INCIDENTES. ART. 328 CPCC. ÁMBITO DE APLICACIÓN. COSA

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INCIDENTES. ART. 328 CPCC. ÁMBITO DE APLICACIÓN. COSA JUZGADA. CONCURSO.
SENTENCIAS DICTADAS EN PROCESOS VERIFICATORIOS.
A C U E R D O N/ 430 En la ciudad de Rosario, a los 20 días del mes de septiembre de dos mil
seis, se reunieron en Acuerdo los vocales de la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo
Civil y Com ercial de Rosario doctores José Humberto Donati, Alicia García y José María
Serralunga, con el fin de dictar sentencia en los autos caratulados “FERNÁNDEZ Rubén
c/BATISTELLI Hugo s/EJECUCIÓN HIPOTECARIA” - Expte. N/ 179/2006 (Distrito 5/ Nom.),
venidos en apelación del fallo de fs. 267/269.
Efectuado el estudio de la causa, se resolvió plantear las siguientes cuestiones:
1ª. ¿ES NULA LA SENTENCIA IMPUGNADA?
2ª. ¿ES JUSTA LA SENTENCIA IMPUGNADA?
3ª. ¿QUÉ PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE DICTAR EN DEFINITIVA?
A la primera cuestión el vocal doctor Serralunga dijo: el recurso de nulidad deducido no
ha sido mantenido en esta instancia, y no advirtiéndose vicios u omisiones que hagan necesaria
su declaración oficiosa, corresponde desestimarlo.
Voto por la negativa.
A la misma cuestión el vocal doctor Donati dijo: por la misma razón que invoca el colega
preopinante, adhiero a su conclusión y voto en idéntico sentido a la primera cuestión.
A la misma cuestión la vocal doctora García dijo: advirtiendo la existencia de dos votos
totalmente concordantes que hacen sentencia válida, me abstengo de emitir opinión (art. 26,
ley 10160).
A la segunda cuestión el vocal doctor Serralunga dijo: I) La sentencia de fs. 267/269,
dispuso hacer lugar al planteo de cosa juzgada material hecho por el ejecutado y,
consecuentemente, rechazar la ejecución con costas a la actora. Ésta interpuso contra el fallo
recurso de apelación.
Llegados los autos a esta Alzada por su concesión, el recurrente expresó agravios a fs.
309/331, contestados por la contraria a fs. 335/337.
II) La sentencia estableció que estando pendiente la resolución de esta ejecución hipotecaria, el
Juez del concurso del accionado declaró inadmisible el crédito insinuado por el aquí actor por
Resolución N / 260/02. Que habiéndose interpuesto recurso de revisión, el mismo no prosperó
por haberse declarado la caducidad del proceso.
Que habiendo la ejecutada fundamentado la existencia de cosa juzgada en el pronunciamiento
que desestimara la verificación del crédito, estimaba ser así, ya que esta ejecución no podía
merecer en cuanto al título una suerte distinta del trato que se le diera en el concurso.
Con cita de ciertas opiniones doctrinarias y jurisprudencia, estableció que la ley 24522 en el
inc. 2 / del art. 21 refiere a estas ejecuciones de garantías reales, posibilitando la coexistencia
de un proceso ejecutivo con un proceso de conocimiento (la verificación del crédito), y que la
decisión que se dictase en el primero produciría efecto de cosa juzgada formal, mientras que la
del segundo cobraría autoridad de cosa juzgada material. Así ésta tendría preminencia sobre
aquélla en caso de discordancia.
Agregó que la documental acreditante de la situación expuesta fue acompañada a estos autos,
obrando reservada en Secretaría -hecho conocido por la actora- no pudiendo asimilarse este
supuesto al de “prueba trasladada”; que más aún no se privó al ejecutante de la posibilidad de
pronunciarse o ser escuchado.
En cuanto al planteo de la actora sobre la imposibilidad de promover nuevo incidente por falta
de pago de las costas de uno anterior, según el art. 328 CPCC, estableció no poder
considerarse como un nuevo incidente lo manifestado por el ejecutado sobre la desestimación
del pedido de verificación de crédito y su firmeza, porque el art. 141 CPCC determina que la
cosa juzgada puede ser alegada en cualquier estado y grado de proceso, y aun de ser suplida
de oficio. Que el planteo de cosa juzgada no reviste la calidad de incidente ni puede
considerarse obstáculo de un requisito constitutivo para dictar sentencia válida.
III) Al recurrente dice agraviarle: a) se considerase que la accionada pudiese promover un
nuevo incidente, -el de cosa juzgada- adeudando las costas de uno anterior perdido por ella; b)
se considerase la existencia de una supuesta cosa juzgada, no dándose identidad subjetiva
entre el proceso concursal y la ejecución hipotecaria, a lo que añade que la cosa juzgada de
que habla el art. 37 LCQ sería sobre los efectos internos en el concurso y no sobre los
procesos ajenos a él; y c) la omisión de considerar cuestiones debatidas en la causa; así refiere
que el accionado no atacó en ningún momento la relación contractual como inexistente;
reconoció la calidad de deudor cedido; invocó el pago de la deuda, sin probarlo; mientras que
en el concurso preventivo se alegó la inexistencia del crédito en cabeza del aquí actor, lo que
haría aplicable la teoría de los actos propios.
Arguye que habiendo el deudor opuesto aquí el pago, consideró no debía discutir el criterio del
síndico concursal del que sería un crédito simulado, así como tampoco hacerlo a través del
recurso de revisión. Que en tanto el deudor habría llegado a acuerdos con sus acreedores,
homologados judicialmente, y cumplidos, la ejecución en los presentes ningún perjuicio les
ocasionaría.
IV) En lo que atañe al primer agravio, cabe establecer que el impedimento que prescribe el art.
328 del CPCC, de promover otro incidente por quien hubiese sido condenado en uno anterior,
por la ubicación de la norma en el ordenamiento procesal y el propósito que la inspira, -que es
evitar la dilación en el trámite de los juicios a través de incidentes no siempre originados en
motivos legítimos (Cabal-Atienza, “Anotaciones al Código de Procedimientos en lo Civil y
Comercial de la Provincia de Santa Fe”, Ed. Ciencia, 1940, pág. 429)- aparecería referida a los
incidentes que se suscitasen sobre el procedimiento, y no a otras cuestiones que sin ser tales
hubiéseles de dar el trámite de los incidentes, como en relación a la cosa juzgada prescribe el
art. 141 del CPCC. Pero, al margen de ello, no puede perderse de vista que la cosa juzgada es
un medio de defensa que por su naturaleza de orden público, excede el ámbito de
disponibilidad de las partes, pues el Estado tiene derecho a no juzgar lo que ya ha juzgado
(CCCSFe, 2ª, Z. 40-J/152), -y que siendo que el derecho procesal está dominado por ciertas
exigencias de firmeza y efectividad de los actos, por lo que frente a la necesidad de obtener
actos procesales válidos y no nulos, se halla la de obtener actos procesales firmes, sobre los
cuales se pueda consolidar el derecho (CNFedCivyCom, S. I, L. L. 1999-E-247), no puede
hacerse prevalecer frente a ello la limitación que emerge del art. 328 del CPCC.
Sobre los otros agravios estimo resultan inconmovibles los fundamentos del fallo, sustentados
en prestigiosa doctrina (Rouillón, A. A. N., “Las ejecuciones de garantías reales y el fuero de
atracción del concurso preventivo del deudor”, L. L. 1998-E-107; Richard E. H.- Maldonado C.Álvarez N. B., “Suspensión de acciones y fuero de atracción en los concursos”, Ed. Astrea,
1994, págs. 95/96), y jurisprudencia (CSN, Fallos 322-2511), de que el pronunciamiento firme
que desestimara en el concurso del aquí ejecutado, la verificación del crédito por el que se
promoviera la ejecución hipotecaria, produce el efecto de cosa juzgada material respecto de la
procedencia de esta ejecución. Y ello, por cuanto, esta última no puede merecer en cuanto al
título una decisión diversa de aquélla. Que, por otra parte, toda pretensión de modificar una
sentencia sobre verificación de crédito, sólo sería posible en el ámbito del concurso, en virtud
de los principios de universalidad, unicidad y concursalidad que rigen los procesos universales.
Que el art. 21 LCQ hace posible la coexistencia de un proceso de ejecución, -como el de una
garantía real de hipoteca-, con el proceso de conocimiento de la verificación del crédito, con la
consecuencia de que el pronunciamiento que se dictase en aquél -como todo proceso de
ejecución- haría cosa juzgada formal, mientras que el segundo -de conocimiento- tendría los
efectos de cosa juzgada material, insusceptible de ser soslayada como tal.
Es que el proceso verificatorio, -necesario, típico, único y excluyente-, tiene carácter netamente
contencioso y de conocimiento pleno. Por eso la sentencia que se dicte tiene autoridad de cosa
juzgada material con efectos intraconcursales y extraconcursales entre las partes. En el primer
caso, dentro del concurso mismo, y en el segundo (extraconcursal) extiende sus efectos más
allá de la duración del proceso colectivo, no existiendo posibilidad alguna de renovar la
controversia judicialmente dentro del concurso o fuera de él ni en juicio posterior (SCBsAs, Z.
66, J/186; CCCLabVdoTuerto, Z92, J/1388).
Así y frente a ello, no resultan atendibles las arguciones del recurrente tendientes a restarle
efecto de cosa juzgada al pronunciamiento dictado en el concurso, como la de pretender
reducirlo a los límites intraconcursales que resultan del art. 37 LCQ; cuestionar la falta de
identidad subjetiva entre ambos procesos; y el querer justificar su inacción, al dejar caducar el
recurso de revisión de la decisión que declarara la inadmisibilidad de su crédito y privilegio; así
como la invocada omisión de considerar ciertas cuestiones que emergerían de esta ejecución,
que al margen de no haber sido hechas valer en el concurso, de ninguna forma pueden
oponerse a la cosa juzgada material de una sentencia, dada su inmutabilidad. Por lo que voto
por la afirmativa.
A la misma cuestión el vocal doctor Donati dijo: por las mismas razones que invoca el
colega preopinante, adhiero a sus conclusiones y voto en idéntico sentido a la segunda cuestión.
A la misma cuestión la vocal doctora García dijo: me remito a lo expresado al tratar la
primera cuestión.
A la tercera cuestión el vocal doctor Serralunga dijo: conforme al resultado de la votación
en las cuestiones precendetemente propuestas, corresponde rechazar los recursos
interpuestos, con costas al recurrente vencido (art. 251 CPCC). Los honorarios en la Alzada
deben regularse en el 50% de los correspondientes a primera instancia (art. 19, ley 6767).
A la misma cuestión el vocal doctor Donati dijo: el pronunciamiento que corresponde dictar
es el que propone el doctor Serralunga, y así voto.
A la misma cuestión la vocal doctora García dijo: me remito a lo expresado al tratar la
primera cuestión.
Por lo que esta Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario,
RESUELVE: rechazar los recursos deducidos, con costas al recurrente. Regular los honorarios
profesionales en esta instancia en el 50% de los correspondientes a la inferior.
Insértese, agréguese copia a los autos y hágase saber. (Autos “FERNÁNDEZ Rubén
c/BATISTELLI Hugo s/EJECUCIÓN HIPOTECARIA” - Expte. N/ 179/2006)
JOSÉ MARÍA SERRALUNGA
///siguen
///las firmas (Autos “FERNÁNDEZ Rubén c/BATISTELLI Hugo s/EJECUCIÓN HIPOTECARIA” Expte. N/ 179/2006)
JOSÉ HUMBERTO DONATI
Patricia B. Niedfeld
S -F E R N A N D E Z 1 7 9
ALICIA GARCÍA
(art. 26, ley 10160)
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