DERECHO y ACTUALIDAD

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Derecho y Actualidad
Editorial
REVISTA DE BELLVEHÍ ADVOCATS
Derecho Civil
Pagarés “no a la ordren”. Pg. 2
Derecho Públic
Prescripción y caducidad
administrativas. Pg. 3
Derecho Mercantil
Conflictos con los swaps. Pg. 4
Incoterms 2010. Pg. 5
Innovación
Derechos de autor del software.
Pg. 6
Ventajas fiscales. Pg. 7
Derecho Concursal
Contratos durante el concurso
de creditores. Pg. 8
Derecho Fiscal
Libertad de amortitzación. Pg. 9
Derecho Penal
Alzamiento de bienes. Pg. 10
El Caso
K-drink. Pg. 11
Noticias
Pg. 12
BLL
Bellvehí advocats
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17001 Girona
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D I C I E M B R E D E 2 010 S
Nº 4
Innovación y Derecho
Jordi Bellvehí
Soy de los que creo que el futuro de la economía
gerundense pasa inexorablemente por la innovación.
¡O somos capaces de innovar o no prosperaremos!
Bajo el paraguas de la innovación actualmente se
cobijan toda una serie de conceptos (como creatividad, inventiva, novedad, conocimiento, investigación,
desarrollo, talento, excelencia, etc.) Cada uno de los
cuales, por separado, tiene mucha importancia.
Des de hace un tiempo hasta ahora percibo
que los creadores, investigadores, emprendedores,
políticos, profesores, empresarios, agentes sociales y otros, han ido tomando conciencia de la
necesidad imperiosa de innovar y me parece que
tenemos los medios, oportunidades y recursos necesarios para poder hacerlo, sin perjuicio de que
pueda haber muchas cosas que mejorar y que se
tengan que hacer muchos esfuerzos para alcanzar
el nivel óptimo.
Con todo ello, normalmente pasa desapercibida la importancia del Derecho en el mundo de la
innovación. El Derecho es una pieza fundamental
dentro de la maquinaria de la innovación. Me atrevería a decir que en el mundo en que vivimos, sin
el Derecho no hay innovación posible.
El resultado del esfuerzo de los innovadores,
sean creadores, inventores, emprendedores, empresarios u otros, debe estar protegido de alguna manera segura y eficaz, en caso contrario, si
todo el mundo pudiera aprovecharse libremente,
sin ninguna ventaja para el innovador, el aliciente
de innovar mermaría en gran medida.
La protección de los derechos de los innovadores se puede conseguir vía contractual, con contratos de confidencialidad, de no competencia, de
transferencia de tecnología o de know how y otros,
pero también está prevista legalmente, mediante
la protección de la propiedad intelectual (derechos
de autor) y la protección de la propiedad industrial
(patentes, modelos de utilidad, diseños y marcas).
Por poner sólo un ejemplo sencillo, el software
o programa informático está protegido por la Ley
de Propiedad Intelectual y los autores (desarrolladores informáticos) tienen sobre su obra unos
derechos económicos que les permiten sacar un
rendimiento de su creación.
Al mismo tiempo, el Derecho está muy presente
en todo el proceso de conversión de la creación, del
invento o del resultado, en un proyecto empresarial,
proceso que requiere la constitución de una persona
jurídica, la regulación de la relación entre los socios,
la concreción de la relación con los financiadores,
la planificación de un marco legal de relaciones comerciales nacionales e internacionales para la venta
del producto final y la regulación de acuerdos de
colaboración con centros de conocimiento (como
las universidades) o con socios estratégicos, mediante joint ventures u otros tipos de colaboración.
En nuestra región tenemos un ejemplo claro
de sociedad innovadora : la sociedad AB-BIOTICS,
que recientemente ha entrado a cotizar en el MAB
(Mercado Alternativo Bursátil). Pues también en el
proceso de salida a cotización en un mercado secundario, como puede ser el MAB u otros, el Derecho juega un papel clave.
Conviene, pues, que los innovadores y todas
aquellas personas relacionadas con la innovación
tengan presente el Derecho a la hora de actuar,
porque de otra manera pueden encontrarse con dificultades y problemas innecesarios.
Es por esta razón que Bellvehí Advocats ha
apostado por prestar servicios jurídicos integrales a
la innovación y ha creado el portal www.innovant.
cat con el objetivo de contribuir a lograr el progreso que nos ha de venir del esfuerzo colectivo.
Derecho Civil
Los pagarés “no a la orden”: cesión ordinaria y
consecuencias legales
Francesc Espinet i Coll
En ocasiones podemos encontrarnos con un
pagaré en el que figure la expresión o cláusula “no
a la orden”, el significado habría que aclarar, debido a la especial importancia y trascendencia que
este hecho puede comportar.
Los pagarés “a la orden” (es decir, todos aquellos que no tengan incorporada la cláusula “no a la
orden”) se transmiten por endoso simplemente con
la firma del endosante y la entrega del pagaré al
endosatario, el cual adquiere automáticamente todos los derechos propios del pagaré, incluido el de
cobrar-cuando venza, incluso aunque el signatario
desconozca la existencia del endoso.
En cambio, el pagaré que lleva incorporada la
cláusula “no a la orden” no se podrá endosar, con
lo cual, si queremos transmitirlo a terceros, deberemos hacerlo mediante una cesión ordinaria.
Por otra parte, la cesión ordinaria de un pagaré
“no a la orden” a un tercero, se notificará al signatario de manera inmediata y fehaciente (notarialmente o mediante burofax), ya que el deudor,
mientras no le sea ​​notificada la cesión de esta manera, puede pagar al primitivo acreedor, de manera
que el nuevo cesionario queda liberado de pagar.
Si notificada la cesión del pagaré “ no a la orden “, el deudor no manifiesta ninguna oposición
de manera expresa, se entiende que la cesión es
consentida, y el deudor queda obligado a pagar
al nuevo acreedor (cesionario) desde la fecha de
recepción de la notificación, sin que se consideren
válidos los pagos que pudiera efectuar al antiguo
acreedor. Es por este motivo que las entidades financieras no suelen abonar el importe del descuento de un pagaré “no a la orden” hasta tener confirmado que el firmante ha recibido la notificación
fehaciente de la cesión, de esta manera evitan que
el librador del pagaré deje de tener la obligación
de atenderlo al vencimiento, pagando al cedente
antes de tener conocimiento de la cesión.
La cesión ordinaria de un pagaré “no a la orden”
a un tercero, se notificará al signatario de manera inmediata y fehaciente, ya que si no el
deutor puede pagar al primitivo acreedor.
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Por otra parte, el hecho de que el pagaré “ no
a la orden “ sólo se pueda transmitir por cesión
conlleva que en estos casos no estemos en presencia de un endoso cambiario, en virtud del cual el
endosatario está protegido por el artículo 20 de la
Ley 19 /1985, de 16 de julio, Cambiaria y del Cheque, que impide oponer al ejecutante del título las
excepciones fundadas en las relaciones personales
entre entregado y librador.
En el caso de la transmisión del pagaré “ no a
la orden “, se transmitirán al cesionario todos los
derechos del cedente en los términos previstos en
los artículos 347 y 348 del Código de Comercio,
según dispone el artículo 24 de la referida ley. Así,
la jurisprudencia suele interpretar que el cesionario
ejecutando de un pagaré “no a la orden “ está obligado a soportar las excepciones que el obligado
al pago pudiera oponer frente al cedente, en cuyo
lugar se subroga, sin que le sea ​​aplicable la protección que dispensa el artículo 20 de la mencionada
ley (véase, en este sentido, la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, sección 11 ª, de 12 de
mayo de 2006, entre muchas otras).
A efectos prácticos, ello conllevaría que en el
caso de que se presentara una demanda judicial
por parte del legítimo tenedor de unos pagarés “no
a la orden” entregados por un tercero a favor del
endosante (cedente), el cual los ha cedido al reclamante, si éste reclamara el pago del importe representado por los pagarés al librador, este librador
podría interponer ante el reclamante las mismas
excepciones que podría oponer frente al cedente.
El librador del pagaré puede alegar ante
el cesionario el incumplimiento por parte
del cedente de las obligaciones que había
mantenido con el librador en virtud de las que
se habían emitido los pagarés que ahora
un tercero le reclama directamente.
Esto, que en principio puede parecer banal, es
de vital importancia, ya que permite al librador del
pagaré alegar ante el cesionario el incumplimiento
por parte del cedente de las obligaciones o negocio jurídico que había mantenido con el librador
y en virtud de se habían emitido los pagarés que
ahora un tercero le reclama directamente. No hace
falta decir que si el Juzgado estimase justificado
el incumplimiento por parte del cedente de su relación jurídica con el librador del pagaré en virtud
de la cual se emitieron los títulos cambiarios, el
reclamante (cesionario) no sólo vería desestimada
su pretensión frente al librador, sino que se le deberían imponer las costas del proceso, en virtud de
lo establecido en el art. 394 de la LEC.
Martí Sels y Josep Rodríguez
El transcurrir del tiempo no es un hecho intrascendente en el mundo del Derecho, y menos en el Derecho
Administrativo, que se caracteriza por ser manifiestamente formalista en el seguimiento de los procedimientos. Este formalismo queda patente con la prescripción de las infracciones y sanciones administrativas y
con la caducidad del procedimiento sancionador.
Con estas figuras jurídicas se pretende salvaguardar los derechos que tienen los administrados
y garantizar que una infracción no sea perseguible sin límite temporal, que una sanción no sea
ejecutable en cualquier momento y que, una vez
iniciado un expediente sancionador, también deba
finalizar dentro de un plazo determinado. En caso
contrario, se dejaría al administrado en una situación de indefensión y de inseguridad jurídica.
Según el artículo 132 de la Ley 30/1992 sobre
el Régimen Jurídico y Procedimiento Administrativo
Común (LRJPAC), mientras una ley específica no disponga otra cosa, las infracciones administrativas muy
graves prescriben a los tres años, las graves, a los dos
años y las leves, a los seis meses. En cuanto a las sanciones, las muy graves prescribirán en tres años, las
graves, en dos años y las leves, en un año. En cuanto
a la caducidad, salvo que haya una regla diferente en
la regulación de un procedimiento específico, se produce al cabo de seis meses desde la fecha de inicio del
expediente sancionador, de acuerdo con lo dispuesto
en el artículo 42.2n de la LRJPAC.
El problema surge cuando las Administraciones públicas agotan al límite sus actuaciones para
no incurrir en prescripción o caducidad. Al reducir
tanto su margen de actuación, cualquier actuación
administrativa que tenga algún defecto formal puede provocar la prescripción de la infracción, de la
correspondiente sanción o bien la caducidad del
procedimiento sancionador. El ejemplo más representativo de esta situación se produce cuando la
Administración realiza una notificación defectuosa
al administrado - sin seguir las exigencias legales
previstas en el artículo 59 de la LRJPAC -, ya que
los trámites constan como no hechos y los plazos
de prescripción y caducidad transcurren.
En efecto, a menudo sucede que el administrado tiene conocimiento de que le han incoado
un expediente administrativo sancionador cuando
este procedimiento ya está en fase ejecutiva o de
apremio, sin que haya tenido la oportunidad de
presentar ningún tipo de alegación u oposición en
fases procedimentales iniciales. Esta situación se
debe, en muchas ocasiones, a la actuación poco
cuidadosa de la Administración en hacer las notificaciones, por ejemplo, enviándolas a un domicilio
que no es el correcto o abusando del uso de la
notificación edictal (que legalmente debería ser un
recurso residual y totalmente subsidiario).
El hecho de que la notificación de la Administración sea defectuosa puede provocar que no se
tenga en cuenta el tiempo transcurrido a efectos
de la prescripción y la caducidad.
La Jurisprudencia es muy clara y contundente exigiendo a la Administración un rigor formal en las notificaciones que realice el administrado dentro de un
procedimiento administrativo sancionador. A efectos
ejemplificativos, se debe destacar lo dispuesto en las
sentencias 181/2003 y 138/2003 del Tribunal Constitucional, según las cuales la notificación edictal es totalmente residual y sólo será de aplicación en los casos
en que haya sido imposible la comunicación personal
al administrado. En este sentido, cabe destacar que la
Administración tiene acceso a información suficiente
para que le sea exigible una mínima actividad y diligencia en la búsqueda y consecución de las notificaciones personales antes de utilizar la vía edictal.
Por otra parte, en relación con la notificación
personal al administrado prevista en el artículo
59.2n de la LRJPAC, la sentencia del Tribunal Supremo de 28
de octubre de 2004 dispone
que entre la primera y la segunda notificación debe de haber
como mínimo un margen temporal de una hora.
Estos sólo son algunos ejemplos de los muchos defectos formales en los que puede incurrir
la Administración en el seguimiento de los procedimientos sancionadores y que se pueden utilizar como argumento de defensa.
Dado todo lo que se acaba
de describir, podemos concluir
que, aparte de analizar el tema de la reclamación,
siempre que se reciba una notificación referente a
un expediente administrativo sancionador es conveniente revisar todas las fases del procedimiento
iniciado, analizar cuidadosamente la forma como
se han hecho las notificaciones y, sobre todo, computar el tiempo empleado por la Administración
para imputar una infracción, reclamar una sanción
o finalizar el procedimiento administrativo sancionador desde que se incoó.
Derecho Público
Prescripción y caducidad en los procedimientos
administrativos sancionadores
3
Derecho Mercantil
4
El swap, un producto financiero en conflicto
Josep Rodríguez
El swap o permuta financiera es un contrato
atípico pero lícito según la libertad de pactos previsto en los artículos 1.255 del Código Civil y 50
del Código de Comercio.
Este producto financiero, desconocido hasta
hace poco para la mayoría de las personas y empresas sin cultura financiera remarcable, se ha generalizado a partir del momento en que las entidades
financieras (bancos y cajas) la han comercializado a
sus clientes de banca comercial y no sólo en banca
privada, como solían hacer.
Además, en Girona los swaps están más de actualidad que nunca, ya que se han dictado recientemente en primera instancia dos sentencias que
resuelven el contrato y condenan la entidad financiera a devolver el dinero cobrado.
Ambas resoluciones judiciales condenan las entidades bancarias porque consideran que ha habido una falta de información al cliente respecto de
los riesgos y consecuencias que le podía representar contratar este producto financiero y, por tanto,
que se ha producido un vicio en el consentimiento,
la lo que provoca la nulidad del contrato.
Aun así, hay que
tener en cuenta que
no dejan de ser resoluciones de primera
instancia, que todavía
no son firmes y que
están pendientes del
pronunciamiento de la
Audiencia Provincial de
Girona. Sin embargo,
cabe destacar que otras
Audiencias Provinciales
recientemente ya han
dictado varias sentencias en las que se pone de manifiesto que no hay una
doctrina pacífica sobre el asunto, y que condenan a
las entidades bancarias en algunas ocasiones y absuelven en otras. Así, podemos destacar como sentencias condenatorias la 25/2010 de la AP de Oviedo, la
80/2009 de la AP de Jaén y 143 /2009 de la AP de
Álava, mientras que como sentencias que absuelven
las entidades bancarias podemos destacar las sentencias 75/2009 y 564 /2008 de la AP de Madrid y la
167/2009 de la AP de Ciudad Real.
Básicamente, las resoluciones de las Audiencias Provinciales que han condenado a las entidades
bancarias se fundamentan en la nulidad del contrato
por vicio en el consentimiento (es decir, por error en
el objeto contratado), sobre la base de los artículos
1.265 y 1.266 del Código Civil estatal. Según estas
resoluciones judiciales, no es suficiente que se haya
advertido al cliente que puede haber riesgos, sino que
debe haber una información más detallada que sirva de base para que se pueda decidir fundadamente. Asimismo, argumentan que, además del hecho de
que el cliente conozca las condiciones contractuales
y los riesgos, también debe entender el contenido.
Tal como indica la sentencia de la AP de Jaén, para
que se dé un consentimiento válido es necesario que
parte del conocimiento (simple acto receptivo de una
información) también haya consentimiento (un acto
valorativo de manifestación expresa o tácita de la voluntad respecto de la información recibida).
Por el contrario, las resoluciones que absuelven
estas entidades bancarias basan su decisión en el
hecho de que los clientes han sido debidamente informados, dado que el mismo contrato ya dispone
claramente el funcionamiento de este producto financiero y también detallan las consecuencias de
una subida o bajada de los intereses de referencia
(los riesgos). También ponen de manifiesto que los
clientes sólo han reclamado cuando la variación de
los intereses los ha perjudicado, pero no cuando los
beneficiaba. Analizados los fundamentos jurídicos
utilizados en uno y otro sentido, parece que la base
por la que el órgano juzgador dicta una sentencia a
favor de una u otra parte dependerá de si el cliente
fue suficientemente informado y comprendía perfectamente el producto que estaba contratando. El
problema surge en la dificultad para poder probar si
esta comprensión fue suficiente o no, lo que ha provocado que el criterio de las diferentes Audiencias
Provinciales no haya sido homogéneo.
Lo cierto es que cada entidad financiera tiene
sus propios redactados y cada caso es diferente,
así mismo, también tiene importancia el perfil financiero y de riesgo del cliente, así como otros
elementos que hacen que en esta materia no se
pueda generalizar demasiado.
El hecho de que dos Juzgados de Girona hayan
fallado en contra de las entidades financieras es relevante, pero para tener más seguridad jurídica y
disminuir el riesgo de una condena en costas, tal vez
sea aconsejable esperar a ver el criterio que adopta
la Audiencia Provincial de Girona sobre este tema y
entonces analizar con aquel criterio cada caso concreto para determinar si la vía judicial es recomendable o no para conseguir la nulidad del contrato.
Con todo ello, más tarde o más temprano también acabará existiendo una doctrina del Tribunal
Supremo para unificar doctrina sobre la cuestión,
que todavía no existe, la cual será muy determinante para tomar decisiones.
Laia Coderch Oliva
Los International Commercial Terms, más conocidos como Incoterms, son normas estándares de comercio que se pueden utilizar en los contratos internacionales de compraventa de mercancías, las cuales
determinan los derechos y obligaciones de las partes
referentes al lugar y momento de entrega de la mercancía, a la transmisión de riesgos sobre la mercancía,
a la distribución de los gastos de transporte y al seguro y los trámites de documentos aduaneros.
Los Incoterms fueron redactados por primera
vez en 1936 por la Cámara de Comercio Internacional, quien desde entonces también se ha encargado de modificarlos y actualizarlos conforme
los cambios que experimenta el comercio internacional. Actualmente están en vigor los Incoterms
2000, pero el 1 de enero de 2011 entrarán en vigor
los Incoterms 2010.
La principal novedad de los Incoterms 2010 es
que desaparecen cuatro de los antiguos Incoterms
(DDU, DAF, DES y DEQ) y se crean dos nuevos (DAT
y DAP), y así, se pasará a un total de once Incoterms.
Otra novedad importante es la modificación del
sistema de clasificación, que pretende mejorar la
aplicación de los Incoterms. Anteriormente los Incoterms se agrupaban en cuatro categorías, cada
una de las cuales define el momento en que se
producía la entrega de la mercancía y las condiciones de transporte y riesgo sobre la mercancía. En
cambio, la nueva clasificación sólo contempla dos
categorías, basadas en si el transporte se realiza por
vías navegables o si se utiliza cualquier otro tipo
de transporte.
Los cuatro Incoterms incluidos en la categoría de transporte por vías navegables son los FAS,
FOB, CFR y CIF. Hay que tener muy presente que
cuando la Cámara de Comercio Internacional habla de transporte marítimo, sólo prevé que sean de
aplicación cuando se trate de transporte de mercancía a granel (por ejemplo, un barco de carbón)
o transporte de carga general directamente a la
bodega (por ejemplo, palets cargados directamente
en la bodega del barco). Por tanto, aunque se utilice un barco para realizar el transporte principal, si
la mercancía está dentro de contenedores no será
correcto utilizar un Incoterm marítimo.
Los otros Incoterms que pueden utilizarse en
cualquier medio de transporte o en una combinación de todos ellos son los siguientes: EXW, FCA,
CPT, CIP, DAT, DAP y DDP.
Sin querer extendernos en la definición y significado de cada uno de los Incoterms, sí quisiéramos
mencionar algunos de los errores más comunes en
la utilización de los diferentes Incoterms, que tam-
Derecho Mercantil
Incoterms 2010
bién ha recalcado la Cámara de Comercio Internacional en los nuevos Incoterms 2010.
Así, por ejemplo, EXW es el acrónimo de Ex
works, que se traduce por “en fábrica”​. Este Incoterm significa que el vendedor sólo se obliga a
poner la mercancía en el lugar convenido, normalmente su fábrica, perfectamente embalada y etiquetada. A partir de ese momento todos los gastos y riesgos serán a cargo del comprador: carga
al vehículo de transporte, despacho de aduanas,
transporte principal, seguro, etc.
La Cámara de Comercio Internacional desaconseja que se utilice este Incoterm en ventas internacionales, ya que aunque el Incoterm prevé que la
carga es a cargo del comprador, la mayoría de veces
la realiza el vendedor, el cual asume indirectamente
riesgos que no le corresponden. Otro problema que
puede surgir está relacionado con la obtención del
DUA de exportación, ya que si el comprador no realiza el despacho de aduanas, el vendedor no podrá
obtener el justificante de la exportación.
Por estos motivos, la Cámara recomienda utilizar el FCA (Free Carrier), que se puede traducir
por “franco transportista”. Este Incoterm es muy
parecido al EXW pero el vendedor se hace responsable de la carga y del
despacho de aduanas
Es importante que los empresarios sepan escode la exportación.
ger qué Incoterm les conveniente, atendiendo al
Otro error muy cotipo de mercancía, transporte y obligaciones que
mún que la Cámara
estén dispuestos a asumir.
intenta evitar con la
clasificación de los nuevos Incoterms es que se utilicen Incoterms marítimos para transportes que realmente no lo son. Así
por ejemplo, el Incoterm FOB es el más utilizado
en el comercio internacional y, pese a estar concebido sólo para el transporte marítimo, es muy común verlo utilizado en transporte aéreo y en cargas
de contenedores.
Como se puede comprobar, cada Incoterm define muy bien las obligaciones de cada parte y cada
uno tiene su razón de ser, pero es cierto que a
menudo son mal utilizados por las empresas, intermediarios, transportistas o agentes de aduanas.
Por todo ello, es importante que los empresarios conozcan bien esta herramienta de que disponen,
una herramienta que facilita mucho las relaciones
entre vendedores y compradores internacionales y sepan escoger qué el Incoterm les es más adecuado y
conveniente, atendiendo al tipo de mercancía, transporte y obligaciones que estén dispuestos a asumir.
La reciente actualización de los Incoterms nos brinda
una buena excusa para ponernos al día.
5
Innovación
6
Derechos de autor sobre el software
Jordi Bellvehí
Los derechos de autor sobre los programas informáticos, conocidos también como software o
software, están protegidos por la Ley de Propiedad
Intelectual 1/1996, de 12 de abril (LPI), al igual
que están protegidos los derechos de autor de la
obra de un pintor, un escultor o un escritor. El
informático, el desarrollador de programas, por lo
tanto, crea una obra protegida legalmente.
A diferencia de lo que ocurre con la propiedad
industrial (patentes, modelos de utilidad, diseños,
marcas), en que la protección se logra con la inscripción en el registro correspondiente, la protección de
la propiedad intelectual viene dada por Ley a aquellos
que puedan considerarse autores de una obra protegida, sin necesidad de registro o trámite obligatorio.
Sin embargo, existe un Registro
de la Propiedad Intelectual donde
se pueden registrar las obras creadas. Aunque no constitutiva del
derecho, la inscripción en este registro da más seguridad a la hora
de demostrar la autoría. Con este
mismo objetivo, en el caso de los
programas de ordenador se ha utilizado también la fórmula del escrow, que consiste en hacer un depósito del código fuente y a veces
del código objeto en soporte electrónico y en papel ante un notario
u otra autoridad o institución, para poder acreditar
la autoría en una fecha concreta en caso de que
alguien la discuta. Esta última fórmula es más ágil
y permite más fácilmente también la actualización
del depósito periódicamente, si fuera necesario.
Si el software forma parte de una patente o de un
modelo de utilidad, igualmente estará protegido por
la Ley de Propiedad Intelectual, además de la protección que pudiera corresponderle por aplicación del
régimen jurídico de la Ley de Propiedad industrial.
Las ideas no están protegidas por la LPI y, por
tanto, para que el software sea una obra protegible
requiere que se haya desarrollado en un estadio
menos y que no sea simplemente una idea, sino
algo más. Así, por regla general, el primer estadio de protección se considera que es el llamado
“ código fuente”. Al mismo tiempo, toda la documentación preparatoria, la documentación técnica
y los manuales de uso tendrán la misma protección
que el programa de ordenador.
A veces hay dudas sobre quién es el autor, porque en la concepción y desarrollo del programa
han participado varias personas, o varias empresas,
o varias personas trabajadoras de varias empresas,
o un empleado de una empresa. Esto lo resuelve la
LPI al considerar autor del programa informático
la persona o grupo de personas naturales que lo
hayan creado o la persona jurídica que figure como
titular de los derechos de autor en los casos expresamente previstos en la LPI.
También puede haber obras colectivas, en las
que se considerará autor, salvo pacto en contrario,
la persona natural o jurídica que edite o divulgue
el programa de ordenador con su nombre.
El hecho de ser autor confiere unos derechos de
explotación económica que permiten rentabilizar
la inversión. Estos derechos exclusivos son el de
reproducción, transformación, traducción o arreglo
y el de distribución pública, incluido el alquiler o la
cesión del uso del original o de copias.
Los derechos de autor sobre un programa informático que sea el resultado de la colaboración de
varios autores serán de la propiedad común de todos
ellos y les corresponderán en la proporción que ellos
determinen. Si no se pusieran de acuerdo, sus relaciones se regularán por las normas que regulan la comunidad de bienes. Los coautores podrán explotar la
obra por separado, siempre que esta explotación no
cause un perjuicio a la explotación en común.
Cuando un trabajador asalariado crea un programa
en el ejercicio de sus funciones o siguiendo instrucciones del empresario, la titularidad de los derechos
de explotación sobre su obra corresponderá exclusivamente al empresario, salvo pacto en contrario.
La duración de la protección depende de si el
autor es una persona física o una sociedad. En el
primer caso, la protección es de toda la vida del
autor y setenta años después de su muerte y en el
segundo caso, de setenta años contados desde el
año siguiente al de la divulgación lícita del programa o al de la creación, si no se hubiera divulgado.
El autor podrá perseguir judicialmente cualquier infracción de sus derechos de autoría. Así, la LPI
prevé acciones de cese de la infracción, así como
las indemnizaciones que deberán pagar los infractores y medidas cautelares urgentes para poder actuar con la máxima celeridad.
Al mismo tiempo, el Código Penal tipifica los
delitos contra la propiedad intelectual con penas
que pueden ir de seis meses a dos años de prisión
y en casos agravados, hasta cuatro años de prisión,
además de la inhabilitación profesional por un período de dos a cinco años.
Esta protección legal de la que disponen los autores es básica para la seguridad jurídica y para el
progreso económico, y conviene que los autores la
conozcan bien y hagan un buen uso.
Laia Coderch Oliva
Aprovechando el tema central de este número
de la revista Derecho y Actualidad, en este artículo nos centraremos en las ventajas fiscales que
pueden aprovechar las empresas que inviertan en
investigación, desarrollo e innovación tecnológica.
El Real Decreto Legislativo 4/2004 que aprueba el
texto refundido de la Ley del Impuesto de Sociedades
(LIS) prevé una deducción sobre la cuota del impuesto para la realización de actividades de investigación
y desarrollo e innovación tecnológica (I + D + it).
A efectos del impuesto, se considerará investigación a la indagación original planificada que persiga descubrir nuevos conocimientos y una superior
comprensión en el ámbito científico y tecnológico,
mientras que se considera desarrollo la aplicación de
los resultados de la investigación o de cualquier otro
tipo de conocimiento científico para la fabricación
de nuevos materiales o productos o para el diseño
de nuevos procesos o sistemas de producción, así
como para la mejora sustancial de materiales, producto, procesos o sistemas preexistentes.
La base de la deducción estará constituida por
el importe de los gastos de investigación y desarrollo y para las inversiones en elementos de inmovilizado material e intangible, excluidos los inmuebles
y terrenos. La deducción será del 25% en caso de
gastos y del 8% en el caso de inversiones, siempre que afecten exclusivamente a las actividades
de investigación y desarrollo. También se permite
aplicar una deducción adicional del 17 % del importe de los gastos de personal correspondiente a
investigadores cualificados adscritos en exclusiva a
las actividades de investigación y desarrollo.
En cuanto a la innovación tecnológica, la ley la
define como la actividad cuyo resultado sea un avance tecnológico en la obtención de nuevos productos
o procesos de producción o mejoras sustanciales de
los ya existentes. Esta actividad incluirá la materialización de los nuevos productos o procesos en un
plano, esquema o diseño, la creación de un primer
prototipo no comercializable, los proyectos de demostración inicial o proyectos piloto y los muestrarios
textiles de la industria del calzado, de la marroquinería, del juguete, del mueble y de la madera.
La base de la deducción estará constituida por
el importe de los gastos del período que correspondan a los siguientes conceptos: actividades de
diagnóstico tecnológico, diseño industrial e ingeniería de procesos de producción, adquisición de
tecnología avanzada en forma de patentes, licencias know-how y diseños, y obtención del certificado
de cumplimiento de las normas de aseguramiento
de la calidad de la serie ISO 9000, buenas prácticas
de facturación (GMP) o similares. El sujeto pasivo
podrá deducirse el 8% de los gastos.
A diferencia de otras deducciones, en este supuesto se permite que antes de aplicar la deducción en
la correspondiente declaración anual del Impuesto
de Sociedades, el sujeto pasivo obtenga un informe
motivado emitido por el Ministerio de Ciencia e Innovación, que será vinculante para a la Administración Tributaria. Es decir, si el sujeto pasivo aplica la
deducción sobre la base del informe emitido por el
Ministerio de Ciencia e Innovación, la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (AEAT) no podrá
entrar a discutir si la deducción es correcta.
Para que el Ministerio de Ciencia e Innovación
emita este informe motivado vinculante relativo al
cumplimiento de los requisitos científicos y tecnológicos, debe presentar una solicitud dirigida a
la Dirección General de Transferencias de Tecnología y Desarrollo Empresarial, que contenga: (1) un
proyecto que describa las actividades que lo integran y los gastos e inversiones asociados y (2) un
informe técnico de calificación de las actividades
e identificación de los gastos e inversiones asociados, emitido por una entidad acreditada por la
Entidad Nacional de Acreditación (ENAC).
Presentada esta documentación, el Ministerio de
Ciencia e Innovación deberá emitir el informe motivado en el plazo máximo de tres meses. Siendo este informe vinculante para la AEAT, es recomendable que
las empresas que se dedican a la investigación, desarrollo e innovación tecnológica lo obtengan para poder
aplicar las deducciones con seguridad y no tener que
esperar a posibles inspecciones y posteriores rectificaciones de cuota del Impuesto de Sociedades.
Innovación
Ventajas fiscales para la innovación
7
Derecho Concursal
8
La vigencia de los contratos durante
la tramitación de un concurso de creditores
Laia Coderch Oliva
Una de las cuestiones que genera más discusiones durante la tramitación de un concurso es
si se deben mantener los contratos concertados
entre la concursada y un acreedor antes de la
declaración de concurso o si, por el contrario, el
acreedor puede decidir unilateralmente dejar de
prestar el servicio.
El punto de partida a tener en cuenta es el principio de empresa en funcionamiento que impera
en la Ley Concursal, el cual implica que la declaración de concurso no implica la interrupción de la
actividad del concursado.
Por este motivo, la Ley Concursal proclama la
vigencia de los contratos con obligaciones recíprocas pendientes de cumplimiento, e incluso declara
que no serán válidas las cláusulas que establezcan
la facultad de resolución o la extinción del contrato por la sola causa de la declaración de concurso
de cualquiera de las partes.
En cuanto a los contratos de tracto único, por
ejemplo una compraventa de mercancía, si en el
momento de la declaración de concurso el proveedor la ha entregado y el concursado todavía no
la ha pagado, queda claro que el crédito quedará
integrado dentro de la masa pasiva del concurso y
no se podrá pagar hasta que se apruebe un convenio o se produzca la liquidación. Si el concursado
ha pagado por adelantado y el proveedor aún no
ha entregado la mercancía, es lógico que obligatoriamente deba entregar la mercancía, sin ningún
tipo de excusa.
Así, los contratos que más controversia generan
son los llamados de tracto sucesivo, como los contratos de suministro (agua, luz, gas, teléfono...) y
los de arrendamiento.
Por otra parte, en el caso de los contratos de
suministro, es bastante común que la compañía
suministradora envíe una comunicación amenazando de cortar el suministro si no se le pagan
todas las facturas pendientes y dando por rescindido el contrato. Cuando las facturas pendientes
derivan de suministros posteriores a la declaración
de concurso, la concursada deber pagarlas; ahora
bien, el problema surge cuando las facturas pendientes son anteriores a la declaración de concurso,
ya que la Ley Concursal prohíbe pagar los créditos
concursales hasta que no se apruebe un convenio
o la liquidación.
Por otro lado, en el caso de los contratos de
arrendamiento, el arrendatario suele amenazar con
el desahucio en caso de que no se le paguen las
mensualidades pendientes, correspondientes a meses anteriores a la declaración de concurso.
En ambos casos, hay que tener en cuenta lo
siguiente:
1. La declaración de concurso no afecta a la vigencia de los contratos con obligaciones recíprocas pendientes de cumplimiento por parte
del concursado. Esto quiere decir que aunque
se declare el concurso y haya créditos pendientes de pago anteriores a la declaración de
concurso, el contrato debe continuar vigente.
2. Se considera no válida la cláusula de un contrato que establezca la facultad de resolución
o extinción del contrato por el solo hecho de
la declaración de concurso. Por lo tanto, si el
acreedor envía una comunicación que da por
resuelto el contrato escudándose en alguna
cláusula del contrato, la resolución no es válida.
3. La declaración de concurso no afecta a la
facultad de resolución por parte del acreedor, pero la acción resolutoria se ejercitará
ante el Juez del concurso y se seguirá por
los trámites del incidente concursal. Es totalmente legítimo que quien no vea satisfechas
sus pretensiones quiera exigir la resolución
del contrato, pero la ley exige que el Juez
tenga conocimiento de la acción resolutoria.
Finalmente, hay que hacer una especial mención
del apartado tercero del artículo 62 de la Ley Concursal, el cual dispone que aunque exista causa de
resolución, el Jue, atendiendo al interés del concurso, podrá acordar el cumplimiento del contrato.
A primera vista puede parecer que es una solución muy injusta para el acreedor, que ya es titular
de créditos concursales, los cuales no se le podrán
pagar hasta que se apruebe el convenio o la liquidación, y encima tiene que soportar la incertidumbre
de si le irán pagando las facturas que se devenguen
con posterioridad a la declaración de concurso.
Sin embargo, como ya hemos dicho, la Ley
Concursal se basa en el principio de empresa en
funcionamiento y por este motivo, aunque haya
justa causa de resolución, el Juez puede obligar a
continuar el contrato. Imaginemos que quien solicita la resolución es la compañía suministradora de
energía eléctrica, es lógico que si la empresa tiene
viabilidad necesite electricidad para poder producir
y cumplir el convenio, por lo tanto, es razonable
que en este caso el Juez obligue al mantenimiento
del contrato, ya que sin energía eléctrica no habría
viabilidad posible.
Miquel Márquez [Planning Assessors Fiscals, SLP]
Antes de cerrar el ejercicio fiscal, es necesario
analizar los diferentes incentivos que pueden resultar aplicables en el ámbito del Impuesto sobre
Sociedades. Éste es, sin duda, el mejor momento
para optimizar la carga tributaria de la compañía
en la medida en que todavía estamos a tiempo de
tomar determinadas decisiones que nos permitan
reducir la cuota a pagar en el referido impuesto.
En este artículo nos centraremos en uno de los
incentivos más importantes que prevé la normativa del Impuesto sobre Sociedades, aprobado, en el
contexto de crisis actual, como medida de estímulo
económico: la libertad de amortización vinculada
al mantenimiento de puestos de trabajo.
Este incentivo permite amortizar libremente
las inversiones realizadas en elementos nuevos del
inmovilizado material y de las inversiones inmobiliarias afectos a actividades económicas, siempre
que se pongan a disposición del sujeto pasivo en
los períodos impositivos iniciados dentro de los
años 2009, 2010, 2011 y 2012. Otro de los requisitos a tener en cuenta es la exigencia de que la
empresa mantenga los puestos de trabajo: en el
período impositivo en que los elementos adquiridos entren en funcionamiento, la plantilla media
total de la entidad se mantendrá durante los veintidós cuatro meses siguientes respecto a la plantilla
media de los doce meses anteriores.
Hay que precisar que, para cumplir el requisito
de mantenimiento de puestos de trabajo, se tienen en cuenta tanto los trabajadores que formen
parte de la plantilla fija de la empresa como los
contratados con carácter temporal, siempre que se
trate de personas contratadas en los términos previstos por la legislación laboral. Esto implica que se
computará en el cálculo de la plantilla todo el que
preste sus servicios a la empresa en régimen de dependencia y por cuenta ajena, según la normativa
laboral, teniendo en cuenta la jornada contratada
en relación con la jornada completa.
Adicionalmente, para poder aplicar la libertad
de amortización, es necesario que los elementos
estén en condiciones de funcionamiento, y será
a partir de este momento que la compañía podrá
hacer uso de esta libertad de amortización de la
manera que crea más conveniente, sin que esté
obligada a amortizar la totalidad de la inversión en
los períodos impositivos previamente.
Por otra parte, la normativa también prevé la
posibilidad de aplicar de forma parcial la libertad
de amortización en aquellos casos en que las inversiones de las empresas deriven de contratos de
ejecución de obras o de proyectos de inversión con
un período de ejecución superior a dos años entre
la fecha de encargo o inicio de la inversión y la
fecha de su puesta a disposición o en funcionamiento. En estos casos, sólo se podrá aplicar la libertad de amortización en la parte de la inversión en
curso realizada dentro de los períodos impositivos
iniciados en los años 2009, 2010, 2011 y 2012.
Finalmente, cabe destacar como hecho positivo
la interpretación flexible que la Dirección General
de Tributos ha realizado en relación con el cumplimiento de los requisitos de inversión y trabajadores:
consideró que se cumplen los requisitos para aplicar
la libertad de amortización en el caso de un grupo
de sociedades en que la sociedad dominante es la
que cumple los requisitos de mantenimiento de puestos de trabajo, y en cambio, quien realiza la inversión es una sociedad filial sin trabajadores, siempre
que sea por motivos de eficiencia empresarial.
Una vez detallados los principales requisitos para
aplicar la libertad de amortización, creemos que puede ser interesante mencionar brevemente las principales ventajas de aplicar este incentivo fiscal:
1) Permite a la empresa graduar la cuota tributaria
a pagar en concepto de Impuesto sobre Sociedades
en los años mencionados, utilizando de una forma
más o menos intensa la libertad de amortización.
2) La aplicación de este incentivo no está condicionada a su imputación contable en la cuenta
de resultados. De esta manera el resultado contable
no se ve disminuido y, en cambio, nos permite reducir la base imponible y, en consecuencia, rebajar
la cuota a pagar en el Impuesto sobre Sociedades.
3) Especialmente resulta interesante la aplicación de este incentivo en las inversiones que
se efectúen en elementos nuevos del
inmovilizado material e inversiones
inmobiliarias que tengan un período de amortización elevado (por
ejemplo, naves industriales, instalaciones, determinada maquinaria...) de manera que el
diferimiento que consigamos
sea realmente ventajoso.
Es, por tanto, conveniente planificar la política de inversiones de
la empresa, también
desde una óptica
fiscal, para reducir
al máximo la carga
fiscal que representa el Impuesto sobre
Sociedades.
Derecho Fiscal
La libertad de amortización como incentivo fiscal
9
Derecho Penal
10
El alzamiento de bienes: un delito en tiempos
de crisis
Francesc Espinet i Coll
En tiempos de crisis, los deudores hacen lo posible por no pagar y los acreedores persiguen el
cobro de las deudas hasta las últimas consecuencias. Esto hace que tanto los unos como los otros
expriman al máximo la materia gris para conseguir,
ya sea legalmente, ya ilegal, sus objetivos.
Es en este punto donde el artículo 257 del
Código Penal adquiere especial relevancia, ya que
castiga con penas de prisión de uno a cuatro años
y multa a quien “se alce con sus bienes en perjuicio de sus acreedores”.
Más o menos todo el mundo puede tener una
idea aproximada de qué significa “ alzarse con sus
bienes en perjuicio de sus acreedores”, ¿pero en
qué casos y bajo qué premisas los tribunales de
justicia castigan estos hechos como delito? En este
artículo analizaremos, desde un punto de vista jurisprudencial, qué se entiende por alzamiento de
bienes en el ámbito del Derecho Penal, a partir de
la interpretación que hace el Tribunal Supremo del
tipo del 257 del Código Penal en sus resoluciones.
Prescindiendo del concepto tradicional de que
el delito de alzamiento de bienes tuvo históricamente (referido al supuesto de fuga del deudor
con desaparición de su persona y patrimonio), en
la actualidad alzamiento de bienes equivale a la
ocultación o sustracción que el deudor hace de
todo o parte de su activo, de manera que el acreedor tenga dificultades para cobrar la deuda.
Esta ocultación o sustracción, que tiene modalidades muy diversas, se puede hacer de una manera eminentemente sencilla, esto es, apartando
físicamente del propio patrimonio algún bien de
forma que el acreedor ignore donde se encuentra,
o de forma más sofisticada, a través de algún negocio jurídico por medio del cual se enajene algo
a favor de otra persona, a menudo parientes o
amigos, o también mediante la constitución
de un gravamen para impedir o dificultar
la posibilidad de ejecutar un bien, como
sucede, por ejemplo, en casos de donaciones de padres a hijos.
Del contenido jurisprudencial de
las sentencias del Tribunal Supremo delimitando el tipo del
alzamiento de bienes (véanse las sentencias de la Sala
Penal de 27 de diciembre
de 2007, 5 de julio de
2005 o 15 de junio de 2001), podemos extraer las
siguientes conclusiones :
a. - La expresión “en perjuicio de sus acreedores” ha sido siempre interpretada por el Tribunal
Supremo, no como exigencia de un perjuicio real
y efectivo en el titular del derecho de crédito, sino
en el sentido de intención del deudor que pretende salvar algún bien en su propio beneficio o en
el de alguna otra persona, obstaculizando de esta
manera la vía de ejecución que podrían seguir sus
acreedores.
b. Para que estemos en el supuesto del artículo 257 del Código Penal no es necesario que la
alienación, ocultación o sustracción del bien haya
producido efectiva insolvencia en el deudor (sea
total o parcial). El delito se consuma tanto si el
deudor dispone de otros bienes para hacer frente
al pago o no, ya que estamos en el marco de lo
que legalmente se conoce como delito “de mera
actividad”, y como tal, es delito la sola ocultación
o desplazamiento patrimonial con la finalidad de
eludir la ejecución sobre el propio patrimonio, con
independencia de si finalmente se consigue o no.
c. No es necesario que la insolvencia del deudor
sea total, basta con que sea parcial para constituir
delito. En consecuencia, aunque el deudor pudiera
hacer frente al pago del crédito, si oculta o ajena
bienes con el fin de sustraerlos de la ejecución,
también será responsable de alzamiento de bienes.
d. Dicho delito requiere la existencia previa
de un crédito vencido, líquido y exigible contra
el sujeto activo, pero también estaríamos dentro
del ámbito del mismo tipo penal cuando el defraudador se adelante a conseguir una situación
de insolvencia ante la conocida inminencia de que
los créditos lleguen a su vencimiento, liquidez o
exigibilidad.
e. Finalmente, el Tribunal Supremo tiene establecido que es la intención del deudor la que
cuenta a la hora de determinar si se trata de
una infracción penal o no. En este sentido,
pensamos que si, por ejemplo, existe una
transmisión ficticia de unas fincas a un
tercero con el fin de imposibilitar la
efectividad del crédito del acreedor, resulta totalmente irrelevante para la comisión del delito
que el deudor sea o no titular de otros bienes.
Jordi Bellvehí
En este número de Derecho y Actualidad, en la
que el tema central es la innovación, he creído conveniente explicar un caso de la empresa gerundense Royal Food&Drink SL, un claro ejemplo de la importancia del Derecho en el mundo de la innovación, y de
la dificultad que conlleva intentar sacar adelante un
buen proyecto, aunque sea con un buen producto.
En el año 2002 RF&D logró firmar un contrato
de exclusividad con el gobierno del Perú para comercializar legalmente la hoja de coca en el mundo. A partir de ahí comenzó una odisea empresarial.
Podemos decir que el producto ha estado en fase
de creación y desarrollo hasta estos momentos, en
los que se puede afirmar que el producto estrella, el refresco 100% natural K- drink, está acabado y con buena expectativa de comercialización,
además, otros productos como el vino, la cerveza o
el chicle de coca también están en marcha.
El K- drink inicialmente se creó, desarrolló,
fabricó y comercializó en Perú. Una vez hecha la
prueba en ese país entre los años 2002 y 2004, al
querer comercializar el producto en Europa, surgió
la necesidad de extraer totalmente el alcaloide de
la cocaína para cumplir los requerimientos de la
legislación sanitaria europea.
El producto parecía que tendría muy buena
acogida en el mercado y, por tanto, una vez creado
y desarrollado se patentó primero con una patente
PCT y después con una patente española. Al mismo
tiempo se registró la marca comunitaria K- drink.
De esta manera la empresa aseguraba tener protegidos los derechos de propiedad industrial.
La verdad es que el producto ha evolucionado
mucho y que después de trabajar con varios laboratorios y universidades se ha conseguido un resultado óptimo: el producto tiene las mismas cualidades
que lo primero que se patentó, pero se ha mejorado
el gusto. Este producto definitivo no se ha querido
patentar para no dar a conocer el secreto de la fórmula, como la de la legendaria Coca Cola.
La legalización del producto en Europa ha sido
muy dificultosa, primero por cuestiones técnicas
en la extracción del alcaloide de la cocaína sin que
quedara ningún rastro y luego por cuestiones administrativas y políticas, debido al recelo que provoca un producto alimenticio nuevo, desconocido
y proveniente de la hoja de coca.
La cuestión sanitaria ha hecho que, por ejemplo,
las autoridades suizas paralizaran la comercialización y retuvieran el producto después de autorizar
la importación, lo que está en vía judicial. Por otra
parte, en Italia la cuestión del K- drink ha politizado (los partidos de la órbita de Berlusconi están en
contra de legalizarlo y los de izquierda, a favor), lo
que ha generado muchos artículos de diario e incluso se ha debatido en el Senado italiano. Finalmente,
el producto se ha autorizado.
El K- drink se ha comercializado recientemente en los Estados
Unidos mediante un contrato de
distribución complejo y ambicioso que ha generado muchas
expectativas, y también se ha introducido en la Europa del Este.
Durante ocho años este ha sido el proyecto del gerundense Hubert Drevet, que en 2005 dejó su trabajo
de director comercial de Trety y del grupo Treves para
dedicarse íntegramente al proyecto del K- drink, que
requería el 100 % de su tiempo. Ha salido adelante
con fondos propios, con dinero de algunos amigos
que han invertido y también con financiación bancaria avalado, y ha pasado, como es fácil de imaginar,
por todo tipo de vicisitudes y de dificultades.
En este momento, RF&D está en esa fase en la
que se ha hecho lo más difícil pero aún se podría
hacer mucho más para explotar todas las potencialidades del proyecto y el producto, por lo que
hacen falta recursos económicos y, por tanto, ahora comienza una fase de búsqueda de capital para
poder consolidar el proyecto y expandirlo.
RF&D ahora es una empresa atractiva para ser
adquirida por otras empresas del sector. Así, por
ejemplo el distribuidor americano ha mostrado su
interés, al igual que otros, pero la idea de los socios
de RF&D es seguir liderando la consecución de sus
objetivos y conservar el control, de momento.
Este caso nos sirve para ver de forma clara
como el Derecho tiene una importancia capital
en determinados proyectos innovadores, tanto en
lo referente a la protección de derechos mediante
patentes y marcas, como la protección de la fórmula secreta, mediante contratos de confidencialidad
con laboratorios y universidades, como en cuanto
a la legalización del producto ante las autoridades
sanitarias, como en todo lo referente al transporte y
comercialización internacional la hoja de coca o los
contratos de distribución en exclusiva en cada país.
Por otra parte, si se han de formalizar acuerdos para
la entrada de capital en el proyecto o se decide hacer una alianza estratégica (ya sea una joint venture, una fusión o una adquisición), el Derecho, no
hace falta decir que estará muy presente.
El Caso
K-drink, la dificultad de comercializar
un buen producto
11
Noticias
BLL
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www.innovant.cat, nueva
web de soporte jurídico
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Bellvehí Advocats ha creado
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una herramienta de soporte jurídico y fiscal a la innovación. El
Despacho considera que el futuro empresarial del país pasa por
la innovación y que los abogados y fiscalistas tienen un papel
muy importante, dada la complejidad normativa que cada vez
más invade cualquier actividad.
Innovant.cat es un proyecto
ambicioso que nace con la vocación de permanencia, aprovechando la experiencia y calidad
de servicio que puede ofrecer Bellvehí Advocats en ámbitos como
la propiedad industrial e intelectual, la protección de las ideas y
del know how, la transferencia
de tecnología, la sociedad de la
información y el comercio electrónico, la creación y extranacionalización de la empresa, la búsqueda de financiamiento por vías
alternativas, el aprovechamiento
de las ventajas fiscales a la innovación, la protección de datos de
carácter personal, etc.
Conferencia de Bellvehí &
Planning sobre novedades
fiscales y mercantiles
El 18 de noviembre, Bellvehí
Advocats y Planning Assessors Fiscals dieron una conferencia en el
Centro Fontana d’Or sobre las novedades fiscales para el 2011 y las
últimas novedades legislativas de
carácter mercantil. Al acto asistieron unas 70 empresas, representadas principalmente por sus directores generales y financieros.
Esta iniciativa anual de Planning Assessors Fiscals, a partir
de ahora se hará conjuntamente
con Bellvehí Advocats.
Bellvehí Advocats y Planning
Assessors Fiscals se unen
para ampliar y mejorar la
oferta de servicios
Bellvehí Advocats ha destacado desde su creación por la especialización en derecho mercantil y
en comercio internacional, aunque también ofrece otros servicios como derecho civil, procesal,
penal ,económico, administrativo
y urbanístico, fiscal y laboral.
Por otro lado, Planning Assessors Fiscals es un despacho especializado en el asesoramiento y
planificación fiscal para empresas.
La unión de recursos de Bellvehí Advocats y de Planning hace
que las empresas que contraten
sus servicios dispongan de un asesoramiento integral en todos los
ámbitos jurídicos y fiscales.
Los dos despachos tienen una
trayectoria parecida, dado que Bellvehí Advocats nace de la escisión
de una parte de los abogados que
habían formado parte del despacho Roca Junyent en Girona, del
cual Jordi Bellvehí era director, y
Planning Assessors Fiscals nació
también de la escisión del departamento fiscal de KPMG en Girona,
con Toni Sala como gerente.
Por tanto, la procedencia de
grandes despachos y la vocación
y voluntad de implantación en
las comarcas gerundenses, así
como la filosofía de apostar y
Bellvehí
& planning
trabajar por la calidad, eficacia y
agilidad, permiten prestar servicios a un máximo nivel de calidad y con unos honorarios muy
competitivos, al no tener que
soportar grandes estructuras.
Jordi Bellvehí, a
la Comisión de
Emprendimiento de la
Cámara de Comercio
Jordi Bellvehí, socio director de
Bellvehí Advocats, ha sido nombrado miembro de la Comisión de
Emprendimiento, que ha creado
recientemente la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de
Girona. Esta comisión se reunió por
primera vez el día 11 de noviembre, con la vocación de difundir y
defender el carácter emprendedor
y ayudar a los emprendedores a
desarrollar sus proyectos.
El Código Penal permitirá
imputar penalmente
las empresas
La reforma del Código Penal
que entrará en vigor el próximo
día 23 de diciembre establece por primera vez en España
la responsabilidad penal de las
personas jurídicas y, por tanto,
de las empresas mercantiles.
Éste es un cambio muy significativo en el derecho penal
económico o societario y abre
un abanico de posibilidades que
hasta ahora no eran posibles.
Por tanto, hay que esperar a ver
las consecuencias prácticas que
comportará.
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