MILAGRO DE LOS JÓVENES Domingo 1 de septiembre Atrio de la

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MILAGRO DE LOS JÓVENES
Domingo 1 de septiembre
Atrio de la Catedral Basílica de Salta
Queridos hermanos y, en particular, queridos jóvenes:
En el clima de este Milagro Juvenil y, dejando un espacio de nuestro corazón para
que en tierra buena siembre el Señor, tratemos de leer su Palabra dada en un
momento especial de nuestra vida, de la vida de todos ustedes, de todos nosotros,
de la Iglesia, de nuestra Patria y ojalá lo reflejemos así, en la vida de nuestra Iglesia
en Salta.
El “¡hacer lío!”, que nos dijo el Papa Francisco, durante la última Jornada Mundial
de la Juventud en Río de Janeiro debe ser un nuevo comienzo en la vida de la
Iglesia de Salta. Nosotros también debemos sentir la necesidad de ser renovados
por esta presencia fuerte del Espíritu que significa este tiempo, en este año de
2013. Pensemos en tres puntos:
I
Ustedes estuvieron meditando sobre el tema del Milagro, leyendo el comienzo su la
historia, para descubrir que el Milagro no es solamente un recuerdo de lo que pasó
en los tiempos fundacionales de la ciudad y cien años después, sino que es un
invitación a abrir nuestros ojos y aprender a ver el gran milagro de cada día, en
cada uno de ustedes. Ustedes son un milagro: vivir, poder empezar de nuevo,
despertar cada mañana y descubrir el día como una nueva oportunidad, encarar la
jornada diciendo: “hoy puedo empezar de nuevo, puedo escribir una página nueva,
olvidándome de mi flojera, de mis vicios, de mis fracasos”; éste es el Milagro que
nos da la fe. Es el Milagro de la presencia nueva de Jesús que se hace más íntimo
que yo mismo y me invita a resurgir.
El Milagro no es un escarbar morboso de los errores que cometí, para terminar
llorando sin sentido, sino que es un llamado a asumir responsabilidades, desde la
conciencia de que hay algo más fuerte que me permite empezar de nuevo. Esto nos
dice el Papa Francisco, invitándonos a empezar de nuevo, a confiar en el amor de
Dios, a pensar en esta paradoja que significó el triunfo de la Cruz. El amor de Dios
está en tu corazón, sólo tienes que abrir la puerta.
Vivir plenamente el Milagro es descubrirse a uno mismo como un gran regalo de
Dios, que debemos desarrollar, siendo útiles para los demás. Tenemos que ser
como el agua de un río que va metiéndose en los montes, dando vida en su
recorrido. Pensemos en nuestra vida, cuando uno cree que es feliz porque acumula,
tarde o temprano se pudre. Es ley de la vida. La propuesta de Jesús va en esa línea:
“hay más alegría en dar que en recibir”. ¡No tengas miedo, juégate!. Este es el
Milagro.
Crean en el amor de Jesús. Sé que cuesta muchas veces. Crean aunque la familia no
los contenga. Crean, aunque se sientan poco valorados y su autoestima esté baja.
1
II
Somos parte de una familia, estamos juntos. Somos parte de los millones que
estuvieron en Rio de Janeiro. Somos parte de la multitud que corre por los rios de
la historia de la humanidad. Sintámonos parte de la Iglesia, juntémonos desde el
corazón de nuestras parroquias, de nuestros movimientos e instituciones, de
nuestras capillas, en las ciudades y pueblos de nuestra Salta para fortalecernos y
ayudarnos unos a otros en el camino de vivir este Milagro de la vida y de la fe.
Recuperemos la conciencia de formar parte de una familia para renovar el tejido
de nuestra sociedad. No estamos solos, aprendamos a descubrirnos en el corazón
de la Iglesia y abrirla también. La Iglesia no puede encerrarse en sí misma, como
nos dice el Papa Francisco: “No quiero una Iglesia autorreferencial”. Jesús no la
quiere, Él nos dio el gran mandato: “Vayan”.
Si ustedes recuerdan, el “hacer lío”, se refiere a que los jóvenes nos ayuden para
que la Iglesia no se quede. No creamos que estamos bien porque la parroquia está
bien cuidada; no está bien si no se abre al más necesitado.
Cuando uno recorre el cordón de pobreza de la ciudad de Salta y se ve que en algún
basural hay varios chicos drogándose, experimentamos que el Milagro tiene mucho
que hacer todavía. Los jóvenes tienen mucho que hacer todavía. Cuando sabemos
que muchos jóvenes no saben qué hacer de sus vidas y juegan en una vida banal, el
Milagro es un desafío, el Milagro de la vida de cada uno de ustedes es toda una
provocación. Cuando pensando en el futuro ustedes tienen que tomar en serio su
capacidad de amar y crecer en la capacidad de darse en serio y para siempre,
venciendo ese gustito de darse por un momento no más… el Milagro tiene mucho
que crecer todavía. Cuando vemos que nuestros jóvenes son engañados por
propagandas, y después que los usan los dejan, advertimos que el Milagro tiene
mucho que crecer en cada uno y en el Milagro de las comunidades en nuestras
parroquias, en nuestras instituciones y movimientos.
No cedamos a la tentación de creernos superiores, ni nosotros, ni nuestras
comunidades. Si el árbol está llamado a crecer alto y no tiene raíces profundas, se
cae. ¿Queres ser grande? Sé humilde, como nos enseña Jesús. Seamos servidores
en la alegría y no en la prepotencia del anuncio de Jesús, para empezar esta
renovación de la conciencia del Milagro, vivido en el Año de la fe y en este año de la
Jornada Mundial de la Juventud.
III
Crecer en el Milagro, personal y comunitario, nos debe llevar a abrirnos para
cultivar “la cultura del encuentro”, como nos decía el Papa Francisco. No hay
ocasión donde no se prenda en el tejido social el desencuentro: en la contienda
electoral, en los partidos de fútbol, un barrio contra otro, las patotas. Uno va
preocupado por el barrio cuando vé que facciones diferentes se van a enfrentar.
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Nosotros estamos llamados a renovar una cultura que es propia de nuestro pueblo;
no digo que volvamos a las puertas abiertas como era antes; pero por los menos
volvamos a respetarnos, a saludarnos. Sáquense los auriculares y vean a su
alrededor. Debemos redescubrirnos los unos a los otros, volver a descubrirnos
como personas, como hermanos; superar a quien nos quiere usar como clientes o
algo descartable. Hay que recuperar el respeto por todos, por los niños, por los
ancianos, por los enfermos. Muchas veces tenemos más respeto por los perros que
por la gente, y no es bueno eso.
El Milagro es un desafío para hacer de Salta un estilo de vida y no un slogan
turístico; es una invitación a hacer una casa de encuentro de salteños, peregrinos,
turistas. Dios nos ha regalado una provincia linda, no perdamos lo bello del
corazón. Vivamos el Milagro de la propia vida ofreciéndola por los demás,
hagámoslo juntos, hagámoslo al servicio de la cultura del encuentro.
Pongámonos en marcha: que cada uno por sí mismo y en las comunidades, advierte
que es la hora de ustedes los jóvenes. Que cuando se abra el telón del Milagro, nos
dispongamos con el corazón para estar a tono con esta sacudida, este terremoto
espiritual que ha significado y significa tener un Papa de nuestra patria.
+ Mario Cargnello
Arzobispo de Salta
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