diagnstico estratgico del partido revolucionario institucional

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DIAGNÓSTICO ESTRATÉGICO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO
INSTITUCIONAL 2006
De lo nacional a lo local, México – Colima
Mtro. Enrique Chaires Ramírez
Universidad de colima
[email protected]
Simposium:
ESyP-6: Conocimiento político y diseño democrático de las instituciones.
Nuevas perspectivas para una cooperación más efectiva
Palabras clave:
Partidos políticos, legitimidad, representatividad, competitividad política,
cooperación.
Resumen:
El estudio diagnóstico aborda la problemática actual del Partido
Revolucionario Institucional, en una perspectiva comparada entre lo
nacional y lo local, bajo criterios y principios eminentemente académicos.
Comprende una parte teórica en la cual se analiza el carácter conceptual de
los partidos políticos, sus componentes y objetivo fundamental; contiene un
análisis del contexto internacional y refiere la crisis de los partidos políticos
en México a partir de los acontecimientos originados en la década de 1980,
como son el surgimiento de la globalización, la caída del muro de Berlín, la
transformación de la Europa del Este, el fin del socialismo y el cambio de las
esferas que conforman la matriz societal clásica donde la política sucumbe a
la economía. De manera puntual se analiza el problema de la competitividad
política y social, la representatividad y las dinámicas internas de
democratización. El documento aborda especialmente el papel potencial del
PRI como institución en el proceso de cooperación internacional para el
desarrollo.
1
DIAGNÓSTICO ESTRATÉGICO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO
INSTITUCIONAL 2006
De lo nacional a lo local, México – Colima
Enrique Chaires Ramírez
Presentación
En una sociedad diversa, vinculada a la dinámica y exigencias de la
transformación
nacional
e
internacional,
las
instituciones
adquieren
responsabilidades cada vez de mayor trascendencia que obligan a su permanente
cambio para garantizar derechos individuales, la convivencia armónica del
conjunto social, la representación de los intereses comunes relacionados con el
poder político y el acceso al gobierno. En ese orden institucional los partidos
políticos, definidos como instancias de representación de la sociedad, aglutinan a
un conjunto de individuos, conforman grupos y comparten intereses políticos con
el propósito de conseguir el acceso y la permanencia en el poder.
Sin embargo, factores como la globalización, han propiciado que la economía
sustituya a la actividad política y dar forma a una transformación profunda de la
sociedad, con nuevos actores, heterogeneidad de las demandas, debilitamiento de
las instituciones políticas y la individualización de las gestiones. En este panorama
se encuentra el Partido Revolucionario Institucional, de ahí la pertinencia de un
diagnóstico estratégico como el que se presenta, con el objetivo de orientar la
toma de decisiones para asegurar la vigencia social del partido. Es importante
destacar que el estudio es producto de criterios y principios eminentemente
académicos, dotado de objetividad, sin el sesgo de preferencias personales
o políticas, por lo tanto es un documento, como todo producto de la
academia, sujeto de ser sometido al debate de la argumentación y las ideas.
El diagnóstico comprende una parte teórica en la cual se analiza el carácter
conceptual de los partidos políticos, sus componentes y objetivo fundamental;
2
contiene un análisis del contexto internacional y la crisis de los partidos políticos
en México, específicamente a partir de los acontecimientos originados en los 80´s
como el surgimiento de la globalización, la caída del muro de Berlín, la
transformación de la Europa del este, el fin del socialismo y el cambio de las
esferas que conforman la matriz societal clásica en donde la política sucumbe a la
supremacía de la economía; se analiza el proceso de desarrollo histórico del PRI,
y pone de relieve los aspectos de su vida institucional a partir del contexto social y
político, desde su fundación en 1929, hasta los acontecimientos de julio en 2006, y
se aborda especialmente el papel potencial del PRI como institución en el proceso
de cooperación internacional para el desarrollo.
Se enfatiza en cinco escenarios críticos que ha experimentado a partir de la
elección presidencial de José López Portillo en 1976, hasta los acontecimientos
del proceso electoral de julio anterior. Es importante destacar que en este periodo
de 30 años el partido ha mostrado un desgaste importante relacionado con la
legitimidad, credibilidad, confianza y representatividad, como lo demuestran los
resultados electorales obtenidos a partir de esas fechas, desde la elección
presidencial del 76 en que obtiene 93.6% de los votos, proceso donde el candidato
priista participó prácticamente solo, pone de relieve la falta de legitimidad y
ausencia de principios democráticos, pues igual que en 82, no existe en la práctica
un sistema competitivo de partidos. Destaca el comportamiento que en las últimas
cuatro elecciones presidenciales experimenta el PRI, como en 1988, con niveles
de abstencionismo que alcanzan índices del 50% y respecto de la lista nominal
obtiene el 25.4% de ese universo potencial; el 37.57% en 1994; 23.10% en 2000 y
sólo 11.71% en 2006, lo que demuestra el debilitamiento de su representatividad
social. Por su parte el Partido Acción Nacional, al considerar ese mismo criterio de
referencia, observa un crecimiento substancial sostenido que va del 8.42% en
1988 a 19.75% en la pasada elección presidencial.
3
De acuerdo a los votos obtenidos en ese mismo periodo, el déficit es aún mayor,
pues va de 50.36% en 88 a sólo el 21.57% en 2006; en cambio para el PAN su
crecimiento ha ido del 17.07% en 88 al 36.38% en la elección de 2006.
Comparativamente se observa una tendencia a la disminución en los renglones de
confianza y representatividad durante los últimos 30 años tomando como
referencia la elección presidencial, a diferencia del PAN que muestra un ritmo
ascendente.
En el Partido de la Revolución Democrática (PRD) el comportamiento electoral ha
sido variable entre 88 y 2006, sin embargo los resultados en el último proceso
muestran un elevado nivel de confianza y representatividad social.
Los escenarios críticos que comprenden el periodo de 1976 a 2006, explican la
posición electoral que actualmente tiene el partido, al ocupar la tercera fuerza a
nivel nacional.
Tabla No. 1: Elección presidencial: legitimidad y representatividad social
PARTIDO
POLÍTICO
PRI (1)
PAN (2)
PRD (3)
AÑO
1988
L.N.
25.44
8.42
15.34
V.T.
50.36
17.07
30.8
1994
L.N.
37.57
20
12.79
V.T.
48.69
25.92
16.59
2000
L.N.
V.T.
23.10
36.11
27.20
42.52
10.64
16.64
2006*
L.N.
V.T.
11.71
21.57
19.75
36.38
19.18
35.34
(1) En 2006 participó como Alianza por México junto con el PVEM.
(2) En 2000 participó como Alianza por el Cambio junto con el PVEM.
(3) En 1988 participó como Frente Democrático Nacional junto con el PARM, PPS, PFCRN y PMS; en 2000 ya como PRD
participó al lado del PAS, PT, PSM Y Convergencia; en 2006 participó como Alianza Por el Bien de Todos junto con el PT y
Convergencia.
*Resultados de acuerdo al PREP
L.N.: Lista nominal
V.T.: Votación total
Forma parte también del diagnóstico una reflexión del caso particular de Colima
que comprende del año 1991 hasta 2006, periodo que en el caso de la elección
para Gobernador del Estado ha disminuido su votación de 66.68% a 51.50% en la
extraordinaria de 2005; en cambio el PAN muestra un crecimiento que va del
13.25% al 47.62%. Es significativo mencionar que en Colima la representatividad
4
social se circunscribe mayoritariamente a estas dos fuerzas (PRI – PAN), ya que
el PRD se ha movido entre 9.35% en 1991 a 15.87% en 2003, pues no participó
con candidato propio en las extraordinarias de ese año y 2005.
Tabla No. 2: Elección para Gobernador del Estado (%)*
PARTIDO
POLÍTICO
PRI
PAN
PRD
1991
66.68
13.25
9.35
AÑO
2003
41.61
34.27
15.87
1997
41.48
37.25
15.88
2003 Ex(1)
51.60
47.78
--
2005 Ex(2)
51.50
47.62
--
(1) En la elección extraordinaria de 2003 el PRI participa en la Alianza por Gustavo Vázquez junto con el PT y el PVEM y el
PAN participó como Todos por Colima junto con la ADC y el PRD.
(2) En la elección extraordinaria de 2005 el PRI participa en la Alianza para que vivas mejor junto con el PVEM y el PT, el
PAN participa como Coalición Locho me da confianza junto con la ADC.
* % obtenidos como resultado de la suma total de los votos por partido político dividida entre la votación total en el Estado.
Un comportamiento similar se observa en la elección para Ayuntamientos donde el
PRI ha disminuido su votación consolidada entre 88 y 2006, al pasar de 66.45% a
43.50%; mientras tanto el PAN ha incrementado su presencia de 11.50% a
40.25% en el mismo periodo; en cambio, el PRD se encuentra estancado.
Tabla No. 3: Elección de Ayuntamientos (%)*
PARTIDO
POLÍTICO
PRI
PAN
PRD
1988
66.45
11.50
--
1991
62.84
14.05
10.58
1994(1)
52.99
25.24
13.50
AÑO
1997(2)
35.20
33.65
25.09
2000(3)
35.38
32.35
14.47
2003(4)
40.71
39.86
10.14
2006(5)
43.50
40.25
8.46
(1) En 1994 pierde el PRI el primer municipio del estado (Coquimatlán) y lo gana el PAN.
(2) En 1997 el PRI pierde Comala, Coquimatlán, Manzanillo y Villa de Álvarez, todos los anteriores los ganó el PAN.
(3) En 2000 el PAN hace alianza con el PRD para la presidencia municipal ganando así Armería, el PAN gana los
municipios de Colima, Coquimatlán y Villa de Álvarez.
(4) En 2003 el PRD gana Armería y el PAN Colima, Comala, Ixtlahuacán, Manzanillo y Tecomán.
(5) En 2006 el PAN gana Villa de Álvarez y Manzanillo.
* % obtenidos como resultado de la suma total de los votos por partido político dividida entre la votación total en el Estado.
Respecto al Congreso local el PRI ha pasado de la hegemonía en 1988 a la
división de preferencias en 2006, al ganar en ésta última elección 9 diputaciones
de mayoría relativa, frente a 7 de Acción Nacional, cuyo primer triunfo lo habría
alcanzado en 1994.
Tabla No. 4: Elección de Diputados Locales (Mayoría Relativa)
PARTIDO
POLÍTICO
1988
1991
1994(1)
AÑO
1997(2)
2000(3)
2003(4)
2006(5)
5
PRI
PAN
PRD
12
---
12
---
11
1
--
8
4
--
12
4
--
11
5
--
9
7
--
(1) En 1994 pierde el distrito que corresponde a Coquimatlán.
(2) En 1997 el PAN gana Colima Norte, Villa de Álvarez, Coquimatlán y Manzanillo oeste.
(3) Para el 2000 el Congreso aumentó el número de diputados a 25, el PAN gana los distritos I de Colima, IV de Comala, V
de Coquimatlán y el VIII (Villa de Álvarez).
(4) En 2003 el PAN gana los distritos IV, X de, XI, XII y XIII.
(5) En 2006 el PAN gana los distritos I y II de Colima, VII y VIII de Villa de Álvarez, XI, XII y XIII de Manzanillo, según los
resultados del PREP.
Finalmente el diagnóstico contiene un análisis puntual de las principales
fortalezas, debilidades y riesgos que el Partido Revolucionario Institucional en
Colima experimenta en el contexto actual, de ahí que se planteen un conjunto de
recomendaciones estratégicas para adecuarlo a las exigencias de una sociedad
inmersa en la globalidad, diversificada y heterogénea en sus demandas.
Precisión teórica
Así como la sociedad se estructura y
desarrolla producto de la necesidad
fundamental del hombre para garantizar su sobrevivencia y de ésta han surgido un
conjunto de instituciones cuya finalidad se orienta a garantizar los derechos de los
individuos, la convivencia armónica del conjunto social y la representación de los
intereses comunes y dan forma a una esfera política que tiene que ver con los
poderes públicos y las estructuras gubernamentales; de la misma manera existe
un espacio de orden social conformado por organizaciones no gubernamentales,
la iglesia, los medios de comunicación, organizaciones gremiales y empresariales,
además de los partidos políticos que se constituyen en un elemento relevante del
entramado institucional al realizar tareas de orden político y social.
Es importante destacar que los partidos políticos detentan en mayor o menor
medida una determinada cuota de poder, fundamentalmente político e ideológico,
determinado por su representación social que se manifiesta en la capacidad de
acceder al gobierno y a su membresía, lo que puede entenderse como
competitividad política y social dentro del esquema general del sistema político,
y que por lo tanto son susceptibles de entrar en procesos críticos, debido
fundamentalmente a dos factores que los afectan, uno el que se asocia a la falta
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de representatividad y dos, el que tiene que ver con procesos internos de
democratización, como son por ejemplo los mecanismos implementados para la
designación de candidatos, la promoción de nuevos cuadros y la designación de
sus dirigencias, entre otros elementos. Este fenómeno se ha convertido en un
importante objeto de estudio para la ciencia política que ha puesto interés en su
definición particular; así, Garretón concibe a los partidos como organizaciones
formales de personas en torno a intereses o ideas comunes que buscan participar,
influir y conducir la vida partidaria de la sociedad (2004:76). Esta descripción pone
énfasis en el carácter asociativo que se regula a través de normas que conducen
a un fin, además permite observar el carácter representativo de éstos y su
finalidad explícita de buscar el bien común.
Por su parte, Max Weber los caracteriza como una asociación dirigida a un fin
deliberado, ya sea este objetivo como la realización de un programa que tiene
finalidades materiales o ideales, es decir, tendientes a obtener beneficios, poder y
honor para los jefes y seguidores (1994:1153). Esta definición precisa que su
objetivo inicial consiste en crear lazos de identidad entre sus miembros y el
propósito final que es la obtención del poder. En cambio, para Giovanni Sartori,
son cualquier grupo político que se presenta a elecciones y que puede colocar
mediante ellas a sus candidatos en cargos públicos (2005). Se advierte la idea de
grupo político como componente inevitable en la estructura de los partidos.
Para efectos de este diagnóstico, los partidos políticos se entienden como
instancias de representación de la sociedad que aglutina a un conjunto de
individuos y conforma grupos específicos que comparten un mismo interés
político, la consecución, ejercicio y conservación del poder institucional.
El contexto internacional y la crisis de los partidos políticos en México
Es importante destacar que la década de los 80´s coincide con un doble fenómeno
que tiene lugar en América y en el hemisferio occidental en general, esto es por un
7
lado, el impulso a una corriente democratizadora frente al autoritarismo del
gobierno, que en el caso de México este impacto se va a manifestar diez años
más tarde con el surgimiento del Instituto Federal Electoral, los Tribunales
Jurisdiccionales especializados, el nuevo sistema de partidos políticos y las
reformas a la legislación electoral; por otra parte, aparece el proceso de
globalización y neoliberalización de la economía, modelo impulsado de manera
conjunta por los gobiernos de Margaret Tatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en
los Estados Unidos de Norteamérica, estrechamente vinculado con la caída del
muro de Berlín en 1989 que significó el fin del socialismo como medio de
producción y que trae por consecuencia la apertura financiera, comercial y el
desarrollo de instituciones electorales entre otros, estos factores vendrían a
transformar de manera radical la presencia y el papel del gobierno en México,
obligado ahora a transitar de una política social, inclusive de tipo paternalista, a
una propuesta basada en el crecimiento económico para el desarrollo social, con
lo cual los destinatarios de la acción del partido y del gobierno cambian por
definición al transformarse la manera en que tradicionalmente se movían las
cuatro esferas que conforman a la sociedad.
La social, que tiene que ver con las relaciones sociales, instituciones y acciones
colectivas, es decir, con aquellas participaciones voluntarias capaces de construir
un discurso y fundamentalmente con la exigencia de hacer cumplir los derechos
que les asisten y que dotan de sentido a los ciudadanos convirtiéndose en sujetos
sociales que pueden transformar su realidad a través de la construcción de una
conciencia propia. La esfera política que comprende al gobierno, estructuras
burocráticas, régimen jurídico, así como a los partidos políticos, específicamente
en relación a la naturaleza de la actividad que realizan. La económica incluye las
relaciones de intercambio, trabajo, producción, distribución y consumo; finalmente,
la cultural comprende aspectos como el lenguaje, elementos simbólicos y la
expresión social en general.
8
La globalización ha modificado las estructuras sociales, con aceleraciones y
desaceleraciones, con dinámicas y ritmos desiguales, marca diferencias dentro de
los espacios económicos nacionales, regionales y mundiales, como lo explica
Carlos Vilas, además de subirse al tren de la globalización se requiere del
adecuamiento del sistema social, ajuste de las instituciones, cultura, relaciones
sociales que están cohesionadas por normas, para que pueda hospedarse y
permanecer en él.
En síntesis, la globalización ha propiciado que la esfera económica sustituya a la
política, por lo que el estado se convirtió en un vigilante y guía del conglomerado
social, en tanto que la economía se volvió independiente, se desreguló y atravesó
a la sociedad transformándola totalmente.
Dicho fenómeno aceleró el proceso de marginación de los sectores obrero y
campesino para dar paso a la diversificación de la sociedad que a su vez se
caracteriza por los siguientes elementos: a) nuevos actores sociales; b)
heterogeneidad de las demandas que rebasan la capacidad de respuesta del
estado y; c) el debilitamiento de la representatividad del partido. Ante este
escenario los viejos y nuevos actores sociales han conformado una sociedad en
donde parece prevalecer la acción directa, esto significa la individualización de
las gestiones de personas con el gobierno y que los partidos políticos ya no se
sitúan como entes de mediación entre el estado y la sociedad como
depositarios de demandas, consecuencia del surgimiento de un nuevo mapa
actoral, por lo que ahora esta falta de funcionalidad de los partidos políticos es
cubierta principalmente por los medios de comunicación y las organizaciones
sociales, ambos fungen como portadores de demandas, los primeros aprovechan
la característica de fácil penetración en todos los rincones de la sociedad, ya que
tienen contacto con ellos a cualquier hora y lugar y, los segundos representan una
acción directa hacia el estado en busca de la solución a problemas más
inmediatos que se circunscriben a su vecindad, barrio o localidad, lo cual
9
evidencia que no requieren de la intervención de los partidos políticos como
gestores porque no se sienten representados.
Este nuevo conjunto de actores de manera rápida asumirán y consolidarán la
expresión de poderes fácticos representados por los inversionistas, los
industriales, los empresarios financieros, entre otros.
El Partido Revolucionario Institucional y su proceso de desarrollo histórico
Durante el siglo XX tienen lugar una serie de acontecimientos que explican el
surgimiento y desarrollo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en 1929,
esos acontecimientos le dan forma a su vez a la Revolución Mexicana de 1910
que como movimiento social es consecuencia del gobierno dictatorial de Porfirio
Díaz que se prolonga por espacio de casi 30 años, y de las crecientes demandas
de los sectores campesino y obrero, que si bien tenían un carácter más
homogéneo, también es verdad que los primeros añoraban en convertirse en
propietarios de las tierras que trabajaban, y los segundos por su parte exigían
mejores condiciones de trabajo, salarios bien remunerados, sin discriminación
frente a obreros extranjeros y horarios justos para su jornada laboral. Es
importante subrayar que con la Constitución Política de 1917 se logró también la
ciudadanía legal a esos sectores sociales, incorpora artículos como el 27 y el 123
constitucionales, relacionados con esas demandas.
Este escenario posrevolucionario marca también el inicio de un proceso de
corporativización al conformarse en 1918 la Confederación Regional Obrera
Mexicana (CROM), organización que más tarde se convertiría en el más
importante sindicato de obreros, capaz de realizar alianzas con el gobierno, como
la pactada con Álvaro Obregón para apoyarlo en su candidatura a la Presidencia
de la República, en 1920, a cambio de que éste agilizara el cumplimiento de sus
derechos señalados en la Constitución y a que incluyese a líderes obreros en el
aparato gubernamental. En esta misma época es fundado también por Luis N.
Morones el Partido Laborista y; en 1920 se funda el Partido Nacional Agrarista
10
(PNA)
como
una
organización
que
representaba
al
sector
campesino,
organización que tiene como propósito competir en las elecciones.
Posteriormente, en 1929 se funda el Partido Nacional Revolucionario (PNR),
antecedente último del PRI, esta organización surge producto de una alianza de
partidos regionales que ideológicamente compartían los principios revolucionarios.
Con el surgimiento del PNR comienza en el país una etapa en donde las
instituciones tienden a superar el caudillismo preponderante de la época. A partir
de entonces el partido y las organizaciones, principalmente obreras y campesinas
se van a convertir en instancias de intermediación y de gestión entre la sociedad y
el gobierno, condición que se va a fortalecer de manera institucional con las
transformaciones que experimenta hasta convertirse en 1946 en lo que es el
Partido Revolucionario Institucional, que da forma orgánica a los sectores obrero,
campesino y popular.
Desde sus orígenes el Partido Revolucionario Institucional es depositario de la
ideología revolucionaria que reivindica a las clases sociales más desprotegidas,
convirtiéndose en un partido de amplia base social de rápida consolidación,
estrechamente vinculado al gobierno que reconoció que la suerte de su presencia
hegemónica dependía básicamente de dos aspectos: la representación social y la
disciplina
interna,
elementos
que
permitieron
además
jugar
un
papel
preponderante como legitimador del quehacer gubernamental, al fungir como
gestor intermediario entre la base social y el gobierno.
Sin embargo, no puede olvidarse que en ese contexto de consolidación
institucional del PRI tiene lugar el surgimiento del Partido Acción Nacional (1939),
organización política de fuerte tendencia sinarquista, con gran influencia religiosa.
Como partido político Acción Nacional definió su objetivo central asociado a la
defensa de la propiedad privada, la oposición al autoritarismo del gobierno y el
rechazo a la intervención estatal en el sector privado. Es oportuno mencionar que
en términos electorales el PAN distaba de representar una fuerza significativa, en
11
virtud del carácter homogéneo de las demandas sociales enarboladas por el PRI,
aunque las condiciones generales de la gente eran aún precarias.
Este mismo contexto histórico de los años 40´s marca el surgimiento de nuevos
actores políticos que conforman una clase burocrática muy importante al interior
del Partido Revolucionario Institucional, representados por las dirigencias obreras
y campesinas.
En los siguientes 20 años el gobierno de la República, de extracción priista, puso
especial énfasis en el proceso de industrialización del país, a la par de la
polarización que se manifiesta al interior de los sectores obrero y campesino que
no ven los beneficios directos de la acción gubernamental, sobre todo aquellos
que aún no eran favorecidos con el reparto agrario, lo cual explica que la justicia
social se convirtiera en el principal argumento del discurso político, bajo la idea de
que el desarrollo del capitalismo industrial produciría el progreso esperado por
esos sectores sociales; para entonces el PRI se había consolidado como un
partido hegemónico, único canal de acceso a los cargos públicos, propicia entre
otras cosas el crecimiento acelerado de la burocracia estatal, pero sin observar un
fenómeno creciente que era el surgimiento de nuevos actores políticos en la
escena pública.
Los años 60´s también se van a convertir en un referente histórico en la vida
interna del Partido Revolucionario Institucional, pues en términos corporativos el
sector popular que aglutinaba a la clase media superará en importancia la
tradición de los sectores obrero y campesino. Paralelamente en esta misma
década se va a registrar una transformación ideológica y cultural en un amplio
sector de la juventud mexicana, en quienes se cultivaron y desarrollaron ideas de
tendencia socialista, conformándose así un amplio sector de resistencia frente al
gobierno emanado del PRI, de quien se empieza a cuestionar su incapacidad para
atender y resolver las desigualdades sociales. Si bien es cierto que el Partido
Revolucionario Institucional ejerce una dilatada hegemonía política que prevalece
12
por espacio de ocho décadas, también es verdad que la segunda mitad de los
años 60´s marca el principio de una compleja etapa en la vida institucional del
partido, en la cual se van a suceder una serie de acontecimientos de orden social
y político que ponen a prueba la capacidad de reflexión objetiva del partido y que
en no pocos casos se incurrió en errores de diagnóstico, reflejándose en los años
siguientes al menos cinco escenarios críticos que van desde el avance electoral
de la derecha y la presencia institucionalizada de la izquierda, hasta la pérdida del
poder en 2000 y el fracaso político – electoral de 2006.
En contraparte, es de destacarse el papel que juega el Partido Revolucionario
Institucional en una serie de decisiones históricas de innegable contenido social,
como son entre otras: el reparto agrario, la nacionalización de la industria
petrolera, la nacionalización de la industria eléctrica, el reconocimiento de
ciudadanía constitucional y el voto de la mujer, la definición de los principios de
política exterior, el impulso a la educación pública, así como el desarrollo y
fortalecimiento institucional y, por supuesto, su contribución a la estabilidad y paz
social del país.
Escenarios críticos del PRI
A partir de la década de los 70´s el Partido Revolucionario Institucional
experimenta cinco momentos críticos que ponen a prueba su capacidad
institucional para reaccionar políticamente, momentos coyunturales que desde la
perspectiva del análisis académico se explican como producto del proceso de
desestructuración de la matriz societal histórica:
1) 1976.- el primer gran reto institucional del PRI se presenta en este año
cuando su candidato presidencial, José López Portillo, gana la elección
prácticamente sin adversario, obtiene el 93.6% de los votos, lo cual dejó al
descubierto la ilegitimidad democrática del sistema político que obliga a la
autogeneración de mecanismos institucionales para recuperar el carácter
13
democrático del gobierno y del PRI, situación que lleva a la promoción, en
1977, de una de las reformas constitucionales y electorales más
importantes, para facilitar, por un lado, la participación institucionalizada de
las corrientes de ideología política socialista y por otra la representación
formal de los partidos minoritarios en el Congreso de la Unión,
específicamente en la Cámara de Diputados.
2) 1987 – 1988.- Este momento histórico tiene una significación muy
importante porque da cuenta del debilitamiento de dos de los principios
básicos que hicieron posible el crecimiento y desarrollo hegemónico del
PRI, como fueron la disciplina y la lealtad institucionales, regla de oro para
distribuir y ejercer el poder político. El partido entonces es sometido a una
prueba de capacidad política para dar cauce a nuevas formas de
pensamiento a su interior y a la expresión manifiesta de los grupos de
poder que debaten en torno al control del propio partido. Hasta entonces,
nunca el PRI había conocido una corriente crítica expresa, producto de ello
tiene que ver el desmembramiento de los grupos, fraguándose así el
debilitamiento de la cohesión interna.
Este escenario lleva al partido a implementar el mecanismo de selección
interna como criterio para la designación de su candidato a la Presidencia
de la República, en un esfuerzo por democratizar su proceso, en el
pretendido de simular que tan importante decisión era tomada por el
Presidente de la República en turno. Un producto secundario, pero de gran
relevancia atribuible a este movimiento interno es, primero la participación
del Frente Democrático Nacional en las elecciones constitucionales del 88
y, más tarde, el surgimiento del Partido de la Revolución Democrática,
reducto del pensamiento crítico del PRI y heredero natural de la izquierda
mexicana, dato relevante de este proceso es el abstencionismo en la
elección presidencial que alcanza índices del 50%. Respecto de la lista
nominal el candidato del PRI obtiene el 25%.
14
3) 1994.- Este momento es relevante por dos cosas que enfatizan las
condiciones del PRI en ánimos de la sociedad, pues por un lado se da
cuenta del carácter autoritario que históricamente lo caracterizó y que tiene
que ver con el proceso de selección del candidato a la presidencia y la
forma en que se sustituye al darse su fallecimiento; por otra parte queda de
manifiesto el respaldo mayoritario de la sociedad para encabezar el
gobierno, pues en una elección de alta competencia su candidato no
solamente gana la elección, sino que lo hace con uno de los mayores
grados de legitimidad democrática, factor que no fue aprovechado por el
partido para recuperar su rol de intermediación, sino que por el contrario,
este periodo serviría para mandar mensajes tanto a la base militante como
a la opinión pública, del “rompimiento” de liderazgos en el partido con la
histórica frase de la sana distancia que el Presidente Zedillo expresa para
hacer referencia a la relación entre su gobierno y el PRI, de otra manera es
difícil entender el complicado proceso para la selección del candidato en el
año 2000 y los resultados electorales obtenidos.
Por otra parte, el mismo periodo da cuenta de una nueva crisis económica
que enfatiza las crecientes condiciones de pobreza y marginación
existentes en el país y la incapacidad del partido para representar las cada
vez más heterogéneas demandas sociales y, por supuesto, la limitada
capacidad del gobierno para atenderlas. Queda clara la desvinculación del
Partido
Revolucionario
Institucional
de
las
clases
sociales
más
desprotegidas y su predisposición para alinearse en torno a los intereses
capitalistas, en lo que es un evidente abandono de su compromiso social
histórico.
4) 2000.- Este momento es culminante en el proceso de debilitamiento y
prácticamente la desaparición del liderazgo superior del partido y la pérdida
de la lealtad y la disciplina, pues tiene que enfrentar dos decisiones
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importantes, una tiene que ver con la dirigencia y otra, la relacionada con la
candidatura presidencial, particularmente se van a manifestar dos fuerzas
opositoras, una que gira en torno a la figura del presidente, que al seguir la
tradición impulsa la candidatura de Francisco Labastida Ochoa y otra, la
que representa las prácticas añejas del partido, Roberto Madrazo, proceso
del cual no hay un ganador, aún cuando el candidato haya resultado ser
Labastida, y por el contrario quien verdaderamente pierde es el PRI, cuya
división interna hará mella en los resultados electorales de julio de ese año
que concretiza una derrota histórica y el arribo de un gobierno de derecha a
la Presidencia de la República, además los poderes fácticos por una parte y
por otra las nuevas generaciones de votantes se convierten en factores
decisivos para la derrota del PRI a lo cual se suma el factor deseo que
juega a favor del candidato del Partido Acción Nacional.
5) 2006.- Podría decirse que es en este año en donde el conjunto de
desaciertos acumulados sitúan al Partido Revolucionario Institucional en su
momento de mayor crisis, pues no solamente fue incapaz de recuperar la
Presidencia de la República, sino que los resultados electorales del pasado
mes de julio lo colocan como la tercera fuerza política del país, pues como
nunca en la historia en una elección presidencial sus activos políticos no le
alcanzaron para ganar al menos en alguna entidad federativa, lo cual
evidencia su notable falta de representatividad social. El proceso de 2006
para la selección de su candidato a la presidencia reprodujo las mismas
prácticas antidemocráticas ensayadas desde 1988, además de que culmina
esta etapa con la extinción casi por completo de cualquier rasgo de
liderazgo institucional y por supuesto con un agotamiento de su capacidad
legítima como instancia de representación social.
Entre los elementos más notables que pueden explicar la derrota del PRI en
2006 está por supuesto el proceso interno de selección, pensado,
construido y operado desde la dirigencia, para favorecer a la dirigencia, con
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rasgos claramente excluyentes y antidemocráticos, que llevaron al
enfrentamiento de grupos y finalmente a una falsa unidad que no pudo
evitar el resquebrajamiento real del partido.
Particularmente en los procesos de 2000 y 2006 el excedente potencial del
PRI se reserva a las posibilidades de reflexión interna de la dirigencia y
militancia en cada entidad federativa. Dicho de otra manera, las
posibilidades de éxito futuro parecen depender de la capacidad para
enfrentar un profundo ejercicio de reflexión, de discusión madura y
comprometida, sin temor, para estar en posibilidades de procesar
adecuadamente los resultados del diagnóstico.
La actualidad del Partido Revolucionario Institucional y su potencial
contribución a los procesos de cooperación internacional para el
desarrollo
Es de fundamental importancia subrayar que el PRI se constituyó
históricamente en un factor central del sistema político mexicano, en un eje
articulador de la política social y económica, fue además un referente para
explicar la gobernabilidad interna, al mismo tiempo que el país fortalecía su
presencia y liderazgo político en América Latina en particular y en el
contexto internacional en general. El PRI, como institución social y política
desempeñó consecuentemente el papel de “aval” en las relaciones
económicas y políticas internacionales facilitando los procesos de
cooperación para el desarrollo; sin embargo, como se ha explicado, en
términos
democráticos
fue
acumulando
un
déficit
de
legitimidad,
representatividad, confianza y debilitamiento institucional como producto de
su incapacidad de respuesta ante los retos planteados por la globalidad de
la economía, las exigencias democráticas y el nuevo orden internacional.
Particularmente el Partido Revolucionario Institucional “abandonó” su
privilegiada posición como instancia de intermediación entre el estado y la
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sociedad, pero también debilitó su papel como garante de las condiciones
internas ideales que antaño facilitaron la cooperación para el desarrollo y
México dejó paulatinamente de tener presencia en el contexto regional, al
tiempo que las condiciones sociales y económicas del país parecen
emprender un camino de muy lento recorrido hacia el desarrollo, como lo
demuestran los datos que publica el Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática (INEGI 2005) al señalar que del total de la
población de 15 años o mas el 8.4% no contaba con instrucción; 14.3% no
había terminado su educación primaria y sólo el 17.7% había completado
dicho ciclo; el 21.7% ha realizado estudios completos de secundaria; el
18.5% tiene educación media superior, aun cuando no la haya terminado y
sólo el 13.6% posee estudios superiores, esto es que haya estado inscrito
por lo menos un año, sin haber terminado su formación; actualmente la
planta docente es poco más de 1 millón 520 mil profesores y de ellos sólo
13% imparte cursos en programas de licenciatura y menos del 2% lo hace
en posgrado.
Existen poco más de 35 millones de mexicanos en condiciones de pobreza
y pobreza extrema; 4 millones sobreviven con menos de un salario mínimo
diario; La CEPAL en su informe 2005 señala que en México cerca de 46 por
ciento de mujeres han sufrido algún tipo de violencia, ya sea sicológica,
sexual, física o económica......a su vez la Directora Regional del Fondo de
Naciones Unidas Para el Desarrollo de la Mujer, Teresa Rodríguez, destacó
que en nuestro país uno de los problemas de género más significativos es
el acceso a la justicia, particularmente en zonas rurales e indígenas, donde
prevalece la impunidad en términos de violencia que se ejerce contra
éstas...
Por su parte en Argentina, Brasil, Haití, Venezuela, Colombia se enfrentan
problemas serios derivados de la incapacidad de respuesta gubernamental,
corrupción, delincuencia organizada y narcotráfico, factores que ponen en
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alto riesgo no sólo la estabilidad y el orden social, sino los mecanismos
internacionales de cooperación.
El PRI, como otras instituciones, ha conocido del debilitamiento interno, lo
que explica muchas, que no todas, de las situaciones problematizadas
actuales, entre otras la dificultad para resolver las condiciones de pobreza
como es uno de los compromisos del milenio y que de acuerdo a la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe, México no arribará a
las metas fijadas para el 2015.
En el mundo, en 2009, cuando muchos de nuestros jóvenes que
actualmente se forman en las aulas universitarias estén concluyendo sus
estudios, 850 millones estarán demandando un empleo mientras que la
capacidad estimada del mercado sólo podrá cubrir la mitad.
Como podemos observar el desarrollo de los países menos favorecidos
depende en nuestra opinión de dos factores fundamentales: a) El
fortalecimiento institucional a partir de un sistema democrático que de
cuenta de partidos políticos fuertes y competitivos, capaces de contribuir a
la estabilidad para impulsar políticas de estado, con visión de largo alcance
que generen certeza económica y viabilidad social en el marco del nuevo
orden internacional; b) La cooperación para el desarrollo, desde la
perspectiva de en el sistema político mundial el atraso tecnológico, la
pobreza y la marginación son también un problema ético.
El caso particular de Colima
En mayor o menor medida los acontecimientos nacionales experimentados por el
PRI se ven reflejados en el comportamiento institucional de las entidades
federativas, como es el caso particular de Colima, cuyo proceso de debilitamiento
atraviesa por cinco momentos específicos:
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1) 1991.- Este es un año políticamente importante para Colima pues se decide
la candidatura del PRI a la gubernatura del Estado, una decisión que
tradicionalmente se había ajustado a las viejas normas del presidencialismo
mexicano, sin embargo en esta ocasión las fuerzas locales se oponen a
criterios centrales unificándose en un solo interés tres actores políticos:
Roberto Anzar Martínez, representante del sector campesino; Carlos
Vázquez Oldembourg, militante del sector popular y; Carlos de la Madrid
Virgen, alcalde de Colima, todos para hacer frente a Socorro Díaz Palacios,
militante de dilatada trayectoria, asociada desde siempre al poder central
del partido. Esta posición de fuerzas condujo al PRI a implementar un
ejercicio interno de consulta directa a las bases militantes para definir la
candidatura, criterio que obligó a los grupos locales a pactar en torno a
Carlos de la Madrid, quien en un proceso ríspido, inequitativo y
antidemocrático en general pudo sobreponerse para ganar la candidatura y
marcar a partir de entonces una línea divisoria entre el centro y lo local, que
más tarde habría de impactar en los resultados electorales.
2) 1994.- Reflejo de los acontecimientos del 91, por primera ocasión el Partido
Revolucionario Institucional pierde en una contienda electoral a manos del
PAN, que obtiene el triunfo en las elecciones de Ayuntamiento y diputado
de mayoría relativa en el municipio de Coquimatlán. Cabe señalar que no
hubo un diagnóstico oportuno que permitiera entender la situación real del
partido, por considerar el resultado como un hecho circunstancial.
3) 1997.- Este año es clave en la vida institucional del PRI, tiene lugar un
complejo proceso para definir la candidatura al Gobierno del Estado,
significándose porque a diferencia de 2001, ahora la decisión se adopta
desde el centro en favor de Fernando Moreno Peña, representante del
grupo universidad y quedan en el camino dos viejos cuadros del partido que
aspiraban a la candidatura: Jesús Orozco Alfaro, ex alcalde de Colima y
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Carlos Vázquez Oldembourg. Este proceso tiene dos consecuencias,
primera, la renuncia de Vázquez Oldembourg al partido, quien con las
siglas del PRD gana la alcaldía de la capital y posteriormente funda la
Asociación por la Democracia Colimense (ADC) como partido local;
segunda, la consolidación del Partido Acción Nacional como fuerza política,
así lo demuestran los resultados electorales al ganar cuatro municipios,
entre ellos Colima y Villa de Álvarez; cuatro diputaciones locales por el
principio de mayoría relativa y, en la elección para Gobernador obtuvo el
37.25% de los votos, sólo 4.23 puntos menos que el candidato del PRI.
Además el conflicto poselectoral producto de esa elección minó la imagen
del partido que por primera ocasión no obtiene la mayoría en la Cámara de
Diputados y por otra parte aparece en escena un nuevo actor político, el
Diario de Colima.
4) 2003 – 2006.- En esta etapa se registran una sucesión de hechos
vinculados con la presencia del Partido Revolucionario Institucional, como
el proceso de selección interna para elegir candidato a la gubernatura, en el
cual participan cinco aspirantes: Jesús Orozco Alfaro y Rogelio Rueda
Sánchez, ambos identificados con la Fundación para el Desarrollo de
Colima; Humberto Silva Ochoa, ex líder del grupo universidad y propietario
del periódico Ecos de la Costa; Héctor Michel Camarena y Gustavo
Vázquez Montes, ambos cercanos al grupo de Fernando Moreno Peña,
Gobernador de la entidad. Producto de dicho proceso obtiene la
candidatura Gustavo Vázquez, entonces líder de la bancada del PRI en el
Congreso Local, sin embargo, se manifiestan los primeros saldos negativos
para el partido, como son la división interna y la renuncia de algunos de sus
cuadros encabezados por Jesús Orozco, quien desde la oposición
contiende en la campaña constitucional por el Partido de la Revolución
Democrática.
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Aunque el PRI obtiene una ligera ventaja sobre el PAN en los resultados
electorales, la elección es impugnada y en un hecho inédito se anula por el
TEPJF, bajo la argumentación de la participación ilegítima del Gobernador
del Estado, lo que obliga a una elección extraordinaria en donde corrobora
su triunfo con un estrecho margen, sin embargo, se manifiestan
desacuerdos entre los grupos del partido que claman por la exclusión de
Fernando Moreno Peña en el proceso. El fallecimiento del Gobernador
Gustavo Vázquez en febrero de 2005 plantea una nueva prueba para el
PRI, pues sin un liderazgo formal tiene que resolver sobre el interinato en el
ejecutivo y la candidatura para la elección extraordinaria, escenario que
pone al descubierto su débil dirección, la ausencia de liderazgo y
cohesión institucional, principalmente. Producto de este escenario se
posicionan como grupos de interés político del partido, el encabezado por
Fernando Moreno Peña, el que representa Humberto Silva, el que se
construye en torno a Silverio Cavazos, el que decide encabezar Mario
Anguiano miembro de una nueva y joven corriente de expresión y, por
supuesto, el que representa el Diario de Colima. Esto significa que al
interior del Partido Revolucionario Institucional se desarrolla una intensa
disputa por el control político, con la característica de que ninguna de estas
fuerzas parece tener a su alcance los elementos necesarios para
imponerse, entre otras cosas porque se encuentran en un proceso de
reestructuración en el caso de los primeros, y los últimos porque se están
moviendo en un escenario de oportunidad en el que no está definido
todavía de qué forma podrían consolidarse. Destaca además como
producto de este amplio proceso la falta de orden y rumbo institucional.
Se observa en términos generales, que el Partido Revolucionario Institucional se
ha desorientado y su discurso dejó de proveer los argumentos suficientemente
fuertes para mantener cohesionados a los sectores corporativizados y atraer
nuevos adeptos; la política como práctica ha dejado de dotar de sentido a la
sociedad, al 86% de los ciudadanos les interesa poco o nada, en principio porque
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no es capaz de ofrecer certeza y seguridad; se ha desdibujado en su carácter
ideológico, principios y compromisos que propiciaron su surgimiento, además, en
la actualidad se mueve en una sociedad fragmentada que pone al descubierto su
debilidad ideológica para satisfacer las expectativas de los nuevos actores
sociales.
Como partido político no ha podido hacer frente a las nuevas exigencias de la
sociedad, las cuales se han diversificado de manera importante, deteriorándose su
base social -empleo, ingreso, salud, educación, seguridad- forman parte de esas
demandas. Por otra parte parece no contar con los elementos suficientes para
recuperar su disciplina y lealtad interna que contribuyan a la cohesión institucional.
El Partido Revolucionario Institucional hace tiempo dejó de ser depositario de
las demandas sociales, manifiesta además una grave pérdida de la ética política
que lo debiera caracterizar; se han corrompido sus valores, se ha desideologizado;
ha mermado de manera notable su credibilidad en el contexto social, el 78% de los
ciudadanos no confía en los partidos políticos, cuando antaño le merecieron
reconocimiento en la solución de los problemas públicos; el PRI pierde de manera
acelerada su representatividad social como argumentación política básica, porque
ha disminuido su capacidad de discusión en torno a los asuntos públicos.
Como partido político, ha dejado de producir cuadros internos, corre el riesgo
de convertirse en una familia numerosa; además su vida interna en general y sus
prácticas para la designación de candidaturas lo han llevado a una riesgosa
deslegitimación que ha fragmentado la cohesión interna, condición que
trasciende al exterior.
En resumen, se puede decir que la crisis del partido es real y que el verdadero
problema inicia con su dificultad para procesar la información interna, dado que
fue construido para actuar y no para reflexionar, para operar y no para discutir
ideas, para ejercer el poder pero no necesariamente para competir por él; parece
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no enterarse de que la discusión de la sociedad es de orden democrático en su
expresión más amplia, concepto que hace tiempo dejó de practicarse a su interior;
como partido político se define por su verticalidad y por el sentido patrimonial de
su existencia, por lo tanto no extraña que se base en su estructura, pero no en la
posibilidad de construir acuerdos, de realizar alianzas ciudadanas en función del
nuevo mapa actoral, porque éstas parecerían contrarias a sus propios intereses.
Dejó de mirar hacia fuera, por lo tanto parece no entender a cabalidad la dinámica
de la sociedad actual, no ha traducido las nuevas condiciones de las esferas
social, política, económica y cultural, se ha rezagado, no está preparado para
responder a los retos que plantea la diversidad social y la heterogeneidad de las
demandas, específicamente porque ha perdido su representatividad y la
capacidad de intermediación entre el conjunto social y el gobierno. Sin embargo,
en todo este entramado el Partido Revolucionario Institucional, específicamente en
Colima, conserva fortalezas, refleja debilidades y enfrenta riesgos.
Conforme a lo que hemos expuesto, el debilitamiento y la pérdida de
representatividad institucional de los partidos políticos, en el ámbito de las
regiones genera impactos similares en el orden institucional que ponen en riesgo
la dinámica del progreso.
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NOTA SOBRE EL AUTOR
Enrique Chaires Ramírez.- Licenciado en Administración Pública por la
Universidad de Colima, posee el grado de Maestro en Ciencias por la propia
Universidad de Colima; Diplomado en gobierno y asuntos públicos (1994);
Diplomado en políticas públicas y gobierno local (1996) y Diplomado especial en
gestión universitaria (2000). Tiene una amplia participación como ponente y
conferencista en diversos foros nacionales e internacionales; ha publicado
diversos artículos relacionados con la ciencia política y la administración pública,
recientemente (2005) publicó el libro Primera encuesta estatal sobre cultura
política y participación ciudadana en Colima; posee una amplia experiencia en el
sector público; fue Director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de 1999
a 2004 y actualmente se desempeña como Profesor Investigador de la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima.
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Referencias bibliográficas
Bobbio, Norberto, Matteucci, Nicola y Pasquino, Gianfranco. (1994). Diccionario de
Política. México: S. XXI Vol. 2.
Chaires, Enrique y Torres Ortiz, Christian. (2005). Primera encuesta estatal sobre
cultura política y participación ciudadana en Colima. México: U de C.
Garretón, Manuel Antonio. (2002). Las transformación de la acción colectiva en
América Latina en Revista de la CEPAL número 76.
Garretón, Manuel Antonio. (2004). La indispensable y problemática relación entre
partidos y democracia en América Latina en La democracia en América Latina.
Argentina: PNUD.
Nohlen, Dieter. (1995). Sistemas electorales y partidos políticos. México: FCE.
Salazar Pérez, Robinson. Partidos políticos
organizacional en América Latina. Red Insumisos.
modulares:
una
alternativa
Sartori, Giovanni. (1992). Partidos y Sistemas de partidos. Madrid: Alianza.
Vilas, Carlos M. Seis ideas falsas sobre la globalización en Globalización, estado y
democracia.
26
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