Seminario Xvi, De Un Otro Al Otro

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"Seminario Xvi, De Un Otro Al Otro"
(*) Intervención En El Seminario De Escuela 2013.
Oscar González
Buenas tardes, agradezco a Daniel Zimmerman la invitación para dar inicio a este seminario
XVI, De un Otro al otro.
Las referencias que voy a ir dando están tomadas de la versión, de la traducción de la
Editorial Paidós.
Este es el último seminario que Lacan sostendrá semanalmente en la Escuela Normal
Superior. A mi entender continúa algunas reflexiones sobre el acto analítico planteadas el año
anterior y es notorio su esfuerzo por incluir la lógica y la matemática. Lo testimonian los
nombres de Russell, Gödel, Newman entre otros. También una atención a la problemática del
goce.
La operatoria analítica implica una ruptura con la hipnosis, y, la detención del acto sucede
entonces cuando el analista es el hipnotizado. El corte en cambio, ubicará al analista en el
final del análisis como aquel que se vuelve la voz y la mirada de su paciente. (1) Así lo dice en
este seminario. Ahí relampaguea un despertar. Despertar del estado hipnótico que impone un
discurso.
Una novedad que presenta este seminario es la función del plus de gozar. (2) El plus de
gozar y la plusvalía son homólogos pero eso no quiere decir que sean lo mismo. Ya volveré
sobre el tema.
Nos va introduciendo en el tema, ya en la página16 se puede leer lo siguiente:
“no es que el trabajo sea nuevo, sino que sea comprado, que haya un mercado de trabajo”.
Es a partir de la existencia de un mercado de trabajo que Marx podrá elaborar la noción de
plusvalía. Un mercado donde se compra y se vende una mercancía, verbigracia, la fuerza de
trabajo.
De ahí en más el texto propone un recorrido que va desde la termodinámica, tan presente en
Freud y concebida como un sistema cerrado -cerrado porque tiene una constante- hasta un
mercado del saber en el seno de una “economía política”, que para Lacan constituye un
sistema abierto.
Entonces, tenemos como punto de partida la existencia necesaria de un mercado, y no
solamente de un mercado del trabajo, sino del saber. ¿Existencia necesaria para qué? Para
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que el discurso analítico pueda recortar la función del plus de gozar.
En este sentido dice en la página 17.
“La esencia del discurso analítico está en que articula la renuncia al goce y que hace
aparecer la función del plus de goce”
Vale recordar que el goce es diferente al plus de goce. La renuncia al goce es lo que se
ilustra minuciosamente con la apuesta de Pascal que reclama al lector unas cuántas páginas
de atención.
Agrega enseguida en la página 18:
“El plus-de-gozar es función de esa renuncia al goce por efecto del discurso” y es lo que
permite aislar el a.
Como no podría ser de otro modo en este seminario hace referencia al estructuralismo.
Remite a Althusser, quien hace de Marx un estructuralista y defiende el carácter serio de su
planteo. Se trata del estructuralismo tan en boga en los finales de los 60 e inicios del 70, una
filosofía que ubica el pensamiento en el lugar de la causa.
En fin, prosigue así en la página 29:
“Llámenlo estructuralismo o no. Se trata de lo que la última vez denominé la condición de lo
serio”.
Althusser escribe en Para leer el Capital (3) que la plusvalía es formulada a partir de la lectura
que hace Marx de los textos de los economistas liberales de la época que lo anunciaban como
ganancia o como renta. Es leyendo los textos de Ricardo y de Adam Smith que Marx
“inventa” la plusvalía. Y posteriormente será Lacan quien realizará el “hallazgo” en el
discurso de Marx de lo que llamará plus de gozar, “importándolo” para el Psicoanálisis. Así
como Marx inventa la plusvalía atendiendo el discurso liberal dominante, Lacan “inventa” el
objeto a, a partir del objeto perdido presente en el discurso de Freud. Podríamos decir que el
objeto a estaba “anunciado” en Freud como lo estaba la plusvalía en Smith y otros.
El discurso y lo real.
Siguiendo las coordenadas de este seminario encontramos que:
“La estructura es lo real mismo”, dice en la página 28.
Es lo real mismo en tanto que se determina por una convergencia hacia la imposibilidad.
Apunta a la causa del discurso. Aquí hay una puesta en causa diferente, la causa ya no es el
pensamiento como pregonaba la filosofía, sino lo que “cojea”, una hiancia, según lo dicho en
el seminario XI, Los Cuatro Conceptos Fundamentales... Afirmaciones que seguramente nos
abrirán un interesante debate durante el seminario de Escuela. La diferencia y la articulación
entre la función de la causa y la del plus de gozar. ¿Cómo adviene un analista objeto causa
del deseo del analizante?
Volviendo al plus de gozar proveniente de la noción de plusvalía, si en Marx se trata de un
recurso que explica la acumulación que se desarrolla en el sistema capitalista (acumulación
en el bolsillo del dueño de los medios de producción con la consecuente pérdida para el
proletario), en el psicoanálisis el plus de gozar requiere de una especificación.
En francés la expresión plus de jouir, se presta al equívoco, dice G. Pommier, puede leerse
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como “más”, o “no más” de goce. (4) Ambas lecturas están comprendidas en el plus de
gozar porque contienen la marca del –?. Funciona como más de goce pero también como no
más de goce. En definitiva, es el punto de recuperación de una pérdida o la pérdida de una
recuperación.
Eso quiere decir que el goce está “cuadriculado” por el plus de goce (5), así lo dice en el
seminario XVII, El Reverso del psicoanálisis. Diferenciando entonces el goce, así, a secas, del
plus de gozar. Este último ya está localizado por el -?.
“Cuadriculado” quiere decir que está enmarcado por una función simbólica tal como dice en
el seminario XX, Aún, cuando remite a la compilación de una serie de artículos que lleva por
título la Teoría de los conjuntos bajo el nombre ficticio del autor Nicolás Bourbaki. Se puede
leer que, “La función sitio se escribe con un cuadrado: ?” (6)
Dice Patricia Hannono: “la plusvalía es la verdad del capital y el plus de goce es la plusvalía
que le extrae el lenguaje al ser hablante. El cuerpo quedará separado del goce que en tanto
perdido intentará recuperarse por la vía del saber.” “La plusvalía y el plus de gozar son
homologables pero no son idénticos.” “El marxismo pretende -continúa-, que la disolución de
la plusvalía es posible con el proletariado en el poder pero para el Psicoanálisis el plus de
gozar es su condición, e imposible de ser disuelto” (7). Esto los hace diferente en relación con
el saber y la verdad. Si la verdad del capitalismo es la plusvalía el proletario podría adueñarse
de esa verdad y hacerla triunfar, no es así para el Psicoanálisis, el estatuto de la verdad es
algo que se experimenta”.
Por otro lado podemos decir que el plus de gozar resume las diferentes especies del objeto a.
¿Esto supone que las especies del objeto de la pulsión dejan de tener vigencia? ¿Lacan
dejará de hablar de la pulsión y de los señuelos?
No, tal como podremos verificar precisamente en la página 227, allí abordará las cuatro
formas del a según modos clínicos diferentes claramente precisados. Los cuatro lugares de
captura de goce los articula con la esfera, el toro, el cross cap y la botella de Klein. Es una de
las pocas veces que encontré una correlación tan directa entre lo oral, lo anal, lo escópico y lo
invocante con las cuatro figuras topológicas mencionadas.
Y, si el objeto a funciona como equivalente al goce -habrá que reiterar la diferencia entre lo
que es el goce y lo que es el plus de goce- esa diferencia está dada por la estructura
topológica.
“Este a que no hay que tomar como una parte del todo, conjuga lo más íntimo con la radical
exterioridad. Éxtimo a partir de la institución del sujeto como efecto del significante en el
campo del Otro. Esto en la medida que se pone en juego una estructura de borde”, dice en la
página 227”.
Un poco más adelante prosigue, páginas 312- 13:
“El neurótico procura saber y no tenemos ninguna dificultad en incitarlo, en suma, a dar fe a
este Otro como el lugar donde el saber se instituye, Sujeto Supuesto Saber”.
Y así incursionamos en la paradoja del acto analítico que por un lado instiga al saber,
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-ubicando el saber como medio de producción, no solo del trabajo, sino de la verdad-, por el
otro, termina poniendo el saber en fracaso. No el fracaso del saber. Este saber en fracaso es
precisamente el que produce el objeto el a. Evacuación del a. El saber conducido hacia la
verdad ubica al analista como esa ficción rechazada, eso que cae.
El sesgo “clínico” presente en este seminario es insistente e importante. Las diferentes
estrategias subjetivas se desprenden de la manera en que el objeto a queda situado en
relación al Otro. Otro del saber, Otro del goce. La Fobia como plataforma giratoria y su
compleja relación con el falo, el exhibicionismo, el voyerismo, el masoquismo, el sadismo, la
neurosis obsesiva y la histeria atraviesan las reflexiones de Lacan en este año `69. El objeto a
como voz, como mirada y otros.
En la página 233 va a aprehender cómo el masoquista coloca en el Otro (A) el objeto a y se
somete a su palabra. Recuerden el “contrato” que firma Wanda en La Venus de las pieles.
Esto hace del masoquista un hombre sin palabra…¡pero sin embargo puede ladrar!
En cambio el sádico le quieta la palabra al Otro y le impone su voz.
Mientras que con la mirada el exhibicionista hace entrar en el Otro el objeto a para hacer
surgir allí el goce, el voyerista tapa el agujero con su mirada.
En fin, estrategias subjetivas que finalmente no escapan al fracaso.
Respecto de la lógica
“Es necesario separar en un discurso lo que es la lógica”, de la página 32.
La lógica surge cuando alguien, un entendido, reemplazó por una simple letra ciertos
elementos del lenguaje que funcionan en su sintaxis natural. Y esto inauguró la lógica.”
Cuando se introduce:
“si esto, entonces aquello. Si A, entonces B.”
Hay que aclarar que es una lógica que se desprende del decir. ¡He aquí otro tema de
importancia para debatir! El estatuto del decir en nuestra praxis. Su alcance.
Veamos al respecto lo que dice en la página 60:
“El decir introduce lo imposible (Real). La subversión consiste en afirmar que “No hay sujeto
más que del decir”.
Se destaca además que “la verdad no se dice por un sujeto, pero se sufre” (Pág. 62) y lo que
se espera del analista es hacer de ese sufrimiento otra cosa en la medida en que encubre un
decir.
Continúa el maestro francés.
“Un sufrimiento quiere ser síntoma, lo que significa verdad”.
Al analista le compete “el hacer decir ese sufrimiento”. Le compete en tanto que él mismo
forma parte del inconsciente y del nuevo decir. Retomo la pregunta que formulé antes ¿Cómo
adviene un analista objeto causa del deseo de su analizante?
Otra cuestión que se abre a continuación es la siguiente (Pág.61).
“Nunca jamás surge un hecho sino porque el hecho es dicho. Todo lo que hay en el mundo
solo se vuelve propiamente un hecho si se articula con el significante. Tenemos que trabajar
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entre dos fronteras: el hecho y el decir.”
En fin, quedan planteadas estas referencias al decir, al dicho y a lo real, creo que prometen
animar el debate. Entiendo que el decir es el acto de la palabra en tanto productor de un
acontecimiento. El decir no es meramente simbólico ni puede reprimirse como suele creerse.
En todo caso, lo que se reprime es “el que se diga”, por eso puede olvidarse, no el decir.
¿Teoría del Inconsciente?
A esta altura del texto encuentro algo que me parece de mucha importancia, leo en las
páginas 60 y 61:
“Que haya teoría de la práctica psicoanalítica, seguramente. Del inconsciente no, salvo si se
quiere extender lo que ocurre con esta teoría de la práctica psicoanalítica que, del
inconsciente, nos da lo que puede captarse en el campo de esta práctica, y nada más.”
Y agrega,
“Hablar de teoría del inconsciente es verdaderamente abrir la puerta a esta desviación cómica
que espero interceptar, que ya se ha extendido largos años con el nombre de psicoanálisis
aplicado y que permitió todo tipo de abusos, en especial respecto a las Bellas Artes. Hay allí
un desborde en las márgenes de la ruta analítica que desemboca en un agujero que
encuentro deshonroso”.
Su posición es contundente, se manifiesta absolutamente crítico respecto al psicoanálisis
aplicado fuera del ámbito de nuestra praxis, ya se había expresado así al hablar de Gide. Pero
a su vez no se priva de tomar a las Bellas Artes en general (como lo hizo con otras disciplinas
tales como la lógica, la lingüística, la matemática, y otras) y extraer de ellas herramientas
importantes para el psicoanálisis. Ahora bien, esta operatoria comporta cierta distorsión
respecto al discurso de pertenencia original. (8)
Hacer psicoanálisis aplicado al arte es un serio problema del que nos está advirtiendo Lacan,
pero creo que también es un problema sostener una idealización del arte al modo de “al arte
no lo toquen”, me refiero a la idealización del arte como un bien sagrado. Lacan no se privó
de transmitir la función del –? por medio del cuadro, la deposición de la mirada en la pintura, la
proporción áurea en relación al objeto a, el significante deja de ser el mismo que el de la
lingüística, en fin, son sólo algunos ejemplos de cierta “distorsión” que hace Lacan para
“importar” conceptos de otras disciplinas y hacer avanzar el discurso analítico.
Freud advertía que respetar en demasía a una mujer como si se estuviera frente a la hermana
o a la madre sólo alimentaba la inhibición. Cierta “irreverencia” parece necesaria.
Como dije al comienzo, la apelación a la lógica, al formalismo matemático está en curso en
este seminario. Bertrand Russell es uno de los iniciadores de la formalización lógica. Este
formalismo tiene la pretensión de “funcionar sin sujeto”, sin embargo, Lacan no deja de
observar que está el matemático.
Esta pretensión de un lenguaje sin equívoco no hace más que refinarlo y reforzarlo y a la vez
apunta a devenir pura escritura. Esta “práctica lógica” tiene entonces dos pretensiones:
funcionar sin equívoco y hacer que resulte una pura escritura.
En este sentido, así lo voy entendiendo yo, el esfuerzo de Lacan por la formalización no
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desconoce en absoluto que hay en juego un “ideal de transmisión” científico pero sabe que la
transmisión en psicoanálisis requiere de la palabra y así se reintroduce nuevamente el
equívoco.
Pretender operar sin equívoco (remito a las fórmulas de la sexuación como ejemplo) no
implica desconocer que el equívoco remite al objeto a y que por lo tanto, no es eliminable. Se
lo puede reducir pero no es eliminable. (9)
Tomar de Gödel la idea de incompletad no hace de Lacan un matemático sino un buscador de
razones para su práctica. Están la incompletad y la inconsistencia que extrae del teorema de
Gödel, está la importancia del objeto a sin el cual no habría relación al Otro pero queda para
más adelante la lógica del No-Todo.
En fin, Lacan no es lógico ni matemático, tampoco topólogo ni lingüista pero se apoya en eso
para extraer elementos y formalizar nuestra práctica.
En todo caso, ¿por qué le interesa a Lacan incursionar en estos discursos? Respondo con
una pregunta suya.
“¿Qué encontramos en la experiencia de esta lógica matemática. Sino justamente ese residuo
donde se designa la presencia del sujeto?”
Este residuo y este sujeto son posibles a causa de un corte que es propio de la experiencia
del análisis.
Se lee en la página 347:
Hay referencias a la repetición, a la historia, al objeto a y a lo ininterpretable de la presencia
del analista implicado en el a.
Que el sujeto pueda borrar sus huellas es porque sus huellas son trazos que están en relación
al Otro. Al Otro como lugar del significante. Pero ese “borrado” no resulta de una operación
exclusivamente simbólica sino que comprende un resto, el objeto a. Si hay trazo deberíamos
suponer que ya está en juego el objeto a. Leer es una operatoria que no se puede realizar sin
el otro.
Si hablé del Otro como lugar fue también para decir que está vaciado de goce –limpio de
goce, (Pág. 230), evacuado (Pág. 230) o desierto (Pág. 231)- y es el fantasma el que le dará
consistencia como goce del Otro. Ahora bien, si está en juego el Sujeto Supuesto Saber lo
está en tanto se supone un saber sobre ese goce del Otro. Se apunta a que el Otro goza. Un
Otro gozador.
Con el párrafo que sigue creo que se esclarece lo que acabo de decir y con eso concluyo:
“El Tú me pegas es esa mitad del sujeto, es la fórmula que constituye su vínculo con el goce.
Sin duda, recibe su mensaje en forma invertida – aquí esto significa su propio goce bajo la
forma del goce del Otro. De eso se trata cuando resulta que el fantasma vincula la imagen del
padre con lo que en principio es otro niño. Que el padre goce de pegarle es lo que aquí da su
acento al sentido, también esa verdad que está a medias, ya que asimismo el que se
identifica con la otro mitad, con el sujeto del niño, no era ese niño, salvo que se reconstituya,
como dice Freud, el estadio intermedio –nunca, de ningún modo, substancializado por el
recuerdo- donde en efecto es él. Es él quien hace de esa frase el soporte de su fantasma, que
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es el niño a quien pegan.”(10)
Sin el Sujeto Supuesto Saber, el plus de goce y el goce del Otro no sería posible la práctica
analítica. Pero insisto con la pregunta ¿Cómo adviene un analista objeto causa del deseo de
su analizante?
NOTAS:
(1) Lacan, Jacques. El Seminario. De Otro al otro. Editorial Paidós. Bs. As. Pág. 253.
(2) Tomaré en esta ocasión de manera indistinta, plus de goce o plus de gozar.
(3) Althusser, Louis. Para leer el Capital. Editorial S XXI. 1985.
(4) Pommier, Gérard. Freud, ¿apolítico? Editorial Nueva Visión. Bs. As. 1987.
(5) Lacan, Jacques. Libro XVII. El reverso del psicoanálisis. Editorial Paidós. Pág. 79.
(6) Lacan, Jacques. Libro XX. Aún. Editorial Paidós. Pág.39.
(7) Patricia Hannono. De la plusvalía al plus de gozar. En ¿Hay otro goce que el sexual?.......
(8) En este mismo seminario en la clase del 12-3-69 Lacan refiere a El Grito de Munch para
situar el objeto a, el prójimo y lo íntimo como la inmanencia de lo intolerable del goce.
(9) Lacan, Jacques. Seminario XX. Aún. Editorial Paidós. Bs. As. Pág. 112.
(10) Lacan, Jacques. Seminario XVII. El Reverso del Psicoanálisis. Editorial Paidós. Pág. 69.
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