REVISIONES ELECTRÓNICAS Y SEGURIDAD JURÍDICA Mag. Mtra. Magda Zulema Mosri Gutiérrez REVISIONES ELECTRÓNICAS Y SEGURIDAD JURÍDICA1 Mag. Mtra. Magda Zulema Mosri Gutiérrez Introducción A continuación expondré, desde una perspectiva académica, algunas reflexiones e inquietudes personales respecto a la regulación en materia de contabilidad electrónica, revisiones electrónicas y el buzón tributario, la cual fue incorporada al Código Fiscal de la Federación (CFF) el 9 de diciembre de 2013. Con base en una interpretación Constitucional histórica y progresiva de los párrafos primero y décimo sexto del artículo 16 Constitucional2 y el principio de equivalencia funcional, las inquietudes que abordare en este artículo son las siguientes: ¿Es válido que el artículo 28, fracción IV, del CFF establezca que deba subirse la contabilidad electrónica al buzón tributario sin mandamiento escrito (electrónico)? y ¿El hecho de que la contabilidad deba generarse, transmitirse y almacenarse en medios electrónicos implica que la autoridad válidamente puede fiscalizarla sin que notifique previamente una orden o requerimiento para el inicio de la revisión electrónica? Ahora bien, es importante destacar que no planteo que el uso de las tecnologías de la información y comunicación –tic’s- sea violatorio de los derechos humanos, pues al contrario, son medios para hacer más eficiente la relación entre el Gobierno y los particulares, sino las reflexiones versan en la aplicación del artículo 16 Constitucional respecto a obligaciones fiscales formales y fiscalizaciones, a través de medios 1 Artículo publicado por la Revista Defensa Fiscal, Edición Noviembre 2015, http://www.defensafiscal.mx/ 2 Interpretación Histórica Tradicional e Histórica Progresiva de la Constitución. Tesis: P./J. 61/2000. electrónicos. En este contexto, debe recordarse que la incorporación de los medios electrónicos no inició en la materia fiscal, sino en la mercantil, al incorporarse al Código de Comercio las Leyes Modelos sobre Comercio Electrónico y Firmas Electrónicas aprobados por la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional. También es importante aclarar que el uso de los medios electrónicos no cambia o modifica la naturaleza y efectos de los actos jurídicos, ya que sólo impacta el soporte en el cual constan –mensaje de datos- y la forma en que se manifiesta la voluntad – firma electrónica avanzada. Por tal motivo, la naturaleza de la contabilidad electrónica y de la contabilidad tradicional es la misma y, en consecuencia, las formalidades de las facultades de comprobación hechas por la vía tradicional y las tramitadas por medios electrónicos deben también ser las mismas, como el buzón tributario. Este trabajo parte de que el uso de los medios electrónicos no altera ni hace inaplicable el artículo 16 Constitucional, el cual prevé el derecho de los particulares a no ser molestados en sus papeles, salvo que exista mandamiento de autoridad competente; así como la obligación de las autoridades de notificar al particular sujeto a una fiscalización, el inicio de la misma. De este modo, se sostiene que si las revisiones electrónicas tienen equivalencia funcional con las revisiones en papel –tradicionales-, entonces a las facultades de comprobación tramitadas mediante tecnologías de la información y comunicación, le son aplicables también las garantías de inviolabilidad del domicilio y de papeles. Lo anterior implica, que la fiscalización electrónica deba estar sujeta a un plazo y que la autoridad sólo requiera la contabilidad electrónica a través de un mandamiento electrónico, en equivalencia funcional de un mandamiento escrito, en el cual funde y motive el objeto de la revisión. Por esta razón se abordará, de forma general, la evolución de los medios electrónicos en el comercio y su implementación de las revisiones electrónicas, así como algunas inquietudes sobre el tema de mérito desde la perspectiva de los derechos humanos. El artículo 16 Constitucional: requisitos y límites de las facultades de comprobación en materia fiscal Respecto al derecho humano de seguridad jurídica, la Declaración Universal de Derechos Humanos señala, en su artículo 12, que nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, familia, domicilio o correspondencia, ni de ataques a su honra o reputación. Asimismo, dispone que toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques. En el mismo sentido, se pronuncian la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 11, y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el numeral 17. De ahí que es sumamente relevante recordar que el artículo 16 Constitucional, en sus párrafos primero y décimo sexto, dispone lo siguiente: Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento. […] La autoridad administrativa podrá practicar visitas domiciliarias únicamente para cerciorarse de que se han cumplido los reglamentos sanitarios y de policía; y exigir la exhibición de los libros y papeles indispensables para comprobar que se han acatado las disposiciones fiscales, sujetándose en estos casos, a las leyes respectivas y a las formalidades prescritas para los cateos. Así, se advierte claramente que los papeles son un bien jurídicamente tutelado por la Constitución, razón por la cual, si la autoridad pretende revisarlos, debe emitir un mandamiento escrito en ejercicio de sus facultades de comprobación. De modo que para respetar el principio de inviolabilidad del domicilio, la autoridad debe contar con una orden de visita, emitida por escrito, en la cual se establezcan los límites de la diligencia; es decir, el lugar que ha de inspeccionarse, la persona o personas a visitar y los objetos que se buscan. Además, tiene la obligación de levantar un acta circunstanciada, al concluir la visita, en presencia de dos testigos propuestos por el ocupante del lugar visitado o en su ausencia o negativa, por la autoridad que practique la diligencia. Con lo anterior se cumple con el principio de seguridad jurídica. En tal sentido, la Primera Sala de la SCJN en la Jurisprudencia 1a./J. 139/2012 (10a.) sostiene que el principio de seguridad jurídica es la base del sistema jurídico mexicano, de manera que evita al gobernado encontrarse en una situación de incertidumbre jurídica y, por tanto, en estado de indefensión. En consecuencia, y conforme al artículo 28, fracción IV, CFF que dispone la obligación de subir la contabilidad electrónica al buzón tributario, surgen las interrogantes siguientes: ¿Esta obligación implica una molestia en los papeles del contribuyente sin mandamiento escrito? ¿El mandamiento escrito sólo es exigible si la autoridad ejerce sus facultades de comprobación? ¿Es válida la obligación de proporcionar la contabilidad electrónica sin prever que la autoridad motive, en un mandamiento escrito, cuál es el fin de enviarla a través del buzón tributario? A su vez, es fundamental la precisión del alcance temporal de la facultad de comprobación, toda vez que permite que el visitado conozca, de manera cierta, el periodo en el cual se practicará esa verificación y, además, constriñe a la autoridad a sujetarse a ese espacio temporal, previamente determinado por la ordenadora. Dicho lo anterior, se describirán, en términos generales, los aspectos del comercio electrónico como antecedente y marco de referencia para la interpretación de la regulación actual de la contabilidad electrónica y su fiscalización por ese medio. Los medios electrónicos a nivel internacional El término comercio electrónico se define esencialmente como cualquier intercambio de datos relacionados directa o indirectamente con la compra y venta de bienes y servicios por medios electrónicos. Así, en 1998 la Organización de las Naciones Unidas a través de la Comisión para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI) aprobó la Ley Modelo sobre Comercio Electrónico, y en 2001 aprobó la Ley Modelo sobre Firmas Electrónicas, con el objeto de fomentar la armonización y unificación del derecho mercantil electrónico internacional y el uso de la firma electrónica precisamente como un medio para autentificar el acto jurídico. La Ley Modelo sobre Comercio Electrónico y la Ley Modelo sobre Firmas Electrónicas se acompañan de guías para su incorporación al derecho interno, las cuales tienen como fin brindar criterios interpretativos para su instrumentación. Estas guías, de suma relevancia para interpretar la regulación nacional de los medios electrónicos y la firma electrónica avanzada, destacan los principios de equivalencia funcional y neutralidad tecnológica, ya que la regulación mexicana se fundamenta en ambas leyes modelos, máxime que dichas guías se elaboraron con base en los trabajos preparatorios, lo cual le da carácter de soft law. La Ley Modelo sobre Comercio Electrónico tiene como objeto facilitar los procedimientos comerciales internacionales mediante recomendaciones a los gobiernos y a las organizaciones internacionales para garantizar la seguridad jurídica en la utilización del procesamiento automático de datos en el comercio internacional. Igualmente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) desarrolló en 1999, las Directrices para la Protección de los Consumidores en el Contexto del Comercio Electrónico, con el propósito de lograr que los proveedores de bienes y servicios, a través de internet, cumplieran con las leyes de protección al consumidor, y así garantizar que el consumidor reciba adecuados niveles de protección cuando realiza sus transacciones comerciales por internet. Principio de equivalencia funcional Inicialmente, en su forma tradicional, la manifestación de la voluntad se materializaba con la firma autógrafa, que en su sentido original es “la única forma de manifestación de voluntad aceptada y mediante la cual, con la presencia física y la rúbrica de una persona, se hace manifiesta la voluntad de ésta.” Sin embargo, esta forma de manifestar la voluntad de las personas ha evolucionado ante la incursión de prácticas comerciales por medios electrónicos. La electrónica y la digital surgieron para permitir la realización de dichos actos sin requerir la presencia física de las personas, incluso por medio de cualquier tecnología, siempre y cuando cumpla con las funciones de la firma autógrafa; es decir, “identificar a una persona, proporcionar certidumbre en cuanto a su participación personal en el acto de la firma; y vincular a esa persona con el contenido de un documento”. Entonces, el principio de equivalencia funcional se refiere al otorgamiento –tanto del documento electrónico como de la firma digital– de plena validez y eficacia jurídica, como si fueran un documento escrito y una firma manuscrita. Incluso se puede afirmar que los documentos electrónicos ofrecen mayor confiabilidad y rapidez respecto a la determinación del origen y contenido de los datos, ya que determinan la existencia de prueba tangible de la intención que pueden atribuirse a quienes los suscriben y se comprometen en un sentido. Principio de neutralidad tecnológica El principio de neutralidad tecnológica, también denominado neutralidad del medio, significa que no debe hacerse referencia o comprometerse con ninguna tecnología en particular –debido al rápido avance del desarrollo tecnológico– que siempre supera la creación de nuevas normas reguladoras e imposibilita legislar al ritmo de este avance. En virtud del principio de equivalencia funcional, los Gobiernos deben dar igualdad de trato a los actos jurídicos que tengan soporte informático con relación a aquellos que se consignen en papel, para evitar inequidades e incertidumbre de los actos realizados por medios electrónicos. Los principios de equivalencia funcional y neutralidad tecnológica son aceptados a nivel internacional unánimemente, debido a la necesidad de que el marco legal y técnico adoptado en cada país sea compatible con el que ya existe en otros Estados para consolidar el desarrollo de la firma digital. Los medios electrónicos en el sistema jurídico mexicano Materia mercantil A partir del Decreto publicado el 29 de mayo de 2000 en el Diario Oficial de la Federación, las cuestiones relativas al comercio electrónico se regularon, inicialmente, en el Código Civil Federal y a nivel Distrito Federal, en el Código de Procedimientos Civiles, el Código de Comercio y la Ley Federal de Protección al Consumidor. La regulación de las prácticas comerciales efectuadas por medios electrónicos inició cuando se reconoció, por primera vez, que la voluntad puede expresarse –entre otros- por medios electrónicos, ópticos o cualquier otra tecnología; se concedió valor probatorio a la información contenida en dichos medios y se definió al sistema de información como cualquier medio tecnológico utilizado para operar mensajes de datos. De este modo, la regulación del comercio electrónico se adicionó al título segundo del libro segundo del Código de Comercio, donde se establece, principalmente, la posibilidad al comerciante de ofertar bienes o servicios por medios electrónicos. Incluso en el capítulo VIII bis de la Ley Federal de Protección al Consumidor se establecieron lineamientos para evitar prácticas fraudulentas que perjudicaran a los consumidores en transacciones efectuadas a través del uso de medios electrónicos, ópticos o cualquier otra tecnología. Posteriormente, el Código de Comercio fue reformado mediante Decreto de 29 de agosto de 2003 para establecer –por primera vez– los términos firma electrónica y firma electrónica avanzada o fiable, conforme a las directrices de la Ley Modelo de la CNUDMI, por lo que en el título segundo, libro segundo se incluyó un apartado denominado Comercio Electrónico, el cual contiene los lineamientos siguientes: Se establece la regulación de los actos de comercio electrónico por los principios de neutralidad tecnológica, autonomía de la voluntad, compatibilidad internacional y equivalencia funcional. Se definen los conceptos: certificado, datos de creación de firma electrónica, destinatario, emisor, firma electrónica, firma electrónica avanzada o fiable, firmante, intermediario, mensaje de datos, parte que confía, prestador de servicios de certificación, secretaría, sistema de información, titular del certificado. Las reglas para el envío de datos. Las reglas para la creación y validez de la firma electrónica. Las reglas a que se sujetan los prestadores de servicios de certificación de documentos en papel o en archivos electrónicos. El reconocimiento de certificados y firmas electrónicas extranjeros. En ese sentido, se puede observar que los elementos creados a partir del comercio electrónico, como la firma electrónica y la firma digital, han migrado a la materia fiscal con el mismo fin: reconocer el uso de las tecnologías de la información y dar certeza de su fiabilidad, así como de la eficacia de las actuaciones tanto en la fase oficiosa –facultades de comprobación- como en la fase jurisdiccional –contencioso administrativa y amparo– de la relación tributaria. En síntesis, el presente tema está inserto en un contexto normativo internacional. Es decir, no es creación originaria del sistema jurídico nacional, sino que deviene de la integración de las pautas generales expuestas en las leyes modelos analizadas en el derecho mercantil, que más tarde fueron incorporadas en el derecho fiscal federal mexicano. Materia fiscal Reforma fiscal de 2004: comprobantes fiscales electrónicos, sellos y certificados digitales y firma electrónica avanzada. El 5 de enero de 2004 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma que incluyó en el CFF el uso de medios electrónicos, para que las autoridades hacendarias contaran con documentación de los particulares de manera digital mediante una pronta transmisión. Se incluyeron aspectos novedosos como la utilización de la firma electrónica (FIEL), documentos, sellos y certificados digitales, así como entidades de certificación. De igual forma, el artículo 18 del CFF fue reformado para establecer que toda promoción o escrito dirigido a las autoridades fiscales debía enviarse de modo electrónico de manera obligatoria. Asimismo, se contempló la posibilidad de emitir comprobantes fiscales electrónicos, siempre y cuando se cumpliera con los requisitos de control que estableciera la Secretaría, así como la posibilidad de efectuar notificaciones y avisos de carácter fiscal directamente al correo electrónico del contribuyente. Con ello se pretendió agilizar los procedimientos de fiscalización de la administración tributaria, reducir costos, aumentar la efectividad en el ejercicio de sus facultades de comprobación y obtener las contribuciones de una manera pronta y eficaz. Se debe enfatizar que en un inicio tales disposiciones fueron de carácter optativo para los contribuyentes, pero a partir del año 2005 –con la entrada en vigor del uso de los medios electrónicos– se materializó el envío de declaraciones por internet, el uso de la tarjeta tributaria y, en algunos casos, de firmas electrónicas y certificados digitales. Firma electrónica avanzada Con base en la experiencia de la inclusión del comercio electrónico, el legislador incorporó en la fase administrativa de la relación tributaria el uso de la firma electrónica avanzada, conforme a la Ley Modelo de la CNUDMI sobre Firmas Electrónicas y la Guía para su incorporación al derecho interno de 2001, para asociar la aceptación de los términos y condiciones en los que se llevaban a cabo operaciones vía electrónica y reconocer la existencia y validez de los actos en medios electrónicos. La firma electrónica avanzada es definida como el conjunto de datos y caracteres que permiten identificar a la persona que la utiliza. Es creada por medios electrónicos bajo un exclusivo control que permite sea detectable cualquier modificación ulterior a los señalados, por lo que garantiza la autoría e integridad del documento, ya que la firma contenida en éste corresponde exclusivamente al firmante y sólo es cifrado por él y el receptor, sin que exista alguna alteración en el proceso de su utilización. Reformas fiscales de 2006 y 2010: comprobantes fiscales digitales. Con la firma electrónica avanzada se estableció la posibilidad de expedir comprobantes fiscales digitales a los contribuyentes; sin embargo, generó problemas prácticos con consecuencias jurídicas no idóneas. Los contribuyentes con más de una sucursal tenían que permitir a cada local comercial que utilizaran la firma electrónica avanzada del contribuyente con la eventual inseguridad que generaba su uso por más de una persona. Por tal motivo, el 28 de junio de 2006 se publicó el decreto que reformó el artículo 29, fracción I, del CFF para incorporar el sello digital para la expedición de comprobantes fiscales, a efecto de que obtuvieran sellos digitales para sus sucursales y así evitar la utilización de la firma electrónica avanzada de la empresa o empresario en más de un establecimiento. Posteriormente, con las reformas realizadas al CFF, con el Decreto de 7 de diciembre de 2009, se estableció la obligación de expedir comprobantes fiscales mediante documentos digitales a través de la página de internet del Servicio de Administración Tributaria. De acuerdo con el artículo 29 del CFF, los comprobantes contendrán el sello digital del contribuyente que lo emita, el cual deberá estar amparado por un certificado expedido por el Servicio de Administración Tributaria, cuyo titular sea la persona física o moral que expida los comprobantes. De igual forma, las personas que adquieran bienes, disfruten de su uso o goce o usen servicios deberán solicitar el respectivo comprobante fiscal digital. Resulta importante señalar que, previo a la reforma de 2009, existían tres formas de comprobación fiscal utilizadas de manera simultánea: 1.- El comprobante fiscal en papel, que es la impresión de los comprobantes a través de impresores autorizados por la autoridad fiscal. 2.- El comprobante fiscal digital, el cual es obtenido mediante un sello digital generado en medios electrónicos por el propio contribuyente a través de proveedores autorizados por la autoridad para prestar el servicio, y 3.- El estado de cuenta bancario, como comprobante optativo para soportar erogaciones pagadas con cheque, tarjeta de crédito o de débito o traspaso electrónico entre cuentas bancarias. Ante las inconsistencias y algunos antecedentes de evasión fiscal que se observaron con las formas de comprobación establecidas en el CFF, se planteó la necesidad de instrumentar un nuevo esquema que fortaleciera estos mecanismos para evitar la falsificación y comercialización indebida de comprobantes fiscales, mediante la utilización de herramientas tecnológicas que ya se encontraban reguladas, y con ello, generar certeza de que los ingresos, deducciones y acreditamientos manifestados o aplicados por los contribuyentes, en efecto, resultaban reales y correctos. De esa forma, se incorporó el uso de comprobantes fiscales digitales a través de la página de internet del Servicio de Administración Tributaria, para cuya generación se necesitaba contar con un certificado de firma electrónica avanzada, con la que el contribuyente procedía a la generación del documento para ser enviado a la autoridad a través de su página web, en la cual validaría los requisitos señalados en el CFF, asignaría un número de folio e incorporaría el sello digital correspondiente, almacenándolo y devolviéndolo al contribuyente para ser entregado al cliente. Con la instrumentación de los comprobantes fiscales digitales obtenidos a través de la página del Servicio de Administración Tributaria, la autoridad dispuso de la totalidad de los comprobantes que expiden los contribuyentes, lo cual le permite obtener una visión de las operaciones realizadas y disminuye la posibilidad de evasión fiscal o la falsificación, que en muchos casos ocasiona la falta de pago de las contribuciones. Reforma fiscal de 2013: contabilidad electrónica, buzón tributario y revisiones electrónicas. A través del Decreto por el cual se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones del CFF, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 9 de diciembre de 2013, se reguló el uso del buzón tributario y se incorporó la revisión electrónica como una nueva forma de fiscalización realizada por la autoridad hacendaria. En el artículo 28, fracciones III y IV del CFF, se estableció que los registros o asientos contables se efectuaran por medios electrónicos, de acuerdo al Reglamento del CFF y las disposiciones de carácter general emitidas por el Servicio de Administración Tributaria. Además, se impuso la obligación de ingresar de forma mensual la información contable mediante la página de Internet del Servicio de Administración Tributaria, de conformidad con las reglas de carácter general emitidas para tal efecto. La justificación de estos cambios legislativos fue la simplificación administrativa y facilitar el cumplimiento de obligaciones fiscales mediante la utilización de medios electrónicos. De modo que con la adición de la fracción IX, al artículo 42 del CFF, se previó la revisión electrónica a los contribuyentes, responsables solidarios o terceros con ellos relacionados, basada en el análisis de la información y documentación que obre en poder de la autoridad, sobre uno o más rubros o conceptos específicos de una o varias contribuciones. Ahora bien, la autoridad tendría acceso a la información y documentación de los contribuyentes por medio del buzón tributario –sistema de comunicación electrónico ubicado en la página de Internet del Servicio de Administración Tributaria, instaurado con la finalidad de obtener información y respuesta pronta entre el contribuyente y la autoridad hacendaria–, previsto en el artículo 17-K del CFF. En ese contexto, resulta indispensable conocer el funcionamiento del buzón tributario, el procedimiento previsto para el desarrollo de la revisión electrónica y los plazos con los que se cuenta para la conclusión de la misma. El Buzón Tributario facilita la comunicación entre las autoridades fiscales al establecer un punto de contacto único con ellas y agilizar el envío de información. Asimismo, posibilita al contribuyente cumplir con sus obligaciones sin necesidad de acudir a las oficinas de las autoridades fiscales. En ese sentido, el buzón tributario es un medio novedoso que permite a la autoridad fiscal realizar notificaciones electrónicas al contribuyente de los actos administrativos emitidos por ella, las cuales, para dar cumplimiento a las obligaciones fiscales, deben ser ágiles, confiables, sencillas y cómodas para las partes. El objetivo del buzón tributario es que el contribuyente pueda recibir notificaciones vía electrónica sin que exista el riesgo de notificaciones falsas, ya que es un procedimiento electrónico validado con la firma electrónica avanzada del funcionario emisor, lo cual garantiza la certeza jurídica del acto administrativo y la publicidad de cualquier requerimiento de información o resolución de manera oportuna. Ahora bien, en el supuesto de no llevar a cabo la apertura de la notificación dentro de los tres días siguientes al envío, se considerará incumplimiento del contribuyente, quien se hará acreedor a los efectos señalados por la regla general del artículo 135 del CFF, relativas a que la notificación surtirá efectos al día hábil siguiente. Revisiones electrónicas En la exposición de motivos de la reforma en análisis se planteó que las revisiones de escritorio son un proceso de fiscalización complejo en atención al volumen de la documentación comprobatoria que el contribuyente tiene que aportar, a la autoridad y a la duración de la revisión, la cual puede tardar hasta un año en concluirse. Consecuentemente, se propuso un nuevo esquema de fiscalización electrónica en el que las notificaciones, requerimientos y envío de documentación e información se realizaran por medio del buzón tributario, con ello, las revisiones tendrían una duración máxima de tres meses; razón que motivó la reforma fiscal para 2014 y tuvo impacto en el CFF, donde se encuentran comprendidas las facultades de las autoridades fiscales para realizar revisiones fiscales electrónicas a los contribuyentes. Así, la finalidad de la revisión electrónica es verificar el cumplimiento de las obligaciones fiscales de los contribuyentes, a partir de la información y documentación proporcionada por ellos por medio del buzón electrónico mensualmente. En ese sentido, las revisiones electrónicas se definen como el procedimiento desarrollado íntegramente por vía electrónica, las cuales inician con la notificación, mediante el buzón de los contribuyentes, de los hechos u omisiones identificados por la autoridad a partir de la información que obre en sus bases de datos. Es importante destacar que si el contribuyente después de transcurrido el plazo de quince días hábiles siguientes a la notificación de la pre liquidación no ofrece pruebas ni manifiesta lo que a su derecho convenga, la resolución provisional se volverá definitiva y la pre-liquidación constituirá la determinación del crédito fiscal, el cual se hará exigible por medio del procedimiento administrativo de ejecución. Igualmente, conviene señalar que la revisión electrónica no sustituye las visitas domiciliarias y revisiones de escritorio (gabinete) tradicionales, pues éstas continúan vigentes bajo las reglas previstas por el CFF y desarrollándose conforme a las formalidades que específicamente señala, es decir, una vez que se obtenga la liquidación se podrán impugnar como usualmente se hace. Entonces, como se mencionó, las cuestiones controvertidas identificadas son las siguientes: 1) ¿es Constitucional que el CFF establezca que el contribuyente proporcione su contabilidad periódicamente sin mandamiento de autoridad competente?, y 2) es Constitucional que el CFF no prevea que deba notificarse al contribuyente está sujeto a una fiscalización electrónica? Inquietudes sobre el tema de las revisiones electrónicas y la seguridad jurídica Para responder los cuestionamientos anteriores es importante tener presente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que establecen los derechos relativos al principio de seguridad jurídica respecto a que nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento o como se establece en las convenciones internacionales en comento, nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia. Así, los particulares tienen derecho a que el Estado no los moleste en su esfera jurídica, a través de la revisión de sus papeles sin que medie el referido mandamiento, que en materia fiscal se materializa en la orden de visita o el requerimiento con el cual inicia la revisión de gabinete. De modo que, si bajo el principio de equivalencia funcional la contabilidad electrónica tiene el mismo valor jurídico y funciones que la contabilidad en papel, entonces, no se advierte razón alguna por la cual los derechos fundamentales vinculados al principio de seguridad jurídica no apliquen a la contabilidad electrónica y su fiscalización. Es importante recordar que las inquietudes no versan en el uso de los medios electrónicos para la generación, transmisión y almacenamiento de la contabilidad, ni mucho menos causa duda que la autoridad pueda fiscalizar electrónicamente. Lo que se pone en evidencia es que el artículo 16 Constitucional aplica a la regulación del CFF, ya que la utilización de los medios electrónicos no generan una excepción a los derechos humanos de la inviolabilidad del domicilio y los papeles, ni a las reglas y formalidades establecidas en la Constitución relativas a las facultades de comprobación en materia fiscal. Claramente, el artículo 16 Constitucional está redactado formalmente para las fiscalizaciones tradicionales, es decir, en papel, pues naturalmente cuando fue creado aún no existían los medios electrónicos. Sin embargo, ello no es impedimento para que dichos derechos humanos sean aplicables a las revisiones electrónicas, dado que debe realizarse una interpretación funcional e histórica progresista con base en el principio de equivalencia funcional. Derivado de lo anterior, la inquietud se genera en virtud de que el CFF establece que la revisión electrónica se realizará con la documentación que tiene en su poder la autoridad, es decir, no se prevé la emisión de un mandamiento electrónico en el cual se informe al contribuyente el inicio de un procedimiento de fiscalización. La segunda inquietud consiste en que el CFF dispone que los contribuyentes deben proporcionar su contabilidad electrónica a la autoridad sin mandamiento electrónico específico en el cual la autoridad que requiera dicha documentación, funde y motive la causa y fin del requerimiento, Así, se puede considera que la autoridad está facultada por ley a intervenir ininterrumpidamente la esfera de los particulares pues no existe mandamiento concreto por el cual les requiera su documentación. Lo anterior es relevante porque los actos de molestia están condicionados a la sujeción de un límite temporal establecido en la ley. Asimismo, del análisis efectuado a los artículos 42 (en particular a su fracción IX) y 53-B del CFF, relativo a las revisiones electrónicas, se desprende que el primer acto mediante el cual se da a conocer al contribuyente el inicio del procedimiento de comprobación es por el que se le informa una “resolución provisional”, en la cual se exponen los hechos que derivan en la omisión de contribuciones y aprovechamientos o en la comisión de otras irregularidades y que, en su caso, contendrá una “preliquidación” de adeudo fiscal por la que, en la misma actuación, se le requerirá al contribuyente manifestarse conforme a derecho y desvirtuar lo consignado en dicha resolución provisional. Sin embargo, se advierte que antes de la emisión de la resolución provisional hubo un ejercicio de verificación e inspección de la información del contribuyente que permitió determinar la “pre-liquidación”, es decir, el inicio del procedimiento de fiscalización ocurrió en una fecha ignorada por el contribuyente, lo cual contraviene lo dispuesto en los artículos 16 Constitucional, 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, 11 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 17 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en materia seguridad jurídica, respecto a que todos los actos de molestia –incluida la revisión de información contable–deben estar debidamente fundados y motivados. Por ello considero pertinente que la autoridad informe al contribuyente cuando inicia sus facultades de comprobación, el periodo que va fiscalizar, así como el objeto para el cual tiene a su disposición la contabilidad almacenada en el buzón tributario, con el propósito de prevenir una fiscalización indefinida temporalmente. Al respecto, la SCJN ha sostenido de manera reiterada que los actos de molestia deben estar limitados temporalmente para que sean Constitucionalmente válidos, tal como se advierte de la jurisprudencia P./J. 40/96. Si bien se puede inferir la practicidad como razón para no establecer la obligación de notificar a los contribuyentes por mandamiento electrónico, el requerimiento de la contabilidad electrónica o en su caso, el inicio de una revisión electrónica para que la autoridad fiscalicen más rápido, conviene recordar que el Alto Tribunal declaró inconstitucional el entonces artículo 42-A del CFF3, en la tesis P. CLV/20004, en la cual se señaló que al facultar a las autoridades fiscales para solicitar informes o documentos, con el fin de planear y programar actos de fiscalización, sin que se cumpla con lo dispuesto por las fracciones IV a IX del artículo 48 del CFF y sin que tal solicitud signifique el inicio del ejercicio de las facultades de comprobación, se viola la garantía constitucional de seguridad jurídica porque se permite que el contribuyente sea molestado por las autoridades fiscales, sin que el acto de molestia guarde relación alguna con su obligación de contribuir a los gastos públicos, situación similar a la revisión de la contabilidad electrónica y la posible determinación de una pre-liquidación actos considerados preparatorios. Pronunciamientos del Poder Judicial de la Federación Hasta hoy, aún no existe un pronunciamiento específico por parte del Poder Judicial de la Federación respecto a los rubros apuntados, aunque se tiene conocimiento de que algunos Jueces de Distrito han resuelto algunos amparos y 3 (ADICIONADO, D.O.F. 29 DE DICIEMBRE DE 1997) Artículo 42-A.- Las autoridades fiscales podrán solicitar de los contribuyentes, responsables solidarios o terceros, datos, informes o documentos, para planear y programar actos de fiscalización, sin que se cumpla con lo dispuesto por las fracciones IV a IX del artículo 48 de este Código. No se considerará que las autoridades fiscales inician el ejercicio de sus facultades de comprobación, cuando únicamente soliciten los datos, informes y documentos a que se refiere este artículo, pudiendo ejercerlas en cualquier momento. 4 Fiscalización. La solicitud de información o documentación prevista por el artículo 42-A (vigente a partir del uno de enero de mil novecientos noventa y ocho), del CFF, para planear y programar los actos relativos, viola la garantía de seguridad jurídica, consagrada en el artículo 16 Constitucional. declarado el sobreseimiento respecto a la impugnación de los artículos que establecen las revisiones electrónicas, por considerarlas normas heteroaplicativas, es decir, que requieren de un acto de aplicación concreto que afecte a los quejosos, lo cual no ha ocurrido, y por tanto, no ha dado lugar a la posibilidad de afectación jurídica al contribuyente. Por otra parte, sí hay algún posicionamiento respecto a la suspensión en la aplicación de los diversos preceptos que regulan el envío de la documentación electrónica de manera periódica, a través de los medios proporcionados por la autoridad fiscal, así como por el uso de la herramienta electrónica denominada buzón tributario. En ese sentido, los pronunciamientos correspondientes, fueron contradictorios, razón por la cual la Suprema Corte de Justicia de la Nación fijó en su postura la improcedencia de la suspensión en el amparo promovido contra la información de operaciones prevista en el artículo 31 A del CFF, consistente en la obligación del contribuyente de enviar mensualmente su información contable sobre operaciones relevantes, por contravenirse disposiciones de interés público y afectarse el interés general. En consecuencia, espero que con las consideraciones que al respecto emita la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en virtud del Acuerdo General 10/2015, sea posible dilucidar algunas de las interrogantes siguientes: ¿El artículo 16 Constitucional es aplicable a las obligaciones electrónicas en materia de contabilidad y revisiones electrónicas? ¿El artículo 16 Constitucional se debe interpretar bajo el esquema del principio de equivalencia funcional y bajo la técnica histórica progresiva? ¿Es Constitucional que el CFF imponga la obligación de ingresar mensualmente la contabilidad sin mandamiento electrónico concreto? ¿La obligación referida implica un acto de molestia a los papeles del contribuyente? En caso afirmativo, ¿Esta obligación es un acto de molestia indefinido temporalmente a los papeles del contribuyente? ¿El CFF puede sustituir el mandamiento previsto en el artículo 16 Constitucional? ¿Es Constitucional que la autoridad emita la pre-liquidación sin haber notificado previamente, a través del buzón tributario, el inicio del ejercicio de las facultades de comprobación? Conclusiones En principio, las reformas en análisis han sido cuestionadas, en el foro, por considerar que vulneran los principios de legalidad y seguridad jurídica consagrados en la Constitución, bajo la premisa de que el uso de la tecnología estaba limitado por el acceso y conocimiento de ésta a los individuos, y por sus problemas técnicos. Sin embargo, con independencia de los posibles obstáculos que tales medidas pudieran implicar, el uso de la tecnología representa una valiosa herramienta en la búsqueda de acelerar y hacer más eficientes los procedimientos fiscales en beneficio no sólo del aparato estatal sino del contribuyente. Lo anterior, ya que los nuevos procedimientos realizados por medios electrónicos están provistos de una alta fiabilidad, pues se debe utilizar la firma electrónica avanzada, la cual está basada en un sistema de encriptación simétrica, lo que la hace, jurídicamente y funcionalmente, equivalente a la firma autógrafa y por sus mecanismos de seguridad permiten una debida protección a la información del contribuyente. En este contexto, la firma electrónica avanzada ha sido una práctica innovadora al utilizar el mecanismo de certificación de identidad, lo que garantiza que detrás de cada documento firmado electrónicamente exista un sujeto plenamente identificado por la autoridad fiscal y, a su vez, un apropiado resguardo de los datos contenidos en estos documentos. Considero que el uso de las tecnologías de la información y comunicación en la relación tributaria no vulnera derecho humano alguno, siempre y cuando se proporcione acceso técnico real a todos los contribuyentes, se respeten los principios de equivalencia funcional y neutralidad tecnológica y, específicamente, en las revisiones electrónicas, se garanticen de manera efectiva las formalidades esenciales de los procedimientos administrativos, contenidos en el artículo 16 Constitucional pues si bien es cierto no se efectúan de forma física al contribuyente, sino por medios electrónicos, ello no las exime de cumplir tales exigencias, dado que constituyen actos de molestia de una autoridad sobre información que afecta la esfera jurídica de una persona, y por ello se hace necesario informarle a este último sobre dicha intromisión. En función de lo anterior, habrá que esperar el pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto a los cuestionamientos planteados, ya que sus consideraciones siempre ofrecen valiosos elementos para fortalecer el debate jurídico.