7 July: Ballet del Teatro Nacional de Praga

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Ballet del Teatro Nacional de Praga
Petr Zuska director artístico
El lago de los cisnes
Ballet en un prólogo y cuatro actos
Coreografía: Pavel Ďumbala, Hana Vláčilová, a partir de Marius Petipa y Lev Ivanov
Música: Piotr Ilich Chaikovski
Libreto: Pavel Ďumbala, Hana Vláčilová (revisado sobre texto de Vladimir Begichev y
Vasily Geltzer)
Dirección de escena: Pavel Ďumbala, Hana Vláčilová
Escenografía: Martin Černý
Vestuario: Ludmila Varassová
Odette – Odile
Príncipe Sigfrido
Rothbart
Bufón
Reina
Maestro de ceremonias
Paso a tres
Danza Rusa
Danza Española
Danza Napolitana
Danza Húngara
Danza Polaca
PRIMERA PARTE (62 min)
Prólogo
Acto I
Acto II
SEGUNDA PARTE (55 min)
Acto III
Acto IV
Miho Ogimoto
Giovanni Rotolo
Marek Svobodník
Veaceslav Burlac
Marie Hybešová
Jurij Slypič
Irina Burduja – Alexandra Pera – Matěj Šust
Alice Petit – Jakub Rašek
Monika Hejduková – Patrik Holeček
Radka Slatinská –Benjamin Husson
Kristýna Kornová – Matěj Šust
Ivanna Illyenko – Jiří Waňka
La magia de la noche
El creativo escenario que el Generalife nos ofrece hoy, sumerge al espectador en los
sonidos del siglo XIX, presentando una historia de amor y encantamientos de la
mano del ballet del Teatro Nacional de Praga, con Petr Zuska como director
artístico. Se trata de El lago de los cisnes, op. 20, una obra con música del
compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893), al que numerosos teóricos han
considerado como un músico especialmente dotado para el ballet. De hecho, a
pesar de ser éste el primero de su trilogía, es uno de los más conocidos, apreciados
y difundidos a nivel internacional. Fue compuesto entre 1875 y 1876, y se
representó por primera vez en 1877 en Moscú, con una coreografía ideada por
Reisinger. Sin embargo, la versión que tuvo mayor aceptación del público fue
posterior (en 1895, ya fallecido el compositor), siendo en esa ocasión Petipa e
Ivanov los geniales coreógrafos que marcarían para siempre el devenir de la obra.
El ballet, que se representa estructurado en un prólogo y cuatro actos, nos narra la
historia del príncipe Siegfried y la princesa Odette. En el prólogo, se muestra cómo
mientras la princesa coge flores del prado, el malvado brujo Von Rothbart lanza un
hechizo sobre ella, convirtiéndola en un cisne blanco. Únicamente pasada la
medianoche podrá mostrarse con su apariencia humana, conjuro que sólo podrá
romperse si alguien promete quererla para siempre. En el Acto I tiene lugar la
celebración del cumpleaños de Siegfried, una solazada fiesta de diversión y disfrute.
Tras el evento, el príncipe sale a cazar para estrenar uno de sus regalos de
cumpleaños: una ballesta. En el Acto II el protagonista se encuentra en el bosque
junto a un lago poblado de cisnes que, como Odette, también son presos del
hechizo. De repente, presencia la transformación de Odette en una preciosa mujer y
se enamora al instante de ella, jurándole amor eterno. Durante el Acto III se celebra
el baile real en el que el príncipe debe elegir esposa. Aunque sólo es una ilusión
guiada por el mal, el príncipe cree ver a Odette en la fiesta. Sin embargo, se trata en
realidad de la bruja Odile vestida de negro y disfrazada de Odette. Siegfried ignora
este hecho y elige a la falsa Odette como pareja. Sólo hacia el final de la escena cae
en la cuenta de su error. En el último acto, Siegfried explica a Odette la situación e
implora su perdón. El desenlace de esta historia, dejemos que sea la función de
ballet quien lo despeje.
En lo que al ámbito musical se refiere, Chaikovski utilizó como material inicial
música que, de forma privada, había compuesto para sus sobrinos. Toda ella está
cargada de motivos que aparecen reiteradamente, dando coherencia y estructura a
la totalidad de la obra. Así ocurre en la introducción, donde el oboe presenta una
melodía que será repetida por heterogéneos instrumentos de la orquesta en
recurrentes ocasiones. Muchas de las piezas que integran el ballet tienen entidad
propia. Este es el caso del vals (núm. 2) o el Allegro de Pas de trois (núm. 4),
presentes en el primer acto e internacionalmente conocidos y valorados. Otras
piezas son especialmente pintorescas, como las danzas española y napolitana (núm.
21 y 22) del acto tercero. Pero si toda la música es extraordinaria, lo mejor se
reserva para la apoteósica, arrebatadora y brillante escena final (núm. 29), que sin
duda, no deja indiferente a nadie.
La producción y montaje de esta noche tornan su mirada hacia la coreografía
Petipa-Ivanov, bajo la premisa del mantenimiento de la tradición y del respeto al
legado del trabajo original, aunque con la impronta de contemporaneidad que le
otorgan los coreógrafos Pavel Ďumbala y Hana Vláčilová. Ellos son también los
encargados del libreto, revisado sobre el texto inicial de Béguichev y Geltzer, que
elige en este caso apaciguarnos con el triunfo del bien sobre el mal, de lo bello ante
lo innoble, del amor sobre el odio. Completan el montaje Martin Černý, a cargo de
la escenografía, y Ludmila Varossová, responsable de vestuario.
En lo que respecta a la danza, este ballet demanda las más altas habilidades técnicas
para su interpretación. Supone un monumental reto para los bailarines, y muchos
de los nombres más relevantes de la historia del ballet han sido juzgados en base a
su actuación en el doble papel Odette/Odile de la obra. La versión Petipa-Ivanov
presenta numerosas complejidades, entre las que se encuentran la realización de
treinta y dos fouettés en la coda Pas de deux del acto tercero. Se trata de
movimientos de giro en los que todo el cuerpo voltea rápidamente teniendo sólo
una pierna como apoyo. Éstos son el culmen de un acto cargado de virtuosismo y
técnica. De hecho, los actos I y III, confiados al maestro francés, se caracterizan
precisamente por su academicismo. Por su parte, el segundo y cuarto acto,
coreografiados por Ivanov, destacan por un elegante lirismo y sensibilidad.
En suma, la atmósfera de este espectáculo nos conduce a vislumbrar, por un
efímero instante, cisnes volando entre los cipreses. «[…] Entre las adelfas blancas,
[…] con el arrayán ya negro, bajo las fuentes cerradas». Una conjunción de música y
ballet ante la magia de la noche que nos brinda el Generalife.
© Miriam Albusac Jorge
Sinopsis
Prólogo
La bella Princesa Odette está recogiendo flores en un prado. De repente, aparece el
malvado brujo Rothbart, quien se apodera de la joven y la hechiza, convirtiéndola
en un cisne.
Acto I
En un jardín del castillo se celebra la mayoría de edad del Príncipe Sigfrido. Los
invitados felicitan al príncipe y presentan sus regalos. La Reina Madre entra en el
jardín para felicitar a su hijo. Todo el mundo está alegre, los invitados se divierten.
Al anochecer todos se marchan. Cuando está solo, el Príncipe coge uno de sus
regalos, una ballesta, y se va de caza.
Acto II
Un espeso bosque en el reino del hechicero Rothbart, esconde un gran lago en el
que habita un grupo de doncellas-cisne. Solo adoptan su forma humana entre la
medianoche y el amanecer, cuando el hechizo de Rothbart pierde potencia. Su
única esperanza de volver a ser humanas para siempre es que un hombre jure amor
verdadero y fidelidad eterna a una de ellas.
El Príncipe Sigfrido se acerca, buscando una presa en el melancólico bosque. Fija su
atención en un cisne con una corona sobre su cabeza. El Príncipe, sorprendido,
observa al tímido cisne transformarse en una hermosa doncella: es la Princesa
Odette. Cautivado por su belleza, se acerca a ella, y cuando se miran, se enamoran
profundamente. Temporalmente sin poderes, Rothbart los observa desde la
distancia: sólo con el amanecer recuperará sus poderes mágicos sobre las doncellascisne. Sigfrido jura amor verdadero a Odette, pero el poder maligno arrebata a la
princesa de entre sus brazos. Rothbart está decidido a romper ese lazo de amor a
cualquier precio.
Acto III
El palacio real, lleno de invitados procedentes de países lejanos, brilla con fulgor
ceremonial. Un magnifico baile está a punto de comenzar, en el que el Príncipe
Sigfrido escogerá a su futura esposa. Princesas extranjeras con sus séquitos saludan
al Príncipe, tratando de atraer su atención. Sin embargo, Sigfrido está absorto
recordando a su amada Odette. En medio de la fiesta, repentinamente, unas
trompetas anuncian la entrada de dos misteriosos invitados: son Rothbart,
disfrazado, y su hija Odile, a quien el malvado hechicero ha dado la apariencia de
Odette. El Príncipe queda cautivado por Odile y la fiesta culmina con su baile juntos.
Sigfrido sucumbe a la seductora belleza de Odile y, por el impulso del momento,
anuncia a su madre y a los cortesanos que ella es su prometida elegida. La desolada
Odette únicamente puede ver toda la escena a través de la ventana del castillo.
Rothbart pide al Príncipe que confirme su elección con un juramento. En el
momento en que Sigfrido lo hace, el estallido de un trueno sacude el castillo. Todo
el mundo huye presa del pánico. El desesperado Príncipe identifica a Rothbart y se
da cuenta de su fatal error. Rápidamente se despide de su madre y se apresura al
lago donde vio a Odette por primera vez.
Acto IV
En mitad de la noche, las tristes doncellas-cisne esperan con impaciencia a su
compañera. Odette llega abrumada por la pena y les cuenta la traición del príncipe.
La esperanza de la salvación está perdida. El mal ha triunfado. Una tormenta está a
punto de descargar sobre el lago. Sigfrido se acerca apresuradamente a Odette, se
arroja a sus pies y le suplica perdón. Rothbart les ataca desde la oscuridad del
bosque. La pareja está dispuesta a morir por su amor. Se produce una pelea mortal.
Con sus últimas fuerzas, el Príncipe logra arrancarle a Rothbart una de sus alas,
despojándole así de su poder. Rothbart muere, el hechizo se rompe y las doncellascisne asumen su forma humana de nuevo. El cielo se ilumina. El amor ha triunfado
sobre el mal.
BALET
Director Artístico
Petr Zuska
Director Ejecutivo
Martin Rypan
Maestra de Ballet
Marie Hybešová
Directora de ensayos
Jana Vrabcová
Regidor
Martin Beran
Tour Manager
Jana Malisová
Relaciones internacionales
Olga Semlali
Fisioterapeuta
Jiří Čumpelík
Bailarines principales
Miho Ogimoto
Solistas
Ivanna Illyenko
Giovanni Rotolo
Matěj Šust
Semi-solistas
Irina Burduja
Louise Corpechot
Monika Hejduková
Lenka Hrabovská
Alice Petit
Veaceslav Burlac
Marek Svobodník
Kryštof Šimek
Jiří Waňka
Cuerpo de baile femenino
Laura Baloghová
Ivana Blažková
Moragane Collangettes
Nela Čelišová
Laura Moreno Gasulla
Karin Fouz Johansson
Helene Chavarot
Kateřina Kodešová
Zuzana Kormošová
Kristina Kornová
Leila Labiodová
Lenka Maříková
Alexandra Pera
Pauline Puicercus
Cornelia Seibold
Radka Slatinská
Tereza Ulrichová
Aneta Veverková
Marina Zhukovskaya
Cuerpo de baile masculino
Domenico di Cristo
Manuel Garrido
Martin Gebauer
Sergej Gherciu
Patrik Holeček
Vlastimil Hradil
Benjamin Husson
Federico Ievolli
Marek Kašparovský
Sergi Nicolau
Jakub RašekAprendices
Jurij Slypič
Igor Kolva
Ladislav Lojda
Aprendices
Jurij Slypič
Igor Kolva
Ladislav Lojda
Historia de la Compañía
El Ballet del Teatro Nacional de Praga ha jugado un papel preponderante en el
desarrollo del ballet checo, no solo por la importancia que tiene la compañía en su
país, sino también por el hecho de ser la compañía de danza más grande de la
República Checa. Su fundación en 1883 dio origen a la tradición de continua
evolución de la danza checa.
En 2002, el bailarín y coreógrafo Petr Zuska fue nombrado Director Artístico del
Ballet del Teatro Nacional de Praga. Bajo su dirección, la compañía ha diversificado
su repertorio: se ha puesto en escena obras del repertorio clásico y neo-clásico, así
como coreografías contemporáneas checas y extranjeras. Títulos como El Lago de
los Cisnes, El Cascanueces, La bella durmiente, Giselle, La Sylphide o Napoli; La
Fierecilla Domada y Onegin de John Cranko; o coreografías de George Balanchine,
Jiří Kylián, Mats Ek, Nacho Duato, Youri Vamos, Itzik Galili, William Forsythe, JeanChristophe Maillot y Jerome Robbins, ejemplifican el diverso repertorio de la
compañía.
En la actualidad, el Ballet del Teatro Nacional de Praga es artísticamente una de las
compañías más apasionantes de la República Checa.
El Ballet del Teatro Nacional de Praga está compuesto por 81 bailarines de distintas
procedencias: República Checa, Rusia, Eslovaquia, Ucrania, Moldavia, Francia, Italia,
España, Rumania o Japón.
El Ballet del Teatro Nacional de Praga ha mostrado su apertura al mundo
colaborando regularmente con profesores y coreógrafos extranjeros. La experiencia
de todos sus bailarines con diversos lenguajes coreográficos ha servido para darle
vida a las obras representadas: gracias al doble enfoque nacional e internacional de
la compañía, el Ballet del Teatro Nacional de Praga ha encontrado su identidad
Centroeuropea, ofreciendo tanto un repertorio clásico tradicional, como uno
contemporáneo. Y siempre con un espíritu artístico especial derivado del entorno
multicultural de la encantadora Praga.
PETR ZUSKA
Bailarín, coreógrafo, Director Artístico
Petr Zuska es un creador de formato europeo: un coreógrafo eminente dentro del
contexto de la danza Checa que ha trabajado con compañías de ballet de fama
mundial. Se ha perfilado como una figura audaz caracterizada por un amplio alcance
coreográfico y un enfoque artístico maduro. Como bailarín, siempre fue dinámico,
un intérprete de carácter que poseía una sensibilidad extraordinaria para captar la
intención del coreógrafo, capaz de abarcar la fraseología del movimiento
contemporáneo.
Zuska es un representante de la generación intermedia de coreógrafos
contemporáneos. En sus obras muestra una amplia escala de vocabulario creativo,
que oscila desde lo más alto del bel canto del estilo neoclásico a un enfoque
innovador de la creación contemporánea, a una interpretación integrada del ballet
clásico. Está entre los pocos inapreciables coreógrafos capaces de imbuir a sus
obras humor, ingenio y la hipérbole Sus producciones son sofisticadas, viriles,
reflejando el mundo de los símbolos y arquetipos, cuestiones espirituales, así como
los principios morales.
Petr Zuska estudió coreografía y dirección de teatro no verbal en la Academia de
Artes Musicales de Praga, donde se graduó en 1994. Comenzó su carrera
profesional en la Ladislav Fialka Pantomime del Teatro Na Zábradlí en Praga (198789). Una fase importante en su carrera fue su participación en el Ballet de Cámara
de Praga (solista de 1989 a 1992 y artista invitado desde 1994). Entre 1992 y 1998
fue solista del Ballet del Teatro Nacional de Praga. En 1998 fue contratado por el
Bayerisches Staatsballett (Ballet de la Ópera de Múnich), en 1999 se unió a la
compañía de ballet del Teatro Augsburg, y en 2000 fue nombrado solista de Les
Grands Ballets Canadiens de Montreal.
A lo largo de su carrera como bailarín, Petr Zuska actuó en ballets clásicos, sin
embargo, apareció principalmente en obras de reconocidos creadores
contemporáneos checos, como Jiří Kylián, Pavel Šmok y Libor Vaculík, así como
coreógrafos extranjeros, como Alvin Ailey, Gerhard Bohner, Robert Norte, Mats Ek,
Hans Van Manen, Christopher Bruce, Ohad Naharin, Nacho Duato y Itzik Galilli.
Desde 2002, Petr Zuska es Director Artístico del Ballet del Teatro Nacional de Praga.
Desde 1990, Petr Zuska ha creado coreografías para más de 50 producciones, tanto
para compañías extranjeras como checas, entre ellos el Ballet de Hamburgo, Ballet
de Augsburgo, Semperoper Ballett de Dresden, el Ballet Nacional de Letonia, el
Ballet del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, el Ballet Real de Dinamarca, el
Ballet de la Deutsche Oper am Rhein, West Australian Ballet, el Ballet Nacional de
Finlandia, Les Ballets de Monte-Carlo, Boston Ballet, Ballet del Teatro Nacional de
Praga y el Ballet del Teatro Nacional de Brno, la compañía Linterna Mágica, el Ballet
de Cámara de Praga y Ballet de Bohemia (el conjunto del Conservatorio de Danza de
Praga).
Entre las coreografías que Petr Zuska ha creado para el Ballet del Teatro Nacional de
Praga se incluyen Among the Mountains (2002); Ways 03 (2003); Maria’s Dream,
dentro del programa mixto Ballet Mania (2005); la obra de larga duración Ibbur, o A
Prague Mystery (2005); Requiem, basado en Mozart (2006); la obra entera BREL –
VYSOTSKY – KRYL / Solo for Three (2007); Extreme y A Little Touch of the Last
Extreme (2009); Romeo y Julieta (2013) y Stabat mater (2014), The Nutcracker and
the Cuddly Mouse (2015); y coreografías más cortas como Déja vu, The Lyrical,
Empty Title, Way Out y Oh Love, que han sido presentadas frecuentemente con el
Ballet del Teatro Nacional de Praga y en galas internacionales.
Muchas de sus obras han sido representadas en escenarios de todo el mundo: Triple
Self, Clear Invisible, The Last Photo…?, Les bras de mer, A Little Extreme, La
Consagración de la Primavera, o Bolero, entre otras. En 2011, su coreografía La
Muerte y la Doncella tuvo su estreno mundial con Les Ballets de Monte-Carlo; en
2014 el Boston Ballet puso en escena su trabajo D.M.J. 1953–1977.
Petr Zuska ha recibido un gran número de prestigiosos premios por sus actuaciones
como por sus coreografías, como el Premio Thalia (1993 y 1997), Premio Dom
Perignon (1999), Premio de la Coreografía Original dentro de la Competición de
Danza Moderna (2006,2008), Premio a la Coreografía del Año (2002), Premio Czech
Literary Fund (1993), el Premio Opera Plus (2014), así como muchos otros
reconocimientos.
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