Año XXVI - Nº 258 - Diciembre 2010 REVISTA DE MÚSICA Año XXVI - Nº 258 - Diciembre 2010 - 7 € DOSIER 25 años en 27 letras actualidad Sabine Meyer Jeffrey Tate ENCUENTROS Antoni Ros - Marbà referencias Macbeth de Verdi 1CD · 3,95 € 1CD · 3,95 € PULSE newton classics 2 CD · 7,90 € 4 CD · 15,80 € 2 CD · 7,90 € 3 CD · 11,85 € LE COSTARÁ MUY POCO DISFRUTAR DE EXCELENTES GRABACIONES Las mejores grabaciones de la música clásica tienen ahora un precio muy especial en el sello newton classics. CD sencillo 3,95€, CD doble 7,90€, CD triple 11,85€, CD cuádruple 15,80€ Un precio muy sonoro para obras e intérpretes de reconocido prestigio. Pulse play en newton classics y disfrute de su música preferida al mejor precio. 258-Pliego 1 23/11/10 09:43 Página 1 AÑO XXVI - Nº 258 - Diciembre 2010 - 7 € OPINIÓN 2 CON NOMBRE PROPIO 55 DOSIER 93 25 años en 27 letras Sabine Meyer 6 SCHERZO DISCOS Sumario Juan Carlos Moreno Jeffrey Tate 8 ENCUENTROS Antoni Ros-Marbà Juan García-Rico Luis Suñén 10 AGENDA 14 ACTUALIDAD NACIONAL 38 48 122 EDUCACIÓN Joan-Albert Serra 126 JAZZ ACTUALIDAD INTERNACIONAL ENTREVISTA Anne Sofie von Otter Pablo Sanz 128 LIBROS 130 LA GUÍA 132 Juan Antonio Llorente 54 CONTRAPUNTO Norman Lebrecht Discos del mes 136 Colaboran en este número: Javier Alfaya, Rubén Amón, Julio Andrade Malde, Rafael Banús Irusta, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Jacobo Cortines, Patrick Dillon, Pierre Élie Mamou, José Luis Fernández, Jorge Fernández Guerra, Fernando Fraga, Antonio Gallego, Joaquín García, José Antonio García y García, José García del Busto, Manuel García Franco, Juan García-Rico, Tomás Garrido, Alberto González Lapuente, José Guerrero Martín, Álvaro Guibert, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Paul Korenhof, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Begoña Lolo, Fiona Maddocks, Miguel Ángel Marín, Cosme Marina, Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Aurelio Martínez Seco, Blas Matamoro, Erna Metdepenninghen, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Miguel Ángel Nepomuceno, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, José Luis Pérez de Arteaga, Javier Pérez Senz, Jorge de Persia, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Pablo L. Rodríguez, David Rodríguez Cerdán, Justo Romero, Andrés Ruiz Tarazona, Santiago Salaverri, Ignacio Sánchez Quirós, Pablo Sanz, Joan-Albert Serra, Bruno Serrou, Luis Suñén, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, José Luis Vidal, Albert Vilardell, Carlos Vílchez Negrín, Reinmar Wagner. Traducciones: Rafael Banús Irusta y Blas Matamoro (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 70 €. Europa: 105 €. EE.UU y Canadá 120 €. Méjico, América Central y del Sur 125 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas de Ministerio de Cultura para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España, para la totalidad de los números del año. 1 258-Pliego 1 22/11/10 13:03 Página 2 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 GRACIAS A TODOS H ace veinticinco años un grupo de amigos fundaba SCHERZO. Antonio Moral, Javier Alfaya, Arturo Reverter, Manuel García Franco, Enrique Pérez Adrián, Santiago Martín Bermúdez, Domingo del Campo, Gerardo Queipo de Llano y Agustín Muñoz —fallecidos ya los tres últimos— se planteaban una alternativa a la prensa musical española. Pocos apostaban por el éxito de la empresa, pero el tiempo dio la razón a aquellos fundadores frente a los que los consideraban unos inconscientes que no se daban cuenta de que en España no había sitio para un nuevo medio dedicado a la música clásica. Lo hubiere o no, SCHERZO fue capaz de crearse un espacio propio y establecer desde el principio una complicidad muy especial con sus lectores. En 2005 celebrábamos los veinte del inicio de aquella aventura. Las circunstancias eran diferentes, en lo económico y en lo político, la seguridad anidaba en casi todos los corazones y la confianza en un porvenir próspero, prolongación de un presente sin mayores problemas, parecía el único horizonte posible. Hoy las cosas han cambiado y cinco años después, mientras nos alegramos por haber llegado hasta aquí, nos preocupamos —todos— por cómo será el futuro. En el dosier que dedicamos en este número a diversos aspectos de nuestra vida musical nuestros colaboradores y amigos que participan en el mismo miran atrás y adelante para tratar de explicarse y explicarnos qué han sido estos años y qué nos espera en los venideros. A lo largo de este tiempo SCHERZO ha tratado de seguir la música en España y fuera de España con honestidad e independencia. Ha intentado que ningún tema ni noticia relevantes quedaran fuera de sus páginas, de que ellas acogieran a los viejos y a los nuevos creadores, efemérides, estudios, trabajos reveladores de aspectos poco conocidos de nuestra historia musical. Ha querido también interesar por igual a los aficionados y a los profesionales, a lectores que tienen la música como su principal fuente de ocio y a otros que se ganan la vida con ella. Hemos crecido paralelamente a la vida democrática española, imperfecta todavía en cuestiones como el intervencionismo en materia de cultura que alguna vez nos costó algún disgusto. Otra seña de identidad de SCHERZO ha sido la de apostar por la música de una forma plural, no sólo a través del papel impreso, ofreciendo, por así decir, un valor añadido al propio de la revista. Por eso se creó el Ciclo de Grandes Intérpretes —seguido por el Ciclo de Jóvenes Intérpretes— en el que la Fundación SCHERZO presenta en Madrid, desde hace quince años, a los mejores pianistas del mundo. Un ciclo que se financia con sus propios recursos, sin recibir subvención alguna. También ahí pesa mucho la fidelidad de quienes además de suscriptores de la revista son abonados al Ciclo. Todo este recorrido hubiera sido imposible sin nuestros colaboradores, sin tantas y tantas personas que han trabajado en esta casa y cuyos nombres, imposibles de poner uno junto a otro en tan poco espacio, aparecen en los archivos de la revista que pueden consultarse en nuestra página web. Tampoco sin aquellos que han confiado la comunicación de sus actividades a SCHERZO en forma de publicidad: orquestas, organizadores de conciertos, firmas discográficas, festivales, mecenas… Gracias a todos ellos. Y, desde luego, y por encima de todo, gracias a nuestros lectores, a los de la primera hora y a los de ésta, a los que nos siguen desde el principio y a los que nos conocen desde hace menos tiempo, a los que les gusta lo que hacemos y a los que han dejado de leernos seguramente por nuestra culpa. Esperamos no defraudar a los fieles y atraer a quienes o no nos conocen o se desencantaron de nosotros algún día. Que entre todos salvemos las dificultades que nos agobian en estos tiempos y nos encontremos aquí —ellos, nosotros, nuestros hijos, nuestros amigos— dentro de otros veinticinco años. 258-Pliego 1 24/11/10 13:21 Página 3 OPINIÓN La música extremada DESDE LA PERIFERIA Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Presidente: Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director: Luis Suñén Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura Edición: Arantza Quintanilla Maquetación: Iván Pascual Fotografía: Rafa Martín Secciones Discos: Luis Suñén Educación: Pedro Sarmiento Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Consejo de Dirección: Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Arturo Reverter Departamento Económico: José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] Relaciones externas: Barbara McShane Suscripciones y distribución: Choni Herrera [email protected] Colaboradores: Cristina García-Ramos Impresión GRAFICAS AGA Depósito Legal: M-41822-1985 ISSN: 0213-4802 Scherzo Editorial, S. L. , a los efectos previstos en el artículo 32.1, párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone expresamente a que cualquiera de las páginas de Scherzo-Revista de música, o partes de ellas , sean utilizadas para la realización de resúmenes de prensa. Cualquier acto de explotación (reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición, etc.) de la totalidad o parte de las páginas de ScherzoRevista de música, precisará de la oportuna autorización, que será concedida por CEDRO mediante licencia dentro de los límites establecidos en ella. © Scherzo Editorial S.L. Reservados todos los derechos. Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. E l talento llegado desde la periferia de una tradición cultural muy establecida es muchas veces el que se encarga de revitalizarla. No tener tradiciones sólidas de nada, como ocurre en España, puede ser un obstáculo para el artista o el escritor que empiezan a formarse: pero tenerlas en exceso quizás produce un efecto más paralizador. El que ha nacido y se ha educado en el interior de una tradición tiende a darla por supuesta y a relacionarse con ella mediante la rutina. El periférico llega desde lejos, desde los márgenes, con su complejos de inferioridad y su deslumbramiento, pero también con su energía casi furiosa, su necesidad de desafío y afirmación. Con cuánta frecuencia, en la literatura inglesa del último medio siglo, han sido los forasteros venidos de los rincones más provinciales del antiguo imperio los que han reivindicado y revivido formas expresivas que se consideraban anticuadas o exhaustas: en su primera gran novela, A House for Mr. Biswas, V. S. Naipaul tuvo la audacia de hacer suya la herencia cómica y melodramática de Dickens para contar la historia de una familia india de Trinidad. En muchos de sus libros, Derek Walcott, mulato de una isla del Caribe más irrelevante todavía que la Trinidad de Naipaul, se ha atrevido a manejar la forma poética más antigua y también la más anacrónica de la cultura europea, la métrica solemne y el aliento narrativo de los poemas épicos. El colonial mira desde lejos la cultura del colonizador, que no puede dar por supuesta, ya que pertenece a otros: y sin embargo la revive con una falta de complejo que sería imposible en quien la ha tenido demasiado cerca, quien la ha reverenciado por compromiso o la ha rechazado por rebelión juvenil sin darse cuenta de los tesoros y las posibilidades que contenía. Lo pienso una tarde en la Chamber Music Society de Lincoln Center, escuchando a Alisa Weilerstein y a Inon Barnatan estrenar Northern Lights, un dúo para violonchelo y piano de Bright Sheng, un compositor norteamericano de origen chino sobre el que yo no tenía hasta ahora más información que la que voy leyendo en el programa. Bright Sheng nació en 1955, pero sólo en 1977 se pudo matricular en el Conservatorio de Shanghai, cerrado durante diez años Alex Cao Diseño de portada Argonauta Foto portada: Richard Dumas / Naïve BRIGHT SHENG a causa de la Revolución Cultural. Lo que para un estudiante europeo o americano es la tradición inevitable, para Sheng ejercía la atracción de lo que está prohibido, lo que uno persigue contra viento y marea y a costa de cualquier sacrificio. Llegado desde la periferia, Sheng se enfrenta a una forma tan canónica como el diálogo del violonchelo y del piano con el mismo respeto, y con la misma desenvoltura, con que Naipaul interpreta creativamente a Dickens y Walcott a Homero o a Shakespeare. Northern Lights parte de una venerada tradición que es tan antigua al menos como las sonatas para violonchelo y piano de Beethoven, y al mismo tiempo que le rinde apasionado homenaje —sólo el periférico se acerca con pasión a lo establecido— la manipula y la fuerza para que abarque paisajes sonoros que le son exóticos. Las largas líneas melódicas del violonchelo se rompen en invocaciones a las músicas populares de China y del Tibet, y un momento después el piano deja de ser un acompañante dócil para tantear espacios de atonalidad o cascadas de virtuosismo romántico. Si la vida del compositor se ha ido construyendo en un nomadismo de exilios que abarca el mundo —las regiones fronterizas del Tibet, Europa, los Estados Unidos— la música ha de encontrar la forma que corresponde a esa experiencia. Vi saludar a Bright Sheng al final y me pregunté si sentiría que por fin se encontraba en el centro, o si como para Naipaul y Walcott su lugar era el destierro. Antonio Muñoz Molina 3 258-Pliego 1 22/11/10 13:03 Página 4 O AP GIENNI D ÓA N Música reservata PANFLETO SOBRE LA MÚSICA EN TVE E 4 n el pasado número de SCHERZO, Javier Alfaya denunciaba la política de TVE (se sobreentiende, La Dos: la Uno no alcanza los mínimos exigibles a un medio público), en lo tocante al horario adjudicado a las trasmisiones de los conciertos de la orquesta de la propia Casa: en torno a una hora semanal a las ocho de la mañana de los sábados. De no ser porque se trata de una práctica que cuenta ya con décadas de ejecutoria, cabría pensar que se tratase, simplemente, de una broma (de pésimo gusto, eso sí) para con los aficionados: pero quizá la realidad sea más cruda que todo eso. Caben dos explicaciones para comportamiento tan ignaro. La más obvia es que a los responsables de TVE (los de hoy, los de ayer, los de mañana) no les gusta la música y de ahí que les repela difundirla: hipótesis verosímil, dado que la mediocridad de los rectores de la casa ha sido siempre paradigmática, y nada es más detestable para un mediocre que la belleza. La otra posibilidad es política: dificultar el goce de la música por parte de los oyentes (se trataría de un horario de castigo), por aquello de que la música —sinfónica, operística, de cámara: no la majadera eurovisión y asimilados— es una de las más refinadas muestras de cultura producidas por el hombre, y su difusión pudiera tener efectos educativos nefastos, toda vez que un pueblo culto es un pueblo potencialmente peligroso. Empero, y pese a su atractivo, esta segunda explicación es menos verosímil: implicaría que los directivos de TVE estuviesen dotados de raciocinio y, por ende, abrigasen un proyecto cultural, lo que siempre ha estado bien lejos de suceder. Con la única excepción de la añorada Pilar Miró, que era una melómana sincera y competente: así acabó como acabó. Fue Pilar Miró, en efecto, la persona que, en un pasado ya no tan próximo, entronizó las trasmisiones de los conciertos (¡y las óperas!) en directo: si la orquesta (y los coliseos operísticos) se han construido (o reconstruido) y se mantienen con el dinero público —el taquillaje no cubre ni un tercio del presupuesto— el mínimo exigible a una televisión pública es que un hipotético espectador, habitante de una localidad sin teatro o auditorio (o sin dinero para abonarse) pueda participar del acto musical en el momento de producirse, toda vez que la música, o es un presente irreductible o es otra cosa distinta. La afirmación de que el programa puede grabarse (común entre los directivos como justificación del infame horario) es de una mendacidad repulsiva, tan sólo comparable a su incuria. La realidad es que RTVE posee una orquesta sinfónica ya veterana, cuya contrastada calidad se sitúa entre las mejores de las que actualmente dispone el país y, como quiera que resultaría indecente disolverla (y no crea el lector que hay el menor encarecimiento en tal aserto: tan indecorosa posibilidad fue repetidamente considerada en pasados no lejanos), la empresa se ve en la obligación de otorgarle un espacio en la rejilla de programas, a regañadientes y sin el menor entusiasmo por mor de rentabilizarla, es decir: de emplearla como mera coartada cultural que lave la cara de su general nescencia (y también, todo hay que decirlo, como espuria culpable a la que achacar, injusta y vergonzantemente, el déficit). Antaño, los directivos afirmaban que la música tenía poca audiencia, lo que, según ellos, explicaba su destierro a horarios intempestivos en razón de su escaso poder para convocar publicidad (lo que, de paso, dificultaba aún más el crecimiento de esa misma audiencia): pero hace ya un año que TVE no depende de ella para mantenerse, con lo que el argumento antedicho ya no justifica la perpetuación de tan indignante medida y de la bochornosa falta de aprovechamiento de la orquesta. Cabe argüir que la liturgia del concierto convencional actualmente en uso (una orquesta de temporada con sede fija, abonados, etc.) es poco adecuada para la trasmisión: el espacio (el Teatro Monumental al presente) no es sugestivo, y los descansos se hacen interminables. Así, se impondría diseñar un formato televisivo con personalidad propia: hay que tomar conciencia de que el auditorio natural de la Orquesta de RTVE es la propia pantalla de televisión. Al presente, la audiencia media oscila entre los setenta y los cien mil espectadores: más de diez veces el aforo de la actual sede madrileña y cifra asombrosa dado el horario, lo que atestigua un interés y una fidelidad dignos de mucho mayor respeto del que se le otorga. Lo ideal sería contar con un estudio especialmente diseñado que permita jugar con luces y proyecciones, contar con presentadores capaces de realizar entrevistas en directo a directores, intérpretes y compositores (Radio Clásica dispone sobradamente de ellos) y buscar una programación que atienda tanto al pasado como al presente, a la creación actual como al repertorio, a los grandes títulos y a la música infrecuente, entendiendo por tal tanto la española de final del XIX y comienzos del XX como la internacional de la segunda mitad del XX: ¿cuántas obras de autores como Pittaluga, Bacarisse, Conrado del Campo, Facundo de la Viña, Manrique de Lara, Julio Gómez, Baltasar Samper o Pedro Miguel Marqués se escuchan habitualmente? ¿Y cuántas de Messiaen, Xenakis, Boulez, Berio, Stockhausen, Dutilleux, Hindemith, Ives, Dallapiccola, Lutoslawski, Isang Yun o Carter, más allá de los siempre estimulantes programas (uno por temporada) de directores como José Ramón Encinar o Arturo Tamayo? Televisión Española tiene una responsabilidad ya histórica con la música que hoy por hoy se encuentra bien lejos de satisfacer, lo que, disponiendo de medios sobrados para hacerlo, resulta escandaloso: porque es por entero inadmisible que esos medios se pongan al servicio de espectáculos anticonstitucionales, como la visita del, así llamado, Papa. José Luis Téllez 258-Pliego 1 22/11/10 13:03 Página 5 O AP GIENNI D ÓA N Prismas LOS AÑOS S on veinticinco años ya y uno inevitablemente mira hacia atrás. Esta revista, SCHERZO, vive sus bodas de plata, lo cual es un signo de que las cosas no han ido del todo mal, incluso hasta bastante bien. La revista nació justamente cuando en nuestro país se estaban dando cambios importantes, a veces superficiales, otros profundos. Quizá en el territorio de la música el cambio ha sido más acentuado que en otros sectores de la vida cultural. En 1985 hacía poco que empezábamos a dejar atrás un largo letargo que ahora resulta demasiado complicado como para que se pueda evocar en unas cuantas líneas, necesariamente insuficientes. Sin embargo, hay que decir que ocurrieron muchas cosas, entre ellas una que a mí me parece la más importante y es que la afición a la música clásica no ha hecho sino crecer. Se ha ganado, aunque con insuficiencias, una batalla que parecía interminable. La música seria o clásica ya no es la cenicienta entre las que en otros tiempos se llamaban —y en ocasiones se siguen llamando— las bellas artes. Está ahí y ocupa un lugar que hace cincuenta años casi nadie ni siquiera atreviera a soñar. El silencio se ha roto y lo que lo facilitó fue una política de construcción de espacios y de fundación de orquestas. No es poco: por ejemplo, ha ayudado a crear un público, a hacer llegar a colegios y escuelas los primeros pasos de la cultura musical. De niño me enseñaron que el progreso era imparable e irreversible. La carrera de los años me ha enseñado que eso no es verdad. La Historia en ocasiones gira sobre sí misma y pretende volver a empezar, lo cual por desgracia suele conseguir. Hace un siglo lo políticamente correcto consistía en creer que todo cambiaba para mejor. Los primeros pasos del siglo XX llevaron directamente a una guerra atroz en la que los viejos sueños de la armonía universal se extinguieron de golpe y sin remisión. No quiero ser pesimista pero lo que ha traído el siglo XXI no pinta mucho mejor. Sin embargo, la música clásica está ahí y aunque más vale no teorizar sobre ello no cabe duda que idealmente apunta hacia un mundo mejor. ¿Será posible? Vayan ustedes a saber. La gran música lo intenta desde hace siglos. Nosotros, desde esta revista, hemos echado una mano y eso me hace pensar que en cierto modo hemos cumplido con nuestro deber. Javier Alfaya 5 258-Pliego 1 22/11/10 13:03 Página 6 CON NOMBRE PROPIO PROPIO CON NOMBRE El clarinete que canta SABINE MEYER H ubo un tiempo en que el clarinete era un instrumento marginado. Y eso que los compositores que se acercaban a él quedaban inmediatamente prendados ante la calidez de su timbre, tan humano. No eran nombres menores tampoco: Mozart o Brahms, por ejemplo, que le confiaron algunos de sus pentagramas de madurez más hermosos e íntimos. O Weber, quien, a pesar de darle un aire más mundano, demostró que podía ser un excelente vehículo de lucimiento. Pero sus esfuerzos resultaron en vano y durante decenios el clarinete quedó como la última aportación a la plantilla de la orquesta sinfónica. Como un color más. Hasta el siglo XX, cuando una joven hornada de instrumentistas decidió que había que reivindicar ese clarinete y demostrar que era capaz tanto de cantar la más envolvente melodía como de mostrar un empuje rítmico de lo más stravinskiano. La alemana Sabine Meyer, nacida el 30 de marzo de 1959 en Crailsheim, sería uno de esos instrumentistas. Hija de un músico que creó la primera big band de Alemania y hermana de otro insigne clarinetista, Wolfgang Meyer, su irrupción en el mundo de la música profesional fue cuando menos tormentosa. Herbert von Karajan la quería en su Filarmónica de Berlín, a lo que el resto de músicos, llevados por una explosiva mezcla de intereses políticos y misoginia, se oponían en redondo. Otra cosa no, pero el asunto generó un escándalo que hizo el nombre de Sabine Meyer mundialmente famoso a su pesar. No obstante, la experiencia le acabaría sirviendo para impulsar una carrera de solista que, pasados aquellos sobresaltos, ha permitido que se hable de ella sólo por su música. Sabine Meyer es hoy la intérprete más prestigiosa de clarinete de la escena clásica, alguien que adora su instrumento y que no sólo lucha por él como solista en conciertos de cámara y orquestales, sino también a través de dos conjuntos creados por ella, el Trio di Clarone y el Sabine Meyer Bläserensemble. Todo para mostrar las diferentes facetas de un instrumento que, en sus manos, se muestra dúctil, flexible, independiente y soberano, en absoluto un simple color de acompañamiento. Un instrumento que ella ve como muy femenino y que, una vez superadas las dificultades técnicas, se revela muy sensible a la musicalidad del intérprete. Esa pasión por el clarinete de Meyer se pone al servicio de un repertorio que, con el inevitable Mozart como epicentro, se extiende desde maestros preclásicos como DISCOGRAFÍA SELECCIONADA A solo o con sus conjuntos, Sabine Meyer ha grabado lo que puede considerarse una extensa antología de la música escrita para clarinete desde el siglo XVIII hasta la actualidad. BRAHMS: Quinteto con clarinete. CUARTETO ALBAN BERG. EMI. GOODMAN: Homenaje a Benny Goodman. WOLFGANG MEYER, clarinete. SINFÓNICA DE 6 BAMBERG. Director: INGO METZMACHER. EMI. KROMMER: Conciertos para dos clarinetes. WOLFGANG MEYER, clarinete. WÜRTTEMBERGISCHES KAMMERORCHESTER HEILBRONN. Director: JÖRG FAERBER. EMI. MOZART: Serenatas para viento. SABINE MEYER BLÄSERENSEMBLE. 3 CD EMI. MOZART, DEBUSSY, TAKEMITSU: Conciertos para clarinete y orquesta. FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: CLAUDIO ABBADO. EMI. SCHUMANN/ BRUCH: Obras para clarinete. TRIO DI CLARONE. AVIMUSIC. STAMITZ: Conciertos para clarinete. ACADEMY OF SAINT MARTIN IN THE FIELDS. Directora: IONA BROWN. EMI. VARIOS AUTORES: Obras modernas para conjunto de viento. SABINE MEYER BLÄSERENSEMBLE. EMI. WEBER: Conciertos para clarinete nºs1 y 2. STAATSKAPELLE DE DRESDE. Director: HERBERT BLOMSTEDT. EMI. 258-Pliego 1 22/11/10 13:04 Página 7 CON NOMBRE PROPIO Keith Saunders SABINE MEYER Carl Stamitz hasta clásicos de la modernidad como Berg, Messiaen, Takemitsu o Denisov, sin menospreciar incursiones en el universo más jazzístico de Benny Goodman. Y todo servido siempre bajo el principio de que sin emoción no hay música posible. Emoción para vencer la rutina y tocar siempre como si fuera la primera vez, de modo que los pentagramas cobren vida y el instrumento dé lo mejor de sí y ofrezca ese sonido tan bello que nuestra intérprete, en un arranque de modestia, atribuye no a su arte, sino a las cañas que ella misma se fabrica… Juan Carlos Moreno Madrid. Auditorio Nacional. 15-XII-2010. Cuarteto de Tokio. Sabine Meyer, clarinete. Obras de Haydn, Beethoven y Mozart. 7 258-Pliego 1 24/11/10 11:51 Página 8 CON NOMBRE PROPIO Dos maestros en uno [email protected] JEFFREY TATE E 8 s muy probable que podamos pensar que hay dos Jeffrey Tate distintos. Uno, el que una gran parte del público asocia a producciones discográficas referenciales en músicos mayoritariamente de la segunda mitad del dieciocho. Ése que el recuerdo asocia inconscientemente a una imagen de adolescente de los setenta, ligado inseparablemente a nombres de artistas como Mitsuko Uchida o de orquestas como la English Chamber. El otro Tate es menos conocido pero tiene tanto o más recorrido que el primero. Se trata de un maestro de foso bruñido en el terreno operístico, sesión tras sesión, como asistente de Solti, Boulez o Karajan. Batuta eficaz, tanto más precisa cuanto ha ganado concisión con el paso de los años, es este último Tate el que nos visita durante este mes con El caballero straussiano bajo el brazo. Contra lo que suele ser habitual en otros casos, la carrera operística del director británico se remonta a sus mismos orígenes musicales. Tras haber estudiado y ejercido durante algunos años la carrera de medi- cina, Tate decidió su dedicación exclusiva al terreno de la dirección en 1970, adquiriendo precisamente un compromiso con el Covent Garden. Desde entonces hasta hoy, los mayores escenarios líricos mundiales han conocido su infatigable potencial de trabajo y la factura cuidada en lo musical de sus producciones. En los últimos años el ámbito laboral de este hombre que burla con talento artístico la dureza de una naturaleza caprichosa ha venido tornándose más meridional. Sus compromisos franceses e italianos se completarán con este debut madrileño, al frente de una producción que quiere reponer la idea original que Herbert Wernicke presentara ya en 1995 en el Festival de Salzburgo. Desde el día 3 al 22, Tate dirigirá ocho representaciones cuyo estreno estará precedido por una conferencia a cargo de Miguel Ángel González y una mesa redonda en la que los propios responsables artísticos y escénicos expondrán las bases dramáticas del montaje. Juan García-Rico DISCOGRAFÍA SELECCIONADA CANTELOUBE: Cantos de Auvernia. TE KANAWA. ENGLISH CHAMBER. Decca. ELGAR: Sinfonías. LONDON SYMPHONY. EMI. HAYDN: Sinfonías. ENGLISH CHAMBER. EMI. HUMPERDINCK: Hänsel y Gretel. VON OTTER, BONEY, SCHMIDT, SCHWARZ, LIPOVSEK, HENDRICKS. RADIO BÁVARA. EMI. MOZART: Sinfonías. ENGLISH CHAMBER. EMI. — Conciertos para piano. Uchida. ENGLISH CHAMBER. EMI. WAGNER: Preludios y oberturas. RADIO BÁVARA. EMI. Madrid. Teatro Real. 3, 6, 9, 11, 14, 17, 19, 22-XII-2010. Strauss, Der Rosenkavalier. Director musical: Jeffrey Tate. Director de escena: Herbert Wernicke. Schwanewilms, Hawlata, DiDonato, Naouri, Sala. 258-Pliego 1 22/11/10 13:04 Página 9 L CLÁSICO REGALO CON EL QUE SIEMPRE SE ACIERTA che . egra ccan o B n i. Simo pe Verd p e Gius a. ntigu r Music A a ñ a Espa h Secul is n . a 0 p S 170 00 c. 12 avall. iS Jord plete ion. Com Celebrat The tmas Chris s Deut s of r a e 111 y ophon m Gram Si estas Navidades quiere acertar, en el Espacio de Música de El Corte Inglés encontrará siempre el más amplio catálogo de música clásica y a precios que son un regalo. 9 258-Pliego 1 22/11/10 13:04 Página 10 AGENDA AGENDA Uri Caine relee al genio castellano CABEZÓN, NUESTRO CONTEMPORÁNEO C aja de Burgos, que ha conmemorado durante 2010 el quinto centenario del nacimiento de Antonio de Cabezón (1510-1566) con una variada programación en torno a su obra, cierra esta efeméride con el ciclo Nuestro contemporáneo Antonio de Cabezón que ofrece tres propues- tas contemporáneas desde distintas sensibilidades artísticas (jazz, danza y música electrónica) inspiradas en las composiciones del músico de Castrillo de Matajudíos. Especialmente atractivo resulta el concierto que ofrecerán el 11 de diciembre, en Cultural Cordón de la ciudad castellana, Uri Caine y su conjunto en el que el gran pianista de Filadelfia estrenará sus versiones de la música de Cabezón, encargadas por Caja de Burgos, bajo el título de No Diferencias. A la vista de lo hecho por Caine con compositores como Bach, Wagner o Mahler, su nueva aventura bien merece el viaje. Burgos. Cultural Cordón. 11-XII-2010. Uri Caine Ensemble. Obras de Cabezón-Caine. Dirigida por Zsolt Nagy LA ESCUELA REINA SOFÍA CREA SU SINFONIETTA A 10 l tiempo que se daba a conocer en su concierto de apertura del curso 2010-2011 — celebrado con la colaboración de la Fundación BBVA y La Chapelle Musicale Reine Elisabeth de Bruselas— la nueva entrega del programa Música para una Escuela —Cantoría, del compositor brasileño Marlos Nobre, que une su nombre así a los de Gubaidulina, Eötvös, Saariaho, Stockhausen, Camarero y Del Puerto entre otros— la Escuela Reina Sofía anunciaba a través de su presidenta, Paloma O’Shea, la creación de un nuevo grupo de música contemporánea. La Sinfonietta, que ese será su nombre, canalizará así los resultados del Pro- grama de Música Contemporánea de la institución. Su director será el maestro húngaro Zsolt Nagy, que se suma de este modo a los otros directores que trabajarán este curso con los conjuntos orquestales de la casa: Antoni Ros-Marbà, Alejandro Posada, Jaime Martín y Hansjörg Schellenberger. 258-Pliego 1 22/11/10 13:04 Página 11 AGENDA 25 años de SCHERZO CELEBRACIÓN Rafa Martín S i uno se plantea cómo celebrar 25 años de vida de una revista de música… Atención: una revista de música en una sociedad en la que la música que trata esta revista no es una prioridad, por decirlo con ese eufemismo tan correcto, de ahora, con que se trata lo innecesario. Es más: ¿cómo celebrar esos 25 años después del pequeño fasto que nos permitimos junto con la Casa de América cuando se cumplieron los veinte, en 2005? ¿Traemos divos, organizamos un baile en capitanía, damos un recital en el que Luis Suñén cante Send in the Clowns, una canción de Stephen Sondheim que le pirria? Reverter cantaría Nesun dorma, y Alfaya Di Provenza il mare il sol… Y, de repente, se nos ilumina el mecanismo de pensar, ayudado por el consejero moral no vinculante que suelen tener las revistas como presencia espiritual, nada física. Ese consejero que nosotros, porque somos así, seguimos siempre, qué le vamos a hacer. ¿No se trata de una revista de música? Entonces, haced un concierto. Entonces, encargad una obra nueva a un compositor. Entonces, contad con músicos de vuestro país, de esos que prometen, destacan, apuntan. Y cumplen. Además, renunciad a discursos, complacencias y vanidades varias. Ya es bastante vani- dad tener y mantener una revista de música durante un cuarto de siglo. Ya saben ustedes lo que hicimos. Encargarle una obra al compositor catalán Josep Soler. Un Quinteto con piano. Encargarles la ejecución a unos músicos que desde el principio comprendieron la grandeza de aquella partitura. Eran el pianista Javier Perianes y el Cuarteto Quiroga. De lo mejorcito de este continente, pese a la juventud de todos ellos. Y esos músicos acompañaron a Soler con Haydn y con Schumann. Tres siglos, tres épocas, tres mundos. Pero el que todos esos buenos mimbres se junten no garantiza siempre el buen resultado. En este caso hubo suerte. El resultado fue más que satisfactorio el pasado 13 de octubre. De crítica y de público, como se solía decir y creo que aún se dice. Por ahí tengo escritas en correos electrónicos y grabadas en la memoria varias felicitaciones por el acierto de la velada. Y unas cuantas asombradas opiniones sobre la altura insuperable del Quinteto de Josep Soler. Citaré dos amigos que no me objetarán que los mencione: Miguel Sáenz y Juan Torres, que estaban encantados con la obra de Soler. Gracias a ellos, y a todos los que estuvieron. Y a los que hubieran querido estar, pero les pilló en otra parte… Santiago Martín Bermúdez El compositor chino vuelve a la ONE TAN DUN Y EL CINE C omo concierto extraordinario dentro de su ciclo Séptimo Arte, la Orquesta Nacional de España recibe a Tan Dun (Si Mao, 1957), un compositor cuyas obras son siempre bien acogidas tanto por el público más tradicional como por aquel otro que valora lo que llamamos música contemporánea. Tan Dun dirigirá dos obras suyas, el concierto multimedia para violonchelo El mapa y el Concierto para violín y guqin “Héroe”, a partir de la banda sonora de la película homónima (2002) de Zhang Yimou, y que forma parte de la trilogía de las artes marciales, estrenada como tal en la Expo de Shanghai el pasado mes de agosto. Madrid. Auditorio Nacional. 12-XII-2010. Jiamin Wang, violín; Xiaozi Lu, guqin; Miguel Jiménez, violonchelo; Yichuan Li, vídeo. Orquesta Nacional de España. Director: Tan Dun. 11 258-Pliego 1 22/11/10 13:04 Página 12 AGENDA Necrología SHIRLEY VERRETT L a recientemente desaparecida cantante norteamericana, nacida en Nueva Orleans el 31 de mayo de 1931, era de la estirpe de las sabelotodo, de las capaces de recrear, desde unos medios fabulosos, partes vocales del más diverso y aun encontrado tipo. Se movía por tanto en la senda de las históricas Edyth Walker, Margarete Matzenauer o Ernestine Schumann-Heink. Lo mismo acometía una Carmen que, horas más tarde, una Azucena o una Leonora de Favorita; o una Ulrica, o un Orfeo de Gluck. O una Lady Macbeth, papel que la encumbró a mediados de los setenta en La Scala, junto a Abbado y Strehler. Una visión de este personaje verdiano que llevó al disco y que ponía de relieve sus virtudes más incontrovertibles: saneada emisión, extensión prodigiosa, suave terciopelo tímbrico, sedosa articulación, facilidad parta la coloratura, temperamento y clara dicción. El volumen no era excesivo, pero la calidad del timbre preservaba la audición. No podía decirse tampoco que el metal tuviera la fuerza de penetración del de las dramáticas. Era menos contundente, aunque ello no la privaba, en efecto, de acercarse a una cria- tura como la de la esposa de Macbeth ni de servir suntuosamente las tres grandes mezzos —o también, en su caso, sopranos dramáticas— de Verdi: Azucena, Éboli y Amneris. No hay duda de que sus juveniles estudios con Anna Fitziu, Madame Székély- Freschl y Hall Johnson y sus contactos con Giulietta Simionato fueron bien aprovechados y que cuando se lanzó al ruedo allá por 1957 en lo que fue su debut oficial en Yellow Springs, Ohio, La violación de Lucrecia de Britten, era ya una cantante saneada y madura. Estrenó la ópera Der Tod des Grigori Rasputin de Nikolas Nabokov (Colonia, 1959). Arturo Reverter Del Liceu al Palau TIEMPOS CONFUSOS E l futuro de la Jove Orquestra Nacional de Catalunya (JONC) ya no parece tan negro. Los negros presagios de los que informábamos el mes pasado no han desaparecido del todo, pero se han disipado muchos nubarrones sobre su futuro. El Departamento de Educación de la Generalitat ha conseguido su objetivo, la disolución de la fundación autónoma que conforma la JONC y su plena integración en la fundación de la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC), pero al final ha tenido que rebajar sus ansias de control político y su malsana tendencia a cercenar su autonomía y su identidad educativa. Las voces de alarma sonaron a tiempo y saltaron chispas en la convocatoria que, finalmente, aprobó la anunciada disolución por 11 votos a favor, 4 en contra y una abstención. Quedan flecos por resolver y falta el visto bueno del Protectorado de Fundaciones que ratifique una decisión cuya validez ha sido puesta en duda por algunos patronos de la extinta fundación (no se han conseguido los 2/3 de los votos necesarios). Pero lo importante ya no es eso; lo tranquilizador es que, ante el aluvión de críticas por la pésima gestión de este asunto —les llovieron palos por todas partes, desde conservatorios y escuelas de música a centenares de profesionales del ámbito de la pedagogía y la escena musical— acabaron rebajando algunas de sus pretensiones de control limitando los poderes que los nuevos estatutos concedían al director general de la Fundación de la ESMUC. Se respeta, de momento, la autonomía en la gestión artística de una orquesta que lo único que necesita, porque el proyecto funciona, es que la administración les proporcione más recursos y espacio propio, que es justo lo contrario que pretendía el Departamento de Educación. No vamos a abundar aquí en el mar de fondo, pues la ignorancia en 12 materia musical de los responsables de ese departamento es pública y notoria, pero sí lamentar las malas prácticas, la prepotencia y el afán inquisidor de algunos políticos que confunden Cataluña con un cortijo propio. Tampoco andan finas las cosas en el Liceu, donde se respira un ambiente cada vez más enrarecido. El trato que ha recibido Michael Boder no es el más adecuado a un profesional que hace muy bien su trabajo y tiene merecido prestigio en los mejores teatros europeos. Llueve sobre mojado, porque en ese teatro pasan cosas muy raras: nada más acceder a la dirección del Liceu, Joan Francesc Marco se sacó de la manga un consejo asesor que de nada sirve —no existe nada similar en ningún teatro serio del mundo civilizado)— cuya disolución sería muy ejemplarizante para ahorrar gastos innecesarios en tiempos de crisis. Tampoco nadie ha explicado de forma clara las nuevas atribuciones artísticas de las que gozará Josep Pons en sus seis años (prorrogables a dos más) como próximo director artístico, y que, de entrada, parecen incidir en áreas de decisión sobre contratación y programación hasta ahora vetadas a los anteriores responsables musicales del teatro. Si ya existe la figura de un director artístico, y se quieren respetar sus atribuciones, a qué vienen tantas prebendas para un cargo que, de entrada, bastante trabajo tendrá para elevar la calidad de la orquesta del teatro, tarea nada fácil a tenor de los pobres avances conseguidos en la última década. Nadie sabe, nadie contesta, pero por los pasillos del teatro se oyen músicas tan discordantes que hay que cruzar los dedos y esperar que el futuro inmediato del Liceu no sea algo mucho peor que su confuso presente. Javier Pérez Senz 258-Pliego 1 22/11/10 13:04 Página 13 AGENDA París, Cité de la Musique RELACIONES MÚSICA-PODER EN LA RUSIA SOVIÉTICA (1917-1953) C ontinuando con la temática alrededor de las relaciones entre música y poder iniciada en 2004 con la exposición El Tercer Reich y la música, la Cité de la Musique de París, en el marco del Año Francia-Rusia 2010, propone hasta el 16 de enero la exposición consagrada a la Rusia soviética Lenin, Stalin y la música, presentada en forma de crónica de la vida musical durante los treinta y seis años que separan la llegada al poder de Lenin en 1917 y la muerte de Stalin en 1953. La exposición está constituida por más de 400 obras (partituras, figurines, cartas, decretos, extractos de films y musicales) e ilustrada con diversas series de conciertos. De la vanguardia más delirante al academicismo más rígido, la música soviética ha convivido con la dictadura del proletariado y sus mutaciones. La exposición se divide según esta distinción, que tiene el mérito de la claridad pero no puede rendir cuentas de la complejidad de la situación en el país. La historia de este infernal desencuentro comienza desde los primeros días de la revolución. Rusia, hundida tras la guerra mundial y el desmoronamiento del régimen zarista, se abisma en la guerra civil. La mayoría de los artistas e intelectuales elije entonces la emigración para huir de los bolcheviques. Los que se quedan no tienen otras opciones que callarse o colaborar. Algunos, como Shostakovich, saludan en la Revolución la llegada de un mundo regenerado que ellos esperan más justo, deseando la eclosión de un arte nuevo. Pero se desencantarán pronto. En los primeros años de la revolución, el modernismo ruso encuentra una expresión inédita y toca todos los campos. La música tiene sus compositores “constructivistas”, su orquesta experimental sin director, sus nuevos instrumentos y sus inspiraciones nuevas. La industrialización forzosa de la URSS se ilustra con numerosas partituras que extraen su inspiración del mundo laboral, como la Sinfonía de las sirenas de fábrica de Avraamov, La fundición del acero de Mossolov, su ópera La presa o la sinfonía TurkSib de Steinberg. En la ópera, las primeras creaciones soviéticas (Las águilas de la rebelión, Petrogrado rojo…) responden a una misma propaganda exaltada que trata además de adaptar libretos de obras conocidas a acontecimientos de referencia. Así, Tosca se convierte en El combate por la Comuna y Una vida por el zar en Por la hoz y el martillo… Shostakovich gana sus galones de compositor con su Sinfonía nº 2 “Octobre”, que obtiene en 1927 el premio de composición organizado en el X aniversario de la Revolución. En los primeros meses del gobierno de Lenin, el comisariado del pueblo de educación lleva a cabo una política relativamente ilustrada que permite a los artistas de vanguardia ocupar puestos oficiales. Pero por poco tiempo… La Asociación rusa de músicos proletarios, que evalúa la producción artística según su utilidad para las masas obreras, impone poco a poco su autoridad. Desea prohibir ciertas obras, como la primera ópera de Shostakovich, La nariz, que encuentra demasiado compleja. A finales de 1927 el XV Congreso condena “toda desviación respecto a la línea definida por el Partido”. La situación se hace cada vez más preocupante, a merced de las resoluciones del Partido y de los decretos de Stalin, el nuevo amo. Los de octubre de 1931, Nuestros objetivos en el frente musical, y de abril de 1932, Sobre la reestructuración de las organizaciones literarias y artísticas, ratifican la disolución de las antiguas asociaciones y la formación de Uniones de trabajadores creadores. Escritores, compositores y pintores son reagrupados en organizaciones burocráticas jerarquizadas y vigiladas. Todos los artistas son París. Cité de la Musique. Exposición Lénine, Staline et la musique. Del 12-X-2010 al 16-I-2011. “invitados” a adherirse a ellas si quieren trabajar. La radicalización de la represión es tan importante que toca al conjunto de la sociedad soviética, con su desfile de falsos procesos, denuncias, encarcelamientos, deportaciones y ejecuciones. Shostakovich, considerado el mejor joven compositor soviético, está amenazado. El destino de su ópera Lady Macbeth del distrito de Mzensk se detiene en seco por un artículo anónimo y amenazador de Pravda. Sus obras dejan de programarse. Poco a poco, el nudo se aprieta a su alrededor: su abuelo paterno es deportado a un campo y María, su hermana mayor, debe separarse de su marido, exiliado en Siberia, para salvar la vida. Que el compositor se salve y pueda proseguir su actividad creadora es casi un milagro. Su carrera se verá marcada por una sucesión de reprimendas y recompensas. Multiplica las declaraciones convenidas y compone, como sus colegas, partituras propagandísticas. Esos signos de fidelidad son el precio que ha de pagar para continuar componiendo, lo más a menudo a escondidas, una obra personal. Tras una pausa debida a la Segunda Guerra Mundial, el régimen comienza nuevas purgas. Sólo la muerte de Stalin en 1953 —el mismo día que Prokofiev, que había regresado a la URSS en 1933— afloja un poco la presión. La vida artística continúa estando vigilada pero la oposición al régimen ya no significa automáticamente la muerte. Con el tiempo, el arte del “realismo socialista” preconizado por el régimen cae de modo natural en los basureros de la Historia. Permanecen algunos testimonios censurados pero de una fuerza incomparable: las novelas de Pasternak y Grossman, las sinfonías de Shostakovich. Bruno Serrou Traducción: Juan Manuel Viana 13 258-Pliego 2 23/11/10 12:42 Página 14 AC T U A L I DA D NAC I O NA L 14 No recomendado para menores ¿MIEDO A LULU? Gran Teatro del Liceo. 3-XI-2010. Berg, Lulu. Patricia Petibon, Julia Juon, Ashley Holland, Will Hartmann. Franz Grundheber, Paul Groves, Silvia de la Muela, Robert Wörle, Kurt Gysen. Director musical: Michael Boder. Director de escena: Olivier Py. Definitivamente, corren malos tiempos para Lulu. La pasada temporada provocó la desbandada del público en el Teatro Real y ahora en el Liceu también ha dejado muchas filas vacías. Dicen que la ópera está de moda: será cierto repertorio, a ser posible con divos de por medio. Pero, visto el percal, el dodecafonismo sigue espantando a buena parte del público. Mucho han cambiando las cosas, en el Liceu, y en Barcelona, en estos últimos veinte años En 1987, el estreno en España de la versión en tres actos de Lulu, con el tercer acto completado por Friedrich Cerha —el propio Cerha estuvo en el foso liceísta, al frente de un montaje memorable con Patricia Wise dando vida a la heroína de Frank Wedekind y la presencia en el reparto del legendario Hans Hotter. Fue todo un acontecimiento cultural, y así lo trató la prensa. Ahora, lo único que ha despertado el retorno de Lulu al Liceu es morbo, ansias de escándalo en una prensa más preocupada por advertir del carácter pornográfico de algunas escenas del montaje —el teatro se ha curado en salud clasificando el espectáculo como no recomendado para menores— que por el valor cultural que encierra una de las mejores óperas del siglo XX. La cultura en Barcelona es un bien que cotiza a la baja. Se esperaba mucho del montaje dirigido escénicamente por el director del Teatro Odeón de París, Olivier Py, nueva coproducción del Liceu y el Teatro de Ginebra estrenada el pasado invierno en el coliseo suizo. Ciertamente, Py no ahorra escenas de potente carga sexual e incluye imágenes pornográficas (eso sí, convenientemente difuminadas) en una esce- Bofill BARCELONA ACTUALIDAD BARCELONA Patricia Petibon en Lulu de Berg na del tercer acto ambientada en un cine porno, uno de los muchos espacios de la monumental escenografía de Pierre-André Weitz. Pero no provocaron escándalo alguno. Para escándalo, la fuga de espectadores, que fue en aumento en cada entreacto: Lulu sigue siendo un hueso duro de roer. El despliegue escénico es lujoso, costoso y vistoso: un paisaje expresionista de agresivos colores, bañado por mensajes de neón y rótulos comerciales; una feria en constante movimiento donde cabe el circo, el cabaret, la farsa y el cine gore —Jack el Destripador, el verdugo de Lulu, vestido como un Papá Noel de una película de serial-killer. Retrato cruel, morboso, de una sociedad de consumo enferma de sexo, depravación y violencia a través de un retablo en constante movimiento, como si de las estaciones de un vía crucis se tratase: no en vano hay algo religioso en el estremecedor final: Lulu, prototipo de femme fatale, transmutada en una especie de Cristo sufriente. Paradojas del teatro: al final los excesos se pagan y Olivier Py cae preso de esa sobrecarga visual, de ese exceso de figurantes que distraen la atención, aunque repara los daños colaterales de tanta dispersión con una dirección de actores que dibuja con trazo preciso y significativa veracidad el carácter de cada personaje. La actuación de Patricia Petibon es sensacional, un derroche de energía y concentración extrema, de inmersión en el personaje: su Lulu irradia magnetismo — irrumpe y muere en escena en pleno desnudo integral— y fuerza teatral. Vocalmente, Petibon sobrevive ante las inclementes exigencias vocales del personaje, aunque el Liceu es un teatro demasiado grande para sus características vocales. El coliseo barcelonés ha reunido un reparto solvente, pero con demasiados altibajos, con un punto negro: Ashley Holland, flojo en su doble cometido de Doctor Schön/Destripador. Julia Juon (Condesa), Franz Grundheber (Schigolch) y Will Hartmann (Pintor/ Negro) cumplen bien sus cometidos, mientras que Paul Groves tiene serios problemas con la tesitura de Alwa. El trabajo de Michael Boder en el foso es sencillamente admirable, por el dominio de la obra y por el sentido común a la hora de sortear las limitaciones de una orquesta que saca como puede una partitura de enorme dificultad. Ya que no puede hacer justicia a la perfección de la escritura orquestal, Boder opta por asegurar la tensión dramática y llevar la nave a buen puerto, lo que no es poco tratándose de una obra maestra de este calibre. Javier Pérez Senz 258-Pliego 2 23/11/10 12:42 Página 15 AC T U A L I DA D BARCELONA Temporada de la OBC VIEJOS Y NUEVOS MAESTROS Barcelona. Auditori. 31-X-2010. Maite Beaumont, mezzo. Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Director: Franz-Paul Decker. Obras de Taverna-Bech, Montsalvatge y Strauss. 6-X-2010. Violeta Urmana, soprano; Christopher Maltman, barítono. OBC. Director: Pablo González. Obras de Mahler y Stravinski. 14-X-2010. Dagmar Pecková, mezzo; Markus Werba, barítono. OBC. Director: Pablo González. Obras de Mahler y Chaikovski. F ranz-Paul Decker, a sus 87 años, cautivó en su regreso al frente de la OBC. Demostró una vez más su afinidad y maestría como intérprete straussiano recreando una Sinfonia doméstica de sutiles detalles, generoso fraseo y poderosas dinámicas. También fue notable su labor en las Cinco canciones negras, con un acompañamiento de jugosos colores y ritmos, bien contrastados. Con un color vocal precioso, Maite Beaumont demostró un gusto musical, una sobriedad y un lirismo siempre acorde con la atmósfera poética de este célebre ciclo. El punto negro del concierto fue el desafortunado discurso previo que, micrófono en mano, lanzó Decker antes de dirigir el tríptico sinfónico que le dedicó el desaparecido Francesc Taverna-Bech en 1991, y que no pudo estrenar en su momento por un accidente (lo estrenó Rumon Gamba). Vino a decir que había dirigido muchas veces obras de Montsalvatge pero no de Taverna-Bech, porque las considerada “muy difíciles para el público”. Vamos, que si le dejan más tiempo, nos invita a abandonar la sala. Curiosamente, Les nits, obra muy bien escrita, de sutiles atmósferas y vuelo poético, admirable en su sobriedad expresiva, hubiera brillado mucho más con un director más convencido de la calidad de esta música: así lo hizo en 2008 Josep Caballé-Domènech firmando una versión ligeros para la opulenta escritura sinfónica. González planteó un Mahler de tempi por lo general rápidos y texturas ligeras en muchos momentos, con atención al detalle y el fraseo, pero un punto distante, con notables respuestas orquestales, pero sin ese grado de emoción y calidez que Oue lograba arrancar a la centuria barcelonesa. La brillantez y la precisión fueron las notas destacadas de sus lecturas de la Primera Sinfonía de Chaikovski, y en especial, Petrushka, en la que es de justicia destacar la estupenda labor de la flautista Frauke Oesmann, el pianista Dani Espasa y Gratiniano Murcia en los timbales. de exquisito refinamiento. También tuvo aciertos y desaciertos Pablo González en los dos primeros programas que consagra a los grandes ciclos de Mahler: Canciones de un camarada errante y Rückert-Lieder en la primera sesión, con Christopher Maltman y Violeta Urmana, respectivamente, como solistas, y El muchacho de la trompa mágica, con Dagmar Pecková y Markus Werba. Sorprendió por musicalidad y empaque vocal Maltman y Urmana derrochó expresividad y generosidad vocal, mientras que Pecková empezó de forma algo irregular y al final cumplió sin entusiasmar. Muy bien Werba por intención y estilo, aunque con medios excesivamente Javier Pérez Senz Ibercamera INEFABLE (O CASI) E sta crítica no puede ir muy bien: por el sólo hecho de escribirla, que supone, de entrada, conculcar la más citada —y menos puesta en práctica— de las proposiciones del Tractatus de Wittgenstein, aquella que viene a decir que de lo que no se puede hablar, más vale callarse. Pues es el caso que la interpretación de Sergei Khachatrian del Bach para violín solo (Sonata nº 1 y Partita nº 2) de puro inefable no puede describirse, ni encontramos para ella adjetivos adecuados. Repetir el aforismo de Wittgenstein y dejar el resto en blanco sería una buena solución, pero no sería respetuoso con el amable lector. Intentemos, pues, decir las menos tonterías posibles. Pudimos apreciar, absortos, una técnica portentosa nunca exhibida por sí misma, sino al servicio de la mayor profundización en la escritura de Bach; a un músico cabal, completo, con una comprensión intelectual que iba directa y sin ambages a la esencia de la partitura; una capacidad para la exploración del sonido —siempre dentro de la mayor fidelidad a Bach— que, perceptible desde el primer compás de la Sonata, fue ganando riqueza, contraste y potencia expresiva como si el intérprete se estuviera preparando para dar el máximo de sí mismo en la portentosa — por escritura y por interpretación— Chacona que cierra la Partita. Podemos decir — pace Montsalvatge— que asistimos a una integración Marco Borggreve Barcelona. Palau de la Música Catalana. 8-XI-2010. Sergei Khachatrian, violín; Lusine Khachatrian, piano. Obras de Bach y Beethoven. Sergei Khachatrian morfológica y sonora de todo Bach intensamente depurado en esa Chacona. Después de la pausa, absolutamente necesaria para que también el público asimilara, integrara lo escuchado, vino lo que en realidad fue otro concierto, éste interpretado por Sergei y su hermana Lusine, ella al piano. Tocaron la Sonata a Kreutzer de Beethoven. Sergei desplegó un virtuosismo de la mejor ley, otra vez al servicio del compositor. Pero lo sorprendente fue la frescura, la lozanía de la interpretación. Evidentemente Beethoven no les daba miedo a los hermanos Khachatrian, hasta el punto de que parecían disentir levemente en cuanto a la interpretación, impetuosa un punto irreflexiva en ella, concentrada y sensible en él. Por decir algo, por llevarle la contraria a Wittgenstein. José Luis Vidal 15 258-Pliego 2 23/11/10 12:42 Página 16 AC T U A L I DA D BILBAO Tutto Verdi PIRATAS E. Moreno Esquibel Palacio Euskalduna. LIX Temporada de la ABAO. 16-XI-2010. Verdi, Il corsaro. Bruno Ribeiro, Silvia Dalla Benetta, Kristin Lewis, Luca Salsi, Miguel Ángel Zapater, Alberto Núñez, Giorgi Meladze. Coro de Ópera de Bilbao. Orquesta del Teatro Regio di Parma. Director musical: Renato Palumbo. Director de escena: Lamberto Puggelli. Producción Fondazione Teatro Regio di Parma y Fondazione Carlo Felice di Genova. El tenor portugués Bruno Ribeiro en Il corsaro de Verdi en el Palacio Euskalduna de Bilbao BILBAO No es éste el lugar para valorar la calidad musical de esta ópera de galeras, pero como diría aquél, si siendo de Verdi se representa tan poco, por algo será. En cualquier caso, estas representaciones de Il corsaro venían precedidas de un cierto malestar por las cancelaciones (que unos entendieron o aceptaron mejor que otros) de los dos protagonistas inicialmente anunciados, Fabio Armiliato y Maria Guleghina, y su sustitución por dos cantantes prácticamente desconocidos en nuestro país: el portugués Bruno Ribeiro y la italiana Silvia Dalla Benetta. Visto así, la ABAO puede darse con un canto en los dientes y dormir tranquila, pues las cosas salieron razonablemente 16 bien y los dos debutantes se acabaron revelando como las mayores luminarias vocales de la noche. Naturalmente, Ribeiro (Corrado) es un cantante joven y su arte está aún por crecer, pero si sabe cuidar esa voz espléndida, radiante y bellamente lírica, si sabe superar los problemas en la zona del paso y si sabe dar continuidad a la línea de canto, se hará sin duda un hueco entre los tenores más solicitados de su generación. Dalla Benetta (Gulnara) es a día de hoy una cantante más hecha y, en lo que se refiere al estilo, más verdiana, con una voz también importante que, lástima, se vuelve un poco metálica en el agudo. No estuvo al mismo nivel la estadounidense Kristin Lewis en la parte de Medora, dramáticamente inerte y con un vibrato algo incontrolado, y quizás tampoco el barítono Luca Salsi (Seid), pese a que tras su excesiva rudeza se podía advertir un fraseo bien contenido y una emisión limpia y ortodoxa. Quienes sí parecen estar volviendo a su mejor nivel son los hombres del coro, que sonaron estupendamente empastados, no así las mujeres, aún un par de pasos por detrás. Pero, qué duda cabe, Verdi no se puede cantar bien si desde el foso no llega la pasión necesaria, o si el pulso no es firme y seguro. El italiano Renato Palumbo es siempre una garantía y aquí lo demostró, para lo cual contó con la excelente Orquesta del Teatro Regio de Parma, una agrupación que conoce como muy pocas la música de este pequeño espacio del repertorio operístico. En lo que se refiere a la puesta en escena parmesana-genovesa, Lamberto Puggelli se limita a seguir la historia desde unos presupuestos básicos, elementales y clásicos que funcionan en la medida que les es posible. No parece que esta ópera se vaya a mover mucho, por lo que tampoco hacía falta más. En fin, una representación de otro título de mayor entidad a este mismo nivel se habría aplaudido tal vez hasta con fervor, pero esta ciudad quiere seguir siendo verdiana, y parece lo va a ser para lo bueno y para lo menos bueno. Asier Vallejo Ugarte 258-Pliego 2_Actualidad 07/03/14 14:07 Página 17 258-Pliego 2 23/11/10 12:54 Página 18 AC T U A L I DA D BILBAO Bilbao Estación Barroca CAMPOS BARROCOS E l reinaugurado Teatro Campos abrió el ciclo Bilbao Estación Barroca (hasta ahora en el Arriaga) con un concierto maravilloso en el que Christina Pluhar subrayó con gran claridad la influencia de la música tradicional en la obra de Monteverdi, acentuando sus aspectos improvisatorios y dotándola de una extraordinaria libertad rítmica. En verdad hubo música de más autores (Strozzi, Legrenzi, Soler, Pozzi, Kapsberger), pero toda ella giró alrededor del maestro de Cremona, quien en manos de los siete virtuosos de L’Arpeggiata acabó consagrándose, más que nunca, como un hombre plenamente integrado en el siglo XXI. Desde luego, nada habría sido igual sin la impecable afinación, la precisa coloratura, la belleza vocal, el penetrante lirismo y la excelsa musicalidad de Philippe Jaroussky, capaz de sutilezas inimaginables en páginas como Adagiati, Poppea, de L’incoronazione di Poppea, o en el Stabat Mater de Sances, y también sin el furor poético y la sensibilidad de la navarra Raquel Andueza, que resistió el embate del gran contratenor francés con una altura artística sorprendente. Fabio Bonizzoni es quizás más ortodoxamente historicista que Pluhar, un músico tal vez más comedido y prudente, pero no más serio, la seriedad es otra cosa. Su Bach (Concierto en do menor BWV 1060a, Cantata “Weichet nur, betrübte Schatten” BWV 202) estuvo dominado por un refinamiento delicado y a la vez fluido, mientras que en Haendel (cantata Ero e Lean- Marco Borggreve Bilbao. Teatro Campos Elíseos. 22-X-2010. Raquel Andueza, soprano; Philippe Jaroussky, contratenor. L’Arpeggiata. Directora: Christina Pluhar. Obras de Monteverdi, Strozzi, Legrenzi y otros. 3-XI-2010. Raffaella Milanesi, soprano. La Risonanza. Director: Fabio Bonizzoni. Obras de Bach y Haendel. CHRISTINA PLUHAR dro HWV 150, aria Da tempeste il legno infranto de Giulio Cesare) los contrastes se afilaron y la expresividad se hizo más brava e incisiva, aunque sin excesos, siempre sobre la base de un estilismo en el que la músicos de La Risonanza se movieron con total naturalidad. Por su parte, la italiana Raffaella Milanesi estuvo francamente bien en la cantata bachiana y aún mejor en la haendeliana, cuyo dramatismo exprimió a fondo merced a una vena teatral muy bien desarrollada. En cambio, la reina Cleopatra necesita otro temple, otro porte y otra entidad vocal, o al menos esa fue nuestra impresión tras las dos arias, la segunda (Piangerò la sorte mia) cantada fuera de programa. Sea como fuere, es evidente que la mejor música ha vuelto al teatro de la calle Bertendona, y esto no es una frase hecha sino, a la vista está, una realidad. Asier Vallejo Ugarte XXX Festival BBK INCANSABLES Bilbao. Sala BBK. 11-XI-2010. Iñaki Alberdi, acordeón; Asier Polo, violonchelo; Marta Zabaleta, piano. Obras de Gubaidulina, Villa Rojo y Shostakovich. 15-XI-2010. LIM. Director: Jesús Villa Rojo. Obras de Takemitsu, Hong, Villasol, Muñoz Rubio, Nilsson y Eguiguren. T 18 reinta ediciones ha cumplido el Festival BBK de músicas actuales, treinta, sin que su compromiso con las vanguardias, las últimas corrientes y las nuevas estéticas se haya visto mermado lo más mínimo. Al contrario: Bilbao es más que nunca una ciudad de futuro, y es ahí donde la creación contemporánea debe jugar un papel esencial. Por eso la labor que vienen desarrollando durante todo este tiempo Jesús Villa Rojo y el LIM, que es efectivamente conjunto residente del Festival desde el primerísimo año, es a todas luces excepcional, primero por la variedad de estilos y de tendencias que han traído a la ciudad, después por haber permitido alzar la voz a un sinfín de compositores de nuestro país, y, finalmente, por haberlo hecho con plena convicción, con total entereza y con una profesionalidad incansable y a prueba de bombas. De su concierto del día 15 se podría destacar sobre todo el descubrimiento de la compositora coreana Sungji Hong (n. 1973) a través de su admirable Resting in Light, de lenguaje ecléctico y abstracto, en absoluto occidentalizado, de sólida coherencia interna, aun sin partir de esquemas previos, y de gran lucimiento para un clarinete (aquí Carlos Casadó) que reina sobre el asiento sonoro de la cuerda: un violín, una viola y un violonchelo. Los demás eran todos viejos amigos, unos lejanos (Toru Takemitsu) y otros más cercanos (Carlos Villasol, Enrique Muñoz Rubio, Ivo Nilsson y Jesús Eguiguren), tan cercanos que eran los primeros en aplaudir desde el patio de butacas de la nueva sala BBK de la Gran Vía bilbaína. Asier Polo y Marta Zabaleta son aún más que músicos cercanos: son músicos queridos, al menos en esta ciudad, pero no por ello vamos a dejar de decir, si lo creemos de veras, que su versión de la Sonata en re menor de Shostakovich fue una auténtica gozada en términos de sonoridad, precisión rítmica, concepción del estilo, juego irónico y fuerza explosiva, la coronación perfecta para un concierto en el que el chelista bilbaíno se había sumergido en el evocador mundo de Sofia Gubaidulina (In croce, con Iñaki Alberdi) y en el no menos fascinante de Villa Rojo (Lamento, con voz grabada del cantaor Rafael Romero y cuatro violonchelos grabados). Qué maravilla. En verdad, treinta años no es nada, y sí es un soplo la vida, pero este festival aún tiene mucha tela para cortar. Asier Vallejo Ugarte 258-Pliego 2 23/11/10 12:54 Página 19 AC T U A L I DA D BILBAO Obra Social de Caja España y Caja Duero ÍNTIMO INVIERNO Love songs MARIA JOÃO PIRES Felix Broede Bilbao. Teatro Arriaga. 9-IX-2010. Rufus Müller, tenor; Maria João Pires, piano. Schubert, Winterreise. D entro de la programación de música clásica de la Obra Social de Caja España y Caja Duero, y después de pasar por Salamanca, Cáceres y Palencia, Rufus Müller y Maria João Pires llegaron al Teatro Arriaga de Bilbao nada menos que con el Viaje de invierno de Schubert en sus manos, ante lo cual más de uno pensaría: vaya lujo asiático tener a Pires de acompañante. Pero no, el piano en este ciclo no acompaña: envuelve, ambienta, navega, fluye, recuerda, reposa y anochece, y si sigue al poeta lo hace para compartir su soledad, para prolongar su camino y para morir a su lado, pero no sólo para contemplar su canto, eso era antes. Sea como fuere, la portuguesa es una de las artistas más grandes de los últimos tiempos, un verdadero oasis en un mundo cada vez más encaminado hacia la degradación de sus valores sociales y culturales, y verla y escucharla en vivo es siempre uno de esos placeres únicos y milagrosos que nos permiten renovar (o recuperar, según los casos) nuestra fe en la humanidad. Grande, Maria. Sobre su pianismo denso, transparente, íntimo, sutil, poético y nocturnal, de tono nostálgico, plagado de matices, de acentos expresivos y de carga imaginativa, el tenor británico Rufus Müller desplegó las melodías schubertianas con refinamiento, buena línea, cuidada dicción e indudable musicalidad, aunque también con cierta tendencia a engolar, a apretar y a perder la afinación en la zona alta o en las partes más encendidamente apasionadas (como el final de Auf dem Flusse). Aun con todo, Müller viene del mundo barroco, con su voz clara y un tanto nasal puede ser un espléndido tenor bachiano o haendeliano, pero en el sendero invernal de Pires hubo una belleza, un lirismo, una melancolía y una profundidad que él no pudo seguir, y en el fondo no es algo que se le puede reprochar, pues quizás nadie en su lugar habría sido capaz de hacerlo. Asier Vallejo Ugarte Canciones de Brad Mehldau, Léo Ferré, Barbara, Joni Mitchell, Richard Rodgers, Michel Legrand, Jacques Brel, Fred. E. Ahlert, Lars Färnlöf, Bob Telson, John Lennon y Paul McCartney y Leonard Bernstein Anne Sofie von Otter, mezzosoprano Brad Mehldau, piano v 5241 19 258-Pliego 2 23/11/10 12:55 Página 20 AC T U A L I DA D CÓRDOBA Un buen año de protagonistas JUEGOS DE EQUILIBRIO CÓRDOBA Gran Teatro. 31-X-2010. Puccini, La bohème. Carlos Cosías, Yolanda Auyanet, Ángel Odena, Sabina Puértolas, Francisco Santiago, José Antonio López, Enric Martínez-Castignani. Coro de Ópera Cajasur. Orquesta de Córdoba. Director musical: Marco Zambelli. Director de escena: José Luis Castro. 20 Con una puesta en escena de inspirada sobriedad vanguardista a cargo de José Luis Castro, brillante responsable de la dirección del Teatro de la Maestranza de Sevilla durante una década hasta el año 2004, se ha presentado esta producción de la ópera de Puccini que siempre ha merecido la mejor consideración por parte de la crítica y el público desde que fuera estrenada en el Teatro Regio de Turín en 1896. El planteamiento del escenógrafo sevillano ha sido uno de los elementos más sobresalientes de esta representación, ya que ha resaltado con logrado equilibrio las emociones que aparecen en su argumento, potenciando el brillante lenguaje musical del compositor que supo como nadie llevar a los pentagramas el sentido realista (verista) de una historia como la tratada en esta famosa y original creación del teatro lírico. Uno de los momentos más destacados fue la escena final del primer acto, quedando de manifiesto la calidad vocal del dúo principal. Así, es de significar la actuación del tenor catalán Carlos Cosías (Rodolfo), con acentuada expresión en su timbre, muy bien secundado por la soprano Yolanda Auyanet (Mimì), que manifestó en todo momento excelente tratamiento de su excelente voz, bastante reconocida en el circuito operístico europeo. Otro de los destacados fue el barítono Ángel Odena. En su papel de Marcello siempre mantuvo un alto grado de naturalidad expresiva entre acción dramática y musicalidad, demostrando una gran experiencia y seguridad en la escena. La soprano Sabina Puértolas no fue menos, Carlos Cosías y Yolanda Auyanet completándose así un cuarteto protagonista en el que estuvieron siempre presentes las líneas maestras de esta obra en las que se alcanza un gran equilibrio entre momentos alegres y tristes, así como entre los trazos impresionistas y el sentir verista que la anima, logrando una adecuada caracterización de sus personajes aun en los momentos de mayor efusión lírica. El maestro Marco Zambelli controló el tempo de la acción con seguridad y destreza en el seguimiento de la partitura, demostrando gran oficio con una eficaz Orquesta de Córdoba, incluso en el único momento de manifiesta descoordinación musical entre la escena y el foso que vino a producirse en el tumulto de figurantes y coristas que sucede al principio del segundo acto. El resultado final de esta producción fue muy bien aceptado por el público con profusión de aplausos tanto a lo largo de la representación como a su término, confirmando la gran aceptación que siempre ha tenido esta admirada ópera. José Antonio Cantón 258-Pliego 2 23/11/10 12:55 Página 21 AC T U A L I DA D GRANADA Temporada de la OCG VUELTA A CASA M. Rodríguez Auditorio Manuel de Falla. 29-X-2010. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Philip Pickett. Obras de Purcell, Haendel y Bach. 12-XI-2010. Juan Carlos Chornet, flauta. OCG. Director: Manuel Hernández Silva. Obras de Schubert, Chaikovski e Ibert. GRANADA Philip Pickett con la Orquesta Ciudad de Granada La Orquesta Ciudad de Granada ha vuelto al remozado Auditorio Manuel de Falla con el inicio de la temporada. Después de un fallido intento a primeros de año, que motivó la anulación de alguna de las propuestas más interesantes del curso pasado, el reencuentro con su público en el espacio en el que nació y adquirió su madurez sólo podía ser positivo. Lo único loable del Palacio de Congresos es su mayor aforo, pero a costa de una acústica de una dificultad extraordinaria, que influyó perceptiblemente en el afeamiento del sonido de la orquesta. A juzgar por lo escuchado en estos dos conciertos, la OCG ha superado con nota el bache, a lo que sin duda contribuye la presencia como concertino de Friedemann Breuninger. Lo primero que nos viene a la cabeza cuando vemos a Philip Pickett es que todos nos hemos hecho mayores. Los movimientos historicistas han dejado de causar escándalo entre los aficionados más recalcitrantes y cada vez es más común que directores inicialmente confinados en el Barroco dirijan música de compositores contemporáneos. Sin llegar a las excursiones de Harnoncourt, Gardi- ner o Hogwood, Pickett se mantiene en un prudente lugar cronológico intermedio. En el concierto del 29 de octubre la parte del león se la llevó Bach con dos de las Suites orquestales (tercera y cuarta) y el Primer Concierto de Brandemburgo, en versiones correctas con una orquesta convenientemente adelgazada. Pero lo más emocionante fue su interpretación de la música de sus compatriotas Haendel y Purcell, obras ambas (la obertura del Occasional Oratorio del primero y una suite de piezas orquestales de La reina de las hadas del segundo) con un inconfundible aroma francés. La dirección de Manuel Hernández Silva es briosa, rítmica, sin aspavientos, con una relativa inmovilidad de las piernas que parecen soldadas al podio. El director de la Orquesta de Córdoba evidenció buena sintonía con la OCG en la Serenata para cuerdas de Chaikovski y en la juvenil y beethoveniana Sinfonía nº 4 de Schubert. El Concierto para flauta de Ibert fue interpretado con brillantez por Juan Carlos Chornet, prosiguiendo la inteligente política de la Orquesta de recurrir a su plantilla habitual. Joaquín García 21 258-Pliego 2 23/11/10 12:55 Página 22 AC T U A L I DA D JEREZ Tercera revisión de la producción de Francisco López EL ARTE DE BIRLIBIRLOQUE JEREZ Paco Valenzuela Teatro Villamarta. 13-XI-2010. Verdi, La traviata. María Ercolano, Ismael Jordi, Javier Franco, Beatriz Lanza, Ana Troncoso, Pablo García López, Francisco Santiago, Damián del Castillo, Ángel Jiménez. Coro del Teatro Villamarta. Orquesta Manuel de Falla. Director musical: Carlos Aragón. Director de escena: Francisco López. 22 El mérito, digo yo, estará antes —o en mayor medida, concédanme al menos— en el Alcorcón que en el Real Madrid o el Barça. Sacar de donde hay apenas, multiplicar panes y peces, maximizar recursos, que diría aquél: ahí reside el prodigio, el milagro, el arte de birlibirloque. Que un teatro de primera, con presupuestos meteóricos, medios a tutiplén y planteles de fuste y relumbrón ofrezca producciones de calidad verificable se antoja lo suyo, lo que toca, lo que debe ser y corresponde. Sin embargo, que lo propio lo haga un teatro tan forzadamente modesto como el Villamarta, demasiado a menudo ninguneado por administraciones varias que le racanean sin pudor ni empacho el pan y la sal, semeja más cosa de rara taumaturgia, si no de justicia poética. He aquí, a modo de ejemplo, esta relectura de la inmortal obra verdiana que venimos a comentar. Elenco joven, mayoritariamente “de la tierra”, sin alardes de pompa y circunstancia, desnudo de fanfarrias y alharacas, pero tan digno o más que otros orlados de mayores ínfulas. Parece que la inmisericorde crisis que nos azota obliga a poner a funcionar las meninges del ingenio y la imaginación, a ensayar aventuradas apuestas, y que quiere la Fortuna que de tales tejemanejes acabe extrayéndose una suerte de cuadratura del círculo. Se trataba de la tercera revisión de la producción propia pergeñada a finales del pasado siglo. Sencilla y clásica, sin estridencias irritantes, exenta de enfadosos alardes de ingenio y “pajas” mentales, cabía descubrir en esta última revisión de Francisco López bastantes mejoras en el trabajo de dirección escénica, cuidadísima en los María Ercolano, Ismael Jordi y Javier Franco en La traviata de Verdi en el Teatro Villamarta de Jerez detalles, perfilada con inequívocos olfato dramático, verosimilitud y buen gusto. Su punto fuerte se halla en el segundo cuadro del segundo acto, que gozó del ritmo trepidante, la brillantez, el nervio y la vistosidad que ya se le conocían. Aunque el apartado musical alcanzó un correcto nivel medio, no anduvo del todo libre de lunares y destellos. Sorprendió la napolitana Maria Ercolano, que debutaba el rol, para bien y para mal. Su desempeño en el primer acto, francamente insuficiente, evidenció no pocos puntos flacos: voz irregular y descolocada, de emisión insegura, no siempre bien apoyada; dicción descuidada; fraseo deslavazado; agilidades aproximativas y guadianescas; visión del personaje de una frivolidad algo tontorrona, sin asomo alguno de seducción… Por fortuna, con el segundo acto pareció asomar otra cantante enteramente distinta, sencillamente exquisita y memorable en su centralísimo dúo con Germont, intencionada, dramáticamente entregada, musicalísima. A la postre juzgando: bien está lo que bien acaba. Tras un primer acto correcto, pero algo frío y desangelado, el jerezano Ismael Jordi prosiguió perfilando un Alfredo de muchos quilates, merced a su exquisito uso de las medias voces y su dicción límpida, cincelada, irreprochable, por la naturalidad y elegancia del fraseo y la cumplida musicalidad (y no me arrastran aquí, créanme, deberes de paisanaje ni gaitas semejantes). Con todo, lo mejor de la velada vino a aportarlo el Germont de Javier Franco, lujoso, sólido y marmóreo, irreprochablemente dicho, fraseado con gusto e intención, riguroso en la afinación, milimétrico en el control del tempo y la expresión. Corrección casi unánime en comprimarios y partiquinos. Efusivo y entusiasta, como de costumbre, el coro titular del teatro: convencido, convenció. Más discreta, sin embargo, fue la labor concertadora de un Carlos Aragón que no supo mantenerse siempre atento a la escena ni extraerle a la orquesta convocada todo el jugo que otras veces ha brindado en este mismo foso. Ignacio Sánchez Quirós 258-Pliego 2 23/11/10 12:55 Página 23 AC T U A L I DA D LA CORUÑA Ciclo de la OSG NUBES GRISES LA CORUÑA Zubiría Tolosa Palacio de la Ópera. 23-X-2010. Simon O’Neill, Linda Watson, Andrew Shore, Gidon Sachs, Ralf Lukas. Coro y Sinfónica de Galicia. Director: Víctor Pablo Pérez. Wagner, El ocaso de los dioses (versión de concierto). 5-XI-2010. OSG. Director: Oleg Caetani. Schumann, Sinfonías nºs 3, 4. 12-XI-2010. Marie-Elisabeth Hecker, violonchelo. OSG. Director: Salvador Mas. Obras de Weber y Schumann. En esta tierra, estamos acostumbrados a las nubes grises en el horizonte. Tanto desde el punto de vista real como del metafórico. Pero ahora esas ominosas nubes grises (que inspiraron a Liszt una obra genial) nos preocupan especialmente porque ponen en peligro una maravillosa realidad: una orquesta que se halla a la cabeza de las agrupaciones instrumentales españolas. De lo que estoy completamente seguro es de que la ciudad y su hinterland lucharán a brazo partido para despejar el horizonte. Por el momento, hemos comenzado la temporada con la conclusión de la Tetralogía wagneriana en una versión formidable por los cantantes —todos, en altísimo nivel, pero hay que destacar al excepcional bajobarítono Gidon Sachs—, el coro —en una de sus grandes actuaciones— y la orquesta, crecida, como en ella es habitual ante los más importantes retos. Víctor Pablo Pérez ha convencido hasta a los más recalcitrantes en negar su valía —“está loco el que pretenda contentar a todo el mundo y además a su padre”, decía Lafontaine— al concluir con tanta brillantez una empresa de semejante aliento: dar cima en cuatro años al Anillo wagneriano. Ya no pareció la misma colectividad instrumental la que tocó las dos últimas sinfonías de Schumann. Se esperaba mucho más, dado su curriculum vitæ, de Caetani; pero los resultados obtenidos no han sido buenos. Ya es difícil hacer que esta orquesta suene desabrida y chillona. Con todo, mejor la Cuarta que la Renana. Subió el nivel con Víctor Pablo Pérez Salvador Mas. Su batuta rutinaria y reiterativa no transmite el mensaje musical ni hacia el público ni hacia los músicos. Pero, acaso un buen trabajo previo del director, unido al entusiasmo del concertino, Spadano, “tirando” de la orquesta, dio como resultado, tras una obertura de Oberón para olvidar, una más que estimable versión de la Sinfonía nº 2 y del Concierto para violonchelo, donde destacó la extraordinaria interpretación de Marie-Elisabeth Hecker. El gran pianista ruso Arcadi Volodos dio un precioso recital en el Teatro Jofre, de Ferrol, como inauguración del XXIV Concurso Internacional de Piano, Gregorio Baudot, de Ferrol, con el patrocinio del Xacobeo Classics. Volodos tocó tres Momentos musicales (D. 780) y la Sonata D. 625, de Schubert, y completó el programa con la Humoreske, op. 20 y el Carnaval de Viena, op. 26, de Schumann. Aclamado por el público, amplió el concierto con cuatro bises. Julio Andrade Malde 23 258-Pliego 2 24/11/10 11:52 Página 24 AC T U A L I DA D LEÓN Jornadas dedicadas a Cristóbal Halffter “DEJADME LA ESPERANZA” LEÓN XXVII Festival Internacional de Órgano Catedral de León. 16-IX/23-10-2010. Villafranca del Bierzo. Santa Marina del Rey. Monasterio Cisterciense de Carrizo de la Ribera. Basílica de Nuestra Señora de La Encina de Ponferrada. Santa María de La Bañeza. Iglesia de Santa Marina La Real de León. Auditorio Ciudad de León. Catedral de Astorga. Catedral de Valladolid. Catedral de Zamora. Catedral de Palencia. Catedral de León. Cada edición del Festival Internacional de Órgano Catedral de León tiene como antesala el Curso de Composición de Villafranca del Bierzo que dirige, desde hace 26 años, el compositor madrileño afincado en esa localidad berciana Cristóbal Halffter. Para esta edición se eligió como lema y motivo Cristóbal Halffter, pasado, presente y futuro, que giró en torno a la figura del autor de Lázaro que este año celebraba su 80 aniversario. Tomás Marco, José Mª Sánchez-Verdú y el propio homenajeado fueron los docentes que entre los días 25 y 28 de agosto impartieron diferentes seminarios en la casa de la Cultura villafranquina, en torno a la obra y figura del que está considerado como el más importante compositor de la llamada Generación del 51 en España y cuya producción y proyección internacional es objeto continuo de análisis y estudio por parte de las jóvenes generaciones de compositores. Halffter presentó los esbozos de su último trabajo, Die Schachnovelle, una ópera sobre el ajedrez que tiene como libreto la obra homónima del escritor alemán Stefan Zweig, que en España se titulo El jugador de ajedrez. Sin embargo, una vez más, ha sido el Festival de Órgano Catedral de León, en su XXVII edición, el protagonista durante casi dos meses en diferentes lugares de la provincia y ciudades de la Comunidad, el acontecimiento que inaugura oficialmente la programación de la temporada musical leonesa. Del 16 de septiembre al 23 de octubre 21 conciertos llenaron de música catedrales e iglesias, monasterios y auditorios para ofrecer un variado espectro musical que iba desde el sinfonismo a la música coral, del órgano a la música de cámara, con el único objetivo de hacer realidad lo que desde hace más de un cuarto de siglo lleva pidiendo Samuel Rubio, su director para la Catedral: un nuevo órgano que dignifique el templo y sirva para acompañar los oficios litúrgicos y los conciertos con un míni- mo de dignidad instrumental. “Dejadme al menos la esperanza, dijo, de soñar con que este otoño pueda dar definitivamente la orden al organero Klaist para que comience a construir por lo que tanto hemos luchado”. Además de la recuperación y estreno de obras transcritas de los fondos musicales de la Catedral de León, estreno en España de la obra de Cristóbal Halffter Ritual, con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, dirigida por el propio compositor, el estreno absoluto de la obra Evocaciones, de Benito Mahedero, así como el encargo y estreno absoluto de la composición patrocinada por el festival al compositor que participa en los Cuadernos del Órgano de Santa Marina La Real de León, Alfredo Aracil, se celebraron las conmemoraciones del V Centenario del nacimiento de Antonio de Cabezón, del 300 aniversario del nacimiento de Giovanni Battista Pergolesi. La interpretación XIV de la integral de la obra para órgano de Johann XIII CONCURSO INTERNACIONAL DE VIOLÍN “VILLA DE LLANES” 22, 23 y 24 de agosto de 2011 XXIV CURSO INTERNACIONAL DE MUSICA Llanes - Asturias Del 17 al 31 de Agosto de 2011 Violín: José Ramón Hevia, Sergei Fatkouline Anna Baget, Aitor Hevia, Cibrán Sierra Viola: Ashan Pillai, Dénes Ludmány Cello: Aldo Mata, Helena Poggio Cuarteto y Música de Cámara (cuerda): Cuarteto Quiroga Asistente de Violín y Música de Cámara: David Hevia Orquesta de Cámara: Cuarteto Quiroga Asociación de Músicos de Asturias C/ Monte Gamonal, 21-6º D, 33012 Oviedo. España Información: 985 08 46 90 / 985 25 62 87 Web : www.llanesmusica.com e-mail: [email protected] EXCMO. AYUNTAMIENTO DE LLANES 24 Sebastian Bach, 21 conciertos en 11 sedes dieron cuerpo a un festival que, a pesar de la austeridad impuesta, se caracterizó por la alta calidad de sus protagonistas. La Camerata Anxanum, con María José Moreno como soprano, y Massimo Spadano como director, inauguró esta edición a la que siguió la intervención de la Orquesta de Castilla y León dirigida por el propio Halffter con obras de Wagner, Falla y del mismo director. La Orquesta Sinfónica de Galicia con Víctor Pablo Pérez, el Ensemble Jacques Moderne, Gutiérrez Viejo, Giampaolo di Rosa, Katherine Nikitine y Alcibiade Minel y el Coro Ángel Barja y la Kölner Akademie que ofreció cuatro conciertos y el de clausura, el 23 de octubre en la Catedral de León, conformaron un Festival que, con o sin nuevo órgano, “mantiene viva la esperanza” de que en 2013 suenen otros tubos que no los obsoletos que actualmente luce. Miguel Ángel Nepomuceno 258-Pliego 2 23/11/10 12:55 Página 25 AC T U A L I DA D MADRID Magnífica representación de la ópera de Britten UNA VUELTA (MÁS) DE TUERCA Javier del Real Teatro Real. 4, 6-XI-2010. Britten, The Turn of the Screw. John Mark Ainsley, Emma Bell, Marie McLaughlin, Daniela Sindram, Peter Shafran/Jacob Ramsay-Patel, Nazan Fikret. Director musical: Josep Pons. Director de escena: David McVicar. Decorados y vestuario: Tanya McCallin. MADRID John Mark Ainsley y Peter Shafran en The Turn of the Screw de Britten en el Teatro Real Es The Turn of the Screw una de las mejores óperas de Benjamin Britten, así como una de las más redondas y compactas del compositor inglés. No es de extrañar, por tanto, que Madrid cuente ya con su pequeña historia de representaciones de la obra; la primera fue en 1995, en la Escuela Superior de Canto y dentro del desaparecido Festival de Otoño, en una muy digna versión de la Neue Opern-und Theaterbühne de Berlín; la segunda, cinco años después, en el Teatro de la Zarzuela, que supuso ante todo un homenaje a la legendaria Raina Kabaivanska; y esta tercera, sin duda la más redonda y equilibrada en los aspectos escénico, instrumental y vocal. David McVicar ha realizado su propia vuelta de tuerca sobre este montaje, procedente del Teatro Mariinski de San Petersburgo, aunque basado en uno anterior para la English National Opera, por el que fue nominado al prestigioso Premio Olivier y del que, por cierto, provenía el vestuario utilizado aquí. El brillante director escocés no ha simplificado en absoluto la historia, sino que ha llenado el escenario de una serie de sirvientes imaginarios que se mueven con una precisión de relojería al mismo tiempo que se deslizan unas enormes cristaleras con hojas secas, creando una atmósfera de terror gótico. Todo el montaje rezuma sabor teatral, en la mejor tradición británica, y cada uno de los personajes está trabajado hasta en su menor gesto. Una realización ejemplar, en la que todos los cantantes demostraron —algo mucho menos obvio de lo que parece— haber sido expresamente elegidos para cada uno de los papeles. Empezando por el tenor John Mark Ainsley, quien ya en el prólogo nos inquietó anunciando que íbamos a asistir a una “extraña historia”, antes de conver- tirse en el más sinuoso y escurridizo Peter Quint posible; Emma Bell —a quien recordábamos por su excelente Elettra del Idomeneo mozartiano en este mismo escenario— aprovechó su lacerante timbre para crear una Institutriz más atormentada de lo habitual; Marie McLaughlin conserva unos medios vocales todavía en muy buen estado, y quiso demostrarlo no quedándose a la zaga en una Mrs. Grose convertida en auténtica antagonista, aprovechando al máximo cada uno de los melismas de la música de Britten, y Daniela Sindram utilizó las posibilidades de su sugerente voz, con un generoso centro y un agudo firme, para crear una turbadora Miss Jessel. Los tres niños (Peter Shafran y Jacob Ramsay-Patel como Miles, y Nazan Fikret como Flora) se desenvolvieron como verdaderos profesionales, sabiendo estar a la altura de sus colegas más mayores. Josep Pons sabía la responsabilidad que tenía en sus manos, y ha brindado la que quizá haya sido su mejor actuación en un teatro de ópera (hay que señalar que, conscientemente, elevó el nivel del foso, tanto por la razón acústica de mantener el carácter camerístico de la partitura como por el componente visual). Los doce músicos de la Orquesta Titular del Teatro Real (Sinfónica de Madrid), a los que se unió Juan Carlos Garbayo como pianista de lujo, se desempeñaron con la categoría de auténticos virtuosos, sabiendo crear esa atmósfera tímbrica tan particular y erigiéndose en un elemento dramático más cuando la acción así lo exigía, creando hacia el final de la obra explosiones sonoras de una violencia casi insoportable, en perfecta consonancia con la trama. En suma, una gran velada de inquietante teatro musical. Rafael Banús Irusta 25 258-Pliego 2 23/11/10 12:55 Página 26 AC T U A L I DA D MADRID Una zarzuela costumbrista AMOR, CELOS Y NOBLEZA Jesús Alcántar Madrid. Teatro de la Zarzuela. 22-X-2010. Soutullo y Vert, La del soto del parral. Ana Ibarra, Juan Jesús Rodríguez, Alejandro Roy, Aurora Frías, Didier Otaola, Luis Álvarez, Luis Varela. Director musical: Rubén Gimeno. Directora de escena: Amelia Ochandiano. Escena de La del soto del parral de Soutullo y Vert, en el Teatro de la Zarzuela S 26 irve a la inauguración de la temporada zarzuelística una sólida obra del repertorio que pudimos ver escenificada en este mismo teatro en la temporada 19992000, La del soto del parral, esta vez en nueva versión. Sus autores, Reveriano Soutullo y Juan Vert, escribieron una partitura de valores estimables ya que alternan en ella inspiración y ciertos alardes de técnica musical a lo que puede sumarse un trabajo armónico y orquestal de interés, convencidos de sus propios principios estéticos: “debemos asimilarnos los principios técnicos que los aires de fuera nos traen, pero sin salirnos de lo que el temperamento español exige”. Una zarzuela inspirada en los ritmos propios de la música popular como punto de partida. El libro de Luis Fernández de Sevilla y Anselmo C. Carreño es un drama rural de pocos personajes en el que la acción está muy conseguida musicalmente, un retrato nostálgico y costumbrista al estilo de otros temas de zarzuela que se repiten con el mismo esquema, ejemplo de ello lo hallamos en obras construidas, sobre todo, en la tercera década del siglo XX; por nombrar algún título como La parranda o La rosa del azafrán, en las que amor, celos y nobleza y el triunfo de los valores tradicionales como la única forma de mantener cordiales relaciones humanas. La del soto del parral, estrenada el 26 de octubre de 1927, debió parte de su éxito al tratarse de una zarzuela grande, ya que el público se mostró más entusiasta, si cabe, tras el agotamiento de la fórmula del teatro por horas. Asume la dirección escénica Amelia Ochandiano de la que guardamos un grato recuerdo por su propuesta escénica en la temporada 2006-2007 de Las bribonas. Plantea en esta ocasión una escena ordenada donde el ámbito costumbrista y naturalista son dominantes, aunque ciertos procedimientos coreográficos y escenográficos no sean tan acertados, pero su trabajo sirve a la obra en cuestión y ese es su mérito. Musicalmente, esta zarzuela requiere exigencias en las cualidades vocales que pudimos encontrar satisfactoriamente en los nombres de Ana Ibarra (Aurora), soprano, Juan Jesús Rodríguez (Germán), barítono, y el tenor Alejandro Roy (Miguel); todos ellos pusieron dramaticidad y emoción en sus intervenciones: Romanza de Germán, piedra de toque para cualquier barítono, donde hubo emotividad y justeza; influencia de la ópera verista en el dúo de Aurora y Miguel, bien conjuntados en su construcción melódica o el dúo de Aurora y Germán en el segundo acto, uno de los números más populares de la obra y en el que hizo aparición el momento pasional. El contraste al elemento dramático lo pusieron Aurora Frías y Didier Otaola como Catalina y Damián en sus dúos cómicos. Los dos “luises” Álvarez y Varela, resaltaron con su buen oficio en los roles de tío Sabino y tío Prudencio, respectivamente. No anduvo a la zaga la buena labor del Coro del Teatro de la Zarzuela en la Ronda de enamorados y el Coro de la consulta. El debut de Rubén Gimeno al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid contribuyó al éxito del espectáculo. Aun quedándose algún matiz que otro en el tintero, concibió la obra con vigor, como requiere la partitura y mostró su capacidad de buen concertador. Manuel García Franco 258-Pliego 2 23/11/10 12:55 Página 27 AC T U A L I DA D MADRID Temporada de la OCNE PRIMER MAHLER, ÚLTIMO MOZART solistas, bien y clara la soprano, oscura y sorda la mezzocontralto, apurado y añoso el tenor (típica voz isósceles) y discreto el bajo. Tocó bien Balaguer, con sentido y estilo, con estupendo efectos en eco, el Concierto K. 626. La Música para un funeral masónico se expuso con fluidez y severidad. Espumosa, urgente y vivaz, muy en la línea de la base literaria, La commedia dell’Arte, que tocaba por primera vez la ONE, arreglo de un antiguo trío. La mano de Spering la llevó en volandas con buena respuesta orquestal. Navarro se lució en el Concierto para trompa nº 2 de Strauss. Posee una bella ANDREAS SPERING H ubo bastante suerte esta vez con el Réquiem. Schellenberger, alemán de pura cepa, antiguo oboísta de las Filarmónicas de Berlín y Viena, mantuvo unos tempi animados y vivos, férreos, de rítmica implacable, con escasas concesiones, y supo clarificar planos en las fugas, dividir y subdividir con fortuna de tal manera que el Coro, bastante mejorado, pudo ofrecer no ya empeño sino ajuste y, en ocasiones, no siempre, temple. Sonaron cristalinas las féminas en el Confutatis y hubo temperatura y colorido en el Agnus. Nos gustaron especialmente las agilidades en Kyrie y Comunio. De los Marco Borggreve Madrid. Auditorio Nacional. 29-X-2010. Barbara Hannigan, soprano, Nathalie Stutzmann, contralto, Christoph Prégardien, tenor, Andrew Foster-Williams, bajo-barítono; Javier Balaguer, clarinete. Coro y Orquesta Nacionales de España. Director: Hansjörg Schellenberger. Obras de Mozart. 13-XI-2011. Inga Kalma, soprano; Michelle Breedt, mezzo; Michael Hendrick, tenor; Salvador Navarro, trompa. OCNE. Director: Andreas Spering. Obras de J. L. Turina, Strauss y Mahler. veladura y prácticamente no tropieza en las fioriture. Sonó con la exigida dulzura en el Andante. Interpretación bien edificada la de la un tanto incoherente Canción del lamento de un juvenil Mahler —de la que nos informó exhaustiva y fielmente Pérez de Arteaga en sus notas— en la versión de dos movimientos. Hubo intención en la batuta —sforzandi magníficos— y excelente respuesta en los conjuntos. Se escuchó poco la banda interna. De los tres solistas aprobamos con buena nota a la firme y segura letona Kalna en su breve cometido, pero suspendemos al engolado y calante tenor y a la casi inaudible mezzo, corta de graves y de agudos. Arturo Reverter 27 258-Pliego 2 23/11/10 12:55 Página 28 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de la ORCAM DÍAS DE VIOLÍN U n primer programa presidido por dos obras para violín y orquesta, españolas ambas, de rara inclusión en conciertos la de Manuel Quiroga y estreno absoluto la de Juan Medina. Se nos entregó en el programa de mano un trabajo (que firma José Luis García del Busto) acerca del violín desde Beethoven a Shostakovich, que hay que elogiar sin paliativos. Aparte de la buena costumbre de esos cuadernillos, dedicado este último al pontevedrés Quiroga, que edita la Comunidad entregados gratuitamente y mal apreciados por buena parte del público. El pórtico del concierto estuvo en las Variaciones sobre un tema de Paganini, de Boris Blacher, obra concienzuda y prolija en la orquestación a partir del tema paganiniano que expone el primer violín en la orquesta. En las manos de Miguel Romea, las variaciones adquirieron, con impecable respuesta de la orquesta, altura como conjunción de elementos tales como la firmeza rítmica, la cohesión entre los grupos orquestales y la sutileza en las dinámicas para arrojar resultados de algo pulido y bien ensayado. El Concierto para violín y orquesta de Juan Medina es una obra extensa que produce un cierto desasosiego, resulta paroxística en la plasmación de su intención, especialmente en el marcado Moderato, con bravura, a lo largo de su escucha. Otro tanto sucede en el movimiento final, apaciguada la sensación por la cantinela del violín solista en el tiempo central. La coherente parte del violín estuvo servida con suficiencia por Manuel Guillén, aunque no lograra aflorar lo suficiente por encima de la orquesta en muchos pasajes. La obra de Manuel Quiroga, Concierto en el estilo antiguo, se atiene al esquema del concerto grosso, romantizado en sus tiempos Grave y Presto. Fue servido igualmente por Guillén, con buenas maneras y algún problema de afinación. Aunque resultona y ovacionada, la versión de las Fiestas romanas que cerró el concierto, aunque se cantó bien concertada y alcanzó un buen nivel, podría haber tenido algo más de chispa en La Befana. En el concierto siguiente, se procedió a la sana costumbre de dar realce a componentes de la plantilla orquestal como solistas en los con- Xavi M. Miró Madrid. Auditorio Nacional. 25-X-2010. Manuel Guillén, violín. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Miguel Romea. Obras de Blacher, Medina, Quiroga y Respighi. 9-XI-2010. Pandeli Gjezy, violín. ORCAM. Director: José Ramón Encinar. Obras de Sorozábal, Hindemith, Mateo Acín y Ravel. MANUEL GUILLÉN ciertos de ciclo, tocándole al albanés Pandeli Gjezy, cuyo desempeño en la parte solista del Concierto para violín y orquesta de Paul Hindemith no nos hizo echar de menos a ningún otro intérprete de su instrumento. Nada quedó mediocre ni fuera de lugar, y los aplausos que a él dedicaron sus compañeros y su Director Titular fundidos con los del público, lo fueron con toda justicia. Había precedido su intervención la obra madurada por Sorozábal como Suite para orquesta sobre coros de Tomás Luis de Victoria. El compositor vasco, que tan jocundo sabía ser en populares números de sus conocidas zarzuelas, hizo en esta ocasión una música arraigada en lo antifonal, adecuada al insigne modelo, y que se refugia en momen- tos de verdadera unción o de gran expresividad, que si no obtuvo el total ajuste en partes como el Andantino, mereció en general una buena traducción. Un acierto de exhumación por parte de Encinar el programarla. Se expuso con entrega y sin fisuras también el estreno del zaragozano Luis Mateo Acín, presente y ovacionado tras la interpretación, Conversaciones con Ramón J. Sender, obra que se inspira en títulos literarios del aludido, de prolija orquestación y discurso coherente en el que se inmiscuyen oposiciones sonoras que van, de algún modo, apuntalando el discurso. Y Encinar cerró dirigiendo con ese especial modo que detenta para traducir la música francesa, la Suite nº 2 de Dafnis y Chloe. La página de Ravel se desplegó con un planteamiento sonoro lleno se sugerencias, delicadeza, con un desarrollo en que se escucharon detalles que son tantas veces apabullados en la opulencia de la página. ¡Bravo, maestro! Destacó en el saludo a trompeta, clarinete y de forma muy especial a la flautista Cinta Varea. José A. García y García CDMC TAN CAMPANTE Madrid. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 8-XI-2010. Asier Polo, violonchelo. Miembros del LIM. Neopercusión. Trío Arbós. Obras de Villa Rojo. L 28 e había dado un arrechucho a Jesús Villa Rojo (Brihuega, 1940) unas semanas antes del homenaje que le dedicaba el CDMC con ocasión de su setenta cumpleaños, pero ahí estaba, tan campante, en un abarrotado Auditorio 400 del Reina Sofía. Y si él estaba bien, su música no lo estaba menos, desde las “versiones B” —es decir, revisadas— de obras más antiguas como Lamento, Caminando por el sonido o Variaciones sin tema hasta otras más recientes como las que completaban el programa: Trío, Adornos y Triamí. El tiempo que ha pasado por las más antiguas lo ha hecho para bien en esas nuevas versiones que, en el caso de Caminando…, mantiene, además, la voz grabada de la gran Esperanza Abad o, en el de Lamento, incluye un violonchelo que en esta ocasión fue el de Asier Polo en un emocionante despliegue técnico y expresivo. Las piezas más actuales revelaron la versatilidad de Villa Rojo, la libertad con que se plantea el compositor el desarrollo de su obra en el tiempo, la mezcla de anhelo de comunicación, guiños a la tradición, sentido del humor, todas esas cosas que hacen que su música sea tan abierta y, a la vez, tan sólida. Luis Suñén 258-Pliego 2 23/11/10 12:55 Página 29 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de la ORTVE DOS VETERANOS Franz Höhler Madrid. Teatro Monumental. 29-X-2010. Nemanja Radulovic, violín; Toby Spence; tenor; Thomas Bauer, barítono. Sinfónica de Radio Televisión Española. Director: Walter Weller. Obras de Paganini y Mahler. 5-XI-2010. Ana Quintans, Jeannette Roeck, sopranos; Steve Davislim, tenor. OCRTVE. Director: Leopold Hager. Obras de Strauss y Mendelssohn. WALTER WELLER U no nunca tuvo gran interés por los conciertos de Paganini, con su halo romántico, virtuosístico y belcantista, y sólo destacables frente a obras suyas como el Centón de sonatas para violín y guitarra. Cayó en suerte o en desgracia el Primero, apenas un pretexto para que se luciera Nemanja Radulovic, un joven de afectada pelambrera paganiniana, en la línea ejecutora de un Malikian pero más efectivo. Sí tenía interés por oír a Walter Weller. En la segunda parte, frente a una gran obra como es La Canción de la Tierra, acertó a plasmar parte de su congénito dolor y también las alusiones a un mundo, el nuestro, lleno de riqueza y bellezas. Alguna rudeza aislada o un ensamblaje del Brindis inicial con mácula no anularon su fino instinto para lo vienés ni el sapiente uso del rubato. Pese a su empeño, lo menos bueno de la versión —con barítono en lugar de contralto— fueron los solistas. Toby Spence de voz clara y poco proyectada, con sonido entre faríngeo y bucal, y un Thomas Bauer desmadejado y poco personal, echándose a menudo hacia adelante, ignorando la posición del soldado, que muchos maestros prescriben. Incluso George Marek, severo biógrafo al juzgar algunas derivas de Strauss, reconoce la calidad de un puñado de logros correlativos y tardíos, incluidas las Metamorfosis para cuerda, que nos remite al inolvidable paisaje de los últimos coletazos románticos. Sólo un par de conciertos recientes de Leopold Hager han puesto patas arriba mi vieja idea de que era un director algo seco y académico. Sin batuta, flexibilizado al máximo los ataques, de sus dedos brotaban las notas con unción y el trazo ascensional lo enfatizaba la potente implicación del torso y antebrazos. En el debe, sólo alguna cesura algo abrupta. La ORTVE nos regaló muchas frases resplandecientes, pero sin redondear del todo su hermoso sonido de otras ocasiones. J. Martín de Sagarmínaga 29 258-Pliego 2_Actualidad 07/03/14 14:12 Página 30 ACTUALIDAD MADRID Concierto aniversario Cristóbal Halffter HOMBRE Y MITO E l fin de fiesta de los fastos halffterianos tuvo lugar el pasado 11 de noviembre con un concierto sinfónico en el Real madrileño al que asistió la plana mayor del gremio. Antes de ponerse manos a la obra, el director bonaerense Alejo Pérez leyó una lauda que Juan Carlos Marset había escrito para saludar a su amigo y colega y de paso poner en perspectiva el catálogo halffteriano, a partir del cual se confeccionaría un concierto asequible, de duración razonable y muy bien tocado que dio fe de la apostura creativa del preboste mayor de la Generación del 51. En la primera parte se programaron los Siete cantos de España para soprano, barítono y orquesta (muy atinados estuvieron Lucrecia García y César San Martín), que Halffter erigiría en CRISTÓBAL HALFFTER 1991-1992 sobre algunas piedras miliares del poemario nacional. Es una obra lastrada por un atonalismo monolítico y una sonoridad fastidiosamente uniforme que obnubila el oído y devalúa el interés lírico del ciclo, toda vez que traiciona la música natural de los poemas que adopta. Cuenta, eso sí, con algunos valiosos segmentos orquestales (vg: los interludios del canto quinto, Gar ke fayero) en los que Halffter (Homenaje a Kafka) (1996) esparce clústers con forma de —nombre del surreal personubes eléctricas o esporas naje de Kafka que protagonipara dimensionar y adensar la za el relato Las preocupaciotextura. nes de un padre de familia— El concierto ganó enteros , cuya trama de hechos musicon la inclusión de Odradek cales parece aferrarse a esa Javier del Real Madrid. Teatro Real. 11-XI-2010. Lucrecia García, soprano; César San Martín, barítono. Orquesta Titular del Teatro Real. Director: Alejo Pérez. Obras de C. Halffter. línea metafísica del último párrafo (“Todo lo que muere debe haber tenido una razón de ser”) en lo que se antoja una constante búsqueda de sentido. Para terminar, y como no podía ser de otro modo, hubo fuegos artificiales a cargo de la pieza más popular del compositor (una impostura donde las haya): el Tiento de primer tono y batalla imperial (1986), gran ejemplo de metamúsica en la que Halffter limita su oficio, primero, a emborronar hábilmente la pieza homónima de Cabezón y segundo, a buscarle al clave de Cabanilles una vestidura sinfónica digna de reyes. Halffter subió agradecido a recibir los aplausos y clamores, aunque por descontado, éstos también fueran para ellos. David Rodríguez Cerdán Monográfico Pierre Boulez LAS DOS CARAS DE LA VERDAD Madrid. Auditorio Nacional. 6-XI-2010. Pilar Jurado, soprano; Dimitri Vassilakis, piano. Ensemble Orchestral Contemporain. Director: Daniel Kawka. Coro y Orquesta Nacionales de España. Director: Jordi Bernàcer. Obras de Boulez. H 30 ace pocos meses nos hacíamos eco de la maratoniana experiencia Xenakis con la que el Auditorio Nacional cerraba una semana de homenajes al padre de la música estocástica. Con motivo del 85 cumpleaños de Boulez los poderes fácticos de la misma casa proyectaron un monográfico siguiendo el mismo formatomenú (un aperitivo en forma de concierto de cámara, un cóctel-entreacto servido en el vestíbulo principal y de plato fuerte un concierto sinfónico en la sala grande), aunque en esta ocasión han tenido a bien aligerar un punto el programa para evitar indigestiones indeseables. Así las cosas, Daniel Kawka y el Ensemble Orchestral Contemporain hacían entrada a las seis de la tarde en la Sala de Cámara con un programa en torno a la música bouleziana de los ochenta. En esta época empieza el compositor a pensar la música como una work in progress, lo que auspicia unos ciclos sometidos a repetidos escrutinios, como es el caso de Mémoriale (1985) —perteneciente al ciclo Explosante-fixe— y las procelosas Dérive I (1984) y Dérive II (1988/2006), que Kawka y los suyos lidiaron con medios más que suficientes. Si en la primera el tema de estudio gira en torno a las posibilidades dialécticas de la acústica y la electrónica y su ocurrencia real, en Dérives importa la proliferación (o “deriva”) de la materia sonora, aunque en DII se verse también —a lo largo de tres extenuantes cuartos de hora (inevitable que la concentración ceda al desánimo en algún momento)— sobre la periodicidad. A continuación se desplegaron en la sala sinfónica algunas de sus obras para orquesta (y las pianísticas Douze Notations, 1945, como punto de referencia), que nos recordaron lo mejor y lo peor de la estética bouleziana (el perfeccionismo arquitectónico, la incapacidad declarativa, el hiperconceptualismo…). Abría el apetito una lectura bastante lograda del caleidoscópico y tenebrista Rituel in memoriam Bruno Maderna (1974-1975), ensayo sobre la percepción basado en procedimientos distributivos; luego sonó la inescrutable Le soleil des eaux (versión para soprano y orquesta de 1965), en la que un Boulez inconmovible e inmisericorde planta sus aceros sobre las pastorales imágenes de Char y, finalmente, las Notaciones I-VII-IV-III-II (19781998) para orquesta, unos ensayos de volumetría orquestal que le sirven al compositor para elongar la imaginación sinfónica. Mención especial para el joven y proactivo Jordi Bernàcer, quien al frente de la ONE supo dirimir en todo momento una música ofuscada por su propia impenetrabilidad. David Rodríguez Cerdán 258-Pliego 2 23/11/10 12:55 Página 31 AC T U A L I DA D MADRID / MÁLAGA Ibermúsica: Orquestas del Mundo BRÍO Y TENSIÓN Madrid. Auditorio Nacional. 31-X, 1-XI-2010. Sarah Connolly, mezzo; Leif Ove Andsnes, piano. Filarmónica de Londres. Director: Vladimir Jurowski. Obras de Mendelssohn, Beethoven, Brahms y Mahler. J urowski (Moscú, 1972) es artista serio, adusto, de amplia y elegante gestualidad, de nerviosa y eléctrica disposición. Posee una energía interior formidable, que hace correr por las estructuras de la música un viento reconfortante que puede poner en pie, con brío insospechado, una Sinfonía como la tan académica y un tanto repetitiva de la Reforma de Mendelssohn. Pero, tras la mímica, hay un temperamento y, con frecuencia, un toque exquisito; como se puso de manifiesto en esa exposición inicial, en pianísimo, del tema del Amén de Dresde. En su punto y suficientemente refinado el acompañamiento en los mahlerianos Kindertotenlieder a la mezzo Sarah Connolly, voz bien colocada y emitida, levemente gutural, tímbricamente pálida y muy correcta en lo musical. Firme trazo, bien medido vaivén, hábil regulación los conferidos a la Sinfonía nº 3 de Brahms, en cuyo último movimiento restalla- ron los ritmos secos y cortantes, con excelente manejo de los contratiempos. Andsnes es un pianista dotado en lo mecánico, de técnica probada, poderoso y contundente. Los monumentales trinos del Segundo Concierto de Brahms no tienen secretos para él. Pero es alicorto en el fraseo y su lirismo no prospera. Aun así, nos gustó la delicada transición operada en el Andante al regresar el tema del chelo, bien tañido aquí por Kristina Blaumane. Fogosidad, brillo, algunos que otros efectismos, cierta morosidad en los tempi y vientos a todo trapo caracterizaron la interpretación de la Heroica de Beethoven, que se ofreció en la poco habitual orquestación de Mahler, que dobla familias e incluye un requinto. Jurowski graduó bien las dinámicas y llevo la sinfonía a un exultante paroxismo, apoyado en la excelente y ajustada, ya que no excepcional, London Philharmonic. Arturo Reverter Dos solistas esperados ANÁLISIS, RIGOR, FANTASÍA MÁLAGA Teatro Cervantes. 30-X-2010. Tatiana Vasilieva, violonchelo. Filarmónica de Málaga. Director: Enrique Diemecke. Obras de Dvorák y Bruckner. 5-XI-2010. Nelson Goerner, piano. OFM. Director: Edmon Colomer. Obras de Núñez Hierro, Schumann y Brahms. Un estreno absoluto y obras del repertorio romántico han dado contenido a la cuarta y quinta citas de la temporada regular de conciertos de la Orquesta Filarmónica de Málaga donde habían causado expectación los solistas anunciados, si bien han tenido resultados diferentes. En primer lugar, la rusa Vasilieva que, con su violonchelo, ha demostrado por qué está entre los valores jóvenes más destacados en el ámbito internacional. Interpretó el Concierto op. 104 de Dvorák con una autoridad digna de admiración en el aspecto técnico tanto en afinación como en precisión mecánica, y en el musical con un dominio del sonido y una capacidad de concertación realmente admirables, manifestando un perfecto entendimiento con Diemecke, director que dio toda una exhibición de saber y entender su arte, al demostrar una gran comunicación con la orquesta, que se mostró muy cómoda ante la pre- cisa a la vez que extravertida dirección del maestro mejicano que, sin duda, fue el otro gran triunfador de la velada. Lo confirmó con una gran versión de la Sinfonía “Romántica” de Anton Bruckner en la que mantuvo un pulso que realzó un serio y nada afectado romanticismo, ya que supo acentuar el Sturm und Drang (la tempestad y el ímpetu) de la obra, más inspirado éste en los aspectos bucólicos que ofrece la naturaleza que en aquellos que tienen sus referentes en las relaciones humanas. Toda una lección de un músico que sabe conjugar en su expresión el rigor germánico con la fantasía latina. Nelson Goerner está considerado como una de las figuras del piano que con seguridad ha progresado más y mejor en su carrera desde que hace veinte años consiguiera el prestigioso Concurso de Ginebra como también lo hiciera en su día su maestra la gran Maria Nuria Núñez Hierro Tipo. Sin embargo, su actuación con la filarmónica malagueña no ha estado a la altura de su calidad artística y de su portentosa técnica, admirada en los grandes escenarios musicales del mundo. Su versión del Concierto en la menor, op. 54 de Schumann dio más la sensación de un ensayo que de una interpretación seria que estimulara la percepción del público que, reconociendo su valía, terminó aceptándola. Siendo como es un sobra- do dominador del teclado, paradójicamente puso escasa tensión y alma en la expresión y transmisión de esta pieza singular del repertorio concertante romántico. El maestro Colomer compensó este hecho con la Sinfonía nº 2 op. 73 de Brahms desarrollándola con tensión y cuidando siempre el detalle. Hizo igualmente gala de esta cualidad en el estreno absoluto de La fragilidad del equilibrio, obra encargo de la Orquesta Filarmónica de Málaga, la Fundación Autor y la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas a la joven compositora jerezana Nuria Núñez Hierro, pieza en la que ha seguido unas constantes pautas rítmicas que van evolucionando en un desarrollo variable haciendo honor a la inestabilidad que refleja su título. Colomer desentrañó su partitura con rigor y eficacia demostrando su solvente capacidad de análisis. José Antonio Cantón 31 258-Pliego 2 23/11/10 14:23 Página 32 AC T U A L I DA D OVIEDO Janácek vuelve al Teatro Campoamor KABANOVA DIGNA OVIEDO Carlospictures Teatro Campoamor. 21-XI-2010. Janácek, Katia Kabanova. Vladimir Matorin, Ludovit Ludha, Agnes Zwierko, Guy de Mey, Janice Watson, Finnur Bjarnason, Stella Grigorian, José Manuel Díaz, Gleisy Lovillo, María José Suárez, Vanesa Rodríguez, Fernando Fernández. Coro de la Ópera de Oviedo. Sinfónica del Principado de Asturias. Director musical: Maximiano Valdés. Director de escena: Tim Albery. 32 El Teatro Campoamor de Oviedo volvió a programar una ópera de Janácek, cinco años después de aquella Jenufa que, de la mano de Maximiano Valdés y Robert Carsen, había dejado en la ciudad un buen sabor de boca. Valdés volvió a repetir en esta ocasión, pero con Katia Kabanova, obra de madurez cuya estética no deja a nadie indiferente. Hacía tiempo que no veíamos al público del Campoamor tan desorientado ante una ópera que parece diseñada para inquietar y hacer sentir incómodo al espectador. Finalmente y tras una hora y tres cuartos de representación, sin descanso, el tercer título de la temporada fue acogido con bastante tibieza. El resultado fue una versión digna, que no es poco, habida cuenta de las cuatro importantes cancelaciones de artistas que había tenido el título, y del lamentable estado económico por el que pasa la Temporada de Ópera de Oviedo, la segunda más antigua de España, que el próximo año ya ha anunciado que ofrecerá una ópera —Norma— en versión de concierto. La producción, un trabajo de Tim Albery para Opera North, acompañó bien la historia sin conseguir hacerla brillar del todo. Albery respetó los lugares y la esencia dramatúrgica del libreto, y rodeó la acción de oscuridad y angostura, dos aspectos que encajaron muy bien pero que, estéticamente, no resultaron tan afortunados. La dirección de actores fue convencional y previsible, y la escenografía muy poco lucida. En realidad, visualmente no hubo ni un solo momento realmente atractivo. Lo más destacado de la producción sin duda fue el Janice Watson y Stella Grigorian en Katia Kabanova de Janácek en el Teatro Campoamor reparto lírico, gracias a unos cantantes de calidad que ofrecieron una notable versión vocal. Sobresalieron Vladimir Matorin y Stella Grigorian. Él por su gran voz de bajo, que llenó el Campoamor de fuerza y carácter; y ella, por su fresca y plena recreación de Varvara. Grigorian se hizo con el escenario por sus pronunciadas cualidades dramáticas, y ofreció una línea de canto joven y limpia, que supuso un soplo de aire fresco para la producción. También obtuvo una buena participación la soprano Janice Watson, que dibujó una Katia sensible y resignada que apenas mostró su parte oscura y enajenada. Vocalmente fue de menos a más, obteniendo una caracterización solvente y desenvuelta que causó buena impresión. Ludovit Ludha y Guy de Mey estuvieron afortunados en sus respectivos papeles de Boris y Tijon. Finnur Bjarnason encarnó a Kudriash con gran aplomo escénico y una aproximación lírica reconfortante. Por su parte, Agnes Zwierko interpretó a Kabanija con cierto carácter, aunque no le hubiera venido mal una mayor enjundia lírica. Se esperaba que un personaje con tanto peso dramático hiciera gala de un mayor carisma. El Coro de la Ópera de Oviedo tuvo una pequeña pero acertada participación. La versión musical de Maximiano Valdés fue más eficaz que refinada. El maestro chileno se mostró convincente en la conducción de una obra muy compleja, que dirigió con la consistencia rítmica y orquestal a que nos tiene acostumbrados. Pero si nos fijamos en la versión con detalle, no se puede evitar echar en falta un mejor acabado sonoro y una mayor profundidad conceptual, que aprovechase con más riqueza las posibilidades expresivas que ofrece la ópera. La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias resolvió con profesionalidad, sin llegar a mostrar todo su potencial artístico. Aurelio M. Seco 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 33 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 34 AC T U A L I DA D SANTIAGO / SEVILLA MADRID Estreno de una obra de Buide del Real BIENVENIDO LO NUEVO SANTIAGO Santiago de Compostela. Auditorio de Galicia. 22-X-2010. Sinfónica de Oporto. Director: Mikhail Jurowski. Obras de Prokofiev y Chaikovski. 29-X-2010. Joanna MacGregor, piano. Real Filharmonía de Galicia. Director: Paul Daniel. Obras de Buide del Real, Mozart y MacMillan. Visita de la Orquesta Sinfónica de Oporto, integrada en la Fundación Casa da Música y llamada anteriormente Orquesta Nacional de Oporto. Esta vez no vino al mando de su titular Christoph König sino de un envejecido Mikhail Jurowski, el padre de Vladimir, la joven estrella de la dirección. Dos sinfonías rusas en el programa, la Séptima de Prokofiev en la primera parte y la Tercera de Chaikovski en la segunda, inversión cronológica es posible que motivada por frenar la tendencia de bastante público a abandonar la sala en el descanso. Com- puesta la de Prokofiev al final de su vida tras los años de represión del nefasto Zhdanov, es obra sin planteamientos conflictivos en la que se pueden encontrar algunas sutilezas salidas de la resignación de un sabio. La versión de Jurowski resultó plana y rutinaria, dejando la sensación de una obra que es “ni chicha ni limoná”. Y para la Tercera de Chaikovski también podría recurrirse a otro dicho, el de “mucho ruido y pocas nueces”. La orquesta tiene suficiente calidad para poder obtener mejores resultados. Por el contrario, el concierto de la Real Filharmonía de Galicia bajo la dirección de Paul Daniel resultó magnífico, porque con su principal director invitado la orquesta parece otra comparativamente con los resultados de tantas direcciones rutinarias. Ya se notó nada más comenzar Paisaxe suspendida, estreno absoluto del joven compositor compostelano formado en Estados Unidos Fernando Buide del Real, obra escrita por encargo de la AEOS y la Fundación Autor, que obtuvo un merecido éxito. El placer continuó con una excelente lectura, aunque quizás demasiado enérgica, de la no muy frecuentada Sinfonía nº 34 de Mozart. Con la musicalmente desinhibida pianista escocesa Joanna MacGregor se disfrutó en la segunda parte una espectacular lectura del Concierto para piano nº 2 de su compatriota James MacMillan más dos propinas, una con orquesta y otra con piano solo. Puede decirse que también eran estrenos para un público que respondió con entusiasmo ante lo nuevo, aunque no sea precisamente MacMillan un ejemplo de vanguardismo musical. Espléndida la orquesta en obras apartadas del repertorio y buena reacción del público. José Luis Fernández Pedro Halffter inicia su Tetralogía RELUCIENTE ORO 34 La espectacular puesta en escena del Oro, procedente del Palau de les Arts de Valencia y el Maggio Musicale Fiorentino, conocida ya de los lectores, ha tenido una espléndida acogida en el teatro maestrante que inicia con este Escena de El oro del Rin de Wagner en el Teatro de la Maestranza Prólogo su temporada lírica. El proyecto de con los esfuerzos de sus regi- que no se lograra en su conla representación completa dores. Pedro Halffter se ha junto la arrebatadora intensidel Festival escénico está preparado para el reto y ha dad de otras muestras de prevista para las tres siguien- dedicado intensos ensayos Wagner aquí presenciadas, tes. Demasiado largo plazo, para que el Oro reluciera como fue el Tristán, que diritan lejos de la voluntad wag- junto al Guadalquivir. Atento gió el año pasado. En el Próneriana. Pero los malos vien- a las voces y a la dimensión logo se anuncia el drama, tos presupuestarios que del foso, ha conseguido una pero aún no estamos del soplan para este teatro así lo lectura limpia y equilibrada todo en sus entrañas. El elenimponen, si no dan al traste con pasajes brillantes, aun- co vocal resultó sólido, ade- cuado a las circunstancias. Las tres hijas del Rin resultaron convincentes con sus onomatopeyas, giros contra el lascivo Alberich (un Hawkins con buena proyección) y lamentos; al Wotan de Rasilainen le faltó intensidad; la Fricka de Zhidkova, sin embargo, fue brillante, y delicada la Freia de Alkema; dramática, pero algo desgastada, la Erda de Schwarz. Y bien los gigantes, el Mime de Schmidt, y los otros dioses, especialmente el Loge de Brubaker, tal vez la voz mejor adaptada a su papel. Guillermo Mendo SEVILLA Teatro de la Maestranza. 4-XI-2010. Wagner, El oro del Rin. Jukka Rasilainen, Hans-Joachim Ketelsen, José Ferrero, Robert Brubaker, Attila Jun, Stephen Bronk, Gordon Hawkins, Wolfgang Schmidt, Elena Zhidkova, Keri Alkema, Hanna Schwarz, Julia Farrés-Llongueras, Alexandra Rivas, Atala Schök. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director musical: Pedro Halffter. Director de escena: La Fura dels Baus/Carlus Padrissa. Jacobo Cortines 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 35 AC T U A L I DA D TENERIFE Crudo naturalismo EL REVERSO DE LA POSTAL Auditorio. 23-X-2010. Puccini, Madama Butterfly. Xiuwei Sun, Jorge de León, Santos Ariño, Belén Elvira, Juan Padrón. Sinfónica de Tenerife. Director musical: Emmanuel JoelHornak. Director de escena: Giancarlo Del Monaco. TENERIFE Escena de Madama Butterfly de Puccini en Santa Cruz de Tenerife La escena se sitúa en el patio de un arrabal de mala nota de un moderno Nagasaki. Cio-Cio-San y Suzuki son, llanamente, prostitutas. Pinkerton es un chulo y un cínico. El cónsul un borrachín y un rijoso. Goro un vendido sin escrúpulos y Yamadori un capo de la mafia. Esta visión es sin duda reveladora, auque el regista haya cargado en exceso las tintas en más de una ocasión: demasiada mierda en escena en una producción naturalista, en la que lo simbólico no tiene lugar. El libreto desde luego es duro y desagradable, como lo es la compra de una muchacha. Hay una evidente contradicción, sin embargo, con el texto cuando Pinkerton canta Addio, fiorito asil en medio de la podredumbre en la que está vomitando su mujer. También es rizar el rizo el subrayado final con el rapto del niño. La china Xiuwei Sun anda mal de graves y tiene excesivo vibrato, pero, sin ser una spinto, vive y siente el papel y fila bien. De León luce sus formidables agudos, pero es demasiado amigo del forte sin piedad. Ariño dio idónea imagen de ese Sharpless holgazán, con apreturas de una voz algo gastada. Suficiente, con ciertas desigualdades de emisión, la Suzuki de Belén Elvira, de timbre penumbroso. Bien el Goro de Padrón, malintencionado y codicioso, muy flexible en su declamado. Discretitos como mucho los demás. Hay que resaltar que, excepto la protagonista y el cónsul, los otros siete solistas eran tinerfeños y que el Coro del Festival sigue su ascenso. Emmanuel Joel-Hornak clarificó bien las texturas e impuso unos tempi razonables, aunque no cuidó dinámicas. La Orquesta, a su buen nivel acostumbrado. Arturo Reverter 35 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 36 AC T U A L I DA D VALENCIA Ciclo de la Orquesta de Valencia LA MÚSICA, AL RESCATE ALEXIS CALVO Eva Ripoll Palau de la Música. 22-X-2010. Daniel Müller-Schott, violonchelo. Orquesta de Valencia. Director: Yaron Traub. Obras de Ferrán, Elgar y Dvorák. 29-X-2010. Bo Skovhus, barítono. OV. Director: Yaron Traub. Obras de Schoenberg, Mahler y Mozart. 12-XI-2010. OV. Director: Alexis Calvo. Obras de Guridi, Usandizaga, Albéniz y Turina. 17, 19-XI2010. OV. Piano y director: Rudolf Buchbinder. VALENCIA En el inicio de la temporada en el Palau de la Música, Alba Sapientia, homenaje de Ferrer Ferrán al siempre añorado Salvador Seguí, gustó mucho por su espectacularidad de buena ley, Por lo precioso de su timbre y el ajuste con el acompañamiento, Daniel Müller-Schott también obtuvo un triunfo importante en el Concierto de Elgar. Ocupó la segunda parte una Octava de Dvorák vibrante a más no poder, muy dramática en los movimientos extremos, de alto vuelo en los centrales. Las cuatro Canciones del camarada errante, primera entrega de la doble conmemoración mahleriana, encontraron en Bo Skovhus una voz no tan bella como prodigiosamente manejada y un acompañamiento que realzó momentos clave con extraordinaria sensibilidad. Los sendos representantes máximos de las dos Escuelas de Viena, clásica (la Júpiter de Mozart) y atonal (Cinco piezas op. 16 de Schoenberg), que la flanquearon marcaron con lucidez orígenes y consecuencias. Alexis Calvo, valor emergente en el panorama de los directores de orquesta valencianos, abordó un programa que contrastaba música 36 española del norte y del sur, vasca y andaluza. De Guridi, las Diez melodías vascas y el preludio del segundo acto de El Caserío; de Usandizaga, la Pantomima de Las golondrinas recibieron excelentes versiones, frescas e intensas. Del genial reportaje musical de Andalucía que es Iberia, del catalán Albéniz, El Corpus en Sevilla y Triana, de Turina la Sinfonía sevillana se caracterizaron por la belleza tímbrica y la imaginación rítmica. Rudolf Buchbinder tocó y dirigió los cinco conciertos para piano de Beethoven con aquella autenticidad idiomática que huye de toda edulcoración para buscar y en muchos casos encontrar una hondura más trágica que lírica en los movimientos lentos y un dinamismo nada amable en los rápidos. Los dedos de Buchbinder deslumbraron en todo momento con un sonido perlado, una paleta cromática tan rica como su gama dinámica y una articulación clarísima. La sensación de espontaneidad interpretativa, consustancial al ideal musical beethoveniano, alcanzó sus máximos grados de intensidad en las cadencias. Alfredo Brotons Muñoz 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 37 AC T U A L I DA D VALLADOLID Rica variedad en el Miguel Delibes CHRISTIE O EL ARTE Valladolid. Auditorio. 13-X-2010. Les Arts Florissants. Director: William Christie. Obras de Charpentier y Purcell. 16-X-2010. Juho Pohjonen, piano. Sinfónica de Castilla y León. Director: Lionel Bringuier. Obras de Smetana, Salonen y Dvorák. 21-X-2010. Enrico Dindo, violonchelo. Real Filharmonía de Galicia. Director: Antoni Ros-Marbà. Obras de Durán, Saint-Saëns y Mozart. 29-X-2010. Katia y Marielle Labèque, pianos. Obras de Albéniz, Debussy y Ravel. 8-XI2010. Angelika Kirchschlager, mezzo; Ian Bostridge, tenor; Julius Drake, piano. Wolf, Spanisches Liederbuch. 13-XI2010. Ivo Pogorelich, piano. Orquesta Philharmonia. Director: Tugan Sokhiev. Obras de Mendelssohn, Chopin y Rachmaninov. PHI Philippe Herreweghe un nuevo sello de VALLADOLID Gustav Mahler Symphonie No. 4 Inteligentemente escenificadas, con una perfecta utilización del espacio y del gesto, las versiones de Actéon y Dido y Eneas fueron un milagro de musicalidad y teatralidad, tanto de los componentes de la orquesta, como del sensacional coro y de unos solistas sin tacha. Las dos breves obras de gran belleza llegaron a un público que aplaudió quince minutos puesto en pie. Los solistas en ambas obras dominan sus papeles y cantan con propiedad y buen sonido. Son también excelentes actores y voces adecuadísimas y transmiten coherencia general. Citar a Sonia Yoncheva (Dido) Andreas Wolf (Eneas), Ed Lyon (Acteón) Céline Ricci (primera Bruja) Emmanuelle de Negri (Arethuza y Belinda) o Hillary Summers (Juno y hechicera) no supone preferencia, aparte de la que el papel ofrece. Sensacional la orquesta, como Christie dirigiendo sobre el teclado. Poco más se puede decir cuando la perfección ha tenido lugar. El arte y la emoción se encontraron en una sesión memorable. Dado el cúmulo de sesiones de buen nivel general, comento lo más destacado. El Concierto para piano de Salonen está compuesto con oficio pero no resulta demasiado inspirado. Fue bien interpretado por pianista y orquesta, como asimismo Moldava y la Quinta Sinfonía de Dvorák. La visita de la Real Filharmonía de Galicia nos permitió comprobar la estupenda labor de Ros-Mar- bà a su frente, consiguiendo para el conjunto un bello y personal sonido que brilló sobremanera en la espléndida versión de la complicada Serenata Haffner mozartiana. Discreto el estreno gallego y muy buena prestación de Dindo en el Primer Concierto de Saint-Saëns. Las Labèque, artistas en residencia, como William Christie, mostraron una técnica impecable, así como un exceso en los fortes, puesto de manifiesto en las versiones de Iberia. Lo mejor del concierto las Imágenes de Debussy y el capitulo de regalos. Wolf y su Spanisches Liederbuch, en versiones magistrales desde la música y el teatro de tres formidables intérpretes, con un dominio absoluto de la voz y el gesto. Hermosas partituras, verdadero homenaje a nuestro país, en los textos de Lope, Cervantes, Juan Ruiz, Gil Vicente y los bellísimos anónimos. Extraordinario concierto de la espléndida Orquesta Philharmonia y un joven y gran director. Pogorelich, espléndido en técnica y sonido, versión muy personal del Segundo de Chopin a pesar de tocar con la partitura. Preciosa Gruta de Fingal y antológica Segunda de Rachmaninov, que interpretada de esta forma es una obra maestra. Todavía anotar el debut de dos cuartetos y una orquesta de cuerda surgidos de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Es un dato positivo, desde la calidad inicial demostrada. Fernando Herrero Rosemary Joshua – Orchestre des Champs-Elysées Philippe Herreweghe LPH 001 Gustav Mahler Symphonie No. 4 Rosemary Joshua – Orchestre des Champs-Elysées Philippe Herreweghe proyectos para 2011 J.S. Bach Philippe Herreweghe J .Brahms Philippe Herreweghe distribution www.outhere-music.com 37 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 38 AC T U A L I DA D 38 Decorativo Oro del Rin DANZA DE DIOSES Monika Rittershaus Staatsoper. 17-X-2010. Wagner, Das Rheingold. Hanno Müller-Brachmann, Timo Riihonen, Johannes Martin Kränzle, Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, Marco Jentzsch, Jan Buchwald, Stephan Rügamer, Ekaterina Grubanova. Director musical: Daniel Barenboim. Director de escena: Guy Cassiers. Escenografía: Enrico Bagnoli. Vídeo: Arjen Klerkx, Kurt d’Haeseleer, Vestuario: Tim van Steenbergen. Coreografía: Sido Larbi Cherkaoui. Anna Samuil (Freia), Marco Jentzsch (Froh), Hanno Müller-Brachmann (Wotan) y Stephan Rügamer (Loge) BERLÍN INTERNACIONAL ACTUALIDAD ALEMANIA La nueva puesta en escena de El oro del Rin en la Ópera del Estado, coproducida con la Scala de Milán, resultó la más débil y desnortada que recuerda Berlín: un fracaso. El espectáculo fue decorativo pero carente de sentido. Los elementos ilustraban pero no interpretaban la acción: nubes, una muralla dorada, un paisaje rocoso, pinturas rupestres, un camino al infierno, un friso con cuerpos masculinos desnudos, todo estuvo refinadamente iluminado y completado con proyecciones de sombras y gigantescos dobles de los actores en imágenes filmadas en vídeo. En el medio de la escena, todo el tiempo hubo un estanque lleno de agua donde las Ondinas chapaleaban mojando a medio mundo y sin que los demás personajes tuvieran nada que hacer con ellas, salvo bordear peligrosamente el artefacto. Los bailarines de la Eastman Company lucieron su bri- llante agilidad pero sin advertir que no estábamos ante un ballet sino una ópera. Por momentos actuaron como comparsas, armando con sus cuerpos un trono para Alberico, un enorme yelmo o cubriendo al enano para que se transformara en dragón o en sapo. Que cada personaje cantado fuera doblado por un bailarín que mimaba sus dichos acabó por resultar latoso. Al final, los dioses se encaminaron al Walhala pero dieron con una muralla que salía de la tierra mientras el dios Loge era sumergido en el agua. Del conjunto destacó el bajo Kwangchul Youn en Fasolt, gigante en lo vocal y escénico, capaz de dar la humana sentimentalidad de su parte con una voz inmensa, oscura, imponente. A su lado, resultó débil el Fafner de Timo Riihonen. Grandioso, el Alberico de Johannes Martin Kränzle, amenazante y bufonesco, según las alternativas, inmenso en la escena de la fuga. Excelentes vocalidades mostraron Wolfgang Ablinger-Sperrhacke (Mime), Marco Jentzsch (Froh), Jan Buchwald (Donner), Stephan Rügamer (Loge de exquisito lirismo), Ekaterina Grubanova (enérgica mezzo en Fricka), Anna Samuil (buena Freia, a pesar de un agudo algo áspero), Anna Larsson (Erda a la que desearíamos algo más de peso vocal). Hanno MüllerBrachmann debutó su Wotan y mostró falta de autoridad y debilidad en las notas agudas. El centro de la voz es fluyente y colorido pero los pasajes están marcados en exceso y plantean desigualdad de registros. De alto nivel, íntima transparencia y algún titubeo de las trompas, se mostró la Capilla Estatal bajo la batuta de Daniel Barenboim. En el Teatro Schiller la masa suena peor que en Unter den Linden. La noche del estreno fue acogida con opiniones divergentes entre el público. Bernd Hoppe 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 39 AC T U A L I DA D ALEMANIA / AUSTRIA Furcias, alienígenas… A LO BESTIA N o ha faltado fantasía a la nueva puesta en escena de Don Giovanni en la Ópera Alemana, Hay imágenes fuertes y asombrosas, como la inicial, con el escenario pelado, bajo una luz nocturna y lleno de hombres vestidos de oscuro luciendo la misma cabellera que el protagonista. En los entreactos, el coro mima diversas situaciones de los actores: yoga, gimnasia, cuerpo a tierra, temblores, la muerte colectiva, pues también juegan con cartas amarillas del 1 al 7, acaso alegoría del curso de la vida hacia su final. Podríamos pensar que estamos en un estadio deportivo donde transcurre cíclicamente un juego perpetuo. En camino al infierno, Don Giovanni, pleno de vitalidad juvenil, muestra la carta 1 y corre, muerto pero de risa, con sus compinches. Desde luego, no hay lugar para el moralizante sexteto que viene a continuación. Antes, Schwab nos ha mostrado al Burlador semi- desnudo, como un Crucificado, en medio de la Última cena de Leonardo. También lo podemos ver de golfista, dando palazos al Comendador y violando salvajemente a Zerlina. Las escenas de violencia sexual se reiteran. Zerlina zurra a Masetto con un látigo de cuero. Giovanni ejerce su pedofilia con la rubia y excitable camarerita de Elvira. Medio en pelota, las tres máscaras concurren al baile del Caballero cargando una cruz con un hereje y entran en un gabinete sadomasoquista con furcias en cueros, azotadas y apaleadas, una trapecista, un anciano entubado y músicos alienígenas. La escena se ilumina de rojo neón, se cubre de bolsas plásticas sobre las cuales yacen cadáveres y todo deviene un club berlinés, animado y bizarro. Leporello sale a limpiar el sitio mientras una servidumbre brillantemente vestida tropieza con los cuerpos difuntos. Alex Esposito mostró su notable agilidad como el cita- Marcus Lieberenz Berlín. Deutsche Oper. 16-X-2010. Mozart, Don Giovanni. Alex Esposito, Ildebrando d’Arcangelo, Ruxandra Donose, Marina Rebeka, Yosep Kang, Martina Welschenbach. Director musical: Roberto Abbado. Director de escena: Roland Schwab. I. d’Arcangelo en Don Giovanni do personaje, triunfó en lo vocal y escénico durante el aria del catálogo, mientras sacaba de una bolsa de plástico los recuerdos de su señor —cartas, zapatos, cabelleras— y, por fin, se puso a pegarse el lote con Masetto. Don Giovanni fue Ildebrando d’Arcangelo, con una voz de esplendor viril, oscura y plena, de rico registro grave y un canto poderoso, seductor y sensual. De las damas destaco a Ruxandra Donose (Doña Elvira), notable en general aunque no muy profunda. Con aplomo y señorío brilló en los comprometidos momentos de Mi tradì quell’alma ingrata. Marina Rebeka, vestida de rosa, absolvió la parte dramática de Doña Anna pero fue débil en su lirismo. Yosep Kang cantó sólo la primer aria de Don Ottavio con una voz metálica y varonil de tenor lírico, a veces ligeramente áspera de color. Sólidas prestaciones resultaron las de Martina Welschenbach en Zerlina — todo el tiempo vestida de blanco nupcial—, Krzysztof Szumanski en un simpático Masetto y Ante Jerkunica en el Comendador. Roberto Abbado no supo mantener siempre el equilibrio entre foso y escenario y en ocasiones faltó aliento dramático a su lectura. El público colmó de protestas la aparición del régisseur. Bernd Hoppe Una Rusalka sin simbolismo BOLSAS DE BASURA VIENA Volksoper. 23-X-2010. Dvorák, Rusalka. Kristiane Kaiser, Ales Briscein, Victoria Safronova, Mischa Schelomianski, Dubravka Musovic. Director musical: Henrik Nánási. Director de escena: Renaud Doucet. Decorados y vestuario: André Barbe. La frase “La mejor puesta en escena es la que no se ve” podría haberse aplicado al dúo formado por Renaud Doucet y André Barbe, quienes no se atuvieron en absoluto a esta máxima en su Rusalka, al no limitarse al simbolismo arquetípico de un cuento. Desde el principio, la naturaleza es violentada sin piedad por el hombre. Unas bolsas llenas de basura se vuelven vivientes y empiezan a saltar por el escenario, convirtiéndose en el séquito de la bruja Jezibaba, mientras las ninfas acuá- ticas se adornan con restos de plástico. Los barrenderos llevan el símbolo del reciclaje en el pecho, pero todos los desperdicios que reúnen, junto con algunas flores y hierbas, los arrojan indiscriminadamente en el mismo saco. Los seres míticos resultan los más simpáticos, mientras que las personas son bastante caricaturescas. En la satírica escena del baile, unas parejas vestidas con trajes de diseño se mueven de manera marcial y celebran la nueva droga: el bótox. En el papel titular, Kristiane Kaiser ha vuelto a encontrar una parte en la que puede lucir al máximo sus facultades. Su canto no es excesivamente refinado, pero otorgó a la desdichada ondina un decidido ímpetu y algunos sonidos de gran belleza tímbrica. A su lado, Ales Briscein interpretó a un Príncipe playboy con voz segura, pero rígida en ciertos momentos, y tanto Victoria Safronova en la Princesa extranjera como Dubravka Musovic en Jezibaba parecían competir por quién tenía el mayor trémolo. Con poco peso y escasa autoridad Mischa Schelomianski como Genio de las Aguas, aunque el resto del elenco y el coro se desenvolvieron con solidez. En el foso, Henrik Nánási al frente de la orquesta de la Volksoper consiguió extraer algunos detalles de la rica atmósfera de la naturaleza creada por Dvorák, sabiendo delinear cuidadosamente sus melodías, aunque algunos pasajes de los metales podrían haberse cuidado algo más. Christian Springer 39 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 40 AC T U A L I DA D BÉLGICA Belmonte como fontanero EN EL DESIERTO De Vlaamse Opera. 23-X-2010. Mozart, Die Entführung aus dem Serail. Norman Issa, Iride Martínez, Julianne Gearhart, Eduardo Santamaría, Günes Gürle. Director musical: Umberto Benedetti-Michelangeli. Directora de escena: Eike Gramss. AMBERES Konstanze y Blonde no fueron raptadas del serrallo, sino que fueron rehenes de un señor de la guerra o jefe guerrillero en algún lugar del desierto. Los extraordinarios decorados de Christoph Wagenknecht mostraron una duna de arena, ocupada de vez en cuando por la gente de Selim con su ropaje de batalla y mujeres con velo que se acercaban para sacar agua de un grifo primitivo. Arreglar el grifo parecía ser la tarea principal de Belmonte, una vez que Selim le da trabajo. Salió al escenario dando traspiés con aspecto de un agotado excursionista y daba la impresión de ser un tímido y torpe joven. Konstanze fue claramente la figura dominante de la pareja, una mujer fuerte que desafiaba a Selim. Norman Issa, un actor palestino-israelita desempeñó el papel con autoridad y dijo sus diálogos en su propio idioma. Para que el público pudiera entender que la comunicación era a menudo difícil y confusa entre los rehenes y sus conquistadores, la directora de escena Eike Gramss permitió que los diferentes personajes hablaran en sus propios idiomas: árabe, español e inglés. Sin embargo no hubo sobretítulos en estos casos, aun- Iride Martínez mostró ser una Konstanze llena de fuego y emoción que cantó con gran virtuosismo y fuerza dramática. Julianne Gearhart fue una Blonde bonita y astuta pero el Pedrillo de Eduardo Santamaría fue penoso. Günes Gürle le dio compasión a la figura de Osmin con una calurosa voz de bajo barítono pese a que careció del necesario registro bajo. La orquesta de la Ópera de Flandes tocó muy bien, con un sonido transparente bajo la batuta de Umberto Benedetti-Michelangeli que dirigió una animada interpretación. que las arias, dúos y conjuntos cantados en alemán fueron todos traducidos enteramente. Resultó un tanto irritante porque obstaculizó la acción e hizo debilitar el dramatismo de la obra. Al final no hubo coro de jenízaros cantando las alabanzas del Bassa. Al parecer Selim meditaba en soledad su decisión de dejar libres a los rehenes mientras se oían los sonidos de una melodía árabe. Aunque Norman Issa sobresalió en el papel de Bassa Selim, el resto del reparto desafortunadamente no fue tan convincente, sobre todo en cuanto a las voces. Hubo una excepción: Erna Metdepenninghen Una visión sórdida de la ópera de Janácek EL VOLGA EN LA BAÑERA BRUSELAS Bernd Uhlig La Monnaie. 26-X-2010. Janácek, Kat’a Kabanova. Evelyn Herlitzius, Kurt Streit, John Graham-Hall, Gordon Gietz, Natascha Petrinsky. Director musical: Leo Hussain. Director de escena: Andrea Breth. 40 Fue un mundo duro, desconsolado y sórdido en el que el director de escena alemán Andrea Breth situó su interpretación de Kat’a Kabanova de Janácek. Los insólitos decorados de Annette Murschetz combinaban paredes ladeadas con césped pisoteado. En medio había una vieja bañera (¿el Volga?) en la que al final de la ópera Kat’a se muere después de haberse cortado las venas, una nevera donde ella buscó refugio y también unos cuantos muebles desparramados por el escenario. Dikoj estaba sentado en un sillón y utilizaba a su sobrino Boris como un escabel. Tichon se quitó los pantalones y su madre le bañó en una tina como si fuera un niño. Kudrjas cantó su admiración del Volga mirando una bolsa de plástico que contenía un pez de colores. Lobos disecados y colchones amontonados Evelyn Herlitzius en Kat’a Kabanova de Janácek aparecieron en la escena de amor en el jardín. Kabanicha y Dikoj se enredaron ridícula y perversamente encima de una mesa y tres mujeres vestidas de negro que parecían las Parcas se movían de un lado para otro durante esa escena. Andrea Breth dejó muy claro cómo pensaba enfocar las relaciones entre los diferentes personajes de este drama que careció totalmente de amor o ternura, ni siquiera las había entre Var- vara y Kudrjas, la joven y alegre pareja. El resultado fue que las interpretaciones parecieran como secos porrazos recibidos en la cara pero sin pizca de emoción. Y se podría decir lo mismo de la interpretación musical que hizo el director británico Leo Hussain, que dirigió bien a la Orquesta de la Monnaie, con gran fuerza dramática, mucho color y tensión hasta el final. Pero se echó de menos un acercamiento a esta ópera más relajado y lírico. Andrea Breth había pedido que la soprano alemana Evelyn Herlitzius interpretara a Kat’a por su carácter apasionado. Y la pasión es algo que Herlitzius puede proyectar bien, incluso con su poderosa voz, lo que no siempre domina bien o con los necesarios matices expresivos. Los tenores cumplieron bien con sus papeles: Kurt Streit (Boris), John GrahamHall (Tichon) y Gordon Gietz (Kudrjas), los tres fueron creíbles y cantaron con mucho estilo. Natascha Petrinsky mostró ser una compasiva Varvara con una calurosa voz de mezzo, Renée Morloc estuvo muy impresionante en el papel de Kabanicha y Pavlo Hunka se mostró un grosero Dikoj, como debía ser. Los papeles secundarios y el invisible coro hicieron bien sus papeles. Erna Metdepenninghen 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 41 AC T U A L I DA D ESTADOS UNIDOS Segundo chasco de la temporada PELUCAS Y MAPAS NUEVA YORK Ken Howard Metropolitan Opera. 11-X-2010. Musorgski, Boris Godunov. René Pape, Ekaterina Semenchuk, Aleksandra Antonenko, Evgeni Nikitin, Mikhail Petrenko. Director musical: Valeri Gergiev. Director de escena: Stephen Wadsworth. Escenografía: Ferdinand Wögerbauer. Difícilmente se le puede echar toda la culpa a Stephen Wadsworth de la aburrida producción que estrenó el Met de Boris Godunov, el segundo gran chasco de la temporada. Wadsworth la heredó del director original, Peter Stein, que avisó con sólo dos meses de antelación que se marchaba y tuvo que arreglárselas con unos tristes decorados minimalistas y un vestuario de una desconcertante mezcla de ropa de diferentes épocas, todo basado en los gustos y visión de Stein. Sin embargo, los confusos y simplones enredos dentro de este marco creado por Stein fueron culpa de Wadsworth. Las escenas de multitudes fueron flojas y a menudo incoherentes, el coro, que se movía normalmente como un bloque, oscurecía la acción. Los decorados no permitían muchas oportunidades en cuanto a altura o profundidad, un fallo que Wadsworth no era capaz de enderezar —por ejemplo la escena de la posada se vio reducida a un pequeño espacio del escenario, donde los cantantes estaban desplegados como si formaran parte de una rueda de reconocimiento policial. Las escenas polacas, que normalmente son las más vivas y coloridas de la ópera, estuvieron demasiado recargadas y parecían un tanto ridículas en su austero blanco y negro. Y al llevar puestos largas túnicas y pelucas todos personajes masculinos se parecían y resultó difícil distinguir a unos de otros. Y más irritante aún fue situar una gran parte de la acción en un enorme suelo con mapas y libros esparcidos por doquier. La interpretación musical fue, en cambio, excelente. René Pape en Boris Godunov René Pape, que se hizo con su personaje lentamente, no cayó en los tópicos normalmente asociados con Boris y su despedida fue conmovedora y estuvo soberbiamente cantada. Ekaterina Semenchuk y Aleksandra Antonenko fueron un par de intrigantes amantes con poderosas voces y Evgeni Nikitin se mostró igualmente poderoso en el papel del casamentero jesuita. Con la inclusión de la escena de San Basilio y con una ampliada presencia durante toda la ópera, Andrei Popov mostró ser un excepcionalmente prominente Idiota y cantó su papel con mucha emoción. Todos en este reparto dominado por el Mariinski actuaron admirablemente y el Sr. Mariinski en persona, Valeri Gergiev, dirigió una lectura tensa y vigorosa de la partitura original de Musorgski. Me preguntaba si era el único del público que echaba de menos la reelaboración de la ópera que hizo Rimski-Korsakov, ya pasada de moda, cuya lujosa gama de colores y poderoso dramatismo hubieran compensado mejor los deslices de este fallido Boris. Patrick Dillon Fondazione Teatro Comunale di Bologna - Largo Respighi, 1 - 40126 Bologna www.comunalebologna.it - Infoline (+39) 051 529958 41 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 42 AC T U A L I DA D FRANCIA Aujourd’hui Musiques TRANSICIÓN PERPIGNAN Festival Aujourd’hui Musiques. 10/12-XI-2010. Grant Collins, Roland Auzet, Jérôme Thomas, Mathurin Bolze. Collegium Vocal Méditerranée. Collegium Instrumental Méditerranée. Director: Daniel Tosi. Obras de Collins, Tosi, Vine, Machaut, Auzet, Wendling. Creado en 1991 por Daniel Tosi, el festival Aujourd’hui Musiques está en una encrucijada. Cada vez más integrado en la ciudad, se dispone a cortar el cordón umbilical que le liga desde hace casi veinte años al conservatorio regional para adquirir el año próximo su autonomía con la inauguración en octubre de 2011 de la Scène Nationale de Perpiñán, implantada en el nuevo Théâtre de l’Archipel concebido por Jean Nouvel. Bajo la dirección del catalán Doménec Reixach, cofundador del Teatre Lliure y exdirector del Teatro Nacional de Cataluña, este nuevo auditorio de dos salas (una de 1100 plazas a la italiana con foso de orquesta y otra de 400 modulable) aca- parará la totalidad de actividades y espectáculos de la ciudad. El nuevo edificio se dedicará no sólo al teatro; también al circo, danza, ópera y música. Así, a semejanza de las temporadas de música de cámara y sinfónica ofrecidas hasta ahora en el Conservatorio, el festival Aujourd’hui Musiques se integrará en la programación del conjunto. Conforme a su voluntad de mestizaje, la edición 20 de Aujourd’hui Musiques se abrió con un concierto del batería australiano Grant Collins, que atrajo multitudes al Elmediator, sala de conciertos populares de Perpiñán. Collins es no sólo un digno heredero del gran Ginger Baker por virtuosismo y sonoridad; también por musicalidad. Tras una hora de impresionantes solos, Collins se integró con soltura, para tres obras concertantes dirigidas por Daniel Tosi, a una orquesta de cuerdas de sonoridades terriblemente chillonas y deformadas por una amplificación poco natural; las obras, además, carecían de interés. Los mismos problemas en el segundo concierto, con una obra estreno de Daniel Tosi, Phonic Design para conjunto orquestal, demasiado anclada en la música de variedades, y una pieza revisitada por Tosi bajo el título Vocalia Rythmica, la famosa Misa de Notre-Dame de Machaut. Esta versión, estrenada en Perpiñán el pasado julio, añade al coro de 22 voces mixtas 3 percusionistas. La idea es atractiva, como en el Winterreise de Schubert admirablemente revisitado por Hans Zender, pero el resultado es mucho peor, sobre todo debido al efectivo coral, demasiado importante y falto de homogeneidad, del Collegium Vocal Méditerranée. El espectáculo concebido e interpretado por el percusionista compositor Roland Auzet y el malabarista Jérôme Thomas sobre una música electrónica de Wilfried Wendling y escenificado por Mathurin Bolze entusiasmó al público, tanto a niños como a grandes, por el virtuosismo de los protagonistas y el universo onírico de los objetos sonoros (globos, esferas, estatuas) imaginados por un luthier especialmente inventivo. Bruno Serrou Py en su elemento MATÍAS LLEGA A PARÍS PARÍS Opéra-Bastille. 16-XI-2010. Hindemith, Mathis der Maler. Scott Macallister, Matthias Goerne, Thorsten Grümbel, Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, Gregory Reinhart, Michael Weinius, Antoine Garcin, Melanie Diener, Martina Welschenbach, Nadine Weissmann. Director musical: Christoph Eschenbach. Director de escena: Olivier Py. Decorados y vestuario: Pierre-André Weitz. 42 Estrenada en Zúrich en 1938, Mathis der Maler ha franqueado por primera vez las puertas de la Ópera de París setenta y dos años después. Se trata de una de las grandes obras maestras de la ópera alemana del siglo XX, prohibida por el nazismo pese a los esfuerzos de Furtwängler por imponerla. La ópera está impregnada de las tensiones y odios provocados por el régimen nazi y el bestial obscurantismo que estaba a punto de rodear a Alemania y a sus artistas. Autor del libreto, Hindemith se mete en la piel del personaje de Matthias Grünewald, pintor alemán contemporáneo de Durero y autor del famoso retablo de Issenheim que, en paralelo con la Reforma, vivió las guerras campesinas alemanas. La producción está tan anclada en la época del pintor como en la del compositor; personajes y escenografía imbrican situaciones y atmósferas del Renacimiento y del período nazi. Olivier Py, que firma una brillante puesta en escena, está aquí en su elemento: un entorno filosófico, metafísico e histórico, fundamentalmente religioso. Por lo demás, emplea sistemáticamente algunas constantes como los decorados movidos por operarios visibles que perturban la escucha, los dorados excesivos y casi cegadores, el crucifijo y esa cama que aparece en todas sus producciones, a los que se añaden carros de combate y pastores alemanes al acecho. Siempre rica, su dirección de actores es menos inventiva que de costumbre; los cantantes parecen a veces abandonados a sí mismos, lo que sienta muy bien a Matthias Goerne, tan destacado cantante como actor. El barítono alemán sobresale en este papel escrito a su medida. Con una dicción ejemplar digna del excepcional cantante de lied que es, canta con intensidad extraordinaria las dudas y dramas interiores del artista creador dominando un reparto notable. Scott Macallister, cuya bella voz de tenor sabe adecuar a las circunstancias, encarna a un cardenal de Maguncia polimorfo que ofrece a Goerne una réplica sobrecogedora. Thorsten Grümbel, Wolgang Ablinger-Sperrhacke, Gregory Reinhart y Antoine Garcin completan el destacado plantel masculino. Entre ellas, Melanie Diener es una Ursula desgarradora, Martine Welschenbach una Regina espontánea y llena de gracia y Nadine Weissmann una condesa Helfenstein adecuadamente ajada. El coro titular testimonia los grandes progresos que está haciendo con Patrick Marie Aubert y la orquesta suena orgullosa bajo la matizada batuta de Christoph Eschenbach. Bruno Serrou 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 43 AC T U A L I DA D REINO UNIDO / HOLANDA La aventura del rescate de una ópera de Agostino Steffani MAGIA E ILUSIÓN LONDRES Royal Opera House Covent Garden. 23-IX-2010. Steffani, Niobe, regina di Tebe. Véronique Gens, Jacek Laszczkowski, Amanda Forsythe, Iestyn Davies. Balthasar-Neumann Ensemble. Director musical: Thomas Hengelbrock. Director de escena: Lukas Hemleb. La Royal Opera inauguró la temporada con un espíritu de aventura que probablemente será eliminado por la actual crisis de financiación. A Niobe, regina di Tebe, una obra desconocida de un compositor desconocido, le ha sido dada una nueva vida dramática gracias a los esfuerzos musicológicos del director Thomas Hengelbrock y su soberbio grupo de instrumentos de época, el BalthasarNeumann Ensemble. La ROH decidió echar la casa por la ventana utilizando su producción del Festival de Schwetzingen de 2008. Muchos la criticaron por haber tomado un riesgo tan temerario. Steffani (1653-1728) ocupa esa borrosa época entre Cavalli y Haendel. Nació cerca de Venecia y llegó a ser corista en San Marcos, pero de mayor pasó mucho tiempo en las cortes alemanes haciendo de diplomático a la vez. ¿Es bueno? Diría que muy bueno, aunque la reacción de la crítica fue encontrada. Dando una inmediata impresión de elegancia, la partitura pronto se muestra llena de invención, unos tirantes cromatismos y desviadas armonías sostenidas con solidez por líneas bajas de ostinato y otras estructuras repetidas. Arias llenas de detalles muy elaborados pero sin llegar a ser da capos enteros evocan intensidad emocional y se deslizan con facilidad entre lo cómico y lo trágico. En este aspecto, su talante oscuro-ligero está más cerca de Cavalli que de los compositores posteriores. Inevitablemente, entre algunas de las cautivadoras arias, sobre todo las del Rey Anfione, cantado en tono pálido aunque a menudo con pasión por el excelente soprano masculino Jacek Laszczkowski, hay una aburrida intriga secundaria y algo de relleno musical, tan frecuente en la ópera barroca. Pero la maravillosa Véronique Gens, en el papel principal, y un poderoso reparto compensaron los fallos. Ella tenía un maravilloso aspecto y su jadeante aria llena de sensualidad con Creonte (un excelente Iestyn Davies) fue uno de los puntos álgidos de la representación. Hengelbrock y sus músicos demostraron ser expertos y espléndidos, dando color a cada matiz con delicadeza, fervor y precisión. La puesta en escena de Lukas Hemleb, diseñada e iluminada por Raimund Bauer, que utilizó una serie de estilos y épocas, fue impresionante. Una mezcla inventada de balones rutilantes, espejos y globos dorados llenos de helio, añadieron al ambiente magia e ilusión. Fiona Maddocks La ópera de Gounod regresa a Ámsterdam VÍCTIMAS DE UN MUNDO EN GUERRA AMSTERDAM Het Muziektheater. 10-X-2010. Gounod, Roméo et Juliette. Liubov Petrova, Cora Burggraaf, Doris Lamprecht, Ismael Jordi, Sébastien Droy, Henk Neven, Maarten Koningsberger, Nicolas Testé, Philippe Rouillon. Filarmónica de La Haya. Director musical: Marc Minkowski. Director de escena: Olivier Py. Decorados y vestuario: Pierre-André Weitz. Shakespeare dibujó su Romeo y Julieta sobre el fondo de una indefinida enemistad entre dos familias para dar más profundidad a la tragedia de dos inocentes y jóvenes amantes víctimas del destino y la coincidencia. Hoy día cualquier escenógrafo con amor propio tiene que encontrar un “nuevo enfoque” y Olivier Py eligió para la puesta en escena una guerra civil moderna. Y a pesar de que la música de Gounod es más bien lírica y hasta delicada durante casi toda la ópera, el escenógrafo Pierre-André Weitz presentó un mundo moderno oscuro y dañado, lleno de cadáveres, tumbas y las obligadas ametralladoras. Aunque la producción convenció gracias a su integridad y la sinceridad de su presentación, no estableció ningún vínculo entre los amantes y lo que les rodeaba. Sin embargo, la música conquistó a todos, sobre todo debido al esplendor y la autoridad de la interpretación de la Filarmónica de La Haya bajo la dirección de Marc Minkowski. Desde el prologo hasta la última escena, la música fluyó sin interrupción y la manera en la que Minkowski manejó la orquestación de Gounod sugirió unas profundidades inesperadas. Para esta primera reposición en los Países Bajos después de una ausencia de noventa años, la Ópera de Holanda presentó un poderoso y excelente reparto. En la primera escena, Liubov Petrova careció de la viveza propia de una muchacha pero pronto su Julieta se vol- Liubov Petrova e Ismael Jordi vió cálida y se hizo muy convincente y conmovedora durante las escenas finales. En el papel de Romeo, Ismael Jordi mostró mucho refinamiento lírico y líneas de sostenido legato con los agudos soberbiamente cantados en las arias que tuvieron un gran éxito con el público. Nicolas Testé fue un Frère Laurent muy sonoro (vestido con impermeable y sombrero mientras cavaba tumbas) y Sébastien Droy fue un llamativo Tybalt, pero por desgracia Henk Neven hizo que la ironía de Mercutio pareciera inútil, aunque probablemente la culpa fuera de la producción. La lóbrega puesta en escena de Py para esta historia de amor romántico dejó poco espacio para el humor, la ironía o cualquier forma de doble sentido. Sólo importaba demostrar una cosa: que el amor y la juventud son las víctimas eternas de un mundo en guerra. Paul Korenhof 43 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 44 AC T U A L I DA D IRLANDA Dos rescates y una novedad MERCADANTE, RUMBO AL REPERTORIO 44 Escena de Virginia de Mercadante Clive Barda Esta temporada el péndulo osciló a favor del Wexford Festival Opera, lo contrario de lo que pasó el año pasado, una temporada decepcionante. Se amplió el festival este año a quince días de los doce a los que fue reducido en 2009 (y pronto se espera un total de 16 días como siempre ha sido) y se inauguró con un gran éxito, tanto para Wexford como para el protagonista de la tarde, Saverio Mercadante. Eclipsado durante mucho tiempo por Donizetti y Verdi, cuyas carreras coincidieron en parte con la suya, Mercadante se está convirtiendo en un digno compositor dramático por mérito propio y con la ayuda de Wexford, cuyo estreno de Virginia fue la quinta puesta en escena de una obra suya. Un audible híbrido estilístico de bel canto y del Verdi de su período central, Virginia —que se estrenó en 1866 pero fue escrita unos 15 años antes— cuenta la historia, basada en Tito Livio, de Virginia, la virtuosa hija de un soldado plebeyo del siglo V a. C. y las arteras maniobras del amoral patricio Appio por poseerla. La música exige fuerza y delicadeza, y las recibió con creces gracias al excelente reparto: Ivan Magri y Bruno Ribeiro, dos tenores que competían con gran emoción en presencia tanto física como vocal. Hugh Russell, barítono casi verdiano en su papel de padre, y sobre todo la soprano Angela Meade, quien, después de sus triunfos americanos en los papeles de Semiramide y Norma, ha ofrecido en Europa su mezcla floreciente de timbre, técnica, fuerza y estilo. El director Carlos Izcaray marcó el ritmo de la música con firmeza y flexibilidad. La producción de Kevin Newbury (con los decorados sencillos pero atractivos de Allen Moyer), con su apertura a lo Satiricón de Fellini y Clive Barda WEXFORD Wexford Festival Opera. 16/30-X-2010. Mercadante, Virginia. Ash, The Golden Ticket. Smetana, Hubicka. Pumeza Matshikiza y Peter Berger en Hubicka de Smetana luego el hiperrealismo que siguió durante el resto de la obra tuvo sentido a su manera y pareció sacar lo mejor de sus intérpretes. Me gustó Virginia tanto que volví tres noches más tarde para disfrutar de nuevo. Si hubiera tenido tiempo, habría hecho lo mismo con Hubicka (El beso) de Smetana, otra espléndida producción, cuyos hermosos decorados minimalistas (de James Macnamara) imitando los paneles de madera del teatro de la ópera, transmutó hábilmente al público en parte de la aldea checa en la que la acción ligeramente cómica se desarrolla. La suave y delica- da partitura de Smetana divaga un poco en el primer acto pero se tensa soberbiamente en el segundo y al igual que La novia vendida ofrece un puñado de fantásticos papeles. Todos muy bien interpretados por los cantantes de Wexford: Peter Berger en el papel de Lukás, un viudo reciente que corteja a la mujer que siempre ha amado; Pavel Baransky como su cuñado que le apoya; Ekaterina Bakanová como la chispeante criada; y Bradley Smoak como un simpático contrabandista. Y como la testaruda novia Vendulka Pumeza Matshikiza hizo una gran impresión, y no sólo su rica y oscuramente palpitante voz (aunque no sonaba muy eslava) sino su temperamento, que abarcó tanto lo sentimental como lo cómico con mucha facilidad. Jaroslav Kyzlink dirigió con brío idiomático y el coro —dirigido por el fiel Lubomir Mátl— cantó con igual brío. El director Michael Gieleta mantuvo a todos moviéndose con viveza y determinación. Entre estas dos maravillas hubo un (al menos así lo veo) perdedor: el estreno europeo de The Golden Ticket de Peter Ash (música) y Donald Sturrock (libreto), basada en el clásico infantil de Roald Dahl, Charlie y la fábrica de chocolate, una coproducción con la Opera Theatre de Saint Louis, que fue estrenada este último verano. Estuve presente en una función anterior —una “lectura” en Nueva York en abril de 2009, sin casi ningún acompañamiento— y me gustó. Pero en la versión escenificada (de James Robinson, con decorados y disfraces de Bruno Schwengl y Martin Paklenidaz), con plena instrumentación, resultó ser demasiado ruidosa, chirriante, frenética y en último término tediosa, y en lugar de unas cuantas canciones y melodías que hubieran sido mejor, la composición es demasiado cerebral. Admiré al pequeño Michael Kepler Meo (Charlie con voz dulce y algo amplificada) y a casi todos los intérpretes, aunque Wayne Tigges, perfectamente profesional en el papel central de Willy Wonka, careció del carisma necesario. Ahora bien, tengo que confesar que una gran parte del público pareció disfrutar muchísimo. Pero desde donde estaba sentado en lo que se llama el “gueto de los críticos”, hubo más bien ojos en blanco y gruñidos. Patrick Dillon 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 45 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 46 AC T U A L I DA D ITALIA Trayectorias contemporáneas LA ÚLTIMA UTOPÍA DE EVANGELISTI 46 En Parma, el notable repaso de música contemporánea Trayectorias ha propuesto en coproducción con el Teatro Lenz la difícil y rarísima Die Schachtel (La caja, 19621963) de Franco Evangelisti, acción mimoescénica sobre un tema de Franco Nonnis. Se trata de una experiencia de investigación en el ámbito de un teatro musical ajeno a todas las convenciones, radical y utópico, perteneciente a un momento (los años sesenta) en que muchos autores italianos emergentes (como Nono, Berio, Maderna, Manzoni) se abrieron a la búsqueda teatral. Para Franco Evangelisti (1926-1980) Die Schachtel fue la última partitura antes del silencio, el proyecto conclusivo de un catálogo extremadamente escaso. La música de Die Schachtel, que dura unos treinta minutos, confirma la calidad altísima de la exigua producción de Evangelisti, una música de concentración extrema, hecha de gestos breves y silencios, de invenciones sonoras nitidísimas, divididas en bloques. Entre los puntos de referencia de Evangelisti se encuentran Webern y Varèse y de manera muy aproximada se podría decir que la música de Die Schachtel une en otro plano las lecciones de ambos. En el proyecto teatral, elaborado junto al pintor Franco Nonnis no hay una trama, no hay sitio para el canto, sino que deben emplearse siete mimos y proyecciones. El tema central es la alienación del hombre contemporáneo, escenificada por medio de situaciones que, aun presentando un diseño y un texto bien definidos, podrían ser repensadas y actualizadas en cada realización: Die Schach- MARCO ANGIUS PARMA Teatro Lenz. 29-X-2010 Evangelisti, Die Schachtel. Ensemble Prometeo. Director musical: Marco Angius. Directores de escena: Francesco Pittitto y Maria Federica Maestri. tel quiere ser una obra abierta. Evangelisti y Nonnis nunca pudieron asistir a ninguna de las rarísimas representaciones de Die Schachtel, pero sabemos que pensaban en siete mimos y en un espacio espacio teatral de cierta amplitud. En Parma, el Teatro Lenz es pequeñísimo y en lugar de los mimos estaban unos pocos gestos de dos actrices. Los artífices del espectáculo, Francesco Pittitto e Maria Francesca Maestri han procedido a una reelaboración dramático-visual radical, limitándose a proyectar sobre cuatro telas transparentes colocadas alrededor del público imágenes centradas sobre todo en los rostros de los intérpretes (pero las breves irrupciones de imágenes televisivas mostraron un camino que hubiera sido más pertinente), reescribiendo en gran parte el texto de Nonnis y confiándolo a las dos actrices. Así, el espectáculo dejaba mucho espacio a la música, magníficamente ejecutada (bajo la supervisión de Salvatore Sciarrino) por diez excelentes solistas del Ensemble Prometeo bajo la soberbia dirección de Marco Angius. Pero queda la pregunta sobre cómo podría confrontarse esta música con una concepción teatral más cercana a la utopía de Evangelisti y Nonnis. Paolo Petazzi 258-Pliego 3 23/11/10 12:32 Página 47 AC T U A L I DA D SUIZA Estreno mundial de Gesualdo, primera ópera de Dalbavie ASESINO, MELANCÓLICO Y MASOQUISTA Hans Jörg Michel Opernhaus. 9-X-2010. Dalbavie, Gesualdo. Rod Gilfry, Liliana Nikiteanu, Hélène Couture, Marie-Adeline Henry, Benjamin Bernheim. Director musical: Marc-André Dalbavie. Directores de escena: Moshe Leiser, Patrice Caurier. Decorados: Christian Fenouillat. Vestuario: Agostino Cavalca. ZÚRICH Rod Gilfry, Jérôme Billy y Hélène Couture en Gesualdo de Dalbavie Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa, ya estimuló anteriormente a compositores como Alfred Schnittke o Salvatore Sciarrino para escribir óperas. Para su encargo de la Opernhaus de Zúrich lo ha elegido ahora también MarcAndré Dalbavie. El novelista Richard Millet ha creado para él un elegante libreto, que no se centra tanto en el espectacular asesinato sino en los últimos años de la vida de Gesualdo, presentando al músico en su despótica crueldad, pero también como un extravagante asceta. Su única pasión ya no es la música, sino, impulsado por la criada Francesca, el amor erótico. Marc-André Dalbavie, nacido en 1961, pertenece al grupo de compositores en torno a Gérard Grisey y Tristan Murail, que a finales de los 70 trabajaron con la llamada “música espectral”. Estas experiencias las ha introducido Dalbavie también en Gesualdo, uniendo un lenguaje musical extremadamente refinado y enormemente interesante en lo tímbrico, siempre con referencias tonales, con elementos de la música minimalista así como citas de Gesualdo, que —cantadas por un quinteto vocal— se entrelazaban como superficies superpuestas de un modo muy sugestivo en el discurso sonoro. En el estreno de Zúrich, cuyos responsables escénicos fueron Moshe Leiser y Patrice Caurier, el decorado y la iluminación elevaron a Gesualdo a un noble retrato renacentista. La escenografía nunca resultó recargada, sino que se sintetizó en abstracciones, proyecciones y un cierto anacronismo. El propio Dalbavie dirigió la Orquesta de la Ópera, que reflejó con mucho virtuosismo las diversas superficies sonoras y las sutilezas dinámicas. En lo vocal brillaron sobre todo las dos mujeres jóvenes, Marie-Adeline Henry como la nuera de Gesualdo y Hélène Couture como desenvuelta muchacha del campo, así como Benjamin Bernheim como el hijo de Gesualdo, Emmanuele. Liliana Nikiteanu como la esposa temerosa de Dios resultó algo más pálida, y Rod Gilfry en el papel titular destacó sobre todo en los pálidos tonos de la melancolía, aunque en la pasión erótica o en el despótico descontrol de Gesualdo se hubiera deseado un color más variado y una mayor sustancia en la voz. Reinmar Wagner 47 258-Pliego 4 22/11/10 13:34 Página 48 E N T R E V I S TA Cuando ya habíamos asumido que su repertorio se extendía entre Monteverdi y Costello, da un paso más con un compositor más joven. Digamos que sí. En ambos casos, ¿reconoce un factor común? En la música que ha escrito Brad no encuentro ningún elemento que pueda poner en relación con la de Elvis Costello. Son muy, muy distintas. En cuanto a ellos, la única conexión que veo entre ambos es su enorme deseo de hacer música y su pasión por compartirla con otra gente. Uno y otro tienen muy claro lo que quieren, porque han acumulado una larga experiencia en su carrera. Incluso Brad, que es el más joven como decía, aunque no lo sea tanto, porque en agosto cumplió 40 años. Son muy distintos, ya digo, pero todos, y en este punto me incluyo, compartimos el amor por lo que hacemos. En una ocasión, usted comentaba refiriéndose a sus intereses “no va a ser todo Brahms-Schubert-Schumann, habiendo tanta música buena”. Las canciones de Mehldau ¿van por ahí? Las canciones de Brad yo las calificaría de modernos lieder, ya que en ningún caso se trata de temas de jazz, canciones pop ni standards. Las tendríamos que incluir en la categoría “de su música personal”, y si hay que colocarles una etiqueta sería la de música culta, en la que tiene un peso determinante el piano. Una música, por cierto, difícil de interpretar, según me comentaba mi pianista habitual y amigo Bengt Forsberg, que me ayudó a prepararlas en los primeros momentos. Inmediatamente le fascinaron, porque vio que en las Love Songs había música maravillosa, llena de detalles desde el punto de vista de la digitación. Las partes cantadas dan la impresión de estar escritas pensando en el piano y en otro instrumento, sin olvidar, claro está, que ahí están las palabras. Es una de las cosas que más me gustan, porque Bach escribía también con esa idea. Como si tratase de hacer contrapunto. Aquí la parte del piano es muy importante, y digo esto porque las canciones en las que el cometido desde el teclado tiene menos peso específico, me parecen menos emocionantes. ANNE SOFIE VON OTTER: “LA MÚSICA DEBE DAR LA IMPRESIÓN DE ESTAR VIVA” o es la primera vez que esa curiosidad que ha hecho de Anne Sofie von Otter una de las voces más completas del panorama vocal de los últimos años ha conducido a la mezzosoprano sueca a territorios que a sus seguidores como liederista o intérprete de ópera podrían resultar inverosímiles. Si en un momento apostó por el rockero Elvis Costello, ha introducido en sus conciertos villancicos en castellano, e incluso se propuso rendir homenaje a sus paisanos del grupo ABBA, en esta ocasión se ha inclinado hacia el músico de jazz Brad Mehldau. El resultado ha sido un deslumbrante doble álbum grabado para el sello Naïve, tras un rodaje previo en forma de conciertos por alguna de las salas más reputadas de la lírica. Porque Von Otter, al tiempo de recuperar repertorio alternativo procedente de espacios tan distintos como el pop, las bandas sonoras, la chanson o el musical, no ha dudado en elevar las siete Love Songs que Mehldau —cuya formación clásica se ha traducido en diversos conciertos para piano o para este instrumento y voz—, ha escrito por encargo del Carnegie Hall neoyorquino, a la categoría que exige a su repertorio habitual, donde figurarán en el futuro. N Fotos: Richard Dumas 48 Tal vez recuerden un poco a Schubert en determinados momentos. A lo mejor sí, pero no sólo a Schubert. Se me vienen a la cabeza muchos otros compositores clásicos, incluyendo a Beethoven o a Brahms. Pero lo cierto es que a la hora de cantarlas no pienso que exista ninguna relación con Schubert en absoluto. ¿Y con esos “degenerados” del campo de concentración de Terezin a los que rescató? Bueno, tal vez encuentre en la música de Mehldau un cierto aroma de la 258-Pliego 4 22/11/10 13:34 Página 49 E N T R E V I S TA ANNE SOFIE VON OTTER Y BRAD MELHDAU música modernista de los compositores de finales del XIX. Por esa vía sí me resulta más sencillo establecer una conexión. Mencionaba usted la música culta. Tal vez esa sea la razón para haber apostado por ellas, sacralizándolas en espacios clásicos como el Wigmore Hall, un templo del lied, o teatros como la sala Garnier y la Ópera de Oslo. Seguimos hablando de las canciones de Brad, ¿verdad?, porque con él he grabado los dos discos: las Love Songs suyas y un segundo CD con canciones francesas y de otros estilos. Dos universos totalmente distintos, difíciles de unir en un tronco común, porque mi modo de cantar es distinto según cada caso, y también la manera de acompañarlas. En las de Brad Mehldau, todo está anotado. Las otras se rigen por los standard del pop y del jazz, improvisando continuamente. El idioma es radicalmente diverso, como también lo es el sonido. Hay que escuchar las dos grabaciones para entender lo que estoy diciendo: unas son canciones cultas, si queremos insistir en ese término; las otras van por otra vía. En la Ópera Garnier, por ejemplo, en la primera parte interpreté canciones de Sibelius, Richard Strauss Brahms, etc., y en la segunda incluimos las canciones artísticas escritas por Mehldau y terminamos con las que llamaríamos canciones libres. Con Mehldau acompañando el programa completo. Cuando empezamos a trabajar juntos en salas de conciertos, Brad y yo nos limitábamos a centrar nuestra presencia conjunta en la segunda parte del programa. En la primera, la de línea “clásica”, era Bengt Forsberg quien me acompañaba para, después de la pausa, Brad recoger el testigo ante el piano. Pasado el tiempo, Brad me sugirió la posibilidad de acompañarme él durante todo el concierto. Me pareció bien que así fuera, partiendo de él la propuesta, porque era señal de que le apetecía hacerlo. Ante todo porque le gusta muchísimo el repertorio clásico. Aun a sabiendas de que se iba a poner nervioso al principio, quería afrontar el reto, y lo hizo. Me di cuenta de que no era necesario contar con un acompañante clásico tradicional, porque Brad lo sabe hacer muy, muy bien. ¿En ningún caso considera la música de Mehldau como un género inferior? En absoluto. Las canciones, como el resto de su música anterior, tienen una gran calidad. Se nota que pertenecen a alguien dotado de una mentalidad superior: un compositor inspirado que conoce al dedillo todo lo que tiene que ver con la armonía y lo contrapuntístico. Al fin y al cabo no es alguien que haya surgido de la calle de la noche a la mañana. Brad siempre amó la música, y desde pequeño tuvo claro de que sería su salida, para lo que adquirió una formación clásica. Por esa vía, apoyándose en un sólido bagaje técnico, comenzó a manifestarse cuando tenía 14 años, y a partir de ahí, aplicando sus teorías comenzó a desarrollar sus propias ideas hasta llegar a ser ese músico tan sólido que hoy conocemos. Antes ha mencionado la idea de música libre al referirse al segundo disco, lo que lleva a la consideración de si usted necesita esa libertad en el escenario. Cuando canto los temas de Brad Mehldau no ejerzo esa posibilidad de sentirme libre, a pesar de que él me lo haya sugerido en algún momento. Frente a sus canciones me limito a interpretar exactamente lo que está escrito en las páginas que tengo ante mí. En esos casos, lees la música y la cantas tal y como dice el pentagrama, sin ningún tipo de improvisación. Si alguien me escucha cantarlas hoy y vuelve a verme dentro de diez días escuchará prácticamente lo mismo. En el caso del jazz, por supuesto que todo es distinto, ya que las reglas idiomáticas que lo estructuran te dicen desde el primer momento que estás autorizado a hacer lo que te apetezca en un determinado instante. Si quieres improvisar puedes hacerlo, porque el jazz es así. Admite variaciones siempre y cuando no sean exageradas. Pero las canciones de Brad, son otra cosa: tienes que cantar cada tarde exactamente lo mismo, admitiendo únicamente esas ligeras variaciones que puedes introducir cantando a Bach o a Brahms. Quiero decir que dependiendo del día, puedes cantarlas con más solemnidad, en tono un poco más alto o más bajo, o cosas así. En todos los casos me estoy refiriendo a canciones concebidas como obras de arte. Para usted, ¿la libertad a la hora de interpretar puede ser un plus, o un handicap? En mi caso, como en el de cualquier músico, encuentro que es muy importante la posibilidad de expresarte de un modo creativo. Y eso se consigue siendo flexible a la hora de hacer música. A fin de cuentas, los cantantes no somos máquinas, ni debemos sonar como si lo fuéramos. Tampoco me planteo que lo que voy a hacer hoy tenga que sonar con el mismo fraseo exactamente que empleé ayer. No soy de ese tipo de cantantes, ni nunca lo he sido. Por el contrario, siempre me he dejado inspirar por aquellas personas con las que he trabajado a gusto, como Harnoncourt u otros genios de esa categoría, que te llevan a reflexionar acerca de qué puedes hacer hoy con esa música que vas a interpretar, sabiendo que el resultado ese día concreto dependerá de factores como el espíritu de la obra o de tu estado de ánimo. La música debe dar la impresión de estar viva. Mehldau, casado con la cantante de jazz holandesa Fleurine, conoce bien el mundo de la voz. Hace unos años escribió para Renée Fleming un bloque de canciones sobre poemas de Rilke. Ahora ha recurrido a Sarah Teasdale, E. E. Cummings y Philip Larkin. ¿Fue una elección conjunta? En realidad no. Antes de empezar a escribir las canciones, Brad y yo estuvimos intentando decidir sobre qué textos podría trabajar para las siete canciones. Le dije entonces que dejaba en sus manos la elección, porque no me considero una buena lectora de poesía, y por 49 258-Pliego 4 22/11/10 13:34 Página 50 E N T R E V I S TA ANNE SOFIE VON OTTER Y BRAD MELHDAU tanto no creo que mi criterio fuese el más adecuado. No me veo como alguien intelectual a la hora de enfrentarme a unos textos que me parecen complicados para descifrar los significados que esconden sus palabras. Me parece que ese es el trabajo de un filósofo, y yo no lo soy. Le dije que me encanta enfrentarme a textos sencillos. Dame un poema de amor bonito, y seré feliz. Así que un día me contó que había encontrado estos poemas de amor. Como a él le gustaron, dije que adelante. En el segundo disco hay temas referidos al amor, y otros al desamor. Eso es, algunos hablan de corazones rotos y de esa sensación que produce la melancolía. ¿Se siente igual de cómoda con unos y con otros? Es verdad que hay muchas personas a quienes las sensaciones de tristeza parecen gustarle, pero no es mi caso. Cuando alguien te abandona te sientes tan hundido que lo que menos te puede apetecer es decir cantando lo que estás sintiendo. En ese momento lo único que quieres es llorar. La faceta agridulce de la relación, con su punto de amor roto y de melancolía ha sido y es la gran fuente de inspiración de todo poeta, o de cualquier escritor o artista en general. Y ahí incluyo a los músicos que ha habido en el mundo y como Brad y yo no somos distintos, también nos gusta la parte bonita de las canciones tristes. Para el segundo disco, ¿quién hizo la selección? Ahí sí diría que los dos, aunque algunos temas, como los de Bárbara, fui yo quien los propuso, porque Brad no la conocía, y ahora le encanta. Por el contrario, Léo Ferré fue una aportación de Brad. Yo no sabía nada de él. Me sonaba su nombre, pero ignoraba todo sobre su música. Así, a lo largo del pasado año estuvimos manejando una decena de títulos, incluido el Blackbird de Lennon y McCartney. Cuando se acercaban las fechas de la grabación hicimos una gira por Francia y Bélgica, y por las características de aquel viaje pensamos que sería conveniente contar con una inmersión en la chanson francesa. Aprovechamos además que Brad estaba empezando a estudiar francés —esa era la razón por la que había escuchado a Ferré y a otros cantantes en esa línea—, para decidir el resto del contenido, porque a mí siempre me ha gustado la música francesa y me apetecía cantarla. Propuse algunos temas de Michel Legrand y él hizo lo propio con Ferré; Brad sugirió el nombre de Jacques Brel, yo el de Barbara… y así fuimos cerrando los contenidos. 50 Con esos nombres, a los que habría que sumar los de Bernstein y Rodgers, han ido más allá del crossover para entrar en un nuevo Songbook del siglo XX. En realidad, hay una mezcla de géneros, ya que conviven piezas de musicales con música de cine y con otras que podríamos calificar como jazzísticas aunque no se traten de puro jazz. Pensemos por otra parte que Ferré tenía formación musical clásica, y también Legrand que a su vez fue director de orquesta y un declarado admirador de Debussy. Eso se nota en la importancia que tiene en sus composiciones la música clásica de sus orígenes. Desde el punto de vista estrictamente vocal, ¿le cuesta trabajo pasar de un repertorio al otro? No mucho, si pensamos que conceptualmente, cuando me centro en los recitales de lieder, me muevo en una lista de compositores y de estilos muy amplia. Eso ha hecho más fácil todo en esta ocasión. Otra cosa es que lo haga a mi manera. En cualquier caso, ahí está el resultado. Yo aparezco tal como soy, como una cantante de música clásica, y me imagino que se percibe, porque mi actividad no tiene nada que ver con el pop, aunque disfruto haciéndolo, y no me esfuerzo cuando lo hago. Pero, como decía, para nada soy una cantante jazzista. Me limito a utilizar mi propia voz con sus características. ¿En qué punto enriquece esto a su lied? No lo sabría decir. Hay gente que a veces me comenta que el hecho de haber interpretado canciones de Elvis Costello le ha venido bien a mi faceta de cantante de ópera, pero yo no lo sé. Lo que está claro es que me ha gustado combinar mis actividades desde que empecé a cantar. En mis comienzos formando parte de un coro, un día podía estar cantando Ligeti y al siguiente Monteverdi y músicas con swing. Siempre me he preocupado por educar mi voz por distintas vías y con diferentes tipos de música. Por eso, si alguien quiere descender al detalle tal vez diga que Anne Sofie von Otter canta mejor porque ha hecho esto y además aquello otro que la ha ayudado… Yo podría decir que sí, y que canto mejor Schubert y de un modo distinto después de haber cantado a Michel Legrand… pero no lo sé. Lo cierto es que su disposición le ha servido para ampliar su oferta liederística, y construir programas variados. En eso estoy totalmente de acuerdo. Porque no pertenezco a ese grupo de cantantes que elaboran sus programas a base sólo de canciones de Schubert o de Richard Strauss. Naturalmente que la música de uno y otro me encanta, pero lo que más me gusta es mezclar la de distintos compositores. Por eso siempre se encuentran nombres distintos en mis programas: tres compositores nórdicos y después tres alemanes, o franceses, o piezas del pop… Me gusta la variedad, porque me ayuda a mantenerme ocupada y satisface mi creatividad. No me aburro e intento no aburrir a la audiencia. Ese es el modo en que me gusta trabajar. Antes ha dejado caer el nombre de Harnoncourt, uno de sus directores referenciales. Dentro de unas semanas la veremos en Canarias con otro de ellos: Marc Minkowski. Y cantando las Nuits d’été, que confesaba haber abandonado. ¿Necesitaba alguien como Minkowski para regresar a ellas? Creo que… vamos a ver, ¿cuándo me oyó decir que las había sacado de mi oferta? Sin duda hace ya bastante tiempo, porque con Berlioz me ocurre algo curioso. Me gusta mucho su música, me encanta, diría. Y con Les nuits d’été lo que ocurre es que sin ser la obra de mis amores, reconozco que me gusta mucho. Quiero matizar este último punto diciendo que me resulta enormemente gratificante como intérprete conseguir aportar las diferencias de matiz que requieren las seis canciones del ciclo basado en poemas de Gautier. En este momento diría que, a pesar de las dificultades que entrañan, por sus distintas estructuras y por la concentración que requieren del cantante, y por su excelentes orquestaciones me van gustando cada vez más. Es verdad que esas cosas se consiguen con gente como Marc, con quien me siento muy bien, porque sabe conseguir unos colores muy especiales de la orquesta, y eso me anima. Tanto, que si me dijese que cantara lo de Twinkle, twinkle little star, también lo haría, porque es alguien tan fantástico como para hacer dar un giro a mis decisiones sólo con proponérselo. Conciertos, recitales, ópera… Con tanta actividad y tan variada, permita que utilice como pregunta el título de una de las canciones del disco ¿Qué piensa hacer el resto de su vida (What are you doing the rest of your life)? ¿Que qué voy a hacer? ¡quién lo sabe! [risas]. En estos días estoy cantando repertorio barroco con el grupo Concerto Copenhagen; dentro de unos días me espera El castillo de Barbazul de Bartók; en septiembre me tocó un Tristán e Isolda; en este mismo mes le llega el turno a Jean-Philippe Rameau… Mis ocupaciones son siempre así. Variando. Yendo de un lado a otro, cambiando el repertorio de extremo a extremo, sometiendo mi voz a todo tipo de retos, porque el personaje de Brangäne requiere muchos agudos, Bach una tesitura muy baja; Barbazul mucho dramatismo; con Rameau tienes que esmerarte en el lado narrativo… Pero a fin de cuentas es lo que me gusta: el reto continuo defendiendo repertorios distintos. Es usted muy valiente. Sí. Al menos así lo creo. Juan Antonio Llorente 258-Pliego 4 22/11/10 13:34 Página 51 E N T R E V I S TA ANNE SOFIE VON OTTER Y BRAD MELHDAU BRAD MEHLDAU: EL HOMBRE QUE SUSURRABA A LOS PIANOS G racias a sus colaboraciones para Chris Holliday y Jesse Davis, el pianista Brad Mehldau ( Jacksonville, Florida, 1970) tenía prestigio aun antes de aparecer por vez primera en España, en 1993, junto a los hermanos Rossy y el saxofonista Perico Sambeat. Dos años más tarde, iniciaría su carrera como titular eligiendo para su desarrollo una fórmula en trío, en equivalencia con el orden también preferido por los pianistas Bill Evans y Keith Jarrett, maestros de algún modo de Mehldau, aunque él sólo reconozca la influencia del primero. De entonces acá, el músico ha grabado con figuras de la talla de Charlie Haden, Lee Konitz, Charles Lloyd, Wayne Shorter, Joshua Redman o John Patitucci, además de desarrollar sus propios proyectos en solitario y en trío. Su nueva entrega junto a la mezzosoprano Anne Sofie von Otter, Love Songs, podría extrañar a quien no conozca el ansía de aventura y renovación del pianista, ya que tan pronto le mete mano a un clásico del jazz como realiza versiones de la banda británica de heavy metal Motorhead. Es más, más allá de su formación académica clásica —una constante entre los jazzistas de hoy en día—, el anterior disco de Mehldau contó con el respaldo de una orquesta de cámara dirigida por Dan Coleman, lo cual deja fuera de toda sospecha la ausencia de oportunismo en la vida de este gigante de las blancas y las negras. Y ello es así porque Highway Rider, que así se titulaba el doble disco, se entregaba con absoluta sinceridad, al margen también de que le saliera una obra intensa y hermosa, dividida entre el sonido jazzístico y sinfónico. Brad Mehldau, que efectivamente empezó siendo una comparación de Keith Jarrett, ha situado su pianismo en la cimera del jazz, asumiendo un papel propio y principal dentro de la historia contemporánea del género y el lenguaje pianístico. Su primera gran reivindicación llegó en 1994 con la publicación de su ópera prima When I fall in love, editada en la colección de nuevos talentos de la escudería catalana Fresh Sound. Al año siguiente, y tras fichar por la todopoderosa multinacional Warner, inició el que hasta hoy es uno de sus proyectos más ambiciosos, la serie discográfica The Art of the Trio, que ya cuenta con cinco capítulos, el último titulado explícitamente Progression. En este tiempo también se han sucedido otros títulos mayores como Elegiac Cycle, Places, Largo, Anything goes o Day is Done, además del piano solo Live in Tokio o ese dueto firmado junto a la soprano Renée Fleming llamado Love Sublime, que ahora se recuerda merecidamente a raíz de su actual emparejamiento con Anne Sofie von Otter. La sucesión de los formatos de trío y piano solo, y las grabaciones de estudio y de directo, son síntomas que le acercan —aunque él no lo quiera reconocer— con el pianismo majestuoso de su admirado Jarrett. Sin embargo, nada tiene que ocultar este nuevo icono del teclado, ya que su discurso jazzístico sabe distanciarse del verbo maestro. Su piano respira una expresividad propia y extraña, los fraseos se doblan y se retuercen sin influencia alguna y sus melodías descubren un minimalismo improvisado sólo al alcance de unas manos privilegiadas. Como las de Jarrett, ya que no se entiende que le moleste tanto la comparación… Hace dos veranos el muchacho volvió a liarla en el festival que le rescatara de oscuras adicciones, el de VitoriaGasteiz, donde recreó ese monumento jazzístico y discográfico titulado Alone Together de 1997, junto al contrabajista Charlie Haden y la batería invitada de Jorge Rossy (Lee Konitz, también anunciado, no pudo actuar finalmente por enfermedad). Allí desplegó una vez más su particular sentido del blues y el swing, el rugido del bebop y la cadencia del cool jazz. Y siempre abrazando el teclado, incrustándose en el instrumento, revolviéndose sobre la silla… como otro de sus indudables referentes, Glenn Gould, aunque tampoco quiera reconocerlo. Cosas de genio. Pablo Sanz 51 16 Organizado por la FUNDACIÓN SCHERZO, con el patrocinio del diario EL PAÍS y la colaboración del Ministerio de Cultura (INAEM) y la Fundación Hazen-Hosseschrueders ORGANIZA: PATROCINA: 1 Dezsö Ranki piano www.fundacionscherzo.es MADRID, 2011 C Martes, 11 de enero de 2011 19.30 horas J. HAYDN Sonata en mi bemol mayor, Hob XVI/52 F. LISZT Wiegenlied, S. 198 M. RAVEL Sonatina R. SCHUMANN Fantasía en do mayor, Op. 17 Rafal Blechacz piano 3 Martes, 22 de marzo de 2011 19.30 horas Elisabeth Leonskaja piano 2 Lunes, 28 de febrero de 2011 19.30 horas M. RAVEL Valses nobles y sentimentales G. ENESCO Sonata en fa sostenido menor, op. 24 nº 1 C. DEBUSSY 3 Preludios R. SCHUMANN Estudios Sinfónicos para piano, op. 13 W.A. MOZART Variaciones en do mayor, K. 264 C. DEBUSSY L’Isle joyeuse K. SZYMANOWSKI GRIGORI SOKOLOV Sonata en do menor, op. 8 nº 1 piano F. CHOPIN Lunes, 11 de abril de 2011 Balada en sol menor, op. 23 nº 1 19.30 horas 2 Polonaises op. 26, en do sostenido menor; mi bemol menor 4 Mazurkas op. 41, en do sostenido menor; mi menor; si mayor; la bemol mayor. Balada en fa mayor, op. 38 nº 2 Programa por determinar 4 sala sinfónica piano Martes, 26 de abril de 2011 19.30 horas L.V. BEETHOVEN Sonata para piano nº 21 en do mayor, op. 53, “Waldstein” J. BRAHMS 4 Baladas, op. 10 SCHOENBERG Seis piezas, op. 19 L.V. BEETHOVEN Sonata para piano nº 32, en do menor, op. 111 7 Arkadi Volodos piano Till Fellner piano 6 Martes, 17 de mayo de 2011 19.30 horas J. HAYDN Sonata do mayor, Hob. XVI:50 KIT ARMSTRONG Neues Werk R. SCHUMANN Kinderszenen, op. 15 F. LISZT Années de Pèlerinage, deuxième année, Italie, S. 161 Martes, 28 de junio de 2011 19.30 horas Programa por determinar piano Paul Lewis piano 9 Christian Zacharias 8 Martes, 25 de octubre de 2011 19.30 horas F. SCHUBERT Cuatro Impromptus, D.935 Moments Musicaux, D.780 Fantasía en do ‘Wandererfantasie’, D.760 Miércoles, 9 de noviembre de 2011 19.30 horas C.P.E. BACH Sonata en la menor Rondo en do menor J. BRAHMS 4 Klavierstücke, op. 119 L.V.BEETHOVEN Sonata en la bemol mayor, op. 110 J. BRAHMS Sonata en fa menor, op. 5 ad a! id ic av s n mú ta la Es ga e ¡r 5 Leif-Ove Andsnes 10 Murray Perahia piano Martes, 13 de diciembre de 2011 19.30 horas Programa por determinar ABONOS Y LOCALIDADES: PRECIO DE LOS ABONOS Y DE LAS LOCALIDADES ZONA A B C D ABONO NORMAL ABONO SUSCRIPTOR LOCALIDADES (Venta Libre) 352€ 292€ 240€ 187€ 305€ 253€ 208€ 162€ 47€ 39€ 32€ 25€ ADQUISICIÓN DE ABONOS 1. Se podrán adquirir nuevos abonos cumplimentando el boletín de adquisición de nuevos abonos. Los suscriptores de la revista SCHERZO y los abonados al Ciclo de Jóvenes Intérpretes (por ese orden) tendrán prioridad sobre el público en general para adquirir los abonos disponibles. Los suscriptores de la revista SCHERZO solo podrán comprar un máximo de dos abonos a precio especial de suscriptor. 2. El boletín para adquirir nuevos abonos se podrá enviar por correo a nuestras oficinas, por fax al número 91.726.18.64 (las 24 horas del día) o hacer la solicitud por teléfono llamando al 91.725.20.98 (de 10:00 a 15:00 horas de lunes a viernes, excepto festivos) o por mail a la dirección [email protected] o rellénelo en nuestra página web www.fundacionscherzo. es. A partir del 18 de noviembre comenzarán a adjudicarse los abonos no renovados, si los hubiere, por estricto orden de llegada. Para conceder los abonos se contactará telefónicamente con la persona que rellena la solicitud, para ofrecerle las mejores localidades posibles según su petición e indicarle la forma y plazos de pago (es muy importante reflejar correctamente los teléfonos de contacto). Los suscriptores de la revista SCHERZO y los abonados al Ciclo de Jóvenes Intérpretes (por este orden) tendrán prioridad sobre el público en general para adquirir los nuevos abonos disponibles. Los suscriptores de la revista SCHERZO sólo podrán comprar un máximo de dos abonos a precio especial de suscriptor. FUNDACIÓN SCHERZO (Ciclo de Grandes Intérpretes) C/ Cartagena, 10 28028 MADRID www.fundacionscherzo.es Teléfono de información: 91.725.20.98 Correo electrónico: [email protected] (sólo para consultas o sugerencias sobre la renovación y/o venta de nuevos abonos del XVI Ciclo de Grandes Intérpretes) Horario de atención al público de lunes a viernes, excepto festivos, de 10:00 a 15:00 horas. 258-Pliego 4 24/11/10 11:44 Página 54 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE DICIEMBRE La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. CAMARERO: Vanishing point. Duración invisible. A través del sonido de la lluvia. RAFAEL GÁLVEZ, JUANJO GUILLEM, percusiones. TRÍO ARBÓS. ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA. Director: PETER HIRSCH. KAIROS 0013102 KAI Camarero alcanza a plenitud un tono de misterio y de belleza escondida en este programa excepcional. F.R. Pg. 67 CASELLA: Sinfonía nº 2. A notte alta. SUN HEE YOU, PIANO. SINFÓNICA DE ROMA. Director: FRANCESCO LA VECCHIA. NAXOS 8.572414 Lecciones para clave. MITZI MEYERSON, clave. 2 CD GLOSSA GCD 921805 La nitidez de la pulsación, la claridad de los planos, el vigor indesmayable, la capacidad para contrastar los distintos ritmos de danza hacen de este álbum uno de los más reveladores y sorprendentes del año en curso. P.J.V. Pg. 75 MOZART: Conciertos para pia- no y orquesta, vol. 6. Conciertos K. 449, K. 450 y K. 467. ORQUESTA DE CÁMARA DE LAUSANA. Director y piano: CHRISTIAN ZACHARIAS. Una lectura viva y descarnada, SACD MDG 940 1646-6 de colores más agresivos y exaltados, de claro aliento épico. Excelente versión que redondea el interés de un gran disco. J.M.V. Pg. 68 Zacharias CHERUBINI: Réquiem en do. SCHUMANN: Conciertos para KAMMERCHOR STUTTGART. HOFKAPELLE STUTTGART. Director: FRIEDER BERNIUS. CARUS 83.227 Frieder Bernius, un maestro que nos tiene acostumbrados a estas lecturas sorprendentes por renovadoras, en una versión que verdaderamente revitaliza la música del autor de Medea. C.V.W. Pg. 69 DEBUSSY/DUTILLEUX/ RAVEL: Cuartetos de cuerda. CUARTETO ARCANTO. HARMONIA MUNDI HMC 902067. Un disco esplendoroso que contiene interpretaciones nada habituales de los cuartetos de siempre. Tal vez estemos ante uno de los grandes cuartetos de este comienzo de la segunda década del siglo. S.M.B. Pg. 70 HAENDEL: Judas Maccabæus HWV 63. RIAL, DUCHONOVA, WAJDACHLOPICKI, ODINIUS, FORESTI. CORO DEL FESTIVAL SCHLESWIGHOLSTEIN. ELBIPOLIS BAROCKORCHESTER HAMBURG. Director: ROLF BECK. 2 CD DEUTSCHE HARMONIA MUNDI 88697720242 Esta interpretación muy bien podría erigirse en la primera recomendación para esta hermosa obra. R.O.B. Pg. 73 54 JONES: Conjuntos de luce, en este nuevo ejemplar de su ciclo mozartiano, su concepción elegante y refinada pero esencialmente vitalista e inquieta. R.O.B. Pg. 77 violín. E.a. LENA NEUDAUER, violín. ORQUESTA DE LA RADIO ALEMANA. Director: PABLO GONZÁLEZ. HÄNSSLER 93.258 Solista y director han dado todo el hálito romántico a unas piezas que necesitan del impulso interpretativo para ganar peso específico, sin caer ni lejanamente en la sensiblería. J.G.-R. Pg. 80 SZYMANOWSKI: Concierto para violín nº 1 op. 35. Sinfonía nº 3 “Canto de la noche”. CHRISTIAN TETZLAFF, violín; STEVE DAVISLIM, tenor. SINGVEREIN DES GESELLSCHAFT DER MUSIKFREUNDE WIEN. FILARMÓNICA DE VIENA. Director: PIERRE BOULEZ. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8771 Hay magia y seducción en esta propuesta sonora. Boulez la traduce con el rigor y el sentido artístico que le son característicos. S.M.B. Pg. 82 258-Pliego 5 22/11/10 13:10 Página 55 DISCOS Eric Larrayadieu PHILIPPE HERREWEGHE Año XXVI – nº 258 – Diciembre 2010 Herreweghe crea un nuevo sello PHI DE PHILIPPE C SUMARIO ACTUALIDAD: PHI de Philippe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 REFERENCIAS: Verdi: Macbeth. A.R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 ESTUDIOS: Vértigos. F.R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58 Reimann, gran operista. S.M.B.. . . . . . . . . . . . 58 REEDICIONES: Naxos: Excéntricos y menos. C.V.W. . . . . . . . 59 CPO: Las buenas burbujas. B.M. . . . . . . . . . . 60 EMI: Clásicos infrecuentes. C.V.N.. . . . . . . . . 60 Christophorus: Caminos. J.L.F. . . . . . . . . . . . . 61 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 62 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS. . . . . . 92 uando pasan estas cosas uno no sabe en qué piel ponerse. Suena a despedida, a nueva etapa inevitable, es un poco como cuando se separan los matrimonios y los amigos no saben qué decir. El caso es que Philippe Herreweghe deja Harmonia Mundi después de treinta años para crear su propio catálogo en un nuevo sello que se llamará PHI —es decir, fi, la vigésimo primera letra del alfabeto griego, la que representa el número áureo y unas cuántas cosas más, entre ellas la primera sílaba del nombre de su creador. Herreweghe ha anunciado que será el director artístico de la nueva marca y, al mismo tiempo, que ésta será la que publique en exclusiva las nuevas grabaciones del director belga con sus huestes del Collegium Vocale de Gante y la Orquesta de los Campos Elíseos. La distribuidora en España sera Diverdi. Herreweghe deja en Harmonia Mundi, su casa de toda la vida, un legado monumental que seguirá a disposición de sus admiradores y que en estos días se reúne en nuevas cajas antológicas con obras de Johann Sebastian Bach. Se suma el maestro belga así a lo que antes que él hicieron Jordi Savall o John Eliot Gardiner. A veces se puede pensar que las casas de discos que han trabajado tantos años —y algunas muy bien— con los artistas no acaban de merecerse el abandono. Pero también es verdad que cuando a aquéllos les tienta lo que estiman una forma de libertad, y tienen una base sólida para hacerlo, es difícil pararlos. Luego se trata de que en la lucha por el mercado sean capaces o no de adaptarse a una realidad compleja. En cualquier caso, la atracción de ser pequeño pero propio es a veces irresistible. PHI lanzará cuatro o cinco novedades a lo largo de 2011 y pretende que ese sea su ritmo anual. Su catálogo estará dedicado al repertorio sinfónico coral, la polifonía y —he aquí quizá la clave del cambio de sello— a la revisión que Herreweghe quiere emprender de sus versiones bachianas, algo probablemente difícil de asumir por quien ya las tiene en catálogo, le parecen espléndidas y considera que no están los tiempos para insistir en ello. El primer disco de PHI sera la Cuarta Sinfonía de Mahler. Naturalmente, Herreweghe es el director, la orquesta la de los Campos Elíseos y la solista una soprano a la que asociamos enseguida con el barroco, la británica Rosemarie Joshua. Seguirán en la primavera del año próximo motetes de Bach, la Missa Solemnis de Beethoven y obras de Josquin Desprez y Brahms. 55 258-Pliego 5 22/11/10 13:10 Página 56 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS Giuseppe Verdi MACBETH E 56 s Macbeth una de las grandes óperas de Verdi, pese a lo temprano de su composición, 1845; está basada en la tragedia de Shakespeare, fielmente resumida por Piave. El músico, siempre puntilloso e insatisfecho, modificó la partitura que había sido estrenada en la Pergola de Florencia el 14 de marzo de 1847, un par de veces y la presentó en el Teatro Lírico de París, en traducción francesa, el 21 de abril de 1865. Obra original, que abre un lenguaje nuevo, plasmado en un recitativo melódico de corte extremadamente dramático que no impide el desarrollo de un neobelcantismo de la mejor ley. En todo caso, estamos ante una de las óperas más complejas de su autor. No llega a ser todavía una obra maestra, pues hay en ella demasiadas desigualdades e incoherencias, pero sirve en muchos casos de manera ejemplar, con un lenguaje novedoso, original y altamente expresivo —sobre todo el de la versión de 1865—, el discurso dramático de Shakespeare. No hay duda de que Verdi supo extraer del original shakespeareano lo más substancial para la construcción de una obra en la que puso especial interés y cuidado: “Para ti este Macbeth, ópera que tengo en más alta estima que otras mías”, escribió en la dedicatoria a su viejo maestro Antonio Barezzi. Muchas razones le atraían de la tragedia; fundamentalmente, dos: la atmósfera gótica, fantasmagórica, con llamada a lo sobrenatural, tan en boga en esa época, y el estudio de dos caracteres tan atribulados y complejos como los de Macbeth y su mujer. El primer aspecto aparece representado por las brujas — muchas más de tres—, descritas, como todo lo que las rodea, con una escritura musical eficaz, aunque un tanto primaria y pueril, en una búsqueda de una imposible mezcla de lo burdo y lo sublime, que constituye lo menos convincente y lo más tópico de la obra. El segundo sirve a Verdi para realizar lo que él llamaba un estudio anímico de esas dos figuras centrales, en una clara voluntad de alejarse de lo que hasta entonces había venido siendo en sus óperas un espectáculo teatral ilustrado. Verdi deseaba profundizar en las psicologías de esos dos seres ambiciosos y crueles pero dubitativos y para ello cuajó la partitura de minuciosas anotaciones (voce cupa, soffocata, sotto voce, voce spiegata, tutta forza, con slancio, etc.), que modelan adecuadamente la expresión, aunque en bastantes ocasiones los resultados sean inferiores a las pretensiones y la inspiración no se consiga por igual. Falta, como apunta Mila, esa vibración humana, ese amor que anima el arte del mejor Verdi. En esta ópera los personajes se mueven y sufren en una pasión que es su propia encarnación, pero están cerrados al amor y al dolor. Pero Macbeth, pese a sus carencias, a sus artificios, a sus irregularidades es una obra apasionante en la que, incluso, encontramos páginas de enorme contenido emotivo y musical; como el aria La luce langue, del segundo acto, que no figuraba en la partitura primitiva y que constituye un modelo de libre y original discurso. O la famosa escena del sonambulismo del principio del cuarto acto, un número delicadísimo y onírico de notable dificultad de ejecución para la soprano protagonista. Son, por supuesto, de excelente factura los grandes finales de los actos primero y segundo y brillantes y tópicos, en la mejor tradición del Verdi guerrero, el coro de los prófugos escoceses y el himno de la victoria que cierra la ópera. Fuera como fuera, Verdi consiguió hacer verdaderamente algo distinto, nuevo, unitario, de extremada concisión dramática; una ópera experimental, en palabras de Degrada, un drama a lo Séneca releído según los esquemas culturales de moda para unir el mundo de las brujas a las creencias contemporáneas y a las tradiciones populares, fabricando una metáfora horrible y grandiosa de la conciencia atormentada del protagonista. Una especie de intuitiva y sui generis Gesamtkunstwerk wagneriana. Se establece la unión entre canto, declamación, parlato, gesto escénico, nuevas relaciones entre música y drama. Tenemos aquí la búsqueda del nuevo ideal: “La palabra escénica”. Todo ello hace que la interpretación de la ópera sea enormemente dificultosa. Los dos cantantes principales en Florencia fueron el barítono Felice Varesi y la soprano Marianna Barbieri-Nini. La labor de ensayos fue extensa y exigente. La soprano contaba que la mencionada escena del sonambulismo le había llevado cerca de tres meses de ensayos: “de la mañana a la tarde intentaba imitar a los que hablan durmiendo, que articulan palabras, como me decía Verdi, sin casi mover los labios, dejando inmóvil las otras partes del rostro, incluyendo los ojos”. El mismo día del estreno el exigente compositor hizo vestirse a los dos cantantes para ensayar de nuevo con el piano poco antes de salir a escena. El personaje de Macbeth es probablemente el más dra- tos en ese largo deambular nocturnal en pos del poder, requiere asimismo una voz de recio dramatismo. Es una dramática de agilidad, ya que a la amplitud, a la dimensión de su instrumento ha de unir una flexibilidad y facilidad para la coloratura propia de una lírico-ligera. Un canto extremadamente exigente, que sólo sopranos muy duchas han podido vencer con desahogo. Como Maria Callas, probablemente la mejor Lady de la historia reciente, de la segunda guerra mundial hasta aquí; y también la más destacada y convincente dentro de la relativamente copiosa discografía. En su grabación de 1952 junto a Enzo Mascherini, dirigida por Victor de Sabata, que nos traslada a una flamígera función de La Scala (EMI 64944 2), la griega está impresionante, en su mejor época vocal, pero ya plenamente madura, con una expresividad laceran- mático escrito por Verdi para un barítono. El manejo de un lenguaje a veces musitado, de un canto variado y coloreado al máximo, necesitan desde luego de un artista de primera fila, de un actor, de un fraseador consumado, revestido además de un timbre a ser posible oscuro, de un instrumento denso y fornido, de un caudal importante. En ciertos aspectos anticipa la línea de algunas partes de los barítonos de mayor carácter del compositor, como Rigoletto, Amonasro, Carlos de Vargas o Renato; y avanza algunas de las maneras de figuras wagnerianas, así Sachs o, salvando muchas distancias, Wotan. Lady Macbeth, mujer ambiciosa, insinuante, calculadora y sanguinaria, que es quien mueve los hilos de la trama y la que “obliga” a su marido a cometer los asesina- te, una variedad de registros única y una intensidad dramática sin igual. El timbre, nada bello, como lo requería Verdi, es penetrante, un latigazo continuo; la dicción intencionada, con una asunción prodigiosa de cada frase, de cada acento. Por otro lado, he ahí lo difícil, se muestra apabullante en la coloratura, desde su cabaletta Vieni! T’affretta! hasta la patética escena del sonambulismo, coronada, como se pide, con un re bemol sobreagudo en pianísimo, proeza sólo posible en una cantante como Callas, pasando por el aria La luce langue, auténticamente mascullada. Mascherini es un engolado Macbeth, de timbre más bien opaco, pero otorga emoción y cierto toque alucinado al personaje, con un canto por lo común correcto. Bien Tajo como Banquo, pasable Penno en el papel de Macduff. La 258-Pliego 5 22/11/10 13:10 Página 57 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS batuta es musical y refinada, aunque a veces choca la oscilación excesiva de tempi, con lo que por ello quizá no se consiga una total unidad dramática. Estupenda la orquesta y muy regular el sonido. Durante mucho tiempo fue muy considerada la versión dirigida por Erich Leinsdorf a un equipo encabezado por Leonard Warren y Leonie Rysanek (RCA GD84516, 1959). Escuchada hoy en día se le encuentran notables limitaciones. En primer lugar, la correcta pero anodina y algo ruidosa dirección musical, con efectos muy discutibles (las voces nasalizadas de las brujas). Luego por la ausencia de estilo de Rysanek, que exhibe su lustroso y un tanto gutural timbre, pero que se topa con dificultades de dicción y sobre todo de reproducción de agilidades, en ocasiones bastante comprometidas. Los agudos, que siempre tuvo la cantante vienesa, suenan aquí muchas veces en exceso fijos. Warren muestra intención, acentos variados y un dramatismo de buena ley, pero su timbre es demasiado áfono y su canto poco desahogado. Excelente aunque con una orquesta menos imponente, la de La Scala. Técnicamente su grabación es de peor calidad. En conjunto, sin embargo, el equipo vocal de esta última interpretación es superior. Piero Cappuccilli borda vocalmente su personaje, manteniendo una energía dramática permanente, a veces con un canto algo rudo, pero dotado de verdad y de sentido declamatorio, sin que se escapen a su exposición los principales acentos patéticos, adecuadamente subrayados por la batuta. Contrasta con el acercamiento más conturbado que realiza al ambicioso cortesano Sherrill Milnes en la otra grabación. El drama está más patente en su interpretación, pero su prestación vocal es menos completa y peca de ciertas irregularidades de emisión, frecuentemente engolada y con discutibles portamentos. Las dos Ladies son asimismo dispares. Junto a Cappuccilli, Shirley Verrett, que domina la coloratura y canta muy finamente en una visión matizadísima y sutil, supera a la más marmórea Fiorenza Cossotto, de timbre más mórbido y acusadamente contrastada en colores y en tempi. El maestro italiano gustaba de los planteamientos intelectualizados, analíticos, que privaban frecuentemente de espontaneidad al discurso, que es lo que sucede en este caso. Lo más interesante viene de la mano de Renato Bruson, un Macbeth excelentemente fraseado, íntimo, que muestra, aunque con problemas vocales en graves y agudos y un timbre demasiado lírico, la gran complejidad de personaje. Lástima que su oponente, Mara Zampieri, inteligente y expresiva, de voz amplia, posea una emisión tan fija. Tiene problemas para trazar un retrato definido de la Lady. A buen nivel Shicoff y Lloyd. Frente a esta visión un tanto descoyuntada, se sitúa la más proporcionada y tensa de Riccardo Chailly con los conjuntos del Comunale de Bolonia (Decca 417 525-2, 1986). Destaca de nuevo la lección de canto de Verrett, aquí todavía más matizada que con Abbado, aunque con algunos problemas de usura vocal. Pero la variedad de colores que es capaz de aplicar a sus distintas Hay varias grabaciones que parecen estar fuera de órbita, excluidas de catálogo, que no son fáciles ya de localizar y que en algún caso contienen interesantes aportaciones. Es particularmente reseñable la segunda que registrara Giuseppe Taddei (Decca, 1964), en la que el barítono recientemente desaparecido mostraba la nobleza y calidez de su fraseo en una visión que podríamos definir como lírico-patética — en expresión de Celletti— y que combina hábilmente el canto con el declamado. Claro es que evidencia también, como era usual, notables limitaciones en la zona alta, siempre abierta y destimbrada. Junto a él Birgit Nilsson hace una impresionante Lady, con una exhibición vocal de gran gala. Una interpretación algo hierática presidida por un instrumento de excepción, que sale generalmente con bien de la complicada coloratura. Ardorosa dirección de Thomas Schippers. Menos meritoria es la incisión en el mismo sello firmada en 1970 por Fischer-Dieskau, refinado y taimado, pero fuera de sitio, con un timbre que no Bergonzi, quizá el mejor Macduff del disco, y adecuado Hines como Banquo. Del mismo año, 1976, son las interpretaciones de Riccardo Muti y de Claudio Abbado, dos magníficas aproximaciones a la tragedia, que tienen en ellos precisamente su principal sostén. En la del primero (EMI 567128-2, 1976) resplandece el color, variado, lleno de claroscuros, aterciopelado, de la Orquesta New Philharmonia, que sostiene una dirección muy dramática, toscaniniana en algunos aspectos, envuelta, como decía Rosanna Gualerzi, “en una sonoridad escabrosa, un color pétreo y una bárbara aspereza”. Abbado, por su parte (Deutsche Grammophon 449 732-2, 1976), nos da una recreación más analítica, matizada, más ligera de texturas y más cuidada en el detalle, refulgente y acento más propiamente verdiano. Ghiaurov, señorial y sobrio, con Abbado, es mejor que Raimondi, vocalmente limitado, aunque más humano. Entre Domingo (DG) y Carreras (EMI), nos quedamos con el segundo, más fantasioso y libre en el fraseo, más atento a diferenciar los tiempos. Domingo es, como siempre, rutinario y monótono, aunque suene bien su centro y no esté libre de intempestivas aplicaciones de la gola. Ninguno destaca en los agudos; el catalán por su tono mate y su posición abierta; el madrileño por su fibrosidad. El aria Ah, la paterna mano es cantada muy bien por Carreras. De 1983 es la versión gobernada por Giuseppe Sinopoli (Philips 412 133-2) con las huestes de la Deutsche Oper de Berlín, que resulta intervenciones — momentos musicales y dramáticos muy diferentes— la acreditan, con Callas —más incisiva y demoníaca—, como la mejor Lady del disco. A su lado Leo Nucci logra uno de sus más cumplidos acercamientos a Verdi. Su voz, muy lírica en origen, alcanza aquí matices de interesante oscuridad y encauza las vivencias de un personaje angustiado y temeroso. La escena del diálogo nocturno del matrimonio está muy conseguida con la complicidad de la batuta. Esta interpretación está recogida también en una excelente película dirigida por Claude d’Anna en la que Samuel Ramey (Banquo), que luce su suntuoso timbre, y el discreto Veriano Luchetti (Macduff) son sustituidos por actores. cubre las expectativas del personaje, y Elena Suliotis, lejos de acercarse mínimamente, con un canto estentóreo, a la almendra de su criatura. La dirección de Gardelli es monocroma. Aún apuntaríamos un par de grabaciones: la muy irregular de la BBC de 1979 (Opera Rara) dirigida por John Matheson a un reparto encabezado por Peter Glossop y Rita Hunter (ambos insatisfactorios), que recoge la versión original de 1847, y la guiada por Gianandrea Gavazzeni a un equipo de La Scala (Opera Italiana, 1969), con un estimable —por su color dramático e intención, no por su arte— Giangiacomo Guelfi y una aplicada y expresiva Leyla Gencer, de voz ya agostada y vibrátil. Arturo Reverter 57 258-Pliego 5 22/11/10 13:10 Página 58 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Cuarteto Danel, Stefan Asbury, Lothar Koenigs VÉRTIGOS FESTIVAL DE MÚSICA DE MILÁN. Obras de Xenakis, Lachenmann, Kurtág, Janácek, Varèse, Romitelli, Gervasoni, Manzoni y Webern. CUARTETO DANEL. ASKO ENSEMBLE. SINFÓNICA DE LA RAI. Directores: STEFAN ASBURY, LOTHAR KOENIGS. 3 CD STRADIVARIUS STR 33870-72 (Diverdi). 2005. 194’. DDD. N PN L a edición de tres registros, por parte de Stradivarius, del Festival Milano Musica que tuviera lugar en 2005, supone una buena ocasión para conocer tanto obras de reciente creación como nuevas versiones de piezas que son ya de referencia en el repertorio moderno. El Cuarteto Danel es el protagonista del primer volumen, en un programa que recoge hasta tres obras bien representadas en la fonografía. Tetras, compuesta por Xenakis en 1983, tal vez suponga una de las mayores aportaciones del autor a ese estilo tan inconfundible de estirar al máximo la componente ruidista hasta conseguir, por medio del aparente caos, un formidable cuerpo sonoro donde el material parece a punto de ebullición. Si la experiencia electroacústica alimenta las sonoridades de Tetras, Gran torso no le va la zaga. Lachenmann, en esta obra de 1972, fragmenta el discurso y es el silencio el encargado de dar intensidad al conjunto. El Cuarteto Danel, que sale airoso de su lectura del vértigo sonoro que solicita Tetras, fracasa, muy a su pesar, en la prestación de Gran torso, pues la toma de sonido es tan débil que, al menos en los diez largos minutos de la sección central, sumida en un inquietante balbuceo, quien cobra protagonismo, en la escucha, es la poderosa tos de uno de los asistentes al concierto. La energía de las restantes piezas supera cualquier obstáculo, por lo que tanto la miniatura de Kurtág, la magistral Aus der Ferne, como Ergma, un Xenakis de 1994 en la línea del sonido mantenido, inaugurada por la formidable Tetora, y la pieza de regalo, el primer movimiento del Cuarteto nº 1 de Janácek, henchido de vida y calor, están espléndidamente servidas por esta agrupación, los Danel, de tanto prestigio como poco habituales, todavía, en la fonografía. El segundo volumen viene presidido por la experimentación del material sonoro en tres etapas distintas y por autores que escriben sus obras fundamentales lejos de sus países de origen. Unir en un mismo programa a Xenakis y Varèse se justifica por la radicalidad de unas propuestas en las que el elemento ruidista se convierte en santo y seña de sus lenguajes. Lo llamativo del presente registro radica en la concurrencia de un autor como el italiano Fausto Romitelli (19632004), cuya estancia en Francia, en los primeros años noventa, forja un estilo de gran hibridez que, con el paso del tiempo ha calado hondo entre la musicología y los intérpretes de nueva música. El Asko Ensemble, sobre quien recae la interpretación de estas obras, es ya experto en piezas en las que los instrumentos de viento se hacen muy presentes. Es suya una de las pocas versiones anteriores de Waarg (sello Attacca Babel), y las diferencias son escasas; tal vez, en esta de Stradivarius, la calidad del registro y la división tímbrica se imponen. En todo caso, con Waarg, como con Phlegra, para once instrumentistas, estamos ante piezas que no se cuentan entre lo mejor de Xenakis, demasiado obsesionado por alcanzar una sonoridad torturada. La pieza Dhipli Zyia es una rareza, pues pertenece al periodo anterior al exilio, en 1952, y le debe mucho a Bartók. Si la lectura del Octandre de Varèse no sustituye, en nuestras preferencias, a las versiones consagradas de Boulez y Chailly, la inserción de un tema de Fausto Romitelli llama la atención por lo novedoso. Muy sobrevalorado, el músico italiano, fallecido prematuramente, aporta una atmósfera distinta al programa, pues Romitelli juega con algunas sonoridades que pertenecen al campo de la música ligera, en un intento por congeniar distintas estéticas. Con todo, todavía en Mediterraneo I-II, una pieza compuesta en París en 1992, para mezzosoprano y conjunto, es tan visible la influencia de la música francesa más genuina, la del impresionismo y la que deriva en las primeras vanguardias, que casi habría que hablar aquí de una pieza, en cierto modo, conservadora. El tercer volumen, que presenta la posibilidad de conocer algunas obras de compositores italianos poco difundidos, como Stefano Gervasoni (n. 1962) y Giacomo Manzoni (n. 1932), no cubre las expectativas. Meta della ripa, Ode y Sembianti, no contienen suficiente sustancia como para imaginar que podamos volver sobre ellas en sucesivas escuchas y, en cuanto al complemento de esta grabación, la Passacaglia, op. 1, de Anton Webern, en la falta de intensidad y de color tímbrico que sirven los miembros de la Orquesta de la RAI, queda definido ya el nivel interpretativo al que nos enfrentamos. El gesto voluntarista de estos músicos no basta para dar un poco de lustre a las piezas de Gervasoni y Manzoni, incapaces de armar unos materiales simplemente atractivos para el receptor. Sembianti, compuesta en 2003 por Manzoni, arrastra, incluso, un trasnochado y poco trabajado barniz expresionista. Francisco Ramos Peter Hirsch REIMANN, GRAN OPERISTA REIMANN: Melusine. MARLENE MILD (Melusine), TERESA ERBE (Pythia), GABRIELA MAY (Madame Lapérouse), RICHARD KINDLEY (Max Oleander), SON-HU LIU (Conde von Lusignan), WIELAND SETTER (Geómetra), DARIUSZ SIEDLIK (Albañil), SIBRAND BASA (Arquitecto). FILARMÓNICA DE NÚREMBERG. Director: PETER HIRSCH. 58 2 CD WERGO WER 67192. (Diverdi). 2007. 97’. DDD. N PN E l berlinés Aribert Reimann (1936) se ha convertido en uno de los operistas por excelencia de nuestros días, esto es, de las últimas cuatro décadas. Melusine es su segunda ópera, después de Ein Traumspiel (1965), basada en Strindberg. Ya hemos dicho en esta revista, aunque hace tiempo, que la base del operista Reimann es el compositor vocal Reimann, mas también el pianista acompañante Rei- mann para cantantes en recitales o grabaciones de Lieder. El dominio de lo vocal es imprescindible para componer ópera. En consecuencia, también el compromiso decidido de las instituciones con la creación de nuestro tiempo. Melusine se estrenó en 1971 (Schwetzingen), y está orquestada para un conjunto de cámara de algo más de treinta músicos. A esta espléndida aportación le seguirían óperas magníficas como Lear (1979), Sonata de espectros (1984, de nuevo Strindberg), Las troyanas (1986), El castillo (1993), y en el año 2000, justito, una ópera que no necesitará que traduzcamos el título: Bernarda Albas Haus. Suspiramos por esta ópera, porque no hay manera de conocerla. Debe de haber grabación de radio, de vídeo, algo por el estilo, pero no se ha comercializado ni parece tener nadie 258-Pliego 5 22/11/10 13:11 Página 59 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS especial interés en ello. Es una pena, porque nos han contado alguna que otra maravilla tanto de la ópera de Reimann como del montaje de Kupfer. ¡Y el estreno en Múnich lo dirigía Mehta! Algún día vendrá a un teatro de por aquí. Le corresponde, ¿no les parece? Pero ahora estamos con Melusine, obra que ahora tiene cuarenta años. Parece mentira que a aquellas alturas ya compusiera Reimann con esa agudeza dramática y lírica, con ese sentido teatral y vocal. La base es un texto de Yvan Goll, francés, judío, alemán, perseguido, poeta, superviviente, inspirador. Y marido de Claire Goll, inspiradora a su vez, al parecer, de buena parte de su obra poética. Es variante de la leyenda medieval de Melusine, la mujer que el sábado tiene cola de serpiente y ese día le está prohibida a su esposo, que lo descubre y atrae así la maldición. Tiene que ver con la rusalka y la sirena. La Melusina de Yvan Goll ya tenía un destino musical: Marcel Mihalovici compuso su música, estamos en 1920-1922. Goll debió de cambiar el texto, y esa última versión es la que acabó seduciendo a Reimann (al principio no muy interesado por el texto de Goll). Reimann quitó y añadió (poemas del propio Goll), en colaboración con su libretista, Claus Henneberg. Y conservó la mórbida transformación del mito (¿es un mito?) añadiéndole su peculiar estilo dramático rico en aristas. Lo que quiere decir que lo mórbido se transforma en algo parecido a la agresión. En la Melusine de Reimann se advierte cuánto le debe el tratamiento vocal de la ópera contemporánea en ale- mán a la Escuela de Viena, y no sólo a Alban Berg, sino en especial a esa línea, tradición o itinerario que echa de veras a andar con el Op. 15 de Schoenberg pero que tiene mucho que ver con los tratamientos lírico-dramáticos-vocales de Schreker, Zemlinsky y otros contemporáneos. Y que culmina en Lulu. Para entendernos: Melusine, vocalmente, es más Lulu y menos Wozzeck. Ahora la trae Wergo en una edición espléndida. Wergo tenía que ser, claro. Ahora bien, esperemos que para Bernarda no tengamos que esperar tanto. Un director ágil, técnico, nervioso y al detalle, Peter Hirsch, concierta a un reparto amplio con protagonistas y secundarios de importancia a lo largo de la acción o en determinados momentos. Excelentes Marle Mild, la soprano con agilidades que soñó Reimann para la protagonista; y la mezzo Teresa Erbe para esa “mujer”, Pythia, que encabeza la parte no racional del relato. Adecuadísimos y en su punto el tenor Richard Kindley y el barítono Song hu Liu. El desfile de enamorados de Melusine (ligados a la construcción del palacio, motivo de desarrollo dramático de la pieza), está muy bien servido por un plan- tel vocal de alto nivel. La Filarmónica de Núremberg, reducida, responde con vivacidad a las demandas de la batuta de Hirsch, que es aquí espléndido traductor en sonido de la teatralidad intensa de esta segunda ópera de Reimann. Pero, atención, se trata de un registro llevado a cabo a partir de una producción teatral en Núremberg. La ópera de nuestro tiempo lo es cuando se repone. Y mejor si se repone bien. No sólo cuando se estrena. En fin, es una excelente lectura de una ópera de este compositor, pero además enriquece la visión del aficionado ante otras óperas de Reimann felizmente grabadas: Lear (Deutsche Grammophon y Oehms), Las troyanas (EMI), El castillo (Wergo). Decididamente, Reimann es uno de los mayores operistas de nuestro tiempo. Faltan algunas, como la reciente Medea. Y Bernarda (disculpen mi insistencia). Ahora bien, fíjense ustedes cómo estará el patio, que la excelente Las troyanas dirigidas por Albrecht no se ha publicado nunca en CD, pertenece al último esplendor del LP. se llevó p o r delante la Primera Guerra Mundial. Ese estupendo barítono que es Roderick Williams, con Iain Burnside al piano, desgrana las once melodías —con la maravillosa Is my team ploughing?, naturalmente— compuestas por el músico sobre textos de A Shropshire Lad, el ciclo poético de Housman que cautivó a unos cuantos compositores ingleses. Se completa la oferta canora con tres muestras sueltas y once arreglos de canciones populares de Sussex. Una joyita para los aficionados a la canción de arte. Eso sí, Naxos ha decidido que no va a dar más los textos en el libretillo y, si se quieren, hay que ir por ellos a su página web (8.572426). Cyril Scott pertenece a esa serie de nombres que quedaron al margen de los del resurgimiento y a los que después se los llevó la riada de talento posterior a los Elgar primero y Vaughan Williams después. Aquí se nos ofrecen sus gratas sonatas Primera y Tercera para violín y piano y la llamada Sonata melodica. Bien, sin más, e interpretación perfectamente adecuada de Clare Howick y Sophia Rahman (8.572290). Un mayor vuelo expresivo tienen también las del a v e c e s atormentado — aquí no— John Ireland, fruto Santiago Martín Bermúdez Naxos EXCÉNTRICOS Y MENOS E n su impagable labor de servicio a la música británica, Naxos (distribuidor: Ferysa) propone un nueva tacada de novedades y una reedición procedente de su sello hermano, y hoy proveedor de materiales ya publicados, Marco Polo. Se trata esta última de un disco dedicado a Havergal Brian, el excéntrico, ecléctico y extrañamente —nunca el calificativo fue tan cierto— pers o n a l compositor de 32 sinfonías. Aquí llegan la nº 11 (1954) y la nº 15 (1960), estrenadas — ellas sí, pues ya se sabe que muchas de las de su autor no tuvieron esa suerte— en grabaciones de la BBC para su Tercer Programa, emitidas un día y olvidadas al siguiente. Son obras relativamente bre- ves —sobre los veinticinco minutos cada una—, que revelan afirmación, una cierta alegría —la vida del autor no le dejaba respiro— y que están, como a menudo en Brian, llenas de ideas, de las más felices a las más osadas, siempre en un lenguaje tradicional que no suele dejar indiferente a quien escucha. El disco se completa con un par de curiosidades — si cabe hablar así en un autor como éste—: la Concert Overture: For Valor —que Naxos, echando la casa por la ventana, divide en cinco secciones— y la Comedy Overture: Doctor Merryheart —en nueve. Tony Rowe y Adrian Leaper dirigen muy bien a una competente Orquesta Nacional de la Radio de Irlanda. Muy recomendable a conocedores, interesados y curiosos (8.572014). Excelente es el disco dedicado las canciones de George Butterworth, una de las tantas personalidades artísticas que 59 258-Pliego 5 22/11/10 13:11 Página 60 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES de una inspiración de buena ley pero esta vez sin mayores consecuencias —Ireland es un compositor más interesante de lo que puede parecer en este disco— para el oyente, a pesar de que los responsables de las versiones sean Lucy Gould, Alice Neary y Benjamin Frith. Sólo para muy hechos en el asunto, como sucedía con Scott (8.572497). M á s amplio espectro posee — ya sabemos por o t r a s entregas de la serie— William Alwyn. Y esta selección de música de cámara, que abarca de 1934 a 1966, demuestra que pisamos terreno seguro. Espléndida la Sonata para clarinete y piano, que contrasta con la más suave para oboe y deliciosa la Sonatina para viola. Muy interesantes el Trío de cuerda y sorprendentes las Conversations para violín, clarinete y piano. Completa la grabación la breve Suite para oboe y arpa. Entre los nombres que interpretan estas obras encontramos los del clarinetista Robert Plane, la oboe Sarah Francis, la violinista Lucy Gould y la pianista Sarah Rahman. Vale la pena (8.572425). del mundo popular, más concretamente el proletar i a d o industrial del implacable mundo capitalista del Ochocientos, incluido un bondadoso aristócrata que se disfraza de trabajador para confraternizar con sus empleados. El humor sentimental y el fino folclorismo de Zeller merecen esta recuperación. Menos favorecido aún es su compañero Ziehrer, músico de baile, director de bandas y crítico musical que nos ha dejado un par de docenas entre operetas y obras de prosa con canciones intercaladas. Las más felices resultaron Der Lanstreicher (algo así como el vagabundo, el madrileño gamberro o el argentino atorrante o linyera) y esta conseguida Los tres deseos (CPO 777 404), de buena invención cantable y lucida variedad de ritmos que prueban lo ducho que fue el autor en materia de danzas. La opereta lleva una tradición (años 50/60 del siglo pasado) que compromete a cantantes de ópera y generosidades vocales en lo que podríamos llamar “versiones ilustres”. Pero hay otra vertiente, menos lucida en cuanto a nombres y sonoridades pero más castiza y de más notorio sabor operetístico. Es ésta la que cultiva CPO y que se nutre de cumplidos elencos cuya minucia alargaría inútilmente estas líneas. Vaya un elogio general a los directores, que dan carácter, estilo y excelente trámite escénico a las versiones. Son los administradores de estas buenas burbujas, que nos consuelan de las otras: Herbert Mogg en Ziehrer y Zeller, y Ulf Schirmer en Lehár. Claire Vaquero Williams CPO LAS BUENAS BURBUJAS E l sello CPO, distribuido por Diverdi, suele proponernos exquisitas rarezas, exploraciones en repertorios inhabituales, rescates sorprendentes que luchan contra el olvido y rellenan la enciclopedia de la música grabada. Pero también nos ofrece un ameno y pequeño tour por el mundillo de la opereta (van tres diminutivos, lo sé), una copa de champán donde bailotean burbujas de las buenas, oportunas en estos tiempos de malas burbujas inmobiliarias y financieras. Desde luego, el canón i c o F r a n z Lehár no puede f a l t a r pero aquí con un par de títulos menos frecuentes que sus hits, dos obras de madurez y con memorables melodías encaminadas al tenor, pues las piezas fueron sugeridas por Richard Tauber: Friederike (CPO 777 330), que se basa en un amor juvenil de Goethe — corrijo: de un Goethe pasado por Tauber— y El zarevich (CPO 777 523), con su persuasiva dosis de exotismo ruso, una historia de amores contrariados por la diferencia social entre él y ella. Fluidez narrativa, buena serie de enredos y soluciones, melodismo cantarín, en fin, el fardel de encanto con sus burbujas que no se pinchan, abundan. Las otras dos operetas de la serie nos rescatan a dos autores de excelente segunda fila y abundantes en olvidos. Carlos Ziehrer (1843-1922) y Carl Zeller (1842-1898), a quienes tocó lidiar, primero, con la fama de los Strauss y luego, con la del citado Lehár. Del segundo suele evocarse El capataz de la mina (CPO 777 549), una pimpante evocación Blas Matamoro EMI CLÁSICOS INFRECUENTES E 60 l sello británico EMI tira de catálogo para recopilar una serie de discos dobles dedicados a diversos compositores, algunos de ellos con menor presencia en el mercado, lo que los convierten en buenas ocasiones de acercarse a su obra sin desembolsar una cantidad importante de dinero con interpretaciones muy solventes. Es el caso de Schreker (6 27973 2), uno de los compositores alemanes perseguidos por su “música degenerada”. El álbum contiene la Sinfonía de cámara dirigida por Wel- ser-Möst de forma transparente y cuidada, el Preludio a su primer gran éxito, la ópera Die Gezeichneten (Los condenados), la Suite romántica y el Preludio de Memmon, que dejó manuscrita antes de morir, todas ellas conducidas por James Conlon, quien le imprime un carácter sutil y de gran intensidad dramática. Dos lieder y sendas piezas de Schmidt y Busoni completan esta estupenda opción. E l álbum dedicado a Ligeti es otra de esas ocasiones (6 27905 2). Contiene un buen resumen de su música, con los dos cuartetos a cargo del Artemis, con lecturas muy solventes, Ramifications por la Orquesta de Cámara de Toulouse o Lux æterna, una de las obras más conocidas del autor húngaro (interpretada por el Grupo Vocal de Francia dirigido por Guy Relbel) junto a otras piezas vocales. D e Arvo Pärt (6 29443 2) se ha escogido u n a selección de sus partituras más representativas con una estupenda lectura del concierto para dos violines Tabula rasa a cargo de Little y Studt y 258-Pliego 5 22/11/10 13:11 Página 61 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES dirigido por este último al frente de la Bournemouth Sinfonietta, o varias versiones de Summa (para coro —Vasari Singers—, orquesta —la Nacional de Estonia dirigida por Järvi—, o cuarteto —Chilingirian—, todas ellas muy solventes) y de Fratres (violín y piano, orquesta y cuarteto), además de la Missa sylabica, conducida con acierto por Tönu Kaljuste. Más populares resultan los otros tres volúmenes. El dedicado a Vaughan Williams (6 27910 2) recoge lo más conocido de su producción orquestal sin contar con las sinfonías. Grabaciones clásicas como la Fantasía s o b r e Thomas Tallis o Greensleeves dirigidas por Barbirolli (que se mantienen intemporales), The Lark Ascending por Haitink o la Norfolk Rhapsody nº 1 por Boult se unen a la hermosa lectura de Songs of Travel por Anthony Rolfe Johnson y David Willison. De otro británico, Gustav Holst (6 27898 2), se recoge la tantas veces mentada y ensalzada interpretación de Los planetas por Boult, además de The Perfect Fool y Egdon Heath en la exquisita versión de André Previn al frente de la Sinfónica de Londres o A Choral Fantasia con la voz inigualable de Janet Baker junto a Ian Partridge y The Purcell Singers. El último de los álbumes está dedicado a Aram Khachaturian (2 27890 2), uno de esos autores archiconocidos por una o dos obras, pero real- mente desconoc i d o . Aquí se recogen esas dos o b r a s (Espartaco y Gayaneh, dirigidas por el propio compositor al frente de la Sinfónica de Londres) y otras piezas menos conocidas, como el Concierto para violín con David Oistrakh y Khachaturian o el Concierto para piano por Mindru Katz y Adrian Boult. En el denomin a d o Camino de Sant i a g o ( C H R 77330) tan sólo cinco obras corresponden en rigor al título, el resto poco tiene que ver con el contenido anunciado, particularmente las dos amorosas de Juan del Enzina del Cancionero de Palacio. Programa en exceso variopinto, quizás aceptable para el concierto en vivo que la grabación recoge, celebrado en 2008 y se publica en este año Jacobeo con tal título. El grupo de intérpretes abusa de percusión y gaita y en disco hay montones de ejemplos que superan con mucho sus versiones, aunque puede que este año se venda muy bien. U n tercer disco llamado La continencia inglesa (CHR 77332) se sitúa en la transición musical de la Edad Media al Renaci- miento, recogiendo obras de Dunstable, Dufay y otros músicos no tan relevantes intentando mostrar la influencia que las nuevas formas de componer iniciadas en Inglaterra pudieron tener en los primeros músicos al servicio de la corte de Borgoña, creadores de un estilo que sería dominante en la Europa del s. XV. Programa coherente e interesante, bien interpretado por los miembros de Chant1450, otro conjunto de los muchos nacidos a la sombra de la Schola Cantorum Basiliensis. Ya de lleno en el XVI tenemos un disco dedicado a Leonh a r d Paminger (CHR 77331), prolífico compositor que vivió la mayor parte de su vida en Nassau como maestro de escuela y del que nos han llegado más de 700 obras editadas póstumamente por sus hijos. Ferviente luterano en los años iniciales de la reforma, su obra musical es de carácter religioso en su casi totalidad. El excelente conjunto vocal Stimmwerck, de equilibradas y transparentes características, ofrece una selección de ella que comprende once piezas latinas, motetes, antífonas y salmos, más otra antífona alemana de su hijo Sigismund. Se agradece esta bien interpretada muestra de un compositor caído, como otros muchos, en un injusto olvido. P o r último, el Johann Rosenmüller Ensemble nos ofrece otra selección de obras del compositor del que han tomado su nombre, correspondientes a la época de su exilio veneciano y titulado Venezianische Abendmusik (CHR 77333). Ejemplo de música de fusión entre el esplendor de la liturgia católica encabezada entonces en San Marcos por Cavalli y la concentración religiosa exigida por la reforma. Particularmente destacable la actuación de la sección instrumental del conjunto, en un disco de calidad. Carlos Vílchez Negrín Christophorus CAMINOS D el sello alemán Christophorus, distribuido por Diverdi, nos han llegado cinco discos conteniendo música sacra desde la alta Edad Media hasta el siglo XVII. Todos son de grabación reciente y precio normal. El de é p o c a histórica más antigua es el titulado Insula F e l i x ( C H R 77328), dedicado a obras del monasterio de Reichenau situado en una isla del Lago de Constanza, que juntamente con el de San Gall fue uno de los primeros en crear sus propias secuencias y tropos a base de las regladas melodías del canto gregoriano con la intención de singularizar determinadas festividades. Notable ejemplo de ello es el Gorio fuor ze malo, cantado en alemán del s. IX y dedicado a San Jorge. El disco es otra interesante muestra ofrecida por Stefan Morent y su conjunto Ordo Virtutum en la tarea de sacar a la luz músicas olvidadas que fueron base de posteriores desarrollos expresivos. José Luis Fernández 61 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 62 D D I SI CS O C O S S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS ATTAINGNANT-BEETHOVEN ALBINONI: BACH: BACH: Conciertos op. 10, nºs 1-3, 5, 7-8, 11-12. COLLEGIUM MUSICUM 90. Violín y director: SIMON STANDAGE. Sonatas para viola da gamba BWV 827-829. Preludios y fugas BWV 871, 874, 893. VITTORIO GHIELMI, viola da gamba; LORENZO GHIELMI, fortepiano. Cantatas, vol. 11. Cantatas BWV 38, 49, 98, 109, 162, 180, 188. JOANNE LUNN, MAGDALENA KOZENÁ, sopranos; WILLIAM TOWERS, contratenor; SARA MINGARDO, contralto; CHRISTOPH GENZ, PAUL AGNEW, tenores; PETER HARVEY, GOTTHOLD SCHWARZ, bajos. CORO MONTEVERDI. THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN ELIOT GARDINER. CHANDOS 0769 (Harmonia Mundi). 2009. 69’. DDD. N PN A unque se sabía de su existencia (por los catálogos de La Cene, editorial de Ámsterdam que los publicó), los doce conciertos que forman el Opus 10 de Albinoni no se encontraron (en Suecia) hasta los años 1960. Cuatro de ellos (nºs 6, 8, 10 y 12) son conciertos para violín, tres concerti grossi (nºs 2, 3 y 4) y el resto no tiene solistas. Fechados en los 1730, esto es, una década y media después que el espléndido Opus 9, tienen el interés adicional de demostrar el desarrollo de la sinfonía para cuerdas (todos sigue el formato de la obertura italiana: rápido-lento-rápido). Por la extrovertida vitalidad de los Allegros y la calidez melódica de los Adagios, Largos y demás, éste es un Albinoni muy puro por más que ya en su tiempo anticuado. De finales de los sesenta la grabación de I Musici, de diez años más tarde la de I Solisti Veneti (véase SCHERZO, nº 101, pág. 80), no puede decirse que los grupos de instrumentos originales se hayan apresurado a presentar su opción. Más extraño aún resulta que la de Standage y su Collegium Musicum 90 aparezca incompleta. Al menos es experta y sabe emocionar con armas tardobarrocas, sin las masivas dosis de caramelo romanticoide agregado (por más que con la mejor de las voluntades y una extraordinaria corrección técnica) en las otras dos versiones mencionadas. ARS MUSICI 232269 (Diverdi). 1997. 61’. DDD. N PN La polémica sobre si Bach compuso sus obras para teclado pensando en los instrumentos que tenía a su disposición (claves, dicho genéricamente) o en los por venir (pianos, dicho con la misma amplitud de sentido) algunos creen que encuentra su solución en el fortepiano, concretamente en el modelo que según los documentos oportunamente citados en la carpetilla de este disco el constructor Silbermann revisó para corregir los defectos señalados por el propio Bach en el prototipo inicial. Los hermanos Ghielmi aplican esta tesis a su versión de las Sonatas BWV 1027-1029 con resultados en sí mismos valiosos desde el punto de vista musicológico, no tanto desde el estrictamente musical. El problema radica sencillamente en que, técnicos de sonido mediante o no, los dos instrumentos se tapan alternativamente el uno al otro y pocas veces se distinguen enteras y con total claridad las frases de cada uno. Aparte las legendarias versiones de Savall/Koopman y Kuijken/Leonhardt, al menos hay otras tres opciones para viola da gamba y clave con las que ésta no resiste la comparación: Pandolfo/Alessandrini (SCHERZO, nº 101, pág. 82), Perl/Behrlinger (SCHERZO, nº 137, pág. 89) y, viva el producto nacional, Alqhai/Martínez Molina (SCHERZO, nº 229, pág. 75). Y los complementos para teclado solo lo que llevan a hacer preferible es un buen piano de cola actual. Alfredo Brotons Muñoz Alfredo Brotons Muñoz 2 CD SOLI DEO GLORIA SDG 168 (Diverdi). 2000. 145’. DDD. N PN Nueva entrega del peregrinaje bachiano de Gardiner realizado hace una década y cuya publicación en disco va aproximándose ya a su conclusión. El volumen 11, dedicado a los domingos vigésimo y vigésimo primero después de la Trinidad, adquiere un relieve especial por el excelente nivel de canto —salvo muy ligeras excepciones— y unas magníficas prestaciones instrumentales. Así, Harvey está soberbio en su aria inicial de la BWV 162, cantata en la que también brillan Kozená y Mingardo. Atractiva sinfonía con órgano de la BWV 49. Muy redonda la versión de la trágica BWV 109: abierta con el punzante lamento del primer coro; Agnew traza un tenso arco en los inmediatos recitativo y aria, si bien en ésta con algún pequeño problema de entonación, pero sacándola adelante por medios expresivos (un punto lacrimógenos, en ocasiones). Sobresale de nuevo la Sinfonía inicial de la cantata BWV 188, un concierto para órgano que conocemos también como Finale del Concierto para clave BWV 1052. Algún problema del contratenor Towers con la entonación de su aria en esta misma cantata no enturbia el resultado global. Valoración final, en suma, muy positiva de un hito más dentro de esta importantísima colección de cantatas. Enrique Martínez Miura TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o disco video digital PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 62 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 63 D D I SI CS O C O S S ALBINONI-BEETHOVEN C. P. BACH: C. P. E. BACH: Sonatas para clavicordio H. 152, 177, 178, 210 y 212. MIKLÓS SPÁNYI, clavicordio. Sonatas H 47 Wq65/17, H 29 Wq48/6, H25 Wq 48/2, H 27 Wq 48/4, H 50 Wq 52/1. DANNY Driver, piano. BIS CD-1623 (Diverdi). 2007. 81’ DDD. N PN E l vigésimo volumen de la integral de obras para teclado de Carl Philipp Emanuel Bach grabado por Miklós Spányi para BIS reúne cinco sonatas compuestas entre 1750 y 1766, es decir, en el período inmediatamente anterior al abandono por el compositor de la corte de Federico el Grande de Prusia en Berlín en 1768 para trasladarse a Hamburgo, donde pasaría los últimos veinte años de su vida. Fue aquel un período convulso, en el que la llamada Guerra de los Siete Años dejó las arcas del Estado sin fondos que destinar a la cultura, y Bach tuvo que aumentar su producción para el consumo de los concertistas y aficionados privados. La mayor inseguridad de la nueva situación tuvo como contrapartida positiva un aumento de la libertad creativa: no teniendo que satisfacer el pacato gusto del rey, se nota en estas obras un intento de puesta al día en relación con las corrientes más novedosas que entonces se estaban imponiendo en toda Europa y que acabarían desembocando en el estilo que designamos con el término “clasicismo”. Pero aquí no se llega tan lejos, sino que predomina el cultivo de la descripción musical de los afectos combinado con algunas de las características de lo que en alemán se llama el Sturm und Drang. Lo que del intérprete se requiere sobre todo es, por tanto, una especial elocuencia en el fraseo, a fin de que el oyente se sienta interpelado en el plano emocional mucho más que en el intelectual. Spányi comprende perfectamente la naturaleza de su trabajo, y consigue uno de los discos más recomendables de su en general muy recomendable colección. La sorpresa es que no lo hace al piano tangente, utilizado en las entregas inmediatamente anteriores, sino al clavicordio. Y es una sorpresa muy agradable, pues pone a contribución una imaginación muy peculiar para mantener la atención constante sobre un discurso rebosante de matices de inflexión y tensos silencios sin merma de la exactitud rítmica. Una auténtica delicia. Alfredo Brotons Muñoz HYPERION 67786 (Harmonia Mundi). 2009. 78’. DDD. N PN L as sonatas para teclado de Carl Philipp Emanuel Bach no están consolidadas dentro del repertorio de las salas de concierto, lo que es una lástima, pues tal y como podemos apreciar en este recital de Danny Driver, las partituras rebosan imaginación e inspiración creativa, elocuencia y fuerza expresiva. Y como los compositores sin los intérpretes pasarían inadvertidos (por no decir invisibles) aquí el mérito es de un intérprete que sabe transmitir con articulada declamación lo que es un mensaje extrovertido y lleno de serenas sutilezas. El intérprete sabe ser intenso y al mismo tiempo ligero, su discurso es grácil y etéreo: maneja las dinámicas con gran riqueza de contrastes. La pureza de su sonido surge de un touche extremadamente cuidadoso con los ataques y su legato “a la tecla”, donde el equilibrio y la exquisitez también son indispensables. Así, el británico se erige con una mapa sonoro de finas y tersas texturas, que calibra con unos tempi ajustados a lo que pide la música y con un espíritu vivo y dinámico. Su Bach al piano es íntimo y de enfoque diáfano, de pulcra ornamentación y sabia moderación. Emili Blasco C. P. E. BACH: Sinfonías W. 183, nºs 1-4 (H. 663-6). Concierto para clave W. 43, nº 4 (H. 474). MAREK TOPOROWSKI, clave. SOLAMENTE NATURALI. Director: DIDIER TALPAIN. BRILLIANT 94042 (Cat Music). 2007. 55’. DDD. N PE En 1767, Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788), segundo hijo de Johann Sebastian, sucedió a su difunto padrino Georg Philipp Telemann como director musical y cantor de Hamburgo. Allí compuso las diez sinfonías que completaron la serie de dieciocho que en total legó. Seis son sólo para cuerdas, encargo en 1770 del ubicuo mecenas barón Van Swieten. Las otras cuatro, publicadas en Leipzig en 1780, incluyen parejas de flautas, oboes y trompas, más un fagot. Sin excepción en tres movimientos, constituyen una muestra muy representativa de los complementarios estilos entonces en boga Sturm und Drang y Empfindsamkeit: el primero para los movimientos extremos, el segundo para el lento central. Probablemente, ni siquiera en Haydn se podrían encontrar con tantos y tan apabullantes cambios de dirección, desconcertantes juegos rítmicos e inesperados solos. Aunque sólo con veintiocho músicos (el compositor se dice que contaba con cuarenta), las versiones dirigidas por Didier Talpain a Solamente Naturali en lo que parece su debut discográfico tienen el suficiente músculo pero sobre todo nervio sobrado para transmitir la arrolladora vitalidad de esta música. Con instrumentos modernos, la Orquesta Filarmónica de Cámara de Salzburgo bajo la dirección de Yoo K. Lee ya conseguía resultados muy estimables (véase SCHERZO nº 103, pág. 69), pero, por su mayor realce del papel desempeñado por los vientos y agudeza en los contrastes dinámicos, se preferirán estas otras versiones grabadas en Eslovaquia, a las que además se suma una interpretación por su frescura no menos encomiable de un concierto para clave contemporáneo de las sinfonías y en la misma onda estilística y expresiva. Alfredo Brotons Muñoz ofrece Capuçon es singularmente atractivo, con esa dimensión no excesivamente grande que ya conocemos y que, en ciertos momentos, le deja ligeramente atrás respecto a su compañero. Éste, por su parte, se interesa más por la plasmación esbozada que por el trabajo de miniatura. Los tempi tienden a lo equilibrado y, sin ser especialmente lentos, dejan la impresión de un Beethoven moderado, joven eslabón de la gran cadena interpretativa de los Grumiaux, Oistraj o Perlman, por citar sólo tres hitos de esa secuencia. Sirvan como ejemplo de ello el enfoque de la Sonata Primavera, preciosista en sonido y conservadora en agógica, o el humor apaciguado de la Op. 30, nº 3. Defrauda ligeramente una Kreutzer desigual y falta de concreción, que va ganando valentía a medida que transcurren sus compases pero que ve en los retornos da capo un problema no resuelto. A cambio, gustará mucho el impulso juvenil de todo el Op. 12 —especialmente Primera y Tercera— así como el Op. 23. En interesante contraste con esa luminosidad encontramos la oscuridad del pathos con el que tiñen la Segunda del Op. 30. Integral disfrutable, en resumen, presentada en tres discos generosos en minutos y con buen sonido de sala. Juan García-Rico BEETHOVEN: Sonatas para violonchelo y piano opp. 5, 69 y 102. SEBASTIEN SINGER, violonchelo; MARC PANTILLON, piano. 2 CD CLAVES 50-2914/15 (GallicantGaudisc). 2007-2008. 112’. DDD. N PN BEETHOVEN: Sonatas para violín y piano. RENAUD CAPUÇON, violín; FRANK BRALEY, piano. 3 CD VIRGIN 5099964200101 (EMI). 2009. 224’. DDD. N PN Buena lectura de las diez de Beethoven para violín y piano. Capuçon y Braley proponen un paisaje sonoro extrovertido, impulsivo en ocasiones y guiado por un instinto clasicista que les permite encajar perfectamente en la tradición a la que han dado lugar estas obras. Su concepto se mueve en el terreno de lo previsible, salpimentado por toques de espontaneidad dinámica que confiere a las obras un punto estimulante muy de agradecer —sobre todo en las cuatro primeras Sonatas. El color que Qué injustas son las comparaciones, y sin embargo qué inevitables. Cuando todavía resuena en nuestros oídos la maravilla que recientemente reseñábamos como excepcional con estas mismas obras, nos llega una nueva integral. Y claro, pese a no estar nada mal, ésta otra se nos queda en poquita cosa. Claves presenta a dos músicos que, sin ser excesivamente conocidos en el terreno discográfico, se desenvuelven con solvencia. Sus lecturas son correctas, inspiradas y pulcras en cuanto a ejecución. El sonido de ambos instrumentos está captado con fidelidad tímbrica y, espacialmente, ambos discos recrean un ambiente verosímil, especialmente el segundo de ellos. Teniendo 63 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 64 D D I SI CS O C O S S BEETHOVEN-BRAHMS todos estos mimbres a su favor, se echa en falta algo más de eso que, coloquialmente, llamamos “chispa”, y que no es otra cosa que la combinación de flexibilidad métrica, volubilidad dinámica y una ligera tendencia a la vivacidad. Dicho de otra forma, todo lo interpretado aquí está bien tocado, pero resulta globalmente sosito. Se salva, por ejemplo, la Op. 5, nº 2 o la también Segunda del Op. 102. Sin embargo, en general, la sensación del discurso es cansina, pese a no estar anclado sobre tempi objetivamente lentos. Falta ese jugueteo que Beethoven esconde en muchos tramos de estas obras para que lo escuchado trascienda el plano de lo —¿simplemente?— bueno. Habiendo ya en el mercado integrales excelentes a precios diversos, y que, además, incluyen las Variaciones de las que ésta carece, el nuevo lanzamiento no lo tiene fácil. Juan García-Rico BEETHOVEN: Cuartetos opp. 127, 130, 131, 132, 133, 135. CUARTETO DE TOKIO. 3 SACD HARMONIA MUNDI HMU 807481.83. 2007-2008. 198’. DSD. N PN 64 El Tokio completa su colección beethoveniana con los visionarios, complejísimos cuartetos finales. Las interpretaciones, aun con su apreciable línea general y muy numerosos aciertos parciales, no acaban de escalar las últimas alturas a las que han llegado otros grupos en este repertorio crucial: Budapest, Amadeus, Italiano, Berg, Emerson… El Allegro del Op. 127 ofrece un seductor tejido, pero el desarrollo se diría un punto amanerado y se instala un problema que va a aquejar a muchos de los movimientos, el sonido algo chirriante del primer violín. Buen nervio rítmico en el Scherzando y Finale claramente proyectado hacia el futuro. Muy conseguidos los contrastes del tenso primer Adagio inicial del Op. 130, con un Presto muy cantado y un Andante con moto de cuidada rítmica. La Cavatina, en cambio, un tanto distante, bien que aquí Martin Beaver se emplee a fondo. Como suele hacerse cada vez más, la Gran fuga se reintegra a la página como su final original (ofreciéndose el segundo final a continuación, en lectura impulsiva aunque curiosamente poco optimista). El Tokio toca esta obra futurista de forma muy tiran- te y con una sonoridad más bien metálica. Misterioso comienzo del Op. 131, cuyo Allegro molto vivace suena con timbres algo mates. El Allegro moderato-Adagio inmediato se creería algo falto de fantasía. El Andante ma non troppo aparece tratado como auténtico corazón de la obra, ejecutado como un convincente proceso acumulativo y una doliente zona central. En la última parte, las figuras del primer violín no acaban de cobrar el vuelo necesario. Enérgico, mas carente de algo de incisividad el Presto, donde descubrimos un fantasmal pasaje sul ponticello. En la frenética cabalgada final del Allegro conclusivo, la sonoridad hiriente del primer atril vuelve a constituir un problema. No acaban de funcionar bien las tensiones y relajaciones del Assai sostenuto-Allegro del Op. 132, donde los pianos y pianísimos tienen un punto de artificial. El clima inicial de reflexión en el maravilloso Molto adagio no termina de cuajar después en una interpretación a la altura de esta música; algo falla, algún apresuramiento, bien que la ascensión hímnica final esté aceptablemente resuelta. Tras el puente del pasaje marcial, el Allegro appassionato está en general muy bien tocado, pero con algún efectismo, y el primer violín parece ahogarse al final. Buen nivel global del Op. 135, con dos motóricos tiempos de apertura —regresan los chasquidos metálicos en el Vivace—, un Lento assai que se desliza del pesimismo a la ternura y un interesante tiempo de clausura, donde los del Tokio exploran una zona nigérrima del mundo de Beethoven. Apreciables versiones, por lo tanto, aun con los escollos indicados. Enrique Martínez Miura BERG: Tres piezas para orquesta op. 6. Altenberg Lieder op. 4. Siete Lieder de juventud. Arreglo de Vino, mujeres y canciones de J. Strauss. CHRISTIANE IVEN, soprano. FILARMÓNICA DE ESTRASBURGO. Director: MARC ALBRECHT. PENTATONE PTC 5186 363 (Diverdi). 2007-2008. 60’. DDD. N PN Tres visiones muy distintas de Alban Berg, pero con la lógica de lo casi contiguo (con la guerra en medio, entre otras cosas) en ese su itinerario sumamente expresivo, férvido, postmahleriano (sobre todo en el Op. 6) y no poco seguidor (y supera- dor, en buena medida) de Richard Strauss y de Hugo Wolf (en los Lieder juveniles y en las Canciones sobre textos de Peter Altenberg). Los tres movimientos del Op. 6 son hoy día una de las obras más importantes de la Escuela de Viena, un puente entre lo postwagneriano y la suspensión de la tonalidad, y son reacción ante las críticas del maestro Schoenberg. La lectura de Marc Albrecht es tan expresiva e incisiva como requiere esta obra que tanto ha crecido con el tiempo. Es una versión que inquieta, como debe ser, que sugiere y evoca algo parecido al miedo: muy mahleriano. Pero Albrecht, al dirigirlos, mira al futuro. Albrecht cuenta con la bella y expresiva voz de la soprano Christiane Iven para los Altenberg Lieder, que no le gustaron mucho al maestro (que, aun así, los programó en una velada que acabó en escándalo), y para los siete Lieder de juventud rescatados y orquestados de entre unos ochenta y que el enamoradísimo Alban le dedicó a la bella Helen Nahowski. La colaboración es feliz, por la capacidad vocal y de sugerencia de la cantante y por la intensidad del acompañamiento, bastante diferenciado en ambos ciclos, y completamente distinto al de las Tres piezas. Concluye el recital con una pieza festiva, la transcripción de Berg de un vals de Johann Strauss hijo, Vino, mujeres y canciones op. 333, para armonio, piano y cuarteto de cuerda, destinado a una velada a la que ya hemos referido a menudo. Buen final, aunque esta animada lectura no nos puede hacer olvidar la de los Boston Chamber Players, acaso insuperable. En fin, un disco magnífico, una antología de Berg o poco menos, de un elevado nivel artístico. Santiago Martín Bermúdez Järvi —su nuevo director musical— en la encantadora Sinfonía en do mayor, correcta sin más, no termina de convencer. Demasiado germánica en la espesura de sus contornos y de colores algo neutros, le falta vuelo poético en el Adagio. En los movimientos extremos se echa también de menos esa frescura, ligereza y luminosidad que derrochaban las viejas versiones de Beecham (EMI), el citado Munch (Profil) o el imprevisible Stokowski (Sony) sólo tres meses antes de su muerte; e, incluso, las más modernas de Marriner (Decca) y Gardiner (Erato). Parece como si Järvi hubiera querido suministrar cierta dosis de empaque y seriedad a una obra esencialmente juvenil y risueña, hecha —no se olvide— por un músico bisoño de sólo diecisiete años. Tampoco la toma en directo, clara pero global y sin especial detalle, aporta ninguna sorpresa. La Pequeña Suite, orquestación de cinco de las doce piezas para piano a cuatro manos que integran los Jeux d’enfants, se muestra en exceso circunspecta. Le faltan unas gotas de gracia en la Marcha, de ternura en la Berceuse, de calidez en el coreográfico Dúo y de chispa en el Impromptu y el Galop final. Compárese con la formidable versión que de esta deliciosa obra ofrecían Robert Haydon Clark y el Consort of London (Collins, 1990). Las maneras de Järvi se prestan mucho mejor a la música de Roma, obra más grave pero también más impersonal y académica. La toma sonora, en estudio, es asimismo superior a las anteriores. Pero Roma, aunque estimable, está muy lejos de ser una obra de conocimiento obligado. Y ya en 1993 Plasson la incluyó en un atractivo registro que, junto a la Sinfonía, contenía como postre (algo alto en calorías) la obertura dramática Patria. BIZET: Sinfonía en do mayor. Pequeña Suite. Roma. ORQUESTA DE PARÍS. Director: PAAVO JÄRVI. VIRGIN 628613 04 (EMI). 2009. 76’. DDD. N PN La Orquesta de París conoce de memoria estas partituras desde los tiempos de su primer titular, el legendario Charles Munch, y su traducción instrumental, en consecuencia, resulta perfectamente satisfactoria (óiganse las vertiginosas cuerdas en el Allegro vivace de la primera obra). Pero la lectura de Paavo Juan Manuel Viana BORODIN: Cuarteto de cuerda nº 1 op. 26. STRAVINSKI: Concertino para cuarteto. MIASKOVSKI: Cuarteto de cuerda nº 13 op. 86. CUARTETO BORODIN. ONYX 4051 (Harmonia Mundi). 2009. 68’. DDD. N PN Otra vez se enfrenta el Cuarteto Borodin (el mismo, el nuevo, el otro) a uno de los dos cuartetos del composi- 258-DISCOS + pub 22/11/10 11:01 Página 65 D D I SI CS O C O S S BEETHOVEN-BRAHMS tor que les da nombre. Y a dos páginas muy distintas del repertorio ruso. Atención, consideran ruso a Stravinski, que sin duda lo era pero que hoy vemos como un creador al que nos parece inadecuado (empobrecedor) clasificarlo por su nacionalidad. Junto a él, uno de los cuartetos de Miaskovski, el gran amigo de Prokofiev que tantas sinfonías y cuartetos compuso. Oímos aquí el último de ellos, el Op. 86, de 1949, cuando Kolia Miaskovski ya no pudo más, después del sofoco del año anterior (la Zdanovshina) y se murió (en 1950, con 69 años). Frente a la miniatura modernizante de Stravinski (1920) contrasta el discurso amplio y tradicional de Miaskovski. Que incluye cantos de sabor y procedencia populares y cuyas obras son tan inspiradas y bellas que sin duda asistiremos un día al regreso triunfal de la obra de este músico prolífico y artista. Felizmente, en estos tiempos en que parece que se traviesa una crisis de cuartetos de cuerda (que, sin duda, nada tiene que ver con otras crisis acaso más perentorias), el Borodin sigue siendo más o menos lo que fue, una formación de impresionante altura artística. Podríamos decir que hay un dominio del tono, hasta de la poética, de los movimientos lentos, como demuestra el Andante de Borodin (y también el Moderato que precede al primer Allegro), o al Andante de Miaskovski. Pero no se les da nada mal echar carreras como la del Scherzo de Borodin o el Presto fantastico de Miaskovski. Buen equilibrio, desde luego, aunque el virtuosismo de esta formación reluzca más en las tensiones contenidas, en el lirismo. En medio, los seis minutos y medio de Stravinski quedan como una propina de concierto, de una lógica muy distinta, una de esas veces en que este compositor decidió limitar su verbo, que nunca fue excesivo, pero que aquí es especialmente weberniano, ante litteram. El Borodin borda esa página de código tan distinto, como un intermedio intenso en medio de discursos de lógica más sinfónica. No importa, esta formación es capaz de todo. Un gran disco. Santiago Martín Bermúdez BRAHMS: Concierto para piano nº 2. Sinfonía nº 4. KONSTANTIN LIFSCHITZ, piano. KONZERTHAUSORCHESTER BERLIN. Director: DIETRICH FISCHER-DIESKAU. 2 CD ORFEO C810102A (Diverdi). 2002. 91’. DDD. N PN S uvi Raj Grubb, el famoso productor discográfico de EMI ya desaparecido, narra en sus reveladoras memorias Music Makers on Record (Londres, 1986) los inicios fonográficos del barítono Dietrich Fischer-Dieskau como director orquestal. Según parece, todo surgió en 1972 durante unas sesiones dedicadas a los Lieder de Brahms en Berlín, cuando Raj Grubb se sorprendió junto con Daniel Barenboim de que el gran barítono alemán dedicase sus ratos libres a estudiar dirección orquestal; el propio cantante les confesaría sonriendo su intención de dirigir cuando empezase a retirarse del canto. El productor se lo tomó completamente en serio y unos meses más tarde invitó a Fischer-Dieskau a grabar un disco con las Sinfonías Quinta y Octava de Schubert para EMI con una New Philharmonia fonográficamente varada por las cancelaciones de Otto Klemperer. El punto de partida de Raj Grubb era francamente pretencioso: “Quería que las sinfonías de Schubert fueran algo tan característico de Fischer-Dieskau como sus lieder”. Y, aunque el disco no tuvo mucho éxito comercial, permitió descubrir otra forma de dirigir esa música; Barenboim, tras escuchar las primeras pruebas de la Incompleta, afirmaría sorprendido: “Les hace tocar exactamente como canta”. FischerDieskau aparcaría la batuta en 1976, aunque entre medias realizó algunas grabaciones más como un registro del Concierto para piano de Schumann junto al propio Barenboim en 1974 o dos registros con la Filarmónica Checa en 1976 de la Cuarta de Brahms y de Harold en Italia de Berlioz. Sin embargo, no fue hasta 1993, ya retirado como cantante, cuando retomó con más interés su labor en el podio. Vista en su conjunto, no puede decirse que la carrera de Fischer-Dieskau como director de orquesta sea especialmente relevante, aunque sí que supone un interesante complemento a la hora de trazar su perfil como músico. Este nuevo lanzamiento de Orfeo, con el que el sello alemán celebra el 85 cumpleaños del mítico cantante, recoge íntegramente uno de sus últimos conciertos como director que tuvo lugar en la Konzerthaus berlinesa el 14 de diciembre de 2002 junto a la sinfónica de la ciudad y contó con un atractivo programa monográfico dedicado a Brahms. 65 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 66 D D I SI CS O C O S S BRAHMS-CASSADÓ Se inicia con una interesante versión del Concierto para piano nº 2 donde Fischer-Dieskau evidencia desde el mismo enunciado del tema principal en la trompa su inclinación lírica hacia esta música; ese Brahms poético, exquisitamente fraseado y donde se da tanta importancia a la respiración, inspiró profundamente la interpretación del joven pianista ruso de origen ucraniano Konstantin Lifschitz (1976) que logró mediar su natural bravura al teclado con las sutilezas orquestales, especialmente en el Andante. En la Cuarta Sinfonía brahmsiana, Fischer-Dieskau sigue el mismo planteamiento poético comentado, aunque quizá con menos éxito; hay ciertamente destellos de gran maestría pero también fallos en la concentración que impiden que estemos ante una versión redonda de esta obra. La toma sonora es, como es lógico, de gran calidad. Pablo L. Rodríguez BRAHMS: Sinfonía nº 4 en mi menor op. 98. Obras de Beethoven, Gabrieli, Schütz, Bach y Brahms. CORO MONTEVERDI. ORQUESTA REVOLUCIONARIA Y ROMÁNTICA. Director: JOHN ELIOT GARDINER. SOLI DEO GLORIA SDG 705 (Diverdi). 2008. 71’. DDD. N PN 66 Como en otros discos de esta apasionante serie, los complementos explican elocuentemente las relaciones de Brahms con la música antigua, al tiempo que sitúan estética e históricamente el tipo de acercamiento que realiza Gardiner al sinfonismo del autor alemán. Tras la concisa traducción de la obertura Coriolano, el Sanctus y Benedictus de Gabrieli, el Saul, Saul de Schütz, los dos números de la BWV 150 de Bach entroncan con claridad las dos páginas corales brahmsianas, el Geistliches Lied y Fest und Gedenksprüche. Luego, el plato fuerte, una versión nada tópica de la Cuarta, con tempi rápidos, transparencia extrema — la presencia de las maderas es muy notable— y contundente expresividad. Cierto que algún aficionado encontrará muy expeditivo el tratamiento del Allegro non troppo inicial, ejemplar en su nitidez pero de cierre obviamente un tanto precipitado. Animado el Andante, de planos muy profundos y estimable línea cantable. Tras el juguetón Allegro giocoso, en el que se oye absolu- Christian Thielemann ORO VIEJO, BATUTA NUEVA BRUCKNER: Sinfonía nº 8. STAATSKAPELLE DRESDEN. Director: CHRISTIAN THIELEMANN. 2 SACD PROFIL PH10031 (Gaudisc). 2009. 83’. DDD. N PN A principios de septiembre de 2009, Christian Thielemann (1959) descansaba plácidamente tras su cuarto Anillo veraniego en Bayreuth en la isla frisia de Sylt cuando recibió una llamada telefónica de los responsables de la Staatskapelle dresdense para proponerle la sustitución in extremis del titular Fabio Luisi en el segundo concierto sinfónico de la temporada. El director alemán aceptó interrumpir sus vacaciones y viajó a Dresde para hacerse cargo del concierto, aunque cambiaría completamente el programa del mismo: suprimió la obra de la compositora residente Rebecca Saunders, G and E on A, y en vez de la Séptima de Mahler programó la Octava de Bruckner. El concierto fue un verdadero acontecimiento y ha terminado por marcar el nuevo destino artístico del director berlinés y de la orquesta sajona; pocos días después del mismo, Thielemann —que ya sabía que no seguiría en Múnich después de 2011— aceptó firmar como próximo Generalmusikdirektor en Dresde a partir de la temporada 2012-13 en que Fabio Luisi terminaba su contrato (después Luisi dimitiría fulminantemente en febrero; pero esa es otra historia). Thielemann siempre admiró esta antiquísima orquesta sajona, cuyos orígenes se remontan a 1548 como Hofkapelle vinculada a la corte de Dresde, aunque tan sólo la tamente todo, la obra finaliza con un Allegro energico e passionato virtuosista, muy contrastado y contundente. Una Cuarta diferente que merece ser conocida por todo el que se interese en la obra. Enrique Martínez Miura CAGE: Six melodies for violin and keyboard. Two4. Nocturne. Two6. ANDREAS SEIDEL, violín; STEFFEN SCHLEIERMACHER, piano. MDG 613 1607-2 (Diverdi). 2008. 68’. DDD. N PN había dirigido previamente en dos ocasiones en 2003 (un Deutsches Requiem de Brahms en el tradicional Requiem-Konzerte que conmemora todos los febreros la drástica destrucción de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial y una Gala Wagner en octubre de ese año); durante la rueda de prensa que siguió a la firma del contrato en diciembre pasado, el maestro alemán recordó que Karajan comparaba el sonido de esta orquesta con “el lustre del oro viejo”. Y Thielemann supo sacar a relucir esas señas de identidad ya en los ensayos del concierto, donde su relación con la orquesta se reveló extraordinaria; de hecho, había trabajado con varios de sus solistas recientemente en la orquesta del Festival de Bayreuth. De las tres exitosas sesiones del concierto, la emisora alemana MDR Figaro grabó la del 14 de septiembre y la calidad de la misma ha sido tan determinante que el sello Profil ha publicado ese registro radiofónico dentro de la serie dedicada a la orquesta sajona (Edition Staatskapelle Dresden) en un lujoso doble CD que incluye además una interesante carpetilla de casi 50 páginas con notas, fotos y críticas del concierto en alemán e inglés. Una primera audición demuestra que la Octava de Bruckner es una sinfonía ideal para la famosa retórica musical de Thielemann (heredera, al parecer, de la vieja tradición directorial germana). Y es que aquí funcionan mucho mejor que en su Quinta muniquesa de 2005 en DG (o incluso también que en la Cuarta y Séptima recientemente publicadas Etudes boreales. Cheap imitation. Metamorphosis. Jazz study. Tripled paced. Ophelia. A landscape-Dream. Suite for toy piano. Seven Haiku. For M. C. and D. T. Waiting. SATIE + Socrate. MARCO SIMONACCI, violonchelo; GIANCARLO SIMONACCI, GABRIELLA MORELLI, piano. 3 CD BRILLIANT 9176 (Cat Music). 2009. 200’. DDD. N PE en DVD por Unitel) esa forma de subjetivizar la interpretación alargando levemente pausas o estirando el tempo como medio para incrementar la tensión que en esta ocasión resultan menos caprichosas y más inspiradas. Obviamente los clímax de la partitura son muy especiales, pero también estamos ante una versión muy bien ordenada y planificada, donde Thielemann maneja a la perfección los tempi (el Finale es modélico) o dispone de un sensacional estudio del escalonamiento sonoro de los instrumentos o de los matices dinámicos de cada sección (buen ejemplo de ello es el larguísimo Adagio cuyo interés no decae en ningún momento). Desde luego, no todo es positivo: Thielemann se suma a la lista de brucknerianos (Barenboim, Blomstedt, Haitink…) que incomprensiblemente optan todavía hoy por la problemática edición de Robert Haas con esos innecesarios añadidos en el Adagio o el Finale. No obstante, estamos ante el principal Bruckner grabado por Thielemann, y quizá también ante el prólogo de lo que puede deparar su puesto en Dresde. Pablo L. Rodríguez Una vez más, el pianista Steffen Schleiermacher aborda la obra de John Cage dentro de la interesante retrospectiva que a este autor viene dedicando el sello MDG. En este caso, se trata de un excelente programa consagrado a la obra para violín y piano, muy escasa en el repertorio de Cage, pues en esta grabación se contienen, precisamente, todas aquellas piezas de cámara que el autor americano compusiera para este instrumento. Al lado de las forzosamente austeras Two 4 y Two 6, que forman parte de la serie de “number pieces” del periodo final de 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 67 D D I SI CS O C O S S BRAHMS-CASSADÓ Cage, se interpretan dos piezas antiguas que portan el sabor amateur, no falto de cierto romanticismo, del Cage de los 40 y primeros 50. Tanto las entrañables Six melodies for violin and keyboard, inspiradas en Satie, como el breve, y hasta un cierto punto modernista, Nocturne, de 1947, son piezas de tono impresionista, el practicado por Cage en esos años. Lo sorprendente es comprobar que, en muy poco tiempo, en 1950, ya Cage mostrara los primeros pasos de su inconfundible estilo de sonidos mantenidos en el String Quartet in 4 parts; es decir, que en el transcurso de dos años el compositor avanza de forma visionaria rasgos que alcanzan su plenitud en el periodo final, al que pertenecen, como ya queda dicho, las dos Two, extensas y muy elaboradas, con momentos de altísimo calado. Son piezas basadas en la organización temporal tan cara al Cage final, donde las secuencias de sonidos se suceden de manera obstinada, casi guardando un orden ceremonial, que es lo que da este tono de profundidad a toda la música postrera del autor. Schleiermacher y la violinista Seidel saben leer perfectamente este ideal de Cage, en un balance enriquecedor entre virtuosismo instrumental y capacidad para concentrar el material y convertirlo en objeto misterioso al que sucesivas escuchas han de dar sentido. Las versiones de referencia de las dos Two vienen a refrendar lo dicho, pues ni los miembros del Ives Ensemble alcanzaban la plenitud en Two4 (sello Hat Art), tal vez porque optaran por sustituir el piano por el instrumento del sho, mucho más plano de recursos, ni Joste y Flammer encontraban en Two 6 el punto justo entre sonidos mantenidos y expresividad. Pensado en torno a Satie, el doble CD de Brilliant es mucho menos interesante, incluso, por momentos, tedioso. Las interpretaciones de los Simonacci no aciertan del todo a recoger la esencia del mundo de Cage y tampoco la elección de los temas es la ideal. Se ha querido recoger un ramillete de obras en las que la influencia de Satie sea muy evidente, cuando se sabe que, en realidad, salvo algunas piezas de la primera época, el universo del francés tampoco es determinante en la obra musical del americano. Otra cosa es su pensamiento, que es el que, junto con la filosofía inherente al Zen, sirven de conductor del lenguaje de Cage. El primer disco, exclusivamente dedicado a Peter Hirsch MÚSICA DEL AGUA CAMARERO: Vanishing point. Duración invisible. A través del sonido de la lluvia. RAFAEL GÁLVEZ, JUANJO GUILLEM, percusiones. TRÍO ARBÓS. ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA. Director: PETER HIRSCH. KAIROS 0013102 KAI (Diverdi). 2008. 53’. DDD. N PN Debe de tener César Camarero (n. 1962) alguna fijación con el agua: Trayecto líquido, 34 Maneras de mirar un vaso de agua, A través del sonido de la lluvia…, son títulos que se encuentran en las grabaciones discográficas que hasta ahora han llegado al mercado, conteniendo siempre música de creación muy reciente, de este compositor nacido en Madrid con residencia en Sevilla. Y no es causal la presencia del líquido elemento, pues se tiene la impresión, con esta música, de estar ante un mundo de sensaciones dominadas, en efecto, por lo acuoso, ya que todas las sucesiones de secuencias obedecen a un mismo plan: vertebrar una trama sonora en la que el viejo tinte impresionista de Debussy (del que no está muy lejos esta música de lo ínfimo y lo aforístico) se torna resbaladizo, inasible; tonalidades, en fin, que son las que llenan de extrañeza a las tres piezas del disco. El presente registro de Kairos completa, de algún modo, el programa ofrecido por Taller piezas breves de los inicios (años 30 y 40), hace demasiado hincapié en obras de poca sustancia, muy amateurs, como las Three easy pieces o la Metamorphosis. La inclusión de las inevitables, y sin duda hermosas, Dream y In a landscape, salvan algo el programa, lo que no se puede decir de la versión de la pieza de Satie Socrate, pues la reducción para dos pianos, hecha por Cage con admiración en 1944, denota que la obra original, sacada de su contexto, no funciona. El programa se completa con dos piezas extensas de Cage que han recibido mejores lecturas en otros sellos, como es el caso de Cheap imitation, obra originalmente escrita para violín, que en esta versión para piano pierde al tener que fragmentarse demasiado el discurso. El timbre del violín se aviene mejor a las intenciones de Cage, con su Sonoro en el disco Anemos, compuesto sobre todo de piezas de cámara, de pequeño formato. Ahora, no sólo asistimos al Camarero orquestal (Vanishing point), sino también al autor de composiciones más elaboradas, de una duración y, por decirlo así, un espesor que faltaban en Anemos, registro más centrado en el detalle y el timbre sutil. Camarero se está caracterizando por la asunción de una escritura que privilegia el gusto por lo apenas insinuado, pero no siguiendo el camino últimamente amanerado de un Sciarrino, sino continuando la senda marcada por la puesta en valor del sonido de los americanos. Hay en la espléndida, totalmente subyugante Vanishing point, mucho del Varèse de Amèriques, por la continua fractura de los planos sonoros engarzados gracias al empleo de la percusión, y hay también un gusto por recuperar esa particular forma de crear ambientes “atmosféricos” de un Ives, de un Carter. Pero Vanishing point, e igualmente las dos piezas restantes, no serían lo que son, es decir, piezas de alto calado, si Camarero no hubiera entendido a la perfección, como aquí queda demostrado, la lección del maestro Feldman, en lo tocante a ofrecer una tela sonora que se mueve en fases de indeterminación temporal y en un espacio en el que casi habría que decir que hay más música callada, sonido punzante. En Etudes boreales, de 1978, es donde funciona menos este recital. Si Cheap imitation todavía conserva algo del espíritu amateur de los inicios, en Etudes boreales el discurso se abre hacia la experimentación, pero el sonido aislado y el tono de relajamiento, tan habituales en Cage no encuentran en los músicos del sello Brilliant a sus mejores traductores. Francisco Ramos CASSADÓ: Pour une larme. Zerka tango. La petite boite à musique. Zoraïda: chanson d’Orient. Toujours. Adieu des oiseaux au printemps. Cançons dels mesos. Gavotta. MARTA MATHÉU, soprano; MAC MCCLURE, piano. KLASSIC CAT KC1004 (Diverdi). 2009. 69’. DDD. N PN ausente, que dicha explícitamente. Las percusiones, presentadas bajo unos timbres de refinamiento insólito, parecen proceder tanto del Feldman de la época media (Vertical thoughts) como del impudoroso gesto minimalista del Steve Reich orquestal (se piensa en Desert music). Música de especial fragancia, que no cesa de asombrar en el choque entre timbres que es Duración invisible, para instrumentos de “cámara” y dos orquestas reducidas, y en las planicies sonoras con que se monta A través del sonido de la lluvia, un trío compuesto en 2004 en donde el autor español hace suyos estos planteamientos tan caros a Feldman, como el de la sucesión de notas mantenidas para crear breves secuencias en las que el sonido parece al borde de su extinción. Ese tono de misterio y de belleza escondida lo alcanza a plenitud Camarero en este programa excepcional. Francisco Ramos Dentro de la corriente de recuperación de autores ignorados, preteridos u olvidados a la que asistimos de un tiempo a esta parte, le toca ahora el turno al catalán Joaquim Cassadó, del que el aficionado medio apenas sabe nada. Nacido en Mataró en 1867, unos meses después que su amigo Enrique Granados en Lérida, de 1907 a 1915 vivió en París, donde formó un trío con sus hijos Agustí (violinista) y Gaspar (destacado violonchelista, alumno de Casals). En 1914 volvió a Barcelona, donde falleció en 1926. Compuso ópera, zarzuela, obra sinfónica, música de cámara y canciones. De entre éstas, el presente CD reúne Pour une larme, La petite boite à musique, Zoraïda: chanson d’O- 67 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 68 D D I SI CS O C O S S CASSADÓ-L. COUPERIN rient y el ciclo Cançons del mesos. En conjunto, el ambiente catalán del discurrir de un año a lo largo de cada uno de los doce meses coexiste con aires parisinos, de salón y de cabaret, con algún eco de Satie. Piezas sin grandes pretensiones pero surgidas del hondo sentir del autor con sinceridad, espontaneidad y frescura. Se percibe en ellas el gran conocimiento que Cassadó tenía del mundo francés a la par que trasciende un gran amor por su tierra, en este caso cantado sobre poemas de Apel.les Mestres. Marta Mathéu es la soprano encargada de transmitir la parte vocal, con bello color, poderoso timbre y, si acaso, un exceso de fuerza en algunos pasajes, más necesitados de unos más suaves matices. Mac McClure, director artístico del proyecto, acompaña con eficacia al piano y tiene a su cargo la interpretación en solitario de cinco piezas: Zerka tango (en realidad una habanera), Toujours, Adieu des oiseaux au printemps (alborada catalana), Gavotta y Por une larme (versión sin la voz). Ahora, desde el conocimiento, ya puede juzgar cada cual a este autor parcialmente recobrado. José Guerrero Martín CHARPENTIER: David y Jonatán. ANDER J. DAHLIN (David), SARA MACLIVER (Jonatán), DEAN ROBINSON (Saúl), RICHARD ANDERSON (Joabel), PAUL MCMAHON (Pitonisa), DAVID PARKIN (Sombra de Samuel). CANTILLATION. ORQUESTA DE LOS ANTÍPODAS. Director: ANTONY WALKER. 2 CD ABC 476 3691 (Diverdi). 2008. 120’. DDD. N PN 68 E l control absoluto (absolutista, más bien) de toda la música francesa que, por gracia de Luis XIV, llegó a ejercer Jean-Baptiste Lully sólo se empezó a relajar a la muerte de éste en 1687. En efecto, sólo en febrero del año siguiente pudo Charpentier “colar” una ópera, David y Jonatán, pero por encargo de una institución privada (los jesuitas) y con su prólogo y cinco actos en francés alternados a modo de intermedios musicales con los cinco actos en latín de una pieza teatral, Saúl, del padre Etienne Chamillard. Dada la coincidencia en un argumento que elogiaba la amistad y condena los celos ante los jóvenes estudiantes del Colegio Luis el Francesco La Vecchia CASELLA, MÁS Y MEJOR CASELLA: Sinfonía nº 2. A notte alta. SUN HEE YOU, piano. SINFÓNICA DE ROMA. Director: FRANCESCO LA VECCHIA. NAXOS 8.572414 (Ferysa). 2009. 77’. DDD. N PE El pasado mes comentábamos la versión que de esta interesantísima Segunda Sinfonía de Casella ofrecía para Chandos Gianandrea Noseda al frente de la Filarmónica de la BBC (anunciada erróneamente como primera grabación cuando ese orgullo le corresponde a Naxos, que lo menciona también en su ficha técnica, pues ésta se realizó en enero de 2009 mientras la de la orquesta de Manchester lo fue justo un año después). El resultado de aquella lectura era notable pero un punto fría. Pedíamos entonces algo más de fuerza y de contrastes y Francesco La Vecchia lo ha conseguido. Con una orquesta que quizá no tiene la redondez sonora de la inglesa, y merced al empleo de unos tempi siempre un punto más lentos que Grande, Charpentier y su libretista, el también jesuita François Bretonneau, durante los cuatro primeros actos se concentran en la descripción sucesiva del desarrollo psicológico de los principales personajes —David, Joabel, Saúl y Jonatán—, y sólo en el quinto cobra la acción prioridad sobre la reflexión con la batalla en que Saúl muere y Jonatán resulta mortalmente herido. Estos condicionamientos debieron sin duda de determinar profundamente el trabajo del director de escena en la producción montada a comienzos de diciembre de 2008 en el Recital Hall Angel Place de Sydney. Lo que la grabación discográfica transmite tiene en general una frescura que compensa sobradamente de algunos defectos aislados. Quienes conozcan la versión grabada en estudio por William Christie a Les Arts Florissants, nada más comenzar echarán de menos la portentosa contribución del contratenor Dominique Visse como Pitonisa, un papel aquí asignado a un tenor con serios problemas en el registro inferior. E igualmente el Joabel de un barítono con impostación muy forzada se antojará muy pobre frente a la riqueza de matices desplegada con asombrosa naturalidad por el Noseda (la obra le dura 6’23’’ más) el director romano logra una versión más viva y descarnada, de colores más agresivos y exaltados, de más claro aliento épico. Sólo el hecho de que esta gran obra permaneciera inédita en vida de Casella, se diera por perdida y sólo hace pocos años se encontrara en Venecia su manuscrito —detalle que aportan las notas de Naxos, no así las de Chandos— explica su desconocimiento. A notte alta (1921), orquestación (con piano solista) de la pieza pianística de idéntico título escrita por Casella en 1917, es un original y feliz complemento, pues ofrece otra visión de su poliédrica escritura, orientada en este caso hacia la escuela francesa sin olvidar evidentes rasgos expresionistas (la Noche transfigurada, los Nocturnos de la Séptima mahleriana, transcrita para piano a cuatro manos por el italiano y grabada por el dúo Zenker/Trenkner en MDG). Obra confesional “inspirada por acontecimientos emocionales de mi propia tenor Jean-Paul Fouchécourt. En cualquier caso, estos son papeles menores, y en los mayores predominan los aciertos. El barítono Dean Robinson, por ejemplo, trata con gran refinamiento la progresión de Saúl en sus enfermizas obsesiones. El noble corazón de David encuentra pertinente reflejo en el elocuente fraseo del tenor Ander J. Dahlin, y la inocencia del adolescente Jonatán en el claro timbre de la soprano Sara Macliver. Un Samuel más imponente aún por su tono expresivo que por el volumen del bajo David Parkin completa un elenco muy aceptable. Siendo la dirección de Antony Walker muy ajustada en cuanto a estilo y la respuesta de sus colectivos a la vez precisa y flexible, esta es una opción muy válida para el conocimiento de una obra muy estimable sin ser imprescindible. Alfredo Brotons Muñoz COMELLAS: Sonatas de París. Quadern de cançons. Lírica catalana op. 14. INÉS MORALEDA, mezzosoprano; MAC MCCLURE, piano. KLASSIC CAT KC1003 (Diverdi). 2009. 42’. DDD. N PN vida”, evoca el encuentro de dos amantes (parece que el propio Casella y la dedicataria, su futura segunda esposa, Yvonne Müller) en “la atmósfera misteriosa de una noche de invierno”. Su delicada orquestación —que, por evocar parentescos, sólo podría haber sido imaginada por Koechlin, compañero de Casella en la clase de Fauré— revitaliza la obra original, más monocroma y adusta, como revela el registro de Bruno Canino (Stradivarius, 1995). De nuevo, excelente versión que redondea el interés de un gran disco. Juan Manuel Viana No es la del catalán Joan Comellas (1913-2000) una obra muy difundida hasta el presente, diez años después de su fallecimiento. Por eso es oportuna y bien recibida la recuperación que de parte de su producción hace ahora este sello, con dirección artística de Mac McClure, producción de Albert Moraleda y diseño de carátula de Mandaruixa (Maya Rolando), un aporte de modernidad que también hacía falta en este género discográfico. Fundamentalmente intuitivo y autodidacto y fundador del Cercle Manuel de Falla en Barcelona, tanto en la pintura como en la música que practicaba, Joan Comellas estuvo claramente influido por la música francesa y por las enseñanzas de su maestro Cristòfor Taltabull (alumno de Max Reger). El presente CD recoge los dos volúmenes de Sonatas de París, dedicadas a Rosa Sabater, el primero de ellos a la manera de una típica suite barroca —muy libremente concebida— y el segundo pensado en memoria de compositores como Albéniz, 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 69 D D I SI CS O C O S S CASSADÓ-L. COUPERIN Frieder Bernius, Riccardo Muti, Neville Marriner NI CONTIGO NI SIN TI CHERUBINI: Réquiem en do. KAMMERCHOR STUTTGART. HOFKAPELLE STUTTGART. Director: FRIEDER BERNIUS. CARUS 83.227 (Diverdi). 2010. 46’. DDD. N PN Misas “De Chimay”, Solemnis en do menor, mi y sol, Misa para la coronación de Carlos X, Réquiem en re menor y en do. Antifona sul canto fermo 8º tona. Nemo gaudeat. Oberturas de Eliza, Medea, L’hôtellerie portugaise, Les deux journées, Anacreonte, Faniska y Les abencérages. Obertura de concierto. Medea: “Dei tuoi figli la madre tu vedi”. Sonata nº 2 para trompa y cuerdas. Solistas, coros y orquestas. Directores: RICCARDO MUTI, NEVILLE MARRINER. 7 CD EMI 6 29462 2. 1955-2006. 481’. R PE E ste año se cumplen los 250 del nacimiento de Luigi Cherubini, compositor proclamado conservador sin necesidad alguna cuando lo único que hizo, desde su posición de mandamás y desde el miedo al futuro, fue ponerle las cosas difíciles en el conservatorio parisino a un Hector Berlioz que le admiraba. Y no hay más que escuchar determinadas obras de Cherubini y de Berlioz para comprobar que esa admiración devino luego en modelo a seguir con los resultados óptimos que todos conocemos. Fue una especie de ni contigo ni sin ti con episodios pintorescos unos y duros de verdad otros cuantos. También Beethoven admiraba a CheruDebussy o Granados. Sigue el primer cuaderno de canciones catalanas, sobre textos de los poetas Carner, Guasch, Sagarra y Serafí. Cierra el programa la obra Lírica catalana op. 14, en la que textos de Sensat, Apel.les Mestres, Bech, Margarit y el propio Comellas alternan con otros de inspiración popular anónima. En conjunto, estas piezas respiran con su autor y reflejan su estado de ánimo acorde en cada momento con las correspondientes vicisitudes, tanto personales como en función del mundo que rodeaba al compositor, con el que no siempre estaba de acuerdo. Una muestra pequeña de un catálo- bini con la ventaja de no tener que soportarlo ni que le obligara a estudiar contrapunto con Anton Reicha. Para celebrar la efemérides, nada mejor que escuchar a Cherubini en buenas condiciones, que sentir la evidencia de su importancia, la audacia de sus planteamientos sonoros gracias, seguramente, a esa pericia técnica sin la que veía imposible la posibilidad de crear no ya una obra maestra sino simplemente música bien hecha. En esa línea está trabajado este Réquiem en do que nos propone Frieder Bernius, un maestro que nos tiene acostumbrados a estas lecturas sorprendentes por renovadoras, porque en efecto nos ofrecen una visión distinta, aunque en este caso tampoco hubiera demasiadas anteriores a la suya —hay que recordar, claro está, la de Muti (EMI). La obra se escribió para unas honras fúnebres a toro pasado, si se me permite la expresión, por Luis XVI, en Saint Dennis en enero de 1817. Con su punto mozartiano pero también con esas novedades tímbricas y teatrales marca de la casa que hacen a su autor un compositor mucho más moderno, en go que, sin embargo, aún permanece inédito en su mayoría. El pianista Mac McClure y la mezzosoprano Inès Moraleda son los encargados de transmitir, con eficacia y conocimiento de la materia (intención en los acentos en el caso de la cantante), esta parte de obra de un contemporáneo y amigo de los también catalanes Carles Suriñach y Xavier Montsalvatge. José Guerrero Martín L. COUPERIN: Suites. CHRISTOPHE ROUSSET, clave. 2 CD APARTE AP006 (Harmonia Mundi). 2009. 109’. DDD. N PN relación a tantos buenos epígonos como pueblan su época, de lo que parece. No es el suyo un resultado operístico pero sí perfectamente dramático —o melodramático, incluso—, ese que se resume, ya ven, en su inacabable acorde final. Excelentes coro y orquesta —ésta con instrumentos originales y con momentos tan cuidados como el arranque del Pie Jesu— en una versión que verdaderamente revitaliza la música del autor de Medea. Por poner una pega al disco, su escasa duración. Y al concepto, la inclusión del canto llano antes de la Sequentia, que rompe un poco la esperable tensión expresiva. Quien quiera una muestra significativa de la música de Cherubini tiene a su disposición un estupendo álbum publicado por EMI con una selección de misas —la “De Chimay”, las Solemnis en do menor, mi y sol—, Réquiem — en re menor y en do menor—, oberturas —Eliza, Medea, L’hôtellerie portugaise, Les deux journées, Anacreonte, Faniska, Les abencérages y la Obertura de concierto—, el Dei tuoi figli la madre tu vedi de Medea con Callas y Serafin y la Sonata nº C hristophe Rousset reúne 38 piezas de Louis Couperin en seis suites que abre siempre con un típico preludio sin medida y cierra con chaconas o pasacalles, salvo en el caso de la Suite en fa mayor, en la que añade al final el famoso y hermosísimo Tombeau de M. de Blancrocher, y de la Suite en la mayor, concluida con una pieza de carácter, la juguetona La Piémontoise. La larga y preciosa Pavana escrita en la tonalidad de fa sostenido menor remata el álbum doble. El clavecinista francés se 2 para trompa y cuerdas con Barry Tuckwell, las dos últimas piezas como propinas bien sustanciosas. La casa editora tiene un estupendo fondo de armario cherubinesco con las grabaciones de Riccardo Muti y a ellas ha recurrido con muy buen criterio pues el napolitano es imbatible en ese repertorio —ya sea con el Coro y la Orquesta de la Radio de Baviera o con las huestes de la Philharmonia, o con la Filarmónica de Londres—, lo conoce, lo ama, sabe analizarlo y devolverlo con la intensidad requerida. Él se lleva aquí la parte del león en la música valga decir litúrgica, de la que conocíamos —en los réquiem, pues el resto estaba más bien olvidado— versiones legendarias como las de Toscanini (RCA) y Markevich (DG) o reveladoras de tesoros escondidos bajo la partitura como la de Bernius, reseñada más arriba. Las oberturas y la sonata son negociadas aquí por la Academy of Saint Martin in the Fields dirigida por Marriner —recordemos aquí el estupendo disco con algunas de ellas que firmara Lawrence Foster con la City of Birmingham (Claves)— con buenas maneras, y aunque se eche de menos el templado acero de Muti la proverbial elegancia del maestro británico luce como siempre. A precio económico, el álbum es algo más que una introducción a la música de Cherubini: una estupenda antología y, para el recién llegado, un conjunto imprescindible por revelador. Claire Vaquero Williams acerca a la música de su compatriota con un instrumento fabricado por Louis Denis en 1658 (contemporáneo pues del compositor), el más antiguo de los claves franceses que ha llegado a nuestro tiempo conservando todos los elementos sonoros originales. Fue restaurado recientemente por Reinhard von Nagel. Aunque la música de Louis Couperin se presta con facilidad a interpretaciones que juegan con gran elasticidad con el tiempo y enfatizan los aspectos más expresivos de las piezas, Rousset es inflexible con la lógica de los ritmos de danza y con las articulaciones, que resultan siempre muy marcadas, como confirma el 69 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 70 D D I SI CS O C O S S L. COUPERIN-GODARD staccato imperturbable de La Piémontoise. Versiones pues directas, precisas, claras y rigurosas, que eluden casi siempre las efusiones románticas, incluso en un Tombeau más adusto y flemático que de costumbre. Los preludios son en cualquier caso más flexibles, alcanzando ese regusto a lo improvisatorio que parece imprescindible, y las chaconas y pasacalles resultan a la vez intensas y elegantes. Si se quiere, un Couperin más cerebral que apasionado, pero con un vigor y una sonoridad magnéticos. Pablo J. Vayón CRAS: Canciones con orquesta. INGRID PERRUCHE, soprano; PHILIPPE DO, TENOR; LIONEL PEINTRE, barítono. ORQUESTA DE BRETAÑA. CUARTETO DE CUERDA OCASIONAL. Director: CLAUDE SCHNITZLER. TIMPANI 1C1160 (Diverdi). 2009. 64’. DDD. N PN J ean 70 Cras ha sido para muchos de nosotros un descubrimiento muy feliz gracias a los discos de Timpani. La ópera Polifemo, su obra para piano, para orquesta, su música de cámara y otra música aparte de la que contenida en este CD… Todo ello nos ha ido permitiendo hacernos una idea de un compositor que vivió entre 1879 y 1932. No vamos a repetir que fue marino y que su vocación es tardía, como Roussel en ambos casos; que su inspiración es impresionista, pero más humanizada, esto es, más mirando hacia el pasado. Es más Fauré que Debussy, por decirlo de algún modo. Su tímbrica, su frase, su elegancia de expresión, la emotividad de muchas de sus líneas… Eso nos ha conquistado al conocerlo mediante este amplio rescate fonográfico. Ahora le toca el turno a las mélodies con orquesta, después de otro disco de canciones con acompañamiento pianístico. Estas obras son ciclos compuestos entre 1910 y 1928, de un lirismo de alto vuelo; encendido, como decimos a menudo, y perdón por repetirnos, pero las cosas son así, no vale buscar sinónimos. Un equipo espléndido avala estos ciclos, estas veintidós canciones: un tenor lírico con poderío, Philippe Do; una soprano dulce y de bello timbre, Ingrid Perruche; un barítono de la soberbia tradición que ha dado nombres como Camille Maurane o Jacques Jansen, ambos baríto- Cuarteto Arcanto POÉTICA DE LA ACIDEZ DEBUSSY/ DUTILLEUX/ RAVEL: Cuartetos de cuerda. CUARTETO ARCANTO. HARMONIA MUNDI HMC 902067. 2009. 71’. DDD. N PN Es curioso. El mundo del disco clásico ofrece calidades muy elevadas. Testimonio de ello, estas páginas de SCHERZO. ¿Qué hacer, entonces, cuando un disco se sale de lo normal a pesar de insistir en un repertorio ya conocido? ¿Enfatizamos, exclamamos, acudimos a diccionarios de sinónimos en busca de variantes de la hipérbole? ¿Y cómo lo explicamos? Bien, esto viene a cuento de este disco esplendoroso que contiene interpretaciones nada habituales de los cuartetos de siempre, el de Debussy y el de Ravel; y esos seis misteriosos, inquietantes movimientos que forman Ainsi la nuit, el cuarteto de Henri Dutilleux, que muchos los empiezan a acoplar con los otros dos. El Arcanto incluye a Dutilleux en el corazón del recital, con su modernidad implacable, con su poética sin concesiones (no hay concesiones ni a la vanguardia), y en los extremos nos martin. Claude Schnitzler, que tiene apellido de espléndido narrador austriaco, acompaña con cuidado detalle sinfónico esta hora larga de belleza vocal envuelta en ricos colores. De su orquesta, la de Bretaña, se destaca un cuarteto de cuerda de muy alto nivel para acompañar las Trois mélodies de 1923. Mucha belleza, con su toque de embriaguez lírica, de fuego poético. Santiago Martín Bermúdez DVORÁK: Sinfonía nº 6 op. 60. En la naturaleza op. 91. Carnaval op. 92. Otelo op. 93. FILARMÓNICA DE DORTMUND. Director: JAC VAN STEEN. MDG Scene 601 1601-2 (Diverdi). 2009. 80’. DDD. N PN P uede sorprender que todavía haya directores y orquestas que graben alguna sinfonía de Dvorák, después de todo lo que se ha dicho, tocado, dos lecturas muy tensas, una síntesis superior entre auténticos disparos y una poética de la frase, de la continuidad, del legato. Pero ¿y los movimientos lentos, el Andantino suavemente expresivo de Debussy, el fugaz Nocturno de Dutilleux, el Muy lento de Ravel…? Ahí, diríamos que el aliento queda en suspenso. Aunque no te asfixies por ello. Hay algo de bartókiano en esta manera de enfrentarse al repertorio francés, una poética de lo acidez, algo así. No en vano circula por ahí un disco de Bartók del Arcanto con impresionantes lecturas del Quinto y el Sexto. Mas sabemos que el Arcanto también tiene un Brahms al parecer de nivel semejante (Cuarteto op. 51 y Quinteto con piano op. 34). Tal vez estemos ante uno de los grandes cuartetos de este comienzo de la segunda década del siglo. Recuerde el lector que los dos cuartetos de los viejos maestros son obras algo tempranas, de cuando Claude no era Debussy, de cuando Maurice apenas era Ravel. Y sin embargo resplandecen como algo superior a sus contempointerpretado de este compositor checo. Pero aquí lo tienen: una orquesta y un director al margen de los grandes circuitos, un sello exquisito fuera de toda sospecha populista, una selección orquestal dvorákiana con una lógica perfecta: las tres oberturas y una de las sinfonías no tan conocidas como las tres últimas. La empresa tiene su justificación en la calidad del resultado. Jac van Steen consigue con la Filarmónica de Dortmund un recital monográfico de auténtica altura, con un colorismo (por decirlo de algún modo) que impregna las tres oberturas y un rigor de equilibrio entre movimientos y dentro de ellos, de motivación de crecimientos y disminuciones, de objetivismo tenso de una partitura, como la Sexta, tan rica en ideas como las tres sinfonías siguientes, pero relativamente más descuidada. Aunque parezca mentira, estamos de nuevo ante un logro de primer orden en el sinfonismo dvorákiano. Al recibir el disco no lo esperábamos. Pero ya lo ven. Santiago Martín Bermúdez ráneas del mismo compositor: escuchamos el ciclo Scheherazade con placer, mas también con algo de condescendencia ante el Ravel que sabemos que va a venir. Pero el Cuarteto, en especial si una formación lo toca así, nos clava en la butaca o nos para de pie. Ojo, el Arcanto está formado por Antje Weithaas y Daniel Sepec, violines; Tabea Zimmermann, viola; y Jean-Guihen Queyras, violonchelo. Una muy seria secuencia de nombres, que se tiene que notar en discos extraordinarios como éste. Extraordinario es, aunque tengamos en casa las obras de Debussy y Ravel, en otros discos, tocadas por el mejor de los cuartetos. Santiago Martín Bermúdez DVORÁK: Sinfonía nº 7 op. 70. Suite en la mayor “Americana” B. 190 op. 98b. ORQUESTA FESTIVAL BUDAPEST. Director: IVÁN FISCHER. CHANNEL CCS SA 30010 (Diverdi). 2009. 59’. DDD. N PN Sinfonías nºs 8 y 9 opp. 88 y 95. ORQUESTA FESTIVAL BUDAPEST. Director: IVÁN FISCHER. CHANNEL CCS SA 90110 (Diverdi). 2000. 78’. DDD. N PN Sí, desde luego, es un repertorio más que habitual en estas páginas, en las discotecas personales, en las emisoras de clásica, en las salas de conciertos. Pero al reseñar registros como éstos no te sientes harto, al contrario: es el placer de paladear de nuevo tres sinfonías de una belleza inmediata, sin grandes recovecos, que figura entre lo más exquisito y al tiempo lo más 258-DISCOS + pub 19/11/10 14:54 Página 71 D D I SI CS O C O S S L. COUPERIN-GODARD popular del sinfonismo. A cambio, claro está, de que las interpretaciones y la calidad sonora sean como en estos dos discos. No es que el húngaro Iván Fischer revolucione la lectura del checo Antonín Dvorák, no es que estemos ante referencias insuperables. Estamos antes interpretaciones bellas, ágiles, que no sólo captan el sentido de cada una de estas piezas, sino también ante relecturas poéticas que sacan lo mejor de una tradición interpretativa ingente: atención al Largo de la Nuevo Mundo, especialmente lento y cantabile (y lírico, y penetrante). Y, de igual manera, los otros dos movimientos lentos, el Poco adagio de la Séptima, el Adagio del Op. 88, responden a ese criterio. ¿Criterio? Mejor, poética. Además, Fischer es brillante y ágil en los movimientos extremos, y borda estas tres sinfonías con una buena orquesta húngara a la que está muy unido, como bien sabemos. De todas maneras, estos dos discos presentan una novedad relativa en contraste con lo muy conocidas que son las tres sinfonías: la Suite “Americana”. Si Dvorák tiene un Cuarteto y un Quinteto, ambos para cuerda, llamados americanos, ¿por qué no iba a tener una suite orquestal en cinco breves movimientos de procedencia semejante? La procedencia: sus dos viajes a Estados Unidos en la década de los noventa del siglo XIX. Es evidente, por lo que llevamos dicho, que se trata de dos discos muy bellos y que no son imprescindibles, salvo en el caso raro de que usted no tenga una versión de referencia de estas obras. Un lujo, sí. Lo bello lo es, tengo entendido. Santiago Martín Bermúdez GARCÍA MORANTE: Cançons populars catalanes. Exclamaciones. Quartet a Picasso. VICTORIA DE LOS ÁNGELES, soprano; MANUEL GARCÍA MORANTE, piano. CUARTETO GLINKA. ORQUESTA DE CADAQUÉS. Director: EDMON COLOMER. TRITÓ TD0065 (Gaudisc). 1988-1989, 2009. 63’. DDD. N PN El presente CD restituye, en la medida de lo posible, el reconocimiento que a Manuel García Morante se le debe como compositor. Tal vez no sea muy sabido que ha escrito obras sinfónicas, cantatas, misas, música de cámara, música coral… También para piano y guitarra. Asimismo cinco óperas y unos setecientos lieder, de los cuales casi dos centenares y medio son armonizaciones de canciones tradicionales catalanas y de otros lugares del resto de España y de países como Japón e Irlanda. A García Morante lo hemos asociado con frecuencia a unos cuantos cantantes como acompañante fiel y eficaz al piano, entre ellos y sobre todo — durante años y por todo el mundo— a Victoria de lo Ángeles. Pues bien, aquí la eximia artista barcelonesa interpreta catorce canciones populares catalanas, en versiones para orquesta de su amigo García Morante, de quien la soprano canta también cuatro Exclamaciones sobre textos de santa Teresa de Jesús, con el propio autor al piano. Las grabaciones son históricas y todo un documento testimonial, al reproducir en directo unos momentos concretos de arte de gran altura. La primera, de agosto de 1988; la segunda, de julio del año siguiente. La una tomada en la iglesia de Cadaqués y la otra en el monasterio de San Cugat del Vallés. Se nos avisa de que el registro en Cadaqués se hizo con medios no profesionales, pero ello no impide que el escucha perciba el exquisito arte de la soprano, su finura de estilo, su musicalidad, su elegancia, su sensibilidad, su perfecta dicción… Su buen gusto. Al servicio de la belleza y de la hondura de las piezas del autor barcelonés. Espléndida la Orquestra de Cadaqués, a las órdenes de Edmon Colomer. Como cierre del CD, el Quartet a Picasso, en grabación que Catalunya Música hizo igualmente en directo del estreno de la obra en la emblemática Pedrera gaudiniana, en marzo de 2009, donde el Cuarteto Glinka transmitió el contenido reflexivo, meditativo, a veces sombrío y siempre cuidadosamente elaborado de esta dilatada obra de García Morante, abstracta y ecléctica a la vez. Antonio Vivaldi Ottone in villa RV729 opera en 3 actos Veronica Cangemi Sonia Prina Julia Lezhneva Topi Lehtipuu Roberta Invernizzi Il Giardino Armonico Giovanni Antonini op 30493 (2 cd) op 30504 José Guerrero Martín op 30492 GODARD: Tríos con piano nºs 1 y 2. Berceuse. TRÍO PARNASSUS. MDG 303 1615-2 (Diverdi). 2009. 60’. DDD. N PN Aunque se acercó a todos los géneros de su tiempo, desde la ópera y la sinfonía dramática op 30471 71 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 72 D D I SI CS O C O S S GODARD-HURÉ hasta el lied, y con estimable fortuna cabría añadir, Benjamin Godard (1849-1895) es hoy un nombre que suena poco, y si lo hace es relacionado con la música de salón. Una etiqueta peyorativa que dificulta, con toda la fuerza que tienen los tópicos, la recuperación de otras facetas de este maestro. Como, por ejemplo, estos tríos con piano. Escritos en 1880 y 1884, su originalidad será mínima, pero su encanto (palabra maldita por sus claras connotaciones “salonísticas”, aunque muy apropiada en este caso) es incuestionable. Godard revela en estos pentagramas su fascinación por la cara más clásica del romanticismo alemán, de ahí unas composiciones que basan toda su fuerza en el lirismo y la expresión, como en el Andante del Trío con piano nº 1, una especie de dúo de amor con los instrumentos de cuerda como protagonistas. En el Trío nº 2 esa cualidad poética y soñadora se verá aún enriquecida por algún que otro apunte dramático. Como colofón, la Berceuse extraída del gran éxito de Godard, la ópera Jocelyn (1888), de una delicadeza que milagrosamente evita lo kitsch. Las esforzadas y nada sentimentales interpretaciones ayudan a escuchar con interés estas obras, fruto más del talento de un competente artesano que de un genio, pero de innegables cualidades poéticas y musicales. Juan Carlos Moreno HAENDEL: Ombra cara (arias de ópera). BEJUN MEHTA, contratenor. FREIBURGER BAROCKORCHESTER. Director: RENÉ JACOBS. HARMONIA MUNDI HMC 902077 [+ DVD]. 2010. 72’. DDD. N PN No cesan los 72 recitales haendelianos. En esta ocasión es el contratenor Bejun Mehta (Laurinburg, Carolina del Norte, 1968) quien se acerca a arias de Amadigi di Gaula, Agrippina, Riccardo primo, Tolomeo, Orlando, Radamisto, Rodelinda y Sosarme. Los Barrocos de Friburgo completan repertorio con la obertura de Rodrigo, una hermosa passacaille. La batuta del gran René Jacobs, que sabe ajustarse como un guante a las necesidades vocales del cantante sin renunciar por ello a extraer todo el jugo expresivo de la música haendeliana, remata un CD que Harmonia Mundi publica en un mercado saturado ya de propuestas similares, por más que Hermann Bäumer LOS COMIENZOS DE UN GRAN OPERISTA GOUNOD: La nonne sanglante. MARCO VASSALLI (Conde de Luddorf), GENADIJUS BERGORULKO (Barón de Moldaw), YOONKI BAEK (Rodolphe), NATALIA ATMANCHUK (Agnès), IRIS MARIE KOTZIAN (Arthur), EVA SCHNEIDEREIT (Monja). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO DE OSNABRÜCK. Director: HERMANN BÄUMER. 2 CD CPO 777 38-2 (Diverdi). 2008. 138’. DDD. N PN Es sabido que al joven Charles Gounod le tiraba mucho la iglesia, hasta que su amiga y protectora Pauline Viardot, con su extremada clarividencia y sensibilidad, le dijo que podría cantar mucho mejor a Dios desde el teatro. A cambio de su sabio consejo, el compositor le dedicó una de sus más bellas arias, O ma lyre immortelle, en su primer título escénico, Sapho. Pero el compositor francés no abandonó nunca su interés por lo sacro, como podemos apreciar ostensiblemente en el Faust, o en su segunda ópera, que aquí se nos propone a modo de interesantísima primicia mundial. La nonne sanglante (La monja ensangrentada) está escrita sobre un libreto del experimentado Eugène Scribe y de Germain Delavigne que había sido ofrecido ya, sin éxito, a varios compositores, entre ellos Mehta haya rebuscado entre piezas no especialmente famosas, un par de las cuales requieren la participación de una soprano (una excelente Rosemary Joshua, en este caso). Con un centro considerablemente bello, una emisión clara y un fraseo de apreciable exquisitez, el contratenor norteamericano ha optado principalmente por arias lentas y expresivas, aunque no renuncia a piezas de bravura como Fammi combatere de Orlando, Agitato da fiere tempeste de Riccardo primo o Sento la gioia de Amadigi de Gaula, en las que demuestra una notable desenvoltura con las coloraturas y un exuberante tratamiento de la ornamentación, aunque sin alcanzar el nivel de febril y desbordante pasión de algunos colegas (especialmente, femeninos, pienso por supuesto en Bartoli, pero también en Kozená, Kermes o Petibon). La progresión dramática de la escena de Orlando está muy bien conse- Verdi, Meyerbeer y Berlioz (el único que llegó a poner música a algunos números), y se estrenó en la Ópera de París el 18 de octubre de 1854. Aunque la obra tuvo una buena acogida, fue retirada de cartel porque el nuevo director de la institución la consideró inadecuada por su escabroso argumento, inspirado en un episodio de la célebre novela gótica El monje de M. G. Lewis, que narra la historia de una religiosa raptada del convento y asesinada en vísperas de su boda, quien no puede encontrar el descanso eterno hasta vengarse de su asesino. La trama se complica porque su seductor, el Conde de Luddorf, es el padre del protagonista, Rodolphe, quien, a su vez, no puede casarse con su amada Agnès —que, casualmente, se llama como la religiosa— hasta que la venganza se cumpla. Pero, finalmente, el Conde resultará mortalmente herido al defender a su hijo, con lo que se evitará la tragedia. Lo que más podemos admirar al escuchar esta obra es el enorme talento dramático demostrado por el músico galo para crear ese ambiente fantasmagórico, combinado con una vena melódica de primer orden, un excelente sentido de la orquestación propio de toda la guida desde la furia inicial hasta ese encantador Vaghe pupille que suena muy elegante y ligera en su voz. Hay también un toque de dulzura en Con rauco mormorio de Rodelinda, en el dúo de Sosarme o en el Ombra cara de Radamisto, un aria llena de filados y medias voces muy eficaces desde el punto de vista emotivo. En las piezas que expresan con más hondura el dolor, magníficamente acentuado por Jacobs con acompañamientos cortantes e incisivos, Mehta recurre con frecuencia al cambio de color en unos graves que a veces suenan un tanto apurados, como en Stille amare de Tolomeo o en Voi, che udite il mio lamento de Agrippina, donde resaltan también unos discretos trinos doblados por el oboe o el énfasis puesto sobre los silencios. Anexo, se incluye un making of en DVD de unos quince minutos de duración. Pablo J. Vayón gran ópera francesa y un innato sentido para llenar de brío los momentos que más nos acercan a las danzas populares. La producción del Teatro de Osnabrück, en Alemania, es lo suficientemente digna para permitirnos conocer la calidad de la obra. Está llevada con muy buen pulso por Hermann Bäumer y en el extenso reparto sobresale por su lirismo el tenor Yoonki Baek en el desventurado protagonista, a quien acompañan de manera meritoria las sopranos Natalia Atmanchuk y Eva Schneidereit como las dos Agnès, la real y la fantasma. Y tenemos ya en el paje del protagonista, Arthur, a uno de esos personajes travestidos tan queridos en el género, y al que da vida adecuadamente la mezzo Iris Marie Kotzian. En suma, un gran descubrimiento para todos los amantes de la buena ópera. Rafael Banús Irusta HAYES: Las pasiones, una oda a la música. EVELYN TUBB, soprano; ULRIKE HOFBAUER, soprano; SUMIHITO UESUGI, contratenor; DAVID MUNDERLOH, tenor; LISANDRO ABADIE, bajo. CORO DE LA SCHOLA CANTORUM BASILIENSIS. ORQUESTA BARROCA LA CETRA DE BASILEA. Director: ANTHONY ROOLEY. GLOSSA GCD 922501 (Diverdi). 2008. 76’ DDD. N PN L a oda a la música Las pasiones fue escrita por Williams Collins en 1745 y cinco años más tarde le puso música William Hayes (1708-1778). Presenta en sucesivas arias las pasiones humanas (el miedo, la ira, la desesperación, la esperanza, la venganza, los celos, la melancolía, la jovialidad, la dicha y la razón), más la música dominándolas a todas en el coro 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 73 D D I SI CS O C O S S GODARD-HURÉ Rolf Beck BRILLANTE Y TRIUNFAL HAENDEL: Judas Maccabæus HWV 63. NÚRIA RIAL, soprano; LUCIA DUCHONOVA, mezzo; MICHAL WAJDA-CHLOPICKI, contratenor; LOTHAR ODINIUS, tenor; SERGIO FORESTI, bajo. CORO DEL FESTIVAL SCHLESWIG-HOLSTEIN DE LÜBECK. ELBIPOLIS BAROCKORCHESTER HAMBURG. Director: ROLF BECK. 2 CD DEUTSCHE HARMONIA MUNDI 88697720242 (Sony-BMG). 2010. 141’. DDD. N PE T ras el triunfo inglés en la revuelta jacobita de 1745, Haendel escribió este oratorio a la mayor gloria del triunfador Duque de Cumberland, aunque con base en el libro de los Macabeos. La obra, con buen equilibrio entre una espléndida participación coral y unos papeles solistas de enjundia (esencialmente los encargados al protagonista —tenor— y la mujer israelita —soprano—), tiene una música de contagiosa vitalidad y brillantez, y Haendel vuelca en ella su infalible instinto dramático, de forma que el oyente es transportado de la tristeza al triunfo con idéntico conclusivo. El célebre laudista Anthony Rooley, divertidamente presentado en la carpetilla como un ejecutante con pretensiones musicológicas, encontró los materiales a comienzos del presente siglo, y ahora presenta la obra en disco. La admiración de Hayes por Haendel queda patente desde la primera a la última nota. Sin embargo, el conocimiento de epígonos como éste resulta muy valioso para completar el del contexto en que germinó el genio. Y si el vehículo es una versión tan estimable como la conseguida por Rooley, con solistas vocales tan competentes como el coro y la orquesta, mejor que mejor. Alfredo Brotons Muñoz HURÉ: Sonata para violín y piano. Quinteto para piano y cuerda. PHILIPPE KOCH, violín; MARIE-JOSÈPHE JUDE, piano. CUARTETO LOUVIGNY. magnetismo. Con estos ingredientes, no es de extrañar, pues, que Judas Macabeo se haya situado entre los más populares oratorios del músico de Halle, quizá el más escuchado tras El Mesías. Y no sólo por el triunfal y archiescuchado coro See the conqu’ring hero comes. Así ocurre también en la discografía, reflejo fiel de dicha popularidad. A las antiguas versiones de Johannes Somary, Alexander Young y, sobre todo, del recientemente desaparecido sir Charles Mackerras (Archiv, con la English Chamber Orchestra y un elenco de lujo presidido por Davies y que contaba con las voces de Palmer, Baker y Shirley-Quirk) le siguieron la estupenda de Robert King con su conjunto (Hyperion, probablemente la más recomendable hasta la fecha) y McGegan con la norteamericana Philharmonia Baroque Orchestra (Harmonia Mundi). En los meses previos a su interpretación en vivo durante el Festival Haendel de Göttingen que se celebró en 2010 se llevó a cabo la grabación que nos ofrece ahora DHM, con el director coral Rolf Beck al frente. Digamos desde ya que esta recién llegada interpretación muy bien podría erigirse en la primera recomendación para esta hermosa obra. Beck cuenta con un elenco estupendo, en el que todos muestran un nivel, como mínimo, notable, pero en el que brillan con especial excelencia la magnífica contribución de Núria Rial (un lujo de expresividad que además posee una voz bellísima y articula de forma primorosa) y la poderosa, pero también muy ágil, prestación de Odinius en el papel protagonista. Un tenor que luce presencia y flexibilidad, y que otorga a Judas toda la prestancia que cabe esperar (escúchese No unhallow’d desire o Sound an alarm). Notable, aunque con vibrato que puede resultar excesivo para algunos, Duchonova, y con presencia y gran agilidad Foresti. El Coro — del que Beck es director habitual— y la orquesta —incluyendo el metal en la nada fácil parte final de la obra— responden a las mil maravillas, y todo ello nos llega en una toma de sonido de claridad y presencia impecables. Beck, por su parte, demuestra muy buen oficio haendeliano, y su dirección tiene la vitalidad rítmica, grandeza, fluidez y riqueza de inflexiones que uno espera de un buen haendeliano. Poco, muy poco que envidiarle en ese sentido a la también espléndida de Robert King. En resumen, una excelente interpretación, recomendable sin reparo alguno, que puede perfectamente situarse a la cabeza de las versiones más destacadas de la obra, junto a la del mencionado King. Rafael Ortega Basagoiti Stefano Montanari, Ottavio Dantone RETÓRICAS HAYDN: Concierto para clave en re mayor Hob. XVIII:11. Concierto para violín en sol mayor Hob. VIIa:4. Concierto para violín y clave en fa mayor Hob. XVIII:6. STEFANO MONTANARI, violín. ACCADEMIA BIZANTINA. Clave y director: OTTAVIO DANTONE. DECCA 478 2243 (Universal). 2009. 59’. DDD. N PN L os primeros compases del Concierto en re mayor constituyen un claro indicio de los derroteros por los que discurrirá la interpretación de esta y de las otras dos composiciones incluidas en este disco: la primera frase obliga a subir el volumen del amplificador, la segunda a bajarlo. La brillantez tímbrica de una orquesta con la máxima capacidad para la regulación dinámica se empareja con la retórica primero de Dantone (véase la importancia que concede a este término en la entrevista con Franco Soda publicada en el nº 243 de SCHERZO, pág. 130), luego con la de Montanari, finalmente con la de ambos. Los resultados son excelentes, y uno siente inmediatamente pena por la infrecuencia con que estas tres obras se programan en las salas de conciertos. Sin ser tan representativas del estilo Sturm und Drang cultivado por Haydn sobre todo en sus sinfonías, los movimientos extremos deman- dan ataques lo bastante enérgicos y los lentos sutilezas de fraseo que, especialmente en versiones tan ricas en matices expresivos como estas, producen una emoción inconfundible. Muy recomendable. Alfredo Brotons Muñoz TIMPANI 1C1166 (Diverdi). 2009. 71’. DDD. N PN Una vez más, el sello Timpani ofrece obras de un compositor que rozó la excelencia y que 73 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 74 D D I SI CS O C O S S HURÉ-MARKEVICH cayó en el olvido. Jean Huré, nacido en 1877, se integró en los medios musicales parisienses desde muy joven, en la segunda mitad del último decenio del siglo. No compuso mucho y estrenó poco. Publicó sólo algunas de sus obras, y al parecer no pocas se han perdido. Pero le estrenaron artistas como Enescu o Casals. Es de la generación de Ravel, pero estas obras no lo recuerdan mucho. A juzgar por ellas, se diría que sobre todo se inspiraba en Fauré, aunque a veces se parezca a algún discípulo de Franck, como Chausson, incluso el demasiado pronto desaparecido Lekeu. Fue Huré musicólogo importante y animador de escuelas de música en París, donde desarrolló lo mucho que había aprendido con los religiosos de Angers, su patria chica. Huré no se unió a las filas de los franckianos, esto es, de los discípulos y seguidores de la Schola Cantorum dominada por D’Indy; ni tampoco a los del otro bando, los de Debussy y Ravel. Pero el sonido de sus obras tiene ese equilibrio entre densidad y ligereza que hace reconocible lo francés, y que tantas magníficas composiciones ha dado. Las obras aquí incluidas son de la primera década del siglo XX, cuando Huré era todavía muy joven. Jude y Koch ofrecen una medida y sin embargo ardiente lectura de la Sonata de 1901, modificada en parte por el compositor años después. Es una Sonata que no desmerece de las grandes sonatas para violín y piano de la época, las que parten de la de César Franck, para seguirla o para contradecirla. Una de las que la contradicen, la de Debussy, no se ha compuesto todavía. Jude continúa en la parte pianística del Quinteto de 1908, y Koch se integra en el Cuarteto Louvigny, del que es primer violín. Es una obra de amplio aliento, de más de media hora, en un solo movimiento, con temática que surge y resurge (no diríamos cíclica, eso le adscribiría a los franckianos, aunque no sería del todo incorrecto si prescindimos de la evocación de escuela). En resumen: dos bellezas, un disco de gran altura, con interpretaciones intensas, virtuosas, a menudo de un lirismo férvido que los intérpretes siempre mantienen en la justa medida. 74 Santiago Martín Bermúdez Václav Neumann AQUEL MAGNÍFICO BROUCEK... JANÁCEK: Las excursiones del Sr. Broucek. BOHUMIR VICH (Broucek), IVO ZÍDEK (Mazal, Azurean, Peter), PREMYSL KOCÍ (Sacristán, Lunigrove, Domsík), LIBUSE DOMANÍNSKÁ (Málinka, Etherea, Kurika), KAREL BERMAN (Würfl, Wonderglitter, Consejero), HELENA TATTERMUSCHOVÁ (Camarero joven, Niño prodigio, Estudiante). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO NACIONAL DE PRAGA. Director: VÁCLAV NEUMANN. 2 CD SUPRAPHON SU 3985-2 (Diverdi). 1962. 116’. ADD. R PM Ha sido muy dura la vida del aficionado que se abría paso entre las óperas de Janácek, y no sólo porque las ediciones de partida tenían algo de espurias, sino porque no se encontraban grabaciones de varios títulos, y casi nunca disponíamos de libretos en idioma accesible. Se normalizó la cosa con Mackerras, esto es, desde más o menos 1977-1978, que es cuando apareció la primera grabación de una ópera de Janácek (Kat’a Kabanová) en versión que revisaba la revisión del lamentable cacique Karel Kovarovic, gran director de orquesta, mediocre compositor y cacique típico de un centro nacional (todo para mí y para mis amigos). Disculpen a este abuelo Cebolleta. El caso es que durante años hubo obras de LEMELAND: Sinfonía nº 6. Time Landscapes. Concert nocturne. Mémorial. CAROLE FARLEY, soprano; SABINE CHEFSON, arpa. STAATSORCHESTER RHEINISCHE PHILHARMONIE. Director: JOSÉ SEREBRIER. ENSEMBLE INSTRUMENTAL DE GRENOBLE. Director: MARC TARDUE. SKARBO DSK 3104 (Karonte). 1995. 60’. DDD. N PN L a Sinfonía nº 6 de Lemeland data de 1987 y fue escrita a instancias de Michel Plasson. En ella su autor acusa la influencia de Debussy de un modo claro e incluso hay una cita de música de este compositor hacia el final del segundo de sus tres movimientos fácilmente reconocible. Algo de Sibelius también tiene Lemeland y, aunque su lenguaje sea esencialmente —pero también muy acceso limitado, como esta referencia, en LP, que fue en rigor la única de que podíamos disponer del Broucek de Janácek. Que, por cierto, es un título no estimado por Mackerras, que en paz descanse, para rescatarlo del pasado: hizo las cinco de siempre, esto es, menos Destino y Broucek, que hoy son referencias indiscutibles; pero Destino la registró… en inglés. La de Václav Neumann fue, según eso, la gran referencia para Broucek durante décadas. Existía la de Jílek, aunque más inencontrable todavía. En Londres podías hallar algún que otro disco de esos, con libreto en inglés. Pero la gente no iba a Londres así como así, y los escasos importadores de discos no te lo ponían fácil ni en suministro ni en precio. Una pena, vamos. Ver ahora esta espléndida referencia en formato CD es como para que se te suelte un lagrimón. El sonido es excelente y las voces pertenecen ya a la historia y a la leyenda del canto checo: nada menos que Zídek en tres papeles; Domanínská en otros tres; y Tattermuschová, la Bystrouska del propio Neumann, en dos pequeños cometidos. Y un espléndido tenor, Bohumír Vich, en el protagonista que viaja en el tiempo, al siglo XV; libremente— tonal, recuerda a menudo a Messiaen. Así pues, música heterogénea pero de una sinceridad incuestionable aunque en esta sinfonía suene todo más o menos igual y termina por resultar un tanto reiterativa. Serebrier se emplea a fondo en los fuertes —a veces incomprensibles— contrastes y ofrece una versión de gran intensidad. Viene después una obra con soprano solista basada en poemas chinos con textos en inglés, de estética muy similar a la sinfonía anterior y que destaca, quizá con mayor claridad que antes, la escritura instrumental preciosista de Lemeland y su capacidad evocadora. Excelente la interpretación de la soprano que se cree esta música tanto como Serebrier. Pero el lirismo de verdad llega con una breve obra orquestal, Mémorial, que es lo mejor del disco, con un final de vagas resonancias barrocas que corona una composición realmente hermosa. Una vez más, y hacia el espacio, a la Luna. Por no citar a Kocí, a Berman, a Dobrá y a otros. Sí, puede que Broucek no sea una ópera a la altura de las cinco consabidas, pero es la única ópera bufa de Janácek y tiene un interés que una buena puesta en escena potencia más aún de lo que es habitual en una buena función, debido a lo fantástico y lo colorista de las situaciones y la acción. No confundir ese carácter colorista con el color, el timbre riquísimo de la orquesta de Janácek, que aquí desborda a menudo. Neumann, magnífico director siempre, nos da casi medio siglo después de grabada una referencia que sigue sin superarse de una ópera algo malquerida, pero muy atractiva y hasta bella, del gran compositor nacional checo. Una espléndida referencia; y a mitad de precio. Santiago Martín Bermúdez Serebrier sabe dotar de unidad los fragmentos heterogéneos que tejen la música de Lemeland incluso en una pieza tan breve como ésta. Termina con el elegíaco Concert nocturne, para arpa y cuerdas en una línea similar a la composición anterior y de una duración similar, cosa que se agradece dada la tendencia de Lemeland a repetirse como apreciamos en la sinfonía con que empieza este compacto. Josep Pascual LISZT: Coros masculinos, vol. 1. CORO MASCULINO SAN EFRAÍM. Director: TAMÁS BUBNÓ. BMC CD 168 (Diverdi). 2009. 63’. DDD. N PN Primer volumen de lo que se presenta como una integral de la obra para coro masculino de Franz Liszt. Pues bienvenida sea, porque aunque no se trate del 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 75 D D I SI CS O C O S S HURÉ-MARKEVICH capítulo creativo más característico del genio magiar, seguro que contiene perlas que valen mucho la pena. Y así es. Pero es que además esta edición es de aquellas que entran por los ojos. Es, digámoslo ya, un lujo, con un extenso libreto en francés, alemán, inglés y húngaro que, además de las eruditas notas pertinentes, incluye también los textos cantados (algo que cada vez es más excepcional) e ilustraciones curiosas a base de carteles de concierto y fotografías y grabados de época. Técnicamente la grabación es irreprochable y en lo que concierne a la música se incluyen aquí quince piezas profanas con distintos acompañamientos (conjunto de metales, órgano) o directamente a cappella que a veces suenan un tanto circunstanciales, como la Canción de los soldados, sobre un texto extraído del Fausto de Goethe, y otras seducen por su lirismo a flor de piel, como en Saatengrün o Der Gang um Mitternacht. En cuanto a la interpretación del Coro Masculino San Efraím, fundado en 2002 y especializado en música sacra, sobre todo de tradición greco-ortodoxa, es excelente por su implicación, su color, su ductilidad a la hora de enfrentarse a estos pentagramas. En definitiva, un trabajo con un programa casi desconocido, sí, pero que anuncia con buen pie el bicentenario del nacimiento de Liszt, a celebrar en 2011. Juan Carlos Moreno MAHLER: Sinfonía nº 2 “Resurrección”. ANNE SCHWANEWILMS, soprano; LIOBA BRAUN, contralto. CORO Y SINFÓNICA DE BAMBERG. Director: JONATHAN NOTT. TUDOR 7158 (Diverdi). 2009. 85’. SACD. N PN P erfección sin emoción. Con tres palabras podríamos definir la nueva entrega de la integral mahleriana que Nott viene registrando en Bamberg. El maestro inglés imprime a sus trabajos una característica observancia del texto que asciende hasta cotas de mitificación. Lo venimos comprobando, uno tras otro, en todos sus registros. Su Mahler es traducido en sonido real con un esfuerzo por el detallismo como muy pocos directores están dispuestos a asumir. Sin embargo, Mitzi Meyerson CLAVES DE UNA REVELACIÓN JONES: Conjuntos de Lecciones para clave. MITZI MEYERSON, clave. 2 CD GLOSSA GCD 921805 (Diverdi). 2010. 113’. DDD. N PN Tras sus trabajos dedicados a Gottlieb Muffat, Claude-Benigne Balbastre o Johann Caspar Ferdinand Fischer, Mitzi Meyerson sigue en Glossa su reivindicación de compositores poco difundidos en nuestros días, acercándose esta vez a la figura de Richard Jones, un maestro inglés del que apenas se sabe que murió en 1744, fue violinista, director de la orquesta del teatro Drury Lane y autor de un par de colecciones para violín y bajo y de estas Suits or Setts of Lessons for the Harpsichord or Spinnet editadas en 1732. Estos Conjuntos de Lecciones se conforman como seis suites más o menos clásicas, con danzas y diversas piezas características agrupadas por tonalidades, salvo la última, especie de popurrí no siempre Nott consigue empatizar con el espíritu de la obra con el mismo nivel de perfección que logra en sus ejecuciones. Éste es el caso. Le falta a esta Segunda empuje e implicación afectiva, para decirlo de manera también sintética. Su audición nos deja la impresión de que la mayor parte de su energía se hubiese perdido, diluida por la obsesión por la fidelidad a lo escrito. Su Allegro maestoso inicial, por ejemplo, llega a los puntos climáticos con intensidad sólo suficiente para no caer en la anemia. A continuación, en el Andante, el fraseo se nos queda timorato en el resbaladizo terreno sentimental, peligroso cuando se incurre en desmesura pero necesario ante las indicaciones espressivo con la que están marcados numerosos tramos. Lo mismo ocurre en el tercer movimiento, cuajado de valiosos detalles instrumentales —la manera en la que los violonchelos realizan sus glissandi, por ejemplo— pero globalmente anodino. Urlicht permite asistir a la desintegración del protagonismo de una voz que usualmente se entiende más como solista que como un elemento orquestal más. Lioba Braun destranscendentaliza el contenido de su intervención, marcada estilísticamente por un vibrato amplio y algo viscoso. Más fresca y actual resulta la for- de obras en tonalidades diversas que seguramente quedaron sueltas y el músico decidió agrupar de forma audaz en un Set final para completar la habitual colección séxtuple de la época. La música es de una variedad y una calidad tan extraordinarias que sorprende su tardío descubrimiento (antes de esta integral recuerdo un registro de tres suites hecho por Judith Péteri para el sello Hungaroton hace unos años, aunque es posible que haya otras grabaciones parciales). Hay aquí la invención melódica de un Purcell, pero con la vitalidad de los mejores compositores italianos del tiempo y el sustrato armónico de un Bach. Con un instrumento copia de Ruckers, Mitzi Meyerson ofrece versiones muy variadas y contrastadas, tanto en lo tímbrico (aprovecha todas las combinaciones de registros del clave, que son muchas) como en articulaciones, tempi y ritmos, llema en la que Anne Schwanewilms interviene en el tramo final, junto a un coro también elogiable. Juan García-Rico MARKEVICH: Obras completas para orquesta, vol. 5: Lorenzo Il Magnifico. Salmo. LUCY SHELTON, soprano. CAPPELLA CAROLINA. FILARMÓNICA DE ARNHEM. Director: CHRISTOPHER LYNDON-GEE. NAXOS 8.572155 (Ferysa). 1996. 52’. DDD. R PE. No, todavía no había concluido el ciclo de obras orquestales de Igor Markevich de Naxos y Lyndon-Gee. Ahora aparece uno de los álbumes más interesantes, el quinto. No lo esperábamos. Por una parte, un bello oratorio de casi media hora, con su algo de acción, su mucho de lírica, su exaltación poética y dramática: Lorenzo il Magnífico, de 1940, fecha tardía para nuestro músico en tanto que compositor. gando al punto de variar algunos números de su posición original para marcar con mayor énfasis los contrastes. Meyerson combina virtuosismo, rigor y musicalidad de forma excepcional: la nitidez de la pulsación, la claridad de los planos, el vigor indesmayable, la capacidad para contrastar los distintos ritmos de danza y para extraer auténtica poesía sonora de las piezas más expresivas hacen de este álbum uno de los más reveladores y sorprendentes del año en curso. Pablo J. Vayón Por otra, una obra poco más breve, también sinfónico-coral, pero de auténtica vanguardia, una página sin respiro que explota medios vocales y orquestales que no son nada corrientes para su época (1933), entre ellos algo parecido al Sprechsgesang. De nuevo Lyndon-Gee defiende partituras de quien sería grandísimo maestro y que renunció pronto a la composición. Pero este disco tiene algo que le hace más atractivo —no sé si superior— a los otros de la misma serie. Y, sin duda, es el encanto lírico-dramático y postraveliano (no estoy muy convencido de este calificativo reductor, pero la cosa va por ahí) de Lorenzo. Pero, sobre todo, es el acierto pleno de la puesta en sonido de esa obra maestra que es el Salmo. Un excelente remate (no sabemos si final) de LyndonGee al ciclo Markevich, perfectamente secundado por la soprano Lucy Shelton en ambas obras, por un sensacional coro, la Cappella Carolina; y la orquesta de siempre, la de Arnhem, cumplidora y de muy bellos sonido y espléndido color. Santiago Martín Bermúdez 75 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 76 D D I SI CS O C O S S MARKEVICH-MOZART MARTIN: Suite de la ópera “La tempestad”. Seis monólogos de “Jedermann”. Sinfonía concertante. THOMAS OLIEMANS, barítono. SINFÓNICA DE STAVANGER. Director: STEVEN SLOANE. MDG 901 1614-6 (Diverdi). 2009. 61’. SACD. N PN Su 76 biógrafo Bernhard Billeter calificó a Frank Martin (18901974) de “francotirador de la nueva música”, una definición que en un primer momento puede resultar sorprendente, pero que está plenamente justificada por la independencia de que siempre hizo gala este compositor suizo. En un siglo dominado por las rupturas y los ismos, él supo encontrar un estilo personal que bebía sobre todo de Bach y Franck, a la vez que absorbía de un modo muy heterodoxo la técnica dodecafónica de Schoenberg. Esa sabia mescolanza da a su música una sonoridad propia, aunque si algo hay que distinga aún más su producción eso es su humanismo y su compromiso ético. Y las dos obras vocales incluidas en este disco son una buena prueba de ello. Por un lado, los Seis monólogos de “Jedermann”, que Martin compuso en 1943 sobre textos de Hugo von Hofmannsthal, y en los que explotó todas las posibilidades de la armonía cromática y de la escritura melódica, del recitativo al arioso. Todo para, como él mismo señalaba, mostrar “la evolución psicológica y espiritual del personaje central, desde su terror animal a la muerte hasta su aceptación total en la convicción del perdón”. Por otro, la suite de la ópera La tempestad (1955), basada en la comedia homónima de William Shakespeare, y constituida por una obertura y tres arias de Próspero que invitan a la reconciliación y la paz. En todos los casos se trata de una música de pura esencia lírica, serena y al mismo tiempo profundamente hermosa. Como lo es también la Sinfonía concertante (1946), transcripción para gran orquesta y sin solistas de la Pequeña sinfonía concertante, que seduce por la nobleza y belleza de sus melodías, su arquitectura clásica y equilibrada, y su imaginativa instrumentación. Las interpretaciones están a la altura de la música: Thomas Oliemans es un barítono que da alma a ese “parlando lírico” que define la escritura vocal de Martin, mientras que Steven Sloane consigue que la orquesta suene especialmente matizada, sugerente y expresiva. Vale la pena. Juan Carlos Moreno MENOTTI: The Consul. PATRICIA NEWAY (Magda Sorel), MARIE POWERS (La Madre), CORNELL MCNEILL (John Sorel), GLORIA LANE (La Secretaria). ORQUESTA. Director: LEHMAN ENGEL. AMELIA AL BALLO. MARGHERITA CAROSIO (Amelia), ROLANDO PANERAI (El Marido), GIACINTO PRANDELLI (El Amante). CORO Y ORQUESTA DE LA SCALA DE MILÁN. Director: NINO SANZOGNO. 2 CD NAXOS 8.112023-24 (Ferysa), 144’. 1950-1954. ADD. R PE D os auténticas versiones de referencia de dos aspectos bien diferentes del arte menottiano ambos excelentes ejemplos de su sobria pero incisiva, siempre teatralísima, muy italiana concepción de la ópera. La grabación de El Cónsul rescata las triunfales funciones del estreno; la de Amelia fue realizada por un equipo en estado de gracia, tratándose además seguramente de la única versión discográfica (no vendría mal una nueva ahora que se acerca el centenario del nacimiento del músico). Versión que anteriormente figura en el catálogo CD de Ponto, Urania y Testament. En El Cónsul destacan de inmediato las interpretaciones de Marie Powers, de un talento dramático a prueba de exigentes, y de Neway, capaz de sacar a la luz toda la angustia de su atribulado personaje. Las dos ponen al descubierto toda la carga de ansiedad y de desesperación que caracterizan a sus respectivos personajes, en los que predomina el aspecto dramático por encima de las posibilidades o lucimientos vocales. Plácemes igualmente para el juvenil y suntuoso John Sorel de McNeill y para la fría, inflexible Secretaria de Lane, otra cantante asociada al mundo del compositor, un cosmos que transmite sin concesiones a la banalidad la batuta de Engel. En Amelia, ópera anterior al Cónsul (y con libreto también del compositor), de carácter completamente diverso en el que, con su riqueza melódica y su endiablada acción, se vislumbran herencias del Falstaff y del Schicchi a través de las más divertidas comedias de Wolf-Ferrari, asombra la coherencia del equipo magnífi- camente organizado por Sanzogno, un director concertador de los grandes. Carosio, que domina el equipo con su continua presencia, es un prodigio de gracia y disposición llegando a hacerse perdonar algunos deslices en la entonación. Es imposible imaginar un Marido mejor expresado por un joven Panerai, con esa voz tan personal y atractiva, y un Marido de buen canto y equiparables medios que el del recientemente fallecido Prandelli. El resto del equipo con momentos puntuales para destacar sale adelante sin problema gracias a nombres normalmente asociados a personajes de apoyo en otras grabaciones discográficas (Amadini, Campi, Zanolli, Mazzoni). Fernando Fraga MORALES-CASO: La zarina de la montaña de cobre. El jardín de Lindajara. La fragua de Vulcano. Evolving Spheres. La rosa enferma. El saltamontes. Tentaive Wings. Las sombras divinas. B3: BROUWER TRIO. ILIANA MATOS, guitarra; ADAM LEVIN, guitarra; LORENZO IOSCO, clarinete bajo; CLAUDIA YEPES, soprano; DAVIDE BANDIERI, clarinete piccolo; DUNCAN GIFFORD, piano. VERSO VRS 2087 (Diverdi). 2004-2009. 57’. DDD. N PN El aparente batiburrillo contenido en este CD tiene un perfecto sentido y una idea muy clara que el aficionado agradece: ofrecer una muy representativa muestra de la producción del compositor Eduardo MoralesCaso (La Habana, 1969) en la última década. Ocho obras, en efecto, escritas entre 2000 y 2009, en las que el oyente descubre a un autor de una no frecuente invención compositiva, de un amplísimo espectro de temas y sonoro, que no se limita a un único estilo ni a una única temática a desarrollar, que basa su manera de hacer en la riqueza tímbrica, en los contrastes, en lo heterogéneo… Morales-Caso demuestra una gran libertad creadora y una desinhibición fuera de toda duda, no sólo en las fantasías (para piano, para guitarra, para clarinete bajo y piano, para clarinete piccolo) sino también en piezas menos dadas a la suelta escritura de un momento y más sujetas a un proyecto más estructurado o previsto. Al autor le interesa todo cuanto le rodea y de ahí bebe su música. Por eso suena a la vez a tradicional y a contemporánea. De ahí también las combinaciones instrumentales con las que trabaja: violín, violonchelo y piano; clarinete bajo y piano; soprano y piano; clarinete piccolo y piano… No hay simple especulación sonora sino búsqueda tímbrica, hallazgos coloristas y resultados sonoros perseguidos en aras de llegarle al destinatario, al escucha. Consecuencia: la música de Morales-Caso acaba siendo enormemente atractiva e interesante. Por fortuna, y aunque las grabaciones provienen de distintos momentos comprendidos entre los años 2004 y 2009, el nivel interpretativo es homogéneamente alto. A los artistas mencionados en la ficha que encabeza este comentario hay que añadir al propio Eduardo Morales-Caso, que interviene al piano en las piezas La rosa enferma y El saltamontes. José Guerrero Martín MOULU: Misas Missus est Gabriel angelus y Alma redemptoris mater. Motetes. THE BRABANT ENSEMBLE. Director: STEPHEN RICE. HYPERION CDA67761 (Harmonia Mundi). 2009. 75’. DDD. N PN El nuevo disco de The B r a b a n t Ensemble está dedicado a Pierre Moulu (1484?-c. 1550), compositor de cuya vida casi nada se conoce, aunque de él se han preservado cinco misas, una veintena de motetes y diez canciones. Aquí se incluyen los motetes Mater floreat (a 4) e In pace (a 5) y las misas Alma redemptoris mater y Missus est Gabriel angelus, ambas a 4 voces, la segunda de ellas basada en un motete de Josquin de igual título, que también se ofrece. La Misa Alma redemptoris mater, la pieza más citada y conocida de Moulu (aunque nunca antes grabada) estaba prevista en dos versiones, una larga y una corta, que los intérpretes de la época podían seguir a partir de recursos de notación que resistieron mal las ediciones. El conjunto de Rice ofrece la versión corta y Kyrie y Agnus Dei en una reconstrucción alternativa de la versión larga. The Brabant Ensemble es un conjunto camerístico (11 miembros aquí) con mujeres en las voces agudas y un estilo típicamente británico en cuanto a 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 77 D D I SI CS O C O S S MARKEVICH-MOZART empaste, afinación, brillo y prestancia sonora. El virtuosismo vocal resulta indudable, como la belleza puramente física del sonido, pero Rice potencia también las acentuaciones muy marcadas y el fraseo ágil y maneja con soltura los reguladores, con crescendi, diminuendi y explosiones en forte muy eficaces desde el punto de vista expresivo. Acaso este disco no alcance la relevancia ni la intensa fuerza emotiva del anterior grabado por el mismo conjunto, dedicado a Phinot (SCHERZO nº 250), pero es una nueva muestra de la renovación del estilo inglés que vienen mostrando los más jóvenes y audaces grupos vocales de las islas. Pablo J. Vayón MOZART: Idomeneo, re di Creta. KURT STREIT (Idomeneo), ÁNGELES BLANCAS GULÍN (Ilia), IANO TAMAR (Elettra), SONIA GANASSI (Idamante), JÖRG SCHNEIDER (Arbace). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO SAN CARLO DE NÁPOLES. Director: MARCO GUIDARINI. 3 CD NAXOS (Ferysa). 2004. 160’. DDD. N PE D urante muchos años las grabaciones discográficas de Idomeneo eran pocas y esto era una tremenda injusticia, dados los valores de la partitura, situación que poco a poco se ha ido remediando y hoy en día disponemos de una amplia y variada gama de propuestas. Fruto de unas representaciones dadas en el Teatro San Carlo de Nápoles, en mayo de 2004 surgió esta versión, que ya había sido editada en DVD, que tiene un reparto equilibrado y una dirección musical efectiva, a cargo de Marco Guidarini, con una versión elaborada, agresiva, que refleja la fuerza y tensión de la partitura, consiguiendo un nivel correcto del coro y orquesta italianos. La obra está protagonizada por Kurt Streit, que tiene una voz no especialmente bella, pero con un fraseo y una línea de gran calidad, junto a Iano Tamar que hace una muy expresiva Elettra con unos medios que quizá precisarían ser más amplios, Sonia Ganassi que da a Idamante toda la fuerza y profundización necesarias y Ángeles Blancas (que debería prescindir de Gulín para evitar confusiones y errores, como el de la carátula), que muestra sus carac- Evgeni Kissin MOZART SERIO MOZART: Conciertos para piano nº 20 en re menor K. 466, nº 27 en si bemol mayor K. 595. KREMERATA BALTICA. Director y piano: EVGENI KISSIN. EMI 6 26645 2. 2008. 63’. DDD. N PN A su ya bien conocida faceta de solista, Kissin añade ahora la dirección desde el teclado para estas dos bien conocidas obras concertantes mozartianas. Su acercamiento, tanto en la dirección como en el aspecto pianístico, nos traslada a una concepción mozartiana un tanto clásica, en lo que se refiere al grosor de las texturas y la severa calma de los tempi, además de una articulación puntillista que no rechaza el peso. Es éste un Mozart muy serio, decididamente romántico y, quizá para los gustos actuales de muchos, entre los que tiendo a contarme, con demasiado peso. Lo que no es incompatible con destacar que la claridad es cristalina, que tiene matices bellísimos (la cadencia beethoveniana del primer tiempo del K. 466 es magnífica) y clímax de generosa expansión expresiva, además de muy acertados detalles en la dirección de una sobresaliente Kremerata Baltica, como por ejemplo lo bien que le suenan los segundos violines. Puede considerarse, desde luego, que otros pianistas, desde Pires a Zacharias, nos han acostumbrado, creo que con buena justificación, a un Mozart más rebelde y ligero, más vitalista y menos, si se me permite expresarlo así, de “severa peluca”. Menos leopoldiano, podríamos decir. El que ahora nos ofrece Kissin tiene mucho que disfrutar si uno no se limita a la rigidez de una sola concepción. En lo pianístico es absolutamente irreprochable y nadie con un mínimo sentido podrá decir que estamos ante una interpretación sosa o aburrida. El que suscribe, aunque no comparta algunos de los criterios de Kissin, ha disfrutado de la mucha enjundia que tiene este planteamiento del ruso, y de lo estupendamente que éste lo expone. Y lo ha hecho más con la escucha repetida. Eso no es óbice para apuntar que, por las razones indicadas, sin duda no estamos ante un Mozart para todos los gustos. Pero escuchen antes de decidir, porque, como digo, es un disco más que notable, digno de ser disfrutado. Rafael Ortega Basagoiti Christian Zacharias MOZART VITALISTA MOZART: Conciertos para piano y orquesta, vol. 6. Conciertos nº 14 en mi bemol mayor K. 449, nº 15 en si bemol mayor K. 450 y nº 21 en do mayor K. 467. ORQUESTA DE CÁMARA DE LAUSANA. Director y piano: CHRISTIAN ZACHARIAS. SACD MDG 940 1646-6 (Diverdi). 2009. 71’. DSD. N PN Tras la severidad del reciente disco mozartiano de Kissin, que tiene su particular encanto aunque no sea para todos los gustos, Zacharias nos devuelve, en este nuevo ejemplar de su ciclo mozartiano en curso, su concepción elegante y refinada pero esencialmente vitalista e inquieta de la música del genio de Salzburgo. El sonido y las texturas se aligeran, lo hacen también los tempi, el rubato se vuelve más generoso, la articulación es también clarísima y las inflexiones son más abundantes y ágiles. El aterciopelado sonido de Zacharias luce plenamente su belleza en el contexto de esta hermosa y expresiva pero nada acaramelada interpretación. Así, el archiconocido Andante del K. 467 tiene todo el encanto que uno espera, pero es verdaderamente un Andante, no el lacrimógeno Adagio lamentoso que sirva de mermelada musical para una escena cursi de amor, que es a lo que demasiado a menudo nos han acostumbrado. Zacharias se produce con espontaneidad, con jovialidad en el K. 449 y siempre huyendo de la rigidez o del formalismo. El último tiempo del concierto mencionado es un buen ejemplo. Se obtiene así una mezcla acertadísima: la chispa y el nervio que encontrábamos en Gulda, la belleza sonora de Pires, el desparpajo de Brendel y la elegancia expresiva de Barenboim. Y el resultado es espléndido. La orquesta suiza se desempeña con corrección, aunque, como en otros ejemplares de la serie, no nos encontramos ante una formación excepcional. Sobresaliente toma de sonido y recomendación absoluta para este nuevo ejemplar de una serie que lleva una trayectoria envidiable. Rafael Ortega Basagoiti 77 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 78 D D I SI CS O C O S S MOZART-ROUSSEL terísticas habituales, una expresión que conmueve al oyente, junto con algunos sonidos, poco elaborados, que técnicamente tendría que mejorar. MISTERIOSA E HIPNÓTICA Quintetos y Octetos para vientos. L’ORFEO BLÄSERENSEMBLE. Directora: CARIN VAN HEERDEN. PÄRT: Sinfonía nº 4 “Los Ángeles”. Kanon Pokajanen (fragmentos). FILARMÓNICA DE LOS ÁNGELES. Director: ESA-PEKKA SALONEN. CORO DE CÁMARA FILARMÓNICO DE ESTONIA. Director: TONU KALJUSTE. CPO 777 377-2 (Diverdi). 2007. 66’. DDD. N PN ECM 2160 (Diverdi). 1997, 2009. 50’. DDD. N PN Albert Vilardell MYSLIVECEK: P arece ser, por lo que se dice en las notas introductorias de este disco, que el checo Josef Myslivecek (1737-1781) no era conocido en Italia, la tierra de sus grandes triunfos, como “Il Divino Boemo”, sino simplemente, a secas, como “Il Boemo”. El adjetivo sería un añadido posterior de claros tintes hagiográficos… Es igual, divino o humano, es uno de esos compositores con un talento especial para hacer que cualquier idea suene fresca, sugerente, placentera. Y estos tres octetos y seis quintetos para vientos no son una excepción. Nuestro compositor destacó sobre todo en la ópera seria italiana, pero las composiciones instrumentales que nos han llegado son mucho más que una mera curiosidad. Son piezas que tienen una gracia particular, que radica muy especialmente en el tratamiento del timbre, de lo más mozartiano aunque se avance en el tiempo, y en una sorprendente e irresistible cualidad cantabile, como si los distintos movimientos fueran adaptaciones de páginas operísticas. No son partituras que pretendan escribir un capítulo nuevo en la historia de la música, sino simplemente agradar, lo que no es poco. Y así lo entiende L’Orfeo Bläserensemble, que lo pone todo de su parte para que, disfrutando ellos con unos pentagramas considerablemente difíciles para los instrumentos de época, disfrutemos también nosotros. Un disco, pues, que es gracia en estado puro. A ver si alguien se anima ya a traernos más obras de Myslivecek, sobre todo de aquel campo en el que labró su fama, la ópera, que la versión de Il Bellerofonte (Supraphon) ya tiene sus años y sus criterios interpretativos andan también un poco desfasados… 78 Esa-Pekka Salonen Juan Carlos Moreno L a espera ha valido la pena. Arvo Pärt (1935) no abordaba la forma sinfónica desde 1971, cuando dio su Sinfonía nº 3, una bellísima obra que juega con los modos medievales y en la que ya se percibía ese estilo que tiende hacia lo místico. Y ahora, casi 40 años después, nos llega la esperada Cuarta Sinfonía (2008), bautizada como “Los Ángeles” por la ciudad y la orquesta que la encargaron. Y, consecuentemente, son también los ángeles los que inspiran el programa y la propia materia musical, ésta basada en el Canon del ángel guardián, de ahí que la grabación se complete con unos fragmentos del Kanon pokajanen NICOLAI: Las alegres comadres de Windsor. MAX PROEBSTL (Falstaff), KARL SCHMITT-WALTER (Señor Fluth), KIETH ENGEN (Señor Reich), RICHARD HOLM (Fenton), PAUL KUËN (El noble Spärlich); RUDOLF WÜNZLER (Dr. Caius), ANNELIES KUPPER (Señora Fluth), LILIAN BENNINGSEN (Señora Reich), LISELOTTE FÖLSER (Anna Reich). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA ESTATAL DE BAVIERA. Director: HANS KNAPPERTSBUSCH. 2 CD ORFEO 787 102 (Diverdi). 1957. 132’. Mono/ADD. H PM Ya es conocido el amor que Kna profesaba por esta ópera cómica, que dirigía a menudo y siempre que podía, sobre todo en Múnich. A pesar de que su respeto por lo escrito estaba supeditado a las necesidades teatrales (en esta versión hay numerosos cortes de diálogos y música), el conjunto es una chispeante velada musical que se recomienda sobre todo a los que ya conozcan la obra. Disfrutarán de lo lindo con la instintiva, sanguínea y vital dirección, de gracia y humor incontestables (parece mentira que el máximo celebrante de (1997) para coro a cappella. Lo dicho, la espera ha valido la pena, porque estamos ante una de las obras más hermosas e intensas del maestro estonio. Escrita para cuerdas, arpa y percusión, como no podía ser menos el componente religioso está presente en ella desde ese inicio confiado a los violines en divisi, que ya nos introduce en una atmósfera irreal, extraña y como ajena al mundo. A partir de ahí van tomando forma esas larguísimas melodías marca de la casa, arropadas por ese color armónico y arcaizante tan característico del compositor. Pero que nadie piense que estamos ante una partitura de ésas en las que todo es contemplación o sucedáneo de la misma como pasa con tantos otros que van de místicos y lo único que hacen es llenar de aburrimiento las salas de concierto. Porque aquí hay también conflicto, lucha, unas ganas de rebelión no muy comunes en Pärt, pero que enriquecen su discurso. Es más, el final ni Parsifal guardase en la recámara esta jovialidad y agudeza), que controla también a la perfección a la orquesta y a todo el competente reparto vocal con su probada maestría, un modelo en la línea de la tradición centroeuropea que le va a esta música como anillo al dedo (hay otras versiones en estudio, la de Kubelik sobre todo, que se apartan ligeramente de este enfoque y aligeran y clarifican el discurso en detrimento de la acción teatral, que queda un tanto relegada a simple esqueleto o argumento). No hay reparos importantes en las voces, todos conocidos e idóneos cantantes de los cincuenta (hay algunos añadidos improcedentes, como las piruetas vocales de Annelies Kupper, que se las saca literalmente de la manga), pero como decimos, el conjunto es impecable en cuanto a actuación, estilo y dicción; el sonido es aceptable para la época, muy bien reprocesado, y aunque el libreto no trae el texto de la ópera de Mosenthal, hay un artículo de Mike Ashman en inglés (con traducción alemana y francesa) que informa ampliamente de esta velada y de todos sus protagonistas. Por tanto, documento de importancia cultural incuestionable, para el que suscribe la versión de referencia siquiera es conciliador, y menos una apoteosis, sino que va haciéndose más y más inquieto y desasosegador para acabar cerrándose en el aire, como una incógnita. Estamos, pues, ante una obra hermosa, inquietante, misteriosa e hipnótica, de ésas que no se agotan en una escucha. La interpretación, grabada en vivo en el Auditorio Walt Disney, lleva la firma de Esa-Pekka Salonen, a quien cuesta identificarlo con este repertorio, pero que se entrega hasta darnos una lectura memorable. Juan Carlos Moreno de estas lustigen Weiber a pesar de los cortes y que se recomienda sin reservas para todo el mundo. Enrique Pérez Adrián PÄRT: Summa. Cantus in memoriam Benjamin Britten. Tabula rasa. Wallfahrtslied. Mozart-Adagio. Spiegel im Spiegel. ANGÈLE DUBEAU, violín. LA PIETÀ. ANALEKTA AN 2 8731 (LR Music). 2009. 61’. DDD. N PN L a música profunda e introspectiva de Pärt va como anillo al dedo a la sensibilidad de los intérpretes de este compacto, entre los que destaca la violinista solista Angèle Dubeau. Junto a esta intérprete canadiense está una magnífica orquesta de cuerda a la que se añaden según las necesidades intérpretes vocales —masculinos en esta ocasión— y algún que otro instrumento más. La violinista es una traductora fiel y a la vez personal de esta música que demanda calidez, compromiso y complicidad para no terminar 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 79 D D I SI CS O C O S S MOZART-ROUSSEL siendo algo insulso cercano a la new-age. Afortunadamente, ella y los miembros de La Pietà se emplean a fondo para que estos pentagramas sobrios adquieran vida de un modo convincente. Con esto ya es mucho, pero además el resultado alcanza momentos de gran belleza. Los guiños al pasado con este grupo de resonancias vivaldianas adquieren carta de naturaleza como parte fundamental del estilo de Pärt, y muy vivaldiano suena, por ejemplo, Tabula rasa, aunque no se rompen los vínculos evidentes con la contemporaneidad del mismo modo que resuenan músicas aún anteriores a Vivaldi. El sentido ritual deliberadamente arcaizante pero de una sorprendente modernidad tan característico de Pärt lo encontramos aquí sobre todo en Wallfahrtslied en versión intensamente expresiva. Asimismo recomendable es la versión del Mozart-Adagio, basado en el movimiento lento de la Sonata K. 280 del compositor salzburgués, en que violín, violonchelo y piano extraen toda la expresividad de esta auténtica curiosidad realmente intemporal —o atemporal— en principio clásica pero… Un hermoso disco. Josep Pascual PHILIPS: Cantiones sacræ. CORO DEL TRINITY COLLEGE DE CAMBRIDGE. Director: RICHARD MARLOW. CHANDOS Chaconne CHAN 0770 (Harmonia Mundi). 2002. 78’. DDD. N PN A u n q u e escritos a cinco voces, en los motetes que forman las Cantiones sacræ publicados por Peter Philips en 1612 late el principio de la multicoralidad. El compositor se complace distribuyendo las voces por grupos y oponiéndolas en texturas de extraordinaria diversidad. Alumno de William Byrd, y católico como su maestro, Philips huyó de las persecuciones religiosas en Inglaterra con sólo 21 años para establecerse primero en Roma y después en los Países Bajos, donde alcanzó un altísimo prestigio y donde acabó muriendo. Su música recoge el rastro de todo este peregrinaje vital. Con entre cuatro y seis cantantes por parte, el Coro del Trinity College, conjunto de voces adultas mixtas, ofrece versiones muy brillantes y movidas, un empaste excelente y una extraordinaria gama de dinámicas y de detalles de agógica, que Richard Marlow utiliza para resaltar la retórica de cada pieza. Pablo J. Vayón PROKOFIEV: Sonatas para violín y piano nºs 1 y 2. opp. 80 y 94a. Cinco melodías op. 35bis. PAVEL BERMAN, violín; VARDAM MAMIKONIAN, piano. DYNAMIC CDS 654 (Diverdi). 2009. 62’. DDD. N PN S ólo una de estas tres obras (presentadas como Obras completas para violín y piano) está originalmente compuesta para ambos instrumentos. Es la Sonata op. 80, compuesta a lo largo de muchos años, demasiados para la prisa y la inspiración fulgurante del compositor. Y se estrenó bastante después de la versión del Op. 94. El Op. 94 era para flauta y piano, y Oistraj le pidió a Prokofiev que la transcribiera para violín. Era una de las obras compuestas en la guerra, durante la invasión alemana. Dos bellezas, en cualquier caso, ocho movimientos muy clásicos, muy equilibrados, pero en los que no aparece apenas el Prokofiev animado, vital, agitado; y cuando lo hace es con la renuencia bastante amarga del finale del Op. 80 (Allegrissimo). O la danza nerviosa del Allegro con brio que cierra el Op. 94a. Son conocidos el virtuosismo, el arte, la capacidad expresiva, de fraseo y de progresión de uno de los violinistas más importantes de hoy, Pavel Berman. Aquí pone esa capacidad al servicio de un discurso que se incrementa y se repliega en una musicalidad que parece no agotarse. Atención al lirismo intenso con que canta Berman el Moderato inicial del Op. 94a. Porque aunque no faltan páginas que requieren virtuosismo en estos Prokofiev, lo que de veras precisan es la habilidad e inspiración de canto y danza, de acelerar y retardar en contraste que es marca de la casa Berman. Excelente también el acompañamiento del armenio Vardam Mamikonian. Para concluir, cinco auténticas canciones, transcripción de cinco pequeñas piezas vocales para que las cante el violín. Y hay que escuchar el trino y la línea de Berman para saber lo que es bueno. Santiago Martín Bermúdez RHEINBERGER: Wallenstein op. 10. Preludio de “Die sieben Rapen” op. 20. Obertura de “Zähmung der Widerspenstingen” op. 18. Das Tal des Spingo op. 50. Fantasía para orquesta op. 79. Obertura de “Demetrius” op. 110. Hymnus an die Tonkunst op. 179. Obertura académica op. 195. CORO DE LA CATEDRAL DE SANTA EDUVIGIS DE BERLÍN. ORQUESTA DEL ESTADO DE BRANDEMBURGO. Director: NIKOS ATHINÄOS. 2 CD CHRISTOPHORUS CHE 0153-2 (Diverdi). 1995. 108’. ADD. R PE D e este disco se debe acordar aún menos gente que de su protagonista, Josef Rheinberger, nacido en Vaduz en 1839 y muerto en Múnich en 1901, contemporáneo, pues de Johannes Brahms y de Richard Wagner —con quien trabajó para el estreno del Tristán en Múnich—, profesor de Furtwängler y autor de obra copiosa de la que aún se interpretan, sobre todo, piezas corales. En esta antología que reedita Christophorus hay buena, muy buena música y no sólo el precio de risa a que se vende este álbum doble debe ser razón para escucharlo. Dentro hay una magnífica pieza, ambiciosa de veras como la digamos que sinfonía Wallenstein, unas oberturas vivaces y bien trabadas teatralmente, una obra muy seria —en el mejor sentido de la palabra— para coro y orquesta como el Op. 50 — punto de comparación con Brahms como la Obertura académica—, otra más ligera —el Op. 70— y la excelente Fantasía para orquesta. Todo, además, muy bien tocado por una orquesta y un director probos y entregados. No va el oyente a descubrir la pólvora pero sí le garantizo dos horas de grato abandono a ese romanticismo de segunda fila —ya un poco crepuscular— en el que tan buenos nombres se refugian. Claire Vaquero Williams ROUSSEL: Sinfonía nº 4 en la op. 53. Rapsodie flamande op. 56. Petite suite op. 39. Concert pour petit orchestre op. 34. Sinfonietta op. 52. REAL ORQUESTA NACIONAL ESCOCESA. STÉPHANE DENÈVE. NAXOS 8.572135 (Ferysa). 2006-2008. 69’. DDD. N PE C oncluye el ciclo de las cuatro sinfonías de Roussel por la Nacional de Escocia y dirección del francés Stéphane Denève. No es Roussel un compositor que provocan arrebatos, pero tampoco se sumió nunca en un olvido total para que ahora se les recupere con entusiasmo. Nunca se le ha olvidado, como a tantos compatriotas suyos franceses o músicos de la cercana Bélgica. Su música no es sensual ni penetra en los sentidos, y a pesar de haber sido marino no es su mar un cuadro de humana embriaguez o múltiple naufragio, como en otros cuadros demasiado humanos se nos propone. Sigue Roussel una lección de los impresionistas: nada humano en la naturaleza. Pero, a cambio, niega pasión a sus líneas. Los temas de Roussel se desarrollan con exigencia y a menudo desmintiéndose, negándose, no yendo donde se les esperaría según el pasado inmediato de los sonidos; mas no son temas de especial atractivo, ni en el sentido plenamente tardorromántico de amplias frases de la escuela a la que se adscribe (la que viene de César Franck, la que dirige Vincent d’Indy hasta su muerte en 1931, cuatro años antes del estreno de esta Cuarta Sinfonía de Roussel) ni en el de los mundos sugerentes, ricos en imágenes, de los seguidores o contemporáneos de Debussy y Ravel, como Crass o Jongen o Koechlin. Roussel ofrece una temática más austera, más severa, pero no especialmente grave ni seria. El desarrollo es fundamental, y la forma se cobra el impuesto de lo demasiado humano. En la Cuarta Sinfonía hay un aparente desequilibrio: un Lento Molto (que acaba siendo menos lento de lo que anuncia), segundo movimiento de casi diez minutos, frente a un supuesto Scherzo de menos de tres y un finale festivo de cuatro. Es decir, la sinfonía se agota en el Lento-Allegro primero y en el Lento posterior. La lectura de Denève es de una pasión contenida, como sin duda hubiera querido Roussel, de un toque romántico rebatido a cada instante, de una intensidad subterránea (cuando hay intensidad) en un discurso que descree de los afectos. Al menos de los ostentosos. La integral sinfónica de Denève con Roussel se ha dilatado a lo largo de cuatro discos porque el maestro y Naxos han debido de decidir que era mejor 79 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 80 D D I SI CS O C O S S ROUSSEL-SHOSTAKOVICH ilustrar ese sinfonismo con una abundancia de obras. Si la integral de Eschenbach (Orquesta de París, Ondine) despachaba las cuatro sinfonías en tres CD, y aún sobraba sitio para otras piezas, como las dos suites de Baco y Ariadna, Denève ha dado en su generoso ciclo una muestra amplia de la obra orquestal del maestro de Tourcoing. Así, en este último disco (¿último?) Denève propone una obra contemporánea, como es la Sinfonietta, menos de diez minutos, una propuesta más clara, diáfana incluso, de un sinfonismo casi en miniatura. Y otra de la misma época, la Rapsodia flamenca, una pequeña obra maestra. El refinadísimo Concierto para pequeña orquesta y la clasicista Petite suite son algo anteriores, de finales de los años veinte, y el cuadro de la alta madurez del compositor queda trazado en un solo recital, en un solo CD. En fin, el ciclo sinfónico Roussel por Denève y la Nacional de Escocia es una importante referencia desde ahora mismo: las cuatro sinfonías y muchas otras obras en interpretaciones de garantía, y todo a muy buen precio. Lena Neudauer, Pablo González HÁLITO ROMÁNTICO SCHUMANN: Fantasía para violín y orquesta op. 131. Concierto para violín en re menor. Concierto para violín en la menor op. 129. Tres piezas para violín y orquesta op. 85. LENA NEUDAUER, violín. ORQUESTA DE LA RADIO ALEMANA. Director: PABLO GONZÁLEZ. HÄNSSLER 93.258 (Diverdi). 2010. 80’. DDD. N PN Espléndido disco, con toda la música de Schumann para violín y orquesta, parte de ella original y el resto procedente de arreglos. El mismo comienzo de la Fantasía op. 131, con un delicadísimo y peliagudo filato mantenido nos pone, de buenas a primeras, ante un arco que requiere comentario aparte. El violín de Neudauer va tornasolándose de matices, combinando una técnica soberbia con un exquisito gusto para equilibrar sensibilidad y sobriedad. Es, quizá, el aspecto que más llama la atención a la con- clusión del disco: la inteligente manera en la que solista y director han dado todo el hálito romántico a unas piezas que necesitan del impulso interpretativo para ganar peso específico, sin caer ni lejanamente en la sensiblería. El largo monólogo que, a continuación, inicia el Concierto en re menor cuenta con una estructuración ejemplar del elemento discursivo, magníficamente fraseado desde un violín que se apoya sobre un colchón orquestal cálido y mullido. Ahí se revela el gran trabajo de Pablo González en un saber adaptarse al papel del consorte que ofrece toda la atención al detalle en pos de la recreación conjunta. Llegados al Concierto en la menor —que es arreglo del propio Schumann del célebre homónimo para violonchelo y orquesta—, sorprenderá a muchos descubrir cómo esta obra, idónea en su versión original, da lugar a otra de interés también singular. Tienen ambos, arco y batu- ta, oportunidad de mostrar sus virtudes una vez más, firmando una versión referencial de una obra que —repitámoslo— se defiende sola. Cerrando el disco, tres arreglos de distintas manos —Rudorff y Joachim—, se convierten en bocaditos de sencillez atractiva, con las típicas espinas de lo aparentemente simple, que sirven a la joven solista alemana para rematar su lección de talento y técnica. Neudauer y González, dos apellidos para seguir con total interés. Juan García-Rico Santiago Martín Bermúdez SCHUMANN: Concierto para piano en la menor. DVORÁK: Concierto para piano en sol menor. MARTIN HELMCHEN, piano. FILARMÓNICA DE ESTRASBURGO. Director: MARC ALBRECHT. PENTATONE PTC 5186 333 (Diverdi). 2008-2009. 71’. SACD. N PN Por una vez, 80 el Concierto para piano de Schumann no se empareja con el de Grieg, sino con el más infrecuente de Dvorák. Fuera de eso, no hay ninguna otra novedad reseñable en este registro. Y no porque sea desdeñable, ni mucho menos. Simplemente porque es uno más en el ingente universo de grabaciones existentes de esta obra. La del checo no ha sido tan frecuentada fonográficamente hablando, pero eso no quiere decir que la competencia no sea fuerte también. Rudolf Firkusny (RCA), Ivan Moravec (Supraphon) o Sviatoslav Richter (EMI) son un ejemplo de ello. Además, aquí nuestro pianista opta por una extraña mescolanza entre la redacción pianística original de Dvorák y la revisión virtuosística que de ella hizo Vilém Kurz, mezcolanza como mínimo discutible. En todo caso, Martin Helmchen es un pianista que toca con gusto, que frasea con naturalidad, que tiene un timbre transparente y que por lo general prefiere el matiz a la explosión, la confidencia al dramatismo. Sus interpretaciones se caracterizan así por una contención clasicista en la que se aprecia que es un músico forjado en el repertorio de cámara, alguien que entiende la música como un diálogo y no como una plataforma para la exhibición del ego. Por tanto, el disco se escucha bien, muy bien incluso, y más gracias a la muy solvente dirección de Marc Albrecht, pero sin que deje poso, sin que nos deje la sensación de haber participado de una experiencia única. Es de aquellos discos que te han permitido volver a escuchar unas obras maravillosas, pero sin descubrirte nada nuevo en ellas. Elegancia, lirismo, sensibilidad y finura, sí, pero éstas son cualidades que al fin y al cabo encontramos en muchos otros pianistas jóvenes. Interesante, pues, pero por debajo del Helmchen camerístico que hemos conocido en este mismo sello. Juan Carlos Moreno SCHUMANN: Concierto para violonchelo en la menor op. 129. MARTINU: Concierto para violonchelo. SHOSTAKOVICH: Concierto para violonchelo op. 107. PIERRE FOURNIER. ORQUESTA DE LA SUISSE ROMANDE. Directores: FERENC FRICSAY, WOLFGANG SAWALLISCH, JASCHA HORENSTEIN. CASCAVELLE VEL 3144 (Gaudisc). 1957, 1978. 75’. ADD. H PN M ás de medio siglo desde esa grabación del Concierto de Schumann; más de tres décadas con las otras tomas. No es que dé vértigo, nada comparable a lo que Napoleón dijo en Egipto a sus soldados a modo de arenga. No es que más de medio siglo nos contemple. Al contrario, lo contemplan nuestros oídos, nuestros sentidos. Y veo que estamos a punto de caer una vez más en algo muy propio de esta revista: dar gracias al cielo por la existencia de la fonografía. Fournier, la Suisse Romande y tres directores como la copa de un pino para acompañar a un chelista de musicalidad y canto incomparables. Qué pareja la del virtuosismo de Fournier y el nervio tenso de Horenstein para Shostakovich. No sé si está hecho el uno para el otro en esta obra de desequilibrada mesura, pero daría esa impresión. Ahora bien: algo chirría en el texto del libreto, porque no puede ser que en 1978 acompañara Horenstein a nadie, puesto que había fallecido en 1973. Acaso sea 1968, quién sabe. No importa, el caso es que disponemos de este espléndido registro, que cierra el triple programa concertante. Atención a la cadencia en Schumann, hacia el final del tercer movimiento: qué página, unos pocos minutos, y Fournier, ahí, solo, en vivo, en medio de la Sala Victoria de Ginebra, en 1957, canta, desciende y se alza para nosotros al cabo de cincuenta y tres años. Schumann (con acompañamiento del joven y ya avezado Sawallisch) es tal vez lo más atractivo, del mismo modo que Martinu es lo más conseguido en cuanto a proporción modernidad-pasado: atención a ese Andante moderato, que por muy moderado que sea es, sobre todo, un canto, una elegía. Esa proporción es para Fournier el medio que más le va. Contrasta con el de Shostakovich (¡ese desolador Andantino!), pero para eso están los grandes músicos, para arrancar sentido a las partituras que están 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 81 D D I SI CS O C O S S ROUSSEL-SHOSTAKOVICH ahí, inertes, y aun así bulliciosas en su reclamar sonido. Pues bien, resulta que ese movimiento central de Martinu también contiene una cadencia por la que Fournier se paseó con elegancia y arte para que lo escucháramos al cabo del tiempo. Abundan los detalles bellos, intensos y significativos. En fin, un magnífico disco histórico, gracias a las tomas radiofónicas. Bendita la sea la fonografía. impulso real está más en el interior que en la superficie, y pone en marcha un motor que, sin forzar nunca el límite de revoluciones, mantiene el nervio de la pieza de principio a fin. Se echa en falta mayor capacidad de reacción por parte de la cuerda grave, algo morosa aquí frente a la ligereza que exhibe el resto de la plantilla. Esa carencia resta un punto de contundencia a una lectura globalmente buena. Santiago Martín Bermúdez Juan García-Rico SCHUMANN: SCHÜTZ: Sinfonías nº 2 en do mayor op. 61 y nº 3 en mi bemol mayor op. 97 “Renana”. SINFÓNICA DE LA RADIO DE BADEN-BADEN Y FRIBURGO. Director: MICHAEL GIELEN. Kleine geistliche Concerte II op. 9 SWV 306-337. Musikalische Exequien op.7 SWV 279-281. Geistliche Chor-Music op. 11 SWV 369-397. CAPPELLA AUGUSTANA. Director: MATTEO MESSORI. HÄNSSLER 93.259 (Diverdi). 2002, 2010. 72’. DDD. N PN P ese a los ocho años que separan la grabación de una y otra sinfonía en este disco, el concepto sonoro de Gielen se mantiene incólume. Plantea ambas desde la sobriedad, con una renuencia al engolamiento tímbrico que se convierte en su mayor virtud. Consigue el veterano maestro hacer plausible un Schumann que, en muchos momentos, se acerca atractivamente al campo camerístico. Su apuesta por la transparencia de líneas le lleva a buscar una sonoridad orquestal donde la cuerda aquilata su uso del vibrato mientras las maderas consiguen —pese a la dificultad que entraña— implicarse a pies juntillas en la propuesta. Gielen encara la Segunda siendo muy consciente de los puntos débiles de la partitura. Evita el apelmazamiento instrumental y es incluso capaz de encontrarle al fraseo momentos de individualidad interesante. Se toma alguna que otra libertad, cuestión más que asumible si se entiende como forma de evitar el tedio que en esta obra pende como una amenaza durante muchos tramos. La expresividad del Adagio se convierte en el punto sobre el que gravita el peso de la pieza, seguida por el impulso de un Allegro que nos lleva en volandas y evitándonos llegar al final con mal sabor de boca. La Renana está expuesta con justeza de tempi y una contención dinámica que acertadamente elude la ligereza con la que muchos suelen echar las campanas al vuelo antes de tiempo. El director alemán sabe que el 5 CD BRILLIANT 93972 [+ CDRom] (Cat Music). 2008. 270’. DDD. N PE C inco años después del tercero, Brilliant publica por fin el cuarto volumen de la irregular integral que Matteo Messori dedica a Heinrich Schütz. Si en el anterior de la serie, las Pasiones habían elevado notablemente el interés de la propuesta, estos cinco discos mantienen un nivel de solvencia en absoluto despreciable, aunque con picos y depresiones que en algunos momentos dependen de la calidad de las voces individuales de la Cappella Augustana, ya que los dos primeros discos y parte del tercero están ocupados por la segunda parte de los Pequeños Conciertos espirituales, publicados en Dresde en 1639 como Op. 9. Se trata de una colección de 31 motetes para diferentes agrupaciones vocales (entre una y cinco) y bajo continuo, salvo el SWV 334, que incluye corneta y trombones en el acompañamiento. El continuo, con un órgano de cámara al que se le suma en ocasiones una espineta, resulta de gran austeridad. En las prestaciones solistas hay de todo, alcanzando su punto más alto en la noble fuerza expresiva del bajo Walter Testolin y en la exquisitez del tenor Michael Schaffrath. En los dúos de sopranos se escapa alguna estridencia y en los tríos y cuartetos se nota bastante desequilibrio hacia las voces agudas, pero globalmente hay intensidad y una correcta profundización estilística, con una ornamentación que no puede obviar el origen italiano de esta música. Sin alcanzar la unción y la homogeneidad de la versión de Manfred Cordes para CPO, se trata de una versión muy apreciable de la Op. 9. Para las Exequias musicales (1636) la competencia (Christophers, Gardiner y, sobre todo, Lasserre/Tubéry y Herreweghe) es demasiado fuerte, pero la versión de Messori resulta muy estimable, acaso algo más superficial en variedad de matices y hondura expresiva que las de Herreweghe y Lasserre, pero intensa y brillante, con mucha variedad en el Concierto en forma de misa alemana y un tono exultante en el motete que conserva su punto de exaltación en el Canticum B. Simeonis. Herreweghe es también la principal referencia para juzgar la Op. 11 (1648), aunque el gran maestro belga no haya registrado completa la colección, veintinueve motetes para entre cinco y siete voces con continuo. El bajo continuo se reduce como en las obras anteriores a un órgano y en las cuatro últimas piezas se utilizan algunas voces instrumentales (corneta y trombones) combinadas con los cantores. Buen equilibrio entre las partes, aunque por norma se potencian los sonidos más brillantes y las dinámicas están contrastadas con no demasiada sutileza, privilegiándose en todo momento las que se mueven por encima del mezzoforte. Messori logra en cualquier caso intensidad y mantiene con acierto la tensión de cada pieza. Las notas y los textos de las obras se incluyen en un CD-Rom. Pablo J. Vayón SHOSTAKOVICH: Tríos con piano opp. 8 y 67. SCHNITTKE: Trío con piano, arreglo del Trío de cuerda. TRÍO KEMPF. BIS SACD-1482 (Diverdi). 2004. 64’. DSD. N PN No se cansará así como así el aficionado de escuchar el Trío op. 67 de Shostakovich. Y no es fácil que, cuando lo oiga en disco o en vivo, oiga lo mismo que ha ya conoce, porque es una obra que se da mucho a perspectivas, a lecturas. Pensemos en la acidez del movimiento de cierre, ese Allegretto siempre corrosivo. No se le pude endulzar, el resultado sería ridículo, grotesco (él mismo, no lo que evoca). Freddy Kempf y sus compañeros Bensaid y Chaushian proponen algo relativamente distinto. Las notas son las mismas, claro, no teman, pero la danza de la muerte se convierte en algo así como un baile de máscaras en tiempos de peste. Y disculpen la imagen; o al contrario, regocíjense con ella. Al lado, en el Trío op. 8 este grupo plantea un contraste agudo, y acaso por eso lo acoplan justo después del Finale del Op. 67. Pero por mucho que escojan el lirismo, el Shostakovich maduro está en ciernes en el joven. Como sabemos, Schnittke es consecuencia no sólo de la escuela nacional en que brilló Shostakovich. Es también producto del terror vivido por colegas y compatriotas. Además, beneficiario con otros muchos, de la prohibición de ser vanguardista. De manera que tuvo que dialogar con el pasado. Un poco al modo de Stravinski. Aquí tenemos una de las obras camerísticas más interesantes de la gran madurez del compositor, el Trío de 1985, primero para cuerdas, luego con piano y cuerda, de 1992, que es lo que escuchamos aquí. La tradición austriaca, de Berg y más atrás, hasta Schubert, es la referencia. Interesantísimo disco de un trío sobresaliente. El virtuosismo apoyado en la versatilidad, la profundidad del pensamiento musical en la capacidad cantabile y en la estilización de la danza, la intensidad del discurso musical convertida en dramaturgia de los sonidos, en expresión, en sugerencia. Lo que va de Shostakovich a Schnitkke no lo desvela el Trío Kempf. Lo expone: como quien sabe el sentido pero descree de los discursos significantes. Espléndido. Santiago Martín Bermúdez SHOSTAKOVICH: Sinfonía nº 7 “Leningrado”. FILARMÓNICA DE SAN PETERSBURGO. Director: IURI TEMIRKANOV. SIGNUM SIGCD194 (LR Music). 2008. 72’. DDD. N PN Iuri Temirkanov es un excelente maestro que ha visitado a m e n u d o nuestro país, en sus salas principales no sólo de Barcelona, Madrid. Lo hemos visto en el foso de la Zarzuela hace unas tres décadas, cuando vino con el Kirov (Mariinski); en el podio de las salas de conciertos, le hemos oído defender que 81 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 82 D D I SI CS O C O S S SHOSTAKOVICH-ZEMLINSKY Chaikovski no es un compositor llorón, por mucho dramatismo que haya en buena parte de sus páginas, que eso no tiene nada que ver. Y ahí está su ciclo sinfónico de Chaikovski (ojo: con Royal Philharmonic, RCA) como muestra y como prueba: rigor, emoción, descriptivismo, pero también lógica formal y tensión puramente objetiva, dentro de la tradición de los maestros que saben que todo está ahí, en el papel. Desde luego, uno de sus compositores ha sido Shostakovich, porque ha crecido con la presencia y la vigencia de este compositor, y además es titular de la Filarmónica de San Petersburgo, uno de los instrumentos principales para la difusión del sinfonismo de Dimitri Dimitrievich. Era la orquesta de Mravinski (Leningrado), como es bien sabido. Tal vez sea justo echar de menos un ciclo o una amplia selección de la sinfonías de Shostakovich en la discografía de Temirkanov, pero al menos debemos agradecer que aparezca esta Séptima. Da la impresión de que el maestro se plantea la obra como un crescendo, que culmina, eclosiona y hace crisis en el Allegro non troppo final, una página magistral de orquesta y batuta que incluye, dentro del crecimiento, justo su contrario, un tenso reflujo sonoro en el corazón del movimiento (la lógica de un scherzo). Como es bien sabido, el amplio Allegretto inicial es un crescendo por sí solo, el crescendo de la guerra, un episodio magistral basado en una idea sencilla: esas dos notas y ese tresillo, como ostinato, como material de base, como indicio temático. Ahí firman Temirkanov y la orquesta otro momento magistral. En medio, el verdadero Scherzo y el movimiento lento, aunque a veces tiendan a confundirse los climas (ese Scherzo, el Moderato, tendría varios tríos, y además concluye en piano. El caso es que en ambos movimientos despliega Temirkanov su amplia sabiduría de sugerencias por lo discreto, lo disimulado, mas también lo enérgico y eficaz. El resultado es un disco inspirado, riguroso, una secuencia de tensiones muy medidas, en la que la sobriedad no sofoca los arranques ni la efusión (atención, entre otros ejemplos, a la transición de la parte lenta del Moderato a una de sus eclosiones). En fin, un excelente Shostakovich en la batuta de un maestro muy querido entre nosotros. 82 Santiago Martín Bermúdez Christian Tetzlaff, Pierre Boulez SZYMANOWSKI: EL ESPLENDOR SZYMANOWSKI: Concierto para violín y orquesta nº 1 op. 35. Sinfonía nº 3 “Canto de la noche”. CHRISTIAN TETZLAFF, violín; STEVE DAVISLIM, tenor. SINGVEREIN DES GESELLSCHAFT DER MUSIKFREUNDE WIEN. FILARMÓNICA DE VIENA. Director: PIERRE BOULEZ. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8771 [+ CD con 3 entrevistas a Pierre Boulez en francés, inglés y alemán] (Universal). 2009-2010. 50’. DDD. N PN El polaco Karol Szymanowski (que, como Bartók, nació en un punto que hoy es otro país; en su caso, Timoszowka, Ucrania) vivió entre 1882 y 1937. Es la encarnación mayor del movimiento de la Joven Polonia en música; la música fue tardía en ese movimiento con respecto a las artes plásticas o la literatura. Los intentos de independencia de la repartida Polonia (Rusia, Alemania, Austria) fueron duramente ahogados en sangre en el siglo XIX. Ahora, crean en polaco: pintan, escriben, componen, se dedican a la ciencia o a la jurisprudencia. De aquella generación anterior es Marja Sklodowska, más conocida como Marie Curie, quince años mayor que Szymanowski. El compositor no está solo, aunque hoy le recordemos sobre todo a él, pero otros lo apoyaron, le animaron, tocaron sus obras, le impulsaron: Grzegorz Fitelberg, director de orquesta; los compositores Ludomir Rózycki y Apolinary Szeluto; y el mecenas y patrocinador de todos, el príncipe Wladyslaw Lubomirski. Hay dos músicos más que cumplirán semejantes cometidos: el pianista Artur Rubinstein, cinco años menor que nuestro compositor, pero que vivió hasta el año mismo del centenario de su amigo; y el violinista Pawel Kochanski, del mismo año que Rubinstein, 1887, y que vivió mucho menos. De todo esto hemos escrito en la reseña publicada en SCHERZO del espléndido y TELEMANN: Oberturas TWV 55:g4 y B5. Conciertos TWV 51:E1 y F1. Sonata TWV 44:32. ORQUESTA BARROCA CAPRICCIO DE BASILEA. TUDOR 7177 (Diverdi). 2009. 74’. DDD. N PN Si hay un compositor con capacidad para hacer música a un amplio libro de Didier van Moere sobre Szymanowski (Fayard, 2008). Repetiremos una cosa importante: aunque Szymanowski no ha sido nunca un desconocido, su figura y su obra no tuvieron la fortuna póstuma de, por ejemplo, Béla Bartók. Es como si su tiempo hubiera llegado sólo a medias, después de habérselas con sus compatriotas, que en general no le estimaron demasiado. Tal vez su tiempo haya llegado ahora. Su ópera Rey Roger se pone en todas partes (incluso en nuestro país: la temporada pasada, en el Liceu; esta temporada, en el Real). Sus piezas para piano, su obra de cámara, sus piezas vocales y corales, su obra sinfónica llegan a los atriles y enriquecen las discotecas. Sí, tal vez llegó ese tiempo, y ahora podemos considerarlo uno de los grandes del siglo XX. Uno debe librarse de ciertas ideas preconcebidas. No prejuicios, sino ideas no demostradas. Pensé que Boulez no sería partidario de Szymanowski, y ahora me encuentro con la noticia de que es un compositor que le interesaba desde muy pronto. Lo que leíamos de Boulez sobre Szymanowski era escaso y no concluyente. Felizmente, ese grandísimo director que es Boulez es longevo, y ha encarado un excelente disco monográfico sobre el compositor polaco. Se trata de dos obras compuestas durante la gran guerra (el compositor, lisiado de una pierna, no era útil para el servicio militar), el primero de los dos conciertos para violín, y la Sinfonía nº 3, “Canto de la noche”. La música de Szymanowski, a estas alturas, conoce una primera plena madurez, se encuentra en lo que se ha considerado su segunda etapa. Sensualidad, espiritualidad, sugerencias inquietantes, tímbricas ricas, líneas vocales sinuosas y penetrantes, todo un mundo propio, personal, muy rico, que surge tiempo divertida y de primera calidad, ese es Telemann. En este disco se reúnen cinco obras, a cual más deliciosa y mejor interpretada. Las dos oberturas llaman la atención tan- en el Concierto nº 1 y que eclosiona en la Tercera Sinfonía (no le gustaba en modo alguno el concepto de poema sinfónico). Si para algunos ciclos vocales previos se había valido de poemas traducidos del persa Hafiz, si más adelante Iwaskiewicz y él inventarán un “muecín apasionado” para otro ciclo vocal, en este caso echa mano del Poema Canto de la noche de Maulana Yalal ad-Din Rumi, sufí del siglo XIII: “Venus arroja su velo de oro esta noche”, canta y dice el poema hacia el final. Hay magia y seducción en esta propuesta sonora. Boulez la traduce con el rigor y el sentido artístico que le son característicos. Porque también es poeta de los sonidos y también ha producido, como compositor, tímbricas no tan lejanas a las del genial polaco. El CD queda como un programa doble en que el “desequilibrado” Concierto (un movimiento de diecinueve minutos y otro de poco más de 4) lo desgrana con intensidad y arte penetrante un violinista se diría insuperable, el alemán Christian Tetzlaff; y en el que la Sinfonía se sitúa como apoteosis del mismo, con un tenor de envergadura, el australiano Steve Davislim. Boulez, a sus 85 años, sigue descubriéndonos cosas que creíamos conocer en este bello discolibro. Y dándoles una categoría que, a partir de él, será superior a lo que hasta ahora fue. ¿Tendremos la suerte de que Boulez aporte más Szymanowski? Santiago Martín Bermúdez to por el perfecto encaje de los diferentes trazos estilísticos (italianos y franceses: los gustos reunidos) que se combinan como por el buen humor de los caracteres humanos, desde los caprichosos hasta los moscovitas, en cuya descripción se complace. La Sonata es la otra página en la que la Orquesta Barroca 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 83 D D I SI CS O C O S S SHOSTAKOVICH-ZEMLINSKY Capriccio, fundada en 1999, deslumbra por el equilibrio en que se presentan las bellas sonoridades de sus instrumentos y la gracia con que por igual se aplican al más delicado fraseo cantable en los movimientos lentos y a la energía desbordante de las fugas. En el Concierto para flauta travesera en mi mayor, el solista Karel Valter acierta a unir al conjunto su no menos hermoso timbre con calibración exacta de los volúmenes para quedar en ese preciso punto a medio camino entre el realce y la integración que permite distinguir todas las voces sin abuso de ninguna. No menos gustan por motivos similares Dominik Kiefer, Éva Bohri y Christoph Rudolf en el Concierto para tres violines en fa mayor, en cuyo Largo central se establece un encantador coloquio a varias bandas y niveles ora dentro del concertino, ora de éste con un acompañamiento en el que destaca la sensible rectoría de Kiefer y el oportuno lugar y peso otorgados al tiorbo tocado por Jan Grüter. Alfredo Brotons Muñoz TÜÜR: Sinfonía nº 6 “Strata”. Noesis. JÖRG WIDMANN, clarinete; CAROLIN WIDMANN, violín. SINFÓNICA NÓRDICA. Director: ANU TALI. ECM 2040 (Diverdi). 2007-2009. 53’. DDD. N PN La sombra de Sibelius es muy alargada. Y va más allá de Finlandia, hasta Estonia sin ir más lejos, un país que, bajo la Unión Soviética, vio proscritas muchas formas de modernismo, pero halló en el creador de Kullervo a un modernista con fachada de conservador del que extraer las más provechosas lecciones. Por ejemplo, en la forma de construir sinfonías a partir de células minúsculas que, a través de las variaciones a que son sometidas, generan un complejo y sólido edificio sinfónico. Y eso es lo que hace Erkki-Sven Tüür (1959), un compositor que sigue escribiendo sinfonías precisamente como forma de protesta ante la tan repetida muerte del género y porque todavía hoy las sigue considerando un medio capaz de dar cosas nuevas, de absorber e integrar lo heterodoxo y fragmentario en un todo homogéneo. Es una prueba de ello su Sexta Sinfonía “Strata” (2007). Tüür da a todas sus obras un título para que sirva de código al oyente ante la escucha, aunque no haya voluntad programática detrás, y en este caso no ha hecho una excepción. Con éste se refiere a los estratos geológicos, y así es esta música, que nace de un embrión armónico y rítmico elemental para ir creciendo por capas de sonido que varían constantemente de color y que luchan entre sí con inusitada violencia. Sólo al final se deja escuchar un tema melódico inspirado en una forma de lamento del folclore estonio, tema que, retrospectivamente, se percibe como el verdadero nudo de la composición desde su mismo inicio. Dicho rápido, la obra es fascinante. Tüür no usará la orquesta de forma tan virtuosa como el finlandés Magnus Lindberg (ni tampoco le interesa), pero ello no impide que sus creaciones tengan una fuerza especial y, dentro de su rigor, suenen siempre como algo nuevo, orgánico e impredecible. Y lo mismo podría decirse de ese concierto para clarinete y violín que es Noesis, escrito en 2005 para los hermanos Widmann. Anu Tali, dedicataria de la sinfonía, nos ofrece de ambas unas lecturas que son energía en estado puro. Vale la pena. Juan Carlos Moreno VITALI: Sonatas a la francesa y a la italiana a 6 op. XI. SEMPERCONSORT. Director: LUIGI COZZOLINO. BRILLIANT 93976 (Cat Music). 2008. 60’. DDD. N PE L a segunda mitad del siglo XVII fue en Italia un período de profundos c a m b i o s políticos y, por tanto, económicos, sociales y, naturalmente, estéticos. Dicho resumidamente, Francia tomó de España el relevo como potencia dominante. En música, la consecuencia fue el paso a una situación de dualidad estilística, alla francese y alla italiana (o alla spagnola), donde la primera expresión significaba música pensada para ser bailada y la segunda música pensada para ser oída (por ejemplo, mientras se comía), en paralelo con otra distinción terminológica más corriente: sonata da camera y sonata da chiesa. En ese contexto desempeñó un papel descollante la figura de Giovanni Battista Vitali (1632-1692), de cuya producción se ofrece en este disco una muestra sumamente representativa. Bajo ningún punto de vista salvo el de la erudición musicológica nos hallamos ante una laguna que resulte imprescindible rellenar. En ninguna discoteca, sin embargo, sobrará esta hora justa de música agradable. Menos aún, teniendo en cuenta la corrección técnica y estilística de las versiones en que se sirven. Recomendable, pues, aunque sólo sea para pasar un rato divertido. Alfredo Brotons Muñoz WAGNER: Lieder de Matilde Wesendonk. Preludios y oberturas. MEASHA BRUEGGERGOSMAN, soprano. ORQUESTA DE CLEVELAND. Director: FRANZ WELSER-MÖST. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8773 (Universal). 2010. 72’. DDD. N PN L as canciones wagnerianas tienen una larga e ilustre serie de referencias, a contar desde Flagstad, Farrell, Crespin y Norman, dicho sea sin ánimo exhaustivo. La soprano canadiense, a quien hace poco admiramos por lo que dejó ver y oír en la Jenny de Mahagonny, se une a la tropa y lo hace con una propuesta muy personal. Su voz es más leve que la de aquellas colegas, de un color sugerente y un terciopelo seductor que se acompañan con el inteligente y expresivo uso del vibrato. En los números más extrovertidos, como El ángel y ¡Detente!, construye breves y tensas escenas. En las otras piezas —En el invernáculo, Tristezas, Ensueños— la actitud cambia y se torna introspectiva, melancólica, grave y con oportunos toques sombríos, donde se advierten el dominio técnico y el excelente fraseo que va de un registro a otro, en estas partituras de engañosa facilidad de lectura. La orquesta la acompaña con equilibrio de volúmenes y limpios planos. En el resto del programa — preludios de Lohengrin, oberturas de Rienzi y Los maestros cantores, principio y fin de Tristán e Isolda, cabalgata de La walkyria— el director está exento de tensiones, claro de voces, reticente de expresión, en fin: posmoderno. Blas Matamoro ZEMLINSKY: Cuartetos de cuerda nºs 1-4. APOSTEL: Cuarteto de cuerda nº 1. CUARTETO LASALLE. 2 CD BRILLIANT (Cat Music). 1980. 138’. DDD. N PE En 1980, el Cuarteto LaSalle grababa para Deutsche Grammophon una integral de los cuartetos de cuerda de Alexander von Zemlinsky que en poco tiempo alcanzó la categoría de legendaria, tanto por su intrínseca calidad como por el hecho de redescubrir la música de una figura clave en el desarrollo de la Segunda Escuela de Viena. Luego su ejemplo sería seguido por otros conjuntos, como el Cuarteto Artis (Nimbus), el Cuarteto Schoenberg (Chandos) o el Cuarteto Kocian y el Cuarteto Prazak, autores éstos de una integral a dos voces para el sello Praga. Pero aun así, el registro de los LaSalle seguía siendo una referencia. Eso sí, una referencia cada vez más inalcanzable, pues hacía lustros que estaba descatalogada. Pero si una cosa positiva trae consigo la crisis discográfica es la reedición a un precio ridículo de joyas como ésta. Era necesario que esta versión volviera a salir a la luz, y lo cierto es que escuchada con oídos actuales no ha perdido un ápice de su interés. Fruto de su época, el Zemlinsky de los LaSalle es más analítico que dramático, más atento a los valores constructivos que a los poéticos, pero ese rigor conceptual para nada resta fuerza a una música que oscila entre el romántico aliento brahmsiano del Cuarteto nº 1 hasta el rendido homenaje a Alban Berg del Cuarteto nº 4, pasando por el posromanticismo más encendido y una irónica Nueva Objetividad, sin que a lo largo de ese sinuoso periplo Zemlinsky llegue nunca a atravesar el dintel de la tonalidad como sí haría su cuñado Schoenberg. La edición se completa con la grabación del Cuarteto nº 1 (1935) de Hans Erich Apostel (1901-1972), una de esas figuras colaterales de la Segunda Escuela de Viena que bien merecen una revisión. Una oportunidad, pues, inestimable de hacerse con un valioso pedazo de historia a precio de saldo. Juan Carlos Moreno 83 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 84 D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS RECITALES Cecilia Bartoli UNA PERLA ENTRE OTRAS CECILIA BARTOLI. Mezzosoprano. Sospiri. Páginas de Haendel, Vivaldi, Giacomelli, Vivaldi, Caldara, Vinci, Mozart, Bellini, Mendelsohn, Persiani, Rossini, Mascagni, Bach, BachGounod, Duruflé, Franck y Fauré. BRYN TERFEL, bajo; LUCIANO PAVAROTTI, JUAN DIEGO FLÓREZ, tenores; MAXIM VENGEROV, VIOLÍN. Varias orquestas y directores. 2 CD DECCA 478 2249 (Universal). 1997-2010. 108’. DDD. R PN Por esta vez, la admirada mezzo romana no ha aportado una jugosa novedad, ninguna deslumbrante sorpresa. Se ha limitado por la presente a recordarnos puntuales aciertos que transitan algo más de una déca- da de su prodigiosa actividad discográfica. A ellos se añade una preciosa novedad: un aria de Climaco en el Medo de Vinci, lo mismo que una nueva interpretación de la rossiniana Una voce fa, con Adam Fischer y La Scintilla, que suma a las varias lecturas anteriores ya conocidas, en esta última ocasión de manera especialmente desmenuzada. Bartoli, por si falta hacía, vuelve a impresionar tanto en el canto spianato (su Lascia la spina haendeliana cada vez que se escucha resulta más emocionante, igual que el vivaldiano Gelido in ogni vena) como en el ornamentado, en estos discos con menor presencia de lo habitual, en realidad reducida al mínimo (Vinci, Rossini). Todo ello en favor de una faceta, quizás menos conocida o difundida del arte bartoliano, la dedicada a la música religiosa. Aquí merece la pena destacar el profundo, ensimismado Pie Jesu del Réquiem de Fauré, así como una fina exposición, de intenso crescendo expresivo, en la tan manoseada Ave Maria que Bach comparte con Gounod. En el “dúo de las cerezas” de Mascagni, la mezzo da una lección de expresividad y detallismo a Pavarotti, su dotadísimo compañero de fatigas. Con Terfel en Don Giovanni el feeling funciona; lástima que a Flórez (el tenor y la mezzo puede que sean los artistas más distinguidos de esta genera- no, violín o dos violines al unísono y continuo) para la música vocal de carácter religioso con texto latino. Solamente encontramos un ejemplo de cada compositor, con la excepción de Stanislaw Sylwester Szarzynski (1670-1713), del que figuran dos conciertos vocales a tres y una sonata para dos violines y continuo. Además del citado Luparini, figura también un compositor llamado Kaspar Förster (16161673), que trabajó en la hanseática Gandsk (Danzig para los alemanes) y que más bien parece alemán tanto por su nombre como por el estilo de su sonata para dos violines, viola da gamba y continuo. El Ensemble Alla Polacca está integrado por la soprano Iwona Lesniowska-Lubowicz, acompañada por órgano o clave y tiorba, reforzado en algunas obras por colaboradores accidentales que se encargan de los dos violines y la viola da gamba. Todos correctos, suficientes para esta selección de no muy exigentes obras, en las que, al parecer, se utilizan algunos motivos populares, que lógicamente interesarán bastante más a los oyentes polacos que a otros. El SACD de la editora alemana Ars Produktion suena muy bien y aquellos que pretendan saciar su curiosidad no se extasiarán, pero tampoco se disgustarán. ción) apenas lo disfrutemos como Elvino. Sospiri se presenta también en una edición de un solo disco (478 2558), reduciendo los 21 cortes del formato doble a 13, incluyendo como novedad sólo la página rossiniana antes aludida. Fernando Fraga VARIOS BARROCO EN POLONIA. Música de iglesia y de corte. ENSEMBLE ALLA POLACCA. ARS PRODUKTION 380065 (Gaudisc). 2009. 68’. SACD. N PN 84 T omando como innecesario pretexto el que la música polaca se asocia casi exclusivamente con Chopin, el Ensemble Alla Polacca programa en este disco la presentación de una pequeña muestra de obras de los siglos XVII y XVIII, compuestas en Polonia por músicos de esta nacionalidad o por extranjeros allí residentes, como el italiano Giovanni Battista Luparini, que trabajó en Cracovia. Lo más polaco del disco son los nombres de los compositores escogidos (Mielczewski, Wronowicz, Jarzebski, Szarzynski) y las ciudades en que ejercieron sus funciones (Varsovia, Wloclawek, Czerwinsk y la citada Cracovia), pues por lo que se refiere a la música, podía haberse escrito en Roma o en Venecia, tal es la influencia del estilo italiano en todas las obras. Sonatas o conciertos a tres (dos violines y bajo continuo) se intercalan con conciertos o cantatas a tres (sopra- José Luis Fernández EDICIÓN FISCHERDIESKAU. Obras de Beethoven, Brahms, Hindemith, Mahler, Reger, Schumann y Sutermeister. JULIA VARADY, soprano; DANIEL BARENBOIM, TAMÁS VÁSÁRY, CORD GARBEN, HERTHA KLUST, ULRICH BREMSTELLER, ARIBERT REIMANN, piano. 4 CD AUDITE 95634-637 (Diverdi). 1951-1989. 238’. Mono/Stereo. ADD/DDD. H PM O tra nueva edición dedicada al barítono berlinés, en esta ocasión aprovechando el 85º aniversario de su nacimiento y con el atractivo añadido de ser grabaciones de las radios BerlinBrandenburg y Deutschlandradio procedentes de conciertos en vivo de los años que se especifican en la cabecera. Audite ya había comenzado a publicar otra Edición Fischer-Dieskau con Lieder de Wolf, Beethoven y Brahms en registros radiofónicos tomados entre 1949 y 1955, comentados asimismo en estas páginas, pero ninguno de ellos aparece ahora aquí, es decir, que los CDs que comentamos son todos absoluta novedad en la discografía del cantante. Tiene, además, alguna ventaja muy evidente sobre otras grabaciones de estas mismas obras hechas en otros períodos por el cantante, y es que, por ejemplo, en el disco dedicado a Mahler en vivo acompañado por Barenboim en 1971, se saca la espina de sus registros hechos con el mismo pianista para EMI en estudio dos años más tarde, y en los que pecaba de una amanerada afectación (véase la pasada reseña de 11 CDs sobre Fischer-Dieskau The Great EMI Recordings). Aquí, por el contrario, hace gala de una sentida expresividad, un natural tratamiento de los textos y un canto natural y bien regulado que penetra sin problemas en la esencia misma de la música, de tal forma que estamos ante uno de sus mejores Mahler. Cálido e idiomático el piano de Barenboim. Muy acertado también el CD con Lieder de Brahms acompañado en vivo por Tamás Vásáry (1972), con una experimentada y sólida línea de canto que ya nos era conocida de sus nume- 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 85 D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS rosos registros brahmsianos con otros pianistas (Moore, Richter, Sawallisch y Barenboim, con quienes tiene grabados todos los Lieder del hamburgués en EMI y Deutsche Grammophon). En el delicioso disco con Duetos de Schumann, Julia Varady, cuarta esposa del barítono, colabora con él además del piano de Cord Garben, completándose el CD con Lieder de Beethoven y nuevamente Mahler en los que interviene Hertha Klust de pianista acompañante. El cuarto y último disco contiene Lieder de Reger y Hindemith, más un largo recitado dramático del compositor suizo Heinrich Sutermeister basado en los Salmos 70 y 86, con acompañamiento de órgano. Escrita en 1947, esta última obra es decididamente nueva música y refleja la actitud del compositor frente al Nacional Socialismo, no sin ciertas dosis de ambivalencia y oportunismo (vamos, de evidente cara dura, ya que su ópera Romeo und Julia estrenada en 1940 en la Semperoper de Dresde fue uno de los grandes acontecimientos operísticos del Tercer Reich). Los severos Lieder de Reger también están acompañados por órgano (aunque su autor dijo que se podían emplear indistintamente órgano, armonio o piano), mientras que en los de Hindemith colabora de acompañante pianístico el compositor Aribert Reimann (el organista en Reger y Sutermeister es Ulrich Bremsteller). Dieskau muestra su técnica impecable, convicción y entrega al mismo nivel que si estuviese cantando cualquier Lied del repertorio más tradicional. En suma, homenaje a Fischer-Dieskau en su 85º aniversario con cuatro magníficos ejemplares de Lieder de lo más variado. Los cuatro tienen interés, aunque a gusto del firmante los Duetos de Schumann con Varady más los Lieder de Beethoven, el disco Mahler con Barenboim y el Brahms con Vásáry son los más acertados. Excelentes tomas de sonido y buenas presentaciones con documentados artículos (alemán e inglés) y reproducción de los textos cantados sólo en el idioma original. Enrique Pérez Adrián ENTRE CANTABILE Y SONABILE. Obras de Kagel, Erkoreka, Luc y Lazkano. CELLO OCTET AMSTERDAM. Director: BAS WIEGERS. VERSO VRS 2085 (Diverdi). 2009. 60’. DDD. N PN De algún modo, el hilo conductor del presente CD es el lugar que la música actual, contemporánea la solemos llamar, concede a la voz. Lo que además plantea el tratamiento — maltrato muchas veces— a que los autores la someten. No es de extrañar, por lo tanto, que el inconformista Mauricio Kagel (1931-2008) abra el contenido del disco, titulando su obra Motetten y eliminado en ella lo cantado. O, dicho de otra manera, sustituyendo la voz por ocho violonchelos. Transgresión relativa, por cuanto el violonchelo es bastante equiparable a la voz humana como es sabido. ¿Por qué eliminar la participación de la voz humana de la música? ¿Qué es música pura? ¿Acaso la música sin la voz resulta más emotiva y sugerente? Como por fortuna el tiempo de los dogmatismos y descalificaciones ya pasó, centrémonos en el compacto que nos ocupa. Si con Kagel el motete se hace instrumental y el instrumento se convierte en voz transfigurada, como muy bien dice González Lapuente en el libretillo que acompaña al disco, Gabriel Erkoreka (Bilbao, 1969), María Eugenia Luc (Buenos Aires, 1958) y Ramón Lazkano (San Sebastián, 1968) no tienen inconveniente en aceptar la intervención de la voz en sus composiciones, basándose el primero en un texto de Fray Luis de León, echando mano la segunda de un poema de Gabriel Aresti y partiendo el tercero de cinco poemas de Luis Cernuda. Cada uno de ellos tiene un planteamiento previo distinto ante la poesía que los inspira y cada uno de ellos, también, aplica un tratamiento diferente en el desarrollo de la respectiva partitura. Se considere a voz y música instrumental de igual a igual, como hace Mauricio Kagel aquí, o se acepte que el texto (y la voz) es anterior a la música por él inspirada, la cuestión del tratamiento de la voz humana sigue siendo vigente por cuanto no pocas veces ocurre que el compositor parece desconocer la esencia, las peculiaridades y el funcionamiento de la misma. Por fortuna, no es éste el caso. Elena Gragera, mezzosoprano en continuo ascenso, hace gala de sus muchas virtudes vocales y nos obsequia con unas versiones de gran transparencia y calidad. El Cello Octet Amsterdam, prolongación del anteriormente llama- do Conjunto Ibérico de Violonchelos que en 1989 fundó Elías Arizcuren, sigue ampliando su catálogo de triunfos y reafirmando su condición de cámara único en el mundo, que confirma día a día su fama basándola en la calidad. Nuevo ejem- Cantatas sacras alemanas del siglo XVII. HANA BLAZIKOVÁ, soprano; PETER KOOIJ, bajo. L’ARMONIA SONORA. Viola da gamba y director: MIENEKE VAN DER VELDEN. plar de disco dedicado a cantatas sagradas alemanas del siglo XVII grabado por el conjunto L’Armonia Sonora para la editora Ramée tras el titulado De profundis clamavi, comentado en el número 218 de SCHERZO y del mismo excelente nivel de calidad. A la voz del bajo Peter Kooij se une aquí la de la soprano Hana Blaziková para ofrecer una selección de cantatas también pertenecientes a compositores que no se pueden clasificar como de primera fila, pero cuya producción es de una indiscutible calidad y que también se encuentran acompañadas en el disco por una sonata, aquí la número IV, de la recopilación Fidicinium sacro-profanum de Biber. Dejando aparte a este último, quizás el más notable compositor sea Matthias Weckmann y también su cantata Wie liegt die Stadt so wüste para soprano y bajo sea, además de la más extensa, la de más llamativa calidad del presente disco. Weckmann gozó de la protección de Heinrich Schütz en Dresde y la influencia de éste en su obra es bastante palpable. El disco comienza con una breve obra para soprano de Franz Tender a la que sigue otra para bajo de Johann Valentin Meder y el contraste al pasar de una a otra voz nos hace temer por la capacidad artística de la primera nada más comenzar a oír la magnífica de Peter Kooij, pero cuando ambos cantan la de Weckman, tal temor desaparece y también encontramos excelente la intervención de la soprano checa, lo que se confirma en la segunda obra de Meder seleccionada, el concierto espiritual Ach Herr, strafe mich nicht in deinem Zorn. Con el motete Obstupestice del monje Benedictus Buns, que aparece en representación de la católica Alemania del Sur, se cierra este muy recomendable disco panorámico, complementario del otro ya citado. Como decíamos en el comentario del anterior, el conjunto dirigido por la excelente violagambista Mieneke van der Velden ofrece unas soberbias interpretaciones tanto de la difícil sonata instrumental de Biber como de los correspondientes acompañamientos a las obras vocales que constituyen la parte fundamental del disco. RAMÉE RAM 0905 (Diverdi). 2008. 63’. DDD. N PN José Luis Fernández José Guerrero Martín GREGORIANO ESENCIAL. SCHOLA GREGORIANA HISPANA. Director: FRANCISCO JAVIER LARA. SCHOLA ANTIQUA. Director: JUAN CARLOS ASENSIO. SAN PABLO MULTIMEDIA 513 CG. 2010. 65’. DDD. N PN GREGORIANO POPULAR. SCHOLA GREGORIANA HISPANA. Director: FRANCISCO JAVIER LARA. SCHOLA ANTIQUA. Director: JUAN CARLOS ASENSIO. SAN PABLO MULTIMEDIA 514 CG. 2010. 64’. DDD. N PN L a Editorial San Pablo edita dos recopilaciones de antífonas, himnos, partes de misa, responsorios, graduales, introitos, secuencias y otras piezas de canto gregoriano que interpretan, por separado, dos de los más conocidos conjuntos españoles dedicados al género, la Schola Gregoriana Hispana y Schola Antiqua, conjuntos con más de un cuarto de siglo de existencia y un estilo interpretativo bastante parecido, que se apoya en los presupuestos de Solesmes. Más reducida es la agrupación de Francisco Javier Lara (12 voces), pese a lo cual suena más empastado el grupo de Juan Carlos Asensio, que obtiene también un extraordinario equilibrio y una sonoridad más redonda y preciosista, con solos de depuradísima finura. La de Schola Antiqua es una visión acaso más luminosa y refinada que la de la Schola Gregoriana Hispana, que encuentra su mayor encanto en una desnuda rudeza a la que no falta una notable sustancia expresiva. Pablo J. Vayón HARMONIÆ SACRÆ. 85 258-DISCOS 19/11/10 13:04 Página 86 D D I SI CS O C O S S VARIOS IN PASSIONE DOMINI. Obras de Valkestijn, Bartelink, Buisson, Flamingus y otros. ENSEMBLE RABASKADOL. Director: FRITZ HELLER. WILLIAM BYRD VOCAL ENSEMBLE. Director: NICO VAN DER MEEL. BERNARD BARTELINK, órgano. ALIUD ACD HJ 04-2 (Gaudisc). 2009. 70’. SACD. N PN Di sco 86 muy bien grabado y estupendamente interpretado por dos conjuntos holandeses, el instrumental Ensemble Rabaskadol y el William Byrd Vocal Ensemble, en el que pretende ponerse de manifiesto la pervivencia del género musical de la Pasión. Aunque el ejemplo más conocido entre los compositores actuales es el del polaco Penderecki con su Pasión según San Lucas, encontramos en el disco una Pasión según San Juan del compositor Jan Valkestijn, nacido en 1928, que es su contenido cuantitativamente más importante, ya que ocupa la mitad de su duración total. A ella hay que añadir su motete In Passione Domini y una pequeña obra para órgano de Bernard Bartlink que él mismo interpreta para tener la totalidad de la representan de la aportación contemporánea. Se completa con algunas muestras de motetes de Pasión escritos por varios compositores no demasiado relevantes de siglo XVI pertenecientes a la escuela franco flamenca (Michel du Buisson, Johannes Flamingus, Alexander Utendal), siendo la excepción Orlando di Lasso, del que se incluyen dos obras de este tipo y que también es el único no holandés en todo el disco, pues nació en Mons, ciudad perteneciente a la actual Bélgica. Es posible que la propia índole del tema no dé lugar fácilmente a la experimentación o simplemente a lo que podríamos llamar modernidad. La Passio Domini nostri Jesu Christi secundum Johannem de Jan Valkestijn produce la curiosa sensación de estar escuchando una pasión de Heinrich Schütz interpretada con un toque, no excesivo, de modernidad. El tenor Nico van der Meel lleva adelante espléndidamente el papel del evangelista, muy bien secundado por otros componentes del William Byrd Vocal Ensemble, conjunto bajo su dirección. También los instrumentistas del Ensemble Rabaskadol están a la misma altura y al final obtenemos un balance un poco desconcertante, quizás Anne Sofie von Otter, Brad Mehldau CRUCE DE CAMINOS LOVE SONGS. Canciones de Mehldau, Ferré, Barbara, Mitchell, Rodgers, Legrand, Brel, Ahlert, Färnlöf, Telson, Bernstein y Lennon y McCartney. ANNE SOFIE VON OTTER, mezzosoprano; BRAD MEHLDAU, piano. NAÏVE 2 CD V5241 (Diverdi). 2010. 80´. DDD. N PN A priori, ante un disco como éste, surgen las dudas de la reseñadora. ¿Será eso que ahora llaman crossover? ¿Tendrá más que ver con el jazz que con lo que consideramos clásico? ¿Podríamos incluir a Brad Mehldau entre los creadores contemporáneos “cultos” o colocarlo en un terreno en el que, por exclusión, cabría calificarlo de lo contrario? La solución, naturalmente, estaba en escuchar el disco, enfrentarse a él y juzgarlo con la mayor objetividad posible pero también dejándose llevar por los gustos propios, que no se anclan, afortunadamente, sólo en la tradición establecida. Con tales premisas, y hecha la audición, déjenme que les diga que Mehldau, uno de los más grandes pianistas de jazz —y, por tanto, pianistas tout court— de los últimos cincuenta años es también un excelente compositor, en la línea de un cierto minimalismo, en la senda de un John Adams, también del propio jazz que él ha colaborado a mantener vivo en tiempos, me parece, de crisis. El Mehldau compositor ya provocado por la elección de un programa cuya tesis parece ser que lo mejor del género se compuso en el siglo XVI y que, si se quiere mantener vivo, lo mejor es modificarlo lo menos posible. José Luis Fernández KURTÁGONALS. Obras de Hortobágyi, Kurtág jr., Lengyelfi y Haász. LÁSZLÓ HORTOBÁGYI, sintetizadores, ordenadores; GYÖRGY KURTAG JR., sintetizadores; MIKLÓS LENGYELFI (bajo, efectos). ECM New Series 2097 476 3260 (Diverdi). 2008-2009. 71’. DDD. N PN F rançois Couperin veía (oía) una frontera entre la música que conmueve y la que sorprende (él, estaba en el primer había aflorado con excelencia en sus canciones sobre textos de Rilke que grabó, junto a otra grande como Renée Fleming, en uno de los sellos fetiche del minimalismo militante: Elektra Nonesuch. Las Love Songs están escritas sobre poemas de Sara Teasdale, e. e. cummings y Philip Larkin, es decir, tres poetas en los que el amor ofrece caras diversas, también la irónica y la trágica y, desde luego, una muestra evidente del buen gusto literario de un compositor que sabe llegar a la esencia de los poemas y emocionar con una música que pretende y consigue subrayar sus valores líricos. De ahí surge un Mehldau compositor como hay un Previn compositor a quien el clásico hace caso aunque las raíces puedan estar en otra parte y los medios recuerden otros caminos, como hay un Jarrett que interpreta a su modo a Bach o a Shostakovich. Se nos propone una música mestiza y el resultado es gratificante por abarcador. El otro disco de este álbum doble plantea el problema del inicio de modo aún más evidente. Y en él hay más de un ejemplo glorioso, tres fundamentales: Avec le temps de Leo Ferré, What are you doing the rest of your life? de Michel Legrand y Blackbird de Lennon y McCartney. Para la firmante, tres obras maestras de un cancionero ideal del siglo XX que reuniera todos los géneros, en campo); se puede evidentemente debatir esta idea, pues para algunos lo que sorprende conmueve, y para otros —acaso son menos— lo que sorprende conmueve etc. Si el oyente busca aquí la sorpresa, la encontrará en el acabado, en el pulido de la realización, casi en su glaseado, pues los intérpretes, György Kurtag jr., Hortobágyi & Lengyelfi trabajan como un trío de cámara clásico. Lo que podría sorprender en la música, en la composición, es el amplio abanico de referencias: al contrario de mis colegas que comentaron este CD, no he oído (a pesar de mis esfuerzos) traza alguna de Kurtág padre, pero sí evocaciones de game- el que los citados se encontraran con otros que ya están ahí: Kurt Weill y George Gershwin o Richard Rodgers y Leonard Bernstein —que están también en el disco. ¿Y cómo resuelve Anne Sofie von Otter el desafío voluntario y gustoso al parecer? Pues, como sucedía con las canciones de Elvis Costello que grabara para DG, con mucho arte. Sabe cantar sin impostar o impostar lo justo y necesario, y si en las canciones de Mehldau está estupenda en la citada de Legran dicta lección y se acerca a otras divas que han sabido quitarse los anillos cuidadosamente —no van con este repertorio— antes de que se les cayeran. Un producto estupendamente hecho, que une dos aspectos de la creación de nuestro tiempo — recordemos cómo la Orquesta Nacional de España abría su temporada con un repertorio parecido— y que es mejor disfrutar sin complejos. Claire Vaquero Williams lan, sonidos de música concreta, guiños a la música de aeropuerto tendencia Brian Eno, incluso algo que quizá se llame technopop… Es decir, un resultado sonoro en las antípodas de la música de Mario Davidovsky pero, como Kurtágonals se inventa una música —sorprendentemente— agradable, el CD podría ser una excelente primera opción para abordar el mundo de la música electrónica. Una excepción: Dronezone, en los márgenes de la armonía u olvidada por la armonía, o rechazándola, obra nostálgica de un cierto lujo, de una cierta voluptuosidad, podría evocar, entre dos revoluciones, los reflejos del cielo en las aguas sucias de la calle… Pierre Élie Mamou 258-DISCOS + pub 19/11/10 14:38 Página 87 D D I SI CS O C O S S VARIOS MÚSICA DE CÁMARA. Obras de Abel y J. C. Bach. IL GARDELLINO. ACCENT ACC 24221 (Diverdi) 2009. 63’. DDD. N PN C arl Friedrich Abel llegó a Londres en 1759 y tres años más tarde lo hizo Johann Christian Bach. A pesar de los doce años que Abel le llevaba al menor de los hijos de Johann Sebastian pronto hicieron amistad, pues además de ser compatriotas es posible que ya se conocieran, pues hay quien sostiene que Abel había sido alumno del viejo Bach en Leipzig. La cuestión es que en febrero de 1764 dieron un concierto juntos y al cabo de un año iniciaron una serie de conciertos comunes, los Conciertos Bach-Abel, a los que se asistía por suscripción y que duraron hasta el fallecimiento de Johann Christian. El emparejamiento de ambos compositores en el presente disco no es, por tanto, producto del capricho o de su simple contemporaneidad, sino que está cargado de sentido y hasta es posible que algunas de las obras escogidas se hubieran estrenado en la mencionada serie de conciertos londinenses. También pudieron ser escritos para su interpretación en veladas organizadas por la reina Carlota, nacida en Alemania como ambos músicos, cuyas obras tenía en gran aprecio. La serie de obras de cámara grabadas aquí, tres cuartetos, un quinteto y un sexteto, de los que forma parte al menos un instrumento de viento-madera, se completan con dos sonatas para viola da gamba de Abel, que ha pasado a la historia de la música con el honroso título de haber sido el último compositor e intérprete de este instrumento. También encontramos un cuarteto con la curiosa combinación de flauta, violín, viola da gamba y violonchelo y, quizás por solidaridad con su amigo y socio, también hallamos un cuarteto semejante de J. C. Bach con oboe en lugar de flauta. Los integrantes del conjunto Il Gardellino son unos extraordinarios virtuosos de sus respectivos instrumentos, habituados a trabajar conjuntamente en este tipo de música. La interpretación que efectúan de todas las obras es de una finura y elegancia sobresalientes, respondiendo perfectamente al espíritu de la época y la ocasión para las que fueron escritas, música galante para un público de gusto exquisito, que para determinados oyentes de hoy no ha perdido un ápice de su encanto. José Luis Fernández NUEVAS DIVAS Las mejores voces femeninas de hoy MÚSICA Y POESÍA EN SAN GALL. SECUENCIAS Y TROPOS DEL SIGLO IX. ENSEMBLE GILLES BINCHOIS. Director: DOMINIQUE VELLARD. GLOSSA GCD 922503 (Diverdi). 1996. 59’. DDD. R PN L a Schola Cantorum Basiliensis, fundada por Paul Sacher en 1933, ha desarrollado un papel clave en la investigación, formación de intérpretes y difusión de la música antigua dentro de la vertiente que ahora llamamos historicista. Este disco de Glossa, reedición de una producción hecha bajo los auspicios de la SCB en 1996, es un buen ejemplo de las tareas que desarrolla en este campo. La abadía benedictina de San Gall fue una de las primeras en crear sus propias secuencias y tropos sobre la base de las regladas melodías del canto gregoriano, práctica comenzada en el siglo IX y quizás la única en la quedó rastro nominativo de algunos de los autores, tales como Ratpert, Notker y Tuotilo. Además, también se desarrolló allí una precisa y particular notación musical. En el disco se recogen una serie de secuencias y tropos, muchos de ellos debidos o atribuidos a estos autores, que intentan singularizar las festividades (San Galo, San Juan Evangelista) o etapas del año litúrgico (Navidad, Epifanía, Pascua, Ascensión, Pentecostés). Emotivo resulta escuchar la labor desarrollada por los que podríamos llamar nuestros primeros padres de la música occidental. Nada nuevo se puede decir del Ensemble Gilles Binchois y de su creador, el tenor y musicólogo Dominique Vellard, que contó para este disco con la colaboración de Wulf Arlt, otra eminencia en este campo y autor de los comentarios anejos. En el aspecto interpretativo, la labor del conjunto y de las voces individuales parece de imposible superación, así que la recomendabilidad es total y únicamente puede molestar a algunos el que se venda a precio normal una reedición. José Luis Fernández Nuevas Divas es un tributo a las mejores voces femeninas de la lírica actual. Una cuidada selección de arias y canciones que incluye las interpretaciones más significativas de las divas de hoy. También disponible Nuevas Divas del Jazz. Con interpretaciones de: Cecilia Bartoli, mezzosoprano Measha Brueggergosman, soprano Renée Fleming, soprano Elīna Garanča, mezzosoprano Magdalena Kožená, mezzosoprano Anna Netrebko, soprano Danielle de Niese, soprano Anne Sofie von Otter, mezzosoprano Patricia Petibon, soprano 2CD 87 258-DISCOS 19/11/10 13:05 Página 88 D D I SI CS O C O S S VARIOS THE MUSICAL SUN OF SOUTHERN EUROPE. Fandangos y otras obras españolas y portuguesas. RAFAEL PUYANA, clave y virginales. SANCTUS SCS 012 (Gaudisc). 2006. 63’. DDD. N PN T antos 88 años sin saber nada del excepcional clavecinista colombiano Rafael Puyana, al que siempre se recordará aunque sólo sea por su incomparable versión para Philips del Fandango de Antonio Soler y nos lo volvemos a encontrar ahora en este volumen titulado Músicas soleadas de la Europa meridional, primero de una serie que cuenta con al menos otro más, editados por el para mí desconocido sello Sanctus, cuya distribución en España debe haber comenzado hace poco, pues aún no figura en su página web. Por la información que ésta contiene, parecen tener unos objetivos editoriales muy selectivos tanto en programas como en instrumentos e intérpretes y este disco recibido ahora, así lo confirma. Para empezar, la presentación del mismo es de gran calidad, con una buena información fotográfica de los instrumentos utilizados, pertenecientes todos a la colección privada guardada en la Villa Medici Giulini: un virginal rectangular de Baptista Carneus (1700), una espineta trapezoidal de Rinaldo Bertoni (1707) y un clave de Andrés Fernández Santos, hecho en Valladolid en 1728. Comentarios en inglés, francés y español del propio Puyana sobre los autores, las obras escogidas y los mencionados instrumentos. En cuanto a los autores, los de este primer volumen son todos españoles, con la excepción de Frescobaldi y quizás Domenico Scarlatti, del que aparece un “Fandango del Sgr. Scarlate” a él atribuido y que resulta ser la obra más extensa y quizás la más notable de las grabadas. Encontramos también obras de sus seguidores Juan Moreno y Polo, Sebastián Tomás y José Ferrer. Del siglo anterior a estos, hallamos un par de obras de Antonio de Cabezón y un romance glosado de Fernández Palero, el célebre Mira, Nero de Tarpeya. En resumen, un disco fuera de lo común, que conjuga la calidad del muestrario de obras con la autenticidad sonora y la adecuación de los instrumentos utilizados para interpretarlas. El maestro Puyana vuelve a deleitarnos con su arte y es una excelente noticia saber que en la editora Sanctus podemos encontrar más grabaciones suyas relativamente recientes. José Luis Fernández SANTIAGO A CAPPELLA. Polifonía de la Edad de Oro en España. CORO MONTEVERDI. Director: JOHN ELIOT GARDINER. SOLI DEO GLORIA SDG 710 (Diverdi). 2004. 67’. DDD. R PN Disco grabado en Inglaterra en 2004 antes de que Gardiner y su Coro Monteverdi emprendieran el Pilgrimage to Santiago, generador de un disco con este título, que al menos contenía algunas obras del Códice Calixtino. No ocurre igual en este segundo cuyo título, visto el contenido, no tiene justificación alguna, resulta engañoso y hubiera sido mucho más justo titularlo Sevilla a cappella, por ejemplo. Pero así aparece en este Año Santo 2010, sin que veamos la razón por la que sir John Eliot tenga que recurrir a estos trucos, como hace alguna otra editora más necesitada de ellos. Lo de Sevilla viene a cuento del protagonismo que en el disco tienen las obras de Francisco Guerrero y Alonso Lobo, sucesivos maestros de capilla en la catedral de la ciudad andaluza. Al impresionante Duo Seraphim para doce voces repartidas en tres coros y el místico motete Ave Virgo sanctissima de Guerrero hay que añadir de Lobo el célebre Versa es in luctum para los funerales por Felipe II y las Lamentationes Ieremiæ, obra esta última que ocupa un tercio del disco. De Victoria encontramos algo al fin que sí tiene que ver con Santiago, el motete O lux et decus Hispaniæ, cuyo texto se encuentra en el libro IV del Calixtino tratado como conductus. En fin, todo el disco goza de una excelente interpretación, esperable del que es uno de los mejores conjuntos corales de nuestros días y cuya existencia va ya para medio siglo. Recomendable para los que sin mirar la portada con su título y su concha de vieira, se fijen solamente en la contraportada que pone “Polifonía de la Edad de Oro en España”. José Luis Fernández LOS SIETE PECADOS CAPITALES DE JERONIMUS BOSCH. CAMERATA TRAJECTINA. LA CACCIA. Director: LOUIS PETER GRIJP. Textos y arreglos: GERRIT KOMRIJ. GLOBE GLO 6065 (Diverdi). 2006, 2009. 62’. DDD. N PN O curre a veces que la música no es protagonista del contenido de un disco. Tal es el caso de éste, dedicado a los célebres óleos sobre tabla de mesa que forman el conjunto Los siete pecados capitales y las cuatro postrimerías debido a la genialidad del pintor flamenco Jeroen Bosch, que aquí conocemos como El Bosco y que fue adquirido por su gran admirador Felipe II para El Escorial, desde donde se trasladó al Museo del Prado, donde ahora se conserva y puede contemplarse junto a otras obras maestras producto de la desbordante imaginación del pintor. Una serie de ilustraciones musicales glosan la figura central, supuesto “ojo de Dios”, las pinturas de los siete pecados capitales y los cuatro óleos circulares que representan las llamadas postrimerías (muerte, juicio, infierno y gloria) colocadas en cada esquina de la tabla. La carpetilla del disco contiene plegada una buena reproducción de la obra, un inusual detalle que permite un mejor seguimiento de la correlación entre ésta y la música elegida para cada una de sus partes. Para ello, como es de sentido, se han pretendido utilizar obras de los contemporáneos de El Bosco (1457-1516), pero como el tema de los pecados capitales fue de raro trato musical, se ha recurrido al poeta Gerrit Komrij para escribir textos adecuados a determinadas melodías de la época, así que encontramos una miscelánea musical que en ocasiones no es demasiado coherente. De la Missa de Feria de Antoine de Fevin se han utilizado el Kyrie, el Sanctus y el Agnus Dei, de Jean Mouton el motete Nesciens Mater Virgo virus y de Juan Ambrosio Dalza una Calata ala spagnola, siendo casi todo el resto procedente de autores anónimos, tanto para las danzas altas que interpreta el conjunto La Caccia, como aquellas obras a las que ha puesto texto Komrij. Independientemente de lo acertado de la elección, los miembros de la Camerata Trajectina de Utrecht tienen un manifiesto dominio de estos repertorios y todo el disco se escucha con sumo deleite, aunque no sea fácil el seguimiento de la relación con las escenas de la célebre tabla, salvo en casos tan manifiestos como La Gelosía de Domenico da Piacenza. En conclusión, después de oír el disco no se sabe mucho más de música franco flamenca, pero se acaba conociendo mucho mejor Los siete pecados capitales de El Bosco, lo que no deja de ser motivo para felicitarse y agradecer a los editores del disco la buena idea que han tenido. José Luis Fernández STABAT MATER. Motetes a la Virgen entre Roma y Venecia. PHILIPPE JAROUSSKY, contratenor; MARIE-NICOLE LEMIEUX, contralto. ENSEMBLE ARTASERSE. VIRGIN 693907 2 (EMI). 2005. 72’. DDD. R PN E n plena vorágine por los últimos éxitos discográficos y en escena del contratenor francés Philippe Jaroussky, Virgin procede a la reedición de un antiguo trabajo del cantante que fue publicado ya con otro título (Beata Vergine) y otra portada, una práctica que es más común de lo que los cada vez más escasos compradores de discos merecen, sobre todo, porque hay que acudir a la letra pequeña para enterarse de que se trata de una producción de 2006, aunque ni siquiera ahí puede uno informarse de que el disco fue ya publicado, por lo que un aficionado algo despistado podría pensar que el CD contiene material antiguo, pero inédito. En medio de la confusión generalizada en torno al futuro del sector, a veces son las propias discográficas las que se dedican a dispararse en el pie. Con su correcto conjunto de cámara (dos violines, viola da gamba, cuerdas pulsadas y teclados) y el apoyo en un par de piezas de la contralto canadiense Marie-Nicole Lemieux, Jaroussky afrontaba aquí un recorrido por piezas italianas de la primera mitad del seiscientos dedicadas a la Virgen, obras de Grandi, Legrenzi, Cavalli, Rigati, Sances, Frescobaldi y algunos otros maestros menos conocidos. El timbre andrógino del contratenor francés, especialmente en un espectacular registro agudo, luce aquí con brillantez tanto como la sofisticación de un estilo al que 258-DISCOS 19/11/10 14:35 Página 89 D D I SI CS O C O S S VARIOS en 2005 podría pedírsele un punto más de naturalidad y de profundidad expresiva, pues la balanza se inclina claramente del lado de los sonidos bellos y angelicales. Así y todo hay momentos de notable impacto emotivo, como en el Stabat Mater de Sances o el Corda lingua in amore de Giovanni Battista Bassani. En su nueva ordenación interna el CD se cierra con un O cœli devota de Giovanni Paolo Colonna, pieza de gran virtuosismo concertada con dos violines (bastante irregulares, por cierto), que marca los límites del cantante francés con sus graves. Pablo J. Vayón TANGOS, HABANERAS Y OTRAS MILONGAS. Obras de Piazzolla, Ginastera, Cervantes, Albéniz, E. Halffter, Ramos y Aragón. ROSA TORRESPARDO, piano. CUARTETO ASSAI. DEUTSCHE GRAMMOPHON 0028947639664 (Universal). 2008. 80’. DDD. N PN Un cumplido y rápido viaje por músicas hispánicas que van desde finales del siglo XIX y recorren casi todo el siguiente, cubre este compacto, entre partituras originales y arreglos. En todas la inspiración americana aparece de modo claro, en parte por obra de españoles como Albéniz, Halffter y Aragón, o con distintas procedencias de ultramar: Cervantes, Piazzolla y su maestro Ginastera. Son breves partituras en las que alternan las tradiciones posrománticas con el expresionismo y la vanguardia y, a pesar de estas diferencias, constituyen un corpus coherente que acaba por diseñar un aire de familia, sorteando las convencionales y erróneas fronteras musicales que apartan a España de Hispanoamérica. Las versiones son cuidadosas, eficaces y de una delicada y procesada factura. La pianista se ha integrado con sus compañeros como si hubiesen trabajado toda la vida juntos, no sólo por la pareja calidad profesional sino por una común sensibilidad que da cuenta de la empresa. Torres-Pardo, siempre emergente en el mundo del pianismo del siglo XX —recordemos su Prokofiev, su Ravel— destaca en el mayor compromiso del programa, las Tres danzas argentinas de Ginastera. Blas Matamoro LAS VOCES CELESTES. Música de salón del Segundo Imperio. Obras de Gounod, Lefébure-Wély, Offenbach, Guilmant, Franck, Berlioz y Dupoux. MARTINE ROTTIER, MARIEFRANÇOISE MOREAU, soprano; CORINNE MASSÉ, violín; CÉCILE GRIZARD, violonchelo; PASCAL AUFFRET, piano; FRANÇOIS DUPOUX, armonio y director. Cinco nuevas entregas CALLIOPE CAL 9752 (Harmonia Mundi). 2009. 77’. DDD. N PN L os salones del Segundo Imperio, continuados en la Tercera República, con un inconmovible sesgo aristocrático ajeno a las convulsiones políticas, fueron sitios de reunión para amateurs, esnobs, intrigantes, señoras y señoritas, músicos, pintores y literatos que, sin saberlo, vivían destinados a convertirse en los fantasmales bibelots que recorren las páginas de Marcel Proust. Cantantes e intérpretes instrumentales, profesionales y aficionados, animaban aquellas veladas donde se mantuvo cierta cultura, densa y protegida como la vegetación de un invernáculo. El sonido tenue se aliaba a la amabilidad, a veces grave — César Franck es de la partida— y sostenía su atmósfera de privacidad y recogimiento a la luz de las lámparas de opalina. El programa nos lleva al encanto anticuado y sugestivo de aquellos tiempos, incluida la improvisación final que Dupoux hace en el armonio a la manera de sus ancestros. Hay páginas originales, transcripciones como la trajinada barcarola de Offenbach, la pimpante Marcha húngara de Berlioz, despojada de su suntuosidad orquestal, junto a romanzas de Gounod, plegarias y pastorales de variada procedencia. La ejecución es destilada y primorosa y hasta las voces, un tanto en agraz, reviven el leve rumor del encantamiento, una suerte de estética del anacronismo de seductora eficacia. Cristóbal Halffter Los cuartetos de cuerda, vol. 11 Arditti Quartet c33007 Luis de Pablo Casi un espejo; Passio Georg Nigl. Roberto Balconi. Orchestra Sinfonica Nazionale della RAI. Juanjo Mena. Gianandrea Noseda c33008 Alfredo Aracil Epitafio de Prometeo y otras obras orquestales Orquesta Sinfónica de RTVE. Adrian Leaper c33009 Benet Casablancas Obras orquestales Orquesta Nacional de España Josep Pons c33010 Santiago Lanchares Castor y Pollux Ananda Sukarlan Miquel Bernat c33011 Blas Matamoro 89 258-DISCOS 19/11/10 13:05 Página 90 D V I SD C O S D BRAHMS: CRÍTICAS de la A a la Z D V D BRAHMS-VERDI Sonatas para violín y piano. Wiegenlied op. 49, nº 4. ANNESOPHIE MUTTER, violín; LAMBERT ORKIS, piano. Directora de vídeo: AGNÉS MÉTH. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4617 (Universal). 2009. 78’. N PN Hace poco reseñábamos en estas mismas páginas la aparición en compacto de la magnífica integral de las Sonatas para violín y piano de Brahms a cargo de Mutter y Orkis, merecedora de la más entusiasta de las recomendaciones por su calidad e intrínseca belleza. Nos llega ahora la edición en DVD procedente de grabaciones realizadas los días 3 y 4 de diciembre de 2009 en la Bibliotheksaal de la población bávara de Polling, el mismo escenario de grabación que consta en los créditos del compacto aunque en esos mismos créditos se nos informe de que las sesiones de grabación se extendieron entre noviembre y diciembre de 2009. En todo caso, si lo que nos ofrece el compacto y lo que nos ofrece el DVD no es lo mismo, lo parece, y mucho. Nada que añadir en el aspecto musical e interpretativo que no dijéramos ya al comentar el compacto, ahora sólo cabe reseñar el buen trabajo de la realizadora Agnes Méth que ha sabido transmitir fielmente el ambiente íntimo del concierto. Los intérpretes tocaban en un lugar pequeño, con poco espacio, con el público muy cerca y con encanto. Aplausos al final, después los créditos y luego el bis: la célebre Canción de cuna en deliciosa versión, en absoluto salonnier y sí muy cantable pero sin afectación. En los extras Orkis y Mutter conversan sobre las Sonatas de Brahms en inglés y Mutter hace lo propio ella sola en alemán, en ambos casos con posibilidad de subtítulos en español. Josep Pascual CHAIKOVSKI: El lago de los cisnes. POLINA SEMIONOVA (Odile-Odette), STANISLAV JERMAKOV (Sigfrido), ARSEN MERHABYAN (Barbarroja), KARIN PELLMONT (Reina). BALLET Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE ZÚRICH. Director musical: VLADIMIR FEDOSEIEV. Coreografía: MARIUS PETIPAHEINZ SPOERLI. Escenografía: ERICH WONDER. Director de vídeo: ANDY SOMMER. 90 BEL-AIR BACO 55 (Harmonia Mundi). 2009. 130’. N PN C on excelente criterio, Spoerli ha partido de Petipa y le ha dado algunos retoques en la tradición neoclásica de Balanchine que no alteran las líneas generales de la obra. El personaje del protagonista goza de momentos algo más elaborados en lo actoral y cobra un inesperado relieve. Por ejemplo: tras el primer cuadro blanco, de vuelta en palacio, deambula entre unas desordenadas hileras de sillas vacías que evocan la formación de los cisnes inmediatamente anterior. Además, adjudicando al mismo bailarín los roles de mayordomo y de Barbarroja, se matiza la anécdota, como si ese siniestro y ambiguo personaje fuera una suerte de fantasma masculino que se interpone entre Sigfrido y las mujeres, así como entre Odile-Odette y su ambición de no ser ya un ser animal y encantador, sino una persona. La escenografía ha sido reducida a unos pocos elementos abstractos, hábilmente modificados por la iluminación, a la vez que el vestuario se ve simplificado y descargado de elementos decorativos. En las escenas de interior priman las tierras y los ocres, en tanto el príncipe va de gris y Barbarroja se ve del mismo color o de rojo, según las personificaciones. Todo es corporalidad bella y joven, y música, sin ornamentos superfluos. Donde Spoerlui raya a gran altura es en tanto maestro de baile. Ha dado a la complejísima maquinaria del conjunto una homogeneidad de estilo y fraseo, y una sincronía de solos y coros que cabe adjetivar de perfecta. Cuenta con elementos de pareja excelencia, desde el cuerpo capaz de deslumbrantes simetrías, hasta los diversos solistas y el par de estrellas. Semionova es inverosímil de flexible, de lírica, de solvente en lo técnico, de imperial en las actitudes. Pasa de frágil cisne blanco, descarnado y volátil, a nervioso cisne negro, que parece alterar hasta su musculatura sólo con cambiar la tensión de los movimientos. Jermakov, enfundado en una malla collant que permite observar su naturaleza escultórica, une su destreza de saltos y “canto” en los adagios con una prestancia noble, una plástica de atleta delicado y un arte escénico que da tanto la vehemencia dolida del enamorado como la angustiosa desazón del perseguido con igual intensidad. Mehrabyan aporta lobreguez elegante y despiadada a su doble caracterización y, desde el podio, Fedoseiev brinda a Chaikovski una también elegante sabiduría, justa de tiempos y colorida de timbres. Súmese a todas estas excelencias la del vídeo captado en vivo, con una variedad de tomas —frontales, laterales, cenitales, escorzos, cercanías, conjuntos— que nos ponen en contacto con imágenes imposibles de captar desde la sala misma. Algún privilegio hemos de tener los espectadores de segunda mano. Blas Matamoro GIORDANO: Fedora. MIRELLA FRENI (Fedora), PLÁCIDO DOMINGO (Loris), ALESSANDRO CORBELLI (De Siriex), ADELINA SCARABELLI (Olga). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO ALLA SCALA DE MILÁN. Director musical: GIANANDREA GAVAZZENI. Director de escena y vídeo: LAMBERTO PUGGELLI. ARTHAUS 107 143 (Ferysa). 1993. 113’. R PN A rthaus, en su recuperación de títulos antes incluidos en el catálogo TDK, nos pone al día esta exitosa velada escalígera. La presentación viene a cargo de Gavazzeni dirigiendo el intermezzo. Imposible mejor comienzo ya que el octogenario director, que conoce y estima este repertorio y en especial esta obra, es decisivo cómplice del éxito, en perfecta fusión con la escena, en lectura vibrante, teatral y dramática. Freni, a su manera, sincera y entusiasmada, es capaz de dotar de vida a la impulsiva protagonista cuya voz, nunca deteriorada o cansada, acaba por redondear, encontrando en la escena final acentos de sinceridad y emoción tocantes, así como la intensidad necesaria para el dúo del acto II, verdadero centro neurálgico de tan bien elaborada y eficaz partitura. Aquí también Domingo da todo de sí, un Loris extravertido, de centro sólido y broncíneo, fraseo enérgico y musicalidad exquisita. Aunque el Amor ti vieta se hubiera preferido más íntimo y mórbido, es el único momento que la representación se detiene por la calurosa acogida del público cortada por decisión del foso. Corbelli, en un papel relativamente serio en su 258-DISCOS 19/11/10 13:05 Página 91 D V D BRAHMS-VERDI currículo siempre de repertorio cómico, no tiene el menor problema es sacar adelante a De Siriex, igual que Scarabelli, en la tan poco agradecida Olga, de la que no evita como es habitual su amorfo arioso Il parisino è come il vino. En el equipo de apoyo, muy de la Scala, tienen oportunidad de destacar fugazmente el límpido Dimitri de Silvia Mazzoni y el apto Cirillo de Luigi Roni. El montaje, felizmente convencional y acorde con el texto, tiene le elegancia y suntuosidad requeridas, con un magnífico vestuario de Luisa Spinatelli y con un atrezo a la par. Puggelli utiliza los fondos del escenario para dar a la acción mayor contenido, presencia y variedad, un poco de manera cinematográfica. Los actores están bien dirigidos y la toma visiva es excelente ya que es el propio regista el responsable de la misma y por ello sabe captarla con precisión. Fernando Fraga PUCCINI: La bohème. HIBLA GERZMAVA (Mimì), TEODOR ILINCAI (Rodolfo), GABRIELE VIVIANI (Marcello), INNA DUKACH (Musetta), KOSTAS SMORIGINAS (Colline). CORO Y ORQUESTA DE LA ROYAL OPERA HOUSE DE LONDRES. Director musical: ANDRIS NELSONS. Director de escena: JOHN COPLEY. Escenografía: JULIA TREVELYAN OMAN. Director de vídeo: ROBIN LOUGH. OPUS ARTE OA 1027 D (Ferysa). 2009. 121’. N PN R eponiendo la tradicional y eficaz versión de Copley, el Covent Garden ha hecho un homenaje a la prudencia y las buenas maneras, lo cual es de agradecer en estos tiempos. Los diseños son respetuosos de la época, de buen gusto y sabias gamas de color. Se adecuan a los espacios algo estrechos de la casa y permiten una acción razonable, algo estática quizás en el cuadro de la fiesta callejera. Los actores están bien marcados y se distinguen los momentos de sentimentalismo, drama y comicidad juvenil bohemia. En el reparto se ha primado la juventud de los intérpretes, todos los cuales, detalles más o menos, tienen el físico del rol y resultan verosímiles ante la cámara implacable del vídeo. Las voces son exiguas pero lle- gan a todas las notas del caso, sin brillo mas dignamente. Por su actuación vivaz y desparpajada, acorde con el personaje, destaca Musetta. El verdadero protagonista de la velada, que se captó en vivo y cuenta con oportunos subtítulos en castellano, es el director musical letón, joven también él, quien despliega toda la suntuosidad de la orquestación pucciniana, explora hasta sus mínimos recovecos, canta mejor que nadie y va desarrollando el relato con una sutil acumulación de episodios que subrayan la progresión dramática de esta historia donde, entre juego, romance y celos, la muerte se aproxima para acabar con la juventud. Blas Matamoro ROSSINI: Il Barbiere di Siviglia. ANTONIETTA PASTORI (Rosina), NICOLA MONTI (Almaviva), ROLANDO PANERAI (Figaro), FRANCO CALABRESE (Basilio), MARCELLO CORTIS (Bartolo). ORQUESTA DE LA RADIOTELEVISIÓN ITALIANA. Director musical: CARLO MARIA GIULINI. Director de escena: FRANCO ENRIQUEZ. IMMORTAL IMM 960026 (Diverdi). 1954. 132’. N PN La Radiotelevisión Italiana hizo una importante labor en la difusión de la ópera y periódicamente iban efectuando representaciones teatrales que ahora van saliendo en DVD. Una de ellas fue Il barbiere di Siviglia, del 23 de abril de 1954, como es lógico en blanco y negro, en una puesta en escena clásica, cuidada y muy de la época dirigida por Franco Enriquez, donde la acción se desenvuelve con fluidez, con unos decorados elocuentes. Una de las bazas importantes es la dirección musical de Carlo Maria Giulini, diez años después de su debut, al frente de la orquesta de la RAI, de la que fue titular, con una versión que sorprende por la fluidez existente, dando a la partitura esa gracia y espontaneidad que requiere, con una visión clara, matizada y contrastada y con un espíritu moderno. El reparto esta integrado por Antonietta Pastori, soprano, que por esta misma época actuó en el Liceu, con una voz bella, aunque algo limitada de expansión, musical y que, contrariamente a lo que con frecuencia ocurría con las ligeras de la época que interpretaban el rol de Rosina, canta el aria Contra un cor. Nicola Monti era el clásico tenor ligero de la época, con un timbre no especialmente bello, pero con un fraseo cuidado, mientras que Rolando Panerai, que hizo del Figaro uno de sus personajes emblemáticos, muestra su capacidad histriónica, en algún momento algo exagerada y un fraseo muy expresivo. Completan el reparto los correctos Franco Calabrese y Marcello Cortis. Albert Vilardell VERDI: Aida. TATIANA SERJAN (Aida), RUBENS PELIZZARI (Radamès), IANO TAMAR (Amneris), IAIAN PATERSON (Amonasro), TIGRAN MARTIROSSIAN (Amonasro), KEVIN SHORT (Rey de Egipto). CAMERATA SILESIA, CORO DE LA RADIO POLACA. CORO DEL FESTIVAL DE BREGENZ. SINFÓNICA DE VIENA. Director musical: CARLO RIZZI. Director de escena: GRAHAM VICK. Director de vídeo: FELIX BREISACH. UNITEL 702308 (Universal). 2009. 135’. N PN S egún se desprende de un extraordinario montaje sobre el Moisés rossiniano años ha disfrutado en Pésaro, Vick siente cierta afición por el elemento agua. Se encuentra entonces aquí, con el lago Constanza a mano como, nunca mejor dicho, pez en el agua. El lago parece monopolizar el protagonismo, incluso el ballet de la gran escena triunfal (coreografía de Ron Howell) es un alarde de combinación de danzantes y líquido lacustre. Los grandes espacios, con detalles escenográficos (de Paul Brown, lo mismo que el intemporal vestuario) que remiten tanto al Egipto de la obra como a la actualidad estadounidense (con una evocación parcial, gigantesca, de la estatua de la Libertad) están manejados con habilidad. La espectacularidad de los primeros actos, viene después matizada por el director, adaptándose a la intimidad del relato cuando los personajes, alejados del oropel, se han de enfrentar a sus problemas y a sus desencuentros. Vick se toma algunas libertades, como prescindir de fragmentos que reducen la duración de la ópera alrededor de unos quince minutos. Rizzi da cuenta de su experiencia y afinidad verdianas al frente de unos flexibles elementos orquestales y corales y de un equipo que ha de adaptarse a este enorme espacio tan diferente del escenario convencional, y que en realidad se erige como el verdadero motor de la velada. Un equipo que cumple en general sumando corrección con buena voluntad. El trabajo más interesante es el de Tamar, en una parte de mezzosoprano que, sin embargo, ha de esperar a su gran escena del acto IV para demostrar, por si era necesario, su poderoso talento dramático. Serjan desarrolla una Aida de total dignidad. La parte no le ocasiona problemas de registro, la voz es atractiva y canta con apreciables intenciones. Pelizzari se resiente en las partes más dramáticas, dado que su voz suena demasiado lírica para algunos estados de ánimo del personaje, pero en general (el físico le ayuda) su Radamès puede disfrutarse si no se entra en muchas consideraciones. Short y Martirossian sacan adelante sin problemas, aunque sin especial brillo, sus respectivas partes y Paterson compensa de alguna manera la modestia de sus medios baritonales con un fraseo y unas intenciones de inmediato evidentes. Un equipo en general competente, aunque es la grandiosidad del espectáculo lo que domina el tinglado, que capta con acierto Breisach, habitual realizador afecto a los montajes filmados desde la Ópera de Zúrich. Fernando Fraga C/ Fernández de los Rios, 50 - 28015 Madrid -Tel.: 91 543 94 41. Fax: 91 543 94 74 [email protected] www.elargonauta.com 91 258-DISCOS + pub 19/11/10 14:50 Página 92 ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS 92 Albinoni: Conciertos. Standage. Chandos. . . . .62 Alwyn: Música de cámara. Plane/Gould. Naxos. . . .59 Bach, C. P. E.: Sinfonías. Talpain. Brilliant. . . . . . .63 — Sonatas. Spányi. BIS. . .63 — Sonatas. Driver. Hyperion.63 Bach. J. S.: Cantatas, vol. 11. Gardiner. SDG. . . . . . . .62 — Sonatas para viola da gamba. Ghielmi. Ars Musici. .62 Barroco en Polonia. Alla Polacca. Ars Produktion. 84 Bartoli, Cecilia. Mezzo. Sospiri. Decca. . . . . . . . .84 Beethoven: Cuartetos, vol. 3. Tokio. H. Mundi. . . . . . .64 — Sonatas para violín y piano. Capuçon/Braley. Virgin. . . . . . . . . . . . . . . .63 — Sonatas para violonchelo y piano. Singer/Pantillon. Claves. . . . . . . . . . . . . . .63 Berg: Piezas. Lieder. Iven/ Albrecht. Pentatone. . . . .64 Bizet: Sinfonía. Järvi. Virgin.64 Borodin: Cuarteto 1. Borodin. Onyx. . . . . . . .64 Brahms: Concierto para piano 2. Sinfonía 4. Lifschitz/ Fischer-Dieskau. Orfeo. .65 — Sinfonía 4. Gardiner. SDG.66 — Sonatas para violín y piano. Mutter/Orkis. DG. . .90 Brian: Sinfonías 11, 15. Rowe/Leaper. Naxos. . . .59 Bruckner: Sinfonía 8. Thielemann. Profil. . . . . .66 Butterworth: Canciones. Williams/Burnside. Naxos.59 Camarero: Vanishing point. Hirsch. Kairos. . . . . . . . .67 Camino de Santiago. Música Antigua Friburgo. Christophorus. . . . . . . . .61 Cage: Melodies. Seidel/ Schleiermacher. MDG. . .66 — Études boreales. Simonacci, Gabriella Morelli. Brilliant. . . . . . . . . . .66 Casella: Sinfonía 2. La Vecchia. Naxos. . . . .68 Cassadó: Canciones. Mathéu/McClure Klassic. 67 Chaikovski: Lago de los cisnes. Semionova, Jermakov/Fedoseiev. Bel-Air. . .90 Charpentier: David y Jonatán. Dahlin, Macliver, Robinson/Walker. Abc. . . . . . .68 Cherubini: Misas. Muti EMI.69 — Réquiem. Bernius. Carus.69 Comellas: Sonatas de París. McClure. Klassic. . . . . . .68 Continencia inglesa. Chant 1450. Christophorus. . . . .61 Couperin, L.: Suites. Rousset. Aparte. . . . . . . .69 Cras: Canciones. Perruche Peintre/Schnitzler. Timpani. . . .70 Debussy/Dutilleux/Ravel: Cuartetos. Arcanto. Harmonia Mundi. . . . . . . . . . . .70 Dvorák: Sinfonía 6. Van Steen. MDG. . . . . . .70 — Sinfonía nº 7. Fischer. Channel. . . . . . . . . . . . .70 — Sinfonías 8, 9. Fischer. Channel. . . . . . . . . . . . .70 Edición Fischer-Dieskau. Obras de Beethoven, Brahms y otros. Audite. .84 Entre cantabile y sonabile. Obras de Kagel, Erkoreka y otros. Wiegers. Verso. . .85 Festival de música de Milán. Obras de Xenakis, Kurtág y otros. Asbury. Stradivarius.58 García Morante: Canciones. De los Ángeles/Colomer. Tritó. . . . . . . . . . . . . . . .71 Giordano: Fedora. Freni, Domingo, Corbelli/Gavazzeni. Arthaus. . . . . . . . . .90 Godard: Tríos. Parnassus. MDG. . . . . . . . . . . . . . . .71 Gounod: Nonne sanglante. Vassalli, Bergorulko, Atmanchuk/Bäumer. CPO. . . . .72 Gregoriano esencial. Asensio. San Pablo. . . . . . . . . . . .85 Gregoriano popular. Asensio. San Pablo. . . . . . . . . . . .85 Haendel: Judas Maccabæus. Rial, Duchonova, WajdaChlopicki/Beck. Deutsche H. Mundi. . . . .73 — Ombra cara. Mehta/ Jacobs. Harmonia Mundi.72 Harmoniæ sacræ. Cantatas alemanas del XVII. Blaziková, Kooij/Van der Velden. Ramée. . . . . . . . . . . . . . .85 Haydn: Conciertos. Montanari/Dantone. Decca. . . . . .73 Hayes: Pasiones. Tubb, Hofbauer/Rooley. Glossa. . .72 Huré: Sonata. Quinteto. Koch, Jude/Louvigny. Timpani. .73 Holst: Planetas. Boult. EMI.60 In Passione Domini. Obras de Valkestijn, Bartlink y otros. Heller/Van der Meel. Aliud.86 Insula felix. Morent. Christophorus. . . . . . . . .61 Ireland: Sonatas para violín. Gould/Frith. Naxos. . . . .59 Janácek: Excursiones del Sr. Broucek. Vich, Zídek Kocí/ Neumann. Supraphon. . . . .74 Jones: Lecciones. Meyerson. Glossa. . . . . . . . . . . . . . .75 Khachaturian: Espartaco. Khachaturian. EMI. . . . . .60 Kurtágonals. Obras de Hortobágyi, Kurtág jr. y otros. Kurtág jr./Lengyelfi. ECM. . .86 Lemeland: Sinfonía 6. Tardue. Skarbo. . . . . . . .74 Ligeti: Cuartetos. Artemis. EMI. . . . . . . . . .60 Liszt: Coros masculinos. Bubnó. BMC. . . . . . . . . .74 Love Songs. Canciones de Mehldau, Ferré y otros. Von Otter/Mehldau. Naïve. . .86 Mahler: Sinfonía 2. Schwanewilms, Braun/Nott. Tudor.75 Markevich: Obras para orquesta, vol. 5. LyndonGee. Naxos. . . . . . . . . . .75 Martin: Sinfonía concertante. Sloane. MDG. . . . . . . . .76 Menotti: The Consul. Neway, Powers, McNeill/Sanzogno. Naxos. . . . . . . . . . . . . . .76 Morales-Caso: Canciones. Yepes/Gifford. Verso. . . .76 Moulu: Misas. Rice. Hyperion. . . . . . . . . . . .76 Mozart: Conciertos para piano y orquesta, vol. 6. Zacharias. MDG. . . . . . .77 — Conciertos para piano 20, 27. Kissin. EMI. . . . . . . .77 — Idomeneo. Streit, Blancas Gulín, Tamar/Guidarini. Naxos. . . . . . . . . . . . . . .77 Música de cámara. Obras de Abel y J. C. Bach. Gardellino. Accent. . . . .87 Música y poesía en San Gall. Secuencias y tropos del s. IX. Vellard. Glossa. . . . . .87 Musical sun of southern Europe. Fandangos y otros. Puyana. Sanctus. . . . . . .88 Myslivecek: Quintetos y Octetos. Van Heerden. CPO. . . . . . . . . . . . . . . .78 Nicolai: Alegres comadres de Windsor. Proebstl, Engen, Holm/Knappertsbusch. Orfeo. . . . . . . . . . . . . . .78 Operetas. Varios. CPO. . .60 Paminger: Motetes. Stimmwerck. Christophorus. . .61 Pärt: Sinfonía 4. Kaljuste. ECM. . . . . . . . . . . . . . . .78 — Summa. Dubeau. Analekta. . . . . . . . . . . . .78 — Tabula rasa. Little. EMI. 60 Philips: Cantiones sacræ. Marlow. Chandos. . . . . .79 Prokofiev: Sonatas para violín y piano. Berman/Mamikonian. Dynamic. . . . . . . .79 Puccini: Bohème. Gerzmava, Viviani, Dukach/Nelsons. Opus Arte. . . . . . . . . . . .91 Reimann: Melusine. Mild, Erbe, May/Hirsch. Wergo.58 Rheinberger: Wallenstein. Athinäos. Christophorus. 79 Rosemüller: Vísperas venecianas. Paduch. Christophorus. . . . . . . . .61 Rossini: Barbiere di Siviglia. Pastori, Monti, Panerai/Giulini. Immortal. . . . . . . . .91 Roussel: Sinfonía 4. Denève. Naxos. . . . . . . . . . . . . . .79 Santiago a cappella. Gardiner. SDG. . . . . . . . . . . . .88 Schreker: Sinfonía de cámara. Welser-Möst. EMI. . . . . .60 Schumann: Concierto para piano. Helmchen/Albrecht. Pentatone. . . . . . . . . . . .80 — Concierto para violonchelo. Fournier/Fricsay. Cascavelle. . . . . . . . . . . .80 — Fantasía para violín y orquesta. Neudauer/González. Hänssler. . . . . . . . . .80 — Sinfonías 2, 3. Gielen. Hänssler. . . . . . . . . . . . .81 Schütz: Musikalische Exequien. Messori. Brilliant. 81 Scott: Sonatas para violín. Howick/Rahman. Naxos. 59 Shostakovich: Sinfonía 7. Temirkanov. Signum. . . .81 — Tríos con piano. BIS. . .81 Siete pecados capitales de Jeronimus Bosch. Grijp. Globe. . . . . . . . . . . . . . .88 Stabat Mater. Jaroussky/ Lemieux. Virgin. . . . . . . .88 Szymanowski: Concierto para violín 1. Sinfonía 3. Tetzlaff/Boulez. DG. . . . .82 Tangos, habaneras y otras milongas. Obras de Piazzolla, Ginastera y otros. Torres-Pardo/Assai. DG. .89 Telemann: Oberturas. Capriccio de Basilea. Tudor. . . .82 Tüür: Sinfonía 6. Tali. ECM.83 Vaughan Williams: Fantasía. Barbirolli. EMI. . . . . . . . .60 Verdi: Aida. Serjan, Pelizzari, Tamar/Rizzi. Unitel. . . . .91 — Macbeth. Varios. . . . . .56 Vitali: Sonatas. Cozzolino. Brilliant. . . . . . . . . . . . . .83 Voces celestes. Música de salón del Segundo Imperio. Moreau/Dupoux. Calliope.89 Wagner: Lieder. Brueggergosman/Welser-Möst. DG. .83 Zemlinsky: Cuartetos. LaSalle. Brilliant. . . . . . .83 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 93 D O S I E R H Infografía: Ivanpascual.co ace cinco años celebrábamos los veinte de SCHERZO pasando revista a la evolución de la vida musical española a lo largo de aquellas dos décadas. Lo hacíamos ordenadamente, por géneros, tratando de que cada aspecto de nuestra realidad estuviera suficientemente representado. Ahora, cuando cumplimos el cuarto de siglo, un amplio grupo de colaboradores especialmente cercanos a nuestra revista reflexionan sobre el pasado, el presente o el futuro a partir de una letra del alfabeto que es, a su vez, la primera de una palabra que sirve como pretexto. El temor, la esperanza, el elogio o la ironía se dan cita en estas veintisiete piezas cuya suma quiere ser, desde un presente difícil, un resumen de lo que fue y un anticipo de lo que vendrá. 93 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 94 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS EL MALO DE BUEN CORAZÓN Museo del Prado, Madrid A Administración Detalle de El cambista y su mujer de Marius van Reymerswaele, 1539 T 94 al como veíamos hace cinco años, cuando SCHERZO cumplía veinte, las administraciones públicas han sido imprescindibles en el innegable cambio que se ha producido en el mundo musical español. La iniciativa privada siempre ha sido débil en cultura y en muchas cosas. En España hay una “cultura” que consiste, según expresión ya celebrada, en ser liberal para vender y proteccionista para adquirir. Nuestra mentalidad tiene algo que ver con la francesa: el papá Estado, siempre el papá Estado. Pero con una vitalidad cultural muy inferior a la de Francia. El patrocinio es una práctica rara entre nosotros. Los posibles patrocinadores dicen que no se les estimula mediante normativa. El Estado se retiene porque conoce al patrio, y conoce la tropa. Madre mía, qué tropa la de la iniciativa privada española en materias culturales. Sabemos que la subvención se ha convertido en un componente esencial de ciertas producciones, y que no hay estreno si no hay subvención. De manera que conseguir subvenciones se ha convertido en una especialidad que no todo el mundo domina. Por ejemplo, los artistas con talento no suelen especializarse en ello, necesitan un administrador, el “otro yo”, el malo que todo buen corazón necesita, como Shen-Te necesita a Shui-Ta en La buena persona de Sezuán, la fábula china de Brecht. De manera que son las administraciones las que ponen en marcha determinados proyectos. Yo estuve destinado en el INAEM cuando San José Manuel de los auditorios puso en marcha el plan general. Además del plan general de auditorios, propiciado por el Ministerio de Cultura, este Departamento ponía su granito de arena en cuanto a equipamientos al plan de rehabilitación de teatros públicos del entonces llamado Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo. La idea del Plan general de auditorios era espléndida: las administraciones implicadas financiaban el proyecto. Hablo en general, porque había excepciones. Así, la Administración del Estado, el Ayuntamiento, la Comunidad Autónoma y, eventualmente, la Diputación Provincial, costeaban el auditorio en cuestión. La cosa se puso tan de moda que en un momento dado todos querían su auditorio, como todos querían su aeropuerto y más tarde su estación de AVE. Y se crearon las infraestructuras. Y ahí empezaron los problemas. Felizmente, digo: porque hay problemas que son signo de civilización y prosperidad: ahora había que mantener aquello, programar conciertos y funciones, conseguir público y hasta educarlo (a menudo en ciudades sin ningún pasado musical y escasísimo teatral, en el páramo ibérico). Mas tam- bién, ay, había que nombrar un equipo responsable de gestores. Y ahí empieza otro tipo de problemas. Las administraciones no pueden gobernar directamente. No existen, son nombres que les damos a unos organismos. En consecuencia, tienen que funcionar con personas. Y las personas son muy distintas entre sí. Hoy tienes un gestor que ama lo que hace y mañana tienes al oportunista inconsolable de la calle Ferraz o la calle Génova. O del batzoki o el carrer Còrsega. La lástima es que las administraciones convierten a menudo su auditorio, su teatro en el feudo, el cortijo, la caseta de feria para un listillo que está allí casi siempre por talentos ajenos a los del oficio artístico o de gestión. Y ya se sabe lo que se dice en la caseta de feria cuando llega la madrugada: “aquí entran mis amigos, sólo mis amigos, y están aquí hasta que se nos ponga en el moño, y esos de ahí enfrente se callan, ea”. Se me ocurre una solución. Hacer una petición a los partidos políticos: por favor, no nombren compañeros de cama, a trileros de taifa, nombren a gente honesta, a artistas de talento. No, ése que usted dice no lo es, aunque usted quiera creerlo. Aunque sea su amigo del alma y haya trabajado con usted en viejos proyectos. Hay gente bella en ese mundo de Talía y Euterpe y Erato y Terpsícore, los golfos son una minoría. Caramba, si son una minoría, nombren ustedes de los otros. Lo que se ha conseguido en infraestructuras, en orquestas, en ciclos y en cultura musical y teatral por toda España podría ser de auténtica importancia y trascendencia tan sólo con cuidar un poquito ese detalle. Lo multiplicaría, surgirían otros talentos, ahora ahogados por el cortijero eventual. De momento, hay pocos signos. Uno muy reciente, vinculado a esta casa, es muy de resaltar. Pero dirían ustedes que nos ciega la pasión, ay. En fin, que conste que no hemos señalado a nadie. No hace falta. Oiga, no se ofendan todos ustedes. Ya sé que esto es un fenómeno… ejem… aislado. No está de más “evocarlo”. Como la música es algo muy distinto del teatro, aunque sólo sea porque tocar mal un instrumento requiere muchos años y tocarlo bien toda una vida, les proponemos el tratamiento que varios colegas le dimos a la cuestión en otro medio, Las Puertas del Drama, nº 37, en que tratábamos de la programación como fenómeno, qué cosas, con pretensiones artísticas en sí mismo: http://www.aat.es/publicac/i ndex_pub_revista.html Santiago Martín Bermúdez 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 95 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Bolo EL SIGNO DE LOS TIEMPOS L B os académicos de la Española no han sido nunca muy músicos y han aportado poco a la precisión del léxico musical. El teatro, sin embargo, como género literario que es, les pilla más cerca y les permite alardes de precisión como ésta: “Bolo. Reunión de pocos y medianos cómicos que recorren los pueblos para explotar alguna obra famosa”. Es esta séptima acepción, la de actuación rebajada de exigencia, la que ha pasado a los atriles y se ha impuesto en el mundo de la música. En música, un bolo es un concierto alimenticio que los músicos organizan y ensayan (poco) en sus ratos libres y dan en plazas de poca obligación. El público recibe gato por liebre, porque se le birlan los pasajes difíciles y se le echan a la cara, exagerados, los momentos efectistas. En una palabra: en música, “bolo” es un insulto. En teatro, no necesariamente. La Academia admite esta otra acepción, la octava, que predomina hoy en el lenguaje de los teatreros, pero resultaría falsa, por digna, en un contexto musical: Compañia musical de Anthonie Palamedesz, 1660 “Bolos. Representaciones que, en escaso que acaba de salir de la escuela, pero su influencia crece rápinúmero, ofrece una compañía teatral para actuar en una o damente en su ánimo al pasar de los años. Digamos que, su varias poblaciones con el fin de aprovechar circunstancias principal objetivo en la vida, que al principio es la riqueza que se juzgan económicamente favorables”. O sea, bolos espiritual, o musical, se va convirtiendo con el tiempo en igual a representaciones sueltas. No necesariamente malas. riqueza material, o dineraria. Es la humana condición. MúsiA mediados de los años ochenta, cuando vino al mundo cos o no, todos fosilizamos en vida: excretamos partículas revista SCHERZO, las formas más toscas de bolo musical vivas y las sustituimos por partículas de piedra. Podemos castigaban, sobre todo, las casas de cultura de nuestros decirlo también de otra manera, acudiendo a la extraña aritpueblos pero también los teatros de nuestras ciudades. Con mética que rige la agrupación de seres humanos: la suma de heroicas excepciones, el camelo menudeaba allí donde el las purezas individuales de los músicos de una orquesta da público estaba más indefenso: en la música de cámara y en como resultado una gran impureza colectiva. Reunidos, los la música contemporánea, pero tampoco faltaba la estafa — generosos se vuelven mezquinos, deseosos de tocar, porque porque eso es lo que es un bolo— en el género sinfónico. ahí pillamos, y renuentes a ensayar, porque ahí palmamos. De entonces acá la situación musical ha dado un vuelco. La estafa de hoy, en España y en todo el mundo, porDisponemos de músicos mucho mejores y mucho más proque en eso nos hemos normalizado rápido, es la tendencia fesionales. En vez de seis o siete, tenemos veintitantas a no ensayar. El fantástico aumento que ha experimentado orquestas sinfónicas dignas de ese nombre, algunas de ellas la calidad de los músicos no se aplica a mejorar la tensión muy buenas; tenemos cuartetos de cuerda que giran por el musical de los conciertos, sino a disminuir el número de mundo con gran éxito tocando Arriaga, pero también Beetensayos. En muchos casos, ni siquiera hay mala fe: es una hoven, Haydn y Bartók; tenemos una docena de pianistas cuestión objetiva, presupuestaria: un ensayo de orquesta es, de alto nivel; tenemos auditorios y teatros envidiables y, sencillamente, demasiado caro. Sepan ustedes que, cuando sobre todo, tenemos una nómina impresionante de abonavan a un concierto de cualquier orquesta, incluso las de dos a las temporadas de nuestras orquestas y óperas. campanillas, (¡sobre todo las de campanillas!), no están reciCada vez son menos y más recónditos los bolos guarris, biendo el 100 por cien de lo que esos músicos llevan denen los que tres o cuatro músicos “medianos” le toman el tro, sino sólo la porción que ha podido aflorar en poquísipelo descaradamente al personal. Pero el bolo sigue ahí. mas horas de ensayo. Como Alien, es indestructible, y nunca muere sin dejar semLa situación es triste en general, pero se vuelve insultanbrada una semilla. te en el caso de los conjuntos de instrumentos de época El alien/bolo de hoy es un bolo elegante. Lo dan músicos (¡sobre todo, insisto, los de campanillas!). Si yo fuera probien formados, cultos incluso, que hablan idiomas y que, gramador, publicaría en el programa de mano el plan de cuando quieren, tocan de cine. Pero quieren poco. Ya no disensayos que esa orquesta de nombre tan bonito ha realizatinguen entre conciertos serios y bolos, porque son grandes do para este concierto o esta gira. Y, en la página de al profesionales y ahí está el quid de la cuestión. Son profesiolado, pondría el número de músicos que se han incorporanales, venden su talento al mejor precio posible. Sobre ellos do al “bolo” hoy mismo, directos del avión a los diez minuse cierne implacable la ley del mínimo ensayo: R=C/E, la titos de prueba acústica y al concierto. Es el signo de los riqueza de un profesional de la música, o de un conjunto de tiempos. Démonos todos por estafados. ellos, es directamente proporcional al número de conciertos dados e inversamente proporcional al número de ensayos hechos. Esta ley no afecta apenas al músico joven y talentoso Álvaro Guibert 95 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 96 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS 96 EL CALVARIO esde que hace treinta años, alertado por Enrique Franco —que los había localizado—, corrí a una librería de viejo para adquirir los agotadísimos tres volúmenes en los que, con el título de Treinta años de crítica musical, se recogen los artículos de José María Esperanza y Sola (Madrid, 1834-1905) publicados en La Ilustración española y americana, no hay vez que me surja un tema relacionado con la música que se hacía en España a finales del ochocientos, o con los grandes nombres del siglo romántico español y europeo, que no abra esos libros donde cabe encontrar información amplia, sesudas opiniones “en caliente” y, sobre todo, reflexiones que permiten acercarse a la manera en que se vivía aquí el hecho musical en las tres décadas finales del siglo XIX. Hace algunos años —menos—, y gracias a los trabajos sobre Adolfo Salazar (Madrid, 1890 - México, 1958) llevados a cabo por el profesor Emilio Casares, que incluyeron un arduo esfuerzo recopilatorio, pude consultar centenares de críticas musicales publicadas por Salazar en el diario El Sol en los años de la República. Estos artículos, además de mostrar una lucidez y altura intelectual dignas de admiración, conservan su validez, enseñan mucho sobre cómo analizar el presente e informan cumplidamente sobre cómo fue la vida musical española en los decenios de pre-guerra. Adolfo Salazar es el “hermano mayor”, el “padre” o el “abuelo” de cuantos hemos ejercido o ejercemos el oficio de crítico musical en España desde que acabó la guerra y casi hasta hoy, y es un hecho que sus críticas y artículos de prensa, ya sea para alinearse con sus opiniones, ya para ponerlas en entredicho, podrían seguir funcionando como referencia y como fuente de información si existiera ese libro que pusiera a mano la aportación de Salazar en el campo de la crítica diaria. Servidor de ustedes, como discípulo que es de Federico Sopeña y Enrique Franco, pertenece a la generación de “nietos” de Salazar, y sufrió mucho en las dos etapas distintas y distantes en las que ejerció la crítica en prensa diaria. También disfrutó, claro, pero en esta ocasión se le ha encomendado que trate del calvario de la crítica musical hoy y aquí… Causa del sufrimiento: la percepción de que, por motivos físicos y hasta metafísicos, no se podía ni intentar seguir el ejemplo de nuestros ilustres predecesores. Entre los motivos “físicos” me refiero, fundamentalmente, a la falta de espacio concedido por los diarios a la Música —que ha ido disminuyendo progresivamente en los últimos tiempos— y, entre los “metafísicos” al desinterés —que, en cambio, ha ido creciendo— que los medios periodísticos globalmente considerados muestran por el objeto de nuestro trabajo, o sea, por la Música. Hacer una relación de ejemplos y anécdotas que pusiera de relieve los condicionamientos y cortapisas con las que un crítico que ejerza actualmente en una capital con oferta musical importante se encuentra en la brega diaria con su medio podría ser divertido, pero no me apetece, ni tenemos suficiente espacio (¡!). Sí voy a contar, en cambio, dos experiencias personales —vividas no como crítico, sino como musicógrafo— que nos abocarán a una triste conclusión. Una: al llevar a cabo el necesario acopio de datos para la realización de varios libros biográficos sobre compositores españoles de nuestro tiempo, he tenido que recurrir de manera constante e imprescindible a una misma fuente: la Mauritshuis, La Haya C D Crítica Joven componiendo de Gabriel Metsu, 1662-1663 generosa sección de música que en ABC mantuvo con denuedo y profesionalidad Antonio Fernández-Cid, quien hizo innumerables críticas, crónicas y gacetillas asumiendo con inteligencia el papel que él podía cumplir mejor que nadie, a saber, el de informar, con criterio, de “todo” cuanto ofrecía la actividad concertística y musical en Madrid, y con muy abundantes extensiones al resto de España. Y cuando comprobó que la actividad concertística madrileña exigía poseer el don de la ubicuidad, del cual carecía, se procuró el óptimo apoyo del recientemente fallecido Leopoldo Hontañón y de Antonio Iglesias, nuestro decano. Dos: buscando un día material sobre la etapa juvenil de Óscar Esplá, di con un artículo del maestro Salazar en El Sol, en el cual informaba del estreno de Don Quijote velando las armas, poema sinfónico del compositor alicantino. El artículo (diciembre de 1924) incluía un amplio, despacioso, reflexivo comentario de la obra, comentario que, en determinado momento, entraba al trapo del análisis: ante mis maravillados ojos, que no daban crédito, topé con un pentagrama en el que se reproducían los compases de la partitura a los que se estaba refiriendo el maestro de la crítica. Por entonces yo estaba en etapa de crítico militante en prensa diaria y no pude contener una sonora carcajada… pronto apagada para dar paso a alguna lagrimita. Conclusión: actualmente tenemos una vida musical (o, mejor dicho, concertística) mucho más rica (o, mejor dicho, abundante) que la de antaño, pero lo que estamos haciendo los críticos musicales en la prensa de hoy dará muy poco servicio a los que en el futuro estudien la vida musical de estos años, porque en nosotros no encontrarán el comentario analítico ni la reflexión despaciosa, sino información dispersa, apresurada, escueta, a menudo referida a “sucesos de concierto” más que a música y en modo alguno exhaustiva: antes al contrario, con inexplicables vacíos informativos. No servirá. José Luis García del Busto 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 97 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Discos MOMENTO DULCE H D asta el más pesimista ha de reconocer que mucho han cambiado las cosas en el terreno discográfico durante este último cuarto de siglo en lo que a la música española se refiere. Cuando esta revista empezó su andadura hace 25 años, rastrear grabaciones de nuestra música en los anaqueles de los establecimientos especializados se reducía a encontrarse con la Colección de Música Antigua Española de Hispavox, los discos de Etnos y Ensayo, algunos nombres sagrados presentes incluso en firmas extranjeras, guitarra y zarzuela. En cuanto a los repertorios barroco, clásico y romántico la situación era paupérrima, tanto como en lo relativo a música contem- Mujer escondida escuchando de Nicolaes Maes, 1655 poránea, representada por Halffter por solistas de la ORCAM, de inminente aparición). los estimables intentos de ACSE, EMEC, Gasa, el Círculo de Pero si el panorama discográfico de nuestro legado Bellas Artes (con el Grupo Círculo y José Luis Temes) y musical ha cambiado sustancialmente en estos últimos 25 algunos pocos más debidos a sellos pequeños de efímera años es en lo concerniente a su prioritaria y decidida atencirculación. ción a los repertorios antiguo y contemporáneo. Nunca hasUno de los factores que ayudaron a facilitar la realizata ahora habíamos podido disfrutar de grabaciones tan forción de iniciativas discográficas de cierta enjundia fue el midables como las que han forjado los fondos de catálogo fortalecimiento de la red de orquestas autonómicas. Así, la de Glossa (cada vez más abierta a propuestas singulares), Sinfónica de Tenerife, la ORCAM, la JONDE, la Orquesta de Alia Vox (la marca de Savall), Almaviva (con sus DocumenValencia, la de Cambra Teatre Lliure (recuérdese su ciclo tos sonoros del patrimonio musical de Andalucía) y otras Falla en Harmonia Mundi) y muchas otras amplían su muchas discográficas independientes de nacimiento más audiencia más allá de sus lugares de trabajo habituales a la reciente como CDM, Arsis, Enchiriadis, Lindoro, Pneuma, vez que autores e intérpretes españoles comienzan a engroLauda, Alqhai & Alqhai, OBS (el sello de la Orquesta Barrosar los catálogos de algunos sellos foráneos: Turina en Claca de Sevilla), Música Antigua Aranjuez o RCOC (el de la ves, Del Campo y Montsalvatge en ASV, De Pablo y GuerreReal Compañía de Ópera de Cámara). ro en Col Legno, el Albéniz operista en Decca, Mompou y El apoyo decidido de la Fundación BBVA y Caja Madrid a Blancafort en Mandala, los registros de Jean-François Heisla difusión de la creación musical más reciente, traducido en ser en Erato y los dedicados a la dinastía Halffter en diverejemplares ediciones publicadas por sellos extranjeros (Neos, sos sellos son sólo una mínima muestra. Kairos) o nacionales (Verso), sumado al imparable crecimienLa pionera labor de la Fundación Caja Madrid (traducida to de compañías como la citada Verso (que acaba de grabar en los ciclos de Auvidis consagrados a la zarzuela y a buena la obra orquestal de Olavide) o Columna Música han permitiparte de la obra de Gerhard) se ha visto continuada en los do disponer de registros de calidad impensable sólo unos últimos años por los notables registros dedicados a los años atrás. El nacimiento hace poco más de un año de Anegrandes polifonistas del siglo de Oro (Guerrero, Morales, mos, patrocinado por el INAEM y publicado por Diverdi (el los ocho volúmenes de la edición Victoria) aparecidos en distribuidor que más ha trabajado y trabaja por la música diferentes compañías. Por otra parte, la celebración de aniactual), que acaba de lanzar al mercado su flamante segunda versarios y la reivindicación de autores olvidados ha permientrega, bien podría simbolizar el especial momento dulce tido disponer, por fin, de grabaciones solventes de la obra que, en estos momentos y pese a la delicada situación del de Arriaga (Fuga Libera, L’Oiseau-Lyre), Martín y Soler y mercado, vive la edición discográfica de nuestra música. Manuel García (Il Califfo di Bagdad). También es una exceMomento dulce que sólo la malhadada crisis y la drástica lente noticia que la Colección de compositores vascos reducción de patrocinios por parte de organismos oficiales y emprendida por la Sinfónica de Euskadi y Claves llegue en empresas privadas —como ya está pasando con las temporalos próximos días a su volumen 13 con una entrega consadas y ciclos de conciertos— podría amargar. Y eso sería, adegrada a Valentín Zubiaurre, a la que el próximo año seguirá más de triste e injusto, probablemente irreparable. un monográfico Pedro Sanjuán. Como lo es que los Spanish Classics de Naxos mantengan firme su rumbo con nuevos e interesantes capítulos (el Mompou inédito de Masó, Rodolfo Juan Manuel Viana 97 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 98 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS CONSOLIDACIÓN DE UN FENÓMENO Museo del Prado, Madrid E Especialistas Músico ciego de George de La Tour N 98 os preguntamos cómo hablar de especialistas en un arte que les pertenece justo a ellos. ¿No es un especialista cada solista instrumental o vocal que se sube a un escenario? ¿No es norma de la música la especialización? Resulta imprescindible pues acotar el término. Especialistas como francotiradores de ese repertorio que hasta hace apenas unas décadas era extramuros, estaba del lado de allá del museo virtual de la llamada música clásica. Para entendernos, todo lo que no tenía que ver con los grandes nombres populares, estaba antes de Bach o después de Stravinski. Justo cuando nacía SCHERZO, la música antigua era ya un fenómeno consolidado en buena parte de Europa, pero apenas empezaba a asomar la cabeza por España. Terreno ideal, como el de la creación contemporánea, para el especialista. Si en la contemporánea han sido los compositores los que recientemente han llevado el peso de la internacionalización de la música española, con el apoyo de algún director (léase Arturo Tamayo) y en menor medida de unos conjuntos de calidad creciente pero con muchos más problemas para sobresalir fuera del ámbito nacional, en la música antigua la nómina de solistas que han conseguido triunfar en el mundo no es demasiado amplia, pero incluye algunos nombres que no deberían pasar inadvertidos. En 1985 Jordi Savall era ya por supuesto un personaje de fama internacional y su nombre tiene que figurar aquí, pero es que Savall resulta ser ¡el antiespecialista por excelencia! De la Sibila al folk sudamericano, de la polifonía renacentista a la Eroica, de la canción sefardita a la ópera clásica no hay terreno que el gran músico catalán no haya frecuentado, habitualmente con un éxito que se refleja bien en su legión de seguidores. Más cercano al concepto de “especialista” que aquí utilizo se encuentra sin duda José Miguel Moreno, el vihuelista-guitarrista-laudista madrileño que se ha impuesto en las grandes escenas de todo el mundo como solista de cuerda pulsada, en menor medida como director de diversos y efímeros conjuntos, pero también de forma clamorosa como creador del más internacional y exquisito de los sellos discográficos españoles, Glossa. Acaso por la españolidad reconocida de la guitarra, el ámbito de su familia instrumental ha sido en este tiempo bien defendido fuera de nuestras fronteras por algunos otros solistas de prestigio, como el sevillano Juan Carlos Rivera o el barcelonés Xavier Díaz-Latorre, éste vinculado mucho tiempo a la factoría Savall. Pero España también ha sido tradicionalmente tierra fértil en cantantes, un terreno que en el campo de la música antigua, y sin olvidar a veteranos como Josep Cabré o Josep Benet, miembros de algunos de los conjuntos de cámara más formidables del universo medieval y renacentista, viene dando frutos tan sobresalientes como los de Carlos Mena, el contratenor vitoriano que se ha hecho un nombre tanto en el ámbito de la música religiosa como camerística o teatral, o las sopranos Núria Rial, María Espada y Raquel Andueza, un trío que no cesa de conquistar nuevos espacios (también más acá del Barroco, lo que invalidaría mi caracterización de “especialista”, pero ya se sabe que a los cantantes se les perdona todo). Especialistas que no dejan de florecer a la luz de las nuevas condiciones sociales y económicas: cuando SCHERZO daba sus primeros pasos no existía en España un solo centro dedicado a la enseñanza reglada de los instrumentos antiguos; hoy las posibilidades son variadas, a la par que se han agilizado notablemente los mecanismos que permiten a muchos jóvenes estudiar en el extranjero sin necesidad de hipotecar su hacienda y la de sus mayores. Todo ello ha facilitado que nombres como los del violagambista sevillano Fahmi Alqhai, el del (inclasificable: ¿otro antiespecialista?) guitarrista bilbaíno Enrique Solinís, el de su paisano violonchelista Josetxu Obregón, el del fagotista alicantino Javier Zafra, el del teclista catalán Guillermo Pérez, el de la violinista ibicenca Lina Tur Bonet, el del flautista también sevillano Vicente Parrilla, el del clavecinista gallego Diego Ares, el del contratenor barcelonés Xavier Sabata o los de los asturianos hermanos Zapico (Aarón, Pablo, Daniel) traspasen ya fronteras con absoluta naturalidad y figuren asociados a conjuntos, salas, festivales y sellos discográficos de prestigio internacional, y ello a pesar de que el mayor de todos ellos no haya dejado aún atrás la treintena. Especialistas para un futuro que viene recio. Que se aten los machos. Pablo J. Vayón 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 99 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS F Futuro Y TODOS SERÁN FELICES Staatliche Museen, Kassel I gnoro qué extraños mecanismos mentales han llevado a que se encargue la F de Futuro a alguien tan veterano como yo, con mucho pretérito (imperfecto) y ya menos porvenir. Pero lo acaba de escribir de sí mismo uno de mis poetas favoritos: “Ahora que ya tengo más pasado que futuro me basta con seguir mi propia tradición” (Miguel d’Ors en su último libro, Sociedad limitada). Y eso es lo que ahora haré, no sin antes repensar un poco esto del pasado, del futuro y del presente en el que escribo (en el que vivo). A fin de cuentas, ¿existen estas entelequias? “No” —afirmaba tajante mi dilecto Torres Villarroel en 1752—, pues “si el tiempo presente fuera siempre presente y no pasara al futuro, no fuera tiempo, sino eternidad; [pero] el pretérito ya no es, el futuro no ha llegado, con que no fuera loca opinión negar el tiempo”. (OC, VIII, p. 34). Como “negar el tiempo” es un poco fuerte para un músico (y don Diego, como catedrático de matemáticas en el alma mater salmantina, lo era también un poco), me arriesgaré a hablar del futuro de nuestra música. Este es resumido en ocho puntos mi diagnóstico, optimista quizá: está basado en que “cualquiera tiempo pasado / fue peor”. 1º. No habrá polución acústica. Los alcaldes harán cumplir las normas a los demás y se las aplicarán a sí mismos, por lo que nunca más oiremos a ninguno de ellos pedir excusas “por las penalidades de la música” que él mismo había programado, sufridas por los vecinos en las pasadas fiestas. 2º. La educación musical fluirá con normalidad en todo el ciclo pedagógico, tanto en el general como en el profesional. Se habrá convertido pues en creencia afirmativa y generalizada aquel condicional inolvidable con el que comienza Noche de Reyes: “If music be the food of love, play on” (“Si la música es el alimento del amor, tañed”). 3º. Item más, y hablando de los conservatorios, se habrá disuelto ya, por innecesaria, la CEEAASS (Coordinadora de Enseñanzas Artísticas Superiores) que tanto nos hacía sufrir narrándonos “las penalidades de la música” en los Conservatorios Superiores: ya serán Facultades universitarias, tendrán autonomía, su bonito plan Bolonia y sus planes de estudio en él integrados, serán felices, etc. Y sólo emigrará el músico que así lo desee. 4º. La Real Academia Española, recordando que tuvo en su seno una vez (ya tan lejana) a un músico, Barbieri, y que ella no sucumbió en el intento, habrá repetido la experiencia, por lo que habrá afinado algunas de sus voces, músicas o no, que antaño estuvieron tan disparatadas o desdibujadas. 5º. La Real Academia de la Historia, percatándose de que nunca había acogido en su seno a un historiador de la música (sí ha tenido muchos historiadores del arte: Sánchez Cantón, Angulo, Chueca, Pita, Pérez Sánchez…, hasta tres al mismo tiempo), habrá puesto remedio a tan llamativa (y un poco despreciativa) ausencia. 6º. Habrá una subida espectacular del nivel de lectura entre los músicos, por lo que las editoriales españolas volverán a poner en marcha colecciones de asuntos filarmónicos, también devoradas por lectores no músicos cada vez más numerosos, que agotarán las / algunas ediciones. 7º. A la vista de lo anterior, la prensa no especializada dará inusitado vigor a la sección musical, y se volverá a escribir sobre música, y no como ahora sobre si Domingo dice adiós a Washington (ópera), si Pires hace como que se retira (dentro de dos o tres años), o si viene una orquesta Dos niños cantando de Frans Hals, 1625 israelí a Bayreuth, y cosas así de apasionantes. y 8º (para completar el diapasón). Los compositores españoles, como los intérpretes de más éxito, podrán vivir plenamente (no haciéndose muy ricos, eso también es cierto) de sus obras musicales, sin distraer su precioso tiempo en zarandajas. Se podría aducir que poco de lo que he contado tiene visos de convertirse en realidad, mas, como en el viejo chiste de “zapatos a un euro”, yo respondería: tal vez, pero ¿a que es bonito? Y no olvidemos —como ya advirtió Racine en el segundo prefacio de Andrómaca, tomándolo de un viejo comentarista de Sófocles— que “no hay que entretenerse en poner objeciones a los poetas porque hayan introducido algunos cambios en la fábula, sino que hay que dedicarse a considerar el excelente uso que han hecho de esos cambios y el ingenio con que han sabido acomodar la fábula a su asunto”. Pues si eso es partiendo de lo pasado, ¿cómo se me podría reprochar hablando del Futuro? Que así sea, hasta que venga Elías (es decir, por los siglos de los siglos). Amén. Antonio Gallego 99 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 100 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS TRANSFORMACIONES tampoco se sitúan sus estéticas cerca de las de los compositores de la generación que les sigue, es decir, la formada por Rueda, Posadas y Camarero. En los músicos de los 50, la adopción de estilos es muy diferente de uno a otro, por lo que no hay que hablar aquí de escuela. La dedicación a distintas ramas en torno a la música, como la dirección de orquesta en lo que respecta a Encinar o la gestión y programación musical (F. Guerra y Aracil), muy probablemente les ha impedido consagrarse más a la composición y la difusión de su propia obra. La más deslumbrante (y atípica) obra de este grupo de músicos es Mise en scène, de Encinar, por el aprovechamiento espacial de los instrumentos (alternancia de clarinetes bajos y clarinetes en si bemol) y por el desdoblamiento del solista en otros dos (especie de “doppelgänger”). Lo desazonador es que esta generación de Aracil, Encinar y Guerra ha pasado sin imponerse en los programas de conciertos (una generación “perdida”), mientras que la vertiente alternativa de Barber y Santos ha continuado su camino por la vía que ha seguido toda experiencia electroacústica y de arte sonoro en los últimos 20 años, es decir, paralela a la música instrumental convencional. Es ahí donde la generación de los 40 ha coincidido más con las siguientes, de manera que Polonio, con piezas maestras, como Un eclipse o A-roving y Berenguer (On nothing) han dado lo mejor de sí mismos aprovechando que la audiencia se ha diversificado con los años y ha aplaudido también las propuestas paisajísticas (Francisco López), performativas (Miranda) o intermedia (Iges). Antes que derrocarla, la nueva música surgida en torno a Barber ha visto cómo la generación nacida en los 30-40 ha presentado sus mejores obras en este período (los cuartetos de Halffter y Marco, Figura en el mar, de Luis de Pablo), alcanzando un estatus entre el público incuestionable. La generación que sigue a Guerrero es la que se ha visto más favorecida por el interés de las firmas discográficas y de los programadores de conciertos. Compuestas, en muchos casos, para ensembles, las obras de Sotelo, Sánchez-Verdú, Camarero o Posadas se han estrenado con relativa facilidad, en buena parte gracias a la franca disposición de los emergentes grupos instrumentales. Es en el trabajo estrecho con los intérpretes como estos autores nacidos entre finales de los 50 (López López) y los 70 (Mendoza) han cambiado la cara a la nueva música española, internacionalizándola con la inserción de rasgos autóctonos (Sotelo) y material proveniente de la cultura mediterránea (Verdú) hasta situarla en un mismo nivel de exigencia que hasta ahora parecía exclusivo de las modernas escuelas francesa o alemana: López López y su conocimiento al detalle de los timbres instrumentales. Frans Hals Museum, Haarlem G Generaciones Concierto de familia de Jan Miense Molenaer, 1630 E 100 n el año de nacimiento de SCHERZO, en 1985, la música española vive momentos de transformación como nunca antes había experimentado. La regular actividad de los compositores del ámbito instrumental se veía contestada por unos autores que se ofrecían como alternativa a un lenguaje que, según su punto de vista, se había encasillado al seguir la estela de las vanguardias de posguerra. De parte de Llorenç Barber o Carles Santos se proponía acercar el hecho sonoro al público. Bujaraloz by night, el tema pianístico de Santos, se convierte en estandarte de una estética en la que se dan la mano la herencia minimalista y una melodía consonántica. Sus performances, tanto al piano como en trabajos mixtos, de la misma forma que los de Barber, con su banda de improvisación Taller de Música Mundana, renuevan la idea del concierto clásico. La Orquesta de las Nubes, con Suso Sáiz al frente y Esplendor Geométrico, con su apuesta por la electrónica, significan un paso más por aligerar los materiales de la nueva música y acercarlos a oyentes de un gusto marcado por el pop. En esa tendencia, Eduardo Polonio graba su famoso disco para Linterna Música en 1987: Cuenca. Estamos ante compositores que nacen en los años 40, es decir, contemporáneos de Tomás Marco y Villa Rojo, lo que quiere decir que por primera vez, en una misma generación, hay una fractura estética importante. Coincide esta renovación de mediados de los 80 con una propuesta que lanza el Círculo de Bellas Artes a través del proyecto Talleres de Arte Actual, con la grabación de obras fundamentalmente compuestas por músicos nacidos en los 50: F. Guerra, Aracil, Turina, Encinar, Pérez Maseda… A pesar de haber nacido muy poco después de un autor de la trascendencia de Francisco Guerrero, ninguno de ellos guarda relación con el autor de Zayin, como Francisco Ramos 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 101 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Heterodoxias OCHENTA AÑOS ESPERANDO A GODOT Heterodoxo: disconforme con doctrinas o prácticas generalmente admitidas. (DRAE) H Museo Real de Bellas Artes, Bruselas L a música contemporánea lleva siendo contemporánea demasiado tiempo y los excesos se pagan. A inicios del siglo XX los creadores musicales más inquietos avisaban de que la práctica musical era muy conformista. Esto incluía el hecho de que esa práctica era una afición masivamente compartida y, como ahora se diría, un fenómeno de sociedad tan grande que no es posible hacerse idea sin buscar torpes comparaciones (el cine, la música popular…). Y ante tal conformidad con usos desgastados y fetiches, los creadores lanzaban la voz de alarma: una sociedad tiene que evolucionar, debe conocerse mejor y saber en qué clase de mundo vive, etc. Y como la mayoría difícilmente deja de ser conservadora, los creadores fueron ciñéndose el traje de la heterodoxia hasta llegar a ser ésta la posición dominante tras la formidable crisis de los años treinta y las consiguientes y devastadoras guerras. Así pues, los creadores inquietos (digamos ya su nombre: la vanguardia) asumieron todos (o casi) una actitud “generalmente admitida” entre ellos, pero muy difícilmente admitida en su relación con el público. Por lo que en el seno de la familia de compositores apenas se podría hablar de heterodoxia, pero el conjunto mismo de creadores resultaba heterodoxo respecto a la sociedad. Ahora bien, dada la unanimidad de las corrientes innovadoras en materia de lenguaje musical, también se podría decir que los “disconformes con doctrinas o práctiDetalle de La caida de los ángeles rebeldes de Pieter Bruegel el viejo, 1562 cas generalmente admitidas” eran los públicos y, por tanto, heterodoxos en la acepción del DRAE. Boulez prepararía una ópera, ¡él mismo!, sobre Esperando a Y como nadie se ha apeado de sus posiciones, la disGodot, de Beckett, para Milán en 2015, tendría entonces 90 conformidad se ha terminado convirtiendo en un gigantesaños si el proyecto se realiza. Esto convertiría al gran “marco desierto que ya nadie sabe cómo atravesar. En una orilla, tillo” de heterodoxos de su propia ortodoxia en el restauralos otrora heterodoxos compositores se lamentan casi metador de un género que habría desaparecido todo el tiempo físicamente de la imposibilidad de vérselas con los viejos de su larga vida. En suma, en su inventor, ya que no hay rivales, mientras que en la otra, los públicos se han adocecontinuidad después de 90 años de desaparición de un nado hasta extremos gigantescos y palían su sed de estímugénero (80 años, si tomamos el fiel de 1935). los musicales con una pavorosa enormidad de música ¿Es esto sensato? No hay nada que reclamar a quien popular que apenas sabe salir de un bucle infernal que le parece que ha dicho esto. Después de todo, un artista tiene lleva una y otra vez al solipsismo adolescente. derecho a decir cosas que sirvan para justificar su propia Pues bien, ¿algo de culpa tendrán ambas partes? Y mienpostura creadora. Pero, ¿cómo implica esto a los demás? Y tras vamos intentando reconocerlo, bueno será que nos los demás somos todos, el público que, evidentemente, despojemos del ajado traje de heterodoxos, ya que nadie también ha debido de desaparecer en tanto tiempo muerto; sabe actualmente con qué está disconforme. los otros creadores que han hecho centenares, si no miles, ¿Que éste es un discurso viejo? Veamos. Hace días, de óperas en esos años de desierto. Bueno… que cada palo encuentro, vía Internet, una declaración del octogenario aguante su vela; pero no nos extrañemos de los llenos de Pierre Boulez en la que parece que dice (no me suelo fiar Mamma mia! y del enrevesado mundo de la creación lírica de estas breves declaraciones cogidas con alfileres, aunque contemporánea, oscilando entre posiciones nostálgicas de su estilo se reconoce) que no se ha hecho nada en ópera indigesta asimilación y experimentos cuya metáfora princidesde 1935. ¿Por qué ese año? Antes se decía masivamente, pal sigue siendo la de que aún estamos buscando cómo en las filas de la vanguardia y su herencia, que la ópera resucitar al muerto. Y si el público sigue siendo analfabeto había muerto en 1925. Quizá esta última fecha, la del estreen proporción creciente, preguntémonos los creadores si no de Wozzeck, eliminaba a la otra ópera de Alban Berg, somos totalmente inocentes de la catástrofe. 80 años espeLulú, y el canon vanguardista no puede renunciar a la rando a Godot son muchos años y no pasan en balde. “segunda”. Digamos, de pasada, que 1935 es el año de la muerte de Berg, no el del estreno de Lulú, pero pelillos a la mar. Esa declaración está enmarcada en otra más solemne, Jorge Fernández Guerra 101 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 102 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS O EL ARTE DE EMPEZAR añadiendo otros espacios de nueva planta y muchos teatros reformados, lo que generó un patrimonio que, cercano el siglo XXI, alcanzaba el medio millar de recintos. Luego todo fue llenarlos de música, crear orquestas hasta llegar a la treintena en todo el país y favorecer a otros grupos más pequeños a semejanza de aquellos que entonces aparecieron: el Grupo Círculo (1983), el Grup Instrumental de València (1984) y la Orquestra de Cambra del Teatre Lliure (1985). Es fácil de entender que en ese contexto surgiera la revista SCHERZO (1985) y que tuviera éxito. El público también estaba dispuesto a experimentar. Las razones son lo de menos, ya fuera por verdadera afición, por compromiso o por simple esnobismo, que siempre lo hay. Cómo si no explicar, por ejemplo, la sorprendente aparición de miles de aficionados que agotaron en horas los abonos puestos a la venta poco antes de inaugurarse el Teatro Real en 1997. Quizá porque se sucedieron años de abundancia, en los que hasta las carencias se ocultaban bajo el paraguas protector del éxito proporcionado por el entorno. Todo aquello ha pasado y hoy se comparte la agridulce sensación de felicidad por la edad alcanzada y de temor ante el impredecible futuro. De nuevo, la música española es hija de las circunstancias. Lo malo es que estas ya no son favorables y mientras la coyuntura externa encuentra justificación en la crisis económica internacional, la interna deja aflorar inquietantes problemas estructurales, muchos de ellos consecuencia del desgaste y de la falta de previsión durante los mejores años. Se observa con atención el envejecimiento del público, incluyendo a los abonados que sin herederos reconocidos acuden a los ciclos y temporadas; la comodidad de algunas programaciones que se refugian en una retórica facilona; la escasa ambición de las organizaciones, desde las orquestas a los teatros, que durante años han vivido de un presupuesto asegurado y que ahora tienen que conquistar a espectadores y patrocinadores; la promoción que todas ellas hacen con herramientas torpes, caras y desfasadas, en un momento en el que en otras áreas se investiga el beneficio de la web 2.0 o el marketing ilustrado; el fuerte carácter individualista de la composición española… Pero, sobre todo, la falta de proyección social de la música abandonada por los medios de comunicación y transmitida a los más jóvenes a través de planes pedagógicos que no pasan de ser conciertos entretenidos para complemento de una educación general empeñada en formar analfabetos musicales. En un gesto freudiano podría hablarse de los deseos insatisfechos, lo cual sería tanto como apelar a la creatividad, es decir, a romper la rutina trayendo el futuro al presente. En definitiva, a imaginarlo. Musée du Louvre, Paris I Imaginación Detalle de Las bodas de Caná de Paolo Veronese, 1563 H 102 ace veinticinco años el mundo musical español era muy distinto al actual. Menos abundante aunque riguroso, comprometido y peleón. Sin duda, más entusiasta. La historia ha colocado en un lugar destacado lo sucedido en aquellas fechas en las que ideas, proyectos y realizaciones se sucedían a borbotones impulsadas por el deseo de componer otra realidad. El clima era propicio, sin duda, gracias a una situación económica pujante y a una coyuntura sociopolítica de renovadora ilusión democrática. Sin ánimo de exhaustividad, tratando tan sólo de aproximar aquellos años de bulliciosa esperanza, cabe recordar que en la década de los ochenta se hacen firmes algunas iniciativas privadas cercanas a la creación. Entre ellas estuvo la Tribuna de Jóvenes Compositores (1981) y el Centro de Documentación de la Música Española Contemporánea (1983) de la Fundación Juan March, así como un buen puñado de nuevas asociaciones de compositores que tomaron como modelo las pioneras Associació Catalana de Compositors (ACC), de 1975, y la de Compositores Españoles (ACSE), formalizada al año siguiente. El ánimo asociacionista fue un incentivo para la formación de varios grupos de creación, a veces fugaces, pero todos representativos de la nueva realidad, desde el Grupo del Bierzo (1986), a la Escuela de Composición y Creación de Alcoy (ECCA) (1987) y el pamplonés Iruñeako Taldea (1986). En paralelo, las propuestas públicas se consolidaron alrededor del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea (1983) y su Festival de Música de Alicante (1985), con correlato en el barcelonés Centre de Documentació i Difusió de la Música Contemporània (1986). Sin olvidar el formidable Plan Nacional de Auditorios, a cuya primera realización, el Palau de la Música de Valencia (1987), se fueron Alberto González Lapuente 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 103 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Joyas PENSAR EN EL FUTURO E J National Gallery of Art, Washington l aún candidato Felipe González habló en su cierre de campaña de 1982 de la situación precaria de los conservatorios… por entonces, la prensa destacó unas fotografías de conocidos políticos españoles haciendo de músicos: Leopoldo Calvo Sotelo y Narcís Serra aparecían tocando el piano. Impensable en este país años atrás; hubiera sido pecado mortal, o peor. Con mayor normalidad, lo mismo se dio en Europa, que dedicó 1985 a la música, precediendo con sus trompetas órficas la caída del Muro de Berlín en 1989. La música comenzó por aquellos años a representar en España un valor social, y en los noventa esto cuajó en un interés creciente por asistir a conciertos o estudiar música. Precisamente, una de las propuestas más relevantes fue la creación en 1983 de la Joven Orquesta Nacional de España, inspirada y dirigida por Edmon Colomer, que llegó incluso a realizar proyectos y grabaciones sustanciales, como la de Atlántida de Manuel de Falla. Los jóvenes de aquellos primeros atriles de la JONDE son hoy figuras importantes. A ésta le siguieron otras en Comunidades Autónomas. Así, tanto la enseñanza como la práctica musical tuvieron un desarrollo significativo en este cuarto de siglo incidiendo en la creación de escuelas de música y conservatorios modernos. Incluso en los últimos años con proyectos renovadores como el Musikene del País Vasco o la ESMUC en Cataluña, y qué decir de la modélica Escuela Reina Sofía que promovió la Fundación Albéniz con Paloma O’Shea. Algunos cambios fueron precedidos por polémicas. Una, poco feliz, se planteó en medios de Mujer sujetando una balanza de Johannes Vermeer, 1662-1663 prensa en los ochenta ante la intención de incororquestas sinfónicas, algunas de primer nivel —también creaporar también aspectos de la enseñanza musical al ámbito das en estos años— que celebran en estos días sus dos décauniversitario, lo que determinaba una reconsideración de las das de vida. Todo esto en relación al ámbito de las músicas enseñanzas y titulaciones de Conservatorio. Defensores y románticas, pero también tenemos logros fundamentales en detractores discutieron, pero la dialéctica no fue más allá de el de las músicas antiguas, en las que cabe resaltar el enorme cuestiones meramente formales y personales, sin atender al trabajo realizado en una de las cumbres por Jordi Savall, a la fondo de la cuestión. Finalmente, las enseñanzas de musicovez que en el plano del conocimiento por musicólogos e logía, historia de la música y disciplinas afines, comenzaron a intérpretes. Y junto a los auditorios cambió también el mapa formar parte de los curriculum universitarios, ampliando el operístico en infraestructuras, con la reapertura del Teatro ámbito de acción en igualdad con el resto de Europa. Real —cerrado a la ópera desde 1925—, y con el Maestranza Pasos de gigante fueron dados en este cuarto de siglo en en Sevilla o la rápida reconstrucción del Liceu y la actividad relación a la recuperación y ordenamiento del patrimonio importante de Bilbao, entre otros centros. musical español e iberoamericano, con la puesta en marcha Qué más se puede pedir en tan poco tiempo… Así fue el del Centro de Documentación Musical de Andalucía o el desarrollo de la moderna España, de gran intensidad. Ahora Musikene del País Vasco, a la vez que surgía una experiencia nos queda por evaluar muchas de estas realidades, actualizar pionera como fue la creación hace ahora 20 años del Archivo objetivos, corregir rumbos, saber qué hacer con el potencial Manuel de Falla en Granada, vecino del Auditorio Falla de algunos centros de enseñanza y el buen nivel de nuestros (1978), obra del arquitecto José María García de Paredes, que músicos jóvenes, dónde situarlos, es decir pensar en el futuro, se ocupó de diseñar otros edificios pioneros como el Palau preguntarnos por qué, si queremos saber sobre Falla, Albéniz de la Música de Valencia (1987) o el de Madrid (1989). Y así o Granados, o la gran polifonía, debemos aún recurrir a los se estableció un rico mapa de centros dedicados a la música autores extranjeros, existiendo aquí departamentos especialien un programa propiciado por el Ministerio de Cultura. Los zados, o por qué no más de una o dos de las orquestas de últimos son quizá los de Calatrava en Tenerife (2003) y del nueva —o vieja— creación, pueden presentarse en el ámbito mismo arquitecto el Palau de les Arts de Valencia. Felizmente internacional. El brillo de las joyas se está opacando. este proceso no se comenzó por el techo, como ocurrió quizá con los centros de arte contemporáneo, sino que los auditorios respondieron a la actividad de una importante red de Jorge de Persia 103 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 104 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS K R Kilos GRACIAS, QUÉDESE CON EL CAMBIO Tate Gallery, Londres eflexionar sobre el canto en España en este periodo evidencia una mutación, por supuesto gradual, del arte del canto y sus propios intérpretes, y cabe inquirir qué valores permanecen aún sobre el tapete, quiénes pintan bastos, quién lleva hoy la batuta; porque uno tiene la rara sensación, nueva en la historia de este arte, de que los cantantes cada vez pintan menos en la lírica. En un momento de escasez de finos maestros de canto, lo que nutre la escena es una pléyade de cantantes de técnica incompleta, a lo que no escapan algunas celebridades. Careciendo de un firme apoyo del fiato es muy difícil trenzar un genuino canto aéreo, reproducir los signos expresivos de la partitura, sus giros y matices, y vencer los tramos peliagudos que éstas suelen contener. Sin esa base, es poco menos que imposible cantar Verdi, Wagner o el balsámico Mozart, demasiado reducido éste a dignos ensembles, en los que quien canta un poco fuerte no sale en la foto. ¡La fotogenia! De ella sí hay mucho entre esta juventud canora de top-models y señores tallados a golpe de gimnasio, pero si algunos no son capaces de llevar el aire hacia los más elevados La ópera del mendigo de William Hogarth, 1728 puntos faciales, donde se enriquece la resonande su debut en el Metropolitan. Está cómoda en los dominios cia, sus voces sonarán en el teatro blancas o destimbradas. de lírico-ligera y cuando canta economizando aire, como en Casi púberes, muchos acceden ahora con cierta facilidad al las partes etéreas del Barbero, su voz se torna más suelta. Covent Garden o la Scala, vedados otrora aun a artistas conTambién Ainhoa Arteta ha hecho carrera, con mérito notados. Es cierto que ahora hay profesionales del lied o del singular en EE.UU. No es raro que allí encandile, por su Barroco más musicales que muchos de antaño y con mejor franca sonrisa y cortesía que hacen de ella una suerte de nota en idiomas, y la moderna musicología les echa una Julia Roberts de la ópera. Lanzada acaso prematuramente mano. Pero aunque aporten belleza, sin buena técnica emitien una Traviata en el Met, con los años ha ido embridando rán algunos sonidos abiertos o duros y las exigentes obras de su inicial vibrato y expandiendo el volumen. Su destreza Haendel o Bononcini a la larga podrían dañarles. para moverse en pentagramas de lírica pura, dibujados con También el disco es paradójico, pues antaño solía ser la trazo ligado a la tradición, la ha llevado a conquistar un culminación prestigiosa de quien ya había demostrado en puesto entre las mejores Leila, Magda o Liù de su tiempo. escena casi toda su valía; si un artista había marcado a fueOfelia Sala, es ducha en papeles que expresan sentimientos go varios roles, haciéndolos brillar como Rólex; habrá que radiantes, aunque también haya cantado al enfurruñado convenir en que se cantaba con fulgor y artesanía. Aún Schreker. Y María José Montiel destaca dentro una no muy estábamos lejos de los logros del estéreo, pero aún más de nutrida cuerda de mezzo. Su tránsito desde la tipología de la churrería discográfica de penúltima hora, que expende soprano ha asentado su voz y permite disfrutar con relax su obras a granel, o de la sospecha de algunos de que ciertos rica pulpa. teatros se valen de la megafonía. Al concepto de producto, Entre los varones, tras su debut en 1987, destaca Bros por siempre algo estándar, cabe oponer el de documento, que su dicción y musicalidad notables, al servicio de una voz clade modo más calmo ha demostrado su ejemplaridad. Una ra y algo feble. Y cómo no, el barítono Carlos Álvarez, que muestra: en 1940, Gigli seguía siendo el Chénier más rozadebutó en una producción de Sagi de La del manojo de rojas. gante, como Caniglia sabía alternar lo angelical y la fogosiMe impresionó entonces su consistencia vocal. Los buenos dad imprevista. El vinilo recogía estas elecciones acertadas augurios se cumplieron y ha actuado en Viena, Milán o Nuey las registraba con la exactitud de un notario. va York. Es la voz española más importante y casi la única De Isabel Rey conservo el recuerdo de una masterclass que deja un sólido legado discográfico. Su madurez la comcon Caballé, anterior a su debut en Sonámbula. Me impresioprometen problemas de salud. Manuel Lanza debutó en la nó que alguien tan joven derrochara sensibilidad, que intermisma producción, en una época de sequía lírica que ambos pretara. Se dio a conocer en 1987, y su tenaz vocación la llehan ayudado a sobrellevar. Barítono extenso, algo atenorado, vó a Viena, Zúrich o Salzburgo. Posee una voz grata, emitida sorprende por la noble madera del médium y la naturalidad con fluidez y escancia bellos piani, sólo a veces algo fijos. Y del canto. Carlos Bergasa se hace notar por su canto torneael disco, al carecer del factor espacial, no le hace plena justido, de línea brusoniana, e Iñaki Fresán por su poliédrico cia, pues encajona su voz. María Bayo es quizá nuestra repertorio, que incluye Mozart y el lied. soprano con más laureles, pese a que su voz no tenga especial encanto y su dicción abunde en dejes extraños. No la veo como Nedda en Payasos; sí en cambio en Zerlina, papel Joaquín Martín de Sagarmínaga 104 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 105 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Libros UNA APABULLANTE MINORÍA P L Alte Pinakothek, Munich empeño se viene dedicando con entusiasta vocación el Instireguntémonos qué libros sobre música podía encontrar tuto Complutense de Ciencias Musicales, creado en 1989, un aficionado en las librerías españolas en 1985. No cuya frenética trayectoria ha resultado en la casi imposible demasiados. El panorama bibliográfico era entonces un cifra de más de 200 publicaciones, contando monografías, fiel reflejo de la pobre cultura musical del país. La únilibros colectivos y ediciones de partituras. De estas últimas, ca excepción digna de mención era la naciente colección más de una treintena han traspasado Alianza Música que, con el la librería para llegar al escenario, tiempo, se convertiría en el fonhaciendo efectiva la recuperación do más extenso de textos musimoderna de obras españolas olvidacales académicos, hoy con más das. Junto a la vertiente comercial y de un centenar de títulos. Gradivulgativa, el circuito de las publicacias a esta y otras editoriales ciones estrictamente académicas tamcomo Labor, Turner, Akal o bién ha emergido en las últimas dos Acantilado, los estudiantes de décadas con una fuerza desconocida. musicología y los aficionados a El apoyo de las prensas universitarias la música hemos podido conoy las administraciones públicas ha sido cer una selección de los mejoclave para apuntalar la consolidación res autores extranjeros. Los de la musicología universitaria, una manuales concebidos para las disciplina aún en construcción en universidades americanas España. (Alianza y Akal) y la Historia de No es, pues, necesario insistir la Música de la Sociedad Italiasobre cuánto ha cambiado el mundo na de Musicología (Turner) fueeditorial de la música en estos 25 ron algunos de los nutrientes años. Y pese a ello, no se puede evique saciaron las ávidas inquietar una sana envidia cuando paseatudes de los lectores españoles. mos por algunas librerías europeas. El algo inmerecido terremoto No es sólo una cuestión de número editorial de El ruido eterno (Seix de títulos publicados (cada vez, adeBarral) ha sido el último episomás, más fácilmente accesibles), sino dio de esta tendencia. Resulta, también de enfoque y de prosa. A así, significativo que, en el condiferencia de otras artes, la naturaleza junto de publicaciones de estos inasible de la música parece implicar últimos 25 años, los libros origiun lenguaje ininteligible, una especie nales de autores españoles sean de código secreto que necesita ser una apabullante minoría. Con la desvelado para su plena comprenpionera excepción de Adolfo sión. De ahí que tanto el aficionado Salazar, cuya polifacética figura como el estudioso reclamen un tipo todavía espera un justo reconode libros que le ayuden a entender cimiento, la traducción (con frequé ocurre en las entrañas de las cuencia distorsionada por erroobras que tanto placer estético le prores) más que la producción proporcionan. En esa perspectiva ideal pia ha copado —y lo sigue que conjuga el contexto histórico con haciendo— el mayor espacio en la explicación precisa pero accesible los anaqueles de nuestras librede los procedimientos compositivos rías. La aparición reciente de radica, a mi entender, la esencia del monografías escritas en España buen libro de música destinado a un sobre Bach, Haydn, Mahler o lector inteligente y curioso. Y son Schoenberg, por citar algunos precisamente estos trabajos los que ejemplos, parece indicar un tan difíciles resultan de encontrar principio de cambio que, previentre los que aquí se escriben. Una siblemente, tardará aún mucho joven musicología enclaustrada en su en consumarse. torre universitaria y demasiado preoPese a todo, dos hitos bibliocupada, legítima pero excesivamente, gráficos en la producción naciopor la problemática noción de “músinal han tenido una especial releca española”, y una crítica musical vancia: la Historia de la Música La Música de Hans Baldung Grien , 1529 mal estructurada que ha sabido, sin Española en siete volúmenes embargo, impulsar el florecimiento de revistas especializa(Alianza, 1983-1985) y el Diccionario de la Música Española e das, afrontan un reto común: narrar la historia de la música Hispanoamericana en diez (SGAE, 1999-2003). Con sus virtuuniversal en castellano desde una óptica hispana o, puestos des y sus defectos, ambas empresas reflejan el compromiso a soñar con propuestas ambiciosas, hispanoamericana. de una comunidad científica por participar con voz propia en el concierto editorial de la música, al tiempo que aspiran a encontrar una identidad propia en su pasado musical. A este Miguel Ángel Marín 105 258-dosier 22/11/10 11:02 Página 106 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS M C 106 Mercado ¿MEJOR O PEOR? uarta acepción del Diccionario de la RAE para el término “mercado”: “Conjunto de actividades realizadas libremente por los agentes económicos sin intervención del poder público”. Octava acepción: “Estado y evolución de la oferta y la demanda en un sector económico dado”. Conjuguemos en el sector música, las libres —no siempre— actividades de la oferta y la demanda. Presupuesto: estamos mejor que hace 25 años. Corolario: estamos peor que hace 25 años. ¿Cuál es la oferta musical? Depende: para el público, para el estamento estudiantil, o para los profesionales de la “cosa musical” —como decía Jesús Aguirre. ¿Qué se ofrece? Actividad (lo dice la RAE) —conciertos, ópera, recitales—, material —partituras, libros, instrumentos—, música grabada, y, desde luego, enseñanza. Sobre ésta, véase el apartado “demanda”. Y sobre la actividad, también. Hablamos de España, sí, pero eso incluye Internet, la aldea global. El melómano, ¿tiene acceso a cualquier grabación de música clásica? El mundo ha cambiado: hace 25 años la respuesta hubiera sido “no”, pero hoy es un casi seguro “sí”. Los comercios no andan boyantes, pero la Red de redes sí constituye emporio. Hoy no sólo se puede escuchar a Furtwängler, se le puede ver en filmaciones, oír en entrevistas y seguir sus ensayos. Dígase lo mismo de Toscanini y casi de Mengelberg. No digamos ya los “modernos” (Walter, Klemperer, Horenstein), de los que hay de todo en cualquier soporte audio-visual, y de ellos en adelante lo que se quiera. Si Edison, Cros, Berliner, Chomón y los Lumière hubieran ido algo más ligeros, habríamos pillado a Mahler, y hasta a Wagner, en acción. Tenemos a golpe de euro todos los registros realizados a lo largo de su no corta vida por Rubinstein, y nos ha faltado el canto de un duro para tener todos los de Granados y Ricardo Viñes. Existe una mayestática edición Caruso y si la ciencia hubiera adelantado una barbaridad tendríamos una de Gayarre. ¿Partituras, libros? La gran ventaja del lenguaje musical es que es el esperanto llevado al límite: el becuadro, la ligadura o el 3/4 son iguales aquí y en Laponia, y, de nuevo, la Red es casi infinita ofertando pentagramas, a veces con gratuidad absoluta. Pero el tema libros es peor si usted sólo lee español, o se mal defiende, de diccionario armado, en inglés: por traducir, siempre lo ha dicho Javier Alfaya, está casi todo; se ha avanzado, pero el terreno sigue siendo un solar huero de regadío. ¿Está traducido el Bach de Spitta (da igual que hoy sea rebatible un tercio del “tractatus”)? ¿Se pueden leer en castellano los ensayos y análisis de Heinrich Schenker (sin los cuales Furtwängler no habría existido como intérprete)? ¿Los tomos de LaGrange sobre Mahler han recibido versión hispana? Suma y sigue… La demanda de la enseñanza ha empeorado en los últimos años, en colisión con el concepto académico: “sin intervención del poder público”. En un reciente artículo (ABC, 149-2010), Tomás Cuesta afirmaba que “ni Lizst, ni Paganini, ni Schoenberg, podrían ser profesores hoy del Real Conservatorio de Madrid”. La estulta ley de incompatibilidades docentes prima al mediocre y al burócrata sobre la figura de prestigio. ¿Podrían nutrir al hambriento —al alumno— Frühbeck de Burgos o López Cobos (escamondado, eso sí, de toda aventura española)? Berganza, a Dios gracias, lo hace: pero eso ya es alta enseñanza, la Escuela Reina Sofía de Paloma O’Shea, una institución que cumple con creces una función, que, por ceñirnos a un único predio, ha dado frutos tan señeros como los Cuartetos Casals —primero— y Quiroga —después. Pero Un curandero y su ayudante de Jan Miense Molenaer, 1630 a pie, más abajo del Walhalla de esta Escuela, el hálito de lo menesteroso va semejándose a Nibelheim. ¿Demanda de actividad musical, de salas o de conciertos? Si usted vive en Madrid, Valencia o Barcelona, no puede quejarse. En la capital del reino sobra música, empiezan a sobrar salas y comienza a faltar público. Pero en Cantabria, con uno de los niveles de vida más altos de este país, no existe una orquesta sinfónica estable, y sólo el FIS, la temporada del Palacio de Festivales y el ciclo Música y Academia de la Fundación Botín alimentan una melomanía abstinente. En Granada, nivel de vida mucho más bajo, se dan cita una orquesta excelente, un conservatorio ejemplar —la nómina de artistas que ha dado en los últimos 15 años asombra— y un público (una ciudadanía) devoto de la música. Tengo total respeto hacia los derechos de autor e intérprete, y apoyo que se velen y protejan, pero la lucha sin cuartel contra el “descargador internáutico” es una guerra perdida a largo plazo. La persecución y la represión no hacen sino alentar el halo romántico, transgresor, del bucanero virtual. Los más listos saben que hay que convivir con la descarga: el “Download” gratuito —¡durante una semana!— de las Sinfonías de Beethoven, organizado por la corporación de la BBC, convirtió a la BBC Philharmonic y su director, Gianandrea Noseda, en la orquesta y maestro más difundidos del globo en tal repertorio, por encima de Karajan, Bernstein o Barenboim. Sí, estamos mejor que hace 25 años y peor que hace 25 años. Ya no basta la Real Academia, hay que ir al pretérito Codex de Derecho Canónico: “Concordia discordantum canonum”. José Luis Pérez de Arteaga 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 107 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS N Nostalgia SÍ, PERO, ¿DE QUÉ? Musée du Louvre, Paris H ojeo, abierto en mis manos, el número 0 de SCHERZO. Sobre mi mesa se apilan los diez siguientes —un entero año, 1986—, primeros de una larga serie que aún conservo tras este cuarto de siglo. ¿Qué me dicen hoy esas páginas? ¿Qué sensaciones me sugiere su lectura, qué ecos suscitan en mi memoria? En suma, ¿qué echo de menos de aquella realidad de la que eran reflejo fiel, aunque crítico e inconformista? No se trata, en esta efeméride conmemorativa, de dar curso gratuito a la nostalgia —ese “dolor del retorno” de los héroes homéricos a su vuelta de Troya que cantaran los Nostoi de la épica griega— entendida como añoranza de un pasado idealizado, como dolor por una pérdida irreparable, como anhelo de una realidad inalcanzable, o como todo ello a la vez. Se trataría más bien, o así al menos lo entiendo, de ponderar lo bien o mal fundado de esa nostalgia, de discriminar qué vale la pena retener y qué merece ser olvidado. Hilemos fino, pues. Hojeo ese número 0, cuyo editorial tilda a la música de “cenicienta de nuestra más o menos vigorosa vida cultural”; donde un poco más adelante José Antonio Campos, a la sazón nuevo responsable del Teatro de La Zarzuela, califica a España de “zona operísticamente desierta”, en cuya capital “la ópera no pasa de ser una estación de metro”. Hojeo los números sucesivos, y tropiezo con feroces diatribas (“entre nosotros casi todo está por hacer”) contra la baja calidad de nuestra educación musical, la mediocridad y el corporativismo de nuestras orquestas, la falta de infraestructuras, de equipamientos, de instituciones, la desatención a la creación contemporánea propia; ante tan desolador panorama no quedaba, según el editorialista, “más ejercicio que el de la nostalgia o el de la exasperación”; y en el apartado de la música grabada las cosas no iban mucho mejor: mortecino el viejo vinilo, avanzado el año SCHERZO iniciaba una modesta sección dedicada a una polémica novedad —el CD, vivo ya hacía un quinquenio en otros pagos—, mientras nuestra música histórica era patrimonio discográfico casi exclusivo de intérpretes y sellos internacionales. Nostalgia, pues, ¿de qué? No será, ciertamente, añoranza de ese pasado de inmerecida idealización —pese a cuanto todavía hoy sigamos criticando de nuestra siempre menesterosa vida musical, y más en los presentes tiempos de crisis que amenazan con dar al traste con mucho de lo conquistado—; aquí sí hemos de reconocer que —salvo por la triste ausencia de un puñado de artistas únicos— “cualquiera tiempo pasado fue peor”: ante todo por la prodigiosa, casi ilimitada, ampliación actual de nuestros horizontes de conocimiento, gracias a aquel incipiente CD que nos ha posibilitado el disfrute de músicas entonces ni siquiera atisbadas; pero también por los esfuerzos realizados en infraestructuras, instituciones y medios; por la creciente calidad de nuestros intérpretes individuales y colectivos, el trabajo de nuestros mejores sellos discográficos y la progresiva internacionalización y apertura de fronteras de nuestra vida musical. Pero, retrocediendo aún más en el tiempo, sí hay lugar para tantas nostalgias —íntimas, subjetivas, pero no menores— que enriquecen e iluminan el recuerdo: nostalgia del descubrimiento, del gozoso instante de esa primera escucha de las grandes obras maestras que ya nunca nos deslumbrarán como entonces, y que ansiamos en vano revivir a manos de un intérprete genial; nostalgia del desvelamiento de obras Melancolía de Domenico Feti, 1620 en un principio tenidas por tediosas o inaccesibles, y que un buen día nos libraron sus secretos; nostalgia de la sensación, de ese acontecimiento raro que atesoramos en la memoria: mi primera ópera —Tosca—, el Otello de Del Monaco, tutta Simionato, mi primer recital de Victoria, el Chopin de Rubinstein, Lulu por Boulez-Chéreau, Boris por Abbado-Liubimov, el Prokofiev de Stokowski, Ormandy o Mravinski, Bayreuth en compañía de Ángel Mayo; nostalgia de las vivencias compartidas —con unos padres aficionados, con nuestros mejores amigos, con los colegas del colegio mayor, con nuestras novias, con nuestros hijos más tarde—, un compartir que trasciende y multiplica el goce. Y nostalgia, en fin y sobre todo, de los ausentes, de quienes —padres, artistas, amigos, maestros— significaron algo, o quizá todo, en nuestra formación musical, en nuestra maduración como aficionados, en nuestra capacidad de entendimiento y disfrute. Cada uno de nosotros tiene sus propios nombres; yo, por supuesto, los míos, y a su memoria reservo lo más hondo de mi nostalgia. Santiago Salaverri 107 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 108 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Ñoñerias LA CULPA FUE DE SARITA Wallraf-Richartz Museum, Colonia ron Plácido Domingo y José Tamayo en el Auditorio Nacional. Sucedió en los noventa, pero la ventolera de las banderas regionales, el trajín de la naftalina y la comunión del himno zarzuelero —Amigos, siempre amigos— sobrentendían un anacronismo y colmaban la definición que la Real Academia atribuye al adjetivo ñoño: soso, de poca sustancia, apocado, corto de ingenio, caduco y chocho. Chocho no se escribe con “ñ” y sí forma parte de ciertas actitudes regresivas que a veces lastran la mirada del horizonte. Especialmente cuando la clase política se divierte con el juguete de la música y hace un pareado entre la injerencia y la incompetencia. Fue una ñoñería el jaleó que organizó el PP a propósito de la Luna lunera de José María Cano, como ha sido una ñoñería el provincianismo del PSOE en la fascinación hacia los gestores y sobreintendentes transpirenaicos. También me parece una ñoñería extemporánea la megalomanía del modelo valenciano. Que es el Walhalla del Turia sin ñ ni aliteraciones wagnerianas, pero con todos los resabios y disparates que comporta la opulencia. Unos y otros ejemplos relacionan la ñoñería con el acomplejamiento. Y no se trata de airear la eñe mayúscula que antaño procuraba tanto daño, sino de significar un problema de madurez o de inmadurez respecto a la gestión depredadora de la caja de música. Que muchas veces es la caja del difunto, o la caja del supermercado, o el cajón del sastre, o el cajón desastre. O sea, el habitáculo en el que el autor de estás desordenadas líneas ha decidido clasificar los acontecimientos más ñoños del último cuarto de siglo. Arbitrariamente. Dos músicos de Albrecht Dürer, 1504 L 108 a letra Ñ se ha convertido en símbolo patriótico y en referencia identitaria. Tanto se utiliza de estandarte en el Instituto Cervantes como se emplea para exaltar los progresos baloncestísticos (de la NBA a la ÑBA), sin olvidar el tejado que ocupa en el exabrupto absoluto del repertorio nacional ni su posición estratégica en la última sílaba de España. El problema sobreviene cuando hay más de una. Y no hablamos de Españas, sino de eñes. Eñes como las dos consonantes que aliteran —perdonen el neologismo— el sustantivo ñoñería. Nos ocupa aquí relacionarlo con 25 años de historia musical, conscientes de la cacofonía y de la disonancia que implica el término y su propia relación con el último cuarto de siglo. Ñoñería rima con cursilería y no rima con antiguo régimen. Equidista de ambos y viene al pelo o al moño para evocar la experiencia traumática de aquella gala de Reyes que concibie- — El fichaje de Aldo Ceccato en la Orquesta Nacional. — Los conciertos de Montserrat Caballé con su hija. — El disco de Alfredo Kraus con la tuna (la versión en CD apareció en 1990). — Las campañas líricas del ventrílocuo José Luis Moreno. Y en particular el diezmado ejército de la producción de Aida (tres soldados aparecían y desaparecían en una especie de biombo apergaminado para dar sensación de grupo). — La película de Franco Zeffirelli sobre Maria Callas. Que es una película sobre sí mismo. Y muy autocomplaciente. Y muy ñoña. O tan ñoña como su ñoño Jesucristo. — Riccardo Muti haciendo —deshaciendo— música barroca (y resucitando a Karl Böhm). — El marido de Joan Sutherland. Que en la gloria esté (ella). — El revuelo de la melomanía madrileña a propósito de Lulu. — El conciertazo. El listado, me consta, es discutible, pero hablar de la ñoñería en sentido abstracto equivale a una redacción libre. Igual que ocurría en el colegio. O que ocurría en el mío, donde una profesora de música, Sarita se llamaba, adoptaba la trágica costumbre de cantar con letras propias la Pequeña música nocturna de Mozart y el Danubio azul de Strauss. No recuerdo haber escuchado nada más ñoño que un pasaje del vals: “Desde el roquedal, con su ninfa azul, donde enhiestos, los castillos, tu silueta así hacen brillar”, canturreaba Sarita. Entiendo que es un recuerdo personal. Pero me preocupa que el “caso Sarita” haya malogrado miles y miles de alumnos en los colegios de España durante 25 años. Eñe que eñe. Rubén Amón 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 109 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS O Olvidados PARTITURAS MUDAS Museo Mauritshuis, La Haya E stos olvidados no tienen nada que ver con los de Buñuel. Aquí son compositores españoles que fueron un día aplaudidos y hasta alcanzaron un reconocimiento, a veces casi popular. Sin embargo, hoy permanecen en un lugar secundario; son unos desconocidos, y no ya por el hombre de la calle, sino por los habituales a los conciertos. Y es que las obras de estos compositores apenas se interpretan, aunque la musicología y la buena crítica recibida en otro tiempo por sus obras señalen al menos cierta calidad. Pero hay demasiados desconocidos notables y es una lástima. Un pintor puede enseñar su obra a los amigos, un escritor prestar su manuscrito. Y un músico, ¿qué puede hacer cuando su composición no se ejecuta y por tanto no suena? Los autores más importantes cubren la programación de recitales y conciertos. Sus obras taponan la apertura a nuevos repertorios y resulta muy difícil para los demás abrirse paso. No siempre la mediocridad es la causa principal del olvido de un compositor. A veces no se sabe por qué la historia, la sociedad, se muestra injusta con algunos artistas. Es cierto que el número de autores es muy grande y, por tanto, la posibilidad de ser elegido para figurar en el programa de cualquier tipo de concierto, es muy remota y más aún si, en su momento, ese autor no se incorporó al repertorio. La escasez de orquestas en la España de los siglos XVIII y XIX hacía muy difícil implantar un repertorio español con las sinfonías de Baguer, Pons, Sor, Tintorer, Arriaga, Garay, Moreno, Marqués, Olleta, Bretón, Olmeda, Chapí, Zubiaurre, Jiménez, Serrano, Manrique de Lara, etc., aunque en los últimos años se han grabado y tocado bastantes. Los compositores de la llamada “generación de los maestros” han tenido poca suerte, quizá porque a esa generación pertenecen Enrique Granados, Manuel de Falla, Joaquín Turina, Julio Gómez, Conrado del Campo, Jesús Guridi y Óscar Esplá, todos ellos bien representados en nuestra discografía, aunque algunos no aparecen como debieran en los programas y menos en los teatros líricos. Mas hay una serie de autores de esa etapa, cuya existencia se extiende aproximadamente desde 1870 hasta la Guerra Civil y primera posguerra, que han dejado una obra interesante y variada y apenas son conocidos por los aficionados. Me refiero a músicos como Enric Morera, Federico Olmeda, Jacinto Ruiz Manzanares, Eduardo Rodríguez-Losada, Jaume Pahissa, Arturo Saco del Valle, Facundo de la Viña, Rogelio del Villar, Vicente Arregui, etc., inéditos para el oyente. Es grave el caso de Facundo de la Viña (1877-1952), compositor gijonés muy vinculado a Valladolid y a Madrid, donde estudió con Fernández Grajal y Emilio Serrano. Luego amplió estudios en París con Paul Dukas, muy influyente en su estilo, así como Wagner y Richard Strauss a quienes admiraba. Sus óperas Hechizo romancesco, premiada en un concurso nacional, La espigadora, basada en el episodio bíblico de Ruth y Booz, desarrollado en los campos de trigo, cuyo estreno tuvo lugar en el Liceo de Barcelona en 1927, y La montaraza de Grandes, de un castellanismo verista, son muy notables aportaciones al maltratado teatro lírico español. Muy vinculado al Valladolid del padre Villalba, Félix Antonio González, Ruiz Manzanares, etc., De la Viña es autor de canciones, obras para piano y más de una docena de grandes poemas sinfónicos, entre ellos Hero y Leandro, Canto de la trilla, Ante el mar, Judith, Covadonga, Sierra de Gredos, Por tierras de Castilla, Poema de la vida; recientemente, el compositor y director Tomás Garrido ha grabado el poema para cuerdas Músicos cenando y tocando de Anthonie Palamedesz, 1632 de De la Viña Cautivos por España – Lamento, en el cual, al margen de su adscripción a la Falange (introduce brevísimamente el Cara al sol), se aprecia el alto nivel de su música. Sopeña, Gerardo Diego y Joaquín Rodrigo, al referirse a Facundo de la Viña, hablaron de su “robustez orquestal y envergadura poemática”. Con ocasión de su centenario, Enrique Franco escribió en El País: “Sus procedimientos, ambiciosos en lo formal como en lo sonoro, eficaces y directos en lo expresivo, no pueden ser tachados de reaccionarios por la sola razón de no seguir la vía entonces más renovadora: el impresionismo y sus diversas derivaciones”. Y nosotros añadiríamos que el paso del tiempo, aniquilador de modas y de estilos, favorece la escucha de la obra del maestro asturiano, de indudable solidez y gran oficio. Personalidad destacable por muchas razones y también olvidado en el plano sinfónico es el leonés Rogelio del Villar (1873-1937) profesor y crítico, además de excelente compositor. Entre sus alumnos figura el gran ensayista y crítico Enrique Franco, que escribió páginas espléndidas sobre él, resaltando su leonesismo a través de los muy variados cantos de la provincia, sobre todo en su parte norteña, desde Luna y Babia a Laciana y el Bierzo. Su obra pianística y sobre todo sus canciones, llevaron a aplicarle el sobrenombre de “el Grieg español” y el Diccionario de la Música Labor, de Pena y Anglés, dice que sus cinco cuadernos de Canciones leonesas fueron muy elogiados por el gran músico noruego. La soprano Marta Arce y el pianista Jorge Robaina han dedicado un disco a una parte de la producción liederística de Rogelio del Villar. Pero habría que recuperar los tres cuartetos de cuerda, buena parte de las piezas pianísticas y sobre todo su producción sinfónica, por ejemplo las Escenas populares, Las hilanderas, inspirada por el cuadro de Velázquez, Égloga, Paisaje montañés, Suite romántica… La Orquesta de Castilla y León tiene en las obras de Rogelio del Villar material suficiente para emprender una recuperación que, desde el más allá, pide un artista de la estatura del músico leonés. Andrés Ruiz Tarazona 109 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 110 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS P P Público EL GRAN RETO Musée du Louvre, Paris roclamaba hace tiempo Alfonso Guerra que “a España no la va a conocer ni la madre que la parió”, en un aserto que acabó casi en descripción de los profundos cambios políticos, sociales y culturales que la transición propició en nuestro país. No es mal argumento para asomarnos a la evolución del público de los últimos veinticinco años en nuestras salas de conciertos y en nuestros — cada vez más— teatros de ópera y en los demasiado escasos en los que la zarzuela tiene protagonismo. El parámetro esencial a tener en cuenta en el análisis es que no existe un perfil único de público que acuda a lo que podemos convenir en denominar propuestas de música culta sino que estamos ante un mundo heterogéneo. En cada uno de los posibles ámbitos de análisis, la evolución ha sido diversa en función de múltiples variantes. La creación de nuevas infraestructuras desde la década de los ochenta abrió expectativas y rompió viejos esquemas y prejuicios. España, por fin, empezó a Festival de música en París de Giovanni Paolo Pannini, 1747 tener una red de auditorios en condifestivales articulados sobre los músicos más conocidos y las ciones y a renovar sus vetustos teatros. Fue un paso muy orquestas autonómicas también dejan ver buen tono, aunimportante que dotó al estado de una red de equipamienque también se percibe una cada vez más elevada edad tos que, con mayor o menor fortuna, ha ido generando media entre los asistentes y la necesidad de políticas de procesos de colaboración de los que todos se han beneficaptación de nuevos públicos. Otros sectores como el de la ciado. A la vez comenzó a alcanzarse una cierta normalimúsica contemporánea, salvo en las grandes ciudades que dad europea en la creación de nuevas formaciones sinfócuentan con una asistencia minoritaria pero muy fiel, apenicas que se sumaban a las escasas existentes. Este paso nas tiene presencia más allá de lo anecdótico en el resto del adelante fue significativo porque sirvió de soporte que territorio. impulsó una cierta mejora de la educación especializada. Los problemas que se enuncian no son únicamente atriEn estas dos décadas largas quizá la evolución más notabuibles a nuestro país. Son compartidos con el resto de ble ha llegado de la mano del mundo de la ópera. Las Europa en buena medida. Quizá lo específico esté determitemporadas se han multiplicado y también lo ha hecho el nado por el estrepitoso fracaso de la política educativa repertorio que ha pasado de unas monótonas propuestas, general en lo que a la música se refiere en todos los escalosalvo en un par de temporadas estatales, a una diversidad nes formativos, y que llevará a serios problemas a medio asombrosa que ha llevado multitudes a los teatros. La claplazo y también a la dificultad de aguantar los embates de ve ha estado, precisamente, en la renovación de un reperlas crisis económicas ante una clase política que no sabe ver torio que se ha ensanchado hacia el barroco y hasta la crela música como una industria cultural más, sino como un ación actual. Si a esto unimos la mejora integral de los elemento marginal que sobra cuando vienen mal dadas. espectáculos —antes centrados exclusivamente en la vocaEsta forma de actuar puede ser letal ante un panorama que lidad— y ahora muy equilibrados en sus vertientes musical debiera ser otro porque nuestro país cuenta a día de hoy y escénica —aquí la polémica ha empujado una presencia con una sensacional cantera de músicos competitivos a mediática masiva— se entiende ese constante rejuvenecinivel internacional y un tejido productivo cultural que poco miento de un público que, además, es variopinto en sus a poco ha conseguido metas impensables hace veinticinco gustos. años manejando, además, presupuestos muy ajustados. O No ha experimentado el mismo auge el mundo de la sea, la fórmula, ha sido más que efectiva: dosis abundantes música sinfónica aunque sí se observan tímidos avances. La de imaginación y talento, factores ambos claves cuando de creación de orquestas y auditorios ha permitido estabilizar música hablamos. Ahora estamos ante una encrucijada. En un público décadas atrás aglutinado en torno a las sociedalos próximos años se debe dar un salto en la oferta que des filarmónicas hoy inmersas en un fuerte declive, salvo conlleve una importante captación de público. La batalla no excepciones. Las grandes estrellas de la música internaciova a ser fácil pero los retos son sin duda estimulantes y hay nal —en nuestro país pagadas a precio de oro— han ejercimucho que ganar. do un tirón indudable entre los aficionados pero sus visitas no han acabado por consolidar esos aluviones puntuales. Mantienen su fidelidad los grandes ciclos sinfónicos y los Cosme Marina 110 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 111 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Q Quijotes A PULSO Museo del Hermitage, San Petersburgo L a pasión por la música mueve montañas: ¿quién dijo imposible?; basta repasar a vuela pluma la transformación de la vida musical española para darse cuenta de que, por encima de las políticas culturales, de la creación de auditorios y orquestas, destaca la huella de personas que han logrado hacer realidad sus sueños melómanos a base de tesón, entrega y ese punto de locura imprescindible que permite considerarlos auténticos quijotes de la música. Abre la galería Alfonso Aijón, que —al igual que hizo Haydn con la sinfonía— no inventó el oficio de promotor privado de conciertos en este país, pero fue quien le dio sus señas de identidad. Ha logrado algo tan difícil como situar a España en la agenda de las mejores orquestas y los más grandes solistas del mundo, ganando a pulso credibilidad, respeto y confianza en la escena concertística internacional; en las temporadas de Ibermúsica el aficionado ha encontrado siempre el máximo nivel de calidad, comparable al de los mejores ciclos del mundo. Paloma O’Shea también hizo realidad algo muy difícil de conseguir: crear en Madrid un centro de formación musical de primer orden, ambicioso en su proyecto pedagógico y capaz de atraer a los mejores especialistas: la Escuela Superior de Música Reina Sofía, referente a la hora buscar la máxima excelencia en la preparación de los músicos del futuro. Hay tareas calladas, que lo exigen todo, lejos de los focos, pero de ellas depende algo vital para calibrar la calidad musical de un país: el nivel de sus orquestas. Víctor Pablo Pérez es el gran forjador de orquestas de este país y sus logros pueden oírse; las Sinfónicas de Tenerife y de Galicia, dos orquestas de provincias que bajo su mando se han situado en la élite orquestal, con una calidad muy superior a la que ofrecen otros conjuntos de mayor presupuesto. Josep Pons, además de elevar el listón de calidad de la Orquesta Ciudad de Granada, se ganó la condición quijotesca al crear de la nada la Orquestra de Cambra Teatre Lliure de Barcelona y forjar con el soporte de Harmonia Mundi un prestigio internacional que de nada les sirvió frente a la mezquina actitud de gestores y políticos barceloneses que la dejaron morir sin mover un dedo para salvarla. España es país de festivales, por tradición y hábitos culturales. El malogrado Rafael Nebot situó al Festival de Canarias entre las citas europeas relevantes y tuvo el mérito de apostar no sólo por grandes orquestas y solistas: la política de encargos a grandes compositores españoles y extranjeros le otorgó una mayor dimensión. Alfredo Aracil dio esplendor al Festival de Granada con una programación ajena a los estrellatos, siempre imaginativa en los programas y valiente en el apoyo de la cantera. Maricarmen Palma dio forma e hizo realidad el Festival de Música Antigua de Barcelona, cita pionera que presentó a los melómanos las corrientes historicistas cuando la llamada revolución barroca era casi un exotismo en la programación. Josep Lloret ha conseguido situar a un pequeño pueblo del Ampurdà, Torroella de Montgrí, en el mapa de festivales europeos con presupuestos ajustados, otorgando más protagonismo al interés musical que a la fama del intérprete de turno. Y fomentando la cantera. También tiene mucho de quijote Jordi Savall, como violagambista y director —es junto a Plácido Domingo el músico español de mayor proyección internacional— y creador de su propio sello discográfico, Alia Vox, logrando el control absoluto de sus proyectos artísticos: su ejemplo lo siguen cada día más grupos y solistas. Fantástica, también la Retrato de un actor de Domenico Feti, 1623 labor del Cuarteto Casals, que se codea con los mejores cuartetos de cuerda de su generación. Hay mucho de quijotesco en Juan Lucas, que ha convertido Diverdi en algo más que una distribuidora de discos: el apoyo firme a la creación contemporánea, a los sellos nacionales, la producción de ambiciosos proyectos con los que se gana de todo menos dinero. Y en el empeño de Xavier Güell en la defensa de la música de hoy: ha logrado que los nombres de referencia de la música contemporánea presenten su obra en Madrid. Quiero cerrar la galería con Antonio Moral: fue un quijote a la hora de poner en marcha SCHERZO; el Festival Mozart (Madrid y La Coruña); el Ciclo de Grandes Intérpretes —uno de los mejores del mundo—; devolvió el esplendor a la Semana de Música Religiosa de Cuenca y ha hecho un magnífico trabajo en el Teatro Real. Y todo lo ha hecho movido por una pasión musical que no conoce límites. Quedan, a buen seguro, otros muchos quijotes en la vida musical y pido perdón por las ausencias, pero no por los presentes. Javier Pérez Senz 111 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 112 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS 112 TREMENDA Y DRAMÁTICA remenda y dramática. Ésta es la desmaquillada situación que sufren las artes escénicas en España en el momento en que SCHERZO cumple 25 años. Tras la formidable eclosión que disfrutó la música en la geografía española durante los años ochenta y noventa del siglo pasado; después de los tiempos de esplendor en que nacieron tantos auditorios, orquestas, melómanos y hasta la propia SCHERZO; cuando todavía está reciente el recuerdo de un tiempo en el que España y su creciente vida musical fueron modelo para otros países europeos de mayor raigambre musical, hoy la realidad es que los brutales recortes presupuestarios, la falta de una verdadera tradición en la gestión cultural y la alegría con que se administró en muchas ocasiones el generoso dinero de las subvenciones han cortado las alas y frenado dramáticamente la panacea musical de las últimas décadas. Decía Octavio Paz que el principio y base de todo es la inversión en cultura y educación, y la consecuente optimización de los recursos disponibles. Después del periodo de vacas gordas, en que no había solista o formación sinfónica importante que no visitara España cada año, y cuando orquestas y salas de concierto surgían como hongos en la tierra de Victoria y Falla, la realidad sacude con virulencia dramática a una sociedad que ciertamente no supo crear las verdaderas bases de aquel esplendor de escaparate, despilfarro y algo de nuevo rico. Mientras se inauguraban auditorios, teatros de ópera y se fundaban orquestas y más orquestas nutridas casi totalmente por músicos foráneos a los que Falla, Albéniz o Montsalvatge les sonaban a chino, el drama de nuestros conservatorios, de las enseñanzas musicales, permanecía como la gran asignatura pendiente de la vida musical española. Y ahora, cuando los recursos financieros se han mermado casi hasta la mitad en muchos casos, no existe una generación propia de músicos y de gestores que pueda suplir todo aquel esplendor financiado con alegres cheques alimentados con fondos públicos. La situación resulta aún más dramática en el universo de la música que en el de otros sectores. En tiempos de crisis, lo primero que se recorta es siempre la cultura. “Es mejor dejar de financiar una ópera que una cama de hospital”. Dicho así —y así es como lo dicen nuestros políticos con evidente cortedad de miras— la respuesta es inapelable. Pero detrás de ese argumento tan esencial y un punto rústico, se esconde la realidad a la que se refería Octavio Paz. Los fracasos sucesivos de los diferentes planes generales de enseñanza han conducido a la tremenda y dramática realidad actual. Hoy es difícil encontrar un joven que sepa quién es Octavio Paz o haya leído a Pérez Galdós. Muchos de nuestros músicos, además de desconocer a estos dos personajes y a todos los demás, tampoco saben de nuestra música —y de la otra— mucho más que los intérpretes extranjeros que pueblan los atriles de nuestras orquestas. Recortar en cultura es cercenar las bases de la libertad, del bienestar y de la cohesión social. La famosa cama de hospital tiene que ser compatible con un conservatorio bien gestionado y con una oferta cultural que permita al ciudadano su desarrollo —y disfrute— personal y social. Lo uno es tan principal como lo otro. La solución a estos gravísimos recortes pasa por una absoluta y radical revisión y optimización de los hoy menguados recursos financieros. En España, y esto es bien Galleria dell’Accademia, Florencia R T Recursos Tres músicos de los Medici de Anton Domenico Gabbiani, 1687 sabido en los círculos profesionales, se han pagado —y se pagan— cachés notoriamente más elevados que los establecidos en países de mayor tradición musical. Que un pianista cobre equis por un recital en Londres y equis + otra equis en España es algo intolerable y bochornoso. Y la culpa no es del artista o de su agente, sino del gestor o de la entidad a la que éste representa, que, ignorante o no de ello, paga bastante más de lo que se abona en otros países de nuestro entorno cultural. Bien conocido es el reciente caso del Palau de la Música de Barcelona, Fèlix Millet y Jordi Montull. Lo mismo ocurre con los profesores de las flamantes orquestas españolas. Sonroja analizar las horas reales trabajadas al cabo del año por nuestros instrumentistas sinfónicos y la remuneración que perciben como contraprestación. Muchísimos de ellos cobran salarios considerablemente más altos que los de sus colegas de grandes orquestas europeas. Y esto pese al claro desnivel de calidad y de cantidad del trabajo realizado. Es ciertamente escandaloso que un profesor de la Royal Concertgebouw de Ámsterdam, de la Royal Philharmonic de Londres o de la Scala de Milán gane menos que un instrumentista de la Orquesta Nacional o del Liceu de Barcelona, por poner sólo dos ejemplos. Hay que asumir la realidad fea y tozuda de los recortes en cultura. Ante ello, sólo cabe la optimización de los disminuidos medios disponibles. Buscar una nueva relación entre artistas/agentes y teatros y entidades musicales. También revisar en profundidad y con valentía las relaciones laborales, los emolumentos y la productividad de nuestras orquestas; profundizar en la incipiente colaboración entre instituciones y sociedades musicales; potenciar las coproducciones y los acuerdos que unifiquen criterios; aumentar el rendimiento de las en muchos casos infrautilizadas salas de concierto; ahondar en la búsqueda ¡y mimo! de los patrocinadores… Y siempre, siempre, en tiempos de vacas gordas y en tiempos de vacas flacas, cuidar el “principio y base” de todo: la educación. Octavio Paz. Nuestros conservatorios y las leyes que los rigen han de ser revisados en profundidad. Sólo así, cuando la casa se comience por los cimientos, se vivirá una realidad musical a prueba de especulaciones y de los caprichosos vaivenes de la hacienda pública. Justo Romero 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 113 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS S Sabidurías LA MÚSICA QUE LLEVAN DENTRO A nte todo, unas gotas de semántica. La ciencia conoce. Frente al objeto, el sujeto se despersonaliza y se produce el conocimiento: objetivo, universal, demostrable, contradecible. El arte no conoce pero sabe. El sujeto se afirma en la creación —si se prefiere: en la producción— y el objeto que surge, la obra, persuade, convence, a veces seduce. O no persuade ni convence ni seduce aunque, en cualquier caso, no puede ni demostrarse ni contradecirse. Ejemplo máximo es la música, que ni siquiera se deja traducir. Se advierte la diferencia entre conocimiento y saber. Más allá de estas distancias, la ciencia y el arte coinciden en una categoría común: la sabiduría. Es la que surge de la experiencia. Dicho del revés: se pone de manifiesto cuando un científico o un artista es inexperto, cuando no cuenta con ese imponderable del ensayo y el error que trae el tiempo bien empleado. Sabio es el que no se mete en callejones sin salida, no se equivoca de instrumento, no malgasta sus energías en un erróneo balance de fuerzas. El siglo XX fue un siglo de experimentaciones estéticas extremas y sabrosos anacronismos. En el primer rango, las vanguardias quisieron hacer borrón y cuenta nueva, implantar un inédito origen, saltar sobre el vacío del tiempo histórico. A la vez, debieron convivir o malvivir junto a tradiciones muy arraigadas y todavía fructíferas. Contaron con un enemigo: la improvisación. Sus adversarios, con otro: la rutina. La primera mata por aborto. La segunda, por inanición. Llegado el fin de siglo —dicho de otra forma: liquidada la herencia que cobra su heredero forzoso, el siglo siguiente— parece que alcanzamos un armisticio en la guerra estética: lo ecléctico. Aquí también cabe cobrar las rentas. Finisecular es un eclecticismo donde todo se respeta, todo vale y se busca una mezcolanza razonable dentro de la anchísima oferta que han dejado los años. Corre asimismo un riesgo específico: el pastiche, que puede ser salvado con un recurso excepcional y sutilísimo: la estética del propio pastiche. Imprudentes, abstenerse. Me arriesgo a decir que el eclecticismo, si no es audaz, al menos puede ser sabio. La experiencia artística del Novecientos agotó las posibilidades del experimento y del museo. Digo más: creó el museo del experimento. Y más aún: la academia de la vanguardia. No lo afirmo con rebaba sino con aprobación, pues la vanguardia ocurre en sociedad y las sociedades viven de institucionalizarse. Hacen camino su andar, si obran con sabiduría. Convierten sus costumbres en leyes conscientes, desechando las inútiles y caducas. Académicos son los que estudian reglas y la vanguardia ha encontrado las suyas, a fuerza de no aceptarlas por anticipado. Todo esto alcanza un resultado socialmente muy apreciable: la diversificación del gusto. Así tenemos, por ceñirnos a la música, premios para lo experimental, festivales de música contemporánea —que sigue siendo minoritaria y excepcional en los programas y las temporadas— y hasta colecciones de registros en la misma línea. Este cuarto de siglo ha sido incomparablemente fecundo para la vida musical española. La proliferación de instalaciones y de actividades, incluida la nuestra que es la crítica, ha cubierto el mapa de musicalias constantes. Y el cambio no sólo ha sido de cantidad sino de calidad. La velocidad sea bienvenida, incluidos los atracones y los desconciertos. Si de creación se trata, las líneas son divergentes y ricas. Sigue habiendo una línea cosmopolita y una línea historicista, la internacional y la nacional, ahora subrayada por el labe- La vieja compañia musical de Frans van Mieris, 1681 rinto autonómico. Simplifico brutalmente: la línea Gerhard y la línea Rodrigo. Se escribe música desde la sólida instalación tradicional de un Antón García Abril hasta el extremo concretismo de un Mauricio Sotelo. Ya nadie se asusta de los atonalismos, sea el serial, el libre o el aleatorio. Los progresistas, por las suyas, han perdido el asco a los olvidados tesorillos de la zarzuela. En esto, como en tantas otras cosas, los españoles estamos aprendiendo a escuchar y a dialogar, a concertarnos como en los conciertos. A la vez, echando cuentas, nunca ha habido en España tanta gente escribiendo música, lo que significa: gente que quiere aprender a escribir música, la informe y pugnante música que llevan dentro. De la centuria anterior hemos heredado virguerías técnicas: ondas Martenot, osciladores electrónicos, rayos láser y, en el otro extremo, la sonoridad de los instrumentos primitivos, que suenan sorprendentemente actuales. Heredamos, como es consiguiente, la aceptación de que el arte no progresa ni involuciona y que todo sirve a sus castos y desenfadados fines: la exploración del infinito. En un tiempo propio, que muchos sospechan sea el de la eternidad. Nos queda por dilucidar el límite de nuestro arte. ¿Es música cualquier fenómeno acústico, como propusieron los futuristas y sostienen los concretistas? ¿Vivimos en un medio continuo de musicalidad y estamos constituidos por él aunque sin saberlo? ¿El ruido es también bello en sus convulsiones y susurros? El tiempo —el de los relojes, los almanaques y la historia— lo dirá, si es que se digna decir algo. La sabiduría consiste en saber oír sus equívocos signos, la trama de nuestra vida en común. Nada más comunitario que la escucha musical, el silencio del que nace eso que todo lo dice sin decir nada. Blas Matamoro 113 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 114 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS T Tribus DESDE CERO Museo Nazionale di Capodimonte, Nápoles parece aun más tétrica de lo habitual, el sendero deviene en una gran sombra: es la Puerta Negra de Mordor, el paso a un lugar oculto donde un día reinaron el caos, el narcotráfico, la delincuencia común y los conflictos entre clanes. Ahora todo ello aún pervive, pero se ve poco a poco arrastrado por una ola de rebeldía y de espíritu bohemio que va moldeando un nuevo San Francisco, un barrio que crece en arte a través del fantástico Museo de Reproducciones (en la rehabilitada Iglesia del Corazón de María), que puede ser parte del festival Bilbao Tropical, que se integra en la universidad con su residencia de estudiantes, que respira música tradicional por todos los costados, que se asoma con orgullo a su pasado minero y obrero y que, sobre todo, cree en su alma multicultural y en sus ganas de vivir. Amador habla con una voz tan Harry el peludo, Pedro el loco y el pequeño Amon de Agostino Carracci, 1598-1600 dura, grave y ronca que nadie creería que de niño formó parte del coro de la Parroquia de la Sagrada Familia de su ciudad hora que las series norteamericanas están de moda en natal, San Antonio de los Altos, en Venezuela. No ha pasanuestro país, quizás a muchos aficionados les suene do tanto, sólo treinta años, de los cuales lleva más de diez el nombre de Owney Madden, el famoso gánster en San Francisco. Vive en la miseria, completamente desablanco de Manhattan que en 1923 creara el Cotton seado, rayando la mendicidad, pero sabe ser feliz. Su vieja Club en la Lenox Avenue de Harlem mientras cumplía pena flauta aún conserva el aroma de los tiempos pasados, un en la prisión de Sing Sing. En plena Harlem Renaissance, esmalte formidable y un sonido muy dulce. Antaño hizo cuando la cultura afroamericana alzaba por vez primera una sonar a Bach, a Haendel, a Telemann, incluso a Debussy, voz propia, distinta y atractiva, el jazz vivió allí, en noches en muchos colegios venezolanos. Ahora vaga por los hastiadas de humo, de contrabando, de prostitutas, de indibarrios de Bilbao, elige la banda sonora de sus calles y gencia y de xenofobia, una edad dorada. Por allí pasarían pone un poco de música en la vida de sus habitantes, verdaderos ídolos como Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Louis siempre tan estresados, siempre corriendo, siempre con Armstrong, Billie Holiday, Dizzy Gillespie o Nat King Cole. Al prisas, caray. Su amigo Domingo es, según nos cuenta, un otro lado, entre el publico, todos blancos: George Gershwin, verdadero as al acordeón, se las sabe todas, nadie toca La Jimmy Durante, Irving Berlin, Mae West, Eddie Cantor… cumparsita como él, igual que nadie canta como Pascual, Bilbao tiene su propio Cotton Club: está en Indautxu, y el auténtico rey de la calle, que es como un Louis Armstambién hace música en directo, de esa que se llama alternatrong redivivo. Es otra forma de vivir la música: allá donde tiva o independiente. Este Cotton Club vive con la añoranza nunca llega el silencio, el sonido de una flauta, de un de un pasado desconocido, remotísimo, exótico, valiente, acordeón o de una voz alivia, suaviza y armoniza los ecos seguramente idealizado, pero vive a la vez en un barrio de atronadores y corrompidos de las grandes ciudades. bien de una ciudad próspera del siglo XXI que nada tiene Amador no sabe quién es José Antonio Abreu, no sabe que ver con aquel gueto residual de la Nueva York de los quién es Gustavo Dudamel, no sabe lo que es el Sistema años veinte. Se llaman como ellos, quieren llevar su nombre, Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles, no sabe lo que pero qué mundos tan distintos. Entre nuestro público pasa la música está haciendo por los niños en su país, el milagro algo similar: nos gusta el Catfish Row de Porgy and Bess, esos venezolano. Ahora que lo sabe no se lo puede creer: “es oscuros suburbios de Charleston, nos gustan sus habitantes, fantástico, maravilloso”. Pero Amador cree también en los sus formas de vida, sus trapicheos, sus luchas, pero sólo movimientos juveniles, en la desobediencia cultural, en las como piezas de museo, nada de ser como ellos, ni siquiera revoluciones estéticas, en las tribus urbanas, en la ilimitada de acercarse a sus barrios, qué temeridad, antes al Hades. creatividad de las zonas marginales. El día que la música No muy lejos del Cotton Club, a las ocho y media de clásica llegue de verdad a ellas, pues ellas nunca llegarán la tarde, la calle Cortes de Bilbao es un verdadero crisol por sí mismas a la música clásica, que el mundo se prepare, de culturas, de lenguas y de tribus, el mundo entero pareporque la cultura empezará a contar desde cero. ce pasar ante el paseante para adentrarse en el marginal barrio de San Francisco. Dada la oscuridad de la noche, y difuminada tras una enorme cortina de humo, la entrada Asier Vallejo Ugarte A 114 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 115 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Urgencias NO SÓLO PASADO U U Museo Nacional de Estocolmo Este proceso de cambio se rgentemente me piden deja sentir ya en las estructuras que escriba unas líneas familiares, ir a la universidad a sobre la Historia de la estudiar Historia y Ciencias de la Música en la enseñanza, Música ha adquirido la misma y nunca mejor dicho la urgencia importancia que cualquier otra en un tema que parece en sí miscarrera, es una opción personal mo irresoluble. perfectamente válida que se resEn 1985, año Europeo de la peta en el ámbito familiar y que Música, tuvo lugar en Florencia el supone de entrada un cambio congreso sobre Didattica della muy significativo en la concepStoria della Musica, en la presención social del musicólogo. Este tación de sus actas editadas por la logro ha tenido una segunda lecSociedad Italiana de Musicologia, tura no menos importante y que Mario Sperenzi y Sergio Miceli afecta a la percepción del resto planteaban la Historia de la Músidel profesorado universitario, es ca: “como una parte indispensable decir, la Academia, en este sentide toda reforma seria de la ensedo la Historia de la Música y por ñanza musical, puesto que el extensión la Musicología ha conocimiento histórico debe prepasado a formar parte en los placeder a cualquier otro si se entiennes de estudio de otras carreras, de la formación de los ciudadanos en un proceso de respeto e intery también la de los músicos, como disciplinariedad que apunta a un el resultado de una concepción nuevo concepto en las Humanimodernamente humanista”. Desdades. Por último y en lo que de entonces muchas cosas han afecta a la universidad como inscambiado. titución, se observa que se ha Si hay una etapa fundamental El joven flautista de Judith Leyster, 1635 comenzado a considerar esta para el acercamiento a la Historia carrera como parte esencial de de la Música y a lo que supone su diseño estratégico en el catálogo de titulaciones. como parte esencial de nuestra Historia cultural y por tanto Ahora bien, la Historia de la Música a la que me refiero de nuestro patrimonio universal, ese que legamos a las geneno limita su campo de conocimiento al saber histórico de la raciones venideras como el bien tangible de nuestra civilizadisciplina exclusivamente, sino más bien a un proceso inteción, es precisamente la etapa educativa de la adolescencia. grador que en torno a ese eje fundamental aglutina otras En este sentido, las reformas acometidas por el Ministerio de materias que aportan nuevos enfoques y que evidencia la Educación en lo que afecta a los niveles de ESO y bachilleratransformación y adecuación de una disciplina a la realidad to han dejado en una peculiar situación esta materia. Ha social contemporánea. Los límites entre lo convencionalmendesaparecido de 1º de ESO la asignatura de Introducción a la te considerado histórico y otros campos de la Musicología Música, que en su programa llevaba una parte importante de han comenzado a difuminarse a la búsqueda de la complecomponente histórico, en el bachillerato ha dejado de ser mentariedad, de esta manera el análisis musical ya no es visobligatoria en la rama de Ciencias Sociales para pasar a eleto como algo independiente sino como parte integradora, las girse como optativa, al igual que sucedía en Humanidades, y músicas urbanas y la etnomusicología empiezan a dejar de a colocarse en primer curso y no en segundo como estaba, ser valoradas como algo ajeno a la Historia, la recuperación quedando distante de la selectividad, lo que limita las posibide patrimonio musical y la biblioteconomía y archivística lidades del alumno a la hora de elegir esta materia en las musical se presentan directamente ligadas, al igual que la pruebas de acceso a la universidad, en definitiva desajustes gestión y la crítica musical o la aplicación de las nuevas tecque poco han aportado en la reforma y que sin embargo sí nologías, la Historia de la Música no sólo es pasado, sino han perjudicado en su presencia en el ámbito educativo. también una forma de ver el presente. Este enfoque ha perEs pronto todavía para analizar cómo ha quedado esta mitido abrir nuevas vías en la investigación, que sin dudarlo materia en los nuevos planes de estudio de los Grados en los ampliarán el campo hacia otras disciplinas, fortaleciendo una Conservatorios, muchos de ellos en fase de elaboración, en presencia de la Musicología cada vez más activa en el concontraposición en las universidades ya se puede aventurar una texto universitario y por extensión en la sociedad. valoración en un momento de profundos cambios. La reforma Es urgente que termine y lo hago recordando una máxima Bolonia del espacio europeo superior ha permitido que la antimuy utilizada, pero no por ello menos válida. Si los pueblos gua carrera de dos años de segundo ciclo en Historia y Ciencias que desconocen su Historia están condenados a repetirla, los de la Música haya pasado a ser un Grado de cuatro años en las que desconocen su Historia de la Música, es decir, el espacio mismas condiciones que el resto de las carreras universitarias, sonoro de su intelecto y alma, están condenados a un gran una vieja reivindicación de muchas generaciones. Terminar el empobrecimiento humano y cultural. Somos Historia, y en ese bachillerato y entrar en la universidad para formarse en aquello contexto la Historia de la Música ocupa un lugar esencial que en lo que uno desea ya no pasa por la forzada experiencia de no siempre hemos sabido reivindicar los profesionales. aprender otras cosas “que son muy útiles”, se vive por tanto un momento histórico de gran trascendencia que, sin dudarlo, marcará un antes y un después en nuestra disciplina. Begoña Lolo 115 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 116 D O S I E R SCHERZO 1985-2010 EXPANSIONES extendido y no únicamente limitado al barroco hispano, así como el contratenor Carlos Mena. Los directores de escena más activos son Lluís Pasqual o Emilio Sagi, aunque tiene enorme fuerza Calixto Bieito, especialmente en el área germánica. Los cantantes siguen siendo, sin embargo, nuestra mayor aportación. Los que más han conseguido expandirse han sido María Bayo, Ángeles Blancas (muy activa en Italia), Carlos Álvarez, Manuel Lanza, Ángel Ódena o la portuguesa, aunque afincada entre nosotros, Elisabete Matos. Nancy Fabiola Herrera ha llevado su Carmen al Metropolitan de Nueva York o la Arena de Verona, y José Bros ha logrado hacerse con un puesto de honor en el campo belcantista, al igual que María José Moreno y Mariola Cantarero en el feudo rossiniano de Pésaro. También destacan Isabel Rey (muy vinculada a la dinámica Opernhaus de Zúrich, al igual que el inclasificable Carlos Chausson), Ainhoa Arteta, Elena de la Merced, María José Montiel, Ofelia Sala o Ana María Sánchez. Entre los jóvenes, habría que saludar a Sabina Puértolas, Ainhoa Garmendia, Maite Beaumont, Gabriel Bermúdez, Israel Lozano, Ismael Jordi o José Manuel Zapata. Quizá el punto más impensable —por la tendencia natural a brillar como solistas— es que contemos con un cuarteto de cuerda de la talla del Casals, habitual en santuarios camerísticos como las Schubertiadas de Hohenems y Schwarzenberg o el Wigmore Hall de Londres, al que se ha incorporado últimamente asimismo el Cuarteto Quiroga. Entre los pianistas, Joaquín Achúcarro mantiene de algún modo la posición que en su día gozara Alicia de Larrocha, aunque sobresalen nombres como Rosa Torres-Pardo, Javier Perianes (posiblemente el más consolidado), Luis Fernando Pérez (con su reveladora Iberia) e Iván Martín. Las batutas más viajeras siguen siendo Rafael Frühbeck de Burgos, Jesús López Cobos y Miguel Ángel Gómez Martínez (estos dos últimos, o, en una generación intermedia, Juanjo Mena (recientemente elegido titular de la Filarmónica de la BBC en Manchester), Josep Pons o Edmon Colomer (que estuvo al mando de la Orchestre de Picardie en Francia). Hay una generación de prometedoras batutas, como Pablo Heras-Casado, Pablo González, Guillermo GarcíaAlcalde, Ramón Tebar… Los compositores más interpretados siguen siendo Luis de Pablo y Cristóbal Halffter (su última ópera, Lázaro, fue estrenada en la ciudad alemana de Kiel), a cuyo hijo, Pedro Halffter, se le ha podido ver en la Staatsoper berlinesa o la Semperoper de Dresde, al igual que a Alexis Soriano en San Petersburgo. No hay que olvidar a José de Eusebio con su ambicioso proyecto sobre Albéniz. La música española también viaja, y además de la progresiva introducción de nombres como Arriaga o Martín y Soler, se han visto seducidos por nuestra zarzuela no sólo artistas latinos como Rolando Villazón, Juan Diego Flórez o Marcelo Álvarez, sino también otros mucho más alejados de nuestra cultura —y sorprendentemente idiomáticos— como Anna Netrebko, Elina Garanca y Patricia Petibon). La zarzuela barroca ha atraído, sobre todo, a Christophe Rousset. Art Museum, St. Louis V Viajeros Músicos callejeros en el portal de una casa de Jacob Ochtervelt, 1665 H 116 asta hace unos años, parece que lo único que podíamos exportar los españoles al mercado musical eran cantantes, que casi siempre, además, se habían formado total o parcialmente en el extranjero. La proliferación de las escuelas de música y, sobre todo, la sustancial mejora en la calidad de la enseñanza, está haciendo posible que, poco a poco, vayamos ocupando un pequeño lugar en el panorama mundial. En estos 25 años hemos asistido a los gloriosos finales de trayectorias como las de Montserrat Caballé, Teresa Berganza, Pilar Lorengar o Alfredo Kraus, mientras el incombustible Plácido Domingo continúa añadiendo títulos a su impresionante lista. El Orfeón Donostiarra es la agrupación coral más internacional, y ha estado presente en acontecimientos ya históricos como La condenación de Fausto de Berlioz en Salzburgo (con uno de nuestros grupos teatrales punteros, La Fura dels Baus, que ha conseguido triunfar en Europa también con su Tetralogía, o en La Monnaie de Bruselas con Le Grand Macabre de Ligeti), o la Segunda Sinfonía de Mahler, que constituyó la “resurrección” de Claudio Abbado en el Festival de Lucerna. En el terreno de la música antigua también empezamos a asomarnos, por supuesto, con la figura de Jordi Savall en primerísimo lugar, presente con sus grupos (Hespèrion XXI, La Capella Reial de Catalunya o Le Concert des Nations) en todo certamen que se precie, a quien se ha unido en los últimos tiempos con mucho vigor Eduardo López Banzo y Al Ayre Español, de repertorio cada vez más Rafael Banús Irusta 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 117 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Web EL SUEÑO DE BEETHOVEN E W National Gallery, Londres n los últimos años del siglo XX el melómano descubrirá no sin cierta perplejidad que para salir al espacio no hace falta moverse del sitio. Bastará con disponer de un ordenador personal y una conexión de red para verse transportado a un mundo donde (casi) todo es posible. La distancia virtual o real entre el sujeto y el objeto desaparece con una simple pulsación del ratón o un rápido tecleo. El usuario se convierte así en un “navegante” o “internauta” y el cazador de discos abandona la maleta para empezar a frecuentar portales como Amazon o Ebay, auténticos mercados universales donde es posible encontrar y adquirir prácticamente cualquier cosa. A Beethoven le es atribuida esta intuición visionaria: “debería haber un gran almacén de arte en el mundo al que el artista pudiera llevar sus obras y desde el cual el mundo pudiera tomar lo que necesitara”. Doscientos años más tarde esa ensoñación se ha convertido en una realidad llena de luces y sombras. La World Wide Web ha supuesto la fase última de la transformación contemporánea de los mecanismos de producción y distribución musical. Su aparición trae como consecuencia la masificación de la banda ancha y la circulación por Internet de un torrente de terabytes musicales. Ya sea a través de la tecnología streaming (caso de portales audiovisuales como YouTube, MySpace o Last.fm), de redes de usuarios peerto-peer (como Kaaza, eMule, LimeWare o eDonkey), buscadores (como RedFerret) o wikis (como Netlabel Catalogue), los internautas de todo el mundo comienzan a publicar, descargar e intercambiar archivos musicales. La iniciativa más exitosa en este sentido es iTunes, un portal que ofrece una descarga ilimitada de música legal y permite el flujo libre de archivos musicales entre sus suscriptores. La bestia negra de este fenómeno, por el contrario, sigue siendo las descargas ilegales de música, que no sólo comportan unas pérdidas multimillonarias para la industria, sino que fomentan un pernicioso hábito de consumo basado en la creencia de que la música es un bien gratuito que cualquiera puede tomar a su antojo. Más allá de las cuitas éticas sobre la propiedad intelectual y la piratería global que genera la fiebre de las descargas, lo que Internet acaba cuestionando en última instancia es la obsolescencia de los soportes físicos de audio. El melómano aficionado a la música culta, empero, Flores en un jarrón con conchas e insectos de Balthasar van der Ast, 1630 no parece sentirse aludido por el desplazamiento de los valores de consumo: a pesar del mercadeo indiscriminado so a sus catálogos o archivos de forma gratuita o a través de de Internet y de las transformaciones socio-tecnológicas que suscripciones. Se crean asociaciones digitales, foros y cluéste propicia, el comprador de “clásica” sigue pagando por bes de aficionados que fomentan el trasvase de información sus discos. Si bien las cifras de ventas han decaído significatiy el intercambio de opiniones. Esta “globalización” genera vamente en el curso de los últimos años, el sector de la músitambién fenómenos singulares como la fundación en 2008 ca culta resiste estoicamente frente a la piratería. Más allá de de la primera orquesta concebida y planteada exclusivalos cenáculos “audiófilos”, para el coleccionista medio de mente a través de Internet y formada por músicos reclutamúsica clásica (especialmente para el de mayor edad) el disdos vía YouTube. Mientras tanto, coliseos, auditorios y teaco sigue teniendo un valor “cultual” o “aurático” que valida la tros de todo el mundo apuestan fuerte por la retransmisión vigencia de éste como fetiche u objeto de colección. “en tiempo real” de sus programaciones, sirviéndose de este De lo que no cabe duda es que la ventaja última de esta tipo de portales especializados. Los autores y artistas, por su red global es el acceso a un ilimitado universo de conteniparte, no han pasado por alto las ventajas de Internet a la dos. Las fronteras culturales, geográficas, logísticas e intelechora de promocionarse, ya sea a través de blogs y páginas tuales que antes restringían la obtención de conocimientos web o haciéndose un hueco en redes sociales tan multitudiespecializados se vienen abajo, llegando a “globalizarse” un narias como Facebook, Twitter o MySpace. banco de datos universal que junta los acervos musicales de países y culturas enteras. Bibliotecas, fonotecas y organismos culturales ponen a disposición de los usuarios el acceDavid Rodríguez Cerdán 117 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 118 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS 118 UN MAR DE ENIGMAS levamos años diciendo, y no sin razón, que la música, aun sin dejar de ser cenicienta —epíteto que gustaba de emplear en tiempos el recordado colega Antonio Fernández-Cid—, ha ido mejorando sus constantes en España, este país de nuestras penas y alegrías, de nuestras entretelas. La cuestión ha podido ir calibrándose en las páginas de SCHERZO, siempre abiertas a la actualidad y al estado de un enfermo que va adquiriendo color día a día, o, más bien, año a año. Claro que el paciente acusa todavía dolores y no acaba de encontrar el alivio definitivo. Son muchas las incógnitas que se le plantean y que los galenos no le resuelven. Dos parcelas de siempre menesterosas en nuestro país han sido la música de cámara y el lied. Desaparecidos hace años los dos cuartetos más activos durante los cincuenta, sesenta y setenta, la Asociación Nacional de Música de Cámara y el de Radiotelevisión, esta importante veta parecía iba a quedar definitivamente arrumbada pese a los esfuerzos de algunos músicos de valía que intentaban navegar en mar proceloso y falto de acogida. Las sociedades filarmónicas de provincias no se arredraban y hacían sus pinitos, pero, como siempre, la escasez de apoyos y el despego de la afición cavaron más de una tumba. Otro tanto sucedía con el lied, la más acrisolada forma dramática y musical a que da lugar, vía Centroeuropa, la unión de una voz y un piano. Hoy las cosas son distintas gracias a la Fundación Caja Madrid, promotora en la capital de los ciclos Liceo de Cámara y de Lied, que aún han de alcanzar sin duda mayor relieve y han de impulsar un deseado mimetismo en una periferia que, en todo caso, ha venido carburando a buena presión: Palau de la Música Valenciana, Palau de la Música Catalana, Festivales varios… Pero han de encauzarse todavía muchas de estas actividades. Para que lo que se hace en Madrid no sea realmente un oasis y las visitas de grupos y voces no sea, como lo es hasta ahora, una excepción. Las incógnitas se ciernen igualmente, pese a la aparente bonanza, en el capítulo de nuestras formaciones sinfónicas, que ocupan ampliamente todo el territorio nacional. Afortunadamente, aunque despacio, los instrumentistas españoles van incorporándose a ellas. Siguen la mayoría, no obstante, exceptuando tres o cuatro, sin realizar una programación novedosa, didáctica, estimulante, en la que lo nuevo se alterne de manera eficiente con lo antiguo. Se bucea demasiado en lo de siempre, con poca o ninguna inquietud. Son raros los estrenos y las recuperaciones. La Orquesta de la Comunidad de Madrid es un ejemplo necesario. Espesas brumas se ciernen sobre algunos de estos conjuntos en una época de crisis como la que vivimos y que algunos han experimentado ya en sus propias carnes. Véase el caso de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, a la que le han dado un buen mordisco. ¿Se despejarán las incógnitas sobre su futuro? Nos gustaría saber asimismo si llegará un momento en el que los encargados de programar lo hagan con independencia de los agentes, que siguen imponiendo criterios y artistas e influyendo por tanto de forma non sancta en la mayoría de las temporadas. La música contemporánea subsiste, aunque quizá excesivamente encajada en un gueto, que es el del CDMC, que indudablemente, y no nos duelen prendas, viene practicando una buena labor, nunca a gusto de todos. Pasará a depender de ese nuevo organismo en el que se integran también el Auditorio Nacional y el CAEMHIS. Otras entidades, y Musicadhoy de Madrid es un buen ejemplo, defienden similar Isabella Stewart Gardner Museum, Boston X L X: las incógnitas Detalle de El concierto por Johannes Vermeer, 1665-1666 pabellón. La incógnita a despejar es si esta entusiasta iniciativa podrá seguir manteniendo en un próximo futuro su actividad, dependiente del INAEM y de la Fundación Caja Madrid. Otra de las grandes incógnitas, en la que llueve abundantemente sobre mojado, es la de la enseñanza, que nunca acaba de quedar estabilizada y rematada. Se sucede plan tras plan y no termina de cocerse uno definido que nos sitúe en paralelo con otros estados de la Unión, que en esta cuestión también nos llevan una buena ventaja. El apartado pedagógico toma singular virulencia en el canto. España, que fue pionera en tiempos de los García y sucesores, no posee ahora un nivel que nos haga competitivos en este campo. Aunque sigue habiendo maestros, es necesario todavía marcharse al extranjero, a Italia, Alemania, Francia, Inglaterra o Estados Unidos, para adquirir una sólida técnica. Sobre todo en lo tocante al lied. Y eso que no cabe negar logros menores en algunos centros, como la Escuela Reina Sofía; o por parte de profesores privados. No hay una tónica, una base, una preparación que nos permita pensar en una aclaración a las muchas preguntas. Porque voces continúa habiendo; aunque no en forma de luminaria. En conexión con este asunto está el de los teatros de ópera, que cada vez son más. Hay temporadas o temporaditas en distintas comunidades, en algún caso decorosas, pues ahora también se ensaya más y se programa, hasta cierto punto, mejor. Bien que los dos grandes centros sigan siendo Madrid y Barcelona. En el Liceo las cosas funcionan aceptablemente, con criterio, a veces discutible, y vienen impulsadas desde hace años por las mismas mentes resolutivas. Se ha construido un tipo de programación en el que se apuesta mucho por lo nuevo o lo insólito; y funciona. En el Real se ha venido programando de manera más equilibrada, sin desdeñar lo novedoso. Ahora se abre una enorme incógnita con la presencia de Mortier, un provocador nato, aunque con ideas firmes, no siempre bien fundamentadas y desarrolladas. Sería bueno que se atendiera en mayor medida a las jóvenes voces de casa. Algo que reza también para el Teatro de la Zarzuela, cuyo rumbo futuro es igualmente otra incógnita. Su director artístico actual, Luis Olmos, termina mandato. Como lo terminaba el director musical, Miguel Roa, despedido con cajas destempladas antes de tiempo. Arturo Reverter 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 119 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Yo, músico NORMALIZACIONES Y PARADOJAS Y Museum of Art, Filadelfia U n planteamiento tan sencillo e inocente como el del antetítulo, uno cree que no necesita ninguna aclaración. Pero recordando la famosa interpelación que el gran Valle-Inclán hizo a un impreciso político en el Parlamento: “Concreta, cabrón, concreta…”, pues eso, a concretar. La primera palabra, YO, no remite a un YO-personal (mí, me, conmigo, centro nuclear de mi consciencia, que dirían los junguianos) sino a un YO-colectivo, a la “memoria de un muy consciente colectivo”. Y sobre la segunda palabra, MÚSICO, neutra, limpia y clara, uno —o sea yo— cree que no habrá ninguna duda, como dice el diccionario de la RAE: “persona que ejerce, profesa o sabe el arte de la música”. Pero parece que no. Que es precisamente entre los —teóricamente— músicos donde surgen las discrepancias ya que hace poco oía la siguiente conversación: un entusiasta melómano le decía a una persona que le acababan de presentar, “hombre, así que eres músico”, y le contestaba el otro, “bueno, soy compositor”. Parece que en el siglo XXI eso de músico suena ya a rancio, castizo, decimonónico o algo peor. Como mínimo performer o compositor o, si no, mejor otro palabro acorde a la creación e interpretación con nuevas tecnologías. Sea como fuere, yo —o sea, el que esto escribe— sigo identificándome como MÚSICO y como tal voy escherzando este scherzo celebración de los 25 años de SCHERZO. En los tiempos en que nació esta revista, diciembre de 1985, la música clásica en España estaba saliendo de un largo período de ostracismo en que para el común de los mortales (absténganse los melómanos) el músico estaba asociado poco menos que a los titiriteros. Se ganaba poco y, quitando los grandes solistas (lo que podríamos llamar la jet-set musical), los músicos (la clase media) vivían como podían simultaneando los varios empleos músicos: compositor, arreglista, director, intérprete, gestor, musicólogo, etc., pero eso sí, henchidos de entusiasmo musical. Si alguien te preguntaba qué eras y tú decías que músico, la respuesta del interlocutor llevaba el interrogante ¿músico?; 25 años después esto ha cambiado y afortunadamente ahora esta respuesta suele llevar la admiración ¡músico! Durante estos años creíamos que la música en este país por fin se estaba normalizando — desde luego estamos mucho mejor que antes, de eso no hay duda— y que el futuro del músico en España sería de lo más halagüeño pero la realidad es otra, sobre todo ahora, 2010, crisis galopante, gobierno a la deriva. Si en estos años han florecido los conservatorios superiores y ha entrado la música en la universidad, uno y otro se dan la espalda ignorándose, aunque este tema se lo dejo a mi colega Pedro Sarmiento. Los compositores que nos hemos dado a conocer en estos 25 años creemos vivir en una nueva edad de plata compositiva pero las orquestas autonómicas — uno de los grandes logros para la profesión música de estos años— siguen programando pocas obras españolas y especialmente las nacionales que llevan la “E” en sus siglas, la OSRTVE y la ONE, son las que menos caso hacen de esa “E”. Otro gran logro de estos años y de gran beneficio para los jóvenes músicos ha sido la creación de las jóvenes orquestas, algo que sólo pudimos disfrutar los de mi generación y anteriores con la humilde y exigua orquesta de JJMM. Pero una cosa tan maravillosa que debía servir para formar y preparar a los jóvenes músicos en sus respectivos encuentros anuales se está convirtiendo en una semi-profesionalización encubierta ocupando el espacio de los verdaderos profesionales, algo similar a lo que ocurre con los becarios de las empresas. Detalle de Laudista de Theodor Rombouts, 1620 Cuando nació SCHERZO, el músico instrumentista —el de clase media, el de la jet-set vive en otro planeta— consiguió que los cachés se normalizaran a un nivel similar a otras profesiones. Ahora en 2010 los músicos estamos cobrando lo mismo que en el año 2000 cuando lo del cambio del euro, con el agravante de que la última subida del IVA ha supuesto para nosotros una bajada, ya que ahora todo va a la baja. Y qué decir de los agentes y gestores musicales. Antes del nacimiento de SCHERZO había en España como mucho 4 o 5 agentes. En la mayoría de los casos, éramos los propios músicos los que nos representábamos y gestionábamos nuestros recursos y los pocos puestos de gestión musical que había en la administración estaban ocupados por músicos. De repente, empezaron a surgir agentes y gestores como hongos por el nuevo bosque musical (cualquiera podía serlo) y a la sombra del pelotazo muchos denigraron la profesión y a los músicos. Afortunadamente, hoy en día hay ya un montón de másteres que profesionalizan y dignifican la gestión musical. Otro importante asunto de estos años ha sido la implantación autonómica de la Redes de teatros y auditorios. Pero, en lugar de abrirse a todos los músicos españoles en igualdad de condiciones, se ha dado la paradoja de cerrarse cada una en beneficio de los de su propia Comunidad, excepto en Madrid, donde todo el mundo tiene la puerta de Alcalá abierta. En un curso sobre Música y filosofía hablaba el profesor G. Bueno sobre el fin de la filosofía desplazada por la ciencia y el de la música clásica, en especial la contemporánea, por las músicas ligeras. Sea como fuere, vuelvo al YO inicial (en este caso “mí, me”) y digo como aquel peronista en unas elecciones argentinas: “conmigo o sinmigo” el MÚSICO seguirá. Tomás Garrido 119 258-dosier 22/11/10 11:03 Página 120 D O S I E R 25 AÑOS EN 27 LETRAS Z E Zarzuelerías ¡YA ESTÁS FRENTE A LA CASA! Y AHORA ¿QUÉ VAS A HACER? Staatliche Museen, Berlin sta célebre frase de la “señá” Rita dirigida al Julián de La verbena de la Paloma, es la pregunta que se ha hecho este comentarista que durante los 25 años de vigencia de esta revista ha cubierto, en gran parte, la crónica de nuestro teatro lírico: la zarzuela, condenada a ser cenicienta y que en los últimos tiempos se ha logrado una equilibrada valoración de éste nuestro género al desechar el patrón de la ópera como medida que la llevó a cargar con un pasado complejo de inferioridad del que no nos sentimos en nada solidarios. Hoy, por ventura, las ciencias adelantan que es una barbaridad, y ahí tiene muchísima razón don Sebastián, porque de años atrás a nuestros días bien podemos afirmar que el panorama ha cambiado y que la recuperación de la zarzuela como elemento valioso de la cultura popular española está en marcha. Género, en sus diversos estilos, que tiene un largo capítulo en nuestra historia musical y teatral; tan es así que la zarzuela fue la principal aportación lírica de la generación de mediados del siglo XIX en su lucha por crear el teatro lírico nacional y continuador, prácticamente ya debilitado, hasta mediados del pasado siglo, con una infraes- Pintor en su estudio, pintando a unos músicos de Jan Miense Molenaer, 1631 tructura lírica nunca vista en nuestro país, aunque en etc., deben alcanzar un nivel digno al igual que otros espectáciertos círculos fue visto como sinónimo de atraso y chabacaculos dramático-musicales. La ampliación del repertorio cononería que hoy debemos interpretar como un exceso. Decía cido, incorporando títulos olvidados que deben revisarse y Barbieri que la esencia de la zarzuela puede remontarse al reestrenarse. Luego está el movedizo terreno de la adaptación origen de nuestro teatro. Quizá o sin quizá habría sido mejor de libretos —de menos flexibilidad respecto a la ópera, por su que hubiéramos contado con una ópera nacional de tanta indudable tono local—, que si no se maneja con especial cuifuerza como la italiana, la alemana o la francesa, pero nuestra dado pueden dar a verdaderos desatinos que dan pavor. historia, por muchas razones, fue por otras rutas y es inútil Recurro a la anécdota, que no deja de ser graciosa, sobre las jugar a confundir la realidad y el deseo o vaticinar cómo versiones de obras de Shakespeare, representadas hace más habrían sido las cosas en caso de que todo hubiera sido difede cuarenta años en el Teatro Español de Madrid, debidas a rente. El hecho es que hay que reconocer que la zarzuela Nicolás González Ruiz, aquellas despertaron el ingenio satírirepresentó lo más parecido a un auténtico fenómeno lírico de co de un poeta, José Pérez Creus, que hizo correr por los masas y que en la actualidad interesa a un público de aquí y medios teatrales, este epitafio: “Aquí yace William Shakespeafuera de aquí que abarrota las salas en donde se representa. re, / hasta hace poco inmortal, / murió de tres traducciones, / Hoy creemos estar todos de acuerdo en que éste género es que le hizo Nicolás”. Apliquémonos el cuento. Muchas de una unidad cerrada con sus momentos de crecimiento, esplenestas premisas las ha llevado a cabo, en su lucha por mantedor y saturación que le ha conducido a un callejón de difícil ner viva la zarzuela, el teatro que lleva su nombre. Desde la salida. Por su valor en sí mismo y por la función social cumplitemporada de 1985 se han representado espectáculos muy da, resulta necesaria una rehabilitación histórica y cultural. En dignos y otros controvertidos y polémicos, pero al fin y al estos últimos tiempos ya nos hemos dado cuenta de la toma cabo es lo que nuestro género necesita. No obstante, las corde conciencia para mantener viva la zarzuela para que la distas temporadas que dedica al género el Teatro de la Zarzuela tancia entre ella y las nuevas generaciones se haga más cercano pasan por ser aún más intencionadas que efectivas, en el na y asumible. Hay un repertorio ingente, que en muchos sentido de mantener vivo un género. El mundo discográfico casos nos obliga a reconstruirlo, ordenarlo y ponerlo ante la también está contribuyendo a ello, en aportación de nuevos opinión pública aclarando la coyuntura de su azarosa historia, títulos el sello Blue Moon, Auvidis Valois hizo nuevas versiotrabajo todo ello minucioso y arriesgado, porque por lo genenes del repertorio zarzuelístico y últimamente el sello Vocaral ya se sabe que lo que después de muchas horas de estudio tion Records está editando el material de la antigua Columbia en la bibliotecas parece “injustamente olvidado”, el espectador e Hispavox, así como la conversión a CD de zarzuelas de Atase encarga de colocarlo de nuevo en el lugar donde estaba. úlfo Argenta no pasadas del vinilo. Volviendo la mirada hacia esos veinticinco años recorriPor último, más polémica es la continuidad de la zarzuela dos desde la fundación de esta revista, podemos decir que como promoción de nuevos compositores para convertirse hay voluntad, también tiene su demanda, de que nuestro en género actual. Lúcida puede ser la respuesta al respecto género lírico sobreviva y encuentre su vigencia. Fundaciones, que nos da Fernando Herrero en La ópera y su estética: “El algunas de carácter privado, como Inocencio y Jacinto Gueteatro lírico español debería ser capaz de conectar con un rrero, Fundación de la Zarzuela Española, Autor, ICCMU y la presente crítico y plural”, y añade más: “Poner las bases de propia SGAE, por poner unos ejemplos, avalan su continuiun renacimiento lírico supera incluso las posibilidades de dad. Otros esfuerzos vienen del ámbito teatral, fundamental la una labor estatal, ya que es toda la sociedad la implicada”. dedicación al género del Teatro de la Zarzuela y algunos que se hacen en otras ciudades españolas. El teatro puede hacer realidad la utopía: montajes, decorados, orquesta, intérpretes, Manuel García Franco 120 258-Pliego final 22/11/10 12:38 Página 121 121 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 122 ENCUENTROS ANTONI ROS-MARBÀ: “MOZART SIEMPRE RESISTE” N ada más justo que el que esta entrevista aparezca en el número que celebra los veinticinco años de SCHERZO. Porque Ros-Marbà, nacido en Hospitalet en 1937, ha sido actor y testigo de este tiempo y ha ayudado muy decisivamente a construir lo que es hoy la música en España. Quizá lo tuviéramos demasiado asumido, como uno de esos valores seguros que sabemos que están ahí, que nunca defraudan, pero cuya presencia de puro natural nos pasa inadvertida demasiadas veces y por eso acabamos siendo injustos con ellos. Ros-Marbà es titular, desde 2001, de la Real Filharmonía de Galicia, la orquesta de Santiago de Compostela, una formación de sonido exquisito que bajo su mando ha alcanzado unas sorprendentes cotas de calidad colocándose en el grupo de las mejores españolas. El encuentro tuvo lugar en Valladolid, antes del ensayo de un concierto en el que el maestro dirigiría a su orquesta en un programa en el que la pieza principal era la Serenata “Haffner” de Mozart. A su lado siempre está Mozart. ¿Es la música misma, como escribiera Cernuda? Lo es. Hasta con poderes terapéuticos, como describió Alfred Tomatis en su Pourquoi Mozart?, donde lo relaciona con el equilibrio neuronal. El Mozart que hace estos días es la Serenata “Haffner”. Es decir, un Mozart puramente profesional, una obra de encargo. 122 No hay que confundirse con eso. Hay que abordar esta serenata no como una sinfonía sino como algo más lúdico, más directo, que se escribe para una boda y se estrena al aire libre. Es una obra en la que casi no hay modulaciones, lo que significa un punto de ligereza que hay que poder plasmar verdaderamente y con resultados inmediatos. Es una obra sin desarrollos, sin confrontaciones temáticas pero eso no quiere decir que no sea extraordinaria. Es otra cosa. Con esos tres movimien- tos para violín que parecieran un concierto con solista pero no lo son, con los tres en la misma tonalidad y con un primero que no es un Allegro sino un Andante, y que son, al fin, un paréntesis en el magma de una obra larga, difícil y propensa a las contracturas… ¿Físicas? Pues sí, porque es, como se diría en italiano, impegnativa. ¿Su comprensión de Mozart hoy es un 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 123 ENCUENTROS ANTONI ROS-MARBÀ ejemplo de su propia proyección como director? ¿Puede decirse que siempre han ido juntos? Fíjese qué curioso. Usted me hace esa pregunta y yo recuerdo ahora, de repente, que Mompou, a quien tanto quise y que me dio su amistad a pesar de la diferencia de edad, decía que no le gustaba Mozart. Y fue un gran músico por el que yo sentía una enorme debilidad como ser humano. El caso es que en el Mozart de la edad más temprana presientes al Mozart que ha de llegar. Y tú mismo, a medida que creces como persona y como músico, lo vas comprendiendo mejor, descubriendo cosas nuevas en él y rectificándote a ti mismo en tu asimilación de su música, encontrando esas soluciones nuevas que te pide constantemente. Le estimula, pues. Sí, porque siempre hay sorpresas, cosas que descubres con los años. Ya sé que pasa lo mismo con Beethoven, con Brahms o con Bach. Pero no sé si Mozart era muy consciente de lo que estaba escribiendo. Probablemente sí porque era muy inteligente. Lo demuestran sus cartas, por encima del componente presuntamente naïve o claramente escatológico. Y todo eso está en la música. Déjeme abrir un paréntesis y hacer memoria. Hablar un poco, sólo un poco, de los buenos y malos ratos de toda una carrera. La tormentosa relación con la ONE en sus años de titular, por ejemplo. Eso está amortizado. Era una época en la que usted estaba en Holanda tan ricamente. Buena gana de venirse a Madrid… Fue una época muy dura, el momento era el que era, se cerraba un ciclo político muy difícil para el país y había que acallar unas campanas para que sonaran otras. ¿Por qué no intentó la carrera exterior con el trampolín holandés? Mire, si le sirve de dato, yo siempre tuve mi domicilio fiscal en Barcelona. He tenido piso en Madrid tres veces, un apartamento en París cuando mi hija estudiaba allí, un pied-àterre en Ámsterdam… En aquella época mi mujer, Jacqueline, y yo, nos habíamos planteado si mudarnos definitivamente a La Haya, una ciudad tranquila y plácida. Pero al final tira el poder de la tierra. Recuerdo una cena con Celibidache después de un concierto suyo en Barcelona con la Sinfonía de los Salmos de Stravinski en la que había cantado la Coral Sant Jordi. Al final de la cena nos confesó cómo él, que tenía pasaporte apátrida, echaba de menos el contacto con la tierra… Y ese ha sido una especie de leitmoiv que me ha ido persiguiendo siempre. Soy un hombre de mi tierra y 123 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 124 ENCUENTROS ANTONI ROS-MARBÀ eso quizá haya condicionado mi concepto de la vida, mi trayectoria como ser humano y mi carrera profesional. Hay quien dice que con más carácter y menos arte usted hubiera hecho una gran carrera internacional. Es posible, es posible. Sí. Es posible. Explíquese. No sé si se puede explicar. Me gusta tener a los amigos cerca, alguien con quien hablar. Mis alumnos son mucho más listos que yo para edificar su propia carrera y me causan una envidia sana. Pero eso no va conmigo. Hay directores de gran valor artístico, genios que lo son también del marketing, como Karajan. Pero yo me sentiría completamente desplazado en un mundo como ese. Y se me notaría. Así son las cosas. El Real, del que se le nombra director antes de la reapertura, hubiera sido una buena solución en aquel momento para usted. No fue así y se fue sin decir esta boca es mía. Cuando yo estaba en el Real a alguien se le ocurre que tiene que venir Lissner. Viene Lissner, compartimos el mismo techo en despachos diferentes y a nadie se le ocurre presentarnos. Quien en aquel momento produjo ese invento no tuvo ni la intuición ni el valor de hacer que, por lo menos, nos conociéramos. Creo que la primera vez que nos vimos fue cuando acudió a felicitarme después de una representación de Capriccio que yo dirigía en el Teatro de la Zarzuela. Al entrar el PP en el Gobierno me entero de que la cosa se pone muy esquinada y veo que alguien va a por mí. Y le digo a Tomás Marco, que era el director general, que lo mejor que puedo hacer es irme. Y Tomás me dice que, en efecto, eso es lo mejor que puedo hacer. Bueno, me queda la satisfacción de haber sugerido cosas en el teatro como las salas de ensayo, una parte importante de la infraestructura. Me hicieron caso y en alguno de los aspectos que yo aconsejé el teatro es la envidia de todo el mundo. Dirigí Divinas palabras de Antón García Abril, que fue la segunda ópera que se representó, luego un poco y más tarde, en la última época, nada. Pero es lo mismo. ¿No cita los nombres de quien no les presentó o de quien iba a por usted? Ponga usted las iniciales, si le parece. Vamos a ver. ¿E.S. y M.A.C., tal vez? Tal vez. Volvamos al presente. Usted trabaja la partitura a fondo. ¿Está todo ahí? 124 Está todo lo escrito pero también lo que no está impreso. Hay quien dice que ser fiel a la obra consiste en tocar lo que está escrito, las notas. Pues no. Eso no tiene ningún valor. Todo está escrito en las notas, es evidente, claro que sí, pero hay que saber que ese es el primer paso para investigar qué hay detrás: tensiones armónicas, articulaciones, cómo se produce la confrontación temática, las grandes modulaciones, la valoración interválica, la pertinencia de las dinámicas. Hay que estudiar lo que hay entre las notas. Escuchar, valorar lo que escuchas, de dónde viene el sonido. Todo eso lo aprendes con el tiempo, aprendes a encontrarlo. Y las grandes obras maestras son en eso un pozo sin fondo, inacabable, para toda la vida. El propio Celibidache o Furtwängler estuvieron a lo largo de los años buscando sin parar hasta encontrar lo que buscaban. Y eso, buscar, es lo que debe hacer siempre el músico. Usted se preparaba El Mesías con el facsímil de la partitura autógrafa… Es divertido y aleccionador. Las líneas divisorias entre compases ya te indican cómo ve Haendel las grandes articulaciones. Harnoncourt dice que cuando ves un facsímil de Bach con las ondulaciones de la escritura te ayuda a experimentar la vía del fraseo. El tipo de escritura habla de un espíritu determinado: la pulcritud de Mozart, la crispación del manuscrito de la Novena de Beethoven… Ha citado a Harnoncourt. ¿Las ideas de gente como Harnoncourt o Brüggen, quien, además, dirige frecuentemente su orquesta, le han influido a la hora de desarrollar su comprensión de determinado repertorio, Haendel o Mozart por ejemplo? A Brüggen lo había escuchado mucho en Holanda. También, bastante, a Harnoncourt en el Concertgebouw. La verdad es que no siempre me gustan los planteamientos de Harnoncourt, a pesar de que lo admiro enormemente como una pieza fundamental en la historia de la interpretación. Por ejemplo, en el Concierto en do mayor de Mozart, con las trompetas tan fuertes… quizá así sonaban en la época pero el problema es que se oigan más los efectos que la música. Cuando Harnoncourt empezó con el Concentus Musicus fue toda una revelación pero luego él mismo empezó a echar agua al vino. ¿Y su mozartiano ideal, el que más le haya influido? No lo sé. Soy mal melómano de discos. Voy a todos los conciertos que puedo, eso sí. Lo que está claro es que de una forma o de otra Mozart siempre resiste. No son tan frecuentes los músicos que van a ver a los colegas. El intendente del Concertgebouw me decía que yo era casi el único director de orquesta que veía en los conciertos de la casa. ¿Y se aprende de los buenos y de los malos? Celibidache decía que, sobre todo, de los malos. ¿Y los buenos por qué salen buenos? Permí- tame recurrir a la mitología personal, aunque sea reciente. ¿Por qué sale una Renana de Schumann como la que su orquesta y usted hicieron este año en Bilbao, en Musika-Música, y a las once de la mañana? Porque la orquesta y el director se conocen mucho. Durante prácticamente diez años de relación con la Real Filharmonía de Galicia mi propósito ha sido crear un sonido muy europeo, una buena respiración, equilibrar, en este caso concreto, las grandes dificultades de la instrumentación schumanniana, darle espacio, que cante cada elemento independientemente. A eso hay que añadirle un poco de suerte y la inspiración durante el concierto. ¿Cree usted en la inspiración? Claro que sí. Cuando ensayas a fondo lo haces para preparar una fase noética, es decir, que todo el mundo sea consciente de cuál es el camino. Y eso sólo lo puedes conseguir trabajando. Al ensayar creas las condiciones necesarias para que eso que hacemos sea música y la inspiración pueda trabajar en un terreno propicio. Para eso hace falta tener una orquesta que crea en lo que hace. Hoy no se trabaja igual que hace treinta años, las orquestas son más perfectas, se ensaya menos, las cosas salen en principio más fácilmente y cada vez es más difícil saber si estás escuchando una orquesta americana o europea. Es un mundo que ha evolucionado, ni mejor ni peor, que ha cambiado. Y sé que a veces puede ser fatigoso para una orquesta, pero la única forma de conseguir algo que, en mi concepto, pueda ser un poco distinto, es a través del trabajo. Celibidache decía que educar a una orquesta fenomenológicamente son cinco años de trabajo. ¿Le parece Schumann un buen orquestador? No. Y con él hay que equivocarse primero para luego ir resolviendo el problema. En su caso, los metrónomos, como pasa tantas veces con tantos compositores, son muy deficientes. El lenguaje, la orquestación, a veces muy maciza, no resisten esos metrónomos. Hay que ver cómo funcionan los parámetros espaciales, de dónde le llega la información a cada sección para poder después hacer un todo y que se pueda articular adecuadamente. La Renana, al parecer, se estrenó por una orquesta mediocre en las cuerdas y por eso está excesivamente instrumentada en los vientos, de modo que estos han de saber tocar muy dentro. Es difícil de unificar todo eso. ¿Qué ha hecho con la partitura? Estudiarla y hacer mínimos retoques en las dinámicas —no como Mahler, que desnaturaliza la obra original. No se puede deteriorar el principio de un tipo de sonido que corresponde a la partitura. Hay que trabajar muy bien 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 125 ENCUENTROS Mart Rendo Duro ANTONI ROS-MARBÀ las dinámicas en los ensayos. Es una pieza que sólo funciona con una orquesta muy buena y muy dispuesta. La Real Filharmonía de Galicia ha dado con usted un cambio extraordinario. Es un bombón. Lo es. ¿Soñaba usted con obtener, casi diez años después, estos resultados? estreno inmediato lo fui dejando. Josep Vila, el titular del Orfeó, al ver el primer movimiento se asustó un poco porque es difícil. No es tonal pero es biensonante. Me faltan los cuatro o cinco minutos finales del último movimiento. No tengo prisa. Veremos si el Orfeó no se asusta y, si se asusta, ya surgirá la ocasión de estrenarla. Tengo también la idea de escribir una ópera y una cantata para coro de hombres. Cuando el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Brugallo, me propuso ser su director le dije que ahí había un potencial enorme, aun sabiendo que la orquesta estaba en un periodo crítico. Yo iba entonces de invitado por esos mundos de Dios y me atrajo mucho la idea de trabajar con esas posibilidades. Tengo la idea pero no se la voy a contar Y ahora… ¿Seguirá con la enseñanza? La orquesta me ha dado muchas satisfacciones. Somos una familia que se lleva bien. El nivel de los músicos desde el punto de vista cultural es bastante alto y en muchos casos muy alto. Y poder hablar con ellos de muchas cosas es algo que se nota a fin de cuentas. Son gentes que vienen de distintas culturas, de distintos ambientes sociales, que tienen una inteligencia natural muy brillante. Todo eso, aparentemente heterogéneo, aquí es decisivo. Posiblemente organice algunos encuentros en alguna parte. ¿Qué vendrá después de Santiago? Cuando me vaya, que no le diré cuándo va a ser, pero que es una decisión que tampoco se debe alargar mucho, espero mantener una relación fluida con la orquesta. Seguiré dirigiendo aquí y allá pero tengo una asignatura pendiente que es componer. Estoy terminando un encargo, una sinfonía para gran orquesta, coro y tenor y barítono solistas, que en su momento me hizo el Orfeó Català para ser estrenada en la conmemoración del centenario del Palau, en el 2008. Como en aquel momento no hubo posibilidad de ¿Hay libreto para esa ópera? ¿Por qué? Porque es un tema muy singular y quiero mantenerlo en secreto. ¿En Santiago, quizá? Puede ser una ciudad perfecta para algo así… ¿A estas alturas de su carrera qué cambiaría de lo que ha hecho? Pues la verdad es que no lo sé. ¿Ni los malos ratos? Quizá ni eso. Todo sirve para algo. Hay una frase que dice que uno aprende a base de golpes. Llegas a los sitios con un espíritu idealista, dispuesto a poner en práctica tus ilusiones y te encuentras con la triste realidad de que el arte está ahí pero te encuentras con el día a día y con unos colectivos que son lo que son. Cuando uno es joven no piensa en que va a un sitio que está contaminado y que si no estás muy preparado, inmunizado diría yo, pueden ir a por ti. Pero eso también te ayuda a ser más fuerte. Tampoco uno cambia tanto a lo largo de la vida. Me sigue gustando la música como me gustaba a los veinte o a los veinticinco años, ahora con muchas lecciones aprendidas. No quiero especular con nada. Sigo teniendo la misma ilusión. Si viene cualquier imprevisto, que no me sorprenda. Así es mi espíritu y creo que así seguirá siendo hasta el final, para lo bueno y para lo malo. ¿Cómo ha cambiado el panorama español en los veinticinco años que cumple SCHERZO? Cuando empezó SCHERZO España era un desierto. Pensemos en cuántas orquestas había entonces. Si pasamos revista a lo sucedido en estos años el resultado es que no estamos tan mal. Hay orquestas, hay auditorios… Nos falta mucho en cuanto a pedagogía aunque también se ha avanzado. En muchos países de Europa se han cerrado orquestas, hay recortes, pasamos por momentos difíciles pero hay que aguantar el tipo, mantenerse y esperar a que pase esto, afrontando esos recortes también con generosidad. Los profesionales tenemos que ayudar a que pase el mal momento y si hay que esperar meses a que llegue la transferencia pues qué le vamos a hacer. ¿Y cómo renovamos el público? Con una educación no sólo encaminada a los futuros músicos profesionales sino a ese público nuevo. Del mismo modo que, por ejemplo, en la Escuela Reina Sofía nutrimos de músicos jóvenes a las orquestas, hay que renovar los planteamientos pedagógicos para que se creen aficionados. No arreglamos nada con que en un concierto para jóvenes se les explique cuál es el primer tema y cuál el segundo. Hay que buscar elementos que cautiven a los niños o a los jóvenes, buscando obras, sabiendo explicar, sabiendo comunicar. Todavía nos falta mucho por hacer. Luis Suñén 125 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 126 EDU GC UA Í AC I Ó N MÚSICA EN TIEMPOS DE CRISIS L a crisis económica que está sufriendo occidente tiene una especial virulencia en España, donde se ha disparado la tasa de paro, que dobla la media de la Unión Europea, y ha crecido enormeme nte el déficit público. Las causas de esta situación son múltiples y la influencia externa muy importante, pero sería un grave error no afrontar los aspectos estructurales, productivos, sociales y culturales que han contribuido a ello. Esta situación está teniendo un alto coste para mucha gente y la recuperación va a requerir esfuerzo, valentía, responsabilidad y grandes dosis de imaginación por parte de las administraciones públicas, los empresarios, los profesionales y amplios sectores de la sociedad. Evidentemente no hay recetas mágicas, pero no podemos aferrarnos a lo conocido y esperar a que la crisis pase y todo vuelva a ser como antes. Muchas cosas tienen que cambiar, desde los modelos productivos a las relaciones sociales, desde las estructuras económicas a las prioridades del estado del bienestar, desde la cooperación internacional a los valores individuales y colectivos, sin olvidar la educación que debe potenciar su papel como motor de desarrollo. Crisis en época de cambio La cultura y la educación artística no son ajenas a la crisis y además corren el peligro de sufrir un importante retroceso como consecuencia de la reducción del gasto público. En el caso de la música todo ello llega además en un momento de cambios acelerados, por lo que las consecuencias pueden ser graves si no se toman medidas y se llevan a cabo las transformaciones necesarias para que el sector musical se sobreponga a la crisis y siga contribuyendo al bienestar de los ciudadanos y al desarrollo cultural y económico de la sociedad. Las transformaciones que se necesitan requieren la contribución de todos los agentes implicados: las administraciones públicas, la industria musical y cultural, los profesionales (intérpretes, compositores, profesores, productores, gestores…) y los propios medios de comunicación. Los cambios que se están produciendo en el mundo de la música afectan a los hábitos de consumo, a los medios de difusión y distribución, a la creación, a los perfiles profesionales… y a la propia educación musical, que en España lleva un par de décadas intentando recuperar el terreno perdido. La creación de la red de escuelas municipales de música a partir de los años noventa ha facilitado una progresiva democratización del acceso a la formación musical, sin embargo su expansión y consolidación corre serio peligro por el recorte del gasto municipal. A su vez, el desarrollo de los estudios superiores de música y la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (Proceso de Bolonia) iniciada en el curso 2010-2011, pueden verse también seriamente afectados por la crisis. Sostenibilidad 126 El mayor reto que afrontan los centros de formación musical es precisamente su sostenibilidad, presente y futura. Pero, aunque la sostenibilidad económica es básica, también lo es su sostenibilidad como proyecto educativo, ya que su papel debe seguir siendo útil y necesario a la sociedad. La coyuntura actual tiene que ser un acicate para que los centros reflexionen sobre su misión, y a partir ahí estudien cuál debe ser su proyecto educativo (organización, planes de estudios, principios pedagógicos, vinculación con el entorno, etc.) y se planteen la optimización los recursos humanos y materiales. En este panorama se hace más evidente que nunca la necesidad de profesionalizar la gestión de los centros. No se puede pensar que la organización académica es independiente de la gestión económica y de personal, ya que muchas decisiones organizativas y pedagógicas tienen una repercusión directa sobre las finanzas y los recursos humanos del centro y viceversa. La gestión de un centro tiene que englobar todos estos aspectos, pero para que sea eficaz, al equipo directivo de un centro hay que exigirle profesionalidad y responsabilidad, y al mismo tiempo darle autonomía y poder de decisión. El gestor o los equipos de gestión deben tener un conocimiento profundo del medio que gestionan. Tan poco adecuado puede ser un gestor sin experiencia educativa y musical, como un profesor que accede a la dirección sin conocimientos de organización y gestión. En cuanto a los responsables políticos, el peligro mayor de la situación actual está en la adopción de medidas drásticas a corto término que hipotequen el futuro educativo, cultural y artístico del país. No se puede salvar a los bancos y cargarse la cultura y la educación. Este es el momento de la gran política, aquella que tiene una visión amplia, honesta y responsable de las necesidades presentes y futuras de todos los ciudadanos. Escuelas de música Las escuelas de música públicas, en su inmensa mayoría dependientes de los ayuntamientos, tienen un encaje complejo desde el punto de vista económico y estructural. Por un lado desempeñan una clara función educativa, y en este sentido parece lógico que dependan de las consejerías de educación, y por otro lado un modelo de escuela abierto, flexible, participativo y estrechamente vinculado a la realidad social de la comunidad donde se encuentra debe ser parte de la estrategia de la administración local. La sostenibilidad de las escuelas de música pasa fundamentalmente por avanzar en las sinergias que se pueden crear con los servicios sociales y de juventud, con los colegios e incluso con el mundo profesional de la creación artística y cultural. Uno de los aspectos más obvios puede ser la optimización de los recursos físicos. Así por ejemplo se pueden utilizar los espacios de las escuelas cuando están desocupados (suelen estarlo por las mañanas) para realizar actividades musicales con gente mayor. Experiencias de este tipo han demostrado que no sólo favorecen la participación de todos los sectores sociales en la música, sino que además generan vínculos generacionales: los abuelos y las abuelas pueden impulsar a los niños pequeños a acceder a la formación musical y compartir con ellos su afición. J.A.Serra La imaginación, la creatividad y la responsabilidad del sector musical se ponen a prueba ante la difícil coyuntura que afronta la sociedad. 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 127 J.A.Serra GAUCÍ A EDUC IÓN Big Band de la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC) actuando bajo la dirección del saxofonista y compositor Tim Garland en el Festival de Jazz de Barcelona (octubre 2010). Conservatorios y Escuelas Superiores de Música La sostenibilidad de los centros superiores de educación musical es una inquietud de todo este sector en Europa. A principios de noviembre se ha celebrado en Varsovia (Polonia) el Congreso anual de la Asociación Europea de Conservatorios (AEC) y el tema central de debate ha sido precisamente el de la sostenibilidad. En el congreso se ha puesto de manifiesto que, aunque la incidencia de la crisis económica varía según la situación de cada país y de las medidas que los distintos gobiernos están adoptando, es un tema que preocupa a todos. Esta problemática está presente en todo el ámbito universitario, sin embargo la educación musical es especialmente vulnerable. Los estudios superiores de música tienen un elevado coste por alumno debido a que la mayoría de las especialidades incluyen clases individuales (instrumento, voz, composición…) y materias como la música de cámara que se imparten en grupos muy reducidos. Por ello, la mayor parte de los centros europeos son públicos o reciben una importante contribución económica del estado, ya que si no fuese así las matrículas que tendrían que pagar los estudiantes serian prohibitivas. El problema es que si no se valora suficientemente la aportación cultural, social, educativa y económica de los profesionales de la música, y por lo tanto la financiación pública de los centros donde se forman no se considera prioritaria, en épocas de crisis como la actual es fácil que las administraciones se inclinen por recortar la fondos educativos destinados a este sector. La sostenibilidad de los centros exige optimizar los recursos y llevar a cabo transformaciones estructurales y organizativas. Todo ello tiene que estar además al servicio de un proyecto educativo que permita responder adecuadamente a las necesidades formativas y creativas de los futuros profesionales, dentro del nuevo contexto económico y social. La sostenibilidad de los conservatorios no se puede justificar únicamente por su función como conservadores de la tradición musical europea, por importante que ésta sea. Uno de los aspectos sobre los que se hace hincapié en la Declaración de Bolonia es precisamente la necesidad de que la educación superior impulse la adquisición de competencias que permitan a los estudiantes su incorporación efectiva al mercado de trabajo. En el caso de la música esto no puede ser interpretado con una visión puramente mercantilista. Los músicos, además desempeñar su función como intérpretes, compositores, profesores, productores…, tienen un importante papel como artistas, y la creación artística no solamente generar riqueza económica, sino que constituye una aportación a la cultura de una sociedad que no se puede medir con parámetros de mercado (ver el artículo “La formación de los músicos profesionales del s. XXI”, SCHERZO nº 248, p. 134). Ante la coyuntura actual y la miopía cultural de algunos responsables políticos, los centros superiores de formación musical tienen que hacerse más visibles y poner de manifiesto la importancia de su función educativa y su papel como centros de creación e investigación. Si al mismo tiempo los responsables de los centros y los profesionales que en ellos trabajan aprovechan esta situación para impulsar los cambios necesarios desde la imaginación y la creatividad, la música saldrá fortalecida de esta crisis. Joan-Albert Serra 127 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 128 JAZZ Mireia Bordonada KEN VANDERMARK: UN VIENTO LIBRE SOBRE EL CIELO DE CHICAGO C 128 hicago, la que fuera segunda capital del jazz tras Nueva Orleans, recuperó a mediados de los sesenta toda su hegemonía jazzística gracias a la fundación de la Asociación para el Avance de los Músicos Creativos (A.A.C.M.), un colectivo entregado a la música libre y la cultura de vanguardia. Su principal impulsor fue el pianista y compositor Muhal Richard Abrams, aunque el mayor de sus ecos nos llegó a través de esa maquinaria sin límites expresivos que fue el Art Ensemble of Chicago. Muchos de los primeros miembros de esta asociación siguen mostrando un saludable estado de forma creativo, caso del trompetista Wadada Leo Smith, al que escuchábamos este verano a su paso por el Jazzaldia donostiarra, aunque su rugido como grupo se nos ido entregando en este tiempo de manera muy puntual y casi anecdótica. La A.A.CM. llegó a ser uno de los faros más recurrentes entre los creadores jazzistas, pero la irrupción de la fusión en la década de los ochenta nubló su luminosidad. Así pues, la capital de Illinois perdió cierta visibilidad en el mapa internacional del jazz, aunque para unos pocos siguiera siendo el refugio del buen jazz y el buen blues. Hasta ahora. Al margen de los artilleros reunidos en Nueva York bajo la sombra del saxofonista John Zorn, un nuevo grupo de jazzistas de Chicago está redefiniendo esta música a partir de conceptos técnicos y creativos realmente avanzados, colocando de nuevo a la ciudad en la geografía de la excelencia jazzística. Y, sin duda, uno de los músicos responsables de esta nueva situación es el saxofonista y clarinetista Ken Vandermark, uno de los instrumentistas y compositores más audaces con que cuenta el género en la actualidad. Este otoño se le ha podido escuchar incrustado en uno de los proyectos más interesantes del también saxo- fonista Peter Brötzmann, denominado reveladoramente Chicago Tentet. Sin embargo, la actividad de Vandermark es realmente apabullante, registrando al año decenas de colaboraciones discográficas y cientos de actuaciones al frente de su banda y la de otros jazzistas de respiración afín. Y así, desde hace dos décadas, tiempo que el artista ha empleado para investigar y renovar las esencias, los conceptos y los lenguajes de la música improvisada americana y europea. Nacido en Warwick, Rhode Island en 1964, Vandermark se trasladó a Chicago en 1989, fijando su base de operaciones en esta ciudad bañada por el lago Michigan. Desde entonces ha grabado y explotado una gran variedad de recursos expresivos y estéticos, mostrando una increíble coherencia a pesar de las numerosas y distintas formaciones en las que trabaja y ha trabajado. Entre las primeras de sus experiencias que hoy se recuerdan 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 129 JAZZ KEN VANDERMARK nada más aterrizar en Chicago destacan las realizadas junto a caballeros de indudable instinto creativo como Hal Russell, Damon Short o Anthony Braxton y formaciones de gran profundidad creativa como el NRG Ensemble, bajo los mandos del también saxofonista Mars Williams. A principios los años noventa llegan sus primeros discos como líder, Big Head Eddie (Platypus, 1993) y Solid Action (Platypus, 1994), donde Vandermark ya muestra un sonido y una personalidad de gran fuerza y exclusividad. También a esta década pertenecen sus discos registrados en el reputado sello Okka Records junto a grupos como Steelwool Trio, Caffeine o Steam, al margen de sus colaboraciones junto a otras destacadas bandas de Chicago, como el Boxhead Ensemble, The Flying Luttenbachers o The Coctails. La sonoridad voluminosa de Vandermark junto con su capacidad para regenerar los tejidos del bebop y la música improvisada pronto le hacen merecedor de altas distinciones; en 1994 el Vandermark Quartet es distinguido por el Chicago Tribune con el galardón “Chicagoans of the year in the arts”; en junio de 1998 la revista Down Beat le selecciona como uno de los “25 For the Future”, en concreto, como el músico más importante de la escena de la improvisación menor de 40 años; en 1999 le otorgan el prestigioso premio “Genius Grant” de la Fundación MacArthur; en 2004 el influyente portal de internet All about jazz de Nueva York le considera “el mejor músico del año”; y en septiembre de 2008 la revista Time Out le designa como uno de los “40 Héroes Culturales de Chicago”. Más allá de todos estos reconocimientos, la música de Ken Vandermark llama poderosamente la atención por la contundencia y energía creativas, así como por su capacidad de adaptación a mil formatos y lenguajes sin perder esencias propias. Actualmente tiene en el trío DKV, el Vandermark 5 y el grupo AALY sus principales laboratorios jazzísticos, o al menos, en donde toma decisiones sin necesidad de contrastar con nadie, ya que dispone de otras bandas hermanas para explicarse, aunque en ellas no tenga la última palabra: Spaceways Inc., School Days, Powerhouse Sound, FME, Frame Quartet, Sonore, Territory Band, Free Fall, CINC, Witches & Devils, The Joe Harriot Project, Fire Room, el mencionado Peter Brotzmann Chicago Tentet o sus dúos junto al pianista Pandelis Karayorgis o los bateristas Tim Daisy, Paul Lytton y Paal Nilssen-Love (Atomic). Frente a la querencia por el free jazz del Trío DKV (con Kent Kessler al contrabajo y Hamid Drake a la percusión) y el grupo sueco AALY (junto al saxofonista Mats Gustafsson, el contrabajista Peter Janson y el percusionista Kjell Nordeson), Vandermark ofrece otra perspectiva de la música improvisada en su quinteto, el Vandermark 5, donde se integran el también saxofonista Dave Rempis, el trombonista y guitarrista Jeb Bishop, el contrabajista Kent Kessler y el percusionista Tim Mulvenna. Las composiciones que trabaja el grupo están escritas, aunque como punto de partida, ya que luego, en el movimiento, los miembros se dejan llevar por la magia del instante. Las piezas, bastante complejas y menudo dedicadas a glorias del free jazz, suelen recorrer todas las tierras de la música conocida, desde la clásica al rock o el funk, entregándose con cierta pegada orquestal bien intencionada (el propio Vandermark ha afirmado que busca lo que Miles Davis y Gil Evans hicieron en su día con Birth of the cool, donde un grupo de 10 músicos recreaba el sonido cercano al de las big bands). La música de Ken Vardermark no es sencilla, porque nos introduce en un territorio expresivo desconocido. Es por ello que sus discos sean una mera tarjeta de invitación para acudir en peregrinación allí donde actúe, ya que es en el calor del directo donde sus ideas encuentran la justa respuesta de la mente y el corazón. Otro visionario que mañana acabará convertido en “un clásico”. Pablo Sanz FESTIVALES DE JAZZ: UN MODELO EN DECADENCIA A caba de concluir el grueso de la programación jazzística de los festivales de otoño e invierno y, más allá de la nostalgia que provoca la caída de las hojas, el sentimiento que nos queda es de decepción y frustración. Decepción porque poco nuevo se ha visto y frustración porque se repiten los mismos errores que se vienen produciendo desde hace una década larga. La sociedad ha crecido y, en consecuencia, este tipo de certámenes también debería haberlo hecho. La fórmula de una sucesión de conciertos sin criterio ni argumento ya no vale, porque ya no le vale a un público cada día más sabio y conocedor. Lo que antaño se aguardaba durante un largo tiempo hoy se tiene a la vuelta de un click en Internet y por ello los festivales han de afrontar una seria renovación. El periodista que abajo firma puede tener el diagnóstico y no la solución, como Woody Allen en sus películas, pero queda claro que una de las primeras medidas que se deberían adoptar sería, precisamente, la de configurar unos carteles con criterios e intenciones. Los actuales festivales se han convertido en un zoco de músicas que, independientemente de su valor artístico, aportan más bien poco, siendo espejos clónicos de lo que bien podría denominarse como “Los 40 Principales del Jazz”. La saturación de propuestas, por otra parte, invita a recomendar ciclos concretos y específicos donde el especta- dor tenga la posibilidad de elegir, una vez que el “todo” no vale. Otra de las medidas que atienden a la lógica y el sentido común sería la de trabajar por llevar el jazz a la calle y a las escuelas, hacerlo cotidiano, algo que hasta ahora sólo hacen los sufridos clubes de jazz. Insistimos: no tenemos la solución —tampoco es competencia nuestra—, pero ello no nos desacredita para señalar los males de una industria jazzística que se está muriendo matando. Y una vez más hay que apelar al compromiso y sentido de servicio público de buena parte de las entidades que organizan estos festivales —casi siempre ayuntamientos financiados con el dinero de todos—, porque la Coca-Cola no nos curará. Afortunadamente se empiezan a ver gestos en grandes citas como Vigo, donde se tiene un criterio perfectamente definido, o pequeñas plazas como la de Sigüenza, que este mes (días 4, 5 y 6) defiende la esencia del jazz con la visita ilustre de músicos como Mats Gustafsson, Aki Takase, Ran Blake o Dave Fabris; por mucho que le pese a algún ciudadano de Alcorcón… aunque me temo que, una vez más, aquí nos encontremos de nuevo con un problema de educación. Pablo Sanz 129 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 130 LIBROS Intención de estilo EL NARRADOR QUE ENSAYA N o digo que las notas al programa sean un género dentro de la literatura musical pero casi. Hacerlo es muchas veces, para quienes se ponen a ello, un ejercicio casi rutinario, en el que se trata de repetir lo que el gusto y la crítica han ido acuñando a lo largo del tiempo, nada sorprendente, en suma, y sí algo que acerque al oyente a lo que va a escuchar sin distraerlo demasiado. Hay también notas que muestran la enorme sabiduría de su autor, que se eleva a las alturas de la musicología, que desmenuza las partituras en un análisis impecable e implacable de modo que su gloria personal se ensalce paralelamente a la caída de la autoestima del lector, que, en corto, resulta que no ha entendido nada. ¿Cabe entre esos dos extremos la originalidad? Y, lo que parece aún más imposible, ¿podría darse la construcción lenta pero inexorable de una suerte de intención de estilo visible si todas esas notas se pusieran juntas? Vamos un paso más allá: ¿le valdría de algo al autor de un género contingente y directamente funcional reunir sus notas al programa con voluntad de permanencia y como muestra de escritura? Las tres preguntas se las hecho, sin duda, Javier A. Vizoso antes de escribir Instrucciones para tropezarse a Vivaldi y otros ensayos, mientras reunía lo escrito y una vez visto todo en forma de libro y sometido a los terrores de la receptividad. Ahora está en manos de un lector que se va a encontrar con un tratamiento poco convencional de unas notas al programa que —fruto de años de trabajo—, al fin y al cabo, son semblanzas de músicos, puntos de vista sometidos al juicio general, ejercicios de estilo con un tipo de texto que pareciera condenado a someterse a reglas poco flexibles. En las líneas que aparecen en la cuarta de cubierta, un alter ego del autor llama a éste “el narrador de estos ensayos”. En eso que no sabemos si se trata de un lapsus calami, de un lapsus mentis o, más probablemente, de un acto de voluntad está todo resumido. El ensayista quiere ser narrador y el narrador ensaya. La materia se hace tan permeable que así aparecen música y literatura, las cosas del arte y las de la vida, y las obras a comentar se diluyen en la historia unas veces en la anécdota significativa otras. No acuda a este libro quien quiera hacerse con la sinopsis argumental del repertorio de todos los tiempos sino quien quiera pasar un rato —bueno o malo, ya se verá— con un modo de encarar la música desde la letra que no deja de ser también una forma de respiración natural. JAVIER A. VIZOSO: Instrucciones para tropezarse a Vivaldi y otros ensayos. La Coruña, Diferente Ediciones, 2010. 154 págs. Luis Suñén De primera mano UN RETRATO AFECTUOSO E 130 n una especie de diálogo entre cantante y escritor, Vilardell nos introduce en la figura del excelente barítono barcelonés, retirado en plenas facultades en 1969 y muerto en septiembre de 2003. La información de primera mano, a partir de las entrevistas con el cantante, la completa el autor acudiendo como es preceptivo a los archivos u otros medios de información correspondientes. Se capta la mezcla de admiración y cariño hacia el artista en la redacción de estas líneas que se leen con interés y fruición. Acabada en un santiamén su lectura, nos quedamos con un retrato claro del barítono y de lo que fue su importante carrera. Datos que se complementan con un anexo donde, de manera bastante exhaustiva (aunque susceptible de ampliación), se pormenorizan sus actuaciones en escenarios y salas de concierto. Una decisiva manera de informar del repertorio del cantante que abarcó los grandes personajes escritos para su cuerda, de corte lírico y dramático (Nabucco, Rigoletto, Scarpia, Carlo Gérard, Marcello, Tonio, Fígaro, Yago, etc.), junto a rarezas como Risurrezione de Alfano o I cavalieri di Ekebù de Zandonai, incluido un inesperado número de obras religiosas, como el Réquiem alemán de Brahms. Es casi como una broma de mal gusto que un intérprete de la categoría de Ausensi no haya nunca participado en temporadas de teatros tan decisivos como La Scala de Milán o el Met neoyorquino, pese a haber actuado en otros centros líricos de nivel tanto de Italia como de Estados Unidos. Carencias y razones a las que Vilardell hace lógicamente referencia. Hay un capítulo, bien necesario, de la dedicación especial que el 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 131 LIBROS Poetas y músicos para salvar un abismo PAISAJE SONORO I lia Galán escribe en su presentación: “Los poetas vivos y los músicos actuales parecen vivir de espaldas unos a otros” y el proyecto de reunir a diez poetas y diez compositores “surgió al constatar este abismo…”. El sistema de trabajo seguido fue entregar a cada compositor unos siete poemas de cada autor: el libro recoge los más de setenta poemas y el CD (un poco más de) diez poemas musicados. El problema de la selección se resolvió al privilegiar “un cierto criterio de consonancia, armonía o disonancia” y Galán añade: “…si no se ve la concordancia entre los escogidos, tómese esto como un capricho personal o una selección al azar que no invalida nada. Otros libros pueden surgir en el futuro con distintos nombres”. El libro-CD cumple absolutamente con el “cierto criterio de consonancia, armonía o disonancia” en cuanto a los temas de los poemas —eros, soledad, muerte— y los estilos musicales, algo sorprendente considerando las personalidades de los compositores: en efecto, si el estilo de los músicos — felizmente— no se parece, la sucesión de las obras, su vecindad, en el CD, como edificios de una calle, podría evocar una suerte de paisaje sonoro de alguna de esas ciudades donde reinan la soledad (Pérez-Sau- quillo/Durán Loriga), el eros divino (iconos), el divino eros y su búsqueda (Cuenca/Marco), el divino eros y su promesa o su cicatriz (Ilia Galán/Barce), el amor y su luz (Colinas/Zulema de la Cruz), la muerte (Clara Janés/Cruz de Castro), la muerte (Jiménez Lozano/Consuelo Díez), la podre (Félix Grande/Carlos Galán), la desaparición (Gamoneda/Mercedes Zavala), el recuerdo y el silencio (María Victoria Atienza/Carlos Prieto)… cualquiera de estas ciudades “tan descabaladas, tan faltas de sustancia histórica, tan caprichosamente edificadas en el desierto, tan lejanas de un mar o de un río, tan ostentosas en el reparto de su menguada pobreza, tan favorecida por un cielo espléndido, tan embriagadas de sí mismas aunque en verdad el licor de que están ahítas no tenga nada de embriagador…” podría ser pues algún Madrid de Tiempo de silencio, o uno de sus reflejos crepusculares invadido por esta materia plateada que proviene de la meseta para mezclarse con las caras insomnes, entre la bruma madruguera y el polvo de la tarde, unos ecos en el claroscuro de los faroles, el aroma del asfalto y de los perfumes violentos y de la gasolina quemada. barítono mantuvo con la zarzuela. Entre las varias y divertidas anécdotas que jalonan el relato, hay una que a quien comenta le ha satisfecho especialmente: la del escándalo de la temporada ovetense de 1952 en el transcurso de La favorita donizettiana, cuando Mario Filippeschi, celoso del éxito que durante la obra iba obteniendo Ausensi, alegando afonía, estuvo a punto de eliminar el aria Spirto gentil. En Oviedo es un dato que se había convertido en una especie de leyenda urbana entre los aficionados a la ópera. Se incluye un anexo con la discografía completa de Ausensi y una sobria galería fotográfica con tomas hechas en estudio y de caracterizaciones escénicas, todo ello precedido por un sucinto pero encajado prólogo de Marcelo Cervelló. ILIA GALÁN (ed.): Diez poetas, diez músicos. Madrid, Calambur, Poesía nº 77, 2008. 136 pág. Poemas de Ilia Galán, Antonio Colinas, Clara Janés, José Jiménez Lozano, Vanesa Pérez-Sauquillo, Félix Grande, Luis Alberto de Cuenca, María Victoria Atencia, Diego Valverde Villena y Antonio Gamoneda; Composiciones de Ramón Barce, Zulema de la Cruz, Carlos Cruz de Castro, Consuelo Díez, Jacobo Durán Loriga, Carlos Galán, Tomás Marco, Claudio Prieto, Juan Manuel Ruiz y Mercedes Zavala. Intérpretes del CD: RAQUEL LOJENDIO; ALFREDO GARCÍA, barítono; JORGE ROBAINA, piano. Pierre Élie Mamou Fernando Fraga ALBERT VILARDELL: La frágil memoria. Biografía del barítono Manuel Ausensi. Prólogo de Marcelo Cervelló. Barcelona, Témenos Ediciones, 2010. 205 págs. 131 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 132 GUÍA LA GUÍA DE SCHERZO NACIONAL BARCELONA 2-XII: Lorenzo Gatto, violín; Eliane Reyes, piano. Mozart, Chaikovski, Prokofiev. (Auditori [www.auditori.com]). 9: Bach Consort Wien. Rubén Dubrovsky. Pergolesi, Bach. (Euroconcert [www.euroconcert.org]. Palau [www.palaumusica.org]). 11: Real Compañía Ópera de Cámara. Juan Bautista Otero. Im, Pendatchanska, Tarver, Andersen. Terradellas, Sesostri (versión de concierto). (Auditori). 14: Sinfónica del Teatro Mariinski. Valeri Gergiev. Nelson Freire, piano. Wagner, Brahms, Prokofiev. (Ibercamera [www.ibercamera.es]. Auditori). 15: Jordi Camell, piano. Albéniz. 17,19,21: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Víctor Pablo Pérez. Nicholas Angelich, piano. Chopin, Chaikovski. (Auditori). 19,22: Coro y Sinfónica del Gran Teatro del Liceo. Fabio Luisi. Brahms. (Teatro del Liceo). TEATRO DEL LICEO WWW.LICEUBARCELONA.COM FALSTAFF (Verdi). Luisi. Stein. Maestri, Cedolins, Tézier, Cantarero. 9,12,14,15,17,18,21,23,27,29-XII. BILBAO SINFÓNICA DE BILBAO WWW.BILBAORKESTRA.COM 2,3-XII: Günter Neuhold. Bruckner, Octava. 16,17: Christoph Spering. Olatz Saitua, soprano. Haendel, Mozart, Bach, Reger. SOCIEDAD FILARMÓNICA WWW.FILARMONICA.ORG 1-XII: Julia Fischer, violín; Martin Helmchen, piano. Schumann. 10: Orquesta Barroca de Friburgo. René Jacobs. Haydn, Mozart. 16: Marie-Elisabeth Hecker, violonchelo; Juho Pohjonen, piano. Bach, Brahms, Janácek, Mendelssohn. CÁCERES 3,10,11-XII: Víctor Pablo Pérez. Paul Lewis, piano. Beethoven, Conciertos. 17: James Judd. Jorge Federico Osorio, piano. Schumann. GRANADA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA www.orquestaciudadgranada.es Auditorio Manuel de Falla viernes 17 diciembre 2010, 20:30 horas Extraordinario 1 sábado 18 diciembre 2010, 20 horas Sábado Sinfónico 3 Conciertos de Navidad Johann Sebastian BACH Oratorio de Navidad, BWV 248 (cantatas 1-4) 17-XII: Anne Manson. Coro de la Fundación Orquesta de Extremadura. Barber, Brahms. LA CORUÑA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICADEGALICIA.COM 132 Información: 91 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: www.teatro-real.com de Chappuis, Jeffrey Francis, Topi Lehtipuu, Michael Nagy. Freiburger Barockorchester Der Rosenkavalier. Richard Strauss.. Nueva producción en el Teatro Real. Procedente del Festival de Salzburgo y de la Opéra National de Paris. Diciembre: 3, 6, 9, 11, 14, 17, 19, 22. 19.00 horas; domingo, 18.00 horas. Director musical: Jeffrey Tate. Director de escena, escenógrafo y figurinista: Herbert Wernicke. Solistas: Anne Schwanewilms, Franz Hawlata, Joyce DiDonato, Laurent Naouri, Ofelia Sala, Ingrid Kaiserfeld, Peter Bronder, Helene Schneiderman, Scott Wilde, Lynton Black, Christoph Homberger, José Manuel Zapata. Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real Ballet de Zúrich. Variaciones Goldberg. Johann Sebastian Bach. Diciembre: 10, 13, 15, 16 (20.00 horas); diciembre: 12 (17.00 y 21.00 horas). Coreógrafo: Heinz Spoerli. Piano: Alexey Botvinov. Christine Wolff soprano Claire Wilkinson contralto Eric Stoklossa tenor Stephan Loges bajo La finta giardiniera (ópera en versión de concierto). Wolfgang Amadé Mozart. Estreno en el Teatro Real. Diciembre: 4, 5. 19.00 horas; domingo, 18.00 horas. Director musical: René Jacobs. Solistas: Alexandrina Pendatchanska, Sophie Karthäuser, Sunhae Im, Marie-Clau- Coro de la Orquesta Ciudad de Granada (Daniel Mestre director) Salvador Mas director TEATRO DE LA ZARZUELA Con el patrocinio de CERVEZAS ALHAMBRA MADRID ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID www.osm.es Teléfono 91 532 15 03 Auditorio Nacional de Música 27 diciembre 2010, 19h30 Beethoven: Novena Sinfonía Director: Rafael Frühbeck de Burgos Solistas: María Espada, soprano Gustavo Peña, tenor María José Suárez, mezzosoprano Reinhard Hagen, bajo Coro Nacional de España ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM TEATRO REAL 1,2-XII: Renaud Capuçon, violín; Gérard Caussé, viola; Gautier Capuçon, violonchelo. Beethoven, Bach-Sitkovetski. / Nelson Goerner, piano. Brahms, Schumann, Chaikovski. (Liceo de Cámara [www.fundacioncajamadrid.es]. Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 2,3: Orquesta de RTVE [www.rtve.es]. Jan Söderblom. Wagner, Schoenberg, Rota, Sibelius. (Teatro Monumental). Gala de Fin de Año. Diciembre 31. 19.00 horas. Director musical: Alejo Pérez. Guitarra flamenca: Cañizares. Presentadora: Laura del Sol. La fiesta del emperador. Marionetas de hilo. Inspirado en Der Schauspieldirektor de Wolfgang Amadé Mozart. Diciembre: 11. 12.00 y 17.00 horas. Diciembre 12. 11.00 y 13.00 horas. Edad de 7 a 11 años. Compañía Karromato de Praga. Sala Gayarre Los domingos de cámara III. Obras de Eduard Mirzoyan, Claude-Paul Taffanel, Luigi Bassi/Luis C. González y Johannes Brahms. Diciembre: 14. 12.00 horas. Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid ORCAM www.orcam.org Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: de 12 a 18 horas. Días de representación, de 12 horas hasta comienzo de la misma. Venta anticipada de 12 a 18 horas, exclusivamente. El Niño Judío, de Pablo Luna. Del 16 de diciembre de 2010 al 16 de enero de 2011, a las 20:00 horas (excepto lunes, martes y días 24, 25 y 31 de diciembre). Miércoles (día del espectador) y domingos, a las 18:00 horas. Dirección Musical: Miguel Roa y Luis Remartínez. Dirección de Escena: Jesús Castejón. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. Entradas a la venta. XVII Ciclo de Lied. Lunes, 20 de diciembre, a las 20 horas. RECITAL II: Angelika Kirchschlager, mezzosoprano. Malcom Martineau, piano. Programa: Felix MendelssohnBartholdy, Franz Lachner, Fanny Mendelssohn-Hensel y Carl Loewe. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. Martes, 21 de diciembre de 2010. 19,30 horas AUDITORIO NACIONAL. SALA SINFÓNICA ORQUESTA Y CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID CORO NACIONAL DE ESPAÑA Raquel Lojendio, soprano Pilar Vázquez, mezzosoprano José Luis Sola, tenor David Menéndez, barítono Anselmo Serna, órgano Günter Neuhold, director F. Liszt Christus 3,4,5: Orquesta Nacional de España [ocne.mcu.es]. Giovanni Antonini. Andreas Staier, fortepiano. Haydn, Beethoven. (A.N.). 9,10: Orquesta de RTVE. Walter Weller. Arabella Steinbacher, violín. Llacer, Brahms. (T.M.). 12: ONE. Tan Dun. Tan. (A.N.). 15: Cuarteto de Tokio. Sabine Meyer, clarinete. Haydn, Beethoven, Mozart (Liceo de Cámara. A.N.). 16: Orquesta del Teatro Mariinski de San Petersburgo. Valeri Gergiev. Nelson Freire, piano. Brahms, Schedrin, Shostakovich. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. (A.N.). 17,18,19: ONE. Josep Pons. Vadim Repin, violín. Glazunov, Mahler. 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 133 GGUUÍ A ÍA (A.N.). 20: Coro y Academy of Ancient Music. Richard Egarr. Bach. (Juventudes Musicales [www.juventudesmusicalesmadrid.es]. A.N.). MÁLAGA FILARMÓNICA DE MÁLAGA WWW . ORQUESTAFILARMONICADEMA LAGA.COM 3,4-XII: Guillermo García Calvo. Mahler, Novena. 17,18: Edmon Colomer. Coro de la Ópera de Málaga. Martins, Lavander, López. Elgar, El sueño de Geroncio. OVIEDO OPERA WWW.OPERAOVIEDO.COM L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Pérez Sierra. Slater. Ciofi, Jordi, Pogossov, Surjan. 12,14,17,18,19-XII. PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM SANTIAGO DE COMPOSTELA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA www.realfilharmoniagalicia.org AUDITORIO DE GALICIA www.auditoriodegalicia.org 2 Jueves - 21.00 h Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia Santiago Serrate, director Amaury Coeytaux, violín Marisol Montalvo, soprano Ana Vallés, dirección de escena [Vázquez, Poulenc] [Concierto de abono] 4 Sábado - 21.00 h Auditorio de Galicia Lokua Kanza [Sons da diversidade] 16 Jueves- 21.00 h Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia Maximino Zumalave, director Carlos Méndez, contrabajo Milladoiro [Rossini, Rota] [Concierto de abono] 3-XII: Sinfónica de Navarra. Orfeón Pamplonés. Cristóbal Soler. Chueca, Vives, Bretón. 16,17: Sinfónica de Castilla y León. Lionel Bringuier. Angela Denoke, soprano. Strauss, Chaikovski. 17: Sinfónica del Teatro Mariinski. Orfeón Pamplonés. Valeri Gergiev. Mahler, Segunda. 20: Ainhoa Arteta, soprano; Malcolm Martineau, piano. Ovalle, Albéniz, Granados. SAN SEBASTIÁN FUNDACIÓN KURSAAL WWW.FUNDACIONKURSAAL.COM 5-XI: Rolando Villazón, tenor. Bolivar Soloists. Canciones mexicanas. 19: Orquesta Barroca de Sevilla. Coro Easo. Diego Fasolis. Carlos García-Bernalt, órgano. Haendel. SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.EUSKADIKOORKESTRA.ES 3-XII: Andrés Orozco-Estrada. Sociedad Coral de Bilbao. Garmendia, Mentxaka, Ferrero, Jun. Beethoven, Novena. VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM 3-XII: Orquesta de Valencia. Yaron Traub. McMaster, Traub. Mahler. 9: Orquesta Barroca de Friburgo. René Jacobs. Gottfried von der Goltz. Haydn. 12: Gabrieli Consort & Players. Paul McCreesh. Gritton, Ovenden, Rose. Haendel, Mesías. 15: Orquesta del Teatro Mariinski de San Petersburgo. Valeri Gergiev. 23 Jueves - 21.00 h Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia Antoni Ros-Marbà, director María Espada, soprano Marina Pardo, contralto Agustín Prunell-Friend, tenor José Antonio López, barítono Orfeón Pamplonés [Bruckner] [Concierto de abono] SEVILLA TEATRO DE LA MAESTRANZA www.teatromaestranza.com Teléfono 954 223 344 Día 8 de diciembre, a las 19.00 horas. (Sala de Prensa) En torno a la ópera La bohème En colaboración con la Asociación Sevillana de Amigos de la Ópera Días 9, 10*, 11, 13*, 14, 16*, 17 y 18* de diciembre, a las 20.30 horas Doble reparto LA BOHÈME de Giacomo Puccini (1858-1924) Dirección musical, Pedro Halffter Dirección de escena, John Copley Vestuario y Escenografía, Julia Trevelyan Iluminación, William Bundy Principales intérpretes, Ainhoa Arte- 23: Gabrieli Consort & Players. Paul McCreesh. Gritton, Ovenden, Rose. Haendel, Mesías. ZARAGOZA AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM 1-XII: Kammerphilharmonia. 10: Los Músicos de su Alteza. Luis Antonio González. 13: Josep Colom, piano. 17: Coro Nacional Checo. Sinfónica Fox de Praga. Gerd Albrecht. Pancik, Ibiricu, Mikulas. Beethoven, Novena. 19,20: Orquesta de Cadaqués. Coro Amici Musicæ. Miquel Ortega. Zarzuela. Wagner, Schedrin, Chaikovski. 17: Orquesta de Valencia. Walter Weller. Alina Pinchas, violín. Nicolai, Korngold, Dvorák. INTERNACIONAL PALAU DE LES ARTS WWW.LESARTS.COM WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL MANON (Massenet). Maazel. Paterson. Pérez, Grigolo, Rucinski, Sánchez. 9,12,15,18,21,28,30-XII. AIDA (Verdi). Maazel. McVicar. Thomas, De León, Barcellona, Prestia. 16,19,23,29-XII. VALLADOLID AUDITORIO WWW.AUDITORIODEVALLADOLID.ES 2,3-XII: Sinfónica de Castilla y León. Lionel Bringuier. Martin Chalifor, violín. Borodin, Kachaturian, Chaikovski. 12: Il Giardino Armonico. Giovanni Antonini. Patricia Petibon, soprano. Haydn, Bach, Mozart. 16,17: Sinfónica de Navarra. Ernest Martínez Izquierdo. Tianwa Yang, violín. Adams, Sarasate, Ravel, Prokofiev. 18: Orquesta del Teatro Mariinski de San Petersburgo. Valeri Gergiev. Nelson Freire, piano. Brahms, Shostakovich. 19: Trío Maxim Risanov. Beethoven, Schumann, Barber. ÁMSTERDAM ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW 1,2,3,5-XII: Antonio Pappano. Leonidas Kavakos, violín. Liadov, Chaikovski, Borodin. 15,17,19: Bernard Haitink. Emanuel Ax, piano. Brahms. 22,23: Mariss Jansons. Frank Peter Zimmermann, violín. Szymanowski, Martinu, Beethoven. 25: Mariss Jansons. Eva-Maria Westbroek, soprano. Wagner, Beethoven. ta, Carmela Remigio*, Massimo Giordano, Fernando Portari*, Beatriz Díaz, Tatiana Lisnic*, Juan Jesús Rodríguez, Claudio Sgura*, Marco Vinco, Manel Esteve, Matteo Peirone Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza Escolanía de Los Palacios Producción del Royal Opera House Covent Garden Día 19 de diciembre, a las 12.00 horas Concierto de Navidad Orquesta de Cámara de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Concertino y Director, Vladimir Dmitrienko Programa, Villancicos populares Volodos, piano. Rimski-Korsakov, Chaikovski, Taneiev. 21,22: Valeri Gergiev. Denis Matsuev, piano. Shchedrin, Rachmaninov, Musorgski. 29,30,31: Gustavo Dudamel. Elina Garanca, mezzo. Berlioz, Bizet, Falla. DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Rogister. Krämer. Jerkunica, Bondelle, Carlson, Stober. 4,15,27-XII. LES TROYENS (Berlioz). Runnicles. Pountney. Storey, Brück, Carico, Hagen. 5,11,16,19-XII. TANNHÄUSER (Wagner). Runnicles. Harms. Hagen, Smith, Brück, Bieber. 9,14,18-XII. HÄNSEL UND GRETEL (Humperdinck). Runnicles. Homoki. Carlson, Melton, Benzinger, Ulrich. 12,17,23-XII. LA TRAVIATA (Verdi). Abel. Friedrich. Lungu, Lomeli, Brück, Loeb. 22,29,31-XII. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Layer. Friedrich. Pauly, Wagner, Szumanski, Kurucová. 25,30-XII. STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG FIDELIO (Beethoven). Albrecht. Carsen. Michael, Ventris, Held, Bobro. 2,5,8,12,15,17,23,25,27-XII. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Salemkour. Everding. Vinogradov, Rügamer, Durlovski, Götz. 1,5,8,16,19,26,28-XII. THE RAKE’S PROGRESS (Stravinski). Metzmacher. Warlikowski. Bauer, Prohaska, Hoffmann, Saks. 10,12,15,18,20,23,25,29-XII. COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Salemkour. Dörrie. Kammerloher, Frenkel, Samuil, Queiroz. 30-XII. BERLÍN BRUSELAS DE NEDERLANDSE OPERA WWW.DNO.NL FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE 9,10,11-XII: Kirill Petrenko. Strauss, Shostakovich. 15,16,17,18: Neeme Järvi. Arcadi LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE LA BOHÈME (Puccini). Rizzi. Homoki. Jaho, Gillet, Filianoti, Vasar. 10,12,14,15,16,18,19,21,22,23,28,2 9,30,31-XII. 133 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 134 GUÍA DRESDE SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE HÄNSEL UND GRETEL (Humperdinck). Kütson. Thalbach. Hadidi, Ulrich, Brohm, Vermillion. 3,5,6,8,13-XII. RUSALKA (Dvorák). Netopil. Herheim. Zeppenfeld, Nyári, Owens, Monogarova. 11,14,18,22,25-XII. DIDO AND ÆNEAS (Purcell). Poe. Weiss. Atanasov, Vent, Petrick, Marbach. 12,14,15,17,18,20,21-XII. FAUST (Gounod). Joel. Warner. Kim, Albert, Muirhead, Pohl. 16,23,26-XII. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Salemkour. Asagaroff. Trost, Lepore, Papoulkas, Lee. 28-XII. FRÁNCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE ORLANDO FURIOSO (Vivaldi). Venanzoni. Bösch. Pini, Rae, Bailey, Magiera. 3,9-XII. DIDO AND ÆNEAS (Purcell) / A KÉKSZAKÁLLÚ HERCEG VÁRA (Bartók). Carydis. Kosky. Murrihy, Stallmeister, Ryberg, Wölfel. 5,10,16,18-XII. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Zorn. Kirchner. Reiter, Prégardien, Lascarro, Durlovski. 6,12,20,23,25,31XII. LES CONTES D’HOFFMANN (Offenbach). Böer. Duesing. Kim, Argiris, Rae, Mahnke. 11,19,26-XII. L’HEURE ESPAGNOLE (Ravel) / LA VIDA BREVE (Falla). Hussain. Hermann. Sherman, Lazar, Zechmeister, Ruggiero. 17,22-XII. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Zorn. Bernardi. Geyer, Wagner, Bailey, Ryberg. 30-XII. GINEBRA GRAND THÉÂTRE WWW.GENEVEOPERA.CH DIE LUSTIGE WITWE (Lehár). Mülhbach. Loy. Van Dam, Larmore, Kränzle, Dasch. 14,16,18,19,21,23, 26,28,29,31-XII. 134 Dukas, Rachmaninov, Pärt. 11: Sinfónica de la BBC. Jirí Belohlávek. Wagner, Brahms, Strauss. 15: Sinfónica de Londres. Antonio Pappano. Midori, violín. Ligeti, Bruch, Rimski-Korsakov. 16: The Sixteen. Harry Christophers. Sampson, Wyn-Rogers, Gilchrist, Purves. Haendel, Mesías. 17: Sinfónica de la BBC. Jirí Belohlávek. Stravinski, Dalbavie, Prokofiev. 21: Sinfónica de Londres. John Eliot Gardiner. Viktoria Mullova, violín. Weber, Beethoven, Mendelssohn. SOUTH BANK CENTRE WWW.SOUTHBANKCENTRE.CO.UK 1-XII: Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Britten, Mahler. 2,5: Orquesta Philharmonia. Christoph von Dohnányi. Brahms, Schumann. / Beethoven, Mozart, Schubert. 4: Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Hélène Grimaud, piano. Beethoven, Mahler. 7: Orquesta Philharmonia. Andris Nelsons. Beethoven, Haydn, Strauss. 12: Orquesta Philharmonia. Alexander Lazarev. Prokofiev, Mendelssohn, Chaikovski. 14: Orquesta Philharmonia. Roger Norrington. Gautier Capuçon, violonchelo. Vaughan Williams, Elgar, Holst. 15: Filarmónica de Londres. JukkaPekka Saraste. Frank Peter Zimmermann, violín. Beethoven, Martinu, Anderson, Nielsen. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROH.ORG.UK ADRIANA LECOUVREUR (Cilea). Elder. Gheorghiu, Kaufmann, Muraro, Bottone. 4,7,10-XII. TANNHÄUSER (Wagner). Bichkov. Fischesser, Botha, Gerhaher, Westbroek. 11,15,19,22,27,30-XII. HÄNSEL UND GRETEL (Humperdinck). Macdonald. Tynan, Rice, Howard, Allen. 23,28,29,31-XII. MILÁN TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG DIE WALKÜRE (Wagner). Barenboim. Cassiers. O’Neill, Tomlinson, Meier, Stemme. 7,10,14,17,21,28-XII. LONDRES MÚNICH BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG.UK FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MPHIL.DE 4-XII: Les Musiciens du Louvre. Marc Minkowski. Harteros, Losier, Basso, Cangemi. Haendel, Alcina (versión de concierto). 5: Sinfónica de Londres. Marin Alsop. Sarah Connolly, mezzo. Beethoven, Mahler. 7: Ensemble Artaserse. Andreas Scholl, Philippe Jaroussky, contratenores. Purcell. 8: Orquesta de Cámara de Basilea. Cecilia Bartoli, mezzo. Haendel, Veracini, Porpora. 9: Sinfónica de Londres. Antonio Pappano. Simon Trpceski, piano. 4,5,6-XII: Tan Dun. Takemitsu, Mozart, Tan. 13,14,15: Thomas Hengelbrock. Sergei Khachatrian, violín. Wills, Shostakovich, Schubert. 30,31: Coro Filarmónico. Juraj Valcuha. Braun, Smith, Groissböck. Beethoven, Novena. BAYERISCHE STAATSOPER WWW.BAYERISCHE.STAATSOPER.DE DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Altinoglu. Everding. Selig, Shrader, Humes, Nakamura. 2,4,7,11,14-XII. LA BOHÈME (Puccini). Armiliato. Schenk. Harteros, Secco, Molnár, Chest. 12,15,19,22,27-XII. FIDELIO (Beethoven). Gatti. Bieito. Humes, Koch, Kaufmann, Kampe. 21,26,29-XII. NUEVA YORK METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG LA BOHÈME (Puccini). Fournillier. Sher. Christy, Gerzmava, Lindsey, White. 1,8,11-XII. COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Christie. Koenig. Persson, Leonard, De Niese, Breslik. 2-XII. CARMEN (Bizet). Gardner. Eyre. Cabell, Garanca, Jovanovich, Relyea. 4,9-XII. LA FANCIULLA DEL WEST (Puccini). Luisotti. Del Monaco. Voigt, Giordani, Uusitalo, Croft. 6,10,14,18,22,27,30-XII. PELLÉAS ET MÉLISANDE (Debussy). Rattle. Miller. Kozená, Palmer, Degout, Finley. 17,20,23,29-XII. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Nielsen. Taymor. Phillips. Miklósa, Thomas, Gunn. 21,24,28,29,30-XII. LA TRAVIATA (Verdi). Noseda. Decker. Poplavskaia, Polenzani, Dobber, Ayan. 31-XII. PARÍS 1-XII: Philippe Jaroussky, contratenor. Concerto Köln. Caldara. (Teatro de los Campos Elíseos [www.theatrechampselysees.fr]). 1,2: Orquesta de París. Dimitri Slobodenlouk. Gil Saham, violín. Liadov, Prokofiev, Stravinski. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 2: Orquesta Nacional de Francia. Kristjan Järvi. Alexander Toradze, piano. Adams, Stravinski, Rachmaninov. (T.C.E.). 5: Cuarteto Artemis. Beethoven. (T.C.E.). 7: Maurizio Pollini, piano. Chopin, Preludios. (S. P.). 8: Piotr Anderszewski, piano. Bach, Schumann. (T.C.E.). 9: Coro y Orquesta Nacionales de Francia. Hartmut Haenchen. Oelze, Mayer. Haydn, Brahms. (T.C.E.). 11: Ensemble Artaserse. Andreas Scholl, Philippe Jaroussky, contratenores. Purcell. (T.C.E.). 16: Orquesta Nacional de Francia. Vasili Petrenko. Valeri Sokolov, violín. Sibelius, Prokofiev. (T.C.E.). 17: Philippe Jaroussky, contratenor, y sus amigos. Programa sorpresa. (T.C.E.). 18: Sinfónica de la Radio de Baviera. Mariss Jansons. Miah Persson, soprano. Shostakovich, Mahler. (T.C.E.). — Orquesta Nacional Rusa. Mikhail Pletnev. Gidon Kremer, violín. Chaikovski, Shostakovich. (S. P.). OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR MATHIS DER MALER (Hindemith). Eschenbach. Py. MacAllister, Goerne, Grümmel, Fritz. 1,3,6-XII. PRODANÁ NEVESTA (Smetana). Trinks. Deflo. Bryjak, Vernet, Mula, Keller. 4,7,9,13,16,20,22,25,27-XII. ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Jordan. Pelly. Mazura, Roth, Koch, Vinke. 11,14,17,20,22,25,28,30-XII. THÉÂTRE DES CHAMS ÉLYSÉES WWW.THEATRECHAMPSELYSEES.FR ORLANDO (Haendel). Haïm. McVicar. Le Concert d’Astrée. Prina, Wallace, Crowe, Berg. 3,5,7,9-XI. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 5-XII: Orquesta Saito Kinen. Seiji Ozawa. Mitsuko Uchida, piano. Gonda, Beethoven, Brahms. 11,12: Concentus Musicus Wien. Coro Arnold Schoenberg. Kühmeier, Fink, Schade, Boesch. Bach, Misa en si menor. 15,16: Sinfónica de Viena. Manfred Honeck. Rudolf Buchbinder, piano. Mozart, Bruckner. STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.AT MANON LESCAUT (Puccini). Auguin. Guriakova, Kai, Cura. 2,5-XII. MEDEA (Reimann). Boer. Petersen, Houtzel, Kulman, Eröd. 3,7-XII. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Abel. Hulcup, Bruns, Sramek, Monarcha. 4,6,10-XII. UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Carignani. Vargas, Álvarez, Carosi. 8,12,15,18-XII. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Abel. Reinprecht, Németi, Caria, Sramek. 9,21-XII. DON GIOVANNI (Mozart). WelserMöst. Martinoty, Schavernoch, Tax. 11,14,17,20,23,27,29-XII. DER ROSENKAVALIER (Strauss). Fisch. Schenk, Heinrich, Kniepert. 16,19,22-XII. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH TOSCA (Puccini). Rizzi. Carsen. Cura, Magee, Raimondi, Murga. 1,4-XII. GUILLAUME TELL (Rossini). Rieder. Kusej. Mei, Janková, Pertusi, Siragusa. 2,7-XII. I MASNADIERI (Verdi). Fischer. Polgár, Sartori, Hampson. 5,8,11,15,19,22,26,29-XII. LA FANCIULLA DEL WEST (Puccini). Zanetti. Pountney. Magee, Peetz, Raimondi, Cura. 9,17-XII. DON GIOVANNI (Mozart). WelserMöst. Bechtolt. Mei, Hartelius, Janková, Volle. 10,12,18,21-XII. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Armiliato. Asagaroff. Shicoff, Sun, Schmid, Chaiker, Davidson. 14-XII. DIE SCHWEIGSAME FRAU (Strauss). Schneider. Mosuc, Olvera, Friedli, Peetz. 19,23-XII. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Hogwood. Bechtolt. Hartelius, Janková, Schmid, Friedli. 26,30-XII. 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 135 GUÍA 135 258-Pliego final 22/11/10 12:39 Página 136 CONTRAPUNTO MUCHOS CUARTETOS Y POCO DINERO S 136 i cree usted que su vida es dura… hágase miembro de un cuarteto de cuerda. Una noche en Ottawa, terminé cenando en un sitio de esos que abre veinticuatro horas todos los días de la semana con el Cuarteto Emerson y el eterno Menahem Pressler porque no había ningún otro restaurante o bar abierto después del concierto. Pedimos la carta de vinos y el menú de platos vegetarianos. Nos sirvieron unas botellas de cerveza y unas ensaladas sin aderezar pero la conversación fue deslumbrante. Los del Emerson llevaban todo el día ensayando con un calor de cuarenta grados y con un pianista octogenario que tenía sus propias ideas sobre Dvorák. Uno de los músicos, cosa que no sabía aquella noche, había perdido a su madre el día anterior. No pudo dejarles: el próximo concierto del Emerson iba a ser en Tanglewood. Apretó los dientes y tocó a pesar de su enorme dolor. Así es la vida de un cuarteto. La obligación mutua en un cuarteto de cuerda es mayor que en la mayoría de los matrimonios. Para que funcione, todos tienen que renunciar a algo. Y ¿para qué? Cobran una miseria. Un grupo famoso —no el Cuarteto Emerson… no les pregunté— recibe unos quince mil dólares en Estados Unidos, doce mil euros en Europa y unas ocho mil libras esterlinas en el Reino Unido. Y hablo de los de élite. La mayoría de los cuartetos gana mucho menos. Una de las salas “internacionales” de Londres paga mil libras esterlinas, es decir, doscientas cincuenta por barba, por lo que lleva detrás semanas de preparación, ensayos, sacrificios, riesgos y cuerdas adicionales. Como profesión, tocar en un cuarteto está clasificado, por razones fiscales, a un nivel más bajo que la docencia universitaria. En términos de fama, individualmente, son menos conocidos que los gerentes de las orquestas. Sin embargo —y aquí está lo asombroso de esta situación— nunca en toda mi vida han existido tantos cuartetos excepcionales y de un carácter tan diverso. Cuéntelos. La reciente grabación del ciclo de Beethoven es del Cuarteto Artemis, afincado en Berlín. El Cuateto Ebène es tan estelar como los grupos de la música pop en Francia. La pequeña República Checa ostenta el Wilhan, el Smetana, el Pavel Hass y el Cuarteto Vlach. Están el Cuarteto Jerusalén, el Vertavo de Noruega, el Casals de España y muchos, muchos más… Kronos, Bartók, Borodin, Auryn… Gran Bretaña tiene el Cuarteto Allegri, el Arditti, el Belcea, el Brodsky, el Doric, el Elias y varios más cuyos nombres cubrirían el alfabeto entero. Algo ha cambiado, y no solamente las circunstancias económicas. Hace dos décadas, con el casi colapso del circuito de música de cámara, sus músicos buscaban trabajo en orquestas. Hoy, varios instrumentistas de varias orquestas forman sus propios cuartetos, sin reparar en dónde tocan o lo que cobran. Al parecer existe algún deseo primitivo que funciona como una aspiración colectiva. Sonia Simmenauer, que dirige una agencia en Berlín que representa principalmente a cuartetos, ha escrito unas hermosas memorias, Muss es sein? (Berenberg Verlag), en las que describe las dificultades de llevar un cuarteto: ensayos que terminan en sollozos, conciertos que parece que van a empezar con sólo tres músicos, las complejidades de una democracia de cuatro miembros. Sonia creció en una familia de emigrados en París. Por las noches oía los sonidos de un cuarteto de cuerda que procedían del salón de su casa y comprendió, sin que nadie le dijera nada, que esa música representaba la civilización alemana de la que sus padres había sido expulsados. Muchos de los cuartetos a los que representa Sonia pueden rastrear su linaje hasta Joseph Joachim o Josef Suk. Una gran parte de mi parloteo de aquella noche con los músicos del Emerson se dedicó a cuál de nosotros cinco conocía más personas que hubieran conocido a Brahms. Los cuartetos de cuerda no sólo forman una parte de la tradición clásica. Son su encarnación física. Podría ser porque, en estos tiempos difíciles, tanto los músicos como los oyentes se sienten cada vez más atraídos por la fórmula mística, el equilibrio metafísico de una lucha mortal y la resolución que nos acerca más que cualquier tipo de música al corazón de la existencia. Si no, ¿qué otra razón tendrían los cuartetos de cuerda para aguantar tantas estrecheces, tanta recompensa exigua? Norman Lebrecht