EL LEGADO DE LAS POLÍTICAS DE URIBE

Anuncio
EL LEGADO DE LAS POLÍTICAS DE URIBE:
RETOS PARA EL GOBIERNO DE SANTOS.
INFORME ESPECIAL – AGOSTO DE 2010
DIRECTOR GENERAL
Mauricio García Durán, S.J.
COORDINADOR DEL SISTEMA DE INFORMACIÓN GENERAL
Alejandro Angulo Novoa, S.J.
COORDINACIÓN DEL BANCO DE DATOS DE DERECHOS HUMANOS Y VIOLENCIA
POLÍTICA
Javier Giraldo Moreno, S.J.
EQUIPO DE INCIDENCIA EN LO PÚBLICO
Mauricio García Durán, S.J.
Luz Ángela Herrera Rivera
Andrés Yepes
Centro de Investigación y Educación Popular CINEP / Programa Por la Paz
Carrera 5 No. 33 A – 08
Bogotá, Colombia
Teléfono (57–1) 245 61 81
Fax (57–1) 287 90 89
E-Mail: [email protected]
www.cinep.org.co
Bogotá D.C. – Colombia, Agosto de 2010
RESUMEN EJECUTIVO
Han terminado los ocho años del Presidente Uribe y las opiniones valorativas sobre los mismos se
dividen entre los que consideran que ha sido el mejor gobierno de la historia colombiana y los que
estiman que ha sido un desastre. Hemos entrado en el momento de los balances más hondos y analíticos
de dicha gestión, balances que puedan ubicar con claridad cuáles fueron sus logros, pero particularmente
cuáles fueron sus límites y problemas, que se consolidaron en estos ocho años. Eso pretendemos hacer
en este informe especial. Ahora bien, en la medida que ha comenzado el gobierno de Juan Manuel
Santos, que ciertamente denota un cambio de estilo con su predecesor, se trata de hacer un balance de
la política de Uribe de cara al nuevo gobierno, considerando cómo el legado de las políticas de Alvaro
Uribe se convierten en retos para el gobierno de Juan Manuel Santos.
La política del Presidente Uribe Vélez (2002-2006, 2006-2010) se centró en tres ejes que consideró la
base del Estado Comunitario: seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social. La
seguridad democrática tuvo como propósito reforzar y garantizar el Estado de Derecho en todo el
territorio, mediante el fortalecimiento de la autoridad democrática concebida como el libre ejercicio de la
autoridad de las instituciones, el imperio de la ley y la participación activa de los ciudadanos en los
asuntos de interés común. Aunque este eje fue el más conocido hay que poner sobre la mesa todos los
pilares de la política del gobierno.
La política de seguridad democrática tuvo como foco de acción el esfuerzo militar encaminado a
derrotar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y adelantar un proceso de
negociación con los paramilitares. Sin embargo, después de 8 años de haberse implementado esta
política, la guerrilla no está derrotada y aun mantiene capacidad de contención y alguna de ataque, y
perduran las estructuras paramilitares que se materializa en el rearme y reactivación que muestra una
constante violación de los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH).
A pesar de que la Ley de Justicia y Paz (975 de 2005) posibilitó conocer parte de la situación de las
víctimas del conflicto armado, no ha habido verdad, justicia ni reparación tras 5 años de su
implementación, dando lugar a que este tipo de hechos queden en la impunidad y se continúe violando
los derechos de las víctimas.
El gobierno de Uribe consideró la seguridad democrática como la condición esencial para recuperar la
confianza inversionista que garantizara la inversión y abriera los mercados para obtener una expansión
productiva para la generación de empleo e ingresos. Sin embargo, se acentuó la existencia de un modelo
de desarrollo extractivo, se agudizó el problema agrario, la pobreza y la desigualdad, lo cual demuestra
que sin transformaciones radicales en la distribución del ingreso y de la riqueza no se rompe la trampa de
pobreza. Mientras no se asuma de manera directa el tema distributivo, la reducción de la pobreza será
muy tenue.
Con la política de cohesión social el gobierno de Uribe pretendió derrotar la pobreza y construir la
igualdad de oportunidades a partir de siete herramientas: la revolución educativa, la promoción y
expansión de la seguridad social, el impulso a la economía solidaria, el manejo social de los servicios
públicos, el manejo social del campo, la calidad de vida urbana y el país de propietarios. En los dos
gobiernos de Uribe, a contrapelo de la Constitución, la seguridad social, la salud, la educación, la
vivienda, la energía, el agua, el saneamiento básico y el medio ambiente han experimentado un creciente
proceso de privatización. La perspectiva de derechos ha sido remplazada por la de mercancías y riesgo, y
la prestación de servicios sociales se desvaneció en un supuesto sistema de “aseguramiento”. El
incremento de la movilización social señala la falta de solución a los problemas de los sectores sociales
que reclaman el reconocimiento de los derechos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales.
El resultado de la implementación de estos tres pilares deja como resultado un modelo de desarrollo que
va en dirección contraria a una propuesta más equitativa y sostenible y mantiene las condiciones para
que perdure el conflicto armado, la pobreza, la indigencia, la desigualdad, y la brecha entre la ciudad y el
campo. La exclusión y la inequidad constituyen los principales obstáculos para sembrar una cultura de
derechos humanos, democracia, justicia y desarrollo. El Estado como principal garante de Derechos no
1 / 15
ha dado soluciones concretas, por el contrario, ha ido en contravía del mandato constitucional
resquebrajando las estructuras básicas del Estado Social y Democrático de Derecho.
Consideramos que el legado de las políticas de Uribe deja como retos para el gobierno de Juan Manuel
Santos los siguientes:
a) A nivel de seguridad: Complementar el fortalecimiento militar con una eventual salida política,
contrarrestar las estructuras paramilitares y el surgimiento de nuevas bandas criminales, diseñar e
implementar políticas de seguridad urbana, fundamentar sus acciones en la protección y promoción de
los Derechos Humanos mediante la lucha contra la impunidad y trazar una estrategia contra el
narcotráfico vinculando alternativas de desarrollo para la economía campesina para la sustitución de
cultivos de uso ilícito y vincular a la comunidad internacional en la búsqueda de soluciones sociales para
este problema.
b) A nivel económico: Crear condiciones que permitan generar valor, en la medida en que se consolide la
demanda interna y se estimule el mercado doméstico, retomar aspectos relacionados con la formulación
de planes de ordenamiento territorial para examinar los tipos de ocupación del territorio y reformular una
política de desarrollo para la economía campesina.
c) A nivel social: Replantear la política de superación de la pobreza soportada en la visión asistencialista
teniendo en cuenta el enfoque basado en la justicia y los Derechos, buscando soluciones estructurales
que realmente garanticen entre otros el derecho a la salud, la educación y el empleo.
RECOMENDACIONES
AL GOBIERNO NACIONAL:
•
Plantear una política integral de seguridad que articule el fortalecimiento militar del Estado con
estrategias complementarias que:
Exploren la posibilidad de una salida política negociada al conflicto con la insurgencia,
aprendiendo de las experiencias pasadas.
Implementen una estrategia que lleve al real desmonte de las estructuras paramilitares
y al control efectivo del narcotráfico.
Planteen una política de seguridad urbana como un tema central del desarrollo de las
ciudades.
•
Reconocer la responsabilidad del Estado e implementar acciones concretas sobre verdad,
justicia y reparación que se ajusten a las normas internacionales de Derechos Humanos y
Derecho Internacional Humanitario para garantizar la no repetición de los crímenes, respeto y
protección de los derechos a la verdad, la justicia y reparación de las víctimas. Tener en cuenta
las distintas recomendaciones por parte de organizaciones nacionales e internacionales para
mejorar la situación de Derechos Humanos.
•
Elaborar y poner en funcionamiento una política pública que tenga como centro la perspectiva
de las víctimas, con la cual se oriente y garantice por parte de las instituciones el cumplimiento
integral de sus derechos. Ello implica establecer y destinar en el presupuesto nacional los
recursos necesarios para hacer efectivas las políticas públicas que se establezcan.
•
Garantizar la participación activa de las víctimas y sus organizaciones, como interlocutores
válidos para el diseño, implementación y seguimiento de las políticas públicas que los
benefician. Tal participación contribuirá a la dignificación de las víctimas y al ejercicio pleno de su
ciudadanía en el marco del Estado social de derecho.
2 / 15
•
Revisar la política pública de seguridad a nivel nacional, departamental y municipal ampliando el
foco de atención hacia el bienestar de las personas y los derechos humanos, es decir, que los
ciudadanos sean el principal objeto de la protección estatal.
•
Exigir una política de tolerancia cero a violaciones de Derechos Humanos por parte de la Fuerza
Pública como lo dijo el nuevo comandante de las Fuerzas Militares.
•
En lo económico superar la lógica extractiva, tratando de crear condiciones que permitan generar
valor. Estos procesos se facilitan en la medida en que se consolide la demanda interna y se
estimule el mercado doméstico. El mejoramiento de la infraestructura vial y de comunicaciones
es la condición básica para fortalecer el mercado doméstico.
•
Estimular las potencialidades de los gobiernos urbanos. En general, los análisis económicos han
dejado de lado la dimensión espacial y la fuerza dinámica de la aglomeración debido a las
ventajas en costos por la proximidad geográfica de los recursos para la producción. En este
contexto los aspectos relacionados con la ciudad-región son sustantivos.
•
Superar la visión asistencialista en la política social por un enfoque basado en la justicia y los
Derechos, teniendo en cuenta una visión integral que implica cambios en la percepción del
desarrollo y cambios estructurales de carácter societal, buscando una solución estructural que
realmente garantice los derechos económicos, sociales, políticos y culturales.
A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL:
•
Continuar con el apoyo a las políticas y prácticas que favorezcan la vigencia de los Derechos
Humanos y el Derecho Internacional Humanitario en Colombia.
•
Contribuir a fortalecer el Estado Social y Democrático de Derecho a partir de acciones orientadas
a impulsar propuestas de desarrollo y paz.
A LA SOCIEDAD CIVIL:
•
Continuar exigiendo la solución a los problemas planteados en relación con los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales.
•
Exigir el cumplimiento de la Ley de Justicia y Paz en relación con estándares mínimos de justicia
frente a los múltiples crímenes cometidos y los procesos de reparación a las víctimas de los
paramilitares.
•
Sostener los esfuerzos de acompañamiento a las poblaciones y organizaciones sociales
comprometidas en la defensa de los derechos fundamentales de las personas y grupos más
vulnerables.
•
Impulsar, entre las ONG, de manera articulada y decidida diversas estrategias a través de las
cuales los actores sociales difundan ampliamente sus demandas, las posicionen en las agendas
públicas y tengan un mayor impacto e incidencia en los medios masivos de comunicación, en los
partidos políticos y, por ende, en la sociedad en su conjunto.
•
Desarrollar y poner en marcha una amplia estrategia de incidencia en las políticas públicas en
los temas estratégicos que afectan a las organizaciones sociales, tanto a nivel nacional como
internacional.
3 / 15
EL LEGADO DE LAS POLÍTICAS DE URIBE: RETOS PARA EL GOBIERNO DE SANTOS
Álvaro Uribe centró su propuesta de gobierno (2002-2006, 2006-2010) en tres ejes centrales que
considera son la base del Estado Comunitario: seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión
social. La más conocida ha sido la primera, pero al hacer un balance de sus políticas hay que poner sobre
la mesa todos los pilares de la política del gobierno. Los logros y limitaciones de dichas políticas cobran
gran importancia en este momento que comienza la administración de Juan Manuel Santos, ya que se
convierten en retos para el nuevo gobierno; la manera como su gobierno diseñe las políticas marcarán la
dosis de continuidad o ruptura entre la administración que termina y la que comienza.
La violencia y la constante violación a los derechos humanos están asociadas a la existencia de un
modelo de desarrollo extractivo que agudiza el problema agrario, la pobreza y la desigualdad. El Estado
como principal garante de Derechos no ha dado soluciones concretas, por el contrario, ha ido en
contravía del mandato constitucional resquebrajando las estructuras básicas del Estado Social de
Derecho.
SEGURIDAD DEMOCRÁTICA, VIOLENCIA Y DERECHOS HUMANOS
Tras ocho años de gobierno de Uribe es necesario un balance de su política central, en sus diferentes
etapas, la política de defensa y seguridad democrática y la política de consolidación de la misma, cuyo
propósito era reforzar y garantizar el Estado de Derecho en todo el territorio, mediante el fortalecimiento
de la autoridad democrática: del libre ejercicio de la autoridad de las instituciones, del imperio de la ley y
de la participación activa de los ciudadanos en los asuntos de interés común.1
Algunos indicadores sobre el conflicto, los derechos humanos y la violencia muestran resultados
importantes, sobre todo si se compara la actual situación con la que se vivía en el 2002. Hay consenso
sobre la disminución de la intensidad del conflicto y la baja tanto de los homicidios en general como de los
indicadores más directamente asociados al conflicto armado.2 Las violaciones a los Derechos Humanos y
Derecho Internacional Humanitario (DIH) disminuyeron en un 48% y las acciones bélicas en un 81% (ver
Gráfico1) al igual que los homicidios que pasaron de 28.897 en el 2002 a 16.296 en el 2009 (43%
menos). Además, los homicidios políticos se redujeron en un 69% y los muertos en combate en un 75%.3
Se puede afirmar que se logró un cambio estratégico importante favorable al Estado en la correlación
militar con las guerrillas.
Con el desarrollo de la política de seguridad democrática, hubo una serie de cambios significativos en el
sector de seguridad dado el creciente gasto público en el mismo. El gasto militar durante los periodos
presidenciales de Uribe alcanzó en promedió 3.64% del PIB. Aunque desde el año 1990 se presenta una
tendencia hacia el aumento de recursos destinados al gasto militar, ésta se consolida entre el 2002 y el
2009, año en el que se alcanzó el mayor nivel de gasto público como porcentaje del PIB, con un 4.0%.4
Ello permitió un significativo incremento en el pie de fuerza, que pasó de 313.361 efectivos en el 2002
(203.238 en las Fuerzas Militares y 110.123 en la Policía Nacional) a contar con 437.548 miembros en el
2009 (285.189 en las Fuerzas Militares y 152.359 en la Policía Nacional).5
Ahora bien, no obstante los resultados alcanzados, quedan diversos interrogantes en torno a si los
notables crecimientos en pie de fuerza y gasto militar lograron resolver de fondo los problemas de
seguridad que afectan al país. Varios hechos indican que no, que lastimosamente se mantiene un
1 Colombia,
2
Ministerio del Interior, Presidencia de la República (2003, Junio), “La política de defensa y seguridad democrática.pp.12.
En esa opinión coinciden tanto las agencias gubernamentales como las organizaciones no gubernamentales que hacen seguimiento estadístico
al conflicto armado en Colombia: Vicepresidencia, Ministerio de Defensa, Fundación Seguridad y Democracia, CERAC y CINEP/PPP.
3 Vásquez, T. (2010, Agosto), “La política de seguridad democrática 2002-2010”. en Revista Cien Días Vistos por Cinep Nº 70, [en línea],
disponible en: www.cinep.org.co
4 “Military Expenditure” [en línea], disponible en: http://milexdata.sipri.org/result.php4 y Colombia, Ministerio de Defensa (2010 Mayo), “Cálculo del
Gasto
en
Defensa
y
Seguridad
–
GSD”,
[en
línea]
disponible
en:
http://www.mindefensa.gov.co/irj/go/km/docs/Mindefensa/Documentos/descargas/estudios%20sectoriales/Notas%20de%20Investigacion/Calculo
%20Gasto%20Defensa%20Seguridad%20Actualizado.pdf
5 Colombia, Ministerio de Defensa (2010, Mayo), “Logros de la política de Consolidación de la seguridad Democrática – PCSD”
4 / 15
conflicto armado que sigue desgarrando a Colombia: una guerrilla golpeada pero no derrotada, la
continuidad del fenómeno paramilitar con preocupantes expresiones a nivel urbano, la persistencia del
narcotráfico y las violaciones a los derechos humanos de parte de la fuerza pública. Consideremos estas
situaciones de seguridad que se mantienen como un reto para el nuevo gobierno.6
En primer lugar, es necesario tener presente la situación de las organizaciones guerrilleras, ciertamente
fuertemente afectadas por la política de seguridad democrática, particularmente las FARC. Estas
realizaron 4.632 acciones bélicas entre 2002 y 2009, es decir, 41.6% del total de las presentadas. La
presión de la política oficial las obligó a retornar a un esquema típicamente guerrillero (unidades más
pequeñas, ataques sorpresa y retiro inmediato, etc.). A pesar de la percepción oficial sobre el principio del
fin de las FARC, esta guerrilla no está derrotada y aun mantiene una importante capacidad de contención
y alguna de ataque. El nivel de confrontación con la fuerza pública todavía mantiene una escala
semejante a la que vivió el país a principios de los años noventa (ver Gráfico 1).
Gráfico 1. Dinámica del Conflicto Armado en Colombia
Hechos de Acciones Bélicas por actores armados
1990 - 2009
1200
1000
800
600
400
200
0
1990
1991
1992
1993
ELN
1994
1995
FARC
1996
1997
1998
1999
FUERZA PÚBLICA
2000
2001
2002
2003
OTRAS GUERRILLAS
2004
2005
2006
2007
2008
2009
PARAMILITARES
Fuente: Banco de Datos de Violencia Política y Derechos Humanos – Sistema de Información georreferenciada. CINEP.
Las FARC ocupan el tercer puesto en las infracciones al Derechos DIH, detrás de los paramilitares y la
Fuerza Pública. El comportamiento de la guerrilla está marcado en una primera etapa 2002-2006 por un
fuerte descenso (de 1.092 infracciones en el 2002 a 362 en el 2003), dado que en el año 2002 fue la
organización armada con mayor cantidad de infracciones al DIH (ver Gráfico 2). En la segunda etapa
2006-2010 el comportamiento fue oscilante, pero da muestra de incrementos en 2007 y 2009, lo cual
manifiesta sus esfuerzos por mantener cierto control territorial en algunas zonas. Ahora bien, en términos
generales hay una tendencia a la disminución en las infracciones al DIH de parte de las FARC, en
particular en el secuestro, lo cual es expresión clara del cambio estratégico en la correlación militar con la
Fuerza Pública. Es menester decir que el gobierno de Álvaro Uribe no aprovechó suficientemente la
derrota política que significó este tema para las FARC (dadas las amplias movilizaciones sociales en
contra del secuestro).
6
Las consideraciones que siguen se basan en la información producida por el Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política del
CINEP, consolidada en la Base de Datos de Actores Armados y Dinámica del Conflicto en Colombia.
5 / 15
En cuanto al Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las otras guerrillas, tuvieron un papel marginal
durante los mandatos de Uribe. El Banco de Datos del CINEP registra que el ELN realizó 1.044 acciones
en estos años (9.4 % del total) y otras guerrillas 528 acciones (4.7 % del total). Haciendo la comparación
con los otros actores hubo un bajo nivel de infracciones al DIH, lo cual responde a la debilidad militar y
declive estratégico que vivieron desde comienzos de la década y también es resultado parcial del proceso
de acercamiento con el gobierno (2005-2007).
Gráfico 2: Infracciones al DIH por Actores Armados
Años 2002 - 2009
1200
1000
Infracciones al DIH
800
600
400
200
0
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
ELN
162
57
26
12
12
13
14
2009
25
FARC
1092
362
296
204
125
168
58
202
FUERZA PÚBLICA
470
379
580
752
686
758
316
417
OTRAS GUERRILLAS
171
52
23
22
39
12
3
3
PARAMILITARES
875
1144
849
649
358
510
430
671
Fuente: Banco de Datos de Violencia Política y Derechos Humanos – Sistema de Información georreferenciada. CINEP.
El no haber derrotado a las FARC, no obstante el importante fortalecimiento militar del Estado, pone de
presente la necesidad de una estrategia integral para solucionar el problema con las guerrillas. No basta
un fortalecimiento militar, se requiere complementar dichos esfuerzos con propuestas de desarrollo e
integración de las zonas de conflicto y con un esquema de solución política negociada, para resolver de
fondo las raíces del conflicto armado.
En segundo lugar, la política de seguridad democrática falló en su intento por acabar con el
paramilitarismo. La principal medida por parte del gobierno de Uribe para contrarrestar el fenómeno
paramilitar fue la negociación que se materializó en un proceso favorable de sometimiento a la justicia
(Ley 975 de 2005 de Justicia y Paz) y la desmovilización de más de 32.000 paramilitares. Sin embargo,
ello no significó el desmonte real de las estructuras de poder paramilitar vigentes en muchas regiones en
el país, y los intereses de los políticos confluyen con los de los paramilitares en diversas regiones. Hemos
asistido, por tanto, a una reconfiguración del fenómeno paramilitar, ciertamente vinculado al narcotráfico,
pero ante todo como estructura de fuerza que busca garantizar las conquistas alcanzadas en los últimos
15 años, tanto a nivel de control político y social, como de los bienes y tierras apropiados.
No en vano se mantienen como los principales responsables de los diferentes tipos de violaciones a los
Derechos Humanos y de Infracciones al DIH, con un acumulado de 5.486 infracciones entre 2002 y 2009,
es decir, un 42.2% del total de las violaciones en este periodo (ver Gráfico 2). Preocupa el incremento
que vienen mostrando desde el 2007, luego de un temporal descenso entre el 2004 y el 2006. Dicho
incremento lo vuelve a colocar como los mayores infractores del DIH, por encima de la Fuerza Pública.
Preocupa, igualmente, que dicho incremento está teniendo efectos importantes a nivel urbano, hoy estos
grupos cuentan con más de tres mil ochocientos hombres y siguen actuando como mínimo en 159
6 / 15
municipios del país,7 su campo de acción ya abarca 27 departamentos y 22 capitales,8 y tiene
repercusiones sobre líderes sociales y defensores de derechos humanos.
La situación de aplicación de la ley de justicia y paz es alarmante, luego de 5 años tan sólo se ha dictado
una sentencia contra dos jefes del paramilitarismo, 'Diego Vecino' y 'Juancho Dique', por crímenes contra
la comunidad de Mampuján, un corregimiento de San Onofre,9 dando muestra de la grave crisis
institucional que atraviesa la justicia colombiana, acompañada por la violencia y la crisis humanitaria
continuada revela la situación de impunidad.
La reconfiguración del fenómeno paramilitar evidencia la necesidad que tendrá la administración Santos
de avanzar hacia una política integral de seguridad, que garantice el real desmonte de las estructuras
paramilitares; implemente propuestas de justicia transicional que respondan a las demandas de verdad,
justicia y reparación de las víctimas; y ponga en marcha una efectiva política de seguridad urbana que
contrarreste los crecientes problemas como el homicidio y el crimen organizado en las ciudades.
En tercer lugar, uno de los puntos críticos de la política de seguridad democrática estuvo en el fuerte
incremento de violaciones a los Derechos Humanos por parte de la Fuerza Pública. Lastimosamente el
fortalecimiento institucional que experimento en estos años, usando tanto recursos nacionales como
ayuda militar extranjera, se vio reflejado en dicho incremento. El Banco de Datos de Derechos Humanos y
Violencia Política registra 4.358 violaciones a los derechos humanos entre el 2002 y el 2009, siendo los
años donde se presentaron mayores violaciones del 2003 al 2007 (ver Gráfico 2). Una de las expresiones
de dichas violaciones fue el fenómeno de los ‘Falsos Positivos’.10 Entre 2001 y 2009 se han registrado
501 casos y 1.013 víctimas que en su mayoría han sido presentadas como resultado de acciones en
combate. El momento más álgido de este problema se presentó entre 2006 y 2008 (ver Gráfico 3).
Gráfico 3. Evolución 'Falsos Positivos' 2001-2009
400
350
300
250
200
150
100
50
0
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
TOTAL CASOS
5
11
15
36
46
86
189
107
7
TOTAL VÍCTIMAS
7
47
41
74
75
204
349
199
16
Fuente: Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política – Cinep.
7
VerdadAbierta.com, El rearme. [en línea], disponible en: http://www.verdadabierta.com/conflicto-hoy/rearmadados/2590-el-rearme
Fundación Ideas para la Paz. “Siguiendo el conflicto: hechos y análisis Número 58 / Enero de 2010 ¿Para dónde va el paramilitarismo en
Colombia?”, [en línea], disponible en: http://www.ideaspaz.org/portal/index.php p.5
9 VerdadAbierta.com, Especial: Primera Condena de Justicia y Paz. [en línea], disponible en: http://www.semana.com/noticias-nacion/especialprimera-condena-justicia-paz/141088.aspx
10 Los ‘falsos positivos’, son casos reportados por Unidades de la fuerza pública como resultados positivos en la acción contra grupos armados
ilegales pero debido a las denuncias de organizaciones sociales y defensores de Derechos Humanos y de familiares de las víctimas
se han develado como acciones contra la población civil no combatiente, lo cual significan violaciones contra los Derechos Humanos e
infracciones al Derecho Internacional Humanitario.
8
7 / 15
Es cierto que las medidas tomadas por el gobierno conllevaron a una significativa disminución de casos y
víctimas. Hoy la preocupación gira en torno al riesgo de impunidad por dichas infracciones. El reto que
enfrenta al nuevo gobierno es avanzar en que se conozcan la verdad y la responsabilidad política y
material de los hechos, que se han ido conociendo en gran medida gracias al valor de los familiares de
las víctimas que los han denunciado. También pasa por el papel que juegue la justicia, en la medida que
han aumentado los casos de militares que estaban siendo procesados por su presunta responsabilidad
en dichos casos y han sido puestos en libertad por vencimiento de términos, permitiendo así que reine la
impunidad. Y por último pasa por una política de tolerancia cero a violaciones de Derechos Humanos por
parte de la Fuerza Pública, como bien lo dijo el nuevo comandante de las Fuerzas Militares.11
Cultivos de Coca en Colombia 2001-2009 -Deptartamento de
Estado de Estados Unidos
200.000
Cultivos de Coca en Colombia 2001-2009 -UNODC-SIMCI
200.000
180.000
180.000
160.000
160.000
140.000
140.000
120.000
as 120.000
e
ra
tc 100.000
e
H 80.000
#
ERRADICACIÓN AEREA
100.000
ERRADICACIÓN MANUAL
80.000
HECTAREAS CULTIVADAS
60.000
ERRADICACIÓN MANUAL
HECTAREASCULTIVADAS
60.000
40.000
40.000
20.000
20.000
0
ERRADICACIÓN AEREA
0
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Fuente: Informes Departamento de Estado e Informes UNDOC-SIMCI de 2002 a 2010 Elaboración: Cinep.
En cuarto lugar, con la política de seguridad democrática el Gobierno propuso en la lucha contra el
narcotráfico la desarticulación del proceso de producción, fabricación, comercialización y consumo de
drogas. Pese a los esfuerzos realizados el narcotráfico continúa siendo un problema, teniendo en cuenta
los informes del Departamento de Estado de EE.UU. y del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos
Ilícitos (SIMCI) de Naciones Unidas a lo largo de los ocho años, las cifras de cultivos se mantienen o dan
cuenta de reducciones limitadas. Colombia continúa teniendo el mayor número de hectáreas cultivadas
en el mundo y hasta hace poco el mayor productor de hoja de coca.
A manera de conclusión, la política de Seguridad Democrática del presidente Uribe tuvo como foco de
acción el esfuerzo militar encaminado a derrotar a las FARC;12 un proceso de desmovilización y desarme
(negociación) de los paramilitares que no logra desmontar las estructuras de este fenómeno, que antes
bien se reactiva; una lucha contra el narcotráfico que no muestra resultados realmente contundentes; un
nivel preocupante de violaciones de los Derechos Humanos e infracciones al DIH por parte de la Fuerza
Pública; y la ausencia de alternativas jurídicas y políticas que tengan realmente en cuenta a las víctimas
del conflicto.
En consecuencia los retos que debe enfrentar el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos son: la
necesidad de complementar el fortalecimiento militar con una eventual salida política, contrarrestar las
estructuras paramilitares y el surgimiento de nuevas bandas criminales, diseñar e implementar políticas
de seguridad urbana, fundamentar sus acciones en la protección y promoción de los Derechos Humanos
mediante la lucha contra la impunidad y trazar una estrategia contra el narcotráfico vinculando
alternativas de desarrollo para la economía campesina para la sustitución de cultivos de uso ilícito y
vincular a la comunidad internacional en la búsqueda de soluciones sociales para este problema.
11
El Espectador, (2010, 27 de julio), “Habrá cero tolerancia a violación de Derechos Humanos: Almirante Cely” [en línea], disponible en:
http://elespectador.com.co/noticias/judicial/articulo-215595-habra-cero-tolerancia-violacion-de-derechos-humanos-almirante-cely
12 Véase también el Boletín de Crisis Group Nº 23 de Junio 29 de 2010 “Mejorar la política de seguridad en Colombia”.
8 / 15
CONFIANZA INVERSIONISTA: AL SERVICIO DE UN MODELO DE DESARROLLO EXTRACTIVO,
CON AGUDIZACIÓN DEL PROBLEMA AGRARIO Y PROFUNDIZACIÓN DE LAS DESIGUALDADES
La apuesta central del gobierno de Uribe fue promover la inversión extranjera, y el objetivo fue abrir los
mercados para obtener una expansión productiva: “La seguridad democrática es la condición esencial
para recuperar la confianza. Con seguridad hay inversión y se genera empleo”.13
El gobierno de Álvaro Uribe resaltó los logros de este componente de sus políticas. Detrás de Perú y
Argentina, Colombia registra el mejor nivel de crecimiento promedio para el período 2002-2009 en
América Latina con 4.3%, por encima del promedio de la región que fue de 4.0%.14 La inversión extranjera
se ha multiplicado por cinco y ha dejado de ser ocasional para convertirse en permanente; la tasa total de
inversión ha pasado del 15 % a más del 25 % del PIB.15 En total, la inversión extranjera asciende a U$
17.623.017.298,25, aunque no supera los U$19.121.013.033,00 del periodo 1994-2001.16
7.000
6.000
5.000
Petroleo, Minas y Canteras (incluido carbón)
Millones de Dolares U$D
Agricultura Caza, Silvicultura y Pesca
4.000
Manufactureras
Electricidad, Gas y Agua
3.000
Construcción
Comercio, Restaurantes y Hoteles
2.000
Transportes, Almacenamiento y Comunicaciones
Establecimientos Financieros
1.000
Servicios Comunales
0
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
-1.000
-2.000
Fuente: Banco de La República, Subgerencia de Estudios Económicos. Elaboración: Cinep.
Ahora bien, durante los últimos 8 años la economía colombiana ha tenido cambios importantes, que
indican el lado oscuro de la “confianza inversionista”. La industria no se consolidó, el empleo se hizo más
informal, la inversión llevó a una reprimarización de la actividad económica, la trampa de pobreza
persiste, el problema agrario se ha agravado y la desigualdad ha aumentado. El balance final podría
resumirse así: en los mandatos de Uribe se fortaleció la economía extractiva y amplió la brecha urbanorural. Durante este período no se ha presentado una transformación estructural de la economía
colombiana que la haga más competitiva en los mercados internacionales y menos dependiente del
sector primario.17 Antes bien, se afirmó un modelo minero extractivo que viene asociado con una
afirmación de un modelo básicamente terrateniente para el sector agrario.
13
Colombia, Presidencia de la República (2003, 20 de Julio), “Informe al Congreso 2003. Álvaro Uribe Vélez”. p. 6.
14 Piedrahita, E, (S.F) “Crecimiento económico en 2009 y perspectivas 2010- Dirección Nacional de Planeación, DNP,[en línea], disponible
en:http://www.irc.gov.co/portal/page/portal/MinHacienda/elministerio/prensa/Presentaciones/Presentacion%20Crecimiento%20PIB%202009%20R
P.pdf
15 Palabras del Presidente Álvaro Uribe durante la instalación del Honorable Congreso de la República, (2010, 20 Julio) ,[en línea], disponible en:
http://web.presidencia.gov.co/sp/2010julio/20/13202010.html
16 Fuente: Registros de inversión extranjera en Colombia 1992-2009, Banco de la República.
17 González, J. I, (2010, Agosto) “Más inversión, más pobreza y más desigualdad” en Revista Cien DíasVistos por CINEP Nº 70, [en línea],
disponible en: www.cinep.org.co
9 / 15
El modelo de desarrollo colombiano trae sobre sus hombros y capitales una mayor intensidad en la
explotación de los recursos naturales. Las concesiones mineras se llevan a cabo en las zonas de mayor
fragilidad ecosistémica: páramos, parques naturales, acuíferos, zonas de reserva. La minería y los
hidrocarburos concentran la mayor tajada de la creciente inversión extranjera directa. Las expectativas de
crecimiento se afianzan en la exploración y explotación de yacimientos de petróleo, carbón, oro, níquel y
coltán. Los tres primeros representan el 47% de las exportaciones. Hoy operan cerca de ochocientas
compañías multinacionales en el país; de las cuales 100 se establecieron a partir de 2007. La meta para
el 2019 es duplicar las exportaciones de carbón y multiplicar por cinco la de oro.18
Lo que pretende el Gobierno por un lado, es que el inversionista tenga la confianza y seguridad de que
las reglas de juego que sean trascendentales para conformar su decisión de invertir, no le sean
modificadas en su detrimento. Diversas leyes sancionadas a partir de los años 90 otorgan cuantiosos
beneficios a las compañías mineras -sean de capitales extranjeros o nacionales- en materia de exención
de impuestos, ventajas aduaneras y arancelarias,19 para apoyar el establecimiento de nuevas empresas o
reinstalar o reactivar empresas preexistentes. Las exenciones tributarias han sido una constante desde la
década de 1990, no sólo en Colombia sino en América Latina, la Resolución 969 del 20 de octubre de
2005, de la Secretaría General de la Comunidad Andina amplió al Gobierno de Colombia, la autorización
para el otorgamiento de franquicias para las actividades extractivas, minera y petrolera, afectadas por
razones de orden público y que sean efectuadas por entidades gubernamentales o empresas que
realicen de manera directa actividades de exploración, explotación, beneficio, transformación, transporte
o refinación de productos de la industria del carbón y de los hidrocarburos.20
Durante estos años (2002-2007) la participación de la industria en el PIB ha sido, en promedio de 16.7%.
En este periodo no se ha presentado un cambio significativo en esta relación. Colombia no se ha
industrializado. Y cuando el crecimiento no está basado en la industria, no es sostenible.21 La primera
conclusión que se deriva de este balance es que debe dársele prioridad a la inversión en actividades
industriales. Para que el crecimiento esté acompañado de un mayor empleo se requiere incentivar la
generación de valor agregado. Es necesario, entonces, superar la lógica extractiva, tratando de crear
condiciones que permitan generar valor. Estos procesos se facilitan en la medida en que se consolide la
demanda interna y se estimule el mercado doméstico. El mejoramiento de la infraestructura vial y de
comunicaciones es la condición básica para fortalecer el mercado doméstico. Ahora que se anuncia otra
bonanza minero-energética es urgente diseñar mecanismos que eviten el despilfarro de la riqueza. No se
puede repetir la mala historia de la bonanza de los noventa.22
La seguridad sí generó inversión, pero la inversión no se ha manifestado en disminuciones similares de la
tasa de desempleo. Los cambios en la inversión/ocupación no han ido en la misma dirección que el
empleo. Hay formas de inversión que no contribuyen a que otras industrias y procesos productivos se
dinamicen. No generan encadenamientos ni estimulan procesos endógenos. El petróleo que se exporta
sin transformación no causa círculos económicos virtuosos. La situación es muy distinta en el caso de la
construcción de vivienda, que es un sector con múltiples encadenamientos. La vivienda estimula otras
industrias (cemento, madera, adobe, transporte, muebles, mampostería, etc.). Estos encadenamientos
hacen que, a diferencia de lo que sucede con la explotación petrolera, la inversión en vivienda sí genera
mucho empleo.23 La relación entre la inversión y el crecimiento es más clara que entre la inversión y el
empleo. La inversión favorece el crecimiento pero no necesariamente incentiva el empleo. La seguridad
inversionista ha contribuido al crecimiento del producto, sin impactos favorables en la ocupación. El
mayor aumento del PIB se presentó en el 2007. Gran parte de este comportamiento se explica por el
18 El Espectador, (2009, 22 de Noviembre) “minería o ambiente el dilema del rey midas” pp. 20-21 y (2010, 13 de Julio) “Boom minero una nueva
versión del dorado” pp. 2-3; Touin, J (2010, Junio-Julio), “Colombia ratifica colonización económica” en Desde Abajo, Bogotá, Nº 158, pp.2-3
19 Colombia, Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales - DIAN (2007, 12 de Julio) “Leasing exención de gravámenes arancelarios”; y
Cifuentes, P (2008, Enero) “Impuestos tributarios en la gran minería del carbón” [Trabajo de grado], Bogotá, Escuela Superior de Administración
Pública – ESAP, Carrera de Ciencias Políticas y Administrativas.
20 Sarmiento, L, (2010, Julio) “Colombia: Reprimarización de la economía” en Le Monde Diplomatique, Bogotá, Nº 91, pp. 4-5.
21 González, J. I, (2010, Agosto).”Más inversión, más pobreza y más desigualdad” en Revista Cien Días vistos por CINEP, Nº 70, [en línea],
disponible en: www.cinep.org.co
22 González, J. I, (2010, Agosto).”Más inversión, más pobreza y más desigualdad” en Revista Cien Días vistos por CINEP, Nº 70, [en línea],
disponible en: www.cinep.org.co
23 González, J. I, (2010, Junio). “La Inversión no es Intrínsecamente Buena”, Revista Javeriana, vol. 146, no. 765, pp. 8-13.
10 / 15
aumento del precio de bienes como el petróleo y el carbón. Es decir, se trata de un crecimiento fundado
en procesos extractivos, de enclave, que no genera empleo.24
Fuente: DANE. Elaborado por Cecilia López.25
Por otra parte, la ampliación de la frontera agrícola, según los analistas se prevén en más del 45% para
los próximos 10 años, acompañada de la expulsión de otro millón y medio de campesinos. El
reordenamiento territorial gira entonces alrededor de la expulsión de campesinos, indígenas y población
afrocolombiana; la hacienda ganadera, los grandes cultivos para biocombustibles, la minería extensiva e
intensiva, y los macroproyectos sobre la base de la militarización y los enclaves de agroindustria de
exportación. El despojo de tierras de los campesinos se estima en 5.5 millones de hectáreas. Según
datos del Instituto Agustín Codazzi, en el último cuarto de siglo: 1) la gran propiedad (más de 500
hectáreas) pasa de controlar 47 a 68 % de la superficie catastral; entre tanto, la pequeña propiedad cae
de 15% a 9%; 2) las fincas menores de 3 hectáreas pertenecen al 57.3% de los propietarios; en
contraste, las fincas con más de 500 hectáreas corresponden al 0.4% de los propietarios, 3) en Colombia,
13.000 personas naturales son dueñas de 22 millones de hectáreas.26
La política del gobierno sobre el campo, a través de Agro Ingreso Seguro, creado en 2007, establece
como objetivo general mejorar la competitividad del sector agropecuario y proteger los ingresos de los
productores que resulten afectados ante las distorsiones derivadas de los mercados externos y supone
privilegiar el acceso de pequeños y medianos productores, otorgándoles apoyos diferenciales y
reservando cupos especiales para ellos. De acuerdo con los analistas, ha tenido un impacto negativo
sobre la distribución del ingreso y ha contribuido a fomentar esquemas de producción intensivos en
capital en regiones campesinas donde abunda la mano de obra con baja calificación y no hay suficientes
puestos de trabajo para esas personas. Por otra parte, el principio de igualdad no se cumplió, buena parte
de estos subsidios terminaron en manos de terratenientes, burócratas y narcotraficantes y reinas de
belleza y hasta personas acusadas de paramilitarismo y se otorgaron varios subsidios para riego a una
sola familia,27 y el programa terminó excluyendo a pequeños productores y a campesinos, y muy pocos
lograron cumplir con los requisitos exigidos por el programa.
No existe una política de desarrollo rural. En las zonas rurales, la población campesina, indígena, y negra
lleva la peor parte de la guerra. La expropiación y el desplazamiento asociado al conflicto interno han
propiciado el fortalecimiento de poderes regionales-paramilitares, favorecido la presencia de empresas
transnacionales y la ejecución de megaproyectos y la pérdida progresiva de ingresos de los pobres del
campo.28 A diciembre de 2009 las cifras oficiales del gobierno indican que el total de hogares registrados
en el Sistema de Información de Población Desplazada ascendía a más de 700.000, cifra que indica que
el total de personas desplazadas se situaba en más de 3.6 millones y representaba entonces el 7.9% de
la población del país. Sin embargo, las cifras oficiales no reflejan el total de personas desplazadas y en
González, J.I, (2010, Junio) Óp. Cit. 8-13.
López Montaño. C, (Abril, 22 de 2010) “Economía, el gran reto” disponible en: www.cecilialopez.com
26 Ibíd. pp. 4-5.
27 Robledo, J. E, (2009,13 de Noviembre) “Agro Ingreso seguro, cínico y descarado”. Debate en el Senado de la República, [en línea], disponible
en: http://www.moir.org.co/Agro-ingreso-seguro-cinico-y,3813.html
28 Sarmiento, L, (2010, Julio) Óp. Cit.pp.5-6
24
25
11 / 15
estas circunstancias la población desplazada podría alcanzar los 4.5 millones de personas y representar
más del 10% de la población total.29
Durante los años del gobierno Uribe (2002-2009) la incidencia de la pobreza se redujo de 53.7% a 45.5%.
Aunque el porcentaje de personas pobres disminuyó, preocupa que el nivel absoluto continúe siendo tan
alto. En el 2009 el número de pobres se acercó a los 20 millones. Esta cifra muestra que Colombia
todavía no supera la trampa de la pobreza. Mientras que la trampa no se rompa, el país podrá seguir
creciendo sin que haya cambios significativos en el nivel de pobreza y que mientras no existan políticas
estructurales de generación de empleo no es factible ganarle la batalla a la pobreza. Además, debe
tenerse presente que el ritmo de disminución de la incidencia ha sido más lento que en el resto de los
países latinoamericanos. Mientras en Colombia -como lo evidenció el citado estudio de Planeación- 46 de
cada cien personas están viviendo en la pobreza, para el conjunto de América Latina el guarismo es
apenas del 35 por ciento. Por otra parte, la indigencia aumenta, ronda entre nosotros en el 18 por ciento,
en el continente está en el 13 por ciento.
Según la medición de la concentración del ingreso de 2009 por parte de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), el valor del GINI para Colombia es de 59.2% (estadística que mide la desigualdad,
entre 0 y 100, el 0 significa la igualdad absoluta -todos los habitantes del país tienen una riqueza similar-,
y el 100 la desigualdad absoluta). Es decir, somos el país de mayor inequidad en el continente americano
por encima de Estados Unidos (40.8), México (46.1), Venezuela (48.2), Costa Rica (49.8) y Guatemala
(55.1). Entre 2002 y 2008 el Gini no se modificó, se mantuvo en 0.59. Por otro lado, el coeficiente de Gini
para la tenencia de la tierra ajustado indica que este se encuentra en el 0.85 el cual es de lejos el
indicador más alto de toda la región y uno de los más altos del mundo. Una concentración del ingreso de
ese nivel pone en evidencia que nuestra forma de crecimiento ha sido basada en un modelo inequitativo.
La política tributaria ha favorecido a los más ricos, y la política social no ha logrado compensar las
inequidades generadas por la dinámica de la economía y por los impuestos regresivos.30
Es importante observar que la brecha entre el campo y la ciudad se ha intensificado. Se ha presentado
una profunda ruptura entre los procesos urbanos y rurales. Cuando se comparan las 13 áreas
metropolitanas con la pobreza en el “resto” del país la situación es alarmante. En el “resto”, el porcentaje
de pobres pasó de 69.3% a 64.3%. En las ciudades se redujo de 40.3% a 30.6%. Al cotejar la pobreza de
las 13 áreas con las del resto, se observa un progresivo aumento de la brecha. La diferencia en el 2002
era de 29 puntos (69.3-40.3=29), y en el 2009 fue de 33.7 puntos (64.3-30.6=33.7).31 Una de las
consecuencias más dañinas del gobierno Uribe ha sido la falta de convergencia entre el campo y la
ciudad. Tanto la caída de la producción agropecuaria como el deterioro del campo llevaron a una
agudización del problema agrario. Una de las expresiones más dañinas de la mala situación del campo es
la ganaderización de las tierras más fértiles de país, como las del departamento de Córdoba.
En síntesis, las administraciones de Uribe acentuaron la desigualdad, medida por ingresos y por activos.
La brecha entre ricos y pobres se agudizó. La situación más alarmante se presentó en el campo, donde la
concentración de la propiedad se intensificó. El Gini de la tierra superior a 0.8 es escandaloso. No puede
ser positivo el balance de un gobierno que permite tal aumento de la desigualdad. La lucha contra la
pobreza es efectiva si el crecimiento favorece a los pobres. O, en otras palabras, si el crecimiento avanza
a la par con políticas distributivas. Sin transformaciones radicales en la distribución del ingreso y de la
riqueza es imposible romper la trampa de pobreza. Mientras no se asuma de manera directa el tema
distributivo, la reducción de la pobreza será muy tenue. El próximo gobierno debería estimular las
potencialidades de los gobiernos urbanos. En general, los análisis económicos han dejado de lado la
dimensión espacial y la fuerza dinámica de la aglomeración. En este contexto los aspectos relacionados
con la ciudad-región son sustantivos.32
Garay, L. J, (2010, Mayo) “La tragedia humanitaria del desplazamiento interno forzado en Colombia” en Revista Foro Nº 70, pág. 30
Ibíd.
31 Ibíd.
32 Ibíd.
29
30
12 / 15
De lo anterior se deriva que los retos al gobierno de Juan Manuel Santos son: Crear condiciones que
permitan generar valor, en la medida en que se consolide la demanda interna y se estimule el mercado
doméstico. El mejoramiento de la infraestructura vial y de comunicaciones es la condición básica para
fortalecer el mercado doméstico y estimular las potencialidades de los conglomerados urbanos.
Retomando la dimensión espacial y la fuerza dinámica de la aglomeración y los aspectos relacionados
con la formulación de planes de ordenamiento territorial para examinar los tipos de ocupación del
territorio. Frente a lo rural, el reto radica en ir más de una ley de restitución de tierras sino en la
reformulación de una política de desarrollo para la economía campesina.
COHESIÓN SOCIAL: UNA POLÍTICA SOCIAL ASISTENCIALISTA DESIGUAL E INEQUITATIVA
El gobierno con su política de cohesión social pretendió derrotar la pobreza y construir la igualdad de
oportunidades a partir de siete herramientas: la revolución educativa, la promoción y expansión de la
seguridad social, el impulso a la economía solidaria, el manejo social de los servicios públicos, el manejo
social del campo, la calidad de vida urbana y el país de propietarios.33
Familias en Acción, el Programa Juntos y Seguridad Alimentaria (ReSA) son algunas de las herramientas
para la superación de la pobreza. El primero pagó subsidios a 2.600.000 en 8 años, el segundo vinculó
1.123.000 familias pobres y la tercera benefició a 824.000 familias.34 En Salud la cobertura alcanzó el 89
por ciento de la población (entre régimen contributivo y subsidiado); mientras que en educación básica y
media las coberturas pasaron del 80 por ciento al 100 por ciento y del 57 por ciento al 80 por ciento,
respectivamente, la cobertura universitaria ha pasado de menos de un millón de estudiantes a cerca de
un millón 700 mil, número que incluye la formación titulada del nivel técnico y tecnológico.35
Las políticas sociales del gobierno han sido prácticas asistencialistas que han cumplido la función de
cooptar la población y hacerlas dependientes del ejercicio clientelar de la política ahogando medidas más
estructurales. El gobierno se ha preocupado más por repartir subsidios -a través de programas como
Familias en Acción- que por buscar mecanismos que permitan una política en educación y salud y
generación de empleo. Uribe desestimó la perspectiva de derechos y contrario a la justicia básica de la
política social, prefirió beneficiar a los más ricos (por ejemplo, Agro Ingreso Seguro). El modelo de
desarrollo va en dirección contraria, la trampa de la pobreza se mantiene, la incidencia de la indigencia
aumenta, la inequidad crece y la brecha entre la ciudad y el campo se amplía. La exclusión y la inequidad
constituyen los principales obstáculos para sembrar una cultura de derechos humanos, democracia,
justicia y desarrollo.
La movilización social en Colombia lo que ha señalado es la falta de respuesta a los problemas que el
gobierno pretendía resolver, de ello da cuenta la grave situación financiera de la educación pública
superior, el estado de emergencia en que se encuentra el sistema de salud y el agravamiento del sistema
laboral, bien por el aumento del desempleo, bien por la precariedad y la inestabilidad de los puestos de
trabajo. Ya lo señalábamos en otro Informe Especial, a lo largo de los 8 años de gobierno del presidente
Uribe, la movilización social ha venido creciendo, hasta alcanzar, en 2007, el mayor auge observado
desde 1975. Podría decirse que, durante este periodo, se ha presentado el mayor nivel de protesta social
en cincuenta años, lo que significa que, se han producido dos luchas sociales por día en el país.
33
Dirección Nacional de Planeación – DNP. Plan Nacional de Desarrollo 2002-2006: Hacía un Estado Comunitario.
Acción Social Balance de Gobierno 2002-2010: Trabajo, Hechos y Corazón, [en línea], disponible en: www.accionsocial.gov.co
35 Palabras del Presidente Álvaro Uribe durante la instalación del Honorable Congreso de la República, (2010, 20 Julio) ,[en línea], disponible en:
http://web.presidencia.gov.co/sp/2010julio/20/13202010.html
34
13 / 15
Evolución de la Protesta Social (1975-2008)
Fuente: Bancos de Datos de Luchas Sociales del CINEP.
Consideremos algunos de los resultados alcanzados en algunos de los campos de la política social, en
particular en educación, salud y empleo.
Acerca de la educación, la cobertura neta básica llegó a 100 por ciento en tanto que a la educación
básica y media asisten 11 millones de estudiantes. Sin embargo, hay que empezar a analizar la situación
de la educación en algunos aspectos, mientras en el rango de edad de 13-17 años, la proporción de
adolescentes incorporada a la educación llega a un 80 por ciento, entre los 18 y 22 años desciende a 55,
y sólo el 50 por ciento entre 23 y 26 años.
Si bien la cobertura en educación superior aumentó, de un 20.6% en 2002 a un 33.3% incluidos los
estudios técnicos, tecnológicos y profesionales; en 2008, la deserción hacia el final de los programas de
estudio alcanzó el 50%. En otras palabras, sólo uno de cada tres colombianos inicia algún estudio
después de terminar su bachillerato. Y apenas el 16% logra culminarlo. Varias razones explican esta
deserción: la primera, es el bajo nivel académico de la educación básica y media. Las otras causas se
asocian con temas económicos: hogares con ausencia de ingresos para pagar los costos o los programas
de financiamiento (becas y créditos). Los problemas de calidad y pertinencia de la educación son de
índole estructural. En pruebas internacionales como la del Programa para la Evaluación Internacional de
Alumnos de la OCDE (PISA, por sus siglas en inglés), que mide la capacidad para analizar, razonar,
comunicarse, examinar, interpretar y resolver problemas, Colombia ocupó en 2007 el puesto 53 entre 57
países.36
El gobierno cree que la expansión cuantitativa de las oportunidades de educación constituye la clave
esencial de la educación. El desafío de la educación, coincidimos con analistas sobre este tema, es que
las respuestas son más complejas y conflictivas en cuanto que los sistemas educativos reflejan las
estructuras socioeconómicas y políticas de la sociedad donde funcionan y tiende a perpetuar, reforzar y
reproducir las estructuras y los patrones organizativos sociales.37 Así que nuestra sociedad marcada por
las desigualdades, la pobreza y la violencia, transformar el sistema educativo y garantizar el derecho a la
educación significa tener una visión integral que implica cambios en la percepción del desarrollo y
cambios estructurales de carácter societal.
Desde el año 1993 la salud paso de ser pública a privada, al pasar a manos de empresas promotoras de
salud (EPS). La ley 100 de 1993 estableció un sistema de salud que posee dos regímenes el contributivo
y el subsidiado. El sistema de salud se encuentra colapsado financieramente debido a las altas tasas de
ganancia de las EPS (intermediarias de los servicios de salud, y cuyo patrimonio total aumentó en
$43.524 millones), la baja participación de quienes pertenecen al régimen contributivo y el no pago de los
6 billones de pesos que el Gobierno adeuda al sistema, y deja por fuera a un 15% de la población. De los
40 millones cubiertos, en el régimen subsidiario se encuentran 22.8% de personas y en el contributivo 17
millones (de los cuales sólo 8 aporta; el resto es de familiares). Un reflejo del desempleo, la precariedad
del empleo y los bajos ingresos de la mayoría de los trabajadores. El aumento en la cobertura de salud se
36
37
Sarmiento, L, (2010, Abril-Mayo)”Uribe 2002 – 2010 hecatombe social” en Desde Abajo, Nº 156, pp. 2-3.
Sarmiento, L, (2009, Octubre) “Educación, entre la ilusión y la incertidumbre” en Le Monde Diplomatique Nº 83, Bogotá, pp. 4-5.
14 / 15
logró a costa de la calidad del servicio. Los usuarios deben recurrir a las acciones de tutela para lograr
medicinas y tratamientos que el Plan Obligatorio de Salud les niega. En 2008 se interpusieron 142.957
tutelas.38
Según la Misión para Empalme de las Series de Empleo Pobreza y desigualdad, MESEP son 27 millones
de personas de pobres, de los cuales 7 millones son indigentes, y que conforman los niveles 1 y 2 del
SISBEN39, es decir, dos de cada tres colombianos padecen esta crítica situación.40 Estos 27 millones de
pobres no tienen garantizados sus derechos a trabajo digno, vivienda, educación, alimentación,
recreación y seguridad social.
Frente a las medidas del gobierno que han llevado a la privatización del servicio y a la preservación del
negocio del aseguramiento de la salud a través de las EPS estamos obligados a exigir una solución
estructural que realmente garantice el derecho a la salud. Asumir la salud como un derecho y dar paso a
un nuevo “sistema único público nacional de salud”, respecto al cual los movimientos sociales reclaman
ponerle fin a la Ley 100 de 1993 y al paquete de medidas impulsadas por el gobierno de Uribe que han
profundizado la injusticia y la inequidad.41
En cuanto al tema del empleo, nada ha hecho más daño que la reforma laboral.42 La Ley 789 de 2002 fue
ideada supuestamente para crear 640.000 nuevos empleos en los cuatro años siguientes a su
expedición, pero no ha sido así: Uribe recibió una tasa de desempleo de 14,2% en 2002 y a mayo de
2010 está en 12,1%. En 2007, la dirección nacional de la Central Unitaria de los Trabajadores (CUT)
estimó que “los empresarios han visto incrementadas sus utilidades en siete billones de pesos solo por
efecto de la ley 789”.43 Esta ley ha actuado en dos direcciones, la primera tiende a beneficiar a los
empresarios no sólo por el incremento en sus utilidades, en la medida que también ha ayudado a que
ellos cambiaran las modalidades de contratación con el fin de no pagar parafiscales, cesantías, primas o
seguridad social. La segunda dirección se encuentra vinculada a los asalariados, los cuales se han visto
afectados por la ley y la determinación del gobierno y los empresarios de sostener la ley 789, con una
clara disminución de la calidad de vida, tras el incremento alarmante de la informalidad del empleo, el
paso a labores por cuenta propia, y pérdidas por la reducción del costo de las horas extras, el recargo
nocturno y la remuneración por labores en domingos y festivos.
En los dos gobiernos de Uribe, a contrapelo de la Constitución, el sector social es objeto de un proceso
creciente de privatización: la seguridad social, la salud, la educación, la vivienda, la energía, el agua, el
saneamiento básico y el medio ambiente. La perspectiva de derechos es remplazada por la de
mercancías y riesgo, y la prestación de servicios sociales se desvaneció en el ilusorio sistema de
“aseguramiento”. El incremento de la movilización social en el período lo que señala precisamente es la
falta de solución a los problemas de los sectores sociales que reclaman no sólo el reconocimiento de los
derechos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales, sino que exigen el respeto a los
derechos civiles y políticos y el DIH. En los últimos ocho años en lugar de avanzar en la vigencia de los
derechos humanos, la situación se ha agravado, lo cual permite prever que para el próximo período se
pueden incrementar las luchas sociales si no hay una respuesta a sus demandas por parte del gobierno.
Así pues, los retos para el gobierno de Juan Manuel Santos en política social son: replantear la política de
superación de la pobreza soportada en la visión asistencialista teniendo en cuenta el enfoque basado en
la justicia y los Derechos, buscando soluciones estructurales que realmente garanticen el derecho a la
salud, la educación y el empleo.
38 Sarmiento, L, (2010, Abril-Mayo) Óp. Cit; Torres M (2010, Febrero) “Salvavidas para el negocio de la salud”, en Le Monde Diplomatique, Nº 86,
pp. 4-5.
39 El Sistema de Identificación de Potenciales beneficiarios de Programas Sociales (SISBEN), es una herramienta de identificación, que organiza
a los individuos de acuerdo con su estándar de vida y permite la selección técnica, objetiva, uniforme y equitativa de beneficiarios de los
programas sociales que maneja el Estado, de acuerdo con su condición socioeconómica particular.
40 Colombia, Misión para el Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad - MESEP (2010, Abril) “Resultados cifras de pobreza,
indigencia y desigualdad 2009” y Sarmiento L, (2010, Abril-Mayo) Óp.cit. pp. 2-3.
41 Gutiérrez, C, (2010, Marzo) “Desmercantilizar el derecho a la salud” en Le Monde Diplomatique, Nº 87, p.3.
42 Delgado, A, (2009, Abril) “La protesta social y la guerra no se quieren” en: Revista Foro Nº67 pp.87-97
43 El País, 24 de julio, 2007, p.10.
15 / 15
Descargar