TEXTOS EN CONTEXTO:

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TEXTOS EN CONTEXTO:
ACTIVISMO DE LAS MUJERES
AFROCOLOMBIANAS EN EL
LITORAL PACÍFICO
COLOMBIANO
Kiran Asher*
Traducción Adriana Escobar**
Este documento recorre la línea divisoria entre teóricos
feministas y expertos de género que se orientan hacia la praxis,
con el fin de apoyar una lectura más adecuada de las críticas
feministas poscoloniales en torno al género y al desarrollo.
Inspirándose en el activismo de las mujeres afrocolombianas
del Litoral Pacífico de Colombia, este texto argumenta que el
«lenguaje teórico denso» de feministas poscoloniales no está
dirigido a las mujeres del Tercer Mundo. Así mismo, fundamenta el hecho de que las mujeres de esta región poseen una
habilidad independiente para actuar y reflexionar sobre su
propia realidad y afirma que tales enfoques exhortan a los
investigadores, académicos, activistas y expertos en género
del Norte y el Sur a hacer una reflexión crítica de sus deseos
y métodos para mejorar la vida de las mujeres del Tercer
Mundo, así como a comprometerse con políticas feministas
estratégicas más inclusivas.
*
**
106
NÓMADAS
This paper speaks across the divide between feminist
theorists and praxis-oriented gender experts to argue for a
more enabling reading of postcolonial feminist critiques of
gender and development. Drawing on the activism of AfroColombian women in the Pacific Lowlands of Colombian it
asserts that the “dense theoretical language” of postcolonial
feminists is not directed at third world women. It argues that
third world women have an independent ability to reflect and
act on their own realities, and claims rather than such
approaches urge researchers, scholars, activists and gender
experts from the north and south to reflect critically on their
desires and methods to better the lives of third world women
as well as to engage in more inclusive strategic feminist politics
Ph.D. en Ciencias Políticas de la Universidad de Florida. Profesora asistente del Departamento de Desarrollo Internacional, Comunidad y Medio Ambiente, Clark University.
Profesional en Lenguajes y estudios socioculturales de la Universidad de los Andes, con
énfasis en traducción e historia del arte. [email protected]
D
esde la década de los años parte, un amplio espectro de fe- para reconfigurar o reforzar las relasetenta las mujeres del Tercer Mun- ministas, académicos y activistas ciones de poder existentes.
do han formado parte de los discur- occidentales y no occidentales,
sos en torno al desarrollo.1 En la influenciados por las teorías postLos expertos de género que traliteratura sobre el crecimiento eco- estructurales y poscoloniales, aducen bajan en las instituciones de desarronómico, ellas han sido etiquetadas que las estrategias pragmáticas osten- llo refutan estas quejas y afirman que
sucesivamente como “beneficiarias siblemente no ideológicas para incluir el “lenguaje teórico denso” de estas
de ayuda social”, “víctimas”, “repro- a las mujeres en el desarrollo actual y críticas no es accesible para las muductoras” y “productoras”. Más re- en las prácticas de conservación, repro- jeres del Tercer Mundo. Además,
cientemente, con la combinación de ducen y se anquilosan en las supo- ellos desestiman tales enfoques argulos discursos de la conservación siciones sobre el Tercer Mundo en mentando que el énfasis en el análiambiental y el desarrollo
sis de los “discursos” de
económico, se las ha
desarrollo es demasiado
proclamado en el contex“textual” y no ayuda a ento del desarrollo sostenifrentar las condiciones
ble, así como en los
materiales en deterioro de
discursos ecofeministas,
la mayoría de las mujeres
como “gerentes de recurdel Tercer Mundo. Estos
sos”, “administradoras de
profesionales de género
la naturaleza” y “guardiatambién sostienen que el
nas de la cultura”.1 Cualsilencio de los críticos feministas en torno a los
quiera que sea la etiqueta,
contradiscursos y resistenlas mujeres del Tercer
cias de estas mujeres, no
Mundo se han convertido
permite un espacio para la
en un elemento central
construcción de una coadel léxico del desarrollo
lición ni para la acción
económico global y del
política.
medio ambiente. A pesar
de este interés, hoy en día
En este documento rela posición socioeconócorro la línea divisoria enmica y política de las mutre teóricos feministas y
jeres del Tercer Mundo es
expertos de género que se
más desfavorable que en
orientan hacia la praxis,
1975, fecha de inicio del
con el fin de apoyar una
programa de las Naciones
lectura más adecuada de las
Unidas, Década para la
críticas feministas poscoloPromoción de la Mujer
niales en torno al género y
(Antrobus, 1989: 26;
al desarrollo. Inspirándome
ONU, 1995; ONU, 1989).
Unión europea: Auto británico, matrícula alemana, moda italiana,
en el activismo de las muLos profesionales que al
modelo francés y fotógrafo español.
jeres afrocolombianas del
interior de las instituciones de desarrollo y medio ambiente general y sobre las mujeres del Ter- Litoral Pacífico de Colombia, argunacionales e internacionales se con- cer Mundo en particular. Así mis- mento que el “lenguaje teórico dencentran en las cuestiones sobre mo, ellos sostienen que los expertos so” de feministas poscoloniales no
mujer y género, atribuyen este pro- de género movilizan representacio- está dirigido a las mujeres del Tercer
blema a la necesidad de métodos nes etnocéntricas, esencialistas e Mundo. Así mismo, sostengo que las
más eficaces para incluir a las muje- inexactas de estas mujeres y de su mujeres del Tercer Mundo poseen
res en los procesos y políticas de de- papel en la cultura y en la historia y una habilidad independiente para
sarrollo y conservación. De otra que dichas representaciones sirven actuar y reflexionar sobre su propia
NÓMADAS
107
realidad y afirmo que tales enfoques
nos exhortan -investigadores, académicos, activistas y expertos en género del Norte y el Sur- a hacer una
reflexión crítica de nuestros deseos y
métodos para mejorar la vida de las
mujeres de este sector, así como a
comprometernos con políticas feministas estratégicas más inclusivas.
Mujeres del Tercer
Mundo y género
en los discursos
de desarrollo
y medio ambiente
Alrededor de la década de los
años setenta, las primeras discusiones en torno al medio ambiente y al
desarrollo en el Tercer Mundo caracterizaban a las mujeres de dos formas:
debido a las altas tasas de crecimiento de la población, a la explotación
excesiva de recursos y a la degradación de los mismos, estas eran a menudo consideradas culpables de la
pérdida de la biodiversidad. Al mismo tiempo, las mujeres también fueron identificadas como las víctimas
predominantes de los impactos negativos de los proyectos de macrodesarrollo (Braidotti y otros, 1994;
ONU, 1989). Durante este periodo,
las mujeres del Tercer Mundo, especialmente aquellas de las áreas rurales, constituían el blanco principal de
las políticas de control de natalidad
y de reducción de la pobreza; estas
políticas estaban encabezadas por los
enfoques de desarrollo de “las necesidades humanas básicas” orientados
hacia la ayuda social (Braidotti y
otros, 1994).
Este hecho abrió un camino hacia los programas de Crecimiento con
Equidad (Growth with Equity) concentrados en aprovechar “el trabajo
108
NÓMADAS
de la mujer” para el crecimiento económico y en integrar a la mujer en
los procesos de desarrollo más importantes. Influenciados en gran parte
por el famoso libro de Ester Boserups,
Women’s Role in Economic Development (el cual demuestra que las mujeres del Tercer Mundo contribuyen
considerablemente a los sectores productivos, especialmente la agricultura), estos programas, que forman
parte de los enfoques de Mujeres en
el proceso de desarrollo (Women in
Development, WID), tenían como
objetivo poner en igualdad de condiciones a hombres y mujeres y asegurarse de que estas disfrutaran de los
mismos beneficios del desarrollo.
En la década de los años ochenta
los discursos sobre el manejo de recursos y el medio ambiente transformaron la caracterización de las
mujeres del Tercer Mundo; éstas dejaron de ser “devastadoras de recur-
sos” y “víctimas” para convertirse en
“guardianas de recursos” y “administradoras de la naturaleza”. Ecofeministas como Vandana Shiva de
India y Wangari Maathai de Kenia
jugaron un papel clave en este cambio al resaltar el hecho de que las
mujeres del Tercer Mundo dependen
de la naturaleza para sobrevivir. Las
agencias de desarrollo empezaron a
describir a las mujeres como actores
clave en la búsqueda del desarrollo
sostenible de los recursos naturales y
del manejo ambiental.
Este cambio tuvo lugar en un
periodo en el que la arena del desarrollo económico del Tercer Mundo
se caracterizaba por políticas de liberalización económica tales como
los “programas de ajuste estructural”
que buscaban mejorar el problema de
la deuda creciente, de la pobreza cada
vez mayor y de la agitación social. Las
mujeres del Tercer Mundo fueron
“Desarrollo y . . .
incorporadas como mano de obra
barata y no calificada en los nuevos
sectores productivos orientados hacia la exportación, y fueron las más
afectadas por las reducciones en el
gasto social.2 Los enfoques integracionistas de WID prepararon el terreno para los enfoques de Género y
Desarrollo (Gender and Development, GAD), los cuales estaban dirigidos a la transformación de las
relaciones de género existentes y al
“empoderamiento” de las mujeres
para que éstas, mediante un trabajo
que las preparara para enfrentar sus
necesidades prácticas diarias, pudieran tomar decisiones clave en el hogar y en la comunidad.
En la década de los años noventa términos como “el medio ambiente”, “biodiversidad”, “desarrollo
sostenible” y “mujer” y “género” se
convirtieron en palabras clave que se
relacionaban entre sí y que estaban
. . . medio ambiente”.
presentes en diversos campos disciplinarios, discursivos y organizacionales. Sin embargo, tal como
muchos afirman, a parte del cambio
retórico del término “mujer” al término “género”, no existe una diferencia sustancial entre las versiones
institucionalizadas de los enfoques de
WID y los de GAD, especialmente
en la conceptualización inadecuada
de las relaciones de poder.
Críticas y
contracríticas
de WID y de GAD
De hecho, en los años recientes,
feministas del Norte y del Sur,
influenciados por las teorías postestructurales y poscoloniales, han criticado ampliamente las suposiciones
feministas liberales y sociales que
constituyen la base de los enfoques
institucionales de WID y de GAD
Foto: Francisco Mata
(Kandiyoti, 1998; Mohanty, 1991;
Ong, 1998; Spivak, 1989; Spivak,
1999). Estos académicos observan
que el conocimiento y las prácticas
al interior de los principales discursos feministas sobre las mujeres del
Tercer Mundo, género y desarrollo,
a menudo reproducen o reinscriben
de manera implícita las relaciones de
poder en las que dichos discursos están arraigados. Por ejemplo, en su
ensayo Under Western Eyes, Chandra
Mohanty (1991) describe la forma en
que los principales discursos feministas sobre género y desarrollo han
construido a las mujeres del Tercer
Mundo como súbditas empobrecidas
y monolíticas de la opresión patriarcal universal. Mohanty argumenta
que dicha categorización borra o minimiza las muchas diferencias entre
las mujeres del Tercer Mundo y limita la comprensión de su subjetividad
y de su agenciamiento. Además, las
críticas de estos académicos sugieren
que la representación de las mujeres
del Tercer Mundo ya sea como víctimas del patriarcado y del desarrollo
capitalista o como resistentes y guardianas de su ambiente natural y social, proporciona un entendimiento
inadecuado de la naturaleza compleja
e impar del poder y de la resistencia.
Los expertos de género responden a estas críticas argumentando
que el afán de protegerse contra el
esencialismo y de enfatizar las diferencias entre las mujeres, puede
poner en peligro la necesidad de solidaridad y de acción colectiva, reforzando, así, el poder del patriarcado
y del capitalismo. Al igual que los
académicos feministas, estos profesionales de género afirman que “la
jerigonza impenetrable de muchos
escritos posmodernos, la cual es desalentadora para las personas que han
realizado estudios” puede ser a menu-
NÓMADAS
109
do “un obstáculo insalvable
para las personas sumergidas
en el analfabetismo generalizado y en la crisis económica” (Parpart y Marchand,
1995: 19). Comparto la
preocupación que estos
académicos-activistas expresan. Sin embargo, pienso que el trabajo de los
feministas poscoloniales no
ignora el agenciamiento de
las mujeres y sus acciones
políticas, sino que atrae la
atención hacia la naturaleza
dinámica y opuesta de dominación y resistencia en
medio de campos de poder
con fuerzas desiguales.
Lámpara dental. Demostración del adelanto científico, 1927
Conservación de
la biodiversidad
y género en el
Litoral Pacífico
El Litoral Pacífico colombiano forma parte de la
región biogeográfica que se
extiende a lo largo de la
costa pacífica, desde el sur
de Panamá hasta el norte
del Ecuador. El Chocó colombiano, con sus ocho
millones de hectáreas,
comprende cinco millones
y medio de hectáreas de
selvas tropicales vírgenes y
es considerado como uno
de los puntos clave de
biodiversidad en el mundo.
En 1991 Colombia adoptó
una nueva Constitución
que incluye leyes y políticas que hacen de la región
pacífica y de sus habitantes un lugar central de intervención estatal y de
capital (Asher, 1998; Esco-
110
NÓMADAS
El primer robot inglés, 1928
Pío XI inaugura la Radio Vaticano, 1929
bar, 1997). En primer lugar, las reformas económicas neoliberales de la
Constitución de 1991 se
dirigen a las áreas “marginales” como la región pacífica con el fin de llevar a
cabo varios proyectos de
macrodesarrollo que han
sido diseñados para la extracción de los recursos
naturales y para la modernización de la región.
Segundo, esta Constitución hace un llamado a la
adopción de medidas extensivas de conservación
ambiental y de la biodiversidad. 3 Tercero, ésta
reconoce a Colombia como una “nación pluricultural y multiétnica” y
promulga derechos especiales para los grupos
minoritarios del país, incluyendo derechos culturales y territoriales para los
habitantes, en su mayoría
negros e indígenas, de la
región pacífica.4
Con el fin de conservar la biodiversidad mediante la recuperación de
prácticas de producción
“tradicionales” en desaparición, desde 1996 se han
lanzado en la región docenas de proyectos de
conservación financiados
internacionalmente y
administrados a nivel nacional con una base comunitaria. Es en esta
intersección de conservación ambiental y de derechos étnicos que las
mujeres afrocolombianas
se convierten en un ele-
mento central. Varias entidades étnicas, regionales
y estatales caracterizan a
las mujeres negras como
matriarcas, administradoras de la naturaleza y transmisoras de cultura. Estas
percepciones, así como la
institucionalización de las
preocupaciones de género
a través de las iniciativas
de WID y de GAD a nivel
internacional, nacional y
regional, han convertido a
las mujeres afrocolombianas en sujetos y objetos Moderno aparato para aliviar el asma agravada por la contaminación, 1929
centrales de acciones de
desarrollo y conservación
en la región.
La Red de
mujeres
afrocolombianas,
Matamba y
Guasá
La Red de Organizaciones Femeninas del Pacífico
Caucano Matamba y Guasá: Fuerza y convocatoria de
la mujer del Pacífico caucano
es una red de 74 grupos femeninos locales, ribereños
y regionales en el departamento del Cauca en la región pacífica.5 De acuerdo
con Teófila Betancourt,
coordinadora de Matamba
y Guasá, cada grupo está
involucrado en varios tipos
de actividades que se ajustan a sus necesidades, percepciones y experiencias
como mujeres negras. Estos
proyectos incluyen proyectos “productivos” como el
cultivo y recuperación de
alimentos y de plantas me-
“Avances de la televisión”, 1926
Novedoso tratamiento científico con rayos ultravioletas, 1925
dicinales nativos, así como
proyectos de “conservación” que se enfocan en las
prácticas agrícolas y
silviculturales para preservar el medio ambiente y la
biodiversidad. Por ejemplo, los grupos en Guapi
promueven el uso de las
plantas de sus azoteas y desarrollan menús de platos
tradicionales; los grupos en
Río Saija se concentran en
la extracción de productos
tradicionales a partir de
cultivos locales de alimentos (como miel de caña);
los grupos en la región de
Río Timbiquí se enfocan
en la cría de cerdos y de
pollos para consumo y para
la venta. Varios de estos
proyectos reciben grados
diferentes de apoyo logístico y financiero por
parte del gobierno y de las
organizaciones no gubernamentales en la región.
Además, estos grupos de
mujeres se involucran en
proyectos de iniciativa
propia que no reciben mucha ayuda por parte de las
comunidades negras exteriores. Estas actividades
internas son especialmente dominantes en áreas
rurales más remotas e incluyen proyectos de vivienda, salud, transporte,
educación básica y capacitación de las mujeres negras y de sus hijos.
Muchos de los grupos
de las redes están involucrados en el desarrollo
de sus habilidades organizacionales y en el esta-
NÓMADAS
111
blecimiento de una comunicación
más fuerte entre las comunidades a
menudo remotas del Pacífico. A través de estas redes, las mujeres se
proponen compartir sus preocupaciones y conocimientos, desarrollar
una agenda común basada en sus
necesidades y experiencias como
mujeres negras y participar de forma más eficiente en los nuevos espacios democráticos creados gracias
a la Constitución de 1991, así como
en los movimientos sociales de la
región.
El activismo de las mujeres de
Matamba y Guasá puede interpretarse
de varias formas. Podría afirmarse que
la institucionalización de las
cuestiones del medio ambiente y de género al interior de los programas de
desarrollo (internacional,
nacional y regionalmente)
jugó un papel decisivo en
la promulgación de leyes
referentes a estos temas en
la Constitución de 1991.
Desde esta perspectiva es
posible interpretar el
apoyo a Matamba y Guasá
como la forma en que el
Estado colombiano promueve el desarrollo económico sostenible y la
conservación de la biodiversidad a través del
respeto de los derechos
étnicos y de la participación local. Podríamos decir que los esfuerzos de los
feministas orientados hacia la praxis y de los expertos de género tienen una
doble influencia en el desarrollo de políticas y de
leyes del Estado colombiano: primero, la inclusión y
participación de los pue-
112
NÓMADAS
blos y mujeres locales en el desarrollo y conservación de proyectos que
conducen a su empoderamiento a
través de y en medio de estos procesos; segundo, el vínculo exitoso entre crecimiento económico y las
preocupaciones en torno a la equidad social y a la justicia ambiental.
Una comprensión ecofeminista
de los grupos activistas como Matamba y Guasá podría resaltar la importancia de aquellas actividades y
habilidades que, al interior de las organizaciones de mujeres negras, proporcionan una alternativa a los
marcos de desarrollo del Estado colombiano. Al subrayar la interco-
“Made in USA”, 6 de agosto de 1945
nexión entre los aspectos femeninos/
feministas y ecológicos de los movimientos de mujeres negras, los enfoques ecofeministas podrían hacer una
lectura de las actividades y del
activismo de estos grupos como un
esfuerzo de base para fortalecer la relación estrecha y compleja entre las
mujeres y su medio ambiente una relación de la que ellas son conscientes y que alimentan. Por ejemplo, la
promoción de los métodos tradicionales de cultivo y del uso de alimentos y plantas medicinales nativos
requiere la validación y protección
de conocimientos y prácticas locales
de producción. En consecuencia, los
ecofeministas podrían ver estos esfuerzos por preservar dichos conocimientos y
prácticas locales como
campañas simultáneas
para proteger los recursos
naturales, así como para
fortalecer las relaciones
sociales de género y etnicidad que sirven de base
a dichas prácticas de conservación y de manejo. De
acuerdo con los ecofeministas, este activismo podría resultar no sólo en la
conservación de conocimientos y prácticas de producción ambientalmente
amigables, sino que también ayudaría a aplazar el
malestar del macrodesarrollo. Esto quiere decir que las perspectivas
ecofeministas defienden
un mayor respeto, apoyo
y autonomía de los conocimientos y prácticas
locales y se oponen a su
incorporación en las iniciativas de desarrollo
nuevas o ya existentes en
la región.
Inspirándome en los métodos de
análisis trazados por feministas
poscoloniales, deseo mostrar la forma
particular en que los procesos de desarrollo dan forma a las identidades y
actividades afrocolombianas, excluyendo simultáneamente otras. La siguiente cita, publicada en el boletín
anual de la red, 1997-1998, expone la
visión y la perspectiva política de las
organizaciones de la red:
“Es importante aclarar que nosotras generamos y construimos los espacios de reunión (de la red); con
iniciativas propias, hemos luchado
por el reconocimiento de la mujer en
nuestra región y para vencer (los obstáculos hacia el reconocimiento).
Actividades como las nuestras implican sacrificios, implican entrega para
hacer realidad nuestros sueños y para
lograr los objetivos propuestos. Partiendo de estos principios, hoy en día
estamos preparadas para identificarnos como mujeres y para unirnos
como género, para reconocer nuestras similitudes y diferencias. (p. 15)
En todo esto hemos tenido el sentido de la creación de una nueva democracia que nos incluye como
mujeres, que desarrolla formas críticas de conciencia y condiciones
prácticas que nos valorizan y nos
resignifican. Siempre hemos tenido
un valor, siempre hemos sido significativas, pero hoy en día, con este proceso de lucha y de reorganización, nos
resignificaremos como mujeres y nos
revalorizaremos. Por consiguiente,
como mujeres, dejaremos de pensar
en nosotras mismas como seres
“para”. Cuando se habla de las mujeres en general se dice que las mujeres
están (allí) “para” cocinar, “para”
cuidar a los niños, “para” tener una
familia o estar con los otros. Es decir,
las mujeres no tienen la autonomía
de ser completas –ellos hablan de la
media naranja, dicen que somos el
segundo sexo, que estamos incompletas o que somos inferiores. No queremos ser representadas “por” nadie.
Queremos ser consideradas como protagonistas de nuestra vida y de nuestro mundo; por nuestra capacidad
demostrada para la lucha, para la entrega y la rebelión, la mujer negra ha
logrado hacerse visible a través de su
capacidad y habilidad de asumir el
liderazgo con una dignidad que debería resaltarse”. (Red Matamba y
Guasá, 1997- 1998: 14-16)
El extracto anterior pone en
evidencia varios puntos: que existen
diferencias entre las mujeres afrocolombianas, que ellas son conscientes
de estas diferencias, que ellas han
decidido identificar comunidades
entre ellas y formar alianzas entre
estas comunidades para alcanzar me-
tas particulares, que ellas rechazan la
idea de que las mujeres negras son
primordialmente “víctimas” que necesitan ayuda del exterior, que ellas
poseen un fuerte entendimiento de
su valor propio y que ellas están profundamente conscientes del poder de
las palabras, de los discursos y de la
representación.
Los feministas poscoloniales han
señalado repetidamente que, en el
caso de las mujeres de color en Occidente al igual que en el de las mujeres del Tercer Mundo, las luchas
feministas o las luchas por los derechos de género están entretejidas
con cuestiones de racismo y de nacionalismo. Esto sugiere que la formación de una red de mujeres
afrocolombianas debe entenderse
desde el contexto socioeconómico,
político y cultural multifacético de
la región pacífica. La comprensión
astuta que las mujeres de Matamba
y Guasá tienen de las realidades dinámicas del Pacífico se hace evidente cuando Teófila y otras mujeres
expresan repetidamente que el obGe
rd
Ar
nt
z:
NÓMADAS
“S
om
bra
s” ,
113
19
38
Red Matamba y Guasá,
1997-1998).
sidad”, los cuales pueden utilizarse
con fines obscuros. Es decir, las actividades productivas, ambientalistas o prácticas de la red, así como
su lucha estratégica de tipo cultural
y de género en la región se desarrollan en medio de relaciones de poder desiguales.6
Una visión breve de la
forma en que el desarrollo
nacional e internacional y las
agendas de conservación
ambiental dan forma al
agenciamiento de las mujeUno de los principales argumenres negras, nos impide ideatos
de los enfoques feministas
lizar las actividades de la red.
Los millares de proyectos de poscoloniales es que este poder se
desarrollo sostenible y de encuentra localizado no sólo en la
conservación de la biodi- afirmación o restricción de las prácversidad que se han lanzado ticas materiales, sino que también se
en la región pacífica desde la ejerce a través de la imposición de
década de los años noventa ciertos significados y de la exclusión
ofrecen a menudo apoyo o de otros. Y, tal como lo indica el úldan origen a grupos como timo segmento de la cita tomada del
Matamba y Guasá. Dicho boletín anual de Matamba y Guasá,
apoyo significa que los esfuer- las mujeres afrocolombianas también
zos de desarrollo y conserva- entienden el poder de las palabras y
Transporte militar inglés: El avión más grande
ción que son financiados de del lenguaje para representar la readel mundo, 1929
manera oficial están vincu- lidad de su vida. De hecho, los juejetivo primario de la red es “la rei- lados con o son sensibles a las nece- gos de palabra, la poesía, las historias
vindicación de la etnicidad, del sidades de base comunitaria. Sin y las canciones son un rasgo primorgénero y de la apropiación de terri- embargo, también existe una apro- dial de la cultura afrocolombiana y
torio”. Por ejemplo, los miembros de piación de las identidades y conoci- esto se refleja en el nombre mismo
la Fundación Chiyangua de Guapi mientos locales con fines diferentes de la red –Matamba es el nombre de
expresaron durante una entrevista a aquellos del Estado y de los grupos un vino bastante fuerte y Guasá es el
que sus proyectos para recuperar y locales. Teófila mencionó que muchas nombre de un instrumento musical
promover el cultivo de alimentos y de las mujeres de los grupos habían interpretado tradicionalmente por las
plantas medicinales nativos –es de- expresado su preocupacir, sus esfuerzos para conservar la ción en torno al hecho
biodiversidad– están unidos a la lu- de compartir su conocha por los derechos étnicos y cimiento sobre las
territoriales de las comunidades ne- plantas locales con los
gras y que el intercambio de infor- “científicos estatales” y
mación sobre las necesidades y con los agroecoloexperiencias de las mujeres afro- gistas. Ellas temen que
colombianas se convierte en la ba- la información recose para construir una red fuerte; lectada durante los taprimer paso crucial hacia el forta- lleres dirigidos a la
lecimiento de los lazos organiza- recuperación de la
cionales entre y al interior de las “etnociencia” o del
comunidades negras y hacia el es- etnoconocimiento
tablecimiento de alianzas políticas pueda almacenarse en
más allá de la región (El Hilero, los “bancos nacionales
Transporte industrial: 230.000 toneladas de crudo
cubren 160 km de playas europeas, 1978
1998; Red Matamba y Guasá, 1997; de datos de biodiver-
114
NÓMADAS
mujeres. En este caso estos términos
sirven para denotar la fuerza de las
mujeres negras y para hacer un llamado a la acción colectiva. Esta cultura oral es el punto de apoyo de la
estrategia de comunicación de las
mujeres de la red. Las cuestiones de
interés común, las quejas, los conflictos y las noticias se expresan a través
de coplas –un tipo específico de ritmo que las mujeres negras emplean
ampliamente (aunque no son las únicas en utilizarlo) (Proyecto Ríos Vivos, 2000). La atención a las palabras,
textos y discursos que las mujeres
negras utilizan para referirse a ellas
mismas y a su trabajo, podría conducir a aseveraciones problemáticas de
su resistencia y de su activismo político. Al mismo tiempo, vistos desde
el contexto político, económico y
sociocultural del Pacifico colombiano, estos elementos sirven para acabar con la tendencia de los activistas
y académicos a generalizar sobre las
identidades y el activismo de las
mujeres negras. La atención a los textos en contextos sirve para complicar nuestra comprensión de la
subjetividad y del agenciamiento de
las mujeres negras, resaltando la manera en que ellas son modeladas di-
ferente, desigual y discursivamente por y contra los proyectos de desarrollo.
Conclusión
Desde la década de los
años setenta las preocupaciones en torno a la crisis
ambiental global y a la
disponibilidad futura de los
recursos naturales para el
crecimiento económico continuo, han conducido a
alianzas entre académicos,
agencias gubernamentales,
organizaciones no gubernamentales nacionales e
internacionales y bancos
multilaterales. Al enfatizar la
importancia de la biodi- Transporte individual, México, 1929. Foto: Tina Modotti
versidad tropical para el
bienestar humano global, estas alianzas se concentran en gene- base, aparece en un momento en el
rar planes para conservar la que los estados del Tercer Mundo esbiodiversidad de manera eficiente y tán en un proceso de redefinición de
efectiva y en promover un desarrollo sus roles y de reformulación las relaeconómico sostenible en el Tercer ciones entre ellos y la sociedad civil.
Mundo. A larga escala, los proyectos Las actividades y organizaciones de
de desarrollo que se imponen desde las mujeres afrocolombianas surgen
el exterior no tienen éxito en Colom- y funcionan en medio de esta red
bia, al igual que en compleja de relaciones de poder.
otras partes del munEn este documento he argumendo; los discursos sobre
el manejo sostenible tado que, al contrario de lo que sosdel medio ambiente tienen los expertos de WID/GAD,
hacen énfasis en las los enfoques y métodos teóricos de
formas de desarrollo y los feministas poscoloniales (con su
de conservación que énfasis en identidad y diferencia, subson participatorias y jetividad y agenciamiento y la atendescentralizadas. Este ción en la textualidad y el discurso)
interés en las capaci- proporcionan un insight invaluable
dades de las entidades para interpretar las cuestiones que las
hasta ahora margi- mujeres del Tercer Mundo suscitan y
nalizadas, como es el enfrentan. Estos enfoques también
caso de las mujeres, las nos invitan –a académicos y activiscomunidades indíge- tas– a cuestionar nuestras interprenas y los grupos de taciones y a recordar que nuestros
Transporte privado: Avión del presidente de “Playboy”, 1970
NÓMADAS
115
proyectos feministas y políticos están
implicados y arraigados en redes complejas y desiguales de relaciones de
poder.
Citas
1
Mi uso del término “mujeres del Tercer
Mundo” de ninguna manera implica la
existencia de una categoría homogénea
y ya constituida de mujer en y del Tercer Mundo que compartan identidades
e intereses similares a través de las culturas, clases y naciones. Más bien uso el
término como un descriptor para referirme a las mujeres de los así llamados
países en desarrollo, en procesos de industrialización o “Tercer Mundo”, tal
como se los menciona en la literatura
sobre el desarrollo.
2
Para una discusión sobre cómo los discursos sobre crecimiento económico y
medio ambiente se enlazaron en la búsqueda del “desarrollo sostenible”, ver
Asher (2000).
3
Para un examen del impacto de las políticas de ajuste estructural sobre las mujeres del mundo en desarrollo, ver Sparr
(1994).
4
Por ejemplo, bajo la nueva Ley del medio ambiente, Ley 99/1993, del Ministerio del Medio Ambiente (MMA. La
Ley 99, además de crear el Ministerio,
también establece que “La biodiversidad
del país, por ser patrimonio nacional y
de interés de la humanidad, deberá ser
protegida prioritariamente y aprovechada en forma sostenible.” (Ley 99, artículo 1, No. 2). De igual manera se estableció el Sistema Nacional del Ambiente (SINA), el cual provee programas detallados de acción para la conservación
del medio ambiente y el manejo soste-
nible de los recursos naturales renovables de la nación.
5
La Ley 70 de 1993 reconoce a los
afrocolombianos, quienes componen el
90% de la población de la región pacífica, como un grupo étnico independiente, con derechos a poseer la tierra colectivamente para usarla de manera tradicional. Se ha emprendido la expansión de derechos territoriales, administrativos y jurídicos para los indígenas, a
través de la creación de entidades territoriales indígenas o ETI.
6
Para una discusión sobre cómo los asuntos de mujer y género se dieron a conocer en la región pacífica, ver Rojas
(1996).
7
Para detalles sobre los enlaces entre las
luchas culturales y políticas de las comunidades negras del Litoral Pacífico,
ver Asher (1998; 2000), Escobar (1997)
y Grueso y colaboradores (1998).
Transporte en el Nilo, 1852. Foto: John Shaw Smith
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ILUSTRACIONES
Agradecimientos
Samuel Fuller. Entre las ps. 11 y 33 aparecen las fotos del reportero gráfico del New
York Journal, S. Fuller, reunidas recientemente en el libro New York in the 1930s.
Edward Hopper. Los artículos entre las
ps. 10-117, comienzan y finalizan con
bocetos de sus diarios, dedicados a pequeñas ciudades de Estados Unidos, más
humanas, vivibles y bellas que las grandes ciudades. Ignorado por las vanguardias hoy se le considera uno de los más
auténticos pintores americanos. Nació y
murió en New York (1882-1965).
Alquimia. Las portadillas de las ps. 35,
57 y 79 son láminas del pensamiento
alquímico: 1. El dragón que se come su
propia cola, 2. Dentro del Huevo Filosofal,
y 3. Pan, hijo de Mercurio. Los dibujos
alquímicos quieren hacer concretas las
correspondencias entre el mundo material y el espiritual.
El Tren. Los grabados de las primeras
locomotoras pertenecen al libro español
Las locomotoras de vapor, Madrid, 1951.
Argentina. Las fotos de Buenos Aires y
de la provincia argentina (ps. 59 a 77)
pertenecen al archivo fotográfico de la
Biblioteca Nacional de Caracas, publicado en el CD-RM “La fotografía en América Latina y el Caribe en el siglo XIX y
comienzos del XX” por la UNESCO y la
Federación Internacional de Asociación
de Bibliotecas y Bibliotecarios.
Remedios Varo. Surrealista catalana
(1913) interesada en lo alquímico, la
pintura medieval y los iconos. En la portadilla primera (ps. 8-9) reproducimos su
cuadro Tránsito en espiral (1962), una ciudad, inspirada en los monasterios y en
los iconos rusos, construida para una vida
espiritual, en donde el “transporte público” consiste de pequeñas barcas de
pedal, llevadas por las corrientes marinas y el viento.
Ciencia, Transporte y Ciudades. Estos
temas se ilustran con los seis tomos: The
Hulton Getty Pictures Collection (1998).
NÓMADAS
119
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