estado libre asociado de puerto rico tribunal de primera instancia

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ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO
TRIBUNAL DE PRIMERA INSTANCIA
CENTRO JUDICIAL DE SAN JUAN
SALA SUPERIOR
INICIATIVA PARA UN DESARROLLO
SUSTENTABLE, INC.; LUIS JORGE RIVERA;
OSVALDO ROMERO; AMIGOS DEL MAR;
CORALATIONS, INC.; FUNDACIÓN
SURFRIDER RINCON, INC.; ASOCIACIÓN DE
PESCADORES DE VIEQUES, INC.
COALICIÓN PLAYA PARA TODOS, INC.;
RUPERTO CHAPARRO
CIVIL NÚM.: KPE2008-1593
SALA: 907
SOBRE:
Demandantes
v.
JAVIER VÉLEZ AROCHO
Secretario del Departamento de Recursos
Naturales y Ambientales;
ROBERTO SÁNCHEZ RAMOS
Secretario del Departamento de Justicia
INJUNCTION PRELIMINAR,
PERMANENTE Y SOLICITUD DE
MANDAMUS
Demandados
DEMANDA CIVIL
AL HONORABLE TRIBUNAL:
COMPARECEN Osvaldo Romero Avilés, Luis Jorge Rivera y Ruperto Chaparro en su
carácter personal, Iniciativa para un Desarrollo Sustentable, Inc., Amigos del Mar,
Inc.,
CORALations,
Inc.,
Fundación
Surfrider
Rincón,
Inc.,
Asociación
de
Pescadores de Vieques, Inc., y Coalición Playa Para Todos, Inc., quienes por
conducto de la representación legal que suscribe EXPONEN, ALEGAN
Y
SOLICITAN:
I.
LOS DEMANDANTES
1.
Las direcciones de los demandantes son Osvaldo Romero, Cond. Surfside
Mansions Apto. 1205 A, Ave. Isla Verde 3307, Carolina, Puerto Rico 00979; Amigos
del Mar, Inc., P.O. Box 2167, Vega Baja, Puerto Rico 00694-2176; CORALations,
Inc., P.O. Box 750, Culebra, Puerto Rico 00775; Fundación Surfrider Rincón, Inc.,
P.O. Box 1833, Rincón, Puerto Rico 00677; Asociación de Pescadores de Vieques,
Inc., Apartado 665, Vieques, Puerto Rico 00765; Coalición Playa Para Todos, Inc.,
Calle Laurel 2306 Apt. 10F, San Juan, Puerto Rico 00913; Iniciativa para un
Desarrollo Sustentable, Inc., Apartado Postal 9065161, San Juan, Puerto Rico
00906-5161; Luis Jorge Rivera, Condominio Montebello, Apartamento N-327,
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Trujillo Alto, Puerto Rico 00976; y Ruperto Chaparro, P.O. Box 3553, Mayagüez,
Puerto Rico 00680.
2.
Los demandantes son personas naturales y jurídicas (y los miembros de
éstas) que se dedican a, y cuyo interés es, el disfrute, la protección, el estudio y la
contemplación de los recursos naturales y el medio ambiente, y su salvaguarda
para la conservación sustentable y disfrute de toda la ciudadanía, especialmente, el
mar, las áreas costeras y la zona marítimo terrestre. Las entidades jurídicas aquí
demandantes no tienen fines pecuniarios.
3.
Los demandantes tienen la expectativa y el derecho a que se protejan las
características bióticas, estéticas y geográficas de las áreas costeras y la zona
marítimo-terrestre en estas áreas.
4.
Los deslindes de la zona marítimo-terrestre a los cuales se refiere esta
demanda afectan de diversas maneras los derechos e intereses de los demandantes,
y otros ciudadanos en igual posición.
II.
INTRODUCCIÓN
5.
En la presente demanda se impugna de su faz y en su aplicación aquella
disposición reglamentaria que rige en Puerto Rico uno de los actos administrativos
de mayor envergadura y de más implicaciones para la protección y el buen uso de
nuestras costas: el deslinde de la llamada zona marítimo-terrestre (“ZMT”).
Mediante dicho deslinde el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales
(“DRNA”) establece la delimitación colindante entre la propiedad privada de fincas
ubicadas cercanas a las costas y la de la zona marítimo-terrestre, esta última Un
bien de dominio público y cosa común protegida por nuestra Constitución y el
Código Civil.
6.
El deslinde de la ZMT es una determinación administrativa de enorme
importancia propietaria, social, ambiental y económica para el país.
Mediante
dicho acto queda protegido o no, salvaguardado o menoscabado, el patrimonio
colectivo y, por ende, el disfrute público y comunal, tanto como la mejor protección
ambiental de los bienes de dominio público.
7.
A pesar de lo trascendental del acto administrativo que establece esos
deslindes costeros, este no se notifica ni se consulta al público ni a los vecinos
potencialmente afectados - salvo aquellos que sean los colindantes inmediatos - ni
a otras agencias, todo ello en violación de la Carta de Derechos y el Artículo VI,
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sección 19 de la Constitución del ELA, la Igual Protección de las Leyes y la Ley
sobre Política Pública Ambiental de Puerto Rico, como se explicará adelante.
III.
PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DEL DISFRUTE DE LA COMUNIDAD
GENERAL Y CONSERVACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES Y EL
CODIGO CIVIL
8.
La Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico (en adelante
“CELA”), establece como política pública del Gobierno de Puerto Rico, “la más eficaz
conservación de de sus recursos naturales así como el mayor desarrollo y
aprovechamiento de los mismos para el beneficio general de la Comunidad.”
Art. VI, § 19.
9.
El Tribunal Supremo de Puerto Rico ha enunciado que la disposición
constitucional aludida:
“no es meramente la expresión de un insigne afán, ni
constituye tampoco sólo la declaración de un principio
general de carácter exhortativo. Se trata, más bien, de
un mandato que debe observarse rigurosamente, y
que prevalece sobre cualquier estatuto, reglamento u
ordenanza que sea contraria a éste.” Misión Industrial
v. J.C.A., 145 D.P.R. 908, 919 (1998) citado en Mun. de
San Juan v. J.C.A., 152 D.P.R. 673, 688 (2000). (Énfasis
suplido.)
10.
Así también en Paoli Méndez v. Rodríguez, 138 D.P.R. 49 (1995), el Tribunal
Supremo se expresó en los siguientes términos:
“El medio ambiente natural y la naturaleza no sólo sirven
el propósito de que el hombre pueda utilizarlos para su
subsistencia material, sino para su recreación y uso del
tiempo libre, para la contemplación de su belleza y
majestuosidad, para sentirse orgulloso de su patria, para
mejorar su calidad de vida, y para lograr un desarrollo
integral de la personalidad y su autorrealización como
ser humano. La política pública sobre los recursos
naturales expuesta en nuestra Constitución es una
protección de lo que comúnmente llamamos "la
naturaleza". Es una protección frente al Estado, la
sociedad, el gobierno, e incluso el hombre, que en el
mundo contemporáneo, sin darse cuenta que está
socavando su propia existencia, destruye la naturaleza
en aras de un materialismo y un consumismo rampante,
creando desbalances sistémicos irreversibles.”
Paoli
Méndez v. Rodríguez, 138 D.P.R. 449.
11.
Además, en Maldonado v. Junta de Planificación, 2007 TSPR 87, el Tribunal
Supremo afirmó que:
Conforme dicho mandato constitucional, en el pasado
hemos expresado que “ha sido política pública del
Gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico dirigir
el proceso de planificación de nuestra isla hacia un
desarrollo integral sostenible asegurando el juicioso uso
de las tierras y fomentando la conservación de los
recursos naturales para el disfrute y beneficio de
todos.” (Énfasis añadido.)
Demanda Civil
12.
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Tan reciente como el 28 de marzo de 2008, el Tribunal de Apelaciones emitió
una sentencia en el caso Junta de Planificación v. Ramón Piñero, KLRA200701029,
en la cual declaró:
Ya se ha cuajado con mucha más claridad la doctrina
jurisprudencial que le da el peso adecuado, en la balanza
de la justicia, al valor de los recursos naturales —y su
necesario cuidado y conservación— frente al valor del
desarrollo económico. Tomamos conocimiento judicial,
por ser de fácil constatación, de un hecho ominoso:
existe unanimidad en la comunidad científica seria del
mundo sobre la observación empírica de un peligroso
cambio climático producido por la explotación
irresponsable de nuestro planeta. En nuestro pequeño
archipiélago no podemos darnos el lujo de diferir la
agenda del cuidado y la conservación de nuestros
espacios naturales más sensitivos. (Énfasis añadido.)
13.
Las playas y costas, junto con los organismos que las habitan y la
componen, son un recurso natural de enorme importancia. Su conservación, uso y
libre disfrute son un asunto de alto interés público conforme el mandato del Art. VI
§ 19 de la Constitución del ELA, antes citado.
14.
La Ley de Puertos de 1880, según se hizo extensiva a Puerto Rico, dispone
en su Art. 1 que “son de dominio nacional y uso público, sin perjuicio de los
derechos que correspondan a los particulares: la zona marítimo-terrestre.”
“La zona marítimo-terrestre es el espacio de las costas
o fronteras marítimas de la Isla de Puerto Rico y sus
adyacentes, que forman parte del territorio español, y
que baña el mar en su flujo y reflujo, en donde son
sensibles las mareas, y las mayores olas en los
temporales en donde no lo sean. Esta zona marítimoterrestre se extiende también por las márgenes de los
ríos hasta el sitio en que sean navegables o se hagan
sensibles las mareas.” (Énfasis añadido.) Según citado
en Rupert Armstrong v. E.L.A., 97 DPR 588, 623 (1969).
15.
A su vez, el Artículo 254 del Código Civil de Puerto Rico, 31 L.P.R.A. Sec.
1023 dispone que: “Las cosas comunes son aquellas cuya propiedad no
pertenece a nadie en particular y en las cuales todos los hombres tienen un
libre uso, en conformidad con su propia naturaleza: tales como el aire, las aguas
pluviales, el mar y sus riberas.”
16.
Sobre el concepto de “dominio público” la jurisprudencia aclara que “[p]or
dominio público de la Nación entiende el que ésta compete sobre aquellas cosas
cuyo uso es común por su propia naturaleza o por el objeto a que se hallan
destinadas; tales son, por ejemplo, las playas, ríos, caminos, muelles y puertos
públicos; su carácter principal es ser inenajenable e imprescriptible.”
Rupert
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Armstrong v. E.L.A., supra, 621 (1969) (citando la Exposición de Motivos del estudio
que hizo la Comisión de 1859 que redactó la Ley de Aguas de 1866, Alcubilla, op.
cit., pág. 341).
17.
Las cosas comunes y los bienes de dominio público incluyendo la zona
marítimo-terrestre (“ZMT”) no son susceptibles de enajenación o posesión privada.
Ortiz Carrasquillo v. Mun. de Guaynabo, 108 D.P.R. 366, 369 (1979); Rupert
Armstrong v. E.L.A., supra.
Son públicos y la comunidad general tiene un
derecho de dominio, uso y libre disfrute sobre éstos.
18.
Un deslinde equivocado o incorrecto del Secretario del Departamento de
Recursos Naturales y Ambientales (“DRNA”) puede resultar en que una porción
o toda de una cosa común y bien de dominio público en la ZMT se considere
para todos los propósitos jurídicos subsiguientes como uno patrimonial
privado, contrario a la Constitución, el Código Civil y el ordenamiento legal
vigente.
19.
El DRNA tiene, conforme el Art. 6 de su Ley Orgánica, Ley Núm. 23 del 20 de
junio de 1972, 3 L.P.R.A. § 151 et seq., la obligación de conservar, proteger y sanear
la zona marítimo-terrestre, obligación que emana también del Artículo VI, § 19 de la
Constitución del ELA.
20.
El
Reglamento
Para
el
Aprovechamiento,
Vigilancia,
Conservación
y
Administración de las Aguas Territoriales, los Terrenos Sumergidos bajo éstas y la
Zona Marítimo-Terrestre, Reglamento Núm. 4860 del DRNA (“REGLAMENTO”),
dispone el procedimiento mediante el cual se deslinda la ZMT, en su Artículo 3.1.
21.
El artículo 3.1A establece que “para la determinación del límite, tierra
adentro,
del
dominio
público
marítimo-terrestre
el
DEPARTAMENTO,
discrecionalmente, practicará o requerirá que se practique el deslinde de la zona
marítimo-terrestre.
interesada
y
será
Dicho deslinde se incoará de oficio o a petición de persona
certificado
como
correcto
por
el
SECRETARIO
del
DEPARTAMENTO.”
22.
También el 3.1B indica que “todo peticionario, y en el caso de deslindes
incoados de oficio, el DEPARTAMENTO, notificará mediante carta certificada con
acuse de recibo a los propietarios colindantes y al municipio correspondiente sobre
el inicio del proceso de deslinde.” (Énfasis añadido).
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IV.
VIOLACIÓN AL DEBIDO PROCESO DE LEY
23.
La Constitución del ELA establece que ninguna persona será privada de su
libertad o propiedad sin el debido proceso de ley. Artículo II §7 de la CELA, L.P.R.A.,
Tomo 1.
24.
Sin embargo, en los casos de deslindes de la zona marítimo-terrestre, el
Artículo 3.1B del Reglamento Núm. 4860, establece que el peticionario o el
Departamento sólo tienen que notificar a los propietarios colindantes y al
Municipio sobre el inicio del proceso de deslinde. Art. 3.1(B) del Reglamento Núm.
4860.
25.
Tanto en su faz como en su aplicación el Artículo 3.1 es contrario al Debido
Proceso de Ley ya que sólo se notifica a los colindantes del predio que se interesa
deslindar y a nadie más. No se notifica ni se da oportunidad de ser escuchado a
otros, como los demandantes, que pueden y de hecho han sido afectados
adversamente por el acto administrativo del deslinde de la ZMT, en sus intereses de
disfrute, estudio, y uso de las zonas costeras y de una cosa común protegida por el
Artículo 254 del Código Civil.
26.
Los deslindes en la ZMT, según practicados por el Secretario del DRNA y
según permitidos por el REGLAMENTO, tienen el potencial de reducir y de hecho
reducen las áreas de la ZMT disponibles para el disfrute común, como cosa común
y bienes de dominio público que son, lo que puede afectar adversamente a los
demandantes y al público en general. A pesar de ello, sin embargo, el Secretario del
DRNA no notifica en forma alguna, antes de aprobar los deslindes de la ZMT, ni
ofrece oportunidad de participación o vista.
27.
El DRNA debe dar notificación pública de los procedimientos de preparación
y aprobación de deslindes. La participación y notificación ciudadana es obligatoria
en los procesos de deslindes de la zona marítimo-terrestre pues el límite costero que
se establezca a la cosa común y bien de dominio público en el deslinde afectará o
puede afectar a todos sus usuarios y a aquellos que disfrutan, estudian, se recrean
y se dedican a la protección de las costas, como los demandantes.
28.
Los demandantes y la comunidad en general goza de un interés propietario
de dominio público, uso y disfrute las cosas comunes y de los bienes de dominio
público, reconocido por nuestra Constitución, el Código Civil de Puerto Rico y leyes
especiales.
Por tanto, no notificar a la comunidad general de los deslindes
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practicados sobre los bienes de dominio público de la zona marítimo terrestre es
una violación al debido proceso de ley.
29.
La falta de una notificación o consulta pública y efectiva a la comunidad
general de Puerto Rico de los deslindes de los bienes de dominio público de la zona
marítimo-terrestre permite y facilita el que se practique un deslinde incorrecto que
surta el efecto de afectar la vida marina y biótica presente en la zona, lo cual
redundaría en un daño ambiental, viéndose así violado el derecho al disfrute de un
ambiente saludable reconocido por la Ley de Política Pública Ambiental (“LPPA”), en
su Artículo 3. Ley Núm. 416 del 22 de septiembre de 2004.
30.
Siendo los deslindes de la zona marítimo-terrestre el proceso mediante el
cual se determinan las dimensiones de las costas disponibles para el uso y disfrute
del público en general y siendo la protección de este disfrute un mandato de
carácter constitucional, el DRNA debe realizar alguna notificación o consulta
que permita al público conocer que se está llevando a cabo ante el DRNA un
proceso de aprobación de deslinde de la zona marítimo-terrestre.
Este gestión
cumpliría con el mandato constitucional de “asegura[r] la libre participación del
ciudadano en las decisiones colectivas.” Preámbulo CELA, L.P.R.A. Tomo 1.
V.
LA PRÁCTICA ADMINISTRATIVA DE LOS DESLINDES DE LA ZMT SON
CONTRARIOS AL ARTÍCULO VI, SECCIÓN 19 DE LA CONSTITUCIÓN DEL
ELA, A LA LEY ORGÁNICA DEL DRNA Y EL CODIGO CIVIL
31.
El Artículo 3.1 del REGLAMENTO es igualmente nulo de su faz y en
aplicación por ser contrario al Artículo VI, sección 19 de la Constitución del ELA
tanto como al Artículo 6 de la Ley Orgánica del DRNA y al artículo 254 del Código
Civil, por las razones expresadas en las alegaciones anteriores y por las adicionales
que siguen.
32.
Los deslindes aprobados instados ante el DRNA son preparados por quien
solicita la aprobación del mismo y el DRNA no está obligado ni acostumbra visitar el
área objeto del deslinde para cerciorarse de que la información y las medidas
indicadas en el deslinde a aprobarse sean correctas. Además, los deslindes de la
ZMT son aprobados a modo ex parte, por el DRNA, excluyendo así de participación
de la comunidad interesada y afectada por los mismos y del Pueblo en general a
quien pertenece la ZMT y las playas.
33.
La información en la cual el DRNA se basa al aprobar los deslindes se reduce
en la mayoría de los casos a la información provista por el interesado y el DRNA
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carece de recursos suficientes para comprobar mediante visitas de campo la
corrección de la información.
34.
Los promotores de deslindes de la ZMT y el DRNA aplican arbitrariamente
criterios diversos en cuanto la extensión de la ZMT y no se notifica al público ni a
otros interesados sobre el comienzo del proceso de preparación o aprobación de los
deslindes, salvo los colindantes inmediatos y el Municipio que son los únicos
notificados; no se celebran vistas públicas; no se hacen determinaciones de hechos
suficientes y no se consultan a científicos u otras agencias, ni al público en general.
35.
El Tribunal Supremo manifestó en Misión Ind. vs. J.C.A., 145 D.P.R. 908,
918 (1998) que:
[c]omo bien señala Trías Monge, el informe de la
Comisión que redactó la disposición constitucional
aludida, fue claro y perentorio. Se pretendió con dicha
disposición establecer un deber ineludible del Estado. III
J. Trías Monge, Historia Constitucional de Puerto Rico,
235 (1982). En el referido informe se señaló lo siguiente:
“Es nuestro propósito señalar con absoluta claridad la
conveniencia
y necesidad de que se conserven los
recursos naturales en Puerto Rico. Siendo Puerto Rico
una isla y teniendo pocos recursos naturales, debe haber
una preocupación constante por parte del Estado en el
uso, desarrollo, aprovechamiento y conservación de los
mismos. La conservación de la tierra, los bosques, los
peces, las aguas, las aves, las minas y las salinas, entre
otros, debe ser una de las funciones primordiales de
nuestro Gobierno.” 4 Diario de Sesiones 2622.
Conforme a este claro historial constitucional, en Puerto
Rico, cualquier decisión o determinación del Estado que
incida sobre los recursos naturales debe responder
cabalmente al doble mandato de la Sección 19 de lograr
la más eficaz conservación de los recursos naturales, a la
vez
que
se
procura
el
mayor
desarrollo
y
aprovechamiento de esos recursos para el beneficio
general de la comunidad.
En Mun. de San Juan vs. J.C.A., 152 D.P.R. 673, 709 (2000), el Tribunal
Supremo añade:
Las agencias involucradas en actividades que puedan
impactar adversamente al ambiente tienen el
ineludible deber constitucional de conducirse
conforme a la más eficaz conservación de los
recursos naturales y al mayor desarrollo y
aprovechamiento de los mismos. Const. E.L.A. Art. VI,
sec. 19. Sin dudas, la inclusión de esta máxima en
nuestro texto constitucional representó algo más que una
mera aspiración. Se trata más bien de un deber, de un
mandato, que tienen todas las ramas políticas
puertorriqueñas de cumplir con esta clara política
pública cuya génesis es de rango constitucional. Paoli
Méndez v. Rodríguez, 138 D.P.R. 49 (1995); Misión
Industrial v. Junta de Calidad Ambiental, res. el 29 de
junio de 1998, 98 TSPR 85; Federación de Pescadores de
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Playa Picúa v. Junta de Planificación, res. el 27 de mayo
de 1999, 99 TSPR 82.
36.
La práctica administrativa según aquí descrita y alegada, producto a su vez
en todo o en parte del Artículo 3.1 del Reglamento número 4860 de su faz y en su
aplicación, resulta contraria al Artículo VI, sección 19 de la Constitución, a la Ley
Orgánica del DRNA, a la doctrina aplicable las cosas comunes y a los bienes de
dominio público, por menoscabar, no proteger y poner en peligro dichos bienes
costeros.
VI.
37.
VIOLACIÓN A LA IGUAL PROTECCION DE LAS LEYES
Tanto de su faz como en su aplicación el Artículo 3.1 del REGLAMENTO es
contrario también al Artículo II, sección 1 de la Constitución del ELA la cual
consagra el principio de la Igual Protección de las Leyes. El Secretario del DRNA
violenta ese principio por la forma y manera que realiza los deslindes de la ZMT.
38.
El REGLAMENTO, según aplicado por el Secretario, discrimina indebida e
injustificadamente contra los demandantes y demás personas en igual posición al
notificar y dar oportunidad de expresarse únicamente a los colindantes del
inmueble que se desea deslindar, pero efectivamente deniega esa oportunidad no
sólo a otros vecinos sino a usuarios de la costa que pueden, como los demandantes,
verse afectados por deslindes de la ZMT, creando así una categoría injustificada y
discriminatoria.
39.
No existe razón válida que justifique el que el REGLAMENTO -de su faz y en
su aplicación- trate en forma distinta a los no colindantes, privilegiando así al
grupo de personas que constituyen los colindantes de los predios a deslindar y al
dueño de los inmuebles a deslindar, y por esa razón también resulta contrario la
Constitución.
VII.
VIOLACIÓN A LA LEY SOBRE POLÍTICA PÚBLICA AMBIENTAL DE
PUERTO RICO
40.
La Ley Sobre Política Pública Ambiental (“LPPA”), ley número 416 del 22 de
septiembre del 2004, 12 LPRA § 8001 et. seq., establece la política pública
ambiental de Puerto Rico. La LPPA obliga a todas las agencias del ELA a:
utilizar todos los medios y medidas prácticas,
incluyendo ayuda técnica y financiera, con el
propósito de alentar y promover el bienestar general y
asegurar que los sistemas naturales estén saludables y
tengan la capacidad de sostener la vida en todas sus
formas, así como la actividad social y económica, en el
marco de una cultura de sustentabilidad…
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41.
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Tanto de su faz como en su aplicación el REGLAMENTO es contrario a la
LPPA y al Reglamento de la Junta de Calidad Ambiental (“JCA”) Núm. 6510 en
tanto en cuanto no ha incorporado la consideración del medio ambiente a los
procesos de deslinde de la ZMT, no obliga ni se prepara documento ambiental, y no
se realiza notificación alguna a la JCA.
VIII.
VIOLACIÓN
UNIFORME
A
LA
LEY
DE
PROCEDIMIENTOS
ADMINISTRATIVOS
42.
De su faz y en su aplicación el Artículo 3.1 del Reglamento número 4860, y
en específico por la forma y manera que se practican los deslindes de la ZMT por el
Secretario del DRNA, resulta contrario a la Ley de Procedimientos Administrativos
Uniforme ya que, entre otras cosas no se notifican los deslindes, no permite
escuchar a los afectados y no se formulan suficientes determinaciones de hechos y
de derecho, y efectivamente se deniegan los derechos de reconsideración y de
revisión judicial.
IX.
SÚPLICA
EN MÉRITO DE TODO LO ANTERIOR, se solicita que este Honorable Tribunal
declare CON LUGAR la presente demanda, declare nulo e ilegal de su faz y en su
aplicación el artículo 3.1 del Reglamento Núm. 4860 del Departamento de Recursos
Naturales y Ambientales impida su aplicación inconstitucional e ilegal, y exija al
DRNA que en lo sucesivo diseñe un método reglamentario de aprobación de
deslindes solicitados de la zona marítimo terrestre que cumpla cabalmente con el
debido proceso de ley y aquellas disposiciones legales antes invocadas, incluyendo
el Código Civil. Este nuevo método de notificación o consulta podría incluir, como
mínimo, la publicación de anuncios en periódicos de circulación general, la
colocación temporera de rótulos removibles en los predios sujetos al deslinde, el
envío de cartas a las residencias situadas a una distancia razonable del deslinde y
oportunidad real de participación y a ser escuchadas, u otros remedios que el
Tribunal determine.
RESPETUOSAMENTE SOMETIDO.
CERTIFICO que
en
esta
misma
fecha
he
notificado
por
correo
o
personalmente copia fiel y exacta de este escrito al Sr. Javier Vélez Arocho,
Apartado Postal 366147, San Juan, Puerto Rico 00936; y al Lcdo. Roberto
Sánchez Ramos, Apartado Postal 9020192, San Juan, Puerto Rico 00902-0192.
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En San Juan, Puerto Rico, hoy _____ de abril de 2008.
RAFAEL CANCEL VÁZQUEZ
JESSABET VIVAS CAPÓ
Estudiantes a cargo del caso
LCDO. PEDRO J. SAADÉ LLORÉNS
Colegiado número 5452
Clínica de Asistencia Legal
Escuela de Derecho UPR
PO Box 23103
San Juan, PR 00931-3103
Tel: (787) 999-9573
Fax: (787) 999-9580
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