Cuadernos de Investigación

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Cuadernos de investigación
Cuadernos
de
investigación
NÚM. 2 – AÑO 2008
FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS
La Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias no se hace responsable ni
comparte necesariamente las opiniones vertidas por los autores de los trabajos
publicados en este número de Cuadernos de Investigación.
Coordinación editorial: Orlando Moratinos Otero
La edición de este libro consta de 650 ejemplares
© Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2009
Museo Casa Natal de Jovellanos. Gijón
Administración y Secretaría:
c/ María Bandujo, 11 – bajo
33201 Gijón. Principado de Asturias – España
Teléfono: (+34) 985 357 156
[email protected] – www.jovellanos.org
Ilustraciones: los autores y Archivo Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias
Ilustración de cubierta: Ex libris grabado por Goya para Jovellanos. Biblioteca Nacional. Madrid
Depósito Legal: AS-4.549-2009
ISSN: 1888-7643
Imprime: Gráficas Covadonga. Gijón
Cuadernos de Investigación
Director
JESÚS MENÉNDEZ PELÁEZ
Secretario
ORLANDO MORATINOS OTERO
Comité de redacción
FERNANDO ADARO DE JOVE
VICENTE CUETO FERNÁNDEZ
AGUSTÍN GUZMÁN SANCHO
COMITÉ CIENTÍFICO-EVALUADORES EXTERNOS
Mariano Abad Fernández (Universidad de Oviedo)
Rafael Anes Álvarez de Castrillón, (Universidad de Oviedo)
Mª José Álvarez Faedo (Universidad de Oviedo)
Ramón María Alvargonzález (Universidad de Oviedo)
Ignacio Arellano Ayuso (Universidad de Navarra)
Emilio Bejarano (I.E.S. Juan María Tornas. Palma)
Jesús Cañas Murillo (Universidad de Extremadura)
María Teresa Caso Machicado (Fundación Príncipe de Asturias)
Silverio Cerra Suárez (Centro de Estudios Teológicos del
Seminario Metropolitano de Oviedo)
Santos Manuel Coronas González (Universidad de Oviedo)
José María Fernández Cardo (Universidad de Oviedo)
Antonio Fernández Insuela (Universidad de Oviedo)
José Luís González Novalín (Rector de la Iglesia Nacional
Española de Santiago y Montserrat en Roma)
Pablo Luna (Universidad de la Sorbona - París)
Vicent Llombart Rosa (Universidad de Valencia)
Silverio Sánchez Corredera (I. E. S. Emilio Alarcos-Gijón)
Manfred Tiez (Universidad de Bochum)
Juan José Tuñón Escalada (Centro de Estudios Teológicos del
Seminario Metropolitano de Oviedo y Abad de Covadonga)
Sumario
I. ARTÍCULOS ...............................................................................................................
15
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos a la luz de sus cartas
a su hermana Josefa desde Bellver .............................................................................
María JOSÉ ÁLVAREZ FAEDO
17
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a las conmociones de 1808...........
Emilio BEJARANO GALDINO
51
El ejército que vio Jovellanos.......................................................................................
Francisco RAMOS OLIVER
85
II. DISCURSOS DE INVESTIDURA...........................................................................
101
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer y su educación.......................
María Aurora ARAGÓN FERNÁNDEZ
103
Los sonetos de Jovellanos. Un acercamiento musical..............................................
Vicente CUEVA DÍAZ
143
III. BIBLIOGRAFÍA JOVELLANISTA ........................................................................
155
Apéndice VIII ................................................................................................................
Orlando MORATINOS OTERO
157
10
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
IV. TEXTOS ....................................................................................................................
193
Dos representaciones de Jovellanos a Carlos IV.......................................................
María Teresa CASO MACHICADO
195
V. RECENSIONES Y RESEÑAS ..................................................................................
223
La predicación en el siglo XVIII..................................................................................
225
Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias .......
231
Presentación
n año más la Fundación Foro Jovellanos presenta estas dos publicaciones periódicas que con el título de Boletín jovellanista y Cuadernos de Investigación pretenden reflejar la intensada actividad que a lo
largo del año realiza nuestra entidad. Es una publicación unitaria con
dos caras.
El Boletín tiene una dimensión más divulgadora y social. Viene a ser el
acta de nuestras actividades anuales con unas secciones bien definidas
desde esta óptica. Así el pasado año de 2008 tuvo especial significación la
visita que nuestra Fundación hizo a Palma de Mallorca, como invitada de
honor para inaugurar el “Año jovellanista” proyecto cultural con que las
autoridades de aquella isla quisieron honrar a nuestro polígrafo para recordar su estancia de 1801 a 1808; esta misma significación tuvo el curso
programado por Emilio Bejarano en el que participaron varios de nuestros
patronos; dentro de esta misma efeméride hemos de recordar la visita realizada a localidad alcarreña de Jadraque- villa de Arias de Saavedra-, lugar
escogido por Jovellanos para recuperar su maltrecha salud en la primavera
de 1808 después de su largo cautiverio en Palma de Mallorca.
Dentro de nuestra filosofía de establecer vínculos de unión con otros
ayuntamientos a través de Jovellanos, el pasado año tuvimos el placer de
realizar esta unión con el concejo de Quirós, unos parajes bien conocidos
por nuestro prócer. El “Día de Jovellanos” en la Feria Internacional de
Muestras de Asturias tuvo este color quirosano.
Desde hace seis años la Fundación Foro Jovellanos, a través de un convenio con la Universidad de Oviedo, viene programando un Curso de
Extensión Universitaria como enseñanza reglada con 4,5 créditos dentro
de los llamados “Créditos de libre configuración”. En estas sesiones se
analizan los distintos aspectos de la obra de Jovellanos desde su biografía hasta los múltiples temas que tocó nuestro polígrafo: economía, polí-
U
12
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
tica, literatura, etnografía, artes plásticas, urbanismo, etc.; “Técnica, empresa y humanismo” fue el título de la conferencia de clausura impartida
por el Prof. Dr. Juan José del Campo Gorostidi.
D. Raúl Berzosa, nuestro obispo auxiliar, -cuando escribo esta presentación ostenta la responsabilidad de ‘administrador apostólico’-, a quien
podemos calificar de ‘obispo jovellanista’, pronunció una conferencia
ante la Asociación de belenistas bajo el título de “Un pregón jovellanista
para una Navidad diferente”.
Todos los años nuestra Fundación se incrementa con la incorporación
de nuevos patronos. Las exigencias estatutarias para estas nuevas incorporaciones restringen esta cualidad a personas de singular relieve, bien
en el campo de las ciencias, las humanidades y las artes, bien en el terreno empresarial. El año 2008 leyeron su discurso de investidura la
Profa. Dra. María Aurora Aragón Fernández, Catedrática emérita de la
Universidad de Oviedo y D. Vicente Cueva Díaz, compositor y músico.
Nuestro Boletín recoge sus semblanzas a modo de “Laudatio” de sus respectivas biografías académicas.
La otra cara de nuestra publicación periódica es Cuadernos de Investigación. Es nuestro segundo número. Asume la canalización de aquellas
otras actividades que genera nuestra Fundación en el campo de la investigación. Sin investigación no puede haber divulgación; es esta una
idea que la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias tiene
muy asumida. En este nuevo número hay notables aportaciones que sin
duda contribuirán a conocer mejor a Jovellanos, a su entorno familiar y
al contexto de una época que la investigación historiográfica viene denominando la Ilustración.
El conocimiento del entorno más íntimo y familiar se enriquece con
las aportaciones de la Profa. Álvarez Faedo quien, a través de la correspondencia familiar, evoca los anhelos y las añoranzas que siente Jovellanos en su cautiverio en Palma de Mallorca. Esta ciudad forma con todo
merecimiento parte de la geografía jovellanista; una ciudad, cuyos avatares durante el siglo XVIII conoceremos mejor merced al artículo del Dr.
Emilio Bejarano Galdino. Desde Palma Jovellanos pide al rey Carlos IV
que esclarezca las circunstancias de su arresto y su encarcelamiento; la
Dra. María Teresa Caso Machicado contextualiza y trascribe esta documentación que se ofrece asimismo en edición facsimilar.
El estamento militar fue, junto con el clero y la nobleza, uno de los
apoyos de la sociedad en el Antiguo Régimen. ¿Cómo era el ejército que
Presentación – Jesús Menéndez Peláez
13
vio Jovellanos? La respuesta la ofrece la investigación del general Ramos
Oliver.
La emancipación de la mujer es uno de los temas de mayor actualidad en la cultura actual. ¿Qué papel ocupaba la mujer en la sociedad del
siglo XVIII? La Profa. María Aurora Aragón desarrolla el tema “Las ideas
de la Ilustración francesa sobre la mujer y su educación”.
Música y literatura formaron siempre un maridaje muy bien avenido.
Una de las facetas de Jovellanos fue la literatura; cultivó con decoro la poesía y el teatro. El soneto, estructura métrica que obtiene cartas de ciudadanía en las letras españolas a partir del Renacimiento, será uno de los metros
cultivados por nuestro ilustrado asturiano. Esta estrofa es la que sirve de reflexión en su discurso de investidura al compositor y músico Vicente Cueva.
Poner al día y tener actualizada la bibliografía jovellanista es una tarea
prioritaria en nuestro quehacer investigador, un logro debido a la labor
de nuestro secretario Don Orlando Moratinos; 3.746 entradas ya registradas de contribuciones bibliográficas hablan por sí solas de la importancia y del interés que suscita la vida y la obra de Jovellanos.
Solo me resta manifestar mi gratitud a cuantas instituciones y personas hacen posible mantener viva la llama de esta institución.
JESÚS MENÉNDEZ PELÁEZ
Presidente de la Fundación Foro Jovellanos
del Principado de Asturias
I
Artículos
Anhelos y añoranzas de Gaspar de
Jovellanos a la luz de sus cartas a su
hermana Josefa desde Bellver
1
MARÍA JOSÉ ÁLVAREZ FAEDO
Universidad de Oviedo
RESUMEN
Tan extrañas e insidiosas fueron las circunstancias que rodearon el aprehendimiento
de Jovellanos y su posterior encarcelamiento en Mallorca, como desesperados los anhelos del prócer gijonés por ver su inocencia demostrada, su nombre limpio de toda sospecha, su honor restaurado y por regresar con los suyos a su amado Gijón. Tales anhelos
y añoranzas, expresados por él en la correspondencia que, durante el largo periodo que
pasó encerrado en el Castillo de Bellver, intercambió con su querida hermana Josefa de
Jovellanos —por entonces ya madre agustina recoleta, quien había profesado con el nombre de Sor Josefa de San Juan Bautista— serán el objeto de estudio de este artículo.
Palabras clave: anhelos, añoranzas, Jovellanos, Bellver, correspondencia, Josefa
ABSTRACT
As strange and insidious were the circumstances which surrounded both the arrest of
Jovellanos and his later imprisonment in Majorca, as desperate were Gijón national hero’s wishes for having his innocence proved, his name clean of any suspicion, his honour restored and for going back to his family in his beloved Gijón. Such wishes and
yearnings, expressed by him in his correspondence which, for the long time he spent
imprisoned in Bellver Castle, he exchanged with his beloved sister Josefa of Jovellanos
—by then already a cloistered Augustinian nun, who had professed under the name of
Mother Josefa of Saint John the Baptist— will be the object of study of this article.
Key Words: wishes, yearnings, Jovellanos, Bellver, correspondence, Josefa
1
Este artículo fue escrito a partir de una conferencia del mismo título impartida el 25 de noviembre de 2008 en el Centro Cultural de Sa Nostra, en Palma de Mallorca, dentro del ciclo de conferencias «Jovellanos y su tiempo», organizado por el Ayuntamiento de Mallorca en colaboración con la
Universidad de Islas Baleares.
18
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
na profunda tristeza embargaba a Jovellanos al partir hacia la Corte,
según revela Meléndez Valdés2. De hecho, esas tribulaciones internas
quedaron plasmadas en su Diario, donde reflexiona, en la entrada correspondiente al 31 de diciembre de 1796, en los siguientes términos:
U
Según Arias, es tiempo de pensar en volver a Madrid; no lo deseo, lo repugno3; concibo que allí no gozaré la más pequeña parte de felicidad que aquí
gusto. No negaré que deseo alguna pública señal de aprecio del gobierno, para
ganar en ella aquella especie de sanción que necesita el mérito en opinión de algunos necios. Veo que esto es sugestión del amor propio, y que la posteridad no
me juzgará por mis títulos, sino por mis obras. Mi conducta ha sido pura, honesta y sin mancha, y espero que tal sea generalmente reputada. Si así, este testimonio me debe consolar de cualquier desaire de la fortuna...4
Desgraciadamente esas últimas palabras resultaron premonitorias, pues
lo que allí le deparaba el futuro no tenía nada de halagüeño: iba a ser víctima de un intento de envenenamiento y de maquiavélicas tramas urdidas
para destituirlo de su cargo y ponerlo bajo custodia «en la madrugada del
13 de marzo de 1801»5, con el propósito de, un día después, desterrarlo de
la Corte, manteniéndolo recluido, primero en la Cartuja de Valldemosa y,
más tarde, en el castillo de Bellver, en Mallorca.
Resultan muy interesante, a este respecto, las cartas que tanto el Padre
Vicario de la Cartuja de Valldemosa, como el obispo de Mallorca, escriben
al ministro José Antonio Caballero, con fecha de 8 y 12 de mayo de 1801 respectivamente, confirmándole que las órdenes recibidas en relación con el
2
CASO GONZÁLEZ, José Miguel, Vida y obra de Jovellanos, Tomo II, Gijón, Caja de Asturias – «El
Comercio», 1992, pág. 425.
3
Ya cuando había sido nombrado embajador en Rusia, confesaba a su Diario, en la entrada correspondiente a los días 23 de octubre de 1797 y siguientes: «Todo alegría por fuera; todo en mi aflicción por lo que me aguarda, por lo que pierdo en abandonar lo que me quiere bien, y una residencia
que me encanta». JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, Obras publicadas e inéditas de Don Gaspar de Jovellanos, edición de Miguel ARTOLÁ, tomo LXXXVI (IV), Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, Ediciones Atlas, 1956, pág. 12. Las palabras del prócer gijonés revelaban cuán grande era para él el sacrificio
de tener que alejarse de su ciudad natal.
4
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo VII, Diario, 2º, Oviedo, Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1999, pág.
640.
5
ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDÉS, Manuel, Jovellanos: enigmas y certezas, 2002, pág. 65.
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
19
encarcelamiento de Jovellanos en la Cartuja de Valldemosa han sido ejecutadas según lo previsto:
He recibido la Real Orden de su Magestad que V. Exa. se sirve comunicarme
en 14 de Abril último acerca de la persona del Sr. Dn. Gaspar de Jovellanos,
quien llegó á esta Cartuja día 18 del mismo Abril, y desde entonces queda confinado en este Monasterio, impedido todo trato exterior, é igualmente las comunicaciones por escrito.
Si en lo sucesivo advirtiere, o supiere alguna cosa contraria en su conducta,
desde luego daré aviso a V- Exa. En cumplimiento de lo que se me manda6.
Así pues, tanto este cartujo como el obispo de la carta que sigue, aceptan actuar como espías de Jovellanos para el gobierno, observándole de
cerca y dispuestos a revelar cualquier cambio de comportamiento que detecten en él.
Muy Sor mío y de mi mayor respeto. El día 4 del corriente recibí la Real orden
que, con fecha del 15 de Abril ultimo, me dirigió V. Exa.7 efecto de que hiciere los
mas estrechos encargos al Superior de este Monasterio de Cartujos para que impída al Sor Dn. Gaspar de Jovellanos, quien llegó á él algunos días hace, todo
tráto exterior, y comunicacion por escrito; y avíse de quanto supiere acerca de
su conducta. Executé el mismo día 4 la citada Real Orden, con toda la eficacia y
energía que exige tan grave y serio asunto, y por su respuesta del cinco me asegura el enunciado Superior que no faltará, ni aun en lo más mínimo, á mis encargos. Además de los prevenidos en la Real Orden, le hice el de que recogiese
qualesquiera papeles y cartas que se dirigieren al mencionado Sor. Dn Garpar, y
se las remitieses á V. Exa. en derechura, ó por mi mano. Así se executará, siempre que este páso merezca la aprobacion de V. Exa.8
Parece ser que Jovellanos no oponía resistencia ante su nueva condición,
y se adaptaba estoicamente, dadas las circunstancias, con la cortesía y la caballerosidad que lo caracterizaban:
6
Ibid. Pág. 517.
Vuestra Excelencia.
8
Archivo Histórico Nacional, Consejos, legajos 49.654, expediente 4 (102). Reproducida en ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDÉS, Manuel, op. cit., 2002, pág. 515.
7
20
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
En la conducta del expresado Sor. de Jovellanos, no se ha notado hasta aquí
nada irregular. Ha pedido un Parroco para cumplir él y sus criados con la Iglesia, por no haber podido hacerlo dentro de la Quaresma. Se verificó así en el
Oratorio del Monasterio sito dentro de su clausura, de la qual no ha salido. Se
ocupa en leer, y solo sale de la celda para oir una ó dos Misas diariamente, y pasear un rato por los claustros, ó huerta interior, acompañado siempre de un
Monge. Continuaré avisando á V. Exa. quanto ocurriere en el particular9.
Manuel Álvarez Valdés y Valdés10 apoya la tesis de Gaspar Gómez de la
Serna, quien atribuye a Manuel Godoy la responsabilidad del encarcelamiento de Jovellanos, a modo de cruel venganza, por haber tenido éste «el
valor para desengañar al rey y darle parte de las amargas quejas y vivos
clamores de su pueblo y la desventurada situación en que los hubiere
puesto»11, aduciendo como un motivo secundario el «que representara además la corriente inmovilista y retardataria del país, contra la que braceaba
ya inútil y agónicamente, la tardía política ilustrada de Jovellanos»12. Seguidamente explica cómo, en consecuencia, fue «puesto en marcha el renqueante armatoste inquisitorial por el dedo de Godoy y la mano de la
reina»13. Álvarez-Valdés y Valdés insiste en que, dejando a un lado «la intervención que haya, o no, podido tener Godoy en cada caso, en el envenenamiento, destitución y detención de Jovellanos», es evidente «que su
prisión se mantuvo por encima de cualquier sentimiento de piedad por
parte del todopoderoso príncipe de la Paz, y que fue forzoso que cayese
Godoy para que Jovellanos fuese inmediatamente liberado»14.
En medio de esta desafortunada situación, Jovellanos halló consuelo, según
cuenta Manuel Serrano y Sanz, en la «afectuosísima correspondencia, propia
de dos almas gemelas», que, durante el encarcelamiento de Gaspar, medió
entre éste y su hermana Sor Josefa, «siendo las cartas de la virtuosa monja el
más dulce lenitivo que Jovellanos experimentó en sus amarguras»15.
9
Íbid., págs. 515-16.
Íbid., págs. 57-64.
11
Noticia histórica de don Manuel Godoy, manuscrito atribuido a Jovellanos. En GÓMEZ DE LA
SERNA, Gaspar, Jovellanos, el español perdido, Tomo II, Organización Sala Editorial, Madrid, 1975, pág. 97.
12
Íbid., pág. 98.
13
Íbid.
14
ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDÉS, Manuel, op. cit., pág. 70.
15
SERRANO Y SANZ, Manuel, «Jovellanos (Dª Josefa de)», Apuntes para una biblioteca de escritoras
españolas desde el año 1401 al 1833, 1903-1905, pág. 611.
10
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
21
Ella quería, por todos los medios que tenía a su alcance, poner freno a la
injusticia que su hermano estaba padeciendo. Por ello, el 3 de julio de 1801
Sor Josefa de San Juan Bautista envía una carta al Prior de la Cartuja de
Valldemosa, implorando clemencia para su hermano, que había sido «arrebatado de su casa», para ser llevado «muy lejos, sin haberme permitido saludarle en su partida» —lo que la llenaba de tristeza—, pidiéndole que le
hiciera más llevadera su estancia en «ese dulce y memorable y santo retiro»16 y que le enviara noticias suyas.
Pero era tal el encono de Godoy, que no atendió a las razones que el Prior
de la Cartuja de Valldemosa, sensibilizado ante el deteriorado estado de
salud de Jovellanos y, tras haber leído las súplicas de su hermana, exponía
a Caballero en una carta de 27 de setiembre de 1801:
Habiendo notado esta Comunidad en la persona del Excmo. Sor. Dn. Gaspar
de Jovellanos, que su conducta personal le hace acreedor à qualquier gracia que
la nata bondad de su Magestad se digna dispensarle; y hallandose actualmente
con el uso de los mismos alimentos quadragermales que nosotros, los que con
el mismo exercicio, y estrechez podran haberle contribuido la inchazon de piernas, indigestiones, y otros accidentes que nota: nosotros movidos puramente
de caridad nos atrevemos a suplicar a V. E.17 lo ponga en noticia de S. M.18 para
que considerandole solamente como un efecto de su Paternal amor ácia su Vasallo, se digne mandar que su reclusion se entienda siquiera a los limites que
tiene señalados esta Comunidad para sus Deportes, ò recreos: con lo que se
podrà ser se restablezca y conserve en un mediano estado de salud.19
Pero la respuesta es negativa, y la caridad del Prior de la Cartuja hace
que éste contravenga las órdenes recibidas. Al ministro Caballero le llegan
16
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista al Prior de la Cartuja
de Valldemosa», 1801. En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, pág. 14.
17
Vuestra Excelencia.
18
Su Majestad.
19
Archivo Histórico Nacional, Consejos, legajo 49.607, legajo 102. En ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDÉS,
Manuel, op. cit., 1992, págs. 518-519. Con fecha de 30 de octubre de 1801 se le envía una minuta de comunicación a Antonio de Vargas y Laguna, desde San Lorenzo de El Escorial, con instrucciones para que
solicite de Su Santidad el Papa una dispensa para Jovellanos, a fin de que a éste se le permita comer carne
durante la Cuaresma, ya que se sospecha que los alimentos de instituto de los cartujos puedan resultarle
nocivos o no sentarle bien. El 1 de diciembre Antonio de Vargas y Laguna responde con un oficio, a Caballero, desde Roma, anunciando que Su Santidad ha accedido a conceder la autorización solicitada.
Véase a este respecto ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDÉS, Manuel, op. cit., 1992, págs. 522-23.
22
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
noticias de ello, y recrimina al Prior, en una misiva de 29 de noviembre,
por dejar que Jovellanos salga de su reclusión. Éste admite, en su respuesta
de 4 de diciembre, que si «ha salido algunas veces, ha sido acompañado
siempre de un religioso; y las mas asistiendo yo personalmente, como lo
fue ir a unos Heremitarios, y algún Predio Rústico en donde no había con
quien tratar, ni hubo trato alguno»20, y, a continuación, explica los motivos
para su proceder: que Jovellanos presentaba en «los tobillos bastantes edemas; padecer unas acedías crueles, y también una erupción cutánea: cuyos
accidentes experimenta; aun en parte»21.
Tampoco cedió el Príncipe de la Paz cuando el obispo de Barcelona, el gijonés Pedro Díez de Valdés, trató de mediar con él, en el otoño de 1802,
cuando Jovellanos «empezó a sufrir gravemente de afecciones intestinales
y de hinchazón de piernas22» para que mejorasen las condiciones en las que
mantenían a Jovellanos en prisión. Éste le respondió que:
Jovellanos era impío, que ya el rey padre le tenía por tal, que era ingrato,
pues habiéndole hecho ministro de Gracia y Justicia le había querido expatriar;
con todo eso, le aliviaría; etc. El obispo lo avisó todo a su bienhechor, quien contestó con su acostumbrada moderación y bizarra firmeza de carácter en una
carta que merecía copiarse en lámina de oro. La leyó Godoy, y disimulando con
el obispo su enojo de que tuviese Jovellanos tanta facilidad para recibir cartas
y contestarlas en breve tiempo, cuando él juzgaba que no tenía recado de escribir, consultó en la trinca [la reina, Godoy, Soler], o sin consultar a nadie, mandó
al capitán general de Mallorca pasase con tropa a Bellver, reconociese los papeles del preso [...]; ...le mudó la guardia, prohibiendo que fuese de españoles, y
comenzaron a hacerla los suizos y el regimiento de Borbón23.
Dice Álvarez-Valdés y Valdés que Pedro Díaz de Valdés «—aparte de los
intentos de Lord Holland por liberarle— fue prácticamente el único, entre
amigos, instituciones, Academias, Consejos, etc., que dio la cara por Jovellanos en su cautiverio, aunque con resultado negativo»24. Considero que
20
Íbid, pág. 520.
Íbid, pág. 521.
22
ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDÉS, Manuel op. cit., 1992, pág. 397.
23
GONZÁLEZ DE POSADA, Carlos, Memorias para la biografía del señor Jovellanos, editadas por
José Miguel CASO en Boletín del Centro de Estudios del Siglo XVIII, II, 1974, pág. 85.
24
ÁLVAREZ VALDÉS Y VALDÉS, Manuel, op. cit., 2002, pág. 243.
21
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
23
aquí hay que reivindicar la labor de las hermanas de Jovellanos, especialmente de Josefa, si no para sacar a su hermano de prisión, al menos sí para
tratar de que hicieran su encarcelamiento lo más llevadero posible. De
hecho, Sor Josefa no aceptaba una negativa por respuesta, y el 29 de diciembre de 1802, vuelve a enviar otra carta, esta vez firmada también por
su hermana Catalina de Sena, suplicando, una vez más, que mejorasen a su
hermano las condiciones carcelarias, pero, desgraciadamente, esta vez sus
ruegos tampoco fueron escuchados25.
De hecho, la tenaz Josefa —profundamente afligida y enfermando progresivamente a causa de la angustia que le provocaba el no recibir noticias
de su hermano, debido a las malas artes de Godoy— no iba a ver roto ese
silencio hasta tres años después26, en una epístola remitida desde el Real
Castillo de Bellver el 3 de julio de 1804, en la que, también convaleciente,
Gaspar se mostraba resignado:
Mi muy amada hermana: Gracias a Dios que después de más de tres años
puedo decirte que vivo, y gracias a la piedad de nuestro buen Rey, que me concede este consuelo. Su Real clemencia se ha extendido también al reparo de mi
tan quebrantada salud, pues se digna permitirme tomar baños de mar, cuya
falta, como ya sabrás, me ha costado dos enfermedades en los veranos anteriores. Por fin me ha permitido también S. M. que pueda arreglar y hacer mi testamento, que era mi mayor cuidado, porque habiendo cumplido ya sesenta años
y, además de otros achaques, estando amenazado a perder la vista, debo temer
que la muerte, que de nadie anda lejos, ande ya muy cerca de mí27.
En dicha carta, sabedor de la eficiencia y buen hacer de su hermana,
ruega a ésta que «arregle» su testamento, a pesar de ser consciente de que
«estos encargos son ajenos tu profesión y, lo que más me aflige, que tu salud
25
Carta editada por Julio Somoza, Jovellanos, nuevos datos para su biografía, Habana-Madrid, La Propaganda Literaria – Librería de Fernando Fe, 1885, págs. 174-175. El manuscrito autógrafo fue reproducido por CASO GONZÁLEZ, José Miguel, Vida y Obra de Jovellanos, Tomo II, Gijón, Caja de Asturias
y El Comercio, 1993, págs. 542-544.
26
Hasta esa fecha, la información que de él le llegaba era por mediación de terceros. El 20 de junio
de 1804 el ministro de Gracia y Justicia, José Antonio Caballero, firma una Real Orden por la que se le
permite a Jovellanos mantener correspondencia con sus hermanas, pero sólo a través de él.
27
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 3 de julio de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988,
pág. 71.
24
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
Patio interior del Castillo de Bellver, Palma de Mallorca28.
está muy quebrantada y débil»29. Resulta conmovedor ver cómo Jovellanos lamenta el «quebrantado» estado de salud de su hermana, cuando el
28
Todas las fotografías que ilustran en este artículo fueron tomadas por la autora del mismo durante su visita al Castillo de Bellver y a la Cartuja de Valldemossa, el 25 de noviembre de 2008.
29
Son esos encargos: «en cuanto a los propios, la terminación del abintestato del tío abad de Villoria y de las testamentarías del tío don José y de nuestro hermano primogénito, y en cuanto a los ajenos, la tutela de la señorita Manuela Blanco Inguanzo y el último arreglo de la escuela gratuita de
primeras letras para niños pobres que establecí provisionalmente como fideicomisario del señor abad
de Santa Doradía. De todos te hablaré separadamente». JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 3 de julio de 1804». En
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, pág. 72. (Carta número 1371.)
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
25
suyo propio estaba bastante «perjudicado», como él mismo sugiere en su
carta, y como explica Álvarez-Valdés y Valdés:
En agosto de 1803 tuvo un carbunco que le afectó a parótida izquierda, y que
le fue extirpado por el cirujano Rosell. En aquellas fechas se le recomendaron
baños de mar, pero, al llegar a Palma el permiso del ministro Caballero, era demasiado tarde, pues había llegado el otoño, y la temperatura no era la adecuada
para tomar dichos baños.
En mayo de 1804 la situación se agravó, por lo que Jovellanos pidió al capitán general que comprobase personalmente su situación. El médico Robatel informó que el enfermo estaba muy disminuido y enflaquecido, con dolores de
cabeza y picazón general en todo el cuerpo, que podía ser consecuencia de una
enfermedad padecida el año anterior. Aconsejó de nuevo que tomase baños de
mar y que se le dé [sic] permiso para hacer ejercicio al aire libre, a lo que se accedió, con resultado favorable, yendo Jovellanos a pie desde el castillo de Bellver a la playa de Cala Majhor30.
El 28 de julio, veinticinco días después de su última carta a Josefa, sin
aguardar respuesta, Gaspar escribe de nuevo a su hermana, ofreciéndole
más detalles sobre sus disposiciones testamentarias —en relación a la Finca
de las Figares—, aunque, en esta ocasión, adornando sus palabras con una
pizca de ironía: «Prevéngote que, aunque bien lo quisiera, no te escribiré de
mi puño, así porque mi letra, que siempre fue mala, es ahora malísima,
como por cuidar mis ojos, cuyas manchas crecen y con ellas mi temor de
perder del todo la vista»31. Y a ella, en el mismo tono, le recrimina: «Tú
debes hacer lo mismo, no sólo en contemplación a tu débil salud, sino por-
30
ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDÉS, Manuel, op. cit., 1992, pág. 397.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 28 de julio de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit.,
1988, pág. 98. Jovellanos anhela recuperar su salud, por eso hace a su hermana partícipe de sus avances al respecto: «Entretanto sigo lentamente con mis baños de mar, porque ni permite otra cosa mi debilidad ni tampoco el tiempo, que ha sido tormentoso y de lluvia por tres días, y en los siguientes ha
soplado el maestral bastante frío, y como tengo que andar y desandar cada día el camino hasta la marina, que, aunque no largo, es bastante penoso, no siempre se halla esta pobre barquilla en estado de
echarse al agua. Sin embargo, puedo decirte que sea por efecto de los baños, sea por el ejercicio o por
el aire libre del campo, que no había respirado tanto tiempo ha, mi salud se va reparando algún tanto,
y aunque el alivio no se extiende a la vista, por lo menos tengo y te puedo dar este otro consuelo». En
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, págs. 98-99.
31
26
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
que ¿cuál será ahora tu letra, que cuatro años ha no podía yo leer sin trabajo?»32.
Josefa envía respuesta a las cartas de su hermano el 14 de agosto de 1804,
agradecida al Señor «por el consuelo de una carta tuya al cabo de tan prolongada ausencia»33, aunque desolada ante el temor de que su enfermedad
le impida cumplir los encargos testamentarios de su hermano:
¿Cómo podré, pues, complacerte en los particulares de tu carta cuando mi estado, todo de abstracción, me ha hecho remotas las especies y noticias que me
pides? Sabes también que por la desolación de la familia no hay quien pueda auxiliarme en tan seria operación, cuánta es la distancia a que vivimos para preguntar sobre cualquiera duda34.
Castillo de Bellver. Palma de Mallorca
32
Ídem.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Recoletas de Gijón, 14 de agosto de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, pág. 100.
34
Ídem.
33
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
27
Y, consternada por el sufrimiento que le pueda causar el desenterrar del
fondo de su corazón trágicos episodios familiares del pasado —como el fallecimiento de dos de sus hermanos y de su padre—, se pregunta angustiada:
¿Y cómo podré permitir a mi memoria recordar los sucesos de una familia sin
llenarse de nuevo mi angustiado corazón de la mayor amargura, no pudiendo
olvidar el celo y desinterés con que nuestro buen padre ha sacrificado su sosiego y facultades para ponerte a ti en la carrera de las letras y los tres hermanos en el servicio de la Real Armada, siendo yo testigo de la grave pena de
nuestro buen padre en la temprana muerte de los dos Alonso y Gregorio, a cuyo
sentimiento sobrevivió poco tiempo35.
Esta madre agustina recoleta anhela tanto que su hermano recupere su
salud que, «convencida de que sólo los aires frescos de este país en que
hemos nacido pueden recuperarlo»36, envía una carta al ministro de Gracia y Justicia, José Antonio Caballero, a fin de que éste actúe como mediador a favor de Jovellanos ante el rey Carlos IV y le entregue una carta de
ella en la que implora que su hermano sea perdonado:
por los vuenos servicios que el mismo Don Gaspar hizo a V. M. y su Augusto
Padre en más de 30 años que empleó en la carrera de la Toga y en diferentes encargos y comisiones importantes que desempeñó con la reputación de celo y
desinterés que también es notoria, y sobre todo por la ynagotable clemencia que
resplandece en el magnanimo corazon de V. M., le suplican [...], nos dé el consuelo de volver á ver este último hermano en medio de nosotros37.
Además expresa su deseo de que le sean devueltos unos documentos
que precisaba su hermano «para hacer su testamento y última disposición,
y sosegar su conciencia», toda vez que pone de manifiesto sus dificultades
para acometer la tarea encomendada por éste: «siendo yo pobre religiosa,
llena de achaques que me acercan a la sepultura, y retirada once años ha de
los asuntos exteriores, la única de quien se puede valer para ellos»38.
35
Ídem.
Ídem.
37
SERRANO Y SANZ, Manuel, op. cit., 1903-1905, pág. 611.
38
Íbid. Se reproduce facsímil de la carta en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor
de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de
Gijón, 1988, págs. 101-106.
36
28
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
Busto de Gaspar Melchor de Jovellanos e inscripción.
Cartuja de Valldemossa
El monarca hizo oídos sordos a las demandas de Josefa, mas Gaspar
envía otra carta a su hermana con fecha de 20 de agosto de 1804, revelando
su intención de ser enterrado en el nuevo cementerio de Gijón, pidiéndole
que «trasladen allá mis huesos, para que reposen al lado de los de mis padres y hermanos»39.
39
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Sor Josefa de San Juan Bautista.
Real Castillo de Bellver, 20 de agosto de 1804». En Caso González, José Miguel ed., op. cit., 1988: 108.
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
29
En carta de 27 de agosto, en respuesta a la enviada por Gaspar el 28 de
julio, Josefa le informa sobre la marcha de sus gestiones en relación con las
últimas voluntades de él, lamentando que su escasa salud merme sus fuerzas para cumplir sus encargos:
La estrechez de facultades en que hallé y veo esta santa comunidad y el amor
sin medida que la profeso me hizo agitar de modo nuevo en molestas ocupaciones; el serio cargo de prelada que sobre mis débiles hombros han puesto y no
supe proseguir, y sobre todo la sorpresa de tu partida y continuo dolor de tu
prolongada ausencia me tienen tal, que si me vieses te compadecerías para no
darme nuevas ocupaciones. Estoy de verdad sin fuerzas, el pecho muy lisiado,
cansada la cabeza del continuo trabajo desde la edad de veintiocho años, en que
quedé viuda, hasta la de 60, en que ya entré, y más que todo debo conocer la necesidad de entrar dentro de mí a ver mis pecados, mis disipaciones y vehementes pasiones, que por desgracia no se debilitan aunque lo están las fuerzas
corporales40.
Asimismo, expresa su inquietud ante el empeoramiento del estado de
la vista de su hermano, a pesar de las mejoras de sus condiciones carcelarias, pues ya se le permite hacer ejercicio y bañarse en el mar:
pero no alcanzando este beneficio al recobro de la vista, como me dices, creo
sea vnico remedio el que [seas] restituido a los aires nativos, y continuando el
exercicio, esparcimiento y diversión del animo con el trato de gentes, y, por
tanto, continuaré mis ruegos hasta el logro de mi deseo41.
Jovellanos empieza a preocuparse debido al silencio de su hermana, ya
que, a 7 de setiembre de 1804, aún no había recibido ninguna contestación
de ella; de modo que le escribe de nuevo haciéndole partícipe de sus inquietudes, y contándole cómo su vista continúa deteriorándose progresivamente42.
40
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Agustinas Recoletas de Gijón, 27 de agosto de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988,
pág. 114.
41
Ídem.
42
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 7 de setiembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit.,
1988, pág. 115.
30
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
En carta de 24 de setiembre de 1804, Josefa pone de manifiesto, una vez
más, su pesar por la pérdida de vista de su hermano, toda vez que confiesa
su disgusto por no poder prestarle la ayuda necesaria, debido a la insalvable distancia que los separa:
[…] me desanima la continuación de tu cortedad de vista y término a que amagan las manchas de tus ojos; quiero pensar que, bebida el agua de la Fuente
Santa, sita a cinco leguas de aquí, y aun sus baños dulcificantes, cortaría el progreso que amenaza la pérdida de la vista; pero ni pensarlo ni desearlo puede
producir otros efectos que los de aumentar mi aflicción, pues no teniendo en
mí poder alguno para darte este alivio, me pego con la tierra de mi nada y desde
ella clamo al cielo, donde viene toda suerte de bienes43 […]
Y le confiesa que ha «sido siempre entre nuestra dilatada hermandad el
más interesante objeto a mi atención para mirar tu suerte cual la mía propia», a pesar de que «la divina Providencia te arrancó de la casa paterna y
quedaba yo en edad muy tierna, y que después hemos vivido ausentes la
mayor parte del tiempo»44. Es tanto el cariño que siente hacia su hermano
que teme excederse «en el grado de amor, pues solo debe ser sin medida el
que consagremos á nuestro gran Dios y Señor»45.
Ese gran cariño era recíproco, pues Gaspar, enormemente preocupado
por la salud de Josefa, escribe a su hermana Catalina de Sena (a la que llama
cariñosamente Catuja) para que se traslade a Gijón, «donde podrás asistir
y aliviar a nuestra buena monja en la aflicción y trabajos que la rodean, y
darnos a ella y a mí este consuelo»46.
Con fecha de 28 de setiembre, Josefa acusa recibo a Gaspar de dos de sus
cartas47. Sin embargo, su salud continúa empeorando, hasta el punto de
43
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Agustinas Recoletas de Gijón, 24 de setiembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988,
pág. 117.
44
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Agustinas Recoletas de Gijón, 24 de setiembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988,
carta nº 1395, pág. 117.
45
Ídem.
46
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Catalina de Sena. Real Castillo de Bellver, 28 de setiembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, pág. 119.
47
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 28 de setiembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit.,
1988, pág. 118.
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
31
que, el 7 de noviembre de 1804, Jovellanos señala el «gravísimo riesgo» al
que se había visto expuesta la vida de su hermana días atrás, a la vez que
expresa su regocijo al enterarse de que ya se hallaba «fuera de riesgo»48. La
«grave enfermedad de pecho», referida en carta del 15 de noviembre de
1804, parece haber sido la causante de ese gravísimo riesgo:
[…] se ve que la larga distancia y triste situación en que vives te hizo ignorar la
grave enfermedad de pecho que padecí en los primeros quince días de octubre y
de que no convalecí, pues a saberlo no me creerías en estado de dar curso a los encargos de tu última. Estos mismos son tantos más stímulos al dolor como efectos
de nuestra amarga suerte, formando una ola de angustias, presentando la desolación de una familia que en todas las épocas dio servidores al estado, que nuestros
hermanos fallecieron en la edad joven en las fatigas del Real servicio, y acabando
en ti te me han llevado a tal distancia y te hallas sin salud, sin libertad ni medios
de alcanzarla49.
En estos términos expresa Josefa su rechazo a un «Real servicio» por el
que ya habían perecido dos de sus hermanos y por el que Gaspar había
terminado desterrado, cuando se le habían ofrecido puestos de embajador
y ministro.
Seguidamente suplica a su hermano que, en lo sucesivo, se cuide de hacerle encargos imposibles y se limite a informarla sobre su estado, dado
que su deteriorada salud le impide ya realizar gestión alguna:
Cuando esta ola se cansa de anegar el corazón y comienza a ceder un tanto, nace
otra de más subidos quilates en las reflexiones cristianas y religiosas que justamente
me acusan de mi demasiada sensibilidad a los estímulos de la sangre, de mi disipación en negocios temporales que ofrecen más defectos, y más a mí por la genial
eficacia. Esta segunda ola tanto es de más subidos quilates cuanto toca inmediatamente al alma, que debe ser toda de Dios y más dedicada por espontánea elección
al estado religioso, a donde sólo debo tratar de una muerte mística, de que vivo tan
distante como próxima a la temporal, y en esta amarga alternativa paso los días y
48
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 17 de noviembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta
nº 1404, pág. 127.
49
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Recoletas de Gijón, 15 de noviembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº
1405, pág. 128.
32
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
las noches sin descanso, sin gusto alguno al alimento, y tan sin fuerzas que dejo
poco la cama, y tan sofocado el pecho y cansada la cabeza, que el oficio divino de
obligación le rezo a pausas y ayudada de una religiosa. Bien siento, amado hermano, aumentar tus penas con esta dolorosa pintura, pero es preciso para convencerte de que nuestra correspondencia (permitiéndonos la Real piedad de nuestro
augusto soberano continuarla) debe ceñirse sólo a darnos noticia de nuestra existencia, del estado de nuestros trabajos y consuelo que en ellos podamos recíprocamente ofrecernos50.
Poco después, el 19 de noviembre de 1804, Josefa refiere cómo «la fatiga
del pecho y quebranto apenas me permite dejar la cama, y ésta, por otra
parte, no me conviene por la frecuente calentura»51.
Al leer estas líneas, la consternación de Gaspar se hace evidente, y envía
respuesta a Josefa, el 1 de diciembre de 1804, rogándole que se cuide52, a la
vez que escribe otra carta a su hermana Catalina, urgiéndola a visitar a su
hermana en el convento «así para consolarla como para arreglar los encargos
que la piedad del Rey nuestro señor me permite haceros»53. Jovellanos es
consciente de que sólo su hermana Josefa puede asistirle para llevar sus
asuntos en Asturias a buen término, ya que Catalina lleva años ausente de la
casa paterna, ajena a los asuntos familiares. Sin embargo, también conoce la
gravedad del estado de Josefa54, y sabe muy bien que a ella le sería imposible llevar a cabo sus cometidos sin el auxilio de su hermana Catuja55. Josefa,
por su parte, sabedora de que la hora de su muerte se va acercando, explica
a su hermano cómo su partida forzosa fue el detonante de su enfermedad:
Esta [la partida de su hermano] y sus circunstancias pasmaron la sangre en
términos que, a pesar de los esfuerzos de la parte superior, el 5 de aquel abril
50
Ídem.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Recoletas de Gijón, 19 de noviembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº
1409, pág. 133.
52
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo
de Bellver, 1 de diciembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº
1416, pág. 136.
53
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Catalina de Sena. Real Castillo de Bellver,
1 de diciembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1417, pág. 137.
54
Josefa padecía de insuficiencia cardiovascular. Para más información al respecto, véase Jovellanos: Patobiografía y pensamiento biológico (1966: 155), de Jesús Martínez Fernández.
55
Ídem.
51
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
33
[me] rendí a la cama, y desde entonces han sido repetidos los ataques de pecho,
de no menos peligro que el último; pero con repetidas sangrías que yo llamaba
a prevención los fui superando, sin que llegasen a tu noticia ni aun a la de las
personas que viven más cerca56.
Gaspar, sintiéndose culpable del rápido deterioro de la salud de su hermana, le ruega en carta de 19 de diciembre que se olvide de sus disposiciones testamentarias y demás asuntos, y que dedique solamente a cuidar
su salud57. Curiosamente, «a finales de 1804», Jovellanos experimenta un
deterioro de su propia salud en paralelo al que sufre su hermana: «un pro-
Gaspar Melchor de Jovellanos.
Boceto expuesto en la Cartuja de Valldemosa
56
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 5 de diciembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988,
carta nº 1419, pág. 138.
57
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 19 de diciembre de 1804». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, pág.
142.
34
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
ceso de pérdida de visión, en especial del ojo izquierdo, atribuible a cataratas, a lo que se unen antiguas dolencias, como los problemas reumáticos
y circulatorios, y el estreñimiento crónico». Los médicos achacaron ese empeoramiento general de salud a «causas psíquicas, por la angustia que sufría el prisionero desde su detención»58.Yo me atrevería a añadir que la
angustia que Jovellanos había acumulado esos meses, al enterarse del empeoramiento de salud de su hermana Josefa, había ido, poco a poco, minando también su propia salud.
El 2 de enero de 1805 Josefa describe su avanzado deterioro físico, y la
fuerte impresión que éste causó a su hermana Catalina, cuando ésta fue
a visitarla al convento: «a su llegada, al verme en la portería tan desfigurada y el semblante extenuado, se contristó su ánimo, siendo esto antes
del último insulto [recaída] y, siguiendo desde él empeorada»59. Y, dado
su visible deterioro externo («conservando ya sólo el hueso y la piel y
pocas gotas de sangre requemada por mi perversa constitución»60), quiere
evitar, en lo posible, las visitas. No obstante, por fortuna, en medio de la
penuria personal en la que se halla, confiesa disfrutar de algunos momentos de dicha:
los momentos que logro estar libre de toda especie que me domine y con un
libro de mi gusto en las manos, ya en la cama, ya encogida junto a la estrecha
ventana de la celda, donde sólo se ve el cielo y oye el ruido de algún pajarillo,
soy tan feliz que no me cambio por todo el mundo61.
Sin embargo, el deterioro de la salud de Sor Josefa de San Juan va en aumento, y la crudeza del invierno sólo contribuye a empeorar las cosas, obligándola a permanecer en cama62, como relata en carta de 28 de enero de
1805. Por ello, Josefa, que ya sólo precisa tranquilidad y reposo, declina el
58
ÁLVAREZ VALDÉS Y VALDÉS, Manuel, op. cit., 2002, págs. 397-98.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Agustinas Recoletas de Gijón, 2 de enero de 1805». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988,
carta nº 1427, pág. 149.
60
Ídem, pág. 150.
61
Ídem.
62
Véase SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos.
Agustinas Recoletas de Gijón, 27 de enero de 1805». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit.,
1988, carta nº 1432, pág. 156.
59
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
35
Panorámica de Palma de Mallorca desde el Castillo de Bellver
privilegio de recibir las visitas de su hermana Catalina de Sena63. Gaspar, consternado, le recrimina esta decisión en una misiva del 28 de febrero de 1805:
Sé que te has resistido a que Catuja solicitase licencia para verte en tu celda,
y aunque yo lo creía muy conveniente para tu consuelo, el suyo y el mío, y además muy justo y hacedero, por lo mismo que tu debilidad te reduce a la cama,
y a que su entrada en el convento, atendida su edad y estado, no pudiera servir de distracción ni producir algún otro inconveniente en la comunidad, no
por eso me atrevo a insistir en este punto, respetando tu repugnancia y las razones de que pueda provenir, sean las que fuesen64.
Sor Josefa termina sucumbiendo a los deseos de su hermano, y abre, de
nuevo, las puertas de la clausura a su hermana65. Gaspar manifiesta su pro63
Véase SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a su hermana
Catalina de Sena. Agustinas Recoletas de Gijón, 28 de enero de 1805». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1433, pág. 161.
64
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a sor Josefa de San Juan Bautista. Castillo de
Bellver, 28 de febrero de 1805». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1438, pág. 168.
65
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 7 de marzo de 1805». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta
nº 1441, pág. 173-174.
36
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
funda preocupación ante el deteriorado estado de salud de Josefa, insistiendo a Catalina vaya a verla, pues allí hallará «los consejos y ejemplos
que tanto habemos menester para arreglar nuestra conducta»66. Gaspar
Melchor de Jovellanos, aun en la distancia, intenta preservar la unidad familiar:
Tú sabes que la providencia divina ha reducido nuestra numerosa familia a
solos tres individuos, y pues permite que uno [Gaspar] haya sido separado para
el dolor y sufrimiento, debemos mirar la reunión de los otros dos [Catalina y Josefa] como dispuesta por aquella bendita mano para su alivio y consuelo67.
No obstante, un mes después, a mediados de mayo, parece que con el
buen tiempo experimenta cierta mejoría, según cuenta su hermana Catalina
de Sena: «Nuestra monja vio tus estimables y se halla en estado de disfrutar el gusto que le da el ver tu letra, porque se halla muy aliviada en sus indisposiciones»68.
Josefa hace balance de su vida en una carta fechada el día de su cumpleaños, el cuatro de junio, toda vez que expresa su profundo pesar por
verse tan lejos de su hermano:
La mía69 va en pos de ti en muchas cosas, así como en pos de ti vine a la luz
del mundo hoy hace sesenta años, acabando de cumplir tú 61. ¡Oh, cuán diferente creo haya sido el lleno de este tiempo en los dos! Tú, desde tierna edad
aplicado a las tareas literarias en servicio del Rey nuestro señor y del estado, y
cuando parece habían de sustituir el premio y el descanso, sufres tranquilo una
estrecha atadura. Yo, por el contrario, disipada desde mi juventud, aun debiendo a la divina providencia la incomparable dicha de colocarme en el santuario, soy en él lo que he sido en el mundo, es decir, conservo la vehemencia
de pasiones que en él me dominaban70.
66
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Catalina de Sena. Castillo de Bellver, 18 de
marzo de 1805». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, pág. 175.
67
Ídem.
68
SENA, Catalina de, «De Catalina de Sena a Jovellanos. Gijón, 16 de mayo de 1805». En CASO
GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1457, pág. 200.
69
Se refiere a su salud, también denominada por ella su «trabajosa situación».
70
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Gijón, 4
de junio de 1805». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1461, págs. 210-211.
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
37
Paulatinamente, sus exámenes de conciencia y sus confesiones van transmutándose, en su epistolario, en fervientes oraciones de acción de gracias
y súplicas, hasta rayar ya en el misticismo en la carta que escribe a su hermano el 15 de julio de 1805, donde le pide que la ayude a «implorar» la misericordia de Dios, «para no desmayar en la penosa carrera de este valle de
lágrimas sembrado de espinas, que, sabiéndose sufrir, son escala para el
eterno descanso»71.
Sin embargo, Jovellanos no se encontraba tan bien como quería hacer
creer a su hermana, a la que, al estar tan delicada, no deseaba preocupar.
Explican Joaquín Fernández García y Rodrigo Fernández Alonso en su artículo «Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos» que éste padeció importantes disfunciones, entre 1805 y 1807, tales como «trastornos
circulatorios, alteraciones reumáticas y la denominada patología del cautiverio»72:
Los trastornos circulatorios tenían poca entidad manifestándose en forma de
alteraciones periféricas tales como sabañones, espasmos y calambres; y, que con
el paso del tiempo, darían lugar a edemas y ulceraciones.
Las afecciones reumáticas de Jovellanos van referidas fundamentalmente a
extremidades superiores e inferiores; vagas molestias que él engrandece, hasta
llegar a sospechar que podía tener una apoplejía en curso y que comienzan en
el año 1794.
La patología del cautiverio está dominada por los trastornos circulatorios,
las molestias reumáticas y las alteraciones oculares73.
A pesar de su escasa salud, Josefa continúa asistiendo a los actos de su
comunidad de religiosas cada vez que discierne un atisbo de mejoría74,
71
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 15 de julio de 1805». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988,
carta nº 1468, pág. 226.
72
FERNÁNDEZ GARCÍA, Joaquín y FERNÁNDEZ ALONSO, Rodrigo, «Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos», Boletín Jovellanista, nº 5, 2004, pág. 70.
73
Ibídem, pág. 70.
74
Véanse SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos.
Recoletas Agustinas de Gijón, 23 de agosto de 1805», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit.,
1988, carta nº 1479, págs. 247-248; y JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana
Catalina de Sena. Castillo de Bellver, 6 de setiembre de 1805», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed.,
op. cit., 1988, carta nº 1482, pág. 251.
38
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
hasta el momento en que le comunican el deceso de su sobrina Escolástica
Cienfuegos Jovellanos75, a la corta edad de cuarenta años:
Sufrimos hoy el gran dolor de la temprana muerte de su amable hermana y
nuestra sobrina Escolástica, que en paz descanse, quien fue arrebatada de un
cruel [dolor de] costado el 25 del pasado en muy breves días, los que últimamente aprovechó en las más santas disposiciones para aquel trance, único consuelo que nos queda en tantos desconsuelos, pues sus incomparables prendas,
su corta edad y la orfandad de ocho inocentes tiernos hijos hace una herida a
todas luces sensible. ¡Oh!, y cuánta falta hace aquí tu presencia en las circunstancias, pues, hallándose también ausentes nuestros dos sobrinos y poseído del
más vivo dolor y cercado de cuidados el que está aquí, ¿quién sino tú pudieras
ser abrigo de esta inocente prole? ¿Será posible que mis pecados den lugar a
que tanto se dilate el regreso al reposo de tu casa?76
Ante la imposibilidad, dadas sus tristes circunstancias, de acudir en
ayuda de los suyos físicamente, Jovellanos escribe77 a Baltasar, hermano de
la difunta Escolástica, encargándole el cuidado de sus sobrinos.
La profunda consternación de Josefa ante esta la pérdida de su sobrina,
el futuro de los pequeños y la distancia que le separa de su hermano, que
dificulta la resolución de los problemas familiares de manera conveniente,
agudiza sus problemas de salud78 a finales de año, impidiéndole dar respuesta a las misivas de Gaspar:
por haberme hallado en la grave enfermedad o enfermedades complicadas que
hace largo tiempo sufrí por el pie, y que, agravadas desde el 18 de noviembre,
me rindieron a la cama el último de dicho mes, habiendo estado repetidas veces
a las puertas de la eternidad, y aunque al presente los facultativos dan alguna
75
Escolástica Cienfuegos Jovellanos era hija de Benita de Jovellanos y del conde de Marcel de Peñalba, Baltasar González de Cienfuegos.
76
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 5 de octubre de 1805», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988,
carta nº 1492, pág. 267.
77
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 12 de noviembre de 1805», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta
nº 1502, pág. 276.
78
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 13 de noviembre de 1805», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit.,
1988, carta nº 1504, pág. 277.
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
39
esperanza, yo no puedo cobrarla por la grande extenuación en que me hallo y
otros síntomas, singularmente el flato de pecho, que llegó ya a un estado que
creo incurable, y más en la crítica estación de primavera, y tan fría aquí, que
más parece invierno riguroso79.
Su hermano, tremendamente preocupado ante el empeoramiento de su
querida Josefa, le ruega encarecidamente que mire por su salud, aunque
eso signifique abandonar, por un tiempo, su estricto programa de rezos y
quehaceres como monja de clausura80. Sus temores ante la gravedad del
estado de su hermana quedaron reflejados en una epístola de 14 de junio
de 1806, dirigida a su amigo Carlos González de Posada:
Placa en memoria de Jovellanos. Castillo de Bellver, Palma de Mallorca
79
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Recoletas de Gijón, 15 de abril de 1806», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1545,
pág. 315.
80
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 18 de mayo de 1806», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1555,
págs. 322-324. Para más información sobre los quehaceres de las monjas agustinas recoletas, véase ÁLVAREZ FAEDO, María José, Josefa de Jovellanos. Semblanza de una dama a los ojos de su hermano Gaspar de Jovellanos, Gijón: Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias / Ideas en Metal, págs. 110-111.
40
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
Hace muchos meses que temo la muerte próxima de una hermana, tan querida
como digna de serlo; pero tan preparada me la pintan para su tránsito, y tan resignada, y casi tan ansiosa de él, que aunque mi corazón se zozobra, mi espíritu espera tranquilo una noticia, que, según los anuncios, no puede estar distante81.
Sin embargo, el fallecimiento de Josefa no acaecería hasta un año después, exactamente el 7 de junio de 180782, y su cuerpo recibió sepultura
bajo las losas del claustro del convento de las Madres Agustinas Recoletas
de Gijón, según había anunciado a Gaspar tres años antes, en carta de 24
de setiembre de 1804, donde le había explicado que, a las monjas, «nos entierran en un ángulo del claustro»83.
La familia trata de postergar el momento de comunicar a Jovellanos el
tránsito de Josefa a mejor vida, sabedores de la profunda consternación
que tal noticia le va a provocar. Sin embargo, Gaspar va a poner de manifiesto su tremendo malestar al haberse enterado del triste suceso por terceras personas, en una carta que dirige a su sobrino, Baltasar González
Cienfuegos, el 21 de agosto de 1807:
Bien conozco que te hallarías perplejo sobre el modo de darme a beber este
nuevo cáliz, que mi situación hace más desabrido y amargo, pero, pues que no
era posible ni justo que no llegase a mis labios, ¿qué otra mano podía presentármele con más temperamentos que la tuya? Por fin está ya bebido hasta las
heces84.
81
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Carlos González de Posada. Real Castillo
de Bellver, 14 de junio de 1806», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1559,
pág. 327.
82
Se perdió la carta que Sor Manuela Antonia del ESPÍRITU SANTO escribió a Jovellanos el 23 de
junio de 1807, carta nº 1658, anunciándole la muerte de su hermana. Jesús MARTÍN FERNÁNDEZ
(íbid, 1966, págs. 155-161) explica que «sufrió en vida las incomodidades y penurias de una enfermedad cardíaca hondamente descompensada que trastocaba todo el juego de oxigenación y movimiento
de la sangre».
83
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Agustinas Recoletas de Gijón, 24 de setiembre de 1804», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de
Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento
de Gijón, 1988, pág. 117.
84
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Baltasar González Cienfuegos. Castillo de
Bellver, 21 de agosto de 1807», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1669, pág.
458.
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
41
Tan sólo siete meses más tarde, el 22 de marzo de 1808, Fernando VII iba
a decretar la libertad del prócer Gijonés «más que por hacerle justicia, para
aparentar un giro político de 180 grados, a consecuencia de la renuncia al
trono de Carlos IV, y de la caída de Godoy»85. Quisieron los hados que, curiosamente, fuera «el mismo ministro José Antonio Caballero, marqués de
Caballero, que había organizado su detención»86, quien le comunicase su libertad con estas palabras:
Excmo. Sr.: El Rey nuestro señor don Fernando VII se ha servido alzar a V.E.
el arresto que sufre en ese castillo de Bellver, y S.M. permite a V.E. que pueda
venir a la corte. Lo que de real orden comunico a V.E. para su inteligencia y satisfacción.
Dios guarde a usted muchos años.
El marqués Caballero87
El propio Jovellanos explicaba el deplorable estado en el que se encontraba
cuando abandonó la prisión, a pesar de que «durante el cautiverio, procuró
mantener un buen tono vital con el ejercicio y una rigurosa higiene en su vida
y comida, amén de una dedicación continuada al cultivo del espíritu»88:
Los siete años de opresión y de estrecho encierro que acabo de pasar y las
aflicciones y achaques sufridos durante ellos, y más particularmente en el último invierno, han destruido de tal manera mi constitución física, que no sólo
me hallo en el día incapaz de sobrellevar cualquiera aplicación intensa o trabajo activo y continuado, sino que conozco que los auxilios del arte ya no podrán alcanzar para el total recobro de mí quebrantada salud89.
Y expresaba su mayor anhelo en carta, de 14 de abril de 1808, dirigida a
Juan de Escoiquiz: «La necesidad de la solemne declaración de mi inocen85
ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDÉS, Manuel, Jovellanos: enigmas y certezas, 2002, pág. 338.
Íbid.
87
CABALLERO, José Antonio, «Carta de José Antonio Caballero a Jovellanos. Aranjuez, 22 de marzo
de 1808», CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo,
Centro de Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.710, pág. 496.
88
FERNÁNDEZ GARCÍA, J. y FERNÁNDEZ ALONSO, R. op. cit., 2004, páj. 71.
89
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a José I. Jadraque, 16 de julio de 1808», en
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1739, págs. 556-558.
86
42
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
cia lo es de mi corazón, lo es también de la justicia pública, que nuestro
adorado rey ofrece y la nación espera, y a la cual debo aspirar y aspiro. [No
aspiro a otra cosa, ni estoy para ella]»90.
En conclusión, el testimonio documental de la correspondencia intercambiada entre Gaspar Melchor de Jovellanos y su hermana Josefa revela
cuán profundamente añoraba, el prócer gijonés, su tierra natal, su casa y los
suyos –en especial a su hermana–, y cómo anhelaba regresar algún día a
aquel lugar que tanto amaba, y poder dejar resueltos todos sus asuntos
antes de abandonar este mundo: deseaba dejar bien establecidas sus disposiciones testamentarias y, cuando llegara el momento, ser enterrado en
el nuevo cementerio de Gijón. Pero su mayor anhelo era que lo liberasen de
su cautiverio en Mallorca y que su buen nombre fuera restaurado.
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Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988.
90
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Nazareno, de Valldemosa, 14 de abril de 1808», CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de
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44
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
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Centro de Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988,
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JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 7 de setiembre de
1804», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo,
Centro de Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988,
carta nº 1.392, págs. 115-116.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Sor Josefa de San Juan Bautista. Real Castillo de Bellver, 28 de setiembre de
1804», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo,
Centro de Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988,
carta nº 1.396, págs. 118-119.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Catalina
de Sena. Real Castillo de Bellver, 28 de setiembre de 1804», en CASO
GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección
de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios
del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.397, págs.
119-120.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a sor Josefa de San Juan
Bautista. Real Castillo de Bellver, 17 de noviembre de 1804», en CASO
GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección
de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios
del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.407, pág.
127.
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
45
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Josefa de San Juan
Bautista. Real Castillo de Bellver, 1 de diciembre de 1804». En CASO
GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta nº 1.416, pág. 136.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Catalina de Sena.
Real Castillo de Bellver, 1 de diciembre de 1804», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo
IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores
Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios del S. XVIII
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JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a sor Josefa de San Juan
Bautista. Real Castillo de Bellver, 19 de diciembre de 1804», en CASO
GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección
de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios
del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.421, págs.
141-143.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a sor Josefa de San Juan
Bautista. Castillo de Bellver, 28 de febrero de 1805», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas.
Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios del S.
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JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Catalina de Sena.
Castillo de Bellver, 18 de marzo de 1805», en CASO GONZÁLEZ, José
Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios del S. XVIII /
Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.443, págs. 175-176.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a su hermana Catalina
de Sena. Castillo de Bellver, 6 de setiembre de 1805», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas.
Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios del S.
XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.482, págs. 251252.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a sor Josefa de San Juan
Bautista. Real Castillo de Bellver, 12 de noviembre de 1805», en CASO
46
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección
de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios
del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.502, pág.
276.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a sor Josefa de San Juan
Bautista. Real Castillo de Bellver, 18 de mayo de 1806», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas.
Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios del S.
XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.555, págs. 322324.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Carlos González de
Posada. Real Castillo de Bellver, 14 de junio de 1806», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas.
Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios del S.
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JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Baltasar González
Cienfuegos. Castillo de Bellver, 21 de noviembre de 1806», en CASO
GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección
de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios
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380.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a Baltasar González
Cienfuegos. Castillo de Bellver, 21 de agosto de 1807», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas.
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Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
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Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
47
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de, «De Jovellanos a José I. Jadraque, 16 de
julio de 1808», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor
de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III),
Oviedo, Centro de Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de
Gijón, 1988, carta nº 1739, págs. 556-558.
JOVELLANOS, Josefa de, «Uno que otorgó cerrado la Sª Dª Josefa de Jove
Llanos, para entrarse religiosa en el Convento de Agustinas Recoletas
de la Villa de Gixón» de 5 de julio de 1793, MS, folio 74 (anverso) – folio
78 (reverso). En el Archivo Histórico de Asturias, Oviedo, Fondo de
Protocolos Notariales de Oviedo, Notario Pedro de ESCOSURA, Signatura del Colegio Notarial 1347, Signatura del Archivo Histórico
[Caja] 8494
MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Jesús, Jovellanos: Patobiografía y pensamiento biológico. Oviedo, I.D.E.A, 1966.
Noticia histórica de don Manuel Godoy, manuscrito atribuido a Jovellanos. En
GÓMEZ DE LA SERNA, Gaspar, Jovellanos, el español perdido, Tomo II,
Organización Sala Editorial, Madrid, 1975, pág. 97.
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al Prior de la Cartuja de Valldemosa, Gijón, 3 de julio de 1801», en
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras
Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.338, págs. 14-15.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a
Jovellanos. Recoletas de Gijón, 14 de agosto de 1804», en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas.
Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios del S.
XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.387, págs. 100, 107.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Agustinas Recoletas de Gijón, 27 de agosto de 1804», en
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras
Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.391, págs. 112-115.
48
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Agustinas Recoletas de Gijón, 24 de setiembre de 1804», en
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras
Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.395, págs. 116-118.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Recoletas de Gijón, 15 de noviembre de 1804», en CASO
GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección
de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios
del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.405, págs.
128-130.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 5 de diciembre de 1804», en
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras
Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.419, págs. 138-139.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Agustinas Recoletas de Gijón, 2 de enero de 1805», en
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras
Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.427, págs. 149-150.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 7 de marzo de 1805», en
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras
Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.441, págs. 173-174.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Gijón, 4 de junio de 1805». En CASO GONZÁLEZ, José
Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Co-
Anhelos y añoranzas de Gaspar de Jovellanos… – María José Álvarez Faedo
49
rrespondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de Estudios del S. XVIII /
Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº 1.461, págs. 210-211.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 15 de julio de 1805». En
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras
Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.468, págs. 225-226.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 23 de agosto de 1805». En
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras
Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.479, págs. 247-248.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 5 de octubre de 1805», en
CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras
Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.492, págs. 267-268.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista
a Jovellanos. Recoletas Agustinas de Gijón, 13 de noviembre de 1805»,
en CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos.
Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808),
Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.504, pág. 277.
SAN JUAN BAUTISTA, Sor Josefa de, «De sor Josefa de San Juan Bautista a Jovellanos. Recoletas de Gijón, 15 de abril de 1806», en CASO
GONZÁLEZ, José Miguel ed., Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras Completas. Tomo IV. Correspondencia 3ª (Abril 1801-Setiembre 1808), Colección de Autores Españoles del s. XVIII (22-III), Oviedo, Centro de
Estudios del S. XVIII / Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1988, carta nº
1.545, pág. 315.
50
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
SENA, Catalina de, «De Catalina de Sena a Jovellanos. Gijón, 16 de mayo
de 1805». En CASO GONZÁLEZ, José Miguel ed., op. cit., 1988, carta
nº 1.457, pág. 200.
SERRANO Y SANZ, Manuel, «Jovellanos (Dª Josefa de)». Apuntes para una
biblioteca de escritoras españolas desde el año 1401 al 1833, 4 Vols., Madrid,
Establecimiento Tipográfico «Sucesores de Rivadeneira», 1903-1905,
págs. 610-628.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca
anteriores a las conmociones
de 1808
EMILIO BEJARANO GALDINO
Doctor en Historia
RESUMEN
Referencia a los rasgos de la sociedad de Mallorca a finales de la Edad Moderna
hasta la caída de Godoy tras el motín de Aranjuez cuando se decretará la liberación
de Jovellanos. Se repasan los problemas de abastecimiento, el impacto del sistema tributario y los conflictos políticos entre la regiduría municipal y la Audiencia, en el contexto de los problemas de la propiedad territorial, la corrupción, el rechazo a las
camarillas advenedizas y la inquietud por los cambios culturales e ideológicos.
Palabras clave: Mallorca, Edad Moderna, economía, sociedad, hacienda, fiscalidad, Jovellanos.
ABSTRACT
Reference to Mallorca’s society outlines in the end or Modern Age until the fall of
Godoy after Aranjuez’s uprising, when Jovellanos liberation takes place. Revise to
supply problems, tax system impact and political conflicts between the municipal
councillor and the High Court; in the context of land property problems, corruption,
rejection of plebeian cliques and the concerns about cultural and ideological changes.
Key words: Mallorca, Modern Age Regime, economy, society, the Treasury, income
tax, Jovellanos.
amos a referirnos a los rasgos que caracterizaron la sociedad de Mallorca a finales de la Edad Moderna, vigentes hasta la caída del gobierno de Godoy con el motín de Aranjuez. Momento en que Fernando
VII tomó el poder y liberó a los confinados políticos sin manifestar alguna deferencia hacia ellos y demostrando una especial desconsidera-
V
52
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
ción con Jovellanos que estaba condenado en Mallorca. Unos hechos
acaecidos poco antes del levantamiento popular del dos de mayo contra
los soldados franceses que ocuparon Madrid en 1808; a partir del cual se
precipitó toda una serie de conmociones que a decir del conde de Toreno
significaron un “levantamiento, guerra y revolución” y sentó notables
precedentes y cambios.
En la isla, una de las constantes difícil de superar fue la precariedad de
los rendimientos de una agricultura de secano que requería mucho trabajo y dejaba unas cosechas de trigo escasas. Por ello las crisis de subsistencias y la dificultades para paliar la escasez se hicieron notar con
frecuencia a lo largo del siglo XVIII. una contrariedad notoria dada la falta
de liquidez para introducir trigo a causa del desequilibrio de la balanza exportadora a pesar de estar situada Mallorca en una ruta comercial. La falta
de articulación comercial entre los territorios de la Corona y las perturbaciones del abastecimiento marítimo a causa de piratas y corsarios, tuvieron una dificultad añadida debido al contrabando y al abastecimiento
inesperado de las flotas aliadas que recalaban en el puerto de Palma. Este
aprovisionamiento extraordinario provocó súbitas alzas de precio y la extracción de víveres necesarios para la población de la isla.1
Mallorca, aún teniendo mucha población ocupada en el campo, fue
una sociedad castigada por la escasez y muy dependiente de los acaparadores de grano, los cuales con su astucia hacían subir los precios y absorbían gran parte de los recursos populares depauperando a la
menestralía de la ciudad y aun a los pequeños propietarios campesinos.2
Estos sectores eran los que más acusaban la escasez y las alzas de precios,
a la vez que soportaban gran parte del peso fiscal. Por ello las fuertes
alzas de los precios, especialmente del trigo,3 influyeron en muchos descontentos4 y así se reflejó en toda Europa en la crisis de 1746-1750; en los
1
Archivo Municipal de Palma (AMP), leg. 823/ IV, cit. en BEJARANO GALDINO, Emilio. La
ganadería de Mallorca en el siglo XVIII y el abasto de carnes a Palma. Tesis doctoral. UIB, Palma, 1995,
pág. 300.
2
VILAR, Pierre., “El motín de Esquilache”, Revista de Occidente, 107; Madrid, 1972, pág. 203.
3
BEJARANO GALDINO, Emilio. “La incidencia de los tributos extraordinarios en los censales y la influencia de éstos en la decadencia gremial”. Fiscalitat estatal i hisenda local (ss XVI-XIX). Institut d’Estudis Històrics Locals. Palma, 1988, pág. 15
4
Protestas que algunos autores explican mostrando la relación de las fluctuaciones económicas a través de los movimientos de precios; LABROUSSE, Ernet. Fluctuaciones económicas e Historia
Social, Madrid, 1962.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
53
motines de 1766 y en las insurrecciones de 1793- 1794, conocidas como
los alborotos del pan registrados en la península; también en los amotinamientos contra la parentela de Soler de 1808 y en las explosiones de
violencia contra los chuetas (grupo gentilicio de la isla tenido por descendiente de conversos) producidas al año siguiente y en las protestas
contra los franceses de 1810; coyunturas precedidas, todas ellas, de cosechas muy precarias.5
En Palma fueron especialmente calamitosas las cosechas de 1748 a
1750 con una insoportable alza de precios.6 Ante la dimensión de la situación,7 las autoridades tuvieron que iniciar el arreglo de caminos con
el fin de proporcionar unos recursos mínimos a los sectores más desfavorecidos de la población.8 Entonces se volvió a plantear la necesidad de
captar capitales para premiar la introducción de cereales. Una política
perjudicial a largo plazo que además implicaba demoras por lo que las
importaciones solían llegar pasados los momentos álgidos de la escasez
y el precio del grano importado trastornaba los precios de la tasa oficial.
Recurrir al abasto por apresamiento de barcos siguiendo las normas del
corso no dejaba de ser un recuso limitado.9
Las reformas en las tasas de precios introdujeron cierta expectativa en
los abastos, pero la liberalización de los precios del trigo en 1765 y 1772,
no supusieron una solución a los problemas de los acaparamientos.10 Los
5
BEJARANO GALDINO, Emilio. Amotinamientos populares y revuelta de los privilegiados en Mallorca a finales del siglo XVIII. El Tall. Palma, 2000, págs. 128, 138 y 142.
6
A ello se añadió una epidemia que causó 10.000 muertos en toda la isla. JUAN VIDAL, Joseph.
“La evolución de la producción agrícola en Mallorca durante la Edad Moderna. Fuentes y problemas de su estudio”, Moneda y Crédito 145; Madrid, 1978, pág. 67.
7
Una situación dramática recogida en las glosas populares; GELABERT RIERA, Sebastià. Descripció de la temporada de L’añ. 1744 y siguents fins a 1750. Palma, 1846.
8
Se temió la vuelta al bandolerismo, la mendicidad y que los pobres no abandonasen sus villas y faltase mano de obra en la siembra, o se concentrasen desocupados en la ciudad con peligro
de asonadas; MANERA ERBINA, Carles. Desarrollo económico y actitudes empresariales en la Mallorca
contemporánea, 1730-1930. Rasgos económicos esenciales de una sociedad preturística. Fundación Empresa
Pública. Madrid, 1995, p. 7. Para dar ocupación a los jornaleros se iniciaron obras de fortificación en
la Ciudad; JUAN VIDAL, Joseph. “Las crisis agrarias y la Sociedad en Mallorca durante la Edad
Moderna”. Mayurqa, 16. Palma, 1976, pág. 96.
9
En 1794 se detuvo a un buque veneciano y se le obligó a vender su cargamento, justificándose
la escasez de grano en la isla; AMP, Ayuntamientos, 55. 1794; pág. 534v.
10
Desde la liberalización del precio del grano, se produjeron abusos por lo que la Real Cédula de
18 de julio de 1790 mandó cesar a los comerciantes de granos, paja y semillas, volviendo a las antiguas
leyes del reino; Archivo Reino Mallorca (ARM), Real Acuerdo, (R.A). 1803/2; págs. 146 y 147.
54
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
acaparadores de grano de los grandes municipios trigueros de la isla,
como Manacor, con los decretos de liberalización encontraron un arma
legal para mantener sus estrategias especuladoras pasando a formar oligopolios11. Los aprovisionamientos de las flotas estimulaban las subidas
de precios, por ello en Palma se hubo de denunciar a los agavilladores y
monopolistas cuando la guerra contra la Convención Nacional francesa
y durante los movimientos navales de 1805, en que el precio del trigo
subió exageradamente “estando todavía en medio de la cosecha”.12
Los monopolios, fraudes y ganancias torpes fueron en “grave perjuicio del Público y especialmente de los pobres que compraban a la menuda”.13 Los beneficiarios de estos logros eran grupos que tenían gran
ascendiente político: los grandes propietarios y arrendatarios, los perceptores de diezmos, los horneros, los revendedores y los prestamistas de
los cuales dependían los pequeños campesinos. Serán los grandes propietarios y regidores del Ayuntamiento los que se opongan a la creación
de un pósito o almacén público de Granos a fin de amortiguar las oscilaciones en los precios. Fracasó la idea de un sistema que permitía acumular capital, estabilizar la oferta de grano y moderar la especulación
con la escasez. Sus posibilidades financieras fueron defendidas por el
Real Acuerdo desde que sugirió su idea en 1769. Una idea que quedó en
suspenso14 ya que el Síndico Personero del Público entendía el problema
de la escasez dependiente de “unos condicionantes insalvables” y de la
“Altísima Voluntad de Dios”,15 por lo tanto resultaba inútil subsanar sus
supuestas causas aparentes; en tanto que, el Cabildo de la Ciudad, paradójicamente, fundamentó su negativa en ser contraria a las ideas del
mercado del liberalismo inglés.16 La idea del pósito se rechazó definitivamente por los oligarcas locales en 1811.17
11
Una sentencia condenó por agavillamiento a diversos acaparadores; ARM, R.A. 1803/2; p. 146.
Cabildo de 15 de julio de 1805; AMP, Ayuntamientos 71, pág. 269.
13
ARM, R.A. 1789/54; pág. 5.
14
Se proyectó un pósito en Palma para almacenar 30 mil cuarteras de trigo que “en el tiempo
de escasez pudiese servir este repuesto a los productores y de freno a los acopiantes de grano”;
ARM, R.A. 1769/43.
15
ARM, R.A. 1769/43; pág. 4.
16
ARM, R.A. 1776/43; Palma, 4 de octubre, 1776.
17
BEJARANO GALDINO, Emilio. “Cambios en el sistema impositivo de Mallorca a lo largo
del siglo XVIII y sus repercusiones sociopolíticas”. Mayurqa, 31. Universitat de les Illes Balears.
Palma, 2006, pág. 291.
12
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
55
Los intereses de los grandes terratenientes y perceptores de grano no
se vieron acuciados por la escasez y los grandes arrendadores campesinos afrontaban bien esas coyunturas si se mantenían en sus arriendos y
no sufrían recargos. A los payeses con ciertos recursos les producía cierto
optimismo el aumento de enajenaciones en forma de “establecimientos”,
o ver próximos los proyectos desamortizadores como los emprendidos
por Olavide y los planteados por Jovellanos que se materializarían con
los trabajos de Miguel Cayetano Soler. Sin embargo, para el pequeño
campesino las malas cosechas le obligaban a endeudarse y el peso de los
tributos acababan de ahogarle hasta forzarle a vender sus propiedades.
Jovellanos entendió que había que liberalizar el mercado del suelo, salvando todos les “estorbos” que se opusiesen al desarrollo de la agricultura y también superar la distorsión que suponían los precios de tasa y
el exceso tributario. Un tema, éste último, que había preocupado a su
amigo Francisco Saavedra y que abordó el secretario de Despacho de
Hacienda Soler. Los críticos de la época tenían claro que los altos impuestos aumentaban el precio natural de los bienes y, las alcabalas, impuesto de millones y demás gabelas paralizaban el fomento de la
industria y el comercio porque, con tanto impuesto, los frutos se vendían más caros sin embargo los sudores del labrador no se veían recompensados, ya que no era el trabajo lo que marcaba el valor de los frutos,
sino la cantidad de gravámenes que padecía el productor.
La falta de articulación de un mercado nacional, no se reducía a la falta
de conexión para el comercio de mercancías, se refería también a la falta
de unificación en pesos y medidas, la diferencia de ley en las monedas
de unos reinos a otros, la multiplicidad y desigualdad de las cargas impositivas y las pervivencias de impuestos feudales, y la multitud de arbitrios que habían que satisfacer el productor y el vendedor para
traspasar las murallas de cada ciudad a fin de acceder a sus plazas y mercados. Una multiplicidad de cargas que causaban gran confusión y
abuso.18 La fiscalidad dificultó la competencia de nuestra artesanía, ya
18
Hasta finales del siglo XVIII, los alguaciles de la ciudad abusaron de la imposición de arbitrios que movieron las quejas de la población. Los Síndicos Forenses de Mallorca se quejaban al Corregidor, por los derechos que exigían las autoridades municipales por la venta de pavos y gallinas
en la ciudad. Quejas contra los bayles y regidores hacían intervenir a la Audiencia real, ante la que
la autoridad local se disculpaba alegando que tales irregularidades se debían a las iniciativas particulares de los alguaciles.
56
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
obstaculizada por las desfasadas ordenanzas de los gremios, un inconveniente para el mercado que se unía a la inflación provocada por la estrategia de los acaparadores de subsistencias. En el opúsculo Pan y Toros
se criticaba con ironía como en tiempo de Carlos IV existían multitud de
consejeros, ministros e interventores, residuos del pasado que vivían de
los impuestos:
“...sin ellas –las gabelas e impuestos- no tendrían la conveniencia de encontrar a
cada paso una aduana y un registro; sin ellas no se conocerían las utilísimas tropas
de la Real Hacienda, que componen un numeroso ejército de holgazanes y chismosos...
cada aldea tiene su Código Municipal, sus contribuciones municipales y sus estatutos... Es un deleite ir muy descuidado por un camino y salir al encuentro un guarda
a cobrar el piso del suelo, que va causando al viajante mil incomodidades; llegar calado de agua y frío a una posada y tener que ir a buscar la comida a los estancos del
vino, del aceite, de la carne, de la sal y de las demás cosas necesarias a la vida; poner
la caballería al pesebre, y sobre el pago de paja tener que pagar el derecho del cuerpo
que se ató; ajustar una fanega de cebada y acudir al corredor para que la mida; comprar un pellejo de vino y pagar a una guía o testimonio para poderlo sacar del pueblo, no saber ninguno si dormirá en su cama o en la cárcel, porque el señor alcalde
puede hacerle pasar allí una mala noche sin causa, y en fin, otras mil cosas a este
modo“.19
Este opúsculo atribuido a Jovellanos durante mucho tiempo, cuyo título irónico era la “Oración apologética en defensa del estado floreciente
de España”, condenaba el intervencionismo que había estancado la economía dando origen a una política con “indefinible sistema de asombrosos reglamentos” que encorsetaban toda la actividad productiva y
comercial. El abuso en las contribuciones y los estancos o venta en monopolio, eran otro inconveniente que impedía la concurrencia de los vendedores. Además, se fijaban unos precios oficiales que no eran los de
libre convenio entre compradores y vendedores, un precio político que
se acababa neutralizando por “el mercado negro” paralelo y la acción de
los contrabandistas. Jovellanos denunció todo este intervencionismo y
pensaba que tenía una solución factible mediante una razonable libera-
19
Pan y toros y otros papeles sediciosos de fines del siglo XVIII. Recogidos y presentados por Antonio Elorza. Editorial Ayuso. Madrid, 1971, pág. 17.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
57
lización adoptando medidas similares a las seguidas por los países más
desarrollados.
La presión impositiva fue para los productores un agregado que se
añadía a los diezmos y rentas cobradas por la Iglesia y, a los cánones entregados a los nobles propietarios de la tierra, arrendadores y subarrendadores, ya fuesen en moneda, especie o alguna pequeña prestación
personal. Esos pagos por los que el productor tenía que ceder parte del
producto de su trabajo, contribuían a su precariedad, y las personas e
instituciones que percibían estos rendimientos eran autoridades o socios
que gravaban más o menos a los trabajadores y mantenían una diferente
cercanía con ellos. Dado el inmediato ascendiente de los propietarios de
tierra y perceptores de rentas con la gran masa campesina, en las circunstancias de precariedad los poderosos influían para mediatizar su
discurso de la precariedad y desviar las fobias de los campesinos hacia
el cobro de los impuestos y sus exactores, los ejecutores de unas normas
que procedían de instituciones distantes. En contra de esta mediatización estaban los funcionarios advenedizos ejecutores de la política ilustrada de la corona, hacia los que la nobleza dirigió sus ataques valiéndose
del discurso antiguoregimental y de coplas satíricas anónimas compuestas “desde el fondo de las barberías y desde alguna que otra celda
conventual”.20
En las protestas que se iniciaron contra la parentela de Soler en Palma
tras los sucesos de Aranjuez en 1808, hubo un trasfondo de crisis de subsistencias y una reacción frente a la política fiscal que había aplicado el
“plebeyo” Secretario de Despacho de Hacienda Cayetano Soler y contra
sus allegados, acusados de haber ascendido nepoticamente. Precisamente, se iniciaron los alborotos delante de la Puerta de la “Gabella vella
de la sal” donde estaba Miguel Montserrat el administrador de la oficina
fiscal más importante. Este era un cuñado de Soler que había ascendido
a Intendente de Mallorca después de estar de Administrador de Rentas
generales y en la Aduana. Otro personaje atacado en estos motines fue el
Administrador de Correos, Gabriel Rosselló, casado con una sobrina de
Soler. En las algaradas fuera de la ciudad se persiguió al pesador, guarda
del almacén de la Aduana y exactor de los frutos que no daban diezmo,
y al escribano de Valldemossa, pueblecito donde trataron de esconderse
20
OLIVER TOLRA, Miguel de los Santos. Mallorca durante la Primera Revolución. Vol. 1. Imp.
Muntaner. Palma, 1901, pág. 165.
58
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
los funcionarios de la Ciudad.21 En Sineu se amenazó al antiguo Baile
Real, al escribano, a los que habían sido conductores del Derecho decimatorio y al Subdelegado de la Intendencia Real.22 La precariedad de las
subsistencias y la presión fiscal fueron dos constantes presentes en los
descontentos populares, y a paliar las inconveniencias de este binomio
habían estado dirigidas muchas de la reformas ilustradas.
Las esperanzas que despertaron los proyectos desamortizadores en
los agricultores habían creado gran desazón en los sectores privilegiados que temieron las políticas emprendidas por Olavide, las propuestas
de Jovellanos y las medidas que emprendió Soler. También les inquietaba la pérdida de sus exenciones fiscales, materia sobre la que habían
perdido gobierno. El menoscabo político y fiscal de la nobleza tenía un
punto de intersección con el malestar de los productores y campesinos
en la cuestión de los impuestos. Por eso, la nobleza a través de las instituciones locales que todavía controlaba manifestó su resentimiento contra las instituciones dependientes del Consejo Supremo Central, tratando
de poner de su lado a los sectores populares. En numerosas ocasiones, la
nobleza, que ocupaba la Regiduría, atribuiría las deficiencias en los abastos y el exceso fiscal a las actuaciones de los oidores de la Audiencia que
seguían los dictados de los secretarios de los Reales Consejos. Estas diferencias se percibieron en los numerosos conflictos de competencias
entre la Regiduría municipal y la Audiencia, pero de una forma muy
ilustrativa se reflejaron en los actos protocolarios.
Con los cambios introducidos por los Decretos de Nueva Planta en
1718, se había limitado el nivel de “autonomía” que habían disfrutado las
clases dominantes de la isla. Hubo cambios en la gobernación y la Hacienda, si bien se mantuvo el poder territorial y clientelar de la nobleza.
Pasada la segunda mitad del siglo los nobles también comenzaron a percibir interferido su acceso a los altos cargos y a ver cuestionados sus privilegios fiscales de lo que culpaban a los funcionarios advenedizos de
las Audiencias.
Las Audiencias además de sus facultades judiciales, habían recibido
competencias en materia de gobierno y abastos que anteriormente habían ejercido la Universitat y el Gran i General Consell de Mallorca. Ahora
parte de estas funciones las ejecutaba el Real Acuerdo, que lo integraban
21
22
ARM, R.A. 1808/46.
También se señalaron otras víctimas; ARM, R.A. 1808/35, págs. 14, 15 y 18.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
59
los miembros de la Audiencia presididos por el Capitán General, teniendo presente que la mayoría de los capitanes generales y los oidores
de la Audiencia eran magistrados “forasteros”; si bien, la Nueva Planta
mantuvo el Derecho Foral y ciertas áreas de gobierno funcionando según
las antiguas ordenanzas, permaneciendo en su totalidad los capítulos
del Almotacén. Estas pervivencias dejaron ciertas competencias sobre
policía y abasto en un terreno impreciso que suscitaron rivalidad e interferencias.
La inobservancia de las reales órdenes sobre tasas, promulgadas en
1765 y 1772, provocó una actuación fiscal contra la Regiduría de Palma
donde se denunció la falta de formalidades en los cabildos y el absentismo de los Diputados; por su parte la Regiduría se quejó de una invasión en lo que habían sido sus atribuciones tradicionales. Cuando se trató
de eliminar la tasa de precios, la Regiduría de Palma presionó por mantenerla y los “ilustrados” aplicaron las directrices del Supremo Consejo
en favor del libre tráfico comercial frente al sistema de corporaciones y
de privilegios prohibitivos que de manera especial conservaba la isla. En
diversas ocasiones, la Audiencia hubo de solicitar dictámenes a la Real
Sociedad Económica Mallorquina para arbitrar y demostrar la conveniencia de liberalizar.
No le faltaron oportunidades a la Regiduría para quejarse al Consejo de
Castilla de encontrarse desasistida y perjudicada por la Audiencia que se
entrometía en lo que eran sus competencias. Por su parte, la Real Audiencia actuó frente a la Regiduría en diversas cuestiones relativas a presuntos
abusos en el abasto y también cuando los componentes del Ayuntamiento
trataron de neutralizar el Memorial que habían presentado al rey los diputados de los chuetas en 1773. Este litigio tardó en ser resuelto23 y, sin embargo de los decretos en favor de los chuetas, las instituciones “nativas”
hicieron caso omiso de los dictámenes de la monarquía. El trato despectivo
hacia este grupo gentilicio fue una constante hasta tiempos recientes.
El tema de las rivalidades político-institucionales mostró una pugna
entre la nobleza que había ocupado una serie de cargos secularmente, y
23
El Ayuntamiento, el Cabildo Eclesiástico y el Estudio General respaldados por una mayoría
de la nobleza presentaron un Manifiesto contra la pretensión de los “chuetas”, y el marqués de la
Romana planteó un proyecto para desterrarlos; AHN. Consejos, leg. 22524. Los Regidores de Palma,
los Síndicos forenses y su Universidad Literaria presentaron otro Manifiesto en 1776. Todas esas
fuerzas locales unidas presentaron otro manifiesto en 1777.
60
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
los ministros manteístas locales o “foráneos” que escalaban a través de
las instituciones de Justicia y el Consejo Supremo. Además, Carlos III reconoció la “virtud y el mérito” como valor ennoblecedor para los sectores plebeyos que habían de ocupar los altos cargos de gobierno. Trató de
revalorizar la actividad profesional y el trabajo mecánico, aunque mantuvo formalmente el papel de la nobleza, pero aplicándole las máximas
de Luis XIV: “conservar a los Grandes todas las prerrogativas exteriores
de su dignidad, y al mismo tiempo excluirlos de todos los asuntos que,
conocidos por ellos, pudieran aumentar sus influencias”.24 Conservó las
prerrogativas formales de la nobleza tratando de limitar su acceso a los
centros de decisión donde pudiesen aumentar su poder.25
Cuando en 1762 se intentó restablecer la Cofradía de San Jorge, que
aglutinaba a la nobleza, se manifestaron divergencias entre los cofrades.
Sus propuesta no lograron el reconocimiento real; si bien, la monarquía
sobre esta cofradía establecería la Sociedad Económica de Amigos del País
en 1778. En ella coincidirán eclesiásticos, nobles, militares y mercaderes
de extracción social plebeya, y, a través de esta sociedad, la monarquía canalizaría su política ilustrada, sus directrices y asesoramiento. Con ello se
amparó la escalada de advenedizos hacia los altos cargos de la Administración del Estado cosa que atentó contra el poder endogámico que la nobleza de Mallorca trataba de preservar a través de matrimonios con mucha
proximidad consanguínea y la unión entre “ses Nou Cases” (“las Nueve
Familias”), la élite de los linajes isleños.26 El enlace entre las Nueve Casas
era una estrategia con la que la nobleza había tratado de mantener el control político y prevenido el fraccionamiento de sus dominios.
El ascenso de los “plebeyos” provocó una lucha entre aristócratas y
burgueses, que aprovechó el rey para potenciar a los sectores medios de
la sociedad, ya que el mayor obstáculo de los déspotas ilustrados para las
reformas había sido enfrentarse a la nobleza poseedora de bienes territoriales y privilegios fiscales, señoriales y jurisdiccionales.27 Inicialmente,
el rey buscó reforzar su poder poniendo de su lado a la burguesía para
24
MANDROU, Robert. Francia en los siglos XVII y XVIII; Barcelona, 1973, pág. 33
BALLESTEROS, A. (1941) Historia de España y su influencia en la historia universal. Tomo VI.
Barcelona, 1941, pág. 40.
26
MONTANER, Pedro. “La estructura del Brazo Noble mallorquín bajo los austrias”. Estudis Baleàrics, 27. Palma, 1988, pág. 9.
27
RODRIGUEZ CASADO, Vicente. “La Revolución Burguesa del siglo XVIII español”, ARBOR
XVIII, Madrid, 1951, pág. 10.
25
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
61
frenar a la nobleza, y, en tiempos de Carlos VI se planteó la necesidad de
reformar los órdenes estamentales. Las cambios se plantearían entre dos
referencias, las reformas arbitradas por el rey, o la ruptura, creando un
nuevo orden. A las reformas propuestas por Jovellanos se oponía la Revolución radical. Sin embargo los acontecimientos radicales de Francia,
que no arredraron a Jovellanos, intimidaron a los sectores ilustrados, provocaron temor a los cambios y favorecieron las posiciones reaccionarias.
Una situación que animó a los sectores privilegiados para contener a los
advenedizos reformistas, aunque ya no podrían cercenar el ascenso de
los mercaderes, grandes arrendatarios payeses y notables locales de la
“mà major”, ni evitar la adscripción de funcionarios manteístas advenedizos a los altos institutos públicos con tal de que silenciasen sus posiciones ideológicas reformistas.
El desprecio de los sectores tradicionales hacia los advenedizos quedó
claro en los pasquines contra los allegados a Soler; en ellos no se reconocía ninguno de los méritos de la gente de esta camarilla, sólo se hacía
burla de su condición plebeya y se condenaban las supuestas actitudes
prepotentes de su parentela.
Los actos de protocolo escenificaron esa rivalidad de los estamentos,
porque “el sin número de burócratas y prebendados” convertían cada
acto oficial en una idolatría ceremonial que daba lugar a ofensas, y un
desfile de carrozas se podía convertir en fuente de litigios.28 La nobleza
no soportaba que los altos cargos plebeyos y sus consortes se situasen
en los lugares más destacados como se evidenció cuando a los caballeros
de la Orden de Carlos III y a los de San Juan se les concedió usar espada
y bastón en las juntas, igual que a las ordenes militares antiguas. Las susceptibilidades aumentaron al permitir a los miembros del Consulado de
Comercio la asistencia a las celebraciones con las autoridades de la Audiencia, Regiduría, Universidad Literaria y Real Sociedad Económica.
En la sociedad tradicional se tenía la impresión de que se quería poner
en cuestión la jerarquía de los órdenes sociales y devaluar la dignidad
con el plebeyismo. Miguel de los Santos achacó la autoría de las revueltas contra los parientes de Soler a la nobleza que no quería aceptar este
encumbramiento, actitud ya mostrada frente al almirante don Antonio
Barceló y el obispo Bernardo Nadal.
28
OLIVER TOLRA, Miguel de los Santos. Mallorca durante la Primera Revolución. Imp. Muntaner. Palma, 1901, pág. 37.
62
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
Entorno a esta rivalidad se conformaron las camarillas de cabildeo o
influencia que catalizaron los intereses estamentales y políticos. Los privilegiados locales aborrecían a los advenedizos y sus motivos de reprobación lograban la adhesión popular ante las nuevas medidas fiscales
que ejecutaban, aunque, los sectores más prudentes del brazo real eran
conscientes de que los asuntos que benefician al bienestar y la necesidad
de toda la sociedad obligaban a una contribución sin excepciones.29 No
obstante, los privilegiados con su propaganda y sus querellas contra las
Audiencias excitaron al descontento, tratando de formar bloque con los
sectores populares y dando cierta estructuración a las protestas, pero evitando ostentar protagonismo. Los eclesiásticos se sumaron a este bloque
pues se les había apremiado a tributar por bienes patrimoniales después
del Concordato de 1737,30 si bien hubo mucha resistencia a la aplicación
de todos los acuerdos que se siguieron31.
Los nobles hubieron de contribuir en el reparto del utensilio desde
1756,32 después de haber perdido el control sobre los Derechos de las
Administraciones del Tabaco, Aduanas y Salinas, cuando éstos habían
pasado a las competencias de la Corona en 1715. Este cambio significó
una pérdida de control de recursos monetarios por parte del bloque de
poder local. Además, la Universal Consignación -formada por una
junta de acreedores de los cuales cuatro eran nobles y otros tantos eclesiásticos-, que había gestionado los fondos procedentes de impuestos,
derechos y contribuciones de la Universitat (órgano universal de gobierno de la isla), en 1758 se convirtió en la Junta de Caudales Comunes, presidida por el Juez Decano de la Audiencia, y en la que el bloque
de poder local veía debilitado el peso financiero que había tenido anteriormente.
En el reinado de Carlos IV la Hacienda entró en bancarrota y los dispendios bélicos forzaron a nuevos impuestos, además de subir las cuotas de los antiguos, a fin de atender gastos y equilibrar las cuentas. Fue
necesario emitir deuda en forma de Vales Reales y se llegó a la rebaja de
29
ARM, R.A. 1797/29; pág. 24.
En 1794 se quiere someter a Talla las fincas y censos de la Inquisición porque se consideraba
que no gozaban de exención; AMP, Ayuntamientos, 55. 1794; pág. 406v.
31
En 1791 se insistía en “cargar en los libros de las Tallas, todos los bienes y censos adquiridos
por las Iglesias y manos muertas desde 1737”; AMP, Ayuntamientos 51, 1791. pág. 71.
32
Tenían un deber de participación extraordinaria según las Concordias Pontificias; AMP, Ayuntamientos, 47, 1788. pág. 396.
30
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
63
los sueldos, pensiones y mercedes.33 Las medidas tributarias indirectas decretadas sobre los signos externos se consideraron un atentado por las clases privilegiadas.34 El ministro mallorquín Soler proyectó una
racionalización de la Hacienda reduciendo el número de impuestos y tributos, tratando de unificarlos y universalizarlos a fin de agilizar su administración. Una política que fue mal recibida35 a pesar de los equilibrios para
recuperar el crédito nacional y subsanar la falta de monetario producida
por la paralización de las remesas de América. También tuvo que afrontar
las diferencias que existían entre el dinero que recibía la Hacienda y el que
recaudaba la corporación de los Cinco Gremios Mayores de Madrid. Esta
corporación tenía el asiento o concesión para cobrar los impuestos y era
muy poderosa, con todo lo cual Soler se vio enfrentado a poderosos adversarios y boicoteadas muchas de sus iniciativas, como el intento de controlar el gasto conocido como el “dinero de bolsillo del rey”; partida de la
que Hacienda no recibía cuentas. Nadie le rememoró por su labor y, si por
sus gravámenes, sobre todo por el impuesto del vino de 1805, que incidía
sobre otro gravamen ya existente del quinto.36 Una medida que le llevó a un
trágico final en un momento de ofuscación de las masas. Nadie recordaría
que este ministro había sido partidario de los impuestos directos sobre las
rentas y propiedades, a los que fueron contarios los terratenientes. Él combatió las ocultaciones a la hacienda para que las cuotas impositivas no recayesen siempre sobre los mismos tributarios. Un hecho que fue
denunciado al no registrar las transacciones de tierra realizadas en la segunda mitad de siglo, unas enajenaciones que privatizaban bienes inmuebles y los desafectaban fiscalmente, así como a sus compradores.
De las ocultaciones que se hicieron se quejó Pablo M. Palou de Comesema, director del Utensilio, quien hizo recapacitar a la regiduría sobre
el tema de los impuestos y la forma de actualizar el Catastro.37 Consideró
33
Fue notorio entre las clases funcionariales el descuento del 4% en los sueldos que pasaban de
800 ducados y la incompatibilidad de cobrar dos pagas públicas; AMP, Ayuntamientos, 1794; p. 600.
34
CANGA ARGÜELLES, José. Diccionario de Hacienda con aplicación a España por Ministro Jubilado del Consejo Real y Supremo de las Indias. Tomo I, Madrid, 1833, pág. 404.
35
CANGA ARGÜELLES, José. Diccionario de Hacienda..., pág. 11.
36
A este gravamen se sumó el de “tres y un tercio”un “diezmo” sobre cultivos, frutos, verduras y animales que antes no contribuían; Noticia periódica de la Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País. Palma, de 31 de agosto de 1805.
37
Inicialmente hubo de deslindar los temas correspondiente a la tributación por las tierras de
los pago por utensilio, y explicar a la Ciudad las diferencias entre los gastos propios de su Admi-
64
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
el director del Utensilio que las deficiencias y ocultaciones en el Catastro eran el motivo de las distorsiones en el aumento de las cuotas que
hacían más gravosa la contribución, por eso decía: “Ignora el Director el
efecto que ha producido, y como se gobierna en Catastro el asiento de
bienes Eclesiásticos que han pasado a manos legas, y contribuyentes, y
de censos redimidos con Vales Reales, y si se hacen o no las denuncias
convenientes, lo cierto es que debía esperarse que a consecuencia de dichas operaciones creciese el fondo de bienes sujetos a la contribución; y
ha sucedido lo contrario pues ha bajado considerablemente”.38 Insinuaba
Palou que por las transacciones de bienes y financias no declaradas se le
escapaba a la hacienda el control de una parte del capital tributario, formándose bolsas de fraude.
El que Mallorca no fuese escenario caliente en conflictos bélicos no la
excluyó de contribuir a los gastos por levas o formación de milicias, aunque a veces se encargaron de esta misión las iniciativas de la nobleza y
los fondos de los gremios. Con la guerra para detener el expansionismo
francés se generaron contribuciones extraordinarias, y lo que comenzó
con donativos voluntarios, se convirtió en una imposición forzosa en la
que se apremió a la entrega de joyas y dinero lo que generó gran descontento.
La acumulación de los impuestos conformó un montante difícil de asumir por las rentas familiares. Para estimular el cumplimiento de las obligaciones tributarias el poder civil había de recurrir a las prédicas de la
Iglesia como medio de concienciación.39 Sin embargo, las exhortaciones de
la Iglesia solían suponer cierta hipoteca de la autoridad civil en favor del
poder “espiritual” eclesiástico. El Obispo Nadal, en su Edicto General de
1807, hizo una defensa de la legitimidad de los impuestos a la vez que subrayaba la moralidad necesaria en los gobernantes para hacerse acreedores de las obligaciones de los súbditos, evitando la denuncia expresa de
los escándalos de la Corte.40 Por este discurso consideramos que la institución eclesiástica debía de obtener cierta deferencia de la autoridad civil
nistración, y lo que eran los aumentos por el crecimiento de la guarnición de la Isla desde 1799;
AMP, Documentos 1807; Palma, 16 abril 1807; s/p.
38
AMP, Documentos 1807; Palma, 16 abril 1807; s/p.
39
Por principio se condenaban las doctrinas que daban por lícita la inobediencia a las leyes civiles. AMP, Ayuntamientos, 1787, Edicto de Pedro Rubio Benedicto y Herrero; p. final.
40
Archivo Diocesano de Palma (ADP), Diario Libro. 2 (1808-1818), “Edicto General”, 14 de febrero de 1807; pág. 25.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
65
a la hora de hacer efectivo el recaudo de sus tallas41 y así se explicaría que
es hacia 1805 cuando el Estado eclesiástico de la isla comenzó a aparecer
en los repartos de tallas establecidos medio siglo antes.42
Con la supresión de los privilegios impositivos, las clases dominantes
veían amenazados y reducidos sus beneficios; en esta disminución de
beneficios coincidían con los comerciantes y fabricantes que también vivían en la zozobra por la fiscalidad.43 Un elemento que establecía una
convergencia coyuntural aunque no eran situaciones homologables ni
recomendaban una actuación en bloque a medio plazo. El hecho es que
la política fiscal motivó una protesta de los círculos conservadores en
pos de sus intereses contra los ministros de Carlos IV y la política del
poder central.44 Con ellos concordaron puntualmente los sectores populares más apremiados por la crisis a pesar de los planteamientos aperturistas de la secretaría de Hacienda.
La política reformista de Soler se vio enturbiada por ciertas decisiones de Godoy quien abusó de la emisión de deuda en forma de Vales Reales. La interferencia en la emisión de la deuda y el uso de la información
privilegiada contribuyó a la devaluación de los Vales y motivó mucha
animadversión hacia Godoy y de paso hacia Soler. La pérdida de solvencia y seguridad jurídica al permitir el Estado usar los títulos de la
deuda sin valor para redimir censos de toda clase, perjudicó a los perceptores de este tipo de pensiones -entre los que se encontraban eclesiásticos y cofradías- que vieron debilitadas sus rentas45. El desprestigio
de la deuda del Estado alcanzó a todo el juego de la bolsa; las letras de
cambio, el papel moneda, los prestamos del Estado y las acciones de
banco que sufrieron una pérdida de valor al cambiarlos por dinero -descuento que se conocía como agio. La devaluación convertía la deuda en
una inversión ruinosa, sin embargo en alguna circunstancia las cotiza41
Justificaría el retraso a la hora de interpretar el Concordato de 1737; OLAECHEA, Rafael. Las
relaciones Hispano-Romanas en la segunda mitad del XVIII. Tomo I. Zaragoza, 1965, pág. 47. Por eso
para aplicarse ese acuerdos se hubo de promulgar una Real Orden en 1769, y establecer una Concordia posterior entre el Estado secular y el Estado regular aprobada en 1770.
42
El Cabildo Eclesiástico hizo objeciones al listado de la Contribución extraordinaria de los 300
Millones en 1800. Cuestionaba si había de pagar por los bienes adquiridos antes del Concordato de
1737; AMP, Ayuntamientos, 1800; pág. 296.
43
HERR, Richard. España y la revolución del siglo XVIII. Madrid, 1964, pág. 333.
44
AMP. Ayuntamientos, 1808; págs. 87-88.
45
Esta noticia sale en el Semanario de Mallorca; Palma, junio de 1801 y también la recoge el cronista Desbrull por el interés que tenía para los rentistas de Palma.
66
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
ciones resultaron remuneradoras,46 como tras la Paz de Amiens, en que
la información privilegiada provocó ganancias escandalosas, hecho que
cierta doctrina consideraba inmoral. Estas maquinaciones se aprovecharon en la isla para desprestigiar a Godoy47 y con el a su camarilla, que
supuestamente estaba constituida en Palma por la parentela de Cayetano Soler. Si bien el ministro mallorquín había denunciado estas actuaciones.
La devaluación de los Vales y la maquinación para alterar su cotización, fueron una práctica condenada en Mallorca donde ya existía una
deuda consolidada originada por antiguos préstamos censales consignados sobre los impuestos ordinarios que le servían de garantía. Esta
deuda censal consolidada tenía como beneficiarios a personas de ciertos
estamentos de la isla que cobraban un interés o censo por sus títulos. Su
origen secular constituyó uno de los grandes lastres para la economía de
Mallorca que se siguió acusando a lo largo del siglo XVIII.48 Los gremios,
como corporaciones con reconocimiento público, también arrastraban
una deuda censal originada, en parte, por impuestos extraordinarios por
motivos bélicos. Con motivo de la Guerra contra la Republica Francesa,
sus cuentas se manifestaron exhaustas y sin fondos ni solvencia.49
El saneamiento de la hacienda por medio de la desamortización eclesiástica que decretó Soler se produjo en un contexto de incremento del regalismo real frente a la posición de las iglesias locales que trataban de
defender sus patrimonios. También se trató de desactivar la fuerza del
Santo Oficio, además de otras medidas tendentes a reducir la resonancia
de la Iglesia. Se criticó la gran cantidad de mano de obra inactiva que se
recluía en sus establecimientos; se invalidaron las titulaciones universitarias emitidas por conventos y seminarios y se amplió el “exequator
regio”. La preocupación de la Iglesia ante esta política de acometida a
sus bienes se reflejó en la coacción que recibieron los reformadores y sus
escritos, cuyas obras se inscribieron en el Índice de libros prohibidos, La
46
“Exposición que hace al Rey el Ministro de la Real Hacienda, D. Miguel Cayetano Soler en
1799”; CANGA ARGÜELLES, José. Diccionario de Hacienda...,, pág. 14.
47
Diario Político de Mallorca de 20 de junio, 1808; pág. 22.
48
JAUDENES NEBOT, V. Memoria sobre las ventajas de la Agricultura de Mallorca de..., Valencia,
1798, pág. 145.
49
BEJARANO GALDINO, Emilio. “La incidencia de los tributos extraordinarios en los censales, y la influencia de éstos en la decadencia gremial”, Fiscalitat Estatal i Hisenda Local (ss. XVI-XIX):
Funcionament i Repercussions socials. Institut D’Estudis Baleàrics. Palma, 1988, pág. 10.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
67
desamortización de bienes propuesta por Campomanes y Jovellanos en
el Expediente de la Ley Agraria, también preocupó a los plutócratas locales que se beneficiaban de los arriendos de las tierras públicas de propios y comunes.50
Por otra parte, la desvinculación de las tierras y la disolución de los
mayorazgos suponía que esas tierras perderían su exención impositiva,
lo mismo que ocurrió al suprimir las ventajas de pertenecer a una orden
religioso militar. Gracias a esos privilegios, la nobleza había actuado de
forma estratégica y continuaba transmitiendo sus patrimonios a través
de la institución del hereu. Las dotes y los beneficiosque se establecían
para los hijos que profesaban la religión recibían una dispensa fiscal, si
bien luego recuperban esos bienes inscritos como exentos generando así
una forma de evasión fiscal.51 Para no disipar las exacciones fiscales de
la propiedad a causa de las herencias que se iban a la Iglesia, se prepararon informes a instancia del Supremo Consejo de Castilla a fin de ampliar los supuestos de la ley que prohibía suceder a sus parientes “ab
intestato” a los religiosos, 52 ya que los “bienes que entraban en los monasterios se eximían de varios impuestos con inconveniencias para la República y el sostenimiento del Real erario”.53 Estas medidas se unieron a
la limitación de la asistencia a los enfermos terminales a fin de no sustituir a los legítimos herederos54.
Los economistas trataron de combatir las estrategias de privilegiar los
títulos de la propiedad amortizada, por ello las reformas de Olavide y Jovellanos fueron temidas porque conducían a desafectar y desvincular
fiscalmente las propiedades y planteaban la desamortización, aunque,
Jovellanos proponía una vía menos traumática que la de los jacobinos
revolucionarios.
En el anticipo de lo que será la desamortización liberal, se comenzaron
a “enajenar todos los bienes raíces pertenecientes a Cofradías, Memo50
PONSOT, P. “Révolution dans les campagnes espagnoles au XIX siècle: les désamortissements. Revue des études Récents”, Etudes Rurales 45. 1972, pág. 104
51
FERNÁNDEZ, R. Manual de Historia de España. Siglo XVIII. historia 16, Madrid, 1993, pág. 524.
52
BEJARANO GALDINO, Emilio. Miguel Cayetano Soler un hacendista olvidado. Palma, 2005, pág.
122.
53
Los sacerdotes solían influir en los legados testamentarios a favor de la Iglesia y sus fundaciones; AVILES, Miguel; MADRAZO, Santos; MITRE, Emilio y otros. Nueva Historia de España. Carlos III y fin del Antiguo Régimen, 13. Madrid, 1973, pág. 166.
54
Resolución de 18 de agosto de 1771; Novísima Recopilación. Tomo V. pág. 127.
68
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
rias, Obras pías, Patronatos de legos, Hospitales, Hospicios, Casas de Misericordia, de Reclusión y Expósitos”, unos bienes eclesiásticos y paraeclesiásticos.55 Años después llegamos a la primera desamortización que
se afirmaría con lo que fue la orden de venta del séptimo de los bienes
eclesiásticos de 1807. Se encargó de su ejecución a las Audiencias y en la
isla se nombró como coadjutor de este proceso a José Elola magistrado
de la camarilla de Soler, lo que confirmó la reticencia de la nobleza hacia
los advenedizos de la Audiencia próximos a Soler.
Todas las medidas liberalizadoras se publicitaron a nivel local como
contrarias a la configuración tradicional y conducentes a la revolución.
Por ello algunos eclesiásticos estuvieron presentes en los motines contra
la parentela de Soler atizando la propaganda de los pasquines. Nadie
aludió a que la actuación desamortizadora de Soler habían sido confidencialmente consultada y gestionada con ciertas dignidades de la Iglesia como el Cardenal Despuig.56 Para los estamentos latifundistas el
ministro apareció como un enemigo público al imponer la tributación
directa a los grandes patrimonios y estimular la entrada en el mercado
de las propiedades amortizadas.
La corrupción y el nepotismo atribuidos a Soler desdibujaron toda su
actuación en la isla57 y su ejecutoria se asoció desmesuradamente al despotismo que acompañó a Godoy; aunque el empleo de influencias para
acceder a los cargos públicos no había sido algo sobrevenido con Godoy
o con la llegada de advenedizos a la administración. Secularmente, los favoritos y muchos notables de la administración real y local se habían interesado por los cargos públicos en el deseo de proteger sus entramados
patrimoniales.58 Es precisamente con los monarcas ilustrados que estos
escándalos se vieron denunciados por los funcionarios tecnócratas de las
Audiencias que actuaban fuera de sus territorios autóctonos. Antes de la
llegada de Soler a la Secretaría de despacho de Hacienda se registran numerosas quejas contra nombramientos de bayles y regidores, por darse
la circunstancia de que sus candidatos eran beneficiarios de arrenda55
AMP, Documentos de 1800. Tomo I. s/p.
SALVA, Jaime. El Cardenal Despuig. Palma, 1964, pág. 262.
57
BEJARANO GALDINO, Emilio. M. Cayetano Soler un hacendista olvidado. Palma, 2005, pág. 187.
58
En 1789 el Síndico Forense de Sineu informa sobre abusos que según precisa también “podían
haberse cometido en otras partes”. Esa vaguedad no permitió iniciar las causas para combatir “monopolios, fraudes, ganancias torpes y corruptelas”, tal vez por miedo a las influencias de los poderes locales. ARM, R.A. 1789/54; págs. 5-6.
56
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
69
mientos públicos o recaudadores de derechos municipales, lo que era incompatible con las funciones de gobierno.59 Unas prácticas extendidas
por distintos pueblos de la isla lo que motivó el bloqueo de algunas elecciones a bayle.60 También se pretendía evitar la acumulación de cargos
sobre personas que actuaban en favor de notables o grupos que permanecían en el anonimato. Otra de las denuncias que se plantearon ante el
Real Acuerdo fueron los escándalos por cuestiones de incompatibilidad
debido al parentesco próximo.61
En la isla habían alcanzado mucho arraigo las estructuras estamentales y corporativas, que se vieron combatidas en los últimos años del reinado de Carlos IV desde las instituciones y camarillas de palacio que
actuaron como facciones políticas. Algunas representaron una oposición
para los intereses locales, porque atentaban contra el entramado estructural que las fuerzas nobiliarias de las ciudades extendían a las villas y
zonas rurales. Muchos señores, aún sin tener “casa abierta” en las villas,
tenían propiedades y otorgaban tierras en arriendo en sus términos, lo
que les dio poder, y a su vez les convirtió en los valedores de esos villanos en sus relaciones con la capital. Este tipo de relación clientelar secular se vió interferido. Esta relación de dependencia próxima permitía a
las fuerzas locales mediatizar su discurso propagandístico contra las instituciones de poder más distantes, aprovechando los litigios con las instituciones regentadas por los funcionarios manteístas.62
La corrupción había sido una lacra secular que había tenido su culmen en el siglo XVII, si bien, la atribuida a Soler tuvo algo de novedoso,
y fue que los plebeyos alcanzaron gran influencia y pudieron canalizaron su poder a través de camarillas;63 por eso a raíz del Motín de Aranjuez que derrocó a Godoy, la propaganda aprovechó para presentar la
crisis del momento como resultado de los cambios que habían promovido esas camarillas de ministros advenedizos.
59
ARM, R.A. 1795/17.
ARM, R.A. 1804/10.
61
ARM, R.A. Exps: 1805/25; 1808/11, 12 y 19. Vid. ARM, R.A. 1808/15.
62
En las revueltas de las villas de la isla en 1808, se percibe como la autoridad local actuaba tímidamente contra los revoltosos a cuyos promotores amparaban y será la Audiencia la que tenga
que acudir a restablecer la autoridad; BEJARANO GALDINO, Emilio. Amotinamientos populares y revuelta de los privilegiados..., pág. 190.
63
ARM, R.A. 1805/32, y ARM, R.A. 1806/34; pág. 6v.
60
70
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
Los infundios contra los Soler se divulgaron a través de pasquines con
propaganda intoxicadora64 que convocaban a la asonada. Se denigró y
se dio publicidad a los nombramientos efectuados durante su ministerio
presentándolos como el súmmum de la corrupción. Para el bloque de
poder local, Soler había materializado la mayor camarilla de influencias
entre “las fuerzas conspirativas” de la Audiencia que había logrado postergar a la nobleza en la administración pública. Una inquietud que pendía desde el inicio de las reformas borbónicas. Los altos cargos soleristas
se vieron injuriados por su condición de “plebeyos” advenedizos y por
las corruptelas y los enlaces de conveniencia que habían protagonizado
sin respetar el orden social. Una de esas uniones fue criticada de forma
maledicente por medio de una copla chocarrera carente de toda caridad:
“No he podido averiguar
que causa pudo tener
Osuna para encontrar
con la casa de Soler
porque al ver a una mujer
llena de putrefacción
no se como hay corazón
tan valiente y atrevido
que con ella haya tenido
acto de fornicación”65
Se ordenó la retirada de estos panfletos glosados que se colocaron por
la ciudad para promover las asonadas.. Sin embargo, cuando la autoridad real estaba respaldada por el poder local, su actuación era más draconiana y todos los pasquines rápidamente eran quemados de mano del
verdugo en “el paraje más público”. En los motines contra la camarilla
solerista no se mostró tanta diligencia y se evidenció la actuación complaciente de las facciones estamentales locales que promovieron la cris64
“Poesías infamatorias que en 1809 salieron en Palma contra la familia y parientes del Ministro Don Miguel Cayetano Soler” -la fecha se refiere a los hechos de 1808-; Misceláneas o colecciones
históricas, de Joaquín María BOVER; Palma 1830. págs. 321-324.
65
Ángela Monserrat y Soler casada con el coronel de infantería don José Osuna y en los motines contra los de su familia, vio denigrado su enlace al divulgarse que su matrimonio había sido de
conveniencia por considerar que era una persona con falta de encantos. BOVER, Joaquín María.
Miscelánea, Erudita Maioricense. Tomo V. pág. 321.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
71
pación a fin de precipitar el descontento popular y manipularlo a su
favor coyunturalmente.
Las coplas satíricas, por suponerlas nacidas del pueblo, al que supuestamente defendían, hicieron que la propaganda difundida contra
los políticos advenedizos quedase en la memoria colectiva tal como la
habían presentado las glosas, sin ponderar sus alegatos ni atender a las
circunstancias. Las crónicas y la historiografía local posterior asumieron
esas conjeturas y las grabaron en “la memoria histórica” sin añadir precisiones críticas.66
Otro instrumento de ataque al reformismo estuvo en la doctrina y las
prédicas de sectores religiosos ultraconservadores que tenían gran capacidad de persuasión. Sus mensajes podían tener una difusión más sistemática y subrepticia; por eso los sermones podían soslayar una
situación o caldear la emotividad popular y en general evitaban atacar el
orden social establecido y las desfasadas formas de propiedad territorial
amortizadas. La censura cubría otra parte de este frente ideológico condenando las obras de los economistas. Evidentemente existían otros sectores religiosos que estaban en la línea reformista.
Tras los desórdenes que siguieron a la caída de Godoy, la actuación de
la Junta Suprema Gubernativa creada en Mallorca -en la que cobraron
peso los antiguo miembros de la regiduría- se preocupó por disolver las
camarillas que habían invadido los altos cargos con la influencia de Soler;
y se percibió como las ligas de carácter estamental interfirieron en las
sentencias dictadas por la Audiencia para expulsar a los funcionarios advenedizos.
Muchos de los verdaderos sentimientos populares no fueron planteados en estas luchas “aristocráticas”. Parece que en el inconsciente colectivo pesaban las reminiscencias de las fracasadas revueltas de los
forenses contra los ciudadanos y la Germanía.67 En momentos de crisis
la acción de los de campesinos jornaleros y “roters” no se soliviantó por
la falta del apoyo de los payeses grandes arrendatarios y su gente que
daban respaldo a la causa de los señores de la nobleza con los que tenían
66
Cuentan las cónicas que “fue demasiado escandaloso lo que hizo Soler para proteger a sus parientes, dándole los mejores empleos, siendo unos pedantes y por lo mismo muchos sujetos de honor
casaron con sus sobrinas con este mismo fin...”; LLABRES BERNAL, Juan. Noticias y relaciones históricas de Mallorca (1801-1858). Tomo I. Palma, 1958, pág. 158.
67
BEJARANO GALDINO, Emilio. Amotinamientos populares y revuelta de los privilegiados..., pág.
183.
72
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
una “alianza” objetiva.68 Por otra parte el crecimiento demográfico favoreció la competencia entre la creciente mano de obra que se había de
disputar los limitados jornales.
Una pervivencia que alimentó la resistencia silenciosa de muchos campesinos en la isla fue el malestar generado por el sistema dominante de
propiedad con arrendamiento corto. El cronista Vicente Mut había dicho
que existía un odio social hacia el gran poder de la nobleza debido a los
complejos de los campesinos que se habían de supeditar a ellos por las
sociedades pecuarias y al hecho de que la mayor parte de los cargos de
gobierno los retuviese ella. Constató como los caballeros “poseen las mejores haciendas y los payeses y gente vulgar tienen mucha dependencia
de ellos, y los conciben aborrecibles, porque los han menester”.69
El arriendo era la forma de explotación más usada en la mayoría de las
posesiones de Mallorca70 y la relación entre la oferta de tierras y el contingente demográfico71 influyó en la duración de los contratos, por eso la
presión de las rentas podía convertir a los arrendadores en un tipo de
especuladores. Claro está que las sociedades pecuarias no fueron siempre abusivas.72 Pasadas las primeras décadas del siglo XVIII, el nivel de
rentas se mantuvo bastante estable en Mallorca hasta su última década,73
si bien, los propietarios de acuerdo a la evolución de los precios podían
pedir una mayor cantidad de renta en especie cuando el trigo se cotizaba
al alza o por el contrario, establecer el pago en numerario a fin de no perder renta cuando se entraba en ciclos de abundancia y los precios habían
de correr bajos. Como consecuencia de estas estrategias aumentaba o se
reducía el malestar del campesino sin llegar a exteriorizarlo.
El poder de la nobleza debido al control de la rentas y el “cuasi” monopolio de la tierra comenzó a verse amenazado, igual que algunos de
68
MOLL, Isabel; SUAU, Jaume. “Senyors i pagesos a Mallorca, 1718- 1860/70”, Estudis d’História Agraria, 2. Barcelona, 1979, pág. 163.
69
DAMETO, Juan; MUT, Vicente; ALEMANY, Gerónimo. Historia General del Reino de Mallorca,
Tomo III. Mallorca, 1841, pág. 405.
70
JUAN VIDAL, Josep “La evolución de la producción agrícola en Mallorca durante la Edad
Moderna. Fuentes y problemas de su estudio”, Moneda y Crédito 145; Madrid, 1978.
71
MOLL, Isabel; SUAU, Jaume. “Senyors i pagesos a Mallorca, 1718- 1860/70”, Estudis ..., pág.
125.
72
A períodos de gran explotación podían suceder otros con una tendencia a la baja de las rentas; BEJARANO, Emilio. La ganadería de Mallorca y el abasto de carnes a Palma en el siglo XVIII, Tesis
doctoral (inédita). UIB. Palma, 1995, pág. 135.
73
MOLL, Isabel; SUAU, Jaume. “Senyors i pagesos a Mallorca, 1718- 1860/70”, Estudis..., pág. 157.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
73
sus privilegios tras el afianzamiento de la casa Borbón. Desde mediados
de siglo por decreto se trató de limitar el nivel de todo tipo de rentas,74
si bien, el crecimiento de la población en el siglo XVIII favoreció un aumento de la demanda de suelo e hizo que este escasease y se encareciese,75 lo que dificultó el acceso a la propiedad y la contratación; un
factor que contribuyó a limitar el rendimiento de las tierras. El sistema
de propiedad resultaba restrictivo teniendo en cuenta factores institucionales como los fideicomisos y la amortización de tierras.76
La entrada de Mallorca en los circuitos del comercio internacional estimuló la agricultura de nuevos cultivos que resultaban más rentables, si
bien estos al no estar dentro de las listas de productos que diezmaban,
recibían el rechazo de los propietarios que percibían rentas decimales.
Además el grano era el medio de pago en especie de una parte importante de las rentas por lo que se hacía obligatorio su cultivo a pesar de su
rendimiento escaso.77 Como ha subrayado Isabel Moll, esta pervivencia
dificultó la modernización de la agricultura y el inicio de nuevas explotaciones más rentables. Con todo ello, la progresiva entrada de los productos agrarios isleños en el comercio colonial durante el último tercio
de siglo y las iniciativas de la Sociedad Patriótica amortiguarían la situación del campo y estimularían la diversificación del control de las rentas
agrarias. Con el fin de animar el mercado de tierras o favorecer su alquiler o arriendo, se hizo necesario estimular este sector; pero para agilizar
las transferencias se necesitaba sacar a la venta tierras públicas y baldíos,
y desvincular los patrimonios y títulos de amortización seculares.
74
A principios de siglo XVIII se fija una limitación de las rentas en Castilla, haciendo especial
mención a las rentas censales. Esta pragmática se amplia a mediados de siglo a la Corona de Aragón, dada “la calamidad de los tiempos que ha minorado el valor de las haciendas redituables, no
habiendo alguna que produzca el rédito o frutos, que antes hizo... reconociendo su mayor beneficio en conservar su deudor... asegurando la paga con la moderación” Ley VIII, Tít. XV, Libro X; Novísima Recopilación, pág. 79.
75
DEYÁ BAUZÁ, José Miguel.”La vigencia de la vella economia d’Àntic Règime? Les limitacions del creixement”. Del segle XVIII Borbónic a la complexa contemporaneitat. Història de les Illes Balears. Vol. III. Edicions 62. Barcelona, 2004, pág. 24.
76
Las ordenanzas liberalizadoras de las transacciones de tierras animan el mercado de la tierra a
partir de 1768 hasta 1791, en que este movimiento sufre una contracción . De 1767 a 1791 se produce
un volumen del 86% de venta de tierras, en tanto que en igual período de 1791 a 1815, las transacciones se reducen a un 14%; ALBERTI, A; MOLL, I.; MOREY, A. “Tierra de fideicomisos: Las consecuencias de la Ley de desvinculaciones en Mallorca (1768-1865)”. Areas 15. Murcia, 1993, pág. 21.
77
MOLL, Isabel; SUAU, Jaume. “Senyors i pagesos a Mallorca (1718-1860/70)”. Estudis..., pág. 120.
74
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
La apertura hacia una interpretación flexible de los fideicomisos y la
enajenación de “establiments” bajo la forma de censos reservativos, animaron el mercado del suelo.78 André Grasset de Saint Sauveur había percibido la excesiva desigualdad en el reparto de tierras como el obstáculo
que destruía la agricultura de la isla,79 y subrayó como la venta de porciones de tierra en forma de establecimientos a diversos cultivadores
había contribuido a mejorar los rendimientos agrícolas.80 Le extrañó el
atraso del campo81 y atribuyó los baldíos existentes a la falta de brazos,
por el considerable número de haraganes repartidos por las casas de los
ricos y “la multitud de frailes, religiosos y sacerdotes esparcidos por la
ciudad y el campo, añadiendo el número considerable de gente joven y
robusta que llenaba los seminarios y los claustros...”,82 críticas ya manifiestas por Olavide, Campomanes, Jovellanos y Soler.
El comercio todavía no superaba el neomercantilismo con su sistema
prohibitivo y oscilaba entre la tasa, “azote de la producción” y el monopolio “enemigo del consumo”. La tasa o precio máximo oficial retraía la
oferta pues los propietarios no eran proclives a poner grandes cantidades de subsistencias en el mercado que les dejase poca ganancia al haberse de someter a un precio intervenido por debajo del corriente de
mercado, lo cual contribuyó a estancar la economía general.83
En otro orden de cosas, la inercia de las tradiciones y costumbres fueron un freno a las innovaciones de la modernidad y a las corrientes que
trataban de instruir e ilustrar al pueblo. Las nuevas artes y ciencias encontraron obstáculos en su divulgación pues había muchos artesanos
78
ALBERTI, A; MOLL, I.; MOREY, A. “Tierra de fideicomisos: Las consecuencias de la Ley de
desvinculaciones en Mallorca (1768-1865)”, Areas..., pág. 16.
79
Salvo las apreciaciones personales, muchos de los datos que refleja este autor estaban tomados de José VARGAS PONCE. Descripciones de las Pithiusas y Baleares; publicado por Vda. de Ibarra,
Madrid (1787). También se habían hecho trabajos descriptivos como los de Gerónimo de BERARD
I SOLA. Viaje a las villas de Mallorca -1789-, manuscrito editado por el Ajuntament de Palma, 1983.
Su autor fue precisamente el ilustrado promotor de la cátedra de dibujo instituida por la Sociedad
Económica de Amigos del país.
80
GRASSET DE SAINT-SAUVEUR, A. Voyage dans les îles Baléars et Pitiusas fait dans les années
1801-1805, París, 1805, pág. 72.
81
GRASSET DE SAINT-SAUVEUR, A. Voyage dans les îles Baléars..., pág. 60.
82
GRASSET DE SAINT-SAUVEUR, A. Voyage dans les îles Baléars..., pág. 71.
83
El gremio de carniceros se quejó de su difícil situación porque el ganadero le pedía precios
“exhorbitados”, sin atender al precio de venta establecido por la tasa que le dejaba un exiguo margen de beneficio; AMP, Ayuntamiento, 1765; pág. 26.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
75
analfabetos y todavía más entre el campesinado a los que les inquietaban
los cambios. Las pocas escuelas de gramática y primeras letras eran conventuales y una catedralicia. A la gente de economía precaria, una de las
pocas oportunidades de promoción intelectual que le asistía era internar
a sus hijos en una institución religiosa si no encontraban el mecenazgo
de un señor. A principios de siglo se había puesto en marcha el Seminario para formar sacerdotes según las directrices tridentinas y esto era una
iniciativa que permitía el acceso a una instrucción para los niños que descollaban pero, evidentemente encauzaba hacia la vocación del sacerdocio.
El saber había sido patrimonio de cierta aristocracia y la enseñanza
que se prestaba en los conventos había alcanzado a poca gente, ahora se
despertaban nuevas posibilidades. La efervescencia novatora motivó
cambios en la Universidad y ésta comenzó a interesarse por las materias
no especulativas. Tras su creación, la Sociedad Mallorquina de Amigos
del País comenzó a promover centros de carácter público y a fomentar la
enseñanza desde las primeras letras. Esa institución abrió escuelas como
la de matemáticas y otra de dibujo y pintura que años después se amplió
hacia las otras bellas artes. Con un acuerdo con la Universidad se creó la
“Academia médico-práctica de Mallorca”. Los ilustrados también pensaron que las publicaciones periódicas podían ser un instrumento de
transmisión de las nuevas ideas e inquietudes y en 1779 sacaron a la luz
el primer semanario sobre “Noticia periódica de los precios corrientes
en la semana y otras curiosidades”, y algunos de sus inspiradores mantuvieron posteriormente contacto con Jovellanos, pues este había sido
miembro destacado de la sociedad homóloga madrileña.
Sin romper totalmente con el pasado, estos ilustrados trataron de ponernos en contacto con las corrientes intelectuales europeas y se preocuparon por los temas de la economía política, tratando de liberalizar
esta actividad siguiendo las directrices de la monarquía borbónica. La
preocupación galicano regalista por destacar la autoridad del rey y definir la legitimidad del poder del episcopado nacional frente al papado y
sus bienes, llevó a la necesidad del estudio de los fondos documentales
de los establecimientos religiosos. Eso conduciría al surgimiento del criticismo histórico, que cuestionaría los planteamientos historiográficos,
y desde estas posiciones se iniciaría la superación de la crisis general del
saber en España.
En este ambiente de inquietud intelectual de finales de siglo se crearon centros dedicados a la instrucción en las “ciencias útiles” y experi-
76
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
mentales, como el Real instituto de Náutica y Mineralogía de Gijón que
varias décadas después sería el modelo para el primer instituto de Mallorca. Su inspirador fue Jovellanos que durante su prisión en la isla inició su Tratado teórico práctico de Educación a instancias de la Sociedad
Patriótica de Amigos del País.
En el cambio de centuria se crearon en Mallorca centros de enseñanza
para niñas promovidos por el obispo Bernardo Nadal de tendencia galicana. Sin embargo cuando se planteó en 1807 la reforma de los planes
de estudio superior, siguiendo las pautas marcadas por Salamanca, la
Universidad Literaria de Mallorca polarizó todo el debate en torno a la
cuestión de los privilegios que gozaban sus profesores. El Estudio General de Mallorca desde 1673 había tenido la categoría de Universidad
con títulos reconocidos en toda la cristiandad,84 y la Iglesia había tenido
mucho peso en este centro de enseñanza, por ello, ante las reformas trató
de mantener el peso que mantenía en las cátedras –la mitad dedicadas a
la teología- y a preservar sus privilegios de extranjería. Poca opinión
pudo manifestar Jovellanos en este tema desde su cautiverio en Bellver,
aunque entonces ya disfrutaba de flexibilidad de movimientos y de la
posibilidad de mantener una correspondencia abierta bajo la supervisión de la autoridad. Se obvió toda la lucha del ilustrado en pos de la enseñanza y por un profesorado con mentalidad abierta y bien formado. En
la isla se apostó por la continuidad del sistema de cátedras sujetas a las
escuelas teológicas tradicionales, reticentes a toda novedad que supusiese tener que adentrarse en nuevas metodologías, que por otra parte estaban mal vistas por sectores que daban apoyo a la monarquía. Hubo un
distanciamiento cultural y político entre los que profesaban las nuevas
doctrinas y los inmovilistas que tenían el apoyo de la mayoría del pueblo iletrado. Por eso fue difícil que calaran los cambios y la multitud de
leyes con las que los monarcas intentaron modernizar la sociedad “a
golpe de decreto”, y que favorecían una secularización de la cultura85.
Con la llegada de la corriente filosófico intelectual ilustrada, los contemporáneos percibieron como la inquietud por la instrucción establecía
una gran fisura entre la clase ilustrada y el vulgo.
84
LLADO FERRAGUT, J. Historia del Estudio General Luliano y de la Real y Pontificia Universidad
Literaria de Mallorca, Palma, 1973.
85
Como refiere el Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Julio Ruiz Berrío en sus referencias a “Las propuestas educativas de G. M. de Jovellanos.” Jovellanos i el seu temps. Centre de
Cultura Sa Nostra. Palma, 2008.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
77
En la sociedad de la isla pesaban las coordenadas de la ortodoxia del siglo
XVII, donde el poder político alineándose con el espíritu de la contrarreforma
había adoptado cierta racionalización, pero siempre dentro de los valores
morales y religiosos tradicionales. Una posición asumida por los centros superiores de enseñanza, donde ésta estuvo por mucho tiempo sometida a un
tímido eclecticismo entre las ideologías tradicionales y las corrientes y métodos más racionales siempre que no comprometiesen el dogma.86 La escuela
filosófica y metodológica lulista fue la que tuvo mayor peso en Mallorca con
su Colegio Mayor de la Sapiencia, cuyos colegiales se juramentaban en la defensa del “beato iluminado” Ramón Llull. Un personaje que en la isla era venerado tradicionalmente como un santo. Sin embargo el lulismo desde
mediados del siglo XVIII fue combatido por la Curia de Roma y los monjes
dominicos. Una acometida que motivó enfrentamientos y manifestaciones
de desagravio promovidas desde distintas instancias y el secular apoyo de la
Regiduría de Palma. Otras corrientes fueron la suarista, en crisis con la expulsión de los jesuitas –en su momento las cátedras de filosofía y teología de
los jesuitas llegaron a agregarse a las del Estudio General-; la tomista dominica con un arraigo agónico; los escotistas y seguidores de Bacon y el sector
selecto del clero agustinista jansenizante que se mantuvo en forma muy discreta, como fue el caso de Pedro Gamundí al que visitó Jovellanos en Sóller.
Si bien, Miguel de los Santos Oliver consideró que esta corriente fue mayoritaria entre el clero secular y los juristas mallorquines.87
Los cambios ideológicos del siglo comenzaron a hacerse notorios en
sus últimas décadas cuando se despertó el interés utilitario por la economía política, y se comenzaron a manejar publicaciones extranjeras en
las que se formulan los principios del liberalismo burgués, que divulgaba la filosofía favorable a la promoción de las ciencias útiles. Hubo
una gran inquietud por la historia que iba a las fuentes documentales, y
fue el comienzo de la modernidad88 donde, desde la época de los novatores destacaron importantes individualidades como la figura de Jeroni
Palou, el médico filósofo; Antonio Ramón Pascual Flexas, un precursor
de la nueva corriente historiográfica criticista; el enciclopedista panmallorquinista Bonaventura Serra;89 el erudito afrancesado Cristóbal Cla86
TRIAS MERCANT, Sebastià: Història del pensament a Mallorca, Palma, 1985, pág. 165.
OLIVER TOLRA, Miguel de los Santos. Mallorca durante la Primera..., pág. 26.
88
FERRER FLOREZ, Miguel. “Mallorca apertura a la modernidad”. Memòries de l’Acadèmia Mallorquina d’Estudis Genealògics, 8. Palma, 1998.
89
OLIVER TOLRA, Miguel de los Santos. Mallorca durante la Primera..., pág. 28.
87
78
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
dera, que por consejo de un tío capuchino –orden interesada por el movimiento ilustrado- ingresó en el seminario de San Fulgencio de Murcia,
centro de afinidades jansenistas.90 Este religioso fue ministro con José I
Bonaparte, un cargo que había rechazado Jovellanos y fue el sucesor de
Bernardo Nadal en la secretaría de Interpretación de Lengua en la Corte.
Su posición josefinista fue una opción reformista que trataba de prevenir el peligro de la revolución. El obispo Nadal llegó a ser el representante del catolicismo liberal con una importante proyección política y
pastoral y tendría un destacado protagonismo en las Cortes de Cádiz.
Su sobrino, Antonio Oliver Nadal, que le había acompañado como secretario en diversas ocasiones, asumió su pensamiento y lo desarrolló a
través de ensayos.
Otra individualidad destacada fue Antonio Desbrull, si bien en una
posición más próxima a la fisiocracia y al jovellanismo. Fue uno de los
fundadores de la Sociedad Mallorquina de Amigos del País que trabó
amistad con Jovellanos a raíz de la participación del patricio asturiano en
un concurso de memorias sobre educación convocado por esa sociedad
patriótica. No menor importancia tuvieron Joseph de Togores, o Tomás
de Verí, persona versada en el arte y las lenguas, mecenas de Bartolomé
Sureda Misserol, este completó su formación en el extranjero y acabó
como el gran director de las manufacturas reales, y fue el introductor de
nuevos métodos y técnicas industriales.
En Mallorca, tuvo mucho arraigo la lengua vernácula utilizada en la
isla, si bien con la llegada de los Borbones se estableció el castellano como
lengua oficial unificada para todos los territorios de la corona. Esta presentaba gran vigor aculturador espontáneo y había tenido gran funcionalidad comercial desde que Castilla se había convertido en motor de la
expansión por centroeuropa y sobre todo desde que se inició la colonización y el comercio con las Indias Occidentales. Por su parte, el catalán,
la lengua de los reinos orientales de la península había iniciado una pérdida de vitalidad desde el siglo XVI dentro del ámbito comercial y sobretodo en la literatura culta y como vehículo de comunicación entre las
clases altas;91 si bien se había mantenido su uso por parte del pueblo en
la vida cotidiana y, de forma mayoritaria, en las zonas rurales. La difu90
TRIAS MERCANT, Sebastià: Història del pensament a Mallorca, pág. 264.
BADIA, Joan; BRUGAROLAS, Nuria, GRIFOL, Jordi. Curs de llengua Catalana. Castellnou.
Barcelona, 1995, pág. 177.
91
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
79
sión de la imprenta favoreció la divulgación de libros en castellano y así,
en la producción editorial de Barcelona vemos como se produjo un claro
dominio de la literatura en castellano desde finales del siglo XVI.92 En
Mallorca el fuerte arraigo de la lengua vernácula, hizo que el proceso de
castellanización iniciado con los Decretos de Nueva Planta en 1717 fuese
lento en los niveles de su uso popular. El propio decreto reconocía que
la tarea de unificación del lenguaje administrativo era una tarea ardua y
nociva si no se emprendía con flexibilidad, por ello se consideró conveniente que se enviasen las letras y provisiones legales como se había
hecho anteriormente y se recibiese a los testigos en su lengua, por ser del
cuidado de los Relatores de la Audiencia la traducción al castellano de la
documentación.93
En Mallorca el proceso lingüístico oficial fue más remiso de lo que se
cree. Después de medio siglo, en junio de 1768, todavía se publicaba un
decreto con el que Carlos III ampliaba la aplicación de la normalización
unificadora. Se estableció que los estudios de letras, latinidad y retórica
se impartiesen en Castellano, ampliando las medidas que habían establecido esta lengua como obligatoria en la vida escolar y en la actividad
jurídica y administrativa. Si bien todas estas áreas estaban escasamente
92
GARCIA CARCEL, Ricardo. Las culturas del Siglo de Oro. Biblioteca historia 16. Madrid, 1989.
págs. 130, 139.
93
“Resolución de dudas suscitadas por el Decreto de Nueva Planta de la Audiencia de Mallorca.” Novísima Recopilación, Tomo II. Libro V, Título X, Ley IV, pág. 417. Por las dudas planteadas,
en el propio Decreto se reconoce que: “Que habiéndose introducido por la nueva Audiencia el despachar las letras y provisiones, que van dirigidas a los Bayles de las villas para tramitaciones y otras
cosas, en lengua castellana, cuando antes se despachaban en lengua mallorquina, se cree que será
muy nociva esta práctica al Público y particulares, por no encontrar en la mayor parte de las villas
personas que entiendan la lengua castellana; y será muy conveniente, que yo mande que las letras
y provisiones se despachen, como en el pasado, en lengua mallorquina, como también que se reciban los testigos, así de las causas criminales como civiles, en el mismo idioma mallorquín, para evitar el inconveniente que se ha de seguir, de equivocar en muchas ocasiones los escribanos el hecho
del declarante, por no entender la lengua castellana, no habiendo inconveniente en que se reciban
en mallorquín, por ser del cuidado de los Relatores la traducción del Idioma castellano.” La Resolución de la duda (16) dice que “En cuanto a esta duda mando se ejecuten los despachos, como se
propone en ella; previniendo se procure mañosamente ir introduciendo la lengua castellana en aquellos pueblos: y habiéndoseme informado por el mismo Marqués de Lede el modo que observa la Audiencia, en cuanto a publicar las Sentencias en las causas criminales, y el que se practicaba
antiguamente; ordeno y mando a la Audiencia, que estas Sentencias se intimen al reo en su persona, y se publique en la misma Audiencia; la cual tenga la atención de participarlo al Comandante
General por el Escribano de la causa, o papel del Regente.”
80
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
abiertas a la mayoría de la población. Incluso los sectores de la nobleza
mantuvieron el uso de la lengua propia de la isla, que algunos nobles
cultivaban en su ámbito próximo. Cuando Jovellanos fue recluido en Mallorca, las personas que le frecuentaron le estimularon a conocer la lengua mallorquina. Un instrumento para conocer mejor el país y la
idiosincrasia de sus gentes, y para acceder a los documentos históricos,
materia que interesó al ilustrado. Sus conocidos mallorquines utilizaban
la lengua vernácula con mucha frecuencia, como lo muestra el hecho de
que su amiga la marquesa de La Romana, un buen día apareciese vestida
con mantilla española y se arrancase a hablar en Castellano lo que sorprendió al ilustrado.
En los niveles cultos se utilizaba un castellano recargado y de escasa
espontaneidad por falta de hábito en su uso frecuente.94 Las Audiencias
lo utilizaban como elemento de gobierno unificador. Éstas estaban integradas por una mayoría de funcionarios forasteros lo que les permitía
en sus actuaciones mantenerse distanciados de las influencias del bloque de poder local con resabios feudales.
En la sociedad tradicional la “sana diversión” estuvo circunscrita a un
espacio y tiempo preciso. El arduo trabajo tenía sus tiempos de descanso
dominical y estacional en las fiestas patronales, los períodos de Natividad, Pascua de Semana Santa, Pentecostés y Corpus que se articulaban
con carnavales, ferias y mercados. En el calendario festivo de la isla tuvieron especial relieve las celebraciones dedicadas al “santo” beato
Ramón Llull y las de la Virgen. Existían celebraciones cívicas relacionadas con actos oficiales de la monarquía, y todas tenían una marcada inspiración religiosa que revestía de solemnidad el sentido de comunidad
social.
Las celebraciones95 estaban animadas por procesiones, rogativas, tedeums, luminarias, autos representativos, toques de campana, salvas, procesiones, cabalgatas, encamisadas, disfraces, torneos, carreras y juegos. No
94
En los niveles literarios se notaba un barroquismo erudito de difícil comprensión, como se
puede apreciar en el panegírico de fray Bartolomé Riera a la muerte de Benedicto XIII. Su contenido
difícilmente se puede adivinar por su título; RIERA, Bartolomé. El Místico Sol de la militante Iglesia,
prodigioso en los tres estados de oriente, diaria carrera y ocaso, que muriendo Fénix hermoso de luz, en el
mesmo ocaso en que muere halla oriente en que inmortalmente vive. Imp. Convento de Santo Domingo.
Palma, 1730.
95
MARTI I CAMPS, F. Estampes mallorquines del segle XVII, Palma, 1975.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
81
estaban ausentes en las fiestas la abundancia gastronómica, la embriaguez
y otros placeres carnales. Los “cellers” (mesones bodega) y tabernas tanto
públicas como privadas se llenaban de gente, y transitoriamente se olvidaban las predicas que recordaban la mesura para atajar los desvíos y excesos. Otras diversiones las constituían el teatro y los bailes que eran
vigilados por la censura. En este siglo se comienzan a celebrar corridas de
toros que necesitaban de un lugar adecuado que reuniesen unas mínimas
condiciones de seguridad.
Los ilustrados como Jovellanos -contrario a la tauromaquia- se preocuparon por las celebraciones y diversiones populares; pensaban que los
que se divertían en común lograban unión, conocían el interés general y
elevaban el ánimo;96 por eso fue partidario de eliminar los obstáculos
que se imponían a las diversiones. Los bailes de disfraces y el baile en general tenían mucha aceptación y, cuando se establecieron bailes públicos para financiar el alumbrado de la ciudad en las postrimerías del siglo,
se suscitaron controversias con el tema de la moral como fondo.97
Toda una serie de circunstancias hicieron que los sectores más intransigentes de la sociedad percibieran el cambio de siglo como una época de
desenfreno; por eso se pidió la intervención del obispo Nadal, quien tuvo
que criticar el enfriamiento que invadía la sociedad de la isla. Hubo de
pedir a sus sacerdotes “una vida ejemplar y arreglada”, y a los feligreses
mayor devoción, modestia y compostura en la Iglesia,98 ya que eran muchos los fieles escandalizados por las formas y opiniones de los ábates
afrancesados.99
La inercia secular hizo que se cuestionasen muchas medidas promovidas bajo el gobierno de Godoy. Jovellanos se preocupó por los problemas de los enterramientos y por eso renunció a los privilegios que tenía
en estos ceremoniales, así como otra liturgia que disfrutaba dado su linaje. El intento de emplazar los lugares de enterramiento y cementerios
96
JOVELLANOS, Gaspar Melchor. Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas, y sobre su origen en España (Segunda Parte). Espasa Calpe S.A. Madrid, 1975, pág. 12.
97
Los bailes que habían de sufragar el alumbrado estaban mal considerados por ser un reclamo
a la tentación y la lascivia. ROSALÉN I GUAL, F. “La influencia dels sermons en la mentalitat popular: Estudi d’un sermó divuitesc sobre sant Miquel de Lliria”. Quaderns d’Història i Societat, 6.
Lauro, 1992.
98
Edicto general del Ilmo.Sr. Obispo de Mallorca dado por D. Bernardo Nadal y Crespí, Obispo de
Mallorca del Consejo de S.M., en 5 de marzo de 1808; R.A. 1808/40, s/p.
99
Edicto general del Ilmo.Sr. Obispo de Mallorca..., s/p.
82
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
fuera de las Iglesias, como medida de higiene y sanidad, tuvieron especial rechazo en Palma. En 1804 se introdujeron cambios en los rituales
de enterramiento que se consideraron impíos e irrespetuosos con la tradición sagrada tan enraizada;100 pero en 1809 todavía se mantenía la costumbre de llevar los féretros descubiertos en los entierros. El peso de la
tradición retrasó las medidas sobre enterramientos y el Real Acuerdo
tuvo que dar providencias perentorias para atajar esta costumbre.101
Las nuevas ideas que profesaban algunas minorías se consideraban
atentatorias contra la alianza del trono y el altar, y, la confesionalidad católica en sus distintas formas piadosas era dominante. El lulismo tradicional llegó a convertirse en una ideología que recibía influencias desde
la sociedad, aunque no dejó de tener sus detractores. Los apóstoles de la
ilustración mallorquina demandaron reformas en todos los órdenes de la
vida y coincidían en la necesidad de la instrucción como medio para salir
de la incultura y sacar al hombre de su atraso, pero la circulación de sus
ideas tuvo una oposición, que se amplificó con las noticias que llegaron
de los episodios revolucionarios de Francia.
En 1778 se creo la Sociedad Económica, siguiendo las directrices del
despotismo ilustrado para introducir reformas desde el poder. Allí coincidieron cargos de la administración, militares, religiosos y nobles. Muchos miembros de los sectores privilegiados se inscribieron en la Real
Sociedad Económica a fin de no parecer desafectos al rey; cuando no,
desde ella podían anticipar el sesgo que pudiesen introducir las nuevas
corrientes. También figuraban en esta Sociedad eclesiásticos, tanto del
bando conservador como del liberal de tinte jansenista, y había Inquisidores y Magistrados que pretendían vigilar y ejecutar las innovaciones
modernizadoras que la Monarquía sugería. Si bien la propia corona en
los últimos años de Carlos III, se mostró renuente a las proclamaciones
reformistas.
Entre los ilustrados había disparidades y tenían la oposición de amplios sectores de la sociedad. No llegaron a formar, además, un grupo
homogéneo. Los enciclopedistas se habían localizado en torno a la tertulia de Buenaventura Serra y dentro de los que se definían como liberales en la Sociedad Económica de Amigos del País, había distintas
tendencias.
100
101
ARM, R.A. 1808/40; pág. 1.
ARM, R.A. 1808/40; pág. 1.
Rasgos de la Sociedad de Mallorca anteriores a… – Emilio Bejarano Galdino
83
En la isla se recibían las publicaciones sobre las corrientes filosóficas y
culturales del momento a pesar de la censura y el peso del tradicionalismo,
como se constatará en el momento de las Cortes de Càdiz.102 La nueva doctrina de Adam Smith, comenzó a conocerse a finales de siglo. Su obra las
Investigaciones sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las Naciones (1776)
tuvo una influencia extraordinaria en los miembros de la Sociedad Económica de Palma. Si bien, el liberalismo se había difundido principalmente
a través de la obra del Abate Genovesi y los fisiócratas franceses. A raíz de
estas concepciones económicas se decretaron medidas liberalizadoras y
en Mallorca, muy imbuida en el neomercantilismo, hubo quejas contra las
prácticas comerciales restrictivas y comenzaron a publicarse memoriales
para derogar las ordenanzas corporativas gremiales. Una actividad en la
que la Sociedad Patriótica Mallorquina tuvo un papel fundamental.103
En este momento surgieron voces en favor del liberalismo que en un
principio se mistificaron con el neomercantilismo, y se hablaba de liberalizar al mismo tiempo que se presentaban subastas de asientos, desconfiando de la libertad de comercio por el temor a que favoreciesen los
grupos o compañías de cosecheros que actuaban como monipodistas104.
Hubo voces discretas como las de los Desbrull, Ayamans, Verí, Salas, Bastida o el marqués de Sollerich que trataron sobre la liberalización de la
economía,105 sin embargo concebían la libertad como una concesión que
correspondía al Soberano;106 un planteamiento tan eclécticos que nos da
una idea de la difícil andadura del reformismo ante el peso de las antiguas pervivencias en Mallorca.
102
J. Herrero considera que tuvo mucho peso el conservadurismo, a pesar del destacado núcleo
liberal; HERRERO, Javier. Los orígenes del pensamiento reaccionario español. EDICUSA. Madrid, 1973,
pág. 355.
103
MOLL BLANES, Isabel. “Dos documentos sobre la economía mallorquina en el siglo XVIII”
FONTES RERUM BALEARIUM, I,Palma, 1977, pág. 323. El informe de esta Sociedad se solicitó para
dirimir litigios contra las ordenanzas gremiales; BEJARANO, E. “Dos documentos sobre gremios en
el siglo XVIII, en Mallo rca. Fontes Rerum Balearium, III, Fundación Bartolomé March. Palma, 1980,
pág. 286.
104
AMP, Ayuntamientos 1784; pág. 197.
105
AMP, Ayuntamientos 1784; pág. 197.
106
Todavía se invocaban los privilegios de Felipe III de 1607; AMP, Ayuntamientos, 1784, pág. 198v.
El ejército que vio Jovellanos
*
FRANCISCO RAMOS OLIVER
General de División DEM
Licenciado en Historia
RESUMEN
Jovellanos no prestó una especial atención a los asuntos militares y cuando lo hace su
preocupación no es el ejército como institución, lo es como instrumento para garantizar
la defensa y seguridad de Gijón o para ganar la Guerra de la Independencia.
A lo largo del artículo, se analizan los defectos estructurales que tenían aquellos estamentales “Reales Ejércitos” que nacen con la Guerra de Sucesión y que un siglo después son la base de la fuerza con la que España se enfrenta a la invasión francesa. Su
desafortunada actuación en la guerra va a impulsar a Jovellanos a emitir un durísimo informe a la Junta Central en el que pone de manifiesto esos defectos y aporta posibles soluciones, siempre con vistas a “salvar a la patria”, su verdadera preocupación.
Palabras clave: Jovellanos, Reales Ejércitos, organización estamental, Cabarrús, Guerra de la Independencia, informe a la Junta Central.
ABSTRACT
Jovellanos didn´t pay special attention to military affaires. When he ddid so, his didn´t
see the army as an institution but as an instrument to guarantee the defence and the security of Gijón or to win the Peninsular War.
The structural faults of the organized layers “Royal Armies”, wich were born with
the War of Spanish Succession and were the base of the force that Spain resisted the
French invasion, are analyzed along the article. Its unfortunate perfomance in the Peninsular War droved Jovellanos to write a much harder report to Central Board in wich
he emphasized these faults an provided possible solutions in order to “save homeland”,
wich was his real concern.
Key Words: Jovellanos, Royal Armies, organized layers, Cabarrús, Peninsular War, report to Central Board.
*
Conferencia pronunciada por D. Francisco Ramos Oliver en la Casa Natal de Jovellanos el día
13 de marzo de 2009.
86
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
altasar Melchor Gaspar María de Jovellanos nace en Gijón el 5 de
enero de 1744, en los últimos años del reinado de Felipe V, y muere en
Puerto de Vega el 27 de noviembre de 1811, en plena Guerra de la Independencia. Vive, pues, durante los reinados de Carlos III, Carlos IV y Fernando VII, época de novedades en la que, desde el punto de vista de la
política de defensa, a diferencia con la de los Austrias, el principal objetivo
a defender pasa a ser la propia Península, lo que obligó a situar la práctica
totalidad de las unidades en territorio peninsular y, por primera vez en la
historia, la población hubo de soportar la presencia de tropas en su entorno
vital; es también en esta época cuando el ámbito administrativo se vincula
habitualmente a la profesión militar, quedando la administración ordinaria del reino estrechamente unida a la función militar. Es decir, el territorio
y la administración “se militarizan”, dicho sea esto con todas las reservas.
Y sin embargo, Jovellanos presta poca atención a los asuntos militares, a
pesar de tener tres hermanos - Francisco de Paula, Alonso y Gregorio – marinos de guerra y un sobrino – José María Cienfuegos Jovellanos (Pepe) –
oficial de Artillería.
Esta actitud de Jovellanos puede tener su explicación en que, por una
parte, los ejércitos eran instituciones u organizaciones a las órdenes directas del rey, los “Reales Ejércitos”, a cuyos intereses servían y que era quien
confería los empleos y los cargos militares. O dicho de otro modo, los militares profesionales, la oficialidad en su mayoría de origen noble, le debía
su carrera al rey y constituía una casta bastante cerrada y ajena a los burgueses y campesinos. Eran unos ejércitos estamentales en los que, por el
contrario, la tropa procedía en su mayoría de las capas más bajas de la sociedad y de la recluta de mercenarios extranjeros.
Por otra parte, la guerra, racionalizada y normalizada, en la que se dirimían cuestiones dinásticas o litigios fronterizos,1 era un asunto exclusivo de
los reyes y de los ejércitos que se desarrollaba en espacios limitados y únicamente durante el verano. La derrota del ejército principal, llevaba consigo
la capitulación del reino. Mientras, los sectores civiles de la sociedad se consideraron y permanecieron ajenos a este tipo de conflictos, sin inmiscuirse en
combates y batallas adoptando el papel de meros espectadores, y se desentendieron de los asuntos militares.
Sin menoscabo de lo dicho hasta ahora y sin perder de vista que Jovellanos estaba en cierta medida influenciado por el pensamiento y el modo
B
1
PUELL DE LA VILLA, F, Historia del Ejército en España, Madrid, 2005, pág. 56.
El ejército que vio Jovellanos – Francisco Ramos Oliver
87
de ser británicos, en el sentido de que era muy civic y se aplicaba a sí mismo
aquello de “zapatero a tus zapatos”, no por eso dejaba de conocer, interesarse y manifestar su preocupación por los problemas que aquejaban a España en general y a su patria chica en particular, entre los que estaban los
relativos a la defensa.
Interés y preocupación que pone de manifiesto en una carta fechada en
1794 dirigida al Procurador General y a los diputados y personas del común,
solicitando que “se digne S.M. destinar a esta Villa el Regimiento Asturias, para
que su tercer batallón resida perpetuamente en ella”,2 solicitud a la que sigue un
minucioso análisis de los inconvenientes y ventajas que la presencia de este
batallón traería consigo, siendo superiores éstas a aquellos.
Veamos las causas que motivaron esta carta. La pérdida por España a
raíz de la Guerra de Sucesión de sus posesiones europeas y los sucesivos
pactos de familia, acarrean la continua amenaza británica hacia las costas
cantábricas, cuyo deficiente sistema defensivo permitió que en 1779 los ingleses pusieran pie durante unas horas en la ría de Avilés3. Pero la llegada
a manos españolas en 1781 de los planos y documentos para un desembarco inglés en Gijón, hacen que el rey Carlos III ordene poner la plaza en
buen estado de defensa y como consecuencia se artillan las baterías de
Arnao, La Punta, La Garita, Santa Catalina, Piedra Lladra, San Lorenzo y
San Pedro. La guerra con la Francia revolucionaria de 1793, llamada de la
Convención, pone otra vez de manifiesto las deficiencias del sistema defensivo del Principado, a cargo de un poco operativo Regimiento Provincial, lo que impulsa a Jovellanos a formular la solicitud antedicha. No cabe
duda de que Jovellanos confiaba en el ejército regular, en las Tropas de Continuo Servicio en denominación de la época, como garantes de la defensa
y seguridad del territorio y de la ciudadanía.
Aunque Isidoro Cortina afirma en su Historia Militar de Gijón que la petición de Jovellanos no fue aceptada, lo fue en parte. En el historial del Regimiento “Asturias” consta que en 1795, firmada la paz de Basilea con
Francia, su tercer batallón se traslada desde Vascongadas a Asturias, quedando acantonado entre Oviedo y Gijón hasta 1799, año en el que parte
2
RENDUELES LLANOS, E., Historia de la Villa de Gijón, Gijón 1867, apéndice II al libro IV, págs.
466-469. CORTINA FRADE, I, Historia Militar de Gijón. En Historia Militar de Asturias, José Girón Garrote
(Ed.), Silverio Cañada, Oviedo, 2006, pág. 170.
3
LASPRA RODRÍGUEZ, A., “De la hostilidad a la alianza: el puerto de Gijón y las relaciones asturbritánicas, 1700-1813”. En Gijón, puerto anglosajón, Agustín Coletes Blanco (ed), Oviedo 2005, cap. 3, pág. 59.
88
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
hacia Ares (La Coruña) para reforzar la defensa de estas costas contra los
ingleses, que efectúan en 1800 un desembarco en Doniños, con objetivo El
Ferrol, siendo rechazados.4 Por cierto, que Jovellanos en su carta ya dice
que las ciudades de Santiago y La Coruña solicitan vivamente la presencia
del “Asturias” y teme que, de atenderse esta petición, el regimiento perderá
su nombre y tomará el de la ciudad que lo acoja. No ocurrió así y hoy todavía lo ostenta con orgullo.
También Jovellanos impulsa que el Comisariado de la Marina de Guerra, dependiente del Departamento de El Ferrol, se instale en Gijón, quedando documentado que en 1.798 ejercían el mando del Comisariado
un capitán y dos tenientes de navío.5
Antes de seguir adelante, veamos como era el ejército español de la
época. Durante el Siglo de las Luces, la institución militar se fue configurando a partir del ejército modelado durante la Guerra de Sucesión y no
conservó casi nada de la anterior época de los tercios. A los pocos meses de
su llegada a España, Felipe V da una nueva organización al ejército, a imagen y semejanza del francés, y nace un nuevo ejército con la organización,
capacitación y experiencia necesarias para llevar a cabo la política de defensa y militar diseñada por el monarca.
La milicia se reglamentó hasta en los más mínimos detalles y la oficialidad se profesionalizó. Las Ordenanzas de Flandes de 1701 y 1702, fueron
el punto de partida de una ingente obra legislativa conducente a unificar
y reglamentar la vida militar que culmina en las Reales Ordenanzas de Carlos III en 1768, plenamente vigentes hasta 1.978. En los primeros momentos, la fuente de inspiración fue, como hemos indicado, el ejército francés
y se adoptan los términos castrenses que utilizamos en la actualidad, como
regimiento en lugar de tercio o coronel en sustitución de maestre de campo.
La organización en regimientos, batallones y compañías, las plantillas, los
movimientos y evoluciones, todo procede de Francia. Será con las Reales
Ordenanzas para la Infantería, Caballería y Dragones de 12 de julio de 1728
cuando se adoptan principios y doctrinas más tradicionales.
Pero ese ejército tenía unos defectos estructurales que se irían agudizando
a lo largo de la centuria y tendrían repercusión en el futuro. Era una institu4
CALERO TORRENS, L, El Regimiento de Infantería Asturias. Casi tres siglos al servicio de España, Madrid, 1993, págs. 99-101.
5
ARIAS GONZÁLEZ, L, “Las defensas militares de Gijón”, en Historia Militar de Asturias, José
Girón, ed, Oviedo, RIDEA, 2004.
El ejército que vio Jovellanos – Francisco Ramos Oliver
89
ción u organización a las órdenes directas del rey, conocida como “Reales
Ejércitos”, a cuyos intereses servían. Estos “Reales Ejércitos” se articulaban
en tres conjuntos: las tropas de la Real Casa, que integraban al Real Cuerpo
de Alabarderos, la Guardia de Corps, la Brigada de Carabineros Reales y las
Reales Guardias de Infantería Española y Valona; las Tropas de Continuo
Servicio, que estaban constituidas por las unidades de las armas de Infantería de línea y ligera, Caballería de línea, húsares y coraceros, Dragones, Artillería e Ingenieros, además del Cuerpo de Inválidos; y la Milicia Provincial,
especie de servicio militar obligatorio entre la población, presto a servir en
caso de peligro o necesidad inmediata, concebido y organizado como cuerpo
de reserva de las Tropas de Continuo Servicio.
El ejército no estaba permanentemente organizado para las operaciones.
No existían cuarteles generales de grandes unidades ni éstas estaban organizadas en tiempo de paz. Realmente, el ejército era un conjunto de regimientos “sueltos” y sólo en caso de guerra se organizaban grandes unidades
cuyo mando se confiaba a generales elegidos por el rey. El general elegía a su
estado mayor y se le asignaba un conjunto de unidades de variada procedencia. En el Tratado VII de las Reales Ordenanzas de Carlos III, que trata del
“Servicio en Campaña”, se establecían minuciosamente las normas para la
constitución de un ejército “…destinado a obrar defensiva u ofensivamente dentro o fuera de mis dominios contra enemigos de mi Corona…”.
En tiempo de paz, los generales no tenían bajo sus órdenes unidad alguna y permanecían en la corte, en sus señoríos u ocupando puestos en la
administración. Los coroneles eran los jefes de los regimientos y los tenientes coroneles eran sus segundos, siendo éstos los que realmente desempeñaban el mando del regimiento, “tenían la coronelía”, mientras el
coronel se dedicaba a otros menesteres. No existió en el siglo XVIII el empleo de comandante y fue el de capitán el que sobrevivió a la reorganización borbónica, desempeñando el mando de compañía para el que estaba
asistido por los tenientes. Los empleos más bajos de la oficialidad eran los
de alférez y subteniente.
Los sargentos, cabos y soldados constituían las llamadas “clases de
tropa”. El sargento, auxiliar inmediato de los oficiales de compañía, carecía de cometidos específicos, mientras que los cabos mandaban las escuadras bajo la directa supervisión de los sargentos. Los soldados, procedentes
de las capas más bajas de la sociedad, se reclutaban mediante tres procedimientos: la recluta voluntaria, la leva de vagos y la quinta por sorteo. A
estos procedimientos hay que añadir la recluta de mercenarios suizos, ita-
90
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
lianos, irlandeses y valones, que se agrupaban y encuadraban por nacionalidades en diez regimientos.
Las exigencias del servicio de guarnición -las guardias y las revistas- y
la instrucción, ocupaban la monótona vida del soldado. Los geométricos
despliegues de la época exigían que los soldados los practicaran infinidad
de veces hasta conseguir la automatización de movimientos y evoluciones.
Las inquietudes de la tropa eran el sueldo, el rancho y el vestuario y una
de sus aspiraciones era conseguir que el capitán les diera autorización para
trabajar unas horas fuera del cuartel y de esta forma mejorar su situación
económica y la de sus familias.
Como consecuencia, mientras sus servicios no eran necesarios, los oficiales de mayor graduación realmente tenían poco que hacer, en tanto que
los soldados vegetaban en sus cuarteles de invierno a cargo de los capitanes y los sargentos. Buenos ejemplos de ésto lo tenemos en las memorias
del artillero José María Cienfuegos Jovellanos, que llegó a ser Capitán General de Cuba, cuando siendo teniente coronel y estando destinado en
Cádiz, marcha con un mes de permiso a Oviedo para visitar a su padre enfermo y no duda en escribir que “Como nuestros servicios no eran imprescindibles, en casos justificados los concedían (los permisos) con relativa facilidad”6
y en las cartas de Cabarrús a Jovellanos, en las que, en relación con el posible empleo del ejército en las obras públicas, se pregunta:
“El gobierno (…) ¿No tiene en su mano una porción numerosísima de pobres robustos, que él hace, que él pervierte, y que él mantiene en la inacción?¿No tiene en ese
numeroso exército los ingenieros que han de proyectar, los brazos que han de ejecutar,
los oficiales que han de inspeccionar, (...)?. Sesenta mil hombres le ofrecen (al gobierno)
sus brazos ociosos, su disciplina y el corto prest que les paga (…) ¿Será el menor bien
reconciliar con el trabajo y la aplicación a nuestra tropa (…) substituir para nuestros
oficiales la actividad del ingenio y del cuerpo, a estas serviles pantomimas en que inútilmente los ocupan; en una palabra, convertir en utilidad y en auxilio, lo que ahora es
solo carga y ruina?”.7
6
CIENFUEGOS-JOVELLANOS GONZÁLEZ-COTO, Francisco de Borja, Memorias del artillero José
María Cienfuegos Jovellanos (1763-1825), Gijón, 2004, pág. 90. Hay que tener en cuenta también que en
aquel entonces el viaje de Cádiz a Oviedo duraba varios días. Pero a los efectos de este trabajo, lo interesante es la frase “nuestros servicios no eran imprescindibles”.
7
CABARRÚS, F, Cartas sobre los obstáculos que la naturaleza, la opinión y las leyes oponen a la felicidad
pública, Imprenta de Collado, Madrid 1813.
El ejército que vio Jovellanos – Francisco Ramos Oliver
91
Felipe V introdujo una importante innovación en el ejército con la creación de la clase de cadetes como vía de ingreso en el cuerpo de oficiales,
clase y vía reservadas para la nobleza. Los oficiales, procedían en sus dos
terceras partes de la clase de cadetes y el resto de la de tropa. Los primeros, pertenecientes a la nobleza, solían tener una esmerada educación, pero
no siempre se manifestaban dóciles a las exigencias de la disciplina. Los
segundos, más puntuales en el cumplimiento de los servicios de cuartel, alcanzaban la categoría de oficial a edad demasiado avanzada para adquirir
el grado de instrucción adecuado. Mientras los procedentes de cadetes alcanzaban el empleo de capitán a los nueve años de entrar a prestar sus servicios en el regimiento y eran tenientes coroneles a los veinticinco, los
procedentes de tropa tardaban hasta cuarenta años en llegar a capitán. Por
estas y otras razones, el cuerpo de oficiales carecía de cohesión y su grado
de instrucción era deficiente.
El pensamiento ilustrado, que hará blanco de sus críticas en una nobleza
anclada en el pasado a fin de preservar sus prerrogativas sociales, por analogía puso en su punto de mira a la nobleza militar, o, con mayor propiedad, en el control absoluto que ejercía la nobleza sobre la institución militar.
Sin embargo, en el caso de la nobleza militar, los ataques no abundarían
en exceso al estar considerada como un tipo de nobleza “de servicio”, útil
y provechosa para la sociedad en cuanto se dedicaba a la profesión de las
armas.
Jovellanos por ejemplo, tenía en alta estima a esta nobleza. Un texto del
Informe sobre expediente de la Ley Agraria da fe de ello:
“Libre del cuidado de su subsistencia; forzada a sostener una opinión que es inseparable de su clase; tan empujada por su educación hacia las recompensas del honor, como
alejada de las que tienen por objeto el interés, ¿dónde podría hallar un empleo digno de
sus altas ideas, sino en las carreras que conducen a la reputación y a la gloria?”.8
El algo más crítico Cadalso, tampoco es especialmente virulento con la nobleza militar y en su obra “El buen militar a la violeta” se pueden leer estas líneas: “…la natural propensión con que nacemos los nobles al distinguido ejercicio de
las armas […] honrosa y necesaria carrera [...]”.9
8
JOVELLANOS, G, Informe de la Sociedad Económica de Madrid al Real y Supremo Consejo de Castilla, en el expediente de la Ley Agraria, Gijón, BAE, t. L, págs. 79-138.
9
CADALSO, J., El buen militar a la violeta, Imprenta Mayor, Sevilla 1790.
92
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
El crítico más duro fue Francisco Cabarrús, conde de Cabarrús, fundador del Banco de San Carlos, hoy Banco de España, y amigo de Jovellanos
hasta que el patriotismo de éste los separa, que tachaba a los oficiales de:
“mozalbetes inexpertos procedentes de casas nobles, pero de aire agitado y calavera,
con instrucción superficial o nula, sin contar con otros méritos que los de sus ascendientes”
y cuyos ataques más virulentos los dirigió contra la base del cuerpo de oficiales: su objetivo será la supresión del empleo de cadete, argumentando la
pérdida de espíritu castrense entre los cadetes, dedicados más a la presunción de su rango y a la ociosidad que a formarse como futuros oficiales.
En sus ya citadas cartas a Jovellanos, expone su preferencia por un ejército de milicias en contraposición a un ejército profesional10, denuncia el
exceso de generales y lo escaso de los sueldos y censura la existencia de
mandos de regimiento y empleos con carácter hereditario. Su crítica sin
embargo, representa la concepción del ejército profesional moderno, regido por criterios de eficacia, mérito y capacidad. Cabarrús pretenderá sustituir los “criterios estamentales” para la concesión de empleos por otros
“criterios estrictamente profesionales” basados en las capacidades de cada
individuo, en “sus talentos y virtudes”, criterios que constituyen una de
las bases sobre las que se edifica la actual Ley de la Carrera Militar promulgada en el año 2.008. Sin embargo, se siguió manteniendo el procedimiento de antigüedad para ascender, lo que daba lugar a que los oficiales
se despreocuparan del estudio y de su formación castrense.11
Pero no conviene sacar una conclusión negativa sobre el cuerpo de oficiales por lo anteriormente expuesto. Oficiales del Ejército formaron parte de la
élite científica y técnica de la Ilustración española. En la Real Sociedad Militar
de Matemáticas de Madrid, en la Academia de Matemáticas de Barcelona –
dirigida entre 1738 y 1779 por el asturiano Pedro Lucuze -, en el Laboratorio
de Química del Alcázar de Segovia - dirigido por Louis Proust -, en el Real Colegio de Artillería o en el de Guardiamarinas, se formaron los oficiales que dieron origen a los cuerpos civiles de Ingenieros de Minas y de Ingenieros de
10
Este pensamiento tiene la misma raíz que la desconfianza de los EE.UU. hacia el ejército regular, al atribuir un mayor patriotismo a las milicias al tiempo que se idealiza el binomio pueblo-milicia.
11
ANDÚJAR CASTILLO, F., Los militares en la España del siglo XVIII. Un estudio social. Granada
1991, págs. 416-423.
El ejército que vio Jovellanos – Francisco Ramos Oliver
93
Caminos y sus respectivas escuelas técnicas, dirigieron las reales fábricas destinadas a impulsar la industria española, siendo los precursores de la llegada
a España de la Revolución Industrial o los que dirigieron la construcción de importantes obras públicas, sin olvidar a los que protagonizaron las expediciones científicas que dieron lugar a importantes trabajos cartográficos. También
en el cultivo del pensamiento y de las letras sobresalieron preclaras plumas
militares como el asturiano Marqués de Santa Cruz de Marcenado, el Conde
de Aranda, el Marqués de Mina, Tomás de Morla, Manuel de Aguirre o el coronel José Cadalso, entre otros. Y grandes jefes fueron los ya citados Marqués
de Santa Cruz de Marcenado y el Conde de Aranda, Pedro Antonio de Cevallos, el Conde de Fernán-Núñez, Bernardo de Gálvez, el Marqués de La Romana, Réding o Blake, por citar algunos tan sólo.
En las postrimerías del siglo XVIII se aprecia un descenso notable en la
calidad y valía del Ejército con respecto a la época de Felipe V. Son sus causas el bajo nivel de instrucción técnica de la oficialidad, la inadecuación de
estructuras organizativas, los problemas de reclutamiento y la profunda
contradicción existente en un ejército profesional cuyos cuadros de mando
se estructuraban por criterios estamentales.
La inexistencia no ya de una academia general sino de academias de las
armas, si hacemos excepción de las de Artillería e Ingenieros, tenía como
consecuencia que los oficiales se formaban en sus unidades, con escasez
de medios, de forma discontinua y recibiendo unas enseñanzas basadas en
la rutina. No existía, por tanto, la necesaria unidad de doctrina y era difícil el acceso al conocimiento de las ideas, técnicas y procedimientos de otros
ejércitos y, por supuesto, desarrollar los propios.
La disciplina estaba bastante relajada, como lo prueba el elevado número de oficiales arrestados y de deserciones en la tropa. Según Clonard,
pasaban de 50 los oficiales depuestos de sus empleos y de 16.000 los desertores entre 1797 y 1801.12
Por estas causas, Godoy, militar al fin y al cabo, se preocupa del ejército
y, tal vez por ello, por creerlo muy inferior al francés, pide al rey que se
mejore la preparación de los militares:
“[…] la guerra no se opone a la erección de los establecimientos útiles […]; eríjanse
academias y colegios militares, que son urgentes para contener la insubordinación y
12
CLONARD, Conde de, Historia orgánica de las armas de infantería y caballería. Madrid 1851, pág. 83
94
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
hacer guerreros […]. Nada importan las guerras si mientras ellas duran fundamos sólidamente la defensa en el interior”.13
Durante el período de valimiento de Godoy es cuando se lleva a cabo
un intento de total reorganización del ejército. La Real Orden de 6 de agosto
de 1801 dio lugar a que, entre esta fecha y 1803, se publicaran extensos reglamentos dando nueva organización, modernizándolas, a todas las armas
y cuerpos. Pero estos intentos no se vieron totalmente culminados y muchas veces quedaron reducidos a modestos aumentos de sueldo o a cambios en la composición de las unidades.
Estas reformas llegaron demasiado tarde. Se había esperado mucho
tiempo para emprenderlas, además de no ser lo suficientemente profundas para alterar unas estructuras excesivamente ancladas en el pasado. La
Guerra de la Independencia vendría a poner de relieve y agudizar lo que
a todas luces era la consumación de una crisis anunciada desde mediados
de siglo y cuyo aldabonazo va a ser en 1792 la batalla de Valmy, en la que
se puso de manifiesto la supremacía del pueblo en armas sobre las tropas
profesionales prusianas.
El siglo de la Ilustración en España empezó con la Guerra de Sucesión.
Va a terminar con la de la Independencia, que tiene ciertos rasgos similares con la primera: es una guerra europea que se dirime en territorio peninsular, es una guerra en parte dinástica y en parte civil, pero sobre todo
es una guerra revolucionaria y de liberación.
El documento que nos va a servir de guía para analizar someramente el
ejército regular con que España afronta la Guerra de la Independencia, es un
informe fechado en Sevilla el 5 de abril de 1809, firmado por Gaspar Melchor de Jovellanos y dirigido a la Junta Central14 en el que, para remediar los
males que afligen a la patria, comienza por sugerir la purga de los ejércitos:
“No basta empezar por las cabezas, es menester bajar con la escoba hasta los últimos
oficiales. Infieles, cobardes, inexpertos o perezosos sean o castigados, o retirados o em13
Carta de Godoy a los reyes de 29 de octubre de 1789, en CEPEDA GÓMEZ, José, La época de Carlos IV: crisis del ejército real borbónico, en Historia social de las FAS españolas, Madrid 1986, tomo II, cap. 6,
pág. 200.
14
Informes de los vocales de la Junta en relación a la situación militar en varios territorios y a distintos
nombramientos y renuncias. Informe de Jovellanos recomendando el modo de proceder ante la situación de ocupación. Sevilla 05/04/1809. AHN. Estado, 1.l. En Portal de Archivos Españoles (PARES), http://
pares.mcu.es.
El ejército que vio Jovellanos – Francisco Ramos Oliver
95
pleados fuera de acción y sean sustituidos en su lugar los inferiores en grado y los sargentos y cabos que más se hayan distinguido por su valor y su conducta. Al lado de los
castigos vaya el premio adelantado a los leales, bizarros e instruidos y llevándoles rápidamente a los mayores grados. Hagamos así que nuestros ejércitos, grandes o pequeños,
se compongan de buenos elementos: hagamos que merezcan el nombre de leales. Solo
entonces podrán salvar la patria.”
En las páginas anteriores, creo que ha quedado suficientemente analizada la situación que con tanta dureza expone y critica el pensador ilustrado.
Y continúa D. Gaspar en su informe, por cierto con un párrafo de singular belleza literaria:
“Hay un grande abuso en el empleo de nuestras fuerzas. Sólo buscamos el número y no
es el número sino la destreza y el valor quien vence. Clamamos por fusiles para armar hombres y no tratamos de instruir hombres para manejar fusiles. Millares de alistados hay por
todas partes sin que haya un depósito de instrucción para ellos, como si fuera necesario que
tuvieran un arma para enseñarles tanto como tienen que saber además de su manejo. Estos
alistados viven a costa del Estado desde que dejan su casa, consumen y ni sirven ni aprenden para servir; y al cabo, apenas hay un fusil que darles cuando son destinados a servir, y
no siendo capaces de hacerlo, sirven más de estorbo que de auxilio. Ya que no tenemos un
Ejército de Reserva, como debemos tener porque sin él nunca viviremos seguros, tengamos
al menos un Ejército de Instrucción que pueda ser un día de Reserva”.
Tremenda crítica a la inadecuada organización del ejército para la guerra. En vísperas del 2 de mayo, aproximadamente un tercio de la infantería y la mitad de la caballería se encontraban fuera de España, repartidos
entre Portugal y Dinamarca. El resto del ejército se desplegaba principalmente en Ceuta, Melilla, Baleares, Canarias, Campo de Gibraltar y Galicia,
mientras que el ejército francés controlaba el centro de la Península, Cataluña y las comunicaciones con la frontera francesa.
Cuando se produce el levantamiento contra el invasor, los regimientos y
otras unidades no saben a quién obedecer, pues el rey, jefe supremo de los
ejércitos, está prisionero en Francia, el gobierno de la Nación está en manos
de Murat y los altos mandos militares, en su mayoría, aceptaron a los franceses sin oponer resistencia.
Brotan entonces por todo el territorio de la monarquía numerosas juntas
que se arrogan la representación del rey, actúan en su nombre, se autotitu-
96
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
lan soberanas, declaran la guerra al invasor y se levantan en armas creando
sus propios ejércitos, independientes unos de otros, y nombran sus propios oficiales e incluso generales que ya no le deben su empleo y cargo al
rey. Es la transición del ejército estamental, del ejército del rey, al ejército de
la nación.
En estos años se crean en España cientos de unidades con el único fin de
combatir al invasor. Todas las instituciones públicas y privadas rivalizan en
levantar grupos, partidas, batallones e incluso regimientos, mejor o peor organizados y con mandos que, en la mayor parte de los casos, nunca habían
tenido relación con la milicia, pero que desarrollaron unas aptitudes castrenses que ni ellos mismos podían sospechar. Contribuyó eficazmente a ello
su audacia, valor, intrepidez y su perfecto conocimiento del terreno. Baste
decir como ejemplo de lo dicho, que en 1808 se crearon 305 unidades nuevas.15
En los primeros momentos se realizan movilizaciones locales que llevan
a filas a todos los solteros y viudos comprendidos entre 16 y 40 años, para
encontrarse inmediatamente con la imposibilidad de armarlos, vestirlos,
encuadrarlos e instruirlos. Sirva como imagen de esta situación que a principios de 1809, momento del informe de Jovellanos, el Ejército de la Izquierda se encuentra en León al mando del marqués de La Romana, con
unos 23.000 hombres, frente al Cuerpo de Ejército del mariscal Soult con
unos 13.000. Sólo 9.000 de los primeros tenían armas y casi todos eran reclutas, frente a los veteranos y bien armados franceses.
El Estado Mayor del 6º Ejército, en un boletín titulado Obstáculos a la organización de los ejércitos, emite el siguiente informe:
“En principios de 1.810, en el Principado de Asturias, se intentaron diferentes reformas para evitar el gravísimo mal de haber 20 u 30 cuerpos y cada uno con 100 hombres y muchos jefes y oficiales, se logró deshacerlos todos y numerarlos, para evitar toda
predilección; más la circunstancia de haber mudado de destino el encargado de la organización, dio lugar a que las miras particulares se atendiesen otra vez, a que el Provincialismo este monstruo de cien cabezas diferentes, preponderase haciendo desaparecer el
vislumbre de orden que se dejaba descubrir, y todos luego volviesen a tomar inmediatamente sus antiguos nombres, cayendo en la misma confusión”.16
15
SAÑUDO BAYÓN, J. J, “El Ejército Español en la Guerra de la Independencia”, Revista Ejército
nº 805, Mayo 2008, pág. 29.
16
Boletín nº 20 del EM. del 6º Ejército, pág. 84, tomado de SAÑUDO BAYÓN, J. J. op. citada pág. 33.
El ejército que vio Jovellanos – Francisco Ramos Oliver
97
El 13 de junio de 1810, Jovellanos, en una carta fechada en Muros y dirigida a Lord Holland, le dice:
“[…] Asturias está en agonía. Sin tropas... sin armas, porque ha perdido su excelente fábrica de fusiles; sin dinero para restablecerla y proveerse, porque no se lo da el gobierno y sin víveres[…]”.
Y en otra a Tomás de Veri, fechada también en Muros el 18 de julio de
1810, refiriéndose a Asturias dice que
“faltan gobierno, unión, subordinación y medios de armas y víveres. Aquí se habla
y se exige mucho, pero no se recluta ni se organiza ni se hace cosa de provecho”.
Estos párrafos nos dan entrada, en el análisis que venimos haciendo del
informe de Jovellanos, a la parte del mismo que se refiere a la designación
de un mando único de los ejércitos, principio irrenunciable, y a las relaciones entre la dirección política y el mando militar, problema éste todavía
hoy no totalmente resuelto.
Continúa Jovellanos en su informe:
“Temiendo siempre la unidad de mando en el ejército por razones que no es preciso inculcar, creo que ha llegado ya el caso de desearla. La patria está en peligro y ningún medio
de salvarla debe ni puede desecharse. En este peligro nos ha puesto el malventurado día 28
de marzo y sus desgracias fueron efecto sino de esta falta de unidad, por lo menos de aquella perfecta inteligencia que debiera suplir por ella. La Junta ha palpado esta verdad y debe
ya reconocer que hallar dos generales que obren de buen acuerdo no es ya posible para nosotros. Tudela, Yébenes y Don Benito nos han desengañado; y ojalá que no tan tristemente.
Por fin el problema está resuelto y nombrado para el mando en jefe el general Cuesta.
(…) Sean amplias sus facultades, suyos los planes, suya la dirección de las operaciones.
(…) La Junta no debe dar su confianza a medias a este general. (…) las intrigas de los
ejércitos y las predilecciones de sus individuos, quitan al gobierno el tiempo y el vigor,
a los ejércitos la unión y energía y dividen y disgustan a unos y otros (…)”.
Continua Jovellanos abogando por la necesidad de que la Junta envíe vocales a los ejércitos, no para entrometerse en el mando, sino para “auxiliar, animar,
observar y instruir a la Junta”, al tiempo que califica de difícil este cometido.
Las razones que Jovellanos no especifica en su informe, - quizás el rechazo a un nuevo Godoy o el afloramiento de un nuevo “bonapartismo”
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
que sojuzgara al poder político- entorpecían cualquier posibilidad de unificar en un español el mando militar y político de la guerra. Por otra parte,
muchos generales aceptaban a regañadientes la autoridad de unas juntas
que deseaban dirigir las operaciones de acuerdo con sus intereses y espíritu localista, en contra incluso de la junta vecina, pero tampoco ellos fueron capaces, por personalismos o protagonismos excesivos, de constituir un
mando único para las operaciones.
Con la intención de poner orden y crear una autoridad política unificada, se creó en Aranjuez a finales de septiembre de 1808 la Junta Suprema
Central de la que forma parte Jovellanos, pero en octubre se produce la derrota española de Zornoza, seguida de las de Gamonal, Espinosa de los
Monteros, Tudela y la de Somosierra, que obliga al traslado de la Junta a Sevilla, ciudad en la que don Gaspar escribe su informe. Madrid es ocupada
por los franceses.
Los ejércitos de La Mancha y Extremadura, son derrotados en Uclés. La
Junta Central, guiada por su impaciencia y la presión popular, busca otro
Bailén e impulsa a los precipitada e inadecuadamente reorganizados, instruidos y equipados ejércitos a aceptar de nuevo batalla en campo abierto.
Fueron derrotados en Yébenes el 27 y en Medellín el 28 de marzo, “el malventurado día” de Jovellanos. El 1 de abril, el general Gregorio de la Cuesta
es nombrado Capitán General.17
En palabras del general Cassinello Pérez,18 la Junta Central se encuentra
perpleja contemplando las dos vías que llevan a Sevilla: la Ruta de la Plata,
que cierra el Ejército de Extremadura del general Cuesta, y la de Despeñaperros, que cubre el de La Mancha al mando de Venegas. Superada por la
situación, no es capaz de ponderar los esfuerzos y nombra a Cuesta jefe
superior de los dos ejércitos, separados por 250 kilómetros, pero no sigue
los consejos de Jovellanos y da ordenes directas a Venegas, que no sabrá
que hacer y cuando por fin hace algo, lo hace a destiempo. Además, están
los angloportugueses de Wellesley y todo se fía a los acuerdos que puedan
establecerse entre los generales español y británico, que mantienen una relación muy tensa. Jovellanos, en una carta a Lord Holland, fechada en Sevilla el 15 de julio de 1809, comenta con ironía: “Cuesta y Wellesley se han
besado ya y, como decimos, comido en un plato. Mucho dure”. El resultado final
17
PRIEGO LÓPEZ, J., Servicio Histórico Militar, Guerra de la Independencia, Madrid 1972, V-4, pág. 84.
CASINELLO PÉREZ, A, “Evolución de las campañas militares”, en La guerra de la Independencia
en España (1808-1814), Antonio Moliner (ed), Barcelona 2007, pág. 100.
18
El ejército que vio Jovellanos – Francisco Ramos Oliver
99
van a ser las desastrosas batallas de Ocaña y Alba de Tormes, que cerrarán
un capítulo en la Guerra de la Independencia: España ya no volvería a contar con ejércitos capaces de emprender operaciones de envergadura.19
A pesar de los esfuerzos de Jovellanos, se acabó por entregar el mando
único a un extranjero, el duque de Wellington, al tiempo que se ponían en
manos británicas los laureles de la victoria.
Pero la realidad es que la guerra se ganó, que los soldados españoles fueron luchadores tenaces, que derrotados una y otra vez pelearon con voluntad de vencer, que corrieron siempre con las acciones más ingratas y
que cuando la superioridad enemiga les obligó a ello, se fundieron con los
paisanos en la guerrilla. La Guerra de la Independencia no fue obra de la
voluntad de un monarca, ni de la exclusiva actuación de un ejército subordinado a ese poder único y absoluto, como habían sido las guerras del
siglo XVIII. Fue una guerra esencialmente popular y por eso apasionada,
desordenada y fragmentaria, sin sujeción a unidad ni a plan preconcebido
en el espacio, ni en el tiempo, ni en los procedimientos. Estos caracteres de
fragmentación y desorden, se impusieron fatalmente al enemigo, obligándole a dispersar sus esfuerzos. No existiendo un teatro principal de operaciones, ni un ejército cuya destrucción asegurase la victoria, ni un objetivo
geográfico de importancia decisiva, ni siquiera un gobierno al que se pudiese imponer la paz, la estrategia napoleónica no pudo ser aplicada. Las
victorias francesas no producían, por lo general, otro fruto que la ocupación
del campo de batalla y era evidente que no valían lo que costaban. Cuando
los franceses se persuadieron de ello, la guerra estaba perdida por su parte;
la prolongación de la lucha en tales condiciones fue un sacrificio estéril por
orgullo nacional y por el honor de las armas.
Para una mentalidad ilustrada, basada en los principios de la razón, probablemente este final de la guerra no fuera previsible y la muerte impide a
Jovellanos conocerlo y a nosotros saber cual hubiera sido su, sin duda, acertado análisis. Porque Jovellanos es un intelectual que pretende influir en la
realidad, comprometerse con ella. Como hemos visto, los análisis de Jovellanos proyectan una mirada conceptual a la realidad que le tocó vivir, de la
que muestra sus limitaciones y ofrece soluciones que, en ocasiones, van más
allá de su momento presente, como todos los grandes intelectuales. En el Título VIII de la Constitución de 1812, que no llega a conocer pero por la que
19
PARDO DE SANTAYANA Y GÓMEZ OLEA, J, Secuencia de los hechos militares ocurridos durante
la Guerra de la Independencia”, Revista Ejército nº 805, mayo 2008, pág. 79.
100
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – ARTÍCULOS
tanto trabaja, se define ya un nuevo modelo de institución castrense, sometido a la autoridad de las Cortes, que defiende los intereses nacionales, no los
reales. Pero esto sobrepasa los límites que nos hemos marcado y es ya objeto
de otro trabajo. Sin duda alguna, el principal legado de aquel ejército de la
Ilustración lo constituyen las Reales Ordenanzas de Carlos III, que han conformado la mentalidad de innumerables generaciones de oficiales del ejército español y que son la base de las actuales.
II
Discursos de investidura
Las ideas de la
Ilustración francesa sobre la mujer
y su educación
*
MARÍA AURORA ARAGÓN FERNÁNDEZ
Universidad de Oviedo
“No puede haber ni verdadera libertad ni justicia en una sociedad si la igualdad no es real”.
Condorcet
“Una mujer no nace, sino que se hace”,
Simone de Beauvoir
RESUMEN
La polémica de los sexos desde la Antigüedad y hasta el siglo XVIII, Opiniones de filósofos y literatos: Enciclopedia, Rousseau. Situación de la educación femenina. Salones.
Mujeres escritoras y educadoras. Mujeres periodistas, Mujeres revolucionarias. Fin de
siglo: Condorcet y Laclos.
Palabras clave: discriminación, prejuicios, educación, feminismo.
oy sabedora del interés que las preocupaciones por la educación popular y las ideas pedagógicas de Jovellanos han suscitado entre muy variados y eminentes conocedores de su obra. Publicaciones de toda índole,
libros de tipo más generalista sobre la pedagogía en el siglo XVIII, o concretamente sobre Jovellanos, artículos, conferencias, se diría que han agotado el
tema y que nadie puede ser tan osado como para aportar novedades. Por eso
he preferido ofrecerles un punto de vista complementario, primero, por mi in-
S
*
Discurso de María Aurora Aragón Fernández, Catedrática emérita de la Universidad de Oviedo.
Fue pronunciado el día 7 de octubre de 2008 en la Casa Natal de Jovellanos con motivo de su investidura como patrona de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias.
104
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
clinación profesional hacia la cultura francesa, ya que soy ciertamente una
“afrancesada”, como lo eran varios de nuestros más eminentes paisanos del
momento, con Jovellanos y Campomanes a la cabeza: un calificativo exento
para mí de cualquier connotación política, ni entonces, ni ahora, y referido
de modo exclusivo a la formación intelectual y cultural. También, porque al
siglo XVIII francés, para mí más siglo de oro que el siglo XVII, así considerado
tradicionalmente, he dedicado muchos años de docencia y algún libro y artículo; en segundo lugar, porque sin ser una feminista combativa, mi condición de mujer hace que nada femenino me sea ajeno, por lo cual la opinión de
los Ilustrados sobre la educación de las mujeres me ha resultado un tema sugerente. Y, finalmente, porque hace un tiempo, una colega de Departamento,
la profesora Álvarez Faedo, si bien centrada en la persona de Josefa de Jovellanos, les ofreció una visión de las preocupaciones pedagógicas en el mundo
anglosajón, y he considerado oportuno completarla con una reflexión sobre
el mundo cultural francés del siglo XVIII, la polémica de la primacía del varón
sobre la mujer, la educación de las damas y su papel en la sociedad.
Comenzaré por un breve comentario sobre la educación en el siglo de las
Luces francés. Tal como acaecía en toda Europa, las mejoras fueron disfrutadas antes por las capas sociales más elevadas y por los hombres, quedando postergadas mujeres y clases inferiores. Dada la estructura de la
sociedad, la alfabetización y la educación de los menos favorecidos, se produjeron con enorme lentitud: a comienzos de siglo el analfabetismo entre
ellos superaba el 95%. Fue esta incultura una de las mayores preocupaciones de los Ilustrados y a ella dedicaron una parte esencial de su pensamiento. Y, sin embargo, las reformas educativas puestas en marcha a lo
largo del siglo obtuvieron unos magros resultados, muy alejados del interés que suscitaban.
Una de las causas por las que los esfuerzos ilustrados no consiguieron el
éxito deseado es que la enseñanza estaba en las manos de las fuerzas más
conservadoras. La otra, porque carecían del poder de modificar las leyes y
de los medios materiales. Por tanto, se limitaron casi siempre a discutir un
modelo de enseñanza alternativa y progresista, que pocas veces fue posible poner en práctica. Atacan los métodos tradicionales, acusándolos de rigidez y de estar anticuados, al limitarse a una cultura clásica y humanística,
desarrollada en latín. Frente a ella, defendían una educación apoyada en la
razón, basada en los procesos naturales, y capaz de proporcionar unos conocimientos más científicos, utilitarios y apoyados en la observación directa y la experiencia. Porque los Ilustrados, con Rousseau a la cabeza,
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
105
siguen la teoría de Locke, que tiene también, como saben, una notable influencia sobre Jovellanos, negando la existencia de ideas innatas y afirmando que el conocimiento humano procede de los sentidos. (“No existen
principios ni ideas innatas”).
Sólo muy lentamente, las ideas de la Ilustración se abrieron paso en Francia y en el resto de Europa, a través de la malla entretejida por intelectuales
ilustrados de todos los países, valiéndose de lecturas, viajes y en especial de
una correspondencia entre pensadores de dichos países que hoy nos asombra: les recuerdo que la edición que Besterman hace de las cartas de Voltaire
con intelectuales de toda Europa, es una edición selectiva y aun así, comprende casi 20.000 cartas. Entre estos Ilustrados, y en la generación inmediata, en las postrimerías del siglo y en los años convulsos de comienzos del
siglo XIX, y para honor y satisfacción nuestra, hay varios asturianos, figuras
eminentes de su época: Jovellanos, Campomanes, Argüelles, el Conde de Toreno, Canga Argüelles, Flores Estrada. Todos ellos forman, junto con el llamado grupo de Oviedo que dio lustre a nuestra Universidad hace algo más
de un siglo, los dos momentos intelectualmente más gloriosos, en mi opinión, de nuestra tierra.
Centrándonos ya más concretamente en el tema que me propongo esbozar, me referiré a partir de ahora a la educación femenina.
La polémica sobre los sexos se remonta a mucho tiempo atrás y es conocida la opinión de Platón que consideraba que las mujeres podían ser
gobernantes de Estado, igual que los hombres, precisamente porque el Estado se gobierna en virtud de la razón. Pensaba que las mujeres tienen exactamente la misma capacidad para razonar que los hombres, si reciben la
misma enseñanza. Desgraciadamente, su discípulo Aristóteles no tenía una
visión tan positiva. Pensaba más bien que a la mujer le faltaba algo: era un
“hombre incompleto”. La mujer es, dice, “como la Tierra, que no hace más
que recibir y gestar la semilla, mientras que el hombre es el que siembra”.
Desdichadamente es su doctrina la que fue aceptada por la Iglesia católica,
que desde la Edad Media hasta ahora, no es precisamente la abanderada de
los derechos femeninos. De San Agustín a Alejandro Magno, pasando sobre
todo por Santo Tomás de Aquino, son las teorías de Aristóteles las que imperan. He aquí unas perlas de Tomás:
— «Como individuo, la mujer es un ser endeble y defectuoso».
— «El padre ha de ser más amado que la madre pues él es el principio activo
de la procreación, mientras que la madre es tan sólo el principio pasivo».
106
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
— la mujer «está sometida al marido como su amo y señor», pues el varón
tiene una «una inteligencia más perfecta» y una «virtud más robusta».
Y no insisto en otros autores medievales, religiosos y laicos, ya que no
trato de hacer un estudio de la misoginia, sino sólo de ver de cuán lejos
arranca la polémica sobre los sexos.
Uno de los primeros autores que se ocupa de la educación de la mujer es
español y del siglo XVI: es Luis Vives en su obra De la Institución de la mujer
cristiana (1523), obra muy leída por los humanistas europeos, quien se plantea la necesidad de educar a las mujeres y se pregunta qué enseñarles. Su
respuesta no se aleja demasiado de las que muchos ilustrados darán dos siglos y medio después: la lectura, la escritura y los trabajos domésticos, aunque se pregunta si cabe hacer estudiar además letras a las jóvenes nobles.
La necesidad de cierta cultura para quien está destinada a ser esposa y
madre la apoya Vives en tres razones: que sus encantos y su conversación
resulten gratos al esposo; que pueda ayudar a éste en los asuntos domésticos y que sepa educar bien a sus hijos. El gran Erasmo, hacia la misma
época, compartía estas ideas.
Un siglo más tarde la polémica se encarna en dos grandes filósofos. Por
un lado, el inglés Hobbes en su obra Elementos de la Ley, de 1640, expone
una teoría en la que sostiene la igualdad de hombres y mujeres en el estado natural y la cesión del poder por parte de las mujeres al hombre, en
el estado civil. Para Hobbes, la sumisión de la mujer frente al varón no es
legítima ni es producto de una ley natural.
El filósofo holandés Spinoza, inicia la controversia contra Hobbes planteando que si la sumisión de las mujeres proviniese de una convención, no
habría razón para excluirlas del gobierno. Y por el contrario, afirma, «si
atendemos a la experiencia, veremos que la condición de las mujeres procede de su
debilidad natural». Así discute cada una de las razones esgrimidas por Hobbes sobre el carácter convencional de la desigualdad. Llevado por su misoginia, contradice de este modo las ideas que defiende en otras obras,
cuando expone que:
«La naturaleza es una y la misma para todos. Es el poder y la cultura lo que
la diferencia hasta el punto de que de dos actos semejantes, decimos con frecuencia que uno es permitido a una persona y el otro prohibido, no porque sea
distinto el acto sino el autor».
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
107
Cabe preguntarse por qué excluye a las mujeres de esta conclusión. Sin
duda, los prejuicios del momento le impiden aplicar a las mujeres la deducción lógica.
Centrándonos ya en Francia, si bien aún en el siglo XVII, hay que citar a
Poullain de la Barre, cartesiano, que publica tres títulos sobre este tema: en
1673, Sobre la igualdad de los dos sexos, donde se propone demostrar la igualdad natural entre varones y mujeres por encima de las costumbres y los
prejuicios vigentes en la sociedad; en 1674, Sobre la educación de las damas a
fin de dirigir su espíritu hacia las ciencias y las costumbres, cuya intención es
mostrar cómo se puede combatir la desigualdad entre ambos sexos a través de la educación; y en 1675 con el libro Sobre la excelencia de los hombres
contra la igualdad de los sexos, en el que trata de desmontar, apoyándose en
la razón, los argumentos de quienes defienden la superioridad del hombre.
Poullain de la Barre, afirma que la mente, el intelecto, no tiene sexo.
Según él, y dado que los nuevos desarrollos de la anatomía mostraban la
igualdad entre hombres y mujeres respecto al cerebro y a los órganos sensoriales, ¿por qué no podían las mujeres desempeñar trabajos o puestos similares a los de los hombres?
«¿Acaso no basta con que las costumbres os hayan sometido a los hombres
en lo que se refiere al cuerpo, sin que os sometáis además a ellos en lo que concierne al espíritu?».
Para Poullain, las educaciones dispares no son consecuencia de la desigualdad natural entre los sexos, sino que, por el contrario, la desigualdad
cultural es producto de las dos educaciones: tanto el método de aprendizaje
como el contenido han ser iguales para ambos sexos.
Sin llegar tan lejos como Poullain, el abate Claude Fleury, publica en 1685
el Tratado sobre la elección y método en los estudios, cuyo capítulo 36 versa
sobre los «Estudios de las mujeres». Defiende que, dado su papel en la sociedad, es preciso instruir mejor a las mujeres. Tampoco es que pretenda
una gran formación intelectual: serían suficientes, además de los conocimientos para gobernar la casa, lectura, escritura, un poco de redacción, otro
poco de matemáticas y de farmacopea. Pero sostiene que aprender más
que esto sería pura vanidad.
Dos años más tarde, 1687, Fénelon escribe el tratado Sobre la educación de
las jóvenes, primera muestra del interés de su autor por la enseñanza,
cuando, nombrado preceptor del Duque de Borgoña, niño reputado como
108
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
muy difícil, publica varios obras menores sobre educación, y en 1699 su
obra más famosa, Las aventuras de Telémaco, que circula de inmediato por
toda Europa y que es admirada por los ilustrados del siglo siguiente, entre
los cuales se cuenta Jovellanos.
Su tratado fue escrito a petición de los Duques de Beauvilliers, que, además de varios muchachos, tenían ocho hijas. En él se muestra ligeramente
más permisivo que Fleury. Para Fénelon, lo más importante es que la formación dispensada se compagine con el futuro estado de la niña: buena
esposa o buena religiosa. Y se lamenta del abandono en el que se halla la
educación de las niñas y de los prejuicios de la sociedad:
«Nada hay más descuidado que la educación de las jóvenes. La costumbre y
el capricho de las madres lo deciden todo a menudo: se supone que hay que
dar a este sexo poca instrucción. […] Se dice que no tienen que ser sabias, que
la curiosidad las hace pretenciosas y ridículas, que basta con que sepan gobernar un día sus hogares y obedecer a sus maridos sin razonar.» (cap. I)
Fénelon combate esos prejuicios alegando que no se trata de darles una
educación que las convierta en ridículas sabiondas, sino de enseñarles lo
que conviene que sepan para el papel que han de jugar en la familia. Es
decir, que pese a la amplitud de miras que le caracteriza en otros aspectos
de su pensamiento, aún conserva muchos de los prejuicios tradicionales
sobre la instrucción femenina. Considera que la ciencia no está hecha para
ellas y que abarca temas que no convienen a la delicadeza de la mujer. En
consecuencia, el plan de estudios que propone es aún muy insuficiente.
Digamos en su descargo, que las sátiras contra las mujeres “intelectuales” se convierten en un género muy difundido: el mejor y más conocido
ataque contra la mujer instruida lo realiza Molière en dos de sus comedias,
Las Preciosas ridículas y Las Mujeres sabias. La primera, de 1659, es una sátira
de costumbres, donde se burla de las damas que frecuentaban los salones
y utilizaban un lenguaje ridículo, lleno de eufemismos y metáforas, que
despreciaban la vida familiar y que tenían una idea novelesca del amor. Es
una farsa, una parodia y, como tal, exagerada. Las mujeres sabias (respeto la
traducción tradicional, pero preferiría el término ”sabiondas”, que me parece responder mejor al espíritu sobre el que Molière pretendía ironizar)
trata en parte de la educación de las mujeres, pero no es el único tema.
Cierto es que su protagonista masculino añora los tiempos en que las mujeres se dedicaban a:
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
109
«Sus libros, su dedal, su hilo y sus agujas
Con las que trabajaban el ajuar de sus hijas».
pero las mujeres de Molière no son ridículas porque deseen instruirse, sino
porque para hacerlo, se rodean de pedantes carentes de talento a los que
toman por oráculos.
En el siglo XIX ambas comedias se citaban profusamente para demostrar lo
inútil, e incluso lo peligroso que es educar demasiado a las mujeres. Sin embargo, creo, tal vez porque me gusta Molière y le considero el mejor dramaturgo francés, que no es tan culpable como parece. Critica, como en otras obras,
los excesos. Por otra parte, ha creado magníficos papeles femeninos, de mujeres sencillas, pero de gran inteligencia natural, de enorme sentido común, que
dirigen el juego escénico, herederas de una larga tradición que viene de la tragedia griega, pasando por la Edad Media, de la sirvienta-confidente: basta
pensar en obras como El enfermo imaginario o El burgués gentilhombre.
En La Escuela de las mujeres también ridiculiza a su protagonista masculino, que lleva a un convento a su futura esposa, para que hagan de ella una
idiota, cosa que consiguen; pero no contaba con que se iba a enamorar perdidamente de ella y pagar cara su propia estupidez. Molière ha defendido,
casi solo en su época, el derecho de la mujer a que no le sea impuesto un marido contra su voluntad y a que los matrimonios sean parejos en edad y condiciones. Y se ha alzado contra las ataduras sociales y las autoridades que
abusan de las leyes. Por todo ello, yo le excuso y sigo disfrutándole.
Otras críticas feroces iban específicamente dirigidas contra las «mujeres
de ciencias». Citemos la Sátira contra las mujeres de Boileau (1694), escrita
contra Madame de la Sablière y donde se la describe, medio jorobada, observando a Júpiter, astrolabio en mano, hecho al que se atribuía su semiceguera y su mala figura:
«.... Es esta sabia
Que aprecia a Roberval, y que frecuenta a Sauveur.
¿Qué provoca que tenga mirada turbia y tez marchita?
Es que siguiendo los cálculos, se dice, de Cassini,
Un astrolabio en la mano, subida en su tejado,
Siguiendo a Júpiter ha pasado toda la noche».
Los dos primeros son físicos y matemáticos, miembros de la Academia
de Ciencias y ambos profesores de Margarita; Cassini es un italiano nacio-
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
nalizado, astrónomo y director del Observatorio de París. Todos ellos científicos reconocidos y prestigiosos., de los que la dama fue discípula. Pierre
Mignard, pintor afamado de entonces, hizo de ella un precioso retrato y
les aseguro que tiene una linda figura y un rostro agradable. Eso mismo
pensó su protegido La Fontaine que la describió así:
«Tenía los cabellos del rubio ceniza más bello que se pueda imaginar, los ojos
azules, dulces, finos y brillantes, aunque no muy grandes; el rostro ovalado, la
tez suave y lisa, la piel de una blancura deslumbrante, las más hermosas manos
y el más lindo escote del mundo».
Y Charles Perrault, famoso por sus cuentos infantiles (Caperucita, La
Bella Durmiente, El Gato con botas, la Cenicienta, Pulgarcito, etc.), aunque
su obra abarque campos muy variados y de mayor entidad, contestó a esa
sátira con su Apología de las mujeres, donde defendía a Mme. de La Sablière
de esos ataques, alabando su talento y su modestia, que le hacía no presumir de él.
De familia rica, había recibido una educación esmerada a cargo de los
mejores maestros de la época: latín, física, matemáticas y anatomía. Se casó
con un hombre que respetó su talento y le permitió proseguir con sus aficiones intelectuales. Aunque no publicó ninguna obra original, era muy
versada en ciencias, en especial en astronomía., Mantuvo un salón donde
se reunían nobles e intelectuales, poetas, científicos y hombres de letras así
como miembros brillantes de la Corte de Luis XIV. Durante más de 20 años,
albergó en su casa, liberándolo de preocupaciones económicas, al fabulista
La Fontaine, aquella cigarra que se permitió denigrarlas porque sólo servían para cantar, alabando la laboriosidad de las hormigas, él que fue toda
su vida una perfecta cigarra. Al menos supo agradecer a la dama su acogida dedicando a cantar sus virtudes su Discurso de ingreso en la Academia,
y transmitiéndonos este testimonio: “Su espíritu tiene belleza de hombre
con gracia de mujer”.
Similar es el caso, aunque ya en el siglo XVIII, de la Marquesa de Châtelet, que tuvo la suerte de tener un padre que le dio una educación diferente, idéntica a la de sus hermanos en el terreno intelectual. Él mismo le
enseñó latín, ella aprendió después griego y otras lenguas modernas. Dotada también para la música, la danza y el teatro, disfrutaba practicando incluso ópera. También tuvo la suerte de casar con un hombre que reconoció
su capacidad intelectual y la dejó vivir en libertad, tanto en sentido inte-
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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lectual, como social y amoroso. En efecto, su afición al estudio no le impidió vivir libremente, con la vida libertina de una mujer noble de la época.
El más famoso de sus amantes fue Voltaire, que ejerció una gran influencia sobre ella. Como él mismo era un genio, no le importó reconocer la brillantez intelectual de su amada e incluso considerarla superior a él en el
dominio científico. La impulsó a profundizar en física y matemáticas y a traducir a Newton. Participó en grandes debates y se propuso divulgar los trabajos científicos que consideraba esenciales. «Nunca mujer alguna fue tan sabia
como ella» afirma Voltaire, y en verdad fue una verdadera mujer de las Luces,
una ilustrada que encarna a la perfección el espíritu de su siglo. Y una rebelde: frecuenta, disfrazada de hombre, el famoso café Gradot, prohibido a
las mujeres, a fin de participar en las charlas y discusiones de sus amigos.
Hoy es reconocida como matemática y como la primera mujer científica
de Francia, pero en su época fue cruelmente satirizada por las damas de la
Corte, y no digamos por los caballeros.
La polémica se aminora en el XVIII, aunque sigue latente. Cuesta trabajo
admitir que pensadores, filósofos y políticos sigan creyendo en la superioridad, no ya física, sino intelectual de su sexo. En una época ilustrada su postura resulta contradictoria y paradójica. Tanto más paradójica cuanto que el
espíritu de las Luces combate toda opinión que no se base en la razón, todo
sistema que no legitime sus premisas. Sin razones y sin pruebas se impone la
doctrina que defiende la inferioridad intelectual de la mujer, o, peor aún, su
incapacidad para cuanto se relaciona con el intelecto. Hago mías las palabras
del Padre Feijoo, cuando, desarrollando este tema, habla de que “se disfrazan
con capa de razón las sinrazones”. El sostener la desigualdad intelectual de las
mujeres es aún más paradójico en el siglo XVIII francés, cuando el espíritu filosófico, las nuevas ideas, las mejores creaciones literarias y artísticas se difunden en gran medida a través de los salones que abren para las reuniones
de pensadores y artistas mujeres de rango social elevado, que acogen a los
ilustrados y animan las conversaciones de las que surgirán esas nuevas ideas.
Dicho intercambio de ideas se produce así en gran medida a través de la
conversación. Aunque no todos creados en el siglo XVIII, los lugares de
reunión de intelectuales y artistas son los cafés, las logias masónicas, las
Academias de Letras o Ciencias y los salones. En los tres primeros, no tenían cabida las mujeres. Piensen que la Academia Francesa no admitirá
mujeres hasta trescientos cincuenta años después de su creación. Aunque
cueste creerlo, habrá que esperar ese tiempo para que Margaret Yourcenar
rompa el tabú en 1980.
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No les resta a las mujeres sino participar de la élite intelectual a través del
mecenazgo y la protección a los escritores. Acabo de citar a Mme. de la Sablière, gracias a la cual la cigarra La Fontaine podrá dedicarse a cantar, dejando bellas muestras de estilo y adornando la fábula con sus grandes dotes
de pintor animalista y de magnífico escritor. He de citar también a Mme.
de Warens, que protege e instruye a Rousseau, facilitándole el estudio, y
permitiéndole subsanar las deficientes condiciones de su educación infantil y juvenil de autodidacta.
El otro cauce femenino es la apertura de sus salones a lo más granado de
la élite ilustrada, como lugar de reunión libre, donde todas las ideas podían circular y ser discutidas, favoreciendo así la prodigiosa actividad intelectual del siglo, en especial en su segunda mitad.
Los salones no son tampoco una novedad. El siglo XVII los conoció, pero
con un espíritu muy diferente, si bien su papel fue también importante.
Las damas que los sostenían pertenecían a la nobleza, tenían una formación
mundana y unos intereses poco intelectuales. El Hotel de Rambouillet es el
modelo perfecto del salón clásico, lleno de afectación y de preciosismo. Las
damas que abren sus salones en el siglo siguiente, pertenecen en general a
la burguesía, son menos mundanas y más liberales, tanto de ideas, como de
costumbres.
Desde los primeros años del siglo la duquesa de Maine abría su castillo
de Sceaux a escritores y artistas, pero su salon era continuista: diversiones
literarias, galanterías, ingeniosidades. Nada aún de lo que ha de caracterizar a sus sucesoras. A la primera de ellas, Mme de Lambert, que inicia su
salón en 1710, me referiré más adelante por su faceta de escritora y defensora de los derechos de la mujer a la educación. En su salón, al que asistían
cada martes casi los mismos personajes que al de Sceaux, el tono es ya totalmente diferente. Fontenelle dice que es la única casa « donde nos encontrábamos para hablar razonablemente unos y otros, con ingenio y según las
circunstancias ». Allí se discutieron, antes de difundirse, cuestiones como
la necesidad del verso para que exista poesía, el absurdo de las personificaciones mitológicas, los obstáculos que unas reglas obsoletas e irrazonables suponían para los dramaturgos, o la disputa entre imitación e
imaginación, que defendía la necesidad de nuevas formas literarias, dado
que los avances de la sociedad, en pura lógica, favorecían que los modernos superasen a los escritores clásicos. Esta confrontación de puntos de
vista dio lugar a la famosa Querella de los Antiguos y los Modernos, que
dividió a los escritores de la primera parte del siglo y se decantó finalmente
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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por una nueva literatura. Jovellanos se hace eco de ella cuando en su Discurso sobre el estudio de las Ciencias y la Literatura. (pág. 18) afirma la supremacía de los Antiguos, Homero, Virgilio, etc., y busca la causa:
Los unos crearon y nosotros imitamos ; ellos estudiaron en la naturaleza y
nosotros en ellos.
Propone imitarlos justo en ese espíritu de creación y de inspiración en la
realidad y no en pretender emular su estilo.
Muchos son los salones que se abrieron a partir de mediados del siglo
XVIII: Mme. Geoffrin, Mme du Deffand, Julie de Lespinasse, y varios otros.
El más reputado fue el de Mme du Deffand : allí reunía a los mejores, entre
otras razones, por la altura intelectual de la dama que lo sostenía, y que participaba activamente en charlas y discusiones con conocimientos y razón.
Uno de los más famosos de sus invitados, Voltaire, la animaba a intervenir
en los debates con estas palabras : «no os ruboricéis por unir a las gracias de
vuestra persona la fuerza de vuestro espíritu». Estas palabras, viniendo de una
lengua tan viperina y punzante como la suya, constituyen un enorme elogio
para su anfitriona.
Para pensadores y artistas, los salones supusieron un buen cauce de difusión de sus ideas y sus obras, de discutirlas y de confrontarlas, en un ambiente grato, cortés, y muy liberal. Para las mujeres fueron una magnífica
ocasión de colmar su sed de saber, de hacer conocer a los hombres su visión
del mundo, de mostrar que las mujeres inteligentes y cultivadas pueden
jugar un papel importante en la sociedad, que son capaces de discutir de
ideas religiosas, políticas, artísticas e incluso científicas con similar competencia que los hombres. Desdichadamente, el número de mujeres que
disfrutaban de este privilegio era mínimo. Y, por otra parte, eran objeto de
críticas feroces, que no consideraban normal su afán por saber y que incluso las acusaban de corromper las costumbres.
La polémica sobre los sexos y el debate sobre la educación femenina, se
incrementan sobre todo en la segunda mitad del XVIII. En ella participan
filósofos y escritores, cuyas publicaciones en torno a esta temática aumentan substancialmente, tanto por medio de libros como a través de la prensa.
Habría que dividir las opiniones sobre la mujer en tres grupos. Por un
lado, los que defienden la inferioridad intelectual y niegan toda posibilidad de educación. Por otro, quienes comparten la opinión de la inferioridad femenina, pero consideran que, dado su papel social y su misión de
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complacer al esposo y cuidar de la casa, es conveniente enseñarles aquello que se decía hasta hace poco de las labores propias de su sexo, es decir,
tareas domésticas, labores de aguja, religión, y algunos rudimentos de
saber: nociones de lectura y escritura, y algo de cálculo. Un último grupo,
por fin, desdichadamente más reducido, negaba la inferioridad del intelecto femenino, culpaba de su pretendida incapacidad a la falta de educación y propugnaba nuevos sistemas, escuelas comunes y unos programas
similares a los de los muchachos. De este último formarán parte varias
mujeres escritoras, que se ocupan de educación y de las que les hablaré
pronto.
La cuestión de si las mujeres son inferiores a los hombres por naturaleza
o por educación, planteada desde la antiguedad, se incrementa en el siglo
XVIII, aunque ni la Ilustración, ni la Revolución, ni el siglo XIX la dan por
zanjada. Prefiero detenerme ahí.
La pregunta siguiente sería : en el supuesto de que fuese necesaria la educación para la mujer: ¿dónde habría de hacerse? y ¿hasta qué nivel? Los ilustrados rechazaban la enseñanza conventual en virtud de sus convicciones.
Por ejemplo, el Barón d’Holbach, al que me referiré más adelante, emite esta
cruel opinión sobre la educación conventual:
«la educación de las hijas será confiada a reclusas despojadas de toda experiencia, secuestradas de la Sociedad, ignorantes, crédulas, supersticiosas, llenas
de pequeñeces y de prejuicios. ¿Ése es el modo de formar ciudadanas, madres
de familia, esposas capaces de merecer la estima y de retener los corazones de
sus maridos?»
Por ello optan en muchos casos por la educación específica para cada
niño, modelo que será defendido por Rousseau y su Emilio y que alcanzará
una gran aceptación, aunque no se les escapa que se trata de una educación
elitista, destinada a unas pocas criaturas privilegiadas. La educación en la
casa familiar y a cargo de las madres sería otra opción válida si no se hubiera convertido a las mujeres en seres ignorantes y dedicados a la frivolidad: sería preciso formarlas antes de encargarles tan delicada tarea.
La generalidad de los ilustrado propugnan la creación de un sistema
educativo público, con planes de estudio renovados y ajustados a las nuevas necesidades sociales y a los avances de las ciencias. ¿Qué podría explicarles yo sobre ello, si uno de los mejores ejemplos europeos está en esta
ciudad, con el Instituto que Jovellanos crea, con audacia y visión de futuro?
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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Ahora bien, los proyectos o realidades a las que acabo de referirme están
destinadas a los niños. Las niñas, una vez más, quedan fuera del sistema hasta
muy avanzado el siglo. Las de las clases sociales más bajas y las del medio
rural carecían de toda instrucción hasta que la red de establecimientos públicos comienza a extenderse muy a finales de siglo. En ese momento, programas y métodos eran prácticamente iguales para niños y niñas, e incluso las
dificultades económicas obligaron en el campo a crear escuelas mixtas, con escándalo de las autoridades religiosas. Pero, aun si tenían acceso a la educación, muy rudimentaria y práctica para los dos sexos en virtud del destino que
a ambos esperaba, las niñas aún salían peor libradas : las obligaciones familiares las hacía faltar mucho y su estancia en las escuelas era más breve.
La historiadora francesa Martine Sonnet, que se ha especializado en el
tema y ha escrito en 1987 un libro sobre la educación de las niñas en el s.
XVIII, da cuenta de la situación en París : más de 250 escuelas para niñas,
con unas 11.000 plazas, en su mayoría externas. Las parroquias abrían escuelas de caridad para las hijas de los trabajadores, extendidas por los distintos barrios obreros ; hubo escuelas creadas por la Catedral de Notre
Dame, a las que acudían hijas de artesanos y comerciantes; otras, en los
conventos de religiosas, preferidos por la pequeña nobleza y la burguesía;
y escuelas no autorizadas, las más favorables a las nuevas ideas.
Las familias más pudientes tenían a su disposición desde el siglo XVII
los conventos de religiosas, inalcanzables para las restantes niñas por su carestía, que se extendieron por todas las ciudades del país. La enseñanza era
muy tradicional, destinada a formar buenas amas de casa, católicas, con
moral estricta, con los conocimientos justos para llevar un hogar y cuidar de
los hijos, aunque no siempre lo conseguían, si hemos de creer los testimonios contemporáneos y literarios sobre la laxitud moral e incluso las costumbres libertinas de la sociedad mundana. Martine Sonnet sostiene que la
religión impregna todos los aspectos del proceso educativo. Tras ella, el
aprendizaje de la lectura y escritura; en tercer lugar, las labores de la aguja,
para evitar las funestas consecuencias de la ociosidad. También incluyen las
artes de adorno -danza, música, dibujo...- y la dirección de la casa.
La educación que se recibía en la casa era más completa, pero de nuevo
tenía el inconveniente de resultar sumamente costosa, lo que la reducía a
pocas familias privilegiadas. Las niñas recibían unas enseñanzas menos formales y, sin dejar de lado las labores domésticas, podían optar a conocimientos más completos impartidos por buenos profesores, sobre todo cuando,
como era a menudo el caso, compartían la educación con sus hermanos.
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Una alternativa para las clases pudientes son las casas de educación, pensionados particulares con un régimen menos coercitivo y más familiar, en
los que la enseñanza, sin dejar de ser tradicional, era algo más completa. En
cualquier caso, las jóvenes de familias ilustradas que eran educadas en casa
o en centros donde imperaban las nuevas ideas eran una minoría. Sólo ellas
podían acceder a una instrucción capaz de abrirles nuevos horizontes y de
acercarlas al mundo de las ciencias.
Retomando la polémica de los sexos, aunque disimulando algo sus ideas
o, con cierta hipocresía, contradiciendo sus propios ideales de razón, justicia y libertad, los escritores manifestarán a lo largo del siglo su postura en
uno u otro sentido. Algunos parten incluso de la Biblia para justificar la situación de dependencia de la mujer como una consecuencia del proyecto
divino para la humanidad. Aprovechándose vilmente de las palabras del
Génesis, Capítulo III, versículo 16: «Y estarás bajo la potestad de tu marido y
él te dominará», el hombre ha mantenido durante siglos a la mujer sometida. Pero todo tiene un final.
Lo extenso del debate impide tratarlo con detalle. Así pues, me limitaré
a comentar las actitudes y opiniones de los defensores de una y otra opción:
la mujer, ¿un ser inferior o igual? ¿instrucción elemental o sea dominar los
modales sociales con un leve barniz cultural, o educación completa, semejante a la de los varones? Quienes defienden que la mujer es igual en derechos, culpan a la incultura por falta de educación de los vicios y defectos
que los detractores proclaman.
Comienzo por Montesquieu en sus Cartas persas, de 1721, en las que,
como es sabido, usa el subterfugio de la visión de un extranjero para criticar costumbres sociales, modas, modos y usos políticos de Francia sin incurrir en las iras de la censura. Se refiere al tema en varias cartas y achaca
la diferencia social entre ambos sexos a la distinta educación recibida:
«Otra cosa es saber si la ley natural somete las mujeres a los hombres. «No,
me decía el otro día un filósofo muy galante, la Naturaleza jamás dictó tal ley.
El dominio que sobre ellas tenemos es una verdadera tiranía; ellas nos han permitido ejercerlo porque tienen más dulzura que nosotros y, por lo tanto, una
mayor humanidad y razón. [...] ¿A qué se debe entonces nuestro privilegio? ¿A
que somos los más fuertes? ¡Pero es una verdadera injusticia! Empleamos todo
tipo de medios para abatir su coraje; las fuerzas serían iguales si la educación
también lo fuera.». (Carta XXXVIII)
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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El libro más importante del siglo XVIII francés es sin duda La Enciclopedia: en ella bebió toda Europa y de ella somos, en muchos aspectos, herederos. En palabras de su artífice Diderot, nacía para cambiar la manera común
de pensar. Publicada a partir de 1751, sufrió los embates de la censura y los
reproches del poder establecido: los jesuitas, a través de su Journal de Trévoux y los jansenistas la acusaron de impiedad, el Papa la condenó y el Parlamento prohibió su publicación. A duras penas y gracias a dos protectores
logró salir adelante: Mme de Pompadour en persona, desde su puesto privilegiado de favorita, y Malesherbes, cuyo cargo le permitía gobernar el
mundo de los libros y la censura, y que muchas veces miró hacia otro lado
en momentos de riesgo para la continuidad de la publicación.
Cierto es que Diderot, gracias a su saber, su inteligencia y su inmensa
capacidad de trabajo logró llevar a bien el ambicioso proyecto, pero no es
menos cierto que algunos colaboradores fallaron, otros carecían de la altura intelectual requerida y, finalmente, que el deseo de evadir los riesgos
de la censura obliga a mantenerse con frecuencia dentro de los límites políticamente correctos, por usar una expresión hoy en boga, y aparentemente
ortodoxos. La heterodoxia hay que buscarla en las alusiones, en las remisiones de una entrada a otra, hasta tal punto que le sería aplicable el lema
de aquella magnífica revista de humor que se llamó La Codorniz y que se
proclamaba “la revista más audaz para el lector más inteligente”, o sea,
para quien sabía leer entre líneas. Pese a todo, este Diccionario razonado de
las Ciencias, las Artes y los oficios fue el portavoz de las ideas ilustradas y las
difundió por el Continente.
No se puede decir que trate novedosamente el tema de la mujer. En primer lugar, no hay ni una sola colaboradora. Cita a mujeres famosas de la
antigüedad o de tiempos más inmediatos, y a algunas contemporáneas, y
su modelo femenino es la dama mundana de la época. Esas citas están ciertamente muy connotadas. Así, Ninon de Lanclos aparece en tres entradas
que son cortesana, epicureismo y arrugas.
En los artículos que dedica a los diferentes oficios artesanales, aparecen
también mujeres, tanto en el texto como en las láminas, pero siempre dentro de las profesiones tradicionalmente femeninas, comadrona, bordadora,
etc. Y en las entradas de Medicina o Anatomía se analizan las características biológicas femeninas y el cuerpo, de modo mas bien gazmoño, en especial en lo que se refiere a las partes sexuales.
Le dedica tres artículos: Mujeres desde el punto de vista del derecho natural, de la antropología y de la moral, a cargo de tres autores distintos. El
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
caballero de Jancourt establece la diferencia entre derecho natural y derecho positivo. Afirma que, aunque es difícil demostrar que «la autoridad del
marido proviene de la naturaleza, ya que este principio es contrario a la igualdad
natural», en las naciones civilizadas, las leyes y costumbres dan esta autoridad de forma unánime al marido, como aquel que se halla dotado de más
fuerza intelectual y corporal.
Un abate es el encargado del estudio antropológico: tras abrir su escrito
con la frase La mujer es la hembra del hombre, que ya nos indica por donde va
a discurrir el resto, pasa revista a las doctrinas de los clásicos que sostienen,
como Galeno, que los órganos femeninos no son sino órganos masculinos
que no han podido desarrollarse satisfactoriamente. El abate sugiere con
amabilidad que quizás éste no sea sino uno de los prejuicios sobre la inferioridad de la mujer. En el tercero, relativo a la moral de la mujer, Damahis, tras criticar los vicios de la mujer mundana a través de una especie de
parábola de una pervertida dama, ofrece el retrato de la mujer ideal, muy
similar al que defienden Rousseau y otros prohombres ilustrados.
«[…] Finalmente, hay otra más sólidamente feliz todavía; su felicidad es ignorar lo que el mundo llama los placeres, su gloria es vivir ignorada. Encerrada
en sus deberes de mujer y de madre, consagra sus días a la práctica de las virtudes oscuras: ocupada en el gobierno de la familia, reina sobre su marido por
medio de la complacencia, sobre sus hijos con la dulzura, sobre sus servidores
por la bondad. Su casa es la morada de los sentimientos religiosos, de la piedad
filial, del amor conyugal, de la ternura maternal, del orden, de la paz interior,
del dulce sueño y de la salud[…]».
En general, la Enciclopedia es misógina, porque los tiempos lo son y
cuesta mucho cambiar las mentalidades, pero ya hay ciertos atisbos de otro
enfoque. La idea que se desprende de la obra es que las diferencias a favor
del hombre no son naturales.
A lo largo de la segunda mitad del siglo, algunos prohombres ilustrados
alzaron la voz para cuestionar la justicia de las ideas discriminatorias y,
aún más importante, su carácter de verdades indudables que hasta entonces tenían. Se hizo constar la falsedad del principio de que la inferioridad
de las mujeres tiene por causa su imperfecta naturaleza. Por el contrario, su
origen no es otro que el mal uso que se ha dado a sus facultades intelectuales, en modo alguno peores que las masculinas, y a la deficiente educación que se les ha impuesto.
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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La revolución industrial incipiente, que requería mano de obra más cualificada que la agricultura, y los proyectos de desarrollo favorecen la extensión de la enseñanza, implicando también a las mujeres, hasta entonces
meras ayudas en el campo o en los oficios familiares, sin remuneración alguna. Dicha extensión se ve favorecida por la creencia de los Ilustrados en
la fuerza de la educación para transformar la sociedad.
Y sin embargo, los Ilustrados entendieron la educación femenina más como
formación del carácter que de la inteligencia; primaron la instrucción doméstica e introdujeron diferencias en los contenidos de los programas respecto a
los de los varones. Una parte de ellos, no demasiado amplia, por desdicha, defendía la igualdad intelectual y nuevos métodos de educación. Los más se oponían a este punto de vista y dudaban de la capacidad femenina.
Entre ellos, mal que me pese, he de citar a Rousseau. Este pesar procede
de mi admiración por el pensador y escritor, aunque en mucha menor medida, por el hombre. Creo que es quien más ha aportado a la cultura europea de la época, junto con Voltaire, tanto en el terreno político y social, a
través de los Discursos y del Contrato social, como literariamente, ya que
considero sus Confesiones, sobremanera la primera parte, como una obra
maestra. Pero es preciso reconocer que es un hombre contradictorio, además de atormentado. Él, que ha sido autodidacta, formándose ya en edad
adolescente o adulta, sin método y un mucho a merced de las bibliotecas
que estaban a su alcance, que tenía fama de ser un mal preceptor en sus comienzos, que engendra cinco hijos y los abandona en el hospicio, escribe el
Emilio, la obra pedagógica más importante y que aún en nuestros días
ejerce una influencia considerable en el terreno de la educación. Además,
siendo hombre del pueblo y pensador que cree en la igualdad, desarrolla
un sistema educativo elitista, ya que la posibilidad de disponer de un preceptor para cada niño, sólo está al alcance de las grandes fortunas.
En relación con la mujer, su postura es dura y antitética respecto a las
ideas que sostiene en otros muchos aspectos de su pensamiento. Tal vez
porque la suerte no le acompañó en sus relaciones con el llamado sexo
débil, ya que casó con una mujer del pueblo, camarera en una posada, zafia,
desagradable, iletrada, con una madre aún peor, y que fue rechazado
mucho más tarde por Sofía d’Houdetot, de la que se enamoró perdidamente en su madurez. Rousseau defiende que, aunque la razón convierte
en ilegítima la desigualdad, la naturaleza, dado que las mujeres son frágiles, débiles, dulces, demasiado sensibles, exige que sean relegadas a la esfera doméstica y privada, dejando la esfera pública para los hombres. En
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dicha esfera privada, la mujer ha de tener como único destino cuidar de
sus hijos y cuidar y complacer al marido.
«Toda la educación de las mujeres ha de ser relativa a los hombres. Agradarles, serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos, educarlos cuando son jóvenes, cuidarles cuando son ancianos, aconsejarles, consolarles, hacerles la vida
agradable y dulce; estos son los deberes de las mujeres de cualquier época, y
esto es lo que hay que enseñarles desde su infancia».
Esta exclusión total de todos los asuntos públicos la funda, además de en
circunstancias sexuales, en diferencias físicas que tacha de inferioridades o
de debilidades, y de las que deduce una consecuencia moral e intelectual
contra el género femenino. Concluye que la esencia natural de la mujer es
la dependencia del hombre, engendrar hijos y alimentarlos. Dado que defiende como pedagogo que la educación ha de ser siempre conforme a la
naturaleza de cada individuo, la educación que propone para Emilio es absolutamente distinta de la muy escasa que ofrece a quien está destinada a
ser su compañera, Sofía, cuya verdadera formación ha de completarse tras
el matrimonio y a cargo de su esposo. Nunca será muy intensa, ya que
Rousseau dice en otro párrafo del Emilio:
«No le conviene a un hombre que posee una buena educación tomar a una
mujer que no la tenga, ni, por consiguiente, de un rango social que no le permita tenerla. Pero yo preferiría sin embargo cien veces antes a una joven sencilla y toscamente educada que a otra sabihonda e ingeniosa que estableciese
en mi hogar un tribunal literario del que ella sería presidenta. Una mujer sabihonda es el azote de su marido, de sus hijos, de sus amigos, de sus sirvientes, de todo el mundo. […] La dignidad de la mujer ha de estar en ser
ignorada; su gloria está en la estima de su marido; sus placeres en la felicidad
de su familia».
El Emilio está compuesto por cinco libros y lleva como subtítulo general
“o de la educación”. Los cuatro primeros libros diseñan el sistema de educación de un joven huérfano tutelado por un preceptor filósofo, es decir,
ilustrado. El 5º se ocupa de la compañera destinada a hacer la felicidad de
Emilio y que será educada con ese único fin. Se llama Sofía o la mujer. La diferencia en el tratamiento de uno y otro sexo ya es notable en la organización del texto, y aún lo será más en su contenido.
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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Ya en la alocución que abre el Discurso sobre el origen y los fundamentos de
la desigualdad entre los hombres, Rousseau dice:
«¿Acaso podría yo olvidar esta preciosa mitad de la República que hace la felicidad de la otra, y cuya dulzura y sabiduría mantiene en ella la paz y las buenas costumbres?».
Bajo ese aparente halago se esconde un prejuicio habitual, que Rousseau
comparte con otros pensadores contemporáneos. Pero él defiende sus ideas
con el ardor y la energía que suele poner en toda su obra y sostiene sin abochornarse que la mitad femenina de la Humanidad no puede tener la pretensión de valer lo mismo que la otra.
Tal postura radical le vale los reproches de otro gran ilustrado, D’Alembert, el colaborador de Diderot en la Enciclopedia, que le dirige una carta
donde duda de que la valía intelectual de las mujeres sea tan escasa como
Rousseau pretende y sostiene que si tal cosa fuese cierta, la causa sería:
«La esclavitud y la degradación a que hemos reducido a las mujeres, las trabas que ponemos a su intelecto y a su corazón, la jerga fútil y humillante para
ellas y para nosotros a la que hemos reducido nuestra relación con ellas como
si no tuvieran una razón que cultivar o no fueran dignas de ello. Finalmente, la
educación funesta, yo diría casi homicida, que les prescribimos, sin permitirles
tener otra; educación en la que aprenden casi únicamente a fingir sin cesar, a
ahogar todos los sentimientos, a ocultar todas sus opiniones y a disfrazar todos
sus pensamientos».
La corrupción de las costumbres se debe, según él, a la desigual difusión
del saber, concentrado en un pequeño número de intelectos. Cuando la instrucción esté más difundida y sea más homogénea:
«experimentaremos sus efectos bienhechores; dejaremos de mantener a las
mujeres bajo el yugo y la ignorancia y ellas dejarán de seducir, engañar y gobernar a sus señores».
Ha llegado el momento de hablar del papel realizado por las mujeres en
su propia defensa. Sus actuaciones se extienden a cuatro campos; las novelistas, las educadoras, que consagran al tema obras pedagógicas de suma
importancia en la época, las mujeres periodistas, y las revolucionarias, que
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desde el principio, aunque con escasos resultados, intentan que la Revolución, en la que ellas han colaborado con ardor, sea más justa y reconozca
sus derechos.
Si aceptamos las palabras de Stendhal cuando definió la novela como
un espejo que se pasea a lo largo de los caminos, hemos de admitir que el
testimonio de las numerosas mujeres autoras de novelas en el siglo XVIII
que, como Mme de Riccoboni, defienden el derecho a la educación o el derecho a un matrimonio libremente consentido y no impuesto, reflejan una
situación habitual en la sociedad de la época.
Todas ellas han sufrido el menosprecio o la benevolencia conmiserativa de
sus contemporáneos, que es casi peor, y el olvido de la posteridad. Si se ojean
los grandes manuales tradicionales de historia de la literatura francesa o los
diccionarios, no se encuentran sus nombres o apenas una muy breve mención.
Habremos de superar la mitad del siglo XX para que sus obras se reediten y
que sean objeto de estudio y aprecio, siendo así que no desmerecen e incluso
superan la calidad literaria de muchos de sus colegas masculinos. Mme de
Tencin, Mme de la Charrière, Mme de Graffigny, Mme Leprince de Beaumont,
Mme Cottin, Mme de Genlis o Mme Riccoboni son algunas de ellas y me permito suponer que estos nombres, aun a lectores amantes de la literatura francesa, les dicen poco.
Siguiendo la moda surgida de una novela anónima francesa del siglo
XVII, Las Cartas de una religiosa portuguesa , y sobre todo, el éxito en toda Europa de la Pamela de Richardson, sus novelas son casi siempre epistolares.
Es éste un género muy propio del siglo XVIII : los más grandes de los autores, las mejores de las novelas utilizan el subterfugio de la correspondencia, que se dice real. Las Cartas persas de Montesquieu, Julia o La Nueva
Eloísa de Rousseau o Las Relaciones peligrosas de Laclos se cuentan antre
ellas.
Pero no se trata simplemente de una moda. Las razones son varias : por
una parte, el descrédito de la novela como género considerado inferior y
propio de mujeres sentimentales, hace que los grandes autores pretendan
hacer creer al lector que no se trata de una obra de ficción, sino de una correspondencia real que ellos se limitan a transcribir ; después, la existencia
de varios corresponsales cuyas cartas se entrecruzan, permite una polifonía de puntos de vista sobre los hechos acaecidos o los sentimientos ; por
fin, crean una sensación de autenticidad y de intimidad.
Centrándonos en las novelistas, podríamos calificarlas de feministas,
aun teniendo en cuenta las enormes diferencias con las feministas de fina-
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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les del XIX o del XX. Dan testimonio de la discriminación que la mujer
sufre, reprochan al hombre y a la sociedad el papel al que la relegan y la escandalosa desigualdad de la condición femenina : pero sus críticas y sus
quejas amargas tienen casi siempre un tono comedido, sin acritud, sin rebeldía.
Beatriz Didier, en su obra sobre la escritura femenina, afirma que la crítica
contemporánea negaba todo valor a la narrativa femenina y consideraba a las
escritoras meras imitadoras de los grandes autores. Y sostiene que la crítica
moderna usa procedimientos más insidiosos: no se atreve a negar la existencia de una literatura hecha por mujeres, pero la reduce a una situación
marginal, inferior: novela sentimental, folletón, novela epistolar, novela
negra. Pero habría que considerar que son géneros de moda entonces y practicados por muchos autores masculinos. ¿Por qué es un mérito que Rousseau o Laclos hayan compuesto novelas epistolares y un demérito que lo
haya hecho Mme. Riccoboni? Parece lógico pedir que los raseros con los que
se mide sean idénticos.
Fauchery, que ha abordado el tema de la escritura femenina en un importante libro consagrado al destino femenino en el s. XVIII, lo ha hecho
con una visión misógina, en mi opinión: acusa a las escritoras de ser en
gran medida autobiográficas y de horizontes limitados. Didier le responde
que la culpa es mas bien del sistema social:
«Privadas a menudo de contacto con el mundo exterior, a las mujeres les
cuesta trabajo imaginar el gran escenario del que han sido excluidas».
De ahí sus acusaciones, no ya sólo a la sociedad, que al fin y al cabo es
el resultado de una larga historia de actuaciones del hombre, sino al hombre mismo, por aceptar la discriminación y aprovecharse de ella:
«¡Felices hombres!, dice Mme Riccoboni, hasta qué punto la diferencia de
educación, los prejuicios, las costumbres dan ventaja a este sexo!».
Todos los datos de la época subrayan la creciente presencia de la mujer
en el terreno educativo. Sea cual sea su lugar en la sociedad, sean mujeres
excepcionales o no, sean amas de casa o personal mercenario, sea en el terreno doméstico, en el conventual, en instituciones públicas o privadas,
sean finalmente madres o abuelas, todas juegan un papel esencial y son
conscientes de ello.
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
La ocupación educativa les proporciona a menudo la ocasión de reflexionar sobre la educación, ya bajo forma escrita, por la literatura, ya por la
política. Actividad pedagógica que será admitida por la sociedad en un
primer momento, como una prolongación de su vocación maternal, pero
que será discutida e incluso ridiculizada cuando sus reivindicaciones lleguen a inquietar al poder.
Entre las mujeres que pretenden cambiar la situación femenina por
medio de la educación me limitaré a recordarles a las tres que me parecen
las más importantes por su repercusión y la calidad de su obra, aunque la
nómina tendría que ser más extensa.
Cronológicamente la primera es la marquesa de Lambert (1647-1733).
Hija de un magistrado, fue educada por el segundo marido de su madre,
que aprovechó su disposición natural hacia el estudio. El pensador Fontenelle afirma que de niña:
«se hurtaba a menudo a los placeres de la edad para irse a leer en privado y
se acostumbró por propia iniciativa a hacer pequeños extractos de lo que más
le impresionaba. Eran ya o agudas reflexiones sobre el corazón humano o giros
ingeniosos, aunque más a menudo, reflexiones».
A los diecinueve años se casó con el marqués de Lambert y a su muerte
se consagró a la educación de sus dos hijos y con tal motivo, se interesó
por las cuestiones educativas. Compuso Advertencias de una madre a su hijo
(1726) y Advertencias de una madre a su hija” (1728). Los dos, repletos de pensamientos elevados, inspirados en Fénelon. En ambos libros establece una
clara relación entre la sensibilidad y la religión:
«¿Cuál ha de ser el principio de estos sentimientos ? La religión ; cuando esté
grabada en vuestro corazón, todas las virtudes manarán de esta fuente, y todos
los deberes se alinearán en el orden debido».
Como harán otras mujeres, acusa de los posibles defectos femeninos a la
educación:
«[...] se las destina a agradar; no se les dan lecciones sino para complacer; se
refuerza su amor propio; se las entrega a la molicie, al mundo y a las opiniones
falsas; jamás se les dan lecciones de virtud ni de fuerza».
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
125
La marquesa presidía un salón literario al que acudían grandes escritores, como Montesquieu, Marivaux y Fontenelle, aparte de otros artistas,
como Rameau y Watteau. Era un honor ser recibido en los famosos « martes » de la marquesa, considerados como antesala de la Academia Francesa
por su influencia. Estudiosa de los escritores moralistas, tanto latinos, como
Séneca y Cicerón, como franceses, Montaigne en especial, escribe numerosas obras de moral entre las que se cuenta Nuevas reflexiones sobre las mujeres (1727), texto que evoca con finura lo paradójico de la condición
femenina.
En su obra, rechaza el libertinaje que caracterizaba la época y lo explica
de manera poco habitual: las mujeres habían visto ridiculizadas sus ansias
de saber y sus creaciones literarias, menospreciadas por la sociedad, y por
ello optaron por la vía de la facilidad y se dedicaron al placer, arrastrando
a la sociedad entera a una vida superficial.
«Se ha atribuido tanta vergüenza al saber de las mujeres como a los vicios
que más prohibidos les están».
Pero Madame de Lambert no se limita a censurar las convenciones sociales. Dentro del espíritu de polémica entre los sexos que impregna todo
el siglo, también ella hace reproches a los hombres:
«Acaso las mujeres no pueden decir a los hombres: «¿Qué derecho tenéis de
prohibirme el estudio de las ciencias y de las bellas artes? ¿Las que se han dedicado a ello no han tenido éxito en lo sublime y en lo agradable? ¿Por qué encontrar malo que tengan un intelecto que no les cuesta nada? Estropeamos todas
las disposiciones que les ha dado la naturaleza: comenzamos por dar poca importancia a su educación, no ocupamos su intelecto en nada sólido; y el corazón
se aprovecha».
Luisa Tardieu, nacida en 1726, en el seno de una familia noble, se convierte en marquesa d’Épinay por matrimonio. Su educación, descuidada
por su madre, culmina en un convento : toda su obra está basada en las
frustraciones de esa pobre educación. Tras unos primeros años de matrimonio felices, el libertinaje y las prodigalidades de su esposo la obligan a
abandonarlo. Comienza a frecuentar los salones y los ambientes literarios
y su amante, que será tiempo después abuelo de Georges Sand, le presenta
a Rousseau. Se entabla entre ambos una amistosa relación que lleva a Luisa
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
a construir en su propiedad de Montmorency una casita, a la que llaman
l’Ermitage, donde acogerlo y permitirle escribir sin preocupaciones. Otros
amoríos de Luisa y la pasión desenfrenada y nunca correspondida de Rousseau por la cuñada de su protectora, Madame d’Houdetot, provocaron la
ruptura. Rousseau se duele amargamente de este episodio en sus « Confesiones », exagerando sus acusaciones y reproches a su antigua amiga, sin
duda porque su salud mental ya estaba quebrada. Pese a todo, ambos coinciden en muchos puntos de sus ideas pedagógicas.
Luisa siguió acogiendo en sus salones de Montmorency y París a algunos de los mejores pensadores y escritores del momento : Diderot, Montesquieu, d’Alembert, d’Holbach, además de su amante y guía intelectual,
Grimm. Al conocer que Rousseau escribía sus memorias y por temor a sus
acusaciones, escribe unas pseudo-memorias, con el título de Historia de madame de Montbrillant, que aunque no se relacione con el tema que hoy nos
ocupa, es una de las joyas de la literatura femenina de la época.
Sus ideas acerca de la educación femenina se encuentran en otra de sus
obras, Conversaciones de Emilia que compone para la educación de su nieta
en 1773 y es un diálogo razonable y bien escrito entre una madre y su hija,
y esparcidas en otras obras y en su correspondencia, muy numerosa e interesante.
Su postura es la más habitual entre los pensadores de la época, en especial, las mujeres. Comentando un famoso libro recién publicado (1772) por
el académico Thomas, Ensayo sobre el carácter, costumbres e intelecto de las
mujeres, hace observaciones muy atinadas, que nos aclaran el pensamiento
de la autora:
«Con mucha erudición, hace una historia de mujeres célebres de distintos
ámbitos. Discute con algo de sequedad lo que en ellas es atribuible a la naturaleza, a la organización de la sociedad y a la educación. Después [...] atribuye sin
cesar a la naturaleza lo que nosotros debemos a la educación o a la sociedad».
Más adelante, se mofa con sutileza de la frase de Thomas donde sostiene
que la naturaleza hizo a las mujeres como las flores, destinadas a brillar
dulcemente en el macizo que las vio nacer: ¡Qué pequeñeces comunes y poco
filosóficas!
Y concluye con un párrafo en el que culpa a los hombres, otro de los reproches usuales en las escritoras contemporáneas:
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
127
«Puesto que hombres y mujeres son de la misma naturaleza y constitución,
son susceptibles de los mismos defectos, de las mismas virtudes y de los mismos vicios.[...] Sin duda serían necesarias muchas generaciones para volver a ser
como la naturaleza nos hizo. Quizas ganáramos con ello, pero los hombres perderían demasiado». (París, 14 de marzo de 1772)
Madame d’Epinay defiende en sus « Conversaciones con Emilia » el papel
de la madre como educadora, que puede formar a las niñas en lo que la sociedad espera de ellas : el pudor, la contención y la modestia propias de su
sexo. Y además de la tradicional educación de futuras amas de casa y madres, da un paso adelante y defiende otros conocimientos, tales como rudimentos de ciencias, historia y geografía, si bien huyendo siempre de
formar una « mujer sabia ». Trata de inculcar a su nieta hasta qué punto los
conocimientos y el uso de la razón son esenciales para la felicidad:
«Cuando dedicais atención a cultivar vuestra razón y adornarla con conocimientos útiles y sólidos, abrís otras tantas nuevas fuentes de placer y satisfacción, preparáis otros tantos medios de embellecer vuestra vida, otros tantos
recursos contra el hastío, otros tantos consuelos en la adversidad, a la vez que
adquirís talentos y sabiduría. Estos son bienes que nadie puede quitaros, que os
liberan de la dependencia de los otros [...], cuantos más talentos y luces se tienen, más útil y necesario resulta uno para la sociedad».
Estefanía Felicidad, futura condesa de Genlis, nace en 1746, hija del marqués de Saint-Aubin, en Borgoña. La muerte de su padre, que deja a la familia casi en la miseria, les obliga a desplazarse a París, donde serán protegidas
por su tía, la Marquesa de Montesson, esposa morganática del Duque de Orleans. Frecuenta la alta sociedad y se casa con el Conde de Genlis. Su tía consigue que la nombren dama de la duquesa de Chartres y muy pronto
mantiene relaciones con el duque. Lo que parecía una aventura se convierte
en una gran pasión, llevada con tal sigilo que Madame de Genlis la negó siempre y fue la mejor amiga de la duquesa durante 15 años, sin que ésta sospechara nada. Tan es así, que dejó en sus manos la educación de sus hijos, contra
la norma que los hacía pasar, al cumplir 7 años, a ser educados por un preceptor masculino. Los pequeños príncipes y princesas la quería mucho más
que a su madre y, en especial, Luis Felipe, el futuro rey, la adoraba.
Se exiló en Inglaterra para evitar los terribles días de la Revolución, que
costó la vida a su esposo, y regresó a Francia en 1801, pensionada por Bo-
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naparte, que la admiraba. Vivió hasta 1830, lo que le permitió ver a su
amado discípulo convertirse en rey de Francia.
Cultivó la amistad de varios grandes escritores y pensadores, Rousseau
o Talleyrand entre otros. Fue autora prolífica, con unos 140 volúmenes, novelas,como Alfonsina o el cariño materno, Nuevos cuentos morales y relatos históricos, sus memorias, que conocieron un gran éxito, y libros sobre
educación, siendo el más difundido Adela y Teodoro o cartas sobre la educación
de los Príncipes, de los jóvenes y de los hombres, publicado en 1972 y donde
propone originales y arriesgados modelos educativos.
Influida por Fénelon y con ecos de Rousseau, propone para ambos sexos
una buena alimentación y una educación física rigurosa que les permita
un perfecto desarrollo corporal. Y respecto a la educación de las niñas, defiende el estudio de los clásicos grecolatinos, de la Historia y la geografía,
tan convenientes para ellas como para los niños, de la aritmética, que ha de
serles tan necesaria para el buen gobierno económico de su hogar, de la
poesía. Y añade que «el estudio de todas estas disciplinas no excede las fuerzas
femeninas.»
Otra vía de difusión de las ideas feministas será la prensa. Aparecen en
la segunda mitad del siglo los primeros periódicos realizados para las mujeres y casi siempre por mujeres. Le Journal des Dames, de París, publicado
en 1761 ; Pomona, de Sophie von La Roche, en Alemania, o La Pensadora Gaditana, de Beatriz de Cienfuegos, supuesta versión femenina de un periódico muy famoso en el momento, titulado El Pensador, dirigido por Clavijo
y Fajardo. Todos ellos, con mayor o menor radicalismo, desarrollan una
ideología al servicio de la mujer y de su educación, atreviéndose algunas
incluso a culpar al hombre de la inferioridad femenina. Pero, en general,
más que de defender grandes ideas o conceptos, se trata de lograr pequeños cambios y de apoyar moderadamente los derechos que a sus lectoras,
en tanto que mujeres, deberían corresponderles.
Le Journal des Dames, publicado desde 1759 hasta 1778, una larga vida
para cualquier periódico de la época, tuvo 9 directores, entre ellos, tres mujeres. Concebido como un simple pasatiempo para damas de la buena sociedad, sus tres editoras lo convirtieron en una publicación seria, que
abogaba por la reforma de la situación femenina y alentaba a las mujeres a
alimentar el espíritu.
Su primera editora fue Madame de Beaumer, en octubre de 1761: instaba a las mujeres a ser osadas, y las incitaba a pensar, estudiar y hablar en
público en pie de igualdad con los hombres. La censura se esforzó porque
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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la publicación volviera a ser una revista de moda y ella prefirió retirarse
antes que ceder.
Su sucesora, Madame de Maisonneuve, adoptó un tono más comedido
y tuvo la habilidad de tratar cuestiones que podrían ser peligrosas dentro
de límites que las hacían aceptables. No sólo mantuvo buenas relaciones
con la censura, sino que consiguió un gran éxito y dió un gran impulso al
periódico.
La tercera editora fue Madame de Montanclos, cuyo feminismo era más
complejo y sutil. Era seguidora de Rousseau y creía que sus ideas habían
contribuido mucho a que las mujeres recobrasen cierta autoestima, concediéndoles un papel importante para la regeneración moral de la sociedad,
ya que realizaban, a través del hogar y de la educación de los hijos, una
aportación esencial para la sociedad.
Pero Madame de Montanclos también sostenía la idea, ajena a Rousseau,
de que las mujeres serían capaces de desempeñar carreras profesionales si así
lo decidían. Y defendía también que las mujeres alcanzarían el reconocimiento
intelectual, pronto y en todas partes, de tal modo que el ejercer dichas carreras ya no se consideraría algo fuera de lo normal: posición muy radical para
la época (y durante casi otros 150 años) y, sin duda, demasiado optimista.
Mencionemos por último a las mujeres revolucionarias: partidarias fervientes del movimiento revolucionario, y confiando en que supondría un
cambio importante para el estatus de la mujer, ven frustradas sus esperanzas y se quejan del olvido en que de nuevo han caído.
En efecto, la Revolución Francesa planteó como objetivo central la consecución de la igualdad jurídica y de las libertades y derechos políticos. Pero
pronto surgió la gran contradicción que marcó la lucha del primer feminismo: las libertades, los derechos y la igualdad jurídica que son las grandes conquistas de la Revolución, no afectaron a la mujer. Los “Derechos del
Hombre y del Ciudadano“ que proclamaba la revolución francesa se referían en exclusiva al “hombre” y no al conjunto de los seres humanos. Con
la ilusión primera de la Revolución, habían empezado a aparecer por toda
Francia (y enseguida por toda Europa) clubes y asociaciones de mujeres y,
hubo revolucionarias feministas famosas, como Olympe de Gouges y Théroigne de Méricourt. Pero su sueño de conseguir justicia y libertad para la
mujer no tenía futuro: se puede ser revolucionario en política y retrógrado
y misógino en cuanto a la vida social y familiar. Con la llegada del Terror,
desaparecieron todas las esperanzas de las mujeres progresistas: los revolucionarios las querían en casa de nuevo. Los clubes de mujeres se prohi-
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
bieron, sus posibilidades de actuación política fueron nulas y, lo que es más
triste, como ocurre a menudo, fueron también mujeres las que les cortaron
las alas: en junio de 1793, Théroigne fue atacada por un grupo de ciudadanas que la golpearon con saña a pedradas en la cabeza. Aunque no murió,
se volvió loca y nunca más salió del manicomio.
La contradicción era evidente: una revolución que se basaba en la idea
universal de la igualdad natural y política de los seres humanos («Liberté,
Egalité, Fraternité»), negaba el acceso de la mitad de la población, a los derechos políticos, lo que en la práctica significaba negar su libertad y su
igualdad respecto al hombre. Condorcet, pensador al que me referiré en
su momento y que es un declarado defensor de los derechos de la mujer,
acusa a los revolucionarios de estar tan habituados a violar los derechos
naturales de las mujeres que ni siquiera son conscientes de su injusticia:
«¿no han violado todos ellos el principio de la igualdad de derechos al privar con tanta irreflexión a la mitad del género humano del de concurrir a la formación de las leyes, es decir, excluyendo a las mujeres del derecho de
ciudadanía?»
En 1793 crearon la «Sociedad de las Republicanas Revolucionarias»: En
su entusiasmo, vistieron la escarapela tricolor y el gorro frigio. Pero la
fuerza de sus enemigos fue tal que fracasaron en sus empeños. Uno de
ellos, Chaumette, misógino notorio, llegó a decir:
«¿Desde cuando le está permitido a las mujeres abjurar de su sexo y convertirse en hombres? ¿Desde cuando es decente ver a mujeres abandonar los cuidados devotos de su familia, la cuna de sus hijos, para venir a la plaza pública,
a la tribuna de las arengas (...) a realizar deberes que la naturaleza ha impuesto
a los hombres solamente?»
Olimpia de Gouges, la más conocida de estas feministas, nacida en 1745,
era hija de un carnicero y una lavandera, y fue casada con un anciano. Tras
enviudar, apenas tenía ingresos para mantenerse y buscó un éxito literario
que la hiciese famosa. Nunca consiguió ser sino una escritora mediocre. Su
educación había sido muy deficiente, su lenguaje era pobre, su ortografía
pésima y su estilo demasiado barroco.
Fue ridiculizada por su feminismo combativo, por sus tempranos intentos de organizar a las mujeres, y por su manifiesto rupturista a favor de los
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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derechos femeninos. Sus obras fueron feministas a fuer de revolucionarias.
Creyó ingenuamente en aquellas hermosas palabras del Preámbulo de la
Declaración de derechos del Hombre y del Ciudadano, elaborada por la
Asamblea General en 1789, que exponían “los derechos naturales, inalienables y sagrados del Hombre”, que aseguraba en su artículo I que “los Hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos”. Exaltada por las
nuevas ideas, publicó en septiembre de 1791 un manifiesto titulado La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana. Tomando como modelo la
Declaración de 1789, y aplicándola punto por punto a las mujeres, escribió
la más ardorosa defensa y el más radical alegato a favor de la mujer que se
hubiese escrito nunca y que nadie osaría escribir durante muchas décadas
después. En el preámbulo afirma que las mujeres «han resuelto exponer en
una declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados de la
mujer». Y su artículo I dice: «La mujer nace libre y permanece igual al hombre en
derechos».
Y en virtud del artículo 6º, cuyo enunciado asegura que todos los Ciudadanos son iguales ante la Ley, “sin otra distinción que la de sus virtudes y
sus talentos”, y confiando en que su contenido se aplicaba por igual a ambos
sexos, Gouges reclamó para la mujer en todos los aspectos de la vida, tanto
en los públicos como en los privados, un trato igual al del hombre: el derecho a la propiedad privada, el derecho de voto, el de ejercer cargos públicos, de hablar en público sobre asuntos políticos, de participar en el
ejército y en la educación e, incluso, de igual poder en la familia.
Su programa era claro: libertad, igualdad y derechos políticos, especialmente el derecho de voto, para las mujeres. Sin embargo, el planteamiento
feminista no era compartido por los varones que dirigían la revolución, incluso entre los más radicales de ellos.
Despreciada como traidora a la Revolución por oponerse a la pena de
muerte contra el rey Luis XVI y su familia, se convirtió en un objetivo del
Terror jacobino. Sus escritos políticos en ese momento fueron numerosos y
virulentos. Se manifestó claramente contra la represión jacobina y contra
Robespierre y Marat. Fue acusada de ser una realista reaccionaria y fue
guillotinada en 1793.
Pocas mujeres más osaron intervenir en política. Mme. Roland fue una
de ellas. Partidaria entusiasta de la Revolución, jugó, junto con su esposo,
un importante papel político a través de discursos y escritos. Pero cuando
comenzó a criticar los excesos de la Revolución, fue apresada. En 1793 fue
conducida a la guillotina. Antes de arrodillarse para colocar su cabeza bajo
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
el filo, hizo una reverencia ante la estatua de la Libertad situada en la Plaza
de la Revolución (llamada después de la Concordia) y pronunció la famosa
cita por la que es recordada:
¡Oh, Libertad!, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!
No era fácil tampoco ser mujer y tener, no ya ideales, sino simplemente
ideas durante la Revolución Francesa. Y no lo fue tampoco en los convulsos momentos políticos que la siguieron y que llevaron a un régimen más
absolutista que el propio Antiguo Régimen contra el que Francia se había
alzado. El Código Civil napoleónico (1804), en el que se recogieron los principales avances sociales de la Revolución, negó a las mujeres los derechos
civiles reconocidos para los hombres (igualdad jurídica, derecho de propiedad...), e impuso unas leyes discriminatorias, según las cuales el hogar
era definido como el ámbito exclusivo de la actuación femenina.
La discriminación no era exclusiva de Francia ciertamente, pero sí más
dolorosa si se tiene en cuenta las ideas de cambio que la Revolución había
proclamado. No son las mujeres las únicas en abominar de su situación y
defender sus derechos a lo largo del siglo de las Luces. Las ideas innovadoras respecto a la mujer y su formación son difundidas con entusiasmo
por algunos ilustrados y escritores, de modo especial por el pensador Condorcet y el novelista Choderlos de Laclos. Son conocidas las ideas sobre
educación del primero y su influencia sobre nuestros ilustrados. Sin embargo, se habla menos de la doctrina feminista de Laclos, cuya fama proviene de su novela, Las Relaciones peligrosas, su única novela, pero
ciertamente una obra maestra, la mejor novela francesa del siglo XVIII, y,
me atrevo a decir que la única cuya lectura es aun hoy un placer y no una
tarea escolar más o menos impuesta.
Antes que ellos, dos ilustrados aportan puntos de vista favorables a los
intereses femeninos respecto a la necesidad de una buena formación de las
mujeres. El primero de ellos es Claudio Adrián Helvecio, un filósofo francés muerto en 1771, Sus principales obras son Sobre el espíritu, publicada
en 1758, y condenada por el Papa Clemente XIII un año más tarde, y Del
hombre, de sus facultades intelectuales y de su educación, publicada póstumamente, un año después de su muerte.
La primera de las obras fue considerada, incluso por su título, como una
réplica a Mostesquieu y su Espíritu de las Leyes. Y ciertamente se oponía con
firmeza a varias de sus doctrinas, como la influencia de los climas. Levantó
una oleada de críticas, fue acusada de herética por la Sorbona, además de
por la Iglesia, y fue quemada públicamente, pese a que Helvecio, aterrado
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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por la reacción, escribió hasta tres retractaciones que no valieron de nada.
Como siempre que se produce un escándalo, la publicidad fue enorme y la
obra se difundió por toda Europa. Voltaire o Rousseau, entre otros, la defendieron, y quizás la conclusión mejor sean las palabras de Mme du Deffand cuando afirmó que el pecado de Helvecio había sido decir en voz alta
lo que todos pensaban en secreto.
Convencido de que el hombre trata siempre de satisfacer sus propios intereses, sostiene que la legislación ha de proponerse equilibrar esos intereses particulares con el interés general, para lograr el mayor bien para el
mayor número de personas. El concepto ilustrado de que las diferencias
entre los seres humanos se originan en la educación y las condiciones diversas en que éstos viven, es desarrollado hasta sus últimas consecuencias
por Helvecio en Del Espíritu: “Todos los hombres, afirma, tienen la misma disposición para la comprensión. Como buen discípulo de Locke, piensa que la
mente humana, puesto que no existen ideas innatas, es libre de recibir otras
ideas a partir de la experiencia y posee las disposiciones naturales que le
proporcionan sus sentidos. Por lo tanto, las desigualdades son independientes de la naturaleza de cada ser y son el resultado de las desigualdades de la educación. Puesto que todos los seres humanos gozan del mismo
potencial natural, arguye, todos tienen la misma capacidad de aprender.
Por lo tanto, un adecuado acceso a la educación para todos es el único método para reformar la sociedad.
El barón de Holbach, es considerado un filósofo francés, pese a haber nacido en el Palatinado alemán, ya que vivió casi toda su vida en París (17231789). Fue un gran partidario de la Ilustración, amigo de varios filósofos,
entre ellos Rousseau o Buffon y colaborador de la Enciclopedia, dada su
amistad con Diderot. Rico financiero, invitaba a comer dos veces por semana
a sus amigos y a cuanto extranjero ilustrado recalase en París: su biblioteca
de más de 3000 volúmenes, sus manjares y sus costosos vinos, además de su
valía personal, les atraían. Aparte de los citados, d’Alembert y Helvecio se
cuentan entre ellos, así como escritores y pensadores de la talla de Hume,
Sterne, Adam Smith, Benjamín Flanklin, el abate Galiani o Grimm.
Es un filósofo materialista, que considera que la materia es eterna y que
en ella se basa cualquier fenómeno. Ateo, afirma que la religión es una consecuencia de la ignorancia de las masas y que en ella se apoyan despotismos y absolutismos, por lo que se declara enemigo de todas.
Su gran obra es el Sistema social, publicada en 1774. Holbach considera
que la naturaleza consiste exclusivamente en materia y movimiento. In-
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tenta demostrar que conocemos la naturaleza, en la medida en que puede
ser conocida, como una secuencia de causas y efectos. Su tentativa falla
porque a menudo el pensamiento implica algo más y porque peca con frecuencia de una simplificación excesiva y, muy a menudo, de dogmatismo.
En el aspecto concreto que nos ocupa, Holbach ofrece un gran interés, ya
que el capítulo X lo dedica a las mujeres. Bajo el título de Sobre las mujeres
critica la educación que la sociedad y los gobiernos imparten a las mujeres
por sus penosas consecuencias para la propia felicidad de éstas y para la sociedad en su conjunto.
«Por la manera en que en todos los Países se educa a las mujeres, parece que
se propusieran hacer de ellas seres que conserven hasta la tumba la frivolidad,
la inconstancia, los caprichos y desatinos de la infancia; los hombres parecen
olvidar que ellas están hechas para contribuir a su felicidad más real y duradera».
Su defensa de la educación está sobre todo motivada por la misión que
la naturaleza y la sociedad han encomendado a la mujer: la de formar y
educar a los hijos. Critica los pobres contenidos de esa formación:
«La educación de una joven destinada a vivir en el gran mundo por lo general se limita a la música, la danza, el adorno y la compostura».
Tras culpar a esta nefasta educación de los defectos y vicios de que se
acusa a las mujeres, se pregunta cómo puede la sociedad encargarlas de tal
misión educativa:
«¿Qué frutos ventajosos puede esperar la Sociedad de la educación que damos
a las jóvenes de clase acomodada? ¿Cómo pueden madres vanas, de conducta disipada y, a menudo culpables de intrigas inconfesables, enseñar las reglas de la
prudencia, la modestia y el pudor? ¿Acaso esas madres insensatas pueden darles lecciones de discreción, de prudencia y de economía?».
Su diatriba contra la sociedad se acentúa al referirse a los matrimonios
forzados, tan habituales en la época y tan bien reflejados en la literatura:
«Así, padres inhumanos fuerzan a menudo a una hija a contraer los compromisos más contrarios a su gusto; es conducida como una víctima al altar y
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
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forzada a jurar amor eterno a un hombre por quien no siente nada, que nunca
ha visto o incluso que detesta».
Defenderá un ideal burgués de esposa-amiga virtuosa, que comparte
con otros ilustrados contemporáneos, y con los enciclopedistas:
«La consideración, la estima, la amistad, el deseo de gustar son más necesarios todavía que el amor para la felicidad de los esposos. Pero la estima sólo
puede estar basada en las cualidades intelectuales y afectivas; sólo ellas pueden procurar al matrimonio una serenidad constante».
Ataca también la doble moral de la sociedad que condena a la mujer seducida y permite que el libertino se vanaglorie de sus hazañas, y responsabiliza al gobierno de la falta de educación de las jóvenes de las clases
populares que por ignorancia caen en la prostitución como un medio más
fácil de subsistir que el trabajo honrado:
«¡a cuántos peligros la negligencia del Gobierno y la falta de educación exponen a la hija del hombre del pueblo!».
Reivindica una educación igualitaria, que permita a las mujeres gozar
de los beneficios de las relaciones sociales en vez de estar recluidas en el
hogar y, lo que es más novedoso, acceder a la ciudadanía y a las funciones
públicas en la misma medida que los hombres.
Juan-Antonio-Nicolás Caritat, marqués de Condorcet, filósofo, dirigente político y matemático, nacido en 1743, perdió muy joven a su padre. Su madre,
muy devota, le hizo estudiar en colegios religiosos. Su primera obra, publicada
cuando tenía 22 años, versa sobre el cálculo integral y obtuvo un gran éxito. Su
aptitud para las matemáticas le abrió la entrada a la Real Academia de Ciencias
cuatro años más tarde. Fue discípulo y amigo de d’Alembert, que le puso en
contacto con los ambientes intelectuales, donde conoce a Voltaire y al gran economista Turgot, que regía las finanzas del país bajo Luis XVI y que le nombra
inspector general de la Moneda, cargo que ocupa hasta la Revolución.
Desposó a Sofía de Grouchy, que había recibido una educación cuidada
en sus primeros años, aunque, ya adolescente, es llevada a un convento del
cual sale renegada y atea. Casa con Condorcet muy joven, en un matrimonio feliz por amor y por afinidades ideológicas. Abre un salón llamado “de
la Moneda” donde recibe a Ilustrados como ellos, y se da a conocer en la
136
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
sociedad culta por su versión muy libre de una obra de Smith, constituida
por ocho cartas bajo el título de Cartas sobre la simpatía, basada en la idea
roussoniana de que el ser humano es bueno por naturaleza, y es preciso
fortalecer los vínculos con los demás, o sea, la simpatía.
Su carácter de ilustrado le lleva a interesarse igualmente por la filosofía
y la política. Es colaborador de la Enciclopedia, defiende los derechos del
hombre y, cosa menos frecuente, de la mujer, alza su voz contra la esclavitud. Esta actividad intelectual hace que en 1777 sea nombrado secretario de
la Academia de Ciencias y en el 82, de la Academia Francesa.
Fue el único de los grandes filósofos ilustrados que alcanzó a ver la Revolución de 1789, y fue uno de los máximos defensores de la idea del progreso de la humanidad: confiaba en que la Revolución conduciría a una
reconstrucción más racional de la sociedad. Como representante de París
en la Asamblea Legislativa de 1791, forma parte del grupo de los Girondinos. En el 92, Condorcet presenta ante la Asamblea el que es su más importante proyecto legislativo: un decreto sobre la organización general de
la instrucción pública. Un gran proyecto, pero fallido: ese mismo día, Francia declara una guerra y el proyecto se desvanece.
Este proyecto legislativo, de enorme alcance, es un monumento del espíritu ilustrado. La instrucción tiene una clara finalidad política: la ignorancia favoreció siempre la tiranía:
«Incluso bajo la Constitución más libre, un pueblo ignorante es esclavo».
Por lo tanto, la única posibilidad de garantizar la libertad y la igualdad
en el pueblo es instruirlo. La instrucción ha de ser pública, laica, gratuita.
Semejante concepción es inseparable del régimen que declara la igualdad
de todos ante la ley y afirma que el ciudadano no obedece sino a las leyes
que ha contribuido a constituir; en una palabra, la República. La instrucción
perfecciona la especie humana y permite acelerar su progreso irreversible
en libertad y racionalidad; ese perfeccionamiento es el camino que, a menudo a través de crisis y de rupturas, conduce a la felicidad universal. En
su obra planteaba ideas muy innovadoras sobre aspectos como la necesidad de que esa educación además de universal, laica, obligatoria y gratuita, tiene que ser común para los ciudadanos de ambos sexos. Sólo un
siglo más tarde, estas ideas comenzarán a tener una posibilidad de aplicación, y ciertos aspectos, como la enseñanza común en convivencia de niños
y niñas, aun la discuten algunos hoy en día.
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
137
Condorcet defiende enérgicamente la causa de la mujer y de modo especial, el derecho al voto en una obra publicada en 1790, De la admisión de
las mujeres al derecho de ciudadanía, defensa que le valió grandes enemistades. Pero Condorcet, ardiente feminista, aplica su razón y sus principios:
«O bien ningún miembro de la raza humana posee verdaderos derechos, o bien
todos tenemos los mismos; quien vota en contra de los derechos del otro, cualesquiera sea su religión, su color o su sexo, está abjurando de ese modo de los suyos».
Y, más abiertamente, pide el derecho de sufragio que implica la ciudadanía y critica su no aplicación:
«¿Acaso los hombres no tienen derechos en calidad de seres sensibles capaces de razón, poseedores de ideas morales? Las mujeres deben, pues, tener absolutamente los mismos y, sin embargo, jamás en ninguna constitución llamada
libre ejercieron las mujeres el derecho de ciudadanos».
Dado el fracaso de su intento legislativo y creyendo que su proyecto es
no sólo válido, sino necesario para la buena marcha de la República, en
1791 da a conocer Cinco Memorias sobre la Instrucción pública (traducidas al
español con el título de Escritos pedagógicos), Una de ellas expone las razones por las cuales “es necesario que las mujeres compartan la instrucción dada
a los hombres”.: 1º) para que puedan vigilar de cerca la que se proporciona
a sus hijos, cosa esencial en todas las familias, pero aun más en el caso de
los ciudadanos pobres, a los que les es difícil acceder a otro tipo de educación en sus primeros años; 2ª) porque la falta de instrucción de las mujeres
introduciría en las familias una desigualdad contraria a su felicidad; 3º)
porque es un medio de hacer recordar a los hombres los conocimientos que
han adquirido en su juventud; y 4º) porque las mujeres tienen el mismo
derecho que los hombres a la instrucción pública.
«Si las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres, ellas tienen,
pues, el de obtener las mismas facilidades para adquirir los conocimientos, los
únicos que pueden darles los medios de ejercer realmente estos derechos con
una misma independencia e igual extensión».
Una vez establecida esta premisa y, de acuerdo con su apuesta por la
instrucción pública e igualatoria, pasa a defender no sólo la educación en
138
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
común, sino que los maestros puedan ser indiferentemente de uno u otro
sexo. Añade que en los pueblos, las razones económicas obligan a crear
escuelas mixtas. Y concluye afirmando que la educación común es útil a
las costumbres, lejos de ser peligrosa, y favorece la emulación.
Durante la Revolución, criticó los excesos que se estaban cometiendo
contra los girondinos moderados, a los que apoyó durante el Terror de
1793. Tuvo que huir, víctima del Terror jacobino por sus simpatías girondinas, y mientras estuvo escondido escribió su obra más importante: Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano (1795). En esta
obra perfiló el progreso de la especie humana a través de nueve etapas,
empezando por la primitiva. También esbozó el concepto de una décima
etapa donde, en gran medida a través de la educación, podría alcanzarse
la perfección humana.
Exalta la labor realizada por la Ilustración, tarea de razón, crítica del prejuicio y defensora de la tolerancia, y afirma su fe en la perfectibilidad de la
especie humana. Pero sostiene que una de las condiciones de esta perfectibilidad es la abolición de los prejuicios sobre los sexos. Únicamente la
igualdad entre éstos hará posible el desarrollo de una conciencia moral más
plena y el goce de una felicidad hasta el momento desconocida. Su defensa
de los derechos de las mujeres utiliza una retórica y unos argumentos similares a los que en el siglo siguiente desarrollarán varios pensadores.
Sospechando que su refugio ya no era seguro, Condorcet intentó escapar.
Fue descubierto en Clamart, pueblo cercano a París, y encarcelado; al día
siguiente fue encontrado muerto en su celda.
El historiador romántico Jules Michelet, califica a Condorcet como “el
último de los filósofos” del siglo XVIII. Es, en efecto, un auténtico espíritu
de las Luces, que se apoya siempre en la razón y que confía en la capacidad del hombre para el progreso, aunque por desdicha, con demasiado optimismo:
«La especie humana camina con paso firme y seguro por el sendero de la verdad, de la virtud y de la felicidad».
Nacido en 1741 en el seno de una familia burguesa, Choderlos de Laclos
se dedica a una mediocre carrera militar. Alcanza el éxito a través de la literatura. En 1782, publica Las amistades peligrosas, una crítica a la moral y las
costumbres de la nobleza. En ella, Madame de Tourvel, perteneciente a la
nobleza de toga, virtuosa, pero sometida a un gran debate interno, será la
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
139
víctima de dos libertinos, el vizconde de Valmont que la seducirá y la marquesa de Merteuil que dirigirá el engaño. Madame de Tourvel es una mujer
sensible, solitaria, sin ninguna formación ni experiencia, que por creer en
el amor se ve abandonada por su amante. Es el modelo perfecto de la mujer
burguesa de la época, producto de una sociedad que olvida educarla y la
casa con un hombre mayor por el que nada siente. A ella se opone la figura
de la marquesa, una mujer que, habiendo comprendido muy temprano la
situación de desventaja de las mujeres en la sociedad, ha decidido ser una
excepción y gozar de placeres y privilegios similares a los masculinos. Le
dice a Valmont que ha nacido para vengar a mi sexo y dominar al vuestro. Fría,
malvada, déspota, con un cinismo cruel, es quien dirige el juego en toda la
novela. Aún se nos ofrece un tercer modelo femenino, Cecilia: recién salida del convento, espontánea, ingenua, casi pueril, todo la señala como
víctima. Y lo será en efecto, vilmente seducida por Valmont con ayuda de
la marquesa.
Cínico y calculador, es el prototipo del libertino, para quien la conquista
es como una caza y al que la sociedad corea y halaga en vez de censurarle.
Pero también Valmont será una víctima. Le sucede lo que menos esperaba:
se enamora de Mme de Tourvel, cuando ya nada puede esperar de ella. El
destino de todos los personajes será cruel, porque en el fondo todos ellos
son las víctimas de una sociedad pervertida y perversa. La novela es una
obra maestra y Laclos un narrador extraordinario.
Un año después de la publicación de Las amistades peligrosas, Laclos compone un ensayo para un concurso de la Academia de Châlons-sur-Marne
sobre cómo perfeccionar la educación de las mujeres. Su interés por el tema
le impulsa a desarrollarlo más extensamente. Escribirá entre 1783 y 1802,
si bien no se publicarán hasta 1904, tres textos diferentes, un discurso y dos
ensayos, agrupados bajo el título Sobre las mujeres y su educación. Tanto las
ideas como el tono son radicales:
«¡Oh, mujeres! Acercaos y venid a escucharme. Que vuestra curiosidad, dirigida por una vez hacia objetos útiles, contemple las ventajas que la naturaleza
os había dado y que la sociedad os ha arrebatado. Venid a enteraros cómo habiendo nacido compañeras del hombre, os habéis convertido en sus esclavas;
cómo. caídas en este estado abyecto, habéis llegado a estar a gusto en él, a mirarlo como vuestro estado natural; cómo, finalmente, cada vez más degradadas
por un largo hábito de esclavitud, habéis preferido los vicios envilecedores pero
cómodos a las virtudes más penosas de un ser libre y respetable».
140
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
Una idea muy rousseauniana, que repetira en otras ocasiones, por ejemplo en el capítulo X:
«La naturaleza no crea sino seres libres ; la sociedad no produce sino tiranos
y esclavos».
Y añade :
«Recorred el universo conocido, por todas partes veréis al hombre fuerte y tirano, a la mujer débil y esclava.»
Sostiene que la mujer, sometida, no ha tenido otro recurso que la seducción para tratar de obtener alguna ventaja:
«Entonces la suerte de la mujer se suaviza, no tanto porque hayan conseguido librarse enteramente del estado de opresión al que su debilidad las condena, sino porque en el estado de guerra perpetua que persiste entre ellas y los
hombres, con ayuda de las caricias que han sabido crear, logra combatir sin
cesar y a veces vencer».
Defiende que sólo una gran revolución emprendida por las mujeres y
exclusivamente por ellas, podrá cambiar la sociedad a su favor. Pero la reforma que propugna es falaz. Propone un modelo de mujer doméstica y
no una mujer educada y capaz de ocupar un lugar relevante en la sociedad.
La tercera parte de su ensayo trata de sentar las bases de una educación
diferente, destinada a formar una mujer distinta, más culta y por ello más
libre. Han transcurrido 12 años desde el primer ensayo, ya que éste lo compone entre 1795 y 1802. Aunque sigue estando próximo a Rousseau, se aleja
de él en algunas de las ideas que desarrolla, ya que se muestra:
«...un decidido partidario de la igualdad de los sexos y quiere substituir a
Sofía por una Emilia a la que le sean reconocidos como a Emilio los derechos,
la libertad y la dignidad de una persona».
Es un hombre más maduro, más realista y no piensa en programas de
educación reglada, sino que elabora una propuesta de lecturas propicia
para despertar el espíritu y proporcionar a las jóvenes los medios de llegar a ser no sólo más cultas, sino más felices.
Las ideas de la Ilustración francesa sobre la mujer… – María Aurora Aragón Fernández
141
Tal era la situación en Francia cuando se llega al final de un siglo que se
distingue por sus pensadores y que entonces marcaba las pautas sociales e
intelectuales para toda Europa. Pero las ideas propugnadas por una parte
de los Ilustrados respecto a la situación de la mujer y la mejora de su educación, pese a las expectativas creadas y al empeño intelectual y activista
de muchas mujeres, no sólo no ha prosperado, sino que, tras la etapa decepcionante de la Revolución y el regreso al pasado del nefasto régimen
napoleónico, será preciso aguardar muchos años, digamos siglo y medio,
para que la mujer pueda aspirar a una educación y a unos deberes y derechos intelectuales, sociales y políticos, y para que deje de ser solamente, y
cito a Jovellanos, una « bella porción de la humanidad».
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
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Los sonetos de Jovellanos.
Un acercamiento musical
*
VICENTE CUEVA DÍAZ
Violinista y compositor
xcma. Sra. Alcaldesa de Gijón, Doña Paz Fernández Felgueroso, Ilmo.
Sr. Presidente de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, D. Jesús Menéndez Peláez, Ilmos. Señores patronos, amigos, señoras y señores:
Ante el nombramiento de Patrono de esta institución que se me otorga,
heme aquí dispuesto a cumplir con la obligación de todo hombre bien nacido, como es la de agradecer, de todo corazón, el honor que se me dispensa.
Como miembro de la Fundación, desde el año 2002, sí me declaro “Amigo
de Jovellanos” y de cuantas personas honran la memoria de nuestro insigne
prócer, difundiendo y manteniendo viva su obra y figura y promoviendo y
actualizando su pensamiento para el bien de España y, específicamente, del
Principado de Asturias; me afirmo en la idea de que la cultura es la base que
permite el sólido desarrollo y bienestar de los pueblos, y reitero mi apasionado amor a mi Gijón natal, por cuyas calles de la península de Cimadevilla y a la sombra del Cerro de Santa Catalina, en cuya ladera se alza la casa
señorial de la familia Jove Llanos, sin duda proyectando su influjo bienhechor, transcurrieron mis correrías infantiles y de primera juventud.
Mi formación artística exigió pronto mi traslado a Madrid, en dónde he
pasado la mayor parte de mi vida personal y profesional. No obstante, el
cordón umbilical con mi tierra, mi familia de origen, mis amigos y con la
vida cultural que en ella se cultiva sigue sin cortar y latiendo con entusiasmo.
E
*
Discurso de D. Vicente Cueva, pronunciado en la Casa Natal de Jovellanos el día 15 de mayo de
2008, con motivo de su investidura como patrono de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de
Asturias.
144
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
En la actualidad y desde mi jubilación en la Orquesta Sinfónica de RTVE,
de la que formé parte como profesor de violín desde su creación en 1965,
mis estancias en Asturias son cada vez más frecuentes y prolongadas, por
lo que el compromiso que ahora adquiero tendrá más posibilidades de convertirse en acción comprometida. En cualquier caso, no he dejado nunca de
implicarme, todos los años, cada 6 de agosto, en que Gijón conmemora el
último regreso del patricio asturiano a su ciudad natal. Así nacieron la
“Fanfarre a Jovellanos” y la “Marcha Cívica para Jovellanos”.
Aunque mi lenguaje de expresión y comunicación, preferido y elegido
por vocación, es el de las corcheas y semicorcheas, en el que navego con
mayor soltura a la hora de crear, mi intervención en el acto que nos ocupa
me obliga a utilizar la palabra como vehículo. Afirmo sin pudor que, aunque haya hecho algunas pequeñas incursiones en el terreno literario, en
este ámbito me desenvuelvo con más dificultad. En ellas hice converger lo
literario con la música. Primero fue la conferencia-concierto Jovellanos y
la música de su tiempo y posteriormente, el artículo Retrato en cursiva, publicado el 5 de agosto de 2006, en el diario La Nueva España de esta villa, que
finalicé anunciando que, como homenaje personal al Jovellanos poeta,
había musicado –de nuevo la música en alianza con el verbo- sus Sonetos
“A la noche”, “A la mañana” y “A Enarda”.
Estos sonetos pertenecen a la poética amatoria de D. Gaspar, poesía que,
en su mayoría, corresponde a la década sevillana, cuando Jovellanos, entre
sus 24 y 34 años, ejercía su magistratura como Alcalde del Crimen en la
Audiencia de la capital andaluza. Durante este decenio el amor real
irrumpe en su vida y el joven Jovino lo trasciende mudándolo en poesía.
No es precisamente la poesía amorosa la preferida del Jovellanos ilustrado. Su poética en lo que a la lírica se refiere está resumida por él mismo
en la carta que envió a su hermano Francisco de Paula, la cuál colocó al
frente de sus poesías amorosas que consideraba como sus “entretenimientos juveniles”, y también el “Idilio” que le sigue. Igual se manifiesta en la
tan citada “Carta de Jovino a sus amigos de Salamanca”, en la que confiesa
estar en contra de la poesía lírica y en especial de la amatoria, cuya mayor
parte procuró ocultar a sus amigos, ya que este “entretenimiento de ratos
perdidos” le parecía “poco digno de un hombre serio”, y más cuando éste
es magistrado como él, a quién le obliga “la austeridad en las costumbres”.1
1
GÓMEZ DE LA SERNA, Gaspar, Jovellanos, el español perdido (T. I). Organización Sala Editorial, S.A.,
Madrid, 1975. Págs. 90-91.
Los sonetos de Jovellanos. Un acercamiento musical – Vicente Cueva Díaz
145
No es cuestión de analizar aquí por qué el insigne ilustrado “parece”
conferir al tema del amor, dentro de los múltiples aspectos del alma humana, un lugar de inferior categoría, “ignorando” o “negando” el papel
decisivo que juega en el equilibrio psicosomático de la totalidad del ser. Es
otro el tema que ahora nos ocupa. Pero haremos un inciso para citar, aunque someramente, las teorías del Dr. Martínez Fernández que ha estudiado
el biotipo de Jovellanos. Apoyándose en las tesis del gran Ortega y el Dr.
Marañón, con los que coincide, diagnostica que “el caso Jovellanos entra de
plano en los moldes de la más absoluta normalidad”; “la estabilidad somática –concluye– que es la piedra de toque de un buen equilibrio glandular, va manteniéndose hasta el ocaso de la existencia en los trazos de un
perfil netamente varonil”.2
Gómez de la Serna apostilla que “su indudable timidez (a la que debieron contribuir sus años de formación eclesiástica), su austeridad, su sentido
de la virtud, su finura de alma y su rigurosa selectividad, no hacían de él
ciertamente un “don Juan”; por el contrario le harían concentrar su elección, como efectivamente así fue, en muy contadas mujeres en su vida”.3
Como dice el profesor Caso, “la historia amorosa de Jovellanos es uno de
los puntos más oscuros de su biografía. Nada sabemos de quién era o quiénes eran las mujeres que amó”.4
Quizás interese a Vds. saber el criterio que me ha movido para musicar,
de entre su vasta producción poética, algunas de sus más íntimas y personales poesías, precisamente del género que el propio Jovellanos consideraba como mero entretenimiento. Y es que creo que en ellas nuestro
reservado magistrado nos muestra la huella humana de un corazón cálido
y vivo que late, desvelándonos unos sentimientos y emociones íntimos, un
alma en eclosión respondiendo al estímulo del amor, un contenido estético
más próximo a la idea que hoy se tiene de la poesía como expresión ideal
de la belleza y del sentimiento; una poesía amatoria que Gómez de la Serna,
con sentido muy crítico, asegura que, si bien “en ciertos puntos –los más interesantes e intensos– toca el borde del prerromanticismo más intimista,
sincero y apasionado”, en general, está “dominada por la frialdad o con-
2
MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Jesús, Jovellanos: Patobiografía y pensamiento biológico. Instituto de Estudios
Asturianos. Oviedo, 1966. Págs. 252-253. Véase cita en GÓMEZ DE LA SERNA, G., ob. cit. pág. 96.
3
GÓMEZ DE LA SERNA, G., ob. cit., pág. 97.
4
CASO GONZÁLEZ, José. Prólogo y notas en Poesías de G. M. de Jovellanos. Edición Crítica. I.D.E.A.,
Oviedo, 1961. Pág. 20. Véase en GÓMEZ DE LA SERNA, G., ob. cit., pág. 97.
146
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
vencionalismo de las fórmulas neoclásicas”, sosteniendo que los “Idilios”
sevillanos son una mala imitación de las églogas de Garcilaso, “confundiendo e incluso aburriendo al lector”.5
Caso la sitúa dentro del estilo rococó, libre de las ampulosas metáforas,
hipérbatos y cultismos propios del barroquismo cultivado en la primera
mitad del siglo XVIII.6
En la segunda mitad, va a comenzar, sobre todo en la poesía amorosa, un
estilo ligero, sensual y refinado y a triunfar un subgénero poético, la anacreóntica (romancillo heptasilábico). Renacerá el soneto y hasta el mismo
endecasílabo, todavía muy ligado a las normas clásicas, rompe a veces, por
medio de encabalgamientos o cesuras en lugares insólitos, el ritmo, que ya
no es el típico del endecasílabo.
En cualquier caso, su lenguaje y contenido prerromántico, tan distinto
del que muestra el resto de su producción literaria, tanto en prosa como
en verso, condicionaron mi elección al pensar que este tipo de poesía se
presta mejor al lírico maridaje verso-melodía.
Fue en Sevilla donde Jovellanos completó su formación de polígrafo ilustrado con el indispensable ejercicio de la poesía. Dice Ceán Bermúdez que
“su inclinación a ella desde niño pudo muy bien proceder de haber nacido
en un pueblo donde muchos la exercitaron…; o de haberla heredado de
sus mayores…”7, lo que viene a mostrarnos que ya existían antecedentes familiares en que apoyarse, pero el verdadero apoyo le viene de dos estímulos independientes y paralelos: el que recibió en la tertulia del Asistente
Pablo de Olavide y el que, algo después, le proporcionaría su relación epistolar con la escuela poética salmantina.
Cuando hablamos de poesía en Jovellanos debemos entender no sólo la
que compuso en verso o para el teatro, sino también el estudio profundo
de la literatura latina, de algunas extranjeras como la italiana, la francesa
y la inglesa y, desde luego, de la literatura clásica española (Garcilaso, Boscán, Herrera, los Argensola y Fray Luis de León).
La prueba de que respondió a los estímulos ilustrados de la tertulia de
Olavide es que, ya en el año 1769, escribió su primera obra dramática en
verso: “El Pelayo”, que llegó a representarse años más tarde en nuestra
5
GÓMEZ DE LA SERNA, G., ob. cit., pág. 97.
CASO GONZÁLEZ, José M., Jovellanos. Ariel. Barcelona, 1998. Pág. 35.
7
CEÁN BERMÚDEZ, Juan A., Memorias para la vida del Excmo. Sr. D. Gaspar Melchor de Jove Llanos, y
Noticias analíticas de sus obras. Ateneo Jovellanos. Gijón, 2000. Pág. 288.
6
Los sonetos de Jovellanos. Un acercamiento musical – Vicente Cueva Díaz
147
villa, en el verano de 1782, por actores aficionados, aunque Jovellanos no
quedó nunca satisfecho de esta producción suya. A ésta le siguió “Los españoles en Cholula”, tragedia en cinco actos que no llegó a terminar. Existe
una tercera producción escénica, también suscitada en el círculo de Olavide: la comedia “El delincuente honrado”, que fue la más afortunada del
autor. Obra sobre cuestiones jurídicas, lacrimosa (larmoyante) y patética, de
típica atmósfera prerromántica. Escrita originalmente en prosa, fue versificada por el propio autor para su puesta en escena. De escaso valor literario, es importante como documento de época. Según el filólogo e historiador
Joaquín Arce, “su lenguaje es entonado, artificioso e insincero, a pesar de las
actitudes sensibles y de la rebusca de situaciones conmovedoras… Es una
pieza interesante como muestra de un estilo y como reflejo del modo de
pensar del (jurista) Jovellanos”.8 Creo –continúa Arce– que “no podemos ni
debemos valorar con criterio estrictamente estético una obra compuesta
con afán de influir en la ideología de la época, exponiendo una nueva concepción de la ley y de la pena”.9 El drama interesa en la significación general de Jovellanos como figura puente entre dos mundos y no debe
descartarse un posible influjo del drama sentimental de Jovellanos en la
obra cumbre del teatro romántico español, en el Don Alvaro, o la fuerza del
sino, del Duque de Rivas.10
Más como antes apunté, la personalidad literaria del joven magistrado
se completó, en aquella época, con el ejercicio de la poesía que le proporcionó su relación epistolar con la escuela poética helmántica. En Salamanca
se tomó muy en cuenta la poética de Jovellanos, más por su saber poético
en perfecta correspondencia con el espíritu filosófico y pedagógico del siglo
que por la calidad de sus versos. Comenzó la relación con el elogio que el
religioso calzado de Sevilla Fray Miguel de Miras, (Mireo) hizo del también
agustino y poeta salmantino Fray Diego González, (Delio), del que Ceán
añade que, en Salamanca, “procuraba resucitar el mérito y delicado gusto
de Fray Luis de León entre don Juan Meléndez Valdés y otros jóvenes de
aquella universidad”.11 Jovellanos escribió a Delio elogiando sus poesías y
enviándole, por indicación de Mireo, su “Historia de Jovino”. Delio le con-
8
9
10
11
86.
ARCE, Joaquín, La poesía del siglo ilustrado, Editorial Alhambra, S.A. Madrid, 1985. Pág. 380.
Ibídem.
Ibídem. pág. 383
CEÁN BERMÚDEZ, Juan A., ob. cit., pág. 289. Véase GÓMEZ DE LA SERNA, Gaspar., ob. cit., pág.
148
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
testó dándole noticias del grupo con su “Carta del Parnaso salmantino”,
hablándole también de Meléndez (Batilo) y del P. Fernández de Rojas (Liseno).
Fruto de la amistad poética y de la copiosa y constante correspondencia,
fue la creciente influencia de Jovellanos sobre los de Salamanca y sobre el
mismo Meléndez, influencia que fue, más que la de un verdadero poeta, la
de un sabio en materia poética, la de un mentor ilustrado.
Como poeta, el asturiano les envía la famosa epístola “Jovino a sus amigos de Salamanca” y numerosas poesías a Batilo y Mireo, poemas correctamente neoclásicos, odas y versos sáficos, como el “Himno a la luna”;
epístolas didácticas, sonetos llenos de alusiones mitológicas (Astrea, Apolo,
Las Musas, el Parnaso), poética que Gaspar Gómez de la Serna considera
“fría, de perfeccionismo formal, sin fondo lírico auténtico, lleno de pseudónimos (Clori, Enarda, Anfriso) y de todos los tópicos ilustrados del
tiempo...12 A veces, su imitación de los clásicos (Garcilaso, Quevedo) es palpable o al menos de una buscada resonancia casi literal”.13
Todas estas manifestaciones quedaron a la sombra de su pasada juventud. La poesía posterior es poesía civil, crítica y censoria, cuando no epigramática y en ocasiones asomada a las contiendas literarias de la época.
Otra cosa es el saber poético de Jovellanos y de su efectivo influjo en Meléndez y sus amigos. D. Gaspar lo que admiraba de verdad eran los grandes poemas épicos que exaltan los hechos grandes y memorables, los
romances, históricos, la poesía filosófica, didascálica y moral; es decir, todo
lo que tenga un sentido pedagógico, moralizante o útil al servicio del hombre y de las luces. Es claro que no podía ser de otro modo como corresponde a un verdadero espíritu ilustrado.
En la carta que Jovino escribe, en verso, a sus amigos salmantinos, consecuente con estas ideas, les exhorta a que se desvíen de la poesía lírica y
la anacreóntica, impulsándoles hacia una poesía más cercana “al alto fin
para el que fue nacido” el hombre. A Delio le encomienda que encamine su
poesía a la filosofía moral; a Batilo que cultive la épica nacional y a Liseno,
que se dedique a la poesía dramática. Él mismo, en su “Epístola VIII”,
de1802, la primera de las dos dirigidas a su amigo Posidonio, sostiene esta
postura ante la vida:
12
13
GÓMEZ DE LA SERNA, G., ob. cit., pág. 89.
Ibídem.
Los sonetos de Jovellanos. Un acercamiento musical – Vicente Cueva Díaz
149
Sabes que mis días
.…………………………........
corrieron inocentes, consagrados
sólo al público bien. …………
……………………………….
………………. que fui patrono
de la verdad y la virtud, y azote
de la mentira, del error y el vicio;
..................................................
El ascendiente literario y moral van unidos en Jovellanos. El profesor
Arce cita al poeta Quintana,14 quién escribía las siguientes líneas que lo
atestiguan: “Todos le amaban, todos lo veneraban y una sonrisa de Jovino era la recompensa más grata que entonces podían recibir la aplicación y el ingenio”. Infundía una gran sugestión que ejercía, aparte sus
prendas humanas, como sabio, como orientador y maestro de la juventud
literaria.
Así lo acredita Meléndez Valdés, “el dulce Batilo” en su Epístola II, “Al
señor don Gaspar de Jovellanos, dedicándole el primer tomo de poesías, en
el año de 1785”, con los versos siguientes:
Tú me llevaste de Minerva al templo,
tú me llevaste, y mi pensar, mis luces,
mi entusiasmo, mi lira, todo es tuyo.
……………………………….
Que tú has sido mi numen ¡oh Jovino!
Y que hijos son de tu amistad mis versos.
………………………………...
obra soy tuya y de tu noble ejemplo.
Y tuyos son mi nombre y mis laureles.
No es casual que el poeta Félix José Reinoso, sacerdote sevillano, titulara su Oda VIII “A Jovino, apreciador de la juventud estudiosa”. No eran
solamente los jóvenes quiénes se dejaban guiar subyugados por el hombre
de más talla intelectual del momento. Fray Diego González (Delio), doce
años mayor que Jovellanos, seguirá gustosamente y con rigor el plan que
14
QUINTANA, Manuel. J., BAE, XIX, pág. 155. Citado en ARCE, J., ob. cit., pág. 384.
150
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
éste le traza para escribir el poema didáctico Las Edades (del Hombre),
“del que le di la idea y aún el plan del libro”.
Interesante el juicio del poeta Leandro Fernández de Moratín, que en su
Oda IV “A don Gaspar de Jovellanos”, proclamará que su nombre presta
“voz a mi cítara, materia al verso” y en su Epístola II también le reconocerá
maestro de la técnica poética.15
El hecho de inducir a nuevas direcciones poéticas, desviando a los poetas del círculo salmantino de su propio cauce, ha dado que hablar, en numerosas ocasiones, sobre la “insensibilidad poética” del maestro.
¿Alma “no sensible”? ¿Cómo podemos hablar de insensibilidad cuando
tantos rasgos de su personalidad muestran lo contrario? Analicen si no la
tierna devoción que profesa a sus amigos; el profundo amor a su Región y
a su Patria; la sensibilidad al dolor del oprimido y del que sufre; la percepción de la belleza que advierte en la Naturaleza y en las obras de arte
en iglesias, monasterios y palacios que encuentra a su paso en tantos y tantos caminos en el desempeño de sus múltiples misiones y que plasma apasionadamente en sus “Diarios”.
No era insensibilidad poética, -dice Arce-, sino que “ya en plena juventud, mostraba una percepción del momento histórico en que vivía, la percepción de un mundo de cultura en crisis, cuando en el aire se olfateaban
síntomas de renovación”.16 Por eso sintió la necesidad de elevar el tono poético, de darle un sentido de utilidad pública, convirtiéndolo en instrumento del progreso y del perfeccionamiento moral.
En ningún momento histórico, como en el siglo XVIII en su madurez,
sus escritores y guías intelectuales sintieron la necesidad de disipar las tinieblas del pasado. En la plenitud del reinado de Carlos III, Jovellanos,
como fiel representante del “espíritu general de la ilustración”, asume con
rigor el papel de guía en un mundo que preanuncia nuevos modos de sentir y de pensar.
Los poetas de la ilustración española, sin desvincularse de sus antiguos
maestros (Garcilaso, Góngora, Fray Luis de León) incorporan un nuevo
mundo de descubrimientos y verdades científicas (Newton, Copérnico,
Galileo), que podían contribuir a la felicidad pública, empleando como
vehículo de difusión una lírica en forma de versificación más próxima a la
andadura de la prosa. Es la que se engloba en el concepto de “poesía ilus15
16
ARCE, Joaquín., ob. cit., pág. 386.
ARCE, Joaquín, ob. cit., pág. 380.
Los sonetos de Jovellanos. Un acercamiento musical – Vicente Cueva Díaz
151
trada”. Y ¿por que emplean el lenguaje de la poesía? Sin duda, porque
causaba menos recelo ver ese mundo de allende las fronteras expuesto en
lenguaje poético, más ligero e intrascendente, que en el de la prosa, el habitual vehículo de la verdad.
Este modo de creación poética –prosaísmo- busca la claridad, la difusión
de las luces, sin obstaculizar la comprensión de las verdades con metáforas o esquemas rítmicos. Es por eso que la poesía ilustrada preferirá los endecasílabos sueltos o la forma de silva, estructuras que permiten una
expresión más libre de ideas y verdades.
Si Meléndez es la culminación –seguimos la erudita andadura del profesor Arce–,17 no podemos olvidarnos del papel mediador de Jovellanos;
en él hay muestras de poesía filosófica y de poesía social; con él nace la
veta de la poesía prerromántica y en él, junto con Cadalso, tiene origen y
culmina la prosa prerromántica. En Jovellanos está la atención, quizá por
primera vez, a un léxico realista, usual y cotidiano empleado como categoría poética.
En cualquier caso, toda la producción poética dieciochesca en España,
desde una perspectiva actual es acogida con recelos y poca simpatía. Es
una poesía sin vibración comunicativa para la refinada sensibilidad de
nuestro tiempo por la futilidad de los temas o por la pretensión de trascendencia y solemnidad. A la escasez de profunda poesía corresponde una
abundante producción de versos. No obstante, a partir de 1770, en pleno
apogeo de la ilustración, el lenguaje poético obedece ya a planteamientos
ideológicos y aspiraciones de más altura.
Menéndez Pelayo, auténtico creador de la historiografía española moderna, ensalzador de los valores consustanciales con el modo de ser español, es partidario de no sofocar la producción literaria de nuestro siglo
XVIII entre la grandeza de nuestra literatura del Siglo de Oro y la comunicabilidad de la lírica romántica.
En concreto y con respecto a Jovellanos, creo que es muy osado juzgar la
calidad estética de su poesía lírica y del resto de su obra, aun teniendo en
cuenta las características de la poesía ilustrada y del siglo.
¿Era Jovellanos un buen poeta, un verdadero poeta?
Para dilucidar el interrogante, nos será de utilidad dar un repaso a algunas de las numerosas críticas que se han emitido al respecto. En general,
los elogios que se hacen a la poesía del insigne asturiano son tibios a ex17
ARCE, Joaquín, ob. cit., pág. 220.
152
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
cepción de las dos sátiras y la “Epístola del Paular”, a las que no se han escatimado elogios y reconocimiento.
González Hermosilla y el poeta Quintana le hacen flaco favor. Este último
piensa que “ni su estilo, ni sus versos, tienen el carácter de verdadera poesía”.18 Ambos señalan, como defectos, el uso de algunos arcaísmos y, en concreto, Gómez Hermosilla, el empleo de “expresiones demasiado fuertes y
familiares”.19 No obstante, reconocen que, gracias a las antedichas composiciones se puso a la par de los que cultivaban ese arte con mayor acierto.
Por el contrario, los elogios de Ceán, fiel amigo, y de Cándido Nocedal
son un tanto desmesurados. En la misma línea, los del editor Julio Somoza,
uno de los más preclaros jovellanistas, cuya apasionada defensa nadie
puede aventajar.
Alcalá Galiano destaca las sátiras “al estilo de Juvenal, más que al modo
de Horacio”.20 Sin embargo, Cueto, marqués de Valmar, no es generoso:
“como versificador no es un modelo Jovellanos”.21 Su juicio influyó en Luis
Cejador y en el propio Menéndez Pelayo, aunque éste, con fina sensibilidad, supo descubrir en él nuevas facetas literarias, llegando a decir que:
“no sólo fue poeta (y hasta gran poeta en dos o tres ocasiones) en sus sátiras y epístolas, sino en su misma comedia El delincuente honrado”. Aún reconociendo que “no fue la poesía su vocación predilecta”, descubre en él
“un jugo de alma rarísimo en la poesía del siglo XVIII”.22
Podríamos seguir hasta agotarnos y no veríamos nada distinto a lo ya expuesto, sabroso racimo de luces y sombras, eterno claroscuro de opiniones
contradictorias y acaso complementarias. Más, porque me parecen acertadas y próximas a nuestro tiempo, quiero terminar con las interpretaciones
del gran Azorín y de Gerardo Diego.
La verdadera interpretación moderna de la sensibilidad poética de Jovellanos constituye el tema de un fino y breve artículo de Azorín. Con el título “Un poeta”, incluido en Clásicos y modernos (1913), señala que es ese
léxico realista y las expresiones familiares, que Hermosilla le censuraba, lo
18
QUINTANA, Manuel. J. Véase ARCE, J., ob. cit., pág. 394.
GÓMEZ HERMOSILLA, José. Juicio crítico de los principales poetas españoles de la última era. Valencia,
1840. Véase en Joaquín ARCE, ob. cit., pág. 394.
20
ALCALÁ GALIANO, Antonio., Historia de la Literatura española, francesa, inglesa, italiana en el siglo
XVIII. Madrid, 1844. Véase en ARCE, J., ob. cit., pág. 395.
21
CUETO, Leopoldo Augusto de, marqués de Valmar, véase en Joaquín ARCE, ob. cit., pág. 396.
22
MENÉNDEZ PELAYO. Véase en ARCE, J., ob. cit., pág. 396, (incluidas las notas 8 y 9 pié misma pág.).
19
Los sonetos de Jovellanos. Un acercamiento musical – Vicente Cueva Díaz
153
que para nosotros, hoy, constituye la parte más viva de su poesía y la salvan precisamente entre la aridez y la opacidad del siglo.
Creo merece escucharse, por su belleza, el retrato que Azorín hace del Jovellanos poeta y que Arce también cita23:
“Un anciano se halla frente al mar en esta costa Cantábrica. Está pensativo,
atalaya la inmensidad... Ha ocupado eminentes cargos en la política y ha sido
cruelmente perseguido. Ha escrito mucho de legislación, de agricultura, de arte,
de crítica literaria. Numerosas poesías han salido de su pluma. Poeta es, ante
todo, este anciano. Su inspiración la ha vaciado en largas epístolas, en letrillas,
en sonetos... Sentido de lo pintoresco y de la naturaleza hay en su poesía... él
sabe poner en sus poemas vivo color y animado movimiento”.
Gerardo Diego emite un juicio parecido:
“Don Gaspar de Jovellanos fue poeta pero no fue un poeta”. Tiene aciertos
expresivos de una gran belleza, como la descripción de la noche en El Paular. Es
el momento más inspirado “de toda la poesía de su tiempo”, y las sátiras, las
“barrocas sátiras” son modelo de precisión, lo que le mueve a afirmar que
“poeta en prosa Don Gaspar lo es en sus mejores momentos”.24
Creo haber llegado al final de mi exposición y espero haber logrado una
visión de conjunto más o menos esclarecedora sobre Jovellanos y la poesía.
Sólo me resta informarles que, a los tres sonetos inicialmente enunciados
a los que puse música, he añadido uno más: “A Alcmena”, componiendo
así un pequeño álbum-partitura, que titulo “Cuatro Sonetos, para canto y
piano, según textos de G. M. de Jovellanos” y que dedico a la Fundación
Foro Jovellanos del Principado de Asturias. Ojala sean del agrado de todos.
Muchas gracias.
23
ARCE, Joaquín, ob. cit. pág. 393.
DIEGO, Gerardo, La poesía de Jovellanos, en Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, XXII,
1946. Véase ARCE, J., ob. cit., pág. 398 (incluida la nota 13 pié misma pág.)
24
154
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – DISCURSOS DE INVESTIDURA
BIBLIOGRAFÍA
ALCALÁ GALIANO, Antonio.- Historia de la Literatura española, francesa, inglesa, italiana en el siglo XVIII.- Madrid, Imprenta de la Sociedad Literaria y Tipográfica, 1845.
ARCE, Joaquín.- La poesía del siglo ilustrado, Editorial Alhambra, S. A. Madrid, 1985.
CASO GONZÁLEZ, José.- Prólogo y notas en Poesías de G. M. de Jovellanos. Edición Crítica, I.D.E.A. Oviedo, 196.
—- Jovellanos. Ariel. Barcelona, 1998.
CEÁN BERMÚDEZ, Juan A.- Memorias para la vida del Excmo. Sr. D. Gaspar Melchor de Jove Llanos y Noticias analíticas de sus obras. Ateneo Jovellanos,
Gijón, 2000.
CUETO, Leopoldo Augusto de, marqués de Valmar.- Historia critica de la poesía castellana del siglo XVIII, Madrid, Sucesores de Rivadeneira, B.A.E.,
3 vols., 1893.
DIEGO, Gerardo.- La poesía de Jovellanos. Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, XXII, Santander, 1946.
GÓMEZ DE HERMOSILLA, José.- Juicio crítico de los principales poetas españoles de
la última era-. París, Librería de Don Vicente Salvá, 2 tomos, 1840.
GÓMEZ DE LA SERNA, Gaspar.- Jovellanos, el español perdido (2 tomos). Organización Sala Editorial, S.A. Madrid, 1975.
MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Jesús.- Jovellanos: Patobiografía y pensamiento biológico.
Instituto de Estudios Asturianos. Oviedo, 1966.
MENÉNDEZ PELAYO. Marcelino.- Poetas líricos del siglo XVIII. Madrid, Atlas,
B.A.E. LXI. 1952.
QUINTANA, Manuel. J.- Ed. Atlas, B.A.E, XIX, 1946.
III
Bibliografía jovellanista
Apéndice VIII
ORLANDO MORATINOS OTERO
al como viene ocurriendo en anteriores apéndices, continúan siendo
notables las apariciones de artículos sobre Jovellanos tanto en prensa
periódica como en monografías históricas y otras ediciones de carácter general. Son continuas las citas a la vida y a la obra de Jovellanos. La diversidad tanto ideológica como social de sus autores hace que el ilustrado
asturiano sea más conocido y reconocido, no solo por las consabidas citas
sino porque genera en los lectores esa curiosidad por descubrir quien es el
Jovellanos en realidad. Para ello coadyuvan las diferentes ediciones de monografías sobre su obra (“Memoria para los espectáculos públicos”, “El delincuente honrado”, “Memoria sobre educación pública” y un tomo más de
sus “Obras Completas”). Con ello el gijonés alcanza una importancia bibliográfica muy superior a la de otros personajes españoles de la época.
Finalmente, nuestro agradecimiento a quienes nos han facilitado datos
sobre algunos de los registros ya que sin su colaboración muchos quedarían
en la sombra bibliográfica.
T
[email protected]
158
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
ÍNDICE DE LOCALIZACIÓN DE REGISTROS
Desde la edición de la Bibliografía Jovellanista en 1998, se han ido sumando registros a través de diferentes apéndices. Los apéndices I al VI han
formado parte de las correspondientes ediciones del Boletín Jovellanista. A
partir del Apéndice VII han pasado a formar parte de Cuadernos de Investigación.
Con el fin de situar al lector y facilitar la búsqueda de registros, detallamos a continuación un índice esquemático de localización de registros recogidos en la Bibliografía Jovellanista, Boletín Jovellanista y Cuadernos de
Investigación, así como la numeración de registros de cada apéndice ya publicado.
Bibliografía Jovellanista, 1998.
Registros 1-1984
Boletín Jovellanista, I, 1999.
Apéndice I
Registros 1985-2093
Boletín Jovellanista, II, 2001.
Apéndice II
Registros 2094-2327
Boletín Jovellanista, III, 2002.
Apéndice III
Registros 2328-2667
Boletín Jovellanista, IV, 2003.
Apéndice IV
Registros 2668-2866
Boletín Jovellanista, V, 2004
Apéndice V
Registros 2867-3023
Boletín Jovellanista, VI, 2005
Apéndice VI
Registros 3024-3224
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
159
Cuadernos de Investigación, Nº 1, 2007
Apéndice VII
Registros 3225-3466
Cuadernos de Investigación Nº 2, 2008
Apéndice VIII
Registros 3467-3746
ABREVIATURAS
ap.
art./arts.
cap./caps
cat.
cía.
cm
coord.
corr.
col.
ed./eds.
edit.
est. tip.
facs.
fasc./s
fol./s
foll.
fot./s.
fragm./s
h./hh.
imp.
ind.
il.
int.
lám./s.
lib.
may.
men.
apéndice
artículo/s
capítulo/s
catálogo
compañía
centímetros
coordinador/ra
corregido/a
colección
edición/nes-editor/es
editorial
establecimiento tipográfico
facsímil/es
fascículo/s
folio/s
folleto
fotografía/s
fragmento/s
hoja/s
imprenta
indistintamente
ilustraciones
introducción
lámina/s
libro
mayor
menor
ms./mss.
n./s
núm./s
pleg.
pág./s.
pról.
reed.
reg./s
rep.
res.
res. bibl.
retr.
rev.
s.a.
s.e.
s.l.
s.n.
sel.
seud.
ss.
tall./s
t/tt.
trad.
vid.
vol./s
vda.
vv. aa.
manuscrito/s
nota/s
número/s
plegada
página/s
prólogo
reedición
registro/s
Reproducido/reproducción
reseñado/a
reseña/s bibliográfica/s
retrato
revista
sin año de edición conocido
sin mención del editor
sin lugar de edición
sin número/sin numerar
selección
seudónimo
siguientes
taller/es
tomo/s
traducción
véase (ficha entrada registro)
volumen/es
viuda
varios autores
160
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
SIGLAS1
AABADOM.
AEDEAN
AHDE
AHN.
BAE.
BA.
BBMP.
BHi.
BIBJOV.
BJ.
BIDEA.
BMP.
BOCES.XVIII
BRAH.
CAA.
CAE.
CEHIMO.
CES. XVIII
CSIC.
ICE.
IDEA.
IFES. XVIII
FFJPA
MAPA
MyC.
RAE.
RAH.
RIDEA
RSMAP.
RDP.
RHE.
R.CC.
RL.
ROCC.
RUO.
UNED.
1
Boletín de la Asociación Asturiana de Bibliotecarios, Archiveros, Documentalistas y Museólogos (Oviedo).
Asociación Española de Estudios Anglo-Norteamericanos (Sevilla).
Anuario de Historia del Derecho Español (Madrid).
Archivo Histórico Nacional (Madrid).
Biblioteca de Autores Españoles.
Biblioteca Asturiana del P. Patac (Gijón).
Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo (Santander).
Bulletin Hispanique (Burdeaux).
Bibliografía Jovellanista (Gijón).
Bibliografía Jovellanista.
Boletín del Instituto de Estudios Asturianos (Oviedo).
Biblioteca Menéndez Pelayo (Santander).
Boletín del Centro de Estudios Siglo XVIII, (Oviedo).
Boletín de la Real Academia de la Historia (Madrid).
Caja de Asturias (Oviedo).
Cuadernos Aragoneses de Economía (Zaragoza).
Centro de Estudios de historia de Monzón.
Cuadernos de Estudios del Siglo XVIII (Oviedo).
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Madrid).
Información comercial Española (Madrid)
Instituto de Estudios Asturianos (Oviedo).
Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII (Oviedo).
Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias (Gijón)
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Madrid).
Moneda y Crédito (Madrid).
Real Academia Española (Madrid).
Real Academia de la Historia (Madrid).
Real Instituto de Estudios Asturianos (Oviedo).
Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País.
Revista de Derecho Político (Madrid).
Revista de Historia Económica (Madrid).
Revista de las Ciencias (Madrid).
Revista de Literatura (Madrid).
Revista de Occidente (Madrid).
Revista de la Universidad de Oviedo.
Universidad Nacional de educación a distancia.
Se refiere a las siglas que se vienen utilizando desde el primer registro.
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
161
CONTENIDO
I.
Ediciones de obras de Jovellanos.
Obras completas, parciales y antologías.
(Por orden cronológico).
II. Estudios, ensayos y artículos sobre Jovellanos.
(Por orden alfabético del primer apellido del autor).
III. Artículos y citas en diccionarios y enciclopedias.
(Por orden cronológico).
EDICIONES DE OBRAS DE JOVELLANOS
Obras completas, parciales y antologías
(Por orden cronológico)
3467
Jovellanos, Gaspar Melchor de.- Noches lúgubres, por el Coronel don
José Cadalso, seguidas del Delincuente honrado, drama en prosa por Don___ Burdeos, Lawalle joven y sobrino, 1823.- 249 págs.
Se trata de una 2ª ed. de la de 1818. (BJ. reg. 47).
3468
— El delincuente honrado.- Burdeos, Imprenta de D. Pedro Beaume,
1827.
3469
— El delincuente honrado.- (Junto con Noches lúgubres, por el Coronel
Cadalso).- New York, Lanuza, Mendía y Cª, 1829.
3470
— Juicio crítico de los principales poetas españoles de la última era. Ed. de
José Gómez Hermosilla.- París, Librería de Don Vicente Salvá, t. II,
1840.- 352 págs.
Sobre Jovellanos, vid. págs. 81-186.
Hay otras dos ed. en Paris, 1845 y 1855. (BJ. Reg. 63)
3471
— El delincuente honrado.- Madrid, Librería de Perlado Páez y Cª Sucesores de Hernando, 1903.
Es una reed. de la de 1880 (BJ. reg. 79).
3472
— «La opinión forestal de Jovellanos». En Revista de Montes, 829 Vol.
XXXV, Madrid, 1911.- Págs. 488-492.
162
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
Reproducción de la parte forestal del Informe sobre la Ley Agraria como
tributo a su autor al cumplirse el centenario de su muerte
3473
— El delincuente honrado.- Madrid, Librería y Casa Editorial Hernando, 1926.
3474
— El delincuente honrado.- Madrid, Compañía Iberoamericana de
Publicaciones, S.A, h. 1930.
3475
— El delincuente honrado.- Barcelona, Linkgua Ediciones, S.L., 2004.88 págs.- 21 x 14 cm.
3476
— El delincuente honrado. En La comedia lacrimosa española.- Ed. de
Fernando Domenech Rico.- Madrid, Ed. Fundamentos, 2006.- 288
págs.- 21 x 11 cm.
3477
— Memoria sobre las diversiones públicas. Int. de Pedro de Silva.- Madrid, Santillana Ediciones Generales, SL., Col. Crisol XXI, Serie Especial, 2008.- 286 págs. + 1 h.-8 x 6,5 cm.
Reimpresión de la ed. de 1994.
3478
— «Memoria en que se rebaten las calumnias divulgadas contra la
Junta Central». [Fragmento]. En Relatos después de la batalla. 18081823. Alcalá Galiano; Mesonero Romanos; Jovellanos; Antonio Capmany
y Larra.- Madrid, Espasa, Fundación dos de Mayo Nación y Libertad, 2008.- 416 págs.- 23 x 15 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. XIII, XVI-XX, 3-37.
Res. bibl. de Jorge Vilches, en Libertad digital, Madrid, 2009.
http://libros.libertaddigital.com/relatos-despues-de-la-batalla1276236316.html
3479
— Memoria sobre educación pública o sea, tratado teórico-práctico de enseñanza, con aplicación a las escuelas y colegios de niños.- Ed., int. i notes
a cura de: Antoni J. Colom Cañellas y Bernat Sureda García.Palma, Consell de Mallorca, Miscelània, 8, 2008.- 223 págs.- 24 x 17
cm.
La Memoria sobre educación pública… se trata de un texto que Jovellanos
escribió motivado por una convocatoria de la Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País, que pretendía premiar un ensayo sobre la
manera de instalar en la isla un centro para la educación de los nobles.
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
3480
163
— El delincuente honrado. Ed. de Russell P. Sebold.- Madrid, Ed. Cátedra, Letras Hispánicas, 612, 2008.- 171 págs. 2 hh.- 18 x 11 cm.Res. bibl. de L.F. Díaz Larios. En Dieciocho, The University of Virginia, Vol. 32, 2009. Págs. 180-182.
3481
— Il Torquato, o sia L’onorato delinquente. Ed. y estudio preliminar de
Piero Menarini.- Bologna, Il Capitello del Sole, 2008.- 143 págs.- 21 cm.
Res. bibl. de L.F. Díaz Larios. En Dieciocho, The University of Virginia, Vol. 32, Bologna, 2008.- Págs. 180-182.
3482
— Obras completas. X. Escritos económicos.- Ed. crítica, estudio preliminar, pról. y notas de Vicent Llombart i Rosa; Joaquín Ocampo
Suárez-Valdés. Con la colaboración filológica de Noelia García
Díaz.- Oviedo, IFES. XVIII, Col. de Autores Españoles del Siglo
XVIII, 22-IX. Ayuntamiento de Gijón, KRK Edic., 2008.- 999 págs.
Res. bibl. de Julio Antonio Vaquero Iglesias, en La Nueva España,
“Cultura” Suplemento, 802, Oviedo, 17 de abril de 2008, págs. 1-2.
Otra de Alfonso Sánchez Hormigo, “La inmensa obra reformadora
de Jovellanos”. En Libros de economía y empresa, núm. 4, 2008, págs.
45-48.
El volumen X de las Obras completas de Jovellanos, se destina a la recopilación de sus textos de naturaleza económica. Por primera vez, se publican juntos ciento cuarenta y cinco textos de esta naturaleza,
ordenados en función de su procedencia institucional, criterio sugerido
ya en 1984 por José Miguel Caso, impulsor, con el Instituto Feijoo, de
las obras completas del economista asturiano. Vicent Llombart y Joaquín Ocampo han anotado cuidadosamente los textos y ofrecen la imagen de un economista de la Ilustración tardía, lector empedernido y
reformador inteligente que, al margen de vuelos teóricos, dedicó sus
esfuerzos a la economía aplicada.
164
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
ESTUDIOS, ENSAYOS Y ARTÍCULOS SOBRE JOVELLANOS
(Por orden alfabético del primer apellido del autor)
3483
Adaro de Jove, Fernando.- (Vid. 3742).
3484
Almenar Palau, Salvador.- «Economía política y liberalismos en España.
De Jovellanos a la Gloriosa». En Orígenes del liberalismo. Universidad, política, economía. Coord. Ricardo Robledo Hernández, Irene Castells Oliván, María Cruz Romeo Mateo.- Salamanca, Ediciones Universidad de
Salamanca, Junta de Castilla y León, 2003.- Págs. 81-104.
3485
Alonso, Cuca.- «Jovellanos, de viaje con Gracia Noriega».- Oviedo,
La Nueva España de Gijón, 11 de junio, 2004.- Pág. 14.
Crónica de la conferencia de José Ignacio Gracia Noriega sobre los viajes que Jovellanos realizó.
3486
— «El “saturnismo” de Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España de
Gijón, 23 de junio, 2004.- Pág. 13.
Crónica de la conferencia pronunciada por Manuel Álvarez-Valdés y
Valdés sobre el tema “¿Fue envenenado Jovellanos” en la que el conferenciante desarrolló, a partir de pruebas periciales, su tesis en la que
afirma que Jovellanos sufrió envenenamiento.
3487
— «El Foro Jovellanos y sus muchos atractivos».- Oviedo, La Nueva
España de Gijón, 31 de mayo, 2008.- Pág. 30.
3488
Álvarez, Valentín Andrés.- «Introducción al proyecto de la Ley
Agraria de Jovellanos». En Guía espiritual de Asturias y obra escogida.Oviedo, Caja de Ahorros de Asturias, 1980.- Págs. 218-226.
Publicado igualmente en Papeles de Economía, núm. 4, 1980.
3489
Álvarez Areces, Vicente.- (Vid. 3500).
3490
Álvarez-Buylla Menéndez, Jaime.- (Vid. 3742).
3491
Álvarez de Morales, Antonio.- La Ilustración y la reforma de la Universidad en la España del siglo XVIII.- Madrid, Ed. Pegaso, 1985.- 3ª
edición, revisada y aumentada.- 334 págs.- 22 x 15 cm.
Hay tres ediciones (1971, 1979 y 1985).
Sobre Jovellanos vid. págs. 32, 126, 134, 135, 240, 265, 273-279, 313.
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
165
3492
Álvarez Faedo, María José.- (Vid. 3743).
3493
— Josefa de Jovellanos. Semblanza de una dama a los ojos de su hermano
Gaspar de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Ideas en Metal, S.A., Cuadernos de Investigación,
Monografías, VI, 2009.- 227 págs.
Res. bibl. de María Lastra, «Josefa de Jovellanos, una hermana en la
sombra», en La Nueva España, Oviedo, 25 de agosto de 2009.- Pág. 55.
3494
Álvarez Gómez, Ángel.- (Vid. 3549).
3495
Álvarez-Valdés y Valdés, Manuel.- (Vid. 3486, 3502, 3572, 3659,
3671, 3723).
3496
— Orígenes, posteridad y colaterales de Ceán Bermúdez. En Ateneo Jovellanos, Gijón, abril, 2003.- Págs. 34-35.- 29,5 x 20,5 cm.
3497
— «El pensamiento político de Jovellanos». En Revista Jurídica de
Asturias, 32, Academia Asturiana de Jurisprudencia, Oviedo, 2008.Págs. 7-52.- 24 x 16 cm.
3498
Álvarez Viña, Ramón.- (Vid. 3743).
3499
Anónimo.- Res. bib. de Don Gaspar de Jovellanos y Ramírez de Jove, Caballero de la Orden de Alcántara: genealogía, nobleza y armas, Manuel María
Rodríguez de Maribona y Dávila. En Boletín de la Academia Asturiana
de Heráldica y Genealogía, núm. 11, Oviedo, 2008.- Págs. 125-128.
3500
Anónimo.- «Jovellanos». En La Gaceta de Gijón, Gijón, 25, Mayo,
1998.- Págs. 11-20.
En la pág. 12 recoge un breve artículo de Vicente Álvarez Areces, Alcalde de Gijón con el título «Jovellanos. Siempre en Gijón».
3501
Anónimo.- «Biografía de Jovellanos». Res. bibl. de Memoria para la
Vida del Sr. D. Melchor Gaspar de Jovellanos, y noticias analíticas de sus
obras. Por D. Juan Agustín Cean Bermúdez. Cádiz, 1814. En Revista y repertorio bimestre de la isla de Cuba, T. I, núm. 2, Imp. Fraternal, Mayo
y Junio, 1831.- Págs. 194-211.
3502
Anónimo.- «Manuel Álvarez-Valdés, un compañero historiador». Res.
bibl. de Noticia de Jovellanos y su entorno, Manuel Álvarez-Valdés y
Valdés, publicado por la Fundación Alvargonzález, Gijón, 2006. (BJ.,
166
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
Ap. VII, reg. 3247). En Abogados del Estado, Revista de la Asociación,
Año 5, núm. 17, julio-Septiembre, Madrid, 2007.- Págs. 23-24.
3503
Antuña Alonso, Agustín.- «Jovellanos y la guerra del 1808».Oviedo, La Nueva España de Gijón, 3 de mayo, 2008.- Pág. 6.
3504
— «Jovellanos y el 6 de agosto».- Oviedo, La Nueva España de Gijón,
7 de agosto, 2009.- Pág. 5.
3505
Arias Argüelles-Meres, Luis.- «A propósito de Jovellanos. Un premio en homenaje a un clarividente».- Oviedo, La Nueva España de
Gijón, 15 de octubre, 2008.-Pág. 33.
3506
— «La última primavera de Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España,
25 de agosto, 2009.- Pág. 29.
3507
Arias, Arturo.- «Jovellanista».- Gijón, El Comercio, 23 de marzo,
2009.- Pág. 8.
3508
Arriba, Ladislao de.- «Jovellanismo puro (y duro)».- Oviedo, La
Nueva España de Gijón, 31 de enero, 2008.
3509
— «Francisco de Paula Jovellanos, creador de El Muro».-Oviedo, La
Nueva España de Gijón, 2 de mayo, 2009.
3510
Artola Gallego, Manuel.- (Vid. 3661).
3511
Astigarraga Goenaga, Jesús y Javier Usoz Otal.- «Una alternativa
fisiócrata al “Informe de Ley Agraria” de Jovellanos». En Revista de
Historia Económica. Journal of Iberian and Latin American Economic History, Año 25, núm. 3. Madrid, Centro de Estudios Políticos
y Constitucionales, Universidad Carlos III, 2007.- Págs. 427-458.
3512
Astorgano Abajo, Antonio.- «Juan Meléndez Valdés: 250 años de
pervivencia del hombre y de la obra de un ilustrado en tiempos de
turbulencias». En Revista de Estudios Extremeños, 1, Enero-Abril, t.
LXIII, Centro de Estudios Extremeños, Diputación Provincial de Badajoz, 1997.- Págs. 293-349.
El autor repasa en el presente estudio la pervivencia de la figura y la
obra del poeta Juan Meléndez Valdés con motivo del 250 aniversario
de su nacimiento.
3513
Barthe García de Castro, Isabel.- (Vid. 4656).
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
167
3514
Bauçà de Mirabò Gralla, Concepció.- (Vid. 3526).
3515
Bejarano Galdino, Emilio.- Gaspar Melchor de Jovellanos. Un model de
toleància i diáleg.- Palma, Ajuntament de Palma, Biografies de mallorquins, 25, 2008.- 91 págs. + 4 hh. il.- [Texto en mallorquín].- 21 x 15 cm.
3516
Berzosa Martínez, Raúl.- (Vid. 3742).
3517
Bestard, Bartomeu.- «Gaspar Melchor de Jovellanos, mallorquín de
adopción».- Palma, Diario de Mallorca, 16 de marzo, 2008.
3518
Blanco Núñez, José María.- «Los Jovellanos, una familia marinera».- En Revista de historia naval, Instituto de Historia y Cultura
Naval, Año, núm. 13, núm. 50, Madrid, 1995.- Págs. 103-112.
3519
Bonet, Joaquín A.- «Jovellanos y las escuelas».- Gijón, La Voz del
Agricultor. Órgano de la Asociación de Agricultores de Gijón, Año
XXVI, núm. 256, 6 de agosto, 1935.- Pág. 11.
3520
— «Jovellanos. Poema dramático». Estudio introductorio, ed. y
notas de Jesús Menéndez Peláez y Carla Menéndez Fernández.Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Ideas
en Metal, S.A., Cuadernos de Investigación. Monografías, III, 2007.400 págs.- 23,5 x 17 cm.
3521
Busto, Marino.- «Candás dedica una calle a Jovellanos».- Gijón, El
Comercio, 3 de junio, 1994.- Pág. 44.
3522
— «Instituto Jovellanos».- Gijón, El Comercio, 29 de agosto, 1996.Pág. 19.
3523
Cabezas, Juan Antonio.- «Gloria y drama de Jovellanos».- Oviedo,
La Nueva España, [s.f.].- 4 págs.
Se trata de un texto de una conferencia pronunciada por el autor en el
Centro Asturiano de Madrid, un primero de diciembre aunque no se
sabe la fecha por tener, en el momento de cerrar esta edición, en nuestro poder las páginas del periódico que no ofrecen este dato.
3524
Cabrera, Carles.- «L’homenot Jovellanos a Mallorca».- Palma, Diario de Mallorca, (Suplemento “Bellver”), 3 de abril, 2008.- Pág. 7.
3525
Calle Saiz, Ricardo.- «Los economistas liberales y la Hacienda Pública». En La Hacienda Pública en España.- En Revista de Economía Po-
168
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
lítica, 78, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid,
1978.
Sobre Jovellanos vid. págs. 10, 45-49, 62.
3526
Calvo Ruata, José-Ignacio.- «Las pinturas murales de fray Manuel
Bayeu en la Cartuja de Valldemosa (Mallorca)». En Prínceps i reis.
Promotors de l’orde cartoixà, Congres Internacional de la Cartoxa de
Valldemossa. En el Sis-cents aniversari de la fundació (1399-1999).
Coord. por Concepció Bauçà de Mirabò Gralla.- Palma, Universitat de les Illes Balears, 2003.- 479 págs.- Págs. 169-192.- 24 x 17 cm.
3527
Campal, Xosé Lluís.- «Honrando a Xovellanos».- Oviedo, La Voz de
Asturias, Cuaderno “Lletres”, 7 de mayo, 2008.- Pág. 2.
3528
Campmany, Jaime.- «Jovellanos».- Madrid, ABC, 19 de mayo, 1997.Pág. 20.
3529
Cancellier, Antonella .- (Vid. 3552).
3530
Canga Meana, Bernardo.- (Vid. 3677, 3743).
3531
— «Jovellanos y el Camino Real de La Mesa».- Gijón, El Comercio, 5
de agosto, 1994.- Pág. 67.
3532
— «Marcha jovellanista».- Gijón, El Comercio, 3 de agosto, 1996.Pág. 18.
3533
— «Jovellanos, gran admirador de la Naturaleza asturiana».- Gijón,
El Comercio, 23 de julio, 1997.- Pág. 53.
3534
— «Recordar a Jovellanos en Valgrande».- Gijón, El Comercio, 11 de
julio, 2005.- Pág. 79.
3535
Carantoña Álvarez, Francisco.- «Jovellanos, en el centro del
poder».- Gijón, El Comercio, 31 de agosto, 2008.- Págs. 84-85.
3536
Carantoña Dubert, Francisco. [Con seudónimo Till].- «Buen balance del año jovellanista».- Gijón, El Comercio, 27 de noviembre,
1995.- Última página.
3537
Carrillo Prieto, Ignacio.- «El derecho de la Ilustración Española. De
Jovellanos a las Cortes de Cádiz». En Memoria del II Congreso del Historia del Derecho Mexicano (1980). Coord. Jose Luis Soberanes Fer-
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
169
nández. Instituto de Investigaciones Jurídicas, Serie C, Estudios
Históricos, 10. Universidad Autónoma de México, México DF.,
1981.- Págs. 393-415.
3538
Casalduero, Joaquín.- «El reló y la ley de las tres unidades (Jovellanos y Moratín)». En Cuadernos Americanos, núm. 4, México, 1959.Págs. 167-178.
3539
Caso González, José Miguel.- (Vid. 3572).
3540
Caso Machicado, Teresa.- (Vid. 3572, 3743).
3541
— «Jovellanos, la decepción de un ilustrado». En Mercurio, Revista
de la Fundación José Manuel Lara. Sevilla, Mayo, 2008.- Pág. 14.
3542
Castells Oliván, Irene.- (Vid. 3484).
3543
Castells, Margalida.- «Palma a l’obra de Jovellanos».- Palma, Suplemento cultural del Diario Baleares, 5 de septiembre, 2008.
3544
— «Jovellanos a Mallorca (I): Valldemossa».- Palma, Suplemento
cultural del Diario Baleares, 13 de septiembre, 2008.
3545
— «Jovellanos a Mallorca (III): El Castell de Bellver».- Palma, Suplemento cultural del Diario Baleares, 11 de octubre, 2008.
3546
Catena, Elena.- «Dramaturgia dieciochesca española». En El Teatro
del siglo XVIII / Semana de Teatro Español, Madrid, Escuela Superior de
Canto, 2-5 de octubre de 1985.- Madrid, Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid: C.E.A.C., 1988.- 156 págs.- 21 x 21 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. 22-35.
3547
Ceinos, J. M.- (Vid. 3742).
3548
— «El eco de Aranjuez».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 30 de
marzo, 2008.- Pág. 8.
3549
Cepedello Boiso, José.- «Conocimiento y lenguaje en España a finales del siglo XVIII: el modelo sensualista de Jovellanos». En Paideia, Universidad de Santiago de Compostela, II Congreso de la
Sociedad académica de Filosofía, coord. Ángel Álvarez Gómez,
Santiago de Compostela, 2005.- En CD Rom.
3550
— «El influjo ‘ideológico’ en la retórica de Jovellanos».- Cádiz,
170
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
Coord. por Antonio Ruiz Castellanos, Antonia Víñez Sánchez,
Juan Sáez Durán, Universidad de Cádiz, 1998.- Comunicación presentada al Encuentro Interdisciplinar sobre Retórica, Texto y Comunicación, 1995.- Págs. 219-221.
3551
Cienfuegos Jovellanos, Carlos.- «Amarguras de Jovellanos».Gijón, La Voz del Agricultor. Órgano de la Asociación de Agricultores de Gijón, Año XXVI, núm. 256, 6 de agosto, 1935.- Pág. 4.
3552
Cipolloni, Marco.- «Ritratti del potere invisibile. Jovellanos e Foucault tra le Meninas e Carlos III».- Unipress, Atti del XIX Convegno
[Associazione ispanisti italiani], Roma, 16-18 settembre 1999, coord.
Antonella Cancellier, Renata Londero, Vol. 1, (Le arti figurative
nelle letterature iberiche e iberoamericane), 2001.- Págs. 97-108.
3553
Colom Cañellas, Antoni J.- (Vid. 3479).
3554
Coronas González, Santos M.- (Vid. 3743, 3746).
3555
— Jovellanos y la Universidad.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del
Principado de Asturias, Cuadernos de Investigación, Monografías,
IV, 2008.- 285 págs.- 23,5 x 17 cm.
3556
Cortina Llosa, Arturo.- (Vid. 3742).
3557
Cuervo, Javier.- «Jovellanos, ilustrado en Mallorca».- Oviedo, La
Nueva España, “Siglo XXI”, núm. 465, 26 de octubre, 2008.- Págs. 8-9.
Reportaje periodístico donde se recogen diez imágenes que fueron presentadas en el castillo de Bellver y recorren la etapa de la muerte civil
desde que Jovellanos fue denunciado a Carlos IV por sus adversarios
políticos, por sus ideas renovadoras.
3558
Cueva Díaz, Vicente.- (Vid. 3743).
3559
— «Admirable Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 15
de agosto, 2008.- Pág. 13.
3560
— «Los amores de Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España de Gijón,
6 de agosto de 2009.- Pág. 2.
3561
Díaz, José D.- «En honor de Jovellanos».- Gijón, La Voz del Agricultor. Órgano de la Asociación de Agricultores de Gijón, Año XXVI,
núm. 254, 25 de mayo, 1935.- Pág. 1.
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
171
3562
— «A Jovellanos en su día y en su homenaje».- Gijón, La Voz del
Agricultor. Órgano de la Asociación de Agricultores de Gijón, Año
XXVI, núm. 256, 6 de agosto, 1935.- Pág. 10.
3563
Díaz Larios, L.F.- (Vid. 3480, 3481).
3564
Díez-Crespo, M.- «Jovellanos hoy».- Sevilla, ABC, 16 de julio, 1988.Pág. 47.
3565
Domenech Rico, Fernando.- (Vid. 3477).
3566
Espiniella, Rubén.-«Jovellanos: El ‘regreso’ de una figura inmortal».- Gijón, El Comercio, 10 de mayo, 1992.- Págs. 42-43.
Amplio trabajo periodístico-biográfico sobre Jovellanos con motivo de
la recolocación de la estatua de la estatua de Jovellanos en el lugar de
la plaza del Seis de Agosto, de Gijón, una vez remodelada.
3567
Ezquerra, Iñaki.- «El giro de Jovellanos».- Madrid, La Razón, 3 de
mayo, 2008.
3568
F. Sanz, Fernando.- «Stephenson, Jovellanos, Aguado y la minería
asturiana». En Líneas del tren, 286, Madrid, 3 de marzo, 2003.- Págs.
48-51.
3569
Fernández Alonso, Rodrigo.- (Vid. 3742).
3570
Fernández Álvarez, Manuel.- «Jovellanos 250 años después». En
Historia 16, núm. 213, Enero, Madrid, 1994.- Págs. 113-122.
3571
Fernández García, Joaquín.- (Vid. 3742).
3572
— «Para conocer mejor Asturias. Sobre Jovellanos». Res. bibl. de Jovellanos, de José Miguel Caso González, adap. de Maria Teresa
Caso Machicado, Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado
de Asturias, 2005 y de Jovellanos, enigmas y certezas, de Manuel Álvarez-Valdés y Valdés Gijón, Fundación Alvargonzález y Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2002. En Revista del
Colegio Oficial de Médicos de Asturias, Oviedo, Abril, 2008.- Págs. 2731.- 29,5 x 21 cm.
3573
Fernández Pardo, Pilar.-«Defensor de Gijón y de Asturias».Oviedo, La Nueva España de Gijón, 6 de agosto de 2009.- Pág. 7.
172
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
3574
Fernández, Gonzalo.- «Gaspar Melchor de Jovellanos y el descubrimiento de la Edad Media». En Arqueología, historia y viajes sobre el
mundo medieval, núm. 28, Barcelona, 2008.- Págs. 92-94.
3575
Fernández, Nidia.- (Vid. 3742).
3576
Fernández, Miguel Ángel.- «Gaspar Melchor de Jovellanos». En Litoral, revista de la poesía y el pensamiento, núm. 61-63, Torremolinos (Málaga), 1977.-Págs. 131-134.
Ejemplar dedicado a la «Poesía en la cárcel. Historia del enfrentamiento
de los poetas contra los abusos del poder».
3577
Fernández-Quintanilla, Paloma.- «En torno a Jovellanos».- Madrid,
ABC Cultural, 6 de marzo, 1999.- Pág. 20.
3578
Fernández Sarasola, Ignacio.- (Vid. 3613).
3579
Fernández Vallina, Emiliano.- (Vid. 3743).
3580
Ferrá i Martorell, Miquel.- «Jovellanos, Bellver i Mallorca».- Palma,
Miquel Font, editor, 2007.- 94 págs.- 21 x 15 cm.
3581
— «Jovellanos, iconografia d’un home just». En Llu, revista de cultura
i d’idees, L’ Espurna Edicions, núm. 862, Palma, 2008.- Págs. 34-35.
3582
Flórez, Florentino.- «De Gijón a Valldemossa en diez viñetas».Palma, Diario de Mallorca, Suplemento “Bellver”, 3 de abril, 2008.Pág. 7.- 41,5 x 29 cm.
3583
Fonseca Cuevas, Palmira.- «Un hacendista asturiano: José Canga
Argüelles».- Oviedo, RIDEA, 1995.-733 págs.- 24 x 17 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. 15, 119, 120-121, 135, 145, 211n., 217, 221,
222n., 224n., 227, 228n., 243n., 253, 257n., 277, 278n., 287n., 298n.,
305, 313 y n., 317, 363n., 379n., 396, 397n., 417, 459, 460 y n., 463 y n.,
483, 543, 553, 558, 563.
3584
Frías Balsa, José Vicente de.- «Gaspar Melchor de Jovellanos Ramírez (1744-1811)». En Afrancesados y patriotas en la Universidad de
Osma. En Revista de Soria, 64. Segunda época. Primavera, Soria,
2009.-Pág. 71.
3585
Friera Álvarez, Marta.- (Vid. 3742).
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
173
3586
— «La transformación del régimen jurídico de la propiedad de la tierra a través de Campomanes, Jovellanos y Flórez Estrada».- Oviedo,
I Congreso de Estudios Asturianos. Del 10 al 13 de mayo de 2006. VII.
Comisión de Derecho, Ciencias Sociales y Económicas, RIDEA,
Oviedo, 2007.- Págs. 83-105.- 24 x 17 cm.
3587
Froldi, Rinaldo.- «Una carta inédita de Juan Meléndez Valdés al Padre
Andrés». En Bulletin of Hispanic Studies, Liverpool, University, vol. 58,
1991.- Págs. 33-36.
3588
Fuertes, Joaquín.- «Segundo rescate del Patricio.- Gijón, El Comercio, 19 de agosto, 2009.- Pág. 26.
3589
Fullana, Pere.- «Històries i anècdotes de llibre».- Palma, Diari de Balears, 22 de abril, 2008.- Pág. 28.
3590
G. Orejas, Francisco.- «Marx y la Revolución en España». En Atlantica XXII, Revista de información y pensamiento, 3, Oviedo, Julio,
2009.- Págs. 44-47.
3591
Gallego, Pablo.- «Jovellanos, visto por Emilio Sagi».- Oviedo, La
Nueva España de Gijón, 29 de marzo, 2009.
El ilustrado asturiano, aún no siendo el autor de la conocida obra, aparece como salvador de la patria y modelo de ideas avanzadas en la zarzuela «Pan y toros».
3592
Gandía, Enrique de.- Jovellanos. El ideal político de mayo.- Buenos
Aires, Ed. Pampa y cielo collocazione, 1964.- 173 págs.
3593
García de Cortázar, Fernando.- «La última lección de Jovellanos».Madrid, ABC, 4 de junio, 2008.- Pág. 3.
3594
— Breve historia de la cultura en España. Un viaje por la cultura a través
de las ciudades.- Barcelona, Ed. Planeta, 2008.- 611 págs.- 24 x 17 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. 13, 289, 291, 294-315, 389.
3595
García Pérez, Guillermo.- La economía y los reaccionarios. La inquisición y los economistas al surgir la España Contemporánea. Pról. Enrique Tierno Galván. Madrid, Cuadernos para el diálogo, Edicusa,
1974.- 410 págs.- 18 x 11 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. 87, 90, 109, 128, 140, 144, 146, 153, 155,
159, 160.
174
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
3596
García, Eduardo.- «Malaspina, Jovellanos y los cazatesoros».Oviedo, La Nueva España, “Siglo XXI”, 9 de agosto, 2009.- Págs. 4-5.
3597
García, Francisco.- «Un nuevo Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 7 de agosto, 2009.- Pág. 3.
3598
García-Durán de Lara, José Antonio.- «Jovellanos: una vieja tensión moral». En Nuestro tiempo: Revista mensual de cuestiones actuales, núm. 647, Universidad de Navarra, 2008.- Pág. 102.
3599
García-Osuna, Carlos.- «Jovellanos. Ministro de Gracia y Justicia».Madrid, El Semanal, 3 de mayo, 1998.- Págs. 72-75.
El autor realiza un recorrido por la Exposición de Goya celebrada en
Gijón, organizada por el Ministerio de Educación y Cultura y la Fundación La Caixa, con el fin de conmemorar el bicentenario del nombramiento de Jovellanos como ministro de Gracia y Justicia.
3600
Godoy, Manuel.- Memorias de Godoy. Estudio preliminar y edición
de Enrique Rúspoli (y Morenes]. Ed. abreviada de Memorias críticas y apologéticas para la historia del reinado del Señor D. Carlos IV de
Borbón.- Madrid, La Esfera de los Libros, 2008.- 935 págs.
Sobre Jovellanos vid. págs. XLI, XLIII, XLVII, LIV, 33n., 35n., 51, 59n.,
143, 144, 335, 781n., 782.
3601
Gómez Cuesta, Javier.- (Vid. 3742).
3602
Gómez Hermosilla, José.- (Vid. 3470).
3603
Gómez Jarque, Noelia.- «El cortejo y las figuras del petimetre y el
majo en algunos textos literarios y obras pictóricas del siglo XVIII».
En Espéculo, Revista de Estudios Literarios, 37, Madrid, UCM, 2007.
3604
González del Valle, Martín.- (Vid. 3742).
3605
G[onzález] Muñiz, Miguel Ángel.- (Vid. 3694).
3606
González Sánchez, Irma.- «Algunos datos y nuevos interrogantes
sobre Josefa Jovellanos». En Revista de Filoloxía Asturiana, núm. 5,
Oviedo, 2005.- Págs. 119-124.
3607
González Santos, Javier.- «Impresiones de Jovellanos por el solar
bedoniano». En Bedoniana, Anuario de San Antolín y Naves, núm.
10, 2008.- Págs. 31-40.
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
3608
175
González Vallina, Nery.- «De Bellver a Valldemossa con el Ateneo
Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 29 de marzo, 2003.
Publicado con el mismo título en la revista Ateneo Jovellanos, enero,
2003, págs. 16-17.
3609
Gracia Menéndez, Ángela.- (Vid. 3743).
3610
— Las ideas lingüísticas de Don Gaspar de Jovellanos. Pról. de Gerda
Hassler.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias - Banco Herrero, Cuadernos de Investigación. Monografías,
V, 2008.- 321 págs.- 23,5 x 17 cm.
3611
Gracia Noriega, José Ignacio.- (Vid. 3485, 3743).
3612
— «El Real Instituto Asturiano».- Oviedo, La Nueva España de Gijón,
19 de febrero, 2007.- Pág. 32.
3613
— «Los escritos políticos de Jovellanos».-Oviedo, La Nueva España
de Gijón, 29 de febrero, 2008.- Pág. 26.
Res. bibl. del T. XI de las Obras Completas de Jovellanos. Escritos Políticos, Edición crítica, estudio preliminar, prólogo y notas de Ignacio
Fernández Sarasola, Ayuntamiento de Gijón, Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, KRK Ediciones, 2006. (BJ, Ap. 7, reg. 3233).
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Granda, Javier.- Jovellanos.- Oviedo, La Nueva España de Gijón,
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Res. bibl. de Jovellanos, de Gregorio Marañón. Gijón, Ayuntamiento
de Gijón. Imp. La Industria, 1968. (BJ. reg. 1254).
3615
Guerra Rivera, Aurelio.- «Adhesión».- Gijón, La Voz del Agricultor.
Órgano de la Asociación de Agricultores de Gijón, Año XXVI, núm.
256, 6 de agosto, 1935.- Pág. 15.
3616
Guzmán Sancho, Agustín.- «Jovellanos, a la capilla de los Remedios».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 18 de mayo, 2001.- Pág. 14.
El presente artículo forma parte de una amplia serie en la que el autor
recoge las noticias más importantes de Gijón durante el siglo XX. En el
mismo se relatan los hechos acontecidos en Gijón en el año 1940.
3617
— «La libertad de Jovino».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 5 de
abril, 2008. Pág. 11.
176
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
3618
— «La Guerra de Independencia, vista por Jovellanos. Todo está ya
perdido sin remedio».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 20 de
mayo, 2008.- Pág. 8.
3619
— «La Guerra de la Independencia, vista por Jovellanos. Jadraque».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 1 de Junio, 2008.- Pág. 11.
3620
— «Memoria de Jovellanos en Puerto de Vega. En el 197 aniversario de la muerte del ilustrado, víctima de una pulmonía».- Oviedo,
La Nueva España de Gijón, 27 de noviembre, 2008.- Pág. 6.
3621
— «La voz de Ifigenia en la palabra de Jovino».- Oviedo, La Nueva
España de Gijón, 14 de febrero, 2009.
La reciente representación en Gijón, de la traducción que de la «Ifigenia
en Aulide» de Racine hizo Jovellanos en 1769 para uso del teatro de los
Reales Sitios fue un acontecimiento digno de recuerdo, no sólo para los
jovellanistas y gijoneses, por cuanto significa el hecho en sí de representarse en Gijón una obra de Jovellanos, sino también para el público
en general, por la capacidad que pueda tener el mito de Ifigenia de conmover al hombre y la mujer del siglo XXI.
3622
— «En torno a la estatua de Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España
de Gijón, 7 de agosto, 2009.- Pág. 2.
3623
Hassler, Gerda.- (Vid. 3610).
3624
Helguera Quijada, Juan.- (Vid. 3625).
3625
Homar, Juan de.- El Canal de Castilla. Cartografía de un proyecto ilustrado.- Estudio preliminar Juan Helguera Quijada.- Madrid, Ministerio de Obras Públicas y Transportes, 1992.- 140 págs.- 32,5 x
29,5 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. 20 c. 1, 22 c. 2, 24 c. 1 y 2, 26 c. 1, 29 c. 2,
33 c. 1, 34 c.1, 35 c. 2, 36 c. 2, 37 c. 1, 137 c. 1, 2 y 3, 138 c. 1, 2 y 3, 139
c. 1, 2 y 3, 140 c. 1, 2 y 3. Notas: pág. 44 n. 35, 38, 58, 65, 66, 68, pág.
45 n. 85.
La obra recopila los planos y dibujos que Juan de Homar, director de las
obras desde 1786, realizó sobre el Canal de Castilla.
Jovellanos, a través de su “Diario” y del “Informe en el Expediente de
Ley Agraria” es un punto continuo de referencia. Se incluye además
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
177
una selección de textos de viajeros y tratadistas de la época de la Ilustración sobre el Canal entre los que se encuentra Jovellanos.
3626
Hurlé Manso, Pedro.- «Don Gaspar Melchor de Jove-Llanos».Gijón, El Noroeste, 13 de agosto, 1978.- Pág. 12.
3627
Ibáñez, Antonio Raimundo. Marqués de Sargadelos.- Discursos
económico-políticos sobre las restauración de los montes y plantíos en España (1802).- Edición y estudio preliminar de Joaquín Ocampo Suárez-Valdés.- Oviedo, Xunta de Galicia y Real Instituto de Estudios
Asturianos, 2009.- 190 págs.- 24 x 17 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. 11, 13, 14, 23-26, 29, 30, 32, 40, 41, 59, 62,
65, 66, 76-78, 84, 91, 97, 103, 106, 110, 114.
El manuscrito inédito que da pie a este libro se hallaba en el archivo de
la Universidad Politécnica de Madrid y eran muchos los que lo buscaban desde hace años.
3628
Iglesias, María del Carmen.- No siempre lo peor es cierto. Estudios
sobre la Historia de España.- Barcelona, Ed. Galaxia Gutemberg, Círculo de Lectores, 2008.- 1037 págs.
Sobre Jovellanos vid. págs. 175, 179, 180, 186, 188, 191-192, 193, 194,
195, 197, 203, 205, 253, 255, 256, 327, 349, 373, 412, 416, 417, 418, 422,
423, 425, 427, 428, 430, 432, 433, 434, 437, 438, 473, 485, 486, 488, 490,
491, 495, 520, 534, 581.
3629
J[iménez], C[ovadonga].- «El viaje de un Jovellanos al óleo».- Oviedo,
La Nueva España de Gijón, 10 de agosto, 2009.- Pág. 4.
3630
Jauregui, José A.- «¿La ‘sociedad’?».- Madrid, El Mundo, 9 de
agosto, 1994.
3631
Juan, José Luis de.- «Un espacio de libertad».- Palma, Diario de Mallorca, (Suplemento “Bellver”), 3 de abril, 2008.- Pág. 3.
3632
Kaempfer, A.- «A la modernidad por la agricultura: Ética rural y
utopía campesina en Domingos Vandelli y Gaspar Melchor de Jovellanos». En Dieciocho, The University of Virginia, Vol. 30, núm. 2,
2007.- Págs. 339-364.
3633
Lara Nieto, María del Carmen.- La ilustración española y el pensa-
178
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
miento inglés: Jovellanos.- Granada, Universidad de Granada, 2008.594 págs.- 24 x 16 cm.
La autora realiza en este ensayo un amplio estudio, desde una perspectiva filosófica, sobre el modo en el que el pensamiento ilustrado español, representado aquí por Jovellanos, recibe, asimila y transforma la
filosofía inglesa, integrando ese sustrato anglófilo en una concepción
amplia que aúna y entreteje elementos muy diversos en una sugestiva
síntesis.
En siete extensos capítulos trata sobre las cuestiones generales del setecientos y la Ilustración española, de la epistemología, de la teoría ética,
de la filosofía política, de la teoría económica, de la teoría de la educación y de la teoría estética. Aporta una extensa, cuidada y documentada
bibliografía de autores ingleses y referencias de los mismos en los textos de Jovellanos.
3634
Lastra, María.- (Vid. 3493).
3635
Laviada, José M.- «El 6 de agosto, fecha jovellanista».- Gijón, La Voz
del Agricultor. Órgano de la Asociación de Agricultores de Gijón,
Año XXVI, núm. 256, 6 de agosto, 1935.- Págs. 8-9.
3636
Llombart Rosa, Vicente A.- (Vid. 3482).
3637
— «La supuesta alternativa fisiócrata de Juan Alvarez Guerra al “Informe de Ley Agraria” de Jovellanos: una reconsideración». En Revista de Historia Económica. Journal of Iberian and Latin American
Economic History, año 26, núm. 3, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Universidad Carlos III, 2008.- Págs. 473-488.
3638
Londero, Renata.- (Vid. 3552).
3639
López Gómez, Santiago.- «Cartas de Jovellanos a Carlos IV». En
Estudios románicos, núm. 16-17, Universidad de Murcia, 2007-2008.Págs. 127-134.
3640
López Martínez, José.- «El retrato de Jovellanos». Jalisco, México,
El Informador de Guadalajara, 13 de febrero, 1994.- Pág. 4-A.
3641
López Pérez, Juan Antonio.- «Mitos y nombres míticos clásicos en
las obras literarias de Jovellanos». En Silva: Estudios de humanismo y
tradición clásica, núm. 6, Universidad de León, 2007.- Págs. 207-331.
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
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3642
Loredo Coste, Rafael.- (Vid. 3742).
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Marco, José María.- (Vid. 3739).
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M[artínez] Junquera, Juan.- «El pensador de Goya».- Gijón, El Comercio, 6 de agosto, 1998.- Pág. 15.
3645
Marañón, Gregorio.- (Vid. 3614).
3646
Marías, Julián.- «La España inteligible. Razón histórica de las Españas».-Madrid, Alianza Editorial, 1985.- 424 págs.- 20 x 13 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. 265, 290, 291, 303, 304, 313, 314, 315-316,
320.
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Martínez Oblanca, Isidro.- «La Casa Natal de Jovellanos o el Museo
de los Errores».- Gijón, El Comercio, 28 de febrero, 1993.- Pág. 62.
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Martínez Oliver, Bartomeu.- «Jovellanos i la sensibilitat pel patrimoni».-Palma, Diario de Mallorca, (Suplemento “Bellver”), 3 de abril,
2008.- Pág. 6.
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Mateos Dorado, Dolores.- (Vid. 3724).
3650
Menarini, Piero.- (Vid. 3481).
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Menéndez Fernández, Carla.- (Vid. 3520, 3743).
3652
Menéndez Menéndez, Aurelio.- (Vid. 3742).
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Menéndez Peláez, Jesús.- (Vid. 3742, 3743, 3746).
3654
— «Jovellanos en escena».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 3 de
febrero, 2009.- Pág. 12.
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Menéndez Peláez, Jesús e Isabel Barthe García de Castro.- Colección de documentos de la casa de los Jove Llanos en el Palacio de Mohías.Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias - Fundación Caja Rural de Asturias, 2009.- 96 págs.- 23,5 x 17 cm.
3657
Merayo, Paché.- (Vid. 3742).
3658
— «Goya y Jovellanos, lazos al óleo».- Gijón, El Comercio, 18 de julio,
1997.- Pág. 72.
180
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Montes, Eva.- «El Jovellanos más íntimo».- Gijón, El Comercio, 16
de agosto, 2009.- Pág. 9.
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Morán Ortí, Manuel. Ed. de Manuel Artola Gallego.- Las Cortes de
Cádiz.- Madrid.- Madrid, Marcial Pons, Historia Estudios, 2003.- 493
págs.- 21 x 13 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. 16, 20-27, 30-31, 33, 39, 42, 152, 250, 252,
257, 261.
Las Cortes de Cádiz suponen para España el fin del absolutismo y la
irrupción del liberalismo. La reformulación de los conceptos de libertad, igualdad y propiedad, que hacen surgir al ciudadano y desaparecer al vasallo, se materializa en la formación de un régimen político
parlamentario, sin dejar de ser monárquico, y en una organización territorial del Estado de carácter unitario a partir de la incorporación de
los principios de soberanía nacional y división de poderes que, como
principios revolucionarios, encuentran su explicitación en el texto
constitucional de 1812, sirviendo además de modelo a seguir por otros
países.
3662
Morán, Xurde.- «El Valle de Pión: Reposu de Xovellanos».- Gijón,
El Comercio, “Artúrica”, 17 de marzo, 1999.- Pág. 2.
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Moratinos Otero, Orlando.- (Vid. 3742, 3743, 3746).
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Moreno Alonso, Manuel.- «Lord Holland y los orígenes del liberalismo español». En Revista de Estudios Políticos, núm. 36, Madrid,
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Quintana con Lord Holland)». En Revista de Estudios Políticos,
(Nueva Época), núm. 70, octubre-diciembre, Madrid, 1990.
Sobre Jovellanos vid. págs. 293, 294, 300, 301, 303, 307, 310.
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
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Mourelle de Lema, Manuel.- La educación según G. M. de Jovellanos.
Contemplada desde la perspectiva actual.- Madrid, Grugalma Ediciones, 2008.-199 págs.- 22 x 16 cm.Res. bibl de Carlos Robles Piquer en Cuadernos de pensamiento Político, 23, Faes, Madrid, 2009.
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Neira, Javier.- «Contra Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España de
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Noriega Iglesias, Juan Ignacio.- Antonio Noriega de Bada. Un asturiano
pintado por Goya.- Oviedo, Museo de Bellas Artes de Asturias, 2009.- 56
págs., ilust. + desplegable con árbol genealógico.- 21 x 15 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. 9, 10, 16, 21, 26-27, 34, 38, 44.
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Ocampo Suárez-Valdés, Joaquín.- (Vid. 3482, 3627).
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VII, reg. 3247). En Cuadernos de Estudios del Siglo XVIII, 17, Oviedo,
2007.- Págs. 304-305.
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Oleza, Joan.- «Luis García Montero: El insomnio de Jovellanos: Un
tiempo mío entre dos olas». En Centuria. Cien años de poesía en español, Vv. Aa.- Madrid, Visor Libros, 2003.- 631 págs.- 20 x 13 cm.
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Pachín de Melás.- «El día a Jovellanos».- Gijón, La Voz del Agricultor. Órgano de la Asociación de Agricultores de Gijón, Año XXVI,
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Payeras, Miquel.- «Jovellanos».- Barcelona, El temps d’Historia, del
14 al 20 de mayo, 2002.- Pág. 73.
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Pérez García, Pelayo.- (Vid. 3743).
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Piñán, Carmen y Bernardo Canga.- «Jovellanos y la Babia».Oviedo, La Nueva España de Gijón, 17 de julio, 2004.- Pág. 27.
182
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
3678
Piñera, Luis Miguel.- «Jovellanos, prócer de próceres».- Oviedo, La
Nueva España de Gijón, 3 de marzo, 2007.
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— «Sobre monstruos marinos en Gijón».- Oviedo, La Nueva España
de Gijón, 13 de junio, 2009.
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— «Presencia en las gacetas. Referencias al ilustrado en publicaciones predecesoras de los boletines oficiales».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 6 de agosto, 2009.- Pág. 7.
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Plans, Juan José (guión) e Isaac del Rivero (ilust.).- Xovellanos.Oviedo, Ed. Trabe, 2008.- 99 págs.- 30,5 x 24 cm.
Nueva edición en asturiano de la publicada en 1996 por Esmena, S.A.,
1996 y recogida, con carácter semanal, sábados y domingos, en las páginas del diario El Comercio, de Gijón, entre el 6 agosto de 1995 y el 29
de junio de 1996. (BJ., reg. 1529).
3682
Pons, Damià.- «Jovellanos, un model d’intel·lectual per a Miquel
dels Sants Oliver». En Lluc, revista de cultura i d’idees, L’ Espurna
Edicions, núm. 862, Palma, 2008.- Págs. 31-33.
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Prendes Quirós, Francisco.- «Jovellanos en agosto».- Oviedo, La
Nueva España de Gijón, 1 de agosto, 2008.- Pág. 2.
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Presedo, Andrés.- «El descanso de Jovellanos».- Gijón, El Comercio,
11 de mayo, 1994.- Pág. 36.
3685
— «Un coleccionista llamado Jovellanos».- Gijón, El Comercio, 16 de
noviembre, 1994.- Pág. 34.
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Pujals, Esteban.- «Burke y Jovellanos». En Reflexiones sobre la Revolución Francesa. Por Edmund Burke. Ed., int. y trad. de ___.- Madrid,
Ed. Rialp, 1989.- 253 págs.
Sobre Jovellanos vid. págs. 31-33.
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Ramos Gorostiza, José Luis.- «La imagen económica de la España
de Carlos III: Joseph Townsend, Alexander Jardine y los economistas españoles». En Revista de Historia Económica. Journal of Iberian
and Latin American Economic History. Año 24, núm. 1, Madrid,
2006.- Págs. 139-174.
Sobre Jovellanos vid, págs. 143, 157, 161, 162, 164, 165.
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
183
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Rivero, Isaac del.- (Vid. 3681).
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Robledo Hernández, Ricardo.- (Vid. 3484).
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Robles Piquer, Carlos.- (Vid. 3666).
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Jovellanos». En Boletín de la Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía, núm. 9, Oviedo, 2004.- Págs. 69-70.
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Rodríguez Muñoz, Javier y Miguel Ángel G. Muñiz.- «El panorama cultural del siglo XVIII: Jovellanos, la Sociedad Económica de
Amigos del País y el Instituto Asturiano». En Historia General de Asturias, Bilbao, Ed. Silverio Cañada, fasc. 176, [1978].- Págs. 241-256.29,5 x 21 cm.
3695
Rodríguez Muñoz, Javier.- «La Guerra de la Independencia. Los
asturianos en el levantamiento contra Napoleón y la revolución liberal».- Oviedo, Ed. Prensa Asturiana, La Nueva España, 2009.- 830
págs.- 29 x 21 cm.
Edición publicada en fascículos semanales.
Sobre Jovellanos vid. págs. 1, 9-10, 18, 19, 25, 31, 32, 36, 37, 42-44,
47-48, 68, 72, 85, 105, 132, 172, 202-206, 255, 256, 259, 261, 280, 282,
284, 324, 362, 370, 371, 372, 373, 376, 410, 412, 415, 416, 422-423, 426,
427, 440, 442, 443, 444, 445, 447, 448, 484-485, 526, 545-547, 568, 593,
594, 630, 631, 655-656, 658, 668-671, 672, 673, 679, 688, 715-716, 720,
728.
3696
Rojo, Miguel.- «Boda con Xovellanos».- Oviedo, La Nueva España,
“La Nueva Quintana”, 5 de octubre, 2004.- Pág. 7.
3697
Romeo Mateo, Cruz.- (Vid. 3484).
3698
Rubio Vidal, Javier.- «Un matemático asturiano casi olvidado.
Agustín de Pedrayes».- Oviedo, IDEA, 1951.- 94 págs.- 24 x 17 cm.
184
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
Sobre Jovellanos vid. págs. 11, 17, 18-27, 59-65.
Discurso leído por el autor en el acto de su solemne recepción académica el día 20 de diciembre de 1950.
3699
Ruiz Castellanos, Antonio.- (Vid. 3550).
3700
Ruiz-Domènec, José Enrique.- «España, una nueva historia».- Madrid, Ed. Gredos, 2009.- 1143 págs.
Sobre Jovellanos vid. págs. 30, 786-787, 800, 815, 819, 821-824, 827,
863, 982.
3701
Rúspoli [y Morenes], Enrique.- (Vid. 3600).
3702
Sáez Durán, Juan.- (Vid. 3550).
3703
Sánchez Badiola, Juan José.- «Jovellanos y el escudo de Asturias
(con un breve apunte astorgano)». En Argutorio, revista de la Asociación Cultural “Monte Irago”, año 9, núm. 21, Astorga (León),
2008.- Págs. 22-24.
3704
Sánchez Corredera, Silverio.- (Vid. 3743).
3705
— «Jovellanos: Ilustrado, Liberal y Filósofo». En Y Latina, Asociación de escritores noveles, núm. 1.- Gijón, febrero, 2007.- Págs.1217.- 21 x 17 cm.
3706
— «Soberanía y supremacía doscientos años después. Jovellanos y
España». En Altar Mayor, Revista de la Hermandad del Valle de los
Caídos, 125 (56). Madrid, Enero, 2009.
Publicado en http://www.hermandaddelvalle.org
Anteriormente publicado en El Catoblepas, 71, enero, 2008.
3707
Sánchez González, Mª Dolores del Mar. (Coord.).- Corte y Monarquía en España.- Madrid, Ed. Universitaria Ramón Areces, Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED, Servicio de
Publicaciones, 2003.- 376 págs.
Sobre Jovellanos, vid. págs. 9, 111, 119, 120, 121, 122, 123, 125, 225,
226, 252, 253.
3708
Sánchez Hormigo, Alfonso.- (Vid. 3482).
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
185
3709
Sánchez Llama, Íñigo.- «La recepción de la filosofía ilustrada en
España». En 1616. Anuario de la Sociedad Española de Literatura
General y Comparada, Vol. VIII, Madrid, 1990.- Págs. 75-84.
3710
Sánchez Salazar, Felipa.- «Derrota de mieses y cercados y acotamientos de tierras: un aspecto del pensamiento agrario en la España
del siglo XVIII».- En Estudios Agrosociales y Pesqueros, Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación, 195, 2002.- Págs. 81-120.
3711
Sebold, Russell P.- (Vid. 3480, 3584).
3712
Sendín García, Manuel Ángel.- (Vid. 3742).
3713
Silva, Pedro de.- (Vid. 3475).
3714
Soberanes Fernández, Jose Luis.- (Vid. 3537).
3715
Seco Serrano, Carlos.- «Godoy y Jovellanos». En Profesor Carlos Seco
Serrano - Haciendo Historia. [Homenaje al Prof. C. Seco Serrano]. Universidad de Barcelona. Barcelona, 1989.- Págs. 89-106.- 24,5 x 17,5 cm.
3716
Southey, Robert.- «History of The Peninsular War.- London, John
Murray, Albemarle-Street, vol. I, 1823.- 806 págs.
Sobre Jovellanos vid. págs. XVI, XVII, 175, 293-294, 335, 623, 624627, 638, 639, 640, 712.
3717
Suárez Blanco, Román.- (Vid. 3743).
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Suau, Nadal.- «Jovellanos es el XVIII».- Palma, Diario de Mallorca,
(Suplemento “Bellver”), 3 de abril, 2008.- Págs. 4-5.- 41,5 x 29 cm.
3719
Sureda García, Bernat.- (Vid. 3479).
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Tierno Galván, Enrique.- (Vid. 3595).
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Till. [Seud. de Francisco Carantoña Dubert].- «El retrato de Jovellanos y el té moruno».- Gijón, El Comercio, 19 de junio, 1974.-
3722
Tolivar Faes, José R.- «Hospitales de leprosos en Asturias durante
las Edades Media y Moderna».- Oviedo, IDEA, 1966.- 471 págs.- 24
x 17 cm.
Sobre Jovellanos, vid. Págs. 14, 39, 60, 66, 107, 111, 124, 145, 154, 174,
235, 286, 323, 363, 364.
Hay reedición de 2009.
186
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
3723
Tomás Ortiz de la Torre, José Antonio.- Res. bibl. de Noticia de Jovellanos y su entorno, Manuel Álvarez-Valdés y Valdés, Gijón, Fundación Alvargonzález, 2006. (BJ., Ap. VII, reg. 3247). En Revista
Jurídica de Asturias, 31, Academia Asturiana de Jurisprudencia,
Oviedo, 2007.- Págs. 299-302.
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Torrente Sánchez-Guisande, Juan Pablo y Dolores Mateos Dorado.- «Los borradores del “Informe en el expediente de la Ley
Agraria”, de Jovellanos. Índice comentado».- Oviedo, Cuadernos de
Estudios del Siglo XVIII, 8 y 9, 1998-99.- Págs. 179-186.
3725
Urzainqui Miqueleiz, Inmaculada.- «Humor y sociabilidad: Jovellanos». En Dieciocho, Hispanic enlightenment, Vol. 32, núm. Extra 4,
Charlottesville, The University of Virginia, 2009.- Págs. 171-200.
3726
Usoz Otal, Javier.- (Vid. 3511).
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Valdés Ozores, Micaela.- (Vid. 3742).
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Valle Menéndez, Antonio del.- «León: historia minera y política
económica (de Jovellanos a nuestros días)». En Tierras de León. Revista de la Diputación Provincial, Vol. 17, núm. 27, León, 1977.Págs. 45-53.
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Con el mismo contenido, publicado en “Bellver”, Cuaderno Cultural del Diario de Mallorca, núm. 477, Palma, 3 de abril de 2008.
3730
Vaquero Iglesias, Julio Antonio.- (Vid. 3482).
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Vargas Salazar, Juan.- «Panorama general de España en el siglo
XVIII: Visiones de Jovellanos». En Revista de Claseshistoria, Publicación digital de Historia y Ciencias Sociales, 2 de abril de 2009.
http://www.claseshistoria.com/revista/2009/articulos/vargas-jovellanos.pdf
3732
Vázquez Rodríguez, Yasmina.- «¡A por el tirano, matadlo!» Ourense, La Región, 17 de julio, 2008.
La autora hace un repaso de las intenciones de Napoleón hacia España
y como algunos hombres y mujeres progresistas, que se les tildaba de
afrancesados, comprendieron que la Francia napoleónica no represen-
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
187
taba el progreso. Eran afrancesados “a su manera” porque consiguieron
revelarse contra el tirano invasor. Y es aquí donde la autora hecha mano
de Jovellanos para afirmar que «el hombre que mejor representa ese
giro de la mirada, que antes que ideológico, fue ‘intelectual’ y ‘moral’,
es Jovellanos».
3733
Velarde Fuertes, Juan.- «Jovellanos libre de Bellver: una interpretación económica».- Gijón, El Comercio, 7 de abril, 2008.- Pág. 41.
3734
— «Entonces se atinó».- Oviedo, La Nueva España de Gijón, 20 de
abril, 2008.- Pág. 53.
3735
— «Jovellanos y el gran cambio».- Oviedo, La Voz de Asturias, 2 de
mayo, 2008.- Pág. 57.
3736
Vicens Pujol, Carlota.- «Nuestra ‘breve y malograda Ilustración’».Palma, Diario de Mallorca, (Suplemento “Bellver”), 3 de abril, 2008.Pág. 3.
3737
Vigil-Escalera, Ulpiano.- «Jovellanos, Modelo de ciudadanía».Gijón, La Voz del Agricultor, Órgano de la Asociación de Agricultores de Gijón, Año XXVI, núm. 256, 6 de agosto, 1935.- Pág. 7.
3738
Vilches, Jorge.- (Vid. 3478).
3739
— Liberales de 1808. Pról. de José María Marco.- Madrid, Ed. Fundación FAES, 2008.- 347 págs.- 24 x 16 cm.
Sobre Jovellanos vid. págs. 18, 20-22, 28, 30, 31, 41, 71-73, 117-120,
132, 147, 148, 152, 155, 156-159, 161, 163-166, 169, 176-178, 183-185,
188, 189, 194-197, 199-206, 208, 211, 220, 221, 223, 234, 237, 238, 249,
252, 253, 289, 293, 299, 300.
3740
Víñez Sánchez, Antonia .- (Vid. 3550).
3741
Vitse, Marc.- (Vid. 3743).
3742
Vv. Aa.- Boletín Jovellanista.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del
Principado de Asturias, Año VII-VIII, 7-8, 2008.- 378 págs.- 23,5 x
17 cm.
Contiene:
• Manuel Rodríguez de Maribona y Dávila.- «Don Gaspar de Jo-
188
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
vellanos y Ramírez de Jove, Caballero de la Orden de Alcántara:
genealogía, nobleza y armas», págs. 15-18.
Agustín Guzmán Sancho.- «El prestigio del Boletín Jovellanista»,
págs. 19-23.
Martín González del Valle.- «Micaela Valdés Ozores», págs. 2529.
Micaela Valdés Ozores.- «Antonio Valdés y el Real Instituto Asturiano», págs. 31-40.
«La Naturaleza en estado puro». Semblanza de don Bernardo
Canga Meana, págs. 43-46.
Manuel Ángel Sendín García.- «Presentación de don Ramón Alvargonzález», págs. 47-51.
Arturo Cortina Llosa.- «Laudatio para el ingreso del doctor don
Marcelo Palacios como patrono del Foro Jovellanos», págs. 53-59.
Javier Gómez Cuesta.- «Mons. Cecilio Raúl Berzosa Martínez»,
págs. 61-64.
Joaquín Fernández García.- «Sabiduría, laboriosidad y filantropía», págs. 65-77.
Fernando Adaro de Jove.- «Semblanza de don Román Suárez
Blanco, págs. 79-81.
Jesús Menéndez Peláez.- «Foro Jovellanos: nueva singladura»,
págs. 85-88.
Aurelio Menéndez Menéndez.- «Reflexión sobre la actualidad
de Jovellanos», págs. 89-92.
Agustín Guzmán Sancho.- «Conjeturas sobre la Ifigenia de Jovellanos», págs. 93-95.
J. M. Ceinos.- «Ángela Gracia Menéndez, ganadora del IX Premio de Investigación del Foro Jovellanos», págs. 97-99.
M. F. A.- «Marta Friera Álvarez, Profesora de Historia del Derecho», págs. 101-103.Agustín Guzmán Sancho.- «Arias de Saavedra. Retrato de una
amistad», págs. 107-229.
A. G. S.- «In memoriam: Antonio Martín, el guardián de Jovellanos», págs. 233-234.
Jesús Menéndez Peláez.- «El jovellanismo de don Luis», págs.
235-237.
Jaime Álvarez-Buylla Menéndez.- «Luto en la Medicina asturiana», págs. 239-240.
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
189
• Orlando Moratinos Otero.- «Gran señor y buen amigo», págs.
241-242.
• Joaquín Fernández García y Rodrigo Fernández Alonso.- «La
salud física y mental de Wolfgang Amadeus Mozart», págs. 247-267.
• Paché Merayo.- «Dudas razonables», págs. 271-272.
• Nidia Fernández.- «Carta de Asturias», págs. 273-275.
• Rafael Loredo Coste.- «Senderos de agua y piedra», págs. 277282.
3743
Vv. Aa.- Cuadernos de Investigación.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Año 2007, núm. 1, 2008.- 356 págs.23,5 x 17 cm.
Contiene:
• María José Alvarez Faedo.- «Gaspar y Josefa. La relación de dos
hermanos a la luz de su legado literario», págs. 17-40.
• Santos M. Coronas González.- «Las censuras indianas de Jovellanos», págs. 41-54.
• Vicente Cueva Díaz.- «La impronta de Fray Luis de León en la
poesía de Jovellanos», págs. 55-71.
• Emiliano Fernández Vallina.- «Jovellanos de cara a la lengua y
autores latinos», págs. 73-92.
• Ángela Gracia Menéndez.- «El concepto de ‘lengua’ en Jovellanos», págs. 93-106.
• Carla Menéndez Fernández y Jesús Menéndez Peláez.- «Teatro
y pedagogía: El teatro escolar en la Asturias del siglo XVIII»,
págs. 107-122.
• Silverio Sánchez Corredera.- «Etapas en la recepción del pensamiento de Jovellanos», págs. 123-140.
• Marc Vitse.- «Teoría y práctica del teatro en Jovellanos: el caso
de El delincuente honrado», págs. 141-156.
• Ramón Álvarez Viña.- «Jovellanos y la revolución industrial»,
págs. 159-174.
• Ramón Alvargonzález Rodríguez.- «El mapa de España en la
época de Jovellanos», págs. 175-186.
• Raúl Berzosa Martínez.- «La religiosidad en Jovellanos: entre la
tradición y la modernidad ilustrada», págs. 187-204.
190
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
• Bernardo Canga Meana.- «Jovellanos y la naturaleza», págs. 205209.
• Marcelo Palacios Alonso.- «Evolución y violencia. La sociedad
cautiva», págs. 211-288.
• Román Suárez Blanco.- «Breve evocación analógica entre la sociedad en la que vivió Jovellanos y la nuestra», págs. 289-292.
• Orlando Moratinos Otero.- «Bibliografía Jovellanista». Apéndice
VII, págs. 295-324.
• María Teresa Caso Machicado.- «Plan de mejoras propuesto al
Ayuntamiento de Gijón», págs. 327-339.
• Ignacio Gracia Noriega.- «La mirada sobre Asturias», págs. 343345.
• Pelayo Pérez García.- «Jovellanos visto por un filósofo», págs.
347-352.
3744
Vv. Aa.- «Campomanes, vida, obra y época».- Oviedo, Real Instituto de Estudios Asturianos, 2004.- 230 págs.- 23 x 17 cm.
Sobre Jovellanos vid. Págs. 27-29, 31, 33, 35, 36, 122, 172, 175, 191, 201,
202, 229, 230.
3745
Vv. Aa.- Floresta de rimas modernas castellanas; poesías selectas castellanas desde el tiempo de Ignacio de Luzán hasta nuestros días con una introducción histórica, y con noticias biográficas y críticas, recogidas y
ordenadas por Fernando José Wolf, secretario de la Biblioteca Imperial de
Viena.- París, a expensas de Rohrmann y Schweigerd, Libreros de
la Corte en Viena, T. I, 1837.- Págs. 365-407.
3746
Vv. Aa.- Jesús Menéndez Peláez (Coord.).- José Moñino y Redondo, Conde
de Floridablanca (1728-1808). Estudios en el bicentenario de su muerte.- Gijón,
Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Cuadernos de
Investigación, Monografías, VII, 2009.- 338 págs.- 23,5 x 17 cm.
Contiene:
• Jesús Menéndez Peláez.- «Presentación». Págs. 8-18.
• Orlando Moratinos Otero.- «José Moñino y Redondo, conde
de Floridablanca. Apuntes biográficos». Págs. 25-54.
• Manuel Abol-Brasón y Álvarez-Tamargo.- «El conde de Floridablanca y la política de su época». Págs. 55-177.
Bibliografía jovellanista – Orlando Moratinos Otero
191
• Rafael Anes y Álvarez de Castrillón.- «El programa económico del conde de Floridablanca». Págs. 179-216.
• Santos M. Coronas González.- «José Moñino, fiscal del Consejo de Castilla (1766-1772)». Págs. 217-296.
• Moisés Llordén Miñanbres.- «El conde de Floridablanca y
América”. Págs. 297-320.
• Cronología del conde de Floridablanca». Págs. 321-326.
IV
Textos
Dos representaciones
de Jovellanos a Carlos IV
Transcripción de MARÍA TERESA CASO MACHICADO
Doctora en Filología Hispánica
Lloro, es verdad, negártelo no debo,
lloro la ausencia de mi amada patria,
de mis caros penates, de mis pocos
fieles amigos, y de todo cuanto
mi corazón amaba, y reunido,
colmo era de mi gloria y mi ventura...
Jovellanos, Epístola VIII,
(Valldemossa, marzo de 1802)
n la Memoria en defensa de la Junta Central1, escrita por Jovellanos para
responder a las acusaciones que habían recibido sus vocales y para
justificar su conducta personal durante este período, incluyó, entre otra
serie de documentos y cartas, las dos representaciones de súplica que había
dirigido desde su prisión de Mallorca al rey Carlos IV en 18012. Su intención al escribirlas no era otra que reclamar justicia y llamar la atención del
E
1
Gaspar Melchor DE JOVELLANOS, D. Gaspar de Jovellanos a sus compatriotas. Memoria en que se
rebaten las calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central y se da razón de la conducta y opiniones del autor desde que recobró su libertad [con notas y apéndices], Oficina de Don Francisco Cándido
Pérez Prieto, La Coruña, 1811. Para su consulta y las citas vid.: Gaspar Melchor DE JOVELLANOS,
Obras completas. Escritos jurídicos, vol. XI. Edición crítica, estudio preliminar, prólogo y notas de Ignacio Fernández Sarasola, Ayuntamiento de Gijón - Instituto Feijoo de Estudios del siglo XVIII - KRK
Ediciones, Oviedo, 2006.
2
En la edición de Sarasola pueden verse en las págs. 603-609, con sus excelentes anotaciones al pie.
196
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – TEXTOS
rey sobre las extraordinarias circunstancias que habían rodeado su arresto
y su encarcelamiento.
Sus consecuencias fueron, sin embargo, muy distintas de las que él pretendía. No llegaron a las manos del monarca y sólo sirvieron para agravar
las condiciones del preso, que, como primera medida y para evitar que intentara volver a escribir, fue trasladado desde la cartuja de Valldemossa al
castillo de Bellver y obligado a soportar aun más duras condiciones. «El 5
de mayo de 1802 -cuenta Jovellanos en la Memoria- el sargento mayor de
dragones don Francisco del Toro vino a arrancarme de la tranquila y santa
reclusión en que estaba y me trasladó al castillo de Bellver, situado en un
alto cerro, a cosa de media legua al poniente de Palma. El rigor y estrechez
del encierro que sufrí allí se pueden ver en la consigna dada para mi custodia por el gobernador del castillo, según las órdenes del Capitán General, que fueron cumplidas a la letra, et ultra»3.
Escrita la primera representación en abril de 1801, Jovellanos se la envió
a su buen amigo Juan Arias de Saavedra, para que este se la entregara al
marqués de Valdecarzana, quien, a su vez, se había ofrecido a entregársela
al rey. Pero -cuenta Jovellanos-, «llegada que fue, no se atrevió a presentarla, y como Arias de Saavedra hubiese salido ya desterrado a Sigüenza,
tampoco pudo proporcionar su entrega»4.
Cinco meses más tarde, en octubre, redactó la segunda representación.
Con copia de la primera,
3
Vid. Obras completas, vol. XI, pág 781. En efecto, en la Consigna dada al oficial de la guardia se ordenaba destinar «un cabo y nueve soldados de la satisfacción del comandante del destacamento, para
mantener dos centinelas, la una situada en la puerta de la habitación que está destinada para dicho
señor, la que no permitirá se acerque persona alguna a ella; y para cuando necesite alguno de sus criados, para su aseo u otra urgencia conducente a su salud, avisará al referido oficial de guardia, para
que a su presencia evacue el doméstico la diligencia en que sea empleado por su amo, sin dar lugar a
que pueda comunicarle algunos asuntos reservados ni entregarle carta o billete, pues deberá celar
cuando estos le entren la comida, o en otra ocasión, no le introduzcan papel, tintero, o lápiz y pluma,
como igualmente se le mantendrá sin comunicación de persona alguna. (...) La otra centinela se apostará encima de la muralla, enfrente de la ventana de la dicha habitación del señor Jovellanos, con el fin
de impedir se pare a su inmediación persona alguna con el fin de tener ni aun la más leve comunicación y precaviendo no introduzcan tintero, papel, lápiz o pluma, avisando al cabo inmediatamente de
cualquiera novedad que advierta, (...) Cada vez que entrare algún cridado del señor don Gaspar de Jovellanos, será reconocido muy escrupulosamente en su persona, para ver si lleva escondido papel, tintero, pluma o lápiz, y cuando saliere del cuarto de dicho señor, de haber manejado alguno de los
muebles, y especialmente la cama, será nuevamente reconocido muy menudamente » (Obras completas, vol. XI, págs. 611-612).
4
Vid. Obras completas, vol. XI, pág. 781.
Dos representaciones de Jovellanos a Carlos IV – María Teresa Caso Machicado
197
«las dirigí a Gijón al presbítero don José Sampil, mi capellán, que se había
ofrecido a venir a Madrid para ponerla en manos del Rey. Hubo de traslucirse
el designio de su viaje; partieron dos postas, una al camino de León y otra a Sigüenza, en busca de Sampil5; no dieron con él; pero al entrar en Madrid fue sorprendido con las representaciones por los esbirros del juez de policía Marquina,
arrestado en la cárcel de corona, oprimido allí con molestos interrogatorios y
amenazas por espacio de siete meses, y al fin llevador por alguaciles a Asturias
y confinado a la capital, con obligación de presentarse diariamente al obispo, y
sin poder hacerlo en su casa ni en la mía»6.
En su obra Las amarguras de Jovellanos7, Julio Somoza relata este episodio
más pormenorizadamente que don Gaspar. Allí leemos que José Sampil,
«atento a las instrucciones de Arias Saavedra, Valdés Llanos y don Baltasar
Cienfuegos, sale de Gijón el 15 de noviembre. En Madrid, adonde llegó el 24 de
dicho mes, se avistó con su primo don Antonio García Tuñón, empleado de la
casa del marqués de Villafranca; con don Ángel Colodrón, mayordomo o amigo
de Arias Saavedra, y con la condesa de Montijo. A poco, llegaron de Sigüenza
las representaciones que enviaba Arias, con más acertadas instrucciones para el
modo de proceder. Pero Arias cometió el yerro de contar para esta empresa con
el Sr. Mallo, funcionario de la corte, que solo era una vil hechura de Godoy y Caballero. Así las cosas, dirigiose Sampil al Escorial, residencia de los reyes, y el
12 de diciembre, en que llegó, dio principio a su comisión. Ya estaban en acecho
suyo.
5
Eran amigos y parientes de Jovellanos, como cuenta Ceán Bermúdez: «Hubo de traslucirse este
encargo en Asturias, donde había gentes que velaban sobre la conducta de los amigos del padre y bienhechor de aquel Principado, que avisaban a otras, residentes en Madrid, todo lo que podían averiguar,
de manera que inmediatamente se dispararon dos postas al camino de León y al de Sigüenza en busca
de Sampil. No sólo Sampil terminó en la cárcel. También Antonio Arango, mayordomo del marqués de
Camposagrado, por haber hallado entre los papeles de Sampil una carta suya, creyendo que pudiese
haber tenido parte en la dirección de las representaciones; mas no habiendo resultado ningún indicio
de esta sospecha, le pusieron en libertad, después de cuatro meses y medio de rigurosa prisión y de
otras injustas y tiránicas vejaciones». (Juan Agustín CEÁN BERMÚDEZ, Memorias para la vida del Excmo.
Señor D. Gaspar Melchor de Jovellanos, y noticias analíticas de sus obras, por ____, Madrid, Imprenta que fue
de Fuentenebro, 1814, págs. 83-84).
6
Vid. Obras completas, vol. XI, pág. 781.
7
Julio SOMOZA, Las amarguras de Jovellanos. Bosquejo biográfico (con notas y setenta y dos documentos inéditos), por ____, Gijón, Imprenta de Anastasio Blanco, 1889, págs. 99-100.
198
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – TEXTOS
»Avistándose con Mallo y en breve conferencia le dijo cuál era el objeto de su
viaje y después de entregados los papeles fue despedido por el cortesano, con
la advertencia de que se marchara inmediatamente del Real Sitio.
»Y a tiempo lo hizo, porque habiendo Mallo dado enseguida el soplo al ministro, tuvo este buen cuidado de poner comisario y alguaciles sobre la pista
del capellán y despachar requisitorias a Madrid, donde el juez don José Marquina, alcalde de casa y corte, y seide de Caballero, le detuvo y prendió en casa
de García Tuñón.
»Al ocuparle los papeles, le hallaron una carta de don Antonio García
Arango, mayordomo y capellán del marqués de Camposagrado (don Francisco
Bernaldo de Quirós) residente en Barcelona, en cuya carta le preguntaba por el
resultado de su comisión en Madrid. Y dadas las relaciones de amistad y paisanaje que existían entre Sampil y Arango, y Camposagrado y Jovellanos, supusieron que entre todos ellos se fraguaría alguna empresa de liberación. De
modo que al destierro de Arias Saavedra y Ceán Bermúdez siguiéronse las prisiones de Sampil y Arango, recluso el primero en la cárcel de la Corona, de Madrid, por espacio de cuatro meses y encerrado el otro por igual tiempo (129 días)
en el fuerte de Canaletas, en Barcelona. Al cabo de aquel tiempo logró Sampil
restituirse a su patria (Mieres) bajo la más severa vigilancia.»
Mientras tanto, Jovellanos, encerrado en Bellver, tuvo que sufrir aún un recrudecimiento en su cautiverio cuando en el mes de octubre de 1802, con motivo de las bodas del Príncipe de Asturias en Barcelona, el ministro de Gracia
y Justicia, José Antonio Caballero, nombró un nuevo gobernador del castillo,
al que le exigió absoluto rigor en el cuidado y vigilancia de Jovellanos, que
achaca en principio este nuevo agravamiento de su situación a la supuesta
redacción de dos nuevas representaciones, cuando parece evidente que el ministro está refiriéndose a las ya redactadas por don Gaspar el año anterior:
«El viaje de los reyes padres a Barcelona en aquel verano para celebrar el matrimonio de los desgraciados Príncipes de Asturias, me hizo esperar que a lo
menos se mitigaría algún tanto el rigor de mi encierro, pero sucedió lo contrario. En el solemne día 14 de octubre, destinado para celebrar el cumpleaños y
las bodas del Príncipe y para derramar con profusión las gracias que alcanzaron a los más infelices delincuentes, y al mismo tiempo en que las salvas de la
plaza y las banderas de los buques empavesados anunciaban tan grande celebridad y alegría, un nuevo destacamento de distinta tropa subía el cerro para relevar el antiguo, y otro gobernador venía a reemplazar al que antes mandaba el
Dos representaciones de Jovellanos a Carlos IV – María Teresa Caso Machicado
199
castillo. Entrados en él, un riguroso registro se hizo en mi cuarto, cama y muebles, y se estrechó más y más el rigor y al vigilancia de mi encierro. Fue ocasión
de esta nueva violencia una orden del ministro Caballero, en que, suponiéndose
que yo había hecho dos representaciones a su majestad, se culpaba el Capitán General y al Gobernador de falta de vigilancia en mi custodia y se les encargaba el
cumplimiento de las órdenes anteriores. No pudiendo referirse esta orden a las
representaciones del año anterior, pues que ellas había dado motivo a mi traslación a Bellver, y no habiendo hecho yo, ni por mí ni por interpuesta persona,
ninguna otra representación, di por seguro que se había inventado tan indigna
falsedad para agravar, en vez de dar alivio, a mi triste situación»8
Pero además, Jovellanos no era entonces consciente de que en la Corte,
y por todo el país, circulaban múltiples copias de sus representaciones.
Estas habían empezado a proliferar casi de inmediato, quizá porque los copistas -muchos de ellos amigos de don Gaspar- encontraban así una forma
de solidarizarse con el preso, al hacer pública la injusta historia de su encarcelamiento y sus angustiadas peticiones de justicia. En su biografía de
Jovellanos escribe Javier Varela:
«La delación de un tal Joséf Saravia, fechada el 24 de agosto de 1805 en Arroyo
de Valdivielso, hoy provincia de Burgos, nos pone sobre la pista de la extraña circulación clandestina de estas hojas. Según el denunciante, la cadena se había originado en el “Sor. Obispo de Salamanca (Tavira), quien las habría franqueado a su
provisor don Paulino Bonifaz quien, a su vez, las remitió a su padre don Bartolomé
Bonifaz, vecino de Arroyo de Valdivielso que, a continuación, las difundió entre
una tertulia compuesta por él mismo, además del cura y el médico del pueblo: ¡las
fuerzas vivas del lugar! El mismo Saravia refiere al ministro Caballero, el 18 de noviembre siguiente, que en la vecina localidad de Villarcayo había escuchado a ciertas personas decir “q.e el Sr. Jobellanos había sido un grande ministro, y q.e razón
había p.a no oirle”. ¿Habían llegado hasta aquí nuevas copias de las representaciones? (...) Cabe imaginarse otras cadenas semejantes a esta, alimentando la creciente impopularidad del gobierno y, en particular, de la persona de Godoy.»9
De esta circulación clandestina y de lo narrado por José Sampil se hace
eco Julio Somoza:
8
9
Vid. Obras completas, vol. XI, págs. 781-782.
Javier VARELA, Jovellanos, Alianza Editorial, Madrid, 1988, pág. 183.
200
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – TEXTOS
«Las copias de las representaciones circulaban de mano en mano con velocidad pasmosa y los embajadores y delegados de las naciones extranjeras iban a
copiarlas al mismo despacho del juez Marquina, que tan venal como bajo, otorgaba el permiso al precio que mejor cuadraba al demandante. Según veremos,
una de las personas interesadas en hacer llegar dicho memoriales a manos de
Carlos IV era don Antonio Tavira, obispo de Salamanca (antes de Osma) amigo
de Jovellanos y persona que merecía toda la confianza del soberano10».
Ya en 1808, libre de la prisión, Jovellanos se enteró de la circulación de
las copias e incluso de su impresión. Primero, como narra en la Memoria, al
recibir una carta de alguien que en 1802, «condolido de mi triste suerte
había puesto en manos de S.M. una copia que conservaba de mis representaciones del año anterior; torpeza que pudo ser inocente (aunque también amañada), pero que, como quiera que fuese, sólo sirvió para agravar
mi opresión y mi sufrimiento»11. Después, porque como deja constancia en
una carta enviada al decano gobernador del Consejo de Estado y publicada en el Diario de Madrid del 23 de septiembre, «ha llegado a mi mano un
impreso de veinte y una páginas en 8.º, con el título Copia de la representación hecha por don Gaspar de Jovellanos a la majestad de Carlos IV desde su destierro, que suena publicado con licencia, en Madrid, en la imprenta de
Sánchez»12. Jovellanos, que está disgustado y sorprendido al ver «que sin intervención ni noticia mía salía a luz y se vendía y clamoreaba públicamente
un escrito que, cuando no fuese tan reservado por su naturaleza, bastaba
que llevase al frente mi nombre para que nadie se arrogase el derecho de
publicarle», le pide al decano que «inmediatamente se recoja este escrito y
que se haga público que ha salido a luz sin mi noticia ni intervención, y
con mi positiva desaprobación»13.
Finalmente, fue el mismo Jovellanos el que decidió publicar las dos representaciones en los Apéndices de la Memoria, con la intención evidente
de impedir que siguieran circulando, impresas o manuscritas, copias en
muchos casos llenas de erratas y con múltiples variantes con respecto al
original.
10
Vid. Somoza, Amarguras, págs. 100-101.
Vid. Obras completas, vol. XI, pág. 782.
12
Hay también otra impresión: Copia de la representación hecha por Don Gaspar de Jovellanos a la Magestad de Carlos IV desde su destierro, Valencia, 1808.
13
Vid. Obras completas, vol. XI, pág. 618.
11
Dos representaciones de Jovellanos a Carlos IV – María Teresa Caso Machicado
201
Las copias que se conservan, como la que ahora publicamos, son un curioso ejemplo de cómo interesaba hacer circular el escrito de Jovellanos y
cómo muchas personas que le apreciaban y respetaban quisieron ayudarle
en su díficil encierro de Bellver.
Dos representaciones de Jovellanos a Carlos IV – María Teresa Caso Machicado
203
COPIA DE LA REPRESENTACIÓN QUE JOVELLANOS HIZO A S.M.
DESDE LA CARTUJA DE MALLORCA EN LA QUE SE HALLABA
DESTERRADO
DEL R.P.P.FR. BRAULIO CÓNSUL JOVE
CÁDIZ, 22 DE MAYO DE 1804*
Lo trasladó Nosti Cónsul
Señor:
Sorprendido en mi cama al rayar el día 13 de marzo último por el regente de la Audiencia de Asturias, que en nombre de V.M. se apoderó absolutamente de mi persona y de todos mis papeles; sacado de mi casa antes
de amanecer al día siguiente y, entre la escolta de soldados que la tenían
cercada, conducido por medio de la capital y pueblos de aquel Principado
hasta la ciudad de León; detenido allí recluso en el convento de Franciscos
Descalzos por el espacio de diez días, sin trato ni comunicación alguna; llevado después entre otra escolta de caballería y, en los días más santos de
nuestra religión, por la provincia [sic] de Castilla, Rioja, Navarra, Aragón
y Cataluña hasta el puerto de Barcelona; entregado allí al capitán general
y de su orden recluso nuevamente en el convento de la Merced; y, finalmente, como si se quisiese dar en mí un nuevo ejemplo de rigor y de ignomonia [sic], o como si no fuese digno ya de pisar el continente español,
embarcado en un correo, trasladado a Palma, presentado a su capitán general y conducido al destierro y confinación de esta cartuja, he sufrido con
resignación y silencio, por espacio de cuarenta días, todas las fatigas, vejaciones y humillaciones que pueden oprimir a un hombre de honor; he padecido el bochorno de parecer como reo de Estado en medio de mi nación,
que me vio arrastrar con escándalo a más de doscientas leguas de mi domicilio y arrojar a esta otra parte de los mares; y, por fin, estoy padeciendo
en esta vergonzosa reclusión las crueles humillaciones y privaciones, sin
que hasta ahora se me haya notificado orden alguna ni hecho saber cuál sea
la causa de tan duro e ignominioso tratamiento.
Pero en medio de esta amargura, lo que pone el colmo a mis desgracias
y hiere más vivamente mi corazón es la dolorosa idea de que me hayan ro*
Agradecemos al P. Juan Bautista Olarte, Bibliotecario del Monasterio de Yuso (La Rioja), las facilidades dadas para la reproducción de este documento que se conserva en este monasterio.
204
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – TEXTOS
bado la gracia de V.M. y el concepto de fiel y reconocido vasallo suyo. Porque, Señor, ¿cómo será posible que a nombre de V.M. se hayan cometido en
mi persona tan rigurosos y no vistos atropellamientos, si antes no se hubiese preocupado su real ánimo con la imputación de algún delito que me
hiciese digno de ellos? ¿Ni cómo cabrá en la suprema justicia de V.M. ni en
la rectitud de su corazón que mandase tratar tan ignominiosamente a un
vasallo que algún día poseyó su augusta confianza, si no hubiese sido representado a sus ojos como reo de gravísima culpa y tal que se expusiese
a los extremos de su real indignación?
Mas, ¿qué puede ser, Señor, este delito de que se pretende acusarme? Si es
conocido, si está probado, ¿cómo es que no se empezó interrogándome
acerca de él y haciéndome el que se crea resultar contra mí, oyendo mis satisfacciones y admitiendo alguna defensa que el derecho natural y positivo
conceden y V.M. no niega al más infeliz de sus vasallos? Y si no hay todavía
pruebas de tal delito, si ha sido concebido por alguna natural equivocación
o figurado o supuesto por algún delator calumnioso, como no puede dejar
de temer, ¿por qué en vez de niquirir [sic] y averiguar, se ha empezado despojándome de mi libertad, de mi estado y de todos mis derechos? ¿Por qué,
arrojándome del suelo de mi patria, desterrado a una isla remota, confinándome a una triste reclusión y condenándome a tantas vergüenzas y a tantas
privaciones? ¿Por qué al mismo tiempo que se me da el concepto de delincuente se me pone a tanta distancia y con tan absoluta imposibilidad de ser
defendido? ¿Por qué, en fin, a toda indignación, a toda acusación, a todo juicio, se ha hecho preceder a una pena tan acerba y tan infamatoria?
Porque, Señor, cuando yo, olvidado de los nobles principios de mi educación, de las altas obligaciones de mi estado y, lo que es más, de los íntimos sentimientos de amor que profeso a V.M. y gratitud a las bondades
que ha derramado sobre mí, hubiese tenido la desgracia de incurrir en alguna culpa, ¿cuál no debiera ser su enormidad para corresponder a tan
acerba pena? ¿A una pena que, robándome mi honor y estado, me ha
puesto en una muerte civil y me hubiera quitado mil veces la vida natural
si no, no me hubiera conformado y hecho superior a ella por la confianza
que me inspira mi conciencia en la justicia de V.M.?
Acaso para justificar tan riguroso procedimiento se habrá creído que mis
delitos y sus pruebas se hallaban en mis papeles y tal vez con este solo fin
se ocupasen solamente y sin excepción alguna. Pero, Señor, si antes de esta
ocupación no existían contra mí pruebas de algún delito, ¿cómo es que por
alguna aparente sospecha o por alguna declaración calumniosa se ha to-
Dos representaciones de Jovellanos a Carlos IV – María Teresa Caso Machicado
205
mado tan violenta y extraordinaria providencia? ¿Por qué allanar la casa de
un hombre que está en posesión de su inocencia, escrudiñando hasta sus
últimos retretes e invadir y ocupar, sin distinción alguna, todos sus papeles? ¿Unos papeles en que debían estar consignados no solos intereses, sus
derechos, sus escritos y el fruto de sus estudios y trabajos, sino también
sus pensamientos, sus aficiones, sus flaquezas, las confianzas de sus amigos o parientes y, en una palabra, los más íntimos secretos de su conciencia y de su vida? ¿No habrá sido lo mismo que invadir y violar el más
sagrado de todos los depósitos? ¿No habrá sido profanar, atropellar y hollar con los pies la más preciosa de todas las propiedades, la más íntima, la
más religiosa, la más identificada con la existencia de los hombres? Y
cuando el más glorioso título de V.M., como soberano y padre de sus vasallos, es el protector de esta propiedad sagrada que las leyes de todas las
naciones y las máximas de todo gobierno han mirado siempre como libre
y exenta de toda jurisdicción, de toda inspección y todo insulto, ¿cómo
pudo interponer su augusto nombre para autoridad, en quien menos lo
merecía, una violencia tan escandalosa?
No me quejo yo, Señor, tan amargamente de esta violencia, porque se
toma el escrudiño de mis papeles, pues más bien lo celebraría, si celebrar
pudiese que bajo el piadoso nombre de V.M. se ofreció a los ojos de la nación un nuevo ejemplo de opinión y arbitrariedad, un ejemplo que habrá
llenado de aflicción a todos los vasallos, cuya libertad, cuya seguridad,
cuya propiedad personal y doméstica han sido violadas en la mía. Digo,
Señor, que lo celebraría, porque, ¿qué se hallará en mis papeles sino una no
interrumpida serie de testimonios que acreditan mi inocencia y la integridad de mi vida, consagrada por espacio de treinta y cuatro años al servicio de V.M. y del bien común y a la gloria de mi nación? ¿Qué hallará sino
que mis estudios, mis meditaciones, mis escritos, mis viajes y todos los
pasos y acciones de mi vida han sido siempre reglados por tan dignos objetos? Y pues me debe ser lícito gloriarme de ello cuando cruelmente se
trata de ennegrecer mi reputación que ha sido siempre el ídolo de mi vida
y es hoy el único patrocinio que conservo? ¿Qué se hallará en mis papeles,
sino que desempeñando con exactitud en integridad los distinguidos cargos y comisiones que la piedad de V.M. y su augusto padre se dignaron
confiarme y consagrando mis pobres talentos al bien de mi patria, he logrado labrarme esta reputación pura, sin mancha, que hoy hace mi único
consuelo y que jamás me borrará ni amancillará las calumnias si la posesión
de V.M. no me abandonase?
206
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – TEXTOS
No quiera Dios que V.M. atribuya a orgullo esta seguridad. En medio de
la ignominia y abatimiento en que me hallo sumergido, mal pudiera caber
en mi alma tan liviano pensamiento. No, Señor, estoy muy lejos de creerme
libre de imperfecciones, flaquezas y defectos, y así reconozco que mi natural franqueza y docilidad me pueden haber hecho incurrir en ellos más
frecuentemente que otro alguno. Pero en medio de este sincero reconocimiento, mi razón y mi conciencia me autorizan para asegurar a V.M. que
el más riguroso examen de mi conducta y mis escritos nunca podrán acreditar que yo como magistrado, ni como hombre público, ni como ciudadano, haya cometido jamás advertidamente el más leve delito que me
hiciese indigno de la gracia de V.M. y del aprecio de mi nación.
Esto es, Señor, lo que me inspira tan noble sentimiento y lo que hace llegar a los pies de V.M. con tanta confianza. No la pongo ciertamente por
mérito, que acaso no es otro que haber cumplido fielmente con las obligaciones de mi estado. Pero la pongo en la protección y justicia de V.M. que
no puede permitir que la calumnia triunfe de mi inocencia, ni menos abandonar a mi [sic] vasallo que, consagrado desde su primera juventud al servicio de V.M., después de haber llenado dignamente los cargos de ministro
de la Real Audiencia de Sevilla, alcalde de Casa y Corte, consejero de Órdenes y secretario de Gracia y Justicia, después de haber desempeñado con
celo y desinterés muchas arduas e importantes comisiones; después, en fin,
de haber obtenido los más honrosos testimonios de aprobación y aprecio
de V.M. y su augusto padre, como también la opinión pública y perfeccionan [sic] un establecimiento que V.M. fundó y dignó confiar a mi celo, que
si no le faltase su augusta protección, será algún día el más glorioso monumento de su reinado.
En fe, Señor, de las verdades que estoy pronto a sellar con mi sangre,
ocurro humildemente lleno de confianza a V.M. no ya para implorar su
gracia, sino para reclamar su suprema justicia. Si he sido calumniado, yo
me ofrezco a confundir y desvanecer cualquiera sospecha, imputación o
calumnia que se me haya levantado. Pero, si alguna material equivocación
ha dado causa a mi desgracia, yo me ofrezco también a desvanecerla y en
cualquier caso a justificar plenamente ante V.M. que, lejos de merecer el riguroso tratamiento en que estoy oprimido, he sido siempre, por mi inocencia y fidelidad, por mis servicios y por la plena integridad de mi
conducta, acreedor a la gracia de V.M. y al aprecio de mi nación.
Así que, ruego humildemente a V.M. que, obrando según los principios
de piedad y justicia inseparables de su piadoso corazón, se digne mandar:
Dos representaciones de Jovellanos a Carlos IV – María Teresa Caso Machicado
207
Lo primero, que si algún delito se me hubiese imputado ante V.M., se
me haga cargo y se me oigan las defensas según las leyes. Segundo, que
cualquiera juicio que contra mí se ha de instaurar, se instaure y siga ante
cualesquiera tribunales públicamente reconocidos, sea el Consejo de Estado de que soy miembro, sea ante el de las Órdenes como caballero profeso que soy de la de Alcántara, sea ante el Consejo Real que es el primer
tribunal de la nación, sea, en fin, porque me hallo trasladado a esta isla,
ante el acuerdo de su Real Audiencia, pues en ellos o en cualquiera otros
estoy pronto a responder de mi conducta. Lo tercero, que, declarada que
sea mi inocencia (de que estoy bien seguro), se digne V.M. no sólo reintegrarme en mi antiguo estado sino también de reponer íntegramente y
en la forma que fuese de su real agrado la nota y baldón que tantas violencias y atropellamientos conocidos en mi persona hayan podido causar
en mi reputación y buen nombre. Así lo espero de la justicia de V.M. por
cuya vida ruego al cielo. Cartuja de Jesús Nazareno de Mallorca, 24 de
abril de 1801.
DE RESULTAS DE HABER SABIDO JOVELLANOS
QUE LA REPRESENTACIÓN ANTECEDENTE NO LLEGÓ
A MANOS DE S.M., HIZO LA SIGUIENTE
Señor:
Luego que llegué a esta reclusión, dirigí a V.M. la representación de que
acompaño copia, porque en las amarguras de mi situación y cierto como estaba de mi inocencia, ¿a quién podría recurrir con más confianza que a
V.M., que es el supremo defensor de sus vasallos? Pero, intimidados por el
aparato y rigor de mis tratamientos cuantos pudieron tomar alguna parte
en mi alivio y defensa, he sabido con el mayor dolor que aquella humilde
súplica no ha llegado todavía a las reales manos de V.M. y entretanto continúo en mi afrentosa confinación sin que hasta ahora se me haya intimado
orden alguna ni hecho saber de otra manera cuál sea la causa de tan riguroso procedimiento ni cuál la voluntad de V.M. acerca de mi existencia.
¿Es posible, Señor, que bajo del nombre de un rey tan humano y justo gobierno de V.M. se niegue a un vasallo distinguido lo que se concede a cuantos viven en la sombra de su protección y justicia? Si se me tiene por reo,
¿por qué se me niegan los derechos de tal? ¿Por qué no se me acusa, se me
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – TEXTOS
oye y se me juzga? ¿Y por qué trastorno de los principios de justicia y humanidad se hace preceder el castigo al juicio y a la sentencia?
No, Señor, V.M. no es capaz de tolerar por más tiempo esta notoria y escandalosa violación. Yo conozco bien la rectitud de su ánimo y la bondad
de su corazón y si no cabe en uno ni en otro que sin previo juicio ni sentencia abandone a un inocente a suerte tan increíble. Yo he sido trasladado
como un facineroso y todavía pesa sobre mi opinión la infamia de este concepto; mi fidelidad, mi religión, mi conducta y mi fama han sido de una vez
atacadas y puestas en duda, si no denegridas, envilecidas, escarnecidas a
los ojos del pueblo. Mi opinión, antes íntegra y sin mancilla, ha padecido
con mi existencia civil. ¿Y qué? ¿A semejante opresión se añadirá la injusticia de cerrarme las puertas a la defensa y desagravio? ¿Y se negará a un
hombre de honor y mérito lo que el derecho divino, natural y positivo
(estos derechos cuya protección confió a V.M. el Altísimo) conceden al más
infeliz y depravado delincuente?
Yo ignoro dónde me pueda venir tanto mal. Si alguna extraña equivocación; si alguna aparente sospecha dieron causa a él, óigaseme y yo los
desbarataré en un punto; pero si algún indigno delator osa poner su infame boca sobre mi opinión e inocencia para sorprender el ministro de
V.M., óigaseme también y póngasele cara a cara conmigo para que yo lo
convenza, lo confunda y lo exponga a toda indignación de V.M., a la execración y al horror de pueblo.
Imploro, por tanto, la justicia de V.M: no sólo para mí, sino para todos los
hombres de bien, porque no hay alguno a quien no interese mi desagravio. La opresión de mi inocencia amenaza la seguridad de la suya y el atropellamiento de mi libertad pone en peligro y hace vacilante la de todos mis
conciudadanos.
Esta justicia se la debe V.M.; asimismo la debe a las buenas e inalterables virtudes que abriga en su corazón y la debe, en fin, a los dulces nombres de rey justo, bueno y piadoso, sobre que libran su confianza y su
consuelo todos sus vasallos. El cielo conserve la augusta persona de V.M.
dilatados años como se lo ruego. Cartuja de Mallorca, 8 de octubre de 1801.
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V
Recensiones y reseñas
La predicación
en el siglo XVIII
ADOLFO FRANCO PINO
Félix Herrero Salgado, La Oratoria sagrada en el siglo XVIII. I. Bibliografía,
Fundación Universitaria Española, Madrid, 2009, 852 páginas.
Me permito comenzar la reseña de esta obra con las mismas palabras de
que se sirve el autor para presentarla:
“En los cinco tomos de mi obra anterior, La Oratoria sagrada en los siglos XVI y
XVII [F.U.E., 1996-2006], traté de dar una visión de lo que fue la predicación en los
llamados Siglos de Oro; ahora me propongo estudiar en dos tomos la Oratoria sagrada del siglo XVIII. Este primer tomo es esencialmente bibliográfico: una relación
nominal de 2.132 predicadores de 20 Órdenes religiosas y del Clero secular con las
fichas de sus 3.777 sermones localizados1, a la que preceden unas páginas de Introducción que sirven de presentación de la temática de esas oraciones sagradas
y del ambiente histórico en que los oradores sagrados las predicaron.
En el segundo tomo entraré en el estudio retórico y temático de los sermones,
que constará, según el esquema en mí habitual, de dos partes:
-como premisa: exposición de lo que de la Oratoria sagrada del XVIII escribieron los retóricos contemporáneos y han escrito críticos posteriores; pervi1
Entiéndase por “sermones” los sermonarios -libros con 30 o más sermones-, y los sermones sueltos -folletos de 25-30 páginas en octavo-. La gran mayoría de los 3.777 “sermones” registrados son sermones sueltos, predicados por prestigiosos predicadores por encargo de instituciones o por particulares
en acontecimientos singulares: fiestas patronales, acciones de gracias, rogativas, toma de velo o profesión, inauguración de un templo, de una institución, fallecimientos, nacimientos, etc. Son piezas importantes para la historia sagrada y de la literatura, y posible fuente interesante para el historiador de
la cosa pública.
226
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – RECENSIONES Y RESEÑAS
vencia de la oratoria barroca; influencia de la oratoria francesa; concepto que los
predicadores tenían de lo que debía ser la predicación y de lo que, a su juicio,
era la predicación de su tiempo.
-análisis de la oratoria sagrada del XVIII desde un punto de vista general, y
su práctica en algunos oradores notables y en las misiones”.
Félix Herrero expone a continuación, apoyándose en la autoridad de Domínguez Ortiz, una idea clave para entender el ambiente en que los 2.132
oradores sagrados predicaron los 3.777 sermones: que aquel siglo llamado
el Siglo de las Luces y de la Ilustración no fue en España un siglo de volterianos y descreídos, sino un siglo profundamente religioso, en que los
mismos ministros tratados como tales eran en el fondo tan creyentes como
los demás. Una cosa era la “Iglesia como institución, cuyo funcionamiento
suscitaba muchas reservas, cuya reforma, en los aspectos temporales, se
reclamaba desde muchos sectores, y [otra] la Iglesia como comunidad de
fieles que profesaban una fe, de la que nadie quería apartarse”. Esta Iglesia de fieles cristianos es la que está reflejada en ese cúmulo de sermones
y no sólo en lo que concierne a la religión sino también, escribe Herrero, “en
todo cuanto concernía a la vida terrenal, desde la política hasta los problemas e inquietudes de aquellas generaciones: el nacimiento de un príncipe,
la muerte de un rey, paces y guerras, fundación de una Sociedad Económica, apertura de una escuela, bendición de un templo, fiestas populares,
calamidades públicas -pestes, terremotos, inundaciones…-; toda la vida de
la nación quedaba reflejada en los sermones predicados a una sociedad esencialmente providencialista”.
Sentado este principio de religiosidad providencialista del siglo XVIII,
pasa el autor a presentar el contenido bibliográfico del libro. En primer lugar,
y como premisa, expone algunas notas sobre el sermón: diferencia entre sermón
predicado y sermón impreso, razones de su publicación, sermonario y sermón suelto, títulos de los sermones. Siguiendo el criterio litúrgico clasifica los
sermones en cinco tipos, indica en cada uno de ellos la cantidad de sermones -entiéndase, como queda indicado, sermones sueltos y sermonarios- recogidos y los respectivos números que llevan en la Relación bibliográfica.
Éstos son los cinco apartados con el número de sermones:
-Sermones de tiempo ordinario: Cuaresma. Centro de la predicación del año.
“Acallada la voz de la carne, el hombre se aprestaba al reconocimiento de
sus pecados y a la penitencia” (66 sermones).
La predicación en el siglo XVIII – Adolfo Franco Pino
227
-Sermones de la Santísima Trinidad y de Cristo (263 sermones); pocos son
los dedicados al tema especulativo de la Santísima Trinidad; la inmensa
mayoría lo son a Cristo en sus diversas festividades (45), imágenes (54) y
Santísimo Sacramento (133).
-Sermones de María Santísima (577 sermones). Las ocasiones para un sermón de la Virgen eran infinitas: sus festividades (156), su Inmaculada Concepción (153), las advocaciones e imágenes que jalonaban y siguen
jalonando nuestra geografía (268).
-Sermones de los Santos: hombres como nosotros fueron puestos por Dios
en el mundo como manifestación de su bondad para que en ellos le honremos a Él, los imitemos y los tengamos por intercesores (955 sermones).
Santos Profetas, Santos que convivieron con Jesús, Santos Padres, Pontífices, Fundadores de Órdenes religiosas, Patronos de ciudades, pueblos y
cofradías ...
-Sermones circunstanciales: oraciones fúnebres (632 sermones), sermones
relacionados con la familia real (436), sermones que hacen referencia a aspectos religiosos, sociales y militares (204), otros ( 654).
La simple enumeración de las clases de sermones y la cantidad ingente
de ellos en cada grupo dan idea de la mina inagotable de ricos y variados
filones que se ponen a disposición de los investigadores no sólo de temas
religiosos, sino también políticos, sociales, culturales y literarios.
Si quisiera destacar algunos sermones, en el tema religioso señalaría las oraciones sagradas que hacen referencia a tres devociones en que España seguía
siendo adalid, en especial, contra la doctrina protestante: la devoción al Santísimo Sacramento, manifestada en sermones panegíricos o de exaltación, de desagravios contra los ultrajes de los herejes o en la traslación a nuevo templo o a
nuevo sagrario; la devoción a la Santísima Virgen en su Inmaculada Concepción, una de las manifestaciones más genuinas y vibrantes del pueblo español
a la Virgen, celebrada en su festividad y en su Patronato de las Españas-, y en
las 81 advocaciones que se recogen diseminadas por todo el territorio nacional; la devoción a los Santos: San José, San Juan Bautista, Santos Apóstoles, San
Francisco de Asís, Santo Domingo, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier,
Santa Teresa, San Juan de la Cruz .
Los sermones de circunstancias son especialmente interesantes para los investigadores. En las oraciones fúnebres pueden recoger datos sobre personajes que fueron rectores del pensamiento y de la vida espiritual de la
Iglesia: papas, obispos, fundadores de Órdenes religiosas; o que en la vida
228
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – RECENSIONES Y RESEÑAS
social fueron dueños de vidas y haciendas: los nobles. Un dato curioso: Herrero enumera 156 oraciones fúnebres de 153 personajes predicadas en la
Capilla de San Jerónimo de la Universidad de Salamanca.
Los 436 sermones que se refieren a la familia real ofrecen una secuencia
detallada de la vida no sólo de los reyes -nacimiento, exaltación al trono,
guerras y paces y otros hechos, y fallecimiento-, sino también detalles de los
miembros de sus familias: nacimiento, festividades de cumpleaños y santos, bodas y muerte. Herrero trae como ejemplo de las posibilidades de investigación que ofrecen estos sermones los que se centran en la persona
del rey Felipe V: su llegada a España, su jura como rey en Castilla y en Cataluña, los sucesos favorables o adversos en la Guerra de Sucesión y en las
guerras de Italia, su abdicación en favor de su hijo Luis; celebración del nacimiento, cumpleaños y santo, casamiento, nombramiento nobiliario y
muerte de algunos de sus catorce hijos. De las honras fúnebres del rey se
recogen 52 oraciones fúnebres.
Una sociedad que se siente profundamente religiosa es lógico que sienta
la mano de la Providencia en las manifestaciones propicias o adversas de
la naturaleza, en las epidemias o en otros sucesos. En estos momentos
acude a implorar la divina clemencia con sus rogativas o acciones de gracia,
que tienen su manifestación en el púlpito. Tales las rogativas implorando
el beneficio de la lluvia (13 sermones), o la acción de gracias por la liberación de los daños del terremoto de Lisboa (27 sermones), de plagas, epidemias o inundaciones (12). Tampoco podían faltar en una sociedad ilustrada
los sermones predicados en la fundación de instituciones benéficas, culturales y económicas, como las Sociedades Económicas de amigos del País, entre
otras; de ellas se recogen 52 sermones.
Finalmente quiero resaltar otro grupo de sermones que se dedican al
tema militar: la guerra y la paz. No es que Herrero haya fichado: 42 sermones de tema militar y 54 predicados con ocasión de la Paz de Versalles,
en 1783, si se tiene en cuenta que el siglo XVIII fue un siglo que nace guerreando aliado con Francia y que termina guerreando contra Francia.
Hecha relación detallada del contenido de esta obra, bien podría afirmar
que Herrero ofrece en ella a los estudiosos rica mina, poco explotada todavía, de copiosos filones en que cada uno puede investigar materias de su
peculiar estudio: religión, historia, política, sociedad, cultura, literatura ...,
o sea, la vida de un siglo que, considerado por muchos como un siglo anodino, forjó, sin embargo, el tránsito a una nueva época
La predicación en el siglo XVIII – Adolfo Franco Pino
229
Al finalizar esta reseña quisiera expresar mi admiración y mi agradecimiento al Profesor Herrero Salgado por la ingente labor que lleva realizando desde hace más de cuarenta años para dar a conocer una faceta de
nuestra Literatura que estaba tan injustamente olvidada, la Oratoria sagrada. Estos 3.777 sermones, cuya ficha y localización da a conocer en la Bibliografía, se vienen a sumar a los 2.829 de los siglos XVI y XVII dados en
libros anteriores y a unos 1.500 sermones predicados en los siglos XIX y
XX cuyas fichas forman parte integrante de la Bibliografía de su tesis doctoral [M., CSIC, 1971].
Publicaciones de la
Fundación Foro Jovellanos
del Principado de Asturias
COLECCIÓN GENERAL. MONOGRAFÍAS
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DISCURSOS de Puerto de Vega.- Gijón, Foro Jovellanos, 1996.- 32 págs.
(Agotado).
CARANTOÑA, Francisco.- La estancia de Jovellanos en Muros de Galicia.Francisco Carantoña.- Gijón, Foro Jovellanos, 1997.- 56 págs. (Agotado).
SAGREDO, Santiago.- Jovellanos y la educación en valores : (antecedentes en
la reflexión y práctica de un Ilustrado).- Prólogo por Francisco Carantoña.- Gijón, Foro Jovellanos, 1998.- 139 págs. Trabajo premiado en el
Concurso Nacional “Contribución de la obra de Jovellanos y del pensamiento ilustrado español a la mejora de la enseñanza en España”.
(Agotado).
MORATINOS OTERO, Orlando, CUETO FERNÁNDEZ, Vicente.- Bibliografía
jovellanista.- Gijón, Foro Jovellanos, Fundación Hidrocantábrico, 1998.277 págs.1 CD-Rom. ISBN 84-920201-4-8. (Agotado).
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de.- El “Diario” de los viajes.- Gijón, Foro
Jovellanos, ALSA Grupo, 1998.- 238 págs., il. (Agotado).
CASO GONZÁLEZ, José Miguel.- Biografía de Jovellanos; adaptación y edición de María Teresa CASO.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del
Principado de Asturias, 1998.- 122 págs. (Agotado). Hay 2º edición revisada. Véase nº 18.
BOLETÍN Jovellanista.- (Vid. apartado Boletín Jovellanista).
JOVELLANOS y el siglo XXI.- Conferencias organizadas por la Fundación
Foro Jovellanos del Principado de Asturias.- Gijón, Foro Jovellanos del
Principado de Asturias, 1999.- 106 págs. Contiene los textos de las conferencias pronunciadas por Francisco ÁLVAREZ-CASCOS, Fernando
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
MORÁN LÓPEZ, Agustín GUZMÁN SANCHO, Antonio DEL VALLE MENÉNDEZ y María Teresa ÁLVAREZ GARCÍA.
CORONAS GONZÁLEZ, Santos M.- Jovellanos, justicia, estado y constitución
en la España del Antiguo Régimen.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos
del Principado de Asturias, 2000.- 353 págs., 28 h. de láms. Obra galardonada con el Premio de Investigación Fundación Foro Jovellanos.
ISBN 84-607-0169-7. (Agotado).
INFORME de la Sociedad Económica de Madrid al Real y Supremo Consejo
de Castilla en el expediente de Ley Agraria / extendido por su individuo de
número el Sr. D. Gaspar Melchor de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro
Jovellanos, 2000.- 192 págs. Rep. facs. de la ed. de Palma, Imprenta de
Miguel Domingo, 1814. (Agotado)
BOLETÍN Jovellanista. (Vid. apartado Boletín Jovellanista)
GUZMÁN SANCHO, Agustín.- Biografía del insigne jovellanista Don Julio
Somoza y García-Sala, correspondiente de la Academia de la Historia, Cronista de Gijón y de Asturias, escrita y anotada por Agustín Guzmán Sancho,
para la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Fundación Hidrocantábrico, 2001.- 427 págs. ISBN 84-607-2737-8.
ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDES, Manuel.- Jovellanos: enigmas y certezas. Gijón,
Fundación Alvargonzález y Fundación Foro Jovellanos del Principado
de Asturias, 2002.- 585 págs. + 2 hh. ISBN 84-922-159-2.
RUIZ ALONSO, José Gerardo.- Jovellanos y la Educación Física.- Estudio introductorio, selección y comentarios de ___. Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Real Grupo de Cultura
Covadonga y Fundación Ángel Varela, 2002.- 154 págs. ISBN 84-6076207-6. (Agotado).
ADARO RUIZ, Luis.- Jovellanos y la minería en Asturias.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Unión Española de
Explosivos, S.A., 2003.- 481 págs. ISBN 84-933191-0-4.
Homenaje al Ateneo Jovellanos. «La muerte “civil” de Jovellanos. Mallorca, 18011808)». (Conferencia pronunciada por Teresa Caso Machicado en el castillo de
Bellver (Mallorca) el día 21 de marzo de 2003).- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Ateneo Jovellanos, 2004.- 44 págs.
CIENFUEGOS-JOVELLANOS GONZÁLEZ-COTO, Francisco de Borja.- Memorias del artillero José María Cienfuegos Jovellanos. (1763-1825).- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Ideas en Metal,
S.A., 2004.- 293 págs. il.- ISBN 84-933191-1-2.
Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias
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18. CASO GONZÁLEZ, José Miguel.- Biografía de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2005.- 145 págs., il.ISBN 84-933191-2-0
19. CASO GONZÁLEZ, José Miguel, Bernardo CANGA y Carmen PIÑÁN.- Jovellanos y la Naturaleza.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2006 – XXX págs., il.-ISBN 84-933191-3-9
20. ROBLES MUÑIZ, Emilio, (Pachín de Melás)… [et. al].- Minucias trascendentales en torno a Jovellanos. Homenaje al Ateneo Obrero de Gijón (18812006).- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias,
2006.- 198 págs. Il. ISBN 84-933191-5-5 (Agotado).
21. RODRÍGUEZ DE MARIBONA Y DÁVILA, Manuel Mª.- Don Gaspar de Jovellanos y Ramírez de Jove, caballero de la Orden de Alcántara: genealogía, nobleza y armas. Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de
Asturias, 2007.- 360 págs. il.- ISBN 978-84-933191-6-8.
22. FRIERA ÁLVAREZ, Marta.- La Desamortización de la propiedad de la tierra en
el tránsito del Antiguo Régimen al Liberalismo.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Caja Rural de Asturias, 2007.- 376
págs., il. ISBN 978-84-933191-7-5.
BOLETÍN JOVELLANISTA
1.
BOLETÍN Jovellanista.- Año I, nº 1.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos
del Principado de Asturias, 1999.- 125 págs. [Publicación núm. 7].
(Agotado).
2. BOLETÍN Jovellanista.- Año II, nº 2.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos
del Principado de Asturias, 2001.- 177 págs. [Publicación núm. 11]
(Agotado).
3. BOLETÍN Jovellanista.- Año III, nº 3.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos
del Principado de Asturias, 2002.- 242 págs.
4. BOLETÍN Jovellanista.- Año IV, nº 4.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos
del Principado de Asturias, 2003.- 276 págs.
5. BOLETÍN Jovellanista.- Año V, nº 5.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos
del Principado de Asturias, 2004.- 318 págs.
6. BOLETÍN Jovellanista.- Año VI, nº 6.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos
del Principado de Asturias, 2005.- 487 págs.
7-8 BOLETÍN Jovellanista.- Año VII-VIII, núms. 7-8.- Gijón, Fundación Foro
Jovellanos del Principado de Asturias, 2008.- 378 págs.
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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. NÚM. 2 – AÑO 2008
CUADERNOS DE INVESTIGACION
MONOGRAFÍAS
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
MARTÍNEZ NOVAL, Bernardo.- Jovellanos.- Int. de Pipo ÁLVAREZ.- Gijón,
Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2006.- XXXVIII
+ 123 págs., il. ISBN 84-933191-4-7.
JOVELLANOS, Gaspar Melchor de.- Iphigenia. Tragedia escrita en Francés
Por Juan Racine y Traducida al Español por Dn. Gaspar de Jove y Llanos, Alcalde de la Cuadra de la Rl. Audª de Sevilla… Para uso del Teatro de los Sitios Rs. Año de 1769. Jesús MENÉNDEZ PELÁEZ (Coord.)…[et al.].- Gijón,
Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias; Cajastur, 2007.355 págs., il. ISBN 978-84-933191-8-2. (Agotado).
A. BONET, JOAQUÍN.- Jovellanos. Poema dramático.- Gijón, Fundación Foro
Jovellanos; Ideas en Metal S.A., 2007.- 396 págs. ISBN 978-84-9361710-3.
CORONAS GONZÁLEZ, Santos M.- Jovellanos y la Universidad.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos, Universidad de Oviedo, 2008.- 285 págs. ISBN
978-84-936171-1-0. (Agotado).
GRACIA MENENDEZ, Ángela.- Las ideas lingüísticas de Don Gaspar de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Banco Herrero, 2008.- 321 págs. ISBN 978-84-936171-2-7
ÁLVAREZ FAEDO, María José.- Josefa de Jovellanos. Semblanza de una dama
a los ojos de su hermano Gaspar de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Ideas en Metal S.A., 2008.- 227
págs. ISBN 978-84-936171-3-4.
Vv. Aa.- Jesús MENÉNDEZ PELÁEZ (Coord.).- José Moñino y Redondo,
Conde de Floridablanca (1728-1808). Estudios en el bicentenario de su
muerte.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias,
2009.- 338 págs. ISBN 978-84-936171-4-1.
CUADERNOS
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN. Núm. 1 - Año 2007.- Gijón, Fundación Foro
Jovellanos del Principado de Asturias, 2008.- 356 págs.- ISSN: 18887643.
Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias
235
VARIOS
Revista. X aniversario.- Gijón, Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2005.- 62 págs. il.
Vv. Aa.- Luis Adaro Ruiz-Falcó. Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias; Cámara de Comercio, Industria y Navegación de
Gijón, 2007.- 75 págs. il. ISBN 978-84-933191-9-9.
MENÉNDEZ PELÁEZ, Jesús e Isabel BARTHE GARCÍA DE CASTRO.- Colección de
documentos de la Casa de los Jove Llanos en el Palacio de Mohías.- Gijón,
Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias y Fundación
Caja Rural de Asturias, 2009.- 95 págs. ISBN: 978-84-936171-5-8.
Una parte importante de las publicaciones, disponible en:
www.jovellanos.org
ESTE SEGUNDO NÚMERO DE CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN
SE TERMINÓ DE IMPRIMIR EL DÍA 23 DE SEPTIEMBRE
DE 2009, COINCIDIENDO CON EL 223
ANIVERSARIO DE LA REPRESENTACIÓN
QUE JOVELLANOS DIRIGIÓ AL
MINISTRO DE MARINA
SOBRE LAS NUEVAS
OBRAS DEL PUERTO
DE GIJÓN.
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