Sociedad en la Edad Media

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Carpeta de Edad Media
Introducción
Edad media: Término utilizado para referirse a un periodo de la historia europea que transcurrió desde la
desintegración del Imperio romano de Occidente, en el siglo V, hasta el siglo XV. No obstante, las fechas
anteriores no han de ser tomadas como referencias fijas: nunca ha existido una brusca ruptura en el desarrollo
cultural del continente. Parece que el término lo empleó por vez primera el historiador Flavio Biondo de Forlì,
en su obra Historiarum ab inclinatione romanorun imperii decades (Décadas de historia desde la decadencia
del Imperio romano), publicada en 1438 aunque fue escrita treinta años antes. El término implicó en su origen
una parálisis del progreso, considerando que la edad media fue un periodo de estancamiento cultural, ubicado
cronológicamente entre la gloria de la antigüedad clásica y el renacimiento. La investigación actual tiende, no
obstante, a reconocer este periodo como uno más de los que constituyen la evolución histórica europea, con
sus propios procesos críticos y de desarrollo. Se divide generalmente la edad media en tres épocas: Inicios,
alta y baja edad media.
Los Arabes
Expansión del Islam: el Imperio islámico se expande, en poco más de medio siglo, merced al tremendo
impulso dado por Mahoma.
• Características de los árabes antes de la aparición de Mahoma
Los árabes eran nómades organizados en tribus o sedentarios instalados en cuidades y oasis, unos y otros
idólatras.
Los árabes de raza blanca semítica, ya en la Edad Media, se distinguían por su espíritu guerrero, el fanatismo
de sus creencias, la hospitalidad y la fidelidad a la palabra dada.
Las distintas tribus que la habitaban vivían separadas unas de otras. Eran politeístas (que creen en más de un
solo dios), comerciante y muy belicosos. Sólo se juntaban una vez al año en la cuidad de La Meca, en donde
se encontraba el Templo de la Kaaba (Caba = Cubo) que contenía la "piedra negra", que era un meteorito
considerado sagrado.
• Mahoma: Vida y obra.
Mahoma: (c. 570−632), principal profeta del Islam. A veces se le atribuye la fundación de dicha religión,
aunque ello constituye una simplificación desde el punto de vista religioso e histórico.
Los textos que han servido como fuentes historiográficas para conocer su vida están escritos en árabe por
eruditos musulmanes. Los más antiguos datan, en la forma en que han llegado a nosotros, de más de 100 años
después de su muerte. El relato más antiguo de su vida que ha sobrevivido es el compilado por Ibn−Ishaq, que
murió en el 768. Todas las versiones de su obra datan de cuando menos una generación después de Ibn−Ishaq.
Los relatos que aparecen en estas obras no siempre son congruentes ni uniformes. Cualquier intento de
resumir la vida de Mahoma tal y como la concibe la tradición musulmana es una selección de la enorme masa
de detalles existentes.
La vida de Mahoma según la tradición: En La Meca
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Se dice que Mahoma nació en La Meca, ciudad de Arabia occidental (la región conocida como Al−ijâz).
Una tradición comúnmente aceptada lo sitúa en el año del elefante. Los especialistas modernos sitúan este
episodio en el año 570 d.C.
La familia de Mahoma pertenecía al clan de Hashim, parte de la tribu de Quraysh, que dominaba La Meca y
constituía la mayoría de la población. Hashim no era uno de sus clanes más importantes, aunque gozaba de
cierto prestigio religioso derivado de sus derechos hereditarios a determinados cargos de la Kaaba. El padre de
Mahoma, Abd Allah, murió antes de nacer el niño; su madre, Amina, falleció cuando era muy pequeño.
La tradición da cuenta de señales y portentos sobrenaturales en torno a la concepción y nacimiento del profeta.
Se dice que se le impuso el nombre Mahoma debido a un sueño que había tenido su abuelo. También se
afirma que recibió otros nombres, como Abul−Qasim, Ahmad y Mustafá.
Se afirma que Mahoma visitó Siria en su juventud como integrante de una caravana comercial de La Meca.
Mientras estaba allí fue reconocido como profeta por hombres santos y eruditos judíos y cristianos, que
afirmaban que su llegada había sido augurada por sus propias escrituras. Su condición de profeta quedaba
indicada por ciertas marcas en su cuerpo y por señales milagrosas de su naturaleza.
Las gentes de La Meca, la tribu de Quraysh, gozaba de buena reputación como mercaderes. Entre ellos, una
viuda llamada Jadiya le contrató para administrar sus asuntos. Impresionada por su honestidad e inteligencia,
le propuso matrimonio. La tradición afirma que Mahoma tenía 25 años cuando desposó a Jadiya, y que
mientras vivió no volvió a contraer nupcias. Tras la muerte de Jadiya tuvo otras mujeres; quizá la más
conocida sea la joven Aisha.
Se dice que Mahoma tenía 40 años cuando sufrió su primera experiencia profética. No siempre es descrita del
mismo modo, pero una de las tradiciones más difundidas sostiene que tuvo lugar cuando se había retirado a
una cueva del monte Hira, en las afueras de La Meca. Allí tuvo una visión del arcángel Gabriel y una
experiencia de gran dolor y tensión, hasta el punto que pensó que iba a morir. Cuando el ángel le ordenó
predicar (iqra), se sintió incapaz de hacerlo y no supo qué decir. El dictado que recibió le imponía repetir la
sentencia que hoy es el comienzo del capítulo 96 del Corán: ¡Predica en el nombre de tu Señor, el que te ha
creado! Ha creado al hombre de un coágulo. ¡Predica! Tu Señor es el Dadivoso que te ha enseñado a escribir
con el cálamo: ha enseñado al hombre lo que no sabía. Tras un breve periodo durante el cual no recibió
ninguna otra revelación, éstas se reiniciaron y continuaron hasta el final de sus días.
Para comprender el desarrollo de la predicación de Mahoma es necesario tener cierta idea acerca del orden en
que le llegaron las revelaciones. Cuando éstas fueron recopiladas tras su muerte para elaborar el Corán, no se
hallaban organizadas atendiendo a ningún orden: las revelaciones que se consideró acaecieron en diversas
épocas de su vida se relacionaron para nutrir los capítulos del Corán. Los eruditos musulmanes tradicionalistas
y modernos elaboraron diversas hipótesis acerca de los lazos existentes entre algunas de las secciones del
Corán con episodios de la vida de Mahoma, aunque en general suele aceptarse que las primeras revelaciones
fueron breves, y que se caracterizaban por un vigoroso lenguaje semipoético. En todas ellas se advierte que
los hombres serán inevitablemente juzgados por Dios por su mala conducta en el mundo terrenal, y castigados
con severidad si no se corrigen. A medida que pasaba el tiempo, y al ir adquiriendo Mahoma autoridad sobre
la primera comunidad musulmana de Medina, se cree que las revelaciones se hicieron más largas, con un tono
menos urgente, centradas en la solución de los conflictos prácticos que debían afrontar él y sus seguidores.
Existen dos relatos que, según la tradición, se remontan al comienzo de la trayectoria de Mahoma como
profeta, aunque algunos especialistas modernos los consideran narraciones típicas acerca de su aprendizaje.
Uno de ellos tiene que ver con la visita a Mahoma, mientras dormía, de dos ángeles que le abrieron el pecho y
eliminaron toda huella de incredulidad y de pecado que encontraron en él. El segundo cuenta cómo Mahoma
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fue llevado por la noche desde el lugar de La Meca donde dormía hasta el trono de Dios en los cielos. Por la
mañana se encontró de nuevo en La Meca. Se trata del famoso relato del Viaje Nocturno (Isra), que
proporcionó la temática para gran cantidad de alegorías en el sufismo y que con toda probabilidad haya
inspirado la Divina Comedia de Dante.
Las tradiciones acerca de quiénes fueron los primeros seguidores de Mahoma en La Meca, aparte de Jadiya,
son muy variables. Sin embargo, todas coinciden en que los seguidores de Mahoma no eran numerosos y que
la mayoría de los habitantes de la ciudad les reprochaba subvertir la religión de sus antepasados.
Un episodio controvertido, testimoniado por algunas de las fuentes tradicionales pero que muchos
musulmanes rechazan como invención, es el de los Versos satánicos (un nombre acuñado por los especialistas
modernos, y que no se emplea en los relatos tradicionales). La narración refiere que Mahoma, desesperado por
atraer hacia su causa a los habitantes de La Meca, fue tentado por Satán para proclamar como revelación
divina determinados versículos que, de hecho, eran una perversión de la verdad. Estos versículos reconocían a
tres diosas que los residentes de La Meca adoraban, otorgándoles un lugar en el Islam como intermediarias
entre Dios y los hombres. Al oír esto, las gentes de La Meca aceptaron el Islam. Sin embargo, el ángel Gabriel
comunicó más tarde a Mahoma que la supuesta revelación provenía de Satán y no de Dios, y le reveló las
palabras exactas (que hoy se pueden leer en el Corán). En la versión ortodoxa, las diosas eran descalificadas
como meros nombres, sin poder ni verdadera entidad. Cuando les fueron revelados los versículos auténticos,
los habitantes de La Meca abandonaron el Islam y abrazaron sus antiguas creencias paganas.
En Medina
La oposición contra Mahoma y sus seguidores en La Meca alcanzó tales proporciones que, tras enviar a sus
adeptos a buscar refugio en la cristiana Abisinia (hoy Etiopía) y después de un intento fallido de obtener
apoyo en la cercana ciudad de Taif, en el año 622 Mahoma se trasladó con algunos de sus compañeros al
asentamiento agrícola de Yatrib, a unos 300 km al norte. Este suceso, conocido como Hijra (o Hégira), fue el
punto de inflexión de la suerte de Mahoma. Tras la Hégira se estableció la primera comunidad musulmana
(umma) en Yatrib, y más tarde el episodio marcó el inicio del calendario musulmán, conocido como era de la
Hégira. Poco después, Yatrib cambiaría su nombre por Medina.
Según algunas tradiciones, Mahoma había sido invitado a residir en Medina por algunos de sus habitantes, a
fin de servir como conciliador entre diversas facciones. Tal es la explicación más generalizada de por qué se
le aceptó con tanta rapidez como figura investida de autoridad. Al principio, la comunidad que dirigió estaba
formada por musulmanes y por paganos, que convivían con gran número de judíos residentes en la ciudad. En
los años posteriores a la Hégira, la comunidad se fue convirtiendo cada vez más al Islam, aunque se
comprende que muchos de sus miembros no aceptaron este credo por convicción. En la tradición suele
denominárseles `hipócritas' (munafiqun). Muy pocos judíos aceptaron el Islam, aunque en su mayoría fueron
expulsados o ejecutados por orden de Mahoma a medida que su relación con ellos empeoraba. Se creía que
eran agentes o aliados de sus enemigos.
Una de las razones que explican la creciente aceptación de la autoridad de Mahoma en Medina fueron sus
éxitos militares. Los ataques contra caravanas de La Meca desembocaron en una importante victoria sobre una
poderosa fuerza militar de esta ciudad en Badr (624). Los ataques de La Meca contra Medina fueron
rechazados con dificultad en las batallas de Uhud (625) y Ditch. A medida que crecía el prestigio de Mahoma,
las tribus vecinas comenzaron a establecer alianzas con él y a aceptar el Islam. En el 628 pudo firmar el
tratado de al−Hudaibiya con La Meca. Aunque este tratado implicaba una serie de concesiones de su parte,
tuvo el efecto de igualar el rango de su comunidad con el de La Meca. En el 630 consiguió hacerse con el
control de La Meca casi sin oposición. Los habitantes de la ciudad que se le habían enfrentado en otra época
aceptaron el Islam. La Kaaba, que ya se había convertido en elemento central de las ideas del Islam, fue al fin
abierta a los musulmanes.
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Tras la conquista de La Meca, el prestigio y la autoridad de Mahoma siguieron expandiéndose por toda la
península Arábiga, y las fuerzas musulmanas llegaron al sur de Siria. En el 632, Mahoma viajó por última vez
desde La Meca a Medina para realizar las ceremonias del peregrinaje (hach). Este episodio se denomina
Peregrinaje de Despedida, ya que poco después, tras regresar a Medina, falleció. Fue sepultado en su casa de
Medina, y la segunda mezquita en importancia del Islam se construyó en las inmediaciones de su tumba.
• Sucesores de Mahoma: Los Califas
Los califas, sucesores de Mahoma, eran jefes seculares y religiosos. Sin embargo, no tenían poder para
formular dogma alguno, porque se pensaba que la revelación divina fue manifestada en su totalidad a través
del profeta.
Basándose como modelo en el ejemplo que supusieron los primeros cuatro califas sucesores de Mahoma (los
llamados `bien guiados' y, luego, `cuatro califas justos'), los suníes formularon los siguientes requisitos para
acceder al califato: el califa debe ser un árabe de la tribu quraysh, a la que pertenecía Mahoma; su elección
para la dignidad califal debe ser aprobada por un consejo de ancianos que representen a la comunidad
islámica; y debe responsabilizarse del reforzamiento de la ley divina y de la difusión del Islam por cualquier
medio que se estime necesario, incluida la yihad (guerra santa).
• Importancia e influencia de los árabes
Arabia fue la cuna de una civilización floreciente mucho antes de la era cristiana; pero fue a la muerte del
profeta Mahoma en el 632 d.C., cuando la influencia árabe se extendió por todo el Oriente Próximo, Europa,
en concreto Sicilia y España, la zona africana al sur del Sahara, el subcontinente de la India, Madagascar y el
archipiélago malayo. La contribución cultural y científica de los árabes a la civilización occidental durante la
edad media fue muy notable, sobre todo en los campos de la astronomía, las matemáticas, la medicina y la
filosofía.
Los Francos
El Imperio Carolingio: se logró por el esfuerzo mancomunado de los reyes carolingios, que pusieron fin a la
dinastía merovingia, y del Papado. Carlomagno incorporó a su reino: Frisia y Sajonia, en el norte de
Alemania, Carintia en los Alpes orientales: Friul, Espoleto y Lombardía en Italia. Para proteger los límites del
imperio estableció marcas fronterizas: la Marca Hispánica, contra los árabe; la Marca Bretona contra los
Bretones; la Marca Danesa contra los Daneses; la Marca Soraba, contra los eslavos; las Marcas Oriental y
Parónica, contra los ávaros.
Feudalismo
• Concepto de Feudalismo y las causas de su aparición
Feudalismo: sistema contractual de relaciones políticas y militares entre los miembros de la nobleza de
Europa occidental durante la alta edad media. El feudalismo se caracterizó por la concesión de feudos (casi
siempre en forma de tierras y trabajo) a cambio de una prestación política y militar, contrato sellado por un
juramento de homenaje y fidelidad. Pero tanto el señor como el vasallo eran hombres libres, por lo que no
debe ser confundido con el régimen señorial, sistema contemporáneo de aquél, que regulaba las relaciones
entre los señores y sus campesinos. El feudalismo unía la prestación política y militar a la posesión de tierras
con el propósito de preservar a la Europa medieval de su desintegración en innumerables señoríos
independientes tras el hundimiento del Imperio Carolingio.
Causas de la aparición del sistema feudal
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La guerra fue endémica durante toda la época feudal, pero el feudalismo no provocó esta situación; al
contrario, la guerra originó el feudalismo. Tampoco el feudalismo fue responsable del colapso del Imperio
Carolingio, más bien el fracaso de éste hizo necesaria la existencia del régimen feudal. El Imperio Carolingio
se hundió porque estaba basado en la autoridad de una sola persona y no estaba dotado de instituciones lo
suficientemente desarrolladas. La desaparición del Imperio amenazó con sumir a Europa en una situación de
anarquía: cientos de señores individuales gobernaban a sus pueblos con completa independencia respecto de
cualquier autoridad soberana. Los vínculos feudales devolvieron cierta unidad, dentro de la cual los señores
renunciaban a parte de su libertad, lo que era necesario para lograr una cooperación eficaz. Bajo la dirección
de sus señores feudales, los vasallos pudieron defenderse de sus enemigos, y más tarde crear principados
feudales de cierta importancia y complejidad. Una vez que el feudalismo demostró su utilidad local reyes y
emperadores lo adoptaron para fortalecer sus monarquías.
• Relaciones entre los distintos estamentos feudales
En su forma más clásica, el feudalismo occidental asumía que casi toda la tierra pertenecía al príncipe
soberano bien el rey, el duque, el marqués o el conde que la recibía de nadie sino de Dios. El príncipe cedía
los feudos a sus barones, los cuales le rendían el obligado juramento de homenaje y fidelidad por el que
prestaban su ayuda política y militar, según los términos de la cesión. Los nobles podían ceder parte de sus
feudos a caballeros que le rindieran, a su vez, homenaje y fidelidad y les sirvieran de acuerdo a la extensión de
las tierras concedidas. De este modo si un monarca otorgaba un feudo de doce señoríos a un noble y a cambio
exigía el servicio de diez caballeros, el noble podía ceder a su vez diez de los señoríos recibidos a otros tantos
caballeros, con lo que podía cumplir la prestación requerida por el rey. Un noble podía conservar la totalidad
de sus feudos bajo su dominio personal y mantener a sus caballeros en su señorío, alimentados y armados,
todo ello a costa de sufragar las prestaciones debidas a su señor a partir de su propio patrimonio y sin
establecer relaciones feudales con inferiores, pero esto era raro que sucediera ya que los caballeros deseaban
tener sus propios señoríos. Los caballeros podían adquirir dos o más feudos y eran proclives a ceder, a su vez,
parte de esas posesiones en la medida necesaria para obtener el servicio al que estaban obligados con su
superior. Mediante este subenfeudamiento se creó una pirámide feudal, con el monarca en la cúspide, unos
señores intermedios por debajo y un grupo de caballeros feudales para servir a la convocatoria real.
Los problemas surgían cuando un caballero aceptaba feudos de más de un señor, para lo cual se creó la
institución del homenaje feudatario, que permitía al caballero proclamar a uno de sus señores como su señor
feudal, al que serviría personalmente, en tanto que enviaría a sus vasallos a servir a sus otros señores. Esto
quedaba reflejado en la máxima francesa de que el señor de mi señor no es mi señor de ahí que no se
considerara rebelde al subvasallo que combatía contra el señor de su señor. Sin embargo, en Inglaterra,
Guillermo I el Conquistador y sus sucesores exigieron a los vasallos de sus vasallos que les prestaran
juramento de fidelidad.
La prestación militar era fundamental en el feudalismo, pero estaba lejos de ser la única obligación del vasallo
para con su señor. Cuando el señor era propietario de un castillo, podía exigir a sus vasallos que lo
guarnecieran, en una prestación denominada `custodia del castillo'. El señor también esperaba de sus vasallos
que le atendieran en su corte, con objeto de aconsejarle y de participar en juicios que afectaban a otros
vasallos. Si el señor necesitaba dinero, podía esperar que sus vasallos le ofrecieran ayuda financiera. A lo
largo de los siglos XII y XIII estallaron muchos conflictos entre los señores y sus vasallos por los servicios
que estos últimos debían prestar. En Inglaterra, la Carta Magna definió las obligaciones de los vasallos del
rey; por ejemplo, no era obligatorio procurar ayuda económica al monarca salvo en tres ocasiones: en el
matrimonio de su hija mayor, en el nombramiento como caballero de su primogénito y para el pago del
rescate del propio rey. En Francia fue frecuente un cuarto motivo para este tipo de ayuda extraordinaria: la
financiación de una Cruzada organizada por el monarca. El hecho de actuar como consejeros condujo a los
vasallos a exigir que se obtuviera su beneplácito en las decisiones del señor que les afectaran en cuestiones
militares, alianzas matrimoniales, creación de impuestos o juicios legales.
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Otro aspecto del feudalismo que requirió una regulación fue la sucesión de los feudos. Cuando éstos se
hicieron hereditarios, el señor estableció un impuesto de herencia llamado `socorro'. Su cuantía fue en
ocasiones motivo de conflictos. La Carta Magna estableció el socorro en 100 libras por barón y 5 libras por
caballero; en todo caso, la tasa varió según el feudo. Los señores se reservaron el derecho de asegurarse que el
propietario del feudo fuese leal y cumplidor de sus obligaciones. Si un vasallo moría y dejaba a un heredero
mayor de edad y buen caballero, el señor no tenía por qué objetar su sucesión. Sin embargo, si el hijo era
menor de edad o si el heredero era mujer, el señor podía asumir el control del feudo hasta que el heredero
alcanzara la mayoría de edad o la heredera se casara con un hombre que tuviera su aprobación. De este modo
surgió el derecho señorial de tutela de los herederos menores de edad o de las herederas y el derecho de vigilar
sobre el matrimonio de éstas, lo que en ciertos casos supuso que el señor se eligiera a sí mismo como marido.
La viuda de un vasallo tenía derecho a una pensión de por vida sobre el feudo de su marido (por lo general un
tercio de su valor) lo que también llevaba a provocar el interés del señor por que la viuda contrajera nuevas
nupcias. En algunos feudos el señor tenía pleno derecho para controlar estas segundas nupcias. En el caso de
muerte de un vasallo sin sucesores directos, la relación de los herederos con el señor variaban: los hermanos
fueron normalmente aceptados como herederos, no así los primos. Si los herederos no eran aceptados por el
señor, la propiedad del feudo revertía en éste, que así recuperaba el pleno control sobre el feudo; entonces
podía quedárselo para su dominio directo o cederlo a cualquier caballero en un nuevo vasallaje.
Dado el carácter contractual de las relaciones feudales cualquier acción irregular cometida por las partes podía
originar la ruptura del contrato. Cuando el vasallo no llevaba a cabo las prestaciones exigidas, el señor podía
acusarle, en su corte, ante sus otros vasallos y si éstos encontraban culpable a su par, entonces el señor tenía la
facultad de confiscar su feudo, que pasaba de nuevo a su control directo. Si el vasallo intentaba defender su
tierra, el señor podía declararle la guerra para recuperar el control del feudo confiscado. El hecho de que los
pares del vasallo le declararan culpable implicaba que moral y legalmente estaban obligados a cumplir su
juramento y pocos vasallos podían mantener una guerra contra su señor y todos sus pares. En el caso
contrario, si el vasallo consideraba que su señor no cumplía con sus obligaciones, podía desafiarle esto es,
romper formalmente su confianza y declarar que no le consideraría por más tiempo como su señor, si bien
podía seguir conservando el feudo como dominio propio o convertirse en vasallo de otro señor. Puesto que en
ocasiones el señor consideraba el desafío como una rebelión, los vasallos desafiantes debían contar con fuertes
apoyos o estar preparados para una guerra que podían perder.
Los monarcas, durante toda la época feudal, tenían otras fuentes de autoridad además de su señorío feudal. El
renacimiento del saber clásico supuso el resurgimiento del Derecho romano, con su tradición de poderosos
gobernantes y de la administración territorial. La Iglesia consideraba que los gobernantes lo eran por la gracia
de Dios y estaban revestidos de un derecho sagrado. El florecimiento del comercio y de la industria dio lugar
al desarrollo de las ciudades y a la aparición de una incipiente burguesía, la cual exigió a los príncipes que
mantuvieran la libertad y el orden necesarios para el desarrollo de la actividad comercial. Esa población
urbana también demandó un papel en el gobierno de las ciudades para mantener su riqueza. En Italia se
organizaron comunidades que arrebataron el control del país a la nobleza feudal que incluso fue forzada a
residir en algunas de las urbes. Las ciudades situadas al norte de los Alpes enviaron representantes a los
consejos reales y desarrollaron instituciones parlamentarias para conseguir voz en las cuestiones de gobierno,
al igual que la nobleza feudal. Con los impuestos que obtuvieron de las ciudades, los príncipes pudieron
contratar sirvientes civiles y soldados profesionales. De este modo pudieron imponer su voluntad sobre el
feudo y hacerse más independientes del servicio de sus vasallos.
• Castillo Feudal
El Castillo Feudal: Del siglo VII al X, Europa sufrió nuevas invasiones: lombardos, normandos y árabes
sembraron el terror saqueando, destruyendo y aniquilando toda resistencia. A estos estragos se le sumaron los
provocados por rivalidades internas. La población indefensa imploraba socorro al los señores feudales; a
cambio de su protección, estos extendieron su autoridad en la región, reclutando infantes y construyendo
primitivas fortalezas de madera. Durante las cruzadas, los cristianos asimilaron técnicas de los musulmanes,
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consignando incluso designaciones árabes. Los "albañiles", expertos en construcciones militares, edificaron
en lugares escarpados verdaderas fortalezas, residencias de los señores feudales, de sus sequitos y refugio
masivo en caso de peligro. La barbacana, obra avanzada y aislada, protegía la entrada; el puente levadizo,
de complicado mecanismo permitía o impedía el paso. Una pesada reja metálica podía sorpresivamente
deslizarse y caer obstaculizando totalmente la entrada. Las murallas eran altas, gruesas y ligeramente
inclinadas en la base. En lo alto, tenían un parapeto que protegía el adarve (en árabe: ab−darb), camino por el
que se desplazaban los defensores. La torre del homenaje era el centro de administración y la residencia del
noble y su familia. Desde la "atalaya" (at−tala'i') vigías oteaban los alrededores. En su interior el castillo era
como una pequeña ciudad contando con los medios propios para una larga resistencia.
La Iglesia durante la Edad Media
• Organización y poder
La Iglesia ejerció numerosas funciones propias del gobierno civil y tuvo decisiva influencia sobre todo el
desarrollo social y cultural. La Iglesia poseyó también un enorme poder material, ya que tenía el derecho al
diezmo, la décima parte que cada uno debía pagar de sus entradas a la Iglesia y, además, recibió grandes
donaciones de tierras.
La iglesia acompañaba al hombre durante toda su vida. Por medio del sacramento del bautismo el niño se
convertía en cristiano y recibía un nombre cristiano. Por medio de la confirmación el bautizado era recibido
definitivamente en la Iglesia. La confesión y penitencia absolvían al pecador de sus pecados. En la celebración
de la Santa Eucaristía el sacerdote consagraba el pan y el vino en conmemoración de la Última Cena.
El matrimonio sólo era reconocido cuando recibía la sanción y bendición por medio del sacramento del
matrimonio. El sacramento de la ordenación era conferido a los que se ordenaban sacerdotes. El sacramento
de la extrema unción era dado por el sacerdote antes de la muerte. Los sacerdotes eran esenciales para la
salvación eterna. Los sacramentos los confería la Iglesia por intermedio de sus sacerdotes.
Durante la Edad Media la Iglesia se esforzó por suavizar las costumbres, suprimir los espantos de la guerra e
imponer el ideal cristiano de la paz. Por medio de la Tregua de Dios la Iglesia logró limitar las acciones
bélicas a ciertos días de la semana, quedando prohibido el uso de la espada en los días consagrados
especialmente a Dios.
La Iglesia mantenía sus propios tribunales con el fin de proteger a los débiles y desamparados y de castigar a
los que violaban los mandamientos religiosos y eclesiásticos. Administraba justicia según el Derecho
Canónigo, el derecho de la Iglesia, una recopilación basada en las Sagradas Escrituras, los escritos de los
Santos Padres, las resoluciones de los Concilios y los decretos de los Papas.
El peor crimen y pecado era la herejía, la creencia en errores que, por ser contrarios al dogma, habían sido
condenados por la Iglesia. La herejía era un crimen contra Dios y la sociedad. El herético se colocaba al
margen de la sociedad religiosa y de la sociedad civil y era castigado por ambas. Para perseguir y castigar a
los herejes, la Iglesia estableció los tribunales de la Inquisición.
Las principales armas que usaba la Iglesia contra quienes la ofendían eran la excomunión, el entredicho y la
destitución de los gobernantes impíos. La excomunión negaba al culpable los servicios de la Iglesia. El hereje
que no se reconciliaba con la Iglesia era entregado a las autoridades civiles que solían condenarlo a morir en
la hoguera. Por medio del entredicho se cerraban las Iglesias y se suspendían los servicios religiosos en un
distrito entero hasta que los culpables, bajo la presión de la población piadosa afectada por esta terrible
medida, deponían su actitud rebelde.
El gobernante que violaba las leves de la Iglesia podía ser destituido por ésta. Los súbditos de un príncipe
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excomulgado quedaban absueltos del juramento de fidelidad.
En el curso del tiempo las relaciones entre el poder temporal y el poder espiritual se hicieron cada vez más
estrechas. Los reyes francos y los emperadores alemanes que siguieron a Carlomagno ayudaron a los Papas.
Estos intervenían en la coronación de los emperadores. Los obispos que obtenían algún feudo debían servir a
su señor feudal. Durante el siglo X los emperadores alemanes intervinieron directamente en Roma con el fin
de proteger a los Papas contra la poderosa nobleza y el inquieto pueblo romano. Los emperadores y reyes se
arrogaron el derecho de designar directamente a los obispos y abades.
Durante el siglo XI se produjo un profundo renacimiento religioso que tuvo su origen en la orden monástica
de Cluny que había sido fundada en Borgoña en 910. Los monjes cluniaenses quisieron reformar los
monasterios y la Iglesia entera con el fin de que se pudiera dedicar enteramente a sus fines religiosos. Para
ello era necesario librarla de la dominación de los Príncipes. Había que poner término a la investidura laica, la
designación de los obispos por los reyes.
En el año 1059 se creó el Colegio de Cardenales en Roma, que recibió la función de elegir al Papa con
prescindencia de toda posible influencia por parte de los poderes políticos.
La reforma fue apoyada entusiastamente por el Papa Gregorio VII (1073−1'085). Durante la querella de las
investiduras se produjo un violento conflicto entre el Papado y el Imperio. El emperador Enrique IV insistió
en su tradicional derecho de nombrar a los obispos. Gregorio VII luchó por la libertad de la Iglesia y
excomulgó a Enrique IV. Este se vio obligado a someterse. En el año 1077 Enrique IV apareció en Canosa, un
castillo de los Apeninos, vestido de penitente, y permaneció descalzo durante tres días y tres noches en la
nieve hasta que Gregorio lo absolvió y lo admitió nuevamente en la Iglesia.
En los decenios siguientes la Iglesia pudo imponer ampliamente sus exigencias y el Papado alcanzó un poder
cada vez mayor. Inocencio III (1198−1216) proclamaba que la autoridad del Papa estaba por encima de todo
poder temporal. Los reyes de Inglaterra, Dinamarca, Polonia, Hungría, Aragón y Portugal se convirtieron en
vasallos de San Pedro y juraron fidelidad al Papa.
En el curso de los siglos XII y XIII se produjeron grandes cambios en Europa. Renacieron las ciudades y el
comercio y se fundaron colegios y universidades. Para responder a estos cambios se crearon dos nuevas
órdenes religiosas: la orden franciscano, fundada por San Francisco, y la orden dominicana, fundada por
Santo Domingo. Los monjes de estas nuevas órdenes no se retiraban a la soledad monástica, sino que se
mezclaban con el pueblo. Recorrían las calles y las plazas y predicaban el Evangelio con el fin de inculcar la
fe cristiana y combatir las herejías. Los dominicanos se destacaron como filósofos y teólogos y muchos de
ellos fueron profesores eminentes en las universidades de Bologna, París, Colonia y Oxford.
Durante cientos de años los peregrinos cristianos pudieron visitar los santos lugares en Palestina, ante todo los
lugares de la Pasión y el Santo Sepulcro en Jerusalén. Pero en el siglo XI los turcos seldyúcidas, fanáticos
musulmanes, se apoderaron de Palestina y pusieron en peligro a Bizancio, cuyo emperador solicitó ayuda de
la iglesia de Occidente. En el Concilio de Clermont (1095) el Papa Urbano II invitó a los fieles a "tomar la
cruz" y a rescatar Tierra Santa de los infieles. Durante los siglos XII y XIII millares de cruzados se dirigieron
a Palestina, por mar y por tierra, con el fin de reconquistar Tierra Santa para la cristiandad.
Los cristianos conquistaron grandes triunfos y, temporalmente, pudieron establecer su dominio sobre
Jerusalén y otros lugares. Mas, a la postre, los musulmanes lograron mantener su posición.
A pesar de que las Cruzadas no consiguieron su fin, tuvieron enormes efectos sobre Occidente. Se estrecharon
los contactos con Oriente, los europeos conocieron una cultura que en muchos aspectos era superior a la
propia, se abrieron los mercados asiáticos y se intensificó el comercio internacional. Los mercaderes italianos
se encargaron de llevar a Europa caña de azúcar del Líbano y Siria, y sedas, especias, tejidos finos y piedras
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preciosas del Cercano y del Lejano Oriente.
En 754, el rey franco Pepino el Breve, arrojo a los lombardos del centro de Italia y obsequio terrenos al Papa,
naciendo así los Estados Pontificios. Esta donación independizó a los papas de su condición de dependientes
del Imperio Bizantino. El "Cisma de Oriente" − separación de la iglesia romana (católica) de la bizantina
(ortodoxa) − tuvo lugar en 1504. La ruptura fue total. Durante la IV Cruzada, en 1204, saliéndose de su
misión de luchar contra los musulmanes, los occidentales saquearon Constantinopla. El "Gran Cisma de
Occidente" vio al papa apresado por los franceses y trasladado en Aviñón. De 1318 a1474 hubo dos papas
simultáneos, uno en Roma, otro en Aviñón.
La Iglesia recibió por donación o legado extensas tierras que estaban sujetas a las obligaciones feudales. Los
obispos y abades, al mismo tiempo de ser ministros de la Iglesia, se convirtieron en vasallos de los reyes y en
grandes señores.
Cuando moría un vasallo laico sin herederos, la administración del feudo volvía a manos del señor. En
cambio, los feudos de la Iglesia no pertenecían a un obispo o abad en particular. Por eso, cuando moría un
obispo, el contrato feudal no era alterado y la Iglesia conservaba la tierra. De esta manera, las posesiones de la
Iglesia aumentaron cada vez más y finalmente la tercera parte de la propiedad agrícola en la Europa occidental
y central perteneció a la Iglesia.
• Las Cruzadas
Expediciones militares de los cristianos de la Europa Occidental a los Santos Lugares para liberarlos del
dominio de los musulmanes, fueron unos de los episodios más dramáticos de la Historia de la Humanidad.
Al fin de recuperar los Santos Lugares caídos bajo el poder musulmán, el Occidente Cristiano organizó varias
expediciones conocidas con el nombre de cruzadas (siglos XI al XIII). Millares de hombres enardecidos por
Pedro el Ermitaño, emprendieron un viaje lleno de peligros. Una cruz de tela, cosida en el pecho era su
distintivo. Lo único positivo que trajeron estas expediciones fue un mayor conocimiento del Asia Menor y
cierto intercambio cultural.
Los árabes respetaron los lugares santos y toleraron las peregrinaciones a Jerusalén, no así los turcos,
procedentes del Turquestán, quienes penetraron en Palestina en 1047. El occidente cristiano organizó
expediciones militares a fin de liberar Jerusalén. Las "cruzadas" se desarrollaron de 1095 a 1291 con
frecuentes interrupciones. Destacaron el ella efímeras conquistas: toma de Nicea (1097), de Antioquia (1098)
y de Jerusalén (1099). Pese a frecuentes fracasos, se logró la contención momentánea de los turcos.
• Cultura Medieval
La Edad media fue una época de gran religiosidad y la Iglesia desarrolló un papel muy importante en la
producción cultural de la época manteniendo la tradición cultural de la antigüedad y desempeñando una
importante labor educativa. Las escuelas catedralicias fueron los únicos centros de instrucción por mucho
tiempo y en los monasterios, gracias a la paciente labor de los monjes, se copiaron y tradujeron los principales
libros de la antigüedad clásica.
La Universidades
En un principio las universidades surgieron como gremios que agrupaban a profesores y estudiantes para
defender los intereses comunes de los oficios. Había cuatro facultades: Artes, Derecho, Medicina y Teología.
La universidad de París fue una de las más importantes y sirvió de modelo a muchas otras como la de Oxford
en Inglaterra y Salamanca en España. La Universidad de Bolonia, una de las mejores de la época, tenía una
curiosa particularidad: los alumnos podían sancionar a los profesores que no cumplieran puntualmente con los
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programas de estudio o fueran malos docentes.
Los libros
Todavía no se había inventado la imprenta, así que los libros eran escasos y caros. Sólo una minoría podía
acceder a ellos. La gran mayoría de la población era analfabeta. A partir del Siglo XIII comienzan a ser
reemplazados los viejos rollos de pergaminos por los doblados en pliegos de papel y a publicarse las clases de
los profesores de las universidades. Casi todos los libros estaban escritos en latín, que era la lengua culta y
diplomática de la época. La literatura medieval exaltó el ideal caballeresco en los llamados "cantares de
gesta", donde se contaban las hazañas de los guerreros de aquella época. Estos poemas fueron compuestos por
juglares y cantores que recorrían las diferentes cortes europeas y luego se fueron transmitiendo oralmente.
Algunos cantares de gesta famosos fueron "La Canción de Rolando" en Francia, "El poema de los
Nibelungos" en Alemania y "El Cantar del Mío Cid" en España. También deambulaban por los caminos los
trovadores músicos ambulantes que le cantaban a la mujer y al amor.
El arte
Dos estilos artísticos se sucedieron durante la Edad Media: el románico y el gótico, éste último arte religioso
por excelencia. El románico era un estilo sobrio y austero, con paredes anchas y reducidas aberturas. A partir
del siglo XIII comienza a imponerse el gótico, llamado así por ser el arte derivado de los godos El gótico fue
fundamentalmente un arte urbano caracterizado por la construcción de grandes catedrales que se distinguen
por su marcada verticalidad y la gran luminosidad interior debido a los grandes ventanales adornados con
hermosas cristalerías llamadas comúnmente vitraux.
La filosofía
Los textos de San Agustín en el Siglo V fueron la base de todo el pensamiento medieval. Aristóteles fue
redescubierto en Occidente y Santo Tomás de Aquino trató de conciliar su pensamiento con la doctrina
cristiana aceptando la razón como forma de interpretación y un instrumento para llegar a Dios. En su obra "La
Suma Teológica" describe racionalmente los dogmas cristianos. Las graves crisis de los siglos XIV y XV (la
peste, el hambre y las guerras) provocaron un cambio en el pensamiento medieval tornándolo más terrenal. El
inglés Roger Bacon expuso una filosofía más experimental que empezaba a diferenciarse claramente del
pensamiento religioso y la teología.
El pre−renacimiento
A fines del Siglo XIII surgió en Italia un notable movimiento literario cuyos principales exponentes fueron
Dante Alighieri (1265−1321, Francisco Petrarca )1304−1374 y Bocaccio (1313−1375). Los tres parten de la
tradición grecorromana para tocar temas de su tiempo poniendo el acento en la problemática humana y
alejándose de la temática estrictamente religiosa. En "La Divina Comedia" Dante relata su viaje imaginario a
los distintos ámbitos del infierno guiado por el poeta Virgilio. Luego ingresa al cielo en compañía de Beatriz,
la mujer amada y dialoga con quienes disfrutan de la vida eterna. La obra de Petrarca influyó notablemente
sobre los poetas de su tiempo. Obras como "Africa", dedicada a la Segunda Guerra Púnica o "Rimas"
dedicada a su amada, marcaron el estilo poético de su tiempo. A Bocaccio se lo recuerda por ser el autor del
"Decameron", una colección de cien novelas, en las que 10 jóvenes, siete muchachas y tres muchachos se
refugian en el campo para huir de la Peste Negra de 1348 y cada uno de ellos cuenta diez historias.
La música
La música era en la Edad Media una de las manifestaciones importantes, que abarcaba la expresión religiosa,
popular y seglar.
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Una gran parte de la música medieval, interpretada con instrumentos de cuerda y viento, está destinada a la
liturgia o es de contenido sacro. Una rama de ellas es la coral, que tuvo en el Canto Gregoriano su máxima
expresión.
Otra parte, de gran variedad de expresiones, constituye la música profana, que era llevada de villa en villa por
los Trovadores (del francés trouvar: encontrar, se refiere a encontrar una melodía), quienes narraban
acompañados de un laúd las hazañas de reyes, príncipes o contaban historias mundanas, generalmente de
amor.
Resurgimiento de Cuidades
En el transcurso del siglo XI, cuando el feudalismo aún estaba en su apogeo en parte de Europa y se
desarrollaban las primeras cruzadas, comenzó a resurgir lentamente el mundo urbano.
En las ciudades se produjo mayor movilidad social, se multiplican los artesanos y comerciantes, que dieron
origen a la nueva clase burguesa. También fueron surgiendo nuevas manifestaciones culturales, como el arte
gótico y las universidades. En este contexto, la Iglesia Católica continuó manteniendo un papel fundamental.
El nacimiento de las órdenes mendicantes: en los primeros siglos de la Alta Edad Media surgió el monacato,
con un ideal de vida de contemplación, retirados del mundo, que se adaptaba bastante bien a las condiciones
de inestabilidad e inseguridad de la época. Sin embargo, la situación que vivían diversas regiones de Europa
fue cambiando y aunque algunos siguieron fieles al ideal de vida contemplativa, otros buscaron nuevos
caminos para adaptarse a los cambios y a la nueva mentalidad.
En este contexto, hacia el siglo XIII, surgieron en medio de las ciudades, dos nuevas congregaciones
religiosas: los Franciscanos y los Dominicos, que se conocieron como órdenes mendicantes debido a que,
además de los votos de obediencia y castidad, realizaban el de pobreza, viviendo de la caridad de las personas
de buena voluntad.
• La Burguesía
Burguesía, en un principio este término servía para designar a los habitantes libres de las ciudades europeas
durante la edad media. Más tarde, el término se convirtió en sinónimo de clase media−alta. En sentido
etimológico proviene del latín burgus y del alemán brug, designando a aldeas pequeñas que dependen de otra
ciudad. La burguesía designaría, pues, a quienes habitaban los burgos.
Conclusión
La Edad Media es una época muy cristiana de la Historia de la Humanidad, muy oscura también. Pero, no era
tan cristiana tampoco, ya que los obispos y todos los personajes de la Iglesia tenían mucho poder, y por esa
razón se vendían a los Señores Feudales, les vendían los altos cargos, etc. También era una época muy
rigurosa y regida casi completamente por la Iglesia, pero también existía mucha lealtad, entre Señores
Feudales y Vasallos. Había una cultura un poco restringida a los miembros de la Iglesia solamente. También
estuvieron las cruzadas, que no lograron completamente su objetivo, sin embargo, sirvieron culturalmente al
conocer otros lugares no visitados por los cristianos de esa época. El Feudalismo, fue un sistema muy estricto,
podría decirse, porque o era de una clase o de la otra, más tarde, se creó otra clase llamada Burguesía, que
eran sólo artesanos y trabajadores nobles (no de nobleza, sino de sencillez). En mi opinión no debería
llamársele Edad Oscura, porque toda época, vida o año tiene su lado malo, es verdad que aquí se pasaron un
poco en lo oscuro y oculto que estuvo esta Edad.
Bibliografía
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Mi información la obtuve de:
• Enciclopedia Microsoft Encarta 2000
• Ayuda memoria "La Edad Media" (Mundicrom).
• Atlas Universal (Ed. Antártica).
• Atlas de Historia Universal (E. Valles).
• www.google.com (buscar: Edad Media).
• Texto para el estudiante: Estudio y Comprensión de la Sociedad. 7° Básico (Ed. Mc Graw Hill).
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