Revista del Espacio Europeo de la Investigación

Anuncio
Número especial – Noviembre de 2008
Comisión Europea
© Chris Herzfeld, Tua, zoológico de Filadelfia
Revista del Espacio Europeo de la Investigación
ISSN 1830-799X
research eu
research*eu, la revista del Espacio Europeo de la investigación, que pretende ampliar el debate democrático entre
la ciencia y la sociedad, está escrita por periodistas profesionales independientes. Presenta y analiza proyectos,
resultados e iniciativas cuyos actores, hombres y mujeres, contribuyen a reforzar y a federar la excelencia científica
y tecnológica de Europa. research*eu se publica en inglés, francés, alemán y español, a razón de diez números
al año, por la Unidad de Comunicación de la DG de Investigación de la Comisión Europea.
research*eu
Redactor jefe
Michel Claessens
Revisores de las versiones lingüísticas
Julia Acevedo (español), Gerard Bradley
(inglés) y Régine Prunzel (alemán).
Coordinación general
Jean-Pierre Geets y Charlotte Lemaitre.
Coordinación de redacción
Christine Rugemer
editorial
El precio de la vida
¿En qué se distingue el hombre de los animales? Aunque sería más correcto preguntar
“en qué se distingue de los demás animales”. La investigación, sobre todo la europea,
arroja luz sobre esta cuestión inefable, incluso impensable hasta hace poco, con algunos
enfoques interesantes. De hecho, recientes trabajos revelan que no es sólo es el hombre
quien tiene culturas y elabora conceptos y razonamientos. Aunque nadie dude de la
animalidad del hombre, la humanidad del animal sigue sin aclararse del todo. Así que
las páginas de este número especial no son una oda a la “emancipación animal”, actitud tan estúpida como la
que consiste en negar cualquier signo de inteligencia a los seres que no son humanos. El hombre y el animal,
aunque no seamos congéneres, por lo menos somos compañeros en la Tierra.
Sólo queda decir que este número especial va en contra de otra fuerte corriente que se da en nuestra sociedad.
La humanidad, animada por una lógica mercantil y una tendencia a la cosificación de los seres biológicos (de los
animales en particular), “produce” masivamente pollos, terneros o cerdos de forma industrial, animales de consumo
y “juguetes vivos”. ¿Puede una civilización que malgasta los frutos de la naturaleza (desde el petróleo hasta la
biodiversidad) darle a la vida el valor que merece?
Michel Claessens
Redactor jefe
Las opiniones presentadas en este editorial, así como en los artículos de este
número, no comprometen de forma alguna a la Comisión Europea
Versión(es) lingüística(s) que desea recibir:
□ francesa
□ inglesa
□ alemana
□ española
También puede rellenar este formulario con letra
de imprenta y enviarlo a la dirección siguiente:
research*eu
ML DG1201
Apartado de correos 2201
L-1022 Luxemburgo
Si desea recibir varios ejemplares de una versión
lingüística determinada, puede enviar su formulario
con su dirección completa y una breve justificación.
• por correo electrónico:
[email protected]
• por fax (+32-2-295 82 20).
Nombre:
Si desea obtener uno o varios ejemplares de números
anteriores, envíe un mensaje por correo electrónico
o por fax.
.........................................................................................................................................................
Organización: .......................................................................................................................................
Dirección: .....................................................................................................................................................
...........................................................................................................................................................................................
Ciudad:
Diseño
Gérald Alary (jefe de proyecto),
François Xavier Pihen (paginación),
Christopher Moloughney (coordinación
y seguimiento de la producción),
Daniel Wautier (corrección de pruebas de
francés), Richard Jones (corrección
de pruebas de inglés), Sebastian Petrich
(corrección de pruebas de alemán),
y D. A. Morell (corrección de pruebas
de español)
Versión en línea
Charlotte Lemaitre
Dominique Carlier
En portada
Tua, orangután del zoológico de Filadelfia.
© Chris Herzfeld
Impresión
Bietlot, Gilly (Bélgica)
Puede suscribirse gratuitamente a la revista a través
de la página Web
http://ec.europa.eu/research/research-eu
...........................
Traducciones
Andrea Broom (inglés),
Martin Clissold (inglés),
Silvia Ebert (alemán), Michael Lomax (inglés)
y Consuelo Manzano (español).
Ilustraciones
Christine Rugemer
Formulario de suscripción a la versión impresa de research*eu
Código postal:
Periodistas
Didier Buysse, Kirstine de Caritat,
Patrick Philipon, Christine Rugemer,
Yves Sciama y Mikhaïl Stein.
........................................................................
País: .........................................................................................................................................................................
Producción general
PubliResearch
La tirada de este número es de 126.000
ejemplares.
Todas las ediciones de research*eu
Se pueden consultar en línea
en la página web:
http://ec.europa.eu/research/research-eu
La tirada de este número ha sido de
322.000 ejemplares.
Todas las ediciones de research*eu se
pueden consultar en línea en la página
Web de la DG de Investigación:
http://ec.europa.eu/research/research-eu
Editor responsable:
Michel Claessens
Tel.: +32 2 295 9971
Fax: +32 2 295 8220
Correo electrónico: [email protected]
© Communautés européennes, 2009
Reproducción autorizada,
si se menciona la fuente.
Ni la Comisión Europea ni ninguna persona
que la represente son responsables del uso
que pueda hacerse de la información que
contiene esta publicación o de los errores
eventuales que puedan subsistir a pesar
del esmero en la preparación de estos
textos.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
4 Una frontera cada vez más difusa
EL PENSAMIENTO
18 Lo que los animales no pueden concebir
Diferentes equipos de investigadores europeos
se interesan por el lenguaje abstracto, la inscripción corporal, el tratamiento de los signos
y la asimetría propia del cerebro humano.
RETRATO
32 “La producción animal es lo contrario
de la cría de animales”
Jocelyne Porcher estudia el sufrimiento
en el sector de la cría de animales.
El de los empleados y el de los animales.
20 Breves
5
ánima-animalidad
HISTORIA
6 Entre evolución y separación
¿El hombre es superior al animal?
¿Es un animal como los demás?
Evolución de las concepciones de la historia
occidental sobre este tema.
ENTREVISTA
8 Las estrategias de los seres vivos
Entrevista con Dominique Lestel, filósofo,
autor de “Les origines animales de la culture”.
21
aptitudes y actitudes
COGNICIÓN
22 No tenemos la exclusividad del pensamiento
¿Acaso los animales tienen un poder
de abstracción y son capaces de efectuar
operaciones mentales? Diferentes opiniones
sobre estas aptitudes.
10 Breves
SOCIALIZACIÓN
24 Uno mismo y los demás
Análisis de la socialización, la vida de pareja
y la vida familiar, así como del “efecto de
grupo” observado en algunas especies.
11
fronteras
PALEONTOLOGÍA
12 Siguiendo la pista de nuestros orígenes
El descubrimiento de Toumaï (7 millones
de años) en el Chad, cambió radicalmente
la cronología del género Homo.
Y, sin duda, las sorpresas no han acabado
para los paleontólogos...
GENÉTICA
14 El 1 % que lo cambia todo
La secuenciación del genoma humano
y del genoma del chimpancé ofrece nuevas
pistas a los investigadores del proyecto
europeo PKB 140404.
IMITACIÓN
26 ¿Quién remeda a quién?
La imitación, clave del aprendizaje,
analizada por los investigadores del
proyecto europeo EDICI.
34 La frágil barrera de las especies
Más del 60 % de los microbios que originan
enfermedades infecciosas humanas pueden
transmitirse del animal al hombre.
La red europea MED-VET-NET se dedica a la
prevención y al control de estas zoonosis.
PRUEBAS CON ANIMALES
35 Los discutidos sacrificios realizados en aras
del progreso
¿Podemos evitar las pruebas con animales?
Existen métodos alternativos y Europa está
decidida a promoverlos.
ENTREVISTA
36 Atreverse a hablar de ética
Entrevista con Jean-Baptiste Jeangène
Vilmer, autor de Ethique animale, una obra
que combina el derecho, la filosofía,
la historia y los ejemplos de prácticas
en el tratamiento de los animales.
38 Breves
COMUNICACIÓN
27 Los sonidos y su significado
Los animales se comunican mediante gestos,
gritos, miradas, pero igualmente a través
de sonidos, que pueden llegar a ser muy
complejos.
28 Breves
39
lo imaginario
OCCIDENTE
40 El oso y el lobo
Peripecias de dos personajes muy conocidos.
EN OTROS LUGARES
42 El “alma” del África negra
Ejemplos en imágenes.
LENGUAJE
16 Cómo empezó a hablar el hombre
¿Por qué el lenguaje es propio del ser
humano? Balance sobre los proyectos
HAND TO MOUTH y CALACEI.
ZOONOSIS
ETOLOGÍA
29
uso y abuso
44 El “sistema reno”
COHABITACIÓN
30 Vida de perros…
Los perros son expertos en el arte de
comprender la comunicación humana.
Beneficios de una larga cohabitación…
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
3
E
n un libro póstumo (1), el filósofo Jacques
Derrida cuenta una experiencia personal.
Estaba desnudo y de repente se dio cuenta
de que su gato le estaba mirando, y se sintió
muy incómodo, percibiendo a la vez que se
avergonzaba de su desnudez y de sentir ese
sentimiento de vergüenza. “¿Vergüenza de qué
y desnudo ante quién? ¿Por qué había sentido
esa vergüenza? ¿Y por qué me había avergonzado
de haber sentido esa vergüenza? Ante el gato
que me observa desnudo, ¿me da vergüenza
como si fuera un animal que ya no tiene conciencia de su desnudez? O por el contrario, ¿me
avergüenzo como un hombre que guarda el
sentido de la desnudez? ¿Entonces quién soy?
¿A quién puedo preguntárselo si no es al otro?
¿Acaso al propio gato?”
Estas preguntas pueden parecer extrañas. Y no
obstante, reflejan claramente los interrogantes
sobre el estatus de sí mismo y del otro que desde
siempre se han dado en todas las civilizaciones,
la interconexión entre lo que se ha denominado
humanidad y animalidad, cultura y naturaleza,
razón e instinto.
¿Qué se piensa de ello en Occidente? Como
consecuencia de varios proyectos europeos,
entre otros, parece ser que lo que se consideraba
tradicionalmente como “propio del hombre” ha
sido bastante cuestionado. Ahora los paleontólogos y los etólogos hablan de primates humanos
y de primates no humanos. Con respecto a los
animales, nos atrevemos a asignarles palabras
como “inteligencia”, “lenguaje”, “conciencia de sí
mismo”, “socialización”, “individualidad”, “sufrimiento” y “derechos”. Los genéticos descubren
códigos ADN que se diferencian muy poco,
extraídos de especies completamente distintas
en apariencia, por lo que es difícil negar la unicidad del ser vivo. Por lo tanto, estamos empezando
a descubrir (o a admitir) que los hombres y los
animales desde hace mucho tiempo comparten
4
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
© Patrick Ageneau/
Una frontera
cada vez más difusa
su destino y que tan sólo somos una parte de la
vida salvaje, en la cual nos reflejamos.
¿Pero en qué situación está esta vida salvaje?
Si la consideramos a gran escala (mundial, que
se hace ineludible), la situación no es nada buena.
La UICN (Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza y sus Recursos), que lleva el registro mundial del estado de salud de los animales
y de las plantas, a partir de los datos proporcionados por miles de científicos y conservadores
de todos los continentes, presenta cada año
balances cada vez más preocupantes. En 2007,
la organización censó 41.415 especies, de las
que 16.306 estaban amenazadas de extinción
(frente a 16.118 del año anterior). El número
total de especies extinguidas era 785 y 65 tan
sólo existían en cautividad. Uno de cada cuatro
mamíferos, una de cada ocho aves, un tercio de
todos los anfibios y el 70% de todas las plantas
evaluadas en la “lista roja” (los seres más frágiles)
de la UICN estaban amenazados.
La única especie que no está en vías de desaparición es el hombre. La población mundial pasó
de aproximadamente 1.650 millones en 1900
a 6.300 millones hoy en día y la ONU prevé que
llegará a 9 mil millones dentro de 50 años.
¿Es un motivo de satisfacción?
Christine Rugemer
(1)
Jacques Derrida, L’animal que donc je suis, Galilée, París, 2006.
El espíritu de Mimi y la pitón – Pintura sobre
corteza de eucalipto de Peter Nambarlambarl –
Australia, de mediados del siglo XX. Musée des
Confluences, Lyon (Francia).
ánima-animalidad
“No nos gusta mucho pensar que
los animales que hemos transformado
en esclavos sean como nosotros”.
Charles Darwin
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
5
HISTORIA
Entre evolución
y separación
¿Qué rasgos comparten los humanos y los animales?
¿Qué les diferencia? Las respuestas a estas dos
preguntas han sido diferentes según los siglos.
El foso que separa a las especies se ha ido
ampliando o disminuyendo en el transcurso
de la historia, antes de que se admitiera la
inquietante proximidad y la existencia de
la inteligencia y la cultura en los animales.
A continuación, viajamos en el tiempo...
¿Q
ué puesto ocupa el hombre
entre los seres vivos? La pregunta no es anodina y todas
las civilizaciones se la han
planteado. En la antigüedad griega, los filósofos ya se dividían en dos clanes. Los “dualistas”
eran partidarios de una separación ontológica
entre las especies, mientras que los “continuistas” no deseaban oponerlas. Entre los primeros, los estoicos creían que el hombre
poseía la superioridad de la razón mientras
que el animal estaba guiado por su instinto.
En el campo de los segundos, se encontraba
entre otros Aristóteles, para quien todos los
seres vivos tenían “psique” (1). Existía una
secuencia continua y un orden jerárquico que
iba desde las plantas hasta los hombres,
pasando por los animales. No obstante, estos
últimos, aunque podían tener sensaciones,
deseos y movimientos, eran inferiores al hombre, que era el único en tener pensamiento.
El pensamiento, desde el principio, marcaba
el límite. En el siglo XVI, Montaigne aportó
algunos matices. Le maravillaban los cantos
del mirlo y la forma en la que la araña tejía su
tela y afirmó que a veces existían más diferencias entre dos hombres que entre un hombre
y un animal. Los animales podían razonar,
6
incluso discurrir, aprender, y la superioridad
humana le parecía exagerada. No obstante, tan
sólo el hombre podía inferir nociones universales a partir de percepciones singulares, es decir,
llevar a cabo actividades intelectuales.
Desde Descartes hasta Darwin
Pero pronto entró en escena Descartes
(1596-1650) y su concepción reductora del animal prevaleció durante mucho tiempo. Era la
época de los primeros autómatas, las máquinas
antropomorfas accionadas por sistemas hidráulicos, y los animales-máquina del filósofo eran
eso: mecanismos limitados a un cuerpo, al servicio del hombre dotado de razón. Escribió:
“Creo firmemente que los animales no hablan
porque no poseen el pensamiento, no porque
les falten órganos para ello”. Kant y Heidegger
opinaban lo mismo, así como generaciones de
seres humanos para los cuales el animal-objeto
representa un instrumento de la vida cotidiana,
en su profesión o para su placer (2).
Hubo que esperar a Darwin (3) para que se
refutara dicha concepción. El giro radical
empezó con la publicación de la obra que
sentó las bases del evolucionismo: El origen de
las especies (1859): las especies vivas tenían un
origen común y la evolución estaba regida por
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
el mecanismo de la selección natural. Darwin
se basó en las observaciones minuciosas realizadas a lo largo del famoso viaje de cerca de
cinco años a bordo del Beagle (Cabo Verde,
costas de América del Sur, islas Galápagos,
Australia, Tasmania, etc.), reunidas en su
Journal of Researches. Darwin, inspirado en
las ideas de Thomas Maltus, pensaba que la
competencia era un motor de supervivencia
(“Las especies que sobreviven no son las
especies más fuertes, ni las más inteligentes,
sino las que se adaptan mejor a los cambios”).
Publicó después El origen del hombre donde
demostró lo próximas que estaban las especies
humanas y animales a través de un ancestro
relacionado con los simios catarrinos (4).
Se había dado un paso de gigante en la reflexión sobre el ser vivo. Mucho tiempo después,
la genética reveló que compartimos cerca del
99 % de nuestros genes con los chimpancés, lo
que no ha impedido que actualmente una serie
de movimientos creacionistas, para los cuales la
vida está regulada por una causa y una finalidad
superiores, debidas al “diseño inteligente”, se
opongan firmemente al darwinismo.
Psicólogos y etólogos
Darwin apasionó a los psicólogos quienes,
en el transcurso del siglo XX, se decantaron
por la observación en laboratorio. El experimento más famoso sin duda fue el realizado
por Pavlov a un grupo de perros: si se provocaba su salivación al presentarles comida y se
sustituía después este estímulo por una señal
visual o acústica, se desencadenaba el mismo
proceso de salivación. Así los investigadores
dispusieron de un método para probar las
actividades sensoriales de los animales. Las
ratas blancas a las que se proponían laberintos
se convirtieron en las cobayas preferidas de los
conductistas. No se trataba de especular sobre
la conciencia animal sino de observar los comportamientos en condiciones controladas, a
veces bastante crueles. El concepto cartesiano
de “animal-máquina”, que reaccionaba frente
a los estímulos y sin capacidad de iniciativa
propia, seguía estando muy presente.
En los años treinta, los primeros etólogos
volvieron al estudio en el entorno natural,
considerando al animal como un “ser” vivo. En
su casa de Altenberg, en la ribera del Danubio,
rodeado de aves, el austríaco Konrad Lorenz
(premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1973)
HISTORIA
© GNU FDL
fue el abanderado de estas observaciones. La
corneja Tschok y la pequeña oca Martina se
hicieron famosas. A partir de la observación
del comportamiento de esta última, su “dueño”
elaboró una de sus teorías más célebres.
Lorenz vio nacer a esta oca salvaje, esperó un
© Courtesy of the Konrad Lorenz Archive, Altenberg
Konrad Lorenz
y sus ocas, en 1967.
Amblyrynchus Demarlii,
dibujo de reptil sacado
de The zoology of the
voyage of H.M.S. Beagle,
1843.
Reproducido con la autorización
de John van Wyhe ed., The Complete Work of Charles Darwin Online (http://darwin-online.org.uk/)
René Descartes
pintado por Frans Hals.
poco antes de confiarla a una de sus ocas
domésticas, y se dio cuenta de que Martina
rechazó a esta cuidadora desconocida y prefirió
seguirle a él. En 1927, Lorenz publicó la teoría
de la impronta, según la cual existe un periodo
de aprendizaje muy breve durante el cual los
animales se aferran al primer objeto en movimiento que han visto tras su nacimiento. Con
su amigo holandés Niko Tinbergen, Lorenz
analizó igualmente el concepto del instinto,
estudiando comportamientos innatos.
Su contemporáneo, el zoólogo estonio
Jacob von Uexhüll (1864-1944), marcó una
nueva etapa interesándose más por los significados de un comportamiento que por sus
causas. Analizó la noción de Umwelt, el “mundo
vivido” por el animal, que captaba las cosas
gracias a su mecanismo sensorial particular.
Ese mundo era un mundo de señales. El ser
vivo no era una máquina, pero se encontraba
en el puesto de mando. Uno de sus ejemplos
favoritos era la garrapata, ciega y sorda, pero
con un sentido térmico que le permite reconocer a un mamífero de sangre caliente que pase
a su alcance, sobre el que se deja caer para agarrarse, vampirizarlo y, al mismo tiempo, dejarle
sus huevos, que llevaba en su interior desde el
momento de la concepción, para su posterior
desarrollo. Es impresionante la paciencia de las
Uno de los perros utilizados por Pavlov para
sus experimentos (sin duda Baikal). Se le había
implantado quirúrgicamente un tubo que
recogía su saliva. Fotografía conservada en
el Museo Pavlov de Ryazan (Rusia).
garrapatas, puesto que algunos especímenes
en laboratorio esperan 18 años hasta encontrar una presa…
La inteligencia animal
Estos trabajos han sido el preludio de la etología cognitiva que, desde hace varias décadas,
está revolucionando el enfoque de la “inteligencia animal”. Hoy en día, se sabe mucho más
sobre el aprendizaje, la vida sexual, las relaciones sociales, la utilización de las herramientas,
la capacidad de inventar, la conciencia de sí
mismo y la socialización de los no humanos.
Y estas virtudes no son exclusivas de los grandes
simios. A fin de cuentas, los córvidos podrían
superar a los chimpancés en numerosos ámbitos. Los elefantes se reconocen en un espejo.
Los pájaros carboneros de Londres consiguen
abrir las botellas de leche depositadas en los
portales de las casas. Las orcas de Canadá han
ideado un método de caza sorprendente:
regurgitan restos de peces comidos en la
superficie del agua y esperan a que alguna
gaviota se acerque a comérselos para devorarla.
Alex, el loro gris de Irene Pepperberg, investigadora de la Universidad de Tucson, podía
responder (hablando, por supuesto) a la pregunta de cuántos objetos azules se encontraban
en una bandeja. En 2007, investigadores japo-
neses presentaron una serie de vídeos en los
que demostraban que algunos chimpancés
ganaban a los estudiantes en un ejercicio de
memoria visual que consistía en repetir, en el
orden correcto, la posición de una serie de
cifras (del 1 al 9).
Podríamos dar más ejemplos, sin caer por
ello en una de las trampas del igualitarismo.
“Hay que ser muy bruto para pensar que los
animales no tienen sufrimiento, lenguaje, interioridad, subjetividad, mirada. Pero ¿acaso no
sería una estupidez el obstinarnos en negar que
los hombres sienten, comunican, se expresan,
producen de otra forma y mejor que los más
humanos de los animales?”, opina Elisabeth de
Fontenay, filósofa y autora de Le Silence des
bêtes, quien estudia desde hace años las relaciones entre los hombres y los animales (5).
Didier Buysse
(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
Término que el latín tradujo como “anima”,
del que procede la palabra “animal”.
Mucho tiempo después, a los animales se les otorgaron
algunos derechos. Uno de los primeros en lanzar esta idea
fue el estadounidense Thomas Regan (The Case for Animal
Rights – 1984) quien defendía la existencia de derechos
morales para los animales que, además, no tienen deberes
(véase el artículo de la página 34).
Véase la página 10.
Los catarrinos (del griego katá, “hacia abajo” y rhinós,
“nariz”), denominados también los simios del Viejo Mundo,
viven en África y en Asia, mientras que los platirrinos,
o los simios del Nuevo Mundo, viven en el continente
americano. Los primeros tienen los orificios nasales
cercanos entre sí y abiertos hacia abajo mientras que
los segundos los tienen orientados lateralmente y muy
separados.
Philosophie magazine, nº 2, julio de 2006.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
7
ENTREVISTA
Las estrategias
de los seres vivos
“La animalidad acompaña al ser humano, por
lo que no tiene mucho sentido definir al hombre
independientemente del animal”, escribe
Dominique Lestel. Entrevistamos a este filósofo,
que no duda en observar a los primates en su
entorno natural y a recomendar a sus doctorandos
que hagan lo mismo. Es profesor agregado en
la ENS (Escuela Normal Superior) de París
y director del equipo de ecoetología y etología
cognitiva en el Museo de Historia Natural.
© Gamma/Frédéric Souloy
Usted ha escrito un libro titulado
“Les origines animales de la culture” (1)
(literalmente: “Los orígenes animales
de la cultura”) y no “La cultura animal”,
ni tampoco “Las culturas animales”.
¿No es un poco revolucionario asociar
a la animalidad una característica que,
para muchos, sería únicamente propia
de la especie humana?
Si hubiera escrito un libro sobre la cultura
animal habría tenido que partir de lo humano
para conocer dicha cultura. Por el contrario, al
hablar de “orígenes animales de la cultura” se da
por supuesto que la cultura viene verdaderamente del animal y que no es una especificidad
humana, sino una “estrategia” que el ser vivo
adopta para poder desarrollarse. Esta aparente
8
Dominique Lestel: “El
hombre no ha dejado
de seguir siendo parte
de la naturaleza, pero
ha explorado una forma
extrema de ella”.
paradoja pone en tela de juicio nuestra propia
identidad, sobre todo por las relaciones que se
pueden establecer con el animal y la forma en
las que se las concibe.
En líneas generales, desde la Antigüedad
clásica, coexistieron dos concepciones. Una
de ellas consideraba que el hombre en esencia era diferente al animal, y la otra, establecida científicamente por Darwin, consideraba
que el hombre descendía del animal y que lo
que le distinguía de los demás animales tan
sólo era una cuestión de grados. Conforme
fueron avanzando los conocimientos sobre
paleontología y genética, el vínculo de continuidad entre el hombre y el animal se hizo
cada vez más evidente. Con el desarrollo de
las ciencias cognitivas, el ser humano ya no
estaba caracterizado como un ser de naturaleza diferente, sino como dotado de un organismo más complejo, lo que le confería, por
ejemplo, la capacidad de comunicar de forma
simbólica o la propensión para conservar huellas de sí mismo.
En la era del paleolítico superior, el Homo
sapiens emprendió una dirección sin precedentes, cuyo hecho clave fue la invención de
una cultura particular. ¿Esta actitud representó
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
© Chris Herzfeld, Wattana, Ménagerie du Jardin des Plantes (MNHN, Paris)
una ruptura con la naturaleza y la animalidad?
La cultura me parece un fenómeno característico del ser vivo, que el Homo sapiens desarrolló
mucho más que otras especies, pero que está
relacionado también con la libertad que algunos animales van alcanzando poco a poco más
allá de su constitución orgánica y de los límites
de su entorno. Aunque tengan un estatus particular, las culturas humanas no deben tener el
estatus de excepcionales en una perspectiva
evolucionista. El hombre no ha dejado de
seguir siendo parte de la naturaleza, pero ha
explorado una forma extrema de ella. Las culturas animales y las humanas sin duda alguna
son muy diferentes, pero estas diferencias son
comparables a lo que distingue una sociedad
de hormigas de una sociedad de chimpancés.
Abundan los libros, los debates o las
exposiciones que tratan de lo animal.
¿A qué se debe tanto entusiasmo?
Es un tema que interpela a nuestra propia
identidad, que se construye en gran parte a
través de la caracterización del animal, que
representa una “alteridad” con la cual el ser
humano desarrolla relaciones a veces muy
intensas, otras muy complejas. El hombre,
para definirse, necesita referencias en el mundo de seres vivos, en particular en los animales con los que siempre ha coexistido.
Quienes cohabitan con papagayos o con cuervos dirán que esto implica una negociación
permanente muy elaborada... El antropólogo
Marcel Mauss escribió que el hombre había
domesticado al perro, pero que el gato había
domesticado al hombre…
El animal no es la máquina de la que hablaba
Descartes: según él, el hombre poseía el alma
y el pensamiento, y los animales una única
función física de carácter autómata. No tiene
ENTREVISTA
Wattana sabe hacer y deshacer nudos muy
complejos. Parece que le gusta mucho esta
actividad. Nadie le ha enseñado a hacerlo. Sin duda
ha imitado gestos que ha visto de sus cuidadores.
Se han realizado dos películas sobre este fenómeno
singular en 2008: Funktionslust. Les nœuds de
Wattana, orang-outan, Paris y Knotting Apes.
The Case of Wattana, the orangutan, Paris,
de Florence Gaillard y Chris Herzfeld.
ningún sentido pensar que el animal es una
máquina. El animal genera una reflexión y nos
remite a lo que tenemos en común él y nosotros,
a aquella dimensión del ser humano que éste
oculta, en particular cuando se trata de un
intelectual occidental, por ejemplo, al descalificar
su cuerpo o sus deseos y valorizar su mente
y su racionalidad.
El animal “familiar” (que va más allá de la
noción de animal doméstico) ayuda al hombre
a pensar en su propio lugar en la comunidad
de los seres vivos. Hay que destacar además
que, cuando animales de especies diferentes
viven juntos (un perro y carneros, un perro y un
gato), es el ser humano quien los ha reunido...
Usted también se ha interesado por lo
que denomina “animales singulares”...
Nos han hecho considerar la animalidad en
términos colectivos (las cebras, las urracas, los
bonobos)... Ahora bien, algunos animales no
sólo tienen las competencias comunes de su
especie, como ocurre con Wattana, que vive
actualmente en los Países Bajos y que estuvo
en el zoológico del Jardin des Plantes de París.
Esta hembra orangután sabe hacer y deshacer
nudos que pueden ser muy complicados, y le
encanta hacerlo. En realidad, nadie le ha enseñado y ningún otro orangután lo hace.
Algunos animales tienen capacidades (más
bien “capabilidades”) (2) que sus congéneres
no poseen. Por lo tanto, dentro de una misma
especie se puede dar la innovación cognitiva.
Es interesante preguntarse si estos animales
pueden aprovechar esta capacidad para tener
comportamientos, estrategias o relaciones con
su entorno diferentes de los de los demás.
De hecho, se podría pensar que desempeñan
un papel importante en la dinámica del grupo
y de la especie.
En lo que respecta a Wattana, vive en un
zoológico. El macho con el que compartía su
jaula se interesó un rato por los nudos, pero
no consiguió hacerlos, por lo que se enfadó e
incluso empezó a pegarle. Los animales actúan
o no actúan, pero no intentan lo imposible...
Nadie le enseñó a Wattana a hacer nudos,
pero algunos investigadores han enseñado
a “hablar” a los simios. ¿Qué conclusiones
se pueden sacar de ello?
A partir de los años sesenta, una serie de psicólogos experimentalistas quisieron enseñar un
lenguaje simbólico a grandes simios, que se
sabe que no pueden hablar debido a una imposibilidad anatómica. Se trataba del lenguaje
gestual de los sordomudos, o de un lenguaje
simbólico creado específicamente para dicha
investigación. Por ejemplo Washoe, una joven
mona chimpancé, aprendió más de 130 signos,
que le enseñaron Allen y Beatrix Gardner, dos
científicos estadounidenses.
No obstante, nos podemos plantear la pregunta de saber lo que el primate hace en realidad con este lenguaje. De hecho, lo utiliza
sobre todo como una herramienta, para modificar comportamientos, los de congéneres o de
humanos. Se pueden observar algunas características interesantes, por ejemplo, el chimpancé
siempre se expresa en presente.
Usted dice que estos chimpancés no
cuentan historias con este lenguaje,
cuyas bases han aprendido...
Incluso los chimpancés (otra vez ellos, pero
no son los únicos) son incapaces de contar
“historias” en tercera persona, en las cuales el
sujeto de la historia y el narrador no sean los
mismos. Un primate que se comporte como
otro, para engañar a un tercero, entra en una
estructura narrativa, pero el héroe de la historia
siempre es el narrador. Los animales no humanos son igualmente incapaces de contar historias que movilicen elementos imposibles o
imaginarios. Me refiero a estas historias tan particulares del ser humano que han desempeñado
un papel fundamental en la estructura única de
su sociedad. La gran diferencia entre las sociedades humanas y otras sociedades animales
no es la cultura, como se dice a menudo, sino
la diversidad de las culturas humanas, con respecto a las demás culturas animales.
¿Todos estos nuevos interrogantes
obligan a repensar la etología?
En efecto, las culturas animales y las asociaciones entre los hombres y los animales en
las culturas humanas nos obligan a volver a
considerar el sentido que se da a la etología.
Cuando se están estudiando los chimpancés,
¿se puede hacer caso omiso de la relación que
se entabla entre su cultura y la cultura humana?
¿No habría que volver a concebir la etología
ampliándola a lo vegetal y a lo artefacto? ¿Y por
qué no extender la etnología a la cultura animal? Todas estas preguntas siguen abiertas...
Por regla general, no me parece adecuado el
paradigma actualmente mayoritario en la etología, a la vez realista (existe una realidad
independiente del observador) y cartesiano
(el animal es una máquina). Por lo menos
existe otra alternativa, la constructivista, que
considera que el animal es una especie de
sujeto interpretador de sentido que va construyendo su entorno al mismo tiempo que se
adapta a él.
Declaraciones recogidas por Christine Rugemer.
(1)
(2)
Algunas obras de Dominique Lestel: Les origines animales
de la culture, Flammarion, 2001 – L'animal singulier, Seuil,
2004 – Les Amis de mes Amis, Seuil, 2007.
La “capabilidad” es una competencia, igualmente cultural,
mientras que la capacidad pertenece al campo cognitivo.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
9
Reproducido con la autorización de John van Wyhe ed.,
La obra completa de Charles Darwing en línea
(http://darwin-online.org.uk/)
ediciones. Un gigantesco esfuerzo
de apertura al público, que llega
como agua de mayo ante las
actuales derivas creacionistas.
Por otro lado, la página web del
Institut Charles Darwin International
(ICDI), en cinco idiomas, y de fácil
navegación, proporciona una gran
cantidad de datos sobre este
científico, cuyo bicentenario se
celebra este año 2009, dedicado
a Darwin. Patrick Tort, su director,
publica L’Effet Darwin – Sélection
naturelle et naissance de la
civilisation (ed.du Seuil, París) para
esta ocasión especial.
darwin-online.org.uk
www.darwinisme.org
10
Jane Goodall con un chimpancé huérfano en el santuario de Tchimpounga.
Los tres ángeles
de Leakey
Louis Leakey, paleontólogo,
convenció a toda su familia para
que estudiara esta especialidad.
Sin duda es conocido por haber
lanzado sobre el terreno a sus
“tres ángeles”, símbolos de la
etología femenina, a finales de los
años sesenta. Dian Fossey estudió
los gorilas de Ruanda, Jane Goodall,
los chimpancés de Tanzania
y Biruté Galdikas, los orangutanes
de Borneo. Vivieron entre los
primates, se adaptaron a ellos,
incluso los adoptaron, los
observaron durante mucho
tiempo para comprenderlos.
El hijo de Biruté, Binti Paul, de niño
fue amigo de ellos. Jane Goodall
fue la primera en observar cómo
un chimpancé utilizaba una
herramienta: un palillo que le
permitía atrapar a las termitas
para comérselas.
Siguió investigando, recibió
varios premios y fue declarada
“mensajera de la ONU”. Dian Fossey,
asesinada en 1985, fue enterrada
en “su” cementerio de gorilas. Las
tres escribieron, dieron testimonio,
defendieron a los grandes simios
amenazados por la desforestación
y la caza furtiva, crearon
fundaciones para su salvaguarda.
Pero antes de nada fueron
investigadoras, realizando sus
trabajos con una perspectiva
innovadora y a largo plazo.
Anteriormente, los científicos
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
habían estudiado a los primates
algunos meses, centrándose en
sus relaciones de poder. Gracias
a los “ángeles”, esa visión cambió.
Su paciencia en la observación
pudo desvelar otras realidades,
como la alianza y la amistad,
que además se observaron más
adelante en otras sociedades
animales, como los elefantes,
los delfines o algunas aves.
The Dian Fossey Gorilla Fund
www.gorillafund.org
Biruté Galdikas
www.orangutan.org
Jane Goodall Institute
www.janegoodall.org
Salir de la dualidad
La cultura occidental prefiere las
oposiciones: naturaleza/cultura,
hombre/animal, salvaje/doméstico.
No obstante, las observaciones
y las investigaciones sobre los
grandes primates dificultan
cada vez más esta ruptura entre
lo humano y lo no humano.
La filósofa e historiadora de las
ciencias Chris Herzfeld (Centro
Koyré – EHESS & MNHN, París)
y la historiadora Patricia Van
Schuylenbergh (Museo Real de
África Central – Tervuren – Bélgica)
siguen investigando sobre la
evolución de las representaciones
colectivas de las diferencias entre
humanos y no humanos. Según
ellas, las relaciones entre los
hombres y los primates no se
© Orangutan Foundation International
La puesta en línea de las obras
de Charles Darwin (1809-1882)
empezó en 2002 por iniciativa
de la Universidad de Cambridge
(Reino Unido). A esta primera
página web piloto le siguió otra
en 2006: darwin-online.org.uk,
que nada más lanzarse tuvo
millones de visitantes en las
primeras 48 horas. La puesta en
línea de toda la obra de Darwin
(publicaciones, cartas y escritos
inéditos, dibujos, fotografías…)
permite que actualmente estén
disponibles 50.000 páginas de
texto y 150.000 ilustraciones.
Entre otras cosas, se puede
descubrir el primer esbozo de
“El origen de las especies”, con
fecha de 1840 (20 años antes de su
aparición) y sus seis diferentes
© Jane Goodall Institute/ Michael
Neugebauer/www.janegoodall.org
Toda la obra de
Darwin accesible
a todos
© The Dian Fossey Gorilla
Fund International
BREVES
Dian Fossey.
Biruté Galdikas.
conciben según una relación
vertical jerarquizada, sino más bien
según una idea de interpenetración
y de circularidad entre sus mundos.
Y desarrollan esta idea: “Cuando
están cerca de los humanos, los
primates se apropian de algunas
de sus prácticas y competencias,
experimentándolas según sus
propias modalidades y transformándolas según sus necesidades.
Los hombres, a su vez, están
influenciados por cómo los simios
actúan en el mundo y por su
extraordinaria aptitud para
adquirir capacidades excluidas
a priori de sus conocimientos
habituales. No obstante, se trata
de algunos grandes simios criados
en lugares como santuarios
o zoológicos, en los que viven
cerca de los humanos”.
Aunque es innegable que la
percepción de los grandes simios
ha evolucionado en Occidente
desde hace algunas décadas, no
por ello se ha descartado la visión
dualista. Para ello se tendría que
“crear un vocabulario que se aleje
del sistema de categorías que se
oponen y tendríamos que ser
conscientes de nuestra ceguera,
fruto de las divisiones iniciales
que, durante demasiado tiempo,
nos han alejado del mundo”.
En resumidas cuentas, deberíamos
seguir el camino de Darwin
y seguir pensando en el ser
humano como parte del conjunto
de los seres vivos.
© Chris Herzfeld, Semendwa, «Lola ya Bonobo», Chutes de la Lukaya (RDC)
fronteras
“El animal sabe, por supuesto.
Pero a ciencia cierta lo que no
sabe es que sabe”.
Pierre Theilhard de Chardin
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
11
PALEONTOLOGÍA
Siguiendo la pista de nue
Desde el año 2000, y tras algunas décadas de
calma, la paleontología humana vuelve a dar
que hablar. De hecho, el paradigma dominante
para explicar la separación entre la rama
humana y la de los grandes simios se vino abajo
en 2002, con el descubrimiento de un cráneo de
homínido de 7 millones de años en el Chad.
Lucy adelantada por Toumaï
Ahora bien, el cráneo chadiano, bautizado
“Toumaï” por el presidente de la República del
Chad, descubierto por la Misión Paleoantropológica entre Francia y el Chad (MPFT,
por sus siglas en francés) dirigida por Michel
Brunet (1), se encontraba a 2.500 km al oeste
de la supuesta cuna oriental de la humanidad.
El cráneo posee caracteres prehumanos (dentadura, posición del agujero occipital donde
se encaja la columna vertebral, inclinación del
plano de la nuca) reconocidos por la amplia
mayoría de la comunidad científica, a pesar de
su avanzadísima edad de 7 millones de años,
recientemente confirmada por datación radiométrica. “Fíjese lo que eso supone: ¡Lucy, a
quien llamábamos ‘la abuela de la humanidad’
estaba más cerca de nosotros en el tiempo que
Toumaï!”, exclama Michel Brunet. Con ello reaparece el enigma de los mecanismos y de las
Misión Paleoantropológica entre Francia
y el Chad (MPFT, por sus siglas en francés) dirigida
por Michel Brunet en el desierto de Djurab (Chad).
© Michel Brunet
E
ste paradigma dominante, denominado East Side Story, se había dado
a conocer por todo el mundo gracias
a su emblemática heroína Lucy, una
joven australopiteca fósil de 3,2 millones de
años. Lucy, cuando fue descubierta en 1974 en
la región de Afar (Etiopía), por Yves Coppens,
Maurice Taïeb y Donald Johannson, era el
fósil más antiguo de homínido hasta entonces
conocido. Según la East Side Story, promovida
por Coppens, ésta era la prueba de que la línea
humana habría aparecido en África Oriental,
al este de una falla tectónica conocida con el
nombre de Gran Valle del Rift. Al este del mismo, el clima cada vez más seco hizo que el
bosque se fuera convirtiendo progresivamente
en sabana. Al verse privados de árboles, nuestros ancestros del este se habrían erguido
haciéndose bípedos, marcando así el inicio de
la aventura humana.
fechas de nuestra separación de los simios. Las
piezas dispersas del puzzle ya no encajan.
Piezas que, a pesar de algunos descubrimientos
recientes, siguen siendo rarísimas: además de
Toumaï, tan sólo dos fósiles prehumanos superan la barrera de los 5 millones de años. Primero
Orrorin tugenensis, encontrado en Kenia en el
año 2000 (de ahí su apodo de Millenium
ancestor), que data de hace unos 6 millones de
años, cuyo fémur es la prueba irrefutable de su
bipedia y de su pertenencia a la rama humana.
Y después Ardipithecus kadabba, también con
más de 5 millones de años, encontrado en
Etiopía en el 2001.
¿Qué parentesco tienen?
Y por si fuera poco, para dificultar aún más
la tarea de los paleontólogos, los lazos de
parentesco entre estos diferentes homininos
son especialmente enigmáticos. Los fósiles
encontrados están muy fragmentados y, en
algunos casos, muy deformados. Por ejemplo,
ha hecho falta recurrir a técnicas de creación
de imágenes virtuales particularmente complejas para reconstituir la forma original del
cráneo de Toumaï (a pesar de ser uno de los
mejores conservados), que se había deformado
y fracturado por las presiones y los movimientos de los sedimentos que lo rodeaban. De un
fósil a otro, generalmente los huesos conservados no son los mismos, lo que imposibilita las
comparaciones directas. De ahí que ancestros
del género Homo sigan guardando un halo de
misterio, que quizás los amplios espacios fosilíferos africanos, aún muy poco explorados,
terminen por desvelar.
La salida de África
Lo que es cierto, es que con estos descubrimientos, la rama humana se remonta a muchísimo más tiempo. Michel Brunet, quien ya
salió a la búsqueda del ancestro de Toumaï, en
una zona entre Libia y el Chad, estima: “Todo
eso implica que la separación de nuestra línea
podría haberse producido hace ocho, o quizás
diez millones de años. Por lo tanto, la etapa
africana de la historia humana fue muy larga”,
ya que sin duda unos 2,5 millones de años
12
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
PALEONTOLOGÍA
a.C. nuestros ancestros (individuos que pertenecían ya al género Homo) abandonaron el
continente negro.
Esta salida de África y la posterior conquista
del mundo fueron también etapas de nuestra
historia que se enriquecen ahora con conocimientos nuevos. Hasta hace unos diez años, la
mayoría de los especialistas pensaban que
este episodio se había producido hacía aproximadamente un millón de años y que era obra
de la especie más “inteligente” del género
Homo, Homo erectus. Pero he aquí que en un
yacimiento fosilífero extraordinario, situado
en la ciudad georgiana de Dmanisi, se han
descubierto numerosos fósiles de miembros
del género Homo que datan de 1,8 millones
de años, lo que indica que salieron de África
mucho antes. Otra sorpresa ha resultado ser la
anatomía de estos conquistadores. “Son diferentes a la morfología clásica [del Homo erectus] en
varios aspectos”, escribía recientemente David
Lordkipanidze, director del Museo Nacional de
Ciencias Naturales de Georgia. “En particular,
estos especímenes tienen una capacidad cerebral muy reducida”. Es de alrededor de 750 cm3
en el caso del mayor y de sólo 600 cm³ en el
caso del más pequeño, es decir, cerca del
promedio del Homo habilis, una especie más
primitiva”. Además, estos europeos tienen
más caracteres primitivos que el hombre de
Turkana, un Homo erectus de 1,6 millones de
años muy bien conservado, encontrado en
Kenia. Incluso tecnológicamente, estos “georgianos” han sorprendido a la comunidad científica por el carácter poco evolucionado de sus
herramientas: aparentemente, no conocían la
técnica del bifaz (herramientas forjadas en los
dos lados), contentándose con fragmentos y guijarros mucho más simples.
¿Por qué él?
Todas estas sorpresas han llevado a algunos
a cuestionar el dogma según el cual el que
había salido de África era el Homo erectus:
incluso se ha propuesto bautizar Homo georgicus al ancestro de Dmanisi, para marcar sus
particularidades. No obstante, la mayoría de
los paleontólogos se niegan a dar ese paso,
limitándose a destacar la gran variabilidad de
estos hombres primitivos y prefiriendo hablar
de Homo erectus en un sentido más amplio.
Queda por comprender por qué, de las
numerosas especies de australopitecos y de
Homo (Homo habilis, Homo rudolfensis, Homo
erectus) conocidos, que poblaban África hace
2 millones de años, tan sólo una consiguió
salir de este continente y extenderse por el
mundo. Quizás parte de la respuesta sea la
especificidad de su esqueleto: la bipedia de los
australopitecos, e incluso la de especies como
el Homo habilis, sin duda era demasiado primitiva para poder atravesar grandes espacios
sin árboles, mientras que parece ser que el
Homo erectus era capaz de desplazarse
corriendo largas distancias. Igualmente se
puede considerar que el nivel de complejidad
de las herramientas ha tenido algo que ver.
David Lordkipanidze destaca otro factor: en el
yacimiento de Dmanisi, los investigadores
encontraron el cráneo de un individuo con
alveolos dentales hundidos, lo que implica que
había tenido que vivir sin dientes durante
varios años. Sus conclusiones son particularmente interesantes: “Es evidente que este individuo no habría podido sobrevivir sin ayuda
de sus congéneres. Sin duda, le dejaban consumir las partes más blandas de los animales.
Quizás le ayudaban también compartiendo
con él comida previamente masticada”. Podría
ser que en esta “actitud de compasión” y este
“comportamiento realmente humano”, que
confiere una gran cohesión a los grupos, se
encontrase la clave que permite comprender
las proezas de estos primeros hombres…
Yves Sciama
(1)
Michel Brunet, de la Universidad de Poitiers (Francia),
es también profesor en el Collège de France, donde tiene
una cátedra de paleontología humana.
© Michel Brunet
stros orígenes
Toumaï, de 7 millones de años,
presenta características prehumanas.
Descubierto a 2.500 kilómetros al oeste de lo que
se consideraba hasta entonces como nuestra cuna,
desbanca a Lucy (de 3,2 millones de años, Etiopía)
como el más antiguo de nuestros ancestros.
Terminología
Homínidos
Este grupo africano, que se individualizó
hace unos doce millones de años, reunió a los
miembros de la línea humana (homininos) así
como a los grandes simios antropoides (o paninados) que son los gorilas, los chimpancés y los
bonobos.
Homininos
Se trata de todos los miembros de la línea
humana posteriores a la separación con los
paninados. Además de Orrorin, Toumaï y los dos
Ardipithecus (Ardipithecus ramidus y Ardipithecus
kabbada), están los australopitecos y los miembros del género Homo. Sin duda la bipedia es
una característica transversal del grupo, aunque
parece ser que tomó formas bastante diversas.
Homo
Las diferentes especies del género Homo presentan diferencias morfológicas importantes
entre las más primitivas de ellas (Homo habilis) y las
más recientes, a saber, el hombre de Neandertal
y el hombre moderno (Homo sapiens). Este último,
nuestra especie, apareció hace aproximadamente 200.000 años y actualmente es el único
representante del género Homo.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
13
El 1 % que
lo cambia todo
S
Encuentro entre un orangután y unos niños
en el zoológico de Basilea (Suiza) - 1991.
La secuenciación del
genoma humano y del
genoma del chimpancé
permite comparar sus
ADN para comprender
en qué cambiaron
genéticamente estas
dos líneas, hace
8-10 millones de años.
Asimismo, podemos
buscar ahora en
nuestros genes las
respuestas que
expliquen el enorme
crecimiento de las
capacidades cognitivas
que caracterizan
nuestra especie.
14
vante Pääbo, director del Instituto Max
Planck de antropología evolutiva de
Leipzig (Alemania), de niño soñaba
con ser arqueólogo, pero se hizo biólogo. Sin embargo, la pasión con la que estudia el ADN es la misma, como si de excavar en
unos vestigios se tratara: remontarse en el
tiempo para reconstituir la historia de la
humanidad. Se hizo famoso al aislar el ADN
de momias egipcias, seguidamente, el de fósiles de hombres de Neandertal. Su nuevo desafío
consiste en “reconstruir la historia de las modificaciones evolutivas que llevaron a la aparición
de la mente humana tal y como la conocemos
en la actualidad”.
Dos cromosomas o un cromosoma 2
La cifra, conocida desde hace más de treinta
años, figura actualmente en todos los libros de
texto: entre el hombre y el chimpancé, separados desde hace unos 9 millones de años, tan
sólo difiere el 1-2 % del patrimonio genético.
Pero no se sabía en qué consistía exactamente
esta diferencia hasta que un consorcio internacional, en el que participaban, entre otros,
investigadores del Instituto Max Planck, realizó
un primer esbozo de secuenciación del genoma
de nuestro primo más cercano, en el año 2005.
¿Qué reveló dicho trabajo? Que el 1-2 % de las
diferencias genéticas se dividían en dos grandes
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
© Michel Vanden Eeckhoudt
GENÉTICA
categorías. La primera constaba de sustituciones puntuales de un nucleótido (las cuatro
letras químicas que constituyen el alfabeto con
el que se escribe el ADN) por otro, dentro de
genes cuya secuencia se conservaba en la
mayor parte. Entre el hombre y el chimpancé
se censaron unos 35 millones, de un total de más
de 3 mil millones de nucleótidos. No obstante, no
es tarea fácil comprender el papel que desempeñan, puesto que también existen enormes variaciones dentro de la especie humana. La segunda
categoría consistía en modificaciones locales de la
propia estructura de los genes o de su encadenamiento, con desaparición, duplicaciones o inversiones de secuencias de ADN, que podían ir hasta
la fusión de dos cromosomas del chimpancé para
formar el cromosoma 2 del hombre.
Duplicación de un gen
Esta última categoría de modificaciones
interesa particularmente a los investigadores
alemanes, británicos y suizos del proyecto
PKB 140404 (Molecular Evolution of Human
Cognition) dirigido por Svante Pääbo. O más
precisamente, una subcategoría que son los
retrogenes, duplicados por copia en ADN de
un ARN. Los genéticos moleculares sospechan
desde hace mucho tiempo que estas curiosas
manifestaciones bioquímicas, que llevan a la
duplicación de un gen, en realidad desempeñan
GENÉTICA
un papel en la aparición de nuevas especies animales. No obstante, aún no hay consenso.
Como la primera copia asegura ya el papel
biológico habitual, la segunda copia podría
evolucionar de forma más “libre”, lo que conllevaría la aparición de nuevas funciones para
la proteína que codifica. Aunque también
podría suceder lo contrario, que la segunda
copia, al integrarse en el genoma de forma
fortuita, pudiese perturbar su expresión, como
la fotocopia de la página de un libro dificulta
su lectura si se introduce al azar.
¿Estos fenómenos de duplicación genética
han desempeñado un papel en la aparición de
nuestra especie? La respuesta es afirmativa como
lo demuestra el equipo de Henrik Kaesmann, de
la Universidad de Lausana (Suiza), socio del
proyecto PKB 140404, que identificó en el
genoma humano unos sesenta retrogenes funcionales, aparecidos con un ritmo medio de
uno por millón de años en la línea de los primates. ¿Qué función desempeñan? Al estudiar
los órganos donde se expresaban, Kaesmann
y sus colaboradores se llevaron una gran sorpresa al comprobar que la mayoría de ellos
eran activos específicamente en los testículos,
mientras que los genes de los que procedían
lo eran en diferentes órganos. “Los retrogenes
aparecen en los testículos, sin duda porque
desempeñan un papel en la espermatogénesis,
pero evolucionan después mucho, y se diversifican luego según sus lugares de expresión”,
explica el investigador.
De GLUD1 a GLUD2
Un ejemplo espectacular de tal diversificación
es el gen GLUD2, aparecido por duplicación en
el ancestro común del hombre y de los primates
hace 18-25 millones de años. Suscita gran interés al formar parte del puñado de retrogenes
expresados en el hombre, en los testículos,
pero también en el cerebro. La proteína que
codifica participa en la regulación del metabolismo energético cerebral por los astrocitos,
células que alimentan y protegen las neuronas.
Más aún: con respecto a su ancestro GLUD1,
del que deriva, el nuevo gen es más apto para
abastecer a las neuronas en caso de actividad
eléctrica intensa, lo que podría suponer una
de las bases moleculares necesarias para el
aumento de la actividad cerebral, observada
a medida que nos acercamos al hombre en la
línea de los primates.
No obstante, ningún científico opina que la
hominización se reduzca a la acción de unas
decenas de nuevos genes recientemente aparecidos. La búsqueda de lo que es “propio del
hombre” en el plano genético no se limita al
estudio de la secuencia del ADN, sino que
implica también interesarse por lo que le confiere su función: los ARN y las proteínas.
“Buscamos sistemáticamente los genes del
hombre y de los grandes simios que presenten niveles diferentes de expresión genética,
puesto que las diferencias en la expresión
pueden llevar a modificaciones de su función”, explica Svante Pääbo. Con sus colegas,
comparó los niveles de expresión genética en
la corteza prefrontal (la región del cerebro más
desarrollada en el Homo sapiens) con respecto a
sus ancestros: los del hombre y los de los chimpancés. La dificultad de este tipo de análisis radica en determinar el significado de las diferencias
observadas. ¿Se trata de simples variaciones de
un individuo a otro, que hacen que dos chimpancés sean tan diferentes uno del otro como lo
son dos humanos entre sí? ¿O se trata de diferencias funcionales, que modifican el funcionamiento de las células o de los órganos?
Pääbo y su equipo, utilizando un método
estadístico inédito, identificaron un subgrupo
de genes cuya expresión en ARN es de lo más
singular en el cerebro humano. Aún siguen
analizando su función y probablemente tengan
que pasar del análisis global de los ARN de la
corteza prefrontal al de las proteínas a nivel de
las neuronas. Pero los resultados preliminares
revelan ya que muchos de esos genes participan en el metabolismo energético. Estas observaciones tienen sentido si recordamos que la
bipedia permite que el hombre consuma
mucha menos energía que el primate para recorrer una distancia igual, pudiendo tal ahorro alimentar el cerebro que absorbe de por sí una
cuarta parte de la energía del cuerpo humano.
Las pistas ofrecidas por las enfermedades mentales
Los investigadores del Instituto Babraham
de Cambridge (Reino Unido), participantes
del proyecto PKB 140404, se basan en otro
enfoque comparativo que estudia la expresión
genética y cuyo principal objeto es el estudio
de las enfermedades mentales. Mediante la
comparación de la expresión genética en los
cerebros post mortem de pacientes que sufren
esquizofrenia o trastornos bipolares con los
de los cerebros de control, esperan identificar
genes implicados en la cognición, cuya deficiencia podría originar tales desórdenes.
Más adelante, los investigadores pretenden
introducir en el genoma del ratón estos genes
identificados por su papel potencial en la cognición. “Estos experimentos servirán para probar
su función a través de uno de nuestros tres
enfoques (los retrogenes, los genes que presentan una expresión diferente en la corteza, y los
que funcionan mal en las personas esquizofrénicas) por su papel potencial en la cognición.
Así compararemos las consecuencias en términos de anatomía, bioquímica y comportamiento de la introducción de un gen humano en el
ratón y de su homólogo proveniente de los
grandes simios”, explica Pääbo.
Los experimentos empezaron con cuatro
genes cuyas especificidades en el hombre
podrían explicar la triplicación del volumen
cerebral que indica el paso de los grandes
simios al ser humano. Por ejemplo, es el caso
del gen ASPM (Abnormal Spindle-like Microcephaly Associate), cuya deficiencia en el
hombre conlleva un retraso mental asociado
a una disminución drástica del tamaño del
cerebro. La comparación de la acumulación
de las mutaciones de este gen en el hombre
y en los primates ha revelado que el ASPM
había sufrido una selección positiva en el
transcurso de la evolución. En el hombre, se
observan más mutaciones que confieren nuevas
propiedades al gen (por lo tanto, susceptibles
de haber contribuido al aumento del tamaño
del cerebro) que mutaciones neutras, sin consecuencias funcionales.
Otros resultados aún preliminares apuntan
a que la inserción del retrogen GLUD2 de primate en el ratón modifica la concentración de
varios neurotransmisores en la corteza cerebral
del pequeño roedor lo que, por lo visto, aumentaría su deseo de explorar nuevos entornos.
Pero de ahí a decir que el ratón se ha hecho
astuto como un zorro, hay un paso de gigante
que los investigadores prefieren no dar…
Mikhaïl Stein
(1)
El proyecto PKB 140404 (Molecular Evolution of Human
Cognition) forma parte de la iniciativa europea Nest
Pathfinder, What it means to be human.
ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/nest/docs/
4-nest-what-it-290507.pdf
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
15
LENGUAJE
© CNRS Photothèque/INRAP/Jérôme Chatin
¿Cómo empezó a hablar
D
el hombre?
¿Y si el aprendizaje por imitación
fuera tan eficaz, por no decir más,
que el aprendizaje oral? Por ejemplo,
para transmitir un conocimiento
como la fabricación de las
herramientas, que existe desde
la prehistoria. En la fotografía,
una punta de sílex del paleolítico
medio que procede del Fond des
Blanchards (Gron-Yonne, Francia).
“Cuando hables te bautizaré”, dijo el cardenal de
Polignac a un orangután que acababa de llegar
al zoológico del rey de Francia, en el siglo XVIII.
En efecto, todos los seres humanos hablan uno
o varios de los alrededor de 4.000 idiomas
censados en la Tierra. Por lo tanto, al interrogarnos sobre los fundamentos de la humanidad
tenemos que reflexionar sobre la aparición del
lenguaje, tanto en el transcurso de la evolución
como en el transcurso del desarrollo de un niño.
16
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
esde hace más de un siglo, se sabe
que la producción del lenguaje
hablado moviliza una región entera
de la corteza izquierda. El neurólogo Paul Broca fue quien descubrió esta zona
(que ahora lleva su nombre) al examinar a un
paciente afásico, cuya autopsia reveló que
había sufrido una destrucción de esta región
tras un accidente vascular. Los actuales métodos
de formación de imágenes cerebrales confirman que esta área de Broca se activa al hablar.
Por lo tanto, sería tentador abordar la cuestión
del nacimiento del lenguaje vinculándola a la
aparición de esta zona cerebral, inexistente en
los primates. Tentador, pero difícil, puesto que
el cerebro es un órgano blando, que no se fosiliza. Por lo tanto, el examen de los moldes de
cráneos de los homínidos no permite determinar con seguridad la presencia o ausencia de la
famosa área de Broca en el cerebro de nuestros
ancestros. Según algunos, apareció en el Homo
habilis (hace 4 millones de años), según otros
en el Homo sapiens (hace unos cientos de miles
de años), al haber tenido las especies precedentes tan sólo un protolenguaje rudimentario.
La posición de la laringe
No obstante, los paleontólogos han encontrado otro medio de abordar la cuestión de la
aparición del lenguaje articulado. Para hablar
hace falta el área de Broca pero también algo
más trivial: un aparato fonador compuesto por
la lengua, la laringe (cuyos pliegues membranosos conforman las cuerdas vocales) y la
faringe, que lleva el aire de la laringe hacia la
boca y la nariz. Cuanto más alargada sea la
faringe, más tiempo puede vibrar el aire, y mayor
será la gama de los sonidos que pueda emitir.
En el hombre adulto, la laringe está situada en
posición baja, en el fondo de la garganta. Por
el contrario, en los grandes simios, está situada
en posición alta. “Así el hombre puede formar
vocales modificando la forma de la lengua en
dos dimensiones (la vertical, en la raíz de la
lengua, en el fondo de la garganta y la horizontal, en su extremidad en la cavidad bucal)
lo que aumenta la gama sonora”, explica James
LENGUAJE
Steele del Instituto de Arqueología del University
College de Londres, coordinador del proyecto
HAND TO MOUTH (1). ¿El descenso de la laringe
hacia el fondo de la garganta no es ya de por
sí una huella anatómica de la aparición del
lenguaje? Los investigadores están evaluando
esta hipótesis. Con la reconstrucción informática del tracto vocal de los fósiles homínidos,
esperan poder datar la aparición de una laringe lo suficientemente baja como para poder
permitir la producción del lenguaje articulado.
¿El lenguaje es algo útil?
Otra forma de plantear el problema es preguntarse para qué les podía servir el lenguaje
a nuestros ancestros lejanos, puesto que hablar
no sólo comporta ventajas. Con una laringe
baja, el aire y los alimentos pueden pasar al
fondo de la garganta, lo que acarrea un riesgo
de ahogamiento en caso de que “se vayan por
mal sitio”. Por lo tanto, desde un punto de vista
evolutivo, este peligro debió tener como contrapartida otras ventajas. ¿Pero cuáles? Los socios
del proyecto HAND TO MOUTH opinan que
podría tratarse de la producción de las herramientas. “La fabricación de herramientas es
una actividad social que tiene que transmitirse
de generación en generación a través del aprendizaje”, prosigue James Steele. “Pretendemos
saber si este aprendizaje es más eficaz con la
mera imitación, o por enseñanza oral”. De hecho,
la cuestión se está debatiendo ampliamente. Así,
un grupo de profesores de universidad japoneses enseñó a sus estudiantes a fabricar herramientas en piedra tallada, en silencio o dándoles
explicaciones orales precisas. Los dos grupos
tuvieron resultados comparables… ¡pero sobre
todo muy malos, ya que se trataba de una
tarea compleja! El proyecto HAND TO MOUTH
precisamente pretende retomar este tipo de
experimentos, que hasta ahora han sido muy
poco concluyentes, aprovechando la experiencia de los arqueólogos y los antropólogos
que reúne. De hecho, el contexto teórico en el
que se inscriben estas investigaciones cambió
tras el reciente descubrimiento de neuronas
espejo (activas únicamente cuando un sujeto
reproduce una acción que observa) en una
región del cerebro implicada en la producción
del lenguaje. James Steele opina: “Este descubrimiento sugiere que la aparición de algunas
propiedades del lenguaje humano dependió
de circuitos neuronales preexistentes que ser-
vían para interpretar el comportamiento de los
demás observando sus gestos”.
Empezar a hablar
La aparición del lenguaje articulado sin
duda necesitó una serie de modificaciones
anatómicas del cerebro y del aparato fonador
en el transcurso de la evolución. ¿Y en el caso
de los niños? En los lactantes, como en los
grandes simios, la laringe está situada en posición alta, así puede mamar y respirar a la vez.
Luego desciende súbitamente, de ahí que los
primeros balbuceos se conviertan rápidamente
en palabras articuladas. Este proceso maravilla
tanto a los padres como a los científicos. Según
los especialistas, el lenguaje humano es un
“sistema generativo” que permite construir un
número infinito de frases a partir de un número
finito de palabras (de 50.000 a 100.000 en el
vocabulario medio de un adulto) cuyo sentido
está fijado por convención. Cuando se ignora
una palabra, se puede buscar su sentido en el
diccionario. Por el contrario, se puede comprender el sentido de cualquier nueva combinación de palabras dentro de una frase,
puesto que esta combinación está regida por
un conjunto de reglas: la sintaxis. Ahora bien,
a partir de la edad de tres o cuatro años, los
niños controlan una buena parte de esta sintaxis, sin haberla aprendido. Nunca se aprende en la escuela que en las frases: “Este niño
tiene una pelota. Ese también tiene una”, “ese”
designa a otro niño y “una” a otra pelota. De
ahí la idea, lanzada en los años cincuenta por
el lingüista estadounidense Noam Chomsky, de
una predisposición genética humana a aprender un lenguaje. Desde entonces, centenares
de investigadores han intentado descifrar las
bases de esta “gramática universal” innata
cuya existencia defendía Chomsky, pero cuya
naturaleza sigue siendo enigmática.
Consonantes y vocales
“La señal sonora del habla no contiene ninguna información evidente relacionada con el
léxico o con la gramática de la lengua”, observa
Jacques Mehler, especialista de ciencias cognitivas en la Scuola Internazionale Superiore di
Studi Avanzati de Trieste (Italia), coordinador
del proyecto CALACEI. “Incluso suponiendo la
existencia de estructuras innatas muy desarrolladas, queda por explicar la relación que existe
entre la estructura lingüística y la señal perci-
bida. Ahora bien, algunas investigaciones
recientes revelan que la señal es más rica de
lo que se pensaba, puesto que contiene una
gran cantidad de información estadística sobre
la distribución de algunos elementos fundamentales que quizás sea detectada inconscientemente cuando se aprende a hablar”. De ahí la
hipótesis probada por Mehler y sus colaboradores: el cerebro utilizaría las consonantes para
detectar las palabras en la prosodia mientras que
las vocales servirían sobre todo para detectar la
sintaxis.
Los investigadores de CALACEI se interesan
también por la forma en la que un recién nacido aprende su lengua materna. Algunos trabajos
anteriores realizados en Trieste habían revelado
que el lactante era sensible al ritmo del habla
desde su nacimiento. Cuando se le hace escuchar diferentes idiomas y se mide su atención
observando sus movimientos de ojos o de la
cabeza, se constata que ya es capaz de segmentar el habla en consonantes/vocales para
determinar algunas propiedades rítmicas de
las lenguas. El equipo de CALACEI pudo
demostrar que un recién nacido de cuatro días
sabía también distinguir entre repeticiones de
sílabas del tipo A-B-B y del tipo A-C-C. Esta
facultad implica una activación de una subregión del área de Broca, que madura de forma
muy precoz. A partir de tres meses, se observa
que se activa cuando el bebé escucha una grabación de su lengua materna, pero que no se
activa si la misma grabación se pasa al revés.
Y aún más sorprendente es que la detección
de estas incongruencias en las sucesiones de
sílabas provoca su sorpresa, como si esperase
una continuación. Esta facultad de predicción
no deja de desarrollarse al mismo tiempo que la
adquisición del lenguaje… y la aparición del
humor. Puesto que, como saben los humoristas,
una de las mejores herramientas de los cómicos
es el empleo de una de estas incongruencias
verbales que desconciertan al cerebro que
espera otra continuación. François Rabelais
decía ya en el siglo XVI: “La risa es lo propio del
hombre”.
M.S.
(1)
Los proyectos HAND TO MOUTH y CALACEI forman
parte de la iniciativa europea Nest Pathfinder,
What it means to be human.
ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/nest/docs/
4-nest-what-it-290507.pdf
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
17
EL PENSAMIENTO
Lo que los animales no p
“Los pensamientos sin contenido son vacíos,
las intuiciones sin conceptos, son ciegas”, escribía
Kant en “La crítica de la razón pura”. Pero,
¿cómo produce el cerebro estos conceptos que
son las herramientas del pensamiento humano?
Las ciencias cognitivas estudian esta cuestión en
los límites entre la neurobiología y la filosofía.
L
os animales son perfectamente capaces
de aprender a distinguir conceptos.
Dos psicólogos estadounidenses,
Richard Herrstein y Donald Loveland,
lo demostraron en 1964 enseñando a palomas
a dar un picotazo en el momento en el que
aparecía ante ellas la imagen de un bebé o de
un anciano, de un hombre o de una mujer, de
cara, de espalda, o cabeza abajo... en resumidas cuentas, de un Homo sapiens. ¿Se puede
concluir que estas aves habían adquirido la
idea de lo humano? Los investigadores prefieren describir estos trabajos como experiencias
de “discriminaciones de conceptos”, un término que “evita inducir la idea de que el animal
ha concebido y utilizado un concepto similar
al que utiliza el experimentador”, observa
Denis Mareschal, de la Universidad de Birbeck
en Londres (Reino Unido).
Además, según él, estas investigaciones tienen tres limitaciones cuando se intenta comprender la especificidad del pensamiento
humano. Primero, trataron más de las aves
que de los mamíferos, pese a que la organización del sistema visual es bastante diferente
en los dos grupos. Segundo, a menudo dieron
por supuesto que el hombre era capaz de realizar estas tareas que se intentaban enseñar a los
animales, lo que no era nada evidente. Y tercero,
nunca se interesaron por la facultad de los
humanos que no dominan el lenguaje (particularmente, los lactantes) para realizar estos ejercicios, aunque existan “numerosos ejemplos
en psicología experimental de niños que no
18
“La utilización del lenguaje, de la
lógica matemática o del pensamiento
abstracto son tres propiedades
fundamentales de la cognición
humana que tienen en común
el basarse en la utilización de reglas”.
hablan y que parecen comportarse más como
animales que como adultos”.
Reglas admitidas
Por lo tanto, el proyecto FAR, coordinado
por Denis Mareschal, estudia las reglas que
gobiernan la adquisición de los conceptos. “La
utilización del lenguaje, de la lógica matemática
o del pensamiento abstracto son tres propiedades fundamentales de la cognición humana que
tienen en común el basarse en la utilización de
reglas”, explica en la presentación del proyecto.
No obstante, la formación de estas reglas no
es el único modo de pensamiento que posee
el cerebro humano. En los experimentos de
gramática artificial, que consisten en presentar
secuencias de letras aparentemente sin significado, pero relacionadas entre ellas por reglas
lógicas conocidas únicamente por el experimentador, algunos sujetos se esfuerzan por
descubrir dichas reglas, mientras que otros
buscan similitudes entre las palabras que se les
presenta. Pero cuando se interroga a los sujetos
que han conseguido dominar esa gramática
artificial, todos describen los mecanismos que
han utilizado. “¿Acaso estas reglas son sólo
artefactos producidos por el hecho de que las
formalizamos utilizando un lenguaje que obedece a su vez a algunas reglas?”, se pregunta
Denis Mareschal. Este último, dentro del marco
de FAR, concibió procedimientos de psicología
experimental que permiten probar el aprendizaje de reglas en ausencia de cualquier verbalización.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
Lenguaje abstracto o inscripción
corporal
“Según lo que se denomina ‘la hipótesis del
lenguaje abstracto’, los conceptos provienen
de las propiedades estadísticas del lenguaje (al
suponerse que las palabras frecuentemente
asociadas al hablar están relacionadas con las
mismas nociones), lo que explicaría la existencia de estos conceptos propios del genio de
cada lengua. Pero según otra hipótesis, de ‘la
inscripción corporal’, dichos conceptos provienen por el contrario de metáforas que
extrapolan hacia lo abstracto una idea que la
percepción hace evidente en lo concreto. Así,
se comprendería la expresión ‘lanzar una
hipótesis’ por analogía con la idea de ‘lanzar
una piedra’”, estima por su parte Stefano
Cappa, de la Universidad Vita Salute San
Raffaele de Milán (Italia).
¿Cómo se pueden probar estas dos hipótesis
de forma experimental? Los socios del proyecto
ABSTRACT que él mismo dirige eligieron un
enfoque interlingüístico (comparando el inglés,
el húngaro, el español y el italiano) y multidisciplinario, uniendo la psicología experimental, la lingüística, y la creación de imágenes
neurológicas para poner a prueba las predicciones respectivas de la hipótesis del lenguaje
abstracto y de la inscripción corporal. Según
la primera, se espera observar una activación
EL PENSAMIENTO
Más que en el lenguaje, ¿no hay
que buscar la especificidad del
pensamiento humano en
su facultad de distinguir el signo
(palabra, gesto, imagen) de lo
que representa?
En la imagen, pinturas rupestres
de la Sierra de Irere, cerca de
Monte Alegre (Brasil).
de las áreas cerebrales del lenguaje mientras
se realizan tareas que necesitan la utilización
de conceptos mientras que, según la segunda,
se espera una activación de las áreas sensomotoras.
Los investigadores utilizan para estos experimentos pruebas de decisión léxica, que miden
la rapidez con la cual un sujeto reconoce si una
determinada secuencia de letras constituye o no
una palabra. “Se creía hasta ahora que los
resultados siempre eran mejores para las palabras concretas que para las palabras abstractas”, explica Stefano Cappa, pero nuestros
trabajos revelan que esta diferencia desaparece
si tenemos en cuenta la posibilidad de representar el concepto abstracto con una imagen
mental”.
Alex y los signos
Pero más que en el lenguaje, ¿no hay que
buscar la especificidad del pensamiento
humano en su facultad de distinguir el signo
(palabra, gesto, imagen) de lo que representa?
Tal era la hipótesis del consorcio SEDSU, dirigido por Jules Davidoff de la Universidad
Goldsmiths de Londres (Reino Unido), que
llevó a cabo un estudio sistemático que pretendía comparar los tratamientos de los signos
en los primates y en el hombre en el transcurso del desarrollo. Los investigadores obser-
© Shutterstock
© CNRS Photothèque/Hervé Thery
© CNRS Photothèque/Christophe Lebedinsky
ueden concebir
varon, entre otras cosas, que los primates no
conseguían comprender una secuencia de
imágenes incompleta que mostrase un movimiento que el sujeto, humano o no, tenía que
reproducir. Tan sólo un chimpancé, llamado
Alex, lo consiguió. Jules Davidoff precisa:
“Ahora bien, Alex no había sido entrenado
para practicar el lenguaje, lo que revela, según
nuestra hipótesis, que para la comprensión
tanto de las imágenes como de los signos no
hace falta en absoluto el dominio del habla”.
Al comprender el sentido de esa secuencia
de imágenes, Alex, en cierta forma, también
adquirió una noción del tiempo. No obstante,
este caso excepcional no nos debe hacer olvidar
aquello de que el dominio de este concepto
es una de las características más singulares del
pensamiento de nuestra especie.
M.S.
(1)
Los proyectos FAR (From Association to Rules in the
Development of Concepts), ABSTRACT (The Origins,
Representation, and Use of Abstract Concepts), SEDSU
(Stages in the Evolution and Development of Sign Use),
PAUL BROCA II (The Evolution of Cerebral Asymmetry in
Homo Sapiens) y EDCBNL (Evolution and Development of
Cognitive, Behavioural and Neural Lateralisation) forman
parte de la iniciativa europea Nest Pathfinder, What it
means to be human.
ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/nest/docs/
4-nest-what-it-290507.pdf
La izquierda es
la derecha en el cerebro
U
n cerebro izquierdo analítico y lógico,
implicado en el lenguaje, y un cerebro
derecho, empírico e intuitivo, que procesa las imágenes. Tal es, grosso modo, la concepción que hoy en día tienen los neuropsicólogos
de esta asimetría humana. Pero esta lateralización funcional es difícil de explicar en términos
de microcircuitos neuronales. El proyecto PAUL
BROCA II se dedica principalmente al esclarecimiento de estas bases neuroanatómicas. “Como
a grandes rasgos los dos hemisferios son idénticos en volumen y masa, la diferencia tiene que
estar en la forma”, explica su coordinador, Timothy
Crow del Royal Museum for Central Africa de
Oxford (Reino Unido). Una de las nuevas ideas
es que la corteza se afina y se amplía sólo por un
lado”. Esta deformación estructural, imperceptible a simple vista pero identificable por reconstrucción informática, impondría a las neuronas
limitaciones arquitecturales que les llevarían
a formar circuitos diferentes en cada hemisferio.
Otra forma de entender las bases anatómicas
de la asimetría cerebral es interrogarse sobre su
origen evolutivo. “Aunque hace más de 140 años
que se llevan a cabo investigaciones sobre este
punto, los científicos tan sólo han descubierto
recientemente que esta asimetría no era una
especificidad humana como lo creían hasta entonces”, explica Luca Tommasi, de la Universidad de
Chiti (Italia), coordinador del proyecto EDCBNL.
Se sabe así que numerosos vertebrados prefieren
procesar algunas informaciones visuales o auditivas por un hemisferio en vez de por el otro. ¿Esta
particularidad es de origen genético? ¿Se
adquiere dentro del útero, en función de la posición del feto? ¿O en el transcurso del desarrollo,
bajo la influencia de las hormonas? Tres hipótesis, entre otras, analizadas por los investigadores
del proyecto EDCBNL, que esperan igualmente
encontrar en el estudio de las bases de la asimetría cerebral nuevas pistas para comprender la
esquizofrenia, el autismo y la depresión.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
19
BREVES
El enigma de Flores El Hombre de
Neandertal va
En el año 2003, dos equipos de
investigadores, de Australia y de
revelando algunos
Indonesia, dirigidos por Peter Brown,
de sus secretos
descubrieron en la isla de Flores
© Peter Brown
(Indonesia) un esqueleto de una
especie desconocida, caracterizada
Cráneo del Homo floresiensis
(a la izquierda) comparado con un
cráneo humano actual.
por ser de estatura muy baja
(menos de 1 metro). Fue bautizado
como Homo floresiensis y su
descubrimiento tuvo una
resonancia casi mundial.
Seguidamente, se descubrieron
los fósiles de otros individuos en
una gruta, de unos 18.000 años de
edad, hecho que ha suscitado una
serie de interrogantes. ¿Este Homo
es descendiente del Homo erectus,
quien se supone que colonizó
el mundo, o proviene del Homo
habilis, al que se parece más?
En ese caso, ¿cómo es posible que
nunca se le haya encontrado fuera
de África? En todo caso parece
ser que el Homo floresiensis,
que habría desaparecido hace
alrededor de doce mil años, fue
contemporáneo del Homo sapiens
durante decenas de miles de años.
Sin duda su localización insular
le salvó del expansionismo de
nuestra especie.
www.nature.com/news/specials/
flores/index.html
www-personal.une.edu.au/
~pbrown3/palaeo.html
20
El hombre de Neandertal,
descubierto en 1856, encierra
numerosos enigmas. Se sabe que
vivió en Europa y en Asia Occidental
hace alrededor de 400.000 años
y que desapareció hace 28.000 años,
por lo que el Homo sapiens pasó
a ser el único representante de los
primates humanos. ¿Pero por qué
se extinguió? ¿Qué tienen en
común estas dos especies?
La genética poco a poco está
empezando a resolver este misterio.
En el año 2006, dos grupos de
Reconstitución del niño neandertal
de Gibraltar (Anthropological Institute,
Universidad de Zurich).
investigadores, un equipo
estadounidense (dirigido por
Edward Rubin) y un equipo
europeo (dirigido por Svante
Pääbo del Instituto Max Planck
de Leipzig) realizaron una
secuenciación parcial del ADN
nuclear del hombre de Neandertal.
“Ha sido extraordinario que
hayamos podido obtener el
genoma de una especie extinguida”,
señala Jean-Jacques Hublin,
director del Departamento de
Evolución Humana del Instituto
Max Planck. “Hasta hace poco,
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
los científicos estudiaban el ADN
mitocondrial, que permite
construir los árboles filogenéticos,
pero que no da información sobre
los caracteres particulares de los
individuos, como lo permite el
ADN nuclear”. Este último,
particularmente complejo,
comporta 3 mil millones de pares
de bases (frente a 16.000 en el
mitocondrial). El equipo de Leipzig
secuenció cerca del 60 % de los
mismos (2 mil millones de pares
de bases), y está continuando
esta labor.
“Hoy en día podemos comparar
los genomas del hombre con los
del chimpancé, nuestro pariente
más próximo. Las diferencias son
mínimas. Pero estas dos especies
se separaron hace seis o siete
millones de años. Se ignora cuándo
aparecieron los caracteres genéticos
característicos del Homo sapiens:
¿hace 100.000 años?
¿hace 6 millones de años?
El descifrado del genoma del
hombre de Neandertal podría
darnos parte de la respuesta”.
Se sabe ya que el gen FOXP2,
que desempeña un papel en
la producción del lenguaje,
es idéntico en los neandertales
y en el hombre actual y que los
hombres de Neandertal tenían los
cabellos algo rojizos (pero el gen
responsable de ello tenía una
estructura diferente al gen de
los pelirrojos de las poblaciones
europeas actuales). “Por lo tanto,
este carácter del genotipo tuvo
que aparecer al menos dos veces,
en líneas separadas, con una
estructura del gen diferente,
sin duda, por razones idénticas
de adaptación al medio”. Estudios
futuros de su ADN nuclear podrían
determinar otros elementos,
como la estatura de la población
y el mestizaje (o no) con el
Homo sapiens.
www.eva.mpg.de/evolution
Apes: genes
y cognición
¿Cómo se pueden detectar en
el hombre los genes que podrían
estar implicados en la cognición?
Ralf Sudbrak, del Instituto Max
Planck de genética molecular de
Berlín (Alemania), ha establecido
tres categorías, correspondiendo
cada una de ellas a una modalidad
de aparición en el transcurso de
la evolución: los genes que
adquirieron una nueva función
tras la remodelación de los genes
de los primates; los que
evolucionaron rápidamente en
el hombre (detectables al
comparar su grado de mutación
al de los genes homólogos en los
primates); y los genes homólogos
a los que se identificaron en
el ratón por su papel en las
diferencias de rendimiento
cognitivo entre distintas líneas de
ratones. Tres propiedades que
este bioinformático (que participó
en el análisis de las secuencias del
cromosoma 22 en el chimpancé
y de los cromosomas X y 3 en
el hombre) desea estudiar en
los genomas de los primates
humanos y no humanos, dentro
del marco del consorcio APES.
Una vez identificados estos
genes candidatos por el análisis
comparado de las secuencias,
quedará por estudiar la fina
estructura de los mismos,
particularmente a nivel de estos
promotores que controlan la
expresión del gen y, por supuesto,
su función biológica.
El proyecto APES forma parte de la
iniciativa europea Nest Pathfinder,
What it means to be human.
ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/
nest/docs/4-nest-what-it290507.pdf
© Patrick Ageneau/Musée des Confluences, Lyon (FR)
aptitudes y actitudes
“Durante mucho tiempo, atribuir a los animales
emociones propias del hombre era un tabú…
Pero si nos negamos a hacerlo, nos arriesgamos
a no comprender algo fundamental, tanto de
la condición animal como de la humana”.
Frans de Waal
Phyllium giganteum. El cuerpo de este fasmo de Malasia se
parece muchísimo a una hoja. Es un perfecto ejemplo de
mímesis, fenómeno por el que el insecto imita la vegetación.
research
research**eu
eu NÚMERO
NÚMERO ESPECIAL
ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
21
COGNICIÓN
No tenemos la exclusivid
pensamiento
matólogo David Premack no dudó en preguntar claramente: “¿Los chimpancés tienen una
teoría de la mente?”, es decir, si pueden imaginarse que los demás (sus congéneres o los
experimentadores) tienen conocimientos,
intenciones, e incluso creencias (2).
A partir de ahí, empezaron a estudiarse intensamente las capacidades cognitivas animales.
Pero primero hay que definir este concepto. El
primer escollo consiste en poner al mismo nivel
operaciones mentales tan diferentes como la
inferencia (comprender cadenas causales),
la construcción de reglas abstractas, el “viaje en
el tiempo” (la memoria episódica y la capacidad de proyectarse en el futuro), la teoría de
1
4
Investigaciones llevadas a cabo en el Wolfgang Köhler Primate Research Center, que pertenece al Instituto
Max Planck de Antropología Evolutiva y está situado en el zoológico de Leipzig. Las investigaciones tratan sobre
todo de los grandes simios, particularmente del desarrollo cognitivo, el aprendizaje y la socialización.
1. Chimpancés en una cámara de observación. El investigador está a punto de introducir un trozo
de plátano en una de las dos tazas para probar la comprensión causal del primate.
2.3.y 4. Bonobo, orangután y gorila en la zona de los primates donde se estudian, entre otras cosas,
su comportamiento social y sus modos y capacidades de aprendizaje.
¿P
iensan los animales? La respuesta
a esta pregunta, tradicionalmente
de tipo filosófica o religiosa, ha
ido cambiando a lo largo de la
historia. Los científicos ya se interesaron por
esta cuestión en el siglo XIX, pero no por ello
acabaron las polémicas ni los cambios radicales de posicionamiento. Desde el periodo de
entreguerras hasta los años setenta, dominó la
psicología conductista (behaviourism), según
la cual, los comportamientos de los animales
pueden explicarse por una respuesta automática, sin reflexión, a estímulos exteriores. Esta
respuesta al entorno es el resultado de una
programación genética innata o de un aprendizaje, por ejemplo, por repetición o condi-
22
cionamiento. Así que no se tendría que hablar
de operaciones mentales, es decir, de capacidades cognitivas, para explicar los resultados de
las ratas en los laberintos o de los chimpancés
capaces de encontrar comida escondida.
“El enfoque cognitivista se impuso en los
años setenta”, recuerda Josep Call (1), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de
Leipzig (Alemania). Varios factores propiciaron
este cambio de enfoque tan radical. El etólogo
estadounidense Donald Griffin, tras años de
observaciones, defendió la existencia de una
conciencia animal. Por su parte, algunos teóricos del aprendizaje empezaron a estudiar la
memoria y las capacidades de categorización
de los animales. En 1978, el psicólogo y pri-
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
© MPI EVAN
3
Los entresijos de la mente
© MPI EVAN
2
© MPI EVAN
© MPI EVAN
La inteligencia y el poder de abstracción fueron
considerados durante mucho tiempo como
algo exclusivamente humano. Se suponía que
los animales reaccionaban como autómatas,
sin realizar operaciones mentales. En los años
setenta, el enfoque cognitivo empezó a sembrar
la duda y aún sigue suscitando la reflexión.
la mente o la metacognición (saber lo que se
sabe... y saber lo que no se sabe). Josep Call
se niega a establecer una articulación, menos
aún una jerarquía, entre estas aptitudes que
no se pueden comparar, según él.
Para Julia Fischer, profesora de etología
cognitiva en la Universidad de Göttingen
(Alemania): “La inferencia está muy presente en
el reino animal y puede explicarse mediante
mecanismos simples, así como la construcción
de reglas. El viaje en el tiempo es un concepto
que sería más complicado. Ahora bien, algunos
animales no son ‘prisioneros del presente’”.
Dicho esto, en numerosos casos, basta con la
hipótesis conductista para explicar las observaciones. “La principal dificultad metodológica
sigue siendo la de poder excluir de forma
categórica cualquier explicación ‘conductista’
de los resultados constatados, lo que no es
fácil, por ejemplo, en la mayoría de los experimentos sobre la teoría de la mente”, destaca.
Entonces, ¿qué se puede afirmar hoy en
día? Los grandes simios son los que tienen
más protagonismo, en particular los chimpan-
COGNICIÓN
cés, los más estudiados, con diferencia. Los
investigadores, tras haber comprobado la
complejidad de sus relaciones sociales en el
estado salvaje, y haberse sorprendido de
cómo utilizan herramientas, los han sometido
a pruebas más controladas. En 2004, una de ellas
concernió a las cuatro especies de grandes
simios. Se trató de ver si comprendían que, entre
dos recipientes, el que hacía ruido cuando se
agitaba contenía comida y el otro no. Se tuvo
mucho cuidado en eliminar cualquier posibilidad de aprendizaje o de lectura “conductista”.
Varios chimpancés, bonobos y gorilas (pero
ningún orangután) comprendieron inmediatamente que la comida era la fuente del sonido.
Los primates y las ratas
Treinta años después de la pregunta planteada por Premack, también se puede conceder a los chimpancés una teoría de la mente,
al menos parcial. Parece ser que comprenden
lo que los demás ven y dicen, y con qué finalidad actúan. No obstante, Josep Call opina:
“No hay pruebas de que piensen que los
demás tengan deseos o creencias”. Además, los
grandes simios no sólo utilizan herramientas,
sino que también son capaces de guardarlas
para utilizarlas en otra ocasión (al menos eso se
comprobó en los bonobos y los orangutanes
investigados en 2006). Esta experiencia, realizada en el zoológico de Leipzig, fue la primera
en demostrar en animales una capacidad de
proyectarse en el futuro.
No obstante, nuestros primos cercanos no
son los únicos en disponer de tales aptitudes
cognitivas. En 2006, las ratas demostraron su
capacidad de comprender una cadena causal
(un acontecimiento que desencadena otro)
¡e incluso intervenir de manera adecuada para
obtener agua azucarada! En realidad, como
estima Anne Reboul, lingüista y filósofa en el
Instituto de Ciencias Cognitivas de Bron
(Francia): “Las ratas no construyen ningún
modelo explicativo pero reconocen una cadena
causal”. Esto es suficiente para que Julia
Fischer afirme que “las ratas y los grandes
simios pueden desarrollar operaciones mentales sofisticadas antes de actuar”. Por su parte,
en 2008, Robin Murphy, psicólogo de la
Universidad de Londres (3) demostró la capacidad de abstracción de este roedor. La prueba
consistió en comprender que una secuencia
particular de sonidos conllevaba el suministro
de comida, y después transponer esta regla
a una secuencia similar, pero formada por otros
sonidos. En resumidas cuentas, extraer una ley
abstracta, general, de una situación particular.
© Josh Plotnik
ad del
La necesidad por encima de todo
Mejor aún: en el año 2007, un grupo de
investigadores estadounidenses demostró en
experimentos que unas ratas respondían
cuando sabían que iban a encontrar la solución
pero se abstenían (prefiriendo una consolación
ciertamente inferior a la recompensa en caso
de éxito, pero segura), cuando no sabían qué
responder (por ejemplo, el poder diferenciar
dos longitudes de sonidos diferentes). ¡Así que
esas ratas sabían que no sabían! Hasta entonces,
sólo los macacos rhesus habían demostrado tal
metacognición. ¿Pero es la rata un animal
excepcional? En absoluto. “Se trata simplemente de una especie que se puede criar fácilmente en laboratorio”, opina Robin Murphy.
“Las ratas no son especiales, aunque sean
quienes resuelvan mejor sus problemas particulares. Todas las especies, incluyendo al hombre, comparten la misma base de capacidades
cognitivas, pero cada una desarrolla las que le
son necesarias”. Además, los especialistas nos
advierten de un error frecuente: considerar
a los animales no humanos como un conjunto
homogéneo a pesar de que las especies sean
diferentes entre sí.
Otro interrogante sigue sin ser explorado:
¿por qué en cada experimento algunos sujetos
tienen más éxito que otros?. “Estamos empezando a explorar este tema”, responde Josep
Call. “No se puede trabajar con un número significativo de grandes simios, cuyo desarrollo
cognitivo conocemos mal. Por lo tanto, es difícil establecer lo que es genético y lo que es
historia individual”. Dicho esto, el enfoque
cognitivista tiene sus límites. Julia Fischer opina que en parte “está de moda”: “Es muy difícil publicar un artículo en el que se afirme que
un animal no sabe hacer algo determinado”.
Patrick Philipon
(1)
(2)
(3)
Josep Call, Past and present challenges in theory of mind
research in nonhuman primates. Progress in Brain
Research, Vol. 164, capítulo 19 (pág. 341), Elsevier, 2007.
Josep Call & Michael Tomasello, Does the chimpanze have
a theory of mind ? 30 years later. Trends in cognitive
sciences, 12(5), 187, 2008.
No hay que tomar este término con el sentido de creencia
religiosa, sino que significa el hecho de creer en una
realidad (por ejemplo, un objeto escondido). La creencia
se evalúa por medio de pruebas de “falsas creencias”.
Robin A. Murphy et al., Rule learning by rats, Science 319,
1849, 2008.
La elefanta Happy, en la prueba del espejo.
Tres elefantes
se miraban…
E
n el 2006, un grupo de investigadores instaló un espejo de gran tamaño en el área
de los elefantes, en el zoológico del Bronx,
en Nueva York. La mayoría de los animales se
comportan ante su reflejo como si estuvieran
frente a un congénere. Tan sólo los hombres, los
grandes simios y los delfines se reconocen en un
espejo. ¿Por qué investigaron a los elefantes?
“Las raras especies que hasta entonces habían
demostrado que se reconocían en el espejo
eran animales altruistas, capaces de comprender las necesidades de congéneres en dificultad
y de ayudarlos. Los elefantes tenían ese carácter”,
explica Joshua Plotnik, uno de esos investigadores (1). El vínculo entre los dos comportamientos,
difícil de establecer, pasa quizás por la conciencia
de sí mismo como entidad distinta de los demás.
El experimento resultó ser un éxito. Tras una
corta fase de exploración de la parte trasera del
objeto, las tres elefantas de Asia presentes
empezaron a mirarse, a efectuar movimientos
para probar su reflejo, a examinar partes de sus
cuerpos en principio invisibles: sobre todo, el
interior de su boca. Una de ellas incluso pasó la
prueba definitiva: se le habían pintado cruces en
la frente, que borró con su trompa tras haberlas
descubierto en el espejo. ¿Eso demuestra que
estas elefantas son capaces de contemplarse
‘desde el exterior’? ¿Conciben los límites de su
propio cuerpo? Nada nos permite afirmarlo…
(1)
Joshua M Plotnik et al., Self-recognition in an Asian elephant,
PNAS 103 (45), 17053, 2006.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
23
SOCIALIZACIÓN
Uno mismo y los demás
“E
Seducir, reproducirse,
educar, protegerse,
alimentarse… Tanto
la cultura animal como
la cultura humana se
basan en las relaciones
entre individuos.
Relaciones que son
ambiguas y que
alternan cooperación
y competencia.
A continuación,
citamos algunos
ejemplos.
l infierno son los demás”, decía
el filósofo Jean-Paul Sartre,
a pesar de ser él mismo un animal social, por su pertenencia
a la especie humana. En cierto modo, este juicio podría aplicarse a todos los seres vivos
puesto que “el otro” siempre es un competidor. Primero para alimentarse: el congénere
tiene el mismo régimen alimentario y, en el
caso de que la comida escasee, puede transformarse en enemigo mortal. También es un
competidor sexual en potencia, y a veces un
posible predador. Pero, por suerte, la frase de
Sartre tan sólo revela una parte de la verdad.
La otra parte es que el otro es indispensable
para reproducirse. Puede convertirse en un preciado auxilio, si coopera, para protegerse, edificar un refugio, detectar el peligro, encontrar
fuentes de alimentación… incluso distraerse.
En resumidas cuentas, el congénere está entre
el cielo y el infierno.
Esta dualidad es inherente a la condición animal. Explica por qué hay tan pocos individuos
completamente solitarios puesto que, sean cuales fueren su especie y sus particularidades, se
ven obligados a interactuar con parejas para la
reproducción como mínimo. No obstante, las
relaciones se limitan raramente a este campo.
Numerosos animales tienen también relaciones
de hermandad, eventualmente con sus progenitores, su grupo, más o menos extenso, e igualmente con los congéneres que se encuentran
en su camino. Ahora bien, quien dice interacción dice forzosamente comunicación.
© Chris Herzfeld
24
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
Amistad en
los chimpancés.
Las bazas de la seducción
La comunicación animal logra su máxima
complejidad en el área universal de la reproducción. Los lepidópteros, dotados de un
“séptimo sentido”, detectan a una pareja hasta
a 8 kilómetros de distancia. La comunicación
sexual, a menudo básicamente química, se enriquece con componentes auditivos en numerosos insectos y pájaros, en los que el canto
desempeña un papel decisivo. El aspecto visual
también tiene su importancia, como lo reflejan
las manchas, colores, plumajes y otros elementos estéticos cuyo brillo no pasa desapercibido
en el reino animal. No se puede olvidar la comunicación táctil. El biólogo Stéphane Tanzarella
cuenta el caso de la araña Amaerobius ferox:
“El macho, para distinguirse de las presas, da
golpecitos en la tela de la hembra con sus patasmandíbula creando una frecuencia de 4 Hz
durante algunos segundos, y después con su
abdomen envía una vibración de 30 a 100 Hz” (1).
De este modo evita que le devore, a condición
de mantener el ritmo durante todo el acoplamiento (cualquier distracción y el instinto predador de la hembra acaba con él). Y finalmente,
se conocen desde hace mucho tiempo códigos
de comportamiento extremadamente complejos en animales más evolucionados, como
cortejos nupciales, bailes y ofrendas de regalos
de algunas aves.
La responsabilidad de los padres
Sin duda las relaciones entre los padres y sus
pequeños, tras las relaciones reproductivas,
son las que dan lugar al mayor repertorio de
comunicación y de comportamientos. Ejemplos
de ello son algunos invertebrados: los pulgones y las arañas defienden a veces a sus crías,
las trasportan de un sitio a otro, las alimentan,
etc. A menudo, se trata de un reflejo relativamente simple, desencadenado por la apariencia general, el olor o los sonidos emitidos por
las crías. Por otra parte, podemos encontrar
que la sustitución de los polluelos pasa
desapercibida para la mayoría de las aves,
empezando por la gallina, que criará a cualquier clase de polluelo, o el caso del polluelo
SOCIALIZACIÓN
las tareas y sincronización de los movimientos
son poco conocidas, pero casi con total seguridad se puede afirmar que conllevan sistemas
de comunicación sofisticados.
Las sutilezas de los primates
© CNRS Photothèque/CEBC/Christophe Guinet
© CNRS Photothèque/Alain R. Devez
Dos jóvenes elefantes de mar machos se enfren- Papamoscas (bias musicus) de Gabón. Los dos padres
alimentan a sus crías, en la foto aparece la hembra.
tan ante una colonia de pingüinos rey en
Ratmanoff (Kerguelen), al sur del Océano Índico.
del cuco al que adoptan “padres” generalmente
más pequeños que él.
Otro ejemplo sorprendente lo expuso Alex
Thornton, investigador en el Departamento de
Zoología de la Universidad de Cambridge
(Reino Unido), quien reveló que las suricatas,
pequeños mamíferos africanos bastante sociales de la familia de las mangostas, tenían un
auténtico proceso de educación. Las suricatas
tienen una alimentación muy variada que
incluye animales ágiles y peligrosos como los
escorpiones. Los padres aportan presas muertas a sus pequeños en las primeras etapas de
su vida. Después, cuando son más ágiles, les
dan escorpiones vivos a los que les han arrancado el dardo. Sólo al final del proceso de
educación reciben presas enteras, con las que
tienen que vérselas. Alex Thornton matiza que
las suricatas no tienen una teoría de la mente,
que les permita imaginar lo que su prole es
capaz de hacer o comprender. En realidad, se
guían por la naturaleza de los sonidos que
emiten sus descendientes. Los sonidos de los
más pequeños, más agudos, les incitan a “entregar” presas muertas. Después, a medida que los
sonidos se van haciendo más graves, los padres
modifican lo que les van dando. Los investigadores realizaron una demostración especialmente acertada, emitiendo falsos sonidos
grabados con un magnetófono, logrando así
engañar a los padres y hacer que trajeran presas no adaptadas para sus pequeños…
El efecto de grupo
Las interacciones con los demás, más lejanos (ni ascendientes, ni descendientes, ni
parejas) encierran aún numerosos misterios.
La dinámica de los bancos de peces (que pue-
den llegar a tener más de un kilómetro de longitud y comportar miles de millones de individuos) sigue siendo poco conocida. Parece
ser que el grupo pretende provocar en los
predadores una sensación de confusión,
incluso de amenaza, para disuadirlos y evitar
que le ataquen. Así, cuando aparece un peligro, el banco se hace más denso, al reducirse
la distancia entre sus miembros de forma sincronizada. Y no obstante, cada pez tan sólo
tiene contacto con el puñado de individuos
que lo rodea… Eso no impide que las señales
se propaguen de cercano a cercano con una
impresionante rapidez. Los peces, a pesar de
tener un cerebro bastante rudimentario, y una
estrecha gama de comportamientos estereotipados, consiguen que emerjan comportamientos complejos muy adaptados gracias al
denominado “efecto de grupo”.
Numerosos animales alternan las fases gregarias y las territoriales. Es el caso de algunas
aves como los estorninos, que en invierno forman agrupaciones enormes, fascinantes por
sus ejercicios de vuelos colectivos. Cada noche
se puede ver cómo una nube de aves se despliega, se estira, retoma una forma compacta,
como si jugara, conservando siempre su coherencia. Y, no obstante, algunas semanas más
tarde, cuando llega la época de la reproducción,
cada miembro del mismo grupo estará dispuesto a luchar ferozmente por la posesión de
algunos metros cuadrados de territorio.
Más complejos aún son los mecanismos de
caza colectivos de algunos predadores, como
los leones o los lobos, que se basan en un
reparto de tareas entre los “ojeadores” móviles
y ruidosos, y los “asesinos” silenciosos y al
acecho. Las modalidades de distribución de
Y para finalizar están los primates, cuyas
sutiles jerarquías sociales e interacciones
siguen apasionando a los investigadores. El
holandés Frans de Waal, uno de los primatólogos más célebres, que trabaja actualmente
en la Universidad Emory de Atlanta (Estados
Unidos), explica en diferentes obras (2), con
un fascinante lujo de detalles, cómo los chimpancés no ejercen su dominio en función de
la mera fuerza física. Depende principalmente
de la aptitud de un macho de conseguir suficientes aliados (incluyendo las hembras, más
débiles físicamente) para que lo apoyen cuando
entra en conflicto con sus rivales. El investigador
describe, entre otros, algunos violentos cambios
de alianzas que llevan al poder a quienes hasta
entonces eran tan sólo “ayudantes” del dominante. Precisa también que se puede establecer fácilmente una distinción entre “individuos
políticos”, capaces de cambiar de alianza de
forma rápida y oportuna, e individuos fieles
durante toda la vida a los mismos congéneres.
Ya nos lo imaginábamos: la especie humana
no ha inventado nada...
Yves Sciama
Stéphane Tanzarella, Perception et Communication chez
les animaux, De Boeck Université, 2005.
) Frans de Waal, Chimpanzee Politics: Power and
Sex among Apes, Johns Hopkins University Press, 2000.
Frans de Waal, Peter L. Tyack, Animal Social Complexity:
Intelligence, Culture, and Individualized Societies,
Harvard University Press, 2003.
(1)
(2
Página web de Frans de Waal
(Emory University):
http://www.psychology.emory.edu/nab/
dewaal
Página web de la Animal Behavior
Society (Estados Unidos):
www.animalbehavior.org
Página web del Konrad Lorenz Institute for
Evolution and Cognition Research (Austria):
www.kli.ac.at
Página web muy amena sobre los primates:
http://primatology.net
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
25
IMITACIÓN
¿Quién remeda a quién?
© Friederike Range, University of Vienna
© Vera Dell’mour, University of Vienna
Desde hace mucho tiempo se conoce la importancia
de la imitación en el aprendizaje, tanto en el
hombre como en los animales. Pero, ¿de dónde
viene este comportamiento fundamental en
el desarrollo cognitivo y social? Según los
investigadores estadounidenses es 100 % innato,
pero los científicos europeos del proyecto EDICI
afirman que quizás no lo sea.
A la derecha, las
cabezas de dos
jóvenes tamarinos,
encaramados a la
espalda de su madre.
Observan atentamente
la forma en la que su
padre se alimenta
(en primer plano).
En esta prueba, el perro instructor (a la derecha)
tiene que tener una pelota en la boca sin soltarla.
Con su pata tira de una palanca para conseguir
comida. El perro imitador (sentado), que no tiene
una pelota, no lo copia ciegamente. Utilizará su
boca porque así le resultará más fácil conseguirla…
“H
emos reunido a investigadores de diferentes disciplinas”, explica Ludwig Huber,
coordinador de EDICI (1).
“Aunque hemos tardado tiempo en encontrar
un lenguaje común, esto nos ha permitido imaginar experimentos muy originales”. Especialistas
de etología, biología evolutiva, neurofisiología,
neuropsicología y psicología de cuatro países
(Alemania, Austria, Hungría y Reino Unido)
hicieron pruebas con animales que, de una
forma u otra, son próximos al hombre (tamarinos en el plano filogenético, aves sociales –
como los córvidos o los papagayos – y perros).
Se realizaron otras investigaciones con niños
que no dominaban aún el lenguaje, con adultos
26
sanos y con pacientes que sufrían trastornos
neurológicos.
Estar atentos, prestar atención
Uno de los experimentos, que trataba de la
comparación del nivel de atención entre diferentes especies, reveló que variaba de un individuo a otro. “La capacidad de imitar no es
innata. Cada uno la desarrolla observando sus
propias acciones y, sobre todo, relacionándose
con los demás” (2). Por ejemplo, en experimentos con los tamarinos, los investigadores
demostraron que los padres se implicaban
mucho en animar a sus pequeños para que
realizaran tareas complejas de alimentación.
Un experimento de otro tipo reveló la sutileza
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
de los perros en lo que concierne a la imitación (véase la fotografía).
Asimismo, se comparó el potencial de algunos bebés de 14 meses, en presencia de un
adulto pasivo, o de un adulto activo (que le
mostraba y explicaba lo que tenía que hacer
hablándole, llamándole por su nombre, señalando los objetos con el dedo, asegurándose de
que mirase, etc.). Los resultados no fueron sorprendentes: los niños, cuando se les motivaba,
tenían una sensibilidad “innata” para interpretar
estos signos de comunicación social.
Imitación y conciencia
Otros trabajos se realizaron sobre la actividad
cerebral humana. “Hasta ahora, se pensaba que
la imitación era la capacidad fundamental para
comprender lo que hacían los demás. ‘Veo,
luego imito’. Las investigaciones de EDICI apuntan a que lo importante es el control del cerebro sobre lo que imita”. Por lo tanto, el hombre
no es una máquina de copiar automática. La
toma de imágenes cervicales revela que la zona
activa en la imitación se superpone a la que está
activa en la mentalización, es decir, cuando se
tiene conciencia de lo que pasa en sí mismo o
en otra persona.
“De este modo, se podrían abrir nuevas pistas para el tratamiento de los trastornos neurológicos, por ejemplo, en los casos de autismo.
Nuestros resultados revelan una nueva pista
posible cerca de la zona del cerebro relacionada con la representación de sí mismo y del
otro, y de la capacidad para distinguirse del
otro. Por lo tanto, estas investigaciones podrían
abrir nuevas perspectivas para la elaboración
de nuevos tratamientos aplicados a diferentes
trastornos neurológicos. Evidentemente, eso
nos anima a seguir adelante con nuestras investigaciones”.
Kirstine de Caritat
(1)
(2)
El proyecto EDICI (Evolution, development and intentional
control of imitation) forma parte de la iniciativa europea
“Nest Pathfinder, What it means to be human”.
ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/nest/docs/4-nest-what-it290507.pdf
Todas las citas son de Ludwig Huber.
www.univie.ac.at/edici
COMUNICACIÓN
Los sonidos
y su significado
Cantos monótonos y dialectos
R
ecientemente, Yosuke, un loro gris de
Gabón que vive en el extrarradio de
Tokio, se escapó de su casa, fue capturado por la policía y llevado a una
clínica veterinaria. Repetía sin cesar el nombre
de su propietario y su dirección, por lo que
pudieron devolvérselo. Pero se trata de la imitación limitada de un idioma humano. Algunas
aves y ciertos mamíferos marinos son capaces
de utilizar lenguajes cuya complejidad es comparable a los nuestros.
Precisión y matices
© CNRS Photothèque/Marc Thery
Las aves aprenden a “hacer sus escalas” de
forma diferente, según las especies. Se cree que
su canto tiene que ver con el acoplamiento y el
territorio. El etólogo Thierry Aubin, investigador del NAMC (1), cita el ejemplo de la alondra
de los campos, que según él, cuando canta
puede decir a la vez: “Pertenezco a la especie
alondra, soy macho, vivo en Bretaña, estoy
situado cerca de la gran duna frente al mar”.
Un pájaro puede cantar durante días antes
de conseguir atraer a una pareja, y no pararse
La comunicación a través del canto es específica de las aves, que en ciertas circunstancias
conlleva un aspecto estético centrado en la
seducción. En la foto, un gallito de roca realiza
el cortejo nupcial en un lugar especialmente
escogido para tal efecto, cuya luminosidad
acentúa el color vivo de su plumaje.
aunque llegue un intruso, al que incluso
puede escuchar… Los especialistas coinciden en afirmar que sienten un placer estético
y se ha comprobado muchas veces la analogía entre sus cantos y nuestras músicas en lo
que se refiere al ritmo, la repetición y la
intensidad.
Igualmente, los mamíferos marinos vocalizan con una gran variedad de matices, desconocidos hasta los años sesenta. Bajo el agua,
el sonido se propaga unas cuatro veces más
rápidamente que en el aire y los cetáceos los
utilizan en diferentes circunstancias: ecolocalización (1), silbidos y gritos que codifican diferentes
tipos de comunicación, así como los famosos
“cantos”, denominados así debido a su duración
y su estructura complicada y repetitiva.
Esta comunicación vocal variada evoluciona
en el transcurso del tiempo, difiere de una especie a otra (pero también dentro de una misma
especie) y los investigadores no dudan en considerarla como una forma de cultura, en el sentido de transmisión de un comportamiento de
generación en generación.
(1)
(2)
Orca cerca de la isla de Unimak, en Alaska
(Estados Unidos). Algunas orcas son políglotas:
además de la lengua común, conocen una especie de dialecto propio de su grupo, lo que refuerza
la identidad de la comunidad.
Laboratorio de Neurobiología del Aprendizaje, de la Memoria
y de la Comunicación CNRS, Universidad Paris-Sud (Francia).
Este mecanismo biológico de orientación y de guía hace
posible que algunos animales, como los murciélagos,
localicen por su audición diferentes obstáculos u objetos
que reflejan las vibraciones emitidas por el animal.
Centre for Mammal Vocal Communication
Research, Universidad de Sussex (Reino
Unido)
www.lifesci.sussex.ac.uk/cmvcr/Home.html
NAMC
www.namc.u-psud.fr/.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
27
© CNRS Photothèque/CEBC/Christophe Guinet
Existen numerosas formas de comunicar, incluso
en silencio. Los “monos parlantes” responden a sus
observadores con el lenguaje de los signos, las
abejas se expresan a través de la danza, numerosos
animales modulan sus gritos. Pero algunas especies,
como las aves y los cetáceos, poseen un dominio
del canto tan complejo que no deja de sorprender.
La yubarta (ballena jorobada) ha sido muy
estudiada. Tan sólo cantan los machos, y únicamente en la época del acoplamiento. Como
en el caso de las aves, los científicos piensan
que estas melodías están dedicadas a las hembras y/o sirven de señales para los competidores que les rodean. Michaël Noad,
especialista en cetáceos australiano, observó
que los cantos evolucionaban según las estaciones y, sobre todo, que se transmitían muy
rápidamente a través de una extensa zona
oceánica, por lo que todas las ballenas producían allí la misma música…
En cuanto a las orcas, poseen dialectos. Este
sorprendente descubrimiento concierne a las
poblaciones sedentarias. Dichas poblaciones,
al contrario de lo que sucede con las orcas
nómadas, menos “locuaces”, han desarrollado
una especie de lenguaje privado, comprendido
únicamente por los miembros de la manada,
un pequeño grupo de animales que viven juntos. Para comunicar más ampliamente, estas
orcas políglotas utilizan entonces otro lenguaje, que todas comprenden, y que refuerza
la cohesión y la identidad de la comunidad.
Pero quedan aún algunas dudas por despejar
sobre estas melodías subacuáticas. Por otra
parte, los ruidos submarinos provocados por los
hombres (las palas de las hélices, los sondeos
sísmicos, las perforaciones submarinas, los
diversos radares) van siendo cada vez más
perturbadores. Parece como si se duplicaran
cada década, reduciendo paralelamente el
campo sonoro de los mamíferos marinos. Una
amenaza se cierne sobre todos estos animales
que se guían por su audición para orientarse,
alimentarse, reproducirse…
K. de C.
© Shutterstock
estadounidenses Jeanne y Stuart
Altmann estudian a los babuinos
(Papio cynocephalus) de la región
de Amboseli, en Kenia. Dichos
monos tienen una sociedad
Hembras babuino que se despiojan.
matriarcal. Las hembras crean
relaciones sociales a largo plazo
mientras que los machos pasan de
grupo en grupo. Algunas hembras
parecen especialmente afables,
y pasan mucho tiempo despiojando
a los otros miembros del grupo
o interviniendo en caso de conflicto.
De 1984 a 1999, los investigadores
observaron la evolución demográfica del grupo (embarazos,
nacimientos y viabilidad de las crías),
los rangos de dominio, y particularmente el comportamiento de
108 hembras. Como resultado de
esta larga observación en el medio
natural constataron que cuanto
más sociable era la madre, más
posibilidades de supervivencia
tenían sus retoños durante el
primer año, considerado como
el más crucial. ¿A qué se debe?
Se sabe que los contactos sociales
disminuyen el estrés fisiológico
en diferentes especies.
Los investigadores emiten también
la hipótesis de un acceso más fácil
a la comida y de una protección
más eficaz para las crías que
tienen la suerte de tener estas
“madres cariñosas”.
www.sciencemag.org
28
Un número cada vez mayor de
especialistas creen que la
cooperación entre organismos ha
sido subestimada en la teoría de la
evolución, dominada por una
interpretación del darwinismo
exageradamente orientada hacia
la competencia. Innumerables
ejemplos de evoluciones
conjuntas y simbiosis ilustran
la tendencia espontánea de
los seres vivos a relacionarse
buscando un beneficio mutuo.
Estas relaciones pasan por
innumerables señales cuyo
destinatario pertenece a otra
especie, e incluso a un reino
diferente. Una pionera en la
materia, la microbióloga
estadounidense Lynn Margulis,
profesora de la Universidad de
Massachussets, junto con el
británico James Lovelock, han
desarrollado una teoría según
la cual la propia Tierra se puede
considerar como una simbiosis de
todos sus habitantes (1). Sin ir más
lejos, se puede constatar la
importancia fundamental de
las actividades sociales y de
relaciones para los seres vivos.
(1)
Lynn Margulis, Symbiotic Planet: A new look at
evolution, Basic Books, 1998.
Además del
plumaje…
Las hembras paseriformes
(escribanos) van más allá de las
apariencias cuando eligen a su
macho. Parece ser que además de
su tamaño y de los colores de su
plumaje, también lo escogen en
función del contexto ecológico del
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
© Alexis Chaine
Las hembras
¿La cooperación ha
sociales tienen crías sido subestimada
más sanas
en la teoría de
la evolución?
Desde 1971, los primatólogos
© Alexis Chaine
BREVES
La hembra escribano (a la izquierda) elige a su macho siguiendo varios
criterios, y no únicamente la apariencia.
momento. Los investigadores
Alexis Chaine (CNRS, Francia)
y Bruce Lyon (Universidad de
California, Santa Cruz, Estados
Unidos) destacan este criterio de
selección que tiene por objetivo el
garantizar la diversidad genética.
A las hembras les importa sobre
todo que eclosionen el máximo de
huevos (1). Por lo tanto, eligen a su
compañero según las capacidades
que tenga para alimentar a sus
crías. Si el nido se sitúa cerca del
suelo, donde pasan los ratones,
optan por un macho cuyas alas
tengan manchas blancas, puesto
que asustan a los roedores. Si ese
año no hay muchos saltamontes,
su alimento preferido, escogerán
a un compañero que tenga un
gran pico, capaz de atrapar
a otros insectos. Por todo ello,
los investigadores opinan que
las preferencias de las hembras
implican una dinámica de selección
sexual, que igualmente tendría que
estar presente en otras especies.
(1)
Alexis S. Chaine, Bruce E. Lyon, Adaptive
Plasticity in Female Mate Choice Dampens
Sexual Selection on Male Ornaments in the
Lark Bunting, Science, 25 de enero de 2008.
Los subterfugios
de las presas
el saltamontes ante un sapo.
¿Por qué no se va volando? Porque
así no tendría escapatoria y moriría
devorado. El predador tan sólo
intenta atrapar a sus presas cuando
saltan. “La grajilla no reconoce
la forma cuando sus presas están
inmóviles, pero cuando éstas
saltan se diferencian de las otras
formas que las rodean”, escribe
Vinciane Despret (1). Por lo tanto,
el saltamontes ha integrado
el hecho de que el predador sea
incapaz de percibir un elemento
inmóvil.
Otra constatación: los pequeños
pájaros construyen sus nidos cerca
de sus predadores. La explicación
de esta etóloga-filósofa es que
“el hábitat de un animal está
impregnado del olor del que vive
allí”. De este modo, el espacio en el
que se instala su víctima potencial
está considerado por el más
poderoso como una extensión
de su propio cuerpo, así que no
se puede tratar de un territorio de
caza. ¡No se va a comer a sí mismo!
Tal y como ha demostrado Jacob
von Uexhüll (véanse páginas 6 y 7),
tenemos que buscar el significado
de los comportamientos extraños
a primera vista pero que
constituyen “el mundo
característico del animal”.
(1)
Un insecto se queda inmóvil
frente a su predador. Por ejemplo,
Vinciane Despret, Bêtes et Hommes,
Gallimard, 2007
© Michel Vanden Eeckhoudt
uso y abuso
“Los seres humanos son los
únicos animales que realmente
me dan miedo”.
Bernard Shaw
*eu NÚMERO
*eu NUMÉRO
research
research
ESPECIAL
SPÉCIAL
I NOVIEMBRE
I OCTOBRE 2008
29
COHABITACIÓN
Vida de perros…
Los perros, ignorados
durante mucho tiempo
por los psicólogos, que
preferían estudiar
a los chimpancés
o a las ratas, desde
hace algunos años han
recobrado protagonismo.
De hecho, destacan en
un campo particular:
la comprensión de la
comunicación humana.
Beneficios de una larga
historia común.
“S
ólo le falta hablar”. ¿Quién no
ha oído en alguna ocasión al
propietario de un caniche o de
un pastor alemán presumir así
de la “inteligencia” de su animal de compañía?
Sin llegar hasta ese punto, por lo menos sí se
30
puede afirmar que la relación del perro con el
hombre es especial. No obstante, los investigadores durante mucho tiempo han preferido
trabajar con grandes simios, más cercanos
a nosotros filogenéticamente, o con ratas, más
fáciles de criar en laboratorio. A principios de
este siglo, varios resultados han avivado el
interés de los científicos por las razas caninas,
sorprendentes por su aptitud para comprender los códigos de comunicación humanos,
mucho mejor que los primates. “Los perros se
podrían convertir en los nuevos chimpancés
de los psicólogos”, escribió el estadounidense
Paul Bloom en 2004 (1).
Rico, capaz de entender
doscientas palabras
Ese mismo año, un equipo del Instituto Max
Plank de Leipzig, dirigido por Julia Fischer (2),
se interesó por Rico, un Border collie que,
según sus dueños, “comprendía más de doscientas palabras”. Se trataba de nombres de
juguetes o de pequeños objetos que traía
cuando se le pedía, ganando entonces una
recompensa. Rico empezó este aprendizaje a
la edad de diez meses. Los investigadores
comprobaron primero sus capacidades en
experimentos controlados en los que su dueña
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
© Courtesy Julia Fischer
Rico conoce todos sus juguetes por
su “nombre”. Este Border collie tiene
un vocabulario impresionante,
siendo capaz de establecer un vínculo
entre una palabra y un objeto,
con una rapidez y memoria
sorprendentes.
no podía darle ninguna pista, ni siquiera de
forma involuntaria. Rico nunca se equivocó de
objeto, mejor aún: los científicos seguidamente
colocaron un objeto “desconocido” entre los
juguetes familiares y su dueña pronunció el
nombre de dicho juguete, que Rico desconocía.
Pero comprendió inmediatamente que la nueva
palabra debía corresponder al objeto que
nunca había visto y lo trajo. Cuatro semanas
más tarde, aún recordaba este nuevo nombre.
¿Puede ser considerado como un perro
excepcional? Sin duda alguna, por la amplitud
de su vocabulario, que los investigadores del
Instituto Max Plank juzgan “comparable al de
los grandes simios, los delfines, los papagayos
o los leones marinos entrenados”. Sin comparar sus logros con el aprendizaje del lenguaje
por bebés humanos, estiman que Rico sabe
establecer un vínculo entre una palabra y un
objeto. Paul Bloom, más escéptico, destaca
que este perro “tan sólo aprende” en situación
de juego y únicamente nombres de objetos
que puede transportar en la boca. Según él,
este Border collie no integra los nombres de las
categorías de los objetos sino que simplemente
asocia la palabra al acto de traer. Otro límite
esencial: tan sólo “funciona” con su dueña…
No obstante, la rapidez del aprendizaje de
COHABITACIÓN
vocabulario revela que los perros, como las
ratas o los chimpancés, pueden realizar inferencias, operación lógica que consiste en
sacar una conclusión.
La fuerza de los signos
En la misma época se realizaron experimentos de alcance más general con animales
no entrenados, sin lazos afectivos particulares
con los experimentadores. Ya no se trataba de
analizar a individuos excepcionales, sino las
capacidades de la especie. Todos estos estudios siguieron el mismo esquema: los investigadores colocaban en un primer momento
varias cajas idénticas, tras haber ocultado en
una de ellas comida o cualquier objeto atrayente. Hacían entrar el animal en la habitación
y señalaban la “caja correcta” de alguna forma:
con el dedo, mirándola, asintiendo con la
cabeza, situando encima de ella un cubo de
color… En resumidas cuentas, utilizando los
signos propios de la comunicación humana
no verbal. A partir de los catorce meses, los
bebés comprenden perfectamente este tipo de
indicación. Los chimpancés no lo logran en
absoluto. Tienen que intentarlo decenas de
veces para utilizar la información dada por el
experimentador y son incapaces de transponer
este conocimiento a otro tipo de información
(por ejemplo, si el experimentador vuelve la
cabeza en lugar de asentir con ella). Ahora
bien, los perros resuelven el problema con
gran facilidad, desde el primer intento…
Otros experimentos demostraron que la
especie canina “comprende” que los hombres
ven con sus ojos, y actúa en consecuencia. Por
ejemplo, un perro coloca la pelota delante de
su entrenador incluso si mientras tanto dicho
entrenador se ha dado la vuelta. Prefiere mendigar comida a una persona con los ojos descubiertos que a otra que esté a su lado con los
ojos vendados (el chimpancé no distingue entre
los dos). Se acerca a un objeto prohibido tan
sólo si el experimentador tiene los ojos cerrados
o si una pared sin ventana les separa, etc.
Todos estos resultados son tanto más sorprendentes cuanto que los perros no comprenden bien los índices no sociales: no descifran el
mundo físico. Por ejemplo, un chimpancé comprende inmediatamente que si, de dos tablas
puestas en el suelo, una está levantada y la otra
no, la comida está oculta debajo de la primera.
El perro es incapaz de comprenderlo.
Los lobos y los zorros
¿Pero por qué teniendo capacidades cognitivas inferiores a las de los grandes simios, los
perros los superan cuando se trata de comunicar con nosotros o con sus congéneres?
El psicólogo alemán Michael Tomasello (3)
ha publicado recientemente una síntesis de
sus trabajos sobre este tema, ofreciendo una
explicación. Primero ha eliminado la hipótesis
del adiestramiento, puesto que unos cachorros
criados por su madre en una perrera tienen la
misma comprensión que unos perros adultos
criados por los hombres. El hecho de que el
lobo, ancestro del perro, cace en manada y,
por lo tanto, deba integrar las intenciones de
sus congéneres, tampoco sirve de explicación.
Los lobos, aunque hayan sido criados por
humanos, no comprenden sus señales, a pesar
de tener el mismo nivel (o quizás mayor) que
los perros en las tareas de comprensión del
mundo físico.
Para Michael Tomasello, habría que buscar
la respuesta en la historia particular de los
perros. “La única posibilidad que queda es
que las capacidades sociales de los perros
provengan del propio proceso de domesticación, desarrolladas durante las decenas de
miles de años que nuestras dos especies han
vivido juntas”, escribe. Aunque no se pueda precisar la fecha exacta, hace varios miles de años,
los hombres empezaron a domesticar a los
lobos que rondaban en torno a sus campamentos buscando desechos. Poco a poco, fueron
eliminando a los individuos temerosos o agresivos con ellos. ¿Esta selección en base al comportamiento ha sido suficiente para conferir
a estos animales capacidades de comunicación social? Por muy sorprendente que sea la
respuesta, parece ser que es así. Como prueba,
Tomasello menciona un experimento llevado
a cabo con zorros de Siberia. Un grupo de
estos cánidos fue seleccionado hace unos cuarenta años con el único criterio de que permanecieran tranquilos en presencia de seres
humanos. Un grupo de control se reprodujo
libremente, en condiciones completamente
idénticas. Actualmente, las crías del primer
grupo comprenden tan bien como los cachorros de perro cuando se señala con el dedo
o se mira, sin haber seguido ningún aprendizaje. Por el contrario, no son más “hábiles”
que sus homólogos salvajes cuando se trata de
comprender el mundo físico. “Por mucho que
sorprenda, esta investigación sobre los zorros
domesticados sugiere que los perros desarrollan aptitudes para descifrar los comportamientos sociales y comunicativos de los hombres
como consecuencia involuntaria de haber
sido seleccionados con el criterio de la tranquilidad”, concluye el investigador.
Otra pregunta surge inevitablemente:
¿Cómo es posible que los chimpancés no
hayan desarrollado aptitudes para comunicar
mientras que los hombres, tan cercanos filogenéticamente, sí? Después de todo, los chimpancés, y aún más los bonobos, dominan el
mundo físico, saben lo que ven los demás, les
atribuyen intenciones, realizan inferencias
a partir del comportamiento del experimentador o del congénere; en resumidas cuentas,
disponen de todas las capacidades cognitivas
necesarias. Michael Tomasello opina que la respuesta radica en su tendencia natural a la competición. Las experiencias revelan que los
chimpancés sólo cooperan con un congénere
si no hay ninguna posibilidad de conflicto
(gracias a una separación física) y si le interesa
por algo. De no ser así, las relaciones de
dominio impiden cualquier acción común. En
esas condiciones, es inútil desarrollar capacidades de comunicación sofisticadas. De ahí la
hipótesis según la cual las capacidades de
comunicación únicas del hombre tan sólo
hayan podido emerger tras una “autodomesticación” en el transcurso de la cual “los miembros de un grupo social mataban o excluían a
los individuos demasiado agresivos o despóticos”. Esta selección en base a la tranquilidad
emocional habría abierto a nuestros ancestros
homínidos un nuevo espacio adaptativo en el
que se pudieron desarrollar formas sofisticadas de interacción social y de comunicación.
En resumidas cuentas, los perros nunca
podrán hablar, pero quizás nos hayan ayudado en cierta forma a comprender cómo nosotros, los humanos, lo hemos conseguido.
Patrick Philipon
Paul Bloom, Can a dog learn a word? Science 304, 1605, 2004.
Juliane Kaminski, Josep Call, Julia Fischer, Word learning in
a domestic dog: evidence for “fast mapping”,
Science 304, 1682, 2004.
(3) Brian Hare & Michael Tomasello, Human-like socials skills
in dogs?, Trends in cognitive sciences, 9(9), 439, 2005.
(1)
(2)
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
31
Feria agrícola
de Libramont
(Bélgica), 2008.
© Courtesy Jocelyne Porcher
Cerdos que viven
al aire libre. Criadero
de Francis Surnom
(Francia).
“La producción animal
Jocelyne Porcher opina
que se establece una
relación entre los
hombres y los animales
en la verdadera cría
de animales. Todo lo
contrario a la
alienación presente
en los criaderos de
cerdos industriales.
Una socióloga
escandalizada que
nos da su opinión.
“Y
o fui un cerdo como los
demás, nacido de una cerda
Sigma-Archi + y de semen
de un verraco fruto del cruce
de líneas muy heterogéneas; morí en un matadero industrial 170 días después de mi nacimiento, junto con otros 6.000 cerdos que
murieron ese día y en ese mismo lugar.
Nuestra vida no tuvo nada de extraordinario:
32
siguió los procedimientos y el timing previstos
por los científicos y los técnicos”. Así empieza
L’Histoire contemporaine d’un cochon sans
histoire (literalmente: “La historia contemporánea de un cerdo sin historia”) de Jocelyne
Porcher (1), una novela en la que ella se convierte en cerdo, para presentarnos mejor el
universo implacable de la “producción animal”. Además, ella también sabe convertirse
en niña, por ejemplo, en su último libro, Une vie
de cochon (literalmente: “Una vida de cerdo”)
escrito junto con una antigua trabajadora del
sector porcino, Christine Tribondeau. Solenn,
la narradora, observa con la inocencia de sus
diez años la vida de su madre, empleada en
un criadero de cerdos industrial.
Pero Jocelyne Porcher es ante todo socióloga.
En 2002, su tesis “Eleveurs et animaux, réinventer le lien” (literalmente: “Volver a crear el
vínculo entre criadores y animales”) fue galardonada con el premio Le Monde de la investigación universitaria, que promueve a los
jóvenes doctores. Una tesis de la que ella hizo
un libro, en el que examina con delicadeza
y sensibilidad la evolución de la relación entre
el hombre y el animal a través de los tiempos.
Hasta la actual alienación que representa esta
“producción animal”, una actividad que jamás
aceptará de calificar como cría de animales.
Pero ya sea el animal, la niña o la investiga-
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
dora que se exprese por ella, mantiene el tono
de indignación contra un sistema tan despiadado con los animales que produce, como
con los hombres y las mujeres que emplea.
No hay por qué elegir
Jocelyne Porcher opina (y es uno de los
rasgos originales de su trabajo) que no hay
por qué elegir entre el bienestar del hombre
y el del animal. De hecho, ella cree en la existencia de un vínculo entre los humanos y los
animales que se remonta a varios milenios. Un
vínculo que no pretende idealizar, pero que
beneficia a ambas partes. Por desgracia, en los
sistemas industriales “lo que más se comparte
es el sufrimiento”, constata. Los animales sufren
porque se les arranca de su universo, no ven
nunca la naturaleza ni el sol, se les ceba, sin
darles espacio para moverse, a fin de acelerar
lo más posible el momento del sacrificio.
Quienes trabajan allí sienten un sufrimiento
ético, por tener que acallar la parte de sí mismos que protesta, que lamenta hacer sufrir, la
omnipresencia de la muerte, y lo duro que es
el trabajo. Pero también está la falta de reconocimiento de la sociedad, que suele calificar
a los criadores de contaminadores, incluso
envenenadores, y la falta de reconocimiento
por parte de los propios animales, con los que
la relación desaparece. Al final, el sector se ve
© Michel Vanden Eeckhoudt
RETRATO
RETRATO
afectado por una falta crónica de mano de
obra, verdadero reflejo de las dificultades que
tienen los asalariados. Y todo ello a pesar de
que estos últimos tienen remuneraciones
mucho más altas que la media de los trabajadores agrícolas.
Hacer de tripas corazón e irse
Jocelyne Porcher ha analizado minuciosamente las defensas, “la coraza” como dicen,
que estos asalariados se esfuerzan por crear
para preservar su identidad a pesar de su trabajo mortífero. El problema quizás sea más
agudo en el caso de las mujeres, cuyo estatus
enfrenta a un sistema obsesionado por el
beneficio que, desde el año 1970, ha hecho
pasar el intervalo entre la paridera y la cubrición siguiente de 21 a 8 días, el tiempo de
destete de 52 días a 25 días, el número de
lechones por cerda de 16 a 27.
Mientras trabajaba retomó los estudios,
obtuvo un diploma técnico, después un diploma de ingeniería. Durante esos años descubrió la sociología y empezó una tesis sobre
este tema. En el año 2003, el Instituto Nacional
de Investigación Agronómica (INRA) la contrató para que estudiara el sufrimiento en el
trabajo del sector de la cría de animales. Una
mal, sin piedad ni compasión, y sin darle nada
a cambio”.
Según ella, hay que seguir siendo carnívoro si se desea. Pero “no se puede aceptar que
la carne no tenga un precio”. Tiene que tener
un precio que haga posible que el criador viva
de un trabajo correctamente hecho y que haga
justicia a los animales. Un precio que tendría
que permitir el acceso a productos de calidad
de una manera que evite “este sistema indefendible”.
¿Está Jocelyne Porcher demasiado implicada
para ser una buena científica? Esta objeción,
que ha oído tantas veces, le hace sonreír,
y responde con tenacidad: “He observado que
la aspiración por la investigación objetiva, se
acompaña a menudo de gran cobardía. Y además, al final, todos los investigadores pretenden cambiar las cosas, también ésta es la
es lo contrario
de la cría de animales”
interesa especialmente a la investigadora. Pero
aunque algunas se esfuerzan por asimilar la actitud viril que caracteriza a la profesión (“podemos hacer todo lo que hacen los hombres”),
valorar el sufrimiento (“no somos vagos”) minimizándolo (“hay cosas peores”, “no voy a quejarme”), la coraza (“soy más fuerte ahora”)
a menudo acaba por romperse y muchas de
ellas dejan el trabajo. “La persona ya no se
reconoce a sí misma”, analiza la investigadora.
“Se siente ‘sucia’, ‘insensible’ y ‘se da miedo’”.
El trabajo sociológico de Jocelyne Porcher
también es una búsqueda íntima, personal,
que refleja un recorrido atípico. Creció en la
ciudad, en una familia humilde, y su primer
trabajo fue de secretaria en una gran empresa
parisina. Después, con 24 años de edad, dejó
la ciudad por el campo, en el que por casualidad y de forma progresiva se hizo criadora
de ovejas lecheras: un oficio que ejerció
durante cinco años y que aprendió “con la
práctica”. Las casualidades de la vida la llevaron después a Bretaña donde, sintiendo nostalgia de su pasado de criadora, se presentó
para un empleo en un criadero de cerdos
industrial. Y allí experimentó un verdadero
“shock existencial” (según sus propias palabras) que condicionó su vida futura. Se
investigación que se ha convertido en una
pasión.
La donación
Sus críticas de los sistemas industriales no
impiden que Jocelyne Porcher esté en contra
de diferentes corrientes que proclaman la
“liberación animal”. Una filosofía a la que ella
reprocha el concebir a los animales tan sólo
en una naturaleza salvaje que, evidentemente,
cada vez es más limitada. “Su objetivo es separar al hombre del animal, es decir, como si no
debieran tener ninguna relación”. Esta idea
ofusca a esta partidaria de una “auténtica cría de
animales”. Destaca además que “los verdaderos
criadores” están orgullosos de sus animales,
velan por su apariencia, como testimonian los
concursos de belleza, desde tiempos remotos.
Para ella, esta búsqueda estética tradicional se
opone a la fealdad patente en las concentraciones industriales.
“La base de la cría de animales es una relación de donación. Nosotros damos a los animales, ellos nos lo devuelven, nosotros les
volvemos a dar… Por eso, aunque les duela,
los criadores ven la muerte como algo legítimo. Mientras que en los sistemas industriales
arrancamos todo lo que podemos sacar al ani-
vocación de mi instituto que es un organismo
de investigación con fines propios...”. Tomamos
buena nota, pero ¿no es demasiado tarde para
volver atrás, ahora que los sistemas industriales se han impuesto tanto? “Por supuesto,
algunos dirán que lo que yo hago no tiene
importancia y que no va cambiar nada. Eso no
es verdad. Todo lo que se lee, se oye y se ve,
tiene importancia. No soy forzosamente optimista, pero es mejor luchar que consentir. Y yo
no lo voy a consentir...”.
Yves Sciama
(1)
www.cairn.info/load_pdf.php?ID_ARTICLE=RDM_023_0397
Algunas obras de Jocelyne Porcher:
Eleveurs et animaux, réinventer le lien,
PUF, 2002
La mort n’est pas notre métier, Editions de
l’Aube, 2003.
Bien-être animal et travail en élevage. Textes
à l’appui, Educagri/Editions Quae, 2004.
Être bête. L’esprit des étables (con Vinciane
Despret), Editions Actes Sud, 2007.
Une vie de cochon (con Christine Tribondeau),
La Découverte, 2008.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
33
La frágil
barrera de las especies
Doble alerta: la aparición de una nueva forma
de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob a finales
de los años noventa y el síndrome respiratorio
agudo severo en el 2003. En ambos casos, un
patógeno animal se había transmitido al hombre.
La protección de la famosa “barrera de las especies”
en la mayoría de los casos es sólo una mera
ilusión. Según la red europea MED-VET-NET,
más del 60% de los aproximadamente 1.400
microbios que originan enfermedades infecciosas
humanas podrían provenir de los animales.
H
ace 25 años, la mejora general de
la higiene, la invención de los
antibióticos y la generalización
de las vacunas quizás hicieron
creer que el problema de las enfermedades
infecciosas estaba resuelto, o casi. La irrupción
del sida, a principios de los años ochenta, puso
fin a esta euforia. Un nuevo virus, que había
pasado de repente de los grandes simios al
hombre, originó la peor pandemia que había
conocido la Tierra desde la gripe española de
1919. Desde tiempos remotos, han ido surgiendo nuevas enfermedades por el paso de un
patógeno de su “reservorio animal” al Homo
sapiens. La rabia, la peste o la fiebre amarilla
son los ejemplos más típicos. La crisis ecológica
mundial (desforestación, calentamiento climático…) y la globalización (comercio de animales tropicales, de productos alimentarios,
turismo…) multiplican las posibilidades de
nuevos contactos entre los hombres y los animales, acentuando así esta amenaza ancestral.
Estas enfermedades, pese a ser conocidas
desde hace más de un siglo (el término “zoonosis” apareció en el “Manual de patología
general” de Ernst Wagner en 1876), siguen
rodeadas de un halo de misterio. Para pasar
del animal al hombre, un virus, una bacteria o
un parásito tiene que franquear una serie de
34
barreras biológicas antes de multiplicarse en la
superficie del cuerpo humano, colonizar su
medio interior y multiplicarse allí a pesar de las
defensas inmunitarias y, en los casos más graves, transmitirse después de hombre a hombre.
¿Por qué algunos agentes patógenos se saltan
estas etapas, lo que supone múltiples modificaciones de su programa genético? No se tiene
la respuesta. Así como es difícil comprender
cómo el misterioso prión infeccioso de la encefalopatía espongiforme bovina pudo pasar al
hombre, aunque no causara la temida epidemia.
Las campilobacteriosis
Los avances de la genética molecular permiten abordar la cuestión desde un nuevo
ángulo. Uno de los ejes de las investigaciones
fundamentales llevadas a cabo por MED-VETNET, red de 300 investigadores dedicada a la
prevención y al control de las zoonosis, investiga las campilobacteriosis, infecciones digestivas que son una de las primeras causas de
envenenamiento alimentario por bacterias en
Europa. Así Campylobacter jejuni, un subtipo
de esta bacteria, presente con bastante frecuencia en las aves y en el ganado, es peligroso para
el hombre. Se han censado más de cien cepas,
pero es casi imposible vincular el patrimonio
genético de su ADN y su potencial patógeno.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
© FAO/Arif Ariadi
ZOONOSIS
Vacunación contra la gripe aviar en Yakarta
(Indonesia).
De ahí que las investigaciones se centren en
identificar los factores de virulencia en el genoma de la bacteria, para discernir mejor los
mecanismos de contagio y de transmisión del
animal al hombre a través de la alimentación.
Dos listas bajo vigilancia
Mientras tanto, la única solución es la estrecha vigilancia epidemiológica de la salud humana, pero también del ganado y de los animales
salvajes. Veterinarios, médicos y especialistas de
la seguridad alimentaria se dedican a ello.
Asimismo, la principal actividad de MED-VETNET consiste en la vigilancia de los patógenos
sospechosos de haber causado las oleadas de
zoonosis censadas a finales de 2003 por el
Consejo Europeo y el Parlamento Europeo.
La lista A comprende ocho enfermedades que
son vigiladas constantemente. Las más comunes originan infecciones digestivas contraídas
a través de la alimentación, que pueden ser
graves en los niños o en las personas mayores.
Además de las campilobacteriosis, están causadas por bacterias de las familias Listeria,
Salmonella y algunas Escherichia coli, así como
por un gusano parásito (triquinosis). La equinococosis es mucho más grave y se contrae al
consumir frutas silvestres ensuciadas por las
heces de carnívoros como el zorro. Otras,
como la brucelosis o la tuberculosis causada
por Mycobacterium bovis, afectan sobre todo
a los ganaderos o a sus familias. Y finalmente,
la lista B, que comprende entre otras la rabia,
la fiebre del Nilo occidental y la gripe aviar,
censa las zoonosis cuya vigilancia tiene que
empezar en cuanto se identifica un caso.
Mejor estar preparados...
Mikhaïl Stein
www.medvetnet.org
[email protected]
PRUEBAS CON ANIMALES
Los discutidos sacrificios
realizados en
aras del progreso
Entre 1901 y 2002, 68 premios Nobel de medicina
o de fisiología fueron otorgados a científicos
que habían recurrido a pruebas con animales.
Aunque sea difícil negar que estas prácticas
hayan hecho avanzar la ciencia, ¿hay que
emplearlas sistemáticamente cuando existen
métodos alternativos?
¿P
odemos evitar los experimentos y las pruebas con animales?
Eso desean los partidarios de
una ética de los seres vivos o,
en todo caso, ellos denuncian algunas condiciones en las que se llevan a cabo estas prácticas. Ya
en 1959, el zoólogo William Russel y el microbiólogo Rex Bruch enunciaron la regla de las
“tres R.” (Reducción, Refinamiento, Reemplazo).
Reducir el número de víctimas sometidas a las
pruebas. Refinar, es decir, disminuir el dolor
Algunas cifras
C
ada año se utilizan 100 millones de
animales para la investigación en el
mundo. 12,1 millones se utilizaron en
Europa, en 2005. El 78% eran roedores y conejos,
el 15 % animales de sangre fría y el 5 % aves.
Más del 60 % del total se utilizaron en las
investigaciones médicas humanas y veterinarias,
la odontología, así como en biología.
El 8 % sirvieron para pruebas toxicológicas
y otras evaluaciones de la seguridad. Pero el
número de individuos utilizados para los
estudios de enfermedades animales aumentó
de forma significativa (1.329.000 en 2005 frente
a 900.000 en 2002) debido a las epidemias
que afectaron al ganado, así como a la gripe
aviar y los riesgos de zoonosis.
y el estrés (que además se sabe que perturban
numerosos parámetros relacionados con el
comportamiento y la fisiología). Reemplazar
al animal por modelos que no utilicen animales vivos, en la medida de lo posible. Esta triple
regla cada vez es más realizable gracias a las
pruebas in vitro con células o tejidos reconstituidos, y a los métodos in silico, por ordenador.
Además, se sabe que los animales no tienen
por qué reaccionar como lo harían los hombres, para los cuales las consecuencias pueden
llegar a ser graves. En 2006, en el Northwick
Park Hospital de Londres, de los ocho voluntarios a los que se les había inyectado TGN1412
(tratamiento contra las enfermedades autoinmunes probado con éxito en sujetos no humanos), seis sufrieron un fallo multivisceral
gravísimo. Las únicas dos personas indemnes
fueron las que habían recibido un placebo.
Europa y las alternativas
En 1991, la Comisión Europea creó el CEVMA
(Centro Europeo para la Validación de Métodos
Alternativos) con el fin explícito de disminuir los
experimentos con animales, en el seno de su
Centro Común de Investigación de Ispra
(Italia). Tiene como objetivo validar estas
metodologías alternativas. Para tal efecto, el
CEVMA trabaja en colaboración con administraciones, industrias y universidades de los
Estados miembros. Los conocimientos acumulados por el centro, de renombre mundial en
este campo, están accesibles en su base de
datos SIS (Scientific Information Service).
Desde entonces, Europa ha apoyado numerosos proyectos de investigación que persiguen
esos objetivos, entre ellos, tres proyectos integrados en los que participan más de 90 laboratorios públicos o industriales. A-CUTE-TOX
estudia una estrategia que permita sustituir los
procedimientos actuales in vivo relacionados
con la toxicidad sistémica aguda, RE-PRO-TECT
se interesa por la toxicidad reproductiva (fertilidad, implantación de embriones, etc.) y SENSIT-IV estudia la hipersensibilización de la piel
y de los pulmones, como reacción a ciertos
productos, para poner a punto una estrategia
in vitro.
La legislación comunitaria se basa en la
directiva 86/609 (1986) para la aplicación de
la regla de las “tres R”. En 2006, antes de su
revisión, la Comisión Europea publicó un
cuestionario en Internet. 42.655 personas respondieron al mismo. El 93 % de ellas dijeron
que deseaban aumentar el bienestar animal. El
79 % estimaban que la Unión Europea no dedicaba suficientes fondos para la investigación de
métodos alternativos. El 92 % pensaban también que la UE podría desempeñar un papel
internacional de líder en la promoción de
estas acciones.
Por su parte, numerosos científicos siguen
estando convencidos de que sus investigaciones, a menudo muy especializadas, no podrían
continuar sin la utilización de animales vivos,
particularmente transgénicos.
Didier Buysse
CEVMA:
http://ecvam.jrc.it/index.htm
EURCA (European Resource Centre for
Alternatives in Higher Education):
www.eurca.org
IVTIP (In vitro testing industrial platform):
www.ivtip.org
Eurogroup, Organización Europea
por el Bienestar Animal:
www.eurogroupforanimals.org
Proyectos europeos:
www.acutetox.org
www.reprotect.eu
www.sens-it-iv.eu
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
35
ENTREVISTA
Atreverse
tiene que procurar mejorar el bienestar de los
animales y por qué, sino solamente de cómo”.
Jean-Baptiste Jeangène Vilmer, de 29 años,
doctorando en filosofía y en ciencias políticas,
máster de derecho de la Universidad McGill
(Canadá), y actualmente investigador invitado
en la Universidad de Yale (Estados Unidos),
enseñó ética animal a estudiantes de medicina
veterinaria, en Montreal. Estas reflexiones
le llevaron a escribir un libro sobre este tema (1),
cuya primera parte es filosófica, mientras que
la segunda describe el sufrimiento que pueden
experimentar seres vivos sensibles, citando
algunos ejemplos de prácticas concretas.
Estos mismos animales cuyo bienestar y derechos
supuestamente defendemos.
La noción de ética animal (un término
poco difundido) ¿va más allá y engloba
a la vez la noción de “derecho” y la de
“bienestar”, que son expresiones mucho
más corrientes?
Las nociones de “derecho” y de “bienestar”
son a la vez demasiado vagas y restrictivas. Se
habla de “derechos de los animales” sin saber
si se trata de derechos legales o solamente
morales, presuponiendo a menudo que los
defensores de la causa animal se expresan
36
obligatoriamente en esos términos, lo que no es
cierto. Algunos defienden una teoría de los
“derechos”, otros prefieren evitar esta terminología cargada y ambigua. En cuanto al “bienestar”, no dice nada en sí mismo sobre lo que nos
llevaría a respetar este término en el animal. Tan
sólo es un estado, cuya definición además es
igualmente ambigua, y sobre todo muy subjetiva. Como digo en este libro: “La ciencia del
bienestar animal es una disciplina independiente y técnica que no se pregunta si el hombre
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
Cuando se habla de ética, se piensa
en la filosofía…
En efecto, la ética animal es una rama de la
ética aplicada, la cual es una rama de la ética,
que efectivamente es la filosofía moral. Se
define como: “El estudio de la responsabilidad
moral de los hombres hacia los animales (considerados individualmente)” y se presenta como
la disciplina que reúne el conjunto de estos
cuestionamientos sobre el estatus moral de los
animales, es decir, sobre lo que está “bien”
o “mal” hacerles, y por qué.
Por lo tanto, la ética animal engloba las
nociones de derecho y de bienestar, sobre las
cuales van a apoyarse algunos de sus representantes, que además se oponen los unos a los
otros, puesto que los defensores de las teorías
de los derechos (deontologistas), que suelen
ser abolicionistas (a saber, que desean abolir
cualquier explotación animal) se oponen
enérgicamente a quienes desean sólo la mejora
del bienestar animal (“bienestaristas”). Por lo
tanto, los partidarios del bienestar no cuestionan su explotación, lo que no excluye que
puedan desear la abolición de algunas prácticas, examinadas caso por caso y no en virtud
únicamente de que utilicen animales.
Parece ser que la primera motivación
de los partidarios del bienestar animal,
e igualmente de los deontologistas,
es la noción de sufrimiento. Pero si nos
interrogamos sobre el sufrimiento de las
especies, comparando a los humanos
y a los no humanos, nos damos cuenta
de que existen algunas diferencias…
Por supuesto. Contrariamente a lo que se
suele oír, no consiste en tratar a los animales
como a las personas y viceversa. Como dice
Peter Singer, se trata de tener una consideración
idéntica para intereses diferentes, capacidades
diferentes, que impliquen por lo tanto un tratamiento diferente.
Los animales, al menos algunos de ellos
(dejando de lado la cuestión de los casos límite),
ENTREVISTA
a hablar de ética
comparten con los humanos la capacidad de
sufrir. Esta característica común no implica
que sean iguales los sufrimientos respectivos
de unos y de otros, e incluso dentro de cada
uno de estos grupos. Se pueden destacar dos
diferencias esenciales. Por un lado, el conocimiento humano, que permite concebir lo que
es el sufrimiento, puede ser en sí mismo fuente
de sufrimiento, duplicándose el suplicio: el condenado a muerte sufre por saber que va a morir
en un plazo de seis meses, mientras que el buey
no lo sabe. Por otro lado, la ignorancia animal
puede ser igualmente una fuente de sufrimiento puesto que, al contrario del hombre, el animal salvaje no puede distinguir entre un intento
de capturarlo para retenerlo y un intento de
matarlo, por ejemplo. Dicho esto, más allá de
esas diferencias, lo que interesa a la ética animal
es lo que tienen en común los hombres y los
animales y, sobre todo, lo que implica esa capacidad común de sufrir para los primeros con
respecto a los segundos.
¿Cree que Europa (con sus directivas
comunitarias, por ejemplo) está a la
cabeza, o en todo caso en buen camino,
en lo que se refiere al respeto y a la
protección de la vida animal?
Creo que tendríamos que distinguir entre
“respeto” y “protección” de la vida animal. En
materia de protección, Europa destaca claramente: numerosas prácticas, expandidas y en
absoluto cuestionadas en América del Norte,
están prohibidas desde hace mucho tiempo
en Europa. Además, parece ser que la Comisión
Europea pretende avanzar en este sentido,
particularmente en lo que concierne a la cría
en batería. ¿Pero lo hace en realidad por “respeto” a los animales? ¿No sería indirectamente
por respeto a los hombres, por la imagen que
desean proyectar de sí mismos, por la salud
pública o por la calidad de su medio ambiente?
Paradójicamente, creo que hay más respeto por
los animales en algunos pueblos que los “protegen” menos en el ámbito jurídico. Me refiero
a quienes viven en y con la naturaleza sin
pretensiones de dominarla y a quienes tienen
un sistema de creencias que no se basa en la
deificación del hombre, particularmente en
los pueblos orientales.
Concretamente, ¿en qué campos cree
que habría que cambiar rápidamente
la legislación a causa de algunas
prácticas abusivas?
Creo que todas las situaciones se pueden
mejorar, aunque daría más prioridad a la cría
de animales industrial. Europa se encuentra
lejos de los objetivos prometidos en ese campo,
especialmente en las jaulas de las gallinas
ponedoras, las cajas de los terneros y las porquerizas de las cerdas. Igualmente, habría
mucho que decir de la corrida, el foie gras, los
zoológicos, los circos y el desarrollo de alternativas a las pruebas con animales.
Tampoco hay que subestimar los vínculos
entre la protección animal y la política exterior. Europa, si habla con una sola voz (y esa
es precisamente la cuestión) puede tener más
peso sobre las decisiones internacionales, como
las concernientes a la caza de focas o de ballenas y, de forma general, el comercio internacional de productos animales que ponen en
peligro algunas especies o que mantienen
prácticas condenables.
Asimismo, tenemos que concienciarnos de
que lo que no se haga en Europa, difícilmente
se hará en otros lugares. Y es que el mundo
entero, en particular los abanderados de la ética
animal norteamericanos, tienen puestas las
miras en lo que nosotros hagamos.
Usted ha escrito una obra cuya primera
parte está dedicada a la teoría y la
segunda, a la exposición de los hechos,
pero sin relacionar explícitamente
ambas. ¿Se trata de una elección de tipo
pedagógico?
Sí, por tres razones. Primera, me pareció
que se trataba de la forma más clara y sistemática de presentar toda la disciplina. Segunda,
porque unir ambas partes sin ir repitiendo
cada vez los diversos posicionamientos implicaba imponer al lector un punto de vista, el
mío, que he querido incluir pero de forma discreta. Al no entablar vínculos explícitos, el lec-
tor puede elegir la teoría que desee utilizar
para interpretar la práctica. Y tercera y última,
desde un punto de vista socrático es interesante el que cada persona descubra por sí
sola. El libro no da respuestas elaboradas, sino
herramientas que permitirán que cada uno se
oriente en el campo de la ética animal, en función de sus preferencias.
En esta segunda parte, usted presenta
una serie de “prácticas” muy diversas
(las corridas, la ceba de las ocas, la cría
industrial de animales), todas ellas crueles.
¿Existe alguna similitud entre estas
diferentes utilizaciones del animal?
¿Representa la reificación del animal,
la demostración del poder del hombre…
o es mejor evitar las amalgamas?
Efectivamente, tienen en común una cierta
reificación del animal que, aunque está evolucionando en la ley (tan sólo en algunos países)
no deja de ser la corriente de pensamiento
mayoritario en la opinión pública, aunque
a veces se tenga la impresión de que sea exactamente lo contrario, y que los comportamientos excesivos de los maníacos de los
animales de compañía (que confunden animales familiares en el sentido de “cercanos
o próximos” y familiares en el sentido de “que
pertenecen a la familia”), parecen ser la prueba
de que ya no estamos en la óptica del “animalcosa”, sino en la de “sujeto”. Por el contrario,
creo que estos comportamientos son la mayor
confirmación de la “cosificación” de los animales, siempre considerados como medios de sustitución, decoración o valorización.
Lo que tienen en común todas estas prácticas problemáticas, además de la reificación
del animal, es que reflejan la necesidad que
siente el hombre de probarse a sí mismo su
potencia y su superioridad, ya que es el único que se mira a sí mismo. También revelan
su profundo egoísmo, puesto que le cuesta
mucho conceder valor a los intereses de otras
especies diferentes a la suya, incluso dentro
de su propia especie, a los que no son del
mismo origen social, étnico, religioso o geográfico que el suyo.
Declaraciones tomadas por Christine Rugemer.
(1)
Jean-Baptiste Jeangène Vilmer, Ethique animale,
Paris, PUF, 2008.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
37
BREVES
El chorlitejo culirrojo, impresionante
y alborotador, vive en América del
Norte, no lejos de los océanos.
Es un animal muy astuto. Cuando
un predador se aproxima a su nido
o a sus crías demasiado cerca, puede
atacarle directamente o simular que
está muy herido, fingiendo tener
un ala rota y atrayendo al extraño
hacia él, renqueando. Lo aleja poco
a poco, y después se echa a volar
de repente. Durante este tiempo,
los polluelos se quedan quietos
en su sitio, o se dispersan en todas
direcciones, quedando a salvo.
Juguetes para
chicos y juguetes
para chicas...
www.yerkes.emory.edu
Pingüinos
con dos voces
Colonias de pingüinos se
reproducen en el mismo periodo,
que puede durar varias semanas.
Los polluelos no pueden ver ni
oler, y aún así reconocen
inmediatamente a sus padres
cuando regresan, agudizando el
oído. Cada pingüino tiene un canto
propio. Su aparato fonador tiene la
particularidad de ser doble. Está
situado ligeramente por encima de
la confluencia de los bronquios de
tal modo que el animal emite dos
sonidos distintos a la vez. Este
fenómeno de “dos voces” hace
posible que dos frecuencias
cercanas se superpongan
formando un sonido trémulo
característico, propio de cada
individuo.
Los investigadores tienen mucho
interés por la forma en la que los
animales se curan. Michael Huffman,
uno de los especialistas en la
materia (Primate Resarch Institute,
Universidad de Kioto), ha centrado
sus investigaciones en el régimen
alimentario de los grandes simios,
que “comporta a menudo una
© Yerkes National Primate Research Center
Macaco Rhesus hembra,
interesada por los objetos rodantes.
Colonia de pingüinos rey de la isla de Crozet, archipiélago subantártico del
Océano Índico.
entre simios de los dos sexos.
Quisieron probar su inclinación
por juguetes que, en el caso
de los humanos, se atribuyen
generalmente a los chicos (coches,
tambores, armas de fuego, etc.)
o a las chicas (muñecas, utensilios
de cocina y otros atributos
relacionados con la femineidad).
Se preguntaban si no son nuestras
en un pequeño trozo de tierra.
Desde el principio arman un
escándalo ensordecedor. Un gato
no conseguiría reconocer a sus crías
allí pero un pingüino lo consigue
perfectamente, ya sea pingüino
emperador o pingüino rey. Los
polluelos, muy numerosos, se
quedan solos cuando los padres se
lanzan a la búsqueda de comida,
38
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
tan sólo su jugo. Su salud mejoró
rápidamente puesto que se trata
de un excelente remedio contra
los parásitos... que los médicos
locales conocen también. “Por lo
tanto, encontramos en el reino
animal las raíces biológicas de
la utilización de las hierbas
medicinales”.
www.pri.kyoto-u.ac.jp/shakai-seitai/seitai/huffman/index.html
La automedicación Mímesis
y mimetismo
© CNRS Photothèque/Yves Handrich
A los investigadores del Yerkes
National Primate Research Centre,
en Emory (Atlanta/Estados Unidos)
les gusta experimentar las
diferencias de comportamientos
sociedades las que, desde la
infancia, dan un rol específico
a cada uno y guían sus decisiones.
El equipo de investigadores
comparó los comportamientos
de 11 machos y 23 hembras de
macacos Rhesus, a los que no se
les había enseñado nada ni se les
había motivado con anterioridad.
Como en el caso de los chicos,
los machos preferían sin dudar los
juguetes “rodantes”. Las hembras,
mucho más eclécticas, lo probaban
todo. “Como los monos no tienen la
influencia de la publicidad ni temen
la mirada crítica que puede causar
su decisión, este hecho podría
significar que toman los juguetes en
función de las actividades que
puedan hacer con ellos”, explica Kim
Wallen, uno de los investigadores.
¡Qué sensatos son estos monos!
© Patrick Ageneau/Musée des Confluences, Lyon (FR)
Un chorlitejo
muy astuto
Menos perfecto que el insecto
hoja (pag.21), este saltamontes
hoja de Brasil utiliza igualmente
un camuflaje que hace que se le
confunda con la vegetación.
variedad de plantas no nutricionales,
que contienen metabolitos
secundarios, cuya ingestión les
produciría una mejora en su salud”.
Michael Huffman, que trabaja en
Tanzania, observó una hembra
chimpancé que parecía sufrir
problemas gástricos y que
mascaba algunos tallos de
Vernonia amygdalina, extrayendo
El camuflaje, arma bien conocida
de los insectos, permite aplicar
diferentes estrategias. En la
mímesis, característica de
numerosas especies, el insecto
se confunde con el entorno para
escapar de sus predadores. Así es
como las orugas, los insectos palo,
las mariposas o los saltamontes
imitan a las hojas. El mimetismo
total es de otro tipo. Es una forma
de presentarse ante los predadores
tomando la apariencia de especies
no comestibles o nocivas.
“La estrategia más sorprendente
consiste en hacerse pasar por otra
especie. En este engaño, la especie
que imita, vulnerable y comestible,
toma los rasgos de la especie
modelo, nociva o dañina…
y, por lo tanto, no comestible”,
escribe Christian Levêque (1).
Las más sorprendentes son
algunas especies de mariposas
intertropicales.
www.museedesconfluences.fr/
musee
(1)
Sur les traces du vivant, dirigido por
Christian Levêque, Fage éditions,
musée des Confluences, 2007.
© Musée Dapper/photo Hughes Dubois
lo imaginario
“Lo que caracteriza al
pensamiento salvaje es que
es intemporal”.
Claude Lévi-Strauss
Figura Mbotumbo – Pueblo Baule (Costa de Marfil).
*eu NÚMERO
*eu NUMÉRO
research
research
ESPECIAL
SPÉCIAL
I NOVIEMBRE
I OCTOBRE 2008
39
OCCIDENTE
El oso y el lobo
Los animales, tanto los familiares como los
considerados terroríficos, protagonizan a menudo
nuestros sueños y nuestras pesadillas. Pueden
servirnos de catarsis o de álter ego. Están presentes en todas las manifestaciones de arte, desde la
prehistoria. A continuación, hablamos de dos de
ellos, particularmente presentes en el bestiario
europeo.
C
uando el cielo está despejado en el
hemisferio norte, se pueden observar las dos constelaciones más célebres: la Osa Menor y la Osa Mayor.
¿Por qué se llaman así? Su nombre procede de
la mitología griega. Zeus, infatigable seductor,
se enamoró de la ninfa Calisto, con la que
tuvo un hijo, Acras. Una primera versión es
que su esposa Era, celosa, convirtió a Calisto
en Osa Mayor y a su hijo en Osa Menor.
Ambos fueron condenados por Neptuno a dar
vueltas sin parar en torno al polo Norte. Otra
versión pone en escena a Artemisa, la diosa de
la caza, en el papel de la rival herida, quien
llevó a cabo las metamorfosis. Ante eso, para
preservar a los osos de los cazadores, el regidor
del Olimpo les asignó este lugar en el cosmos.
La Osa Mayor (y su carro, compuesto por siete
estrellas particularmente brillantes) está al lado
de la Osa Menor, mucho menos brillante,
exceptuando Alpha Ursae Minoris, la estrella
polar, que se encuentra a la cabeza del timón.
Guerrero y seductor
Seguidamente, el oso bajó a la Tierra para
alimentar numerosos mitos y leyendas. Entre
ellos, que en Escandinavia raptaba a las jóvenes
que luego daban a luz a guerreros, mitad bestia mitad hombre, cubiertos de pelos, valientes
y poderosos, fundadores de dinastías. Los reyes
de Dinamarca y Noruega luego iban a pretender ser sus descendientes. En numerosos pueblos germánicos, los jóvenes se enfrentaban
en un combate singular, en el transcurso de
40
ritos de iniciación, a este animal impresionante,
capaz de ponerse de pie. Vestidos con su piel,
llevando uno de sus dientes como pendiente,
captaban entonces su fuerza, que les ayudaba
en los combates. En diferentes países, se celebró durante muchos años “la fiesta del Canto
del oso” el dos de febrero, fecha que indica el
final de su hibernación. Contra esta costumbre
la Iglesia instituyó el mismo día la Fiesta de la
Candelaria.
En el siglo XVIII, Juan del Oso, nacido de
una mujer y de un plantígrado, con una fuerza
impresionante, dividido entre su naturaleza
salvaje y su humanidad, se hizo famoso en
toda Europa. “El oso es el animal de las leyendas orales, trasmitidas hasta el siglo XX en sus
zonas de refugio como en los Pirineos.
También es el que más se parece al hombre por
su posición de pie, sus formas de comer y de
golpear. Es un superhombre peligroso que
comete numerosos crímenes, un ser sobrenatural que merodea y se esquiva. Sus relaciones
con los humanos están pensadas en términos
de rivalidad violenta con los hombres y de
seducción con las mujeres”, escribe el historiador Eric Baratay (1). “Los carnavales perpetúan
esta reputación de secuestrador incluso en los
lugares en los que ha desaparecido”.
El cristianismo no apreció a este animal que
pertenece al arcaico patrimonio pagano. No
dejó de desterrarlo y menospreciarlo. Los clérigos hicieron poco a poco del oso un animal
“ordinario”, expulsado de los símbolos heráldicos, mostrado en las ferias, atado con cadenas,
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
Domador de osos en los Pirineos,
a principios del siglo XX.
© CNRS Photothèque/Jean-Dominique Lajoux
despojado de cualquier distinción. En el transcurso de la Edad Media, el oso dejó de ser un
trofeo prestigioso de caza. Es cierto que estos
episodios “bárbaros” provocaban violentos
combates cuerpo a cuerpo entre el hombre y el
animal, situándolos en una proximidad poco
ortodoxa. El poder religioso impuso a la aristocracia la caza del ciervo, mucho más noble de
apariencia, y la llevó a identificarse al león,
auténtico rey de los animales, que vino a simbolizar el poder de las casas principescas y reales. No obstante, el oso siguió siendo el símbolo
de la ciudad de Berna y entre sus muros se firmó la convención que protege las especies
amenazadas, una hermosa coincidencia.
Canis antarcticus sacado de la obra de Richard
Owen, The zoology of the voyage of H.M.S.
Beagle, 1838.
© Reproduced with permission from John van Wyhe ed.,
The Complete Work of Charles Darwin Online
La revancha de los ositos de peluche
El oso, desposeído de su fuerza, pasó a ser
osezno. En 1903, se concretó en un peluche
(ancestro de los múltiples juguetes que acompañan a los más pequeños hoy en día), que
durante mucho tiempo ha tenido el monopolio de tranquilizar, consolar, ser el compañero favorito de muchos niños y de entrar en
sus sueños. Los ositos de peluche, como las
constelaciones, también poseen una doble
historia. La primera es la del Teddy bear. En los
Estados Unidos, Theodore Roosevelt se fue de
caza en el Estado de Misisipi. Sus amigos tuvieron la cruel idea de atar un oso a un árbol
para asegurarse de que el Presidente no volviera a casa con las manos vacías, pero este
último se negó a dispararle. Un fabricante de
juguetes neoyorkino tuvo la idea de inmortalizar
su generosidad en un peluche al que le puso su
nombre. La segunda versión, ligeramente
anterior, procede de Alemania. El sobrino de
Margarete Steiff, creadora de juguetes de trapo,
dibujó esbozos de osos del zoológico de
Stuttgart y se le ocurrió realizar un juguete
articulado. Un prototipo hecho de peluche de
mohair fue expuesto en la Feria de Leipzig, en
1893. La fabricación empezó rápidamente
superando el millón de ejemplares en 1907. Los
osos Steiff tienen como símbolo característico
un botón de metal en la oreja izquierda y hoy
en día son objetos por los que los coleccionistas
pagan cifras exorbitantes.
Los oseznos siguen siendo los héroes de
numerosas aventuras. Una de las más célebres
es la contada por Alan Alexander Milne quien,
al ver cómo su hijo jugaba con su osito de
peluche, creó el personaje del osezno Winnie
(Winnie-the-Pooh), adaptado entre otros por
Walt Disney. Este juguete fetiche sigue asumiendo nuevos papeles. En diferentes países,
particularmente en Alemania y en Francia, se
han creado “hospitales de ositos”, en los que
los niños presentan su peluche a estudiantes
de medicina que hacen como si curaran a los
ositos para ayudar a los niños a vencer su miedo
a los hospitales, les enseñan a saber dónde les
duele y así se tranquilizan. Quizás por la misma
necesidad de consuelo Neil Armstrong se llevó
un osito de peluche en su viaje a la Luna, en 1969.
de los más actuales. El lobo a menudo cambia
de figura. Como prueba, su evolución en las
versiones del cuento de caperucita roja. “En
las versiones orales, la niña comparte los restos de la abuela con el lobo, se desnuda para
acostarse con él, y después huye con astucia.
El cuento evoca el paso a la edad adulta y a la
sexualidad, la sustitución de una generación
de mujeres por otra. En la primera versión
escrita (1697), Charles Perrault oculta estos
aspectos juzgados como indecentes y describe
a un lobo astuto y sin piedad que devora a la
niña, para incitar a las chicas a huir de los
seductores. La otra versión celebre, la de los
hermanos Grimm (1812), añadió la necesidad
de librarse del lobo: es matado por cazadores
que salvan a la niña”, continúa Eric Baratay.
Más tarde Jack London hará que Colmillo
Blanco se convierta en un amigo valiente (del
que se han hecho varias películas); Marcel
Aymé cambió el cuento de Caperucita Roja en
uno de sus cuentos de Contes du chat perché;
Pierre et le loup, escrito y con música de
Prokofiev, que se termina con una marcha en
la que el lobo se zafa de los cazadores... pero
acaba en un zoológico.
También el lobo puede ser protector y salvador. Rómulo y Remo, fundadores de Roma,
fueron criados por una loba y existen numerosas historias de “niños lobo”. A principios del
siglo XIV se relata el caso del niño de Hesse,
criado por animales, que sabía distinguir
entre los mejores trozos de carne y se desplazaba a cuatro patas.
Más reciente es la saga de Monique Dewael,
quien en Sobreviviendo con lobos cuenta la historia de Misha Defonseca. Misha, pequeña
niña judía de ocho años, se fue de Bélgica,
durante la Segunda Guerra Mundial, para
reencontrarse con sus padres detenidos por la
Gestapo. Recorrió los bosques de Europa,
sobreviviendo gracias a una manada de lobos.
El libro, traducido a 18 idiomas, tuvo millones
de lectores y la película que inspiró, dirigida
por Vera Belmont, registró centenares de
miles de espectadores. El relato, presentado
como autobiográfico, era pura ficción. Una
impostura que prueba bien la persistencia del
lobo en nuestro imaginario...
Christine Rugemer
Aterrador o protector
El lobo es otro personaje familiar de los
cuentos, las fábulas, los libros infantiles, incluso
(1)
Eric Baratay, Et l’homme créa l’animal, Ed. Odile Jacob,
Paris, 2003.
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
41
EN OTROS LUGARES
La representación de los animales
(incluso de forma simbólica) está
presente en todas las civilizaciones.
Pero sin duda fue en África donde
se expresó con más fuerza (y con
una impresionante belleza) la
cercanía de una naturaleza que
marca el vínculo entre el misterio
del mundo y el ser humano.
“L
(1)
Las citas de este artículo provienen de la obra Animal,
publicada por el Museo Dapper (París), bajo la dirección
de Christiane Falgyrettes-Leveau, con ocasión de la
exposición que llevó el mismo nombre (del 11/10/07
al 20/07/08).
(2)
El totemismo, noción compleja y controvertida, que no
aparece como tal en todas las civilizaciones africanas,
concierne a las relaciones entre los grupos sociales y los
animales. El tótem encarna la energía vital y representa
el vínculo entre los miembros del grupo.
1
42
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
© Archives Musée Dapper et Hughes Dubois
El “alma” del
África negra
as tradiciones africanas, por
muy diversas que sean, tienen
en común el hecho de que no
consideran que las diferencias
entre las especies (entre las especies animales
o entre éstas y la especie humana) sean muy
distintas a las diferencias dentro de la especie
humana, ya sean estas últimas calificadas de
étnicas, tribales, incluso de clanes”, escribe
Alfred Adler, especialista de estas culturas (1).
Los animales allí están omnipresentes y son
diferentes según las regiones, manifestándose
en máscaras, como elementos de decoración,
en las pinturas rupestres, la literatura oral y los
mitos fundadores. En numerosas cosmogonías
africanas, precedieron a los hombres y les
dieron valores y reglas de conducta.
Así los Babembe (de la República Democrática del Congo) piensan que los chimpancés
y los gorilas eran hombres que, en otros tiempos, podían hablar y dejaron de hacerlo para
escapar del dominio de otros humanos. Los
Moundang (Chad) estiman que los simios les
sirvieron de magníficos ejemplos en cuidados
de las mujeres durante el parto o en la idea de
circuncidar a los chicos. Para los Shilluk (Sudán)
el soberano es un descendiente del héroe fundador, Nyikang, quien creó a su pueblo a partir
de animales, particularmente de insectos y de
peces, que han dejado huellas en el totemismo
actual (2).
Stefan Eisenhofer, del Staatliches Museum für
Völkerkunde de Munich, al hablar de Nigeria,
destaca: “Numerosos pueblos creen que los animales tienen el don de unir el mundo de los
hombres al de los ancestros y los dioses. Ellos
ven y saben cosas que quedan ocultas para la
gente ordinaria”. Pero no solamente en Nigeria.
La prueba de ello la presentamos a continuación, a través de las siguientes imágenes.
C.R.
5
1 Antílope – Bamana
(Malí)
Máscara para bailarines;
el antílope a menudo es
un símbolo de fertilidad
y aparece en los ritos
agrarios. Algunos
antílopes hembra, con
cuernos finos y rectos,
llevan a sus crías en
la espalda, mientras que
los machos ostentan un
sexo viril.
3 León – Bamana
(Malí)
Máscara korè dyara de la
región de Koutialia que
representa una cabeza
de león. Los bailarines
la aplican sobre su cara,
llevando puesto un
vestido de fibras,
un palo largo en cada
mano e imitan los
gestos y las actitudes
de los leones.
4 Pez – Pueblo
de Igbo
(Nigeria)
Munich/S.AustrumMulzer
5 Pez – Pueblo
de las islas Bijagós
(Guinea-Bissau)
estas dos máscaras.
En las regiones fluviales
o marítimas, algunos
rituales están dedicados
a estos espíritus-peces
para evitar los sortilegios
contra la pesca o los
pescadores.
Un auténtico rostro
(espolón natural)
de pez sierra adorna
2
2 Ave – Dan
(Costa de Marfil)
Esta máscara negra
posee un pico
prodigioso de cálao
y un rostro humano
y liso. El cálao, al aportar
la primera nuez de la
palmera de aceite,
habría originado la
cultura, sin dejar de
pertenecer al mundo
de la naturaleza.
© Archives Musée Dapper/Mario Carrieri
© Archives Musée Dapper et Hughes Dubois
3
Antiguas colecciones
de Georges de Miré
y Charles Ratton –
Colección privada.
© Staatliches Museum für Völkerkunde, Munich/S.Austrum-Mulzer
© Archives Musée Dapper/Hughes Dubois
4
research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008
43
© CNRS Photothèque/Système Renne/laboratoire UMR6130
KI-AH-08-S02-ES-C
ETOLOGÍA
El “sistema reno”
Unos Dolgans se preparan para enganchar sus renos en la
región de Atchaïvaïam, en Kamchatka (Rusia). Esta relación
de domesticación está siendo estudiada por investigadores del
CNRS (Francia) dentro del marco del programa “Adaptación
biológica y cultural: el ‘sistema reno’”. Los investigadores están
centrando sus trabajos en las comunidades indígenas de Siberia,
cuyas tradiciones se basan en la omnipresencia de este animal
y de su utilización.
Descargar