Investigación Operativa Sobre la Promoción de La Vasectomía en Tres Países de América Latina Por Ricardo Vernon Datos recabados en seis proyectos de investigación operativa realizados en Brasil, Colombia y México sugieren que los clientes potenciales de la vasectomía son un segmento de la población bien definido—son hombres relativamente jóvenes, con un buen nivel educativo, cuyas familias son poco numerosas y que ya practican la anticoncepción. Sus cónyuges y otros hombres que ya se han sometido a esta intervención, influyen particularmente en la toma de decisión de esterilizarse. La promoción de la vasectomía a través de campañas publicitarias puede resultar particularmente eficaz en los centros urbanos donde hay acceso a servicios de alta calidad. Las campañas de promoción pueden utilizar las razones expuestas por los hombres en estos países para la elección de este método, especialmente sus ventajas con respecto a la esterilización femenina y los métodos temporales, la preocupación del hombre por la salud de su mujer y el deseo de compartir la responsabilidad de planificar la familia y la libertad que les confiere la vasectomía con respecto a los embarazos no deseados. (Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar, número especial de 1996, págs. 12–17 & 33) L a vasectomía es uno de los métodos anticonceptivos menos conocidos y utilizados en América Latina y el Caribe. Si bien la vasectomía es un método más simple y generalmente menos costoso que la esterilización femenina, en 1991, solamente el 0,7% de las parejas latinoamericanas unidas en edad reproductiva estaban protegidas por la vasectomía, y esta proporción llegó al 1% en solamente tres países (Brasil, Guatemala y México).1 Sin embargo, el éxito obtenido recientemente por algunos programas en la promoción de la vasectomía, sugiere que la baja prevalencia de este procedimiento se debe más a la oferta inapropiada de este servicio que la falta de demanda del método. En Colombia, por ejemplo, aumentó el número de vasectomías realizadas por Profamilia—la principal organización de servicios de planificación familiar del país—de 92 procedimientos realizados en 1970 (cuando recién se había introducido este método) a 1.064 en 1973; sin embargo, después que Profamilia comenzó a ofrecer la esterilización femenina, disminuyó en forma sostenida el número de vasectomías realiRicardo Vernon es asociado principal de programa y subdirector de los Proyectos de Investigación Operativa para América Latina (INOPAL III) de The Population Council, Ciudad de México. El autor agradece las sugerencias realizadas por Jim Foreit. Los proyectos de investigación en que se basa este artículo fueron financiados por INOPAL I e INOPAL II, mediante los contratos DPE–3030–C–00–4074–00 y DPE–3030–Z–009019–00, de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos. 12 zadas por año, a 480 procedimientos en 1981. Esta cifra no aumentó significativamente hasta 1985, cuando Profamilia abrió sus dos primeras clínicas para hombres; en ese año se realizaron 1.241 vasectomías. El número de procedimientos continuó aumentando en los siguientes años hasta llegar a una cifra anual de 5.872 en 1992.2 La situación fue similar en México. De 1980 a 1988, el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS) realizó menos de 5.000 vasectomías por año. En 1989, el IMSS lanzó un programa de promoción para abrir por lo menos un centro de capacitación para realizar vasectomías sin bisturí, en cada estado del país. Para septiembre de 1994, se habían establecido 44 centros, y se contaba con 116 médicos capacitados en esta técnica y 93 clínicas ambulatorias que ofrecían la intervención. En consecuencia, el número de vasectomías realizadas por el IMSS aumentó de 6.283 en 1989 a 16.882 en 1993. Al mismo tiempo, la relación del número de esterilizaciones femeninas respecto al número de vasectomías disminuyó de 21:1 en 1989 a 10:1 en 1993.3 Así pues, las experiencias obtenidas en Colombia y México sugieren que los hombres responden favorablemente cuando se hacen accesibles servicios apropiados de vasectomía. Este artículo ofrece información recopilada en seis proyectos de investigación operativa realizados en Brasil, Colombia y México: •El organismo brasileño, Promoção de Pa- ternidade Responsável (PROPATER), evaluó una campaña publicitaria de vasectomía llevada a cabo en una de sus clínicas ubicada en São Paulo, en 1985.4 •El organismo colombiano de planificación familiar, Profamilia, evaluó clínicas para hombres y campañas de promoción realizadas en seis clínicas ubicadas en ciudades de tamaño medio, en 1988–1989.5 •El Centro de Investigación Sobre Fertilidad y Esterilidad (CIFE), evaluó los efectos de charlas y distribución de folletos en oficinas y centros de trabajo, sobre el número de vasectomías realizadas por una clínica de la Ciudad de México, en 1988–1989.6 •El IMSS, que suministra servicios médicos a los empleados y sus familiares, examinó la eficacia de vídeos informativos y de promotores masculinos en seis de sus clínicas (cuatro en la Ciudad de México y dos en ciudades de provincia), en 1994.7 •El afiliado mexicano de la Federación Internacional de Paternidad Planeada en México, MEXFAM, condujo una pequeña encuesta de seguimiento de los aceptantes de la vasectomía en una clínica de la Ciudad de México, en 1988.8 •La organización mexicana Mercadotécnica Social Aplicada (MSA), evaluó el impacto de una campaña de promoción en la aceptación de la vasectomía en una clínica ubicada en la Ciudad de México, en 1988.9 Las principales características de los proyectos se presentan en el Cuadro 1. Estos proyectos probaron varias estrategias de promoción de vasectomía, recopilaron estadísticas de servicio, e hicieron estudios de seguimiento de los aceptantes mediante técnicas cuantitativas y cualitativas. Los datos recabados pueden resultar útiles para el diseño y promoción de los servicios de vasectomía en estos y otros países latinoamericanos, especialmente al identificar el segmento de la población que son clientes potenciales de la vasectomía, al describir el proceso de la toma de decisión de vasectomizarse y al evaluar la eficacia de varias estrategias para la promoción y prestación de servicios. Características de los aceptantes La identificación de las características de los clientes potenciales dispuestos a someterse a la vasectomía es el primer paso indis- Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar Cuadro 1. Caracteristicas seleccionadas de seis proyectos de investigación operativa sobre la promoción de la vasectomía, realizados en Brasil, Colombia y México, 1985–1994 País y organismo Brasil PROPATER (véase referencia 4) Colombia PROFAMILIA (véase referencia 5) Actividades estudiadas Lugar de servicio Fuente de datos 4 anuncios publicados en revistas mensuales con una audiencia 1 clínica en São Paulo estimada de 4,4 millones de hombres >30 años de edad. Se realizó una pre-campaña (utilizando noticieros y entrevistas radiales, televisión, diarios, y semanarios publicitarios) de manera de coincidir con una conferencia internacional sobre consejería en materia de esterilización. Formularios de ingreso a la clínica de 10.266 clientes; historias clínicas de 7.403 aceptantes de la vasectomía y documentación de 4.393 llamadas telefónicas y 386 cartas. Se ofrecieron servicios para hombres (urología, vasectomía, tratamiento de enfermedades transmitidas por vía sexual) en dos lugares atendidos por personal especializado—en un contexto exclusivo para hombres (una clínica para hombres y una clínica con un programa dirigido únicamente para hombres, con programación separada) y un contexto tradicional, orientado a la mujer (2 clínicas). Cada una realizó una campaña de promoción por medio de radio y diarios, y un promotor realizó actividades de información, educacíon y comunicación. Se designaron dos clínicas como controles. 1 clínica en cada una de Historias clínicas de 628 aceptantes de estas ciudades de vasectomía; encuesta de seguimiento de población media: Manizales, aceptantes de vasectomía (N=306); 3 grupos Ibague, Pasto, Pereira, focales (1 grupo en cada una de 3 clínicas); Neiva y Bucaramanga encuesta sobre nivel de satisfacción de los clientes en las seis clínicas (N=736); registro de contabilidad de las clínicas. Charlas en el lugar de trabajo y distribución de folletos por 8 promotores para difundir los servicios de vasectomía ofrecidos por un médico privado. 1 clínica en Ciudad de México Encuesta a personas que asistieron a las charlas o recibieron folletos (N=3.589); encuesta de seguimiento a los aceptantes de la vasectomía (N=50). IMSS (véase referencia 7) En las salas de espera de 2 clínicas, se pasaron vídeos informativos sobre la vasectomía. En 2 otras clínicas se adiestró a los aceptantes en actividades de promoción de la vasectomía y de referencia a los amigos sobre este servicio; el personal de estas dos clínicas y de las otras clínicas cercanas recibieron una charla y se les entregó un manual en encuestas sobre vasectomía, y se les solicitó que refirieran clientes potenciales. Se utilizaron dos clínicas como controles. (Las seis clínicas utilizaron afiches y folletos de promoción.) 4 clínicas en Ciudad de México, 1 clínica en Pachuca y 1 en Ciudad Juárez Encuesta de seguimiento a aceptantes de la vasectomía (N=444); encuesta a clientes varones casados de 18–55 años en las 6 clínicas (N=421); encuesta a mujeres clientes casadas de 18–49 años en las 6 clínicas (N=524). MEXFAM (véase referencia 8) Ninguna. 1 clínica en Ciudad de México Encuesta de seguimiento a aceptantes de la vasectomía (N=37). MSA (véase referencia 9) Publicidad en carteles publicitarios de la ciudad y en los diarios de la comunidad; un promotor masculino para los servicios de la clínica para hombres y para la vasectomía en particular. 1 clínica en Ciudad de México Historias clínicas de 259 aceptantes de la vasectomía; 3 sesiones de grupos focales realizadas con parejas de clase media no protegidas por la esterilización; encuesta de hombres que habían solicitado información sobre la vasectomía (N=25) y de aceptantes una hora antes de someterse a la operación (N=25); encuesta de seguimiento a hombres que se habían sometido a una vasectomía durante un período comprendido entre 1 mes y un año antes (N=50). México CIFE (véase referencia 6) pensable en el diseño de las campañas de promoción y de estrategias apropiadas para el suministro del servicio. Para descubrir quiénes podrán ser los aceptantes potenciales, basta con observar a los usuarios actuales. Las estadísticas del servicio y los estudios de seguimiento realizados en los seis proyectos de investigación indican que los aceptantes tienen una edad promedio de 32–35 años, y más del 70% tienen entre 28 y 40 años de edad. Los hombres que escogen la vasectomía tienen un nivel educativo relativamente elevado (por lo menos estudios secundarios parciales), familias relativamente poco numerosas (de menos de tres hijos), y el hijo menor tiene entre los dos y los cinco años (es decir, ha sobrepasado la edad crítica de la mortalidad infantil). En general, los aceptantes de vasectomía viven en ciudades grandes. Casi todos los hombres que se han sometido a la vasectomía son casados o viven en unión y sus cónNúmero especial de 1996 yuges son, en promedio, cinco años más jóvenes que ellos. Una elevada proporción de las personas que se someten a la vasectomía o sus cónyuges practicaban la anticoncepción en el momento en que se decidieron someterse a la intervención (entre 56% y 98%), y del 18% al 39%, según el proyecto, utilizaban métodos que requerían la participación del hombre—es decir, el condón, el retiro o la abstinencia periódica. Además, estos hombres se sentían cómodos hablando con sus cónyuges acerca de la anticoncepción y demostraban un alto sentido de responsabilidad familiar y una gran preocupación por el bienestar y la salud de sus esposas. Este perfil de los aceptantes actuales de la vasectomía muestra que los que eligen esta intervención, son por lo general más jóvenes y tienen menos hijos que los hombres que se sometieron a la vasectomía hace una década.10 Aun más, los aceptantes anteriores de la vasectomía tenían niveles socioeconómicos y educativos más elevados, y un mayor uso de métodos anticonceptivos modernos en el momento en que se sometieron a esta operación que el promedio de los hombres en sus respectivas sociedades. Probablemente, a medida que se ha difundido el conocimiento y uso de la vasectomía en América Latina, las características de los aceptantes se han acercado más al promedio. El proceso de toma de decisión Según se observa en las encuestas, en los estudios de seguimiento y en los resultados recogidos de los grupos focales que se realizaron como parte de los seis proyectos, el proceso de la toma de decisión para someterse a la vasectomía sigue las cuatro etapas de cualquier proceso de adopción de innovaciones: toma de conciencia, bús13 Investigación operativa sobre vasectomía queda de información, evaluación de la innovación y finalmente, su adopción.*11 Entre los primeros eventos en la etapa de toma de conciencia se incluye el reconocimiento de que se ha obtenido o superado el número de hijos deseado y que no es conveniente continuar utilizando métodos anticonceptivos temporales. Otro paso clave es obtener información sobre la vasectomía. La mayoría de los aceptantes identificados en los seis proyectos de investigación, tuvieron conocimiento de este método por primera vez a través de amigos o parientes, sus cónyuges, el personal de salud, la radio o la televisión. Durante las etapas de búsqueda de información y evaluación, la mayoría de los hombres consultaron a sus cónyuges (74–88% de los hombres de cuatro proyectos); en segundo lugar se informaron a través del personal de salud (más del 40% en dos proyectos) y por medio de familiares y amigos (más del 20% en cuatro proyectos). Además, por lo menos el 11% de los aceptantes de cuatro proyectos indicaron que en ese momento del proceso habían hablado sobre el tema con un amigo que se había sometido a esta intervención, y del 26% al 66% de los hombres de cuatro proyectos dijeron que conocían a otros hombres vasectomizados. Esta proporción, elevada dada la baja prevalencia de la vasectomía en estos países, confirma la importancia que tiene la información que ofrecen los hombres vasectomizados en el proceso de la toma de decisión entre los interesados. De hecho, algunos de los participantes de los grupos focales en Colombia mencionaron que la información que les suministraron los amigos vasectomizados había sido un factor decisivo en su elección del método. Si bien los interesados en la vasectomía también procuran información en los medios de difusión durante el proceso de la toma de decisión, no es fácil predecir cuándo los medios masivos van a suministrar información sobre la vasectomía. En consecuencia, durante esa etapa es importante disponer de material informativo sobre la vasectomía, preparado por los proveedores de este servicio. Por ejemplo, en el proyecto del IMSS en México, el 62% *Según un investigador de los Estados Unidos, casi todos los aceptantes de la vasectomía pasan por seis etapas significativas durante el proceso de la toma de decisión— enterarse sobre la existencia de la vasectomía, hablar con un hombre vasectomizado, decidir no tener más hijos, considerar seriamente a la posibilidad de someterse a una vasectomía, decidir que los métodos temporales ya no son aceptables, y considerar a la vasectomía como el mejor método. Además, más de la mitad de los hombres que eligen la vasectomía, lo hacen luego de pasar un momento de temor de haber provocado un embarazo (véase la referencia 12). 14 de los aceptantes leyeron los folletos que se les suministró antes de tomar la decisión final; dicha proporción fue más del doble de los que obtuvieron información a través de los medios de difusión. Finalmente, el 44–51% de los hombres en los seis proyectos indicaron que la persona que más influyó en la decisión adoptada fue su cónyuge, seguido por el personal que prestó el servicio. Parece que otras personas influyeron poco en la decisión final de someterse a la operación. En los proyectos de Profamilia, MSA y CIFE, se les preguntó a los participantes por cuánto tiempo habían pensado en una vasectomía antes de tomar la decisión final. Un tercio de los hombres del estudio de MSA y dos tercios de los del proyecto de Profamilia decidieron en un período de cuatro meses; menos del 20% de los participantes en ambos estudios dijeron que les había tomado más de un año decidirse. Así pues, el proceso de la toma de decisión parece ser relativamente breve, especialmente si se lo compara con el tiempo promedio que se registra en los Estados Unidos (aproximadamente 20 meses), según un estudio.12 Dado que los proyectos utilizaron una variedad de técnicas y cuestionarios para examinar las razones que condujeron a los hombres a someterse a la vasectomía, sus resultados no son estrictamente comparables. Sin embargo, los resultados sugieren varias razones importantes. Cuando se les pidió que indicaran las ventajas que ofrecía la vasectomía, el 40–90% de los aceptantes de los proyectos de CIFE, MSA y MEXFAM mencionaron la permanencia y eficacia de este método, dado que ya habían tenido el número de hijos deseado. De hecho, un poco menos de la mitad de los participantes en estos tres proyectos citó la permanencia del método como la principal razón para someterse a la vasectomía. Además, el 21–57% de los aceptantes mencionaron la salud de la mujer como la razón principal para hacerlo. En cuatro proyectos, la proporción de quienes dijeron que habían considerado la esterilización femenina varió del 51% (en el proyecto de Profamilia) al 81% (en el proyecto del IMSS). Sin embargo, para estos hombres, la vasectomía fue la alternativa más atractiva. Las razones más comúnmente mencionadas para seleccionar la vasectomía en vez de la ligadura de trompas fueron que la vasectomía era más simple, más fácil, más rápida y más cómoda (mencionadas por el 39–60% de quienes habían considerado la esterilización femenina). Además, el 39% de los aceptantes del IMSS indicaron que la razón más importante para seleccionarla era que la vasectomía era más segura que la esterilización femenina. La segunda razón más comúnmente mencionada para preferir la vasectomía fue la preocupación por la salud de la mujer, expresado por entre el 20% (CIFE) y el 44% (MSA) de los aceptantes. Finalmente, aproximadamente el 10% de los entrevistados también mencionaron su deseo de colaborar con su cónyuge y compartir la responsabilidad de planificar su familia. Los participantes de los grupos focales hablaron sobre la salud de su pareja, su amor por su mujer y la comodidad de la vasectomía en relación con la esterilización femenina u otros métodos temporales. Otro factor que influyó en la toma de decisión fue la técnica quirúrgica utilizada. El 39% de los aceptantes del grupo del IMSS indicaron que la técnica sin bisturí les facilitó tomar la decisión porque temían a la cirugía en general. En las sesiones de los grupos focales organizadas por el MSA con parejas no esterilizadas, y en las sesiones del MEXFAM con hombres que se habían sometido a la vasectomía, también se reveló que tenían temor con respecto a la cirugía; por lo tanto, la técnica quirúrgica sin bisturí puede ser un elemento importante para promocionar el método entre los interesados. Si bien el 10–20% de los aceptantes en los seis proyectos indicaron que sufrieron efectos secundarios, tales como hinchazón y dolor, casi todos los hombres se mostraron satisfechos con los servicios y con el método mismo. En los tres proyectos en los que se les preguntó acerca de la calidad de las relaciones sexuales después de la intervención, del 35% al 52% indicaron que sus relaciones sexuales habían mejorado. A la inversa, solamente una pequeña proporción dijo que la calidad de su actividad sexual había empeorado; esto se confirmó en las sesiones de los grupos focales realizadas por Profamilia y MEXFAM. Solamente el 1% de los hombres del proyecto de Profamilia y el 2% de los aceptantes del proyecto de MSA se arrepintieron de haberse sometido a la vasectomía. Aproximadamente el 75% de los participantes de cinco proyectos hablaron sobre la vasectomía con otros hombres o se la recomendaron a otros, y el 82–96% dijeron que lo harían en el futuro. Esto sugiere que se podría reclutar a los aceptantes de la vasectomía para alentarlos a realizar actividades de promoción de este método. En los Estados Unidos, los hombres que se han sometido a la vasectomía son un componente clave de la red de información y difusión de la vasectomía;13 en los tres países latinoamericanos objeto de estudio, sin Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar embargo, los miembros de la familia parecen influir en mayor medida. En la mayoría de los países del mundo, se esgrimen como las razones principales para someterse a la vasectomía lograr el número deseado de hijos, razones financieras y el rechazo de otros métodos.14 La preocupación por la salud de la pareja, el amor a la mujer y el deseo de ejercer una mayor responsabilidad en la planificación de la familia parecen ser de particular importancia en los tres países latinoamericanos estudiados. Finalmente, estudios previos realizados en países en desarrollo (Bangladesh, Colombia, Corea, Guatemala, India y Malasia) y desarrollados (Australia, los Estados Unidos, incluido Puerto Rico, y el Reino Unido) han demostrado que después de someterse a la vasectomía se sienten los mismos efectos positivos o neutrales con respecto a la libido y a la calidad de las relaciones sexuales, y que la proporción de hombres que se han arrepentido de haberse sometido a esta intervención también es baja.15 Eficacia de las estrategias Por varias razones no se puede realizar una comparación estricta entre los resultados de las diversas estrategias de promoción examinadas en los proyectos de investigación. En primer lugar, los proyectos pusieron a prueba diferentes estrategias de promoción, y algunos no trataron de evaluar el aporte relativo de cada una de esas estrategias ni utilizaron un diseño experimental sólido que les hubiera permitido hacerlo. Segundo, si bien en la mayoría de los proyectos que utilizaron un diseño experimental se preguntó a los aceptantes cómo habían tenido conocimiento sobre la vasectomía, cada proyecto utilizó diferentes instrumentos para recopilar datos, los cuales no utilizaron una lista sistemática de las mismas fuentes de información, de manera que a algunos hombres se les ofreció menos opciones que a otros. Por lo tanto, el porcentaje de hombres que utilizaron las fuentes que no se presentaban en la lista podía haber sido subestimado. Por estas razones, los resultados que se presentan en esta sección deberán considerarse únicamente como ilustrativos. Los proyectos que utilizaron por lo menos un diseño cuasi experimental para evaluar los efectos de las estrategias de promoción concluyeron que las campañas resultaron efectivas. PROPATER, en São Paulo, realizó una campaña publicitaria de 10 semanas de duración, en semanarios y revistas mensuales para hombres, utilizando cuatro tipos de anuncios diferentes. Durante el año previo a la campaña, PROPATER realizaba 11 vasectomías por día; durante la campaña, Número especial de 1996 este promedio aumentó en un 76%, a aproximadamente 20 intervenciones diarias. Al año siguiente, esta cifra se estabilizó en aproximadamente 17 intervenciones diarias, un nivel que superó en un 54% al número alcanzado antes de la campaña. Al examinar las fuentes de información sobre la vasectomía, se observó que durante la campaña de 10 semanas, el 18% de los nuevos aceptantes habían visto un anuncio en una revista, en comparación con el 4% que habían visto dicha publicidad un año después de la realización de la campaña. En forma inversa, durante la campaña, el 74% de los nuevos aceptantes indicaron que habían hablado con un cliente de la clínica, en comparación con el 88% que lo habían hecho durante el período posterior a la campaña, y una menor proporción de nuevos aceptantes habían hablado con las fuentes tradicionales de información (parientes y amigos) durante la campaña que después de ella. En el proyecto realizado en Colombia, Profamilia realizó una campaña por la prensa radial y escrita, de cinco meses de duración, para promocionar los servicios para hombres (incluida la vasectomía), ofrecidos en cuatro clínicas ubicadas en cuatro ciudades; cada clínica contrató además a un promotor para ofrecer charlas en las clínicas y en las comunidades. Para fines de comparar las técnicas de promoción, dos clínicas que utilizaron únicamente la promoción interpersonal de costumbre, fueron nombradas como controles. El número promedio de vasectomías realizadas en las cuatro clínicas experimentales aumentó en un 120% en comparación con el año anterior (promedios de 57 y 125 intervenciones, respectivamente), en tanto el número de intervenciones realizadas en las dos clínicas de control aumentó solamente en un 59% (de 40 a 63 intervenciones por clínica). Las historias clínicas de los clientes indicaron que si bien fue mayor el número de hombres de las clínicas experimentales que de las clínicas de control que mencionaron la radio como la fuente de información sobre la vasectomía (22% contra 5%), esta situación resultó a la inversa con relación a otras fuentes de información: personal de la clínica (23% contra 27%), periódicos (3% contra 9%) y el letrero de la clínica (3% contra 5%). Prácticamente no hubo diferencia, sin embargo, en la proporción de los que mencionaron como su fuente de información a los parientes y amigos (39% en las clínicas experimentales y 40% en las de control). En el proyecto del IMSS, dos clínicas analizaron una intervención de un año de duración en la que se participaron hom- bres que se habían sometido a la vasectomía como promotores voluntarios y estableció un sistema de referencia entre las clínicas de la red más amplia del IMSS. Esta intervención aumentó el número de vasectomías en un 25% (de 375 a 470 operaciones), mientras que la técnica de comparación realizada en dos clínicas—el uso de un vídeo informativo colocado en las salas de espera—aumentó el número de vasectomías en un 8% (de 495 a 534 procedimientos). Además, durante ese mismo período, aumentó el número de vasectomías en un 6% en dos clínicas de control (de 694 a 738 intervenciones). Otras campañas de promoción realizadas en América Latina también han aumentado la demanda de servicios de vasectomía. Por ejemplo, la organización de planificación familiar de Guatemala, APROFAM, comparó tres enfoques de promoción en 1983–1984—la radio sola, la radio y un promotor, y únicamente un promotor. En los tres casos, aumentó el número de vasectomías realizadas en casi tres veces más de lo esperado si no se hubieran realizado las promociones.16 Además, al evaluarse una campaña de promoción de seis semanas realizada en diversos medios de difusión por PROPATER, se observó que aumentó el número de vasectomías realizadas en un 80% durante la campaña, y este nivel permaneció en un 55% por encima del número de intervenciones realizadas antes de la campaña, durante el semestre posterior a la realización de la misma.17 La mayor parte de la experiencia acumulada en América Latina indica que las fuentes de información tradicionales (parientes, amigos y personal de servicio) generalmente son responsables por la mayor proporción de los recomendados para la vasectomía. Una forma de determinar la eficacia de las campañas de promoción, especialmente cuando se abren nuevas clínicas, es examinar la proporción de clientes que mencionan a la campaña como su fuente de referencia. En el proyecto MSA, se lanzó una clínica de la Ciudad de México con una campaña de promoción que incluyó anuncios en los periódicos comunitarios y en los carteles publicitarios de la ciudad, y los servicios de promoción de un promotor masculino. Fue mayor el número de aceptantes de la vasectomía que indicaron que se habían enterado de la existencia de la clínica a través de los carteles publicitarios (44%) que a través del letrero de la clínica (22%), por los avisos de los periódicos (21%), por el promotor y personal de la clínica (15%) o a través de amigos y parientes (15%). ¿Cómo se logra el éxito de una campaña 15 Investigación operativa sobre vasectomía de promoción y de un programa de vasectomía? La experiencia de la región indica que para lograr el éxito, es esencial contar con un liderazgo sólido del programa. Con frecuencia se consolida este liderazgo estableciendo un equipo para difundir los servicios de vasectomía y de anticoncepción para el hombre. Este equipo realiza actividades que destacan la importancia que la institución le asigna a la vasectomía como método anticonceptivo, tales como establecer clínicas o horarios destinados exclusivamente a los hombres, iniciar un programa sólido de capacitación en materia de vasectomías, ampliar los servicios dirigidos al hombre, y realizar campañas de información, educación y comunicación. Aun en los programas grandes frecuentemente se puede notar el efecto que produce una sola persona entusiasta sobre el número de vasectomías realizadas. Las experiencias recogidas en estos seis proyectos sugieren que el aumento del número de vasectomías con frecuencia refleja la capacidad que tiene una campaña para llegar a un elevado número de personas que pueden tener interés en someterse a esta intervención. Los proyectos de PROPATER y de Profamilia indicaban que las características sociales y demográficas de los hombres que respondieron a las campañas no diferían sustancialmente de las de aquellos que acudieron a las clínicas en busca de servicios antes de realizarse las campañas. Los hombres que se enteraron de la vasectomía a través de la campaña también eran muy similares a los que se informaron a través de una fuente tradicional. Esto sugiere que, por lo menos en las etapas iniciales de la difusión de la vasectomía, las campañas tienden a atraer a personas interesadas cuyas características son similares a las de los clientes que ya se habían sometido a esta intervención, más que a un tipo de gente nuevo y diferente. Tal vez la mejor forma de demostrar la importancia de enfocar una campaña en el sector de la población adecuado, se haga en observar los proyectos que no lo hicieron en forma acertada. Desafortunadamente, son pocos los casos de fracasos de campañas de promoción que se han sido documentado en forma adecuada, y aún menor es el número de aquellos que han intentado explicar las razones de su fracaso. Sin embargo, el proyecto de CIFE es una excepción. Se contrató los servicios de ocho promotores para dar publicidad a los servicios de vasectomía ofrecidos por un médico privado. Los promotores ofrecieron charlas y distribuyeron panfletos entre grupos mixtos en fábricas y oficinas. Solamente 55 hombres se sometieron a la vasectomía du16 rante la duración del proyecto, y de ese grupo, solamente dos mencionaron a los promotores como su fuente de información. Al probar la hipótesis de que la campaña fracasó debido a una estrategia equivocada de enfoque del “público objetivo”, los investigadores compararon las características sociales y demográficas de la audiencia objeto de estudio con los aceptantes de la vasectomía en los proyectos de MEXFAM, Profamilia, PROPATER y MSA; según la definición de los investigadores, los hombres que reunían por lo menos una de las características que no era compartida por el 80% de los aceptantes en los cuatro proyectos, no deberían haber sido considerados como objetivo de los mensajes de los promotores. Más de las dos terceras partes (69%) de los 3.589 individuos que asistieron a las charlas de los promotores o recibieron folletos tenían por lo menos una característica que los descalificaron del grupo objeto de estudio y no debería haber sido objeto de la campaña—es decir, eran menores de 24 años de edad o mayores de 52 años, tenían menos de dos hijos, su hijo menor tenía más de 19 años, tenían menos de cuatro años de escolaridad, no estaban casados o no se encontraban en una unión consensual, o ya se protegían por medio de una esterilización (masculina o femenina). De esta manera, la ineficacia de esta estrategia de promoción interpersonal parecería que se debía, en gran parte, a un error de enfoque del grupo blanco. Esta conclusión se refuerza cuando se considera que la ley mexicana requiere que todos los empleados estén afiliados al IMSS, y este organismo ofrece servicios de vasectomía en forma gratuita a los socios del seguro social. Este segmento de la población formado por empleados de oficinas y obreros no parece ser el más apropiado para recibir los servicios de un médico privado. La eficiencia de las estrategias de promoción generalmente se calcula en función del costo total por vasectomía o por año protección-pareja (tomando en cuenta que cada vasectomía ofrece un promedio de 12,5 años protección-pareja). Por ejemplo, al analizar el costo-efectividad del proyecto de PROPATER, los investigadores supusieron en primer lugar que el número de vasectomías permanecería al mismo nivel sin contar con una campaña de promoción; luego atribuyeron el aumento del 54% a la campaña publicitaria. Dividieron el costo total de la campaña de promoción entre el número adicional de vasectomías realizadas, y estimaron el costo de cada nuevo aceptante adicional que resultó gracias a la campaña de pu- blicidad de la revista, cuyo resultado ascendió a US $39 (o sea US $3,12 por cada año protección-pareja adicional). El proyecto de Profamilia ofrece otro ejemplo. Mediante el uso de la misma metodología, los investigadores estimaron el costo-efectividad de la campaña, la cual incluyó el uso de radio, periódicos y promotores, y resultó en US $7,50 por cada año protección-pareja adicional. Sin embargo, estos son los rendimientos de un solo año. Los investigadores señalaron que es necesario que el costo-efectividad sea estimado en base a períodos más prolongados, debido a los efectos cumulativos a través de los años de las referencias realizadas por los aceptantes satisfechos, y los efectos de la capacitación del personal. Demanda potencial ¿Cuál es la demanda potencial futura de servicios de vasectomía en estas áreas de América Latina? El IMSS trató de responder a esta interrogante al realizar una encuesta entre 421 hombres y 624 mujeres, todos clientes que se encontraban en las salas de espera de seis clínicas. Todas las personas entrevistadas estaban casadas o vivían en unión; las mujeres tenían 15–49 años de edad y los hombres 20–59. Sólo el 15% de los hombres y el 19% de las mujeres contaban con menos de seis años de escolaridad; aproximadamente el 50% y el 61%, respectivamente, tenían dos hijos o menos. En general, más del 80% de los entrevistados tenían conocimiento de la vasectomía y aproximadamente el 20% conocían el método de vasectomía sin bisturí. Con respecto al uso de anticonceptivos entre las mujeres, el 31% se encontraban protegidas por la esterilización femenina, el 2% por la vasectomía de su cónyuge y el 42% por un método temporal; el 25% no utilizaban ningún método anticonceptivo. Entre los hombres, el 33% estaban protegidos por la esterilización de su pareja, el 4% por su vasectomía y el 37% por métodos anticonceptivos temporales; el 26% no utilizaban ningún método. Entre los entrevistados protegidos por la esterilización femenina, más del 11% dijeron que durante el proceso de la toma de decisión, habían considerado a la vasectomía como una alternativa. Para evaluar la demanda potencial de vasectomía, se les preguntó a los entrevistados no protegidos por un método permanente si habían considerado para el futuro la esterilización para ellos o sus cónyuges. Fue mayor el porcentaje de mujeres que de hombres (73% y 52%, respectivamente) que respondió afirmativamente. Cuando se les preguntó si escogerían la vasectomía en lugar de la esterilización Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar femenina, el 31% de los hombres dijeron que sí, pero solamente el 22% de las mujeres respondieron que era probable que sus cónyuges adoptarían la vasectomía. Sin embargo, apenas el 30% de los hombres y el 55% de las mujeres respondieron que habían discutido sobre el tema de la vasectomía con su pareja, y el 21% del total dijeron que conocían un hombre que se había sometido a esta intervención. Al profundizar el análisis se reveló que los hombres eran más proclives a decir que se someterían a una vasectomía en el futuro que las mujeres a afirmar que sus cónyuges adoptarían esta medida. La demanda potencial de vasectomías es más elevado entre los hombres que son comparativamente jóvenes, que tienen un mejor nivel educativo y un número menor de hijos. También es un poco más elevado entre quienes actualmente utilizan métodos anticonceptivos temporales que entre quienes no practican la anticoncepción. Conclusiones Los datos recabados en estos seis proyectos de investigación operativa sugieren algunas de las siguientes conclusiones e implicaciones de la promoción de la vasectomía en ciudades de América Latina. •Los clientes potenciales constituyen un segmento de la población bien definido. Son hombres que por lo general son relativamente jóvenes y comparativamente bien educados, tienen familias poco numerosas, trabajos seguros y una vida familiar estable. La mayoría ya practica la anticoncepción, y muchos usan los métodos que requieren de su participación activa, tales como el condón y la planificación familiar natural. En consecuencia, los programas de vasectomía deberán diseñar un tipo de prestación de servicios y estrategias de promoción que atienda y satisfaga las necesidades de este grupo. •Las fuentes de información informales, especialmente las esposas y los hombres que se han sometido a la vasectomía, influyen en gran medida durante el proceso de la toma de decisión. Las actividades de promoción de la vasectomía, en consecuencia, deberán contar con la participación más efectiva de las esposas y de otros hombres que ya se han sometido a esta intervención. Por ejemplo, se le puede presentar la vasectomía a las mujeres como una alternativa a la esterilización femenina—especialmente en los momentos en que estarían más receptivas a este tipo de información, tales como en el período del puerperio. A su vez, deberá invitarse a todos los aceptantes de la vasectomía a colaborar en las actividades de promoción, enseñárseles a identificar amigos que podríNúmero especial de 1996 an tener interés en la vasectomía y suministrarles material de promoción para que lo distribuyan entre sus colegas que muestran interés. Deben desarrollarse mecanismos para mantener contacto y un sistema de referencia entre dichos aceptantes-promotores de la vasectomía. •El personal de los servicios de salud es una de las fuentes más consultadas durante la etapa de la evaluación y proceso de toma de decisión. El personal deberá estar bien capacitado en técnicas de consejería y más involucrado en la promoción de la vasectomía y en actividades de referencia de clientes potenciales. Según parece, cuando se capacita mínimamente a todo el personal de una clínica se logra una mayor eficacia que si se adiestra únicamente a aquellos que prestan el servicio de vasectomía; la red de referencias también parece ser más eficaz en unas clínicas que en otras.18 •Las estrategias de promoción en los medios de difusión tienden a ser eficaces, particularmente en las grandes ciudades, donde se dispone de clínicas con servicios de alta calidad. Como la vasectomía aún se encuentra en las primeras etapas de difusión en América Latina, es preciso contar con los medios masivos de mayor alcance para llegar al más amplio número de aceptantes potenciales. Entre los medios de información que han probado ser eficaces se encuentran las revistas para hombres, los programas nocturnos de televisión y los informativos radiales; parece que resultan menos eficaces los medios de difusión dirigidos a una audiencia más pequeña y aquellos destinados a una audiencia más diversificada, tales como los anuncios en los periódicos. El fracaso de las estrategias de promoción parece deberse en mayor medida a la consecuencia de no seleccionar un medio de difusión adecuado, y no a la falta de una respuesta del público masculino. Es necesario identificar y probar otros medios de difusión y formatos adecuados. •Las razones expuestas por los hombres que adoptan la vasectomía sugieren una serie de temas bien definidos para ser utilizados en las campañas de promoción. Entre dichos temas se encuentran: las múltiples ventajas de la vasectomía—y la vasectomía sin bisturí en particular—en relación con la esterilización femenina; la elección de la vasectomía por el amor a la mujer y la preocupación por su salud, así como por un deseo de asumir la responsabilidad y colaborar en la planificación de su familia; y que la vasectomía confiere una cierta tranquilidad en eliminar la ansiedad con respecto a los embarazos no deseados. •Algunas parejas que actualmente no se protegen mediante una vasectomía consideraría la posibilidad de hacerlo cuando ya hayan tenido todos los hijos que quieren. Si bien esta conclusión se basa en un estudio relativamente pequeño realizado por el IMSS en seis clínicas ubicadas en tres ciudades, la sólida demanda potencial de servicios de vasectomía en América Latina se señala por el rápido aumento en los servicios en las pocas instituciones de la región que han realizado un gran esfuerzo para popularizar el método (incluidos el IMSS y el Ministerio de Salud Pública de México, Profamilia en Colombia y PROPATER en Brasil). Aunque estos tres países presentan tasas entre moderadas y altas de prevalencia de uso anticonceptivo e indicadores socioeconómicos relativamente altos, el hecho de que dichos países difieren tanto culturalmente sugiere que semejante demanda puede existir en todas las grandes ciudades de América Latina. Es necesario realizar un mayor número de estudios para evaluar esta demanda potencial. Referencias 1. L. Liskin, E. Benoit y R. Blackburn, “Vasectomy: New Opportunities”, Population Reports, Series D, No. 5, 1992. 2. Profamilia, “Informe de Actividades de Servicio, Año 1993”, Boletín de Evaluación y Estadística, No. 72, Bogotá, Colombia, 1994. 3. C. Juárez y F. Alarcón, “Prestación de Servicios de Planificación Familiar a Varones en el IMSS”, ponencia presentada en la Segunda Conferencia Latinoamericana de Investigación Operativa, Ixtapa, México, 19–22 de sept., 1994. 4. M. P. P. de Castro, B. M. de Castro y K. G. Foreit, “Measuring the Effectiveness and Cost-Effectiveness of Mass Media Promotion of Vasectomy Services”, Promocão de Paternidade Responsável (PROPATER) y The Population Council, São Paulo, Brasil, 1987; y K. G. Foreit, M. P. P. de Castro y E. F. Duarte Franco, “The Impact of Mass Media Advertising on a Voluntary Sterilization Program in Brazil”, Studies in Family Planning, 20:107–116, 1989. 5. R. Vernon, G. Ojeda y A. Vega, “Investigación de Operaciones Sobre Diferentes Enfoques para la Prestación de Servicios de Vasectomía en Colombia”, informe técnico final, Asociación Pro-Bienestar de la Familia Colombiana (Profamilia) y The Population Council, Bogotá, Colombia, 1989; y ——, “Ofrecer la Vasectomía de Manera Más Aceptable para los Hombres”, Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar, número especial de 1991, págs. 8–13 & 40. 6. L. Nuñez et al., “The Effectiveness of the Private Physician and Male Promoter in the Implementation of a MaleOnly Clinic”, informe final, Centro de Investigación Sobre Fertilidad y Esterilidad (CIFE) y The Population Council, México, D. F., 1989. 7. C. Juárez et al., “A Strategy to Increase the Acceptance of No-Scalpel Vasectomy in Out-Patient Clinics of the Mexican Social Security System”, informe técnico final, Academia Mexicana de Investigación en Demografía Médica (AMIDEM) y The Population Council, México, D. F., 1994. 8. A. López Juárez et al., “A Follow-Up Survey of Men Undergoing Vasectomy”, informe técnico final, Fundación Mexicana para la Planeación Familiar (MEXFAM) y The Population Council, México, D. F., 1988. 9. L. de la Macorra, R. Sánchez y L. Varela, “The Effec- (continúa en la página 33) 17 Investigación operativa… (continúa de la página 17) tiveness of Social Marketing Strategies in the Implementation of Male-Only Clinics”, informe técnico final, Mercadotécnia Social Aplicada (MSA) y The Population Council, Querétaro, México, 1989. 10. R. Santiso, J. T. Bertrand y M. A. Pineda, “Voluntary Sterilization in Guatemala: A Comparison of Men and Women”, Studies in Family Planning, 14:73–82, 1983; S. G. Philliber y W. W. Philliber, “Social and Psychological Perspectives on Voluntary Sterilization: A Review”, Studies in Family Planning, 16:1–29, 1985; y M. P. P. de Castro et al., “Un Programa Innovador en São Paulo, Brasil”, Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar, número especial de 1985, págs. 40–45. 11. J. M. Bohlen, “Research Needed on Adoption Models”, en W. Schramm y D. F. Roberts, eds., The Process and Effects of Mass Communication, edición revisada, University of Illinois Press, Urbana, Ill., EE. UU., 1977. 14. S. G. Philliber y W. W. Philliber, 1985, op. cit. (véase referencia 10). 15. R. Santiso, J. T. Bertrand y M. A. Pineda, 1983, op. cit. (véase referencia 10); S. D. Mumford, 1983, op. cit. (véase referencia 12); S. G. Philliber y W. W. Philliber, 1985, op. cit. (véase referencia 10); M. P. P. de Castro et al., 1985, op. cit. (véase referencia 10); y K. Ringheim, “Factors that Determine Prevalence of Use of Contraceptive Methods for Men”, Studies in Family Planning, 24:87–99, 1983. 16. J. T. Bertrand et al., “Evaluation of a Communications Program to Increase Adoption of Vasectomy in Guatemala”, Studies in Family Planning, 18:361–370, 1987. 17. L. Liskin, E. Benoit y R. Blackburn, 1992, op. cit. (véase referencia 1). 18. A. Estrada, asesor médico principal, AVSC Internacional, comunicación personal, junio de 1994. 12. S. D. Mumford, “The Vasectomy Decision-Making Process”, Studies in Family Planning, 14:73–82, 1983. 13. Ibid. Número especial de 1996 33