(Resumen Ejecutivo)

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CÍRCULO DE ECONOMÍA
Grupo de Trabajo de Industria. Barcelona, Mayo de 2014
VUELVE LA INDUSTRIA. PROPUESTAS PARA REINDUSTRIALIZAR LA ECONOMÍA
En las economías desarrolladas, la industria es el elemento central de un triple eje que
también componen la formación (especialmente, la formación profesional, la más
cercana a las empresas) y el conocimiento útil (el más aplicado y cercano al mercado).
Gracias a ello la industria actúa como impulsora de la creación de empleo, gran parte
del cuál es empleo cualificado. Una industria competitiva a nivel global debe contar
con la suficiente dimensión para innovar de manera continua e incrementar el valor
añadido de los productos y los servicios que se ofrecen. Este es, sin duda, uno de los
principales problemas de la estructura económica de nuestro país.
La insuficiente dimensión empresarial dificulta la profesionalización de las estructuras
de gestión y condiciona la baja rentabilidad y la baja capitalización de las PYMES.
La estructura financiera, basada en el crédito bancario, ha generado un exceso de
endeudamiento y es todavía marginal la financiación alternativa a través de los
mercados o de inversores privados.
La dimensión es imprescindible para que las empresas puedan asumir proyectos en el
ámbito de formación del capital humano. Desde el Círculo de Economía apostamos por
la implantación de la formación profesional dual, también conocida como modelo
alemán. No obstante, será necesario que las empresas tengan el tamaño suficiente
para asimilar de forma continua estudiantes en prácticas en sus estructuras y
mantener una relación dinámica con los institutos de su área y/o de su especialidad.
Y tal vez, el elemento que tenga un papel más troncal es la innovación. Sin innovación
no hay futuro. La innovación no es una opción, es una necesidad para la industria.
Por tanto, cuanto más se refuerce un ecosistema favorable a la I+D aplicada a la
industria, más capacidad tendrán las empresas para participar en proyectos relevantes
a nivel europeo y global. Este ecosistema, formado por centros tecnológicos y
universidades, debe orientarse a que el incremento de valor generado en la empresa
tenga repercusión social y económica, es decir, que genere patentes, IVA y puestos de
trabajo a medio plazo. En este ecosistema de innovación abierta la dimensión también
es importante, hay que apostar por centros tecnológicos con ambición europea y por
concentrar los recursos públicos con capacidad de arrastre y con prioridades
sectoriales bien definidas.
Es el momento de priorizar sin ambages la política industrial y de construir a su
alrededor un marco regulatorio estable que favorezca el crecimiento industrial en
España. La Administración Pública y los agentes sociales tienen una gran
responsabilidad en ello. Deben actuar para recuperar el prestigio social de la industria
y promover un entorno en el que las empresas encuentren un ecosistema de energía a
coste razonable, óptima conexión con otras áreas económicas, mano de obra industrial
preparada, ejecutivos de nivel global, tecnología y conocimiento accesibles y, entre
otros, una fiscalidad idónea.
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