Las dinámicas de un espacio cultural independiente en la

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Las dinámicas de un espacio cultural independiente en la Ciudad de Buenos Aires: el Club
Cultural Matienzo
Javier Cuberos ([email protected])
Julio César Estravis Barcala ([email protected])
Guillermina Rossi ([email protected])
Magalí Singermann ([email protected])
Camila Zapata Gallagher ([email protected])
Licenciados/as en Sociología (UBA)
Centro de Estudios Culturales, Club Cultural Matienzo.
Resumen
El Club Cultural Matienzo (CCM) nació en 2008 con el objetivo de aportar a la construcción
de una cultura alternativa en la Ciudad de Buenos Aires; por los mismos años se multiplicaron, a lo
largo y ancho de la ciudad, espacios de características similares. Debido al anacronismo de las leyes,
no se reconoce su potencial multidisciplinario; para funcionar, deben habilitarse como teatros, clubes
o encontrar algún resquicio que englobe la presentación de eventos artísticos interdisciplinarios.
Vemos una falta en el campo de la sociología de la cultura contemporánea local, de abordajes sobre
estos espacios emergentes que han surgido en los últimos años en la ciudad. Frente a esto y en el
marco de la construcción de un Centro de Estudios Culturales cuyo objetivo es producir datos
empíricos que iluminen la naturaleza de estas transformaciones, en esta ponencia nos proponemos: a
partir de doce observaciones participantes realizadas en el Club Cultural Matienzo entre octubre y
diciembre de 2011, describir la dinámica cotidiana del espacio, sus habitués y sus productores,
programadores y artistas, y las actividades artísticas y culturales que aquí se desarrollan: cine, teatro,
lecturas de poesía, recitales, cursos y talleres, muestras de arte plástico, charlas, entre otras.
1
Introducción
“Podemos aventurar (...) un horizonte de comprensibilidad estetizado. (...)
Lo ‘cultural’, desde esta perspectiva, es una figura que se cierra sobre sí misma,
como tematización y, a la vez, como extraña comprensión del mundo”
(Nicolás Casullo, 1994: 75)
Todos los días, a partir de las 18 hs, uno puede ir al Club Cultural Matienzo. El recién llegado
va a percibir un hall de entrada, un hogar, una mesa con una consola y una computadora. Al fondo,
una barra y una cocina, al lado de una escalera que sube al primer piso. A la izquierda y hacia el
fondo, encontrará un salón principal que termina en un escenario con equipos de sonido y un mural
pintado sobre las paredes. Luces tenues y mesas de madera dibujan una atmósfera cálida y relajada.
En el primer piso encontrará un pasillo, los baños y dos salas. Tal vez haya personas tomando
algo o, si es una noche de espectáculo, una obra de teatro o una película. La otra sala le hará acordar
a una galería: obras, folletos informativos, carteles en las paredes, luces nítidas y direccionales.
Otra escalera lo llevará a la terraza. Allí le impresionará la gran pared posterior, intervenida
por un vistoso mural. Mesas y sillas de diverso formato, un cuartito con micrófonos y una consola
que se esconde por detrás de la puerta acustizada (¿será una radio?), una barra para pedir tragos.
Aquí, según el día, habrá recitales o películas al aire libre, en verano.
En esta ponencia presentamos algunos emergentes de una investigación exploratoria
comenzada desde el área de Formación del CCM. Apuntamos a generar un espacio que le sirva a las
diferentes áreas (Teatro, Cine, Música, Radio, entre otras) para mejorar o conocer mejor ciertos
aspectos de su trabajo de producción cultural. En primer lugar, una sección Metodológica que
explica los pormenores del campo. A continuación, describimos a grandes rasgos los espacios de
Matienzo; sus tres niveles y alrededores, así como las actividades que allí se realizan. En la siguiente
sección repasamos los consumos y algunas características sociodemográficas de las personas que
asisten a Matienzo, como edad, vestimenta o las relaciones visibles entre ellos. Después nos
concentramos en las relaciones entre estas personas según su “rol” (Staff, asistente, artista,
productor). Sus interacciones, postulamos, son similares a las que se registran en una casa: la Casa
Matienzo. Las Conclusiones, por último, incluyen un espacio para las tareas futuras y los propósitos
extra-académicos de este emprendimiento.
Metodología
Al tratarse de una primera etapa de investigación y debido a la inexistencia de trabajos
anteriores sobre el tema, decidimos encarar un trabajo exploratorio. La metodología más adecuada
para este tipo de objetivos es la cualitativa, pues considera que, epistemológicamente, “[e]l
investigador está inmerso en el contexto de interacción que desea investigar”, “trabaja con conceptos
2
y categorías emergentes en forma inductiva” y permite un diseño flexible e interactivo (Sautu et al.,
2005: 39-40).
Los cinco autores realizamos doce observaciones participantes, entre octubre y diciembre de
2011, con una duración total de cincuentra y tres horas y veinticinco minutos (un promedio de cuatro
horas y media por observación). Se realizó al menos una observación cada día de la semana, menos
el domingo. Los eventos observados fueron de lo más variados: “jams” de free jazz, obras de teatro
sobre diciembre de 2001, festivales multidisciplinarios, lectura de poesía erótica (ver “Anexo nº2”).
La observación participante es un método que proviene de la antropología. En cada salida al
campo, la tarea del o la observador/a consistía en ponerse en el “doble lugar” de “participante” y
“observador” (Valles, 1997: 150): ver la obra de teatro, por ejemplo, pero al mismo tiempo registrar
la dinámica del lugar, sus horarios, las características de los asistentes; y lo que más tarde
llamaríamos “interacciones”: entre staff y músicos, entre músicos y asistentes. Si bien a veces no
parecía haber “mucha acción”, el secreto está en percibir, como dice Becker (2009) qué pasa cuando
“no pasa nada”.
Por cuestiones de tiempo, se llegaron a codificar nueve observaciones y se volcaron al Texto
único apenas siete (por lo que trabajamos con un poco más de la mitad de los datos que tenemos). La
codificación, en un primer paso, fue temática: armamos un borrador de Manual de códigos a partir de
los “temas” que fuimos encontrando inductivamente tras una lectura general de las observaciones.
Un tema es “un patrón encontrado en la información (...). Un tema puede ser identificado a nivel
manifiesto (directamente observable (...)) o a nivel latente” (Boyatzis, 1998: 4). Posteriormente
avanzamos hacia la “codificación abierta” (Strauss y Corbin, 2002: 115 y ss.), incorporando “códigos
in vivo” (como el “cosas raras”, a partir de que un asistente dijo “acá siempre pasan cosas raras”) y
construyendo categorías abarcativas a partir de fenómenos de menor nivel de abstracción (por
ejemplo, tanto el armado de un escenario como una reunión de staff de Matienzo dependen, hacia
arriba, del código “Staff/ productores de Matienzo”).
Espacios
El espacio en donde funciona el CCM es una casa construida en 1922 y refaccionada por los
fundadores del proyecto. Tiene tres niveles; en cada uno se desarrollan distintas actividades y hay
algunas distinciones (explicitas o implícitas) sobre lo que se puede o no hacer (así como no se puede
fumar en los dos primeros niveles, no se puede hablar al ver una película en la terraza, por ejemplo).
Sin embargo, las dinámicas de cada uno cambian según el día, la hora y las actividades que se
desarrollan.
La planta baja es el espacio más cambiante. El salón principal (ver Esquema n°1, “Anexo”
nº1) es donde se desarrollan la mayoría de las actividades nocturnas (festivales, recitales) y algunas
3
más temprano (lecturas de poesía, charlas y seminarios). A la madrugada, a veces, es sede de la pista
de baile. Por ejemplo, en el festival multidisciplinario “Hit de road”, por el cual pasaron más de 500
personas durante doce horas, hubo música en vivo hasta las 6 AM y el público hizo pogo y bailó:
“Con un amigo nos fuimos para adelante cuando empezaron a tocar la de los Ramones, a
hacer pogo, saltar y él agitaba la mano mirando al cantante y poniéndosela en la cabeza
como imitando una “cresta punk”, moviendo la cabeza para adelante y para atrás.”
(observación nº3, sábado, 4 hs)1
Por otro lado, los días martes, la Planta Baja era el espacio del ciclo “Jazz y tarot” (una banda
de jazz en vivo y dos tarotistas que le tiraban las cartas a quien lo deseaba), a veces para doce o
quince personas, y el clima era más relajado:
“Estoy en la sala trasera, aquí la atmósfera es de color rojizo. [Un ambiente cálido y
nocturno que afloja las tensiones para los encuentros y citas]. La luz la da un tubo de luz
roja que ilumina el piso de madera del lugar.
(observación nº6, martes, 22.15 hs)
La Planta Baja es sede también de muchas actividades internas y reuniones del equipo de
CCM. Los artistas o productores de los eventos, también, la usan como lugar de espera hasta que
comience su actividad, como en las lecturas de poesía, a veces esperando que llegue más gente pero
también trabajando en el “montaje” del escenario:
“En el salón principal estaban las tres chicas de la Varieté, del área “Literatura”, pegando
un papel madera gigante contra la pared del escenario [después vi que en realidad lo
pegaron contra la pantalla blanca para proyecciones, para no arruinar la pared]. En las
mesas había no más de siete u ocho personas, algunos tomando cerveza y con libros u hojas
en la mano [lo cual indicaba que eran parte de los que irían a leer más tarde en el evento].”
(observación nº8, miércoles, 20.30 hs)
En algunos recitales se despeja el “salón principal” de mesas y sillas, de modo que el público
vea el show parado. En otros, se acomodan las sillas en filas, con un pasillo en el medio, sin mesas.
El primer piso cuenta con dos salas (sala A y sala Matienschon) y un baño (ver Esquema nº2
en “Anexo” nº1). En general, cuando hay poca gente (por ejemplo, los lunes temprano) no se dirigen
a estas salas sino que prefieren la terraza o la PB.
“En el primer piso no había nadie, ni en Matienschon (seguían los “afiches ruteros”) ni en
la sala A (esta tenía poca iluminación, se veía por la puerta del pasillo abierta).”
(observación nº5, lunes, 21 hs)
La sala Matienschon es sede de las exposiciones de arte, que rotan periódicamente. Cuando
hay mucha gente también es usada para “estar”; a pesar de la cercanía de las obras, los asistentes
1
En el “Anexo” n°2 se detallan día, duración, actividades en el CCM ese día y persona encargada de la
observación. En el cuerpo de la ponencia consta el número de observación, día de la semana y horario del evento citado
(aquí, 4 AM).
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comen y toman en el piso o en sillas que acercan desde otros espacios. Esto ha ocasionado problemas
con algunas obras, lo que motivó la contratación de un cuidador de sala en noviembre:
“Bajé a la sala Matienschon y conversé un rato con el cuidador. “Recién se cayó esto”, me
señaló una obra que parece un subeibaja, en frágil equilibrio, con libros. “Uhh”, puse cara
de sorpresa. “Sí, un pibe apoyó un vaso de ferné y se vino todo”, me explicó. “También se
cayó el día de la instalación, pero estaba el artista así que lo arreglamos fácil”.”
(observación nº10, viernes, 23.45 hs)
La sala A también tiene funcionalidades múltiples, pero es la más estable para ciertas
actividades. Por ejemplo, los ciclos de teatro y de cine (en invierno) se hacen allí, los martes y
miércoles, respectivamente. Pero durante festivales como el Hit de road o el recital de Morbo y
mambo (observación n°10) formó parte de la puesta musical sinestésica:
“La sala A estaba intervenida por el Experimento de Morbo y mambo: en ambas “mitades”,
desde el techo hasta más o menos cincuenta centímetros del piso, la habitación estaba
cruzada por grandes paños blancos, de tela semitransparente, estirada y suave. Uno podía
ingresar, agachado, y moverse a lo largo. En el extremo derecho había un sillón. Todo el
resto esta vacío (era solo al piso). Al mirar para arriba se veía, a diferentes distancias,
distintas proyecciones de varios proyectores sobre las telas, según dónde estaba uno”
(observación nº10, viernes, 0:45 hs)
Ambas salas se conectan por una puerta que generalmente está abierta. También la sala A es
usada como espacio de reuniones por los miembros de Matienzo, sobre todo cuando la PB o la
terraza están ocupadas con actividades. En un caso, incluso fue usada de camarín:
“Hablamos un rato con Pato y Mari2 y decidimos bajar a la sala A. Estaban los de la banda
siguiente (Mascarada barahúnda), a modo de camarín. Uno de los músicos se quedó en
boxers, cambiándose el pantalón y la remera.”
(nota de campo, jueves 10/11, 0:15 AM)
La terraza (ver “Esquema n°3” en “Anexo” n°1) es el único espacio dentro del CCM en el
que se puede fumar. Las noches de verano, si no llueve, es sede de espectáculos de música y teatro,
así como de las funciones del ciclo de cine “Ojo de pez”. Tiene tres “cuartos” techados: un baño, un
estudio de radio (“Radio Colmena”) y una barra de bebidas con su respectivo depósito, heladeras,
etc. La pared posterior, que da a un edificio muy alto, ha sido el lienzo de sucesivos murales que han
ido pintando artistas jóvenes. El actual es obra de Pelos de Pluma.
Un día común, a un horario temprano, se podían ver cosas como esta:
“Ya hay gente parada; todas las sillas (bastantes) están ocupadas por grupos de chicas y
chicos vestidos bastante informalmente, siempre con cerveza en la mesa y algunos con
pizzeras vacías [evidenciando una reciente comida].”
(observación nº10, viernes, 21 hs)
2
Todos los nombres fueron cambiados, para preservar el anonimato.
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Es un espacio de comida y bebida, charla y “pasar el rato”. Los grupos se acomodan en mesas
y sillas, a veces procurándoselas ellos mismos y armando los “círculos” a gusto (el “Do It Yourself”,
ver infa). Como es el primer espacio que se llena, al completarse se interrumpe el acceso hasta que se
vacíe un poco:
La terraza estaba cerrada. En el pasillo había una pequeña “fila” de cuatro o cinco
personas [supongo que para ir subiendo a medida que se liberara].
(observación nº10, viernes, 0:45 hs)
Cuando hay recitales, incluso, siempre hay grupos que hacen caso omiso y charlan entre
ellos, a veces molestando a los interesados (como se menciona infra hablando de la “autoridad” del
staff). Cuando no hay recitales, el encargado de la barra pasa su música, generalmente electrónica
trance.
Si bien hay lugares “previstos” para actividades más o menos definidas, nada es fijo (para el
festival Hit de road, por ejemplo, se instaló un escenario de música en la sala A). La informalidad y
la confusión de roles entre asistentes, staff y artistas explorada más abajo se expresa en todos los
espacios del CCM.
Características sociodemográficas y consumos
A partir de las observaciones en las reiteradas visitas al club, podemos concluir que en todos
los participantes del proyecto, desde los asistentes hasta los artistas y el staff, se aprecia una
significativa variedad de estilos: desde ropa deportiva hasta vestimenta formal, siendo lo “casual” lo
que predomina:
“Estaba vestida con un jean de tiro mediano, muy elegante y vintage, una blusa blanca de
esa tela que parece arrugada, también bastante formal, y el pelo muy bien peinado, recogido.
Tenía un ligero maquillaje. [Parecía como si viniera de trabajar.] (...) Uno de los chicos
vestía bermudas tipo capri (de esos pantalones desmontables) color gris, zapatillas
deportivas marca Nike, sin medias, y un buzo liviano sport gris, con capucha. El otro tenía
una campera que a primera vista parecía de cuero, pero era sintética, de ese material tipo
plástico, y con elástico abajo. Usaba anteojos grandes de marco grueso, negro, y tenía barba
y pelo negro. La otra chica, por último, tenía el mismo tipo de anteojos que el chico, una
remera negra y otra arriba con cuello en V, jeans y zapatillas tipo Converse negras.”
(observación nº3, sábado, 20:34 hs)
Diferentes cortes y colores de pelo, insignias como piercings y tatoos se ven a toda hora, así
como también la circulación de personas de diversas nacionalidades: suenan con frecuencia el inglés
de distintos países, francés y alemán, al igual que la tonada centroamericana de países como
Colombia y Venezuela. Varios trabajadores del lugar son extranjeros también. Nuestro país tampoco
queda afuera; algunos de los concurrentes vienen de otras provincias.
“Había dos muchachos, contra la pared del baño, que hablaban con acento extranjero.
Vestían ropa rockera: campera de jean o cuero, pantalones oscuros. En un momento se les
pone a hablar un joven también vestido así, con una remera de banda de rock pesado (no
recuerdo, pero estilo Metallica). Les pregunta de dónde son (...) “de México.”
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(observación nº3, sábado, 23:30 hs)
Sin embargo, a pesar de la variedad de estilos, se han escuchado comentarios que harían
pensar y percibir que Matienzo tiene una moda propia, como este habitué:
“Yo te digo que a veces veo gente por la calle y pienso ‘ese chabón es onda Matienzo.”
(observación nº10, viernes, 21.20 hs)
Una de las observadoras también percibió eso tras su primera visita:
“Las vestimentas eran raras, entre a la moda y estrafalarias, como que hay una especie de
moda de la gente que asiste al Matienzo, sobre todo pude observar eso en la gente que asistía
al ciclo de teatro, no así entre los que escuchaban jazz.”
(observación n°11, martes)
La franja etárea de los asistentes en general, se encuentra entre los 20 y los 35 años. Aun así,
en los espectáculos como teatro o presentaciones de libros, se ven personas que están entre los 40 y
los 60 años y que conviven con los jóvenes habitués del lugar.3 Esto se vio reflejado por ejemplo en
el ciclo realizado por el décimo aniversario del 20 de diciembre de 2001: “Reflexiones teatrales
sobre la crisis”:
“El promedio de edades ronda entre los 25 y los 35 años (en lo que sería toda la planta baja
y la puerta, es decir los que están afuera), sin embargo, se observa [tal vez tenga que decir
llamativamente] la presencia de gran cantidad de público mayor, esto es, personas de entre
50 y 60 años (o más…)”
(observación n°11, martes, 21 hs)
La mayoría llega a CCM en grupo, por lo general mixto, pero cada tanto se encuentra a aquél
al que le gusta “pasar y entrar”, que viene solo porque siempre encuentra a alguien (asistente o
trabajador) conocido con quien sentarse a hablar y pasar el rato (los “habitués”). En algunos eventos
se puede ver a una niña con su madre. Son éstas las actividades en las que se suelen consumir
botellitas de gaseosa o agua. Muchos familiares y conocidos del staff circulan por el lugar en los
distintos eventos. Por las noches, la mayoría elige tomar cerveza de litro o en porrones que se
ofrecen con la entrada. También se suele ver a los artistas tomando cerveza y agua durante la
presentación que a veces terminan en borracheras.
Tras el último tema, un chico del público pide otra. “¡Es que la gente está borrachaa!” y
todos aplauden. Rolo [el bajista], agrega: “¡La banda también está borracha!” Varios de
los miembros de la banda, entre tema y tema, tomaban cerveza y/o fernet.
(observación nº10, Julio, viernes, 2 hs)
El fernet es la segunda bebida más consumida. También se ofrecen otras bebidas como
whisky, vino y tragos, pero no suelen ser las elegidas para acompañar la noche. Si se trata de cenar
durante las actividades del bar en la PB, se comen pizzas de varios gustos y, en menor medida,
cazuelas.
3
Una futura encuesta serviría para conocer con mayor certeza este tipo de datos sociodemográficos.
7
Con frecuencia se ven muchos artistas entre los asistentes; músicos que llegan con sus
guitarras y se dirigen a la planta alta a tomar una cerveza, actores que son público de otros actores y
luego comparten el festejo de la función, artistas plásticos que exponen sus obras o que alguna vez lo
hicieron, como sucedió en el citado festival “Hit de road”, aquí en la sala A:
“había una artista amiga del CCM y de la radio que hacía visuales”
(observación nº3, sábado, 20:25 hs)
Actividades e interacciones
Para una mejor comprensión de lo que sucede en CCM, diferenciamos a las personas según
su rol ejercido en la situación observada: staff/productores del CCM (los que allí trabajan o realizan
actividades ligadas al desarrollo de las acciones del lugar), los asistentes (los que concurren al CCM
con variadas intenciones: ver un espectáculo, una muestra, comer una pizza o tomar una cerveza) y
los “productores culturales” (músicos, artistas, literatos, escritores, etc) que participan en el CCM.
Staff/productores de CCM
A partir de las observaciones y de la propia participación en el CCM podemos registrar que
se genera una división de las distintas tareas de aquellos que se involucran laboralmente con el
espacio. Sus actividades pueden ser divididas entre manuales o no manuales (burocráticas). Estas
pueden ser ejercidas -según la situación, según el día y el espectáculo- por las mismas o por
diferentes personas. Las actividades burocráticas suelen ser de logística o discusión sobre cuestiones
internas del CCM. Las manuales pueden ser “de servicio”-limpieza/ gastronómicas- o “técnicas”
(sonido, cables, luces, etc.) Dentro de las primeras, hay “empleados multifunción” que según el día
realizan su tarea, como aquí:
Mientras llegaba mi plato apareció un empleado que se acercó a la barra, [recién llegado de
la calle], se sacó el morral que tenía colgado y el abrigo. “¿Qué hay para hacer?”, le
preguntó al de la barra/jefe. [Puso una cara como “un poco de todo”:] “Recorrer la casa,
levantar cosas, botellas, vasos, limpiar un poco”, le indicó. El chico asintió
(observación nº3, sábado, 22:23 hs)
Ese mismo día, otro “staff” de Matienzo se encargaba de “hacerle el sonido” a una banda en sala A:
En la sala estaba el amigo operador-sonidista trabajando a full con los músicos, que son
como siete y con instrumentos bastante complicados (contrabajo eléctrico, ukelele,
percusión, vientos).
(observación nº3, sábado, 21:14 hs)
El staff de CCM no lleva elementos de identificación -uniformes, insignias, etc.- que puedan
avisar de su pertenencia al lugar para cualquier persona que se acerque por primera vez. Podemos
pensar que el reconocimiento como staff, la construcción de ese rol- tanto por parte de los asistentes
al CCM como de los otros miembros del staff- se construye a través de la presencia cotidiana, del
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reconocimiento de los pares -los demás staff- y de los asistentes. Esto le exime, por ejemplo, de
pagar:
Una de las organizadoras que yo conozco se acercó y me preguntó: “venís a ver teatro?”.
Atrás de ella, otro de los organizadores (a quien también conozco) responde, “es de
formación”. La organizadora dice “ahhh” y se va. Saludé al otro organizador
(observación n° 7, martes)
De todas maneras, en ocasiones particulares, por necesidades de la organización, se apeló a
pequeñas señas físicas. En el festival “Hit de road” uno de los observadores anotó:
También me dio una cintita celeste que (...) me identificaba como parte de la
“organización”.
(observación nº3, sábado 18:15 hs)
Asistentes al CCM
Son aquellos que visitan el CCM con diversas intenciones: disfrutar de una obra de teatro,
una varieté literaria, un recital, una muestra y, también, comer o tomar algún plato o trago sugerido
en cartelera. Quizás todo esto junto, quizás sólo una de estas actividades. Eligen alguno de los
espacios del CCM o presentan un movimiento más errático por los diferentes espacios; algunos
asistentes se sientan en las mesas, otros se quedan parados ante una obra, algunos bailan, otros hacen
pogo si la banda lo alienta. Las charlas -de diversos temas; y entre amigos o desconocidos- y los
consumos de bebidas y comidas han surgido de las observaciones como predominante en esta
socialización (especialmente el combo cerveza y pizza). El comportamiento variará según el día, la
hora y las actividades del lugar. Por ejemplo, un sábado relativamente “temprano” se vio esto:
Me quedé un rato ahí entre la gente, la mayoría tenía su vaso o porrón en la mano y los
grupos que estaban juntos no hablaban, [no se podía por el volumen], veían a la banda.
(observación nº3, sábado, 21:52 hs)
El mismo día, pero en el tranquilo espacio de la sala Matienschon (ver supra), era distinto:
Había cuatro amigos que charlaban en el centro de la sala, dos chicos y dos chicas. La más
habladora (...) dijo: “yo estudio Letras en la UBA, bah, 'estudio', en verdad acabo de dejar
la única materia que estaba haciendo porque no me da la vida”.
(observación nº3, sábado, 20:34 hs)
Una dinámica clásica de día como los martes es ubicarse en la PB a comer y tomar algo, ante la
banda:
El grupo de amigas nº2 baja, una con un porrón y [las] otras con una cerveza de litro y se
sientan en la mesa 7. Se piden una pizza pequeña que les traen a su mesa.
(observación nº6, martes, 23.34 hs)
Las conversaciones esos días son de un registro íntimo, como si estuvieran en su casa (ver infra):
Al rato escuché que nombran una noche en la que estuvieron en Café Vinilo y sobre esa
misma noche comentaban que le dijo a la chica “Por qué no te mostrás como sos”
(observación n° 7, martes)
Dos cosas particularmente interesantes han surgido de las observaciones. Una, el DIY [do it
yourself, hazlo tú mismo], representa la acción que hemos identificado -por parte de los asistentes9
de ejercer actos que no les corresponderían en circunstancias similares de consumo u ocio: poner las
sillas frente a alguna obra de teatro o levantar su plato, vaso y cubiertos y llevarlos hacia la barra
luego de comer. Las charlas entre desconocidos son también emergentes interesantes, como se ve en
este recital previo al 23/10:
Una de las músicas dice “¿alguno va a ir a votar mañana?” Y uno dice “Yo sé a quién voy a
votar”, en voz alta. Sigue la banda, pero él continuó, hablándole a uno al lado que no
parecía estar con él de antes. “A una mujer”.
(observación nº3, sábado, 4:30 hs)
O en una sala colmada, antes de que empezara el recital, uno que quería ir al baño y volver:
[Como veía que faltaba un poco todavía, un asistente que yo no conocía] me pidió que le
guardara el asiento, que quería ir al baño. Accedí y se mandó por entre toda la gente, salió y
volvió antes de que empezara.
(observación nº3, sábado, 21:14 hs)
Los habitués son aquellos asistentes que concurren con frecuencia al CCM y son
identificados de esta manera por el staff y por los demás habitués. Por lo general, están enterados de
las variadas acciones que el lugar propone, como el ciclo de cine “Ojo de pez”:
Volviendo a la PB, escuché que el de la barra le decía a uno “no se puede subir” [como
había estado diciendo toda la noche, por la película] y él le respondía, “ah, ¿hoy es Ojo de
pez?”
(observación nº8, miércoles, 23:20 hs)
Otros se acercan al CCM tal vez sin saber la programación, a pasar el tiempo, sabiendo que
allí habrá algo para ver o simplemente compartir una cerveza con amigos. Probablemente la cercanía
del CCM ya sea de sus hogares o de los lugares a los que concurren diariamente facilite el hecho de
que los habitúes elijan este espacio para concurrir habitualmente:
En el escenario experimental me encuentro con una ex compañera de teatro (de la Sala
Alberdi) que no veía hace mucho tiempo. Me quedo hablando largamente con ella sobre
temas personales. Me comenta que habitualmente frecuenta el Matienzo con sus compañeros
de teatro porque su universidad (de cine y teatro) queda a la vuelta.
(observación nº11, martes, 23 hs)
Productores culturales: músicos, artistas, actores, escritores, literatos
Son aquellos que participan en el CCM, sean músicos, artistas plásticos, escritores, actores,
poetas, literatos. Son ellos mismos los que se encargan del armado y del desarmado de la puesta en
escena. Las actividades, por lo general, comienzan más tarde de lo anunciado, siendo los recitales los
que más se retrasan con respecto al horario propuesto de inicio (por ejemplo, en la observación nº2 el
recital estaba anunciado a las 21 y arrancó a las 23 hs).
Un elemento interesante que surgió fue que los pifies y desprolijidades durante los diversos
espectáculos son recibidos con gracia y simpatía. Por ejemplo, durante el ciclo de cine,
[El dvd en el que estaba la película que iba a ser proyectada, estaba rayado, por lo que no se
podía reproducir] “Uh, me quedé re manija”, dijo uno [de los asistentes]. “Si quieren se las
cuento, el final”, dijo el organizador. En la pantalla, se veía el símbolo de “fast forward”, la
inscripción “32x” y la imagen congelada y salteada, moviéndose erráticamente, [como un
10
“disco rayado”], sin sonido. “Bueno, perdón, si quieren les puedo poner, no sé... ¿un
corto?” “Dale, un corto”, tiró uno del público. “Gracias, [nombre]”, dijo después, cuando
lo puso.
(observación nº8, miércoles, 23:20 hs)
En un recital, sucedió que
Con la [versión de la canción] de Roxette, la cantante se equivocó de acordes varias veces, y
de tono, pero la gente se rió y aplaudió marcando el ritmo. (...) empezó y pararon una vez
porque se había equivocado de acordes; a veces entraban mal con las partes (como antes del
estribillo (...) María se mandó pero Caro entró después, y ella se corrigió).
(observación nº3, sábado, 19:20 hs)
Las desprolijidades son rápidamente solucionadas, sin demasiadas intermediaciones formales,
por ejemplo, en una muestra de arte plástico en la sala Matienschon:
Bajé a la sala Matienschon y conversé un rato con el cuidador. “Recién se cayó esto”, me
señaló una obra que parece un subeibaja, en frágil equilibrio, con libros. “Uhh”, puse cara
de sorpresa. “Sí, un pibe apoyó un vaso de fernet y se vino todo”, me explicó. “También se
cayó el día de la instalación, pero estaba el artista así que lo arreglamos fácil”.
(observación nº10, viernes, 23.45hs)
Por lo general, los artistas, luego de haber presentado su obra (sea musical, plástica, etc.) se
quedan en el espacio bebiendo, comiendo, apreciando la obra de otros artistas, pasando a un rol
semejante al de los asistentes. Llamamos a esos momentos “confusión/ borramiento de roles”.
Interacciones: jerarquías y confusiones
Podríamos decir que en el CCM sobrevuela un clima de “buena onda”. Las interacciones
muestran un desapego de las rigideces que, por ejemplo, se encuentran mas delimitadas en otros
espacios “similares”: teatros, Ciudad Cultural Konex, museos. El CCM no cuenta con boleterías
stricto sensu (a veces una mesera cobra la entrada al espectáculo por las mesas, otras se coloca una
mesa en la entrada con alguno del staff); tampoco hay señales que indiquen las actividades que
realiza cada uno de los integrantes del staff, etc. En este sentido, tanto el ordenamiento del lugar
como el staff carecen de señales que indiquen posiciones dentro del espacio. Al no existir tal
ordenamiento, los asistentes descansan sobre una “ley” subjetiva y situacional (Collins, 2009, esp. p.
347 y ss.)
Aparecieron, se mandaron para adentro; la chica de la entrada me preguntó “¿ellas están
con vos?”, “sí, sí, están conmigo”, así que no pagaron.
(observación nº3, sábado, 0:53 hs)
El factor subjetivo probablemente esté dado por el hecho de que algunos de los trabajadores
involucrados a tareas “de servicio” no conozcan a aquellos otros del área de “producción”,
promoviendo un clima de confusión de roles. El staff se permite jugar de dueño -por ejemplo ofrecer
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bebidas “por cuenta de la casa”, permitir pasar gratis-, dejando en claro que no es nada "seria" la
relación que aquí se genera4. Lo situacional más lo subjetivo propician la “buena onda”.
Sin embargo, esta “buena onda” encuentra su límite a la hora de imponer autoridad. Basta
con que un día el staff “conocido/ buena onda” no esté y un asistente se encuentre con otro que
promulgue otra ley para que la palabra del anterior se diluya. De esta manera, la laxitud depende de:
a) la situación (asistentes que dicen tener algún amigo en alguno de los espacios en que no se
cobra entrada para pasar);
b) conocido-desconocido (ofrecimiento de bebidas, comidas o entrada gratuita a conocidos);
c) confusión de roles (asistentes que al desconocer a quienes pueden imponer límites optan
por seguir sus propias reglas o desafiar a quien se las impone, en estos casos se llamó a los
dueños -que son reconocidos como tal- del CCM)
Mayoritariamente se observa que los límites más difíciles de imponer estuvieron relacionados
al consumo de cigarrillo en espacios cerrados. En este sentido, cuando la autoridad se presenta los
asistentes intentan eludirlo confiando en que la laxitud de las reglas los ayude o apelando a la “buena
onda” del lugar. A pesar de eso, a veces ni siquiera la ubicación en el espacio es suficiente para el
reconocimiento como staff, como durante una noche en que la terraza se había colmado de asistentes,
Había una chica –de staff- en el segundo escalón de la escalera hacia arriba [hacia la
terraza], que negaba el acceso. [La gente esperaba paciente].
(observación nº10, viernes, 0:45 hs)
Casa Matienzo
Una de las hipótesis con las que jugamos, y que nos permitió construir un marco explicativo
para comprender lo que sucede en el CCM, fue la de pensarlo como, simplemente, una casa. La
relación entre los asistentes y el staff -que ya hemos detallado más arriba- definida por el
reconocimiento basado en la presencia continua también podría entenderse dentro de esta idea
explicativa: los que recién entran a la casa deben ser identificados y reconocidos por los que ya son
reconocidos como pertenecientes a la casa.
Además, como una casa, el CCM es percibido como un lugar ameno, al que los que llegan se
sienten cómodos y actúan a tono con ello. Por ejemplo, dejan las pertenencias solas, sin preocuparse:
Los dos que estaban sentados en la mesa de mi izquierda, contra la pared, salieron, con los
vasos de cerveza, dejando sus buzos en las sillas [supongo que a fumar a la vereda].
(observación nº5, lunes, 22:25 hs)
Otro emergente de las observaciones que alimenta esta conceptualización del CCM como una
casa es lo que hemos llamado, “la política de buena vecindad” (apoyado, de hecho, en carteles que el
CCM ha puesto sobre el frente de la entrada) . El CCM es el único lugar de la zona que produce una
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Con posterioridad a las observaciones se implementó un “Programa de Socios” que provee de un “carné” a
aquellos que participan del CCM y les permite entrar gratis a los espectáculos y descuentos en comidas y bebidas.
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socialización “joven”, por lo que cualquier inconveniente que suceda en la cuadra -gente bebiendo en
la calle, personas gritando o conversando en grandes grupos sobre las entradas de las viviendas
cercanas, incluso orinadas en algún frente o pared de la cuadra- será relacionada con el CCM y los
vecinos se acercarán al espacio con alguna queja o cuestión por lo sucedido.
Estaba hablando Lucas con Travis [dos staff] sobre la seguridad de la noche. “Ahora somos
los guardianes de la cuadra. La consigna es que no haya nadie en la vereda, no queremos
borrachos enfrente; si ves a alguno hay que decirle de la mejor manera posible que por favor
se vaya”. (...) En un momento Esteban se fue porque entró un señor mayor (lo saludé pero
me miró con mala cara y siguió derecho hasta él). “¿Podemos hablar?”, le preguntó.
Esteban, serio, dijo “sí, ¿vamos afuera?” y salieron. [Después le pregunté y me dijo que era
un vecino].
(observación nº10, viernes)
Como una casa, lo que pasa puertas afuera importa; pero lo que sucede adentro es más laxo.
Conclusiones
Quizás hemos sobre-explotado la cultura de la misma manera
en que hemos sobre-explotado los recursos naturales.
Tendemos a pensar que las transformaciones culturales son infinitas (...)
pero quizás esto es una ilusión”
Mark Fisher (en entrevista con Gandolfo y Zapata, 2011: 48)
El Club Cultural Matienzo es un espacio polifacético y complejo, en donde se realizan
actividades de las más diversas ramas del arte 24/7. Agregado a esto, legiones de jóvenes se dirigen a
él por las noches (sobre todo los fines de semana) con objetivos más mundanales, a saber: tomar un
trago, bailar en una fiesta, conocer gente o festejar un cumpleaños u otra ocasión especial.
¿Son apropiadas las herramientas de la sociología de la cultura para analizar este espacio? En
principio, hemos comprobado la pertinencia para ello de las estrategias de investigación de la
tradición de los estudios culturales: la conceptualización de la cultura en su dimensión material (los
conciertos, las obras, las representaciones) y de “todo un modo de vida” (la manera de gestionar
colectivamente, la integración de la fiesta como parte de la cultura joven).
En estas Conclusiones quisiéramos plantear un dilema. En nuestra opinión, la mayoría de los
hallazgos de las observaciones tienen menos que ver con otros espacios de arte y cultura
(llamémoslos “tradicionales”) que con otros espacios de ocio (bares, boliches, fiestas). ¿Es una
contradicción? Desde su fundación, el CCM se quiso posicionar como un espacio de “arte, cultura y
ocio”, por lo cual todo parecería fluir dentro de los cauces previstos.
Sin embargo, la ecuación no es tan igualitaria como pareciera. Solo basta mirar el resto de
espacios culturales más establecidos y comparar su dinámica con la descripta en esta ponencia. En el
MALBA, en el Espacio de Arte de las Fundaciones Telefónica o YPF, en el teatro Beckett, no se ven
personas tomando fernet a los pies de las obras o yendo a buscar más sillas para acomodarse antes de
que empiece una obra de teatro. Algunas de estas conductas son más comunes en espacios de ocio
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(los consumos), otras son frecuentes en espacios alternativos antes conocidos como “underground”
(el “DIY”).
Pero, la clave que une todas estas conductas quizás esté, como la carta robada, más cerca de
lo que pensamos. Matienzo es una casa. Uno en su casa fuma porro, vuelca vasos y se provoca una
sonrisa cuando se acaba el papel en el baño. La sociabilidad que se pone en juego en Matienzo es lo
más cercano a una sociabilidad primaria, familiar, como se ve en las observaciones
cuandoespectadores, staff, músicos y asistentes se confunden en una sola masa de mucha cercanía,
en la que los límites son laxos (pero no inexistentes) y el espíritu es de “buena onda”.
El dinero no pareció ser un asunto importante en las observaciones. Todos los que consumían
(bebidas, comida, entradas) lo hacían sin cuestionamientos (lo cual podría indicar una cierta
pertenencia de clase). Con los artistas la relación también es cordial.
Como tareas futuras, podemos mencionar elementos que no pudieron ser relevados por las
características del método utilizado (la observación participante). A modo de posibles preguntas que
emergen de los investigado, algunas serían:
● ¿Cómo se informan los asistentes de la programación de Matienzo? ¿Siguen las actividades
de algún área en particular (teatro, cine) y confían en sus criterios? ¿van a Matienzo con un
plan específico (ver cierta obra, recital, etc) o confían en que el espacio les presentará una
oferta que les interese?
● ¿Pensaron las asistentes en involucrarse en el Matienzo más allá de su asistencia, sea como
colaboradores, artistas con sus espectáculos o productores con propuestas culturales?
● ¿Quiénes son los que llamamos “habitués”? ¿Cada cuánto vienen? ¿Dónde viven, cómo
viajan a Matienzo? ¿Vienen sin plan concreto o se informan de las actividades y en base a eso
deciden? ¿Cómo lo conocieron?
● ¿Cómo llegaron los que hoy son staff de Matienzo a involucrarse en él? ¿Cómo lo
conocieron? ¿Qué pensaron la primera vez que estuvieron ahí? ¿Cómo evalúan su camino
recorrido desde que empezaron a colaborar? ¿Cuáles son sus propuestas y sugerencias a
futuro?
● ¿Cuáles son las características sociodemográficas de los asistentes (público) y de los
productores (músicos, artistas, escritores, etc.) de Matienzo: edad, nivel educativo, lugar de
residencia, trabajo y educación de los padres? ¿Cuáles son sus consumos (y producciones)
culturales: libros, revistas, cine, televisión, radio, artes visuales, artes performáticas?
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Este Centro de Estudios Culturales tiene como propósito el aportar al mejor desenvolvimiento
de Matienzo, en estrecha articulación con las áreas de Producción (Música, Cine, Teatro, Arte) y las
áreas transversales (Comunicación, Relaciones Institucionales, nuestra área “madre” de Formación).
Manteniendo la autonomía que todo trabajo científico requiere, apuntamos aún así a contribuir al
proyecto Matienzo porque entendemos que desde allí se está produciendo una cultura amplia,
democrática y prometedora en estos agitados tiempos en la Ciudad de Buenos Aires.
La sociología de la cultura, en tiempos de Raymond Williams (1981: 199-200), se encontraba
en una encrucijada. Por una parte, la sociología se venía encargando de investigaciones puntuales en
áreas particulares (por ejemplo, la organización del sistema de marchands y galeristas en Francia
durante el Impresionismo); por la otra, “la sociología propiamente dicha” se ha ocupado de las
instituciones más evidentes (esferas del Gobierno, museos, encargos). Pero lo que faltaba, decía
Williams en aquellos tiempos, - y que era de interés para la sociología en general- era el estudio del
status y la formación social de los intelectuales: quiénes son, a qué se dedican, cuáles son sus
intereses y de qué manera esto afecta a la cultura. Es sugerente poder retomar la propuesta del
sociólogo británico para nuestras próximas investigaciones pensando en los productores de Matienzo
como los intelectuales a los que Williams se refería, aquellos que construyen día a día -obra tras
obra, recital tras recital, puesta tras puesta- lo que es considerado como arte, lo que es considerado
como cultura.
Bibliografía:
● BECKER, Howard (2009) Trucos del oficio. Cómo conducir su investigación en ciencias
sociales, Buenos Aires, Siglo XXI.
● BOYATZIS, Richard (1998) Transforming Qualitative Information: Thematic Analysis and
Code Development, Thousand Oaks, Sage [Traducción resumida del inglés al español por
Cecilia Fraga, Valeria Maidana, Diego Paredes y Lorena Vega (2007), “Documento de
Cátedra” nº41 para Metodología de la investigación social (cátedra Ruth Sautu), Facultad de
Ciencias Sociales, UBA. Disponible en http://www.scribd.com/doc/25860233/DC-41Boyatzis-1998? secret_password=83na1wouzxfxrzsxlwa]
● CASULLO, Nicolás (1994) “Investigaciones culturales y pensamiento crítico”, sociedad; 5:
69-83.
● COLLINS, Randall (2009) Cadenas de rituales de interacción, Barcelona, Anthropos.
● GANDOLFO, Amadeo y Emiliano ZAPATA (2011) “Entrevista a Mark Fisher”, crisis; 6:
46-48.
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● SAUTU, Ruth, Paula BONIOLO, Pablo DALLE y Rodolfo ELBERT (2005), Manual de
metodología. Construcción del marco teórico, formulación de los objetivos y elección de la
metodología, CLACSO.
● STRAUSS, Anselm y Juliet CORBIN (2002) Bases de la investigación cualitativa. Técnicas
y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada, Medellín, Editorial Universidad
de Antioquía.
● VALLES, Miguel S. (1997) Técnicas cualitativas de investigación social. Reflexión
metodológica y práctica profesional, Madrid, Síntesis.
● VANOLI, Hernán (2011) “Instantáneas desde una montaña rusa”, crisis; 7: 10-13.
● WILLIAMS, Raymond (1981) Cultura. Sociología de la comunicación y del arte, Barcelona,
Paidós.
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