III. Evolución, Sistema nervioso, Conducta

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III. Evolución, Sistema nervioso, Conducta, Temporalidad.
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2005; 9(3)
Fernando Ruiz Rey.
Psiquiatra
Raleigh, NC. USA
Evolución, instinto y aprendizaje
El ser humano, como todos los seres vivos, es producto de la evolución, pero el Dr. Maturana concibe la evolución
de un modo diferente de la tradicional evolución darwiniana o neo-darwiniana, para el autor, los organismos vivos
no están genéticamente determinados, esto es, no están pre-determinados por los genes; nos dice, en la
evolución: “no hay dirección, no hay propósitos ni intención.” (13:17). El punto de partida para el biólogo, es el
conjunto de genes, citoplasma y sus inclusiones, o sea, la totalidad del huevo fertilizado que es resultado de la
filogenia. El organismo se va desplegando, momento a momento, desde este comienzo primigenio; este proceso
se conoce como: epigénesis. Como hemos señalado, el desarrollo del ser viviente se va desplegando, determinado
por las estructuras, en interacción con las circunstancias ambientales variables en una dinámica única, por lo que
el autor sostiene: “En este sentido nada es predeterminado, nada puede ser predeterminado, ni aún
genéticamente.” (13:18) Sin embargo, en este proceso de continuo cambio se va conservando una identidad, que
corresponde a la manera particular de vivir del organismo considerado.
Para el autor, la ontogenia es la sucesión de cambios estructurales que ocurren en la existencia particular de un
sistema –organismo- vivo, gracias a su propiedad plástica de acoplarse a cambios estructurales del medio
cambiante; y la filogenia, es el resultado de todos los cambios estructurales acumulados en generaciones
sucesivas que persisten hasta el momento actual. En palabras del autor: “cada sistema viviente existe (opera) en
todo momento en acoplamiento estructural con la biosfera como un amplio dominio de existencia, y lo hace así,
como consecuencia emergente continuada de una filogenia particular e historia ontogénica, a la cual cada uno
pertenece.” (9;II)
El concepto de adaptación es para el Dr. Maturana un proceso interactivo de un sistema vivo y la dinámica del
medio; escribe el autor: “es siempre una expresión trivial del acoplamiento estructural a un medio, de un sistema
estructuralmente plástico. La adaptación siempre resulta de secuencias de interacciones de un sistema plástico en
su medio que desencadena en el sistema plástico, cambios estructurales o cambios de estados que, en cualquier
caso, selecciona en él una estructura que, o calza con (es homomórfico) la estructura del medio en el cual opera
(interactúa o actúa) como tal sistema, o se desintegra”.”Se sigue que, en la operación de los sistemas vivos como
unidades autopoiéticas en un medio, la coincidencia entre una estructura dada del medio (lugar en el medio) y
una estructura dada en un sistema vivo es siempre el resultado de la historia de su interacciones mutuas,
mientras ambos operan como sistemas independientes estructuralmente determinados.”…”Desde el punto de vista
operacional la conducta adecuada [de un organismo] es sólo la expresión de una correspondencia estructural en
el presente, entre organismo y medio, en la que la historia no participa como un componente
operativo.” (2;19:39) Un sistema vivo no entra en desintegración mientras haya “una dinámica estructural
coherente entre el medio y el sistema vivo, a través del cual el vivir se conserva. Llamo a la coherencia
operacional entre el sistema vivo y el medio en el que existe, adaptación.” (5:6) La adaptación no es una variable,
como se interpreta en el discurso evolucionista, sino una constante. El Dr. Maturana dice: “los sistemas vivos no
están nunca fuera de lugar, o más o menos adaptados, mientras vivan.” (5:7) “La historia de los sistemas vivos
no ha ocurrido por la supervivencia del mejor dotado, sino por la conservación del adaptado.” (14:3)
El Dr. Maturana propone que durante la filogenia y ontogenia se actualizan las dos leyes fundamentales de la vida
de los organismos, la ley de conservación de la organización y la ley de conservación de la adaptación, básicas
para la continuación de la vida de los sistemas y “las diferentes formas de realización del vivir.” (5:3)
En el proceso de reproducción se conserva la organización que tipifica la especie, pero hay cambios estructurales
en el nuevo ser. Si estos cambios son suficientemente importantes como para alterar la organización del nuevo
individuo, y pervive y transmite estos cambios, se iniciar un nuevo linaje; el Dr. Maturana (1;7) habla de “deriva
filogénica”. Este proceso de cambios estructurales ocurre en la coexistencia interactiva con otros individuos: coontogenia, y de otros linajes: co-filogenia.
El Dr. Maturana denomina “fenotipo ontogénico del linaje” a ”la configuración de posibles derivas ontogénicas que
especifica un linaje a través de su conservación.” (1;7:9) Esta constitución estructural ‘genética’ sistémica inicial
es la que posibilita los posibles cambios dinámicos de la unidad viviente en la realización de su modo de vivir y,
este fenotipo, se preserva en las reproducciones posteriores. El linaje surge cuando: “una manera de vivir
comienza a ser sistemáticamente conservada generación tras generación a través de la reproducción. “ (10:3). El
Dr. Maturana explica que:”la herencia, entonces, en cuanto consiste en la conservación reproductiva de una
manera epigenética de vivir, es un proceso sistémico, y como tal, no está determinado por ningún grupo
molecular o componentes celulares, no importando lo esencial que estos puedan ser para su ocurrencia.” (9;II) El
biólogo reconoce la importancia del genoma, pero enfatiza el sistema inicial que se va a desenvolver en compleja
dinámica con el ambiente.
El Dr. Maturana propone que es la conducta, y no la genética, el factor predominante en la evolución, así, por
ejemplo, habla del efecto de la cultura en la estructura cerebral: “es a través de la conservación de los cambios
culturales (como cambios en la configuración del emocionar que son conservados de generación en generación en
el aprendizaje de los niños) que el curso de nuestra historia biológica, puede resultar en cambios en nuestro
cerebro.” (11;III:1-2) El Dr. Maturana sostiene que son los cambios estructurales del sistema nervioso los que
explican la conducta instintiva, si éstos han ocurrido durante el proceso de la evolución y, el aprendizaje, si
han ocurrido durante la ontogenia del ser individual.
Como veremos más adelante, la cultura según el Dr. Maturana, resulta como consecuencia de la emergencia del
lenguaje y, aunque pareciera que toma un curso independiente, el autor recuerda que son en su raíz fenómenos
estructurales de acoplamientos coherentes, ésto es, fenómenos físico-químicos. Lo que en este segmento nos
interesa señalar, es la amplia apertura que estos cambios estructurales poseen en conexión con la cultura, y su
efecto en el cerebro. Esta proposición del Dr. Maturana parece acercarse a una heredibilidad de tipo lamarkiana.
Como ya hemos señalado, la tesis evolutiva del Dr. Maturana no corresponde con la evolución de tipo darwiniana;
el biólogo escribe: “La selección no es el mecanismo que genera el cambio estructural y la adaptación.” (1;7:10)
Los cambios estructurales onto y filogenéticos, agrega el autor: “Son rasgos constitutivos de la condición de
existencia de los sistemas vivientes. Todo lo que tiene que explicarse en el curso seguido por los cambios
estructurales que ocurren en los seres vivientes, en ambos, la ontogenia y filogenia, son explicados por el
mecanismo de la deriva filogenética.” (1;7:10) La evaluación de la eficiencia y coherencia de esta tesis evolutiva
cae fuera de los límites de este trabajo; los lectores interesados en conocer en detalles de las ideas del Dr.
Maturana en este sentido pueden consultar la referencia (15).
Sistema nervioso
Para el Dr. Maturana el sistema nervioso es un sistema autopoiético y sólo es un componente del organismo que
lo posee. El sistema nervioso es un sistema cerrado -una red de neuronas que interactúan-, que, como el Dr.
Maturana explícitamente dice: “no tiene superficies de input ni output como rasgos de su organización”. (2;21:41)
Las neuronas son unidades estructurales del sistema nervioso, pero en rigor, no son unidades funcionales del
sistema; el sistema funciona como una totalidad dinámica basado en la interconectividad de las neuronas. La
circularidad funcional del sistema nervioso posibilita el fenómeno de recursión que se hace efectivo con la
aparición del lenguaje. Recursión es la repetición de una operación, de tal modo que un observador ve la
recursión como un fenómeno secuencial en que la:”recursión resulta en la reaplicación de ese proceso sobre las
consecuencias de su ocurrencia previa.” (6:21). El sistema nervioso es una red de procesos fisiológicos circulares,
sin embargo el autor afirma que:”no hay procesos recursivos en él hasta que aparece el lenguaje.” (6:21) Cuando
el Dr. Maturana define estrictamente el fenómeno de recursión –como descrito en este parágrafo- sólo se da con
la aparición del lenguaje. Sin embargo, el Dr. Maturana también habla de recursión cuando aparecen fenómenos
nuevos como consecuencia de la circularidad fisiológica cerebral.
Las interfases sensitivas y efectoras que se observan en el organismo en sus áreas de contacto con el medio
(interno y externo), no son para el autor verdaderas diátesis del sistema:”porque, el ambiente donde se
encuentra el observador, actúa sólo como un elemento interventor a través del cual las neuronas sensoriales y
efectoras interactúan, completando el cierre de la red.” (2;19:39) El sistema biológico se mueve entonces, con su
propia y determinada dinámica; sus áreas de contacto con el medio, posibilitan el cierre del circuito, para lo que
utiliza al ambiente -con dinámica propia- que opera como el elemento de cierre. Sin embargo, el ambiente no
pasa a formar parte de la dinámica del sistema orgánico, el medio no especifica, ni determina nada en este
sistema, sólo opera como un factor desencadenante en su dinámica. Las interacciones del sistema orgánico con el
ambiente desencadenan cambios de actividad relativa neuronal en el sistema nervioso y no generan
‘representaciones’ de objetos externos.
Como ya se ha señalado, un factor desencadenante ambiental es tal, sólo en cuanto el sistema le permite ser
estímulo desencadenante; piénsese por ejemplo, en las ondas acústicas, sólo un rango de frecuencia de ondas
acústicas constituyen estímulos sonoros desencadenantes para un organismo biológico. Sin embargo, como ya
visto, el Dr. Maturana no se encierra en esta afirmación y postula que es posible la recepción de nuevos estímulos
por parte de un sistema vivo (Ver sección: Acoplamiento y estructura plástica del sistema).
El Dr. Maturana para ilustrar la tesis del determinismo estructural del sistema vivo y, en particular del sistema
nervioso, recurre al argumento del observador externo al sistema; en este caso, un observador ingenuo que nada
sabe de biología, al menos, como la concibe el autor. El autor propone, que si un observador observa la conducta
de un ser biológico –incluyendo al ser humano- frente al ambiente, atribuirá la motivación de esta conducta a
factores funcionales o semánticos (significados). Pero el Dr. Maturana rectifica a este observador poco informado,
explicando lo que ‘realmente’ ocurre en la interacción sistema-medio; la conducta no es producto de función o
significado elaborada por el organismo: “sino que, por el contrario, [la conducta] está determinada
necesariamente por la estructura del sistema nervioso en el momento que tal conducta es realizada.” (2; 22:42)
El sistema nervioso es una unidad que forma parte del organismo completo que preserva su autopoiesis mientras
viva. Así planteado el sistema vivo, surge el problema de la relación del sistema nervioso –una unidad cerrada y
autopoiética- y el resto del organismo autopoiético del cual forma parte. El Dr. Maturana resuelve esta dificultad
recurriendo al fenómeno de acoplamiento, escribe: “la realización de la autopoiesis de un organismo dado en su
medio, es el resultado del acoplamiento estructural existente entre el sistema nervioso y el organismo y, entre
éstos y el medio.” (2;24:43) El Dr. Maturana (2, Nervous System: Neuronal Network: Coupling) describe esta
relación del sistema nervioso y del organismo que lo alberga, como un proceso de acoplamiento y
correspondencia; los cambios estructurales del sistema nervioso, provocan cambios de los estados de actividad
relativa neuronal que a su vez generan cambios de estado del organismo en su totalidad. Este proceso continúa
por toda la vida del organismo. El Dr. Maturana, curiosamente requiere como “necesidad epistemológica” (2;25:
43) que estos cambios de acoplamiento del sistema nervioso al organismo, al medio y a sí mismo ocurran durante
toda la vida del organismo, es curioso, porque la autopoiesis de los sistemas vivos –ser humano incluido- es parte
constitutiva fundamental de la tesis acerca del origen del lenguaje y de las cogniciones, y no debiera considerarse
como un supuesto necesario, si es precisamente lo que se está tratando de probar.
El Dr. Maturana señala que la actividad habitual del sistema nervioso mismo es recurrente, pero no conduce a
cambios estructurales de segundo-orden (cambios plásticos). Sin embargo, como las neuronas de este sistema,
están también bajo la influencia de acciones “ortogonales” -no propias de su dominio de operaciones-, como:
substancias químicas y efectos físicos provenientes de otras neuronas, de otras células del organismo o, del medio
ambiente, y estas influencias sí pueden provocar cambios estructurales de segundo-orden en las neuronas del
sistema nervioso. Estas influencias ortogonales son “seleccionadas” por el sistema nervioso, no cualquiera
influencia es aceptada por éste; escribe el autor: “Puesto que estas perturbaciones ortogonales constituyen
interacciones selectivas, una selección estructural debe realizarse en éllas en el dominio de la diversidad potencial
estructural constituida por el dominio de perturbaciones del organismo, y debe realizarse a través los
concomitantes químicos y físicos de las perturbaciones determinadas por la estructura del medio en el que el
sistema nervioso está empotrado.” (2;25-26: 44)
Siendo el sistema nervioso un componente importante en el sistema total que es el organismo, la capacidad de
plasticidad de este sistema juega un papel esencial en la generación de las respuestas apropiadas a los estímulos
ambientales, para la supervivencia del organismo; escribe el Dr. Maturana: “el sistema nervioso se transforma a
lo largo del vivir del organismo de modo que genera las correlaciones propias para la manera de vivir que
vive.” (9;V), esta plasticidad se muestra en la historia filogenética de los organismos en la que se va generando,
según el autor, una “estructura dinámica congruente con su medio dinámico, de modo que pueden realizar su
manera de vivir como lo esperable.” ...”En el sistema vivo, los encuentros del organismo en sus superficies
sensoriales, modula la estructura del sistema nervioso, de modo que ésto cambia el flujo de sus operaciones y, a
través de los cambios estructurales, que el sistema nervioso gatilla en las superficies efectoras del organismo, el
sistema nervioso modula el flujo de la conducta del organismo.” (9;V)
El sistema nervioso opera como un sistema unitario dinámico de interacciones neuronales de actividad relativa
que cambia de acuerdo a numerosas influencias (externas e internas del sistema nervioso); el Dr. Maturana
escribe: “todo lo que es accesible al sistema nervioso en cualquier punto son estados de actividad relativa
mantenida entre las células nerviosas, y todo lo que cualquier estado de actividad relativa puede provocar son
más estados de actividad relativa en otras células, formando esos estados de actividad relativa a los que
responden.” (4:23) Sus estados de actividad relativa se modifican por las influencias mencionadas, pero también
se modifican por lo que el Dr. Maturana llama: “relaciones puras”. (4:12) El autor explica que hay organismos en
los que el cerebro presenta la propiedad de:”...interacciones con sus propios estados internos (resultantes de
interacciones internas y externas) como si fueran entidades independientes, generando la aparente paradoja de
incluir sus dominios cognitivos dentro de sus dominios cognitivos. En nosotros esta paradoja se resuelve por lo
que llamamos “pensamiento abstracto”...” (4:12) (Cognicion para el Dr. Maturana es un dominio de interacción
del sistema, no un proceso intelectual como habitualmente se entiende). Esta curiosa propiedad que el autor
asigna al cerebro de estos organismos, particularmente el ser humano, es muy importante en la tesis presentada;
con esta propiedad el autor explica la aparición del lenguaje y del pensamiento abstracto. Pero la integración de
esta propiedad en la concepción del cerebro humano como un sistema autopoiético compuesto de otros sistemas
autopoieticos (componentes celulares del sistema nervioso) no es muy clara, aunque se consideren diferentes
estructuras topográficas y organizaciones funcionales, porque, si el cerebro es un sistema autopoiético no es
posible que una parte de su funcionamiento ‘perciba’ -reaccione- a otra como ajena e independiente; simplemente
esto parece contrario a la definición de un sistema unitario, integrado y cerrado. La descripción de
“independiente” de estas ‘relaciones puras’ parece ser más una descripción de un observador no consecuente, que
de tratarse de procesos neuronales físico-químicos. El autor escribe al respecto: “Un sistema nervioso que es
capaz de tratar sus estados de actividad como diferentes de sus estados generados externamente, esto es,
distinguiendo su origen, es capaz de pensamiento abstracto.” (4:26-27) Aquí el Dr. Maturana no presenta un
argumento un tanto inconsistente como en el caso recién mencionado, sino que salta sin reparos del nivel de
actividad neuronal -necesariamente físico-química- a un plano vivencial de pensamiento abstracto, al mundo
subjetivo que no se desprende de manera alguna, de las leyes que rigen el mundo materialista funcional que
describe la ‘biología’ de la tesis presentada.
Conducta
El sistema nervioso, según el Dr. Maturana, no viene equipado genéticamente para codificar la información del
ambiente y ofrecer una respuesta apropiada. Los seres vivos sólo poseen un código de reacciones que se van a
realizar en el desenvolvimiento de la vida en el ambiente que encuentran; no hay un programa prediseñado, los
organismos se desenvuelven sin meta predeterminada, sólo siguen la dinámica de sus estructuras logradas en la
filogenia y desplegadas en la ontogenia en interactividad con el ambiente.
El sistema nervioso –componente de la unidad viva total- como sistema biológico opera circularmente y, al
acoplarse con el medio siempre cambiante y por tanto sistema lineal, su actividad circular se torna, en la
interfase, en un proceso recurrente, generando un nuevo fenómeno: conducta del organismo. explica “Recursión
es una forma de generar nuevos dominios fenoménicos en la interacción de sistemas determinados por la
estructura que no se ven, al menos que, se considere el acoplamiento de un proceso circular con uno lineal.” (9;I)
Para el Dr. Maturana (9) este fenómeno de recursión es fundamental en biología por el carácter circular de los
procesos biológicos y el carácter lineal del medio ambiente. Por tanto y en palabras del autor: “La conducta del
organismo emerge en el encuentro dinámico organismo-medio a través de las correlaciones sensorio del
organismo y la dinámica estructural del medio”.
Como se ha señalado, el Dr. Maturana (9) distingue el sistema nervioso del organismo en su totalidad, de modo
que el sistema nervioso no interactúa con el medio, es el organismo que lo hace a través de la operación de sus
efectores y superficies sensoriales. Es la estructura del organismo en su totalidad, la que determina que
correlaciones sensorio/efector son posibles para él, no la dinámica del sistema nervioso solamente. El Dr.
Maturana sostiene que se genera un nuevo dominio en la interfase del sistema con los elementos del ambiente
con las que se relaciona, un dominio cuyas propiedades no pueden ser deducidas, ni reducidas a: “los rasgos del
dominio que le dio origen. El nuevo dominio es, con respecto al dominio de origen, intrínsecamente nuevo.” (9;I)
El Dr. Maturana ilustra este fenómeno con la analogía de una rueda que jira: movimiento circular, pero que al
entrar en contacto con el suelo, un sistema lineal, surge un fenómeno nuevo, inesperado: movimiento lineal. Esta
es una imagen mecánica que en rigor corresponde adecuadamente a los fenómenos –físico-químicosdeterministas que el autor toma como supuesto básico para su explicación de los sistemas biológicos, pero que no
corresponde, como veremos más adelante, cuando el Dr. Maturana habla de fenómenos conductuales nuevos en
la interfase interactiva como lenguaje, consciencia y otros. En este caso los fenómenos ‘nuevos’ no son un
resultado explicable por las leyes naturales que rigen los fenómenos físico-químicos, se trata en verdad de la
emergencia de fenómenos completamente ‘nuevos’ e inexplicables por las leyes naturales que rigen las
interacciones de los sistemas que le dieron emergencia. El Dr. Maturana no se detiene ante esta dificultad, da por
dada esta misteriosa emergencia. Este punto es fundamental en la tesis biológica de la aparición del lenguaje y de
las cogniciones del autor, y como señalamos, no hay ninguna explicación al respecto; se trata de una omisión que
lesiona seriamente la explicación del origen biológico del lenguaje.
Cuando se observa la conducta de un perro, siguiendo el ejemplo del Dr. Maturana, parece que un punto A de la
conducta del animal se sigue coherentemente con un punto B de su conducta: como cuando el perro encuentra un
obstáculo y cambia de dirección; la explicación habitual que se da es: “el perro estaba pensando que hacer”.
(9;IV:6) El Dr. Maturana rechaza esta explicación. Aquí no hay percepción del medio por parte del animal, no hay
por tanto representaciones mentales del medio para tomar decisiones; escribe el biólogo: “Lo que el sistema
nervioso hace mientras el animal está “pensando”, es operar en su dinámica interna de acuerdo a la estructura
que tiene en ese momento, como resultado de los cambios estructurales que ha sufrido contingentemente a la
vida del animal.” (9;IV:6) Esto es, en correspondencia estructural con el medio (presencia del obstáculo); en
otras palabras, la conducta del perro que evita un obstáculo, es una secuencia de fenómenos físico-químicos en el
interior del sistema animal, gatillados por estímulos físico-químicos ambientales. En este proceso no hay
fenómenos ‘mentales’ de ninguna especie, simplemente una máquina físico-química programada para responder
como lo hace frente a estímulos ‘preseleccionados’.
Escribe el Dr. Maturana con respecto a la conducta coherente del sistema con las circunstancias ambientales: “la
dinámica interna del sistema nervioso generará una serie de acciones que no pueden ser menos que lógica y
coherentemente conectadas entre ellas en el contexto de las circunstancias históricas de la realización del vivir del
animal. De modo que, la expresión “pensando” es una manera que el observador [ingenuo] tiene de referirse
indirectamente a la operación interna del sistema nervioso en cuanto participa en la generación de la conducta.
Podemos decir a este respecto, que cada animal tiene un cerebro que piensa de acuerdo a la manera de vivir con
que vive”. (9;IV:6) En el ser humano, a diferencia de los animales, existe una conducta propia de éllos: el
lenguaje, por eso, cuando se le formula una pregunta a una persona y ésta responde: “déjeme pensar”, para
luego responder coherentemente, es explicado por el Dr. Maturana como el pensamiento ocurriendo al nivel del
lenguaje; para el autor: “El cerebro humano piensa en lenguaje”. (9;IV:6); este lenguaje es conducta lingual (sin
representaciones) generada recursivamente en la interfase del organismo humano con otros organismos humanos
verbales.
Para el Dr. Maturana los acoplamientos congruentes entre sistema y medio son los responsables de la conducta
‘observada’ del organismo. Un observador ingenuo del organismo total le parecerá que éste actúa “como si
estuviera operando con abstracciones o representaciones de su dominio de interacciones, actuando como si
estuviera usando tales abstracciones o representaciones para generar nuevas conductas que aparecen como
reflexión de la básica.” (9) El sistema nervioso no opera haciendo abstracciones, ni representaciones del medio en
que vive, simplemente opera, respondiendo a las influencias ambientales –estímulos desencadenantes- de
acuerdo a su dinámica estructural circular. Pero el Dr. Maturana señala que como el sistema presenta plasticidad,
va sufriendo cambios estructurales sucesivos que le permite al organismo, generar configuraciones de
correlaciones sensorio/efectores que actualizan su vivir en el medio cambiante; sin perder su organización. Así se
produce una deriva ontogénica del sistema.
Para entender correctamente lo que es la conducta en el dinamismo del sistema que actualiza su vivir en el
medio, se debe partir de la correspondencia estructural entre sistema y ambiente; en palabras del Dr. Maturana:
“no es la complejidad de los estados internos del sistema vivo o de su sistema nervioso, ni ningún aspecto de la
conducta en sí, la que determina la naturaleza, el significado , relevancia o contenido de ninguna conducta dada,
sino más bien, su lugar en el proceso histórico en el que emerge.” (1;9:3) Esto es, el lugar en el dinamismo del
sistema con el ambiente. Esta definición de conducta no se limita a la acción física del organismo, también incluye
al lenguaje –y con él- el pensar, el amor, la devoción, el altruismo; según el biólogo, estas conductas: “no son
rasgos de la dinámica de los estados del ser humano como sistema vivo, ni de su sistema nervioso como un
sistema neuronal; éllos son un fenómeno histórico social.” (1;9:3,4) Como veremos más adelante, el lenguaje es
el que permite lo sociable, al mismo tiempo que es el grupo el que permite la emergencia del lenguaje. El Dr.
Maturana clarifica, no se trata de historia propiamente tal, la historia no es parte de los estados dinámicos
estructurales del sistema vivo –según el autor-, esta dinámica: “ocurre sólo en el presente, instante después de
instante, en la operación de su estructura, en cambios que ocurren fuera del tiempo.” (1;9:4) “Los sistemas vivos
existen en el presente.” (14:3)
Temporalidad
El tiempo y la historia no son dimensiones constitutivas de la biología. Los seres orgánicos funcionan en un
presente continuo de acuerdo al estado estructural del momento. La dinámica estructural va cambiando en sus
interacciones internas y externas, pero la acción biológica es siempre un presente. La historia y el tiempo surgen
en el observador como modos de explicación de la experiencia (sistemas biológicos por ejemplo), a partir de las
coherencias de la experiencia misma. Tiempo e historia, no son dimensiones objetivas de una realidad
independiente. Para el Dr. Maturana el tiempo: “connota una abstracción de ocurrencia de procesos en secuencia
como los distinguimos en las coherencias de nuestras experiencias.” (16:4) “Existen como nociones
explicatorias.” (14:3) Estas coherencias temporales a la que se refiere el autor son: “coherencias
experienciales” (16:4); que emergen cuando un observador distingue los procesos neuronales que siguen un
orden. El punto es que el ‘tiempo’ se abstrae de la secuencia de sucesos unidireccionales de las distinciones que
realiza un observador en su praxis de vida; se trata entonces de una abstracción -de una cognición-, no de una
vivencia de temporalidad. El Dr. Maturana no discute las implicaciones del concepto de “secuencia” para poder
abstraer de él, la idea de “tiempo”. El Dr. Maturana sostiene que una vez que se ha abstraído el tiempo de las
secuencias en la experiencia de la praxis del vivir, se usa para manejar la ‘temporalidad’ en el dominio consensual
del observador. Esta explicación del Dr. Maturana cae en lo circular, como frecuentemente observado en su tesis.
El tiempo emerge como una explicación, como cuando el autor escribe: “los sistemas vivos son sistemas
históricos.” (11;1:8) en su manera de existir filogenético. O, cuando sostiene que el hombre se encuentra a sí
mismo y vive en el lenguaje, entonces surge la temporalidad: “La historia, el tiempo, el futuro y el pasado –
también- existen en el lenguaje como formas de explicación de los sucesos de vida del observador y forman parte
de la participación del lenguaje en estos sucesos del vivir.” (1;9:4). El Dr. Maturana reduce la vida humana a
mera conducta actual, todo lo que sucede, sucede en el presente, y la historia es una explicación que da el
observador a los fenómenos ‘distinguidos’ en su preguntar.
De modo similar, la memoria no existe como un receptáculo de ‘representaciones’ mentales, ésta sólo es una
explicación de un observador, errada según el autor. El recordar es un proceso de repetición de lo
estructuralmente constituido en el organismo; esta repetición puede ocurrir sin las emociones que acompañaron
la experiencia primera; el sistema nervioso tiene la capacidad de suprimir algunas emociones. El Dr. Maturana
explica la capacidad de recordar: “Recordar no depende de la retención indefinida de invariantes estructurales que
representan una entidad (una idea, imagen, o símbolo), sino que una habilidad funcional del sistema de crear,
cuando se dan ciertas condiciones recurrentes, una conducta que satisface las demandas recurrentes o que el
observador clasificaría como un reactuar una previa.” (4:53). Aún, si este pensar interior sólo fuera un “re-vivir”
experiencias pasadas, necesita de conceptos, imágenes o, cierto tipo de representaciones metales y, una voluntad
que guíe el proceso; pero, sobre todo, el recordar es un estado subjetivo inexplicable por las estructuras físicoquímicas del sistema.
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