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© 2001/2010 Semanario Bamba S.R.L., Villa Carlos Paz, Córdoba, Argentina.
Gerente: Paulo Biasizzo. Asunción 81 esquina La Paz, TF (03541) 431700, [email protected]
Las ediciones están disponibles todos los días viernes desde las 12 pm hora Argentina.
Diseño: GrupoNexus
Recopilacion de datos:Octubre 2010.
1ra Parte.Introduccion sobre publicación en La Rioja. Octubre 2010.
2da Parte. Uranio en los Gigantes/Cosquin y aspectos Grales Contaminantes en el Dto. Punilla.
Cba. Arg.
El gobernador riojano Luis Beder Herrera anunció que está próximo a firmar un convenio con una
empresa, para conceder una pequeña explotación de uranio en la zona de Los Colorados, y
anticipó que su provincia tendrá una participación del 22 por ciento en las utilidades que genere
dicha explotación.
“Voy a firmar una explotación pequeña de uranio en la zona de Los Colorados, y la provincia va a
tener una participación del 22%. Va a ser la primera provincia del país en tener ese porcentaje de
participación. Y las empresas mineras que vengan a la provincia ya van a saber que así son las
cosas en La Rioja”, afirmó Herrera durante la realización de un curso de minería realizado en el
Centro Administrativo de la capital riojana, aunque no reveló más detalles de la operación, ni
tampoco el nombre de la empresa.
Los Colorados es un paraje que queda a pocos kilómetros de la localidad de Patquía, sobre la ruta
74 que conduce a la ciudad de Chilecito. A pocos kilómetros de allí, en la localidad de Amaná, ya
hubo una explotación de uranio en la década del 70. Por otra parte, se sabe que la empresa
estatal nacional-provincial Dioxitek ya ha comprado tierras al norte de la capital riojana, sobre la
ruta nacional 38.
Según expertos en minería, la Nación importa uranio para las centrales energéticas atómicas y
para uso medicinal por unos 70 millones de dólares anuales.
Herrera nuevamente hizo énfasis en que el eje de la discusión no debe ser si la minería es o no es
contaminante, sino en la participación de la provincia en defensa de sus recursos naturales.
“No podemos ponernos a discutir si la minería contamina o no contamina, porque no tiene
sentido discutir eso. La minería no contamina. La minería es la única actividad en la
Argentina que está regulada y controlada por Medio Ambiente. Todas las otras actividades no
están controladas, en especial la industria. Lo que tenemos que dejar en claro es que vamos
a defender nuestros recursos y que no nos vamos a conformar con el 3 por ciento”, indicó.
Beder Herrera agregó que La Rioja necesita explotar sus recursos naturales para lograr su propio
sustento y desarrollo, y consideró que ésta es la única manera de que la provincia logre su
autonomía.
“Cada peso que se consigue de la Nación nos cuesta horrores. Y cuando no se tiene autonomía se
pierde soberanía. Cuando no tenemos nuestro propio sustento se pierde soberanía. Nunca nos
vamos a desarrollar si no tenemos autonomía y si no explotamos nuestros recursos naturales, pero
cuidando el medio ambiente y con la condición de que una porción importante quede para La
Rioja”, sostuvo.
Agua y glaciares
Por otra parte, el gobernador riojano anunció que creará un Instituto del Agua y anticipó que se
encargará del control de la cantidad, calidad y utilización del recurso hídrico. “El Instituto del
Agua va a ser uno de los organismos más importantes del Estado y va a estudiar todo lo que se
refiere al agua. Lo más importante es saber cuánta agua tenemos en el subsuelo, porque el 95
por ciento del agua que se consume en La Rioja es agua subterránea. Esto significa que es
sagrada el agua que tenemos bajo la tierra y tenemos que cuidarla. Tenemos que saber hasta qué
punto podemos hacer pozos y cuánta agua podemos sacar”, aseguró.
Los productores agrícolas, sobre todo viñateros de Chilecito y Famatina, han alertado
públicamente que las capas de agua de las perforaciones de sus fincas vienen bajando de nivel
año a año y temen que si se instala la gran minería en el lugar, este descenso se vuelva crítico
para el mantenimiento de sus plantaciones.
En tanto, sobre la flamante Ley de Glaciares sancionada por el Parlamento Nacional, el diputado
kirchnerista Jorge Yoma anticipó que “vamos a ir ante la Corte Suprema de Justicia para poder
aprovechar los recursos naturales de La Rioja”, ya que según lo que establece la Constitución
Nacional “los recursos naturales son de las provincias”.
“Las provincias están facultadas para recurrir a la Justicia, si alguien quiere impedir la
explotación de sus recursos naturales”, agregó y dijo que “esta ley no discrimina con precisión la
diferencia entre lo que sería una zona glaciar de una peri glaciar”. Y destacó que “en términos de
esta ley el Famatina sería un glaciar”.
“Tiene que haber un estudio serio en la zona cordillerana para delimitar dónde están los glaciares
y los peri glaciares que se quieren preservar, además de un estudio de impacto ambiental”,
concluyó.
2da Parte. Uranio en los Gigantes/Cosquin y aspectos Grales Contaminantes en el Dto. Punilla.
Cba. Arg.
La desenfadada búsqueda de uranio en el macizo Los Gigantes, entre 1978 y 1991, generó en el
Valle de Punilla una contaminación difícil de superar. Hoy la población se resiste a tener en
plenas sierras un depositario nuclear.
Argentina intenta privatizar sus centrales nucleares desde que Domingo Cavallo asumiera el
Ministerio de Economía, en la Presidencia de Carlos Menem. El plan de seducción del país para
captar empresas interesadas en las centrales de Atucha y Embalse de Río Tercero cuenta con la
oferta de un depositario de residuos radiactivos en Los Gigantes.
Un dossier que tuvo faja de “Secreto de Estado” durante algunos años menemistas, alega que la
planta de Los Gigantes cumple con los requisitos para un depositario. Aduce resultados de un
monitoreaje radiológico ambiental realizado el 12 y 16 de mayo de 1997. Además agrega que la
planta ya almacena los residuos de la explotación del yacimiento uranífero Schlagintweit.
Córdoba concentra la mayor parte de la actividad nuclear del país. En los Gigantes se explotó el
Schlagintweit. En la capital está la fábrica de combustible atómico, y en Embalse de Río Tercero
se encuentra una de las dos centrales nucleares que existen.
Por este raro privilegio, los cordobeses padecieron tragedias con la contaminación uranífera de
sus aguas y la pérdida radioactiva generada en la central Embalse de Río Tercero.
La explotación del Schlagintweit provocó la mayor contaminación radioactiva en cursos de agua
en Sudamérica. Entre 1982 y 1985 se arrojaron a la cuenca del lago San Roque cerca de 300.000
millones de litros de líquidos ácidos que contenían trazas de uranio, radio, radón y tóxicos
diversos. Fue un ejemplo de la improvisación, de la desvalorización de los recursos naturales y de
la falta de respeto a la calidad de vida de casi dos millones de argentinos. A pesar de ello, el
panorama que se avecina no es muy alentador. Ahora es pretender depositar allí la basura de las
centrales nucleares argentinas.
CON LOS PIES DE URANIO
El terror implantado por el “Proceso de Reorganización Nacional” (1976/1983), no dejó espacio
para someter a juicio otras aberraciones cometidas durante la cruenta dictadura militar. También
llegó la muerte para la producción nacional. La soberbia de un plan desarrollado a oscuras no
contempló nada. Y todo cayó bajo las garras depredadoras y simplistas de un objetivo
sobredimensionado, mezquino y sin horizonte.
El proyecto de expansión en energía atómica que llevó adelante “la dictadura”, incluía la
construcción de cinco centrales nucleares y el autoabastecimiento de combustible.
Se establecieron pautas que fueron lapidarias y en ese marco, la Comisión Nacional de Energía
Atómica (CNEA) hizo un enorme esfuerzo para cumplir con las políticas de trabajo que impusieron
los militares.
El primer dilema que debió sortear la CNEA ante los “apurados objetivos” fue el hallazgo de
reservas de uranio para el hipotético abastecimiento de las cinco centrales nucleares en un
futuro inmediato.
Dentro de una campaña de exploración, que consumió 40.000 horas de vuelo de reconocimiento,
se detectaron tres minas.
En la ciudad de Cosquín se reconoció una, que se llamó “Rodolfo”. Otra fue detectada en el
macizo Los Gigantes, (2.34m.) y se la identificó como “Schlagintweit”, en memoria de un geólogo
que trabajó en la zona en los años 60. Y más tarde, surgió el yacimiento “María Rosa” a tan sólo
10 km del “Schlagintweit”.
Los estudios de probabilidad de explotación de las reservas uraníferas de Córdoba finalizaron en
1978 y el “Rodolfo” fue considerado la mina más grande y rica en uranio de la Provincia. Posee
cerca de 10.000 toneladas de mineral.
LA TENTACIÓN DE ERRADICAR UNA CIUDAD
El “Rodolfo” generó un serio debate dentro de la CNEA. Hubo un sector “duro” de técnicos y
marinos que quiso explotar y propuso trasladar la ciudad de Cosquín. La postura de “los duros” se
sustentaba en que era radimétricamente explotable con un valor radiactivo alto y floraciones a
superficie de ciertos barrios. La explotación hubiera significado la desaparición de Cosquín que
posee 17.000 habitantes y está a 720 metros sobre el nivel del mar.
Para suerte de los coscoínos primó en la CNEA la postura del grupo de técnicos que admitió
complicaciones técnicas en la explotación y sostuvo que el impacto sobre la zona turística más
importante de Córdoba iba a ser tremendo. Entonces, se decidió no explotarlo, pero “tampoco
clarificar datos por razones obvias”.
La existencia de un yacimiento uranífero en una ciudad no fue materia de estudio. Sólo se evaluó
la posibilidad de una hipotética explotación.
Cosquín tiene los índices radioactivos más altos del Valle de Punilla. La movilización del
yacimiento sedimentario que posee puede producir daños inimaginables, y su municipio carece de
apoyo técnico para manejar la situación. Ni la Provincia ni la CNEA se involucran en ello, y las
administraciones municipales suelen cometer gravísimos errores como la remoción de tierra en
los barrios más próximos al yacimiento.
El caso más conocido se registró en 1992 cuando el municipio removió tierra en el barrio La
Mandinga durante la gestión comunal del intendente Rubén Ríos (1991/1995), y provocó la
intervención de la Secretaría de Minería de la Provincia que obligó a detener los trabajos.
A raíz de ello, la Dirección de Geología quiso trabajar en una sistematización de la información
geológica de la zona, como aporte hacia los propios habitantes y para ser utilizada en el sector
turístico.
En ese entonces, Domingo Raúl Gonzalez y Aldo Antonio Bonalumi, director de Geología y jefe del
Departamento de Investigaciones Geológicas, respectivamente, trabajaron en la elaboración de lo
que habían llamado “un libreto para los intendentes de Punilla”. La intención era preparar un
informe geológico completo sobre la región.
El informe iba a ser científico y de consulta técnica para profesionales; una fuente de datos para
intendentes y funcionarios; y un soporte para la actividad turística. Peor nunca se conoció y los
municipios siguen sin saber cómo manejar los recursos geológicos.
A EXPLOTAR EL MÁS POBRE
Descartado el “Rodolfo” y aún sin datos concretos sobre el “María Rosa”, a la CNEA no le quedó
otra opción que explotar el más pobre en uranio. El mineral del “Schlagintweit” fue estimado en
1.000 toneladas de óxido de uranio (U3O6) y se presentaba en materias primas nucleares de baja
ley: 300 partes por millón.
La CNEA apremiada por el tiempo llamó a licitación pública para el desarrollo de reservas,
explotación minera y producción de concentrados de uranio en Los Gigantes, sobre un área
delimitada de 100 kilómetros cuadrados. Y quedó a la espera de la “empresa señalada”.
Cabe acotar que las firmas proveedoras del Estado en el Proceso Militar tenían como principal rol
“invertir y sacar réditos” de las operaciones declaradas de interés nacional.
En ese contexto, y alentados por la política económica del régimen, hubo empresas que
cambiaron el rubro o ampliaron su horizonte de trabajo. Por ejemplo, Eduardo Sánchez Granel
ingeniería S.A.I.C.F.I de vial, se hizo “sorpresivamente” minera a partir del contrato que firmó
para explotar el Schlagintweit.
El convenio por el cual la CNEA, presidida por el contraalmirante Armando Quihillalt, adjudicó la
explotación de Los Gigantes a Sánchez Granel e iba a durar hasta 1995. Se selló el 12 de julio de
1979 y se labró en base a la ley de Obras Públicas donde el riesgo empresarial no existe. Eso fue
para la industria minera “una novedad”. Nunca había sucedido que la cesión de un yacimiento
certificara una cierta cantidad de mineral. Además desvirtuó la ley 24.472, que en su artículo 5
señala: “las minas nucleares no pueden ser concedidas a particulares, su propiedad es de la
Nación o de las Provincias, según el lugar donde se encuentran, y sólo pueden ser asignadas o
transferidas al Estado Nacional, que no podrá enajenarlas”.
Por otro lado, el contrato celebrado se hizo cuando el uranio tenía una cotización elevada en el
mercado. 100 dólares el concentrado. Durante la década del 80 el uranio perdió valor y el
contrato se rescindió por mutuo acuerdo. Se adujo que la continuidad de la explotación obligaba
a revaluar el precio y las condiciones adversas para Sánchez Granel. El costo del concentrado
había descendido a 20 dólares.
Sánchez Granel removió 1.600.000 metros cúbicos de suelo para construir 20 kilómetros de
caminos de montaña, una usina y una villa permanente. E hizo mesetas donde se instalaron 12
pilas de lixiviación estática y una presa de 8 hectáreas para la evaporación de efluentes
acidificados. La empresa realizó sus rimeros trabajos de campo en inmediaciones de los ríos
Cajón Norte, Cajón Sur, Los Vallecitos, arroyo Venancio y el Matadero, y la explotación comenzó
con perforaciones en el área marginal del Schlagintweit.
Hasta septiembre de 1982 se realizaron cerca de 50.000 metros de perforaciones que presentaron
un 67% más de los requerimientos de la CNEA.
Unas 1.000 perforaciones fueron perfiladas radimétricamente y permitieron radioevaluar el
mineral. Eso produjo un incremento de reservas con una ley promedio de 0,29 por mil de óxido
de uranio.
En agosto de 1985, el entonces titular de la CNEA, Alberto Costantini, admitió la contaminación
química en la cuenca originada en el complejo de Los Gigantes.
El reconocimiento de la CNEA coincidió con la declinación del rendimiento del Schlagintweit. La
empresa dejó de entregar uranio pero cobraba igual; y ante el reclamo dio a conocer,
indirectamente, la realidad sobre el impacto ambiental que venía provocando.
En 1986 se inició el esclarecimiento de los daños que ocasionaba la planta. Una cascada de
denuncias por contaminación acorraló a Sánchez Granel, que sólo tuvo tiempo para preparar la
plataforma de lanzamiento de explotación de oro en San Luis.
Ese año aparecieron algunos síntomas como la mortandad de peces. Cardúmenes completos de
Pejerrey y otras especies emergieron muertos en las costas.
La rescisión del contrato llegó en 1991. Y pese a que la CNEA recibió el 40% de lo que decía el
contrato (5.000 toneladas aproximadamente), Sánchez Granel percibió el 100%.
UN BASURERO RADIOACTIVO
El ex inspector de la CNEA, Eduardo Pérez, quien tuvo a su cargo la verificación del cierre de la
planta, admitió volcamientos de ácido a los ríos. En la represa se trataron los residuantes y para
descomprimir la cantidad de efluentes se colcó al río; pero no en forma clandestina, ni
subrepticiamente. Había que volcar y se volcó porque no había otra solución. Lo que ocurrió fue
responsabilidad de la Provincia que careció de reglamento para regular pautas en cuanto al
contenido de los líquidos que se volcaron”.
El ex inspector afirmó también que “ se cumplieron las normas de seguridad para la explotación
de minas en los aspectos productivos, en el tratamiento general y en la certificación de la calidad
de los productos”. Pero reconoció que el trabajo se hizo “desprolijo”.
Tras el cierre de la planta, Pérez asumió la dirección de la fábrica de combustibles radiactivos y
la CNEA adoptó como solución para los efluentes residuales un “colesterado”, utilizando la
evaporación, porque sólo contenían amoníaco, elemento químico que se usó para neutralizar el
exceso de ácido.
Al respecto, Pérez dijo que el volumen de líquido disminuye año tras año. A principios de 1996
sólo había el 40% de volumen y la CNEA espera que en el 2004 no queden efluentes líquidos, sino
vienen épocas extremadamente lluviosas.
El complejo de Los Gigantes produjo en su vida útil cerca de 2.400.000 toneladas de residuos y
1.600.000 toneladas de mineral marginal y estéril. El material se encuentra a cielo abierto y
cuando llueve o se registran vientos se esparce sobre los ríos de la cuenca del San Roque.
Si bien para la CNEA, el ex complejo “Schlagintweit” está desactivado y sometido a tareas de
reparación del Ambiente, la realidad indica que los materiales están autogestionándose sin más
mediación que la climatología. Los monitoreas fueron escasos durante los últimos años, y desde
el 2000 no se registra ninguna actividad de control.
La realidad de la planta certifica lo anunciado por el titular de la CNEA durante 1999, Eduardo
Santos, “la Comisión espera el paso del tiempo. Lo único que aporta es personal de guardia, y no
cuenta con los elementos adecuados para realizar las tareas que necesita el ex complejo”.
Ante la evidencia, la CNEA se esforzó en diferenciar un basurero de un depositario; y definió
como basurero donde se arroja material; y un depositario, donde se controla y adecua el material
depositado.
Para Santos, la planta de Los Gigantes no es un basurero nuclear, ni un depositario, sino una
escombrera sin riesgo. Sin embargo, tildó a la situación del yacimiento como un problema a
resolver como las colas de tratamiento del Centro Fabril Córdoba (CFC).
APURO POR PRIVATIZAR
Domindo Cavallo, durante la Presidencia Menem, impulsó un proceso de privatización de las
centrales nucleares con tanta urgencia que hizo recordar el lanzamiento de explotación de los
yacimientos en la época de la dictadura.
El apuro, del entonces ministro menemista, chocó con los requisitos que exigían las empresas
invitadas a participar del proceso licitatorio: normas estrictas de seguridad en las centrales
nucleares y depositarios bajo pautas de preservación del Medios Ambiente.
La situación llevó a que se modificara la estructura de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y
se creó la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN). Desde allí se hicieron grandes esfuerzos por
cumplir con las exigencias internacionales para la privatización.
En 1998 deberían estar ubicados los reservorios respectivos para cada central y allí se debía
trasladar los escombros radiactivos diseminados en el país.
En Mendoza se hizo el primer intento de acumulación de residuos y se involucró a municipios,
entidades intermedias y universidades. La experiencia se quiso repetir en Los Gigantes; pero las
distintas entidades ambientalistas apoyadas por la población, en especial de la localidad de
Tanti, impidieron lo que parecía un hecho consumado.
En ese contexto, la CNEA emitió un comunicado ambiguo que decía: últimamente, varios medios
periodísticos publicaron informaciones incorrectas sobre el Complejo Fabril Córdoba (CFC). En
particular hablaron del “inminente” transporte de “residuos nucleares” desde esas instalaciones
hasta la ex mina de Los Gigantes. Ante estas circunstancias, la CNEA aclara que tales residuos son
colas de tratamiento de mineral de uranio, producto de una etapa de concentración inicial que se
implementó en esas instalaciones - desde el año 1952 hasta 1977 - que pasó luego a hacerse
directamente en las minas.
La CNEA agregó que en ese material no se encuentran elementos radiactivos nuevos; sino que son
los que se hallaban en la naturaleza, pero en menor proporción. “Son pequeñísimas cantidades de
radón, un gas natural radiactivo, inerte, que acompaña la transformación del uranio natural y
que se encuentra en cualquier otro lugar de la corteza terrestre. Incluso en el interior de las
viviendas construidas con cemento”.
Sin embargo, un informe del laboratorio de la Cooperativa Integral (COOPI), dice que “la
reposición de nuevos materiales en Los Gigantes contribuiría a incrementar el efecto de
lixiviación ya existente en el río El Cajón, que es un importante tributario del San Antonio que a
su vez aporta casi el 50% del caudal de agua del lago San Roque”. La COOPI agregó que “ninguna
solución técnica razonable puede indicar el depósito de material potencialmente nocivo para la
salud en la naciente de los ríos de la cuenca que representa un 6% de la población del país”.
A LA ESPERA DE PLUTONIO
La CNEA consideró a la planta de Los Gigantes como el lugar más apropiado para la instalación de
un basurero nuclear porque ya lo es: hay residuos a cielo abierto y soportó un tremendo impacto
ambiental. Sólo carece de legitimidad ante la opinión pública.
Por eso aparece como la mejor alternativa para ubicar las 40.000 toneladas de residuos de baja
radioactividad del Centro Fabril de Alta Córdoba.
La CNEA dijo que “para concretar ese traslado se necesita un proyecto de ingeniería sustentado
en estudios geológicos e impacto ambiental”; a sabiendas que el impacto será menor al cometido
y que nuevos estudios geológicos son imposibles de realizar por falta de instrumentos. Tal
proyecto abarcaría el cierre definitivo de la planta, el albergue de las colas de uranio del CFC y
otros residuos.
Las ventajas que según las autoridades presenta Los Gigantes es “la reunión en un sólo lugar de
todas las colas de uranio y el bajísimo impacto que generaría por la radioactividad natural
elevada que posee”.
El posible traslado de las colas de uranio sería una experiencia piloto con varios objetivos a
cumplir: Desactivar la alarma de los vecinos con respecto a qué es lo que se lleva a Los Gigantes.
Desnaturalizar cualquier resistencia demostrando que ese material, que se escondió tantos años,
está constituido sólo por piedras que vuelven a su lugar natural. Generar confianza y
acostumbramiento a todo movimiento concerniente a material atómico.
El logro de estas metas dejaría el acceso libre para presentar a la planta de Los Gigantes como un
depositario óptimo para recibir otras clases de residuos como podrían ser los de la central nuclear
Embalse, cuyos desechos contienen plutonio (Pu), que tiene una actividad radiactiva 300 veces
mayor que el radio y se desintegra en 24.400 años.
Permitir el traslado de las colas de uranio de la CFC a Los Gigantes será saludar el paso de los
camiones con plutonio.
Recopilacion de Datos e Informes estadísticos, prensa y comunicaciones oficiales.
CNEA.
BOLETIN OFICIAL DE LA RIOJA.
EL DIARIO. VCP.
LA VOZ DEL INTERIOR.CBA.
EL INDEPENDIENTE.LA RIOJA.
Agr. Sergio Iglesias. MP527CPIA.(*)
UGEPP.( I + D )
Año 2010.
(*)MIEMBRO ACTIVO DEL CENTRO DE PROFESIONALES DE LA INGENIERIA Y LA
ARQUITECTURA.VCP.
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