EL CONOCIMIENTO. I. CONOCIMIENTO SENSIBLE E INTELECTUAL. 1.1. El conocimiento sensible: Sensación y percepción. a) La sensación: b) La percepción. 1.2. El conocimiento intelectual. Conceptos, juicios y razonamientos. 1.3. Razonamiento inductivo y deductivo. II. ORIGEN Y LÍMITES DEL CONOCIMIENTO. 2.1. El empirismo. 2.2. El racionalismo. 2.3. El apriorismo transcendental. 2.4. El apriorismo histórico. III. EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO. 3.1. Breve historia de las concepciones sobre lo que es ciencia. a) La ciencia antigua b) La ciencia moderna c) La ciencia actual 3.2. Caracteres generales de la ciencia. 3.3. Clasificación de las ciencias. a) Las ciencias formales. b) Las ciencias empíricas. IV. LAS CIENCIAS FORMALES. 4.1. El método deductivo de las ciencias formales. 4.2. La validez de las ciencias formales. 4.3. Las matemáticas y la realidad. V. LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES. 5.l. El nacimiento de las ciencias experimentales. 5.2. El método experimental. 5.3. La validez de las ciencias experimentales. 5.4. Los problemas del método experimental. 1 5.5. Diversos criterios de verificación. a) El criterio débil de verificación. b) El criterio de falsación. VI. LAS CIENCIAS HUMANAS. 6.1. La comprensión del sentido de las acciones humanas es el objeto de estudio de las ciencias humanas. 6.2. La hermenéutica como método propio de las Ciencias del Espíritu. a) La hermenéutica como "revivencia" o "transferencia". b) La hermenéutica como "reconstrucción del sentido". 6.3. Estructura del círculo hermenéutico. 6.4. La hermenéutica de los prejuicios de H. G. Gadamer frente La hermenéutica como "crítica de las ideologías" de J. Habermas. a) La hermenéutica de los prejuicios. b) La hermenéutica como "crítica de las ideologías". VII. EL PROGRESO DE LA CIENCIA. 1. 2. 3. Progreso acumulativo. Revoluciones científicas. Progreso en verosimilitud. VIII. LOS LÍMITES DE LA CIENCIA. 2 EL CONOCIMIENTO. I. CONOCIMIENTO SENSIBLE E INTELECTUAL. Se ha dicho frecuentemente que conocer es «tener noticia», «aprehender», «tener experiencia» o «re-presentar» de algún modo el mundo, la realidad o los objetos (sean materiales ( o no). Cuando alguien ve, recuerda, imagina o piensa algo (una mesa, por ejemplo) lo que está en él, no es ese algo (la mesa), sino una representación de ella, lo que ha captado de ella, lo que de ella ha notado. En cualquier caso, parece que en todo conocimiento hay dos elementos que se unen en un tercero: 1) un objeto del que se tiene noticia, del que se es consciente; 2) un sujeto (un alguien) que conoce el objeto; y 3) una imagen sensible o un concepto (la representación, el contenido de la conciencia...) que hace el sujeto de tal objeto. La filosofía tradicional distinguió desde muy pronto entre dos tipos de conocimiento: el conocimiento sensible -el que proporcionan los sentidos acerca del mundo sensible, del mundo físico, a través de la experiencia-, y el conocimiento inteligible -o intelectivo-, el que proporcionan ese conjunto de procesos o capacidades intelectuales que se denominan «pensamiento». 1.1. El conocimiento sensible: Sensación y percepción. El conocimiento sensible está vinculado a la sensación y a la percepción que, aunque en el lenguaje cotidiano son términos sinónimos, técnicamente son diferentes. a) La sensación: La sensación es la excitación que produce un estímulo en un órgano sensorial y la conducción de ese estímulo hasta el cerebro. Es, pues, algo puramente físico y fisiológico, y, en sentido estricto, aún no es conocimiento. Una energía física provoca la estimulación de un órgano sensorial y éste genera un impulso eléctrico que se desplaza por el sistema nervioso hasta el cerebro, donde se descodifica el mensaje sensorial y se produce la imagen del objeto visto así como su interpretación. Esta imagen interpretada sería lo que denominamos percepción. 3 No todos los estímulos externos pueden ser captados por nuestros sentidos. Cada sentido, dependiendo de las especies, tiene un nivel determinado de captación de estímulos por debajo o por encima del cual las terminaciones nerviosas no se excitan Ese nivel es lo que se denomina umbral de sensación. Así, por ejemplo, los seres humanos no captamos los ultravioletas ni los infrarrojos, y lo mismo vale decir para el resto de los sentidos. En el proceso de la sensación, en el caso de la vista, por ejemplo, las ondas electromagnéticas del espectro de luz visible entran por la córnea y, a través de la cámara anterior del ojo, por la pupila, atraviesan el cristalino hasta llegar a la retina, donde excitan las células llamadas bastoncillos y conos, y producen un impulso, un mensaje sensorial codificado, que se traslada, a través del nervio óptico, hasta el cerebro donde se produce su descodificación. Se puede decir, por tanto, que no es el ojo el que ve, sino que se ve a través del ojo, y este esquema es similar en todas las sensaciones. Todo se reduce a energías físicas que producen reacciones bioeléctricas. Tradicionalmente se ha hablado de cinco órganos de los sentidos. Pero la psicología, ya desde hace tiempo, distingue bastantes más, utilizando distintos criterios y dando origen, a clasificaciones diferentes. Una de las más utilizadas es la que se hace a partir de su localización en el cuerpo. Se clasifican, entonces, como exteroceptores (los que están en el exterior, e informan de estímulos externos, como la luz, el sonido, etc., y que corresponden a los cinco sentidos tradicionales), interoceptores (internos, captan los estados del organismo, como la sed, el cansancio o el hambre), propioceptores (que permiten la coordinación muscular y el equilibrio, y están situados en los músculos) y nociceptores (situados en cualquier parte del cuerpo, informan de estímulos perjudiciales o nocivos para el organismo, como el dolor, por ejemplo). b) La percepción. La percepción, por su parte, es un proceso sensocognitivo en el que las cosas se hacen manifiestas como tales en un acto de experiencia. Sensaciones puras no tenemos. Siempre captamos un conjunto de sensaciones integradas, que forman un todo, un objeto con unas característica. Por ejemplo no tenemos la sensación de 4 verde o de lisura, tales sensaciones siempre nos aparecen con caracteres de un todo; en este caso de una pizarra, de la que decimos que es verde y lisa. La percepción es pues un proceso bipolar, ya que depende de nuestros sentidos – sensaciones- y de la mente que las integra, organiza e interpreta. Sería pues un proceso mental que organiza e interpreta las sensaciones formando imágenes integradas de los objetos. La percepción sí es conocimiento, puesto que en ella la sensación -o mejor aún las sensaciones, puesto que no existen sensaciones aisladas- han sido organizadas, interpretadas, se les ha dado un sentido. El objeto singular que se ve (siguiendo con el ejemplo de la vista) es para los ojos sólo luz, pero el sujeto sabe que es una mesa (o cualquier otro objeto). La energía física, los impulsos bioeléctricos, adquieren una forma determinada (los objetos que se ven): la sensación se transforma en percepción; lo que era estrictamente un proceso físico-fisiológico pasa a ser un proceso psíquico que descubre objetos particulares. El proceso que da origen a las percepciones a partir de, sensaciones está sometido a unas serie de leyes, como ya demostraron los psicólogos de la Gestalt, de la Forma (en alemán gestalt). Estos psicólogos, apoyándose en el hecho de que el ser humano percibe totalidades (objetos como tales) y no simplemente cualidades separadas (formas, tamaños, colores, etc.), estudiaron y describieron las leyes que rigen la organización o agrupación perceptiva de los estímulos, así como las relaciones entre el fondo y la figura. Las leyes perceptivas más importantes son las siguientes: a) Leyes generales de la forma: - Ley de la simplicidad: tendemos a organizar la figura y el fondo del modo más sencillo posible. - Ley de la pregnancia: tendemos a articular las figuras de manera que las percibamos del modo más perfecto posible, acentuando la simetría o eliminando los rasgos discordantes. b) Leyes específicas de la forma: 5 - Ley de la proximidad: frente a varios estímulos iguales, tendemos a percibir los estímulos más próximos como formando parte de la misma estructura. - Ley de la semejanza: tendemos a agrupar los estímulos más parecidos como formando parte de un mismo objeto. - Ley de cierre: manifestamos una tendencia a clausurar las figuras completando las partes que faltan. - Ley del contraste: La percepción del tamaño de un objeto está condicionada por la relación que mantiene con el resto de los elementos circundantes. Los factores subjetivos: En la formación de las percepciones no sólo intervienen sensaciones, sino también otros factores como los intereses, expectativas, actitudes, experiencias pasadas y motivaciones del sujeto, la cultura, el lenguaje de la sociedad en que vive, e incluso el medio ambiente. La percepción no es un proceso independiente y aislado de la mente. 1.2. El conocimiento razonamientos. intelectual: Conceptos, juicios y La elaboración de conceptos es la primera de las funciones del conocimiento intelectual. El concepto es la representación mental, universal y abstracta de un objeto, no necesariamente material. Son 6 conceptos: árbol, nieve, blanco, verde...Los conceptos son universales, porque no se refieren a un objeto singular, sino a cualquier individuo miembro de una clase de objetos; y abstractos, porque son el producto de una abstracción, el producto de una operación mental que consiste en separar las propiedades comunes a una serie de objetos, de las propiedades singulares de cada uno de ellos. Los conceptos se forman a partir de las percepciones sensibles y de sus imágenes recordadas; de "este blanco" abstraigo "blanco"; y de "blanco", "amarillo", etc., abstraigo "color". Construyo, así, una representación mental: el concepto, el cual va acompañado del término correspondiente ("color", o "colour", etc., según sea mi idioma). El concepto es, pues, una representación mental abstracta. El concepto empírico se forma mediante dos mecanismos: la abstracción y la generalización. La abstracción como un proceso de comparación entre las características de varios individuos. Se prescinde de lo que les diferencia, y se conservan los rasgos comunes: con ellos se construye el concepto. La generalización consiste en aplicar un término a un objeto particular e ir generalizándolo a todas las cosas que se le parecen. Ambos procesos no son incompatibles. Existen dos clases de conceptos: -Puros son meras funciones clasificatorias de nuestra mente. -Empíricos son de los que hemos hablado proceden de la experiencia y se producen por abstracción o generalización. En tanto que representaciones mentales todos los autores están de acuerdo en que los conceptos están inevitablemente asociados al lenguaje que los expresa -se expresan en palabras, que reciben el nombre de términos. La segunda de las funciones del pensamiento es la elaborar juicios, relacionando conceptos de forma ordenada. El juicio es la relación que el pensamiento establece entre dos conceptos cuando afirma o niega el uno del otro. Se realiza un juicio, por ejemplo, cuando se establece una relación entre los conceptos "nieve" y “blanco” y se afirma que la nieve es blanca, o cuando se establece una relación entre los conceptos "nieve" y "verde" y se afirma que la nieve no es verde. 7 Existen dos tipos de juicios: analíticos y sintéticos. a) Los juicios analíticos son aquellos en los que el predicado está incluido en el sujeto, por ello no informan sobre el mundo, sino sobre si la forma de la proposición es correcta; suelen ser juicios a priori, es decir, su verdad depende de la forma del juicio, no de la comprobación mediante la experiencia. El tipo de verdad de estos juicios se denomina “verdad de razón”. Son juicios cuya verdad es necesaria, pues lo opuesto es imposible. Mientras que no es necesario que yo esté aquí ahora, pues podría estar en el parque, sin embargo, no puede dejar de suceder que 2+2=4; esto último es necesario. Si, por ejemplo, medimos lo que parece ser un triángulo y encontramos que la suma de sus ángulos no es 180 grados, ¿diremos que hemos encontrado un caso que invalida una verdad matemática? Más bien diremos que no es un "triángulo", o quizá que hemos medido mal. De este tipo son las proposiciones de la lógica y las matemáticas. También proposiciones puramente verbales como "el hijo de mis padres que no es mi hermano/a soy yo". Puesto que son necesariamente verdaderas aquí no hay problema respecto a su verdad. b) Los juicios sintéticos son aquellos en los que el predicado no se desprende necesariamente del análisis del sujeto, por lo que añaden información al sujeto sobre la realidad); se les denomina también juicios a a, ya que su verdad o falsedad depende de la comprobación empírica; es decir, no sabemos si son verdaderos o falsos hasta después de haberlo comprobado mediante la experiencia. Su verdad no es necesaria, sino contingente; es decir, su opuesto es posible. La expresión de un juicio -expresión que siempre se da, puesto que el hombre no sólo manifiesta su pensamiento con palabras, sino que también piensa con ellas- recibe el nombre de proposición o enunciado. La tercera función del pensamiento es el razonamiento, que no es sino una" relación ordenada de juicios. Se puede definir el razonamiento como el proceso mediante el cual el pensamiento 8 relaciona dos o más juicios conocidos, que obran como premisas, e infiere de ellos un nuevo juicio que recibe el nombre de conclusión. Se realiza un razonamiento, por ejemplo, cuando el pensamiento establece una relación entre las proposiciones todos los alumnos de 1° de Bachillerato estudian filosofía y Juan estudia 1° de Bachillerato, y de ellas infiere que Juan estudia filosofía. En el razonamiento, el pensamiento pasa de una cosa conocida a otra conocida gracias a ella; es, pues, el medio por el que el hombre progresa en el conocimiento a partir de lo que ya conoce. La expresión del razonamiento -expresión que también se da siempre- recibe el nombre de argumento o argumentación. l.3. Razonamiento inductivo y deductivo. Razonar es, pues, sacar, "inferir" conclusiones de unos datos y, para hacerlo, se puede seguir fundamentalmente dos caminos. O bien partir de unos datos más reducidos, menos generales que la conclusión que se infiere de ellos -es el razonamiento inductivo-, o bien partir de unos datos más amplios, más generales que la conclusión que se saca de ellos, es el razonamiento deductivo. En el modo de razonar deductivo, la conclusión que se infiere de los datos es una conclusión necesaria en virtud de la estructura misma del razonamiento y sin que tenga nada que ver en ello el contenido de esos datos. Si alguien, por ejemplo, afirma que todos los alumnos de un determinado Instituto miden más de 1,80 y afirma, asimismo, que Juan es alumno de ese Instituto, necesariamente tiene que concluir de esos datos que Juan mide más de 1,80. No puede ser de otra manera. Por el contrario, el razonamiento inductivo, y también por su misma estructura, sólo proporciona probabilidad, nunca seguridad. Si alguien, después de muchas comprobaciones afirma que el agua hierve a 100°, esa afirmación sólo será probable, por muy al to que sea su grado de probabilidad, ya que no ha hecho hervir, ni podrá nunca hacerlo, "todas" las aguas. Otro ejemplo sería afirmar que puesto que todo los alumnos que hasta el curso pasado he tenido han aprobado al filosofía, de ahí se deduce que siempre todos mis alumnos aprobarán la filosofía. La crítica a la causalidad de los razonamientos inductivos la realizó David Hume, al señalar que tales razonamientos se basan en la creencia de que los hechos en el futuro sucedan como en el pasado. Pero una creencia no garantiza la necesidad. 9 En general, los razonamientos inductivos parten de juicios singulares para llegar a concluir en un juicio general, dependiendo la verdad de la conclusión de la verdad de los juicios singulares; mientras que en el razonamiento deductivo se parte de un juicio general concluyendo en un juicio singular, derivado del anterior. II. ORIGEN Y LÍMITES DEL CONOCIMIENTO. Ya hemos visto que en el conocimiento hay una intuición (sensorial) y un concepto. En el conocimiento intervienen dos fuentes o facultades: la sensibilidad que capta las impresiones y el entendimiento que produce los conceptos. Ahora bien: 1.¿De dónde proceden nuestros conceptos? ¿Son construidos todos por abstracción- a partir de las intuiciones (es decir, a partir de la experiencia)? ¿O poseemos también algunos conceptos que no proceden de la experiencia? Éste es el problema del origen del conocimiento. 2.Procedan -o no- todos nuestros conceptos de la experiencia, ¿es posible conocer más allá de ella? Es decir, ¿es posible conocer lo que no podemos experimentar, incluso lo que -de por sí- es inexperimentable? Este es el problema de los límites del conocimiento. Para los empiristas), el conocimiento es una actividad semejante a la de las hormigas: la mente es como un hormiguero en el que sólo hay lo que se trae de afuera. Para los innatistas racionalistas, la mente hace como la araña: todo lo saca de sí misma, y desconfía de lo que le viene de la experiencia. Pero cabe una postura intermedia: la de las abejas. 2.1. El empirismo. Los empiristas usan con frecuencia una metáfora tomada de Aristóteles, la de la tabla rasa: el alma es «como una tablilla [encerada] en la que no hay nada escrito» (Sobre el alma, 111, 4, 430a). Lo que se quiere decir es simplemente esto: el origen de todo conocimiento es la experiencia. Y de ahí el nombre de esta teoría: empirismo (de empeiría, experiencia. Todo conocimiento se origina en las 10 impresiones. Estas nos informan de la realidad. No hay ideas innatas. Todas las ideas derivan de impresiones. El entendimiento y la razón son productos derivados de la sensibilidad. No hay conocimiento de la realidad al margen de la experiencia. La experiencia es pues el origen y límite del conocimiento. Estrictamente sólo podemos "conocer" aquello que podemos experimentar. Realidades no empíricas -como el yo o el alma- nos son absolutamente desconocidas. Como los juicios basados en la experiencia son sintéticos a posteriori, por lo tanto sobre el mundo no cabe necesidad ni universalidad. 2.2. Racionalismo. Ante la posibilidad del engaño de los sentidos y de la imposibilidad de llegar a leyes universales y necesarias a partir de la experiencia empírica que siempre es particular y probable, los racionalistas defenderán que el entendimiento es activo: produce ideas innatas es decir, ideas que no derivan de la experiencia, sino que son producidas por la razón sin apoyarse en la experiencia, como los axiomas y las leyes matemáticas. Así pues, el entendimiento y la razón no son productos pasivos de las impresiones de nuestra sensibilidad. Por lo tanto, el único conocimiento valioso es el producido por la razón al margen de la experiencia. Sólo el conocimiento racional que parte de principios racionales innatos es universal y necesario. Por ello su modelo de ciencia estaría formado por juicios analíticos a priori. Por supuesto, los racionalistas aceptaban que la experiencia es también fuente de un conocimiento muy útil para la vida práctica, pero desconfiaban profundamente del valor "científico" de dicho conocimiento: al fin y al cabo, los sentidos nos engañan con demasiada frecuencia para que nos fiemos de ellos. Por eso, el origen del "verdadero" conocimiento sólo puede ser la razón, no la experiencia. La razón puede ir mucho más allá de la experiencia. 2.3. El apriorismo transcendental. La discusión empirismo frente al innatismo racionalista dominó el panorama filosófico del siglo XVII. En el siglo siguiente, Kant retoma la cuestión. Pero ahora el énfasis no se sitúa en el problema del origen del conocimiento, sino en el problema de los límites. El problema que se plantea Kant es, pues, el siguiente: ¿Puede el conocimiento ir más allá de los límites de Ia experiencia? Es decir: ¿Podemos conocer aquello que no podemos experimentar, aquello acerca de lo cual no es posible dato empírico alguno? (Este 11 conocimiento se llama "metafísica"). Los empiristas lo negaban- los racionalistas lo afirmaban. La posición kantiana parte de un nuevo análisis del conocimiento: «No hay duda de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia. Pues ¿cómo podría ser despertado a actuar la facultad de conocer, sino mediante objetos que afectan a nuestros sentidos? Por consiguiente, en el orden temporal, ningún conocimiento precede a la experiencia, y todo conocimiento comienza con ella. Pero, aunque todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia. En efecto, podría ocurrir que nuestro mismo conocimiento empírico fuera una composición de lo que recibimos mediante las impresiones y de lo que nuestra propia facultad de conocer produce (simplemente movida por las impresiones) a partir de sí misma. Su postura frente a las dos teorías anteriores es la siguiente: a) El racionalismo: - Acierta cuando afirma que la universalidad y necesidad de las leyes científicas sólo pueden ser encontradas en principios innatos pertenecientes al sujeto y no a las cosas. - Se equivoca al pensar que se puede conocer la realidad al margen de la experiencia. b) El empirismo: - Acierta cuando afirma que todo el conocimiento de la realidad se origina en la experiencia ( impresiones). - Se equivoca al reducir el conocimiento al material empírico. El sujeto humano no es pasivo respecto a las impresiones que recibe, sino que les da formas ( principios innatos producidos por nuestra mente que no derivan de la experiencia). Esas formas confieren la objetividad, necesidad y universalidad al conocimiento. Respecto al problema del origen del conocimiento, Kant distingue dos aspectos: 1) Comienzo (temporal): Todo conocimiento comienza con la experiencia que aporta la "materia" del conocimiento: las impresiones sensoriales. Hasta aquí, total acuerdo con el empirismo. 2) Procedencia: No todo en el 12 conocimiento "procede" de la experiencia. La facultad cognoscitiva - estimulada por las impresiones - añade algo, la "forma" del conocimiento. En esto es en lo que se separa Kant del empirismo y se acerca -aunque sólo parcialmente- al racionalismo. De modo que Kant concibe el conocimiento como la unión de una materia, "dada" por la experiencia, y una forma, "puesta" por la facultad de conocimiento. En términos kantianos: la materia es a posteriori, y la forma es a priori. A partir de Locke a" posteriori" significa lo que es conocido por medio de la experiencia; "a priori", lo que es conocido al margen de ella. En este sentido, para los empiristas, todo conocimiento (al menos el conocimiento de hechos) es a posteriori. El apriorismo kantiano significa, pues, que hay "algo" en nuestro conocimiento empírico del mundo que no procede de la experiencia, sino que es 'puesto' a priori por el sujeto. ¿Qué? Esto: las estructuras espacio-temporales; y ciertas categorías o conceptos puros producidos de manera espontánea por el entendimiento. Por ejemplo, si contemplamos un tronco ardiendo, los datos empíricos (a posterior¡) son el calor, los colores, el olor, etc. Pero la estructuración tridimensional espacial de esos datos no es un dato empírico más, sino que es realizada a priori por nuestra capacidad perceptiva (lo cual no quiere decir que el mundo carezca de dimensiones espaciales). La visión binocular parece ya demostrarlo: si cerramos un ojo y luego volvemos a abrirlo, experimentamos cómo el mundo se estructura en tres dimensiones. También la contemplación del cubo de Necker nos ayuda a comprender cómo es la mente la que estructura tridimensionalmente los datos sensoriales. Si luego pensamos: "El fuego quema la madera", estamos expresando un conocimiento que sin duda se basa en los datos sensoriales. Los conceptos "fuego" y "madera" son, desde luego, conceptos "empíricos", formados por abstracción. Sin embargo, si analizamos bien esta proposición nos encontramos con algunos conceptos implícitos (las categorías) sin los que la frase carecería de sentido. Estas categorías son, en este caso, las siguientes: causa y efecto, posibilidad, substancia (la madera como "cosa", es decir, sujeto permanente de cualidades alterables), etc. Desde luego, el que se trate de un proceso causal (la combustión) y el que la madera sea una "substancia", no son datos empíricos. Así, al contemplar el espectáculo del fuego, la mente ha "categorizado" los datos empíricos 13 para construir un conocimiento que los animales -hay que suponer que carecen de categorías a priori- jamás pueden conseguir. En síntesis, para Kant: - No es el objeto quien determina el conocimiento, sino que es la actividad cognoscitiva del sujeto quien determina el objeto. - El sujeto humano no es pasivo en la producción del conocimiento, sino que es activo: posee formas a priori que van a ordenar la materia empírica, dando lugar al objeto de conocimiento. - Para que haya conocimiento se requieren dos condiciones: a) CONDICIONES EMPÍRICAS (a favor del empirismo): - LAS IMPRESIONES, que son la MATERIA DEL CONOCIMIENTO, y proceden del exterior siendo a posteriori. b) CONDICIONES racionalismo): TRANSCENDENTALES (a favor del - LAS FORMAS A PRIORI producidas por nuestra mente, que son LAS FORMAS DEL CONOCIMIENTO mediante las que ordenamos, clasificamos y damos sentido a las impresiones. Después de este análisis se puede ya repetir la pregunta inicial: ¿Puede el conocimiento ir más allá de la experiencia? la respuesta kantiana es, evidentemente: No. El conocimiento metafísico es imposible; no conocemos sino aquello que podemos experimentar. Además, las categorías son vacías; su única función es estructurar la experiencia. Por supuesto, podemos pensar en las grandes cuestiones metafísicas -Dios, el alma, el mundo (su origen, finalidad...)-, pero nada podemos conocer acerca de ellas. Lo más que cabe aquí es la creencia, no el conocimiento. 2.4. El apriorismo histórico. Las ciencias humanas, la economía y la biología, la psicología, la lingüística, la economía y la historia ponen de manifiesto como el ser humano no se autofunda, no de autoconstituye, sino que es un producto resultado de estructuras biológicas, económicas, sociales, 14 culturales y lingüísticas a partir de las cuales se constituye, comprende el mundo y lo dota de sentido. Esas estructuras son previas al ser humano concreto. Cuando nace se constituye a partir de ellas, aunque luego actuando las puede cambiar. Esas estructuras no son transcendentales, no son universales, ni eternas, ni comunes a todos los seres humanos, ni innatas, ni son comunes a todos los tiempos y países, sino que han surgido en un momento histórico y cambiarán con el tiempo. Pero en un momento dado, establecidas en un lugar o en tiempo determinados y para una misma civilización, las personas dan significado, valoran, comprenden, conocen y construyen la verdad y la realidad desde esas estructuras, las cuales han sido introyectadas en la personalidad por la educación que recibimos desde pequeñitos. Serían como gafas a través de las cuales vemos el mundo. Esas estructuras no serían formas apriori transcendentales, pero sí serían aprioris históricos. III. EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO. 3.1. Breve historia de las concepciones sobre lo que es ciencia. a) LA CIENCIA ANTIGUA Los primeros filósofos griegos intentaron sustituir el antiguo saber de la humanidad -los mitos- por un saber racional, al cual Platón llamó episteme, "ciencia". Aristóteles desarrolló y modificó la concepción platónica: «Creemos que tenemos un saber científico cuando creemos que conocemos la causa por la que la cosa es, que es causa de esa cosa y que no cabe que sea de otra manera de como es. Hay que añadir que consiste en conocer por medio de la demostración. A la demostración la llamo razonamiento científico... La ciencia y su objeto difieren de la opinión y de su objeto en que la ciencia es universal y se forma mediante proposiciones necesarias, y lo que es necesario no puede ser de otra manera. Hay algunas cosas que existen y que son verdaderas, pero que cabe que se comporten también de otra manera: está claro que sobre éstas no hay ciencia» (Analíticos segundos, 1, 2, 71b 9-23-1 y 1, 33, 88b 30-35). 15 La ciencia, para Aristóteles, es "el conocimiento de las causas necesarias'. Las causas que Aristóteles considera son las siguientes: su esencia, su finalidad y la causa productora (o eficiente). 0 dicho de otra manera: conocer científicamente un hecho o una cosa requiere conocer: 1) qué es (su esencia); 2) para qué es o existe (su fin), y 3) por qué es (qué la ha producido). Hay que conocer las tres cosas; si no, no hay "ciencia" Como además Aristóteles exige que se conozcan las causas últimas -y no solamente las más inmediatas y aparentes-, está igualmente claro que esto nada tiene que ver con el saber ordinario. Simplificando un poco, la ciencia para Aristóteles requiere: 1) demostración deductiva necesaria, y 2) conocimiento de la esencia. Éste es el concepto que es recogido por la filosofía medieval y que entrará en crisis en la época moderna. b) LA CIENCIA MODERNA El pensamiento moderno -a partir del siglo XVII- abandona la concepción aristotélica de la ciencia. Ello es consecuencia, en primer lugar, de la adopción del mecanicismo: el mundo es concebido ahora como una "máquina", es decir, como un conjunto de corpúsculos extensos en movimiento (y "fuerzas" que mueven). Quedan excluidas, pues, de la consideración científica las esencias, las cualidades y las finalidades. En segundo lugar, la ciencia deriva hacia el fenomenismo, como consecuencia de la crítica demoledora de Hume al concepto aristotélico de "causalidad". No es posible descubrir las causas reales de la "producción" de los fenómenos, ni tampoco establecer "conexiones necesarias" entre ellos. El campo de la ciencia queda limitado a los fenómenos y sus leyes, entendidas estas últimas como regularidades (sólo probables) de los fenómenos mismos. El cuadro que sigue nos puede ayudar a establecer las diferencias: Ciencia antigua Ciencia moderna Conocimiento necesario Demostrativa Esencias Causas Conocimiento probable Hipotética Fenómenos Leyes 16 Finalismo (teleología) Exclusión de la finalidad Incluida en la filosofía Independencia de la filosofía Supuestos metafísicos Ausencia de presupuestos metafísicos Sólo teórica Interés práctico: aplicación técnica c) LA CIENCIA ACTUAL En la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, nuevos acontecimientos trastornan el panorama. Aparecen las llamadas ciencias humanas -la historia, geografía, sociología, psicología, etc.-, ciencias que parecen ser de “otro tipo" que las ciencias de la naturaleza. Además, el mecanicismo es substituido por la nueva física, que introduce conceptos revolucionarios (campo, relatividad, "cuantos") y acaba con el determinismo de la antigua física. 3.2. Caracteres generales de la ciencia. El saber científico se caracteriza por su objetivo y por su metodología. a) Su objetivo es ofrecer explicaciones sistemáticas de los hechos que estudia. Esos hechos han de ser comprobables por observación, por experimentación o por coherencia lógica. b) Para alcanzar su objetivo la ciencia opera aplicando un método consistente en plantear una serie de hipótesis; éstas afirman la existencia de determinadas relaciones entre fenómenos; de ellas se sacan una serie de consecuencias necesarias que se tendrían que dar en caso de ser ciertas tales hipótesis. Finalmente se comprueba si tales consecuencias se dan o no. En caso de verificarse, tales hipótesis se convierten en leyes. Así pues, tenemos que la ciencia se dirige a descubrir regularidades importantes entre los hechos, de tal manera que tales regularidades permitan explicar éstos. Una hipótesis es la suposición de la existencia de una de esas regularidades o de las causas de la misma. Cuando una hipótesis es general e importante y ha sido comprobada se convierte en ley científica ( vg: leyes de Kepler, de Boyle-Mariotte, Leyes de la segregación de Mendel...) Finalmente, 17 cuando un conjunto de leyes científicas se organizan y sistematizan formando una estructura nace una teoría científica (vg: Mecánica de Newton, Genética de Mendel, Electromagnética de Maxwel...) El saber científico se diferencia de la experiencia ordinaria en que es una creencia justificada y verdadera. Esa justificación se realiza desde razones objetivas, siempre sometidas a la posibilidad de discusión intersubjetiva, y no subjetivas. Las diversas ciencias se diferencien entre sí no sólo por estudiar distintos objetos, sino también porque, al tener esos objetos unas características peculiares y especificas, obligan a utilizar unos métodos diferentes, si se quieren conseguir resultados satisfactorios. Por método hay que entender el conjunto sistemático de operaciones orientadas a la obtención de un resultado, y cada ciencia tiene que utilizar unas operaciones distintas dependiendo de las características de los objetos que vaya a estudiar. 3.3. Clasificación de las ciencias. Ciencias Formales Lógica y Matemática Naturales Física Química Biología Astronomía... Humanas o sociales Psicología Sociología Economía Política Historia Geografía... Ciencias Empíricas a) Las ciencias formales no se ocupan de hechos, por lo que su información no versa sobre la realidad; tratan sobre construcciones 18 mentales y la verdad de sus enunciados requiere coherencia lógica, consistencia y no contradicción. b) Las ciencias empíricas, por el contrario, al pretender describir hechos requieren la contrastación empírica o experimental. A su vez las ciencias empíricas pueden ser de dos clases: Ciencias de la naturaleza y ciencias sociales o humanas (también llamadas por W. Dilthey, ciencias del espíritu). Mientras que las primeras versan sobre hechos condicionados referibles a una causalidad puramente física, a hechos naturales explicados mediante la relación causa -efecto, las segundas, al referirse a seres humanos, a sus acciones o interacciones sociales, precisan incorporar la intencionalidad, y se comprenden si entendemos las acciones (efectos) en relación a los fines ( causas) que persiguen. Para entender pues lo humano es preciso comprender los motivos e intenciones. Si las ciencias de la naturaleza pretenden entender los fenómenos naturales, las ciencias humanas, además de los condicionantes naturales deben incorporar un método que permita "comprender" el significado del comportamiento humano y social. Mientras los hechos físicos se explican buscando regularidades, las acciones humanas se guían por reglas, que nos permiten comprender el sentido, la razón o motivo de una acción humana. Esas reglas son máximas o normas compartidas por seres humanos, comunicables de manera intersubjetiva. Para que una pauta de conducta pueda ser considerada como “regla” debe ser entendida y aceptada por los sujetos que serán afectados por ella, dependiendo de su cumplimiento la consecución de expectativas comunes. La acción humana regida por estas reglas que “dan sentido” a la misma es denominada “acción comunicativa”. Mientras que en las ciencias de la naturaleza tratamos de entender hechos físicos que carecen de finalidad, las ciencias humanas, además de entender, deben comprender el sentido de las acciones humanas, donde la intención, la libertad de opción, las reglas sociales e históricas, la tradición..., condicionan la acción y le dan sentido. El método que trata de comprender la intencionalidad y los condicionamientos sociales se denomina "hermeneútica". A pesar de estas diferencias la ciencia tiene una serie de características comunes: - Debe estar enunciada frecuentemente formalizado. en un lenguaje riguroso y 19 - Ha de constituir un conjunto sistemático de enunciados. - Integra generalmente leyes, teorías y modelos. - Es construida bajo una metodología adecuada. - Debe poseer coherencia interna y, en las ciencias empíricas, contrastabilidad empírica. - Debe poseer objetividad y comunicabilidad. - Ha de ser susceptible de continua autocorrección. IV. LAS CIENCIAS FORMALES. 4.1. El método deductivo de las ciencias formales. Vamos a estudiar el método de las ciencias formales, centrando la reflexión en las matemáticas. La deducción, en general, consiste en un razonamiento que permite derivar de una o varias proposiciones dadas (llamadas premisas) otra proposición (conclusión), que es su consecuencia lógica necesaria. La deducción parte de principios generales para llegar a conclusiones particulares. La forma más perfecta de deducción es el método axiomático; éste debe partir de principios simples llamados axiomas que no precisan demostración. A partir de ellos y mediante reglas de formación y transformación se llega a otros enunciados no evidentes, pero que tras su demostración se manifiestan como verdaderos, denominados teoremas. El ejemplo más conocido de un sistema axiomático es la Geometría de Euclides. Un sistema axiomático para ser válido debe reunir las siguientes propiedades: a) Consistencia: A partir de un sistema de axiomas no ha de poder concluirse una contradicción. b) Independencia: Ningún axioma ha de poder derivarse como teorema a partir de los otros axiomas. c)Completud: El conjunto de los axiomas ha de permitir demostrar todos los teoremas del sistema. Es decir, cualquier proposición expresada en los términos del sistema o su negación, podrán ser demostradas como teorema. Se dice que una proposición matemática está demostrada cuando se deduce de otras proposiciones ya admitidas, cuando se 20 hace ver que se deriva de ellas de forma necesaria. Una proposición matemática queda, pues, demostrada cuando se muestra que procede necesariamente de otras proposiciones ya admitidas, cuando se hace ver que lo que dice esa proposición estaba ya contenido en esas otras proposiciones. Ahora bien, esas proposiciones ya admitidas o cuya verdad es ya conocida, y que sirven para demostrar las proposiciones en cuestión, se pueden demostrar a partir de unos primeros principios, que sirven de base para todas las demostraciones que se hacen dentro de ese sistema, pero que ellos, en sí mismos, son indemostrables. El nombre que reciben estas proposiciones básicas, estos primeros principios, es el de postulados o axiomas. Los axiomas son proposiciones indemostrables que se aceptan por su utilidad para deducir de ellas nuevas proposiciones, y construir de esta manera sistemas matemáticos coherentes. Se los defina como reglas operatorias que delimitan un cierto campo de operaciones posibles. 4.2. La validez de las ciencias formales. Si las matemáticas, lo mismo que las demás ciencias formales, están constituidas por unos axiomas de los que se deducen, con un rigor lógico total, una serie de proposiciones sin caer en contradicciones, que una proposición es verdadera significa: que lo que dice esa proposición se deriva necesariamente de los axiomas del sistema al que pertenece, y no que ocurra en el mundo real; que coincida con la realidad. A esta cualidad de derivarse necesariamente de unos axiomas es a la que los matemáticos actuales denominan consistencia. 4.3. Las matemáticas y la realidad. Las matemáticas, y lo mismo ocurre con la lógica, son ciencias que no se ocupan de la realidad, que no hacen referencia a "hechos". Cuando un matemático, por ejemplo, realiza una operación cualquiera, incluso una simple suma, no afirma en absoluto que el resultado de esa operación se dé en el mundo de la realidad. Cuando un lógico razona y afirma: “ si todos los hombres son honrados y Juan es hombre; entonces Juan es honrado”, no está afirmando ni la honradez de todos los hombres, ni la de Juan; está simplemente estableciendo 21 la conexión necesaria que existe entre esos tres enunciados, sin preocuparse de si se dan o no en la realidad. ¿Significa esto que las matemáticas al no ocuparse de la realidad no tienen nada que ver con ella ? En absoluto. De hecho, las ciencias experimentales, que tienen como objetivo conocer la realidad, han nacido cuando se han utilizado las matemáticas en su método. Las matemáticas son uno de los elementos fundamentales del método que utilizan las ciencias experimentales. ¿Cómo explicar esta aparente paradoja que consiste en que una ciencia que no estudia la realidad sea imprescindible para conocerla? La eficacia de la ciencia está en relación directa con la rigurosidad y la precisión con que utiliza el pensamiento y, de ahí que las matemáticas sean imprescindibles en la elaboración del conocimiento científico. No se trata de que el mundo posea una estructura matemática, sino de que su utilización proporciona a la ciencia un rigor a la hora de razonar y, al mismo tiempo, una precisión en su forma de expresarse, que la convierten en eficaz. La función que las matemáticas desempeñan en el conocimiento de las ciencias que estudian la realidad es doble: a) hacen posible y garantizan la rigurosidad y corrección de su pensamiento, b) garantizan una precisión total en la expresión de ese conocimiento al utilizar exclusivamente símbolos no interpretados que carecen de la ambigüedad que poseen las palabras o símbolos interpretados. V. LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES. 5.l. El nacimiento de las ciencias experimentales. El nacimiento de las ciencias experimentales se produce en el período denominado de la revolución científica, que se extiende desde mitad del s. XVI hasta finales del s. XVIII, y sus principales creadores son Galileo y Newton. Es a partir de la revolución científica creada entre esos siglos cuando el método experimental se generaliza y se considera como el único adecuado para todas aquellas ciencias que pretenden conocer la naturaleza. La primera ciencia en la que se utiliza el método experimental es en la física. Como además es en esta ciencia donde mejor se puede apreciar en qué consiste este método, nos fijaremos fundamentalmente en ella a la hora de estudiar sus diferentes pasos. 22 5.2. El método experimental. Este método, sintéticamente, sigue los pasos siguientes: a) Se hace un planteamiento riguroso de un problema desde hechos observados que contradicen una teoría ya aceptada. Esos hechos no pueden ser explicados por la teoría. La observación de los hechos se encuentra en la base del método experimental. No es que las ciencias se limiten a coleccionar hechos y tratan de explicarlos y de comprenderlos, integrándolos en un sistema teórico que sea inteligible, pero necesitan partir de la observación de los mismos. Los primeros teóricos del método experimental, como Francis Bacon (s. XVI), en su obra Novum Organum, colocaban en la abundancia de los datos observados el elemento más importante del método experimental. Pero los hechos siempre han estado delante del hombre y, sin embargo, la ciencia no ha existido siempre, por lo que es muy dudoso que la acumulación de datos empíricos sea el fundamento del método experimental, como pretendía Bacon. Los teóricos de la ciencia actuales consideran la simple abundancia de hechos incluso como un obstáculo para el progreso científico. Para los teóricos actuales son más importantes los hechos problemáticos, es decir, los hechos que no son explicados con el sistema de creencias vigentes en cada momento. b) Se inventan hipótesis que traten de dar una explicación o solución a esos problemas. Las hipótesis son "conjeturas imaginativas, suposiciones, que dan razón de los datos observados, aunque ellas mismas no sean observables ni sugeridas por esos datos directamente. También en este punto los teóricos actuales de la ciencia difieren de las clásicas posiciones de los primeros empiristas. Según éstos, y volvemos a hacer mención de Francis Bacon, las hipótesis explicativas de los hechos venían sugeridas espontáneamente por la simple acumulación de los datos observados. Sin embargo, la historia de la ciencia contradice continuamente esta interpretación del nacimiento de las hipótesis. Cuando Torricelli se dio cuenta de que en una bomba vacía el agua no subía más de 10,33 m, no se encontró más que con este hecho. La presión atmosférica no la observó en ningún lugar. Fue él el que supuso o imaginó que la 23 atmósfera ejercía una presión determinada sobre los cuerpos que se encuentran en la superficie terrestre, y que a ella se debía el hecho por él observado. Esta suposición, que es un acto racional, y no un hecho de experiencia, fue la que le permitió más tarde "descubrir" la presión atmosférica. Las explicaciones de los hechos no se encuentran a la vista; es necesario imaginarlas, suponerlas, antes de descubrirlas. Por otra parte, son las hipótesis las que van a dirigir la investigación seleccionando los hechos que se han de observar. c) Se deducen las consecuencias necesarias de la hipótesis. Normalmente esas consecuencias son predicciones, basadas muchas veces en conclusiones lógicas o desarrollos matemáticos. Una vez supuesta una hipótesis es necesario desarrollarla aplicándole un sistema matemático. Es la única forma de poder conocer, de manera precisa y explícita, las consecuencias que contenía implícitamente. El desarrollar la hipótesis aplicándole un sistema matemático posibilita dos tipos de comprobaciones distintas: a) el poder ver si todos los hechos observados, y de los que se había partido, quedan efectivamente explicados por la hipótesis, al encontrarse entre sus conclusiones lógicas, b) el poder ver si hay nuevos hechos, que no han sido aún observados, pero que al ser también consecuencia de la hipótesis, es necesario que se den en la realidad para que la hipótesis tenga valor. Un claro ejemplo de la necesidad de desarrollar las hipótesis lo proporciona el descubrimiento del planeta Neptuno por Le Verrier. Este científico, a través del cálculo del desplazamiento que seguía Urano y de su comparación con el que tenía que seguir de acuerdo con los planetas conocidos hasta el momento, sus masas y sus distancias, dedujo la necesidad de que existiera un nuevo planeta, Neptuno, hasta entonces desconocido. La existencia de este "nuevo hecho", aún no observado en ese momento, fue deducida del desarrollo matemático de la ley de la gravedad aplicada al desplazamiento de Urano. Indiscutiblemente los sistemas matemáticos o lógicos que habrá que utilizar en las diversas ciencias experimentales serán distintos dependiendo, sobre todo, de los diferentes temas que se traten en ellas. d) Se establecen condiciones iniciales de la experimentación u observación, consistentes en hechos que se dan en momentos y 24 lugares determinados y que son pertinentes para derivar la predicción. Caracterizan las propiedades que tienen los objetos estudiados, las relaciones que hay entre ellos o el estado en que se encuentra un cierto sistema en un momento determinado. e) La experimentación: contrastación de la hipótesis y de sus consecuencias, consistente en demostrar experimentalmente si se cumplen las predicciones formuladas a partir de la hipótesis. Para comprobar las hipótesis existen tres pruebas fundamentales: - 1. Prueba de la concordancia: Si A es causa de B, siempre que se dé A se tiene que dar B. - 2. Prueba de las diferencias: Si A es causa de B, si falta A, falta B. - 3. Prueba de las variaciones concomitantes: Si A es causa de B, si varía A, varía B. La experimentación o verificación de hipótesis, es la prueba de fuego del método experimental y, de hecho, ha servido para dar nombre al método. La hipótesis, para poder tener validez científica es necesario que sea confirmada por la experiencia. Si el planeta imaginado por Le Verrier para explicar las perturbaciones de los movimientos de Urano, no hubiera sido visto por el alemán Gall en 1846, su hipótesis seguiría siendo una simple suposición, pero no se habría convertido en una afirmación científica, como lo es desde que fue contrastada y confirmada por la experiencia. Sin embargo, son las hipótesis las que obligan y dirigen el proceso de la experimentación. No tienen pues, simplemente, un papel teórico, al proponer una explicación posible, sino también un papel práctico, al dirigir el experimento que las ha de juzgar. El planeta Neptuno había sido observado por algún astrónomo antes de que Le Verrier planteara la hipótesis de su existencia, pero había creído ser víctima de un error. f) Confirmación o refutación de la hipótesis. Al contrastar las consecuencias de las hipótesis con lo que ocurre en la realidad se pueden plantear tres posibilidades: 1ª. La experimentación confirma la hipótesis, al demostrar que se dan en la realidad los hechos descubiertos como necesarios al desarrollarla lógicamente; en este caso la hipótesis se convierte en ley 25 científica, y tiene validez mientras no se encuentren hechos que la contradigan o queden sin explicar por ella. 2ª. La experimentación refuta esos hechos; en este caso es necesario abandonar la hipótesis y sustituirla por otra, si las condiciones en las que se ha realizado el experimento han sido las adecuadas. 3ª. No es posible confirmar, ni directa ni indirectamente las consecuencias de la hipótesis, por carecer de medios técnicos; en este tercer caso se plantea un problema, ante el que los científicos han tomado posturas distintas, de las que hablaremos al señalar las dificultades del método experimental. g) Matematización de la ley si es posible. h) Organizar un conjunto de leyes formando una estructura, a la que denominamos teoría científica. 5.3. La validez de las ciencias experimentales. Una teoría científica es verdadera cuando además de explicar el conjunto de fenómenos que la han hecho nacer, está contrastada con la realidad mediante experimentos. Ahora bien, el que una teoría científica sea verdadera, ¿quiere decir que lo que dice esa teoría coincide con lo que ocurre en la realidad? Para responder a esta pregunta hay que tener en cuenta que una teoría científica no es una afirmación única y aislada, sino un sistema teórico que se refiere a un ámbito de la naturaleza y está constituido por un conjunto de proposiciones1, algunas de las cuales están contrastadas con la realidad mediante experimentos. Si nos fijamos en esas proposiciones, es claro que lo que en ellas se dice 1 Una teoría científica contiene los siguientes elementos: a) Enunciados. Los más importantes son las hipótesis y las leyes. b)Términos teóricos y observacionales. Por "observacional" en ciencia no debemos entender lo que captan nuestros sentidos como cuando afirmamos que una mesa es "dura", "marrón", "de madera"...; en ciencia se entiende por tal "cualquier magnitud que pueda ser medida de manera directa; por ejemplo, una temperatura de 801 C.. Los términos teóricos son, por el contrario constructos que carecen de equivalente en nuestro mundo cotidiano como, por ejemplo, "campo eléctrico", "electrón", "función de onda"... c) Los modelos son representaciones analógicas que permiten algún tipo de visualización. Así la mesa de billar en la que chocan y rebotan las bolas sirve como modelo para la teoría cinética de los gases, la teoría planetaria de Copérnico se utilizó como modelo para representar el átomo (modelo de Rutheford), el ordenador como modelo de la mente humana...Tales modelos permiten realizar inferencias muy útiles. 26 coincide con lo que acontece en la realidad. En eso consiste precisamente la experimentación. Pero no ocurre lo mismo con el sistema teórico del que forman parte esas proposiciones. Muchas teorías científicas, aunque estaban contrastadas con la realidad han tenido que ser sustituidas con el paso del tiempo por otras distintas e incluso contrarias a las mantenidas anteriormente. Las teorías físicas ni corresponden ni pretenden corresponder con la realidad. Lo que a las teorías físicas les interesa es hacer inteligibles un conjunto de hechos «problemáticos» y poder, como consecuencia de esa interpretación, manejarlos. El único punto de contacto de la teoría con la realidad son los experimentos. Cuando Karl Popper afirma que las teorías científicas son provisionales para siempre está reflejando con toda precisión esta mentalidad. Si fueran correspondencias de la realidad, si coincidieran con la realidad, no serían provisionales. Las teorías científicas son, pues, verdaderas no por reflejar la realidad tal y como es, no por ser un correlato de la realidad, sino por explicar todos los hechos observados con respecto a un ámbito de la naturaleza y dar origen a afirmaciones que se pueden comprobar. Si en algún momento se descubren nuevos hechos que no quedan explicados por la teoría existente, o si en algún momento se realizan experimentos que la contradicen, la teoría deja de tener valor, deja de ser verdadera, y es necesario construir una nueva teoría científica que sea capaz de explicar teóricamente los nuevos datos. 5.4. Los problemas del método experimental. El método experimental, tomado en su totalidad, supone un modo de razonar inductivo. El científico observa unos hechos, y las hipótesis que elabora para explicarlos se contrastan con la realidad en una serie mayor o menor de casos, pero siempre limitada. Sin embargo, las leyes elaboradas por los científicos no se refieren sólo a los hechos observados, o a los casos experimentados, sino que son universales: los metales se dilatan con el calor», «todos los cuerpos con carga negativa atraen a los que tienen carga positiva, ¿Es correcto este tipo de razonamiento? ¿Se puede afirmar de un todo lo que se ha descubierto sólo en algunas partes de ese todo, por muy numerosas que éstas sean? ¿En qué condiciones? ¿Qué valor poseen las afirmaciones que se realizan de acuerdo con esa forma de razonar? 27 Este es uno de los problemas que plantea el método experimental, que se conoce con el nombre de "problema de la inducción", y que se podría concretar en las siguientes preguntas: ¿están justificadas las inferencias inductivas?, ¿bajo qué condiciones? El otro es el de la "verificación de las hipótesis". Cuando nacieron las ciencias experimentales, y el campo de su investigación era reducido, la verificación que los científicos exigían a las hipótesis era una verificación directa. Sin embargo, a medida que el área de investigación de las ciencias de la naturaleza se ha ido ampliando, la venficación directa se ha vuelto cada vez más problemática e incluso, en muchos casos, imposible. En efecto, ¿cómo se comprueba, por ejemplo, de forma directa, cuál es la temperatura del núcleo del sol? ¿Significa esta imposibilidad de comprobación directa que la ciencia al llegar a unos límites debe detenerse? 5.5. Diversos criterios de verificación. a) El criterio débil de verificación. Vamos a tratar de señalar por dónde puede ir la solución de estos problemas, analizando las posiciones que ante ellos mantuvieron una serie de filósofos de la ciencia, agrupados a principios del s. XX en el denominado "Círculo de Viena", puesto que han sido ellos los que de una manera más exclusiva y sistemática se han preocupado por los temas relacionados con la lógica y con el conocimiento científico. Estos pensadores trataron de establecer un criterio de demarcación, o lo que es lo mismo, un criterio que permitiera distinguir los enunciados auténticamente científicos -que normalmente denominaron enunciados significativos- de los que no lo fueran, y lo primero que exigieron para que un enunciado pudiera ser significativo es que poseyera sentido. Exigieron, además, que el enunciado estuviera verificado, esto es, contrastado con la realidad, con lo cual convirtieron en significativos los enunciados de las ciencias experimentales que se hubieran sometido a ese proceso positivamente, y eliminaron como tales todos los enunciados metafísicos o morales que no se pueden verificar de manera alguna. En estas disciplinas, más que hablar de proposiciones, habría que hablar de pseudoproposiciones. Si se afirma, por ejemplo, que el alma es inmortal¡ no existe ninguna 28 posibilidad de verificar esa proposición, que pretende recoger un hecho, por lo que, a pesar de que aparentemente tiene sentido, no es propiamente una proposición, pues carece de verificación y, por lo mismo, de significado. Excluyeron de esta necesidad de verificación a los enunciados de las ciencias formales, puesto que estas ciencias no hablan de hechos, no pretenden referirse a la realidad, y lo único que hacen es decir con otras palabras lo que ya se había dicho antes en otras proposiciones. Son significativas por ser tautológicas. Ahora bien, ¿cuándo se puede decir que una proposición está verificada y, por tanto, es significativa? Aquí es donde las posiciones de los pensadores del “Círculo de Viena" se diferencian unas de otras. Defendieron el llamado "criterio débil de verificación" que exige, para que un enunciado sea significativo: a) que existan observaciones que sean indicativas, "relevantes", a fin de establecer su verdad o falsedad, b) que si no es efectiva y actualmente verificable, lo sea en principio, o lo que es lo mismo, que se puedan señalar las condiciones en las que, sería verificable directamente, c) que esas condiciones sean lógica y físicamente posibles. Así, según esta corriente, una hipótesis se considera verdadera si los hechos observados en el mundo están de acuerdo con los hechos deducidos de la hipótesis. Sin embargo, este método tiene un inconveniente: no es posible realizar un verificación universal de un enunciado universal. Siempre es posible que en algún lugar o en un tiempo futuro aparezca un hecho que contradiga la hipótesis. De ahí que, los defensores de esta teoría fueran prudentes y afirmaran que si bien no se puede conseguir nunca una verificación completa de una hipótesis, sí cabe al menos una confirmación provisional de la misma, siendo esto científicamente suficiente. b) El criterio de falsación. Karl Popper -filósofo vienés, que no perteneció al «Círculo de Viena», y cuya obra en el terreno de la teoría de la ciencia, estuvo concebida como corrección y discusión crítica de sus doctrinaspropuso, en su lugar, el «criterio de falsación», que consiste en intentar, por todos los medios posibles, hacer fracasar mediante experimentos las teorías científicas. Si se logra ese propósito, la teoría no es significativa y es preciso sustituirla por otra. Por el contrario- si resiste la prueba, se puede considerar como significativa, 29 y lo será mientras no se consiga hacerla fracasar. El fundamento de este criterio se encuentra en el hecho de que, si bien las leyes científicas, al ser universales, no son nunca derivables de enunciados singulares, sí pueden ser derribadas o refutadas por un solo enunciado singular. Basta que un único metal no se dilate con el calor para que la afirmación, los metales se dilatan con el calor¡ no tenga validez. Sin embargo, el hecho de que todos los metales que se han comprobado hasta el momento se hayan dilatado con el calor, no garantiza con total seguridad que eso vaya a ocurrir siempre. La falsación afirma que una hipótesis puede ser admitida provisionalemente como verdadera, sólo mientras no resulte refutada por los hechos. En la falsación no se trata tanto de buscar hechos que estén de acuerdo con las consecuencias de la hipótesis, cuanto hechos que estén en oposición a la misma. El valor científico de una hipótesis radicaría en su resistencia a la refutación. De hecho una teoría que no pueda ser refutada por ningún acontecimiento concebible, no es científica. La posición de Popper supone un giro en la consideración del tema de la verdad en el conocimiento científico. Obliga a distinguir entre "verdad" y "certeza" -entre verdad y seguridad en la verdad- y sitúa la ciencia en el camino de la verdad, pero no en el de la certeza, que es tarea imposible para el conocimiento científico. Como él mismo dice en su obra En búsqueda de un mundo mejor: “Como nunca podemos conocer nada con seguridad simplemente no vale la pena buscar la certeza; pero si vale la pena buscar la verdad; y esto lo hacemos principalmente buscando equivocaciones a fin de corregirlas. Por eso la ciencia, el conocimiento científico, es siempre hipotético; es “conocimiento por conjetura”. Y el método de la ciencia es el “método crítico”:el método de búsqueda y eliminación de errores el servicio de la verdad “. En conclusión, la contrastación con la experiencia nunca permite de modo definitivo aceptar una hipótesis como verdadera; tan sólo permite considerarla como aceptable. VI. LAS CIENCIAS HUMANAS. 30 6.1. La comprensión del sentido de las acciones humanas es el objeto de estudio de las ciencias humanas. En el siglo XIX emergieron una serie de ciencias que tenían como objeto de estudio las acciones humanas. Éstas se denominan de diversas maneras: Ciencias Culturales, Ciencias Morales, Ciencias del Hombre, Ciencias Humanas, Ciencias del Espíritu. El objetivo de las Ciencias del Espíritu es la comprensión del sentido de los productos humanos, esto es, los acontecimientos históricos, cuyo sujeto es un ser particular y contingente. De ahí que para el investigador de las Ciencias del Espíritu sean absolutamente relevantes la propia subjetividad vivida (experiencias, recuerdos, deseos, etc.). Desde dichas experiencias precientíficas se puede interpretar la realidad histórica que se presenta como objeto de las Ciencias del Espíritu. El trasfondo cultural de las Ciencias del Espíritu es la experiencia vital, son los mundos sociales de vida. El objeto de las Ciencias del Espíritu es, pues, la vida cultural e histórica, en perpetuo cambio y evolución, regida por leyes singulares, dinámicas y cambiantes en las que prevalecen la contingencia y la singularidad. En las acciones humanas comprendemos lo singular del acto en su contexto histórico-social determinado. Por tanto, cualquier "explicación" tiene que estar mediatizada por la comprensión del sentido. Si nosotros intentamos entender un acontecimiento histórico por ejemplo, el asesinato de César a manos de su hijo Bruto y demás senadores romanos- no podemos utilizar una ley general para tal explicación (como sucedería en las Ciencias de la Naturaleza), sino que habrá que echar mano de las condiciones psicológicas, históricas y sociales que condujeron a Bruto y a los senadores romanos a ocasionar la muerte a César. Igualmente ocurre con cualquier producto simbólico (un libro, una obra de arte, religión, una constitución, etc.). y son esos, precisamente, los objetos de las ciencias del Espíritu. Comprender un "hecho histórico", una "acción humana", es comprender el sentido de ese hecho en el ámbito estructural en el que se ha producido. Toda acción humana y todo producto simbólico son el fruto de una estructura histórico-social en la que tal acción se ha realizado, es consecuencia de las distintas conexiones en las que permanece imbricada la realidad histórico-social. Por ello toda acción humana debe referirse a esa estructura histórico-social. Las acciones 31 humanas cobran su significado en el marco de las relaciones humanas y sociales en que se producen. 6.2. La hermenéutica como método propio de las Ciencias del Espíritu. Entendemos por hermenéutica el arte de interpretar y comprender conjuntos simbólicos (acciones humanas, textos, objetos producidos por sujetos humanos, etc.) hablados o escritos. La hermenéutica es el método propio de las Ciencias del Espíritu. Según Dilthey, las formas elementales de comprensión son de tres clases: las expresiones lingüísticas (lenguaje), las acciones (acción) y las expresiones de las vivencias (gesticulación y fenómenos mímicos corporales La hermeneútica tiene por objeto la interpretación de un texto escrito o de un conjunto simbólico concreto, ya sea una obra de arte, unas ruinas históricas o unos trajes de época. Todos representan formas de vida expresadas en conjuntos simbólicos. La hermenéutica tiene la tarea de descifrarlos con el fin de conocer mejor la vida y la historia de los sujetos que los han producido. Algunas de las más importantes formas de hermenéutica son las siguientes: a) La hermenéutica como "revivencia" o "transferencia". En su primera etapa, Dilthey, al hilo de su obra Ideas acerca de una Psicología descriptiva y analítica, entendió la hermenéutica como el arte de reproducir o transferir fielmente a la mente del intérprete las situaciones y acontecimientos del pasado histórico. La tarea del intérprete es trasladar a su mente las condiciones que posibilitaron la ejecución de un hecho o acción. Igualmente sucede en el caso de la interpretación de un acontecimiento histórico: por ejemplo, en el asesinato de César por parte de su hijo Bruto y los senadores romanos, la tarea del intérprete sería representarse el estado mental, esto es, los motivos y causas que movieron a Bruto y a los demás senadores a ejecutar semejante acción. En este caso, la tarea del intérprete sería reproducir la vivencia correspondiente a dicho momento histórico. El ideal que mueve a esta hermenéutica es el conocimiento fiel de la realidad y la búsqueda de un modelo de verdad como copia de los hechos. Ahora bien, debido a la extrema dificultad para llevar a 32 cabo este tipo de conocimiento, Dilthey renunció a este tipo de hermenéutica en favor de otra que buscará la reconstrucción del sentido. b) La hermenéutica como "reconstrucción del sentido". En una segunda época, Dilthey se dio cuenta de la imposibilidad de llevar acabo un tipo de hermenéutica como la de la "revivencia", y cambió esta noción por la de “reconstrucción del sentido". Según esto, la tarea del intérprete consiste en reconstruir los elementos que han generado el sentido de un conjunto simbólico determinado. Ahora tratamos de la "reconstrucción", desde la situación del intérprete, de aquellos factores, situaciones y conexiones que han hecho posible un texto, una obra pictórica o una obra arquitectónica. Para que sea posible esta reconstrución del sentido, el hermeneuta se tiene que valer de unos factores metodológicos que hagan posible dicha interpretación de la realidad histórica. De este modo, la hermenéutica tiene su propia condición de posibilidad en lo que históricamente se ha denominado el "círculo hermenéutico". 6.3. Estructura del círculo hermenéutico. Al igual que hay una lógica de las Ciencias de la Naturaleza, en la que sus formas elementales son la deducción y la inducción, existe también una lógica de las Ciencias del Espíritu, cuya forma fundamental es el círculo hermenéutico. Mediante él designamos el modo propio de comprensión de un texto o de un conjunto simbólico. Podemos formularlo del siguiente modo: en toda comprensión de un texto o conjunto simbólico existe como condición de posibilidad de ella una precomprensión, por parte del sujeto, de los elementos o partes que configuran ese conjunto simbólico, de tal modo que es imposible comprender el "todo" correspondiente a ese conjunto, sin precomprender sus partes, de la misma manera que es necesario una precomprensión del todo para llegar a tener un conocimiento o comprensión de las partes. Mediante el concepto de círculo hermenéutico estamos designando el hecho tan simple de que todo conjunto simbólico es preciso interpretarlo en un contexto más amplio, al mismo tiempo que afirmamos que para comprender un conjunto simbólico en toda su extensión es preciso conocer sus elementos concretos. 33 Así, para interpretar bien un texto, por ejemplo, del Quijote, es necesario conocer el contexto histórico-temático en que Cervantes escribió dicho texto, pero, a su vez, el conocimiento de ese contexto histórico-temático se ve ampliamente enriquecido por el análisis y la comprensión de las ideas particulares que componen y configuran tal texto. 6.4. La hermenéutica de los prejuicios de Gadamer y la hermenéutica como crítica de las ideologías de J. Habermas.. H. G. Gadamer, en su obra Verdad y método, propone todo un modelo de hermenéutica de la comprensión de los conjuntos simbólicos heredados de la tradición a partir de dos conceptos fundamentales: la hermenéutica de los prejuicios y el concepto de “fusión de horizontes". a) La hermenéutica de los prejuicios. H. G. Gadamer, en su obra Verdad y método, propone todo un modelo de hermenéutica de la comprensión de los conjuntos simbólicos heredados de la tradición a partir de dos conceptos fundamentales: la hermenéutica de los prejuicios y el concepto de “fusión de horizontes". Para Gadamer, los "prejuicios" del intérprete son absolutamente necesarios para la comprensión de un texto o de un conjunto simbólico. Los prejuicios son los juicios previos, las valoraciones que existen en la mente del intérprete, y son, por tanto, condición de posibilidad de su interpretación. Para descifrar un texto es preciso una precomprensión, que viene posibilitada por los juicios previos y las valoraciones del intérprete. De este modo, Gadamer critica el pensamiento ilustrado, cuyo ideal primero era eliminar de la mente humana todos aquellos juicios previos que no hubiesen sido criticados por el tribunal de la razón. Desde el punto de vista de la llustración, esos juicios previos constituyen las ideologías contra las que es preciso luchar desde la luz de la razón. Justamente en eso consiste la "llustración". En cambio, para Gadamer, lo verdaderamente ideológico es creer que sea posible eliminar de la mente humana todos los juicios anteriores a la comprensión de un texto o de un conjunto simbólico. Por el contrario, esos juicios previos constituyen el ámbito desde el que es posible una 34 interpretación creativa del objeto comprendido. Así, la subjetividad del intérprete es parte fundamental de la interpretación misma, sin la que ésta no sería posible. Veamos, en este sentido, un ejemplo clarificador de este tipo de hermenéutica. Mirar un cuadro, escuchar música clásica, ver una película de Luis Buñuel es imposible desde una mente sin prejuicios, esto es, no es posible sin una precomprensión de la realidad mirada, escuchada o vista. Es desde los propios contenidos de la conciencia del intérprete (conocimientos previos, valoraciones, sentimientos) desde donde se puede comprender o interpretar una obra de arte. Quien no tiene una mínima formación cultural no puede leer un libro de poesía; quien no tiene una mínima formación musical no puede apreciar la música de Manuel de Falla o de Albéniz. Igualmente sucede con la pintura y las demás artes plásticas. En definitiva, la precomprensión es condición necesaria de toda interpretación. Mediante el concepto de fusión de horizontes, Gadamer designa el acto de fusión que se produce en la conciencia del intérprete entre el horizonte histórico del texto o conjunto simbólico interpretado y el horizonte de la conciencia del intérprete. Este acto de fusión produce un enriquecimiento mutuo en el intérprete y en lo interpretado. b) La hermenéutica como "crítica de las ideologías" frente a la hermenéutica de los prejuicios. En el comienzo de la década de los años setenta se estableció en Alemania una polémica verdaderamente interesante entre dos grandes filósofos contemporáneos: Habermas y Gadamer. Frente a la hermenéutica de los prejuicios de Gadamer, Habermas propuso una recuperación del pensamiento ilustrado bajo la forma de una "crítica de las ideologías". En este sentido, la labor de la hermenéutica no es la comprensión del sentido a partir de los prejuicios, sino eliminar la falsa conciencia (los errores, las ideologías) que acechan al ser humano, con el fin último de alcanzar una emancipación de la especie humana respecto de la naturaleza física y de su propia naturaleza. La hermenéutica de Habermas se instala, pues, en la tradición marxista de la crítica a la falsa conciencia que nos impide un conocimiento auténtico de la realidad, por entender que dicha 35 crítica lleva consigo una emancipación de la especie humana respecto de sus propios errores, falsas conciencias o ideologías. Y tal emancipación es interpretada como el interés propio del género humano a lo largo de su historia. Se trata de un interés emancipatorio, siempre presente, nunca alcanzado, pero que es la guía orientadora del ser y del actuar humanos. Habermas denomina a esta emancipación “autorreflexión”. Según este filósofo, por vía de autorreflexión, un sujeto se torna consciente de los presupuestos inconscientes que determinan sus acciones. Habermas ve en el psicoanálisis el modelo de una ciencia y de una hermenéutica que se instala en el ámbito de la autorreflexión. VII. EL PROGRESO DE LA CIENCIA. La concepción moderna de la ciencia conlleva la afirmación de su progreso. La cuestión es determinar cómo progresa realmente la ciencia. 1. Progreso acumulativo. Bacon y Galileo pensaban que el progreso de la ciencia se debía a la posibilidad de aumentar el número de experimentos y observaciones sobre el mundo. De este modo sabríamos cada vez más, es decir, iríamos acumulando nuevos conocimientos sobre los ya adquiridos. La ciencia se puede, pues, comparar a un edificio que crece sin cesar. Actualmente, la "concepción heredada" concibe el progreso acumulativo de la ciencia como un proceso de reducción de teorías: «La ciencia establece teorías que, de verse ampliamente confirmadas, son aceptadas y siguen siéndolo con relativa independencia de¡ peligro de verse posteriormente disconfirmadas. El desarrollo de la ciencia consiste en la ampliación de dichas teorías a ámbitos más amplios (primera forma de reducción de teorías), en el desarrollo de nuevas teorías ampliamente confirmadas para dominios relacionados con ellos y en la incorporación de teorías ya confirmadas a teorías más amplias (segunda forma de reducción de teorías). La ciencia es, pues, una empresa acumulativa de extensión y enriquecimiento de viejos logros con otros nuevos; las viejas teorías no se rechazan o abandonan una vez que se han aceptado; más bien lo que hacen 36 es ceder su sitio a otras más amplias a las que se reducen» (F. SUPPE, La estructura de las teorías científici7s. Madrid, UNED, 1990, p. 92). 2. Revoluciones científicas. En 1962, un libro de Thomas S. Kuhn La estructura de las revoluciones científicas- cambia totalmente el planteamiento al introducir nuevas perspectivas: las de la historia y la sociología de la ciencia. Ésta -la ciencia- es la obra de una comunidad de científicos cuyos componentes aceptan un paradigma común. La comunidad de científicos trabaja a partir de ese paradigma, que conserva como precioso tesoro; las realizaciones científicas que están dentro del paradigma constituyen la ciencia normal. Imaginemos, pues, una comunidad científica que trabaja a partir del paradigma común. ¿Qué sucede si surgen "anomalías" (problemas irresolubles)? Son rechazadas como irrelevantes. Pero si las anomalías se multiplican, sobreviene una "crisis". Entonces, quizá, surge un paradigma rival que entra en conflicto con el anterior. Si la comunidad científica opta por él, sobreviene una revolución científica. Lo más llamativo de la tesis de Kuhn es que la elección del nuevo paradigma se realiza en base a factores sociológicos y psicológicos, ajenos a la estructura interna de la ciencia. Los paradigmas son inconmensurables entre sí, es decir, no pueden ser comparados desde una perspectiva neutral. Rigurosamente, pues, la nueva ciencia no es "mejor" que la antigua. En conclusión: no hay progreso en sentido estricto, sino "revolución". 3. Progreso en verosimilitud. Finalmente, hay autores -como Popper, Niiniluoto o Tuomela- que sostienen una tesis intermedia. Hay un verdadero progreso de la ciencia. No, desde luego, por "acumulación" de conocimientos, sino por el hecho de que las nuevas teorías permiten explicar mejor un mayor número de problemas. En este sentido, y sólo en éste, se puede decir que las nuevas teorías son "más verosímiles" que las antiguas; es decir, están "más cerca de la verdad". Se progresa, pues, en verosimilitud, o cercanía a la verdad. Pero ésta -la verdad- se considera como el límite inalcanzable de una investigación nunca terminada. «Podemos explicar el método científico y buena parte de la historia de la ciencia como el proceso racional de aproximación a la verdad» (Popper). VIII. LOS LÍMITES DE LA CIENCIA. 37 Se debe al positivismo del siglo XIX -especialmente a A. Comte (+ 1857)la difusión de algunas ideas que tuvieron una amplia acogida social: 1) la confianza absoluta en el progreso indefinido de la Humanidad; 2) la afirmación de que la ciencia nos ofrece una imagen exacta del Universo; 3) la necesidad de que la ciencia se convierta en la única forma de conocimiento , y 4) la esperanza de que la ciencia aportará la felicidad a la humanidad y el fin de todos los problemas sociales e individuales. Esta concepción de la ciencia recibe el nombre de cientismo (o cientifismo). La concepción de la ciencia es ahora -como se ha visto en el párrafo anterior- mucho más modesta y no acepta, prácticamente, ninguna de las pretensiones del positivismo decimonónico. Se hace un flaco servicio a la ciencia esperando de ella mucho más de lo que puede darnos. Y se deforma completamente la imagen del científico convirtiéndolo en aquel que sabe -y únicamente él- "toda la verdad". Cuando hoy se discute acerca de los peligros de lo ciencia, la cuestión puede estar mal planteada. El peligro está en la exclusividad de la ciencia, no en la ciencia misma. Si la ciencia y la tecnología están determinando un enorme avance de la Humanidad occidental, la confianza excesiva depositada en ellas implica enormes riesgos. No todo lo que se puede (tecnológicamente) hacer, se debe (moralmente) hacer. No pertenece al conocimiento científico resolver los más graves problemas: la elección de los fines, la determinación de los valores morales, el sentido de la existencia. Por esta razón, junto al conocimiento científico, se necesita la reflexión ética y filosófica en general. 38