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LA CONSTRUCCIÓN DE LA IMAGEN DEL MUNDO
Ciclo medio y superior de Educación Primaria
Educació Secundària
Àrea d’Educació i Activitats
«Si el Océano Atlántico fuese tan extremadamente amplio,
podríamos navegar desde Argelia hasta la India».
Eratóstenes, siglo III a.C.
«Igual que en nuestra parte hay una parte del mundo que vemos y conocemos, también puede haber en la otra, en la occidental, un continente que no podemos ver ni conocer».
Ramon Llull, 1300 dC
«Desde la ciudad de Lisboa hasta el Oeste, la carta tiene 26
secciones de 250 millas cada una, casi un tercio de la circunferencia de la Tierra, antes de llegar a la magnífica ciudad de
Quinsay»
Paolo Toscanelli,
en una carta a Alfonso V de Portugal, 1474
La construcción de la imagen del mundo. Museu Marítim de Barcelona.
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LA CONCEPCIÓN DEL MUNDO
La imagen que el hombre ha tenido del mundo que le rodea ha ido variando con el
paso del tiempo, variación que dependía de las concepciones filosóficas y religiosas que
imperaban en cada época, así como de la exploración que se había hecho del entorno.
Atlas, mapas, portulanos, etc., han ido recogiendo el proceso de la construcción de la imagen
del mundo, desde la antigüedad hasta nuestros días.
El mundo en la Época Clásica
Muchos filósofos de la Grecia clásica intuían que el mundo debía ser circular e, incluso,
calcularon sus dimensiones. Era una concepción basada más en la intuición que en hechos
empíricos, pero algunos fueron tan precisos en sus cálculos del diámetro terrestre que el
error es casi nulo. Entre estos filósofos cabe destacar a Tolomeo, por la importancia que
adquirirán sus teorías durante el siglo XV, si bien fueron olvidadas a principios de la Edad
Media.
El mundo en la Edad Media
A medida que se fue extendiendo la religión cristiana se fue imponiendo también la
concepción de un mundo plano y con el centro situado en Jerusalén. Un
mundo en el que se ubicaba el paraíso terrenal, la fuente de la eterna
juventud, unicornios y otros seres antropomórficos en tierras por
descubrir, delimitando unos océanos misteriosos y terroríficos. Todo
este cúmulo de fantasías tuvo mucha importancia en los viajes de
exploración.
Los mapas de la Edad Media solían plasmarse en un círculo. El
mundo se divide en tres partes: Europa, África (más conocida como
Libia) y Asia, dispuestas en forma de T: la columna representa al
Mediterráneo y en un lado se sitúa Europa y en el otro África. En la cruz de la T encontramos
Jerusalén y justo encima Asia. La representación de los países peca de ser demasiado
alargada. Los contornos del círculo los conforman los océanos que envuelven a las tierras.
La navegación en esta época era de cabotaje, es decir, se seguía la costa y se internaban
mar adentro solo si no quedaba más remedio
La exploración del mundo
Razones económicas (comercio) y
no tanto religiosas o científicas fueron las
que provocaron el desplazamiento de los
navegantes, así como la exploración de
los diversos continentes.
El interior de Asia se fue haciendo relativamente popular a partir de las
Mapa mundi de Martellus, 1489
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expediciones comerciales que Marco Polo había realizado en el siglo XIV por China, Mongolia
y Japón, y que plasmó en una serie de relatos en los que lo conocido y lo imaginario en
ocasiones se mezclaban (la existencia del Edén, por ejemplo).
Existía una fuerte relación comercial entre Oriente y Europa, basada sobre todo en el
comercio de las especias, un producto muy valorado como conservante de alimentos, como
base para confeccionar toda clase de cosméticos, por sus poderes curativos, etc.
A mediados del siglo XV, el Imperio
Turco cortó las rutas de suministro de
estos productos (hasta entonces, siempre
llegaban a Europa por vía terrestre), de
modo que arrancó una carrera por intentar
volver a contactar con este lucrativo
comercio por vía marítima: quien fuera el
primero conseguiría la exclusividad de la
ruta.
Los portugueses iniciaron la
circunnavegación del continente africano
para llegar a las costas de la India
navegando por la todavía desconocida
costa oriental africana. Pero las ideas
Concepción colombina del mundo, donde no existe América
clásicas de la esfericidad de la Tierra
habían vuelto a asentarse entre los científicos, y algunos llegaron a la conclusión de que
también se podría llegar al mismo punto navegando en dirección contraria, es decir, hacia
Poniente.
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1492. EL AÑO DEL DESCUBRIMIENTO.
1492 es una fecha muy importante para la Historia de la Humanidad. Representa un
antes y un después, un cambio brutal de los conceptos que hasta ese momento se habían
tenido del hombre, del mundo e incluso del Universo. Gran parte de estos cambios se
produjeron a partir del descubrimiento de América, que tuvo una trascendencia capital.
Imaginemos que entre la Tierra y la Luna, las primeras naves espaciales hubieran encontrado
otro planeta desconocido. El impacto hubiera sido enorme.
Por lo tanto, conviene estudiar a fondo este momento concreto de la historia de la
Humanidad, ya que sus consecuencias siguen vigentes en nuestros días.
La situación política durante el siglo XV era muy compleja. A partir del año 1476,
coincidiendo con el enlace de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, se dirimió en la
Península Ibérica una lucha por la sucesión de la Corona de Castilla, con la Corona de
Portugal muy implicada, que culminó con el Tratado de Alcaçoves (1479), mediante el cual
Portugal renunciaba a sus intereses sobre Castilla. En cuanto a la política exterior, se produjo
el reparto de las zonas de influencia, según el cual los castellanos no podían ir más al sur
de las islas Canarias, territorio que quedaba en exclusividad para los portugueses gracias a
una sanción papal.
Dos años más tarde, Castilla inició la guerra contra el reino de Granada (1481-1492),
la cual agotó las arcas del Estado y supuso la expulsión definitiva de los árabes.
En Portugal, el rey Enrique el Navegante había fundado unos años antes en Sagres la
primera escuela naval del mundo, con diferentes finalidades: combatir a los árabes, recuperar
Tierra Santa, establecer un intercambio directo con los mercados de oro y esclavos de
África, conectar con el mercado de las especias bordeando la todavía desconocida costa
africana… Pero es en el siglo XV cuando esta formación comenzó a fructificar, culminando
en 1487, momento en el que Bartolomé Díaz llegó al cabo de Buena Esperanza, y abrió la
vía africana para llegar al codiciado mercado de las especies, en el lejano Oriente.
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CRISTÓBAL COLÓN
Desde el mismo instante en que se oteó el continente
americano, la imagen de su descubridor, Cristóbal Colón, fue
agrandándose hasta convertirse en la figura que concebimos
hoy en día: personaje enigmático, intrigante y ambicioso,
glorificado y rechazado por sus contemporáneos, encarcelado
por los mismos que le dieron la oportunidad de pasar a la
posteridad y finalmente ubicado en el lugar que le corresponde
en la historia. Colón brindó a Castilla una gran oportunidad
para convertirse en la primera potencia del mundo.
Casi todos los autores coinciden en afirmar que Cristóbal Colón nació en la ciudad
italiana de Génova, alrededor del año 1451. Era el mayor de una familia de 5 hermanos, los
dos primeros de los cuales se dedicaron a navegar desde muy jóvenes. Así pues,
encontramos a Cristóbal Colon navegando al servicio de la Corona de Portugal, haciendo
recorridos comerciales, vendiendo azúcar en Madeira, en 1478, o bien de reconocimiento y
descubrimiento de las costas africanas. Gracias a estos viajes pudo acumular la información
que le proporcionaban los navegantes sobre tierras desconocidas, de las cuales procedían
pedazos de árboles desconocidos o fragmentos de madera grabados con formas extrañas.
Todo ello fue creando en la mente de Colón la idea de que había tierra más allá de los límites
conocidos, y que si dicha tierra era Oriente, por fuerza debía ser posible llegar navegando
en la dirección opuesta a los portugueses.
Colón estudió obras geográficas con las que iba reforzando la teoría según la cual
navegando hacia Occidente se podía llegar a las codiciadas islas de las especies. Se basó
fundamentalmente en el libro «Imago Mundi», del francés Pierre d’Ailly, publicado hacia
1480. En su ejemplar, conservado en la Biblioteca Colombina de Sevilla, pueden verse
notas en los márgenes que reafirman sus teorías. También en el libro de los viajes de Marco
Polo pueden verse subrayados por él mismo los objetos que iba buscando en este proyecto
y que describen su personalidad, obcecada con una fijación: perlas, piedras preciosas,
marfil, pimienta, clavo, nuez moscada…
Con esta idea, Colón escribe a Toscanelli, geógrafo florentino, para exponerle la idea
de cruzar el Atlántico y llegar a las Indias y pedirle una copia de su famosa carta. Colón
buscaba documentos que confirmaran su teoría, adoptando a unos autores y desestimando
a otros, en función de lo que más le interesaba para obtener las pruebas con las que
presentarse ante los personajes que pudieran hacer frente a los gastos que una empresa
de estas características requería. De este modo, según explica su hijo Fernando, Colón
esperaba hallar tierra a 2.760 millas de las islas Canarias, cuando la distancia real entre
Europa y Japón, en dirección oeste, es de 12.200 millas.
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Con estos datos tan esperanzadores como erróneos, se presentó en la corte del rey
Juan II de Portugal, donde su proyecto fue estudiado por los eruditos más importantes de la
época, pero también rechazado al considerar que el Océano que les presentaba Colón era
demasiado pequeño. Aparte, el Rey creía que, tarde o temprano, conseguiría bordear la
costa africana, y en ese proyecto implicaba todos sus intereses.
En 1484 Colón abandonó Portugal y llegó a Castilla, para exponer su proyecto a los
Reyes Católicos, pero la dedicación exclusiva de la Corona en la conquista de Granada y la
susceptibilidad de sus científicos decidieron a Colón a abandonar Castilla, para ofrecer su
proyecto a las coronas de Francia y de Inglaterra, pero justo antes de partir consiguió otra
audiencia con los reyes y finalmente la respuesta afirmativa para su proyecto, una vez
Granada fue conquistada en enero de 1492.
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El VIAJE
Hay muchos aspectos del viaje de Colón que han despertado sospechas entre muchos
autores sobre la autenticidad de su aventura: el genovés sabía por dónde tenía que ir y
volver para aprovechar al máximo los vientos alisios; supo predecir el momento en que
llegarían a otear tierra, no únicamente en el primer viaje, justo cuando su tripulación estaba
a punto de amotinarse, sino también en los siguientes, cuando sus barcos arribaban de
forma perfecta a sus destinos, donde nunca nadie había llegado antes.
Todo esto, unido a algunos pasajes de su diario que pueden interpretarse con diferentes
lecturas, permite sospechar que Colón tenía cierta constancia de la existencia de estas
tierras que él situaba en Oriente (¿qué otra cosa podía ser?), bien por haber recibido
información privilegiada, bien porque él mismo había sido testimonio de este hecho.
Colón tardó 71 días en recorrer los 7.500 kilómetros que separan Palos de Moguer de
la isla de Guanahaní. El viaje fue accidentado desde la partida. Colón quería conseguir tres
embarcaciones para la travesía, en concreto tres carabelas, pero solo consiguió de la corona
la construcción de dos de estos barcos, mientras que el tercero, una nao, todavía no está
claro si lo obtuvo de la Corona o si lo tuvo que alquilar él mismo.
Las carabelas
Eran naves muy ligeras, con un casco largo y estrecho, que
podían navegar con facilidad de bolina, es decir, ciñendo la vela
contra el viento. Tenían una única cubierta, con dos o tres palos
donde aparejaban velas latinas – triangulares -, que permitían
una navegación rápida, ideal para hacer reconocimientos,
descubrimientos, etc. Las dos carabelas de la expedición de
Colón eran la Niña, con aparejo latino, y la Pinta, construidas
en Palos y que llevaban una tripulación de unos 20 y 30 hombres respectivamente.
La nao
Era un barco panzudo, más lento que las carabelas, ya
que su finalidad era de nave mercante. Llevaba tres palos,
con una vela cuadrada en los dos primeros, y triangular o
latina en el último. Llevaba dos castillos a proa y popa para
protegerse de los ataques.
La nave que llevaba Colón se llamaba Santa María,
aunque su nombre anterior era la Marigalante, y su tripulación
estaba compuesta por unos 40 hombres.
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La travesía
La travesía comenzó el día 3 de agosto de 1492, con los barcos comandados por
Colón en la Santa María, y los hermanos Martín Alonso Pinzón en la Pinta y Vicente Yáñez
Pinzón en la Niña. No tardaron en comprobar que el aparejo latino de la Niña no era el más
adecuado para una navegación con vientos fuertes y constantes como los que se preveía
con los alisios, ya que a menudo le hacía perder el rumbo. La Santa María fue el buque
insignia de esta flota, pero su peso y dimensiones hacían retardar la navegación de las
otras dos naves, mucho más marineras.
La Pinta, por su parte, rompió el timón y el casco hacía aguas.
Todas estas averías obligaron a Colón a ir a las Canarias para intentar realizar las
reparaciones oportunas y continuar el viaje.
Un mes después de llegar a las Canarias, el 6 de septiembre de 1492, los barcos se
hicieron a la mar, rumbo a lo desconocido.
A partir de este momento, los acontecimientos que sucedieron durante el viaje los
conocemos gracias a las anotaciones que Colón escribía en su diario de navegación. Sin
embargo, hemos de tener en cuenta que, al tratarse de una escritura subjetiva, no nos
podemos creer todo lo que hay escrito, o bien que hemos de interpretar leyendo entre
líneas. Por ejemplo, se sabe que Colón llevaba dos cuentas diferentes de la distancia que
navegaban cada día: una para él, que se correspondería con la distancia que él consideraba
correcta, y otra para la tripulación, menor que la anterior, y que les transmitía para intentar
tranquilizarlos sobre la distancia recorrida. Curiosamente, este último dato era más acertado
que el que él consideraba auténtico.
Los instrumentos de navegación
En el siglo XV, la navegación practicada era básicamente de cabotaje, es decir, sin
perder de vista la costa, para tener siempre una referencia del lugar en el que se encontraban.
Los viajes se hacían entre puertos conocidos, y a distancias más o menos controladas.
A pesar de todo, los barcos llevaban una serie de instrumentos para calcular su posición
aproximada, llamada por estima.
Estos instrumentos eran especialmente necesarios cuando
se perdía el punto de referencia de la costa, como pasó en este
viaje. Los más importantes eran los siguientes:
*El astrolabio, la ballestilla y el cuadrante. Eran instrumentos
que determinaban la altura de la Estrella Polar o del Sol sobre el
horizonte, y consultando unos almanaques, permitían determinar la latitud a la que se encontraba el barco (es decir, la distan-
Ejemplo de utilización de una
ballestilla
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cia a la que se encontraba entre el Ecuador y los Polos).
* El compás náutico. Permite conocer cuál es la posición del norte magnético y, por lo
tanto, obtener un punto de referencia para definir la posición y orientación del barco. Está
compuesto por una aguja magnetizada que señalaba siempre al norte, dentro de una caja
con agua.
*El reloj de arena. Era el instrumento que permitía conocer la hora a bordo. Se utilizaba
para calcular las medidas astronómicas, para los cambios de guardia (divididos en cuatro
horas), etc. Los encargados de girarlos cuando llegaban al final eran los grumetes.
*La sondaleza. Era un instrumento utilizado para
calcular la profundidad que había bajo el barco. Estaba
formado por una cuerda con nudos distribuidos con
una distancia concreta (normalmente la distancia que
hay entre los dos brazos extendidos, razón por la cual
cada nudo corresponde a una braza), y con una pieza
metálica en uno de los extremos, que ejercía de peso
Sondaleza
y que permitía conocer el material del cual estaba
compuesto el fondo.
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¡TIERRA!
La noche del 11 al 12 de octubre de 1492, después de 35 días de navegación desde la
salida de las Canarias, los vigías vieron tierra. El viernes 12 de octubre, por la mañana, los
capitanes y parte de la tripulación establecieron contacto con los nativos de la isla de
Guanahaní, que fue bautizada por Colón con el nombre de San Salvador.
A partir de aquí, las naves fueron navegando de isla en isla, descubriendo estas nuevas
tierras que, automáticamente, pasaban a formar parte de la Corona de Castilla, hasta llegar
a la gran isla de Cuba, que Colón bautizó con el nombre de Juana, y Haití, llamada La
Española. Todos estos lugares tenían nombres indígenas que Colón asociaba con los
nombres de las ciudades que pensaba estar pisando.
Fue precisamente en La Española donde la nave Santa María embarrancó al topar
contra unos arrecifes, aunque por suerte no hubo víctimas. Pero no todos los marineros
podían regresar a Europa en los barcos que quedaban y, por este motivo, una parte de la
tripulación de la Santa María, en concreto 38 hombres (voluntarios, según Colón) tuvieron
que quedarse en La Española, protegiéndose con unas construcciones hechas con los
restos del barco, y que bautizaron con el nombre de Fuerte de la Natividad, ya que el barco
se hundió la noche del 24 de diciembre de 1492.
El 16 de enero, la Pinta y la Niña comenzaron el viaje de regreso a Europa, en dirección
norte y aprovechando los vientos alisios que en aquella latitud soplaban hacia el este, los
mismos que unos meses antes y unos cuantos grados de latitud más al norte, habían
conseguido que entraran en la historia.
A diferencia del plácido viaje que habían disfrutado en la ida, el de vuelta fue una
travesía muy complicada, con tormentas, enfermedades a bordo, etc. Los dos barcos se
separaron a causa del mal tiempo, y la Niña arribó el 17 de febrero de 1493 a las islas
Azores, donde fue retenida por los portugueses, y llegó el 4 de marzo a Lisboa, arrastrada
por las tormentas, mientras la Pinta llegaba a Bayona.
Los viajes siguientes
Las consecuencias del descubrimiento de América fueron muy importantes para la
historia de la humanidad, no únicamente a nivel geográfico, ya que supusieron la ruptura
con la concepción del mundo que se tenía hasta la fecha, sino también a muchos otros
niveles (culturales, económicos, sociales, etc.) Se abrió un mundo radicalmente nuevo,
que nadie imaginaba que existiera; el importantísimo caudal de riquezas, no solo materiales,
sino también culturales que llegó a Europa procedente de este Nuevo Mundo hizo que la
vida dejara de ser como había sido hasta aquel momento. La evidencia de que aún quedaba
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buena parte del planeta sobre el que habitaba el ser humano por conocer tuvo un peso
enorme en el curso de la historia.
Después de su primer viaje, Colón hizo tres más, intentando encontrar algún indicio
que confirmara que las tierras que había descubierto eran las del Oriente de las especies,
pero jamás logró hallar ni una sola prueba de los fabulosos imperios que iba buscando.
Evidentemente, Catay y Cipango no eran lo que él había descubierto, ya que se encontraban
situadas mucho más allá, hacia el Oeste.
Colón fue nombrado virrey de las Indias Orientales y Almirante de la Mar Oceana. Así,
el segundo viaje lo condujo a las islas Dominica, Guadalupe, etc.; entre los años 1493 y
1494, con 17 barcos y 1.200 hombres, una auténtica flota de colonización.
En el tercer viaje, iniciado en 1498, se dirigió en primer lugar a la isla Trinidad para
después poner rumbo al Continente hasta las costas de la actual Guayana, pisándolo por
primera vez. Una serie de desórdenes y rebeliones en las colonias obligaron a los Reyes a
ordenar su relevo como gobernador de las Indias y el 23 de agosto de 1500, tanto él como
sus hermanos fueron encarcelados y sustituidos por Francisco de Bobadilla.
Colón regresó a España, donde fue indultado por los monarcas, si bien no se le
devolvieron los títulos que tenía. Hasta 1502 no consiguió la confianza de la Corona para
hacer otro viaje de exploración, en pos de las ciudades descritas por Marco Polo, que según
él debían estar muy cerca de las tierras que ya había descubierto.
El cuarto viaje se preparó como si fuera a dar la vuelta al mundo, ya que coincidió en
el tiempo con el viaje iniciado por Vasco da Gama hacia las tierras de las especias y la
intención de Colón era llegar antes navegando por las tierras descubiertas. El genovés se
dirigió a las costas mexicanas (Yucatán), y comenzó a navegar en dirección sur, en pos del
paso que lo condujera directamente a Catay y Cipango. Cuando vio que la costa giraba
hacia el Este en lugar de hacia el Oeste, comprendió que aquél no era el camino.
Al intentar regresar a La Española, naufragó en Jamaica, donde permaneció casi un
año. Cuando fue rescatado, en 1504, y volvió a España, ya se encontraba muy enfermo.
Cristóbal Colón murió en 1506, en Valladolid, convencido de que lo que había más allá
del Océano era el maravilloso Oriente, y no un Nuevo Mundo que a partir de aquel momento
se conocería con el nombre de un cartógrafo florentino, Vespucio, uno de los primeros
cartógrafos que representó estos nuevos territorios.
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LOS AMERICANOS
En 1492, cuando los europeos llegaron a América, toparon con unos pobladores de
estas tierras que no se esperaban. Ellos imaginaban personajes con ojos oblicuos, de piel
pálida, con ropa de seda, enjoyados con elaboradas piedras preciosas, poseedores de una
de las culturas más brillantes de la época
Sin embargo, los castellanos se encontraron con unos individuos que iban
prácticamente desnudos, con un color de piel parecido al suyo, algo más oscuro, y que
hablaban un idioma desconocido para los intérpretes de la expedición. Colón hace una
descripción bastante acertada de estos individuos en el momento de su llegada a la isla de
Guanahaní:
«Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las
mujeres, aunque no vi más que una harto moza (...). Muy bien hechos, de
muy hermosos cuerpos y muy buenas caras. Los cabellos gruesos casi como
sedas de cola de caballos, y cortos. Los cabellos traen por encima de las
cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que jamás se cortan. Y
todos de la frente y cabeza muy ancha, más que otra generación que hasta
aquí haya visto. Y los ojos muy hermosos y no pequeños. Y ellos son de la
color de los canarios, ni negros ni blancos (…). Ellos todos a una son de
buena estatura de grandeza y buenos gestos; bien hechos (...). Las piernas
muy derechas, todos a una mano, y no barriga, salvo muy bien hecha ‘’.
Los indígenas de las primeras islas que descubrió Colón formaban un conjunto muy
heterogéneo, desde los arauac, de la cultura Taina, hasta los temidos canibes, los
antropófagos que asolaban las islas el Caribe en busca de víctimas. Todos recibieron el
nombre equivocado de indios.
Para los americanos, la llegada de los europeos también conllevó un cambio radical
en la cotidianidad de sus existencias. Según los testimonios de algunas crónicas que nos
han llegado, los interpretaron de la siguiente forma:
‘’Llegué a la orilla del mar grande desde donde vi caminar por en medio
del mar una colina muy grande, iba de un lado a otro sin llegar a la playa (…).
Se envuelven los cuerpos por todas partes, sólo se les ven las caras, blancas como si fueran de cal. Tienen los cabellos amarillos, aunque algunos los
tienen negros. Larga la barba, también amarilla, el bigote también lo tienen
amarillo. Los cabellos rizados y hasta un poco caracoleados’’.
Los europeos trajeron consigo una serie de enfermedades desconocidas en el Nuevo
Continente las cuales, junto a la esclavización de los indígenas y las guerras de exterminio,
acabaron con la vida de muchos indios americanos en un breve periodo de tiempo.
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LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO
El objetivo de llegar a Oriente planteado por Cristóbal
Colón se mantuvo durante el primer tercio del siglo XVI, ya
que desde que los turcos habían cortado el paso por tierra,
todavía nadie había conseguido llegar a las codiciadas islas
de las especias, y entre Portugal y España se disputaba una
carrera para dirimir quién lo conseguía antes y tomaba
posesión.
Uno de los marinos convencidos de poder conseguirlo
era el portugués Fernando de Magallanes, quien con un gran
despecho contra el rey de Portugal por no haber reconocido
sus méritos militares, se puso a las órdenes del rey de
Fernando de Magallanes
España, el Emperador Carlos, y comenzó este viaje de
conquista y de descubrimiento.
La flota, formada por 5 naves y 239 tripulantes, partió de Sanlúcar de Barrameda en
1519 y pronto quedó claro que no sería un viaje nada fácil. El hecho de estar comandados
por un extranjero provocó cierto malestar entre la tripulación española, lo que se tradujo en
conatos de motín cuando llegaban a la altura de Brasil, y en la deserción de uno de los
barcos al intentar cruzar el estrecho que une el Atlántico con el Pacífico, estrecho que a
partir de aquel momento se conocería con el nombre del navegante portugués.
La parte más dura fue la travesía del océano Pacífico, cuando los víveres comenzaron
a faltar y la escasez y las enfermedades eliminaban a muchos de los tripulantes de los
barcos.
Al llegar a las islas Filipinas, y en su intento por evangelizar a los indígenas, Magallanes,
junto a algunos de sus hombres, perdieron la vida, y desde entonces se hizo cargo del
mando de la flota el español Juan Sebastián Elcano, quien se encargó de conducir a sus
hombres a las islas de las especias, demostrando de este modo que la Tierra era redonda.
A partir de este momento, en lugar de realizar el viaje de vuelta por la misma ruta que
en la ida, continuó navegando hacia Poniente y, evitando a los barcos portugueses, llegó
finalmente a España en 1521, con únicamente un barco, la nave Santa María de la Victoria,
y 12 de los 239 hombres que habían zarpado tres años antes, pero habiendo demostrado lo
que durante mucho tiempo sólo se sabía teóricamente: que la Tierra era redonda
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LA NAVEGACIÓN EN EL SIGLO XVIII
Una vez demostrado que la Tierra era redonda, comenzó una competición entre los
diferentes países europeos para conquistar nuevos territorios. De este modo, a España y
Portugal se sumaron estados como Francia, Holanda y, sobre todo, Inglaterra, los cuales
comenzaron a dotar a sus flotas de barcos capaces de navegar durante mucho tiempo con
condiciones adversas.
Las técnicas de navegación se perfeccionaron, los barcos eran cada vez más grandes
y más rápidos y, por lo tanto, podían transportar más mercancías y pasajeros a lugares
cada vez más lejanos y en menos tiempo. De este modo nacieron embarcaciones como
las fragatas, las corbetas o los bergantines, que navegaban mucho más rápido ya que
portaban un sistema de propulsión con velas mucho más complejo que el de los barcos
que habían navegado hasta la fecha. Había que aprovechar al máximo esta energía que
permitía cruzar los mares, y los barcos de vela lo consiguieron, llegando al punto de su
máximo desarrollo en esta época. No fueron superados hasta la creación de los barcos de
vapor, a finales del siglo XIX.
A bordo de estos barcos ya no viajaban soldados, con finalidades de conquista, sino
investigadores y científicos, ya que una vez conquistadas las tierras, estudiaban no solo el
territorio, sino también a sus pobladores.
A esta época corresponden los viajes de Cook, Bougainville, Malaspina, Darwin, etc.,
que tuvieron gran importancia no únicamente a nivel geográfico (se descubrieron todos los
continentes, incluidos los Polos), sino también científico (descubrimiento de nuevas especies
animales y vegetales), cultura, social (estudios etnológicos), etc.
La construcción de la imagen del mundo. Museu Marítim de Barcelona.
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Activitades sugeridas
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LA TIERRA, ¿ES PLANA O REDONDA?
Lo primero que se necesita para conocer el planeta es delimitar su tamaño. En el
siglo II a.C., Erastótenes, director de la Biblioteca de Alejandría, consiguió hacer un cálculo
muy preciso.
¿Cómo se puede explicar que, el mismo día y a la misma hora, haya un lugar en el
que el sol no produzca ninguna sombra y que, en otro lugar, ubicado más al norte, se
produzca una sombra considerable?
¿A qué puede ser debido?
Solución: Si tenemos en cuenta que, debido a la distancia a la que se halla el sol, sus rayos llegan
verticalmente a la Tierra, esto sólo se entiende si el planeta es redondo.
En Syene (actual Assuán), los rayos del sol entraban directos a los pozos de agua, y
se reflejaban en el fondo. Eso demostraba que había un día al año (el 21 de junio, solsticio
de verano) en el que los rayos caían de manera totalmente vertical. En cambio, en Alejandría,
ese mismo día, los edificios provocaban una sombra que formaba un ángulo de 7º respecto
a los elementos verticales.
Este dato permitió a Erastótenes calcular el tamaño de la Tierra. ¿Cómo crees que lo hizo?
Solución: El ángulo de 7º es aproximadamente una quincuagésima parte de los 360º que forman la
circunferencia de la Tierra. Por lo tanto, para conocer el tamaño del mundo, tan solo tenía que hacer una
sencilla regla de tres, y comparar la distancia que había entre Syene y Alejandría, y extrapolarla al tamaño
del mundo.
Para calcular la distancia entre Syene y Alejandría, envió a un grupo de soldados, con
una velocidad media, y el resultado final fue de 5.000 estadios
Por lo tanto, si para 7º hay una distancia de 5.000 estadios, ¿cuál será la distancia
para 360º, es decir, para el total de la circunferencia de la Tierra?
Solución: Una sencilla regla de tres:
7º ——— 5.000 estadios
360º —————— x estadios
7x = 1.800.000
x = 1.800.000 : 7
x = 257.142 estadios
Si bien esta distancia viene dada en estadios, sabemos que un estadio equivale a
1.570 metros. ¿Cuál será, pues, el tamaño definitivo de la tierra expresado en kilómetros?
Solución: Otra regla de tres:
1.570 metros = 0’157 kilómetros
1 estadio ————— 0’157 km
257.142 estadios ————— x km
40.371 km = 1x
x = Tamaño de la Tierra = 40.371 km
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LA REPRESENTACIÓN DEL ESPACIO
La concepción que tienen los europeos del mundo que los rodea cambia a medida que
los descubrimientos geográficos hacen aparecer nuevos territorios, que los cartógrafos
plasman sobre papel o pergamino.
* Ordena y asocia cada mapa con su autor y su época, según los conocimientos que
has adquirido en esta visita.
1. Martellus, 1489.
2. Ptolomeo, 280 a.C.
3. Fra Mauro, 1459.
4. Oliva, 1614.
5. Guthrie, 1785.
6. Vespucci, 1526.
7. Saint Denis, 1370.
8. Malte-Brünn. 1812
9. De la Cosa, 1500.
C.
B.
A.
E.
D.
F.
G.
H.
Solución: 1 – F
I.
2–H
3–B
4–I
5–D
6–C
7–G
8–A
9-E
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LOS INSTRUMENTOS DE NAVEGACIÓN
Cuando un barco iniciaba su viaje, tenía que saber hacia dónde debía dirigirse y, para
hacerlo, necesitaba saber dónde se encontraba. Por lo tanto, lo primero que había que
saber era la posición del barco sobre un mapa, es decir, el punto exacto donde se cruzaban
las dos coordenadas que determinan un punto sobre un plano.
* Estas coordenadas eran la longitud y la latitud. ¿Sabrías definir qué son cada uno
de estos conceptos?
* Los grandes descubrimientos geográficos fueron posibles gracies a la invención de
determinados instrumentos de navegación. A continuación os proponemos un juego de
asociación entre algunos de estos instrumentos, su utilidad y sus nombres.
1. Astrolabio.
2. Corredera de barquilla
3. Sondaleza
4. Cronómetro
5. Cuadrante
6. Ballestilla
I. Velocidad
II. Latitud
III. Latitud.
IV. Latitud
V. Profundidad
VI. Longitud
A.
B.
D.
C.
E.
Solución: 1- III- B;
2- I- C;
3- V- F;
F.
4- VI- D;
5- II- E;
6- IV- A
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LOS BARCOS
Los barcos de los siglos correspondientes al periodo que acabas de estudiar eran las
máquinas más perfeccionadas y complejas de la época y, además, incorporaban un
compendio de todos los avances tecnológicos más importantes de la época.
A lo largo de doscientos años, estos barcos evolucionaron de forma radical, y pasaron
de ser simples embarcaciones que permitían hacer un tipo de navegación de cabotaje, a
convertirse en embarcaciones capaces de navegar durante meses sin necesidad de tocar
tierra. Los sistemas de propulsión se perfeccionaron de tal modo que, cuando se aplicó el
vapor a las embarcaciones, muchos de estos barcos de hierro no eran, ni de lejos, tan
rápidos como los barcos de vela.
Desde las carabelas hasta las fragatas, los barcos fueron evolucionando y permitiendo
la llegada de los europeos a todos los rincones del planeta.
Pero, ¿cuál fue la evolución de estos barcos?
* Ordena cronológicamente las siguientes embarcaciones.
Carabela
Siglo XVIII
Fragata
Siglo XIII
Nao
Siglo XVII
Bergantín
Siglo XV
Navío
Siglo XVI
* Los barcos de vela se diferencian entre ellos por los diferentes tipos de vela que aparejan. Básicamente, podemos encontrar tres tipos: rectangulares, trapezoidales y triangulares. ¿Sabrías decir sus nombres?
Rectangulares
Latina
Trapezoidales
Cuadra
Triangulares
Cangreja
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Para afrontar el viaje que lo convertiría en un personaje histórico, Cristóbal Colón
necesitaba algo fundamental: barcos.
En el siglo XV, Colón disponía de dos tipos de barco para hacer este viaje: carabelas
y naos, y aunque Colón prefería las primeras, la Corona sólo le concedió dos carabelas y
una nao.
* Relaciona las definiciones con la imagen correspondiente:
La Santa María era una nao, una embarcación que se
dedicaba al comercio. Era el barco más grande de la
flota, y por lo tanto más lento que los otros dos. Podía
cargar entre 80 y 100 toneladas. Llevaba tres palos con
vela cuadra en los dos primeros, y latina (triangular) en
el último.
La Pinta era una carabela, con una única cubierta en la
que se aparejaban tres palos y con aparejo redondo
(velas cuadradas). Estaba comandada por Martín Alonso
Pinzón. Su tripulación estaba integrada por unos 30
hombres. Fue la primera en llegar a España en el viaje
de vuelta.
La Niña era una carabela muy ligera con un casco largo
y estrecho. Tenía una única cubierta en la que
aparejaban velas latinas (triangulares). Era la preferida
de Colón, porque era la más maniobrable y marinera.
Las velas latinas que llevaba al principio del viaje se
cambiaron por unas cuadradas para afrontar la
navegación atlántica cuando llegaron a las islas
Canarias.
* Después de leer las definiciones, ¿por qué crees que Colón quería hacer el viaje con
las carabelas y no con naos?
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LAS ESPECIAS
La vía por la que llegaban las especias a Europa fue, durante siglos, la vía terrestre
que unía las islas de las especias (actuales islas Molucas) con el continente europeo. Pero
el crecimiento del Imperio Turco y la caída de Constantinopla en sus manos cortaron esta
ruta comercial, y se abrió una vía nueva, marítima en este caso, para intentar conectar con
tan lucrativo comercio.
* En el siguiente mapa, y con la ayuda de un atlas, intenta marcar los puntos siguientes:
A - Localiza la ubicación de las islas de las especias.
B - Señala el lugar donde estaba Constantinopla
C - Localiza, con la ayuda de un atlas histórico, los dominios del Imperio Turco hacia
finales del siglo XV.
D - En color rojo, marca una línea que determine la ruta de las especias por via terrestre
E - Con una línea de color azul, marca la ruta marítima ideada por los portugueses para
conectar con el comercio de las especias, alternativa a la ruta terrestre cortada por los
turcos.
* ¿Se te ocurre algún camino alternativo para llegar hasta las islas de las especias, que
no sea el que escogieron los portugueses?
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Como ya sabes, Colón no pudo traer las especias, porque no encontró ninguna. Sin
embargo, encontró muchos otros productos que también han tenido mucha importancia en
Europa y en el resto del mundo, como por ejemplo la patata, que en un principio era un
alimento para el ganado y posteriormente se convirtió en un alimento de primer orden,
hasta el punto que pasó a conocerse como «el pan de los pobres».
* ¿Sabrías diferenciar de entre todos estos productos los que fue a buscar Colón, y los
que finalmente trajo de América?
Producto
Asiáticos
Americanos
Producto
Asiáticos
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Americanos
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