File - Presentación del curso

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MORFOFISIOLOGÍA DEL SISTEMA CIRCULATORIO
M.V.Z. J.Omar Hernández
1.- INTRODUCCIÓN
El equilibrio del volumen y la composición de los líquidos corporales que
constituyen el medio interno se mantiene por la homeostasis, que W.B.Cannon
(1932) definió como “el conjunto de mecanismos reguladores de la estabilidad del
medio interno”. Si falla la regulación el equilibrio se altera.
Los temas a tratar en este contenido son:
Sistema de distribución
Sistema de estabilización
2.- SISTEMA DE DISTRIBUCIÓN
2.1 Corazón
Desde
el
exterior
el corazón está
limitado
por
el saco
pericárdico (pericardio), que protege el corazón y lo separa de otros órganos. El
interior del pericardio está recubierto por tejido mesotelial.
Hacia el interior se une al pericardio la capa más externa del
corazón (epicardio), de textura fina. La fricción entre el pericardio y la capa exterior
del corazón se reduce por la estructura en capas de ambas y un líquido lubricante
denominado líquido pericárdico.
Internamente al epicardio se halla una capa muscular en forma de tubo
(miocardio). El diámetro del músculo cardíaco depende de la fuerza que se le
exige y la cantidad de sangre que ha de albergar y bombear. Por lo tanto, el
espesor del músculo varía según la talla del animal. En cada corazón se puede
diferenciar una relación local de la fuerza muscular:
La presión sobre la capa muscular es comparativamente baja en
las aurículas del corazón. Por lo tanto, el músculo aquí sólo tiene entre 1 a 3 mm
de grosor. Como la presión en el ventrículo derecho es superior a las aurículas, el
grosor muscular es de 5 a 10 mm. El músculo que ha de soportar mayor presión
es el del ventrículo izquierdo y, por lo tanto, el grosor de su pared es de entre 10 y
30 mm, ya que debe bombear la sangre hacia la circulación mayor o sistémica.
Continuando en dirección a la cavidad del corazón se encuentra finalmente
la capa más interna del corazón (endocardio). Su estructura es fina y está cubierta
de tejido conectivo. La capa interior del corazón separa el músculo cardíaco de la
cavidad, con lo que mediante una superficie fina lisa el torrente sanguíneo ofrece
poca resistencia.
La longitud de un corazón canino mediano adulto sano es de unos 12 a 13
cm, con anchura de 9,5 a 10,5 cm. El corazón pesa como 300 gramos y puede
albergar alrededor de 0,6 a 1 litro de sangre. El volumen de eyección, es decir, la
cantidad de sangre movilizada por contracción muscular en reposo es de unos 70
mililitros.
2.1.1 Ventrículos
El corazón se compone de cuatro cavidades. Estas son las siguientes:
1. Dos ventrículos
2. Dos aurículas
Desde los ventrículos del corazón se bombea sangre hacia una arteria de la
circulación (ventrículo derecho = circulación pulmonar, arteria pulmonar, ventrículo
izquierdo = circulación sistémica, arteria aorta). Sin embargo, la sangre que circula
por las venas es la que regresa al corazón llegando a las aurículas (circulación
pulmonar = venas pulmonares, circulación corporal = venas cava inferior y
superior). De las aurículas pasa a los ventrículos para que desde allí, nuevamente
pasan al circuito de la circulación correspondiente.
El ventrículo izquierdo es el que ejerce mayor fuerza muscular, porque desde
aquí la sangre se bombea a la circulación sistémica. Para evitar que la sangre
fluya hacia atrás entre dos latidos, hay varios tipos de válvulas cardiacas: un tipo
entre las aurículas y los ventrículos, y otro entre los ventrículos y las arterias.
Las válvulas del corazón están formadas por pliegues de la capa interna
cardíaca (endocardio). A la par que el latido del corazón, se abren y cierran de 35
a 40 millones de veces al año a través del torrente sanguíneo.
Las válvulas atrioventriculares se disponen en la dirección del flujo sanguíneo y
no le ofrecen ninguna resistencia, sino que son simplemente presionadas y
desplazadas hacia la pared. Si inmediatamente tras el bombeo la sangre amenaza
con refluir del ventrículo hacia atrás contra el flujo de la sangre, las válvulas
atrioventriculares se cierran: se despliegan y presionan entre sí. Las válvulas
auriculoventriculares cierran el paso entre las cavidades cardiacas, para que la
sangre no fluya en dirección opuesta al flujo. En la pared interior del corazón están
los orígenes del músculo (musculatura papilar), de donde salen cuerdas
tendinosas, que al cerrarse una válvula evitan que se pliegue hacia la dirección
opuesta.
Las válvulas semilunares a su vez impiden que la sangre retorne de la arteria
pulmonar y la aorta hacia los ventrículos, cuando tras el bombeo se dilatan de
nuevo por la relajación muscular.
VÁLVULA
CARDIACA
TIPO DE VÁLVULA
FUNCIÓN
Válvula tricúspide
Válvula
auriculoventricular
Válvula de entrada entre la aurícula derecha
(atrio) y el ventrículo derecho
Válvula mitral
Válvula
auriculoventricular
Válvula de entrada entre la aurícula y el
ventrículo izquierdos
Válvula pulmonar
Válvula pulmonar
Válvula de salida del ventrículo derecho a la
circulación pulmonar
Válvula aórtica
Válvula aórtica
Válvula de salida entre el ventrículo izquierdo
y la circulación sistémica
2.2 Circulación de la sangre
El corazón bombea la sangre a través del cuerpo. Los órganos, tejidos y
células reciben aporte de oxígeno y vierten residuos como dióxido de carbono
hacia la sangre para ser eliminados. Por ello la circulación de la sangre se divide
en:
Circulación menor (circulación pulmonar)
Circulación mayor (circulación sistémica)
2.2.1.- Circulación menor
La mitad derecha del corazón bombea sangre hacia la circulación
menor o circulación pulmonar: el ventrículo derecho, bombea la sangre a través
de la válvula pulmonar a la arteria pulmonar, desde allí, circula por las distintas
ramificaciones de las arterias y arteriolas hasta los capilares de los pulmones,
donde la sangre se enriquece con oxígeno y sigue fluyendo a través de los
capilares hacia las vénulas y venas pulmonares hasta la aurícula izquierda. Desde
aquí, la sangre entra a través de la válvula mitral en el ventrículo izquierdo.
2.2.2 Circulación mayor
La circulación mayor o sistémica recibe impulso de la mitad izquierda del
corazón: el ventrículo izquierdo bombea sangre enriquecida con oxígeno a través
de la válvula aórtica hasta la arteria aorta. Desde allí continúa por las distintas
divisiones arterias y posteriormente en las arteriolas más pequeñas. Finalmente,
desemboca en los capilares, los medios de unión entre arterias y venas, que son
responsables del intercambio de materiales entre la sangre y los tejidos. Aquí la
sangre desprende oxígeno y nutrientes a las células y recoge los materiales de
desecho, como el dióxido de carbono.
La sangre pobre en oxígeno y rica en dióxido de carbono regresa al
corazón: fluye desde los capilares a las venas muy pequeñas, las vénulas, que se
unen para formar venas cada vez de mayor diámetro. La sangre fluye por las
venas principales (cava inferior y superior) hacia la aurícula derecha y por la
válvula tricúspide hacia el ventrículo derecho.
2.3 Fisiología
Para mantener el flujo sanguíneo continuo, el corazón debe bombear con
regularidad, lo que significa que el músculo cardíaco debe contraerse
rítmicamente. Esto requiere que las células musculares sean estimuladas
continuamente y que el estímulo se transmita a todas a la vez.
2.3.1 Potencial de acción
En las células musculares del corazón, así como en las células musculares
del esqueleto, existe una tensión eléctrica entre el interior y el exterior de la célula.
2.3.1.1 Potencial de acción del corazón.
En los músculos esqueléticos esta tensión en reposo (potencial en reposo)
es de unos -90 mV (mV = milivoltio), y en el corazón de unos -70 mV, con lo que el
interior de la célula está cargado negativamente, al contrario que el exterior. Esta
tensión se forma especialmente porque la membrana de la célula es permeable a
los diferentes iones del cuerpo. Los estímulos mecánicos, químicos o eléctricos
pueden cambiar esta permeabilidad. Sin esos estímulos, el voltaje se mantendría
permanentemente.
Esto es diferente en las células del músculo cardiaco. Para generar en el
corazón una tensión de -70 mV, las diferencias de concentración de la membrana
celular debe ser las siguientes:
Iones de sodio (Na+) interior: exterior = 1 : 14
Iones de potasio (K+) interior: exterior = 35:1
También para los iones de cloro (Cl-) así como algunos otros iones hay
diferencias de concentración.
En contraste con las células de los músculos esqueléticos, el potencial en
descanso de -70 mV en las células de músculo de corazón no es estable.
Continuamente entran dentro de la célula pequeñas cantidades de iones, en
particular iones de sodio. Esto cambia la tensión gradualmente desde -70 mV
dentro de la célula hasta valores de -60 mV. Cuanto más positivo y menos
negativo se vuelve el Interior de la célula, más permeable es la membrana celular
al sodio (Na+) y por tanto hay más positivo en el interior de la célula. Desde el
llamado umbral de unos -50 mV la permeabilidad de la membrana celular cambia
muy rápidamente, y puede fluir más Na+. Esto conduce a una inversión de tensión
de +30 mV en el interior de la célula. Durante este proceso la permeabilidad de
Na+ disminuye de nuevo y aumentan el K+ y el Cl-. Sale K+ y entra Cl- en la
célula. Esto ocurre hasta que el estado original está restaurado, es decir el interior
de la célula de nuevo tiene una tensión de aproximadamente -70 mV. Entonces el
proceso comienza de nuevo.
El curso completo del voltaje de -70 mV a +30 mV hasta el anterior estado
de -70 mV se denomina potencial de acción. La duración del potencial de acción
de una célula muscular, dependiendo de la frecuencia cardíaca, es de hasta varios
cientos de milisegundos. La duración de un potencial de acción de una célula del
músculo esquelético es mucho más breve: uno o dos milisegundos.
El potencial de acción (PA) puede dividirse en cuatro fases:
Fase 1: el proceso de cambio de tensión de-70 mV a + 30 mV entre el interior y
exterior de las células se denomina despolarización. La despolarización produce
un breve valor pico (pico inicial) de alrededor de + 30 mV.
Fase 2: tras el pico inicial el valor baja ligeramente a aproximadamente 0 mV, y
permanece allí durante un tiempo (fase de meseta).
Fase 3: la fase de meseta se une a la repolarización, en la que también se utiliza
la bomba de sodio - potasio.
Fase 4: la repolarización es seguida por el potencial de reposo.
2.3.2Bomba de sodio - potasio
Durante la repolarización del músculo cardiaco el flujo de potasio (K+) del
exterior es nuevamente transportado al interior de la célula y sale el sodio (Na+).
Este proceso activo está controlado por la membrana celular a través de una
proteína transportadora que se denomina bomba de sodio - potasio.
En intercambio por la bomba de sodio - potasio es un proceso activo, es
decir, un proceso que consume energía, pues los iones deben ser transportados
contra su diferencia de concentración. Por cada tres iones de sodio, la bomba
transporta dos iones de potasio.
2.3.3 Transmisión de estímulos
Para funcionar, el músculo cardíaco cuenta con células musculares
modificadas, que originan, coordinan y transmiten el estímulo en el corazón. Estos
llamadas marcapasos (nodo sinusal y nodo atrioventricular o nodo AV) se ocupan
de que las contracciones transcurran correctamente y en un corazón sano no
aparezcan arritmias cardiacas.
2.3.3.1
Nodo sinusal
El nodo sinusal (nodus sinuatrialis) está conformado por un conjunto de
células despolarizadas, es decir células que pueden cambiar rápidamente su
potencial de membrana al polo positivo, y son las que tienen mayor frecuencia
propia de todas las células cardíacas. Se encuentra cerca del orificio de entrada
desde la vena cava superior a la aurícula derecha.
El nodo sinusal también es conocido como el marcapasos natural del
corazón, porque impone su frecuencia a todo el músculo cardíaco (miocardio). La
frecuencia propia del nodo sinusal suele ser de 70 a 80 “estímulos” por minuto,
correspondiente al ritmo normal del corazón, el pulso.
Para ajustar el latido a la carga física específica, la frecuencia del nodo
sinusal puede ajustarse en respuesta a los estímulos de dos nervios (el vago y el
simpático). Si aumenta la influencia del nervio vago más de lo normal ocurre la
llamada bradicardia. Se trata de una alteración del ritmo cardíaco de 40 a 50
potenciales de acción y, por tanto, latidos por minuto. Si prevalece el sistema
nervioso simpático, se provocará lo que se llama taquicardia sinusal; esta arritmia
suele presentar de 100 a 150 latidos por minuto.
La frecuencia del nodo sinusal puede ser afectada por medicamentos o por la
hormona adrenalina, además de los estímulos facilitados por el sistema nervioso.
2.3.3.2 Nodo atrioventricular (nodo AV)
Desde el nodo sinusal el estímulo eléctrico se extiende por tres conductos
al músculo auricular hasta el llamado nodo atrioventricular (nodo AV). El nodo AV
tiene menor ritmo propio que el nodo sinusal (aproximadamente 40 a 50
despolarizaciones o descargas por minuto). Normalmente los estímulos
procedentes del nodo sinusal despolarizan los nodos AV y les imponen el ritmo
sinusal.
Si se perturba la transición del seno al nodo AV (llamado bloque AV), el
corazón sigue el ritmo propio del nodo AV de 40 a 50 potenciales de acción por
minuto. Esto es suficiente para el suministro de sangre al cuerpo en reposo.
El ritmo intrínseco del nodo AV es de 40 a 50 potenciales de acción por minuto,
lo que representa un suministro meramente suficiente de sangre al cuerpo en
reposo.
2.3.3.3 Haz de His
Un haz de His consiste en células musculares especializadas del sistema
de conducción del estímulo inmediatamente debajo del nodo AV. También tienen
un ritmo propio que es aún menor que el del nodo AV (aproximadamente 20 a 30
de polarizaciones por minuto). A unos cm de distancia del nodo AV hacia la punta
del corazón (distal) el haz de His se divide en tres ramas: dos a la izquierda y una
a la derecha. Estas, a su vez, se dividen en forma de red en las llamadas fibras de
Purkinje.
El haz de His emerge del nodo AV y se dirige desde aquí el estímulo hasta
la capa interior de la musculatura cardiaca.
Estas tres ramas van hasta los músculos papilares, que son estimulados y
se contraen en primer lugar. Esto asegura que las válvulas auriculares se cierren
herméticamente al comienzo de un latido del corazón y que no regrese sangre a
las aurículas.
2.3.4 Transmisión defectuosa de un estímulo
Cuanto más se aleja desde el nodo sinusal en la dirección de propagación
del estímulo, más bajo es el ritmo propio de las células correspondientes. Cada
célula individual de los músculos de trabajo del corazón (fibras miocárdicas) tiene
un ritmo propio; este es tan lento que apenas tiene importancia para la función
normal del corazón.
Todo trastorno del músculo cardíaco debido a un estrechamiento de las
arterias coronarias o incluso un cierre completo conduce a cambios más o menos
fuertes en la propagación del estímulo eléctrico y, por lo tanto, a trastornos de
contracción mecánica. En el caso más extremo, no tiene lugar la propagación de
estímulos regulares. Entonces tienen lugar innumerables contracciones
individuales del músculo cardíaco, se produce, entonces, lo que se
denomina fibrilación auricular o fibrilación ventricular. En este último caso, el
corazón no bombea sangre. Después de unos minutos aparecen daños
irreversibles y pronto sigue la muerte. Entre otras cosas, la fibrilación ventricular
puede causar un infarto de corazón.
En este caso el corazón debe recuperar el ritmo y la despolarización
adecuados utilizando una tensión creada desde el exterior por dos electrodos
metálicos (> 1000 voltios). Los dispositivos que lo hacen posible se llaman
desfibriladores.
2.4 VASOS SANGUINEOS
Anatomía de vasos sanguíneos
Los vasos sanguíneos funcionan como conductos por los cuales pasa la
sangre bombeada a través de corazón.
Los vasos sanguíneos pueden clasificarse en:
2.4.1 Arterias
Por definición son aquellos vasos sanguíneos que salen del corazón y
llevan la sangre a los distintos órganos del cuerpo. Todas las arterias excepto la
pulmonar y sus ramificaciones llevan sangre oxigenada. Las arterias pequeñas se
conocen como arteriolas que vuelven a ramificarse en capilares y estos al unirse
nuevamente forman las venas. Las paredes de las arterias son muy elásticas y
están formadas por tres capas. Sus paredes se expanden cuando el corazón
bombea la sangre, de allí que se origine la medida de la presión arterial como
medio de diagnóstico. Las arterias, contrario a las venas, se localizan
profundamente a lo largo de los huesos o debajo de los músculos.
Las arterias principales son la aorta y el tronco pulmonar. La aorta es un
vaso sanguíneo grueso que sale del ventrículo izquierdo en forma de arco, del
cual se originan las arterias que van al cuello, cabeza y miembros. La aorta
desciende a lo largo de la columna vertebral por la cavidad torácica y abdomen,
terminando en las dos arterias ilíacas que van a los miembros posteriores. Al
pasar por cada cavidad del cuerpo se subdivide para suplir distintos órganos. El
tronco pulmonar es la única arteria que lleva sangre venosa (con poco oxígeno),
sale del ventrículo derecho hasta ingresar a los pulmones como arterias
pulmonares para capilarizarse y sufrir el intercambio gaseoso.
Durante la contracción ventricular, se genera una presión sanguínea
relativamente alta; sin embargo, también es necesario que se conserve en el
periodo que hay entre una contracción y otra. Por tal razón, las paredes de los
grandes vasos que nacen en los ventrículos consisten principalmente en fibras
elásticas. Estos vasos se conocen como arterias elásticas y la sangre que llega a
ellos desde los ventrículos en contracción, estira la elastina de sus paredes.
Después de la contracción ventricular, el rebote elástico de las paredes
arteriales mantiene la presión sanguínea en la siguiente contracción ventricular. A
diferencia de las arterias de mayor calibre, cuya función principal es conservar la
presión sanguínea diastólica, la de las arterias que nacen de aquellas es distribuir
la sangre a las diversas partes del cuerpo. Estas últimas requieren volúmenes
desiguales de sangre, según su actividad, de modo que el diámetro de la luz de
las arterias que se distribuyen en dichas partes debe regularse de manera
continua para garantizar que llegue el volumen apropiado de sangre a ellas, en
cualquier momento dado. Las paredes de estos vasos consisten principalmente en
células de músculo liso dispuestas en las llamadas capas circulares, que en
realidad tienen forma helicoidal. Dada la importancia de su componente de
músculo liso, estos vasos también se conocen como arterias musculares.
Las arteriolas distribuyen la sangre arterial en los lechos capilares, con una
presión hidrostática relativamente baja. Como su nombre lo indica, en lo esencial
son arterias de muy poco calibre, si bien tienen una luz relativamente angosta y
paredes musculares gruesas. Las paredes de los vasos sanguíneos se ajustan a
un plan generalizado, según el cual consiste en 3 capas o túnicas. Sin embargo
estas capas no siempre presentan una definición tan clara como lo indica su
descripción se denomina:
a) Capa o túnica íntima, que es la más interna (endotelio vascular)
b) Capa o túnica media, la intermedia. (musculo liso)
c) Capa o túnica adventicia que es la externa. (tejido conectivo)
La mayor parte de las arterias van acompañadas por un vaso linfático,
nervio y una o dos venas formando una relación vasculonerviosa cubierta por
tejido conectivo. En algunas animales y humanos las paredes arteriales se
endurecen perdiendo y dando lugar a la condición de arteriosclerosis o
ateroesclerosis.
2.4.2Venas
Son vasos sanguíneos mayores que las arterias y que corren
superficialmente a la fascia (Tejido conectivo que recubre a los músculos) como
venas superficiales y acompañan a las arterias (dos por cada arteria) como venas
profundas, Su circulación se debe a la presión de la sangre que efluye de los
capilares, a la contracción de los músculos y del cierre de las válvulas. Forman
dos sistemas de vasos, los de la circulación pulmonar y los de la circulación
general. Las venas pulmonares llevan sangre oxigenada de los pulmones al atrio
izquierdo. Comienza en los alvéolos hasta formarse en tres troncos venosos del
pulmón derecho y dos para el izquierdo; uniéndose luego el lóbulo superior del
pulmón derecho con el que sale del lóbulo medio para formar cuatro venas
pulmonares: dos para cada pulmón.
Las venas de la circulación general traen sangre de todas las regiones del
cuerpo al atrio derecho del corazón. Incluyen las venas que se vacían en el
corazón, las que van a la vena cava superior y a la vena cava inferior.
Las venas están provistas de válvulas consistentes en valvas dispuestas a
modo de permitir el flujo de la sangre hacia el corazón, pero no en la dirección
opuesta. Tales valvas son pliegues de la túnica íntima con refuerzos centrales de
tejido conectivo y también hay fibras elásticas en la cara de las valvas que miran
hacia la luz del vaso. Las válvulas venosas tienen varias funciones: En primer
término sirven para contrarrestar la fuerza de la gravedad al evitar el flujo
retrógrado, pero también ejerce otros efectos por ejemplo las válvulas permiten el
"ordeño" de las venas cuando los músculos que circundan a éstas se contraen y
hacen las veces de dos bombas. Aún más, evitan que la fuerza de la contracción
muscular origine una presión retrógrada en los lechos capilares drenados por las
venas.
La sangre venosa es de un color rojo oscuro. Contiene bióxido de carbono
(CO2) y menos oxígeno que la arterial.
2.4.3 Capilares
Son vasos sanguíneos que surgen como pequeñas ramificaciones de las
arterias a lo largo de todo el cuerpo y cerca de la superficie de la piel. Llevan
nutrientes y oxígeno a la célula y traen de ésta los productos de deshecho. Al
reunirse nuevamente forman vasos más gruesos conocidos como vénulas que al
unirse luego forman las venas.
2.5 VASOS LINFATICOS
Anatomía de sistema linfático
El sistema linfático se compone de un líquido circulante: la linfa, un sistema
de vasos para recoger y transportar la linfa, y diversos órganos linfoides
incluyendo los linfonodos, el bazo, bolsa cloacal, timo y las tonsilas. La función
que este sistema desempeña se relaciona con el mantenimiento del equilibrio
hídrico y proteico de los tejidos, y con la protección contra la invasión de
substancias químicas y microorganismos extraños.
2.5.1 Linfa
El líquido que circula por este sistema, la linfa o líquido tisular, se deriva del
líquido intersticial. Una vez que penetra a los vasos linfáticos, recibe el nombre de
linfa.
Características y composición. La linfa tiene un peso específico que varía
entre 1.018 y 1.024. Tiene una baja concentración de proteína, carece de
eritrocitos y de trombocitos, y contiene poco oxígeno. En cuanto a substancias
inorgánicas, su composición es similar a la del plasma, y en cuanto a las
moléculas orgánicas que no sean proteínas ésta varía según la localización de la
muestra de linfa que se analiza. La linfa que se extrae de los linfáticos del tubo
digestivo tiene más glucosa y líquidos. En la linfa se encuentra también un número
variable de leucocitos, que aumenta a medida que la linfa drena al sistema
vascular sanguíneo.
Formación y funciones. La linfa se forma a partir del plasma, por medio de un
proceso de filtración. Ese proceso explica el bajo contenido proteico y la carencia
de células del líquido. Como la presión de filtración en los capilares es mayor que
la presión osmótica que regresa el líquido a los capilares, con una diferencia de
aproximadamente 7 mm de Hg (32 y 25 mm de Hg.), los espacios tisulares tienen
tendencia a acumular un exceso de líquido. El sistema linfático recoge este líquido
y lo devuelve al sistema vascular, lo que ayuda a mantener concentraciones
normales de líquidos en los tejidos. También hay que devolver al plasma las
pequeñas cantidades de proteína que logran pasar a través de los capilares.
Además, microorganismos, células muertas o substancias químicas extrañas
pueden salir de los tejidos con el líquido y se eliminan o depuran en los linfonodos.
2.5.2. Vasos linfáticos
El sistema de los vasos linfáticos empieza dentro de los tejidos en la forma
de tubos cerrados en un extremo que reciben el nombre de capilares linfáticos
(quilíferos en el intestino). Estos tienen un recubrimiento endotelial interno, similar
al de los capilares sanguíneos. Dichos vasos se encuentran en mayor número en
la piel, el tubo digestivo y el aparato respiratorio. El líquido tisular penetra por
difusión a los capilares linfáticos, con ayuda de un pequeño gradiente de presión
indirecto, que le confiere la presión arterial. Las paredes de los capilares linfáticos
ofrecen poca resistencia a la entrada de substancias; son más permeables que los
capilares del sistema sanguíneo. Los diminutos capilares forman vasos más
grandes, similares a las vénulas y venas del sistema vascular sanguíneo. Las
paredes son más delgadas que las de las venas del sistema sanguíneo y sus
válvulas mucho más numerosas. Los vasos linfáticos más grandes convergen
hasta terminar en los dos grandes conductos linfáticos. El conducto torácico corre
a lo largo de la columna vertebral y se extiende desde la segunda vértebra lumbar
hasta terminar en la vena subclavia izquierda. Su extremo inferior se ensancha
para formar la cisterna del quilo. El conducto torácico recoge la linfa del lado
izquierdo de la cabeza y del tórax, del miembro izquierdo y de toda la parte del
cuerpo situada abajo de las costillas. El conducto linfático derecho drena la linfa de
las partes restantes del cuerpo y vierte en la vena subclavia derecha.
2.5.3 Factores que intervienen en el flujo de la linfa
El factor principal para hacer pasar la linfa por los vasos es un gradiente de
presión que existe entre los tejidos y la vena subclavia. En los tejidos, la presión
hidrostática es de aproximadamente 25 mm de Hg; en la vena subclavia, la
presión puede ser nula o negativa. Además, las contracciones de los músculos
esqueléticos ejercen acción de masaje en la linfa a través de los vasos, y las
válvulas impiden el reflujo. Los movimientos respiratorios también aspiran linfa
hacia la parte superior de los conductos
2.5.4 Órganos linfáticos
Los órganos relacionados con la linfa son áreas de producción de leucocitos
linfoides y de macrófagos de substancias determinadas que se encuentran en la
linfa o en la sangre. Los linfonodos están situados a lo largo de los vasos linfáticos
y por lo tanto, sirven para filtrar la linfa, cuando pasa por ellos. El bazo, situado en
el trayecto de los vasos sanguíneos, desempeña funciones tanto linfáticas como
sanguíneas. El timo, bolsa cloacal y las tonsilas no están situadas a lo largo de
vaso alguno, y su función se limita a producir linfocitos linfoides y substancias
químicas indispensables para el desarrollo de una capacidad inmunológica
completa. Los nódulos son sencillamente conjuntos de células linfoides sin
estructura organizada.
2.5.4.1
Linfonodos
El tamaño de los linfonodos es variable, con un largo que va de 1 a 2 mm
hasta 25 mm aprox. en perros de talla mediana. Están situados a lo largo del
trayecto de los vasos linfáticos, y tienen tanto vasos linfáticos aferentes (que
llegan a ellos) como eferentes (que salen de ellos). Las células del linfonodos
incluyen linfocitos, monocitos, células plasmaticas y células macrófagos fijas. El
linfonodo produce leucocitos linfoides, globulinas inmunes, y depura la linfa al
eliminar las partículas de substancias. El linfonodo también capta células y se
puede llegar a inflamar al desarrollarse una infección, o puede ser el sitio donde se
alojen las células cancerosas. Los linfoncitos están concentrados en varias
regiones del cuerpo. Las principales regiones son las que contienen los grupos
axilares, inguinales cervicales, lumbares y sacros.
2.5.4.2
Bazo
El bazo es un órgano de forma oval de unos 20 cm de largo en perros
medianos, situado a la izquierda y ligeramente detrás del estómago Presenta una
depresión, el hilio, que marca el punto de entrada y de salida de los vasos
sanguíneos y de los linfáticos eferentes del bazo. Este órgano está rodeado por
una cápsula elástica que contiene músculo liso y de la cual nacen las trabéculas
que penetran en él. La parte interna del bazo consta de dos variedades de pulpa
esplénica:
l. La pulpa blanca, que rodea las arterias centrales del órgano y se
compone de masas de linfocitos.
2. La pulpa roja, que ocupa el resto del órgano y consta principalmente de
sangre que está de paso por el bazo o que se almacena dentro de éste.
Desde el punto de vista funcional, el bazo sirve como sitio de producción de
leucocitos linfoides, como área de fagocitosis de eritrocitos viejos, como reservorio
de sangre y como lugar de formación de sangre fetal.
2.5.4.3
Timo
El timo es una estructura formada por dos lóbulos y situada detrás del
esternón. Este órgano está rodeado por una cápsula colágena que se extiende
hacia el interior, formando tabiques que lo subdividen en lóbulos más pequeños.
La corteza, rica en células linfoides, rodea la médula, en la que éstas son menos
abundantes. Dentro de la médula se encuentran los corpúsculos tímicos, cuya
función se desconoce. El timo produce células linfoides y substancias químicas
que garantizan el desarrollo de la capacidad inmunológica en las células
plasmáticas. El tamaño de este órgano aumenta hasta la pubertad, y luego sufre
involución y substitución por grasa y tejido conectivo.
2.5.4.4 Tonsilas
En el cuerpo se encuentran tres pares de tonsilas. Las tonsilas palatinas están
situadas a ambos lados de la cavidad oral, a la altura del paladar blando; las
tonsilas faríngeas (adenoides) están situadas en la parte superior de la garganta
(nasofaringe), y las tonsilas linguales, en la base de la lengua. La estructura de
todas ellas es similar . Abajo del órgano se encuentra una cápsula parcial de tejido
colágeno. La única función que corresponde a las tonsilas es la elaboración de
linfocitos.
2.5.4.5.
Tejido linfoide asociado a mucosas
En las paredes de los sistemas digestivo y respiratorio se encuentran masas
de linfocitos sin cápsula, que se denominan nódulos linfáticos. Los nódulos del
íleon reciben el nombre especial de placas de Peyer. Los folículos proporcionan
una fuente adicional de células linfoides y constituyen una barrera de defensa
contra los microorganismos que pueden entrar al cuerpo a través de las paredes
de estos sistemas.
2.5.4.6.
Bolsa cloacal
La bolsa de Fabricio es un órgano pequeño redondeado, que se encuentra
situado dorsalmente a la parte caudal de la cloaca de las aves, incluida en el tejido
conjuntivo que rodea a la misma.
Los linfocitos de la bolsa provienen de las células pluripotenciales:
Linfoblasto de la médula ósea roja, llegan a la bolsa en el caso de las aves y es
aquí donde adquieren la capacidad inmunológica de convertirse bajo el estímulo
antigénico en células plasmáticas, que son las que sintetizan los anticuerpos
específicos para neutralizar al antígeno que provocó su formación (inmunidad de
tipo humoral), estas células plasmáticas se van a localizar en
los tejidos conjuntivos, y permanece activa por 72 horas, después muere por
apoptosis muerte celular programada). Los linfocitos B, tienen tres destinos:
activarse bajo la acción de un antígeno, muerte celular programada o quedarse
como célula de memoria.
En los mamíferos no existe un órgano especializado para la producción o
diferenciación de los linfocitos B, a tal efecto los inmunólogos le confieren ese rol
a los nódulos linfáticos de las vías digestivas, en el bazo y en los nódulos
linfáticos periféricos.
Función: Los linfocitos B en las aves, se maduran y capacitan en la bolsa de
Fabricio y tienen la propiedad de convertirse en células plasmáticas y producir
anticuerpo específico contra el antígeno que provocó su activación.
3 SISTEMA DE ESTABILIZACIÓN
Anatomía de sistema vascular
Los organismos unicelulares o muy simples que viven en un medio líquido,
utilizan éste como fuente de nutrientes y como vía de excreción de los desechos.
Al aumentar el número de células es inevitable que las células que se ubican más
profundan se alejen cada vez más del contacto con el medio ambiente.
Proporcionar nutrientes a estas células y eliminar sus deshechos se vuelve una
tarea cada vez más difícil. En animales primitivos estos problemas se solucionaron
parcialmente por medio de conductos que pasan entre las células y que
comunican con el medio ambiente. El pulso de la medusa hace que el líquido se
retire de los canales y fluya. Al aumentar una demanda de nutrientes un sistema
tipo abierto de flujo y reflujo se vuelve insuficiente. El líquido debe circular con más
rapidez y seguir la dirección de su flujo. Pueden llenarse las necesidades al aislar
los vasos o conductos del contacto directo del ambiente y proporcionar una bomba
para hacer circular el líquido que contiene.
Los tres componentes que han evolucionado son:
Un líquido para circular, una bomba para provocar su circulación y vasos
para contenerlo. El sistema circulatorio humano es del tipo cerrado y tiene dos
subdivisiones: el sistema vascular sanguíneo, incluyendo sangre, corazón, vasos
sanguíneos y el sistema vascular linfático, que comprende la linfa, los vasos
linfáticos y los órganos linfáticos.
3.1 Sangre
La sangre se considera como un tejido conectivo porque se origina de
células similares. La sangre representa cerca del 8% del peso corporal total peso
de un individuo, y tiene un volumen de cinco a seis litros en un canino de raza
grande. Sus principales funciones se centran en su capacidad de disolver
sustancias o tenerlas en suspensión y, por lo tanto, transportarlas por todo el
cuerpo. Comprende los elementos figurados: glóbulos rojos, glóbulos blancos,
plaquetas y una parte líquida sin células, el plasma. El plasma es el líquido, tiene
una coloración amarilla clara, puede variar; se forma de agua, sales minerales,
glucosa, proteínas (como albúminas y globulinas), algunos lípidos como el
colesterol, algunas hormonas principalmente.
Las funciones principales de la sangre son:
1.- Transporta a las células, elementos nutritivos, oxígeno, y extrae de los mismos
productos de desecho.
2.- Transporta hormonas y se encarga del equilibro hídrico.
3.- Interviene en el equilibrio de ácidos, bases, sales (Equilibrio acido-base)
4.- Toma parte importante en la regulación de la temperatura del cuerpo, al enfriar
los órganos como el hígado y músculos, donde se produce exceso de calor, cuya
pérdida del mismo es considerable, y calentar la piel.
5.- Transporte de células cuando existe proceso activado de tipo inflamatorio,
además de ser imprescindible desde el punto de vista inmunológico.
6.- Importante en la hemostasisque es el proceso en donde se utiliza la cascada
de coagulación para evitar la pérdida de sangre del lecho vascular.
3.2. Plasma
Aunque la sangre aparece como un líquido rojo, homogéneo, al fluir de una
herida, se compone en realidad de un líquido amarillento llamado plasma en el
cual flotan los elementos: glóbulos rojos, los cuales dan su color a la sangre,
glóbulos blancos y plaquetas. Estas últimas son pequeños fragmentos celulares,
convenientes para desencadenar el proceso de coagulación, los cuales derivan las
células de mayor tamaño de la médula ósea.
El plasma es una mezcla compleja de proteínas, aminoácidos, hidratos de
carbono, lípidos, sales, hormonas, enzimas, anticuerpos y gases en disolución. Es
ligeramente alcalino, con un Ph de 7.4. Los principales componentes son el agua
(del 90 al 92 por ciento) y las proteínas (7 al 8 por ciento).El plasma contiene
varias clases de proteínas, cada una con sus funciones y propiedades específicas:
fibrinógeno, globulinas alfa, beta y gama, albúminas y lipoproteínas. El fibrinógeno
es una de las proteínas destiladas al proceso de coagulación; la albúmina y las
globulinas regulan el contenido de agua dentro de la célula y en los líquidos
intercelulares. La fracción gamma globulina es rica en anticuerpos, base de la
comunidad contra determinadas enfermedades infecciosas. La presencia de
dichas proteínas hace que la sangre sea unas seis veces más viscosa que el
agua. Las moléculas de las proteínas plasmáticas ejercen presión osmótica, con lo
que son parte importante en la distribución del agua entre el plasma y los líquidos
tisulares. Las proteínas del plasma y la hemoglobina de los glóbulos rojos son
importantes amortiguadores acidobásicos que mantienen el ph de la sangre y de
las células corporales dentro de una pequeña variación.
3.3. Elementos figurados
Las células hemáticas representan una categoría de células libres del tejido
conectivo, son producidas por los tejidos hemopoyéticos y al entrar al torrente
sanguíneo quedan suspendidas en el plasma sanguíneo.
3.4. Flujo laminar
En condiciones fisiológicas el tipo de flujo mayoritario es el denominado flujo
en capas o laminar. El fluido se desplaza en láminas coaxiales o cilíndricas en las
que todas las partículas se mueven sin excepción paralelamente al eje vascular.
Se origina un perfil parabólico de velocidades con un valor máximo en el eje o
centro geométrico del tubo
3.5 Eritrocitos
Los eritrocitos, glóbulos rojos o hematíes constituyen el tipo más común de
células hemáticas, existen unos 5 millones de eritrocitos por cm3 de sangre. El
diámetro de los eritrocitos tiene un valor promedio de 7.2 a 8 µm, tienen tiene
forma de un disco bicóncavo, excepto a los de ave que son ovales y con núcleo.
Los constituyentes moleculares particulares de su membrana celular y su
contenido coloidal, son los que determinan y conservan la forma característica del
eritrocito. Alrededor del 38% del eritrocito es una proteína, la hemoglobina, y un
66% de agua. Sintetizan la proteína de intercambio de gases, hemoglobina. Los
eritrocitos son fagocitados en hígado, bazo y médula ósea, con el reciclamiento de
sus productos.
La hemoglobina es el pigmento rojo que da el color en la sangre, cuya
misión exclusiva es transportar casi todo el oxígeno y la mayor parte del bióxido de
carbono. La hemoglobina tiene la notable propiedad de formar una unión química
poco estrecha con el oxígeno; los átomos de oxígeno están unidos a los átomos
de hierro en la molécula de la hemoglobina. En el órgano respiratorio, pulmón, el
oxígeno se difunde hacía en interior de los glóbulos rojos desde el plasma, y se
combina con la hemoglobina (Hb) para formar oxihemoglobina (HbO2): Hb + O2 =
HbO2. La reacción es reversible y la hemoglobina libera el oxígeno cuando llega a
una región donde la tensión oxígeno es baja, en los capilares de los tejidos. La
combinación de oxígeno con la hemoglobina y su liberación de oxihemoglobina
están controladas por la concentración de oxígeno y en menor grado por la
concentración de bióxido de carbono. La hemoglobina se compone de un
pigmento, el hem, combinado de una proteína la globina.
Entre las anomalías en la formación de eritrocitos se encuentran los
procesos que tienen por resultado una forma anormal de las células o
poiquilocitosis o un tamaño de las células fuera de lo común o anisocitosis. La
deficiencia de hemoglobina por pérdida de eritrocitos se denomina anemia.
3.6 Plaquetas
Las plaquetas sanguíneas o trombocitos, son fragmentos de citoplasma
granulado relativamente pequeñas, tienen forma de disco y un diámetro de 2 a 3
µm. Se desprenden de unas células grandes llamadas megacariocitos. Las
plaquetas no poseen núcleo, mantienen un período de vida corto debido a restos
de RNA mensajero derivados del magacariocito. El número de plaquetas en la
sangre varía entre 150,000 a 400,000 por milímetro cúbico. La causa principal
para que cese el sangrado es la adhesión de las plaquetas a la superficie interna
de la pared del vaso en la vecindad del corte. Se las observa como discos aislados
biconvexos y ovales. La parte externa de las plaquetas se tiñe de un color azul
pálido. La forma se mantiene por la presencia de microtubulos ordenados en una
circunferencia. Si no participan en la hemostasis, las plaquetas viven entre ocho a
diez días, luego son fagocitadas por los macrófagos.
3.7 Leucocitos
Son células con gran movilidad que realizan sus funciones más importantes
fuera del torrente sanguíneo. Su número es de 5,000 a 9,000 por milímetro cúbico
de sangre. Se los clasifica en cinco tipos distintos según sus características de
tinción específicas y su morfología celular y funciones específicas. Al microscopio
de luz pueden dividirse en:
Leucocitos granulares
Leucocitos no granulares
3.7.1. Leucocitos granulares + -14 m
A.- Neutrófilos
Su cantidad es del 50% al 70% de los leucocitos. Su número absoluto se
considera entre 3,000 a 6,000 por milímetro cúbico de sangre. Su función más
importante es actuar en las inflamaciones primordialmente agudas.
B.- Eosinófilos
Se encuentran entre el 1% y el 4% de las células de sangre periférica. Su
número absoluto es de 120 a 350 por milímetro cúbico de sangre. Tiene una
función reguladora en las alergias. Un número elevado de eosinófilos en la sangre
periférica puede ser un indicador de cuadros de parasitosis.
C.- Basófilos
Constituyen solo el 0.5% de los leucocitos de la sangre periférica. Su
número llega a 40 por milímetro cúbico de sangre. Pueden acumularse en zonas
donde se producen reacciones alérgicas.
3.7.2. Leucocitos no granulares
A.- Linfocitos+- 8 -12 m
Los linfocitos comprenden entre el 20% y el 50% de los leucocitos
sanguíneos. El número total es de 1,500 a 4,000 por milímetro cúbico. Los
linfocitos pequeños se clasifican en dos grupos: los linfocitos T y los linfocitos B
B.- Monocitos+- 20 m
Los monocitos comprenden de 2% al 8% de los leucocitos sanguíneos. El
número absoluto son de 200 a 30 por milímetro cúbico de sangre. Los monocitos
sirven como precursores de los macrófagos. Tiene una vida media de tres días,
para luego migrar fuera del torrente sanguíneo.
3.8.
VOLUMEN Y
CORPORALES
DISTRIBUCIÓN
NORMAL
DE
LOS
LÍQUIDOS
En el individuo adulto, el agua corporal total (ACT) se estima en un 60 % del
peso corporal magro, Estos valores varían en función de la especie, edad, sexo y
hábito corporal. Así, éste valor puede ser mucho menor en un individuo obeso,
alrededor del 50% del peso corporal, ya que el tejido adiposo contiene poca agua.
LÍQUIDOS CORPORALES BASE 100 KILOS DE PESO VIVO
Volumen extracelular
( 15 litros )
Volumen plasmático
( 3 litros )
Volumen de hematíes
( 2 litros )
Volumen intracelular
Liquido intersticial
( 25 litros )
(15 litros)
El ACT se distribuye en 2 compartimentos principales:
1-El Agua Intracelular (AIC) que corresponde a dos tercios del ACT, unos 25
litros aproximadamente.
2-El Agua Extracelular (AEC) que representa el tercio restante y que se distribuye
entre los compartimentos intersticial, plasmático y transcelular, constituyendo los
15 litros de agua restante.
Este volumen de líquido transcelular, estimado en un 2,5 % del ACT,
incluye los fluidos formados por glándulas (glándulas salivares, páncreas ) así
como los líquidos del líquido cefalorraquídeo, árbol traqueo bronquial, tracto
gastrointestinal, sistema genitourinario y ojos (humor acuoso) .
Además, hemos de asumir que 1/4 del AEC se encuentra en el espacio
vascular, mientras que los 3/4 restantes ocupan el espacio intersticial.
3.8.1. Composición ionica de los líquidos del organismo
La composición de los dos compartimentos principales, extracelulares e
intracelulares, difieren en forma significativa. Además, ningún compartimento es
completamente homogéneo, y también varían los diversos tipos celulares que los
componen.
Por supuesto, la amplia diferencia en la composición de los compartimentos
intracelular y extracelular es el resultado de barreras de permeabilidad y
mecanismos de transporte, tanto activos como pasivos, que existen en las
membranas celulares. Dentro de los factores que determinan el movimiento entre
los distintos compartimentos, la ósmosis es el principal factor que determina la
distribución de los líquidos en el organismo. La osmolaridad de todos los fluidos
orgánicos es el resultado de la suma de electrolitos y no electrolitos presentes en
un compartimento.
Un organismo fisiológicamente estable mantiene una presión osmótica casi
constante y uniforme en todos los compartimentos. Cuando se producen cambios
de concentración de solutos confinados preferentemente en un compartimento, se
trata de restablecer el equilibrio osmótico mediante la redistribución del disolvente,
el agua. Por lo tanto, un cambio en un compartimento como el vascular tiene
repercusión en el intracelular.
En la práctica médica diaria, el compartimento vascular es el más
fácilmente accesible a la exploración y modificación según las necesidades.
3.8.2. Composición del líquido extracelular
Como ya hemos comentado, la composición del líquido extracelular es muy
distinta a la del líquido intracelular. En cambio, la composición de los diferentes
espacios en que se divide el líquido extracelular es muy parecida.
En el suero, el sodio (Na+) es el catión predominante y alcanza una
concentración media de 142 mEq/L (normal:136-145 mEq/L). Las concentraciones
de otros cationes como el potasio (K+) , el calcio (Ca++) y el magnesio (Mg++) son
mucho menores. El K+ tiene una concentración media de 4 mEq/L (normal: 3,5-5,0
mEq/L), el Ca++ de 5 mEq/L (normal: 3,5-5,5 mEq/L) y el Mg++ de 2 mEq/L
(normal: 1,5-2,5 mEq/L). Los iones del hidrógeno (H+) se hallan a una
concentración muy baja (4 x 10-5 mEq/L), pero ésta es crítica, ya que de ella
depende el pH del medio (pH de 7.4). El anión predominante en el suero es el
cloro (Cl-) cuya concentración es de alrededor de 103 mEq/L (normal: 96-106
mEq/L), seguido del ión bicarbonato (COH3) de 26 mEq/L (normal: 24-27 mEq/L) y
de las proteínas de aproximadamente 6-8 gr/dl. En cantidades menores, se hallan
los iones sulfato (SO-), fosfatos (HPO4 y H2PO4-) y diversos ácidos orgánicos.
Entre estos últimos, figuran los ácidos lácticos, pirúvico, cítrico y otros
procedentes del metabolismo de los hidratos de carbono, de los lípidos, así como
de diferentes aminoácidos. En condiciones normales, la concentración de los
ácidos orgánicos es muy baja, inferior a 1 mEq/L, excepto para el ácido láctico.
La composición iónica del líquido intersticial es muy parecida a la del suero,
pero no idéntica. Las proteínas, debido a su elevado peso molecular, apenas
difunden al líquido intersticial y su concentración en este medio es inferior a 2
gr/dL.
3.8.3. Composición del líquido intracelular
A diferencia del medio extracelular, en el interior de la célula el catión
principal es el potasio (156 mEq/L), seguido del magnesio (26 mEq/L), mientras
que la concentración de sodio es muy baja (10 mEq/L). En relación con los
aniones intracelulares, las mayores concentraciones corresponden a los iones del
fosfato (95 mEq/L), seguidos de las proteínas (16 gr/dl) y los sulfatos (20 mEq/L).
Las concentraciones de cloro y bicarbonato son muy pequeñas.
DISTRIBUCIÓN DE LÍQUIDOS EN EL ORGANISMO
Líquido intravascular
1º espacio
Líquido intersticial (extracelular)
1º espacio
Líquido intracelular
2º espacio
Líquido en cavidades naturales
pleura
peritoneo
luz intestinal
3º espacio
(cavidades)
Líquido que ha salido
al exterior del organismo
4º espacio
(exterior)
3.8.4 Movimiento del agua entre los compartimentos
El agua y los solutos disueltos fluyen entre los compartimentos corporales
por difusión, convección o por mecanismos de transporte específicos. Las fuerzas
que gobiernan estos intercambios son, principalmente, las presiones hidrostática y
osmótica y para, algunos solutos que atraviesan las membranas celulares, las
bombas transportadoras. Además, el organismo intercambia a diario con el medio
exterior una cantidad de agua y solutos.
La fuerza capaz de provocar el paso de agua por una membrana
semipermeable debido a las diferencias en la concentración de los solutos a
ambos lados de ésta, constituye la presión osmótica. La presión osmótica
depende exclusivamente del número de partículas disueltas (moles) por unidad de
volumen, con independencia de su carga eléctrica, peso o fórmula química. El
número total de partículas disueltas constituye la osmolaridad, si su concentración
se expresa por unidad de volumen total de la solución (moles/L de suero), o en
términos de osmolalidad, si se expresa por unidad de volumen sólo el disolvente
(moles/kg H2O). De hecho, la actividad osmótica depende de la osmolalidad, pero
en la práctica, y debido a que las soluciones biológicas son muy poco
concentradas, la diferencia entre ambos valores es pequeña y ambos términos se
utilizan a menudo de forma indistinta. En ausencia de osmómetro, la
concentración total de solutos del suero puede calcularse con una fórmula sencilla
a partir de las concentraciones de sodio, cloro, glucosa y urea (los principales
solutos del líquido extracelular). El siguiente cálculo emplea un sodio plasmático
de 140 mEq/L, una glucemia de 90 mg/dL y un BUN* de 14 mg/dL.
[ glucosa ] [ BUN ]
[ urea ]
Osmolalidad Plasmática = 2 x [Na+] +---------- + --------- + -------18
2,8
6
90
14
= 2 x ( 140 ) + -------- + ------18
2,8
= 290 mOsm/kg H2O
La concentración de sodio se duplica para incluir la contribución osmótica
del cloruro. La glucemia y el BUN se miden en mg/dL, los factores 18 y 2,8, los
pesos atómicos divididos por 10, se emplean para pasar mg/dL a mOsm/kg H2O.
Los valores obtenidos por esta fórmula difieren sólo de 1 a un 2 % de los
valores obtenidos por osmometría y pueden utilizarse con fines clínicos.
* Si se emplea la urea hay que dividir por 6 (el peso de la urea es 60).
3.8.5 Intercambios entre los espacios intracelular e
intersticial.
El movimiento del agua es pasivo y depende de las diferencias (gradientes)
de presión hidrostática y de presión osmótica transmembrana. Las diferencias de
presión hidrostática pueden omitirse y, por consiguiente, son los gradientes de
presión osmótica los que determinan los movimientos de agua a su través.
El espacio extracelular es el más expuesto a variaciones primarias de su
osmolalidad, dada su relación más directa con el medio ambiente. Por lo tanto, el
grado de hidratación celular depende fundamentalmente de las variaciones de la
osmolalidad extracelular.
Un aumento de la osmolalidad extracelular por pérdida de agua
(deshidratación ) causa un flujo de agua desde la célula hasta el espacio
extracelular, y ambos espacios experimentan una depleción de volumen. Un
descenso de osmolalidad por hiperhidratación, causa un flujo de agua hacia el
interior de la célula y ambos espacios experimentan una expansión de volumen.
Cuando la osmolalidad extracelular se altera por ganancia o pérdida de solutos,
los volúmenes extracelular e intracelular varían en direcciones opuestas.
3.8.6 Intercambios
plasmático.
entre
los espacios intersticial y
Los mismos principios básicos se aplican a la distribución entre estos dos
componentes del espacio extracelular. Con la diferencia de que la pared de los
capilares no constituye una barrera que se oponga a la difusión simple de la
mayoría de solutos que contribuyen a la osmolalidad del medio extracelular. Sin
embargo, es relativamente impermeable a las especies moleculares más grandes,
como las proteínas. La agregación de estas moléculas dentro del componente
vascular aumenta la osmolalidad y si no existiese una fuerza opuesta, todo el
líquido extracelular pasaría al plasma.
La presión osmótica ejercida por las proteínas séricas y, en particular, por la
albúmina se denomina presión oncótica. Dado que las proteínas permanecen
confinadas en el interior de los capilares, ellas ejercen la única fuerza osmótica
efectiva que se opone a la salida de agua fuera del árbol vascular. El aumento de
la presión hidrostática y/o la disminución de la presión oncótica de las proteínas
séricas constituyen la causa más frecuente de acumulación de líquido en el
espacio intersticial (edema). El equilibrio de estas fuerzas, fuerzas de Starling, es
el determinante de la distribución estable del volumen entre ambos
compartimentos. En general, estas fuerzas están ajustadas de modo que
alrededor de un cuarto del líquido extracelular se encuentra dentro del sistema
vascular y el resto corresponde al espacio intersticial.
La ley de Starling de los capilares puede expresarse por la ecuación:
Qf = Kf [( Pc - Pi ) s ( pc - py)]
Qf es el flujo total de líquido a través de la membrana capilar; Kf, el
coeficiente de filtración de líquido; Pc, la presión hidrostática capilar; Pi, la presión
hidrostática intersticial; s, el coeficiente de reflexión; pc, la presión oncótica capilar
(plasmática) y py, la presión oncótica intersticial.
El estudio de esta ecuación revela la presencia de cuatro fuerzas de
Starling coloidales e hidrostáticas que actúan a cada lado de la pared capilar. La
presión hidrostática dentro del capilar (Pc), es la fuerza dominante que filtra líquido
fuera del espacio vascular. La presión hidrostática intersticial (Pi) es generalmente
negativa, pero se acerca a cero con acumulación de líquido de edema, y puede
hacerse positiva si se acumula en grandes cantidades. La presión oncótica
plasmática (pc) es la única fuerza de Starling que retiene líquido dentro del
espacio vascular. La presión oncótica intersticial (py), en cambio, favorece la
retención de líquido en el espacio intersticial. La concentración de proteína
intersticial puede estar diluída por líquido de edema pobre en proteínas que cruza
la membrana vascular. El aumento de Pi y la reducción de py sirven como asas de
retroalimentación negativa que limitan la formación de edema.
Según esto, el gradiente neto de presión hidrostática (Pc- Pi), que desplaza
líquido a través de la membrana, y el gradiente neto de presión oncótica, que
retiene líquido dentro del espacio vascular ( pc - pi ), determina el flujo de líquidos
a través de las membranas capilares. Por último, el sistema linfático sirve de
drenaje, demorando la acumulación del exceso de líquido filtrado. De este modo el
aumento de flujo linfático compensa el aumento de desplazamiento de líquido
transvascular.
El coeficiente de filtración de líquido (Kf) representa la cantidad neta de
líquido que cruza el lecho capilar para un desequilibrio dado de las fuerzas de
Starling. Además de la propia membrana capilar, que puede ser el sitio principal
de ingreso de proteínas, el movimiento de líquidos y solutos del espacio vascular
hacia los linfáticos es afectado por la conductividad hidráulica de la membrana
basal vascular, el gel intersticial y el linfático terminal. El coeficiente de reflexión (s)
es una medida de la capacidad de la membrana capilar para servir como barrera
contra el movimiento de proteínas. Para que una membrana capilar sea totalmente
impermeable a las proteínas, s debe ser igual a uno y las proteínas deben ejercer
toda su fuerza osmótica a través de esta perfecta membrana-barrera. Para una
membrana capilar, que las proteínas pueden atravesar con tanta facilidad como el
agua, sería igual a cero y las proteínas no ejercerían ninguna fuerza osmótica. Se
ha calculado, que el s promedio es de 0.9 para los lechos capilares sistémicos, y
0.7 para los capilares pulmonares. En estados de permeabilidad capilar
aumentada este valor puede disminuir a 0.4. Estos datos implican que pc - pies
máxima en el tejido sistémico intacto, un poco menor en el pulmón intacto y
mínima en capilares muy permeables. En caso de membranas capilares muy
permeables, el edema se forma por excesivo egreso de proteínas y líquido hacia
el espacio intersticial, con reducción de la presión oncótica efectiva a través de la
membrana. Las alteraciones de las presiones físicas o de la integridad de la
membrana capilar pueden explicar la formación de edema.
Una de las consecuencias terapéuticas más importantes, es que el volumen
plasmático no puede ser aumentado específicamente a menos que el líquido
administrado contenga un coloide. La administración de solución salina a un
individuo que ha perdido sangre reexpanderá el volumen del líquido extracelular,
pero la mayor parte de la expansión se producirá en el compartimento intersticial.
3.8.7 Intercambios con el exterior
El organismo intercambia agua y electrolitos con el exterior a través de las
vías pulmonar, cutánea, digestiva y renal. En condiciones normales, las entradas y
salidas se equilibran y el balance corporal permanece inalterado. Se acepta
generalmente que si un paciente gana o pierde una sustancia, tiene un equilibrio
positivo o negativo. Si no se producen cambios significativos, el equilibrio es
neutro. Esto a menudo se denomina “estar en equilibrio”.
El manejo adecuado de muchos pacientes incluye un registro diario
cuidadoso de ingresos / pérdidas y del peso corporal. Los ingresos, incluyen la
ingestión por vía oral, infusiones, transfusiones, etc. Las pérdidas incluyen orina,
vómitos, heces y otras pérdidas intestinales. Las pérdidas insensibles por pulmón
y piel no se miden, se utilizan valores promedio.
Finalmente, destacar que el efecto de una perturbación en el equilibrio
externo de la composición de los líquidos orgánicos es independiente del
mecanismo fisiológico individual que está implicado.
Agua: El balance diario en un adulto de 70 kg, las pérdidas inevitables
diarias que tienen que ser sustituidas son las pérdidas insensibles ( 800 mL ), las
pérdidas fecales ( 200 mL ) y el sudor (100 mL ). Además, deberá producirse
orina suficiente para excretar una carga de solutos de 600 mOsm producidos
diariamente por el cuerpo. La capacidad de concentración de la orina en los
enfermos quirúrgicos, lesionados y muy graves está disminuída. En estos
enfermos hay una cantidad mínima obligatoria de aproximadamente 900 mL. El
paciente de 70 kg necesita en total 2.000-2.500 mL/día de H2O para mantener su
equilibrio líquido.
Sodio: Las pérdidas de sodio alcanzan unos 30 mEq/día por las heces y el
sudor, con una pérdida variable por la orina. En casos de gran privación de agua,
los riñones pueden absorber casi todo el sodio filtrado como respuesta al aumento
de secreción de aldosterona. La administración aproximada de 1-2 mEq/kg/día de
sodio a los adultos o de 1 mEq/kg/día a los niños, no sólo sustituirá las pérdidas
obligatorias, sino que suprimirá también la secreción de aldosterona en proporción
suficiente para ayudar a las pérdidas de potasio. Si se utiliza ClNa, también se
cubren los requerimientos orgánicos diarios de cloruros.
Potasio: Las pérdidas diarias de potasio por la orina y el sudor alcanzan los
40-60 mEq. Por lo general, su sustitución con 0,5-1,0 mEq/kg/día basta para
mantener el equilibrio de este ión en el enfermo con riñones normales.
4
REFERENCIAS
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Ciencias Veterinarias -Universidad de Buenos Aires., Argentina.
Murray. R. 2009. Harper bioquímica ilustrada. 28ª edición. México.
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España
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Panamericana. Madrid España, 2ª reimpresión.
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