Discurso del rector - Universidad de Murcia

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Discurso de Santo Tomás,
José Orihuela, Rector Magnífico de la Universidad de Murcia
30 de enero de 2015
Queridos universitarios, estimadas autoridades,
Un año más la fiesta universitaria por excelencia nos reúne para celebrar y reflexionar. Así que
me parece oportuno extraer de “De unitate intellectus” un texto que resume nuestra misión, la
cual no es otra que la confrontación de las ideas y la puesta en valor de la razón y el estudio:
Nuestra refutación del error –dice Santo Tomás- no está basada en documentos de fe sino de
razón, y en los asertos de los filósofos. Si hay, pues, alguien que, orgullosamente engreído en
su supuesta ciencia, quiera desafiar lo escrito, que no lo haga en un rincón o ante niños, sino
que responda públicamente si se atreve. Él me encontrará frente a sí, y no sólo al mísero de mí,
sino a muchos otros que estudian la verdad. Daremos batalla a sus errores o curaremos su
ignorancia…
Celebrando a nuestro particular gurú intelectual, hemos investido pues a los nuevos doctores y
premiado a nuestros mejores estudiantes; hemos reconocido igualmente el trabajo de aquellos
que han alcanzado sus 25 años de servicio en la Universidad de Murcia. Permitidme pues que
abrace vuestra labor y os dé las gracias en nombre de todos, vuestro esfuerzo y dedicación
reflejan nuestros valores y compromiso.
Agradezco también, y muy cálidamente, la lección magistral sobre la hematofobia impartida por
el profesor Martínez Selva. Sangre hace falta, querido José María. Sangre, no sólo linfa. Y
también necesitamos células vivas para retar la esclerosis del sistema. Como con las fobias,
debemos salir de la estasis, por usar un término griego para describir la ausencia de
movimiento.
En el mercado del miedo, el pánico representa una barra de oro, como bien escribe Vicente
Verdú. Así que me expondré a mi propio discurso con el pecho descubierto, pues soy de la
opinión de que, dentro del imaginario colectivo regional, bien nutrido de propaganda política
interesada, la Universidad de Murcia no está siendo valorada en virtud de su contribución a
este país. Fíjense que en el periodo que abarca de 1987 a 2013, nuestra Universidad ha
producido más de 112.000 egresados, con crecimiento continuo desde 2.000 hasta más de
5.000, doctorando cada año a más de 200 alumnos.
Estas cifras solo abarcan el último cuarto de nuestros cien años de existencia y lo comento en
el marco de la celebración de nuestro primer Centenario, bajo el objetivo de reforzar el
conocimiento social de nuestra institución y de promover su mejora. Murcia debe presumir de
tener un centro al alcance de todos sus ciudadanos, con una trayectoria digna en la que han
trabajado miles de personas desde 1915. Cabe ahora identificar, a través de procesos de
reflexión y participación, qué tipo de movimiento deseamos para nuestra Universidad.
Nos hemos exigido que el Centenario no suponga un esfuerzo económico a la institución y es
de rigor dar las gracias a la Fundación Cajamurcia, la Fundación Séneca, la Asamblea
Regional y el Ayuntamiento de Murcia, entre otras entidades, al igual que a los medios de
comunicación que se están haciendo eco de nuestro Centenario. No me extenderé con los
detalles porque serán oportunamente difundidos, pero avanzo que habrá exposiciones, ciclos
de conferencias, conciertos, nombramientos honoríficos, congresos y jornadas internacionales,
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una reunión de la Conferencia de Rectores y otras acciones, entre las que se incluyen la
elaboración de un Código Ético que devenga en basamento de nuestra conducta y refuerce
nuestra credibilidad internacional.
Atravesamos tiempos difíciles. Las universidades españolas han perdido en los últimos cuatro
años más de 1.500 millones de euros en financiación y 11.000 investigadores nos han dejado,
descendiendo el gasto en I+D en 2013 un 2,8% respecto del año anterior, la cifra más baja
desde 2006. Mientras tanto, el Consejo de Estado ha emitido un dictamen sobre un plan del
Ministerio de Educación que supone abrir la implantación trienal de grados. El plan se ha
encontrado con el rechazo frontal de la CRUE, pero los antecedentes ejecutivos del Ministerio
no alumbran demasiada esperanza de que la opinión de los implicados vaya a ser tenida en
cuenta. Mientras tanto, la UPCT y la UM han sufrido un declive muy sensible en su
financiación: más de 63 millones de euros entre 2010 y 2014, lo que supone un descenso
cercano al 22% que nos sitúa muy lejos de la media nacional del 15%.
En este escenario, ha llegado la hora de que ordenemos nuestra vida colectiva a tenor de la
reflexión, pues no podemos seguir siendo como objetos flotando en un río. Leamos al sabio:
No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor
bendición que puede sucederles a personas y países, porque la crisis trae progresos.
La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis donde
nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se
supera a sí mismo sin quedar «superado», Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias,
violenta su propio talento y respeta más los problemas que las soluciones.
La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los
países es la pereza para encontrar salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos
la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos.
Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.
Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo En vez de eso,
trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de
no querer luchar por superarla.
Tomo estas palabras de Albert Einstein para introducir el delicado asunto de nuestra situación
financiera. Los dirigentes del país promulgan que los datos macroeconómicos apuntan a una
salida de la crisis. Sin embargo, nuestra institución no vislumbra al día de hoy mejoría alguna y
debo decir como rector que la reciente consecución del presupuesto para el año corriente se ha
producido en un entorno ambiental que bien podría ser reminiscente de la tormenta perfecta.
Empiezo por informar que la Ley de Presupuestos de la CARM para 2015 nos imponía unos
niveles de gasto de personal que no cubrían ni las nóminas. Voy a explicarme.
El control del déficit ha sumido a las administraciones públicas en la obligación de acotar sus
niveles de gasto de personal y, para ello, utilizan el llamado techo de gasto, una barrera
infranqueable por nuestro ordenamiento jurídico. No podemos, de ninguna manera, rebasar el
techo de gasto que la ley presupuestaria nos imponga. Si el techo de gasto no cubre los costes
de personal, el mensaje es claro: debemos reducir salarios o reducir recursos humanos. En
otras palabras, se nos ha dicho que sobran personas en la Universidad de Murcia.
¿Cómo es posible que nuestra administración regional quisiera imponer un techo de gasto
inferior al conjunto de salarios de nuestro personal? Nunca antes se había producido una
situación así, nunca antes, ya que siempre el techo de gasto de personal distó, y en mucho, de
la subvención otorgada.
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Ante un reto de este calibre, como equipo rector, fuimos explicando nuestros argumentos una y
cien veces ante las consejerías de Educación y de Hacienda, intentando revertir dicha situación.
Presentamos informes y auditorías de nuestro Plan Económico Financiero, con total
transparencia para la rendición de nuestras cuentas. Pero tan solo se nos concedió aumentar
el techo de gasto, nunca la subvención nominativa, para que pudiéramos hacernos cargo de la
parte de la paga extra sustraída en 2012, cantidad que el gobierno nos devuelve ahora tras
sentencias judiciales en su contra, pero seguíamos sin autorización para hacer efectiva toda
nuestra nómina a lo largo del año 2015.
Las enmiendas al proyecto de presupuestos de la CARM que presentamos en la Asamblea
Regional culminaron con nuestra presencia en la sesión donde se propició una enmienda
transaccional apoyada por todos los grupos parlamentarios. Esto implica que liberándonos de
incluir en el techo de gasto ampliado anterior la paga extra de 2012, tenemos la autorización
que nos permitirá pagar la nómina completa de todos los miembros de la UM. Deseo
agradecer públicamente al presidente Alberto Garre su decidido empeño en defensa de nuestra
Universidad, sin su ayuda la ley de presupuestos seguiría imponiéndonos un techo de gasto
insuficiente. Sin embargo, el presupuesto nos impone ajustar al mínimo cualquier política de
personal durante el presente año. Esto nos limita parcialmente para ejercer una acción de
gobierno en el sentido de corregir injusticias y desequilibrios estructurales en nuestra
Universidad. Pero les aseguro que no vamos a permanecer quietos, pues mi equipo de
gobierno y yo tenemos un compromiso que cumplir y sabemos a quién nos debemos.
Recurriremos a la imaginación, al trabajo bien hecho y al poder de lo colectivo para conseguir
una universidad más equitativa y eficiente.
Confieso, sin embargo, que llegar hasta aquí ha sido agotador y yo diría que desconsiderado
para la institución. Pero parece que la historia repiquetea. Fíjense lo que nos dice Victor Hugo
ante la Asamblea Francesa en 1848:
Afirmo señores que las reducciones en el presupuesto especial de las ciencias, las letras y las
artes son doblemente perversas. Son insignificantes desde el punto de vista financiero y
nocivas desde cualquier otro punto de vista. ¿Cuál es el gran peligro de la situación actual? La
ignorancia, la ignorancia más aún que la miseria. Pero sí quiero ardiente y apasionadamente el
pan del obrero, el pan del trabajador, que es un hermano, quiero además el pan de la vida, el
pan del pensamiento.
Necesitamos por tanto un Plan de Financiación Plurianual con el que programar
adecuadamente las necesidades de las universidades públicas de la Región, así como cierta
capacidad para recomponer el déficit estructural que nos viene azotando en los últimos años.
Dicho Plan debería delinear un horizonte con versatilidad financiera que posibilite un desarrollo
ordenado durante el próximo quinquenio. Se nos ha dicho desde el Gobierno Regional que la
disposición es total, así que ojalá no sean solo palabras y podamos acordarlo de inmediato a
fin de acometer las tareas que la comunidad universitaria nos ha encomendado.
No hablo de fe, ni hablo de ingenuidad. Hablo de una postura de confianza declarada
públicamente como testimonio de lealtad y buena voluntad. Porque al parecer la globalización
también supone la liquidez de la verdad, y, en un escenario global donde parece que todo se
diluye, renunciar a tomar decisiones es una forma de renunciar a pensar. El discernimiento
comporta tomar decisiones. Y los universitarios hemos aprendido que, como el miedo, la
contemplación es un lujo que no nos podemos permitir.
En referencia a los experimentos sociológicos que se imponen en cascada vertical
descendente, voy a señalar algo más. Sabemos que entre los países que han prosperado
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mejor en los últimos quince años destacan aquellos que mantuvieron o introdujeron programas
educativos con contenidos tanto técnicos como artísticos. La educación de sesgo tecnocrático,
señores, es la mala educación. Yo denuncio a la gente que ignora a la otra mitad, nos dice
García Lorca.
Es también la mala educación la que ha conducido a la actual epidemia de narcisismo, de
consecuencias nefastas para la sociedad: la gente huye hacia lo que resulta agradable, pero la
realidad siempre gana y los deseos poco realistas siempre acaban por estrellarse contra el
suelo. Necesitamos pues, una educación más holística para no repetirnos, necesitamos
sabiduría. Así que terminaré mi discurso con las palabras de un gran maestro de la escuela
matemática rusa del siglo XX, Lazar A. Liusternik:
Y nosotros, los sabios y poetas
Custodios de verdades y secretos,
Llevaremos nuestras antorchas de conocimiento
A catacumbas, cavernas y desiertos
Muchas gracias por su atención
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