Lenguaje médico: el rayo neológico que no cesa

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ARTÍCULO ESPECIAL
Lenguaje médico: el rayo neológico que no cesa
62.581
Fernando A. Navarro
Traductor médico. Cabrerizos. Salamanca. España.
Entre 1992 y 1998, publiqué en estas mismas páginas catorce artículos especiales sobre diversas cuestiones relacionadas con el lenguaje especializado de la medicina1-14. Una
docena de ellos aparecieron recopilados en una monografía
publicada por la Fundación Dr. Antonio Esteve en 1997 con
el título Traducción y lenguaje en medicina15, que alcanzó
una difusión considerable entre los médicos.
Los tres artículos sobre palabras de traducción engañosa en
el inglés médico1,4,9 constituyeron el germen de lo que años
después sería el Diccionario crítico de dudas inglés-español
de medicina16, donde comento más de 20.000 términos ingleses de traducción difícil, como anion gap, bypass, evidence-based medicine, managed care, natural killer cell,
oxidative stress, programmed cell death, screening, stent o
Western blot. Han pasado ya más de tres años desde la
aparición de este diccionario, y el lenguaje médico, como
todo, ha cambiado en este tiempo.
Es indudable que en los últimos años hemos asistido a importantes progresos en relación con el diagnóstico, el tratamiento, la farmacogenética, las investigaciones genoproteinómicas, la informática médica o las aplicaciones
prácticas de la biología molecular, y el lenguaje especializado de la medicina ha ido evolucionando en consonancia.
Cada año se acuñan en inglés neologismos médicos por millares, que hemos de importar rápidamente al español con
la máxima precisión, claridad, rigor y corrección si queremos que nuestro idioma siga siendo útil como lengua de
cultura y nos permita expresar el mundo que nos rodea, así
como las hipótesis científicas que pretenden explicarlo. Y es
ésta tarea ardua donde las haya, como bien saben los más
de doscientos integrantes del foro internético MedTrad
(http://www.rediris.es/list/info/medtrad.es.html), que reúne a
traductores médicos, redactores científicos, terminólogos,
correctores, profesores universitarios, investigadores científicos y otros profesionales europeos y americanos interesados por las cuestiones relativas al lenguaje médico en
español; o también los colaboradores y lectores asiduos de
Panace@: Boletín de Medicina y Traducción (http://www.
medtrad.org/Panacea/PanaceaActual.htm), primera revista
mundial dedicada de forma monográfica al lenguaje de la
medicina.
No suelen ser conscientes de ello, empero, muchos médicos en ejercicio, convencidos de que para traducir decentemente al español cualquier texto inglés de medicina basta
con haber estudiado inglés un par de años y tener a mano
un diccionario de bolsillo. Para demostrar que se equivocan
quienes así piensen, traigo en esta ocasión a MEDICINA CLÍNICA tres decenas de neologismos frescos que plantean imCorrespondencia: Dr. F.A. Navarro.
Calle de la Capilla, 8, 2.o B. 37193 Cabrerizos. Salamanca. España.
Correo electrónico: [email protected]
Recibido el 16-10-2003; aceptado para su publicación el 12-12-2003.
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portantes problemas de traducción. Algunos de ellos los he
comentado ya en las páginas de Panace@; otros son inéditos, y todos aparecerán recogidos, por supuesto, en la segunda edición del Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, que preparo con ilusión y espero ver
publicada, si Dios quiere, a comienzos del 2005.
ageism. Neologismo inglés acuñado sobre el modelo de sexism y racism para designar la discriminación por motivos de
edad (frecuente, por ejemplo, en algunos modelos asistenciales modernos). En español podríamos, claro, acuñar un
neologismo equivalente a partir del latín («etatismo») o el
castellano («edadismo»), pero cualquiera de ellos, si no se
define previamente, resulta mucho más abstruso que el inglés. En la mayor parte de los casos, pues, sigue siendo preferible recurrir a la circunlocución «discriminación por razón
de edad». En el caso de expresiones compuestas del tipo de
sexism and ageism, ello obliga a sustituir también el primer
elemento por una circunlocución equivalente (p. ej., «discriminación por razón de sexo y edad»).
antisense strand (también antisense DNA, complementary
strand, minus strand, noncoding strand, template strand o
transcribing strand).
1. Todos estos nombres ha recibido en inglés la hebra (o
hélice) de una molécula de ADN bicatenario que actúa
como plantilla para la síntesis del ARN mensajero transcrito
a partir de dicho ADN. Por motivos de claridad, conviene,
desde luego, unificar la nomenclatura en español y hablar
siempre de «hebra no codificante» (mejor que «hebra antisentido», «hebra templete», «hebra minus», etc.). Es preferible no hablar de «sentido» y «antisentido» en este contexto para evitar confusiones con otros conceptos como
nonsense codon o missense codon. En cuanto al sinónimo
complementary strand, tan «complementaria» es la hebra
no codificante con respecto a la hebra codificante como
ésta lo es con respecto a aquélla; por no hablar del riesgo
innegable de confusión con el concepto de complementary
DNA o «ADN complementario».
2. La situación se complica más aún si tenemos en cuenta
que muchos científicos llaman antisense strand precisamente a la otra hebra del ADN bicatenario, a la codificante,
que para la mayoría de los científicos es sense strand.
arteriolovenular anastomosis. En 1998, la nueva terminología anatómica internacional ha dado preferencia al término
anastomosis arteriolovenularis sobre el término clásico
anastomosis arteriovenosa que había venido recomendándose hasta entonces con carácter oficial. Este cambio obedece a un hecho incontrovertible: que esta estructura anatómica no une una arteria y una vena, sino una arteriola y
una vénula. Ahora bien, si tenemos en cuenta que la expresión «anastomosis arteriovenosa» estaba ya consagrada por
el uso y la entendían sin problemas los médicos de todo el
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mundo, cabe plantearse la necesidad y la conveniencia de
cambiar la nomenclatura tradicional. Habrá que estar, en
cualquier caso, muy atentos a la acogida que la comunidad
médica mundial presta a la nueva terminología; a menos
que sea entusiástica y masiva (de momento, desde luego,
los médicos apenas la han secundado), propongo seguir
utilizando en español el término tradicional «anastomosis
arteriovenosa».
atypical pneumonia. Puede tener dos significados:
1. Neumonía atípica: cualquier neumonía distinta –por sus
manifestaciones clínicas o su etiopatogenia– de la neumonía lobular clásica. Son neumonías atípicas, por ejemplo, las
neumonías víricas, la neumonía legionelósica (mal llamada
«enfermedad del legionario») y las neumonías causadas por
micoplasmas y clamidias.
2. Sinónimo coloquial impropio de SARS (síndrome respiratorio agudo grave), que en español podemos llamar «neumonía asiática», «neumonía atípica asiática» o «neumonía
coronavírica», pero no «neumonía atípica» a secas.
coxibs. Gracias al descubrimiento, hace poco más de diez
años, de una segunda cicloxigenasa (COX), hoy sabemos
que los efectos antinflamatorios de los AINE se deben a inhibición de la COX-2, mientras que su toxicidad digestiva se
debe a inhibición de la COX-1. Ello llevó al desarrollo de dos
fármacos, el rofecoxib y el celecoxib, que inhibían de forma
preferente la COX-2. Desde entonces, se usan mucho los
términos coxibs, specific COX-2 inhibitors y selective COX-2
inhibitors para referirse a este nuevo grupo farmacológico.
En cuanto al español, prefiero hablar de «inhibidores selectivos de la COX-2».
El problema con el término coxibs es que, antes de conocerse la existencia de la COX-2, ya se habían comercializado otros fármacos que posteriormente se ha comprobado
que inhiben de forma selectiva la COX-2, como el meloxicam, el etodolaco o la nimesulida. Por lo tanto, y aunque
químicamente no estén emparentados con el rofecoxib y el
celecoxib, estos fármacos pertenecen también al grupo farmacológico de los inhibidores selectivos de la COX-2.
En cuanto a specific COX-2 inhibitors, el término «específico» se usa en farmacología con un sentido bien preciso, y
no puede aplicarse a fármacos que sólo en concentraciones
terapéuticas inhiben de forma selectiva la COX-2, pero que
pueden inhibir también la COX-1 en concentraciones superiores (hoy no autorizadas, pero que quizá lo estén dentro
de unos años para otras indicaciones).
debulking. Recomiendo evitar en español el anglicismo «debulking», que se utiliza en diversos campos de la medicina
para referirse a una extirpación quirúrgica incompleta (p. ej.,
en cirugía cardiovascular para la aterectomía incompleta).
En la actualidad, se usa sobre todo en el contexto de un
cáncer diseminado (en el que no es posible extirpar por
completo el tumor), para designar toda intervención en la
que se extirpa la mayor cantidad posible de tejido tumoral
con objeto de mejorar la respuesta posterior a la radioterapia o la quimioterapia antineoplásicas. En este contexto, y
dado que se trata de reducir en lo posible el número de células cancerosas, la traducción más adecuada de debulking
es «cirugía citorreductora».
En ocasiones, debulking se utiliza como sinónimo de downstaging (véase).
down-staging
1. Término acuñado en inglés para designar la disminución
del grado de extensión anatómica de un tumor maligno de
acuerdo con el sistema TNM. No es una simple reducción
del tamaño tumoral (puesto que puede tratarse de una re47
misión del grado de afectación ganglionar o grado N), ni
tampoco es exactamente equivalente al concepto de «remisión» (puesto que puede darse una remisión parcial del tumor sin cambios en el estadio TNM)17. Antes de utilizar el
anglicismo down-staging o algún calco confuso del tipo de
«subestadificación», prefiero hablar de «descenso del estadio TNM» o «descenso TNM».
2. En el caso concreto del carcinoma cervicouterino, los
términos down-staging y clinical down-staging corresponden sencillamente a la «inspección» (a simple vista) para el
diagnóstico precoz del carcinoma cervicouterino.
gamma hemolysis. El cultivo en placas de agar con sangre
permitió clasificar a los estreptococos en tres grupos principales: los que provocan hemólisis parcial de los eritrocitos
(hemólisis α), los que provocan hemólisis completa (hemólisis β) y los que no provocan hemólisis de ningún tipo. Algunos autores hablan de gamma hemolysis y gamma-hemolytic streptococci en referencia a este tercer grupo, lo cual es
un auténtico sinsentido que únicamente puede confundir al
lector (algo así como si yo decidiera llamar «diabéticos de
tipo 3» a quienes no son diabéticos). Mucho más lógico parece referirse a estos estreptococos como non-hemolytic
streptococci (estreptococos no hemolíticos).
gene chip (también llamado bioarray, biochip, DNA array,
DNA chip, DNA microarray, gene array, gene microarray, genome array, genome chip, genome microarray o microarray
a secas). Hasta hace unos años, los biólogos moleculares
analizaban los genes uno por uno; en la actualidad, se fabrican placas (generalmente de vidrio) con miles de genes
perfectamente ordenados en filas y columnas, que pueden
analizarse simultáneamente. La primera de estas placas, fabricada por la empresa Affymetrix, llevaba la marca comercial Gene Chip, que en inglés se utiliza ya mucho en contextos informales como si fuera un nombre común (en
contextos formales no es posible, pues Affymetrix prohíbe a
terceros el uso de su marca, protegida por la ley). El término
microarray ofrece una gran ventaja sobre el coloquial chip,
pues destaca la idea de disposición ordenada de los genes
o sondas oligonucleotídicas. En español, propongo hablar
de «micromatriz multigénica», indicando entre paréntesis,
la primera vez que se mencione en un texto, sus sinónimos
coloquiales «genochip» y «microchip de ADN». Partiendo
del mismo principio general, la expresión génica se investiga en proteinómica mediante lo que en inglés llaman protein chips (o también protein microarrays o proteome microarrays), que en español propongo llamar «micromatrices
proteínicas» (o, en textos de divulgación, también «proteinochips» o «microchips de proteínas»).
genethics. Juego de palabras por fusión de genetics (genética) y ethics (ética), para designar la rama de la bioética
que se ocupa de las cuestiones éticas planteadas por la ingeniería genética y los modernos avances de la genómica,
el genodiagnóstico y la genoterapia. En español, la cacofonía aliterativa «ética genética» podría evitarse con el juego
de palabras «gen-ética» (donde el guión serviría para impedir confusiones con la genética), pero resulta más forzado
que en inglés. Prefiero echar mano del prefijo «geno», de
amplio uso en medicina, para formar el neologismo «genoética»18.
genomic imprinting (también llamado gametic imprinting,
genetic imprinting, genome imprint o parental imprinting).
Recomiendo evitar el anglicismo «imprinting», para el que
se han propuesto diversas traducciones: «impresión», «impronta», «estampación», «marcado», «troquelado» y «marcaje». Ninguna de ellas resulta satisfactoria para dar nomMed Clin (Barc) 2004;122(11):430-6
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bre al genomic imprinting, mecanismo de regulación aleloespecífica de la expresión génica por el que en algunos genes se produce un estado epigenético de hemicigosis funcional debido al silenciamiento de uno de los dos alelos
–materno o paterno–, marcado durante la gametogenia y
que no se expresa. Considero, siguiendo a Saladrigas19,20,
que el mejor modo de traducir la doble idea de marca y silenciamiento que entraña el vocablo inglés imprint es mediante un vocablo español que aúna ambos conceptos: «sello». Recomiendo, pues, traducir, genomic imprinting por
«sellado genómico».
HIV/AIDS. La barra es un símbolo matemático que significa
«dividido por», y no debe usarse por pereza mental como
recurso para salir del paso cuando uno duda en el uso de
conjunciones o preposiciones. Puede usarse sin problemas,
por ejemplo, para escribir «cociente urea/creatinina», pero
no para «VIH/sida» (¿VIH partido por sida?).
El uso de la raya en la expresión HIV/AIDS es de lo más
confuso para el lector, que con frecuencia se queda sin saber si hace referencia solamente a las personas infectadas
por el VIH, pero sin sida; solamente a las personas infectadas por el VIH y aquejadas de sida, o a todas las personas
infectadas por el VIH, con sida o sin él. La actitud del traductor dependerá, pues, del sentido exacto con el que se
esté utilizando:
1. Puede ser que se refiera sencillamente al sida: Tuberculosis, malaria and HIV/AIDS are the three major causes of
mortality in Africa («la tuberculosis, el paludismo y el sida
son las tres causas principales de mortalidad en África»).
2. O bien a las personas infectadas por el VIH: A small increase in the number of HIV/AIDS patients is to be expected
(«es de esperar un ligero aumento en el número de pacientes infectados por el VIH»); porque, vamos a ver, los enfermos de sida, ¿no están también infectados por el VIH?
Si, por el motivo que sea, se quieren mencionar ambos grupos por separado, tampoco ofrece la cosa mayor dificultad:
People living with HIV/AIDS puede ser «las personas infectadas por el VIH» (en sentido amplio) o «las personas infectadas por el VIH o aquejadas de sida»; cualquiera de las
dos formas parece mejor y más clara que «personas que viven con el VIH/sida» (¡y no digamos ya «gentes viviendo con
HIV/AIDS»!).
3. En ocasiones, al traductor le resulta imposible deshacer
la ambigüedad. En estos casos, mi recomendación es recurrir al guión y escribir en español «infección por el VIH-sida»
en lugar de «VIH/SIDA», del mismo modo que escribimos
«varicela-zóster» y no «varicela/zóster».
immune globulin. Puede tener dos significados, que conviene distinguir claramente:
1. Sinónimo, cada vez menos frecuente en inglés, de immunoglobulin (inmunoglobulina).
2. Nombre oficial que recibe en la farmacopea estadounidense cualquier concentrado de inmunoglobulinas (obtenido a partir de un inmunosuero humano para su uso en
terapéutica), también llamado en inglés immune serum globulin.
Obsérvese, pues, que en el inglés norteamericano distinguen
claramente entre immunoglobulin (inmunoglobulina) e immune globulin (concentrado de inmunoglobulinas). Esta diferencia fundamental se olvida con frecuencia, y en las traducciones al español ambos términos suelen traducirse por
«inmunoglobulina», lo cual puede generar gran confusión.
En español es válido el uso abreviado de «inmunoglobulinas»
(en plural) con el sentido de «concentrado de inmunoglobuli-
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nas», pero no el de «inmunoglobulina» (en singular). Ej.: A total of 320 patients with idiopathic thrombopenic purpura were
treated with immune globulin («320 pacientes con púrpura
trombocitopénica idiopática recibieron tratamiento con inmunoglobulinas, o tratamiento inmunoglobulínico» [¡pero no «tratamiento con inmunoglobulina»!, igual que nadie diría «tratamiento con proteína» ni «tratamiento con vitamina»]).
in silico. Expresión neológica para referirse a los experimentos y simulaciones realizados con medios informáticos.
Conviene no olvidar que esta expresión es latín macarrónico
acuñado en la jerga de laboratorio por cruce entre el término inglés silicon (silicio) y la pareja tradicional in vivo e in
vitro (estas dos sí expresiones latinas correctas). Dado que
el nombre latino del silicio no es silicum, sino silicium, la
expresión correcta debería ser in silicio, que todavía se usa
poco en la práctica. Personalmente, recomiendo su traducción al español por «informático», otro adjetivo equivalente
o una circunlocución: in silico biology (bioinformática), in silico drug design (diseño de fármacos por ordenador).
kinin
1. De acuerdo con lo comentado en la entrada KIN- del Diccionario crítico de dudas16, recomiendo dar en español preferencia a la forma «cinina» sobre «quinina» o «kinina»21.
2. De forma semejante a como ahora hacemos con las interleucinas, al comienzo se asignaron números a las distintas cininas. Una vez acuñados para éstas nombres oficiales,
deben evitarse ya las antiguas designaciones, que todavía
se ven con relativa frecuencia en inglés; p. ej., kinin-9 (bradicinina), kinin-10 (calidina).
3. En inglés se usa en ocasiones kinin en el sentido de «fitocinina», como forma abreviada de phytokinin. Desaconsejo ese uso en español para evitar confusiones con las auténticas kinins (cininas), un grupo de hormonas locales que
nada tienen que ver con las fitocininas.
4. No deben confundirse los vocablos ingleses kinin (cinina) y quinine (quinina).
luminescence
1. La emisión de luz sin calor no se llama en español «luminescencia», sino «luminiscencia» (como derivado del latín
lumen, luminis, «luz»).
2. Muchos científicos confunden los conceptos de luminescence, photoluminescence, phosphorescence, fluorescence
e illumination. Llamamos «luminiscencia» al fenómeno físico que consiste en emisión de luz, no debida a incandescencia, cuando una sustancia absorbe cualquier tipo de
energía. Si en la emisión de luz interviene una reacción química, hablamos entonces de «quimioluminiscencia». Si la
emisión de luz es consecuencia de la absorción previa de
una radiación, hablamos entonces de «fotoluminiscencia»,
que puede ser de dos tipos: «fosforescencia», si la fotoluminiscencia persiste algún tiempo después de cesar la radiación que la provoca, y «fluorescencia», si la fotoluminiscencia se extingue al cesar la radiación que la provoca.
«Iluminación», por último, es sencillamente la acción de un
flujo luminoso sobre un objeto. La confusión entre todos estos conceptos es tal que en dermatología, por ejemplo, es
frecuente encontrar los términos luminescence o epiluminescence para referirse a la «dermatoscopia», una técnica
bien conocida que aprovecha un rayo de luz incidente para
visualizar la superficie cutánea, de modo que en realidad no
es más que una microscopia por epiluminación.
naive. El adjetivo francés naïf (ingenuo, sencillo) pasó al español a partir de su forma masculina, presente en el len48
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NAVARRO FA. LENGUAJE MÉDICO: EL RAYO NEOLÓGICO QUE NO CESA
guaje español de la pintura en su forma original naïf o en la
castellanizada «naíf», pero pasó al inglés a partir de su forma femenina naïve, que en inglés suelen escribir sin diéresis, naive. En los textos científicos, se ha generalizado en
inglés el uso de naive ya no con su sentido original de «ingenuo» o «sencillo», sino para expresar la ausencia de
exposición previa, como en los ejemplos que comento a
continuación:
1. La expresión naive patient, que se acuñó en los estudios
clínicos sobre el sida, se usa cada vez más en otros contextos para hacer referencia a los pacientes sin tratamiento previo con un determinado fármaco. En la mayor parte de los
casos puede traducirse sin problemas por «paciente sin tratamiento previo», «paciente que no ha recibido tratamiento
previo» o, puestos a acuñar un neologismo en español, «paciente nulitratado» o «paciente neófito». Ej.: Ribavirin plus interferon combination therapy is presently considered the first
election treatment of interferon-naive patients with chronic
hepatitis C («la biterapia con ribavirina e interferón está considerada en la actualidad como el tratamiento de elección en
los pacientes con hepatitis C crónica sin tratamiento interferónico previo»). Como antónimo de naive, se ve bastante en
inglés la construcción treatment-experienced (generalmente
aplicada al tratamiento antirretrovírico, aunque no se indique
expresamente). En la mayor parte de los casos puede traducirse sin problemas por «paciente ya tratado», «paciente con
tratamiento previo», «paciente que ha recibido tratamiento
previo», «paciente tratado con anterioridad» o, puestos a
acuñar un neologismo en español, «paciente pretratado».
Ej.: Effectiveness and safety of tenofovir in treatment-experienced patients («eficacia y toxicidad del tenofovir en pacientes con tratamiento antirretrovírico previo»); heavily treatment-experienced patients («pacientes multitratados»).
2. Otras expresiones médicas con naive son: naive animal
(animal no sometido previamente a experimentación) y naive CD4 cell (linfocito CD4 indiferenciado o linfocito CD4 virgen, mejor que «linfocito CD4 naive»).
neglect. No deben confundirse los sustantivos ingleses negligence (negligencia) y neglect (descuido, desatención, dejadez, abandono).
Los neurólogos denominan neglect o neglect syndrome
(también llamado contralateral neglect, hemi-inattention,
hemineglect, hemisensory neglect, hemispatial neglect, sensory neglect o unilateral neglect) a la ausencia de orientación, atención o reacción del paciente ante estímulos nuevos o intensos provenientes del lado contrario a la lesión.
Ésta, casi siempre de carácter vascular o tumoral, suele localizarse en el hemisferio derecho.
Recomiendo evitar en español los calcos «síndrome de negligencia» o «síndrome de heminegligencia», que son para
nosotros confusos y pueden nombrarse de forma mucho
más clara como «síndrome de inatención» o «síndrome de
inatención unilateral».
nonsense codon (o nonsense triplet)
1. Este nombre reciben los codones que no especifican un
aminoácido concreto, sino que marcan el final de la traducción y la liberación de la cadena polipeptídica sintetizada. Podríamos castellanizarlo sin problemas a «codón sin sentido»,
pero no lo recomiendo, pues, como acabamos de ver, estos
codones tienen un sentido bien claro: poner fin a la traducción
de proteínas22. Dado que el concepto de nonsense codon se
utiliza en la práctica como sinónimo de terminator codon
(también llamado en inglés termination codon o stop codon),
recomiendo su traducción por «codón finalizador» (aunque se
ve bastante más en español «codón de terminación»).
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2. No debe confundirse el concepto de nonsense codon
(codón finalizador) con el de missense codon (codón de
sentido alterado), que especifica un aminoácido distinto del
que especifica normalmente.
nutraceuticals (también llamados foodaceuticals, pharmafood y vitafood). El auge de la medicina naturista y la alimentación natural se halla en el origen de este neologismo
inglés, formado por contracción de nutrition y pharmaceuticals. Su adaptación al español plantea dos problemas. En
primer lugar, el inglés pharmaceutical no significa «farmacéutico» (pharmacist), sino «sustancia farmacéutica» o
«producto farmacéutico». En segundo lugar, para señalar
relación con la nutrición, en español parece más lógico recurrir a la partícula «nutri-» que a la partícula «nutra-». Parece preferible, pues, evitar el calco «nutracéuticos» y recurrir a una expresión como «productos nutricéuticos».
Además, el neologismo nutraceuticals está utilizándose en
inglés con dos significados bien distintos:
1. Preparados alimenticios a los que se atribuyen virtudes profilácticas o curativas –ya sean éstas reales o imaginadas–, pero
que no necesitan demostrar su eficacia ante las autoridades
sanitarias (p. ej., yogures con bacterias que revitalizan la microflora intestinal, leche enriquecida con calcio, bebidas energéticas para deportistas, pan enriquecido con fibra, etc.). Sinónimos frecuentes de nutraceuticals en esta primera
acepción son las expresiones inglesas functional foods y designer foods, que podemos traducir por alguna expresión que
conserve el sentido original y resulte más clara para el hablante, como «alimentos saludables» o «alimentos medicinales».
2. Minerales, aminoácidos, enzimas, extractos de plantas
medicinales y otras sustancias naturales usadas para preparar los alimentos del párrafo anterior. Para esta segunda
acepción de nutraceuticals, el inglés dispone de sinónimos
como biochemopreventatives, phytochemicals o phytonutrients. En la mayor parte de los casos podemos traducirlos
sin problemas por «sustancias fitoquímicas» o «productos
fitoquímicos».
-ome
1. Sufijo neológico tomado de genome («genoma»: conjunto
de toda la información genética de un organismo) para
crear otros términos afines, como proteome («proteinoma»,
mejor que «proteoma»: conjunto de todas las proteínas expresadas por la información contenida en el genoma),
transcriptome («transcriptoma»: conjunto de los ARNm
transcritos a partir del genoma), chondriome o mitochondriome («mitocondrioma»: conjunto de las mitocondrias de
una célula o conjunto de los determinantes hereditarios localizados en las mitocondrias), phenome («fenoma»: conjunto de las características fenotípicas cualitativas de origen
genético de un organismo) e incluso envirome («ambientoma»: conjunto de los factores ambientales que intervienen,
junto a los factores genéticos del genoma, en el desarrollo
de un individuo).
2. En inglés distinguen claramente entre este sufijo neológico -ome acuñado en genética y otros dos sufijos clásicos
muy usados en el lenguaje médico: -oma, que significa «tumor» o «neoplasia» (p. ej., lipoma, carcinoma, adenoma,
etc.), y -some, que significa «cuerpo» (p. ej., chromosome,
lysosome, liposome, etc.). En español el riesgo de confusión
es mayor, pues estos tres sufijos adoptan en nuestro idioma
idéntica terminación en: «-oma».
osteoporosis
1. Clásicamente, las diferencias entre «osteoporosis», «osteomalacia» y «osteopenia» estaban bien claras. «Osteopenia»
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era el término general para cualquier trastorno de la remodelación ósea caracterizado por disminución de la densidad
ósea. Si la osteopenia se debía a una deficiencia de vitamina
D, se hablaba de «osteomalacia» (o, en los niños, «raquitismo»); en caso contrario, se hablaba de «osteoporosis».
2. En 1994, no obstante, la terminología tradicional sufrió
un cambio importantísimo (y poco acertado, en mi opinión).
Tras la aparición de las modernas técnicas densitométricas,
que permitían cuantificar la densidad mineral ósea, un grupo de estudio de la Organización Mundial de la Salud se sirvió de los antiguos términos para dar nombre a las nuevas
categorías diagnósticas basadas en criterios cuantitativos,
de acuerdo con unos valores de referencia en mujeres adultas jóvenes23. Este grupo de estudio definió cuatro categorías diagnósticas: a) normal, si el valor de densidad mineral
ósea no presenta más de una desviación típica de diferencia con respecto al promedio de referencia; b) osteopenia (o
low bone mass), si se halla entre 1 y 2,5 desviaciones típicas por debajo del promedio de referencia; c) osteoporosis,
si es 2,5 o más desviaciones típicas inferior al promedio de
referencia, y d) severe osteoporosis (o established osteoporosis), si es 2,5 o más desviaciones típicas inferior al promedio de referencia y, además, se ha producido al menos una
fractura. De acuerdo con esta clasificación, la osteoporosis
habría dejado de ser una variedad de osteopenia para convertirse en un grado más avanzado de osteopenia.
3. Lo malo del caso es que la moderna clasificación de la
Organización Mundial de la Salud no ha llegado a desplazar
por completo a la antigua terminología24-26. Y la cosa se
complica más aún cuando los médicos utilizan de forma imprecisa estos y otros términos afines; entre los radiólogos,
por ejemplo, es frecuente usar como si fueran sinónimos
los términos osteopenia (osteopenia), osteoporosis (osteoporosis), radiolucency (radiotransparencia), demineralization
(desmineralización) y undermineralization (hipomineralización).
Y entre los internistas es muy frecuente utilizar de forma impropia la expresión bone loss (disminución de la masa ósea)
como si fuera sinónima de low bone mass (osteopenia,
osteoporosis). Obsérvese que entre ambas expresiones existe la misma diferencia que entre «adelgazamiento» y «delgadez»: una persona puede adelgazar 5 kg y seguir estando
obesa, o engordar 5 kg y no dejar por ello de estar delgada.
pharming. Neologismo para designar el cultivo o la cría de
plantas o animales transgénicos con fines terapéuticos. Se
trata de un ingenioso juego de palabras a partir del sustantivo farm (granja, explotación agrícola) y el prefijo pharm-,
que expresa relación con la farmacia. El traductor al español puede optar por explicar el significado o recurrir a un
juego de palabras equivalente. Por semejanza con «piscicultura», «viticultura» y otros tecnicismos formados en español con el sufijo «-cultura» (que indica cultivo o cría), una
buena solución podría ser acuñar el neologismo «farmicultura». Idénticas consideraciones cabe hacer en relación con
pharmer (farmicultor), para el científico especializado en estas aplicaciones de la ingeniería genética. En cuanto a los
productos farmícolas obtenidos mediante estas técnicas de
pharming, pueden ser de dos tipos:
Tenemos, en primer lugar, la obtención de productos farmacéuticos de interés médico a partir de animales transgénicos (p. ej., lactoferrina humana a partir de las vacas), que
en inglés han llamado farmaceuticals (nuevo juego de palabras con farm), para distinguirlos de los pharmaceuticals o
productos farmacéuticos tradicionales; en español podríamos traducirlo por «fármacos grangénicos» o «fármacos genocultivados».
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El segundo grupo corresponde a los productos transgénicos
destinados al consumo humano con ventajas para el productor (p. ej., maíz resistente a ciertas plagas) o el consumidor (p. ej., plátanos portadores de la vacuna antihepatítica
B). En inglés los llaman genetically-modified foods, genetically-engineered foods o, con sentido peyorativo, Frankenfood (por contracción de Frankenstein food). En español, lo
más claro sería llamarlos «alimentos transgénicos» o «alimentos genotecnológicos», que es lo que son.
plantibodies. Este neologismo, muy utilizado en el campo de
la genotecnología, se acuñó en inglés por contracción de
plant antibodies (o plant-derived antibodies) para referirse a
los anticuerpos humanos obtenidos en vegetales transgénicos. En español podríamos formar de igual manera el neologismo «planticuerpos», pero considero preferible recurrir al
prefijo «fito-», ampliamente utilizado en el lenguaje médico
internacional para expresar relación con las plantas, para
formar el neologismo «fitoanticuerpos»27. En cualquier caso,
conviene explicar la primera vez que se mencione en un texto que se trata de anticuerpos humanos de origen vegetal.
Pneumocystis. Durante decenios, se aceptó que los microbios del género Pneumocystis eran protozoos. Destacaba
entre ellos la especie Pneumocystis carinii, responsable de
una neumonía intersticial muy frecuente a partir de la pandemia de sida.
En 1988, no obstante, los análisis de ADN permitieron demostrar que son hongos y, además, que existen grandes
diferencias entre los hongos del género Pneumocystis aislados en distintos mamíferos. Ello obligó a rehacer la nomenclatura del género Pneumocystis, de tal modo que en 1999
se propuso reservar el nombre Pneumocystis carinii sólo
para la especie aislada en la rata, y rebautizar a la especie
aislada en el ser humano –hasta entonces llamada también
Pneumocystis carinii– como Pneumocystis jiroveci, en honor al parasitólogo checo Otto Jirovec (el primero en describirlo en el ser humano)28. La nueva nomenclatura se adoptó
oficialmente en el 2001, con motivo de los Seminarios Internacionales sobre Protistas Oportunistas, celebrados en Cincinnati29.
point-of-care (también point-of-care testing, alternate site
testing, ancillary testing, bedside testing, decentralised testing, near-patient testing y patient-focused testing). Este nuevo concepto abarca todas las pruebas analíticas realizadas
de forma rápida y sencilla junto al paciente, de tal modo
que sus resultados permitan adoptar de modo inmediato las
decisiones diagnósticas y terapéuticas pertinentes. Cuatro
son sus características básicas: a) proximidad (a la persona que precisa del análisis); b) rapidez (de obtención de los
resultados); c) miniaturización (tanto de los analizadores
como de las muestras de sangre necesarias), y d) sencillez
(de los métodos analíticos, que puede efectuar un médico
general, una enfermera o el propio paciente).
Aprovechando el doble sentido de proximidad y rapidez que
tiene el adjetivo «inmediato» en español, propongo traducir
el concepto genérico de point-of-care como «análisis de
diagnóstico inmediato» o «diagnóstico analítico inmediato»,
que podemos alternar también con otra forma más breve e
igual de gráfica: «análisis de cabecera». En las acepciones
más concretas de los términos ingleses, sólo el contexto podrá permitirnos dar con la traducción más acertada, que
puede ir desde el «minilaboratorio» de los consultorios médicos hasta los «autoanálisis» efectuados por el propio enfermo, pasando por los «minilaboratorios portátiles» en referencia a los modernos carritos de análisis clínicos utilizados
en algunos hospitales, por no citar más que tres ejemplos.
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NAVARRO FA. LENGUAJE MÉDICO: EL RAYO NEOLÓGICO QUE NO CESA
SARS (severe acute respiratory syndrome). Así han bautizado en inglés a la primera gran epidemia del siglo XXI, detectada en China en febrero del 2003. Recomiendo evitar el
calco habitual «síndrome respiratorio agudo severo», que
conviene sustituir por «síndrome respiratorio agudo grave»
(SRAG) en los textos especializados (o, tal vez, «neumonía
coronavírica» una vez conocido ya el virus causal), y por
«neumonía asiática» o «neumonía atípica asiática» en los
textos de divulgación.
semantide. Esta palabra inglesa plantea tres problemas
principales en español:
1. Los científicos de habla hispana dudan todavía entre las
formas «semántide», «semántida» y «semántido». Por similitud con otros términos como nuclide (núclido) y nucleotide
(nucleótido), soy partidario de adoptar en español la forma
masculina «semántido».
2. Una vez acuñado el neologismo «semántido», no tiene
sentido traducir literalmente otras expresiones inglesas sinónimas como semantophoretic molecule o informational macromolecule, que deben traducirse también por «semántido».
3. Se llama «semántido» a cualquier macromolécula portadora de la información genética desde los genes hasta las
proteínas. La dificultad para el traductor estriba en el hecho
de que la nueva terminología se superpone con frecuencia
a la tradicional. Así, el término «gen» pasa ahora a ser sinónimo de primary semantide (semántido primario), e igual
sucede con «ARN mensajero» y secondary semantide (semántido secundario) o «polipéptido» y tertiary semantide
(semántido terciario).
statins. Nombre que recibe en inglés un moderno grupo de
hipocolesterolemiantes, el de los inhibidores de la HMGCoA-reductasa, obtenidos mediante diseño farmacológico
por modificación de la mevastatina. Por influencia del inglés, en español se ha dado también a estos fármacos el
nombre de «estatinas», que considero desaconsejable por
tres motivos:
1. En español, no es habitual bautizar los grupos farmacológicos por la terminación del nombre de sus integrantes.
¿Llamamos acaso «oles» a los bloqueantes β, que terminan
todos en «-ol», o «ciclinas» a las tetraciclinas, que terminan
todas en «-ciclina»? Lo habitual en español es bautizar los
grupos farmacológicos por su acción farmacológica (p. ej.,
antagonistas serotoninérgicos), por su estructura química
(p. ej., betalactámicos) o a partir del más destacado de sus
representantes (p. ej., cumarínicos). En el caso que nos
ocupa, el mecanismo de acción nos daría un nombre excesivamente largo –«hipocolesterolemiantes inhibidores de la
HMG-CoA-reductasa»–, apto apenas para los textos de farmacología; pero el nombre de su primer representante, la
mevastatina, nos permite formar un nombre mucho más
breve y práctico: «mevastatínicos».
2. Para poder utilizar un sufijo o una terminación como
nombre de grupo, es imprescindible que concurran dos circunstancias: a) que todos los fármacos de dicho grupo farmacológico incorporen esta terminación, y b) que esa terminación no se presente en fármacos de otros grupos
distintos. En el caso de las «estatinas» no se da ninguna de
ellas. No hay que ser muy observador para comprobar que,
en inglés, atorvastatin, cerivastatin, fluvastatin, lovastatin,
mevastatin, pravastatin y simvastatin sí terminan en -statin;
mientras que en español ni atorvastatina, ni cerivastatina, ni
fluvastatina, ni lovastatina, ni mevastatina, ni pravastatina,
ni sinvastatina terminan en «-estatina».
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Además, el uso de la terminación statin para referirse a los
derivados mevastatínicos puede llevar a graves errores. Muchos lectores, por ejemplo, podrían pensar que las statins
engloban también a otros fármacos que nada tienen que ver
con los hipocolesterolemiantes mevastatínicos, como es el
caso de nystatin (nistatina), somatostatin (somatostatina),
angiostatin (angiostatina), cystatin (cistatina) o pentostatin
(pentostatina).
Si realmente consideramos útil recurrir a la terminación
para dar nombre a este moderno grupo de hipocolesterolemiantes, lo lógico –de no haber mediado el inglés– hubiera
sido escoger la terminación «-vastatina», que sí es exclusiva
de ellos. Hablaríamos, así, de «las vastatinas», que es igual
de corto y mucho más claro que «las estatinas».
3. El término «estatinas», por último, entraña un grave riesgo de confusión con las estatinas preexistentes en la nomenclatura química: la que en inglés llaman statin («estatina», fosfoproteína nuclear) y la que en inglés llaman statine
(«estatina», aminoácido contenido en las posiciones 3 y 5
de la pepestatina A).
stem cell
1. Así llaman en inglés a cualquier célula inmadura capaz
de reproducirse en estado indiferenciado durante un tiempo
prolongado (o indefinido) y de diferenciarse para dar lugar a
células especializadas30. En español encontramos multitud
de traducciones distintas, lo cual dificulta enormemente el
intercambio de información especializada. Veamos algunos
de los términos más utilizados para traducir el inglés stem
cell:
El más frecuente (sobre todo en los textos periodísticos y de
divulgación) es, con mucho, «célula madre», admitido ya
por la Real Academia Española en el 2001, pero que yo desaconsejo por dos razones: a) porque «célula madre» puede ser, en puridad, cualquier célula capaz de dividirse y originar dos o más células hijas, y b) por el riesgo de confusión
con lo que en inglés llaman mother cell, que es la célula original de un cultivo celular. Los términos «célula germinal»,
«célula progenitora» y «célula precursora» son informativos
y aceptables (de hecho, pueden utilizarse en la práctica
para traducir stem cell en muchos casos), si no fuera porque muchos científicos distinguen claramente entre el concepto de stem cell, el concepto de precursor cell (o progenitor cell) y el concepto de germ cell. El anglicismo «célula
stem» no es nada informativo para un hispanohablante,
pero su uso se ve muy reforzado entre los especialistas por
el maremágnum terminológico existente en nuestro idioma,
derivado de la ausencia de una traducción comúnmente
aceptada.
Los términos «célula tronco» y «célula troncal» (este último
admitido ya por la RAE en el 2001, pero sólo en el sentido
más restringido de «citoblasto histoespecífico») son calcos
directos del inglés y, a mi modo de ver, poco intuitivos.
He visto también con relativa frecuencia la expresión «célula estaminal», que considero absolutamente rechazable; no
hay que olvidar que, en español, el adjetivo «estaminal»
existe ya en el lenguaje biológico para expresar relación con
los estambres.
En mi opinión, la mejor solución es acuñar el neologismo
«citoblasto» (o «blastocito»), echando mano para ello de
dos partículas griegas ampliamente utilizadas en el lenguaje
médico. Para los textos de divulgación puede ser útil también el término «célula primordial», pero el tecnicismo «citoblasto» tiene la ventaja de ser más breve (una sola palabra) y permitir la formación de derivados, como el adjetivo
«citoblástico» o los términos compuestos que comento en
los puntos 3 a 5.
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NAVARRO FA. LENGUAJE MÉDICO: EL RAYO NEOLÓGICO QUE NO CESA
2. Las stem cells suelen clasificarse en totipotent stem cells
(citoblastos totipotentes; si pueden producir un embrión
completo y, por lo tanto, un ser humano), pluripotent stem
cells (citoblastos pluripotentes; si pueden producir todos los
tejidos del organismo, pero no un ser humano completo) y
tissue-specific stem cells (citoblastos histoespecíficos; si
pueden especializarse en una o varias estirpes celulares,
pero no en todas). A este último tipo lo llaman en inglés
también multipotent stem-cells, pero recomiendo evitar el
adjetivo «multipotente» en este sentido, pues podría confundirse con «pluripotente» (de hecho, el prefijo de origen
latino «multi-» es sinónimo absoluto del prefijo de origen
griego «poli-»).
3. Las tissue-specific stem cells o citoblastos histoespecíficos reciben distintos nombres según el tejido en el que se
localicen. En español no hay ningún problema para recurrir
a los formantes griegos tradicionales para darles nombre;
tendremos así blood stem cells (hemocitoblastos), bone
stem cells (osteocitoblastos), neural stem cells (neurocitoblastos) y skin stem cells (dermocitoblastos).
4. Es frecuente en inglés el uso de la expresión stem cell
en el sentido más restringido de embryonic stem cell (embriocitoblasto, embriocito indiferenciado).
5. Es asimismo muy frecuente en inglés el uso de la expresión stem cell en el sentido más restringido de blood stem
cell (hemocitoblasto).
theranostics. Neologismo acuñado en inglés por contracción de therapy y diagnostics para designar la moderna tendencia a asociar las pruebas diagnósticas y el tratamiento
farmacológico en una estrategia diagnóstico-terapéutica integral. Suponiendo que el contexto exija en español el uso
de un neologismo equivalente –y no de un circunloquio del
tipo de «complementación diagnóstico-terapéutica»–, yo
desde luego no usaría el calco «teranóstico», por el motivo
siguiente.
De acuerdo con lo comentado en la entrada THERAPY del
Diccionario crítico de dudas16, en español se ha utilizado
tradicionalmente mucho más «tratamiento» que «terapia».
Además, la relación directa con therapy queda bien reflejada en inglés con la partícula thera-, pero no sucede igual en
español con «tera-», que es el prefijo de origen griego usado
de modo tradicional en medicina para expresar relación con
las malformaciones (p. ej., teratología, teratógeno, teratoma). En inglés, a diferencia de lo que sucede en español, la
h etimológica evita todo riesgo de confusión entre thera(como en therapy o therapeutics) y tera- (como en teratology y teratoma). Puestos a acuñar en español un neologismo equivalente al inglés theranostics, pues, me gusta mucho más «tratanóstico» que «teranóstico».
ubiquinone. Creen muchos, erróneamente, que el nombre
de esta proteína guarda relación con el sustantivo ubiquity
(ubicuidad), por lo que no es raro encontrar en español la
forma «ubicuinona». Lo cierto es que su nombre, igual que
el de otros derivados quinónicos como la antraquinona o la
benzoquinona, procede de quinone; la forma correcta en
español es, pues, «ubiquinona».
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