Diferencias y relaciones entre la responsabilidad fiscal y la

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VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002
Diferencias y relaciones entre la responsabilidad fiscal y la responsabilidad disciplinaria de
conformidad con el tipo de control
Erick Rincón Cardenas
Joven Investigador
Universidad del Rosario Colciencias
1. Nota Introductoria y Antecedentes
Desde el punto de vista histórico podemos decir que la división de las ramas del poder público, la
denominada separación de poderes, se constituyó en el control político por excelencia de los diferentes
órganos del Estado. Sin duda la construcción teórica de Montesquieu ha sido fundamental para el
desarrollo de nuestras instituciones democráticas y basamento del control al ejercicio de la actividad
pública.
Con el devenir histórico se han venido creando nuevas instituciones, y frente a la necesidad de control, se
han construido dos herramientas fundamentales: el control del fisco, esto es la vigilancia sobre el manejo
de los dineros del erario público; y el control disciplinario, es decir la vigilancia de la gestión de los
servidores del Estado. En nuestro país estos controles han estado a cargo de la Contraloría General de la
República y de la Procuraduría General de la Nación respectivamente.
Sin embargo la rampante corrupción que atacaba y ataca nuestra sociedad demostró la inoperencia de estos
órganos, así lo señaló el profesor Juan Carlos Esguerra: “Pero la verdad es que la historia fue demostrando cómo
estos institutos resultaban insuficientes para el cabal cumplimiento de la tarea mencionada, no sólo por el vertiginoso
crecimiento que en el mundo entero ha venido mostrando el lamentable flagelo de la corrupción, sino porque, al mismo tiempo,
fueron resultando escasos el radio de acción de cada uno de ellos y el conjunto de las herramientas de que disponían para el
cumplimiento de su tarea. Esa situación creo evidentes vacíos que permitieron que la corrupción se nos fuera metiendo por la
puerta de atrás, hasta colocarnos en la dolorosa y muy preocupante situación en la hoy nos hallamos. El constituyente de 1991
fue consciente de esa situación y por ello tuvo entre sus preocupaciones fundamentales modernizar el sistema de los organismos y
de los medios de control, con el propósito de conseguir que ellos pudieran cumplir con la tarea imperiosa de combatir
eficazmente la corrupción”1
Dentro de la lucha contra el fenómeno de la corrupción, el Constituyente Colombiano en 1991, impulsó
dentro de la reforma de aquel año, el fortalecimiento de los órganos de control y cambió en parte la
concepción de los mismos. En ese marco y dentro del Título X de la nueva Carta Política, la Contraloría
General de la República y la Procuraduría General de la Nación, denominada genéricamente como
Ministerio Público, se dotaron de nuevos instrumentos para hacer más eficiente y efectiva la labor de
control.
Es así como, del control previo que caracterizaba la labor de la Contraloría con anterioridad a 1991, se
pasó a un Control posterior, teniendo en cuenta que históricamente se había verificado la inoperancia del
control previo, por que se había convertido en una co – administración, que obstaculizaba los procesos y
se convertía en no pocos casos en focos de corrupción y despilfarro de los recursos públicos. También se
estableció en la nueva Constitución la necesidad de que las entidades al interior establecieran oficinas o
dependencias de control interno, siguiendo la tendencia internacional del “autocontrol”, un concepto
cuestionado y cuya efectividad esta aun por comprobarse.
De otro lado, dentro del análisis constitucional de la Procuraduría, nos encontramos con que se le doto de
verdadera autonomía, dándole la jefatura del Ministerio Público al Procurador General de la Nación,
superando la dependencia con el gobierno nacional, esto es la rama ejecutiva, ya que el Presidente de la
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ESGUERRA Juan Carlos, Corrupción al Descubierto. Ministerio de Gobierno. 1993.
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República hasta 1991, era quien detentaba tal autoridad.
Dentro del presente análisis nos corresponde analizar específicamente dos funciones que corresponden a
cada uno de los órganos de control: la determinación de la responsabilidad fiscal a cargo de la Contraloría
General de la República; y la determinación de la responsabilidad disciplinaria a cargo de la Procuraduría
General de la Nación, siendo estas funciones prevalentes con respecto a la protección del erario público y
por ende el control del gasto público.
El propósito del presente trabajo será exponer brevemente (i)el concepto de responsabilidad fiscal y de
responsabilidad disciplinaria; (ii) las diferencias entre los dos tipos de responsabilidades y; (iii) las relaciones
entre las dos instituciones de acuerdo con el tipo de control que se ejerza, por los órganos de Control
establecidos en la Constitución de 1991.
En principio, cabe señalar que todo tipo de control tiene el propósito de vigilar, observar , comprobar y
eventualmente sancionar que los diferentes organismos del Estado desarrollen o cumplen con las funciones
que se han definido para cada uno de ellos en la Constitución. De las múltiples referencias a los sistemas de
control, podemos mencionar que se presentan sistemas de dos ordenes, a saber: el control interno y
externo disciplinario y el control fiscal, los cuales a través de su aplicación por parte de los órganos que los
ejercen, no han tenido una clara diferenciación, ni siquiera normativa.
2. LA RESPONSABILIDAD FISCAL
2.1. Del Control Fiscal
El control fiscal es una función pública autónoma que ejercen los órganos instituidos en la Constitución
con ese preciso objeto; cuya labor principalmente corresponde a la Contraloría General de la República,
que se encarga de la vigilancia de la gestión fiscal de la administración y de los particulares o entidades que
manejen fondos o bienes de la nación. Este control se ejerce de manera posterior y selectiva conforme a lo
que señale la Ley.
Al respecto cabe anotar la importancia de la conceptualización jurisprudencial, como es el caso de la
Sentencia C-623/99, Magistrado Ponente Carlos Gaviria Díaz: “El control fiscal bajo la Constitución que hoy rige,
es integral puesto que cubre desde el mismo momento en que la entidad recibe los recursos que le han sido asignados, incluyendo
el proceso de su manejo o utilización, hasta la evaluación de los resultados obtenidos con su inversión. (...)
“La vigilancia de la gestión fiscal comprende un control financiero, de gestión, y de resultados, basado en la eficiencia, la
equidad, la eficacia, la economía y la valoración de los costos ambientales. La vigilancia de la gestión fiscal tiene como fin: la
protección del patrimonio público, la transparencia y moralidad en todas las operaciones relacionadas con el manejo y
utilización de los bienes y recursos públicos, y la eficiencia y eficacia de la administración en el cumplimiento de los fines del
Estado. (...)
“El ejercicio del control fiscal sobre los contratos estatales, comienza desde el mismo momento en que la administración
culmina todos los trámites administrativos de legalización de los mismos, es decir, cuando aquéllos han quedado perfeccionados,
pues es a partir de allí cuando tales actos nacen a la vida jurídica y, por tanto, es viable el control posterior, como lo ordena la
Constitución.”
“La tarea encomendada a entes como las contralorías no es la de actuar dentro de los procesos internos de la Administración
cual si fueran parte de ella, sino precisamente la de ejercer el control y la vigilancia sobre la actividad estatal a partir de su
propia independencia, que supone también la del ente vigilado, sin que les sea permitido participar en las labores que cumplen
los órganos y funcionarios competentes para conducir los procesos que después habrán de ser examinados bajo la perspectiva del
control. De lo contrario, él no podría ejercerse objetivamente, pues en la medida en que los entes controladores resultaran
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involucrados en el proceso administrativo específico, objeto de su escrutinio, y en la toma de decisiones, perderían toda
legitimidad para cumplir fiel e imparcialmente su función.”
Con base en sus investigaciones, los contralores pueden imponer sanciones, iniciar y concluir procesos de
responsabilidad fiscal, hacer amonestaciones, ordenar acciones tendientes a subsanar las deficiencias
observadas, etc. Allí será preciso tener en cuenta lo que ha dicho la Corte Constitucional respecto al tema:
“Desde el punto de vista orgánico y funcional, el control fiscal, no se confunde con los actos y operaciones de naturaleza fiscal –
como el manejo de fondos o bienes del Estado, su conservación, inversión y control interno -, sujetos a su escrutinio. Los actos
de control fiscal independientemente de que refrenden o glosen una cuenta, partida o movimiento fiscal, tiene una entidad
propia y carecen de subrogados dentro o fuera de la administración pública.”2
2.2. De La Responsabilidad Fiscal.
La responsabilidad fiscal está relacionada con la administración de los recursos públicos del Estado,
especialmente con el objetivo de controlar la gestión de quines ejercen funciones fiscales, es decir, por
parte de los servidores públicos que ejercen la gestión fiscal, o los particulares cuando administran bienes o
fondos públicos. Su fundamento constitucional se apoya en el artículo 6o. de la Carta Política Colombiana
y en el numeral 5o. del artículo 268 del mismo Texto, el cual atribuye al Contralor General de la Nación -y
a las contralorías territoriales, por remisión del artículo 272, inciso 5o.-, la competencia para establecerla.
Complementariamente, el desarrollo legal de la materia aparece desarrollado en la ley 610 de 20003, por la
cual se establece el trámite de los procesos de responsabilidad fiscal de competencia de las contralorías.
La ley define gestión fiscal como el conjunto de actividades jurídicas, económicas y tecnológicas que
realizan los servidores públicos para que de forma adecuada se cumplan los fines esenciales del Estado con
sujeción a unos principios preestablecidos. Así pues tenemos que la responsabilidad fiscal es la
consecuencia de una nociva o mala gestión fiscal con el objetivo de que se reparen los daños al patrimonio
público, que se causen con la actuación culposa o dolosa de un servidor público o de un particular.
Con respecto a la naturaleza jurídica de la responsabilidad fiscal, debemos tener en cuenta que: “La
responsabilidad fiscal por expresa disposición del numeral 5 del artículo 268 de la Carta Política tiene dos variantes
claramente diferenciadas: la sancionatoria y la resarcitoria, instrumentos a través de los cuales los organismos de control fiscal
garantizan la debida protección que deben recibir los bienes y fondos públicos confiados a la gestión de servidores públicos y
particulares”4
Así mismo, en la Sentencia SU-620 de 1996 (M.P. Antonio Barrera Carbonell), la Corte indicó que los
juicios por responsabilidad fiscal tienen una naturaleza esencialmente resarcitoria, ya que se pretende lograr
la reparación del daño causado por el funcionario implicado al erario público. Dijo entonces esta
corporación:
“El proceso de responsabilidad fiscal conduce a obtener una declaración jurídica, en la cual se precisa con certeza que un
determinado servidor público o particular debe cargar con las consecuencias que se derivan por sus actuaciones irregulares en la
gestión fiscal que ha realizado y que está obligado a reparar el daño causado al erario público, por su conducta dolosa o
culposa”. Lo que es más, en la misma ocasión se determinó que “la responsabilidad fiscal se declara a través del
2
Sentencia C-586 del 7 de Diciembre de 1995, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz y José Gregorio Hernández
Ley promulgada en el Diario Oficial No. 44.133 del 18 de Agosto de 2000. El texto sancionado también se encuentra en la
Gaceta del Congreso No. 351 del 31 de Agosto de 2000.
4
MAURICIO BOGOTA MUÑOZ, Control Fiscal – Herramienta de Gestión, Editorial Carrera 7.
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3
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trámite del proceso de responsabilidad fiscal, entendido como el conjunto de actuaciones materiales y jurídicas que adelantan las
contralorías con el fin de determinar la responsabilidad que le corresponde a los servidores públicos y a los particulares, por la
administración o manejo irregulares de los dineros o bienes públicos”.5
Los elementos integrantes de la responsabilidad fiscal, son los siguientes de acuerdo con la Ley:
1. Una conducta dolosa o culposa atribuible a una persona que realice gestión fiscal; el grado desde el
cual debe analizarse la culpa para estos casos es el de la culpa leve, de conformidad con el parágrafo
segundo del artículo 4 del la Ley 610 del 2000, En nuestro contexto, entonces, la conducta es la
acción u omisión imputable al sujeto (servidor público o particular) que funcionalmente ejerce
actos de gestión fiscal frente al patrimonio público.
2. Un daño patrimonial al Estado; que corresponde a la lesión que sufre el patrimonio público,
producido por una gestión fiscal inadecuada. El daño, entonces, es la lesión al patrimonio público,
del cual se deriva un perjuicio, que no es otra cosa que el menoscabo patrimonial, del cual, a su vez,
emana la obligación de reparación.
La ley 610, en su artículo 6º, precisa que para efectos de la misma ley se entiende por daño
patrimonial al Estado, la lesión del patrimonio público, representada en el menoscabo, disminución,
perjuicio, detrimento, pérdida, uso indebido o deterioro de los bienes o recursos públicos, o a los
intereses patrimoniales del Estado, producida por una gestión fiscal antieconómica, ineficaz,
ineficiente, inequitativa e inoportuna, que en términos generales, no se aplique al cumplimiento de
los cometidos y de los fines esenciales del Estado, particularizados por el objetivo funcional y
organizacional, programa o proyecto de los sujetos de vigilancia y control de las contralorías.
Este precepto legal, que tiene un mero carácter enunciativo, incluye dentro del concepto de daño,
los perjuicios, con lo cual se supera la discusión doctrinaria existente hasta la expedición de la ley,
en el sentido de que la contralorías no tenían facultad para liquidar los perjuicios derivados del daño
principal, competencia que se hacía radicar en la jurisdicción contencioso administrativa.
Para el efecto, se entendía por perjuicio, no solo el daño producido por la conducta desplegada por
el sujeto, sino además el lucro cesante, entendido como la ganancia lícita que deja de obtenerse, el
demérito o gastos que se ocasionen derivados del mismo daño.
Entonces, la ley ha resuelto el punto de discusión, en el sentido de incluir dentro del concepto de
daño, en el tema de los perjuicios, lo relativo al lucro cesante, motivo por el cual se deben incluir en
la cuantificación del mismo tanto el daño directo como el indirecto, y así mismo se debe incluir su
5
Para profundizar en el tema es importante observar el análisis que hace la Corte Constitucional en su Sentencia C – 364 del
2000: “Conforme a lo anterior, debe entenderse que, si los procesos de responsabilidad fiscal son la forma por excelencia
a través de la cual las contralorías cumplen con su función fiscalizadora de la gestión de los dineros públicos, en nada se
opone a la Constitución que la ley permita a la Contraloría General de la República, en los casos en que ejerza su función
de control excepcional, adelantar dichos procesos y llevarlos a su culminación; mucho menos cuando se tiene en cuenta
que la posibilidad de declarar la existencia de responsabilidad fiscal, con sus consecuencias, forma parte de la naturaleza
de los juicios fiscales; en ese sentido, cualquier tipo de actuación debe respetar los primados del debido proceso (C.P., art.
29), lo cual sólo es posible si se permite la existencia de un procedimiento determinado, que garantice el derecho de
defensa y las demás garantías procesales que consagra la Constitución. Finalmente, el carácter prevalente de la
competencia de la Contraloría General en el desarrollo de estos juicios fiscales encuentra su razón de ser en la naturaleza
misma de la intervención excepcional de la Contraloría General en el control de los recursos endógenos. En efecto, ese
control excepcional se justifica por cuanto, como ya se señaló (Cf. supra fundamento 8), se trata de eventos en que puede
dudarse de la imparcialidad del órgano territorial de control, debido a presiones o injerencias locales que puedan afectar
su idoneidad.”
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actualización, es decir traer el daño al valor presente en el momento que se produzca la decisión de
responsabilidad, según los índices de precios al consumidor certificados por el DANE
(Departamento Administrativo Nacional de Estadística), para los períodos correspondientes, en la
forma como lo ordena el artículo 52 de dicha ley.
3. Finalmente, un nexo causal entre los dos elementos anteriores, esto quiere decir que entre la
conducta culposa o dolosa del servidor público o del particular, y el daño debe existir una relación
condicionante de causa efecto, que sólo se romperá por causa extraña, esto es fuerza mayor o caso
fortuito;
Igualmente uno de los caracteres especiales de la responsabilidad fiscal es que esta es autónoma e
independiente, de conformidad con el parágrafo primero del artículo 4 de la ley 610 de 2000, aunque ello
resulte cuestionable ya que pueden coexistir con esta acción, otras con iguales propósitos resarcitorios
como lo son la acción civil dentro del proceso penal.6
3. LA RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA
3.1. Del Control Disciplinario
El derecho disciplinario comprende el conjunto de normas, sustanciales y procesales, de conformidad con
las cuales el Estado asegura la obediencia, disciplina, comportamiento ético, moralidad y la eficiencia de
los servidores públicos, con el propósito de asegurar el buen funcionamiento de los diferentes servicios a
su cargo.
Sobre el control disciplinario específicamente cabe destacar la Sentencia C -. 057 del 4 de Marzo de 1998,
Magistrado Ponente: Carlos Gaviria Díaz: “El control disciplinario es un presupuesto necesario para que en un
Estado de derecho se garantice el buen nombre y la eficiencia de la administración, y se asegure que quienes ejercen la función
pública, lo hagan en beneficio de la comunidad y sin detrimento de los derechos y libertades de los asociados.
“Dicho control tiene dos agrandes ámbitos de aplicación. Por un lado la potestad disciplinaria interna, que es ejercida por el
nominador o el superior jerárquico del servidor estatal. Por el otro, existe un control disciplinario externo, que de acuerdo con
la Constitución le corresponde al Procurador General de la Nación, sus delegados y agentes.
“la potestad de la procuraduría para ejercer el poder disciplinario tiene el carácter de prevalente o preferente. En consecuencia,
dicho organismo está autorizado para desplazar el funcionario público que esté adelantando la investigación, quien deberá
suspenderla en el estado en que se encuentre y entregar el expediente a la Procuraduría”.
En esta materia, es abundante la jurisprudencia que clasifica al control disciplinario en control interno y
externo. Para empezar a diferenciarlos explicaremos al control externo disciplinario. Al respecto señaló la
Corte Constitucional: “El Derecho disciplinario es uno solo, su naturaleza es la misma, bien que se palique al personal
que se encuentra al servicio de las cámaras legislativas o de las corporaciones administrativas, ya sea que se haga valer frente a
los servidores públicos que pertenecen a la rama ejecutiva en cualquiera de sus niveles o respecto de los funcionarios o empleados
de la rama judicial. Y se ejerce también por servidores públicos que pueden pertenecer a cualquiera de las ramas u órganos,
según lo que determine la Constitución o la Ley, en diversas formas tanto interna como externamente”(…)
“En síntesis, las normas anteriores, interpretadas armónicamente, deben ser entendidas en el sentido de que, no siendo
6
Al respecto se pude profundizar en: SÁNCHEZ TORRES CARLOS ARIEL, NARANJO GALVES RODRIGO, RINCÓN
CARDENAS ERICK, “La ley 610 del 2000, Procesos de Responsabilidad Fiscal de las Contralorías (Versión de Análisis
Preliminar)”, Borrador de Investigación No. 16, Facultada de Jurisprudencia, Universidad del Rosario, 2002.
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admisible que a una misma persona la puedan investigar y sancionar disciplinariamente dos órganos distintos, salvo expreso
mandato de la Constitución, los funcionarios de la rama judicial – esto es, aquellos que tienen a su cargo la función de
administrar justicia – pueden ser investigados y sancionados disciplinariamente por la sala disciplinaria del Consejo Superior
de la Judicatura, a menos que se produzca el indicado desplazamiento hacia el control externo de la Procuraduría”. 7
Podemos decir entonces, que el control disciplinario tiene dos vertientes de aplicación; en primer lugar se
encuentra la potestad sancionadora de la administración de carácter interno, por medio de la cual el
nominador o superior jerárquico investiga la conducta administrativa de su subordinado, y en caso de ser
necesario hace efectiva la sanción disciplinaria que corresponda. Y por otro lado el control disciplinario de
carácter externo, potestad de la Procuraduría general de la Nación, siendo este un control prevalente, de tal
manera que el ministerio público puede desplazar dentro del proceso disciplinario interno que se adelante
contra determinado funcionario al nominador o superior jerárquico del mismo.
En este mismo sentido señala la jurisprudencia constitucional en Sentencia C – 095 del 18 de Marzo de
1998, Magistrado Ponente: Hernando Herrera Vergara: “El señalamiento de los alcances y términos de la
responsabilidad que puede ser atribuida a los servidores públicos, desde el punto de vista disciplinario, frente a un
comportamiento que atente contra la vigencia del ordenamiento jurídico y desconozca las finalidades mismas de la función
pública, fue deferida por el legislador por mandato específico del artículo 124 superior, en virtud del cual corresponde
determinar mediante un desarrollo legislativo la forma de ejercitar la potestad disciplinaria del Estado respecto de sus
servidores, la cual ha sido autorizada constitucionalmente en los artículos 125, 150 – 23 y 277 de la Carta, como una
manifestación expresa de la función pública.
“La administración pública goza de un poder disciplinario para someter a sus servidores y obtener de ellos obediencia,
moralidad y eficiencia necesarias para el cumplimiento de sus deberes y demás requerimientos que impone la respectiva
investidura pública, a fin que se cumpla con el propósito para el cual han sido instituidos, como es el servicio del Estado y a la
comunidad.”
El control interno de gestión es definido constitucionalmente de la siguiente manera: “Control interno de
gestión es el conjunto de normas, métodos y procedimientos que deben cumplir las autoridades de todas
las entidades y organismos del estado, de acuerdo con la naturaleza y funciones de la unidad administrativa
que dirigen, para hacer vigilancia financiera, de gestión financiera, de gestión y de resultados, con el
propósito de lograr eficiencia, economía, equidad y valoración de costos ambientales, en todos los actos y
operaciones administrativas”. Por lo anterior, se encuentran en este concepto los siguientes elementos:
1. Conjunto de normas, métodos y procedimientos.
2. Obligatoriedad de todas las autoridades.
3. Según la naturaleza y funciones de la unidad administrativa.
4. Para hacer vigilancia financiera, de gestión y de resultados.
5. El propósito de lograr eficiencia, economía, equidad y valoración de los costos ambientales.
Al respecto de la diferenciación entre el control interno disciplinario y el control interno de gestión, el
autor RAFAEL BALLEN considera: “En Colombia, todos los juristas e interpretes de la ley, incluso los legisladores,
hemos adoptado la costumbre de no hacer una lectura sistemática y armónica de la Constitución y mucho menos de todo el
ordenamiento jurídico. Cada interprete lee el artículo o la parte del artículo que le interesa o que le conviene para resolver un
determinado asunto, sin mirar que en torno de un concepto hay muchas otras normas en la Constitución o en las leyes
estatutarias, orgánicas o generales. Por esa mala costumbre, las leyes resultan incoherentes anárquicas o contradictorias de los
distintos conceptos que pretenden definir o reglamentar.
7
Sentencia C- 417 de 1993, M.P. José Gregorio Hérnadez , Corte Constitucional.
6
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“Esa falta de lectura sistemática y armónica se echa de menos en la ley 87 de 1993, que pretendió definir y reglamentar el
control interno. Dio un concepto demasiado extenso, y hace una mixtura de control interno disciplinario y control interno de
gestión, pero sin señalar el concepto de cada uno de estos dos asuntos esenciales de la administración pública. Superada la
definición, donde se hizo una mezcla de todo, el resto del contenido de la ley tiene que ver con el control interno de gestión, pero
los distintos organismos del Estado han entendido que no existe sino ese sistema de control y se ha descuidado por completo el
control interno disciplinario, y sin este no podrá existir un estricto control de gestión, por que los dos conceptos son correlativos
aunque diferentes.”8
Por lo anterior y siguiendo al autor que venimos citando, se pude decir que el control interno disciplinario
tiene como destinatario al sujeto o agente de la administración, es decir al servidor publico como se
denomina en la ley y en la Constitución. 9
3.2. De la Responsabilidad Disciplinaria
Por lo anterior se pude concluir que la responsabilidad disciplinaria responde también al proceso corruptor
que hoy tiene invadidos a todos los sectores de la sociedad, incluso a la iglesia, el deporte y la universidad.
Ante este proceso corruptor no se puede permitir que el superior jerárquico sea tolerante o se “lave las
manos”, para decir que los organismos externos de control no actúan, con lo que se pierde credibilidad y se
genera desconfianza en las entidades de vigilancia, es necesario que el director o responsable de cualquier
órgano del estado actúe con decisión gerencial, imponiendo la sanción correspondiente, previo el proceso
disciplinario, al subalterno que haya violado la Constitución, las leyes o los reglamentos. Los organismos de
control externo disciplinario y, concretamente, la Procuraduría, tienen sus propias funciones y a estas
haremos referencia en su oportunidad, pero en el marco del control interno es el superior jerárquico o
funcional el titular directo e inmediato de esta acción disciplinaria.
4. ANÁLISIS DE LAS DIFERENCIAS DE LA RESPONSABILIDAD FISCAL Y LA
RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA DE ACUERDO AL TIPO DE CONTROL.
El artículo 124 de la Constitución Política establece que la ley determinará la responsabilidad de los
servidores públicos y la manera de hacerla efectiva. Este artículo alberga varios preceptos fundamentales:
•
Ratifica el principio básico de la responsabilidad de todo servidor público por sus actos u omisiones.
•
Crea la reserva legal de la responsabilidad (por acción, omisión, y por extralimitación).
•
La ley podrá configurar diversas clases de responsabilidad oficial: de naturaleza política, de carácter
patrimonial de naturaleza penal y disciplinaria y responsabilidad fiscal. A cada uno de ellas corresponde
diversas mecanismos de hacerlas valer, sin que se prohíba hacerlas simultáneas e independientes entre
sí.
En el derecho colombiano la regla general es que las responsabilidades sean subjetivas, es decir que tengan
en cuenta la conducta del individuo. Ahora, para que alguien sea condenado como responsable
8
Obra Citada.
Por ello el Profesor Ballen considera que el control interno disciplinario es una potestad de la administración que en
Colombia no se había elevado a norma constitucional, por lo que en nuestro país no es una institución de conocimiento y
aplicación, en plena contradicción con los principios de responsabilidad disciplinaria.
Mientras tanto, el control interno de gestión, se aplica al objeto de la administración, es decir a los bienes y servicios
dependiendo del sujeto que los entregue o preste.
9
7
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(independientemente del tipo responsabilidad: penal, civil, disciplinaria, administrativa o fiscal) debe haber
tenido una conducta culposa o dolosa. El dolo es la intención de hacer daño, la mala fe. La culpa es la
negligencia por haber actuado con bajos niveles de cuidado. La culpa tiene tres grados: levísima, leve y
grave." La culpa levísima es aquella falta menor en la que una persona común, teniendo un cuidado
razonable, puede incurrir y sólo excepcionalmente genera responsabilidad. La culpa leve es aquella falta en
la que una persona común, con niveles de cuidado razonables, no debería incurrir. La culpa grave es una
falta grosera en la que sólo incurriría una persona extremadamente negligente, es una falla tan burda, tan
inexcusable, que sólo alguien de mala fe incurriría en ella. Por esto, en materias civiles se asimila al dolo,
esto se hace para efectos prácticos, pues el dolo es extremadamente difícil de probar.
De esta manera para ser responsable fiscal se requiere que el sujeto incurra en culpa leve, grave o dolo. La
culpa levísima no genera responsabilidad fiscal. Aquí nos atenemos a la siguiente conclusión: “Finalmente,
es probable que en los fallos aparezca que la mayor parte de los personajes han sido condenados por culpa
puesto que el dolo es muy difícil de probar. Por ello muchos de los corruptos aparecerán como malos
gestores." 10
Ahora bien, con el animo de mostrar con claridad las diferencias, a continuación se presenta un cuadro
descriptivo con las principales diferencias:
CARACTERISTICA
TIPO DE ACCION
INICIACION
CADUCIDAD
PRESCRIPCION
10
PROCEDIMIENTO
PROCEDIMIENTO
DE
DISCIPLINARIO
RESPONSABILIDAD FISCAL
La acción disciplinaria es una Es una acción
pública que
acción pública
contiene
un
conjunto
de
actuaciones
administrativas
adelantadas por las Contralorías
con el fin de determinar y
establecer la responsabilidad de
los servidores públicos y de los
particulares.
Su iniciación podrá hacerse:
Su iniciación procederá:
a. De Oficio
a. De oficio
b. Por información proveniente b. Como
consecuencia
del
del servido público
ejercicio de los sistemas de
c. Queja de cualquier persona
control fiscal por parte de las
d. Cualquier otro medio siempre
Contralorías.
y cuando admita credibilidad. c. Solicitud
de
entidades
vigiladas.
d. Queja de cualquier persona u
organización ciudadana, en
especial por las veedurías
ciudadanas de que trata la ley
563 de 2000.
Y La acción disciplinaria prescribe La acción fiscal caducará en cinco
en el término de cinco años años transcurridos desde la
transcurridos desde la ocurrencia ocurrencia del hecho generador
del hecho generador del daño al del daño al patrimonio público, o
Eduardo Téllez Gómez,Consultor Oficina Jurídica. Contraloría General de la República de Colombia.
8
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TERMINACION
PROCEDIMIENTO
COMPETENCIA
SUJETOS PROCESALES
DERECHOS
INVESTIGADO
patrimonio público, o del último del último cuando son de tracto
de ellos cuando son de tracto sucesivo, sin haberse proferido
sucesivo.
auto de apertura del proceso de
responsabilidad fiscal.
DEL En cualquier momento en que se En cualquier estado de la
establezca que el hecho atribuido indagación preliminar o del
no ha existido o que la conducta proceso de responsabilidad fiscal,
no esta prevista como falta cundo se establezca que la acción
disciplinaria, o se ha demostrado fiscal
podría
iniciarse
o
una causal de justificación, o que proseguirse por haber operado la
el proceso no podía iniciarse o caducidad o la prescripción,
proseguirse.
cuando se demuestre que el hecho
no existió o que no es constitutivo
de daño patrimonial al estado o no
comporta el ejercicio de gestión
fiscal, o se acredite la existencia de
una
causal
eximente
de
responsabilidad fiscal o aparezca
demostrado
que
el
daño
investigado ha sido resarcido
totalmente. Sin embargo podrá
reabrirse si aparecen o se aportan
nuevas pruebas que acrediten
daño patrimonial al Estado.
Esta determinada por:
Esta determinada:
Calidad del sujeto disciplinable
Por el territorio
Naturaleza del hecho
Factor funcional
Territorio
Factor de conexidad
Factor funcional
Es de aclarar que el proceso de
Factor de conexidad
responsabilidad fiscal, el Contralor
Es de aclarar que en el proceso General de la Nación, en cualquier
disciplinario
el
Procurador momento de la actuación puede
General de la Nación, en cualquier asumir el conocimiento de una
momento de la actuación puede investigación en ejercicio de su
asumir el conocimiento de una derecho preferencial.
investigación en ejercicio de su
derecho preferencial, el mismo de
que gozan los personeros
municipales en relación con los
funcionarios de este orden
El acusado y su apoderado
El acusado y su apoderado
El organismo disciplinario
El organismo fiscalizador
Ni el quejoso, ni el informador
son parte del proceso
DEL Se encuentran garantizados los
derechos del investigado tales
como: conocer la investigación,
rendir descargos, pedir y aportar
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Ni el quejoso, ni el informador
son parte en el proceso.
Se encuentran garantizados los
derechos del investigado tales
como: conocer la investigación,
rendir descargos, pedir y aportar
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PRINCIPIOS
ACTUACION
DE
NOTIFICACIONES
RECURSOS
EJECUTORIA
DE
PROVIDENCIAS
NULIDADES
pruebas, impugnar las decisiones,
designar apoderado, conocer la
actuación, etc.
LA La actuación procesal esta regida
por los principios consagrados en
el Art. 209 de la C.P. y además se
tendrán en cuenta los principios
de igualdad, moralidad, eficacia,
economía,
celeridad,
imparcialidad,
publicidad
y
contradicción.
Las notificaciones pueden hacerse
personalmente, por estrado, por
edicto
o
por
conducta
concluyente.
Contra
las
decisiones
disciplinarias, en los
casos,
términos
y
condiciones
establecidos,
proceden
los
recursos de reposición, apelación y
queja, los cuales se interpondrán
por escrito.
pruebas, impugnar las decisiones,
designar apoderado, conocer la
actuación, etc.
La actuación procesal esta regida
por los principios generales del
derecho, consagrados en el
Código
Contencioso
Administrativo,
procedimiento
civil y procedimiento penal en
cuanto sean compatibles con el
proceso de responsabilidad fiscal.
Las notificaciones se realizan
conforme los términos del Código
Contencioso Administrativo.
Contra
las
decisiones
del
funcionario competente, en los
casos, términos y condiciones
establecidos y los determinados
por el Código Contencioso
Administrativo proceden los
recursos de reposición, apelación y
queja.
La oportunidad para los mismos
será dentro de los 5 días
siguientes, contados a partir de la
última notificación, si esta se
realizo
por
estrados
la
impugnación y sustentación sólo
procede en el mismo acto.
LAS Las
providencias
quedarán Las
providencias
quedarán
ejecutoriadas, cinco días después ejecutoriadas:
de la última notificación, si contra
ellas no procede o no se interpone a. Cinco días hábiles después de
recurso.
la última notificación, cuando
no se interpongan los recursos
Las que decidan los recursos
o no se renuncie expresamente
quedarán en firme el día en que
a ellos.
sean suscritas por el funcionario b. Cuando contra ellas no
correspondiente y las que se
proceda ningún recurso.
dicten en audiencia al finalizar c. Cuando
los
recursos
esta.
interpuestos
se
hallan
decidido.
Son causales de nulidad en el Son causales de nulidad en el
proceso disciplinario:
proceso de responsabilidad fiscal:
a.
b.
La
incompetencia
del a. La falta de competencia del
funcionario para fallar;
funcionario para conocer y
La violación del derecho de
fallar;
defensa;
b. La violación del derecho de
10
VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002
c.
d.
ETAPAS DELPROCESO
A.
B.
C.
D.
E.
La ostensible vaguedad o
ambigüedad de los cargos y la
imprecisión de las normas en
que se fundamentan;
La comprobada existencia de
irregularidades sustanciales
que afecten el debido
proceso.
Indagación preliminar
Investigación disciplinaria
Evaluación
Descargos
Fallo
defensa del implicado;
c. La comprobada existencia de
irregularidades
sustanciales
que afecten del debido
proceso.
A. Indagación preliminar
B. Proceso de responsabilidad
fiscal
C. Fallo
5. ANÁLISIS DE LAS SIMILITUDES Y “CHOQUES” DE LA RESPONSABILIDAD FISCAL Y
LA RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA DE ACUERDO AL TIPO DE CONTROL
5.1. El derecho disciplinario
5.1.1. Naturaleza jurídica.
Dentro de los fines esenciales del Estado está el de garantizar la buena marcha y el buen nombre de la
administración pública, así como asegurar a los gobernados que la función pública sea ejercida en beneficio
de la comunidad y para la protección de los derechos y libertades de los asociados.
El derecho disciplinario está integrado por las normas que permiten exigir a los servidores públicos un
determinado comportamiento en el ejercicio de sus cargos, independientemente de cuál sea el órgano o
rama a que pertenezcan. Ello hace parte de las condiciones mínimas inherentes a la actividad oficial, que
resultan imprescindibles para la eficiente atención de los asuntos a cargo del Estado motivo por el cual su
regulación, gracias a un ordenamiento jurídico especial de reglas y sanciones, constituye ante todo un deber
de obligatoria observancia.
Al garantizar la adecuada sujeción a los fines y cometidos del Estado, el derecho disciplinario surge como
una potestad sancionatoria que se reconoce a la administración frente a los servidores públicos cuando
éstos se apartan del cumplimiento de las obligaciones derivadas de la función que desempeñan o el servicio
que prestan.
Dos características esenciales se han reconocido al derecho disciplinario: de una parte su carácter punitivo
y de otra su naturaleza administrativa.
Respecto del carácter punitivo se advierte una identidad entre los principios que rigen el derecho penal y
los que sustentan el régimen disciplinario, en el entendido de que la finalidad de éste busca conservar el
orden administrativo. Así, los postulados que orientan el proceso penal adquieren vigencia en todas las
actuaciones de orden disciplinario, es decir, los principios de legalidad, tipicidad y debido proceso, por los
cuales se consagra que nadie puede ser condenado por un hecho que no esté expresamente previsto por la
ley penal vigente al tiempo en que se cometió, ni sometido a pena o medida de seguridad que no se
encuentren establecidas en ella y previo cumplimiento de las reglas y formalidades propias del juicio. Lo
cual tiene fundamento en el artículo 29 de nuestra Constitución, según el cual el debido proceso se aplicará
a todas las actuaciones administrativas como judiciales.
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VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002
La naturaleza administrativa del derecho disciplinario estriba en que tiende a preservar la organización de la
administración pública y a garantizar su buen funcionamiento, toda vez que pretende mantener el orden
institucional.
5.1.2. Falta disciplinaria.
Las faltas disciplinarias corresponden a descripciones abstractas de comportamientos que, constituyen o no
delitos, entorpecen o desvirtúan la buena marcha de la función pública en cualquiera de sus formas, lo que
hace que las mismas normas que las consagran establezcan también con carácter previo los correctivos y las
sanciones aplicables a quienes incurran en ellas. De conformidad con el artículo 124 constitucional “...la ley
determinará la responsabilidad de los servidores públicos y la manera de hacerla efectiva”. Cumpliendo de
esta forma con el principio de nulla poena sim legem
A su vez y de acuerdo con el principio contemplado en el artículo 6º superior, en tanto los particulares
únicamente son responsables ante las autoridades por infringir la Constitución y las leyes, los servidores
públicos lo son por las mismas causas y por omisión o extralimitación en el ejercicio de sus funciones.
Lo anterior quiere decir que, en lo que respecta al campo disciplinario aplicable al servidor público como
ocurre en el ámbito penal se es responsable tanto por actuar de una determinada manera no querida por el
legislador (conducta positiva) como por dejar de realizar algo que debería hacerse según los mandatos de la
ley (conducta negativa u omisión) siempre y cuando se establezca la culpabilidad del sujeto.
5.1.3. Sanción disciplinaria.
El Código Disciplinario Único (Ley 734 de 2002), al referirse a la finalidad de las sanciones disciplinarias,
prescribe:
“Artículo 16. Función de la sanción disciplinaria. La sanción disciplinaria tiene función preventiva y correctiva, para
garantizar la efectividad de los principios y fines previstos en la Constitución, la ley y los tratados internacionales, que se deben
observar en el ejercicio de la función pública.”
5.2. El proceso de responsabilidad fiscal.
El constituyente de 1991, dentro del propósito de asegurar que el manejo del patrimonio estatal se
desenvuelva en ámbitos de moralidad, eficacia, economía y legalidad, asignó a los organismos relacionados
con el control fiscal un carácter técnico y la autonomía administrativa y presupuestal requerida para el
ejercicio de sus funciones.
Así, el artículo 267 de la Constitución establece el control fiscal como una función pública que ejerce la
Contraloría General de la República, y en virtud del principio de autonomía y descentralización política y
administrativa de las entidades territoriales también las contralorías de los departamentos, distritos y
municipios. Mediante este control se vigila la gestión fiscal de la administración y de los particulares o
entidades que manejen fondos o bienes de la Nación; se hace en forma posterior y selectiva e incorpora el
ejercicio de un control financiero, de gestión y de resultados, basado en la eficiencia, la economía, la
equidad y la valoración de los costos ambientales.
Las atribuciones conferidas al Contralor General de la República, asignadas en idénticos términos a los
contralores departamentales, distritales y municipales por disposición expresa del artículo 272
constitucional, se establecen en el artículo 268 de la Carta. Dentro de ellas se hace referencia, en los
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VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002
numerales 1º y 2º, al deber que tienen quienes ejercen como titulares del control fiscal de exigir a los
responsables del manejo de fondos o bienes de la Nación una satisfactoria rendición de cuentas y de éstos
a entregarlas oportunamente, de conformidad con los métodos y criterios de evaluación financiera,
operativa y de resultados, específicamente establecidos para el efecto, determinando el grado de eficiencia,
eficacia y economía en su gestión.
Como la administración del tesoro público supone una mayor responsabilidad para el servidor que la
realiza, quien incurra en algún acto irregular sobre el manejo de bienes y recursos públicos adquiere,
además de la responsabilidad disciplinaria y penal, una de tipo fiscal ante el órgano respectivo de control, el
cual ejercerá la potestad sancionatoria pecuniaria.
5.2.1. Naturaleza jurídica y objetivos.
Sobre la naturaleza jurídica y los objetivos del proceso de responsabilidad fiscal, se pronunció la Corte
Constitucional al unificar la jurisprudencia de tutela en torno de este tema, sentencia SU-620 de 1996:
“El proceso de responsabilidad fiscal, atendiendo su naturaleza jurídica y los objetivos que persigue,
presenta las siguientes características:
“a) Es un proceso de naturaleza administrativa, en razón de su propia materia, como es el establecimiento
de la responsabilidad que corresponde a los servidores públicos o a los particulares que ejercen funciones
públicas, por el manejo irregular de bienes o recursos públicos. Su conocimiento y trámite corresponde a
autoridades administrativas, como son: la Contraloría General de la República y las contralorías,
departamentales y municipales;
“b) La responsabilidad que se declara a través de dicho proceso es esencialmente administrativa, porque
juzga la conducta de un servidor público, o de una persona que ejerce funciones públicas, por el
incumplimiento de los deberes que les incumben, o por estar incursos en conductas prohibidas o
irregulares que afectan el manejo de los bienes o recursos públicos y lesionan, por consiguiente, el
patrimonio estatal.
“Dicha responsabilidad es, además, patrimonial, porque como consecuencia de su declaración, el imputado
debe resarcir el daño causado por la gestión fiscal irregular, mediante el pago de una indemnización
pecuniaria, que compensa el perjuicio sufrido por la respectiva entidad estatal (...);
“c) Dicha responsabilidad no tiene carácter sancionatorio, ni penal ni administrativo (L. 42/93, art. 81,
par.). En efecto, la declaración de responsabilidad tiene una finalidad meramente resarcitoria, pues busca
obtener la indemnización por el detrimento patrimonial ocasionado a la entidad estatal. Es, por lo tanto,
una responsabilidad independiente y autónoma, distinta de la disciplinaria o de la penal que pueda
corresponder por la comisión de los mismos hechos. En tal virtud, pueden existir una acumulación de
responsabilidades, con las disciplinarias y penales, aunque se advierte que si se percibe la indemnización de
perjuicios dentro del proceso penal, no es procedente al mismo tiempo obtener un nuevo reconocimiento
de ellos a través de dicho proceso, como lo sostuvo la Corte en la sentencia C-046 de 1994, y
“d) En el trámite del proceso en que dicha responsabilidad se deduce se deben observar las garantías
sustanciales y procesales que informan el debido proceso ... En tal virtud, la norma del artículo 29 de la
Constitución, es aplicable al proceso de responsabilidad fiscal, en cuanto a la observancia de las siguientes
garantías sustanciales y procesales: legalidad, juez natural o legal (autoridad administrativa competente),
favorabilidad, presunción de inocencia, derecho de defensa, (derecho a ser oído y a intervenir en el
proceso, directamente o a través de abogado, a presentar y controvertir pruebas, a oponer la nulidad de las
autoridades con violación del debido proceso, y a interponer recursos contra la decisión condenatoria),
debido proceso público sin dilaciones injustificadas, y a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho”.
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VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002
5.3. Proceso disciplinario y de responsabilidad fiscal.
De lo expuesto se deducen algunas semejanzas y diferencias entre el proceso disciplinario y el proceso de
responsabilidad fiscal, de las cuales se destacan:
a) En relación con la naturaleza jurídica, ambos son de naturaleza administrativa por cuanto determinan la
responsabilidad del servidor público investido de función administrativa durante el ejercicio de la función
pública.
b) En los dos tipos de procesos se declara responsabilidad administrativa, no obstante, en el fiscal dicha
responsabilidad es también patrimonial toda vez que, como se dijo, el implicado mediante el pago de una
indemnización pecuniaria debe resarcir el daño causado por la gestión irregular, para compensar en esta
forma el perjuicio sufrido por la respectiva entidad.
c) La finalidad en el proceso disciplinario es de carácter sancionatorio y tiende a prevenir y garantizar el
buen funcionamiento de la gestión pública en tanto, en el proceso fiscal la declaración de responsabilidad
tiene una finalidad resarcitoria que pretende obtener la indemnización por el detrimento patrimonial
causado a la entidad estatal. Sobre esta diferenciación cabe rescatar la Sentencia C – 661 del 8 de Junio de
2000, Magistrado Ponente: Alvaro Tafur Galvis: “las normas acusadas no vulneran el principio de non bis in ídem, ya
que la sanción fiscal y la sanción disciplinaria surgen de procesos de muy distinta naturaleza que buscan resarcir daños de
diferente índole, toda vez que el daño en la responsabilidad disciplinaria es extrapatrimonial y no susceptible de valoración
económica y el daño en la responsabilidad fiscal es patrimonial.
“Las normas acusadas mantienen el ejercicio separado y autónomo del control fiscal y disciplinario que ejercen la Contraloría y
el Ministerio Público respectivamente, tal como lo ordena la Constitución, sin invadir las competencias respectivas de cada uno
de los organismos de control”.
d) En los dos procesos tienen vigencia los principios de legalidad, tipicidad y debido proceso.
6. CONCLUSIONES
De los planteamientos expuestos pueden concluirse los siguientes aspectos:
Tanto en el proceso disciplinario como en el de tipo fiscal la responsabilidad es administrativa, toda vez
que se juzga la conducta de un servidor público o de un particular que ejerce transitoriamente funciones
públicas, por incumplimiento de los deberes que les están asignados o por incurrir en conductas prohibidas
que afectan el buen desempeño de la función pública (proceso disciplinario) y el manejo de los bienes o
recursos públicos (proceso fiscal). Pero en el proceso de responsabilidad fiscal la responsabilidad también
es patrimonial, porque como consecuencia de su declaratoria el implicado debe resarcir, mediante el pago
de una indemnización pecuniaria, el perjuicio patrimonial causado a la respectiva entidad.
En lo que respecta a la figura de la restitución o devolución de los bienes que dieron origen a la conducta
materia de investigación, se precisa lo siguiente:
El artículo 30-2 del Código Disciplinario Único anterior a la vigencia de la Ley 734 de 2002, consagraba
como sanción accesoria “La devolución, la restitución o la reparación, según el caso, del bien afectado con
la conducta constitutiva de la falta, siempre que ellas no se hayan cumplido en el proceso penal, cuando la
conducta haya originado las dos acciones”. Esta norma presentaba dos inconvenientes, de una parte, ligaba
el resultado del proceso disciplinario al penal, no obstante ser totalmente independientes y tener finalidades
diferentes, De otro lado, la imposición de esta sanción sin una declaración legal que le proporcionara la
calidad de titulo ejecutivo al fallo disciplinario y la atribución de un poder coactivo directo de la
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administración para el cobro del valor condenado a devolver, restituir o reparar, ningún valor práctico
representa pues conducia a la posibilidad de hacer efectivo el fallo, en este caso, ante la jurisdicción civil.
Cabe señalar que en la Procuraduría General de la Nación no aparece caso alguno en que se haya aplicado
la sanción accesoria referida, ni esa entidad expidió reglamento que regule su imposición.
En ese orden de ideas las contralorías son las únicas que tienen la facultad, por mandato constitucional,
para adelantar los procesos de responsabilidad fiscal, que precisamente tienen como función, determinar si
hubo detrimento al erario, ordenar su resarcimiento al responsable fiscal y, si es del caso, su ejecución por
jurisdicción coactiva.
A pesar de lo anterior para efectos de la graduación de la sanción administrativa disciplinaria a que haya
lugar el actual Código Disciplinario único, ésto es la ley 734 de 2002, establece en su artículo 47 como
criterio para la graduación de la sanción, la restitución o devolución del bien afectado con la conducta
constitutiva de falta.
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Téllez Gómez Eduardo, Consultor Oficina Jurídica. Contraloría General de la República de Colombia.
Erick Rincón - Cardenas
Nacido en Bogotá, Colombia, en 1977. Se recibió como Abogado en el año 2000 en la Universidad del
Rosario (Colombia); Universidad del Rosario (Estudios en Finanzas, Facultad de Economía 2000); con
Posgrado en Derecho Financiero de la Universidad del Rosario (Bogotá, 2001); Práctica Jurídica en la
Corte Suprema de Justicia (Sala laboral); Fundador del portal jurídico LeyesNet.Com; Práctica Jurídica en la
Corporación de Ahorro y Vivienda COLPATRIA. Miembro del Grupo de investigación en Internet
GRUPONET; Fue miembro de la Firma Cano, Torrente, Rivas, Sanguino y Asociados, con práctica en
derecho comercial y financiero; Profesor Auxiliar y Monitor de diferentes cátedras en la Universidad del
Rosario. Becario e Investigador de la Universidad del Rosario y de COLCIENCIAS, en el área de las
finanzas públicas. Autor de varias Publicaciones entre las que se encuentran: “Introducción Jurídica al
Comercio Electrónico (Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez”, “Aplicaciones Prácticas de Gobierno
Electrónico (Universidad del Rosario) y, “Ley 610 Análisis Conceptual de la Responsabilidad Fiscal”.
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