LA ANTÁRTIDA

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LA ANTÁRTIDA
Consulta los siguientes datos, artículos de prensa y vídeos documentales acerca de los
problemas ambientales de la Antártida.
1. LEE LA SIGUIENTE INFORMACIÓN Y COMPLETALÁ CON LOS FRAGMENTOS DE
DOCUMENTALES.
La Antártida, el continente blanco es uno de los ecosistemas más frágiles y de mayor influencia a nivel
global en cuanto al equilibrio ambiental del planeta. Pero los problemas ambientales a nivel mundial
repercuten en la Antártida ya que hay diversas pruebas que comprueban esta realidad.
Uno de los agujeros de ozono esta posicionado sobre la Antártida por lo que hay un aumento de los
rayos UVA que llegan y afectan a este lugar. Además de las consecuencias del calentamiento global,
que al aumentar la temperatura se derriten grandes masas de hielo, y esto altera a la fauna como los
pingüinos, ballena azul, leopardo marino, focas, entre otros que se ven gravemente afectadas sus
poblaciones.
Pero además llegan contaminantes tóxicos por el aire junto a gérmenes patógenos, semillas entre otros
lo cual es peligroso ya que estas especies foráneas pueden tener consecuencias negativas en este
medio ambiente. A las aguas de la Antártida llegan residuos de petróleo y algunos otros contaminantes.
Este gran ecosistema está en grave peligro de romperse su equilibrio por lo que prevén los científicos si
esto ocurre son consecuencias altamente catastróficas para la humanidad. Ya que el clima cambiara, el
nivel del agua aumentara, se extinguirán especies en conclusión un verdadero desastre ambiental de
proporciones difíciles de imaginar.
Todo esto de una u otra manera afectara la vida de las personas, la economía y la capacidad de
supervivencia de gran parte de la población mundial.
Para proteger la Antártida y evitar destruir o alterar de forma irreparable este ecosistema se deben
tomar medidas efectivas para disminuir las emisiones de gases que provocan el adelgazamiento de la
capa de ozono y el cambio climático así se podrá detener el aumento de la temperatura que tanto daño
genera a la vida de este lugar y del resto del planeta.
https://www.youtube.com/watch?v=mgFso0jwJbA
2. LEE LOS SIGUIENTES ARTÍCULOS DE PRENSA.
Problemas ambientales en la Antártida
La Antártida es la mayor reserva de hielo del mundo: el 90 % del hielo del planeta.
En la zona occidental, la capa de hielo es vulnerable. En cambio, en la oriental el hielo se ha mantenido prácticamente estable durante los últimos 15
millones de años.
1
Si se fundiera el hielo del casquete ártico, el nivel del mar subiría pocos centímetros, pero el resultado de un deshielo rápido en la Antártida sería
catastrófico: se elevaría el nivel del mar unos 7 metros en todo el mundo, inundando, por ejemplo, gran parte de la península de Florida en Estados
Unidos. Otros expertos hablan de 60 m, aunque se necesitarían miles de años para que se derritiera todo el hielo de la Antártida.
La formación de un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida es su otro gran problema ambiental. Para intentar solucionarlo, la práctica totalidad de
países firmó el Protocolo de Montreal (1987) para reducir las emisiones de CFC, que causaban la destrucción del ozono. Aunque aún no se han eliminado
por completo estos gases, se han reducido tanto que el agujero de ozono ya se está cerrando, aunque cada primavera aparece; en 2006 se registró su
mayor extensión hasta el año 2010: 28 millones de km 2.
Agujero de la capa de ozono
Imagen del agujero de ozono más grande en la Antártida registrada en septiembre de 2000. Datos obtenidos por el instrumento Total Ozone Mapping Spectrometer (TOMS) a bordo de un
satélite de la NASA.
Se denomina agujero de la capa de ozono a la zona de la atmósfera terrestre donde se producen
reducciones anormales de lacapa de ozono, fenómeno anual observado durante la primavera en las regiones
polares y que es seguido de una recuperación durante el verano. El contenido en ozono se mide
en Unidades Dobson (siendo UD= 2.69 × 1016 moléculas/cm² ó 2.69 × 1020moléculas/m²).
En las mediciones realizadas en tiempos recientes se descubrieron importantes reducciones de las
concentraciones de ozono en dicha capa, con especial incidencia en la zona de la Antártida.
Se atribuyó este fenómeno al aumento de la concentración de cloro y de bromo en la estratosfera debido
tanto a las emisiones antropogénicas de compuestos químicos, entre los que destacan los compuestos
clorofluorocarbonados (CFC) utilizados como fluido refrigerante.
En septiembre de 1987 varios países firmaron el Protocolo de Montreal, en el que se comprometían a reducir
a la mitad la producción de CFC´s en un periodo de 10 años. En la actualidad el problema se considera
solucionado, debido a la prohibición de los productos causantes, que han sido sustituidos por otros.
2
Casi el 99% de la radiación ultravioleta del Sol que alcanza la estratosfera se convierte en calor mediante
una reacción química que continuamente recicla moléculas de ozono (
). Cuando la radiación ultravioleta
impacta en una molécula de ozono, la energía escinde a la molécula en átomos de oxígeno altamente
reactivos; casi de inmediato, estos átomos se recombinan formando ozono una vez más y liberando energía
en forma de calor.

La formación de ozono se inicia con la fotólisis (ruptura de enlaces químicos por la energía radiante) del
oxígeno molecular por la radiación solar de una longitud de onda menor de 240 nm

El ozono por sí mismo absorbe luz UV de entre 200 y 300 nm:

Los átomos de oxígeno, al ser muy reactivos, se combinan con las moléculas de oxígeno para formar
ozono:
donde M es cualquier sustancia inerte, como por ejemplo el
. El papel que tiene M en esta reacción
exotérmica es absorber parte del exceso de energía liberada y prevenir la descomposición espontánea de la
molécula de
. La energía que no absorbe M es liberada en forma de calor. Cuando las moléculas de M
regresan por sí mismas al estado basal, liberan más calor al entorno.
A pesar de que todo el ozono atmosférico en CNPT sería una capa de sólo unos 3 mm. de grosor, su
concentración es suficiente para absorber la radiación solar de longitud de onda de 200 a 300 nm. Así, la
capa de ozono funciona como un escudo que nos protege de la radiación UV.
La formación y destrucción del ozono por procesos naturales es un equilibrio dinámico que mantiene
constante su concentración en la estratosfera. Se han registrado amplias variaciones interanuales y
estacionales en todas las regiones del planeta en la densidad del ozono estratosférico; se verificó que en el
hemisferio austral la concentración pasa por un mínimo en primavera y luego se regenera.
Agujeros en la capa de ozono
A mediados de los años 1980 se empezó a acumular pruebas de que a finales del invierno se había formado
un “agujero” en la capa de ozono del Polo sur, donde el ozono se había reducido en casi 50%. El
descubrimiento del "agujero de ozono" antártico fue dado a conocer por los científicos Joe Farman, Brian G.
Gardiner y Jon Shanklin, del British Antarctic Survey, a través de un artículo en Nature en mayo de
1985.1 Resultó una sorpresa para la comunidad científica, ya que la disminución observada de la capa de
ozono polar era mucho más grande de lo que nadie había anticipado.2 Algunas mediciones por satélite se
hicieron públicas al mismo tiempo y mostraron el agotamiento masivo del ozono alrededor del polo Sur. Sin
embargo, estas medidas fueron inicialmente rechazadas como no razonables por los algoritmos de control de
calidad de datos (fueron filtradas como errores ya que los valores eran inesperadamente bajos). Sólo se
detectó el agujero de ozono en los datos de satélite cuando los datos brutos se reprocesaron tras la
evidencia del agotamiento del ozono en observaciones in situ.3
Durante el invierno, en la estratosfera se forma una corriente de aire que rodea a la Antártida y que se
conoce como “torbellino polar” o vórtice. El aire que queda atrapado en este torbellino se vuelve
extremadamente frío durante la noche polar, lo cual favorece la formación de partículas de hielo
denominadas nubes polares estratosféricas. Estas nubes actúan como un catalizador heterogéneo al
proporcionar una superficie para las reacciones en las que el HCl de la Tierra y el nitrato de cloro se
convierten en moléculas de cloro reactivas:
3
Al comienzo de la primavera, la luz solar separa al cloro molecular en sus correspondientes átomos de
cloro, que son los responsables de la destrucción del ozono.
La situación es menos grave en el Ártico porque en esta región más caliente el torbellino no dura tanto
tiempo. El vórtice sella la Antártida y evita las influencias en esta región del resto de la atmósfera. El
aislamiento producido por el vórtice impide que el aire más cálido y rico en ozono existente alrededor de
la Antártida, proveniente de los trópicos, fluya hacia el polo, lo que ayudaría a reemplazar el ozono
destruido y elevar las temperaturas en este continente. En cambio el aire rico en ozono, que es llevado
hacia el polo por las ondas planetarias, se junta al borde del vórtice, formando un "anillo" de aire con
altas concentraciones de ozono que puede ser visto en las imágenes satelitales.
La NASA señaló que si no se hubiera firmado el tratado de Montreal, dos terceras partes de la capa
habría sido destruido y el "agujero" de ozono hubiera sido destruido. El CFC habría aumentado la
temperatura mundial en más de un grado centígrado. La radiación ultravioleta, que daña el ADN, hubiera
aumentado seis veces. Apenas cinco minutos de exposición al Sol habría causado quemaduras a la piel.
Los niveles de rayos ultravioletas durante el verano hubieran aumentado hasta 30. Finalmente, las
tormentas de verano del Hemisferio Norte hubieran sido mucho más poderosas.4
Actuaciones Internacionales
En 1976 un informe de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos aportaba una evidencia
científica sobre la disminución de ozono. A raíz de éste, unos cuantos países,
incluidos Canadá, Suecia, Noruega y Estados Unidos tomaron las primeras iniciativas de eliminación de
los CFC en las latas de aerosoles.
Aunque esto se concibió como un primer paso hacia una regulación más exhaustiva, los progresos
posteriores se ralentizaron por factores políticos y la aparición de informes de la misma academia que
indicaban que el primer informe había sobrestimado la disminución de la capa de ozono.
En 1985, 20 países, incluyendo los mayores productores de CFC firmaron la Convención de Viena para
la Protección de la Capa de Ozono, donde se establecía un marco para la negociación de regulaciones
internacionales sobre sustancias que afectaran a la capa de ozono. Ese mismo año se anunció el
descubrimiento del agujero de ozono en la Antártida, lo que atrajo la atención del gran público sobre el
tema.
El propósito principal del Convenio de Viena es estimular la investigación y observaciones científicas y la
cooperación entre las naciones a fin de tener un mejor entendimiento de los procesos atmosféricos a
nivel mundial. Se acordó el control de numerosas sustancias y también una investigación más detallada.
El Convenio estableció los protocolos para el futuro y especificó los procedimientos para las enmiendas y
resolución de disputas.
En 1987, representantes de 43 naciones firmaron el Protocolo de Montreal. Se comprometieron a
mantener los niveles de producción de CFC de 1986, y a reducirlos en un 50% en 1999. Pero al irse
acumulando más evidencia científica sobre el origen humano de la disminución del ozono, se hizo
necesario un nuevo acuerdo, que se firmó en 1990 enLondres. Los participantes se comprometían a
eliminar totalmente los CFC en el año 2000. Sólo se permitía un pequeño porcentaje marcado como de
uso esencial, como los inhaladores para casos de asma. Una nueva reunión
en 1992 en Copenhague adelantó la fecha de eliminación al año 1996.
En gran proporción los CFC fueron sustituidos por hidroclorofluorocarburos (HCFC). Estos últimos no
suponen una amenaza para la capa de ozono, pero sí son gases que potencian el efecto invernadero.
Como propuesta curiosa, en 1989 el físico italiano Antonino Zichichi llegó a proponer lanzar misiles
repletos de ozono para tapar el agujero de la Antártida.
Aunque las medidas asociadas al protocolo de Montreal han reducido las emisiones de CFC, el efecto de
esta reducción sobre el agujero de ozono aún no es estadísticamente significativo. Un trabajo de
Newman et al en 2006 preveía que la recuperación total no se produjese hasta el año 2050, y que una
recuperación parcial estadísticamente detectable no se daría hasta el año 2024.5
4
Hay una incertidumbre relativa a estos resultados: proviene del calentamiento global causado por el CO2,
que al calentar la estratosfera podría conducir a un incremento de la disminución de la capa de ozono y
de la frecuencia de aparición de agujeros.
Conceptos erróneos sobre el agujero de ozono
La capa de ozono no es un objeto real
El concepto de "capa de ozono" quiere decir en realidad "zona donde el ozono es más abundante de
lo normal", pero no es en sí misma un objeto real. Por lo tanto, el agujero tampoco existe realmente,
sólo es una zona donde la concentración de ozono es menor de lo normal.
Los CFC son demasiado pesados para llegar a la estratosfera
En los primeros 80 kilómetros de la atmósfera terrestre la composición de los gases es prácticamente
invariable con la altura, con la excepción hecha del vapor de agua. A esta capa se la llama a veces,
por este motivo, homosfera. Se ha citado a veces como ejemplo el radón, gas muy pesado y que no
se observa en la estratosfera. Sin embargo, el radón es un gas radiactivo, con un periodo de
semidesintegración de unos pocos días. Debido a esto, en unas pocas semanas el radón que se
produce a ras de suelo ha desaparecido completamente y no le da tiempo a subir en cantidades
importantes a la estratosfera. En el caso de los CFC, como son estables, sí tienen ese tiempo.
Los países productores de CFC están en el hemisferio norte, pero el agujero de ozono
está en el hemisferio sur
De igual modo que en el punto anterior, los CFC se reparten de forma homogénea. El agujero de
ozono es más notorio en la Antártida debido a temperaturas que se alcanzan allí, lo que permite la
formación de nubes estratosféricas.
Las fuentes naturales de cloro son mucho más importantes que las humanas
El cloro producido por la naturaleza, fundamentalmente en los volcanes, se disuelve fácilmente en las
nubes, por lo que llega a la estratosfera en pequeñas cantidades. En cambio, los CFC son
químicamente inertes en la troposfera y no se disuelven en agua.
La aparición del agujero de ozono se produce en invierno, cuando prácticamente
no llega luz solar
El ozono es una molécula inestable, en ausencia de luz solar no se genera pero sigue su destrucción,
por lo que en invierno su concentración debe disminuir. Eso ya fue observado por G.M.B. Dobson en
1968. El proceso natural marca un incremento de la concentración de ozono en primavera, cuando
los rayos del sol permiten su creación. Sin embargo, lo observado en la Antártida es que en
primavera la destrucción se acelera, lo que no corresponde al proceso natural.
5
Cambio climático: la Antártida se
derrite a mayor velocidad y de
forma irreversible
Un estudio de la NASA y una Universidad de California anuncia que el hielo de
los glaciares se está convirtiendo en agua. Peligran las costas de muchas
ciudades por el aumento del nivel del mar.
Lunes 12 de Mayo de 2014 | 22:52
CLIMA. La Antártida comenzó a derretirse de forma irreversible.
Hace más de 30 años, John Mercer, experto en glaciares, pronosticó que "más pronto que tarde" la capa de hielo de la Antártida comenzaría
a derretirse, colapsando por completo y sin vuelta atrás. La NASA junto con la Universidad de Irvine, del estado de California, publicaron
un estudio cuya conclusión es que finalmente la Tierra alcanzó las previsiones de Mercer. El hielo de la Antártida se está derritiendo a
una velocidad más alta, y sin posibilidad de detenerse.
Alcanzó el punto de no retorno, debido tanto al agujero en la capa de ozono como a factores climáticos naturales, y aumento en la
temperatura de corrientes submarinas.
Eric Rignot, quien es el principal responsable de coordinar este estudio conjunto de la NASA con la institución de
educación superior, asegura que este proceso de fundición de la capa occidental de hielo de la Antártida es
irreversible, y finalizará con un aumento de aproximadamente 1.2 metros en el nivel del mar, o incluso más lo cual pone
en peligro muchas costas del planeta. Para alcanzar este punto pasarán cientos de años.
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Ver vídeo YOUTUBE
https://www.youtube.com/watch?v=uZ3mxy8G978
La capa de hielo de la Antártida ya comenzó a derretirse
18/05/2014 | 11:51 El meteorólogo Osvaldo Canziani, señaló que existen dos escenarios posibles sobre el deshielo completo del continente blanco: uno
que será dentro de 200 años y otro recién en 1.000.
FOTOS
Páginas
El deshielo en la Antártida es inevitable (Foto: Archivo)
El climatólogo y meteorólogo argentino, Osvaldo Canziani, explicó en diálogo con Cadena 3 cuáles son las perspectivas para el futuro de la Antártida
(por su deshielo) y además alertó sobre los cambios en el mapa de producción de alimentos que provoca lentamente el clima.
"La Antártida tiene 14 millones de kilómetros cuadrados y tiene un hecho notable que es lo que está estudiando la Nasa: no de derretimiento de lo hielos
y los glaciares sobre el continente sino el que deriva del calentamiento del mar", dijo.
"Al calentarse el mar sucede que los hielos en la superficie unidos al glaciar, se rompen porque el agua caliente lo funde y entonces en la pendiente del
continente Antártico se aceleran los glaciares", indicó.
Según Canziani, para la Nasa, existen dos escenarios posibles: uno está planteado para dentro de 200 años y otro para recién en 1.000 años.
En ambos casos esos cambios son paulatinos, pero a paso firme, por eso advierte sobre la responsabilidad del hombre en el cuidado del clima y el
calentamiento global.
"En un escenario de 200 años, el nivel del mar puede subir 1,20 metros y afectaría el nivel medio del mar de todo el mundo", añadió.
"Afectaría incluso a Rosario porque el incremento del nivel del mar se ha demostrado, tapona los puertos", apuntó al tiempo que aclaró que se trata de
un taponamiento hidráulico.
"En Argentina, al elevarse el nivel del mar, se generaría un tapón hidráulico que elevaría el nivel del Río de la Plata", dijo.
"Entonces provocaría que las lluvias intensas del norte, en Paraguay, fluyan más lentamente e inunden más violentamente las costas", explicó.
"Una lluvia intensa combinada con una sudestada fuerte del río haría que el nivel del Paraná y los afluentes subieran marcadamente y tendría que haber
un alerta", agregó.
Por otra parte, con relación a un panorama planteado para dentro de 1.000 años vaticinó que se fundirán los glaciares y elevarán hasta 16 metros del
nivel del mar.
"Esto demuestra que la actividad humana, que genera dióxido de carbono
sigue calentando la tierra y lo que pasó en el Ártico está pasando en la Antártida", dijo.
"Además el mar se calienta a mucha más profundidad que la tierra", expresó.
"El cambio climático no es lo que se ve en un evento extremo como las granizadas, sino que se ve en la salud humana, la producción agrícola entre
otros aspectos", agregó.
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"La geografía de la producción alimentaria, del agua y de la salud van a cambiar", advirtió el especialista.
Señaló que se debe prestar atención a los "derechos de la naturaleza, tal como lo plantean los aborígenes".
Canziani indicó que el cambio climático es obra fundamentalmente de la "actividad humana".
"El tamaño de la población, el consumo per cápita y las tecnologías de la producción y el consumo de recursos y servicios", señaló.
"Hay que prestar atención al Protocolo de 1997 firmado en Kyoto".
En Córdoba, lugar tradicional para la recuperación de personas con enfermedades respiratorias por los famosos vientos Pamperos, hoy es húmeda.
"Los Pamperos han cedido a las Sudestadas y a partir de allí viene todo el problema de la erosión", concluyó.
Cabe mencionar que Canziani fue copremiado en 2007 por participar en el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU que obtuvo el
Nobel de la Paz junto a Al Gore,
La Antártida sucumbe al cambio climático
El termómetro de la Tierra
El pasado 29 de marzo, un satélite estadounidense de la NOAA captó el desprendimiento de dos bloques de hielo de la Plataforma de Ross en la Antártida. Dos nuevos icebergs que comenzarán a vagar por
aguas antárticas y a fundirse, con la consiguiente incorporación de agua dulce al ecosistema marino. En los últimos años, se han tenido noticias sobre desprendimientos de enormes bloques de hielo cuya
principal causa apunta a un progresivo calentamiento de la Tierra.
NURIA MARTÍNEZ | 26/04/2000
Cerca de 14 millones de kilómetros cuadrados cubiertos de hielo convierten la Antártida en la mayor reserva de agua del planeta
Varios centenares de kilómetros de hielo viajan a la deriva desde el pasado 29 de marzo. Dos grandes bloques se desprendieron de la Plataforma de Ross, una capa de hielo de una
superficie similar a la de la península ibérica y que se nutre de los hielos y aguas procedentes de los glaciares antárticos. Los océanos contienen el 97% del agua del Planeta. Del 3%
restante, el 1’9% está en forma de hielo en los casquetes polares y en los glaciares. El hielo es una de las mayores reservas de agua dulce de la Tierra, y un factor muy importante que
incide sobre el clima global.
En los últimos años, los medios de comunicación se han hecho eco de desprendimientos del hielo antártico y de sus posibles consecuencias. En agosto de 1998, un enorme fragmento
de la plataforma de hielo Larsen B se desprendió y comenzó a circular a la deriva. Isla de Hielo, como la bautizaron los científicos, tenía una superficie de 56x19 kilómetros, con una
altura sobre la superficie del agua de 27 metros y 183 metros sumergidos, y un peso de 705.000 millones de toneladas, y comenzó a moverse a una velocidad de dos kilómetros
diarios. Justo por aquella época la organización ecologista Greenpeace organizó una expedición a la Antártida para comprobar in situ los efectos sobre el continente helado del
calentamiento de la Tierra. Esta expedición del buque MV Artic Sunrise, dirigida por la neozelandesa Janet Dalziell, circunvaló por primera vez la isla James Ross, que siempre
había permanecido unida a la superficie terrestre.
Preocupante deshielo
Los ecologistas también denuncian un preocupante deshielo en el ártico. Según investigaciones realizadas por la NASA y la Oficina Meteorológica del Reino Unido, se ha producido
una disminución del espesor del hielo ártico de un 40% en los últimos 40 años; y en 20 años, la extensión del paquete de hielo de más de un año de antigöedad ha disminuido en un
14%. El investigador Andrew Rothrock y sus colaboradores de la Universidad de Washington en Seattle observaron que el espesor medio de la capa de hielo pasó de ser 3’1 metros
sobre el océano profundo entre 1958 y 1976, a tan sólo 1’8 metros en la década de los 90. La circunstancia de esta pérdida de la masa de hielo ártica puede provocar, según José Luis
García Ortega, de Greenpeace España “un aumento de las temperaturas en el Hemisferio Norte, inundaciones y acontecimientos de extrema pluviosidad, cambios en la circulación
oceánica global y las pesquerías y, a largo plazo, un debilitamiento de la Corriente del Golfo que puede provocar una profunda congelación de partes del noroeste de Europa”.
Cerca de 14 millones de kilómetros cuadrados cubiertos de hielo convierten a la Antártida en la mayor reserva de agua del planeta. Más del 90% del hielo terrestre se concentra en
este lugar, situado a 60 grados sur y a 1.000 kilómetros de Tierra del Fuego, 3.600 kilómetros de áfrica y 3.200 kilómetros de Nueva Zelanda. Es el continente más elevado del
planeta, con una media de 2.000 metros y posee 10.000 kilómetros de costa. Sus glaciares se adentran en el mar y alcanzan una superficie de hasta 1.500 kilómetros cuadrados. Más
del 80% del drenaje del hielo antártico se realiza a través de estas barreras de hielo, de las que ocasionalmente se desprenden bloques de grandes dimensiones. Sus temperaturas son
extremadamente bajas. La media oscila en torno a los 58 grados bajo cero, y hasta el momento la máxima registrada ha sido de 89 grados bajo cero, en la base soviética de Vostok.
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Reserva científica
Las primeras noticias escritas sobre la Antártida datan de 1789. Fue en este año cuando se llevó a cabo la Expedición Malaspina, conocida así por el nombre del marino español que
la encabezó. Durante el siglo XIX se supo más sobre este inhóspito paraje por los pescadores de focas y lobos marinos. Fue a principios del siglo XX cuando se inició una carrera
entre países y exploradores por descubrir el Polo Sur, que finalmente ganó el noruego Roald Admunsen al llegar a este punto el 14 de diciembre de 1911. Un mes después,
concretamente el 16 de enero de 1912, lo hacía el inglés Scott. En 1959 once países firmaron el Tratado Antártico, mediante el cual convirtieron el continente helado en una reserva
científica. España se adhirió a este Tratado Internacional en 1981.
Mientras que para las organizaciones ecologistas resulta una clara evidencia del efecto invernadero, la comunidad científica se muestra especialmente cauta al respecto. Muchos
coinciden con los ecologistas en atribuir a la emisión de gases contaminantes, concretamente el dióxido de carbono (CO2); y otros intentan barajar distintas hipótesis y teorías que
podrían explicar estas circunstancias.
Lo cierto es que en los últimos años la Tierra ha aumentado su temperatura en 1’1 grados Fahrenheit, situando la temperatura media en 15’5 grados centígrados. Y, por otra parte,
nadie se atreve a discutir que algún efecto debe tener la constante emisión de CO2 a la atmósfera.
Erupciones volcánicas
Basta citar como ejemplo que, entre 1950 y 1995 Estados Unidos produjo más de 180.000 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono, seguido de Rusia con 67.000
millones de toneladas. Se han barajado como posibles hipótesis de este calentamiento desde una reducción de la frecuencia de las erupciones volcánicas a un desplazamiento de la
órbita de la Tierra. Científicos estadounidenses de las universidades de Massachusetts y Arizona han observado que 1998 fue el año más caliente del siglo, y que precisamente este
aumento de la temperatura sería el responsable del deshielo de los casquetes polares. Algunos se atreven a pronosticar que, en los próximos 15 años las altas temperaturas podrían
abrir un paso en los canales del ártico y por lo tanto una nueva ruta entre Asia y Europa.
Según estudios recientes de la NASA el patrón de calentamiento probablemente está determinado por los vientos que soplan en la estratosfera, la capa de aire que rodea la Tierra a
una altura de entre 2.000 y 5.000 metros. La velocidad de estos vientos ha aumentado al agrandarse la diferencia de temperatura entre el estrato inferior del aire y la estratosfera.
Una de las principales consecuencias del deshielo sería un aumento del nivel de los océanos. En el último siglo nuestros mares han experimentado un crecimiento de entre 10 y 25
centímetros, con la consiguiente alarma de los países costeros, que ven amenazados sus territorios, como es el caso de las islas del Pacífico o de naciones como Holanda con una
buena parte de su superficie por debajo del nivel del mar. En 1993, investigadores de la NASA dirigidos por Bill Krabill, iniciaron un estudio para calcular la masa total de la capa
helada de Groenlandia mediante láseres, radares, ordenadores y sistemas submarinos. Estos científicos han venido comprobando la evolución de la capa de hielo de la mayor isla del
mundo, en cuya parte central el grosor del hielo que la cubre sobrepasa los tres kilómetros. Los resultados, publicados en la revista “Science” muestran un rápido adelgazamiento de
la capa helada, hasta de 10 metros en algunas zonas.
Enormes estragos
Si se derritiese la capa de hielo de Groenlandia, el nivel de los océanos aumentaría en ocho metros. Y si se llegase a fundir todo el hielo antártico, el agua le llegaría a las rodillas a la
mismísima estatua de la libertad. Pronósticos todos ellos que, de cumplirse, provocarían enormes estragos en nuestro planeta tal y como ahora lo conocemos. “La Tierra siempre ha
estado en constante evolución, y a lo largo de su historia se han producido cambios climáticos, por causas naturales, y han aparecido y desaparecido especies animales. Hace millones
de años los dinosaurios campaban por el planeta, hoy ya no existen. Los casquetes polares no han estado siempre ahí. Se formaron y con el progresivo calentamiento de la Tierra
pueden llegar a derretirse. La clave reside en descubrir si la intervención del hombre ha contribuido o no a acelerar este proceso de calentamiento”, explica Francesc Sábat, del
departamento de Geodinámica y Geofísica de la Universidad de Barcelona.
Francesc Sábat forma parte de un grupo de geólogos españoles que trabaja en el estudio de los glaciares de la Isla Livingston, en la Antártida, donde se encuentra la base de
investigación española Juan Carlos I. “La temperatura de estos glaciares se aproxima a los 0 grados y por lo tanto son muy sensibles a los cambios climáticos. Su grosor oscila entre
los 100 y 400 metros, aunque en el centro de la Antártida pueden llegar a alcanzar los 4.000. Nuestros estudios desvelan que, en los últimos 40 años, el espesor de la parte frontal de
estos glaciares ha disminuido 20 metros. También medimos su velocidad de desplazamiento y el retroceso de sus frentes mediante la comparación de fotos tomadas por satélite”.
“Siempre se han producido desprendimientos de hielo por causas naturales. La clave reside en comprobar si la intervención del hombre contribuye a acelerar estos procesos. Los
icebergs que se desprenden suelen dirigirse hacia el norte y en aguas más cálidas se fragmentan y se funden. Lo que nadie pone en duda es que el hielo de la Tierra se derrite, y no
sólo en la Antártida o en el ártico, también los glaciares de cadenas montañosas como los Alpes y los Andes. La Tierra se está calentando y el nivel de nuestros mares sube, y todo
esto provocará considerables costos económicos, de hecho ya los está produciendo. El cambio climático es un hecho y el deshielo una de sus consecuencias”, concluye Sábat.
“El desprendimiento de bloques de hielo en la Antártida es un fenómeno habitual y que, por el momento, no debe provocar alarma”, también apunta Alicia García, gestora del
programa de investigación español en la Antártida.
“Se ha registrado un aumento de la temperatura que ha oscilado, según las zonas, entre varias décimas de grado y dos grados. Si tenemos en cuenta que la temperatura media
antártica es de 58 grados bajo cero, este calentamiento no resulta significativo. Además, hay que tener en cuenta que en la Antártida se está produciendo un aporte constante de nieve
y que la acción directa del hombre sobre esta región del planeta está muy controlada, tanto en lo que respecta a actividades científicas como turísticas”. En este sentido Francesc
Sábat precisa que “estamos hablando de la presencia de unas decenas de miles de personas sobre una superficie que supera los 14 millones de kilómetros cuadrados”.
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