magistratura constitucional en méxico, el regalo de compartir.

Anuncio
INTERVENCIÓN DE LA SRA. MINISTRA OLGA SÁNCHEZ
CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS, EN LA PRESENTACIÓN
DEL
LIBRO
DE
SU
AUTORÍA
“MAGISTRATURA
CONSTITUCIONAL EN MÉXICO. ELEMENTOS DE JUICIO”,
EL 5 DE OCTUBRE DE 2005, EN EL AULA “GUILLERMO F.
MARGADANT” DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES
JURÍDICAS DE LA UNAM, EN CIUDAD UNIVERSITARIA,
MÉXICO.
MAGISTRATURA CONSTITUCIONAL EN
MÉXICO, EL REGALO DE COMPARTIR.
“Lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo
compartir con él nuestras riquezas, sino
mostrarle las suyas.”
Benjamín Disraeli
BUENAS NOCHES,
Estoy no solo emocionada, sino conmovida. Si
en algún momento llegué a pensar que estas
líneas previamente preparadas me servirían para
agradecer la gentileza, la amabilidad, la fineza de
los presentadores y la joven presentadora, sin
duda me equivoqué.
Y
me
equivoqué
porque
simplemente
no
existen las palabras adecuadas que describan mi
agradecimiento, porque simplemente no ha nacido
el
genio
que
pueda
poner
en
palabras
el
sentimiento inefable, grato, adorable de sentirse
cobijado, arropado, por los comentarios amistosos
y benévolos de quines hoy me han honrado al
aceptar presentar esta obra y moderar esta mesa,
que sin duda necesitaba moderación.
Necesitaba moderación por todo el cariño y
sinceridad
que
se
ha
desbordado
de
sus
comentarios, por todo lo grato que ha sido
escucharlos, por todo lo dicho, por todo lo
expresado.
Por eso agradezco sinceramente al Dr. Diego
Valadéz, porque sin su acertada conducción, sin la
manera magistral de conducir esta clase de
eventos, sin su modo suave de darle a cada quien
su lugar, pero sobre todo, sin su hospitalidad y la
de esta Alma Máter que hoy nos recibe, este
evento simplemente no hubiera podido llegar a
ser.
Gracias,
Diego,
por
haberme
abierto
las
puertas de esta prestigiada casa editorial que es el
Instituto que tan dignamente diriges. Gracias por
la paciencia y la colaboración de tu equipo de
trabajo, gracias por los esfuerzos que se han
hecho para que, finalmente, luego de seguir el
riguroso proceso que siguen las obras a publicar
en el Instituto, este libro haya salido a la luz, con
su sello. Es para mí un motivo más para
enorgullecerme de ser universitaria.
Gracias, Señor Ministro Góngora, por su
alocución. Gracias por el cariño y la fuerza de sus
palabras. Gracias por lo emocionante que para mi
resulta escucharlo, siempre elocuente, siempre
docto en sus documentos presentados al Tribunal
Pleno, gracias por la honra de merecer sus
comentarios.
Gracias
por
haberme
permitido
robarle algunas horas de su valioso tiempo para
distraerlo con esta presentación. Gracias por su
siempre grata y apreciada solidaridad, gracias por
su apoyo y gracias por ser quien es. Cualquier
comentario, bueno o malo a una obra de su
servidora, siempre es no solo bienvenido, sino
invaluable. Gracias por su orientación y su
consejo diario en nuestra labor cotidiana. Gracias
por su apoyo de siempre. Mi agradecimiento no
puede colmar su generosidad.
Gracias al Dr. Arturo Zaldivar, quien, sin
deberla ni temerla, resultó invitado a este evento.
Gracias
por
tu
generosa
y
desinteresada
aceptación. Gracias, Arturo, porque, como te lo
expresé
en
convocarte
la
a
invitación
este
que
evento
no
te
hiciera,
el
sino
un
es
reconocimiento a tu capacidad como académico,
como
abogado
interesado
en
postulante,
estos
difíciles
como
ciudadano
temas
que
la
magistratura constitucional implica. Gracias por
todas tus observaciones, gracias por permitirme
conocer tu valiosa, de veras docta opinión.
Gracias Luisa, y gracias jóvenes que me
acompañan en este hermoso momento de mi vida.
Me esperanza mucho recordar una frase de del
secretario general de la ONU, Kofi Annan, que dice
que si una sociedad aísla a sus jóvenes, “corta sus
amarras: está condenada a desangrarse”. Por eso
quiero agradecerle a Luisa que haya tenido no solo
la amabilidad de aceptar ser presentadora en esta
obra; sino el valor y la determinación de plantarse
en esta mesa de “gigantes” del derecho y, de
manera más que digna, ser portavoz de esa parte,
a ese sector de nuestra sociedad que generalmente
tendemos a aislar: los jóvenes. Te agradezco,
Luisa, que hayas tenido la determinación de salir
de ese aislamiento al que –de manera voluntaria o
involuntaria– casi siempre condenamos a nuestros
jóvenes.
Les
agradezco
profundamente
a
todos
la
sinceridad y seriedad de sus comentarios, pues,
como reza un lugar común en las presentaciones
de libros: a los amigos se les conoce en los
hospitales, cuando se está enfermo, y en las
presentaciones de libros. Y también porque, como
dijera el sabio Plutarco: “No necesito amigos que
cambien cuando yo cambio y asientan cuando yo
asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor.”
Muchas gracias también a todos los presentes
y a quienes tengan la amabilidad de leer esta obra,
por
tomarse
la
molestia
de
atender
las
disquisiciones e ideas de una juez constitucional,
cuyo único objetivo al publicar, al someter al
escrutinio público estas ideas, es difundir la forma
que
el
Estado
Mexicano
se
ha
dado
para
estructurar a su magistratura constitucional, para
difundir los elementos con que cuenta para
resolver, los requisitos que deben reunir quienes
resuelven, qué resuelven y como lo resuelven.
Cuya única intención es, como lo dice el título
de este libro, proporcionar elementos de juicio,
que permitan establecer una mejor comunicación
entre quienes tenemos la enorme responsabilidad
de juzgar muchos de los asuntos más importantes
del país y quienes son los destinatarios finales de
las sentencias: los ciudadanos. No ha sido sino es
la intención y la de colaborar, con ideas, al debate
de los temas que nos deben ocupar en lo futuro, la
de contribuir a la formación de una democracia
más
deliberativa,
más
dialogante,
más
participativa.
Porque estoy convencida de la frase que he
citado del gran estadista Disraelí: “Lo mejor que
podemos hacer por otro no es sólo compartir con
él nuestras riquezas, sino mostrarle las suyas.” Si
este libro cumple con ese cometido, ya podré decir
que de algo ha servido el esfuerzo personal e
institucional de su publicación.
No terminará mi corazón de agradecerles el
favor de su amistad, está enganchada a mi
alma con ganchos de acero.
Descargar