél, entre mejillones,
galletas y la cinta El grito, ofrecida como descanso por el gobernador.
Están por demás los detalles acerca del incumplimiento del convenio que llevó al levantamiento de la huelga, para qué hablar de la campaña intimidatoria que redujo a los sindicalistas
confesos a la mínima expresión. Efectivamente,
la de fideos se había acabado y el Consejo Universitario lo confirma al expulsarnos de la Institución, bajo acusaciones de antiuniversitarios y
agitadores, sin nunca haber permitido la más
mínima defensa; de la misma manera El grito y
los mejillones se agotaron.
Tarde caímos en la cuenta de que se trataba
del movimiento político más importante en
Guanajuato en casi treinta años, en el que estaba
en juego no sólo la apertura de la Universidad al
mundo moderno de la confrontación paradigmática como sustancia del quehacer científico, que
ante el silencio general, histórico, un modesto esfuerzo como el del SITUG podía llegar ten los
cálculos de los caciques locales) a nucle..r décadas de postración campesina y obrera. No exagero (lo digo diez años después) al afirmar que la
asistencia <te ellos a nuestras concentraciones fue
10 que redujo la represión a una expulsión.
En enero de 1978 salí de Guanajuato, dejando
ahí la bandera en manos de compañeros que aún
la levantan orgullosos y que la han hecho crecer a
fuerza de golpes y lucidez.
Regresé a Baja California antes de que el
boletín nacional girado por las buenas conciencias guanajuatenses me impidiera cualquier
contratación. A pocos meses de profesor en la
UABC, las autoridades universitarias llamaron a
mi padre como garantía de que el agitador no repetirá la historia en el "moderno" estado norteño. Sin embargo, sería la marca de Caín, la necedad juvenil o el atropello de la historié1, l'~lU t:l
caso es que tres años nos duró el gusto, de nuevo
Judith, Iván, Nadia y Frida empacaron,
mientras el que esto escribe negoció tiempo de
partida.
En la Baja California el problema era ligera47
mente distinto, ya que no se trataba tan sólo del
reconocimiento de un hecho evidente de años
atrás: la masificación. de las universidades, la
profesionalización del trabajo docente y de investigación y aparejado a ello, el reconocimiento de
lo obvio, el carácter de trabajador, del asalariado
universitario.
Así pues, al llegar a la tierra del algodón y la
maquila me encontré con sindicatos universitarios, unos con pretensiones democráticas y otros
abiertamente patronales, por no decir intimidadores a sueldo. Confieso que buscaba punto de
reposo que permitiera digerir la experiencia anterior y deseaba dedicar algún tiempo a la academia. Pero finalmente las circunstancias y el anhelo de estar en ellas, postergaron las intentonas
retrospectivas.
El paso por la "facultad" de Ciencias de la
Educación fue breve y aleccionador, membrete
para eliminar la Escuela de Pedagogía, fundadora de la UABC pero parte de la pugna magisterial
del SNTE y, por lo mismo, incómodo y viscosb
obstáculo para los universitarios "puros". 'Importante espacio para entender que los que son no
son (a pesar de Aristóteles), con un Everardo Basilio, que investido de vanguardia revolucionaria
escondía el corazón de un suplicante prüsta en
busca de cobijo y para qué mencionar a los menores, sobre los que aún recae la responsabilidad.
de formar a los futuros educadores.
En la Escuela de Ciencias Políticas se abrió un
espacio para intentar la renovación académica,
¡vayal, por lo menos la actualización, la discusión de los problemas nacionales y la incorporación de los debates teóricos contemporáneos. En
torno .de esto se constituY9, como núcleo de un
proyecto alternativo de educación, el autodenominado Colectivo Democrático (que no era otra
. cosa que pretensión de un vanguardismo ilustrado) que con éxito penetró a facultades como
Ingeniería, Contabilidad, Arquitectura, Medicina, etc., todo haciendo eco de una necesidad coreada: actualización de planes de estudio y sistemas de enseñanza.
Esta iniciativa .de renovación académica encontró campo fértiT,~n particular cuando el estudiante se enfrentó a la paradoja de vivir el presente en la comodidad del fraude universitario
(parodia de supuestos: enseñar y estudiar) yel futuro de un mercado de trabajo que exige mínimos
de conocimiento.
La acogida fue entusiasta en Ciencias
Políticas, en donde, después de un amplio proceso de consultas y debates, se renovaron planes y.
programas de estudio y se iniciaron las tareas de
formación y actualización de profesores. Al mismo tiempo, en otras escuelas de Mexicali se siguieron procesos similares y coincidimos con esfuerzos que paralelamente se llevaban a cabo en
Tecate, Tijuana y Ensenada.
De pronto y antes de poder comprenderlo, nos
encontramos inmersos en un amplio proceso de
renovación universitaria, al que prácticamente
no escapó ninguna escuela o facultad. Originalmente no había distingos, ni maniqueísmos, la
necesidad era común, y si bien los esfuerzos eran
al unísono, estaban lejos de ser concertados. A
pesar de las consultas, la avalancha de acontecimientos rebasó con mucho cualquier posibilidad
de constituir un movimiento organizado que pudiera unir iniciativas y pensar la reforma como
universitaria, más allá del reducido centro escolar.
Corrijo, lo anterior es válido para los que "perdemos el tiempo" en discusiones académicas, las
autoridades universitarias piensan el problema
desde la óptica del poder, ven en la inquietud generalizada una amenaza a su control y juegan sus
cartas. Desacreditar la reforma académica supone un programa alternativo, del cual carecen;
por lo mismo esta salida es (si alguna vez fue considerada) rápidamente descartada y plantean
una estrategia política que desarticule, divida y a
la vez impida, en un rápido movimiento, que el
problema salga del claustro universitario.
48
Ante este panorama, rectoría, con el decidido
apoyo de Roberto "Bob" de la Madrid, politizó el
conflicto. Para ello dirigió sus baterías hacia el
terreno sindical. Desconoció los dos contratos colectivos vigentes (de ~dministrativos y académicos, siendo titulares de los mismos las organizaciones democráticas), aprovechando la coyuntura que se abre, después de una década, cuando
por fin se reconoce el derecho de los universitarios a organizarse en sindicatos, al mismo tiempo
otorgó arbitrariamente y con el aval de la Junta
de Conciliación y Arbitraje la titularidad a sus
organizaciones.
y bien, como ratones ante el queso, caímos en
el garlito y postergamos la lucha académica en
aras de lo inmediato. En otras paJabras, tal y como lo supusieron los estrategas'de Castro Bojórquez (más que rector aspirante, como muchos, a
altos puestos) privó la víscera justicialista antes
que la razón estratégica y de bruces...
Permítaseme a estas alturas un paralelo: en Guanajyato el conservadurismo aplastante, lineal, que
no se permite el más mínimo descuido ante la
más ligera insinuación de disidencia; en Baja California el pragmatismo liberal (igualmente reaccionario) que busca el enfrentamiento inmediato
antes que la sofisticada negociación, los dos con-
fiados en el apoyo institucional, en la wmplicidad estatal.
Volvr ~os a la historia, se trataba de llevarnos
a una huelga y a la huelga fuimos. Para ello contaron con colaboradores dentro y fuera (de los de
dentro habría que mencionar al "gordo" Flores,
aquel que para entonces era secretario general de
los académicos y que investido de maoísta engañó
a sus propios camaradas). Todos los que tímidamente nos opusimos al paro fuimos acusados de
reformistas y tanto pesó el calificativo que pronto
nos vimos, entusiastamente, haciendo guardias y
participando en marchas y mítines.
La historia se volvió a repetir, aunque en este
caso con más violencia, perdimos poco a poco escuelas a manos de porros armados de barrotes
que con saña blandian contra todo lo rompible;
porros comprados con barriles de cerveza y carne asada. Simultáneamente corrían las amenazas de procesos judiciales.
Ya para entonces el que esto narra era director
de la Escuela de Ciencias Políticas y lo menciono
porque en ese carácter me tocó el triste papel de
negociar con otros la salida de más de 400 trabajadores universitarios. Quién iba a saber que 20
años después -efectivamente ya no era un mosquetero- me encontraría una vez más con mi
maestra de matemáticas investida ahora como
Dictadora de Personal, Cuánto rencor le guardo,
no por lo bien que me inició en el álgebra, sino
por la indignación que no le pude dar a conocer
en el momento en que firmaba el finiquito que
implicaba el no volver nunca más a la UABC,
mie~ras mis compañeros tenían la oportunidad
de desgañitar su coraje. ¡Cuánta razón concedo
hoya Freud al respecto de la indigestión que provoca una represiónl
Con aquellas firmas, perdimos más que en
Guanajuato, sellamos no sólo la posibilidad de
UD sindicalismo digno, sino que al mismo tiempo
la rendija por la que podría filtrarse la discusión
que siempre ha sido embrión del conocimiento
nuevo.
Salimos todos a principios de 1981 después de
una huelga navideña, en medio de gran cantidad
de conflictos existenciales, sumados en mi caso al
hecho de la segunda derrota, y aunque para mí
todavía quedaban 30 entidades federativas en las
que buscar trabajo, para otros mi experiencia
podía titularse: "Cómo recorrer el país de derrota en derrota".
Hoy, a 10 años de Guanajuato, 6 de Baja California y algunos de estabilidad de los que uno
puede disfrutar en el centralismo, volver la cara
al terreno de las batallas es doblemente desalentador.
El sindicalismo por el que luchamos es una realidad formal, cada vez más gremial, antes que
la propuesta de un sindicalismo nuevo y menos
aún punto de partida confiable para un proyecto
universitario moderno.
La Universidad de Guanajuato sigue viviendo
de sus glorias pasadas, pero muy pasadas, y ha
provocado como único hecho relevante un rector
que hoyes diputado. En las mismas manos durante 50 años, no puede seguir siendo más que
una bella escenografía para un set televisivo o
teatral.
De la Autónoma de Baja California habría que
reconocer que es una de las Universidades de provincia con mayores recursos, administrada eficientemente, cual empresa pujante, pero lejos está de la universalidad que los calificativos institucional )' social reclaman, más en estos momentos
en que las relaciones con et Imperio del arte exigen la recreación de un país en proceso de modernización.
Entre el Bajío y el arte, las universidades no
pueden seguir siendo cotos de un poder estrecho,
las instituciones de educación superior no pueden
entregarse a lIna derecha que da la espalda a
cambios impostergables. Sin duda, el país en su
conjunto las arrastrará en medio de la crisis, ya
que han apostado a la quietud y con ello senado
su condena. Y fueron dos universidades.
Nicaragua,
semilla de
soles
una película
sobre la educación
revolucionaria
Víctor Ronquillo
,
.
•
No pasarán I ¡No pasarán I ¡No pasarán!. ..
Haciendo camino: la imagen es la de un grupo de
obreros nicaragüenses laborando en una carretera: la remozan y la hacen crecer al cubrir los hoyos que las inclemencias de la guerra y del tiempo
dejan. Hay una pausa en el trabajo y bajo un árbol se sientan en torno a un pizarrón en el que
uno de ellos ensp.ña a los otros las primeras letras:
la formacióndesílabascompañero ... Vamos a leer
la oración que aparece en la siguiente página:
el chavalo vivió la lucha.
Se trata de Nicaragua, semilla de soles, una
película realizada por la cineasta mexicana Rosa
Martha Fernández: "Trabajaba en la televisión
nicaragüense y en el-ministerio de Educación y al
realizar una serie de audiovisuales sobre la educación en los adultos a~ubriJ1lós una riqueza
enorme y vimos las posibilidades de realizar una
película; conseguimos el financiamiento del ministerio de Educación y comenzamos a hacerla".
La riqueza de la que habla Fernández, en algún momento miembro del colectivo Cine Mujer
y realizadora de la película Rompiendo el silencio, entre otras, tiene que ver con algo evidente
en Nicaragua, semilla de soles: el proceso de la
educación para adultos, posterior a la Cruzada
Nacional de Alfabetización, consolida y expresa
la imaginación y la vitalidad de la revolución nicaragüense.
Dice Rosa Martha: "La educación de los adultos es una de las principales savias de la revolución. En ella se expresa su vitalidad. Al trabajar
en la película una de las cosas que a mí me parecieron más bellas fue asistir al espectáculo de ver
a la gente descubriendo su propia inteligencia.
Era ver cómo se ponía en marcha un incansable
motor.
El maestro popular. Otra imagen: en el porche
de una casa, en un pueblo de Nicaragua, un grupo de mujeres lee fragmentos de la Cartilla Nacional de Alfabetización. Las instruye otra mujer, una de las miles dedicadas a la educación en
sus comunidades. Ellas trabajan con los suyos:
sus vecinos, sus amigos, sus esposos. Abren posibilidades de vida para el futuro.
Esa mujer, que coordina en su casa las sesiones
en las que además de aprender a leer y a escribir
un grupo de personas discute los problemas de la
vida cotidiana en Nicaragua, es uno de los ciento
cincuenta mil maestros populares que trabajan
en el proceso de educación para los adultos. Por
la película nos enteramos de que el 70 por ciento
.
de esos maestros son mujeres:
"Era muy importante transmitir que la finali-
dad del proceso de educación para adultos, en
Nicaragua es transformar la realidad a través del
sujeto educando. En ese sentido, una de las cosas
más valiosas, yo diría un aporte histórico, es la figura del maestro popular. El maestro popular
surge de las mismas clases populares y enseña a su
mismo sector, así se rompe con una enorme cantidad de vicios y tabués educativos, como la jerarquía. Ahí el maestro es tu vecino, tu mujer, la
compañera que te enseña".
Una prostituta habla sobre lo ganado con el
triunfo de la revolución. Es ahora una mujer,
una persona. En la película vemos que las casas
de una antigua zona de tolerancia se han convertido en escuelas. Las mujeres aprenden oficios y
traba¡an en cooperativa. '
,.:, Del proceso de educación para adultos en que
" ~tán involucrados miles de nicaragüenses hablan
, en la película representantes de distintos sectores.
El panfleto no existe y la participación de comandantes ha sido reducida a lo mínimo, sólo es necesaria para expresar la estrategia con que se planeó y desarrolló el proceso: una estrategia flexible en su realización e inflexible en sus principios, el pueblo educando al pueblo.
"En el proceso se da una educación personalizada y hay un gran respeto entre quienes intervienen en él. Se termina además con la problemática de la falta de escuelas. Como se ve en la
película, la escuela puede ser el campo o la casa
de cualquiera, todo lugar se vuelve educativo y
toda situación utilizable para educar".
Nicaragua, semilla de soles, conmueve porque
muestra la vitalidad con la que los nicaragüenses
defienden su revolución y la continúan. En la película la ficción es una propuesta estética: la
aprehensión cinematográfica de situaciones reales. A partir de una serie de pequeñas historias se
explora y se expone el proceso de la educación para adultos en distintos sectores del pueblo nicaragüense: los obreros, los campesinos, las exprostitutas y los habitantes de la frontera con Honduras.
"Para comunicar los principios y la vitalidad
del proceso tuvimos que vivirlo y fuimos a distintas comunidades. Si la educación para adultos está concebida para consolidar la revolución teníamos que mostrarla en la película a través de la
educación. Para mí resultó apasionante conocer
la realidad tratando de reflejarla".
El espectador comparte con quienes aparecen
en la pantalla la consumación de un proceso revolucionario. La tierra es de los campesinos y los
trabajadores laboran para su propio beneficio; se
ha ganado en dignidad y se tiene mucho que per-
der, por eso se está dispuesto a combatir. El futuro está aquí y todos lo vemos, lo compartirnos con
quienes aparecen en la pantalla: gente dispuesta
a dar la vida antes que perder lo conquistado.
"Por una parte la película está dirigida al
público de fuera de Nicaragua, con el fin de sensibilizarlo en cuanto al proceso revolucionarld,
procurando su apoyo político y económico. "
"Como objetivo person81 quise lograr'un instrumento de lucha, que formalmente tiene su
sentido en el intento de comunicar 10 que ésta
realidad tiene de i~rreccional. Me interesó romunicarle al espectador, sobre todo al de los
países de Laftnoamérica, que~~ PUedé'l que es
posible hacer una' revolución y ser feliz con eso".
Nicara~ ~mBla:'~'sol~; se "exhibirá' fa!"bién en los lugares en que fue filmada, muchós de
ellos ya deshabitados, lamentablemente convertidos en zonas de combate. Los protagonistas d~l
proceso de educación para adultos se reconocerán en la película.
"Se trata de que la gente se reconozca como
objeto del espectáculo, que ellos mismo tomen su
papel de p.otagonistas. Además de que vean la
importancia y.la trascendencia nacional que tiene su participación en el proceso" .
Aun no hay fecha para el estreno de la película. Rosa Martha Fernández, en la unidad Coyoacán de TelevisiónUniversitaria, exhibe la copia cero de Nicaragua, semilla de soles, editada en Cuba, realizada en Nueva York y producida pox: el
Ministerio de Cultura de Nicaragua y el Instituto
Nicaraguense de Cine. La cinta se realizó con el
apoyo de la UNAM y la colaboración de un buen
número de personas. La música fue realizada por
Marcial Alejandro.
Después de tr~ años en Nicaragua, cuando
Rosa Martha Fernández regresó a México con los
negativos de la película fue detenida en' el aeropuerto por la Federal de Seguridad acusada de
infiltrar la guerrilla en México. Las Cosas se aclararon y recuperó finalmente los negativos de un
trabajo de dos años:
"La mayor riqueza que obtuve de la realización
de Nicaragua, semilla de soles fue humana y
política, desde luego. Es un enorme privilegio
poder asistir a un proceso revolucionario en nuestra época; esq te transforma como persona". .
La película está dedicada a los maestros populares asesinados por lu contrlT al ver en ello un
vehículo ideológico. Maestros populares que encaman las palabras dichas por Rosa Martha Fernández: "Para mí, a lo que más se parece una revolución es a la poesía y a la ternura.....
¡No pasarán! ¡No pasaránl ¡No pasarán... I.
noticiero no es otra cosa que el vehículo noticioso
de un instrumento del Estado mexicano.
III. La risa del incrédulo
t e \ e d i d-' i 0000
I. Noticieros de la irrealidad
El resultado de un sondeo realizado en días pasados por personal del área informativa del Canal
11 puso sobre el tapete una convicción rumiada
por miJchos, poco estudiada: la convicción de no
creer. Taxistas, estudiantes, profesionistas, amas
de casa, obreros, chavos bien y chavos banda,
cuadros de partido y gente de la calle, coincidieron en señalar que no creen lo que ven y escuchan en los noticieros de televisión. Extravagante posición para un prodúcto que fija la generación de credibilidad como punto de partida.
Queda ahí el sondeo y un sentimiento generalizado: la gente no le cree más a los noticieros televisivos. La realidad que le presentan, no es su
realidad; el país de los noticieros no es su país de
todos los días. Distantes lucen los tiempos en que
una gruesa parte de la sociedad reducía temores
durante el trajinar cotidiano con aquél "es que lo
dijo Jacobo". El propio Miguel Alemán debió reconocer entre las evidencias y las protestas, que el
conflicto electoral de Chihuahua había rebasado
a los noticieros de Televisa, a su política informa- .
tiva. Nos equivocamos, dijo el entonces flamante
presidente del monopolio. Anunció cambios.
II. La realidad que no existe
Un recuento de acontecimientos recientes reforzad'a el resultado del sondeo referido, probaría
tal vez con mayor exactitud el descrédito de los
noticieros de la televisión ante la opinión pública. Los dólares que llegaban desde diciembre, la
gravedad de las inversiones térmicas, la brújula
extraviada en el manejo de la economía desfasada, el CEU, el SME y la durísima cotidianidad de
los años recientes que ha dejado algunas cosas en
claro. Por ejemplo, que el estilo tradicional de
manejar la información en la televisión ha sido
desbordado una y otra vez por la realidad y la acción de grupos sociales, productos genuinos de
una sociedad resquebrajada, castigada, resentida. Sociedad que no cree en historias que marchan a contracorriente de las evidencias.
Ante la contundencia de la realidad, el modelo
tradicional de negar a las partes opositoras en las
situaciones de conflicto no tiene ya la menor posibilidad de convencer. La realidad del país y lo tenebroso del futuro :lOS van convirtiendo a todos en
una suerte de disidentes, en cierta medida todos
estamos empezando a ser subversivos. Y en los
noticieros de televisión seguimos con las mismas
tomas, los mismos sucesos, las mismas verdades:
las institucionales. La otra media parte, los otros
relatos, apenas existen.
En un país donde la televisión pública y la privada funcionan como instrumentos del Estado,
que niegan situaciones de conflicto donde actúan
fuerzas sociales por fuera de los márgenes institucionales, la negación de los conflictos y de los
grupos conflictivos es la consumación de una tendencia histórica. Lógica dentro de ese marco: un
T.V.:
LOS NOTICIEROS DE
LA IRREALIDAD
Ciro Gómez
50
Dicen los estudiosos que un medio de comunica·
ción, en especial su área info~mativa, se define a
partir de la posición que asume frente a los sucesos conflictivos. Los conflictos agudizan la mecánica de control informativo, fecundan censuras y
autocensuras. El hecho conflictivo es el reto genuino para el medio. Por eso, en el centro de una
crisis nacional que ha demolido esquemas al por
mayor, no se puede creer más en la eficacia de los
esquemas tradicionales de generación informativa. La realidad conflictiva ha desnudado al estilo
monolítico y, por ende, al tratamiento noticioso
que tradicionalmente ha ejercido la televisión
mexicana.
El teórico francés Claude Collin subraya que
en periodos de crisis el gobierno, cualquiera que
sea, tiende a reforzar la presión que ejerce sobre
los medios de comunicación que controla (en el
caso de México serían todos). La consecuencia
casi inevitable es una pérdida de confianza de la
población en los medios masivos, tanto más
cuanto que el poder aparece como débil y amenazado. Entonces, los más interesados salen en
busca de otras fuentes de información, cuando
éstas existen. Los otros (tomemos a México como
analogía) ven y escuchan con una sonrisa sarcástica una información oficial en la que ya no
creen.
IV. El CEU: 300 mil espíritus en el Zócalo que la
TV no vio
Frescas todavía en la memoria las elecciones de
Chihuahua, emerge el movimiento universitario
con una fuerza capaz de probar, entre otras
muchas cosas, que pese al mundial de futbol, las
estrellas de los ochenta-siempre en domingo, las
riquísimas series del jet-set tejano, la
antropología cultural oficialista, las razzias y los
esfuerzos desintegradores; la juventud no está de
rodillas, ni está tan alienada ni del todo manipulada.
Los vagos y tenebrosos fósiles del Consejo Estudiantil Universitario existen y llegan a Televisa. Quizá no por el viento democratizador anunciado por Alemán, sino más bien por la razón elemental de que la televisora privada (sumida en
una especie de caos interno) no podía darse ellujo de ser rebasada, dos veces seguidas, por una situación climática. No debe olvidarse que el CEU
tarda en llegar a los estudios de Televisa. Aparece
en las pantallas hasta los días de la huelga. En ese
momento Televisa no puede seguir considerándolo una entelequia frenética. La realidad envuelve
a Televisa y la determina a dar un tratamiento
noticioso más abierto.
Eso en TeleVisa (dejemos esta vez de lado las
defensas apasionadas de Nuestro mundo a la
valentía del rector Jorge Carpizo: estos son tiempos de cambio, tiempos de reformas y de valor;
este es un momento para estar con Carpizo), que
no en IMEVISION.
El 9 de febrero de 1987, el día de la segunda
gran marcha estudiantil, un día antes de la memorable sesi6n del Consejo Universitario y la
aprobaci6n del congreso plural y democrático, la
osadía oficialista rayaba en la testarudez. Para el
noticiero Día a día, la marcha del 9 de febrero
era una nota secundaria, perdida, de 30 segundos, de dos tomas cerradas. Por la realidad oficial
nunca desfilaron 300 mil j6venes hijos de la crisis
y de la Universidad roñosa. La realidad negada
una vez más. Varios días antes, Rectoría había
reconocido al CEU como su interlocutor, pero la
televisi6n oficial seguía negando a un movimiento que, para ese entonces, sólo ellos se atrevian a
.negar. ¿Quién le va a creer a sus noticieros? ¿Nos
sentiremos orgullosos de tener una televisión
pública capaz de manejar tan indignamente la
informaci6n?
V. El SME: huelga inexistente, igual a sindicato
que no existe
El Sindicato Mexicano de Electricistas no ratificó
el,acuerdo de prórroga tomado por el Congreso
del Trabajo y estall61a huelga el 27 de febrero de
1987. La huelga fue declarada inexistente el 4 de
marzo por la Junta Federal de Conciliaci6n y Arbitraje. Seis días de huelga y confusi6n informativa. Los noticieros televisivos (notable la excepci6n del Canal 11) volvieron a cubrirse las espaldas, a cerrar filas. Ahí qued6 abandonado y pisoteado el "antisolidario" SME. El sindicato había
actuado fuera de los cauces institucionales, por lo
mismo no era sujeto de cobertura noticiosa en situaci6n de conflicto. La hipótesis probada una
vez más.
Otro factor llam6 la atenci6n en la cobertura
de la huelga de los electricistas: la incapacidad de
los noticieros para explicar con claridad qué era
eso de la inexiitencia de la huelga, qué era eso del
equilibrio entre los factores de la producci6n. Lo
importante para la TV era restregar a lOs electriciStas que deberían presentarse a sus labores la
mañana siguiente. ¿Y la otra realidad, la derrotada, la indignada? ¿Y las declaraciones de Jorge
Tapia Sandoval, y la voz del trabajador humillado en la rutina posterior a la declaraci6n de
inexistencia? Las labores se desarrollan con toda
nimnalidiul en la Compañia de Luz y Fuena del
Centro ... Miles de traba;adores regresaron a sus
actividades... Despe;ado el peligro de los apagones.. . Uno de estos dios habrá una revisi6n
contractual... Vam08 a una pausa y regresam08
con más información.
VI. La realidad
Los casos del CEU y el SME
simples botones
de muestra del tratamiento informativo prevaleciente en la televisi6n mexicana. Pero bien se
podría enlistar una gran cantidad de temas desacreditados como hechos noticiosos. Una lista tan
grande como la desinformaci6n imperante. Por
nombrar algunos: acciones represivas en contra
de organizaciones sindicales independientes, el
pulso cotidiano de los partidos politicos de oposici6n, reportajes sobre campesinos en huelga de
hambre al margen de la CNC o de la CCI, la
lucha diaria de la fuerza p~blica. Parece que las
políticas de comunicaci6n siguen escudriñándose
detrás de la muletilla de orientar la informaci6n
para defender exclusivamente la "soberanía" y la
"independencia" de la naci6n. La propia Televisa ha mostrado síntomas de viraje al respecto,
ubicándose de hecho al tenor de IMEVISION y
del Canalll en cuanto a la defensa de la política
exterior mexicana. Pero esa misma línea rige la
informaci6n nacional: caminar siempre de la
mano de las instituciones. Los parámetros son
muy distintos y la problemática del país demasiado profunda para confiar en la funcionalidad
de un esquema que niega los hechos conflictivos y
que piensa que al hacerlo desaparece el problema.
Además, en su empeño por cubrir la mayor gama posible de ~uentes institucionales y de sucesos
internacionales (no siempre trascendentes para el
ámbito nacional), los noticiarios aparecen dis~
tantes frente a los hechos. El axioma de a mayor
número de notas, menor tiempo para cada nota,
señorea los noticieros mexicanos. La consecuencia es una presentaci6n de hechos con un mínimo
de profundidad.
Como punto extra de descrédito hay que agregar que para los habitantes del interior del país,
los nóticieros nacionales no tienen grandes temas
que ofrecerles. El ámbito informativo tradicional
se circunscribe a la ciudad de México, al plano
internacional y a alguna noticia de la provincia si
es que ese día un funcionario de primer nivel, el
Presidente por lo regular, realiz6 una gira de trab~o.
.
die argument6 que la Salida '<le Muñoz hubiera
tenido su origen en el tratamiento informativo,
tampoco nadie desminti6 esa versi6n.
El noticiero Mucl as Noticias, de Televisa, es
otro ejemplo de que la regionalizaci6n noticiosa
ha dejado de ser asunto de archivo. Las comuni- .
dades precisan de un espacio público donde ventilar y analizar los hechos que afectan sus intereses inmediatos. Incierto en sus transmisiones iniciales, Muchas Noticias apunta a ser el primer
noticiero regional en la historia del país producido con vastos recursos financieros para ser consumido regionalmente.
Sin embargo, ni las televisoras estatales ni la
exploraci6n regional de los canales privados garantizan que junto al trabajo descentralizador
camine un recambio en el tratamiento informativo. Hay indicios de pluralidad, pero no siempre
claras pruebas de transformaci6n.
VIII. La realidad por delante
Plantear una propuesta con un mínimo de congruencia para que los grupos no institucionales,
su pulso y problemática, tengan ,presencia regu-
VII. ¿Existen los noticieros regionales?
La informaci6n del interior del país es raquítica
en cantidad y muy pobre en calidad en los formatos de los grandes noticieros nacionales. La lejanía como elemento de difícil control, la distancia
como limitante de la autosuficiencia. El gobierno
pareci6 detectarlo e impulsó al principio de la década el surgimiento de televisoras regionalesestatales, concebidas en su mayoría como canales
para enfrentar las crecientes necesidades de intermediaci6n social. Nacieron diversas televisoras, aunque en realidad y a cinco años de la primavera descentralizadora, sólo los sistemas
Michoacano, Mexiquense y Tabasqueño han dado prueba de consolidaci6n en la relaci6n comunidad regional-área informativa.
En el caso concreto de Televisi6n Mexiquense,
se venía trabajando sobre la base de no negar el
acceso a ningún grupo social, así fueran los organizados y combativos comuneros de Ocoyoacac,
o los obreros de Rassini Rheem que llegaban a denunciar la represi6n y el hostigamiento de la Secci6n 1 de la CI'M y de su líder-golpeador Wallace
de la Mancha; así fuera el propio PAN y sus diatribas, más furiosas que nunca la misma tarde en
que colonos panistas habían sido desalojadoS de
los pozos que abastecen de agua al municipio de
Chimalhuacán y que tenían en su poder. Encuestas del canal mexiquense señalaban que el auditorio crecía y que la recurrencia participativa de
los grupos sociales en los noticieros peJ;"mitía inferir ciertos rasgos de credibilidad y confianza, de
credibilidad medida, de confianza cautelosa, la
confianza que puede otorgar una sociedad lesionada a un medio de comunicaci6n que, cuarldo menos, no negaba la existencia de sus problemas. Sin tratar de establecer una relaci6n causaefecto, el mes pasado el gobierno del Estado de
México removi6 de la direcci6n general de Radio
y Televisi6n Mexiquense a Jorge Muñoz, cuando
la tensi6n en tomo a los noticieros de la televisora
era evidente, cuando más de un funcionario acusaba al área informativa mexiquense de rebasar
los marcos tolerados, de "patear el pesebre". Na-
lar en los medios informativos luce como una posibilidad lejana. No obstante el descrédito mani-.
fiesto, el marco dominante acentúa cada vez con
mayor fuerza los mecanismos de control .., el
empleo de la televisi6n como instrumento del Estado.
•
Esa parece ser la realidad, porque en las condiciones actuales sobraría discutir el desafío genuino: todavía van a transcurrir demasiadas horas-aire antes de que se pueda hablar a fondo sobre las formas de posesi6n de los medios electr6.
nicos en este país.
Nuevos sondeos del área informativa del Canal
p descubrirán con toda seguridad que la gente
sigue sin creerle a los noticieros televisivos. Nadaextraño sería el que, incluso, la- tenue credibilidad siguiera descendiendo, porque la condici6n
sine qua non de mostrar la realidad de la calle y
de la política, de asegurar la presencia perma·
nente de las partes en conflicto, no apunta a foro
talecerse en los días que vendrán, y sí a limitarst
aún más, quizá por la creencia de que la democratizaci6n de la televisi6n no puede ir más
rápido que la democratizaci6n de la sociedad, y
de que la sociedad no está preparada para el juego democrático, y de que aquí, finalmente, no está pasando nada grave.
51
(
¡VIVA
PAUL
NEWMAN!
Sealtiel Alatriste.
QUE 20 AÑOS NO ES NADA
H
ay, entre los muchos gestos que
el cine creó en mi juventud, tres que fueron defi- _
nitivos. En el primero -no en orden cronológico- con la sinvergüenzada pintada ~n el
rostro, el actor, con un garnuchazo en la nariz,
convoca a una banda de estafadores que, con
desparpajo de película de Harold Lloyd dejan
botado trabajo, novia, comida, pues el ademán
del actor, como si proviniera de un mago, convoca las esperanzas y reinstala el tiempo perdido.
En el segundo, el mismo actor, con un taco de
billar cargado a los hombros, nos da el signo del
audaz, del rebelde liberado de las cadenas de James Dean; está, sin duda, parafraseando a Alan
Ladd en Shane el desconocido, y con ello, por
primera vez en una generación, la épica se traslada de las películas de vaqueros, a las del sórdido
melodrama del Middle East, y la pradera se oonvierte en tugurio; el centro mítico -el "far
west", o "the negro south"- ha dejado de tener
vigencia y el nuevo centro reverencial de los filmes serán los billares, las cervecerías, los salones
de juego, la calle de un pueblucho. América, su
clase media, ha creado su propio templo de a poquianchis. Por último, en Desde la Terraza, 10
evoco repartiendo su renuncia a una punta de
ejecutivos que, sentados a una mesa de consejo,
van a evaluar las razones que el actor pudiera
esgrimir para justificar su divorcio; ésta (cronolágicamente la escena más antigua) va a asignar el
camino del actor: de la herencia hay que huir,
del melodrama hay que burlarse, y aunque todavía no lo veamos, con el tiempo, y sus filmes,
comprenderemos que, para él, el humor es la vía
de asalto a la reaJinlld.
Paul Newman, ahora, visto a la distancia,
tiene el carácter del actor que ha recorrido las últimas décadas sin dejarse deslumbrar ni por la
moda, ni por la tradición; ha recorrido su camino, película a película, dando la apariencia que
ni el anti-héroe (Dustin Hoffman, Al Pacino), ni
el vengador solitario (Charles Bronson, CHnt
Eastwood), ni los nuevos duros ijames Caan, Robert De Niro), ni aún el atormentado guapito que
le precedió (Montgomeri Clift, Ray Milland), lo
proveían del ademán que él necesitaba para
construir su personaje; personaje, paradógicamente sacado de un segundón de novela de Hemingway) que estaba destinado a reivindicar situaciones anti-climáticas, en que los extremos del
conflicto se diluían, y ni aún la aventura o la heroicidad tenían sentido; y ahí, en 'esa caracterización, ha encontrado la verdad del cine que expone, sift duda ha sabido establecerse en ese mar de
52
los ,"rgazos, que tiene sos extremos en Gregnry
Peck y Jean Paul Belmondo, combinando con
una cierta nostalgia en el rostro, un algo de inadaptado que se resiste a serlo, un ser y no ser,
Hay, en El Golpe -¿cómo no recordarlo?un cinismo a prueba de heroísmo, muy a contrapelo con el delito, cuyo rrtayor acierto es que él
(el actor y el personaje) no se acaba de creer del
todo, ni que va a efectuar una estafa, y ni siquiera que todo es una películlli; lo suyo es de una
ambigüedad total; la estafa planeada resulta un
paliativo para el personaje, al tiempo que un destino para el actor. Con su sonrisa, el desparpajo
del gesto, con ese mirar las cartas entre desconfiado e importamadrista, Newman no hace más
que contrapuntear la tragedia que se agaza.l'a en
el juego de cartas, su fórmula pareciera ser la de
burla a Dostoyewsky y su jugador; y ahí, viéndolo en la pantalla actuar (todos, incluídos sus
contrincantes, se da cuenta que está actuando)
entendemos el sentido de una actitud: la que
nunca creyó en el melodrama, aún representándolo; la que pone el suicidio de James Dean, como el oscuro proyecto de una juventud inacabada; en fin, la que deja en claro que el melodrama
de los 50', la inconformidad de los 60', el azote de
los 70', entró y acabó, en el chacoteo de los 80'.
Con El Color del Dinero, más allá del faranduleo de haberse ganado un Osear, Newman ha
perfeccionado la imagen del actor y el personaje
que, íntimamente, ha ido creando, pués un azar
-¿qué otra cosa?- le devuelve a Eddie Felson,
el personaje que hace 25 años interpretó en El
Audaz, como si el personaje, paralelamente,
también hubiera recorrido el tiempo y se reen-
contrara con el actor. Ya dijo el tango que 20
años no es nada y siempre se puede volver. En la
mente del espectador es inevitable la reflexión
Borgiana: ¿envejece la ficción tanto como la realidad? Aquí los vemos a ambos, actor y personaje, madurones, cínicos, con el descaro que dan
los años; un poco concientes de la cincuentena,
pero envidiosos y nostálgicos de una juventud que
en el pasado fue su principal atributo; es inevitable verlos y distinguirlos, a ambos, sin confundirlos, saber del tiempo de El Audaz y el tiempo
de Paul Newman, en una especi~ de jardín de
senderos que en vez de bifurcarse, se reencuentran en el presente. Tal vez el mayor atributo de
la película sea mostrarlos a ambos eón el mismo
rostro, y, a la vez, con el mismo rostro, diferenciarlos. Martín Escareasen, el director, sabe 10
que su juego esconde; con una impecable dirección de cámaras, con un argumento que no sobresale,_ acentúa el acertijo de los espejos, la identidad de actor y personaje. Hay evidentemente,
un contrapunto que marca el juego: la presencia
de la jóven Mary Eli~beth Mastroantonio y
que es, a la vez que reflejo, una actualización
del mito del Audaz, ellos, ahora, incorporados al
presente -sin pizca de historia, ajenos, inocentes, ladinos del origen que los trajo a la pantalla- marcan la armonía y comicidad del mito:
ahí está el ganduleo, el hombre insulso pero con
atributos, la· moral sin sostén, la fanfarronería;
en fin eso tan llevado y tan traído por la sociedad
norteamericana: "en cada uno de nosotros se
agazapa un héroe del ocio".
Hay particularmente dos escenas que retratan
el acertijo. En la primera Tom Cruise, el nuevo
Aud~ haciendo caso omiso de los consejos de
Newman-Felson, se enfrenta a un valioso contrincante y en vez de dejarse ganar, hace alarde
de sus dones de billarista, y, con un bailable muy
al estilo de las FIans, le propina una paliza de la
que ni el 15 y las malas lo hubieran salvado.
Newman 10 ve todo con mal disimulada envidia,
presencia la danza y la paliza como si se diera
cuenta que algo se le escapa: ¿acaso una fortuna
que está planeando conseguir a través de un jovencito imberbe, soberbiamente dotado para el
pull? ¿el personaje mismo? ¿o es que con la desfachatez y el desparpajo de la danza, este nuevo
Audaz pone al viejo frente a la encrucijada del
acertijo: quién demonios es él mismo? El juego
entre los dos en este momento queda claro: ambos se explotan, ambos se harán ver como opciones inalcanzables: ni el viejo podrá bailar un
zapateado rockero, ni el jovencito podrá enarbolar el cinismo y la elegancia necesarios para al:'
canzar la fama.
Poco después, en un prodigio de mala actuación, que sospecho intencional, Newman se deja
estafar por un negro que se ha hecho pasar por
aficionado de pull, y, aparentemente, el embaucador queda embaucado, el maestro derrotado, y el actor puesto a prueba por el signo del melodrama -"cómo me dejé engañar", "ya ni siquiera veo bien", "soy un tipo acabado, un bueno para nada"- prueba en que Newman-Felson,
se elevan a las más grandes alturas del drama telenovelero, pero con ello, exactamente con este
simulado actuar mal y no creerse de todo el autoreproche, es que nos encontramos de nuevo en el
corazón del acertijo, pues, de lleno en la pantalla
aparecen los 2 sujetos de la película, y su imagen
en el espejo: Newman que repite sus clichés, que
le da una vuelta de tuerca a su personaje de El
Golpe, que ha dejado atrás Desde la Terraza,
que de El Indomable le queda solamente la terquedad, que conserva ese aire cansado de detective de Ross MacDonald, pero que es él y El
Audaz, acartonado, cegatón, embauc~dor, ya lo
dije, como sacado a girones de una novela que no
alcanzó a escribir Ernest Hemingway; y a partir
de ahí, de su mala actuación, actor y personaje
caminarán de la mano, golpe a golpe de liillar,
hasta que al final puedan decir 'Tm back again",
y el espectador, atónito, se pregunte cual de los
2, y para qué, ~tá de vuelta.
e
uando supimos de su existencia, allá
en la provincia de Córdoba, cuando el gordo
Cognigni concretaba su proyecto de la chispeante revista Hortensia, ya tenía algunos añitos en el
campo del humorismo. Antes de eso, en el de la
publicidad.
Hoy en día, cuando anda por los cuarenta y
tantos (43, para biógrafos escrupulosos), sus trabajos circulan en diversos medios y países -incluso aquí en México y desde hace años, su Boogie el aceitoso hace que muchísimos lectores comiencen a hojear "Proceso" de atrás para adelante-, lo que le ha permitido ampliar su radio de
acción hacia otras actividades medianamente afines con su faena principal como cartonista.
Fontanarrosa, devoto rosarino -se le nota
hasta cuando habla y aspira las eses finales-, a
la par de brindarles todo su apoyo a los muñecos
clásicos de su creación (Boogie e Inodoro Pereyra, obviamente), con los inconfundibles tintes
bucólicos y telúrico~ para el paisano, y con la suprema agresividad que acompaña cada rasgo del
mercenario por encargo, en el caso del ISiempre
Listo para la Acción I, se da tiempo para sus gustadas tiras en un periódico porteño, cotidianamente, y para todos los otros encargos que aterrizan en su mesa de trabajo, con destino á diferentes publicaciones.
Ese mismo tiempo extra, igualmente, consigue
apresarlo para otras aventuras. Hay varios títulos
de libros, sin ir más lejos, que pueden atestiguar
esa, su inclinación: Los trenes matan a los autos,
volumen de cuentos, yen materia de novelas El
área 18 y Best Seller. Para quienes gustan poner
las obras en estricto orden cronólogico, sus más
recientes apariciones en vidrieras de librerías bonaerenses llevan por denominación, de relatos
ambos, No sé si he sido claro y El mundo ha vivido equivocado.
Todavía hav más, no se vaya. Para todos aquellos que admiran el humorismo galopante de Les
Luthiers, el célebre grupo cómico-musical de la
misma tierra de origen que acunara a Fontananosa, vale la pena aclarar (para quienes no se hayan enterado suceso sumamente extraño) que el
artífice de Boogie ha colaborado con los trepidantes miembros de esa agrupación en el asunto
de crear chistes o situaciones, gags o guiones,
mismos que han sido utilizados en las presentaciones personales de Les Luthiers o en sus registros di~gráficos. Con los resultados desopilantes que los fanáticos y seguidores de aquella
media docena de locos sueltos pueden atestiguar
debidamente. Quien esto suscribe, también da
fe.
Fontanarrosa-Luthiers: tal cual para cual.
Poco antes de su segunda autoclausura, en el
número 51 de la revista "Crisis" apareció una entrevista efectuada por Juan Sasturain al gran humorista de la ciudad de Rosario.
Esta se veía complementada por un cuento que
lleva la firma autoral del propio Roberto Fontanarrosa. Acompañamos algunos tramos del mencionado reportaje -hemos seleccionado aquellos
que guardan relación con sus afinidades y preferencias, y aquellas inclinaciones literarias que
marcaran su quehacer, y transcribimos esa pieza
cuentística, titulada El monito.
Casi con ribetes de curiosidad histórica, o como muestra arqueológica difícil de detectar y
ofrecer al público lector, incluimos igualmente
una serie de los trabajos iniciales de Fontanarrosa
en su ciudad natal, Rosario como ya se ha dicho,
publicados en la revista "Boom", en julio de
1969.
La temática de dichos cartones giraba en torno
a la visita que por aquel entonces efectuara a varios países de América Latina el magnate gringo
Nelson Rockefeller.
Quienes cuentan con buena memoria seguramente recordarán que se trató de una gira altamente explosiva...
-¿Cuándo escribís?
-Sólo cuando tengo redondeada la historia.
Una vez, y ya había escrito Area 18, intenté hacer una novela "más en serio" ambientada en Rosario y la abandoné porque no me divertía. Partía de una idea qu~ surgió hablando con Crist y
que tiene que ver con el destino de Corto Maltés,
del Corto Maltés que cada uno lleva dentro. Era
un tipo que descubría, a los cuarenta años, que
había cosas que, si no las había hecho hasta entonces, ya no las haría más. El, que se había alimentado de fantasías, de aventuras de Pratt, se
encontraba sin haber navegado por los mares del
sur, casado y gordo. Y el titulo que había pensado era ése: La muerte de Corto Maltés. Empecé.
Tengo setenta páginas hechas y el comienzo, independizado, es el cuento "El mundo ha vivido
equivocado" . Pero un día me descubrí pensando:
"Ufa, tengo que ponerme a escribir eso". Y ahí
nomás lo dejé por otras cosas que me divirtieran.
Eso lo tengo claro con relación a la literatura,
donde no tengo el oficio hecho, como en el humor gráfico: hago cosas que me diviertan, buenas
o malas pero con esa certeza. El peligro de trabajar sobre la facilidad -yo tengo una facilidad
absoluta... para la rutina- es quedarme enganchado con algo que me gusta y seguir, sin demasiado criterio. Como esos tipos que hacen una
canción buena, que es éxito, y después escriben
once más de relleno para completar el long
play ...
FONTANARROSA:
CONSENTIDO
DEL
HUMOR
-Mencionaste los humoristas que podrían gustarte.
- Hay poca literatura humorística, al menos que
yo conozca. Y muv poca que haga reir realmente.
Woody Allen es quien mas me ha hecho reír. Y
también cosas muy graciosas de Groucho Marx.
-¿Pfeiffer?
-Harry es un perro con las mujeres no me pareció muy feliz, pero como guionista cinematográfico Pfeiffer ha hecho cosas muy buenas como Pequeños asesinatos. Y creo que el guión de Popeye,
de Altman, era de él. En cuanto a los humoristas
clásicos, de otras épocas, cuando intenté leerlos,
no pasó nada. Con Mark Twain, por ejemplo, sí;
pero en otra línea, más amable, digamos. Por eso
reitero lo de Woody Allen: hay cuentos suyos que
me parecen algo sensacional.
-A los yanquis entraste por Hemingway.
-Yo sólo conocía de chico a Landon y a Twain.
Pero de Hemingway vaya Mailer y a Baldwin. Al
leer todo Hemingway conozco los textos sobre la
guerra civil española, los escritos periodísticos, y
de ahí paso al mundo de los best-sellers, que me
interesa como género. Lo que no he leído mucho
es la serie negra, aunque me hayan gustado cosas
como ¿Acaso no matan a los caballos?, de Mac
Coy. Tampoco me interesa demasiado la ciencia
ficción y me quedé en lo más conocido, como
Bradbury y algunos más. Ni siquiera leía las historietas de ciencia ficción de nuestra época, como
Tommy Futuro. En cambio, me enganchaba más
con una literatura fantástica que arranca de la
realidad doméstica, como El etemauta.
¿Cómo es tu relación con los best sellers?
A mí me gusta mucho la literatura periodística,
que trae una base de información. Suponte El
país de las sombras largas, de Ruesch, es una novela pero con muchos datos sobre la vida de los
esquimales. Como puede ser Jack Landon también. Eso siempre me interesó. Recuerdo un
libro, Aventuras del capitán Hateras. Tenía
muchísima información sobre el Artico o Alaska,
no sé. Me apasionó. Y el mismo Hailey de Aeropuerto me interesó por todo lo que se aprende
sobre el movimiento de aviones. La anécdota en
sí es sencilla, pero me gustaba lo que "sabía" aunque uno después se entere de que todo lo
inventó... Y esa fue precisamente la idea de mi
libro Best Seller: inventar y manejar muchísima
información como si fuese cierta.
... hemos desc,\) bierto ~e
las bombas Mo\o+O\l fambién
las faby·,ca Roc.kefe\\er I
Mauricio Ciechanower
53
EL MaNITO
UN CUENTO DE
FONTA·NARROSA
a Osvaldo Ardizzone
Llore Monito, llore. Usted puede. A usted se le
permite. Que no es vergüenza llorar cuando las
lágrimas tienen la pureza recóndita de aquello
que llega desde el corazón que no quiere aflojar
ante terceros. Tal vez, pibe, tal vez Monito, son
las mismas lágrÍlllas qu~, años atrás, no tantos
quizá, u~ed tuvo que enjugar con el revés de la
mano sucia ~e tierra en el (ondo de la casita del
patio con geranios y malvones de barrio Arroyitoo Tal vez son las mismas lágrimas vertidas por
la rabia, la impotencia, la vergüenza, ante el coscorrón justiciero de su viejita laburante cuando
usted no llegaba a la hora establecida para tomar
la leche.
¿Cómo iba a entender su madre, Monito,
aquel cariñoso entrañable por la pelota de futbol, que lo mantenía lejos de la casa, demorado
en ese romance infantil con la de cuero, en los yuyales sabios del campito que no sabía de redes ni
de cal, tras de la via? ¿Cómo podía entender su
viejo, pibe, su viejo, don Telmo, el genovés terco
de canzonetta y nostalgia, su noviazgo purrete
con la de gajos y ese lenguaje dulcemente nuestro
de los túneles, la pisada, el chanfle, los taquitos y
la rabona? Porque no era, no, una piba quinceañera, rubia y pizpireta, de ojos celestes como los
de la pulpera de Santa Lucía, lo que a usted le
impedía volver en el horario, a gritos, reclamado
por su madre. No era, no, Monito, el despertar
púber del primer amor enredado en los últimos
giros de un trompo o en la galleta enojosa del hilo
de un banilete, el que lo hacía terminar los deberes de la escuela a las corridas y escapar luego,
gorrión ansioso, pájaro encendido, hacia la complicidad abierta de la calle, el griterío alborozado de los pibes y el llamado seductor de un taconeo. No Monito, lo suyo era más simple, como
son simples las cosas que nacen del corazón y eluden las frías especulaciones de la mente. No. Lo
suyo era tan solo la caricia tierna de la capellada
de su botín zurdo en la pelota, el toque, la volea,
la suela que aprieta el futbol indócil y 10 convence, lo persuade, 10 amaestra. Lo suyo era el amague, el pique corto, el freno seco, y el pecho amigo para que allí se durmiera la bella amada cuando caía desde el cielo como un globo cansado de
volar sin rumbo cierto. IMire qué fácil, pibe, que
era aquellol De la misma forma en que el amor,
el puro amor, se presenta, florece y crece como
una flor nocturna, como un clavel del aire brotado en la luminosidad escasa de un pasillo, así creció en usted el sortilegio. Nadie le enseñó, como
no se enseña el dolor ni la paciencia, ni se sabe de
dónde surge el gusto por silbar o el de hablar bajo. Usted ya 10 traía impreso, se 10 digo, quizá
desde el fondo de la historia de ese barrio que ha
visto nacer a tantos ídolos y guarda en el aire la
vibración, el eco, el reverbero de mil golpes gritados en la tarde, atronando el cemento, que54
brando la quieta y asombrada calma de su río. O
lo aprendió como se aprenden estas cosas, mirando a los demás, tratando de atrapar con ojos
asombrados el misterio metafísico del chanfle, la
secreta ley física que hace que el balón vaya hacia allá y dé una vuelta. Por eso, por todo eso, pibe, no se inquiete si lo ven aflojar y su mirada se
empaña como el cristal de una ventana cuando
recibe el tamborileo sonoro de la lluvia. No. Llore Monito, llore. Usted puede. A usted se le permite.
Así 10 soñó usted tal vez, un día, allá, aferrado
a la almohada confidente de su cama, en la casita
del patio con granitos y malvones, alguna de esas
noches de verano cuando el calor aprieta y el sueño. viene:
Ya está el mago de varita presta. Ya está el ilusionista sutil que hace creer en cosas que no existen y miente que en el dorso de su mano se ocultan pañuelos, palomas y barajas. Está en el me-dio de la cancha y su eterna enamorada, la pelota, parece que se ha ido y está inmóvil, simula
emprender vuelo y no se aleja, o bien hace creer
que se le escapa pero vuelve bajo la presión ape-
"
nas ruda de la suela. Ahora d estadio enmudece,
el mago muestra el jueflo. El Monito arranca v
empieza el toque, el pelotazo sabio, el amagu~
que argumenta una cosa y dice otra. De la zurda
del' insider brotan consejos, luces multicolores,
toques lujosos, las dos cortas sabidas y una larga,
·la cabeza alta, el ojo inquieto. El público se deleita. Ya la metió de nuevo bajo el pie, la mostró,
"ahí la tenés, es tuya" ha dicho, pero no está más,
la sacó, la puso en otro lado, la cambió de lugar,
la amarrete6 de nuevo. Allá está el compañero, el
wing derecho, no lo ha visto, pero gira,y le pone
el pelotazo desde cuarenta metros, en el pecho.
Sólo faltan los clarines, los clarines, las fanfarrias, el galope incesante de los corceles blancos
girando en torno de la cancha y las ecuye:-es de
pie sobre sus ancas.
Así lo soñó usted, tal vez, un día, Monito. Ya el
espectáculo termina y, a pesar de la magia del insider, a pesar de sus moñas y regates, pibe, a pesar de las cuatro pelotas de gol que usted puso en
los pies del centrofoward, el partido se agosta en
la chatura aburrida del empate. Pero faltaba,
nomás, la carcajada. El cierre magistral, la pincelada justa que el artista deposita por fin sobre
la tela e ilumina el azul, aviva grises.y ruboriza la
macilencia de los sepias. Faltaba nomás, la carcajada. Ese balón que llega de atrás, como un balazo. El pecho receptor del entreala tan afecto
refrenar, mullido, el rebote previsto de la bola.
Ya empieza la danza, el giro sobre un pie para
enfrentar al arco y el resbalar mansament~ de la
globa del pecho o la rodilla y de allí al suelo.
Allí. en la temible ferocidad del área, allí, donde
la puerta de las dieciocho se convierte en muralla
pertrechada, donde hay piernas, codos, tapones
alevosos y guadaña, allí la puso en el piso el
entreala. Allí, en esa media luna, en lo que algunos llaman la empanada, allí donde uno se olvida
de la novia, del primer amor, de lo aprendido en
la escuela, de la Vieja, "vení conmigo" le dijo el
Monito a su amiga del alma. Y se metió en el área
con pelota dominada.
No sé si hubo un caño o fueron cuatro. Quebró
la cintura, pisó el cuero, pareció en un momento
que pateaba, se le vinieron dos, se cerró el cuatro
pero el Monito la llevaba atada.
Tal vez no me acuerdo, decime vos si miento,
pero quedó frente al arquero y la puso en un rincón, de cachetada. No el cachetazo mordaz, el de
reproche, sino el empujón cordial, el que te
aprueba, la palmada que se le da a un pibe y se le
dice "cruzá que yo te miro". La pelota entró pidiendo permiso y.ni tocó la red de puro cauto.
Luego, el pibe se fue hasta su tribuna y adentro
de su puño apretó el gol, lo abrió de golpe y fue
otra vez paloma y carcajada.
Llore Monito. Así 10 soñó usted tal vez un día
en la casa de malvones y geranios del barrio Arroyito. Y se quedó en sueño nomás, no se dio nunca. ¡Tan bueno que parecía de purretel Nunca
llegó a jugar ni en la tercera. Y en el equipo que
se arma en la oficina a veces lo ponen un rato y
otras, nada. Está gordo, pibe, algo pelado. Y me
han dicho que ni va a la cancha.
Para que el lector no se quede en este
contacto con Fontanarrosa pura y exclusivamente en lo informativo, lo anecdóti'.X> o
en un acercamiento muy limitado de su
obra -a través del cuento que incluimos-,
sugerimos sumergirse en gran parte de la
producción que lleva su firma y que, búsqueda más o menos, es posible detectar en
algunas librerías del D.F.
Entre las medianamente conseguibles,
sin mucho esfuerzo para localizarlas, se hallan Area 18 y Best Seller, de Editorial Pomaire.
Ejercitando la saludable modalidad de
patear librerías, será factible ubicar los vohimenes de Ediciones de la Flor de sus personajes claves Boogie el aceitoso e Inodoro
Pereyra. De Editorial Nueva Imagen, sus
títulos Lo importante es competir y Pienso,
luego insisto y, de la página semanal que
publica en la revista de CISA, Boogie en
Proceso.
Vale la pena gastar zapatos tras estas pistas.
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