De qué sufren y de qué mueren los españoles?

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ESTADISTICA ESPAÑOLA
Núm. 92, 1981, págs. 77 a 92
^De qué sufren y de qué mueren los
españoles?
por NIEVES SARAGI6AR
Médico ad^unto del Servicio de Anatomfa
Patolagica de 18 Residencie de Ia
Segurided Socisl Ortiz de Zárete
de Vitoria
y M' ANGELES SAFtACIBAR
Estad(stico técnica diplomado del
fnstituto Nacional de Estadístice
RESUMEN
En el presente trabajo se muestra cómu se hace cada día más patente la
necesidad de estudius epidemiológicus serios sobre las enfermedades y los
fallecimientos de lus españules, para poder dirigir el futuru hacia las necesidades sanitarias reales y nu sulamente hacia la tecnificación del hospital.
Lus parámetros «índice de mortalidad» y«esperanza de vida» son
útiles para cunucer las necesidades sanitarias y la asistencia sanitaria, pero
nu suficientes ya que los adelantos técnicus han creado unos «nuevos
parámetrus» que tienen que ser estudiadus con detalle. Están incluidos
dentru de la llamada «biumedicina» y nus servirán para atender a las
especiales necesidades sanítarias de 1us 1lamados «inválidos», del grupu
social «tercera edad», ctc. Esta lista de nuevus camp^s entra de Ifeno en la
primera parte del encabezamientu de nuestru artículo ^,De qué sufren...? El
estudiu subre el restu de la pregunta L... de qué mueren? se ha cunsiderado
detalladamente, habiéndose resumidu en una serie de tablas estadisticas,
prestánduse especial atención a la «mortalidad infantil» .
Palubrr^s c^1r^^^E^: Mortalidad; índice de mortalidad; probabilidad de muerte; tasa
bruta de murtalidad; murtalidad infantil; esperanza de vida; Biomedicina.
E5TADISTICA E SPAÑOL^ ^
Estamos viviendo la época de mayor tecnificac:ión hospitalaria; la época en que el
aspecto del hospital ha cambiado. Numerosas salas del hospital han sido sustituidas por
complicados aparatos de difícil manejo y elevado coste, que dan al hospital una cara
totalmente nueva. La invasión de la máquina también ha llegado aquí. Los laboratorios
han sustituido su personal humano por robots de gran precisión que son capaces de
realizar perfectamente las técnicas de mayor complejidad. ^ Hay que pensar que esta
invasión condicionará el futuro de nuestros hospitales y que éste precisamente se
encuentra únicamente en la <ractualización de esta compleja maquinaria»? o, por el
contrario, ^,no se hace cada día más patente la necesidad de estudicas epidemiológicos
serios sobre las enfermedades y los faJlecimientos de los españc^les, para poder dirigir el
futuro hacia las necesidades sanitarias reales y no solamente hacia la tecnificación del
hospital?
Habitualmente se considera que el estudio de la mc^ ^rtalidad y de la esperanza de
wida de una población son en sí índices suficientes para llegar a conocer las necesidades
sanitarias y la asistencia sanitaria de una población determinada. Hoy sabemos que
aunque estos parámetros son útiles {lo veremos con mayor detalle más adelante) no son
suficientes y que precisamente los adelantos técnicos a los que nos referiamos anteriormente han creado una serie de «necesidades sanitarias nuevas», u más bien de
« nuevos parámetros», que tendrán que ser estudiados cun detalle y valoradus en los
estudios próximos.
P'uesto que hoy en día la asistencia sanitaria ha dejado de ser un servicio voluntario
y gratuito a los enfermos y se ha convertido en un derecho del ciudadano, una
asistencia sanitaria será completa cuando además de solucionar los problemas médicos,
actúe previniéndolos. Se debe exigir el conocimiento de las necesidades sanitarias del
país, teniendo en cuenta la aparición de formas nuevas de enfermedad y de las necesidades sanitarias que ellas acarrean.
Podriamos citar que el hecho de que hoy en día se pueda mantener un organismo en
vida vegetativa por medios artificiales y que este mantenimiento se pueda pr^longar
años, sin entrar en el significado moral del problema, hace obligaturio el crear una serie
de instalaciones nuevas donde esta práctica médica se pueda Ilevar a cabo, y dc^nde
haya personal capacitado y preparado para s^lucionar los problemas médicos «nuevos»
que ello crea. A consecuencia de accidentes de tráfico, de accidentes neonatales, u por
la ingesta de drogas, el mantenimientu de organismos en vida vegetativa está creando
una nueva especialidad: «la biomedicina», que hay que tener en cuenta a la hora de
plantearnos la mediLina del futuro.
La «invalidez» es un término genérico que se debe utilizar para definir a todos
aquellos incapacitados para realizar o para seguir realizando un trabajo determinado
^DE (1UE SUFREN Y DE (ZUE MUEREN LOS ESPAÑULES?
dentro de la sociedad. Este término cada día se debe aplicar a un número mayor de
personas. Minusválidos psíquicos por déficit psíquicus o pc^r enfermedad mental (mongólicos, disminuidos mentales, psicóticos...), minusválidos fisicos, ya sea por enferrnedades de tipo congénito ylo adquiridas (poliomielitis) o a consecuencia de accidentes
laborales, de tráfico, obstétricos..., lo mismo por ceguera o sordera..., todas ellos están
creando y crearán unas necesidades sanitarias especiales euya resolución es un nuevo
parámetro a valorar a la hora de en^juiciar el nivel sanitario de un país. La integración
en la sociedad de estos «inválidos», su capacidad para realizar un trabajo reconocido
socialmente, su capacidad para vivir en un ambiente adecuado que sepa aportar soluciones a sus posibles complicaciones de tipv médico y a su vida afectiva..., todo ello
aporta prvblemas nuevos en cuanto a su planteamiento y a su posible solución.
^Qué decir de la llamada «tercera edad»? La dísminución de la murtalidad y el
aumento de la esperanza de vida son los factores yue han cuntribuido a que el número
de ancianos aumente en las sociedades desarrolladas y a que éstos se dejen sentir cumu
grupo social. Es Inglaterra el país que con más constancia y capacidad ha trabajado cun
la tercera edad, llegando a crear una gran plantilla de especialistas a todos los niveles:
médicos, psicólogos, rehabilitadores, etc. ^Son inválidos y como tales susceptibles de
un régimen de vida que tenga en cuenta esta invalidez o son unos ciudadanos más?
Enfermedades crónicas del tipo de ia diabetes o arterioscler^sis, de particular incidencia
en este grupo de edad, y sus secuelas; enfermedades altamente invalidantes comu
accidentes cerebrales vascular^es u otras alteracivnes vasculares que originan pérdidas
de mvtilidad, sensibilidad o incluso de miembros, crean un tipo de enfermo, anciano e
inválido, necesitado de una asistencia sanitaria continuada mientras viva, que debe ser
el origen de una serie de subespecialidades médicas y auxiliares de gran desari-c^llo: en
los próximos años.
Las nuevas formas de vida, el famoso desalojo de los pueblos y su paso a las
ciudades con los cambios de costumbres, alimentación y trabajo, aumentan el número
de sujetos expuestos a los numerosos agentes carcinugénicos de industrias y ciudades,
haciendo que aumente la incidencia de ciertu tipo de patulogía, y en especial de la
cancerosa. La previsión de que en los próximus años habrá un aumento de sujetos que
presentarán cáncer de vej iga urinaria, pulmón, piel.. ., hace necesario que la investigación en la prevención y en el tratamiento de este tipu de patulogía forme parte de la
asistencia sanitaria de hoy, que como venimos repitiendo, no se debe confurmar con
solucionar los problemas inmediatos. La creación de centros de prevención, detección
precoz y tratamiento, y la posibilidad de acceder a ellos de todos lus individuos de altv
riesgo, son factores que no pueden ser ignorados y que deben ser cuidadt^samente
valorados.
Esta lista de «nuevos campos» dentro de la medicina sería interminable y exigiría un
conocimiento exhaustivo de cada unu de ellos, que hoy no tenemos. El hecho de
ESTADISTlt.'A ESPAÑUI.A
enumerarlos apuntando algunas de sus particularidades ya es un lagro en si. Ellus
entran de lleno en la primera parte del encabezamiento de nuestra artículo ^,De qué
sufren.,.? y sin embargu, se ignoran con frecuencia cuando se pretende hacer un
estudio o planteamiento de ia sanidad.
EI sistema sanitario vigente, al haber creado grandes centros sanitarios en las
grandes capitales del pais, desamparando las provincías, ha hecho que los estudios
epiderniológicos sobre la incidencia de las diferentes enfermedades tengan grandes errares. 1-^Ioy en dia, en España, desconocemos nuestras enfermedades y su incidencia real.
La visián de los médicos de huspitales aparece deformada; nc^ dispanen de datos fiables
sobre los enfermos españoles, hec hu que sin duda les incapacita para colabarar en los
nuevos planteamientos sanitarios .
MORTALIDAD
Aunque la mortalidad es unu de los factures más irnpurtantes a la hura de cunsiderar
la asistencia sanitaria y las necesidades sanitarias de un pais, sería erróneu utilizarla
como único parámetro.
E1 enfoque del estudio del problema de la mortalidad es básico para poder realizar
una valoración real de ios resultadus. En el fenómeno de la mortalidad influyen numerosos factores, biológico^s, ecanómicos, suciales y psíquicos, de gran importancia dentra
de la dinámica de la población.
De siempre, el hombre se ha interesado por el fenómenu de la muerte. Su irreversibilidad y su impotencia frente a ella le han llevado a estudiarla desde todos los ángulos:
sus causas, su frecuencia, intensidad, tendencia, efectos en el futuro, etc. Pero su
estudio es muy complejo. EI estado civil, el clima, la profesión y la clase social, las
condiciones de vida, de alimentación, etc., sun factores, variables, que se manejan a la
hora del estudio de la mortalidad. Todos ellos tienen su papel.
EI análisis de la mortalidad delimita W pric^ri dus grandes grupos: mortalidad infantil
y mortalídad adulta. Mientras que la mortalidad infantil, y ya lv analizaremos más
adelante, es un fiel reflejo del índice sanitario del país, ya que en la edad infantil
predominan las pracesos morbosos susceptibles de curación; el organismo, a medida que
envejece, está expuesto a morir de diversas formas: una angina de pechu, una hemarragia cerebral, un cáncer, etc., procesos incurables en la mayuría de los casas y es que la
causa de muerte no es sino 1a expresión del deterioro de lus sistemas celulares que el
paso del tiempa provoca de manera inexarable.
Podemos analizar el fenómeno de la mortalidad, considerándola según las causas que
^DE QUE SUFREN Y DE Ql.1E MUEREN LOS ESPAÑOI,ES?
81
la determinan o sin tener en cuenta las causas de la muerte. Las causas que son
susceptibles de producir la muerte, la dividen en tres categorías:
a) Una mortalidad endógena o biológica al comienzo de la vida, que es fundamentalmente una no-viabilidad o una letalidad.
b) Una mortalidad endógena o biológica debida al envejecimiento que comienza a
manifestarse tras el décimo aniversario y que crece, normalmente, en progresión geométrica con la edad .
e)
Una mortalidad exógena, consecuencia de la acción del medio, caracterizada por
las enfermedades infecciosas y por los accidentes y que aparece a todas las edades, Es
esta mortalidad la que ha cedido al impulso de la higiene, de la medicina preventiva y
curativa.
A medida que los progresos médicos se irnponen, la mortalidad, debido a los dos
primeros grupos, toma relati vamente mayor importancia.
La lucha, pues, contra la muerte, una vez que la mortalidad exógena tienda a
desaparecer (hoy aún es m uy potente en gran númera de países) deberá adaptar sus
esfuerzos a una nueva coyuntura, puesto que la mortalidad endógena o biológica parece
ofrecer una gran resistencia al progreso sanitario. Nada hace pensar hoy que el
límite de la vida humana vaya a pasar de los ciento diez años que parece tener
actualmente.
Cuando el anáiisis de la mortalidad se realiza sin tener en cuenta las causas de la
muerte, la mortalidad que se analiza es la «general» . Para medir la mortalidad de un
período en una zona determinada se realizará el cociente entre el número total de
fallecidos durante el período y la población de la zona en un momento del períoda. Por
otra parte, las defunciones ocurridas durante un año determinado pueden representarse
de tres formas principales a) como número absoluto; b) como expresión del número
anterior en tantos por ciento, por mil, etc., respecto del total de defunciones; c•) como
tasas brutas específicas .
En la tabla I se representan las diversas tasas brutas españolas desde 1891 hasta
1975. La evolución a largo plazo de la serie es bien patente, ya que su tendencia a la
baja es muy clara, con excepción de la gripe y sus secuelas (años 1918 y siguientes) y la
guerra civil y las suyas. Sin embargo, a partir de 1954 hasta la actualidad, la tasa
«bruta» permanece prácticamente estacianaria.
TABLAS DE MORTALIDAD
Un pasa más en la búsqueda de mejores parámetros lo constituye la elaboración de
las ^ Tablas de mortalidad» , donde partiendo de un contingente de nac idos, generalmente
ESTADISTICA ESPAÑOL.A
100.000, se exponen los fallecidos y supervivientes a cada una de las edades, la
probabilidad de muerte, la esperanza de vida o vida media y otras funciones biomédicas .
La elaboración de una tabia de mortalidad exige determinar los cocientes de mortalidad o probabilidades de muerte de cada edad o grupos de edad considerados en la
misma para, a partir de ellos, calcular el resto de las series que figuran en dicha tabla.
La di^cultad de construir estas tablas estriba en el desconocimiento de los datos
necesarios para calcular directamente las cocientes de mortalidad correspondientes, tal
como se apuntaba anteriormente.
No obstante, esta dificultad se soslaya teniendo en cuenta que es posible expresar
los cocientes para cada grupo de edad de estas tablas espectficas (en ausencia de una
causa de muerte determinada) en función de los correspondientes cocientes de la tabla
,
de murtalidad general. Basta para ello admitir las siguientes hipótesis:
l. La proporción de fallecidos por la causa a eliminar respecto al total es constante
en cada grupo de edad .
2. Las defunciones por la causa a eliminar y las defunciones por el resto de las
causas son sucesos de alguna manera independientes.
Cuando se plantea la pusibilidad de realizar tablas de mortalidad en nuestro pa ^s, ei
primer probiema a resolver es la mala calidad de los datos básicas. Esta mala calidad
afecta a la clasificación por edad en el censa de la población y también de los
fallecidas. La falta de certificados de defunción «fiables». La escasez de estudios
post-morten que avalen la realidad de los certificados existentes es otro factar a
considerar. Se hace imprescindible realizar un ajuste que dé una clasificación por edad
más normal; el riesgo de error que con tales ajustes se comete es, sin embargo, obvio.
Por tanto, la construcción de tablas de mortalidad completas en España ha de tener
en cuenta realizar un a^juste de la población por edad, un ajuste de los fallecidos por
edad y unos supuestos simplificadores respecto al número de fallecidas por generación
en función de los fallecidus clasificados por edad. A pesar de ello son inevitables dos
tipos de error: el error debido a la arbitrariedad del ajuste, tanto de la población como
de los fallecidos; y el error que se comete al aplicar los supuestos simplificadores que
hacen posible el paso de la clasificación por edad a la clasificación por generación.
Aunque pueda ser salirse un poco del tema, la evolución favorable de la mortalidad
en España en lo que va de siglo puede quedar sintetizada si decimus qué sin el avance en el estado sanitario observado en sesenta años (1900-1960), el número de españales hubiera sido del orden ^ de 14 millones y medio, menos que lo era en 1960.
^DE QUE SUFREN Y DE QUE MUEREN LOS ESPAIVOLES?
ó3
Es decir, que si la mortalidad se hubiese mantenido al nivel de 1900, la población española sería poco más de la mitad de lo que es ahora.
1-Iaciendo un poca de historia, conocemos por Miguel Merino los prirnervs datos
recogidos sobre la mortalidad por edades en España. Los datos de fallecimientos
ocurridos desde 1878 a 1882 permitieron, junto con el censo de 1877, la eiaboración de
una tabla de mortalidad al entonces llamado Instituto Geográfico y Estadístico.
Esta tabla fue elaborada con grandes dificultades por falta de datos; los resultados
brutos fueron ^justados por métodos gráficos. Estos mismos datos brutos fueron sometidos a un nuevo a^juste, esta vez analítica, por la Comisaría General de Seguros,
usándose para ello la ley de Makehan.
En 1927, el Consejo Superior del Trab^jo, Comercio e Industria publicó unas tablas
de mortalidad para los dos sexos conjuntamente, tomando como base las estadísticas de
las defunciones del período 1908, 1923 y los Censos de 1910 y 1920, usando el promedio
deI periodo tanto para los efectivos a cada edad como para los fallecidos. El método
seguido para elaborar los datos brutos obtenidos se basó esta vez fundamentalmente en
ajustes parabólicos, con base en ciertos datos pivotales.
E1 INE publicó una serie de tablas para diversas fechas; dirigió la elaboración de las
mismas Ros Jimeno; posteriormente pubiicó el mismo Instituto otra serie de tablas para
los años 1900, 1910, 1920, 1930 y 1940, bajo la dirección del estadística Miguel Saura.
Para la construcción de estas últimas tablas ideá Saura un método de ajuste propio.
También las tablas completas para el año 1950 fueron publicadas utilizando el método
Saura.
MORTALIDAD INFANTIL
La mortalidad infantil es uno de los parámetros de mayor impartancia a la hora de
valorar la asistencia sanitaria de un país. E1 hecho de que el hombre nazca cornpletamente desvalido y de que sólo los cuidados del medio en el que se desenvuelve son
capaces de mantenerlo en vida, hace que este parámetro sea un refle^ o adecuado del
medio social.
Es de sobra conocido que los países subdesarrollados se caracterizan por una tasa
de natalidad más elevada que la media y que se acompaña de una tasa de mortalidad
infantil muy elevada. Durante la infancia, y sobre todo^ en el período neonatal, el niño
se ve sometido a una serie de agresiones físicas del mediv que amenazan constantemente su vida y sólo aquel niño al que su medio social proporcione la atención y los
cuidados necesarios sobrevivirá.
ESTADISTICA ESPAÑOLA
84
TAB^w t
T^1S^lS
por 1.O^Q0
TASAS BRIJTAS DE MCaFtTALIDAD EN ESPAÑA
1
5 ^
á^
3 ^
2
1
30
9
e
7
6
5 -^
4
3 ^
2 ^
ESPAMVA
TASAS B R UTAS
DE MtJRTALtDAD
9 ^
8 ^
7
6
5
4
3
2
t
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
-T- _
1890
95
1900
05
r-
1910 15 1920 25 i930 35 1940 45 1950 5 5 i960 65 1970 75
Tomada de: Ancílisis demo^rúficc^ d^ la m^rtalydad, de Joaquin Leguina.
Pero consultemos nuestras cifras reales y veamos si se corresponden con el avance
supuesto de la asistencia sanitaria.
E1 valor y la evoiución de ia tasa de mortalidad infantil se comportan iguai que en el
caso de la natalidad, se halian b^jo el gran peso de las capitales.
EI examen de la eval ución de la tasa de la mortalidad infantil en España en los años
que van de siglo (tablas l i y I I I) nos dice en sus cifras absolutas y reiativas su
continuada disminución interrumpida por los años de crisis de la epidemia gripal de
85
;,DE QUE SUFREN Y DE QUE MUEREN IAS ESPAÑULES?
Twa^w 1l
MORTALIDAD INFANTIL EN ESPAÑA (1900-1978) (*)
(por 1.000 habitantes)
Años
Mortatidad
Años
Mortalida^d
Años
Mortalidad
1900
1901
1902
1903
1904
1905
190b
1907
1908
19(}9
I910
191 1
1912
1913
1914
191 S
1916
1917
19í8
í 919
1920
1921
1922
1923
í 924
--12,0
I 1,5
12,1
12,3
12,1
12,6
9,8
11,2
10,7
10,0
10,6
8,9
9,6
9,3
9, 3
8,8
9,í
12,9
8,8
9, 8
8,9
8,4
8,4
?,8
1925
1926
1927
1928
1929
1930
1931
1932
1933
1934
1935
1936
í937
1938
1939
í 940
1941
1942
1943
1944
í 945
1946
1947
1948
1949
7,5
7, i
6,6
6,8
6,3
6,1
5,8
5,5
5,4
5, 2
5,0
4, 7
5,5
4,7
4,4
4, S
4, 5
3,b
3,b
3, 3
3,1
2,9
2,S
2,3
2, 3
1950
1951
1952
1953
1954
1955
195b
1957
1958
1959
1960
19b 1
1962
1963
1964
1965
19b6
1967
1968
19b9
1970
19? 1
1972
1973
1974
1975
197b
1977 (**1
1978 ( * * )
2,1
2,0
1,7
1,5
1,4
l,S
1,3
1,4
I,2
1, 2
1,0
1,0
0,9
0,9
0,8
0, 8
0, 7
0,7
0,6
0, 6
O, S
0,5
0,5
0,4
0,4
0,4
0, 3
0,3
0, 3
(') Sin los nacidos muertos y los muertc^ al nacer.
(") Cifras provisionales.
Tomado de: Estudi« d^ la dernvgrufíu infantil en Es^naña,
de M. A. Saracibar.
1918 y los de nuestra guerra civil (193b-1939), y los años de postguerra, coincidentes
con los primeros de la segunda guerra mundial.
Pues bien, el descenso ha sido grandioso. El valor de la tasa ha pasado de 12,0 en
1901 a 0,3 en 1978, o sea, un descenso de 11,7 (96,b7 por 1{}0).
El valor de la tasa de la mortalidad del lactante, según la clasificacián tradicional,
muy fuerte a principio de siglo, cambió a débil a partir de 1955.
Este gran descenso queda también reflejado en la disminución de la cifra absoluta de
fallecidos de menos de un año de edad, que de 120.957 en el ario 1901, pasó a 12.ó41 en
1975, lo que hace una diferencia de 108.31b, o sea, de un 92,20 por 100.
8ó
ESTADISTIC A ESPAÑUL.A
TAB^A ill
FALLEC1Dt}S P(3R EDAD ( 190U-1975)
(Cifras absviutas)
Años
Menares de 1 año
De 1 a 4 ar3os
[?e S a 9 años
De 10 a 14 años
1910
1920
1930
I 940
1950
19b0
1970
1975
9ó. 594
102.976
77. 390
fi8. 268
35 . 867
23.234
13 . b32
12.641
80. 793
8U,1 19
S0. 743
30. 817
15 . 661
4. 749
2. 408
2.055
I 5. I 9b
17. l76
9.921
10. 541
4. 470
1.725
1. 458
I.242
ó. 842
9.355
S.430
6. 552
3.008
1.349
l.1 12
1.104
Tomado de: Estr^dir.^ de la dem^^gruf'íu irtfuntil en ^s^uñu, de M. A. Saracíbar.
La mortalidad del lactante equivale alrededor del doble de la mortalidad infantil
general. En los años 197f^, 1977 y 1978, la tasa de fallecidos de menos de un año por
1.000 habitantes fue: 0,32, 0,28 (*> y 0,26 (*}, respectivamente. Es, pues, la que abarca
el mayor número de muertes dentro de ta mortalidad por edades de la infancia.
Todo esto nos dice que la tasa de mortalidad de los iactantes sigue, en general,
disrninuyendo, lo que señala que dichos problemas van siendo compensados por el
progreso civilizador y también evitados o al menos paliados por el progreso sanitario.
A pesar de ia considerable reducción del índice de mortalidad infantil, la mortalidad
española es sólo inferior a la portuguesa, y se encuentra aún muy distante del resto de
los paises occidentales.
lyias dentro de la mortalidad infantil ciásica, es la mortalidad exógena el indicador
más signifcativo del estado sanitario de toda comunidad por la importancia de la
extensión del equipamienta médico-hospitalario, higiene del medio, influencia de^ nivel
cultural de los cuidados maternos, dieta alimentária, etc.
Sería interesante estudiar cada una de las submortalidades integrantes de la mortalidad del lactante, el análisis de la mortinatalidad, es decir, de los nacidos muertos, de
los muertos al nacer y de los muertos antes de cumplir las primeras veinticuatro horas
de vida, etc.; esto nos permitiria anticipar la orientación de la lucha contra la mortalidad infantil.
(*)
Cifras provisionales.
^DE QUE SUFREN Y DE QUE MUEREN L.OS ESPAÑOLES?
87
ESPERAN ZA DE V I DA
Otro de los índices de gran valor en cuanto al estudio de la sanidad es «la esperanza
de vida» . Este índice se obtiene a partir de las tablas de mortalidad. Tal índice
responde al concepto de media, concretamente, duración media de la vida a partir de
una edad dada. Asi, la es peranza de vida al nacer representa el número de años que
viviría, por término medio, un componente de una generación sujeta a la mortalidad
descrita en la tabla. Por tanto, a la edad cero, es decir, al nacimiento, la esperanza de
vida coincide con la edad media de fallecimiento.
De García España y colaboradores recogemos los datos que aparecen en la tabla IV,
de cuya observación se pueden sacar las siguientes conclusiones:
l.a Que la esperanza de vida de la mujer es más alta que la del varón en la
población española a la mortalidad general a las tres edades consideradas.
2.a Que esta diferencia en la esperanza de vida de cada sexo aumenta en ausencia
de las enfermedades cerebrovasculares, se mantiene cuando se prescinde de las enfermedades infecciosas y parasitarias distintas de la tuberculosis, de las enfermedades
TAB^A IV
ESPERANZAS DE VID^A
e^
e,s
TODAS
LAS
CAUSAS
1
2
3
4
S
6
7
8
9
Varones ......
Mujeres ......
69,27
74,72
69,52
74,80
b9,68
75,07
7l ,45
76,65
69,65
75,10
69,39
74,87
70,08
75,11
70,47
76,10
70,36
75,5ó
69,72
74,87
Total ......
72,Ob
72,16
72,43
74,13
72,46
72, l9
72,68
73,35
73,04
72,38
Varones .. ....
Mujeres ......
56,83
61,8ó
57,08
61,94
56,94
61,96
59,01
63,77
57,22
62,25
56,96
62,01
57,67
b2,29
58,01
63,23
57,62
62,43
57,25
b1,99
59,40
59,50
59,49
61,46
59,79
59,53
b0,03
60,68
b0,09
59,69
l 3,15
15,74
13,24
t5,77
13,20
15,77
14,40
16,64
13,48
15,94
13,25
15,85
13,b7
1b,09
14,22
1b,94
13,81
1ó,21
13,20
15,76
14,57
14,62
14,b 1
15,65
14,?9
14,67
15,00
15,71
15,15
14,60
Total.......
ebs
Varones ......
Mujeres ......
Total .......
EN AUSENCIA DE LA CAUSA
Las causas analizadas son: l: tuberculosis; 2: otras enfermedades infecciosas y parasitarias; 3: tumores; 4: enfermedades
reumáticas cardíacas; S: enfermedades hipertensivas; 6; cardiopatias isquémicas; 7: enfermedades cerebrovasculares; 8: neumonía,
bronquitis, enfisema y asma; 9: accidentes de tráfico (motor).
Tomado de: Influenc•ia de c•iertas cuusas de d^^i^nc•ión Pn !a ^c^blación Pspañc^la, de
E. García España y cols. , 1974.
ESTADIS'TICA ESPAÑOLA
reumáticas crónicas del corazán o de las hipertensivas y disminuye al eliminar cualquiera de las restantes causas de muerte.
3.^ Que la esperanza de vida de la mujer sometida a la mortalidad general es mayor
que la del varón, aun considerando esta última en ausencia de cualquiera de las nueve
causas analizadas.
Estos autores también consideran útil calcular el tiempo de vida media que se
ganaria si se van eliminando una a una cada una de las causas de muerte. Sus
resultados son dignos de tener en cuenta:
- Al eliminar los tumores o las enfermedades cardiovasculares se produce una
ganancia en la vida media esperada superior a la introducida por la ausencia de
cualquiera de las otras causas .
La eliminación cfe las enfermedades hipertensivas o las cerebrovasculares proporciona un aumento en la esperanza de vida al nacimiento, que permanece constante a
los quince y a los sesenta y cinco años. Esto también se curnple en el caso de las
enfermedades reumáticas crónicas del corazón.
La ganancia en el tiempo de vida media al nacimiento proporcionado por la
eliminación de la tuberculosis del aparato respiratorio, los tumores o los accidentes de
tráfico de vehiculos de motor se mantiene constante a ios quince años pero disminuye a
los sesenta y cinco.
Si las causas de muerte eliminadas fuesen las enfermedades infecciosas y parasitarias distintas de la tuberculosis o de la neumonía, bronquitis, enfisema y asma, el
aumento introducido en la vida media al nacimiento no permanece constante, sino que
va decreciendo paulatinamente hasta llegar a los sesenta y cinco años.
Las ganancias que se producirían en la esperanza de vida de la población
española si se pudiesen eliminar alternativamente cada una de las causas de fallecimiento no son sustanciales, ni siquiera en el caso de los tumores, enfermedades
cardiovasculares y accidentes de tráfico de vehiculos de motor, como intuitivamente
cabría suponer, lo que conduce a pensar en una proximidad al límite potencial de la
duración media de la vida.
No debemos olvidar que desde el punto de vista de la sanidad, se trata de un trab^,jo
eminentemente teárico. De hecho, las ganancias que se obtendrán en la esperanza de
vida serán el resultado de los adelantos de la ciencia médica en su conjunto.
CIEN AÑOS DE PROGRES+^
En los cien años transcurridos desde 1870 hasta 1y70, los dos parámetros que hasta
aqui hemos estudiado con detalle han modificado sus cifras de manera espectacular.
^DE QUE SUFREN Y DE C^UE MUEREN L(3S ESPAIYOLES^
Como se puede apreciar en la tabla V, la mortalidad infantil, considerada como el
número de fallecimientos de niños menores de un año por cada 1.00U niños nacidos
vivos, ha disminuido desde un 225 por 1.000, en el año 1870, hasta un 25 por 1.000 en el
año 1970. Este descenso tan importante se ha acompañado del aumento de la esperanza
de vida. En el año 1870, la esperanza de vida se situaba por encima de los cuarenta
años; en el año 1970, la esperanza de vida ha alcanzado los setenta y cinco años. En
estos cien años se han ganado treinta y cinco años de vida. ^A qué ha sido debido esto?
Sin duda hay un abanico de razones para contestar a esta pregunta, pero por lo que
a nosotros respecta, debemos pensar que en gran parte, el progreso de la medicina y los
grandes descubrimientos de estos cien años son en gran medida los responsables de
este hecho combinado: disminución de la mortalidad infantil y aumento de la esperanza
de vida.
En la tabla V hemos querido representar estos dos parámetros, señalandu de una
manera más o menos concisa los principales adelantos de la medicina que en esos años
se dieron y su repercusión de cara a los dos parámetros anteriormente mencionados.
El gran descenso de la mortalidad infantil se debe, sin duda, al descubrimiento de
las vacunas. Numerosos niños morían a consecuencia de las grandes epidemias de
T ABLA V
%
CIEN AÑOS DE PROGRESO
225
Mortalidad infantil
Número de bebés muertos de mertos de 1 año,
por 1.000 nacidos vivos
años
^-70 años 1
Esperanza de vida
--------_^ so años^
^
O
Z
2 ,r,,,^•^ ^
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0
1870
1880
1890
1900
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1980
ESTADfST^CA f:^P,tiÑOL_A
enfermedades infecciosas consideradas como incurables y de cuya etiolagía apenas se
disponía de datos. Con el descubrimiento de los virus como agentes causales de las
mismas y con la pUSibilidad de inmunizar al sujeto frente a los mismos, se dio el paso
decisivo para que la mortalidad infantil se redujera de una forma muy importante.
La vacunación antivariólica fue ideada por Jenner en 179b, obteniendo con !a
vacunación obligatoria la inmunidad colectiva y prácticamente la erradicación de la
enfermedad, que era considerada como una de las plagas o pandemias más antiguas de
la Humanidad, produciendo hasta mediados del siglo x^x graves epidemias en Europa.
En 1906 se descubrió el bacilo de Bordet-Gengou (Ilamado así por ser estos investigadores sus descubridores) causante de la tos ferina, enfermedad que también producía
hasta entonces un gran número de víctimas. 1-loy, gracias a la vacuna, está completamente erradicada.
Entre 1920 y 1930, el descubrin^iento de la vacuna antidiftérica terminó con una de
las enfermedades que más terror producian en las familias de los enfermos. La difteria
es una enfermedad producida por el bacilo de Klebs-Líiffler, que se localiza sobre todo
en ia faringe, pero que debe su gr•avedad a la toxina que alcanza los centros nerviosos.
El crup producía la asfixia por obstruccián mecánica, que se trataba de paliar con la
traqueotomía. Gracias al descubrimiento de las vacunas y del suero antidiftérico, hoy
prácticamente ningún niño presenta la difteria.
E] descubrimiento de los rayos X(entre 1890-1900) amplió de manera considerable
las posibilidades diagnósticas . La posibilidad de fotografiar el negativo de las lesiones
orgánicas aumentó el conocimiento de las mismas y por supuesto la posibilidad de su
diagnóstico certero. Las aplicaciones de los rayos X son de una importancia capital.
Hoy en día, sigue siendo un método diagnóstico de primera línea. Su papel en la
medicina preventiva y también la aplicación posterior de los rayos al tratamiento de un
gran número de enfermedades hacen de este método uno de los más importantes con
los que cuenta el médico en su labor diaria.
Dentro del amplio campo de la farmacología, el descubrimiento de las sulfamidas y
de la penicilina abren un gran paréntesis en la historia del tratamiento de las enfermedades infecciosas humanas. La posibilidad de erradicar « la infección» salvó en el
momento de auge de la penicilina un gran número de vidas. Hoy en dia, el tratamiento
antibiótico está en peligro. La aparición de diversas cepas resistentes a los antibióticos
de uso común hace que las infecciones sean responsables de un número elevado de
fallecimientos. Las medidas para cuidar de los antibióticos en uso, cuidando de no
realizar una utilización indiscriminada de los mismos, nos hace mirar el futuro con
cierto optimismo.
^DE QUE SUFREN Y DE QUE MUEREN 1.OS ESPA1Vt)LES?
91
EI descubrimiento de la posibilidad de realizar transfusianes sanguíneas (1900-1910)
y de los grupos sanguíneos (1920) aumentó de forma considerable las posibilidades de
tratamiento de numerosos enfermos, que morían a consecuencia de hemorragias o
pérdidas de vol urnen, incoerc ibles . Hoy en día, la creación de bancos de sangre, con la
posibilidad de disponer de sangre fresca humana de cualquier grupo sanguíneo, está
dentro de las planteamientos sanitarios de las instituciones sanitarias por humildes que
sean.
Ahora comienza el siglo del cáncer. EI cáncer continúa siendo la causa de muerte
por excelencia en nuestro medio. Si bien las enfermedades vasculares (infarta de
mioeardio, sobre toda) rivalizan con el cáncer en cuanto al númera de víctimas, su
fisiopatología está aclarada. Hay en día se sabe qué pasa en el infarto de miocardio; a
veces se puede prevenir y otras veces se puede eliminar, pero no tiene un origen y un
desarrollo desconocido. El cáncer es la enfermedad de nuestra siglo. Los intentos de
llegar a conocer la causa del cáncer humano, aunque con algunos resultados esperanzadores, hoy todavía han sido negativos. No sabemos por qué en un momento determinado de la vida de un hombre, en uno de sus órganas, se produce una alteración a nivel
celular que hace que estas células se reproduzcan de manera anárquica e invadan
estructuras vecinas y a distancia, hasta provocar la muerte del enfermo. Tan vanos
como los intentos de conocer la causa del cáncer han sido las intentos de tratarlo. La
cirugía con la exéresis del tumor es el métado de tratamiento por excelencia de
cualquier tipo de cdncer. Si bien es ciertu que la quimiaterapia y la radioterapia se
consideran métodos complementarias a utilizar en casos determinadas, la gran arma del
hombre frente al cáncer es la cirugía. Hay un campo que se abre paso, sin embargo, en
esta lucha contra el cancer; es la inmunología. Los grandes descubrimientos en cuanto a
la inmunidad celular y en cuanto a la posibilidad de que el hombre se de^enda por sí
solo contra el cáncer, provocando un rechazo de tipo inmunológico, han hechc^ concebir
grandes esperanzas en la línea del tratamiento, esperanzas que todavía hoy no se han
visto cumplidas.
La curva de supervivencia del hombre se mantendrá estacionaria en los prc^ximus
años. Creemos que las estructuras sanitarias existentes son capaces de mejarar, de
disminuir la cifra de fallecidos, pero no de aumentar los límites de supervivencia
actuales. Sólo un gran desc ubrimiento que venza al cáncer será capaz de aumentar esta
supervivencia.
BIBLIOGRAFIA
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españolas, 1960-1965». .loaquín I..,eguina. REV. ESTADISTICA ESPAÑULA, núm. 47. Abriljunio 1970. INE.
ESTAi7^ 1STfCA ESPAÑOLA
92
«lnfluencia de ciertas causas de defuncián en la mortatidad de la pobiación española^. Eduardo
Garcia Espra^ia y luan Berrio. RFV. ESTADlSTICA ESPAÑOLA, núms. 6^4 y 65. Juliodiciembre 197^. INE.
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1979. INE.
Censo de 197U y Padrón de t975. II^t E.
SUMMARY
The present paper shuws the growing need for serious epidemiological
^^dies on diseases and deaths in Spain. In future years, this will enable
ta consider actual sanitary needs and not merely hospital techniques.
The parameters «mortal ity index» and «life expectancy» are useful to
know the sanitary needs and care, but not sufhciently sa; for technical
progress has gi ven rise to «ne w parameters» whic h have to be carefully
studied . They belong to t he field of «biomedicine» and they will allow us
to cope with the special sanitary needs of the so-called «disabled» and the
social group of the «seniar» etc. These new scopes are plainly pointed
out by the first part of our article's title «What do ihe Spanish suffer
from. ..?» . The rest of the question, «... what do they die from?» has been
considered in full detail all this has been summarized in a series of statistical tables with special emphasis on «infantile mortality».
Key words: Mortality; mortality index; death probability; gross martality
rate; infantile mortality; life expectancy; biomedicine.
AMS, 1970, subject clasification: b2P10.
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