La revolución científica comenzó en el siglo XV con la

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La revolución científica comenzó en el siglo XV con la introducción del heliocentrismo
como explicación astronómica. Esta teoría puso de manifiesto el hecho de que, si bien
los sentidos “observan” determinados fenómenos, es la razón la que aporta la
explicación última del fenómeno en cuestión. Así, el movimiento del Sol en torno a la
Tierra, que aparentemente se observa, se explica, sin embargo, por un sistema
heliocéntrico (colocando al Sol en el centro y en reposo) más sencillamente que por el
sistema geocéntrico.
. La revolución científica: características generales.
La revolución científica, iniciada en la primera mitad del S.XVII gracias, sobre todo, a la
obra de Kepler y Galileo, tuvo su campo de batalla más espectacular en el ámbito de
la astronomía, al eliminar la concepción geocéntrica del universo, sustituyéndola por el
heliocentrismo. Junto con la astronomía, la nueva ciencia socavó los fundamentos y
principios básicos de la física de Aristóteles: finitud del universo, heterogeneidad de las
sustancias terrestres y las celestes (incorruptibles e inalterables), interpretación
finalista del movimiento, uniformidad y circularidad del movimiento de los cuerpos
celestes, distinción entre movimientos violentos o antinaturales, etc. El resultado fue la
destrucción definitiva de la imagen aristotélica del universo.
A esta transformación científica, cuyo primer protagonista fue Copérnico, contribuyó la
traducción y conocimiento de los científicos griegos, proporcionando una actitud
platónico-pitagórica ante la realidad: estructura matemática de lo real: La configuración
de la nueva ciencia y la primacía concedida a las matemáticas en la interpretación del
universo determinaron, en fin, una nueva interpretación de la razón y un nuevo método
científico.
4. Nicolás Copérnico.
Clérigo polaco (1473-1543). Obra: “Sobre las revoluciones de las orbes celestes”.
El sistema copernicano:
a. El Sol es el centro del sistema planetario.
b. La Tierra realiza tres movimientos: rotación diaria axial, movimiento anual
orbital, movimiento cónico y anual del eje terrestre respecto al plano de la
eclíptica.
c. La naturaleza del movimiento terrestre es similar al de la concepción aristotélicaptolemaica, es decir, uniforme y circular.
d. La esfera de las estrellas fijas permanece inmóvil y en reposo.
5. Kepler:
(1575-1630) Obra: “Astronomía Nova”.
La caída del movimiento circular y uniforme: 1ª y 2ª ley del movimiento celeste.
a. Los planetas se mueven en elipsis, con el Sol en uno de sus focos.
b. Cada planeta se mueve de forma areolarmente uniforme, es decir, la línea que une
su centro con el del Sol barre áreas iguales en tiempos iguales.
La ley de armonía y el sistema solar: Si T es el período de un planeta dado y R el radio
medio de su órbita, entonces: T2=K.R3, siendo K una constante con el mismo valor
para todos los planetas. La tercera ley, a través de K, consigue enlazar en un sistema
todos los planetas; por ello es denominada la ley de armonía del movimiento
planetario. El mundo resulta un maravilloso mecanismo de relojería, regido por leyes
inmutables y extrínsecas a los cuerpos (caída del concepto griego de physis).
6. Galileo Galilei.
Nace en Pisa en 1564 y muere cerca de Florencia en 1642. Obra: “Diálogo sobre los
dos sistemas máximos del mundo: el ptolemaico y el copernicano”.
Aportaciones de Galileo:
a. En astronomía, como propulsor de la revolución copernicana.
b. En Física, como fundador de los principios de la dinámica clásica.
c. Como teórico y fundador del método experimental en la ciencia.
Propulsor de la revolución copernicana:
En 16O9, en Venecia, construyó el anteojo ocular divergente que lleva su nombre, con
el que consiguió notables descubrimientos: las concavidades y montañas lunares; las
manchas y la rotación del Sol; los anillos de Saturno y los satélites de Júpiter (las
estrellas mediceas); las fases de Venus y Martes; y que la Vía Láctea no es una región
continua de luz, sino que se resuelve en una aglomeración de estrelllas.
Estos descubrimientos significaron una nueva corroboración del heliocentrismo
copernicano en contra del sistema ptolemaico y la inmutabilidad de los cielos, puesto
que los cuerpos celestes, incorruptibles hasta ahora, estaban compuestos de una
materia no cualitativamente diferente que la de la tierra.
La dinámica galileana.
En la Phisica de Aristóteles tiene primacía la entidad. El movimiento es visto siempre
como la corrección de una deficiencia: como un “tender hacia” (potencia) la perfección
(acto). Por el contrario, a Galileo le interesan las propiedades del movimiento en
cuanto tal, no las causas de que algo esté en movimiento ni las razones por las que
deje de estarlo. Galileo no se pregunta por la esencia del móvil, del espacio o del
tiempo, sino la proporción numérica entre estos últimos. Galileo distingue tres tipos de
movimientos: el movimiento uniforme, el movimiento uniformemente acelerado (caída
de los graves), y el movimiento de los proyectiles. Lo primero de que Galileo se cuida
es de dar una definición, para cada tipo de movimiento, expresable matemáticamente,
para incluir, luego de esa definición, un conjunto de axiomas.
El método galileano.
a. Papel de las matemáticas: la filosofía está escrita en el libro del Universo, pero no
puede ser leído hasta que no hayamos aprendido el lenguaje en que está escrito: el
lenguaje matemático.
b. Diferencia entre “experiencia” y “experimento: la experiencia es una observación
ingenua, pretende ser fiel a lo que aparece, a lo que se ve y toca. Pero introduce
subrepticiamente creencias y modos de pensar acríticamente asumidos, a través de la
tradición y la educación. El experimento, por el contrario, es un proyecto matemático
que elige de antemano las características relevantes de un fenómeno (aquellas que
sean cuantificables) y desecha las demás.
c. Autonomía y primacía de la razón: Una ley natural sólo lo será al verse confirmada
en la prueba experimental. Pero, si esto no ocurre, sigue teniendo el valor de
proposición consistente en sí misma. No se desecha, sino que queda en espera del
avance experimental. La razón impone sus leyes a la experiencia, hasta el punto de
que esta última se convierte en un mero índice de la potencia del intelecto. La razón se
desliga de toda autoridad, sea la de la tradición o la de los sentidos.
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