227-2005 SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las catorce horas y quince minutos del doce de noviembre de dos mil doce. El presente proceso contencioso administrativo ha sido promovido por la sociedad LOTIFICACIONES DIVERSAS, SOCIEDAD ANÓNIMA DE CAPITAL VARIABLE, que se abrevia LOTIVERSA, S.A. DE C.V., del domicilio de Santa Tecla, Departamento de La Libertad, por medio de su apoderado especial, licenciado Hugo Ernesto Blanco Rais, impugnando la legalidad de las resoluciones que se detallan así: a) Resolución dictada por la Dirección General de Impuestos Internos, División Jurídica, Departamento de Tasaciones, a las ocho horas y treinta y cinco minutos del día once de marzo de dos mil cinco, que determinó a cargo de LOTIVERSA, S.A. DE C.V., cierta cantidad de dinero en concepto de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios y sancionó con multa a dicha sociedad por infracciones cometidas a la Ley del Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios y al Código Tributario. b) Resolución dictada a las nueve horas del día veintiséis de agosto de dos mil cinco por el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos, hoy y de Aduanas, que confirmó la determinación de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, respecto de los períodos tributarios comprendidos del uno de febrero al treinta y uno de diciembre de dos mil dos, y revocó en cuanto a la multa impuesta. Han intervenido en el juicio: la parte actora, en la forma antes indicada; la Dirección General de Impuestos Internos y el Tribunal de Apelaciones y de los Impuestos Internos y de Aduanas como partes demandadas; y la licenciada Carmen Haydeé Padilla Bonilla en carácter de delegada y representante del Fiscal General de la República, quien fue sustituida posteriormente por el licenciado Oscar Jerónimo Ventura Blanco y este a la vez fue sustituido por el licenciado Manuel Antonio González Portillo. I- CONSIDERANDOS: A. ANTECEDENTES DE HECHO. ALEGATOS DE LAS PARTES. 1. DEMANDA. a) Autoridades demandadas y actos impugnados. El apoderado de la sociedad actora dirigió su pretensión contra la Dirección General de Impuestos Internos y el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos, hoy y de Aduanas, por los actos administrativos descritos en el preámbulo de esta Sentencia. b) Circunstancias. Indicó el apoderado de la sociedad demandante, que su representada se dedica a la venta de lotes destinados a la vivienda de personas de escasos recursos económicos, los cuales son dados en arrendamiento con promesa de venta y se destinan exclusivamente a vivienda. Expuso que en la figura adoptada por su poderdante, la promesa de venta, debe calificarse las operaciones en un solo momento, es decir, como una venta a plazos, debido sustancialmente a que cuando los bienes están siendo detentados en arrendamiento, económicamente lo que se está pagando vía canon de arrendamiento es precisamente el precio del inmueble, que en su momento ingresará al patrimonio del arrendatario, en virtud de serle transferido el inmueble en un precio simbólico, siendo que es el precio contratado el verdadero precio del inmueble y bajo esta tesis se adiciona lo establecido en el artículo 61 del Código Tributario que dice: "Cuando los contribuyentes o responsables sometan actos, hechos, situaciones o relaciones a formas, estructuras o tipos jurídicos que manifiestamente no sean los que el Derecho Privado ofrezca o autorice para configurar adecuadamente su efectiva intención económica, se prescindirá, en la consideración del hecho generador real, de las formas, estructuras o tipos jurídicos inadecuados y se considerará el acto, hecho, situación o relación económica real como enmarcada en las formas, estructuras o tipos jurídicos que el Derecho Privado les aplicaría o les permitiría aplicar como los más adecuados a la intención real de los mismos, con independencia de los escogidos por los contribuyentes o responsables.". Explicó, que esta norma considera que la interpretación de los hechos generadores recaiga sobre la realidad efectiva y no meramente jurídica, sosteniendo que en el negocio de arrendamiento con promesa de venta de lotes —inmuebles- lo que se manifiesta es un negocio atípico con características de venta a plazos para efectos de la Ley de Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, evitando así gravar en absoluto la venta de inmuebles — lotes-. Añadió, que debe reconocerse que la prima y los cánones, vienen a constituir en verdad elementos del precio de transferencia del inmueble (lote), de tal forma que conforme al artículo 61 del Código Tributario, debería calificarse entonces el negocio como una venta a plazos, sin la transferencia de dominio. Manifestó, que los lotes se destinan exclusivamente para vivienda, por lo tanto conforme al artículo 46 literal b) de la Ley de Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, estos arrendamientos de inmuebles destinados para la vivienda, no deben ser sujetos a tributación, la referida Ley no especifica que se tenga construcciones, sino que sean inmuebles destinados a vivienda. Destacó que las lotificaciones han sido autorizadas exclusivamente para vivienda, no pudiendo ser utilizadas para otros fines. Agregó, que en aplicación del principio de igualdad alegaron ante el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos, hoy y de Aduanas, que en fecha veintinueve de agosto del año dos mil, según sentencia emitida por el referido Tribunal, INc. N° I.0002010 T, este se pronunció referente al principio de realidad efectiva en un caso similar, por lo cual en este caso se debió de aplicar el mismo principio de realidad efectiva para interpretar la realidad económica. La parte actora también alegó, que conforme al auto de designación, la información para el proceso de fiscalización fue solicitada por funcionarios que no estaban designados para ello, por lo que la información fue recopilada ilegalmente por la Dirección General de Impuestos Internos, en ese sentido el proceso de fiscalización no se desarrolló apegado a derecho. La información recopilada en el proceso de fiscalización, no está amparada conforme a las normas tributarias estipuladas en el Código Tributario, específicamente artículos 173 y 174 del referido Código, siendo estos últimos artículos los que otorgan específicamente las facultades de fiscalización. Así el artículo 173 desde el literal a) hasta el literal r), del Código Tributario, establece las facultades de investigación y fiscalización para asegurarse el efectivo cumplimiento de las obligaciones tributarias de los contribuyentes, sin embargo, dicho artículo 173 no está contemplado en el auto de designación, por esta razón jurídicamente ninguno de los funcionarios nombrados como el coordinador de grupos de fiscalización y que requirieron información además fiscalizaron y determinaron impuestos complementarios, no tenían las facultades legales de fiscalización. Los artículos mencionados en el auto de designación son: 120, 126 y 142 del Código Tributario. Finalizó, manifestando que es tan cierta la ilegalidad del auto de designación, que en los actos administrativos de auto de designación en la actualidad, la Dirección General de Impuestos Internos contemplan en su contenido expresamente los artículos 173 y 174 del Código Tributario, situación que no se dio en el proceso de fiscalización de su representada. c) Disposiciones o derechos que se alegan violados. La parte actora alegó que con la emisión del acto controvertido, se transgredió lo siguiente: 1. Los artículos 16 inciso primero, 17 inciso primero, 18 inciso último y 48 literal b) de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, ya que el auditor de la Dirección General de Impuestos Internos, estableció como prestación de servicios la venta de inmuebles por medio de arrendamientos con promesa de venta, lo que según la demandante constituye además violación al Debido Proceso, establecido en el artículo II de la Constitución de la República. 2. El artículo 61 del Código Tributario, debido a que la Dirección General de Impuestos Internos para interpretar los hechos imponibles no ha utilizado el método de la realidad efectiva, ya que considera únicamente la figura jurídica y no la realidad económica. 3. El artículo 46 literal b) de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, ya que los lotes se dedican exclusivamente a vivienda por lo que no deben ser sujetos a tributación. 4. Violación al Principio de Igualdad, establecido en el artículo 3 de la Constitución de la República, porque el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos, hoy y de Aduanas, no aplicó el principio de realidad efectiva para interpretar la realidad económica, cuando en un caso similar se había pronunciado sobre el principio de realidad efectiva. 5. Los artículos 3 literal c), 173 y 174 del Código Tributario, debido a que de conformidad a los mismos los auditores tienen las facultades que la Administración Tributaria les asigne, mediante el auto de designación, sin embargo de la lectura del mismo, no se le concedió ninguna facultad a los funcionarios que fiscalizaron a LOTIVERSA, S.A. DE C.V., en relación al Principio de Legalidad -artículo 86 inciso tercero de la Constitución de la República-, ya que en el auto de designación no se otorgó ninguna facultad de fiscalización, inspección o control, ni de solicitar o requerir información de carácter tributario. d) Petición. El apoderado de la sociedad actora pidió que se declarara la ilegalidad de las resoluciones impugnadas, y se suspendieron provisionalmente los efectos de las mismas. 2. ADMISIÓN DE LA DEMANDA. Se admitió la demanda, se tuvo por parte a la sociedad LOTIFICACIONES DIVERSAS, SOCIEDAD ANÓNIMA DE CAPITAL VARIABLE, que se abrevia LOTIVERSA, S.A. DE C.V., se requirió de las autoridades demandadas rindieran el informe de Ley, así como la remisión de los expedientes administrativos relacionados con el caso, y; se suspendieron los efectos del acto administrativo impugnado (folio 71). 3. INFORMES DE LAS PARTES DEMANDADAS. Las autoridades demandadas al rendir el primer informe requerido, admitieron haber emitido los actos impugnados y manifestaron que no estaban de acuerdo con los argumentos y pretensiones de la sociedad demandante. Así mismo este Tribunal requirió posteriormente a las autoridades demandadas que rindieran su informe justificativo de legalidad regulado en el artículo 24 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, y se ordenó la notificación sobre la existencia del presente proceso al Fiscal General de la República (folio 87). Al rendir el informe justificativo la Dirección General de Impuestos Internos señaló: Sobre la calificación jurídica del contrato de arrendamiento con promesa de venta, en un contrato de venta a plazos para los efectos del Impuesto de Transferencia de Bienes Muebles y Prestación de Servicios, en principio es necesario conceptualizar ambas figuras jurídicas, Contrato de Venta a Plazos: Es el contrato bilateral, por medio del cual uno de los contratantes se obliga a entregar una cosa determinada con transferencia del dominio y el otro a pagar por ella un precio, ya sea en cuotas o abonos. Contrato de Arrendamiento con Promesa de Venta: Se conoce como un contrato de cesión de uso o goce temporal del bien sujeto de arrendamiento, en el cual las dos partes contratantes se obligan recíprocamente, una a conceder el goce de una cosa, o a ejecutar una obra o prestar un servicio y la otra a pagar este goce, obra o servicio a un precio determinado -artículo 1703 inciso 1° del Código Civil-, en el cual la cosa que se da en arrendamiento, el arrendante se compromete a hacer la tradición de la misma al arrendatario, cuando éste cancele la totalidad de cuotas que serán consideradas como precio de venta. Asimismo detalló las diferencias entre el contrato de arrendamiento con promesa de venta y el contrato de venta a plazos así: 1. Los contratos de arrendamiento con promesa de venta pueden hacerse mediante un contrato privado simple o documento autenticado o por medio de un instrumento público, caso contrario el contrato de venta a plazos únicamente puede celebrarse mediante escritura pública; 2. En los contratos de arrendamiento con promesa de venta no hay tradición del dominio del inmueble, únicamente el uso y goce del mismo, convirtiéndose los adquirentes en tenedores de buena fe hasta la concreción de la condición de traspaso de dominio. Caso contrario sucede en los contratos con modalidad de venta a plazos en los cuales si se hace la tradición del dominio; 3. Para el contrato de venta a plazos la escritura pública se inscribe en el Registro de la Propiedad, no así en los contratos de arrendamiento con promesa de venta, ya que de éstos solo se margina el asiento de presentación en el referido Registro o ni siquiera se inscribe; 4. En los contratos de arrendamiento con promesa de venta, la tradición del dominio del inmueble se hará efectiva hasta que se pague la última cuota pactada. En cambio, en los contratos de venta a plazos, la tradición se hace efectiva desde su otorgamiento. Sobre lo argumentado de la interpretación de los elementos del hecho generador a la luz del artículo 61 del Código Tributario, la Dirección General de Impuestos Internos, expreso, que la actividad constitutiva de arrendamiento con promesa de venta en sentido estricto, es una mera prestación de servicios que se encuentra sujeta al impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, en virtud de que la Ley de la materia la contempla y regula en su artículo 17 inciso primero, ya que constituye una operación onerosa que no consiste en la transferencia de dominio de bienes muebles corporales, independientemente que verse sobre inmuebles, ya que el presupuesto para que determinada actividad constituya un servicio es que no concurra la transferencia de dominio, tal como ocurre en el caso concreto, puesto que si bien es cierto se trata de arrendamiento de bienes inmuebles con promesa de venta, no se puede calificar dicho contrato como venta a plazos. Es por ello que se deben tomar en cuenta los actos, convenciones y figuras jurídicas otorgadas por las partes, y solamente cuando éstos no sean consecuentes con las formalidades o requisitos de los mismos, o cuando en verdad oculten los sucesos acontecidos realmente con la intención de evadir el impuesto, es que se tomará en cuenta la realidad económica. Por lo anterior, esa autoridad demandada es del criterio que no se puede atender a la realidad económica sin tomar siempre en cuenta la forma jurídica; así para el caso en discusión, la celebración de los citados contratos produjo realmente a la vida económica y jurídica un "arrendamiento" ya que de la lectura de los mismos se concluye que no existe desde ninguna perspectiva una venta a plazos tal y como lo sostiene la sociedad demandante, en tanto que, en principio, el nombre con el que dichos contratos se han constituido es de "arrendamiento con promesa de venta", y seguidamente en los mismos se establece a la "arrendante", es decir a LOTIVERSA, S.A. DE C.V., como legitimo propietario del inmueble, el cual entregará al "arrendatario" en calidad de "arrendamiento con promesa de venta" determinado bien inmueble. En cuanto al método utilizado para interpretar los hechos imponibles, manifestó la Dirección General de Impuestos Internos que ha actuado de conformidad a lo establecido en el artículo 86 de la Constitución de la República, relacionado con el artículo 3 literal c) del Código Tributario, siguiendo con el presupuesto establecido en el artículo 7 del referido Código, las actuaciones de la misma se encuentran enmarcadas de acuerdo a las normas de la Ley y al sentido jurídico que éstas tengan, por lo cual, para el caso en concreto, el hecho imponible para la prestación de servicios de arrendamiento con promesa de venta se encuentra contemplado en el artículo 16 de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios. Respecto a que la Dirección General de Impuestos Internos debió investigar que no ha existido traspaso para gravar los negocios jurídicos, la autoridad demandada sostuvo que cuando ella ejerce sus facultades, lo hace circunscribiendo su actuación al tiempo y al espacio en que ocurrieron los hechos investigados, de manera que no pueden ser traídos eventos futuros hacia presentes o pasados, es por ello que resulta no ser atendible el planteamiento de la contribuyente, puesto que no podrá negar que al momento de celebrar los contratos, e incluso durante el cobro de los cánones no tenía la certeza de si iba a transferir definitivamente el dominio de los bienes dados en arrendamiento, concurriéndose entonces la prestación de un servicio y de ninguna manera una venta a plazos, razón por la cual el impuesto se causó al momento de ser exigible cada uno de los cánones de arrendamiento, según lo establece el artículo 18 inciso final de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, por tanto no se puede pretender que la Administración Tributaria espere la finalización de los plazos de cada contrato o el cumplimiento de la condición pactada para realizar el traspaso del bien, para determinar si dicho acto, convención o contrato es sujeto del impuesto en comento, ya que el hecho de que al final del contrato se dé el traspaso o no del bien inmueble no altera en nada la imposición del impuesto, puesto que el arrendamiento efectivamente se realizó. Sobre la aplicación del artículo 46 literal b) de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, en el arrendamiento de inmuebles realizado por LOTIVERSA, S.A. DE C.V., la Dirección General de Impuestos Internos manifestó que los inmuebles dados en arrendamiento según la sociedad actora son destinados para vivienda, lo cual carece de fundamento lógico y legal, debido a que al hacer un análisis sobre el bien inmueble en cuestión, se colige que se trata de un terreno rústico, lo que significa solamente un espacio de tierra, por ende no se puede afirmar que se aplica la exención tipificada en el artículo 46 literal b) de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, debido a que en los contratos se enuncia expresamente que la arrendante es propietaria de un inmueble rústico y la misma no tiene obligación de proporcionar al arrendatario ninguna clase de servicio público, como agua potable o luz eléctrica, de lo que se deduce que el lote que es dado en arrendamiento con promesa de venta no cuenta con ningún tipo de edificación, en tal sentido, las operaciones realizadas por la contribuyente por servicios de arrendamiento con promesa de venta por lotificaciones propias no son prestaciones de servicios de arrendamientos para vivienda, ni transferencia de dominio de inmuebles, debido a lo cual dichas operaciones no pueden considerarse no afectas ni exentas al IVA. El Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y de Aduanas al contestar el informe requerido indicó, que según los argumentos de la sociedad demandante el reclamo se centra en la manera de calificar los contratos de promesa de venta, en los que además de la promesa en sí, se ha efectuado una entrega de inmuebles a cambio del pago de cuotas mensuales. Añadió que al analizar lo referente a la relación entre las cuotas que se pagaban y el goce del inmueble, se concluyó que la intención real de la contratante social había sido desde un principio la de no transferir inmuebles sino hasta una vez se le abonen el total de las cuotas; mientras tanto el goce del inmueble tiene por causa la entrega de tales cuotas en concepto de contraprestación por el uso del inmueble, las que constituyen hecho generador del impuesto en su calidad de prestador de servicios. La ausencia de tradición impregna a la operación de su carácter de contrato innominado, por lo que tales cuotas no pueden constituir los pagos parciales de una venta a plazos, ni la contraprestación proveniente de una promesa de venta, ya que al caducar el plazo según lo estipulado en el contrato, las cuotas pagadas no eran reembolsables, lo que indica que las mismas constituyen una contraprestación por la concesión del uso de un inmueble bajo un precio determinado, ya que se constató la existencia en el contrato de una cláusula que dispone el no reintegro de las cuotas pagadas cuando ocurra la mora, sin perjuicio de recuperar el inmueble dado en tenencia, con lo cual se aclara el contenido del contrato innominado, el que lejos de aproximarse al de una venta a plazos o una promesa de venta, se aproxima a un arrendamiento con promesa de venta. Y aún en este último caso, dado que el legislador establece la exención para los arrendamientos de inmuebles destinados para vivienda, debe considerarse que el inmueble de que se trata en el presente proceso es de naturaleza rústica, el que por su naturaleza no puede ser destinado para vivienda, por lo que no opera la referida exención. De tal manera que el hecho generador surge en atención al servicio sobre la tenencia del bien y su contraprestación dineraria, y no de las transferencias y sus pagos parciales, que se lleva a cabo al final en cumplimiento de las promesas de ventas sobre inmuebles, lo que hasta la fecha no habría acaecido. En cuanto a la aplicación del principio de igualdad, expresó que respecto a que se debió aplicar el mismo principio de realidad efectiva, como lo hizo este contralor en el caso con referencia I0002010T; se advirtió que los hechos plasmados en el presente caso distan mucho de los hechos y circunstancias que enmarcaron el caso en comento, razón que sirvió de justificación para que el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y de Aduanas, no se manifestara respecto a este punto, ya que no existió violación al principio de igual tratamiento o aplicación de Ley, porque para que opere la desigualdad en la aplicación de Ley, se requiere que en ambos casos operen las mismas circunstancias y sucesos, los cuales, para nada se asemejan con la realidad expuesta en el presente caso. Sobre las violaciones Constitucionales y disposiciones legales del Código Tributario alegadas por la sociedad actora, manifestó que no puede pronunciarse en forma justificativa, ya que no fue punto de agravio discutido en esa instancia administrativa. 4. TÉRMINO DE PRUEBA. Se dio intervención a la delegada del Fiscal General de la República licenciada Carmen Haydeé Padilla Bonilla y se abrió a pruebas el proceso por el término de Ley. La Dirección General de Impuestos Internos ofreció como prueba el expediente administrativo que obra en poder de esta Sala, mientras que el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y de Aduanas y la parte actora no hicieron uso de esta etapa procesal. 5. TRASLADOS. Posteriormente se corrieron los traslados que ordena el artículo 28 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, con los siguientes resultados: A) La parte actora reiteró lo argumentado en la demanda. B) Las autoridades demandadas reiteraron los argumentos de legalidad de sus actuaciones. C) La representación fiscal después de analizar lo que aconteció en sede administrativa, concluyó que las actuaciones de las autoridades demandadas han sido apegadas a derecho. De conformidad con lo regulado en el artículo 48 inciso 2° de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, se requirió de la parte demandada la remisión de los expedientes administrativos relacionados con el caso de autos, los cuales se han tenido a la vista. B. FUNDAMENTOS DE DERECHO. 1. OBJETO Y LÍMITES DE LA PRETENSIÓN. La parte actora impugna de ilegal los actos administrativos siguientes: a) Resolución dictada por la Dirección General de Impuestos Internos, División Jurídica, Departamento de Tasaciones, a las ocho horas y treinta y cinco minutos del día once de marzo de dos mil cinco, que determinó a cargo de LOTIVERSA, S.A. DE C.V., cierta cantidad de dinero en concepto de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios y sancionó con multa a dicha sociedad por infracciones cometidas a la Ley del Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios y al Código Tributario. b) Resolución dictada a las nueve horas del día veintiséis de agosto de dos mil cinco por el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos, hoy y de Aduanas, que confirmó la determinación de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, respecto de los períodos tributarios comprendidos del uno de febrero al treinta y uno de diciembre de dos mil dos, y revocó en cuanto a la multa impuesta. Hizo recaer la ilegalidad de los actos impugnados en: 1. Los artículos 3 literal c), 173 y 174 del Código Tributario, estos últimos relacionados con el artículo 86 inciso tercero de la Constitución de la República. 2. El artículo 61 del Código Tributario. 3. Los artículos 16 inciso primero, 17 inciso primero, 18 inciso último, 46 literal b) y 48 literal b) de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, y el artículo 11 de la Constitución de la República. 4. Violación al Principio de Igualdad, en el artículo 3, de la Constitución de la República. 2. NORMATIVA APLICABLE. a) La Constitución de la República de El Salvador, Asamblea Constituyente, Número 38, del quince de diciembre de mil novecientos ochenta y tres, publicado en el Diario Oficial Número 234, Tomo 281, del dieciséis de diciembre de mil novecientos ochenta y tres. b) Código Tributario, Decreto Legislativo Número 230, del catorce de diciembre de dos mil, publicado en el Diario Oficial Número 241, Tomo 349, del veintidós de diciembre de dos mil. c) Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, Decreto Legislativo Número 296, del veinticuatro de julio de mil novecientos noventa y dos, publicado en el Diario Oficial Número 143, Tomo 316, del treinta y uno de julio de mil novecientos noventa y dos. 3. SOBRE LA VIOLACIÓN AL ARTÍCULO 3 LITERAL C), 173, 174 DEL CÓDIGO TRIBUTARIO, EN RELACIÓN AL PRINCIPIO DE LEGALIDAD, ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 86 INCISO TERCERO DE LA CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA. La parte actora manifestó que desde el inicio del procedimiento administrativo de fiscalización tributaria, debe tenerse en cuenta el Principio de Legalidad, en el sentido que debe establecerse que los auditores únicamente tienen las facultades habilitadas por el Código Tributario y en el hecho que será la Administración Tributaria la que en el auto de designación, establezca cuál de esas facultades les serán asignadas a determinados auditores en un caso concreto. En razón de lo anterior, dado que el auto de designación de los auditores dictado por la Administración Tributaria carecía tanto de las disposiciones legales habilitante como de la determinación concreta en cuanto a la labor de dichos auditores, se incumplían los requisitos legales establecidos en los artículos 173 y 174 del Código Tributario. El artículo 174 indicado regula en su inciso 5°, que los auditores tienen las facultades que de conformidad a dicho Código les asigne la Administración Tributaria, en el auto de su designación. Sin embargo, antes de analizar si en el presente caso se dio cumplimiento a dicha obligación de la forma anteriormente indicada, es necesario revisar las facultades que el legislador, conforme al artículo 173 del Código Tributario, le otorga a la Administración Tributaria para asegurar el efectivo cumplimiento de las obligaciones tributarias, que son: a) fiscalización, b) inspección, c) investigación y, d) control. Estas facultades están teleológicamente subordinadas a las normas materiales, por esa razón, tienen un carácter instrumental para posibilitar el cumplimiento del Derecho Tributario sustantivo o material. Son esas facultades las que conforman la relación jurídico- tributaria formal, la cual está íntimamente relacionada con la obligación jurídico-tributaria. La relación se entabla, por lo general, aunque no necesariamente con el sujeto pasivo de la obligación tributaria. Para entablar la relación se necesita hacerlo de una forma específica para lograr exteriorizar la voluntad, deseo, conocimiento o juicio de la Administración Tributaria. Esa forma —en sentido estricto—, para el análisis en concreto, es el modo en que la Administración Tributaria da a conocer sus actos administrativos. Es sobre este punto en particular que estriba la discusión, pues a juicio de la parte actora, el auto de designación con que se le inició el procedimiento de fiscalización al carecer de ciertos elementos, no tiene la forma idónea para entablar la relación de fiscalización. Es importante recalcar, que la forma debe ser analizada en un sentido finalista, es decir, por el carácter instrumental del Derecho Tributario material. En razón de lo anterior, es procedente señalar que es por medio de la fiscalización que la Administración Tributaria determina la verdadera obligación tributaria del administrado. Sin embargo, para que inicie la fiscalización, es necesario que se haga por medio de un acto administrativo que entable la relación, en el caso en particular, con el sujeto pasivo y cuyo contenido garantice al administrado, entre otros, la certeza jurídica que la facultad que se ejercerá será la de fiscalización en determinados períodos tributarios y la designación de los auditores que la realizarán. La Administración Tributaria debe ceñirse, en la relación de la fiscalización, por la congruencia que debe guardar la causa y finalidad del acto administrativo de determinación, a establecer la obligación jurídico tributaria, pues de lo contrario, el acto de determinación adolecería de un vicio. En el presente caso, de la simple lectura del auto de designación de auditores emitido a las ocho horas cinco minutos del día dos de septiembre de dos mil tres, suscrito por el Coordinador de Grupos de Fiscalización, Subdirección de Grandes Contribuyentes, de la Dirección General de Impuestos Internos, agregado a folio 85 del expediente administrativo llevado ante esa autoridad, se establece que éste fue dictado para ejercer las facultades de fiscalización y verificación de la contribuyente social LOTIFICACIONES DIVERSAS, SOCIEDAD ANONIMA DE CAPITAL VARIABLE, a efecto de determinar si ésta había dado cumplimiento a las Obligaciones Tributarias contenidas en la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, su Reglamento y demás disposiciones legales, así como las contenidas en el Código Tributario y su Reglamento de aplicación, relacionadas con el Impuesto referido, durante cada uno de los períodos tributarios comprendidos del uno de enero al treinta y uno de diciembre de dos mil dos; designándose para ello a José Orlando Paz Vásquez, José Luis Díaz y René Edgardo Morán Orellana, quienes formaban parte del Cuerpo de Auditores de la mencionada Dirección. Ahora bien, al analizar el inciso quinto del artículo 174 del Código Tributario, se tiene que este no determinaba de una forma expresa los elementos o requisitos que debía de llevar el auto de designación, tan es así que el legislador a manera de complementar la referida disposición, mediante Decreto Legislativo número 497 del veintiocho de octubre de dos mil cuatro, publicado en el Diario Oficial número 231, Tomo 365 del diez de diciembre de dos mil cuatro, vigente desde el diecinueve del mismo mes y año, adicionó al artículo 174, el inciso octavo del Código Tributario que se refiere a la fiscalización: «Dicho proceso inicia, con la notificación de la orden de fiscalización firmada por el funcionario competente, la cual se denomina auto de designación de auditor, en el que se indica entre otras cosas la identidad del sujeto pasivo, los períodos, ejercicios, impuestos, y obligaciones a fiscalizar, así como el nombre del auditor o auditores que realizarán ese cometido (...)» De lo expuesto se colige, que si bien en el auto de designación mencionado no se detallaron de forma exhaustiva las competencias que tendrían dichos auditores, así como tampoco fue citado el Acuerdo de Delegación de los mismos, éste si cumplió con los requisitos mínimos para entablar la relación de fiscalización entre los sujetos activo y pasivo de la Obligación Tributaria, pues la Administración determinó la facultad, los períodos tributarios sobre los que ejerció esa facultad y los auditores designados, incluso antes de que el artículo en mención fuera reformado. En consecuencia, deben desestimarse las irregularidades planteadas por la parte actora respecto de los puntos anteriores. 4. SOBRE LA INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 61 DEL CODIGO TRIBUTARIO. Esta Sala, respecto al tema de la interpretación según la realidad económica como método de interpretación particular del Derecho Tributario, estima necesario recordar que tal enfoque tuvo su aparición en Alemania con el Ordenamiento Tributario del Reich en mil novecientos diecinueve: debido a que los tribunales fiscales no podían aplicar los gravámenes, pues la base de imposición estaba prefijada por elementos del derecho civil, se consideró conveniente, para combatir la evasión, dotar a los juzgadores fiscales de una herramienta de interpretación adecuada a la realidad económica subyacente en el acto jurídico. En nuestro país, dicho instrumento ha tenido una efímera existencia: la contemplaba el artículo 3 de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, vigente a partir del primero de septiembre de mil novecientos noventa y dos y es derogada por el Código Tributario, específicamente por el artículo 61 a partir del primero de enero del año dos mil uno. Dicho artículo reza textualmente: "Cuando los contribuyentes o responsables sometan actos, hechos, situaciones o relaciones a formas, estructuras o tipos jurídicos que manifiestamente no sean los que el Derecho Privado ofrezca o autorice para configurar adecuadamente su efectiva intención económica, se prescindirán, en la consideración del hecho generador real, de las formas, estructuras o tipos jurídicos inadecuados y se considerará el acto, hecho, situación o relación económica real como enmarcada en las formas, estructuras o tipos jurídicos que el Derecho Privado les aplicaría o les permitiría aplicar como los más adecuados a la intención real de los mismos, con independencia de los escogidos por los contribuyentes o responsables." Del texto de tal disposición legal se evidencia que el legislador, para interpretar si un hecho constituye o no hecho generador del impuesto, permite atender a su realidad efectiva, es decir, observar el acto en sí, despojándolo de las formas o nombres que las partes le hubiesen otorgado. En concordancia con la doctrina, se parte del supuesto que el criterio para distribuir la carga tributaria surge de una valoración política que el legislador efectúa de la capacidad contributiva del sujeto obligado, teniendo en cuenta su realidad económica. Al valorar la realidad económica se logra descubrir el alcance de la Ley, pues se recurre a esa misma realidad económica que el legislador valoró al establecer el gravamen como índice o indicio de riqueza: como es sabido, los impuestos tienen por base la capacidad contributiva, en atención a la aptitud del sujeto pasivo para contribuir a las cargas públicas (artículo 13 del Código Tributario); dicha capacidad es valorada legislativamente en virtud del principio de reserva de ley establecido en la Constitución, de ahí se deduce que en el caso de las obligaciones tributarias, se debe tener en cuenta, entre otros, el elemento objetivo del hecho generador plasmado en la norma tributaria. Se han identificado al menos cinco elementos o componentes del mencionado hecho generador un elemento material u objetivo, un elemento personal, un elemento espacial, un elemento temporal y un elemento cuantificante (alícuota). Particularmente nos interesa el elemento material u objetivo: constituye el núcleo del hecho generador; es la descripción del hecho que el destinatario del tributo realiza o la situación en la que se encuentra, siempre presupone un verbo, la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, contiene en su texto cinco hechos generadores la transferencia de dominio de bienes muebles corporales, el retiro de las empresas de bienes muebles corporales, la importación e internación de bienes y servicios, las prestaciones de servicios y las exportaciones. Como se observa, la Ley salvadoreña no es ajena en este punto a la doctrina de los expositores del derecho: el elemento material está presente en cada uno de los hechos generadores citados y presupone también un verbo, una acción: es la acción que el destinatario legal del tributo realiza y en la cual el legislador advierte la existencia de capacidad contributiva. Por supuesto que tal elemento material u objetivo está siempre acompañado de los demás elementos antes referidos. Partiendo de la consideración de que el hecho generador es un hecho económico, ya que manifiesta capacidad contributiva o riqueza, el cual adquiere relevancia en el campo jurídico tributario al ser seleccionado por el legislador en virtud de la Ley, y de la misma manera considerando que por regla general, tales hechos económicos se manifiestan en la realidad mediante formas jurídicas, las cuales contienen en sí la intención que las partes tenían al momento del acuerdo de voluntades -intención que en una de sus caras está vinculada con los efectos económicos previstos del acto jurídico en sí- no debe perderse de vista que cuando los hechos generadores se vinculan con actos jurídicos de carácter negocial o negocios jurídicos, existen circunstancias originadas en la voluntad de las partes quienes pueden seleccionar entre múltiples figuras jurídicas para alcanzar los fines económicos que se proponen al contratar. Así, la realidad económica concreta que sería el explotar un inmueble o terreno por lotes o parcelas, como en el caso que nos ocupa, puede asumir jurídicamente, según la voluntad de las partes, la forma de un arrendamiento simple o con promesa de venta u opción de compra, la de una compraventa simple o de venta a plazos, bajo condición o sin ella, un régimen de colonos, entre otras. En tales ejemplos encontramos dos intenciones colocadas en planos diferentes: la intención práctica, mediante la cual el propietario del inmueble o lote pretende obtener lucro de su patrimonio y la intención jurídica, en virtud de la cual se busca que el acto jurídico concreto produzca determinados efectos. Las partes negociarán y escogerán la forma jurídica que ofrezca mayores garantías para la ejecución jurídica de la operación y, por supuesto, aquella figura jurídica que minimice el impacto fiscal de la operación, pues nadie está obligado a enterar al fisco sumas mayores que las que legalmente correspondan, como tampoco a seleccionar forzosamente una determinada figura jurídica que resulte más gravosa que otra. Como se ha dicho el licenciado Blanco Rais manifiesta a folios uno vuelto de la demanda que su mandante realizó operaciones que se refieren a la venta de lotes (inmuebles) por medio de arrendamientos con promesa de venta. No existe duda, jurídicamente hablando, de cuál es el negocio jurídico al cual se refiere el impetrante. Sin embargo, en la misma demanda afirma el actor que la Dirección General de Impuestos Internos, no ha probado o establecido que su mandante no estuviera vendiendo inmuebles en la forma de lotes o parcelas, cuando antes ha reconocido que se trata de un arrendamiento con promesa de venta, como recién se dijo. Hasta este punto, es claro determinar que el legislador, en casos normales y por regla general, no puede desconocer ab initio la validez de la forma jurídica seleccionada por las partes: el principio de seguridad jurídica obliga a considerar primeramente la voluntad de las partes manifestada en sus negocios jurídicos, siempre que se hayan cumplido los requisitos señalados por la Ley para su validez y eficacia. El hecho de que la doctrina acepte que para interpretar si un hecho constituye o no uno de los hechos generadores del impuesto y para determinar la procedencia de la aplicación del mismo, se atienda a su realidad efectiva, prescindiendo de la forma o denominación de los actos, convenciones o figuras jurídicas con que los interesados la exterioricen, no significa que la forma o denominación de los actos, convenciones o figuras jurídicas con que las partes exterioricen los hechos económicos gravados, no hayan de ser tomadas en cuenta por el intérprete en materia de impuestos, sino muy por el contrario, y ello, en virtud del principio de legalidad En el caso que nos ocupa, no puede el intérprete desconocer que si se ha adoptado contractualmente la forma de arrendamiento con promesa de venta para explotar el inmueble, tal figura jurídica tiene una caracterización propia dentro de la Ley tributaria de que se trata, no siendo lícito darle un significado diferente en virtud de consideraciones económicas, cuando está claro que legal, contractual y contablemente se ha comprobado que en la práctica las partes han convenido en un arrendamiento con promesa de venta y por el contrario, si la forma jurídica adoptada por las partes no es coincidente en lo absoluto con lo que en la realidad ocurre, estamos entonces en presencia de una simulación, es decir que las partes, metafóricamente hablando, han ocultado su verdadera intención, "disfrazando" la realidad económica con un ropaje jurídico que no corresponde a la operación, como sería el caso típico, expuesto por la doctrina, de un comisionista que ofrece vehículos en venta en nombre propio pero por cuenta ajena, que celebra con sus clientes -los dueños de los vehículos interesados en venderlos- un contrato de servicio de estacionamiento que oculta en realidad la actividad del comisionista, con el sólo objeto de evadir un impuesto a las comisiones por venta de vehículos a cargo del comisionista. En tal supuesto, es claro entonces que existe un divorcio de tal magnitud entre la letra del contrato con la realidad efectiva, ya que en la realidad no existe la prestación de un servicio de estacionamiento, sino la prestación de un servicio tendente a vender un vehículo, todo lo cual notoriamente debe ser verificado en la práctica, a efecto de constatar que no existe el pretendido contrato de servicio de estacionamiento. Y es en tales casos atípicos, anormales o fraudulentos, en donde tiene una justificada aplicación la interpretación económica alegada por el recurrente: el derecho tributario y la legislación donde tal figura existe, atienden la realidad económica en sí, sin atender a la forma jurídica que distorsiona esa realidad, por ser inadecuada y utilizada con el sólo objeto de no pagar ilegítimamente un tributo. Así las cosas, el intérprete puede entonces ignorar la formalidad o simulación jurídica para aplicar la norma a la realidad concreta, verificada su verdadera naturaleza mediante la auditoría fiscal, por los medios de prueba permitidos por Ley, no siendo necesario que se pruebe la nulidad o invalidez del negocio jurídico. Es pues un instrumento para aplicar la Ley tributaria cuando las partes pretenden eludir su cumplimiento, por supuesto que debe demostrarse y la Ley debe igualmente establecer los mecanismos para corroborar la realidad efectiva para desvirtuar con ella la forma jurídica, sin restar valor a la importancia del método de que se trata, su aplicación no puede contraponerse a la normativa que regula la relación tributaria; su uso inadecuado supone una grave amenaza al principio de seguridad jurídica: desde la óptica de los administrados, ya que la certeza de sus negocios jurídicos estaría en manos y en el criterio del administrador tributario; igualmente, desde la perspectiva fiscal, ya que bajo la aplicación irrestricta de dicha herramienta de interpretación, ningún contrato estaría sujeto a tributo alguno, dado que siempre podrían los contribuyentes alegar que la realidad económica subyacente en una forma jurídica concreta, posee tal o cual peculiaridad que la excluyen del pago del tributo, como ocurre en el presente caso. Puede concluirse entonces que el criterio de interpretación que se comenta, si bien constituye una importante herramienta para lograr la aplicación más justa y generalizada de los tributos, debe aplicarse con un criterio restrictivo, con el objeto de destruir la utilización inadecuada de la forma jurídica, en perjuicio del interés fiscal. Acorde con la doctrina, demás está decir que su utilización amerita una prudente aplicación de los criterios para evitar abusos. Todo lo anterior lo corrobora el recurrente cuando afirma que la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, dada su naturaleza de Ley tributaria, en atención a que los hechos potencialmente afectos por los hechos generadores contenidos en la misma deben ser analizados, aplicando el artículo 61 del Código Tributario obviando la forma y fundándose en la realidad económica y jurídica de los mismos. En el caso presente, la realidad jurídica plasmada en los contratos de arrendamiento con promesa de venta celebrados, es plenamente coincidente con la realidad económica. De lo anterior se colige que esta Sala desestima el planteamiento del actor en lo que a interpretación de la norma se refiere. 5. DEL ARRENDAMIENTO CON PROMESA DE VENTA DE INMUEBLES COMO SERVICIO GRAVADO. Manifiesta el apoderado de la parte actora que su mandante percibe ingresos en concepto de arrendamiento con promesa de venta de inmuebles rústicos. Por su parte, la autoridad demandada afirma que la parte demandante basó su inconformidad administrativa respecto de los ingresos determinados por el arrendamiento de bienes inmuebles rústicos con promesa de venta. En tal sentido, tanto para la parte actora como para la demandada, jurídicamente hablando, no existe duda de cuál es el negocio jurídico objeto de la controversia, esto es, concuerdan ambas que se está en presencia de un contrato de arrendamiento de inmuebles con promesa de venta. En atención a lo anterior, el artículo 17 de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, define como servicios todas aquellas operaciones que no consistan en la transferencia de dominio bienes muebles corporales. Ello incluye, dentro del término servicios, aquellas operaciones que versan sobre inmuebles, ya que el legislador no los excluyó; antes al contrario, la misma Ley menciona expresamente algunas actividades vinculadas con inmuebles que son expresamente consideradas servicios gravados. En el caso de las transferencias de dominio, éstas están expresamente referidas a bienes muebles corporales exclusivamente. Según lo anterior y con fundamento en el contrato de que se trata en el presente caso, jurídicamente es dable considerarlo como una prestación de servicios de arrendamiento, pues no se está en presencia de una transferencia de dominio de bienes inmuebles, la que, como se dijo, no está considerada como hecho generador del impuesto. Se verifica entonces que ocurre el supuesto del artículo 17 de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, por constituir el arrendamiento con promesa de venta de que se trata, una operación onerosa que no consiste en la transferencia de dominio de bienes muebles corporales, con independencia del hecho de que verse sobre inmuebles. La Ley, para caracterizar a los servicios, dispone que tales operaciones no consisten en la transferencia de dominio de bienes muebles corporales, por constituir esa transferencia un hecho generador distinto de los servicios. En el caso de la transferencia de dominio de bienes inmuebles, éstas no están sujetas al impuesto, pero cuando se efectúen respecto de los mismos otras operaciones onerosas, tales como las señaladas en las letras d), j) y k) del artículo 17 de la misma Ley, se está en presencia de un hecho generador gravado con el impuesto, que si bien hace referencia a bienes inmuebles -incluso a su construcción en el caso de los inmuebles por adherencia-, el hecho gravado resulta ser el servicio vinculado con el inmueble y no la transferencia de dominio del inmueble. Por las razones antes relacionadas, se desestima este punto de ilegalidad invocado por la parte actora. 6. DEL PAGO FRACCIONADO DEL IMPUESTO EN EL CASO DEL ARRENDAMIENTO DE INMUEBLE CON PROMESA DE VENTA Y OPCIÓN DE COMPRA. El artículo 18 inciso final de la Ley en comento constituye una excepción a la regla general de que el impuesto debe pagarse en su totalidad dentro de los diez días hábiles siguientes al mes en el cual se produjo el hecho generador, estableciendo que en el caso del arrendamiento con opción de compra o promesa de venta, el impuesto se causa al momento de ser exigibles los cánones de arrendamiento o al perfeccionarse la venta, no haciendo distingos entre bienes muebles o inmuebles. Ello constituye una excepción, ya que el impuesto, por regla general, se causa al ocurrir el hecho generador, sobre el valor total de la operación, como por ejemplo en el caso de las ventas a plazos de bienes muebles corporales, en las cuales, independientemente del plazo de pago, los sujetos pasivos deben pagar el impuesto sobre el total de la operación dentro de los diez días hábiles siguientes al período mensual correspondiente; según lo dicho, no es posible que se pague el impuesto fraccionadamente por cada una de las cuotas de crédito pactadas, sino al inicio, sobre el monto total de la operación. Según el artículo 48 literal b) de la Ley en comento -el cual trata de las bases imponibles específicas-, como de conformidad al artículo 1703 del Código Civil, el arrendamiento es un contrato en que las dos partes se obligan recíprocamente, la una a conceder el goce de una cosa o a ejecutar una obra o prestar un servicio y la otra a pagar por este goce, obra o servicio un precio determinado; asimismo, según el artículo 1704 del mismo Código, son susceptibles de arrendamiento todas las cosas corporales o incorporales que pueden usarse sin consumirse. En tal sentido, el contrato de arrendamiento con promesa de venta de bienes inmuebles es justamente un contrato de cesión del uso o goce temporal de dichos bienes, en el cual la Ley ha permitido que el impuesto se pague sobre cada una de las cuotas que se perciben y no sobre el valor total de la operación. El hecho de no estar sujeto al impuesto de que se trata la transferencia de dominio del inmueble, en caso de hacerse efectiva la venta o compra por tratarse precisamente de un bien inmueble, resulta propio de la naturaleza del bien objeto de la transferencia e indica con claridad que el legislador, en el caso concreto que se comenta, ha previsto la existencia de dos momentos distintos: el arrendamiento y la compraventa. Resulta entonces, que el arrendamiento de inmuebles con promesa de venta u opción de compra es un hecho generador del Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, con la peculiaridad mencionada respecto del momento en que se causa el impuesto. Por las razones antes relacionadas, se desestima este punto de ilegalidad invocado por la parte actora. 7. DE LA EXENCIÓN DE LOS SERVICIOS DE ARRENDAMIENTO DE INMUEBLES DESTINADOS PARA HABITACIÓN. Según el artículo 64 del Código Tributario la exención es la dispensa legal de la obligación tributaria sustantiva, lo que significa, en otras palabras, que para que exista exención debe existir una obligación tributaria sustantiva, la cual surge con la ocurrencia del hecho generador previsto en la norma. Como se ha dicho en este caso, el arrendamiento de inmuebles con promesa de venta u opción de compra constituye un hecho generador del impuesto de que se trata, dada su calidad de prestación de servicio y su ocurrencia trae como consecuencia la obligación tributaria sustantiva. Por su parte, el artículo 46 letra b) de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, dispone que estarán exentos de dicho impuesto los servicios de arrendamiento, subarrendamiento o cesión del uso o goce temporal de inmuebles destinados a viviendas para la habitación. Se observa que del folio 215 al 218 del expediente administrativo llevado ante la Dirección General de Impuestos Internos, aparece agregado un contrato de arrendamiento con promesa de venta celebrado entre LOTIVERSA, S.A. DE C.V. -arrendante-, y el señor Ramón Hernández Hernández (arrendatario), en el cual se expresaron entre otras las siguientes cláusulas: (…) I- La arrendante es legítimo propietario de un inmueble rústico situado en Cantón El Zapote, jurisdicción de San Agustín, Usulután. En dicho inmueble se encuentra en proceso una lotificación denominada "EL SAUCE" la cual será destinada para vivienda (...) II- Que por medio de este acto el arrendante entrega al arrendatario el lote mencionado por el plazo de diez años en calidad de arrendamiento con promesa de venta (...). En vista de que no ha sido aportada otra especie de prueba, debe analizarse si lo manifestado por la actora respecto de la aplicación de la exención concedida en la Ley para los servicios de arrendamiento, subarrendamiento o cesión del uso o goce temporal de inmuebles destinados a viviendas para la habitación, es procedente para el caso sub júdice. Así, como antes se ha establecido, ambas partes concuerdan en el hecho de que los contratos de arrendamiento con promesa de venta versan sobre inmuebles de naturaleza rústica; a este respecto, notoriamente se deduce que tales bienes, precisamente por su naturaleza, no constituyen en sí inmuebles aptos para ser destinados a viviendas para la habitación ya que el presupuesto legal de la exención que se comenta, radica en el hecho de que se trate de inmuebles destinados a viviendas para la habitación, presupuesto que no es posible en un inmueble de naturaleza rústica que no contenga ningún tipo de construcción o que carezca de los servicios básicos necesarios para tal fin. No puede negarse sin embargo, dada la práctica común, que con el transcurso del tiempo en el mismo habrá de edificarse, si es que ello ocurre, cualquier edificación destinada a cualquier finalidad, incluida la vivienda. Pero debe notarse que al momento de suscribirse el contrato de arrendamiento con promesa de venta del inmueble rústico, está ausente el hecho beneficiado por el legislador con la exención: tales inmuebles no son susceptibles de constituir viviendas para la habitación. Por ello, el contrato de que se trata no cumple en sus orígenes con el elemento exigido por el legislador tributario: esto es, no se trata propiamente de un arrendamiento, subarrendamiento o cesión del uso o goce temporal de inmuebles destinados a viviendas para la habitación, ya que un inmueble rústico, si bien puede destinarse a cualquier finalidad, es evidente que no puede constituir una vivienda destinada para habitación. Según lo anterior, no se cumplen los supuestos establecidos en la norma tributaria, ya que si bien se trata de un servicio de arrendamiento cuya promesa de venta se concretará al final del contrato, una vez satisfechas las condiciones contractuales, la naturaleza rústica del inmueble impide aseverar indudablemente que el mismo habrá de destinarse para vivienda, en el sentido de contar, como antes se ha expresado, con aquellos medios adecuados de infraestructura y servicios para tal fin, puntos que no han sido demostrados por la parte actora. En consecuencia, este Tribunal debe desestimar este punto de ilegalidad. 8. SOBRE LA VIOLACIÓN AL PRINCIPIO DE IGUALDAD. Sobre este punto esta Sala se abstendrá de emitir pronunciamiento, en virtud que la parte actora no presentó en la demanda ni a lo largo del proceso los argumentos y pruebas tendentes a demostrar la forma en que dicho Principio le fue vulnerado, que puedan ser valorados en esta sede, siendo insuficiente la mera alegación de que dicho Principio ha sido violentado. 9. CONCLUSIÓN. De acuerdo a las consideraciones expuestas, esta Sala concluye que no existen los motivos de ilegalidad alegados por la sociedad demandante y en consecuencia los actos administrativos impugnados deben ser declarados legales. II. FALLO POR TANTO, con fundamento en lo expuesto y artículos 11 y 86 inciso último de la Constitución de la República, 16 inciso primero, 17 inciso primero, 18 inciso último, 46 literal b) y 48 literal b) de la Ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, 3 literal c), 61, 173 y 174 del Código Tributario, 421 y 427 del Código de Procedimientos Civiles -derogado-, 706 del Código Procesal Civil y Mercantil; 31, 32 y 53 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, a nombre de la República, esta Sala FALLA: a) Declárase que es legal la resolución emitida por la Dirección General de los Impuestos Internos, División Jurídica, Departamento de Tasaciones, a las ocho horas y treinta y cinco minutos del día once de marzo de dos mil cinco, que determinó a cargo de LOTIVERSA, S.A. DE C.V., cierta cantidad de dinero en concepto de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios y sancionó con multa a dicha sociedad por infracciones cometidas a la Ley del Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios y al Código Tributario. b) Declárase que es legal la resolución emitida por el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos, hoy y de Aduanas, que confirmó la determinación de Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, respecto de los períodos tributarios comprendidos del uno de febrero al treinta y uno de diciembre de dos mil dos y revocó en cuanto a la multa impuesta. c) Condénase en costas a la parte actora conforme al derecho común. d) Dejáse sin efecto la medida cautelar decretada por auto de las doce horas veinticinco minutos del veintinueve de mayo de dos mil seis y confirmada mediante resolución pronunciada a las quince horas diez minutos del día diecinueve de diciembre de dos mil seis. e) Devuélvase los expedientes administrativos a su respectivo lugar de origen. f) En el acto de notificación extiéndasele certificación de esta sentencia a las autoridades demandadas y a la representación fiscal. NOTIFÍQUESE. -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------L.C. DE AYALA G.---------E.R. NUÑEZ-----------DUEÑAS-------J.R. ARGUETA---------------------------------PRONUNCIADA POR LAS SEÑORAS MAGISTRADAS Y EL SEÑOR MAGISTRADO QUE LA SUSCRIBEN.----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ILEGIBLE-----------------------------------------------------------------------------------------------------RUBRICADAS--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------