CAMPAÑA IGUALES PARA AMAR

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CHA - Campaña Nacional sobre Donación de Sangre "Iguales para Amar Excluidos para Donar"
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MODIFICACION RESOLUCION 865/06 DONACIÓN DE SANGRE - REFORMA DE LA LEY NACIONAL Nº 22.990 (LEY NACIONAL DE SANGRE)
Análisis del formulario para la entrevista de pre-donación de Sangre
PRESENTACIÓN
Esta presentación se enmarca en la convicción de que el derecho a la salud,
siendo uno de los derechos humanos fundamentales, es indivisible del principio
de no discriminación para todas las personas.
Asimismo, el camino recorrido en la ampliación de los derechos civiles en nuestro país en los últimos años, resultado de la acción de un Estado Nacional que
ha sabido interpretar y canalizar las demandas históricas de organizaciones y
movimientos sociales, nos compromete a abordar nuevos desafíos para avanzar en el camino de la igualdad y en el efectivo ejercicio de estos y otros derechos.
Procuramos contribuir a la modificación de la normativa vigente referida a la
donación de sangre en nuestro país. Entendemos que es fundamental el tratamiento y la modificación de la Ley Nacional de Sangre, en términos que cumpla
con el mandato constitucional de igualdad y no discriminación.
Desde la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) hemos recibido, de diferentes puntos del país, denuncias presentadas por personas gays, en relación al
impedimento de las personas homosexuales de donar sangre por el solo hecho
de su orientación sexual.
La Ley Nacional de Sangre (Ley 22.990), sancionada y promulgada el 16 de
noviembre de 1983, días previos a la recuperación de la democracia en nuestro
país, dispone la realización de una entrevista al donante de sangre –anamnesis- a fin de evaluar su aptitud.
La norma establece en su artículo 45 que, cumplidas las exigencias relacionadas con la edad, el/la donante deberá someterse obligatoriamente a un examen que incluye por un lado, el formulario y entrevista con denuncia inexcusable de toda enfermedad o afección padecida o presente, que a su vez tendrá
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carácter y alcance legal de declaración jurada y por el otro, la verificación del
estado de salud normal mediante el examen clínico-biológico correspondiente.
La Resolución Nº 865/2006 dictada por el Ministerio de Salud de la Nación, con
fecha 13/06/2006, reglamenta la Ley Nacional de Sangre.
Dicha Resolución establece requisitos generales y aprueba el modelo tipo de
dicha entrevista, mediante la cual se inhabilita transitoriamente por el período
de doce meses para donar sangre a las personas que hayan mantenido relaciones sexuales con varones homosexuales, a las mujeres que mantuvieron
relaciones sexuales con hombres que a su vez tienen relaciones sexuales con
hombres, a quienes hayan intercambiado sexo por dinero o drogas, a quienes
estuvieron detenidos/as por más de 72 horas en instituciones carcelarias o policiales y a quienes hayan tenido relaciones sexuales fuera de sus parejas estables, entre otras.
De esta manera se establecen criterios y términos discriminatorios en el formulario propuesto, que se utilizan para realizar la entrevista previa a donar sangre
en los diferentes servicios de hemoterapia del país, donde se promueve la autoexclusión de la persona que se acerca a donar sangre, y que no se corresponden con el conocimiento científico actualizado sobre la prevención de enfermedades de transmisión sexual y los métodos y tiempos para su detección
en los servicios de hemoterapia.
En efecto, esta regulación de las actividades relacionadas con la sangre humana, sus componentes, derivados y subproductos, es inconstitucional y discriminatoria, toda vez que lesiona, restringe, altera y amenaza con arbitrariedad e
ilegalidad manifiesta los derechos y garantías contemplados en la Constitución
Nacional, en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, como los
principios de igualdad y no discriminación, el derecho a la autonomía personal,
el respeto a la libertad, la dignidad, la intimidad, la privacidad y a la protección
de derechos fundamentales.
Asimismo incluye una falsa opción entre derecho a la salud de las personas potencialmente receptoras y el principio de no discriminación por orientación sexual de los/as donantes en relación a la medicina transfusional, que procuramos desarrollar en este documento.
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Por los motivos hasta aquí enunciados, la CHA viene solicitando la modificación de dicha entrevista, para que toda persona pueda donar sangre, sin violar
el principio de no discriminación ni afectar la salud pública.
En este sentido, esperamos que el presente material contribuya al conocimiento y compromiso de los diferentes sectores políticos, para afianzar la construcción de una Argentina más igualitaria e inclusiva, donde todas y todos seamos
protagonistas de acciones políticas que integren y aseguren el reconocimiento
de los derechos humanos y su efectiva implementación para toda la ciudadanía.
DERECHO A LA SALUD Y NO DISCRIMINACION
Partimos del compromiso de contribuir a favorecer la accesibilidad y calidad de
la medicina transfusional, así como la promoción de la donación voluntaria
como instrumentos para avanzar en el efectivo derecho a la salud y no discriminación para todas las personas.
En este marco, entendemos que el derecho a la salud involucra al menos tres
dimensiones fuertemente imbricadas entre sí, relacionadas con la medicina
transfusional:
a) el derecho a recibir transfusión de sangre y/o sus componentes o derivados
de acuerdo a las necesidades de las personas cuando atraviesan una situación
de enfermedad u otras formas de padecimiento, que así lo requieran;
b) el derecho a la promoción de la salud y a la prevención de enfermedades o
padecimientos, incluyendo la donación de sangre voluntaria y habitual en términos de solidaridad;
c) el derecho de todas las personas a la información confiable y actualizada y a
la participación en las decisiones y acciones que hacen al cuidado integral de
la salud, tanto en lo que hace a la prevención, la promoción como a la atención
que pueda ser requerida.
Desde esta perspectiva, el derecho a la salud es indivisible del efectivo ejercicio del conjunto de los derechos humanos, incluyendo el respeto a la autonomía de las personas, al trato digno y respetuoso, a la confidencialidad en su
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relación con profesionales y establecimientos sanitarios y a la no discriminación.
Con esta convicción y en referencia al tema específico en el que se centra este
documento, reiteramos el derecho de todas las personas a acceder a sangre
segura y/o sus componentes y/o derivados de acuerdo a sus necesidades, así
como a la información pertinente que permita decidir con autonomía y responsabilidad, tanto en la situación de recepción como de donación de sangre.
En nuestro país, de acuerdo a la información suministrada por el Ministerio de
Salud de la Nación, la donación de sangre es predominantemente de carácter
familiar, de reposición y sólo el 10 % se corresponde a la modalidad de donación voluntaria y habitual.
Considerando la relevancia de la temática, en el año 2002 se crea el Plan Nacional de Sangre en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación, con el propósito de regular los servicios y establecer la normativa de funcionamiento básica para los servicios de hemoterapia, así como informar y promover acciones
educativas que favorezcan la donación voluntaria de sangre, mayor accesibilidad a “sangre segura” acorde a las necesidades de la población.
La Dirección Nacional de VIH-sida, que se encuentra bajo la órbita del Ministerio de Salud de la Nación, tiene objetivos específicos y complementarios con el
Plan Nacional de Sangre en relación a prevenir la transmisión de enfermedades infecciosas. En este sentido, desarrolla estrategias y acciones informativas
y educativas acerca de los modos de prevención y de transmisión del VIH-sida.
En este marco, establece – en concordancia con el conocimiento científico de
referencia nacional e internacional – que la prevención de la transmisión sexual
del VIH-sida se centra en la utilización del preservativo, ya sea en relaciones
entre personas del mismo o diferente sexo.
MARCO JURIDICO DE REFERENCIA
La Resolución N° 865/2006 del Ministerio de Salud de la Nación, aún vigente,
establece las Normas Técnicas y Administrativas de Hemoterapia a seguir en
todos los casos previstos por la Ley Nacional de Sangre Nº 22.990 (Régimen
normativo con alcance general para todo el territorio de la República tendiente
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a regular las actividades relacionadas con la sangre humana, sus componentes, derivados y subproductos). Dicha norma incluye las inhabilitaciones para la
donación de sangre de personas que se hayan expuesto a situaciones de riesgo dentro de los últimos 12 meses. En este sentido, el acápite “H.19. punto 2.
inciso C” de la mentada resolución, establece lo siguiente: “H.19 Infecciones
pasibles de ser transmitidas por transfusión”. El donante potencial no deberá
haber padecido, padecer o haberse encontrado en situación de riesgo para
contraer infecciones pasibles de ser transmitidas por vía transfusional. 1) Quedarán excluidos permanentemente como donantes de sangre o componentes
quienes: 1.a) Tengan antecedentes de hepatitis viral después de los 10 años de
edad. 1.b) Tengan o hayan tenido evidencia clínica o de laboratorio de infecciones por Chagas, Brucelosis, HIV, HTLV, HCV y/o HBV. 1.c) tengan o hayan tenido antecedentes de uso de drogas ilegales inyectables, aunque sea en una
única oportunidad. 1.d) Se hemodialicen o reciban frecuentemente transfusiones de hemocomponentes o hemoderivados. 1.e) Posean antecedentes reiterados de haber padecido sífilis o gonorrea. Aquel potencial donante que refiera
haber padecido un único episodio con tratamiento completo y adecuado podrá
ser incluido en un protocolo de readmisión con entrevista médica y prueba serológica de tamizaje negativa. 1.f) Tengan riesgo para la Enfermedad de
Creutzfeldt-Jakob:
• Hayan recibido hormona hipofisaria de origen humano utilizada entre 1958 y
1986
• Hayan recibido trasplante de tejidos o membranas Cerebrales
• Posean antecedentes familiares de la enfermedad.
Y luego establece quienes quedan inhabilitados transitoriamente, así se señala
2) Quedarán inhabilitados transitoriamente como donantes de sangre o componentes por 12 meses quienes: 2.a) Hayan tenido antecedentes de tatuaje,
otra exposición no estéril a sangre, perforación no estéril, y/o, acupuntura o accidentes laborales con exposición a sangre o secreciones (pinchazos o contacto con ellas a través de mucosas o heridas). 2.b) Hayan estado detenidos por
más de 72 horas en instituciones carcelarias o policiales. 2.c) Tengan prácticas
sexuales que constituyan situaciones de riesgo aumentado para contraer infecciones que puedan ser transmitidas por transfusión. Entendiéndose como tales
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las siguientes situaciones: intercambio de dinero y/o drogas por sexo en los últimos 12 meses, relaciones sexuales de un hombre con otro hombre, o en el
caso de la mujer haber tenido sexo con un hombre que a su vez haya tenido
sexo con otro hombre.
El acápite anterior, dispone que las prácticas sexuales de riesgo están constituidas por los siguientes supuestos, a saber: “intercambio de dinero y/o drogas
por sexo; relaciones sexuales de hombre con otro hombre; para la mujer: relaciones sexuales con un hombre que a su vez haya tenido sexo con otro hombre, relaciones sexuales fuera de su pareja”.
Estos son los criterios utilizados para la confección y redacción del formulario
de autoexclusión que conforme el Artículo 45 de la Ley Nº 22.990, se exigen a
las personas donantes antes de la realización de la extracción, donde se reproducen las anteriores indicaciones a modo de preguntas que deben ser respondidas por sí o por no, lo que configura un acto discriminatorio que lesiona
los derechos humanos.
En primer término, mediante esta disposición se vulnera la Constitución Nacional que consagra el principio de igualdad en el Artículo 16, en cuanto señala
que todos sus habitantes son iguales ante la ley. Acompañan esta norma, numerosos Tratados Internacionales de Derechos Humanos con jerarquía constitucional conforme lo establece el artículo 75 inc. 22 de la Constitución Nacional.
En esta línea, se ha dicho que el principio de igualdad alude a “igualdad de trato en igualdad de circunstancias”. Estas circunstancias deben ser razonables,
entendiendo por razonables aquellas que guardan una relación de funcionalidad o instrumentalidad con el fin buscado por la norma o por la Resolución Nº
865/2006 en este caso, y el criterio o categoría para justificar el trato diferente
en este caso no existe.
Hay un acto discriminatorio, como ya lo viene denunciando la CHA, toda vez
que no existe fundamentación razonable para que se excluya de donar sangre
a un grupo determinado, ya que las prácticas sexuales de “riesgo” pueden ser
desarrolladas por cualquier persona, por ende por cualquier grupo humano.
En lo que sigue, es necesario hacer referencia a la Declaración Universal de
Derechos Humanos, la que establece en el Artículo 1 que “todos los seres hu-
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manos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de
razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”
Asimismo en el Artículo 2 señala que “toda persona tiene todos los derechos y
libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”. El
Artículo 30 de la mentada Declaración establece que “nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o
realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración”.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos establece en el Artículo
24 “todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley”. El Artículo 29 sostiene que
“ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el
sentido de: a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella; b) limitar el goce y
ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra
convención en que sea parte uno de dichos Estados; c) excluir otros derechos
y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma
democrática representativa de gobierno, y d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y
otros actos internacionales de la misma naturaleza.
En igual sentido el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos dispone
en el Artículo 26:” todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho
sin discriminación a igual protección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá
toda discriminación y garantizará a todas las personas protección igual y efectiva contra cualquier discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”.
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A su vez, la Declaración Americana de Derechos y Obligaciones del Hombre
dispone en el Artículo 2 que “Todas las personas son iguales ante la ley y tienen los derechos y deberes consagrados en esta declaración sin distinción de
raza, sexo, idioma, credo ni otra alguna”. Y en cuanto a leyes de menor jerarquía son muchas las que regulan este tema, en efecto, la Ley Nº 23.592 de
Penalización de Actos Discriminatorios, dispone en su Artículo 1: “Quien arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional, será obligado, a pedido del damnificado, a
dejar sin efecto el acto discriminatorio o cesar en su realización y a reparar el
daño moral y material ocasionados. A los efectos del presente artículo se considerarán particularmente los actos u omisiones discriminatorios determinados
por motivos tales como raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión política o
gremial, sexo, posición económica, condición social o caracteres físicos”.
Nuevamente, la Ley Nacional de Sangre (Ley 22.990) ha escogido como requisitos para donar sangre: tener la edad entre 16 y 65 años, cumplir con la entrevista (declaración jurada) y verificar el buen estado de salud. Una reglamentación no puede alterar lo que se ha dispuesto por norma de mayor jerarquía. En
este sentido, todas las personas que se encuentren encuadradas en esas “circunstancias” podrán por disposición voluntaria, y con un fin solidario y/o altruista “donar sangre” para fines médicos y sin retribución alguna. Efectivamente, el/
la técnico/a encargado/a de sacar sangre podría indagar sobre conductas y
prácticas pero nunca conocer un dato que hace a la esfera íntima de la persona como es su orientación sexual, aspecto que está protegido por los principios
constitucionales y por las leyes de protección de datos personales ya que lo
categorizan como un dato sensible.
Los alcances de los “PRINCIPIOS DE YOGYAKARTA”
En orden a la producción de avances para garantizar que todas las personas
de todas las orientaciones sexuales e identidades de género puedan vivir con
la misma dignidad, y el mismo respeto al que tienen derecho todas las personas, son muchos los Estados que en la actualidad tienen leyes y constituciones
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que garantizan los derechos de igualdad y no discriminación sin distinción de
sexo, orientación sexual o identidad de género, como Argentina.
Sin embargo, las violaciones a los derechos humanos basadas en la orientación sexual o la identidad de género autopercibida de las personas constituyen
un patrón global y arraigado que es motivo de seria preocupación. Entre estas
violaciones se encuentran la tortura y los malos tratos, las agresiones sexuales
y las violaciones, las injerencias en la privacidad, las detenciones arbitrarias, la
negación de empleo o de oportunidades educativas, entre otras. Estas violaciones a menudo se ven agravadas por la vivencia de otras formas de violencia, odio, discriminación y exclusión, como aquellas basadas en la raza, la
edad, la religión, la discapacidad o la condición económica, social o de otra índole.
Muchos Estados y sociedades imponen a las personas normas relativas a la
orientación sexual y la identidad de género a través de las costumbres, las leyes y la violencia, procurando controlar cómo las personas viven sus relaciones
personales y cómo se definen a sí mismas. La vigilancia en torno a la sexualidad continúa siendo una de las fuerzas principales que sustentan la perpetuación de la violencia basada en el género y de la desigualdad entre los géneros.
En el sistema internacional se han observado grandes avances hacia la igualdad entre los géneros y las protecciones contra la violencia en la sociedad, la
comunidad y la familia. Además, algunos de los principales mecanismos de
protección de derechos humanos de Naciones Unidas han afirmado la obligación estatal de garantizar la protección efectiva para todas las personas frente
a la discriminación basada en la orientación sexual o la identidad de género.
Sin embargo, la respuesta internacional a las violaciones de derechos humanos basadas en la orientación sexual y la identidad de género ha sido fragmentada e inconsistente. Para enfrentar estas deficiencias, resulta necesario contar
con una comprensión sólida del régimen legal internacional en materia de derechos humanos en toda su extensión y de cómo el mismo se aplica a las cuestiones de orientación sexual e identidad de género. Resulta crucial recopilar y
clarificar las obligaciones de los Estados bajo la legislación internacional vigente en materia de derechos humanos en cuanto a promover y proteger todos los
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derechos humanos para todas las personas, sobre la base de la igualdad y sin
discriminación alguna.
La Comisión Internacional de Juristas y el Servicio Internacional para los Derechos Humanos, en nombre de una coalición de organizaciones de derechos
humanos, pusieron en marcha un proyecto encaminado a desarrollar una serie
de principios jurídicos internacionales sobre la aplicación de la legislación internacional de los derechos humanos a las violaciones basadas en la orientación
sexual y la identidad de género, a fin de imbuir de una mayor claridad y coherencia a las obligaciones estatales en materia de derechos humanos.
Luego de reunirse en la Universidad de Gadjah Mada en Yogyakarta, Indonesia, en noviembre de 2006, reconocidas y reconocidos especialistas procedentes de 25 países, de diversas disciplinas y con experiencia relevante en el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos, adoptaron en forma
unánime los Principios de Yogyakarta sobre la Aplicación de la Legislación Internacional de Derechos Humanos en Relación con la Orientación Sexual y la
Identidad de Género.
En este orden, se hace necesario hacer referencia al Principio Nº 2: “Los Derechos a la Igualdad y la No Discriminación” el cual dispone que “todas las personas tienen derecho al disfrute de todos los derechos humanos, sin discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género. Todas las personas tienen derecho a ser iguales ante la ley y tienen derecho a igual protección por parte de la ley, sin ninguna de las discriminaciones mencionadas, ya
sea que el disfrute de otro derecho humano también esté afectado o no. La ley
prohibirá toda discriminación de esta clase y garantizará a todas las personas
protección igual y efectiva contra cualquier forma de discriminación de esta clase. La discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género
incluye toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en la orientación sexual o la identidad de género que tenga por objeto o por resultado la
anulación o el menoscabo de la igualdad ante la ley o de la igual protección por
parte de la ley, o del reconocimiento, o goce o ejercicio, en igualdad de condiciones, de los derechos humanos y las libertades fundamentales. La discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género puede verse y
por lo común se ve agravada por la discriminación basada en otras causales,
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incluyendo género, raza, edad, religión, discapacidad, estado de salud y condición económica”.
En orden a lo anterior, los Estados: A.- Si aún no lo hubiesen hecho, consagrarán en sus constituciones nacionales o en cualquier otra legislación relevante,
los principios de la igualdad y de la no discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género, inclusive por medio de enmienda e interpretación, y garantizarán la efectiva realización de estos principios; B.- Derogarán
todas las disposiciones penales y de otra índole jurídica que prohíban, o de hecho sean empleadas para prohibir, la actividad sexual que llevan a cabo de
norma consensuada personas del mismo sexo que sean mayores de la edad a
partir de la cual se considera válido el consentimiento, y garantizarán que se
aplique la misma edad de consentimiento para la actividad sexual entre personas del mismo sexo y de sexos diferentes; C.- Adoptarán todas las medidas legislativas y de otra índole que resulten apropiadas para prohibir y eliminar la
discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género en las
esferas pública y privada; D.- Adoptarán todas las medidas apropiadas a fin de
garantizar el desarrollo adecuado de las personas de diversas orientaciones
sexuales e identidades de género, según sean necesarias para garantizarles a
estos grupos o personas el goce o ejercicio de los derechos humanos en igualdad de condiciones. Dichas medidas no serán consideradas discriminatorias;
E.- En todas sus respuestas a la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género, tendrán en cuenta la manera en que esa discriminación puede combinarse con otras formas de discriminación; F.- Adoptarán
todas las medidas apropiadas, incluyendo programas de educación y capacitación, para alcanzar la eliminación de actitudes y prácticas prejuiciosas o discriminatorias basadas en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquier
orientación sexual, identidad de género o expresión de género.
El principio Nº 6 se refiere al Derecho a la Privacidad, el cual dispone que “todas las personas, con independencia de su orientación sexual o identidad de
género, tienen derecho a gozar de su privacidad, sin injerencias arbitrarias o
ilegales, inclusive en cuanto a su familia, su domicilio o su correspondencia, así
como derecho a la protección contra ataques ilegales a su honra o a su reputación. El derecho a la privacidad normalmente incluye la opción en cuanto a
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revelar o no información relacionada con la propia orientación sexual o identidad de género, como también las decisiones y elecciones relativas al propio
cuerpo y a las relaciones sexuales o de otra índole consensuadas con otras
personas”.
El resto de los Principios plantean además, un camino posible para alcanzar la
plena igualdad de homosexuales, lesbianas, bisexuales y personas transgénero en todo el mundo. Como ha de observarse, cada Principio va acompañado
de recomendaciones detalladas para los Estados respecto a cómo frenar la
discriminación y el abuso, además de que hacen un llamado a la acción dirigido
al Sistema de Derechos Humanos de Naciones Unidas, a las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos, a los medios de comunicación y a las organizaciones no gubernamentales, entre otras instancias.
A partir de los principios enunciados y el análisis del formulario utilizado para la
donación de sangre, se deduce que este último contradice tanto a estos principios como a otras legislaciones que buscan garantizar el derecho a la no discriminación. En igual sentido, se degrada el Principio Nº 6 “Derecho a la Privacidad”, que incluye la opción en cuanto a revelar o no información relacionada
con la propia orientación sexual o identidad de género.
Asimismo es loable hacer mención a las Recomendaciones Adicionales que se
derivan de la totalidad de Principios de Yogyakarta, a saber:
“Todas las personas que conforman la sociedad y la comunidad internacional
tienen responsabilidades concernientes a la realización de los derechos humanos. Por lo tanto, recomendamos que:
A. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
adhiera a estos Principios, promueva su implementación a nivel mundial y los
incorpore al trabajo de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos, incluso a nivel de trabajo de campo;
B. El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas adhiera a estos
Principios y considere de manera sustantiva las violaciones a los derechos humanos basadas en la orientación sexual o la identidad de género, con miras a
promover el cumplimiento de estos Principios por parte de los Estados;
C. Los Procedimientos Especiales de Derechos Humanos de las Naciones Unidas presten la debida atención a las violaciones de los derechos humanos ba-
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sadas en la orientación sexual o la identidad de género e incorporen estos
Principios a la implementación de sus respectivos mandatos;
D. El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, de conformidad con
su Resolución 1996/31, reconozca y acredite a organizaciones no gubernamentales cuyo objetivo es promover y proteger los derechos humanos de las
personas de diversas orientaciones sexuales o identidades de género;
E. Los Órganos de Vigilancia de los Tratados de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas integren vigorosamente estos Principios a la implementación
de sus respectivos mandatos, incluso a su jurisprudencia y al examen de informes estatales, y, de resultar apropiado, adopten Observaciones Generales u
otros textos interpretativos sobre la aplicación de la legislación internacional de
derechos humanos a personas de diversas orientaciones sexuales e identidades de género;
F. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Conjunto de las
Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) desarrollen directrices sobre la
prestación de servicios y la atención a la salud que resulte apropiada y responda a las necesidades de las personas en lo que concierne a su orientación sexual o identidad de género, con pleno respeto por sus derechos y su dignidad;
G. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados incorpore
estos Principios en los esfuerzos encaminados a proteger a personas que son
perseguidas por motivos de orientación sexual o identidad de género, o que
tienen fundados temores de serlo, y garantice que ninguna persona sufra discriminación basada en su orientación sexual o identidad de género en lo que se
refiere a recibir ayuda humanitaria u otros servicios o en determinación de su
condición de refugiada;
H. Las organizaciones intergubernamentales regionales y subregionales comprometidas con los derechos humanos, así como los órganos de vigilancia de
los tratados regionales de derechos humanos regionales, velen por que la promoción de estos Principios sea un componente esencial en la implementación
de los mandatos de sus diversos mecanismos, procedimientos y otros arreglos
e iniciativas en materia de derechos humanos;
I. Los tribunales regionales de derechos humanos incorporen vigorosamente en
su jurisprudencia en desarrollo referida a la orientación sexual y la identidad de
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género aquellos Principios que sean relevantes a los tratados de derechos humanos de los que son intérpretes;
J. Las organizaciones no gubernamentales que trabajan en derechos humanos
a los niveles nacional, regional e internacional promuevan el respeto a estos
Principios dentro del marco de sus mandatos específicos;
K. Las organizaciones humanitarias incorporen estos Principios en cualquier
operación humanitaria o de socorro y se abstengan de discriminar a las personas por su orientación sexual o identidad de género en la provisión de asistencia y otros servicios;
L. Las instituciones nacionales de derechos humanos promuevan el respeto a
estos Principios por parte de agentes estatales y no estatales e incorporen en
su trabajo la promoción y protección de los derechos humanos de las personas
de diversas orientaciones sexuales o identidades de género;
M. Las organizaciones profesionales, incluyendo aquellas en los sectores médicos, de justicia penal o civil, y educativo, revisen sus prácticas y directrices
para asegurarse de promover vigorosamente la implementación de estos Principios;
N. Las organizaciones con fines comerciales reconozcan su importante función
tanto en cuanto a asegurar el respeto a estos Principios en lo que concierne a
su propia fuerza de trabajo como en cuanto a promoverlos a los niveles nacional e internacional, y actúen de conformidad con dicha función;
O. Los medios de comunicación eviten el uso de estereotipos en cuanto a la
orientación sexual y la identidad de género, promuevan la tolerancia y aceptación de la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género humanas y sensibilicen al público en torno a estas cuestiones;
P. Las agencias financiadoras gubernamentales y privadas brinden asistencia
financiera a organizaciones no gubernamentales y de otra índole para la promoción y protección de los derechos humanos de las personas de diversas
orientaciones sexuales e identidades de género.
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DOCUMENTOS Y ANTECEDENTES DE PRACTICAS INCLUSIVAS EN LA
DONACION DE SANGRE
Para desarrollar y reflexionar sobre el tema, planteando nuestra postura institucional, creemos importante compartir algunos documentos, dictámenes, resoluciones y recomendaciones que fueron elaboradas atento nuestra campaña sobre donación de sangre, que a partir del año 2010, atento la aprobación de la
Ley de Matrimonio Igualitario, denominamos "Iguales para Amar - Excluidos
para Donar":
“Hacia un Plan Nacional contra la Discriminación” (PNcD)
Mediante el Decreto 1086/2005 firmado por el entonces presidente Néstor Kirchner, se aprueba el Documento titulado “Hacia un Plan Nacional contra la Discriminación”, que señala como uno de sus principales puntos de partida la convicción de que la sociedad humana se enriquece, en todo sentido, cuando reconoce su pluralidad y no cuando se divide entre sí por prejuicios, miedos infundados o competencias inútiles. También se aspira a la promoción de una
cultura de la no- discriminación y afirma que combatir la discriminación es un
deber del Estado y un compromiso de todos.
En el mismo se establecen diferentes recomendaciones, que son señaladas
como propuestas estratégicas y medidas de acción inmediatas en relación al
derecho a la salud, entre otros derechos.
Dentro de las primeras recomendaciones para el ámbito de la salud, está la
que propone “Implementar un Sistema Nacional de Salud de cobertura universal bajo la lógica de la salud como derecho, garantizando la atención integral y
gratuita a todo habitante y/o residente en nuestro país, sin ningún tipo de discriminación” (Recomendación 219).
Por otro lado se recomienda asegurar el trato igualitario de todas las personas
en todo centro de salud, implementando sanciones para los funcionarios públicos que evidencien actitudes o trato discriminatorio (Recomendación 231).
También se recomienda promover acciones para reconocer los derechos de las
personas con diversa orientación sexual e identidad de género en el ámbito de
las instituciones de salud, tanto públicas como privadas, de todas las jurisdic-
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ciones, con el fin de proveer atención especializada de orientación, de no encasillarlas como pacientes infectocontagiosos y garantizar la atención como la
internación en espacios donde se respete su orientación sexual e identidad de
género (Recomendación 240).
Sin lugar a dudas, estas recomendaciones y principios avalan nuestra postura
frente al contenido discriminatorio del formulario de pre-donación de sangre.
INADI - Recomendación General N° 5
La Recomendación General Nº 5 del Instituto Nacional contra la Discriminación,
la Xenofobia y el Racismo (INADI) contra “La Discriminación en el Ámbito de la
Salud” establece el carácter discriminatorio del formulario de pre-donación de
sangre vigente en el país.
En el acápite Nº 1.13.1 y 1.13.2., se establece lo siguiente: 1.13. Carácter discriminatorio de la reglamentación de la Ley Nacional Nº 22.990 (que regula las
actividades relacionadas con la sangre humana, sus componentes, derivados y
subproductos), en cuanto define supuestas prácticas sexuales de riesgo.
“Con respecto a la donación de sangre, este Instituto recibió una denuncia en
relación con la resolución Nº 865/2006, emitida por el Ministerio de Salud de la
Nación, que reglamenta la Ley Nacional Nº 22.990 sobre regulación de las actividades relacionadas con la sangre humana, sus componentes, derivados y
subproductos. La resolución Nº 865/2006 establece la inhabilitación para la donación de sangre de personas que se hayan expuesto a situaciones de riesgo y
determina en el punto “H.19.2.C” que las prácticas sexuales de riesgo están
constituidas por los siguientes supuestos: “intercambio de dinero y/o drogas por
sexo; relaciones sexuales de hombre con otro hombre; para la mujer: relaciones sexuales con un hombre que a su vez haya tenido sexo con otro hombre;
relaciones sexuales fuera de su pareja; (…)”.
Dictamen Nº 338, de fecha 13 de diciembre de 2006
En el año 2006, por una presentación y denuncia realizada en fecha 9 de Noviembre, por nuestra organización, la Comunidad Homosexual Argentina
(CHA), el INADI emitió el Dictamen N° 338/06 de fecha 13 de diciembre, donde
se recomendó la modificación de la Resolución N° 865/2006, sosteniendo que
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las inhabilitaciones cuestionadas no pueden ser consideradas como objetivas y
razonables, toda vez que se puede salvaguardar la salud pública (que es el fin
último tanto de la ley, como de la reglamentación en cuestión) por medio de
restricciones a la donación de sangre basadas en la utilización real del criterio
de “conductas o situaciones de riesgo”, lo cual permitiría eliminar de la normativa toda referencia discriminatoria.
También se resolvió “que a la hora de establecer limitaciones basadas en el potencial riesgo, éste nunca debe ser medido por las características personales
del/la donante, sino que debe tenerse en cuenta el hecho de haber realizado
conductas que no siendo riesgosas en sí mismas se han llevado a la práctica
en un modo riesgoso, es decir, sin las medidas preventivas que cada caso exige (preservativos, barreras de látex, jeringas descartables, etc.).
Realizar juicios de valor sobre la calidad de la sangre de las personas sólo por
el hecho de pertenecer a cierta minoría o realizar ciertas actividades es, no sólo
un determinismo y una violación al principio de no discriminación, sino que
también implica vulnerar sus derechos a la autonomía personal, a la dignidad,
el respeto a la libertad, a la intimidad, a la privacidad y a la protección de las
conductas autoreferentes de disposición del propio cuerpo, comprendidos todos en el artículo 19 de la Constitución Nacional, en al artículo 11 de la Convención Americana y en artículo 17 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos”.
Podemos agregar, como lo indica el análisis del dictamen, que incluso en el
supuesto que se planteara esta situación como una colisión de derechos fundamentales –esto es, derecho a la autonomía vs. derecho a la salud y teniendo
en cuenta que en este escenario se trata de la salud pública-, no habría necesidad de hacer prevalecer a uno sobre el otro, porque con la simple modificación de los criterios de redacción de la normativa en cuestión se estaría garantizando el pleno ejercicio de ambos derechos.
Provincia de Buenos Aires
En la Provincia de Buenos Aires, y desde el año 2002, la pregunta sobre la
orientación sexual del donante fue eliminada de la entrevista médica que se
realiza antes de iniciar el proceso de donación. Esta situación es muy importante, ya que se cuenta con una estadística de muchos años, donde puede evi-
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denciarse que mantener los criterios discriminatorios de la actual entrevista no
sólo constituye una acto discriminatorio, sino también inconducente, ya que incluso no permite utilizar este momento solidario para incorporar y reflexionar
sobre la salud integral y sin discriminación.
Provincia de Río Negro
En virtud de la intervención del INADI, la Provincia de Río Negro modificó el
formulario que incluía términos discriminatorios para la donación de sangre en
el territorio provincial.
Se hizo a través del Expediente (R:R:C N° 158/11) de la Delegación del INADI
en Río Negro, donde se denuncia la permanencia de requisitos discriminatorios
en formularios de donación de sangre, con referencia a la orientación sexual de
la persona donante. En las actuaciones y frente a un suplemento sobre donación de sangre publicado por el Diario Rio Negro en su edición virtual que consignaba como situaciones de riesgo la actividad sexual entre hombres, el uso
de drogas intravenosas, sexo por dinero, relaciones sexuales con parejas ocasionales (no estables) entre otras, la Delegación del Instituto elevo nota (N
°72/11) con fecha 20 de Julio de 2011, a la Ministra de Salud de la Provincia de
Río Negro y a la Coordinación Provincial de Programas de Salud. En dicha
nota se recuerda la gestión desarrollada por el INADI con el Hospital Zonal de
El Bolsón en la cual se modificó el cuestionario correspondiente y a una presentación proveniente de la ciudad de General Roca. También se menciona la
respuesta del Ministerio Provincial (Nota N°32/11 M.S.) donde se informaba la
propuesta de trabajar sobre un nuevo modelo de cuestionario y metodología de
atención al donante en el que se investigue exclusivamente la posibilidad de
que la persona haya tenido actividad sexual sin la debida protección, solicitando a su vez los avances de dicha propuesta por parte del gobierno provincial.
El Ministerio de Salud del Gobierno de la Provincia de Río Negro se dirigió al
Instituto mediante Nota N° 123/11 M.S. y manifestó que el nuevo modelo de
cuestionario fue debatido y analizado en la reunión de referentes provinciales,
adjuntando el que se utiliza en los hospitales públicos de la provincia, donde no
se indaga respecto a la preferencia sexual de la persona. También aclaró que
persiste el debate y la controversia a este punto, existiendo diferencias entre
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las jurisdicciones del país. Por último resaltó el cambio de postura de la Provincia de Río Negro, modificando los criterios discriminatorios.
La pregunta utilizada en el nuevo Cuestionario es la siguiente: ¿Ha mantenido
en los últimos doce meses relaciones sexuales de riesgo? (sexo vaginal, oral,
anal, juguetes sexuales, cualquiera de ellos sin protección, “PRESERVATIVO”,
con pareja ocasional)
Ya en fecha Marzo de 2011, mediante Nota N° 32/11 M.S. el Ministerio de Salud de la Provincia se dirigía a la Delegación del INADI manifestando que posiblemente ante la ausencia de un cuestionario de autoexclusión único y normatizado para todos los servicios de Hemoterapia públicos y privados, se haya
permitido la persistencia en alguno, de la pregunta relacionada con determinada práctica sexual considerada en otra época como factor de riesgo y adelantando que se propondrá un nuevo modelo de cuestionario y metodología donde
se investigue exclusivamente la posibilidad de que la persona haya tenido actividad sexual sin la debida protección. También se adelantaba la aprobación de
la Resolución Ministerial con alcance a los establecimientos privados a través
de la Fiscalización Sanitaria y los Programas de Garantía de Calidad y Sangre
Segura.
Resolución N° 2094/11 - Defensoría del Pueblo – CABA
La Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en su Resolución 2094/2011, resuelve recomendar al Ministerio de Salud de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires que arbitre las medidas necesarias para revisar y
modificar el cuestionario de pre-donación de sangre utilizado en los hospitales
públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, manifestando además que
de manera particular se deberán analizar la pertinencia de las preguntas evitando sesgos discriminatorios.
A su vez manifiesta que no hay razones suficientes que permitan mantener la
restricción de donar sangre por parte de quienes hayan tenido sexo entre hombres por esta sola razón. No es el hecho de tener sexo entre hombres o ser
homosexual lo que debería impedir donar sangre, sino que lo que debería tenerse en consideración es la practica sexual no segura.
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Continúa afirmando que las prácticas sexuales son variadas, seguras e inseguras, practicadas por toda persona, sea o no homosexual. Sostener lo contrario
nos coloca en una situación de permeabilidad a un argumento falaz que encubre creencias que no tienen fundamento. En consecuencia se entiende que corresponde trabajar pertinazmente para modificar aquellos aspectos inadecuados del cuestionario, que por otra parte se relevan como inconducentes para
garantizar la seguridad de la sangre y descuidan a la persona que se presenta
a practicar este acto altruista.
También manifiesta que la actual entrevista de pre-donación considera al colectivo varón homosexual como una categoría sospechosa, evitando analizar las
conductas o prácticas individuales que pueden ser llevadas por todos y todas.
En la misma dirección, se admitiría que quien ha estado en una institución carcelaria no estaría apto para donar o quien ha tenido sexo por dinero, experiencias que no dan por sentado que estas personas no pueden donar sangre y por
el contrario quienes no han tenido estas prácticas si pueden estar inhabilitadas
para hacerlo.
En los considerandos menciona que para arribar a la postura se ponderaron
tanto los reclamos de ciudadanos y los antecedentes del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), a través de la Resolución 338/2006 y las acciones del año 2011 en las delegaciones de Río Negro,
Jujuy y Mendoza.
Provincia de Santa Fe
El Ministerio de Salud del Gobierno de la Provincia de Santa Fe, en el año
2013, aprobó el nuevo formulario para utilizar en el proceso de donación de
sangre, elaborado por la Direccion de Políticas de Genero e Interculturalidad en
Salud, eliminando los criterios discriminatorios en razón de la orientación sexual de las personas donantes.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, en el año 2013, aprobó por unanimidad la modificación de la Ley 3328, iniciativa que contempla cambios en el
formulario que se exige completar a los donantes de sangre y que se aplica en
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los hospitales públicos. Se contempla la modificación al artículo tercero de dicha ley que establece el marco regulatorio de sangre, sus componentes y hemoderivados, así como medidas de abastecimiento y la seguridad transfusional.
Dicho artículo quedo redactado de la siguiente manera: mantiene el párrafo “los
donantes de sangre tienen derecho a ser asistidos de acuerdo con los procedimientos, normas y controles establecidos”, y agrega el siguiente punto: “Al
momento de donar no se requerirá información de los donantes respecto a su
identidad de género, orientación sexual o cualquier información que resulte discriminatoria".
CONSIDERACIONES GENERALES
Los servicios de hemoterapia del país históricamente han impedido la donación
de sangre a las personas por el hecho de pertenecer a colectivos/grupos que
manifiestan una orientación sexual diferente a la heteronormativa, en especial
la homosexualidad. Situación que como se mencionó anteriormente, resulta
discriminatoria y vulnera principios constitucionales.
Esta Resolución reglamenta restrictivamente la Ley Nacional de Sangre que
prevé realizar una entrevista previa al donante en su artículo 45 inc. a), en
efecto, en la entrevista de pre-donación los varones homosexuales son considerados como “grupos de riesgo” frente a infecciones transmisibles por vía
sanguínea como Hepatitis B y C o VIH/Sida, excluyendo para donar sangre por
un período de doce meses.
Desde la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) afirmamos que no hay razones suficientes para tal impedimento que en todo caso debería apuntar a
conductas de riesgo y no grupos de riesgo. Esta restricción está basada en
prejuicios y carece de razonabilidad y sustento.
En efecto, ello encuentra fundamento en la existencia de un modelo epidemiológico que se construye a partir de la categoría “grupos de riesgo”: el cuestionario de pre-donación, autoexclusión o anamnesis, apunta a la orientación sexual y no a las prácticas sexuales que pueden ser realizadas por cualquier persona sea esta discapacitada, hombre, lesbiana, rubio, profesional, obrera, jo-
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ven o extranjera. Ninguna de esta categorías son útiles para determinar si una
persona está apta para donar sangre o no lo está, lo único importante para poder garantizar la seguridad transfusional, es analizar las prácticas/conductas
realizadas por las personas y siempre ineludiblemente efectuar los análisis de
sangre correspondientes.
Entendemos que la Resolución se orienta a considerar a determinado colectivo
de personas como “grupos de riesgo”.
Partir de esta idea presupone considerar arbitrariamente que existe un riesgo
para una categoría de “sanos”. Aparece acá, una construcción social basada
en una estigmatización, y discriminación, por la cual se otorgan atributos
desacreditadores, estableciendo juicios y condenas morales, es decir todo
aquello desde relaciones desiguales de poder contribuye a generar y promover
conductas discriminatorias.
A partir de la categoría de riesgo obsoleta definida por la epidemiología, se ha
“construido” a personas peligrosas que forman parte de un colectivo como
amenazantes para el “status quo”. Para esta concepción errada, los varones
homosexuales son “de riesgo” para los demás por el solo hecho de serlo sin
evaluar si las prácticas que estos llevan adelante son compartidas por otras
personas que según la cultura dominante serían las “sanas”. Hemos culturalizado el temor “natural” al contagio de una enfermedad con el espanto al contacto con una persona. En base entonces a prejuicios como estos, se excluye y
estigmatiza a este colectivo como donantes de sangre.
Mientras se utiliza la Resolución 865/2006 de Normas Técnicas y Administrativas de Hemoterapia, arguyendo “causas sanitarias” surge de distintos documentos y acciones que esto no tiene sustento y mientras tanto se fomenta un
modelo de donación familiar y de reposición. En el informe publicado por ONUSIDA en noviembre del 2005, titulado “Impulsar una acción eficaz sobre el VIH/
SIDA, constituye un desafío persistente para los mandatarios de la cumbre de
la OEA” se expresa la tendencia a la feminización de contraer HIV, que se reproduce textualmente: “ En la región de América Latina durante los últimos
años se a observado una clara tendencia a la feminización de la epidemia; en
países como Brasil y Perú la epidemia se ha vuelto más heterogénea y las mujeres están siendo cada vez más afectadas. Actualmente, la relación hombre/
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mujer en los casos notificados de sida es 3/1 en Argentina, Chile, Paraguay y
Uruguay, esta reducción de la brecha en los últimos años se debe a la tendencia creciente en la transmisión heterosexual…” y asimismo el Informe de la
Presidencia de la Nación Argentina, titulado “Objetivos de desarrollos del milenio”, publicado en octubre del 2003, por las Naciones Unidas, dice textualmente: “…pero se ha modificado el patrón de la epidemia, pues en los años 2000 y
2001, la vía de transmisión más frecuente fue heterosexual (41 y 43% de los
casos respectivamente). Si siguiésemos este criterio, también deberíamos
prohibir a las personas heterosexuales donar sangre, en especial si son mujeres. Efectivamente, esto apoya nuestro planteo en relación a que no existen
grupos de riesgo sino que lo que hay son prácticas de riesgo que pueden ser
llevadas a cabo por cualquier persona.
Por otra parte la misma Ley Nº 22.990 en su artículo 45 inc. B establece en
forma textual lo siguiente: “Verificación del estado de salud normal mediante el
examen clínico-bilógico que permita descartar la existencia de algunas de las
patologías del listado establecido por la vía reglamentaria determinante de su
exclusión como tal” y luego agrega que “La sangre total y los componentes
sanguíneos solo podrán ser usados para transfusión cuando las pruebas precedentes resultaren no reactivas. Será obligatoria la realización de los estudios
serológicos en todas las unidades de sangre recolectadas, con técnicas de laboratorio de la más alta sensibilidad”.
Establecida entonces la obligatoriedad del testeo de sangre por la ley en cuestión, cabe plantearse las siguientes preguntas que promuevan la reflexión sobre la temática en cuestión: ¿cuál es la razón por la que se insiste en un cuestionario que vulnera los derechos humanos y el principio de no discriminación?
La respuesta que encontramos a estas preguntas es que ello se realiza porque
en cierto sector aparece como naturalizada la relación entre homosexualidad y
VIH/sida. En este sentido, se ha dicho que “…podemos preguntarnos en qué
medida estas imágenes colectivas, cuyo efecto nocivo está probado, se apoyan
en algún tipo de base fáctica. Esta pregunta ha dado origen a la hipótesis del
“núcleo o trasfondo de verdad” que dio tema a numerosos debates en los estudios sobre estereotipos. Los resultados de diversas investigaciones muestran,
sin embargo que los estereotipos pueden propagarse fuera de toda base obje-
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tiva” estas afirmaciones realizadas en Estereotipos y Clichés por Rut Amossy y
Anne Herschberg Pierrot (Eudeba, marzo 2011, pág. 40 y 41) son la razón por
la cual, según el actual interrogatorio, las personas homosexuales no son aptas
para donar sangre, se trata de una situación de discriminación sobre un colectivo, cuando lo central en el caso es analizar las prácticas que son riesgosas
para garantizar la seguridad transfusional.
Dentro de este contexto podemos ampliar los fundamentos con algunos otros
datos que consideramos reafirman nuestra postura y debieran conducirnos a
realizar acciones para ampliar garantías y lograr mayor porcentaje de donantes
de sangre voluntarios y así modificar la Resolución aquí cuestionada.
La situación del colectivo LGTBI es distinta desde hace unos años, si bien quedan muchos objetivos y luchas para lograr una igualdad plena, nuestro país ha
logrado varias conquistas, convirtiéndose en uno de las países del mundo que
cuenta con legislaciones de vanguardia en relación a los derechos humanos de
las personas, en especial al reconocimiento, garantía y ejercicio de una ciudadanía plena. Entre estas, la sanción del Matrimonio Igualitario y la reciente
aprobación y promulgación de la Ley de Identidad de Género, implican el reconocimiento real del principio de igualdad de trato y no discriminación que, cómo
base conceptual, tendría que guiar el cambio de la medida aquí solicitada. Por
ello consideramos que corresponde apuntar a las prácticas de riesgo que pueden ser llevada adelante por cualquier ciudadano, sea de la orientación sexual
que sea.
Otro dato ya mencionado que surge del Plan Nacional de Sangre dependiente
del Ministerio de Salud de la Nación, es la afirmación que “Argentina actualmente presenta una donación de carácter familiar, de reposición y sólo el 10 %
corresponde a la modalidad deseada. Para el Plan Nacional de Sangre, desde
su inicio y con la concepción de la especialidad en que se sustenta, el donante
de sangre voluntario y habitual es considerado una pieza clave. Para revertir
esa situación es necesario intervenir en los procesos de organización social
para la resolución de la problemática de la donación de sangre oportuna antes
de la necesidad, es decir contar con un sistema abastecido por donantes voluntarios y habituales que se acercan a donar por el sólo interés de ayudar a quien
lo necesite, sin mediar una solicitud o pedido de reposición. Este modelo de
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Donación, es reconocido en todo el mundo como superador y tendiente a optimizar la seguridad transfusional. Datos comparativos obtenidos en diferentes
centros de nuestro país, así lo sustentan (ver http://www.msal.gov.ar/htm/plannacional-donacion-sangre/plan-nacional-de-sangre.asp).
La realización de preguntas que resultan inconducentes y discriminatorias incide negativamente en la falta de donantes, como así también en las políticas de
educación y prevención, porque no se evalúa si la persona que concurre como
individuo está apta sino que antes se quiere saber si forma parte de un “determinado grupo”, logrando un efecto contrario al esperado, ya que no se educa
respetando la diversidad.
En esta línea, es necesario hacer referencia a la Directiva 2002/98/ CE del Parlamento Europeo y del Consejo del 27 de enero de 2003, por la que se establecen normas de calidad y de seguridad para la extracción, verificación, tratamiento, almacenamiento y distribución de sangre humana y sus componentes y
por la que se modifica la Directiva 2001/83/CE . De esta se desprende que la
“Anamnesis del donante” como cuestionario permitirá conocer, identificar y
descartar a personas cuya donación podría presentar un riesgo para la salud
de otras, como puede ser la posibilidad de transmitir enfermedades, o para su
propia salud. No obstante, no se especifican inhabilidades referidas a la orientación sexual del potencial donante, como criterio sospechoso para no permitir
la donación de sangre, como sí se establece en nuestro país, en clara violación
de los principios constitucionales.
También la Directiva 2002/98/CE del Parlamento Europeo en lo que se refiere a
determinados requisitos técnicos de la sangre y los componentes sanguíneos,
significa un avance en materia de ejercicios de derechos, que pondera el principio de igualdad ante la ley y destierra cualquier indicio discriminatorio que
pueda afectar a todo aquel que desee ser “donante voluntario”.
RECOMENDACIONES
En virtud de los fundamentos y comentarios desarrollados en el presente análisis, desde la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), recomendamos la modificación de la Resolución 865/06 del Ministerio de Salud de la Nación y de la
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Ley Nacional de Sangre, incluyendo explícitamente el principio de no discriminación por orientación sexual o identidad de género para la donación de sangre, a los fines de adecuarla a los principios constitucionales de igualdad y no
discriminación y a los Tratados Internacionales de Derechos Humanos.
Dicha recomendación reafirma el principio de no discriminación, el derecho a la
igualdad y el derecho a la salud como derechos humanos básicos inherentes a
todos los seres humanos, recordando que su promoción y protección es una
responsabilidad primordial de los Estados.
Como hemos explicitado, no hay contradicción alguna entre el derecho a la salud y los derechos de autonomía personal y no discriminación. Muy por el contrario, los derechos de autonomía y salud se potencian en esta situación, sosteniéndose desde una perspectiva de derechos humanos.
La información sesgada, tergiversada o prejuiciosa existente en el campo biomédico constituye un obstáculo muy significativo al momento de poder intervenir eficazmente en el cuidado integral de la salud, favoreciendo la no incorporación de estrategias comunicacionales y educativas en términos de la necesidad
de adoptar medidas preventivas de la transmisión sexual de enfermedades infecciosas – PRESERVATIVO – en todas las relaciones sexuales, ya sea con
personas del mismo o diferente sexo.
Las normas internacionales, nacionales y locales prohíben las discriminaciones
basadas en ciertas categorías o criterios de diferenciación expresamente señalados, la diferencia de trato orientada sobre una de ellas dispara o activa una
presunción de arbitrariedad constitucional. El listado de las categorías sospechosas o prohibidas comprende una serie de categorías expresamente identificadas y “cualquier otra condición social” que deba ser incluida por las mismas
razones.
En el marco de las normas de protección antidiscriminatoria de jerarquía constitucional, existe la prohibición de que la orientación sexual o la identidad de género de las personas sea una circunstancia abierta o encubiertamente utilizada
como vehículo de persecución, estigmatización o falta de consideración por los
intereses, derechos y garantías. Así lo ha reconocido el sistema universal de
derechos humanos.
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La orientación sexual de una persona, sea esta heterosexual, lesbiana, homosexual o bisexual, no la define por sí misma, ni en su comportamiento, su aptitud o actitud. Lo mismo podríamos mencionar en relación a las personas que
hayan estado privadas de libertad durante las 72 hs., como lo establece el formulario de pre-donación atacado, con el agravante que desde la inhabilitación
o la entrevista se presume que el Estado es cómplice de las violaciones de derechos de personas que se encuentran bajo su tutela.
Como ya mencionamos, existe una protección especial y diferenciada a los
grupos protegidos por las categorías sospechosas, existiendo además niveles
diferenciados de escrutinio en el análisis de las normas, conductas o decisiones cuestionadas.
El nivel más intenso de análisis, especialmente vinculado con el problema de la
discriminación, es el llamado “escrutinio estricto”. Cuando se activa este severo
test, la conducta o decisión sospechada se presume inconstitucional, y solo
puede ser legitimada si ella persigue un fin estatal no solo legítimo y relevante,
sino imperioso, y el medio elegido resulta la alternativa menos lesiva para los
derechos de los afectados. No basta con que sea un medio idóneo, debe probarse que es necesario e imprescindible, que resulta la única forma de realizar
ese fin imperioso. En este sentido queda claramente demostrado que con la
reformulación de las preguntas, no solo se cesa con la discriminación, sino que
se afianza en la educación y la prevención, como así también en la calidad y
seguridad transfusional. Debemos hablar de conductas de riesgo, de comportamientos sin protección y no de “grupos de riesgo”, expresión claramente discriminatoria.
La CHA, convencida de la necesidad de colaborar con este proceso de ampliación de derechos, de cambios de paradigmas en clave de DDHH y democracia
inclusiva, recomienda que la normativa relacionada con la donación de sangre
y los instrumentos utilizados en este proceso, garanticen el principio de la no
discriminación con el fin de promover un modelo de donación voluntaria, segura e inclusiva.
Pedro Paradiso Sottile
Secretario de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA)
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