Documento descargado de http://www.elsevier.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 380 Cartas al Editor / Med Clin (Barc). 2011;137(8):377–381 fotosensibilidad, aftas bucales y artralgias. La radiografı́a de tórax evidenció infiltrados algodonosos en base pulmonar derecha e hilio izquierdo. En las pruebas de laboratorio destacó una creatinina de 2,5 mg/dl, hemoglobina de 8 g/dl, microhematuria y proteinuria en rango nefrótico. Con el diagnóstico de glomerulonefritis aguda, con insuficiencia renal rápidamente progresiva se realizó biopsia renal que resultó compatible con poliangeı́tis microscópica con ANCA (MPO) positivos con inmunofluorescencia negativa. Las pruebas de autoinmunidad objetivaron ANA 1/2.500 moteado grueso, antiADN negativo, p-ANCA (MPO) positivos 1/640, antiRo y antiLA positivos, y fracción C3 del complemento disminuida. Recibió tratamiento con glucocorticoides (3 emboladas de 1 g, y después 1 mg/kg/dı́a) y ciclofosfamida vı́a oral (2 mg/kg/dı́a) que no resultaron efectivos. Un año después se inició hemodiálisis por insuficiencia renal terminal. A los 3 años se realizó trasplante renal. Unos meses después presentó lesiones eritematosas malares y en espalda, con biopsia cutánea compatible con lupus cutáneo. Diez años más tarde fue exitus por hemorragia digestiva alta en otro centro médico. La afectación de los vasos renales en la NL no es excepcional y su presencia condiciona un peor pronóstico. Las formas más frecuentes de afectación vascular son el depósito de inmunocomplejos, la vasculopatı́a necrosante paucinmune, la microangiopatı́a trombótica y la vasculitis verdadera tipo poliangeı́tis3,4. Esta última lesión es con diferencia la menos frecuente de las afectaciones vasculares renales presentes en el LES. Hay autores que ponen en duda su existencia, y plantean que podrı́a tratarse de un sı́ndrome de solapamiento con la poliangeı́tis. Estas lesiones son similares a la arteriolitis necrosante observada en la hipertensión arterial maligna, o en una vasculitis necrosante. Afecta a vasos de pequeño y mediano tamaño con un gran infiltrado inflamatorio periarteriolar con necrosis fibrinoide en la fase aguda. No se observan depósitos de inmunocomplejos en la inmunoflurescencia, a diferencia de los hallados en la NL. La patogénesis se presupone similar a la de la PAN (panarteritis nodosa), y se cree que los ANCA desempeñan un papel en la estimulación de citoquinas dependientes de los neutrófilos para generar daño vascular3–6. La revisión de la literatura revela 11 casos publicados de glomerulonefritis necrosante ANCA positiva. Arahata et al publicaron un único caso, que presentó una evolución favorable con tratamiento con inmunoglobulinas. Nsar et al presentaron una serie de 10 casos, todos ellos tratados con ciclofosfamida y prednisona. Tres pacientes fallecieron, 5 presentaron una remisión completa, 1 remisión con recaı́da posterior y el último no respondió al tratamiento. (PubMed1 1989-2010, palabras clave: LES, nephritis, polyangiitis, ANCA, vasculitis)5,7. La presencia de vasculitis necrosante parece que agrava el pronóstico de la NL. No obstante, no hay diferencias entre el tratamiento de las vasculitis y las NL. A diferencia de otros tipos de afectación renal en el LES, suele presentar un curso más agresivo hacia la insuficiencia renal, y una menor supervivencia2–5. Estudios recientes proponen que la presencia de ANCA positivo en el suero de los paciente afectos de LES se relacionarı́a con un mayor porcentaje de afectación renal, y que estos anticuerpos podrı́an ser usados en el futuro como un marcador de potencial daño nefrológico8,9. Bibliografı́a 1. Cameron JS. Lupus nephritis. J Am Soc Nephrol. 1999;10:413–24. 2. Weening JJ, D’Agati V, Schwartz MM, Seshan SV, Alpers CE, Appel GB, et al. The classification of glomerulonephritis in systemic lupus erythematosus revisited. Kidney Int. 2004;65:521–30. 3. Appel GB, Pirani CL, D’Agati V. Renal vascular complications of systemic lupus erythemaotosus. J Am Soc Nephrol. 1994;4:1499–515. 4. Cieślik P, Hrycek A, Kłuciński P. Vasculopathy and vasculitis in systemic lupus erythematosus. Pol Arch Med Wewn. 2008;118:57–63. 5. Nsar SH, D’Agati V, Park H, Sterman PL, Goyzuete JD, Dressler RM, et al. Necrotizing and crescentic lupus nephritis with antineutrophil cytoplasmic antibody seropositivity. Clin J Am Soc Nephrol. 2008;3:682–90. 6. Spronk PE, Bootsma H, Horst G, Huitema MG, Limburg PC, Cohen Tervaert JW, et al. Antineutrophil cytoplasmic antibodies in systemic lupus erythematosus. Br J Rheumatol. 1996;35:625–31. 7. Arahata H, Migita K, Miyashita T, Munakata H, Nakamura H, Tominaga M, et al. Successful treatment of rapidly progressive lupus nephritis associated with anti-MPO antibodies by intravenous immunoglobulins. Clin Rheumatol. 1999;18:77–81. 8. Rahman A, Isenberg DA. Mechanisms of disease: systemic lupus erythematosus. N Engl J Med. 2008;358:929–39. 9. Pan HF, Fang XH, Wu GC, Li WX, Zhao XF, Li XP, et al. Anti-neutrophil cytoplasmic antibodies in new-onset systemic lupus erythematosus and lupus nephritis. Inflammation. 2008;31:260–5. Melania Martı́nez-Morilloa,*, Raquel Lópezb, Meritxell Ibernónc y Alejandro Olivéa a Sección de Reumatologı́a, Hospital Universitario Germans Trias i Pujol, Badalona, Barcelona, España b Servicio de Anatomı´a Patológica, Hospital Universitario Germans Trias i Pujol, Badalona, Barcelona, España c Servicio de Nefrologı´a, Hospital Universitario Germans Trias i Pujol, Badalona, Barcelona, España * Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (M. Martı́nez-Morillo). doi:10.1016/j.medcli.2010.10.004 Tratamiento de la endocarditis por Tropheryma whipplei en paciente con grave intolerancia al cotrimoxazol Treatment of Tropherima whipplei endocarditis in cases of intolerance to cothrimoxazole Sr. Editor: La endocarditis por Tropheryma whipplei es una entidad clı́nica rara. Supone menos del 1% de las endocarditis con hemocultivos negativos1. Presentamos un caso de endocarditis por T. whipplei con muy probable y grave intolerancia al cotrimoxazol y abandono de la hidroxicloroquina que obligó a utilizar claritromicina. Un varón de 54 años fue diagnosticado de enfermedad de Whipple (julio de 2007) en otro hospital y tratado con cotrimoxazol oral. En enero de 2008 desarrolló un cuadro de hepatitis tóxica y fracaso multiorgánico con ingreso en la UCI. La biopsia hepática demostró un patrón combinado de daño hepatocelular y congestión venosa compatible con hepatitis tóxica. Tras el alta se reintrodujo el cotrimoxazol en marzo de 2008. Diecisiete dı́as después presentó un nuevo episodio clı́nico-analı́tico de hepatitis con insuficiencia renal aguda. Retirado el cotrimoxazol, sin estudio de alergias, inició tratamiento con doxiciclina e hidroxicloroquina. Suspendió esta última por molestias gastrointestinales. Ingreso en nuestro hospital: en abril de 2008 acudió a su hospital por fiebre e insuficiencia cardiaca y fue remitido a nuestro centro. El estudio analı́tico rutinario fue normal. Los hemocultivos Documento descargado de http://www.elsevier.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Cartas al Editor / Med Clin (Barc). 2011;137(8):377–381 fueron negativos. La serologı́a frente a Brucella spp., Coxiella burnetii, Legionella spp. y especies de Bartonella fue negativa. El ecocardiograma transesofágico evidenció regurgitación aórtica, engrosamiento de velos mitrales y regurgitación mitral y tricuspı́dea. Quince dı́as después se realizó sustitución valvular aórtica, mitral y tricúspide. Por reacción en cadena de la polimerasa (PCR) se identificó T. whipplei en las válvulas mitral y aórtica (la PCR para C. burnetii y especies de Bartonella fue negativa). Completó cuatro semanas con doxiciclina (100 mg/12 h) y ceftriaxona (2 g/ 24 h) intravenosas. Luego continuó con doxiciclina y claritromicina (500 mg/12 horas) por vı́a oral. Tras 25 meses de tratamiento ha incrementado en 16 kg su peso con buena situación funcional (clase I de la NYHA). El tratamiento de la enfermedad de Whipple se ha basado en el empirismo. La elevada (35%) tasa de recidivas con tetraciclinas2 fue superada al introducir el cotrimoxazol, sobre todo con afectación neurológica3. T. whipplei carece de la secuencia genética que codifica la enzima dihidrofolato reductasa, diana del antimicrobiano, lo cual invalida el uso de trimetoprim solo4. Se han descrito mutaciones en el gen folP codificador de la dihidropteroato sintetasa, diana de la sulfonamida. La doxiciclina es bacteriostática pero mejora su eficacia al modificar el pH lisosomal con hidroxicloroquina5. La pauta más aceptada recomienda una fase de inducción (dos semanas) con penicilina G, ceftriaxona o meropenem IV, seguido de cotrimoxazol oral durante un año6. En los casos de intolerancia se asocian doxiciclina y dihidroxicloroquina (600 mg/24 horas). Un tercio de los pacientes con Whipple tiene compromiso cardı́aco tal vez más frecuente si se realizara un examen valvular completo7. No existe una recomendación estandarizada para el tratamiento de la endocarditis en el Whipple. Nuestro paciente abandonó la dihidroxicloroquina y no se reintegró el cotrimoxazol por la sospecha clı́nica de grave intolerancia. Se decidió asociar doxiciclina con claritromicina. doi:10.1016/j.medcli.2010.11.013 381 Los macrólidos también son bacteriostáticos frente a T. whipplei pero suelen alcanzar una buena concentración intracelular, excelente para la azitromicina8. Nuestra experiencia no permite hacer recomendaciones generales aunque sugiere que esta asociación puede ser efectiva. Bibliografı́a 1. Houpikian P, Raoult D. Blood culture-negative endocarditis in a reference center: etiologic diagnosis of 348 cases. Medicine (Baltimore). 2005;84:162–73. 2. Keinath RD, Merrell DE, Vlietstra R, Dobbins WO. Antibiotic treatment and relapse in Whipple’s disease. Long-term follow-up of 88 patients. Gastroenterology. 1985;88:1867–73. 3. Feurle GE, Marth T. An evaluation of antimicrobial treatment for Whipple’s disease. Tetracycline versus trimethoprimsulfamethoxazole. Dig Dis Sci. 1994;39:1642–8. 4. Boulos A, Rolain JM, Mallet MN, Raoult D. Molecular evaluation of antibiotic susceptibility of Tropheryma whipplei in axenic medium. J Antimicrob Chemother. 2005;55:178–81. 5. Van La M, Barbry P, Raoult D, Renesto P. Molecular basis of Tropheryma whipplei doxycycline susceptibility examined by transcriptional profiling. J Antimicrob Chemother. 2007;59:370–7. 6. Schnider PJ, Reisinger EC, Berger T, Krejs GJ, Auff E. Treatment guidelines in central nervous system Whipple’s disease. Ann Neurol. 1997;41:561–2. 7. Raoult D. Afebrile blood culture-negative endocarditis. Arch Intern Med. 1999;131:144–6. 8. Misbah SA, Mapstone NP. Whipple’s disease revisited. J Clin Pathol. 2000;200;53: 750–5 Agustı́n Muñoz Sanz*, Araceli Vera Tomé, Francisco Félix Rodrı́guez-Vidigal y Nieves Nogales Muñoz Enfermedades Infecciosas, Hospital Universitario Infanta Cristina, Badajoz, España * Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (A. Muñoz Sanz).