Una sentencia arbitral sobre pretendida aceptación de un cheque

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Kecurso de casación
V A L 1 D~ Z
OR(J
OBLIGACIONES
s.un
El. DIPERIlI UH COl1Hill nI: COJIERt'lU
OTRAS CUESTroNES
1M PORTANTES
Re3umen de los alegatos oriLles pronunciados
de Justicia,
ante la Corte SU1Jrema
P')]'
EDlJ ¡\Hj)O HODH.lGL EZ PISgHES
\'OCf'rO dl'
CU.H.l!EH" O,'TI1B1E '" Co., Ln •.. ell .·1 n'('III'>;U dI' ('asaclólti;
ilJt<'l'plll'sto
1'01'L'Hllll':
l. 1I1.ro<; ('ontl'a
!a s"ntf'lIcia
(ll'oulIlIciada
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VOl'l'l Trihunal
:-'''1''''['''' d" Bogo{" ('n el jllil'iu ílli<:iado
('outra ('-:,1\, ..• i¡ilt'. ¡J.-\I.:\IEB"'"
t;t"TUIUE
& (o.
BOGOTA
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"1 ..\ IXZ."
C,\RREIL\:"
".
lUOS
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l{ecurso de casación
-------._-----
VALIDEZ
DE LAS
OBLIGACIONES
CO:\TliAÍ
EN
ORO
DAS
B,UO EL IMPERIO DEt r,OOlGO DE COMERCIO
y
OTRAS CUESTIONES
IMPOR'I'ANTES
Resumen de los a.legatos orales pronunciados ante la Corte Suprema
de Justicia, por
EDUARDO
HODI{!C-iU EZ J>rÑERES
vocero úe CIJAI.~a;US (;liTIl¡:¡¡'; &. 1'0" LTJ>.. 1'11(,¡ recllr,;" de c1tBación
interpuesto
por UUIIlE }.; ¡¡I,¡OS ""!ltra la ';"lltellcia, {Jr<Jnllllciada
por f,l Tribunal
Sllpl'rit",1' dI' Bllgntá <'11 (,1 juicio
iniciado
contra ¡·,;te),; por Cll"'L~n;R~ (3cTIlI:m &. Co.
DOGOTA
HIP. DE ••LA LUZ," CARlmRA 7\', N'1 ;;90
1908
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ANTECEDENTES
l. Por documentos
privados que se otorgaron, respectivamente, en los días 9 ck l)iciemhn:
de 1897 y 26 de Abril
de 1899, la sociedad de Cha/mas Glllhrie & Co., de Londres,
abrió á la de Uribe é /-li¡os, de Bogotú, sendos créditos en
descubierto
por las cantidades
de .[ 1,200 Y l J ,000, cada
uno.
Tale!> documentos
aparecen
redactados
ic\énticamente
en cuanto á las condiciones
de P;¡go, reno\";¡ciollcs, intereses y garantías, y sÓlo dillercn entr,: sí por razÓn de los resP~Cli\'os vencimientos
y cantidades
;'1 que ascienden
los cré(!ttos otorgados. (1)
Los saldos efccti\'o;; que resultaran
definiti\';¡mente
á
cargo de Uribe ¿ Hijos y á favor de Chalmers Guthrie & Co.,
se ofrecieron garantizar ell cada lino de los referidos docu.
mentas
con hipotecas
constituid;ls
sobre dos predios, uno
de propiedad de la sociedad deudora, y, otro, de la de uno
de sus socios, como textualmente
lo dice la (;j:w~;ula final de
tales dOCll men tos:
•• Un'be é Hijos garantizan el cllmplimicnlo
de todas y de
cada una de las obligaciones que (cJ/llraCll por raz,5tl del presente
cOl/lrato, con la hipoteca constituida
por medio de la escritura
pública otorgada en esta misma fecha por ante el Kotario tercero
del Circuito de Bogotá" (marcadas, con el nÚmero 1,963 la pri.
mera, y con el bOl la scgllnda).
En cumplimiento
de lo pact;tdo en las cláusulas
finales
cuyo tenor literal queda tra-.;crito, el Sr. D. Luis M. Uribe R.,
en su car;'lckr de socio administrador
de la -;ocicdad de Uribe
é Hijos, otorgó en las fechas rc-;pectivas tales escrituras, en
las cuales, entre otras cosas, se dijo lo siguiente:
(1) Los c['édilO~ <¡ue constan en tales documentos
privados y en las
escrituras púhlicas /fue los c.omplcmenlan, fueron cedidos durante el juicio
por la sociedad de Chalmers Outhrie & Ca. ¡Í la de Cllalmera Guthrie &
Co. Limiteri.
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,. QlIC por medio del documento
privado otorg,\do y firma,
do cn t:~;ta ciudad y en esta misma fecha, dOClIlJleIlto cuya autClltlddlld reconoce la sociedad llamada Uribe é Hijos y el cual debe
cOllsidcrarse illCúrporado y haciendo parte inlclfran/e de esta escritura
el Sr. Juan ~1. FOllnegra en su caráder de apoderado general
de la sociedacJ comercial de Challllas Glllhrie& Co., de Londres,
ha alJi'~rtl);1 la socieclad d~ Cribe é Hijos, representada por el expnl1ente, un cnSdito en clescubierto sobre la Casa de Clrallllers Guthrie & Co., de Londres, cuya cuantía y cO:lclicioncs están detalladas en ellIlislIllJ d,¡cul11ento; que como consecuencia de las estioll!;¡cio:,cs ,;()w,ignadas en aquel d('Cllmcnto la sociedad de Uribe
j Hijos se \.·olllie'sa deud"r.1 de la Casa de c~mercio denominada
C/¡al1l1crs CI/t/lrle & Co., hasta p()r la cantidad de veinte mil pesos
en 1110IH.:d,1
cmt iente, para responcler de todas y cada una d~ las
obligaciones que Ú la Illencionada s,)cicdad de Uribc é Hijos ha
.impuesto el contrato consignado en el documento privado de que
se ha hecho menciÓn; r¡ue el! el caso de que los IIcgocios y operacíotles iÍ quc da/llf,ar el cGIl/ralo COllsilfllado en ese clOCZl11lentodcvarclt
á 1I1ayor -,l/II/(! de la estipulada CI! el aparte anterior el saldo qlle la
SOClcdad de Cribe é hijos callse tÍ deber á la Casll de CfUlllIZas GIl,time & Co., y con el objeto de que haya en toclo caso un título ejecutivo;\ fa"or de la Casa y á cargo de la sociedad de Uribe é Hijos,
tan/o por la callsa pre¡'ista COl1l0por la dc qlle la sociedad de Uribe
i ¡{¡jos lLOpllp,lIe eil opartl111idad lo que CIlllse tÍ de!>;:r.el exponente,
en represcntación
de esa sociedad, reconoce ¡desde ahora como
exacto y corriente el saldo qne arroje contra Uribe é HIjos la
{;llenta que se le pasc por la Casa de Londres ó por su rerre:icntantc, y (lllC por cOllsiguiente en todo caso strvirá e~a cuenta
de n:caudo ejecutivo sin necesidad de posterior recon(¡cimiento
y siempre que ella se presente firmada por la Casa de LOllclres
Ó por Juan :>'1. FOIlIl_'gra, apoderado
ck dicha Casa. ó por l]llien
la represente. Ql/e la dec/lll'l1l01'la cclll/clZida en esla dtÍllslIla 110
pri¡'ll <Í la sociedad de Cribe é f-J¡jus ,.lel dcredlO de ubjctar eSIl Clie1lta C1lel JlIlclO 1'L':;peCln'oy eOIl la debzda opur/ulIldad .... Que para
a"cgnrar el ClIlIlpli1l1ielz/0 de todas y cada una de las obli.~aáollcs que
la socied,/(J de Cribe ¿ HIjos ha COlltraído '1',\:\'1'0 J>OI{ 11EDIO lJEL 1>0-
Cl:'\IE:\TU
I'RI\'Al>O QCE SE CO;>;!;JDERA PARTEI:-lTEGI{},;>;TE DE ESTA
C01l10 par medio de esta escritura, hiPoteca, cle. ... un
globo de tierLL llamado hoy Las Mcrcedes_ . - . "
ESCHI1TK\
Además, d mismo Sr. D. Luis M. Uribe N ... en la propia
escritura constituyó
hipoteca
sobre un predio de SIl propiedad, dcnominado
Santa Ana, y, al decto, se expresó así:
•. Hablando en Sll propio nombre y como persona natural
di~dnta ele 1.1sociedad á quicn representa, con el objeto de asc,r;urarlc tÍ la Casa Clzallllers Gut/lrie & Co., de Londres, el C1IlIIplímiClzto
de las obligaciolles contraídas TA:-;TO l'OI{ MEDIO DEL DOCU:lIE~TO
!'I{IVADO A~TES CITADO, como por medio de esta escritura ....
"
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-
5
2. El plazo
fijado para el pago eJd saldo proveniente
del primero de lo,> contratos
de que se ha hecho mención
debía expirar (,1 () eJe Diciembre
de 1898, ('1 cual fue \';lrias
veces prorrogado.
El pachc!o para el pago del saldll rcs~rltanL: de la ejecuciÓn del segundo de' tales nllltratos,
Iltl debÍ;¡ ,-,xpiLlr naturalmente "ino ha,.;!a <:110 lLllInio elt: 1000,
Pero d('scJ~ l11edi;¡~los ,L:¡ segullr!'¡'i('lllcqrl' eJel año de
I8C)C) la ~;ocil'(bd de Crihe
t' Hij,)s
se cOll;.tituyÓ en mora de
cumplir con las ()hli.~acíl)l)h que lUlO yotro
dc tales contratos le il1!po:1ían,
.
De ahí cl ([11'-' Sl' ha\';lI) liquicb:]o ,':1 la,.; cuentas pn.:sen!aclas, en \111 s(¡lo C(l''rPO,
lo,; ¡¡¡!cI'c'S::S V comísionl',> de elemora estipubebs
COillD
ci:'l:lsllla
pCIl;d,
siendo
de ad\'C'rtir
quc, aunqlle
la tl11)r:l de la Sll'iC:;!.ld (h-UdO\';l oCllrrió antes,
COIllO s~ ;lca:);) de adn:rtir,
i;¡ SOCil"C1:td ;lcrecc!ora
no le ha
liquícl;ldo
bi(,s int':n:"cs v c,)!uisi()!1C:s "inri desde
el J." (Ié:
Ellcro
ele: H;OO.
"
3, L:l s(¡eiccLtcl ;\~.:ree(\;):-;¡, que si IIIYO ('11 Cll~llb h situaC1Úl1 de ~unra
P,ór Cj:IC ;¡(ra\'c;;,'¡ l': país durante tres
;\110S, aguard(')
Instante ticlll;:'() ;'\ quc !:t dCU<!')L¡ diera CIIlHplil11iento
;'l
los
CO:¡(I'lltos,
y,
fr.1C;¡S;\(\:h
Y;(lias
knbtiv;¡s
ele
arr('gh) por la'; p:'d(:lISi(¡n~s
i:UCé:pt:Iblcs
(rlC ':sla J1)ostrab,¡,
Il() pudo
h,l(.'(:r cf.:cti\';¡s cOllc'"iol1cS '111:' '.:-;1\1\'0 clispul'st:\ ;'l
otorgar, h;lsLt ql!t: h so,'ie(!:td (le l'rib, : l/l/os c,c co]ocÚ al
fin cn posÍcitÍn L'tl C,) ljW: IlO :,odia ;;('1' ll1ir;ICh con clderC:ll-
ci;¡ por la socic(hd ;\cn.:edora p;¡ra h c()nci~siÚn de rebaja~
con la tent;:ti\'.l qlll' hil.{) en el ;UlO de ¡C)0S ell' pagar por con:->¡.~naciÓn
h cantidl¡c! cll' p.l('O m;'b Ú 100CIHh $ 70,000 en
p;qwllllonr>(J:¡, qllC ('.j:¡j\'alí;l (';! ese.:l'lltonces ;'\ una c.1nlidad
;¡proximacLt de lo I..¡.:>,:I ti<:mp" que la d\'\1~b ;'( SlI cargo por
p:'illcipal
no IlÚS ;¡,;c','llllí:i
4- No
;'¡ .(
otro ¡:-;(tlerz() por
esto, á
2,200.
eL! ailo de H)06 se
P;lL¡ compeler;"t
la
dcudora al arrc~ll) d,! c!'édito \' ~l' le OhTi('), al efecto, que
se le rcbaiari;l
del lU;)!'Jil)
de h cuenta ({Ut; ascendía cn ese
entonces
;-1 m;h
ck ..[ (¡,()OO la l':l:1ticbd ele
2,000
y que se
le cL¡rian .f 1,000111:1", todo con un plazo de cnatro años y á
lIll interés
de (¡;lo ;(nl1;1I, pLTO ('(':1 !agara1Jtia
de la hacienda
ele Stlnta ¡j¡1t1 dad,¡ C': \'l'll(a CI):1 pacto ek retrovcnta
para
e\'if.;¡r posteriores
litigios.
La sociedad deuc!ora y SUs socios prt'kndieron
que ade.
m;¡s de la rebaja Se le;. dieran otras [,4,oco
con el plazo, el
interés y la garantí;¡ referidas, lo cual no fllC aceptado por la
acreedora desde lu¡:¿~() que Lt [¡IlC;¡ referid:l no alcanza á \'aler [, 6,000.
hizo
o{¡s(allk
p:111Cipio.;
la C;\-;a ;¡creedora
I:
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-65. En vista de que no podía llegarse á un avcnimiento,
la Casa de ChallJlcrs Guthric & Co. se vio obligada á promover dCllunela contra la sociedad de (,hil¡c ti Hijos y contra
sus tres socios colectivos Sres. Luis iI1. Uribc R. y SantiaJ!0 y
Luis Uribe Al1'arcz para que, previos los trámites de un juicio
ordinario, se ckclarara:
"Primero.
Qne la socil'(lad de Urihc é Hi¡os debe á la sociedad de Chal lilas Guthrie & Co .. de pbzo vcncido, la cantidad
líqnida de seis mil ciento veintillncvc libr;1s esterlin;¡s nneve chelines U; 6,I29-9-o) como s;1!e!:ldeducido el treillta y Hno de Diciembre de mil novecientos cinco. contra la sociedad dCl1l;1Il(bda
en la cuenta corriente n;1cic1ade los contratos celebrados por las
sociedades ckmandantc y dem;1nelada en los días lIucve de Diciembre dc mil ochocientos
n()\'cnta y siete y el veintiséis de
Abril de mil ochocientos nO\'Cl1t;1y nueve.
Segllndo. Que. además, 1;1 sociedad de Uribc é Hijos debe
á la de Cha/lllcrs
(;lIfl¡¡-ie & Co., ~()hrp. ese ~a]do, inlerescs
:'1 la
rata del llno por cicnto ll1e:l~lI;¡1(k'ic1e la i:ldicae]a fechO! tr<:illta
y uno de Dicicmbre de mil nm'ccientos cinco hasta el día en que
se \'eriliqne el pago y tina comisiÓn trimestral de dos por ciento
sobre el misll10 s;tldo y en el mismo lapso de tiempo, de acuer·
do con los rcspectiv(ls contratos citados_
Tercero_ Que. en el caso de que en el cnr~() del jnicio se
Jlcgare á comprohar que el saldo que debe 1;1sociedad cle líflbe
é H¡jos en la indicada feclta fnere mCllor, dicha socicd;1d de Cribe é Hijos elcbe :'1 la de Challllérs GlIt/¡rie & Ca_ el ~aJdo líquido
que resulte comprobado con SllS intereses y comisiones de ahí en
adelante en los térmillos estipulados en los contrato'; respectivos.
Cuarto. Que los P;¡gos deben hacerse pnr la sociedad deudora ell esta ciu~hc\ de Bogot;í en ktras de cambio á sati"f;¡cciÓn
del apoderado de la Casa demandante ó en su eq\li'.-aknk cn !,:l
re! moned;¡.
Quinto. Que los Sres. Luis 1\1. Cribe R, S;¡¡;li,lgO uritv' .\1varez y Luis Uribe f\l\'arcz, como personas naturales di~tintas
de la sociedad de Cribe é HUos. y como socios co!t:cti\"()s qnc \¡;-m
sido de tal sociedad, están solie\;¡riamelltc obligados :'1 p;¡g;¡r á la
socicc\;ld de elwlmers Guthric & Co. la expresada callti(J;¡d de
seis mil ciento vcintinueve libras esterlinas lHle\-C chelincs Ú la
quc se pruebe en estc juicio que tal s<lcicdad de Cribe é Hilos
debía el treinta y lino clt; Diciembre cle mil no\-ccientos cinco,
con sus interescs y comisiones de demora, al tenor de los documentos cn quc esta demanda se fU11da.
Sexto. Y que las hipotecas constitllídas por la wciedacl de
Uribe J Hijos, y por el Sr. Luis !vI. Uribe R., respectivamente,
sobre las fincas denominadas
Las Mercedes y Santa Ana, cuyos
linderos y situación quedaron expresados, por medio de las escrituras públicas á que se ha hecho rcfert'ncia en el cuerpo de
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-7esta demanda. garantiz:m el pago efcdivo del saldo qne debe la
sociedad de Uribe é Hijos á la de Clzalmcrs Guthric & Co., por
razón de los contratos que constan en tales escrituras y en los
documentos privados á que ellas hacen referencia, con SllS intereses y comisiones de demora hasta el día en que se verifique el
pago."
Además, en !:l misma demanda se pidiÚ que, como consecuencia ck !:ls allkri"rc-; cleclar;\cionl:s se condenara
á los
del11;inclaclos el} los si~~uicl1ks krminos:
•. A pagar
la represente
i la sociccLlll de Challllcrs Glltltri" ;e:,Co,. Ú á quien
legalmente. en esta cillchd de Bogo!:'!. I::tcantidad
líquida de seis mil cíento veilltím¡c\'c
libras esterlinas
nueve chelines y sus intereses
al uno por cit'lIlo meusual y comisiones
trimestrales
de demora al do., por ci,~!lto de,.;cle el treinta y 11110 de
Diciembre de mil n'¡\'ecicntos cinc". snbre esa calltírlacl, ó, en su
deh:cto, i LJl1'~ 1';¡~lIell la cantidad
líqnida
que resulte
probada
qne debía la spc'j¡;dad de l!ribc é ¡¡ijos á la de C¡"l/l/loS Gulltric
{, Ca. en la indicada
fecha, con 10'3 expre5ado';
intereses
y comísiom:s de den¡( >1"1."
Finalmente,
la demanda:
':l ;IPockraclo
"Al entablar esta (k:llanda,
ck la C;¡"a :lctora aclvirtió
ejercito
co¡¡juntamente
en
las ac-
hipotecaria
y l'~r.>/ltl;d, la segunda. COIII ra todos los demandados y, la primer;l, CO:l(ra b,¡!ciedarl de Cribe (: l!ijos como
poseedora
de la hacicnd:\
dc rllS Mercedes. nblC:lcla cn el ?vI1Inicipio de Mariquib. y contra el Sr. Luis M. Cribe R como po-
ciones
seedor de la de
Salli<¡
,111<1.
ubícadaen ell\ll1niL'll'J()
de Engativá."
6. ::\0 se ¡:ntablÚ la demanda
pOI' b \'ia ejecutiva,
qlw aunquc !¡i, n cs cierto que, COIl((!rIIlC ;'1];¡ cláu~lIla
portras-
crit.t de ¡as l'~LTituras, tal demallc];¡ podi,¡ entablar:;c
en esa
forma por querer mutuo de las parte" contratantes,
se estimó por la ll1isll1;\ C;lsa demandante
que tal c!{,USllla era ineficaz, desde ellll()J\1t'nto en que los particulares
no pueden
derogar por pacto hs kycs de orden pÚhlic<\ y carácter de
tál tiene la que taxati\'alllcnte
determina
qUl: documentos
prestan mérito ejecllti\'().
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-8PRETENSIONES
DE LAS PARTES CONTENDORA8
ES tAS DOS IXSTAN'CIAS DEL JUICIO
Trechos
7· La demanda
dó en los siglllClJks
ql1C h:\ dacio nacil1lit:llto al juicio se funhechos:
"Primero. Que cl nllé:VCde Diciembre de mil ochociento~
noventa y sick la sociedad de Chal1l1ers Glltlwie & Uo. celebró
con la sociedad de Cribe ¿ Hijos un contrato de cuenta cnrríente
con crédito en descllhierto por la cantidad de mil doscientas libras esterlinas, de que debia de hacer I1S0 la segunda sociedad
nombrada y cuyo cumplimiento por parte de ella fue garantizado con hipoteca de la hacienda de Las Mercedes de propiedad
de la presunta sociedad dClIdora y COi! la de la hacienda de Santa
AlIll
de pr<'piecl:1d del Sr. LlIis M. l.iribe R
Segllndo. Qlle el veillti,éis de Abril de mil ochocientos no.
venta y nllevc se celebró entre las mismas sociedades un contrato cn las mismas condiciones enumerad:ls atr;¡s. pero en el cual
el crédito en descubierto dc que debía hacer uso la sociedad de
Uribe eS [{ijos no ascendía si!lO ;í millil>ras esterlinas.
Terc~ro. Que la sociedad de Uribe ¿ /lljos hizO}uso del crédito en descubierto por la SllllU total de dos mil doscicntas lihras
cskrlinas por medio de giros que hízo contra la sociedad de
ClrtlllJlcrs
G/lI/¡ric 0- Co, que ésta cubrió oportunamente,
según
ap;~.recc de la cucuta corriellk.
Cuarto. Que la socied:ld de Uribe é !lijos dejó de cumplir
con la, obligaciones imp:lcstas á ella por lO:i contraÍtlS respectivos.
Quinto. Y C¡ll'~la socicrhcl de Uribe eS Hijos está en mOLI de
cubrir el saldo i S:1c:lrgo cn la cuenta c()rriente de que se ha
hablad(j, "
8. ~()tilicacl;¡ la denunda,
tales hechos fueron contestados por la parte ckmandada
en escritos separados.
El Sr. Sllllli<l,l!,o C'!.:tbc se expresó así:
" Al primero. Lo acepto ell todas sus partes por ser cierto.
Al segundo. Ln acepto también en todas sus partes por ser
igualmente cierto.
Al tercero. Lo admito y consiento igualmente por ser también"cierto.
Al cuarto. Lo admito tamhié:l en Clla:lto á que se han dejado de pagar parte de los intereses t1evclJgados lo mismo que el
capital de que tratan las escrituras números 1,963 y 601, de fe-
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chas nne\'c de Diciembre
dt; ¡SI>? Y 2{¡ de ,\h;:1 de ¡8V9. pas:\da,; ante el i\otarin
tncer() dc c,te Cír':lllo. por cnl, a;; i::dcpen,
dicntt:s de la \'O!IIIll;:d de lo,; sn:i"s (k J;¡ CCJI1lI,,"l¡ía cc,l11e:'cial de
Crihe é HUos, como le ba pa~ado ;i la Ill:¡\,or 1';lr:e de los cilllladallos de esta I~eI1ÚlJ:ic;l, (1c,,(1c qll': "e ior111,', y ck,.:carg:) para
todos el azote de I:t g:lc'rr;¡ 'l'lé nns In \"'niclo ;1l'l'Ili:;I<I,]" ;'1todos
y qnc nos ha imnuÍicl"
<:1 (¡';\I'k l'1l1l:plimiclllo
;, !]IH'slms
C()lll
prolllis( .S, 110 O!1"l;IIlIC:
::1 "ti,'; ;;1 \'(,11," :;Id (]n,· <: 1];[ k:,id"
pala
hacc!' cJ ¡ngo Ctll:l"lll¡,'
;t (k-l'(:cl:o \' :i lo q'IC' ;T.:l:llC::k "e d·'ln
de éIC~lerc1() COI) 1(1 <-lIIC lC/;[;:
:c,~ COl!1f)l"(¡llli...;¡-·s 1.."1 11:..,i,~¡::HL)s en los
instrlllllcn("S
cit.:d(l:'. 1l1:1S:', pcs:!r dc las diiicnl';Ic]('" I "l' qllc est;Í
alr;¡\'csando
lodu el i';lí~, 11.) (',..tal';'¡ ¡:or C!t-Il1;'h IL:('C' COIl;;tar
qnc
en \'arias ocasiollcs se ha lul'bdo
C··:1 el (kl1l;¡lld,lllk
Sr. Fon·
negra para prop.::n:llc
I':l~() lit: la S]]:'u q\1(: rl':l\;n'~llle ':aJ.!.?;:l111<JS
;i deher, rcro n,' ell c:fec;i\'Cl, ¡".ri]llC: de él el''('('·.· \;[ ,;ocicdad co'
mercial de que ¡:ago ¡';Irle \' qlle e,t:i clen1:lllc!;\l!;\, "illo cl{llIdole
bienes que lo ;H'II.~::ll[ ;', c::hiert,)
(k ~;1.1;ICrCe¡ICia, ;\ prccio
de
a\';¡JÚo pcrici;d, \' liq\licl;:;],1n
la cne:,!;¡ en jl1"ticia,
y ;'¡ tf)cj" csto
,<e !¡;t dC:I:l.'g;I(~(o d Sr. F.¡;II:c'.~r;I,
qt;(. l', Clo:} ,¡"jell 1;. s(1l'ic(\;¡cl ha
11t:~{~<.:i;l(1() V l·()llll·;l::l~1().
I.t ~n. ,c(!:td (k Cri/;( ,: lfíj().-; csliÍ ('//
d,' ltI (I!(/!/d
'(,l/Ticnle.:
dc.' que'
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,1 -:li'.I., q::': \'11 lkli"j:i\'¡ <:llg;1 :, (L;her ()
esté, (:i...:bit.'IHlo, \~11 ;dc!J.j():¡ ;'1 ::1-"; LV,} l\,~';Y ,',L:<l~; q!.Il~ dejo
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guulh de l..,s citad, s hl'l'!i,,,,
,\1 tercero, CO;;\·l'::.~() l')) c:J por ,,:r igu;¡h1t:lltll ciert,,) su con·
teilido,
Al cuarto !Jccho h C')il\e.;to di,icl1c\o Til' hasta ahora, sólo
hClIlos dcio'/" d,' cltlJ/f'ir 1'0)// fn ohfi:!..leiál/ de ¡'O'I/ié'or el pago de
palie .1,: los il/lerc":',, dc;'clIgados y dd lulol de los «(/f;l(/les recolloci,
dos por cireum;!;lllci,l';
illdl'pc:ncliclltes
de Jlue;;L';¡ \'oll1ntad, porqlle la guerra,
C:1I1l0
:1 lllll('ha~
pen;;)!;;¡;<,
si
Ili)
!lOs arruinÓ
por
completo,
sí nos hizo susp¡;uder
1l1ll'S(roS
t]alni'h en las hacien,
das de tierra cali~llte, donde 1:1 re\'()~lIción tll\" Sil asiento durante casi tres años, destruye,¡do
y cle\'f)r:llldo 1" qlle habíamos
le\'antadn {¡ fuerza de tr;¡u;lj'), pri\'aci')II<:S y COlIs;¡gración.
Al sexto !J¡;cho lo aceplf) en cuallto;1 que esL[ la sociedad
de Uribe é Hijos ell I11ma c\e pagar c:1 ;<aldo C]II¡; puede arrojar el
capital de quc hablan las c;¡crituras de nuc\'c
c\e
Diciembre
de
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10
-
1897 Y 26 de Abril de 18<)9,que obran en los autos de la deman.
da á qne contesto, con sus corresronc1ientes
intereses, descontados los que ya tell~mos pagados."
Y, finalmente,
este modo:
el Sr. Luis
M. Uribc R.
se produjo
de
" Ahora, en cuan!r) {¡ los hechos qne se citan como fundamento de la lllism:l demanda, los con:esto así:
Los acep10 /"Jr Se'!' todos el/os cierlos y Z'crídicOfi, excepción
hecha de que la 50c:iecbd demandada de q uc hago parte, sólo Iza
dejado de wJllplir COI! el pl1gu de los (tIf'ita!.:.' rccihidos y de pal'le de
los intereses y ¡uda m~s, y q:le esta blt:l de pag0 5.,)10 ha dependido de cirUlilstancias i.ndependientes de Sll voluntad Ó sea de la
de SllS sncios .. '-."
Derecho
Pero si en los hechos estll\'iei'On de acucrdo Lts lurtes
contcnclor:ts,
no han andado conformes
en cuanto al derccho
que aquéllos gent:ran.
Tesis de la demanda.
9, ~n decto, la tcsi..; de la sociedad
demandante
soste·
JlicJa clcscle la iniciaciÓn del juicio, puede concretarse
asi:
n) Qlle la,; o')ligaciones y derechos de las partes que celebraroll lo; dc)s contratos cle cnenta corrientc con crédito cn descubierto por 1; I,:WO y .!; 1.000 qne :,e hicieron constar en do·
documente)s pri\'ados qne se firmaron, respectivamente.
en los
días 9 de Dieiembre de 10<)7 y 26 de Abril de 181)9. deben regirse de acncrdo C(Hllas cstipldaciones en ellos contellidas.
h) Qlle !:l; (hs e:;critllr;ls pÚblicas que se tirmaroll por los
repre.iclltantes
de J;¡s sociedades eontratantes,
no nO':,lron las
oblíg;¡ciones contenidas en 103 documento" privados, siilo qae.
por el C<ltltrario, les dieroll mayor fuerza por el recoilocimiento
expre.-:o que de tales documentos privados se hizo en ellas y por
las g:lran\:;¡s hipotecarias que se constituyeron para asegurar las
obligaciolle,; cOlltraídas por Uribe é HIjos en esos documentos
pri \'ados.
e) Que c()nsi~llicntcmente,
para determinar el alcance de
las relaciones imÍdicas de las partes contratantes, deben estimarse como que forman un solo Cllerpo los documentos
privados y
hs escrituras pÚblicas qne los complementan y á qne ellas hacen
referencia.
el) Que sobre esa base y habida considcración
á que la sociedad demandada
recibió el capital de ¡; 2,200 Y que está en
mora dc cÚbrirlo, por confesión que ha hecho en la contestación
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-
II
-
de la ciem:mda. b sociech(J
dem:l!lc1ante ha podido
cargarle
en
laclIenta
á la c1ennndad~l las comisiones
trilllCstr:lles
y los intereses de clelllOra esti¡H¡iar\OS como Cl;'llISll\a penal, V podido tamo
bién hacer las capitaliz:lciones
correspondientes
c'n los términos
prescritos
en la p;¡r~e li:¡;t! de la CJ;(IISlIla oelava, •• sohre el saldo
!lO c!lbierto c1ur:l!ltC J:¡ demora en el pago," como hahría podido
Incer tales capitaliz:¡cio'le.;
an\(;s de la mO!,;I, si así se hnbicra
estiplIlado,
si,:nr!o (le: llol:¡r 'JlIC 1.1';qne ap:\!,~ccn
hechas en la
cne!lta lo han sid,) ,lt-s;k el prinwJ'o
de Elll'J'" de- milnovecíentos !\ll'J, n') "l><.1I1\(; h;{\ ":1' t:,.;t:1<I·, ,~II ll1C¡L\d"';;~l: al!ks la socie,
dad (lcu(1:>r:1.
e) Qllt~ \e,s l'O!¡tl":\~'h (")lisign:¡:l,)s
ell I(,s (]OClllllClltos priv:l'
dos y en las eSl'ritmas
t:eill:n car{I'~:('r c0111c:"("i:.1.
/) Qne \:tks C1ntr,I!OS ineron \:'J!ic1amellÍL: n:kbr;llJ('"
,[!,) Qlle b !'oci:'d;\d
de:nand:tlitc
tienc ;(,.-ci,·,n solidaria
pala
cxiJ.!:ir el pago (h; lo q!l' se le eleh(' por ];¡ 'I.ciubd
de Cribe ¿
Hljus COlJtra {:;l:l \' S\¡~ c()¡'i"s coln':iu)s,
"Ir} Q\1é 1¡.; hi!'ot<-":I~ I:ollstit\lidas 1"'1' ¡\ledi(1 de L\'-;e,crilur;h 1,{;hlic;\S ,k 11;;' s,' ¡,'( h;·,.-ho mérito, ;ISCgUI";¡lI ¡lO <J)u el P;¡go
de i:t ~!1I1l;¡ ,',1 l"',\\',I~; l1:fI''''c1;¡ (,,:L' ~e ¡i/) el] ,1!as rar:1 otros
ef<:dlh. ,.¡no el "ald"
cL'di·;o
'1::,' ~e lc de];¡; :., b :,(cicc1:1d deman(];¡,dc.
i) QI1(, ('.; :., LI 'ocil',bd
dClll;¡nc1acb ;'1 b que le corresponcJe
ebr b prlleb:l
,k quc 11[\ (J,\)e el :;aldo quc:-L' le e!ccluce ;'¡ ,\1
cargt¡ cn libr:i' (",-tc:l'ii,,;\..; en la ,~¡l<'IJta pres"\lI:\(I;1.
j) y <]m', sl1!'lJlli"nt!", ('!) gr::c'ia de di,;cusi,')IJ, que !;¡ cstipulaci"'JI en 1il>1";¡S(·s!nli::a..;
hcc}¡:1 en Jc-s d"cn;IIL'IJtOS privados
hul>icra estado l'r[\]'ibid:'
1"'1' la ley \'igCIlI" CI:II1c]O ~c hizo, la
\':t!ieJez de e,a esl i)IILIt'i,'in )1;1 ,;ido rccOlll)eida
por leyes posteriores protectoras
del (krecho.
Tesis de L contestación
Por e:
rcspcc:ti\'",
]0,
libelo
de la demanda.
la padc clem;¡IHbc1a, al contc,:tar
~itl¡") el debate,
ell COllC1"l'tO, así:
('O¡d\';ll"io,
el
Ilj Que !lO ",;: exigibles
la, obligacionc.;
contraídas
por
Urihc é ¡l1j(ls en 11'~ (!ol';;l11('lOlos privac1ns, por'lue. de una parte, t;d(-'s dOClllllelllos a ;, ,1.-CCII eJe nulidad
por Lt cstil'l1laciÚII ele
monl'(h
distinta ele Le ,1e papl:l hecha en ellos, 'y' dc otra, quc las
cscrítnr;\s
pÚblicas
L'"ill'sponclientes
novarnll 'las obligacioncs
CO¡:t:·:¡ída.; 1'''1' Illcdin d,' tales docnmentos.
b) Qne 1:t ,'ocied;¡d
demandada
no elche 1:1suma de ¡; 2,200
qnc recibió (';\ kt!':1s de cambio q\H' k fucron
cuhierlas
'lportu
namente,
sino simplemente
la ele papel moneda
que aparece
consignada
en las escrituras
púhlicas.
e) Qnc la sc)(iedad demandante
no puede cohrar á la demandada
los intere~es de demora
y las comisiol1l:s trimestrales
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12
estip¡¡];¡el;J.s corno c1:lusnh
1'en:1I en los documentos
privados,
sino tíiJÍcamc¡¡tt' los interc"cs
de la Sllll1a (;11 parel
moneda
que
c()nsta \"11I::s t'sl'Iitnras
públicas.
d) (lIle tampoco
puede la sociedad
t!cl11:1nd;¡ntc capitalizar
los intere-:es pOI' pr"hihici'J!J
expresa
de la ley, con lo cual se
(kchra
illlplícitalllé'nle
qlle los C')I1tr;¡tos celcbLldos
no ticlJcn
caclctcr
cOI"i1l'rci;'] sino ci\"il.
e) (l11~' la sOl'ie'!:¡d d~'lnancl;¡lItc no pnede dirigir su demanda sillo COlltr,1 J¡¡ ~;ociedad <1<: L:ribc é [-hjos rcpl'l'scntada
por
lUlO s(;I,) (:e SIlS "oci '>, \" IJO con tra ésto,; como plTson:lS naturale.; disti:¡!;¡s de la jlllídica
qne reprcscnhn,
desde lnégo gl1C,
ccnfortlH.; á la cl;'ills¡¡la sext;¡ de la esnitllra
soci;¡] el.: Uri!Jc é
Hijos, las pét-di~Lts de h sociedad debcn soportarlas
por iguales
partes los s:leios de es;¡ enticbd.
j) Qi:e e"ll\'ienen
CII que las llipotccas
cO;lstituídas
por las
es,_;ríturas públie:¡s g ¡ralltiz:ln el capital de <]Ile ellas tr:ltan y los
intereses corre~:p(lllcii':n(es
liquidados
de acuerdo
con la ley ci\"il
quc prohibe LIS ca;daJizaci:>llcS.
¡:) y qm:, P:I1':\ ¡lO ";¡,~ar 1,) qll'~ (k he la so.:i,~dad de:n:lncIada - <]'Ie se:~Út\ sns \,n'pi:1s ase\'eracio:les
e" ~illlp1enll'ntc
una
pC:]llái:l Sil lija de i1;lpcllJ1oned;¡. g!le w) represellt:l
ciecli\'amcllte
lIi el cilJu) ;'"r ciento de! l':!p;tal Cil oro ql1e cOllliesa Italwr recibi(;o -In
iul)idll lln C!S() forluito .• qlle ltemo3 stJirido todos por
r:i/.,'JIl cId clepreci" de 1,1lIlol1cda y no plH;de cobijar ;1 UIIC1Sso!os
de los C'lJJtJatalltt'S como sería en el presente
ca~o Ills <¡\le somos
deudores,
sino que nos :¡r:'Oi)a por ¡nrej0
l:¡I1~,O ::'t deudt,res
co:1I0 Ú acreer!(!I'·s.
¡",r'l"C de lo contrario
las len~s no serían
jllslas, i:lllto la" legales
COIliO LIs n:ifur:des
<¡!le las m;¡s de las
veces S011 Ct'rreL:ii\'a'i,"
(sic!),
1 1. La t('~i-; anterior
ap,¡rc'ce sostcnida por la parte de.
mandada, no obstllltc b c()llfesiÓn ljll(: ha hecho de qlle son
"ciertos v HTÍdic(',,"
CO!1lO lino
de los delllillHbdo-; dice,
los !lech(;s fll!lclamcllt;¡J("S
de la dell1:ll1cla,
lill:i!ae!:t
apenas
Cllll la o!>s\:I'\'ilciÓn ljtIL' hace de qtIC ella dehe
"el principal
de i;-¡ obligacillll (Io~ capitales recibid(ls) y parte: de los intereses," cirCllllsLlIlcia qlle me ddermina
á citar aquí, á re.
ser';a dc vo!vcr sobre ellos, algunos cOllceptos dc los dcmandados:
"Ixecltazo igualmente
la ver;-¡cic!ad de la Cl1é'nta prec;entada y ;'t que se 'rdi('I'l' ];¡ demanda, por 110 es/al' bim {¡echa
la liqllidacióll
lIi lolallli
parcial."
"
yo COI~~(l SOCitl administrador
de la sociedad de
Uriúc é ¡¡ijos OBLlCC{;.\
TODOS LOS SOCIOS DE LA MISMA
SOCIEDAD ¡;C)R I~.\dJ:;- DE Los CO:\TRATOS
1'.\HTICt:LARES
QUE
TA:\:BlI~:\ IJAllÍA Fm:\IADO
COl\ LA DEMA~DA •••••• "
y QUE IGUALMEl\TE
SE PkESEl\TAN
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13-
"
y en ningún caso ne~;¡ré la r~"pollsabilidad
de
las fincas que se pignoraron
PAI~,\ EL PAGO
DE LAS SUMAS
RECIBIDAS,
LAS (.2n~ COXFI ESO LISA Y LLAXA~IEXTE
(¿rE :-;0
SE HA:-; I'AGADO
"
"
la sociedad cOll1crcia] clcm;¡IJCbda no debe el total de la suma por qlle se le dem;¡ncla, ACX!..)U,: sí ES C¡E1nO
Ql'E lH:I\Io: I'~n (;ln:\ PAI,TE DE EI.I..\." (¡Gran
parte de
2,200 Y SlIS 111((:1'(':;<:';e:l llÚS dc och()
al]!)s es la SUllla de
$ 70,000 ell papel moneda!)
•• Los acepto (los hccl:u,.; de 1;[ delllanda)
por ser Iodos
ellos (ial,,-,
y ¡·ai(fi«(.s, excepci"Jl1 hccl¡;¡ de que I;t s()cicdad
dcman(bda
de que hago ¡'¡¡rte no ha hecho el pago de los
¡;
CAPITALES
RECIBIDOS
Y I)E
P,\lUE
1)E
LUS
IXTEI,FSES
nada más." (Conkslación
(kl Sr. Lui,., :\1. Cribe J.?)
" ••••
l:,; !1l(l11s:ruosa la c;lI!ti(bd
que hoy se cobra
V
•
!lA·
BIE:\DO
I,ECIBIll()
E:\ LETI\AS SOLO L.\ L\:>;'rJI),\D DE DOS :l1lL
DOSCIE:>:T.\S Lllm.\S ¡·:STEHU:'-\S."
(COlltcSUcíl'):l del Sr. San-
tiago Uril)!' A.)
.
" .. , . sl')lo hell10s dejado dé' cump!ír
con la ohlig:lciÓn
de \'eriliClr
el p:lgO DE PAla:,: ¡lE LOS I:>:TE¡~ESES DEVE:\GA-
nos y
DEL
'1'0'1'.\1,
DE
LOS
C.\I'IT.\LES
I~E':O:-';OCII>OS ...•
"
(COlJtestaCÍlll1 del Sr. Luis Cribc A.)
Campo del debate.
12. De lo eXpulsto hasta aquí, se lkdu:e
que, dl'sde el
principio,
,.;(' t¡alÓ (11: l:t reso;uciÓn de 1111detnminadu
nÚmero de CUf'StIU11l'S
de '¡crc(!lcJ, y no de PW¡tos d", !lec!z,), y
~\ul' se descal'taron
del debat<-o adell1as, I:ts siguicntes
cucstioncs:
a) La ;ll1kllt:cidad
de los d()cun1t'IJ~()s pri\'ac!os que
firmÓ el Sr. I.l/i.' ,11. Cribe N., ('n rel1rCSC¡;Llcj!)1l de b sociedad (k Cribe (: llij.'S, ell los di:¡s l) 'de DicieIl1bre de 1897 y
26 de Abril de IR!)!);
h) El recibo por l:t ,;(¡ciccbe! de C!'ib,' L:liijL's de la calltidad úe
2,200 quc Ic~clio Ll (L, Clta/lI/c!'"
(;/li/¡,.Ú:
¿~Co., Cll
letras de call1bio que fueron oportunanH:llk
cubiertas.
e) La circunstancia
de que la socíe(l:td deudora de Cri·
be L: Hijos 110 !J;t cubicrlO;'¡ la de C!zallllC/'s GlIt/¡rie & Co., las
cantidadcs
qne ésta le dio, circu11stanci;¡ que, re'pito, ;lpal'CCe
acreditada
con el siguiente
concepto
del Sr. Luis M. Cribe
R.: " La sociedad cOlllCl'cial dem,llfdac!a no deb~ el total de
la suma por que se le demanda, o/tI/q/lc
sí cs ciato q/le debe
!lila ¡;ran parle de ella," lo que
en buen lenguaje parece dar
á entenciL:r qlle se confiesa como corricnte
una dcucla que
1;
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14-
equivalga si(juiera á algo más de la mitad de la Sllma á que
a:.ciendc la demanda y no que se limitt~ tal deucla á una
suma en papel moneda equi\'alente
apenas á mínima canti.
dad de la que cn lihras esterlinas se cobra;
d) La validez y eficacia dc ias hipotecas para responder
del saldo que á cargo de la sociedad de Uribe é Hijos y á fa.
\'01' de la de Chalmas
Gltthn'c & Co. resultara probado en el
juicio, de acuerdo, entre (.Iros conceptos de la~ contestacio.
nes de la demanda, con el siguiente del Sr. Lltis M. Uribe R.~
rlucño del predio de Santa Alta:
" .... )' eJt JlillgÚIl caso llegaré la responsabilidad de las
(meas que se Pigl101'a1l para el pago de las SlWItlS I<ECIBIDAS,
las quc confieso lisa y llallal11etltc que 110se hall pagado ...•
'>
13· Las materias de debate en la:; dos instancias del jui.
cio quedaron,
de consiguiente,
reducidas á las siguientes:
a) i Uribe é H iios deben Ó no á Chalmers Gutlsyic & Co,
la cantidad de [, 2,200 con sus intereses y comisiones
liquidados de acuerdo
con las estipulaciones
contenidas
en los
documentos
privados:
b) ¿Las estipulaciones
contenidas
en las escrituras públicas que se otorgaron
en las mismas fechas que los documentos privados
1IOí'ar0I1, Ó no, las oblig'lCiollcs contraídas
en tales docmncntos
privados?
e) ¿Adolecen, ó no, de nulidad absoluta
las estipulaciones contenidas
en los documentos
privados?
el) ¿ De acuerdo
lXlII los documentos
privados y la na-·
turaleza de las obligaciones
en ellos contenidas,
pudieron, ó
no, Chalmas
GlIthrie & Co. capitalizar los intereses y las
comisiones estipulados
como cláusula penal?
e) ¿ Dc las obligaciones
contraídas
por Cribe é Hijos á
favor de Cha/mas Gut/¡rie & Co., son ó no responsables
solidariamente
los socios colectivos de la primera de tales sociedades?
Sentencia de primera instancia.
14. Como se ha visto, las cuestiones sometidas al juzgador e: an estrictamenk
de derecho y no de hecho, pues
los en que se fundaba la demanda
fueron confesados
por la
parte demandada,
lo que relevaba á la demandante
de la obligación de dar otra prueba, aten ida i los antiguos y univer.
¡"ales principios
quc nuestro Derecho positivo acepta: confessio partís es! opti1l1a probatio; confesslIs pro j1tdicato habt/lIr. (C. C., arto 1769; C. )., art. 556, Ley lOS de 1890,
art. 72).
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15
El señor J l\CZ de primera in,:;tancia, no obstante esto,
d~cbró que la parte demandante
no había comprobado
su
a~ción princip:¡1 y se limitó á condenar
á la sociedad Uribe é
Hlj'os en los siguicntes t0rlllinos:
•. Por tanto, este Juzg:¡do. adl1linistr:\lldo
jllsticia en nombre
de la República y por ,lUtoric1ad de la Lev, y de conformidad
con el artículo 869 del C\',dign Jl1clil'i;t1.
cr'!J(!CiJ;\ {,]a sociedad de
Uribe é H~ios, de c~ta cimbel, rcpn:s(,llt;uL\ I'{)r su,; socios Luis
M. Uribe R, Sanli;lgo y Lllis Ulib¡; Ah'ara,
:'t p:\~ar dentro
del
seis días Ú la ca~a (k C/:¡¡/IJICfS
GIII/;rie
& Co" de L(mdrcs, ó á su
apouer:¡cln genel al, la can~idad de cu;¡renla llli! !,,;sos ['apel moncda, intereses
;'¡ la ral"
estlp!J:acla
del ULO \'('r ciento mensual
desde que ~e hiciemn
L"igihles, c<,lIíorme ;"t la,.; e"críturas aludi,
das, l1;¡st;¡ el día en quc St' \'éliliqlle
el rag", Esta deuda est:i
garallliz;¡da,
y por )<' rlli"lIw I'll\:dc hacerse efcctj\'a, por la hipoteca del gl'.lblJ de tenell') llamado ¡,as M <'raLlcs <le plopiedad
de
la sociedad dcud()!,;l, situad" cn jlll'i,dicciÓn dd ilfllLicil'io de l\1ariqllita y deslindado
cn\1l0 "parecc \'n las e,crit liras mencionadas.
y por la hipoteca
c()ll~titllíd;l el\ l'ar,iclIlar
1'1;1' ci sl.cio Luis M.
Cribe l~. como perH)J)a lI:ltmal c1is:in(a de la ~,nl'iedad, de la hacienda de Santa AHtI, silllada en j:¡ri"dicción del ivIunicípio de
Engali\'Ú y deslindada
('0:110 aparece t:Jmbíéll de ¡as mencionadas escritnras,
Se absuelve á la parte dem:lI1darJa de los demÚs cargos de
la demanda.
K o se condena cn costas,"
Sentencla,de segunda instancia.
IS. En este grado ck jurisdicción,
la parte demandante,
para rdorzar más su cau"a produjo
las siguientes pruebas:
a) G nas posiciol1t:s q\W hizo ahso!\'c¡' al Sr. C1Iis M. Uríbe R" el1 las cuales conL:sÚ el alhsolvcnte
'lIle habían sido
hechos por la -so<.:iedad de Cribe ¿ H¡jos los giros de que trata el movimiento
de la cuenta, confesiÓn
de la cual resulta
la t'x;\ctituci' de las partidas que l'll la referida cue'1ta sirven
de punto de partida para la liquidación
de intereses y comisiones, y en las Lj\!l: también clJJlicsó que tales íntereses y
comisiones, cuando íUl'l'on cllbicrt()s por la sociedad deudora lo fueron en oro, Cl1 lo,.; t~rmino,; pactados e!l lo,.; document os;
b) Sendas decJaracioll\'S
tomadag,á
los Srl:s. Ernesto
M i(he/seu y Fr{//¡cisco '], Pardo, Ger~. del Banco de Colombia. el príll1l'1\J,
y A~cnte de Carrit'Wo, (,1 segundo, sohrc
las ratas de! cambio el1 las fechas en gut: !.r ,,!cíedad de Uribe (: Hijos ¡'ellOVÓ SLI cr6dito y pagc') íl1tt:I't:,;CS, de las cuales
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r6-
se deduce Ljue, siendo tales ratas distintas y habiéndose
pa.
gado en cada una de esas renovaciones
idéntic'a slIma C1l oro,
mal podía ser la deuda de papel moneda, caso en el cual, las
renovaciones
habrían tenido que hacerse en distintas calltidades de oro;
e) Los originales de 2 r de las 28 letras que giró la so.
ciedad de Cribe é H ¡jos C()I}tra la de Chalmcrs GutJ¡yic & Co.,
en cumplímiento
de los crllltratos
que constan en los documentos privado,;, letras giradas con posteriori(j;¡d al otorga.
miento de bs e,:¡crituras pÚblicas y cuyo giro acredita el
modo como se int(~rrretaron
desde el principio los contratos
y deja por tierra la teorí;l de la JlovaciólI sustentada
en esta
¡ítis por la sociedad dcmandada;
el) Ulla liquidaciÓn
de la cuenta de acuerclo con los
datos suministrados
en el expedientc,
la cual fue practicada
por los peritos Sres. 1:'lIriqllc Morales y ]oaqllíllSolallo
Rltiz,
res¡)ctable-.; y c\)mpetcntes
clhalleros,
liquid.lcíÓn que arroi.l
á cargo de la sociccLtd d~ Uribc é Hijos y :í fayor de h de
CfUl/mas Gulhric & Co. 110 un saldo en papel mOl1eda, sino
el de {, 3.970-14-r
en 31 de Diciembrc de 1905, el cual aparece mis bajo que el deducido por la sociedad acreedora en
la cuentl que presentó CO:1la demanda, no porquc CI1 concepto dl~ los peritos tuviera tal cuenta error alguno, sino porque ellos con-.;ideraron equitativo
no c;lrgar los intereses y
comisiones
trimestrales
e~tipulados CO!l1n cl:íu::>ula penal, sin
desconocer
cl derecho con que la Casa hacía el car~o, y
e) Una in:specciól1 ocular practicada
Cl1 los librus de
comercio de la sociedad de Cribe L; II ijos, con la cllal se acreditó, de un lado, quc las cantidades de 1.: 1,200 Y 1.: 1,000 fueron recibidas por el'a de la de ClilllJJ/crs Gl/t1¡ríe & Co.,· que la
deuda l10 aparece convertida
en tales libros en otra de papel
moneda; qlle tal dctlcj;¡ debía cubrirse" (11 oro" y ljue no aparecía cubierta hasta la fl~cha de la inspección.
16. En 1116r:to de lu probado en el juicio, el Trihunal
Superior dL: BogotÚ dict<') la sentencia de segullda instancia
que, en su parte resoluti v'a, es del tenor siguiente:
•• Bogo{<Í,
,Julio o/lce de lI1il nozoecicnlos siete,
- ~.• ~
~- .. - .. .
C')1\dén;\se á la sociedad de Uribe é 11íjos y á los Sres.
Luis ¡vI. Cribe R. y Santiago y Luis Uribe Alvarez, folidariamente, á pagar en Bogotá á la sociedad de Clzalll1crs Gltthrie & Co.
Limitcd, de Londres, la cantidad de do", mil trescientos cincuenta y óeis libra;; e.;terlinas seis chelines cinco peniques
<1; 2,356-6-5) con SllS intereses del lino por ciento (1 %) l11en1.0
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- 17sual y comisión trimestral del dos por ciento (2%) á partir del
primero de Enero de mil novecientos, en letras de cambio por di<:ha moneda inglesa, á satisfacción del apoderado en Bogotá de la
Casa acreedora, ó en su equivalente en papel moneda.
2.° A dichos pagJs est;ín obligadas
las fincas hipotecadas al
efecto por las dos escrituras citadas, otorgadas en la Notaría 3.a
de Bogotá: la una con el número mil novecientos sesenta y tres,
de nueve de Diciembrc de mil ochocientos noventa y siete, y la
otra con el número seiscientos uno, de veintitrés de Abril de mil
ochocientos noventa y nueve.
3·° No está probada la excepción opuesta.
4·° NJ se hace condenación en costas.
Queda así reformada la sentencia apelada.
MA:-<UEL JosÍ<: BAHÓX-JOs.í<;
HINESTROSA
DAZA
-Ignacio
GNECCO LABOHDE-HICARDO
SalJlpedro, Secretario
en propiedad."
RECURSO DE CASAClON
17· Contra la referida sentencia interpusieron
separadamente el recurso de casación los tres socios de la compañía
demandada
y, al interponerlo,
dijeron los recurrentes
que lo
hacían fundándose
en todas las cinco cal/sales de que trata el
artículo
2.° de la Ley 169 de 1896 (lo que habría sido caso
único en nuestra jurisprudencia),
y, además, por haberse incurrido en error de hecho y de dcrecIw en la apreciación
de
las prucbas por el Tribunal
sentenciadllr,
como si la comisión de tales crrores, caso de que existiera, no estuviera comprcndida en la primera de las referidas causales.
Sea de ello lo que fuere, los Sres. Luis M. Cribe R. y
Luis Uribe i1., únicos que funclaron el recurso ante la Corte,
prescindieron
de las acusaciones que hicieron Ú la sentencia,
basaclas en las trcs Últimas causal es del citado artículo 2.° de
la Ley 169 de 1896 y lo limitaron ;i las dos primcras, manteniendo 1;1 acusación
contra la sentencia como violatoria de
ley sustantiva, como apreciadora
errónea en el hecho y en
el derecho
de las pruebas en que se fundó y como incongruente con las pretensiones
oportunamente
deducidas por
los litigantes.
2
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-
18-
1\1edios nuevos
1X. El recurso
de que \'a á conocer
la Corte en su calidall de Tribunal dc ca~ación se interpuso
oportunamente
y
por personas
hábiles, contra una sentencia
re\'isable
por
aquélh en tal clr:í.cter; pero si bien es cierto, como lo acabo de ad\Trtir, que los reCUITelltes desistieron
de acusar la
scntencia por ¡as tres Últimas caus;des establccidas
por el artíc~t1u 2.° de h Ley ¡Ó9 de 1890, también 10 es, como se verá
en el cursu de este alegato, que han prdendido
traer ¡'l este
debate cuestiones exóticas á la cas;lClón queriendo
convertir
así un recurso de naturaleza especialisima
en una tercera
instancia del juicio.
19. Es ductrina generalmente
admitida
en materia de
casación, que la demanda en quc el recurso sc funde, á más
de indicar con precisión la causal ó las causalcs n:spectivas,
de designar las leyes violadas ;;egún el recurrente
y el concepto en que lo hayan sido, de determinar
la prueba Ó las
pruebas
errÓneamente
apn:ciadas
por el Tribunal,
etc., á
m;'ls de esto, digo, es doctrina universal que la demanda de
casaciÓn no debe fundarse en extremos que no hayan sido
objeto de debate en las installcias del juiCIO, Ó, en otros términos, que !lO son admisibles en el recursu los puntos que
la Curte de CasaciÓn y los publicistas
franceses ¡¡amclJ1 mc-
dios
1l1f¿'Z'OS.
El recur~o de casación constituye
así nIl dehate cerrado y preci~o sobre las cuestiont's quc,--habiendo
sido objeto
de la discusión en I;¡s instancias, y que conforme á la ley
dan asidero :í tal recurso/-quiera
el recurrente someter á la
Corte detl:rminando
la causal Ó c;lu~.aies respecti\·as.
Señalado como debe ser pur el demandante
cn el juicio
el derecho, causa Ó razón de la demanda, contestada
como
debe ser tal demanda por el demandado,
probada ó no la
exactitud de los hechos que dan nacimiento
al derecho invocado y dictada por el Triblll~;¡1 Superior la sentencia definiti\·a,---el
debate judicial queda cerrado y no se ahre de
nue\'o ante la Corte, lo repito, sino para que ella examine si
se ha violadn la ky Ó si ha habido una errónea apreciación
de las pruebas en casos especialtllente
deterl1li nados.
Ahora, como en tal recurso no hay término probatorio,
si se trajeran medios Iluevos al debate, pollda rt'sultar la condenaciÓn de una parte que realmente no habría sido vencida en juicio.
20. La doctrina
que ligeramente
dejo bosquejada
y qne
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19-
ya va teniendo
el carácter de indiscutible
en los países en
donde se halla establecido
el recurso
de casación, ha sido
adoptada en toda su integridad, en varias decisionc:-;, por la
Corte á que me dirijo.
Asi, ella ha decidido
que:
"No son motivo (le c:h;wi,'¡:1 1:\s omisiOlrlcS de ¡lila sentcncia,
relati\'as á pretellsionc,;
110c!e:lllcidlls oporllll/afl1ellle CI/ el flfilo."
(Jurisj>nlih'IIÚa
de la Ú'rle
SI/trcu/tl
de .c-(uslicia,
nÚII1Cr,¡
187) .
•. No es casahle \lila SL:ldCilCi:¡ p;>r nu contener
d,:c1lración
alguna sobre pretensiones
l/O ¡((ducidas oporlullalli<'lIh' ni el jui.
cio." (Id. id., número IHH) .
•• No pncden ser ohjeto de \TCUI'SO de casación cuestiones
que 110se {¡ayan deba/ido C/I las /l/sial/das ddjllicio."
(le!. id., nú·
mero
2(1)
.
de C;1~acic')n l/O puede lIJcrirse tÍ pUl/los lJue tlO
hayall s/(lo maleria de disl.·1Jsi,JI/C/llre las parles, (11 ambas t1lstan·
cias." (Id. id., lIúmcro 21:\).
l. En este recur,:o
110 pllednl
il/lrodllcil'se medios 11/1C1!OS,
ósea,
traer á disUlSióll CXt"ClIIO, qlle 11(1 {¡ayal! :.ido maleria del debate."
(Id. id .. Apéndice, nÚmero 3()).
~
" En este recurso 110 pllcdo/ te1lcrse el/ cuenta c.r/rOHOS qllc no
hayan sido propuestos COII/OJIIlllcria de discusión ell los deóa/es ano
teriores del juicio." ( Id. id., nÚmcro 46) .
.. Lc)s litigantes 1/0 pueden haccr valer en casación los medios
que le concede la ley en ea,;os cspeciak~ y que renulíciaron Ó
de que 110 hicieron liSO en tiémpo 0p0rluI10." (Id. id., número 73).
.. El recurso
21. Como precisamente
la mayor parte de las alegaciones contenida~ en \;¡s dos (kmanda-; de casaciÓn formuladas
por los Sres. Luis M. lJribe N. y I-lIis Cribe Alz'arez constituyen mcdios l1uevos hc creído conveniente
dejar e:-;tablecida
de una vez la doctrina anterior, para no repetirmc y fastidiar
á la Corte, á reserva de volver sobre tal doctrina de modo
incidental.
Validez de las cRtipulaciones
en oro en
1897 y 1899
22. Desde la contestación
de la demanda ha pretendido
la sociedad de Uribc ti Hijos que ado\t:cen de 1It1lidad absoluta las obligaciones
l'onlraíd;ls por ella de pagar {¡ la sociedad de Chalmcrs Gltl/¡rie & Co. ]¡¡s cantidades de 1; 1,200 Y
1; 1,000, que respectivamente constan en los documentos
privados que otorgó en los días 9 de Diciembre de 1897 y 26
de Abril de 1899.
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20
y como la sentencia
de segunda instancia declaró váli·
das tales obligaciones,
se la acusa por los recurrentes
fundállllose en que tal sentencia
ha violado el artículo 15 de la.
Ley 87 de 1886, el r.0 de la Ley 142 de 1896, el inciso 5.0 del t
artículo 4.° de la Ley 33 de 1903, el artículo 203 del Código
de COll1ercin, el 9.° yel 33 de la Ley 59 de 1905, el 60 (quisiemn deciE 6.° los recurrentes)
y el 1746 del Código Civil y
15 de la Ley 95 de 1890.
La violación de tales articulas la hac"en consistir los recmrellles,
porque algunos de ellos no fueron aplicados
al
caso del pleito debí endo serio, en su concepto, y porque,
los otros, fueron indebida
ó malamente aplicados
por el
Tribunal sentenciador.
Carácter jurídico de la moneda.
23. Como es bien sabido, económicamente
hablando, la
mom'da es llna merca1lcía que tiene el carácter
especial. de
servir de medida de los demás valores.
En virtud de esa calidad, la moneda sirve para indicar
el precio de las demás mercancias,
teniéndose
en cuenta,
-desde luégo, el valor intrínseco de la materia de que se ha
hecho la moneda.
24· J urídicalIlmie, la moneda sirve tambi¿n de medida d¡: los valores y para señalar el precio de las cosas, pero
como la emisión de ella es un atributo de la soberanía de
cada país, sólo la moneda nacional
tiene estrictamente
tal
carácter y desempeña
su función no teniendo en cuenta su
valor illtríllseco, sino su valor legal, que lo es generalmente su \'alor llOmillal.
Además,
la moneda
nacional
tiene
curso forzoso.
Ahora bien, algunos países tienen una sola moneda con
poder liberatorio forzoso en .las obligaciones
contraídas
por
dinero, y otra Ú otras que circulan
facultativa, ó fiduciariamente. Los países que tienen ese régimen monetario
se dice
que están regidos por el monometalismo.
Otros, por el contrario, tienen dos ó más clases de moneda con idéntico poder liberatorio en la proporción
ó proporciones del ,'alar legal ó forzoso que á cada una de ellas se
les d~. Los p;úses en que tal cosa sucede están sometidos al
bil1lctal íSI11O.
25. Entre nosotros, el Código Fiscal estahleció el segundo sistema dando el mismo poder liberatorio á las moncdas de oro y á las de plata, cuya ley y ClIYO. peso fijó en
estos términos:
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21 -
" Será forzosa en todas las transacciones pri\'aclas la circulación y admisión, por Sil valor nominal, de las nwncdas á que se
refiere este título," (l\rt. 68y),
26. En ese estado, se estableció, en mala hora, por los
Decretos IlÚmeros 1°4. "2J7 Y 448 de 1886 d curso forzoso de
los billetes del BallCo NaclO!1al, á Ins cuales s<:les dio también
valorforzoso clev;'lIlclolos ;"l la categoría de /IlOIII·t/a
nacional y
de u1/idad mondaria,
t'!1 los siguientes
términos:
" Desde el día l." de r.f:1yo próximo, la unidad monetaria y
moneda de cuenta de Colombia, será, para t0dos los efectos legales, el billete del Banco Nacional de la serie ck [111 peso." (Decreto número 1°4, l\rt. 1,0)
" Desde la misma fecha todos los billetes del Banco Nacional, cuyo val!)f no exceda de diez rc:;os, serán admisibles como
equivalmtes tÍ moneda metálica en todas la;; transacciones oficiales
y particulares, sin {'xccpeiÓn." (Art. 2.", 1'\1'1.LO)
"Desde el 1.° de Mayo próximo en adelante todos los billetes dcl Banco Naciol1ill scrÚIl admitidos /,01' su \'!d.OI{ l\OJlIINAL
en todas las contrillllcioncs y rentas de b HepÚblica, y ser;Ín considerados como moncda legal y corriente en todas bs tr;¡llsacciones oliciales y particulares que se celebren ck esa fecha en
adelante." (Decreto número 217, Ar1. l.")
••Toclos los billetes del B;\Ilco Nacio¡];¡l circulan bajo la fe y
responsabilidad de la N ilcí<Ín y eq;¡iz'al<'ll, pam lo::; tfcr:tos lef!dles,
á mOlledas de plata de 0,835.1'01' las cUil]es serán cillllhiaclos cuando el Gobierno ordcne Sll retiro de la circulación." (Decreto riúmero 448, Art. único).
27· De aClIcrdo con el sistema adoptado, primero por el
Código Fiscal, y, luégo, por lo,; Decretos que acahan de ci.
tarse, prácticamclIte
se hizo illlÍtil ó baldía la estipulación
de
monedas metálicas nacionales, porque, pudiéndose
cancelar
con monedas de plata á la ley de 0,835 las ohligaciones
contraídas por monedas
de oro, de acuerdo COn el citado arflculo 689 del Código Fisc;d, y estando equiparado
el valor
nominal de tales monedas
al llomin<11 también
ele los hilletes del Banco Nacional, lo mismo daha estipular oro que
plata ó billetes del Banco Nacional.
28. Ahora, como las ll/onedas extralljeras no tenían con.
forme al Código Fiscal (acorde en esto con lo,>principios científicos rigurosos) carácter de tales sino simplemente el 00
mercancías, la estipulación
en ellos era también inlÍtil y ba'ldía, porque las obligaciones
contraídas en esas moneda5 eran
obligaciones
de género quc, estimadas en papel l11ont:da en
un momento dado, pasaban á tener lino muy distinto el día en
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22-
que se lograba judicialmente su efcctividad; y si bien es cierto"que, de acuerdo con el artículo 699 del Código Fiscal,
algunas m()ncda~ extranjeras (las de la U nión latina y las
libras esterlinas) se asimilaban á las nacionales, la estipulación que en ellas se hiciera caía en el otro escollo que acano
de anotar: que podían cancelarse con billetes del Banco Nacional por su mismo valor nominal.
29. Lo que dejo expuesto hasta ahora hacc ver, de modo
muy claro, á mi cntender, que el curso y el valor forzosos
qne ~e les dio i los billetes del Banco Nacional, no introdujo principio jurídico nuevo en nuestra legislación que desde
antes había sido bimetalista y que, como til, había señalado
una relación forzosa entre las diferentes monedas llacionales.
Lo qlle introdujo el establecimiento del papel moneda
fue una pcrturbación económica, desde luego quc, no teniendo tal papcl valor intrí nseco alguno y siendo la emisiÓn de
él indefinida y ad libilum, los particulares no podian defcnderse de la depreciaciÓn de él siquiera hasta los límitl:s que
lo permite la de las monedas metálicas: el valor que tenga
en el mercado la pasta metálica.
Esto, quc en mi humilde concepto es trivial, no io vio
claramcnte el país de modo tal que la simple illltlilidad Ó
ineficacia práctica de la estipulaciÓn de monedas metálicas
se atribuyó por sus escritores á una prohibición legal que,
caso de haber existido, sí habría producido efectos jurídicos
importantes_
En decto, una cosa sería tener facultad de pagar con
5 en billetes tina libra esterlina e~tiplllada y otra quc no
pudieran cobrarse ni los $ S por ser lIula [;1 ohligaciÓn.
El criterio se extravió luégo m;'.s fácilmente, desde el
momento en que la cuestión Sí:' planteÓ en el terreno político, y que, de un lado, el régimen imperante hizo del papel
mO'leda condición de su existcncia, y, del otro, la opOSiciÓn
ataca ha al papel, fundada en qu~ su instituciÓn violaba la
libertad jurídica.
y en lugar de escribirse contra el vaior forzoso quc se
le daba al billete, se clamó, en la prensa, en folldos y en
libros, porque se devolviera al país la lihertad de estiPular moneda 1Ildáli..:a de que se le creía privado; todll el mundo
realmente llegó á creer que tal prohibicíón existía y el mismo
legislador partió en algunas ocasiones de ese error, bien para
cometer otros, bien para tratar de enmendar!os.
*
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23-
Articulo 15 de la Ley 87 de 1886.
30. Quienes han creído que realmente
ha existido la
prohibición
de estipular
monedas distintas del billete del
Banco Nacional Sé fundan para ello en la disposiciÓn contenida en el artículo 15 de la Ley 87 ck 1886 que, en lo pcrtinente, dice así:
" L')s billetes dd B,lllCO ::\acional contillu;tr,ín si~ncl() la moneda legal de la HepÚblica, de fOf/.olS() recibo én pago de todas
las reutas V contriblH:iones pÚblicas. *sl como ell las transacciones particl;lares,
subsis!iClldo Lt prohibiciÓn de estipular cualquiera otra especie de moneda eil los contratos al C<111tado 6 ;'1 pla/.o."
3I. Según el artículo 28 del Cl')digo Civil, las palabras
dc la ley deben entenderse
en su sentido
natur,d y obvio,
s:th-o ('11 Clla11to el legisbclor las h;lya definido expresamente, y C,)\110 la palahra slIhsístir
no {'stá Cl1 este Últil110 caso,
fOrl,oso t'S cbrle Sll sigllillcaclo natllra;, que cs l'1 qlle le ch el
Diccionario
de la lcngua:
•• Permanecer,
durar una cosa ó conservarse"
Ahora, como scgÚn se ha visto atrás, los Ikl:retos ejecutivos que cstablccif:ron
el curso y el valor forzoso..; del
papel moneda, no ~stahkcieron
b prohibic;"Ii! de estipular
moneda;; distintas, ckbc concluírse que !lO ha podido Illégo
5/1!Jsistir. esto es, paJ/wlIcccr,
durar, CJIISCn'ars,']o
que antes
no Ill\'O existencia.
32. ~o obstante esto, h Corte Sllprema en sentencia de
4 de Julio de 188S, tkSPUL'S de rt~C(¡Ii()cer de tlll Il1Dc\O claro
quc, ;lntes de la vig('neia (kl referido artículo 15 de la Ley
87 de 1886, no existía la prohihiciÚl1 de estipular monedas
distintas del billete del Ballco ;-";aciollal y que Cll e-tos casos
"no bastall simples inelllcClolles, sino precepto;; claros yexpresos,"
no obstante esto, cli~o, esti\l1(') (PW, P;U';\ lo futuro,
sí qucdaba establecida la prohibición.
:13. Esta doctrina
s~11Ltth
por 1.1 CortL: Suprema, que
fundÓ malsana jurisprudellcia,
no es correcta,
por muchas
razones:
a) Porque, como t:l mismo alto Tribunal
lo reconoce,
para que se establezca lIna prohibición
legal que genere nada
mellO"; que la nuliuad de los aclos que se ejecutcn
contra
ella cuando la misma ley no dispone otra c~sa, al tCllor de
lo preccptuado
en el artículo 6.° dd CÓdigo Civil, para que
l'}
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24-
se considere establecida tal prohibiciÓn, digo, se necesita una.
disposiciÓn" clara y cxpresa " y sería forzar el significado de
tales vocablos decir quc la parte final del artículo 15 de la
Ley 87 de 1887 que comento contiene ulJa disposiciÓp que
llene los rCljuisi~()s apuntados;
b) Porque no sc puede suponer que el legislador hubiera incurrido en lo que la escuela escO!;'lstica llama un absurdo mctafísico, cllal sería el de ordenar que subsisliera lo
que
/lO
ha existido;
Porque es más lógico suponer que el legislador procedió sobre un error consistente cn confundir el curso y el
valor forzosos del billete.del Banco N'acional con la prohibición de estipular otra cosa, y es obvio que sobre un error no
puede fundarse la interpretación de un artículo en el sentido
de darle el carácter que se ha pretendido;
d) Porque, aun en el ~l1pllesto de que el legislador hubiera querido realmente establecer una prohibicióll, él habría
tenido que hacerla de un macla "expreso," cosa que en concepto de la misma Corte no se hizo;
e) Porque las leyes pueden dero,f,farsc, pero 110 formarse
tácitamcnte, ó porque, en otros términos, no hay leyes tácitas;
f) Porque, como dice el Magistrado Dr. OtonieJ Na\as
en salvamcnto de voto de otra .sentencia posterior de la
misma Corte, al cual llamo la atención, si, conforme al aro
tículo 14 de la Ley 153 de 1887, llna ley derogada no puede
revivir por la sola referencia que de ella se haga en una
posterior, mucho menos puede establecerse una prohibición
quc 110 ha existido, porque el legislador se limite á decir que
c)
subsiste;
g) Porque prácticamente el Gobierno mismo continuó
celebrando contratos en que se estipulaba por él mismo monedas de (Iro nacionales ó extranjeras, sin que ellegi;;lador
hubiera observado nada á este respecto.
No terminaré este punto sin hacer notar que la misma
Corte volvió atrás y admitió como válida la estipulación hecha en oro español durante la vigencia del citado artículo
15 de la Ley 87 de 1887. (Sentencia de Febrero 28 de r898).
34· En COl1,>ccllcl1ciade ]0 expuesto hasta aqui, creo
haher dejado establecido que bajo la vigencia exclusiva del
artículo 15 de la Ley 87 de 1887, única disposición que se
ha citado para sostener la tesis contraria, imperaban los principios siguientes, con las salvedades resultantes de lo dispuesto por las legislaciones civil y comercial de los extinguidos
Estados:
a) Las obligaciones por moneda nacional, cualquiera.
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- 2Sque fuera Sll especie, oro Ú plata, contraídas
antes eJel estahlecimiento
del m)'so y del ,'alor for~osos del papel moneda,
podía so]ucionarse
]cgalmcllk con éste por Sll valor nominal;
b) Las obligaciones
de la misma especie contraíebs
después de la vigencia dd citado artículo
15, podían solucionarse tam bién con papel nwnecla por su valor llo1lliJlal, pero
no eran l/lilas;
e) Las obligaciones
cOllti'aídas I)(\r /ll(¡neeJas extranjeras, antes Ú despul's de la vigencia exclllsi \'a del artículo J 5
referido, erall ohli,¡,;aciones de f.!h/(TO, desde lue,go que las
monedas
extranjeras
no pueden
consic1erarsCit sino como
merca/lefa,
no como l/lollcda, en el sentido
legal del vocablo, y, de consiguietlte,
;'\ oblic:;\ciones de tal clase había que
someterlas á las reghs gcncraies de las de su clase, y
d) Las obligaciones
por dinero contraídas
en el Exterior forzosamente
fcni;m qne reducirse al bille!c del Banco
Nacional, como la Única llJolH:da de circnlaciÓn efectiva, con
poder liberatorio ili¡¡¡it;¡do, p<'I'O al tipo (¡J111 crci;¡¡, salvo las
libras csterlin;¡s y las Illolll:c1as de la Cl1i">Il latina, que por
disposiciÓn
('speciai kllian re];¡ciÓn f()rzo~a COII la moneda
nacional. (Código Fised, Art. (;()9).
Artículo 2224 del Código Civil.
35· La Ley 57 de JSS7, po~kri()r ;'\ b 87 de 1886 que se
ha citado, adoptÓ al llnilicar I.t Il'gíslaci(')IJ nacional, entre
otros CÓdigos, el Ci\'il de la extinguida
UniÓn Colombiana.
El artículo 22:!.i, de csa obr:I, cuya cita es pertinente
en
la cuestión
en que me ocupo, e,,; del tenor literal signiente:
Si se ha prestado dinero, sólo se debe la suma Ilumérica
enunciada en el contrato,
.. Podrá (brsc ulla cbse de moneda por otra, al1n á pesar del
mut\lante, ~iempre que las dos sumas se ajusten á la re/ación establecida por Ja lc)' el/!re las dos clrrs(s de moneda; pero el ffiutuante no será obligado á recibir en plata menuda ó cobre, !\ino hasta
el límite qne las leyes especiales hayan lijado <Í fijaren,
" Lo dicho en este a}'liwlo se cl1timde sin pC1jllicio de convención contraria,"
lo
36. Como se ve, este artículo se refiere al contrato de
mutuo, pero siendo tal contrato el que puede considerarse
como típo de las obligaciones
de dinero, en ausencia de€ltras
disposicIOnes
kgales perti nentes, es de aplicación por analo.
gía á todos los contratos
que tengan el dinero como objeto,
según principios
de Hermenéutica
Jega1 que nuestro Dere.-
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cho positivo
consagra.
26
(C. C., Art. 30, Ley 153 de 1887.
Art. 8.°)
37. Ahora hien, según el inciso 2.° del referido artículo,
en ausencia
de convención
contraria, el deudor puede pagar al acreedor
una clase de moneda por otra, slIjetálldose
á la relación establecida por la ley mtre las dos diferelltes clases de moneda, - y como ya hemos visto que, jurídicamente,
no tienen el carácter de til sino la 1l1011cda nacional y, excepcionalmente
la libra esterlina
\' las monedas de la llamada
U niÓn latina. segÚn lo dispuc~to por el citado articulo 6<)9
del Código Fiscal, - debe concluírse
que el artículo
2224
del Código Civil mantuvo el ,'alar y el Cllrso forzosos del billete del Banco Kacil1nal en relación con las reft'ridas clases
de moneda de que se ha hablado.
Las demás monedas
extranjeras
siguieron
teniendo el
carácter de meras mercallcías.
38. Pero d inciso 3." del prenombrado
artículo
2224
eshhleci() una regla cuya importancia
es muy grande: la de
dar preferencia:i
la c()nvención de las partes sobre la regla
general consagrada
en el inciso 2."
De esa manera, tal inciso 3.° le quitÓ á la equivalencia
forzosa entre las diferentes clases de moneda el carácter de
disposición
de orden PÚblico, desde que dio á las partes facultad para hacer una COI/1!C11CiJIl c01ltraria
que, en virtud
(kl principio de la libertad jurídica que es la base de la legislación civil universal y de la nuéstra en particular. prevalece sobre bs leyes que no son de ordm PÚblico. (C. C., Arts.
15, 16 Y r602).
De consiguiente.
aun en el supuesto de que el prenomb~'ado artículo
r5 de la Ley 87 de 1886, realm~n.te contuviera una prohibición
de estipular
monedas
dlSt1l1t,lS del
billete cId I:bnco Nacionaldesde que entró á regir el Código Ci\'il, tal prohibición
quedó le\'alltada y quedaron
rigiendo en la materia estos principios:
.
a) Si simplemente
se estipulÓ dinero sin expresar
la
clase de moneda en que el p"go debe verificarse, el deudor
puede solucionar
SlI deuda
con ctlall]uiera de las monedas
nacionales,
por Sll valor nominal, en la relaciÓn establecida
por la ley, y, como el hillete del Banco NaCIOnal es una de
eS:1S monedas,
puede válidamente
hacer el pago con él;
b) Pero si la obligación
se contrae
por Hila cspecie de
moncda, la libra esterlina, por ejemplo, el deudor no puede
pagar con ilbletl:s nacionales á la par. desde luego que el aro
tículo 2224 en su inciso 3.° establece á este respecto el principio de la libertad jurídica.
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27 Artículo
203
del Código de Comercio.
39. La citada Ley 57 de 1887, por la cual se unificÓ la
legislación nacioual, adoptó tllnbién entre otros CÚdigos, el
de Comercio
terrestre del l'xtinguido
Estado Soberano
de
Panamá, CÓdigo que, al r(·..;pedo en que me ocupo, contiene una modili.caciÓn
susbnci:ll,
contenida
en el artículo
203, que es del tenor siguiente:
"Siempre que en Ins contratos ('llunciaelns cn la primera
parte del artículo anterior (los celebrados en país extranjero), se
declaren obligatorias \as 1I1<lnec1asÓ medidas legales del lugar
donde fueren celebradn~. seriÍn éstas reducidas Por COIlZ'ellio de las
partes ó tÍ juicio de peritos, iÍ las /IIollcd,IS Ó l11e'didas legales de la
Unión colombiana, al tie/llpo del W/IIPllllllC/lto,
"La /IIisl/la r(~lll será aPlicada, Cllillldo (11 los contratos cele·
brados en el l~st(/d,) de !',IIW!JT,í
(léase NcplÍbhm de: CololllbÚl, cn
virtlld
de la adO¡1Ci,"íi
,JL,1 C,'¡di).,:") SE
GA C') 1',\GO 11.\)'.\ 1>E IL\LEI::->E E:\
I·:";TII'l:LAl~I':
\IELJlDAS
<.Jl:E LA
Ó \!O:\I':IJ,\S
¡.::o.:THE·
Exn{A~'
JEHAS."
..¡.o. Como se \'e, el artículo gl¡(, se aca\);1 dc citar con·
tiene dos incisC),.; que prc\'011 dos cebas distint:l", :'1bs cuales
ks da los mismos dedo,.; imídicos.
a) En virtud cid priliwl"O de ell(ls se rcsuel\T, en materi,\ comerci,d, tina cllc~ti(')n ':l' Derecho Internacional
privado en sc;l1tido C(HTcc(;ln1l'11l-: cientillco
qm', respetando
la
voluntad de las partes cOlltratantes, deja (1sal\'o el principio
de orden públice, que sólo cOl1"idcra como moneda que tiene
poder libcratorio i¡imitado (1 l.J 11l0lH:da nacional.
Así, v. g.,
ulla con\'enci/lil comercial bocha CII ~e\V York dc pagar de·
terminada
C:llltiehel de cl(;h,c:s en BOgOL"l, se hace efectiva
reduciendo
e,.;a ca n t iclad ;'1\;¡ que h n'plTs,'n te en bi \letes
del B:11lCll :\'acÍofl:ll, al tipo cO'llc/Tia] del cambio,
E,.;to de 1.1misll1:l nJ:llll'ra que sc resol\-erÍ:1 ::1 cucstiÓn en
Londres al tratarse de U:\:I ()h]I.~acir'ln contraírj;¡ por francos
cn P,lrí,.;, pero que ckhic:r:ll'jcclItars'.: en la pr'illlcTa de las cil!(bdes nombradas:
CO!lll) la iÍlIica III,J/lcda IC!!.ill en Inglaterra
es h libra esterlin:l, Il.lhrí.l n~:ec,.;ic\;¡cl,para h:lcer efectiva la
ohligaciÚn, de redUCir lo.'; (¡-;ln<.-,os:i. libras esterlinas
en el
ca,.;o (\.,; que el dClIClor no qui,.;ilra Ú no pudiera cOllseguirlos;
pues así como entre nusotros, tienc clIrso y .'alor forzosos el
papel moneda, tienen en Inglaterra
Cltrso y '¡,alar forzosos las
libras esterlinas.
Lo que tiene es que allá no se ha clamado contra tales
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28 -
CU1'SiJ y valor (orzosos, por la sencilla razÓn que l;t lihra esterlina tiene un valor intrínseco de que carece nuestra" moneda evangélica."
b) El segundo de tales incisos resuelve en idéntico sentido el caso de que, en contratos celebrados cientro del país,
se estipule qlW el pago haya de hacerse en 11/0l/edas e.tiranjeras, consagrando así un principio distinto del que establecía el CÚdigo Fiscal, desde luego que no considera á tales
monedas como simple mercancía sino que les da el car;'¡cter de
mOl/eda en el sentido jurídico de la palabra, de modo tal
que bicn pueden considerarse como precio en un contrato
en que se den por un objeto cualquiera. Un contrato de tal
clase tendría, de consiguiente, el carácter de compraventa y
no el de pcnnllta que asumiría en el otro supuesto: en el de
que se considere la moneda extranjera como mercancía.
4l. De consiguiente, es correcto concluír que el trascrito
artículo 203 dd Código de Comercio consagra de 1111aOla.
nera expresa la libertad de estipular monedas extranjeras en
los contratos ti plazo, ó sea, la facultad de cotizar la moneda
nacional, desde luego que él dispone que" la misma regla,"
esto es, la de reducir por com'enio de las partes ó per medio
de peritos la moneda extranjera á la nacional, se observe
cuando en los contratos celebrados en el país ••se estiplllare
quc la clltrc,!!,a ó pajto Izaya de hacerse en medidas
extra Iljeras, "
ó 1/lonedas
O, en otros t~rm¡nt)s, en materia comercial, desde la vigencia del Código de Comercio, el papel moneda siguió teniendo curso ftJ1:zoso, pero dejÓ de tener ~'al01-forzoso.
42• Por tanto, en el supuesto inadmisible de que el artículo J 5 de la Ley 87 de J 886 contuviera realmente una prohi.
bición de estiPular cualquiera otra t'specie de mOlleda distinta
del billete dd Hallco Nacional, y en el de que el artículo 2224
del Código Civil fuera letra muerta,-debe
admitirse que,
desde la vigencia del Código de Comercio, tal prohibición
quedÓ levantad;\ en materia comercial.
En efecto, la disposición del artículo 15 de la Ley 87 de
1886 es una di<;posición de carácter !IC1leral, al paso que la del
artículo 203, inciso 2.° del Código de Comercio es tle carácter
especial; aquélla es anterior y ésta es posterior, dohle circunstancia que, según principios universales de Derecho consagrados por nuestra legislación positiva, imponen la preferente
aplicación en materia comercial del citado inciso 2.° del artículo 203 del Código de la materia, en el supuesto inadmisi.
ble de la contradicción. (Ley 57 de 1887, Art. 5,°, Ley 153 de
1887, Art. 2.", Código de Comercio, Art. 1.0)
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29-
43· De consiguicnte,
pucden scntarse las siguientes con~lusiones:
(l) Desde la unificaciÚn de la ]cgis!ación nacional, el billete del Banco Nacional continuÓ teniendo t'l carácter de moneda de cursu forzoso con poder liberatorio ilimitado;
b) Desde entonces
ese billete perdió la <.:ondición que
tenía de ser rnonec!;l de .'(/lorforzosiJ
cuando las partes cn uso
de la libertad jurídica consagrada
por el articulo 2224 del
Código Civil, rompían ese valor forzoso por medio de una.
"con-vención
COlltraria."
e) Las moncdas
cxtranjeras
que, <::n materia civil, siguieron teniendo
el carácter de mercancías, en materia .comercial cobraron
el de l1lollcdas en el sentido jurídico del
vocablo;
d) Por lo mismo, han podido cstipularse
en tocIa clase
de contratos
comerciales
cn que b monec!<l ctlnstituya
su
objeto;
e) Tales monedas
extranjeras
han podido, por tanto,
servir de precio;
f) Esas monedas deben reducirse al tiempo del cumplimiento de la obligaciÓn al billete del Banco :\'acional, única
moncda que tiene poder li beratorio il imitado, pero" por convenio de las partes, ó tí jIl iciv de peritos," esto. es, al tipo comercial
del cambio.
Artículos- 843 del Código de Comercio terrestre y 518
del mar1timo.
44· Cobra mayor fuerza la tesis que he venido sosteniendo de quc desd~ la unificaciÓn de la legislaciÓn nacional, no
puede discutirse seriamente
b validez de las convenciones
-en que se estipulen
monedas
distintas del billete cIel Banco
Nacional, sobre todo en materia comerciaJ, si se citan otras
disposiciones
legales cuya sola lectura arroja suficiente ]U~:
" Las letras giradas dentro del Estado deben ser pagadas en
moneda colombiana.
Si cxpresaren. otra, sc rcducirá á l110Ilcda corricnte, al cambio
que tenga el día del z'cllcimicllto en ellugardcl pago." (C. de C. T.,
Art. 843).
"Las letras giradas sobre cualquier punto del territorio de
Colombia, san pagaderas en moneda nacional, aun clI,lIldo exp:esen otra clase de moneda: C1J este caso, ~~·la
,-edltcció71 .s~gutl elwno
del cambIO y los liSOS del come~:tt
(C. de C. Manh.
ma, Art. 51i~).
H
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3°
45. De consiguiente,
segÚn el sistema de la legislación
comercial
unificada,
el billete del Banco Nacional,
que ha
sido la única moneda que ha tenido el pais, puesto que las
otras quedaron
arrojadas
de él á virtud de la conocida
Ley
de Gresham, ha podido servir desde entollces para cancelar
las obli~aciones
que tengan por objeto el dinero, pero no
por su ,calor uOlllillal y furzoso, sino al tipo del cambio el día
del pa,!!,o.
Esto de un lado, que, del otro, de;;de el momento en
que los artículos citados hablan de letras" giradas dentro del
Estado"
(Iéasc ia H:'pÚhlica en la nueva nomenclatura)
ó
"sobre cualquier punto del territorio de Colomhia,"
explícitamente reconocen
la libertad de cstipular
moned:ls distintas del billete del Banco r\'acional.
Ley 18 de 1904
46. 1'\0 ohstante quc, como acaba de verse, no es soste·
nible que hubiera estado nunca proJ¡ibid,z la estipulación
de
monedas distintas del billete del Banco r\'acional, y mncha
menos desde la unificaciÓn
de la legislaciÓn nacional, la
de l/lolledas e:dranjcrasc/l
materia cOJllt'rcial, es lo cierto que
tales estipulaciones
siguieron siendo il/Útiles, pero por razones meramcnte
adjetiv3s.
La J nrispruclencia
de lluestros Tri bunalcs considerÓ que
la" obligaciones
contraídas por monedas
distint;¡s del billete
del Banco :!'-:acional eran obligaciones
de género é iliquidas,
y de ahí el que sistemáticamente
negaran lihrar las ejecuciones directamente
por las sumas en esas monedas estipuladas
en los respectivos contratos, de donde resultaba quc, hecha
una estimación en papel moncda el::1 valor de una obligación
en oro, resultaba
que, llegado el clía de la efectividad de la
obligaciÓn dcspués de los largos trámites del juicio, esa estimaciÓn resultaba
ruinosa
para el acreedor por la creciente
baja del papel moneda.
Estas dir,Cllltades de orden adjeti\"o hicieron
calar más
en la mente nacional el concepto
errónco
de que estaba
prohibida la estipulaciÓn
de monedas, clIando en realidad
de verdad lo que existía era la inulilidad ó illf,;ficacia práctica de t;¡1 estipulación.
y si bien es cierto que la Ley 33 de 1903 quitó 1l1uchas
dudas en el particular, é hizo lu posible por volver al pais á
un régimen económico
tál que 110 lo aislara del comercio
exterior, fue J1cxesaria la expediciÓn de la Ley 18 de 1904
que en su artículo 3." clispu,;o lo siguiente:
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31
--
" Los clocnmcntos que expresen ohligacioncs d~ cantidade!;
de monedas de oro Ú (le plata nacionales ó extranjeras se consi·
derarán como expre:iivas de obligacinnes de c'1I1tidade.¡ líq'lidas,
y, cn cO:lsecu~ei;l, si reÚnen las delll;\s condiciones dc que ha·
bla el artículo 10 I:! (lel C,:,dig() J udiei,i\. prestan Iné;it,) cjecuti\'o.
Si el deu(lor al i1\tim;u"de la ,'jecl1ción preslIltarc I'"ra el
pago biilctes de CUIS) fn("z(lsn. se l'~t;lhh:l'l"I';'11.1equivalencia CI¡
la lI1ol:eeb Illetitlica (' 11110,,; pn:viClJé en el ;,r: Ilii!O l." ¡'ara (lue
lo haga,
Si el dcudor no P;¡g 1, Ir)s av;¡J¡'¡,::; de 1,)s h:cncs que se cmbargllen se har:w en 111,)1\':d-(leg;t1. V la eqtll\';lkncia
cntre la
ll10lleda lllet;'t1ica y el bilielt.: (1<: Est:ldn ~e (,(¡,hlce,:r;'¡ al tieml")
de hact:l' el pago al acreedor, como e~\;'l indicado -:.:nel artículo
LO (SC.~ÚIl
el precio corric¡;/c (1/ el rc.'f(cti2'o Illn(lldv al tiOJlto dd
ta,t;o) .
Ley 59 de 1905
47. Quiero ;l!lOr,1 ,;lIpl:1'~r el) ,~racia eL: di,cu,.iÓn quc,
no obstante
lo disf.lllcsto por el C()digo Civil ('11 Sil artícu'
lo 2224, por el de Comercio
Tcrrestre
en SIIS artículos 203
y 483 Y por el de Comercio ¡"larítilllo en su artículo 518, hubiera continuado
vigenlc.: en Colombia
la pretendida
prohihicióu de estipular que Sl: dice cOIltenicla en cl nombrado artículo 15 de la Ley R7 de 1886; pues bien, aun en ese supucsto, bien pUl'ckl1 cobrarse hoy la,; llblig;¡ciones
contraídas por mon(~cbs distintas del biilde
del H;lI1CO Nacional
en cualquier ticmpo.
La Ley 59 de IC)o.5 e.;tablece varios principios CI1materia
de libertad de estipular
llloncdas y del valor iegal <id billete
por Sll valor nominal para ciertos efectos, al p:'()pio tiempo
que pl:rl11ite su coti:::aciJIl en relación con las llllJ:1edas metá¡iCIS.
4R. EI1 trat;'ll1dosc de obligaciones
COidr;-¡íclas antes de
la vigencia de b nomhrada Ley 59 de 1905, cuyas disposiciones no he in':oc;¡dll en esta litis sino como recurso subsidiario, ella establece tllla regla general que es 1,\ contenida en
el artículo 33, qUl' diee así:
" Las obligacinnes pendicntes q\lC tengan por nhj,:tn cantidades de dinew en monedas de or(J <Í de plata. nac "1l;.les Ó extranjeras, debcn ClllT1plir~e- cl\;¡lqllit:ra que sea b t:poca en que
se hayan coutraído - pagando l'1l la 11l0Ued.1estipulada ú cntregando la cantidad equi\';¡klltc en billetes del Estado, S~gÚ11 el
cllmbio corn"ente el día dd j>tl,~O; pero el deudor tiene el derecho
de exigir qlll: se n;b.,jell lu~ intcre~es devellgados en el tiempo
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-
32-
trascurrido del diez y ocho de Octubre de mil ochocientos noventa y nueve (18 de Octubre de 1899) al treinta y uno de Diciembre de mil novecientos tres (31 de Diciembre de 19°3)."
Esta disposición
la ha considerado
la parte demandada
en esta controvcrsia
inaplicable
al caso del pleito, desde dos
puntos de víst:l diferentcs:
como dc efecto retroactivo
y
como que e1ebe Ser rcconocida
de oficio por el juzgador la
rebaja de intereses de qllc ella trata, en el supuesto
de su
aplicación.
49· Pur regla general las leyes no deben tener efecto retroactivo
que vulnere derechos adquiridos,
según principio
de legislaciÓn civil; pero se admite que, excepcionalmente,
por altos moti\"os de interés Ó de orden público, puede el legislador hacer uso de la facultad de expedir leyes con tal
efecto. 1nspirado
en tal principio el legislador colombiano
de 1887 dio al matrimonio
católico validez retroactiva.
Ahora, si la ley á la cllal se le da efecto retroactivo,
110
vulnera derecho adquirido
alguno, la facultad
para dictarla
en el legislador es incuestionable,
desde cualquier punto de
vista qu~ se considere la cuestión.
En el caso que es materia de este pleito, la cuestión es
de este orden, pues al disponer
el legjslador de 1905 que se
cubran
las obligaciones
pendientes contraídas
en cualquier
tiempo en la moneda en que se contrajeron,
Ó en papel moneda cotizado al tipo del cambio el día del pago,no vulnera derecho adquirido
ninguno, pues, de un lado, no puede
decirse en Derecho civil que, salvo el caso de prescripción
cumplida,
nadie pueda tener adquirido
el derecho de no pagar lo que debe, y, del otro, aun supuesta la ineficacia anterior de la obligación para hacerse cfecti\'a por la vía judicial,
con esta ley no se hace otra cosa que darlc carácter civil á
una obligación
qlL', en tal supuesto,
siempre tendría el carácter de obligac¡Ún meramente
natural.
De consiguiente,
tenga ó no el artículo 33 de la Ley 59
de 1905 el car;icter de disposición con efecto retroactivo
que
vulnt:re derechos adquiridos, es de forzosa aplicación en este
caso. Si lo primero, porLjlle el juzgador
debe aplicar la ley
escrita como está y no tlellC facultad para discutida; y si lo
se<1undo, porque ni cientifica, ni c()nstitucion~d ni legalmen.·
te,bse
le ha negado JJllllCa al legislador la facultad de dictar
leyes retroactivas
que no vulneren derechos adquiridos.
50. Ahora, como de aplicación
más concreta al caso del
pleito, se encl1e~tra en la citada Ley 59 de 1905 una disposición¡que es copla textual de la Ley 33 de (903, y que dice así:
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-- 33 ••Art. 9.° Las obligacioncs cOlllraíd,zs ó que se contraigan en
los negocios CON el Exterior, se cumplirán de acuerdo con lo que
dispone el artículo 203 del Código de Comercio."
Como se ve, este artículo, que cs copia literal del inciso
4'° del artículo 5.° de la L:'Y 33 (k 1<)03, se refi.ere no sÓlo á
las obligaciones
que se hll!;ieran de contraer
clesput:s de Sll
vigencia, sino ;'\ la,., que hllhier;ltl n;\cido antes de <:lb, pues la
disposiciÓn
legal qllc COlllento J1!1cde descomponerse,
á
virtud de la disyuntiva J, l~n dos fras . 's: "las obligacionescolltraídas" ete. (participio pasado) y "las oh!i~;\ciont's que se
contraigan"
etc. (expresiÓn que c1e"igna un futuro).
E~to de un lado, qu~', clel otro, la citada disposición,
á
mÚs de extender
el ak;lnce del artículo 203 del CÓdigo de
Comercio
á las oper;l\:ioncs meramente
ci \·i les, hace una
aclaraciÓn importallk
n:btiva {\ los Ilegocios celebrados dentro dd país, pero COII el Extcrior,-pllCS si el artículo hubiera
qllt:riclo referirse ÚniclIl1t:n!c al c:fc-cto 4ue debían producir
las obligaCiones
contl"aícJa;; fuera de d, habría empleado
la
preposici(')I1 c1t y no la preposiciÓn
1."011, que
precede al término el E:rterior.
De manera que', en el supuesto
de que fuera admisible
la teoría sobre la prnhibiciÚn de estipular Jlloncda", extranjéras, que he combatido,
este ;lrtícu"¡o sirve de asidero para demostrar que el Iq~islacl,}r <¡!liso, por lo menos, hacer una excepciÓn cn favor de bs obligaciones
que, CO!1l0aquella cuya
efecli\'idad se persigue en este juici,), proceden
dc"negociQs
celebrados en el país con el Lrtcrior.
Por otra parte, dados los t(:rJllillos de que se vale el prenombrado
artículo 9.", viene él así ;'\ constituÍr
una disposiciÓn interprctati\';[
de las leyes anteriores, quc surte SllS efectos desde que taks kyes fueron promulgadas,
de acuerdo con
el principio que cons;lgra
el artículo 60 del CÓdigo Político
y Municipal, en los siguienks
términos:
•.Cuanclo una ley oe limita {l declarar el semidll de otra, se
entenderá incorporada en ella para todl)s sus efectos,"
SI. En cuanto á la rebaja de intereses en el período de
que trata el artículo 33 de la Ley 59, no ha podido decretarla de oficio el Tribull;t1, porqllc tal artículo cLt al deudor Hel
derecho"
de "exigirl;!," y la parte demand;tcla \lO ha hecho
tal exigencia:
ella }Ia llegado la validez de las ubligaciones
por oro.
52. Ha pretendido
la parte recurrente
sostener
ahora que
3
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34 -la disposíciÚn
contenida en el artkulo
33 de la Ley 59 de
1905 no es aplicable en este caso, porque ella apenas se refiere á las obligaciones
que tengan pl)r objeto"
cantidades
dc dinero de oro ó de plata," y que las contraídas
por la sociedad de Cribe é fl ijús en los documentos
privadns tienen
por objeto la clltl-ega de letras por libras esterlinas á satisfacci(')!I ek la Clsa acreedora.
SI argllllH'nl() ¡es ingenioso y, para combatido,
s(ílo mc
basta oher\'ar
qlIe la estipulacil)I1CI1 virtud de la cual se deba
cntre¡:.:ar al deld,)r \lID letra de cambio pm' rldcr;ninMb
can·
tidad de di!lcro, constituye apcnas un:! modalidad ell cl cOJ)trato que no cambi;\ ia naturaleza
intrínseca de (:1, que en el
caso concreto
de que se trata se reduce á restituír en Londres las mismas lihras esterlinas que en Londres se le suministraron ;'¡ l!ribe é Hijos cn virtud de los giro,; que lucieron.
E;-.to, por un;l parte, que, por otra, el argumellto
de la
partt: recurrente
echa por tierra los anteriores que ha hecho
para sostener la nulid~\d de las obligaciones
cOlltraí(\;¡,.; por
ellos, en llls r!oCU1\H.:nto,.;,ell monedas distintas del billete del
Ballco Xaciollal.
Y, de clln;-.ig\\icnte, la acusaciÓn que se ha hecho á la
senkllcia,
cOIlSi_stl'llk en ~ostener b llulicl;Hl el\: \lila obligaciÓn por l/Iollcdas mctálicos, cae por su base desdc el Illomento ell que el IllISllíO recurrente
sostiene que tal obligación
no tenía por objeto esa clase de !l10l1cebs sino el de letras de
camino, y es doctrina, general en materia de casaciÓn que
Iluestra Corte ha admitido, que" no se puede caqr \lna ~entencia por infraccil'll1 de disposiciones
suslantivas que el mismo recurrcnt~' cOllsid ...
Ta que no pneden aplicarse al caso del
0
pleito," ()'ttri"pnulcllcicl
de la Cente Suprema de Justicia, 2.
Apl:ndicc, llúmclO 6H).
AplicDción especial de
caso del recurso.
103
princ~pios a.nteriores al
::;3, CO!1l0 aparece de auto-, los contratos de cuC'nta corriellt~ elln cr(:c1ito en descuhierto,
cuya falta de cumplimiento por parte (Iv b sociedad
de Uribc~: JI ¡jos han elado naci·
miellto al pleito, se (~elebrarun (;11 los aClOS de 1897 y 1~99.
En t;rles ~lños regían ya los Códigos Civil Y ek Comercio v, sobre la base de que el objeto de las obligaciones
contraíélas lo constituycr~\ el reinte,~ro de mOlledas metálicas extral/jems, aplicando
lo,; principios
cuya corrección
clt'jo establecida, se tiene:
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-
3S -
a) Que, como es la verdad y está aceptado por las parte~
en el juicio que lo.; contratos
materia d,.: la liti" tienen ca~
ráder COl1wrcial al knor de lo que: rezan lo" articulo.; 20 y
21 cid Código
de ,Comercio,
la.; Ckipo,;icionc:-i de este Código son de preJerCllte aplicación,
segÚn lo dice el artíclIlo 1.detal CÓdigo;
b) Que, por Llnto, el ;í1tÍculo ~c3 del CÓdigo de Comercio, ckhe ap'ic;lIs,~ dc prd'.'I'cI1cia :'J otra.; disp"sicic:Jt.'s
por
el S\\!o hecho (Ir. .. s~r COlll(:r,_'j:ll,',,;1, ,-; Cf)/Jtr;iÍO';
cj Que', aunque tlO tll\'ic:-an los contr;lt(h cl car.'tckr col\lerci.d qlle ks a-;i.~lIa Lt i,'\', Y Cl1 ('; cllal COll\'jc:Jt'1l las partes, sicmpre tcndría aplicacj(')n c1¡\rCIJ\l11lbr;ldo artículo 203
del Códj,~() de Comer'cio, al knor de lo quc dispollC el Mlículo <)." de b Ley 5() de ¡(.lOS, qlle til'ne Clr;lckr
interpretativo, y di"ponc tal aplrelcl(')/) cllando se tr;¡tc de ,\hligacio.
/lCS co/ltraídas
Ú quc se cI)lltrai.~all ~n lo.; lll'gocios
CO/l
el
Exterior,
,;il) h;tccr clisti¡tu,'J:l <':iltle ohl1g'¡ciune,
civiles y
comerciales,
v
ti) Quc, ~tl Último ;\n,\;¡~is, "Ilpollienc!o la illaplicahilidad
de las disposicioncs
3ntnloIC",
la lt-n;lria la disposiciÓn general contenida en d articlllu 33 de la cita(h Ley 5<) de I90S.
54. Ahora, si el ohjl:lo dI: la oh!i,~aciÚn <.:"la elaciÓn de
letms de call1bio ;'l satisfacciúlI de la C¡S;¡ an\.'l dora, por Ja~
libras esterlinas
que constitllven
la deuda v no se cOl)sidera
tal daci,-'JI1 C01110ellllodo e,;pe~ial pactado ¡;or I:ts r;lrteo; para
~oluclonar la obligaciÓn, Se lIl'ga á la conclusi¿Jll de que cn
el contrato
de cucl1ta corri,'nk
\'a cnvuelto el de camhio
quc delJne el artículo 746 ,-lc-l C'-'Jcligo de Comercio Terrestre
y que cons;¡gra también (·1 :,britimo
<.:nSlIS artículos 507 y
siguien!e,;,:.
y como el Tribun;d
scntenciador
condenÓ ;'¡ la parte
clem;lnebda á la c-ntITg;¡ ele: bs It:tras de cambio, instrumento
por medio del cual se <.:jccllta el contrato respecti\'(), al tenor ck lo que disp()I1'-~ d artículo 747 cld C'¡')(ligo de Comercio,--la
parte recll1'l'l~nk debió ;'¡CUS;lrla ';('lIkncia por violaciÓn de los articulos 7-+6 y siguientes de dicho CÓdigo de
Comercio Terrcstt e y 507 y siguientes del CÓdigo Marítímo.
Como dI.; \il) lado, tal CliS;l no hizo, y, dcl otro, el recurso de casación
no puede fundarse
('11 hipótesis,
es preciso
concluír que la Cmle debe dar por sl'ntado que el Tribllnal
interpretó
los conlr;¡tos de cucnta corriente comO qlle llevaban envueltos
el de cambio, y c1e ahí que prcscilldiera
de
citar el1 la parte motiv,l d;:: h sentencia
otras disposiciones
lcg;des en qne la demancla:--e fl1l1dó.:~·
Consideradas
las cosas desde este puiño de vIsta en qu~
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-
36-
los recurrentes
se colocan,--la
parte dispositiva de la sen·
tencia, que es á la que puede referirse el recurso según principio,,; illconcusos en materia de casaciÓn, aun cuando hubiera viobdo
lo;; artículos
de los respectivos Códigos que tratan de este contrato,-no
sería casablc desde luego que la
parte rt:cnrrenk,
como lo acabo de exponer, no fundó Sll
demanda de casación en la violación de tales artículos.
SS. Pue{\c,pucs, formarse el siguiente dilema: ó se trata
de obllgacioncs
contraídas por moncdas met:tlicas y, en caso
tal, la scntcllciLl \lO es casablc porque est;í. a.instada á lo dispuesto en I\)s artículos 203 del Código de Comercio,
2224
del CÚdigo Ci\'il, 9'° y 33 de la Ley S9 de 1<)05, aplicables al
caso del pleito, él sÓlo se trata de la obligación de dar letras en
cumplimiento
del contrato de cambio, y tampoco
lo es porque el recurrente
no b acusó por ese extremo.
En cuanto á los articulas 15 de la Ley 87 de 1886 y 1.0
de )a Ley 142 de 1892, son inaplicables
en uno y otro de los
términos del dilema, como creo haberlo demostrado.
(:\úmeros 30 y siguientes, slIPra).
Novaoión.
Se). Sostiene la parte recurrente
que la sentencia acusada es \'joJatoria (le los artículos 1687, 1690, 1693 Y 1699 del
Código Civil, toela vez qu~, según ella, las estipulaciulI(;s
contenidas en las escrituras
públicas que se otorgaron en las
mismas fechas en que se firmaron los documentos
privados,
tlO1'arOll, dice ahora,"
cOllcclllmroll,"-dijo
en la c()(ltestación de la demanda-las
que aparecen hechas en los referidos documentos
privados.
57. En el nÚmero 1 (sIIPra), quedó hecha la trascripción de tales estipulaciones,
cuya simple lectura deja en el
ánimo el convencimiento
de qnc en escrituras y documentos privados
se hicieron
constar unos mismos contratos
para fines distintos, como fueron los detalles de la aper\ma
del crédito en descubierto,
en los documentos
privados, y
las caucioncs
hipotecarias
que habían de garantizar
el pago
de los saldos, en las <:sclIturas públicas que, por otra parte,
debían servir i la Casa acreedora de título ejecutivo.
De esa manera prn'isora,
las dos sociedades contratantes se pusieron recíprocamente
á ~ubil'rt~ ele las contingencias de \'ariaciollcs en el tipo del cambio. Si la sociedad de
Challllers Gltlltl'ie & Co. ejecutaba
á la de Uribe é Hijos por
las sumas en papel moneda de que tratan las escrituras,en
momentos en qÚe tal suma fuera mayor al equivalente
eri la
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- 37especie papel moneda
de la especie oro que la Última debía,
Uribc é Hijos podían excepcionar
con d documento
privado
y la comprobaciÓn
del ll1m"ilniento de giros. ~i, pnr el contrario, como ha sucedido, las canti(Ltdes en, papel llloneda
de que trata la escritura,
lkgaban ;'1\'aler muy poca CO';;1en
relaciÓn con el monto efectivo de L! deucla, b sociedad de
Challllcrs
Gllihric & Co. podía cobr:lr por la vía ordinaria
tal monto efectivo a-;(,;~llr;!clo con Lh hipotecas cOllstituídas
para garantizar
no sÓlo las cantidadl.:s en papclmoneda
de
que tratan las cscrítllras, siJlO como, respectivament~,
ellas lo
di Cl.:Jl : "el cumplillliclllo
de 111:; obl(~ll(i()lles cOlltraídas TA;'¡TO
POI< :\IEOIO DEL DOCDIE:\TO
PRIVAUO AXTES
CITADO, como
por /JIcdio de esta escritura."
58. Esta si\l1ple tr;¡scripcil'lll acredita, plll.:S, de modo
incontrovertible
qlll.:, {Lvirtnd del ()t(Jr,~amiento clc las escrituras pÚblicas, no se Ik1¡'llrLl/l las obilgaciones
de que tratan
los dnculllcntos;
plT'> COJlI') el fenÓlIl,~no jurídico de la /tol'a.
ciáll ha sicln el caballo (k }¡;¡talla de que han hecll<l liSO los
demandados
en t;ldo el curso del j uiciu, debo hacer algunas
otras observaciones
telldiellks
:'t des\";tllecer
d atre\'ido concepto de que hl fcllÚl11el1fl se n~ril:¡cr') con el o(or;,{amiento
de las escrituras.
tl) Si, como la misma parlc clcn¡;1ndada lo ha sostenido'
desd,~ la conkstaci')IJ
de h del11;llld:L, la;; obli;";;lciont:s con.
traídas por l.iriúc (: J-i ijL'S e:;l;Ín afect;ldas de ¡litlidad absol/tia como contravcll(ora~
de una disposiciúll lq:al prohi-.
bitiva de la estipuiaci(')IJ de ,'''pecil.:s distintas
(1<-] papel mo- '
necia, el argumento
de Ll lIu:'{/C¡rÍll qucda clCS(¡"llido por la
mistlla parte l'l:clIrrentl', pues segÚn ('i artículo ¡M\() del Código Civil" para (lllC Stil ;'Úlida 1111I0¡'Il(i,íll es necesario que
tallta la oblig;¡éiúll primitiY;1 como ci cnntrato
de Illwación
semi ,'lílidL,s á lo n\f'llOS lu(ur;t!lI1cnk,"
idcm dcvitllJ/l.
Si, pues, la ohlig;ICl1'1I1 contraid,! en Ins dOClll11éntos de
pagar oro es nula, 11(> l¡;lilo 1l'¡v,lciÚ:l, y si 6S1.l se \'erificó, la
obligación pretendidallll'nk
11(1\'ada 11,) es 1111;a.
v) SegÚn el artículn rÓ'J3 del Código Ci\"il:
,. Para que haya //o:'lIci,íll es llece~:lri() que J,) (!cc];¡ren las
partes, Ó que apareZC';l i,)(i:Jd,h\;'IlCllte q'Je su illtc!l\.'i,J,] ha sido
II()V;¡r,porque la lIue\"a o[1!ig;¡Cl!l11elJ\"lIl':\"e la exlillCi(JIl ck la <l1Jtigu;¡. Si 110 ;¡paredert.: la illlellciún de Ilovar: se mirar:ín las dos
obligaciones como coc.ristm/cs, y ;'aldní Id obl(tfaci,ill primitiz.a en
lodo aquello CIl que /a posterior l/u se opu"icre tÍ ella, slIlJSldielldo en
e5ta parte los p,.iz'ilei!,ios y cauclOl/CS ,le la primera."
y como,-
segÚn se desprende
del tenor
literal de las
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escrituras,
las partes no declararon
en el1as que 110va{¡an
las obligaciones
contraídas
por medio de los documentos,
sino que, por el contrario, se refirieron
á el1l)S para el estahlecimiento
de las caucioncs,
de consiguiente,
no aparece
la illtellciÓIl de 1IOZlar, y como, por otra parte, las estipulacio·
nes contenidas
en las escrituras
no "e/lZ'lIei7}Cn la extillcióu
de las allti.!.fllas,"debe concluírse que, según el tenor literal
del artículo
trascrito,
son "coexistelltes"
las ohligaciones
contraídas por documentos
y escrituras.
e) Ahora, si se cOllsideran las cosas desde otro punto de
vista y, en grac.a de ctiscusión, se admite que hay contradicción entre lo estipulado en las mis1/zas fechas en escrituras y
documento,;,como aquí no hay tercero,; interesado..;, en ese
supuesto de la contradicción,
el Tribunal
sentenciadur
debió darle m:ís crédito á lo que dicen los documentos
confirmado con lo que resultó del examcn de los libros cte la socied;td deudora y de la confesión jlldicial,-debió
e\;¡rle mis
crédito, dig(l, que á lo que rezan hs escrituras, deslle luego
que, según sana Jurisprudencia
ek la Corte Suprema de Justicia y de los Trihunales
y Juzgado..; nacionales,
en/re I([s
pmtcs. ticnen flll:rz,t probatoria contra e! tenor de las escrituras pública"" la confesiÚn judicial ck ellas mismas y los do·
cumentos privados reconocidos
por ellas, de acucrdo con la
doctrina que sientan los artículos 176r, 1766 y 1769 de! Código Ci\'il.
d) La ejecuciÓll de los contratos
por las partes arroja
mucha luz CI! esta materia de la pretcndida
¡¡ovación.
La sociedad de Cltalmcrs
GlIthric & Co., por su parte, á
quien no dl:be Silponerse tan estulta q\le \'iniera á este país
á entregar sus libras esterlinas para coner I~l';contingencias
de alzas y bajas de nuestra monecj;¡, entendiÓ desde el prin.
cipio qlll: ella abri;t sendos crl:ditos en descuhierto
por
[, r,200 y [, r,ooo á la de Uribe é /Jijos. en los tl:rminos pactados en los documentos
privados, y, a] efecto, cuhrió lns
giros que por esas sumas hizo contra ella la última de la", soCiedades nomhradas
y cargó i ésta los intereses y cllllJisiones en \:l1os estipulados,
de modo (;¡n correcto
qne los p\:ritos rectificMlo:'cs
de tales cuentas no l:ncontr;trOIl
reparo
legal ni nguno que hacer les.
Por su lado, la socied~ld de Uribe é Hijos, duranÍl' el tiempo que estm'o haciendo LISO por repetidas vece,; de los crédito,; abiertos á ella, entendió las cosas de la misma manera
y, no obstante las fluctuaciones
del cambio, que aparecen
probada;.; en el expediente
con las declaracioncs
de Ins Sres.
Ernesto l\Iichclsen y Francisco
J. Pardo, hizo siempre SllS
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39 --
renovaciones
por el valor total de las :f 1,200 Y :f 1,000, no
por el equivalente
en oro de las c;lI1tldacle~ respectivas de
$ 20,000 papel moneda, que n~zan j;¡s escrituras, y cubrió
hasta el año de 1¡)99 los intereses y c'nmisinllcs
rc!opecti\'os,
liquidados en oro, en letras dé camhio por eS,l mOllccla, sin
tener en cucnLl Inr;! n:tda el precio que en el 1l!erC;lClo tuvieran los billetes del Banco :\'aclOi1;t!,
La sociedad de {'riIJ( (' Hijos ha \'c:lido ;'1 caer en la
cuenta ck que lo qUl~ debí;¡ \'ra papl'\ monccb v lln oro, en
los moment()s en l]uz: h ck;)reciaciÓn
d-: al]llél 11:¡ llegado á
límite que sÓlo espíntl\:-; a!LlIncnte pl n'ísores
cOllcibit:roll y
<:n época en que c'sb constituida
en !llora de reintegrar el
monto íntegro de los créditos abiertos ;'¡ ella.
i.\l:"ls adelante, cuanclo
nll: ocupe en Lt apreci;tci,'JI1
de las
pruebas aducidas en el jnicio, hecha por el Tribunal s(:nlenciaclor, \"okcré ,.;ohr\' c'ste t,,')!)ico que: quita h;lsta el 111;'¡S ligero pU.I1\O de :tp<lYo ;'l la kori;1 d\.' l:t IIt)c'{/ciúll,
CUY~1in;lplica.
bi!idad
ai
Ct~O
del pleito
l'S 1l;;lllihc:iLl.
59. El \"ocablo lIo;'(/clJJl,
por o'ra parh', h;t proc!ucido
una \'l'rdadera
nh"\.'sit'Hl e!\ el ;'u1i\l1o elt: 1,\" recllrrelltcs,
pues, como acklal1k se \".:r;'\,alegan b existel1ci:l dI' ttl fenómeno jIlrídico
en hlp,;!\'sis
distlllt:t
de aquella cn q,IC se si~
tuÓ el debate
en
Ia-.¡ 111-;~;lllCi;ISdel
juicio,
-- So.;kl1icnc!o
al
efecto, como mec!i,) llllC\"O \'\1 c;¡,.;aciÓll, que la obligtciÓn de
pagar canticbdes ck oro 1'\1 let!'.!S de c!1Ubio \]\1l', ell Sll concepto, fue llO\';¡C!:l por Lt eL; p;lgar ¡"U clllticbd
de papel
monec\d,- sufriÓ llueva 1I0¡'ilc:i-.ín
po!' haher
clll1\'cnido
la
Casa acreedora q~.ll' ¡a c!t-llc!ora \'\llviera á hacer \1S<l del crédito después de expirad") el plazo p~t!':1 el vencimil'nto
del
pri Illero de los co n t r:¡tos.
l~e~ponsabilid;l(.1
solidaria
so(~io::-,;
eolectivo:";.
de lo,.,;
60. SI: acusa ;l la sl'l1kncia rccun:d;¡ C0\l10 violal·}ria de
ley sustanli\'a dicil:!1clo",-' qUt' e:l.t dcFl ti\; aplic:tr el artículo
1602 del CÓdigo Ci\"il, sl'gÚn \'\ cllal lo, COlltratos son una ley
par;\ los contratantes.
POI" c\untu
CIl h \:scrit\1ra
c()~I,.;titntiv:l
de la sociedad de Cribe (: l/ijJ, se pacl() que Lt responsabilidad de Ins socios cckcti'"(l:-:' quc la C ll1stituyell
q\.lc(bba limitada al capital qlt<~ cada 1\110 de lo~ socios aport,') ;'¡ ella,
escritura
que debiÓ coltoccr
l.l socied;\d {lt; C{¡almas Gutllyje & Co. cuando coutratÓ CO\1 esotra.
Desde otro punto de vista y como medio nuevo en casal
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40-
ción, se sostiene por los recurrentes
que la sentencia es vio¡atoria de los artículos 2370, 2373,24°6 Y 2454 del CÓdigo
Civil, por cuanto que, segÚn ellos. la responsabilidad
solidaria de los socios de una sociedad colectiva es mer;unentc
accesoria
y está ¡llllparada
por las leyes que regllbn i la
fianza.
Carácter de disposición de orden público que tiene tal
solidaridad.
61. La aC'Jsación relativa á la violación de la ley porque
no se tuvo en cuenta por el Tribunal
sentenciador
el pacto
social de Cribe é II ijos, que limitaba la responsabilidad
de SllS
socios, no resiste el menor análisis, si se tiene en cuenta que
el principio de la libertad jurídica que consagra nuestra legislación tiene como valla infranqueable
el primordial de que
no ~e pueden dcr().~ar por pacto las leyes de orden pÚhlico,
percntoriamente
consagrado
en el artículo
16 del Código
Civil, en estos t6rminos:
" }J o podrán derogarse por convenios particulares
las leyes
eu cuya observancia están interes;lclos el orden y las buenas costumbres."
Ahora bien, se,~Ún aparece de la escritur,l constitutiva
de
la sociedad de (fri{¡c é !fIJOS, tal persona jurídica es una sociedad colectiva de comercio
que se rige por las disposiciones
contenidas
en el Código de la materia, llna de las cuales es
el artículo 487, del tenor literal siguiente:
" L(H snci<lS colectivos inelicados en
la escritnra social v cn
las c1iligenci,ls de p¡¡blicaci<Ín. S(lll respollsahles solidarial/lcll[c de
toclas las obligacioncs legalmcnte contraídas hajo la razól\ S(),'la!."
" EIl lIi/l¡';iÍlI caso p;dnín los socios derogar por pacto la solida-
ridad
dc las sociedades
colectivas."
62. El primer inciso del arlículll preinserto,
aun en ausencia del sq.;undo,
siellta, á mi moclo de ver, un principio de orden público, puesto que tal solidaridad
se estahlece
en beneficio ele los terceros q'JC contraten
con la sllciedac\
cok:cti\'¡¡, para los cuales debe S(T letra Illuerta lo LJue pacten
los socios entre sí aCerca del modo C0ll10 deben correr las
contingencias
de gallancia'i y pérdidas.
El pacto que derogue el principio dc la solidaridad
es, respecto de tales terceros, res illtcr alios acta.
Pero, harto previsivo d legislador,
no se contentó con
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-
sentar claramente
el principio de la solidaridad
de los socios
colectivos, como lo hacen otro,; CÓdigos, cntre (¡tros, el francés en su articulo
21, sino
q\le lo rdorzt'> con lo dispuesto
en el inciso segundo l]lle acabo de citar, que CUlltiene una
prohibiciÓI/ legal, s:\llcionada
con la Ilulidad de la CI:lUSUIa,
conforme lo reLa él artículo 6," del C()digo Civil.
De consiguielltc,
C01lJO s,"'gÚn el :¡rtíc\llo l¡Sl del CÓdigo Civil, el acreedor PllCtk dirigirse contra (ot!()S los deudores ,;olldarios conjulll;1Il1C'IJk,
COIJt::t cu;¡!q\li-:L¡ de ellos á
su arhitrio, y eOlllO Lt solidari(bcl (:JI cste caso la establece
la misma ley y no hay IJecesidad de l'robarLt,"
e1ebe concluirse que el Tribunal senteilciador
ni) \'ioló el citado artículo 1602 del CÓdigo Civil, qlW en la materia es ('xÓtico, sino
que aplicÓ correctamente
los artículos
487 del Cé,digo de
Comercio y 1571 del CÓdigl) Ci\'il, ,tl declaLlr proc('cknte
la
acciÓn ilt solidltll/ dil igida CUlltra la s()ciedad ck Cribe L' Hi
.los y SI:S socios co!t:cti\'os,
1')
Fianza solidaria y deuda solidaria.
63, 1)c,;p\16s de h;¡\wr sostenido la p;lrte Ch'm;¡IHh:1a en las
instancias clel juicio la tL-sis qlw acabo de rebatir de que los
socios de la sociecbd de l'ribe ,', ¡.¡ Uc" no SOII r('~pollsables
(k las nhligaciollL's contraí(!;¡:~ por L'''la sino ha"ta el monto
del capit:¡j que á ella aportar, ,n, sostielll'll a!Jor:¡ en eSl,: reCurso extr:\ordinarÍo
(ié' la c:,s:¡c:,",n t]11<'("S,¡responsabilidad
so·
l¡daria es la ll1erCalllil 411(' d,l dLTL:cl!D,d (kutlur :Lccesorio de
ojluncr ;ti acreedor el bClldiclL) (k ex,;usit'l1l.
Estl korÍa, aun ,11j1o;]il'IHlo];¡ corrc:cta,-·-- qUl' nl) lo es,no puede sU" tomad;¡ ell COlhítit'r;¡ci'");l por Lt COi'te Suprcu;;¡, porque, de tUl 1.ulo, COIh[I:UYC un :llecli(¡ 11l1C\'O:naclmÍsible en cl recurso (1IÚ1IH:ro lB, S'II¡'lrll), y, del (¡Ir", aUll cuando lll) fuera un llledio IlUC\'I), como ('ih esb h,¡s:¡c!a en lo
qUL: dísponc re"pectu d: I:t Ji.II!Z,l \'1 ;11~icl¡]o 956 del CÓdigo
ck C01l1ercio, P;¡Ll qllt' IlIt'!";¡ ;ltcldihl.'
seria pr<'l;is;) que se
lll¡]lil'ra ;¡k.~:¡clo en lt ck!ll:t!lILl de cas,tciÓn en:]),)
C:lll-;;¡Ide
6"ta la \'io!aciÓll de Ltl :¡rtículo, cUS:\ qUl' ¡lO sc hizl) por la parte rt'CtIITCllk.
()~, /\h'ira, en el c;lSO (k <¡lle la Cn:"!e cas;¡r;\ h scntencia por ,.t:-,) motivo y tll\'il'l":t <¡lle ent!".\r ;'¡ cl)n~id('r;¡r esta
cllestiÚIl, ella kndría
quc ser re"uel!:. ,'n s'~;¡lidu upuesto al
que prdende
la p;lrk n:cmrcflL.:.
l<':lla confunde d()~ fen<")lllcnos juridicos
qU(~) aun
cuando tienen al,c(llflO'i caracle¡'es
idl:lltico,-, tienen otro" enteramente c1istinlo~: la dmda solidaria y la .fiallza solidaria.
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42-
La solidaridad,
en materia civil, sea principal ó accesoria la obligaciÓn afectada con e~;¡ llIodalidad por la ley, ó el
contrato,
prnc!llce respecto dd acreedor
dos efectos, que
son: el de que el deudor demandado,
sea principal ósea
accesorio, !lO puede proponer el bcnellcio de dj¿'isiJJl de la
deuda, y de que Pllecle ser perseguido por el acreedor sin que
le sea dable oponer el beneficio
de ordcn Ó CXC/lSiÓll,al tenor dc lo quc n:z;ll1 los artículos
J571 y 2384 del Código
Civil ...
65· Pero, si como he dicho, en materia civil, la fiallza
solidaria " la dt'IIJa solidaria ticnen los car:¡cteres cOlllunes
de qlle tr;'ta el número 64 (supra), e!l materia comercial no
sllcede lo mismo,pues ;11res¡Oecto de la fiallza el artículo
956 del CÓdi,~f) de la materia sienta un principio
tal} perentorio como anticientifico
y discorde con los principios que
informan al CÓdigo Civil:
.
.. La ti;lIlza <1euna obiigaciÓn mercantil es siempre solidaria,
salva c,;tipll!ación cn contrario .
.. El acreedor, sin embargo. no podr{¡ exigir ;d liador el
cUl1lpiimicnto de la obligación ;liiallzada, sin acreditar que ha re·
querido de pago al principal dcudor."
Como se ve, e;;te artículo le quita al concepto
de la solidaridw[ su alcance, pero sic'l11pre deja en pie la distinción cntre la jiaJ/:m solid(/rill y la dCl/da solidaria, desde el momento
en que él !lO habla cie obligaciol/cs solidarias en general, sino
simplemente
de aquélla.
De consiguiente,
sería i1(')gico aplicar:l
tina de las dos
especies de obligaciones
solidarias tina regla que sÓlo aparece impuesta por 1a ley á UIla de esas especies:
i lafial/za
solidaria.
66. Ahora, aparte de otras difcn:ncias entre la dt'1lcla solidaria y la ti(lllz{[ solidaria, resaltan las siguientes:
a) La ti,:lIlza solidaria es, ante todo, tina obligaciÓn aCcesoria qll(~ implica la existencia de llna oblig3ción pri1lciPal
garantizada
por aquc.:lla; al paso que la dCl/da solidaria implica, respecto del acreedor, un:r sola obligación prillcipal de
cuyo cutllplillliento
le responden
tocios lus cadcl/dores solidarios, caela tI/lO ror cl total de la dcuda;
b¡ De consiguiente,
Id cxtinciéll1 de la oblig;-¡ción prillcipal gcncr;¡ la de la .fiallza solidaria, según la regla accesorilllli adil prillcipali;
mientras CJue puede desaparecer
respecto del acreedor
la obligaciÓn
de uno de los codcltdores
solidarios, sin que por ello quede extinguida
necesariamente
la del otro ú otros.
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- 43e) Por el contrario, la extinciÓn de la .fim/za solidaria
no implica la de la oblig;¡ci('ll1 pri1lciPal;
miclltras que, en
tratándose
de la dCllda solidaria
hay caso", COlllO el COlltempbdo
en el artículo 1S7() del C')cligo Ci\'il, en que la
/Iovación que extingue
la obligaciÓn primiti\'~l pactada entre el acreedor
y uno de los ¡:odc/u{c:rcs solidllrills, liherta á
aquL:ltos de los otros que uo hilbiercl1 conscntido
ell ell;¡o
d) La internq~cIÚ!1 (k b prc-,:ripci(')n,
respecto
cleI
dClldor prillciPlll, perjlldicl
;¡] liador s,'!idario, C(lIl1Ctperjudica al cod(~lIdor solidario
:;1 Iple illkrnno
con OtlO Ú otros de
los cockllllorcs; mien ~ra-; q tiC CS;¡ i1Ikrrupci,') '1, r['spedo c1e1
Jiador solidario,
no pcrjudic,l al ¡(c/u!",/, prillciPal,
e) El fiador solÚlrzriu qllC pag;l ;d ;Icrccdor se subroga en
los dcrt:chos del acrel'dor COlltra c1 dcudur prillciPal;
mientras que el cadc/ulor solidari,) qut: p;I.~a no se sllbrega cn tales d(~rt:chos sino Ilc-ntro de los lílllitcs dl' 1.\ cuota parte
que tcnga cada 1lI1O (l,- sus cndcudo!',:s en b ¡\I'u(b,
f)
Elliador
solidllr:o
pucde rC'illt:rir ;d ;\l:rccdor para
quc proc<~(LI contr~l ,'ldc'ud,);' /,rillci/'ol c1e~dt.:ljll(' la ohligaCiÚil ~I_~;I
exigibit.:: l:liL'nti~l~' <[tll' el (t~;{L'/l({or s,,/ida/io
110 tiene :ócnll'ial1te acci,'¡/I,
,!!.) LI dl'lldn sl,liddi'Íi/
t¡('IH~
pOI títulu ];¡ ky (')la con\"t:I1CI(\n; b fiallza s"lidarill
pro\' il'l1t~ siempre dt: Uli,l con\TI1CIO:1;
Ir) De cOl1siguiel1k, J;¡ tltlldtl solidtll ia PUl'lll' COlltraerse
por el solo mi liskrio (L \;¡ lev y ;tll:l ;'¡ res;¡r dc b,; deudores; 1I1it:l1tras quc LL ,/1</1/:'11 s,)!idaJi¡¡ 110 tiellc el clr;\cter de
inslilllcj"J/l
de ol'(kn pt'1hllt'O;
i¡ Fill;tllIlcnk, aparll' de otra'i (]¡icrencia..; que ('n obsequio (le: la bre'.'(~(kd (Illllto, ('xisk lllU que es de estricta arliC:lciÚII á UllO de I()~,do..; UJI!tL:t,)S cuya efectl\'idad se persigue en este juicio: 1.1IllCL! ;l\lJi)liaci"'11 de pi;t/,(J ljUt:, conforme al artiCUlO 17°::-1del C,')[lIgu Ci\'il, no CO:btltll\'C llo\';¡cióll,
ponc fin ;'1 la rl's!,o:bahdilbd
cid jj¡/dor solidilrl:' que llO acc,>clj(') ;'¡ la prÓITo:~;1 de b llh]ig~ll'i¡'¡:l trillcitili;
ptrO \;tI alllpliacilHI otorg;u\;¡ ;'1 uno rk I,;s cod<'lldorcs 5('//(lo/los
110 extingue LLohl:g,!ci('JJ1 (le- lll'; ¡,tros qllL~ no accc'dieron a ella.
;\lwra, como COlht'CUellcia dt: l..;tC principiu, e1ebe concluírse 'lile si U/1/Úzd,'rs,,/idario
bip<ltecÓ un (LTI'c!J(J inmuchle de !'il propied,ld, \;¡ alllpl:,lcilln d~~plazo consentida entre
el acrL:cc!or y el dl'ldor
,"¡-illcipi/l, y ;'¡ la cual !]o acccdi() el
primero, extingue !;¡ hipoteCol; lIIienlr;ls que!;¡ hlpckca
constituida por un cadcudor solidario qucda vigente, a,111cuando
el acreedor
haya pactado una ampliación
de plazo con otro
ú otros de los codeudores
solidario,.;.
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Los socios colectivos no son fiadores de la sociedad.
67 La solidaridad que la ley (~stahlece entre los socio~
colectivos y la persona
jmídica
distinta
que ionstitllye
la _
sociedad formada por ellos, aparece establecida
en la díspo~iciÓn que contiene el articulo 4~7 del Código de Comercio
(nÚmcro 61, s1IImz), di~posiciÓn 'lile aparece confirmada
conla del articulo 511 del mismo Código, que dice así:
0
"Cuando el contrato social no designa la persona del ade
rninistrador. se entiende que los socios se confieren recÍpro'camente h facultad de administrar y obligar svlidariarncntc la responsabilidad de todos sin su noticia y consentimiento."
l\J;'ts aÚn, el artículo 472 de la misma obra, después de
establecer la nulidad absoluta
entre los socios que al constituir la socied:ld colecti\Oa pretermiten
las formalidades
sustanciales prescritas por la ley, dice que:
"Estos (los sf)cio~). sin embargo, re~ponderán solidariamente á los terceros con quienes huhieren contratado á nombre y en
interés de la sociedad de hecho,"
68. Como se ve, exista ó no legalmente
la sociedad,
la
solidaridad
de que se trata la establece la ley entre los socios; ella no depende del pacto social, y no puede derogarse por aqul:l1os, circunstancias
que permiten afirmar; quc
tal solidaridad
existe entre codelldorcs y no entre un deudor
prÚzciPal, la sociedad, y dos ó más fiadores solidarios, los socios, pues C0l110 atr:'IS se dejÓ establecido,
la fiallza solidaria
es sicmpre fruto de una con\'enci('lIl, al paso que la dellda
solidaria il11[1l1c<:bpor la ley aleja de Lr menk la idea de la
coexiskncia
dc un pacto principal y otro accesorio.
690 1\llOra, si se aplican á este tÓpico las reglas gcnerales del 1ll:111dato, en virtud de las cuales el m;ludatario,
sin
perjuicio
de ot-,ligarse directamellk
á bvor de aquel con
quien contraí:I,;¡
quien obliga directa y personalmente
es
al mancIantc, cuando ha obrado dentro de los limites del
mandato, Sl'.l;Úll la doctrina que ell forma positiva cOJlsagra
el artículo :n86 del C<'ldigo Civil,-- si se aplican e;,tas reglas,
digo, se llega á Lt conclusiÓn de que los socios no son fiadores de la sociedad sino codclldorcs con ella.
En efecto, el artículo 472 del Código de Comercio
citado (nÚmero 67, suprtl) establece que los administradores
de
la sociedad colectiva, que lo son todos los socio~, cuando la
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Jt'
- 45escritura social no dice otra cosa, ticnen un mandato legal en
virtud del cual los socios" se confieren recíprocamente
la facultad de administrar
y obligar SOLlDARIA:\IE:\TE
LA RESPON·
SABILlDAD
DE T:)DOS, sin
Sil
Jloticj¡r
y
(onoci11liento."
y como un lllanclat,lrío, cu~tIldo obliga ;tI mandante
no
lo nace cn e1 conccpto de que l:,;tL: \"a ;'\ ser jiad,))' de la misp1á obligación
que <:n "u lIombre cOlltrae, iorzos() eS conc1uÍr que \0 obliga ¡'llll1ll SI¡ (,'¡{el/d,'r salidori,) m;mCOlllUl1a, di> 'cn ];¡. lllisn,a ob\¡gaciÚn quc pUl' SlI partc' COlltrac también.
En consecllencia,
los acreedores titllCI¡ accioll, S('gÚIl lo
expresan Lyon Caen &. l~cllault:
" Contra cada 1/1/0 de los socios illdi1'idllaI1l1clli,' La ohligación
de ést,'s se desprendc del hecho de lJuc ellos h;lII ¡bdn al gc;n'lIte malldato de (lblig;crlos persollalm\:nte. Elios quedall comer·
cialmente obligados al pag() de Lis (k'ndas SOCiales, tienen la calidad (le comerciantes y pl1l:dell, de; l'ollsiguienk. sn dedarados
en estado de quid)r;l por L\Z<'JIl de 1:1sclelld;¡s :ilJci;dcs." (f1dci5
de Droit
colllJl/acial,
t. 1,~, p;'¡g. 163L
70. Si los socios colt:ctivos fueran meros Jiadorcs solidarios de la sociedad, al pagar HilO de ellos ;') U:l tercero un
crt:dito á cargo de \a ,ocicdad, S'~ subrogaria
Cl! todos
los
derechos del acreedor satisfecho p,)r él, COS:l qltl~ no sllcecle,
pues tal accióll necesariamente
tiene que limitarse
respecto
de c~da socio 'al intert:s i)rOporciollal qu(: tenga el! la sociedad.
" La solidaridad se aplica á todos los socÍC)S,ya figuren ó no
sus nombres en la 1';17.<111 socia] (Alt. 22 del Código francés, me1I0S eXj1lícito en el particnlar
<¡tle el 487 de
Iluest:'o Código de
Comercio); peru 110 cs rclll/¡'¡'II
sinu á ¡liS relaciunc; de los socios con
los ¡erceros y no ;i las que existen en tre e1lus. Eu c()n~ecuencia,
cu<t:1do un socio raga la totalidad dc una dClld;¡ social, no puede demandar por el tocln ;'l uno de sus consocios, sino que debe
dividir su dcción entre ellos, conformc á los prillcipios generales
admitidos en materia de solidaridad. (Art. 12 q del Código Ci·
vil francés, que equivalc al 1579 del ll11éstro).·
., Esto 1<0 es cierto siuo en tanto que se tr.'\tc (le las relaciones de los socios cn su calidad de taks. Cuanr.\<>\In socio contrata con la sociedad como 1,) haría un lcrccro, lime colltra sus C01lsocios una accióII soliriarza. El socio dem;¡udado
por otro socio
que de tal modo hubicse contratad"
con la sociedad, no podría
obligado á hacer cleducción dc SlI parte." (Lyon Caen & Renau]t.
Obra citada, t. 1.0, pág. 1(3).
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-
46-
71• De consiguiente,
en el caso concrdo
de que se trata en este recurso, y suponiendo
qlle no constituyera
un medio 1111(;,'0 inadmisible
en él, -la
alegaciÚn que se ha hecho
de que la prÓrroga de uno de los dos contratos cuya dectividad se persi,~llc ha liberLldo á los otros socios. no tiene raz<>n ele ser, --- pues el socio que cn liSO de la rad)1J sociai la
pactÓ, obligó sl>licIarial11clJte ;'t SIl'- cOI]~oci()s elJ virtud del
mandato legal 'lile tenía ('OIllO adnlini"trador
de la sociedad.
(Cúdigo de COlJlcrcio, Arh. 482. 4X7. :;1 I Y 512).
Y si la llJCla all1piiaciÓn de plazo n() con"tituye /l07'acióll y s(¡!o I'0ne fin á la rcspolls;¡biliclacl
de los lIacI¡;res y
;i la de quienes han dadn callciones
rcales para garantizar la
ohligaciÓn principal,
cllando unos ú otros no han accedi.
do expresanH:nte á la ampliaciÓn;
si tal ampliaciÓn de plazo
no pone fill ;'1 la responsahilidad
de los codelldores solidarios;
si sÓlo la l/o"(lcióll
{l que éstos no accede:1 los liberta,fol'.
zoso es concluir que al condenar
la sentencia
n:currida á
los tres socios colcctl\'oS (It la socied;ld de Cribe é /lijos al
pago de las obligaciones
contraíd;is
por ésta en el pi-imer
contrato que ¡ue prorrogado,
no \'ioló si no q ne, por el con trario, aplicÓ dehicLul1l:nte los ,trtículos 17°4,17°8,237°,2373.
2406 Y 2454 del CÓdigo Civil.
72. LLtI1,a en verdad la atenciÓn la irresistible
fascina.
ciÓn que CI] ('1 Únimo de la parte recurrente
ejerce el WJcablo 1l¡JLlaCÚíll,
ienÓmcl10 jurídico
qnc;'¡ cada paso alega, sin
fijarse en qu,~ cae en lamentables
inconsecuencias.
Si las ob¡i,~aciones
de Unbc é Hijos, que constan en los
contratos de qne tratan los documentos
privado", quedaron
extinguidas
por la 1I0l-'aciÓIl que, segúlJ la parte recurJ'elltc,
se verilicc'J con el otorgamiento
de las escrituras pública,.;, en
virtud de I:ts cuales sólo quedÓ ell.l dehiendo una suma en
papel moneda, ¿cómo pu(\¡eron extinguirse después esas mismas oblig;¡ciones en oro en virtud de una prórroga, que no
es 1l0V(/CiÓIl, otorgada aquélla á la sociedad deudora para el
clIl1lplimiellto de sus obligaciones?
¿CÓmo podí;l consentir la socicdad de Cribe é fhjos que
se prorrogara
UIl
contrato que, ell su concepto,
no exis.
tía yá?
73. Otra consecuencia,
en materia
mercantil. del principio de ljue los socios son codc1tdores solidarios y no fiadores
solidarios de las obligaciones
de la sociedad cle que forman
parte es la de poclcr ser dvmandados
por el todo de la deuda,
separada Ó coiectivamentc.
Esta regla que, en materia civil, se aplica también ;Í. los
fiadorcs solidarios, quienes no pueden
invocar ninguno de
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- 47los dos beneficios,
el de di,'isi,;'l
ni el de excftsi,;II, en materia comercial,
l'S((l ¡imitada
al primero
de tales her¡dlcios,
pues el artículo
9S{¡ del CÚdi,l~o de Comercio
cÍ!.Ido (nÚmero 6:;, ,SlIPra) , clJl1ticl1e el principio
clll'gÓricll111'ntc
[orml1-,
lacio de 110 permitir
al ;,cll'~dol'
p('rs(',~\1;r al .fi{{d,'¡- s,'/ie/ario
Sil} haher requerido
1'!'('\'i;lll1t'111e ;11 dl',ld,)r
pril1cipa',
Limitado
este l':'incil~;o
;'( !;¡ .fiau,<l
s,,/idtlrii/
111) pl1l'de
aplicarse
por l'xte¡:sÍ¡'lI)
;'l Ll d<'lldll
",'I¡t!(/IÚ¡.
~¡Il VÍ,J:<l1 elementales
pri Ilcipios de Ii"1111"1¡éut iCI, y, s;elldo
como ya se
cstahleci('),
un;t ()hli,~aci('I:l d,' t.d clas,' la t¡t1(~ ('!lr!T ;1 c;:rgo
de )\)S SOCIOS CO!ectl\'OS, dch,~ l'ollcll1í! se que el >l11ra 1':)OS se
puede pn1cecler
sil! l1eCcsiebd
ck prc\'!',J rn¡ucrÍIl)il':Jto
de la
sóciecbd,
7-1.. ;',)r tanto, cn el S\1pll('~tO in;lClmisibll'
cle qllc ¡ucra
permitida
en el rCC\1r,;o de ClS;ICÍÓI1 h introc!ucciÓII
de me·
dios Il1!L',',)S, llll sería procl'c1l'l1k la a1to,~aci('Jn qu:' ,"e In hecho
ck quc el Tribullal
";Cl1lcIH'i::c!nr ckhÚ
c1cch:;¡¡ proh;ld;¡
la
excc:pciÚn
de petlci(')!1 ill(Lbld;¡
1) ;¡;I!t:S ck tit'l1lpo por Inber cOIlc!cilado
[ll, \s ~or:ios colecti\",h
de la :'llciuLtcl dl' Uribe é Hijos, junto Clln elb, sin que [t ('-;(;1 se Lllll¡\)i~'l'a requerido previ;lll1ente.
Va.lidez y vi~encia :Ictual
hipoteca-.:,
de
l[l~
7S' Se sostiene
por :;1 l)arle r¡'ClIITcnÍl' l!llt' ';( se/ltencia elel Tribullal
d¡; BllgoL ~'-; \'jolat{l¡i;¡ de los;u t¡clIlos 2433,
2-1-3-1-,24'=;4 y 2+57 del ClJcli~() Civil, ~('Iwr;¡cla I:t vi,)bci("!1 de
los dos Úllimos
articu:os
por la en '[Ile tamhil':l
IncurriÓ
el
Tribllll;¡]
st:nll:nciadOl'
el.:: los artic1!lllS 7,)<) 742 dcl CÓdigo
de COlTlcrcio,
:t
Indivisibilidad
y modo de constitución
de la hipoteca.
76. En cuanto ;'[ la vio!;tciÓIl
cl\~ !C1S artícllillS
2433 y
243+ dcl CÚcligo CIt'il. no SC' c1ice pOI' los n,TlIITCl1ks en qué
concepto
existe elLl, y, por lo tanto, 110 plll:c1c tomarse
en
cucnta
por la C()\k
pios incontrovertibles
tal p:'L'Íelldid,1 violaci(')ll,
segÚn princiell In:l1L:ri;\ (k Gls;lci('lIl.
Esto de un laclD (111(', ek\ otro, no sé yo desde q1l6 punto (h~vista ckb;l col()c:lrll1l~ para tr;l!;¡r la clIcstil>lJ que parece
traída al debate
con el 1l1i--mo critcrio
q\1C ~\IiÚ á los recurrentes
al aCllsar la Sl'nkllCia
por lodas las e¡l/co ca1lsa/es establecidas
por Lr lt:y, dd propio
modo que habrían
podido
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acusarla
como vi\)latoria
de toda la legislación
nacional,
como vlIlgarmente
se dice, ti la sí pe,f!.a.
a) El artículo 2-+33 consagra el principio universal de la
indivi~ibilidad
de la hipoteca, qu~ es de! todo extraño en esta
controversia,
pues la parte adora
precisamente
estableciÓ
conjl1ntamcllte]a"
acciones real y personal, la última contra
la sociedad Uribe é H i¡os y sus socios colectivos, y la primera contr;l la socicdad
nombrada,
como poseedora de uno de
los p:-edíos ,~r;I\';ldos, y contra el Sr. Luis 1\.1. Uribe R., lino
de los coc!elldore..;, como poseedor dd otro predio.
Se ha pedido, de consiguiente,
que cada una de las cosas hipokcadas
responda por la totalidad de las deudas y no
se ha limit;¡do la acciÓn á parte alguna de esas cosas ni se ha
extendido ;'1 lo que no aparece hipotecado,
asi como tampoco se ha clelllancJ;¡do ;'¡ terceros poseedores que tengan una
de las lincas hipo1ec;lClas ó parte Ú partes' de ella, ni se ha cobrado p~rt~ de la cleucla con acciÓn real sobre parte Ó partes
de los predios. ~n suma, se trata de una acción hipotecaria
yue el Tribunal sentenciador
encontró
probacJa y que se dirigió por el totot de la deuda, sobre la totalidad de las fincas hipotecadas,
contr;l los deudores principales
que al propio tiempo lo son proPlcr 1'em.
b) El artículo 243-+ del Código Civil expresa que la hi·
poteca e1ebe constituirse
por escritura pública y que
" PUlId ser una misma la escritura
pÚblica de la hipoteca
y
FJ del contrato á que accede."
Luego, según este texto, puede decirse, a contrario, que
el contr;\to;'1 que accedt: la hipoteca puede constar en documento distinto de la escritura por medio de la cual se constituve aquella caución .
• En el presente caso, como se ha repetido ya lo bastante
en este resumen, se pactó por las partes contratantes
la apertura de dos cr-::clitos en descubierto, en condicioncs que se hicieron constar en documentos
privados, en los cuale~ preCisamente aparece ]a obligación
impuesta
á la parte deudora
de garantizar el saleJo eJe la cuenta con hipotecas
que se
constituyeron
en bs mismas fechas eJel otorgamiento
eJe los
respectivos
documentos
privados.
Además, en las escrituras se hizo referencia,
al constituirse
las cauciones, ti. tales
documentos
pri\'ados y se constituyeron
esas cauciones para
garantizar,
no sólo la cantidad
líquida de que ellas tratan,
sino el saldo resultante
en las cuentas corrientes á cargo de
Uribe ¿ Hijos.
Luego no se ve, como la misma parte recurrente
no lo
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-
49-
ha visto, puesto que no dice en qué concepto
lo considera
así, que la sentencia recurrida haya \'iolado el artículo 2434
del CÓdigo Civil al declarar como cleclar'Ó l{ue el qldo ;'¡ cargo de Cribe t! Hijos estaba garantiz~lclo con bs hipotecas
constituidas
en las escrituras
pÚblicas que han servido de
base á este proceso.
Ahora, en materia de C;ls;lciÚn, como se ha rqwtido, 110
es exequible la aCll~.ICi(')I) qlle se ¡L¡ga de leyes LJlIL: <:! 'l1ismo
recurrente
cOl1sidcr:¡ il¡;¡p:ic;lbie~, n¡;¡yormcnk
si t;d acusaCil'lll cOl!stituye Ull lIit'di,) ;;1/(,'0, cles(k Im:go qllc en esta ¡itis
la parte hoy reClllTt'Iltc se produjo, el1 la conks\;lcióu
de la
demanda, al respecto de h hipoteca, en estos términos:
" .,. y
á b acción
n:al tIc las 1incas ¡'ignoradas
poseedores
tic aCller<!r¡ c<'11 los respectivos títulos de propiedad, liada teJí,f.o qltt: objdar." IConte~tación del Sr. Luis Crihe ,\.)
" ....
pero las hip()kc~ls respondc1l
de la deuda demandada ha~ta donde s<.:a Ill'ce,arit!,
segÚn h '-lue se prnehe en el pre.
sente jnicio que re;¡Jmente
debe la ciLlda sociedad.
(Contesta.
ci<.n del Sr. Santiago
l;ri!l<.:).
1, , • "
y en ningÚn caso ncg;-¡ré la responsabilidad
de las lincas qne se pignor:ll'Ou para el pagil de /as Sil/l/l/S
n:u'hidas, las <fue
wl~/iL'SO lisa y llanamente {¡/te IiO se hil/l fll!fado."
(Cunte"tación
del
Sr. Lnis ~L Uribe R)
para
el pago,
en cuanto
de que
:'OIll!)S
Fianza hipotecar:a.
77· Partiendo del mismo sllpue,;to erróneo, que ha quedadu combatido
(nÚmero (;7, SlIpnl), Supllestu erróneo de
que el socio de una sociccLtd culectiva no e,.;codclldor solidario sino fiador solidario, fUlltbn lo,; recurrentes
Lt aClls;lción
que hacen á b sentená¡
como viobtoria
del artículo 2454
del CÓdigo Civil, que dic!.: ;¡,,¡:
" El qne hipoteca un inmueble por una deucla ajena, no se
entenderá
obligado
per~()nallllcnte
si no Se hubiere
estipulado.
Sea que se ha) a obligado
personalmente,
Ó !lO, se le aplicará la regla del artículo precedente,
La Jiallz;¡ se llama iJipotecaria
cuando el fiador se obliga
con hipoteca.
lo
1,
" La {jauza hipotecaria est;í sujeta, en cuanto á la acciÓn personal, {¡ las reglas de la simple Jianza."
78. Si la sociedad
de Cribe
¡:
Jl ijos es la deudora
de
4
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- 5°Chalmers Guthrie & Co., C05a que no se discute, y ella hipotecÓ para garantizar su deuda el predio de Las Al crcedes que
es de su popiedacl, no se puede decir que haya hipotecado
un predi(l ajeno para garantizar ulla deuda propia.
Si el Sr. Luis M. Uribe R, socio de la compañía expresada, y codcltllor solidario con ella, hipotecó el predio de Santa Al/a de su propiedad
para .~arantizar esa misma deuda,
tampoco puede decirse que haya hipotecado
un bien propio
para garantiz:¡r ulla deuda ajena.
Si el Sr. Luis l\1. Cribe R. es codeltllor solidario, al hacer
el pago, !lO se subroga en tOc!0S los derechos del acreedor
contra SllS codeudores
á la manera de un fiador, como se ha
dejado en otra parte establecido
(nÚmero 70, supra) y, de
consiguiente,
no puec!e acogerse á lo que dispone el inciso 2.0
del artículo 24.54 del CÓdigo Civil en relación con el 2453 de
la misma obra.
Si el Sr. Luis ~1. Uribe R no es fiado,- de la sociedad,
sino codcndor con ella, por el hecho de haber constituido
la
hipoteca sobre su finca de Saula Alta, no ha adquirido
la
condiciÓn
de ll(Ulor hiPotecario y no puede acogerse, por
tanto, á las reglas dadas para la simple fianza.
En resumell, aquí no hay fiallza hipotecaria sino hiPotecas collstilltÍlltls por dos de los codelulorcs solidarios.
79. El objeto pr:lctico que se propone
la parte recurrente con "ostcncr que el Sr. Uribe R es mero fiador hiPotecario de la sociedad es el de q lle se declare caducada la hipoteca á virtud de la ampliación
de plazo concedida á la
sociedad de Uribc ¿ Hijos para la extinciÓn de las obligaciones resultantes
del primero de los contratos de cuenta corriente.
Este fin prÚctico 110puede obtcnerse por la parte recurrente por I1l1lchas razones:
a) P(lrque, aun cuando tuviera razón en sus pretensiones, eso constituye un lIledio 111lei'0inexcquiblc
en el recurso
de casaciÓn. con t;ll1to mayor f<IZl)!1cuanto que, desde la
contcsbción
de la demanda
(nÚmero 76, supra) la parte demandada
no ha puesto en tela de juicio la validez y eficacia
de las hipotecas;
1» Porquc la mera ampliaciÚn
de plazo no constituye
novaciÓi, y si pOlle fin á la responsabilidad
de los .fiadores
que no hayan accedido ;'t ella, no liberta á los codeudorcs solidarios;
e) Porquc precisamente
las ampliaciones
de plazo del
primer contrato, concedidas
á la sociedad de Uribe ti Hijos,
fueron consentidas
por el Sr. Luió: M. Uribe R., como consta
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-
51 -
en las notas firmadas de su puño y letra que esbn agregadas
al documento
respecti\'o, y
el) Porque el segundo de los contratos
!lO sufrió ninguna ampliación
de plazo.
C':uenta corriente
80. Se acusa ;'1 la scntencia recurrida
de ,;CI violatoria
de los artículos
7'YJ :1 7-t2 del CÓcJ¡go de COlll..TCio que tratan de la flnalizacHJI1 de Lt cuenta corriente, de la dcfiniciÓn
de los s;t1dos de 6sl:t, (le lu,; efl:ctos de la lic¡uiclaci('ll1 y de la
posibilidad
de garantizar t:tlcs salcllls COll hipiltL:cIs constituídas en el acto de la cclehracic'lll del contratu.
Se hace consistir
la \'iu!ación de tales arlíCll]llS en que
no fueron aplicados al C;lS\) cId plc:¡to.
ti!. Esta acusaci('J1l es tan improcedente
como las dem;¡s.
ti) Como ap:1rect' de autos, el primero
el,- los contratos
fue prorrogado
y c:I s('gunelo dejÓ (It~ser cump' ido por la sociedad de Criúe ¿ l/Ijus al p:'opio tiempo que dejÓ de cumplir esotro.
La falta de cumplimiento
de los contra:os.
implicaba
segÚn las reglas generales
de derecho y segÚn la convención, la facultad para la Caq acreeclora de ciar por terminados tales contratos y liquidar, de (,'ons.iguicnte, el saldo definitivo.
y como ese saldo deliuiUva es el que se ha cobrado
en
este juicio, como sobre 01 l:S que se han liquidado los inte.
reses y como para el pago total de l:l es que se h;\ l:jercitado
también la acción hipotecaria,
es claro que el Tribunal sentenciador
no dejó de aplicar los prenombrados
artículos al
caso del pleito.
b) Además, la naturaleza misma del contrato de crédito
giratorio en cuenta corr¡ente
implica que los giros que se
hacen para reemplazar ;i los anteriores, rlO l:xtingan las obligaciones que el contrato impone, sino que, por c.:l contrario,
sin'en precisamente
para dar l11ovil!liento á la cuenta, para
cumplir el contrato y para qt:e sobre la aceptación
de ellos
se paguen las comisiones.
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Interpretación
52do los eontratoR
¡)2. Alei~a la parte recurrentc
quc la scntcncia
acusada
es villl;doria ae los artículos 1622 y 1624 uel CÓdigo Civil,
po: cllanto qU(', en concepto de esa parte, el Tribunal sentenciador,
110 aplicÓ ;'1 lo,,; contratos
las reglas de interpretación qlle t:des artículos consagran.
83. Ante toelo, cabe ohservar que por lo mismo quc tales ••rtículos cOl11prc:HlL'n <¡penas simples reglas de interpretación de las conn:nciol1es,
la violaciÓn de ellas, caso de
que existiera, IlCl e!aria asidero para fundar en ella el reCurso
de casaciÚn, desde luego que es doctrina corriente en la materia que los juccc's cle fondo son soberanos en la apreciación de las pruebas, salvo en cuanto en tal apreciaciÓn se
haya incurrido cn error de derecho ó en error de hecho, en
cuanto este Último ;;parezca de un modo e7JidclItc en los
autos y se acuse por la comisión
de tales errores á la sentencia recurriel;t.
8+ Entre otr ••s muchas decisiones que, á este respecto,
ha pronunciado
la Suprema Corte que \'a i conocer de este
reCLlrso, me pcrmito citar las siguientes:
Es princi pio dc derecho que cuando la ley deja al buen
juicio del jnzgador un radio de acción para obrar en él, según sus
conocimientos jurídicos, su conciencia y lo que resulte de autos,
á nadie le es dado pene.trar en el arbitrio de ese juzgador, ni mucho menos infirmar el juicio que él ha formado en virtud de 10d ••tos y de la cicuci;l, LJue posee; y, de consiguiente, en cllcstiones
de hecho, debe respetarse el juicio del Tribunal, porquc b ley
sobre casación no le da á la Corte autoridad para inmiscuirse en
la p••rte discrccio!l ••1 del Tribuna!." (Jurisprudencia de la Corte
Suprellla de .1usticia, númcro 254)·
., X o es pn)ccdente este ¡"<,cursowalldo lo quc se impllj¿nil es la
I"TELIGE:\CIA !lADA POR EL TR1H¡;:OUL A LAS CL,\.USULAS DE ¡;X COSTRATO." (Obra citada. Apéndice 1.0, número 47)·
•. La Corto.::!lO tiene facultad de variar la apreciación que
haga el Tribunal de la c1<iusula de una escritura cuando !la se
demuestre de alguna manera qne ella envuelve error de derecho
ó error de hecho que aparezca de un modo evidente en los autos."
(Obra citada, Apéndice 2.••• número 52) .
••El desconocimiento de uno de los elementos constitutivos
de !ln p ••cto, cualquiera qne éste sea. envuelve una cuestión de
h<:cho, que escapa, por regla general, á la Corte de Casación."
(Obra citada, Apéndice 2.°, número 62).
¡¡
85. Ahora, suponiendo
facultad
que la Corte de CasaciÓn tuviera
para variar la: interpretación
quc de las cláusulas de
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- 53los contrato,; se hizo por el Tribun:11 sentenciador,
es de toda
claridad que, precisamente,
l:ste St' conformÓ con las reglas
de interpretacir'lll
consignadas
en los artículos citados por la
parte recurrente.
a) En efecto, segÚn el inciso primero del artículo
1622
del Código Civil:
" Las cláusulas de en cn!)trat!) se interpretarán
tIllas por
otras, dánc.losele á C;lC!:tlIlla el sentielo que mejor convenga al
contrato el! su totalidad."
1>e c\)I1siguicllk, si, como ap;lrece al fin de cada uno de
los documentos
pri\'adlls, s,~ c.lijo L'l1ellos que las obligaciones contraidas
por Criíit' ,: lf¡j'us ~('~;lrantizahall
COl! hipotecas que se constituÍall
por medio de escritura,.; pÚblicas que
en las mismas fechas se otorgaron
y q¡}(~se citaron por sus
númcros respectivos e:1 1,)s c10CU:llentos pri\',ldcs (nÚmero 1,
sJJfra),
y si en la;; rcicrida,; escritmas
se dl.in exprcs:tmente
que elbs se otorgaba;1
precisamente
par;l g;¡rantizar
con
callcioncs reaks "d C/!//I/,Iil/lielll,'
de lodas \. cada lllla de las
o!Jliga<"iolles
(lile la stlei('¡{{((! de I'ribe ,: ¡¡11,ls /¡a cOlltraído
'L\:\TO
1'01< ),rEIJrO !lE!. !)()lT).!¡';:\TO
PH!\·.\IJ\)
~)!'E
SE CO:\,·
como put
1I/cdi() de esla ('seril/frit,
... "-och"
concluih\'
que el Tribun;d sentenciador,
C;\SO de que
hubiera \'lllolllrac!o
alguna
dílicultad en la intcrprd;lciÓn
de las CbUSllh,; c()nkl1idas en
las escritur;i.s pÚblicas, ;lp!i,'Ó debioanwnk
el citado inciso
primero del artículo ¡ ()22, d;"tndolc á ellas ('} mejor sentido
con\'cniente
á los c0I11r;¡to,.; en Stl totalidad.
b) SegÚn el inciso tercero dd prenollllH;¡do articulo 1622
del CÓdigo Civil, pueden tambil'n interprdarsl:
las cláusulas
de un contrato, así:
SlDI·:¡n
1'.\KfE
¡:'\TH;¡~.\:\TE
IJE LSTA ESCl<ITl'In,
" Por la interpretaci'JtI práctica
ambas partes, ó una ck las parks
parte."
que hayan hecho de ellas
con aprobación de la otra
En el presente caso esa interpretación
prÚctica de las
cláusulas, acorde en un todo con la que hizo el TribunaJ
sentenciador,
aparece claramente
establecida:
con la confe·
siÓn de la parte demandada
hecha en la contestación
de la
demanda; con la que hizo el Sr. D. Luis M. Uribe R., uno
de SlIS socios, cn las posiciones quc absolvió en la segunda
instancia; con las 28 letras dc cambio que durante dos años
giró la sociedad de Uribe é Hijos contra la de C1¡almers CIt-
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54 tltrie lit Co.; con el pago de los intereses y comIsIones que
durante ese mismo tiempo estuvo cubriendo
la primera
de
tales sociedades á la segunda; con los asientos de los libros
de comercio de la primera de las sociedades nombradas,
y,
finalmente, con el indicio resultante
de quc, habiendo sido
distintos los tipos de cambio cuando la sociedad de Cribc é
Hijos hizo los rcemplazos, siempre se hicieron con letras de
cambio giracbs por idéntica cantidad
en oro, no por cantidades distintas en esa especie, equi\'alentes
á una idéntica
en
papel
Jlwllccla.
e) En cuanto á las reglas conlenicbs cn el :trtículo 1624
del Cúdi,t;o Civil,---coll1o
cllas se rcfiercn ;'t diusulas
ambi.
gu;:¡s que existan en un contrato, y la parte recurrente
no ha
señalado ClÚles de las contenidas
e11 documentos
privados ú
escritllfas
~on ambiguas,
y como, de otro lado, tal parte
recurrente
ha sostenido en sus alegatos que las ciáusulas de
las cscrituras pÚhlicas son claras, conceptc) que se opone á
la tll/lbigiít'dad de ellas, - elebe e~ti marse como corn~cta la
interpretación
que de taks cláusula- se hizo por el Tribunal
de segunda ins[;¡l1cia, con tantó mayor razón cuanto que
aparecen extendidas ú dictadas por la parte deudora las cláusulas de las escritura" públicas y que la parte acreedora se
limitó apcnas ,'1 aceptar tales escrituras.
Cláusula penal
86. Para el caso de fal!.l de clll11pl1miento de las obli.
gaciones que por medio de los documcntos
pri\'ados
contrajo la sociedad de Cribe (; lJijos, se pactó en ellos que tal
sociedad pagaría sobre el saldo no cuhierto un interé" anual
de 12 % Y una comisión
trimestritl
de 2 % sobre el mismo
saldo.
Sin decir qué artículo de ley sustantiva alguna ha sido
violado, sostiellen los señores recurrentes
que ).¡ sentencia
que los condenó á pagar tales intereses y comisiones
es violatoria de ley sllstantiva, porque los condena al P;\gl) de dos
penas á la vez: la comisiÓn trimestral pactada en los documentos privadl)s, y el interés estipulado
cn las escrituras
públicas.
87. Ante todo, cabe observar que tales intereses y comisiones
aparecen
pactados
en los documentos
privados,
pues aun cuando en la escritura
pública se habla también
de intereses, el cobro se ha hecho por la sociedad
demandante por lo que rezan los documentos
cn que constan
los
contratos cuya ejecución, primero, y cuya falta de cumpli-
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- 55miento, después, por 1:1 sociedad de Uribe ti Hijos, han generado un saldo ;'Lsu cargo que está ,~arantizac\() con las hipotecas constituídas
en tales escritur;ls, como se ha demostrado
ya de modo satisfactorio,
88. La cláusula pellal se agrega á la ohligaciÓn principal á que accede con dos objetos distintos: Cll1l1ll UlI;L esti·
mación anticipada
que hacl:!1 las partes dc la imkmnización
de perjuicios que (kba cuhrir á b otra partL: la que dejl: de
cumplir con SllS oblig;lciol1cs, Ó cjmplelllellk
como una estipulaciÓn
adicional y :\ccesoria, ¡,or la simple mora en el
cumplimiento
de la ohli,~;lci\'lI1 prilH:ipal por parkdel deudor.
a) En el primer c;l~(), segllll lo qUl' cli,.;pone cl artículo
1594 del Código Ci\'¡\, el :lcrcednr no pucdt: lH'dir antes de
quc el deudor esté constituido
e:1 mora sillo el cumplimie!1'
to de la ohligaci(¡n
¡,rincipal, ni constituido
,:ste en ella,
puede el acreedor pedir :¡ lln tie¡::p') el cUI11¡llil11icnto de la
ohli,~aciÓn prillcip:tl y 1:\ pena, ,,:110 cllalqlliera
de las dos
COS;IS ;\ su arbitrio,
,.;ah'<l qll~ se l1:¡ya estipllhde
quc por el
pago de la }WJ1:l IW "l" <.:Iltiemb extingu:da
la obligaciÓn
principal.
Acklll;"";, k esb prohiLido a\ aCllcdor, ptlr el al'·
tículo 1600 del C,')(iigo Civil, pedir conjunt:llllentc
la pena
y la indel11niz:1Ci\'Jíl de lo,.;perjuicios.
l
b) l' En el segtll:do Cl:;{) se elice que la ¡cn:) :);1 sido estipuIaela rato ¡¡wllcnlc' todo: ella no e~ ,'ntouCl:s
j;¡ L'Olllpen~;lCióJl
del
daño
qtlC
principal;
el acreedlll- sllfrl: por la illejectlci,~:,
eS simpkl11l:nlC
il/oratOI"l,1
de la obligación
y reprc:"(;lIt:¡ el pe:juicio
re-
sult~lIte de la l/10m, y ;-';0 I't'EDE SI':1~:lIOIlIF1C\D,' I'OI{ EL JUEZ,"
(I-Iuc, COl11l11clltllir(
IlzéOi'ii.¡HC
el prllliquc
lÍu CUltC CiZ'll, Tomo 7'°,
pág. 495),
e) :\ingullo de l()s artículo" del CÓdi,~o Civil comprendidos bajo ell110te f)¡; llls cIUI(i.!.(ILivIICS CL'II cI,ílt~;lIl{! peHal contiene la prollihici¡'J1l de que h;dd;lll los ~tl-lOn::~ recurrentes
de que no ~c puedell estipular ,los pena" ;'¡ la v('z, y es, por
tanto, improccdente
la ;IC\lSaCI")!1 qUl: l'or c-;(: extremo
se
hace á la sentencia rccllrrieb, con tanto 11i:'\"O!-razón cuanto
no se cita ¡'Or él!(;,; \;¡ ky iníringida,
C01110-atr{¡s lu observé.
RoduceiÓn
y eapitn li~aci6n Lle inteI'~ses
89. Se akga por la parte recurrcnte
qu~ la sentcncia
acusada por ella L:S \'iolatoria de los a¡tículos
2231 y 2235
del Código Civil, que dicen a,.;í:
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- 56"Art.
2231.
El interés convencional
qne exceda de una mi.
tad al que se probllrc haba sido inler/s corriente al ticmpo de /,¡ COIlz'cllciti¡¡, será reducido por el Juez á dicho interés corriente, si lo
salici/are el deudor."
" Art. 2235. Se prohibe esti¡mbr
intereses (le intereses."
90. La improcedcncia
de la cita de los referidos artículos en esta litis P;¡L¡ fundar en su pretendida
violaciÓn el
recurso de casaci('lI1, es manifiesta.
Tales artículos regulan la estipuacj('JI1
de intereses
en
el contrato cin'l de 1Il1/11/0 y en el presente caso 110 se persigue la cfectiviebd de obligaciones
de esa naturaleza silJo de
otras de distinta naturaleza contraídas
por una sociedad comcrcial que se regulan preferentemente
por las disposiciones del CÓdigo de Comercio, según lo dispuesto
en el artículo LO de esa obra.
Ya r1esde los tiempos del Derecho romano el Emperador Justiniano
!lizo una distinción
importante,
al respecto
de los intereses. entre los que deben cobrarse en makria civil, ó comercial
y, rindiendo
culto ;'¡ la reglamentaciÓn
en
que: Sé inspiraba en ese entonces el Derecho, fiJÓ en un 6%
anual el interés legal en materia civil y cn un t\lG en materia comercial.
(L. 26, C., /)C 115111', Lib. ¡V, Tit. XXXII).
Y esto es estrictamente
científico, pues en los actos mercantiles preside la idea de csjJcCIIlacÚíl/ ó de lucro, cosa que
no siempre sucede en los actos civil(·s.
9 r. Con aplicación de estc principio, el Código de Comercio en Sll artículo 219 se produce asi:
l' Cnando
en los negocios de comercio hayan de pagarse ré.
ditos de un capital, sin haberse ecpecificaclo por convenio, sc entenderá que es el 1IIayor interés corricnte en la plaza, si el rédito
procediere de demora cn el pa¡!,o del caPital, y el término medio
en todos los dem;"1s casos, salvas las disposiciones especiales que
conteng,l este Código."
De consiguiente,
si conforme
á este artículo, el acreedor tiene derecho de cobrar á su deudor el mayor interés eorríe1ltc en la plaza cllando éste incllrre en mora, con mayor
razón puede estipular que pueda cargar :i ese deudor, en caso
de demora, el interés que exceda en una mitad á lo que se
pruebe haber sido interés corriente
al tiempo de la convención.
92• Esto de un lado, que, del otro, en el presente caso
concreto,
el interés de demora estipulado
es más bajo del
que para el caso de demora se estipulaba
cuando se hizo la
convención
en los mismos negocios civiles, y, caso de que
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- 57realmcnte hubiera sido excesi\';1 la estipllbci('lI1 de eSos interCSl'S y que íllé'!';! de pl'elerclltc a;)Jícaci('Jll el citado artículo
2231 del C<\dig() Ci\"l: ,.,obre b,,, disposiciil!1l'''; de] CÓtligo de
COlllercio, \.¡ InrI\: (kllc!'ll"a 11" hizo IhO del derecho de pedir tal reducci('lIJ de i!ltncses
en las in,.;t:111Ciasdc! jllicio y
!al rlctici"l1l t'S incxeqlliidc en el recurso ek casacil·JJl.
03. Est() cn Cllal1!o ~l la 1'(.{1/c(i,;1I el,· illlIT(;;!'.) que, en
Cll:lIIto :'11:1cl1¡'Jilali.,/ci,;;¡
1L: ,:1!os, aUll CIl:lI1Jll 1.1parte dem:lIJdallte h akg/¡ Cll Sll fa\',):, el Trihllll:d 110 1.1encol1trÓ
claramente
e,.,t:lhil:C:c!l (:11la COl1veJlCil'¡II, qll'.' si la huhiera
encontrado,
1¡;lbrí;1 tenido 1llotivo legal p;(I';¡ H'Colloc<.:rle Sll
elic:¡cia en "IlC1Ll de: jo quc disilone el ;II'ti<.:II)Oí43 del CÓdigu de Cotl1erci() qm', en lo p,-rtinenlt', e¡¡l~";¡;;Í:
., Las partes (l.'ll 1.1 clIellta corriente) todrlí/l
capilahzar
en pcrÍo,d. 's 'Ti'; 11') h:lj ..", ,L: seiS li1eSl~", , , ."
los
iuteres,"s
¡.l,/¡();':l.,.;i el Tr'illtl:,;t! ";l'nlt':JC!;)t!pr rl'l'olwci('} b cxi,.;knci;¡ ti;- l~,.;(a lli"\1lhicl')!\ k:c.(al, ;llTil JIU Lt :lp:ic:) al caso del
p;cilo porqnt: C()ll",id,,'r") qlll~ 1,-; tl:rmilHh di' 1.1 l'()Il\'C'llciÓII
!lO se prestab.1I1
P;l!:1 ello, ¿qué: agr;l\,;\) i:lliri,'¡ con dio a la
parte dcm;:nd:¡da':
:\0 ('.",ell c-[;¡ partl', Í;t\',\!',lhle P:II,1 ella h scnkncia~
'Er'!'OI'0:'-'
de hecho
y de den'ocho
en
la apre-
cia("ÍÓn do l~u3pI'uub:\:4
9+ Por este C:d:TI1W cDnsideran t:lIllbit:11 los señore..;
rccurn:ntes
que dz:lJt.: l';h;lrse la senkncÍ;¡
¡::ronllnci;)(b por
el Tribunal Superior d,~ Bogot:\.
L¡ ;¡CllSaciÓn ba;;ad:1 en tal extremo es tan iníundada
como las precedentes
y fácil de rebatir, por cOl1siguiente,
Escrituras públicas y documentos privados.
95, Dicen los scílores recurrentes
que el Tribunal sentenciildor incurriÓ en error de derecho al apreciar las escrituras pÚhlicas, desde luego que prescindió
de las estipulaciones de flapel moneda que en ellas se hicieron para condel''Ir]os á pagar las sumas ell oro que rezan los documentos privados, así como incurrió en error de hecho, que aparece de un modo ('\'idl:1l1e (:n los autos al dar!\: cflcacia i
documentos
pri\'acl·¡s quc, en caso de haber tenido algÚn
valor, fueron reemplazados
por las escrituras públicas.
96. De las trascripciones
que se hall hecho de las res-
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- S8pectivas estipulaciones
de e~crituras
públicas y documentos
privados (número
1, supm), se deduce,
por el contrario, que
quienes incurren en manil1estos errores de hecho y de derecho en la apreciaciÓn
de ellos son los ~eñores recurrentes.
En efecto, (;1 hecho de que se huhieran otorgado en las
mismas fechas lo:; respectivos docurnento~ pri \lados y las correspondientes
escrituras que se refieren ;'t ellos, habla muy
claro de que \as partes entendieron
que sus contratos debían
regirse tanto por las estipulaciones
de los documentos
privados como por las de bs escrituras
pÚblicas, pues no se
concihe que ellas se hubieran
puesto á reGadar
dos documentos privados para tkstruír incontincnti,
por medio de las
escrituras, lo qne en ellos se pactaba.
97. };o pudiéndose estinur ni escrituras ni documentos
aisladamente,
sino debiéndose,
por el contrario,
considerar
como que ellos furman un todo armónico,
es forzoso clarles
;Í un!)s y otras su verdadero
alcance, cosa que con gran correcciÓn hizo el Tribullal sentenciador,
como en otra pal te
ya 10 hice ver (número 85, SUfra).
Los documcntos
privado~ sirvieron para dejar constancia cn ellos, pri\'ac1.ul1cnte, de los términos en que la Casa de
Clzall/lCl's Gltlltrie:;
Co. le abría á la de Cribc é Hijos sendos
créditos en ckscubierto.
Las escrituras pÚblicas proveyeron
á la creación de un
título ejecutiwl contra la sociedad deudora, en el caso de falta de cLlmplimientu por ella de sus obligaciones,
y Ú la constituci{')!1 de las hipotecas
con las cuales ella aseguraba
el
cumplimiento
de tales obligaciones.
Si el cambio bajaba y la sociedad de [¡'-¡-ibe é l/Uos no
pagaba, la de Clzall/lcrs GullIric & Co. poc;ía ejecutada con las
escrituras por ia cantidad líquida en papelmoncda
que ellas
rezan, sin perjuicio
de que la socied;¡d tjl'cutada
pudiera
oponer las excepciones
nacidas de lo pactado en los documentos pri\'ac!os y del llSO que hubieran hecho del crL:dito,
como claramente
se dijo en tales escritmas.
Si, por el con(rari(l, el c,llnbio subía, cosa que ha sucedido, hasta el pun(u de que la cantidad
líquid;¡ en papel
moneda de que tr.¡tan las escrituras no represente ni míni.
ma parte del \'a\or rcal de los créditos
usados por la sociedad de Cribe J I-l¡jos, la Casa acreedora podía cobrar el monoíntegro de la cuenta por la yi;l ordinaria, como In ha hecho,
ejerciendo al propio tiempo las acciulles reales correspondientes sobre los predios hipotecados
que lo fueron, como
lo dicen las escrituras:
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- 59"
para ascf!urar el clImplimiento de todas y cada Ulla de
las obligaciones que la soeidad de Uri{¡e é fJ¡Jos l/il cOIrtraído TANTO POR ~IEDIO DEL DOCU~IE);TO PIH\";\OO oeE SE CO:';SIl)EHA PARTEl:siTEGHANTE
DE ESTA ESClUTUH,\,
C011I~ por medio de esta escri-
tura .... "
98. En cuanto ;'l la te~i~ tan incidental como tími(larnente expucsta por los rcculTL'nks de éJlIC \;¡..; hipotecas no pueden regirse sino por Iu <¡¡IC rCZ;lll las escritm, •., y que ellas
no garantizan ~ino h~ ";ll1na" en p;¡pcl moneda de quc éstas
hablan, se enCuclltra rc[J;ltida por ellos lllis1ll\J~ clIando citan
como artícllIo aplicahk
;11 C¡SO eL-! pleito el 24:;4 del Código
Civil, cuyo inci~o final dice así:
" PodrJ ser llna 1Jli~m:l la escritura
la del contrato á qne accede."
pÚblicl
de la bipoteca
y
99. "No debe I)l'nkr<.;(~ek \'i~t;l :'t esk reo,pedo, <¡ne el artículo 2455 del mismo C:l(:i~o Civil expr,"~:\lll~l1te dice que
J;¡ hipoteca"
tllJrÚ li¡¡)il.lr~c ;"1\111a dder¡nill:lcLL ~Illll;¡,"
lo
que íl1lplicit;lI11~'ntl: diu: qllC, en ;,;eneraJ, l'""; lí.:ito hipotecar
\111 i¡lmLleble
p;lra
,~,¡:";l!ltiZ:!i"
!JIU
dcmb CUY:I cU;llItÍa sea indc:krminada,
con (krn:ll(), ('so si, para el dl!ciJU de la finca
llL- pl'uir cuawlu \jUicr:1 la reducciÓn
lk h hipoteca:l
una
SLlllla cletennin;¡lb,
al knor de Iu que dhpOi1t: el sl:glmdo
inciso del artículo ÚltÍlll:lllll.'nk
,"¡tado.
100.
AdCI1l:'IS, C;1~1) l:n qlll', en general,
fuera admisible
la hipÓtesis dl: ql1e lle) pudina:l
cOl1stitui¡";;<.:
¡Jipotecas por
sumas indcknnili:lc!:l'),
CO:110 aquí se trat:L de i;l garantia de
un saldo en cuentlL corriente, e.; de prdereiik aplicaciÓn el
<1r"tícu!o 7.P lk\ C\'¡digo de Cot\ll'rcio qu<.: la misma parte recurrente ha c:t:td, , el! :¡¡lO)'O d .. SlIS prekihio:ll::;:
Fl saldo (:le Lt Cllc;lIta cmrientc) j>1:<,dc' SI'r ;.;aralltido con
hiPotecas constituidas 01 d ocio de la cc!cúnlá"iJl dd contrato."
l'
y como c,~<,:saldo \lO pu,:de COllocerse en el momento
en qll<': el con:rato
~(' celehra, ,1 fortiori, dehe admitirse que
es \";"t1ich ulla hiplltl:t"ll cOllstitllÍe!a po!" 111l:clo de llna escritura pública par;l g:l1;lntizar <:1qldo C\"elltll;¡] de una cuenta
corriente pactada {~n ot:":1 parte distinta de 1.1 escritura pública cOl1stitllti,"a de LL c;u\ciÓn.
Cuentas.
lar.
Con la demanda
presenta
& Co. U)la copia de la cuenta
la sociedad de Uribc (: IJ ¡lOS.
Gufhrie
la Casa de Chalmers
llevada en sus libros á
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-
60-
Lno de los recurrentes
sostien:: LjUC,siendo dos contratos, han debido l!e\'arse dos Cl1l'llt;¡S, desde luego que aquéllos son ley p;¡ra los contratante,;
y quc, como el Tribullal
,;cnknciaclor
condenÓ á 1;: parte delll;lIldada á pagar lIn solo
salde), incurriil ell error de hecho \' cn error de derecho ell
la apreciaciÓn de las cuentas, que 1(_, llevÓ ;'¡ viobr el artículo
I()02
del Ct')digo Civil que sienb d indicado principio
de
derecho.
El argumento
es m;'¡,; especioso que sÓlido, si se ticne
en cuenta que el hecho de llevarse las cucntas en un solo
cuerpo en n;lcLt afecta al mudo como ellas se debían llevar,
pues los giros, rL'l)(lvacioncs é intereses
de cada lino de los
dos contr;lÍos se han sentado en las fechas correspondiente::>
que, por otra par!t:, concuerdan
con IDs libros de la sociedad deudor;;.
Esto por lIna parte, que, por otra, corno la sociedad de
Criúe ¡: J-lij¡lS dcjh de cumplir á la vez lo,; dos contratos,
lo mi,;mo da carg;¡rl~s en hoja de papel distinta los intereses
y las cOllJisi(Jlles (L~ f 1,200 Y ¡; 1,000 quc en una misma
hoja los ck L 2,200, s~gÚn reglas elemenbles
de Aritmdica.
Prueba periCia!.
102.
El atlquc hecho :'1 la sentencia
acusada, fUl1d<ldo
cn que elb incurrir') en error de hecho y de derecho en la
apreciaciÓn de esta prueba, no resiste el menor análisis, pues
tal prueba se pidic! Únicamente
para mostrar lo infundado
que era el concepto que se formuló cn las contestaciones
de
la c1emanc!;¡ de que estaba ma! hecha la liquidación
de la
cuenta, y los sci'inrcs peritos, ambos muy competentes.
como
lo son los Sres. D. Enrique ~lorales 1':. y D. Joaquín Solano
Ruiz, encontraron
tal liquidación
cnteramente
correcta, y,
al presentar su trabajo sÓlo hicieron constar, extralimitando
en esto sus atribuciones,
pues tal cosa no se les preguntó,
que consideraban
equitath'o que no se cargaran las comisiones de demora durante la guerra.
Si el concepto pericia! hubiera adolecido de errores sustanciales, tiempo tuvo la sociedad de Uribe é fI ¡jos para ha·
cerlos notar, cosa que no hizo, pues cuando
se le confirió
el traslado de tal concepto, apenas se limitó á decir que los
peritos 110 habían tomado en cuenta las escrituras, cuando
ellos dijeron que habían tomado en consideración
todos los
datos que el expediente arrojaba.
De otro lado, á este concepto, no hay que darle más alcance que el que tiene: el de mostrar que la liquidación
de
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-- 61 intereses y comisiones hecha por la C:lsa demandante
csti de
acuerdo con los contrato,; y con ei movimiento
de lo,; giros,
que en cumplimicnto
de t;t-!t:s contratos se hicier':lll,
Por 10 cle11l;'IS,aun adll\íticml,)
que St' hllbil'r;¡ il1currido en error en Lt apreC¡:II:l,')ll de::l':,:¡l 1'1'\1("':1, S"gl'lfl lo ha
decidido la Cmtc:
"El}
error (le
la
lIel:hn
l'stil\l:1Ci"d}
de
\r:l f-:TIa,'
1
'
lo,; Ille.T; y :\h:-';;,l!,l(l""
za prob:ttoria,
i:i!I.l.U!'h
:i
<.::1
'IIe:1
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hti,,,¡
dClII'¡-,
","¡
pcnci.:!
::1 !'¡¡IC'';l
1111 n;CI1I
cl,~1":1'1,']:"1,
11;[r:l
c:,hl~ ;l1l'gar
]JiU
,L;;":',ni,,ar
1::Cillt::l:ll-;
vez lJue
Sil
iuer-
;l1',):11tOi'ih
ljue
sl1lllinistra ele:::'\¡l\;diellte, y e:1 las r:';~"!l;;S C,>:I ';'1(' 'illStCllbll los
pelito;, el c1icta111e!l (]llrii/,r/r,Ic'¡¡clil
,i,: la Cor!,. Si/tr,¡¡:/! de' Justicia, nÚmero (10),
Forma de pago de los interese s.
1°3. COll"idna la 1':11k r'.'curll'llk que L sl'nkncia
acusada incurriÓ en e::rror d-.: hecho \' de cle::re·:\¡') e!l b apreciación de:: los docu11lcnltjS \,ri\'ad(h, porquc ur;lcl1a pagar en
forma de ktr:LS los illkrl'ses
y l'<Jmisiolw:i, cu:-;a que::, en
concepto de los lTCIU'ITllks, no :ll',lre::cc P'lCL1(!a l'n tales documentos,
Este:: argull1<'lllo l'" por ex(remo pUl.'I'iJ, c1l':;c:e luego qll<:,
debiéndo:-;e p:lg;rr ell)¡'Jncipal dc la o!1Jíg:IC()n en letra:; de
camhio, nece::S;¡rí:llllcllk de::helJ l'llbrirse 1"" inkreses
cn la
nlisma forma, ¡UlIl cllando así (JO se haya pactado, expresamente.
Si C',-¡Ix, (: lIiirs lillhicLlll tOIll;ulo Ú inlt-rl's un;) cantidad
en papellIHlllceby
1l<Jla hubier:ll1 pag;ldo, ¡UJ qué clase de
mone::da c1clwrí:111cubrir lo:; ink;'('s~'s de:: I:t suma que toma·
ron en préstalllo:
Otras pruebas.
1°4' Ahora, suponiendo
en ;,:racia de discusión que realmente hubiera incurrido el TrilFlnal scnkllciac10r en el cúmulo de errores de hecho y de derecho en J;¡ ;Ipreciación de
las pruebas rcferiel:ts, t',S lo cierto <¡lle él tll\'O en cuenta para
fallar el pleito 110 sÚlo tales prud)as sino (liras \'arias, y que
la parte recurrente
no ha jormllLtclll acu:-;.1ci(')IJ motivada cn
que tales ptr:ls prtwbas haY:1I1 ,,¡elo illC1chid'llllente apre::ciadas el} el hecho ni ell el eLreclw,
Tajes prueba:-; SO;l:
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a) La c(J/Z(csÚíll
dc la dell/anda.
62-
de la deuda
E~ta confesión
esti formulada
hecha en las contestacioncs
asi:
o
" Son ciertos y verídicos'
los hechos fundamentales de la de·
manda ..
La socie(bd def)e "el pril/cip'll de la obliJ!.<lciún (los capitales
recihid,,'i) y parte de los i¡¡tereses."
"l~l:(:hazo igualmente la veracidad de la cnenta presentada
y á que se rdierc h demanda, por l/O ntar bien hecha la liquida.
ción ni total ni parcial."
Lo que tanto quiere decir en romance que lo rechazado
Únicamente
es la liquidación
de la cuenta, pero no la especie de moneda en que aparece f9rmulada.
11 •• _ .yo CO/1/0socio
administrador
de la sociedad de Uribe é
Hijos obl1j;ué tÍ todos los socios de la misma sociedad por razón de
contratos partiwlares
que también habían firmado y que igualmente
se presentall COIIla demanda .... "
11 .•••
y en nill,!!tÍII caso llegaré la rt'sponsabilidad
de las finca
que se pignoraro/1 para el PaifO de las SV~IAS HECIBIDAS, las que COI/fieso lisa y !tallall/ellte que /10 se han pagado .... "
••
la sociedad comercial demandada
110debe el fatal de la
suma por que se le dt'IJlallda, aunque sí es cierto que debe U;'A GHAN
PARTE DE El.l.A."
¡Cómo
pucde
ser
GR¡\~
$ 40,000 en papel moneda
rata aproximada
de {, 2,200 la suma de
como esti el cambio á la
PARTE
e'itando
de ro,ooo % !
" Los acepto (los hechos de la demanda) por ser todos el/os
excepción hecha de que la sociedad demanda.
da de que h;lgO parte no ha hecho el pago de los capitales recibidos y tic parte de los intereses y nada más."
" Es mO!1struosa la cantidad que hoy se cobra Ilabiendo recio
bido m letras sólo la cantidad dc dos mil doscientas libras esterlinas."
" .... sólo hemos dejad" de cumplir con la obligación de
verilicar el pago de parte de los intereses cle\'cngados y del total
de los capitales recibidos."
ciertos y t'eridicos,
En vista de los conceptos que acabo de transcribir,
tomados como atrás ]0 expresé, de las conkstacioncs
de la demanda, la collfesión contenida en ellos constituye plena prue.
ba de los hcchos á que se refiere, de acuerdo con lo que disponen los artículos 1769 del Código Civil, 556 575 del Códi-
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go Judici;-¡l que elevaron ;'\ principio
de legislación positiva
la regla (k Derecho coIIlessio l)(jrtis est opU¡;¡a trt){¡lltil1•
De las q\W l"\'l,li(') l'! S:', Luis:\I. Cribe I~, <:11la segunda ilbtanci;\ eL1 :;; ....;, ),C: ,kcJuce d(~ UI1;( Illancra clara que
de los créditos C'i ,;',,"\I{;;''1'[<)
se hizo liSO por b snci<.:dad de
Cribe l' [-fijos <':11ll\Ul:Íl;¡,
oC;lsiollCS y quc, (~n cada una de
ellas, se hicieron l"s \':16(;"; d,· la..; ClJlllisi¡111l''';é illkreses en
los términos pactadus CIl lo.; ¡)C¡¡':IIIlJc'lltospri\'aclos, La confesión contenida en tales PO,;iClU1H':-,''i plena prlleb,\. (CÓdigo
Judicial, Art. 556).
~o t:-ascribo el te')!)r de csas i,osiciones p;-¡ra no abrgar
más ('sk trab;¡jll ya h;¡rt(~ prolijo.
De l;-¡s 28 lctr:ts que, en ejecuciÓIl d<:], IS contratos privados, se girawll p¡Jr Cribe é H i¡os contra ClwlJllers CU
t/¡ric & Co., se prescntaron
las últimas 21, las marcadas
con
los números 7 á 28, con Lt <,(lnstancia de haber sido pagadas
por éstos.
Como esas letras hit'il'lo/l
parte de los auÍC's ~il1 haher
sido reclargÚid;\s ck hb;¡.; pUl' la ¡.arte demandada,
t:l Tribunal sentenciador
las tU\'O por recul\ocidas,
de cunformidad
con lo que dispone t:l artículo 69-~ del Código Judicial.
o
d)
Dcc!art/.-i,'lles
de
testigos.
Par;-¡ acreditar qm' no era exacto que la primiti\'(\ deuda
en oro contraíd~l POI- la suciedad de Uribc (: Ili¡os á favor,de
la de Challllas
(;II//¡ric
(~ COo se hubiera convertido
por convenio de las partes en ckud;¡ (;\1 papel moneda, ;¡dl,jC las declaraciones
de los Src'. ~rncst() Michelscn,
(ilTCllk del
Banco de Colomhia, y Francisco J, P¡lrdo, Agente de cambio, en virtud de la>.; cualcsse
cOI~robó
que el tipo de
cambio en h¡>.; f('chas en que se hicieroll los gir()~ por la sociedad de Crih,
{lijos y los respcctl\"l,-; reemplazos
fue
siempre distintl>, \' de consiguiente,
si Lt ckucla. hubiera sido
en papel 111011t:C];¡,
<.:11tales fechas se ekhinon
haber hecho
los pagos, girns y rcemplazos en di,-;tintas Clll1tidades en oro
y no en la ul1ifoJ'll1e que ~,.,hicicron,
talt:,-; gIros y reemplazos, por las s!I:lns de Jlfil,200 y ¡;, 1,000, Y los intereses
liquidados sobre esas Sllm~I';,
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64- '-
e) Los libro.> de eOll/ereío de la sociedad deudora.
FilIalmente,
de la inspecciÓn
ocular practicada
por el
sel10r ;\lagi,;trado
sustanciador
en los libros de la sociedad
demandad;l
que, entre paréntesis, no parecen
llevados de
acuerdo
con la ley, resulta que 110 ;Iparecl~ recibida por tal
socicc};¡d de la ék (ha/lllcr" GlItltrie Í:.~ (,J" cantidad alguna cn
papel 11101l(;d,l, C}l1C los ,é~;roSy rn'll1plazo,; se hicieron
sIempre por oro, que I:t, c():J1i..;iolles se pagaron
en esa misma
clase de lllol1t:cb y que l,j/;¡ dl'j('J estullf,aclo en sus propios
libros el concept;) (le que lo que debia (lla Casa de C,'wllllers,
Glltltrie & (,)" por haberio recibido de ella. era, de lIn laelo,
la slIma de :3 b,ooo 01,), eq¡ti,'o/cllle.á
;[ 1,200, Y el (¡tro,
$
5,000
oro,
cljuivalente
tÍ [,
1,000.
lO'=;. El] presencia de que existen en el expediente
las
prueba,; de qlle trata el número precedente, cuya apreciación
por el Tribunal sl'ntenciador,
lo repito, no fue objetacLt por la
parte re~urreIlk,
y <:n presenci;~ de la naturaleza
de taks
prctenelIdos
erroi't~s, dehe adnlltJrse
qu(' la scntcnCl:t 110 es
casable por el extrcmo expresado, siguiendo cn esto la J misprudencia
sc:dada por !a ~orte de Casación en varias decisiones, entre otras, las slgllleJlks:
"La simple divergencia de opilli'JlJes entre el Tribunal y la
Corte acerca de la apreCi;lci(JIl de lIna prueba, !lO basta para
que pueda c;¡sarse una sentencia por error de hecho; es necesario que la equi \'oc;¡ci.'m cid Tribunal 5<:aevidente, y que esta
eviclen cia re~;nlte eL: documentos ó actos au ténticos." (J lIrispru·
dCllcia de la Corte S;¡prCl/!ll de ]lIslzcia,
nÚmero 185).
" Es doctrina ,'orricntc- en esta materia b de que Luan :10
un Tribunal prdiere unas pruebas á otras, siendo tod;IS admisibles, no infiere agravio á las partes, y mucho mCllOSsi resulta
que no se desecba ningun~1 sino que las aprecia á todas cn g~ne. ral sin dar la preferenCia a alguna de las producidas cleternlllladamentc." ([bídelll, número 252).
" El error de hecho qne se imputa á una sentencia del Tribunal, consistente en lIO haber teIlido en consideración las cláusulas ele un contrato, no es motivo suficiente para casarla, si esta
omisión no ha inf1nido de una m:lncra directa cn la d<:cisión, Ó
más bien, si á pe~ar de ella, las conclusioncs de la sentencia son
leGales. (1bídem, '\I',:ndic<: J .0, número 20).
1:>
•• Xo impr1rta que el Tribunal
sentenciador no haga mérito,
en su fallo, del contenido de todos los documentos q!le obraron
en el juicio, sil~o Únicamente de algunos que por lSÍ,solossean concluyentes; pues debe suponerse que los tuvo presentes al dictar
la sentcncia." (lbídem, número 37)·
•. No se puede casar una senkncia por error en la aprecia-
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- 65ClOn de las pruebas, cnanc11')el Tribunal sólo erró en la apreciación de determinada prucba, y cl fallo 110 se fumla Únicamcnte en
ésta sino también en otms q/lc hall sino jllrídiclZ1l1cll!c aceptadas."
(lbidem, número 43).
" El error de derecho en que incurra el Trihun~1 0:11 apreciación de alguna prueba. no da derecho {..interpuner el recurso de
casación, cuando ese error no hace distinta la parte resolutiva
de la sentencia. (lbídclIl, número 154)·
No consonancia con las pretensiones
opol.'tunamente dedllcida;;; por
108 litigantes
106.
Esta causal la fundan
los rCCl!rl"entcs cn dos mo-
tivos:
a) En que no lny con-.;onancia con la'; pretensiones de
las partes cuando se otorgMon las e;;crituras.
De tal consonancia no trata el artículo 2." de la Ley
169 de 1896: es de la que l,-·sulta de las prdensiones deducidas en la demanda y en la contestaciÓn de ella, y apenas
habrá sentencia que esté lllá'i de acuerdo con tales pretensiones, pues toda la discusiÓn vcrsÚ en la<;do;; ill'itancias
del juicio sobre si la deuda de los Sres. Uribe é Hijos era
de libras esterlinas ó de papel moneda, y la sentencia declaró lo primero.
Ahora, la sentencia no condenó á los demancLtdos á
más de lo pedido, pues la demanda se entabló por b cantidad de k 6,129-9-0 como saldo deducido en 31 de Diciembre de 1905 y b sentencia condcnr'J á p:lgar la cantidad de
¡; 2,356-6-5 como saldo deducido (;n 1.0 de Enero de 1900
é interc.:;es y comisiones sobre es;).suma que junto con ella
no alcanzan á formar la cantidad demandada.
Que la sociedad de Clllllmcrs Guthrie &- Ca. no hubiera
hecho objeción al dicbmen pericial que fijó una cantidad
menor y que el Tribunal no se hubiera ceñido á esa -.:stima·
ción, no arguye en contra, pues los [-eritos declararon que
la cuenta presenbda por aquélla no contenía ningún error
y sólo se permitieron opinar que cO!1sidl>raban equitativo,
dada la miseri;¡ del país y la situaciÓn de ~uerra por que ésta
había atrav~s;ldo, que debía haccrsl; una rebaja de intereses ••
Obvio es que este concepto - extraño al debate jurídico - no tL:nía por qué ser tOl11:tcl()
en cucnta por el Tribunal.
b) En cuanto,~ que éste no hubiera resuelto sllbre las
excepciones perentorias que los rccllfrentes encuentran pro-
S
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- 66ba(~as. me basta observar que, sobre las que ~e alegaron nulidad y nO\-aciÓn - blk) el Tribunal y que, sobre las que
no se alegaron, aun t'n el supuesto de que hubiL'ran sido probad;ls, llll tiene jurisdicciÓn la Corte como Trihunal de casaciÚn, <::1 cu;d lío puede ocuparse
en "medios
nuc\'os"
ni
en cxcepciones
perentorias
que no hayan sido alegadas,
COIll(¡ lo reza el ordinal
2:' del articulo
2.° de la Ley 169 de
1896.
e) Y, es¡WCia!lllcnte, CI1 cuanto á que á la dcnunda
se le
hubiera dad,) UI1 curso distintu cld que le correspondí:l,
porque s'; tratL ('1) esta litis de un juicio de cuentas, me limito
á obs.:r\'ar
qllt' el jllicio especial de cuentas se promucve
por qui~'11 tenga (krecJlo de pedirlas á quien tenga obligación
de J'l'¡,dlrla", y quc ;¡ljuí semejante ohligación no estaba á cargo de la sociedad (11; Cribe é Hijos .
.Ejecutoria de la Henteneia recurrida
Las alegaciones
anteriores contenidas
en este Rese J¡an hecho sohre la base de que la p;¡rte recurrente hubiera fUI\(lado el recurso dentro del termino legal, pero
es el caso que, como aparece (Ir: autos, uno de los recurrentes, el Sr. SI/1Jti{/¡.fo Cribe no Ílll1dó el recurso ni dc\"olvió el
expediente
dentro del tl:rmino que debi(', b;dJCrlo hecho,
por lo c\lal hubo necesidad de n:querir](l, y f\le preciso que
el tercer recurrente,
Sr. Luis Uribe A., se diera por recibido
del expediente
para que al primero no se le hubiera aplicado
la sanciÓn gener;tI est;\blccida por el artículo 521 del Código
Judicial.
109. Pero si esa sanciÓn
no es aplicable en t'ste caso,
sí lo es la especial relativa al rccmso de casación consistente
en que, IlO habí6nclose fundado L'sle por el Sr. Santiago Uribe clentm del perentorio
t6rmino
seíialado por el artículo
151 de la Ley 40 de 19°7, debe declararse desierto el recurso y, cOllsiguientcmclIte,
ejecutoriada
la sentencia de segunda imtancia.
1I0. Semejante
sanción, cuando son "arios los recurrentes y lino solo de ellos se ha hecho acreedor á ella, por
analogía con lo que dispone el ar~íc\llo 525, no debe perjudicar sino á quien fue omiso ó ncgligente, por regla general;
pero en el pre;;ente caso, trat;uldose
como se trata de codeudores solidarios, es de estricta aplicación
el artículo 850 del
Código Judicial, que dice así:
108.
5U1IICII
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- 67"Cuando
dos ó más personas se constituyen deudoras de
otras por el todo Ó de l/IanCOll1ttlll
el il1Solidu1Il,
Ó cuando fuere
prometida á varios alguna cosa, de manera que cada uno de ellos
pueda demandar por CI todo, cn estos casos la scntcncia que fttere
dada COI/Ira al{::lIna de tales personas por razón de las cosas á que
eslah;lll "bligadas,
ó á que tCIIgan derecho,
~'EHJUDlC.AHÁ Á TODOS
LOS \L\:-'CC>:-Il"XADOS,
llADO ¡>,\HTE ¡.;:-> ESE
AUNQGE
JUICIO."
ALGeXo
DE
ELLOS
KO HCBlEHE Ta-
II 1. De cCJlhlglliente,
si una sentencia
contra un eadeudor solidario perjudica ;í todos los mancomunados
en la
misma obligal'jÓIl, aunquc
110 ha)'aJl sitIo parte o/ el juicio,
con mayor raÚJll (Il:be perjudicados
L"d sénkncia
cuando sí
han sido parte CII él.
y como, en él presente caso, el Sr. Santiago Vrihe, uno
de los manCO¡::lllLldos, ticne que ser condenado
indefectiblemente por su omisil'¡n, Ll sentencia
cbd;1 cOl1tra d necesariamente
perj udi car;'[ :i J¡,;; otros mannlJn 111 lados, que lo
son la sociedad de Cribe 1: Hijos y sus soci;)s colectivos, Sres.
Luis l\T. ['ribe R y Luis Cribe A.
111. La alegación
contenida
en los tres nÚmeros precedentes la h;li.;O en cumplimiento
del deber que tengo de
defender los intncses que se me Il,"! confiado; pero aspiro
á que la Corte, que tiene para cCl!lri"nar ;Í la socic(bd
de
Uribe é Hijos y á su" socios, todo ti Pl"SO de las leyes de fondo en que el Trihunal sentenciador
se apoyó para-dictar
su
fallo, no vaya ;'[ decidir este ruidoso pleito apoyándose
para
ello en razones de mero P: '.lcedimicnto
que empequeñecen
los debates judiciales, que fomentan el rahulisrno y que van
contra los altos fines de la J IIrisprudencia,
lj tle no son otros,
como ],¡ dicc artículo 837 dd Código J udicia 1, q uc los de que
" la sentencia
sea conforme con la venhcl de los hechos y
conforme á la lev sustantiva en el "derecho,"
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