Ballet del Teatro Nacional de Praga Petr Zuska director artístico El lago de los cisnes Ballet en un prólogo y cuatro actos Coreografía: Pavel Ďumbala, Hana Vláčilová, a partir de Marius Petipa y Lev Ivanov Música: Piotr Ilich Chaikovski Libreto: Pavel Ďumbala, Hana Vláčilová (revisado sobre texto de Vladimir Begichev y Vasily Geltzer) Dirección de escena: Pavel Ďumbala, Hana Vláčilová Escenografía: Martin Černý Vestuario: Ludmila Varassová Odette – Odile Príncipe Sigfrido Rothbart Bufón Reina Maestro de ceremonias Paso a tres Danza Rusa Danza Española Danza Napolitana Danza Húngara Danza Polaca PRIMERA PARTE (62 min) Prólogo Acto I Acto II SEGUNDA PARTE (55 min) Acto III Acto IV Miho Ogimoto Giovanni Rotolo Marek Svobodník Veaceslav Burlac Marie Hybešová Jurij Slypič Irina Burduja – Alexandra Pera – Matěj Šust Alice Petit – Jakub Rašek Monika Hejduková – Patrik Holeček Radka Slatinská –Benjamin Husson Kristýna Kornová – Matěj Šust Ivanna Illyenko – Jiří Waňka La magia de la noche El creativo escenario que el Generalife nos ofrece hoy, sumerge al espectador en los sonidos del siglo XIX, presentando una historia de amor y encantamientos de la mano del ballet del Teatro Nacional de Praga, con Petr Zuska como director artístico. Se trata de El lago de los cisnes, op. 20, una obra con música del compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893), al que numerosos teóricos han considerado como un músico especialmente dotado para el ballet. De hecho, a pesar de ser éste el primero de su trilogía, es uno de los más conocidos, apreciados y difundidos a nivel internacional. Fue compuesto entre 1875 y 1876, y se representó por primera vez en 1877 en Moscú, con una coreografía ideada por Reisinger. Sin embargo, la versión que tuvo mayor aceptación del público fue posterior (en 1895, ya fallecido el compositor), siendo en esa ocasión Petipa e Ivanov los geniales coreógrafos que marcarían para siempre el devenir de la obra. El ballet, que se representa estructurado en un prólogo y cuatro actos, nos narra la historia del príncipe Siegfried y la princesa Odette. En el prólogo, se muestra cómo mientras la princesa coge flores del prado, el malvado brujo Von Rothbart lanza un hechizo sobre ella, convirtiéndola en un cisne blanco. Únicamente pasada la medianoche podrá mostrarse con su apariencia humana, conjuro que sólo podrá romperse si alguien promete quererla para siempre. En el Acto I tiene lugar la celebración del cumpleaños de Siegfried, una solazada fiesta de diversión y disfrute. Tras el evento, el príncipe sale a cazar para estrenar uno de sus regalos de cumpleaños: una ballesta. En el Acto II el protagonista se encuentra en el bosque junto a un lago poblado de cisnes que, como Odette, también son presos del hechizo. De repente, presencia la transformación de Odette en una preciosa mujer y se enamora al instante de ella, jurándole amor eterno. Durante el Acto III se celebra el baile real en el que el príncipe debe elegir esposa. Aunque sólo es una ilusión guiada por el mal, el príncipe cree ver a Odette en la fiesta. Sin embargo, se trata en realidad de la bruja Odile vestida de negro y disfrazada de Odette. Siegfried ignora este hecho y elige a la falsa Odette como pareja. Sólo hacia el final de la escena cae en la cuenta de su error. En el último acto, Siegfried explica a Odette la situación e implora su perdón. El desenlace de esta historia, dejemos que sea la función de ballet quien lo despeje. En lo que al ámbito musical se refiere, Chaikovski utilizó como material inicial música que, de forma privada, había compuesto para sus sobrinos. Toda ella está cargada de motivos que aparecen reiteradamente, dando coherencia y estructura a la totalidad de la obra. Así ocurre en la introducción, donde el oboe presenta una melodía que será repetida por heterogéneos instrumentos de la orquesta en recurrentes ocasiones. Muchas de las piezas que integran el ballet tienen entidad propia. Este es el caso del vals (núm. 2) o el Allegro de Pas de trois (núm. 4), presentes en el primer acto e internacionalmente conocidos y valorados. Otras piezas son especialmente pintorescas, como las danzas española y napolitana (núm. 21 y 22) del acto tercero. Pero si toda la música es extraordinaria, lo mejor se reserva para la apoteósica, arrebatadora y brillante escena final (núm. 29), que sin duda, no deja indiferente a nadie. La producción y montaje de esta noche tornan su mirada hacia la coreografía Petipa-Ivanov, bajo la premisa del mantenimiento de la tradición y del respeto al legado del trabajo original, aunque con la impronta de contemporaneidad que le otorgan los coreógrafos Pavel Ďumbala y Hana Vláčilová. Ellos son también los encargados del libreto, revisado sobre el texto inicial de Béguichev y Geltzer, que elige en este caso apaciguarnos con el triunfo del bien sobre el mal, de lo bello ante lo innoble, del amor sobre el odio. Completan el montaje Martin Černý, a cargo de la escenografía, y Ludmila Varossová, responsable de vestuario. En lo que respecta a la danza, este ballet demanda las más altas habilidades técnicas para su interpretación. Supone un monumental reto para los bailarines, y muchos de los nombres más relevantes de la historia del ballet han sido juzgados en base a su actuación en el doble papel Odette/Odile de la obra. La versión Petipa-Ivanov presenta numerosas complejidades, entre las que se encuentran la realización de treinta y dos fouettés en la coda Pas de deux del acto tercero. Se trata de movimientos de giro en los que todo el cuerpo voltea rápidamente teniendo sólo una pierna como apoyo. Éstos son el culmen de un acto cargado de virtuosismo y técnica. De hecho, los actos I y III, confiados al maestro francés, se caracterizan precisamente por su academicismo. Por su parte, el segundo y cuarto acto, coreografiados por Ivanov, destacan por un elegante lirismo y sensibilidad. En suma, la atmósfera de este espectáculo nos conduce a vislumbrar, por un efímero instante, cisnes volando entre los cipreses. «[…] Entre las adelfas blancas, […] con el arrayán ya negro, bajo las fuentes cerradas». Una conjunción de música y ballet ante la magia de la noche que nos brinda el Generalife. © Miriam Albusac Jorge Sinopsis Prólogo La bella Princesa Odette está recogiendo flores en un prado. De repente, aparece el malvado brujo Rothbart, quien se apodera de la joven y la hechiza, convirtiéndola en un cisne. Acto I En un jardín del castillo se celebra la mayoría de edad del Príncipe Sigfrido. Los invitados felicitan al príncipe y presentan sus regalos. La Reina Madre entra en el jardín para felicitar a su hijo. Todo el mundo está alegre, los invitados se divierten. Al anochecer todos se marchan. Cuando está solo, el Príncipe coge uno de sus regalos, una ballesta, y se va de caza. Acto II Un espeso bosque en el reino del hechicero Rothbart, esconde un gran lago en el que habita un grupo de doncellas-cisne. Solo adoptan su forma humana entre la medianoche y el amanecer, cuando el hechizo de Rothbart pierde potencia. Su única esperanza de volver a ser humanas para siempre es que un hombre jure amor verdadero y fidelidad eterna a una de ellas. El Príncipe Sigfrido se acerca, buscando una presa en el melancólico bosque. Fija su atención en un cisne con una corona sobre su cabeza. El Príncipe, sorprendido, observa al tímido cisne transformarse en una hermosa doncella: es la Princesa Odette. Cautivado por su belleza, se acerca a ella, y cuando se miran, se enamoran profundamente. Temporalmente sin poderes, Rothbart los observa desde la distancia: sólo con el amanecer recuperará sus poderes mágicos sobre las doncellascisne. Sigfrido jura amor verdadero a Odette, pero el poder maligno arrebata a la princesa de entre sus brazos. Rothbart está decidido a romper ese lazo de amor a cualquier precio. Acto III El palacio real, lleno de invitados procedentes de países lejanos, brilla con fulgor ceremonial. Un magnifico baile está a punto de comenzar, en el que el Príncipe Sigfrido escogerá a su futura esposa. Princesas extranjeras con sus séquitos saludan al Príncipe, tratando de atraer su atención. Sin embargo, Sigfrido está absorto recordando a su amada Odette. En medio de la fiesta, repentinamente, unas trompetas anuncian la entrada de dos misteriosos invitados: son Rothbart, disfrazado, y su hija Odile, a quien el malvado hechicero ha dado la apariencia de Odette. El Príncipe queda cautivado por Odile y la fiesta culmina con su baile juntos. Sigfrido sucumbe a la seductora belleza de Odile y, por el impulso del momento, anuncia a su madre y a los cortesanos que ella es su prometida elegida. La desolada Odette únicamente puede ver toda la escena a través de la ventana del castillo. Rothbart pide al Príncipe que confirme su elección con un juramento. En el momento en que Sigfrido lo hace, el estallido de un trueno sacude el castillo. Todo el mundo huye presa del pánico. El desesperado Príncipe identifica a Rothbart y se da cuenta de su fatal error. Rápidamente se despide de su madre y se apresura al lago donde vio a Odette por primera vez. Acto IV En mitad de la noche, las tristes doncellas-cisne esperan con impaciencia a su compañera. Odette llega abrumada por la pena y les cuenta la traición del príncipe. La esperanza de la salvación está perdida. El mal ha triunfado. Una tormenta está a punto de descargar sobre el lago. Sigfrido se acerca apresuradamente a Odette, se arroja a sus pies y le suplica perdón. Rothbart les ataca desde la oscuridad del bosque. La pareja está dispuesta a morir por su amor. Se produce una pelea mortal. Con sus últimas fuerzas, el Príncipe logra arrancarle a Rothbart una de sus alas, despojándole así de su poder. Rothbart muere, el hechizo se rompe y las doncellascisne asumen su forma humana de nuevo. El cielo se ilumina. El amor ha triunfado sobre el mal. BALET Director Artístico Petr Zuska Director Ejecutivo Martin Rypan Maestra de Ballet Marie Hybešová Directora de ensayos Jana Vrabcová Regidor Martin Beran Tour Manager Jana Malisová Relaciones internacionales Olga Semlali Fisioterapeuta Jiří Čumpelík Bailarines principales Miho Ogimoto Solistas Ivanna Illyenko Giovanni Rotolo Matěj Šust Semi-solistas Irina Burduja Louise Corpechot Monika Hejduková Lenka Hrabovská Alice Petit Veaceslav Burlac Marek Svobodník Kryštof Šimek Jiří Waňka Cuerpo de baile femenino Laura Baloghová Ivana Blažková Moragane Collangettes Nela Čelišová Laura Moreno Gasulla Karin Fouz Johansson Helene Chavarot Kateřina Kodešová Zuzana Kormošová Kristina Kornová Leila Labiodová Lenka Maříková Alexandra Pera Pauline Puicercus Cornelia Seibold Radka Slatinská Tereza Ulrichová Aneta Veverková Marina Zhukovskaya Cuerpo de baile masculino Domenico di Cristo Manuel Garrido Martin Gebauer Sergej Gherciu Patrik Holeček Vlastimil Hradil Benjamin Husson Federico Ievolli Marek Kašparovský Sergi Nicolau Jakub RašekAprendices Jurij Slypič Igor Kolva Ladislav Lojda Aprendices Jurij Slypič Igor Kolva Ladislav Lojda Historia de la Compañía El Ballet del Teatro Nacional de Praga ha jugado un papel preponderante en el desarrollo del ballet checo, no solo por la importancia que tiene la compañía en su país, sino también por el hecho de ser la compañía de danza más grande de la República Checa. Su fundación en 1883 dio origen a la tradición de continua evolución de la danza checa. En 2002, el bailarín y coreógrafo Petr Zuska fue nombrado Director Artístico del Ballet del Teatro Nacional de Praga. Bajo su dirección, la compañía ha diversificado su repertorio: se ha puesto en escena obras del repertorio clásico y neo-clásico, así como coreografías contemporáneas checas y extranjeras. Títulos como El Lago de los Cisnes, El Cascanueces, La bella durmiente, Giselle, La Sylphide o Napoli; La Fierecilla Domada y Onegin de John Cranko; o coreografías de George Balanchine, Jiří Kylián, Mats Ek, Nacho Duato, Youri Vamos, Itzik Galili, William Forsythe, JeanChristophe Maillot y Jerome Robbins, ejemplifican el diverso repertorio de la compañía. En la actualidad, el Ballet del Teatro Nacional de Praga es artísticamente una de las compañías más apasionantes de la República Checa. El Ballet del Teatro Nacional de Praga está compuesto por 81 bailarines de distintas procedencias: República Checa, Rusia, Eslovaquia, Ucrania, Moldavia, Francia, Italia, España, Rumania o Japón. El Ballet del Teatro Nacional de Praga ha mostrado su apertura al mundo colaborando regularmente con profesores y coreógrafos extranjeros. La experiencia de todos sus bailarines con diversos lenguajes coreográficos ha servido para darle vida a las obras representadas: gracias al doble enfoque nacional e internacional de la compañía, el Ballet del Teatro Nacional de Praga ha encontrado su identidad Centroeuropea, ofreciendo tanto un repertorio clásico tradicional, como uno contemporáneo. Y siempre con un espíritu artístico especial derivado del entorno multicultural de la encantadora Praga. PETR ZUSKA Bailarín, coreógrafo, Director Artístico Petr Zuska es un creador de formato europeo: un coreógrafo eminente dentro del contexto de la danza Checa que ha trabajado con compañías de ballet de fama mundial. Se ha perfilado como una figura audaz caracterizada por un amplio alcance coreográfico y un enfoque artístico maduro. Como bailarín, siempre fue dinámico, un intérprete de carácter que poseía una sensibilidad extraordinaria para captar la intención del coreógrafo, capaz de abarcar la fraseología del movimiento contemporáneo. Zuska es un representante de la generación intermedia de coreógrafos contemporáneos. En sus obras muestra una amplia escala de vocabulario creativo, que oscila desde lo más alto del bel canto del estilo neoclásico a un enfoque innovador de la creación contemporánea, a una interpretación integrada del ballet clásico. Está entre los pocos inapreciables coreógrafos capaces de imbuir a sus obras humor, ingenio y la hipérbole Sus producciones son sofisticadas, viriles, reflejando el mundo de los símbolos y arquetipos, cuestiones espirituales, así como los principios morales. Petr Zuska estudió coreografía y dirección de teatro no verbal en la Academia de Artes Musicales de Praga, donde se graduó en 1994. Comenzó su carrera profesional en la Ladislav Fialka Pantomime del Teatro Na Zábradlí en Praga (198789). Una fase importante en su carrera fue su participación en el Ballet de Cámara de Praga (solista de 1989 a 1992 y artista invitado desde 1994). Entre 1992 y 1998 fue solista del Ballet del Teatro Nacional de Praga. En 1998 fue contratado por el Bayerisches Staatsballett (Ballet de la Ópera de Múnich), en 1999 se unió a la compañía de ballet del Teatro Augsburg, y en 2000 fue nombrado solista de Les Grands Ballets Canadiens de Montreal. A lo largo de su carrera como bailarín, Petr Zuska actuó en ballets clásicos, sin embargo, apareció principalmente en obras de reconocidos creadores contemporáneos checos, como Jiří Kylián, Pavel Šmok y Libor Vaculík, así como coreógrafos extranjeros, como Alvin Ailey, Gerhard Bohner, Robert Norte, Mats Ek, Hans Van Manen, Christopher Bruce, Ohad Naharin, Nacho Duato y Itzik Galilli. Desde 2002, Petr Zuska es Director Artístico del Ballet del Teatro Nacional de Praga. Desde 1990, Petr Zuska ha creado coreografías para más de 50 producciones, tanto para compañías extranjeras como checas, entre ellos el Ballet de Hamburgo, Ballet de Augsburgo, Semperoper Ballett de Dresden, el Ballet Nacional de Letonia, el Ballet del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, el Ballet Real de Dinamarca, el Ballet de la Deutsche Oper am Rhein, West Australian Ballet, el Ballet Nacional de Finlandia, Les Ballets de Monte-Carlo, Boston Ballet, Ballet del Teatro Nacional de Praga y el Ballet del Teatro Nacional de Brno, la compañía Linterna Mágica, el Ballet de Cámara de Praga y Ballet de Bohemia (el conjunto del Conservatorio de Danza de Praga). Entre las coreografías que Petr Zuska ha creado para el Ballet del Teatro Nacional de Praga se incluyen Among the Mountains (2002); Ways 03 (2003); Maria’s Dream, dentro del programa mixto Ballet Mania (2005); la obra de larga duración Ibbur, o A Prague Mystery (2005); Requiem, basado en Mozart (2006); la obra entera BREL – VYSOTSKY – KRYL / Solo for Three (2007); Extreme y A Little Touch of the Last Extreme (2009); Romeo y Julieta (2013) y Stabat mater (2014), The Nutcracker and the Cuddly Mouse (2015); y coreografías más cortas como Déja vu, The Lyrical, Empty Title, Way Out y Oh Love, que han sido presentadas frecuentemente con el Ballet del Teatro Nacional de Praga y en galas internacionales. Muchas de sus obras han sido representadas en escenarios de todo el mundo: Triple Self, Clear Invisible, The Last Photo…?, Les bras de mer, A Little Extreme, La Consagración de la Primavera, o Bolero, entre otras. En 2011, su coreografía La Muerte y la Doncella tuvo su estreno mundial con Les Ballets de Monte-Carlo; en 2014 el Boston Ballet puso en escena su trabajo D.M.J. 1953–1977. Petr Zuska ha recibido un gran número de prestigiosos premios por sus actuaciones como por sus coreografías, como el Premio Thalia (1993 y 1997), Premio Dom Perignon (1999), Premio de la Coreografía Original dentro de la Competición de Danza Moderna (2006,2008), Premio a la Coreografía del Año (2002), Premio Czech Literary Fund (1993), el Premio Opera Plus (2014), así como muchos otros reconocimientos.