violencia intrafamiliar - Instituto Nacional de Medicina Legal y

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Omar Ruíz
Sin título, 2001
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Violence Within the Family
Mónica María García
Epidemiologist
Center for National Reference on Violence
The array of the traditional Colombian family (based on the marital union as a permanent bond and legitimated
by the prevailing law, biologic reproduction and shared custody of the children) expresses changes and
transformations in its historic dimension bound to modern life and social, cultural, economic or politic changes.
The implementation of new forms of autonomy and the access to power in different spheres of social order
have led to re-codification of family dynamics. The current notion of family contemplates a multiplicity of
couple relationships, the decrease of the leading role of the institutional figure of marriage and the transformation
of the patriarchal dominative structure that rules the traditional family. This has led to structural changes in
the forms of property and dependency, establishing new roles and functions for both men and women.
This changes, as seen from the perspective of the slow rise of the cases of violence within the family known
by the National Institute of Legal Medicine and Forensic Sciences, show, partially, the rupture of patterns that
have from yore prevailed in couple and family relationships between men, women and minors. The rise
indicates that violence starts to be seen as such, in light of a change in cultural patterns that reject bad
treats, which shouldn’t be interpreted as an increase in violent patterns in interpersonal relationships.
Introducción
La familia ocupa un lugar fundamental en la historia de la humanidad,
en el desarrollo de las diferentes sociedades y en la vida en general. Está
ligada a imágenes idealizadas que la atrapan en un laberinto de dramáticas historias de encuentros y separaciones, de amores y desamores,
de conflictos y violencia.
El ordenamiento de la familia tradicional (estructurado a partir de la unión
conyugal como vínculo permanente a lo largo de la vida y legitimado
en la normatividad vigente, la reproducción biológica y el posterior cuidado de los hijos de la pareja) en su dimensión histórica expresa los cambios y transformaciones que están ligados a la vida moderna y a los cambios
sociales, culturales, económicos y políticos. Por esta razón, las características de la familia actual, aunque muestran rezagos de sus formas clásicas,
incrustados en algunas regiones y estratos sociales, han tenido a la fecha
hondos procesos de cambio1.
El impacto sobre la estructura tradicional de la familia se ha circunscrito
a la relación entre autonomía, responsabilidad y acceso al escenario público, junto con el peso de muchos otros factores tangibles e intangibles,
que han afectando los dos ejes alrededor de los cuales se organizó y prevaleció por mucho tiempo su tradicionalidad: la conyugalidad uni-local, legal
y vitalicia, y la reproducción biológica y cultural de la prole2.
1
2
Palacio Velandia, MC. Castaño de Romero, LC. La realidad familiar en Manizales. Violencia intrafamiliar. Ministerio
de Salud.-División de Investigaciones Especiales. Universidad de Caldas, Facultad de Desarrollo Familiar, Centro
de Investigaciones. Primera edición, 1994.
Rico de Alonso, Evaluación del abordaje de los procesos conciliatorios y resolución de conflictos en las comisarías
de familia de Santa Fe de Bogotá. Secretaría de Gobierno. Informe Final. Bogotá, 2000.
MÓNICA MARÍA GARCÍA
Epidemióloga
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia
En la actualidad existen múltiples formas de unión erótico-afectiva; así
mismo, los vínculos de cuidado y protección a los menores no son exclusividad de los progenitores biológicos. Las formas de unión están
caracterizadas por distintos arreglos de legalidad y duración del vínculo,
la residencialidad, la opción homosexual o heterosexual de la pareja, así
como de la finalidad misma de la constitución de la pareja: afectiva, erótica, reproductiva, económica, dentro del mismo espacio o en espacios
duolocales. La reproducción, a su vez, tiene diferentes opciones: se
cumple dentro de las relaciones convencionales de pareja, las cumple
una de las personas sin cónyuge, se “prohijan” hijos de otras uniones,
hijastros, dando lugar a una combinación bastante compleja de relaciones de parentesco y parentastro3.
Lo anterior da una combinación múltiple de formas organizativas en los
ejes pareja, convivencia y prole: parejas sin convivencia y sin hijos, parejas con convivencia y sin hijos, parejas con convivencia y con hijos de
ambos, y/o con hijos de cada miembro de la pareja. Hay grupos familiares de los hijos con un solo progenitor, los menores a cargo de los
abuelos, parejas de uniones sucesivas4.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
La familia, como un
espacio social que se
enmarca en la
particularidad de las
relaciones entre sus
miembros, tiene su
propia dinámica como
expresión y reproducción
de los procesos
estructurales y
coyunturales de la
sociedad en su conjunto.
La implementación de nuevas formas de ejercer la autonomía y la posibilidad de tener acceso al poder en las distintas esferas del orden social
han conducido a la recodificación de la dinámica familiar. La actual noción de familia contempla la multiplicidad de relaciones que se establecen en pareja, la disminución del papel protagónico de la convivencia
dentro de la figura institucional del matrimonio y la transformación de
la estructura de dominación patriarcal imperante en la familia tradicional. Ello ha conducido a cambios estructurales en las formas de dependencia y propiedad, estableciendo nuevos roles y funciones tanto para
hombres como para mujeres. Si bien es cierto que algunos elementos
de la estructura tradicional sobreviven, es claro que la nueva configuración de la dinámica familiar ha generado cambios estructurales en los
valores y patrones de comportamiento de los sujetos5.
Otro de los cambios que se perciben en los últimos años es la visión
con la que se analiza la violencia en la familia, pasando de una visión corta,
imperceptible e indiferente, por pertenecer al campo de lo privado,
justificada por imaginarios y prácticas sociales que legitimaron relaciones de poder, exclusión y discriminación a partir de la diferencia sexual
y generacional, a ser un fenómeno social estudiado desde diferentes
perspectivas históricas, sociales, culturales, epidemiológicas, etc., apoyadas por los espacios ganados en cuanto a derechos del hombre, la
mujer y los niños y niñas.
3
4
5
66
Rico de Alonso, op. cit.
Rico de Alonso, op. cit.
Rico de Alonso , op. cit.
La violencia intrafamiliar se comprende como un problema que trasciende la familia y sale de ella para manifestarse en todos los campos de
acción social. También es vista como el resultado y, a su vez, la que produce conductas agresivas que conducen a formas de abandono, rechazo (gaminismo), prostitución, inducción a conductas homicidas y suicidas.
La dinámica interior de la familia, en la cual hay violencia, es bastante
compleja y en muchos casos difícil de erradicar, especialmente cuando
corresponde a patrones profundamente arraigados en las relaciones. En
general se presenta en forma de ciclos, con episodios de tranquilidad y
afectuosidad, lo que dificulta su denuncia e identificación como un problema. Además, la violencia es la expresión de otra forma de establecer relaciones jerárquicas y de fuerza, así como un recurso para resolver
sentimientos de frustración e ira mediante la amenaza, la agresión emocional o el abandono6.
Características de las
personas sindicadas
de homicidio,
valoradas en Pereira
Katterine Chavarro B.
Psiquiatra Forense Regional Occidente, Pereira.
Carmenza López V.
Epidemióloga Coordinadora CRRV Regional Occidente, Pereira.
Además, el conflicto es negado tanto por miembros de la sociedad como
de la misma familia. La negación es una forma de no reconocer la participación en los problemas y conservar la familia tradicional. La negación del conflicto y el culpar a otros hace más difícil el cambio hacia formas
diferentes de relación7.
Por esto, analizar la realidad familiar implica un conocimiento profundo
de su accionar histórico, cultural, político, religioso, ideológico, urbano,
rural, en un proceso de continuo cambio y dinamización. Dada su particularidad y especificidad, el presente capítulo pretende orientar y dar
elementos para que el conocimiento sobre la problemática sea analizado con base en los contenidos de los registros médico-legales, que
posibilitan caracterizar algunos factores inmersos en la violencia de las
familias colombianas.
6
7
Reflexiones sobre violencia de pareja y relaciones de género. Violencia intrafamiliar. Módulo de autoformación
No. 4. Política Nacional de Construcción de Paz y Convivencia Familiar.
Conflicto, poder y violencia en la familia . Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano. Bogotá: Editorial
Facultad de Humanidades, 1995, pág. 8.
GIORGIO DE CHIRICO. EL CEREBRO DEL NIÑO, 1914.
La Sección de Psiquiatría Forense
del Instituto Nacional de Medicina y Ciencias Forenses de Pereira
evaluó durante el año 2000 a 22
personas sindicadas de homicidios, en hechos ocurridos principalmente en los departamentos de
Quindío, Risaralda y el norte del
Valle. La valoración hecha por el
psiquiatra forense se encaminó a
establecer las condiciones mentales del sindicado en el momento
de cometer el hecho. Estas condiciones mentales están determinadas en el artículo 33 del código
penal. El dictamen de psiquiatría
forense aporta a la autoridad las
herramientas necesarias para ayudarle a decidir si el individuo es
imputable o inimputable, es decir,
si estaba en capacidad de conocer
y autodeterminarse o si presentaba
algún trastorno mental, inmadurez
psicológica o procesos similares en
el momento de cometer el ilícito.
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Generalmente el problema deja de negarse cuando crece la escala y/o
frecuencia de los actos violentos. La tolerancia y resistencia a estos actos durante un periodo prolongado (por diversas causas, entre ellas, dependencia económica, amenazas, temores a la estigmatización social,
vergüenza.) hace que cuando se decide buscar ayuda institucional o denunciar, es más difícil intervenir en la resolución del conflicto, por la agudeza y severidad a la que ha llegado.
67
Metodología del análisis
En este capítulo se presenta un análisis estadístico de los registros de
lesiones ocasionadas por violencia intrafamiliar conocidos por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses a nivel nacional en
el año 2000.
Con el objeto de lograr una mejor comprensión del fenómeno, se dividirá el presente capítulo en: violencia de pareja, maltrato a menores de
edad y maltrato entre otros miembros del grupo familiar.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Para su análisis se definieron las variables de persona, entre las que se
incluye edad, sexo, relación con el agresor y elemento con el cual fue
lesionada; variables de tiempo, que comprende el análisis de la distribución de casos a lo largo del año; y las variables de lugar, relacionadas
con la ubicación geográfica por municipio y departamento, en cada caso.
68
El cálculo de las tasas (número de eventos relacionados con la densidad poblacional) se realizó tanto a nivel nacional como para los municipios y departamentos en donde el Instituto hace presencia. Debe
tenerse en cuenta que el Instituto cuenta con 123 puntos de atención
para el cubrimiento nacional. Además de esto, se cuenta con el reporte de personas lesionadas o fallecidas violentamente que realizan los
médicos rurales presentes en lugares donde el Instituto no tiene representación. Por esta razón debe tenerse cuidado al interpretar y utilizar las
tasas de ocurrencia de estos eventos en los municipios y departamentos.
En el análisis de la edad se conformaron grupos etáreos en los cuales
se ubica cada persona lesionada. Es importante tener en cuenta que la
violencia intrafamiliar involucra todas las edades, por lo que para el cálculo de las tasas en cada evento se particularizó así: Para calcular las tasas de maltrato a menores de edad se tomó la población menor de 18
años. Para los eventos registrados como violencia de pareja o conyugal
se calculó la tasa con la población entre 14 y más años, debido a que se
atienden casos de relaciones de pareja en el que la persona lesionada se
ubica en este rango de edad. Para los casos de violencia entre otros familiares se tomó la población mayor de edad, es decir, de 18 y más años.
Hablar de violencia en la familia requiere de distintas aproximaciones
desde muchos saberes. En este capítulo sólo se analizará a partir de su
manifestación en lesiones de causa externa. Las lesiones son un indicador que permite conocer sus tendencias, las cifras de denuncia, y demás características.
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses evaluó
68.585 lesionados por violencia intrafamiliar, lo que significó un aumento
de 10% frente al número de casos atendidos el año anterior (diferencia no significativa estadísticamente, p > 0,05). Durante el periodo comprendido entre 1996 y 2000, el aumento en el número de casos ha sido
importante, pasando de 51.451 en 1996 a 68.585 en 2000, es decir,
17.134 casos más. De igual forma, la tasa ha presentado un incremento estadísticamente significativo (p<0,05): de 130 personas lesionadas
por 100.000 habitantes en 1996, pasó a 162 víctimas por 100.000 habitantes en el 2000. Probablemente sea más acertado decir que sobre
la población en la que el Instituto tiene cubrimiento la tasa por 100.000
habitantes es de 257.8
La distribución según el tipo de maltrato se comportó de forma similar
que en años anteriores, así: el mayor porcentaje correspondió a casos
de violencia conyugal y de pareja (63%), seguido por violencia entre
otros familiares (21%), y maltrato a menores de edad (16%).
Figura 1. Violencia intrafamiliar.
Colombia, 1996-2000
9
Para el cálculo de la tasa, la población que cubre el Instituto en sus puntos de atención corresponde a 26’689.950.
Hasta el momento, la información
analizada y publicada por la Institución corresponde a la víctima. El
Centro de Referencia sobre la Violencia de la Regional Occidente
quiso utilizar los datos producidas
en la Sección de Psiquiatría
Forense sobre los victimarios y sus
conductas para obtener un abordaje diferente en torno al homicidio.
El promedio de edad de las personas sindicadas de homicidios fue
de 33 años, dato que comparado
con el de sus víctimas es muy
similar (32 años), las edades oscilaron entre 19 y 49 años, con
una mayor proporción en el grupo
de personas entre 35 y 45 años
(36,4%), seguido del grupo entre
25 y 35 años (31,8%). 95% (21)
de los sindicados valorados pertenecían al género masculino;
54,5% (12) eran personas casadas y 72,7% (16) pertenecían al
grupo de trabajadores no calificados, especialmente dedicados a
los trabajos del campo. El grado
de escolaridad en su mayoría no
excedía la formación básica
(63,6%) y correspondían a un
nivel socioeconómico deprimido
(pobreza absoluta) en 85% (17)
de los casos.
Frente a los móviles para cometer
el hecho, destacan los casos por
discusiones poco importantes
(47,6%), seguidos de los conflictos de pareja (23,8%). Se concluye que la mayor parte de los casos
ocurren entre personas conocidas
(47,6%) y que los sindicados cometieron los hechos en estado de
embriaguez (66,7%, 14 casos).
Las discusiones sin importancia
en estos casos fueron trascendentes y los individuos involucrados
amplificaron la respuesta
comportamental ocasionando resultados desproporcionados con
respecto al origen de la discusión.
Esta respuesta se relaciona frecuentemente con la desinhibición
generada por el consumo de alcohol. Llama la atención en los casos
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Lesiones no fatales
69
Distribución según edad y género
De las víctimas atendidas por el Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses por violencia intrafamiliar, 79% correspondió a niñas
o mujeres. La distribución por género según el tipo de violencia
intrafamiliar mostró que el más afectado fue el femenino, así: del total
de casos de violencia conyugal (43.210) 91% eran mujeres; de los registrados como violencia entre familiares (14.475), 61% de las personas
lesionadas pertenecían al género femenino; y de los casos de maltrato a
menores de edad (10.900), 55% pertenecían a este género.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Figura 2. Violencia intrafamiliar según género.
Colombia, 1996-2000
70
Llama la atención el aumento
en el número de casos de
violencia intrafamiliar
registrados dentro del género
masculino y reportados en los
últimos cinco años, pues ha
sido superior al registrado
para el género femenino. A
pesar de esto, se mantiene la
razón de masculinidad de un
hombre lesionado por cada
cuatro mujeres, razón igual a
la registrada desde 1996.
Las lesiones producto de la violencia en la familia no siempre son única
y exclusivamente ocasionadas con elementos físicos. Con frecuencia la
violencia se inicia con expresiones verbales despectivas, humillantes, con
actitudes de desprecio, y limitando las relaciones con otros 9. Estas conductas, que son expresiones de dominación y poder, son frecuentes en
relaciones violentas, que pueden presentarse antes de iniciarse la convivencia, y son el preámbulo para actitudes mucho más agresivas, como
los golpes y lesiones con armas y objetos.
Este tipo de relaciones se alimenta de la sumisión, dependencia afectiva
y económica por parte de la víctima, y por parte del agresor(a) por las
ansias de mantener el control sobre el ser “amado” mediante expresiones que combinan la agresividad y la afectuosidad. Esta última expresión es frecuente después de recurrir a la violencia, y en ocasiones se
emplea para culpabilizar a la víctima por lo sucedido (¡No vuelvas a comportarte mal porque no quiero volver a golpearte!).
Algunos de los efectos de estas formas violentas “lesionan” la esfera
mental produciendo depresión, autocompasión y baja autoestima, lo
que genera en la víctima la certeza de que se merece el maltrato y que
este no es una condición grave para denunciar. Pero lo cierto es que la
lesión más severa ya se produjo, a nivel psicológico.
A continuación se describen algunos de los elementos que con frecuencia se utilizan en situaciones de violencia en la familia, y que ocasionan
lesiones físicas. Sin embargo, no todos los casos de violencia intrafamiliar
registrados por el Instituto presentaron huellas o patrones de lesión ocasionadas con elementos físicos o armas.
Del total de casos de violencia intrafamiliar conocidos (68.585), al 64%
se le describió algún tipo de elemento causal de la lesión, teniendo la
mayor proporción los mecanismos contundentes (86%); en proporciones menores se presentaron heridas con elementos cortocontundentes,
cortopunzantes10 y arma de fuego, entre otros. (Cuadro1)
de homicidios por violencia
intrafamiliar que la víctima mantiene una relación afectiva intensa
con el victimario; en los demás
casos, la relación entre víctima y
victimario es bastante distante
aunque haya conocimiento previo.
La mayoría de los victimarios cometen los hechos cuando se encuentran en estados de
embriaguez I y II. Son excepcionales los estados de embriaguez pa1
tológica , pero sí es especialmente
importante que la mayoría de los
sindicados evaluados han tenido el
primer contacto con el consumo
de alcohol desde edades muy tempranas (8 a 10 años) y como diagnóstico clínico cuadros de abuso o
dependencia alcohólica.
Para realizar el diagnóstico clínico
de los victimarios se tuvo en
cuenta el Manual de diagnostico y
estadística de las enfermedades
mentales DSM IV (Global
2
Assement Mental, GAF)2 . De
acuerdo con esta clasificación,
54,5% (12) de los sindicados se
registraron con un funcionamiento laboral, social y afectivo de
acuerdo con sus condiciones
socioculturales normales; seguidos de personas con rasgos de
personalidad psicopática o
sociopática (9,1%). Del total de
personas estudiadas, registraron
adicciones 63,6% (11 casos al
alcohol, 1 a sustancias
psicoactivas y 2 a ambos).
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Distribución según elemento causal
En los menores de edad maltratados se encuentran estigmas de otro
tipo de lesiones, diferentes a las ocasionadas por golpes o elemento
contundente. Estas se refieren al sarandeo, halones de orejas, cabello y
9
10
La limitación hace referencia a aquellos casos en los que a la víctima se le impide salir y relacionarse con otras
personas e, incluso, con sus familiares; se le impide trabajar, se le restringe el dinero, la ropa, etc.
Mecanismo contundente hace referencia a golpes con puños, patadas y otros elementos que ocasionan
hematomas y/o edema (morados e hinchazón) sin generar una herida externa. Elementos cortocontundentes
son aquellos que combinan filo y masa, producen heridas de bordes nítidos y regulares con edema y equimosis
alrededor de la piel. Elemento cortopunzante es el que tiene punta y filo.
RENÉ MAGRITTE. L’ INTELLIGENCE,1946.
71
brazos, empujones o golpes contra el suelo o paredes, marcas de apretones en brazos, que se encuentran con alguna frecuencia en los casos
que atiende el Instituto, pero que no son registrados estadísticamente.
Llama la atención que de los casos conocidos, una alta proporción de
menores entre 1 y 4 años fueron quemados con diferentes elementos.
Este tipo de hechos requiere de una acción inmediata de protección,
pues el estado de indefensión del menor hace que su vida peligre. También se debe resaltar que se encontraron menores entre 5 y 14 años
con heridas ocasionadas con arma de fuego. (Véase cuadro 1).
Lo anterior habla con claridad de una intención lesiva, pues dependiendo del elemento utilizado puede inferirse el grado de dominio y sometimiento mediante el uso de la fuerza exagerada o extrema. Cabe
preguntarse aquí sobre las razones que llevan a utilizar uno u otro elemento, que hipotéticamente servirían para aparentar un accidente.
Geográficamente, en todas las ciudades capitales y municipios del país
se observó que la categoría de golpes o lesiones ocasionados con objetos contundentes presentó la mayor proporción.
Cabe destacar el número de personas lesionadas con armas de fuego,
especialmente en las ciudades de Cali, Barranquilla, Cúcuta y Medellín,
urbe en donde se registraron 30, 17, 11 y 9 casos, respectivamente,
frente a otras ciudades con menos de 4 o 5 casos.
Lo anterior denota un alto riesgo de muerte, pues las armas de fuego tienen una alta letalidad. Adicionalmente, esto puede ser un indicador de la
población armada existente en estas ciudades, ya sea de forma legal o ilegal.
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Cuadro 1. Violencia intrafamiliar
según arma, edad y género.
Colombia, 2000
72
El promedio mensual durante el año 2000 fue de 5.715 casos de violencia intrafamiliar, equivalente a 190 casos diarios, y 8 cada hora. Aunque la distribución mensual fue bastante uniforme mes tras mes, en
marzo, mayo, junio y octubre se presentó la mayor proporción de casos (6% cada uno), siendo estadísticamente no significativo (p>0.05).
En los años anteriores tampoco se observan picos importantes, debido
a que el consolidado de los datos no permite observar estos picos; sin
embargo, se observa que los casos referentes a violencia de pareja y
maltrato a menores de edad se incrementan en los meses de mayo,
junio, octubre, diciembre y enero. Esto coincide con los periodos de
vacaciones de los escolarizados y con las festividades de navidad, día de
la madre y día del niño (o día de brujas).
Figura 3. Violencia intrafamiliar distribuida según mes.
Colombia, 2000
Según este análisis, la mayoría de
los valorados tenían un funcionamiento global esperable de acuerdo con sus condiciones
socioculturales. Los rasgos de
personalidad sociopática se refieren a la manera como las personas se adaptan al medio y como
se comportan en lo cotidiano; estas son unas pautas de comportamiento que inician en la niñez, se
establecen después de los 15
años y se caracterizan por un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los
demás, dificultad para adaptarse
a las normas sociales, y no configuran un trastorno mental en términos del artículo 33 del código
penal. Las adicciones se definen
como patrones desadaptativos por
consumo de sustancias como el
alcohol y/o las sustancias
psicoactivas.
“La gran tragedia no es la crueldad de la gente mala sino el silencio de la gente buena”
Martín Luther King.
REFLEXIONES
Es preocupante el hecho de que
en Pereira durante el año 2000 se
haya registrado una tasa de muertes por homicidios (97 por
100.000 habitantes/año) muy
superior a la determinada por
todo el país (61 por 100.000
habitantes/año) y a las de otras
ciudades del país como Bogotá y
Barranquilla. También llama la
atención que la mayoría de los
homicidios ocurren en hombres
adolescentes y adultos jóvenes
(89,3%).
El presente estudio muestra que
la mayoría de estos homicidas
pertenecen a un estrato
sociocultural deprimido, marginal
o excluido, y su nivel de escolaridad no alcanza a completar la for-
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Distribución según mes
73
Distribución geográfica
La referenciación geográfica de la violencia intrafamiliar ha estado tradicionalmente sujeta a los patrones culturales que identifican cada una de
las regiones del país. Actualmente, la movilidad marcada de la población,
las bonanzas, los esnobismos culturales extranjeros en especial en las
grandes ciudades, el acceso a medios masivos de comunicación, entre
muchas otras, son factores que han logrado permear los patrones familiares tradicionales y configuran nuevas formas de estructuras familiares regionales.
Antes que pretender una explicación de la distribución en el número
de casos a nivel nacional, es importante tener en cuenta que la cobertura del Instituto, en cuanto a puntos de atención, no está acorde con
la densidad poblacional de los departamentos, es decir, mientras un departamento puede tener uno o dos puntos de atención, como es el caso
de Chocó, Atlántico, Putumayo, Amazonas, Guaviare y Vichada, otros
departamentos, como Antioquia por ejemplo, tienen hasta 14 (unidades locales y seccionales)11.
Para el cálculo de las tasas se tomó únicamente a los departamentos con
un cubrimiento mayor de la población con el recurso de Medicina Legal en sus puntos de atención y el de los médicos rurales, aun así, no
son un reflejo real de lo sucedido, pero su cálculo permite tomar los
casos conocidos como un indicador de la situación de violencia
intrafamiliar en ellos.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Teniendo en cuenta esto, el siguiente análisis es sólo una aproximación
a la expresión de violencia intrafamiliar en los niveles departamental y
municipal.
74
Para observar el comportamiento geográfico del territorio nacional se
tomó como referente la tasa nacional de violencia intrafamiliar, y a partir de esta se categorizó a los departamentos y municipios que, por la prevalencia de casos en relación con su población, se ubican así: 1) aquellos
que superan la tasa nacional; 2) aquellos que se encuentran cerca de esta
sin superarla; 3) los que registran una tasa muy inferior a la misma.
11
Por lo expuesto anteriormente, no se calcularán las tasas de violencia intrafamiliar en los departamentos de
Vichada, Amazonas, Guaviare, Putumayo, Caquetá y Chocó, porque cuentan con un punto de atención para el
cubrimiento de grandes áreas geográficas y poblacionales, y tampoco se llevan a cabo reportes de médicos
rurales que son un importante recurso de apoyo del Instituto para el reporte de personas lesionadas o fallecidas
violentamente en municipios donde no se cuenta con un punto de atención propio.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Figura 4. Municipios que superan en dos o más veces la tasa nacional de violencia intrafamiliar.
Colombia, 2000
75
En la primera categoría, es decir, departamentos que superaron la tasa
nacional de 162 personas lesionadas por 100.000 habitantes, a causa
de violencia intrafamiliar, se encuentran: San Andrés, Boyacá, Meta,
Quindío, Cundinamarca y Santander (Cuadro 2). Cabe destacar que estos departamentos han presentado tasas altas, que han superado la nacional durante los años anteriores.
La distribución de los eventos de violencia intrafamiliar en las ciudades
y municipios del país presentó grandes diferencias: mientras en Leticia
y Tunja se registraron las tasas más altas, 1.113 y 747 por 100.000 habitantes respectivamente, en Aguadas, Sincé y Pamplona estas fueron
las más bajas, con 42, 34 y 20 por 100.000 habitantes respectivamente. También se observa que en la mayoría de ciudades capitales (65%)
se presentaron tasas por encima de la nacional.
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Cuadro 2. Tasa de violencia
intrafamiliar en departamentos.
Colombia, 2000
76
En el 2000 se registró una tasa total
de 162 por 100.000 habitantes en
conflictos de violencia intrafamiliar
(maltrato a menores de edad,
maltrato entre la pareja y entre
otros familiares), cifra que frente a
la registrada en 1999 presentó un
aumento de 9%, estadísticamente
significativo (p<0,05).
Introducción
Las relaciones de poder en el seno del grupo familiar, al igual que en
cualquier otro grupo social, suponen dominación, y pueden sostenerse por medios tan diversos como la coerción y el castigo (violencia visible) o comportamientos de subordinación entramados en la cotidianidad
de los sujetos como forma “natural” de organización de la vida diaria,
sobre los cuales sus propios protagonistas no tienen conciencia, o si la
tienen, le otorgan consenso precisamente porque son “naturales”, y por
su legitimación no son fácilmente identificables12.
La familia reproduce, mediante la crianza, modelos que mantienen –por
el tradicionalismo cultural– los patrones de dominación, predominando en algunos el ejercicio de la violencia; podría decirse que la mujer
ha tenido cierta cuota de responsabilidad frente a esta situación, bien
por su rol de socializadora, mediadora, o por su función de reproductora
social de valores y normas que sustentan esta forma de organización
basada en la división del trabajo para hombres y mujeres, más fuertes o
arraigados en algunas zonas del país.
Otro aspecto asociado a la tolerancia de violencia y maltrato por parte
de la mujer es la manera como se socializa a las niñas al inculcarles, en
lo más profundo de su psiquismo, la necesidad de depender de los
demás, el esperar la aprobación de los otros constantemente y una incapacidad para la acción, razón por la cual existen muchas mujeres que
padecen por diez o quince años episodios de violencia, antes de ser
capaces de denunciar el hecho13.
La cultura, a partir de unos valores determinados, fruto de la historia y
de la interacción humana, determina unas normas de actuación que
pueden formalizarse o no en políticas, pero que siempre están vigiladas y sancionadas. Los valores normalizados son transmitidos por medio de los procesos de socialización primaria y secundaria14 y suponen
distintos modelos de comportamiento para diferentes tipos de actores
en función de determinadas características de identificación estructural,
personal o de relación familiar. En sistemas sociales rígidos donde el
12
13
14
Dorola, Evangelina. La naturaleza de los roles y la violencia invisible. Familia, subjetividad y poderes, p. 191.
Reflexiones sobre violencia de pareja y relaciones de género. Violencia intrafamiliar. Módulo de Autoformación
No. 4. Política Nacional de Construcción de Paz y Convivencia Familiar.
La socialización primaria es la primera por la que el individuo atraviesa en la niñez; por medio de ella se
convierte en miembro de la sociedad. La socialización secundaria es cualquier proceso posterior que induce al
individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad. Se advierte a primera vista que
la socialización primaria suele ser la más importante para el individuo, y que la estructura básica de toda
socialización secundaria debe ser semejarse a la primaria. Tomado de: Berger, Luckmann. La construcción
social de la realidad . Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1978, p. 166.
mación básica primaria. Es común encontrar relación entre la
ocurrencia del homicidio y el porte ilegal de armas.
Diferentes teorías psicológicas
intentan dar una explicación
etiológica a la conducta que se
aparta de las normas sociales,
donde hay un patrón de violación
y trasgresión de la ley. Estas conductas son denominadas, en términos clínicos, psicopáticas o
sociopáticas. Sin embargo, para
sacar el tema del contexto patológico y realzar la determinación
social de este comportamiento, se
propone denominarlas “conducta
3
desviada” .
DIEGO RIVERA, LOS VASOS COMUNICANTES, 1938.
La reflexión busca destacar que
los aspectos sociohistóricos más
que los individuales, son constitutivos de la definición de un
acto delictivo, siguiendo la tesis
según la cual en los contextos de
dominación se favorece la exclusión. La exclusión provoca desgarros en el tejido social que
afectan tanto al excluido como al
excluyente. La desaparición de las
instancias reparadoras, cuya función principal está a cargo del
Estado, se suma para atenuar la
percepción de riesgo y favorecer
la conducta delictiva.
El doctor Alfonso Rodríguez
González habla en la ponencia
citada acerca de la teoría de la
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
VIOLENCIA DE PAREJA
77
comportamiento normativo está determinado por códigos claramente
expuestos y sistemas de sanción previsibles, es relativamente sencillo
definir si un comportamiento (por ejemplo, que el marido golpee a la
esposa) se adecúa o no a la norma y determinar hasta qué punto esta
se cumple o no. En sociedades como las latinoamericanas y europeas,
donde el empleo de la violencia en el hogar está formal y legalmente
castigado, la pervivencia de la violencia en el hogar se puede atribuir a
desviaciones de la norma (por problemas psicopatológicos o de otro
tipo) o a elementos normativos no formales que están firmemente instalados en las actitudes de los individuos15.
Pero se puede observar que existen características que pueden influir en
la violencia conyugal, como las de carácter estructural (lugar de ubicación,
edad, sexo, clase social) y las que derivan de las relaciones familiares. Entre
los elementos de identificación estructural, la ciudad es una de las variables de identificación más importantes, pues es cada vez mayor el intercambio de valores y normas culturales, y el vínculo que se forma al
pertenecer a una misma estructura social (barrio, localidad o comuna) es
fundamental para entender las formas de actuación, al igual que las características que derivan de la condición socioeconómica o clase social.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Podríamos continuar enumerando factores como la edad, el estado civil, la presencia de hijos, la diferencia en la participación económica, diferencia de nivel educativo, entre muchas otras, que podrían explicar
las conductas violentas en las relaciones de pareja. Pero lo que determina si la interacción con el otro tiene un carácter violento o no, independientemente de las relaciones de poder y el posible desequilibrio
de este, son aquellos que tienen la intención de destruir algo de nosotros, como vehículo para conseguir el disciplinamiento a la obediencia
de parte nuestra. La cultura patriarcal centrada en la dominación y el
control, en la lucha y la competencia, es generadora de violencia “porque vive en un espacio relacionado inconsciente de negación del otro”16 .
Se observa que los hombres
son generadores de violencia
en la pareja a edades jóvenes
y posteriormente la mujer
reacciona agresivamente a los
maltratos de los que ha sido
víctima durante años.
15
16
78
Moreno Martín F. La violencia en la pareja. Revista Panamericana de Salud Pública. Pan Am J Public Health 5
(4/5), 1999, pág. 245.
Palabras del biólogo y filósofo chileno Humberto Maturana encontrados en Violencia familiar y abuso sexual.
Buenos Aires: Editorial Universidad SRL, 1998, pág. 34.
Durante el año 2000 el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses evaluó a 43.210 víctimas de violencia de pareja, que representa un aumento de 4% en relación con el año anterior. Con respecto a la
población colombiana, por cada 100.000 habitantes fueron maltratados
146 personas, lo que representó un aumento de 2% respecto a 1999.
Distribución según edad y género
Del total de casos registrados en el país por violencia de pareja, 91%
de las víctimas pertenecían al género femenino. Lo que equivale a decir
que por cada hombre lesionado por su cónyuge se valoraron 11 mujeres por la misma causa. Anteriormente esta diferencia era mayor; por
ejemplo, en 1996 se registró una relación de un hombre por 14 mujeres. Esto denota una tendencia al equilibrio debido al creciente número de hombres agredidos17.
Como se observa en el cuadro 3, el número de casos de ambos sexos
ha aumentado año a año. Sin embargo, este aumento ha presentado
patrones distintos: en 1997 el aumento en el número de casos era desigual para ambos sexos, siendo 13% para las mujeres y 23% para los
hombres, mientras que en el 2000 fue igual para ambos, siendo 4%. La
tasa para ambos sexos también aumentó, aunque el aumento es más notorio en la tasa de hombres que en la de mujeres. Aún así, la tasa perteneciente al género femenino es nueve veces más alta que la del masculino.
Cuadro 3. Violencia de pareja según género.
Colombia, 1996-2000
17
La razón de tasas también tiende a acercarse a un nivel equilibrado, es decir, mientras en 1996 la razón de
tasas hombre:mujer fue 1:13, en el 2000 esta razón es 1:9.
subcultura, la cual sostiene que
en una sociedad los valores y normas de la capa o clase media son
los que se hacen dominantes para
el resto de la comunidad. Dice
también que en la capa media los
procesos de socialización en la familia ofrecen las motivaciones y
normas requeridas para el logro de
los objetivos como el éxito y el trabajo, y por tanto, es muy factible
que las expectativas se cumplan.
Las capas inferiores interiorizan
valores y normas de la capa media. Mediante un proceso de socialización secundaria, los valores
y normas de la capa inferior se
contrastan con las normas de la
capa media. Allí se presentan limitaciones en las habilidades y
capacidades para competir por la
posición social, lo que dificulta la
realización de los objetivos y favorece la frustración del individuo. Se promueven, entonces,
entre los grupos insatisfechos de
las capas inferiores, valores, normas y símbolos propios que constituyen una subcultura.
Los problemas originados por la
posición social producen dificultades de adecuación, principalmente en la población juvenil.
Cuanto más se desea ascender y
menos se considera la posibilidad
de lograrlo, mayor es el atractivo
de pertenecer a una subcultura.
La teoría de la subcultura acentúa
el valor de las condiciones
socioestructurales y culturales
como factores causales de la conducta delictiva y da carácter dinámico a su análisis.
El contacto con personas cercanas
del entorno orienta las motivaciones, impulsos, actitudes y en general el comportamiento del
individuo. En cuanto a la conducta criminal, esta viene dada por la
valoración positiva o negativa
hacia el cumplimiento de las leyes, en términos del grupo de referencia del individuo.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Lesiones no fatales
por violencia de pareja
79
Cuadro 4. Violencia de pareja según edad y género.
Colombia, 2000
Para ambos géneros se resalta que presentaron tasas altas en edades
entre 25 y 44 años. Esto puede deberse a múltiples factores, pero puede
destacarse que a esa edad se desatan los patrones violentos debido a
que se presentan uniones a edades mucho menores, con características como inestabilidad emocional, afectiva y económica.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Se observa que en muchas de las relaciones de pareja de carácter violento se presentan agresiones por parte de ambos miembros; lo que
hace la diferencia es la manifestación de esta, mientras uno de ellos agrede verbalmente, con humillaciones, expresiones despectivas,
denigrantes, etc., el otro además agrede físicamente. En muchos casos,
esto se encuentra determinado por el aprendizaje social que marcó la
pauta en su desarrollo, en el cual se encuentran ambientes familiares
conflictivos, inestables o con marcadas pautas de inequidad entre géneros con acentuada carencia de elementos para resolver pacíficamente los conflictos.
80
La presencia de alcohol como factor constante en algunos casos es el
potencializador de conductas mucho más agresivas, lo que no es un factor indispensable, pues las agresiones pueden ser de otro tipo mientras
no se está bajo el influjo del alcohol. Por lo regular se mezclan sentimientos de frustración, odio, ira, etc., que con el alcohol impulsan las
reacciones violentas.
Otra característica de la violencia en la pareja es la poca denuncia de las
personas con 60 años y más, que para el grupo de hombres puede ser
explicada gracias a lo descrito anteriormente, y para las mujeres por su
dependencia económica y afectiva.
VIOLENCIA ENTRE OTROS
MIEMBROS DE LA FAMILIA
Introducción
La familia es un espacio social de relaciones entre adultos/as y otras generaciones que se establece por vínculos naturales o jurídicos. En ella
se encuentra una red de poderes que con frecuencia está muy
jerarquizada por sexo, edad, posición, condición social, roles, funciones, poder económico y expectativas establecidas de acuerdo con patrones culturales y estereotipos de género.
En toda la red social, familiar o no, se encuentran incluidos los modelos
culturales de femenidad y masculinidad, que son relativamente rígidos
y que determinan la configuración de la personalidad y los modos de
ser hombre o ser mujer, en los que se fijan los procesos de permisividad y control social, y se estimulan y apropian los procesos de ejercicio, aceptación o rechazo de la violencia como recurso de
reconocimiento social e instrumento de poder18.
La violencia intrafamiliar, dada su magnitud, como veremos en las cifras
que se presentan a continuación, se ha instaurado como una forma de
relación y como una vía de resolución de conflictos en la vida privada
que afecta la convivencia, y el bienestar e incide en los patrones de
relacionamiento social en la vida pública.
En este patrón influye la existencia de factores como la dependencia económica, la dependencia afectiva, y de protección, además de muchas
otras. Esto es más evidente y fuerte para los menores de edad que para
los adultos, quienes son los que satisfacen las necesidades económicas,
afectivas, etc.
18
Londoño, Argelia. Lecciones para fortalecer las redes de atención y prevención de la violencia intrafamiliar.
Módulo 5. Quehacer de las redes en la atención y prevención de la violencia intrafamiliar. Secretaría Distrital de
Salud. Humanizar - Corporación para el desarrollo humano. Primera edición, 1998, p. 8.
FRANCIS PICABIA. WOMAN WITH PINK GLOVES, 1925.
Para el caso colombiano podría
decirse que la cultura del “no
pago”, del ser vivo, “de la malicia
indígena”, etc. , de alguna manera promueve una actitud positiva
hacia la conducta desviada, y el
juicio negativo hacia el delito es
considerado propio de “bobos” o
“sapos” y de aquellos que no
quieren “comer callados”. De
otra manera, si el grupo primario
es deficiente o inexistente, la función de socialización puede ser
suplida por el espacio de la calle
o el de la televisión, espacios que
fomentan una actitud positiva
frente a la conducta desviada.
El estudio Nacional de Salud
Mental y Sustancias Psicoactivas,
realizado en 1996 por el Instituto
Nacional de Salud, muestra que la
población, en especial los jóvenes, se queja de la falta de confianza en las instituciones
(especialmente la Policía), la falta
de unión de la comunidad, discriminación y sensación de “no ser
tenido en cuenta”, un “sin sentido” o desesperanza generalizada.
La sociedad impone criterios de
marginación, como la etnia, el
sexo, la edad y los ingresos económicos. Cada vez aparecen más
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Dentro de las relaciones familiares se encuentran inmersos los diferentes simbolismos culturales de poder, orden y jerarquía, que se extienden a aquellos miembros de la familia que no pertenecen al núcleo o
relación estricta entre padres e hijos. Dentro de esta se encuentran los
abuelos, tíos, sobrinos, primos, cuñados, entre otros, que convivan o
no en un mismo lugar de residencia.
81
Sin embargo, las relaciones familiares que se dan dentro de la concepción de dependencia, como se mencionó anteriormente, pueden cambiar y en ocasiones invertirse. Se habla aquí de los adultos mayores y
sus hijos adultos. Estos últimos son ahora independientes y los adultos
mayores son quienes pueden llegar a depender económicamente de
sus hijos adultos. Lo anterior genera un cambio en cuanto a las relaciones de poder: los niveles jerárquicos establecidos pueden continuar, pero
el poder otorgado por la posición jerárquica disminuye.
La transformación de la familia obedece en parte a su inmersión en una
sociedad de acelerados procesos revolucionarios que cambian la ideología y concepciones culturales. Este es un factor al que se resisten, en
algunas ocasiones, quienes se encuentran en posición de ventaja dentro del grupo familiar, pretendiendo imponer las mismas “reglas” de convivencia, con el fin de mantener el orden y la autoridad. Esta imposición
como respuesta a su resistencia al cambio de las transformaciones sociales y familiares, es un factor que incide profundamente en la generación de los conflictos entre sus miembros.
Lesiones no fatales por violencia
entre otros miembros de la familia
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Para el análisis de estos temas, se entenderán como otros miembros de
la familia aquellos que tienen vínculos consanguíneos, con convivencia
o no en el mismo lugar de residencia, y que no mantienen relación de
pareja ni de padres-hijos, siendo, entonces, la violencia ejercida por los
hijos sobre sus padres, entre hermanos y la ejercida por familiares fuera del núcleo, es decir, entre primos, tíos, sobrinos, cuñados, etc.
82
Violencia entre otros
miembros de la familia
{
- Entre hermanos
- De hijos a padres
- Fuera del núcleo (primos, tíos,
sobrinos, etc.)
Durante el año 2000 se presentaron en Colombia 14.475 personas
lesionadas por violencia entre familiares, para una tasa de 58 por 100.000
habitantes. Frente a 1999, se registró un aumento de 35% en el número de casos, e igual en la tasa ( p< 0,05).
La proporción más alta correspondió a personas lesionadas por familiares fuera del núcleo (62%), seguida del grupo conformado por personas lesionadas por un hermano (26%), y de padres agredidos por sus
hijos (11%). La misma distribución, en relación con la proporción de
casos, se observó en los años anteriores.
personas jóvenes desplazadas y
excluidas, con un potencial de
trabajo importante. No sorprende
entonces que Pereira tenga una de
las tasas más altas de homicidios
en el país, pues es una ciudad
con un alto índice de desempleo,
con población desplazada de las
regiones del Chocó, en los límites
de Risaralda y Chocó, zona de
conflicto armado. También influyen el crecimiento vertiginoso de
Pereira en los últimos años, el
desplome del cultivo del café, el
narcotráfico y su problemática,
las consecuencias del terremoto
de enero de 1999, cuando las
personas quedaron en muchas
poblaciones sin referentes laborales, académicos, sociales, lo cual
los despoja no sólo de su territorio sino también de su pasado y
de su mundo interior.
Cuadro 5. Violencia entre familiares según género y agresor.
Colombia, 2000
Cuadro 6. Padres lesionados por los hijos según edad y género.
Colombia, 2000
Cuadro 7. Personas lesionadas por hermanos según edad y género.
Colombia, 2000
Cuadro 8. Personas lesionadas por un familiar
fuera del núcleo según edad y género.
Colombia, 2000
Notas
1
2
3
Embriaguez patológica o intoxicación ideosincrática: Es
una reacción inesperada, desorganizada y patológica
frente al consumo de una cantidad mínima de alcohol
(DMS IV).
Valoración que corresponde a una escala internacional
validada y que los psiquiatras asumen en consenso para
determinar el funcionamiento de las principales áreas
de la vida de una persona (afectiva, social, laboral y
académica).
Término propuesto por el doctor Alfonso Rodríguez
González en su Ponencia: Marginalidad, anomia y
conducta desvíada. Simposio Internacional de
Actualización en Psiquiatría sobre Conductas
Psicopáticas. Bogotá, marzo de 2001.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Para reducir los índices de homicidio se propone como un fin a
mediano plazo fortalecer políticas
tendientes a revitalizar las redes
sociales, crear sentidos de vida
comunitarios, devolver esperanza
en la acción, fomentar la empresa
social y el discurso de los excluidos y, en el corto plazo, difundir
pautas de cultura ciudadana que
intenten controlar otras variables
externas como el porte ilegal de
armas y el consumo de licor.
83
Con respecto al año anterior, hubo un aumento considerable en el
número de personas lesionadas por algún miembro de la familia fuera del núcleo (51%), seguido del incremento registrado en los casos
de agresiones entre hermanos (16%) y de las personas lesionadas por
un hijo (15%).
Por la diversidad de factores involucrados en este tipo de manifestaciones violentas, a continuación se tratarán algunas causas principales
observadas con mayor frecuencia, discriminadas por tipo de relación
familiar, puesto que las causas son diferentes para cada uno de estos
eventos.
Maltrato de hijos a padres
Los adultos agredidos por sus hijos generalmente lo fueron por problemas económicos de estos últimos, al reclamar su herencia, al igual que
por diferencias ideológicas de su compañera (o) o cónyuge con los padres y, en ocasiones, por problemas que involucran drogadicción y alcohol de los hijos. En esta manifestación de violencia intrafamiliar se ataca
por igual a padres y madres, pues finalmente lo que prima es la obtención de dinero y bienes económicos. Esta situación plantea que las relaciones entre padres e hijos se descomponen y se transforman en
intereses de diferente índole en los que no se incluyen los afectuosos.
Las relaciones familiares entre padres e hijos se van transformando al
transcurrir el tiempo, quizás por esta causa los adultos mayores son los
mas afectados. (Cuadro 6)
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Maltrato entre hermanos
84
Las relaciones entre hermanos se presentan por diferentes conflictos, y
en ellas se encuentran impresos sentimientos de desigualdad en cuanto al afecto de sus padres. Esta es una de las razones por las cuales las
relaciones entre hermanos se convierten en violentas, pero también
priman las humillaciones y la intolerancia frente a las diferencias en los
estilos de vida entre ellos. Estos problemas se hacen más complejos por
dificultades económicas o por la herencia de los padres.
Estos conflictos se hacen más evidentes entre jóvenes de 25 a 44 años,
y con predominancia hacia las mujeres (66%), lo que significa que por
cada hombre agredido dos mujeres resultaron lesionadas por algún hermano/hermana. (Cuadro 7)
Agresiones entre familiares fuera del núcleo
Los problemas entre otros miembros de la familia se ven favorecidos
por la convivencia, es decir, que en un mismo espacio físico se encuentran conviviendo padres, hijos, y otros miembros del grupo familiar. Los
problemas familiares en este tipo de relaciones se presentan con mayor frecuencia por el espacio físico que tienen que compartir, los hijos,
bienes, etc. Las manifestaciones violentas entre los miembros fuera del
núcleo19 presentaron la magnitud más alta de los conflictos familiares conocidos (62%), y la proporción más alta (51%). La mayoría de las víctimas pertenecían al género femenino (60%), lo que equivale a decir que
por cada hombre agredido se valoró a dos mujeres, aproximadamente
(razón hombre: mujer de 1:1,5). En estos casos predominaron las agresiones entre jóvenes de 18 a 24 años. (Cuadro 8)
Homicidio-suicidio
en Bogotá durante
el año 2000:
un hecho real, un
evento desconocido
Jorge González
Psicólogo-Epidemiólogo CRNV, INML y CF
Iván Jiménez
Psiquiatra Forense, INML y CF
Andrea Rodríguez A.
Estudiante de Psicología Universidad El Bosque
INTRODUCCIÓN
Distribución según edad y género
De la totalidad de casos reportados como violencia entre otros familiares (14.475), en 61% la agresión fue dirigida a mujeres. Lo anterior equivale a decir que por cada hombre lesionado por otro familiar fueron
agredidas virtualmente 2 mujeres por la misma causa (razón hombre :
mujer de 1:1,5). Es importante considerar que durante los años anteriores la razón hombre: mujer guardado la misma proporción..
La tasa nacional para el género femenino aumentó 28% y la del masculino 40%, respecto del año anterior. Esto muestra el mismo patrón
que hace referencia a un aumento en el número de casos del género
masculino muy superior al del femenino, probablemente debido a la
incursión de la mujer en el mundo laboral, político y educativo, y a que
Aunque el binomio homicidiosuicidio no es un fenómeno nuevo
en el ámbito mundial y está poco
documentado en la literatura,
aparentemente es cada vez más
frecuente en nuestro país. El Instituto Nacional de Medicina Legal
y Ciencias Forenses, Regional Bogotá, preocupado por el hallazgo
de casos de esta índole en la capital y por las graves implicaciones
sociales, económicas y psicológicas para la familia y la sociedad,
viene realizando un análisis
exploratorio, el cual permitirá caracterizar y comprender este fenómeno con el fin de aportar
conocimiento a la práctica forense
y brindar información a las autori1
dades de justicia y salud .
19
Los familiares fuera del núcleo son aquellos que no pertenecen a la conformación familiar nuclear de padres e
hijos, es decir, tíos, primos, sobrinos, nietos, abuelos, cuñados, etc.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Cuadro 9. Violencia entre otros familiares
según grupos de edad y género.
Colombia, 2000
FRANCIS PICABIA. COSTUME DESIGN FOR RELÂCHE, 1924.
85
reconoce sus derechos que empoderan su papel dentro de la sociedad; de igual forma, podría explicarse por la intolerancia hacia algunos
patrones de conducta adoptados por los hombres con cierta frecuencia, como el embriagarse o llegar tarde.
Tanto para hombres como para mujeres la mayor proporción la presentó el grupo de 25 a 34 años (28% y 31% respectivamente), aunque la tasa para ambos está en grupos distintos. (Cuadro 9)
MALTRATO A MENORES DE EDAD
Introducción
Los diversos estudios y análisis teóricos sobre el origen del comportamiento antisocial señalan la importancia de considerar los factores de
influencia en el desarrollo temprano del individuo. En este contexto, el
fenómeno de la agresión y violencia hacia la población infantil, en lo que
se conoce como maltrato, constituye un factor central en el proceso
de determinación de las causas que predisponen a la agresión desde las
primeras etapas del desarrollo.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Sólo hasta 1960 la sociedad empieza a reconocer el maltrato infantil
como una forma de violencia intrafamiliar, que se extiende a otros contextos incluyendo el escolar y el social.
Al revisar la historia de la psicología infantil se encuentran diferentes formas de manejo y prácticas disciplinarias de tipo coercitivo, impuestas por
una sociedad que no tenía otros recursos para “guiar” a los niños y exigir comportamientos de adulto, ya que era concebido como un adulto
en miniatura20.
Uno de los aspectos que frecuentemente se encuentran ligados a los
procesos de socialización infantil es el castigo. Este concepto está mediado por las variaciones idiosincráticas culturales de los comportamientos considerados como aceptables por cada cultura y la concepción del
daño social que debe recibir el ofensor. Así, pues, el castigo puede ubicarse como parte de un suceso que aparece como respuesta a la comisión de una ofensa o de algo que se considera como una alteración
20
86
Castro de Restrepo. Maltrato infantil. Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Revista Suma Psicológica. Vol. 2,
No. 2, sept. 1995.
Otro aspecto que tiene un profundo efecto sobre los niños se relaciona con el ambiente en el que crecen en su hogar. Si en este se presentan manifestaciones continuas de violencia, por diversos motivos, los
menores de edad sufren un abuso permanentemente, bien por presenciarla o porque son víctimas directas de esta. En Estados Unidos, según
estadísticas, se estima que de 3,03 a 10 millones de niños son testigos
de abuso doméstico cada año.
En diversos estudios en el país y fuera de este se mencionan los efectos
de presenciar el abuso o ser víctima de este. Estos efectos se pueden
describir en los siguientes aspectos22:
•
•
•
•
•
•
21
22
Problemas de conducta: Los niños pueden tener problemas resolviendo tareas, dificultades de concentración, de pasividad o de agresividad. También pueden demostrar comportamientos dependientes
o hiperactividad; algunos desarrollan una especie de insuficiencia respecto a los límites y la disciplina, e inhabilidad para comunicarse.
También pueden llegar a perder autoestima y aprecio hacia la gente que los rodea.
Desarrollo tardío: Muchos de estos niños tienen dificultades de crecimiento físico.
Estrés relacionado con dolencias físicas: Muchos de los niños testigos de violencia o de abuso reflejan su sufrimiento quejándose de
dolores de cabeza, dolor abdominal, neurosis, insomnio y estrés
postraumático.
Aislamiento: Los niños pueden tener miedo de llevar amigos o familiares a su casa, de jugar con ellos, o de compartir.
Sentimiento de responsabilidad respecto a la agresión: Cuando el
niño se siente responsable, tiende a complacer al agresor y a confortar a la víctima; cuando esto pasa, los niños asumen un rol de
cuidadores, es decir, toman parte de la agresividad.
Bajo rendimiento académico: No es de sorprenderse que los niños que han sido abusados no puedan tener gran rendimiento en
el colegio. Los niños sufren desde estrés hasta desórdenes físicos,
desarrollando retardo respecto a la habilidad para concentrarse o
para retener información, lo que puede dar como resultado un bajo
rendimiento en el colegio.
Tabares, Ximena. El castigo a través de los ojos de los niños . Las violencias: su inclusión creciente. Centro de
estudios sociales. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1999.
Documentación médica estandarizada para lesiones en violencia doméstica. Curso desarrollado por “Médicos
por una sociedad libre de violencia”, Hospital General de San Francisco. Building I, Room 300, San Francisco,
California 94110 Edición 1.0. Septiembre 1998.
El término “homicidio” se deriva
de las palabras latinas homo
(hombre) y caedere (matar), las
que etimológicamente significan
“muerte de un hombre”. Muchos
países al estudiar la muerte violenta distinguen entre homicidio
2
culposo y homicidio doloso , este
último caracterizado por ser una
muerte premeditada o en el que
media el elemento de culpabilidad.
Entre las diferentes teorías expli3
cativas del suicidio expuestas
por Durkheim, llama la atención
el subtipo cuatro, suicidio fatalista, aquel que ocurre en presencia
de estados de desesperación llevando al sujeto a descargar la ira
contra sí mismo o contra otras
personas. Este subtipo podría
ayudarnos a comprender el evento que queremos caracterizar: el
homicidio-suicidio.
Un caso de homicidio-suicidio es
aquel en el cual una persona se
suicida hasta una semana después
4
de haber cometido un asesinato .
Generalmente los agresores son
hombres y las víctimas sus compañeras sexuales o los familiares.
El principal mecanismo utilizado
en estos casos es el arma de fuego. El hecho se realiza en dos eta5
pas : 1. homicidio(s) y 2. suicidio
del sujeto agresor.
Durante el año 2000 la Regional
Bogotá del Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses realizó 4.459 necropsias, cuyas maneras de muerte se
distribuyeron así: 2.428 (54%)
6
por homicidio, 363 (8%) por
suicidios, 1.014 (23%) por muerte en accidente de tránsito, 468
(10,5%) por muerte accidental y
186 (4%) por muerte donde no se
7
estableció la manera .
Entre enero y diciembre del año
2000 se identificaron 11 casos
de homicidio-suicidio, en los cuales fallecieron 26 personas (15 homicidios y 11 suicidios); en todos
los casos fueron hombres quienes
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
del orden colectivo preestablecido. Visto así, el castigo simboliza la reprobación moral de un grupo social. Dentro de la ejecución de este se
encuentran diferentes elementos que establecen distinciones en la variación e intensidad de la sanción21, y dependiendo de esto algunos
pueden llegar a considerarse maltratantes.
87
En este aparte se presentan únicamente los casos de maltrato físico, que
en la mayoría de las veces son perpetrados por los padres o por una
persona cercana al menor de edad. Aunque en la actualidad se han reconocido otras formas de maltrato hacia los menores de edad, diferentes a las físicas y psicológicas en espacios familiares y escolares 23, vale la
pena preguntarse si en nuestra interacción con los menores de edad
generamos modelos inapropiados, con conductas que no reconocen
sus condiciones humanas, anatómicas, fisiológicas y de desarrollo mental (en la calle, en el transporte urbano, entre otros espacios) que podrían ser consideradas agresivas o maltratantes por ellos.
Lesiones no fatales por
maltrato a menores de edad
En el año 2000 el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses valoró a 10.900 menores de edad que fueron maltratados.
Respecto al año anterior se presentó un aumento de 10%, contrario a
lo observado en 1999, cuando hubo una disminución de 2%.
Teniendo en cuenta la persona que agredió al menor de edad, la distribución de casos presentó una mayor proporción de lesionados por el
padre (41%), seguida de la madre (26%), por una persona o familiar a
cargo de su cuidado (20%), y por el padrastro o la madrastra (13%).
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Destaca el aumento en el número casos por tipo de agresor, ya que se
observa que en todos hubo aumento: los lesionados por el padre registraron un aumento de 9%, por la madre 11%, por el padrastro o la
madrastra 12%, y por una persona encargada 10%.
Según las cifras por tipo de agresor, no se observaron diferencias en el
género de los menores afectados, es decir, ningún tipo de agresor se
inclinó por un género en especial, pues por cada niño lesionado también se maltrató a una niña, independientemente del tipo de agresor.
Cuadro 10. Maltrato a menores de
edad, según género y agresor.
Colombia, 2000
23
88
Como el exceso de trabajo, o empleo de los niños y niñas en pornografía y prostitución.
Distribución según edad y género
Figura 1. Distribución según mes
de homicidios-suicidios.
30
La gran mayoría de los menores maltratados presentaban edades entre 5 y 14 años (57%), grupo que históricamente ha mostrado la proporción más alta de casos (56% en 1999, 56% en 1998, 66% en 1997
y 58% en 1996). Este grupo de edad también presentó la tasa más alta.
Cuadro 11. Maltrato a menores de edad,
según edad y género.
Colombia, 2000
20
15
10
5
0
Ene.
Feb.
May.
Jun.
Jul.
Ago.
Dic.
Mes
cometieron homicidio y luego se
suicidaron. En el momento de la
muerte, 37%, eran separados,
27% casados, 18% solteros y
18% vivían en unión libre.
Todos usaron arma de fuego, tanto
para cometer el homicidio como
para el suicidio; 62% de las muertes ocurriendo en el lugar de residencia, 11% en otra residencia,
11% en el lugar de trabajo, 11% en
la vía pública y 4% en automóviles.
Figura 2. Lugar del hecho de
los homicidios-suicidios
Automovil
Vía pública
Otra resid.
Trabajo
Residencia
0
10
20
30
40
50
60
En 64% de los casos se presentaban conflictos de pareja (entre los
cuales 14% de los agresores tenían trastornos mentales), 18%
tenían conflictos interpersonales
y 9% problemas económicos.
En promedio, las personas que
cometieron el homicidio-suicidio
(11) tenía 38 años de edad (1956 años). La edad promedio de
las víctimas de homicidio (15) era
25 años, con un rango que oscila
entre 7 y 40 años.
70
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Con relación a 1999, el aumento en el grupo de hombres fue mayor al
de mujeres: hubo incrementos de 12% en el grupo de hombres y 8%
en el de mujeres. Este comportamiento ha venido observándose en los
últimos años, probablemente debido a la sensibilización, al conocimiento
de los derechos de los niños y niñas y al avance de las políticas públicas.
25
Porcentaje
Del total de casos atendidos por maltrato a menores de edad en el 2000,
la mayor proporción correspondió a niñas (54%). A pesar que el género femenino ha presentado la mayor proporción de menores de edad
maltratados, la relación entre ambos géneros es 1:1, es decir, por cada
niño lesionado se lesiona a una niña por la misma causa.
89
LESIONES FATALES
La violencia intrafamiliar tiene serias repercusiones, que influyen en las
relaciones sociales entre los individuos, llevando por diversos mecanismos a la reproducción de la misma. La gama de efectos psicológicos, las
discapacidades y secuelas que ocasiona son preocupantes, pero sin duda,
la más severa forma de violencia intrafamiliar es la que lleva a la muerte
(homicidio), que en muchos casos esta asociado a delitos sexuales.
No es fácil predecir los efectos posteriores, pero se ha observado que
la violencia intrafamiliar, tanto en niños (as) como en la pareja u otros
familiares, deteriora paulatinamente las relaciones; se agrede cada vez
con más violencia y con métodos o elementos más lesivos. Esto produce un aparente efecto de sumisión u “obediencia” de quien recibe el
castigo, efecto que en épocas posteriores puede convertir a la ahora
víctima del maltrato en maltratador o incluso en homicida 24.
Durante el año 2000 fallecieron a
consecuencia de golpes y ataques
con diferentes elementos y armas
145 personas, de las cuales la
mayor proporción fue por
violencia de pareja o conyugal
(57%), seguida de maltrato a
menores de edad (21%), y en
menor proporción por violencia
entre otros miembros del grupo
familiar (19%).
Durante el año 2000 fallecieron a consecuencia de golpes y diferentes
elementos y armas 145 personas, de las cuales, la mayor proporción
correspondió a violencia de pareja o conyugal (57%), seguido por maltrato a menores de edad (21%) y, en menor proporción, por violencia
entre otros miembros del grupo familiar (19%).
Llama la atención que de los casos de menores de edad, los de 5 años
fueron los más vulnerables (61%), y aquellas personas fallecidas por
violencia de pareja y entre otros miembros de la familia en su mayoría
fueron jóvenes entre los 18 y 34 años.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Cuadro 12. Personas fallecidas por violencia intrafamiliar.
Colombia, 2000
24
90
Ressler R, Burguess. Sexual Homicide , Patterns and motives. Cap 3. Preocupación con el asesinato: Respuestas
con patrón; El papel de la fantasía, pp. 34 y 35. Ed Free Press Copyright 1992.
En los casos de menores de edad fallecidos por maltrato, la mayoría
presentó aspecto descuidado y signos de desnutrición, caracterizada por
bajo peso y talla, lo que indica la negligencia y el descuido que sufrieron
durante su corta existencia.
Del total de las víctimas de homicidio, 60% era la compañera sentimental, y de ellas 34% eran la
esposa, 33% la ex esposa, 11% la
compañera en unión libre, 11% la
pareja sexual y 11% la novia.
20% eran los hijos de la pareja,
13% un compañero de trabajo y
el 7% restante otra persona.
En algunos casos, los anteriores cambios han estado asociados al abandono de los padres, intencional o no. En ocasiones han sido dejados
por largos periodos de tiempo al cuidado de otras personas que no son
aptas para el cuidado de menores de edad, como ancianos, otros menores de edad, adultos en estado de embriaguez, entre otras. Lo anterior se ha observado con más frecuencia en familias uniparentales
(madres/padres solteras/os) debido a la necesidad de trabajar para sostener el hogar.
Aunque el presente informe contiene sólo un avance del estudio
que está desarrollando el CRNV, se
considera importante su divulgación para alertar a las autoridades
sobre un hecho real, que es parte
de nuestra realidad pero del cual
poco conocemos y que, por lo tanto, tendremos que caracterizar con
el fin de intervenir, pues afecta a
una parte de nuestra población.
Las muertes por lesiones en la cabeza fue la causa más común en los
niños. Los golpes en la cabeza producen hemorragias extensas, fracturas craneanas y hematomas subdurales. Esto supone el uso de una fuerza
mecánica moderada o severa, e indica que el niño/a estuvo sometido a
severas lesiones: arrojado con violencia, empujado por las escaleras,
sostenido de los tobillos de manera que la cabeza se golpeó contra una
pared u otro objeto sólido, golpeado repetidamente en la cabeza con
el puño u otro objeto o se le dejó caer al suelo.
También se han observado con frecuencia en los menores de edad fallecidos las lesiones abdominales. En esta zona se puede infligir daño severo en los órganos abdominales sin mayor lesión en la piel del
abdomen. Una indicación de esta condición es un abdomen bastante
hinchado. El desangramiento por laceraciones severas en el hígado, bazo
o meso del intestino delgado y la peritonitis por un páncreas lacerado o
ruptura del duodeno son las más comunes heridas a nivel abdominal.
Es común encontrar fracturas óseas en los menores de edad fallecidos
a consecuencia de golpes. Las fracturas múltiples y en diferentes etapas
de cicatrización indican episodios múltiples y diversos de maltrato. Las
fracturas de las extremidades pueden ser ocasionadas cuando se golpea al niño, o cuando se le halan, sacuden o tuercen las extremidades.
Las fracturas de huesos largos (fémur, húmero) son las más comunes, y
son también frecuentes múltiples fracturas en las costillas, por lo general posteriores, adyacentes a la unión de la vértebra, típicas en el síndrome de niños golpeados que se diferencian de otros traumas por caída
desde alturas o accidente automovilístico.
FRANCIS PICABIA. MARDI GRAS, 1925.
Notas
1
2
3
4
5
6
7
Archila C, Díaz J, Lemus J, et. al, 2000.
República de Colombia. Ministerio de Justicia. Código
Penal.
Bobes J, González JC y Sáiz PA. Prevención de las
conductas suicidas y parasuicidas. Barcelona: Masson
S.A, 1997.
Marzuk PM. Tardiff K, Hirsch C. The epidemiology of
murder-suicide. Jama 1992.
Uribe, G. Contagio en el suicidio: Medicina Legal,
toxicología y psiquiatría forense. Temis. 11ª. Edición.
De este total, 337 necropsias corresponden a casos
ocurridos en Bogotá D.C.
Base datos de necropsias por muerte violenta CRNV,
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Otro mecanismo de lesión que puede generar un hematoma subdural
y hemorragia intraocular sin que se observe lesión externa en la cabeza o cuero cabelludo es el llamado síndrome del niño sacudido, que resulta de fuertes y repetidas sacudidas o zarandeos dados a un infante
agarrado por los brazos o por el tórax.
91
Especialmente en los menores de 4 años es común encontrar que los
perpetradores del hecho pretenden ocultar lo sucedido mencionando
caídas accidentales, desobediencia extrema, o que los menores realizan
actos a propósito con el fin de hacer enojar al adulto, refieren que los
castigos obedecieron a hechos como mojarse en la cama o vomitar25.
En la literatura se diferencian dos tipos de muerte a menores de edad:
1. Neonaticidio: muerte producida a un niño con algunas horas de
nacido.
2. Filicidio: muerte a un niño con más de un día de nacido.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
El neonaticidio se encuentra asociado con inmadurez, ignorancia, ingenuidad y madres muy jóvenes, quienes con frecuencia niegan u ocultan
el embarazo y escogen estar apartadas y solas cuando nace el bebé.
El filicidio presenta una clasificación según la motivación del homicidio,
además de las razones que impulsan la agresión. Según Scott (1973)
se distinguen cinco categorías de filicidio, que son utilizadas hoy día26 :
1. Padres que eliminan un niño indeseado: en esta se incluyen padres
que asesinan a su hijo por negligencia y aquellos que lo matan producto de un acto agresivo. Frecuentemente no se encuentran desórdenes mentales pero se encuentra evidencia de personalidad
anormal, de carácter neurótico, e historia de violencia familiar.
2. Muertes por compasión. Esta categoría incluye las muertes altruistas
y ocurren por la creencia de que la muerte es la única solución para
prevenir el sufrimiento del niño producto de alguna enfermedad
física, discapacidad mental o física. En algunas ocasiones los padres
presentan depresión con antecedentes de suicidio.
3. Agresión atribuida a patología mental. En este grupo se describe a
que los padres que sufren de enfermedades psicóticas, incluyendo
aquellos que tienen antecedentes de esquizofrenia, paranoia o depresión psicótica, antes o después del nacimiento del niño.
4. Estímulos externos (ira, pérdida de estatus o pérdida de objetos queridos). En este grupo se incluyen los padres que sufren reacciones
depresivas producto de cambios en sus relaciones, estatus, o creencias de que su habilidad como madre o padre se ve menoscabada
por otros. Las madres para quienes su apariencia personal tiene un
alto valor sienten que tienen sobrepeso y son menos atractivas,
muestran por tal razón ambivalencia con respecto a su embarazo.
También se describe que uno de cada nueve de este tipo de padres
presentan desórdenes en la personalidad, caracterizada por comportamiento impulsivo y agresivo con intentos previos de suicidio.
25
26
92
Departamento de justicia de los Estados Unidos. Programa Internacional para el Adiestramiento en la
Administración Criminal (ICITAP). Crímenes Violentos. Versión en español por Miranda Associates, marzo de
1991, pp. 219-220.
Principles and practice of forensic psychiatry. Editado por Robert Bluglass and Paul Bowden. Foreword by Niger
Walker. London: Churchill Livingstone, Primera publicación 1990, p. 525.
5. Estímulos que provienen de la víctima. En estos casos las madres son
jóvenes, con frecuencia inmaduras, o no se encuentran preparadas para asumir este rol. Los esposos por lo general no tienen soporte social, son inestables y presentan antecedentes criminales.
Frecuentemente están ausentes. La muerte del menor ocurre como
resultado de la frustración, limitada tolerancia, ausencia de lazos
familiares e ira. La madre no es capaz de suplir las demandas del
menor, quien es luego lesionado y en últimas fallece.
Por otra parte, en aquellas muertes de personas adultas en relaciones de pareja (uxoricidio), se involucran factores como celos,
retaliaciones o reacción de extrema violencia en defensa propia. Esta
última a consecuencia de maltrato recibido por largo tiempo. Como factores están presentes en ocasiones el alcohol, el temor al abandono,
en especial en relaciones de excesiva dependencia afectiva o económica, y un comportamiento sadomasoquista.
Según la literatura estadounidense, estos casos son más comunes en
relaciones de pareja de unión libre que en las relaciones establecidas
con vínculos oficiales (matrimonios por lo civil o religioso). También se
menciona la existencia de diversas formas de violencia previas27.
De las personas fallecidas por estos actos conocidas por el Instituto,
muchas presentaban antecedentes hospitalarios y de historial médico
en las que se encontraban lesiones y otras manifestaciones físicas como
motivos de consulta; entre estas manifestaciones fue común encontrar
cefaleas, depresiones y dolores en diferentes partes del cuerpo. Dichas
manifestaciones de enfermedad probablemente han sido originadas por
las agresiones de las que venían siendo víctimas al interior de sus familias y que se somatizan en otro tipo de dolencias distintas a los golpes.
Es importante entender que este
tipo de violencia (en relaciones de
pareja) no se detiene
espontáneamente, lo que se
observa es que se incrementa con
el paso del tiempo.
27
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Este prototipo de violencia cuando es continua y progresiva en una escala ascendente es llamado Síndrome de Maltrato (Battering Syndrome),
por lo que los sistemas de atención, prevención y detección deben siempre considerar que una persona afectada tiene una alta posibilidad de
sufrir lesiones más severas e incluso de morir.
Bluglass, Robert; Bowden, Paul. Principles and practice of forensic psychiatry . London: Churchill Livingstone,
1990, p. 538.
93
Por el alto el riesgo de continuar siendo lesionado(a) en una escala más
alta e incluso muera por el maltrato, es importante mejorar el abordaje
del problema para una identificación y prevención de sus consecuencias por parte del personal de salud, tanto médico como de enfermería, odontólogos y otros especialistas como trabajadores sociales,
educadores, madres sustitutas, y autoridades.
Es necesario incrementar la conciencia del alto riesgo que implica el
maltrato intrafamiliar, mejorar la formación de quienes pueden detectarlo
y emprender la aplicación de medidas adecuadas. Esta afirmación nace
del conocimiento de algunos casos, en los que a pesar de haber tenido
acceso a niveles complejos de atención por parte de los servicios de salud
debido al maltrato del que fueron víctimas, y estar institucionalizados antes de fallecer no fue detectado el peligro de muerte en el que se encontraban. Esto indica que se requiere desarrollar “predictores” de
peligro y mecanismos efectivos de seguimiento del caso con el fin de
ofrecer tratamiento a largo plazo, tanto para la víctima en concreto como
para el conjunto familiar.
Conclusiones
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
El rechazo de actitudes violentas en la sociedad se manifiesta de varias
maneras, una de ellas es la denuncia. Podría afirmarse que la resistencia
a las diferentes manifestaciones violentas de las relaciones familiares, que
históricamente han estado presentes, es cada vez mayor. Uno de los
indicadores para sostener esta afirmación corresponde al aumento del
número de personas lesionadas que han sido valoradas por el Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, como parte del proceso judicial posterior a la denuncia. Este aumento correspondió a 33%
con respecto a los presentados en 1996, es decir, se han registrado
17.131 casos más.
94
Con lo anterior podría afirmarse que el aumento en la denuncia obedece, en parte, al rompimiento de los patrones que han prevalecido en
las relaciones de pareja y familiares entre hombres, mujeres y menores de edad. Esto indica que el aumento no corresponde a un incremento de la violencia en la familia, por el contrario, lo que muestra es
que esta empieza a verse como tal, a la luz de un cambio de patrones
culturales que rechaza los malos tratos.
Los casos de violencia intrafamiliar conocidos por el Instituto han tenido un comportamiento similar en los últimos años en el país. Estos se
han caracterizado por un mayor porcentaje de violencia conyugal o de
pareja (63%), seguido por violencia entre otros familiares (21%), y, en
menor proporción, los casos de maltrato a menores de edad (16%).
De las diferentes manifestaciones violentas en las familias, las mujeres
adolescentes y adultas son grupos poblacionales que con mayor frecuencia son agredidos. Sin embargo, el notorio aumento en el registro de
hombres afectados, especialmente jóvenes y en relaciones de pareja,
puede considerarse otro indicador social de cambio en las relaciones
familiares y sociales.
Uno de los grupos poblacionales más afectados por su estado de dependencia e indefensión es el constituido por los menores de edad.
Aunque el grupo de 5 a 14 años es el que concentra una proporción
mayor en el número de casos observados, es importante tener en cuenta que el grupo de menores de 4 años es uno que presenta alto riesgo,
debido a que a esta edad los niños son mucho más vulnerables y mantienen un número de relaciones interpersonales muy limitado, es decir, se interrelacionan con pocas personas, disminuyendo la posibilidad
de que sea detectado algún tipo de maltrato en ellos.
Recomendaciones
Las diferentes manifestaciones de violencia en la familia requieren intervenciones adecuadas en atención, prevención y sanción por parte de la
justicia, que se enmarquen en un amplio conocimiento de la problemática, y que a su vez permitan trazar lineamientos en políticas públicas
en salud, educación, prevención, atención, además de otras, acordes
con la realidad del problema en el país.
La focalización de la problemática por parte de las instancias exige una
coordinación dinámica de planes y proyectos acorde con la situación de
las familias colombianas. La planeación debería realizarse con la participación de todas las instituciones que atienden la problemática,
involucrando en esta a las Organizaciones No Gubernamentales, para
definir acciones en común a corto, mediano y largo plazo, con el fin de
lograr canalizar mejor los recursos y tener un cubrimiento mayor de la
población a través de las siguientes acciones:
•
Reforzar los programas y proyectos que sean comunes o similares
en aquellas instituciones gubernamentales y no gubernamentales
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Un gran avance fue la inclusión en la Constitución Nacional de 1991 de
la promoción y defensa de los derechos humanos de mujeres y hombres en las relaciones familiares (artículo 42), pues los grandes esfuerzos y recursos económicos que se han invertido para hace una
aproximación a la problemática y darle solución con políticas derivadas
del cumplimiento constitucional han logrado aumentar la denuncia y
caracterizarla.
95
•
•
•
•
que atienden, previenen y protegen a las víctimas y agresores de
la violencia intrafamiliar.
Coordinar los flujos de atención en forma armónica entre las instituciones, con una comunicación continua que permita una remisión oportuna y adecuada a los diferentes servicios de protección,
atención, manejo terapéutico familiar e individual y de conciliación,
además de otros.
Reorientar las estrategias de promoción de servicio y de los programas institucionales con base en las necesidades de la población.
Hacer una mejor ubicación estratégica de los centros de atención
y denuncia, acorde con las necesidades de la población.
Realizar evaluaciones periódicas de los productos y servicios prestados, de la formación otorgada o exigida a las personas que atienden, de la capacidad institucional para la atención con respecto a la
población objeto, y de la efectividad de los programas y el impacto
de estos en la población, entre otras.
Otro punto tiene que ver con la efectividad en las acciones y recursos
jurídicos disponibles para atender la problemática. Debido a la actual
exigencia que se hace a quienes atienden e intervienen en los casos de
violencia intrafamiliar, se requiere una formación en el uso adecuado de
planteamientos éticos que permitan solucionar la problemática con herramientas sociales de convivencia pacífica.
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Lo anterior requeriría una adecuación y difusión más eficaz de las guías,
modelos y políticas existentes, que incluya a los gobernadores, alcaldes,
universidades y a quienes dirigen las diferentes instituciones, para hacer
efectivas estas propuestas y evaluar sus procesos y resultados, comprometiendo desde lo local la participación que permita reflexionar y analizar la violencia intrafamiliar como una práctica social sustentada en
imaginarios, valores, derechos y creencias culturales y enriqueciendo la
formación de funcionarios y funcionarias que trabajan en la atención legal
y psicosocial de esta.
96
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia - INML y CF
Cuadro 13. Tasa de violencia intrafamiliar por punto de atención.
Colombia, 2000
97
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