ÚLTIMOS ESCRITOS PENALES DE FORONDA Manuel de Rivacoba y Rivacoba I Valentín Tadeo de Foronda y González de Echávarri (Vitoria, 1755; Pamplona, 1821) es un ilustrado tardío que aceptó las ideas y los cambios revolucionarios y devino un liberal consecuente y activo1. Su mentalidad curiosa y abierta; sus extensas y actualizadas lecturas; sus viajes, que le llevaron a conocer múltiples países europeos, y luego una larga estancia en los Estados Unidos de Norteamérica; los sucesos que se precipitaron en el mundo en que le tocó vivir y sus propias vicisitudes personales; su natural reflexivo y su espíritu crítico, le impulsaron, más que a elaborar y exponer concepciones novedosas, a difundir las ideas de la época que llegaban a su conocimiento, con un apremiante designio de aplicación y transformación efectiva, o sea, con una clara y decidida finalidad utilitaria. Es así un polígrafo incansable, de información y de miras sumamente vastas y variadas y preocupado constantemente por el bienestar y el progreso del género humano, el incremento de la libertad y la seguridad de los individuos, y también el de su igualdad, la reforma y mejora de las instituciones y la elevación del bienestar público, comprendiendo en su interés y sus publicaciones tanto los aspectos y los temas materiales como los morales y políticos. Acerca de Foronda es particularmente interesante la tesis doctoral de José Manuel Barrenechea González, Valentín de Foronda, reformador y economista ilustrado, Prólogo de Ernest Lluch, Vitoria, Diputación Foral de Álava, 1984, con amplísima bibliografía; y referido en concreto a lo penal, cfr. Rivacoba, “Un discípulo español de Beccaria, desoconocido en España”, en la Revista de Derecho Penal y Criminología, de Madrid, número 6, 1996, págs. 953-1.068 (hay de. Sep.). Sendos resúmenes de este estudio, con el mismo título, en el Boletín de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, de Córdoba, año LXXV, número 132, enero-junio de 1997, págs. 175-183 (es el discurso de incorporación a dicha Academia, leído el 6 de febrero de 1997), y en el folleto intitulado Aspectos penales de la obra de Foronda, Bilbao, Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País / Euskalerriaren Adiskideen Elcartea (Colección Lanak, número 22), 1977. 1 FUENTE: ARROYO ZAPATERO Luis y BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE Ignacio (Dir.): Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos in memoriam. Ediciones de la Universidad de Castilla - La Mancha, Educiones Universidad Salamanca, Cuenca 2001. MANUEL DE RIVACOBA Y RIVACOBA En concordancia con ello y con pocas excepciones, sus obras son muy abundantes, pero no suelen consistir en libros sistemáticos, concebidos y desarrollados como una unidad y con alguna amplitud, sino en folletos breves y meros artículos, en forma frecuentemente epistolar y aparecidos por lo general en la prensa periódica, que fueron a veces recopilados en volúmenes de vario contenido; y en sus páginas casi no se encuentra aportaciones originales, sino la divulgación y el comentario de estudios y propuestas ajenas, ni tampoco se entrega a construcciones abstractas ni se pierde en sutilezas ni divagaciones estériles, sino que se atiene a las posibilidades y conveniencias concretas de la acción práctica y se expresa con extremada sencillez. Tras lo cual apenas hay que añadir que su producción evidencia un indudable espíritu de docencia social. Por su formación y sus intenciones, y su consiguiente manera de escribir, no cuida en absoluto sus citas de otros autores, o ni siquiera indica lo que toma de ellos, aparte de que muchas ideas pertenecen al caudal mostrenco del pensamiento más avanzado de su tiempo, de suerte, en fin, que las suyas originales se entremezclan con las ajenas, que las suyas originales se entremezclan con las ajenas, acaso las más, en un encendido y denodado esfuerzo de mejoramiento colectivo. Sin embargo, por ello mismo no suele resultar difícil en muchos casos identificar sus fuentes principales. Animado por estos propósitos y con estas perspectivas, no podía desentenderse de las materias criminales y punitivas. En un ambiente generalizado de intensa crítica y profunda reforma de las instituciones sociales y jurídicas, la crítica y reforma de la legislación penal constituyó un tema singularmente importante y aun candente, que concitó la atención de las figuras más descollantes de la época2, y, por ende, había de atraer y ocupar la atención también de Foronda. Y, en efecto, les dedicó las cartas que, fechadas en Vergara el 10 de julio y el 16 de septiembre de 1788 y el 7 de septiembre y el 2 de octubre de 1789, aparecieron en el Espíritu de los mejores diarios que se publican en Europa, de Madrid, números, respectivamente, 160, 163, 257 y 259, de 22 de diciembre de 1788, 12 de enero de 1789, y 1 y 15 de noviembre de 17903, y fueron recogidas después en su obra miscelánea Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía-política, y sobre las leyes criminales4, las dos primeras, en el volumen primero5, y las restantes, en el Con algún detalle, Rivacoba, La reforma penal de la Ilustración, Valparaíso, Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social, 1988, págs. 21-22. Por su parte, Carlo Paterniti, Note al Codice criminale toscano del 1786, Padova, Cedam, 1985, pág. 62, destaca que la reforma penal fue entonces uno de los momentos necesarios para asegurar una nueva estructura del Estado. 3 Cfr. Barrenechea, op. Cit., págs. 65-66. 4 En dos tomos. Madrid. En la imprenta de Manuel González, 1789 y 1794. La notación exacta de esta obra, en Rivacoba, Un discípulo español de Beccaria, etc., cit., pág. 975, nota 80. 5 Págs. 95-124 y 185-199. 2 – 570 – FUENTE: ARROYO ZAPATERO Luis y BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE Ignacio (Dir.): Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos in memoriam. Ediciones de la Universidad de Castilla - La Mancha, Educiones Universidad Salamanca, Cuenca 2001. Últimos escritos penales de Foronda siguiente6. Por un afán de precisión, se ha de agregar que son asimismo de interés al respecto la Advertencia que encabeza su libro Cartas sobre la policía, en su segunda edición, de Pamplona, en 18207, y, sobre todo, la Carta V, fechada en Vitoria el 24 de abril de 18008/9, así como pensamientos y observaciones que se hallan dispersos en otros lugares de su frondosa producción. Ahora bien, nada de esto es nuevo10; pero en la consideración del pensamiento y las doctrinas penales de Foronda no se ha tenido en cuenta dos misivas, también sobre temas de la misma índole, muy posteriores, fechadas en Pamplona el 30 de septiembre y el 13 de octubre de 1821, que adicionó a la tercera edición de sus Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía-política, y sobre las leyes criminales11. Semejante omisión merece ser explicada, y no se debe sino al hecho de que, mientras que en la Biblioteca Nacional de Madrid obra un ejemplar de la edición de las Cartas de 1789 y 179412, y, por lo demás, no es difícil localizar en diferentes bibliotecas otros de la misma edición, el propio Barrenechea manifiesta en él, como suyo, docto y elegante Estudio preliminar con que encabeza su reedición de dichas Cartas13 que la mencionada edición pamplonesa de 1821 es “prácticamente desconocida y de muy difícil localización tanto en bibliotecas españolas como extranjeras”14, y, por nuestra parte, no conocimos ninguno de ella hasta que la buena fortuna nos hizo tropezar con uno en una librería bonaerense de lance bastante después de haber escrito y publicado nuestros estudios sobre Foronda. O sea, en resumen, que, aparte de su aparición primigenia en la mentada publicación periódica de Madrid a lo largo de casi dos años desde últimos de 1788 hasta mediados de noviembre de 1790, dichas cartas forman parte de su Págs. 181-206 y 207-226. Notación exacta, en Rivacoba, Un discípulo español de Beccaria, etc., cit., pág. 976, nota 84. 8 La Advertencia ocupa las págs. 3-15, y la Carta V, las págs. 161-216. 9 Todos estos textos se encuentran transcritos fielmente en el Apéndice de nuestro estudio Un discípulo español de Beccaria, etc., cit., págs. 1.002-1.068. 10 Lejos de ello, hace tiempo que todo está estudiado principalmente por Barrenechea, op. Cit., págs. 65-88 y 168-172, y por mí, en las obras señaladas supra, en la nota 1. 11 Corregida y aumentada con varias notas, y con varias cartas importantes. Pamplona, en la imprenta de Ramón Domingo, MDCCCXXI. 2 tomos, en 8º, de XXIV + 290 y de 363 páginas. Tales cartas figuran, las últimas del volumen segundo, en las págs. 252-279 y 280-360. 12 Su sginatura es 3/58.532 (tomo I) y 3/58.533 (tomo II). También existe uno de las Cartas sobre la policía, 2ª. De., cit., bajo la signatura 1/28.179. 13 Vitoria, Gobierno Vasco, 1994, en un volumen de CXXVI + 688 páginas. Es el tomo I de la valiosa Colección de Clásicos del pensamiento económico vasco. 14 Pág. CXXIV. Y sigue: “Es sintomático, en este sentido que la importante y completísima Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII de Francisco Aguilar Piñal la considere como “ilocalizable”. Si nosotros hemos podido contar con un ejemplar de la edición de 1821 para llevar a cabo esta reproducción ha sido gracias a la amabilidad de José Ignacio García Larrache, descendiente de quien fuera preceptor de los herederos de Valentín Foronda”. Antes, en Valentín de Foronda, reformador y economista ilustrado, cit., pág. 88, ya había escrito que la edición de 1821 “es muy rara y de difícil acceso tanto en bibliotecas españolas como extranjeras”. 6 7 – 571 – FUENTE: ARROYO ZAPATERO Luis y BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE Ignacio (Dir.): Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos in memoriam. Ediciones de la Universidad de Castilla - La Mancha, Educiones Universidad Salamanca, Cuenca 2001. MANUEL DE RIVACOBA Y RIVACOBA citado libro Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía-política, y sobre las leyes criminales, en la edición madrileña de 1789 y 1794, que , teniendo la indicada inserción original como primera, designa como segunda, y en la pamplonesa de 1821, que consecuentemente cuenta como tercera15. La novedad de ésta al respecto consiste en haber reunido “las dos cartas sobre las leyes criminales del primer tomo” con “las dos del segundo”16, y haberles añadido las dos cartas nuevas y colocado todas efectivamente seguidas al final de la obra17. Quien ha dedicado no escasas páginas a las cuatro cartas más antiguas que figuran en la edición de 1789 y 1794 estima que debe corresponder al feliz azar que puso en sus manos un ejemplar de la de 1821, con su par de cartas de este mismo año, completando la tarea mediante su estudio en las más breves que siguen. Es de aclarar finalmente que, al reemprender sus epístolas referentes a las leyes criminales, Foronda explica que con el objeto de verter sus ideas adoptó la hipótesis de que escribía al príncipe de una ínsula imaginaria que le había llamado como su consejero, y que “en el tiempo del obscurantismo español” se sirvió de esta suposición “para aconsejar indirectamente a nuestro Gobierno”, amparando bajo ella “consejos demasiado atrevidos para la sazón”, que, en cambio, ya no lo son en 182118. II A diferencia de sus epístolas de 1788 y 1789 sobre las leyes criminales, donde guarda silencio acerca de los autores a quienes se había atenido para escribirlas o los menciona muy en general, en las de 1821 señala con bastante fidelidad sus fuentes de información e incluso comienza la primera, la del 30 de septiembre, declarando las obras de que se había servido19 para componer aquéllas, a saber, las de Montesquieu, Brissot de Warville, Mably, Beccaria y Filangieri20; añade que “después han llegado a mis manos Pastoret, los dis- En lo sucesivo y salvo advertencia en contrario citaremos siempre por ella. Cfr. Advertencia para esta tercera edición, tomo I, pág. XXII. 17 Tomo II, págs., por su orden, 192-211, 211-221, 221-238, 238-252, 252-279 y 280-360. 18 Tomo II, pág. 253. 19 Según sus palabras, tomo II, pág. 252, que había extractado. 20 Cfr. ibidem. Las de Montesquieu (De l’esprit des loix, 1748), Beccaria (Dei delitti e delle pene, 1764) y Filangieri (La scienza della legislazione, 1780-1785) fueron traducidas muy pronto al castellano, cuentan con numerosas ediciones y son muy conocidas; no ocurre igual con las de Brissot de Warville y Mably. La del primero es, sin duda, la Théorie des lois criminelles, 2 vols., Berlín (en verdad, Neuchâtel), 1781 (yo sólo he manejado una nueva edición, revisada y aumentada con diversas adiciones, 2 vols., París, J. P. Aillaud, 1836); y la del último, De la législation ou Principes des loix, 2 parties, Amsterdam, MDCCLXXVI. 15 16 – 572 – FUENTE: ARROYO ZAPATERO Luis y BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE Ignacio (Dir.): Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos in memoriam. Ediciones de la Universidad de Castilla - La Mancha, Educiones Universidad Salamanca, Cuenca 2001. Últimos escritos penales de Foronda cursos sobre las leyes criminales pronunciadas21 en el Congreso de Francia y últimamente Bentham”22, y más adelante reproduce con puntualidad y extensión diversos fragmentos ajenos. En efecto, el magistrado y erudito francés Claude-Emmanuel Pastoret publicó Des loix pénales, en dos tomos, el año 179023; y Foronda menciona por sus títulos la Teoría de las penas y las recompensas y los Tratados de legislación civil y penal, de Jeremy Bentham24. Por lo que hace a los discursos pronunciados en el Congreso francés, se trata de los discursos pronunciados en la Asamblea Constituyente a fines de mayo de 1791, en el debate sobre la pena de muerte, las cárceles y el trabajo forzado, dentro de la discusión del que pocos meses más tarde sería Código penal de 1791; y Foronda se hace cargo, con exactitud y por este orden, de las intervenciones de Le Peletier de Saint-Gargeau25, Duport26, Prugnon27 y Mougins de Roquefort28. Llama la atención, pero tal vez se explique por la triste fama que ya rodeaba a Robespierre, que omita cualquier referencia a su nombre y sus ideas; omisión tanto más lamentable, cuanto que, habiendo citado a los restantes asambleistas a propósito del debate sobre la pena capital y habiéndose mostrado todos ellos, no francamente adversarios, sino sólo restrictivos a su respecto, el célebre diputado por Arras fue el único que, al hablar del tema en la sesión del 30 de mayo de 1791, se manifestó contrario al último suplicio sin excep- Se olvida aquí, empero, de Lardizábal (cfr. Rivacoba, Un discípulo español de Beccaria, etc., pág. 979). ¿Acaso por la adhesión de éste a Fernando VII? 21 Sic. 22 Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía-política, y sobre las leyes criminales, cit., 3ª, ed. cit., tomo II, págs. 252-253. 23 A Paris, Chez Buisson, 1790. 24 Cfr. Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía política, y sobre las leyes criminales, cit., 3ª. ed., cit., tomo II, págs. 273, 308 y 315. Creemos con Barrenechea, op. cit., pág. 278, que Foronda debió de utilizar la Théorie des peines et des récompenses, 2 tomos, London, 1811, y los Traités de législation civile et pénale, 2e. éd., 3 vol., París, Bossange, Masson et Besson, 1820 (desde luego, no la primera, también en 3 vol., París, Bossange, Masson et Besson, An X = MDCCCII). 25 Louis-Michel Le Peletier de Saint-Fargeau (1760-1793) fue elegido por la nobleza miembro de los Estados Generales y designado por la Asamblea Nacional en enero de 1790 miembro del Comité de jurisprudencia penal, con cuyo motivo escribió los principales informes presentados a la Asamblea sobre dicha materia. Diputado más tarde a la Convención, votó, después de algunas dudas, por la pena de muerte de Luis XVI, y la víspera de la ejecución de éste fue asesinado en venganza por su condena. 26 Adrien Duport (1759-1798) fue elegido por la nobleza para los Estados Generales, formó con AntoinePierre, Joseph, Marie Bernave y Alexandre-Tréodore-Victor Lameth el núcleo de un partido moderado y se ocupó, sobre todo, de las reformas judiciales. 27 Louis-Pierre-Joseph Prugnon (1745-1828) representó por el tercer estado a Nancy en los Estados Generales, fue de los que prestaron el juramento del Juego de Pelota y tomó parte muy activa en los debates relativos a la organización judicial. 28 Jean-Joseph Mougins de Roquefort (1742-1822) representó por el tercer estado a Draguignan en los Estados Generales, prestó el juramento del Juego de la Pelota y fue elegido secretario de la Asamblea el 18 de marzo de 1790. – 573 – FUENTE: ARROYO ZAPATERO Luis y BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE Ignacio (Dir.): Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos in memoriam. Ediciones de la Universidad de Castilla - La Mancha, Educiones Universidad Salamanca, Cuenca 2001. MANUEL DE RIVACOBA Y RIVACOBA ciones ni contemplaciones y pidió su supresión absoluta29, y acaso sea el primer abolicionista radical, consecuente y terminante30. También conoce y recuerda el Código de Napoleón, que critica por la dureza de sus penas31. En cambio, recomienda que se tome como modelo en su mayor parte el Código napoleónico de comercio32. Entrando en el fondo de esta primera misiva, teniendo en cuenta su dedicación casi por completo a problemas de la punición y alterando en la presente exposición un tanto la secuencia de su contenido en beneficio de un orden lógico, hay que destacar que, pese a su desinterés por las cuestiones fundamentales y generales, en dos pasajes de ella se ocupa del objeto de las penas, si bien no concordantemente, pues en uno lo reduce a “alejar a los hombres de los crímenes y reprimir sus pasiones funestas”33 y en el otro lo hace consistir en el ejemplo, la corrección y reforma de los delincuentes, el imposibilitarles que vuelvan a cometer crímenes, el resarcimiento de los ofendidos y la economía34. En lo demás, versa con preferencia acerca de las diversas especies de penas, empezando, como era de esperar, por la de muerte, en cuanto a la cual dice “que están divididos en opiniones un grande número de criminalistas filósofos35. Entre los que niegan que las sociedades pedan plicarla no menciona más que a Beccaria y Pastoret, sin siquiera insinuar sus razonamientos, pero dice que “otros muchos filósofos del primer orden prueban lo contrario con razones muy plausibles36, y, aunque afirma que sólo citará a Filangieri y a Rousseau37, también recuerda los argumentos de Montesquieu, Mably y Bentham38, y por su parte se muestra “convencido del derecho que tienen las sociedades a imponer esta pena39. Puede resultar oportuno aquí fijarse en el Véase Discours sur le peine de mort, en el volumen Discours et rapports de Robespierre, avec une introduction et des notes par Charles Vellay, París, Eugène Fasquelle, Editeur, 1908 (XX + 430 páginas), págs. 66-71. 30 “Si Beccaria ha sido el primer autor en hacer frente de manera orgánica al tema y en tomar una decidida posición contra la pena de muerte, la de Robespierre ha sido una de las primeras voces en levantarse en este sentido en una asamblea política, al inicio de la construcción de la democracia moderna”. Mario A. Cattaneo, Beccaria e Robespierre. Contributo allo studio dell’Illuminismo giuridico (en el volumen Atti del Convegno internazionale su Cesare Beccaria, Torino, 4-6 ottobre 1964, Torino, Accademia delle Scienze, 1966, págs.317-328), págs. 322-323. 31 Cfr. Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía-política, y sobre las leyes criminales, cit., 3ª. ed., cit., tomo II, págs. 253-254, 260, 267 y 272. 32 Cfr. idicem, pág. 297. 33 Idibem, pág. 263. 34 Cfr. ididem, pág. 273, resumiendo lo que Benthan dice de esta materia en su Teoría de las penas y las recompensas, tomo I, a propósito del panóptico. 35 Ibidem, pág. 254. 36 Ibidem. 37 “Al sublime Rousseau”. Ibidem. 38 Cfr. Ibidem, págs. 257-258. 39 Ibidem, pág. 257. 29 – 574 – FUENTE: ARROYO ZAPATERO Luis y BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE Ignacio (Dir.): Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos in memoriam. Ediciones de la Universidad de Castilla - La Mancha, Educiones Universidad Salamanca, Cuenca 2001. Últimos escritos penales de Foronda hecho de que en su estudio de la pena de muerte Pastoret expone y examina las opiniones de Montesquieu, Rousseau, Beccaria, Mably y Filangieri sobre el particular40, y que Foronda sigue muy al pie de la letra y casi íntegramente los no breves párrafos del ginebrino transcritos en dicho estudio. Ahora bien, conforme con el parecer común, considera que el fúnebre suplicio no debe aplicarse sino a pocos delitos extraordinariamente graves, ni estar acompañado de tormentos ni ser doloroso en su ejecución; más, remitiéndose a la autoridad de Bentham, sostiene que en los casos en que se aplique es conveniente llevar al reo hasta el patíbulo con una pompa triste que hiera y conmueva la imaginación de los inclinados a infringir las leyes, sin llegar a los espectáculos de terror y espanto “de la abominable Inquisición”41. Se opone las penas de azotes y otras igualmente corporales, por su gran crueldad; los trabajos forzosos, arrastrando los condenados a ellos una bala de cañón o atados entre sí con una cadena, y pasear por las calles a mujeres emplumadas. Invocando el pensamiento y copiando algunos renglones de Montesquieu, hace ver que los delitos proceden de su impunidad, de la violencia y la crueldad de las penas y de la desproporción entre éstas y aquéllos, no de la moderación de las penalidades. Insiste en un punto que ya había sostenido en 1788: su crítica y oposición a la pena de infamia42. Enlaza esta oposición con otra referente a las marcas de los delincuentes, discurriendo largamente contra sus inconvenientes43, y de ella avanza a otra relativa a las penas perpetuas, o sea, “a todo lo que entregue a los hombres a la desesperación”, apartándoles del arrepentimiento y la corrección44. En consecuencia, considera que el máximo de las penas de encierro para los delitos más graves debe ser de quince años45, siempre que los condenados se encuentren sometidos a un régimen de aislamiento, trabajo, sobriedad y educación moral y religiosa46. Tampoco aprueba la pena de deportación, cuya adopción por el Código napoleónico constituye motivo de una de sus críticas contra él47. Y, con su apego y admiración por Bentham, concluye exponiendo amplia, detallada t encomiásticamente el panóptico48. Cfr. op. cit., tomo I, 2e partie, págs. 3-58. Cfr. Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía-política, y sobre las leyes criminales, cit., 3ª ed., cit., tomo II. 42 Efectivamente, cfr., en sus Cartas sobre los asuntos más exquisitos, etc., cit., la 2ª ed., tomo II, págs. 185-190, y la 3ª., cit., tomo II, pág. 266. También, Rivacoba, Un discípulo español de Beccaria, etc., cit., págs. 996-997 y 1.013-1.014. 43 Cfr. Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía-política, y sobre la leyes criminales, cit., 3ª. ed., cit., tomo II, págs. 266-269. 44 Cfr. ibidem, pág. 267-270. 45 Cfr. ibidem, pág. 270. Con lo cual se adelanta en mucho a las tendencias actuales de la doctrina penal. 46 Cfr. ibidem, págs. 270-271. 47 Cfr. ibidem, págs. 272-273. 48 Dfr. Ibidem, págs. 273-279. 40 41 – 575 – FUENTE: ARROYO ZAPATERO Luis y BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE Ignacio (Dir.): Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos in memoriam. Ediciones de la Universidad de Castilla - La Mancha, Educiones Universidad Salamanca, Cuenca 2001. MANUEL DE RIVACOBA Y RIVACOBA III Así como la epístola de 30 de septiembre de 1821 trata preferentemente de las penas, la del 13 de octubre siguiente trata preponderantemente de delitos, y se inicia con la idea de “sembrar de dificultades la propensión de los depravados a cometer crímenes” y que no les quede la esperanza de perpetrarlos con impunidad, cerrando para ello los asilos49. A continuación aconseja que se coloque la calumnia en la clase de los delitos atroces y se la castigue “con una grande severeidad”50. Asímismo, “los hurtos de huertas, los descepamientos, los deolivamientos, son crímenes de la primera magnitud”, y deben ser castigados “con el encierro por muchos años”51. El matrimonio debe ser espontáneo, no forzado, sin que hasta su celebración tengan lugar obligaciones a las que se cede con mucha frecuencia “en un momento de embriaguez amorosa, y arrancadas por los encantos de una joven astuta”, evitándose con ello pleitos costosos, disturbios de familias y que las jóvenes intriguen y atraigan con falacias a jóvenes atolondrados o demasiado sensibles y tiernos, que descubren las malas cualidades de sus cónyuges “después de afectuado el matrimonio, cuando no tiene remedio”52. Y el casamiento no debe depender de la venia de los padres o tutores de los contrayentes, pues aquéllos se guiarían en general por conveniencias que “no seguirán la ley de la naturaleza, que es dar la preferencia a lo que los intereses53 más inmediatamente”54. Oponiéndose expresamente a Beccaria y a Filangieri, confirma en largos párrafos y con el apoyo ahora de Bentham, y el de Diderot en nota a una de las ediciones de Beccaria en francés, lo que había sostenido treinta y tres años antes: que se perdone “a los delincuentes que se presentaran a las justicias declarando a sus cómplices”55. En cambio, copia a Filangieri para reforzar su criterio contrario a la punición de suicidio56. Luego, consagra varias páginas, en las que no campea precisamente un espíritu de benignidad, sino que transparentan más bien los intereses de los Cfr. ibidem, págs. 280-281. “Pues es uno de los que más perturban la tranquilidad de un ciudadano; así es menester mirarle con horror y reprimirle, con penas capaces de aniquilarle”. Ibidem, pág. 281. 51 Ibidem. Y en la página siguiente asevera, con no poca exageración, que sólo con hacer que se respete en España la propiedad de los campos, se tendría en ella “la tierra de promisión”. 52 Cfr. ibidem, págs. 283-284. 53 A los contrayentes. 54 Cfr. Ibidem, pág. 284. 55 Cfr., por una parte, Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía-política, y sobre las leyes criminales, cit., 2ª. ed., cit., tomo I, pág. 197 (y en el mismo sentido Cartas sobre la policía, cit., págs. 163-165 y 202-205), y, por otra, 3ª. ed., cit., tomo II, págs. 285-294. También, Rivacoba, Un discípulo español de Beccaria, etc., cit., págs. 989-990, 1.017, 1.039-1.041 y 1.062-1.063. 56 Cfr. Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía-política, y sobre las leyes criminales, cit., 3ª. ed., cit., tomo II, págs. 294-295. 49 50 – 576 – FUENTE: ARROYO ZAPATERO Luis y BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE Ignacio (Dir.): Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos in memoriam. Ediciones de la Universidad de Castilla - La Mancha, Educiones Universidad Salamanca, Cuenca 2001. Últimos escritos penales de Foronda comerciantes57, al delito de quiebra y otro afines y a los medios de prevenirlos58, y a los de evitar asímismo otros diferentes. Hay algunos que sólo “lo son porque la ignorancia de los que han gobernado a los hombres han calificado varias acciones de criminales”; uno, la blasfemia, que los teólogos estiman pecado grave, pero que no debe figurar “en el catálogo de los delitos civiles”, por no violar “ninguno de los cuatro derechos de “propiedad, seguridad, libertad e igualdad”, fundamentales del edificio político59. Y cierra la misiva y la obra con una amplia y resuelta defensa de las libertades de reunión, asociación y expresión en general, y en particular la de imprenta60. En las últimas líneas se refiere con elogio y esperanza al Proyecto de Código penal que la Comisión nombrada al efecto, entre cuyos integrantes cita a “los profundamente sabios, enemigos de la arbitrariedad y verdaderos españoles Marina y Calatrava”, había presentado a las Cortes, que fue empezado a discutir en ellas el 23 de nobiembre de 1821 y que culminó en el Código de 9 de julio de 182261. Foronda había muerto el 23 de diciembre de 1821. Al efecto no es de olvidar que Foronda estaba emparentado, por su casamiento, con una “familia acomodada, de comerciantes navarros que negociaban con Francia”. Rivacoba, Un discípulo español de Beccaria, etc., cit., págs. 967-968. 58 Cfr. Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la Economía-política, y sobre las leyes criminales, cit., 3ª. De., cit., tomo II, págs. 296-301. 59 Ibidem, pág. 312. 60 Cfr. ibidem, págs. 315-359. 61 Ibidem, pág. 359. “Marina” es, evidentemente, don Francisco Martínez Marina (1754-1833). 57 – 577 – FUENTE: ARROYO ZAPATERO Luis y BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE Ignacio (Dir.): Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos in memoriam. Ediciones de la Universidad de Castilla - La Mancha, Educiones Universidad Salamanca, Cuenca 2001.