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La hipoacusia en el adulto
J.F. Casamitjana, C. Pollán y E. Perelló
Hospital Universitari Germans Trias i Pujol. Barcelona.
El sentido de la audición es un factor clave
para nuestra comunicación con el exterior.
Sus trastornos o déficit son, por ello, un
motivo habitual de consulta. En función
de la localización anatómica de la afección,
distinguiremos entre hipoacusias de
transmisión (afectan al oído externo y medio)
y las hipoacusias de percepción (afectan al
oído interno). Las hipoacusias de transmisión
suelen tener su origen en procesos infecciosos
o de anquilosis de las articulaciones de
la cadena osicular. Además del tratamiento
etiológico, son susceptibles de tratamiento
quirúrgico para corregir los déficit auditivos.
Las hipoacusias de percepción se relacionan
con el envejecimiento del órgano sensorial,
presencia de tóxicos y ruidos externos o por la
afección de las vías de transmisión al cerebro.
No tienen tratamiento quirúrgico para mejorar
la audición y la adaptación de prótesis
auditivas es su única opción para la
recuperación funcional.
La consulta por hipoacusia en los adultos es uno de los problemas más frecuentes con los que se enfrenta el médico general. Es habitual la consulta por presentar dificultades de
audición en ambientes ruidosos, excederse en el volumen
del televisor, o bien no seguir de forma adecuada las conversaciones. Todo ello conlleva múltiples etiologías que pueden
ser la causa de dichas alteraciones. Su diagnóstico precoz
Palabras clave: Hipoacusia de transmisión. Hipoacusia neurosensorial. Adulto. Diagnóstico. Tratamiento.
puede suponer el éxito del tratamiento, la no progresión de
la enfermedad y proporcionar al paciente un buen estado
funcional.
La hipoacusia se define como la pérdida de audición con
respecto a la normalidad, que está ligada a la edad del paciente. La hipoacusia es un síntoma, que nos indica una enfermedad subyacente, de ahí la importancia no tan sólo de
llegar a su constatación sino a un buen diagnóstico etiológico.
Para su correcta catalogación la hipoacusia debe ir ligada
a un adjetivo que nos determine su gravedad o grado. La hipoacusia se puede definir de forma cualitativa en diferentes
grados, leve, moderada, grave o profunda, o bien se puede
establecer por el porcentaje de pérdida a partir de la gráfica
audiométrica. Aun así, la hipoacusia se define de forma concreta y fehaciente por la gráfica audiométrica que nos orienta hacia el diagnóstico de la patología subyacente.
Para definir los tipos de hipoacusias y cómo llegar a su
diagnóstico debemos realizar un repaso a la fisiología y la
exploración auditivas.
Fisiología de la audición
El oído es un órgano sensorial, con la función de informarnos de la energía ondulatoria exterior, y es capaz de captar
las ondas sonoras que oscilan entre 16 y 20.000 Hz7. Las ondas sonoras se transmiten por el aire (energía mecánica), se
captan en el oído externo, son amplificadas en el oído medio
y transmitidas a un medio líquido (oído interno) donde se
transforman en la cóclea (oído interno) en una señal bioeléctrica que es remitida por las vías auditivas al córtex cerebral.
Función del oído externo
El pabellón auditivo y el conducto auditivo externo (CAE)
tienen la función de captar el sonido y dirigirlo hacia el oído
medio. El pabellón auditivo en el ser humano no es móvil,
por lo que no puede dirigirse hacia la fuente sonora y amplificar el sonido. El conducto auditivo externo permite separar
el oído medio del ambiente externo protegiéndolo de agreFMC 2002;9(4):241-52
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9
21 25 26
24
mecanismos de ventilación que son efectuados por la trompa
de Eustaquio, la cual permite el paso de aire desde la rinofaringe (fig. 1).
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29
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28
22
23
Figura 1. Representación esquemática de un corte frontal del oído.
1, antrum; 2, ático; 3, meninge; 4, martillo; 5, yunque; 6, estribo; 7,
nervio facial; 8, ventana oval; 9, vestíbulo; 10, canales semicirculares; 11, utrículo; 12, sáculo; 13; nervio vestibular; 14, nervio coclear; 15, conducto auditivo interno; 16, pabellón de la oreja; 17, conducto auditivo externo; 18, membrana del tímpano; 19, caja del
tímpano; 20, promontorio; 21, ventana redonda; 22; carotídea interna; 23, trompa de Eustaquio; 24, rampa timpánica; 25, conducto coclear; 26, rampa vestibular; 27, cóclea; 28, rinofaringe; 29, helicotrema. Imagen cedida por el Dr. J. Perelló G.
siones y dirige y aplana las ondas para una mejor transmisión al tímpano. Asimismo, el conducto auditivo externo tiene un efecto resonador amplificando las frecuencias de
4.000 Hz.
Fisiología del oído medio
El oído medio aparece en los seres vivos como consecuencia
de la perdida de señal acústica por el cambio de impedancia
que sufre el sonido al pasar de un medio aéreo a un medio líquido (oído interno). Esta pérdida de señal acústica se cifra en
unos 20 dB. El oído medio, pues, tiene como principal misión
la amplificación de la señal sonora. Para ello consta de dos
mecanismos: la membrana timpánica y la cadena osicular.
El primer mecanismo resulta de la transmisión de una misma fuerza de una superficie grande (el tímpano, de 8 mm de
diámetro) a una más pequeña (la ventana oval, de 2 mm
de diámetro), con lo que al disminuir la superficie se incrementa la presión. Este cambio de superficies que transmiten
una misma fuerza hace que la presión acústica quede amplificada en la ventana oval, recuperando unos 20-30 dB. El segundo mecanismo lo ejerce la cadena osicular, que actúa como una palanca de primer grado amplificando 1,5 veces el
sonido captado en la membrana timpánica. Con todo ello, observamos que el sonido queda amplificado unos 50 dB gracias al oído medio, y descontando la pérdida que supone el
cambio de impedancia de un medio aéreo a uno líquido, unos
15-25 dB, nos da una ganancia neta entre 25 y 35 dB.
El oído medio debe efectuar su función en un medio aéreo. Al estar recubierto por un epitelio respiratorio requiere
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Fisiología del oído interno
El sonido que llega al oído interno es transmitido a través de
la ventana oval hacia la rampa vestibular de la cóclea, donde
se propaga por sus dos vueltas y media hasta el helicotrema.
A su paso, y a través de la rampa vestibular por vecindad,
desplaza las membranas de Reissner y basilar de la rampa
coclear, donde el movimiento de la endolinfa desplaza las
células ciliadas internas (CCI) que están próximas a la membrana tectoria. Al contactar a través de los cilios, las CCI se
despolarizan activando las sinapsis con las dendritas del nervio coclear, iniciando la conducción nerviosa hacia el ganglio de Corti y de allí, por el VIII par craneal (PC) o nervio
estatoacústico, a los núcleos cocleares de la protuberancia y
luego por los lemniscos y el ganglio cuadrigéminos hacia
el cerebro. En estas vías cerebrales los núcleos interactúan
con otros pares craneales para establecer reflejos básicos
y con el hipotálamo para las reacciones emotivas. Dado que
se trata de líquidos, y por tanto su naturaleza es incompresible, la energía sonora debe disiparse a través de la rampa
timpánica hacia la ventana redonda y de ésta al medio aéreo
de la caja timpánica. La teoría tonotópica de Bekesy, aunque
de forma incompleta, explica la discriminación de los sonidos en sus diferentes frecuencias por la captación de los agudos en la zona basal y de los graves en la apical. Parece que
en todo este proceso las células ciliadas externas actúan como un filtro selectivo y amplificador del sonido. Por ello, la
función de la cóclea es la transformación de una señal mecánica en un estímulo eléctrico, diferenciado en función de la
frecuencia y la intensidad.
Exploración del sistema
auditivo
Exploración física
Inspección
A la inspección podemos observar alteraciones en la morfología externa del pabellón auricular y entrada del CAE, así
como la presencia de apéndices o fístulas. La patología del
oído externo siempre nos obliga a descartar malformaciones
del oído medio o interno que puedan asociarse.
Otoscopia
La otoscopia es clave en el diagnóstico. Nos informa del estado del CAE, así como del tímpano y, por translucidez, de
la caja timpánica. La presencia o no de perforaciones, patología infecciosa o el estado de ventilación del oído medio se
basan en esta exploración.
Casamitjana JF, et al. La hipoacusia en el adulto
Exploración funcional
TABLA 1. Interpretación del tipo de hipoacusia mediante
las pruebas de Rinne y Weber
Acumetría
Se basa en la exploración del sistema auditivo con diapasones4, que tienen la propiedad de emitir un sonido puro a una
frecuencia determinada. Su primer empleo fue para la exploración cualitativa de la audición en función del oído explorado respecto al explorador y al contralateral. Pero son las
pruebas de Rinne y de Weber (nombre de los médicos que
las describieron en el siglo XIX) las que más interesan en la
exploración auditiva.
Prueba de Rinne
Se basa en comparar la sensación auditiva del oído explorado por vía aérea y por vía ósea.
Transmisiva
Neurosensorial
Rinne
Positivo en el lado sano
Negativo en el lado
enfermo
Positivo en el lado sano
Positivo en el lado
enfermo
Falso negativo en el lado
enfermo
Weber
Lateraliza al lado enfermo
Lateraliza al lado sano
tipo de hipoacusia que estamos afrontando. Para ello, en la
tabla 1 se distinguen los posibles resultados y diagnósticos.
Audiometría
Realización. Colocación del diapasón activado con un
golpe seco a unos 2-3 cm del CAE con las ramas en posición paralela al oído para determinar si el paciente oye el sonido. De forma rápida, y sin que disminuya la intensidad, se
debe colocar la base del diapasón sobre la mastoides (exploración de la vía ósea) para observar por cuál de las dos oye
mejor el paciente.
En condiciones normales debe oír mejor por la vía aérea
que por la vía ósea, término que se refiere con Rinne+. Si
por el contrario oye mejor por la vía ósea, recibe el término
de Rinne–.
En principio, todas las hipoacusias de conducción presentan un Rinne–, mientras que las neurosensoriales o perceptivas presentan un Rinne+, aun teniendo una pérdida funcional del oído. Existe el caso del falso Rinne – (en hipoacusias
neurosensoriales graves) en que el paciente tiene la sensación, al colocar el diapasón por la mastoides, de oír mejor
por la vía ósea que por la vía aérea como si de una conductiva se tratase. Lo que en realidad ocurre es que al no existir
atenuación del sonido por vía ósea, éste se transmite a la cóclea contralateral por donde realmente se capta el sonido.
Dicha situación hace que, por sí misma, dicha prueba sea incompleta para determinar el tipo de hipoacusia.
La audiometría tonal es un sistema de exploración, con la finalidad de hallar el umbral auditivo, basada en la detección
por parte del paciente de sonidos puros emitidos a diferentes
frecuencias e intensidades5. Las frecuencias van desde 125
hasta 8.000 Hz y la intensidad (en función de las frecuencias) va desde 0 hasta 120 dB HL. Si bien los Hz son una
medida objetiva de los ciclos por segundo, los dB HL (hearing loss) son una medida consensuada a partir de decibelios
SPL (sound presure level) en función de las frecuencias, con
la finalidad de ayudar al médico en su diagnóstico. Dicha
exploración se realiza por vía aérea, mediante la colocación
de auriculares, y por vía ósea, mediante la colocación de un
vibrador en la mastoides, todo ello en el ambiente silencioso
de una cabina audiométrica. Al final de la prueba se puede
observar dos curvas por oído, una de la vía aérea y otra de la
vía ósea. Al ser decibelios HL, de forma paradójica podemos observar que la vía aérea siempre queda por debajo de
la vía ósea, con el fin de facilitarnos el diagnóstico. En función de la morfología de las curvas podemos observar los diferentes tipos de hipoacusia, de conducción, de percepción y
mixta.
Asimismo, permite establecer el grado de hipoacusia y el
porcentaje de pérdida (figs. 2 y 3).
Prueba de Weber
Se activa con un golpe seco el diapasón y se coloca sobre la
frente del enfermo, preguntándole por dónde tiene la sensación de oír el sonido. En condiciones normales el paciente lo
debe escuchar centrado, o también lo puede describir por toda la cabeza sin señalar un punto exacto. En caso de una hipoacusia de transmisión, el sonido paradójicamente se desplaza hacia el oído enfermo, mientras que en la neurosensorial se desplaza hacia el oído sano.
Impedanciometría
Es un instrumento que permite, mediante la aplicación y la
recepción de sonidos sobre la membrana timpánica y el uso
de un barómetro, conocer los cambios de compliancia en el
CAE de la membrana timpánica y la cadena osicular. Es un
registro fiable de la mecánica del oído medio, por lo que nos
informa de la capacidad de movilización de dichas estructuras y de los cambios de presión del oído medio (fig. 4).
Reflejo estapedial
Interpretación de las pruebas. Las dos pruebas en sí
mismas son incompletas, pero la conjunción de las dos permite en la mayor parte de casos un correcto diagnóstico del
Permite percibir los cambios de resistencia en el tímpano
que se originan por la contracción del músculo del estribo,
cuando el oído percibe sonidos por encima de 75 dB. La
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Casamitjana JF, et al. La hipoacusia en el adulto
Potenciales evocados auditivos de tronco cerebral
–20
Los potenciales evocados auditivos del tronco cerebral (PEATC) son el registro bioeléctrico de la actividad cerebral generada por un estímulo auditivo. Su fundamento es similar
al de un electroencefalograma y mediante la utilización de
ordenadores permiten distinguir las ondas generadas por la
función de la vía auditiva del resto de la actividad cerebral.
En él se expresan fundamentalmente 5 ondas con sus respectivas latencias, que suelen corresponder a los primeros 5 ms.
0
20
dB 40
60
80
100
125
500
1.000
2.000 4.000 8.000
Hz
Utilidad
– Detección de la función auditiva y el establecimiento de
forma aproximada del umbral de audición.
– Distinguir en las hipoacusias de percepción las hipoacusias cocleares de las retrococleares y/o centrales.
Figura 2. Audiometría con hipoacusia neurosensorial derecha.
Hipoacusia de transmisión
contracción provoca la rigidez de la cadena osicular y una
disminución de la distensibilidad timpánica. Ello permite
conocer si el reflejo estapedial está presente o no y a qué intensidades se desencadena en las diferentes frecuencias exploradas4.
Las hipoacusias de transmisión son aquellas generadas en el
oído externo y el oído medio, y que no transmiten o amplifican el sonido. Presentan las características acumétricas y audiométricas antes definidas.
Oído externo
Utilidad
– Presencia de presiones timpánicas negativas en el oído
medio (ototubaritis, otitis adhesivas).
– Presencia de mucosidad en el oído medio (otitis serosa).
– Presencia de pequeñas perforaciones timpánicas o permeabilidad de los drenajes.
– Presencia o no del reflejo estapedial (parálisis facial,
tumores de ángulo cerebeloso, enfermedades neurológicas).
Las patologías que afectan al oído externo lo hacen básicamente por un fenómeno obstructivo, ya sea por una entidad
ajena o por enfermedades del propio conducto.
Ceruminosis o tapón de cerumen
Es la entidad más frecuente en el conducto auditivo externo.
Favorece su aparición la morfología del conducto, el uso de
bastoncillos, la sequedad en la piel o la descamación de la
misma y algunas patologías, como la psoriasis.
Traumatismo y cuerpos extraños
– Fracturas de peñasco o de la articulación temporomandibular. Pueden obturar el CAE por sangrado o por la interposición de hueso y partes blandas.
– La introducción de cuerpos extraños, sobre todo un algodón que no es retirado, puede originar la obstrucción.
–20
0
20
Otomicosis
dB 40
Infección de CAE por hongos del tipo Aspergillus niger o
Candida15. El tratamiento es tópico con antifúngicos.
60
Estenosis del CAE
80
100
125
500
1.000
2.000 4.000 8.000
Hz
Figura 3. Audiometría con hipoacusia transmisiva izquierda.
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Osteomas
Formaciones óseas benignas del oído externo que en forma perlada crecen de la porción ósea del CAE. Pueden llegar a la oclusión del CAE por su propio crecimiento o por la interposición de
cerumen o de pieles descamadas. El tratamiento es quirúrgico.
Casamitjana JF, et al. La hipoacusia en el adulto
Volumen cavidad ac0,97a: cm3
Gradiente:
70 daPa
Timpanometría derecha
cm3
Oído medio
Valor del máximo:
Compl 0,55a: cm3
Intensidad: 5 daPa
cm3
1,5
0,1
1,0
0
0,7
[s]
0
0,7
[s]
Reflex ipsilateral a reflex ipsilateral a 2.000 Hz
con respuesta a 90 con respuesta a 85 dB
Se producen por lesiones en el complejo timpanicooscicular.
Dichas lesiones pueden estar originadas por procesos infecciosos, traumáticos y tumorales, o bien por enfermedades
degenerativas del oído medio.
Otitis media y secuelas de otitis media
cm3
0,5
daPa
–400
–200
0
0,1
0 0,7
[s]
0,0 Reflex ipsilateral a 1.000 Hz
con respuesta a 85 dB
200
Volumen cavidad ac1,09a: cm3
Gradiente:
–1 daPa
Timpanometría derecha
cm3
Valor del máximo:
Compl 0,22a: cm3
Intensidad: 0 daPa
1,5
Crónica
1,0
0,5
daPa
–400
–200
0
0 0,7
[s]
0,0 Reflex Ipsilateral a 1000Hz
con respuesta a 105 dB
200
Volumen cavidad ac1,28a: cm3
Gradiente:
–1 daPa
Timpanometría izquierda
cm3
Aguda
La otitis media aguda se origina en el contexto de un catarro
de vías respiratorias altas, siendo el neumococo el germen
más habitual. Como consecuencia de la misma el oído medio queda repleto de moco y material purulento que puede
tardar varias semanas en eliminarse, produciendo un déficit
de audición. Como consecuencia de diversas infecciones
puede originarse un proceso de timpanosclerosis (calcificaciones).
Valor del máximo:
Compl 0,00a: cm3
Intensidad: 6 daPa
Serosa. Persistencia de moco estéril en la caja timpánica como consecuencia de una ventilación tubárica deficiente, por
insuficiencia ventilatoria nasal o por obstrucción rinofaríngea por procesos benignos o malignos. Su tratamiento en
primera instancia es médico con descongestionantes nasales
e incluso corticoides orales. En caso de permanecer más de
8 semanas el tratamiento es quirúrgico, con la colocación
de un drenaje transtimpánico.
1,5
1,0
0,5
daPa
–400
–200
0
0,0
200
Figura 4. Impedanciometrías con curva normal (a); curva que indica presencia de presiones negativas en el oído medio por deficiencia en la ventilación tubárica (b); curva plana que indica presencia
de una perforación timpánica o bien presencia de mucosidad en el
oído medio, por lo que impide la movilidad timpánica (c).
Queratosis obturans
Proceso benigno de hiperplasia del epitelio del CAE que
puede ocluirlo de forma completa. Su tratamiento es médico, con la administración de corticoides, o bien mediante resección quirúrgica.
Tumores malignos del CAE
Epiteliomas y basaliomas que generalmente se han extendido desde el pabellón auditivo. Su tratamiento es quirúrgico.
Seroadhesiva. Proceso degenerativo del anterior en el
que las presiones negativas retraen el tímpano hacia la caja
timpánica, adhiriéndose a la cadena osicular y bloqueando la
pared posterior.
Adhesiva. Adhesión de toda la membrana timpánica al
fondo de la caja timpánica con lisis parcial o completa de la
cadena osicular.
Crónica supurada. Se caracteriza por una perforación
central, con afección inflamatoria crónica de más de 6 semanas, con otorrea no fétida y sin afección osicular. Los gérmenes habituales son Staphylococcus aureus, Pseudomonas
aeruginosa y Proteus. El tratamiento es médico, con gotas
tópicas (ciprofloxacino), y quirúrgico, mediante la reparación de la posible perforación timpánica residual y/o la cadena osicular.
Crónica colesteatomatosa. Es una de las causas más
frecuentes de supuración en el oído medio6. Se origina por
la migración de epitelio poliestratificado escamoso del CAE
hacia la mucosa del oído medio, lo que origina la descamación celular, detritus ricos en cristales de colesterol que forFMC 2002;9(4):241-52
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Casamitjana JF, et al. La hipoacusia en el adulto
man quistes epidermoides (skin in a wrong place) llamados
colesteatomas. Aunque puede permanecer estéril, su infección desencadena una otorrea crónica fétida, aumentando la
proliferación del quiste. Crecen comprimiendo y lisando las
estructuras adyacentes lo que provoca la destrucción ósea
de la cadena osicular, así como las estructuras óseas que
protegen el oído interno (pueden originar vértigos, hipoacusia neurosensorial, parálisis facial y abscesos cerebrales o
meningitis). Pueden ser congénitos o adquiridos. Su tratamiento es quirúrgico, mediante la realización de una timpanoplastia radical y la reconstrucción, si es posible, de la cadena osicular.
Producen secuelas que provocan una hipoacusia de transmisión:
– Perforación timpánica. Puede originar una pérdida máxima de 45 dB. Su tratamiento es quirúrgico.
– Timpanofibrosis. Proceso cicatrizal del tímpano.
– Anquilosis de la cadena.
– Lisis óseas.
– Timpanosclerosis. Degeneración hialina de las capas
más profundas de la membrana timpánica. Presenta un aspecto calcáreo y, en el caso de que se afecte la caja timpánica, puede originar la anquilosis de la cadena osicular.
Traumatismos
Traumatismos directos
Por interposición de horquillas, bastoncillos o lápices11. Originan perforaciones que en buena parte de los casos se solucionan de forma espontánea al cabo de 6 semanas. La audición se recupera si no hay lesión osicular. En el caso de permanecer las lesiones se deberá realizar una miringoplastia y
una reconstrucción osicular.
Barotrauma
Cambios bruscos de presión, que la trompa de Eustaquio no
es capaz de compensar, pueden provocar hemorragias en la
caja y secreción mucosa, como en una otitis serosa. Si es
muy brusca, incluso puede haber afección laberíntica por
impacto del estribo en la ventana oval.
Fracturas del peñasco temporal10
Sobre todo las de trayecto longitudinal, en el 40% de los casos, se asocian a hipoacusia de transmisión. Las lesiones que
causan son: perforación de la membrana timpánica, disrupción de la cadena osicular, hemotímpano, afección laberíntica, lesión del nervio facial y fístula perilinfática.
Tumores
– Glomus timpánico y yugular. Es el tumor más frecuente
en el oído medio. Su origen está en las células de estirpe que
provienen de la notocorda. Más frecuente en mujeres, se
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asocia en un 10% de los casos a quemodectomas de otras localizaciones, donde destacan los cervicales. La clínica más
habitual es la presencia de una hipoacusia de transmisión
acompañada de una imagen otoscópica de un tímpano rojo
en su tercio inferior y un acúfeno pulsátil. En caso de tumores de mayor extensión se afectan otros pares craneales (VII,
IX, X y XI). El tratamiento es quirúrgico.
– Carcinoma epidermoide.
Otosclerosis
Es una enfermedad del hueso de la cápsula ótica que forma
el oído interno. Se debe a una alteración de la betacolagenasa, en zonas donde persiste cartílago embrionario, lo que origina un hueso mal formado que se lisa (osteólisis) y que se
repone con hueso no estructurado (osteoespongiosis). Este
hueso no estructurado da la formación de focos otoscleróticos que pueden anquilosar la articulación de la platina con la
ventana oval. Es una de las causas más frecuentes de hipoacusia en el adulto y predomina en el sexo femenino (2/3).
Se presenta entre los 18 y los 35 años de edad y se relaciona
con los embarazos en la mujer. En dos terceras partes de los
casos existen antecedentes familiares de la enfermedad y se
ha constatado un mecanismo hereditario autosómico dominante de penetración variable. Los focos de otosclerosis generalmente se sitúan en el 80% de los casos en la ventana
oval, en el 35% cerca de la ventana redonda y en un 35% en
la cóclea. En función del grado de fijación de la platina y la
ventana oval podemos distinguir tres tipos: a) sólo hay fijación anterior; b) fijación de toda la platina, y c) encubrimiento de la platina por hueso otosclerótico, siendo difícil la
identificación de la misma.
Presenta como sintomatología una hipoacusia de transmisión que se muestra en el audiograma en la llamada forma
de bañera. Presentan el fenómeno de la paracusia de Willis:
mejoría de la sensación auditiva en ambientes ruidosos. En
su evolución puede asociarse la hipoacusia transmisiva a
una hipoacusia neurosensorial (por presencia de foscos de
otospongiosis en la cóclea). Además, pueden aparecer acúfenos y síndrome vertiginoso en escasas ocasiones.
– Otoscopia. Normal, aunque se puede observar un enrojecimiento de la zona del promontorio.
– Acumetría. Rinne–, con lateralidad del Weber al lado
enfermo.
Tratamiento
El tratamiento de elección es quirúrgico mediante una estapedectomía o una estapedotomía13, que consiste en retirar el
estribo y sustituirlo por una prótesis de teflón o polietileno.
La intervención, en la gran mayoría de los casos, cierra el
gap transmisivo aunque no cura la enfermedad, pudiendo
haber una degeneración coclear posterior. Las prótesis auditivas son útiles en enfermos no quirúrgicos, en casos de fra-
Casamitjana JF, et al. La hipoacusia en el adulto
caso de la cirugía o rechazo del tratamiento, o en los que la
degeneración coclear lleva a una hipoacusia de percepción.
sustrato anatomopatológico es el hydrops endolinfático. La
fisiopatología es controvertida:
Formas de otosclerosis asociadas a enfermedades óseas
sistémicas
– Hiperproducción de endolinfa, que puede ser debida en
teoría a tres factores: disminución de la presión osmótica
plasmática, estimulación de la secreción de endolinfa por el
sistema estrial o por un aumento de la presión osmótica endolinfática por acumulación de detritus celulares.
– Reabsorción insuficiente de endolinfa en el saco endolinfático, dañado por algún mecanismo genético, infeccioso,
traumático u otro.
Se puede asociar a osteogénesis imperfecta, sobre todo en
los enfermos del tipo I A. Cuando los enfermos presentan
fragilidad ósea leve, escleróticas azules y otosclerosis, reciben el nombre de síndrome de Van der Hoeve y Klein.
Hipoacusias neurosensoriales
en el adulto
Entenderemos como tales aquellas sorderas de aparición en
la edad adulta en un individuo previamente normooyente,
en el que se ha descartado la existencia de una patología del
oído externo y medio como causa de dicha hipoacusia.
Fisiopatología de las hipoacusias
neurosensoriales
Comenzaremos por explicar los mecanismos fisiopatológicos4,7 de las hipoacusias neurosensoriales:
Hipoacusias de percepción endococleares
Distinguimos 3 tipos:
Sorderas sensoriales. Por alteración del órgano de Corti:
de las células ciliadas externas o de las internas. Lo más frecuente es que se dañen las células ciliadas externas (CCE)
porque son más sensibles a los tóxicos, los traumas y los
procesos degenerativos. Por sus contracciones, las CCE amplifican y modulan de modo muy localizado y potente la vibración de la membrana basilar, permitiendo la estimulación
intensa de un número limitado de células ciliadas internas
(CCI), con lo que son responsables de la selectividad frecuencial y de la sensibilidad del órgano de Corti. Así, su lesión da lugar a una elevación del umbral auditivo y a una
ampliación de la zona excitada con pérdida de la discriminación sonora.
Las CCI son las verdaderas células sensoriales, las encargadas de la transducción mecanoeléctrica. Habitualmente, se
lesionan de forma más tardía que las CCE y su pérdida provoca una disminución de la información que llega a las fibras nerviosas cocleares.
Sorderas metabólicas o estriales. Secundarias a una alteración electroquímica del compartimiento endolinfático,
que afecta a la transducción mecanoeléctrica del órgano de
Corti.
Sorderas mecánicas o presionales. El ejemplo es la enfermedad de Ménière, o la hipoacusia fluctuante, donde el
Una vez establecida la hiperpresión endolinfática, se produce el daño coclear por:
– Mecanismo físico, por aumento de la presión endolinfática.
– Mecanismo metabólico.
Características clínicas de las hipoacusias endococleares4
– Pérdida de la inteligibilidad, por disminución de la selectividad frecuencial.
– Recruitment. Consiste en una disminución del campo
auditivo, con aumento del umbral de audición, pero manteniendo el umbral de malestar.
– Aumento relativamente rápido de la sensación de sonoridad, con disacusia e incluso algiacusia.
– Fluctuación. Típica de las hipoacusias presionales.
Hipoacusias de percepción retrococleares y centrales
Hipoacusia retrococlear
Nos referimos, sobre todo, a las que tienen su causa en el
nervio auditivo. El mecanismo por el que se produce la sordera es por una interrupción del transporte axonal a través
del mismo. La entidad más típica es el neurinoma de este
nervio, pero también puede haber hipoacusias causadas por
neurinomas del facial, meningiomas, osteomas del canal auditivo interno, degeneraciones nerviosas (vasculares, metabólicas, etc.), esclerosis en placas y otras.
Hipoacusias centrales propiamente dichas
Se producen por alteración en el sistema nervioso central
por cualquier causa (no analizaremos aquí las múltiples patologías relacionadas) que afecte a los centros donde se procesa la información auditiva (núcleo coclear, complejo olivar superior, colículo, tálamo o córtex auditivo).
Destacamos los siguientes síntomas en las sorderas centrales:
– Sordera cortical. Es una elevación de los estímulos auditivos con un incremento de los umbrales tonales sin anomalía del sistema auditivo periférico ni del tronco cerebral.
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– Agnosia auditiva. Consiste en una incapacidad para reconocer los sonidos: todos se perciben como un ruido inidentificable. La audiometría es normal o poco alterada. Suele ser debida a lesiones temporales bilaterales.
– Sordera verbal. Es la pérdida de la comprensión del
lenguaje hablado y de la escritura bajo dictado. La escritura,
el lenguaje espontáneo y la lectura son normales. Se produce
por lesiones que afectan al lóbulo temporal izquierdo (en
diestros) por desconexión del área de Wernicke del córtex
auditivo primario e interrupción de las fibras del cuerpo calloso hacia el córtex auditivo contralateral.
– Hemianacusia. Sordera unilateral (sobre todo cuando
hablan varias personas a la vez) por lesión unilateral del área
acústica cortical contralateral a la lesión. Los potenciales
evocados corticales son anormales. La hemianacusia izquierda se puede acompañar de alucinaciones auditivas y de
hemianopsia y hemiplejía izquierdas. La hemianacusia derecha se acompaña siempre, al menos inicialmente, de problemas del lenguaje.
– Amusia. Es una agnosia para sonidos musicales.
Etiología de las hipoacusias neurosensoriales
del adulto
Hipoacusias de instauración aguda
Traumatismos del peñasco con lesión del nervio auditivo
o laberíntica. Con frecuencia cursan también con vértigo y
parálisis facial. En la mayoría de los casos son irreversibles.
Barotraumatismos. Además de la alteración en el oído
medio pueden provocar lesión del laberinto membranoso,
normalmente por impacto del estribo en la ventana oval11.
Infecciones. La que con más frecuencia se observa en el
adulto como causa de hipoacusia, casi exclusivamente unilateral, es el zoster ótico, que normalmente cursa con parálisis
facial, pero también a veces con vértigo e hipoacusia. En el
caso del zoster en ocasiones esta hipoacusia es reversible.
También puede ser causa de hipoacusia unilateral irreversible de instauración brusca la laberintitis, como complicación
de una otitis media aguda o de una otitis crónica colesteatomatosa.
Hipoacusia brusca idiopática. Es una sordera endococlear de instauración brusca8 y de causa desconocida; por
tanto, sólo podemos considerar como tales aquellos cuadros
en los que se hayan descartado posibles causas; es un diagnóstico de exclusión. Se achaca a infecciones virales, causas
autoinmunes o vasculares. Sólo excepcionalmente son bilaterales, y cuando es así normalmente se afectan ambos oídos
en distintos episodios. Su curso es incierto y en un porcentaje alto de casos no es reversible (30-70%); se consideran co248
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mo pronóstico la edad y la intensidad de la pérdida auditiva
inicial, a mayor edad y mayor pérdida peor pronóstico. Ante
una hipoacusia de estas características es necesario realizar
un rastreo de posibles causas, que consistirá en un estudio
cardiovascular y de coagulación para descartar posibles accidentes embólicos, serología sifilítica y patología retrococlear (neurinoma básicamente), con PEATC o resonancia
magnética (RM) según proceda. El tratamiento que se usa es
empírico a base de corticoides y vasodilatadores. También
hay quien defiende el uso de anticoagulación y de oxigenoterapia en cámara hiperbárica. Cuando además de la hipoacusia existe un cuadro vertiginoso, puede tratarse de una laberintitis.
Ototoxicidad medicamentosa. Actualmente, se aprecian
hipoacusias secundarias al uso de fármacos, sobre todo por
quimioterápicos (cisplatino y derivados) y menos frecuentemente por aminoglucósidos, como hace unas décadas,
cuando se usaban de modo masivo y en altas dosis para tratar la tuberculosis (la estreptomicina). También está descrita
la ototoxicidad de los diuréticos del asa (furosemida y ácido
etacrínico) y de los salicilatos, pero no es frecuente observarlo en la práctica clínica. De forma característica, las hipoacusias por ototóxicos afectan de modo bastante simétrico a
ambos oídos, con umbrales mayores en frecuencias altas. Es
posible, mediante la historia médica, establecer una relación
temporal entre el uso del fármaco y la aparición de la hipoacusia, que se suele desarrollar en días o semanas y, en ocasiones, es reversible total o parcialmente con la suspensión
del fármaco5.
Traumatismo sonoro agudo. Una exposición única a
una onda de presión acústica suficientemente intensa (p. ej.,
en una explosión), expone a la cóclea a un daño físico que la
puede lesionar, a veces de forma irreversible. Normalmente,
cuando sucede esto aparece una otalgia, un acúfeno agudo
intenso y la sensación de ocupación ótica. Se puede establecer un tratamiento de modo precoz con vasodilatadores, corticoides y oxígeno hiperbárico para intentar limitar la hipoxia y el edema del órgano de Corti, pero muchas veces no es
posible recuperar la audición perdida.
También pueden presentarse de modo brusco la hipoacusia en el síndrome de Ménière y en el neurinoma del
acústico, aunque no es lo habitual. Otras causas de hipoacusia de instauración aguda son las enfermedades neurológicas degenerativas y desmielinizantes, como la esclerosis
múltiple.
Hipoacusias fluctuantes
La enfermedad de Ménière es el ejemplo clásico de éstas.
Se trata de una afección idiopática del laberinto membranoso que cursa con crisis vertiginosas acompañadas de
acúfenos, sensación de plenitud ótica e hipoacusia fluc-
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tuante. Se observa en adultos entre 40 y 60 años, siendo
excepcional antes de los 20 años, y no tiene predominancia sexual. En la clínica destacan las crisis de vértigo,
que pueden ser muy intensas, con una duración de varias
horas y una frecuencia de aparición muy variable entre
distintos enfermos. Estas crisis se acompañan de acúfenos de tono grave, no pulsátiles, con sensación de plenitud ótica. Otra característica clínica importante, y necesaria para el diagnóstico, es la hipoacusia, que aparece
durante la crisis e indica el oído activo (en un 5 a un
46% el Ménière es bilateral, pudiendo ser independiente
la evolución de ambos oídos). La curva audiométrica típica en el Ménière es de tipo ascendente, con predominio
en graves. Tras la crisis, esta hipoacusia revierte, pero
tras repetidos episodios se van acumulando déficit. El
tratamiento en la enfermedad de Ménière va dirigido, sobre todo, al vértigo y es sintomático en la fase aguda; sólo en aquellos casos con vértigos incapacitantes e incontrolables se indican métodos quirúrgicos (drenaje del saco endolinfático, laberintectomía y neurectomía
vestibular básicamente) o laberintectomía química con
gentamicina transtimpánica. Desafortunadamente, no
existe ningún tratamiento que tenga efecto sobre la hipoacusia en esta enfermedad.
Trauma acústico crónico
Se trata de la alteración irreversible de la audición como
consecuencia de la exposición prolongada a ambientes intensamente sonoros. En la clínica se manifiesta de modo
evolutivo por varias fases. La primera es subclínica, o simplemente con acúfenos y sensación de distorsión, y en la
audiometría se aprecia un escotoma a 4.000 Hz que sobrepasa los 30 dB. En la segunda fase pueden aparecer problemas de inteligibilidad en ambientes ruidosos y en la audiometría el escotoma se extiende a los 2.000 Hz. La fase III se
caracteriza normalmente por la presencia de acúfenos molestos y dificultad social por la hipoacusia, la pérdida es de
1.000-8-000 Hz, por encima de los 30 dB. En la última fase
la pérdida abarca todas las frecuencias y con una gran dificultad auditiva. Con respecto al tratamiento, no hay ninguno curativo, y el único eficaz es la prevención, que consiste
en la protección auditiva, principalmente en aquellos puestos laborales con exposición crónica a ruidos intensos. Esta
prevención consiste en el aislamiento de las fuentes de ruido, en el aislamiento auditivo del trabajador y en medidas
de seguimiento audiométrico periódico, para detectar a
aquellos individuos sensibles a sufrir daño por el ruido. Se
deben extremar estas medidas antes de que la sordera sea
muy sintomática.
Hipoacusias lentamente progresivas
Tumores
La causa más frecuente de hipoacusia de origen tumoral es
la debida al neurinoma del acústico, y precisamente éste suele ser el primero de sus síntomas. Normalmente es unilateral
y asimétrica, con una curva audiométrica descendente, más
intensa en agudos (aunque esto es variable). Casi siempre es
progresiva, pero en un 20-30% de los casos puede inicarse
como una hipoacusia brusca. En la gran mayoría de los casos, con la evolución se van sumando otros síntomas del
neurinoma: acúfenos, vértigo, parálisis facial, etc. Con el
tratamiento quirúrgico del tumor en muy pocas ocasiones es
posible conservar el resto auditivo que pudiera haber.
Presbiacusia
Ésta es la causa más frecuente de sordera en el adulto. Se
define así a la pérdida de audición que sucede de modo fisiológico por degeneración sensorial y/o neural, apreciada
en un 50% de los sujetos de más de 65 años. Hablamos de
presbiacusia patológica cuando este proceso manifiesta
clínica antes de los 50 años9. Fisiopatológicamente distinguimos varios tipos de presbiacusia, según donde suceda
la degeneración, pero en la práctica todos ellos concurren
en cada paciente, aunque con distinta intensidad en cada
caso:
– La presbiacusia sensorial se caracteriza por una pérdida
de las células sensoriales del órgano de Corti y por una caída
de los agudos en el audiograma, es la situación más habitual
en la clínica.
– En la presbiacusia nerviosa hay una disminución de las
neuronas en el nervio coclear y ello provoca una disminución de la discriminación desproporcionada en relación con
la caída audiométrica.
– En la presbiacusia metabólica se produce una atrofia de
la estría vascular y en la audiometría tonal hay una caída
uniforme en todas las frecuencias. No existe un tratamiento
médico ni quirúrgico eficaz para la presbiacusia, siendo la
adaptación protésica a veces difícil por los acúfenos y por la
disminución de la inteligibilidad.
Sorderas autoinmunes
Los fenómenos autoinmunológicos pueden explicar la aparición de sorderas, ya sea de modo aislado o como parte de algún síndrome que afecte también a otros órganos y
sistemas1,2. Clínicamente, aparecen como hipoacusias neurosensoriales, con una progresión rápida bilateral en pacientes en los que se excluye de modo razonable otra causa y en
los que se demuestran todos o alguno de los siguientes factores: factor reumatoide, anticuerpos antinucleares, IgA y
test de migración de los linfocitos frente a antígenos del laberinto membranoso. Los síndromes autoinmunes con afección auditiva más habituales son el síndrome de Cogan (periarteritis nudosa con queratitis, hipoacusia neurosensorial,
desequilibrio y glomerulonefritis), la policondritis crónica
atrofiante (policondritis recidivante auricular y nasal con
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Hipoacusia
Historia clínica
Acumetría
Audiometría
Otoscopia patológica
Otoscopia normal
Transmisiva
Neurosensorial
Otosclerosis
Disrrupción
osicular
Bilateral
Trat. quirúrgico
Prótesis auditiva
Presbiacusia
Ototoxicidad
Autoinmune
Trat. etiológico
Prótesis auditiva
CAE
Unilateral
PEATC
RM
Endococlear
Retrococlear
Hipoacusia
brusca
Síndrome de
Ménière
Traumatismos
Neurinoma
del acústico
Colesteatoma
de ápex
Tumores de base
de cráneo
Enfermedades
del SNC
Tratamiento
etiológico
Prótesis auditiva
Trat. quirúrgico
Trat. etiológico
Oído medio
Ceruminosis
Estenosis CAE
Tumores
Infecciones
Infecciosas
Tumorales
Trat. etiológico
Otitis media aguda
Otitis media
crónica simple
Colesteatoma
Glomus
Carcinoma
escamosa
Trat. etiológico
Trat. quirúrgico
Prótesis auditiva
Trat. quirúrgico
Figura 5. Esquema diagnóstico de la hipoacusia del adulto. CAE: conducto auditivo externo. PEATC: potenciales evocados auditivos de tronco
cerebral
sordera neurosensorial) y el síndrome de Wrogt-KoyanagiHarada (uveítis, vitíligo, alopecia y sordera a frecuencias altas). Pero también puede haber sordera en el lupus, la vasculitis, la artritis reumatoide y otros cuadros autoinmunes. En
todas estas afecciones está indicado el tratamiento con corticoides e inmunosupresores, normalmente ciclofosfamida,
con resultados muy dispares según las series.
Diagnóstico de las hipoacusias neurosensoriales
Ante una hipoacusia neurosensorial en el adulto, hemos de
seguir la siguiente pauta diagnóstica. En primer lugar, intentaremos definir si la causa de la sordera es endococlear o retrococlear. En la práctica sospecharemos sólo de patología
retrococlear ante sorderas unilaterales o asimétricas, ya que
es muy poco probable una afección bilateral retrococlear
(neurinomas bilaterales en la neurofibromatosis tipo II). Se
debe solicitar en estos casos los PEATC. El uso de los PEATC es poco útil en sorderas importantes, ya que más allá
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de los 60 dB de umbral auditivo es difícil encontrar una buena definición de las ondas. Cuando haya una sordera asimétrica de esta magnitud, o los potenciales sean sugestivos de
patología retrococlear, hemos de confirmarlo o descartarlo
con una prueba de imagen, siendo la más adecuada en estos
momentos la RNM, ya que la tomografía computarizada
ofrece una mala valoración del ángulo pontocerebeloso y de
la fosa posterior, que son las regiones del sistema nervioso
central donde pueden asentar problemas que causen hipoacusia. En los casos en los que haya sospecha clínica de enfermedad autoinmune debemos solicitar los tests sanguíneos
que apoyen este diagnóstico.
A pesar de todos los estudios que se hagan, un número importante de hipoacusias neurosensoriales se quedarán sin un
diagnóstico etiológico, con lo cual nos tendremos que limitar
a un seguimiento clínico y a tratamiento empírico y audioprotésico cuando corresponda. En la figura 5 se expone un
algoritmo diagnóstico general de las hipoacusias del adulto
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Puntos clave
• El oído es el órgano sensorial que percibe las emisiones acústicas. Para ello presenta un mecanismo de
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transmisión del sonido (oído externo y medio) y un mecanismo de percepción y transmisión hacia los núcleos
cerebrales y el córtex (cóclea y vías auditivas).
El conducto auditivo externo (CAE), la membrana timpánica y la cadena osicular son no sólo un mecanismo
de transmisión del sonido sino de ampliación del mismo en 30-40 dB.
Las alteraciones en la morfología anatómica del oído externo y medio o de su función desencadenan
hipoacusias de transmisión, y son las más susceptibles de ser mejoradas mediante tratamiento quirúrgico.
Las hipoacusias de transmisión más frecuentes son la otitis serosa en los niños y la otosclerosis y la otitis
media crónica en los adultos.
La otosclerosis es una enfermedad de la cápsula interna, por una alteración en la osificación que ocasiona una
anquilosis estapediovestibular. Dicha anquilosis produce una hipoacusia de transmisión que puede ser tratada
quirúrgicamente por la interposición de prótesis mediante una técnica quirúrgica (estapedectomía).
El colesteatoma se produce por la migración del epitelio escamoso del CAE al oído medio. Su crecimiento
asociado a infecciones recurrentes de la caja timpánica ocasiona la destrucción de las estructuras óseas
del oído medio e interno. Puede ocasionar con cierta frecuencia complicaciones a distancia, como meningitis
o abscesos cerebrales. El tratamiento es quirúrgico.
Las alteraciones morfofuncionales en el oído interno, básicamente en la cóclea y en las vías auditivas,
ocasionan las hipoacusias neurosensoriales. Dichas alteraciones suelen producirse en las células ciliadas
internas y externas.
Las hipoacusias de percepción suelen tener un origen endococlear, por afección del órgano de Corti de la
cóclea. Pueden estar originadas por traumatismos, infecciones y ototoxicidad, o pueden ser de origen
autoinmune por hidrops endolinfático o por envejecimiento (presbiacusia).
El hidrops endolinfático, o enfermedad de Ménière, tiene su origen en un posible déficit en la reabsorción del
líquido endolinfático, que origina lesiones por presión en el sistema coclear y vestibular. El tratamiento de la
fase aguda es sintomático y cuando presentan vértigos incapacitantes se puede realizar un tratamiento
quirúrgico, la descompresión del saco endolinfático o la neurectomía.
Las hipoacusias retrococleares presentan a la exploración un recruitment y un alargamiento en la onda V de
los PEATC. Su diagnóstico se ratifica mediante RM. Su principal etiología es el neurinoma del acústico. Su
tratamiento es quirúrgico.
El tratamiento de las hipoacusias neurosensoriales es preventivo y de soporte. Se puede mejorar la función
auditiva mediante la utilización de prótesis auditivas.
Las prótesis auditivas se pueden utilizar en hipoacusias estables, de más de 30 dB y donde el tratamiento
medicoquirúrgico no esté indicado.
Tratamiento protésico
de las hipoacusias
Como hemos mencionado en el epígrafe anterior, muy pocos
de los cuadros con hipoacusia neurosensorial tienen un tratamiento eficaz que pueda revertir la sordera. Por tanto, nos
encontramos con que muchos de estos pacientes tienen un
déficit que sólo podremos suplir con una audioprótesis. Las
indicaciones al respecto serían:
– Hipoacusias estables (no fluctuantes ni rápidamente
evolutivas).
– Hipoacusias superiores a 30 dB. Hay incluso quien dice
que las hipocusias unilaterales de más de 30 dB deben ser
adaptadas para restablecer la estereoacusia.
– Tratamiento médico o quirúrgico imposible o que haya
sido rechazado.
En aquellos casos de hipoacusias profundas, en los que ni
siquiera sea posible la adaptación protésica, queda la opción
del implante coclear. Consiste en un dispositivo que, a través de un electrodo situado en la cóclea, estimula eléctricamente las células sensoriales que puedan quedar funcionantes para inducir sensaciones sonoras. Tras su implantación,
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Casamitjana JF, et al. La hipoacusia en el adulto
los pacientes precisan una rehabilitación para aprender a
reinterpretar y codificar las nuevas sensaciones auditivas.
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