Poder Judicial de la Nación

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2010 - Año del Bicentenario
C.N° 44.602 “Accolade Pool y otro (s)
por defraudación por administración
fraudulenta s/procesamientos y embargos”
Juzgado N° 12 – Secretaría N° 23
Reg. N° 1389
//////////////////////nos Aires, 27 de diciembre de 2010.
Y VISTOS Y CONSIDERANDO:
I.
USO OFICIAL
Llegan las actuaciones a conocimiento del Tribunal en virtud
de los recursos de apelación interpuestos contra los procesamientos y embargos
decretados sobre Juan Cayetano Intelisano, Yolanda Mirta Eggink, Duilio
Edgardo Lopez, Silvia Beatriz Macchi, Carina Andrea Azcano, Hernán Roberto
Miguel Rodríguez Vagaría, Natalia Lidia Osores, Jorge Enrique Rodríguez,
Dario Alejandro Morresi, Jorge Roberto Pallavicino, Walter Oscar Bonavera,
Juan Holjevac y Juan del Azar, (conf. resolución que obra en fotocopias a fs.
1/86).
Todos ellos fueron cautelados en orden al delito de
administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública (art. 174,
inciso 5°, en función del 173, inciso 7 del C.P.); los cuatro mencionados en
primer término en calidad de autores y se les fijó un embargo por la suma de de
treinta millones de pesos ($ 30.000.000); al resto se los consideró partícipes
necesarios y se les fijó un embargo sobre sus bienes por la suma de veinte
millones de pesos ($ 20.000.000).
a) El defensor de Jorge Pallavecino, a través del escrito de
apelación que obra en fotocopias a fs. 87/89 vta. de este legajo, solicitó que se
revoque lo decidido respecto del nombrado.
Fundamentalmente cuestionó la valoración de la prueba
efectuada por el a quo con relación a su asistido. En esa dirección señaló que
Pallavicino ignoraba el proceder incorrecto que el Juez de grado endilgó a los
demás consortes de causa. Criticó que no se haya tenido por cierto que el
nombrado actuó respondiendo a un favor hacia Juan del Azar, lo cual se hallaría
sustentado por la declaración de ambos imputados. Negó que fuera cierto lo
relatado por el consultor financiero de Montevideo (Daniel Edgardo Pérez
Montero) con respecto a que del Azar le había presentado a Pallavecino. Según
su criterio, no bastaba para configurar siquiera un grado de sospecha, la
circunstancia de que su asistido fuera quien hubiera completado los trámites a
efectos de que se depositara en su cuenta las sumas de dinero transferido y luego
dispusiera lo necesario para que se pudiera contar con el dinero en efectivo.
Estima que tampoco logra alcanzar el grado de sospecha que requiere el auto que
se examina, la referencia a la firma del Acuerdo de Conmutación por parte de su
asistido, ni la integración de la documentación requerida para recibir los pagos
dispuestos en el expediente administrativo.
Por último cuestionó que se haya decretado el embargo sobre
los bienes de su asistido, consideró que era arbitraria y que el a quo no analizó
debidamente los presupuestos contemplados en el artículo 518 del CPPN y 22
bis del CP.
A fs. 255/261 de este legajo obra el informe presentado por el
Dr. Alejandro Morreale ante este Tribunal en los términos previstos por el
artículo 454 del Código de rito. Allí sostuvo y se refirió a los agravios
expresados en el escrito de apelación.
b) Los abogados defensores de Juan del Azar, a través del
escrito de apelación que obra en fotocopias a fs. 90/99 vta. de este legajo,
solicitaron que se revoque lo decidido respecto del nombrado.
Señalaron que la resolución contiene errores genéricos y
específicos. Entre los primeros, se refirieron a que la deuda que tenía la ex Caja
Nacional de Ahorro y Seguro no era presunta sino real y que el a quo no debió
hacerse eco de las conclusiones a las que arribaron el ex Fiscal de
Investigaciones Administrativas, repetidas por el primer fiscal de la causa,
quienes afirmaron que se decidió pagar cuando el Estado estaba en inmejorable
situación para no hacerlo, en posición para negociar, porque nada lo presionaba a
desprenderse de la suma de cincuenta y cuatro millones de pesos, mientras
podían plantearse objeciones de pago. Ello olvidando que los procesos judiciales
tienen instancias y que éstas precluyen sin posibilidad de ser reabiertas, haciendo
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hincapié en que las sentencias de la Alta Corte de Justicia de Inglaterra y Gales
pudieron haber sido discutidas en el Juzgado Nacional en lo Civil y Comercial
N° 10, Secretaría N° 20, cuando fue notificada la demanda a través del exhorto
que quedó allí radicado en el año 1992. Que no obstante ello, también aquí se
podría haber esclarecido cuáles eran las posibilidades de discutir los reclamos a
dieciséis años de la notificación de la demanda y a catorce de la declaración de
rebeldía.
También expresaron que las sentencias extranjeras constituían
un título ejecutable contra el Estado fuera de la República y que, desconocer que
la sentencia podría ser ejecutada sobre bienes o cuentas bancarias de la
República Argentina en otros países es ignorar la verdad.
Estimó que la
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calificación utilizada por el Juez con relación a que aunque se reconociera la
deuda, la posibilidad de ejecución de la sentencia en el extranjero aparecía como
un argumento retórico ya que la empresa había sido liquidada y el país se
encontraba en cesación de pagos, resultaba un criterio impúdico utilizado por el
Juez y que también nutrió a los acusadores.
Indicaron que las sentencias extranjeras podían convertirse en
un título ejecutable contra el Estado dentro de la República, situación que no fue
advertida por el a quo quien, según la parte, sólo habría valorado las resoluciones
de primera y segunda instancia de la Justicia Nacional en lo Civil y Comercial
Federal y no la resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del 11 de
diciembre de 2007 mediante la cual declaró mal denegado el recurso ordinario
interpuesto contra la sentencia de segunda instancia (recurso de hecho deducido
por la actora en autos “Overseas Union Insurance Limited y otros
c/Caja
Nacional de Ahorro y Seguro”). Esto implicó, según la parte, que si las empresas
actoras no hubiesen desistido, como lo hicieron a fs. 1015 de aquellos autos, ante
el Acuerdo de Conmutación y el pago que se impugna en esa causa, hubiera sido
posible que tras la apertura del recurso de hecho, aquella sentencia
desestimatoria en dos instancias hubiese sido finalmente dejada sin efecto a
través de un nuevo fallo y las sentencias extranjeras hubieran podido ser
ejecutadas en el país.
Además, indicaron que las sentencias extranjeras no podían
ser discutidas por el Estado en el momento en que las empresas acreedoras
formularon el reclamo administrativo. Por eso criticaron que el Juez haya
considerado que, como la Caja tenía una condena en rebeldía y que en ningún
momento pudo oponer sus defensas no podía admitirse que la incertidumbre
sobre la causa de la obligación fuera reconocida en el ámbito administrativo.
Con relación a los errores específicos indicaron que pese a la
información que obra a fs. 1593/95 y 1787, brindada por el Ministerio de
Economía y Finanzas Públicas, relacionada con que el Dr. del Azar no cumplió
funciones como abogado o asesor de aquél, ni del INdeR ni de la CNAS, esa
inexistente condición fue invocada como prueba de cargo y repetida en la
resolución apelada cuando representa la libertad con que del Azar podía
colaborar informando a requerimiento de los funcionarios, tanto como actuar de
árbitro en el convenio celebrado entre los apoderados de las empresas acreedoras
y el gestor Holjevac.
Expresaron que la información oportunamente brindada por
Del Azar a la CNAS a través del memorando 215 que acompañó la nota dirigida
a la Dra. Piqué era fidedigna basada en la verdad objetiva de las actuaciones
relacionadas con la cuestión y que era correcto cuanto informó sobre la
procedencia de la petición sobre la que se le consultó.
A su vez, indicaron que el informe brindado por Del Azar en
el expediente administrativo, en el que manifestó que resultaba procedente la
petición de las acreedoras que allí se sustanciaba, no le impedía actuar luego
como árbitro del contrato entre las acreedoras y el gestor, recibiendo en depósito
las sumas destinadas a aquéllas. Ello por cuanto el informe fue anterior al
convenio en que se lo nombró árbitro.
Se refirieron a que la condición profesional que pudiera
revestir el Dr. Gabriel Fischer o la circunstancia de que su madre fuera una de las
traductoras públicas que tradujo los documentos con los que se inició el reclamo,
no desvirtuaban los dichos de del Azar respecto de su quehacer en las
actuaciones administrativas; y que ese quehacer se desarrolló en el marco de una
conducta lícita como fue el reclamo de cumplimiento de las sentencias
extranjeras y su pago. Indicó que el mismo agravio corresponde al reproche de
que se hubiera interesado por los servicios de Holjevac.
Los agravia que se haya considerado sospechoso de delito
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haber solicitado a Pallavicino su cuenta bancaria para facilitar el pago discutido
en la causa ya que desde tiempo atrás Del Azar trataba con el nombrado y ya
había hecho otras transferencias bancarias como parte de cualquier relación
comercial.
Se quejan tras considerar que no se ha demostrado la
existencia de un dolo unitario, el cual se requiere para configurar la participación
que se le asignó a su asistido en el delito de defraudación al Fisco.
Por último señalan que el embargo tampoco guarda
proporción alguna con el supuesto perjuicio derivado de un pago legal efectuado
por el Estado en una medida mucho menor a la debida, por lo cual solicita que
sea revocado.
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A fs. 263/284 vta. obra el informe presentado por el Dr.
Eduardo Oderigo y por la Dra. Laura Damianovich ante este Tribunal en los
términos previstos por el artículo 454 del Código de rito. Allí sostuvieron y se
refirieron a los agravios expresados en el escrito de apelación.
c) El abogado defensor de Silvia Beatriz Macchi, a través del
escrito de apelación que obra en fotocopias a fs. 100/104 vta. de este legajo,
solicitó que se revoque lo decidido respecto de la nombrada.
Refirió que al elaborar los dictámenes existentes en el
expediente CUDAP S01:0102318/2003 no cabía dudar de la existencia,
legitimidad y carácter firme de las sentencias extranjeras dictadas por el Alto
Tribunal de Justicia, División Queen’s Bench, Tribunal Comercial, Londres,
U.K. en un juicio seguido en esa jurisdicción a la CNAS. Ello por cuanto los
reclamantes cumplieron con los recaudos legales ya que se encontraban
debidamente apostilladas (convención de la Haya), traducidas y protocolizadas.
Además que en el proceso sustanciado en el Reino Unido, la
CNAS no había opuesto defensa alguna pese a que estuvo debidamente
notificada de la demanda y que era en aquél juicio donde cabía interponer las
excepciones a las que alude el Juez de grado en su resolución y no en el juicio de
exequatur -juicio cuyo objeto se limitaba a resolver la validez formal para la
ejecutoriedad de la sentencia en sede nacional- posteriormente iniciado por
Accolade Pool ante la Justicia en lo Civil y Comercial Federal de este país.
También criticó que el Juez haya expresado que la posibilidad
de ejecución de la sentencia en el extranjero aparecía como un argumento
retórico ya que la empresa había sido liquidada y el país se encontraba en
cesación de pagos. Concluyendo que tal posición emanada de un órgano judicial
se traducía en la marginación de nuestro país del mercado de capitales.
La defensa indicó que existen en autos numerosas probanzas
que demuestran la buena fe con que procedió su asistida en el análisis del caso
Accolade, destacando en ese sentido la actuación de la Dra. Yolanda Eggink, de
la Dra. Alejandra Taddei, del Contador Juan Intelisano, del Contador Duilio
López y hasta del Síndico General de la Nación, Dr. Moroni. Respecto de este
último indicó que, pese a haber formulado una observación con relación a que el
convenio con Accolade debió ser firmado no sólo por el Contador Intelisano sino
también por otra autoridad del Ministerio de Economía -cuestión que no era
competencia de su asistida-, más allá de eso, no encontró obstáculo para su
suscripción. También señaló a testigos que corroborarían su versión defensista.
A su vez, se quejó de que el Juez a quo hubiera dejado de
lado una prueba de descargo de singular relieve como es la pericia del Cuerpo de
Contadores de la CSJN que obra a fs. 604/615.
Cuestionó que en la resolución no se haya considerado ni
investigado las especiales características del negocio internacional del reaseguro,
ya que los usos y prácticas internacionales indican que el contrato de reaseguro
puede ser probado por cualquier medio, aún cuando no exista prueba o principio
por escrito.
Por último señaló que el embargo es improcedente por los
motivos antes expuestos, infundado y desproporcionado.
A fs. 285/300vta. obra el informe presentado por el Dr. Oscar
Vigliani ante este Tribunal en los términos previstos por el artículo 454 del
Código de rito. Allí sostuvo y se refirió a los agravios expresados en el escrito de
apelación.
d) Los defensores de Juan Holjevac, a través del escrito de
apelación que obra en fotocopias a fs. 105/107 vta. de este legajo, tildaron de
arbitraria la resolución del Juez de grado estimando que carece de los
fundamentos exigidos por el artículo 123 del Código de forma. En apoyo de de
ello, refirieron que los elementos de cargo escogidos por el instructor no son
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aplicables a Holjevac.
Con relación a los dictámenes,
consejos u opiniones del
Estudio Jurídico de del Azar que se destacan en la resolución apelada,
expresaron que son completamente ajenos a Holjevac y que son de una época en
la cual él ni siquiera sabía de la existencia de los reclamos y de dicho estudio
jurídico.
Respecto de los dictámenes emitidos en el seno de la
administración pública por de Eggink y Macchi estimó que contienen numerosos
y lógicos argumentos que se apoyan en normas y pruebas legales.
A su vez, plantean que no conocen la conducta concreta que
se reprocha a su asistido como para haber provocado los dictámenes y actos
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jurídicos que permitieron el pago, ni cuál es la conducta disvaliosa que se le
atribuye. Que Holjevac brindó asesoramiento profesional en un tema concreto y
pactó honorarios por ello que nunca pudo cobrar.
Con relación al embargo expresaron que era improcedente; su
monto desproporcionado e infundado.
A fs. 324/346 obra el informe presentado por los Dres.
Ricardo Saint Jean y Edgar Schiavone ante este Tribunal en los términos
previstos por el artículo 454 del Código de rito. Allí sostuvieron y se refirieron a
los agravios expresados en el escrito de apelación.
e) La defensa de Duilio Edgardo López, a través del escrito
de apelación que obra en fotocopias a fs. 108/121 de este legajo, tildó de nula la
resolución del Juez de grado estimando que carece de fundamentación.
Se quejó de que con relación a la existencia del hecho, el a
quo se haya referido estrictamente a dos cuestiones como fueron, por un lado, la
falta de control de los funcionarios públicos respecto de la existencia de
contratos de reaseguro con “La Caja” y por otro, la falta de competencia de Juan
Cayetano Intelisano para la suscripción y aprobación del convenio de
conmutación.
Criticó que el Juez de grado haya omitido considerar que no
había ningún dictamen en los expedientes administrativos que cuestionase la
existencia de la obligación, incluso el de la Dra. Taddei quien se desempeñaba
como Subsecretaria Legal del Ministerio de Economía, y quien, pese a ello, no se
encuentra imputada en autos.
También indicó que el Juez omitió señalar que fue López
quien aconsejó que se remitiese el expediente a la SIGEN, que el dictamen que
hizo se refería a su función específica que era el cálculo de la liquidación y que
él no dictaminaba sobre la procedencia o no del reclamo, ni sobre la existencia
de la obligación. Además refirieron que López nada decidía al respecto sino que
estaba acatando una orden de Intelisano y que ese acuerdo estaba previamente
autorizado por este último.
Además indicó que Intelisano firmó el acuerdo en el carácter
de liquidador del INdeR -máxima autoridad- como señaló la SIGEN y no en su
carácter de Subsecretario de Administración Patrimonial.
Se refirió ampliamente a distintos aspectos relacionados con
el proceso de exequátur, y específicamente con el que se sustanciaba en el
expediente 22.645/96 del Juzgado Civil y Comercial N° 10; expresó que allí sólo
se habían cuestionado aspectos formales y estimaron que de haberse salvado los
vicios se podría haber vuelto a solicitar el cobro judicial y hasta administrativo.
Que quienes estuvieron en contra de que se hiciera efectivo el pago fueron los
abogados del Estado en el juicio de exequátur, y que nada tuvo que ver con el
trámite en sede administrativa donde intervinieron otros funcionarios, siendo que
ninguno de ellos dictaminó cuestionando la existencia de la obligación, por ese
motivo, indicó que no existía la contradicción entre funcionarios señalada por el
Juez de grado.
A fs. 313/323 la Dra. Mabel Sfair presentó el memorial en los
términos del artículo 454 del C.P.P.N. donde sostuvo y se refirió a los agravios
oportunamente planteados.
f) Los abogados defensores de Jorge Rodríguez, a través del
escrito de apelación que obra en fotocopias a fs. 122/125 vta. de este legajo,
expresaron que el motivo fundamental de sus agravios consiste en que en la
resolución del a quo no se describe cuál es la conducta reprochada a su asistido.
Indicaron que no resultaba suficiente la imputación que se le efectuó relacionada
con que habría suscripto el acuerdo de conmutación celebrado en el marco del
trámite irregular del expediente del INdeR que dio lugar al dictado de la
resolución del Ministerio de Economía por la que se aprobó, sin previo control,
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dicho convenio y la transferencia del dinero desde la Tesorería General de la
Nación a su cuenta bancaria.
Además indicaron que resultaba imposible para alguien ajeno
a la estructura estatal percibir la pretendida antijuricidad del acto, que Rodríguez
no sospechó que el procedimiento administrativo no habría cumplido con todos
los pasos establecidos por la normativa vigente. Entendieron, a su vez, que el
Juez de grado, en su resolución, tampoco estableció cuál habría sido su
colaboración y por ende, por qué fue considerada primaria.
A fs. 347/358 obra el informe presentado por los Dres.
Roberto Ribas y Maximiliano Frola ante este Tribunal en los términos previstos
por el artículo 454 del Código de rito. Allí sostuvieron y se refirieron a los
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agravios expresados en el escrito de apelación.
g) El abogado defensor de Natalia Lidia Osores, a través del
escrito de apelación que obra en fotocopias a fs. 126/127 de este legajo, expresó
que la resolución que impugna carece de la motivación adecuada; que las
consideraciones son parciales, erróneas y no se corresponden con las probanzas
reunidas. Indicó que la prueba no ha sido valorada en relación a Osores y que la
existente acredita la ausencia de participación dolosa en los hechos investigados.
Refirió que en el supuesto de un ignoto obrar imprudente o
negligente por parte de su asistida que haya favorecido la realización dolosa
ajena -extremo que, a su entender, tampoco se habría acreditado en autos-, tal
participación debe ser considerada como autoría imprudente residual, punibilidad
que se descarta por la teoría de la prohibición de regreso.
Agregó que se le atribuye responsabilidad penal objetiva pues
la imputación descansa únicamente en su condición de abogada.
También se quejó tras considerar que las hipótesis fácticas
que conforman el auto de procesamiento no se corresponden con los elementos
propios del tipo penal por el que fue procesada. A su vez, consideró injustificado
el monto del embargo y que no guardaba relación con el hecho que se le atribuyó
ni con el supuesto perjuicio padecido.
A fs. 464/471 obra el informe presentado por el Dr. Sebastián
Le Bourgeois ante este Tribunal en los términos previstos por el artículo 454 del
Código de rito. Allí sostuvo y se refirió a los agravios expresados en el escrito de
apelación.
h) i) La defensa de Juan Cayetano Intelisano, a través del
escrito de apelación que obra en fotocopias a fs. 128/131 de este legajo, solicitó
que se revoque lo decidido respecto de su asistido. Refirió que el extenso
resolutorio se encuentra sustentado en meras suposiciones que carecen de
relevancia como para sostener una decisión como la que aquí se impugna.
Señaló que las explicaciones brindadas por el encausado al
momento de prestar declaración indagatoria no fueron conmovidas por el
decisorio puesto en crisis. Destacó que Intelisano hizo un pormenorizado relato
de la normativa aplicable al caso en lo relativo al INdeR y a la CNAS, aclarando
puntos esenciales de la imputación que se le formulara. Puso de resalto que,
previo a la firma del acto administrativo en cuestión, se contó con dictámenes
favorables de seis abogados integrantes de los cuerpos técnicos y que ocupaban
cargos de jerarquía en la Administración Pública. También afirmó que Intelisano
extremó las medidas tendientes a asegurar la legalidad del acto, poniendo como
ejemplo la solicitud que le hizo a la Sindicatura General de la Nación a fin de
que determinase la posibilidad de pago, desde la cual se emitió un dictamen
favorable sosteniendo la legitimidad de la deuda.
También refirió que la conducta del encausado devendría
atípica ya que no se dan los supuestos que la norma requiere, citando diversa
doctrina y jurisprudencia.
Por tales argumentos indicó que el fallo contiene una
motivación aparente que la convierte en arbitraria afectando el derecho de
defensa en juicio.
Finalmente, entendió que el embargo resultaba excesivo y
debía ser rebajado, en el caso de que se confirmase el procesamiento, ya que la
suma excedía las previsiones del artículo 518 del Código de rito.
A fs. 408/450 vta. obra el informe presentado por la Dra.
Silvia Otero Rella y el Dr. Rodolfo Catinelli ante este Tribunal en los términos
previstos por el artículo 454 del Código de rito. Allí sostuvieron y se refirieron a
los agravios expresados en el escrito de apelación.
A su vez, tras el pedido efectuado por Juan Intelisano, el 28
de octubre pasado, el nombrado mantuvo una entrevista personal con los
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suscriptos (conf. fs. 476).
ii) Con relación a Darío Alejandro Morresi, los defensores
oficiales antes nombrados, en el mismo escrito de apelación, también solicitaron
que se revocase lo decidido a su respecto. Al igual que en el caso anterior
sostuvieron que el resolutorio se encontraba sustentado en meras suposiciones
que carecen de relevancia como para sostener una decisión como la que aquí se
impugna.
Refirieron que Morresi no negó que mantuviera una relación
laboral con Holjevac y Bonavera, siendo precisamente por ese vínculo que se le
encomendó la gestión de cobro, en calidad de gestor, no por una sustitución de
derechos y que por la gestión recibió la suma de $ 64.756. Por ello, la defensa
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entendió que resultaba inconsistente y carente de sustento probatorio lo afirmado
en el fallo con relación a que la participación de Morresi fue a los fines de
aportar una cuenta bancaria para que luego no se pudiera identificar a los
verdaderos receptores.
También para el caso de Morresi indicaron que su accionar
fue atípico y que con relación a él, el fallo contiene una motivación aparente que
la convierte en arbitraria afectando su derecho de defensa en juicio.
Del mismo modo apelaron el monto del embargo por
considerarlo excesivo, en el caso que se confirmara el procesamiento, ya que la
suma excedería las previsiones del artículo 518 del Código de rito.
A fs. 399/407 vta. obra el informe presentado por la Dra.
Silvia Otero Rella y el Dr. Rodolfo Catinelli ante este Tribunal en los términos
previstos por el artículo 454 del Código de rito. Allí sostuvieron y se refirieron a
los agravios expresados en el escrito de apelación.
i) La defensa de Yolanda Eggink, a través del escrito de
apelación que obra en fotocopias a fs. 139/141 de este legajo, solicitó que se
revoque lo decidido respecto de la nombrada. A su vez, tildó de arbitraria la
resolución del Juez de grado estimando que carece de los fundamentos exigidos
por el artículo 123 del Código de forma. Indicó que los elementos de cargo
escogidos por el instructor no son aplicables a su asistida y que no ha dado
explicaciones del motivo por el cual entiende que su actuación profesional sería
una conducta reprochable.
Refirió que en la administración pública no se produjo ningún
cambio inexplicable como se expresó en la resolución apelada, sino que, se
ejercieron distintas funciones; por un lado, se trató de la contestación de una
demanda en un pleito judicial, producida por el cuerpo de abogados del Estado,
que se encuentran obligados procesal y funcionalmente a oponer excepciones,
negar y desconocer hechos, contradecir las afirmaciones de la demandante,
cuestionar los documentos aportados, etc. y por el otro, del dictamen de
profesionales al frente de áreas que tenían a su cargo la liquidación de entes
residuales que arrastraban pasivos, acreencias, obligaciones, conflictos,
demandas y pleitos de antaño.
Que los dictámenes emitidos estudiaron los antecedentes y
fue porque la Caja fue declarada en rebeldía y existía sentencia firme en un
tribunal extranjero que se señaló que tal pronunciamiento podía ser ejecutado en
el extranjero.
En cuanto al monto del embargo indicó que no se encuentra
fundado y que por todo lo expuesto resulta improcedente y desproporcionado.
A fs. 373/392 vta. obra el informe presentado por el Dr.
Aníbal Mathis y por la Dra. Claudia A. Orgueira ante este Tribunal en los
términos previstos por el artículo 454 del Código de rito. Allí sostuvieron y se
refirieron a los agravios expresados en el escrito de apelación.
j) Walter Oscar Bonavera conjuntamente con su letrado
defensor, a través del escrito de apelación que obra en fotocopias a fs. 145/146
vta. de este legajo, indicó que la resolución apelada carece de la necesaria
fundamentación. Indicó que los elementos de cargo escogidos por el instructor
no le son aplicables.
Señaló que el Juez de grado tergiversó sus dichos con
relación al asesoramiento a del Azar, ya que nunca dijo ser o presentarse como
asesor del nombrado sino que por una relación de respeto y amistad lo asesoró
parcialmente y le entregó las minutas de los contratos que había realizado.
Además indicó que, en cualquier caso, no implicaba un acto delictual.
A su vez, refirió que la CNAS tenía una condena en rebeldía
porque su servicio jurídico no se ocupó en debida forma del tema ya que se tuvo
la certeza de que la CNAS recibió la demanda del tribunal inglés mediante
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exhorto.
Criticó que el Juez no haya solicitado copia del expediente
que dio origen a la Resolución 232/2003 del Ministerio de Economía donde se
ordenaba el pago de las acreencias de varias compañías de reaseguros, incluidas
Accolade Pool y UMIC.
A fs. 451/463 obra el informe presentado por el Dr. Walter
Bonavera y Francisco Chiarelli ante este Tribunal en los términos previstos por
el artículo 454 del Código de rito. Allí sostuvieron y se refirieron los agravios
expresados en el escrito de apelación.
k) Los abogados defensores Hernán Rodríguez Vagaría, a
través del escrito de apelación que obra en fotocopias a fs. 148/151 de este
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legajo, tildaron de arbitraria la resolución del Juez de grado estimando que
carece de los fundamentos exigidos por el artículo 123 del Código de forma.
Indicaron que la extensa decisión -ahora apelada- tan sólo dedica un párrafo a
valorar la responsabilidad de Rodríguez Vagaría.
Que para el momento en que el encartado fue presentado
como apoderado por primera vez en el INdeR, esto es el 21 de septiembre de
2007, ya se había reconocido la firmeza y exigibilidad de la deuda; ya se habían
negociado y discutido los términos económicos de un acuerdo final de pago y
habían intervenido un sinfín de organismos jurídicos y de contralor propios del
Instituto, del Ministerio de Economía, de la Procuración del Tesoro y de la
Sindicatura General de la Nación.
Criticaron que el Juez de grado se haya limitado a considerar
que como Rodríguez Vagaría era abogado debió haber sabido de la ilegalidad de
la maniobra por la que se lo acusa. Afirmaron que tal conclusión es arbitraria y
que no tuvo en cuenta que el nombrado actuó como apoderado y siguiendo
instrucciones de del Azar –su tío y abogado de experiencia en materia de
ejecución de sentencias extranjeras- quien le solicitó su intervención en la fase
final de la ejecución de una sentencia, cuando la aprobación del acuerdo de pago
ya había sido materializada.
También se quejaron de que el Juez, al valorar la
participación de Rodríguez Vagaría, haya concluido en que “la permanente
actividad destinada a ocultar a quienes en definitiva se beneficiaron con el pago”
-sic- debió haberle hecho sospechar que el trámite del reclamo de la acreencia
era delictivo. Ello por cuanto, omitió considerar que sólo firmó un escrito de
instrucciones de transferencia de pago, elaborado por Juan del Azar en una hoja
con membrete de su Estudio Jurídico, fechado el 03/12/2007.
En base a tales argumentos indicaron que no se encontraba
probado que el encausado hubiese actuado con el dolo requerido por el tipo penal
que recae en cabeza de los autores.
También consideraron arbitrario el monto fijado como
embargo sobre los bienes de Rodríguez Vagaría en la medida en que entendieron
que el Juez de grado no tuvo en cuenta el grado de responsabilidad de cada uno
de los imputados.
A fs. 359/367 obra el informe presentado por el Dr. Diego
Ignacio Richards ante este Tribunal en los términos previstos por el artículo 454
del Código de rito. Allí sostuvo y se refirió a los agravios expresados en el
escrito de apelación.
l) La defensa de Carina Azcano, a través del escrito de
apelación que obra en fotocopias a fs. 153/154 de este legajo, descalificó como
acto jurisdiccional válido lo decidido por el Juez de grado ya que entendió que
carecería de fundamento.
Indicó
que
la
nombrada
era
una
mera
empleada
administrativa del Estudio Jurídico de Juan Del Azar, y que fue éste quien se
ocupó de todo el diligenciamiento para el cobro de las sumas que hacen al
procesamiento de Azcano. Que lo único que ella hacía eran trámites bajo las
órdenes de su empleador, quien disponía cómo y cuándo se hacían las cosas y
que por comodidad para los trámites le había otorgado un poder a ella para
realizarlos. Además, el delito se habría cometido cuando Azcano ya no trabajaba
más para Del Azar y los pagos se habrían realizado cuando ella se encontraba
fuera del país ya que se fue a trabajar a España. No conocía a las personas a
nombre de cuales se hicieron las transferencias y no tuvo participación en el
proceso de cobro y depósitos de las sumas que se manejaron en su ausencia.
Señaló que la prueba no ha sido valorada totalmente, ya que
los elementos existentes acreditan la ausencia de participación dolosa en los
hechos investigados por parte de Azcano.
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2010 - Año del Bicentenario
También solicitó que se deje de lado el embargo dispuesto
sobre los bienes de la encausada y que el monto resulta desproporcionado e
infundado.
A fs. 368/372 obra el informe presentado por el Dr. Roberto
Eugenio Sclocco ante este Tribunal en los términos previstos por el artículo 454
del Código de rito. Allí sostuvo y se refirió a los agravios expresados en el
escrito de apelación.
II.
Respecto de los planteos de falta de fundamentación de la
resolución efectuado por las partes, se advierte que los argumentos vertidos por
las defensas técnicas se refieren al mérito o contenido de dicha decisión. La
USO OFICIAL
resolución puesta en crisis satisface los recaudos formales para el dictado del
auto que se trata, ya que se encuentra realizado en observancia de las
prescripciones establecidas por el artículo 123 del Código Procesal Penal de la
Nación, por lo cual no se verifica que se den los extremos del artículo 166 y
siguientes del mismo cuerpo legal y por ello se considera que se está frente al
caso de absorción de la nulidad por la apelación.
En este sentido, se ha dicho que: A...la absorción del recurso
de nulidad por el de apelación es propio de los códigos modernos, porque como
advertía Carnelutti se iba operando la absorción de la invalidación por la
impugnación@ (Lucio, Genaert Willmar, Los recursos en el nuevo Código
Procesal Penal, J.A. del 18/11/92, N° 5803, pág. 9) (confr. causa n° 13.771
AGuarda de Mennna@, Reg. 14.764 del 21/10/97 de la Sala II y sus citas).
En esta ocasión se ha garantizado el pleno ejercicio del
derecho de defensa de los encausados. Esto es así por cuanto, en las indagatorias
se han efectuado referencias concretas de los hechos imputados señalándose los
elementos de prueba que dan cimiento a cada imputación, los cuales
posteriormente han sido considerados a la hora de resolver las distintas
situaciones procesales.
III.
a) En la presente causa se investiga la posible comisión de un
delito de acción pública por parte de Juan Cayetano Intelisano, Yolanda Mirta
Eggink, Duilio Edgardo Lopez, Silvia Beatriz Macchi, Carina Andrea Azcano,
Hernán Roberto Miguel Rodríguez Vagaría, Natalia Lidia Osores, Jorge Enrique
Rodríguez, Dario Alejandro Morresi, Jorge Roberto Pallavicino, Walter Oscar
Bonavera, Juan Holjevac y Juan del Azar, quienes fueron intimados -en los
términos del artículo 294 del Código de rito- por la participación irregular que
les cupo en el trámite del expediente CUDAP: EXP-S01:0102318/2003
(MECON) y su Anexo I - (actuación 058 - 07 INDER) y Anexo II -(actuación
059 - 07 INDER), en el que, sin que se contara con la competencia requerida, se
resolvió una cuestión litigiosa de la liquidada Caja Nacional de Ahorro y
Seguros.
En junio de 2003 quedó radicado en la Subsecretaría Legal y
Administrativa del Ministerio de Economía y Producción, en ese entonces a
cargo de Osvaldo E. Siseles, el reclamo que se sustanció en el expediente
referido impetrado por Gabriel Ernesto Fischer -FALLECIDO-, apoderado de
Overseas Union Insurance Company Limites y otras compañías conocidas como
el Accolade Pool, mediante el cual intimaron al cumplimiento de las sentencias
que se habrían dictado en la Alta Corte de Justicia de Inglaterra y Gales el 25 de
marzo de 1994 y el 30 de abril de 1997, mediante las cuales se habría condenado
en rebeldía a la Caja Nacional de Ahorro y Seguro (CNAS) -por el supuesto
incumplimiento de contratos de reaseguros- a pagar las sumas de libras
1.542.651,25, US$ 6.670.214,35 y $CAN 137.874,33 con más las costas
judiciales en las jurisdicciones del Reino Unido de Gran Bretaña
y de la
República Argentina, por US$ 1.674.006.
Luego de varias intervenciones, en el marco de dicho
expediente, el 23 de octubre de 2007, se suscribió un Acuerdo de Conmutación
entre los representantes de Accolade Pool -a los que se hará referencia más
abajo- y el por entonces Subsecretario de Administración y Normalización
Patrimonial, Juan Cayetano Intelisano, en representación de la CNAS, en el que
se hizo lugar al reclamo impetrado; y el 25 de octubre de 2007 se produjo el
dictado de la resolución nro. 200 dictada por el referido Subsecretario, en la que
se aprobó el Convenio y se ordenó la transferencia del dinero desde la Tesorería
General de la Nación a las cuentas bancarias de Jorge Roberto Pallavicino, Dario
Alejandro Morresi y Jorge Enrique Rodríguez, por un total de cincuenta y tres
millones novecientos sesenta y tres mil ciento doce pesos con cincuenta centavos
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($ 53.963.112,50), suma en la que se habría perjudicado a la administración
pública nacional.
Todo ello, con el conocimiento de que similar reclamo
tramitaba, paralelamente, por la vía judicial y de que el Juzgado Nacional en lo
Civil y Comercial Federal Nro. 10, Secretaría Nro. 19, había resuelto, el 29 de
diciembre de 2003 - expediente nro. 22.654/96 - desconocer la fuerza ejecutoria
de la sentencia objeto de pretensión de la actora y de que dicho fallo había sido
confirmado por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial
Federal el 22 de noviembre de 2005.
A cada imputado se le hizo saber la actuación que le cupo en
la maniobra que se investiga, a lo que se sumó la circunstancia de que, las
USO OFICIAL
rogatorias libradas en el marco de esta investigación -para que se acompañase
copia de la totalidad del proceso judicial en el que se dictaron las sentencias cuyo
cumplimiento se reclamaba- fueron devueltas por la autoridad judicial inglesa
informando que lo requerido no se relacionaba con un asunto civil y comercial
allí tramitado.
También conformó la intimación el detalle de la distribución
de la suma total transferida en la que, Jorge Roberto Pallavicino recibió treinta y
nueve millones trescientos noventa y tres mil setenta y dos pesos con doce
centavos ($ 39.393.072,12); Jorge Enrique Rodríguez recibió nueve millones
ciento setenta y tres mil setecientos veintinueve pesos con doce centavos ( $
9.173.729,12) y Darío Alejandro Morresi recibió cinco millones trescientos
noventa y seis mil trescientos once pesos con veinticinco centavos ( $
5.396.311,25). A su vez, se dejó constancia de que, conforme surge de la causa
conexa nro. 17.147/08 -donde se investiga la posible comisión del delito de
lavado de dinero-, la suma girada a Pallavicino fue transferida al exterior
mediante una operación de compra-venta de bonos y finalmente puesta a
disposición de Juan del Azar; que Jorge Enrique Rodríguez y Darío Alejandro
Morresi, una vez acreditado el dinero, libraron cheques a favor de “Compañía
Donatel S.A.” y “Avincor S.A.”, respectivamente, los que fueron canjeados en
operaciones de descuentos o presentados al cobro por empresas que no se
encuentran en los domicilios declarados y en algunos casos son investigadas por
la justicia en lo Penal Tributario.
Como se dijo más arriba, Intelisano participó en el hecho
investigado, por
un
lado,
como
Subsecretario
de
Administración
y
Normalización Patrimonial del Ministerio de Economía y Producción y por otro,
en su función a cargo del Instituto Nacional de Reaseguro S.E. (en liquidación).
Su actuación quedó plasmada, entre otros, en dos actos que resultaron
trascendentales para configurar la maniobra analizada; por un lado, a través de la
suscripción del Acuerdo de Conmutación del 23 de octubre de 2007 - fs.
417/424- y por el otro, en el dictado de la resolución nro. 200 del Ministerio de
Economía y Producción del 25 de octubre de 2007 -fs. 434/440 foliatura
Ministerio de Economía y Producción-, a través de la que se aprobó el Convenio
celebrado y se ordenó la transferencia del dinero desde la Tesorería General de la
Nación.
También surge de dicho expediente administrativo que,
Gabriel Ernesto Fischer, Carina Andrea Azcano, Hernán Roberto Miguel
Rodríguez Vagaría y Natalia Lidia Osores, todos actuaron en representación de
Accolade Pool, Juan del Azar como ex letrado de la Caja Nacional de Ahorro y
Seguro, Yolanda M. Eggink como Directora General de Asuntos Jurídicos del
Ministerio de Economía, Silvia Beatríz Machhi como abogada de la
Coordinación de Negocios con el Exterior del INdeR (S.E. e.l.), Duilio Edgardo
López de la Coordinación General del INdeR (S.E. e.l.), Jorge Roberto
Pallavicino, Dario Alejandro Morresi, Jorge Enrique Rodríguez como receptores
del dinero transferido, Walter Oscar Bonavera como apoderado de Dario
Alejandro Morresi en la suscripción del Acuerdo de Conmutación y Juan
Holjevac, en el carácter de titular de créditos de Accolade Pool.
b) En primer lugar cabe referirse a la cuestión de
competencia para suscribir los actos que conforman parte de la base fáctica de la
imputación que se formulara a los encausados y que resultaron fundamentales
para que la maniobra que se investiga pudiera llevarse a cabo. Varios de los
imputados y en especial Intelisano, pusieron de manifiesto que la competencia
para la firma del Acuerdo de Conmutación del 23 de octubre de 2007 había sido
obtenida en agosto de 2006, por resolución de la Secretaría Legal y
Administrativa nro. 237 del Ministerio de Economía, a partir de la cual se le
asignaron transitoriamente las funciones de liquidador del INDER, que, en un
Poder Judicial de la Nación
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principio, iba a ser por pocos días hasta la designación de un titular -se habían
calculado 30 días- pero que, finalmente, cumplió funciones desde agosto de 2006
hasta diciembre de 2007. Intelisano manifestó que, en ese período se desempeñó
simultáneamente como Director General de Administración -cargo de carrera en
el que se desempeñaba desde 1982-, como Subsecretario de Administración y
Normalización Patrimonial y también como Liquidador del INdeR S.E. (e.l.),
organismo éste que tenía a cargo la atención de los negocios de reaseguros
activos y pasivos del mercado privado del exterior realizadas por la CNAS (ya
liquidada), remarcó que ejercía la totalidad de las facultades que a su respecto
tenía el liquidador de dicho Ente, conforme las normas vigentes que
reglamentaban la liquidación del mismo.
USO OFICIAL
Ahora bien, más allá de las interpretaciones que se ha
intentado dar a las normas relativas al INdeR y a la CNAS, lo cierto es que, el 6
de marzo de 2008 mediante la Resolución 35 emitida en el seno de la Secretaría
Legal y Administrativa del Ministerio de Economía y Producción de la Nación,
se resolvió iniciar acciones legales tendientes a obtener la declaración de nulidad
de la Disposición N° 200 del 25 de octubre de 2007 (mediante la cual como se
dijo, Intelisano -en el carácter de Subsecretario de Administración y
Normalización Patrimonial- aprobó el referido Convenio de Conmutación también suscripto por él- y ordenó el pago antes referido) y a la vez, que se
persiguiera el recupero de las sumas abonadas en virtud de ese acto. En los
considerandos de la resolución se estableció que el acto viciado no se trataba de
una mera incompetencia en razón del grado sino de una incompetencia en razón
de la materia. Fundamentalmente, la decisión se apoyó en lo dictaminado por la
Sindicatura General de la Nación el 5 de diciembre de 2007, la cual tras ser
consultada al respecto, se remitió a su anterior intervención en el expediente
S01:0102318/2003 (MECON), en el que a través de la Nota N° 4433/07 expresó
que “la máxima autoridad del organismo deudor debería emitir su conformidad
con los términos expuestos en el dictamen de la Coordinación de Negocios con
el Exterior y de la Coordinación General, ambos del INdeR S.E (e.l.) contando
asimismo con el acto aprobatorio correspondiente, emanado de funcionario
competente…”. En su segunda intervención el Síndico, Dr. Claudio Moroni,
destacó que claramente se había referido a la intervención de una autoridad
distinta a la que ejercía el carácter de liquidador que debió haber aprobado su
actuación. A su vez, expresó que la falta de dictamen previo del servicio jurídico
permanente, no sólo configuró un apartamiento del artículo 7° de la ley 19.549,
sino que impidió contar con una precisa atribución de competencia que respetara
tanto la necesidad de contar con un control adecuado como la asignación de
facultades para el dictado del acto que se trató; cuestiones compatibles con la
atribución de competencias vigentes en ese Ministerio o con las que el Ministro
en ejercicio de facultades propias estimase pertinentes.
La resolución también se basó en la consulta que se había
formulado en dicho expediente a la Procuración del Tesoro de la Nación, que
con fecha 27 de diciembre de 2005 dictaminó que, de acuerdo a lo establecido en
el Decreto N° 411/80 (t.o. Decreto N° 1265/87 – B.O. 2-9-87) reglamentario de
la ley 17.516, correspondía al Ministro de Economía y Producción o al
Secretario del área decidir sobre la propuesta formulada.
A su vez, en la resolución se destacó la relevancia de lo
establecido en el artículo 103 de la ley 11.672 (t.o. 2005), correlato del artículo
62 del texto ordenado 1999 de la misma ley, citado en la Resolución N° 563 del
11 de octubre de 2005 del Ministerio de Economía y Producción, que dio por
concluida la liquidación de la ex CNAS (e.l.) a partir de los noventa (90) días de
su publicación. Que esa medida ministerial declaró transferidos al Estado
Nacional, a partir del cumplimiento de dicho plazo, los activos y pasivos
determinados y contingentes y encomendó a la Tesorería General de la Nación la
atención de los pagos que pudieran derivarse del proceso liquidatorio del Ente.
La referida Resolución N° 35 estableció claramente que, al
tiempo del dictado de la Disposición N° 200/07, la Subsecretaría de
Administración y Normalización Patrimonial sólo tenía encomendada la atención
y firma del despacho del INdeR (e.l.) (conf. artículo 1° de la Resolución 237/06
de la Secretaría Legal y Administrativa) y la atención de las tareas remanentes de
la ex CNAS (e.l) (conf. artículo 14 de la Resolución 563/05 del Ministerio de
Economía y Producción). Además, se hizo referencia a que, ante una consulta de
la Subsecretaría de Administración y Normalización Patrimonial, el Servicio
Jurídico Permanente de ese Ministerio hizo saber que su intervención se imponía
en los casos en que el titular de dicho órgano actuara a cargo del despacho del
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2010 - Año del Bicentenario
INdeR (e.l.) en virtud de los dispuesto en la Resolución N° 237/06 de la
Secretaría Legal y Administrativa (conf. Dictamen DGAJ N° 176.296 del 30 de
agosto de 2006).
Frente a lo expuesto, cabe descartar el pretendido dilema que
se trata de introducir con relación a quién resultaba competente para producir el
dictado de la resolución en cuestión y corresponde abocarse a tratar la hipótesis
delictiva que se investiga en este proceso penal. De cualquier forma, vale aclarar
que, eventualmente, las consecuencias jurídicas que a cada rama del derecho le
toca discernir –en el ámbito antes referenciado, el de la Administración Pública y
en este caso, a la Justicia Penal- aún frente a hechos y circunstancias idénticas,
en cada caso existen distintivos criterios de incorporación y valoración
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probatoria. Adviértase, en consecuencia, que cada rama del derecho ha perfilado
institutos con características propias e inconfundibles, como ilegitimidad
administrativa
e
ilicitud
penal;
o
responsabilidad
administrativa
y
responsabilidad penal; o vía recursiva administrativa y judicial; o suspensión de
efectos del acto administrativo y medidas cautelares en el proceso penal.
Va de suyo que el examen de circunstancias valoradas en
sumarios administrativos, en modo alguno está orientado a constituir a la Justicia
Penal como un instrumento idóneo para obstaculizar los procedimientos
administrativos y procesos judiciales que se llevan adelante ante los órganos
competentes, o para convertir el excepcional y restringido escrutinio del derecho
penal en una suerte de proceso de amplia revisión de lo que -desde las señaladas
ópticas jurídicas- se juzga en otros ámbitos especializados. Se trata de un
elemento más de valoración que la Justicia tiene a su alcance y como tal será
utilizado en este ámbito ( esta Sala, C.N° 43.595 “Páramo”, reg. 686, 15/07/10).
A la batería de normas y resoluciones antes indicadas las
cuales hubiesen permitido el efectivo ejercicio de los controles pertinentes
respecto de la decisión que se estaba tomando se suman las constancias
existentes en los Anexos I y II del referido expediente administrativo (actuación
058-07 y 059-07). Allí la Dra. Carla E. Herrera de la Coordinación Legal del
INdeR y el Contador Marcelo Guido Gallopa, Auditor Interno, a la hora de
recibir las notificaciones de las cesiones del crédito en cuestión, señalaron con
fecha 23 de octubre de 2007 que en el expediente CUDAP S01:0102318/2003 no
tramitaba ningún reclamo originado en la actividad reaseguradota del INdeR sino
que se trataba de reclamos originados en la actividad reaseguradota de la CNAS.
Que por tal motivo correspondía rechazar por parte del INdeR las cesiones
notificadas, ya que el INdeR no mantenía ninguna deuda con Accolade Pool, y
por lo tanto, no podía ser notificada como deudor por parte de las empresas
mencionadas. Agregaron que en lo que respectaba a la CNAS, sin perjuicio de
quien se encontraba a cargo de la gestión de sus negocios, era sabido que las
deudas que pudiesen existir derivadas de la operatoria de tal organismo se
encontraban en cabeza del Estado Nacional en razón de la normativa vigente y
que, en ese contexto, correspondía hacer saber al Ministerio de Economía y
Producción lo actuado en los expedientes bajo análisis a los fines de que, en
virtud de las facultades conferidas tomase los recaudos que estimase
corresponder y se encontrase debidamente notificado al momento de efectivizar
algún pago relacionado con el objeto de las cesiones realizadas.
Acto seguido puede leerse como el Dr. Edgardo López, en el
carácter de Coordinador General del INDER S.E. (e.l.) se dirige a Intelisano,
haciendo referencia a los informes realizados por Herrera y por Gallopa,
efectuando una interpretación diametralmente opuesta a la plasmada en ellos, ya
que indicó que entendía que correspondía prestar conformidad a las cesiones
notificadas. El 24 de octubre de 2007 -es decir un día después de celebrado el
Acuerdo de Conmutación- Intelisano, en el carácter de Subsecretario a cargo del
INDER, presta conformidad a las sesiones notificadas.
El quebrantamiento de las cuestiones formales a las que se ha
hecho referencia conformó una parte necesaria en la maniobra investigada sin
embargo no fue la única ya que, en las actuaciones administrativas labradas con
relación a los reclamos efectuados por ACCOLADE POOL existían datos
relevantes que hubiesen permitido, al menos, paralizar la decisión hasta obtener
un pronunciamiento judicial que, de manera definitiva, resolviera la cuestión
relacionada con la deuda reclamada.
En un primer momento, en el año 1992, se formó el
expediente CUDAP S01 0104291/2003 (ex 1902/01 del INdeR (S.E. e.l.) que
contiene las actuaciones con motivo del exhorto en el marco
de la causa
“Overseas Union Insurance y otros c/CNAS” del expediente judicial nro. 1346,
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2010 - Año del Bicentenario
Juzgado Civil y Comercial Federal Nro. 10 – Secretaría Nro. 19 de esta Ciudad.
Allí se dio intervención a la Gerencia de Seguros Generales expidiéndose el Dr.
Horacio Tamburrini, Gerente de Seguros Generales, quien informó que no
resultaba factible anticipar montos de deuda explicando que la cuestión se
complicaba aún más si se consideraba que algunos de los tomadores de negocios
para La Caja, lo fueron en condición de administradores de Pool´s de
suscripción. A ello agregó que la suscriptora de la mayoría de los contratos,
Londinium Reinsurance Agency, habría volcado los mismos en el Pool Benelux,
compuesto por La Caja y otras compañías y respecto del cual la Institución había
negado su integración sobre la base de declarar como abuso de mandato al
compromiso firmado en su nombre por Acir S.A.-–conf. fs. 28-. También se
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indicó la necesidad de expedirse sobre la aplicabilidad del instituto de la
prescripción liberatoria –conf. fs. 29-. La documentación se remitió a un estudio
miembro de Baker & McKenzie; se solicitó posición de la CNAS ante el reclamo
y se indicó la falta de la demanda y de la consignación de los montos
reclamados. Con relación a ello, el Dr. Alcides Losada, Interventor de la
Gerencia de Asuntos Jurídicos, señaló que la Institución no se encontraba en
condiciones de evaluar un curso de acción -conf. fs. 33-. Finalmente la CNAS
habría sido condenada en el extranjero en rebeldía el 3 de diciembre de 1992.
Con relación a ello el estudio Jurídico “Viale y Guerín” elaboró un informe en
julio de 1994, haciendo referencia a los daños fijados en Libras 376.306,41; u$s,
2.023.165,90 y Can u$s 35.089,25, más intereses. Al respecto refirió que los
contratos a través de los cuales la CNAS se hallaba involucrada en ese juicio,
habrían sido suscriptos por Accolade Pool y retrocedidos por diversos brokers.
En algunos casos, las participaciones habrían sido asumidas por la CNAS en
forma directa y otras veces por intermedio de Acir, InterPool, Stetzel Thompson
y Lindinium Reinsurance Agency, siendo esta última la suscriptora de una gran
cantidad de contratos que integraban el reclamo judicial. Londinium cedió esos
contratos en el Pool denominado Benelux, integrado por la CNAS y otras
compañías y respecto del cual la CNAS había decidido rechazar desde su origen
todos los negocios de reaseguros activos tomados en su nombre y representación
por Benelux y Londinium (Resolutorio del Directorio 0080 del 13/1/83). Reiteró
que era posible argumentar nulidades por la intervención de Benelux y
Londinium, señalando la impugnación de contratos -conf. fs. 81/82. Respecto de
este expediente realizó un informe la Dra. Silvia Macchi, el 20 de abril de 2001,
desde la Coordinación Legal del INdeR - fs. 114-.
Lo que surge de dicho expediente administrativo, sin duda,
debió, alertar a los funcionarios que posteriormente intervinieron en el reclamo
reconducido a través del expediente S01:0102318/2003 y conminarlos, en pos de
velar por los intereses del Estado, al menos a postergar la decisión de pago hasta
tanto se comprobara fehacientemente la viabilidad de cancelar la deuda.
Aún suponiendo que ello no hubiese sido suficiente para
proceder en un sentido distinto al que se les reprocha, hubiese bastado con que
considerasen, nada más y nada menos, que los pronunciamientos de la Justicia
Argentina en el trámite del exequátur, como se dijo, radicado ante el Juzgado
Nacional en lo Civil y Comercial Federal Nro. 10, Secretaría Nro. 19, en el que
se había resuelto, el 29 de diciembre de 2003 -expediente nro. 22.654/96desconocer la fuerza ejecutoria de la sentencia objeto de pretensión de la actora;
fallo que fue confirmado el 22 de noviembre de 2005 por la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal.
En la primer resolución el Juez Federal, Dr. Raúl O.
Tettamanti, remitiéndose al dictamen de la Fiscal, Dra. María Josefina Uberti,
desconoció la fuerza ejecutoria de la sentencia objeto de pretensión de la actora
con fundamento en que no se había comprobado que emanase de un tribunal
competente, requisito exigido por el artículo 517, inciso 1°, del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación. A su vez, la Dra. Uberti dio abundantes razones
para pronunciarse en el sentido en que lo hizo, habiendo destacado, entre otros
argumentos, que según las reglas nacionales de jurisdicción internacional, la
prórroga territorial de la jurisdicción sólo podía ser admitida voluntariamente en
forma positiva y no ficta por parte del demandado; y eventualmente, en el caso
de aceptarse la prórroga tácita de la jurisdicción internacional debía inferirse de
actos procesales concluyentes, extremo que consideró no se daba en el caso.
Con cita de Lino Palacio, destacó que el reconocimiento de la sentencia
extranjera dependía primordialmente de la circunstancia de que el tribunal que la
dictó se hallase provisto de competencia con arreglo a las disposiciones del
derecho argentino, pues la falta de jurisdicción entrañaba la falta de autoridad y,
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2010 - Año del Bicentenario
en definitiva, la falta de sentencia -conf. fs. 763/773 vta. de las copias de dicho
expediente-. Todo ello, considerando una medida previa -que había quedado
pendiente- a los fines de que mediante exhorto se intentase determinar, entre
otras cuestiones, si las piezas presentadas en la demanda por la actora como
emitidas por la Alta Corte de Justicia, División del Tribunal Superior, Tribunal
de Comercio, de la Ciudad de Londres Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda
del Norte, de acuerdo a las normas de ese país, se correspondían con sentencias
válidas, si habían sido dictadas por ese Tribunal o si sólo constituían proyectos
presentados por los demandantes a consideración de los magistrados que no
gozaban del carácter de sentencia (el resaltado pertenece a este Tribunal) -conf.
fs. 533/537-.
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A ello se sumó el fallo de la Cámara del fuero, en el que los
Jueces, Dres. Ricardo Gustavo Recondo y Guillermo Alberto Antelo,
confirmaron, como se dijo, lo decidido en primera instancia, agregando que no se
hallaban reunidos los requisitos enunciados en los incisos 1°, 2° y 4° del artículo
517 antes referido y entre los consideraciones se expuso: “…el pedido de
exequátur no cumple con las exigencias previstas en los incisos 2 y 4 del art.
517, ya que el Estado Nacional nunca tomó conocimiento del juicio (ver
notificación de la demanda, fs. 54 y 55) ni por lo tanto, fue respetada su
inmunidad de jurisdicción reconocida por la ley, la jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación y el derecho de gentes a fin de contribuir a las
‘bases del orden público internacional’…” -conf. fs. 816/820 vta.-.
IV.
a) Ahora bien, tras considerar las constancias acumuladas en
la causa y las funciones inherentes a los cargos que ocupaba Intelisano, carece de
sustento el argumento de defensa relacionado con que el nombrado extremó las
medidas tendientes a asegurar la legalidad del acto y que se apoyó en los
dictámenes previos de los abogados que intervinieron, intentando así deslindar la
responsabilidad que le fue atribuida y atribuyéndose una intervención meramente
formal en los actos administrativos que desencadenaron en los sucesos
investigados. El comportamiento irregular al que se ha hecho referencia generó
la disposición de fondos públicos a través de una maniobra que fue perpetrada
con un alto grado de discrecionalidad en la que, valiéndose del carácter funcional
tripartito que poseía, Intelisano impidió que su actuación fuera controlada. En
efecto,
de
acuerdo
a
lo
que
surge
del
expediente
administrativo
S01:0102318/2003, Intelisano por un lado, el 23 de octubre de 2007 firmó el
Acuerdo de Conmutación en representación de la CNAS, el 25 de ese mes y año,
lo aprobó y ordenó el pago a través de la Resolución n° 200/07, en ambos casos
como Subsecretario de Administración y Normalización Patrimonial y a su vez,
aparece firmando las órdenes de pago como Director General de Administración.
En el contexto descripto no puede válidamente suponerse
que el Contador Intelisano haya actuado con desconocimiento de lo que en
realidad ocurría, más allá de lo que pudiesen haber plasmado sus consortes de
causa en los dictámenes a los que hizo referencia, máxime si se considera su
alegada experiencia en la función pública; más bien se advierte cierta
manipulación efectuada con relación a la información que se volcaba en el
expediente administrativo de la cual se iban valiendo unos y otros para proseguir
con el trámite irregular y, de ese modo, concretar la maniobra investigada.
Tampoco puede sustentarse el argumento ensayado por la
defensa de Eggink intentando justificar su accionar al referir que, dentro de la
administración pública se ejercieron distintas funciones; por un lado, la actuación
del cuerpo de abogados del Estado contestando una demanda en un pleito
judicial, quienes se encontraban obligados procesal y funcionalmente a oponer
excepciones, negar y desconocer hechos, contradecir las afirmaciones de la
demandante,
cuestionar los documentos aportados, etc.; y por el otro, del
dictamen de profesionales al frente de áreas que tenían a su cargo la liquidación
de entes residuales que arrastraban pasivos, acreencias, obligaciones, conflictos,
demandas y pleitos de antaño.
Es precisamente el argumento de descargo que es utilizado
por la encausada el que desvanece cualquier intento de justificación de su
accionar como Directora de la Dirección General de Asuntos Jurídicos del
Ministerio de Economía y Producción de la Nación respecto de su intervención a
fs.104, 173/176, 188, 221, 234/239, 271, 273, 278/285, (foliatura INdeR
refoliado) del expediente CUDAP: EXP - 01:0102318/2003.
Ello por cuanto del estudio de los antecedentes del caso invocado por la parte- surgía claramente lo resuelto con relación al tema por la
Poder Judicial de la Nación
2010 - Año del Bicentenario
Justicia Argentina, es decir que, la actuación de los abogados del Estado, no se
trató -según lo que alegó la defensa de Eggink- de un mero cumplimiento de
disposiciones formales desvinculadas de la realidad sino que las excepciones
interpuestas fueron receptadas favorablemente e incluso reforzadas con los
argumentos expuestos por los Magistrados Nacionales mencionados más arriba.
Tales extremos no eran desconocidos por la encausada dado que se advierte que
los mecanismos de intercambio de información del Organismo funcionaron de
manera eficaz.
Ello
surge,
también,
de
las
distintas
actuaciones
administrativas a las que se ha hecho referencia, en razón de lo cual, se advierte,
como se dijo, una manipulación de la información destinada a que se concretaran
USO OFICIAL
los pagos reclamados.
Cabe efectuar un paréntesis a fin de señalar que así como la
Dra. Eggink propició favorablemente el pago a Accolade Pool que hoy
analizamos en este ámbito judicial, oportunamente también lo había hecho con la
empresa Universal Marine Insurance Company (UMIC) -hasta la elaboración su
último dictamen emitido el 25 de agosto de 2006 que obra a fs. 278/285 del
expediente CUDAP: EXP - 01:0102318/200). UMIC se había presentado en sede
administrativa de manera simultánea con Accolade Pool -con los mismos
representantes legales- reclamado una deuda por u$s 1.500.000 mas intereses por
la suma de u$s 1.271.293,37 y costas por u$s 492.114. Más allá de los
dictámenes favorables para la empresa por parte de Eggink, desde un inicio,
obraba a fs. 103 de dicho expediente, el Memorando G.A.J. N° 2219/03 emitido
el 3/10/2003 por los Dres. Daniel Sallent y Liliana Inés Spataro pertenecientes a
la Gerencia de Asuntos Jurídicos, en el que, entre otras cuestiones, señalaron que
con relación al reclamo UMIC, tenidas a la vista las actuaciones remitidas en seis
cuerpos, la Asesoría entendía que no había una oferta de pago incumplida, ya
que el contrato nunca había sido perfeccionado, toda vez que la propuesta
formulada no había sido aceptada, y de las constancias obrantes sólo surgía un
ofrecimiento de pago por parte de la CNAS, donde expresamente se esperaba la
conformidad por parte de los liquidadores de UMIC para formalizar el acuerdo,
el que a partir de los antecedentes, nunca se había efectuado. Asimismo,
sostuvieron que, tampoco se estaría afrontando un juicio en Baton Rouge en el
que habría sido decretada la rebeldía de la CNAS, dado que dicho juicio había
sido desistido por UMIC en el año 1995, y no surgía de los actuados que el
mismo hubiera sido reanudado, y sólo se desprendía que el impulso de UMIC
había sido en mayo de 2003 cuando procedió a notificar el supuesto
incumplimiento del convenio sin alusión alguna a juicios en trámite o resolución
judicial al respecto. Finalmente, con relación al basamento de los reclamos de
UMIC expresaron que tampoco surgía que no hubieran sido objeto de disputa o
que se encontrasen consentidos, a la luz de lo actuado en el expediente CUDAP:
EXP - S01:0122831/2003.
Pese a las advertencias, el reclamo de UMIC y la opinión
favorable de Eggink se mantuvo en pie hasta la emisión de la Nota SSL N° 09706 del 14 de noviembre de 2006 -conf. fs. 323- por parte de la Subsecretaria
Legal del Ministerio de Economía, Dra. Alejandra Tadei, en la que, en base a los
antecedentes existentes se pronunció diciendo que no surgía que UMIC fuera
titular de derechos reconocidos por sentencia condenatoria con la Caja.
Llamativamente, a partir de esa actuación no se efectuó una nueva alusión a ese
reclamo y los representantes legales de las empresas, sin emitir opinión alguna
con relación al tema, continuaron el reclamo únicamente por la empresa
Accolade Pool.
El plexo cargoso existente en contra de Eggink permite
homologar lo decidido por el Juez de grado con relación a la responsabilidad que
prima facie cabe asignarle en el hecho en los términos previstos por el artículo
306 del Código de rito.
En el mismo contexto cabe valorar la actuación de quienes
manejaron los últimos tramos de la maniobra en momentos previos a la firma del
Acuerdo, el Dr. Duilio Edgardo López, en el carácter de Coordinador General
del INdeR, a quien se le enrostraron sus actuaciones de fs. 325, 326, 352,
366/368, 382, 415 (foliatura INdeR refoliado) del expediente CUDAP: EXP S01:0102318/2003 y de fs. 34, 36, 53 y 56 de Anexo I - (actuación 058 -07
INDER) y 28, 30, 51 y 54 del Anexo II - (actuación 059 - 07 INDER); y la Dra.
Silvia Beatríz Macchi, quien a la fecha de los hechos que se investigan era
letrada de la Coordinación de Negocios con el Exterior del INdeR y la que en
forma concreta se le enrostra haber intervenido a fs. 353, 356/365, 383, 403,
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405(foliatura
INdeR
refoliado)
del
expediente
CUDAP:
EXP
-
S01:0102318/2003 y de fs. 29 de Anexo II - exp. 59/07 y fs. 35 Anexo I expte.
058/07.
La actuación de los nombrados no se adecuó de manera a
alguna a la actitud que hubiera sido esperable tras considerar, como lo hicieron,
las constancias administrativas y judiciales que enmarcaban la cuestión.
En efecto, la Dra. Macchi a la hora de referirse a la sentencia
extranjera cuyo cumplimiento se reclamaba, el 13 de agosto de 2007, efectuó un
memorando en el que plasmó un
pormenorizado detalle de los distintos
antecedentes del caso, entre los que se encontraban referenciadas las sentencias
dictadas por los Tribunales locales en los que se tramitaba el exequátur, a lo que
USO OFICIAL
sumó el desarrollo de aspectos analíticos relacionados con la cuestión, haciendo
referencia, entre otras cuestiones, a que “…casi todas las leyes procesales
vigentes en el mundo entre las cuales se encuentra la Argentina, reconocen, bajo
ciertas condiciones, la eficacia de las sentencias pronunciadas en el extranjero, y
autorizan a promover su ejecución dentro de los respectivos territorios. [ ]… en
todas las categorías las autoridades del Estado requerido, conservan la potestad
de calificar la jurisdicción de la autoridad requirente. [ ] Sin lugar a dudas el
examen en la jurisdicción convocada denominado ‘exequátur’, convierte la
decisión extranjera en un título ejecutivo entendiendo que no existe ejecución
de sentencias extranjeras sin previo reconocimiento.” (el resaltado pertenece
a este Tribunal); posteriormente efectuó distintas consideraciones relacionadas
con la inmunidad de los Estados, la inmunidad de jurisdicción e inmunidad de
ejecución, para concluir, aunque sin hacer especificaciones con el caso concreto,
que interpretaba que existía la posibilidad de que la parte actora pudiera
embargar para luego ejecutar bienes del Estado Argentino en otro país, indicando
que, todo ello, en vistas de que no se había puesto en tela de juicio que La Caja
hubiera sido condenada al pago de las sentencias por un tribunal extranjero.
También, cabe poner de manifiesto algunas de las
consideraciones efectuadas por Macchi a la hora de acompañar a la Coordinación
General del INDER, a cargo de López, el proyecto de Acuerdo de Conmutación,
que posteriormente fue firmado. Allí consignó que se modificaba la jurisdicción
y la ley aplicable de los contratos originales lo cual podía dar motivo a
controversia. Recuérdese que esas cuestiones habían sido las que se debatieron
en sede judicial con los resultados antes señalados. Además, aún cuando tales
contratos no fueron habidos, lo trascendente fue que en la cláusula octava,
denominada “Jurisdicción y Ley aplicable” se estableció que el Acuerdo sería
homologado ante la Alta Corte de Justicia de Inglaterra y Gales (conf. fs. 405 y
414 de dicho expediente). A su vez, en dicha actuación la Dra. Macchi consideró
que era innecesario acompañar copia de las sentencias originales ya que ellas
lucían agregadas en el expediente 1902/01-0 que formaba parte de la actuación
en trámite. Tal como se expuso arriba, esa información no era cierta.
La Dra. Macchi trabajó de manera fusionada con el
Coordinador General del INDER, Dr. Duillo López, quien en todo momento se
hizo eco de lo actuado por la nombrada conforme surge de las constancias en las
que intervino.
Más arriba también se ha hecho referencia a la actitud
asumida por López en los Anexos I y II donde se sustanciaron las cesiones de
créditos de Accolade, en los que constan los informes realizados por Carla
Herrera y por Marcelo Gallopa, en la que asumió una posición que se
contradecía con lo dictaminado por dichos profesionales.
Con relación a ello, cabe aquí destacar lo expuesto a fs. 367
de la causa principal por Carla Eugenia Herrera, a cargo de la Coordinación
Legal del INdeR, quien, entre otras cuestiones, aclaró que había que diferenciar
los actos en los cuales Intelisano actuaba como liquidador del INDER, en cuyo
caso la Coordinación Legal era el servicio jurídico a su cargo -de Herrera-, y
cuando actuaba como Subsecretario, el servicio jurídico sería el del Ministerio.
Asimismo, la testigo expresó que si bien no le constaba que dicha opinión
hubiese sido plasmada formalmente en algún expediente o acto administrativo,
su opinión se realizó como respuesta a una consulta que le fuera formulada por
López o Intelisano para febrero o marzo del año 2007. A su vez, acompañó una
copia de ese dictamen al expediente que había reservado en un bibliorato de la
Coordinación a su cargo.
Frente al panorama descripto, no puede considerarse válido el
argumento de defensa ensayado por López con respecto a que nada decidía con
relación al tema en cuestión sino que acataba una orden dada por Intelisano.
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2010 - Año del Bicentenario
Las circunstancias que relataron Macchi y López tratando de
justificar sus actuaciones, de ningún modo los autorizaban a apartase de los
deberes que ambos tenían a su cargo.
En efecto, la activa participación que les cupo en la
sustanciación del expediente en cuestión y que era precisamente a través de los
elementos allí colectados que podía efectuarse una valoración jurídica sobre la
conveniencia de aceptar la propuesta realizada por Accolade Pool, trasuntada en
la opinión favorable que emitieron en sus dictámenes revestían un soporte
técnico de trascendencia que permitió concretar la maniobra investigada.
El Tribunal entiende que existen plurales concordantes y
suficientes elementos probatorios como para responsabilizarlos a priori por las
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irregularidades detectadas en los términos previstos por el artículo 306 del
Código de rito.
b) Luego de lo expuesto con relación a los funcionaos
públicos cabe analizar el accionar del resto de los imputados que participaron en
el suceso, sin los cuales hubiera sido imposible que se perpetrara la maniobra
investigada.
Cabe destacar la trascendente intervención que le cupo en los
hechos a Juan Del Azar durante todo el desarrollo de los sucesos que se analizan.
En efecto, a poco de iniciarse el expediente administrativo
S01 0102318/2003 al que venimos haciendo referencia, el Estudio Jurídico
“Azar & Freyre, Abogados” con fecha 22 de julio de 2003 aparece produciendo
un informe -suscripto por Juan del Azar- relacionado con los dos reclamos que se
sustanciaban allí, uno por UMIC -Memorandum N° 214/03- y otro por Accolade
Pool -N° 215-. En el último de ellos -que es el aquí interesa- se analizó la
situación de la CNAS con respecto a Overseas Union o Accolade Pool. En líneas
generales, se concluyó que, a la CNAS se le habían acotado los márgenes de
maniobra y que sólo podía negociar con rapidez para evitar mayores perjuicios y
costos legales. Al entender del letrado del Azar no existían defensas posibles
para oponer a la altura en la que se encontraba el proceso, y señaló que en virtud
de los convenios vigentes, las sentencias dictadas en el Reino Unido de Gran
Bretaña eran ejecutables en otros países, como los Estados Unidos de América.
En otro orden de ideas sostuvo que la firma patrocinante de Overseas Union -
Stephenson Harwood- contaba entre sus clientes a un importante fondo buitre
tenedor de una significativa cantidad de bonos de la deuda soberana argentina, lo
que hacía aconsejable, a su criterio, tomar con seriedad los términos de la
intimación a la que se hacía referencia. Además indicó que los reclamos que
motivaron dicho juicio eran contratos de reaseguros activos celebrados por la
CNAS en carácter de reasegurador, los cuales nunca habían sido objeto de
disputa y todos los resúmenes comunicando los débitos por reaseguros
adeudados siempre habían sido consentidos. Culmina destacando que por la
seriedad y prestigio profesional de Stephenson Harwood (abogado actuante en
representación del Accolade Pool) era absolutamente improbable la existencia de
pagos que pudieran oponerse a la intimación. Tras lo cual aclaró que las
diferentes reclamaciones en el procedimiento civil inglés son precedidas de
declaraciones juradas formuladas por los abogados, lo que eliminaría toda
posibilidad de fraude procesal.
Cabe destacar que, de acuerdo a los informes que obran a fs.
1593/95 y 1787 de la causa principal brindados por el Ministerio de Economía y
Finanzas Públicas, el Dr. Juan del Azar no habría cumplido funciones como
abogado o asesor de
aquél, ni del INdeR ni de la CNAS. Al respecto el
encausado señaló que tal circunstancia no podía utilizarse como prueba de cargo
en su contra ya que, entendía que era
precisamente eso lo que le habría
permitido, por un lado actuar a modo de colaboración a requerimiento de los
funcionarios y por otro como árbitro en el convenio celebrado entre los
apoderados de las empresas acreedoras y el gestor Holjevac.
En dicho marco, no resultan sustentables los argumentos
esgrimidos por Juan del Azar intentando mostrar que la referida actuación se
encontró desvinculada del resto de las intervenciones que tuvo, ya sea de manera
directa o través de terceros que actuaron bajo sus órdenes. Sólo de manera
ingenua podría tenerse por cierto que, sus intervenciones se produjeron de
manera aislada en cada caso. Que sin ninguna otra connotación que una simple
recomendación sugirió a los abogados que tenían la representación judicial de
Accolade Pool a Gabriel Ernesto Fischer para que representara los intereses de
dicho grupo en sede administrativa y que como éste no contaba con asistencia de
empleados le recomendó a Carina Andrea Azcano.
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2010 - Año del Bicentenario
A ello se suma que fue también del Azar quien introdujo a
Natalia Lidia Osores, Hernán Rodríguez Vagaría, a Juan Holjevac y a Walter
Bonavera, encargados del trámite del expediente y a Rodríguez, Morresi y
Pallavecino, que fueron quienes completaron los trámites a efectos de que se
depositase en sus cuentas las sumas de dinero transferido y luego dispusieron lo
necesario para que se pudiese contar con el dinero en efectivo.
Tal como ha sido valorado por el Juez de grado, no puede
soslayarse que todos los que actuaron por Accolade Pool lo hicieron a instancia
de los poderes que les fueran promovidos por Juan del Azar.
Dicha circunstancia no coloca en mejor situación a estos
últimos quienes invocaron como argumento de defensa el hecho de que hubiera
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sido del Azar quien instruyó los poderes y controló las presentaciones efectuadas
en el sumario, además de haber dispuesto en efectivo o en sus cuentas corrientes
los $ 39.393.072,12 girados a Pallavicino.
De acuerdo a lo examinado, se trató de una maniobra
compleja que distó de materializarse en simples manifestaciones carentes de
significación jurídica, sino que se configuró con la realización de presentaciones
de propuestas y/o pedidos en sede administrativa que determinaron los pasos del
expediente en cuestión, como así también de representación en las cesiones de
crédito de Acoolade Pool, en un primer momento por parte de Azcano, y en la
etapa final por parte de Osores y Rodríguez Vagaría, según el caso, y en la firma
del Acuerdo de Conmutación por parte de ambos.
A ello se suma que se estaban disputando sumas millonarias
que, a su vez, conformaron una cadena de cesiones y de transferencias bancarias
de dinero que, de manera directa o indirecta, tuvieron como denominador común
a Juan del Azar. Tales circunstancias analizadas en el contexto referenciado
impiden restar responsabilidad en los sucesos a los encausados.
Juan del Azar, también, fue quien se interesó por los servicios
de Holjevac y mantuvo las negociaciones con éste por el porcentaje del reclamo
que sería cedido, ello según lo dicho por Holjevac, Bonavera y Rodríguez. En
cuanto a la participación de Holjevac y Bonavera se advierte que estos habrían
tramitado el sumario a partir que se realiza la propuesta de cobrar en bonos en el
marco del expediente administrativo, y que también interactuaron con los
funcionarios que llevaban adelante el expediente administrativo hasta que se
concretó el pago. El propio Juan del Azar señaló que Holjevac fue quien en todo
momento informaba sobre el avance de las gestiones de cobro, refiriendo que la
gestión legal habría estado a cargo de Bonavera. Esto último se corresponde con
lo informado por la abogada del INdeR, Dra. Carla Herrera y con la tarjeta
personal del nombrado abrochada a la carpeta de uno de los anexos formados
para las cesiones de cobro.
A su vez, al igual que lo hizo el Juez de grado, cabe resaltar y
concluir en la connivencia de los intervinientes, a la luz del tratamiento dado en
el ámbito del INdeR a las cesiones presentadas, las cuales, como se dijo más
arriba, nunca fueron notificadas al deudor que estaba siendo cedido y fueron
aprobadas sin mayores explicaciones cuando el Acuerdo de Conmutación ya
estaba firmado. Es decir, aquellos que firmaron el Acuerdo de Conmutación
como acreedores del Estado todavía no habían sido reconocidos en tal carácter.
También resultaron necesarias a la consumación de la
maniobra los aportes prestados por Dario Alejandro Morresi, Jorge Enrique
Rodríguez y Jorge Roberto Pallavicino, quienes intervinieron en las cesiones en
el Acuerdo de Conmutación y luego de ser cedidos en los créditos, en el caso de
Morresi por intermedio de Bonavera, aportaron las cuentas bancarias a las que
fue transferido el dinero, completando para ello la documentación necesaria para
registrarse como titulares de las sumas que de manera irregular se resolvía pagar
en el marco del expediente administrativo. Se puede agregar que Rodríguez tuvo
conocimiento de la actividad de Holjevac y Bonavera desde un inicio, Morresi
argumenta una gestión de cobro, que a partir de la relación laboral que mantenía
con los nombrados y en el contexto que se produjo, parece indicar más bien que
su función en la maniobra era aportar una cuenta bancaria que permitiese diluir
el destino final que se daría al grueso de los fondos.
A lo expuesto cabe agregar que, de momento, no se ha
logrado determinar si los fondos llegaron fehacientemente a quienes habrían,
formalmente
iniciado el reclamo administrativo, es decir, las empresas del
Accolade Pool. Resulta paradójico, lo expresado por del Azar en su descargo a la
hora de ser preguntado por el dinero que fue girado a la cuenta bancaria de Jorge
Roberto Pallavicino, el que fue posteriormente depositado vía Pérez Montero
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Bursátil, luego de ser cambiado por bonos y luego por dólares americanos, en
cuentas bancarias a su nombre radicadas en la ciudad de Nueva York, Estados
Unidos y de Ginebra, Suiza. Al respecto, indicó que actuó como agente de
percepción y pago y que esos fondos fueron remitidos a los acreedores aunque,
la confidencialidad impuesta a la tarea arbitral que había desarrollado le impedía
brindar cualquier información sobre los montos distribuidos a cada uno de los
acreedores.
El análisis de los elementos incorporados a la causa resultan
suficientes para proceder al dictado del auto de procesamiento de los nombrados
al inicio en virtud de lo cual, habrá de homologarse lo decido por el Juez de
grado en los términos del artículo 306 del C.P.P.N..
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c) En atención a lo expuesto en el último párrafo del apartado
que antecede, una vez que sean devueltas las actuaciones, el Juez grado deberá
arbitrar los medios necesarios a fin de determinar si las empresas que
conformaron el Accolade Pool percibieron el dinero que salió del Ministerio de
la Tesorería General de la Nación.
V.
En base a los hechos que se han descrito en los párrafos
precedentes, el Juez de grado consideró que los apelantes resultaban prima facie
penalmente responsables del delito de administración fraudulenta en perjuicio de
la administración pública (art. 174, inciso 5°, en función del 173, inciso 7 del
C.P.) y, según el caso, encuadró el accionar de los encausados como autores o
partícipes primarios del hecho.
El Juez de primera instancia se ha referido de manera amplia
a los aspectos analíticos de la figura penal indicada, citando abundante doctrina y
jurisprudencia en razón de lo cual, cabe remitirse a tal exposición.
En efecto, a la luz del marco fáctico que se tiene por probado,
cabe concluir que las características de las actividades desarolladas por Juan
Cayetano Intelisano, Yolanda Mirta Eggink, Duilio Edgardo Lopez, Silvia
Beatriz Macchi satisfacen, en primer término, los elementos requeridos por la
figura de adminsitarción infiel en perjucio de la administración pública (art. 174
inc. 5to. en función del art. 173 inc. 7mo. del Código Penal).
El primero de los elementos típicos de la figura mencionada
hace referencia al sujeto activo que llevará adelante la conducta disvaliosa. La
norma prescribe que será reprimido aquel que A...por disposición de la ley, de la
autoridad o por un acto jurídico tuviere a su cargo el manejo, la administración
o el cuidado de bienes o intereses pecuniarios ajenos ...@. Ello significa que la
persona a la que se le impute el hecho debe haber arribado a la administración
por algunos de estos medios taxativamente enunciados por la norma. En este
sentido se ha expresado ya la doctrina al admitir que AEl sujeto activo está
señalando que se trata de un tipo especial, es decir, define una esfera de autores
limitada por la ley@ (Confr.Baigún - Bergel AEl Fraude en la Administración
Societaria@, Ed. Depalma, Bs. As. 1991, pág. 122. Los autores citaron en este
punto “Tratado de Derecho Penal” Maurach, traducción de Córdoba Roda, Ed.
Ariel, Barcelona, 1962, pág. 290), por lo que la adecuación al tipo objetivo del
sujeto activo estará reservada solamente a aquellos a quienes voluntariamente -y
a través de los mecanismos establecidos- se otorgó facultad de administrar bienes
ajenos. Implica esto que serán sujetos activos únicamente los administradores
naturales, es decir los que nacen por imperio de la ley o de un acto jurídico,
quedando excluidos por ello, aquellos llamados “de hecho”.
Habida cuenta del carácter “especial propio” de la figura, los
autores de los hechos investigados resultan los funcionarios públicos que eran
quienes detentaban la administración de los bienes del Estado, mientras el resto
de los encartados resultan partícipes necesarios de la maniobra.
A mayor abundamiento, cabe agregar que la exigencia de
perjuicio económico para tener por configurado el delito de defraudación por
administración fraudulenta se ve satisfecha con la violación al deber de respetar
un mecanismo legal determinado, extremo que se comprobó en el caso, dado
que de haber existido, se hubiese podido obtener un resultado más favorable y
ventajoso para el Estado Nacional (conf. esta Sala I, C. N° 39.066 “Onofre
Lotto”, reg. 25 del 06/02/07 y sus citas).
Con relación al monto de los embargos que ha sido
cuestionado por los apelantes se estima que los agravios expresados no resultan
suficientes para conmover el criterio adoptado por el Juez de grado, en virtud de
lo cual, habrán de confirmarse la sumas establecidas a cada uno de ellos.
VI.
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Por último no pueden soslayarse las manifestaciones vertidas
por la defensa técnica de Juan Cayetano Intelisano en el escrito glosado a fs.
408/50, en lo concerniente a la actuación de los funcionarios de la Sindicatura
General de la Nación, a través de la suscripción de la nota n° 4433/07 y su
antecedente
-ambos incorporados
en el
expediente
administrativo
n°
S01:102318/03-, a partir de las cuales se torna necesario ahondar la presente
pesquisa, encaminada a deslindar la posible responsabilidad que podría caberle a
aquellos en los hechos que conforman el objeto procesal de este legajo.
En razón de las consideraciones que anteceden, el Tribunal
RESUELVE:
I. RECHAZAR las nulidades interpuestas en autos de
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acuerdo con lo expresado en el considerando II.
II. CONFIRMAR la resolución recurrida en todo cuanto
decide y fuera materia de apelación.
Regístrese, hágase saber al Ministerio Público Fiscal y
devuélvase para que se practiquen el resto de las notificaciones y se prosiga la
investigación en el sentido indicado en el punto VI. de los considerandos.
Sirva la presente de atenta nota de envío.
JORGE L. BALLESTERO - EDUARDO R. FREILER
EDUARDO G. FARAH
ANTE MI: SEBASTIÁN CASANELLO
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