Y porque así aconteció XII

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Y porque así aconteció, así os parezca (XII)
De cómo la vida, siempre inmisericorde con algunos, lo es con todos en
los tiempos de la guerra, 1.808/1814
Felipe Martínez Álvarez
Paradojas de las crisis y de las guerras
La historia de la conflictiva sociabilidad humana está jalonada de calamidades y
violencias, de periódicas guerras avaladas en la soberanía nacional y el honor patrio, los
intereses mercantiles, ideologías, creencias, fanatismos, valores, derechos colectivos ,
así como en el narcisismo y la necedad de muchos de sus dirigentes.
Toda agresión, también la violenta y destructiva, parece contar con cierta base
innata, si bien no suficientemente explicativa de toda maldad, en cuyo caso todo
quedaría justificado y, en consecuencia, ser pesimistas de por fuerza. La agresión es más
un problema social que biológico y, como tal conducta social, puede ser aprendida
como cualquiera otra.
Parece, no obstante, que la persona no existe, si no existe la posibilidad de una
agresión controlada que, en determinadas circunstancias, puede degenerar en agresión
violenta y destructiva, con lo que habría que admitir aquello de que todo individuo es,
en cierto sentido, un posible un delincuente.
Los conflictos del hombre contra el hombre, del grupo contra el grupo, se hacen
presentes dondequiera que la sociedad exista, porque en habiendo ideas, creencias e
intereses opuestos y antagónicos, también existe un conflicto larvado. Pero la agresión
y el conflicto, elementos universales de la conducta humana, no lo explican todo, porque
es bien cierto que en no existiendo la cooperación solidaria, la sociedad no podría
subsistir.
Parábola de los ciegos, P. Brueghel, s. XVI
La guerra, como agresión violenta y destructiva, no es la suma lineal de las
agresividades individuales sino otra realidad distinta a la suma de las partes que, cual
jinetes apocalípticos, somete y sojuzga a los contendientes con una increíble
acumulación de horrores, miserias sin cuento, devastaciones, saqueos, crueldades,
inseguridades, violencias, desarraigos, terrores, deshumanización, caos y muerte.
La guerra es un mal tan grave que no sólo afecta al agredido sino también a quien
agrede, produce estragos entre las partes contendientes, por lo que los apelativos de
vencedor y vencido puede que no sean sino contrasentidos .
La agresividad bélica pone en marcha deplorables conductas que terminan por
deshumanizar tanto a las víctimas como a los agresores, pues la responsabilidad
individual, enajenada en otros supuestos, ciega la decencia de toda capacidad crítica,
que es base en la conducta moral.
Los soldados, obviamente, no pueden ser ajenos a esta deshumanización, pues el
permanente riesgo de la propia vida, la necesidad de agredir sin mayores reparos
personales haciendo frente al enemigo, la irreparable muerte de compañeros, el pánico,
la obligada adaptación a situaciones adversas y comprometidas, la carestía de
alimentos, las dificultades higiénicas y tantos desarraigos, dejan yerma la humana
inhibición moral que exigen los valores y los principios.
“Después de la Batalla de Bailén, 19 de Julio de 1.808, las proezas, heroicidad y
ferocidad de los soldados se esparcieron por las calles al son de las guitarras. Los
soldados pedían limosna con aire amenazador, todo ello muy en consonancia con las
navajas y puñales ocultos bajo las fajas, pero no tan de acuerdo con las estampas y
demás objetos piadosos que exhibían en sus sombreros y chalecos”, Pío Zabala y
Lera.
La población no combatiente sufre la pérdida de cosechas y los diarios bienes, así
como los asedios y estragos de toda guerra .Los movimientos de tropas y de civiles
trasportan enfermedades y epidemias cuando el propio territorio se convierte en
escenario de la contienda.
Requiérese que los más de los recursos hayan de ponerse al servicio de la guerra.
,por lo que las requisas forman parte de los siempre escasos bienes bélicos ,pues la
guerra y la revolución no suelen reconocer derechos ni valores superiores.
La llamada a filas supone el abandono de campos y cosechas, generándose, en
consecuencia, terribles crisis de subsistencias (1).Las epidemias, hambres, saqueos,
destrucción de cosechas, etc.,causan carestías y una inflación galopante.
Los atropellos de todo tipo, las contribuciones extraordinarias y la arbitrariedad de
las mismas, los empréstitos, el abastecimiento de suministros, bagajes e impedimenta,
los reclutamientos irregulares así como el necesario y obligado alojamiento de
soldados, hacen que el vivir sea un auténtico suplicio.
Las guerras generan cambios y antagonismos sociales, naufragios y devastaciones
morales, inadaptados, inevitables ajustes de cuentas, porque las antiguas envidias, odios
y resentimientos que, cual piedras de la locura, resisten a toda intervención quirúrgica
de los galenos, y esperan con fruición la llegada de los tiempos de la venganza, a la que
no han de ser inmunes los amigos de nuestros enemigos.
Pero la vida, que es siempre azarosa y en extremo vulnerable, desborda, por su
frontería y multidimensionalidad, todo modo actual de serlo, instalándose en otras
opciones que terminan por disolver aquellas formas de quebradizo y agotado equilibrio
en otras, puede que más fecundas y abiertas a nuevos planes y horizontes.
Por ello, y no sin perplejidad, vemos que leyendo el Quijote los jóvenes ríen, los
adultos tómanlo como objeto de reflexión y los ancianos terminan su lectura llorando.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis, A .Durero ,s .XV
La reiteración de los tiempos de crisis parece apuntar, como su causa, a la siempre
inacabada maduración humana que habrá de superarse por la meditación y camino de
la siempre primordial nostalgia del tiempo nuevo y, por ende, impedir, en lo posible, el
retorno a los demonios familiares.
Nada, no obstante, se repite, porque es el hombre mismo quien, echando de menos y
doliéndole cuanto le falta, ensaya nuevos senderos, siempre resbaladizos que,
ciertamente, no son los de la naturaleza.
Es paradójico observar que los rumbos seguidos por los humanos se entienden
mejor desde fuera que desde ellos mismos, por lo que resulta inevitable que toda
singladura haya de acabar para que nos entregue su verdad, de donde, su término final
viene a constituirse en el precio de la verdad. Dícese que el búho de Minerva- símbolo
de la sabiduría-remonta el vuelo al atardecer, cuando los acontecimientos han pasado.
Inválidos, P. Brueghel, s. XVI
En suma, parece cierto que nos gustaría un mundo mejor, pero no uno distinto.
Cuéntase de un Rey que, hastiado del croar y croar de las ranas que le impedían
conciliar el dulce y reparador sueño , tuvo la ocurrencia -a fin de neutralizar la terrible
cantinela- de lanzar un enorme leño al estanque que, en principio, provocó la huida de
éstas en estampida pero, una vez sobrepuestas del temible sobresalto, se encaramaron
sobre el leño retomando la serenata de croar y más croar, cual asidero en el concierto de
la supervivencia, y así hasta llegada la hora del alba.
Las crisis y las guerras- malditos engendros- suponen un agotamiento por
esclerosis del anterior sistema y situación que, habiendo entrado en vía muerta, pone fin
a las posibilidades del sistema imponiéndose ensayar nuevas alternativas. Y así como la
flor, llegado el momento, se torna en fruto, las crisis son formidables trampolines desde
los que, siempre en zig-zag, procede ensayar un nuevo orden en el que hasta los nuevos
tiempos parecen correr más de prisa.
La Constitución del año de 1.812,de incierto futuro, fue el inicio de la ruptura
formal con el Antiguo Sistema Estamental, de los dificultosos movimientos liberales
del XIX en los que la burguesía, no sin las consiguientes lacras, reacciones e
inestabilidades socio-políticas, desplaza gradualmente del poder a la nobleza y sus
privilegios, a la vez que se inicia en las suertes del restringido sufragio.
La docilidad y el conservadurismo mostrencos del “obedece, calla y paga”,
soportados secularmente por las clases populares de labriegos y urbanitas, comienzan a
ser transgredidos por el peso e influencia del atrévete a pensar y atrévete a sentir como
individuo irrepetible que eres ,si bien el proceso crítico de liberalización y pluralidad
tuvo escasa profundidad y protagonismo entre la población popular-un 70 % de la
población es analfabeta- ajena y desconfiada de las minorías ilustradas.
.
Una vez más se confirma que la calidad de una sociedad no sólo ha de depender de
la formación intelectual y ética de sus gentes, sino también y especialmente de ese plus
de ejemplaridad (Auctoritas ) y competencia necesarias en sus dirigentes pues, caso
contrario, toda cuestión habrá de tornarse en inagotable fuente de conflictividad social.
(1).En el año de 1.804, el precio de la fanega-cuatro cuartales- de centeno oscilaba
en torno a los 100 reales; la hogaza de centeno, de seis libras,6 reales con 24
maravedíes. En 1.805,la hogaza de centeno, de seis libras, 4 reales con 8 maravedíes, y
la de trigo, de cuatro libras,5 reales.
Enero de 1.812, la fanega de trigo, 190 reales y en Junio, del mismo año,487 reales.
La hogaza de centeno de seis libras, vale 5 reales; y la hogaza de trigo de cuatro libras,
era más que de difícil localización.
En 1.824: la fanega de centeno,24 reales ;la fanega de habas,48 reales; el miedro de
vino-12 cántaras o 384 cuartillos - al por mayor, 137 reales; el cuartillo de vino-0,416
litros-, tres cuartos. Jornal de hortelano experto, 9 reales; peón agrícola,6 reales; obrero
diligente en la trasiega del vino ,6 reales; la fanega de cal para el pilo del lagar,8
reales; el salario del albañil que da el revoque,8 reales.
El prestidigitador, El Bosco ,s. XVI
En tratándose de dinero entre familiares o extraños, lo mejor dos
testigos y Escribano
En la villa de Ponferrada, a 28 de Junio de 1.911, ante mí Escribano y testigos
infrascritos, compareció presente D. José Fernández Baeza (2), vecino de ella y
Secretario que fue de la Junta de Gobierno, Armamento y Defensa que se estableció en
esta villa, manifiesta :
Que habiéndose puesto a su cargo el suministro del Ejército Auxiliar de la Nación
Británica que desembarcó en La Coruña, pasando luego a las Castillas en el año pasado
de 1.808, desempeñó este encargo con la mayor diligencia y eficacia, logrando por sí y
con la colaboración de otras personas interesadas en el servicio de las tropas inglesas, el
importe de los suministros hasta que en 17 de Diciembre del mismo año,.Que se le
entregaron en Villafranca, por uno de los Señores Comisarios de dicha Nación ,5.000
duros a cuenta, pidiéndole el particular encargo de facilitar y tener en depósito 10.000
libras de harina en sus correspondientes sacos ,así como adquirir 100 reses vacunas,
pero, por causa de la invasión de los franceses, no se pudo liquidar el importe de los
expresados suministros que ascienden a una cantidad superior a los 5.000 duros, como
tampoco se pudo hacer entrega de las 10.000 libras de harina, de las que se
aprovecharon las tropas de S.M. Británica en su retirada.
Por el desorden y confusión del momento, tampoco fue posible recoger los recibos
de los muchos artículos que se consumieron, ni de algunas de las reses de ganado que se
habían comprado, con la sola diferencia que los mismos vendedores pudieron
reintegrarlas, si bien hubo que abonar los gastos de los dos Comisionados que se
ocuparon de la compra .
Y a fin de que tenga cumplido efecto el pago del importe de los referidos
suministros, da todo su poder, conforme Derecho, a D. Marcial Francisco de Adalid,
vecino de la ciudad de La Coruña, para que en su nombre y representación presente ante
el Supremo Gobierno de S.M. Británica, Secretarías, Comisarías u Oficinas donde
corresponda, los recibos de suministros hechos a las tropas de aquella Grande y Aliada
Nación, y así liquide su importe con arreglo al testimonio de precios de los víveres,
perciba los alcances que resulten a favor del otorgante, dando a su nombre los
correspondientes recibos y resguardos.
Son testigos, D. Ramón Gago, D. Manuel González Luna, D. Pedro Piensos, todos
ellos vecinos de esta villa y el otorgante a quien yo Escribano doy fe conozco y firmé
Ante mí,
José Antonio Fuentes
(2)”José Fernández Baeza, encargado del suministro auxiliar de la Nación
Británica que desembarcó en la Coruña y que pasó a Castilla en 1808”.
“La Justicia Suprema del Reino y Provincia de León formó causa contra José
Fernández Baeza, Tesorero de Rentas y Comisionado de consideración, por negarse a
rendir las cuentas que le pedían, si bien Sierra y Pambley era el verdadero responsable
de las cuentas”.”Detenido y arrestado en Villafranca, la Junta lo libera bajo fianza en
1.810”.”En 1.811 la Regencia lo rehabilita”, vid.: Militares, políticos y funcionarios
bercianos destacados durante la Guerra de la Independencia, V. Fernández Vázquez;
Revista I. E. B., n.º 34 pág.,97.
“Se opuso a la requisa de las alhajas de la Patrona de la Parroquia de Sta .María
de la Encina, por orden la Junta Central”,vid.:Los Diputados Leoneses en las Cortes de
Cádiz, pág,95, C. de Lucas del Ser
La nave de los locos, El Bosco ,s .XVI
Y dijo el arriero de Santiago Millas : ¡ la guerra me ha arruinado!
En la villa de Ponferrada, a 7 de Septiembre de 1.811, Santiago Franco Mendaña, de
profesión arriero, vecino del lugar de Santiago Millas en la Maragatería, comparece
ante el Escribano José Antonio Fuentes y testigos, manifestando que:
Habiendo venido desde la ciudad de Segovia con 12 machos y transportando en
ellos otras tantas cargas de Paños para la ciudad de Santiago en Galicia, hubo de hacer
noche, el día 26 del mes de Agosto, en la villa de Molinaseca .
Ocurrió que en la mañana del día 27, estando cargando la recua de machos para
seguir ruta hacia Galicia y teniendo ya tres machos cargados, se halló con la sorpresa de
que, cuatro soldados, a su parecer artilleros, le requisaron todos los machos, la razón
era que habían de conducir municiones y otros pertrechos del Ejército.
Las cargas con los Paños quedaron, mientras tanto, en el portal de la casa de D.
Tomás González, vecino de la villa de Molinaseca , lugar en el que me hallo.
Al poco tiempo de haberse verificado la requisa de los machos, vinieron nuestras
tropas en retirada comandadas por el Sr. Manuel Castañón (3).
A buena parte de los soldados, en especial los del Regimiento de Oviedo, a pesar de
todos los intentos, no fue posible impedirles el acceso al portal donde se encontraban
las doce cargas de paño. De inmediato las tomaron como botín, extrayendo de ellas diez
cargas enteras, a saber:(4) una carga de treintenos, paño fino azul turquí y color
avellana, otra de venticuatrenos limiste de Segovia, seis cargas veintedosenos prensados
y frisados paños finos negros, dos cargas de diezochenos de nieva, también negros,
amén de cuatro arrobas de tabaco fino de polvo sevillano en botes de a cuatro y seis
libras.
Los paños que se llevaron por la fuerza los soldados, resulta que los vendieron por
el camino y otros los estropearon pretendiendo hacerse ropa para ellos. Es más, han
desaparecido tres de los doce machos. Todo lo cual me ha dejado entristecido por la
ruina y calamidad que todo esto supone para toda mi familia
Por eso mismo, he de presentar la queja ante el Tribunal que corresponde
significando el importe de las diez cargas de paño y demás que se han llevado con
motivo del embargo que se me hizo de la recua para la conducción de municiones y
demás efectos de nuestro ejército, y todo por los medios y términos que mejor haya
lugar con arreglo a las Reales Órdenes .
Y no siéndome fácil practicar por mí mismo las diligencias que a tales efectos se
requieren y, para que haya persona que en mi nombre las verifique conforme a
Derecho, otorgo todo mi poder a D. Lorenzo Gago para que en mi nombre y
representación ,se presente anta la Justicia Ordinaria de la citada Molinaseca y con
relación de lo expresado y más que sea conducente, pida el recibí de la justificación del
embargo que se me hizo de la recua en la mañana del día 27 del mes anterior y que,
por esta razón, nuestras tropas y en especial el Regimiento de Oviedo que se llevaron a
la fuerza las 10 cargas de paño, así como hacer ver que las tropas han vendido en los
diferentes pueblos gran parte de los paños extraídos, todo ello al Sr. General en Jefe del
Ejército y demás autoridades, pidiendo se me satisfagan las expresadas diez cargas de
paño.
Así lo otorgó ante mí Escribano, ante las Justicias de S.M.,fuero y jurisdicción,
siendo testigos D. Nemesio Martínez Mercadillo , D. Pedro Piensos y D. Manuel
Antonio Fuentes de Cacabelos.
Ante mí,
José Antonio Fuentes
(3)” En Mayo de 1808, Manuel Castañón Monroy, Regidor Perpetuo de León y Tte.
Coronel retirado, hace un llamamiento general, invitando a crear Juntas de Partido y a
reclutar a todos los mozos solteros entre los 17 y 40 años”, vid. Francisco Pérez
Mercadillo y su tiempo, J. A. Balboa de Paz, pág., 37
(4) Diezochenos, treintenos, etc. son los distintos tejidos de lana, 18 enos, por ej.
indica la cantidad de hilos que lleva su urdimbre. La calidad inferior es la de 14 enos,
22/24 enos calidad media y 30/32 enos calidad superior. Precio por vara: 35 reales la
calidad inferior, 57 reales la calidad media y 80 reales los de mejor calidad. Cada paño
suele tener 35/37 varas.
Caricatura de la invitación de la muerte, Sterne Laurence, s. XVIII
La guerra devora todos los recursos
En la villa de Ponferrada, a 11 de julio de 1.810,ante mí Escribano y testigos
comparecieron presentes los Sres. D. Esteban de Aguas, Rector y Cura Párroco de Santa
María de la Encina y Arcipreste del Arciprestazgo de Rivera de Urbia, D. Miguel
Morales Hernández, Cura Párroco del lugar de Priaranza, D. Antonio de Prada, del de
Salas de los Barrios, D. Francisco González Ron, del de Villalibre, D, Juan Abad, de
Valdecañada, el Dr. D. Juan Antonio de Reyes, de Toral de Merayo, D .José Jacobo,
de Borres , de Riego de Ambrox, D Pedro Barreiro, de Folgoso del Monte, D. Francisco
Martínez Mercadillo, de Villar de los Barrios, D. Gabriel López ,de San Juan de
Paluezas, Francisco Puertas, de Rimor, y D. Francisco de Castro, de San Lorenzo, y
juntos dijeron:
Que en virtud de la Carta Convocatoria del Sr. Arcipreste, de fecha de 7 del
presente, se inserta en ella un Oficio del Sr. Lic. D. Juan Antonio Tallo, Corregidor de
la villa de Villafranca, relativo a hacerles presente que hallándose Comisionado por el
Excmo. Sr. D. Nicolás Mahy ,General en Jefe de este Ejército para arrendar (5) el
Noveno y el Excusado de todos los Arciprestazgos de este Obispado que no estén
ocupados por el enemigo y situados en el Reino de León, en el que, asimismo, proponía
al Arcipreste y Curas respectivos si querían tomar en unión a su cargo y en arriendo los
ramos mencionados, se presentasen por sí o por aviso de aquél en dicha villa de
Villafranca el día 13 del corriente a celebrar dichos arriendos los Curas y Vicarios. En
efecto, habiéndose congregado por medio de la citada convocatoria y a son de campana
tañida, según lo tienen de costumbre para tratar y conferenciar las cosas pertenecientes
a su estado, en el día de hoy y en la Iglesia Parroquial de San Andrés de esta villa, los
expresados Curas y Vicarios, unánimes y conformes deliberaron conferir todas sus
voces , facultades y poder bastante al Dr. D. Juan Antonio de Reyes y D .Francisco
Martínez Mercadillo, Curas de Toral de Merayo y Villar de los Barrios, por ambos
barredos públicos para que, a nombre de los que suscriben y demás que fueron
convocados y no asistieron, excepto los Sres. Curas Párrocos de Carucedo y San
Cristóbal que renuncian a todo arriendo, y todos así y en esta forma componen el
Arciprestazgo en unión, pasen inmediatamente a la nominada villa de Villafranca y
traten con dicho Sr. Corregidor, u otros sujetos que se hallen autorizados con igual
comisión en el particular, que tengan por conveniente conformándose por sí y a
nombre de los más otorguen en el tanto o cuanto que deban satisfacer por dichos
ramos en el presente año y por lo que fuere, puedan otorgar y otorguen el
correspondiente contrato de arrendamiento a los plazos en que se convengan, según las
circunstancias que hallaren por más convenientes a la utilidad de la Provincia, del
Ejército y del mismo Arciprestazgo, pues desde luego al intento dan y confieren a los ya
citados, todas sus veces y facultades con aprobación y ratificación de cuanto hicieren
,trataren y ajustaren en el particular, contra lo cual no irán ni vendrán ahora ni en tiempo
alguno, aunque les asistiese causa para ello, y se obligan en debida forma a la paga y
satisfación de las cantidades y efectos que por dicha razón escriturasen, bajo la pena de
ejecución y costas, y para lo cumplir dieron poder a las Justicias y Jueces de S.M. ,que a
ello les compelan, como por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada,
renunciaron todas las leyes ,fueros y derechos de su favor con la general en forma y el
capítulo “suam de poenis, observandum de solutionibus licencia maior et minor” de su
Prelado, y por firme así lo otorgaron ante mí Escribano, siendo testigos D. Antonio
Valles, vecino de la villa de Bembibre, D. Vicente Lama y Montes, Capitán de los
Reales Batallones de Marina estantes en esta villa y Juan Sáez ,Sargento de los mismos.
Los Sres. otorgantes a quienes doy fe y conozco lo firmaron y firmé.
Ante mí,
José Antonio Fuentes
(5) Noveno Decimal: Desde 1.801 la Hacienda Pública percibe el Noveno
Extraordinario de todos los Diezmos.
Excusado: Se denomina Excusado porque la Principal Casa Dezmera de cada
Parroquia estaba excusado de pagarlo a la Iglesia Parroquial. Desde el siglo XVI , la
Hacienda Pública podía elegir una de entre la Principal Casa Dezmera de cada
Parroquia, generalmente la del Mayor Hacendado. Tributo extinguido en 1.837.
La extracción de la piedra de la locura, I. Van Hemessen, s. XVI
La difícil adaptación después de la Guerra
En el lugar de San Andrés de Montejos, a 18 días del mes de Abril de 1.817, ante mí
Escribano y testigos, comparecieron presentes:
D. Toribio Gundín, Pbro., D. José Fernández Durán, Alcalde Pedáneo, D. Bartolomé
Gutiérrez, Procurador Síndico General, D. José Feo, D. José Fernández Gutiérrez,
todos vecinos de este lugar y, a una voz y de un mismo acuerdo, dijeron:
Que habiéndose avecindado en este pueblo, de cinco años a esta parte, Joaquín
Álvarez, Sargento retirado y natural del lugar de San Lorenzo, y observándose por los
otorgantes y demás convecinos la poca religión y todavía menos temor de Dios, todo
ello con escándalo de todo el vecindario y de los pueblos inmediatos, atreviéndose en
diferentes ocasiones a maltratar de palabra y obra a los respetables ancianos, sin que
persona alguna, tanto eclesiástica o seglar, se atreviese a contener su orgullo y
desenfreno, por temer la ruina y muerte de todo el pueblo u otro mal a manos de este
hombre desalmado, a los que hay que sumar otros antecedentes, pues tuvo la osadía de
que ,cuando fue la invasión de los enemigos franceses, los acompañó y los condujo en
el pueblo de San Lorenzo y otros pueblos a fin de saquearlos, como de hecho sucedió,
asolando así las casas de sus vecinos, a la vez que ponía en peligro sus vidas y
propiedades.
Con el fin de evitar las previsibles y peores consecuencias de seguir este Sargento
permaneciendo entre los otorgantes y demás vecinos, se dirigen al Excmo. Señor
Capitán General de este distrito y dé comisión al Caballero Corregidor de la villa de
Ponferrada para que, poniéndolo en arresto seguro a dicho Joaquín, se le haga
instrucción sumaria, pues a este fin ya fueron convocados los presentes a la villa de
Ponferrada ante el Sr. Corregidor ratificándose en cuanto habían manifestado
anteriormente.
Más aún, en el día de ayer, el nominado Sargento, a pesar de hallarse arrestado,
sorprendió sobremanera al pueblo de Carracedo, pues armado con pistolas y sable,
atemorizó a sus habitantes sabedores de que se había remitido instrucción sumaria a
manos del Sr. Capitán General y de que de su orden disfruta el procesado de libertad.
Temerosos los otorgantes de los mayores excesos por parte de este sujeto, y no
pudiendo serles indiferente que quede sin el justo castigo en desagravio de la causa
pública, del estado eclesiástico y seglar, ultrajados innumerables veces por el nominado
Joaquín, otorgan que dan todo su poder cumplido, amplio, especial y bastante ,el que
por Derecho se requiere a D. Santos Presa y Maza, Procurador de número de la Real
Chancillería de Valladolid y a D. Ramón Hevia que lo es de la ciudad y Juzgado de
Zamora, para que comparezcan ante el Excmo. Sr. Capitán General o Tribunal que sea
competente y se les entregue el sumario recibido contra el citado Joaquín, se le
impongan las severas penas en que ha incurrido, caso de hallarse justificados sus
delitos. En todo caso, los vecinos están prontos a ser testigos con toda probidad.
Y así lo otorgan juntos y de mancomún con renuncia a las Leyes de la
Mancomunidad.
Ante mí firmaron los otorgantes que supieron y por el que dijo no saber, lo hizo
uno de los testigos, a su ruego.
Ante mí,
José Antonio Fuentes
Lectura del periódico en alta voz
Porque así como las zorras mudan de dientes, mas no de mientes,
también es menester llevar a cabo ajuste de cuentas
En la villa de Ponferrada, a 7 de Enero de 1.815, ante mí Escribano y testigos,
compareció presente D. Diego Portea, vecino de Villar de los Barrios y manifestó:
Que en la mañana del día 24 del mes de Agosto del año próximo pasado, y hora de
las 7 de la mañana, habiendo sido invitado por sus parientes, vecinos del lugar de
Valdefrancos, Jurisdicción de la Abadía de San Pedro de Montes, para la función y la
festividad de San Bartolomé, que es su Patrono y se celebra en dicho lugar, fue
acompañado de su hijo D. Pedro Luis Portea.
Que pasando por el soto que llaman de los Puercos, Jurisdicción de dichos Barrios,
para dirigirse a Valdefrancos y su Callejón que lo es de la Abadía, por camino yermo y
peón por el que no transitan otras gentes que los molineros con la conducción de grano
y harina que llevan a los Barrios y al lugar de San Cosme, donde tienen sus molinos, en
llegando con mi hijo fuimos sorprendidos y asaltados de improviso a la salida de dicho
Callejón por D. Celestino Balboa que llevaba y tenía puesta una escopeta a la cara y
montada su llave , D .José Valcarce Carrera ,con un buen garrote en la mano, D. José
Carrera Carujo, cubierto con un capote viejo y un cinto con dos pistolas y con otro
garrote en la mano. El citado D. Celestino se puso delante de mi y de mi hijo con dos
compañeros, y dando una gran voz dijo:¡ acá señores! y, luego sin dilación bajó de las
viñas con precipitación y se puso en el camino peón.
D. Juan Voces, en mangas de camisa con otro enorme garrote en la mano, dejaba a
otros dos compañeros en el lugar de donde salió, a los que no conozco, pero si observé
que cada uno tenía su escopeta, y cuando el citado D. Celestino dio la voz, mi hijo,
asombrado por tal novedad, se marchó con precipitación a la carrera al barrio de San
Cosme con la finalidad de llamar a gentes que le socorrieran, porque su anciano padre
no podía con tal empeño.
Luego D José Valcarce Carrera echó a correr tras él, y lo mismo hicieron los otros
dos que estaban, como queda dicho, en la parte de arriba de la viña le persiguieron los
tres hasta llegar al principio de la cuesta que llaman de San Bartolomé.
En aquellos momentos pensé en la manera de poner mi vida a salvo , que la tenía
perdida en medio de tan semejantes malvados, y ayudado por mis escasas fuerzas eché
a correr por las viñas que dan al frente de la Granja de Santullano, pero mis esfuerzos
fueron inútiles porque los expresados Voces, Balboa, Carrera y Carujo actuaron con
gran violencia hasta que Balboa me dio un gran cantazo al tiempo de volver la vista
hacia ellos ,dándome en el lado izquierdo de la frente, haciéndome una enorme herida
que, a buen seguro, hubiera sido mayor y ,a no ser por ser por el sombrero y pañuelo
que llevaba puestos, me hubieran muerto allí mismo.
Con el golpe y la mucha sangre que me salía de tamaña herida caí en tierra
desmayado y perdí el sentido.
La crueldad, barbarie y odio no podían ser otros que quitarme la vida, pues se me
acercaron con los garrotes y me dieron golpes con la mayor inhumanidad y crueldad,
tantos y tan crueles golpes que saciaron su furia creyéronme difunto, pues de no ser
sido así, no se hubieran marchado.
Al cabo de un tiempo, no recuerdo, miré para todos los lados observando que
aquellos enemigos y salteadores se dirigían a lo alto de las viñas y soto que llaman de
los Puercos, Jurisdicción de los Barrios, observando, igualmente, que Valcarce Carrera
se dirigía corriendo a juntarse con sus compañeros por la senda por donde había ido
corriendo tras de mi hijo D. Pedro, y viéndole levantar el sombrero que había dejado
por la aceleración de huir tras él donde quedé solo, tirado y sentado en el suelo manando
mucha sangre por las heridas de cabeza y manos, dispuse levantarme sacando fuerzas de
flaqueza ,para ver si podía, aunque fuese arrastrándome hasta la Granja de Santullano
y, al mismo tiempo, si alguna persona caritativa me socorría por el tan lamentable
estado; pero no pude conseguirlo por los muchos golpes que me habían dado en las
piernas y en particular en la izquierda que se me inflamaba muchísimo y, aún así,
devorado por los acerbos dolores, anduve un corto trecho y, dando voces, pedí a los
pasajeros que me socorrieran porque iban a concluir mis días.
Vi que pasaban por el camino de las viñas, inmediato a la Granja de Santullano, dos
hombres en caballerías a quienes supliqué encarecidamente, y con voz ronca, me
socorrieran.
Preguntáronme quién era y que me sucedía y, luego que les manifesté mi nombre y
apellidos, así como la tragedia que acababa de sucederme ,se apearon de sus caballerías
y mandaron recado a Miguel González, vecino de Valdefrancos, que se hallaba en la
Granja de Santullano, fuese a socorrerme y cuidarme. Me bajaron hasta las puertas de la
Granja y, al momento que me vio el Rvdo. Padre Abad, Fray José Rodríguez, del Real
Monasterio de San Pedro de Montes y, condoliéndose de mi situación, dispuso, que sin
dilación, se me llevara a una habitación y pusieran en cama, así como todo lo necesario
para curar las heridas y los malos tratos que mi cuerpo acababa de padecer .
La Justicia de la Abadía de San Pedro de Montes y su Jurisdicción en la expresada
Granja, sabedora de semejante desgracia tomó nota y, al momento se presentó en ella el
Escribano formando el correspondiente Auto de Oficio, tomándome declaración en la
misma cama y que no firmé por estar incapacitado por las muchas contusiones y heridas
que tenía en las manos, expresando, no obstante, los nombres y apellidos, así como la
vecindad de quienes me habían maltratado.
Pero el Juez que entendía en la causa, sabedor de los causantes y malvados asesinos,
no diole curso alguno, esperando que la víctima recuperase, al menos en parte, la
salud, cosa que conseguí el día 3 de Septiembre.
Viendo la lentitud con que procedía la Justicia en una causa que, por su naturaleza,
exigía un curso más rápido que otra alguna, presenté pedimento quejándome de la
mucha morosidad, por cuya causa vendría a enfriarse y oscurecerse el atroz delito
cometido por los individuos citados. Pero el Juez se hizo el sordo a mis clamores
judiciales que, pasivo y perezoso, nada hizo en defensa mía , ni menos en una causa
pública tan recomendada a las Justicias y que es la que debe sostener la tranquilidad de
todos los habitantes del Reino.
En el mismo mes de Septiembre, el Juez que ejercía la Justicia en la Abadía de
Montes y que había seguido la causa hubo de dejarla, pues fue sustituido por Juan
Pérez, vecino y molinero de la Granja de Santullano.
Pero el nuevo Juez no es de mejor calidad que su antecesor ,sino flojo y poco
interesado en el desempeño de sus obligaciones y, por sus indolencias, que se
descubren a primera vista, estoy bien seguro que el sumario está sin confeccionar, que
no ha tomado declaración a los delincuentes que nombré en la primera de las
declaraciones el día 28 de Septiembre, ni ha tenido en cuenta los Autos contra los
citados para los que se pedía el embargo de bienes y arresto en la cárcel de la Abadía, a
pesar de que se librasen Exhortos a la Justicia de los Barrios, de donde son vecinos, y
dándose la casualidad que uno de los principales reos es primo carnal del único
Escribano que hay en los Barrios e íntimo amigo de los demás, el Juez que debía
cumplimentar el Exhorto lo recibió el 3 de Octubre, reteniéndolo maliciosamente en su
poder, y para contribuir a las ideas del Escribano que le había de asistir, no lo puso en
la Ejecución hasta el 23 del propio mes, dando lugar tanta dilación a gravísimos
perjuicios, a la vez que se favorecía a los reos para que vendimiaran y recogieran el vino
de la cosecha pendiente y a que cometiesen con mi hijo y conmigo otros atentados
porque nos perseguían de noche y día.
Por fin, hubo el arresto de tres reos: Balboa, Voces y Valcarce Carrera ,pero no el
de Carrera Carujo, que presentados en la cárcel de la Abadía, creyendo yo que debían
estar en la más rigurosa prisión, me sorprendió verlos libres por el pueblo y lugares
inmediatos de caza con perros y escopetas, llegando su desvergüenza a tal punto que la
benignidad de la justicia les permitía pasar la noche en sus respectivas casas de los
Barrios, amenazando, a su vez que, si alguno se permitía hacer de testigo diciendo algo
sobre lo ocurrido, fuese quien fuese, le habían de incendiar su casa el día que
estuviesen en ella y que, si alguno por escapar de las llamas se arrojase por la ventanas o
balcón, le aguardarían debajo y lo matarían, llenando así de terror a las gentes con
semejantes dichos y otros, valiéndose, para todo ello, del refugio y amistad del
Escribano de los Barrios, y de que ,ya en otras causas que contra ellos hubo ,en
particular contra D. Juan Voces, siempre han salido más bien parados de lo que debían,
sin que se haya dado parte de sus anteriores atentados a la superioridad del Distrito
como está obligado por Reales Órdenes, estando pronto, por mi parte ,a descubrir y
poner de manifiesto sus muchos y graves delitos.
El Juez de la Abadía sabía muy bien que, sin consulta y acuerdo de un Asesor, no
debía ,aunque fuera a solicitud de los mismos delincuentes , ponerlos en libertad, pero
se atrevió a darles libertad absoluta, contentándose con una leve fianza que ofrecieron y
dieron, siendo así que a todo Juez lego le está prohibido, en semejantes asuntos,
proceder por si sólo ,máxime en asunto de tanta gravedad como el presente y que por S.
M. y los Señores Gobernador y Alcaldes del Crimen de la Chancillería de Valladolid se
acababa de dar Real Auto en el presente asunto, mandando se les tuviese a los reos en
prisión segura .
Los desastres de la Guerra , F. de Goya, s. XIX
Pues bien, a pesar de esto y de que por Auto de 7 de Noviembre, suscrito por el
Licenciado D. Antonio Munilla, de esta villa que, entre otras cosas mandaba el arresto
inmediato y prisión para D. José Carrera, por estar los demás presos en la Abadía, y
que aquel fuese conducido con toda seguridad a la cárcel y se le embargasen los bienes
conforme está previsto por otro Auto Asesorado de 28 de Septiembre anterior, y que
por ello se librase un nuevo Exhorto a la Justicia de los Barrios de Salas para que lo
cumpliese, bajo pena de daños y perjuicios y multa de 100 ducados , con disposición de
los Señores Gobernador y Alcaldes del Crimen de la Chancillería de Valladolid ,hasta
el presente día, nada se ha hecho de esto más que los citados reos estén en su casa
paseándose por donde les conviene con continuos desafíos contra mí y mi familia .
Es por lo que presento dos escritos ante el Juez de la Abadía y su Escribano
pidiendo que, por preceptos superiores, se les tuviese retenidos para poder acusarles en
forma, pero nada se adelantó, desentendiéndose la Justicia la solicitud de arresto y
mirando la Justicia de la Abadía con indiferencia hechos tan criminales .
La misma parcialidad con los reos ocurre con la Justicia en los Barrios, puesto que
yo y mi hijo D. Pedro podemos ser víctimas por parte de cualquiera de los incausados
dados sus bajos instintos .
Por lo mismo, doy todo mi poder cumplido, y cuanto se requiere en Derecho, a D.
Juan de Mata Gómez Bardón ,Procurador de número en la Real Chancillería de
Valladolid, para que comparezca y me represente ,por vía de queja, o como haya lugar,
ante los Señores Gobernador y Alcaldes del Crimen, librándose Provisión para que la
Justicia de la Abadía de Valdefrancos, por su morosidad, se inhiba en la causa citada y
se confiera al Caballero Corregidor, Juez de Letras, de esta villa en Ponferrada o
cualesquiera Abogados de la misma, con particularidad al Licenciado D. Antonio
Munilla que ha hecho de Asesor en la causa ,pasándosela al que la Sala elija, la íntegra
y original, para que sin los obstáculos y vicios que hasta aquí han existido, se determine
conforme a Derecho, así como pido para el Juez de los Barios una multa de 1.000
ducados a que se le conminó por Auto, y a los reos las rigurosas penas a las que se han
hecho acreedores.
Ante mí y testigos,
José Antonio Fuentes
Los desastres de la Guerra , F . de Goya, s .XIX
¿La Obediencia debida al P. Abad o a la Ley Civil ?
En el lugar de Camponaraya, a 27 de Noviembre de 1.812, ante mí Escribano de
S.M. , vecino de la villa de Ponferrada y testigos infrascritos, pareció presente Fray
Diego Riaño, Prior -Cura del lugar de Paradela del Río, propio del Real Monasterio de
Santa María de Carracedo, Orden de San Bernardo, en la Provincia del Bierzo, Reino de
León y dijo:
Que en la noche del 6 de Agosto del año próximo pasado, con el motivo de alarmar
a los feligreses para que se defendiesen, ya por tercera vez, de los ladrones que
repetidas veces intentaron robarles debido a las grandes cerestías, disparó en la misma
un tiro con carga de mostacilla(munición menuda) que dio en Isidro de la Iglesia, que
estaba en el sitio por donde los ladrones acometían, hiriéndole en los ojos, por cuyo
acontecimiento la Justicia Real de la villa de Carracedo le formó causa de Oficio, y de
la que se remitió testimonio íntegro al Sr. Regente y Oidores de la Sala del Crimen de
la Real Audiencia del Reino de Galicia y, aunque ésta mandó se sustanciase y
sentenciase inmediatamente, no se concluyó ni se le puso en libertad para poder
regresar a su Parroquia hasta el 16 de Octubre del corriente año y, en virtud de sentencia
confirmada por la Real Sala, se le dio libertad para que pudiese volver a su Priorato y
administrar su Parroquia con la misma conformidad que lo haría antes del citado
acontecimiento, en que hubo estado recluido en el Monasterio, a la vez que suspendido
de la administración espiritual y temporal de la Parroquia, como así disponía y se
mandaba por Auto Asesorado que se notificó a su Prelado, el Rvdo. P. Fray
Constantino Martín.
Cuando el otorgante esperaba que su Prelado tuviese en ello la mayor complacencia
por haberle absuelto el Juez y Real Sala de todas penas sin el menor apercibimiento, y
que con su bendición y licencia le restituyese a su concepto, fama y buena opinión que
siempre tuvo en la Religión y fuera de ella, y que solamente se podría lograr con el
reintegro en su Curato, se le despojó de ella , mandándole que, desde entonces, siguiese
los Actos Conventuales y Ejercicios de Comunidad con los demás monjes.
Y siendo este despojo violento, injusto, tiránico e ilegal, por no haber motivo, razón
ni causa justificada ,sentenciada y consentida a fin de lograr la reposición en ejercicio
en dicho Curato, y que en esta parte se cumpla la sentencia en que se le absuelve de
toda pena la Real Sala explicada por el Auto Asesorado que le da la libertad y que
necesita para el reintegro de su buena fama y Curato, otorga que da todo su poder
cumplido, el que se requiere en Derecho, y es necesario, a D. Andrés Domingo Carnero,
Procurador del Número de dicha Real Audiencia, para que en nombre y representación
de su propia persona y ante los Sres. de ella, pida que a su nombre se presente ante
S.E., los Sres. de ella, y pida que a nombre del Rey Nuestro Señor como Tutor y Padre
suyo le proteja, restituyéndole a su Curato y cobrando efecto la Real Provisión, como
también para que se le entreguen los expresados Autos y, con su vista, pedir lo que
juzgue conveniente.
Y por firme así lo otorga con poderío de Justicias, renunciando las Leyes y el
Capítulo: “De solutionibus suam de poenis, lizencia maior y minor” de su Prelado.
Ante mí, dicho Escribano, siendo testigos Fray Pastor Villar, Prior de las Granja de
este lugar y Benito Barreda, vecino del otorgante a quien yo Escribano doy fe, conozco,
lo firmó y firmé
Ante mí,
José Antonio Fuentes
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Fuente Documental:
Archivo Histórico Provincial de León.
Sección de Protocolos Notariales.
Caja, 2.668
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