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LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DE LA COMUNIDAD
AUTÓNOMA CANARIA
A partir de la Constitución de 1978, el Estado español se organiza territorialmente en tres
niveles administrativos: municipios, provincias y comunidades autónomas. En el caso de
Canarias, existe un cuarto nivel que es el de los Cabildos insulares (se corresponde con las
Diputaciones Provinciales peninsulares). Por tanto, además de los organismos locales,
provinciales y regionales, en Canarias se añade un cuarto ámbito de actuación territorial: la
isla, gestionado a través de los respectivos cabildos insulares.
1. Administración municipal
Tras las Cortes de Cádiz de 1812 se suprimieron los señoríos en las islas de Lanzarote,
Fuerteventura, La Gomera y El Hierro así como los antiguos concejos o cabildos de las
islas de realengo1, que fueron sustituidos por los ayuntamientos actuales.
La principal función del ayuntamiento es la de ejercer el gobierno y la administración
municipal en su correspondiente jurisdicción. Sus miembros son elegidos por los
ciudadanos a través de unas elecciones municipales celebradas cada cuatro años. Está
integrado por el alcalde y los concejales; el alcalde es el presidente de la corporación y es
designado una vez elegidos los concejales tras la celebración de las elecciones municipales.
2. Administración provincial
En el siglo XIX, la organización político administrativa del territorio español se hizo a
partir de la división provincial del ministro Javier de Burgos en 1833. Dividió el territorio
español en 50 provincias con el objetivo era organizar de forma unitaria la administración
de cada provincia y la intervención del gobierno en ellas.
Surgió entonces la provincia única de Canarias cuya capital se estableció en Santa Cruz
de Tenerife. Se produjo así un cambio en las instituciones políticas canarias: se pasó de la
organización político-administrativa basada en un concejo insular a la creación de
ayuntamientos en las distintas islas y se estableció un órgano de gobierno regional: la
Diputación provincial.
Los conflictos entre los grupos de poder de las islas centrales fueron constantes: los de
Tenerife se esforzaban por consolidar la capital y los de Gran Canaria trataban de conseguir
la división provincial: es el llamado pleito insular, que enfrentará a las islas en su lucha
por la hegemonía económica y política. El pleito insular concluirá en 1927, cuando Primo
de Rivera firma el decreto de la división provincial: Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas.
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Se llaman islas de realengo a aquellas cuya conquista se realizó bajo patrocinio de la Corona de Castilla:
Gran Canaria, La Palma y Tenerife.
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3. Administración autonómica
Uno de los hechos políticos más importantes en el camino a la democracia abierto en 1975
fue la construcción de un nuevo modelo de Estado no centralista a partir de las previsiones
del Título VIII de la Constitución de 1978.
En Canarias, el gobierno preautonómico o Junta de
Canarias se formó en abril de 1978. Su objetivo
fundamental era la redacción del Estatuto de
Autonomía, con temas clave como: la capitalidad, la
ubicación de las sedes institucionales, el sistema
electoral...
Una vez aprobada la Constitución, se abrió el proceso
para la conversión de las regiones en comunidades
autónomas. Cada Comunidad, debía contar con un
órgano legislativo elegido por sufragio universal
(Parlamento autónomo) y un órgano ejecutivo
(Gobierno autónomo), siguiendo vigente la división provincial.
Las competencias que asumían las comunidades autónomas así como las instituciones de que se
dotaban, quedan recogidas en sus respectivos Estatutos de Autonomía. En el caso de Canarias,
se transfieren las competencias de economía, medio ambiente, educación, sanidad, trabajo,
empleo y asuntos sociales. El Estatuto de Autonomía de Canarias, consensuado entre todas
las fuerzas políticas, fue aprobado por las Cortes Generales el 10 de agosto de 1982.
El primer Parlamento de Canarias se constituyó el 30 de mayo de 1983, Día de Canarias desde
entonces. Su primer presidente fue Pedro Guerra, padre del cantautor del mismo nombre.
Reformado en 1996, el Estatuto define a Canarias como una nacionalidad que abarca el
territorio formado por las siete islas mayores y los seis islotes. La capitalidad de Canarias se fija
compartidamente en las ciudades de Santa Cruz de Tenerife y las Palmas de Gran Canaria (Art.
3.1.).
Las instituciones autonómicas de Canarias son:
•
El Parlamento de Canarias, con sede en Santa Cruz de Tenerife. Es el órgano
representativo del pueblo canario elegido por sufragio universal cada cuatro años.
Está constituido por 60 diputados distribuidos de la siguiente manera: 15 diputados
por Tenerife, 15 por Gran Canaria, 8 por La Palma, 8 por Lanzarote, 4 por La
Gomera, 7 por Fuerteventura y 3 por El Hierro.
•
El Gobierno autonómico, que tiene su sede compartida entre las dos capitales
autonómicas: Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, que cambia cada
periodo de legislatura (cuatro años). El primer presidente fue Jerónimo Saavedra. El
actual es Paulino Rivero. El Presidente es elegido de entre los diputados de la Cámara
por votación pública y por llamamiento, designando a continuación a su vicepresidente
(diputado) y a los consejeros (diputados o no).
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•
El Tribunal Superior de Justicia de Canarias, con sede en Las Palmas de Gran
Canaria.
Los símbolos de la Comunidad son la bandera, el escudo y el himno:
• La bandera de Canarias está formada por “tres franjas iguales en sentido vertical
cuyos colores son, a partir del asta, blanco, azul y amarillo” (Art. 6).
• El escudo es el siguiente: “en campo de azur trae siete islas de plata bien ordenadas,
dos, dos, dos y una, esta última en punta. Como timbre una corona real de oro,
surmontada de una cinta de plata con el lema OCÉANO de sable y como soportes
dos canes en su color encollarados” (Art. 6).
• El himno: se establece como himno de Canarias la melodía del Arrorró, de la obra
Cantos Canarios, de Teobaldo Power.
4. Administración insular: los Cabildos
Mientras el enfrentamiento de las clases dominantes de las dos islas
centrales por la hegemonía económica, política e institucional domina la
vida política del archipiélago a comienzos del siglo XX, desde las islas
periféricas se reclama la reimplantación de los concejos o cabildos
insulares, para defender su autonomía frente a la hegemonía de Tenerife y Gran Canaria.
Por fin, el Gobierno central decidió crear un órgano de gobierno insular con competencias
sobre los municipios de cada isla.
De este modo, en julio de 1912 se crearon los Cabildos Insulares (Ley de Cabildos). Se
trata de una institución cuyo ámbito de gestión y administración es la isla.
Con esta solución intermedia se intentaba poner fin a la lucha entre Santa Cruz y Las
Palmas y evitar posibles fricciones entre las islas centrales y el resto del Archipiélago. Esta
solución fue aplaudida por todos los grupos políticos y el problema pareció zanjado. Sin
embargo, la lucha, aunque de forma más silenciosa, continuó, y en 1927 se dividió la
provincia única de Canarias en dos provincias.
Los Cabildos asumían en parte las competencias de la Diputación Provincial y se
constituían en el órgano de gobierno y administración insular. Cada isla elige mediante
sufragio universal, directo y secreto a sus representantes, denominados consejeros, en el
Cabildo.
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