Felipe II fue el hijo y sucesor de Carlos I en España y en otros

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EL SIGLO XVI ESPAÑOL. EL REINADO DE FELIPE II
SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVI
EL REINADO DE FELIPE II (1556-1598)
Felipe II fue el hijo y sucesor de Carlos I en España y en otros territorios
europeos.
Su padre tuvo un auténtico interés de hacer de él un hombre culto y preparado
para gobernar. Fue regente en España a los 16 años, la misma edad a la que se casó
por primera vez. Tuvo cuatro esposas y ninguna de ellas había nacido en territorio
español.
Luchó contra los turcos y los piratas berberiscos del norte de África, contra los
protestantes y también contra el papa, contra la reina de Inglaterra y el rey de
Francia.
Amplió los inmensos territorios que heredó con otros nuevos, llegando a
gobernar el mayor imperio conocido hasta entonces, que abarcaba lugares de Europa,
Asia y América.
Unos le llamaron el rey prudente, porque tardaba en tomar decisiones; otros,
por el contrario, dicen que fue imprudente, porque tomó decisiones que se sabían
equivocadas de antemano.
Fue el primer rey que decidió que la corte no podía seguir siendo itinerante y la
fijó en Madrid.
Le gustaba cazar, la pintura, la arquitectura y las mismas novelas de caballerías
que volvieron loco a Don Quijote.
Para conocerlo mejor vamos a dividir su historia en cuatro apartados:
1. Los territorios que gobernó
▪ Cuáles recibió en herencia
▪ Cuáles se incorporaron durante su reinado.
2. Su matrimonios.
▪ Por qué todas sus esposas fueron extranjeras
▪ Cuál de sus hijos le sucedió
3. Los conflictos religiosos en los que participó.
▪ Dentro de sus propios territorios: La sublevación de los
moriscos y la de los Países Bajos
▪ La defensa del Mediterráneo
4. Las guerras con otros países por la supremacía en Europa
▪ Con Inglaterra y Francia
EL SIGLO XVI ESPAÑOL. EL REINADO DE FELIPE II
FELIPE II. APARTADO 3.
LOS CONFLICTOS RELIGIOSOS EN LOS QUE PARTICIPÓ.
Los dos conflictos fundamentales dentro de los propios territorios sobre los que
gobernaba Felipe II tuvieron que ver con la religión.
Al igual que sus abuelos, los Reyes Católicos, y que su padre, Carlos I, Felipe II
creía que su autoridad como rey procedía de Dios. Por ello consideraba esencial la
defensa de la religión que avalaba este poder, la religión católica, que era además un
instrumento de unión de todos los territorios.
DENTRO DE LOS TERRITORIOS DE LA CORONA DE ESPAÑA
1. La sublevación de los moriscos de Granada.
Dentro de la península,
la defensa de la unidad religiosa estuvo presente en la
sublevación de los moriscos granadinos, también llamada Guerra de las Alpujarras,
una de las más sangrientas del siglo XVI.
¿Quiénes eran los moriscos?
Eran los musulmanes que habían sido bautizados, es decir, convertidos a la
religión católica.
En el año 1502 los Reyes Católicos obligaron a todos los musulmanes que
vivieran en sus territorios a convertirse al catolicismo si querían seguir viviendo en
ellos. En el siglo XVI había unos 320.000 moriscos en España, repartidos entre
Castilla, Aragón, Valencia y, sobre todo, Granada.
No todos los moriscos tenían la misma cultura, ni hablaban el árabe. Los había
convertidos al catolicismo y los había que seguían practicando el islam, pese a estar
bautizados.
Los nobles tradicionales solían aceptar su cultura y costumbres con tolerancia,
ya que los consideraban una importante fuerza de trabajo y querían conservarlos
como contribuyentes. En cambio otra parte de la población creía que solo logrando
que practicaran la misma religión y costumbres que los no moriscos llegarían a ser
verdaderamente españoles
En 1565 los obispos reunidos en Granada pidieron al rey que prohibiera su
lengua, sus vestidos y sus costumbres, algo que comenzó a hacerse en 1567. En 1568
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los moriscos de las Alpujarras se sublevaron, siendo apoyados por musulmanes del
norte de África con armas y voluntarios. Al año siguiente, en 1569, prácticamente
toda la población de Granada estaba en guerra.
Felipe II temiendo que también se sublevaran los moriscos de Valencia y Aragón
puso
todo su ejército a las órdenes de Don Juan de Austria, su hermanastro, que
finalmente logró la victoria sobre los sublevados, gracias a la importación masiva de
armas de Italia.
La revuelta finalizó en 1570 y aproximadamente unos 80.000 moriscos
-hombres, mujeres y niños- fueron sacados a la fuerza de sus hogares y deportados a
otras partes de Castilla, donde hasta entonces eran desconocidos. Muchos murieron
por el camino.
No obstante, ello no solucionó el problema, ya que los moriscos siguieron
siendo considerados un peligro para la religión y una amenaza para la nación a causa
de su relación con los turcos. Finalmente la mayoría -unos 300.000- fueron
expulsados de España en el año 1609, durante el reinado de Felipe III. La mayor
parte de ellos se instalaron en el norte de África (Marruecos, Argelia y Túnez).
2. La sublevación de los Países Bajos
Los Países Bajos estaban formados por diecisiete provincias a las que el
emperador Carlos V unificó en un solo estado y concedió una elevada autonomía de
gobierno. En muchas de esas provincias pronto tuvo éxito la doctrina de Lutero y
muchos de sus habitantes se hicieron protestantes.
A pesar de que Carlos V había alcanzado un acuerdo con territorios alemanes respecto
a la posibilidad de elegir la religión que profesaban los príncipes y sus pueblos, Felipe
II
no
admitió
esta
libertad
religiosa
en
los
Países
Bajos,
que
reclamaban
constantemente una mayor tolerancia religiosa y una mayor participación en el
gobierno de sus territorios.
Aunque durante mucho tiempo Felipe II dudó sobre la actitud que debía tomar,
cuando en 1568 las protestas y revueltas se hicieron generalizadas en todo el país,
decidió enviar un ejército de unos 10.000 soldados castellanos a las órdenes del
duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo. El duque de Alba arrestó a los principales
nobles flamencos que encabezaban la rebelión, les confiscó sus bienes y, más tarde,
decapitó por alta traición a los cabecillas.
Pero ello no solo no acabó con las protestas, sino que sirvió para endurecer la
oposición al gobierno de Felipe II, debilitar el ejército -ya que eran numerosas las
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muertes entre los soldados de la tropa- y arruinar las arcas del estado, ya que en esa
guerra se gastaban la mayor parte de las rentas del estado y de la plata americana.
Los gastos gastos fueron tan grandes que en 1575 el estado no podía pagarles y
declaró la bancarrota (la tercera durante el reinado de Felipe II). Ella provocó que los
soldados de las tropas de Flandes no cobraran sus sueldos,
se amotinasen y
saqueasen y robasen en algunas ciudades.
Unos decían que la causa del conflicto era la religión y que debían ser
castigados todos por ser herejes, es decir, luteranos y calvinistas. Otros en cambio
creían que el gran problema era el mal trato que se había dado a la población rebelde,
el mal estado del ejército
y el que el duque de alba hubiera establecido un nuevo
impuesto, el diezmo.
En 1573 Felipe II sustituyó al duque de Alba y buscó cambiar a política de la
fuerza por otra de acuerdo y tolerancia. Para ello nombró a otros gobernadores. En
1579, uno de estos gobernadores, el duque de Parma, Alejandro Farnesio, logró que
algunas de las provincias del sur de los Países Bajos reconocieran a Felipe II como rey
y a la religión católica como la única religión posible en ellas , y que todas las demás
serían perseguidas (Unión de Arras).
Pero ese mismo año de 1579 las provincias rebeldes del norte de los Países
Bajos también se unieron, y declararon que lo hacían para mantener sus tradiciones,
declarar la libertad religiosas en sus territorios y unirse militarmente (Unión de
Utrecht). Poco más tarde, en 1581 estas provincias declararían su independencia de la
corona española.
El conflicto entre la corona española y estos territorios se prolongó durante 80
años, y conoció tres reyes distintos: Felipe II, Felipe III y Felipe IV, ya que se inició
en 1568 y no finalizó hasta 1648 en que, mediante la llamada Paz de Westfalia,
España reconoció la independencia de provincias unidas mediante el tratado de
Utrecht. (Por eso a todo este conflicto se le denomina Guerra de los Ochenta Años).
Durante este conflicto las provincias de los Países Bajos recibieron el apoyo de
Inglaterra y Francia en numerosas ocasiones. El estado español invirtió tanto dinero
en él que en más de una ocasión tuvo que declarar la bancarrota.
LA DEFENSA DEL MEDITERRÁNEO
Desde mucho tiempo atrás España había participado en la defensa del
Mediterráneo contra los musulmanes turcos y los berberiscos del norte de África, que
atacaban constantemente los barcos venecianos y españoles.
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En 1570, cuando la isla de Chipre cayó en manos turcas y la gran flota turca
formada por más de 300 galeras asolaba las costas del Mediterráneo, Felipe II decidió
participar en la Santa Liga contra los otomanos, integrada también por Venecia y el
papado.
Para ayudar a Chipre y expulsar a la armada turca la Santa Liga organizó una
fuerza naval conjunta, que puso bajo el mando de don Juan de Austria, hermanastro
de Felipe II. Las dos flotas se encontraron en 1571 en el golfo de Lepanto, donde la
armada de don Juan de Austria obtuvo venció a la turca.
Uno de los que lucharon en esta batalla fue Miguel de Cervantes.
No obstante, a pesar de la victoria de Lepanto, continuaba para España la
amenaza de los musulmanes del norte de África, por lo que Felipe II propuso a don
Juan de Austria la conquista de Túnez, lo que finalmente conseguiría en 1573, aunque
esta ciudad fue reconquistada por los turcos en 1574.
Es preciso:
•
Saber señalar en un mapa los lugares en los que se desarrollan los conflictos
que se citan.
•
Hacer una línea del tiempo con las fechas que aparecen y lo que sucede en
ellas.
•
Saber decir algo sobre el papel de los personajes que se nombran.
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